Historia de España Temas 1,2,3,4

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HISTORIA DE ESPAÑA

TEMA 1

La importancia de la romanización en la configuración de la cultura


española
La intervención de roma en la península ibérica se produjo por la Segunda Guerra Púnica, que
enfrentaba a Cartago y Roma. La integración de los territorios peninsulares se introdujo por dos
vías:

La primera fue la militar que se desarrolló a lo largo de unos doscientos años. Esta misma se
divide en tres etapas

La primera etapa fue la derrota de cartaginenses e iberos (218-197 a.C.): transcurrió en el marco
de la Segunda Guerra Púnica, donde tras la derrota cartaginesa, los romanos lograron asentarse
definitivamente en la península. Estos crearon la base de operaciones Tarraco, y tras controlar
las ciudades del sur y del levante dividieron el territorio en dos: Hispania Citerior e Hispania
Ulterior. Las sublevaciones de los pueblos fueron duramente reprimidas por lo que poco a poco
la influencia romana se fue superponiendo a la cultura ibera.

La segunda etapa fue el sometimiento del interior, las guerras lusitanas y las celtibéricas (197-
31 a.C). Estas fueron provocadas por las constantes rebeliones de los pueblos dl interior sobre la
zona baja influencia romana, y la decisión de los romanos de adentrarse a sofocarlas.

Las primeras fueron las guerras lusitanas (155-136 a.C.), ocurrieron en el oeste de la península y
destaca la figura de Viriato, un caudillo lusitano experto en la guerra de guarrillas, su asesinato
pondrá fin a la rebelión y con esto se extenderá el dominio de Roma por esa parte de la
península. Casi simultáneamente ocurrió las guerras celtibéricas que tendrán lugar en la ciudad
de Numancia y como principal protagonista la resistencia de sus habitantes; su destrucción
pondrá en manos de Roma gran parte de Hispania.

Por último, la tercera etapa fue el sometimiento de las montañas del norte. Las guerras cántabras
(31-19 a.C). Hacia el 133 a.C solo quedaba una franja norte de la península fuera del dominio
romano que eran las montañas del norte habitadas por galaicos, astures y cántabros. Estos
pueblos saqueaban zonas llanas de la Meseta y poseían minas de oro, por lo que el propio
Emperador Octavio César Augusto en persona dirigía las campañas para el sometimiento de
estos pueblos. Tras durísimas batallas y exterminio de gran parte de población la guerra finalizó,
por lo que la conquista de Hispania había concluido, el emperador Octavio impuso la pax
romana y se aceleró la romanización de la península.

La segunda vía de integración fue la social, o llamada propiamente romanización, que aplicar
una serie de mecanismos políticos, administrativos y culturales en los territorios bajo el dominio
romano.

La romanización fue intensa y rápida en la zona costera mediterránea y en el valle del


Guadalquivir, donde las tribus presentaban un mayor grado de civilización. Sin embargo fue
más complicado en la zona del centro y norte peninsular, donde la población estaba menos
civilizada. Todo este proceso terminaba con la concesión del derecho de ciudadanía romana.
La romanización se llevo a través de unos pasos. Uno de ellos fue la organización
administrativa en la que el territorio peninsular fu dividido en provincias dirigidas cada una por
un Consejo o Asamblea; estas mismas se subdividían en conventos jurídicos para administrar la
justicia.

Otro de los pasos fue la extensión de la vida urbana, en la que Roma utilizó dos caminos
alternativos para consolidar las ciudades. El primero era la creación de nuevas ciudades,
conocidas generalmente como colonias destinadas a ciudadanos procedentes de Roma o Italia.
La segunda fue la transformación de las ciudades indígenas ya existentes en ciudades romanas,
denominadas municipios, con un régimen jurídico similar a Roma, las ciudades que recibieron
este privilegio eran ciudades aliadas, en las que estaban libres de impuestos y de ocupación
militar como Malaca.

El resto de ciudades sometidas eran estipendiarias, que no gozaban de los privilegios que las
anteriores.

La integración económica también fue clave, Roma incorporó a Hispania una economía de tipo
colonial al servicio de las necesidades imperiales y con una sistemática explotación de recursos.
Las principales actividades económicas son la agricultura, que estaba basada en la explotación
de grandes latifundios y sus productos básicos era el trigo, vid y olivo, la minería, era muy
importante y las minas eran propiedad del estado aunque estas se arrendaban a particulares; la
artesanía, sobre todo eran importantes la textil y cerámica; el comercio, en el que se exportaban
diversos artículos como materias primas y productos agrícolas; y por último la moneda, se
implantó el denario tanto de oro como de plata y esto favoreció los intercambios y desarrollo de
la economía.

Otro de los pasos de la romanización fue la creación de un nuevo modelo social donde los
habitantes estaban divididos en dos grupos grandes: los libres que estos se dividían también en
patricios, que eran la clase dirigente y con mayor riqueza, y plebeyos, que eran el resto de
sociedad libre aunque también podríamos diferenciar a los libertos que eran esclavos que habían
adquirido la libertad; y los esclavos que eran la mano de obra fundamental y un pilar en el
funcionamiento de la economía y sociedad romana.

También se reclutaban tropas auxiliares de los pueblos indígenas que facilitaban el contacto con
ellos.

