Ejercicios Espirituales Libro
Ejercicios Espirituales Libro
Ejercicios Espirituales Libro
PRESENTACION
En Roma existen dos textos de los Ejercicios Espiritua les que merecen especial
autoridad, porque ambos lle van al margen anotaciones de puño y letra de san lgna cio, prueba
de que estos textos fueron usados por el san to, y de que expresan su pensamiento exacto.
El primer texto se Suele llamar "el autógrafo". Está escri to en castellano del siglo XVI, y
por esto, reproduce sin duda los Ejercicios originales.
El segundo texto es la "versión vulgata", una traducción latina muy cercana al texto
autógrafo. La vulgata" fue considerada, aun por el mismo san lgnacio, como el texto auténtico,
ya que fue aprobado porel Papa Paulo ll en 1548.
Estos dos textos fueron la base para traducciones posteriores.
Para realizar esta edición acudimos a los mejores tra ductores y comentaristas al texto
ignaciano. El objetivo ha sido el de facilitar el acercamiento por medio de no tas, sobre todo en
el mismo libro, pues resulta a veces arduo para algunos ejercitantes debido a sus latinismos,
algunas de sus expresiones arcaicas, la terminología,etc.
Recomendamos tomar este libro como cuaderno de no tas orientadoras para seguir a
Cristo más de cerca, y servirse de comentarios clásicos al mismo*.
Con esta edición de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, deseamos contribuir a un
mejor conocimiento de este tesoro en la línea de lo que decía el Papa Juan Pablo Il con
ocasión del cincuenta aniversario de la enofclica MENS NOSTRA de Pio XI sobre los Ejercicios
Espirituales: "Espero que la la conmemoración de este cincuenta aniversario resulte
Ocasión providencial para que sacerdotes, religiosos y seglares continúen siendo fieles
a esta experiencia y le den incremento. Hago esta invitación a todos los que buscan
since. ramente la verdad" (16-Xl-1979).
En el margen del texto están numerados los Ejercicios: hay letras, con su par en el
texto, que envian a los nú meros correspondientes del libro y con la sigla AB se indican las
referencias bíblicas que pueden ayudar a ilu minar este tema y que se encuentran al final del
libro en el «Apéndice biblico», En el texto aparecen en negritas números grandes -entre
paréntesis o no- que envían a los números de Ejercicios. Números pequeños: en cla ras para
las notas que se encuentran al pie de página; en negritas, números a modo de versículos.
También hay letras en negrita que envían a su par referencial al margen del mismo número. El
uso de las referencias y de las citas es similar al de la Biblia. En este apremiante momento de
la Nueva Evangelización, en el umbral del Jubileo del Tercer Milenio, quiera Dios bendecir y
santificar, a todas las personas que se sirvan de este libro de Ejercicios, de un modo especial al
hombre adulto. Las incorpore «más y mejor» a la Comunidad Eclesial, y las impulse con fervor
y entusiasmo al servicio creyente de extender la Unión de Dios a todos los hombres: «Alianza
de Amor», como decia el P. Vallet, Fundador de los Cooperadores y cooperatrices Parroquiales
de Cristo Rey.
ANOTACIONES
Primera1:
Con el nombre Ejercicios Espirituales se quiere significar todo modo de examinar la conciencia,
meditar, contemplar, orar vocal o mentalmente así como de otras actividades que más adelante
se explicarán. En efecto: así como pasear, caminar y correr son ejercicios físicos, de la misma
manera cualquier modo que ayude a preparar y disponer el alma para quitar los afectos
desordenados y, después de quitados, buscar y encontrar la voluntad divina y salvar el alma,
se llaman Ejercicios Espirituales.
2- Segunda:
La persona que presenta el modo para meditar o contemplar, debe narrar fielmente la historia
de la contemplación o meditación, limitándose a presentar los puntos principales con
explicaciones breves y concisas. Porque la persona que contempla el fundamento de la historia
- pensando y reflexionando por sí misma- al descubrir alguna cosa que le haga comprender y
sentir un poco más la historia -bien sea mediante el propio razonar discursivo, o bien cuando el
1
Explica la naturaleza y el fin de los Ejercicios. Naturaleza: El hombre integral, con su cuerpo y alma,
corazón y con ciencia, se entrega – impulsado por la gracia divina- a un intenso trabajo para llegar a ser
auténticamente libre y poder realizar para su vida, una elección decisiva.
Fin: Comprende una disposición de orden prevalentemente ascético: “purificación de los afectos
desordenados” (Ejercicios = Escuela de perfección) y también une acción de búsqueda: “Buscar y hallar
la voluntad divina” (Ejercicios =Escuela de elección).
entendimiento es iluminado por la virtud divina- experimenta mayor gusto y fruto espiritual que
si el que da los Ejercicios hubiese declarado y desarrollado ampliamente el significado de la
historia. Porque no el mucho saber harta y satisface el alma, sino el sentir 2 y gustar de
las cosas internamente.
3. Tercera:
En los Ejercicios espirituales que siguen nos serviremos de la actividad mental para
comprender y de la voluntad para suscitar afectos: advirtamos que en los actos de la voluntad -
cuando hablamos vocalmente con Dios nuestro Señor o con sus santos- se requiere, de
nuestra parte, mayor reverencia que cuando ejercitamos la inteligencia para entender.
4 Cuarta:
Para los Ejercicios que siguen se toman cuatro semanas, correspondientes a las cuatro partes
en que se dividen.
Durante la primera se hará la consideración y contemplación de los pecados.
En la segunda, la vida de Cristo nuestro Señor hasta el día de Ramos inclusive.
En la tercera, la Pasión de Cristo nuestro Señor.
Durante la cuarta, la Resurrección y Ascensión, con tres modos de orar.
