Enseñanza No 001 AIEKA - ¿Dónde Estás

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ENSEÑANZA NO 001

AIEKA
¿DÓNDE ESTÁS?
vaiqrá Adonai elohím el-háadám; vaiómer ló aiékah .
Pero el Eterno Elohim llamó al hombre y le preguntó: –¿Dónde estás tú?
Bereshit (Génesis) 3:9

A mí me resulta de lo más sorprendente que todas las religiones, aparte del


cristianismo, comiencen con el tema del hombre buscando a Hashem. Sólo la Torá
empieza con el tema de Hashem buscando al hombre. Eso destaca una diferencia
esencial entre nuestra fe cristiana y las otras grandes religiones en el mundo. Es
más, esta primera pregunta aquí en la Tanaj (Antiguo Testamento) concuerda con
la primera pregunta que se hace en el Brit Hadasha (Nuevo Testamento). Aquí
Hashem le está preguntando al hombre: “¿Dónde estás?”, y en el Brit Hadasha
(Nuevo Testamento), en Mateo, la primera pregunta que aparece es la de unos
sabios que vienen preguntando: “¿Dónde está él?”
2
diciendo: ¿Dónde está el rey de los yahuditas que ha nacido? Hemos visto su
disco en el Oriente y con regalos importantes (hemos) venido para reverenciarlo.
Brit Hadasha Mateo 2:2

Si tomamos literalmente este relato en el huerto (como creo que debemos


hacerlo), está claro que Hashem habitualmente se encontraba con Adán como era
costumbre, pero ahora Adán y Eva, están viviendo una realidad diferente,
adquirieron una conciencia diferente, se sienten culpables por su desnudez, se
ocultan de Hashem cuando oyen el sonido de Sus pasos en el huerto. Él vino en
el fresco del día, no porque eso fuese más agradable para Él, sino porque era más
agradable para el hombre, y esto deduce que habitualmente Hashem se reunía
con Adán.

“Cuando oyeron la voz del Eterno Elohim que se paseaba en el jardín en el fresco
del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Eterno Elohim
entre el árbol del jardín.”
Tanaj – Bereshit (Génesis) 3:8

Nuestros Sabios nos enseñan que los Cinco Libros de Moisés están encapsulados
en el Libro de Génesis. Los temas que aparecen aquí presentados en forma
telegráfica son ampliados en la continuación de la Torá. Por ejemplo, la pregunta
consistente de una sola palabra que Hashem le hizo a Adam: aieka – dónde estás
– constituye la base de toda la conexión existente entre el ser humano y Hashem.

Tal como todos sabemos, y tal como nos cuenta el Midrash, Hashem ciertamente
sabía dónde se encontraba Adam. Pero al preguntarle dónde estaba, le estaba
dando la oportunidad de frenar un poco, auto-evaluarse, y aclarar la verdad en su
mente. Hashem ya sabe todas las respuestas, pero Él quiere que nosotros
aclaremos la verdad para que podamos entender qué está sucediendo en nuestra
vida. Aquí Hashem le pregunta a Adam: “¿Acaso tu pecado fue un accidente o
tienes la intención de continuar pecando?”.

La respuesta de Adam es un tanto extraña (ibíd, 12): “Ella me dio del árbol y yo
comí”. ¿Qué clase de respuesta insolente es esta? ¿Cómo es que Adam tiene el
descaro de decirle a Hashem que pecó y que seguirá pecando?”.

Ramataim Tzofim, en su comentario del Midrash, explica que Adam, que es la


creación de las manos de Hashem, Le pidió perdón a Hashem y admitió que
seguiría siendo propenso al pecado en el futuro, porque todavía no había hecho
nada por mejorar. Y dice así: “Esta es una gran lección para el ser humano: que
sea consciente de sí mismo, que no sea tan ignorante como para engañarse a sí
mismo”. Este es un pensamiento de gran profundidad, especialmente debido a
que mucha gente no logra verse a sí misma con la luz de la verdad.

Vemos entonces que si bien la respuesta de Adam a Hashem parece ser


descarada, en realidad es digna de alabanza, ya que él dijo la verdad y admitió su
propia debilidad. Adam supo evaluarse a sí mismo y por lo tanto no se engañó.
Esto es muy gratificante para Hashem.

