NPF - Tema 4
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De manera similar a como sucede con las partículas sólidas, la dinámica de los fluidos está
descrita por la ecuación de Newton
dmv
=F (4.1)
dt
aplicada a la partícula fluida. Al aplicar este principio de conservación a una partícula puntual
la derivada temporal del momento lineal mv y la fuerza F , que aparece en el lado derecho de
la igualdad (dada por el sumatorio de todas las fuerzas aplicadas, incluyendo campos externos,
rozamiento, etc.) se evalúan a lo largo de la trayectoria de la partícula. Similarmente, para aplicar
este principio de conservación a una partícula fluida empleando la descripción Euleriana es preciso
evaluar las derivadas temporales a lo largo de las trayectorias de las partículas fluidas, por medio
de la derivada material, y por otra parte es necesario conocer cuáles son las fuerzas aplicadas sobre
cada partícula fluida.
En este capítulo veremos con algo de detalle la deducción de la forma que adopta la ecuación de
Newton aplicada sobre una partícula fluida, dada por la conocida ecuación de Navier-Stokes. Una
vez deducida esta ecuación general dejaremos para el capítulo siguiente la descripción del término
de fuerzas viscosas, y nos centraremos en el estudio del movimiento de los fluidos no viscosos, es
decir, los fluidos ideales.
57
58 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
de referencia no inercial (p. ej., la fuerza centrífuga que aparece si describimos el movimiento del
fluido desde un referencial en rotación). Las fuerzas de largo alcance también se denominan fuerzas
de volumen dado que su acción se extiende a todo el volumen fluido, o fuerzas másicas ya que
generalmente su intensidad es proporcional a la masa, y por tanto su intensidad local por unidad
de volumen es proporcional a la densidad local. En la literatura en inglés se suelen denominar long
range forces o volume forces.
Convenio
En la anterior expresión s representa la fuerza por unidad de superficie ejercida por el fluido
situado en el lado de la superficie hacia donde apunta la normal n sobre el fluido situado al otro
lado de la superficie. Como consecuencia la fuerza de superficie total aplicada sobre un volumen de
control Vc está dada por la integral de superficie
Z
F = s(r, n) dσ (4.3)
∂Vc
siendo ∂Vc la superficie que limita a Vc y n la normal a ∂Vc orientada hacia el exterior. Claramente
una fuerza de superficie con signo positivo corresponde a una tensión, mientras que una fuerza con
signo negativo corresponde a una compresión.
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 59
Figura 4.1: El producto τ ·n es la fuerza por unidad de superficie ejercida por el fluido situado
en el lado hacia donde apunta la normal sobre el fluido situado al otro lado.
Por el principio de acción y reacción la fuerza por unidad de superficie ejercida por el fluido
situado en el lado de la superficie desde donde apunta n sobre el fluido situado al otro lado está
dada por −s, de donde se deduce que s es una función impar de n
dσx
dσy
B y
dσz
x
Figura 4.2: Elemento infinitesimal de fluido con forma de tetraedro.
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60 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
Recordando que la fuerza por unidad de superficie es una función impar de la normal, la fuerza
resultante aplicada sobre este elemento de volumen (dV) está dada por
Por medio de un sencillo ejercicio de trigonometría se puede ver que los elementos de superficie dσi
están relacionados con dσ por medio de
que expresa la tensión ejercida en el punto r a través de la superficie con normal n como combinación
lineal de las tensiones ejercidas en r a través de las tres superficies perpendiculares a los ejes.
La anterior expresión se puede expresar de una manera más compacta por medio del tensor de
tensiones τ definido por
sx (r, i) sx (r, j) sx (r, k)
τ (r) = (s(r, i) s(r, j) s(r, k)) = sy (r, i) sy (r, j) sy (r, k) (4.9)
sz (r, i) sz (r, j) sz (r, k)
Definido de esta manera la componente τij del tensor de tensiones representa la componente según i
de la tensión ejercida sobre el fluido a través del elemento de superficie perpendicular a la dirección j,
todo ello evaluado en el punto r. Con esto la tensión ejercida a través de la superficie perpendicular
a n queda como
s(r, n) = τ (r) · n (4.10)
En componentes cartesianas la anterior expresión queda como
si = τij nj (4.11)
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 61
∂τij
Z Z
Fi = τij nj dσ = dV (4.13)
∂Vc Vc ∂xj
siendo f el sumatorio de todas las fuerzas de largo alcance aplicadas por unidad de masa.
