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6.

La escuela mexicana y las bases institucionales del sistema educativo


actual

El texto muestra el periodo de transición en México de una política educativa y de


reformas sociales más radicales, como la educación socialista implementada
durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, hacia un enfoque más moderado y
conciliador bajo el gobierno de Manuel Ávila Camacho. Esta transición se da en un
contexto de polarización y tensiones políticas internas, acentuadas por la
influencia de la Segunda Guerra Mundial, que ofreció un impulso económico y un
cambio de prioridades en la política nacional.

El gobierno de Ávila Camacho marca un viraje ideológico respecto a las políticas


cardenistas. Mientras que Cárdenas promovía reformas de corte socialista, Ávila
Camacho adopta una postura más moderada y abierta, buscando la “unidad
nacional” y el apoyo al sector empresarial, tanto nacional como extranjero. Esto
refleja un cambio hacia la estabilización política y económica, evitando conflictos
que pudieran generar divisiones internas.

La educación socialista, característica de los años 30, se ve reemplazada por una


educación que promueve la democracia como un “sistema de vida” enfocado en el
desarrollo social y económico de las masas. Jaime Torres Bodet, un escritor
respetado, es nombrado ministro de Educación y redefine el enfoque educativo,
dejando de lado la retórica socialista y priorizando valores como el patriotismo, la
fraternidad y la justicia social, pero con un tono más inclusivo y conciliador.

La reforma de 1946 consolida este cambio al modificar el artículo tercero de la


Constitución, eliminando el carácter socialista de la educación y promoviendo
criterios democráticos y nacionales, manteniendo el laicismo y ciertos controles
estatales sobre la educación privada.

En 1943, se unifican las diversas organizaciones de maestros en el Sindicato


Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que desde entonces se
convierte en un actor clave en la política educativa de México. Esta unificación
ayudó a consolidar el control y la gestión del sector educativo, permitiendo al
gobierno centralizar y estabilizar el sistema educativo.

Las reformas de Ávila Camacho y las acciones de Torres Bodet sentaron las
bases del sistema educativo que persiste en México. El enfoque adoptado durante
su gobierno buscaba un equilibrio entre los intereses del Estado y de la sociedad,
adaptando la educación para que se alineara con un proyecto nacionalista y
democrático, sin radicalismos. Esta perspectiva educativa continúa siendo
influyente, y el espíritu del texto de 1946 sigue vigente en la educación básica.

Carlos Arturo Rodríguez Reyes


El periodo de Ávila Camacho se caracteriza por un esfuerzo por despolarizar la
sociedad mexicana y estabilizar el país tras las reformas radicales de Cárdenas.
Las medidas adoptadas lograron cambiar la dirección política del país hacia un
enfoque de unidad y desarrollo, reflejado principalmente en las reformas
educativas que priorizaban un modelo democrático, patriótico y alejado de
posturas radicales. La creación del SNTE y la reforma del artículo tercero de la
Constitución son hitos que consolidaron la estructura del sistema educativo
mexicano moderno.

7. La expansión

Carlos Arturo Rodríguez Reyes


El texto describe los desarrollos políticos y educativos en México desde el
gobierno de Miguel Alemán hasta el de José López Portillo, resaltando cómo las
circunstancias sociales, políticas y económicas influyeron en la educación y el
sistema político en general. Aquí se detalla un análisis de los principales aspectos:

Con la llegada de Miguel Alemán, se dejó atrás la era de los presidentes militares.
Su gobierno promovió la imagen de modernidad y favoreció los vínculos con
inversionistas, especialmente de Estados Unidos.

No hubo innovaciones importantes en la educación, pero se continuó con la


campaña de alfabetización y la expansión de la educación técnica. La
construcción de la Ciudad Universitaria fue un símbolo del desarrollo educativo y
modernización.

Hubo un declive en la economía debido a la balanza comercial y la devaluación


de 1954, lo que llevó a una política de austeridad.

Se duplicó el número de escuelas, alcanzando 30,816, y el magisterio se


consolidó como un aliado estratégico del régimen, participando en tareas más allá
de la enseñanza.

La afiliación automática de maestros al sindicato reflejaba la estructura corporativa


del sistema, pero la huelga de 1958 evidenció las tensiones internas y las
demandas de autonomía.

El secretario de educación, Jaime Torres Bodet, implementó el Plan de Once Años


para garantizar la obligatoriedad de la educación primaria. La introducción de los
libros de texto gratuitos se convirtió en una medida emblemática para apoyar la
educación en un contexto de pobreza.

Aunque la matrícula creció, persistieron las críticas por la alta tasa de


analfabetismo y la deserción escolar. El rápido crecimiento poblacional superó los
recursos destinados a la educación.

