Anales de Valera, T. I. Alberto La-Riva Vale

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ALBERTO LA-RIVA VALE

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ALBERTO LA-R1VA VALE

(PUBLICACIONES DEL EJECUTIVO DEL

ESTADO CON MOTIVO DEL CUATRICEN-

TENARIO DE LA CIUDAD DE TRUJILLO

1557 1957

IMPRENTA DEL ESTADO


ATILIO ARAUJO,
Gobernador del Estado Trujillo

Considerando:
Que de la publicación de obras de carácter cultural,
histórico y científico, se desprenden beneficiosos resulta-
dos para el conocimiento cabal de esta Entidad;
Considerando:
Que es necesario sistematizar la edición de las obras
en referencia, en orden a su importancia y a los asuntos
en ellas ventilados; y
C o nsider.ando :
Que la próxima celebración del año cuatricentenario
de la Ciudad Capital hace propicia la ocasión para eva­
luar el rico acervo de producciones intelectuales con que
el Estado ha contribuido y contribuye a la cultura gene­
ral de la Nación;
en uso de sus atribuciones legales,

DECRETA:
Artículo 1Q — Las obras a editarse por cuenta del Go­
bierno del Estado, que traten asuntos relativos a esta re­
gión, llevarán en la Carátula la siguiente leyenda: “Publi­
caciones del Ejecutivo del Estado con motivo del Cuatri-
centenario de la ciudad de Trujillo 1557 - 1957”.
Artículo 2? — Por resoluciones separadas se ordena­
rá la edición de las obras que en lo sucesivo se elijan pa­
ra tal fin.
Artículo 39 — Organícese en la Biblioteca Pública “24
de Julio”, de esta ciudad, la sección de Autores Trujilla-
nos, con las obras de esta índole, editadas.
Artículo 49 — Dése cuenta a la Asamblea Legislativa
en sus próximas sesiones ordinarias.
Artículo 5*? — El Encargado de la Secretaría General
de Gobierno, cuidará de la ejecución del presente Decreto.
!

Artículo 6? — Comuniqúese y publíquese.


i Dado, firmado, sellado y refrendado en el Despacho
del Poder Ejecutivo del Estado Trujillo, en Trujillo, a los
r
días primero del mes de febrero de mil novecientos cin­
cuenta y siete. Años 147? de la Independencia y 98<? de la
Federación.
(L. S.) ATILIO ARAUJO.
Refrendado.
El Encargado de la Secretaría General de Gobierno,
»!
(L. S.) ALIRIO PARRA-MARQUEZ.

República de Venezuela. — Estado Trujillo. — Secretaría


General de Gobierno. — Dirección de Política. —Tru-
jillo, 12 de abril de 1957. — 1479 y 990

RESUELTO:
De conformidad con el Decreto Ejecutivo de fecha pri­
mero de febrero del año en curso, dispone el ciudadano
Gobernador del Estado que se impriman en la Imprenta
Oficial 3.000 ejemplares de la obra titulada “Anales de Va-
lera”, por el ciudadano Alberto La Riva Vale, cuyos de­
rechos de autor han sido cedidos a este Gobierno.
Comuniqúese y publíquese.
Por el Ejecutivo del Estado,
El Secretario General de Gobierno,
(L. S.) JOSE RAFAEL PACHECO.
Agrúpanse en este Cuaderno datos y notas fide­
dignos en torno a una Valera del ayer reciente, asi
como también transcripción de documentos y diver­
sas crónicas sobre aspectos de una Valera en dias de
más en más lejanos y olvidados.
El afecto que sentimos por este suelo nos condu­
jo a incursionar en su pasado, a hurgar en su preté­
rito, y resultado de esa labor paciente de escudriño
son estos apuntes que reseñan el génesis de la ciudad
y el camino recorrido desde szc nacimiento, dicen del
sustantivo esfuerzo realizado por los que se dedica­
ron a forjar su progreso y permiten sacar a la luz
los grandes valores morales y cívicos qzce ha poseído
y citar nombres de personas que prestaron eminen­
tes servicios o fueron protagonistas de sucesos dig­
nos de recordarse.
Estos apuntes, pues, no tienen otra intención
ni encarnan otro propósito que el de ofrecer una es­
pecie de biografía de la ciudad, y cumplidas se ve­
rán las aspiraciones que hemos tenido al agrupar­
los en haz, si logran despertar el interés del bené­
volo lector, retrotrayéndolo a épocas de una Valera
perdida en las brumas del reczterdo, y si consiguen,
• sobre todo, reconstruir en el conocimiento de la his­
toria de la ciudad, la conciencia de los valeranos de
hoy para cuyos ojos de manera muy especial resu­
citamos estas páginas.
Alberto La-Riva Vale.

Valero, enero de 1957.


Fundación de la Ciudad
•i

*4 .
ORIGENES DE VALERA

Donantes de terrenos para levantar una Iglesia y fundar

el pueblo. Escrituras de donación. Versiones sobre

el origen del nombre de la ciudad. - Acta de la erección

en Parroquia y límites de la jurisdicción eclesiástica

En el territorio de Valera moraban los indios escuqueyes,


una rama de los muiscas, raza antiquísima aborigen que habi­
taba gran parte de la cordillera andina.
Hacia el año 1790, en el lugar en que hoy está la ciudad,
sólo habían ranchos de paja diseminados, sementeras de pláta­
nos, maíz y algodón hechas por los Terán y los Díaz, de los más
viejos pobladores de que se tiene noticia, y la finca denomina­
da “Santa Rita”, de un valor de cien pesos, fundada por Do­
mingo del Rosario Ojeda, en las tierras cuyo primer poseedor
en 1595 fue don Marcos Valera. La finca “Santa Rita” fue ven­
dida a la señora Valentina Mexía de Díaz, madre de Mercedes
y Luisa Díaz, y a Pedro Terán, casado con doña Mercedes.
Muerta la señora Valentina, sus hijas heredaron la mitad de
la finca y entraron en posesión de ella, de acuerdo con par­
tición que hiciera el Teniente de Justicia don José Ignacio Gon­
zález en el año 1803.
De la parte que correspondió a doña Mercedes, fue que
ésta donó cien varas en cuadro para construir una Iglesia, y
como la donación la hizo de palabra, a su fallecimiento y en
25 de agosto de 1818, los herederos la ratificaron judicialmen­
te, mediante escritura que así reza:

En la nueva erección de San Juan Bautista de Valera, en


veinte y cinco de Agosto de mil ochocientos diez y ocho:
ante mí Don Juan Antonio Chuecos, Teniente de Justicia
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I
10 Anales de Valera
I
Mayor y Administrador de las Rentas Reales de este par­
tido y parroquia de Motatán. y testigos cartularios con
quienes actúo por falta de Escribano, parecieron presen­
tes Juan de Jesús Terán, Trinidad García marido y con­
junta señora Manuela Terán, José Pablo Terán, Maxi-
miano Salas marido de Martina Terán y Reyes Terán por
sí mismos y prestando voz y caución de los demás he­
f rederos de Mercedes Díaz, a quienes certifico que conoz­
i
co y dijeron que la dicha su madre les dejó por herencia
una posesión de tierras de labor en este sitio de Valera
' jurisdicción de • Escuque, cuyos linderos expresa la escri­
tura de propiedad que se halla en su poder, la que hubo
por herencia de su madre Valentina Mexía de la que du­
rante su vida cedió cien varas de terreno para que en
ellas se fabricase una capilla pública en honra y gloria
de Dios y su Santísima Madre y a beneficio de este ve­
cindario; habiendo hecho ésta, donación imbervis y que­
riendo ellos ratificarla-- de su propia voluntad, sin apre­
mio ni fuerza alguna, en la forma que mejor , proceda en
derecho y siendo ciertos y sabedores del que en caso se­
mejante les pertenece, otorgan, que hacen gracia y do­
nación del expresado terreno que les pertenece en la for­
ma antedicha, para que en él se fabrique la nueva pa­
rroquia que se pretende erigir, pues así es su voluntad;
con declaración que las dichas cien varas se deberán men­
surar en el llano de Valera al frente de la hacienda de
Don Pedro Fermín Briceño para el centro de la mesa
donde sea más ’ cómodo para la Iglesia y población: aña­
diendo. que hacen esta donación de su libre y espontánea
voluntad por el mucho amor que tienen al culto Divino
y ser en servicio de ambas Magestades, y la hacen pura,
perfecta e irrevocable, intervivos, exponiendo que las ci­
tadas tierras que han donado, se hallan libres de todo gra­
vamen, real, perpetuo, temporal, especial, general, tácito
y expreso,-y desde hoy én adelante para siempre jamás,
se desisten, quitan y apartan á sus herederos y subceso-
res, dé la posesión y :domiñio o propiedad, título, voz,
recurso y otro cualesquier derecho que al citado corres­
ponde y lo ceden, renuncian, y traspasan, con las accio­
nes reales, personales, útiles, mixtas, directas, ejecutivas
y demás que les competen, en la citada Iglesia, a quien
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Alberto La-Riva Vale 11

confieren poder irrevocable, con libre, franca y general


administración, y constituyen procurador, actor, en su
propio negocio, para que lo goze y sin dependencia ni
intervención de otorgantes, lo cambie, enagene, use, dis­
ponga de él a su arbitrio como cosa suya, adquirida con
justo legítimo título y tome y aprehenda de su autoridad
o judicialmente la real tenencia y posesión que en vir­
tud de este instrumento le pertenece, y para que no ne­
cesite tomarla otorgan a su favor esta escritura, de la cual
piden se le dé a la dicha Iglesia las copias autorizadas
que quiera para su resguardo, y sin más acto de apre­
hensión ni aceptación ha de ser visto haberla tomado,
aprehendido y transferírsele, y en el ínterin se constitu­
yen por sus inquilinos y precarios poseedores; y quieren
que esta donación sea perfecta en todas sus partes y de­
claran que no es inmensa; que no necesitan de la tierra
donada porque les quedan bienes suficientes para su de­
sente mantención y que no excede de los quinientos ma­
ravedíes áureos que la ley 3a título 49, partida 5^ per­
mite donar sin insinuación, y en caso que exceda le dan
igual poder, para que sin dependencia, citación, interven­
ción. ni otro requisito la insignúe ante Juez competente,
a fin de que la apruebe y a ella interponga su autori­
dad para su mayor validación, pues hasta ahora la han
los otorgantes por insignuada en legal forma, suplen y
piden se haya por suplido cualesquier sustancial defecto
que incluya, y se obligan a no revocarla, a menos que
no intervenga causa legal, y si lo hicieren que no se les
admita en juicio ni fuera de él, y que por el caso sea
visto haberla aprobado y ratificado, añadiendo fuerza a
fuerza, y contrato a contrato, a todo lo cual consienten
ser apremiador por todo rigor y para ello se someten a
los Sres. Jueces de este Partido; obligan sus personas y
bienes a su cumplimiento, lo reciben por sentencia de­
finitiva pasada en autoridad de cosa juzgada y consenti­
da, y renuncian todas las leyes, fueros y derechos de su
favor, y la general en forma, en cuyo testimonio así lo
dijeron y firma el Juan de Jesús solamente y por los de­
más otorgantes por no saberlo hacer, lo hago yo con los
testigos por la causa dicha, y en este papel del sello 49
por no haber del que corresponde, sin perjuicio del real
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derecho que se> ha asegurado en la Receptoría, de que
certifico. — Juan Antonio Chuecos. — Juan de Jesús Te­
i? . rán. — Francisco Espinoza. — José del Carmen Aceituno.

? i Doña Mercedes Díaz, casada con Pedro Terán, tuvo die¿


3
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hijos: Reyes, Juan de Jesús, Manuela casada con Trinidad
García, José Pablo, Martina casada con Maximiano Salas, Jo­
■ sé del Rosario, Hilario casado con Bernarda Olmedilla, Fe­
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liciana, Luisa y Cecilio.
Don Juan Antonio Chuecos, Teniente Justicia Mayor del
■ •» Partido de Escuque y Parroquia de Motatán por los años de
1818 a 1820, era además, Administrador de las Reales Rentas
de Tabaco y Correos y estaba condecorado con la Medalla de
Hl Oro conocida con el Real Busto de su Majestad.
i )
I El 14 de diciembre de 1819 se comenzó la mensura, des­
i l-í linde y partición de la finca “Santa Rita”. Las diligencias
1
de partición fueron hechas originariamente por ante don Juan
Antonio Chuecos, Teniente Justicia Mayor de Escuque, y és­
te, concluidas dichas diligencias, junto con otros recaudos las
remitió en expediente a don Domingo de la Peña, Teniente
Justicia del pueblo de Valera, para que procediera en conse­
cuencia. Los herederos, tanto de doña Mercedes como de su
hermana Luisa Díaz, designaron en calidad de peritos agri­
mensores y partidores, a don Carlos Pérez y a don Ignacio
Abreu. En la partición correspondió a Candelaria Díaz, la
quinta parte de la finca, por haber quedado comprobado am­
pliamente que Luisa Díaz, madre de Candelaria, casada ésta
con Tiburcio Lujano, ayudó con diez pesos a Pedro Terán,
para adquirir la parte de tierra que éste compró en cincuen­
ta a Domingo del Rosario Ojeda. La tasación de las costas
de la operación de deslinde y adjudicación, así como la re­
ff gulación del papel sellado, las hizo el Escribano Real don
José Antonio de Porras, quien las fijó en trescientos noventa y
seis reales.
El primero que hizo
1 gestiones con los herederos de do-
¡ ña Mercedes Díaz, ent el sentido de obtener el terreno que se
necesitaba para hacer en esta planicie un pueblo, fue el Dr.
Gabriel Briceño de la Torre. Así, a las cien varas en cuadro
donadas por doña Mercedes, se agregaron dos cuadras y me-
Alberto La-Riva Vale 13

día cedidas por Reyes Terán y doscientas noventa y cinco


varas obsequiadas por Candelaria Díaz, quienes encomenda­
ron al Pbro. Dr. Manuel Fajardo y al propio Dr. Briceño de
la Torre, para delinear el pueblo y vender solares, y con el
producto, levantar la Iglesia, según el siguiente documento:

En el sitio de Valera del partido de Escuque, jurisdic­


ción de Trujillo a diez y seis de Abril de mil ochocien­
tos diez y nueve: ante mí D. Juan Antonio Chuecos, Te­
niente de Justicia Mayor, Administrador de Reales Ren­
tas de este partido: parecieron presentes Reyes Terán,
hijo legítimo de Pedro Terán y Mercedes Díaz, difuntos,
y Candelaria Díaz hija de Luisa Díaz también difunta, de
este vecindario, a quienes certifico que conozco y dijeron:
que respecto que Merced Díaz madre del primero y tía
de la segunda, en su vida, donó voluntariamente cien va­
ras de terreno en cuadro de las ciento setenta y cinco
que le adjudicaron en herencia materna por Don Pedro
Fermín Briceño, siendo Teniente de este partido el año de
mil ochocientos tres, en el pedazo de tierra que Valenti-
na Megías madre de Merced Díaz poseyó en este sitio de
Valera por recompra que de el hizo a Domingo del Ro­
sario Ojeda en compaña de su yerno Pedro Terán, cuya
escritura de compra y diligencias de partición y adjudi­
cación están presentes y reconocidas por mi dicho Tenien­
te y testigos, y que dicha donación la ratificaron judi­
cialmente los hijos de Merced Díaz en veinte y cinco de
Agosto de mil ochocientos diez y ocho, siendo el terreno
donado para construir y edificar en el una Iglesia; e im­
puesto su Sria. el Ilustrísimo Sor. Obispo Doctor Don Ra­
fael Lazo, erigió curato en este sitio de Valera, y que no
siendo suficientes las cien varas de terreno donado para
principiar la población según pide su Sria., y es regular,
el Reyes Terán dijo: que todo el derecho de tierras que
están pro-indivisas y le corresponde legítimamente por he­
rencia de su madre, en las ciento setenta y cinco varas
de Norte a Sur, y las mil y quinientas que tiene de Orien­
te a Poniente que fueron de su abuela Valentina Megías
y que según cálculo alcanza a veinte y seis cuadras de a
cien varas cada una, de las cuales donó su legítima madre
cien varas, y debiendo distribuirse las veinticinco restan-
!•

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14 Anales de Valera

tes entre sus diez herederos, le ■ corresponde por consi­


i; guiente al derecho dos cuadras y media, que cede, tras­
pasa y dona en beneficio de la Iglesia, para que unidas
t? a las cien varas en cuadro que donó su madre sirvan pa­
ra incremento de la población, distribuidas así: treinta va­
ras al Norte, cuarenta y cinco al Sur, ochenta al Nacien­
P-h te y ochenta al Poniente; y Candelaria Díaz dijo: que en
los mismos instrumentos judiciales consta que su madre
Luisa Díaz ayudó con diez pesos a Pedro Terán para com­
prar la parte de tierra que éste compró en cincuenta pe­
sos a Domingo del Rosario Ojeda en compaña de su abue­
I la Valentina Megías, por lo que a su dicha madre le co­
rrespondió en la tierra que le señaló a Pedro Terán y es­
tá pro-indivisa la quinta parte como se le dio a entender
por el Juez que practicó las diligencias de partición y ad­
judicación por ser de justicia; en cuyo supuesto de esta
1 quinta parte por ser única heredera de su madre Luisa
Díaz, con licencia de su esposo Tiburcio Lujano que se ha­
lla presente, cede y dona para aumentar el terreno suficien­
te para en él construir edificios en la nueva población,
doscientas sesenta varas de Naciente a Poniente, y trein­
ta y cinco de Norte a Sur unidas a las donadas por su tía
Merced y su primo Reyes Terán. Y expusieron los do­
nantes que el terreno sobrante para fabricar casas que­
de a beneficio de la Iglesia, y que el reparto o señala­
miento de solares y asientos de casas deben hacerlo el Ve­
nerable Sor. Cura de esta nueva fundación, Don Gabriel
G Briceño y el Mayordomo de fábrica que hubiere, quienes
deberán venderlos a los vecinos que quieran fundarse en
el precio que les acomode y tengan por conveniente, in­
virtiendo su valor en favor de la fábrica de esta Santa
Iglesia, pudiendo hacer a los compradores sus correspon­
?
dientes escrituras de ventas de dichos solares, pues así es
su voluntad, añadiendo que hacen, esta donación de su libre
y espontánea voluntad por el mucho amor, que tienen al cul­
to Divino y ser en servicio de ambas Magestades, y la hacen
pura, perfecta e irrevocable, intervivos, exponiendo que las
dichas tierras que han donado se hallan libres de todo gra­
vamen real, perpetuo, temporal, especial, general, tácito
y expreso, y desde hoy en adelante. para siempre jamás,
se desisten, apartan y a sus • herederos y sub.cesores de la
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posesión y dominio o propiedad, título, voz, recurso u otro


cualesquier derecho que al dicho terreno le corresponda
y lo ceden, renuncian y traspasan con las acciones rea­
les, personales, útiles, mixtas, directas, ejecutivas y de­
más que les competen, en la citada Iglesia, a quien con­
fieren poder irrevocable, con libre, franca y general ad­
ministración, y constituyen en procurador actor de su pro­
pio negocio para que la goze, y sin dependencia ni inter­
vención de los otorgantes, la cambie, enagene, use y dis­
ponga a su arbitrio como cosa suya adquirida con justo
legítimo título y tome y aprehenda de su autoridad o ju­
dicialmente la real tenencia y posesión que en virtud de
este instrumento le pertenece, y para que no necesite to­
marla otorgan a su favor esta escritura, de la cual piden
se le dé a dicha Iglesia las copias autorizadas que qui­
siere para su resguardo, y con ellas y sin más acto de
aprehensión y aceptación ha de ser visto haberla trans-
ferídosele, y en el ínterin, se constituyen por sus inqui­
linos y precarios poseedores, y quieren que esta dona­
ción sea perfecta en todas sus partes, y declaran que no
es inmensa, que no necesitan de la tierra donada por­
que les quedan bienes suficientes para su desente man­
tención y que no excede de los quinientos maravedíes
áureos que la ley 3^ título 4?, partida 5*, permite se pue­
da donar sin insignuación, y en caso que exceda, le dan
igual poder para que sin dependencia, citación, interven­
ción no otro requisito, la insignúe ante Juez competen­
te, a fin de que la apruebe y a ella interponga su autoridad
. para su mayor validación, pues desde ahora la han los
otorgantes por insignuada en legal forma, suplen y piden
se haya por suplido cualesquier substancial defecto que
incluya, y se obligan a no revocarla a menos que no in­
tervenga causa legal, y si lo hubiere, quieren que no se
les admita en juicio ni fuera de él, y que por el mismo
caso sea visto haberla aprobado y ratificado, añadiendo
fuerza a fuerza, y contrato a contrato, a todo lo cual con­
sienten. ser apremiados con todo rigor, y para ello se so­
meten a los Sres. Jueces de este partido, obligan sus per-
• sonas y bienes a su cumplimiento, lo reciben por sen­
tencia definitiva pasada en autoridad de cosa juzgada y
consentida, y renuncian todas las leyes, fueros y dere-
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16 Anales de Valera

chos de su favor y la general en forma. En cuyo testi­


monio así lo otorgan por ante mí el antedicho Tenien­
te de Justicia y testigos cartularios por falta de Escri­
bano, y no firman por no saberlo hacer los otorgantes,
i y sí rogaron, Candelaria Díaz a Don Pedro Fermín Bri-
■ Ir ceño lo hiciera por ella, y Reyes Terán a su hermano
i Juan de Jesús Terán, quienes así lo hicieron conmigo
y los antedichos testigos de que certifico. — Juan Anto­
■ nio Chuecos. — A ruego de Candelaria Díaz y testigo.—
r Pedro Fermín Briceño. — A ruego de mi hermano Re­
yes Terán. — Juan de Jesús Terán. — Francisco Espi-
. I
noza. — José del Carmen Aceituno.

Muchas versiones existen acerca del origen de la palabra


Valera, nombre con que se designó el sitio y pueblo que em­
pezó a fundarse. Según apunta don Rafael Gallegos Celis, sin
duda el más acucioso investigador de los orígenes de Valera,
antes de la señora Valentina Mexía de Díaz existió una fami­
lia de apellido Valera y entre sus miembros hubo un sacer­
dote muy virtuoso que se granjeó el cariño de todos los ha­
bitantes de estas comarcas. De este sacerdote —informa Ga­
llegos Celis— se dijo que recorriendo en cierta época las sel­
vas de la planicie y fijando su atención en la ventajosa si­
tuación topográfica que ofrecía el terreno, profetizó que en el
se fundaría con el tiempo una ciudad y que valdría por SU
importancia, o bien valerá como él dijo.
El doctor José Domingo Tejera, en un artículo que es­
cribió sobre Valera, expresó que, según un documento que
data del 1595 y se encuentra en los archivos de Escuque, las
tierras donde está asentada la ciudad, las repartió el Tenien­
te de Justicia don Diego de Osorio y le tocaron en gracia de
sus méritos, a don Marcos Valera, y que de ese patronímico
proviene el nombre de la ciudad.
La expresión Valera, valerá, doña Ana Hernández Bello
de Tejera la pone en boca del doctor Gabriel Briceño de la
Torre, cuando se ocupaba en delinear las calles del naciente
pueblo.
El 15 de febrero de 1820, el doctor Rafael Lazo de la Ve­
ga, Obispo de Mérida de Maracaibo, fijó los límites de la pa­
rroquia eclesiástica de San Juan Bautista de Valera, según
i
j
Alberto La-Riva Vale 17

acta que corre inserta en el Libro Segundo de Bautizos de


Valera de 1833 a 1845 y dice así:

En el sitio de Valera, jurisdicción de la Ciudad Tru-


jillo, a quince de febrero de mil ochocientos veinte: Su
Señoría Ilustrísima el Doctor Don Rafael Lazo de la Ve­
ga, Obispo de esta Diócesis de Mérida de Maracaibo, di-
xo: que debiendo aunque solo fuese provicionalmente
fixar los límites de esta nueva parroquia de San Juan
Bautista de Valera, de cuya erección se trata para acor­
darlo con el Señor Vicipatrono Real, mandaba y mandó
que sin perjuicio de poderlos aumentar o estrechar se
extendiesen comenzarlo de la parte arriba hacia el Sur
colindantes con el curato de Mendoza, desde el cerro de
Geromito línea recta a la Quebrada de Agua Clara en el
río Momboy, y quebrada arriba hasta el camino real de
Mendoza para Escuque en sitio del Biscocho y desde di­
cho terreno del Biscocho por el lado del Oriente y co­
lindando con la expresada parroquia de Escuque por to­
do el camino real hasta la cruz de la laja, y luego ba­
jando un poco al otro sitio llamado de la Ceibita o Ba­
rranca, siguiendo después a la cruz de la Mata, y de allí
a buscar el pie de la media luna de la Sabana que nom­
bran del Baño y en donde principian las cabeceras de
la Quebrada del Almagre. Esta misma quebrada que an­
tes fué lindero con Motatán y Escuque, lo será también
con esta parroquia por el lado del Norte hasta donde
desemboca en el río Motatán. Y finalmente desde allí
para el Oriente todo el dicho río arriba hasta concluir
la hacienda nombrada San Antonio de Doña Jasinta Si­
mancas que quedará por el curato de Motatán como de
presente lo es con toda la vega, y terreno del mismo río
hacia mano izquierda contiguo en Sabana Larga: las dos
haciendas pequeñas de los costados del puente Carvajal
que hoy posee D. Simón Abreu y su hijo Enrique corres­
ponden también a Valera, y no más por la dicha mano
izquierda del río Motatán, hasta llegar a la quebrada de
Agua Negra. Se subirá esta quebrada y todo lo que esté
en su terreno a mano izquierda cortando desde su naci­
miento al río Ximenes por la parte de arriba de la ha­
cienda de D. Lorenzo Matheus pertenecerá a Motatán, y
I •

n
rli 18 Anales de Válete

lo de la mano derecha hasta la cima de los cerros de


aguas vertientes, hacia la expresada población de Valern
como no sean los terrenos de los indios que en tal caso
i corresponden a sus respectivos pueblos de la Quebrada,
Burrero y San Lázaro en terrenos que aunque de pre­
n
11
sente no sean lugares poblados, ninguno de los demás cu­
ras tengan que reclamar de contrario si no es para efec-
I
■ to de alguna otra nueva Población. Aumente el feligre-
‘ sado de Motatán como se espera por el camino nuevo al
Puerto, se Nos avisará para la dismembración de la ca­
becera'de la mencionada Sabana Larga por no convenir
i: antes; y entonces tendrá también lugar la súplica hecha
Ií í■ de los vecinos de San Lázaro avitantes en Ximenes en
las vegas de su río como desde ahora se ofrece hecho
t• puente con firmeza y solidés. Concédese la Administra-
' ción de todos los Sacramentos al cura provicional que
sirviese la Capilla ya fabricada decentemente, y que en
la actualidad está sirviendo, con el encargo de que arre­
glándose a Arancel en los derechos parroquiales exorte
al establecimiento de las obras pías dentro. Amo. Virgen
y Animas, y nombrando mayordomo a más del de fábri­
ca para que así quede asegurada la consigna de todos
• modos y no caduque una cección tan necesaria. Por lo
mismo y con mayor razón se le doblarán los “Novenos
beneficíales de Dmos. y las primicias de todos los frutos
de la tierra”. El terreno cedido, después del necesario
para la Iglesia, casa de Cura y de Escuela y Plaza, se
dará por pedazos- en arrendamiento, para que los vecinos
I hagan sus casas con arregladas disposiciones de calles: y
i
cualquiera que fuere sui importe quede aplicado para la
Lámpara: pero —i justa
---- en ; recompensa dándosele a los do-
nantes sepultura
l_,_ . graciosamente y una Misa que- a cada
uno cantará el cura que es o :fuere en su muerte por so­
i'- lo los ocho reales de la aplicación; con advertencia de
‘3
■ ?< que ha de ser con vigilia. A continuación de este auto
:j cópiece dichas donaciones, autorizadas con dos testigos.
Y estiéndase el Inventario. Y por este que Su Señoría
• Ilustrísima por sí mismo proveyó así lo dixo, manda y
firma por ante mí de que certifico. — Rafael, Obispo de
Mérida de Maracaibo. — Ante mí. — José María Arria-
ga. — Notario.
Alberto La-Riva Vale 19

EL LLANO DE SAN PEDRO

El llano denominado de San Pedro, en la nueva vida ci­


vil de Valera, Municipio Juan Ignacio Montilla, fue comprado
en el año 1891 por el Concejo, durante la administración de
don Juan Ignacio Montilla, por la cantidad de veinte mil bo­
lívares (Bs. 20.000), a doña Victoria Carrasquero, viuda de don
Juan Pablo de Labastida Briceño.
El “Zanjón del Tigre” que separa los dos Municipios ur­
banos que forman la ciudad, es una obra artificial que hicie­
ron en remotos tiempos para conducir las aguas de riego a
varias haciendas y especialmente a “La Plata”, situada al
Noreste de la población.
Para la época en que fue adquirido el Llano de San Pe­
dro, apenas existían los viejos paredones de la casa que fue
propiedad de doña Narcisana de Hernández Bello y luego de
don Pedro Fermín Briceño, en la cual, en 1813, se alojó el
Libertador cuando autorizado por el Congreso de la Nueva
Granada invadió a Venezuela, e igualmente, en 1820, cuando
en compañía del General Antonio José de Sucre, el Coronel
Pedro Briceño Méndez, el Comandante José Gabriel Pérez y
otros jefes y oficiales se dirigía a Trujillo para comenzar las
negociaciones del Tratado sobre regularización de la guerra
con el General don Pablo Morillo, que dio por resultado la
entrevista en el pueblo de Santa Ana. También, en 1313, se
hospedó en esa casona, el Brigadier Ramón Correa, quien al
saber la aproximación de las fuerzas patriotas se retiró a Po-
nemesa y después se embarcó por el puerto de Moporo para
Maracaibo.
Además de las ruinas de la histórica casa quedaban ves­
tigios de las siembras de añil, la acequia y estancos de esta
industria que ejerciera don José María Briceño, y un gran ca­
ney techado de tejas donde se beneficiaban las reses destina­
das al consumo, construido en 1879 por el General Estanislao
Sequera, siendo Jefe Municipal de Valera.
20 Anales de Valer»

El Llano de San Pedro, desde el “Zanjón del Tigre” has*


ta el cerro de La Pollera, estaba cubierto de vegetación baja
donde los vecinos cultivaban pequeños huertos agrícolas y re­
cogían chamiza que en grandes haces transportaban a sus cu­
sas para utilizarla como combustible.

En 1901 el Concejo ordenó la alineación de las calles y


este trabajo lo ejecutó el Agrimensor Público Br. Américo
Briceño Valero.
1

Alberto La-Riva Vale 21

TOPONIMIA DE VALERA

De las siete colinas que rodean a Valera, sólo tres tenían


denominación propia cuando el pueblo empezó a fundarse: los
cerros de Morón, La Pollera y La Cabaña. El primero debe
su nombre a la finca agrícola a cuyo costado se levanta, el
segundo a que allí existió una especie de granja destinada a
la crianza de pollos, y el último, a que en él edificó su ca­
baña, Norberto un esclavo liberto del rico hacendado don Fe­
lipe Carrasquero. Las cuatro colinas restantes recibieron pos­
teriormente los nombres de cerro de La Concepción, cerro de
la Cruz, cerro del Cementerio y cerro de La Ciénaga.
El barrio La Gallera se llama así, porque en ese lugar
hubo un cobertizo donde se efectuaban grandes desafíos de
gallos que los dueños de cuerdas de la localidad concertaban
entre sí o con los aficionados de pueblos vecinos, desafíos que
atraían numeroso público y en los que corría largo el dine­
ro en apuestas.
El barrio El Bolo es el más antiguo de la ciudad y de­
riva su nombre de un largo caney cubierto de palmas don­
de se practicaba el juego de bolo, entretenimiento a que se
dedicaban en día domingo los valeranos de entonces.
El sitio, según rezan viejas crónicas, era frecuentado por
elementos guaparrandones que, cuando en la pulpería inme­
diata, empinaban el codo más de lo conveniente, entablaban
acaloradas discusiones que por lo común degeneraban en ri­
ña a garrote limpio, y un sujeto, moreno pasado de horno, a
quien apodaban “Chínelo”, adquirió fama y se hizo temible
por su habilidad en el arte de repartir garrotazos. Tales pen­
dencias, en ocasiones eran de larga duración, y los interven­
tores se propinaban golpes recíprocos hasta que los agentes
policiales llegaban a restablecer el orden.
En la última década de la pasada centuria, la población
apenas se extendía hasta la calle Soublete, y cuando empezó
1

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(

22 Anales de Valera

a prolongarse hacia los lados del Hospital y el antiguo Ce­


menterio. todo ese sector recibió el nombre de Pueblo Nue­
.1
vo, denominación que todavía conserva.
»
Con el nombre de “Curazaíto” sé conoció, en el termi­
nal de la Calle 7, el sitio cubierto de vegetación de poca al­
tura donde hubo una casa de comercio, algo más abajo del
lugar donde ahora se levanta el edificio de la Agencia Ford.
El nombre se atribuye, a que esa casa era el punto obligado
de llegada de las recuas que, cargadas de frutos, venían de
San Lázaro y otros pueblos y allí se efectuaban transacción
nes comerciales de importancia: una especie de puerto terres­
tre lleno de animación y movimiento. Con el paso de los años,
el paraje perdió el nombre y el aspecto.'En él se inicia la Ave­
nida Colón y la vegetación que había, desapareció para dar
lugar a las muchas construcciones que allí se han hecho.
El barrio Lazo de la Vega es llamado así en memoria del
Doctor Rafael Lazo de la Vega, Obispo de Mérida de Mara-
caibo, que fue quien a Valera erigió en Parroquia y fijó los
linderos de su jurisdicción eclesiástica. .
A la urbanización del Banco Obrero,, que en un principio se
llamó de “Las Cien Casas”, los moradores le pusieron des­
pués por nombre “Bellavista”, trueque justificado porque, efec­
tivamente, desde la amplia meseta donde la urbanización está
emplazada, se domina la más hermosa perspectiva: hacia arri­
ba, el gran pórtico por donde se penetra en el macizo andino
y las laderas de los. altos montes que enmarcan el valle por
el que discurre el Motatán, y hacia abajo, los plantíos de ca­
ñamelar que fertiliza y riega el rumoroso río.-
El “Zanjón del Tigre”, que divide la ciudad en dos pe­
dazos, deriva el nombre de un1 felino que allí hacía sus apa­
riciones y mantenía atemorizados a los habitantes, y de la obra
artificial abierta en remotos tiempos para conducir las aguas
del río Momboy, con destino al riego de algunos fundos es­
tablecidos al norte de la población.
Con el nombre de “Barrio a Juro”, se conoce el que, de
pocos años para acá, se ha formado en las inmediaciones del
Estadio Olímpico. Se trata de un aledaño poblano donde, sin
autorización de la entidad propietaria del suelo, según se ru*
Alberto La-Riva Vale 23

mora, .—y a esa especial circunstancia obedece la denomina­


ción significativa de a la fuerza, a juro, que se le ha dado—,
acuciados por el grave problema que en Valera representa la
escasez-de viviendas, y en forma anárquica, vale decir, sin
plan ni método, la gente sin hogar y de medianos recursos
ha venido haciendo sus construcciones.
Al barrio La Ciénaga le va bien la denominación que se
le adjudica. Esta urbanización municipal debe su nombre a
la laguna que allí existió formada por las aguas que en las
épocas de lluvia descendían de los cerros y sobre la cual, una
vez cegada y realizados los trabajos de relleno y afirmado del
piso requeridos, fue construida la mencionada urbanización.
También, por lo solitario y carente de alumbrado, era lugar
de citas amorosas que los valeranos de la vieja guardia re­
cuerdan con secreta melancolía.
El nombre del barrio La Peineta, tiene este curioso ori­
gen: En el terminal de la Calle 8, antes Peñalver, casi al
pie del Cerro de la Cruz, hará cosa de sesenta años existían
muy pocas casas y una de ellas la habitaba una agraciada mu­
jer de nombre Basilisa —de nacionalidad colombiana, según
se dice— de ojos hermosos y expresivos, de correctas faccio­
nes que conferían a su rostro un sello de positiva atracción
personal, que vendía caricias y además de sus encantos físi­
cos estaba dotada de abundante cabellera que acostumbraba
recoger en alto moño de dos vueltas, sobre el cual, a la usan­
za española, colocaba invariablemente elevada peineta de ca­
rey, de las llamadas de teja, de artístico diseño, con incrus­
taciones de pedrería. La modalidad de su peinado dio moti­
vo para que los traviesos valeranos la apodaran “La Peineta”.
Pronto, como sucede siempre con la persona a quien se le
adjudica un remoquete, a Basilisa nadie más la identificó por
el nombre de pila, sino por el apodo. La mujer de la hermo­
sa cabellera y original peinado, no se sabe si murió aquí o
cambió de residencia; pero el lugar al que dio fama su na­
tural complaciente, al correr de los años, tomó por nombre
el apodo que le mereciera el españolísimo adorno con que
sujetaba el alto moño y realzaba su cabeza.
El barrio Las Delicias, según algunos, debe su nombre a
los aires frescos que descienden de las alturas escuqueñas y
1

I 24 Acales de Valera

orean y hacen suave su ambiente. Otros opinan que el nom­


bre le viene de su aspecto alegre y del modo de ser amable
y acogedor de los pobladores, que hacen grato el barrio para
! vivir, para buscar en él solera, definición temperamental que
envuelve alabanza para el sector, engendra el nombre am­
pliamente expresivo y da prestigio a los que lo habitan.

¡ La Plata y Las Acacias son dos barrios residenciales de


creación reciente, que bastante contribuyen a la mejor con­
! ■
figuración de Valera. En ellos, la iniciativa particular y la

acción municipal obraron de acuerdo para, la primera, cons­
’í truyendo artísticas quintas llenas de comodidades y elegan­
cias y la segunda, pavimentando las avenidas y dotándolas de
5 ’f jardines e iluminación moderna, convertirlos en sectores los
más aptos para la futura expansión de la ciudad.

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El Medio Físico
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CULTIVO DE LA CAÑA - FUNDACION DE


HACIENDAS

El cultivo . ¡de la caña de azúcar arranca del 1704, año en


que la primera semilla , fue sembrada en Mendoza y de allí
se trajo para plantar las haciendas que posteriormente se fun­
daron en las inmediaciones de Valera.
La hacienda más antigua es “San Luis”, fundada con el
nombre de “Don Domingo” por don Ramón de la Torre. Le
sigue en antigüedad “Santo Domingo”, fundada en 1813 por
doña Margarita de la Torre. La parte de esta finca que le co­
rrespondió por herencia a don Miguel Vethencourt, es la que
se conoce con la denominación de “San Miguel”. Otros fun­
dos como “Cano”, “Potreritos” y “Las Pulgas”, fueron fun­
dados por don Pedro Maya y don Manuel Dambolena; “San
José”, por don Felipe Carrasquero; “La Plata”, “Morón” y
“Beatriz”, por don Domingo Hernández Bello; “San Pedro”,
por los hermanos Francisco y Pedro Fermín Briceño Valbue-
na; y “Agua Negra”, por don Fernando Azuaje. La hacienda
“El Turagual”, en Motatán, también es antiquísima. Fue fun­
dada por el doctor Antonio Nicolás Briceño (el Abogado), y
en ella, según la tradición, su viuda doña Margarita de la To­
rre, obsequió al Libertador con un banquete.

Todavía bastante avanzada la pasada centuria, la mayoría


de estos fundos era de extensión reducida y daban a la zona,
con su condición incipiente, una modesta representación agra­
ria. Pero luego, a medida que Valera iba cobrando importan­
cia, el área cultivable fueron ensanchando en forma progre­
siva, y la panela, producto en que se transformaba la caña,
se convirtió en el mejor exponente de su prosperidad rural. En
pocos años el cultivo de la caña se hizo extensivo, se trocó en el
de mayor explotación económica, absorbió crecido número de
brazos, provocó para la industrialización del producto la traída
de maquinaria adecuada, y la producción adquirió el ritmo
4
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O
I
28 Anales de Vale>

ascendente y capaz que requerían las exigencias locales y tam


bién las demandas de pueblos vecinos donde el cultivo no s«
conocía o no existía y por ello mismo Valera les significab.
i el único mercado inmediato de aprovisionamiento.
i .

I A la distancia de algo más de cien años, todavía la in


dustria cañera sigue siendo para Valera el primer pilar de su ri
queza rural, casi todas las haciendas conservan sus viejas deno
minaciones y algunas, por su ubicación en los propios linde*
urbanos, han sido sacrificadas en su totalidad o en parte *
i í la inevitable expansión de la ciudad.