Después de cada revés, de cada pecado, de cada ataque de ira, de cada


expresión de egoísmo, de cada acto de avaricia, etc, Hashem nos plantea la
pregunta más penetrante: “¿Dónde estás?”, vale decir, “¿a qué conclusión llegas
de las circunstancias en las que te encuentras? ¿te das cuenta de que eres
vulnerable a tu mala inclinación y que ella te está queriendo dominar? Nuestra
alma Divina, que es una chispa de la Divinidad, se plantea esta misma pregunta
cada vez que tenemos que elegir entre dos opciones. Incluso cuando vemos u
oímos acerca de alguien que hizo algo terrible, nuestra alma Divina clama desde
adentro: “¿Acaso tú piensas que eres mejor? Tú podrías haber cometido
exactamente el mismo error. ¿Acaso piensas que estás en un nivel espiritual tan
superior que eres incapaz de pecar?”.

Con ojos de emuná, nos damos cuenta de que todo lo que vemos, oímos y
encontramos es un mensaje de Hashem que nos llama a evaluarnos: “¿Dónde
estás?”. Una vez que te das cuenta de lo peligrosa que es la mala inclinación, y de
lo propenso que es el ser humano a pecar, puedes tomar las precauciones
necesarias. El soldado que subestima al enemigo finalmente será tomado
sorpresa.

Adem no se engañó a sí mismo. Él sabía que podía volver a pecar. Y por eso él
fue el primer baal teshuváe, el primer arrepentido, porque fue sincero con Hashem
y consigo mismo.

Hoy estamos buscando una manera de escapar de una situación muy confusa que
prevalece en nuestro mundo. No lo haremos nunca hasta que no empecemos
preguntando: “¿Dónde está usted? ¿Dónde estoy yo?”. Tal vez el motivo por el
que muchos no pueden encontrar ayuda hoy es o porque no pueden o no quieren
contestar a esta pregunta. Hágase usted la pregunta. ¿Dónde está usted? Durante
el curso de su vida, desde el nacimiento hasta la muerte, moviéndose como
espera usted hacerlo para desarrollar la estabilidad de carácter, honradez,
integridad del ser, todas estas cualidades que admiramos en otras personas y
queremos para nosotros mismos, ¿dónde está usted? ¿Hasta dónde ha llegado?
Hasta que no pueda usted contestar a esto, al menos en algún sentido, no hay
posibilidad de que consiga ayuda.

¿Estás dispuesto a escuchar un llamado de atención?


