Plaidy, Jean - La Hija Del Diablo
Plaidy, Jean - La Hija Del Diablo
Plaidy, Jean - La Hija Del Diablo
La hija
Jean Plaidy
De pequeos principios han surgido grandes cosas, y, de la misma manera que una pequea vela puede encender mil, la luz que aqu se encendi ha brillado sobre muchos. BRADFORD, Gobernador de la Colonia de Plymouth
JEAN PLAIDY
NDICE
Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo 1...........................................................5 2.........................................................27 3.........................................................57 4.........................................................89 5.......................................................116 6.......................................................151 7.......................................................169 8.......................................................203
RESEA BIBLIOGRFICA....................................205
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Captulo 1
Tamar fue concebida una noche de San Juan durante el ao ms glorioso y triunfal que Inglaterra haba conocido hasta entonces. Su madre era una pobre criada; cuando le preguntaban quin haba engendrado a la nia, bajaba los ojos y haca todo lo posible por evitar la respuesta. Si la acosaban, murmuraba por lo bajo que no haba sido culpa suya; la haban forzado en la oscuridad de la noche y ni siquiera haba visto el rostro del padre. Pero ella, la propia madre de la nia, crea, como otras muchas personas, que el padre de Tamar no era otro que el mismsimo demonio.
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Era el domingo de Pentecosts. El mar centelleaba y el sol iluminaba las rocas de tal forma que parecan veteadas de amatista y crisopraso, cuarzo rosa y jade; el tojo nunca era ms dorado que en el mes de mayo e incluso la col marina, la ms modesta de todas las flores, pareca brotar de la inclinada roca con renovados bros. La persistente fragancia de los capullos del espino se mezclaba en el aire con los perfumes del mar y la tierra. Ese ao, el encanto incomparable de la primavera inglesa era doblemente dulce. Aquel domingo por la maana, Richard Merriman no pudo permanecer en su casa de Pennicomquick; se aspiraba demasiada emocin en el aire y l, como muchos otros, tena que asistir al oficio especial de la iglesia. Dej su caballo para que le dieran de comer y beber en una posada cercana al Hoe y dio un paseo sintiendo el fuerte viento y contemplando el otro lado del canal antes de regresar a la ciudad. Bastaba una mirada para comprender que era un hombre muy remilgado. Sus calzones eran de terciopelo y no llevaba jarreteras para sujetar las medias, lo cual hubiera podido significar que estaba bastante orgulloso de sus pantorrillas; las mangas de su coleto estaban abiertas desde los hombros a la mueca para mostrar el rico lienzo de su jubn. Tena el semblante muy plido y era altivo y sumamente elegante. Era lo que pareca: una mezcla de sabio y de epicreo. Su amor por la erudicin no era compartido por su amigo y vecino sir Humphrey Cavill, a quien todos los hombres (y todas las mujeres) comprendan. Sir Humphrey, gran aficionado a la bebida y a la buena vida, haba navegado por el Caribe con John Hawkins y sir Francis Drake y se deca que la mitad de los hijos nacidos entre Stoke y Pennicomquick tenan la nariz de los Cavill o los hermosos ojos azules de sir Humphrey. Richard Merriman era ms exigente que su amigo, que lo era por el simple hecho de ser su vecino. Qu espectculo tan grandioso el de aquella soleada maana! Desde el Hoe, Richard contempl la disposicin de la flota. El Ark, el Revenge, el Elizabeth Bonaventure y el Mary Rose estaban all, tirando de sus anclas
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con tal impaciencia como la que sin duda senta sir Francis por hacerse a la mar e ir al encuentro del espaol; estaban tambin el Victory y el Nonpareil, todos enarbolando la bandera inglesa de la cruz roja sobre fondo blanco. La flota contaba con otros muchos barcos, pero Richard saba que, surcando los mares para enfrentarse a ella, se acercaba una armada que, a juicio de muchos, era todava ms orgullosa y esplndida. En cualquier momento poda aparecer en el horizonte el primer barco espaol. Tal vez aquella misma noche las almenaras se encenderan de repente a lo largo de las costas de Devon y Cornualles. Las campanas estaban repicando cuando Richard se alej del Hoe en direccin a la ciudad. Se encamin hacia la barbacana y avanz con aire pensativo por el muelle de los pescadores. Aquel da haba muchas cosas en las que pensar. No haca mucho tiempo, el rey Felipe de Espaa haba pisado los mismos adoquines como husped de honor, puesto que el mayor enemigo de la soberana reinante haba sido el adorado esposo de Mara la Sanguinaria, la predecesora de aqulla. Los tiempos haban cambiado y los das estaban preados de grandes acontecimientos. Recorri las calles empedradas, pasando junto a grupos de personas que gritaban y murmuraban, se rean o mostraban un rostro adusto. Desde las ventanas con paneles de cristal en forma de rombo, las muchachas se llamaban unas a otras a travs de las angostas callejas, abarrotadas de aprendices y mercaderes, pescadores y viejos marineros. Richard lleg a la plaza, pero ya no quedaba sitio en el interior de la iglesia de San Andrs, por lo que tuvo que permanecer de pie entre los que estaban fuera. Raras veces haba presenciado una tensin tan grande entre la muchedumbre. Lo mismo debieron de sentir, pens, los habitantes de aquella antigua y noble ciudad ms de cien aos antes, en aquel soleado da de la fiesta de primero de agosto en que los corsarios de Francia trataron de sojuzgarlos. La emocin era ms fuerte que la inquietud, pues aquella gente era amante de la emocin. La ciudad era la cuna de los aventureros que se haban propuesto desafiar y someter el podero de Espaa. Entre la multitud que se agolpaba en el exterior de la iglesia haba muchos de los que haban zarpado con Drake y esperaban volver a zarpar. Aquellos hombres acudiran en tropel a sus barcos cuando llegara la hora de la accin. Aborrecan al espaol como slo podan aborrecerlo los que haban entrado en contacto con su fantica crueldad. Saban que, cuando los impresionantes galeones aparecieran en el horizonte, traeran algo ms que hombres y municiones: las empulgueras, los azotes, el potro de tormento y dems instrumentos de tortura de la temida Inquisicin. Traeran el fanatismo y la intolerancia a una tierra que ya haba saboreado tales cosas bajo el dominio de la esposa del monarca espaol. Nunca ms!, dijeron los hombres de Devon, y lo mismo decan los hombres de toda Inglaterra. Eso no volvera a ocurrir mientras sir Francis y otros como l vivieran para impedirlo. Al trmino del oficio religioso, los fieles abandonaron el templo. All estaba Martin Frobisher, acompaado de John Hawkins. Los bravos hombres los acogieron con vtores. Y ahora haba llegado el momento
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que todos esperaban: de la iglesia salieron lord Howard de Effingham y el mismsimo sir Francis Drake. Sir Francis, el dolo de Plymouth, el nico hombre entre aquellos grandes personajes al que todos ansiaban servir y seguir hasta la muerte. La barba le rozaba el fino encaje de la gorguera, sus largos bigotes se curvaban con donaire y sus brillantes ojos de pesados prpados contemplaron la multitud, aceptando su homenaje. Dios bendiga a sir Francis! Viva sir Francis! Sir Francis se quit el sombrero, se inclin con gallarda y, tomando a su compaero del brazo como si quisiera presentarlo a la multitud, enarc las cejas queriendo significar: Vosotros y yo, hombres de Devon, tenemos que aceptar a este hombre. Vosotros y yo, en nombre de la cortesa, tenemos que honrarle como almirante de la flota. Aunque ya sabemos quin vencer al espaol, no es cierto? Sabemos de quin proceder el valor y el ingenio que nos darn la victoria. Y vosotros, buenos hombres de Devon, aunque lo seguiris por cortesa, en realidad me seguiris a m con todo vuestro corazn. Un murmullo se propag entre la muchedumbre. Drake mandaba y, como siempre, Drake sera obedecido. Si Drake hubiera dicho: Rendid homenaje a milord Howard de Effingham, los hombres de Plymouth lo hubieran hecho. Si Drake hubiera dicho: Que se vaya al infierno Howard! No sigis ms que a vuestro gua!, hubiera estallado un motn en la flota. Una sonrisa curv los finos labios de Richard. Qu estimulante era contemplar el poder que tena aquel hombre para enardecer a la multitud. La reina era una mujer ciertamente insensata algunas veces. Acaso no comprendi con cunta facilidad pudo perder el trono cuando le pidi a Drake que ocupara el segundo lugar despus de Howard? An estaba en peligro. La nobleza de nacimiento no podra derrotar por s sola a la Armada espaola. Aunque fuera hijo de un clrigo descendiente de un linaje de pequeos terratenientes, Drake tena ms poder que nadie para conseguir que los hombres le siguieran. La tradicin exiga que el almirante de la flota fuera un noble seor, y sa era la razn de que lord Howard de Effingham estuviera all, ocupando el lugar que hubiera debido corresponder a sir Francis Drake. Richard se encogi de hombros y estaba a punto de retirarse cuando vio entre la muchedumbre a dos criadas de su casa. Ambas se rean como si estuvieran de fiesta. La ms alta y rolliza miraba a los mozos; llevaba el cabello leonado cortado como el de un chico y tena los ojos del mismo color. De no ser por el cabello corto, hubiera sido una tpica muchacha de Devon. La segunda era ms interesante. Tena los ojos negros y llevaba el cabello oscuro, tan corto como el de su compaera. A Richard le hizo gracia ver cmo aquellos ojos negros seguan a sir Francis. Con cunta adoracin! Probablemente en toda la ciudad no haba una sola mujer que no adorara a sir Francis, pens, pero aquella moza le miraba como si fuera un santo y no un apuesto y encantador aventurero. Quin si no una humilde criada hubiera considerado un santo a sir Francis? Richard la observ con cierta curiosidad. No careca de belleza y en
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su terso rostro no se observaba la menor huella de emocin; era muy joven, no deba de rebasar los quince aos. Lstima que Alton, el ama de llaves, les cortara el cabello. Sin embargo, su misin era mantener el orden y Richard no dudaba de que aquella mujer conoca su oficio. Era una severa mujer dotada de cierta perversidad; Richard sospechaba que golpeaba a las mozas, si bien no le caba duda de que stas lo merecan. Aun as, era una pena que les cortara el cabello, pues resultaban menos agradables a la vista y a l le gustaba contemplar cosas agradables. Pens distradamente en ellas. No era un hombre sensual. Se haba casado con la esposa que le eligi su abuelo; cuando ella muri, no lo sinti demasiado ni experiment la necesidad de sustituirla. Su actitud hacia las mujeres no tena nada de monacal. Tena una amiga en Pinnie Cross a la que visitaba de vez en cuando. Ella le llevaba unos cuantos aos, era discreta y encantadora y mostraba inters por las cosas que a l le interesaban. La suya no era en modo alguno una apasionada amistad. No era probable por tanto que Richard mirara a las criadas como las hubiera mirado sir Humphrey. Simplemente le haca gracia la sonrisa de la pequea morena, por lo que abrig la fugaz esperanza de que, si las mozas fueran castigadas por haber ido a la ciudad sin el permiso de la seora Alton, la vara no cayera con excesiva dureza sobre aquellos frgiles hombros. Pronto se olvid de las chicas y fue en busca de su caballo. Mientras se alejaba de la ciudad, mir a su alrededor y vio el Tamar, fluyendo como una sinuosa serpiente de plata entre Devon y Cornualles. Los verdes bordes de la vereda estaban cuajados de campnulas y florecillas silvestres rojas y blancas. Su casa de Pennicomquick se encontraba a algo ms de media legua de distancia. Era una bonita casa de techumbre de paja, provista de aleros y ventanas con celosas. Aunque era bastante grande, no lo era tanto como la de sir Humphrey en Stoke. Se encontraba muy a gusto en ella y se estremeci al pensar en la posibilidad de que los espaoles la saquearan y la incendiaran. Cruz la entrada y pas por delante de los tejos que Joseph Jubin, su jardinero, haba cortado en forma de pjaros, del espliego todava sin florecer y del amor de hombre, con su penetrante y agradable perfume. El mozo Clem Swann sali de los establos para hacerse cargo del caballo y Richard entr en la casa. Subi a su estudio del piso de arriba. Era una hermosa estancia con grandes ventanas de paneles de cristal en forma de rombos y paredes con entrepaos de roble. Haba una mullida alfombra en el suelo y ricas colgaduras en las paredes. Richard slo soportaba verse rodeado de las cosas ms bellas que se pudieran conseguir. En la estancia haba un gran arcn de roble, cuya llave l guardaba, muchas estanteras de libros exquisitamente encuadernados en piel de ternero, escabeles tapizados y una silla ricamente labrada en la que slo l poda sentarse. Estaba fatigado por el calor y la emocin de la maana. Tir de la cuerda de la campanilla. Cuando acudi Josiah Hough, su criado personal, orden que le sirvieran vino. Seor dijo Josiah, posando la jarra de vino sobre la mesa y escancindolo para su amo, vens de la ciudad. Habis visto a sir
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Francis, seor, si me permits el atrevimiento de preguntroslo? Richard arque las cejas. Los criados le tenan mucho respeto y no era frecuente que le hablaran sin que antes l les dirigiera la palabra. Pese a todo, esboz una leve sonrisa por tratarse de una ocasin especial. Le he visto, Josiah. La muchedumbre le vitore con entusiasmo. Todo el pas parece que tiembla, seor. Pero no de miedo, Josiah, sino de emocin. Algunos dicen que los espaoles tienen los mejores barcos del mundo, seor. Puede ser, Josiah. Pero son los hombres y no los barcos los que ganan una batalla. Los barcos de los espaoles son como sus grandes, muy agradables a la vista y llenos de dignidad. Nuestros barcos puede que no sean tan hermosos, pero a veces es mejor moverse con rapidez que con dignidad. Muy cierto, mi seor. Richard cruz sus manos largas y plidas y mir con una sonrisa a su criado. Tienen que enfrentarse a los ingleses en sus propias aguas. Te cabe alguna duda sobre la cuestin? Tienen que enfrentarse a aquel a quien llaman El Draque, el Dragn. Le temen, Josiah, y no les es desconocido. En su intolerancia y fanatismo, le consideran un mago. Quin si no se hubiera apuntado tales victorias sobre su Santa Iglesia? Josiah retrocedi, asombrado; jams haba visto tal pasin en el rostro de su amo. Esper a que Richard prosiguiera, pero a travs de la ventana abierta se oyeron unas estridentes carcajadas. Quin es? pregunt Richard. Josiah se acerc a la ventana. Esas dos mozas, seor. Les voy a acariciar los hombros con la vara. Son la joven Betsy Cape y Luce Martin. Para sorpresa de Josiah, su amo se levant y se acerc lnguidamente a la ventana para mirar a las mozas que haba visto en la ciudad. Menuda pareja, seor aadi Josiah. Betsy es muy descarada y le est enseando a Luce el camino del descaro. Pedir a la seora Alton que las azote por gritar bajo vuestra ventana. Por qu gritan? no caba duda de que estaban contentas. Acaso no comprenden la importancia del momento que vivimos? Ellas slo comprenden la importancia de una faja o de la sonrisa de un hombre, seor. Se oy de nuevo la risa de Betsy. Richard se estremeci levemente. Por favor, ve a decirles que se callen. Josiah se retir y Richard observ la escena desde la ventana. Se sorprendi levemente de su fugaz inters. Vio a cada muchacha recibir un bofetn. Betsy sac la lengua a espaldas de Josiah y la pequea Luce se cubri la boca con las manos para que no se le escapara la risa. Incluso cuando entraron en la casa, Richard sigui pensando en ellas. Qu les tendra reservado el futuro? Una boda con alguno de los hijos de Clem Swann, una vida en una casita cerca de la mansin donde tal vez seguiran trabajando para l y criaran a sus hijos, unos varones que lucharan por otro hroe como Drake contra otro enemigo como el
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espaol, y unas hembras que se reiran emocionadas ante una faja o ante la sonrisa de un marinero. De pronto, Richard se olvid de ellas. Sac un libro del estante y se acomod de nuevo en su silla. Era difcil concentrarse en la lectura cuando de un momento a otro poda avistarse en el horizonte el primer barco espaol.
