Resumen Tema 6

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Miguel Domínguez Rojas

1. Introducción
Aunque el trastorno de angustia y la agorafobia son dos entidades nosológicas diferenciadas, en
la práctica clínica suelen presentarse interrelacionadas. Actualmente la crisis de angustia (o
ataque de pánico) se considera el elemento básico y nuclear para realizar el diagnóstico de
trastorno de angustia, siendo este trastorno un factor de riesgo potencial para el desarrollo de
agorafobia; a su vez, como se detallará en epígrafes subsiguientes, la agorafobia se considera un
síndrome independiente del trastorno de angustia.
Antes de abordar los contenidos de este capítulo, debe hacerse una precisión terminológica. En
general, en el contexto hispanohablante los términos ataque de pánico y crisis de angustia se
utilizan indistintamente en la literatura científica.

2. Definición, clasificación y epidemiología


2.1. Características del pánico y del trastorno de angustia
El trastorno de angustia se caracteriza por la presencia de crisis de angustia o ataques de pánico
recurrentes e inesperados a lo largo del tiempo, que producen una severa sensación de miedo a
estar en peligro.
El inicio del ataque de pánico suele ser súbito, alcanzando su máxima intensidad rápidamente,
normalmente en los primeros 10 minutos. En algunos casos las crisis se suceden en oleadas.
El miedo característico del trastorno de angustia no se refiere a una causa externa que pudiese
suponer alguna amenaza, sino al peligro que supone enfrentarse con el propio ataque de
pánico. De esta forma, se desarrolla una respuesta de ansiedad anticipatoria elevada, al no saber
cuándo puede sobrevenir la próxima crisis; esta ansiedad anticipatoria provoca en el sujeto un
estado de alerta y activación fisiológica permanente que facilita la aparición de nuevas crisis.
Aunque los síntomas autonómicos son los más habituales, se ha sugerido la existencia de subtipos
de trastornos de angustia:
- Trastorno de angustia con síntomas respiratorios prominentes
- Trastorno de angustia con síntomas neurológicos.
- Trastorno de angustia con síntomas cognitivos
Otro subtipo a considerar es el conocido como trastorno de angustia sin miedo, condición que
se solapa con fenómenos conocidos como pánico no cognitivo, pánico expresado somáticamente,
pánico no clínico, ansiedad enmascarada o pánico alexitímico.
La presencia de un arousal autonómico intenso como rasgo distintivo de las crisis de angustia
también resulta un criterio diagnóstico de validez limitada, al menos en cuanto a los índices
cardiovasculares se refiere. Podría ser que la aparición de una crisis de angustia en ausencia de
aceleración cardíaca, u otros índices autonómicos, refleje más la presencia de ansiedad
anticipatoria que pánico real, pues los ataques más severos sí están consistentemente asociados al
incremento de la frecuencia cardíaca.
A pesar de la creencia y sensación de los pacientes de que es imposible predecir sus ataques de
pánico, en ciertos casos las crisis parecen estar relacionadas con ciertas situaciones o actividades