El momento del sumatorio de las fuerzas aplicadas coincide con la variación temporal del mo-
mento angular contenido en el volumen de control fluido Vf (t), dado por
d
Z Z Z
r × ρv dV = r × (τ · n) dσ + r × ρf dV (4.15)
dt Vf (t) ∂Vf (t) Vf (t)
en cordenadas cartesianas
d
Z Z Z
ǫijk xj ρvk dV = ǫijk xj τkl nl dσ + ǫijk xj ρfk dV (4.16)
dt Vf (t) ∂Vf (t) Vf (t)
Esta es la ecuación de conservación del momento angular en forma integral aplicada a un volumen
de control fluido.
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62 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
Si tomamos ahora el límite Vf (t) → 0, de manera que el volumen de control fluido considerado
tienda a un punto (pero conservando su forma) situado en el origen de coordenadas, vemos que los
términos proporcionales a xj ∂τ
∂xl y xj ρfk tienden a cero como (Vf (t))
kl 4/3 (es decir, como la cuarta
potencia del elemento de longitud). Sin embargo el término proporcional a τkj tiende a cero sólo
como Vf (t), por tanto está descompensado en el límite Vf (t) → 0. Por otra parte, la variación
temporal del momento angular contenido en el elemento de volumen considerado también tiende a
cero como (Vf (t))4/3
d
Z
lı́m ǫijk xj ρvk dV ∼ (Vf (t))4/3 (4.18)
Vf (t)→0 dt Vf (t)
En ausencia de otros momentos aplicados por unidad de volumen, el término ǫijk τkj , que tiende a
cero en (4.17) más despacio que los demás, debe ser idénticamente nulo. Por tanto, como conse-
cuencia del principio de conservación del momento angular aplicado a la partícula fluida deducimos
que el tensor de tensiones es simétrico, es decir
En el razonamiento anterior se ha supuesto que los únicos momentos, o torques, aplicados sobre
el fluido son los momentos de las fuerzas de largo y corto alcance. Esta hipótesis no se cumple en
el caso de fluidos ferromagnéticos y/o ferroeléctricos, en esos casos aparte de los momentos de las
fuerzas de largo y corto alcance existe un torque aplicado por unidad de volumen, que produce
una componente asimétrica en el tensor de tensiones. En el presente curso no consideraremos esos
casos.
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 63
donde {a, b, c} son los autovalores de τ . Este tensor se puede poner como
1
a − 13 τ ii
3 τ ii 0 0 0 0
1
τ = 0 τ 0 + 0 b − 13 τ ii 0 (4.21)
3 ii
1 1
0 0 3 τ ii 0 0 c − 3 τ ii
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64 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
para cualquier magnitud extensiva cuya cantidad por unidad de masa es ϕ. Aplicamos esta relación
al momento lineal, el cual es una magnitud extensiva cuya magnitud por unidad de masa es el
vector velocidad del fluido. La variación temporal del momento lineal contenido en un volumen de
control comóvil con el fluido está, entonces, dada por
D Dv ∂v
Z Z Z
ρ v dV = ρ dV = ρ + (v · ∇) v dV (4.26)
Dt Vf (t) Vf (t) Dt Vf (t) ∂t
La ecuación fundamental de la dinámica establece que esta variación temporal de momento lineal
es igual al sumatorio de todas las fuerzas aplicadas sobre el volumen de control. En el apartado
precedente hemos visto que estas fuerzas están dadas por
Z Z Z
τ · n dσ + ρ f dV = (∇ · τ + ρ f ) dV (4.27)
∂Vf (t) Vf (t) Vf (t)
donde f representa el sumatorio de todas las fuerzas de largo alcance aplicadas sobre el fluido por
unidad de masa (incluyendo campos externos y fuerzas ficticias si el sistema de referencia empleado
no es inercial), y donde, suponiendo que el tensor de tensiones es diferenciable en Vf (t), se ha
aplicado el teorema de la divergencia para calcular la integral de superficie de las fuerzas de corto
alcance como una integral de volumen.
