Unidad Iv

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCIÓN

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS. SEDE PARAGUARÍ.


CONTADURÍA PÚBLICA. RESUMEN UNIDAD IV

AXIOLOGIA
Comprender las ideas y razonamientos de los filósofos pueden ayudarnos a mejorar
la compresión del mundo en que vivimos y de esta manera mejorar nuestras vidas. Así, en
Sócrates, en Platón, en Kant, en Marx y otros tantos filósofos podemos encontrar algo
valioso que tal vez podamos aplicar en nuestras vidas y comprender mejor la realidad que
nos rodea. Pero podremos preguntarnos: ¿qué se entiende por valioso? ¿qué es el valor?
¿qué son valores como lo verdadero, lo bueno y lo bello? A estas preguntas tratará de
responder una rama de la filosofía llamada Axiología.
La Axiología (de axios, valor y logos, estudio o tratado) se ocupa de estudiar los
valores. A la ética le interesa analizar los “valores morales” (justicia, honestidad, fidelidad,
bondad, entre otros) y para ello encuentra sustento teórico en la axiología o ciencia
filosófica de los valores, que estudia dichos valores en su carácter general, tratando de
llegar a su sentido o esencia.

Importancia de los valores en la vida humana


Lo bueno, lo justo, lo bello, lo sublime, lo útil, lo verdadero, lo santo, etc., son
ejemplos de valores perseguidos por la humanidad a través de la historia. El hombre es un
ser axiológico que se enfrenta al mundo para conocerlo, transformarlo y hacerlo objeto de
una valoración. La dimensión ética y axiológica del ser humano significa “que nuestro
destino consiste en vivir dentro de una escala de bondad-maldad, o que necesariamente
tenemos que valorar la vida en términos de “bien” o “mal”.
La importancia de los valores en la ética y, en general, en la vida humana es
decisiva. Los valores en cuanto directrices para la conducta, son los que dan a la vida
humana su sentido y finalidad. No se puede concebir una vida humana sin ideales y sin una
tabla de valores que la apoye. Contribuyen poderosamente a nuestra formación humana;
son guías y paradigmas que nos orientan en nuestra vida en la conducta que debemos
seguir.
Cuando los valores dejan de fomentarse y practicarse sobreviene una crisis de
valores dando lugar a sociedades anárquicas, confusas, donde impera la injusticia, la
corrupción y la violencia. Realizamos lo que se llama juicios de valor los cuales nos indican
si un acto realizado concuerda con normas o reglas que nos regulan en la vida social.

La axiología y sus problemas. Posturas frente al problema del valor


La axiología es relativamente reciente; ensaya sus primeros pasos en la segunda
mitad del siglo XIX. Antes de que se hubiera constituido la axiología, los valores eran
comprendidos en forma aislada y asistemática. Uno de los primeros filósofos que habla de
valores es el alemán Friedrich Nietzsche; la noción de valor proviene del campo de la
economía. Una de las obras más importantes sobre la teoría de los valores apareció en el
siglo pasado, un año antes de que estallara la Primera Guerra Mundial y fue escrita por el
filósofo alemán Max Scheler.

Problema de la existencia del valor


La axiología intenta responder a las preguntas: ¿existen los valores?, ¿qué tipo de
existencia tienen?, ¿cuál es su naturaleza o manera de ser?, ¿son acaso cosas o ideas? Los
valores no son cosas, no pertenecen a la realidad, sino a un mundo aparte y autónomo.
La separación de los valores frente a la realidad material, sirve de base para hacer una
escisión tajante entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu, como la
historia y la ética que están guidadas por los valores de la cultura. En línea general puede
decirse que los filósofos están de acuerdo en que los valores existen, pero difieren en
cuanto al modo de existir, de modo que puede hablarse de las siguientes corrientes:

1) Corriente subjetivista de los valores


Afirma que los valores son el resultado de las reacciones individuales y colectivas.
El subjetivista se pregunta: ¿puede algo tener valor si nadie lo ha percibido ni puede
percibirlo? (evidentemente que no; el valor no tiene sentido ni existencia propiamente sin
que exista un sujeto). La valoración real o potencial parece ser un elemento indispensable
del valor. En última instancia, el valor es para el hombre o los seres vivos. Resulta
impensable algo que tuviera valor sin referencia a ninguna clase de sujeto.
Según el subjetivismo, los valores no existen en sí y por sí, sino que son meras
creaciones de la mente, existen solamente para mí; lo que hace a una cosa valiosa es el
deseo o el interés individual. El subjetivista piensa: el valor de un exquisito manjar, no está
en él, sino en mi paladar, que lo saborea y le confiere un valor determinado.
Los subjetivistas defienden su posición apoyándose en que existen discrepancias
entre las personas sobre lo que es bello, lo que es moral o inmoral. También sostienen que
depende de la constitución biológica, una persona ciega o sorda no puede apreciar el valor
de una pintura o de una música, por ejemplo.