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I

Alberto La-Riva Vale 29

EL CENTRAL MOTATAN

La idea de instalar el Central azucarero surgió de un gru­


po de hombres de empresa y de tradición agrícola que en su
realización hubieron de anotarse el mejor de los triunfos.
Los señores Mario Maya, Franz Herfort, Evaristo Rueda,
Juan Africano Labastida, Manuel Sánchez Castaño, Pedro
Alarza Jugo, Jacob Araujo Baptista, Eduardo Madrid y Mi­
guel Angel Parilli, todos productores de caña de azúcar, dis­
puestos a echar adelante la iniciativa y a rescatarla de la zo­
na insegura de los proyectos, el día 4 de abril de 1949 se en­
trevistaron con el doctor Saverio Barbarito, para entonces
Presidente de la Corporación Venezolana de Fomento, y a in­
sinuación suya constituyeron, mediante documento registrado,
una asociación denominada “Asociación de Productores de Ca­
ña de Azúcar de la zona Valera-Motatán”.
Por intermedio del Escritorio Jurídico de los doctores
Luis González Vale y Roberto Vethencourt, hijo, dicha aso­
ciación comenzó a gestionar ante la C. V. F. la instalación del
Central, y como resultado de tales gestiones, la Corporación
abrió en seguida una licitación entre las casas productoras de
maquinaria azucarera.
En la preparación del proyecto y de las especificaciones
de la maquinaria, intervinieron calificados técnicos al servi­
cio de la Corporación, tales como los doctores Mayoral, La-
rralde y De Labastide, habiendo estado representada la Aso­
ciación de Productores por el señor Mario Maya, Presidente
de la misma, y el doctor Luis González Vale, como asesor ju­
rídico.
El costo de los edificios y de las maquinarias fue de die­
cinueve millones de bolívares. Las obras de edificación e ins­
talación de los equipos las hizo en el tiempo record de nueve
meses, la empresa contratista “Tecnovía”, y los trabajos de
instalación fueron ejecutados bajo la supervisión del ingenie-
I
H 32 Anales de Valora

25; Ignacio Argüello, 25; don Francisco Antonio de Labastida


y su hermana doña María Ignacia, 40; don José Félix Mal-
•t
I donado, 25; don Pedro de la Torre, 50; Felipe Manuel Acosta
y hermanos, 25; Luis Bernardo Suárez y su hijo José Diego
¡ Suárez, 25; don José Fermín Mendoza y Salas, 10 reales cada
I

i año; y María Ceferina Frías, 12 pesos y medio. En 1895 fue


elevado a la categoría de Municipio.
En su territorio se desarrollaron jornadas históricas de
l
importancia. En los sitios “Turagual” y “Chimpire”, por se­
tiembre de 1678, los milicianos trujillanos al mando de Ur-
bina, Valera Portillo y Gaspar Bethencourt, este último Go­
.1 bernador del Distrito Capitular de Trujillo, de la antigua Pro­
vincia de Venezuela, sostuvieron reñidos combates con las tro­
¡ pas del pirata francés Francisco Grammont, que habiendo va­
deado el río Motatán, avanzó sobre Trujillo, ciudad a la cual
< saqueó. También, en las inmediaciones del poblado, se libró
la sangrienta batalla del General Juan Antonio Paredes con­
i tra el tirano Francisco Tomás Morales, con fuertes pérdidas
para ambos contendientes.
Ya para 1845 la región tenía alguna significación pecuaria
y en este año se sembró por primera vez la paja Páez o de
“alparal”. Si bien el ganado que pastaba en la zona, era en
su mayoría de escasa talla y poco peso, el número de cabe­
zas iba aumentando en forma progresiva, el bovino suminis­
traba suficiente carne y el lechero, a seguirse por viejas cró­
nicas, “daba una cuajada que reunía las características desea­
bles de olor, sabor y textura”. .
El sitio denominado “Las Termas” o “El Baño”, en las
proximidades de Motatán, deriva su nombre de la fuente sul­
furosa termal que allí brota. Según referencias de viejos po­
bladores, un termómetro que en el manantial introdujo el Dr.
Arístides Rojas, allá por los años 1858 a 1860 en que visitó
la región, llegó súbitamente a 50 grados y luego reventó, io
que prueba su elevada temperatura. El lugar se hizo de fama
por la virtud benéfica de sus aguas minero-medicinales y a
él acudían anualmente numerosas personas que padecían afec­
ciones reumáticas o artríticas o sufrían enfermedades derma-
tosas para hacerse la cura de aguas, y otros enfermos per­
manecían larga temporada, con el sólo objeto de tomar el agua
Alberto La-Riva Vale 33

a la que se atribuía especial aptitud para corregir disturbios


dispépticos. La finca denominada “Termas”, la hubo la Mu­
nicipalidad de Trujillo, por adjudicación que el Capitán Ge­
neral de Venezuela, don Francisco de la Hoz Berríos, con au­
torización Real, hizo el año 1621 a la ciudad de Trujillo.
En 1888, don Benito Roncajolo celebró contrato con el
Gobierno Nacional, para prolongar el ferrocarril desde Saba­
na de Mendoza hasta la población de Motatán. Siete años
duraron los trabajos. En setiembre de 1895 se abrió al servi­
cio público la Estación de Motatán y la obra lo transformó
en una de las plazas comerciales más importantes del Estado.
Motatán es mucho más antiguo que Valera, Cuando esta
ciudad era apenas un insignificante villorrio, ya Motatán os­
tentaba la categoría de Parroquia y la tradición conserva el
nombre del cura de almas Gabriel Briceño, al que durante
largos años correspondió ofrecer “la asistencia espiritual a los
feligreses valeranos”.
34 ?•
■ Anales de Valera

UN INFORME SOBRE CAMINOS

Con fecha 20 de abril de 1909, a requerimiento del Mi­


nistro de Obras Públicas, el doctor Trino Baptista, Presiden­
te Constitucional del Estado Trujillo para entonces, pasó .un
informe sobre las vías de comunicación en el Estado, del cual
son los siguientes fragmentos que se relacionan con la ruta
hacia Mérida y con otros caminos que enlazaban a Valera con
poblaciones vecinas:

E1 ramal de La Mocotí a Valera, por el río Motatán,


y que es en su mayor extensión, parte del decretado por
el Ejecutivo Federal el año de 1887, -es un camino de
recuas de malísimas condiciones, pero del cual puede ha­
cerse una vía amplia, cómoda y segura, que acortaría en
una jornada de recuas comparativamente con la vía usual,
que es la de La Puerta, la comunicación entre las ciu­
dades de Mérida y Valera, y por consiguiente sería no-
table el impulso que recibiría el comercio de ambas po-
blaciones. Esta vía necesita cinco puentes, a saber: uno
sobre el río Momboy, jurisdicción del Distrito Valera;
uno sobre la quebrada de Cuevas, en el Municipio La
Quebrada; otro sobre la quebrada Chiquita, en el Mu­
nicipio Jajo y otro en el sitio de Las Adjuntas, del mis­
mo Municipio.

El camino que conduce de Valera a Escuque, el cual


pasa por el caserío de La Mata, tiene una pendiente muy
fuerte, es demasiado pedregosa en su mayor parte, y la
naturaleza arcillosa del resto lo hace casi intransitable
en la estación de las lluvias. Estos graves inconvenien­
tes han hecho pensar en la apertura de otro camino, y
generalmente se juzga realizable esta idea trazándolo
por las márgenes del río Colorado o quebrada de Escu­
que, resultando así una vía más corta que la actual —cin-
Alberto La-Riva Vale 35

co kilómetros—, de pendiente muy suave y por terreno


firme. El costo de esta obra se calcula en diez o doce
mil bolívares.

Por fin, indícase como muy ventajosa la composición


del camino de recuas, denominado del “Salto del Diablo”>
para comunicar la importante población de San Lázaro
con la ciudad de Valera, composición en la cual se gas­
tarían, según informes, de doce a catorce mil bolívares.
I

Años más tarde, el camino de recuas por el sitio denomi­


nado del “Salto del Diablo” ya había sido dado al servicio y
a los gastos de su apertura contribuyó el comercio de San Lá­
zaro, en esa época fuerte, numeroso y de gran actividad. Re­
dujo a cuatro horas escasas la jornada en bestias que antes
no podía hacerse sino en ocho o más y sustituyó el camino
primitivo que partía de Campo Alegre y atravesando el río
Jiménez, remontaba a las alturas de Las Aguaditas, ruta que
en la estación invernal era penosa por las condiciones del te­
rreno, ya que la continua y recia lluvia, en lo llano, formaba
lodazales peguntosos, y en las laderas, hacía la ascensión di­
fícil, pues las tornaba muy resbaladizas.
La carretera entre Valera y Timotes, decretada por el Ge­
neral Gómez en abril de 1923, para el año siguiente ofrecía
avanzada formación y tal como se recomendara, el trazado fue
hecho franqueando el curso del Motatán. Y en cuanto al ra­
mal Valera-Escuque, este fue decretado por el General Vin-
cencio Pérez Soto el 19 de abril de 1926; pero desechando el
trazado por las márgenes del río Colorado y utilizando, en
cambio, el paso por La Cabaña, modificación que resulta in­
explicable, pues, además de alargar el recorrido, dio origen a
esas numerosas regresivas y curvas de escasa visibilidad que
todavía presenta el ramal en muchos puntos.

■T
36 Anales de Volara

EL IDEADOR DE UN CAMINO

Hasta el año 1912, el acceso a Valera, viniendo de Carva­


jal, era por un camino de recuas del que todavía quedan ves­
tigios, que del lado acá del Puente sobre el Motatán partía
del sitio donde hoy existe una curtiduría, y luego de subir
cuesta empinada y pedregosa, llegaba a la planicie donde está
construida la Urbanización del Banco Obrero.
Fue Pompeyo A. Oliva, desde las columnas editoriales de
su periódico “Revista del Centro Industrial”, quien sugirió la
idea de trazar un camino entre el término de la Avenida Gó­
mez, después bautizada con el nombre de Calle Miranda y se­
gún la última nomenclatura denominada Calle 7, terminal que
se conocía con el nombre de “Curazaíto ’, y el Puente sobre
el Motatán. Este nuevo camino —insinuaba—, era fácil de
construir faldeando la peña con un 2 por ciento de desnivel
y una anchura de 8 a 10 varas, con el cual se desecharía el
antiguo, rudimentario y en razón de la conformación topo­
gráfica’del terreno, con una cuesta abrupta y escarpada, tan
mala que ni aún como camino de a pie se podía transitar.
La iniciativa tuvo por parte del Concejo del Distrito y
de las Autoridades locales la mejor acogida, dándose comienzo
inmediatamente y nevándose a feliz culminación, meses más
tarde los trabajos de apertura de la nueva vía, cuyo costo
fue sufragado con el impuesto subsidiario de ese año.
En yn principio, el camino sirvió para mejorar el tráfico
a pie o en bestias; ya en 1915 se le acondicionó de modo de
hacerlo capaz para el tránsito vehicular; durante muchos años,
como era de piso natural, el recorrido resultaba penoso por los
desperfectos que en la época de lluvias le ocasionaba el efec­
to desintegrador de las corrientes; y por ultimo (1950), la Di­
rección de Obras Públicas Nacionales, advertida de lo impe­
rioso aue se hacía aplicar al trecho carretero una superficie
nueva dispuso la estructura del pavimento de tipo superior
F
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I
i
Alberto La-Riva Vale 37

que hoy conserva, pavimento definitivo que mide un mil dos­


j cientos metros de longitud, con base de concreto de veinte cen­
tímetros de espesor y cunetas del mismo material de setenta
y cinco centímetros de ancho.

El cambio del piso de tierra por la superficie nueva fue


confiado a dos Compañías contratistas representadas por el
i Ingeniero Emmanuel Pérez Barrio y señores José Regla y Her­
manos Giardinella, y con el pavimento definitivo, el trozo ca­
rretero en que se transformara el camino que ideó Pompeyo
A. Oliva, quedó desde entonces apto para soportar sin riesgo
! el intenso tráfico de automóviles y camiones de gran peso que
4
lo cruzan a diario.
,!

38 Anales de Valera

ORDENANZA SOBRE CAMINOS

La Diputación Provincial de Trujillo, en el año 1843, des­


envolvió sus tareas con gran idoneidad y dejó recuerdo per­
durable de su actuación, por el interés que consagró a la aper­
tura, mejoramiento y prolongación de las vías de comunicación,
en beneficio de las cuales hizo muy notables esfuerzos.
Tomando en consideración el servicio económico-social que
prestan los buenos caminos, viendo bien claro que son agen­
tes de la civilización y la base de las relaciones entre los in­
dividuos y los pueblos, la cuestión vial fue objeto de atención,
preferente en las reuniones de ese año, y muy importantes y
oportunas providencias se dictaron, en el sentido de cubrir
mediante una red de caminos toda la superficie del Estado,
con el fin de acercar y unir las comunidades trujillanas entre
sí, facilitar el transporte de las cosechas desde las zonas pro­
ductoras a los mercados de consumo, salvar del aislamiento
algunas regiones prácticamente alejadas de los centros urba­
nos y estimular y hacer más estrechas y continuas las rela­
ciones sociales y de comercio con las Provincias limítrofes.
De dos artículos de la citada Ordenanza es la transcrip­
ción siguiente:

Artículo 29 — Dicho camino comprenderá dos obras:


una que conduzca del Puerto del Palmarito a esta ciu­
dad, enlazándose con Valera por el paso de Motatán nom­
brado del Turagual, y que partiendo de este punto para
esta ciudad se dirija por la falda y mesetas de los cerros
de la Chapa, que terminan en el valle de Pampanito, de­
biendo atravesar el río Jiménez por el lugar denominado
Cabrita; y la otra un camino que partiendo de los lími­
tes de la provincia de Barinas con esta, por la vía prin­
cipiada a trabajar nombrada la Corojó, enlace la villa
de Boconó con esta ciudad, por la parte de serranía más
corta y que tenga menos tránsito de páramo.
Alberto La-Riva Vale 39

Artículo 39—Los diez mil pesos presupuestos a favor de


esta provincia en la ley de gastos públicos del año económi­
co pasado, se emplearán en estas obras del modo siguiente:
mil seiscientos diez y ocho pesos tres y medio reales, que
se destinan a la apertura del Palmarito a Valera, con­
forme al presupuesto formado por los peritos que nom­
bró la junta subalterna de Escuque; mil trescientos trein­
ta y ocho pesos ochenta y siete y medio, centavos, a la
conclusión del camino de Boconó a Barinas, conforme al
presupuesto formado por los peritos Paulino Vergara,
Juan Antonio Hernández e Isidro Suárez, incluyéndose
en esta cantidad el costo de los puentes de las quebra­
das Chandá, Coro jó y Segovia, con arreglo a los presu­
puestos formados en el corriente año; y el resto en el
camino de que habla el Art. 1?, conforme a los presu­
puestos que mandará formar la junta superior de cami­
nos.
Para la apertura de las vías del paso del Turagual a
esta ciudad, y de ella a Boconó, se reserva la Diputa­
ción destinar fondos en las sesiones del año venidero.

La Diputación Provincial de Trujillo, en el año 1843, en


materia de caminos, realizó una labor eficiente, una misión
de carácter eminentemente progresista y digna de recordarse.
Esa tarea refleja una obra cuyo mérito se prolonga en el tiem­
po por su visión de futuro y el esfuerzo económico que para
la época representa. Ella pone en evidencia, además del de­
signio de encauzar la cosa pública por sendas de provecho,
el propósito ostensible de procurar la actividad productiva, la
estabilidad agraria y el auge de los negocios en los pueblos
trujillanos, así como también satisfacer los requerimientos de
índole urgente e inaplazables que en asuntos de vialidad re­
clamaba la provincia, reemplazando por caminos adecuados
las viejas y angostas trochas aborígenes cuyo tránsito se
hacía en las condiciones más adversas, abiertas como estaban,
unas en suelo montañoso y la mayoría en terreno rocalloso
y áspero.
Ciento catorce años tiene el camino abierto desde el puer­
to de Palmarito, en el Lago de Maracaibo, hasta el paso del
río Motatán por el Turagual.
40 Anales de Valera

La Ordenanza sobre Caminos la autorizan como Presi­


dente y Secretario de la Diputación, los doctores Ricardo La-
bastida y Ruperto Troconis, respectivamente, y al frente del
Ejecutivo se hallaba el General Cruz Carrillo, siendo su Se­
cretario, el Coronel Sebastián de Osse.

r*
b

Alberto La-Riva Vale 41

ORIGEN DE UN PUENTE

El Puente sobre el zanjón “El Tigre” que une la calle


Doctor Mendoza con el barrio San Pedro, tiene el siguiente
origen. En 1926, era Presidente del Estado el General Vincen-
cio Pérez Soto, y en el Carnaval de ese año, por cierto sun­
tuoso, pues hubo derroche de dinero y de alegría y buen hu­
mor, la tarde del 15 de febrero, en que Pérez Soto, luciendo
costoso disfraz de “Nerón” recorría las calles de Valera, nu­
trida comparsa le salió al paso y uno de sus componentes le
leyó y entregó impresa, la siguiente:

CARTA ABIERTA
t
«
Dadnos, señor, vuestra atención de hidalgo;
oíd, señor, una infantil leyenda,
un idilio fugaz, cuento de granja...
es Valera, hoy en flor de adolescencia.
Sólo hace veinte lustros que no había
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en este hermoso valle sino selva,
cuando vinieron a fijar sus ranchos
tal y cual aborigen de aquí cerca,
de sombrero forrado en piel de danta,
cobriza tez, musculatura recia;
en fin, los fundadores de bohíos
que las tribus autóctonas recuerdan.
En este punto donde ahora estamos
buscó el puma feroz su residencia,
punto que luego fue “Zanjón del Tigre”,
canal de riego aún de las haciendas
que fundaron los ricos españoles
a Norte y Sur de esta urbecilla inquieta,
que según la fortuna que ha tenido
gasta sus humos de ciudad moderna.
I

42 Anales de Valera

Tamaña pretensión es perdonable,


y en fuerza de verdad no es culpa de ella:
es una ninfa audaz y retozona
un tanto poseída de belleza...
por eso es caprichosa, enamorada
y sin refinamientos pedigüeña.
¿Tendrá culpa en que manos dadivosas
coloquen en sus sienes de coqueta
cuantas joyas exige en sus caprichos?
Volvamos a decir: no es culpa de ella!
Joven, amartelada del Progreso,
oye y ve con espasmos de leyenda
lo que Gómez el Inclito ha fundado
de uno a otro confín de Venezuela!...
Millares de radiantes automóviles
1 cruzan puentes, calzadas, carreteras,
cual se ven en las noches tropicales
alumbrando lampíridos la selva.
La jovencita Urbe se enamora
de todo lo que brilla y lo que vuela,
de todas las creaciones cerebrales,
de todo lo que marcha por la senda
de bienestar, de gloria, de adelanto,
de Trabajo, de Paz y de Grandeza!
Y como es nuestro Máximo Caudillo
el que todo lo mueve y le da fuerza,
y tomó la flor de sus Tenientes
el gallardo Adalid que nos gobierna,
la gentil urbecita truj illana
os pide un PUENTE de estructura bella
en la “Calle Mendoza” donde estamos,
para unir a “San Pedro” con “Valera”.
Ella os ofrece, insignes bienhechores,
de tan alto favor en recompensa,
solo un altar: el corazón del pueblo,
en el cual arde gratitud eterna.

Pérez Soto, que en verdad fue un gobernante progresis­


ta y halagado, sin duda, con eso de gallardo adalid y flor de
los tenientes del máximo caudillo, ni que decir tiene, orde-
Alberto La-Riva Vale 43

nó la inmediata construcción del Puente, no de estructura be­


lla, pero sí muy resistente que sobre el “Zanjón del Tigre”,
vincula la calle “Doctor Mendoza” con San Pedro, el valera-
no barrio que lleva el nombre del Llavero del Cielo.

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Í -3

44 Anales de Valera

PUENTES SOBRE EL MOTATAN

Hasta promediado el 1877 año en que, en el camino de


recuas que comunicaba a Valera con Carvajal, San Lázaro
y otros pueblos, se levantó el primer Puente de tablas sobre
el Motatán de que se tiene noticia, el paso del río por ese
sitio era fácilmente vadeable en la época del verano, no así
en la estación de las lluvias y particularmente en la fase ae
alza, cuando a causa de lo prolongadas y fuertes de las pre­
'j-
cipitaciones, el caudal aumentaba en forma considerable y
i constituía grave riesgo intentar atravesarlo, por cuyo motivo
el tránsito en bestias se interrumpía durante muchos días, y
las personas, apenas si podían cruzarlo utilizando el primitivo
sistema conocido con el nombre de la “zaranda”.
Para obviar esos inconvenientes que se repetían anual­
mente, ya que los puentes que a partir de entonces se cons­
truyeron sobre el río, debido a su débil estructura, fueron
arrastrados por la impetuosa corriente de las aguas, en 1904,
el Gral. Carlos Liscano, Presidente del Estado, en colaboración
con el Concejo del Distrito, dispuso la construcción de uno
de manipostería, cuyo trazado hizo el italiano José Suini y los
trabajos dirigió don Juan Ignacio Montilla. Este puente, re­
posaba sobre dos grandes muros levantados a ambas márge­
nes del río, y contribuían a hacerlo más resistente, los grue­
sos cables de hierro que desprendían de las cuatro altas torres
también de manipostería, que en forma piramidal se erguían
sobre los recios muros y servían de sostén a las tablas de buen
grosor firmemente ensambladas de que estaba hecho el pi­
so. Fue solemnemente inaugurado el 9 de diciembre de ese año
y se le bautizó con el nombre de “Puente 17 de agosto de
1899”, para conmemorar el día que el General Cipriano Cas­
tro hizo su entrada en Valera.
Pese a su aparente solidez, tal como los anteriores, tam­
bién fue destruido por el río. En 1916, el Motatán experimen­
tó una de sus habituales crecidas. El agua bajó convertida en
Alberto La-Riva Vale 45

barro arrastrando enormes piedras y arrollando cuanto se opo­


nía a su paso. Varios bucares y caracolíes centenarios que
del lado arriba del puente y de manera inconsulta días antes
se habían talado, fueron arrastrados igualmente por la corrien­
te, y las enormes piedras y los grandes troncos de los árboles
derribados, como el puente tenía escasos metros de luz, no ha­
llaron salida expedita, represaron el agua y originaron fuerza
tal, que se falsearon los muros, la estructura cedió y fue arras­
trada por la corriente, no quedando ni señales de lo que fue­
ra el magnífico puente que se creyó capaz para resistir las
embestidas temibles del río.
Otros se erigieron, en diversas oportunidades y en el mis­
mo sitio sobre el río. Y el actual, fue construido por el Inge­
niero J. Curiel e inaugurado en 1930 por el General Juan Fer­
nández Emparan, a la sazón Presidente del Estado. De la so­
lidez de la obra son prueba irrecusable las numerosas aveni­
das del Motatán que desde entonces ha soportado, especial­
mente las ocurridas entre los años 1938 a 1942, a juicio de
viejos pobladores y según aforos que se practicaron, de un vo­
lumen de miles de pies cúbicos por segundo, las mayores re­
gistradas en la historia del río.
■t

46 Anales de Valerá

4!

CONTRATO DE NAVEGACION


En el mes de febrero de 1901, celébrase entre el Minis­
tro de Fomento y don Elbano Spinetti, un contrato para la
navegación exclusiva del río Motatán. El periódico de enton­
I ces comenta con agrado la noticia y se extiende en atinadas
consideraciones acerca de la utilidad y ventajas que en el or­
den de las comunicaciones y el transporte de los frutos, re­
portará para el Estado Trujillo la navegación por su princi­
pal arteria fluvial. Alude al señor Spinetti a quien califica co­
mo “noble trujillano que con obras verdaderamente merito­
3
rias, prueba su amor al suelo de sus mejores afectos”, y a pro­
pósito del contrato, se refiere al primero que efectuó la na­
vegación por dicho río, la empresa que fundara, inconvenien­
tes que tuvo que sortear y fracaso de sus actividades, en estos
términos:

“El primero que emprendió la navegación del Motatán.


fue, el señor Antonio María Vetencourt, quien compró unos
bongos que conducían sus cargas con todas las dificultades que
oponían la falta de medios y la naturaleza exhuberante de
aquellos lugares poblados de bosques seculares, amén de los
peligros de todo género que había que afrontar. Todo lo SO-
nortó el carácter enérgico y emprendedor del explorador, ven-
ciendo las dificultades naturales; pero tuvo que sucumbir ante
la malicia retrógrada del Gobierno que por desgracia regía
entonces en la Provincia de Maracaibo, que mandó tapar la
boca del río con vigas clavadas de punta, castigando así en
vez de premiar el amor al progreso, y sucedió que los bon­
gos se perdieron y el empresario sucumbió, no pudiendo su­
peditar la maldad de los hombres como lo había hecho con
los obstáculos naturales. Poco tiempo después, un inglés de
anellido Gilet, asociado al señor Vetencourt que no abandona­
ba su idea secundado por varios individuos de la entonces Pro­
vincia de Trujillo, acometió la canalización con más recursos,
trajo un vapor quizás el primero que navegó el Coquibacoa
Alberto La-Riva Vale 47

y llegó a establecerse una Aduana en el sitio de Palmarito. La


empresa prometía resultados, pero la terquedad del inglés, que
se empeñó en construir la Bodega en un lugar bajo, fue causa
para que en una gran crecida del río se llevara los edificios
con pérdida del cargamento”.
i

48 Anales de Valera

INVASION DE LA LANGOSTA
»
!

A fines de 1910 hizo su aparición la langosta, plaga terri­


ble que a pesar de las rápidas medidas que se tomaron en el
sentido de contener su implacable avance, pronto invadió to­
do el territorio del Estado, causando grandes daños en las plan­
taciones, y en algunas comarcas, devastando por completo las
cosechas.

Por los lados de "Pocó” y “Caño Caracas” penetró la lan­


p
gosta en el territorio trujillano, en mangas de gran extensión
y muy frecuentes, y de sus efectos destructores da una idea
el hecho de que en menos de quince días devoró, en el Dis­
trito Betijoque, más de dos mil hectáreas cultivadas de plá­
tanos. Como para entonces no se conocían ni el ciclo bioló­
gico ni los factores favorables a su proliferación y desarrollo,
y tampoco se habían inventado los aparatos lanzallamas y las
sustancias tóxicas o asfixiantes con que hoy en sus estados
de ninfa y adulta se combate, el procedimiento que emplea­
ban los agricultores para exterminar el maligno enemigo con­
sistía en rociarlas en el suelo con kerosene cuando saltona y
en prender fuego a los sembrados para alejar con el humo
a las voladoras.

Pero, claro, el procedimiento no dio resultado. El voraz


acridio seguía en aumento y día a día ocasionaba mayores
perjuicios, hasta el punto que ya para el año 1911, había re-
ducido al 10 por ciento la cosecha normal de granos en las
zonas cerealeras del Distrito Valera. En presencia de los in­
gentes daños comprobados en toda la región y advertido de
que la lucha contra la langosta era necesario encarar con otros
procedimientos y esta lucha requería realizar una acción or­
ganizada y decisiva, el Gobernó del Estado creó en cada Ca­
pital de Distrito una Junta compuesta del Jefe Civil del Dis­
trito, Presidente del Concejo y el Administrador de Rentas, la
cual tenía el encargo de nombrar Juntas Subalternas en los
I» 7

I
V

I Alberto La-Riva Vale 49

respectivos Municipios, formadas por tres agricultores de los


más acreditados de la localidad.
Todos los habitantes del Estado, varones y mayores de
doce años, estaban obligados a presentarse ante la primera au­
toridad del Municipio, Aldea o Caserío donde se encontraba
la langosta, el día y hora que la autoridad fijaba de antema­
no, a fin de organizar las cuadrillas destinadas a extirpar el
insecto, y los que sin justa causa se negaban a hacerlo, incu­
rrían en una multa de 10 a 20 bolívares o arresto proporcio­
nal.
El Gobierno estatal, por intermedio de las mencionadas
Juntas, pagaba a razón de dos bolívares cada quintal de lan­
gostas que se le presentaba, la cual era seguidamente incU-
i nerada o enterrada en las grandes zanjas que en lugares ade­
cuados se cavaban con ese objeto.
Un cuadro triste y desolante ofrecían las tierras donde
la langosta irrumpió y no dejó ni rastro de labor agrícola.
>■
Hasta bien entrado el 1912 que se logró extirpar completa­
mente, las nubes de langosta que por momentos obscurecían
el cielo, se mantuvieron aquí devorando cuanto hallaron a su
paso, y duros y difíciles días le tocó vivir a Valera por ese
entonces, ya que la destrucción de los sembrados en su juris­
í dicción y en la de Distritos vecinos, dio motivo a una aguda
escasez de frutos de la tierra, originando consecuencialmeme
la ruina de muchos hacendados y el hambre que se hizo sen­
tir en la región y afectó con mayor fuerza a los hogares de
familia numerosa de la zona rural y en las clases insolventes
de los sectores urbanos.
El Concejo de Valera no sólo prestó una colaboración ac­
tiva para conseguir el exterminio de la langosta, sino que cons­
tituyó una Junta de Socorros, por medio de la cual hizo lle­
gar artículos alimenticios y recursos en metálico a las fami­
lias necesitadas. Y dada la angustiosa situación que creaba la
carencia absoluta de muchos artículos de consumo indispen­
sable, con el fin de remediarla, al igual que lo hicieron otros
Ayuntamientos del país, se dirigió al Presidente de la Repú­
blica, solicitando la exoneración de los derechos aduaneros pa­
ra el maíz, el arroz, la harina y otros cereales y leguminosas,
instancia que a pesar de estar inspirada en los mejores sen-
¡

50 Anales de Valen
1
<
timientos humanitarios y de estar bien razonada, obtuvo la ne­
i
gativa porque a juicio del señor Presidente, “tal liberación
constituiría un ataque a la agricultura del país”, concepto que
Pompeyo A. Oliva en su periódico “Revista del Centro Indus­
trial”, refutó editorialmente en estos términos: “Esto es ver­
dad, siempre que la agricultura se halle en capacidad de pro­
3 ducir siquiera para el consumo interior; no digamos para el
.? consumo, siquiera para un medio abasto. No así hoy, cuando
la. agricultura no produce ni la décima parte de lo que pro­
f duce en tiempos normales. Entre las regiones agrícolas del
país están a la vanguardia los Andes y Aragua. Entre aque­
llos pueblos, Trujillo siempre ha dado para su gasto y un so­
i
brante para la exportación; pero desde hace dos años la pro-
(Júcción de esta región ha disminuido tánto que hoy se ve pre­
cisada a importar a precios cinco veces mayores lo que ob­
tenía no hace mucho tiempo por los mismos puntos. Y todo
esto fueran flores de cantueso si hubieran mercados de donde
importar. De nada vale tener dinero con qué comprar si no
se consiguen los artículos de consumo diario. En el supuesto
i de que por una feliz excepción, las regiones aragüeñas se hu­
biesen conservado libres de las adversas circunstancias que
han dado al traste con el resto del país, es evidente que esa
sola región es incapaz de producir para todo él, por lo cual,
sin daño de la agricultura aragüeña, se puede permitir, si no
la exoneración total, al menos la rebaja parcial de los dere­
chos aduaneros para los frutos indicados. El señor Presiden­
te de la República obra bien en ufanarse por proteger la agri­
cultura nacional. Está bien que sus miras como magistrado
se dirijan a objetivos de esta especie; pero hoy tendría una
excusa sumamente justificada si para salvar del hambre a
ocho décimos de los venezolanos, tomase una medida que, sin
perjudicar al fisco nacional, dañase en mínima parte los in­
tereses particulares de las — décimas restantes. Quizás las
L__ dos
plegarias de los pueblos no llegan sino atenuadas a oídos del
señor Presidente de la República, quien abstraído por los
multiplicados y complejos deberes de su alto cargo,, no ha
um oportunidad de
tenido <— estudiar
— lo bastante este grave proble-
ma nacional; o quizás los hombres a cuyo cargo inmediato co­
la providencia de las necesidades
' ' del
*’*’ pueblo venezolano,
----------—
rre suficientemente explícitos, y decimos
no han sido para él lonuestra calidad de periodistas serios y
explícitos, porque en
Alberto La-Riva Vale 51

patriotas, no podremos llegar hasta decir que tal vez han si­
do indolentes, porque no lo han sido, para una considerable
porción de sus conciudadanos, para con una inmensa porción
de venezolanos que conforman las masas, pobres gentes que
se mueren de hambre aquí mismo, entre los suyos en esta
misma tierra querida donde nacieron, sin sentir en su desgra­
cia la mano piadosa del Gobierno ni la caricia bienhechora
del conterráneo y compatriota”.
La invasión de la langosta es uno de los peores flagelos
que recuerda Valera. Y aparte de lo que a Gobierno y par­
ticulares costó en dinero su exterminio, las depredaciones del
insecto produjeron pérdidas a los agricultores avaluadas en
cuantía de muchas cifras.
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Ornamento Servicio Público
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LA PLAZA BOLIVAR

En las tierras que el 25 de agosto de 1818 y el 16 de abril


de 1819 donaron los Terán y los Díaz, herederos de doña Mer­
cedes Díaz, “para vender solares y fabricar un pueblo”, el Dr.
Gabriel Briceño de la Torre, al delinear las calles, destinó un
espacio de ochenta y dos varas en cuadro para la Plaza. Allí
a la sombra del gran cío y árboles de cují que había, o en
toldos de lona que al efecto se levantaban, se celebraba to­
dos los domingos “la feria de mercado”, a la cual concurrían
los habitantes de la “tierra fría”, especialmente de Chacho-
po y Timotes, que llegaban a vender sus productos y a com­
prar los. artículos que necesitaban para la semana. Y anual­
mente, el Domingo de Ramos, tenía lugar la gran feria que
atraía mucha gente de los pueblos vecinos, en la cual se rea­
lizaban transacciones comerciales de relativa consideración y
se subastaban reses de crecido arrobaje y ejemplares equinos
de buena alzada y de raza criolla. Así permaneció hasta 1895,
año en que bajo el gobierno del doctor Atilano Vizcarrondo,
se procedió a la nivelación del piso y el embaulado de la ace­
quia que la atraviesa.

Hacia el 1901. ya se conocía con la denominación de Pla­


za Bolívar, y en enero de ese año, el doctor Inocente de J.
Quevedo decretó el empedrado que faltaba en tres cuadras de
las que le rodean, la colocación de una balaustrada de hierro
a su alrededor y la hechura de “caminos interiores de ladri-
lio”, para lo cual nombró una Junta de Fomento integrada
por el General Emilio Rivas que era Jefe Municipal, don Pc-
dro Santini y doctor J. R. Colina Montilla.

En 1905, el Concejo decretó el embellecimiento de la Pla-


za, nuevamente la verja de hierro que todavía no había sido
colocada y una estatua del Libertador, para -inaugurar ' esos
trabajos en el primer Centenario de la Independencia, y nom­
bró una Junta directora de los trabajos formada por Alfredo
Carradini, - Abdón Briceño,- Julio Ad. - Troconis y Ramón Or-
Anales de Valera
56

dóñez. El trazado de las avenidas se confió al bachiller Pom-


nevo A Oliva. La balaustrada se inauguró el 4 de julio de
1911 v en su colocación tomaron parte el agrimensor Améri-
co Briceño Valero y los señores Antonio Braschi, Rodulfo Te-
rán Labastida y Vicente Ortega.

El 5i de febrero de 1909. el doctor Trino Baptista, Pre-


Constitucional del Estado Trujillo, acordó erogar la
sidente i
cantidad de Bs. 2.400, para continuar los trabajos de construc­
ción de la Plaza que por motivos de orden economice se ha­
bían naralizado y designó para integrar la Junta Directiva de
tas trabajos a los ciudadanos General Víctor Manuel Baptis-
ta, Alfredo Carradini y Marco Aurelio Ibarra.
Fn setiembre de 1912, el General Rafael Román Colme­
nar Consejero de Gobierno Encargado de la Presidencia
constitucional del Estado} dispuso erogar la cantidad de Bs.
1 600 íara pagar el transporte de 400 quintales de cemento
deudos por el General Juan Vicente Gómez para e pavimen-
to y también para proseguir los trabajos de embellecimiento
que tenX a su cargo una Junta de. Damas que encabezaba do-
- iJrLfa Ramírez de Troconis é integraban además, las se-
-a Helia íX de Troconis, Angélica de Salinas, Basilisa
de González y Xía Dolores de Arauj.ó. Dicha Junta, al año
dG¿ i^ Lesidía doña Délla Terán de Troconis y bajo su
presidencia se contrató la construcción del pavimento. La ac-
a de este grupo de damas valeranas dice mucho de su es-
U‘ud d -SVX/v más todavía del interés que las guiaba por to­
mar parte en las obras que comportaran adelanto o provecho
para la ciudad.
Pn 1914 existió una Junta de Ornato, de la Plaza, forma-
da asi Pbro. Dr. Miguel A. Mejia, Presidente; Jaime Gori M„
da asi. Fb Briceño Cois, Secretario; y vocales, Alfredo ,
EXsto Spinetti: Bk Pompeyo A. Oliva y Luis F.
T^Ufwro Esta Junta amplió la red de tubería interna des-
Tagllafer jardines, aumentó el numero de escaños y
proXió a la siembra de árboles apropiados para dar sombra
y frescura a la Plaza.
Para 1925 el pavimento estaba destrozado en muchos pun-
’ d General Vincencio Pérez Soto, a,la razón Presiden:
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Alberto La-Riva Vale 57

te del Estado, ordenó la reparación del piso y donó la estatua


en bronce del Padre de la Patria.

En 1948, la Junta Municipal para entonces, sembró las par­


celas de grama, ensanchó algunas avenidas y construyó una
especie de podio en el lado Sur, desde donde la Banda tocaba
las retretas.
Y por último, el Concejo del Distrito, presidido por el se­
ñor Alberto Maldonado Labastida, celebró contrato con el ar­
quitecto Rosario Giardinella, para reconstruir en su totalidad
la Plaza a un costo de Bs. 243.000, con pisos de granito, cua­
tro fuentes ornamentales, alumbrado subterráneo, sustitución
de la verja de hierro por muros artísticos y modificación de
las escalinatas de acceso. Algunas reformas adicionales como
siembra de grama, colocación de farolas, bancos y rejas y el
nuevo pedestal para la estatua del Libertador, elevaron a Bs.
285.000 el costo total de la reconstrucción, trabajos que se ini­
ciaron el 7 de junio de 1954 y en tiempo record fueron con­
cluidos para el 5 de diciembre del mismo año, día en que esta
obra de ornato y de atractivo urbano, que por sus condiciones
de ineditismo en muchos aspectos llama la atención y consti­
tuye uno de los mejores éxitos de la administración municipal
que la llevó a cabo, fue inaugurada oficialmente por el doctor
Laureano Vallenilla Lanz, Ministro de Relaciones Interiores,
quien vino expresamente invitado a Valera con ese objeto.

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Anales de Valer»
58

I
LA PLAZA SUCRE

Según el Artículo 3? del “Reglamento Orgánico de la Nue­


va Población del Llano de San Pedro”, promulgado el 4 de
julio de 1903, la Plaza del barrio trazada por el agrimensor
Américo Briceño Valero, se denominaba Plaza de la Concor­
dia y con fecha 30 de abril de 1907, el Concejo dispuso que
se llamara Plaza Araujo, en homenaje al bizarro militar tru-
J
jillano General Juan Bautista Araujo, apodado “El León de la
Cordillera”. - ' -
A principios de siglo, cuando todavía permanecía sin ar­
boleda y sin cercar, todos los años, por el mes de junio, se
acondicionaba para que sirviera de velódromo, y allí se efec­
tuaban pruebas de ciclismo, en las que sobresalieron como pe-,
dalistas los jóvenes Santiago Musso y Ulisino Pardi. Años .-más
tarde, la Municipalidad le dio el nombre de Plaza Sucre que
es el que conserva. f • • ‘
El Ayuntamiento valerano, a un costo de setenta y cinco mil
bolívares la reconstruyó, haciéndole avenidas internas a base
de granito en colores, podium con capacidad para cuarerita mú­
sicos iluminación de mercurio, escalinatas de acceso con pa­
samanos de hierro y colocando en el espacio central la estatua
del Gran Mariscal de Ayacucho trabajado en bronce, de ta-
maño heroico.
La obra fue inaugurada en diciembre de 1955 y desde en­
tonces la antigua barriada de San Pedro que cuando la ciu­
dad s¿ desdobló en dos Municipios, optó el nombre de Muni-
einio Juan Ignacio Montilla, cuenta con este moderno Parque,
verdadero lugar de recreación y encanto urbano.
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Alberto La-Riva Vale 59

ACUEDUCTOS DE LA CIUDAD

El Diario de Valera, en su edición del 14 de diciembre de


1904, editorializa sobre el problema del agua en la ciudad, cu­
yo abastecimiento cuesta a la población, según cálculos rea­
lizados, diez mil ochocientos bolívares anuales. “Este gasto
—comienza diciendo el editorialista— disminuido el efectivo
en una quinta parte, lo hace el sector pudiente: el comercio
y las familias regularmente acomodadas. Está representado en
agua del río Motatán o de los aljibes existentes en la pobla­
ción, poniendo como precio de la carga de ochenta botellas,
el de medio bolívar. Tres cuartas partes de los habitantes de
la población, gasta el agua de la Quebrada de Escuque, de la
Acequia y del Zanjón del Tigre’*.