.
Balak (Números 22:2-25:9 )
Sabiduría milenaria e ideas inspiradoras para compartir en tu mesa de Shabat
En esta parashá vemos una y otra vez la compasión y el amor infinitos de
Hashem, que nunca pierde las esperanzas respecto a ninguna persona. A Balak,
el rey de Moav, lo consume el odio hacia el pueblo judío y tiene plena consciencia
de que el poder secreto de los judíos se encuentra en sus plegarias, en su
devoción a Hashem. Para contrarrestar esa energía, envía una delegación para
invitar a Bilam, el profeta pagano, para maldecir a los judíos. Bilam se hace el
piadoso y les responde que tiene que pedirle permiso a Hashem. Lo que a primera
vista podría entenderse como una respuesta justa en realidad es una
manifestación negativa de su carácter. ¿Acaso un ser humano decente puede
siquiera considerar aceptar una tarea tan malvada? ¿Qué persona cuerda le
pediría permiso a Hashem para hacer algo malo?
Sin embargo, Hashem, con Su infinita misericordia, no castiga a Bilam, sino que
primero le envía un “llamado de atención”. Hashem le habla a Bilam en un sueño y
le formula una simple pregunta: “¿Quiénes son estos hombres contigo?”.1
Esta pregunta no se entiende. ¡Sin duda Hashem ya sabía quiénes eran esas
personas! Pero en toda la Torá vemos que Hashem envía “llamados de atención”
con preguntas amables para alentar a las personas a reflexionar. Por ejemplo,
cuando Adam y Javá pecaron, Hashem preguntó: “¿Aieka?, ¿Dónde
estás?”.2 Cuando Caín mató a su hermano Ével, Hashem le preguntó: “¿En dónde
está Ével, tu hermano?”.3
Estas preguntas tienen el objetivo de desafiar a la persona para llevarla a
reflexionar, que reconozca lo bajo que cayó y motivarla a asumir el control de su
vida antes de que sea demasiado tarde y muera. Lo que en realidad Hashem le
estaba preguntando a Bilam era qué le pasaba. "¿Quiénes son esas personas
contigo? ¿Cómo llegaste a asociarte con semejantes malvados? ¿Cuán bajo
puedes caer?"
¿DE QUIÉN ES LA CULPA?
¡Pero Bilam no lo entendió! Era tan arrogante que no pudo escuchar la pregunta
más profunda de Hashem. Una y otra vez Hashem le envió a Bilam mensajes para
evitar que continuara por ese terrible camino. Pero lamentablemente, cuando una
persona tiende al mal, las advertencias de Hashem caen en oídos sordos. El
hombre tiene esta misteriosa capacidad para racionalizar, para retorcer la realidad
y hacer que se alinee con sus deseos. Por más obvios y directos que sean los
mensajes de Hashem, de nada servirán si la persona elige ignorarlos.
Así que a pesar de las advertencias de Hashem, Bilam partió en su travesía. Pero
Hashem todavía no había perdido las esperanzas y colocó obstáculos en su
camino. Quizás a partir de esas dificultades Bilam reconsideraría su plan malévolo
y entendería las catastróficas consecuencias que tendría su proyecto. Sin
embargo Bilam continuó adelante y al encontrar nuevas dificultades culpó a
fuerzas externas y golpeó a la mula que montaba, creyendo que todo era su culpa.
En ese momento, Hashem hizo un milagro que no podía ser considerado una
casualidad: La mula abrió la boca y habló, algo que hubiese sorprendido a
cualquier persona normal. “¿Qué te he hecho para que me golpearas estas tres
veces?”, preguntó la mula.4 De todos modos Bilam continúa en su obstinación e
ignora el llamado de Hashem.
Hay varias lecciones que podemos aprender de todo esto. El mensaje más
importante que debemos aprender es cuán autodestructiva puede ser la
naturaleza humana. Entender esto debería llevarnos a detenernos y pensar:
¿Somos sensibles a los “llamados de atención” de Hashem? Cuando se nos
presentan dificultades, ¿buscamos chivos expiatorios? Al igual que Bilam,
¿culpamos a las “mulas” de nuestra vida? ¿Culpamos a los demás por nuestros
errores y dificultades, o tenemos el coraje de examinar nuestros corazones y
determinar dónde y cómo nos desviamos? Estas son preguntas dolorosas, pero si
queremos vivir una vida significativa debemos responderlas con franqueza.
NUNCA PIERDAS LAS ESPERANZAS CON NADIE
Otra lección que podemos aprender de esta historia es que debemos emular el
comportamiento de Hashem y nunca perder las esperanzas con quienes van por
un mal camino. A pesar de todo, Hashem continuó intentando que Bilam cambiara
su decisión. Así también nosotros debemos tratar de persuadir a quienes vemos
que se dirigen por un camino equivocado para que entren en razón antes de que
sea demasiado tarde. Nunca pierdas las esperanzas con nadie.
NOSOTROS ELEGIMOS EL CAMINO
Hashem le dijo a Bilam en un sueño que no fuera con los que querían que
maldijera al pueblo judío. Pero cuando llegó la segunda delegación, Hashem le dio
permiso. Una lectura superficial del texto sugeriría que Hashem envió dos
mensajes contradictorios.
A primera vista, esto parece una paradoja. ¿Hashem cambió de opinión? Cambiar
de opinión es una característica humana, no Divina. Entonces, ¿cómo se entiende
este pasaje? Hay una enseñanza talmúdica que dice: "Por el camino que la
persona desea ir, es el camino por el cual la conducen".5 Hashem nos da libre