Igualando las expresiones (4.26) y (4.27) encontramos
∂v
Z Z
ρ + (v · ∇) v dV = (∇ · τ + ρ f ) dV (4.28)
Vf (t) ∂t Vf (t)
Teniendo en cuenta que el volumen de control considerado Vf (t) es arbitrario, encontramos que la
ecuación (4.28) se verifica también localmente, de donde se deduce la ecuación de conservación del
momento lineal en forma diferencial
∂v
ρ + (v · ∇) v = ∇ · τ + ρ f (4.29)
∂t
Recordando la descomposición del tensor de tensiones en la parte debida a las fuerzas de presión y
la parte debida a las tensiones viscosas (4.24), la anterior expresión queda como
∂v
ρ + (v · ∇) v = −∇p + ∇ · τ ′ + ρ f (4.30)
∂t
en componentes cartesianas esto es
!
∂vi ∂vi ∂p ∂τij′
ρ + vj =− + + ρ fi (4.31)
∂t ∂xj ∂xi ∂xj
Esta ecuación se conoce como la ecuación de Navier-Stokes y describe la conservación del mo-
mento lineal de un fluido en forma diferencial, según hemos visto esta ecuación es sencillamente la
forma que adopta la conocida ecuación de Newton F = ma cuando la aplicamos a un fluido. La
ecuación de Navier-Stokes es una de las ecuaciones fundamentales de la Mecánica de Fluidos y es
totalmente general, es decir, es aplicable tanto a gases como a líquidos, tanto a fluidos newtonianos
como no newtonianos, a flujos compresibles e incompresibles, a flujos subsónicos y supersónicos,
a sustancias puras y a mezclas, con o sin reacciones químicas, con o sin fuerzas aplicadas, etc.
Aparte de las hipótesis generales de la Mecánica de Fluidos discutidas en el primer capítulo la
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 65
única hipótesis que hemos introducido para deducir esta ecuación es la diferenciabilidad de τ para
aplicar el teorma de la divergencia a la integral de superficie de las fuerzas de corto alcance. Esto
no se cumple en regiones que incluyan discontinuidades, como p. ej. interfases entre líquidos no
miscibles, o entre un líquido y un gas. En esos casos es posible aplicar la ecuación anterior a cada
lado de la discontinuidad, junto con un balance de momento lineal a través de la discontinuidad.
Aparte de la ecuación (4.31), la práctica habitual es referirse al conjunto de ecuaciones de conser-
vación fundamentales de la Mecánica de Fluidos (continuidad, momento y energía) también como
ecuaciones de Navier-Stokes. Veamos el significado de cada uno de sus términos:
∂v
El término inestacionario ρ describe la aceleración de la partícula fluida debida a
∂t
variaciones locales de la velocidad con el tiempo.
El término de las fuerzas externas ρf representa todas las fuerzas de largo alcance apli-
cadas sobre el campo fluido, como por ejemplo la fuerza de la gravedad y/o las fuerzas de
inercia en el caso de un fluido visto desde un sistema de referencia no inercial .
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66 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
ecuación es preciso conocer una condición inicial (el estado del fluido en t = 0) y dos condiciones de
contorno para la velocidad respecto a cada una de las coordenadas espaciales, dadas (en la mayoría
de los casos) por los valores de la velocidad en los límites del domino espacial, es decir, a grandes
distancias del origen si el fluido no está confinado o en las superficies sólidas que limitan al fluido
en caso contrario.
es el tensor de flujo de cantidad de movimiento introducido en el apartado 2.3 (ver ecuación (2.30)).
Claramente ∇ · Π representa el flujo de cantidad de movimiento que sale de la partícula fluida por
unidad de volumen. De este flujo la parte ∇ · (ρvv) corresponde al flujo convectivo de cantidad de
movimiento, la parte ∇p corresponde a la transferencia de momento debida a las fuerzas de presión
y la parte −∇ · τ ′ij corresponde a la transferencia de momento debida a las fuerzas de fricción
viscosa.
En algunas ocasiones es conveniente expresar la conservación del momento lineal de manera
integral para todo el volumen. Consideremos un volumen de control arbitrario Vc (t). Introduciendo
en (4.26) el término debido al flujo convectivo de momento lineal a través de la frontera del volumen
de control, (este término es idénticamente nulo para un volumen de control fluido), encontramos
la ecuación de conservación del momento lineal en forma integral para un volumen de control
arbitrario
d
Z Z Z Z
ρv dV + ρv (v − v c ) · n dσ = τ · n dσ + ρ f dV (4.34)
dt Vc (t) ∂Vc (t) ∂Vc (t) Vc (t)
d
Z Z Z Z
ρvi dV + ρvi vj − vcj nj dσ = τij nj dσ + (4.35)
ρ fi dV
dt Vc (t) ∂Vc (t) ∂Vc (t) Vc (t)
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 67
Dv
ρ = −∇p + ∇ · τ ′ + ρf (4.36)
Dt
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68 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
v · ∇s = 0 (4.41)
es decir, en estado estacionario las posibles variaciones de entropía por unidad de masa solo se
producen en la dirección normal a las líneas de corriente.
