Trabajo de Obligaciones II LA MORA

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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental De Los Llanos Centrales ´´Rómulo Gallegos´´
Área: Ciencias Políticas Y Jurídicas.
San Juan De Los Morros
Estado Guárico.

Profesor: Abg. Daniel Montoya


Unidad Curricular: Obligaciones II

Bachiller:
Salomon Hurtado V-13.276.466
4° año Sección 8
INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo ahondaremos más sobre la Mora trataremos de
manera concisa el tema, podemos resumir como llega a constituirse, como aquello
que no es más que una tardanza en un pago de una obligación en el tiempo y la
fecha indicada. Conglomerando también los tipos de Mora detallando cada uno de
ellos. Abarcaremos los requisitos de la mora, su concepto como tal, las clases de
la misma, así como también el efecto que producen y su basamento legal.

La mora configura la hipótesis más importante y común de cumplimiento


inexacto de la obligación. Se trata de un incumplimiento injustificado, un retardo
culposo en cumplir. Y ese retardo tiene la característica de que, a diferencia de lo
que normalmente sucede con otras formas de cumplimiento inexacto de la
obligación, no es factible la ejecución forzosa en forma específica.

La institución de la mora pretende regular las relaciones entre acreedor y deudor


cuando a posteriori ha venido a quedar demostrado, por fuerza de las
circunstancias, que lo que comenzó como un simple retraso terminó constituyendo
un cumplimiento retardado pero imputable al deudor. Y se trata entonces de
determinar cuál es la responsabilidad del deudor para con el acreedor, por las
consecuencias dañosas durante el intervalo, es decir, durante el tiempo entre el
vencimiento de la obligación y aquel en el cual el deudor vino a cumplir
retardadamente. De allí que algunos vean la mora como una variedad de la
responsabilidad civil.
LA MORA

Se entiende por mora el retardo del deudor de cumplir con la obligación


(mora del deudor) o del acreedor de recibir el pago (mora del acreedor). El deudor
no cumple su obligación en la oportunidad o tiempo fijado, sino en una oportunidad
posterior a la prometida, la obligación se cumple con demora y de allí que
comúnmente se denomine mora a esta forma de incumplimiento.

También podemos concebir a la mora como aquel retraso en el


cumplimiento de la obligación del deudor que le es imputable a título de culpa,
cuyo cumplimiento resulte aún posible y que siga siendo útil para el acreedor.
Configurándose plenamente una vez que el acreedor le exija el cumplimiento
judicial o extrajudicialmente al deudor (mora ex persona).

La mora constituye un retardo culposo en el cumplimiento. Y así se afirma


que “la mora es el retraso en el cumplimiento de la prestación imputable al deudor”.
Constituye un retraso significativo e injustificado en el cumplimiento de una
obligación exigible. Comporta un incumplimiento provisional de la obligación,
consistente en un retraso culposo en el cumplimiento de la prestación. Presupone
la posibilidad de llevar a cabo el cumplimiento en un momento posterior al pautado.
Se presenta así la mora como un retraso en el cumplimiento, pero una tardanza
culpable.

CLASES

La doctrina distingue diversos tipos de mora, a saber:


1. Por su Origen: Mora ex contratu. Que consiste en el retardo culposo en el
cumplimiento de una obligación derivada de un contrato.

Mora ex lege. Que consiste en el retraso culposo en el cumplimiento de una


obligación derivada de la ley.

Según los sujetos de la obligación que hayan incurrido en mora

Mora accipiendi, llamada también mora credendi o mora del acreedor. Es el


retardo injustificado del acreedor en recibir el pago.

Mora solvendi, llamada también mora del deudor, es el retardo culposo en el


cumplimiento de la obligación por parte del deudor.
LA MORA DEL DEUDOR

El Artículo 1.269 de nuestro Código Civil establece lo siguiente:


Si la obligación es de dar o de hacer, el deudor se constituye en mora por el
solo vencimiento del plazo establecido en la convención. Si el plazo vence
después de la muerte del deudor, el heredero no quedará constituido en mora,
sino por un requerimiento u otro acto equivalente; y, únicamente ocho días
después del requerimiento. Si no se establece ningún plazo en la convención, el
deudor no quedará constituido en mora sino por un requerimiento u otro acto
equivalente.
A su vez, el artículo 1271 ejusdem establece:
El deudor será condenado al pago de los daños y perjuicios, tanto por
inejecución de la obligación como por retardo en la ejecución, si no prueba que la
inejecución o el retardo provienen de una causa extraña que no le sea imputable,
aunque de su parte no haya habido mala fe.
El deudor incurre en mora, cuando de forma culpable retrasa el cumplimiento de la
obligación.

