5 - Lámparas de Bajo Consumo
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Instituto de Electrónica
Moderna
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Lámpara
Compacta
Fluorescente
Mercado
Presentadas mundialmente a principios de la década de los años 80, las ventas
de las lámparas CFL se han incrementado constantemente debido a las
mejoras en su funcionamiento y la reducción de sus precios. El más importante
avance en la tecnología de las lámparas fluorescentes (incluídas las CFL) ha
sido el reemplazo de los balastos magnéticos (transformadores usados para su
encendido) por los del tipo electrónico. Este reemplazo ha permitido la
eliminación del efecto de "parpadeo" y del lento encendido tradicionalmente
asociados a la iluminación fluorescente.
El mercado de lámparas CFL ha sido ayudado por la producción de lámparas
que pueden ser integradas o no. Las primeras contienen un tubo, un balasto
electrónico y un borne atornillable en un sócate; éstas permiten que las
lámparas incandescentes sean sustituídas fácilmente. Las lámparas no
integradas permiten el reemplazo del tubo y el uso prolongado del balasto; ya
que el balasto electrónico tiene mayor duración que el tubo, puede ser más
costoso y sofisticado al ofrecer la opción de graduar la intensidad de luz. El uso
de las lámparas no integradas está restringido a usuarios profesionales, tales
como los hoteles.
Las lámparas CFL son producidas para su uso con corriente alterna y con
corriente contínua. Estas últimas suelen ser usadas para la iluminación interna
de las casas rodantes y en luminarias activadas por energía solar. En paises
pobres, se suelen usar estas últimas como reemplazo de las linternas a base
de kerosen.
Las CFLs con fosforo generador de UVA (Rayos Ultravioletas "A"), son una
fuente eficiente de luz ultravioleta de onda larga ("Luz oscura"), mucho más
que las lámparas incandescentes de "luz oscura", ya que la cantidad de luz
ultravioleta que produce el filamento de estas últimas es acorde a la radiación
del llamado cuerpo negro y la radiación ultravioleta es solo una fracción del
espectro luminoso generado.
Al ser una lámpara de descarga gaseosa, la CFL no genera todas las
frecuencias de luz visible; el índice actual de producción (renderizado) de color
es un compromiso de diseño. Con menos que un perfecto renderizado del
color, las CFLs pueden ser insatisfactorias para iluminación de interiores, pero
los diseños modernos, de alta calidad, han demostrado ser aceptables para
uso en el hogar.
Balasto electrónico
Tubo fluorescente
Se componen de un tubo de unos 6 mm de diámetro aproximadamente,
doblados en forma de “U” invertida, cuya longitud depende de la potencia
en watt que tenga la lámpara. En todas las lámparas CFL existen siempre
dos filamentos de tungsteno o wolframio (W) alojados en los extremos libres
del tubo con el propósito de calentar los gases inertes, como el neón (Ne),
el kriptón (Kr) o el argón (Ar), que se encuentran alojados en su interior.
Junto con los gases inertes, el tubo también contiene vapor de mercurio
(Hg). Las paredes del tubo se encuentran recubiertas por dentro con una
fina capa de fósforo.
Balasto electrónico
Las lámparas CFL son de encendido rápido, por tanto no requieren
cebador (encendedor, starter) para encender el filamento, sino que
emplean un balasto electrónico en miniatura, encerrado en la base
que separa la rosca del tubo de la lámpara. Ese balasto suministra
la tensión o voltaje necesario para encender el tubo de la lámpara y
regular, posteriormente, la intensidad de corriente que circula por
dentro del propio tubo después de encendido.
Base
La base de la lámpara ahorradora CFL se compone de un receptáculo de material
plástico, en cuyo interior hueco se aloja el balasto electrónico. Unido a la base se
encuentra un casquillo con rosca normal E-27 (conocida también como rosca Edison), la
misma que utilizan la mayoría de las bombillas o lámparas incandescentes. Se pueden
encontrar también lámparas CFL con rosca E-14 de menor diámetro (conocida como
rosca candelabro). No obstante, existen variantes con otros tipos de conectores, de
presión o bayoneta, en lugar de casquillos con rosca, que funcionan con un balasto
electrónico externo, que no forma parte del cuerpo la lámpara.
En las lámparas CFL no se manifiesta ese fenómeno, pues al ser mucho más
alta la frecuencia del parpadeo del arco eléctrico en comparación con la
velocidad de giro de los motores, nunca llegan a sincronizarse ni a crear efecto
estroboscópico.
A partir de que los filamentos de la lámpara se apagan, la única misión del arco
eléctrico será continuar y mantener el proceso de ionización del gas inerte. De
esa forma los iones desprendidos del gas inerte al chocar contra los átomos del
vapor de mercurio contenido también dentro de tubo, provocan que los
electrones del mercurio se exciten y comiencen a emitir fotones de luz
ultravioleta. Dichos fotones, cuya luz no es visible para el ojo humano, al salir
despedidos chocan contra las paredes de cristal del tubo recubierto con la capa
fluorescente. Este choque de fotones ultravioletas contra la capa fluorescente
provoca que los átomos de fluor se exciten también y emitan fotones de luz
blanca, que sí son visibles para el ojo humano, haciendo que la lámpara se
encienda.