Dinámicas de La Iglesia Del Primer Siglo

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Dinámicas de la iglesia del primer siglo.

En esta clase abordaremos las dinámicas y actividades en las que está centrada la iglesia del
primer siglo comprendiendo que la iglesia del primer siglo es una iglesia embrional esto quiere
decir una iglesia naciente por lo tanto estudiaremos sus dinámicas de vida desde su sustancia
y no desde su forma ya que debemos entender que la iglesia ha crecido y cambiado durante el
tiempo , pero ha permanecido en su sustancia.

Una comunidad cristiana significa comunión en Jesucristo y por Jesucristo. Ninguna comunidad
cristiana podrá ser más ni menos que eso. Y esto es válido para todas las formas de
comunidad que puedan formar los creyentes, desde la que nace de un breve encuentro hasta
la que resulta de una larga convivencia diaria.

Si podemos ser hermanos es únicamente por Jesucristo y en Jesucristo. Esto significa, en


primer lugar, que Jesucristo es el que fundamenta la necesidad que los creyentes tienen unos
de otros; en segundo lugar, que sólo Jesucristo hace posible su comunión y, finalmente, que
Jesucristo nos ha elegido desde toda la eternidad para que nos acojamos durante nuestra vida
y nos mantengamos unidos siempre.

1.Comunion

Hechos 2:44-47

44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y
vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el
pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

Vemos que en la manera de vivir en comunidad de la primera iglesia existían principios


fundamentales , donde existía la koinonia y el amor fraternal dentro de formar de vivir , en este
punto resaltamos la necesidad de no estar únicamente juntos sino unánimes ( tenían una
mismo parecer , un mismo sentir y una misma voluntad la que les había encomendado su
señor) por esto el partir el pan o la institución de la cena del señor tiene que ver con la
comunión que tenemos con el legado y la obra redentora de nuestro señor Jesucristo y entre
hermanos.

Un hijo de Dios necesita a otros hijos de Dios para crecer. Sin los demás, no tenemos todos los
recursos para realizar los deseos de Dios en nuestras vidas. Nos ayudamos unos a otros. Nos
animamos, festejamos los grandes logros y nos apoyamos unos a otros en los tiempos difíciles.
¿ Por qué vivir en comunión?
● Porque necesitamos uno de los otros para conocer a Cristo. Un Cuerpo de multiforme
gracia , necesitamos de todos para conocer todo del Señor. Efesios 4:3-6. V. 13-16

● Porque vivir el camino de la ve de a dos es más fácil (Eclesiastés 4:9-12).

● Porque en tiempos difíciles tienes gente de fe en la que puedes apoyarte (Proverbios


17:17).

● Porque te relacionas con gente que te alienta y desafía tu fe y tu obediencia para seas
mejor de lo que eres (Hebreos 10:24-25).

● Porque en la comunión encuentras gente que te sana, te restaura y saca lo mejor de tu


vida (Gálatas 6:1-5).

● Porque en la comunión tu fe se hace fuerte y desaparecen tus sentimientos de soledad


y abandono (Hechos 2:42-47).

● Porque cada uno ocupa un lugar de privilegio en el Cuerpo de Cristo y cada uno tiene
algo de bendición para aportar y compartir (1º Corintios 12:14-18).

● Los máximos logros los consiguen aquellos que permanecen unidos con un propósito
en común.

● En la Comunión nos Edificamos con Nuestras Palabras (Efesios 4:29)

● Aprendemos que en la confesión hay sanidad (Santiago 5:16)

● En la communion aprendemos a perdonar como Jesus nos perdono (Colosenses 3:13)

2. El ministerio hacia Dios – Adoración y oración

La iglesia del primer siglo tenía como prioritario el adorar y orar al señor en comunidad ya que
que era una dinámica fundamental para preservar la Iglesia en permanecer firmes en la Fe y
fidelidad a Dios

Podemos afirmar que “el propósito de la iglesia, y la creación en general, es el de adorar a


Dios”. Con eso identificamos esa característica tan intrínseca a la Iglesia, a los
cristianos que se reúnen juntos para adorar al Señor. Así como toda la creación Lo
adora, nosotros también lo hacemos, no por una imposición o regla, sino que por
Entender quién es Dios: nuestro Creador, quien debe recibir todo el honor y gloria.
“todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los
formé y los hice.” (Is 43:7)“a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que
primeramente esperábamos en Cristo.” (Ef 1:12)“Y a todo lo creado que está en el cielo, y
sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir:
Al que
está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la
gloria y poder, por los siglos de los siglos.” (Ap 5:13)

Por esta razón es que el apóstol Pablo nos instruye a que nos exhortamos unos a
otros, “[…] cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales.” (Col 3:16)

Podemos ver cómo experimentaban la realidad de Dios a través de la oración

“Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.”