Echeverría impulsó una expansión de las universidades estatales y creó la UAM.


Se promulgó la Ley Federal de Educación en 1973.

Bajo la dirección de Carlos Jonguitud Barrios, el sindicato de maestros se


fortaleció aún más, con una notable influencia política y un incremento en la
matrícula de las escuelas normales, aunque a menudo con sacrificio de calidad.

Aunque se promovió un discurso de nacionalismo y solidaridad con causas del


Tercer Mundo, hubo represión interna, como la matanza de estudiantes en 1971.

Carlos Arturo Rodríguez Reyes


El país enfrentó una crisis financiera y polarización política. El secretario de
Educación, Fernando Solana, inició esfuerzos de descentralización para gestionar
la expansión del sistema educativo de manera más eficiente.

El periodo analizado muestra un constante esfuerzo por expandir el sistema


educativo, con variaciones en la calidad y en las políticas implementadas. La
influencia del corporativismo, el control estatal sobre el magisterio y la
centralización de las decisiones educativas son temas recurrentes. A pesar del
crecimiento en infraestructura y matrícula, persistieron desafíos relacionados con
la calidad educativa y la autonomía de los docentes. La educación se convirtió en
un eje estratégico para la consolidación política, pero también en un campo de
tensiones sociales y políticas.

Carlos Arturo Rodríguez Reyes


8. El largo camino hacia la descentralización y los efectos de las crisis
sexenales

El texto se centra en los motivos, desafíos y consecuencias del proceso de


descentralización educativa en México a partir de finales de los años
setenta y durante la década de los ochenta. Aquí se presenta un desglose
de los puntos clave:

La centralización extrema del sistema educativo mexicano y la injerencia del


sindicato (SNTE), controlado por una élite gremial con criterios estrechos,
hicieron evidente la necesidad de un cambio. La SEP enfrentaba
dificultades para gestionar eficientemente un sistema educativo masivo y en
constante expansión.

La estructura rígida y centralizada de la SEP limitaba la capacidad de


innovación y de respuesta a las necesidades locales.

En el periodo de José López Portillo, se intentaron medidas de


desconcentración, como la creación de unidades estatales bajo control
directo de la SEP. Sin embargo, la oposición sindical, liderada por Carlos
Jonguitud Barrios y el grupo Vanguardia Revolucionaria, bloqueó estos
esfuerzos.

En 1979, surgió la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación


como una respuesta a la hegemonía de Vanguardia Revolucionaria,
promoviendo un espacio para los maestros disidentes y aumentando la
presión sobre el liderazgo sindical y gubernamental.

La llegada de Miguel de la Madrid marcó un punto de inflexión debido a la


grave crisis económica que redujo el presupuesto para la educación y llevó
a una caída en los sueldos reales de los maestros. Esto exacerbó las
protestas y tensiones con el SNTE.

La decisión de elevar los estudios normalistas al nivel de licenciatura y la


reducción de incentivos económicos resultaron en una disminución
dramática en la matrícula de estudiantes normalistas.

Carlos Arturo Rodríguez Reyes


Una de las primeras medidas de Salinas fue la remoción de Carlos
Jonguitud y su reemplazo por Elba Esther Gordillo. Este movimiento
buscaba debilitar la resistencia sindical y avanzar en la descentralización.

Como secretario de educación, Bartlett impulsó una campaña para ganar el


apoyo de los gobernadores y debilitar la influencia del sindicato, aunque
esto provocó un conflicto escalado.

Salinas nombró a Zedillo para continuar el proceso de descentralización y


mediar en el conflicto. La presión sobre el sindicato llevó a que aceptaran
negociar y proteger su estructura nacional, evitando que se fragmentara en
sindicatos estatales.

La descentralización avanzó con lentitud y enfrentó una constante


resistencia del sindicato. A pesar de los esfuerzos, el proceso fue más bien
de desconcentración y no una descentralización completa.

El control del sindicato sobre la vida educativa continuó siendo un


obstáculo, aunque se establecieron precedentes para una mayor autonomía
de las entidades federativas.

Las tensiones entre la SEP y el SNTE reflejaron la lucha por el control


político y administrativo de la educación en México, con la descentralización
como un punto de fricción entre el gobierno federal y las organizaciones
sindicales.

En resumen, la descentralización surgió como respuesta a la necesidad de


gestionar un sistema educativo en expansión y a la ineficacia de una
administración centralizada. No obstante, las luchas de poder con el
sindicato y las limitaciones económicas marcaron el ritmo y el alcance de las
reformas.

Carlos Arturo Rodríguez Reyes

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