De manera similar a como sucede con el plano inclidado sin rozamiento o el oscilador armónico
no amortiguado, los fluidos ideales son una idealización matemática que, estrictamente, no existe
en la realidad. Sin embargo hay multitud de situaciones prácticas de gran interés en las que la
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 69
Du Ds D 1
=T −p (4.42)
Dt Dt Dt ρ
Du Ds
ρ = ρT − p∇ · v (4.43)
Dt Dt
donde el primer término del lado derecho representa el calor absorbido por la partícula fluida y el
segundo el trabajo realizado por la partícula fluida sobre el fluido circundante, consecuencia de la
expansión de la partícula fluida descrita por la divergencia del campo de velocidades, todo ello por
unidad de tiempo. Entonces, para un fluido ideal encontramos
Du
ρ = −p∇ · v (4.44)
Dt
que es la relación a la que hacíamos referencia antes. Si además de ideal el fluido es incompresible
vemos que en ese caso
Du
=0 (4.45)
Dt
de modo que en los fluidos ideales incompresibles el problema termodinámico no solo está desaco-
plado del problema mecánico, sino que es trivial.
∂v
ρ + (v · ∇) v = −∇p + ρ f (4.46)
∂t
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70 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
que se conoce como ecuación de Euler. Esta ecuación fue deducida por Leonhard Euler a partir de
primeros principios a mediados del s:xviii, aproximadamente un siglo antes de que Claude-Louis
Navier y Sir George Gabriel Stokes lograsen deducir, de manera independiente, la forma matemática
correcta del término de fuerzas viscosas para flujos generales en tres dimensiones, generalizando así
la ecuación de Euler para el caso de fluidos viscosos. Al estar ausente este término, la ecuación de
Euler se convierte en una ecuación de primer orden respecto a las coordenadas espaciales, de tipo
hiperbólico.
d
Z Z Z Z
ρvi dV + ρvi vj − vcj nj dσ = − pni dσ + (4.48)
ρ fi dV
dt Vc (t) ∂Vc (t) ∂Vc (t) Vc (t)
D
Z Z Z
ρvi dV = − pni dσ + ρ fi dV (4.50)
Dt Vf (t) ∂Vf (t) Vf (t)
resultado equivalente a la integral de la ecuación de Euler en Vf (t) vía teorema de Gauss junto con
el teorema del transporte de Reynolds.
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 71
problema, ya que al ser la viscosidad idénticamente nula, el fluido puede deslizar libremente sobre
una pared sólida, o sobre otra capa de fluido que se desplaza a una velocidad diferente. Este tipo
de discontinuidades tangenciales de la velocidad están permitidos en los fluidos ideales, pero no son
posibles en los fluidos reales, ya que una discontinuidad en la velocidad daría lugar a una tensión
viscosa infinita, incluso si la viscosidad es arbitrariamente pequeña (pero no nula). Para ver esto de
una manera más o menos intuitiva podemos pensar que en los fluidos viscosos el fluido a un lado de
una superficie fluida arrastra por rozamiento al fluido situado al otro lado, impidiendo que pueda
existir una discontinuidad tangencial. En los fluidos ideales las discontinuidades tangenciales son
posibles ya que al no haber fuerzas de rozamiento las superficies fluidas pueden deslizar libremente
sobre otras superficies (sólidas o fluidas). Al final del apartado dedicado a la vorticidad veremos
esta cuestón con algo más de detalle.
expresando el coeficiente del primer sumando como 1/c2 (ver apartado sobre acústica más abajo)
y el segundo por medio de la relación de Maxwell apropiada esto queda como
1 ρβT
dρ = 2
dp − ds (4.52)
c cp
siendo β el coeficiente de expasión térmica. Para un fluido ideal esta igualdad implica que Dρ/Dt
puede calcularse como (1/c2 )Dp/Dt, es decir, la densidad se puede calcular como función de la
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72 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
presión a lo largo de las trayectorias de las partículas fluidas. Sin embargo, si el fluido además de
ser ideal es isoentrópico, es decir, si se cumple s = constante en todo el espacio, entonces la anterior
expresión implica que
1
∇ρ = 2 ∇p (4.53)
c
y en ese caso la densidad queda expresada como una función de la presión exclusivamente, no solo
a lo largo de las trayectorias de las partículas fluidas, sino en todo el campo fluido. En este caso
la ecuación de Euler junto con la ecuación de continuidad forman un sistema completo para las
tres componentes del campo de velocidades y la presión, que puede resolverse por tanto de manera
independiente.