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Luce Martin tena quince aos y haca dos aos la haban enviado a trabajar a la casa de Richard Merriman. Su padre era pescador y viva en una casita en Whitsand Bay, en la otra orilla del Tamar. Eso converta a Luce en algo as como una forastera a los ojos de las gentes de Devon. La vida era muy dura y a veces los barcos regresaban casi vacos; cuando regresaban cargados de peces, los pobrecillos se daban un atracn. A veces, la familia se alimentaba exclusivamente de leche agria y mendrugos de pan de centeno. Haba tantos hermanos y hermanas que hasta la madre hubiera tenido que contarlos si le hubieran preguntado su nmero; nacan con regularidad cada ao. Luce era una de las medianas; cuando la seora Alton, que tambin proceda de Whitsand Bay, se ofreci a llevrsela a trabajar bajo sus rdenes en la casa de Pennicomquick, los padres de Luce aceptaron enseguida. La nia sali de su casa, portando un pequeo fardo con sus pertenencias y, por primera vez en su vida, fue trasladada en una barca a la otra orilla del Tamar, tras lo que recorri a pie la escasa distancia hasta su nuevo hogar. Tuvo miedo de la seora Alton en cuanto oy pronunciar su nombre por primera vez; su primer encuentro con ella no la tranquiliz porque la seora Alton era una figura impresionante a los ojos de Luce. El ama de llaves era una mujer alta y delgada cuya boca apenas se abra cuando hablaba y despus se cerraba inmediatamente como si fuera una trampa. Vesta prendas pulcras y severas y su piel estaba horriblemente desfigurada por la viruela. Pero tena fama de gran devocin, aunque eso no aliviaba los temores de Luce. En cuanto lleg a la casa, Luce fue enviada al patio para que se quitara sus andrajos y se pusiera unas prendas elegidas personalmente por la seora Alton, pues un caballero tan remilgado como el seor Richard Merriman no poda rebajarse a considerar los asuntos de sus criados y dejaba tales cometidos en manos de su ama de llaves. Las prendas eran semejantes a las que llevaba la otra criada, Betsy Cape. Despus le cortaron el cabello largo y ondulado que le llegaba hasta la cintura. El cabello, dijo la seora Alton mientras se lo cortaba, era mejor llevarlo corto, sobre todo si era espeso y rizado, porque eso era sin duda un don de Satans. La seora Alton pronunciaba mucho ms a menudo el nombre del demonio que el de Dios, el cual pareca ser para ella una especie de vengativa versin superior al demonio. La pequea Luce, a sus trece aos, jams haba visto nada tan
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grandioso como la casa en que se encontraba y en la que a diario aprenda a cumplir con su deber para con Dios y su amo, pero, sobre todo, para con la seora Alton. La seora Alton llevaba el gobierno de la casa; guisaba y sazonaba la comida, guardaba en tarros las mermeladas que elaboraba, supervisaba todo lo que se tena que hacer en la casa y se senta muy orgullosa de su trabajo. Jams cometa un error. Los errores eran siempre de los dems, y se pagaban caro. La seora Alton se encargaba de que as fuera, y Luce y Betsy pagaban sus equivocaciones recibiendo golpes administrados con la fina vara que colgaba del ceidor del ama de llaves junto con las llaves de sus armarios. Las palizas, que se propinaban por la menor falta, se sucedan con regularidad. Cuando entraba Bill Lackwell en la cocina para traer el pescado y la seora Alton crea ver a las mozas mirndole con intencin, les propinaba una paliza. Una vez, el ama de llaves sorprendi a Betsy besando a Charlie Hurly cuando ste vino con los huevos de la granja de su padre; Betsy recibi por ello una zurra muy especial. Su deber, deca la seora Alton, era impedir tales desmanes. Cuando pegaban a Betsy, Luce tena que estar presente, y viceversa. As aprenders la leccin, muchacha! les deca la seora Alton. Las mozas tenan que desnudarse de cintura para arriba, pues de qu hubiera servido la paliza amortiguada por el grosor de la tela? No obstante, tenan que conservar el corpio sobre el busto porque era indecoroso mostrarlo incluso a los miembros del propio sexo. Si se quitaban el corpio o ste les resbalaba, las mozas eran azotadas por indecorosas. La seora Alton las haca trabajar sin descanso. El demonio estaba siempre al acecho, les explicaba la seora Alton, dispuesto a tentar a las holgazanas. A sus trece aos, la vida de Luce se reduca al trabajo y las palizas. La nia no vea en ello nada extrao; su padre sola pegarle cuando le apeteca y sin el menor motivo. Tena suerte, y lo saba, de que le dieran comida y vestido. Sin embargo, ahora que era un poco ms mayor, lamentaba llevar el cabello tan corto, y Betsy comentaba su descontento. Ambas mozas dorman juntas en la buhardilla. En algunas casas, todos los criados dorman en una espaciosa estancia, pero la seora Alton no quera que los mozos y las mozas durmieran juntos. Dios bendito! exclamaba. La de cosas que iban a ocurrir! No podra pegar ojo en toda la noche, vigilando sus maldades. Cada noche, las muchachas eran encerradas en la buhardilla con las ventanas atrancadas. Si os oigo desatrancar las ventanas deca la seora Alton, os echar de esta casa. Vaya si lo har! Algunas faltas no se pueden pagar con palizas, y sa es una de ellas! Luce y Betsy se tendan en sus jergones de paja y hablaban hasta quedarse dormidas, lo cual sola ocurrir enseguida debido al cansancio del duro trabajo de la jornada. Aquella noche del domingo de Pentecosts, mientras ambas permanecan acostadas en sus camastros aguardando la llegada de la
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seora Alton, Luce pregunt en un susurro: Nos van a pegar a las dos esta noche? No nos pegarn contest Betsy con tal conviccin que Luce se incorpor para mirarla. Por qu no? Porque ella est muy ocupada como para pensar en palizas. Cmo lo sabes? Me lo dijo Charlie Hurly contest Betsy, rindose por lo bajo. Vino a la casa esta tarde. Creo que vino a verme. Estaba ah afuera, intentando convencerme de que saliera Qu feliz era Betsy! Aquella vida de duro trabajo y de constantes castigos no consegua apagar su temple. Siempre se consideraba en trance de emprender una aventura en cuyo transcurso sera seducida, y aquel triste destino pareca ser lo que ms ansiaba. Ella te ha visto comindote un bocado de empanada le record Luce, y se te ha cado una parte sobre el corpio. Bueno, ya me ha echado un sermn. Adems, te digo que est demasiado ocupada. Ssss! Ya viene. En la buhardilla an haba suficiente luz como para que ambas pudieran ver con claridad al ama de llaves. Betsy tena razn, pens Luce; algo haba ocurrido. La seora Alton pareca alterada. Luce dedujo que deba ser por la impaciente espera de los espaoles. La seora Alton luca su mejor vestido. La gorguera era de Holanda y la falda tena un tontillo ms amplio que el que sola utilizar habitualmente; sin embargo, no fue el vestido sino su rostro lo que ms llam la atencin de Luce, que raras veces haba visto al ama de llaves con un semblante ms risueo. Adems, no se hizo ninguna mencin a las fechoras del da, y no hubo palizas. Cuando la seora Alton se retir, Betsy dijo con una maliciosa sonrisa: Yo te podra decir adonde va, Luce Martin. Adonde? pregunt Luce. Has pensado alguna vez que podra haber alguna bruja entre nosotros? dijo Betsy sin dejar de sonrer. Una bruja! musit Luce. Y muy cerca de aqu. Sabes lo que pueden hacer las brujas, Luce? Lo pueden hacer todo, absolutamente todo. Luce no quera hablar de brujas. Quera seguir con los pensamientos que no se apartaban de su mente desde que viera a sir Francis salir de la iglesia. Las constantes referencias de Betsy a los hombres y a su forma de comportarse haban despertado la curiosidad de Luce. La muchacha ansiaba experimentar ciertas cosas, pero no quera que Betsy lo supiera. Mejor que Betsy la considerara fra y melindrosa y no adivinara la verdadera razn por la cual se molestaba cuando le gastaban bromas sobre Ned Swann, que ola a establo, y Bill Lackwell, que ola a pescado. No le gustaba Ned Swann y tanto menos Bill Lackwell, cuya abuela era una bruja. No, el enamorado de Luce debera ser otra cosa. La muchacha soaba con alguien grande y noble, alguien apuesto que llevara una gorguera de encaje y luciera una vistosa barba, no sir Francis, por supuesto, pero alguien muy parecido a l.
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Betsy sigui hablndole de las brujas. Pueden desencadenar una tempestad. Pueden provocar la viruela o las fiebres en un hombre o una mujer. Hacen obras diablicas. No me escuchas, y tendras que escucharme. Bill Lackwell ha puesto los ojos en ti, y si pusiera tambin el corazn, te conseguira. Tenlo por seguro. Acaso su abuela no es una de ellas? No quiero saber nada de Bill Lackwell. Eso dices ahora. Pero y si ella te hiciera un hechizo? Qu ocurrira entonces? Las brujas lo pueden todo. Adems, estn los demonios que se introducen en tu cama por la noche por muy atrancadas que estn las puertas y las ventanas. Los hay de todas las formas. Algunos son guapos, tan guapos como podra desear una mujer; algunos tienen apariencia de sapos y liebres y gatos y perros. Algunos se presentan como el mismsimo demonio la voz de Betsy haba adquirido un tono chilln. La muchacha se detuvo un instante para recuperar el resuello antes de aadir: Te dir otra cosa. Te dir por qu nos hemos salvado de la vara. Es porque esta noche se van a reunir. Me lo ha dicho Charlie. Van a llevarse a la vieja Lackwell y buscarn la marca del demonio, los pechos con los que alimenta a su familiar, despus la atarn y la sumergirn. Ese ser el final de la vieja Lackwell porque, si flota, ser una bruja y la llevarn a la horca de las brujas y la colgarn del cuello; y, si se hunde, entonces no ser bruja, pero se habr ahogado. Luce se estremeci. Cmo me gustara estar all! exclam Betsy. Si hay una bruja entre nosotros, podra haber otras, y si las hay, tendramos que buscarlas. No me gusta tener brujas a mi alrededor. No me extraa que el padre de Charlie perdiera una lechigada de puercos el mes pasado. Dice que fue obra de brujas y que, si hay alguna entre nosotros, tenemos que encontrarla. Ambas muchachas guardaron silencio. Cay la oscuridad y salieron las estrellas. La luna envi sus rayos a travs de los cristales en forma de rombo de las ventanas. Al final, como no poda dormir, Betsy empez a hablar de los espaoles. Llegan a las ciudades, incendian las casas y fuerzan a las doncellas. Bueno, no es que se les pueda reprochar que lo hagan, verdad? Algunos dicen que no son humanos. No quieren convertir a las mozas en rameras sino en catlicas. Te aplican el ltigo, te ponen las empulgueras y te cuelgan por las muecas; y, si te conviertes al catolicismo antes de que te quemen en la hoguera, te estrangulan. Si no lo haces, te asan viva. Presta atencin. No oyes unas voces? Son los que llevan a la vieja Lackwell Betsy se acerc a la ventana. No podramos saltar por esta ventana, verdad? Si la puerta no estuviera cerrada con llave, yo saldra y bajara. T no, Luce? No merecera la pena recibir un pequeo castigo a cambio de ver lo que harn con la vieja Lackwell? Luce asinti y Betsy empez a rerse mientras brincaba por la buhardilla. Si la puerta no estuviera cerrada con llave, la abrira y saldra, bajara por la escalera
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La muchacha interrumpi sus palabras. Gir el tirador y la puerta se abri. La seora Alton haba olvidado cerrarla con llave.