Con todo no se debe entender que cada semana comprenda, necesariamente, siete u ocho
días. Porque sucede que, durante la primera semana, algunos son más lentos para encontrar lo
que buscan, a saber: contrición, dolor y lágrimas por sus pecados; otros en cambio son más
diligentes y así son más agitados y probados por diversos espíritus. Por lo cual algunas veces
se hace preciso acortar la semana y otras en cambio alargarla. El mismo criterio se debe tener
para las otras semanas, buscando obtener el fruto que se pretende en cada semana.
De cualquier modo los Ejercicios acabaran, poco más o menos, en treinta días.
5. Quinta:
Al que recibe los Ejercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad 3 a
para con su Creador y Señor, ofreciéndole toda su voluntad y libertad para que su divina
Majestad se sirva y disponga de su persona, como de todo lo que tiene, conforme a su
santísima voluntad.
6. Sexta:
Si el que da los Ejercicios intuye que el ejercitante no experimenta algún movimiento espiritual
en su alma -como consolaciones o desolaciones-, ni es agitado de varios espíritu, debe
2
En el lenguaje ignaciano “sentir” significa: tomar conciencia, asimilar de manera personalizada. Tener
convicciones profundas. “Sentir es fruto de un intenso trabajo de búsqueda y profundización. Es, sobre
todo, gracia de Dios.
3
Indica generosidad, disponibilidad. Apertura de corazón a la acción divina, para acoger las inspiraciones
del Espíritu Santo. Son disposiciones imprescindibles para quien desea realizar, a fondo, la experiencia
de Dios en los Ejercicios.
preguntarle insistentemente, acerca de los Ejercicios: si los hace en los tiempos señalados con
puntualidad y cómo los hace; asimismo le preguntará si hace las "adiciones" y si las observa
diligentemente, pidiéndole particularmente cuenta de cada una de estas cosas. Se hablará de
consolación y desolación en el número 316, y de las adiciones en el número 73.
7- Séptima:
El que da los Ejercicios, cuando se da cuenta que el ejercitante está desolado y tentado no sea
duro ni desabrido con él, sino más bien comprensivo y amable.
Le infundirá ánimo para el futuro y, descubriéndole las astucias del enemigo de la naturaleza
humana, le ayudará a disponerse para la consolación futura.
8- Octava: El que presenta los Ejercicios, Según la necesidad que constata en el ejercitante,
referente a las desolaciones y astucias del enemigo, así como también de las consolaciones,
podrá explicarle las reglas de la primera y segunda semanas, que sirven para conocer los
diferentes espíritus, números 313-328.
9- Novena:
Es conveniente advertir que, cuando el ejercitante inicia los Ejercicios de la primera semana, si
es persona inexperta en las cosas espirituales, y si es tentado grosera y abiertamente -así
como poniendo impedimentos para seguir hacia adelante en el servicio de Dios nuestro Señor,
como son trabajos, respetos humanos y temor por la honra del mundo. etc.- no le hable de las
reglas de los diferentes espíritus correspondientes a la segunda semana. Porque, así como le
serán muy provechosas las de la primera semana, las de la segunda, en cambio, le dañarían,
por ser materia más sutil y más elevada de lo que puede entender.
10- Décima:
El que da los Ejercicios, cuando siente que el ejercitante es combatido y tentado bajo
apariencia de bien, debe explicarle las reglas, ya dichas, de la segunda semana. Porque
comúnmente el enemigo de la naturaleza humana tienta más bajo apariencia de bien cuando la
persona se ejercita en la vida iluminativa, correspondiente a la segunda semana de los
Ejercicios y no tanto cuando se ejercita en la vida purgativa, que corresponde a los Ejercicios
de la primera semana.
11- Decimaprimera:
Al que hace los Ejercicios de la primera semana le conviene no saber nada de lo que ha de
hacer en la segunda semana; más bien trabaje en la primera para alcanzar lo que busca como
si ninguna cosa buena esperase encontrar en la segunda.
12- Decimasegunda:
El que da los Ejercicios debe advertir, insistentemente, al ejercitante que debe permanecer una
hora en cada uno de los ejercicios o contemplaciones que hará cada día; y siempre procure
que su ánimo quede satisfecho con el pensamiento de haber perseverado una hora completa
en cada ejercicio, y preferentemente más que menos. Porque el enemigo suele procurar con
insistencia que se abrevie la hora de dicha meditación o contemplación.
13- Decimatercera:
14- Decimacuarta:
El que da los Ejercicios, cuando ve que, el ejercitante está consolado y con mucho fervor, debe
prevenirlo para que no haga promesa ni voto alguno de manera desconsiderada y precipitada.
Y cuanto mejor conozca que es de carácter inestable tanto más debe prevenirlo y amonestarlo.
Porque aún siendo justo y lícito mover una persona a otra para seguir el estado de vida
religiosa, en cuyo estado se entiende emitir el voto de obediencia, pobreza y castidad, y dado
que la buena obra que hace con voto es más meritoria que la que se hace sin él, mucho se
debe considerar el carácter y condiciones propias del ejercitante, y cuánta ayuda o dificultad
encontrará en cumplir lo que quiere proponer.
15- Decimaquinta:
El que presenta los Ejercicios no debe influir sobre el ejercitante para que se incline más a la
pobreza, a hacer una promesa o un voto, ni a un estado o modo de vivir más que a otro.
Fuera de los Ejercicios, lícita y meritoriamente podemos estimular a todas aquellas personas
que, por su carácter y aptitudes, parezcan, probablemente, idóneas para elegir continencia,
virginidad, religión y cualquier otro medio para alcanzar la perfección evangélica. Con todo es
más conveniente y mucho mejor que, al buscar la divina voluntad, el mismo Creador y Señor se
comunique al alma, devota suya, abrazándola 4 en su amor y alabanza, disponiéndola por la vía
que mejor podrá servirle en el futuro. Por consiguiente, el que da los Ejercicios no interfiera, ni
se incline hacia una u otra parte, sino permaneciendo en el medio, como el fiel de la balanza
deje, sin intermediarios, obrar al Creador con la creatura y a la creatura con su Creador y
Señor.