Más adelante, refiriéndose a las ventajas de diverso or­


den que proporcionaría la construcción de un acueducto que
surtiera a la ciudad de agua potable, agrega: “Como inmedia­
to, el de una considerable economía. Luego el mejoramiento
de las condiciones higiénicas. Después la disminución de tem­
peratura, como resultado de la instalación de pilas, de jardi­
nes, de fuentes públicas, riego de las calles, aumento de arbo­
ledas en los solares, etc.”. Expone a continuación “que no hay
en Venezuela una población que preste mayores facilidades,
no sólo para la conducción, si que también para la instalación
y distribución de las aguas”. Al tratar de las fuentes que po­
drían nutrir el acueducto, señala que “por el Oriente, a siete
cuadras de la última casa, el caudaloso Motatán; por el Sudes­
te baja el Momboy, a una distancia como de diez cuadras; por
el Oeste baja la Quebrada de Escuque, como a cuatro cuadras;
y en la parte Sur está la corriente de Agua Clara”. Considera
que las que ofrecen mejores condiciones de potabilidad son las
del Motatán y Agua Clara, y concluye pronunciándose por la
última “que está al Sur, en la parte alta, libre de impurezas
y viene sin que sea necesario construir costosas obras de arte,
a la colina denominada La Cabaña, la más alta de las que
rodean la población, situada de tal manera* que de allí pue-
Anales de Valera
60

de distribuirse el agua hacia todos los puntos de la población


existente y de la que pueda ensancharse hacia cualquier otro
lado”.
El editorial sirvió para que los representativos locales se
V dirigieran al General Cipriano Castro recordándole su ofreci­
miento de dotar a Valera de acueducto, quien seguidamente en­
vió al Ingeniero Andrés Palacios Hernández para que efectua­
ra los estudios requeridos y procediera sin mas demora a eje­
cutar la obra, la cual fue puesta en servicio a fines de 1905.
I
Como la obra fue proyectada para abastecer una población de
cuatro mil almas que era lo que contaba Valera y la red de
i tubería había sido extendida hasta los barrios Pueblo Nuevo,
h El Bolo y el Llano de San Pedro, ya para el 1911 pudo adver­
I
tirse oue el acueducto, dado el crecimiento que había experi­
mentado la población, era francamente insuficiente para sumisumi-­
I.
i; nistrar el agua que se requería para utilizar como bebida y pa­
ra los usos domésticos. Por esa época y por ese motivo, sien­
do Presidente de la Junta Administradora del Acueducto el
señor Alfredo Carradini, como la debilidad del caudal de las
fuentes que nutrían la Caja receptora no permitía suministrar
el agua sino en el curso del día, y aún así, era preciso regla-
mentar su uso para que alcanzara hasta las horas de la tarde,
Te procedió a engrosar dicho caudal con otra de las fuentes de
Agua Clara, medida bastante oportuna y conveniente pues
aparte de remediar lo deficiente del servicio, hizo posible eli-
minar una de las anteriores fuentes, porque enviada el agua
pa?a su análisis a los doctores Francisco Eugenio Bustamante
v José Otilio Mármol, hallaron que contenía sales de calcio y
además gran cantidad de magnesia y cloruro salmos, cabía cía-
sificarla como selenitosa por su constitución química y era por
tanto impropia para la ingesta.
El acueducto estuvo prestando regular servicio hasta 1926.
A partir de ese año y atribuido a la tala con fines agrícolas 1
hecha en las cabeceras de la vertiente nutricia y también a fil­
traciones en la caja receptora, la disminución del agua llego
a extremo tal que de nuevo se impuso a necesidad de regl. <
mentar su uso. Para el 1936, la Municipalidad se vio en el ca-
" de valerse de camiones cisternas para proveer de agua del
río Motatán a las barriadas distantes. Y como la ciudad ha­
bía ensanchado su perímetro y el crecimiento vegetativo iba
I

Alberto La-Riva Vale 61

cada día en aumento, hubo que rendirse ante la evidencia de


que las fuentes de Agua Clara, si no eran suficientes para cu­
brir las exigencias de entonces, mucho menos eran canaces pa­
ra los requerimientos futuros de la población. Así las cosas,
atendiendo reiteradas súplicas el General Eleazar López Con-
1 reras, decretó en 1938 el nuevo acueducto para Valera. En
este mismo año se procedió a la colocación de la tubería, tra­
bajos que ejecutó la empresa contratista Haller & Co., a un
costo de ciento treinta y cinco mil bolívares y fueron finan­
ciados por el gobierno del Estado que presidía el General Juan
Bautista Araujo. Durante la administración del General Isaías
Medina Angarita, las obras del acueducto recibieron gran im­
pulso y tuvieron feliz culminación.
El periódico “Avance”, en su edición número 4 del 15 de
mayo de 1943, refiriéndose al nuevo acueducto que califica de
obra que es un alarde de técnica hidráulica y por su alcance
entraña excepcional interés para la higiene y salubridad de
Valera, alude a la fuente escogida para el abastecimiento, en
estos términos:
“Para nutrir el acueducto se ha escogido como fuente de
abastecimiento el agua del río Motatán, entrando como facto­
res para esta determinación, circunstancias de índole sanitaria
e imperiosas seguridades de suficiencia. Contrariando la opi­
nión general que se pronunciaba por la toma de otras fuentes,
se optó por la del río, en razón de que, verificado el análisis
bacteriológico de aquellas, fueron hallados bacilos en una pro­
porción no consentida por la higiene, amén de lo insuficientes
para abastecer del deseado elemento una población como es­
ta, cuya área se va extendiendo con rapidez y el crecimien­
to vegetativo que registran las estadísticas sorprende por lo
progresivo y ascendente. Cabe señalar, además, que aquí siem­
pre se han padecido enfermedades de origen hídrico, a causa
de la impureza de las aguas hasta ahora utilizadas como bebi­
da, y teniendo por delante el interés de conseguir una de cali­
dad biológica que descartara la presencia de bacilos y gérme­
nes que pudiera hacerla peligrosa para el consumo diario, sólo
la del río fue hallada con mejores aptitudes de potabilidad y,
especialmente, libre de la presencia del coli-bacilo y capaz pa­
ra saciar las necesidades actuales y aún futuras de la ciudad,
cálculo previsor de acierto imposible de desestimar en obras
62 Anales de Valora

de tal naturaleza, en las que hay que tomar en cuenta junto


con la satisfacción de la exigencia momentánea, la prestación
del servicio ante requerimientos venideros. Los recursos hi­
dráulicos del Motatán, de acuerdo con mensuras realizadas,
precaven de inesperados deficientes y asegura por un. límite
temporal apreciado en décadas, • amplio suministro de agua y
en absolutas condiciones de limpidez, toda vez que para con­
trarrestar las inevitables contaminaciones de una corriente al
descubierto como lo es la del Motatán y que durante la época
invernal por efecto de las crecidas que experimenta, se entur­
bia dem’asiado, será sometida a un laborioso proceso de puri­
ficación antes de distribuirse”.
Luego considerando de interés presentar al público, en
sus exactas dimensiones, el mérito técnico y valía de- la obra,
i cuanto se relaciona con el sistema, desde la toma y aducción,
pasando por la depuración y el bombeo, hasta la distribución,
lo reseña de este modo:
•. I “En un punto situado aproximadamente unos 4.250 metros
al Sur de la ciudad, está ubicada la planta de filtración, en­
cerrada en un edificio de dos pisos de estructura de concreto
armado de magnífica ejecución, cuya visión de conjunto im-
nresiona por lo atrayente. Unos 800 metros aguas arriba de
la Planta está situada la toma que capta 1.200 litros de agua
por segundo que por canal de concreto llegan a las cámaras
de anua y por tubería de acero de 800 milímetros de diáme­
tro esmaltada interiormente y con longitud de 780 metros
pasan 75 litros por segundo al aereador, de donde por canal
de mezcla, en el que hay instalados dos disecadores del coa­
gulante va el agua a las cámaras de mezcla y estanques de
Sedimentación de donde sigue a 5 filtros rápidos de trabajo
í
¿r gravedad, de 4 metros de diámetro, y luego pasa al cío-
Hnador. En seguida está la estación de bombas que por una
tubería de 2.750 metros de longitud conduce el agua al estan-
de distribución con cabida para tres millones de litros".
que
Los trabajos de construcción del nuevo acueducto se eje-
bajo la dirección del doctor C. M. González Ubán,
cutaron
1044 fue puesto en servicio, según cálculos a la obra se
en . 2,7*
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de millón
millón y y medio de bolívares y es uno de
asigna uni costo
costo n,.h,.MS con Que cuenta Valera.
los mejores servicios públicos con que
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Alberto LaRiva Vale 63

COMO SE CONSTRUYO EL HOSPITAL

"NUESTRA SRA. DE LA PAZ"

Fue don Domingo Giacopini el primero que comprendió


la inaplazable necesidad de establecer en esta ciudad un Hos­
pital, y a ese objeto donó un amplio terreno dentro del cual
existía una espaciosa casa, al final de la calle que conduce
al viejo Cementerio, y la cantidad de dos mil bolívares para
efectuar en ella las mejoras y reformas que requería. Dicha
casa, situada a la orilla del camino que unía a Valera con Be-
tijoque, era la posada preferida de los arrieros de tránsito que
procedentes de San Lázaro, La Quebrada y otros sitios, en ella
se hospedaban para seguir luego a Sabana de Mendoza y el
puerto de La Ceiba.

Con fecha 4 de mayo de 1904, el Concejo aceptó la do­


nación y otorgó a don Domingo la facultad de elegir la pri-
mera Junta Administradora del Hospital, que quedó consti­
tuida por el Poro. Dr. Miguel A. Mejía, Ernesto Spinctti, Elea-
zar González Troconis, Dr. José Antonio Tagliaferro, Julio
Adolfo Troconis, como miembros principales, y Br. Pompeyo
A.. Oliva, Eduardo Gentini, Antonio Salinas, General Estanis­
lao Sequera y Pedro Escalona, como suplentes.

Gajes de la situación política imperante, el Gobernador de


Valera para entonces, dando de lado a la Junta nombrada por
Giacopini y tomándose atribuciones que no le pertenecían, no
sólo se encargó de ejecutar con el dinero en Caja y de manera
caprichosa, modificaciones arquitectónicas en el edificio, sino
que llevado de un lamentable concepto acerca de la función
hospitalaria, llenó de mendigos ulcerosos, pordioseros e invá­
lidos el Hospital, trocando de ese modo la finalidad asistencial
para que fuera creado. Así permaneció hasta el 1906 en que
don Domingo reorganizó la Junta, entró en conversaciones con
i

Anales de Valera
64

el Concejo y vendió un terreno de su propiedad por la canti­


dad de doce mil bolívares y su producto aplicó en reformar
y acondicionar la casona donde
C— funcionaba el Hospital.
.1
|i
' t En 1909 se .procedió a la demolición de la vieja casa y en
» 1910 se dio principio a una nueva edificación, según planos
*I que a ese fin levantara el Br. Pompeyo A. Oliva. Era Presi-
i dente del Estado, para la época, el General Víctor Manuel
‘ t contribuyó durante algún tiempo con la mitad
Baptista, quien
oficial señaló un aporte men-
de su lsueldo y por disposición
-sual de ochocientos bolívares parai los trabajos del Hospital.
La Junta, ese año, la componíanl cel Pbro. Dr. Miguel A. Me-
jía y los señores 1Rodulfo
------ Terán Labastida y Abdón Briceño.

Debido a circunstancias de carácter político y a escasez


de medios económicos ios trabajos permanecieron paralizados
la Junta integrada para entonces por el
PadÍe Mej6íaeDrqUp. E. Febres Cordero, Ceferino Briceño, Ge­
llí
neral Mario Terán Labastida, Dr. José Amando Mejia Dr. Ri­
t cardo Cifuentes Labastida, Ernesto Spmetti, Dr. José Otilio
Mármol y Buenaventura Angulo, trabajó sin desmayos por lle­
var adelante la obra y aproximarla a buen término. En 1917
don Ulpiano Cañizales donó importante suma para construir
uno de los salones enteramente a sus expensas el Dr Cifuen-
tes Labastida mostróse activo, en el sentido de que la edita
cación no decayera, y doña Ana Hernández Bello de Tejera,
mediante saraos, verbenas, veladas y gestiones cerca del Pre­
sente de la República y personas económicamente pudien­
tes logró recolectar fondos para la prosecusión de los traba-
í En 1919 el Concejo asignó una contribución mensual de
bolívares y creó una estampilla municipal para ayudar
a ¿ obra El General Gómez regaló 160 acciones de la Com-
pañía Anónima -“Planta Eléctrica de Valera y 500 sacos de
cemento. El 10 de mayo de 1923, al cabo de muchos anos de
incesante batallar, el Hospital fue inaugurado y quedo atendi-
£ ñor un grupo de Hermanas de la Congregación de Santa
Ana cuya venida gestionó la señora Hernández Bello de Te-
taña compuesto de por la Madre Patrocima Navascuez y las
Amañas Apolonia Fernández, Genoveva Gascón y Carmen
Ortiz.
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Alberto La-Riva Vale 65

El Hospital tiene 32 años de actividades, y a partir de su


inauguración, los nombres de Miróclates Montiel, Dr. Eugenio
P. de Bellard, Dr. Manuel de J. Chuecos, don Juan de Dios
La Corte, Pbro. Dr. Guillermo Parra, Pbro. J. Humberto Con-
treras, Dr. Pedro Emilio Carrillo, Pbro. Ignacio Burk, Dr. J.
Gil Manrique y otros, figuran entre sus más calificados y úti­
les colaboradores y servidores.

:•
66 Anales de Valera

ALUMBRADO PUBLICO

En 1878 se inauguraron los primeros faroles para el alum­


brado a gas y con ese motivo hubo grandes festejos públicos.
Era para entonces Jefe Departamental de Valera, el General
Manuel María Carrasquero, y el Br. Eduardo Briceño Uzcáte-
gui, su Secretario. La Administración de las Rentas estaba a
cargo de don Antonio María Vetencourt, y gracias a sus es­
fuerzos y economías pudo darse en aquella época tal paso de
progreso.
En mayo de 1904, la Municipalidad procedió a colocar en
les esquinas de algunas calles principales los faroles de que
carecían. Uno de los periódicos locales aplaude la medida y
al relacionarla con los robos que se sucedían, dice: “Es un
nuevo obstáculo que se levanta a la industria de los caballe­
ros nocturnos, a los artistas de la sombra. Cada lámpara nue­
va con que nos obsequia el Municipio, es un vigilante mudo,
es un ojo luminoso y terrible que cae despiadado sobre los
caínes del silencio”.
En 1911, bajo la intendencia municipal de don Ernesto
Spinetti, el alumbrado a gas se llevó a callejas apartadas y
a barriadas que aún permanecían en completa obscuridad.

El promotor del alumbrado eléctrico fue don Rodulfo Te-


rán Labastida, hombre de iniciativa y entusiasta colaborador
en toda obra de bien procomunal. Terán Labastida logró in­
teresar en su proyecto a los inversionistas locales y ya para
el 19 de mayo de 1910, por medio de Aviso publicado por la
prensa, hace del conocimiento público que ha sido suscrito el
capital social para la formación de la Compañía y advierte
que los suscriptores deben consignar la primera cuota-parte de
las acciones para proceder a su constitución definitiva.
El 3 de noviembre se reunieron en Asamblea los accionis­
tas para elegir funcionarios directivos y los cargos quedaron
Alberto La Riva Vale 67

provistos así: Gerente, Rodulfo Terán Labastida; Vice-Geren-


te, Juan Ignacio Montilla; Presidente de la Junta Directiva.
Dr. José Amando Mejía; Vice-Presidente, Andrés Carradini*
Vocal Encargado de la- Tesorería,- Abdón Briceño; Vocales Ju­
lio Ad. Troconis y Dr. José Antonio Tagliaferro. -
El 23 de diciembre fue la reunión de la Asamblea Gene­
ral de accionistas y en ella quedó constituida definitivamente
la Compañía, se aprobaron los Estatutos, se acordó denominar
la empresa “Planta Eléctrica de Valera” y se fijó en B 52 000
el capital social, dividido en acciones de cien bolívares y en
número de quinientas veinte.
En enero de 1911 llegó de Maracaibo el ingeniero W. J.
Leitner con el propósito de estudiar la instalación de la Plan
ta. Trazó el perfil de la acequia, formuló el presupuesto y
practicó otras diligencias todas ellas relacionadas con el esta-
blecimiento del alumbrado.
En agosto celebróse contrato con el ingeniero H J Skil-
ton, representante de la Westinghouse Electric Co., para la ad­
quisición y montaje de la maquinaria. Se convino en que la
dínamo sería del sistema trifásico, que mediante un solo cir­
cuito produciría luz incandescente y de arco voltaico. El mo­
tor, de 160 caballos de fuerza, generaría energía y fuerza pa­
ra aplicación industrial y para alumbrado.
En octubre se provocó reunión en Asamblea para consi­
derar la necesidad de elevar de Bs. 52.000 a 80.000 el capital
de la Compañía, proposición que fue aprobada.
El 6 de noviembre se procedió a la excavación de la ace­
quia y a la erección de la sala para máquinas. La instalación
de la maquinaria la hizo el ingeniero Paul W. Jones y la inau­
guración del alumbrado tuvo lugar el 19 de diciembre de 1914.
En años sucesivos, como en razón del crecimiento urba­
no y la expansión industrial, la energía y fuerza generadas
resultaron insuficientes para el consumo comercial y domés­
tico y en consecuencia los servicios fue preciso limitarlos y
restringirlos, a objeto de subsanar tales deficiencias hubo que
gastar crecidas sumas en nuevas turbinas, líneas y equipos
este plan de ampliaciones requirió elevar el capital social pri­
mero a Bs. 500.000 y últimamente a Bs. 1.050.000.
Anales de Valera
68

La Compañía Anónima ‘‘Planta Eléctrica de Valera” se ha


conceptuado siempre como una de las de mayor solvencia eco­
nómica y la capacidad de producción eléctrica ha sido aumen­
tada desde que la empresa fue adquirida por la Corporación
Venezolana de Fomento.
I

Valera en lo Religioso
•_ J
TEMPLOS DE LA CIUDAD

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA

En las cien varas de terreno que en 1818 donó doña Mer­


cedes Díaz para fundar una Iglesia, en la esquina Oeste de la
Plaza que fue el sitio elegido por el doctor Gabriel Briceño
de la Torre para su emplazamiento, se fabricó una Capilla con
techo de palmas en la que el Pbro. Dr. Manuel Fajardo ofi­
ció la primera misa. Esta Capilla, que fue costeada por Bri­
ceño de la Torre, y a la cual regaló ornamentos; vasos sa­
grados y una campana, en 1820 se incendió cuando se celebraba
una función religiosa y al año siguiente fue reedificada.

Al Pbro. Dr. Fajardo le cupo la gloria de poner la piedra


fundamental de la Iglesia de mampostería, paredes de tapias
y techo de tejas que al lado de la Capilla de palmas que exis­
tía empezó a construir en 1821. La fachada la costeó doña
Margarita de la Torre y el trabajo lo ejecutó un arquitecto
maracaibero de apellido Vílchez; parte del presbiterio lo cons­
truyó en 1843 el maestro de obras, también maracaibero, Oc­
tavio Finol; el artesano José del Rosario Colina techó la sa­
cristía y vecinos económicamente pudientes como doña Narci-
sana Briceño de Hernández Bello, doña Agueda González de
Prada, doña Juana Contreras de Colmenares, don Pedro Mi­
guel Prada, doña Angustias Briceño y doña Victoria Carras-
quero de Briceño, hicieron donativos en metálico para la obra.
En 1873 quedó terminada la Iglesia y el 23 de diciembre, el
Pbro. Zoilo Troconis, Vicario de Escuque, acompañado de va­
rios sacerdotes la bendijo.

En 1885, siendo Cura y Vicario de Valera el Pbro. José


de Jesús Romero, el arquitecto cubano Carlos Guerra, levan­
tó la torre de manipostería y tapias que en 1910, actuando co­
mo Vicario el Pbro. Dr. Miguel A. Mejía, hizo demoler porque
estaba en inminente riesgo de desplomarse, debido a las hen •
72 Anales de Valora

diduras que presentaba como consecuencia de un rayo que ca­


yó sobre ella en una fuerte tempestad que aquí hubo el 6 de
noviembre de 1907. En su lugar se levantó una esbelta torre
de cuatro cuerpos, toda de mampostería, construida e ideada
por el arquitecto merideño Lisíinaco Puente. Durante el man­
do eclesiástico del Pbro. Romero, el maestro Eloy Vásquez
construyó, al lado de la Iglesia, la Capilla que luego fue uti­
lizada para Casa Cural.

Hacia el 1925, entró a desempeñar interinamente el vica­


riato de Valera, el Pbro. Escolástico Duque, quien en vista del
mal estado en que se hallaba la Iglesia, ideó reconstruirla so­
bre bases sólidas y modernas. Llamado a ocupar una canongía
en la Catedral de Mérida, le sustituyó el Pbro. Dr. Guillermo
Parra, quien en 1927 efectuó la demolición total de la ruino­
sa Iglesia y emprendió la construcción del Templo actual, pa­
ra lo cual contrató los servicios del arquitecto italiano Julio
de Guida. El Pbro. Dr. Parra hizo las fundaciones y levantó la
estructura general y las torres de cuarenta y cuatro metros
de altura, permaneciendo al frente de los trabajos hasta 1934
en que fue nombrado Vicario de Valera el Pbro. José Hum­
berto Contreras, que imprimió ritmo de celeridad a la obra.
A su actuación corresponde el retoque interior y revestimiento
exterior, los pisos de granito, los vitrales, el gran comulga­
torio de mármol, el Vía Crucis, los altares laterales que son
modelo de .artesanía de casa europea especializada en el ra­
mo, ricos ornamentos, candelería y varias imágenes que mue­
ven a. piedad y devoción por su belleza mística. Los vitrales,
de gran tamaño y cuyos motivos son escenas de la vida pú­
blica del Salvador y su Pasión, fueron encargados a Munich
(Alemania), en julio de 1939. Como se desencadenó la segun­
da guerra mundial, no pudieron ser despachados. Los bombar­
deos ocasionaron serios destrozos en la fábrica, pero felizmen­
te, en sus sótanos, los vitrales quedaron ilesos y mediante per­
miso de las autoridades de ocupación, vinieron diez años más
tarde, o sea en marzo de 1949. El altar mayor, magnífico de
proporciones, con bellos motivos decorativos, es de estilo ele­
gante y severo a la vez y fue construido personalmente por
el Pbro. Dr. Parra, que en esa obra de ebanistería reveló sus
aptitudes de tallista y su competencia para trabajos de tal na­
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Fachada de la Iglesia de San Juan Bautista, una de las más


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hermosas de Los Andes.


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Alberto La«Riva Vale 73

El juego de campanas fue obsequio de la piadosa dama


doña Ramona de Daboín, y el reloj, es el mismo que fuera
inaugurado en 1913 y estaba colocado en la torre de la vieja
Iglesia.
Los trabajos de edificación del Templo de San Juan Bau­
tista llegaron a sus etapa final en 1953; su logro representa el
trabajo sin descanso y el tesonero esfuerzo de algo más da
cinco lustros y es una obra atrevida y costosa admirada de
propios y extraños por su mérito arquitectónico.
74 Anales de Valera

TEMPLO PARROQUIAL DE SAN PEDRO

La idea de levantar un Templo en el Llano de San Pedro,


data de 1911, en que la colocación de la Primera Piedra, se
efectuó el 7 de julio de 1911 y figuró como uno de los actos
con que aquí se conmemoró el primer centenario de la inde­
pendencia nacional.
Aún está en servicio la Capilla que desde hace muchos años
• la piedad y el sentimiento religioso de los pobladores erigie­
ron para rendirle allí homenajes al Apóstol San Pedro, Pa­
trono del barrio. Pero el modesto santuario, que en un prin­
cipio era capaz para las exigencias del culto, a partir de 1946
yQ fue insuficiente, en razón de la asombrosa expansión urba­
na y crecimiento de la población que en poco tiempo había
experimentado el barrio. Fue, entonces, cuando el Pbro. José
Humberto Contreras, en fuerza de las circunstancias anotadas
y para “intensificar la vida religiosa de la ciudad y facilitar
más y más a los fieles el cumplimiento de sus deberes de ca­
tólicos’’, concibió el propósito de levantar un Templo de gran­
des proporciones y de auténtico valor arquitectónico, que re­
sultara acorde con la finalidad espiritual destinado a cumplir
y lo suficientemente amplio como para albergar cómodamen­
te en él a la numerosa grey del populoso barrio, para lo cual
provocó una reunión de vecinos importantes, con el fin de
constituir una Junta que se denominó “Pro-Templo Parroquial
del Llano”, cuyos cargos quedaron provistos así: Pablo Pache­
co Presidente; Francisco Ramón Aguilar, Vicepresidente; Gre­
gorio Suárez, Tesorero; Ana Teresa Baptista, Secretaria; y Vo­
cales* Anita de Abreu, Aura Rullo S., Elias J. Rad y Leopol­
do Pulido Ramírez. El General Víctor Manuel Baptista fue
nombrado Presidente Honorario, en atención a sus méritos co­
mo insigne bienhechor de la Capilla que todavía existe y en
la que están perennes muchos recuerdos de su generosidad.
La Junta constituida, con el mayor entusiasmo y diligen­
cia procedió a gestionar la manera de llevar adelante el pro-
Alberto La-Rivai Vale 75

pósito, y como primera medida, designó comisiones de damas


que se ocuparon de efectuar colectas semanales con que engro­
sar los recursos que era menester reunir para acometer con
éxito tan meritoria empresa. Con el producto de esas colectas,
algunas contribuciones extraordinarias de personas piadosas y.
una ayuda de Bs. 10.000 conseguida con el Ministerio de Obras
Públicas, en octubre de 1948 y con arreglo a los Planos levan­
tados por él. ingeniero Miguel Angel Casas Armengod, se dio
principio a los trabajos bajo la dirección inmediata del maes­
tro de obras Pietro Oligani y la supervisión del Padre Contre-
ras. hasta setiembre de 1951, en que fue nombrado Párroco
del Llano, el Pbro. Pedro J. Juárez, quien desde esa fecha y
con su acostumbrado dinamismo ha venido impulsándolos, ayu­
dado de los feligreses que conscientes de que la acción que
realizan se-proyecta hacia un noble propósito, no le niegan
su concurso en el sentido de que la edificación prospere y en
plazo no muy prolongado encuentre la culminación que todos
ansian.
Anexa al Templo en construcción está la Casa para la re­
sidencia del Párroco, de dos plantas, hecha según Planos del
Ingeniero José, Augusto La Corte y a un costo de Bs. 85.000.
Y en cuanto al Templo,i lo que tiene de construido hasta ahora
dice de la competente dirección habida e invita a considerar
lo que será cuando esté del todo concluida, esta obra que ya
es motivo' de sugestión para el que la contempla y significa
un alarde de progreso y de firme religiosidad de esta pobla­
ción eminentemente católica y esencialmente cristiana.

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76 Anales de Valera

RECTORES ESPIRITUALES

Los sacerdotes que han servido el curato de Valera, ya en


propiedad o de modo interino, desde que se hizo la primera
Capilla de palmas, son los siguientes:

Pbro. Dr. Manuel Fajardo, en el año 1819.


Pbro. Dr. Ciríaco Piñeiro que fue también Vicario de Es-
cuque y luego Deán de la Catedral de Mérida, sirvió en varias
ocasiones este curato.
Pbro. José María Alvarado.
Pbro. Juan Evangelista Lizaur, interinamente por enfer­
medad del titular, en 1836.
Pbro. José de la Cruz Matheus, sirvió por cuatro veces el
curato y la primera se encargó en el año 1837.
Pbro. Dr. Antonio José Erazo, quien se encargó en 1838
y para entonces hizo su primera visita pastora] el limo. Señor
Doctor José Vicente de Unda, Obispo de Mérida de Maracaibo.
En los años de 1838 a 1840, los Pbros. Juan Bautista Bri-
ceño, José de los Angeles Cano, José del Carmen Ramírez y
José Remigio González que duró tres años.
Fray Agustín de Calanda sirvió interinamente el curato
por 1844 y entonces efectuó su visita pastoral el limo. Señor
Doctor Juan Hilario Bosset, Obispo de Mérida de Maracaibo.
Otros sirviéronlo interinamente en este mismo año, sabiéndo­
se con certeza del Pbro. Francisco Antonio Rosario, el cura
santo de Mendoza, y de Mariano Leal.
Pbro. Juan Evangelista Llavaneras, en 1845.
Pbro. Ulpiano Perdomo, interinamente, en 1851; Pbro. Dr.
José María Barroeta en 1852 y Pbro. José de Jesús Viloria en
1854.
Alberto La-Riva Vale 77

Pbros. Víctor González y José de Jesús Vilorta, en 1855.


En 1858 el anterior Pbro. Vilorta y los Pbros. Martín Mo­
reno y Juan de Dios Chaves.
En 1859, interinamente, el Pbro. Nicolás Matheus, y en
propiedad, el Pbro. Juan Pablo Briceño.
En 1861 el Pbro. Agustín Palacio y el Pbro. Venancio
de la Torre. El Pbro. Palacio fue Capellán del Ejército Li­
bertador y era hermano del patricio bartnés Dr. Manuel Pa­
lacio Fajardo.
En 1868, interinamente, el Pbro. Francisco de la Rosa Mon-
tilla, y en propiedad, el Pbro. Valeriano Torrealba, hasta su
muerte ocurrida en 1871, por lo que volvió a encargarse el
Pbro. Palacio.
En 1871, el Pbro. Dr. Henrique María Castro; en 1873, in­
terinamente, el Pbro. Narciso Acuña, y alternativamente, los
pbros. José Asunción León, Fabriciano Albornoz y Francisco
Yons. En 1875, interinamente, el Pbro. Reparado Añez.
En 1877 estuvo encargado accidentalmente el Pbro Doctor
Jesús Manuel Jáuregui. De 1877 a 1879 lo sirvieron "también
accidentalmente, los Pbros. Adolfo López, Dr. José María Pé­
rez Limardo, Nicolás Matheus, Martín Moreno, Pbro. Padrón
y otros. En 1879, en propiedad, el Pbro. Miguel Antonio Cas­
tro, y entonces hizo su primera visita pastoral el Timo. Sr Dr
Ramón Lovera, Obispo de Mérida de Maracaibo.
En 1885, el Pbro. José de Jesús Romero, con el carácter de
Cura y Vicario. Interinamente, por enfermedad del Pbro Ro-'
mero, estuvo el Pbro. Sinforiano Vetencourt. Restablecido en su
salud, nuevamente se encargó el Pbro. Romero, hasta su falle
cimiento en esta ciudad. Este sacerdote dejó grato recuerdo por'
sus virtudes, espíritu caritativo y por el entusiasmo que ponía
en todas las manifestaciones del culto católico.
En 1902 el Pbro. Dr. Miguel Antonio Mejía, quien nema
necio al frente de la Vicaria hasta 1923, año en que lúe desic-
nado para ocupar el obispado de Guayana. El mando celesiás
tico del Padre Mejía fue uno de los más provechosos p^ra cs'ñ
feligresía por todo cuanto hizo para dignificar el pueblo y re-
78 Anafes de Valera

generarlo en sus costumbres. En 1905 fundó él'colegio “Santo


Tomás de Aquino” fragua donde se forjaron en la educación
y en el saber varias generaciones de trujillanos. ..

Al Pbro. Mejía le sustituyó interinamente el Pbro. Doctor


Felipe S. Jiménez, Deán de la Catedral de Maracaíbo y meses
más tarde el Pbro. Antonio Camargo que luego fue Canónigo
de la Catedral de Mérida y hoy es Obispo de Calabozo..
• ' . • . . .•

En 1925 entró a desempeñar el vicariato él Pbro. Escolás­


tico Duque, y llamado a ocupar una canongía en lá Catedral
de Mérida, le sustituyó en 1926 el Pbro. Dr. Guillermo Parra,
quien sirvió los intereses religiosos de Valera hasta Junio de
1934, año én que fue hombrado párroco de Ejido, . en el Esta­
do Mérida. El Padre Parra demolió la vieja Iglesia y procedió,
a la construcción del templo actual de San Juan Bautista, cu­
yos trabajos dejó bastante adelantados. Por algunos días estu­
vo interinamente al frente de la vicaría el Pbro. Amenodoro Ga-
rí, y luego entró a desempeñarla en propiedad el Pbro. J. Hum­
berto Contreras, hasta 1953 que por motivos de salu$ se yió obli­
gado a dejar el mando eclesiástico y le sustituyó el Pbro. Juan
de Dios Andrade. El Padre Contreras realizó una labor a tono
con sus dotes de sacerdote progresista. y. bueno. Entre sus me­
jores realizaciones están la conclusión del Templo de San Juan
Bautista, la fundación de la Cooperativa de Crédito y Vivienda,.-
la iniciación de los trabajos del Templo Parroquial de El Llano,
la creación del Orfanato para Niñas, a cargo de las Hermanas
Lourdistas, la organización en diciembre de 1938 de la Primera
Semana Catequística de Venezuela y la creación del Centro Cul­
tural Lazo de la Vega, instalado en edificio propio dé tres
plantas y condensación de su ’ obra social y educadora.

Erigido en Parroquia el barrio urbano “Llano.de San Pe­


dro’*, en setiembre de 1951 fue designado para digir los destinos
religiosos de la nueva. Parroquia, el Pbro. j Pedro J. Juárez.

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Alberto La-Riva Vale
79

SOCIEDAD “HIJAS DE MARIA”

LA SOCIEDAD RELIGIOSA MAS ANTIGUA •


• . * 1
' * * • ■ *

En el año 1884, la señora María Chiquinquirá Dupuy de •_


Enríquez, fundó la sociedad religiosa “Hijas de María”,, con el
principal objeto de fomentar y sostener el culto de la Santísi­
ma Virgen, atendiendo preferentemente a la fiesta de su Patro-
na la Inmaculada Concepción, el día 8 de diciembre de cada
año.

la decadencia. El 8 de enero de 1895 se organizó nuevamZX


y se dio sus Estatutos, que fueron impresos y distribuidos en­
tre las socias para que supieran sus derechos y sus deberes Fn
tonces fueron designados como directores el señor Rafael’ C,’
Wos Cehs y las señoras Dolores Hernández Bello y Matilde
de Miliani, y las jovenes que firmaron el acta de instalación
fueron las siguientes: Presidenta, Anatolia Briceño Paredes- Vi
ce-Presidenta, Mercedes Gallegos; Tesorera, Bárbara Cifuen
tes; Secretaria, Elena Azuaje; y socias: Berenice Briceño aXL
la Gabaldón, Jovina Jiménez, María Ignacia Briceño Victorií
Briceño P„ María Peña, Elina Rosa Jiménez, Gabriela Cir,,Z
les, Adriana Gabaldón, Elena Peña, Dolores X^c^
zana Terán, María Vanegas, Delia Terán, María Carrad’ini Ma’
ría Gentini, Blanca Rueda, Asunción Colina, Concepción Herre’
ra, Elvira Giacopini, Emma Miliani, Fabiola Ordóñez María
Lugo, Etelvina Pimentel, América Contreras, Elvia Nieto Ofe
lia Ramona Lares, María Dolores Azuaje Rangel, Elba Magi"
María de Jesús Colina, María Abren, AmaciJis—-• Dubs, Josefina
Gallegos, María Santini, Avelina Hernández Ana Mazzei, Ana
Rueda, hija y Delia Rueda.
SO Anales de Valera

Estas niñas asistían en cuerpo uniformadas de azul y blan­


co a los actos religiosos, y en la noche del día de la festividad,
celebraban una velada literaria a la cual asistía numerosa con­
currencia. Se pronunciaban discursos, se leían poesías adecua­
das y se procedía al nombramiento de los empleados que debían
regir los destinos de la asociación en el nuevo año.

La sociedad “Hijas de María” tiene 73 años de fondada,


y fiel a los ideales y propósitos de la piadosa matrona que le
dio vida, en una labor admirable de continuidad ha venido des­
envolviendo sus actividades en provecho del fomento de la de­
voción mariana, que en cada festividad anual se hace patente
y sirve para reafirmar junto con una tradición de fe que ce­
losamente se conserva, los sentimientos religiosos de la mujer
valerana y el fervor reverente con que rinde culto a la Excel­
sa Madre de Dios.
Alberto La-Riva Vale 81

BODAS Di PLATA DE LA SOCIEDAD

María Alvarez de Lugo, celebró la asociación religiosa ••Hijas


de María”, sus Bodas de Plata de fundada. La fecha So lugar
a importantes actos de orden religioso que, ayudados de la pom­
pa de la liturgia y el fervor de los fieles, revistieron caracte­
res de mucha solemnidad. La Misa de la mañana fue diacona-
da, armonizada por un nutrido concurso de voces y en ella hizo
el panegírico de la Virgen, el Vicario Pbro. Dr. Miguel A. Me-
jía, quien escogió como tema para su discurso el de *íMaria
dominadora de las fuerzas hostiles del pecado”, un magnífico’
sermón en el cual se mostró gran conocedor del historial ma
riano y fervoroso admirador de las glorias de la Reina del Cie­
lo. Por la tarde, en artístico trono recamado de luces la ima­
gen de la Inmaculada fue sacada en procesión por kis calles
y al recogerse la procesión, se impartió a los fieles la bendi­
ción con el Santísimo Sacramento. Por la noche, en el Palacio
Municipal se efectuó una sesión solemne, en la cual las socie
dades religiosas de «San José” y "San Luis Gonzaga” y los
alumnos del Colegio "Santo Tomás de Aquino”, entregaron a
la asociación "Hijas de María”, en la persona de su Presidenta
ofrendas florales y los Acuerdos por medio de los cuales feli­
citaban y se asociaban a aquella en el júbilo de la celebración
Luego se procedió a la elección de funcionarías para el nuevo
período, resultando favorecidas con el voto de sus consocias las
siguientes señoritas: Estefanía Razó, Presidenta; Josefa Tr’oco-
nis Ramírez, Vice-Presidenta; Margot Briceño, Tesorera- y Car"
mencita Cifuentes, Secretaria. Terminada la elección de nueva¡
funcionarías, para agradecer los homenajes, tomó la palabra la
señorita Angela Alvarez de Lugo, quien se produjo en acerta­
das frases y fue muy aplaudida, y la clausura del acto corres­
pondió al Pbro. Dr. Mejía, que en prosa amena y culta lo hizo
felicitando a la piadosa asociación por el suceso que brillante­
mente celebraba y excitándola vivamente a perseverar en sus
propósitos.
82 Anales de Valera

El día 9, a las 8 de la noche, se llevó a cabo la velada ar­


tística que desde meses atrás se venía preparando. Como pri­
mer número, las espirituales señoritas Hortensia Febres Corde­
ro y Josefa María Troconis, representaron el notable diálogo
“La Aurora y la Noche”, siendo 'muy aplaudidas. El ensayo
"
de los jóvenes j Alfredo Manzanilla y Mario Briceño Iragorri.
i----------- original “Quiero ser Periodista”, fue del agrado
en su comedia
de Ja concurrencia ----- 1. La señorita Margarita Cornieles, exhibió sus
dotes para cel canto, en la Melodía “Sí”, de L?. Venza. La zar-
zuela “María de los Angeles”, fue justa y ruidosamente aplau­
dida, ya que las damas y caballeros que en ella tomaron par­
te, revelaron ¿sus buenas condiciones artísticas interpretando a
cabalidad sus difíciles papeles.
Intervinieron en ía, zarzuela las señoritas Estefanía Bazo
y Josefa María Troconis y los jóvenes Roberto Briceño, Nico-
medes Rivás, ‘Pedro Bricéño Cois, Pílade Marchiani, Pedro La-
Riva Vale, Duilio Paolini,, Francisco Casas, José Felipe Már­
quez Oscar y Carlos Alberto Martini y José Rafael Rosales La­
res /además del coro de pescadores y pescadoras. El acompa­
ñamiento de la zarzuela estuvo a cargo del competente Pro­
fesor Jesús María Pico. Los entreactos fueron amenizados por
escogidas piezas de la Banda “Independencia .
Con estos actos de carácter religioso y de orden cultural y
artístico, en los que se adivina el propósito de dar a la festi­
vidad el mayor esplendor posible, celebró la Sociedad Hijas
de María” los veinticinco años de fundada.
Patriotismo y Política
V <• I '

< - .
UN AYUNTAMIENTO IDONEO

La Asamblea Legislativa del Estado, en sesión celebrada


el 15 de marzo de 1911, tomando en cuenta que los Concejos
Municipales de los Distritos que componen la Entidad Federal,
a excepción del de Valera, no cumplían con lo que preceptua­
ba la función !?■ del Artículo 69 de la Ley Orgánicaa del Po­
der Municipal, para entonces vigente, la cual disponía que das
expresadas Corporaciones debían celebrar dos sesiones mensua­
les, por lo menos, y considerando “que la falta de observancia
de la referida disposición, afecta directamente los altos nego­
cios comunales, y entraña, por supuesto, grandes inconvenien­
tes en su marcha ordenada y regular, ya que son los Concejos
los únicos administradores de los valiosos intereses municipales
en una colectividad republicana”; y considerando también “que
las frecuentes reuniones de los expresados Cuerpos, sirven a
establecer entre sus miembros el continuo cambio de ideas y
de propósitos, que ha menester una importante congregación de
ciudadanos, encargados legalmente de dirigir los destinos mu­
nicipales de un Distrito, por los amplios y seguros derroteros
de la cordura social y del bien público”, dicta un Acuerdo que
transcribe al Ejecutivo del Estado, “para que se sirva, del modo
que considere más conveniente, llamar la atención de los Con­
cejos Municipales de los Distrito Boconó, Betijoque, Carache
Escuque, Trujillo y Urdaneta, sobre el estricto cumplimiento
de la función del Artículo 69 de la Ley Orgánica del Poder
Municipal”, y acuerda igualmente “hacer una mención especial
de la Municipalidad del Distrito Valera, por el cabal desempe­
ño de sus importantes funciones”.
La Asamblea Legislativa de ese año la presidía el doctor
José M. Castillo y actuaba como Secretario el doctor Juan N.
Urdaneta. Al frente del Concejo de Valera se hallaba don Er­
nesto Spinetti y servía como Secretario el bachiller Anselmo
Escalona.
La intendencia de don Ernesto fue, en efecto, ordenada y
progresista. Se caracterizó por una gran pulcritud’en el mane-
86 Anales de Valera

jo de los caudales del pueblo y por la aplicación de las rentas


en servicios y obras de verdadero provecho local. A pesar de
que para esa época, la Hacienda municipal no era próspera por­
que se contaba con escasas fuentes de riqueza imponible, en su
administración se abrieron nuevas rutas urbanas, se hizo el en­
cintado de muchas calles, se colocaron faroles de alumbrado en
la zona céntrica y en callejas apartadas que permanecían a os­
curas, las vías de acceso a la población se mantuvieron en buen
estado, el servicio de acueducto estuvo eficiente y a los ojos
de todos la población lució como nunca hermosa y atrayente.
Alberto La-Riva Vale 87

UN BUEN GOBERNANTE

En el año 1900, cuando por disposición del General Ci­


priano Castro fue designada Valera como Capital Provisional
del Estado, vmo a ocupar la primera magistratura política re­
gional, el doctor Inocente de J. Quevedo, quien caracterizó su
actuación por el espíritu de civismo que imprimió a sus la­
bores y por la preocupación constante que tuvo por rodearse
de elementos cuya capacidad moral respondiera en garantía
a la responsabilidad que atañe a un funcionario público en el
desempeño de sus deberes.

Una prueba certera de lo expuesto fue, el Decreto que


promulgó, apenas iniciado su mandato, creando las Escuelas
Jurídicas del Estado, en las que particulares espontáneamen­
te y de manera obligatoria para los empleados subalternos,
“acudirían a instruirse a objeto de formarlos suficientemente
conscientes para el ejercicio regular de sus derechos e idóneos
para el servicio de la Administración Pública’*. Quería el cons­
ciente gobernante, aminorar mediante la educación civil del
ciudadano, los abusivos procederes de algunos funcionarios pú­
blicos de aquella época y especialmente de las autoridades po-
liciales, que satisfacían primero sus caprichos antes de áte­
nerse a lo que para sus atribuciones pautaba la legislación
para entonces vigente.

