1.0. Manual Qué Es Un Niño

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 9

INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

¿QUÉ ES UN NIÑO?

ICEPH

1
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

¿QUÉ ES UN NIÑO?

En este módulo, nos proponemos entregarles herramientas que ayuden a


entender un poco más los malestares y enfermedades de nuestra época en la
infancia. Malestares propios de un tipo de sociedad que se da en el llamado primer
mundo y sus aledaños. Pretendemos hacer un tránsito por esos determinados
malestares para encontrar un posicionamiento donde buscaremos las
herramientas necesarias para enfrentarnos a la clínica infantil actual.
Nos proponemos exponer y conseguir un posicionamiento dinámico frente a
la clínica infantil. Ello nos obliga a un recorrido concreto, un recorrido que deber
comenzar con la elaboración del objeto de la clínica infantil: el niño. Pero ¿Qué es
un niño? Esta pregunta nos guía en el desarrollo de este primer tema.
Podemos comenzar por buscar la definición en el diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua. En esta búsqueda surge un término
relacionado: niñez.

NIÑEZ. [sust. fem.] Período de la vida humana, que se extiende desde la


infancia a la pubertad. [fig.] Principio o primer tiempo de cualquier cosa.

Desde esta definición podemos partir de que el sujeto de nuestro estudio, y


de nuestra clínica, es el sujeto cuya edad está comprendida desde el nacimiento
hasta la pubertad. Es el principio del ser humano y ello ya nos orienta en una
dirección: El territorio en el que nos movemos es el de la constitución y formación
de la dinámica psíquica en el ser humano. Periodo delicado que va a marcar el
estilo personal adulto y la salud o enfermedad psíquica.
En todo caso, para conseguir posicionarnos bien, es necesario indagar en
el desarrollo del término a lo largo del tiempo. El concepto de niño es un concepto
relativo que ha dependido de ciertas ideologías y momentos históricos. Ello ha
implicado un diferente modo de mirar a los niños. Por esto se podría afirmar que la
infancia es una construcción del discurso social dominante en cada momento
histórico.
Haremos entonces un recorrido por las diversas significaciones históricas.

Etapa Clásica

Este período abarca desde la Grecia arcaica hasta el cristianismo. Los


griegos plantearon que durante la vida el ser humano pasaba por cuatro etapas:
La del niño a quien le dieron el nombre de país, la del adolescente o efebo, la del
adulto o aner, la del anciano o gerón.
En todo caso, en esta época, el niño no era todavía un sujeto jurídico,
formaba parte de los bienes del dueño al igual que otras posesiones o animales.
A pesar de que Aristóteles y Platón hicieron algunos estudios sobre el
comportamiento y la importancia del juego en la infancia, el niño no era reconocido
como sujeto importante de observación.

Etapa cristiana

Etapa ambivalente en su consideración hacia el niño. Por un lado, era bien


considerado y se apreciaba su pretendida inocencia, mas por otro se le
consideraba un culpable inconsciente, fruto del pecado original. Además de que el
niño vivía en ese pecado original, a pesar de la inocencia, hasta que no fuera
bautizado. Como vemos, época que daba una carga moral importante.

2
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

Etapa medieval

En principio, podemos decir que el niño gana estatus con la aparición de la


palabra infancia. Ello coincide con el peso cada vez mayor de la vida privada
frente a la vida gregaria.
En todo caso, nuevamente observamos una actitud ambivalente hacia el
niño. Y en esa ambivalencia destaca el rechazo. En las pinturas aparecía
disfrazado en muchas ocasiones de adulto e incluso los niños de altos rangos eran
representados en reuniones como si fueran adultos.
En el fondo, se ponía en juego un cierto desprecio hacia el niño y ello es lo
que justifica el alto índice de mortalidad infantil en la época. Además de la mala
higiene o las enfermedades de la época, era una práctica frecuente en las distintas
clases sociales matar a los hijos. Siempre podían ser sustituidos y de hecho se
tenía numerosa descendencia.
El rechazo podríamos enlazarlo con la época cristiana anterior, nuevamente
el niño era un ser del que desconfiar y no reconocido como sujeto particular.