Los flujos en los que los gradientes de densidad y presión son paralelos se denominan barotrópicos.
La importancia de estos flujos es que en ellos la densidad queda definida como una función de la
presión exclusivamente, lo cual tiene importantes consecuencias como veremos a continuación en
este capítulo. Los dos ejemplos importantes de flujos barotrópicos son los flujos incompresibles por
un lado (en este caso la densidad es constante, de modo que la función ρ(p) = ρo es trivial) y el
otro son los fluidos ideales isoentrópicos.
ρ = ρ0 + ρ1 , p = p0 + p1 (4.54)
Como consecuencia de la propagación de esta perturbación el fluido se desplaza con una velocidad
v 1 , que suponemos pequeña. Sustituyendo en las ecuaciones de Euler y linealizando (despreciando
términos de orden superior a la unidad en ρ1 , p1 y v 1 ) encontramos
∂ρ1 ∂v 1
+ ρ0 ∇ · v 1 = 0, ρ0 = −∇p1 (4.55)
∂t ∂t
Como en un fluido ideal las partículas fluidas siguen transformaciones adiabáticas, las variaciones
de presión y densidad están relacionadas por
∂p
dp = dρ (4.56)
∂ρ s
donde la derivada parcial de la presión respecto a la densidad se realiza a entropía constante. Esta
relación implica que p1 = c2 ρ1 , donde hemos definido
∂p
2
c = (4.57)
∂ρ s
que como veremos a continuación es el cuadrado de la velocidad del sonido en el medio. Para ello
derivamos respecto al tiempo las ecuaciones de Euler
∂ 2 ρ1 ∂v 1 ∂ 2 v1 ∂p1
2
+ ρ0 ∇ · = 0, ρ0 2
= −∇ (4.58)
∂t ∂t ∂t ∂t
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 73
4.4. Vorticidad
En el capítulo dedicado a la cinemática del campo fluido ya vimos que la componente antisi-
métrica del tensor gradiente de velocidades describe un movimiento de rotación tipo sólido rígido
de cada partícula fluida respecto a sí misma, con velocidad angular (1/2)ω, donde se define el
rotacional del campo de velocidades
ω = ω(r, t) = ∇ × v(r, t) (4.62)
como la vorticidad del fluido. Evidentemente la vorticidad es un vector solenoidal (∇ · ω = 0) y
por tanto ω no tiene fuentes ni sumideros.
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74 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
a los cambios de ω. También de manera similar a como sucedía con las líneas de corriente, las líneas
de vorticidad no dependen del tiempo cuando la dependencia temporal del campo de velocidades
es factorizable (2.8), en particular no dependerán del tiempo en los flujos estacionarios, como ca-
bía esperar. Asimismo, de manera análoga a como hicimos en el caso de las líneas de corriente,
definimos los conceptos de láminas de vorticidad, junto con los conceptos de tubos y filamentos de
vorticidad:
La superficie formada por las líneas de vorticidad que pasan por una curva cerrada continua
es un tubo de vorticidad.
Una lámina de vorticidad es una superficie (con espesor despreciable frente a sus dimensiones
en las otras dos direcciones) formada por líneas de vorticidad.
La importancia de estas definiciones está en que en los flujos reales es frecuente que la vorticidad
esté localizada, o bien en tubos relativamente finos que pueden aproximarse por filamentos de
vorticidad, o bien en láminas de vorticidad, siendo despreciable fuera de estas regiones.
Dv ∂v 1
a= = + ω × v + ∇kvk2 (4.64)
Dt ∂t 2
tomando el rotacional de la anterior expresión encontramos
∂ω
∇×a= + ∇ × (ω × v) (4.65)
∂t
Sustituyendo la conocida identidad vectorial
∇ × (A × B) = (B · ∇) A − B (∇ · A) − (A · ∇) B + A (∇ · B) (4.66)
Dω
= ∇ × a + (ω · ∇) v − ω (∇ · v) (4.67)
Dt
Esta relación será de interés para los teoremas de conservación de la vorticidad que veremos a
continuación.