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previas que es posible identificar. Por otro lado, es probable que las crisis calificadas como más
impredecibles estén asociadas a cambios fisiológicos demasiado sutiles para captar la atención
del sujeto afectado.
Quizá el ejemplo más extremo de la falta de predictibilidad y la espontaneidad sean las crisis de
angustia nocturnas (en pleno sueño). Este tipo de ataques se suelen dar fuera de las fases REM y
aparecen de forma regular en un porcentaje importante de los pacientes con trastorno de angustia.
2.2. Características de la agorafobia
La principal característica de la agorafobia es la aparición de ansiedad en situaciones o lugares en
los que sería difícil escapar o disponer de ayuda en caso de necesidad y, junto a ello, la evitación
o limitación de la permanencia en dichas situaciones.
La experiencia de una crisis de angustia resulta aterradora para la mayor parte de los que la
padecen, sin embargo, la ansiedad anticipatoria frente al hecho de que se vuelva a producir de
forma inesperada y sin que sea posible anticipar o controlar su aparición, resulta el enemigo más
perturbador de la vida diaria del paciente.
La investigación epidemiológica establece que, si bien el pánico sería un factor de riesgo potencial
para la aparición de agorafobia, la agorafobia también puede ser un factor de riesgo para la
evolución a un trastorno de angustia.
En la agorafobia el núcleo del miedo no es el temor a determinados lugares, personas o
situaciones, sino el temor a sufrir un ataque de pánico o la anticipación de elevados niveles de
ansiedad y malestar en dichas situaciones. Es lo que se ha llamado miedo al miedo.
Además de las situaciones típicas en las que es difícil escapar, los pacientes también suelen evitar
aquellas actividades que están asociadas con la producción de síntomas corporales relacionados
con la crisis de angustia.
En los casos en los que no llega a darse totalmente la evitación, los pacientes suelen desarrollar
conductas de seguridad, que son las que permiten afrontar la situación. Estas conductas tienen
un efecto paliativo a corto plazo, pero refuerzan el miedo al impedir que no se confirmen las
expectativas dramáticas que se anticipan sobre la situación.
2.3. Epidemiología
La ocurrencia ocasional de ataques de pánico en la población general puede cifrarse entre el 3-
5%.
En todos los trabajos se constató que el trastorno de angustia es más frecuente en mujeres (3%)
que en varones (1,7%).
Por último, especificar que una buena parte de los individuos que acuden a consulta por un
problema de agorafobia presentan un trastorno de angustia comórbido, y que en el 23% de los
casos de agorafobia estudiados la agorafobia precedía a la crisis de angustia inicial.

3. Modelos etiológicos
Uno de los aspectos más importantes en el estudio del origen del trastorno de pánico y la
agorafobia es la vulnerabilidad.
La dotación genética de un individuo constituiría la vulnerabilidad biológica al desarrollo de
ansiedad y el afecto negativo, pero junto a ella existe también la vulnerabilidad psicológica.

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La evidencia apoya la existencia de una vulnerabilidad psicológica generalizada, caracterizada


por la tendencia a experimentar ansiedad y estados afectivos negativos, junto con una sensación
de control disminuida originada a partir de experiencias de desarrollo tempranas.
3.1. Factores de vulnerabilidad
Genética y temperamento
El rasgo temperamental más asociado a los trastornos de ansiedad es el neuroticismo o
predisposición a experimentar emociones negativas en respuesta a estímulos estresantes. Parece
existir una tendencia heredable en el neuroticismo. En el caso de la agorafobia hay datos de que
su heredabilidad se sitúa sobre el 61%.
Sensibilidad a la ansiedad: su papel en el trastorno de angustia y la agorafobia
La sensibilidad a la ansiedad podría definirse como la creencia de que la ansiedad y los síntomas
asociados pueden tener graves consecuencias físicas, psicológicas y sociales, más allá del
malestar inmediato que produce un episodio de ansiedad.
Aunque la sensibilidad a la ansiedad es elevada en casi todos los trastornos de ansiedad, lo es
particularmente en el caso del trastorno de angustia y en los casos de agorafobia. Las personas
con altos niveles de sensibilidad a la ansiedad tenderían a interpretar de forma errónea los
síntomas que ocurren de una forma rápida espontánea, inexplicable y que tienen una intensidad
severa. Esta interpretación estaría mediada por creencias y miedos subyacentes acerca de las
causas de los síntomas corporales y sus consecuencias, y jugaría un papel fundamental en el
desarrollo del trastorno de pánico.
Historia de enfermedades médicas
La experiencia de problemas respiratorios, unida a una pobre salud parental.
Así mismo, también aparece como probable la existencia de una relación específica entre pánico
y trastornos cardiovasculares. Por otra parte, fumar se considera un factor de riesgo para el
padecimiento de ataques de pánico.
Experiencia de abuso e influencia del entorno
Las experiencias de abuso físico y sexual parecen también jugar un papel en la vulnerabilidad al
trastorno de angustia. Así mismo, es un hecho frecuente la presencia de estresores identificables
en los 6 meses anteriores al primer ataque de pánico.
Conciencia interoceptiva
En general, parece que los pacientes con trastorno de angustia, así como las personas con ataques
de pánico no clínicos, suelen tener una conciencia incrementada de las sensaciones somáticas, o
bien una especial habilidad para detectarlas.
Inicio de las crisis de angustia
Desde un punto de vista evolutivo el miedo es una respuesta adaptativa, sin embargo el miedo
experimentado durante una crisis de angustia está frecuentemente injustificado. Tal como señalan
los propios pacientes, los primeros ataques de pánico con frecuencia se producen en público,
donde es probable estar expuestos a la evaluación social, o bien en transportes públicos. El
denominador común de todas estas situaciones suele ser el hecho de que las sensaciones
corporales experimentadas suponen una amenaza.