16- Decimasexta:
4
Abrazándola» como «tomándola para su amor», o bien «abrasándola» acentuando la calidez afectiva.
Las dos expresiones son optimas
Para lo cual, (es a saber: para que el Creador y Señor actúe más seguramente en su creatura),
suponiendo que tal alma siente afecto y está inclinada hacia una cosa con desorden, es muy
conveniente que ésta comprometa todas sus fuerzas en llegar a lo contrario de aquello a lo que
está desordenadamente inclinada.
Por ejemplo: si está dispuesta a buscar y obtener un oficio o vivir de rentas, no por el honor y
gloria de Dios nuestro Señor, ni por la salvación de las almas, sino por su propio provecho e
intereses temporales, debe venir a disposición contraria, intensificando para ello la oración y
otros ejercicios espirituales, pidiendo sólo a Dios nuestro Señor; es decir: que, la tal alma, no
quiere tal oficio ni rentas, ni cualquier otra cosa, si su divina Majestad, ordenando sus deseos,
no modificase su primer afecto. De modo que la causa de desear o retener una cosa u otra sea
sólo servicio, honra y gloria de su divina Majestad5.
17- Decimaséptima:
Mucho aprovecha que, el que da los Ejercicios, sin pretender conocer los pensamientos y
pecados del ejercitante, sea fielmente informado de las varias agitaciones y pensamientos que
los diferentes espíritus suscitan en el ejercitante; porque, según el grado de mayor o menor
aprovechamiento, le pueda dar aquellos ejercicios espirituales más convenientes y conforme a
la necesidad de tal alma probada por los diferentes espíritus.
18- Decimaoctava:
Los Ejercicios se deben adaptar a las personas que quieran hacerlos; se debe tener en cuenta
la edad, cultura, inteligencia para que no se den, a quien es corto de ingenio o con delicada
salud, cosas que difícilmente puede soportar, ni aprovecharse de ellas. .Asimismo es necesario
adaptarse a cada uno según su disposición para que se pueda dedicar mejor a los Ejercicios y
aprovecharse también más. Por tanto al que está dispuesto para instruirse y llegar al grado
limitado de satisfacer su alma, se le puede dar el examen particular, después el examen gene
ral, y durante medía hora por la mañana, el modo de orar sobre los mandamientos, pecados
mortales etc... Se le recomendará también la confesión de sus pecados cada ocho días; tomar
la comunión cada quince días y, si se siente preparado, mejor cada ocho. Este método es más
conveniente para personas rudas, con escasa instrucción. Para ellas es más propio darles
ejercicios más livianos. Se les puede explicar cada uno de los mandamientos, los pecados
mortales, los mandamientos de la lglesia, la aplicación de sentidos y las obras de misericordia.
Asimismo, si el que da los Ejercicios ve que el ejercitante es de pocas luces y escasa
capacidad natural -dado lo cual no se puede esperar mucho fruto- es más conveniente darle
alqunos de estos ejercicios livianos hasta que se confiese de sus pecados. Después se le
pueden dar algunos exámenes de conciencia, aconsejándole confesar con más frecuencia que
solia hacerlo, para mantenerse en lo que ha obtenido.No seguiremos adelante en materia de
elección, ni de otros ejercicios fuera de la primera semana; y esto con más motivo cuando se
puede obtener mayor provecho en otros y falta tiempo para todo.
5
Los ejercicios deben llevar al ejercitante a una gran libertad de espíritu y a una decisión liberadora. La
táctica sugerida por San Ignacio compromete todas las energías de la persona. Lo cual no significa puro
“voluntarismo”. Es fruto de un trabajo armoniosamente coordinado entre la gracia de Dios y el empeño
humano.
19- Decimanovena:
20- Vigésima:
Al que está más libre y desea en todo el mayor provecho posible dénsele todos los Ejercicios
Espirituales con el mismo orden que tienen. En los cuales tanto más se aprovechará, cuanto
más se apartare de todos los amigos y conocidos de toda solicitud terrena, así como
cambiándose de la casa donde vive y tomando otra para habitar en ella lo más retirado posible;
de modo que le sea posible ir a Misa cada día y a visperas sin temor de que sus conocidos
sean impedimento. Entre otras muchas, tres son las ventajas de este alejamiento. La primera
es que apartándose uno de muchos amigos y conocidos, así como de los muchos negocios no
bien ordenados, para servir y alabar a Dios nuestro Señor, no poco merece ante su divina
Majestad. El segundo, estando así apartado, no teniendo el entendimiento dividido en muchas
cosas, sino concentrando toda la atención en una sola, es a saber: servir a su Creador y Señor
y aprovechar a su propia alma, ejercita más libremente sus potencias naturales para buscar
con diligencia lo que tanto desea. EI tercero, cuanto más nuestra alma se halla sola y apartada,
se hace más apta para acercarse y unirse más a su Creador y Señor,y cuanto más se une a El
más se dispone para recibir gracias y dones esprituales de su divina y suma Bondad.
22- PRESUPUESTO7
6
En el número 87, 2 explica San Ignacio cómo entiende y qué entiende por esta famosa expresión.
Contiene un doble aspecto: Vencerse a sí mismo que está en función de un afán de “búsqueda” para
ordenar – no destruir – y orientar la propia vida según la voluntad divina.