Al primer momento se vislumbra el alcance cívico que


flota en esta resolución, pues estimaba que los agentes del or­
den eran servidores del pueblo y por tanto, “sin menoscabo
de su autoridad, debían considerarle y respetarle usando tra­
to amable”.
El Doctor Quevedo desempeñó elevados cargos públicos
j con gran acierto. Fue Presidente Provisional del Estado Tru-
jillo y Secretario General del mismo, Presidente de la Cor­
te Suprema del Estado y Ministro Canciller de la Alta Corte
88 Anales de Valera

Federal y de Casación. En él se confundían el hábil político,


el buen ciudadano, el magnífico tribuno y el gobernante que
cuidaba celoso los fueros administrativos. Murió en Caracas el
10 de octubre de 1926, y cuando se fue a la muerte, en plena
madurez de su talento, el suelo trujillano perdió una vigoro-
sa unidad enérgica.
Alberto La-Riva Vale 89

EL CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

El 5 de julio de 1911, primer centenario de la indepen­


dencia, se celebró con el brillo y solemnidad que el glorioso
fasto requería. El Concejo del Distrito, presidido por don Er­
nesto Spinetti, en Decreto dictado con fecha 15 de marzo y a
]os fines de conmemorar digna y suntuosamente tan impor­
tante efemérides, disponía: la terminación de todas las aceras
en las calles céntricas de la población; la construcción de un
puente de mampostería en la calle Rivas, sobre el zanjón “El
Tigre”, que llevaría el nombre de “Puente Centenario”; la Ave­
nida que en el barrio de San Pedro tenía el nombre de Gran
Vía, en lo adelante se denominaría Avenida 5 de Julio y sería
arreglada convenientemente; la construcción de una Avenida
que partiendo desde la esquina donde se cortan las calles Su­
cre y Miranda, terminaría en el sitio denominado “Curazaíto”
y llevaría el nombre de Avenida Gómez; el mejoramiento del
piso y cerca de la Plaza Araujo, en el barrio de San Pedro;
Ja nomenclatura de las calles de la población y la numeración
de las casas, según plano que al efecto ordenaría levantar la
Municipalidad; y la colocación de la primera piedra, en la
Plaza Araujo, del Templo para el barrio de San Pedro. Para
dar cumplimiento a lo dispuesto y dar organización general
a los festejos, nombró una comisión compuesta de siete miem­
bros, así: Ernesto Spinetti, Presidente de la Municipalidad;
General Francisco Ramírez, Jefe Civil del Distrito; General Jo­
sé Manuel Baptista, Pbro. Dr. Miguel A. Mejía, General Juan
Bautista Araujo, Abel P. Cifuentes y Bachiller Pompeyo A.
Oliva. Y designó además, otras comisiones con funciones
especiales, que quedaron constituidas de la siguiente manera:

Para arbitrar fondos por suscripción pública- General


Francisco A. Ramírez, Abdón Briceño, Dr. José Amando Me
jía. Miguel Ordóñez, Antonio Espinosa G. y Manuel Briceño
Valero.
90 Anales de Valora

Para la dirección y construcción del Puente Centenario:


General Juan Ignacio Montilla, Alfredo Carradini y Br. Amé-
rico Briceño Valero.
Para el arreglo y embellecimiento de la Plaza Araujo:
___ Francisco
General ____ Santiago Musso, Br. Antonio
A. Ramírez,
J. Braschi, Jesús María Maya, Pedro Magi y Manuel Briceño
Valero.
Para el embellecimiento de la Avenida 5 de Julio: Pedro
Para el
Magi, Br. Antonio J. Braschi y Pedro Manuel Lares.
Para la nomenclatura de las calles y numeración de ca­
sas: Br. Américo Briceño Valero.
Para la dirección y construcción de la Avenida Gómez:
Dr. José Amando Mejía, Eleazar González Troconis, Diego Sa­
linas, Br. Antonio J. Braschi, Luis Tagliaferro y Antonio Ris-
torcelli.
Para la colocación de la primera piedra del Templo de
San Pedro: Pbro. Dr. Miguel A. Mejía, Pbro. Br. Eloy Gon­
zález Matheus, Pedro Escalona, Ceferino Briceño y Nicanor
González.
Comité promovió un Certamen Literario, con arreglo
a las siguientes bases: podrían concurrir al Certamen todos los
habitantes del Distrito y los valeranos que se hallaban ausen­
tes- el premio para la mejor composición tanto en prosa como
en'verso, consistiría en una medalla y una pluma de oro y su
diploma- y un Jurado compuesto por los doctores Julio H. Sán­
chez José Amando Mejía, Wenceslao Martínez Aldana y Fran­
cisco Sánchez y Br. Pompeyo A. Oliva, conocería de los tra­
bajos presentados y pronunciaría el Veredicto.
También elaboró el Comité un nutrido programa, cuyos
números principales se cumplieron del modo siguiente: el día
4 de iulio a las 4 p. m. se inauguró un artístico quiosco levan­
tado en la Plaza Bolívar, ofrenda del gremio de artesanos, y en
Xe acto llevó la palabra el Br. Anselmo Escalona. El día 5 a las
ocho de la mañana, se cantó solemne Te-Deum bajo suntuo­
so templete levantado en la Plaza, y a las 9, se inauguró la
balaustrada de hierro de la Plaza y el discurso de orden es-
balaust Br Rogerio Sánchez. Por la noche hubo se-
Alberto La Riva Vale 91

sión de gala en el Concejo, donde se inauguraron dos cuadros


al óleo de tamaño natural: uno del Padre de la Patria, cos­
teado por el Ayuntamiento, y otro del procer valerano Dr. y
Coronel Antonio Nicolás Briceño, ofrenda de la colonia ita­
liana. El día 6, a las 10 a. m., se inauguraron las obras del
Puente Centenario y Avenidas Gómez y 5 de Julio; a las 3
de la tarde se verificó el acto solemne de los Juegos Flora­
les, jústa de cultura que se celebraba por primera vez en Va-
lera. En el centro de la Plaza, en templete decorado con el
mejor gusto, se encontraba la Reina, señorita María Ernesta
Spinetti, acompañada de sus Damas de Amor, las señoritas
Porfiria Giacopini, Hortensia Febres Cordero, Francisca Ve-
thencourt Sierra y Josefa María Troconis. El Jurado dio a co­
nocer el veredicto del Certamen Literario, según el cual, el
premio de verso correspondió al Br. Rafael Barroeta, y el de
prosa, al joven José Araujo Mannucci. Los autores laureados
leyeron sus composiciones, y luego, dijo un magnífico discur­
so el Mantenedor de los Juegos Florales, Pbro. Dr. Miguel A.
Mejía.
A continuación se organizó el paseo. En el carro que rom­
pía la marcha, representando a Valera, iba la niña María La­
Riva, seguíalo el que representaba a Trujillo en el cual iba
la niña María Corina Oliva, en el tercer carro, un simbólico
cuadro representando la República, y el cuarto y quinto ca­
rros conducían a la Reina y sus Damas de Amor. Completa­
ban el desfile el Concejo, el Comité, el Gobernador del Dis­
trito y un público estimado en tres mil personas. Los carros
o carrozas alegóricas iban tirados por muías y desde ellos la
Reina y su Corte intercambiaban flores con el numeroso pú­
blico apostado en las esquinas y en los balcones. Por la noche,
en el patio de la Casa de Gobierno, tuvo efecto una Velada
patriótico-literaria que resultó en extremo lucida.
El día 7, en horas de la mañana, se colocó la primera pie­
dra del Templo de San Pedro y en este acto llevó la palabra
el Pbro. Dr. Miguel A. Mejía. En este mismo día y en el si­
guiente hubo regocijos populares que se realizaron dentro del
mayor orden.
De este modo, con encendido fervor patriótico, obras de
pública utilidad y actos de cultura, conmemoró Valera los
primeros cien años de la independencia nacional.
92 Anales de Valera

UNA REUNION MEMORABLE

El 17 de enero de 1896, circuló una hoja suelta firmada


por los señores: Dr. Santiago Fontiveros, Dr. José del Rosario
Colina Montilla, Br. Rafael Jiménez Chirinos, Dr. José Anto­
nio Hernández, Dr. Octavio Luzardo, General Rafael Gallegos
Celis, General José Adolfo Azuaje, General Juan Ignacio Mon­
tilla. Br. Rafael Rosales, Antonio José Nieto, Jesús María Ma­
ya, Ramón Añez, Leopoldo Febres Cordero, Víctor M. Cazorla
Ernesto Ibarra, Américo Briceño, Camilo Vethencourt, Alejan­
dro Dubs y Luis María Rivas, invitando para una reunión en
la Plaza, con el fin de formar una Sociedad Patriótica para
protestar contra la usurpación británica en la Guayana.
La ciudadanía atendió a la invitación. La multitud fue
engrosando a medida que se aproximaba la hora señalada pa­
ra llevarla a cabo y minutos después la Plaza estuvo colmada.
En un ambiente recargado de expectación se inició el ac­
to. Hicieron uso de la palabra: Colina Montilla, Jiménez Chi­
rinos, Felipe Salcedo Ochoa, Gallegos Celis, Carlos Guerra y
otros. Todos los oradores se pronunciaron valientemente con­
tra la afrenta irrogada a la dignidad nacional y todos coin­
cidieron en que la actitud tan abusiva como atentatoria asu­
mida por Inglaterra, no era como para ahogarla en el silencio,
creaba graves problemas para la patria, ponía en peligro su
soberanía y ante tamaño ultraje se hacía imperioso adoptar
la postura recta, firme y fuerte que demandaban las circuns­
tancias.
La concurrencia premió con prolongados aplausos los dis­
cursos de los distintos oradores y con el mayor entusiasmo
al periodista Salcedo Ochoa, cuando, en frase punzante como
un alfiler, dijo: “La vejación y la violencia en irritante ma­
ridaje, y el abuso de la fuerza y la injusticia en infame con­
tubernio, es cuanto puede argumentar la pérfida Inglaterra
para arrebatar a Venezuela territorios que legítimamente le
han pertenecido”. Y la exaltación de los ánimos subió de pun­
to, cuando se paró a hablar Colina Montilla y el eco de su
Alberto La-Biva Vale 93

voz emocionó a la multitud y la electrizó con su palabra enér­


gica. Interrumpido a cada instante por el frenesí popular, ini­
ció su cálida arenga diciendo: “Hoy, la suerte de la patria a
todos nos golpea en la mente. Hoy, por culpa de la insaciable
voracidad territorial inglesa, en el horizonte de la patria no
apunta un alba pacifica y risueña, sino que asoma la luz de
una aurora que ve teñida de nubarrones de tragedia”; más
adelante expresó que la usurpación de Guayana iba “no sólo
en menoscabo de la integridad de la patria, sino inclusive, de
la dignidad y el decoro de' todos los pueblos libres”; y con­
cluyó su intervención afirmando: “contra el zarpazo inglés
debemos protestar y poner a la protesta el acento enérgico que
cuadra ante tan incalificable ultraje” y recomendando, si por
los medios pacíficos la cuestión no tenía arreglo, “prepararse
para aventar el intruso y castigar su osadía inmolándose a la
muerte si fuere necesario”.
De la inflamada palabra de los oradores se impresionó
justificadamente el numeroso público que llenaba la Plaza y
una página de oro del patriotismo escribió Valera en esa reu­
nión memorable, a la que se dio término cuando se levantó
el acta de instalación y se tomó una fotografía de la Junta
Patriótica constituida.
Don Antonio Salinas, por quebrantos de salud no pudo
asistir a la reunión pública efectuada; pero hirviente el pe­
cho de santa ira, enardecido por el ultraje y tocado en las
más recónditas fibras de su corazón de patriota, con la agu­
deza que lo caracterizaba, expresó su rencor en las siguientes
estrofas:
En el muslo de un gran pueblo
hincó el agudo colmillo
un can de instinto agresivo,
torvo y torpe, malo y fiero.
Mi pueblo es el agredido,
y el desgarrón que le han hecho
no es de galgo ni podenco:
de gran dogo es el mordisco.
El zarpazo ha sido aleve,
hondo el desgarrón y extenso.
Be raza inglesa es el perro
que nos dio el mordisco. ¥ duele.
94 Anales de Valera

La reunión aquí del 17 de enero, al igual que otras efec­


tuadas en distintas ciudades de la República, si bien se desen­
volvió en una atmósfera del más puro patriotismo, no pasó
de la pirotecnia verbal. La nación protestó, pero débil e iner­
me, no pudo apoyar con la fuerza de las armas su reclama­
ción y fracasó. Para dirimir sus derechos, confió sus deman­
das restitutorias al arbitraje internacional y el Laudo de Pa­
rís en 1899 le fue adverso. Un fallo injusto que el sentimiento
nacional jamás ha aceptado. El mordisco de 109 mil millas
quedó impune. Todavía duele.
Alberto La-Riva Vale 95

VALERA, CAPITAL PROVISIONAL

En 1888, con motivo de la fiebre amarilla, epidemia que


sentó sus reales en Sabana de Mendoza y Betijoque y que por
último causó innumerables víctimas en Trujillo, tuvo el go­
bierno de la Sección que trasladarse y fijar a Valera como
Capital del Estado. Trujillo formaba en esa época parte del
Gran Estado de los Andes y estaba al frente del gobierno, co­
mo Gobernador Seccional, el General Rafael Linares, tenien­
do por Secretario al General Antonio Salinas.
En agosto de 1900, el General Cipriano Castro nombró al
Dr. Inocente de J. Quevedo, Presidente Provisional del Estado
Trujillo, y designó a Valera como Capital del Estado. El día
2 de setiembre fue fijado para recibir el Presidente. Desde la
víspera se colocaron en varias esquinas arcos triunfales con
pensamientos alusivos a la fiesta que se celebraba. A las 5
de la tarde hizo su entrada a la ciudad el Presidente Provi­
sional, en medio de una numerosísima concurrencia que ha­
bía acudido a recibirlo. Los vítores al General Castro y al Dr.
Quevedo resonaban por todas partes, y luego de efectuarse una
recorrida a caballo por las principales calles, fue instalado
el Presidente en la casa de dos plantas en la cuadra Norte
de la Plaza Bolívar, que se había preparado al efecto.
Instalado el gobierno, los poderes públicos quedaron cons­
tituidos de la manera siguiente:
Poder Ejecutivo: Presidente, Dr. Inocente de J. Quevedo;
Secretario General, Dr. Rafael Terán; Jefe de Sección Políti­
ca, Dr. Alfredo Carrillo; Jefe de Hacienda y Fomento, Dr. J.
R. Colina Montilla; Jefe de Estadística, Dr. Rafael Jiménez
Chírino; Tesorero del Estado, Juan José Márquez; Gobernador
del Distrito Valera, General Hipólito S. Herrera.
Poder Judicial: Corte Suprema de Justicia, Drs. Julio H.
Sánchez y Gabriel Maya Urdaneta y General Juan Pablo Bus-
tillos; Secretario, José Rafael Iragorri; Escribiente, Diego José
96 Anales de Valera

Martínez. Corte Superior, Dres. Antonio Araujo, Amílcar Fon-


seca y Pacífico Quevedo; Secretario, Neptalí Valera; Escribien­
te, José Rafael Gallegos. Juez de Primera Instancia en lo Ci­
vil, Procurador Federico Ad. Vetencourt; Secretario, Santiago
Musso; Juez de Primera Instancia en la Criminal en el Pri­
mer Circuito, Francisco María Hurtado, y en el Segundo Cir­
cuito, H. Anzola, hijo.
Concejo Municipal del Distrito Valera: Presidente, Br. Ra­
fael Rosales; 19 y 29 Vicepresidentes, respectivamente, Fran­
cisco Celis P. y Jesús Pérez; Procurador, Antonio María Ve-
tencourt; y Vocales: Juan Ig. Colmenares, Eduardo Carrasque-
ro, Jesús María Maya y Justo Víllasmil.
La Tesorería del Distrito quedó a cargo de Julio Ad. Tró-
conis, y el Juzgado, del señor Rafael Gallegos, quien designó
como Secretario al señor Anselmo Carrillo.
Alberto La-Riva Vale 97

DIPUTACION A LA CONSTITUYENTE DE 1901

Para constituir el Cuerpo Superior Electoral del Estado


Trujillo, que habría de elegir la diputación trujillana a la Asam­
blea Constituyente, señalada por el Presidente Cipriano Cas­
tro para el 20 de febrero de 1901, los Concejos de los Distri­
tos confiaron el mandato de su representación, así:

Por el Distrito Armisticio: Principales: General Manuel


Vicente Villegas y Br. Fortunato Piedra Villegas, y Suplen­
tes: General José Agustín Matheus y General Juan Miguel Ra-
bello.
Por el Distrito Boconó: Principales: General Emilio Rivas
y Dr. Marcelino Perdomo Andrade, y Suplentes: Dres. Elias
Urdaneta y José María Carrillo.

Por el Distrito Betijoque: Principales: Generales José Ra­


fael Bazo y José Ignacio León Chuecos, y Suplentes: Corne-
lio Emiliano Uzcátegui y Francisco Matheus.
Por el Distrito Carache: Principales: General R. Ramírez
Carrero y Dr. Juan B. Sáez Carrillo, y Suplentes: Juan de Je­
sús Montilla y Carlos Hernández.

Por el Distrito Escuque: Principales: General Maximilia­


no Sosa y Br. Rafael Rosales, y Suplentes: Dr. Julio H. Sán­
chez y General Blas A. Daboín.
Por el Distrito Trujillo: Principales: General Fabricio Vás-
quez y Dr. Enrique Urdaneta Maya, y Suplentes: Magín Bri-
ceño y Br. Atanasio Maldonado.
Por el Distrito Capital: Principales: Ramón Pérez y Abra-
ñán Ceüs y Suplentes: Jesús María Maya y Antonio María Ve-
tencourt.
Por el Distrito Urdaneta: Principales: Dr. J. R. Colina Mon­
tilla y Dr. Alfredo Carrillo, y Suplentes: Hilarión Chaparro
y Delfín Vásquez.
98 Anales de Valera

El Cuerpo Superior Electoral se reunió en Valera el 2 dz?


diciembre de 1900 y nombró a los Dres. Leopoldo Baptista y
Santiago Fontiveros y General José Manuel Colmenares Pache­
co, como Diputados por Trujillo a la Asamblea Constituyente.
Por la noche, el Dr. Inocente de J. Quevedo, Presidente Provi­
sional del Estado, obsequió con un banquete a los Delegados
electorales y en él se pronunciaron discursos alusivos a la Cau­
sa de la Restauración y a su eximio Jefe el Benemérito Gene­
ral Cipriano Castro. Los oradores fueron los doctores Queve­
do, Enrique Urdaneta Maya y J. R. Colina Montilla y el Br.
Rafael Rosales.
Alberto La-Riva Vale 99

REPERCUSIONES DE UN DECRETO

En enero de 1956 se cumplieron cincuenta y tres años de


haber promulgado el General Cipriano Castro, su memorable
Decreto prorrogando por dos años el plazo para el pago de toda
clase de hipotecas y cuyo Artículo 1*? en su parte dispositiva,
decía asi: “Los plazos acordados en los contratos de ventas para
ejercer el derecho de rescate y los plazos estipulados en los
contratos de hipotecas convencionales para su cancelación, se
entenderán prorrogados por el término de dos años a contar de
la fecha del presente Decreto, sin que esta prórroga modifique
en nada las demás estipulaciones de los respectivos contratos”.

Fue una medida pronta y de emergencia que causó gran


revuelo en el país y que, en la provincia trujillana y particu­
larmente en Valera, dio origen a los más encendidos y varia­
dos comentarios. La disposición oficial analizada desde diver­
sos ángulos de vista era: audaz, por la lógica reacción que pro­
vocaría en el reducto capitalista, al que afectaba en su inci­
dencia; insólita, porque en lo jurídico —y fue una de las ale­
gaciones de más fuerza con que se combatiera— carecía de res­
paldo, toda vez que vulneraba el derecho de libre contratación,
garantía básica que consagraba el ordenamiento constitucional
vigente; trascendente, por sus repercusiones en los sectores
vinculados al comercio, la industria y el agro; y oportuna y
humana, porque dictada en días de grave crisis económica, ten­
día a la finalidad de procurar un respiro a cuantos se hallaban
en riesgo inminente de ir a la quiebra por no poder saldar in­
mediatamente sus compromisos, y estaba inspirada en el pro­
pósito de favorecer a quienes intervenían directamente en las
actividades de la producción agraria, que no estaban, por cier-
to, en condiciones de redimir sus predios de los gravámenes
que sobre ellos pesaban, provenientes de sumas que adquirie­
ran a crédito para la explotación de los mismos.
100

En aquel entonces, muchos eran los predios rústicos y fin­


cas urbanas hipotecados, los propietarios sufrían escasez de nu­
merario y era exorbitante el interés que satisfacían por las can­
tidades que con anterioridad habían solicitado en préstamo.
El periódico “El Diario de Valera”, en editoriales sucesivos,
comentó con amplitud el decreto castrista, y refiriéndose a la
rata usuraria a que los capitalistas cedían sus dineros en prés­
tamo se expresa de esta manera: “Los acaudalados se convir­
tieron en usureros legales. Llegóse a ver el vergonzoso espec­
táculo de un treinta por ciento como tipo de rédito; luego el de
un veinticuatro que priva aún en cantidades de menor cuantía
y en pueblos, no tan apartados, de esta región andina. Hoy es
]o común y corriente el tipo de dieciocho por ciento, que se es­
típula en contratos, que se dice en alta voz”.

Más adelante, al aludir a la carencia de respaldo jurídico,


que es el argumento de fuerza que esgrimen los impugnadores
del Decreto, y a su efecto retroactivo, que es el defecto que le
hallan otros opositores, traza un parangón entre la verdadera
función del capital cedido a una rata módica, equitativa, y la
terrible aritmética utilizada por el prestamista para colocar su
dinero apoyado en una garantía constitucional que no vacila
en calificar de enormidad legal, y en forma interrogante ha­
ce estas consideraciones: “¿Cómo se llama en Derecho, en Re­
ligión y en Sentido Común el interés del 12 por ciento anual?
■Las condiciones inmorales aunque se establezcan en papel se­
llado y ante un Registrador, son condiciones que caen bajo el
amparo de la Jurisprudencia? ¿Qué es más: el cumplimiento
de lina garantía constitucional que le otorga a una propiedad
las condiciones de fueros, atributos y privilegios, o el cumpli­
miento de una enormidad que se protocoliza?”.

Cuando se analiza a la distancia y se recuerda una época


en que, debido al bajo precio de los frutos imperante y a la
rata ilícita fijádale a las sumas obtenidas en préstamo, no ya
el pequeño terrateniente rural, sino aún el dueño de exten­
so latifundio, vivieron de continuo ante la perspectiva poco
grata de perder la finca, y llegado el caso del cobro perento­
rio, tener que entregarla porque los solos intereses acumula­
dos en los años de mora sobrepasaban el valor de la misma,
se llega a la conclusión de que el Decreto del General Cipria-
Alberto La-ffiva Vale 101

no Castro no fue dictado con la mira demagógica, la expresión


de poder y el alarde de prepotencia que le atribuyeron algu­
nos de sus opositores.

Así lo entendió <fEl Diario, de Valera”, en 1901, cuando al


glosar la decisión oficial, la justifica y defiende, a tiempo que
no oculta su satisfacción por la medida, que considera “a mo­
do de fiero garrote aplicado con fuerza en la dura cabeza del
agiotista”.
102 Anales de Valera

ACONTECIMIENTOS POLITICOS

Durante la segunda mitad de la pasada centuria, las luchas


partidistas dividieron la familia trujillana en grupos y Valera
respiró un ambiente rebosante de problemas amargos, como con­
secuencia de los continuos movimientos revolucionarios a que
diera origen el forcejeo político.
La población vivía vida de consternación ante la salida de
un caudillo que sí los hubo, incapaz de permitir un desafuero,
y la llegada de otro, en cuyas filas, al lado del guerrero va­
liente que en las acciones bélicas combatía con gran denue­
do venía el sujeto de triste fama y pésimos antecedentes, que
según el concepto del periodista Víctor Rosa Martínez, “po­
seso de furia insana arremetía contra todo”. Atropellos, vio­
lencia, desorden, saqueos, represalias, persecuciones: estos fue­
ron los males ligados como eslabones de una misma cadena
a que condujeron las divergencias de los jefes políticos, que
por lo general desembocaron en la pugna armada, en el cho­
que revoltoso.
Y aparte de la intranquilidad en los hogares, de los ru­
mores alarmantes que corrían de boca en boca contribuyendo
a hacer mayor la agitación colectiva, y de la amenaza de ex-
terminio con que a veces se amagara a cuantos ofrecían re-
sistencia para engrosar las filas de un bando cualquiera mos-
trábanse remisos a incorporarse a un movimiento o se clasifi­
caban abiertamente como enemigos, esa serie de revueltas
entorpeció el progreso de la región y se reflejó sobre la agri­
cultura y el comercio, cuyo derrumbe pudo tardar poco mas
o menos pero era inevitable y sobrevino, ya que las activi­
dades agrarias se desenvolvían en una atmósfera de descon­
fianza v las operaciones comerciales se concertaban con recelo.
dlhídn a oue el habitante de la ciudad, al aproximarse el
choque armado, para rehuir los empréstitos hacía el hatillo
v se refugiaba en el campo o mudaba de residencia y el cam-
uesfnJ a quien no seducía el albur guerrero, abandonaba los
Alberto La Riva - Vale 103

cultivos y procuraba con la ocultación de su persona, librarse


del riesgo del reclutamiento y también de entregar parte cuan­
do no la totalidad de las especies que se le exigía como con­
tribución obligatoria de guerra.
Las desavenencias, los motivos de desinteligencia de los
jefes políticos, cuando se trató de pasajeros o superficiales,
fueren susceptibles de arreglo por parte de los Delegados que
enviaba el Gobierno central con el fin de zanjar sus diferen­
cias: pero cuando la intervención de tales emisarios no dio
resultado, hubo siempre la posibilidad del choque armado, re­
curso extremo a que apelaron los caudillos para dirimir sus
pendencias. ■ •
Una exposición de las luchas políticas y un . relato impar­
cial de las guerras que ocurrieron como consecuencia de ta­
les luchas, se encuentra en la obra “Apuntes Estadísticos” del
historiador valerano Rafael Gallegos., Celis,. que con exacta
apreciación de los acontecimientos,, ya que fue testigo ocular
de muchos de ellos, los refiere de esta manera::

El 26 de agosto de 1871, 'dio el gritó de insurrección


en Ja jó, el General Juan Bautista Araujo, contra el go­
bierno del Dr. José Emigdio González que ocupaba la
Presidencia del Estado. Esta revolución tomó más después
el carácter de general y enarboló el pabellón azul, en­
trando él General Araujo con sus fuerzas a esta plaza el
mismo día 26 a las cuatro de la tarde. Gran alarma tuvo
lugar en el pueblo y las autoridades y demás amigos del
gobierno del Dr. González tuvieron que salir huyendo.
A los pocos días se libró una acción de guerra en Mucu-
che, en que fueron derrotadas y dispersas las fuerzas de
González. . , • •» • . . •. ..
Posesionado el General Araujo del Estado, el gobierno
de la Nación presidido por él GeneréaL Antonio’ Guzmán
Blanco, empezó a tomar medidas'para sofocar aquel mo­
vimiento revolucionario. ■ . ,
El General Venancio Pulgar, Presidente dél Estado Zu-
lia, fue nombrado por el Ejecutivo Nacional para abrir
operaciones sobre la Cordillera, y el primer ejército que
salió de Maracaibo para estos lugares fue comandado por
104 Anales de Valera

el General Rafael Pulgar, quien desembarcó en La Ceiba


y siguió sin ser molestado hasta Isnotú, donde tomó posi­
ciones.
Movimiento constante de fuerzas hubo en esos días en
Valera, donde estaban reconcentradas la mayoría de las
fuerzas del General Araujo, y diariamente habían escara­
muzas entre los dos ejércitos beligerantes.
A los pocos días llegó de Maracaibo el General Venan­
cio Pulgar y tomó el mando del ejército, avanzando inme­
diatamente sobre las fuerzas revolucionarias, y no obstan­
te de haber sufrido varios desastres en los combates de “La
Horca’7 y de “La Mata”, ocupó la plaza de Valera a las
diez de la mañana del 24 de octubre del mismo año.
En la acción de “La Horca” murió un francés, de las
fuerzas de Pulgar, de apellido Soler, cuya cabeza fue cor­
tada, disecado el cráneo y estuvo mucho tiempo la cala­
vera en la sacristía de la Iglesia.
Los liberales del Estado se unieron a las fuerzas de Pul­
gar y fue Valera el centro de todas las operaciones. El
General Araujo al saber que Pulgar había ocupado a Va-
lera, marchó de Escuque y ocupó el cerro de La Cabaña
donde acampó con su ejército, y diariamente había tiro­
teos con las fuerzas de Pulgar que salían a atacarlo.
Valera sufrió en esa época multitud de calamidades no
sólo por los combates que se libraban, sino por las per­
secuciones, vejámenes y prisiones que tenían lugar a ca­
da momento. La propiedad no fue respetada y bastaba que
un individuo fuera denunciado como godo, para ser des­
pojado de sus intereses y perseguido.
El General Araujo reconcentró por fin sus fuerzas en
la ciudad de Trajino y marchó Pulgar sobre él, toman­
do posiciones en “La Otra Banda”, sitio de aquella ciudad
En Valera se cometieron entonces robos y vejaciones y
aunque sea penoso decirlo, muchos de sus hijos, escudán­
dose con el nombre de Pulgar y llamándose liberales, atro­
pellaron todo derecho y vulneraron toda garantía
Alberto La-Riva Vale IOS

El Pbro. Dr. Henrique María Castro fue maltratado en


su honorable personalidad por un loco de las fuerzas de
Pulgar, a quien llamaban el Varón López. Don Ramón
Ignacio Andrade sufrió muchísimos ultrajes y esto fue
causa para que él y el Pbro. Dr. Castro se ausentaran de es­
ta ciudad y fijaran su residencia en otro Estado.
El Pbro. Agustín Palacio, ángel de consolación en esa
época luctuosa prestó muchos servicios a las familias afli­
gidas; pero acibarado su corazón con los sufrimientos do
sus amigos y con espectáculos tan horribles, entregó al
año siguiente su espíritu en manos de su Creador.
A principios de la revolución del General Araujo fue­
ron Jefes Departamentales de Valera, Ramón Guillén e
Hilarión Unda, y después fue nombrado por los liberales
el General Juan Bta. Paredes.
Las fuerzas azules evacuaron la plaza de Trujillo des­
pués de varios combates que se libraron, y posesionado
el General Pulgar de todo el Estado, quedaron los habi­
tantes de los pueblos a merced de los que se llamaban
vencedores.
En el año 1874 y con motivo del alzamiento del Gene­
ral León Colina contra el gobierno del General Guzmán
Blanco, salió de esta ciudad un ejército compuesto en
mayor parte de valeranos e hicieron la campaña de Co­
ro, contribuyendo a la consolidación de la paz El Gene
ral Juan Bautista Araujo que fue caudillo de uno de los
partidos que existen en la Cordillera, tomó parte activa
en esa campaña
política del país. y desde entonces volvió a figurar Pn la

En el año de 1875, en los meses de noviembre y di


ciembre, tuvieron lugar en esta ciudad varios movimien
tos de fuerzas, porque en la nueva organización qu- se
le dio al Distrito se trató de poner hombres nuevos v
excluir por completo a los Paredes. y

Federico Aa. Vetencourt fue el iniciador de esta idea


que la secundó la parte más sensata de esta sociedad ’
Aquí se levantaron fuerzas acaudaladas por el mismo Ve
Anales de Valera
106

tencourt, y por espacio de algunos días fue Valera un


verdadero campamento y había alarmas porque se espe­
raba a los Paredes que se habían armado en el caserío
de La Cejita.
jas elecciones que se practicaron, resultó elegioo Je­
fe del Distrito el señor Federico Ad. Vetencourt y fue
gu Secretario el señor Eduardo Briceño Uzcai.egui.
Las elecciones de 1878 y 1879 también fueron tu­
multuosas, a causa de la enemistad que existía entre los
Paredes y Maldonado, y más de una vez se presenció
el triste espectáculo de un ataque a balazos entre miem­
bros de esas dos familias..
Una gran reunión popular hubo con motivo del pro­
nunciamiento encabezado por Juan José Urda neta, a fa­
vor del Gran Demócrata, General Francisco Linares Al­
cántara, para Presidente de la República. Durante el go­
bierno del General Linares Alcántara hubo en este pue­
blo algunas rivalidades políticas y discordias entreoíos
partidos locales, que. cesaron con la muerte de este Ma­
gistrado, y después del triunfo del General Gregorio Ce-
deño en Carabobo, se pronunció la ciudadanía de Vale­
ra proclamando al General Guzmán Blanco como Reivin-
dicador y -este pronunciamiento fue encabezado por los
ciudadanos Manuel María Carrasquero y Rafael Gallegos
Celis. Fiestas, públicas tuvieron lugar y entró a regir los
destinos del Estado, el General Santana Saavedra.
jtq 1882 ocupó la Presidencia del Estado el General
Juan Tomás Pérez y Estanislao Sequera rigió los desti­
nos de este Distrito . Las elecciones se las disputaron los
Maldonado y los Paredes; pero estos últimos se vieron
precisados a abandonar el campo y quedaron los prime­
ros dueños de la situación.
• En seguida vino la promulgación de la Constitución
quiza quedando la República dividida en nueve Estados
y TrujiUo formó parte del Gran Estado de los Andes.
Tino de los acontecimientos más notables de la vida po­
lítica de Valera fue la guerra de Medina. El Concejo Mu­
nicipal del Distrito Betijoque lanzó una protesta contra
Alberto La-Riva Vale 107

el Presidente del Estado que era entonces el General Ro­


sendo Medina, y los Concejos de los demás Distritos se
adhirieron a la protesta, declarándose la Sección en
abierta rebelión contra el gobierno.
El 21 de diciembre de 1884 ocupó la plaza de Valero
y el General Juan Bautista Araujo con todos sus parti­
darios se situó en Carvajal y desde ese momento hubo
• choque de armas, ataques y tiroteos que ocasionaron des­
gracias. En uno de ellos murió embarrancado el Gene­
ral Natividad Santana, alias “Santanita”, de las fuerzas
de Araujo. • •
El General Joaquín Crespo ocupaba para entonces la
Presidencia de la República y mandó como Delegado a
los Andes, al General Eladio Lara, quien hizo un arre­
glo desfavorable para Medina, en virtud del cual se au­
sentó para Caracas y quedó el partido del General Arau­
jo dominando la situación de Trujillo.
El Gobernador de la Sección que era Wenceslao Bri-
ceño desterró a todos los partidarios de Medina y esta
medida se hizo extensiva en Valera hasta para familias.
Después volvió el General Medina a ocupar la Presiden­
cia del Estado y esto obligó al gobierno de Trujillo a se­
guir observando una política conciliadora.
Con motivo de los acontecimientos políticos ocurridos
en Mérida
- en el año 1885, en que un Coronel Colina de-
puso al Presidente. General Francisco Alvarado, volvió
a turbarse la tranquilidad en éste Distrito y hubo movi-
miento de fuerzas y venida de Delegados. - .
El 31 de agosto de ese mismo año entró a esta ciudad
con el carácter de Delegado Nacional el General Vic-
torio Guevara. La Delegación del General Pedro Valle-
nilla en 1886 y los sucesos que tuvieron lugar con ese
motivo, inquietaron : de T nuevo los ánimos y los liberales
del Estado entraron- en posesión de los destinos públi­
cos. Después vino la . /Presidencia del Dr. Pedro Arnal en
“Los Andes” y en el Tecibimiento que se le hizo en Tru-
- illo hubo un choqué éntre los bandos políticos de la lo­
calidad y resultaron muertos y :heridos; y como desen­
lace finaL de . esta serie de desavenencias, el General
Anales de Valera
108

Guzmán Blanco que regía nuevamente los destinos de


la Nación, envió al General Aristeguieta para arreglar la
política de Trujillo. Fue recibido por un numeroso con­
curso de partidarios del General Araujo y quedaron es­
tos, dueños de la situación.
A esto siguieron los pronunciamientos por el Dr. Rojas
Paúl para Presidente de la República; el gobierno de
éste; la discordia entre los partidos locales por la can­
didatura; revolución y captura del General Joaquín Cres­
po; y por último el Gobierno del Dr. Andueza Palacio,
en cuyo lapso administrativo gozó Valera, lo mismo que
los otros pueblos de Venezuela, de paz y prosperidad,
pues circuló mucho dinero y se emprendieron obras de
progreso.
Con motivo del proyecto de reforma de la Constitución
Nacional y del propósito de continuar Andueza Palacio
en el mando, volvieron a exacerbarse los ánimos y co­
mo corolario vino la guerra del año 1892, produciendo
una gran conmoción entre los partidos de la localidad.
El Dr. Victorino Márquez Bustillos, Presidente del
Gran Estado de los Andes, lanzó una protesta valiente
y enérgica contra el continuismo; y el Gobernador de la
Sección, General Elíseo Araujo, proclamó también los de­
rechos contra la usurpación y con un ejército se puso en
marcha para el Táchira a batir las fuerzas que apoyaban
el continuismo.
El General José Manuel Baptista, nombrado Jefe de
Operaciones por el Presidente del Estado, fijó su resi­
dencia en Valera y organizó sus fuerzas para secundar
la revolución que había proclamado el General Crespo,
en El Totumo, contra el gobierno de Andueza Palacio.
Una serie de acontecimientos desgraciados se siguió
después: Baptista se vió obligado a evacuar esta plaza
porque se aproximaba el General Diego Bautista Ferrer
con un ejército del gobierno; todas las fuerzas legalistas
se reconcentraron en Mérida y el General Ferrer con su
ejército entró en Valera el 5 de abril de 1892. Varios
desastres sufrió el General Elíseo Araujo en la campaña
del Táchira contra el General Cipriano Castro, y después
I
I
>
¡
!

1
Alberto La-Riva Vale 109

este Jefe venció las fuerzas del General Espíritu Santo


Morales obligando a ambos a replegar sobre Mérida.
i
' Un hecho de armas tuvo lugar en La Mocotí entre las
fuerzas de Ferrer y las de Araujo y Baptista, y después
de haber conseguido la victoria las fuerzas legalistas y
encontrarse Ferrer reducido en una casa, herido y con
muy poca gente, se desbandaron las fuerzas de A.raujo y
Baptista, por una circunstancia imprevista o por una or­
den mal interpretada. Esa acción costó la vida a varias
personas útiles de ambos bandos, entre las cuales se cuen­
ta al Dr. Cristóbal Barroeta y el Coronel Aníbal Arias.

Salvándose Ferrer de caer prisionero con los jefes y ofi­


ciales que le acompañaban, se vino al día siguiente para
Valera y procedió nuevamente a la organización de sus
fuerzas.

Vino de Caracas el General García Gómez como Dele­


gado y marchó para Mérida. A los pocos días fue entre­
gada aquella plaza a los continuistas y quedó debelada
la revolución en el Estado.

Bien conocidos son de todos los sucesos que se siguie­


ron, las alternativas que hubo en la política, el pensa­
miento de constituir la “Liga de Occidente” y la conduc­
ta correcta observada por el General Ferrer en esta ciu­
dad que fue el centro de sus operaciones; y sólo resta
por decir, que después de la entrada del General Joa­
quín Crespo a Caracas, surgieron nuevamente en este Es­
tado fuerzas legalistas.

El General Esteban Chalbaud Cardona marchó de Mé-


rida sobre esta plaza con una fuerza legalista y esto pro­
dujo alarmas constantes. Después de algunas escaramu­
zas fueron comisionadas algunas personas para entrar en
I
tratados de paz, y con ese objeto salieron al campamen­
to de Chalbaud Cardona los señores Dr. Eladio A. Lugo,
Abel P. Cifuentes y José Adolfo Azuaje, y más después,
el Dr. Alejandro Andrade, el General Bernardo Tinedo
Velazco y otros que habían venido de Maracaibo en co­
misión ante Ferrer.
hd Anales de Valerá

Á1 fin se retiró Ferrer y ocupó la ciudad el Genereal


Chalbaud Cardona, de quien era Jefe, de Estado Mayor,
el General Salómón Delgado. Asegurado el triunfo de la
revolución legalista en toda la República, vino el Dr.
Leopoldo Bautista cón el carácter de Ministro en Comi­
sión en ei Zulia y los Andes y fue recibido en Valero
bon muestras de entusiasmo. El partido de Baptista, re-
presentante legítimo de la. legalidad en los Andes quedó
dominando ía sitüacióú política.y consecuente con 1? cau-
sa míe defendía, siguió las huellas que le trazara el Eje-
CÚÜVÓ Ñácionai; pero inconsecuente este con sus antiguos
hervidores, íes volvió más tarde la. espalda y se. rodeó de
¡os elementos que habían defendido el continuismo.
El General Crespo se entregó en. brazos de sus ene-
micos dejando entregados a sus propias fuerzas a los lea-
i«s oúe lo habían áéfendidó, y mandó al General Anto­
nio Fernández a que ejecutara las órdenes privadas que
le había dado de antemano. Fueron sustituidas las auto-
ridades del Estado con .otros nuevos hombres y entonces
fue nombrado jefe del Distrito el ciudadano Nemesio Ba-
ralt Éí 14 de setiembre le sucedió en este destino el Ge­
neral Pedro Cerrada Perozó, quien nombró como secre­
tario aí señor Federico Adolfo Vetencourt, Calmó un poco
la efervescencia de las pasiones en virtud de estos nom­
bramientos,
£uebió¿ ío¿ no
y enpero por eso
campós, dejaron
abusos de cometerse en otros
y arbitrariedades.

En ese mismo añó de 1893 se hizo ün simulacro de elec­


ciones y no obstante de haber, prometida el. gobiern.o com­
pleta libertad para practicarlas, sucedió lo de siempre,
oue fueron coaccionada^ El señor Pompeyo Salinas, re­
comendado por ei General Araujo para llevar su gente a
ios comicios qué debían tener lugar en esta Parroquia
Capital, se presentó a la Plaza con mayor pumero de gen-
te pero nada püdo hacer, y el. señor Ricardo Vanegas que
también se presentó cón igual carácter, como encargado
del General Araujo, convino en un arreglo, con los con-
bOrios y fue miserablemente engañado. El partido que
denominaba iiberal, protegido por el gobierno, firmó
Zetas nombró el comicio ilegalmente e hizo una espe­
cie dé elecciones en ias cuales salió electo para regir los
áestínbs dei Diétritó ei áeñóf Fraricisfeo Paredes:
Alberto La-Riva Vale

El primero de enero de 1894 tomaron posesión las nue­


I vas autoridades y se desató una serie de persecuciones
y desaciertos, quedando de aquella administración una
ingrata memoria. Todo el año fue aciago para Valora por
los vaivenes de la política y las alternativas que había
en el gobierno. El General Francisco Parra Pacheco vino
de Caracas y se formó un partido que lanzó su candida­
tura para Presidente del Estado. En esos mismos días lle­
gó también de Caracas el General Juan Bautista Araujo,
y como se dijo que venia entendido con el General Cres­
po, se llenaron sus partidarios de ilusiones, y se le hizo
una buena recepción en esta ciudad.

Llegó con el carácter de Comisionado del Gobierno el


General Vera Peñalver; y este cambio de Delegados a
cada momento, alimentaba las pasiones de los partidos
locales y mantenía en constante agitación los ánimos.