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A una dcima de legua de la gran mansin y de las casas de Pennicomquick, unos quince hombres y mujeres se hallaban congregados alrededor de una anciana. La luz de un par de antorchas iluminaba el claro del bosque con su charca de agua estancada. Los rostros ofrecan un aire espectral bajo el resplandor de las antorchas. Sus ojos ardan de furia y la conciencia de su propia virtud los haca disfrutar an ms de su crueldad. La Iglesia de Inglaterra, no menos que la Iglesia de Roma, persegua a las brujas y las condenaba a una muerte ignominiosa. Las mujeres murmuraban entre s: Hoy he visto brotar humo de su chimenea. Se elevaba en forma de serpiente. No era un humo normal. Estaba cociendo alguna maldad en su caldera, estoy segura. Ese gato suyo no es un gato corriente. Es su familiar y ella lo amamanta. La veremos flotar, tenedlo por cierto. Y si flota, qu? Lo que no haga la ley, lo haremos nosotros. A la horca con ella. Estaban atando a la mujer segn la forma tradicional, las muecas a los tobillos. Luego le pasaron una cuerda alrededor de la cintura para poder sacarla del agua y, a ser posible, evitar que se ahogara. Ansiaban demostrar que era una bruja y colgarla en la horca. La pobre mujer gema muy quedo mientras un hilillo de saliva se escapaba de la comisura de sus labios. Estaba aturdida por el miedo. Agachada sobre la hierba y totalmente desnuda, su arrugado cuerpo pareca inhumano bajo la luz de las antorchas. Haban descubierto una gran verruga en su espalda y decan que era la marca del demonio, por cuya razn estaba plenamente justificado que la sometieran a la prueba. El gato de la anciana maullaba lastimeramente. Queran que acompaara a su ama al agua y le haban atado una piedra al cuello. El animal araaba a sus torturadores con ms saa de la que hubiera manifestado un gato corriente. Arrojad primero al gato grit un hombre. Quin sabe? Quiz tiene poder para ayudar a la bruja. Los presentes se mostraron de acuerdo. El gato fue arrojado a la charca y se hundi inmediatamente. Ahora no ms demoras grit la seora Alton, situada en primera fila. Vamos por la bruja. Tom Hurly, ser mejor que digas un par de palabras antes de que lo hagamos, para indicar la verdadera razn por la cual nos sentimos obligados a actuar. Tom Hurly, un hombre muy locuaz, se dispuso a cumplir el encargo. Pedimos la bendicin de Dios dijo. Todos sabemos que, por su voluntad, tenemos que ahogar al demonio y a sus amigos. Oh, Seor, no permitas que esta bruja escape a tu venganza. Que la prueba del agua nos demuestre lo que es. Que la obra de tu enemigo Satans no venga en su ayuda. Si flota, Seor, la ahorcaremos, con tu ayuda, en la horca de las
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brujas. Si se hunde, sabremos que es inocente. En tu Nombre pedimos tu ayuda para librar nuestra tierra del Maligno. Vamos, amigos grit la seora Alton. En Nombre del Seor. Lanzando un aullido de triunfo, cercaron a la anciana tratando de levantarla por los pies. Como estaba atada, la mujer no poda incorporarse y permaneca a cuatro patas como un animal. De pronto, Richard Merriman se plant en medio de ellos. Su presencia fue tan inesperada que los hombres interrumpieron su tarea para descubrirse la cabeza o rozarse los mechones de cabello de las sienes mientras las mujeres se inclinaban en reverencia. Richard contempl con desagrado a la mujer desnuda y a sus perseguidores. Vaya alboroto que armis! dijo. Conque habis atrapado a una bruja, eh? Veris, seor dijo Tom Hurly en representacin de los dems, la vieja Lackwell es una bruja, seor Vamos, Hurly Es simplemente una pobre anciana desgraciada, estoy seguro. No, seor. Ella Todos empezaron a hablar a la vez. Mi pequea Jane sufri un ataque cuando la vieja la mir, seor. Perd todos los lechones de la lechigada Richard permaneci de pie, elegantemente ataviado con unos calzones abullonados y adornados con cuchilladas y encaje de oro y un deslumbrante jubn cortado a la moda italiana. Me habis perturbado con vuestros aullidos y gritos dijo. En cuanto a esta mujer, os digo que no es una bruja. No es ms que una vieja desvalida. Hay alguien que se atreva a contradecirme? No sois vosotros quienes debis tomar la justicia por vuestra mano. Destala, Tom, y que alguien se quite la capa y la cubra. Seora Alton, pensaba que estarais ocupada en vuestros deberes en lugar de mezclaros con estos necios. Las dos mozas no deberan haber salido a esta hora para presenciar tales cosas. Lamento que no cuidis mejor de ellas. Y los dems, ya basta de locuras. Acompaad a la mujer a su casa. Si buscis alguna ocupacin, podrais vigilar el mar. Y si desembarcaran los espaoles mientras vosotros estuvierais atormentando a una vieja? Todos le obedecieron. Siempre haban obedecido al seor Merriman de la misma manera que sus antepasados haban obedecido a los de ste. Richard se alej sabiendo que sus rdenes se cumpliran. Pobre vieja!, pens. Una bruja? En fin, le haba salvado la vida, pero tena la certeza de que algn da la mataran. Estaba marcada como bruja y le aguardaba un triste destino. Aquella noche, Richard les haba observado ms detenidamente de lo que ellos suponan. Le interesaban sus supersticiones y su crueldad porque ambas cosas solan ir de la mano. Sonri, pensando en las dos mozas. Seran severamente castigadas, y con toda justicia. Sin embargo, l sospechaba que Betsy haba sido la cabecilla de aquella pequea aventura. Luce no haba disfrutado tanto como su compaera Luce era distinta.
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Transcurrieron unas semanas de inquietud. Haba llegado el mes de junio, llevando consigo los vientos ms impetuosos que se recordaran aquel ao. Los vientos del suroeste obligaban a la flota inglesa a permanecer amarrada en el puerto, y los pertrechos prometidos por la Reina y su Consejo de Londres no haban llegado. Sir Humphrey sali a caballo desde Stoke con su hijo Bartle para visitar a su amigo de Pennicomquick. Sir Humphrey era el padre declarado de un nio (Bartle, de seis aos) y el presunto padre de muchos otros que se acercaban una mano a la sien o se rascaban la pierna o farfullaban un saludo mientras retrocedan ante los ruidosos cascos de la yegua de sir Humphrey. No lamentaba que le atribuyeran progenie tan numerosa. Si su esposa le haba dado un solo hijo, la culpa era de ella y no de l. Disfrutaba de la vida y no tena miedo de nada que comprendiera Comprenda a la perfeccin la guerra, los derramamientos de sangre y la violencia. Lo que ms lo alarmaba era lo sobrenatural. Hubiera sido capaz de enfrentarse con cualquier hombre armado con una espada o un arcabuz, pero las brujas obraban en la oscuridad y atacaban a un hombre con la peste o la viruela. Estaba hablando de brujas con Bartle mientras ambos cabalgaban. Bartle, a pesar de tener slo seis aos, era un chico del que un hombre como sir Humphrey poda sentirse justamente orgulloso. Era muy alto para su edad y tena el cabello rubio, las mejillas sonrosadas y los ojos azules. Tena la apariencia de su madre y el carcter de su padre. Sera aficionado a las mujeres y a la aventura, que era el vino de la vida. Bartle jams se cansaba de escuchar el relato de las proezas de su padre en el mar. Acariciaba con sus manos los adornos de oro que su padre haba trado del Per y de La Espaola y se envolva en los ricos lienzos robados a los espaoles. Era un hombre en ciernes. No haba el menor peligro de que al muchacho le diera por la erudicin; sus ojos azules ya estaban dirigidos hacia el mar. Cuando pasaron por delante de la casita de Lackwell, sir Humphrey le dijo al chico que no la mirara. Esa vieja te podra hacer un hechizo, hijo mo. Podra convertirte del hombre rico que eres en un pordiosero picado de viruelas e incluso en un delicado erudito como nuestro amigo Merriman. Eso no me importara, seor, porque en tal caso podra complacer a mi ayo. Cumplira mis tareas sin perder demasiado el tiempo con ellas. No digas eso, muchacho. Puedes tentar al demonio. Sigue como hasta ahora y no pienses demasiado en tus tareas. Aprende a leer y a escribir y aprende los modales de un caballero. Es lo nico que nos hace falta a los hombres como t y como yo, muchacho. Mirad! grit el nio. Hay barcos en el canal. All, por la parte de Bolt Head Sir Humphrey refren su yegua y forz los ojos inyectados en sangre, maldicindolos por no ser tan agudos como los del nio. Por all, padre, mirad! Uno dos tres Oh, seor, ya estn aqu
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los espaoles. Vamos a la ciudad. Yo podra hacer algo. Podra Calla, muchacho, y sgueme. Ambos se lanzaron al galope con los corazones desbocados en sus pechos; sus semblantes denotaban alegra. Ya estn aqu los espaoles! grit sir Humphrey. Salid de vuestras casas, imbciles, perros holgazanes! Ahora sabris lo que es bueno. Voto al Cielo que mi espada se teir de rojo antes de que termine el da. Los hombres, las mujeres y los nios salieron precipitadamente de sus casas. Sir Humphrey seal hacia el mar y sigui cabalgando. Richard sali a recibirle. Su rostro apareca sonriente y sereno, con aquella curiosa expresin que sir Humphrey sola calificar de maldito aire de superioridad. Los espaoles! grit sir Humphrey. Por Cristo que han llegado. Tonteras, Cavill contest Richard sin dejar de sonrer. Son los barcos de avituallamiento de Tilbury. Voto al Cielo! grit sir Humphrey. Es cierto, seor dijo Bartle. Veo la cruz roja de Inglaterra. Richard apoy una mano sobre el hombro del nio. Tan ansiosos estis de derramar sangre? Entrad a beberos un vaso de vino. Se dirigieron con sus cabalgaduras al patio donde Clem Swann y Ned se hicieron cargo de ellas. Una vez en el interior de la casa, Richard toc la campanilla y apareci Luce, a quien orden servir pasteles y vino. La seora Alton sirvi el refresco con ayuda de Luce. La boca de la seora Alton pareca ms firme desde la aventura de la noche del domingo de Pentecosts. En sus ojos se observaba una leve expresin de reproche que Richard intua dirigida a su propia persona por su indulgencia con los enemigos de Dios. Richard la mir con irona y despus su atencin se centr en la moza, preguntndose fugazmente si an le dolera la espalda por la paliza que debi de recibir aquella noche. Sir Humphrey estudi inmediatamente a las mujeres. En l era tan natural calcular el valor de las mujeres como calcular el de los caballos. Ya saba qu clase de mujer era Alton. Aborreca la idea de que otras personas se amaran porque ella nunca haba tenido quien la amara. Pareca una prtiga. No serva para nada. Pero y la moza? No se haba fijado en ella otras veces; crea recordar que la muchacha hua corriendo cuando l se acercaba, una moza tmida y escurridiza que an no estaba en condiciones de satisfacer sus necesidades. An era muy joven, pero no demasiado. Con el cabello cortado ms bien pareca un mozo. Sir Humphrey decidi no perder de vista a la criada de Richard. No es que pensara tomarse ninguna molestia especial pero, si se le presentaba la ocasin, la aprovechara. Sir Humphrey era uno de aquellos hombres que invariablemente se vean favorecidos por las ocasiones. Cuando se retiraron las criadas, Bartle permaneci sentado, escuchando embobado la conversacin de los mayores. Maldita sea! exclam sir Humphrey. Drake est tirando de la correa, estoy seguro. Creis que l querra quedarse en el puerto, acobardado por el vendaval como un chiquillo oculto detrs de las faldas
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de su niera? Ni hablar. l saldra a atacarlos! Hay mucha inquietud a bordo. Lo s. Drake dice: Saldremos a atajar al espaol en sus propios mares! No! dice la Reina. No! dice su Consejo. Quedaos cerca de la costa y protegednos. Os digo, seor, que Drake no actuara de esta forma. Lo primero de todo, atacar, as acta nuestro almirante. Y tiene razn. Lo ha demostrado muchas veces. El nio brinc arriba y abajo en su asiento. No es bueno dijo Richard que los hombres de las teoras impidan actuar a los hombres de accin. Si l se hubiera salido con la suya, me inclino a pensar que el peligro ya habra pasado a estas horas. Sir Francis est maniatado por las instrucciones de Londres. Sabe el rumbo que deseara tomar. Fortes fortuna adjuvat. Qu significa eso? pregunt sir Humphrey. Bartle os lo dir contest Richard o, por lo menos, eso espero. Pero Bartle no pudo decirlo y sir Humphrey no lo lament demasiado. No eres un alumno muy aventajado, Bartle. Le pregunt a tu ayo cmo iban los estudios y l movi melanclicamente la cabeza. Sueas demasiado con la aventura, con el mar y con la posibilidad de traer tesoros a casa. No es as? En tal caso, suea lo que suean los hombres dijo sir Humphrey. La llegada de estos barcos significa que nuestra flota se dispone a zarpar al ataque terci Bartle cariacontecido. Combatirn lejos de nuestras costas, a lo largo de la costa de Espaa, tal vez en el puerto de Cdiz. Los espaoles presenciarn los combates en nuestro lugar. Sir Humphrey solt una rugiente carcajada. Jams conseguirn convertirte en un estudioso, muchacho. Prefieres presenciar el combate antes que aprender el significado de una frase latina, verdad, muchacho? sir Humphrey contempl su vaso de vino. Hay algo que me preocupa, Richard. Mirad, no debisteis impedir la accin de aquella gente la otra noche. Las brujas son brujas, y cuanto antes averigemos quin de entre nosotros est en connivencia con el demonio, mejor ser. Puede que encuentres uno o dos melocotones en el huerto dijo Richard, mirando a Bartle. No! exclam sir Humphrey. Dejad que el chico se quede. No quiero que se convierta en un melindroso que no pueda or ciertas cosas. Sabe que existen las brujas, verdad, muchacho? Y sabe cul es nuestra obligacin con ellas. Ojal hubiera estado all dijo Bartle, asintiendo. Por qu se lo impedisteis, seor? La vieja es una bruja. No debes hablar as! dijo Richard. Bien sabe Dios que debemos mantener la ley y el orden en esta regin. Sin embargo, no son los patanes quienes deben tomarse la justicia por su mano. Es simplemente una pobre vieja que cuece hierbas y confecciona amuletos para las doncellas enamoradas. O los gritos y sal. Un espectculo vergonzoso. Sir Humphrey mir a su amigo. Maldita sea, pens, no sera amigo suyo si no viviera tan cerca. Slo es un hombre a medias. De vez en
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cuando monta en su caballo y visita a la viuda. Visita a una viuda apergaminada, teniendo bajo su mismo techo a una doncella en sazn. Como se pasa la vida leyendo libros y usando la pluma de ave, no soporta ver cmo someten a prueba a una bruja sin que el espectculo le parezca repugnante y vergonzoso. Vaya mequetrefe! Si hay brujas por los alrededores dijo sir Humphrey, tenemos que encontrarlas y acabar con ellas. No queremos tratos con el demonio. Richard encogi sus elegantes hombros y mir a sir Humphrey con otra de sus habituales sonrisas de superioridad. Despus, volvi a encauzar la conversacin hacia el tema de los espaoles y an seguan hablando de lo mismo cuando sir Humphrey se levant para marcharse. Richard acompa a sus visitantes hasta la verja y vio a Luce en el huerto. La muchacha llevaba un cesto de melocotones. Al verlos salir, se ruboriz y se inclin en reverencia ante ellos. Oye! la llam sir Humphrey. Qu llevas ah, muchacha? Richard la observ mientras simulaba contemplar el cesto y en realidad atisbaba por el escote del corpio de la criada. Melocotones, seor. Sir Humphrey tom uno y le hinc el diente. Pero si son mejores que los nuestros. Enviadme a la chica con un cesto, seris tan amable, Richard? pasndole el melocotn a Bartle para que se lo terminara, sir Humphrey le dio a la moza una palmada en las nalgas. Treme los melocotones, muchacha, y no los entregues a nadie ms que a m. Me has entendido? Luce mir de sir Humphrey a su amo. Richard asinti con la cabeza y la chica hizo una reverencia antes de entrar en la casa. Tras despedir a sir Humphrey y a su hijo, Richard cruz el huerto y vio a Luce, disponindose a recoger unos melocotones para sir Humphrey. Richard la sigui hasta el muro junto al cual crecan los melocotoneros. Luce se ruboriz al sentirse observada. No le des los mejores dijo Richard. Esos los guardaremos para nuestra mesa. La muchacha arranc los frutos y, cuando tuvo el cesto lleno, Richard lo tom. Ve al establo dijo y dile a Ned Swann que lleve estos melocotones a sir Humphrey. Luce hizo una reverencia y Richard la mir mientras se diriga al patio.