(Hch 6:4)

Hechos 12:12
12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por
sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando.

La Iglesia logro comprender que la oración es un lugar de encuentro con Dios y necesitamos
encontrar placer y deleite en ella , ya que es un camino de relación con la persona de Dios. En
su práctica conoceremos la reverencia de alabar su gloria, la intimidad de encontrarnos con su
gracia y la lucha de pedir su ayuda, de orar por nuestros hermanos y de conectarnos al
ministerio de Jesús como intercesor.(Hebreos 7:25)

Estas experiencias durante la oración pueden llevarnos a conocer maravillosamente la realidad


de la presencia de Dios.

Hechos 13:2 “ Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a
Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.”

Cuando adoramos y oramos nos recordamos que estamos delante de su trono, el Señor siente
alegría y gozo al vernos rendidos frente a su gloria, como iglesia reunida en su nombre.

Además, podemos probar un poco de la atmósfera del cielo donde los ancianos lanzan sus
coronas al piso y los ángeles dicen “Santo, Santo, Santo”
sin descanso. Esa es la realidad de la adoración del Nuevo Testamento
3.El ministerio hacia los creyentes – Edificación ( Permanecían en la palabra)

El rol de la iglesia va mucho más allá que solamente llevar a las personas a una
fe salvadora. La iglesia tiene el llamado de nutrir, madurar y/o perfeccionar a los
creyentes en su fe.

La iglesia primitiva permanencia en las palabras de Jesús ( Hechos 2:42)

“a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo


hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a
todo hombre.” (Col 1:28)

2 Timoteo 3:16-17

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir,
para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra.

Hechos 17:10-11

10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos,
habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. 11 Y estos eran más nobles que los
que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada
día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

La iglesia del primer siglo aprendió el valor de la doctrina ( Conjunto de verdades que formaban
su manera de vivir ) de la necesidad que tenemos de escudriñar las escrituras para conocer
más al Señor y ser transformados por Él a través de su palabra.

Nos amamos, nos exhortamos, nos corregimos y reprendemos. Todo esto con el
propósito de crecer, como hijos de Dios individuales y como expresión local del
cuerpo de Cristo, en unidad y madurez.

4. El ministerio hacia el mundo – Evangelismo, Misiones y Obras de Misericordia

Jesús envió a sus discípulos a “hacer discípulos de todas las naciones”, como leemos en
Mateo 28:19: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Esto incluye esfuerzos por alcanzar a la
comunidad inmediata de la iglesia local, es decir, todos los grupos y personas con los que la
congregación se relaciona o puede relacionarse sin intermediarios – familiares, compañeros de
estudio, compañeros de trabajo, amistades, vecinos, etc.
También es un llamado a hacer esfuerzos por alcanzar a las naciones (personas o
grupos sobre los que la iglesia puede ejercer alguna influencia indirecta). Ministramos al mundo
con el propósito de poder compartir el evangelio al incrédulo de
formas efectivas. Esta es la obra y/o ministerio principal de la iglesia para con el
mundo.

Evangelismo

Llevamos a cabo la obra del evangelismo a través de ser intencionales en salir de las
paredes de la iglesia y establecer relaciones misionales significativas. Los creyentes
de la Iglesia primitiva no se encerraron como una comunidad sectaria impenetrable
y exclusiva. Ellos continuaron estableciendo relaciones misionales significativas,
basadas, por una parte, en un buen testimonio. Dios les dio el favor necesario para
alcanzar a las personas (Hch 2:47)

Misiones

Más adelante en el relato del libro de los Hechos, vemos a Pablo, Silas, Bernabé y
otros viajando en misión; y aunque no vemos a los miles de creyentes que forman
parte de la Iglesia en estos viajes, si los vemos sosteniendo, contribuyendo, hospedando y
cuidando a los enviados. Sin duda esto es lo más común que veremos y en lo que podemos
participar para impactar o influenciar la comunidad global.(Hch 13:2-5)

Obras de Misericordia

(Mat 22:36-40)
Es necesario comprender que no podemos hacer la una sin la otra: no podemos amar
a Dios, sin amar a nuestro prójimo. En la Biblia se hace obvio cómo el corazón de
Dios se mueve hacia el necesitado. Aun cuando vemos un énfasis en dar bienes materiales a
aquellos necesitados dentro de la iglesia (Hch 11:29, 2 Cor 8:4, 1 Jn 3:17),
hay también un ejemplo, llamado y valor misional, en extendernos al necesitado
como un acto de amor y evangelismo.