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3.2. Factores de mantenimiento


Condicionamiento interoceptivo
El modelo de CC interoceptivo para las crisis de angustia, establece que los ataques de pánico se
mantienen a través de un proceso de atención selectiva a determinadas señales corporales,
atención que despierta y potencia la activación autonómica ante esas señales internas. Este modelo
de condicionamiento tiene diversas implicaciones:
a. El pánico puede ocurrir en respuesta a señales internas muy sutiles o sensaciones físicas
que pueden presentarse en cualquier momento.
b. La ocurrencia del pánico por razones no inmediatamente aparentes puede desembocar en
una mala interpretación e intensificación del miedo.
c. Las actividades que producen sensaciones asociadas con la activación del SNA pueden
ocasionar una reacción condicionada de pánico.
d. Las actividades que promueven una focalización en sensaciones pueden igualmente
desembocar en una reacción condicionada de pánico.
La interpretación catastrofista de las sensaciones corporales
Las personas con trastorno de angustia interpretan las diferentes sensaciones somáticas como un
signo inequívoco de la inminencia de un infarto, desmayo, pérdida de control, etc. Esta
interpretación favorece un circuito de feedback positivo de la ansiedad que puede desembocar en
un nuevo ataque.
Las mismas cogniciones catastrofistas pueden convertirse en estímulos condicionados que
desencadenen respuestas de ansiedad y pánico.
La angustia por las sensaciones corporales genera un mayor malestar a través de diversos
mecanismos:
a. La activación autonómica generada por la propia percepción de respuestas fisiológicas
intensifica las señales temidas, generando éstas, a su vez, una mayor activación ante su
percepción. Así se conforma el círculo vicioso.
b. Las señales que originan las crisis de angustia no son inmediatamente obvias, por lo que
éstas pueden percibirse como inesperadas e impredecibles, lo que causa aún mayor
angustia.
c. La falta de control percibido o inhabilidad para escapar o terminar con las sensaciones,
generará también un estado de ansiedad elevado.
d. La interpretación catastrofista de los síntomas somáticos genera una mayor activación
autonómica, que a su vez valida las cogniciones erróneas
e. La anticipación ansiosa incrementa también la probabilidad de un ataque de pánico. De
esta forma, se establece un ciclo de mantenimiento entre la aprensión ansiosa sobre el
pánico y el pánico en sí mismo.

4. Evaluación del trastorno de angustia y la agorafobia


4.1. La entrevista
A continuación, se detallan los aspectos que deberían explorarse durante la entrevista conductual
en el caso de un trastorno de angustia:
- Descripción de las crisis de ansiedad.
- Aspectos topográficos de la crisis (frecuencia, duración e intensidad).
- Situaciones en que suelen ocurrir las crisis.
- Ansiedad anticipatoria

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- Situaciones evitadas a causa de las crisis o por el malestar experimentado.


