El Camino Neocatecumenal. Osvaldo Santagada

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El Camino N eocatecumenal

Osvaldo D. Santagada

profesor Ordinario de la Facultad de Teología de la P. Univ. Católica Argentina.


Secretario ejecutivo del Departamento de Vocaciones y Ministerios del CELAM

En muchas ocasiones obispos y presbíteros me pidieron que escribiese


algunas palabras de orientación' acerca de las llamadas "comunidades neo-
catecumenales". En realidad, es bastante difícil poder siquiera describir
una experiencia cristiana, cuando como en el caso de estas comunidades
se mantiene un secreto riguroso en cuanto a textos escritos, y no es fácil
tener entrada a sus celebraciones litúrgicas u otras reuniones, a no ser
que se usen estratagemas. Por eso, la primera observación que deseo hacer
es sobre los límites de este escrito, ya que mi opinión se funda en algunos
pocos documentos existentes que conozco, y en la participación en algunas
pocas prácticas rituales a las que pude asistir fuera de mi propio país.
No existen para el público común textos que se puedan citar, referentes
al sentido y organización de estas comunidades neocatecumenales. Alguien
me dijo que existe un volumen de unas 400 páginas con las orientaciones
para los catequistas tomadas de cintas grabadas en 1972 para el trabajo
en Madrid. Pero es imposible que nadie ceda ese tomo, y seguramente
a esta altura estará fuera de circulación, después de la intervención
personal del Santo Padre para guiar este Camino en la corriente común
de la Iglesia Católica.

1. Origen y Crecimiento

Para comprender el significado de estas comunidades es bueno ubicar


su origen en la situación del catolicismo español al concluir el Concilio
Vaticano 11 y en los años inmediatamente posteriores. El "camino" nace
en Madrid hacia 1966 como un movimiento de tipo carismático, fundado
por un laico y un grupo de amigos. Kiko Argüello era un pintor madrileño
que compartía la vida con gente muy pobre en Palomeras Altas, junto al
antiguo pueblo de Vallecas, al sudeste de Madrid, en una "villa miseria"
aparecida hacia el tiempo de la guerra civil española (1936-1939). Hoy,
ya todo muy cambiado y mejorado, ese lugar se conoce como Vallecas y
habría que ser muy listo para descubrir los cincuenta años de historia
que hay detrás y en el fondo del lugar. Ayudaban a Kiko, Carmen Her-
nández, Luis Blanco y José Miguel Romero. Su finalidad es evangelizar
a los alejados y dispersos de la Iglesia. Esto se suele llamar ahora en
Europa: la respuesta a una "Iglesia en el exilio".
Permítanme poner un ejemplo concreto para que se entienda mejor
la situación a la que se enfrentan no sólo Kiko, sino los hombres más
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clarividentes de la Iglesia Católica en España. Conozco una pequeña