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En el puerto, las antorchas y los fanales iluminaban a los marineros que cargaban los barcos. Los galeones espaoles no haban aparecido, pero los ingleses los atacaran porque Drake se haba salido con la suya. Primero, Howard accedi a su plan, y despus, la Reina y el Consejo dieron su consentimiento. Los marineros cantaban y silbaban mientras hacan los preparativos. La inquietud de la espera haba terminado. La seora Alton se haba puesto enferma y yaca en la cama, musitando plegarias, el nico medio que conoca para luchar contra los
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hechizos. La vieja Lackwell haba posado sus irritados ojos en ella la noche del domingo de Pentecosts y, desde entonces, la seora Alton se encontraba indispuesta. Estaba segura de que le haba echado el mal de ojo. Sin la vigilancia y los azotes de la seora Alton, la vida era muy placentera para Luce y Betsy. El sol luca en el cielo y los jardines estaban envueltos en el perfume de las rosas y la lavanda a punto de florecer. Betsy no paraba de cantar mientras ella y Luce iban de la cocina a la despensa y de la despensa a la bodega y de nuevo a la cocina: El trrido sol con sus rayos ardientes. Los frutos del monte del valle abras. Sentado junto a una cristalina fuente, Filn el pastor ni siquiera lo vio. Ense la letra a Luce y ambas muchachas cantaron: Sentado junto a una cristalina fuente, A la sombra de un verde roble, Con su zampona un triste canto enton, Amor infiel, mi infiel amor, Amor infiel, adis. No tienes corazn. Las jvenes bailaron en la cocina, haciendo reverencias, inclinando la cabeza, juntando las manos y enganchndose. Charlie Hurly se pas un buen rato mirndolas a travs de la ventana sin que ellas le vieran. Despus dio una palmada y Luce se ruboriz mientras Betsy se acercaba a la ventana con los brazos en jarras, fingiendo reprenderle. El mozo se ri y le hizo seas a Betsy de que saliera al cobertizo porque tena que decirle una cosa. La muchacha sigui enfurruada y dijo que no saldra, pero muy pronto accedi y estuvo ausente un cuarto de hora largo. Ambas mozas tenan que turnarse en la tarea de ir a la habitacin de la seora Alton para recibir instrucciones. El ama yaca en su lecho con el rostro amarillo verdoso y los labios resecos musitando oraciones para alejar el mal. En el patio, Charlie Hurly le refera a Ned Swann lo que estaba ocurriendo en el puerto. Ambos estaban muy serios y asentan con la cabeza con aire de entendidos. Charlie no se hubiera atrevido a quedarse en el patio si la seora Alton hubiera estado presente, y Betsy tampoco se hubiera atrevido a perder el tiempo charlando. Naturalmente, aquella noche la seora Alton no pudo encerrar a las dos mozas en su habitacin.
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Las semanas de espera an no haban terminado. La flota se hizo a la mar, pero tuvo que regresar a puerto, empujada por el vendaval. Todos los habitantes de Plymouth compartan la impaciencia de los almirantes y criticaban a la reina por su tacaera al no enviar los pertrechos que tan imperiosamente se necesitaban. Las raciones eran muy escasas a bordo de los barcos y, aunque Drake y Howard estaban convencidos de que los vientos que los atormentaban tambin acosaban a los espaoles, en cuanto se les ofreci la oportunidad de abandonar las playas de Devon para lanzarse al ataque, no pudieron hacerlo debido a su escasez de pertrechos. La cautela de la reina y, sobre todo, su tacaera, les impedan alcanzar una rpida victoria. Los hermosos discursos en Tilbury estaban muy bien, pero todo el mundo consideraba una locura que, por culpa de su tacaera, la reina pusiera en peligro su trono y el pas. Durante la primera semana de julio, Howard y Drake ya no pudieron esperar ms. A pesar de las enfermedades de a bordo y la escasez de vveres, decidieron atacar, pero no tardaron mucho en regresar abatidos y decepcionados. Azotados por la tormenta, los espaoles se encontraban en aguas de La Corua, donde hubieran estado a merced de los ingleses; pero, como si un milagro hubiera obrado repentinamente en su favor, el viento del norte ces y los ingleses, a la vista de su enemigo, permanecieron detenidos hasta que se levant el viento del sur. Podan regresar o permanecer all a merced de los vientos. El agua y la comida escaseaban, gracias a la reina. La seora Alton, ya recuperada de su misteriosa enfermedad, estaba segura de lo que significaba todo aquello. Era un embrujo. Saba, aunque otros no lo supieran, que las brujas podan mandar en la tempestad y la calma. Pasaba todo el da musitando oraciones y ya no utilizaba la vara con tanta frecuencia, aunque ello se deba tan slo a que le faltaba fuerza en los brazos. Jams haba tenido a sus rdenes a alguien tan intil como aquellas dos criadas. Betsy era capaz de ir por agua sin un cubo y Luce no se enteraba de lo que le decan. Las mozas tramaban algo. La seora Alton lo adivin enseguida porque identificaba el pecado en cuanto lo vea. Estuvo a punto de pedirle a Clem Swann que les diera una buena paliza en su nombre, pero no se fiaba de Clem Swann. Contemplara embobado la blancura de sus hombros o quiz pretendera que le mostraran el busto. En atencin al decoro, la seora Alton no poda permitir que Clem Swann las castigara. Y si le hubiera pedido que les pegara sin que ellas se quitaran las enaguas, las mozas lo hubieran tomado a broma. Sin embargo, era una pena que el pecado quedara sin su correspondiente castigo. Sir Humphrey opinaba lo mismo que la seora Alton con respecto a la situacin de la flota. Aquello era obra de brujera. De qu otro modo se poda explicar? Hubiera deseado tomar a la vieja Lackwell y obligarla a revelar los nombres de sus cmplices. Se lo coment a Richard y se enfureci al ver de qu forma el erudito poda inmovilizar a un hombre con sus palabras. Estuvo dndole vueltas al asunto a pesar de la desaprobacin de su amigo, y una clara tarde de un viernes decidi ir a Pennicomquick para comunicarle a Richard su decisin. Sin embargo, mientras recorra a caballo la escasa distancia que
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separaba su casa de la de Richard, se le acerc un jinete al galope; era uno de los hombres que aquella maana haba enviado a Plymouth para cumplir un encargo. Sir Humphrey grit el hombre, ya vienen. El capitn Fleming acaba de llegar al puerto. Los almirantes estn preparados en el Hoe. Los espaoles han sido avistados frente al Lizard. Entonces sir Humphrey se olvid del peligro de las brujas y se lanz al galope en direccin al puerto.
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Los das sucesivos contemplaron la derrota de la armada ms impresionante que jams hubiera conocido el mundo. Buena parte de la batalla se pudo ver desde las costas de Devon y Cornualles antes de que los espaoles huyeran canal arriba hacia la isla de Wight, perseguidos por unos barcos ingleses en los que los tripulantes desfallecientes de hambre contaban sus municiones. Las noticias se propagaban muy despacio y los habitantes de Plymouth tardaron algn tiempo en enterarse de la historia de los brulotes, cuya intervencin culmin la excelente actuacin de los marineros. La historia era extraordinaria, pero no lo fue tanto la de los hombres desembarcados en las playas para que murieran en las calles de los puertos de mar a causa de las heridas y la inanicin. Sin embargo, Inglaterra se salv de Espaa y de la Inquisicin a pesar de su reina, la cual, ahora que su reinado estaba a salvo, se dedicaba a menear la cabeza de cabellos color jengibre y a rezongar por lo bajo porque los vientos haban empujado a los derrotados barcos con sus tesoros lejos de su alcance, y el mar se haba tragado las riquezas que los marineros haban ganado para su reina. La calma regres a la ciudad de Plymouth. Ahora nadie hablaba de los espaoles, excepto los marineros que, una vez cumplida su misin, no conseguan cobrar la paga. La invasin se haba evitado; el peligro del hambre era menos emocionante. A principios de septiembre, la seora Alton condujo a la llorosa Luce a presencia de su amo y le orden que confesara su vergenza. Richard observ el cambio operado en Luce. Unas ojeras negras le rodeaban los ojos y su rostro estaba contrado en una mueca de inquietud. Como la moza no hablaba, la seora Alton decidi hacerlo por ella. Tengo una terrible noticia. Los labios de la mujer no pudieron disimular la salvaje satisfaccin que experimentaba. Richard arque las cejas. De veras? A juzgar por vuestro semblante, yo dira que es una buena noticia. En tal caso, seor, mi semblante desmiente mis sentimientos. Esta moza se ha deshonrado a s misma, y tambin a m, que la tena a mi cargo. Pero yo estaba enferma y no pude evitar su maldad. Se ha deshonrado a s misma porque el Seor ha decidido que responda de sus pecados aqu abajo. Ella crey que escapara, pero ha aprendido que los pecados se tienen que expiar. Le he pegado y an le mana sangre de las
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heridas. Ahora slo queda que sea expulsada de esta casa. Qu gran pecado ha sido el suyo? pregunt Richard, acariciando con ternura el encaje de su gorguera como si eso le interesara ms que los apuros de una criada. Est preada, seor. La muy desvergonzada! Sala a escondidas de noche para reunirse con su amante y ahora parece que ste no quiere saber nada de ella. De ese modo, ha echado la ignominia sobre mis hombros. Quin es tu amante? pregunt Richard. Luce inclin la cabeza y no contest. El puo de la seora Alton golpe la espalda de la muchacha. Habla cuando el amo te pregunta, grandsima desvergonzada. Luce levant sus ojos oscuros y contempl el rostro del amo. Yo no puedo decirlo, amo. Te ha pedido l que no lo digas? No, no lo s. La seora Alton solt una carcajada. No puede pronunciar su nombre. Al parecer, l se present de noche y ella no tuvo la culpa. Ya he odo esta historia otras veces. Miran a los hombres, los siguen cuando stos las llaman y despus, cuando se les hincha la tripa, se hacen las inocentes. Yo no lo saba Me obligaron a la fuerza Yo no tuve la culpa Dejadme a la moza dijo Richard. La mujer vacil y mir enfurecida a su amo, moviendo los labios en silencio. Seor dijo, pero l hizo un gesto de impaciencia con la mano. Os ruego que dejis a la moza conmigo. Cuando Richard hablaba con aquel tono de voz tan suave no exento de amenaza, nadie se atreva a desobedecerle. La seora Alton se retir a regaadientes. Bien, Luce dijo Richard en cuanto el ama de llaves se retir, ven aqu. Sintate y dime exactamente lo que ha ocurrido. No, no os lo puedo decir, seor, porque ni yo misma lo s. Vamos, vamos. Me temo que perder los estribos si persistes en tu silencio. Quin es el hombre? Vamos. Tienes que saberlo. Dime inmediatamente su nombre. No me atrevo. Que no te atreves a decrmelo a mi? Ha sido Ned Swann? La moza sacudi la cabeza. Escucha, Luce. Si me lo cuentas todo, es posible que decida ayudarte. Crees que ese hombre accedera a casarse contigo? Oh, no! No! Est por encima de tu condicin? En tal caso, debes decrselo y no dudo de que te encontrar un marido. No es la primera vez que ocurre, muchacha. Scate las lgrimas, ya encontraremos a un hombre que se case contigo. La muchacha le mir, sacudiendo la cabeza. De pronto, toda la historia surgi atropelladamente de sus labios. La primera noche de la enfermedad de la seora Alton, ella y Betsy
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abandonaron la buhardilla y salieron sigilosamente de la casa. Aquel da, Charlie Hurly dijo a Betsy que, a medianoche, iba a presenciar un extrao acontecimiento y deseaba que ella le acompaara. Haba muchas brujas en la comarca y, en ciertas noches, se reunan para rendir homenaje al demonio, aprender sus secretos y recibir de l grandes poderes a cambio de sus almas. Betsy prometi asistir. Saba que aquella noche podra hacerlo y no quera desaprovechar la oportunidad. Pero, al acercarse la medianoche, tuvo miedo y le pidi a Luce que la acompaara. Al principio, Luce no quera ir, pero, tras hacerse mucho de rogar, se dej convencer. A partir de ah, la historia era ms incoherente. Richard comprendi que Charlie haba atrado a Betsy para seducirla. No era de extraar que el joven se hubiera sentido molesto al ver que la moza acuda a la cita en compaa de su amiga. Luce asegur que aquella noche haba presenciado cosas extraas y diablicas aunque ninguna tan extraa y diablica como la que le sucedi a ella. Charlie las acompa a un claro del bosque donde se ocultaron detrs de unos rboles. Luce vio unas salvajes figuras danzando alrededor del fuego; estaba segura de que no eran seres enteramente humanos; algunos tenan cabezas de animales y danzaban, haciendo unos gestos como si La moza vacil, pero Richard le ech una mano. Como si se invitaran mutuamente a fornicar? La muchacha inclin la cabeza. Por favor, seor, no puedo decir ms. Echadme de casa Dejadme morir de hambre Dejadme pedir limosna Pero no me pidis que os diga ms, porque no puedo. Aun as dijo Richard, me lo dirs porque insisto en ello. No deb abandonar la buhardilla, seor. S que estuvo mal. S que fue una maldad. No deb mirar. Entonces no me hubiera ocurrido esto aadi la moza, sollozando. Sigue le orden Richard. Luce le explic que, de pronto, Betsy y Charlie ya no estaban a su lado. Se encontraba sola entre los rboles mientras en el claro tena lugar aquella extraa escena. De repente, se percat de que no estaba sola. A su lado se hallaba una figura vestida de negro de la cabeza a los pies. No pudo verle el rostro ni saber siquiera si tena rostro humano. Supo que unos ojos la miraban y vio unos cuernos. Entonces me ech a temblar, seor, porque comprend Qu comprendiste, Luce? Comprend, seor, que me encontraba en presencia del demonio. Se acerc, quise huir pero no pude, estaba como clavada en el suelo, seor, y l se acercaba cada vez ms, no poda gritar ni moverme. Richard esboz una sonrisa burlona. Y despus, Luce? Me levant en vilo y me ech sobre su hombro. O sea que tena hombros, eh? S, seor. Sent como si me cargara sobre sus hombros e
