Anticr Cated

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1 TES 5:13-18.

2 TES 2:1-13: (1 Juan 2:18,22; 4:3; 2 Juan 7)

El Anticristo: ¿Qué dice la Biblia?

LA PALABRA “ANTICRISTO” EN LA ESCRITURA. La palabra “Anticristo” viene de dos palabras


griegas, christos que significa “Cristo” o “el ungido;” y anti que significa en esta combinación
“en contra;” por lo tanto, “el que está en contra de Cristo, el ungido de Dios.” El nombre
“Anticristo” es hallado solamente en las epístolas de Juan (I Jn. 2:18, 22; 4:3; II Jn. 7), donde se
le describe como uno que vendrá en el último tiempo, y uno cuyo espíritu ya está en el mundo

El caso del anticristo pertenece a una de las señales que preceden a la segunda venida de
Jesús. Esta señal tiene sus inicios desde el Antiguo Testamento en el libro de Daniel y se ha
estado desarrollando en cada periodo designando como un líder político o un
personaje, o una fuerza que no se ve. El anticristo como la Biblia lo dice, es algo que se
levanta en contra de, se opone blasfemando en contra de Dios y su Mesías.

Jesús repetidas veces hablaba que pseudocristos, que tomarán posiciones en contra de Él y de
su reino. Este pseudocristos aparecería después de una gran apostasía y el hombre de pecado
se manifieste. A esto Pablo lo llama "el que se opone y se exalta en contra de todo lo
que se llama Dios o es adorado" Es en esto que Juan lo llama anticristo y Pablo lo llama el
hombre de pecado el hijo de la perdición.

El anticristo en los días de Juan y Pablo ya estaba en acción, y hasta nuestros días pero no
así manifestada en la totalidad. Pero llegará el tiempo donde se manifieste en la totalidad
cuando Dios lo permita.

Exégesis y tradición en la profecía predictiva

(1 Juan 2:18,22; 4:3; 2 Juan 7)

18. Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el


anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto
conocemos que es el último tiempo

ésxatos (de esxatón, "fin, último") - propiamente, último, final (lo más lejano)

2Jn 1:7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no
confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador
y el anticristo.
Planos: El que lleva por mal camino

Dada toda esa importancia de estos textos, su contenido es muy sorprendente. Motivo de
escrito

(1) Por ahí del año 95 d.C., el autor repite dos veces que ya era "la última hora",
(2) el anticristo de estos textos no se parece para nada a la figura del Anticristo de la
tradición que hemos conocido.

(3), el texto afirma que para esas fechas, a finales del primer siglo, habían surgido ya
muchos anticristos (Herejías respecta)

A la luz de ese sentido de "anticristo", es fácil entender en qué sentido habían surgido ya
muchos "anticristos". El "anticristo personal", en este caso, no es un monstruo apocalíptico
sino un falso maestro o falso profeta (1 Jn 2:22; 2Jn 1:7). En 2Jn. 2:19 también Juan identifica a
estos "muchos anticristos": con herejes cristológicos que salieron de la comunidad (¡anticristos
que habían estado en el seno de la congregación!) por negar la humanidad de Jesús y así
deshumanizar al Salvador. Negaba la posibilidad de la unión de la divinidad con la humanidad

(A esta unión de la humanidad con la divinidad se le llama la unión hipostática. Por eso Jesús es
unigénito. Porque no hay otro que tenga el mismo género de Cristo que es humano y divino al
mismo tiempo)

En la tradición profética del protestantismo, ocupa un lugar central la figura del Anticristo, a
veces se le da más atención que al mismo Cristo, de quien es rival y solo una imitación de
Cristo

En la tradición el anticristo es una figura bien definida. Es un ser humano poseído por Satanás,
de quien es siervo incondicional. Hará milagros y engañará a todo el mundo. Acaparará todo el
poder para establecer un gobierno mundial totalitario. Perseguirá a Israel y/o la Iglesia durante
"la Gran Tribulación", que durará siete años (o tres y medio)

Su aparición en el escenario histórico será la última y final expresión de toda la maldad. Al fin
de la Gran Tribulación vendrá Cristo para derrotar a este Anticristo en el Armagedón, juzgarlo y
establecer para siempre el reino de Dios.