El General Parra Pacheco sin saberse cómo ni cuándo


y de una manera muy original abandonó a Valera y se
fue para Caracas defraudando las esperanzas de sus ami­
gos. lo que prueba que el gobierno lo mandó a represen­
tar una ridicula comedia y que estaba en los intereses
del General Crespa mantener, los partidos en constante
agitación.
Luego vino otro Delegado, el General García Fuentes,
y ejecptó sin número de prisiones desatando su odio prin­
cipalmente pontra todos los que pertenecían al partido
de Baptista. El Jefe Paredes, secundándolo en todos es­
tos actos y ejecutando a su vez otros por propia cuen-,
ta, logró producir una alarma general, en el pueblo. En
1895 vino con el mismo carácter de Delegado el Dr. Ati-
lano Vizcarrondo y la guarnición de esta plaza la hacia
como Jefe del Batallón el General Alfredo Mora y en
virtud de sus correctos procederes dejaron de cometer­
se muchos abusos. El General Mora fué reemplazado por
el General Ignacio Avendaño. Igualmente llegó en esto
año el General José Manuel Hernández, alias “El Mocho’’,
quien estuvo en la ciudad y otros pueblos trujillanos tra­
bajando por su propia candidatura para Presidente de la
República.
Anales de Valera
112

En 1898 fue Presidente del Gran Estado de los Andes


el General Espíritu Santo Morales y Gobernador de la
Sección Trujillo el Dr. Rafael González Pacheco. Tanto
____ - Baptista
el partido del General _ . como el Qonzález
Pacheco estaban
< al servicio del gobierno; pero este úl-
timo contaba ---- la -protección de Morales
------ con . y.. no desper-
diciaba la ocasión de hostilizar a su contrario.
Vino por fin la separación de los Estados y no obstan-
te haber seguido Trujillo el movimiento general que tu­
vo lugar en la República, esto fue suficiente causa para
disputarse el mando y hostilizarse entre si. El 11 de ma­
yo de 1898 entró a la plaza de Valera, el General José
Manuel Baptista con gente armada y como a las cinco
de la mañana de ese mismo día tuvo lugar un tiroteo
entre los partidarios de Baptista y la gente armada que
había en el Cuartel. Hubo muertos y heridos, pero las
fuerzas invasoras tomaron la ciudad y en seguida mar­
charon al encuentro del Dr. González que se había mo­
vido con gente de Trujillo. En el sitio de Chipuen hubo
una pequeña escaramuza que ocasionó nuevas desgracias
y se vio el Dr. González obligado a retroceder.
En seguida marchó el General Baptista sobre el Gene-
ral Pedro Jugo que se encontraba armado en Betijoque
a favor del Dr. González, y- en el sitio de Sabana de Men-
otrá función de armas que duró pocas horas,
la que tuvo que 1------ .
herido y prisionero, fue traído a Valera, donde se
curó y fue tratado con toda clase de consideraciones.
El Dr Leopoldo Baptista con el General Rafael Bazo
v cinco oficiales llegó en esos días de Caracas y fue re­
cibido por su padre y sus partidarios en la Estación de
Motatán.
El General Morales se había movido de Mérida sobre
- ----------
Tnnillo. uniéndose a1 él, el Dr. González Pacheco v el
General
---- Rafael Montilla,
Rafael atacó aa las pocas fuerzas que
Montilla, yy atacó
LxC1 mando de
había en Jajó, al-------------- - -los Generales
— Pedro Araujo
y después de cinco horas de combate,
y Blás Briceño, :
Araujo y Briceño la retirada, que fue pro-
emprendieron
Alberto La-Riva Vale
113

tegida por el Dr. Baptista y cinco oficiales que se habían mo­


vido de La Mocotí con ese objeto y en auxilio de Jajó.
Las fuerzas de Morales, González y Montilla ocuparon
aquel pueblo, y las de Baptista se dispersaron y sus principa­
les Jefes embarcaron en el puerto de La Ceiba y se asilaron
en Maracaibo. El 8 de junio de ese mismo año entró en la pla­
za de Valera el ejército de Morales compuesto de dos mil qui­ i
nientos hombres y procedió a organizar la Sección militarmen­ I
te. Se siguieron a esto persecuciones y varias prisiones, que
son los gajes que siempre ha traído la guerra.
El General Cipriano Castro, el 23 de mayo de 1899, con
procedencia de Colombia invade el Táchira y desde el princi­
I
pio goza de simpatías entre los valeranos, y al saberse que lue­
go de sucesivos triunfos, se aproximaba a la ciudad, los habi­
tantes se llenaron de júbilo, embanderaron sus casas y se pre­
pararon para recibirlo con verdaderas muestras de satisfacción.
El General José Manuel Baptista y su hijo el Dr. Leopol­
do habían regresado de Maracaibo con el encargo especial del
gobierno de organizar fuerzas para impedir la marcha del Ge­
neral Castro para el centro de la República. A su vez, el Dr.
González Pacheco, con el mismo encargo del General Espíritu
Santo Morales, Presidente del Estado, había salido a batir a
Castro y fue derrotado completamente en Tovar.
El 15 de agosto, a las 4 de la tarde,. entraron a Valera el
Dr. Godoy, los Generales Graciano Castro y Pedro Pablo Ro­
dríguez y otros Jefes y Oficiales de las fuerzas Restauradoras.
Después se presentó el General Rufo Nieves con un batallón,
y el 16, a las 8 de la mañana, hizo su entrada con el resto de
su ejército el General Castro, permaneciendo en ella por espa­
cio de dos días, en los cuales recibió muchas manifestaciones
de adhesión y simpatía que lo dejaron plenamente satisfecho,
y en uno de los discursos que pronunció hizo la promesa de
que si llegaba a la curul de la República, sería Valera la ca­
pital del Estado Trujillo, lo cual cumplió al pie de la letra.
Las fuerzas del gobierno comandadas por el Dr. Leopol­
do Baptista, situadas en Carvajal, no pudieron impedir el pa­
so de Castro y sólo hubo unos tiros entre la retaguardia de
éste y los que lo seguían.
Anales de Valera
F4

El Dr. González Pacheco, desconociendo el gobierno de


Truiillo cuyo Presidente era don Juan Bautista Carrillo Gue­
rra atacó a las cinco de la mañana del día 20 de septiembre
aquella 'plaza, y no obstante de qu,e era muy. escasa su guar­
nición, se le. opuso una heroica resistencia.
La torre de la iglesia de TrujiHo fue incendiada por gen­
te de González; se perdió el reloj que había en ella y murie­
ron algunas personas carbonizadas. Las fuerzas del señor Ca­
rrillo Guerra, tuvieron por último, que hacer un tratado de
cap talactór; fue ocupada la ciudad por el Dr. González Pa­
checo Durante la contienda fueron saqueadas vanas casas y
k>s archivos de las oficinas públicas esparcidos y destruidos en
su mayor, parte.
Fuerzas del General José Manuel Baptísta volaron en au­
xilio de Truiillo' pero como ya había tenido lugar la capitulación
se retiraron, y el Dr. Leopoldo Baptísta que venía de Barquisi-
meto con fuerzas trufiHanas, al llegar a Carache supo lo ocu­
rrido y. marchó precipitadamente a reunirse, con su padre, quien
se había dirigido a Boconó.
F1 eiércíto de Baptísta se dirigió a los puertos del Lago
a reribir un parque que mandaba el gobierno del Zulia, y co­
mo el Dr. González Pacheco al ver que decaesde ¡a retirada
de Carvajal no había sido perseguido, se dirigió también ha­
cia aquellos sitios con la intención de apoderarse de dicho par-
AI regreso de las fuerzas del Dr. Leopoldo Baptísta, ya
con' el parque, se encontró con las de González Pacheco en
Tsnotú y se libró un nuevo combate, el 9 de octubre, siendo
X acción más reñida y sangrienta que la anterior y mayor:
número de víctimas. Una nueva derrota sufrió el ejercito
del Dr González Pacheco y se retiró a Pampón donde hubo
píre escaramuza y sus fuerzas fueron totalmente dispersas.
Después de estos acontecimientos, ningún otro vino a >ur-
bar la tranquilidad de Valera. La buena nueva que circuló de
la llegada a Caracas del General Castro fue recibida con ver­
daderojúbilo. Los partidos locales reconocieron el gobierno
d había surgido en la Nación y fue nombrado Jefe Civil y
que h este Estado, el General Pedro Araujo Briceno. Des-
Militar
- “ rtitnvó el General Alejandro Ibarra, que vino de Ca­
— ^“y^reácte y a éste el Dr. Inocente «fe J. Queve-.
es lo
pues
yacas con
i

Alberto La-Riva Vale ns


do, quien designó para servir la Secretaría General al señor
Angel Carnevali Monreal. En el mes de agosto de ese mismo
ano se supo en Valeraja fausta noticia de haber sido d(£i¿-
nada para Capital del Estado y nombrado el Dr. Quevedo co¿
d carácter de Presidente Provisional para regirlo
<

i
<
Cultura y Sociabilidad
LA INSTRUCCION EN VALERA

Refiere Rafael Gallegos Celis, acusioso investigador de los


orígenes de Valera, en su obra “Apuntes Estadísticos’’, y sus
afirmaciones merecen todo crédito porque tienen como base
la garantía documental y el dato exacto, “que los hijos de los
primeros individuos que se avecindaron en el área de terreno
en que hoy se encuentra Valera, apenas aprendieron los prime­
ros rudimentos de la doctrina cristiana que les enseñaban los
Curas de Mota tan, La Cejita o Mendoza, y alguna que otra no­
ción de lectura que se les daba en cartillas de palo o en el Ca­
tón cristiano de San Casiano. Después y cuando los Terán y
Díaz donaron terrenos para la Iglesia, con los arrendamientos
que producían algunos de ellos, se le pagaba a un sacristán de
la Iglesia de Motatán para sostener una especie de Escuela, y
esta es la primera de que se tiene noticia, ignorándose también
el nombre de este magister y de otros que le sucedieron en tan
simpática labor”.

A los muchos años se estableció en el pueblo el señor Jo­


sé del Rosario Angustias Briceño y puso una Escuela privada
donde los alumnos obtuvieron buena forma de letra Los se­
ñores Francisco Reymí y Dr. Federico Bazó regentaron des­
pués buenas Escuelas, prestando importantísimos servicios a la
causa de la instrucción. En 1871 el citado Gallegos Celis es­
tableció la Escuela privada denominada “Progreso”, plantel
que pasó en 1872 a ser Escuela Federal con el número 212
cuando el inmortal Decreto de Guzmán Blanco fue puesto en
vigencia. Como directores de escuelas, desde entonces hasta
1900, se recuerdan los nombres de: Diego Salinas, Elíseo Añez
Casas, Manuel Puente, Federico Valbuena, Rafael Rosales Ri­
cardo Vanegas, Andrés Cornieles, Wenceslao Martínez Aldana
Aurelio Uribe, Carlos J. Gutiérrez, Santiago Musso, Pompeyo’
Rivas, Br. Adriano Valera, Antonio Cangas, Juan Agustín Mar­
tínez, Jesús Aldana, Manuel León Pérez, Domingo Romero
Carlos Luis González, Antonio López Avila, Quinio Lombar-
di, Pedro y Francisco Sánchez, Carlos Guerra y otros.
120 Anales de Valera

En cuanto a la educación femenina —dice Gallegos Ce-


lis “permaneció por muchos años en un estado de lamenta­
ble descuido, por la preocupación que existía antes, de que a
la mujer no se le debía enseñar a leer ni a escribir. Mucho
tiempo pasó sin que se propendiera a establecer una escuela
para ilustrar a la mujer, y por eso es que la generación pa­
sada sólo contó con una que otra matrona que supiera poner
su nombre o que pudiera leer mascujiando en algún libro. En
el recinto del hogar, las personas más acomodadas recibían al­
gunas lecciones de lectura y escritura que les daban sus pa­
dres; pero el estudio de las ciencias para el bello sexo estaba
terminantemente prohibido”.

La señora Josefa Grajales de Dupuy fue la primera que

denurdaíetá?ara°snseñoritasMátheus Roth, las señoritas Ur-


daneta doña Emilia Dupuy de Enríquez, María Chiquinquira
Dupuy’de Enríquez, doña Carmen Sánchez de_ Jelambi, doña
Inés Doria de Segura y Carmen Delgado. La señorita Mana de
Jesús Colina Montilla regentó una escuela de ninas que dio
muy buenos resultados y Josefina Bernoti, Emilia Mazanti y
María Lugo, tuvieron escuelas privadas en las que impartie­
ron enseñanza adecuada.

Desde el 1900 hasta un ayer reciente, algunos de los edu­


cadoresde
titutos nombrados prosiguieron
superior categoría sus tareas escolásticas,
se incorporaron otros nuevosen yIns
en­
Escuelas Unitarias
Bscueias u Federal o Estatal,
de carácter interminable muchísimos
enumerar. Por el
que forman I»rga teta y se
papel, de silenciarse los nombres de Don Miguel Brice-
-ÍreBrn Amédco "ó Valero y Dr. Francisco Sánchez. Y
no, or. ah travectoria, habra de hacerse siem-
entre ’Ta ? a lof mérnos de:’el Pbro. Dr. Miguel A.
pre justa r viliza<jor de Occidente, con 18 años como rec-
^’del Colegio “Santo Tomás de Aquino”, Instituto donde rin-
tor del Co g ^Hnrativa de valor inestimable que ha pasado

a Ja póster 38 años de actividad en el Magisterio,


büéñ pedagogo que se adelantó aquí cinco lustros a la Escue-
Alberto La-Riva Vale 121

la Nueva, eliminando en su plantel la enseñanza memorista y


destacándose por sus ideas en relación “con el desgaste inte­
lectual que supone imponer al alumno en cada curso un cre­
cido número de asignaturas imposible de seguirlas todas con I
1

verdadero aprovechamiento”; María Alvarez de Lugo, con al­ í


go más de 40 años al servicio de la docencia, en cuya escuela
y gracias a su aptitud vocacional, ilustración y competencia,
varias generaciones de mujeres abrevaron conocimientos pa­
ra su utilidad en la vida y se adiestraron en el aprendizaje de
i
las artes manuales; María Dolores de Araujo, en casi cinco
lustros de actividad docente, a la que hay que exaltar en jus­
ticia su labor al frente del Colegio de Señoritas, donde mu­
chas valeranas recibieron junto con el pan espiritual, orienta­
ción precisa para que pudieran desenvolverse en sociedad co­ i
rrectamente y actuar bien como madres de familia o como
amas de casa; y por último, doña Carmen Sánchez de Jelam-
bi, con 65 años de labor ininterrumpida al servicio de la ins­
trucción pública y cuya obra educativa dejó huellas bien visi­
bles, ya que desde los albores de la incipiente formación de
Valera, comenzó a modelar mujeres para los hogares y ciuda­
danos para el país.
122 Anales de Valera

LA ESCUELA-HOGAR "CARMANIA"

“Caí-manía” es un lugar distante cinco kilómetros de la


ciudad de Valera, donde existió una casa construida en 1808
por el señor Vicente Rosales, de orden y cuenta del Pbro. Fran­
cisco Antonio Rosario, para entonces Cura de la Parroquia de
Mendoza, casa en donde según una no desmentida tradición,
durante los días 12 y 13 de junio del año 1813, se hospedó
junto con su Estado Mayor el Libertador Simón Bolívar, y allí,
concibió y dio forma al célebre Decreto de la Guerra a Muer­
te que el día 15 había de dictar en la ciudad de Trujillo.
Fue don Marcos R. Chona el primero que abrigó la idea,
en 1937, de que ese lugar histórico fuera adquirido para ser
conservado como, patrimonio nacional y se estableciera en él
una “casa benefactora de la niñez desvalida”. Después, el Dr.
Máximo Barrios, actuando como Delegado Principal del Esta­
do Trujillo al Congreso Bolivariano de 1940, presentó una po­
nencia en el sentido de que se recomendara al Ejecutivo Fe­
deral la adquisición de la casona histórica y terrenos anexos,
con destino a una Granja Agrícola, a un Instituto de Veteri­
naria o a una Escuela de Mayordomos de caña o de café.
Por último, el Dr. Antonio Martín Araujo, actuando en su ca­
rácter de Gobernador del Estado Trujillo, firmó con fecha 26
de diciembre de 1946, el Decreto que disponía erogar la can­
tidad de Bs. 30.000 para adquirir por ese importe a la ha­
cienda “Carmania”, con el fin de edificar en ese sitio, un Ins­
tituto Asistencial para niños desamparados que se denominaría
Escuela-Hogar “Carmania”; confiaba la dirección y organi­
zación técnica al Consejo Venezolano del Niño y nombraba
en Valera una comisión compuesta por los Dres. J. Gil Man-
rioue Arturo R. Añez, Jacob Sénior C. y Omer Rumbos La­
res señores Julio C. Hidalgo, César Bertoni, Manuel Hernán­
dez César Terán B., Enrique J. Castellanos, Juan Bencomo
Montilla, Marcos R. Chona, Pedro M. Febres Jelambi Antonio
rortés Pérez y Ramón Guerrero Matheus, señora Antometa
Mejía de Terán y señorita Aura Salas Pisani, que tendría a

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I Alberto La-Riva Vale 123

su cargo la tarea de solicitar de las clases económicamente


pudientes donaciones pecuniarias para la obra y ocuparse en
general de todo lo relativo al plan de organización prelimi­
nar.
A don Marcos R. Chona corresponde, pues, la iniciativa,
y al Dr. Araujo, el mérito de ser el principal gestor; pero la
comisión nombrada colaboró con entusiasmo en el adelanto del
proyecto, logró interesar la opinión en torno a la utilidad y
urgencia de la obra y obtuvo donativos de cuantía para em­
prenderla, y al Consejo Venezolano del Niño le cabe la satis­
facción de haber cristalizado en realidad la hermosa iniciati­
va.
El 31 de julio de 1947 se colocó la primera piedra de la
Escuela-Hogar, como número especial del programa elabora­
do para conmemorar el primer centenario de la muerte del
Pbro. Rosario, primer dueño de la finca en cuyos terrenos se
iba a edificar el citado Instituto Asistencial.
Sacada la obra a licitación, la buena pro le fue adjudica­
da al Ingeniero Pedro Ortiz Roldán, quien dio comienzo a los
trabajos el 16 de agosto de 1948. La obra, emplazada en un
sitio desde donde se domina una amplia perspectiva, la cons­
tituyen nueve bloques de dos pisos, construidos en torno a un
gran espacio abierto, de un estilo arquitectónico bastante gra­
to a los ojos y en los que se advierte el sentido funcional de
la edificación. Y el 5 de agosto de 1951, la Junta de Gobier­
no de los Estados Unidos de Venezuela, que integraban el Dr.
Germán Suárez Flamerich y los Coroneles Marcos Pérez Ji­
ménez y Luis Felipe Llovera Páez, en visita que hiciera es­
pecialmente a esta ciudad, declaró la obra oficialmente inau­
gurada.
Desde entonces, la Escuela-Hogar está en actividad y allí
el Estado protege cerca de cuatrocientos niños que ofrecen
trastornos leves en la conducta, en edades que oscilan entre
los 6 y los 14 años. Los menores no sólo reciben albergue y
alimentación, sino también conocimientos artesanos aplicados
que en el mañana, al ser reintegrados al medio social, les per­
mita ganar decorosamente el sustento.
Los modos educativos y correccionales que se emplean,
excluyen el castigo corporal y responden cabalmente a las más
124 Anales de Valera

exigentes normas que tanto la pedagogía como la legislación


sobre menores señalan para instituciones de este tipo.. Un de­
talle digno de mencionarse es el tino que se ha empleado en
la escogencia del personal encargado de cuidar a los menores,
a objeto de que el niño no vea en la persona que lo vigila, a
un tipo con aire de perdonavidas que le provoca miedo, sino
al superior lleno de comprensión y de simpatía misericordio­
sa que le inspira respeto, mas también cariño y confianza. Otro
detalle importantísimo que no puede pasarse por alto es, el
que se relaciona con el chico rebelde, reincidente en sus ac­
ciones antisociales, que es objeto de un examen clínico, con el
propósito de indagar si su indocilidad tiene origen en taras he­
reditarias (alcoholismo, sífilis), para someterlo entonces al tra­
tamiento médico adecuado.
En el archivo del establecimiento, existe el fichero ono­
mástico que permite hallar con facilidad, en el momento que
se desee, el expediente correspondiente a cada menor, y en
ese expediente, se registran con absoluta minuciosidad, “ade­
más de los datos necesarios para su identificación personal, los
que se relacionan con su evolución mejoradora desde su in­
greso con la investigación de su origen social y con las cau­
sas comprobadas o aparentes que determinan o hacen presu-
mir la deformidad moral que sufre .
En el Taller de Manualidades, comprobada su aptitud vo-
cacional, los pequeños aprenden distintos oficios. Los menores
tienen su Caja de Ahorros que se nutre con la venta de los
vegetales y granos que produce la Granja que cultivan, en la
cual adquieren prácticas agrícolas e interés por las cosas de la
naturaleza. También tienen su Sala de Actos, espaciosa, con
escenario y piano, donde van afinando el gusto oyendo músi­
ca apropiada y por medio de recitaciones, cantos y represen­
taciones de índole festiva o dramática van penetrando en los
dominios del arte. •
La Escuela-Hogar “Carmania” responde a un propósito de
solidaridad humana y-de mejoramiento social. Allí se le cui­
da corazón y mente al niño preparándolo para hombre y pa­
ra ciudadano. Es una obra monumental, construida sin tacañe­
rías y bien planeada que hace honor a su iniciador, al que la
edificó y a cuantos intervinieron en su realización.
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EL ATENEO DE VALERA

En su obra “Gente de Ayer y de Hoy”, de mucho sabor a


la tierruca, como diría Pereda, el Dr. Mario Briceño Iragorry
nos dice lo siguiente:
Para otras disciplinas, y no satisfechas con la buena lec­
tura que ofrecía la Biblioteca del “Club del Comercio” fun­
daron por 1905 el wAteneo de Valera”, centro que podría ser­
vir hoy de orgullo a cualquier pueblo culto. El Padre Mejía;
José Antonio Tagliaferro, que compensaba la cojera física con
un espíritu de un incansable progreso; Américo Briceño Vale­
ro, ilustre trabajador de la cultura, a quien Valera había de
reconocer algún día lo mucho que hizo por su mejoramiento;
Rafael Terán, brillante escritor que honra las letras de Truji-
11o; Don Juan Haack, bondadoso y recto caballero alemán, que
por 1885 regentaba en Trujillo la vieja Botica de Don Pedro
Pou; Wenceslao y Víctor Rosa Martínez Aldana, humanistas
y hombres de leyes; Julio Febres Cordero, abogado de amplí­
sima cultura; el Br. Federico Vetencourth, cuyo modesto títu­
lo no denunciaba la anchura de sus conocimientos; Juan Igna­
cio Montilla, uno de los más resaltantes padres de Valera; José
Amando Mejía, Abdón Briceño, Pompeyo Oliva, Ernesto Spi-
netti, Rodulfo Terán, Andrés Carradini, Miguel de Jesús Ca-
rrasquero, Anselmo Escalona, Abel Cifuentes, Manuel Briceño
Valero, Máximo Barrios, Clemente Manucci y otros que esca­
pan al recuerdo, fundaron el Ateneo cuyo órgano periodístico
“Cosmos” editaba Pompeyo Oliva. (Cp. de “Gente de Ayer y
de Hoy”, por Mario Briceño Iragorry).
• En setiembre de 1948 se efectuó una reunión en el salón
de sesiones del Concejo Municipal, provocada por varios ele­
mentos preocupados por la cultura, con el fin de cruzar ideas
en tomo al propósito que se abrigaba de fundar un Ateneo. En
dicha reunión se nombró la comisión preparatoria que forma­
da por los Drs. Héctor Guillermo Villalobos, Jacob Sénior, Ar­
turo A. Añez y José Luis Vethencourth y señor José Jesús Cas-
126 Anales de Valora

teilanos, como principales, y Pbro. Rómulo Sánchez y Doctora


Carmen León León, Alberto La Riva Vale y Manuel Isidro Mo­
lina, como suplentes, se ocuparía de agrupar el mayor número
de simpatizantes alrededor de la iniciativa, efectuar la propa­
ganda inicial, elaborar los Estatutos y gestionar lo conducente
a su instalación que sería en la planta alta del Comedor Es­
colar. Circunstancias de la política y cambios de residencia de
aigunos de los miembros de la comisión preparatoria, impidie-
ron en ese entonces que la iniciativa prosperara y cuajara en
realidad.
Dos años después el 9 de noviembre de 1950, se celebró
otra reunión, con asistencia de numerosas personas entre las cua­
les hallábanse algunas que formaron la primera comisión pre­
paratoria y otras que por pertenecer al nuevo comité organi­
zador se sentían vinculadas al éxito de la iniciativa. En esta
reunión quedó definitivamente constituido el Ateneo, y por vo­
tación pública, elegida la primera Directiva que quedó forma­
da así: Presidente, Dr. Mario Valecillo Añez; Vice-Presiden-
te, Pbro. Ignacio Burk; Asesor Jurídico, Dr. Roberto Vethen-
cour; Secretario General, José Jesús Castellanos; Secretario de
Relaciones Interiores, Dr. Jacob Sénior; Secretaria de Relacio­
nes Exteriores, Carmen Garcés; Secretaria de Actas, Irma Ba­
rrete Miliani; Comisionado de Prensa y Propaganda, Manuel
Isidro Molina; Vocales: Dr. Mario Urdaneta, Efrén Colmena­
res y Ernesto Jeréz Valero.
El 4 de marzo de 1953, se nombró un Comité Pro-Reor­
ganización del Ateneo, el cual lo integraron las Sras. Chanita
de Abramowich, Yolanda de Vethencourth Lares, y Evelia de
Kamratowsky; Srtas. Aura Salas Pisani y Esther Rosario Magi
y Sres. Pbro. Ignacio Burk, José Jesús Castellano, Seleucio
Maldonado y Gonzalo González León. Al anterior grupo de Di­
rectivos, es justicia consignarlo, le tocó cumplir las activida­
des del comienzo que son las más difíciles etapas, y el Comi­
té Reorganizador correspondió con sus actuaciones a los com­
promisos con la opinión favorable que de sus aptitudes se ha­
bía hecho.
La Directiva, actualmente en ejercicio, salida de las elec­
ciones de julio de 1954, está constituida de la manera siguien­
te: Profesor Desiderio Castillo, Pbro. Pedro J. Juárez, Delia
Alizo, Nelly Plaza y Rafael Martínez, como principales; Dr.
Alberto La-Hiva Vale 127
»
i
Enrique Dubuc, Cristóbal Rondón, Paquita de Dubuc, Luisa
Febres Villasmil y Gonzalo González, como Adjuntos.
El actual grupo de Directivos, se está acreditando cuali­
dades rectoras muy valiosas, por la realización de numerosas
iniciativas en marcha y otras de gran alcance que tienen en
perspectiva. Idóneo y preocupado, al Ateneo dedica tiempo,
actividad y cariño, y a esa consagración y voluntad de hacer­
lo surgir debe el que hoy avance con firme y seguro paso por
el camino del triunfo.
La institución ha venido rindiendo una labor de cultura
que hay que examinar con aprecio. Tiene en su haber la pre­
sentación de cantantes y músicos de renombre, y de escritores
y conferenciantes de reconocida fama. Bajo sus auspicios se
ha hecho la presentación en público del Orfeón del Ateneo de
Valera. agrupación coral que ya constituye una buena expre­
sión del arte vocal polifónico y que particularmente en las ver­
siones de nuestro acervo folklórico, se ha conquistado el aplau­
so entusiasta por el talento interpretativo de que ha hecho
gala. Igualmente ha auspiciado la presentación de unos coros in­
fantiles, que se han robado las simpatías de todos por la sol­
tura escénica y dulzura y acoplamiento de sus voces. Y por
último, venciendo toda clase de obstáculos de índole económi­
ca, ha hecho la presentación de la Orquesta Típica Nacional
y del Retablo de Maravillas, organizaciones que además de
dar prestigio, vitalidad y fuerza a nuestra música, ofrecen una
halagadora revelación de las posibilidades del arte nacional.

Lástima y grande es que el local donde funciona resulte


ya insuficiente para dar cabida al número de personas cada
día creciente que asiste a los actos. Cuando estos se desarrollan
a sala llena “a reventar’», y esto ocurre con frecuencia ago
(adas las localidades, detrás de la última fila de asientos son
muchos los que disfrutan mal de la visión del espectáculo’por­
que apretujados y de pie se ven asi obligados a presenciarlo
Y ante esa dificultad de alojamiento, no cabe otra solución
que la de activar las gestiones que conduzcan a su instalación
en edificio ah hoc, donde quepan holgadamente todas las de­
pendencias, y en lo que atañe a la disposición de locales cuen­
te con una espaciosa sala de actos que solucione el problema
de la capacidad, inconveniente que no ha permitido has
128 Analeg de Valera

ta ahora la presentación de conjuntos orquestales de perso­


nal numeroso en su recinto.
La instalación goza de la protección estatal que la ayuda
financieramente para que esté en condiciones de atender co­
mo es debido sus servicios y funciones. También robustece sus
ingresos con la cuota mensual que satisface cada socio, cuyo
número cabe esperar siga en aumento, a medida que el públi­
co vaya advirtiendo la necesidad que existe de dar calor y aus­
picio a esta institución que para la ciudad significa un pres­
tigio y un mérito. De todos modos, constituye un signo espe-
ranzador de su futuro, el hecho que gobierno, asociados y
público, le den la mano para impulsarlo y de manera decidida
le ofrezcan apoyo moral y contingente económico para que
cumpla sus altos fines y amplíe las proyecciones de su es-
fuerzo.
Porque "la cultura es la expresión más elevada de las
fuerzas creadoras de un pueblo” y esta no es un lujo ocioso,
si no evidencia de conquistas espirituales “necesarias para la
respiración del alma”, al Ateneo hay que consagrarle alientos
y dispensarle ancha protección. Las viejas banderas de la cul­
tura y la espiritualidad valeranas, que si no se creían arria­
das para siempre estuvieron al menos arrinconadas en tem­
poral olvido y hay que recobrar a toda costa, están hoy en
manos del Ateneo. Es un deber de todos contribuir para que
vuelvan, como otrora, a ondear en alto mástiL
Alberto La-Riva Vale 129

HISTORIA DEL PERIODISMO EN VALERA

La primera imprenta la trajo Don Vicente Briceño y Bri­


ceño en el año de 1872 y estuvo a cargo de José Domingo Du­
ran. Antes había traído una pequeña prensa, Don Juan Haack;
pero en la de Briceño se imprimió el primer periódico que vio
la luz pública en esta ciudad, titulado “El Regenerador”, re­
dactado por Francisco Matheus Roth y cuyo primer número
salió el 23 de noviembre del citado año. El segundo periódico
se imprimió en la prensa de Haack, de tamaño diminuto, titu­
lado “La Golondrina”, y el redactor escondía su nombre tras
las cortinas del seudónimo Veritas.
El tercer periódico se llamó “El Observador”, quincenario
impreso y redactado por Rafael Gallegos Celis, que vio la luz
pública el primero de febrero de 1882. En 1884, este mismo
Gallegos Celis redactó una hoja con el nombre de “Artículos
Semanales”.
El quinto órgano de publicidad fue “El Primer Paso”, en
1888, redactado por J. Rafael Díaz M. En este mismo año se
publicaron “La Revista Valerana” y “El Popular”, redactados
por Leopopldo María Ruiz.
En 1890 apareció “El Carbonario”, de Wenceslao Martí-
nez Aldana y “El Palenque” de Ricardo Vanegas.
En 1893, “El Moderno Franciscano”, de Víctor Rosa Mar­
tínez.
En 1894, “El Constitucional”, bisemanario de Jacinto Ló­
pez, “El Crisol”, redactado por Felipe Salcedo Ochoa y edita­
do por Rafael Martínez Duarte y “El Renacimiento”, de Anto­
nio Salinas y Juvenal Coronado. Este periódico, en su segun­
da época, fue redactado por Angel Carnevali Monreal y edi­
tado por Juan José Hurtado.
En 1895, “Gaceta Municipal”, redactada por el Dr. Rafael
Jiménez Chirinos.
T3(? Anales de Valera
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En 1896, "El Vendabal”, de Diego Salinas, Gustavo Ga­


llegos A., Víctor Parilli y Alejandro Dubs, y "El Cóndor”, se­
manario redactado por los bachilleres Adriano Valera y Lo­
renzo Valero, Juan José Hurtado y Francisco de Paula Ruiz
Sandoval.
En 1898, “El Cosmopolita”, quincenario del Dr. José An­
tonio Tagliaferro y "El Fiscal”, de Víctor Rosa Martínez.
En 1900, "El Correo de Valera”, quincenario y primer pe­
riódico ilustrado de Valera, redactado por el Br. Pompeyo A.
Oliva, "El Sol de Mayo”, del Br. Rafael Rosales, "Gaceta Ofi­
cial” ' del Dr. Rafael Terán y "El Diario de Valera” dirigido
por él Dr. José del Rosario Colina Montilla y redactado por
los doctores José Antonio Tagliaferro y Julio H. Sánchez.
A partir del presente siglo, han hecho su aparición en los
estrados de la prensa, los periódicos y revistas siguientes:
En 1901, "El Verbo Andino”, de Wenceslao Martínez AI-
dana y Francisco José Jiménez.
En 1902, "El Castillo”-, revísta religioso-literaria del Pbro\
Dr. Miguel A. Mejía.
En 1904, "Cosmos”, revísta ilastrada del Br. Fompeyo A.
Oliva.
En 1907, “El Civismo”, del Dr. Rafael Jiménez Chirinos y
"Revista del Centro Industrial”, del Br. Pompeyo A. Oliva.
En 1908, "Da Voz de Valera”, de Jesús Briceño Casas;
"La Palabra”, del Br. Américo Briceño Valero; "El Vocero”,
publicación jórídica del Dr. José Amando Mejía; y "El Abe­
cedario”, por estudiantes del curso preparatorio del Colegio
"Santo Tomás de Aquino”.
En 1910, <fEl Baluarte”, de José Araujo Mannucci y "El
Laurel”, vocero estudiantil de Dámaso Cardozo, Julio A. Mo-
nagas y Pedro La-Riya Vale.
En 1911, "Génesis”, de Mario Briceño Iragorri, J. M. Ro­
sales Aranguren y Carlos Manuel Briceño.
En 1915, "Hoplititis”, semanario satírico del Pbro. Andrés
Cornieles.
Alberto LaRiva Vale 131

En 1916, la revista “Páginas”, de José Poggioli.


En 1917, “La Cordillera” y “Propaganda”, dd Dr. Pom­
peyo A. Oliva.
En 1920, “El Valerano”, de Pedro Santini Ordóñez.
En 1921, “Alma Valerana”, de Hilarión Hernández.
En 1926, “Semanario”, del Br. Pompeyo A. Oliva.
En 1928, “Nueva Era”, del Br. Pompeyo A. Oliva y “La
Voz de Valera”, de Unfredo Landazábal y José Armenio Nú­
ñez.
En 1931, <rEl Mensajero Católico”, del Pbro. Dr. Guiller-
mo Parra. Este periódico, en su segunda época (1934) fue di­
rigido por el Pbro. José Humberto Contreras.
En 1932, “El Correo del Interior”, de Amado Guerrero
Matheus y Hernán Posales.
En 1934, “El Anunciador”, de Miguel Rodríguez Rivas y
Valeriano Diez y Riega»
En 1935, “El Comercio Valerano”, de Miguel Rodríguez
Rivas.
En 1936, “Occidente”, de Rafael Ochoa Maldonado y A.
Sánchez Enríquez; y “Ka-Ka”, semanario de índole jocosa, es­
crito a máquina, de Manuel Isidro Molina.
En 1937, “Triángulo”, publicación joco-seria de Manuel
Isidro Molina y Wilfredo Uzcátegui; “Aristas”, revista de Mi­
guel Rodríguez Rivas; “Crisálida”, vocero estudiantil de C. J.
Mancilla Pérez y A. Valbuena P.; y “El Valerano”, de Julio
Pebres Jelambi y Alberto La-Riva Vale.
En 1938, “El Obrero”, de Eleazar Rendón S., Pedro Gar­
cía y Rafael A. Cegarra; la revista “Idealidad”, de Homero
Sánchez Enríquez, y “Marcha”, de Manuel Isidro Molina y Mi­
guel Rodríguez Rivas,
En 1939, “Poliedro”, periódico ambulante de Luis Augus­
to Núñez y “Avisos Dominicales” órgano de la Parroquia de
San Juan Bautista, dirigido por el Pbro. J. Humberto Contre­
ras. • • '
132 Anales de Valere

En 1940, “Tributos”, de Homero Sánchez Enríquez y “La


Opinión”, de J. Ramos G.
En 1941, la revista “Mosaicos”, de Octaviano J. Domín­
guez y la revista “Destellos”, bajo la dirección de Antonio I.
Briceño y redacción de Julio C. Miliani y Fernando Torres,
hijo.
En 1943, “Torpedo”, de R. A. Cegarra y T. Viloria; “Avan­
ce” y “El Llano”, órganos del partido político Acción Demo­
crática; “La Calle”, de Amado Guerrero Matheus y Pedro Ma-
lavé Coll; y “Boletín del Hospital Nuestra. Sra. de la Paz”,
publicación bimestral dirigida por el Dr. Pedro Emilio Carri­
llo.
En 1944, “El Pueblo”, de Pedro José Olmos, en su segun­
da época (1947), dirigido por J. Ruiz Castillo, y finalmente
por Régulo José Briceño; “El Minuto”, de Enrique J. Caste­
llanos y Raúl Balestrini; “La Oliva”, revista de Pedro Segni-
ni L., y J. Ovidio León León; “La Montaña”, de Rafael An­
gel Espinoza; la revista “Ya”, de Arnaldo Ramos y “Pichón
Quelonio”, de Enrique J. Castellanos y Raúl Balestrini.
En 1948 “Crisol”, de Manuel Isidro Molina, periódico que
nrimero fue'semanario, luego diario y por último interdiario;
“Perfiles” de Rubén Darío Rojas; “Brecha”, semanario estu­
diantil dirigido por Filadelfo Linares; “Boletín Informativo”,
nublicación mensuaria de la Seccional del Consejo Venezola­
no del Niño; y “Voz de la Salud”, órgano de divulgación de
la Unidad Sanitaria.
En 1949, “Ecos de Occidente”, de Alfredo Chámate y J.
Ovidio León León.
En 1950, “Cocoliso”, semanario humorístico de Manuel
Isidro Molina.
En 1951 “La Voz Liceísta”, órgano del Liceo “Rafael Ran-
eel” en la ¿rimera etapa dirigido por Luis Gonzaga Matheus,
y en la segunda (1954) por Luis Alfonso Godoy.
rn 1Q52 “Sagitario”, de Manuel A. Carrillo y Mario Gon­
zález G ■ “La Razón”, de Cristóbal Rendón S.; “Voz Popular”,
de Augusto Valbuena y Orángel Estrada P.; “Play-Ball”, pu­
blicación de carácter deportivo dirigida por Ramón Azuaje;
Alberto La-Riva Vale 133

“Principios”, semanario dirigido primero por Mary Hernán­


dez y Julio A. Ocanto, luego por Ovidio León León y Gonza­
lo González León, pasando a ser por último, órgano de la Edi­
torial Valera, dirigido por Pedro Malavé Coll, y finalmente
bajo la dirección de Augusto Valbuena, y “Actualidad Vale-
rana”, revista de circulación ocasional dirigida por Angel M.
Proaño.
En 1953, “Tribuna”, de J. Ovidio León León y Gonzalo
González León; “El Conductor”, revista de Rafael A. Quinti-
ni; “Fiat”, revista de circulación ocasional, órgano del Centro
Cultural “Cristóbal Mendoza” del Instituto Técnico Comercial,
dirigida por Ramón N. Mantilla; y “Epoca”, semanario de Gon­
zalo González León.
En 1954, “La Campana”, semanario por A. del Campo (seu­
dónimo); “El Pescador”, vocero de la Parroquia San Pedro,
dirigido por el Pbro. Pedro J. Juárez; “Boletín Salesiano”, ór­
gano de publicidad del Colegio Salesiano y “Presencia”, re­
vista patrocinada por el Colegio Privado Mixto “Monseñor Me-
jía”, dirigido por Juan Desiderio Castillo, Rafael Rojas y R.
A. Espinoza.
En 1955, “Luz”, revista ilustrada de Rafael A. Bernier;
“Patria”, de Aura Peña Sánchez; “Trabajo”, órgano del Mo­
vimiento Sindical Independiente, dirigido por Tomás Díaz
Guevara; “El Espectador”, semanario gráfico de J. Azarías Ri-
vas; la revista “Auxilio”, órgano del Cuerpo de Bomberos,
dirigida por el Teniente Baltasar A. Echeverría; y “El Olím­
pico”, dirigido por Orángel Estrada.
En 1956, “Opinión”, de Amabilis Quiñones.
El periodismo, aquí, ha sido ejercido por unos, con más
constancia, y por otros, con más acierto; pero todos, no cabe
duda, solidarizados en el empeño de trabajar por la cultura v
especialmente, por la superación integral de Valera Al revi
sar las colecciones de algunos de los doscientos un voceros del
pensamiento que han visto la luz pública, este juicio estima
tivo se acreditan las siguientes publicaciones:
EL DIARIO DE VALERA: En toda su trayectoria se ad
vierte preocupación por los intereses colectivos y un firme
propósito de servirlos. Sus editoriales eran leídos con aten
134 Anales de Valera

ción y la pública opinión les confería extraordinaria impor­


tancia porque, además de bien concebidos, situaban en sus ver­
daderos términos las cuestiones de política, de orden social
o de conveniencia urbana que los motivaban.
EL CASTILLO: Recogió las palpitaciones de la vida va-
lerana de aquellos días. Fue, en razón de su índole, baluarte
y tribuna de las verdades del Evangelio y eco de las preocu­
paciones literarias de la mocedad de entonces.
COSMOS: Publicación editada con esmero. Según el de­
cir concluyente de Monseñor Mejía, “estadio de los buenos
justadores de las letras trujillanas”.
MERCURIO: El mejor periódico del Br. Pompeyo A. Oli­
va, en el cual exhibió su penetración profunda y serenidad
de criterio para enjuiciar hombres y cosas. Realizó labor de
periodismo sano y constructivo y en toda ella se advierte hon­
da aspiración porque Valera alcanzara prosperidad en todos
los órdenes de la actividad humana.
HOPLITITIS: De circulación ocasional e índole satírica,
se caracterizó por el comento ágil, el suelto chispeante, la
gracia cáustica y la abrumadora competencia para resumir
en el espacio de una breve nota el concepto más agresivo.