7
7 “Presupuesto”: No en el sentido actual del término -el económico, sino lo que el otro propone, lo que
uno acepta como postulado y propuesta inicial del otro. El mencionado “Presupuesto” encierra mucha
sabiduría, contiene un gran valor y un significado profundo, aún para nuestros días. Entre el que da los
Ejercicios y el ejercitante debe existir auténtica comprensión y estima. El ejercitante no debe “crearse”
prejuicios, sino “dejarse guiar con la certeza de que el método conlleva una gracia particular: la gracia
propia de los Ejercicios.
Para que, tanto el que da los Ejercicios como el ejercitante, colaboren mejor y con mayor
provecho, se ha de presuponer que todo buen cristiano debe estar dispuesto a salvar la
proposición o afirmación del prójimo, más que a condenarla. Si no la puede salvar, pregunte -al
otro- cómo la entiende; si está equivocado, coríjale con amor. Si esto no basta busque todos
los medios convenientes para que la entienda e interprete bien y así pueda salvarse.
EI hombre ha sido creado8 para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y,
mediante esto, salvar su alma.
Las otras cosas sobre la faz de la tierra han sido creadas 9 para el hombre, para que le ayuden
a conseguir el fin para el que ha sido creado. De donde se sigue que el hombre tanto debe
usarlas cuanto le ayudan a lograr su fin, y tanto debe privarse de ellas cuanto se lo impiden.
Por lo Cual es necesario hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que cae
bajo la libre determinación o elección y no nos está prohibido. De tal manera que, de nuestra
parte, no queramos más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor,
vida larga que corta y así en todo lo demás. Solamente deseando y eligiendo lo que más
conduce al fin para el cual hemos sido creados.
De mañana, nada más levantarse, el hombre debe proponerse evitar, diligentemente, aquel
pecado o defecto particular del cual se quiere corregir y enmendar.
25- Segundo:
Después de comer, pedir a Dios nuestro Señor aquello que desea, es a saber: gracia para
recordar cuántas veces ha caído en aquel pecado particular o defecto, y para enmendarse en
adelante. A continuación haga examen pidiendo cuenta -a la propia conciencia- de aquella cosa
propuesta y particular, de la cual se quiere corregir y enmendar. Lo hará discurriendo de hora
en hora, o de tiempo en tiempo; comenzando desde la hora que se levantó hasta el momento
8
Literal: «Es creado», en pasivo. El hombre es el término de la acción amorosa del Padre (Cf. Vat. II, G.
S. 19). En el hecho de la creación se manifiesta el amor de Dios Padre que se da a manos llenas, sea en
el plano natural o sobrenatural. “Hagamos al hombre a nuestra Imagen y semejanza” (Gn. 1, 26) expresa
la comunicación de las perfecciones divinas. Esta meditación es el manifiesto básico de la libertad. Su
contenido es de un alcance decisivo. Quien lo capta y asume en su vida y para su vida ha comprendido
toda la dinámica que encierra el método de los Ejercicios.
9
Literal: «Son creadas», En el fondo esas «cosas» no son sólo exteriores a mí (bienes materiales,
instituciones, personas, etc.) sino también las distintas vivencias de la interioridad del creyente
(«pensamientos» afectivos, «sentimientos y afectos» racionales)
10
Se trata de un ejercicio orientado a desarraigar los defectos. En 32-43 se propone otro tipo de oración
de examen para hacer diariamente tanto en Ejercicios (para la Reconciliación 44) como fuera de ellos
(15’ después de almorzar y otros 15’ después de cenar también según el 43) pero orientados a la unión
de amistad con Dios (231, 1).
del presente examen. Haga en la primera línea de la letra G = tantos puntos cuantas veces
haya caído en aquel pecado o defecto particular. Después renueve el propósito de enmendarse
hasta el segundo examen que hará.
26- Tercero:
Después de cenar se hará el segundo examen. Del mismo modo: de hora en hora,
comenzando desde el primer examen hasta el presente.
Sobre la segunda línea de la letra G= anotar cuántas veces ha caído en aquel particular
pecado o defecto.
27- Primera:
Cada vez que el hombre cae en aquel pecado o defecto particular, ponga la mano en el pecho,
doliéndose de haber caído; lo cual puede hacer delante de muchos, sin que se den cuenta de
lo que hace.
28- Segunda:
Como la primera línea de la G= significa el primer examen y la segunda el segundo, observe si,
a la noche, hay progreso entre la primera y la segunda; es decir: entre el primer y segundo
examen.
29- Tercera:
Confrontar, asímismo, el segundo dia con el primero; esto es: los dos exámenes del día
presente con los otros dos exámenes del día anterior y observar si, de un día para otro, se ha
enmendado.
30- Cuarta:
Comparar, así mismo, una semana con otra, y mirar si se ha enmendado en la semana
presente respecto a la anterior.
31- Nota:
G=-----------------------------------------------------------------------------------
g= —-------------------------------------------------------------------------------
g= —-------------------------------------------------------------------------------
g= —-------------------------------------------------------------------------------
g= —-------------------------------------------------------------------------------
g= —-------------------------------------------------------------------------------
g= —-------------------------------------------------------------------------------
Presupongo tener en mí tres pensamientos: uno propiamente mío, el cual surge de mi libertad y
voluntad; y otros dos que vienen de fuera. Unos sugeridos por el buen espíritu; los otros por el
malo.11
Primera: Surge, por ejemplo, el pensamiento de cometer un pecado mortal; a tal pensamiento
resisto prontamente, y queda vencido.
34- Segunda:
Surge aquel pensamiento malo y yo le resisto; torna a venir, reiteradamente una y otra vez, y
yo siempre le resisto hasta que el mal pensamiento queda vencido. Esta segunda manera es
más meritoria que la primera.
37- Segunda: Cuando se realiza aquel pecado y es más grave por tres razones:
38- De Palabra
No jurar ni por el Creador ni por creatura alguna, si no es con verdad, necesidad y reverencia.
