Discusion Psicologia 1-1
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El estrés es una respuesta del organismo a demandas externas o internas que superan
sus recursos de afrontamiento. Esta respuesta implica una serie de procesos
fisiológicos, psicológicos y conductuales que tienen como objetivo adaptarse a la
situación desafiante. Cuando nos encontramos ante una situación amenazante, se
libera en nuestro cuerpo el cortisol, más conocido como la hormona del estrés. Esta
hormona es liberada por la corteza suprarrenal a través de la estimulación del eje
hipotálamo – pituitario – suprarrenal (HPA).
El cortisol es muy importante para el organismo y crucial para su funcionamiento, ya
que está relacionado con la regulación del azúcar y la grasa, la presión arterial, la
respuesta inflamatoria y la función inmunológica. Sin embargo, un exceso de liberación
de esta hormona puede ser perjudicial. Si los niveles de cortisol en nuestro cuerpo
aumentan durante un periodo prolongado de tiempo, pueden aparecer problemas
como sudoración excesiva, caída del pelo, problemas para controlar y mantener el
sueño, irritabilidad y problemas en la fertilidad, entre otros.
Además, cuando sufrimos estrés y se segrega cortisol, el cuerpo dirige una cantidad
elevada de energía para solucionar esto, dejando más “descuidados” otros sistemas
como, por ejemplo, el inmunológico. Esto explica que cuando pasamos por periodos de
estrés, seamos más propensos a coger algún resfriado, una gastroenteritis o algún tipo
de virus.
El estado de ánimo también se ve afectado a causa del estrés. La irritabilidad, el
cansancio debido a los problemas para conciliar el sueño, el desgaste, suelen ser
síntomas que acompañan a situaciones estresantes. Si esta situación se alarga en el
tiempo pueden darse estados depresivos, desgastando a la persona, desembocando en
periodos de tristeza y apatía.
Desde una perspectiva neuropsicológica, el estrés crónico puede tener un impacto
significativo en varias regiones del cerebro, incluida la amígdala, el hipocampo y la
corteza prefrontal. La amígdala desempeña un papel crucial en la evaluación y la
respuesta emocional a las situaciones estresantes, mientras que el hipocampo está
involucrado en la regulación del estrés y la memoria. La corteza prefrontal, por otro
lado, está implicada en la toma de decisiones y en la regulación emocional.
El estrés crónico también puede afectar a múltiples sistemas biológicos del cuerpo,
incluido el sistema inmunológico, endocrino y cardiovascular. Por ejemplo, el estrés
prolongado puede provocar una respuesta inflamatoria crónica, aumentar la presión
arterial, alterar los niveles de hormonas del estrés como el cortisol y suprimir la
función inmunológica, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares,
UNIVERSIDAD AQUINO DE BOLIVIA
diabetes, trastornos autoinmunes e infecciones. Esto explica que cuando pasamos por
periodos de estrés, seamos más propensos a coger algún resfriado
La investigación en neuropsicología del estrés y la enfermedad también se centra en
identificar factores de riesgo y mecanismos de protección que pueden modular la
respuesta al estrés y mitigar sus efectos negativos en la salud. Estos factores pueden
incluir factores genéticos, epigenéticos, ambientales y sociales, así como estrategias de
afrontamiento adaptativas y estilos de vida saludables.
En resumen, el estrés y su neuropsicología ofrecen una comprensión profunda de
cómo las respuestas al estrés afectan al cerebro y al cuerpo, y cómo estas
interacciones pueden influir en la salud y el bienestar a largo plazo. Esta área de
investigación es fundamental para el desarrollo de intervenciones preventivas y
terapéuticas más efectivas para abordar el impacto del estrés en la salud humana en
general.