Unidad Iv
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AXIOLOGIA
Comprender las ideas y razonamientos de los filósofos pueden ayudarnos a mejorar
la compresión del mundo en que vivimos y de esta manera mejorar nuestras vidas. Así, en
Sócrates, en Platón, en Kant, en Marx y otros tantos filósofos podemos encontrar algo
valioso que tal vez podamos aplicar en nuestras vidas y comprender mejor la realidad que
nos rodea. Pero podremos preguntarnos: ¿qué se entiende por valioso? ¿qué es el valor?
¿qué son valores como lo verdadero, lo bueno y lo bello? A estas preguntas tratará de
responder una rama de la filosofía llamada Axiología.
La Axiología (de axios, valor y logos, estudio o tratado) se ocupa de estudiar los
valores. A la ética le interesa analizar los “valores morales” (justicia, honestidad, fidelidad,
bondad, entre otros) y para ello encuentra sustento teórico en la axiología o ciencia
filosófica de los valores, que estudia dichos valores en su carácter general, tratando de
llegar a su sentido o esencia.
además de conocer o intuir lo valioso, lo ponga en práctica. Cuando los valores elevados
no se realizan o se postergan, cuando no existe una conciencia de la dignidad humana,
surge lo que se llama una “crisis de valores”.
Los profundos cambios que la sociedad actual sufre traen consigo una crisis de
valores humanos. Según Erich Fromm, asistimos a un proceso de cuantificación y
abstractificación. Estos fenómenos entrañan una despersonalización y una
deshumanización. Debido a la abstractificación se borran las relaciones con la concreción
y singularidad de las cosas y de las personas. Por ejemplo, cuando hablamos de un “puente
de tres millones de dólares”, no nos referimos ni a su utilidad ni a su belleza, es decir a sus
cualidades concretas, sino que se habla de él como una mercancía cuya utilidad es el valor
en cambio, expresado en una cantidad de dinero.
De esta manera, en el mundo contemporáneo las cosas se estiman como
mercancías por el valor monetario que entrañan.
Ligado al proceso de abstractificación o ver las cosas en abstracto, está el fenómeno
de la enajenación que consiste en un modo de experiencia en que la persona se siente a sí
mismo como un extraño. Podría decirse que ha sido enajenado de sí mismo. Ejemplo: el
consumismo, hay una pasión por el dinero, un afán por consumir donde se le da
preferencia al tener sobre el ser. Adquirimos las cosas con el puro afán de poseerlas. Al
consumir las cosas perdemos contacto con las cosas reales. Por ejemplo, con una botella
de cerveza bebemos la imagen de la bella y sensual rubia del anuncio. De esta manera
“consumir es esencialmente satisfacer fantasías artificialmente estimuladas, una creación
de la fantasía ajena a nuestro ser real y concreto”.
Valores universales
Pese a los cambios históricos que sufre la moral, se perciben valores que se puede
concebir como “universales”, llamados así por abarcar un conjunto de fenómenos que
poseen una significación positiva para el desarrollo progresivo de la comunidad en general.
Estos valores universales no conforman un sistema absoluto e inmutable, sino que se
caracterizan por ser históricos y por ende cambiantes, que se encuentran siempre
concretando siempre su contenido en el momento histórico que vive la humanidad.
Los valores del presente son, en gran medida, los valores del pasado, de la herencia
humanística de nuestra comunidad histórica; se han ido recreando en el tiempo: la paz, la
racionalidad, el amor, la justicia, la bondad, la libertad, la tolerancia, etc.
La justicia: es uno de los valores tenazmente perseguido por la humanidad. Constituye el
principio normativo fundamental de la vida comunitaria, contribuye a dirimir los conflictos
originados al fragor de la convivencia humana.
El valor de la justicia se vincula con la dignidad humana. Exige que las personas sean
tratadas del mismo modo, sin reparar en diferencias económicas, religiosas, sexuales, de
raza, de educación, etc.
La paz: es otro valor universalmente anhelado entre los individuos y los pueblos. Doctrinas,
filosofías que se pronuncian contra la violencia han concebido la paz como un valor
fundamental. Por ejemplo Gandhi, quien hizo del pacifismo un movimiento práctico para
resolver los conflictos raciales y políticos de la India.
Según este líder de la paz, la guerra será imposible si la gente se niega a luchar, es
necesario enfrentar la violencia con la no violencia. Sostiene que el odio solo puede ser
vencido con el amor. Para el cristianismo la muerte de Cristo ha posibilitado la paz como
reconciliación entre Dios y el hombre.
La tolerancia: se entiende por tolerancia el respeto a las formas de pensar o actuar de
otras personas. Este valor es indispensable para la convivencia humana y, sin embargo, a
menudo es soslayado para dar pie a la incomprensión, el autoritarismo, el fanatismo y la
represión.
En su aspecto humanístico la tolerancia se basa en reconocer a los demás como
personas libres e iguales, y con derechos a expresar sus opiniones, así como actuar de
acuerdo con ellas, siempre y cuando no impidan el ejercicio del mismo derecho hacia los
demás.
El valor de la tolerancia plantea el problema de sus límites. ¿Debemos ser siempre
tolerantes? Al respecto Voltaire, en su tratado sobre la tolerancia dice que los limites que
debe tener la tolerancia son aquellos delitos que turben a la sociedad, así como el
fanatismo que es fuente de intolerancia. Esto, según el pensador francés, no lo podemos
tolerar.
La libertad: la libertad en el ámbito humano y moral, se traduce en la capacidad del
hombre y de la mujer para desarrollar un proyecto de vida de acuerdo con los valores y
fines propuestos. Ser libre significa tener la capacidad de querer algo, de obrar
conscientemente y voluntariamente.
También la libertad es tener la facultad de actuar según sus propias decisiones y de
acuerdo con su autonomía o capacidad de autolegislación.