Necesidad: Entiendo, no cuando se afirma con juramento cualquier verdad, sino cuando
aquella verdad es de cierta importancia para el provecho del alma, del cuerpo o de bienes
temporales.
39- Se debe advertir que, si bien con el juramento inconsiderado pecamos más gravemente
jurando por el Creador que por la creatura, es más difícil jurar debidamente con verdad,
necesidad y reverencia, por la creatura que por el Creador. Por las razones siguientes:
Primero: Cuando queremos jurar por alguna creatura, el querer nombrarla no nos deja ser
atentos ni recatados para decir la verdad, o para afirmarla con necesidad, como el querer
nombrar al Señor y Creador de todas las cosas.
Segundo: En el jurar por la creatura no es tan fácil manifestar reverencia y honor al Creador,
como jurando y nombrando al mismo Creador y Señor. Porque el querer nombrar a Dios
nuestro Señor lleva consigo más acatamiento y reverencia que el querer nombrar la cosa
creada. Por esta razón, jurar por la creatura se comprende mejor en los perfectos que en los
imperfectos: porque los perfectos, por la asidua contemplación e iluminación del entendimiento,
consideran, meditan y contemplan más frecuentemente que Dios nuestro Señor está presente
en cada creatura según su propia esencia, presencia y potencia; y así, al jurar por la creatura
son más aptos y están más dispuestos que los imperfectos, para expresar honor y reverencia a
su Creador y Señor.
Tercero: En el frecuente jurar por la creatura, se debe temer más la idolatría en los imperfectos
que en los perfectos.
40- No decir palabra ociosa. Por la cual entiendo aquello que, ni a mí ni a otro, nada
aprovecha; o cuando se pronuncia sin la intención de aprovechar a uno o a otro.
En cambio, el hablar de cualquier cosa provechosa, o dicha con intención de que aproveche a
mi propia alma o ajena, al cuerpo o a bienes temporales, nunca es ocioso. Como tampoco es
ocioso hablar de cosas extrañas al propio estado, por ejemplo que un religioso hable de
guerras o negocios. En todas las cosas mencionadas existe mérito en hablar por buen fin y
provecho; y pecado en hablar por mal fin o sin provecho alguno real o al menos pretendido.
41- No decir infamia, ni murmurar. Si revelo un pecado mortal, que no sea público, peco
mortalmente; si venial, venialmente; si es un defecto, manifiesto mi propio defecto.
Siendo la intención recta se puede hablar del pecado o defecto de otro de dos maneras:
Primero: Cuando el pecado es público, así como hablar de una prostituta, o de una sentencia
dada en juicio, o de un error que “contagia” a las almas con las que se trata.
Segundo: Cuando el pecado es oculto, se manifiesta a una persona, para ayudar a levantarse
al que está en pecado, teniendo, con todo, alguna esperanza o razones de que le podrá
ayudar.
42- De la Obra Tomando por tema los diez mandamientos, los preceptos de la iglesia y
disposiciones de los Superiores, todo lo que se pone por obra contra alguna de estas tres
cosas según mayor o menor intensidad es pecado.
Por disposiciones de Superiores entiendo, por ejemplo: bulas, cruzadas y otras indulgencias -
como la de la paz que se concede al confesar y comulgar-.
Se peca en el obrar, y no poco, sea dando motivo de escándalo a otros, o bien obrando contra
tan piadosas exhortaciones y recomendaciones de nuestros mayores.
Tercero: Pedir cuenta a la propia alma desde la hora que se levantó hasta el examen presente,
de hora en hora o de tiempo en tiempo-: primero del pensamiento, después de la palabra, y
finalmente, de la obra; proceder con el mismo orden que se dijo en el examen particular. (25)
Quien voluntariamente quisiere hacer la confesión general en este momento -de los Ejercicios-
encontrará, entre otras muchas, tres ventajas:
Primera: Dado que quien se confiesa cada año no está obligado a hacer confesión general,
haciéndola obtiene mayor provecho y mérito por el mayor dolor actual de sus pecados y faltas
deliberadas durante toda su vida.
Segunda: Como en estos Ejercicios espirituales se conocen más íntimamente los pecados y su
malicia que cuando uno no se entregaba tan intensamente a las cosas internas, ahora, con
más conocimiento y dolor de ellos obtendrá mayor provecho y mérito del que antes tuviera.
12
Este examen es más oracional que moral. Ver notas 9 y 60.
Tercera: Consiguientemente, hallándose mejor confesado y dispuesto, estará mejor preparado
para recibir el Santísimo Sacramento, cuya recepción no solamente ayuda para que no caiga
en pecado, sino también para mantenerse en gracia y progresar en ella. Esta confesión general
se hará mejor inmediatamente después de los Ejercicios de la primera semana.
PRIMERA SEMANA
(S. Agustín).
(Directorio de Ejercicios)
PRIMER EJERCICIO13
46- La oración preparatoria: Pedir gracia a Dios nuestro Señor para que todas mis
intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas al servicio y alabanza de su
divina Majestad.
Digo el lugar real, así como un templo, o monte donde se halla Jesucristo, o Nuestra Señora,
según lo que quiero contemplar. En la meditación de alguna realidad invisible como en el caso
presente de los pecados la composición será ver, con la vista imaginativa, y considerar mi alma
como encarcelada en este cuerpo corruptible y todo el compuesto humano como desterrado en
este valle, entre brutos animales. Digo todo el compuesto de alma y cuerpo.
48- Segundo: Pedir a Dios nuestro Señor lo que quiero 15 y deseo. La petición ha de ser según
el argumento. Es decir: si la contemplación se hace sobre la Resurrección pedir gozo con
Cristo gozoso; si es sobre la Pasión pedir dolor, lágrimas, pena interna con Cristo atormentado.
