Fabulas, Leyendad, Cuentos
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Fabulas, Leyendad, Cuentos
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de
pregonar que ella era el animal más veloz del bosque, y que se pasaba el día burlándose de la
lentitud de la tortuga.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho ha sido el responsable
de señalizar los puntos de partida y de llegada. Y así empezó la carrera:
Astuta y muy confiada en sí misma, la liebre salió corriendo, y la tortuga se quedó atrás, tosiendo y
envuelta en una nube de polvo. Cuando empezó a andar, la liebre ya se había perdido de vista. Sin
importarle la ventaja que tenía la liebre sobre ella, la tortuga seguía su ritmo, sin parar.
La liebre, mientras tanto, confiando en que la tortuga tardaría mucho en alcanzarla, se detuvo a la
mitad del camino ante un frondoso y verde árbol, y se puso a descansar antes de terminar la
carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga seguía caminando, paso tras paso,
lentamente, pero sin detenerse.
No se sabe cuánto tiempo la liebre se quedó dormida, pero cuando ella se despertó, vio con pavor
que la tortuga se encontraba a tan solo tres pasos de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con
todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la
carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los
demás. También aprendió que el exceso de confianza y de vanidad, es un obstáculo para alcanzar
nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadie.
Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de
confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos
El león y el ratón. Fábula sobre la bondad y la lealtad
Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se
estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a jugar
a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse entre la melena del león,
con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó
al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:
- ¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis la
lección!
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía, le
dejó marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían
temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió hacia lugar de dónde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había
quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:
- No te preocupes, yo te salvaré.
El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo
salvarse. El ratón le dijo:
- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es
bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos
para siempre.
MORALEJA:
- Ningún acto de bondad queda sin recompensa.
- No conviene desdeñar la amistad de los humildes
Fábula corta para niños sobre la precaución - El lobo y la cabra
Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como no podía llegar a donde
estaba ella le dijo:
- Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer. Además, mira este prado donde estoy yo, está
bien verde y crecido.
Lo que la zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho más altos de lo que ella
imaginaba. Entonces, buscó un medio para alcanzarlos. Saltó, saltó, pero sus dedos no conseguían
ni tocarlos.
Había muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó carrera y saltó otra vez, pero el salto
quedó corto. Aún así, la zorra no se dio por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a saltar y nada.
Las uvas parecían estar cada vez más altas y lejanas.
Cansada por el esfuerzo y sintiéndose incapaz de alcanzar las uvas, la zorra se convenció de que
era inútil repetir el intento. Las uvas estaban demasiado altas y la zorra sintió una profunda
frustración. Agotada y resignada, la zorra decidió renunciar a las uvas.
Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de que un pájaro que volaba por allí,
había observado toda la escena y se sintió avergonzada. Creyendo que había hecho un papel
ridículo para conseguir alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le dijo:
- Yo habría conseguido alcanzar las uvas si hubieran estado maduras. Me equivoqué al principio
pensando que estaban maduras pero cuando me di cuenta de que estaban aún verdes, preferí
desistir de alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento para un paladar tan refinado como
el mío.
Y así fue, la zorra siguió su camino, intentando convencerse de que no fue por su falta de esfuerzo
por lo que ella no había comido aquellas riquísimas uvas. Y sí porque estaban verdes.
Moraleja: Si hay algo que de verdad te interesa, no desistas. Esfuérzate y persevera hasta
conseguirlo.
El cuervo y el zorro
Estaba un cuervo posado en un árbol y tenía en el pico un queso. Atraído por el aroma, un zorro que
pasaba por ahí le dijo:
-¡Buenos días, señor Cuervo! ¡Qué bello pumaje tienes! Si el canto corresponde a la pluma, tu tienes
que ser el Ave Fénix.