La revolución francesa

Es en esta época donde se produce un gran cambio a favor del espacio del
niño en lo social. El niño comienza a ser considerado como un futuro ciudadano,
su salud y educación se incluyen en los programas de gobierno republicano.
En las pinturas ya aparece representado de otra forma, con sus ropas
habituales y generalmente jugando en la familia. La característica principal es
como se intenta resaltar siempre la ingenuidad y el juego. La Iglesia, el Estado y
los moralistas se preocupaban de la infancia para preservarla. Aparece la
necesidad de cuidarla y protegerla. Se intensifica la idea de su inocencia.
Es en este momento donde la pedagogía destaca y sobre todo destaca
Rousseau quien propone que “el niño es bueno por naturaleza, siendo la sociedad
quien lo corrompe”. Según él el niño es un ser asexuado de tal manera que nada
diferencia a los niños de las niñas. Su pensamiento produjo una revolución en la
posición pedagógica.
La vida de los niños pasó a ser tutelada por el sacerdote de la familia, el
médico o el profesor particular, los cuales le daban consejos a la madre, a la que
se le iba responsabilizando del éxito en la formación de sus pequeños. Es decir, el
otro de fuera, que posteriormente sería el Estado, asume la formación y guía a la
madre, asumiendo un lugar de función paterna.
Sin embargo, nuevamente encontramos cierta ambivalencia ya que se da
un alto índice de niños abandonados.

Siglo XIX

Gracias a Darwin y la teoría de la evolución, se produjo un nuevo impulso


en la observación infantil. Se observó su desarrollo, sus pautas de adaptación, el
peso de la herencia, etc.
En todo caso, la ambivalencia hacia el niño y cierta desconfianza se volvían
a poner en juego y el niño podía ser considerado como un ángel inocente o un ser
oscuro y siniestro.
En este momento y frente a las teorías funcionalistas que consideraban al
niño como un todo que parte de una simplicidad hasta llegar a la complejidad

3
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

adulta, surge el psicoanálisis que destaca la complejidad infantil, la economía


libidinal del niño y la función de la familia.
En todo caso, el niño pasa de ser cuidado a ser controlado, especialmente
a través de las escuelas. El niño pasó a ser el porvenir y era necesario controlarlo
y formarlo para que no se torciera.

Siglo XX

Son varios los autores que estimulan los estudios sobre los niños. El
psicólogo estadounidense Lewis Terman editó en 1916 el test de inteligencia de
Stanford-Binet que fue aplicado ampliamente en EE.UU y dio lugar a diversos
estudios sobre el desarrollo intelectual infantil. Otro psicólogo estadounidense,
Arnold Gesell creó un instituto de investigación en la Universidad de Yale con el
objetivo de estudiar el comportamiento de los niños.
En Europa, destaca la figura del psicólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) y
sus aportaciones sobre el desarrollo intelectual del niño. Piaget subraya el proceso
de aprendizaje activo del niño y detecta cuatro etapas bien diferenciadas en
función del tipo de operaciones lógicas que se puedan o no realizar:

 La etapa la de la inteligencia sensoriomotriz.


 La etapa del pensamiento preoperacional.
 La etapa de las operaciones intelectuales concretas.
 La etapa de las operaciones formales o abstractas.

Ello tendrá sus implicaciones en la crítica y en la forma de escuchar al niño.


Por ejemplo, según la teoría de Piaget, no es lo mismo una situación de pérdida
para un niño que se encuentre en la fase preoperacional que para otro que se
encuentre en la fase del pensamiento lógico concreto donde ya puede haber una
idea clara del objeto perdido.