diócesis española que en 1965 poseía unos novecientos sacerdotes del
clero diocesano, unos novecientos seminaristas mayores y menores, y casi
novecientas parroquias de aldeas, cada una de las cuales contaba con
unas veinte familias de promedio. Hoy en día quedan allí unos trescientos
sacerdotes, un puñado de seminaristas y las pequeñas parroquias se han
convertido en centros de culto atendidos en grupos de siete u ocho por
cada sacerdote, que celebra las Misas del domingo (corriendo de un lado
a otro), preside los funerales durante los días de semana, celebra los pocos
bautismos de una sociedad profundamente contagiada de consumismo (en
la cual la sexualidad se ha separado del matrimonio y el matrimonio de
la fecundidad), y algunos casamientos. Lo lamentable de esto es que esas
pequeñas parroquias españolas, en cuanto comunidades cristianas"no
poseen ninguna organización' que hubiera sido prevista frente a la crisis
de los presbíteros: no quedaban consejos, ni cofradías vivientes, sino la
mera práctica dominical, cada vez más olvidada. No hay responsables
laicos y no están estructuradas las comunidades que vivieron muchísimo
tiempo pendientes de un sistema "clerical".
En una realidad semejante hay que contemplar a estos grupos "neo-
catecumenales" queriendo que unos cristianos sumamente "ritualizados",
y al borde de caer por completo en las ideologías marxista (con su colec-
tivismo) y capitalista (con su progreso indefinido), descubriesen el dina-
mismo transformador de la Fe católica recibida en el Bautismo. Este
ejemplo nos indica que habrá que seguir con cuidado la evolución del
"camino" ("camino", sí, y no "movimiento", pues sus cófrades no quieren
ser llamados "movimiento"). Kiko Argüello define este "camino" como
"un tiempo de paso"; hasta que sean revitalizados los creyentes por medio
de la vivencia de' lo que es una auténtica comunidad fundada en relaciones
interpersonales,
No se conocen cifras exactas, pero el movimiento se establece como
"camino neocatecumenal" hacia 1969 y para 1983 poseía en España unas
1.100 "comunidades" con unas pocas decenas de miembros cada una (en
total cerca de 35.000 personas).
Se intenta un camino de redescubrimiento de la Fe en un plan
pastoral de unos catorce años. Hay también la voluntad de cambiar las
estructuras conocidas de la práctica católica, por ejemplo, la disposición
de los templos, la separación de comunidades de acuerdo a su grado de
catequización. En Madrid, verbigracia, disponen de una de las iglesias
más tradicionales, la de Nuestra Señora de la Paloma (famosa por su
Verbena), a la cual han cambiado completamente el rostro interno, cambio
que provoca el estupor de las gentes a las que aún un hilito muy tenue
vincula a la Iglesia, Sin embargo; sea lo que fuere de esa experiencia
pública (aunque para darse cuenta de lo que va a suceder hay que llegar
hacia las nueve de la noche de un sábado), el interés suscitado por el
Camino neocatecumenal los ha hecho salir de España y hoy existen en
varios países, desde la Patagonia argentina hasta el norte mexicano,
"equipos responsables itinerantes", que desean difundir el movimiento
por toda América Latina.
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De allí .nacen los pedidos que mencioné al inicio. Y de allí también


la necesidad de información acerca de un nuevo movimiento religioso que
irrumpe en una "ciudad secular", mucho menos secular de 10 que pensó
y escribió Harvey Cox hace veinte años.

2. Documentos

El primer documento que conozco es el Comunicado de la Conferencia


Episcopal del Piamonte en Italia, del 25 de marzo de 1981, que señala
tres valores y tres problemas. Los valores, simplemente mencionados, son
en primer lugar el aporte para valorar el Bautismo, luego la asiduidad a
la Palabra del Dios y, por último, la valoración del sentido de la comunidad
cristiana; Los problemas, estudiados con detenimiento, son asimismo tres:
primero, los referentes al "camino de iniciación" para los que ya han
recibido el Bautismo y la Confirmación; segundo, la interpretación de la
Palabra de Dios fuera de la comunión con el Magisterio; tercero, el
aislamiento de las pequeñas comunidades que, a veces sin el conocimiento
de la autoridad eclesiástica, celebran la Eucaristía prefestiva en grupos
reducidos sin referencia a la normal comunidad de los creyentes parroquia-
les, e incluso que eso se hace con la Vigilia Pascual y el rito bautismal.
El segundo documento, aparecido en la Revista diocesana del Nápoles
en 1982 (pp. 356-358) es la respuesta de la S. Congregación para los
Sacramentos y el Culto Divino a un Obispo de la región acerca de los
textos del "Rito del primer escrutinio bautismal". Como ese rito se usa
con católicos ya bautizados, la Congregación advierte que los textos de
ese rito neocatecumenal están en contra del valor del Sacramento del
Bautismo recibido en la infancia, y llama la atención sobre ciertas pecu-
liaridades en la celebración de la Misa, como por ejemplo el uso del pan
ázimo casero en forma de torta que luego se reparte en pedazos. El texto
de esta carta es del 2 de abril de 1982.
El documento tercero es el más importante. Se trata del discurso que
el Papa Juan Pablo II pronunció el jueves 10 de febrero de 1983 ante
unos dos mil sacerdotes y sesenta Obispos participantes de un congreso
sobre la Penitencia y la Reconciliación promovido por las "comunidades"
en Roma. Con suma caridad, el Papa tocaba cuestiones candentes suscitadas
por las comunidades, y el efecto del discurso fue como el de un aguacero
inesperado. Si esa fue la reacción del primer momento, por mi parte
considero que las palabras pontificias han beneficiado grandemente al
movimiento en cuestión al puntualizarle dónde se encontraban sus princi-
. pales deformaciones de la doctrina y la práctica católicas. La paternidad
del sucesor de Pedro indicaba la recta senda para reubicar a un movimiento
importante nor su entusiasmo v por sus intuiciones. El Pana presenta entre
otros los siguientes temas: 1) Ia ~ relación de los catequistas itinerantes con
los Obispos y presbíteros de las diócesis visitadas; 2) la problemática de
la genuina doctrina católica sobre el Bautismo; 3) la Eucaristía como
verdadero sacrificio y fuente de la vida de la Iglesia; 4) el valor de la
oración yde los ofrecimientos religiosos de los creyentes; 5) la realidad
del pecado como verdadero mal; 6) la necesidad de la confesión individual
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según la disciplina de la Iglesia; 7) la tentación de aislamiento. Lo que


