Expo Osteo Muscular N-A
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El sistema osteomuscular, también conocido como sistema locomotor, es un conjunto de órganos que
incluyen el esqueleto, los músculos, los cartílagos, los ligamentos y otros tejidos conectivos. Los cuales
trabajan juntos para proveer forma, calor, protección y soporte a los órganos vitales, así como
estabilidad y movimiento al cuerpo.
El sistema osteomuscular es esencial para mantener la homeostasis desde un punto de vista mecánico,
sintético y metabólico. Para entender la importancia que tiene este sistema, es necesario desengranar
componentes esenciales: los huesos, músculos y articulaciones.
Homeostasis: Estado de sinergia o estado de equilibrio entre los órganos del cuerpo, ayudando a
mantener el organismo estable.
Los huesos
El esqueleto humano contiene aproximadamente 206 huesos, aunque se debe tener presente que es
mayor en recién nacidos y niños jóvenes dado que nacen con algunos huesos separados para facilitar
su salida con éxito a través del canal del parto.
En el adulto, la mayor concentración de huesos está en las extremidades, siendo las superiores un total
de 64 huesos y las inferiores de 62. La cabeza está formada por 28 huesos y el tronco por 52.
El hueso está formado por un tejido conectivo calcificado y poroso. Están compuestos por una matriz
de colágeno, que da flexibilidad, y un reservorio inorgánico compuesto por sales minerales,
principalmente hidroxiapatita. El hueso es un órgano dinámico que se remodela constantemente y
cambia su forma para adaptarse a las presiones continuas a las que está sometido.
Aunque su principal función es dar soporte y proteger a los órganos internos, los huesos también
producen células sanguíneas. Por lo tanto, las funciones de los huesos incluyen, funciones mecánicas
(soporte y estructura, protección y movimiento), sintéticas (hematopoyesis) y metabólicas
(almacenamiento de grasas y minerales, y equilibrio ácido-base).
Si hay dos minerales esenciales para la formación y el mantenimiento saludable de los huesos, estos
son el calcio y el hierro. Por una parte, una deficiencia de calcio puede provocar una debilidad y
fragilidad aumentando las posibilidades de roturas y lesiones.
Hay que recordar también que el propio cuerpo no produce calcio y se obtiene a través de los
alimentos que comemos. Por eso, la importancia, también, de una dieta rica en este mineral.
Además, la vitamina D juega un papel fundamental en este proceso ya que ayuda a la absorción y
contribuye a mejorar la salud ósea. Por otro lado, el hierro es fundamental para el organismo ya que es
el oligoelemento más abundante y el encargado de la formación de las hormonas y tejidos, así como el
transporte del oxígeno. Pero, en muchas ocasiones es habitual sufrir una carencia de este mineral, que
llevará a sentirte más cansado y débil de lo normal (anemia). Para evitar estas situaciones se
recomiendan complementos alimenticios que aportan la cantidad necesaria de hierro para el buen
funcionamiento de tu organismo.
Los músculos
El número exacto de músculos en el cuerpo humano es desconocido ya que la comunidad científica
todavía no está de acuerdo con la definición de lo que es un músculo. La mayor parte de los expertos
sugieren que hay un total de 639 a 650 músculos dentro del sistema muscular, los cuales se encuentran
como una red de fibras y tejidos. Mientras el número exacto es una disputa, lo que todos los científicos
coinciden es que hay de diferentes tipos: estriados, lisos y cardiacos.
Los músculos son tejidos blandos y contráctiles hechos de células musculares (también llamadas
fibras), que en respuesta a las señales transmitidas por los nervios son capaces de producir
movimiento. Aunque la musculatura lisa y cardíaca juega un papel esencial en la homeostasis, no están
implicadas en el sistema osteomuscular, por lo que solo se explicará en detalles la musculatura
esquelética.
En cuanto a la estructura, el músculo está cubierto por una capa de tejido conectivo que lo protege de
la fricción con otros músculos y huesos. Esta capa continua, junto con otros tejidos conectivos, hasta
formar los tendones.
Articulaciones
Tenemos 360 articulaciones en nuestro cuerpo. Alguna de estas articulaciones son vitales para llevar a
cabo nuestra vida diaria, otras no lo son tanto y algunas de ellas podrían prácticamente no existir por
qué no tienen ninguna función.
Estas 360 articulaciones están dispersas por el cuerpo, 86 se encuentran en el cráneo, 6 en la garganta,
66 en el pecho, 76 en la columna vertebral y en la pelvis, 32 en cada uno de los miembros superiores y
31 en cada una de las extremidades inferiores.