El niño en el psicoanálisis

En todo caso, podemos considerar que es Freud, especialmente con los


tres ensayos sobre teoría sexual, quién apunta al sentido y la razón de la
ambivalencia histórica hacia el niño a lo largo del tiempo. Para Freud, el niño no es
tan inocente y en él se puede verificar la presencia de la sexualidad incluso desde
el nacimiento.
Fue una verdadera revolución y la luz de la clínica actual. Podemos
significar las principales ideas que propone:
Los niños sienten mociones pulsionales de las cuales obtienen placer a
través de las distintas zonas de su cuerpo. Con ello formula su concepto de
autoerotismo.
Este autoerotismo se apuntala en las necesidades vitales del organismo
como la nutrición, la defecación, el metabolismo, etc.
Este sujeto infantil opera con fantasías subjetivas que acompañan el
proceso de satisfacción pulsional.
El niño elabora teorías sobre el nacimiento, la función del padre en la
gestación y la diferencia anatómica de los sexos.
Hay un tiempo durante el cual se produce el olvido de las experiencias
autoeróticas infantiles que él denomina como latencia, y que retorna en forma de
excitación erógena en la pubertad.

4
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

El niño inscribe su actividad autoerótica en el conjunto familiar poniendo en


juego afectos muy intensos como el amor, odio, celos, envidia.
Fue un recorrido el que tuvo que realizar Freud para llegar a tales
conclusiones. Un recorrido donde no destaca especialmente su trabajo con niños,
más bien sus observaciones sobre niños o el análisis de Hans a distancia. Pero
sobre todo destaca la construcción que realiza a través de las palabras y fantasías
de sus pacientes en la niñez. Es por ahí por donde construyo su teoría sobre el
complejo de Edipo. Y es por ahí desde donde construyó la hipótesis de la
seducción traumática como la forma de explicar la causalidad de la neurosis.
Al principio pensó al seductor del lado del adulto, sin incluir allí la sexualidad
infantil y los deseos edípicos inconscientes, es decir el niño era seducido por un
adulto y nada más. Un poco más tarde esta teoría del trauma comienza a virar en
él y se le asigna otro carácter en cuanto adquiere el valor de ser una fantasía. Se
resalta entonces el carácter fantasioso de las seducciones.
Gracias a un buen ejercicio de introspección, llega a afirmar:

“Es un buen ejercicio ser completamente sincero con uno mismo. Encontré en mí,
como por otra parte en todos, sentimientos de amor hacia mi madre y de celos
hacia mi padre, creo que son sentimientos comunes a todos los niños... Esta es
una compulsión que todos pueden reconocer porque encuentran una marca en sí
mismos. Cada espectador fue un día un Edipo en germen, en imaginación, y se
horrorizó con la realización de su sueño representado como si fuera real sobre la
escena, y su horror mide la represión que separa su estado infantil de su estado
actual”.

En el mito Edipo aparece confrontado a enigmas, a preguntas sobre su


destino, razón por la cual le demanda significaciones a la esfinge. La cara trágica
se vislumbra cuando Edipo exigió saber hasta el horror, y tanto se empeñó que
evidenció como la encrucijada del deseo se funda en una prohibición: la
prohibición del incesto, la prohibición del goce de la madre.
Aquí hay una formulación precisa que desvirtúa su teoría inicial de la
seducción y el trauma y que remite al deseo inconsciente.
Estamos hablando de la posición y constitución subjetiva, la cual podemos
relacionar con los tres tiempos lógicos de Lacan expuestos en sus escritos. Estos
son:

 El instante de ver: Es el momento en el que el niño-a se da cuenta de la


existencia de las diferencias en los órganos genitales de hombres y
mujeres. Para el niño-a esta percepción cobra forma en el instante en que
percibe que la madre carece de pene, lo cual contradice la creencia
universal que tiene de asignarle a la madre ese distintivo masculino.

