Encuentro Fortuito

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Varios autos deportivos corren por las calles en esta parte de la ciudad.

Eventualmente, algunos
terminaron causando accidentes, entre ellos… Uno fatal. Un niño murió al ser arrollado por uno
de los autos. Solo el hermano del niño fue acusado por negligencia en el cuidado. Tras un largo
juicio, fue declarado inocente, pero la mancha nunca desapareció, así como el culpable detrás del
volante jamás fue acusado.

Razón por el cual el joven intentaría convertirse en abogado. Un año después de entrar a la carrera,
comenzó a trabajar en un estudio legal. Allí, encontró un caso similar al suyo, y no dudó en
intervenir.

–Te digo que tenemos que avanzar rápido con este asunto –Dijo el hombre frente a mí.

–Entiendo lo que dices, pero no podemos hacerlo sin evidencia –Respondí.

–¿Entonces me dices que no lo pueden acusar sin pruebas? –Dijo algo enojado.

–No necesariamente, logramos cambiar el eje de negligencia de tu parte a homicidio y


abandono de persona del conductor que huyó, pero el auto de a quien buscamos acusar está
intacto, no hay nadie que corrobore haber arreglado o visto arreglarse el auto, los datos de las
cámaras de seguridad en los alrededores del hecho desaparecieron y no tenemos testigo alguno
–Me detuve para tomar aire antes de continuar– Podríamos acusarlo, pero necesitamos algo que
lo vincule al lugar del hecho si queremos asegurarnos que pague por lo que hizo, por el momento
solo tenemos evidencia circunstancial.

–Aquí está el pedido que hicieron, una porción de papas grandes –Nos sorprendió la joven
mesera con una bandeja con comida.

–Entiendo –Su enojo había cambiado a resignación– Avísame cuando haya alguna novedad
por favor –Lentamente se retiró al igual que la mesera.

–Y ahora ¿qué hago con esto? Ni siquiera lo pedimos nosotros –Dije en voz baja antes de
suspirar.

Mientras miraba las papas con la mente en blanco, unos jóvenes se acercaron a mi mesa.

–Perdón, creo que esa orden era para nuestra mesa –Dijo una joven de pelo negro con un
mechón teñido de rojo que corría por el lado derecho de su cara.

–Me imaginé que era algo así, quédense en esta mesa si quieren, yo justo me iba a retirar
–Dije al momento que la mesera se acercaba bastante apenada.

–Lo lamento, confundí la mesa de entrega –Dijo la joven agachando la cabeza.

–No hay problema, puedo dejarles la mesa a los chicos, pasaré a pagar lo pedido
anteriormente –Dije caminando hacia la mesera pero antes de irme giré hacia la mesa– Yo invito
las papas, chicos, me vino bien el cambio de humor.

–Muchas gracias –Dijo la joven que se interrumpió rápidamente– Perdón, no sé tu nombre,


yo soy Nay.
–Daniel –Dije sacando una tarjeta de mi bolsillo para entregarle– Si alguna vez necesitan
algo, pueden contactarme aquí.

–Una forma interesante de darme tu número de teléfono –Dijo la joven tomando la tarjeta
soltando una pequeña risa– Asistente legal, espero nunca llamarte por trabajo entonces.

–Espero que no –Dije sonriendo sin poder quitarle mis ojos de los suyos.

Finalmente me retiré luego de pagar la cuenta. Un par de días después, me llegó un mensaje al
teléfono “Soy Nay, espero no molestarte. Necesitaría hablar contigo ¿podríamos vernos?”. Me
sorprendió el mensaje, esperaba que lo hiciera ya que sentí una chispa entre nosotros, pero
“Necesitaría hablar contigo”, un uso de palabras bastante extraño, no es como que quiere verme, o
quiere hablar conmigo, algo que podría hacer con un “Hola” o “¿Cómo estás?”, había algo más en
la forma de dirigirse así. Quedamos en vernos al día siguiente.

Hoy llegué tarde al trabajo, me costó elegir que ponerme, la otra vez fue una reunión tarde, así que
estaba vestido más casual, pero hoy veré a Nay después del trabajo, me vería vestido más
formalmente, aun si es una cita por trabajo, sentí la necesidad de verme bien hoy, incluso me
afeité nuevamente esta semana, hasta me puse perfume y traje al trabajo para un retoque de ser
necesario.

–Hola, espero no haber llegado tarde –Dijo ella llegando algo agitada.

–No, de hecho, falta para la hora de encuentro –Le ofrecí un pañuelo por si lo necesitaba.

–Gracias –Dijo tomando el mismo– Entremos, así tomamos algo mientras hablamos.

–Sí –Dije al entrar y sostenerle la puerta para que pasara.

Nos sentamos en una mesa alejada del resto, pensé que tal vez querría privacidad si en lo que
necesitaba ayuda, era algo personal o privado.

–Esto es difícil de decir, pero te busqué en internet después de nuestro casual encuentro
–Dijo ella sonrojada levemente.

–Ah –Atiné a decir únicamente– Sobre lo que hayas leído… Es verdad.

–Sí, me alegra que tengamos gustos similares –Dijo ella sonriendo.

–¿Qué? –No pude pensar antes de decirlo.

–Encontré una red social tuya, lo supe por tu foto de perfil, y empecé a leer lo que subías
–Dijo ella cubriendo su boca con su mano izquierda de forma coqueta.

–Ya veo, pensé que era sobre… –Dudé un momento– Antes de continuar, hay algo que
debes saber.

–¿Sobre lo del incidente de tu hermano? –Dijo ella girando la cabeza un poco hacia el
costado.

