I Lectio Divina
I Lectio Divina
I Lectio Divina
Agradezco a Carmen el haberme invitado a compartir con ustedes este tema de Palabra y
oración. Esenciales para la Nueva Evangelización, donde la Lectio Divina tiene un lugar
muy importante.
Hablar de la oración es un tema que me apasiona porque forma parte fundamental de mi
experiencia de Dios desde el despertar de mi vida, del llamado que Dios me hizo a la vida
religiosa y del llamado que Dios me sigue haciendo. Es hablar de la esencia de la relación
de cada uno de nosotros con Dios.
La oración es don de Dios, alianza y comunión como lo dice el Catecismo y como nos lo
han dicho los santos a través de los siglos, ellos nos han dejado un riquísimo testimonio de
su encuentro con Dios vivo, de ellos aprendemos diferentes métodos que podemos
emplear para orar. La Lectio Divina es uno de esos métodos que nos puede ayudar a hacer
una relectura de la Palabra de Dios para nuestra vida. Para el aquí y ahora de esa Palabra.
Para vivir en profunda unión con Dios e ir a lo concreto de la vida diaria.
Voy a hacer un breve recorrido por la historia de la Lectio Divina para comprenderla y
poder introducirnos también a hacer un breve ejercicio de oración con este método.
Edad media
Los creyentes perdieron el contacto directo con la Palabra, por lo que surgieron varias
prácticas de piedad.
Época actual
El Concilio Vaticano II en la constitución dogmática “Dei Verbum” (1965) recuperó,
felizmente, la tradición antigua e instó insistentemente a los fieles a leer las Escrituras con
regularidad. De ahí en adelante tenemos numerosas referencias de documentos eclesiales
donde se enfatiza la importancia del encuentro con Jesús vivo en su palabra dirigida a
nosotros.1
El papa emérito Benedicto XVI dijo, 16 septiembre 2005: «Si se promueve esta práctica
(Lectio divina) con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera
espiritual en la Iglesia» -
Esto nos exige un acercamiento a la Sagrada Escritura que no sea sólo intelectual e
instrumental, sino con un corazón “hambriento de oír la Palabra del Señor” (Am 8, 11).
Nuestro obispo Thomas J. Olmsted nos pide que celebremos este año de la fe, y señala 5
formas para hacerlo, estas son: 1) redescubriendo la alegría de nuestra fe, 2)
proclamándola,
3) redescubriendo la alegría del Sacramento de la confesión, 4) redescubriendo la alegría
de la Santa Misa y 5) Redescubriendo la alegría de la oración lo que significa –dice nuestro
obispo- tener una relación viva con Él. Esta relación con Él, madura y crece como cualquier
relación sana. Al rezar, dialogamos con nuestro amado Señor, hablamos y lo escuchamos
[…] – Y nos invita a dedicar tiempos especiales para orar- “Podría usted hacer tiempo
diariamente para el Señor y desarrollar un hábito de cortos y largos momentos de oración.
Descubrir el rico patrimonio de las diversas formas de la gracia de la oración, el Santo
Rosario, la oración antes de las comidas, la adoración al Santísimo Sacramento y Lectio
Divina y otras formas de hablar y escuchar a nuestro Señor.”
1
Instrucción de la Comisión Bíblica 1950. Pío XII. El papa recomienda a los clérigos la Lectio divina para alimentar su amor
efectivo y constante a la SE fuente de vida interior y de fecundidad apostólica.
DV; Interpretación de la Biblia en la Iglesia de la Pontificia Comisión Bíblica 1993.
Primero: redescubra la alegría de la fe.
Segundo: Proclamen su fe. Espero que este año de la fe motivara a cada católico a
estudiar con más ardor su fe para vivir, compartir y ser testigos de su fe.
Quinta: Redescubrir la alegría de la oración: Tener fe, tener confianza en Dios, significa
tener una relación viva con El. Esta relación con El, madura y crece como cualquier relación
sana. Al rezar, dialogamos con nuestro amado Señor, hablamos y lo escuchamos. Es
nuestra esperanza que el Año de la Fe pueda inspirar a cada uno de los fieles a una vida
más estable y creciente en la oración. Podría usted hacer tiempo diariamente para el
Señor y desarrollar un hábito de cortos y largos momentos de oración. Descubrir el rico
patrimonio de las diversas formas de la gracia de la oración, el Santo Rosario, la oración
antes de las comidas, la adoración al Santísimo Sacramento y Lectio Divina y otras formas
de hablar y escuchar a nuestro Señor.
Presupuestos:
Recordemos que la La Biblia tiene una unidad, donde cada libro, cada frase tiene su
lugar y su función para revelarnos el Proyecto de Dios. Por eso no podemos aislar
esos textos.
Volvemos a los peldaños o escalones de la Lectio Divina para después hacer un ejercicio
con este método de oración. Pues como agentes de la Nueva Evangelización necesitamos
la novedad encarnada de la Palabra de Dios en nuestras vidas, en el aquí y ahora, para vivir
y tomar decisiones según su voluntad.
La lectura. Lectio En este momento leemos el texto bíblico buscando ¿qué dice el texto?
Leer y releer el texto para conocer bien lo que está escrito. No lo que quiero ver, o lo que
me han dicho, o lo que dijo alguien que ese texto dice, qué dice. Hasta tratar de penetrar
al sentido con el que fue escrito el texto.
Nos pueden ayudar preguntas como ¿Quién habla? ¿A quién le habla? ¿Qué dice? ¿Por
qué? ¿Cuándo? ¿Cómo lo dice? ¿Con qué medios? Con mucha atención de la inteligencia y
del corazón.
Dejando que cada palabra penetre en nuestra vida como dicha para la realidad en la que
estamos en sentido amplio y de manera personal. Sabiendo que estamos ante la Palabra
de Dios, por lo tanto debemos leerla con actitud de fe.
Nos pueden ayudar las notas de la Biblia o comentarios bíblicos. Pues esos comentarios
nos pueden ayudar a escuchar el sentido que pretendió darnos el autor inspirado en el
texto bíblico. Así no manipulamos o reducimos el texto a nuestras ideas.
El magisterio de la Iglesia nos pide: considerar la intención del autor humano (géneros
literarios)
Considerar la historia del texto y la narrada en el texto.
Considerar su relevancia para la vida de fe, esperanza y caridad.
La meditación. Meditatio. ¿qué dice el texto para mí, para nosotros hoy? Deja actuar al
Espíritu Santo, que nos inspira e infunde en nosotros los sentimiento de Jesucristo.
Es un ejercicio por actualizar el texto y traerlo a nuestra vida personal y social.
Aquí se puede ver qué otros pasajes de la Biblia o de nuestra vida nos evoca. Le podemos
hacer preguntas al mismo texto para entenderlo mejor. Quizá el significado de lo narrado
para la gente de su tiempo.
En la lectura vimos qué pasó allá, qué mensaje tenía para ellos, lo que significó. Aquí
vemos cómo eso pasa aquí y ahora, en mí o en la sociedad, o en mi familia, o en esta
situación concreta.
Se puede tratar de resumir lo que he leído en una frase. De preferencia del mismo texto
bíblico, para ser llevado a la memoria por la repetición, hasta llevarlo de la cabeza al
corazón.
La oración. Oratio Eso que he entendido en la meditación me llevará a decirle algo a Dios
¿qué me hace decir el texto a Dios?. Puede aquí surgir una oración espontánea de
alabanza o acción de gracias, o de súplica, quizá de perdón. O me puede llevar a recitar
una oración ya existente, un salmo…