Al oír esto el cuervo, se sintió muy halagado y lleno de gozo, y para hacer alarde de su magnífica
voz, abrió el pico para cantar, y así dejo caer el queso. El zorro rápidamente lo tomó en el aire y le
dijo:
- Aprenda, señor cuervo, que el adulador vive siempre a costa del que lo escucha y presta atención a
sus dichos; la lección es provechosa, bien vale un queso.
Moraleja: No se debe dar crédito a palabras aduladoras que se hacen por interés.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres,
estaremos encantados de recibirla.
LEYENDAS
Leyenda de la Tatuana
Se dice que por haber sido acusada de brujería y encarcelada, la mujer se volvió loca e hizo
un pacto con el diablo. Este ser la liberó de la cárcel. Además, la condenó a vagar eternamente
sobre un barco en los días de lluvia.
Una de las versiones más antiguas, afirma que en la época colonial guatemalteca existió una
mujer joven y bella, de origen mulato. A esta la llamaban Tatuana, quien disfrutaba de los placeres
carnales y del lujo. Sus actitudes no eran bien vistas en una sociedad como la de ese entonces.
Se acusó a la mujer de brujería y de hacer hechizos para atraer a los hombres. Además, se dijo que
era codiciosa y no seguía los preceptos de la Iglesia. Esto dio paso a que La Tatuana fuera juzgada
por el tribunal de la Santa Inquisicióny fue condenada a muerte.
La mujer se rehusó a confesar sus pecados antes de morir. Según cuentan, la noche anterior a su
ejecución pidió como último favor que le brindaran un trozo de carbón, unas velas y unas rosas
blancas.
Utilizó las cosas para realizar en su celda un altar y un hechizo. Con el trozo de carbón pintó en la
pared un gran barco, mientras recitaba conjuros. Entonces apareció frente a ella el demonio, quien la
sacó de allí en el barco que había pintado en la pared.
Leyenda de La Llorona
Una de las leyendas más populares de Guatemala es la leyenda de La Llorona, en esta, se le
describe como una mujer que pierde a sus hijos y convertida en alma en pena, los busca en vano
para toda la eternidad, aterrorizando con su llanto a todo el que la escucha.
La Llorona se aparece vestida de blanco y con el rostro cubierto por un velo, caminando de forma
lenta hasta acercarse a un lugar con agua en el cual desaparece.
En una de las versiones de la leyenda, se afirma que La Llorona fue una mujer llamada María que
pertenecía a la alta sociedad y que estaba casada con un hombre adinerado y bastante mayor que
ella. Era costumbre de esta mujer despilfarrar las riquezas de su esposo y divertirse frecuentemente
en fiestas y eventos sociales. Durante sus años de matrimonio, la pareja tuvo dos hijos.
Inesperadamente, el esposo de María falleció y la riqueza se fue terminando. Luego de vender sus
pertenencias, la mujer no halló forma de seguir alimentando a sus hijos, por lo que un día les hizo
creer que los llevaría de paseo, al llegar al lugar que tenía planeado arrojó a los menores a un
caudaloso río, en el que murieron. La mujer abandonó el lugar, pero el remordimiento la hizo
regresar y tirarse también al río.
Continúa la leyenda afirmando que desde el momento en que la mujer perdió su vida y la de sus
hijos, a partir de la medianoche, su alma deambula por las calles de Guatemala llorando y gritando
¡Aaaay mis hijos! Existen quienes afirman haberla visto cerca de cualquier lugar en donde haya
agua.
Leyenda de la Siguanaba
Su historia se remonta a la época colonial; aunque en ese entonces se le conocía con otro nombre:
“sihuehuet”, que significa mujer hermosa. Se dice que ella tuvo un romance con un dios llamado
Tlaloc, con quien tuvo un hijo.
Sihuehuet nunca expresó amor por su pequeño y siempre fue mala madre. Debido a esto, el dios se
enojó y la maldijo con el nombre de Siguanaba; que significa lo contrario a su nombre original: mujer
horrible. ¡Pero no solamente fue el nombre! También la condenó a tener un rostro horrendo y vagar
por las calles.