–Sí –Dije con un tono cortante.


–Conozco la historia, me tocó verla de cerca porque una amiga fue ex compañera tuya en
el secundario –Dijo ella aun sonriendo– Siempre pensé que había sido injusto como quisieron
cambiar el foco de atención –Terminó riendo al ver mi rostro sorprendido.

–Ya veo, eso me deja tranquilo, en cierta forma –Dije con varios sentimientos mezclados–
Entonces ¿por qué necesitabas verme?

–Creo, o me gustaría creer, que fue el destino que nos llevó a encontrarnos –Dijo ella
mirando hacia la mesa, mientras con un dedo enrulaba un mechón de su pelo.

–El destino actuando a través de una mesera que confundió la mesa –Dije bromeando–
Suena exactamente a algo que haría él.

Reímos, charlamos y tomamos algo fresco. Decir que fue amor a primera vista es algo ilógico, pero
vernos despertó el interés de ambos al instante, pero poder hablar sin miedo, sin máscaras, sin
filtro alguno, eso puedo decir que nos enamoró el uno del otro.

Pasaron 6 meses desde que empezamos a salir, y decidimos festejar en un restaurant escondido de
la ciudad. Sobre un pequeño hotel, un restaurant abre sus puertas solo a quienes son invitados,
casualmente, el hombre al que ayudaba cuando conocí a Nay, nos dio una invitación para este
lugar. La cena fue asombrosa, pero llegada cierta hora, debíamos irnos.

–Deberíamos volver algún día, no pude probar algunos platos –Dijo ella.

–Por supuesto, yo también quería probar otros platos, especialmente los postres
–Respondí.

–¿Nay? –Dijo una joven en la recepción.

–¡Agustina! ¿Cómo estás? Ha pasado mucho tiempo –Dijo ella algo emocionada.

–Sabía que tenía cara conocida –Pensé– Una ex compañera de secundaria, aunque debo
admitir que fue de las pocas que no me juzgó cuando sucedió lo de mi hermano.

–Daniel, así que al final están saliendo, me alegro mucho por ustedes –Dijo la otra chica.

–Que no te descuide como al hermano –Dijo otra chica más atrás en la fila.

–Tamara, no podría no reconocer esa voz tan odiosa –Dije con frialdad.

–Hola Tamara, me alegra verte bien –Dijo Nay al momento que su sonrisa se fue y su
mirada bajo hasta el suelo.

–Parece una reunión escolar –Dijo otra joven.

–Lamentablemente –Dije al reconocer a la otra chica– Sin embargo, ya nos íbamos, olvidé
mi campera arriba ¿vamos a buscarla? –Dije mirando a Nay.

–Ve, le haremos compañía mientras te espera –Dijo Tamara acercándose a Nay y


tomándola de la muñeca– Supongo que sabes lo que hizo Daniel cuando era chico ¿no?

–Yo… –Comenzó a balbucear Nay– Él fue declarado… Inocente de ello.


–¡Qué bien! La chica enamorada defendiendo a su novio –Dijo Tamara antes de reír con
malicia– Siempre fuiste así de obsesiva con tus novios.

–No –La cara de Nay cambió a pánico, evitando ver en mi dirección.

–¡SUFICIENTE! –Mi grito descolocó a todos en la habitación– Puedo ignorar que te burles
de mí, que hables mal a mis espaldas nuevamente, pero cerrá la boca antes de hablar de ella, o te
la voy a cerrar yo.

–¡Hey! –El joven al lado de Tamara dio un paso al frente ante mi amenaza– No te voy a
permitir que le hables así a mí no-

–No te metas –Dije al momento que el lapicero sobre la barra voló hasta impactar justo al
lado del joven.

–¡BASTA! –Gritó Nay sujetando mi camisa– Vete por favor…

–Bien –Dije haciendo que me soltara de un tirón– Me da asco la gente como ellas, pero
detesto a quienes se dejan manejar por esta gente.

Salí del hotel dejando a Nay atrás, si ella no me quería ahí, entonces me iría. Un par de cuadras
después recordé que mi campera seguía en el restaurant. No creo que pueda recuperarla ya, ni
siquiera creo que me vuelvan a dejar entrar. Qué lástima, era mi campera favorita.

–Dani –Una voz llamó mi atención.

–¿Nay? –Dije al girar y verla corriendo para alcanzarme.

–Perdón –Dijo ella agachada, bastante agitada y tratando de recuperar el aire– Yo no


quise…

–No, perdón, debí haber mantenido la calma –Dije pensando en la escena que terminé
haciendo.

–No, de hecho –Dijo sacando algo de detrás de ella– Me gustó lo que hiciste, pero me
equivoque al decir solo “vete”, quería decir “vete a buscar la campera”, quería encargarme yo de
ellas.

–Volviste por ella, gracias –Dije tomando mi campera.

–Habías dicho que era tu favorita, no podía dejarla atrás –Dijo ella sonriendo nuevamente.

–Me alegra que lo recordaras –Dije poniéndome la campera.

–Pero, no nos dejarán volver al lugar –Dijo antes de reír– A ninguno de nosotros.

–Valió la pena entonces –Dije tomando su mano.

–Sí, tendrías que haberlos visto discutiendo con los de seguridad –Su risa fue rara, pero
contagiosa.
Caminamos bajo la noche fresca de otoño un rato largo, hasta que tuvimos que pedir un taxi, sus
pies ya le comenzaban a molestar. Fue una noche extraña, divertida pero sobre toda las cosas, nos
unió más que nunca.

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