LA VOZ DE VALERA: Salidos apenas cinco números, de­


bido a editoriales a los cuales elementos suspicaces le atribu­
yeron marcado sabor político y a los directores costó prisión
y exilio, interrumpió su circulación y reapareció el 4 de ju­
nio de 1932. Pese a las loas que hacía a los personeros de la
dictadura gomecista, proceder en cierto modo disculpable, ya
que así se precavía del riesgo de aparecer como enemigo de
la situación, donde intentaron ubicarlo por sus escritos de la
primera época, hizo buena labor en provecho de Valera y eco
y calor hallaron todas las iniciativas en favor de su progreso.
EL CORREO DEL INTERIOR: Vocero independiente. No
obstante las restricciones que pesaban sobre la prensa, de ma­
nera certera enfocó problemas locales de política y adminis­
tración Una labor valiente y audaz traducen sus campañas
enderezadas a hacer posible el adecentamiento de la vida pú-
blica.
Alberto La-Riva Vale 135

EL ANUNCIADOR: Consciente de la función vigilante


que la prensa está obligada a ejercer en asuntos de índole pú­
blica, en esa órbita centró su mejor labor. En sus páginas co­
laboraron valiosas firmas del pensamiento nacional. Sus edi­
ciones de gala en papel fino, nítidas y elegantemente impre­
sas, constituyen hermoso esfuerzo editorial.
MARCHA: Semanario independiente, origen de un sonado
caso que despertó gran interés en la opinión. Debido a un edi­
torial y a un suelto en los que hacía severas consideraciones
en torno a la deficiente administración de justicia, que los
juzgadores en lo penal estimaron abiertamente ofensivo, a los
directores del periódico se les instauró juicio por difamación,
fueron detenidos y trasladados a la Cárcel Pública de Truji-
11o. Su defensa la confiaron al Dr. Antonio Sánchez Pacheco
y gracias a su intervención lograron salir con bien del inci­
dente. El caso de los directores de “Marcha” sirvió para po­
ner de resalto la ilustración y entereza de un profesional de
las leyes, y también los riesgos a que estaba sujeta la prensa
independiente provinciana cuando se resolvía a engarzar a su
misión libertad de movimientos.
i
BOLETIN DEL HOSPITAL “N. S. DE LA PAZ”: Publica­
ción destinada a suministrar información minuciosa de las ac­
tividades del Instituto Asistencial y cuyo primer número salió
en agosto de 1943. En sus páginas se daba también cabida a
artículos de carácter científico, sobresaliendo la entrega núme­
ro 7, correspondiente al mes de junio de 1945, con un medu­
loso trabajo acompañado de grabados y gráficas documenta­
les, de los Dres. Tulio Guerrero y Pbro. Ignacio Burk, titula­
do “El Hemograma de Shilling en el Hospital Nuestra Señora
de la Paz”; y la entrega número 9 de junio de 1946, con un
no menos excelente trabajo de los Dres. Pedro Emilio Carri­
llo y J. Gil Manrique, titulado “El Problema Hospitalario en
el Estado Trujillo”, con atinadas consideraciones en torno a un
problema de tanta cuantía en el ramo de salud pública.
136 Anales de Valera

GRANOS DE INCIENSO

Con el título precedente, el 1*? de febrero de 1907, impre­


so en la Tipografía del Centro Industrial, adornado con artís­
ticas viñetas e ilustraciones alusivas, aparece editado en fo­
lleto, un manojo de versos que los jóvenes estudiantes Eladio
Alvarez de Lugo, Ricardo Cifuentes Labastida y Alfonso Me-
jía, dedican a la mujer valerana, hermosamente representada
por las catorce muchachas a quienes aluden en sus trovas ga­
lantes, muchachas que en aquel entonces, por lindas y donai­
rosas, dieron fama a la tierruca y en natales y forasteros des­
pertaron merecida admiración.

En el prólogo, los autores del haz de rimas, justifican el


motivo que mueve su estro, expresando que: “La juventud so­
ñadora, amante de gratas ilusiones y dulces esperanzas, siem­
pre ha rendido culto en el templo majestuoso de la Hermo­
sura; y como una de sus más radiantes manifestaciones está
encarnada en las divinas formas de la mujer, a ella venimos
a oblacionar con la regalada mirra de nuestros líricos canta­
res”.

Laudes compuestos para exaltar lindos tipos humanos, li­


sonja a los encantos de mujer, encaje lírico tejido para ensal­
zar la hermosura, filigrana poética bordada para elogiar la
gracia: de todo eso tienen los granos de incienso que los estu­
diantes aedas queman en homenaje del grupo de jovencísimas
muchachas que, bellas de cuerpo y de alma, dulces de cara y
de voz, espirituales y sobre todo esencialmente femeninas,
dieron vida y belleza a la Valera de hace casi diez lustros y
fueron “para el corazón, halago y para los ojos regalo”.

De los versos que los tres jóvenes bardos, guiados por el


timón del sentimiento y regidos por la métrica obsequian al
grupo de catorce muchachas, los siguientes están dedicados a:

Alberto La-Riva Vale 137

OFELIA PISANI

Tus carnes blancas, sedosas,


amasadas
con carmín, púrpura y rosas
por las hadas,
produjeron esas formas tan hermosas,
esas formas de tu cuerpo, regaladas.
Eladio Alvarez de Lugo.

En blanda concha de nácar y de armiño


soñé que te veía reclinada,
y que a tu lado jugueteaba un niño
con flecha entre la mano, envenenada.
Huyó el sueño, voló la fantasía;
mas el dardo escapóse, cruel, certero:
la herida mana sangre todavía
por la flecha de aquel joven arquero.
Ricardo Cifuentes Labastida.

Adornan tu seráfica figura


atractivos innúmeros de maga;
róseo botón apenas entreabierto
que despide doquiera su fragancia.
Alfonso Mejia.

I l
138 Anales de Valera

MEDICOS Y BOTICAS

Los primeros individuos que ejercieron como médicos, sin


estar graduados, fueron Fernando Azuaje y Gregorio Caste­
llano, por los años 1846 a 1872. Después recetaban Natividad
Pérez, Mariano Míreles, Juan Bautista Añez, Rafael Lacruz y
otros.
El primer médico titular de que se tiene noticia ejercie­
ra su profesión en Valera, fue un doctor de apellido Azuero,
luego un doctor Correa, que murió de fiebre amarilla y, se­
gún se dice, quedó mal sepultado y originó la epidemia que
azotó a esta ciudad; y en años posteriores los doctores Fran­
cisco Lacruz, Arístides Labastida, Juan José Rangel, Ramón
Parra Picón, Manuel González Pacheco y los doctores Diego
Bustillos y José del Carmen Camacho que vinieron con el fin
de combatir la fiebre amarilla. Desde el 1872 hasta principios
del presente siglo, prestaron sus servicios profesionales como
médicos, los doctores Manuel Araujo, Gabriel Briceño Picón,
Basilio Iñíguez, Eladio A. Lugo, Rodolfo León Pérez, Octa­
vio Luzardo, Rafael París, José Antonio Hernández, Mariano
Parra, José Antonio Tagliaferro, Antonio María Uzcátegui, Ro­
dolfo Luzardo, Macrobio Delgado y Rafael Terán.
El primer botiquín donde se expendieron medicinas fue
de la propiedad de Fernando Azuaje y en el año 1868 puso
una Botica don Miguel Ordóñez. Esa misma Botica giró des­
pués bajo la razón social de Munck, Van Dissel & Co., y se
hizo cargo de su regencia don Juan Haack, de nacionalidad
alemana, que vino a Valera en 1870 y se conquistó las sim­
patías de todos los vecinos por sus correctos procederes, por
sus actos de caridad para con los menesterosos y su espon­
tánea cooperación en todo cuanto propendiera al adelanto de
la población.
t
En 1869 se estableció otra Botica bajo la firma de Adrian-
4
za Hermanos. La de Munck, Van Dissel & Co., pasó a ser pro­
piedad de don Juan Haack y giró bajo la firma de Juan Haack
Alberto La*Riva Vale 139

& Co. Pocos años después fue la firma Haack & Valdez, has­
ta 1894 en que la sociedad se disolvió y al frente del estable­
cimiento quedó como único propietario don Juan Haack.
El doctor Basilio Iñíguez, en diferentes épocas, estableció
Boticas. También existió la de Puchi, Fonseca & Hermanos;
en 1889 se abrió al público la Botica Nueva de Dagnino, que
luego giró bajo la razón social de Tagliaferro Hermanos; y
por último, la del doctor Paulo Emilio Febres Cordero, que
al igual de la de los Tagliaferro, permaneció en actividad has­
ta bien entrado el presente siglo.
La Farmacia Haack, como hoy se denomina la Botica de
don Juan Haack, es la firma más antigua de Valera.
140 Anales de Valera

EL CLUB DEL COMERCIO

El 28 de octubre de 1894, reunidas varias personas de va­


lía y significación de esta sociedad, propuso don Ernesto Spi­
netti la creación de un club “donde pudieran estrecharse las
relaciones amistosas que deben existir entre las familias en
un mismo centro social”. La idea tuvo unánime aceptación y
seguidamente fueron escogidos para Presidente y Secretario,
respectivamente, los señores Federico Adolfo Vetencourt y Abel
P. Cifuentes, y se acordó denominar la asociación “Club del
Comercio de Valera”. Al principio se fundó bajo un contrato,
celebrándolo don Ernesto Spinetti, quien nombró Administra­
dor al señor Jesús María Maya; pero pocos meses después el
señor Spinetti desistió del contrato y el Club fue administra­
do por la misma Sociedad, nombrando Administrador al se­
ñor Carmelo Parilli, quien tomó posesión de su destino en
1895.

Los miembros fundadores de este Club, fueron: Dr. Leo­


poldo Baptista, General Pedro Cerrada Perozo, Andrés Carra-
dini, Dr. José del Rosario Colina Montilla, Abel P. Cifuentes,
Ernesto Spinetti, Dr. Julio Febres Cordero, J. H. García Re-
verón, Dr. Paulo Emilio Febres Cordero, Eleazar González Tro-
conis, Adolfo Geisler, Domingo Giacopini, Juan Haack, Hipólito
Herrera, Doctor Federico Hammer, Jorge Iribarren L., Fran­
cisco José Jiménez, Georg Kirchberg, Dr. Eladio A. Lugo, Ja­
cinto López, Constantino Murzi, Miguel Ordóñez, Américo Pog-
gioli, Augusto Ramírez, Jesús Romero, Ramón Rueda, Antonio
Salinas, Dr. José Félix Soto Silva, Antonio Santini, Pedro San-
tini, Mateo Trovat, Orestes Urdaneta, Dr. Atilano Vizcarron-
do, Federico Adolfo Vetencourt y Fedor Zeller.

Inmediatamente se procedió a sancionar e imprimir para


su reparto los Estatutos y Reglamento Interior y de Biblio­
teca.
Alberto La-Riva Vale 141

Desde 1894 hasta 1900, desempeñaron la presidencia del


Club en distintos períodos, los señores Abel P. Cifuentes, Pe­
dro Santini, Dr. Julio Febres Cordero y Miguel Ordóñez.
En sesenta y dos años de vida social anda el “Club del Co- 1

bercio de Valera”. Ninguno de sus socios fundadores sobre­


vive.
142 Anales de Valera

LA VIEJA COLONIA ITALIANA

En la segunda mitad del siglo pasado y primer decenio


del actual, la colonia italiana era escogida y numerosa. Agru­
paba en su seno la vieja inmigración llegada a la ciudad, sus
descendientes y los nacidos de familias que habían llegado a
otros pueblos andinos, pero que atraídos por la fama hospita­
laria de Valera o bien en busca de campo más amplio para
sus actividades, vinieron aquí a residenciarse, echaron raíces,
casi todos prosperaron y no pocos casaron con valeranas, for­
mando hogares dignos donde florecieron las mejores virtudes.
La colonia, como se deja dicho, era numerosa. De sus com­
ponentes se recuerdan los nombres de Domingo Giacopini, Cle­
mente Mannucci, Juan Antonio Sardi, José Antonio, Luis, Si­
món y Horacio Tagliaferro, Andrés y Alfredo Carradini, Vic-
torio y Eduardo Gentini, Carmelo y Víctor Parilli, Martín y
Rutilio Martini, Angel Carnevali, Juan María, Elbano, Ernes­
to y Américo Spinetti, Constantino Murzi, Juan y Pedro Magi,
Defendente y Luis Lupi, Juan B. Srocchi, Angel D Alta, Domin­
go Murzi, José Balestrini, Hilario Pisani, Francisco Rullo y Mi­
guel Miliani.
Emprendedores, dinámicos e industriosos, muchos dedicá­
ronse al comercio y algunos lograron hacer fortuna. Juan B.
Scrocchi fue el primero que trajo una máquina para hilar el
fique- Juan María Spinetti fundó en 1880 una fábrica de ci­
garrillos denominada “Ambiente de los Andes” que duró has­
ta 1892- Eduardo Gentini estableció en 1895 una fábrica de
tabacos;’Rutilio Martini, José Vita y Silvio Mibelli instalaron
los primeros establecimientos de sastrería; los hermanos Ta­
gliaferro instalaron la Empresa de Teléfonos y la Planta de
Hielo; Héctor Balestrini, Juan José Cignoni y Amadeo Maz-
zei se distinguieron como competentes tipógrafos; Carpinachi
& Luccini figura entre las primeras firmas expendedoras de
roña hecha* Elbano Spinetti celebró contrato con el Mmiste-
-io de Fomento para la navegación exclusiva del río Mota-
t*án- Constantino Murzi y Carmelo Parilli fueron de los pri­
meros en fabricar fideos; entre los mejores maestros de obra
’ I

Alberto La-Riva Vale 143

figuró Francisco Masanti, y Luis D’Elía como mecánico, arma­


dor y grabador; algunas mujeres adquirieron fama en las ar­
tes manuales con sus trabajos modelo de artesanía y buen gus­
to, y Quinto Lombardi, Josefina Bernotti y Emilia Masanti
actuaron como educadores.
En 1876, refieren las crónicas de entonces, la colonia ce­
lebro en el mes de junio, con diversos actos públicos suntuo-
sos y solemnes, la promulgación de los Estatutos de Italia v
como el Pbro. Dr. Jesús Manuel Jáuregui, por motivos que se
!
ignoran, se negó a cantar un Te-Deum en la Iglesia de esta
ciudad, los italianos, en unión de criollos amigos, levantaron
un altar en el medio de la Plaza con un gran crucifijo en la
parte superior, y acompañados de una selecta banda de mú­ 1
sica entonaron el Te-Deum.
En 1881 instalaron la Sociedad “Fratellanza Italiana”
siendo su primer presidente Clemente Mannucci y Eduardo
Gentini y Juan Antonio Sardi, Tesorero y Secretario respecti­
vamente. La asociación celebraba anualmente el aniversario d°
la toma de Roma por Víctor Manuel H, o sea la Unidad Italia­
na, con actos apropiados, y la celebración del año 1833 revis­
tió gran solemnidad y en ella actuó por primera vez una ban­
da de música compuesta exclusivamente de jóvenes italianos
bajo la dirección de don Juan María Spinetti. Los jóvenes mú­
sicos eran: Juan Bautista y Luis Scroccbi. Páride Mibelli, Afi­
lio, Elbano e Inocencio Spinetti, Luis N. Segnini, Francisco
Mazzei, Carlos Amadeo Lupi, Quinio y Orestes Lombardi, Hi­
lario Pisani, Pedro Magi, Ulises Anselmi y José Balestrini.
Entre los italianos de quienes se guarda el mejor recuer­
do están don Domingo Giacopini, que regaló una casa para
fundar el Hospital y donó también un terreno para ser ven­
I
dido y el producto aplicar a la construcción del mismo, y los
Carradini que pusieron todo cuanto estuvo de su parte al ser­
vicio del progreso material y cultural de Valera. Y de los des­
cendientes de italianos, el doctor José Antonio Tagliaferro de
destacada figuración política y social y profesional de la me­
dicina que aquí actuó con sabiduría y humanitarismo.
Los italianos de la vieja Valere mantuvieron siempre sus
vínculos espirituales con la tierra de origen; pero se consus­
tanciaron con este pueblo, le cobraron cariño, formaron dig­
1 namente en él y fueron parte de su valimiento. B

4
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1-

Nombres y Hechos
1

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ANTONIO NICOLAS BRICEÑO

El prócer valerano Doctor y Coronel Antonio Nicolás Bri-


ceño, alias “El Diablo”, nació en Mendoza el 29 de abril de
1782, hijo del Dr. Antonio Nicolás Briceño, el primer doctor
en jurisprudencia que tuvo la tierra trujillana, y doña Fran­
cisca Briceño. En la Real y Pontificia Universidad de Caracas
hizo sus estudios con gran aprovechamiento y en ella obtuvo
el título de Abogado.
El sobrenombre de “El Diablo” con que lo distinguían
sus compatriotas, tuvo su origen, a seguirse por la opinión de
algunos historiadores, por alusión a su carácter recio e impul­
sivo, y según referencias de sus familiares, a que siendo estu­
diante en el Seminario de Santa Rosa, instituto caraqueño don­
de la familia Briceño tenía dos becas, en cierta oportunidad,
en un auto o comedia interpretó el papel de Diablo, y la ca­
racterización que hizo fue tan perfecta, que desde entonces
quedó con ese remoquete.
Fue de los esforzados capitanes que lucharon con denue­
do por llevar a cabo la difícil empresa de nuestra indepen­
dencia. En 1811 vino de Caracas, como comisionado por la Jun­
ta de Gobierno constituida el 19 de abril, para levantar los
ánimos independentistas de Trujillo y Mérida, y posteriormen­
te asistió como Diputado por la provincia de Mérida al Pri­
mer Congreso Constituyente de Venezuela.
En 1813, a la cabeza de un puñado de fuerzas revolucio­
narias, salió de Cartagena para invadir a Venezuela En San
Cristóbal publicó un edicto declarando la guerra a muerte v
ofreciendo la libertad a los esclavos que mataran a sus amos
españoles o canarios; hizo pasar por las armas a dos esnaño
les que no habían tomado parte en la guerra. Sus ansias ve
hementes de libertad, la larga lucha de la liberación y la im
paciencia por vencer los inmensos obstáculos que se oponían
para conseguirla, su incertidumbre por el resultado de la con
tienda y la angustia que atormentaba su corazón al tener co

t
148 Anales de Valera

nocimienfo de los asesinatos en masa de patriotas que come­


tían las tropas realistas, tantas desdichas de la patria exacer­
baron su ánimo y le impulsaron a Llevar a cabo acción tan
reprobable. Huyendo del enojo del Libertador por aquel he­
cho, se fiie por las poblaciones colombianas de Bochalema y
Chinácota y luego invadió el territorio patrio por la selva de
San Camilo, atacó al jefe español Yáñez que se dirigía hacía
Arauca y hecho prisionero y remitido al Comandante Militar
de Barinas, don Antonio Tízcar, éste lo hizo, fusilar en dicha
ciudad, en la mañana del 15 de junio de 1813, en unión de
siete compañeros.
En el Libro Tercero de Bautismos que se conserva en el
archivo parroquial de Mendoza, páginas 141 y 142, está la par­
tida de su nacimiento que dice así:

EL día seis de mayo de mil seps. ochenta y dos as. yo


el Cura Doctro. del Pueblo del Api. S. Pedro de Jajó y
sus adjuntos (Mesa y Quebrada) con beneplácito del
Presviro. D. Pedro Sta. Anna Coronado; así mismo Cu­
ra Doctro. deste de Mendoza y la Puerta, bauticé solem-
niter., puse óleo» y cha. y di Bends. Bauticé conforme al
Bitt. Romo, a ANTONIO NICOLAS, que nació el día
veinte y nuebe de abril proxo. pasado, hijo lego, del Dr.
Dn. Antonio Nicolás Brico. y de Da. Francisca Brico.,
personas Nobles feligreses desta Xglecia. Fueron padrinos
Dn. Franco. Brico. y Da. Ma. Ignacía Brico. a quines ad­
vertí el parentesco y obligo. Testigos Dn. Juan Blas Ve-
lazco y Dn. Franco. Brico. de que doy fee.

JPH. ANTO. GODOY.


p
i
•r
í i.

Alberto La-Riva Vale 149

DOCTOR RICARDO LABASTIDA

Nació en Mendoza, en la hacienda “San Francisco”, el 6


de enero de 1800, y fueron sus padres don Francisco Antonio
Labastida y doña Asunción Vethencourt. Hizo sus estudios en
el Seminario Conciliar de San Buenaventura de Mérida y re­
cibió el título de Doctor en Derecho Civil, en la Universidad
de Caracas, el 14 de septiembre de 1828. Ejerció la goberna­
ción de la Provincia de Trujillo desde 1829 hasta 1832 y fue
Diputado a la Convención Nacional en 1858 y designado por
este Cuerpo para tratar con el Almirante inglés Doweton, el
arreglo de los asuntos de Venezuela con Inglaterra. Orador ►1

parlamentario, publicista, diplomático y escritor, fue un cons­


tante defensor de los derechos de su país. Falleció a edad muy
avanzada y el ilustre caroreño Dr. Ildefonso Riera Aguina-
galde, con quien cultivó estrechas relaciones de amistad, a raíz
de su muerte, se expresó de él de la siguiente manera: “Ciu­
dadano integérrimo; jurisprudente, no ya para el teatro de
la América sino con merecida fama europea; en el trato de la
vida común, amable y cortesano; con el orgullo de su sangre
y su sangre con toda la pureza de los antiguos caballeros. In­
teligente, generalizador, sutil, con dotes tan raras como va­
rias en su privilegiado ingenio; sabio en la latitud de la pa­
labra, o mejor, consultísimo; hombre de los viejos tiempos
vaciado en molde de los Vargas y Gual, sus amigos”.
En el artículo que se reproduce a continuación, la pluma
I
de Monseñor Mejía, obispo de grata memoria, traza con ras­
gos precisos la interesante figura del patricio valerano:

A LA MEMORIA DE EN EMINENTE TRUJILLANO

En un hermoso y justiciero artículo de la distinguida


dama andina Sra. Doña Ana H. Bello de Tejera, titulado
“La Primera Educadora Valerana”, dedicado a la cons­
picua maestra Sra. María Chiquinquirá Dupuy de Enrí-
quez, leemos lo siguiente que con gusto subrayamos:
150 Anales de Valera

“Bien está que exista una escuela denominada “Ricardo


La bastida”, pero el alto abogado y hombre público me­
rece algo más del heroico Estado Trujillo”.
Y bien está, añadimos nosotros, que el gran patricio,
el meritorio magistrado e insigne: humanista reciba la
suprema consagracióni del mármol o del bronce, no sólo
por pertinente iniciativa de la Municipalidad de Valera,
sino también por razones de justicia del Gobierno del Es­
tado, cuya primer curul ilustró con sus virtudes y enal­
teció con su acendrado patriotismo.
La figura procera del Dr. Labastida bien cuadra al la­
do de los inmortales de Trujillo, y brillará con luz pro­
pia junto a Cristóbal Mendoza y Cruz Carrillo.
La antigua provincia de Trujillo, por republicana y pa­
triota perdió sus puertos de La Ceiba, La Ceibita y Mo-
poro que le arrebató la realista Maracaibo, que tenía bar­
cos suficientes para someterlos a la dominación españo­
la. Y consumada la obra de la independencia no se le
devolvió a Trujillo lo que le pertenecía como Estado ri­
bereño del Coquivacoa, hasta que Ricardo Labastida lo
rescató en el Congreso Nacional con el formidable po-
der de su palabra. No era justo ni razonable que la Re-
pública no devolviera a Trujillo lo que le pertenecía por
había perdido por sacrificarse en aras de la pa-
siglos y L
tria.
Y cuando se trató de anexar de nuevo la provincia de
Trujillo a la del Zulia, el Dr. Labastida saltó a la arena
para defender la autonomía de su pueblo, y tuvo que ha­
bérselas en primer término con un hombre de la talla in­
telectual de su hermano uterino don Manuel María Ca-
rrasquero, que por una aberración inconcebible, en un
sujeto de su carácter y talento, abogaba por la causa de
la anexión. Un erudito y documentado opúsculo escri­
bió sobre el debatido asunto el eximio jurista trujillano
y un triunfo resonante coronó sus esfuerzos en favor de
la tierra de García de Paredes.
Como historiador diserto y castizo nos dejó la Vida de
los Obispos de Metida, trabajo que tiene datos importan-
7

•i

Alberto La-Riva Vale 151

tes para la historia religiosa y civil de Venezuela. Tes­


tigo ocular de muchos actos de nuestra gesta heroica,
pues el año 1812 era alumno del Seminario Conciliar de
San Buenaventura de Mérida, en el horrible terremoto l
del Jueves Santo se rompió una pierna que por vida le
recordó aquel aciago día, y lo hizo llamar por amigos y
enemigos el “Cojo Labastida”.
Escribió un folleto sobre la invasión de Petit a los An­
des, y en el cual se reflejan las enconadas pasiones po­
líticas de aquel tiempo, que restaron a Labastida y a otros
compatriotas ilustres como lo apunta el Pbro. Enrique Ma­
rías Castro en la “Vida del Padre Rosario”, horas precio­
sas para su obra científica y literaria.
No obstante, en momentos de tregua, el parlamentario
y político se revelaba como un gran humanista; leía y co­
mentaba los clásicos latinos, españoles y franceses. Tuvi­ p 1

mos en nuestras manos un ejemplar de la “Eneida” que


le perteneció con la traducción del insigne poeta Fray Luis
de León, al cual hace a veces atinada crítica y observa­
ciones exegéticas y de preceptiva que dan a conocer sus
profundos conocimientos literarios.
Y no fue ajeno al cultivo de las ciencias físicas y mate­
máticas, y pudimos ver entre los viejos papeles de su ar­
chivo algunos legajos sobre Astronomía y Cosmografía que
desgraciadamente se perdieron por obra del comején y de
Ja incuria natural que tenemos para conservar el acervo
literario de nuestros antepasados.
El proyecto de la Sra. de Tejera deben tomarlo en
consideración los trujillanos, para que sea pronto un he­
cho la glorificación en bronce del eximio patricio Dr. Ri­
cardo Labastida.
152 Anales de Valera

MANUEL MARIA CARRASQUERO

Don Manuel María Carrasquero nació en la hacienda “San


Lorenzo”, en Mendoza, el año 1820, hijo de don Felipe Carras­
quero y doña Asunción Vethencourt, viuda de don Francisco
Antonio Labastida.

Se educó en el Seminario de Caracas, donde adquirió vas­


ta ilustración que más tarde pudo exhibir como conservador
ameno, orador de encendido verbo, polemista invencible, par­
lamentario de fuste, político hábil, escritoi* de elegante esti­
lo y periodista de no comunes condiciones. Por su talento,
integridad de carácter y cívicas virtudes, forma en el grupo
conspicuo de varones que con sus méritos y nobles ejecuto­
rias han hecho imperecedero el nombre de Valera. Hizo en
su corazón un nidal para la entereza y eso le valió la estima
y el respeto de sus contemporáneos y la admiración de esta
colectividad que le contó entre sus representativos más valio­
sos. Su memoria vive perenne en este pueblo porque le vio
virtuoso y recibió de él imborrables lecciones de rectitud.

Fue un enérgico defensor del poder civil y una prueba


fiel de la pureza de sus ideales y de la firmeza de sus prin­
cipios republicanos que en ningún momento consintió ver bur­
lados, se encuentra en su incidente con el Comandante Veja­
rano en 1857. Actuaba Carrasquero como Gobernador de la
Provincia de Trujillo, y desde Barquisimeto, el General Ra­
món Soto, que a raíz del derrocamiento del gobierno del Ge­
neral José Tadeo Monagas, era el Jefe de Operaciones de Oc­
cidente, so pretexto de velar por la seguridad y el orden de
la provincia trujillana, envió al frente de una columna al Co­
mandante Vejarano, con el fin de abrir aquí un empréstito.
Para Carrasquero, a quien los poderes constituidos le sig-
nicaban algo más que una mera ficción política, la intención
capciosa del General Soto no pasó inadvertida, y consciente
de sus responsabilidades como gobernante y sabedor de que
la agricultura y el comercio desde hacía tiempo venían arras-
Alberto La-Riva Vale 153

trando una situación en precario, y que aplicar un emprésti­


to a los que esas industrias ejercían, equivalía a arruinarlos
definitivamente, oficia a Vejarano que ya se encuentra en
Carache listo para entrar en operaciones, así: “El infrascrito,
como primer magistrado de esta provincia, a quien está subor­
dinada toda fuerza armada que en ella exista, previene a us­
ted que inmediatamente y sin pérdida de un instante, se pon­
ga usted en marcha con las fuerzas de su mando a la provin­
cia de Barquisimeto, a cuyo efecto han sido dos o tres veces
racionados”.
Y conjuntamente con este oficio conminatorio, para jus­
tificar los motivos que obran en él para proceder de tal suer­
I
te, le dirige una comunicación explicativa en la que entre otros
I razonamientos aduce los siguientes: “Ayer no más usted, y
otros dignos jefes de esa fuerza y yo, conspirábamos para de­
rrocar a la atroz tiranía de Monagas y establecer el suave
¡ imperio de la ley bajo los auspicios de la libertad y compar­
tíamos los peligros, azares y tribulaciones de una horrible /

conjuración; y hoy, señor Comandante, a poco de haber triun­


fado sobre el tirano común, usted y esos dignos jefes que ayer
vestían con honor la casaca negra, sostienen con las armas en l

la mano y por virtud de la obediencia pasiva, los mismos


¡ principios políticos que el General Monagas acaso no habría
llevado, como el General Soto, hasta sus extremas consecuen­
cias. La libertad no será jamás un hecho allí donde los ciu­
>
dadanos no tienen bastante valor civil para defender sus pre­
i rrogativas”. Este incidente lo relata el historiador Mario Bri-
1 ceño Irragorri, en un escrito que resulta de excepcional in­
! terés por los comentarios que borda en torno de la actitud de
!
I Carrasquero, actitud que a la provincia, permitió conservar
I
su soberanía, a la región, librarse de un saqueo forzoso y al
que la asumió, pasar a la posteridad como un caso digno de
ejemplaridad y como un magistrado todo masculinidad y de­
i
I coro.

recia personalidad del eminente conterráneo, en 'estos térmi


i nos: “Su actuación política y parlamentaria como Gobernado.'
de Trujillo. Jefe Departamental de Valera, Diputado a la Cr?
i
í Convención de Valencia, Senador por Trujillo al Congreso Na

í
154 Anales de Valera

cional y el Constituyente de Timotes, lo mismo que por su


vasta ilustración y sus condiciones no comunes de periodista,
listo en la polémica, es una gloria pura de Valera, digna del
mármol consagratorio, erecto sobre el pedestal que, a golpes
de talento y de limpias ejecutorias, supo labrarse el brioso va-
lerano, tipo representativo del caballero antiguo de España,
por su arrogancia noble, el desatado torrente de su palabra
franca y retadora y por el inflamable ardor de su carácter
impetuoso”.

Don Manuel María Carrasquero murió en esta ciudad el


20 de agosto de 1892, hizo pesar su influencia de modo deci­
sivo en los problemas políticos presentados en la región y en
este aspecto es, la personalidad valerana de significación más
propia y exclusiva en el pasado siglo.
Alberto La-Riva Vale 155

CARMEN SANCHEZ DE JELAMBI

Ocupa un lugar prominente entre las educadoras valera-


ñas. En las filas del magisterio nacional fue un valor positi­
vo. Se asomó a la vida el 15 de enero de 1850 en la Parro­
quia de Jajó, hija del Capitán de Marina don Pedro Celestino
Sánchez y doña Teresa de Jesús Fernández, ambos de origen
zuliano. Casó con Francisco Jelambi, hijo del Coronel Anto­
nio Jelambi, muerto en las filas constitucionales en la batalla
de Santa Inés.
La instrucción primaria la recibió en Maracaibo, en el
Colegio “La Esperanza” fundado y dirigido hasta su extinción
por el ingeniero Pedro Bracho y su esposa doña Josefa Mom-
brunt.
Desde 1870 hasta 1935 ejerció ininterrumpidamente las la­
bores del magisterio. Por sus continuados servicios a la ins­
trucción, sobre su pecho lucían la Medalla de la Instrucción
Pública y el Busto del Libertador, y el 2 de septiembre de
1933, en el homenaje público que por iniciativa del Dr. Ricar­
do Cifuentes Labastida, le fuera tributado con motivo de cum­
plir 65 años con la docencia, de manos de Monseñor Mejía,
quien desde su lejana diócesis de Guayana vino con ese fin,
recibió la Medalla del Episcopado. Había sido distinguida con
los honrosos títulos de “Hija Benemérita del Distrito Valera”,
“Hija Ilustre de Betijoque”, “Hija Benemérita de la Ciudad
de La Quebrada” y “Benemérita de la Instrucción de Escu-
que”.
Su figura era de aspecto austero, grave. Un exterior que
ocultaba su espíritu amable, su corazón suave. Consagró sus
desvelos a la enseñanza, la sirvió con amor y desinterés. Pe-
dagoga notable, su acción educativa revistió caracteres singu­
lares de efectividad, diciendo su palabra a los educandos pa­
ra que los caminos del porvenir pudieran recorrer seguros de
sí mismos, enseñándoles hábitos y modales que les permitie­
ran encarar la vida sin apartarse de la dignidad. Tamaña ta-
156 Anales de Valera

rea y misión tan hermosa, ejercidas cabalmente, fueron lazos


de comprensión entre ella y sus discípulos, vínculos de fir­
me ensambladura que provocaron en sus alumnos la venera­
ción, el respeto hacia ella. Enriqueta Arvelo Larriva la defi­
nió como “la maestra de la voz que acaricia y graba”; Andrés
Eloy Blanco pudo decir de ella que “siendo vieja, era ejem­
plo e índice de maestros nuevos”.
Murió el 14 de abril de 1937, a la avanzada edad de 87
años. Pocas vidas como la suya tan acreedoras a la gratitud
pública. Derramó su saber a manos llenas, pródigamente. Su
nombre es recordado con cariño y, justicia postuma, bajo su
advocación funciona la Biblioteca Municipal de esta ciudad.
1

Alberto La-Riva Vale 157

DR. JOSE ROSARIO COLINA MONT1LLA

Fue una de las figuras que mayor sobresaliencia tuvo en


la vida social, política y literaria de la Valera de principios
de siglo.

Nació en "Quevedo”, campo del cantón Escuque, hijo de


don José del Rosario Colina y doña Simona Montilla, funda­
dores de un hogar donde el trabajo honrado fue la práctica I ■

constante y la devota consagración a la familia se alternó con


el ejercicio de la virtud. Desde pequeño reveló su inclinación
a las letras y ayudado de un fácil entendimiento y un deci­
dido interés por el estudio, el 15 de octubre de 1890 recibió
los títulos de Ingeniero Civil y Doctor en Filosofía,
Fundó en 1900 “El Diario de Valera”, donde exhibió sus
dotes de periodista y se valió de esa tribuna de su pensamien­
to para orientar al pueblo con sus opiniones y colaborar de
manera activa en el desenvolvimiento cultural, de esta ciudad
que en más de una oportunidad manifestó ser muy suya por
la adopción y por el afecto. Sus ideas en tomo a la función
del periodismo eran muy elevadas. Consideraba que la pren­
sa, en su misión orientadora, tiene responsabilidades directas
sobre el destino de las masas, y en tomo al cumplimiento de
las funciones que tiene atribuidas, sus atinadas observaciones
y rotundos conceptos dejó sentados en un brillante artículo del
cual es este fragmento:

“Debe evitar estos dos extremos: la calumnia vil y la


adulación vergonzosa.

Debe moverse entre estos dos medios: el derecho que


debe ser respetuoso y, el deber que es respetable.

Debe tener estas dos intransigencias: la intransigencia


consigo mismo para rio ser débil, la intransigencia con
los demás para no ser esclavo.


158 Anales de Valere

Cátedra de verdad debe ser el periodismo. Allí debe


resonar el aplauso sincero que estimula. Allí debe con­
signarse la indicación respetuosa para que se tome en
cuenta. Allí debe mostrarse la fealdad del vicio para que
se corrija. Allí debe hacerse el elogio de la virtud pa­
ra que se imite. Allí debe usarse la frase correcta, la pa­
labra culta, porque no se enseña maltratando, ni fue nun­
ca escuela el tugurio infecto’*.

A Colina Montilla se le ha considerado como uno de nues­


tros mejores animadores del verbo. Y fue, en efecto, el mag­
nífico tribuno de dicción clara, ademán expresivo y voz llena
de matices, que sabía preparar la sensibilidad del auditorio
para que captara las esencias de su elocuente palabra. Aquí,
en diversos actos de carácter público, pronunció admirables
oraciones que en la audiencia provocaron como epilogo los
más entusiastas aplausos.

Figura junto con el escuqueño Dr. Julio H. Sánchez, el


carachero Dr. Inocente de J. Quevedo, el betijoqueño Monse­
ñor Enrique María Dubuc y el valerano Monseñor Miguel A.
Mejía, en la nómina de los más destacados oradores trujillanos.

Cultivó con éxito la poesía. Aficionado a las letras festi­


vas, en esta modalidad y en un estilo pleno de ironía y gra­
cejo, casos y cosas le sirvieron de objeto concreto sobre el
cual disparar su cáustica flecha y de materia para emplear su
ingenio bien provisto siempre de sustancia jovial. En la poe­
sía seria, su producción más conocida, la más viril y la en que
su pluma se hace cortante hacha para tajar de cuajo a los so­
juzgadores de países, es la siguiente, titulada:

EL PUEBLO

La Historia es un espejo
de los hechos humanos,
en que lo mismo que la gloria, vense
las almas huecas y los hechos vanos.
Surgiendo al lado de los héroes-mártires,
los héroes de la farsa, los tiranos!'*
I

Alberto La-Riva Vale


159
í
La Historia cuenta, que soberbio un déspota
de pie, en la playa de la ]mar bravia,
queriendo domeñarla, la azotaba,
y la mar lo escupía!
I
Así es el pueblo, como el mar, a veces,
sereno y apasible. A veces ruge
y es indomable. .. cuando grita airado
la misma entraña de la roca cruje.
Y a esos déspotas locos e insolentes,
a esa familia criminal y altiva, I

como desprecio, el pueblo


les arroja sus olas de saliva!

Colina Montilla desempeñó con brillo cargos públicos de

en la Secretaría General del


7_. Inocente de J. Quevedo,
taño General del Estado Miranda y ~ '
• Primer Vicepresidente cre
del
Estado Falcón,
mismo en 1909 Secretario General1 del Estado Falcón Secre-
Secre-
taño General del Estado Lara y Diputado al Congreso’ Nació.
nal a "i h9 i1’ Mur*° e.n íulio de este mismo año y
mismo año y una
una mués-
tra del dolor que trajo su muerte, r* — mues
se encuentra en el artícu-
lo necrológico que le dedicaron los bachilleres! Américo Brice- 1

ño Valero y Pompeyo A. Oliva, sus amigos entrañables,


en parte dice así: que

"Como orador popular, quien sabe i *


si no tuvo „jamás
Trujillo uno más acabado que él. Poseía el don que hace
prestantes en las asambleas“ de
’ las democracias¡a« los
‘ vo-
ceros del ideal común, el dón inapreciable de la Y
improvi-
sación oportuna, atinada y fácil a la interpretación del
concepto de las masas. Manejó con soltura y clasicismo
la pluma del escritor, del controversista y la que cam­
pea en las columnas del periódico doctrinario. Desem­
peñó con entereza de contracción y con carácter cívico
de republicano varios importantes cargos así en este co
mo en otros Estados y en la Capital; y al morir ejercía
l«0 Anales de Valera

nuestra representación en el Parlamento Nacional. Co­


mo estudiante, acreditó el terruño entre sus camaradas y
profesores. Ocupó con brillo la cátedra de Matemáticas
del Colegio Nacional de Primera Categoría de los Andes;
campeó valientemente en nuestras luchas civiles”.

Caracas recogió el aliento postrero del ingeniero, juriscon­


sulto, periodista, poeta y orador Colina Montilla. Allá perma­
nece todavía la tumba que guarda el polvo de sus huesos.

l
*
»

Alberto La-Riva Vale 161

JOSE ANTONIO TAGLIAFERRO

E1 doctor José Antonio Tagliaferro, nacido en Táriba (Es­


tado Táchira), vino a Valera, donde fijó residencia, finalizan­
do la pasada centuria. Graduado enen1895 de Médico
1895 de Médico Cirujano
Cirujano
en la Real Universidad de Pisa, en1896 de Médico Higienis­
ta en la Universidad de Roma y en1911 de Médico Cirujano
en la Universidad Central de Venezuela, con estos títulos ejer-
-xu aquí
lció su profesión,-
<*qui au sooresajuenao en la cirujía, rama de la
pxvxeaiuix, sobresaliendo <
medicina que era su especialidad. Con un amplio concepto de
la ética profesional, se distinguió por la atención con que tra­
taba a sus pacientes; y como operador de singular habilidad
I
técnica, en esta ciudad y otros pueblos trujillanos, realizó in­
tervenciones quirúrgicas que libraron de segura muerte a per­
sonas que sufrieron accidentes graves o aguda dolencia apri­
i
sionó entre las garras, intervenciones que despertaron admi­
ración entre sus colegas y le dieron gran prestigio en el pú­
blico que solicitaba sus servicios con preferencia.

Solícito, sabio y bueno: Tagliaferro reunió estos atributos


tan difíciles de hallar en un mismo médico. Y según refe­
rencias de personas que le trataron con bastante intimidad,
en su dilatada actuación por estos predios, nada le hizo más
digno de la consideración y el respeto de todos, como su des­
interés y humanitarismo para con aquellos que, en razón de
su pobreza, no estaban en condiciones de satisfacer los ho­
norarios de un largo tratamiento o de cubrir los gastos de
una curación costosa, caso en el cual, ajeno a toda apetencia
de lucro, nada reclamaba por sus servicios; y si se trataba de
individuo de méritos y elevada condición social, entonces da­
ba lo mejor de sí mismo: su gran delicadeza, cobrando por
conceptos de honorarios una suma insignificante, para no ofen­
derlo, según propia expresión, con una gratuidad que ni si­
quiera se le había insinuado.