Para la contemplación siguiente será pedir vergüenza y confusión de mí mismo, viendo cuántos
han sido condenados por un solo pecado mortal, y cuántas veces yo he merecido ser
condenado para siempre por tantos pecados míos.
49- Nota: Antes de cada contemplación o meditación se deben hacer siempre la oración
preparatoria (46), sin cambiarla, y los dos preámbulos recién dichos; algunas veces se
cambian, conforme a lo que se busca en cada semana.
50- Primer punto: Será ejercitar la memoria sobre el primer pecado que fue el de los ángeles;
después, sobre el mismo, ejercitar la mente entendiéndolo; luego la voluntad, queriendo
recordar y entender todo esto para avergonzarme y confundirme más; para lo cual me ayudará
comparar el único pecado de los ángeles con tantos míos; y siendo así que ellos, por un solo
pecado fueron al infierno, deduciré cuántas veces lo he merecido yo por tantos.
Digo recordar el pecado de los ángeles: cómo habiendo sido creados en gracia, no queriendo
colaborar libremente con la gracia para reverenciar y prestar obediencia a su Creador y Señor,
entrando en soberbia, se convirtieron de gracia en malicia, y del cielo precipitados al infierno.
Y así, de este modo, iré razonando cada cosa en particular con el entendimiento; después se
ejercitará más la voluntad, moviendo los afectos.
51- Segundo: Hacer otro tanto, aplicando las potencias, sobre el pecado de Adán y Eva;
recordando cómo por tal pecado hicieron penitencia tanto tiempo y cuánta corrupción vino para
el género humano; yendo por ello tantas almas al infierno. Digo recordar el pecado de nuestros
padres: cómo después que Adán fue creado y puesto en el paraíso terrenal y Eva formada de
de Cristo; no es sino un camino para ir de lo visible a lo invisible. Debemos notar que se trata de "un
medio" y por consiguiente se debe utilizar "tanto cuanto" nos ayude a contemplar mejor.
15
Los Ejercicios poseen una eficacia sorprendente. Esta eficacia se debe, en gran parte, a las gracias o
a la calidad de las gracias que San Ignacio hace pedir al ejercitante.
Llamamos la atención sobre "pedir aquello que quiero y deseo". El ejercitante "quiere" y "desea" y
precisamente por esto se compromete y pone de su parte todo lo mejor; el otro aspecto, más importante,
se refiere a la gracia del Señor que se debe pedir insistentemente.
su costilla habiéndoles prohibido comer del árbol de la ciencia, ellos, comiendo, pecaron;
después vestidos con túnicas de pieles y arrojados del paraíso vieron toda su vida en medio de
muchos trabajos y penitencias, privados de la justicia original que habían perdido.
52- Tercero: Del mismo modo hacer otro tanto sobre el pecado particular de quién por un solo
pecado mortal ha ido al infierno; y otros muchos sin cuento, por menos pecados que yo he
cometido.
Digo hacer otro tanto sobre el pecado particular, recordando la gravedad y malicia del pecado
contra el Creador y Señor16 ponderando con el entendimiento cómo en el pecar y actuar contra
la Bondad infinita, justamente ha sido condenado para siempre. Concluir con afectos de la
voluntad, como está dicho.
53- Coloquio:17 Imaginando a Cristo nuestro Señor presente y puesto en cruz, hacer un
coloquio: cómo de Creador ha venido para hacerse hombre y de vida eterna a muerte temporal
y así morir por mis pecados. Hacer otro tanto mirándome interiormente: qué hice por Cristo,
qué hago por Cristo, qué debo hacer por Cristo. Finalmente, viéndole tal, colgado así en la
cruz, daré rienda suelta al afecto expresando lo que, espontáneamente, se me ocurriere.
54- El coloquio, propiamente, se hace hablando como un amigo habla con otro, 18 o un siervo
con su señor; unas veces será pidiendo alguna gracia, otras acusándose de haber cometido
algún mal. Otras veces le hablará de sus preocupaciones, pidiéndole consejo para sus cosas.
Concluir rezando el Padrenuestro.
El segundo preámbulo consiste en pedir lo que quiero: será pedir grande e intenso dolor y
lágrimas de mis pecados.
16
Aquí radica toda la fuerza y persuasión de este punto y del Ejercicio
17
El Ejercicio resultaría árido, incompleto si el alma no sintiese la necesidad, cada vez más consciente,
de acudir a Cristo Crucificado y al Padre que nos lo ha dado. No se trata, pues, de una meditación
oprimente y desalentadora, sino de un camino para penetrar en el Corazón del Padre y comprender los
"sentimientos de Cristo". (Fil. 2, 5 ss). Notamos también que San Ignacio no se queda en sentimientos
estériles, orienta hacia lo concreto y a la coherencia: ¿Qué he hecho por Cristo, qué hago... qué he de
hacer...?
18
El coloquio no es, por consiguiente, un inútil e histérico monólogo, sino diálogo vivificante con
reminiscencias bíblicas (Ez. 33, 11; Dt. 34, 10).
56- Primer punto: El proceso de los pecados. Consiste en traer a la memoria todos los
pecados de la vida, examinando año tras año, o de tiempo en tiempo. Para tal fin convienen
tres cosas:
57- Segundo: Ponderar los pecados, considerando la fealdad y la malicia intrínseca que cada
pecado cometido tiene en si, aunque no fuese prohibido.
59- Cuarto: Considerar quién es Dios contra quién he pecado: para ello confrontaré sus
atributos con sus contrarios en mí; su Sabiduría con mi ignorancia; su Omnipotencia con mi
limitación y flaqueza; su Justicia con mi iniquidad; su Bondad con mi malicia.