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 75
Si la línea L es cerrada y reducible a un punto por medio de una transformación continua sin
salirnos del dominio fluido, entonces aplicando el teorema de Stokes
I Z Z
Γ= v · dl = (∇ × v) · n dσ = ω · n dσ (4.69)
L Σ Σ
donde se ha supuesto que v es diferenciable en la superficie Σ, dada por cualquier superficie perte-
neciente al dominio fluido y limitada por la curva L. Por tanto, en un dominio simplemente conexo
la circulación de la velocidad en una línea cerrada es igual al flujo de la vorticidad a través de
cualquier superficie limitada por esa línea.
Flujos irrotacionales
Un flujo se dice irrotacional en el dominio Ω cuando se cumple
∇×v =0 ∀r ∈ Ω (4.70)
Si el dominio Ω es simplemente conexo (es decir, si cualquier línea cerrada definida en Ω es reducible
de manera continua a un punto sin salirnos de Ω), en ese caso la circulación de un flujo irrotacional
en cualquier línea cerrada es nula
I
v · dl = 0 ∀L cerrada en Ω (4.71)
L
como consecuencia, la circulación a lo largo de cualquier línea no cerrada sólo depende de los puntos
inicial y final, pero no de la trayectoria seguida
Z Z
v · dl = v · dl ∀L1 , L2 ∈ Ω que unan los mismos puntos inicial y final (4.72)
L1 L2
Si en estas circunstancias tomamos un punto fijo r0 y calculamos la circulación desde r0 hasta r,
como la circulación no depende del camino seguido y r0 es fijo el resultado es sólo función de r. Por
tanto, esta operación define una función univaluada
Z r
φ(r) = v · dl (4.73)
r0
cuyo gradiente coincide con el campo de velocidades
v = ∇φ (4.74)
Con esto hemos demostrado que, en el caso de un flujo irrotacional en un dominio simplemente
conexo, el campo de velocidades está dado por el gradiente de una función potencial φ(r), siendo la
diferencia de potencial entre dos puntos igual a la circulación de la velocidad a lo largo de cualquier
línea enteramente contenida dentro del fluido que una dichos puntos. Como puede verse, cambiar
el origen de potenciales (r 0 ) equivale a añadir una constante al potencial φ. Por otra parte está
claro que el campo de velocidades es perpendicular a las superficies equipotenciales φ = cte.
El resulado (4.74) también es aplicable a flujos irrotacionales en dominios no simplemente
conexos, aunque en ese caso el potencial de velocidades φ ya no es una función univaluada sino
multivaluada (por supuesto que el campo de velocidades sigue siendo univaluado en este caso).
Por ejemplo, supongamos un dominio doblemente conexo (por ejemplo el dominio formado por
R3 salvo un cilindro infinito), en ese caso la circulación en cualquier línea cerrada no reducible
(que rodee al cilindro al menos una vez) es igual a un múltiplo entero de una constante cíclica
(κ), siendo este múltiplo entero igual al número de veces que la trayectoria considerada rodea al
cilindro. Consecuentemente, los posibles valores de la diferencia de potencial de velocidades entre
dos puntos diferirán en un múltiplo entero de la constante cíclica.
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76 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
d Dv
I I
v · dl = · dl (4.75)
dt L L Dt
Para demostrar este teorema consideremos la representación paramétrica de la línea fluida L en
función de un parámetro λ. En el instante t la curva L está dada por
d d λ2 ∂xL (t, λ)
I Z
v · dl = v(t, λ) · dλ (4.78)
dt L dt λ1 ∂λ
Como el parámetro λ identifica a cada partícula fluida dentro de la curva L, las derivadas parciales
de v y xL respecto al tiempo a λ constante representan, respectivamente, la aceleración y la
velocidad de la partícula fluida λ
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 77
no depende de la sección transversal considerada, sino que es una propiedad del tubo de vorticidad,
llamada intensidad del tubo de vorticidad.
⋆ La intensidad de un tubo de vorticidad, en un determinado instante de tiempo, es constante
a lo largo del tubo.