- Si no hay evitación, grado de malestar soportado.
- Investigar la evitación de actividades para no generar síntomas corporales.
- Cogniciones respecto a la ansiedad y a las situaciones temidas.
- Conductas de seguridad
- Historia y desarrollo del problema de angustia y agorafóbico (si hubiese).
- Variables de personalidad
- Variables personales (habilidades sociales, asertividad, etc.)
- Variables ambientales
- Consecuencias del problema sobre los contextos de la persona.
- Intentos de control del problema de forma autónoma
- Tratamientos previos y actuales realizados para superar el problema y resultados
logrados.
- Expectativas y motivación ante el tratamiento psicológico.
- Posibles trastornos psicológicos asociados
4.2. Cuestionarios y auto-informes
Cuestionarios generales:
- Cuestionario de miedos (fear questionnaire)
- Inventario de Ansiedad de Beck (BAI).
- Inventario Estado-Rasgo de Ansiedad (STAI).
Cuestionarios específicos para trastorno de angustia y/o agorafobia
- Inventario de Movilidad para la Agorafobia
- Escalas de Autoeficacia para la Agorafobia
- Cuestionario de Cogniciones Agorafóbicas y Cuestionario de Sensaciones Corporales.
- Cuestionario de Ataques de Pánico
- Escala de Autovaloración del Cambio
4.3. Auto-registros
La obtención de datos retrospectivos sobre las crisis de angustia a través de las entrevistas o
cuestionarios puede dar lugar a una deformación significativa por exceso en la valoración de los
ataques de pánico en comparación con los datos recogidos mediante autorregistro concurrente.
Además del déficit de fiabilidad de la información retrospectiva, esta inflación puede
contribuir a incrementar la aprensión ansiosa, y a su vez dar lugar a una magnificación artificial
de los efectos posteriores del tratamiento.
Además, el uso de autorregistros contribuye a desarrollar una autoconciencia más ajustada
sustituyendo afirmaciones valorativas sobre los ataques por afirmaciones descriptivas.
Es bien sabido que uno de los principales problemas con los autorregistros es la falta de
cumplimiento. En ciertos casos esta falta de cumplimiento se debe a no haber entendido la lógica
que subyace a su uso o simplemente infravalorar la utilidad de este procedimiento. Sin embargo,
en el caso del trastorno de angustia suele ser frecuente que la falta de cumplimiento se deba a la
anticipación de una elevación de la ansiedad como resultado de la monitorización. En este
aspecto, el autorregistro puede ser un método de exposición para producir una desensibilización
frente a las señales de ansiedad.

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5. Tratamiento del trastorno de angustia y la agorafobia


Poco a poco se han ido sucediendo diversos desarrollos teóricos y propuestas terapéuticas que
combinaban la exposición in vivo con exposición interoceptiva y con elementos cognitivos, más
allá de la mera exposición in vivo de los inicios del tratamiento en los años 80. Esto ha supuesto
una mejora significativa de la eficacia del tratamiento psicológico conductual para los
trastornos de angustia y la agorafobia.
Los protocolos de intervención que han recogido mayor evidencia empírica avalando su eficacia
son el programa de terapia cognitiva para trastorno de angustia del grupo de Clark, y el
programa de tratamiento para el control del pánico de Barlow. Quizá la diferencia más
notable entre ambos enfoques es que en programa del grupo de Barlow se insiste en la exposición
a las sensaciones interoceptivas, mientras que en el programa del grupo de Clark se da un mayor
énfasis a la detección y reestructuración de las cogniciones catastrofistas.
5.1. Programa de terapia cognitiva para el trastorno de angustia de Clark
El programa de terapia cognitiva para trastorno de angustia del grupo de Clark y Salkovskis se
basa en una formulación cognitiva del problema del pánico según la cual la recurrencia de las
crisis de angustia se debe a la tendencia a interpretar de forma errónea y catastrófica las
sensaciones corporales que experimenta el individuo afectado.
Todas las técnicas que utiliza tienen como objetivo la reestructuración de las ideas erróneas sobre
las sensaciones corporales, núcleo esencial del problema del pánico.
El programa tiene un componente educativo, otro componente cognitivo y otro componente
conductual.
Finalmente, el programa utiliza una serie de tareas para casa en las que el paciente, además de
registrar diariamente las crisis de angustia junto a los pensamientos negativos y las respuestas
racionales, debe llevar a cabo una serie de ejercicios como los experimentos comportamentales
indicados o como el entrenamiento en respiración lenta.
5.2. Programa de tratamiento para el control del pánico de Barlow
Se trata de un protocolo de tratamiento cognitivo conductual que combina educación, el
entrenamiento en respiración, la reestructuración cognitiva, la exposición interoceptiva y en
vivo. El programa concede especial relevancia entre sus elementos terapéuticos al componente
educativo, pues parte de la base que el paciente sólo puede adherirse al tratamiento y superar su
trastorno si entiende por qué se ha producido y mantiene.
En las últimas versiones del programa se introdujo el re-entrenamiento en respiración,
sustituyendo al entrenamiento en relajación progresiva.
5.3. Componentes de la terapia cognitivo -conductual
La terapia cognitivo conductual para el trastorno de angustia suele incluir en sus programas un
componente educativo, una fase de reestructuración cognitiva, estrategias de exposición en vivo
e interoceptiva, re-entrenamiento en respiración u otro procedimiento de desactivación
fisiológica, relajación aplicada y el entrenamiento en diversas habilidades de afrontamiento en
función de las necesidades del caso concreto.
5.3.1. Educación
El propósito de la educación es corregir mitos e ideas erróneas sobre los síntomas de pánico que
contribuyen al mantenimiento del propio pánico y la ansiedad. En la información suministrada al
paciente se distingue entre el estado de ansiedad y el miedo/pánico, atendiendo a los tres sistemas