Jesús no sólo sanó a aquellos que le aceptaron como el Mesías. El apóstol Santiago
luego nos llama a mostrar nuestra fe, por medio de nuestras obras (Sant 2:15-18),
recordándonos que sirve de poco desear paz a alguien sin ayudar a proveer para sus
necesidades.

Y Jesús va más allá cuando dice que debemos servir y amar también a nuestros
enemigos, a los impíos o aquellos que nos persiguen. Nuestro ministerio de misericordia es
también hacia ellos, porque el Señor también quiere que ellos sean alcanzados por su amor y
gracia. Aunque la Biblia se refiere primeramente a la ayuda a los creyentes ( Gal. 6:10),
también abarca a los que no son creyentes. Ella nos enseña a ayudarlos aunque ellos no
respondan con gratitud, ni reciban el mensaje del evangelio.
El mensaje principal es que nosotros imitemos a Dios y al propio Mesías que no
sanó solamente a los que lo aceptaban, sino que extendió su amor sobre cada uno

5- Cena del señor

En la tarde cuando fue traicionado, mientras Jesús estaba comiendo con sus discípulos, tomó
un poco de pan y dijo, «Éste es mi cuerpo dado para ustedes; hagan esto en memoria de mí»
(Lucas 22:19). Ellos comieron un pedazo de pan. Cuando nosotros participamos en la Cena del
Señor, cada uno come un pedazo de pan en memoria de Jesús.

La crucifixión de Jesús tiene una importancia continua en todos quienes han tomado una cruz
para seguirlo. Continuamos participando en su muerte y en el nuevo pacto porque participamos
en su vida.

Leer (1ª Cor. 10:16). Por medio de la Cena del Señor, mostramos que compartimos en
Jesucristo, comulgamos con él, estamos unidos a él.

El Nuevo Testamento habla de nuestro compartir con Jesús en varias formas. Compartimos su
crucifixión (Gal. 2:20; Col. 2:20), su muerte (Rom. 6:4), su resurrección (Efesios 2:6; Col. 2:13;
3:1) y su vida (Gal. 2:20). Nuestras vidas están en él y él está en nosotros. La Cena del Señor
simboliza esta realidad espiritual.

Juan 6 da un cuadro similar. Después de que Jesús proclamó ser el «pan de vida», dijo:
«Quienquiera que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último
día» (v. 54).

Es esencial que encontremos nuestra comida espiritual en Jesucristo. La Cena del Señor figura
esta verdad continua. “El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él” (v.
56), significa que nosotros vivimos en Cristo, y él vive en nosotros.

Ya que el cuerpo de Cristo es multiforme en gracia y diverso en sus muchas partes( 1 Corintios
12:12-27) necesitamos comprender que Dios nos hizo para vivir en comunión desde la
eternidad ya que nos hizo a su imagen y semejanza comprendiendo que el partir el pan
también nos recuerda la necesidad de estar en unidos por medio de su Espíritu para su Gloria.

La Cena del Señor también nos recuerda el futuro, el retorno de Jesús. pan y vino son
prototipos de lo que será la más grande celebración de victoria en toda la historia.

Tres escritores del Evangelio nos señalan que Jesús dijo: “Les digo que no beberé de este fruto
de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el
reino de mi Padre” (Mateo 26:29; Lucas 22:18; Marcos14:25). Siempre que participemos,
recordamos la promesa de Jesús. Habrá un gran banquete “mesiánico”, un «Banquete de
boda”, de celebración. El pan y el vino son prototipos de lo que será la más grande celebración
de victoria en toda la historia. Pablo escribió que «Siempre que se coma este pan y beba esta
copa, se proclama la muerte del Señor hasta que él venga» (1ª Cor. 11:26).

¿CÓMO SE MIRA ESTO HOY EN DÍA?

Nuestras reuniones regulares como iglesia, de alguna manera, reflejan el ministerio que Dios
nos ha dado hacia todos estos grupos. Cuando nos reunimos cada momento , pasan muchas
cosas:

a) Tenemos comunión unos con otros en nuestros pequeños grupos, en nuestras reuniones
como congregación e incluso en diferentes lugares y ocasiones ( restaurantes , cafés , parques
, casas etc.) donde se propician momentos de compartir a Jesus y ser edificados.

b) Nos unimos en tiempos de oración y adoración corporativa – Ministerio


hacia Dios;

c) Participamos de la cena del señor donde recordamos su muerte y anunciamos su venida,


donde y donde le pedimos al señor que nos muestre como estamos en nuestra posición en su
cuerpo y donde tenemos que mejorar o corregir en humildad.

d) Escuchamos la palabra de Dios predicada y/o enseñada – Ministerio hacia


los creyentes;

e) Somos estimulados hacia Dios y las buenas obras (Heb 10:24-25) – Ministerio hacia Dios,
creyentes y el mundo;

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