más llama la atención en las palabras del Papa son las cinco menciones
o advertencias a cumplir las normas y la disciplina de la Iglesia y aceptar
el Magisterio. Juan Pablo II recalca que el ministerio del Obispo es el que
funda cualquier comunidad.. asociado al ministerio de los presbíteros, y
que el Bautismo recibido en la infancia no es un mero hecho jurídico,
sino el momento auténtico que funda toda la vida cristiana.
Un cuarto documento es la síntesis de la exposición que el mismo
señor Argüello hizo el viernes 21 de octubre de 1983 en la XXI congre-
gación general del Sínodo de los Obispos que trataba el tema de la
Reconciliación y la Penitencia (el mismo Papa lo había designado para
asistir a las deliberaciones del Sínodo, el 23 de septiembre de ese año,
ver L'Osservatore Romano, 30 de octubre de 1983, p. 8). Para comprender
el caminoneocatecumenal se remite "a lo que hacían los Apóstoles en la
Iglesia primitiva". El centro del camino es el estudio de la Biblia y las
celebraciones de la Palabra.
Por fin, existe una "Entrevista. .. sobre la llamada al sacerdocio de
casi 2.000 jóvenes de las comunidades en las distintas partes del mundo"
(sin fecha, i.e. 1985) posterior al viaje del Santo Padre a Venezuela,
Ecuador y Perú, Aquí el Sr. Argüello afirma que una vez concluido el
proceso de formación de la vida cristiana que es un camino largo, lento
y muy serio "nuestra misión ha terminado: ellos quedan en la parroquia
con el párroco y con el Obispo para hacer la pastoral del Obispo (subr.
mío) ... ya no dependen más de sus catequistas, como cuando un semi-
narista. .. ha terminado su seminario pues entonces hace lo que dice el
Obispo" (subr. mío). También dice que "el camino es un momento de
paso, es una ayuda después del Concilio para la Iglesia".

3. Algunas Críticas

Las críticas a este "camino" se suelen hacer en torno a tres líneas: los
presupuestos, las modalidades de acción, y los contenidos teológicos.
Presupuestos son la práctica de; la Iglesia primitiva y una determinada
concepción del "catecumenado" en la Iglesia de Cristo. En este sentido,
un personaje tan importante para la vida de la Iglesia en el siglo XIX
como Dom Próspero Guéranger O.S.B., cayó en la misma tentación (vió
el ideal en la Iglesia medieval) que ha sido y será constante para los
católicos: es la tentación de privilegiar una etapa de la historia del cris-
tianismo como la "auténtica".
Modos de acción son el esoterismo y el secreto de la vida de las
comunidades; una cierta autonomía laica con relación al Obispo y los
presbíteros; una atenuada aversión a las estructuras de la Iglesia (yen
esto no ha podido escapar a la actualidad espiritual de la Europa de fines
del siglo XX); y la presidencia indirecta de los catequistas en las cele-
braciones (hay muchos testimonios de Obispos sobre este asunto).
Los contenidos teológicos criticados son en particular y principalmente
los que siguen:
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- el concepto de salvación por la Fe sola;