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de respuesta (subjetivo, fisiológico y conductual). Esta distinción es central para el modelo de


pánico que se propone para el resto del tratamiento.
5.3.2. Entrenamiento en respiración
Una buena parte de los pacientes con trastorno de angustia presentan síntomas de hiperventilación
muy similares a los que se producen durante los ataques de pánico.
No está claro si el entrenamiento en respiración por sí solo es terapéutico para la agorafobia, y
algunos estudios han sugerido que añadir entrenamiento en respiración no mejora los resultados
de la exposición en vivo.
El tratamiento no puede basarse en el control (eliminación) de los síntomas, por tanto, es
importante explorar si los pacientes utilizan este entrenamiento como un método de evitación o
como una conducta de seguridad.
5.3.3. Relajación aplicada
Consiste en entrenar a los pacientes en relajación muscular progresiva hasta que son capaces de
utilizar este tipo de relajación ante señales productoras de ansiedad, es decir, como una estrategia
de afrontamiento para practicar la exposición en vivo a estímulos de una jerarquía de situaciones
productoras de ansiedad. La base teórica de la utilización de la relajación como estrategia
terapéutica para el pánico no va más allá de proporcionar una contra-respuesta a la tensión que se
puede producir durante la ansiedad o el pánico.
5.3.4. Reestructuración cognitiva
La terapia cognitiva dirigida a la valoración de las sensaciones corporales se ha mostrado como
una herramienta eficaz en sujetos con trastorno de angustia y con agorafobias leves o
moderadas.
La reestructuración cognitiva se lleva a cabo mediante la identificación y cambio de creencias
nucleares. Es importante tener en cuenta que la reestructuración cognitiva no es un medio para
minimizar la ansiedad, el miedo o el malestar, sino que pretende corregir el pensamiento
distorsionado, esperando que a partir de este cambio, la ansiedad, el miedo y el malestar, empiecen
a remitir, pero como ocurre con todos los enfoques de carácter cognitivo, el objetivo directo es la
cognición.
5.3.5. Exposición: exposición en vivo y exposición interoceptiva
La exposición siempre es una fase crítica en cualquier programa, y una vez ha comenzado acapara
buena parte de las sesiones terapéuticas y del trabajo entre sesiones, pues es un hecho claro que
la exposición limitada en el tiempo no es efectiva y puede ser incluso perjudicial pues puede
producir sensibilización a la ansiedad. La exposición está diseñada para conseguir dos objetivos:
- Por una parte desmentir expectativas catastrofistas y cogniciones erróneas
- Por otra, extinguir respuestas emocionales condicionadas.
 En la exposición en vivo, para lograr la máxima efectividad, es determinante la
eliminación de las conductas de seguridad como la compañía de otras personas, llevar
agua, dinero para poder llamar en caso de necesitar ayuda, medicaciones, situarse cerca
de salidas de emergencia, etc.
 Por otro lado, en la exposición interoceptiva se simulan los síntomas de un ataque de
pánico para que el paciente pueda experimentarlos en un contexto controlado.