REQUISITOS
La doctrina ha fijado los siguientes requisitos o condiciones para que pueda
considerarse en mora al deudor:
La obligación debe ser válida, cierta, liquida y exigible

Debe ser válida, lo que excluye a las obligaciones nulas, las anulables y las
naturales, pues en éstas el deudor no está obligado al cumplimiento.

Debe ser cierta, en el sentido de que el deudor debe conocer en qué


consiste su obligación, su prestación, la conducta que debe observar, porque de lo
contrario, mal puede incurrir en culpa si no sabe lo que debe.

Debe ser liquida, porque debe estar determinada la extensión de la


prestación, pues si el deudor no sabe cuánto debe, tampoco puede cumplir. Si la
deuda es en parte líquida y en parte ilíquida, el deudor puede incurrir en mora
respecto de la parte líquida (Art. 1292 CC). Con respecto a la parte ilíquida, o si la
totalidad de la obligación es ilíquida, deberá procederse previamente a la
liquidación, para lo cual generalmente es necesaria la colaboración del acreedor.

Debe ser exigible en el sentido de que la obligación debe haber sido


contraída en forma pura y simple, no debe estar sometida a término suspensivo,
explícito o implícito, o a condiciones suspensivas modalidades, el cumplimiento no
podría exigirse todavía al deudor y por lo tanto no podría incurrir en retardo o
tardanza.
1. El cumplimiento de las obligaciones debe ser posible

El cumplimiento de la obligación debe ser posible, si es imposible, trátese


de una imposibilidad natural o jurídica, no estamos en presencia de mora, sino de
incumplimiento definitivo.

Se tiene que tratar de una imposibilidad sobrevenida, porque si hubiese


sido anterior o coetánea al momento del nacimiento de la obligación, ésta sería
inexistente: el contrato estaría viciado de nulidad absoluta.

2. Debe subsistir el interés del acreedor


Igualmente puede ocurrir que el cumplimiento de la obligación sea posible,
pero que el cumplimiento en especie ya no le interese al acreedor, tal como ocurre
en las obligaciones que deben cumplirse en determinado tiempo (importación de
juguetes para navidad; contratación de artistas para carnaval) por haber
transcurrido el tiempo útil para que se cumplan. En todos estos casos estamos en
presencia de un incumplimiento total y no de retardo en el cumplimiento.

3. Es necesario un retardo injustificado o imputable al deudor


Si la tardanza o retardo no es imputable al deudor, si proviene de una causa
extraña no imputable, entonces no habrá lugar a mora, sino se aplicará la teoría
del incumplimiento involuntario.

4. Es necesaria la interpelación
Para que el deudor quede constituido en mora es necesaria la interpelación,
el requerimiento o intimación por parte del acreedor, acto mediante el cual esté
manifieste a aquél su voluntad inequívoca de que la obligación que debe, le sea
cumplida de inmediato.

La interpelación, intimación o requerimiento es esencial a la mora del


deudor, salvo en los casos que deba aplicarse la regla “Dies interpellat pro
homine”. Que quiere decir el día interpela por el hombre.

LA INTERPELACIÓN

La interpelación es la condición formal de la mora, que exige que el deudor


sea compelido al cumplimiento de la prestación y solo después de esta exigencia
se considerará que el deudor está incurso en mora.

Otra definición: es el requerimiento que realiza el acreedor para exigir el pago y


constituir en mora al deudor. ... En este caso, el hecho jurídico es el requerimiento
de pago, al cual la ley le confiere una determinada consecuencia o efecto jurídico,
es decir la mora del deudor.

CASOS DÓNDE NO SE REQUIERE LA INTERPELACIÓN

Si la obligación es de dar o de hacer, el deudor se constituye en mora por el


solo vencimiento del plazo establecido en la convención.

Al vencerse el término cierto establecido por las partes, automáticamente el


deudor se constituye en mora por la aplicación de la máxima romana Dies
interpellat pro homine (el día interpela por el hombre), siempre que se cumplan los
demás requisitos para ello.