albedrío: hay vida, hay muerte; hay bendición, hay maldición; hay bien, hay mal.
Nosotros debemos elegir el bien, pero Hashem no puede forzarnos a hacerlo sin
quitarnos nuestro libre albedrío y convertirnos en robots. Si lo deseamos, no habrá
fuerzas externas que nos impidan elegir el camino correcto. Si lo deseamos, nada
nos imposibilitará convertirnos en mejores personas. Depende de nosotros y no
podemos culpar al destino ni a las estrellas por nuestras acciones. ¡Nosotros
somos los responsables!
Hashem le advirtió a Bilam que no fuera con los emisarios de Balak. Cuando él
insistió, Hashem le dio permiso para acompañarlos, pero de todas formas le
advirtió que no se uniera a su plan malvado. Esta advertencia queda en evidencia
por el uso de la palabra hebrea itam, “con”. En hebreo no hay redundancias, es
decir que las dos palabras que expresan "con" tienen diferentes
connotaciones. Imahem deriva de la raíz am-nación, implica una ideología en
común, mientras que itam es más objetivo e implica estar físicamente en el mismo
lugar que los demás (por ejemplo, en un avión o un tren con muchos pasajeros)
pero sin tener un objetivo en común con ellos.
En el primer sueño de Bilam, Hashem le advirtió que no vaya imahem,6 "No tengas
el mismo propósito que ellos". En el segundo sueño, cuando Bilam persistió en su
deseo de ir con ellos, Hashem dio Su consentimiento con la palabra itam,
implicando que si Bilam estaba decidido a ir, podía acompañarlos físicamente,
pero no unirse a ellos.7 Nuevamente, a pesar de la clara advertencia de Hashem,
Bilam se negó a escuchar y fue im, se unió a ellos en mente y corazón.8 Más
tarde, cuando ya estaba en el camino, Hashem volvió a advertirle que sólo le
permitía ir para pronunciar lo que Él le ordenaría decir.9
La triste lección que aprendemos de este incidente es que incluso cuando Hashem
nos da una advertencia específica, incluso cuando Sus mensajes son claros como
el agua y es imposible malinterpretarlos, incluso en esos casos el hombre puede
pervertir y deformar la orden Divina.
Pero la triste lección no termina allí. Hay una tradición cabalística que enseña que
Bilam era un guilgul de Laván, el traicionero padre de Rajel y Leá. Al igual que
Bilam, Laván deseaba destruir al pueblo judío. También a Laván Hashem le
advirtió en un sueño que debía mantenerse lejos de Iaakov y no hablar con él ni
bien ni mal, lo que nos informa que incluso lo que aparentaba ser su bien en
realidad era maldad. Pero tal como Laván se rehusó a aceptar la advertencia de
Hashem, tampoco Bilam la aceptó. Pueden pasar generaciones, pueden cambiar
las condiciones, pero la naturaleza perversa del hombre continúa igual. ¡Qué triste!
LA FUERZA SECRETA DEL JUDÍO
Bilam estaba decidido a maldecir al pueblo judío, pero Hashem puso en sus labios
una bendición. Cuando Bilam vio la hermosa y recatada vida familiar del pueblo
judío, a pesar de sus sentimientos de odio proclamó la plegaria eterna que se
convirtió en la característica distintiva de nuestro pueblo a través de los siglos:
“Ma tovu ohaleja Iaakov… Qué buenas son tus tiendas, Oh Iaakov, tus moradas,
Oh Israel”.10 Esta es la primera plegaria que decimos al entrar a la sinagoga, y es
la plegaria que algunos cantan bajo la jupá en el momento que se crea un nuevo
hogar judío.
¿Cuál es el significado de esta bendición? ¿Qué es exactamente lo que vio Bilam?
En verdad esta plegaria tiene muchas dimensiones. Bilam se asombró por la
santidad y el recato de la vida familiar judía, que quedaba en evidencia por la
forma en que se ubicaban las tiendas del pueblo judío. Para asegurar la privacidad
absoluta de cada familia, las puertas de las tiendas estaban colocadas de forma
tal que nadie viera la entrada de sus vecinos.
Las tiendas y las moradas también son referencias a las sinagogas y a las salas
de estudio. Esta es la base triple de fuerza que garantiza la invencibilidad y
eternidad del pueblo judío:
El recato y la santidad de la vida familiar judía.
La devoción de la nación a la plegaria y el servicio a Hashem.
El compromiso del pueblo al estudio de Torá.
Esos tres pilares garantizan nuestra supervivencia, pero si se ven comprometidos,
está en riesgo la vida misma de nuestra nación. Bilam intentó invocar una
maldición sobre nuestro pueblo al declarar que nuestras salas de estudio y
sinagogas estén vacías y que nuestros hogares y la vida familiar se vean
afectados por influencias extrañas. Pero a pesar de sí mismo, debió declarar
alabanzas, porque Hashem le brindó una visión, y él vio que el pueblo judío
existiría para la eternidad tenazmente aferrado a estas tres bases sobre las que se
construye la vida judía.
De hecho, no importa a qué rincón de la tierra nos haya llevado el destino, ni
cuánto sufrimiento, dolor y persecución hayamos experimentado. Más allá de los
estragos de la asimilación, siempre hubo y habrá judíos comprometidos que estén
dispuestos a sacrificarse y adherirse a esta fórmula triple: la santidad de la familia
judía, la devoción a la plegaria y el servicio a Hashem, y el estudio de la Torá.

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