60- Quinto: Exclamar admirado, con crecido afecto, recorriendo una tras otra todas las
creaturas: cómo me han dejado en vida y conservado en ella. Los ángeles, siendo espada de la
divina Justicia, Cómo me han soportado y protegido, rogando por mí; los santos, cómo
intercedieron por mí; y los cielos: sol, luna, estrellas y elementos, frutas y aves, peces y
animales; y la tierra cómo no se abrió para tragarme, creando nuevos infiernos para sufrir en
ellos eternamente.
61- Coloquio: Concluir con un coloquio de misericordia19 razonando y dando gracias a Dios
nuestro Señor porque me ha dado vida hasta ahora; proponiendo, con su gracia, enmendarme
para el porvenir. Rezar el Padrenuestro.
19
Este ejercicio nos debe hacer penetrar en el Corazón de Dios Padre, para captar su eterna
Misericordia. El ejercicio nos hace descubrir y comprender el amor que Dios nos tiene. Debe suscitar en
nosotros un auténtico acto de contrición y arrepentimiento que nos oriente -ayudados con la gracia
divina- a tomar decisiones prácticas y eficaces para el futuro.
Después de la oración preparatoria (46) y dos preámbulos, repetir el primero y segundo
ejercicios, profundizando y haciendo pausa en los puntos que he sentido mayor consolación o
desolación20 o mayor sentimiento espiritual. Después de lo cual terminar haciendo tres
coloquios, de la manera siguiente:
63- Primer coloquio21: A Nuestra Señora, para que me obtenga gracia de su Hijo para tres
cosas:
- La primera, para que sienta interno conocimiento de mis pecados.
- La segunda, que sienta el desorden de mis obras, para que, aborreciéndolo, me
enmiende y me ordene.
- La tercera, pedir conocimiento del mundo, para que aborreciéndolo, arranque de mi las
cosas mundanas y vanas.
Rezar después un Ave María.
Segundo coloquio: Suplicar otro tanto al Hijo, para que me lo obtenga del Padre; a
Continuación rezar el “Alma de Cristo…”(pág. 5).
Tercer coloquio: AI Padre para que el mismo Señor eterno me lo conceda. Con esto rezar
un Padrenuestro.
20
“Consolaciones y desolaciones” constituyen la trama sobre la que se fundamentan los Ejercicios.
Mediante la acción de los diferentes “espíritus” en el alma, Dios se manifiesta y da a conocer su voluntad.
Es por este motivo que San Ignacio tiene tanto interés en retomar –“repeticiones”- para profundizar en
aquellos elementos que nos pueden situar en un contacto más directo con el Señor.
21
Es el primero del célebre e importante triple coloquio al que recurre San Ignacio en los momentos
cruciales, decisivos en la experiencia de Dios en los Ejercicios. No se hace mención del Espíritu Santo
porque nos hallamos en el orden de las “mediaciones”: Nuestra Señora interviene entre nosotros y
Jesús; Jesús entre nosotros y el Padre.
Primer preámbulo: La composición de lugar. Aquí será ver, con la vista imaginativa, la
longitud, anchura y profundidad del infierno22,
Segundo: Pedir lo que quiero. Será pedir interno sentimiento de la pena que padecen los
condenados, para que, si del amor del Señor eterno me olvidare, al menos el temor de las
penas me ayude a no caer en pecado.
66- Primer punto: Con la vista imaginativa contemplar grandes fuegos y las almas como en
cuerpos incandescentes.
67- Segundo: Con el oído escuchar llantos, alaridos, gritos, blasfemias contra Cristo
nuestro Señor y contra sus santos.
68- Tercero: Con el olfato oler humo, azufre quemado, residuos corrompidos y cosas en
putrefacción.
69- Cuarto: Con el gusto saborear cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el gusano
roedor de la conciencia.
70- Quinto: Palpar con el tacto las llamas que tocan y abrasan las almas.
71- Coloquio:23 En un coloquio con Cristo nuestro Señor, recordar las almas que están en
el infierno. Unas porque no creyeron en su Venida; otras creyeron pero no obraron según
sus mandamientos; dividiéndolos en tres grupos:
1) Antes de su Venida.
2) Durante su Venida.
3) Después de su Venida.
A continuación dar gracias porque no me ha dejado caer en ninguno de esos poniendo fin a
mi vida. Asimismo agradeceré también como siempre, hasta el momento presente, me ha
tenido tanta piedad y misericordia. Concluir rezando el Padrenuestro.
72- Nota: El primer ejercicio se hará a media noche; el segundo al amanecer; el tercero
antes o después de la hora de Misa, pero ha de hacerse antes de comer; el cuarto se hará
a la hora de vísperas y el quinto antes de cenar.
Entiendo que este reparto de horas se ha de seguir, más o menos durante las cuatro
semanas, conforme a la edad. Según las disposiciones y temperamento del ejercitante le
ayudará para hacer los cinco ejercicios o menos.24
22
En este como en los puntos siguientes las referencias y alusiones al lenguaje bíblico son evidentes,
Ver "Apéndice Bíblico", la palabra Infierno.
23
La tonalidad que se debe dar a la meditación del infierno se enmarca en la perspectiva del coloquio.
Esta conmovedora actitud de las almas ante Jesucristo Salvador, nos lleva a un sentimiento de sumo
agradecimiento y de amor “infinito” a nuestro Redentor.
24
Entre la primera y segunda semana San Ignacio había previsto un día libre o de descanso. En uno de
los directorios que explican lo que se puede hacer durante este día, entre otras cosas, el P. Nadal añadió
a mano: "Porque, además de reposar del trabajo realizado, el ejercitante se ha de recrear en dar gracias
73- ADICIONES25
PARA MEJOR HACER LOS EJERCICIOS Y PARA HALLAR MEJOR LO QUE SE DESEA.