En relación con esta máxima, la doctrina y la legislación se han dividido en


dos tendencias: la tendencia francesa y la tendencia italiana. Para la tendencia
francesa, y en vista de las normas contenidas en su Código Civil, aun cuando la
obligación esté sometida a término cierto, es necesaria la interpelación al deudor
para constituirlo en mora, porque el término en principio es establecido en
beneficio del deudor, y, por lo tanto, si vence dicho término sin que el deudor
cumpla, habrá tardanza en el cumplimiento, pero no mora. El término suspensivo
sólo tiene por efecto impedir que la obligación sea exigible antes de su
vencimiento, pero cuando se cumple, la situación de la obligación es igual a la
obligación contraída en forma pura y simple, que no obstante ser de cumplimiento
inmediato requiere la intimación para que ocurra la mora. Sólo en el caso en que
se hubiera estipulado expresamente el pago inmediato por el deudor al vencerse
el término, es necesaria la intimación.

La doctrina italiana (siguiendo al Código Civil de 1865), el Código Civil


Alemán y el Código Civil nuestro sostienen el principio contrario: el día interpela
por el hombre, o sea, el deudor se constituye en mora por el solo cumplimento del
plazo fijado, sin que se necesite de la interpelación.

Cuando el deudor mismo hubiese reconocido estar en mora

En los casos del deudor doloso, obligado a restituir lo que hubiese recibido de
mala fe, como ocurre con el accipiens de mala fe, con el gestor de negocios que
retenga indebidamente una cosa; el legislador los considera en mora desde el
momento en que el accipiens recibe el pago, o el gestor retiene indebidamente lo
recibido o la cosa es indebidamente sustraída.

Tampoco hace falta la interpelación en algunos casos especialmente previstos por


el legislador en atención a la naturaleza del contrato: en materia de comodato, el
comodatario responde por la simple tardanza en la devolución (Art. 1727 CC), lo
que se justifica por el carácter gratuito del comodato.

Acuerdo de las partes. En los casos en que expresamente las partes hayan
acordado que el deudor quedará constituido en mora sin necesidad de
interpelación; lo que es posible, por cuanto la interpelación no es de orden público.

CASOS DÓNDE EL DEUDOR NUNCA ESTARÁ EN MORA

La doctrina ha distinguido también aquellas situaciones en las cuales no se


concibe la mora, dentro de estas situaciones se señala:

*En las obligaciones de no hacer, porque en ellas sólo puede existir el


incumplimiento definitivo y no un retardo en el cumplimiento.

*El término útil. En aquellas obligaciones que deben cumplirse en determinado


tiempo y vence este tiempo útil para cumplir. En este caso, el simple vencimiento
del tiempo constituye un incumplimiento definitivo y no será un retardo en el
cumplimiento.

*Voluntad del deudor. Cuando el deudor manifiesta su voluntad de no cumplir,


caso en el cual se está en presencia de un incumplimiento total y absoluto.

EFECTOS DE LA MORA DEL DEUDOR

Constituido en mora el deudor, se producen los siguientes efectos:


1. Perpetuatio obligationem
La mora produce lo que se ha determinado en doctrina la Perpetuatio
obligationem o sea, que el deudor queda siempre obligado a cumplir y el acreedor
podrá exigirle en todo tiempo el cumplimiento.

2. Daños y perjuicios
En las obligaciones de dar y de hacer, el deudor que incurra en mora está
obligado a pagar al acreedor los daños y perjuicios provocados por la tardanza en
el Cumplimiento (art. 1271).

El acreedor deberá probar la existencia del daño y su consistencia. En las


obligaciones que tienen por objeto sumas de dinero, los daños Y perjuicios
causados por el retardo culposo en el cumplimiento se presume la existencia del
daño, y se determinan: consisten en el pago de intereses sobre la cantidad debida,
salvo convenio de las partes o disposiciones especiales en contrario (Art. 1277
CC). Esos intereses Pueden ser fijados de dos maneras: bien por la ley, y
estaríamos en presencia del llamado interés legal, equivalente al tres por ciento
(3%) anual de la cantidad adeudada (art. 1746 del Código Civil; bien por las partes,
tratándose entonces del llamado interés “convencional”.