2) Corriente objetivista de los valores


Esta corriente se opone terminantemente al subjetivismo; sostiene que los valores
dependen del objeto y no del sujeto, lo único que hace el sujeto es captar el valor.
El objetivismo reconoce que la valoración es subjetiva, pero ello no implica que el
valor lo sea. Del mismo modo como la percepción es subjetiva, pero no el objeto percibido,
que mantiene intactas sus cualidades primarias aun cuando nadie lo perciba, así ocurre
con el valor. No puede confundirse el objeto con su captación, defiende el objetivismo.
El objetivismo descansa en dos tesis fundamentales:
a) Incurrir en la separación radical ente el valor y realidad, o independencia de los
valores respecto de los bienes en que éstos se plasman; afirmar que los valores
son absolutos, que existen en sí y no para mí (independencia de los valores
respecto de todo sujeto).
b) Los valores son supratemporales; valen aquí y allá; ayer, hoy y siempre, son
extraterritoriales y extrahistóticos.

Posición intermedia entre el objetivismo y el subjetivismo


El filósofo argentino Risieri Frondizi piensa que tanto el objetivismo como el
subjetivismo son unilaterales. Considera que el valor surge de la relación entre el sujeto y
el objeto y que esta relación axiológica origina una cualidad estructural empírica; esta
cualidad no se da en el vacío, sino en una situación humana, concreta, y la jerarquía
axiológica es también situacional y compleja, no lineal. Según Frondizi, los valores sirven
de fundamento a las normas jurídicas, son situacionales. Se pregunta: ¿tendrá que ser el
valor necesariamente objetivo o subjetivo? ¿no estaremos ofuscados por el afán de reducir
el todo a uno de sus elementos constitutivos? Es posible, por ejemplo, que los estados
psicológicos de agrado, deseo o interés, sean una condición necesaria pero no suficiente,
y que tales estados no excluyan elementos objetivos, sino que los supongan. Esto es, que
el valor sea el resultado de una tensión entre el sujeto y el objeto, y ofrezca, por tal razón,
una cara subjetiva y otra objetiva, engañando a quienes se atienen a una sola faz.

Jerarquía de los valores. Problema de la jerarquía de los valores


Una característica peculiar de los valores es que éstos implican un orden jerárquico,
pues es evidente que hay valores de rango superior y valores de rango inferior. Un escritor
afirma que si durante un incendio, en un cuarto, estuvieran un cuadro famoso y un niño,
preferiría salvar al niño y dejar que la obra de arte fuera consumida por las llamas.
Si los valores suponen un orden jerárquico, se pregunta si existe una jerarquía
objetiva y definitiva que sirva de referencia para ordenar todas las valoraciones. A pesar
de la complejidad del problema, los filósofos han intentado proponer una tabla de valores
con validez objetiva. Así puede citarse la tabla que propone Max Scheler que va de lo
inferior a lo superior; los valores superiores fundan los inferiores. He aquí la tabla de Max
Scheler:
1. Valores de lo agradable y desagradable. Los estados afectivos correspondientes son
los de placer y de dolor sensible.
2. Valores vitales. De lo noble y de lo común, sano y malsano. Como valores consecutivos
se dan los del bienestar y de la prosperidad. Emotivamente, a la intuición de dichos valores
corresponden sentimientos de expansión vital y de su regresión, salud, enfermedad,
juventud y vejez, etc. despiertan reacciones sentimentales como el alegrarse o afligirse.
3. Valores espirituales. Estos valores comprenden los siguientes: a) estéticos, b) jurídicos
y c) saber puro, que se realizan en la filosofía. Los valores consecutivos correspondientes
son los valores de cultura que por su naturaleza pertenecen a la esfera valiosa de los
bienes; tesoros artísticos, instituciones científicas, legislación positiva, etc.
4. Valores religiosos. Comprende lo divino y lo sagrado y constituyen el rango supremo.
Los valores que les son consecutivos son los del culto y de los sacramentos. Los
sentimientos que les corresponden son la beatitud y la desesperación, la fe y la
incredulidad, la piedad y la impiedad.
Según Scheler, los valores de lo divino y de lo sagrado fundamentan en general
todos los demás valores. Para él, además, la jerarquía axiológica tiene carácter objetivo,
por tanto, es absoluta, inmutable y a priori.