Primera: Después de acostado, cuando esté para dormirme, pensaré -por espacio de un
Ave María-a qué hora me debo levantar y para qué, resumiendo el ejercicio que he de
hacer,
74- Segunda: Al despertarme, sin dar lugar a unos u otros pensamientos, pondré mi
atención en lo que voy a contemplar en el primer ejercicio de medía noche; excitándome a
confusión por mis innumerables pecados, sirviéndome de comparaciones; así como si un
hombre importante se hallase delante del rey y todo su séquito, avergonzándose y
confundiéndose por haberlo ofendido mucho, después de haber recibido del rey muchos
dones y favores.
Con estos u otros pensamientos, según lo que quiero y deseo en cada ejercicio, ocuparé mi
mente mientras me visto.
75 - Tercera: Un paso o dos antes del lugar donde pienso hacer la contemplación o
meditación, permaneceré de pie -por espacio de un Padrenuestro- elevando el
entendimiento hacia lo alto, considerando cómo Dios nuestro Señor me mira, etc.: después
haré un gesto de reverencia o humillación.
76- Cuarta: Entrar en la contemplación ya sea arrodillado, postrado en tierra, tendido con el
rostro hacia arriba; sentado o de pie; procurando siempre buscar lo que quiero. Notaremos
dos cosas:
1) Si encuentro lo que deseo cuando estoy de rodillas, no cambiaré de posición. Igualmente
si estoy postrado, etc.
2) En el punto que hallare lo que deseo, allí me reposaré, sin tener ansia de pasar adelante
hasta que me satisfaga.
a Dios por la Misericordia recibida, alegrándose y gozándose en la Eterna Misericordia del Señor".
25
Se trata de pequeñas cosas pero de un valor psicológico insospechado. San Ignacio da mucha
importancia a las adiciones como recursos que nos hacen entrar más profundamente en la experiencia
de los Ejercicios.
26
Es un trabajo de “puntualización” esencial el método de los Ejercicios y en la espiritualidad ignaciana.
Precisamente porque se trata de examinar y discernir la acción de los diferentes espíritus.
78- Sexta: No querer pensar en cosas de placer ni alegría, como de gloria, resurrección,
etc., porque, para sentir pena, dolor y lágrimas por nuestros pecados, cualquier
consideración de gozo y alegría lo impide; tener presente, en cambio, el querer dolerme y
sentir pena, recordando frecuentemente la muerte, el juicio.
79- Séptima: Para el mismo efecto privarse de toda claridad, cerrando ventanas y puertas
mientras estoy en la habitación, excepto cuando debo rezar el Oficio, leer o comer.
81- Novena: Refrenar la vista, excepto al recibir o despedir a la persona con quien debo
hablar.
83- Primera manera: Se refiere al alimento corporal. Cuando nos privamos de lo superfluo no
es penitencia, sino templanza. Es penitencia cuando nos privamos de lo conveniente y cuanto
más y más, mayor y mejor; pero sin que se inutilice la persona o se siga enfermedad notable.
85- Tercera manera: Castigar la carne infligiéndole dolor sensible. Esto se consigue
poniéndose cilicios, cuerdas o barras de hierro sobre las camas; también flagelándose o
llagándose, usando otras maneras o asperezas.
86- Nota: Lo que parece más práctico y seguro, para hacer penitencia, es que el dolor sea
sensible a las carnes sin que penetre en los huesos; de manera que provoque dolor y no
enfermedad. Para lo cual es más conveniente flagelarse con cuerdas finas, que dan dolor
externo, y no con otros instrumentos que causan enfermedad notable dentro.
NOTAS
27
No se trata de pura exterioridad. San lgnacio se dirige a la raíz, Orienta hacia el cambio de mentalidad,
a la conversión intima, radical, permanente. Pero este carácter preeminentemente interno de la
penitencia asume, no excluye ni atenúa en ningún modo, la práctica de la penitencia externa como es la
abstinencia, ayunos y otras expresiones, según la índole de las diversas épocas” (Paenitemini).
87- Primera: Las penitencias exteriores se hacen, principalmente, con una triple finalidad:
1- Para reparar los pecados pasados.
2- Para vencerse a sí mismo, es decir: para que la parte sensible obedezca a la razón y
todas las partes inferiores estén sometidas a las superiores.
3- Para buscar y hallar alguna gracia o don que la persona quiere y desea, así como si
desea alcanzar interna contrición de sus pecados, o llorar mucho sobre ellos o sobre las
penas y dolores de Cristo nuestro Señor, soportadas en su pasión; quizás también para
obtener la solución de alguna duda en que la persona se halla.
88- Segunda: Advertir que la primera y segunda adiciones se han de hacer para los ejercicios
de la medianoche y del amanecer, no para los que se han de hacer en otros momentos. La
cuarta adición no se hará en la iglesia, en presencia de otros, sino en privado, como en la
habitación, etc.
89- Tercera: Cuando el ejercitante no halla lo que desea -como lágrimas, consolación. Etc.-
mucho aprovecha hacer cambios en cuanto al comer, dormir y otros modos de hacer
penitencia; haciendo, por ejemplo, dos días penitencia y otros dos o tres no. Porque a ciertos
ejercitantes les convendrá hacer más penitencia y a otros no y también porque muchas veces
dejamos de hacer penitencia por el amor sensual, juzgando, erróneamente, que no se podrá
sobrellevar sin que suceda enfermedad notable. Otras veces, por lo contrario, hacemos
demasiada pensando que el cuerpo podrá soportarla, y como Dios nuestro Señor conoce
infinitamente mejor nuestra naturaleza, en tales cambios da a conocer a cada uno lo que más
le conviene.
90- Cuarta: Hágase el examen particular para quitar defectos y negligencias en los ejercicios y
adiciones. Así se hará también en la segunda, tercera y cuarta semanas.