- el concepto del hombre radicalmente impotente para hacer el bien
a causa del pecado;
-la ignorancia de la doctrina católica sobre la Gracia y la libertad;
- La Misa como mero sacrificio de alabanza. En el ámbito de la Misa
también se nota: un desafecto a la eucaristía frecuente; la igno-
rancia del fruto impetratorio de la Misa; el rechazo de procesiones,
peregrinaciones, ofrendas, y otras manifestaciones de la religión
del pueblo como "cosas paganas";
- alejamiento del culto eucarístico fuera de la Misa y del culto
mariano tradicional.
Desde el punto de vista latinoamericano se podría agregar que el
"camino" es un movimiento de élite, en contradicción con la religiosidad
popular que ha marcado nuestra alma y prescindente de esa misma piedad.

4. Elementos Positivos

a) El Bautismo
Estas comunidades se fundamentan en una toma de conciencia sobre
el valor del Bautismo, como principio de la vida cristiana, Su espiritua-
lidad es bautismal y su experiencia es la "iniciación cristiana". El Ordo
initiationis christinae adultorum (rito para la Iniciación cristiana de los
adultos) post-conciliar prevé un uso analógico para los bautizados que
no hayan sido confirmados, ni recibido la Primera Comunión, es decir,
los no catequizados. Es la restauración del Catecumenado, sobre la cual
he escrito largamente hace unos años (ver Criterio, Buenos Aires, t. 46
(1973), pp. 486-488; 516-517; 548-549; 579-580; 616-618).
El "camino neocatecumenal" quiere precisamente revivir las etapas
del catecumenado para los bautizados en la niñez que se alejaron de la
práctica cristiana o viven como ateos prácticos. Motivo laudable entre
muchos, porque el problema es real y no aparente. Con todo, habrá que
estar alerta para no trasponer indebidamente la analogía de los ritos
destinados a los no bautizados, usándolos para cristianos ya bautizados.

b) Los Cristianos Alejados


No debe llamar la atención que este proyecto pastoral sea europeo.
La situación del catolicismo europeo es 10 bastante conocida como para
explicarla aquí. Basta leer los discursos del Papa en sus viajes por Europa
para darse cuenta de los graves problemas internos que enfrenta la Iglesia
Católica allí. Por eso, un movimiento de renovación comunitaria partiendo
de la Palabra de Dios que atraiga a los alejados para que descubran
nuevamente el valor de la Fe Católica debe ser bienvenido. Tendrá que
mantener cuidadosamente y respetar aquello que Vicente de Lérins legaba
a las generaciones cristianas: quod semper, quod ubique; no abandonar
lo que siempre y en todas partes fue y es patrimonio de los católicos,
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p.e. el culto eucarístico, la devoción afectuosa a la Virgen María, el


aprecio por todos los Concilios (incluyendo el de Trento, cuyo descubrimien-
to en este siglo permitió mostrar en el Vaticano II muchos valores olvidados).