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inmediatamente me desmay, seor. Pens que me llevaban directamente a la condenacin eterna, tal como siempre dice la seora Alton, seor. Y cundo volviste en ti? Me encontraba tendida sobre la hierba, seor, junto a los arbustos del lindero del bosque y comprend, seor, lo que me haba ocurrido. Richard apoy ambas manos en los hombros de la joven y contempl su rostro. Luce, intentas decirme que crees que fue el demonio? Vamos, muchacha. Sabes muy bien que fue un hombre vestido de demonio. Lo sabes. Confisalo. Y creo que sabes quin fue. No, seor. Juro que no lo s. Lo juras? Lo juraras por la Sagrada Biblia? S, seor. Luce, ests poniendo a prueba mi paciencia. Te han gastado una broma. No lo creo. Porque hubo otra vez Otra vez? Vino a m en la oscuridad de la noche cuando estaba acostada Cmo, en esta casa? Pues por qu no despertaste a Betsy? La seora Alton estaba enferma, tan enferma que Betsy se qued a hacerle compaa. Yo estaba sola aquella noche. Me despert de repente. Estaba oscuro pero supe que l se encontraba all. Y esta vez te desmayaste, Luce? No, seor. Esta vez no me desmay. Estuve todo el rato despierta E insistes en que fue el demonio? S, seor. S que fue el demonio. Escchame, Luce. Comprendo que creas esa increble historia de la noche en el bosque, pero no que puedas creer que vino a tu habitacin. Piensa en los hombres de los alrededores que te han mirado y te han deseado. Tienes que conocerlos. La muchacha sacudi la cabeza y llor en silencio mientras las lgrimas le bajaban por el corpio. Richard contempl su rostro congestionado y luego se acerc a la ventana. Te dar un consejo dijo. No le cuentes a nadie esta increble historia. Si lo haces, me temo que pasars muchos apuros, unos apuros mucho peores que los de tener un hijo de padre desconocido. Algunas personas me aconsejaran devolverte a tus padres aadi contemplando a la desdichada y humillada joven. Te gustara que lo hiciera, Luce? Luce estall en sollozos. No llores, hija ma dijo Richard con ms dulzura. Y ahora, vete. No te enviar a tu casa si no lo deseas. En su lugar, me encargar de buscarte a un hombre dispuesto a ser el padre de tu hijo. Vamos. Has sido una insensata, sabes que hiciste mal abandonando esta casa y ahora aqu tienes el resultado de tu locura. Intenta recordar que lo que te ha ocurrido les ha sucedido a otras antes que a ti. Ahora vete. Prometo que te ayudar. Richard la vio salir a trompicones de la estancia y pens en lo distinta que era aquella desgraciada muchacha a la que vio delante de la iglesia la maana del domingo de Pentecosts.
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Richard cumpli su palabra. Eligi a Ned Swann como probable marido de Luce, pero Ned puso reparos. Haba odo los comentarios sobre la paternidad de aquel hijo cuya existencia haca necesaria la boda. Bill Lackwell no fue tan melindroso. Haba mirado con buenos ojos a la moza ms de una vez, y como Richard le ofreci, adems, una pequea suma de dinero, lleg a la conclusin de que no sera un mal negocio. As pues, Bill se cas con Luce. Casi un ao despus de que Luce viera a sir Francis Drake abandonar la iglesia en compaa de lord Howard de Effingham, naci la nia. Tamar era una criatura de ojos negros, cuya belleza fue evidente en sus primeros das de vida. La nia ofreca un aspecto muy saludable y algunos afirmaban que era efectivamente hija de Bill Lackwell; sin embargo, muchos preferan creer que era la hija de Satn.
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Captulo 2
Tamar, cuya inteligencia era superior a la normal, pronto comprendi que era distinta de los dems nios. Cuando ella contaba cinco aos, Luce haba tenido otros tres hijos que ocupaban la nica estancia de la casita de los Lackwell. Tamar contemplaba muy seria las escenas que se desarrollaban ante sus jvenes ojos. Haba presenciado el nacimiento de un hermano y la muerte de otro. Lo contempl todo, sentada solemnemente en su rincn sin que nadie la hiciera salir y fue entonces cuando la nia fue consciente por primera vez del respeto (que, con el tiempo, se convertira en temor) que inspiraba a cuantos la rodeaban. Sola permanecer en un pequeo rincn a la vera del fuego (cuando la chimenea estaba encendida), lejos de la ventana donde el crujiente papel untado de aceite, que haca las veces de cristal, permita la entrada de las corrientes de aire. Coleccionaba piedrecillas de colores y haba marcado con ellas los lmites de su pequeo rincn. Nadie puede cruzar estas piedras dijo con tono desafiante, casi como si esperara que Bill Lackwell desbaratara con sus pies la frontera de piedras de su rincn sobre el suelo de tierra, la sujetara por los andrajos y la sacudiera con sus manos rudas antes de echarla fuera. Pero l no hizo semejante cosa; se limit a apartar la mirada mientras la madre de la nia la miraba con ojos asustados. Tamar consigui su propsito. Nadie toc las piedras. Cuando los otros nios se acercaban a las piedras, su madre los alejaba e incluso su padre los regaaba. Tamar se adue del rincn ms abrigado de aquella miserable estancia. A Tamar le interesaba todo lo que ocurra en la casa y fuera de ella. Los dems nios slo pensaban en si comeran o si recibiran algunas de las crueles palizas de su padre. Cierto que Tamar no tena que pensar en esto ltimo, puesto que Bill Lackwell jams la tocaba. Sin embargo, la comida era muy importante para ella. En una banqueta de la que raras veces se mova, permaneca sentada la vieja abuela Lackwell. Apenas poda caminar porque la noche del domingo de Pentecosts en que la sacaron a rastras de la casa para someterla a la prueba, se rompi la pierna que ahora arrastraba dolorosamente cuando caminaba. Se dedicaba a meditar en silencio con sus hmedos ojos entornados sin ver la casa ni a sus habitantes, como si no estuviera en aquella habitacin sino a muchas leguas de distancia. Tamar intua en la anciana la misma singularidad que inexplicablemente ella posea. La anciana no haca nada para ganarse el sustento, aparte de vender de vez en cuando algunas hierbas que cultivaba en el trozo de terreno que rodeaba la casa. Indicaba a los clientes las hierbas que tenan que arrancar y ellos se las traan. Entonces les deca cmo utilizar aquellas plantas y qu palabras pronunciar
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mientras lo hicieran. Raras veces reciba dinero, pero, algunos das, despus de las transacciones, los clientes depositaban algn regalo en su puerta: un pan de centeno o un par de huevos. Bill Lackwell o Luce recogan el regalo y todos lo compartan sin darle las gracias a la vieja. Sin embargo, todos saban que lo haban conseguido gracias a ella. Aun as, razonaba Tamar, los regalos eran demasiado escasos como para compensar el espacio que la vieja ocupaba en la abarrotada casita. A pesar de ello, nadie le hablaba con aspereza ni le deca que se fuera. La teman de la misma manera que estaban empezando a temer a Tamar. Un da la nia se acerc a la anciana. Abuela le dijo, hblame de las hierbas. Una mano huesuda acarici los bucles negros de Tamar. Hermosa y delicada dijo la vieja con un hilillo de voz. Tamar tuvo que acercarse ms para or lo que deca. Sabrs lo que tengas que saber cuando llegue el momento. Tamar, reflexionando sobre aquellas palabras dentro de su crculo de piedras, comprendi que era una persona muy importante y que algn da lo sera todava ms. Viva su propia existencia secreta. Cuando haca buen tiempo, dorma al aire libre. Le gustaba mucho y se pona muy triste cuando empezaba a refrescar por las noches y tena que dormir dentro. Luce ya no era una esbelta joven sino una mujer agotada por los constantes alumbramientos. Su cuerpo se haba deformado, pero estaba muy flaco a causa del habitual estado de desnutricin. Aquel cabello que la seora Alton consideraba un don de Satans segua siendo largo, pero haba perdido el brillo y le caa desordenadamente por la espalda hasta la cintura. La angustia que experiment durante sus primeros meses como esposa de Bill Lackwell se haba convertido en una sorda aceptacin de su destino. Luce miraba con inquietud a su hija mayor. La haban bautizado con el nombre del ro a cuya orilla tuvo lugar su concepcin, porque Luce consider que una nia como ella no poda recibir un nombre que pudiera pertenecer a otra nia. Tema el momento en que aquellos piececitos tan perfectos se convirtieran en pezuas. Buscaba en la bien formada cabeza excrecencias que posteriormente pudieran convertirse en cuernos. Pero no haba nada. Tamar hubiera podido ser una nia completamente normal de no ser porque, ya a muy temprana edad, el brillo de sus ojos, el valo de su rostro y sus bien torneadas extremidades, por no hablar de su perspicacia, la distinguan de los dems nios. Su belleza era una acentuacin de la de Luce en los das en que serva como criada a las rdenes de la seora Alton. Pero las dems cualidades no procedan de Luce. Luce quera amar a su hija, pero no consegua superar la aprensin que le inspiraba su presencia, y Tamar se daba cuenta. La nia fue muy saludable ya desde su nacimiento, pero no la envolvieron en paales porque en la casa de Bill Lackwell no los haba, lo cual permiti que sus jvenes extremidades pudieran moverse libremente, sentir el aire y gozar de aquel mnimo de limpieza que les estaba vedado a los nios mejor atendidos.
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De este modo, creci sabiendo muchas cosas y ansiando utilizar su perspicaz inteligencia, sin perderse casi nada de lo que ocurra a su alrededor. Vea el cruel trato que dispensaba Bill Lackwell a sus medio hermanos y hermanas, vea a su madre sufrir tambin los efectos de aquella violencia, vea las reconciliaciones y saba lo que sola ocurrir bajo los harapos de su camastro de paja. Vea a su madre transformarse gradualmente de una mujer huesuda y arrugada en una mujer voluminosa, y saba lo que esto significaba. Contaba seis aos cuando comprendi plenamente la diferencia que exista entre ella y las dems personas. Betsy Hurly visitaba a veces la casa. A Betsy no le haban ido muy mal las cosas, puesto que consigui que Charlie Hurly se casara con ella y ahora era la duea de la granja Hurly. La exuberante granjera segua buscando aventuras que apenas se diferenciaban de las que tuvo antes de casarse. Un da visit la casa cuando slo estaban Luce, la vieja y Tamar, sentada en su rincn dentro del crculo de piedras. Betsy respiraba bienestar y Tamar intuy inmediatamente lo miserable que resultaba aquella casa cuando Betsy estaba all con sus speras prendas de estambre, las cuales, pese a no ser como las de los nobles, parecan suntuosas comparadas con los andrajos con que ellas tres se cubran. Tamar, sacando brillo a las piedras, se fijaba en todo. Fuera de la casa esperaba Annis, la hija mayor de Betsy, unos meses menor que Tamar. Tamar mir a la nia a travs de la puerta abierta de la casita y Annis le sac la lengua. Pero Tamar tena ms inters por las personas mayores que por la nia. Vamos, Luce dijo Betsy. Podras, si quisieras. Sabes cmo hacerlo. De qu sirve fingir que no lo sabes? No olvides que me lo contaste. No es mucho pedir. Te pagar bien por ello. Qu es lo que quieres, Betsy? pregunt Luce, bajando la mirada. A Jim Haines contest Betsy en un solemne susurro. Le has visto, Luce? Mide casi seis pies. Qu hombre! Pero no tiene ojos ms que para la lechera. Quiero que su amor se dirija hacia m. Pero, Betsy, no debes desear esas cosas. No digas sandeces, Luce Lackwell. Quieres que sea como t, que te dejas moler a golpes por Bill Lackwell y dejas que te pree una y otra vez con hijos a los que no puedes alimentar? Ssss! dijo Luce. Pero Betsy no quiso callarse. Bueno, tambin te lo pasaste bien una vez, verdad? Apuesto a que aquello fue un poco distinto de lo de Bill Lackwell, no es cierto? Betsy mir de soslayo a Tamar, la cual pareca totalmente absorta en sus piedras. No fue un poco distinto, Luce? S, lo fue. Tuvo que serlo. Dios bendito! Debi de ser mejor que cualquier otra cosa. Luce asinti con la cabeza.