Las articulaciones tienen un papel importante para dar movilidad al cuerpo humano, pero también son
puntos de crecimiento. Algunas articulaciones, como el cráneo, sólo sirven para proteger el cerebro y
prácticamente no tienen movilidad. Las articulaciones inmóviles se mantienen unidas por el
crecimiento de hueso o por un cartílago resistente. También pueden ser unidas por cartílagos que
permiten poco movimiento, como la nariz.
Una articulación es dónde dos o más huesos se unen con la finalidad de permitir el movimiento y de
proveer soporte mecánico. Tienen dos funciones principales, dar soporte estructural al organismo y
permitir el movimiento cuando los músculos que la rodean se contraen. Es por ello su importancia, ya
que podemos carecer de movilidad si su funcionamiento no es el correcto. Además, es muy habitual
(sobre todo en personas que realizan ejercicio físico) sufrir lesiones o dolores en estas partes del
cuerpo. De aquí la importancia de los complementos alimenticios para mantener fuertes
las articulaciones.
Hay una serie de vitaminas importantes para mantener nuestro sistema osteomuscular en perfectas
condiciones.
Tendinitis
Los tendones son tejidos que unen los músculos a los huesos. Su función es la de transmitir el
movimiento desde los músculos a los huesos para permitir la locomoción, pero no deben ser ellos
los que hacen fuerza. Esto es tarea de los músculos.
A causa de una sobrecarga de los tendones por movimientos repetitivos realizados de forma
incorrecta, es posible que se inflamen, momento en el que empezamos a hablar de tendinitis.
La tendinitis suele ocurrir en hombros, codos, muñecas, rodillas y talones y cursa con dolor. La
mayoría de casos se tratan simplemente con reposo, aunque es posible que la administración de
medicamentos para aliviar el dolor o acudir a sesiones de fisioterapia sea necesario.
Artrosis
La artrosis es una enfermedad osteomuscular muy común debida al propio envejecimiento del
cuerpo. A medida que avanza la edad, los cartílagos de las articulaciones empiezan a desgastarse y
a dar lugar a esta patología.
La artrosis suele aparecer a partir de los 40 años y, llegados a los 80, la práctica totalidad de la
población la sufre en mayor o menor medida. La degeneración del cartílago hace que los huesos
de las articulaciones rocen entre sí, algo que provoca dolor y pérdida de movilidad.
Se trata de una enfermedad crónica y el daño en el cartílago es irreversible, por lo que no existe
cura. De todos modos, el tratamiento va enfocado a reducir el dolor y a intentar mejorar la
movilidad. La mejor prevención es evitar el sobrepeso y realizar actividad física moderada.
Lumbalgia
Ciática
La ciática es un trastorno osteomuscular debido a una compresión del nervio ciático, el cual va
desde la parte inferior de la espalda hasta abajo de cada pierna, pasando por las caderas y los
glúteos. Esto provoca inflamación, dolor y entumecimiento de la pierna afectada.
La ciática aparece a causa de un estrechamiento del nervio ciático, cosa que suele ocurrir por
distintos trastornos de la columna vertebral.
La mayoría de casos de ciática, pese a que el dolor puede ser grave, se resuelven con
medicamentos a las pocas semanas. De todos modos, los casos más serios pueden requerir una
intervención quirúrgica.
Escoliosis
Se desconoce la causa de la mayoría de casos, aunque se sabe que suele ocurrir durante el periodo
de crecimiento anterior a la pubertad. De hecho, 3 de cada 100 jóvenes sufren este problema, el
cual es crónico.
La mayoría de casos son leves y no es necesario ningún tratamiento. De todos modos, existen
casos graves en que la curvatura de la columna resulta incapacitante para el correcto desempeño
de la persona. En este caso, es posible que sea necesaria una cirugía para reducir la curvatura de la
columna.
Fracturas
Una fractura es una rotura de un hueso. Suelen ocurrir por caídas, traumatismos, accidentes de
coche, lesiones deportivas, etc. Las fracturas provocan un dolor muy intenso, hematomas,
problemas de movilidad y deformidades.
Ante una fractura, es muy importante recibir atención médica de forma inmediata. Lo más
probable es que el tratamiento consista en usar un yeso o una férula, aunque si la fractura es muy
grave, la cirugía puede ser necesaria y consiste en colocar placas o tornillos para mantener el
hueso en su lugar.
Luxaciones
Una luxación es la separación de dos huesos. Es decir, no hay una rotura ósea. Los huesos se
desplazan de la articulación. La más común es la que ocurre en los hombros, con el famoso “se le
ha salido el hombro de sitio”.
No son tan graves como las fracturas pero también requieren intervención médica inmediata.
Cuando se tratan debidamente, las luxaciones no ocasionan lesiones permanentes.