2 tesalonicenses 2:1: 13

En realidad debía saber estas cosas la comunidad. En su carta había


anunciado también el Apóstol la verdadera doctrina sobre los últimos
tiempos. Entonces había dicho ya que había de venir el Anticristo y
que los cristianos debían esperar al Señor con paciencia y vigilancia.
En su carta el apóstol Pablo tuvo incluso interés en subrayar
precisamente que ningún hombre sabe la hora de la venida del Señor.
Ya en la primera carta a la comunidad había escrito en términos
inconfundibles: «Acerca del tiempo y del momento, hermanos, no
necesitáis que os escribamos; porque vosotros mismos sabéis
perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en plena
noche» (1Te_5:1-2).
Ahora, sin embargo, debe amonestar a causa de sus falsas ideas a la
misma comunidad a la que poco antes había presentado como
modelo de toda Macedonia y Acaya.
Pablo les dice Tenemos un adversario astuto que está velando para
hacer el mal y fomentar errores hasta por las palabras de la Escritura.
Cualquiera sea la incertidumbre que tengamos o cualesquiera sean
los errores que surjan sobre el tiempo de la venida de Cristo, la
venida misma es inminente. Esta ha sido la fe y la esperanza de todos
los cristianos en todas las edades de la Iglesia; fue la fe y la
esperanza de los santos del Antiguo Testamento. Todos los creyentes
serán reunidos en Cristo para estar con Él y ser felices en su
presencia para siempre.
Debemos creer firmemente la segunda venida de Cristo, pero los
tesalonicenses estaban ante el peligro de cuestionar la verdad o
certeza de la cosa misma por estar equivocados en cuanto al tiempo.
Las falsas doctrinas son como los vientos que mueven el agua de aquí
para allá e inquietan las mentes de los hombres que son tan
inestables.
Nosotros debemos estar firmes en la fe de que nuestro Señor vendrá
y recogerá a todos sus santos a Él.
Pablo da un elemento para que los creyentes puedan saber del por qué ellos
no debían esperar la segunda venida de Cristo como inmediata.

Primero tendría que haber una gran caída, la que ocasionará el levantamiento
del hombre de pecado. Ha habido grandes debates sobre quién o qué se
entiende por este hombre de pecado e hijo de perdición.
El hombre de pecado—II Tes. 2:3. Él será la corporación más vil de pecado y rebelión de la
historia. 4. El hijo de perdición—II Tes. 2:3. Otro título del Hombre de Pecado. El instrumento
de Satanás para seducir a los hombres y consignarlos al reino de perdición es el pecado. [p
579] 5. El inicuo—II Tes. 2:8. “Inicuo” es del griego, anomos, que significa “aquel sin ley.” Se
opone totalmente a toda ley de Dios. 6. El rey de su voluntad—Dn. 11:36–45. Jesús oró, “No se
haga mi voluntad, sino la tuya”; el Anticristo se opondrá a la voluntad de Dios y hará su propia
voluntad; él es el inspirador de todos aquellos que “hacen lo suyo.”. El pastor insensato—Zac.
11:15–17. Jesús es el Buen Pastor que preserva; Anticristo es el pastor sin valor que devora.

2:3…. Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la
apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición. Apokaluptó (Es un verbo)
aoristo subjuntivo en la voz pasiva): revelado, manifestada, revelar, para descubrir.
Propiamente, descubrir, revelar lo que está oculto (velado, tapado), especialmente la
constitución interior; (figuradamente) dejar claro (manifestar), particularmente aquello que es
inmaterial (invisible). En Este pasaje esta acción de manifestarse indica una acción puntual,
que ocurrirá como consecuencia de otra acción declarada.

Una figura muy prominente en al A.T. algunos lo comparan con la figura o tipo del anticristo
que ha de manifestarse en el final de los tiempos es el que se refiere a Aman. Haciendo una
analogía se puede observar cómo será la aparición del anticristo. En el libro de Ester, vemos
rey Asuero promoviendo a “Amán” el agagueo en el reino y dándole un asiento por encima de
todos los príncipes. Amán, quien era “enemigo de los Judíos”, es una figura del Anticristo. Su
promoción en el reino presagia el tiempo en que Dios permitirá que el Anticristo se eleve a un
lugar de prominencia y poder en la tierra, particularmente en la tierra de Israel. Amán utilizó su
posición de poder para su propia exaltación y ordenó que todos se inclinaran ante él con
reverencia. El Anticristo, “el hombre de pecado”, hará lo mismo, exigiendo que él sea adorado
(2 Tesalonicenses 2:3-4).

El hombre de pecado no sólo practica el pecado; también promueve y


comanda el pecado y la maldad en los demás; es el hijo de perdición, porque
está dedicado a destrucción cierta, y es el instrumento para destruir a muchos,
de cuerpo y alma. Como Dios estuvo en el templo antiguo y allí lo adoraban,
ahora está en su Iglesia y con ella; de la misma manera el anticristo aquí
mencionado es un usurpador de la autoridad de Dios sobre la Iglesia cristiana,
y reclama honores divinos
Aunque el cristiano suspire ardientemente por el día del Señor y
tenga un vivo y ardiente deseo de unirse con Cristo, no debe, sin
embargo, perder la serenidad y el buen sentido.
En el desarrollo de la historia hay un orden fijado por Dios.: «Velad,
pues; porque no sabéis cuándo va a venir el señor de la casa, si al
atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea
que, viniendo de improviso, os encuentre dormidos» (Mar_13:35)

El hombre tiene en lo hondo de su ser gran impaciencia por ver el fin.