Tagliaferro, por su distinción y dón de gentes, desde que


se incorporó a la vida social valerana, tuvo actuación desta-
Íff2 Anales de Val era

cada en ella. Quiso a este pueblo con el mej'or cariño y por


esa querencia a muchas obras de progreso está asociado su
nombre y formó junto con el Pbro. Dr. Miguel A. Mejía, Pom-
peyo A. Oliva, Domingo Giacopini, Jesús Briceño Casas, Amé-
feo Briceño Valero, Wenceslao y Víctor Rosa Martínez Al-
dana, José Amando Mejía y otros, en el grupo valioso de la
Valera de una época suspirada por lejana, en que existió gran
preocupación por las cosas del espíritu, y ese grupo en buen
terreno esparció la simiente de la cultura y esta tuvo ■ flora­
ción y buenos frutos. Y por si esto fuera poco, alternó sus ac­
tividades profesionales con las de periodista. En 1898 fundó
“El Cosmopolita”, publicación más que todo de índole políti­
ca. Y sorprende la paridad competente con que ej'ercíó oficios
tan disímiles, ya que el cirujano, escribía la curación del en­
fermo utilizando el bisturí como pluma, y el periodista, ahon­
daba en las’ cuestiones políticas y las resolvía, empleando la
pluma como bisturí. En 1918, mudado con la familia para Ca­
racas, fundó allí la Revísta “Cultura Venezolana”, publicación
mensuaría que duró trece años y el escritor trujillano Dr. Ma­
rio Briceño Iragorrí conceptúa como “tribuna y antología ex­
celente del pensamiento patrio”. ’ .
Por sus altos conocimientos científicos perteneció a va-
rías Academias e instituciones culturales nacionales y extran­
jeras. Fue Miembro de la Academia de Medicina de Venezue­
la, de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Vene­
zuela, de la Academia de Ciencias Políticas de Filadelfia, del
Instituto Colonial Italiano, de la Sociedad de Americanistas de
París y Miembro de Honor de la Sociedad Dante Aíighieri de
Roma. Desempeñó el cargo de Secretario General de Trujillo,
y por espacio de 25 años, fue Senador por el mismo Estado.
Poseyó las siguientes condecoraciones: Gran Cordón de la Or­
den del Libertador, la Medalla de la Instrucción Pública de
Venezuela, Comendador de la Orden de los Santos Mauricio y
Lázaro, Comendador de la Orden de la Corona de Italia.

EI ilastre galeno falleció en Caracas el 22 de enero de 1932.


I

Alberto La-Biva. Vale 163

MONSEÑOR DOCTOR MIGUEL A. MEJ1A i

- StrJRUS SAKKf í¿JSV ’


grado Corazón de Jesús de Mérida, y los eclesiásticos en el
Seminario que la Diócesis de Mérida estableció en Curazao ha­
biendo recibido la investidura sacerdotal el 13 de octubre de I
1901,’ fr^do de doctor en Teología lo recibió en la Univer­
sidad de Mérida en 1904. El Colegio “Santo Tomás de Aquino” I

en Valera, lo fundó en 1905 y permaneció como Director has­


ta 1923 que tuvo que ausentarse nombrado como fue Obispo
de Guayana. Su consagración como obispo tuvo lugar el 21
de octubre de 1923. En los años 1938 y 1939 actuó en Cara­
cas como Administrador. Apostólico, por designación de la San­
ta Sede. Fundó en Valera la Revista religioso-literaria ,fEl Cas­
tillo”, y en Ciudad Bolívar, los periódicos “La Nave’ y “Ga­
ceta Eclesiástica”. Por sus obras de progreso y señalados ser­
vicios en el desarrollo de .la cultura, el Concejo del Distrito
Valera le otorgó el título de Hijo Benemérito de la Ciudad
y por sus méritos como civilizador, el Gobierno Nacional 1¿
confino la Medalla de la Instrucción Pública y la condecora­
ción de la Orden del Libertador.

El recuerdo de Monseñor Mejia permanece intacto en el


corazón de todos sus discípulos, tampoco se extingue en la
mente de cuantos fueron sus amigos y admiradores, y menos
aún, desaparece en el alma de este pueblo por cuyo adelanto
y formación moral trabajó con decisión y gran celo, donde su
obra religiosa ha dejado huella perdurable, y en el panorama
de la cultura su silueta se destaca suprema en una época pa
ra Valera rica en actividad y en variedad de manifestaciones
espirituales.

Vida polifacética fue la suya. Como ministro de Dios en


buena labor de catequesis llevó hasta los más apartados rin­
cones de su jurisdicción eclesiástica las verdades del Evange­
lio. Como educador, dio gran prestigio a la casa de estudios
164 Anales de Valera

bajo su dirección, poniendo especial empeño en entrenar jó­


venes para su utilidad en la vida y en preparar ciudadanos
para la patria, a fin de hacerlos aptos para servirla mejor. Co-
jpo periodista, luchó porque las demandas colectivas fueran
satisfechas; en bien escritos artículos arremetió con brío con­
tra los males sociales; ejerció el derecho a la crítica con cui­
dadosa circunspección y se distinguió por su esfuerzo sincero
en contribuir a una normalización de la vida institucional del
Estado y a una vida republicana austera, estimulando en el
gobernante la competencia y la probidad administrativas, y
en el ciudadano, el apego al orden y el respeto a la ley y a
las instituciones; con absoluta imparcialidad emitió opinión
en tomo a hombres y sucesos de la Valera de su tiempo, y
con el agudo sentido de observación que poseía, trató certero
sobre los problemas de índole publica, las cuestiones de la cul­
tura y los aspectos de mayor sobresaliencia de los días de en­
tonces. Como hombre generoso, llevado de su sensibilidad pa­
ra el dolor ajeno, fue hasta el hogar humilde cuando un des­
graciado suceso familiar lo sumió en congoja y jamás negó
su simpatía compasiva ni su oportuna ayuda al que la suerte
volvióle las espaldas. Como orador sagrado, todavía se recuer­
dan, en los grandes días de la Iglesia, sus homilías de los San­
tos/que arrebataban la atención de sus oyentes y en las que
su palabra convincente, untada de mística y provista de en­
cendido elogio era, de seguirse por la opinión de uno de sus
contemporáneos, pincel en mano maestra que no sólo los re­
producía como efectivamente fueron, sino que los pintaba más
santos todavía. Y por último, cuando por las rivalidades de
partido la familia trujillana estaba anarquizada y un abismo
de odio separaba sus miembros, limó asperezas, atenuó enco­
nos y con exquisito tacto hizo cuanto pudo en obsequio de la
unidad regional y la armonía social; y cuando, en los días
amargos de la dictadura, también por circunstancias de la po­
lítica o por un equivocado concepto de la autoridad, el gober­
nante de turno se extralimitó en sus funciones, dejó, oir su
voz condenatoria, y en más de una ocasión fue hasta el .des­
pacho del mandatario provincial y utilizando la persuasión,
la advertencia estirada hasta el consejo o la áspera repulsa,
según el caso, le invocó clemencia, el respeto a la dignidad
humana o le recriminó el dejarse arrastrar por el rencor pa­
sional, la ofuscación momentánea o la violencia partidista, en
i

Alberto La'Biva Vale 1S5


i
lugar de atender y seguirse por los nobles impulsos del cora­
zón y por los dictados de la razón y la justicia.

Esa fue la extraordinaria personalidad de Monseñor Me- i


i
jía, el ilustre mitrado que laboró en obsequio de la Iglesia a
la que sirvió con gran celo y trabajó en bien, de la patria a
la que tan ejemplarmente supo honrarla.

Murió en Ciudad Bolívar el 8 de octubre de 1947 y lie-


na guayanesa arropa amorosamenete sus huesos.
166 ■ Anales de Valera

JOSE LUIS FAURE SABAUT

Hijo de José Luis Faure y Petra Sabaut, nació en el pue­


blo de Lannilís (Normandía, Bretaña), el 7 de diciembre de
1871.
Jóvic, como le decían familiarmente, fue un aprovecha­
do estudiante que a la edad de once años ya poseía con orgu­
llo su certificado de suficiencia, otorgádole por el afamado
Instituto donde hizo sus primeros estudios. Luego cursó los de
secundaria y universitarios, llegando hasta segundo año de me­
dicina, ciencia que abandonó para efectuar un curso completo
de Ciencias Exactas.
De temperamento inquieto, viajó por la mayoría de los
países de Europa, Asia, Africa y América del Sur, hasta lle­
gar a Venezuela de la cual hizo su segunda patria. Se inició
en la enseñanza en 1897, año en que fue nombrado Preceptor
de la Escuela del Estado N? 20, de Escuque, por el General
Espíritu Santo Morales, a la sazón Presidente del Gran Estado
Los Andes. En el Colegio “Pío X”, de Escuque, dictó clases
de primaria y de Teología. El 7 de febrero de 1910, contrajo
matrimonio con Adela Stormes Romero, de la buena socie­
dad escuqueña, y el 2 de mayo de ese mismo año vino a Va-
lera a hacerse cargo de la sub-dirección del recordado Cole­
gio Vargas.
En septiembre de 1910, el Gobierno del Estado Trujillo
creó la Escuela Graduada “Ricardo Labastida”, confiándole su
dirección. En 1912 hizo venir de Europa un material escolar
que convirtió su escuela en el establecimiento docente mejor
provisto de material de enseñanza en provincia y quizá en Ve­
nezuela. Este material constaba de Museo Escolar Industrial;
Gabinete de Mapas y Globos para la enseñanza de la Geogra­
fía; Compendium Métrico compuesto de series efectivas de
pesas y medidas; aparatos de Geometría, Física y Química ele­
mentales; Cuadros Murales para Lecciones de Cosas; Cuadros Mu­
rales con muestras naturales para la enseñanza de Historia Natu-
Alberto La-Riva Vale 167

ral en sus tres ramos; una colección de Cuadros Murales nara la


propaganda antialcohólica; ábacos, microscopios y hasta un Gim­
nasio completo para pórtico, de 4 y medio metros de altura Este
utilaje de estadios fue costeado con sus propias economías
a go admirable en una época en que muchas escuelas care­ I

cían, hasta de mobiliario. Todo este material lo aplicó a la


enseñanza concéntrica en el Estado, mucho antes que el Dr
Felipe Guevara Rojas, en su carácter de Ministro de Instruc
ción Publica, la instaurara en el país. El Ministro Guevara
Rojas en justa valoración de su labor educativa se expresó
así: Lo que realiza el señor Faure, no sólo es raro es único
Pienso en una recompensa moral, justiciera para este buen t
servidor de la enseñanza”. Colaboró con el Padre Meiia en
er Colegio ‘‘Santo Tomás de Aquino”, desempeñando varias cá I*

tedras. Fue durante muchos años Presidente de la Delegación


Nacional de Instrucción Primaria en esta ciudad Director de
la Escuela Nocturna para adultos, Comisario Escolar del Dis
trito. En 1912 fundó el periódico “El Escolar” de circulación
gratuita. Publicó dos obras de carácter didáctico y docente-
“Nociones de Geometría” y “Nociones Elementales de Sistema
Métrico Decimal”, ambas para los grados 49, 59 y 69.
En 1935, ya para- cumplir 38 años como institutor y 25
de estar al frente de la Escuela Graduada “Ricardo Labasti-
da”, el Concejo del Distrito le confirió el título de Hijo Be
nemérito de la Ciudad de Valera, y acordó obsequiarle una
Medalla de Oro en reconocimiento a sus méritos y en premio
a sus sacrificios por la causa de la instrucción. <
Don José, como aquí se le llamaba amistosamente era
cordial y optimista, bonachón y sano. En su hogar, nadie ha­
lló nunca hostilidad desabrida, sino ancha hospitalidad Por
su escuela pasaron numerosos trujillanos que han alcanzado
distinción en la vida pública, en el ejercicio de las profesio­
nes liberales y en la práctica del comercio o la industria Por
sobre todos sus afectos, puso siempre el de la Valera de sus
preferencias, a la que dio lo mejor de sus esfuerzos y su cora­
zón fervoroso. Lucía vigoroso física y mentalmente, cuando
una grave y breve enfermedad el 7 de febrero de 1936 oca­
sionó su muerte. El pueblo valerano le lloró amargamente v
en tierra valerana tienen tibio acomodo los restos de este bu°n
bretón y educador insigne.
X6® Anales de Valera

JOSE DOMINGO TEJERA

Doctor en Ciencias Políticas, nació en Valera en 1884, hi­


jo de Lope María Tejera, también Abogado, y Ana Hernán­
dez Bello, honorable matrona que bastante trabajó por el pro­
greso y la cultura de esta ciudad.
José Domingo Tejera se distinguió por sus relevantes con­
diciones personales, espíritu caballeroso y esclarecido talento.
Su actuación en el foro estuvo signada de rectitud y acierto.
Correspondió en un todo a las responsabilidades que tan deli­
cada disciplina impone, y consiguió en ella reiterados éxitos
sin manchar jamás la toga de magistrado cediendo al vil ha­
lago o aceptando el soborno. En el estudio de los juristas eu­
ropeos de mayor notoriedad y de los tratadistas en materia
procesal, enriqueció el caudal de sus conocimientos por me­
dio de los cuales se hizo respetable en el alegato en pública
audiencia y formidable por la prodigalidad de argumentos
en que apoyaba su tesis defensiva para demostrar la inculpa­
bilidad del que patrocinaba. Y además de excelente profe­
sional del derecho fue atildado escritor y poeta. Escribió mu­
cho y bien sobre los grandes acontecimientos de la nación y
sobre los hombres que contribuyeron a forjarla. Esas pági­
nas respiran un puro amor a la patria, a sus héroes y a sus
símbolos, están saturadas de venezolanía.
Amó el suelo natal de manera entrañable, se interesó ert
su mejoramiento y para que lo consiguiera puso en juego de­
cisión y voluntad. Su curiosidad por la historia del pueblo
donde vio la luz primera lo llevó a hurgar en su pretérito, y
conociendo como nadie el historial de la ciudad, escribió va­
liosas páginas sobre sus orígenes y desenvolvimiento.

Una de las facetas más brillantes de su personalidad es


la de poeta. En la lectura de los grandes clásicos formó su
espiritualidad y de ahí su dominio de la forma y el que ayu­
dado de la inspiración, pudiera crear sus poemas y ungirlos
Alberto La-Riva Vale 169

con el crisma de la gracia. Todos los ritmos le fueron fami­


liares, aun cuando el soneto es su manera más personal. Ape­
nas la inspiración le llegaba de visita, a “la grata huéspeda”
le daba sensitivo su saludo. Ya en trance de liberar su armo­
nía interior, “afinaba primero la cuerda del sentimiento para
que respondiera a la vibración”. Muchos motivos movieron su
estro; pero enamorado profundo de la naturaleza, para beber
en las claras linfas del paisaje andino, fue donde más arrimó
el vaso de su sed de poeta. En esa fuente bebió la inspiración
a grandes sorbos, y el predio lleno de lozanía, el arroyo can-
tarino, el perfil lejano del monte donde el astro-rey descorre
las cortinas de las nubes para asomarse, el cafetal que fru­
tece a la sombra del bucare amigo y la recolección del fruto,
tarea que las muchachas campesinas ejecutan cantando y rien­
do gozosas, todo esto sirvió de tema para sus composiciones,
y por eso mismo, a su poesía se la clasifica del género lírico-
descriptivo, a ratos amorosa y cálida, a menudo romántica pe­
ro sin gimoteos. Toda su poesía es de un agradable sabor lí­
rico y la mayor parte de su producción de un tono sentimen­
tal que emociona suavemente.
Proyección y eco sincero de su ánimo, estrofas de buena
factura y belleza formal, son las siguientes composiciones to­
madas de su acervo poético:

SECRETOS PSIQUICOS
Yo quiero a mi manera
con salvajes caricias de pantera
y con tiernos arrullos de paloma;
y si busco el rescoldo de tu arrimo,
te asusto con mis cóleras, te mimo
o te converso en broma.
¿Que por qué soy así?.... Sencillamente:
porque no puedo ser de otra manera.
Mas sé que bajo el ala de tu frente
ni sombra ni rencor cruza siquiera
cuando en el cerco de tus brazos preso
• como enfadado párvulo me parlas,
tengo ímpetus de fiera,
te arrullo con la música del beso
y me burlo del tono de tus charlas.
170 Anales de Valera

FESTIN DE ABEJAS

El grupo de mujeres se desbanda


>-por todo el cafetal, zurrón en mano,
para llenarlo con el dulce grano
al són de risas y jovial parranda.
El caporal ceñudo que las manda
las inspecciona con rigor tirano,
y en pos del gajo donde el fruto es vano
por los espesos matorrales anda.
Revienta el grano en eclosión de mieles
entre la rama que la moza agacha,
y como en edénicos vergeles,
pasa de abejas rumorosa racha, I

y en el panal de fúlgidos claveles •


el enjambre de abejas se emborracha.

Entre sus producciones se cuentan las siguientes: “El Dia­


blo”, obra histórica consagrada al procer valerano Doctor y
Coronel Antonio Nicolás Briceño; “Música Criolla” y “Eglo­
gas Andinas”, en verso, ambas de un mismo nivel estético;
dos en prosa tituladas “Páginas Intimas” y “Excélsior”; y una
novela con el título de “Esfinge Indiana”. Su tesis para optar
el título de Doctor en Ciencias Políticas, “La República es el
sistema de gobierno más conforme con la dignidad del hom­
bre y la soberanía absoluta del pueblo”, es un magnífico tra­
bajo.
Murió de manera repentina el 14 de septiembre de 1926
y su muerte causó sensible baja en las filas intelectuales del
país. El Concejo del Distrito Valera, del cual había sido pre­
sidente y su sueldo destinado a los trabajos de construcción
del Hospital, dictó un Acuerdo declarando tres días de duelo
en el Distrito con motivo de su fallecimiento, y el Goberna­
dor del Estado Zulia, también decretó duelo público por el
término de tres días, ya que a la hora de su muerte se halla­
ba investido con el cargo de Consultor Jurídico del Ejecutivo
zuliano.
Alberto La-Riva Vale 171

José Domnigo Tejera sigue siendo uno de los más altos


valores de las letras andinas, y el más caracterizado represen­
tante de la lírica trujillana. Y como profesional del derecho,
como hombre de pensamiento y como artista del verso, a Va-
lera honró con su nombre, a la ciencia jurídica con su actua­
ción y a la patria con sus servicios.

f
172 Anales de Valera

BR POMPEYO A. OLIVA

Nació en San Lázaro, hizo los estudios de bachillerato en


el Colegio Nacional de Primera Categoría de Trujillo, y a fi­
nes del siglo pasado llegó a Valera donde fijó su residencia.

Culto, educado, servicial, amable, desde su llegada se con­


quistó la estimación general y desde entonces ocupó en esta
sociedad el lugar que le correspondía por sus merecimientos
personales y el brillo de su inteligencia.

Estableció un negocio mixto de librería y taller de tipo­


grafía denominado “Centro Industrial”. En él se conseguía
toda clase de libros de texto, obras de carácter científico o
literario, papelería y útiles de oficina, y el taller adquirió fa­
ma por la nitidez y el buen gusto con que se ejecutaban los
trabajos. En ese taller imprimió “El Correo de Valera”, pe­
riódico ilustrado, la revista literaria “Cosmos”, “Revista del
Centro Industrial”, “Mercurio”, “La Cordillera”, “Propagan­
da”, “Semanario” y “Nueva Era”, publicaciones que en 33
años de labores periodísticas fundó y dirigió y a través de las
cuales realizó labor de cultura ampliamente provechosa para
esta colectividad, ya que su pluma puso siempre al servicio
de todo ideal levantado y generoso.

Don Pompeyo, que ese era el tratamiento que le daban


sus amigos, consideró siempre a la juventud como la deposi­
taría de su fe en el porvenir de la patria, y por eso, compren­
sivo, a los jóvenes, de manera paternal daba oportunas indi­
caciones y sanos consejos. Y fue útil en extremo. Figuró en
asociaciones de carácter cívico y benéficas, actuó como edil
en varias ocasiones, ejerció la sub-dirección del recordado Co­
legio Vargas, hizo el trazado de la antigua Plaza Bolívar, le­
vantó los planos del Hospital “N. S. de la Paz” y el edificio
del Colegio “Santo Tomás de Aquino” y es el autor del Es­
cudo del Estado Trujillo.
Alberto La-Riva Vale
173

Larga molesta enfermedad lo llevó a la tumba el 8 de


marzo de 1933, y al año siguiente, con motivo del primer ani­
versario de su fallecimiento, el periódico local “El Anuncia­
dor”, que circulaba para entonces, en conmovida ofrenda le
dedicó una edición especial, y en la semblanza que de él tra­
zara, entre otros conceptos, dijo lo siguiente: “Fue un vale-
rano decidido, leal. En este clima no supo de lo circunstan­
cial ni de lo relativo. Era íntegro. Con desinterés puso a
contribución todas sus fuerzas para lograr el adelanto ma-
ferial e intelectual de esta tierra que mucho amó y le es deu­
dora de señalados beneficios, pues, en la prensa, en la cátedra,
como edil o como ciudadano, confortaba con la palabra al es­
píritu público cuando la situación se empañaba con tonalida­ t

des sombrías; se esforzaba por intensificar la instrucción, a


objeto de estimular y elevar el nivel espiritual; dejaba oir su
voz censuradora, condenatoria, cuando advertía en los impar­
tidores de justicia la aplicación de las leyes con criterio abu­
sivo; y cuando veía al pueblo ofendido en su ética, tocaba los
resortes íntimos de su sensibilidad hasta hacerla vibrar de
ira”.
Pompeyo A. Oliva es uno de los hombres más útiles, más
probos que esta colectividad haya contado
---- ) en su seno. Pasó
por la vida sin hacer daño a nadie. Conjugó bien los verbos
servir, orientar, modelar, sembrar.
174 Anales de Valera

LORENZO VALERO

El bachiller Lorenzo Valero, maestro y poeta, nació en


Agua Clara, vecindario distante escasos kilómetros de Vale­
ra y situado según propia expresión, “en un bucólico valle
que se deshace en vegas cultivadas de frutos y de caña que
el río Bomboy riega y les baña”.
En su juventud, actuó como Secretario en algunos Juz­
gados de Municipio, ejerció la profesión de periodista y se
ganó el sustento llevando la contabilidad en varias casas de
comercio; pero la mayor parte de su existencia la dedicó a la
enseñanza, a la que con breves intermitencias sirvió por es­
pacio de ocho lustros, desempeñando la preceptoría de escue­
las de primeras letras en Sabana Libre, Monte Carmelo, Agua
Clara su vecindario nativo y Valera. Talentoso e instruido,
volcó el caudal de sus conocimientos en la mente de sus edu­
candos. y con cabal concepto de la función docente, no obs­
tante actuar en una época en que las tareas del magisterio
se regían por el principio de “la letra con sangre entra”, ja­
más fue partidario del castigo afrentoso, prefiriendo siempre
la serena reprimenda al maltrato de palabra o de hecho.
Siempre le acosó la pobreza. La fortuna le fue huraña
y nunca se acercó a su puerta para sonarle recio el feliz al-
dabonazo. En el cielo de su vida fueron menos los días claros
y azules y más los de cerrazón y neblina. En sus últimos años,
aquejado de enfermedad cuyos efectos destructores nada pudo
atajar, se sostenía con lo poco que cobraba por enseñar en
una escuelita privada que regentaba en su rincón campesino.
En ocasiones, algunos mandatarios regionales, que para distri­
buir entre muchos disponían de una cantidad cortísima, le
asignaron pensión tan reducida que no le alcanzaba ni para
mal comer. Y fue pocos meses antes de irse de la vida, cuan­
do, gracias a noble gestión de la Diputación trujillana al Con­
greso, consiguió una ayuda del Ejecutivo Federal, que aunque
tardía, vino a aliviarle un tanto el estado de penuria e invali­
dez física en que se encontraba.
t

Alberto La-Riva Valo 175

En Lorenzo Valero, además del maestro, existió el poeta


que supo captar y en armoniosos versos expresar rasgos típi­
cos y emotivos del ambiente campesino, y que festivo a ratos,
en versos de chispeante agilidad glosó el asunto cotidiano ó
con picante gracia hizo objeto de sus burlas al amigo cor­
dial. Pródigo en felices ocurrencias, ingeniosas salidas y anéc­ i

dotas festivas, todas ellas proclaman haber estado siempre en


posesión de un hígado en excelentes condiciones. Y en la im­
posibilidad, por razones de espacio, de darlas a conocer to­
das, sirvan las siguientes como muestra.

* ♦ ■

t
Lorenzo, que tañía la guitarra y hasta se atrevía con el
canto, sentía profunda admiración por Laudelino Mejías, el
consagrado artista del pentagrama y celebrado autor de “Con­
ticinio”, ese bello vals “cuyo ritmo se ha incrustado en los
oídos del pueblo y adueñado de su gusto”. Como de todos es
sabido, Laudelino fue un hábil instrumentista que arrancaba
primores al clarinete, hasta que una dolencia de carácter he-
mipléjico, le inhabilitó para seguir tocando. El maestro, has­
ta entonces, a la inspiración para componer su música, unía
la maestría para ejecutarla. En 1937, estaba Lorenzo en ter­
tulia de íntimos y el tema principal de la conversación giró
en torno de la personalidad del gran músico trujillano, de
quien interpretó varios de sus valses y expresó la lástima que
significaba, el que un ejecutante de su técnica y méritos, ya
no pudiera interpretar por sí mismo sus melódicas produccio­
nes. Estaba también, muy en boga ese año, el pasodoble me­
jicano que lleva por título “Tú ya no Soplas”, que Lorenzo
cantó acompañándose con la guitarra, y su musa retozona, que
dondequiera que halló coyuntura se manifestó con presteza,
en el cese de las actividades de Laudelino como ejecutante y
el festivo título del pasodoble azteca, encontró pie para im­
provisar los siguientes versos:

Músico por excelencia,


devoto de este arte egregio,
es artista en quien alienta
un alma de privilegio.
176 Anales de Valera

Como ha tiempo que no toca,


murmuradora la gente
con propósito mordiente
divulga que es por usado,
por añoso o por gastado
que a su instrumento no acopla.
Y en honor a la verdad,
aunque esta a la par sea amarga,
bueno será que a la carga
vuelva el Maestro sin tardar,
y que toque cualquier cosa
aunque sea “Tú ya no Soplas”.

En estos versos, a la intención decididamente picante se


junta el gracejo más exquisito, la ingeniosa chanza y el pro­
pósito reidor translucen gozosamente, la exaltación del gran
músico y la sátira donosa se dan cita oportuna de jovialidad.
Los versos, sin duda, una de las mejores muestras de su re­
gocijado espíritu, alguien propuso le fueran remitidos a Lau-
delino a su residencia en Trujillo; pero otro de los contertu­
lios, aun cuando rió de buena gana con ellos, no fue del mis­
mo parecer y antes bien previno al autor de las consecuencias
que la travesura podría acarrearle, ya que, según su criterio,
el temperamento del insigne músico, estaba por esos días, co­
mo el ají: malgenioso.

Cierta vez, en que hallábase de farra con sus amigotes y


como éstos, que habían libado copiosamente y algo sueltos de
lengua se expresaban en forma desfavorable acerca de la con­
ducta de personas que por estrechos vínculos afectivos le to­
caban muy de cerca, desbarató sus apreciaciones escribiendo
esta cuarteta:
Herrera no come cuentos,
La Corte no hace zalemas,
Valero no niega cuentas
y Terán no vende tierras.
I

se
Alberto La-Riva Vale di
177
io

¥ basta leerla, para advertir al momento, cómo con fina ri
• O!
perspicacia psicológica e impulsado por la amistad y el reco­ d<
nocimiento del mérito ajeno, cualidades que en él coincidían o
en laudable equilibrio, puso de resalto, en el orden en que HJ
son citados, la condición más importante que ha caracteriza­ O!
d
do siempre a los miembros de las familias mendocinas de esos ir
apellidos: no se dejan influir fácilmente, no acostumbran la c
adulonería, no faltan a la palabra empeñada, no despilfarran u
imprevisores su fortuna y conservan celosamente la heredad.
i
En Agua Clara, el valle bucólico que aromó las horas de t
su infancia, perfumó los días de su juventud y supo de su ve­ i
jez amarga, murió Lorenzo Valero el 17 de agosto de 1944 y I.
fue sepultado en esta ciudad. Tenía 80 años de edad Los úl­ i
1
1
timos días los vivió en su humilde casita de campo y en un 1
ambiente donde el dolor y la pobreza lo llenaban todo con <=u
»•
angustia. Con penas muy hondas que le mortificaban el alma
y destruido físicamente por la cruel enfermedad que le aque­
jara, cuando la muerte, al fin, piadosa, vino a liberarlo de
tanto sufrimiento, ya él no era él: era un ¡ay! envuelto en
sábanas.
Bien se vale este cálido memento el abnegado institutor
que mucho Sirvió a la causa de la instrucción y el ñon h,
rista que durante años de años fue el gran proveedor de te'
mas para la risa de la ciudad. or ae te-

i
178 Anales de Valera

DOÑA MARIA DOLORES Y SUS


CONCURSOS POETICOS

Hace aproximadamente cuarenta y un años, estaba al fren­


te del Colegio Federal de Ninas de Valera, doña María Dolo­
res de Araujo, dama cultísima, de gran rectitud y notable edu­
cadora en cuya casa de estudios se formaron intelectual y
moralmente muchas valeranas que hoy son gala y prez de esta
sociedad.

Doña María Dolores, como es lo natural, daba cabal ob­


servancia a los programas oficiales de instrucción; pero, ade­
más, asistida de principios de bien entendida pedagogía, am­
pliaba las directrices oficiales con procedimientos educativos
que en la enseñanza reemplazaban la rutina y suplían métodos
anacrónicos. De ahí que en su plantel estableció ía disciplina
y el orden sin incurrir en extremos rigurosos, alternaba con
las otras asignaturas la enseñanza religiosa y semanalmente
dictaba sus lecciones sobre el amor a la patria, al hogar y a
la familia, para que el espíritu de sus alumnas se impregnara
de esas influencias y de ese modo pudieran precaverse de los
riesgos que la vida ofrece a la mujer levantada sin noción de
deberes, sin apego de la familia, sin freno y sin Dios.

Otro atisbo a sus condiciones como institutora se halla en


los concursos que periódicamente promovía, con el fin de po­
ner a prueba las facultades intelectivas de las alumnas más
destacadas y al mismo tiempo estimular y comprobar en ellas
sus aptitudes o inclinación para el arte de la poesía. En uno
de esos torneos, la jovencita María Herminia Martini, ganó el
primer premio, obteniendo María Teresa Parilli y María Lui­
sa La bastida Terán el segundo y tercero, respectivamente. El
poemita laureado con el primer premio es el siguiente;
Alberto La-Riva Vale 173
-L I , , - - - •••••• ••••••• ••••»»»«

r
DE LA CAMPIÑA A LA ESCUELA

Una umita Aunque la niña


bella y hermosa de pocos años i

sale del campo, es aplicada


que cerca está para estudiar,
de la opulenta, por el camino
civilizada, recoge flores
rica ciudad. en el rosal.
i
I
Se va a la Escuela Y cuando a casa
fuente preciosa llega la niña,
de la fecunda busca a la Virgen
savia inmortal, para implorar,
con la cestita que le ilumine
llena de libros la inteligencia
y el delantal. para estudiar.

Doña María Dolores de Araujo por sus señalados servicios


en la función docente, alcanzó categoría bastante para figurar
entre las mejores educadoras valeranas y por eso siempre se
alza la voz devota para elogiar su recuerdo.

t
1
t

Miscelánea
- * .í

r

AUTOMOVILES CONDUCTORES

El primer automóvil que llegó a Valera lo trajo Mario


Scrocchi en 1915, marca Ford, guiado por Cástor Faría. El se­
gundo, marca Buick, fue de Eleazar León Salas y el conduc­
tor se llamaba Domingo Pérez. El tercero, marca Ford, lo tra­
jeron Ernesto Spinetti y Jaime Gori, en sociedad, manejado
por Gustavo Pérez. El cuarto de Antonio Jelambi, y el quinto,
marca Overland, lo trajo José Quintero. El primer camión lo
importó la firma comercial Muchacho Hermanos y el conduc­
tor fue Armando Ramírez.
3 '

Los hermanos Domingo y Gustavo Pérez eran maracaibe-


ros, y como el público no estaba familiarizado con sus nom­
bres, los distinguía por Pérez Buick y Pérez Ford. Con ellos
hicieron su aprendizaje Miguel Angel Bazo y José María del
Gallego, que fueron los dos primeros choferes valeranos. Lue­
go aprendieron el manejo de vehículos Armando Ramírez, Pe­
dro María Febres, Saúl Romero, Néstor Manzanilla, Juan Bau­
tista Magi, Ornar Lares, Ovidio Espinoza e Ismael González.

Para entonces no se expedía título, sino un certificado de


aptitud, después que el aspirante rendía riguroso examen prác­
tico, que por lo general se confiaba a dos profesionales curti­
dos en el manejo. Este certificado lo expedía el Jefe Civil del
Distrito, a quien correspondía, según los reglamentos del trán­
sito, comprobar en última instancia si efectivamente el aspi­
rante poseía los conocimientos y reunía las condiciones reque­
ridas para merecerlo, medidas previsivas y de acierto, ya que
no escapaba a examinadores y autoridades, que otorgar tal cer­
tificado a un aprendiz sorocho, a un irresponsable o a un me­
nor de edad, equivalía, poco más o menos, que a permisarlos
legalmente para despanzurrar ciudadanos. Del certificado de
aptitud concedido a “Tista” Magi, decano por la edad y uno
de los más antiguos en el manejo, es la siguiente copia:
184 Anales de Valera

DR. PEDRO JOSE ARAUJO,


Jefe Civil del Distrito Valera,
HAGO SABER:
Que el informe sobre su competencia para el manejo y
dirección de automóviles que ha presentado el ciudadano
Juan Bautista Magi, ha sido examinado por esta Jefatura;
y por cuanto se observa que del examen practicado por los
chauffers titulares Néstor Manzanilla y Pedro María Fe-
bres Cordero y de las pruebas prácticas a que ha sido so­
metido el ciudadano expresado, es apto para tal servicio,
se le expide el presente CERTIFICADO DE APTITUD pa­
ra manejar y guiar automóviles, de conformidad con lo
establecido por el Reglamento y disposiciones dictadas al
efecto.
Valera, 26 de julio de mil novecientos veinte.
(L. S.) Pedro José Araujo.
El Secretario del Despacho,
Gustavo Gallegos.
VISADO:
Valera: 4 de octubre de 1920.
El Inspector de Vehículos de la Circunscripción,
Juan Mancera Márquez

Todos los choferes de la vieja guardia, de los cuales algu­


nos han fallecido y muy pocos quedan en servicio activo, se
distinguieron por su extraordinaria competencia como conduc­
tores y la energía muscular que les permitía permanecer va­
rios días sobre el volante sin cansarse. Y a la inversa de mu­
chos de ellos que manejaban con cuidado y jamás confundie­
ron la habilidad con la imprudencia, otros como “el catire”
Ornar Lares y Ovidio Espinoza, confiados en la sorprendente
experticia que tenían para maniobrar, desarrollaban velocida­
des fantásticas, fueron unos verdaderos ases del volante. De
Ornar se decía “que era el conductor consumado que más
autos había consumido aqui en Valera”; y de Ovidio, sus com-
í

Alberto La-Riva Vale 185

pañeros de oficio, de manera cabal al par que festiva, se ex­


presaban así: “cuando alguien busca a Ovidio para que traba­
je, acude ligero, corre veloz como el viento y si el carro está
ardiente y el cliente le objeta la velocidad a que anda, coge
dos latas de agua y una le echa al radiador y otra al pasaje­
ro para que no se caliente”.
186 Anales de Valera

NOTAS DATOS DE INTERES

La primera casa que se fabricó en el área donde está Va-


lera, la hizo en 1801 doña Agueda González de Prada, casada
en terceras nupcias con Pedro Miguel Prada. Tenía paredes de
bahareque y techo de palmas y era una especie de posada don­
de se encontraba comida a toda hora. Fue igualmente la pri­
mera casa de comercio que hubo en la población.
Finalizando el siglo pasado, fue adquirida en compra por
don Rafael Gallegos Celis. Al amparo de la sombra nocturna,
mano criminal le prendió fuego y entonces fue reconstruida en
parte de tapia y tejas. Esta casa es la situada en el cruce de
la Avenida 9 con la Calle 7, hoy propiedad de la familia Díaz
Pannacci.
e • o
El primer bautizo que se hizo en la Iglesia de San Juan
Bautista fue en el año 1819 y lo efectuó el Pbro. Dr. Manuel
Fajardo. En el Libro Primero desde 1819 hasta 1833 de las
partidas de bautismo de toda clase de gentes, excluidos los es­
clavos, existente en el Archivo de la Iglesia, figura esta parti­
da y su texto es como sigue:
En la Parroquia de San Juan Bautista de Valera, en vein­
te y ocho de marzo de mil ochocientos diez y nueve; yo
el Cura provisional bautizó solemnemente, puse óleo y
crisma y di bendiciones según el Ritual Romano, a MARIA i

FRANCISCA, que tenía diez días de edad, hija legítima


de Antonio Ramón Rangel y Elena Alarcón. Fueron pa­
drinos Victo. Molina y María Anacleta Calderón, todos
indios tributarios del Pueblo de Mucurubá y avecindados
en esta Parroquia, a quienes advertí el parentesco y obli­
gaciones de que certifico. — (Firmado), Maní. Fajardo.
♦ * *

Valera fue erigida en Villa o Cabecera de Departamento


en el año 1860 por petición que al General Cruz Carrillo, ilus­
tre prócer de la Independencia, hicieron el Dr. Hilarión Un-


j

Alberto La-Riva Vale 187

da, el Coronel Pedro Briceño Valbuena y el Br. Eduardo Bri-


ceño Uzcátegui. En ciudad fue erigida en 1871. En la Legisla­
tura de 1945, el Municipio Capital se subdividió en los Muni­
cipios Mercedes Díaz y Juan Ignacio Montilla.
La población de Valera, según los resultados de los Cen­
sos realizados, ha sido así:
Años: Habitantes:
1873. ... 3.297
1881. . .. 6.013
1891. ... 5.473
1920. ... 5.364
1926. 1 ... 7.868 !
1933. .. .11.282
1941. .. .14.785
Creados en febrero de 1945 los Municipios Mercedes Díaz
y Juan Ignacio Montilla, al desdoblarse la ciudad en estos dos
Municipios, en el Censo de 1950 aparece el primero con 15.620
habitantes, y el segundo, con 9.113, lo que hace un total de
24.733 habitantes. Los saldos vegetativos de los tres últimos
Censos demuestran que el crecimiento de la población ha veni­
do en franco ascenso.
« * O

El caserío de Agua Clara, situado a escasos kilómetros de


Valera, fue fundado por don José María Espinosa, quien hizo
la primera casa de mampostería y tapias en el año 1840. Allí
se encuentra una buena Capilla fabricada igualmente por el se­
ñor Espinosa en 1857. El 20 de mayo de 1858 la bendijo y dijo
misa en ella, el Obispo Dr. Juan Hilario Bosset, y en la cere­
monia de la bendición actuaron como padrinos el señor Espinosa
y su esposa doña Candelaria, el Pbro. Zoilo Troconis, Vicario
de Escuque, la señorita Tomasa Bosset, José del R. Puentes y
su esposa, Juan Pedro Espinosa, Concepción Espinosa, Francis­
co Maya y señora Amelia Paredes de Maya, don Francisco Vi­
cente Rosales y doña Petra de Rumbos.
♦ ♦ *

El primer Mayordomo de Fábrica que hubo en la Iglesia


de San Juan Bautista fue Reyes Terán, uno de los donantes de
terrenos para fundar a Valera. Esto fue en 1819. José Gregorio
188 Anales de Valera

Oquendo sirvió la Mayordomía en 1820 y Carlos Pérez en 1827.


En años subsiguientes la desempeñaron Ramón Añez, José del
Carmen Morillo y Andrés Cornieles.
9 * o
Don Francisco de Labastida, en 1801, trajo de Chacao tres
maticas de café que sembró en una huerta de Mendoza. Fue,
pues, el introductor de la planta en la jurisdicción de Valera,
y de esas tres maticas, procede todo el café del Estado Trujillo.

Cuando Valera era tan sólo un pequeño caserío con algo


menos del millar de vecinos, ejercían el oficio de redactar es­
crituras Pedro Miguel Prada, Felipe Urdaneta, José del Rosa­
rio Angustias Briceño, Francisco Briceño y Fernando Azuaje,
escrituras que eran protocolizadas en el Cantón Escuque. La
Glicina de Registro fue establecida en 1871, y fue Diego Salinas
el primer Registrador.
♦ ♦ 4i

El primer Administrador de Rentas fue Carlos Pérez, quien


como Mayordomo de Fábrica de la Iglesia recolectaba también
los diezmos y primicias de la tierra y cobraba cierta contribu­
ción sobre algunos frutos de los que traían al mercado. Después
que se establecieron negocios mercantiles y se efectuaron ope­
raciones en mayor escala, se fijaron algunos impuestos y se nom­
bró Administrador, destino que ejercieron entre otros, Manuel
Aceituno, Domingo de la Peña, José María Ibarra, Pedro Ce­
rrada, Pedro Miguel Prada y Fernando Azuaje.
« • ♦
En 1813, el Dr. Antonio Nicolás Briceño (el Abogado),
abrió el camino de Valera a Carvajal. El camino real, hasta
entonces, había sido por el sitio denominado “Agua Negra” y
atravesaba el río Motatán por El Cumbe. Por este camino cru­
zó el Libertador, después de haber concebido en la hacienda
“Carmania” el trascendental Decreto de Guerra a Muerte.
♦ * ♦

Según el historiador trujillano Dr. Amílcar Fonseca, Car­


vajal, Municipio de Valera, fue fundado en 1670 por el Capi­
tán Baltasar de Carvajal, en el sitio denominado Estovacuy o
Sabana de las Cocuizas.
o • ♦
En 3904 llegó el fonógrafo “Verité”, traído por el joven
Antonio Santini. El aparato, según refieren los periódicos de
i

Alberto La-Riva Vale 189

entonces, despertó gran curiosidad, numeroso público acudió a


oírlo y la gente se hacía lenguas de lo hermoso de las piezas
musicales que tocaba y de “lo diabólico de su mecanismo”,
que según las explicaciones que daba el joven introductor del
aparato y los recortes de la prensa francesa que mostraba,
“constituía la perfección del invento que inmortalizó a Edi­
son”.
• • *

En 1905, el Gobierno del Estado abrió un Certamen para


formar el Escudo de Armas del Estado Trujillo, para lo cual
fijó bases, señaló plazo de admisión para el envio de los tra­
bajos, recompensas a otorgarse y designó el Jurado que ten­
dría a su cargo discernir el mérito de las obras presentadas
y emitir el correspondiente laudo.
El Jurado, luego de haber examinado detenidamente y con
el mayor interés los trabajos presentados a concurso, emitió
por unanimidad su fallo, concediendo el primer premio al Br.
Pompeyo A. Oliva, y el accésit, al trabajo presentado por el
joven Simón Tagliaferro.
El periódico valerano “El Castillo”, en su edición del 31
de julio de 1905, alude al certamen heráldico y a los triunfa­
dores, en los siguientes términos:

“ESCUDO DEL ESTADO TRUJILLO


“Al Certamen heráldico promovido para formar el Es­
cudo de Armas del Estado Trujillo, concurrieron muchos
artistas inspirados en los gloriosos blasones que tiene el
Estado en las páginas luminosas de su historia.
Y Valera, que parece muerta porque duerme el sueño de
su juventud, evocó entusiasmada a los hijos pensadores,
para que fueran a tan gallarda lid, y dispuso la victoria
en el campo florido de las artes.
Y ellos creyeron de su deber asistir a esta jústa intelec­
tual, para dar a conocer que aquí vive el sentimiento del
Patriotismo y que esta es fecunda tierra para las obras del
ingenio.
El Jurado del Certamen, después de varias sesiones en
que hubo la discusión madura, y se tuvieron en cuenta to-
190 Anales de Valere

dos los principios de la estética y del arte, adjudicó el pri­


mer premio al Escudo presentado por el modesto director
de “Cosmos”, Br. Pompeyo A. Oliva, y el segundo al del
laborioso joven Simón Taglíaferro, hijo.
El Escudo ideado por Oliva es hoy el del Estado.
Valera triunfó en toda la línea en esta jornada memo­
rable.
Para los vencedores, “El Castillo” repite los aplausos”.
$ * *

La revista “Cosmos”, en su edición del 15 de enero de 1905,


se hace eco de la idea que abrigan los discípulos del Licencia­
do Agustín Aveledo, el gran institutor caraqueño, de obsequiar­
le una casa donde pueda pasar tranquilamente los postreros días
de su vida. Aplaude la iniciativa encaminada a mejorar la suer­
te del célebre maestro “que por largos años ha venido prestan­
do importantísimos servicios a la noble causa de la instrucción
de la juventud, por lo cual mereció, todavía joven, públicos y
encomiásticos elogios del ilustre venezolano Juan Vicente Gon­
zález”. Se refiere luego al anciano institutor y dice “que hoy ya
viejo, pobre y sin hogar, arrastra una penosa existencia que
pronto mejorarán sus agradecidos discípulos”, y alude por últi­
mo, a la circular que con tal motivo ha recibido el Dr. Andrés
Palacios Hernández, quien se encuentra en Valera en funciones
relacionadas con la construcción del Acueducto, circular que
transcribe y está concebida así: .