Existen numerosas limitaciones a los intereses convencionales:


La Primera: no pueden exceder de la mitad del interés corriente en el mercado.
(Art. 1746, aparte 3° cc). Por ejemplo, si el interés corriente en el mercado es de
6%, los intereses convencionales no podrán ser mayores del 9%. Esta limitación
es de carácter general y no se aplica a todo contrato.

La Segunda: El interés del interés dado en préstamo con hipotecaria, no puede


exceder del uno por ciento mensual (art. 1746 aparte 5 CC).

La Tercera: El Decreto sobre Represión de la Usura del 9 de abril de 1946,


considera como delito de usura “el préstamo de dinero, en cual se estipule o de
alguna manera se obtenga un interés que exceda del uno por ciento mensual” (Art
1°) y ordena reajustar los que excedan de dicha tasa a la máxima prevista en
dicho decreto (Art. 3°)

Estas limitaciones han sido derogadas total o parcialmente por la Ley de


Protección al Consumidor, del 24 de marzo de 1992, según el cual el interés
máximo en la venta a crédito de bienes y servicios ser fijado por el Ejecutivo
Nacional (Art. 61), y por el artículo 46 de la Lev del Banco Central de Venezuela
en relación a los créditos bancarios, y por la sentencia de la Corte Suprema de
Justicia, en Sala Político Administrativa, de fecha 19 de febrero de 1981 en
materia mercantil.

Cuarta: El deudor responde de los riesgos y perecimiento de la cosa, aunque ésta


se destruya o deteriore por causa extraña no imputable. El deudor no responde si
demuestra que la cosa de todos modos hubiese destruido o deteriorado en manos
del acreedor si el pago se hubiese cumplido oportunamente (Art. 1345 CC) porque
no hay rea de causalidad entre la culpa del deudor (retardo en la entrega y el daño.
Por ejemplo, un incendio ha destruido la casa del acreedor donde el deudor debía
entregar la cosa. Para algunos autores, el deudor deberá demostrar que el
acreedor no hubiese podido trasladarla a otro sitio ni enajenarla, evitando así la
causa extraña.

Quinto: Se interrumpe la prescripción.


PURGA O EXTINCIÓN DE LA MORA
Es el acto mediante el cual el acreedor renuncia a los derechos de
reclamación que le concede la producción de la mora del deudor. De esta forma,
se eliminan los efectos de la mora ya producida. Conviene no confundir esta figura
jurídica con la denominada cesación de la mora, ya que en este último supuesto lo
que ocurre es que la mora deja de existir y sus efectos se producen desde la
cesación.

La extinción de la mora, o sea, aquella situación en que la mora cesa y por


lo tanto deja de producir sus efectos, es llamada en la doctrina “Purga de la mora”,
y ocurre en los siguientes casos:

1° Cuando el deudor cumple su obligación. Es la forma normal de extinción de la


mora y no amerita mayor explicación.

2° Por la renuncia a la mora efectuada por el acreedor, bien porque otorgue un


nuevo plazo al deudor, o admita una novación. Esa renuncia puede ser expresa o
tácita, en este último caso deberá existir manifestación clara de la voluntad del
acreedor de renunciar a prevalerse de la mora. Por ejemplo, observando una
conducta incompatible con la situación de mora: el arrendador que recibe el pago
de la pensión del arrendamiento, cuyo término está vencido.

3° Por la prescripción de las acciones del acreedor contra el deudor. El acreedor


ha tolerado el incumplimiento del deudor por el tiempo necesario para prescribir,
no ha tenido interés en el cumplimiento de la obligación.

4° Por la llamada “Compensatio Morae”. Cuando el retardo del deudor se debe a


un hecho del acreedor, este se ha negado injustificadamente a recibir el pago o lo
ha impedido, es el acreedor quien incurre en mora. No se concibe que deudor y
acreedor estén simultáneamente en mora, se excluyen mutuamente.

5° Por la sentencia desfavorable. En los casos en que el acreedor ejerce


judicialmente sus acciones y éstas son declaradas sin lugar por el juez.