Desde ese día; las personas cuentan que se aparece en las colonias por la noche. La leyenda de la
Siguanaba dice que ella usa un vestido transparente de color blanco y acostumbra bañarse en
piletas, tanques de agua o ríos mientras peina su cabellera negra con un peine de oro.
Su fin es llamar la atención de los hombres; en especial de los infieles para perseguirlos y
atormentarnos. La Siguanaba muestra su hermosa figura y cubre su rostro con un velo blanco para
así despertar la curiosidad y atraerlos.
Cuando están suficientemente cerca; ella quita el velo y deja al descubierto su horrible rostro con
apariencia de caballo, con ojos rojos y piel sumamente arrugada y verde. Sus uñas crecen y además
suelta una carcajada tenebrosa. Al abrir su hocico, suelta un olor nauseabundo y es ahí donde roba
el alma de su víctima.
El Cadejo
Cuenta la leyenda que hay dos tipos de cadejos uno bueno el blanco, y uno malo el negro, estos
tienen forma de un perro, que salen en las noches.
La leyenda cuenta que el cadejo era un joven que intento darle un susto a su papa para que este
dejara de tomar, su papa regularmente llegaba a su casa borracho y golpeaba a su esposa, el joven
intento evitar que su padre siguiera tomando, entonces se disfrazo como un perro y lo espero en la
calle cuando su papa venia borracho, cuando el joven salió disfrazado su padre salió corriendo pero
aun a si el padre volvió a tomar, esto sucedió varias veces pero el padre nunca dejaba de tomar,
llego el día que el padre cansado de ser asustado por el animal, decidió enfrentarlo y saco un
cuchillo, al ver esto el joven se quito el disfraz y el padre al ver esto maldijo al joven, diciéndole que
sus maldición seria acompañar aquellos que caminaban por la noche.
Desde entonces el cadejo blanco acompaña aquellas personas que andan por la noche caminando
solos en la calle para protegerlas de los peligros nocturnos, pero si la persona ataca al cadejo, este
lo ataca.
El Sombreron
Cuenta la leyenda, que existe un hombre bajito que siempre lleva consigo una guitarra, un cinturón y
unas espuelas de plata. Su rasgo mas resaltante es que tiene siempre en su cabeza, un sobrero de
alas enormes, y siempre anda montado en un caballo.
Muchos afirman, que este, es un espectro que anda por las calles tocando la guitarra, y es muy
enamoradizo de jóvenes de ojos grandes y pelo largo. Se dice que si el “Sombrerón” se ha fijado en
una, la empieza a seguir tocando una Serenata, luego, por las noches se le aparece y le hace una
trenza en su cabello para que ella pierda el apetito y después, muera. La manera de que una chica
pueda evadir el interés del Sombrerón, es cortarse su cabello cuando ella haya sido selecta por él.
Así, sólo se podrá salvar.
Cuentos
El Cohete de Papel
Había una vez un niño cuya mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo hacia la luna, pero tenía
tan poco dinero que no podía comprar ninguno. Un día, junto a la acera descubrió la caja de uno de
sus cohetes favoritos, pero al abrirla descubrió que sólo contenía un pequeño cohete de papel
averiado, resultado de un error en la fábrica.
El niño se apenó mucho, pero pensando que por fin tenía un cohete, comenzó a preparar un
escenario para lanzarlo. Durante muchos días recogió papeles de todas las formas y colores, y se
dedicó con toda su alma a dibujar, recortar, pegar y colorear todas las estrellas y planetas para crear
un espacio de papel. Fue un trabajo dificilísimo, pero el resultado final fue tan magnífico que la pared
de su habitación parecía una ventana abierta al espacio sideral.
Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de papel, hasta que un
compañero visitó su habitación y al ver aquel espectacular escenario, le propuso cambiárselo por un
cohete auténtico que tenía en casa. Aquello casi le volvió loco de alegría, y aceptó el cambio
encantado.
Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el niño echaba de menos su cohete de
papel, con su escenario y sus planetas, porque realmente disfrutaba mucho más jugando con su
viejo cohete. Entonces se dio cuenta de que se sentía mucho mejor cuando jugaba con aquellos
juguetes que él mismo había construido con esfuerzo e ilusión.
Y así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y cuando creció, se convirtió en el
mejor juguetero del mundo.
El Pingüino Y El Canguro
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había
vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al
que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras.
Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la
siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el
vanidoso canguro se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Este no
quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al
grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen
rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su
barriga...
Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había
rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta
el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su
velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió
llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le
esperaba para devolverle las burlas, este había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de
devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar.
Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que
con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro.
la liebre y la tortuga
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más
veloz y constantemente se reía de la lenta tortuga.
- Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy divertida y confiada de su victoria, aceptó y todos los animales se reunieron para
presenciar el reto. ¡Comienza la carrera!
Con ese aire de superioridad que tenía, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó
remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura!
Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí,
sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó tanto que decidió detenerse junto al camino y descansar
y ahí se quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su
camino hasta llegar a la meta.
Cuando la liebre se despertó y se percató de lo que ocurría, corrió con todas sus fuerzas pero ya
era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que
burlarse jamás de los demás.
La gallina de los huevos de oro, cuentos cortos infantiles
Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Un día, trabajando en el
campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo:
- Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma
esta gallina, es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro.
El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral.
Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a
la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro
huevo de oro.
¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo. Fue así que poco a
poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la
comarca.
Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó:
- ¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de
oro que lleva dentro.
A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este bobo aldeano malogró la fortuna que tenía.
Cuento corto sobre las madres y los hijos: El ángel de los niños
Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y
le dijo un día a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso
como soy...
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te esta esperando en la Tierra y que te cuidara.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.
- ¿Y como entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan
los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras mas dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha
paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño
presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...
Canciones Peteneras
MARIBEL
Maribel una linda chica
Le gusta viajar y vino al peten
Se siente feliz en el chal tum ha
Paseando en las calles de la ciudad.
CORO
CORO
CORO
¡Compran Toronjas!
¡Compran Toronjas!
¡Compran Toronjas!
Quien dijo Sierra Moreno qué bien que nos conocía, lo puso pá que dijeran:
"por allí va una partía".
¡ Tierra de mi rebelión!
Lo puso pá que dijeran:
"por allí va una partía".
Va una partía que la está persiguiendo la luz del día.
II
Quien dijo Sierra Morena qué bien hablaba el idioma que hablaban los que mandamos de
emperadores a Roma.
¡ Tierra pá un emperador!
Que hablaban los que mandamos de emperadores a Roma.
Le rondan las pirañas y se apaña azuzando la mirada para alejarlas con las garrapatas que la quieren
devorar y ser la neblina del bosque que mira y no deja mirar penacho de invierno sediento de mi
lagrimal.
de leña seca su ropaje, petenera su lamento en carne viva el carruaje que la lleva a sus adentros la
sonrisa despeinada de ir en contra de los vientos, de ir en contra de los vientos
empalma hasta a a los juncos que eran firmes antes de ser destronados y nunca se ha corrido con el
ruido del gentío y su existir comadre de las musarañas, como en la canción del Martín que encuentro
sentido al seguido del punto del fin.
PETÉN
Tierra misteriosa, grande y legendaria,
cuna de los mayas y del gran “Canek”,
hay en tus entrañas fértiles montañas
y un collar de lagos, mi bello Petén.
San Luis
San Luis, tierra del Petén,
que Dios con su obra maravillosa allí lo formó,
nunca olvidaré sus lindas mujeres
que son un encanto y que por lo tanto son de San Luis.
Vamos a bailar,
vamos a gozar,
la Gran Sensación tocando siempre te alegrará,
nunca olvidaré pueblo de San Luis,
costumbres de siempre Palo encebado es su tradición.