 El tiempo de comprender: Es el momento en que el niño se percata de la


falta de la madre. La falta de la madre es un punto de interrogación para
todo niño, ya que él le atribuye a ella un carácter omnipotente, como
alguien capaz de todo. Por ello percibirla con fallas es hacer una especie de
prueba de que ella no es toda.

 El momento de concluir: Es un tiempo de conclusión en relación con la


posición subjetiva y en relación con la falta que se articula en el otro
materno, lo cual posibilita la aceptación de esa falta.

5
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

La equilibrada articulación de estos tres tiempos lógicos hace del niño objeto
un sujeto independiente.
Lacan realiza una lectura de Freud tremendamente talentosa y estructura una
articulación de la sexualidad al significante que le permite considerar al niño como
un significante que es efecto del lenguaje y no simple desarrollo evolutivo.
Podríamos decir incluso que el niño es un efecto del lenguaje antes de advenir
al mundo. Ya antes se suele decidir su nombre y, en todo caso, siempre es
nombrado de alguna manera. Digamos que ello alude y significa una existencia
más allá del cuerpo biológico. La condición del ser humano de venir inmerso en el
lenguaje hace que el sujeto comience su existencia desde el momento en que le
es atribuido un nombre, y esta misma condición hace que el sujeto siga existiendo
más allá de la muerte biológica del ser vivo.
Concluimos que lo que marca la constitución psíquica no es lo biológico ni un
desarrollo natural, ni siquiera la supuesta tendencia natural al aprendizaje que
destacaba Piaget. Lo que marca es el encuentro con el lenguaje y, más
concretamente con dos significantes representantes de los deseos de los
progenitores. Y sobre todo la madre con su deseo de vida o de muerte, un deseo
que sea por presencia o por ausencia marca la constitución subjetiva.
La innovación que introduce Lacan es que el niño es un sujeto en pleno
ejercicio, se trabaja con un sujeto, no con el individuo en proceso evolutivo ni
tampoco con el yo, pues el concepto de sujeto es más amplio.
Lo simbólico preexiste al sujeto y esto adquiere una gran importancia
porque representa una de las coordenadas que se juega en la constitución
subjetiva y en la inscripción de ese sujeto en una estructura, sea neurótica,
psicótica o perversa.
El psicoanálisis ha demostrado que el niño sufre, hace elecciones, es
responsable de su forma de goce, es un sujeto atravesado por el lenguaje y ello es
lo que origina los cuadros sintomatológicos propios de la infancia: enuresis,
hiperactividad, problemas de aprendizaje, etc.
Un sufrimiento que es explicado por el lenguaje, un lenguaje que proviene
de sus padres y que le dan un sitio en el mundo a través de demandas que van
más allá de sus pulsiones originales, se le dice cuando tiene que dormir, jugar, etc.
Este lugar no es claro para el niño, de ahí tendrá que descifrarlo e interpretarlo
para incluirse en la vida, llegando a preguntarse ¿Qué quiere mi madre de mí?
¿Qué soy yo para ella?
A estas preguntas llega a través de recurrir al Otro, representado primero
por la madre quien en primera instancia es todo poder para el niño, ya que puede
darle o quitarle su amor, su protección, su presencia.
Luego el padre que representa la ley en el deseo, en tanto es el que
prohíbe y priva al niño del goce sexual con su madre. Se trata del taller edípico de
la subjetividad. La necesidad, el deseo y el amor pasan por el lenguaje.
Partimos fundamentalmente de que la diferencia entre la naturaleza y la
cultura es originada por el lenguaje. Es el lenguaje humano el que marca un orden
simbólico que va más allá del orden natural. Es por eso que en psicoanálisis se
prefiere hablar de pulsión y no de instinto. El instinto tendría que ver con los
impulsos naturales, pero la pulsión es un producto del efecto del lenguaje. Por
ejemplo, la comida en el ser humano va más allá del instinto de supervivencia,
tiene un contenido sobre todo simbólico, hasta el punto que puede convertirse en
un síntoma mortal como en la anorexia (nada más lejos de la supervivencia).
También un banquete de bodas es un acto simbólico.

