La Encarnacion de Cristo
La Encarnacion de Cristo
La Encarnacion de Cristo
1. Para llegar a ser Hombre perfecto, el Hijo de Dios tuvo que encarnarse. Llámese la encarnación del Hijo
de Dios al hecho de que de que se hizo hombre a través de la concepción milagrosa de María por
medio del Espíritu Santo.
2. “Al considerar la encarnación deben de admitirse dos verdades importantes: 1) Cristo fue al mismo
tiempo, y en un sentido absoluto, verdadero Dios y verdadero hombre; y 2) al hacerse Él carne, aunque
dejó a un lado su gloria, en ningún sentido dejó a un lado su deidad. En su encarnación Él retuvo cada
atributo esencial de su deidad. Su total deidad y completa humanidad son esenciales para su obra en la
cruz. Si Él no hubiera sido hombre, no podría haber muerto; si Él no hubiera sido Dios, su muerte no
hubiera tenido tan infinito valor”.
3. Como ya vimos, Jesús es Dios y Hombre perfecto al mismo tiempo, y esto de poseer ambas naturalezas
fue gracias a su encarnación. Antes de su encarnación, el fue Dios y sigue siendo Dios desde la
eternidad, y en el Antiguo Testamento a veces se manifestaba en forma humana a través de la figura
del Ángel de Jehová.
4. (Lucas 1:26-35). De esta forma y a través de la intervención divina del Espíritu Santo, Cristo se encarnó,
se gestó en su vientre y nació como hombre perfecto, y por el hecho de no haber nacido por medio de
la concepción de un hombre y una mujer, no heredo la naturaleza pecaminosa, de allí que se dice que
su nacimiento fue inmaculado, es decir, sin pecado concebido. En cuanto a su nacimiento inmaculado.
5. “Además de que Cristo no está implicado ni representado en el pecado original de Adán, y por tanto en
ninguna manera tiene culpa de ello, se ha sugerido que en su nacimiento fue protegido
sobrenaturalmente de la corrupción y contaminación del pecado.
6. Se le dio la promesa a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra por lo cual también el santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios» (Lucas 1.35). Se ha
sugerido que esta promesa no solo predice el nacimiento virginal de Cristo sino también una protección
especial por medio de la cual la santidad de aquel que nació fue presentada perfectamente”. De esta
forma, el Hijo de Dios se encarnó y llego a ser Hombre perfecto, el único que fue concebido sin pecado
alguno, completamente santo y sin heredar la naturaleza pecaminosa que todos los seres humanos
heredamos de nuestros padres, pues Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo.
7. Al encarnarse, Jesús se privó voluntariamente a su naturaleza divina, no en el sentido que dejó de ser
Dios, sino que se sujetó voluntariamente a su condición humana para luchar como hombre,
dependiendo de Dios totalmente para vencer las pruebas y tentaciones, y confiando del poder del
Espíritu Santo para hacer la obra del Padre y demás milagros.
8. La preexistencia de Cristo: Cristo es Hombre perfecto, pero eso no significa que Él tenga un principio, o
que fue un ser creado. Llámese la preexistencia de Cristo a la verdad de que Cristo como Dios es
eterno, un Ser no creado pues Él es el Creador de todo. La preexistencia de Cristo nos habla de su
eternidad, no tiene principio ni fin. Cristo es un ser eterno, no un ser creado, sino el creador de todo lo
que existe.