LA MORA DEL ACREEDOR

La mora del acreedor aparece cuando, una vez llegado el término de


cumplimiento de la obligación, el acreedor se niegue injustificadamente a recibir el
pago que le ofrece el deudor. Como consecuencia de ello, los perjuicios que se
deriven del retraso en el cumplimiento habrán de soportarlos el acreedor y no es
deudor que manifiesta una clara voluntad de cumplir perfectamente con su
obligación.
Es el retardo injustificado del acreedor en recibir el pago del deudor.

Requisitos

1° Ofrecimiento real y completo del deudor de cumplir la prestación en el lugar y


tiempo oportuno. La oferta debe ser hecha por persona capaz de pagar, al
acreedor o a la persona que esté autorizada para recibirlo, que la deuda sea
exigible y que el pago sea completo, con los intereses causados y los gastos
líquidos y una para los ilíquidos, son un suplemento para los eventuales (Art. 1307
CC).

2° Negativa sin justa causa del acreedor para aceptar la prestación.

3° Intervención judicial. Aun cuando no sea una exigencia legal el deudor tendrá
que acudir al procedimiento de oferta real y depósito para poner en mora al
acreedor, pues al ser exigible la prestación hay una presunción de mora del
deudor, que solo puede ser destruida mediante la prueba de ser el acreedor quien
está en mora.

EFECTOS

La mora del acreedor excluye los efectos producidos por la mora del deudor, se
dice que purga la mora del deudor, y, en consecuencia:

1° Los riesgos los soporta el acreedor. Si la cosa perece, la carga de tales riesgos
la soporta el acreedor, quien nada puede reclamar al deudor.

2° El deudor no queda obligado, a partir de que exista la mora del acreedor, a la


indemnización de daños y perjuicios moratorios.

3° Además de excluir los efectos de la mora, el acreedor deberá pagar al deudor


los daños y perjuicios derivados de su mora, incluyendo los gastos en que hubiere
incurrido el deudor.

La mora del acreedor no impide que posteriormente el deudor incurra en


mora, lo que ocurre si ante la persistencia de la negativa del acreedor, el deudor
no sigue oportunamente con la fase contenciosa del procedimiento, o se declara
sin lugar la oferta y el depósito, salvo en los casos en que no es necesaria la
intervención judicial.
CONCLUSIONES

Cuando se incumple la obligación, de una parte, el deudor viola el deber,


que tiene de ejecutar la obligación y, de otra parte, el acreedor ve violado el
derecho que tiene a que el deudor le ejecute la obligación exactamente como fue
contraída, pero le nace el derecho a ejercer acciones contra su deudor.

La mora como el retraso culpable o deliberado en el cumplimiento de


una obligación o deber puede o no causar daños. Así pues, no todo retraso en el
cumplimiento del deudor implica la existencia de mora en su actuación. Un retraso
intencionado en el cumplimiento de una obligación supone un incumplimiento
parcial, que puede provocar perjuicios más o menos graves en el acreedor, y
como tal incumplimiento es tratado en los diferentes ordenamientos jurídicos.

Ahora bien, si el retraso en el cumplimiento del deudor se debe a la


concurrencia de una acción u omisión del acreedor que impide que el deudor
pueda cumplir a su debido tiempo, se dice que existe mora del acreedor y puede
tener efectos liberatorios para el deudor de las responsabilidades derivadas de su
falta de oportuno cumplimiento, lo que llamamos daños y perjuicios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Eloy Maduro Luyando. Curso de Obligaciones Derecho Civil III.


Séptima Edición. Universidad Católica “Andres Bello” Manuales de
Derecho. Caracas, 1989. Editorial Sucre, Caracas, 1989. Págs. 109 -
123.

 Eloy Maduro Luyando / Emilio Pittier Sucre. Curso de Obligaciones


Derecho Civil III. Tomo I, Caracas 1999. Decima Primera Edición.
Universidad Católica “Andres Bello” Manuales de Derecho. Caracas,
1989. Editorial Sucre, Caracas, 1989. Págs. 119 - 128.

 Alberto Miliani Balza. Obligaciones Civiles I. Marca Editores, S.R.L.


Caracas 2005. Edición y Diseño por Maza Editores, S.R.L. Págs.
365 – 380.

 Mauricio Rodriguez Ferrara. Introducción al Derecho de Obligaciones.


Editado por Livrosca, C.A. Caracas – Venezuela, 1997. Pags. 127 –
136.

 Código Civil Venezolano. Legis. Segunda Edición Abril 2009.

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