Señor Dr. *

Andrés Palacios Hernández.


Valera. -
Varios de los discípulos del Dr. Agustín Aveledo re­
solvimos en una Asamblea, reunida el 6 de los corrientes
en el Colegio Nacional de Varones, constituirnos en Junta
Directiva, autorizándonos plenamente para proceder a los
trabajos necesarios para arbitrar los recursos suficientes
con los que podamos constituir un hogar a aquel benemé­
rito ciudadano, que lleva consagrados más de nueve lus­
tros a la enseñanza de la juventud venezolana, ■
Alberto La-Hiva Vale 191

Como sabemos que Ud. ha sido uno de los discípulos más


aventajados del Dr. Aveledo, creemos que prestará su apo­
yo decidido al fin indicado, constituyendo una Junta en esa
localidad, que arbitre recursos para que a la brevedad po­
sible sean enviados aquí al Tesorero Dr. E. Conde Flores.
Esperamos que Ud. se tome todo el interés que merece
un asunto social y patriótico como el que tenemos a hon­
ra comunicarle.
Sírvase acusarnos recibo de ésta y particípenos lo que
Ud. tenga a bien hacer.
Presidente, Dr. Luis Espelozin; Vicepresidentes, Dr. Die­
go Casañas Burguillos y Dr. Rafael Cruz Guitián; Tesore­
ro, Dr. Emilio Conde Flores; Secretario, Dr. Miguel V. Un-
r
da; Vocales: Dr. Jesús Muñoz Tébar, Gral. Alejandro Iba-
rra, Dr. Tomás Mármol, Dr. Jesús Lameda, Pablo A. Gui- ■I
nand, Joaquín Altuna y Pedro Tomás Vega.
* * ♦

En 1905, la revista “El Castillo”, del Pbro. Dr. Miguel A.


Mejía, y “Revista del Centro Industrial”, semanario del Br.
Pompeyo A. Oliva, desarrollaron una activa campaña, tendien­
te a conseguir se hiciera efectivo el descanso del día domingo.
Hasta entonces, el mercado se hacía los domingos de cada mes
y los establecimientos comerciales permanecían abiertos duran­
te todo el día. Ambos periódicos se pronunciaron decididamen­
te por el cese de las actividades comerciales el día domingo y
afincaron su decisión en el mandamiento de la Iglesia que hace
preceptivo guardar ese día para dedicarlo al Señor, y a la cos­
tumbre implantada en todos los países civilizados de descansar
ese día para recobrar las energías gastadas en los otros dedica­
dos a las rudas labores del trabajo. Para corresponder a esa cam­
paña de prensa así como a una razonada instancia que le di­
rige el gremio mercantil, el Concejo del Distrito, considerando
“que en todos los pueblos cultos y civilizados se abstienen de
trabajar el día domingo, ora para descansar de la labor de la
Semana, ora para cumplir con los deberes sociales y los que
impone la religión que se profesa”, dictó un Acuerdo en el cual
“excita a todas las Municipalidades del Estado para que facul­
ten al Ejecutivo del Estado, a objeto de que dicte un Decreto
que ordene la clausura de los establecimientos comerciales el
día domingo, y fije el día en que deban abrirse los Mercados”.
192 Anales de Valera

En 1907 se llevaron a feliz término los trabajos de cons­


trucción del Puente “23 de Mayo”, sobre el zanjón “El Tigre”,
en la Calle 12 que en la anterior nomenclatura se denominaba
Calle Torres. El puente, todo de ladrillo, está levantado sobre
sólidas bases, su costo fue financiado por la Municipalidad y
los trabajos se ejecutaron bajo la supervisión de una Junta de
Fomento que integraron los Generales Juan Ignacio Montilla y
Camilo Vetencourt, Dr. P. E. Febres Cordero y señores Ernes­
to Spinetti y Abrahán Celís.
o

En abril de 1908, los jóvenes bachilleres Américo Briceño


Valero, Víctor Rosa Martínez, Jesús Briceño Casas y Pompeyo
A. Oliva, lanzaron la idea de constituir un Centro Docente del
Estado, “para trabajar por cuantos medios sean posibles, por el
adelanto y protección de las Ciencias, de las Artes y de la Li­
teratura”. La primera reunión, en la que se expusieron los pro­
pósitos de los iniciadores y se fijaron las bases de la Asocia­
ción, se efectuó el día 19, y en ella se acordó designar la Aso­
ciación con el nombre de Ateneo del Estado Trujillo y se eli­
gió la Junta Directiva que quedó compuesta así: presidente, Br.
Américo Briceño Valero; primero y segundo vicepresidentes,
Dr. José Amando Mejía y Br. Pompeyo A. Oliva, respectiva­
mente; tesorero, Ascensión Faría; bibliotecario, Dr. Miguel d<?
J. Carrasquero; secretario general, Br. Víctor Rosa Martínez;
secretario de correspondencia, Br. Jesús Briceño Casas; secre­
tario de actas, Br. Eladio Alvarez de Lugo; y vocales, Pbro\
Dr. Miguel A. Mejía, Antonio Espinoza G. y Br. Anselmo Es­
calona.
La iniciativa fae acogida con entusiasmo. En la reunión
inaugural, el secretario de actas Alvarez de Lugo, pronunció
un buen discurso en el cual trató acertadamente en torno de la
importancia de la fecha patriótica que se celebraba y sobre la
fundación ateneísta llamada a ejercer labor cultural de gran­
des proyecciones; hizo un llamado para que la indiferencia ni
el desaliento estorbaran la estabilidad y el auge de la entidad
recién creada, y por último, solicitó la colaboración de todos
cuantos sintieran interés por la superación cultural de la ren­
glón trujillana-

•:
1

Alberto La-Riva Vale 193

Para el mes de junio ya estaban concluidos los Estatutos, *


la institución contaba con cuarenta y cinco miembros, la Bi­
blioteca disponía de crecido número de obras y funcionaba en
los altos de la casa de dos plantas, propiedad de don Domingo
Giacopini, en la esquina Noreste de la Plaza Bolívar. La so­
ciedad ateneísta se proponía celebrar solemnemente el próxi­
mo 5 de julio, día en que se instalaría definitivamente y en­
trarían en posesión los empleados del primer período y se
dictaría la primera conferencia mensual.
En eso quedó el primer Ateneo de Valera.
« *

En 1910, siendo Presidente Constitucional del Estado Tru-


jillo, el General Víctor Manuel Baptista, a un costo de Bs.
2.511,12 se construyó la línea telefónica entre La Quebrada,
capital del Distrito Urdaneta, y Valera. Su instalación signifi­ I»
»
có un gran paso de avance en aquel tiempo en que a La Que­
brada se iba por un camino malísimo en cuyo recorrido se in­
vertían casi seis horas en bestia y era causa de su aislamiento,
y el servicio telefónico, además de facilitar el intercambio de
t
noticias urgentes, procuraba un instrumento idóneo desde el
cual concertar operaciones comerciales de importancia con Va-
lera, su mercado más inmediato y el más conveniente para su
abastecimiento y para la colocación de su producción agrícola.
La inauguración de la red produjo gran satisfacción, toda
vez que creó un contacto más estrecho entre las relaciones so­
ciales y mercantiles de ambos pueblos y ejerció, necesariamen­
te, marcada influencia en el fomento de sus intereses recípro­
cos.
c

El primer cementerio que existió en Valera, estuvo en el


terreno que ocupa la Iglesia de San Juan Bautista y se exten­
día como una o dos cuadras por la parte Oeste de la Calle 8,
llamada antes Calle Peñalver.
Después se hizo otro hacia la parte oriental de la hacien­
da “Morón”, a un lado del viejo camino de recuas que condu­
cía a la población de Motatán. Luego clausuraron éste y en
1853 abrieron uno nuevo al pie del Cerro de la Cruz, al final
de la Calle 8.
194 Anales de Valere

En 1877 se abrió el que estuvo en el antiguo camino hacia


Bctijoque, un poco más allá del Hospital “Nuestra Señora de
la Paz”, en las laderas de la quebrada de Escuque, construido
en terrenos donados para ese fin, por don Juan Nepomuceno
Urdaneta, siendo Gobernador de la provincia de Trujillo.
El que está en servicio lo construyó el ingeniero Carlos
Cali en 1925, de orden del General Víncencio Pérez Soto, Pre­
sidente del Estado para entonces. Y como resultara insuficien­
te para las exigencias de la población, se procedió a su amplia­
ción, trabajos que se iniciaron en noviembre de 1941, actuan­
do como Presidente del Estado, el Dr. Numa Quevedo.
# ♦ £

La empresa de teléfonos del Dr. José Antonio Tagliaferro,


fue instalada en 1910, según contrato celebrado con la Muni­
cipalidad. Se inició apenas con veinte suscriptores y ya para el
año siguiente se hizo necesario traer un conmutador de 101 nú­
meros. El tendido de líneas se extendía a las poblaciones tru-
jillanas Motatán, Escuque, Monte Carmelo, Betijoque y Sa­
bana de Mendoza, y Palmira, en el Estado Mérida. Durante
muchos años ejerció la administración de la empresa, don Juan
Antonio Viloria. El servicio telefónico duró hasta el 1924, año*
en que la empresa se extinguió.
# * $
El 5 de febrero de 1911, el General Juan Vicente Gómez
decretó la construcción de la carretera de Motatán a la ciudad
de Trujillo, pasando por Pampaníto y La Plazuela, y con fe­
cha 24 de julio de 1912 dio la orden de proceder a los traba­
jos, de acuerdo con los estudios y planos hechos por el inge­
niero Pedro José Rojas, aprobados con algunas modificaciones
por la Sala Técnica del Ministerio de Obras Públicas.
Fue fijada una asignación semanal de Bs. 3.000, y para la
administración c inspección de los trabajos, fue nombrada una
Junta de Fomento compuesta por los ciudadanos Dr. José An­
tonio Tagliaferro, Martín Martíní, Juan B. Maggioío, Ernesto
Spinettí y Jesús Lope Alarza.
* * <=

En mayo de 1913, siendo Gobernador de Valera el señor


Roberto de Jesús Gandica, se provocó una reunión de perso­
nas importantes de la localidad, a objeto de suscribir la can­
tidad necesaria para la compra del reloj público. Inmediata.-
•»

»
■i

Alberto La Ríva Vale 195

mente se cubrió la suma requerida y por conducto de la firma


A. Carradini e hijo, se hizo el encargo a la firma suiza Robert
Schmolk, de Pforzheim. Por el mes de noviembre el reloj lle­
gó a Maracaibo y a instancias del Dr. José Antonio Taglia-
ferro, el Gobierno del General Gómez concedió la exoneración
de los derechos aduaneros. El extinto Monseñor Mejia, para
entonces Cura y Vicario de Valera, y con él los Carradini y
Antonio Espinoza Guerrero, trabajaron incansables por efectuar
Su traslado y éste último hizo venir el ingeniero requerido para
el montaje. El 31 de diciembre quedó inaugurado, cuando a la
media noche, los doce golpes dados con sus campanas de lim­
pia vibración y magníficas cualidades tonales, anunciaron el
advenimiento del nuevo año.
« ♦ *

Desde 1909 hasta 1913, el subsidio era de seis bolívares


per cápita y se satisfacía en dinero efectivo o en trabajo per­
sonal. El impuesto tendía a la finalidad de sufragar con él los
gastos que Ocasionaran algunas obras públicas; pero por lo co­
mún se empleaba en la apertura de caminos vecinales o en la
reparación de las vías de comunicación existentes.
* ♦ *

En 1916 se efectuó la1 inauguración del sector carretero


Valera-Motatán, por la vía de Carvajal, siendo Presidente del
Estado Trujillo, el General’ Timoleón Omaña. Se comenzaron
los trabajos actuando como Gobernador de Valera, don Joa­
quín Gabaldón, y el trazado lo hizo el agrimensor Br. Améri-
co Briceño Valero, estimándose hasta Pie de Sabana, un cos­
to aproximado de Bs. 60.000. A nombre de la Junta de Fomen­
to y Obras Publicas, el día de la inauguración, entregó la obra
a la Municipalidad, el Br:• Humberto AlVarez de Lugo, reci­
biéndola en nombre de la Corporación Municipal, el Dr. Fran­
cisco A. Sánchez.
El trozo carretero Valera-Motatán, por el sitio conocido
con el nombre de “La Eme”, lo ordenó construir el Gobierno
‘Nacional en 1911 y el trazado se hizo utilizando en su mayor
parte el viejo camino de recuas por medio del cual se comu­
nicaban antes ambas poblaciones. .
* * ♦

En enero de 1928 empezaron los RR. PP. Salesianos a re­


gentar el Colegio “Santo Tomás de Aquino”, fundado en 1905
196 Anales de Valere

por el Pbro. Dr. Miguel A. Mejía, de cuya dirección tuvo que


separarse para ir a ocupar el Obispado de Ciudad Bolívar.
La Congregación Salesiana agrupa en su seno figuras de
mucho valer e ilustración, de gran inteligencia y espléndidas
virtudes, y por ello es muy estimada en los círculos católicos.
En Valera los RR. PP. Salesianos han cumplido una intensa ac­
ción cristiana, y como educadores, su actuación se ha signifi­
cado en éxito y es fruto de su aptitud pedagógica, de sus modos
de enseñanza, de sus desvelos por la formación moral e inte­
lectual de la juventud confiada a sus cuidados.
También en 1928, las Hermanas de la Congregación de
Santa Ana, fundaron el Colegio “Madre Rafols”, casa de estu­
dios donde centenares de niñas han hecibido de sus maestras
ejemplos de dignidad moral y templado el alma para el cono­
cimiento.
* * ♦
En 1935, a iniciativa de doña Ana H. Bello de Tejera, se
rindió un homenaje público a la señora Chiquinquirá Dupuy
de Enríquez, la primera maestra que tuvo Valera.
La noche del 30 de noviembre, en los salones del Club del
Comercio y de acuerdo con programa elaborado previamente,
tuvo lugar un lucido acto lírico-literario, en el cual el discurso
de orden estuvo a cargo del Dr. J. M. Rosales Aranguren, quien
destacó el valor simbólico del homenaje e hizo el elogio de la
meritoria educadora, de la que dijo “tenía sobradas aptitudes
para el difícil ejercicio del magisterio y había hecho labor
perdurable por el esfuerzo especial cumplido en provecho de
la cultura”. Y el primero de diciembre, a las diez de la maña­
na, en la casa donde ejerció su apostolado la honorable maes­
tra (en el sitio que hoy ocupa la casa marcada con el bP 10-60,
Avenida 11 con Calle 9), se colocó una placa de mármol alu­
siva al homenaje, y en este acto dijo las palabras de estilo don
Gustavo Gallegos Azuaje, quien se expresó de manera concep­
tuosa sobre la actividad docente realizada por la señora Du-
puy de Enríquez, cuya memoria manifestó, “debía ser recor­
dada con cariño y con respeto, por tratarse de un sutilísimo
espíritu de mujer, blasón y orgullo de Valera”.

El sábado 26 de septiembre de 1936, en las primeras horas


de la noche, se efectuó la inauguración de “Radio Valera”, con

t
I

Alberto La«Riva Vale 197

un variado programa que resultó del agrado del público que


llenaba los estudios y demás salones de la emisora.
En el acto inaugural hicieron uso de la palabra los seño­
res Julio Febres Jelambi, Pbro. Rafael Angel Chacín, Br. Hum­
berto Alvarez de Lugo, doña Ana H. Bello de Tejera, Dr. Ri­
cardo Cifuentes Labastida y los periodistas Jesús Briceño Ca­
sas, Alfonso Marín, Unfredo Landazábal y Valeriano Diez y
Riega.
La señorita Carmen Luisa Febres de modo magnífico re­
citó un hermoso poema, la señora Margot de Vetencourt Sie­
rra ejecutó en el piano selectas piezas musicales, las señoritas
Yolanda Balestrini, Laura Chacín Soto y Nena Araujo inter­
pretaron bellas canciones, Luis Guerrero Matheus en el solo
de guitarra y el joven cantante José María Briceño cosecharon
muchos aplausos, y de igual manera la orquesta que actuó ba­
jo la dirección del violinista Jesús Briceño.
El público que ya se sentía entusiasmado con el triunfo
que significaba el haberse incorporado Valera a las activida­
des de la radiodifusión nacional, aumentó su regocijo con la
noticia de haber sido resuelta favorablemente la petición que
la ciudadanía dirigió al Ministerio del Ramo exigiendo un Co­
legio de Educación Secundaria, y el telegrama en el cual se
ordenaba proceder a la inscripción de alumnos, fue leído por
los micrófonos y su lectura recibida por todos con entusiasmo.
Obra del dinamismo emprendedor de los señores Pedro
María Febres Jelambi y Temple A. Lee fue la fundación de
“Radio Valera”. La emisora se identificó con las iniciales Y. V.
1 R. G. y empezó a trabajar en la frecuencia de 6.230 kiloci­
clos que le asignó el Ministerio de Comunicaciones.
* • *

La parrilla crematoria de Valera fue construida en 1939,


durante la administración del General Víctor Manuel Baptista.
Prestó servicio dos años solamente, ya que la Municipalidad
se vio en el caso de no utilizarla más, porque el humo que pro­
ducía la incineración de las basuras, debido a las corrientes de
viento dominantes en el sitio donde fue construida, invadía las
viviendas cercanas y ello era motivo de justificadas quejas y
constantes reclamos por parte de las numerosas familias a quie­
nes el humo asfixiante molestaba.
198 Anales de Valera

* • •
El 3 de junio de 1940 se efectuó la inauguración de la ca-
rretera Motatán - Mene Grande, construida en virtud de con­
trato compensatorio entre el Gobierno Nacional y la Caribbean
y otras empresas petroleras.
Cerca de las 11 de la mañana se inició el acto inaugural
con la bendición de la vía por Monseñor Marcos Sergio Go-
doy, Obispo de Maracaibo, quien se produjo en brillante im­
provisación. Seguidamente, el Director Gerente de la Carib­
bean tomó la palabra para hacer entrega de la obra a los re­
presentantes del Ejecutivo Federal, que lo eran los Ministros
doctores Francisco J. Parra, Alfonso Mejía, Manuel R. Egaña,
Enrique Aguerrevere y Julio García Alvarez.
Asistieron también al acto el Dr. Manuel Maldonado, Pre­
sidente del Estado Zulia, y el General Víctor Manuel Baptista,
Presidente del Estado Trujillo, acompañado del Dr. Manuel
Angel Palma Labastida, Secretario General de Gobierno. El
Dr. Parra, pronunció un magnífico discurso en el momento de
recibir la obra de vialidad, que consideró trascendental para
las relaciones comerciales del Zulia con los Estados andinos.
En representación del Zulia habló el Dr. Maldonado, y en nom­
bre de Trujillo lo hizo el Dr. Palma Labastida, coincidiendo
ambos oradores en la opinión de que el camino carretero qua
se abría al servicio del tránsito, ofrecía a los Estados Zulia y
Trujillo, facilidades recíprocas para el transporte de los pro­
ductos y para abaratar su acarreo, influiría en el mejor des­
envolvimiento de las relaciones sociales y comerciales y co­
municaría áreas rurales que ofrecían muchas posibilidades al
trabajo por su inmensa riqueza natural.
La carretera de asfalto inaugurada, suprimió el día en fe­
rrocarril y la noche en vapor que antes se invertían para lle­
gar a Maracaibo. Desde entonces, en poco menos de cinco ho­
ras se cubre la distancia que media entre Motatán y la orilla
lacustre.
a • *
A la Escuela Federal Graduada “Eloísa Fonseca”, casa de
estudios que en Valera ha venido rindiendo una apreciable la­
bor docente, se le dio ese nombre, para honrar la memoria de
una maestra benemérita de gran experiencia pedagógica que
deió recuerdo imperecedero en los anales del magisterio tru-
jillano.
Alberto La-Riva Vale 199

Vio la luz primera en la ciudad de Trujillo, y allí, en su


lar nativo, desde 1863 hasta 1902 estuvo dedicada a la ense­
ñanza. En 1864 fue nombrada directora de la Escuela Departa­
mental, y elevada ésta a la categoría de Colegio Nacional en
1883, asumió su dirección hasta 1895.

En reconocimiento a sus labores escolásticas, el Gobier­


no Nacional le otorgó la Medalla de Honor de la Instrucción
Pública; la Legislatura del Gran Estado los Andes, aprecian­
do sus méritos valiosísimos, en un Acuerdo, la declaró acree­
dora a la gratitud del Estado; cuando por exigencias de salud
y en razón de su avanzada edad, cesó en la tarea de instruir
a la juventud, el Gobierno de Trujillo le acordó una pensión
de retiro vitalicia; y al ocurrir su muerte, la Municipalidad de
Trujillo dispuso la colocación de una lápida en el lugar don­
de reposan sus restos.
Al morir, el 9 de mayo de 1913, el gremio de educadores
perdió uno de sus más altos exponentes y la sociedad trujilla­
na uno de sus miembros más distinguidos. Por esas plurales
razones es que un instituto de educación valerano con justo
orgullo ostenta su nombre.
« *

La Urbanización “Lazo de la Vega” se conocía antes con la


denominación de Barrio de la Cooperativa, hasta 1944. año en
que a iniciativa del Pbro. J. Humberto Contreras se le cam­
bió de nombre, para honrar el recuerdo de Monseñor Dr. Ra­
fael Lazo de la Vega, Obispo de Mérida de Maracaibo, que en
la visita que efectuó a esta Diócesis en 1820, fijó los linderos
de la Parroquia eclesiástica de Valera.
Monseñor Lazo de la Vega, era oriundo de Veraguas (Pa­
namá) y fue el primer obispo americano. Según uno de sus
biógrafos, empezó sus estudios en el Colegio Mayor del Rosa­
rio de Santa Fé y se inició en la carrera del sacerdocio como
Cura de Bogotá. El Rey de España le presenta para el Obispa­
do de Mérida el 19 de octubre de 1814, y preconizado el 8 de
marzo de 1815, es consagrado en Bogotá el 11 de diciembre
del mismo año. Asistió como Diputado por Maracaibo al Pri­
mer Congreso General de Colombia y concurrió como Sena­
dor a los siguientes Congresos de la República hasta el 1826.
En 1829 fue trasladado por el Papa León XII al Obispado de
200 Anales de Valera

Quito. Fue amigo consecuente y gran admirador del Liberta­


dor y a él se debe el establecimiento de las relaciones entre
la Santa Sede y la República de Colombia.
La Urbanización “Lazo de la Vega”, que en un principio
apuntó tímidamente, transformóse luego en populosa barriada
urbana cuajada de viviendas edificadas con arreglo a moder­
nos planos arquitectónicos y con avenidas decoradas con árbo­
les que realzan su aspecto, y es la concreción de los anhelos y
propósitos que han inspirado a la Cooperativa de Crédito y Vi­
vienda, entidad valerana que ha venido rindiendo labor de gran
utilidad y constituye, sin duda, la obra de carácter social más so­
bresaliente emprendida aquí, durante el período de su mando
eclesiástico, por el Padre Contreras, el sacerdote virtuoso, rec­
to, ilustrado y progresista que dejó grato recuerdo y que con
Quintero, el Coadjutor y Paparoni, Obispo, forma ese trío de
José Humbertos, monseñores honra y prez del clero emeriten-
se.
í

Albsrto La-Riva Vele 201

ANECDOTARiO VALERANO

Finalizando el siglo pasado, llegaron a Valera y se fijaron


al suelo, los italianos Andrea Carpinachi y Gaetano Luccini,
uno oriundo de Avívate, risueño puerto itálico, otro nacido en
la industriosa Bolzano, y ambos los primeros que en la ciudad
instalaron una tienda de ropa hecha.
Andrea, de genio volcánico, que por nada se sulfuraba, su­
mamente despierto para los negocios y que hablaba recio, rá­
pido y gesticulando, era la antítesis de Gaetano, tipo bonachón,
sencillote, de hablar suave y pausados ademanes, por lo cual
la gente valerana de aquel tiempo opinaba que Andrea, era
un musiú “muy vivo” y Gaetano, en cambio, parecía “medio
bolsas”.
Y cierta noche que en el corrillo que se formaba en la
esquina de la Plaza, alguno de los asistentes, comunicó a don
Domingo Giacopini la impresión que se tenía de los dos suje­
tos, y no sin su migaja de ironía y presintiendo una aguda res­
puesta, le preguntó a qué causa atribuía temperamentos tan
opuestos, don Domingo, con el fino ingenio que le acompañó
siempre, en la similitud fonética de los lugares de donde eran
nativos con la definición dada por los valeranos al carácter
de sus dos paisanos, aparentó hallar el motivo de tal dispari­
dad de caracteres, y en su lenguaje macarrónico al preguntón
respondió así:
—S ’oíme: Andrea e dispierto per que e nato nell Porto
d’Avivato, ma Gaetano e tonto per que e de Bolzano.
« • *

En agosto de 1899, Valera se encontraba en estado de alar-


ma y el comentario obligado en los sectores vinculados a la
política y en las conversaciones en círculos y corrillos, lo cons­
tituía la inminente invasión del General Cipriano Castro, que
libradas las batallas de Tononó, Cordero, Tovar, etc., avanza­
ba victorioso en su vertiginosa carrera hacia el Capitolio.
<

202 Anales de Valera

Formaban para entonces los tres Estados cordilleranos el


Gran Estado los Andes, actuaba como Gobernador de la Sec­
ción Trujillo, don Juan Bautista Carrillo Guerra, y al frente
de la Oficina Telegráfica de Valera se encontraba Santiago
Musso, a quien don Juan Bautista había dado órdenes termi­
nantes de no abandonar su puesto por ningún motivo y de te­
nerlo informado de la llegada de las fuerzas invasoras, de las
que tenía conocimiento se habían movilizado de Timotes des­
de temprano y era de presumir, estuvieran próximas a entrar
en Valera.
Musso se comunicaba de continuo con don Juan Bautista
y le transcribía cuanta noticia sobre el avance de las fuerzas
revolucionarias y en fuentes más o menos veraces lograba re­
coger. Por fin, el 15 de agosto, a las seis de la tarde, hizo su
entrada la caballería de Castro, y el último telegrama de Mus-
so dirigido a don Juan Bautista, estaba redactado en estos tér­
minos:

“Gobernador Sección
Trujillo.
Oigo vivas. Suenan tiros. Cierran puertas. Yo me voy.
Santiago Musso’’.

Un telegrama modelo en lo conciso y lo decidor.


• • *

Hace algunos años, en la Plaza Bolívar y en el mismo lu­


gar donde hoy se hospeda la estatua en bronce del Padre de
la Patria, donada en 1925 por el General Vincencio Pérez So­
to, existió una fuente ornamental de amplios brocales, y de su
centro, sobre pedestal de ladrillos emergía, hecho de fina ar-
cilla y en actitud de volar, un cisne de gran tamaño, que no
era ni con mucho, una acabada obra de arte; pero que al abrir
los grifos, por la cola y por el pico, lanzaba al aire potentes
chorros de agua a manera de surtidor.
Una vez que en corrillo de amigos se encontraba el poeta
Lorenzo Valero, de grata memoria por su dón conservador, por
su amable genio y por su agudo ingenio, y se trajo a colación,
entre otros temas, lo del cisne de la Plaza, todos los comen-

1
Alberto La Ríva Vale 203

tarios se resolvieron en forma desfavorable para el escaso mé­


rito estético del curioso avechucho. Lorenzo, sonreído y aten­
to escuchaba los comentarios, y cuando le tocó el turno de
opinar, con su habitual gracejo expresó así su parecer:

Un híbrido de ganso y gonzalico


es el cisne de la fuente de la Plaza,
y no tiene allí otro mérito ni gracia
que echar agua por el rabo y por el pico.
« • «

En el año 1900, designada Valera como Capital Provisio­


nal del Estado Trujillo, llegó investido con el cargo de Presi­
dente del Estado, el Dr. Inocente de J. Quevedo, trujillano de
Carache en quien la naturaleza y el talento se pusieron de
acuerdo para que la estatura física armonizara con la estatu­
ra intelectual. Como tipo humano, fuerte y sano, y como su­
jeto de extracción andina, serenamente cordial a par que enér­
gico y de temperamento vivo, estas últimas cualidades que tan
poderosamente entraron en la formación de su carácter, ha­
cían más extrañas y movían más a risa las felices ocurrencias
en que fuera tan pródigo su ingenio. Tenía a su lado, como
Secretario de Gobierno, al Dr. Rafael Terán, un valerano a
rajatabla y por los cuatro costados, que en las tareas secreta-
riales actuó con lucimiento y que, además superlativo señor de
las letras y orador de elocuente palabra, fue profesional de la
medicina que inspiró respeto por sus conocimientos.

Habiendo fallecido un distinguido hombre de armas, algo


cerrado de entendederas, pero que había alcanzado puestos de
distinción en la vida pública y gozó de renombre justamente
ganado por su excepcional valor personal y por la valentía y
arrojo de que diera muestras en más de una acción de guerra
de las libradas en nuestras contiendas civiles, se imponía el de­
creto oficial por el cual el Ejecutivo regional declarara causa
de duelo la desaparición del valeroso militar. El Dr. T?rán,
con su acostumbrada competencia, procedió a elaborar el de­
creto, y utilizando la literatura necrológica usual en esos ca­
sos, en bien urdidos considerandos puso de relieve los méritos
militares y buenas condiciones personales del extinto, razones
que obraban como motivos para que gobierno y pueblo “esti-
i

204 Anales de Valora

maran lamentable ese deceso”. Ya listo el decreto, lo presen­


tó al Dr. Quevedo para la firma, y éste, luego que lo hubo
Jteído, guiñando un ojo al Dr. Terán y con toda la ironía tra­
viesa de que era capaz, le dijo:
—Lamentable ese deceso, sí señor. Yo lo conocí mucho
y efectivamente, ése, de seso, era de lo que tenía menos.
O *

En el año 1905, don Luis Fontana, de nacionalidad italia­


na y buen artista del pincel, decoró el Salón de Sesiones del
Concejo, y además de alegorías en consonancia patriótica, sím­
bolos nacionales y aspectos de la naturaleza, en los cuales pu­
so de manifiesto sus apreciables cualidades pictóricas, pintó
sobre una de las paredes, una puerta ligeramente entornada,
con tal realismo, que más de una persona se llevó buen chas­
co al intentar empujarla.
Dicha puerta fue borrada, cuando don Ernesto Spinetti,
siendo presidente del Ayuntamiento y cuya actuación se re­
cuerda por la obra de progreso que llevara a cabo y por la
probidad y competencia con que manejara la Hacienda muni­
cipal, dispuso colocar en el lugar donde estaba pintada, la pla­
ca de mármol con la proclama que el General Cipriano Cas­
tro lanzó el día de su arribo a Valera, idea que en aquellos
tiempos de encono político, en el sector amigo encontró bene­
plácito y sirvió para que aflorara el júbilo partidista, y en el
campo adversario, en cambio, promovió ardiente protesta y dio
pie para que la censura se manifestara con murmuraciones en
voz alta, porque se estimaba excesivo el homenaje que con ello
se tributaba a Castro.

Donde hoy se levanta el edificio de la firma comercial


Juan Abreu C. & Co., existió una vieja casona y en ella don
Ernesto Ibarra tenía instalado un Salón de Billar, sitio de di­
versión frecuentado por elementos de las distintas categorías
sociales que allí se reunían, no tanto para dedicarse al entre­
tenido juego de las carambolas, como para comentar los suce­
sos de la política y los hechos de importancia que ocurrían en
la ciudad.
Uno de los habituales contertulios era el periodista Víctor
Rosa Martínez, de fama por su satírico ingenio, quien al im-

<
Alberto La-Riva Vale 205

ponerse de la decisión de don Ernesto Spinetti, al que, por


cierto, en la cabeza le brillaban los pelos por su ausencia, ex­
trajo de su bolsillo el lápiz y sobre la pared escribió los si­
guientes versos:

Sólo en cabeza de un calvo


cabe borrar una puerta
que no pudo ser abierta
ni por la mano del Diablo.

Don Antonio Salinas, otro asiduo concurrente al Billar y


a quien también los pelos se le habían fugado de la cabeza,
leyó los versos, meditó un poco y debajo escribió estos:

Protesto. No fue por calvo


el que la puerta borró.
Fue por burro o qué sé yo.
Dejo mi calvicie a salvo.

Huelga señalar el efecto hilarante que en todos producía


la lectura de los versos, reflejo del espíritu agudo y chispean­
te y de la ironía no exenta de malignidad de dos valores inte­
lectuales de la Valera de antaño.
• • ♦
El Dr. Wenceslao Martínez Aldana, miembro de una fa­
milia trujillana de intelectuales, llegó a residenciarse en Va-
lera en 1901, donde gozó de merecida consideración y aprecio.
Era pedagogo, ducho en menesteres tribunalicios, periodista y
escritor de buen estilo; pero por encima de todo se distinguió
por la circunspección y el exquisito tacto que empleaba en su
trato y relación con las gentes.
Era una persona culta, de maneras urbanas, cortés, edu­
cado. ¿Decir don Wenceslao, como amistosamente se le llama­
ba, una palabra mal sonante? ¡No! ¿Pronunciar una expresión
inconveniente? ¡Tampoco! ¿Lanzar una interjección de mal
gusto? ¡Menos! ¿Proferir un vocablo de color subido? ¡Nunca!
¿Desahogar su ira, al indignarse, mentándole la progenitora a
un semejante, como es hoy tan corriente? ¡Eso, jamás! Fue
tanta su corrección en este aspecto, tanto su odio a la blasfe­
mia y tal su repulsa a lo vulgar y a lo procaz, que una vez,
i

206 Anales de Valera

profundamente disgustado por una mala acción que le come­


tió sujeto al que creía muy amigo, perdida su calma de ordi­
nario- y resuelto a insultarlo, pero decidido también a no sa­
lirse de tono manchando sus labios con una expresión soez,
con la molestia pintada en el semblante, la voz casi ahogada
por la ira y ademanes violentos le increpó así:

—Usted no merece más mi amistad y se la retiro. Usted,


aunque decírselo me cueste algún trabajo, no es sino un gran
carrizo terminado en ajo.

Eso le dijo y volviéndole la espalda, se alejó con su an-


dar pausado y la tosecita tan habitual en él.

En el año 1&36-, la Dirección de Estadística del Ministerio


de Agricultura y Cría, promovió una indagación con el objeto
de conocer la verdadera riqueza agropecuaria del país.
La Secretaría de Gobierno del Estado, por conducto de
las autoridades de Municipio, hizo llegar a cada hacendado o
ganadero, el cuestionario que debían llenar de acuerdo con las
especificaciones e indicaciones contenidas en el mismo.

El referido cuestionario, constaba de 15 preguntas, algunas


de ellas relacionadas con rla superficie de la finca, mercados
de colocación de los productos, tipo de fletes, semoviente, nú­
mero de peones, enfermedades frecuentes en los trabajadores
y enfermedades c insectos que más daño hacían en las planta­
ciones.
Actuaba como Jefe Civil de Mendoza, don Pedro Alarza
Jugo, a quien previa recomendación de confeccionarla con
prontitud, correspondió entregar a don Jesús María La Corte,
mendocero raizal, gran trabajador y amigo de la sana risa, la
planilla o módulo impreso que debía llenar con los datos re­
lativos a la hacienda denominada“La Concepción**, de su pro­
piedad.
Don Chuy, como cariñosamente le llamaban sus amigos,
procedió a elaborar el cuestionario con la mayor exactitud po­
sible, y los datos de las dos preguntas que van a continuación,
los consignó así: i,
Alberto La-Riva Vale 207

Enfermedades frecuentes en los trabajadores: —Ninguna.


Siempre gordos y coloraditos.
Enfermedades e insectos que más daño hacen en las plan­
taciones: —El “mosaico”, el coco, los marranos y los mucha­
chos del vecindario y la jaca de don Hilarión Gutiérrez.
A cualquiera podría antojársele, que fue por ingenuidad o
por ignorancia que Don Chuy respondió las dos preguntas de
ese modo. Pero, cuando se hace memoria del salario de ham­
bre que devengaba el peón mendocino y la dieta forzosa de
caraota, pescado y cambur a que por la escasa paga estaba
sometido; cuando se está en conocimiento de los destrozos que
en los fundos de Mendoza han hecho en toda época los mucha­
chos traviesos y los marranos realengos; y cuando se recuerda
también, que don Hilarión Gutiérrez, al regresar de sus traba­
jos agrícolas, soltaba la bestia de silla “para que se rebuscara
como pudiera”, y el inteligente animal lo que hallaba más a
la mano, o mejor, más cerca de la boca, eran los cañamelares
de Don Chuy, donde se daba el gran hartazgo, entonces se cae
en la cuenta de la enorme ironía que encierran sus festivas
respuestas al cuestionario.
Indice para el Lector

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INDICE

ANALES DE VALERA
Presentación, por Rafael A. Espinoza.. .(Solapas de la cubierta)

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Resolución del Ejecutivo del Estado 3


Prólogo del Autor ■. .............. 5

FUNDACION DE LA CIUDAD
Orígenes de Valera — Donantes de terrenos para levantar
una Iglesia y fundar el pueblo — Versiones sobre el
origen del nombre de Valera — Acta de la erección
en Parroquia y límites de la jurisdicción eclesiástica 9
El Llano de San Pedro .............................
19
Toponimia de Valera . 21

EL MEDIO FISICO
Cultivo de la caña — Fundación de haciendas 27
El Central Motatán 29
Motatán ........... 31
Un informe sobre caminos ....... 34
El ideador de un camino 36
Ordenanza sobre caminos 38
Origen de un puente 41
Puentes sobre el Motatán 44
Contrato de navegación 46
La invasión de la langosta 48

ORNAMENTO Y SERVICIO PUBLICO


La Plaza Bolívar ......... 55
La Plaza Sucre ........... .. 58
Acueductos de la ciudad ............. ..................... 59
Cómo se construyó el Hospital “Nuestra Sra. de la Paz”.. 63
Alumbrado Público . .................................... 65
212 Anales de Valera

PAG.

VALERA EN LO RELIGIOSO
Templos de la ciudad — Iglesia de San Juan Bautista.... 71
Templo Parroquial de San Pedro 74
Rectores espirituales 76
Sociedad “Hijas de María” — La Sociedad Religiosa más
antigua .... 79
Bodas de Plata de la Sociedad 81

PATRIOTISMO Y POLITICA
Un Ayuntamiento idóneo 85
Un buen Gobernante 87
El Centenario de la Independencia ... 89
Una reunión memorable .... ... ... . 92
Valera, capital provisional .......... 95
Diputación a la Constituyente de 1901 97
Repercusiones de un Decreto 99
Acontecimientos políticos 102

CULTURA Y SOCIABILIDAD
La Instrucción en Valera ....... 119
La Escuela - Hogar “Carmania” . 122
El Ateneo de Valera ........... 125
Historia del Periodismo en Valera 129
Granos de incienso 136
Médicos y Boticas . 138
El Club del Comercio .'. ...... 140
La vieja Colonia italiana 142 »

NOMBRES Y HECHOS
Antonio Nicolás Briceño .. 147
Doctor Ricardo Labastida 149 ■

Manuel María Carrasquero 152


Carmen Sánchez de Jelambi 155
k-

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INDICE 213

PAG.

Doctor José Rosario Colina Montilla 157


José Antonio Tagliaferro 161
Monseñor Doctor Miguel A. Mejía 163
José Luis Faure Sabaut 166
José Domingo Tejera 168
Br. Pompeyo A. Oliva 172
Lorenzo Valero 174
Doña María Dolores y sus concursos poéticos 178

MISCELANEA
Automóviles y conductores 183
Notas y Datos de interés . 186
Anecdotario valerano .... 201

FOTOGRABADOS ESPECIALES
ENTRE- PAG

Vista panorámica de Valera, llamada por antono­


masia la Ciudad de las Siete Colinas 10 y 11
Moderna Plaza Bolívar 56 y 57
Plaza y Monumento del Gran Mariscal de Ayacucho 58 y 59
Planta de tratamiento del Acueducto de Valera .... 62 y 63
Colosal edificio del recientemente inaugurado Hos­
pital Regional de Valera 64 y 65
Fachada de la Iglesia de San Juan Bautista 72 y 73
La vetusta Casa “Carmania”, propiedad del Pa­
dre Rosario, en donde según la tradición el Li­
bertador escribió el célebre Decreto de Guerra
a Muerte 122 y 123
Escuela - Hogar “Carmania”, obra trascendental en
pro de la infancia desvalida 124 y 125
í.

■?


Este libro, cuya edición de 3.000
ejemplares, fué dispuesta por Resolu­
ción do la Secretaría General de Go­
bierno. conforme al Decreto Ejecutivo
fecha Io, de febrero último, se terminó
de imprimir en los talleres de la Im­
prenta Oficial del Estado, en Trujillo-
el 30 de abril de 1957.

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