Hernia discal
Una hernia discal consiste en que un disco intervertebral de la columna vertebral se rompe,
pinzando los nervios cercanos. Esto provoca dolor, entumecimiento y debilidad en alguna de las
extremidades.
La mayoría de hernias discales son debidas al propio envejecimiento, pues los discos
intervertebrales se van dañando con el tiempo. De todos modos, otra de las causas más comunes
es levantar peso con una técnica inadecuada.
Tomar analgésicos alivia el dolor al cabo de unas pocas semanas. De todos modos, la mejor
prevención es evitar las posiciones incorrectas a la hora de levantar objetos pesados.
Auxiliares de enfermería y problemas osteo-
musculares
En el ámbito hospitalario existen diversos factores de riesgo ocupacional capaces de generar trastornos para
la salud e incapacidad en los trabajadores. Dentro de los trastornos más comunes están los
osteomusculares, el personal más involucrado en estos casos es el de enfermería quien en razón a las
actividades propias de su función y en cumplimiento de las ordenes médicas está sometido a sobreesfuerzos
como: bañar al paciente, vestirlo, curarle las heridas, sentarlo o subirlo a la cama o a las sillas, trasladarlo y
movilizarlo, transferirlo de una cama a otra, llevarlo al baño; actividades que implican posiciones incomodas,
como flexión y rotación de tronco. Todo lo anterior se constituye en un factor de riesgo ergonómico que
desencadena la aparición de dolor especialmente en las regiones cervical y lumbar; zonas que están
involucradas en la generación de fuerza y movimiento. Adicionalmente hay que agregar que existen otros
factores asociados como la frecuencia de la actividad, tiempo, peso del paciente y la dificultad postural
requerida para la tarea.
Otros factores reconocidos que pueden estar implicados en la aparición de estos trastornos son: la edad, la
talla, el índice de masa corporal, el tipo de actividad física, enfermedades concomitantes, el uso de zapatos
con tacón alto, tabaquismo, turnos nocturnos, así como factores psicosociales: demandas del empleador,
bajo control, falta de autonomía, falta de apoyo social, repetitividad, monotonía, insatisfacción laboral, y el
número de pacientes que se tiene que atender por turno.
Factores como el ser mujer, tener más de 50 años, una mayor carga física, sobre todo estática, un apoyo
social bajo y las cargas domésticas son factores asociados a una mayor incidencia de incapacidad temporal
de dolor de espalda.
Se estima que entre un 60 y 90% de la población sufre dolor lumbar en algún momento de la vida; ocupa el
primer lugar en cuanto a frecuencia de trastornos de la salud y es la segunda causa de requerimiento
médico en los países industrializados, además se constituye en la primera causa de incapacidad laboral, con
la consecuente implicación económica.
Diferentes cifras de prevalencia de dolor lumbar en personal de enfermería han sido reportadas
dependiendo del país en que se realiza la medición, y van desde el 40% en la población de enfermeros en
general hasta el 81,3% en enfermeros de unidades de cuidados intensivos.
De acuerdo a Laura Punnett, en el American Journal of Industrial Medicine de 2005, se considera que a nivel
mundial, 37 de cada 100 episodios de dolor lumbar son atribuidos al desarrollo de las actividades laborales;
y esta fracción varía según se trate de hombres (41%) o de mujeres (23°/o).
En Colombia, las enfermedades osteomusculares ocupan el primer lugar y han ido en aumento a partir de
2006 donde representaron el 82,4%, en 2007 el 80,2%, en 2008 el 85%, en 2009 el 82,7% y en 2010 el 84%
del total de enfermedades laborales reportadas.
Materiales y métodos
Estudio descriptivo transversal realizado en las unidades de cuidado intensivo de dos instituciones
hospitalarias de cuarto nivel en Bogotá. La muestra estuvo constituida por 86 auxiliares de enfermería que
cumplieron con los criterios de inclusión: auxiliar titulada, laborar exclusivamente en la unidad de cuidados
intensivos y querer participar voluntariamente en el estudio. La información se obtuvo mediante un
cuestionario con 24 preguntas, donde se identificaron variables sociodemográficas, aspectos propios de la
forma de ejecución de las actividades y la aparición de dolor por segmento corporal, así como el tiempo de
duración del mismo, dentro de un enfoque ergonómico, adaptado a partir del cuestionario Nórdico de
Síntomas Osteomusculares.
Resultados
El 77% (66/86) de las auxiliares de enfermería que participaron en éste estudio tenía más de cuatro años de
experiencia laboral en la unidad de cuidados intensivos, mientras que el 14% (12/86) entre uno y dos años,
el 9% (8/86) tenía menos de un año laborando en esta unidad. El 45% (39/86) manifestó que atendía 4
pacientes por turno, un 23% (20/86) cinco, el 15 % (13/86) seis y el 17% (14/86) atendía entre dos y tres
pacientes.