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Pero te llev a lo que ahora tienes. Apuesto a que hubieras podido casarte con Ned Swann, si alguien no se hubiera encaprichado de ti. No digas eso. Es como pedir un castigo. Es verdad. Pero de qu sirve fingir que nunca has tenido nada que ver con esas cosas? De qu sirve? Podras darme un amuleto que atrajera a Jim Haines a mis brazos. No, Betsy. No estara bien. Ah, no? Pues yo te puedo decir que Charlie tiene algunas amigas. Salgamos fuera dijo Luce. No debera hacerlo. No s nada de estas cosas. Pero o lo que la vieja le dijo a alguien el otro da. Betsy mir a la anciana, que haba permanecido impasible durante toda la discusin. No oye nada le explic Luce. Est muy sorda. Tienes que acercarte mucho y gritarle para que te oiga. Salieron fuera y Tamar las sigui con la mirada mientras Annis miraba y le sacaba de nuevo la lengua. Ven aqu dijo Tamar, muy seria. No quiero. Pues, entonces, vete. No me importa. No quiero irme. Tienes miedo. Annis tena el cabello rubio y los ojos grises. Era bastante agraciada, pero, al lado de Tamar, resultaba insignificante. Si no tuvieras miedo dijo Tamar, entraras. Annis entr cautelosamente y se acerc con mucho cuidado a las piedras. Qu son? Piedras. Y para qu? Nadie puede cruzarlas. Annis se arrodill y contempl las piedras. Despus, mir a Tamar, que sonri de repente y, tomando una de las piedras, se la ofreci. Cuando ambas mujeres regresaron al interior de la casa, Betsy mir a su hija y palideci. Annis! grit. Pero qu ests haciendo aqu? Cuando volvamos a casa, recibirs un castigo. Annis se levant y sali corriendo de la casa. Tamar la mir y dijo: Tiene mi piedra. Devulvemela. Devulvemela. Betsy sali, asi a Annis por el hombro y la sacudi hasta que el rostro de la nia enrojeci. Sultala. Sultala enseguida. Annis solt la piedra y Tamar la recogi triunfalmente. Toma! dijo Betsy, abofeteando a su hija. Y ahora, vmonos a casa. Que tengas un buen da, Luce. Adis, Betsy. Tamar mir a su madre, pero Luce apart los ojos. Soy distinta, pens Tamar. Nadie me abofetea. Nadie me amenaza con un castigo. Soy distinta. Soy Tamar. Me tienen miedo.
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Abajo, en Sutton Pool, la gente se haba congregado para presenciar la partida de sir Walter Raleigh y sus cinco barcos. Iban a explorar el Orinoco con la esperanza de traer oro para la reina. Aquellos espectculos ya no suscitaban el mismo entusiasmo que aos atrs. Plymouth no poda olvidar el horror de los valientes marineros, los hroes de la derrota de la Armada espaola que ahora se moran de hambre por las calles y mendigaban un mendrugo de pan, algunos cruelmente heridos, sin que nadie reconociera sus servicios y, lo que es peor, sin que la ingrata reina y su Consejo se los pagaran. Aquellos valientes habran muerto haca mucho tiempo de no ser por hombres como Drake, Hawkins y Frobisher, los cuales, con el dinero de sus propios bolsillos, crearon una fundacin destinada a los marineros sin recursos y a la construccin de un hospital para ellos. Ms adelante, cuando abandon su residencia de Looe Street para irse a vivir a Buckland Abbey, sir Francis sigui con su proyecto de llevar agua a la ciudad. Ahora el agua se reciba desde la corriente occidental del ro Plym. No era de extraar que la gente adorara a aquel hombre. Ya se deca, a pesar de las obras de excavacin que se estaban efectuando, que sir Francis se haba dirigido al ro y, ordenndole que le siguiera, haba conducido las aguas al galope hasta Plymouth. Preferan pensar que su benefactor era no slo un hombre bueno y valiente, sino tambin un mago. Ahora, la partida de sir Walter no haba despertado el mismo entusiasmo que la de sir Francis. Aquellas gentes que vivan a la orilla del mar llevaban la aventura en la sangre, pero aborrecan la injusticia y no podan olvidar, por tener constantemente ante sus ojos las consecuencias, el cruel comportamiento de su reina. Tamar tambin estaba en el Pool. Le encantaba contemplar los nobles barcos mecindose orgullosamente sobre las aguas y soaba con tomar parte en aquella expedicin. Incluso le pas por la cabeza la posibilidad de ocultarse en uno de ellos. Pero record que la vieja abuela Lackwell tendra que pasarse todo el da sola en casa. Tamar era muy impulsiva y cuando se le ocurra algo quera llevarlo inmediatamente a la prctica. Se abri paso entre la gente y regres a casa. La anciana estaba sentada en su lugar de costumbre. Tamar se le acerc y le grit al odo: Abuela, soy Tamar. La abuela asinti con la cabeza. Abuela, he venido a preguntarte cosas. La anciana volvi a asentir. Por qu nos temen a ti y a m? La anciana se ech a rer, dejando al descubierto unos dientes rotos y ennegrecidos que fascinaban y horrorizaban a la nia. Por qu tienes los dientes negros? pregunt Tamar, pero aquella pregunta poda esperar porque no tena nada que ver con el misterio que ella tanto ansiaba descubrir. Cmo nac? se apresur a aadir. La vieja se puso nerviosa y empezaron a temblarle las manos. Tamar mir con inquietud a su alrededor porque saba que la anciana slo podra revelarle cosas cuando ambas estuvieran solas.
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Se acost un hombre con mi madre como hace Bill Lackwell bajo los trapos o fue sobre la hierba? La anciana se atragant con la risa. Habla, abuela, habla! Me enfadar si te res. Quiero saberlo. La anciana permaneci inmvil un instante y despus volvi la cabeza hacia la nia. Sobre la hierba dijo. Por qu? La anciana sacudi la cabeza. Les gusta hacerlo as, creo dijo Tamar muy seria, comprendiendo la necesidad de espolear a la anciana. Fue porque les gust. Despus, mi madre engord y sal yo. Pero por qu me tienen miedo? La anciana sacudi la cabeza, pero Tamar le dio una palmada en el brazo. Tengo que saberlo, abuela. T me tienes miedo. Mi madre me tiene miedo. Hasta Lackwell me tiene miedo. Es alto y fuerte; tiene un cinturn y unas manos muy duras. Yo, en cambio, soy pequea, mira qu pequea soy, abuelita!, y l me tiene miedo. A ti tambin te tienen miedo. Es por algo que me diste. La anciana sacudi la cabeza. No te di nada. No fui yo. Quin fue entonces, abuela? Habla, habla. Te har dao si no me lo dices. La anciana la mir con ojos asustados. Bueno, bueno tranquilzate, bonita. No hables as. Abuela, fue el hombre sobre la hierba. Me dio algo. Qu fue? Te dio la belleza. No es cosa del cabello y los ojos, abuela. Eso a Lackwell no le importara. Adems, a ti tambin te tienen miedo y t eres muy fea. Eres terriblemente fea. La anciana asinti con la cabeza e hizo una seal. El gato negro que tena a sus pies salt sobre su regazo y ella le empez a acariciar el lomo. Acarcialo conmigo dijo, tomando la manita de Tamar. T eres una bruja, abuela dijo Tamar. La anciana asinti. Abuela, t has visto al demonio? La anciana sacudi la cabeza. Hblame de la brujera. Qu es ser una bruja? Es tener unos poderes que los dems no tienen. Unos poderes que se otorgan a personas como nosotras. Somos de Satn y l es nuestro dueo. Sigue, abuela, sigue y no te detengas. Somos hijas de Satn, eso es. Podemos curar y podemos matar. Podemos agriar la leche antes de que salga de las vacas y las cabras y podemos obrar grandes prodigios. Celebramos aquelarres, hija ma, nos reunimos y adoramos al macho cabro que es el mensajero de Belceb. Algunos dicen que es una persona como las dems, vestida como si Puede que as sea, pero cuando asume la forma de un macho cabro, es un macho cabro y nosotras danzamos a su alrededor. Ah! Ya soy demasiado vieja para bailar. Mis das se acaban. Slo sirvo para decirle a la gente lo que tiene que cocer. Fue la noche en que me llevaron para
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someterme a la prueba. Aquella noche hubieran acabado conmigo de no haber sido por un caballero que lo impidi. Estoy enferma y achacosa desde entonces. Pero soy una bruja, hija ma, eso nadie puede negarlo. Abuela, yo tambin soy una bruja? Todava no. Pero lo ser? Probablemente, dadas las circunstancias en que viniste al mundo. Cmo vine al mundo? Fue sobre la hierba, verdad? Mi padre era un brujo? Dicen, hija ma, que fue el ms grande de todos ellos, despus de Dios contest solemnemente la anciana. Un ngel? No. Apoya la mano en el lomo de Toby. Acrcate a m, hija ma, un poco ms. Tamar contuvo la respiracin, expectante. Cuntamelo, abuela. Cuntamelo. Tu padre, hija ma, fue el mismsimo demonio.
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Lleg el bochornoso mes de julio. Tamar pasaba fuera todo el da, entrando tan slo en la casa para tomar un trozo de pan de centeno o un pedazo de pescado salado. Sin embargo, cuando la anciana estaba sola, se sentaba a charlar con ella porque Tamar ansiaba conocer los oscuros secretos del diablico mundo de la abuela. No era fcil entender a la abuela. A veces, la anciana hablaba en susurros y, aunque se acercara mucho a ella y soportara su ftido aliento, Tamar apenas se enteraba de nada. Pero ya haba averiguado el gran secreto. La gente la tena miedo porque era la hija de Satn. Pisaba la hierba, disfrutando de la fresca caricia bajo sus pies descalzos, y les deca en voz baja a los rboles: Soy la hija del demonio y nada me puede daar porque l me protege. Le gustaba la verde soledad de la campia y le encantaba arrancar plantas y llevrselas a la vieja para preguntarle qu propiedades mgicas tenan. Pero lo que ms la diverta era la ciudad. Se pasaba horas y horas tendida en el Hoe, contemplando el mar y tratando de imaginar lo que habra ms all del horizonte. Recorra las calles, miraba a la gente y escuchaba sus conversaciones. Le encantaba el mercado y en ocasiones consegua un poco de comida. Algunas veces, atrados por su gracia y su belleza, los forasteros le arrojaban una moneda. La nia contemplaba a los hombres cargar y descargar los barcos. Un viejo marinero sola sentarse con ella en el Hoe, hablndole de sus aventuras en el Caribe. Ella le haca muchas preguntas y disfrutaba tanto escuchndole como l hablando. Ambos se reunan asiduamente y la nia intua que l tena en la cabeza un mundo cuya llave era su voz. Pero un da el marinero apart el rostro y fingi no haberla visto. Tamar se acerc corriendo y tir de su brazo. l no le grit ni le solt ninguna de las maldiciones que tan bien saba utilizar. Se limit a volver la cabeza sin
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mirarla, se libr suavemente de su mano y se alej, apoyado en su muleta, con toda la rapidez que le permiti la nica pierna que le quedaba. Tamar comprendi lo ocurrido. El viejo marinero haba descubierto quin era su padre y tena miedo. La nia se arroj sobre la hierba y solloz de rabia. Cuando volvi a ver al viejo marinero, se acerc, le mir con sus llameantes ojos y le maldijo. El marinero palideci y se alej renqueando. Tamar se sinti poderosa al comprobar que el marinero le tena an ms miedo a una nia de ojos oscuros que a la Inquisicin espaola. Un da se recibi la emocionante noticia de que los espaoles haban desembarcado en Cornualles y de que Mousehole estaba ardiendo y Penzance se hallaba sometida a un ataque. Tamar vio cmo los barcos navegaban por el canal para acudir en ayuda de los habitantes de Cornualles. Fueron unos das muy estimulantes para una nia que se saba tan temida como los espaoles. Agosto fue muy caluroso y durante todo el mes Drake y Hawkins estuvieron preparando la partida. Tamar estaba presente cuando se hicieron a la mar. Jams podra olvidar el da en que la ciudad se enter de la muerte de Drake y Hawkins. Contempl el duelo de la ciudad y ansi ser tan amada como lo haban sido aquellos hombres. Hubiera preferido ser amada que ser temida, porque el hecho de ser temida la condenara a una vida de soledad. Se limitaba a escuchar los comentarios de la gente sobre Drake; nadie hablaba con ella. Su soledad era cada vez ms acusada a medida que creca. Una vez en que slo estaban en casa su madre, la vieja y Tamar, Luce habl de Drake. Le vi muchas veces dijo en un inusual acceso de locuacidad, provocado sin duda por la muerte del hroe. Recuerdo una vez Fue cuando corrimos mayor peligro. Toda la ciudad estaba a la espera de los espaoles. Fue en la poca en que los espaoles eran los espaoles. S? dijo Tamar con inters. Era como una especie de fiebre. Los espaoles tenan barcos muy grandes, decan, mientras que los nuestros eran pequeos. Pero eso no importaba, comprendes?, porque le tenamos a l. Y era mejor que nadie! grit Tamar, entusiasmada. l y el lord fueron a la iglesia. Yo fui a verlos con Betsy. Yo era muy distinta entonces dijo Luce con lgrimas en los ojos mientras se alisaba los andrajos con las speras manos. S, era distinta. Llevaba el cabello corto como el de un chico. Un cabello como el mo era un don de Satn, deca la seora Alton. Un don de Satn! exclam Tamar, acaricindose los abundantes bucles. Y me lo cort como el de un chico. A Betsy tambin, aunque el cabello de Betsy no era como el mo. Sigue! le suplic Tamar. Fuimos a la iglesia y l estaba all. Yo le vi. Sali con el noble lord y las mujeres lloraron y los hombres lanzaron sus sombreros al aire.