Para demostrar este teorema basta con considerar la superficie cerrada formada por dos secciones
transversales Σ1 y Σ2 junto con la superficie del tubo contenida entre ellas ΣT . Aplicando el teorema
de Gauss
Z Z Z I Z
ω · n dσ + ω · n dσ + ω · n dσ = ω · n dσ = ∇ · ω dΩ = 0 (4.83)
Σ1 Σ2 ΣT Σ1 +Σ2 +ΣT Ω
ω · n = 0 ∀r ∈ ΣT (4.84)
llegamos a Z Z
ω · n dσ = ω · (−n) dσ (4.85)
Σ1 Σ2
de donde se deduce que el flujo de la vorticidad a través de una sección transversal cualquiera de
un tubo de vorticidad es independiente de la sección considerada.
Como consecuencia de este teorema se deduce que un tubo de vorticidad no puede terminar en
el interior del fluido sino que debe, o bien extenderse hasta el infinito, o bien hasta una superficie
sólida que limite el fluido, o cerrarse sobre sí mismo.
Dado un elemento de línea de vorticidad dx comóvil con el fluido, veamos qué condición debe
cumplir el flujo para que este elemento de fluido siga perteneciendo a la línea de vorticidad a
medida que transcurre el tiempo. Como inicialmente el elemento de línea dx pertenece a una línea
de vorticidad se cumple
dx × ω = 0 (4.86)
para que en su evolución temporal este elemento de línea comóvil con el fluido siga perteneciendo
a la línea de vorticidad es necesario que permanezca tangente a la línea a medida que se desplaza,
es decir
D
(dx × ω) = 0 (4.87)
Dt
Como dx es un elemento de línea comóvil con el fluido, su derivada sustancial es
Ddx
= dv = (dx · ∇) v (4.88)
Dt
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78 CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES
Para convencerse de esto basta con considerar la representación paramétrica xL (t, λ) del elemento
de línea dx en el instante t
∂xL (t, λ)
dx = dλ (4.89)
∂λ
en la representación paramétrica el parámetro λ identifica a cada partícula fluida dentro de xL , de
tal manera que la derivada sustancial equivale a la derivada temporal a λ constante
D Ddx Dω Dω
(dx × ω) = × ω + dx × = [(dx · ∇) v] × ω + dx × (4.91)
Dt Dt Dt Dt
Como el elemento fluido dx pertenece a una línea de vorticidad debe ser paralelo a la vorticidad,
por tanto se puede escribir como
dx = ωdg (4.92)
para algún dg, entonces
D Dω
(dx × ω) = dg [(ω · ∇) v] × ω + ω × (4.93)
Dt Dt
Dω
ω× = ω × (∇ × a) + ω × [(ω · ∇) v] (4.94)
Dt
y por tanto
D
(dx × ω) = dg [ω × (∇ × a)] (4.95)
Dt
de manera que la condición que debe cumplirse para que el elemento fluido de línea de vorticidad
dx permanezca en la línea de vorticidad a medida que pasa el tiempo es
ω × (∇ × a) = 0 (4.96)
En todos los flujos en los que se cumpla condición anterior las líneas de vorticidad son líneas
fluidas. En ese caso los tubos, los filamentos y en general las superficies de vorticidad serán co-
móviles con el fluido. Evidentemente, un caso particular en el que se cumple esta condición es aquel
en que el campo de aceleraciones deriva de un potencial
a = ∇ϕa (4.97)
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 79
d
I I I I
v · dl = a · dl = ∇ϕa · dl = dϕa = 0 (4.98)
dt L L L L
Como puede verse este teorema es consecuencia directa del teorema de Bjerknes-Kelvin y cuando se
cumple la circulación de la velocidad en cualquier línea fluida cerrada será constante en el tiempo
I I
v · dl = v · dl (4.99)
L L t=0
1 ∇ · τ′
∇×a= ∇ρ × ∇p + ∇ × +∇×f (4.100)
ρ2 ρ
Vemos entonces que, en general, en un flujo inicialmente irrotacional hay tres posibles fuentes
de vorticidad, correspondientes a los tres términos que aparecen en el rotacional del campo de
aceleraciones (4.100).
Fuerzas viscosas
La fuente de vorticidad más habitual son las fuerzas viscosas, concretamente el rotacional de
las fuerzas de fricción viscosa ∇ × (∇ · τ ′ /ρ), las cuales nunca son irrotacionales, salvo en contados
casos excepcionales meramente académicos, sin interés físico.