Quiere ver algo seguro y definitivo. Así exige la pronta conclusión de
la historia. Quiere por sí mismo inducir a Dios a poner término a las
cosas. En esta situación aparecen fanáticos que anuncian: Ya ha
llegado el día del Señor. Pablo responde a estas gentes con un no
tajante. Los espíritus exaltados en Tesalónica olvidan que antes de la
venida del Señor tienen que producirse todavía otros
acontecimientos.
En efecto, la parusía estará acompañada de señales y
acontecimientos de los que sólo tenemos noticia por sugerencias.
El Apóstol quiere señalar con ahínco a la comunidad el «entretanto»,
el espacio intermedio querido por Dios. Entre el momento presente y
la venida del Señor se extiende un tiempo que hay que soportar hasta
el fin con sobriedad y vigilancia.
Para ello sirve de ayuda una fe que sea capaz de interpretar
justamente y con serenidad los signos del tiempo.
En este mundo amenazan al cristiano muchos errores. Debe seguir
por el camino recto de la verdad y del amor. Ahora bien, la mentira y
el egoísmo se elevan una y otra vez en el mundo a la categoría de
doctrinas. En esta situación se impone vigilancia para no dejarse
arrastrar por las maquinaciones de los enemigos de Cristo.
En la comunidad misma hay que procurar que nadie logre propagar
doctrinas falsas sobre la venida del Señor.
Al final de los tiempos caerá sobre el mundo una gran tribulación.
Sufrimientos, odio y destrucción atribularán a los hombres porque en
muchos se enfriará el amor.
Esta tribulación será una gran tentación incluso para los creyentes.
Sólo porque el Señor abreviará este tiempo de prueba podrán resistir
firmemente los santos.
Muchos cristianos abandonarán la doctrina aceptada así como la
nueva vida y volverán a recaer en el error y en el pecado. Revocarán
su retorno a Dios llevado a cabo con obediencia de fe y abandonarán
la comunidad de Cristo. La apostasía es lo contrario de la conversión,
tal como la describe Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses:
«cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al
Dios viviente y verdadero, y para esperar a su Hijo cuando vuelva de
los cielos, a quien resucitó de entre los muertos, a Jesús, que nos libra
de la ira venidera» (1Te_1:9 s).
La apostasía es provocada por la aparición del Anticristo. En todo
tiempo han actuado ya en la historia las fuerzas y poderes del
Anticristo y han inducido a los hombres a la apostasía, a la traición, a
la mentira y al crimen. Pero en los últimos tiempos aparecerá el
Anticristo en persona y manifestará su poder satánico.
El Apóstol presenta en forma gráfica la naturaleza del Anticristo
mediante la descripción de sus manejos. Para ello se sirve de nuevo
de una imagen que usó el profeta Daniel aplicándola al rey impío: «El
rey hará lo que quiera, se ensoberbecerá y se gloriará por encima de
todos los dioses» (Dan_11:36)
La esencia del pecado del Anticristo consiste en dos actitudes que
pierden a toda criatura: Contradicción al orden de Dios y
complacencia propia
El comportamiento despótico y arrogante del adversario aparece
claro en sus maquinaciones contra Dios. Quiere derribar a Dios de su
trono eterno y constituirse él mismo en Dios. Ya en el Antiguo
Testamento hubo de hablar así Ezequiel en nombre de Dios al
despótico príncipe de Tiro: «Por cuanto se ensoberbeció tu corazón y
dijiste: Soy un dios, habito en la morada de Dios, en el corazón de los
mares, yo te digo: Eres sólo un hombre, y no un dios, y te das los
aires de un dios» (Eze_28:2).
Allí donde los hombres solían venerar al Dios eterno y santo, se
asienta el hijo de la perdición. Allí quiere recibir veneración y
reconocimiento de los hombres. Engreimiento, soberbia y
complacencia propia son los distintivos del hombre de la impiedad y
del hijo de la perdición.

Distinción entre anticristo y el hombre de pecado

El Anticristo es una misteriosa figura de los últimos tiempos, en la que está


encarnada en forma singular el poder hostil a Dios.

La aparición del adversario no pertenece por tanto a la actualidad,


sino al futuro, porque por el momento hay todavía algo que coarta la
manifestación del Anticristo. El adversario debe, a pesar de su
despotismo, obedecer a Dios.
En el transcurso de la historia de la salvación tiene su tiempo el
adversario. Pero sólo Dios determina en su poder el curso de la
historia entera del mundo.
Hasta sus mismos adversarios están en definitiva a su disposición. Así
puede el cristiano vivir pacientemente en el «hoy» y hacerse
perfectamente cargo del imperativo del momento. No debe perder el
momento presente con desatinos por razón de sus expectativas del
futuro. Todo creyente debe encuadrarse humildemente en el curso de
la historia decidido por Dios.