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Dios os acompae, sir Francis! le gritaron. Pero ahora ya ha muerto. Su hermosura se pudrir en el mar. Jams pens vivir para conocer su muerte. Cuntame ms cosas le dijo Tamar. Cuntame Hblame de aquellos tiempos y de la seora Alton. Las lgrimas resbalaron por las mejillas de Luce. Yo pensaba mucho en l. No es bueno pensar lo que yo pensaba. Eso es tentar al demonio. No peda mucho, slo un poco. Me parece una tontera dijo Tamar. Tienes que pedir mucho. Yo pienso hacerlo. Luce mir a su hija. No debes salir de noche. Tienes que quedarte en casa. No me gustara que te ocurriera lo que a m. No me gustara que te pillaran demasiado joven. A Tamar se le encendieron los ojos. No me ocurrir nada. No sabes lo que dices, hija ma. Eso es algo que no sabemos hasta que ya es demasiado tarde. Yo lo sabr. Ten mucho cuidado. Puede ocurrir de repente y despus te pasas toda la vida cubierta de andrajos dijo Luce, contemplando las radas prendas que llevaba. Te pillan de repente. A m no! asegur Tamar. No hay nadie lo bastante listo como para atraparme! Una vez ms los impresionantes barcos se encontraban en el puerto. Drake ya no estaba y Hawkins tampoco, pero haba otros hombres de la regin occidental dispuestos a ocupar su lugar. Uno de ellos era sir Walter Raleigh a quien muchos consideraban el heredero de Drake. Durante toda la primavera, mientras Plymouth estaba de luto por Drake, la flota se reuni en el canal. Lord Howard estaba presente y el acontecimiento iba a ser muy sonado. Pero los tiempos haban cambiado. Los hombres ya no acudan en tropel a servir en los barcos y Raleigh haba trado consigo muchos forasteros, unos enfurruados hombres que no hablaban con el suave y cadencioso acento de Devon y que haban sido reclutados por la fuerza. La gente murmuraba. Las cosas no eran as en tiempos de Drake, quien se haba visto obligado a negar a muchos hombres el honor de zarpar con l. Los nuevos tiempos fueron evidentes cuando unos desertores fueron ahorcados en el Hoe para que ello sirviera de ejemplo a otros que tuvieran la misma idea. Fue un da de junio. La flota estaba preparada para zarpar y Tamar se encontraba en el Hoe para presenciar su partida cuando vio a su lado a un mozo tan mayor que casi pareca un hombre. Saba que era Bartle Cavill, el hijo de sir Humphrey. Contaba trece aos, era muy alto y tena unos ojos azules como el mar y un abundante cabello dorado. La nia observ con cunto anhelo contemplaba los barcos y, comprendiendo aquel sentimiento tan parecido al suyo, se acerc a l. El nio luca unos calzones abullonados con adornos de suave seda color morado. Tamar no pudo resistir la tentacin de acariciar la tela para
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ver si era tan suave como pareca y extendi la mano para tocarla. S, era todava ms suave de lo que pareca. Tena franjas de distintos colores. Seran las verdes tan suaves como las moradas? Tena que comprobarlo. Pero el nio lo advirti y, con la rapidez de un relmpago, la agarr por el brazo. Ladrona! grit. Te he pillado, ladrona! Tamar le mir con sus grandes ojos negros y le dijo tmidamente: Slo quera tocar la seda. Sus ojos azules brillaban ms que el mar. Me hacis dao dijo Tamar. Eso pretendo! replic l. Sabrs lo que es bueno cuando te ahorquen por ladrona. Yo no he robado nada. Mandar que te registren. Aprtate. No te atrevas a acercarte a m, sucia pordiosera! Qu insolencia! No soy una pordiosera ni una ladrona. Sois vos quien deberais tenerme miedo. Mandar que te arranquen esos andrajos y te registren. Mandar que te azoten antes de ahorcarte. De pronto, Tamar sacudi el brazo y se libr, pero l la agarr por el cabello. Ves a aquel ahorcado? pregunt Bartle. Abandon su barco. Eso es lo que les ocurre a las sucias pordioseras que roban a sus superiores. Nadie es superior a m dijo Tamar con dignidad, haciendo una mueca de dolor mientras l pareca querer arrancarle el cabello de cuajo. Insolente! exclam el nio, enfurecido. Te arrepentirs. Vos seris quien se arrepienta. No sabis quin soy yo. El nio la mir a la cara y se ri. Conque eres t La hija del demonio, eh? Tamar se desconcert al ver que el nio no la tema. Y t sabes quin soy yo? pregunt Bartle. S, lo s. En tal caso, sabrs que hablo en serio. Te mandar azotar por tu insolencia. No os atreveris. Nadie se atrevera. Yo yo Tamar mir con rabia al nio. Si me hacis dao, ser peor para vos. Bartle la solt y ella ech a correr. Cuando se volvi, Tamar vio que el nio no se haba movido y la estaba observando. Entonces se alej con lenta dignidad, pero, en cuanto l ya no poda verla, ech a correr. Temblaba de rabia y de miedo porque no saba si l se haba asustado.
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Poco despus supo que Bartle Cavill haba huido al mar, y lanz un suspiro de alivio. Despus, la vida recuper su ritmo acostumbrado y ella sigui creciendo. Ahora tena diez aos. En la ciudad no se respiraba tanta emocin. El rey Felipe haba
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muerto un ao antes y las costas ya no corran un peligro inminente de incursiones. Poco antes de su muerte, le hicieron comprender al rey que jams vera cumplidas sus ambiciones. Plymouth ni siquiera vio los barcos del Adelantado que se disponan a efectuar la invasin porque una tormenta los hizo zozobrar en el golfo de Vizcaya. Semejante desastre, tan impresionante como el sufrido por su orgullosa Armada, significaba el final de sus intentos de sojuzgar Inglaterra. Pero, en alta mar, las rivalidades proseguan. En algn lugar de por all, pensaba Tamar a veces, estaba Bartle Cavill. Tal vez haba desembarcado y estaba asaltando alguna ciudad; tal vez se estaba abriendo camino en la selva; tal vez lo estaban torturando en una mazmorra. Cualquiera de aquellas cosas le hubiera podido ocurrir. Tamar lo recordaba con odio, no tanto por las palabras que le haba dirigido cuanto por el desprecio que haba ledo en sus brillantes ojos azules. Tamar segua con su habitual vida solitaria. Ningn nio jugaba con ella, pero a ella tampoco le interesaban sus juegos. La abuela Lackwell le enseaba muchas cosas y, cuando la gente acuda a la casa en busca de alguna hierba, la anciana deca: La nia te las arrancar. La nia lo sabe. Entonces Tamar disfrutaba de su extrao poder. Pero un da averigu que la gente la odiaba porque le tena miedo. An no le haba ocurrido la experiencia ms aterradora de su vida. Era un anochecer estival y ella paseaba por uno de sus parajes preferidos: un umbroso lugar en el que los rboles se reflejaban en un gran estanque. Acuda a menudo all porque le gustaba sentarse a la orilla del estanque y contemplar los pjaros y los insectos; haba aprendido a imitar los cantos de los pjaros y ellos le contestaban; le encantaba ver las hormigas entre la hierba y las araas con sus telas. A veces introduca los pies en el agua. Era un lugar muy agradable para descansar en das tan calurosos como aqul. Al acercarse a los rboles, oy un sbito murmullo mientras varias pequeas figuras (algunas ms pequeas que ella) saltaban desde los rboles. Los nios de la vecindad la rodearon. Tamar fue derribada y, por ms que agit las piernas y trat de librarse del ataque, eran demasiados y algunos ya eran muy crecidos. Inmovilizada en el suelo, le vendaron los ojos y Tamar comprendi que teman ser reconocidos y se alegr de que le tuvieran miedo. Soltadme! grit. Os maldecir. Os arrepentiris. S quines sois. Los nios no respondieron. Uno de ellos le propin un puntapi; otro le dio un puetazo en la espalda. Se senta mareada; haba presenciado muchas veces la violencia fsica, pero jams la haba experimentado en su propia carne. Os arrepentiris grit, agitando las piernas. Os conozco. Os conozco a todos. Sus torturadores no hablaron. La obligaron a sentarse sobre la hierba y, cuando le ataron las manos a los tobillos, Tamar comprendi lo que queran hacerle.
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Muchas manos la tocaron, la araaron y le rasgaron la piel. Esperaba que algn poder acudiera en su ayuda, pero no tena nada slo poda usar contra ellos la fuerza de una nia de diez aos. Un grito surgi de su garganta y Tamar se sinti arrojada al estanque; las cenagosas aguas salpicaron a su alrededor y ella se qued sentada en el herboso fondo. No haban conseguido lanzarla muy lejos y el agua apenas le llegaba a la cintura. Desde la orilla del estanque, los nios empezaron a gritar: Se est hundiendo! No es verdad! Ya veris como flotar. Es la hija del demonio. El cuida de los suyos. Uno de los nios la aguijone con una rama y le hizo una herida en la pierna en su intento de empujarla hacia adentro. Tamar ya ni siquiera senta dolor porque se crea morir. Estaba atada y no poda moverse, y el trapo que le cubra los ojos, ahora mojado y maloliente, le impeda ver. Los gritos proseguan. Es una bruja! Alguien le arroj una piedra, pero fall y la piedra se hundi en el agua. Otras piedras la alcanzaron. Tamar se estaba hundiendo en el barro. Se senta a punto de desmayarse, pero la rabia y la confianza en s misma la mantenan. Si se desmayara, se ahogara, a menos que los nios se asustaran y la sacaran. Pero no se asustaran porque a nadie le importara que ella se ahogara. A la vieja le importara, pero la vieja estaba cerca de la muerte y no contaba. Su madre? Quiz lo sentira un poco, pero probablemente lanzara un suspiro de alivio. Ya no se vera obligada a vigilarla tal como haca ahora, buscando algn signo externo del demonio. Todo el mundo se alegrara. Por consiguiente, nadie lo lamentara. Mientras jadeaba y chapoteaba, advirti un sbito silencio. Los gritos de los nios haban cesado. Entonces se oy una voz. T t y t, entrad en el agua y sacad a la nia. La tomaron y la arrastraron a la orilla, donde permaneci tendida, jadeando. Quitadle el trapo de los ojos y desatadle las muecas. Unas negras manchas danzaron ante sus ojos. El cielo oscuro pareca balancearse por encima de ella. Es la chica Lackwell dijo una refinada voz. Tamar se volvi de lado y sinti un intenso mareo. Gimi y quiso levantarse. Vio que los nios se haban alejado, pero el hombre estaba all. Era Richard Merriman, el que viva en la gran mansin. Ya ha pasado dijo el hombre. Esos pequeos demonios te hubieran podido ahogar. Aprtate de ellos en el futuro. Me tienen miedo balbuce Tamar. Me vendaron los ojos. Avanz tambalendose y l la sujet para que no cayera. La nia intuy inmediatamente la repulsin que a Merriman le inspiraban su cercana y la suciedad de sus andrajos en comparacin con las exquisitas prendas que l vesta. Tamar se apart dignamente. Gracias por salvarme dijo, haciendo ademn de alejarse. Oye, nia!
