5° SEMESTRE GRUPO 3 TEMA: EL PROBLEMA DEL HUECO EN LA CAPA DE OZONO
El agujero de la capa de ozono es una zona de la atmósfera terrestre donde se
producen reducciones anormales de la capa de ozono. Es un fenómeno anual observado durante la primavera en las regiones polares y que es seguido de una recuperación durante el verano. El contenido en ozono se mide en unidades Dobson (siendo UD= 2.69 × 1016 moléculas/cm² o 2.69 × 1020 moléculas/m²).
En las mediciones realizadas desde finales del año 1970 se descubrieron
importantes reducciones de las concentraciones de ozono en dicha capa, con especial incidencia en la zona de la Antártida. Se atribuyó este fenómeno al aumento de la concentración de cloro y de bromo en la estratosfera debido a las emisiones antropogénicas de compuestos químicos, entre los que destacan los compuestos clorofluorocarbonados (CFC) utilizados como fluido refrigerante.
La reducción de la capa de ozono y el agujero en la misma generaron una
preocupación mundial sobre el incremento en el riesgo de cáncer y otros efectos negativos. La capa de ozono impide que las longitudes de onda UVB de luz ultravioleta atraviesen la atmósfera terrestre. Estas radiaciones causan cáncer de piel, quemaduras y cataratas, consecuencias que se calculó que incrementarían sensiblemente como resultado del adelgazamiento del ozono, así como daños en plantas y animales. Estas preocupaciones condujeron a la adopción en 1987 del Protocolo de Montreal, en el que los países firmantes se comprometían a reducir a la mitad la producción de CFC en un periodo de 10 años.
La prohibición entró en vigencia en el año 1989. Los niveles de ozono se
estabilizaron a mediados de los años 1990 y empezaron a recuperarse en los años 2000. Se espera que la recuperación continúe a lo largo del siglo XXI y que el agujero de la capa de ozono alcance niveles anteriores a 1980 en torno a 2075.1 El Protocolo de Montreal se considera el acuerdo medioambiental internacional más exitoso hasta la fecha.
Causas naturales y artificiales
Existen estudios que sostienen que la influencia de las 7500 toneladas de cloro provenientes de CFC que ascienden anualmente a la estratosfera es mínima frente a los 600 000 000 de toneladas de cloro y flúor (otro gas agresivo) en forma de sales que escapan de los océanos como aerosoles. A estas cantidades de compuestos químicos de origen natural habría que sumarles los aportes de metilcloro por incendios de bosques y, por lo menos, otras 36 000 000 de toneladas anuales en forma de HCl proveniente de erupciones volcánicas. Se han observado correlaciones entre erupciones volcánicas fuertes y disminuciones temporarias en el tenor de ozono estratosférico y se considera probable que los volcanes de la Antártida tengan un efecto muy directo: uno solo de ellos, el Erebus, expulsa cada año unas 15 000 toneladas de cloro y algo menos de flúor, a muy poca distancia de la estratosfera antártica. Sin embargo, se sabe que la mayor parte de este cloro regresa a la Tierra arrastrado por las lluvias antes de salir de la troposfera. Tampoco hay acuerdo sobre estas cifras relativas, que dependen de las mediciones y del método de cálculo.
Otro factor natural que influye en la velocidad de reconstitución de la capa de
ozono es la variación de la actividad solar, ya que cuando hay mayor irradiación ultravioleta se genera más ozono, pero también más óxidos de nitrógeno que deprimen el tenor de ozono. Los orígenes de la incertidumbre acerca de los factores que afectan la capa de ozono son, como se ve, muy diversos.
Agujeros en la capa de ozono
A mediados de los años 80 se empezó a acumular pruebas de que a finales del invierno se había formado un «agujero» en la capa de ozono del polo sur, donde el ozono se había reducido aproximadamente un 50 %. El descubrimiento del «agujero de ozono» antártico se dio a conocer por los científicos Joe Farman, Brian G. Gardiner y Jon Shanklin, del British Antarctic Survey, a través de un artículo en Nature en mayo de 1985.4 Resultó una sorpresa para la comunidad científica, ya que la disminución observada de la capa de ozono polar era mucho más grande de lo que nadie había anticipado. 5 Algunas mediciones por satélite se hicieron públicas al mismo tiempo y mostraron el agotamiento masivo del ozono alrededor del polo sur. Sin embargo, estas medidas inicialmente se rechazaron como no razonables por los algoritmos de control de calidad de datos (se filtraron como errores ya que los valores eran inesperadamente bajos). Sólo se detectó el agujero de ozono en los datos de satélite cuando los datos brutos se reprocesaron tras la evidencia del agotamiento del ozono en observaciones in situ.6 Durante el invierno, en la estratosfera se forma una corriente de aire que rodea la Antártida y que se conoce como “torbellino polar” o vórtice. El aire que queda atrapado en este torbellino se vuelve extremadamente frío durante la noche polar, lo cual favorece la formación de partículas de hielo denominadas nubes polares estratosféricas. Referencias bibliográficas • Montzka, S. A., et al. (2018). "Short-lived climate pollutants: The importance of CFCs." Nature Climate Change, 8(2), 105-109. • United Nations Environment Programme (UNEP) (2018). "The Montreal Protocol on Substances that Deplete the Ozone Layer: Celebrating 30 Years of Progress." • Kerr, J. B., & McElroy, C. T. (1993). "The role of ozone in the environment." Environmental Science & Technology, 27(9), 1703-1710.