Pasos para La Confrontacion

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

GUIA DE ESTUDIO

PASOS PARA LA CONFRONTACIÓN

Es imposible tener una buena y verdadera relación si en ella no existe la confrontación,


diariamente estamos aplicando la confrontación en los lugares donde más pasamos el
tiempo, en casa, trabajo, iglesia etc. pero las preguntas que deberíamos hacernos son ¿De
qué manera hacemos la confrontación? ¿Estamos esperando que la gente haga lo que
nosotros esperamos de ellos? ¿O estamos como embajadores de Cristo, tratando de llevar a
la gente al arrepentimiento genuino?

Comprendiendo los pasos del proceso de confrontación

Nuestro tarea nunca será leer o señalar a las personas la lista de cargos que hay en su
contra por todas las cosas que ha hecho mal con base a las escrituras o lo que pensamos
de ellos, sino más bien enseñar a las personas a que puedan ver lo que está mal en su vida
y de esa manera poder llevarlo al arrepentimiento.

Vamos a estudiar cuatro pasos prácticos que nos pueden ayudar en el procesos de la
confrontación:

● Consideración: Al encontrarse en medio de esta situación, lo primero que debes


tener claro es ¿Que necesita ver esa persona acerca de (si mismo, Dios, la gente, la
iglesia, la vida) que por su circunstancia específica ahora no puede ver y ¿Cómo
podría yo intervenir para que logre darse cuenta de lo que no puede ver por sí
mismo?

● Confesión: Este es el siguiente paso en el proceso de confrontación. Si las personas


han podido identificar los pecados y malas conducta de su corazón al verse reflejado
en las Escrituras, estos pecados deben ser confesados. El problema es que como
pecadores nos cuesta admitirlo y luchamos por encontrar la manera de librarnos de
ello, pero cuando la luz de la Palabra llega, dejamos de patalear.
● Compromiso: La consideración y la confesión conforman la fase del proceso de
confrontación “desháganse” (Ef. 4: 22 - 24). El compromiso es el primer paso de la
fase “pónganse» la nueva naturaleza. Entre las preguntas que podrían hacerse aquí
están: ¿De qué nuevas maneras le está llamando Dios a amar y servir a los demás?
¿Qué pasos de restitución le está pidiendo Dios que siga? ¿Qué nuevos hábitos debe
él insertar en su rutina diaria?

● Cambio: Es fácil asumir que el cambio ha tenido lugar porque la persona ha ganado
percepción y ha hecho nuevos compromisos. Esto puede tentarnos a detener el
proceso de confrontación antes de tiempo. ¡Pero el cambio no ha ocurrido hasta que
el cambio haya ocurrido! El objetivo de la confrontación es el cambio.

Cómo confrontar bíblicamente

Al igual que en todos los demás aspectos del ministerio personal, la confrontación debe ser
moldeada no solo por metas bíblicas, sino por métodos bíblicos también. Vale la pena
repetir que no estamos abogando por una forma de confrontación tipo “leerle la cartilla a
alguien”, donde el receptor está en silencio y el que lo confronta expone una lista de delitos.
En la Escritura, el estilo más común de confrontación es la interacción.

El que confronta se encuentra junto a la persona, y le ayuda a ver, le narra historias, le hace
preguntas, le saca respuestas, y luego le pide una respuesta. Tiene principalmente una
estructura conversacional. Cristo empleó sabiamente este método de confrontación en Sus
parábolas (Lucas 7:36–50; 14:1–14) Él habló de tal manera que la gente pueda ver, y al ver,
pueda confesar, y al confesar pueda arrepentirse. Él confrontó actitudes, creencias y
acciones poderosas, sin embargo, lo hizo de una manera muy diferente a nuestras escenas
de tensa confrontación.

La confrontación bíblica significa comenzar por su propio corazón

Hemos visto que el ministerio personal implica relaciones que estimulen la obra de Dios en
los demás, de alguna forma el pecado de otros también afectará nuestras vidas. Será fácil
darse cuenta de que la persona airada, pronto se enoja con usted, la persona mentirosa,
probablemente te mentiría, la persona que duda, seguramente no confiara en su consejo.
Debido a que nuestra labor principal es representar a Cristo, debemos responder de la
manera adecuada en estas circunstancias, por lo tanto, para ser fiel a Dios debemos
examinar primero nuestro corazón.

Si entendemos nuestro corazón reconoceremos que somos personas necesitadas de gracia


tanto como los aconsejados, también estamos necesitados de amor, valor, compasión y la
sabiduría que proviene de Él. Desafortunadamente a veces no recordamos esto y como
resultado, la represión no es tan eficaz y no solo porque la persona no esté dispuesta sino
porque como representante de Cristo no estabas preparado. Si no comienzo con mi propio
corazón seré propenso a:

● Convertir momentos de ministerio en momentos de ira.


● Tomar personalmente lo que no es contra mí.
● Ser conflictivo en mi posición.
● Confundir mi opinión con la voluntad de Dios.

La confrontación bíblica comienza con los objetivos adecuados

Después de haber preparado nuestros corazones, podemos enfocarnos en lo que Dios


quiere lograr en la vida de los demás. Podríamos iniciar con una pregunta ¿Que quiere hacer
Dios en la vida de los demás cuando estamos siendo llamados a reprender? Todos los
cristianos necesitamos la exhortación sincera y amorosa debido a:

● El engaño del pecado.


● Pensamientos malos y no bíblicos
● Pensamiento emocional.

No deje el evangelio en la puerta

Una falla muy común es cuando intentamos llevar a las personas al arrepentimiento
enfrentandolos con la ley, haciendo hincapié allí, pero olvidando el evangelio. Solo la gracia
del evangelio puede transformar los corazones, sólo la promesa implícita en él, nos permite
entender el perdón de nuestros pecados, llevarnos a la confesión y el arrepentimiento que
proceden de este gran milagro.

Confrontar a las personas no solo es confrontarlos con su fracaso y pecado, sino también es
confrontarlos con el Evangelio. ¡No podemos olvidar esto! Tenemos que recordarle a la
gente su identidad en Cristo (2 Pedro 1:3–9, 1 Juan 3:1–3), promesa del perdón de Dios (1
Juan 1:5–10) y el don maravilloso del Espíritu Santo que mora en nosotros (Ef. 3:20) Estas
verdades les dan a los creyentes el valor de examinar sus corazones, confesar sus pecados
y volverse a Cristo.

El verdadero objetivo de la confrontación, nunca se ha tratado de tratar de hacer un cambio


en el comportamiento de los demás sino más bien animar a las personas, por medio del
evangelio, a vivir en su nueva naturaleza. No se trata meramente de confrontación de
pecados sino de la confrontación con Cristo, Él es realmente “¡el Camino, la Verdad y la
Vida!”. La esperanza para el cambio descansa siempre en Él.

También podría gustarte