3 Rescate El Corazon en El Siglo de William Harvey

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RESCATE

de William Harvey
El corazón en el siglo

Imagen: Wellcome
Collection, Attribution
4.0 International
(CC BY 4.0)
En el siglo II d.C., el médico,
cirujano y filósofo Galeno
postuló que el corazón era el
origen del calor corporal, pero su
lugar en el sistema circulatorio
era secundario. Según Galeno,
este sistema se componía de dos
circuitos unidireccionales. Uno
de ellos empezaba en el hígado,
que producía la sangre que
corría por las venas y alimentaba
a los órganos. Una porción de
esa sangre llegaba a la parte
derecha del corazón y, a través
de poros diminutos en el septo
cardiaco, la barrera que separa
ambas cavidades, pasaba a la
parte izquierda. Ahí se mezclaba
con aire y se convertía en la
sangre que por las arterias
llegaba al organismo. La sangre,
según Galeno, se renovaba
constantemente, conforme el
organismo la consumía. La visión Imagen: Wellcome Collection,
de Galeno predominó durante dominio público.

varios siglos, aunque estaba El descubrimiento no llegó solo. Entre otros trabajos,
basada en inferencias hechas a el De Humani Corporis Fabrica (1543) de Andrés
partir del estudio de animales, Vesalio confirmó algunos de los hallazgos que el
toda vez que la disección de médico sirio Ibn al-Nafis había hecho tres siglos
cuerpos humanos estaba antes. En el sexto de los siete libros que componen
prohibida en la época. la obra, dedicado al corazón, Vesalio describió
En el siglo XVII, un descu- con detalle las válvulas cardiacas, y dejó asentado
brimiento sacudió el lugar que el que el septo cardiaco era una pared sólida, no una
paradigma galénico tenía en la membrana porosa, por lo cual el modelo circulatorio
medicina de Occidente. propuesto por Galeno no podía ser correcto.

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Pero la demostración más poderosa
llegó con los experimentos del
médico William Harvey, que hizo
públicos en su libro Exercitatio
Anatomica de Motu Cordis et
Sanguinis in Animalibus, publicado
en 1628.
Para demostrar sus hipótesis sobre
la circulación de la sangre, Harvey ató
una banda alrededor del codo de un
hombre, apretándola lo suficiente para
obstruir tanto la arteria (que llevaba la
sangre hacia la mano) como la vena
(que la llevaba de regreso al corazón).
Como resultado, la sangre se acumuló
en la arteria por encima de la banda,
mientras que el pulso se debilitó en la
muñeca.
A continuación, repitió el
experimento, apretando la banda
solo lo suficiente para obstruir el flujo
de la vena, pero no de la arteria. En
esta ocasión, el pulso se mantuvo,
Imagen: Wellcome Collection,
dominio público.
pero, dado que la sangre en las
venas no podía volver, se acumuló
en la mano, que se hinchó en
consecuencia.
Lo que este sencillo experimento
demostró es que la sangre no
viaja de un punto de origen a un
punto de destino, como proponía
Galeno, sino que se mueve de
manera continua, de ida y de
regreso, en un flujo circular que es
impulsado por el corazón. Este fue el
descubrimiento que llevó a pasar la
página de la medicina galénica en lo
tocante a la circulación de la sangre.
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Imagen: Wellcome Collection,
dominio público.

Imagen: Wellcome Collection,


dominio público.

Muchos médicos de la época


retomaron con entusiasmo las
ideas de Harvey. En 1669, Richard
Lower publicó su Tractatus de
Corde, en el que describió las
características de las fibras
musculares del corazón y abundó
en el flujo de la sangre entre las
cuatro cámaras de este órgano.
Lower fue también el primer
científico del mundo occidental en
hacer una transfusión de sangre de
animales a humanos.
El holandés Govert Bidloo
publicó en 1685 Anatomia
Humani Corporis. Sus detalladas
ilustraciones –que incluso serían
plagiadas por otros autores, como
el cirujano inglés William Cowper–
muestran hasta qué punto el
entendimiento de la anatomía del
corazón avanzó durante el siglo de
William Harvey.
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