6
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

La diferencia entre naturaleza y cultura es radical. La naturaleza es perdida


para siempre con el lenguaje. El niño no es un animal natural desde este punto de
vista y su constitución tiene que ver con la falta.
En el ser humano, el concepto de pérdida tiene que ver con la falta, tiene
que ver con el objeto “a” lacaniano, ese objeto que se forma en la separación del
bebé con la madre o con ese paraíso pretendidamente ideal. Podríamos decir, de
alguna forma, que ese mundo mítico de la madre con el bebé (célula narcisista)
supone el mundo ideal y natural. La cultura es lo diferente de ese mundo en la
medida en que se pierde. Ello está plasmado ya en la obra de Freud: “El Malestar
en la cultura”.
Bien. Hemos realizado un recorrido que nos permite tener una posición más
clara para enfrentarnos al objeto de nuestra clínica en la actualidad: el niño.

7
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

BIBLIOGRAFÍA

 Aberastury, A. (1984). Teoría y Técnica del Psicoanálisis de niños. Ed.


Paidos. Buenos Aires.

 Bettellheim, B. (1967). La fortaleza vacía. El autismo infantil y el nacimiento


del sí mismo. Ed. Laia. Barcelona.

 Bleichmar, S. (1991). El concepto de infancia en Psicoanálisis. Psicoanálisis


con niños y adolescentes. Tomo I nº 1. 1991.

 Doltó, F. (1982). Seminario de Psicoanálisis de niños, I y II. Ed. Paidos.


Barcelona

 Doltó, F. (1997). Trastornos en la infancia. Paidos Ibérica. Barcelona.

 Erickson, E. (1966). Infancia y sociedad. Lumen Horné. Buenos Aires, 1993.

 Freud, A. (1965). Obras completas

 Freud, S. (1905). Obras completas. Biblioteca Nueva. Madrid, 1996.

 Geissmann, C y P. (1992). Historia del psicoanálisis infantil. Ed. Síntesis.


Madrid.

 Grimberg, L. (comp) (1977). Prácticas psicoanalíticas comparadas en niños


y adolescentes. Biblioteca de psicología profunda. Ed. Paidos. Buenos
Aires.

 Grego, B. (com.) (1998). Desarrollo de la escuela inglesa de Psicoanálisis.


Ed. Tekné. Buenos Aires.

 Grosskurth, P. (1986). Melanie Klein, su mundo, su obra. Paidos Ibérica.


Barcelona, 1990.

 Kahr, Brett (1996). Donald Woods Winnicott. Retrato y biografía. Ed.


Biblioteca Nueva. Madrid, 1999.

 Klein, M (1932). Obras completas. Paidos Ibérica. Barcelona, 1994.

 Levobici, S. Diatkine, R., y Soulé, M. Tratado de psiquiatría del niño y del


adolescente. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid.

 Mahler, M. (1955). Psicosis simbiótica infantil: Aspectos genéticos,


dinámicos y restitutivos. En Estudios 1 Ed. Paidos. Buenos Aires, 1984.
 Margarita Mesa de Uribe. El niño y el psicoanálisis

 Tustin, F. (1988) Ser o no ser: un estudio acerca del autismo. Psicoanálisis


A.P. de B.A. Vol. XVII, nº 3, 1995.

 Winnicott, D. W. (1958). Escritos de pediatría y psicoanálisis. Ed. Laia.


Barcelona, 1981.

8
INSTITUTO DE CAPACITACION Y ESPECIALIZACION PADRE HURTADO

 Winnicott, D. W. (1965). El proceso de maduración en el niño. Ed. Laia.


Barcelona, 1981.

 Winnicott, D. W. (1987). El gesto espontáneo. Paidos Psicología Profunda.


Buenos Aires, 1990

También podría gustarte