e) Una Pastoral Global


El proyecto del "Camino neo-catecumenal" no pretende llenar el vacío
en alguna palie, como p.e, hacen los Cursillos de cristiandad al permitir
descubrir el Misterio de la Gracia de Dios. Es un proyecto pastoral global,
y como tal se refiere a toda la Iglesia. De allí la importancia que posee
este movimiento y la preocupación que demuestra el mismo Papa por su
futuro. Cuando se trata de un proyecto pastoral global, que de alguna
manera se propone como alternativa, es menester tener un cuidado sumo
en no mirar el todo desde un fragmento, para no caer en el sectarismo;
o lo que sería peor en la herejía. Cada fragmento no visto por este movi-
miento, pero que pertenece a la vida católica, no puede ser menospreciado.
De allí los repetidos llamados papales a no separarse' de la normal comu-
nidad parroquial y de la disciplina diocesana y eclesiástica general (y
esto no solamente en materia de ritos litúrgicos). El "ministerio episcopal
es fundante", dice Juan Pablo n. Por eso, debe el Obispo estar al tanto
y presidir efectivamente también estas nuevas comunidades desde el inicio,
y no solamente una vez que los "catequistas" han terminado su trabajo.
De lo contrario, se tendrían dos Iglesias paralelas.

5. Problemas Pendientes

La brevedad de este' escrito no me da ocasión para explayarme sobre


lo que yo denominaría algunos problemas pendientes. Con todo, vaya men-
cionarlos para que puedan ser retomados más adelante, al mismo tiempo
que otros temas que aquí no presento.
a) Hay una dificultad en la unión con los Obispos a causa de los
catequistas itinerantes que vienen de España o de otras partes. Pienso en
diócesis inmensas como las de América Latina. La pastoral catecumena1 y
la pastoral diocesana común al proyecto pastoral en vigencia pueden
marchar por distintos cauces y provocar una fractura en la vida católica
(p.e, celebrar la Eucaristía del sábado en horas vespertinas para los feli-
greses comunes, y luego cenar el templo, para dar comienzo en horas más
tardías a las distintas Eucaristías de los diferentes niveles de catecumenado!).
b) Otro problema, teológico esta vez, es el de denominar "cruz"
al pecado. Plantea, por lo menos, una ambigüedad que no trae beneficios
para la Iglesia.
e) Un grave problema es el de la "obligación de vender los propios
bienes y dejarlo todo" para ser catequista itinerante. Es cierto que las
comunidades que se forman se preocupan de mantener a esos catequistas
dándoles casa, alimento y sustento, como he podido comprobar en un país
latinoamericano con un catequista español (casado y con cuatro hijos)
que tenía departamento para los seis durante los meses que pasaba con
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su comunidad. Pero los problemas de los bienes familiares no son tan


sencillos, como prueba el largo historial de los distintos códigos civiles de
las naciones, y la experiencia de los diáconos parroquiales en los Estados
Unidos. Habrá que pensar en esto, también, sin romanticismo.

Conclusión

Por la vinculación que este proyecto tiene con todos los aspectos de
la Iglesia, a partir del catecumenado "idealizado", representa un desafío
para todos los pastores y miembros de ella. La eclesiología, la cristología,
la antropología, la moral, en una palabra, toda la teología queda involu-
crada. Esta es la razón por la que hay que observar a este "camino" con
esperanza, pero con reserva y prudencia. La necesaria cautela no impide
un juicio genérico de signo positivo.
La situación de América Latina, tan bien descrita en Puebla, es
diferente de aquella donde nació este proyecto. Entre nosotros se mantiene
el "substrato católico" y la "religiosidad popular" es una garantía de una
evangelización bien realizada que necesita ahora ser renovada en sus
métodos y en su vigor. Un movimiento comunitario como el que intentamos
describir más arriba, con aspectos judaizantes en sus costumbres, con sus
músicas y cantos que responden a la cultura del sur de España, con unas
modalidades y connotaciones teológicas que parecen poco "católicas" exige
un discernimiento cuidadoso. Por eso el Papa Juan Pablo II pide a estas
comunidades "que se distingan por el fervor en la celebración del Bau-
tismo, de la Eucaristía y de la Penitencia, quieran distinguirse también,
bajo la guía de la Iglesia, en el compromiso de fidelidad a la disciplina
común" (Loe. cit.).
La inserción de estas comunidades neocateeumena1es en la pastoral
diocesana será el signo de autenticidad de su humildad y de sus propósitos
evangelizadores .

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