Problema del conocimiento de los valores


Si los valores pueden ser conocidos ¿qué tipo de conocimiento es el que permite
captar los valores? ¿es un conocimiento intelectual o, por el contrario, emocional e
intuitivo? ¿qué limites tiene este conocimiento?
Si los valores fueran captados por una operación intelectual, entonces éstos serían
conceptos y objetos ideales. Si fueran objetos reales, serían captados por los sentidos.
Max Scheler rechaza la vía intelectual como instrumento cognoscitivo de los
valores; la inteligencia es ciega para los valores. Según Scheler, los valores se dan gracias a
la intuición emocional. Los valores se hacen transparentes por una intuición de orden
emocional. No se dan por medio de la razón. Los valores no se crean, sino que se
descubren. “El descubrimiento de nuevos valores suele ser obra de grandes espíritus,
héroes, santos o fundadores de religión, Jesús de Nazaret reveló al mundo el valor ético
de la caridad, hasta entonces ignorado”.
Características de los valores
Si bien es difícil definir los valores éstos, pueden caracterizarse a partir de las
siguientes notas o rasgos:
Dependencia: los valores no existen por sí mismos, necesitan un depositario en quien
descansar; son como las cualidades de esos depositarios llamados bienes; la belleza de un
cuadro, la elegancia de un vestido, la utilidad de una herramienta. Los valores no son las
cosas ni elementos de las cosas, sino propiedades, cualidades sui generis, que poseen
ciertos objetos llamados bienes.
Polaridad: el valor oscila siempre dentro de una polaridad. Toda polaridad encierra los dos
valores límites: bueno-malo (moral), verdadero-falso (ciencia), bello-feo (arte). Al primer
término de toda valoración se le llama valor positivo y al segundo, valor negativo. La
característica de polaridad consiste en que los valores se presentan desdoblados en un
valor positivo y el correspondiente valor negativo.
Jerarquía: los valores se presentan una gradación. Hay valores inferiores y valores
superiores. Es necesario distinguir entre una clasificación y una jerarquía: una clasificación
no implica un orden jerárquico (que va de lo inferior a lo superior), en cambio, los valores
plantean una jerarquía o tabla de valores. Generalmente los seres humanos eligen los
valores superiores.
Distinción entre valores y bienes
Los valores no existen por sí mismos. Necesitan apoyarse, plasmarse e realidades
concretas llamadas bienes. Los bienes son objetos en los que se depositan cualidades
valiosas. Así, ejemplos de bienes son: una estatua, un gesto, una sentencia, un cuadro, un
acto moral, un libro, etc.
A pesar de que los valores y los bienes están muy relacionados, existiría una
diferencia entre ellos: los bienes, objetos reales, cambian de una época a otra y de un lugar
a otro; mientras que los valores, entes inmutables, son de siempre y para siempre. Así, por
ejemplo, Las Meninas, de Picasso son muy diferentes desde el punto de vista de su
concepción estética y de su estilo, de Las Meninas, de Velázquez, porque son bienes
relativos e históricos; pero no sucede lo mismo con el valor belleza, que sería una entidad
ideal, existente al margen de los productos históricos, cual ideal Platónica.

Entorno a la definición del valor


Para unos, los valores son aprehensiones individuales, singulares. El valor es un
estado psíquico, subjetivo, una vivencia personal.
Para otros, los valores son entidades que existen idealmente, como objeto
supraempírico, atemporales, inmutables y absolutos. Son independientes del hombre, su
existencia es a priori.
Algunos autores como Frondizi, intenta conciliar una y otra postura, afirmando que
el valor surge de una relación entre el sujeto y el objeto y que esta relación produce una
estructura empírica (el valor), humana y concreta. Esta teoría se acerca un poco a la
solución buscada.
Los valores son creaciones humanas, y sólo existen si se realizan en el hombre. Los
valores son objetivos, pero su objetividad es humana y social.