La realización de posturas inadecuadas y prolongadas fue reportada como muy a menudo por el 37% (32/86)
de las auxiliares de enfermería, mientras que un 33% (28/86) reportó que siempre se ve enfrentada a estas
posturas, un 29% (25/86) que a veces las realiza y sólo un 1% (1/86) manifestó que nunca las realiza.
El levantamiento y movilización de cargas es una de las actividades más realizadas ya que el 47% (40/86)
manifestó que siempre las hacía, mientras que un 22% (19/86) manifestó que las realizaba muy a menudo y
el 29% (25/86) manifestó que a veces las realizaba.
Del total de las auxiliares de enfermería que manifestó sintomatología osteomuscular (68/86), el 63,2%
(43/68), expresó que había sido incapacitado por esta causa, mientras que el 36,8% (25/68), afirmó no haber
recibido incapacidad. Del total que afirmó haber sido incapacitada el 44% (19/43) le fue dada incapacidad
entre uno y tres días, un 37% (16/43) recibió entre cuatro a siete días, un 16% (7/43) entre ocho y 15 días, y
un 3% (1/43) afirmó haber recibido más de 15 días de incapacidad médica. El 18% (12/68) de las auxiliares
que presentaron la sintomatología lo habían reportado a la administradora de riesgo laboral, mientras que
un 82% (56/68) no lo había hecho.
De las auxiliares de enfermería que manifestaron dolor en codos, espalda inferior, caderas, rodillas y
tobillos, refirieron que era permanente, mientras que quienes manifestaron sintomatología en cuello,
hombros, muñecas y espalda superior refirieron que sólo duraba entre uno y siete días.
De las auxiliares que refirieron sintomatología osteomuscular el 9% (6/68) manifestó que había sido
reubicada laboralmente y un 1% (1/68) refirió haber sido intervenida quirúrgicamente por esta causa.
Este estudio no encontró relación entre el índice de masa corporal y la aparición de trastornos
osteomusculares, ni con el número de pacientes atendidos por turno, pero sí se encontró asociación entre la
aparición de sintomatología osteomuscular y la con el tiempo que la auxiliar llevaba trabajando en la unidad
de cuidados.
Discusión
Este estudio encontró que las auxiliares de enfermería que desarrollan sus actividades laborales en la unidad
de cuidado intensivo presentan una alta prevalencia de sintomatología osteomuscular (79%) producto de las
actividades como bañar, movilizar y trasladar pacientes, donde se ven enfrentadas a la realización de
posturas inadecuadas y prolongadas, levantamiento y movilización de cargas. Los segmentos corporales que
estuvieron implicados con más frecuencia fueron: la espalda inferior (24,5%), espalda superior (17,5 %) y las
rodillas (13,5%). El estudio también encontró que la gran mayoría de las auxiliares había recibido
incapacidad médica por esta causa (65%), también encontró que un porcentaje muy bajo de auxiliares había
reportado a la administradora de riesgo laboral la sintomatología (18%), y el 9% ya había sido reubicada por
esta causa.
Lo anterior concuerda con Giovana Pimentel , quien en un estudio que tuvo como objetivo evaluar los
síntomas musculoes-queléticos en enfermeras, encontró que de las participantes, el 93% reportó algún tipo
de síntoma musculoesquelético en los últimos 12 meses. La mayor prevalencia de síntomas de acuerdo con
las zonas anatómicas fueron: región lumbar (59%), hombros (40%), rodillas (33,3%) y el cuello (28,6%).
También encontró que el 29,5% faltó al trabajo y 47,6% visitó un médico en los últimos 12 meses debido a
los mismos síntomas.
También Duque, en Colombia, quienes realizaron un estudio para determinar la prevalencia de dolor lumbar
en el personal de enfermería, encontraron lumbalgia en el 67,8% de los participantes, sin encontrar
diferencia en cuanto al sexo.
El estudio también encontró que, al parecer, existen factores que pueden estar relacionados con la aparición
de la patología osteomuscular como los son: la edad, el tiempo laborado en la unidad de cuidados
intensivos, y la mayor carga en actividades domésticas. La edad es uno de los factores que más influyen aquí.
Es importante recalcar que las auxiliares de enfermería de las unidades de cuidados intensivos realizan una
abnegada y ardua labor y la aparición de trastornos osteomusculares se hace evidente en razón a que tienen
que movilizar pacientes, quienes dada su incapacidad física por razones obvias, requieren que les realicen el
aseo personal, la movilización para evitar las escaras, y otras tantas funciones.