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Algunas implicaciones de la doble autoría
El hecho de que la Biblia se presenta como un libro de doble
autoría tiene una serie de implicaciones para la forma en que nos
acercamos a ella.
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algo de lo que el autor humano no era consciente mientras
escribía. Es posible, sin embargo, afirmar un enfoque
hermenéutico sobre la base de la intención del autor, sin
afirmar la declaración anterior. Los autores bíblicos eran
conscientes de ser usados por Dios para transmitir su palabra,
y creían que su revelación era parte de un gran esquema de la
historia. Los autores del Antiguo Testamento sabían que
estaban en algún lugar a lo largo de los escalones de la
revelación, pero pocos, si acaso hubo alguno, sabía lo cerca
que estaban de la parte superior de la escalera (es decir,
Cristo). A pesar de que no podían conocer todos los eventos
futuros, los profetas ciertamente no negaban el control
providencial de Dios de la historia, que superaba su reflexión
consciente (vea la pregunta 23 “¿Cómo se interpreta la
profecía? [Tipología]”).
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La inspiración y la encarnación
A menudo se observa que la doble autoría divina-humana de las
Escrituras puede ser comparada con el Señor Jesucristo, que es a la
vez plenamente humano y plenamente Dios. Hasta cierto punto, esta
comparación puede ser útil. Así como nadie puede explicar con
exactitud cómo las naturalezas humana y divina pueden estar
completamente presentes en la persona de Jesús, tampoco se puede
explicar por completo cómo Dios supervisó la redacción de las
Escrituras de manera que cada palabra es divinamente inspirada y,
no obstante, es también la palabra elegida por un autor humano.
Para afirmar las naturalezas divina y humana de Cristo y la autoría
divina-humana de las Escrituras, no es necesario ser capaz de
explicar plenamente el misterio de esas verdades reveladas.
Vale la pena citar en detalle la aguda y perspicaz comparación de
T. C. Hammond entre la inspiración y la encarnación.
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ningún estudiante debería dejar de comprender el hecho de que
la vida personal humana-divina de nuestro Señor es una e
indivisible por cualquier medio humano de análisis. No
tenemos constancia de ocasiones donde podamos decir que en
un caso hubo pensamiento puramente divino, y en otro un
pensamiento puramente humano. Las dos naturalezas estaban
unidas en una Persona indisoluble. Desde el pesebre hasta la
cruz, el Señor siempre debe ser considerado y descrito desde
ese punto de vista. Del mismo modo, aunque el paralelismo no
es del todo completo, el estudiante se salvará de pensar de
manera errónea, de confusión innecesaria, y de dañar su fe,
mediante la observación de que en las Escrituras los elementos
divinos y humanos están combinados de tal manera que en
pocos casos podemos, con alguna certeza, analizar la
información para demostrar elementos puramente humanos.2
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Preguntas para la reflexión
1. ¿Cómo puede una carta de un hombre muerto dirigida a
personas muertas (la carta de Pablo a los Gálatas, por ejemplo)
tener importancia para las personas de hoy en día?
2. Además de los versículos de la Biblia antes citados, ¿puede
usted mencionar otros que apuntan a la doble autoría de las
Escrituras?
3. ¿Se pierde algo ignorarando o negando el elemento humano en
la escritura de la Biblia? ¿Es demasiado simplista decir
sencillamente: “Dios lo escribió”?
4. Si se afirma la doble autoría de las Escrituras, ¿qué control nos
queda para evitar el descubrimiento de significados “divinos”
ocultos en otras partes?
5. ¿De qué manera son las naturalezas humana y divina de Jesús
similares a y diferentes de la autoría divina y humana de las
Escrituras?
_____________________
1. Este resumen de cinco teorías está tomado de la obra Christian Theology, 2a ed., de
Millard J. Erickson, (Grand Rapids: Baker, 1998), 231-233. Erickson llama a la teoría
verbal plenaria “teoría verbal”.
2. T. C. Hammond, In Understanding Be Men: An Introductory Handbook of Christian
Doctrine, rev. y ed. por David F. Wright, 6a ed. (Leicester: Inter-Varsity Press, 1968),
34-35. He conservado el uso de mayúscula no estándar del autor.
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PREGUNTA 4
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El vocabulario de la inerrancia
Hasta mediados del siglo XVII, esencialmente todas las personas
que profesaban ser cristianas aceptaban que la Biblia era
completamente veraz en todo lo que afirmaba. Sin embargo, con la
elevación de la razón humana en la Ilustración, algunas personas
comenzaron a tener una visión más escéptica de lo que con
anterioridad se consideraban textos sagrados. La gente empezó a
juzgar la revelación (es decir, la Biblia), sobre la base de su propia
razón humana, rechazando y criticando varias partes según lo que
parecía razonable o probable para ellos. Muchos de estos críticos
querían mantener alguna relación con la Iglesia cristiana, mientras
que, al mismo tiempo, se hacían a sí mismos los árbitros finales de
la verdad. Por supuesto, el testimonio histórico de la Iglesia sobre la
completa veracidad de las Escrituras ha continuado a pesar de los
desafíos, pero los que la critican también han seguido hasta este
día.1
En los últimos cincuenta años, debido al aumento de los debates
cristianos sobre la veracidad de las Escrituras, se ha desarrollado un
vocabulario para resumir varias afirmaciones acerca de la veracidad
de la Biblia. A continuación se presentan algunos de los términos
que se utilizan regularmente.
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escribe: “Dicho con sencillez… la inerrancia sostiene que la
Biblia nos dice la verdad y nunca dice lo que no es así”.3
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Los estudiosos neo-ortodoxos afirman en general que Dios se
reveló en la historia a través de actos poderosos, pero que los
seres humanos falibles registraron estos actos de manera
imperfecta. Según los teólogos neo-ortodoxos, esos escritos
se convierten en la Palabra de Dios al ser de nuevo
proclamados y las personas tienen un encuentro existencial
con el Dios vivo. A pesar de que la neo-ortodoxia ya no es un
movimiento reconocible, las obras de algunos teólogos neo-
ortodoxos (p. ej., Karl Barth, Emil Brunner) siguen
ejerciendo influencia.
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