A pesar del aspecto complicado de la expresión vectorial de este término, no es complicado
hacerse una idea intuitiva del mecanismo físico que produce el aumento de la vorticidad debido a
las fuerzas viscosas. Para ello consideremos el caso de una partícula fluida inmersa en un gradiente
de velocidad en dos dimensiones, como el esquematizado en la Figura 4.4 (a). En este caso, la
distribución de velocidades que se ve desde el sistema de referencia ligado a la partícula fluida es
la esquematizada en la Figura 4.4 (b), de tal forma que por efecto de las fuerzas de fricción viscosa
esta distribución de velocidades ejerce un par de fuerzas sobre la partícula fluida, que produce su
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111
000
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111
000
111
000
111
(a) (b) (c)
Figura 4.4: Producción de vorticidad como consecuencia de las fuerzas viscosas en presencia
de un gradiente de velocidades.
giro, es decir, el aumento de su vorticidad Figura 4.4 (c). Aparte de esto las fuerzas de fricción
viscosa son también responsables de la difusión de la vorticidad y de su disipación, que se produce
a medida que la energía cinética del fluido se disipa en forma de calor. Evidentemente, esta fuente
de vorticidad está ausente en los fluidos ideales.
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CAPÍTULO 4. CONSERVACIÓN DEL MOMENTO, FLUIDOS IDEALES 81
resultante que induce el giro de la partícula fluida (Figura 4.5 (b)), produciendo un aumento de
vorticidad.
−∇p
∇ρ
(a) (b)
Figura 4.5: Producción de vorticidad como consecuencia del acoplamiento entre las fuerzas
de presión y la compresibilidad cuando los gradientes de ρ y p no están alineados.
Obstáculos sólidos
En presencia de obstáculos sólidos existe una fuente adicional de vorticidad, que no aparece de
manera explícita en la anterior expresión para ∇ × a. En la deducción del teorema de Bjerknes-
Kelvin se emplea una línea fluida cerrada contenida en el fluido, sin embargo en la pared de un
obstáculo sólido no es posible definir dicha línea, no siendo aplicable en ese caso el teorema de
Bjerknes-Kelvin, ni tampoco sus consecuencias, a las partículas fluidas que se desplacen de manera
tangente a las superficies de los obstáculos sólidos presentes en el campo fluido. De esta forma, la
presencia de obstáculos sólidos en el campo fluido es una fuente de vorticidad incluso en ausencia de
fuerzas viscosas, es decir, en la aproximación de fluido ideal. En este caso la vorticidad producida en
la frontera del obstáculo queda confinada a una región estrecha aguas abajo del mismo, denominada
la estela.
Discontinuidades tangenciales
La cuestión anterior está relacionada con el fenómeno de la separación y las discontinuidades
tangenciales que mencionábamos antes y conviene revisar con algo más de detalle. El teorema de
Kelvin alude a la conservación de la circulación de la velocidad en contornos fluidos cerrados, al
aplicar este teorema para deducir que un flujo ideal inicialmente irrotacional se mantiene irrota-
cional consideramos un contorno fluido cerrado infinitamente pequeño alrededor de cada línea de
corriente. Lejos de los obstáculos sólidos siempre podemos definir dichos contornos fluidos cerra-
dos, pero en las zonas donde la línea de corriente es tangente al obstáculo no pueden definirse,
ya que inevitablemente parte del contorno cae dentro del obstáculo sólido. Por tanto el teorema
de conservación de la circulación no es aplicable a aquellas líneas que tocan el obstáculo sólido. A
todo esto es importante darse cuenta de que si una línea de corriente toca a un obstáculo sólido
necesariamente lo hace de forma tangencial, es decir, sobre la superficie debe cumplirse v · n = 0,
ya que de lo contrario el fluido estaría atravesando la pared, lo cual es imposible.
Supongamos un obstáculo sólido finito, como p. ej. el mostrado en la Fig. 4.3. En este caso es
evidente que las líneas de corriente tangentes al mismo entran en contacto con el obstáculo en algún
punto (en el extremo izquierdo del círculo, para el caso de la Fig. 4.3) y se separan de este en alguna
parte aguas abajo de dicho punto. Cuando una línea de corriente, que durante cierta porción de la
misma ha circulado de forma tangente a un obstáculo sólido, abandona la superficie del obstáculo,
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