Sobre la crisis de los valores


Uno de los problemas fundamentales de la axiología o teoría de los valores en el
que se refiere a la realización de los valores. ¿En qué forma el hombre puede realizar los
valores que su sociedad requiere? ¿con qué medios cuenta para ello? Es importante que
el individuo,

además de conocer o intuir lo valioso, lo ponga en práctica. Cuando los valores elevados
no se realizan o se postergan, cuando no existe una conciencia de la dignidad humana,
surge lo que se llama una “crisis de valores”.
Los profundos cambios que la sociedad actual sufre traen consigo una crisis de
valores humanos. Según Erich Fromm, asistimos a un proceso de cuantificación y
abstractificación. Estos fenómenos entrañan una despersonalización y una
deshumanización. Debido a la abstractificación se borran las relaciones con la concreción
y singularidad de las cosas y de las personas. Por ejemplo, cuando hablamos de un “puente
de tres millones de dólares”, no nos referimos ni a su utilidad ni a su belleza, es decir a sus
cualidades concretas, sino que se habla de él como una mercancía cuya utilidad es el valor
en cambio, expresado en una cantidad de dinero.
De esta manera, en el mundo contemporáneo las cosas se estiman como
mercancías por el valor monetario que entrañan.
Ligado al proceso de abstractificación o ver las cosas en abstracto, está el fenómeno
de la enajenación que consiste en un modo de experiencia en que la persona se siente a sí
mismo como un extraño. Podría decirse que ha sido enajenado de sí mismo. Ejemplo: el
consumismo, hay una pasión por el dinero, un afán por consumir donde se le da
preferencia al tener sobre el ser. Adquirimos las cosas con el puro afán de poseerlas. Al
consumir las cosas perdemos contacto con las cosas reales. Por ejemplo, con una botella
de cerveza bebemos la imagen de la bella y sensual rubia del anuncio. De esta manera
“consumir es esencialmente satisfacer fantasías artificialmente estimuladas, una creación
de la fantasía ajena a nuestro ser real y concreto”.

Valores universales
Pese a los cambios históricos que sufre la moral, se perciben valores que se puede
concebir como “universales”, llamados así por abarcar un conjunto de fenómenos que
poseen una significación positiva para el desarrollo progresivo de la comunidad en general.
Estos valores universales no conforman un sistema absoluto e inmutable, sino que se
caracterizan por ser históricos y por ende cambiantes, que se encuentran siempre
concretando siempre su contenido en el momento histórico que vive la humanidad.
Los valores del presente son, en gran medida, los valores del pasado, de la herencia
humanística de nuestra comunidad histórica; se han ido recreando en el tiempo: la paz, la
racionalidad, el amor, la justicia, la bondad, la libertad, la tolerancia, etc.
La justicia: es uno de los valores tenazmente perseguido por la humanidad. Constituye el
principio normativo fundamental de la vida comunitaria, contribuye a dirimir los conflictos
originados al fragor de la convivencia humana.
El valor de la justicia se vincula con la dignidad humana. Exige que las personas sean
tratadas del mismo modo, sin reparar en diferencias económicas, religiosas, sexuales, de
raza, de educación, etc.
La paz: es otro valor universalmente anhelado entre los individuos y los pueblos. Doctrinas,
filosofías que se pronuncian contra la violencia han concebido la paz como un valor
fundamental. Por ejemplo Gandhi, quien hizo del pacifismo un movimiento práctico para
resolver los conflictos raciales y políticos de la India.
Según este líder de la paz, la guerra será imposible si la gente se niega a luchar, es
necesario enfrentar la violencia con la no violencia. Sostiene que el odio solo puede ser
vencido con el amor. Para el cristianismo la muerte de Cristo ha posibilitado la paz como
reconciliación entre Dios y el hombre.
La tolerancia: se entiende por tolerancia el respeto a las formas de pensar o actuar de
otras personas. Este valor es indispensable para la convivencia humana y, sin embargo, a
menudo es soslayado para dar pie a la incomprensión, el autoritarismo, el fanatismo y la
represión.
En su aspecto humanístico la tolerancia se basa en reconocer a los demás como
personas libres e iguales, y con derechos a expresar sus opiniones, así como actuar de
acuerdo con ellas, siempre y cuando no impidan el ejercicio del mismo derecho hacia los
demás.
El valor de la tolerancia plantea el problema de sus límites. ¿Debemos ser siempre
tolerantes? Al respecto Voltaire, en su tratado sobre la tolerancia dice que los limites que
debe tener la tolerancia son aquellos delitos que turben a la sociedad, así como el
fanatismo que es fuente de intolerancia. Esto, según el pensador francés, no lo podemos
tolerar.
La libertad: la libertad en el ámbito humano y moral, se traduce en la capacidad del
hombre y de la mujer para desarrollar un proyecto de vida de acuerdo con los valores y
fines propuestos. Ser libre significa tener la capacidad de querer algo, de obrar
conscientemente y voluntariamente.
También la libertad es tener la facultad de actuar según sus propias decisiones y de
acuerdo con su autonomía o capacidad de autolegislación.

Resumen del libro: Ética. Introducción a su problemática y su historia. Gustavo Escobar


Valenzuela. 7ª Ed. Ed. Mc Graw Hill. 2003.

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