Al fin de los tiempos será desposeído aquel que retiene -quizá con
violencia- al hijo de la perdición. Entonces se agudizarán hasta el
extremo los contrastes entre Dios y su adversario. Se entablará una
lucha que a cada hombre exigirá una última decisión. La vida del
cristiano debe ser un constante ejercicio de reconocimiento de la
voluntad de Dios, a fin de que en la lucha con los poderes y fuerzas
del maligno pueda permanecer al lado de Dios.

b) Aparición definitiva del Anticristo y su destrucción (1Tes_2:8).


8 Y entonces aparecerá el impío, a quien el Señor Jesús destruirá con un soplo
de su boca, y lo aniquilará con la manifestación de su parusía.
Con unas palabras del profeta Isaías muestra Pablo lo que ocurrirá cuando se
manifieste la venida del Señor. «Herirá al tirano con los decretos de su boca y
con su aliento matará al impío» (Isa_11:4-5). La victoria final la tendrá el Señor
Todo poderoso
Con su sola aparición convencerá ya al impío. Dios se manifiesta. Con
ello es juzgada la incredulidad. Una vez que aparezca visiblemente
ante todos los hombres el Señor de la vida y del mundo, no habrá ya
discusión ni rebelión posible. Entonces se acabará el poder del
maligno.
El más fuerte, nuestro Señor Jesús, pondrá fin al poder desobediente, que se
complace en sí mismo. Pablo, como pastor de almas, quiere ante todo
consolar; el Anticristo se hará manifiesto, pero su desastroso dominio
cesará. Y esto por la sencilla razón de que hace ya tiempo que está
quebrantado el poder de Satán, que sólo sostiene en la tierra una lucha
desesperada
Cuando se manifieste su venida se mostrará el Señor en su gloria

Veamos que dice Apocalipsis sobre esto (Rev_13:13 s). Apocalipsis 13:1
2342 thēríon - un término genérico usado para referirse a un animal salvaje ("bestia");
(figuradamente) una naturaleza brutal ("bestial").

2768 kéras - propiamente, un cuerno de animal; (en sentido figurado) un instrumento de


poder, que se usa para exhibir una fuerza irresistible. Es un símbolo de poder.

kephalé: cabeza, cabezas, cabecera, la cabeza: Gobernante o Señor

Daniel 7:6 Después, seguí mirando y vi otro animal que parecía un leopardo con cuatro alas en
el lomo y cuatro cabezas. A este animal le dieron poder para gobernar

1238 diádēma - propiamente, una corona de la realeza; "una cinta para la cabeza que rodea la
frente", un "adorno real para la cabeza"

La bestia del cap.13 designa a la vez a un personaje y a un imperio.

Con sus artes seductoras llamará la atención Satán y fascinará a las


gentes. Todas sus demostraciones de poder, todos sus falsos
prodigios y signos tienen un único fin: seducir a los hombres e
inducirlos a la injusticia. Ahora bien, la injusticia por excelencia es la
oposición a la voluntad de Dios (*). Satán logrará con su poder rebelar
a los hombres contra Dios. Entonces la comunidad de Dios tendrá que
mostrar «la constancia y la fe del pueblo santo» (Rev_13:10).
. El espíritu del Anticristo será incorporado en la “Bestia” descrito en Apocalipsis 13:1; 11:7.
Therion: se usa para referirse a un animal salvaje, para figurar que su naturaleza es brutal.

Conclusión
«Realmente, la palabra de la cruz es una necedad para los que están
en vías de perdición; más para los que están en vías de salvación,
para nosotros, es poder de Dios. Porque escrito está: Destruiré la
sabiduría de los sabios y anularé la inteligencia de los inteligentes
(1Co_1:18 s).

Para concluir contrapone el Apóstol las dos actitudes fundamentales


que son posibles desde la aparición de Cristo: Creer en la verdad y
gozarse en la injusticia. La apertura a la verdad y al amor de Dios
aseguran al hombre la salvación y, con ello, los bienes de los últimos
tiempos: paz, libertad, gozo y felicidad. El repudio soberbio y pagado
de sí de la oferta salvífica de Dios se convierte en condenación del
injusto. Al final queda fijada su actitud. Tendrá que estar sin Dios, es
decir, en eterno descontento por causa de su falsa decisión, y en
eterna insatisfacción, sin gozo ni esperanza.

Ecl 12:13-14

La conclusión, cuando todo se ha oído, es ésta: teme a Dios y guarda sus mandamientos,
porque esto concierne a toda persona.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, junto con todo lo oculto, sea bueno o sea malo.

Toda la noche sin parar. música

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