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5.4. Otros enfoques terapéuticos


La terapia intensiva focalizada en las sensaciones ha partido del hecho de que aquellos pacientes
con trastorno de angustia y agorafobia entre moderada y severa afrontan con más dificultad el
proceso estándar de la TCC, que los pacientes que no sufren agorafobia o presentan una
agorafobia leve. Para ellos, esta terapia propone una intervención a lo largo de 8 días consecutivos
que pretende la eliminación total de la agorafobia y el miedo a las sensaciones físicas.
Después de una fase educativa y de preparación cognitiva, diseñadas para incrementar la
motivación de los pacientes hacia la exposición intensiva, los pacientes son sometidos a varios
días de exposición masiva y graduación, afrontando desde el primer momento las situaciones más
temidas. Además, se potencia la exposición induciendo sensaciones corporales a través de
ejercicios físicos. La terapia concluye con un módulo de prevención de recaídas.
Otra contribución de las terapias de tercera generación es la terapia cognitivo-conductual de
aceptación incrementada del pánico. Sus autores incorporan ideas de la ACT a protocolos
cognitivo-conductuales para incrementar su asequibilidad y eficacia a corto plazo. Esta terapia
incorpora al procedimiento cognitivo-conductual estándar técnicas como ejercicios de
mindfulness y la discusión acerca de la importancia de incluir o incrementar actividades valiosas
frente a la ansiedad. No obstante, los componentes nucleares de este tratamiento siguen siendo la
educación sobre el pánico, la exposición situacional e interoceptiva y la reestructuración de
creencias erróneas sobre la sintomatología física y sus consecuencias.

6. Programa propuesto para el tratamiento del pánico y la


agorafobia
El tratamiento va dirigido a pacientes con trastorno de pánico, con o sin agorafobia. Por otra parte,
en vez de estructurar el programa por sesiones, se presenta estructurado en capítulos y éstos, a su
vez, englobados en fases o módulos temáticos. Con esta estructura se pretende facilitar la
adaptación del programa de tratamiento a cada paciente.
Los autores recomiendan que el programa sea aplicado en aproximadamente 12 sesiones, una por
semana. También insisten en que el programa debe aplicarse con flexibilidad y que, en todo caso,
el terapeuta debe adaptarlo a las características del caso concreto y al ritmo de aprendizaje de cada
paciente.
Contenidos y estructura del programa (Craske y Barlow, 2007)
Capítulo 1: La naturaleza del trastorno de pánico y la agorafobia
Se pretende que el paciente entienda la naturaleza de sus problemas de ansiedad. Se explican las
diferentes estrategias que, de forma espontánea, las personas suelen poner en marcha para intentar
afrontar sus problemas. Tras discutir lo inapropiado de estas estrategias, se pasa a explicar la
forma en que se puede ayudar a que la persona afronte sus problemas de ansiedad. Finalmente se
describe brevemente el programa, sus beneficios para la persona y el grado de implicación y
participación que debe tener para conseguirlos.
Capítulo 2: aprendiendo a registrar el pánico y la ansiedad
a. Registro de los ataques de pánico
b. Ansiedad y estado de ánimo diario
c. Registro de progresos

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Capítulo 3: Ciclos negativos del pánico y la agorafobia