Por último, tenemos el legado cultural, que fue lo más duradero e importante de la
romanización. En primer lugar, podemos destacar el latín que e impuso como lengua oficial.
Junto a la lengua estaban el derecho romano que regula y unificaba las relaciones; el arte
romano, que introdujo novedades como el hormigón o la utilización de arcos; y por último la
religión que paso a ser politeísta donde respetaban los cultos locales siempre que no amenazaran
la lealtad a Roma y al Emperador.

Por tanto, debemos concluir con que el proceso de romanización dejo una profunda huella en la
península ibérica, transformando las estructuras políticas y económicas difundiendo la cultura
romana y moldeando la sociedad, aportando un legado duradero que influyó en la formación de
la España moderna.
Invasiones germánicas y características de la monarquía visigoda
A partir del s III d.C se inició una decadencia del Imperio Romano provocada por la crisis del
sistema esclavista, por impotencia del poder para mantener el orden con el ejército, y también
por la decadencia de las ciudades y el incremento de la ruralización.

En Hispania a partir de la segunda mitad del s III se empezó ha hacer notoria la crisis:
explotaciones mineras se abandonaron, grandes obras públicas se paralizaron, las ciudades
entraron en decadencia y el comercio se resintió; a todo esto le sumamos el incremento de la
burocracia imperial con una importante subida de impuestos y de precios haciendo que muchas
personas se fueran de las ciudades, sobre todo clases dirigentes que huían a sus posesiones
rurales; donde en las grandes villas se veían refugiados del poder imperial. Este ejemplo lo
seguirán trabajadores urbanos y campesinos, estos buscaban ayuda en los grandes propietarios a
los que les entregaban sus tierras y pasaban a ser colonos, es decir trabajando las tierras de esos
señores a cambio de protección. Poco a poco estas villas se volvieron autosuficientes, de tal
manera que tenían fuerzas armadas y aplicaban sus propias leyes y justicia.

A finales del s III d.C se empezaron a producir revueltas llamadas bagaudas, debido a los altos
impuestos que obligaban a los campesinos libres a convertirse en colonos (tuvieron especial
incidencia en el norte peninsular).

Coincidiendo con esta crisis están las invasiones bárbaras, que fueron grandes movimientos
migratorios de larga duración y que a menudo realizados con violencia; se puede considerar esto
como una de las causas de la caída del Imperio Romano.

Ya en el s IV, los francos y alemanes estaban protagonizando incursiones que habían destruido
ciudades, pero no será hasta el s V donde Hispania cuando se produzca una oleada de
invasiones. En el año 409, suevos, vándalos y alanos saquean la península dejando asolado el
territorio, tras esto Roma pidió ayuda a el pueblo bárbaro, pero aliado a los visigodos consiguen
expulsar a los antiguos invasores y poco a poco consolidaron su presencia en Hispania.
Finalmente, en el año 507 d.C se asentaron definitivamente en la península creando el reino
visigodo de Toledo.

La monarquía visigoda construyó su dominio sobre las tierras peninsulares a partir de un


proceso de unificación territorial, política, religiosa y jurídica que duró poco más de dos siglos,
donde los invasores eran poco más de 200 mil y la población hispanorromana era de 5 millones,
lo que hizo que los visigodos aceptaran la civilización romana.

La unificación territorial pasó por varias etapas; hasta el 560 los visigodos compartieron la
Península con el reino suevo, con los bizantinos, y con cántabros y vascones. Pero en el reinado
de Leovigildo el reino fue conquistado y anexionado al reino visigodo y en el reinado de
Suintila los bizantinos fueron expulsados, mientras cántabros y vascones sufrían una serie de
campañas para someterlos.

Cuando ya más o menos estaba dominado el territorio, los visigodos establecieron una
monarquía, que en un principio era electiva, aunque luego se convirtió en hereditaria. Este
carácter electivo explica la debilidad e inestabilidad política que caracterizó el periodo. Fue por
una disputa sucesaria por la que los musulmanes irrumpieron acabando en el 711 con la
monarquía visigoda.

El monarca se apoyaba en una serie de instituciones de gobierno y en concilios de la Iglesia.

A nivel territorial se mantuvo la división en provincias, las cuales tenían al frente un dux
perteneciente a la nobleza.

Por otro lado, durante mucho tiempo pervivieron las diferencias entre godos e hispanorromanos,
a nivel jurídico los godos se regían por el Código Eurico, mientras que los hispanos por el
Alarico. A esta diferencia le tenemos que añadir la religiosa, los godos eran cristianos, pero
seguían el arrianismo, mientras los hispanos eran católicos.

Con el tiempo estas dos diferencias se unificarán, la jurídica debido a los reinados de
Chindasvinto y Recesvinto por medio del derecho para todos en Liber Iudiciorum; y la religiosa
en el reinado de Recaredo donde se convirtió el y el pueblo al catolicismo en el III Concilio de
Toledo.

A finales del s VII el reino visigodo entra en decadencia, luchas e intrigas dinástica, una
economía en recesión y conflictos sociales a los que se le añaden las persecuciones a minorías
judías. En este contexto aparece el islam, que asentado en el norte de África ve como hay en el
otro lado un estado en desintegración, y aprovechan en el 711 para adentrarse en la península,
donde Rodrigo, último rey visigodo es derrotado en la batalla de Guadalete y en tres años el
reino de Toledo desaparece.

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