El objetivo es entender los ciclos negativos que contribuyen al origen y mantenimiento de las
crisis de angustia y la agorafobia, y comprender cómo este tratamiento va a ayudar a interrumpir
dichos ciclos. Para que la persona relacione estos ciclos con sus propios datos, se procede a
realizar un análisis, paso a paso, de sus ataques de pánico.
Capítulo 4: Los ataques de pánico no son peligrosos
En este capítulo se pretende que la persona conozca algunos aspectos básicos de la fisiología del
miedo, para así comprender que los cambios fisiológicos que se producen y los síntomas
experimentados durante una crisis de ansiedad no son más que la respuesta evolutivamente
seleccionada del organismo ante una situación que es percibida como una amenaza para la
supervivencia. Se explica que el problema es que estos síntomas se están produciendo en
situaciones que no son amenazantes o que lo son mínimamente.
Al hilo de estas explicaciones, la tarea del terapeuta será identificar las creencias erróneas que
tengan los pacientes sobre la peligrosidad de los síntomas de sus ataques, para pasar a discutirlas
y modificarlas una a una.
Capítulo 5: Estableciendo la jerarquía de situaciones agorafóbicas
Al revisar los registros que los pacientes hayan realizado durante la semana previa, el terapeuta
debe hacerles ver las posibles tendencias, tanto en los momentos de ocurrencia de sus crisis, como
las variaciones en los síntomas y las relaciones entre los ataques de pánico y su nivel de ansiedad
o estado de ánimo. El objetivo de este análisis es que las personas comprendan que sus ataques
siguen unos patrones, que suceden en ciertas situaciones y como reacción a algo aunque a ellas
les parezca que vienen como llovidos del cielo.
Capítulo 6: Entrenamiento en respiración
Este capítulo está dividido en 4 secciones, correspondientes cada una de ellas a una fase del
entrenamiento en respiración.
- Sección 1: Educación y respiración diafragmática
- Sección 2: Revisión y respiración lenta
- Sección 3: Aplicaciones de afrontamiento
- Sección 4: Revisión
Capítulo 7: estrategias cognitivas
El contenido está también dividido en las 4 secciones siguientes, que se recomienda que sean
abordadas en un total de tres semanas.
- Sección 1: Los pensamientos influyen en las emociones.
- Sección 2: Conclusiones precipitadas y probabilidades realistas.
- Sección 3: Afrontar lo peor y poner las cosas en perspectiva
- Sección 4: Revisión de las estrategias de pensamiento y manejo de los recuerdos
atemorizantes
Capítulo 8: Afrontando las situaciones agorafóbicas
Los contenidos de este capítulo se distribuyen en los 3 apartados siguientes, y deben ser
acometidos a lo largo de un numero variable de semanas, dependiendo de la cantidad de
situaciones agorafóbicas y el ritmo de afrontamiento:

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- Sección 1: Planificación y práctica del afrontamiento de situaciones agorafóbicas. Para el


diseño de la práctica de exposición se selecciona el primer ítem de la jerarquía y se siguen
los siguientes pasos: (1) Identificar el peor temor o pensamiento negativo asociado a dicha
situación, (2) Se elige una situación o actividad mediante la que poder comprobar que
dicho pensamiento no es realista, (3) Para la práctica de cada día debe irse eligiendo una
meta diaria que, de forma progresiva, permita ir avanzando hasta llegar a la meta final, y
(4) Utilizando para ello las estrategias cognitivas aprendidas, se anota en un formulario:
el pensamiento negativo, la evidencia que lo apoya, la probabilidad real de que suceda y
las estrategias de afrontamiento que pueden utilizarse.
- Sección 2: Revisión y continuación de la planificación y práctica. Se revisan las prácticas
realizadas, valorando los logros y dificultades que la persona puede haber encontrado.
- Sección 3: Afrontamiento de los síntomas físicos en las situaciones agorafóbicas
Capítulo 9: implicando a los allegados
Capítulo 10: afrontando los síntomas físicos
- Sección 1: afrontamiento de los síntomas físicos.
- Sección 2: Revisión y continuación de la práctica
- Sección 3: Afrontamiento de los síntomas en las diversas actividades
- Sección 4: revisión y planificación del afrontamiento continuado de actividades
Capítulo 11: medicación
- Sección 1: Medicación para la ansiedad
- Sección 2: Suspensión de la medicación.
Capítulo 12: Logros, mantenimiento y prevención de recaídas

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