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Pero ella ni siquiera se volvi. Ser posible! exclam Richard. Las lgrimas rodaban por las mejillas de Tamar. Haba sido profundamente insultada, primero por los nios y despus por l. No quera que nadie viera sus lgrimas. Regres cojeando a la casa y la abuela intent consolarla; incluso se levant de su silla para prepararle una infusin especial. Toma dijo la anciana. Lo has hecho muy bien. Ha sido tu primera zambullida y la has resistido. Cuando Tamar se retir al interior de su crculo de piedras ya no sinti dolor en sus miembros ni escozor en sus heridas. Pensaba tan slo en el hombre elegantemente vestido que sinti repugnancia ante su presencia. A partir de entonces pens mucho en Richard Merriman. De no haber sido por l, hubiera muerto apedreada o ahogada, tal como solan hacer con los gatos y los perros vagabundos; para ellos no era ms que un animal indeseable. Pero le tenan miedo, y por eso la odiaban. Y si el hecho de ser temida no fuera una ventaja? Hubiera preferido ser amada! No tena que enfadarse con Richard Merriman, a fin de cuentas l la haba salvado. l no poda evitar sentir repugnancia. La nia record la repulsin que sinti Bartle Cavill y se le encendieron los ojos de odio. Espero que los espaoles lo atrapen! Espero que lo marquen con hierros candentes y lo quemen en una hoguera por su fe. Mir a su alrededor, esperando que se abriera la tierra y apareciera el demonio o que se le acercara algn animal, le hablara con voz humana y le exigiera su alma inmortal a cambio de una peticin. Pero no ocurri nada. No! exclam en un susurro. No quiero que los espaoles lo atrapen. El jams renegara de su fe y ellos lo quemaran vivo y entonces jams volvera a verle. Quera volver a verle para manifestarle de alguna forma el odio que senta por l. En cuanto a Richard Merriman, tena que estarle agradecida por haberle salvado la vida. La hija de Satn tena que reconocer sus deudas. En los farallones haba un lugar en el que se deca que era posible encontrar huevos de gaviota, aunque no era frecuente que alguien fuera all porque el ascenso era peligroso y las rocas de pizarra apenas ofrecan salientes donde apoyar los pies; pero los huevos seran tanto ms apreciados cuanto ms difcil resultara conseguirlos. Tamar se entusiasm con el proyecto. Cuando le llevara los huevos, le dira con altivez: A vos no os gusta mi olor, seor, pero quiz os gustar el sabor de estos huevos. Son para vos por haberme salvado la vida. El sol ya estaba muy alto en el cielo cuando se puso en camino. Mientras se diriga al solitario lugar, la nia procur no acercarse a los rboles, porque ya nunca ms cometera la imprudencia de pasar por debajo de ellos. Se volva constantemente para cerciorarse de que nadie la segua. La subida por la empinada ladera fue muy larga y varias veces estuvo a punto de perder el equilibrio. Los cormoranes y las gaviotas revoloteaban en crculo por encima de su cabeza, chillando indignados
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ante su intrusin. Pero ella no tema a los pjaros. Subi, agarrndose a las ramas de los speros brezos, hirindose los pies con la mellada roca y arandose las piernas con los tojos. Una o dos veces estuvo a punto de caer. Contemplando las rocas de abajo, comprendi que una cada significara la muerte. Pero eso era justamente lo que ella quera. l le haba salvado la vida y ella quera ponerla nuevamente en peligro para darle las gracias. El viento le despeinaba el cabello. Lo tena tan piojoso como sus andrajos. Hubiera deseado lucir un vestido de mangas abullonadas y una falda abierta que mostrara unas esplndidas enaguas. Una ventaja de la zambullida en el estanque fue que, a pesar del hedor del barro de la charca que le qued adherido a la ropa, muchos piojos que haba en ella se desprendieron en el agua. Si sumergiera la ropa y el cabello en una clara corriente quiz acabara con aquellas irritantes criaturas. Una clara corriente no le dejara en la piel y en la ropa el hedor que le haba dejado el estanque. Conoca una corriente muy clara; estaba en las inmediaciones de la casa de Richard Merriman. Antes de llevarle los huevos, se lavara el cabello y las ropas en la corriente. Tales reflexiones la hicieron rerse en voz alta. l observara el cambio. En su imaginacin, la zambullida en la corriente hara algo ms que librar sus andrajos de los molestos parsitos. Los transformara en sedas y terciopelos. Sigui adelante con renovado entusiasmo, ansiosa de terminar aquella difcil tarea para luego lavarse la piel y la ropa en el arroyo. Asi una mata de brezo y sta se le qued en la mano. Pudo salvarse justo a tiempo, aunque a costa de un profundo corte en el brazo que empez a sangrarle abundantemente. Pero no le import porque haba conseguido encontrar los huevos de gaviota. La bajada fue ms larga que la subida porque ahora llevaba los huevos y no hubiera resistido la decepcin si se le hubieran roto. Los envolvi hbilmente y por separado en sus andrajos para tener las manos libres. Baj cuidadosamente, con los suaves bucles de su frente mojados por el sudor del esfuerzo. Al final, sucia y desgreada, lleg a las cercanas de la casa de Richard Merriman. La corriente en aquel lugar tena unos seis pies de anchura y haba unas piedras para cruzarla. Estaba rodeada de rboles y matorrales, y la hierba y las flores silvestres crecan en abundancia porque Joseph Jubin, siguiendo las rdenes de su amo, haba dejado aquella parte del terreno sin cultivar. Tras comprobar que slo uno de los huevos se haba resquebrajado, Tamar los deposit cuidadosamente sobre la hierba mientras se quitaba los harapos. Cuando los sumergi en el arroyo, el agua adquiri un color pardo oscuro; ella sonri complacida. Los tendi al sol y regres de puntillas a la corriente donde sumergi el cabello. La frialdad del agua la dej casi sin resuello. Se sent en la orilla y se quit la mugre del cuerpo. La tarea de lavarse le pareci mucho
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ms audaz que la subida a los empinados peascos en busca de huevos de gaviota. Se tendi al sol mientras esperaba a que la ropa se secara y pens que estar desnuda era muy agradable porque, de esta guisa, no se distinguira de las dems personas. La seora Alton no ofrecera mejor aspecto que ella, despojada de sus excelentes prendas; y tampoco la esposa de sir Humphrey Cavill, la elegante madre de Bartle! El cabello hmedo le llegaba hasta la cintura. La nia se lo extendi a su alrededor para que se secara ms fcilmente, y se sent, rodendose las rodillas con los brazos mientras pensaba en lo contento que se iba a poner Richard Merriman con los huevos, los cuales seran sin duda un bocado exquisito para l. Mientras permaneca sentada a la orilla del arroyo, sus ojos se posaron en el carmes plido de la flor de la betnica. Emitiendo un leve grito de jbilo, se inclin hacia delante para arrancarla. Se la llevara a Richard para que alejara el mal de su casa. La ropa y el cabello an no se le haban secado del todo, pero la nia estaba impaciente por llevarle a Richard el regalo y ya no pudo esperar ms. Se dirigi hacia la casa, admirando los gabletes y los cristales en forma de rombo de sus ventanas. Era la casa ms bonita que jams haba visto. Le pareci ms hermosa que la de sir Humphrey en Stoke porque nunca haba podido acercarse lo bastante como para verla con la misma claridad con que vea la de Richard Merriman. En Cavill House haba unos grandes perros que gruan y ladraban, tirando de sus cadenas, y los criados no hubieran tenido el menor reparo en soltarlos contra alguien como ella en caso de que se acercara demasiado. Deposit los huevos delante de la puerta, con la flor carmes encima de ellos. Despus hizo sonar el gran picaporte. Oy resonar el eco en la sala y, a pesar de su natural audacia, esper con impaciencia. Se abri la puerta y ante Tamar apareci una joven con el cabello cortado como el de un chico y vestida con unas prendas que le parecieron muy bonitas. La muchacha la mir consternada. Al ver los huevos en el umbral, palideci como si Tamar fuera una emisaria del demonio. Qu quieres? pregunt la criada con inquietud. Ver a tu amo contest atrevidamente Tamar. T quieres ver al amo? Dile que venga dijo Tamar, irguindose con dignidad. La seora Alton se acerc a la puerta. Qu es eso? Tamar vio la vara y las llaves que colgaban de la cintura de la seora Alton. Quiero ver a vuestro amo. Que quieres qu? Ver a vuestro amo. Tengo algo para l. En mi vida he odo cosa igual! exclam la seora Alton, apretando los labios. Qu impertinencia. Es la hija de ojos negros de una bruja de ojos negros! Lrgate de aqu ahora mismo con tu suciedad dijo, haciendo ademn de tomar la vara. He venido a ver a vuestro amo. Si me hacis dao, os arrepentiris.
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Aunque me mates le replic la seora Alton, no pondrs tus sucios pies en esta casa. Qu es esa porquera que has dejado en mi umbral? No es una porquera contest Tamar con firmeza. Es lo que le traigo a vuestro amo. Qu le has trado al amo? Huevos de gaviota y una flor para que le d suerte. Yo misma los he ido a buscar. Fijaos! Me he encaramado a las rocas para conseguirlos. Llvatelos. No pienso hacerlo. Son para l. La seora Alton enrojeci de rabia y, antes de que Tamar se diera cuenta de sus intenciones, se adelant y pisote los huevos. Tamar emiti un dbil grito de dolor. A continuacin se abalanz sobre la mujer y, asindola por la falda con ambas manos, empez a propinarle puntapis. Socorro! Socorro! grit la seora Alton. Me estn atacando. T, Moll, no te quedes ah como una tonta. Que venga alguien enseguida. Pero no ves que esta bruja intenta daarme? En aquel momento apareci Richard Merriman en la sala y arque las cejas, perplejo. Tamar solt a la mujer y mir a Richard a travs de sus bucles enmaraados. Qu significa esto? pregunt framente. Esta bruja ha venido a causaros dao a causarnos dao a todos! grit el ama de llaves. Qu bruja tan pequea! dijo Richard. Dej unos huevos en el umbral. Era un hechizo, eso es lo que era. Conozco sus maldades. Richard se acerc para contemplar los huevos. Eran huevos de gaviota chill Tamar. Los consegu para vos. Quera daros las gracias porque me salvasteis. Sub a las rocas por ellos. Y la flor era para daros buena suerte. Alejar el mal de vuestra casa. Ah dijo Richard. T eres la hija de Luce. Cmo te llamas? Tamar. Un buen nombre dijo Richard, sonriendo. Hiciste bien en traerme los huevos. Te lo agradezco mucho. Pero estn rotos. Ella los ha pisoteado. Te lo agradezco lo mismo. Tamar recogi la flor. Tambin es para vos. Alejar el mal. As pagas t las deudas? pregunt Richard, tomando la flor sin dejar de mirar a la nia. De pronto, como si apartara de su mente un pensamiento, recuper la compostura y dijo: Llevadla al interior de la casa y dadle algo de comer. Dadle tambin ropa. No quiero tener estos andrajos en la casa, seor dijo la seora Alton. Tiene que desnudarse fuera y ponerse all lo que yo le d. Richard se encogi de hombros. Encargaos de que coma todo lo que le apetezca. Tamar contempl su rostro. Estaba completamente fascinada por su atuendo, su voz y sus modales. S, hiciste bien en traerme los huevos dijo Richard, mirndola.
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Ven a mi casa cuando tengas hambre. La seora Alton siempre te dar comida cuando la necesites. La mir con una leve sonrisa en los labios, dio media vuelta y se retir. No te atrevas a poner los pies en esta casa dijo la seora Alton. No te atrevas a traer aqu dentro tus piojos. Vete a la parte de atrs y te echar alguna cosa. Y llvate estos andrajos cuando te vayas. Y de este modo, Tamar, tal como su madre cuando lleg por primera vez a aquella casa, se desnud fuera y se puso la ropa que le dieron. Ahora era una nueva Tamar; la ropa le estaba grande, pero no le importaba porque era de excelente calidad. Despus, le permitieron sentarse en una banqueta frente a la puerta trasera de la casa y Moll le dio un cuenco de sopa. Jams en su vida haba vivido una aventura ms emocionante. Mientras coma, acariciando de vez en cuando la spera falda de estamea, la nia pens en Richard Merriman, en su hermosa voz y en la riqueza de su atuendo, y le pareci que la haba mirado con cierta curiosidad, como si l tambin, al igual que los dems, hubiera observado algo extrao en su persona. Tamar acababa de cumplir los catorce aos cuando el perseguidor de brujas Simon Carter se present en Plymouth. La anciana reina haba muerto un ao antes y ahora un nuevo rey haba venido a Escocia para gobernar a los escoceses y a los ingleses. Tamar lo saba porque jams se perda la oportunidad de escuchar los chismorreos en las calles. Se acercaba a los hombres que conversaban a la entrada de las tabernas y se tenda en el Hoe donde solan reunirse los marineros y escuchaba sus comentarios, manteniendo el rostro apartado para que no reconocieran a la hija del demonio. De este modo, la nia supo que era una ventaja ser gobernados por el tal Jacobo porque, ahora que ambos pases se hallaban unidos bajo su reinado, ya no habra ms disputas entre ellos. Era un hombre muy sabio (la gente ya empezaba a llamarle el Salomn britnico) y, siendo un fervoroso creyente en los poderes de la brujera, estaba decidido a hacer todo lo posible por expulsarla de su reino. Al parecer, tanto en Escocia como en el norte de Inglaterra haba muchas brujas, y en el continente de Europa su nmero era muy superior al de Inglaterra y Escocia juntas. Las brujas lo pasaban bien en Inglaterra en comparacin con otros pases. Por su fidelidad al demonio, renegaban de la Santa Iglesia de Roma y eran consideradas herejes, el mayor de los crmenes. En los pases catlicos, slo haba una muerte para los herejes: la hoguera, despus de la tortura. Tamar haba odo historias horribles sobre lo que suceda a las brujas en otros pases y se alegraba de la existencia de aquel brillante canal que separaba su pas del continente. Al parecer, el nuevo rey tena pruebas inequvocas de la actuacin de ciertas brujas que haban osado obrar contra su propia persona y la de la reina. Las brujas estuvieron a punto de ahogar a la reina Ana cuando sta zarp de Dinamarca para casarse con el rey escocs. Dos veces la reina emprendi el viaje y, cuando se encontraba a pocas millas de la costa escocesa, se levant una tempestad, empujando sus barcos hacia las
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costas de Noruega. Al repetirse el desastre, uno de los capitanes reconoci haber aceptado a bordo a un hombre casado con una bruja. Cuando se frustr el tercer intento de alcanzar Escocia, muchos no tuvieron duda de que eran vctimas de un acto de brujera. La esposa bruja del marinero fue quemada viva junto con muchas de sus compaeras y, cuando el rey de Escocia en persona decidi cruzar el mar para acompaar a su prometida a su nuevo hogar, su barco estuvo a punto de naufragar frente a las costas de Noruega. Convencido de que aquellas accidentadas travesas, que a punto haban estado de provocarles la muerte tanto a l como a la reina, eran obra del demonio, el rey orden una investigacin sobre el asunto inmediatamente despus de la boda en territorio escocs. Muchas brujas fueron apresadas y bajo tortura confesaron sus acciones. Haban bautizado a un gato, haciendo burla de uno de los ms sagrados sacramentos de la Iglesia; haban robado algunas partes de cadveres y las haban atado a las patas del gato. Despus se haban dirigido al muelle de Leith y haban arrojado el gato al agua. El gato consigui alcanzar la orilla a pesar de los impedimentos. Eso les indic a las brujas que la nueva reina llegara a puerto sana y salva. Las brujas explicaron que el gran conde de Bothwell estaba en connivencia con ellas y participaba en los aquelarres disfrazado de demonio y que, con aquellas vestiduras, haba adquirido el poder del Maligno. Las brujas escocesas fueron estranguladas y quemadas en la hoguera hasta que no quedaron de ellas ms que cenizas. Todo ello haba ocurrido ms de diez aos antes y ahora el rey se haba trasladado a Londres junto con su esposa y su familia. Aparte de las brujas, haba otros sbditos que tambin amenazaban la autoridad del Estado. Se hablaba constantemente de los puritanos, los separatistas y los brownistas. Tamar haba odo cosas terribles sobre los males que haban sufrido aquellas personas durante muchos aos. La persecucin estaba a la orden del da en todo el pas, no una persecucin tan sangrienta como la que origin el desprecio con que se pronunciaba el nombre de la reina Mara, aunque no por ello menos odiosa. En Plymouth muchos hombres haban sido apresados, separados de sus familias y encarcelados porque no asistan a las ceremonias de la Iglesia oficial y adoraban a Dios a su manera. Las prisiones de Londres y de otras ciudades estaban llenas de hombres a los que dejaban morir de hambre y se apaleaba con garrotes hasta casi matarlos; algunos eran ahorcados. Tamar, a los catorce aos, se estaba convirtiendo en una beldad y, aunque carente de educacin, posea una gran inteligencia. Aspiraba a saber algo ms sobre los asuntos de la religin, y la entristeca que, siendo sospechosa de relacionarse con las brujas, casi nadie le dirigiera la palabra. Saba algo sobre la brujera gracias a la abuela Lackwell, la cual segua sentada en su banqueta en el interior de la casa. La abuela ya estaba muy vieja y a veces se suma en un sopor del que no despertaba durante horas; hablaba de volar en el palo de una escoba, de las
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conversaciones con la gata Toby, su familiar, y de las visitas de un hombre vestido de negro. Tamar nunca haba presenciado tales visitas y sospechaba que la abuela Lackwell no andaba muy bien de la cabeza. Bartle haba regresado de sus viajes y era un alto y vigoroso joven de veinte aos muy orgulloso de la cicatriz de su mejilla. Su piel bronceada contrastaba con el azul de sus ojos. Tamar haba odo decir que era como su padre y que todas las doncellas de la ciudad y las aldeas circundantes estaban dispuestas a acudir a su llamada. Se comentaba que, en un par de aos, vagaran por las calles y los caminos muchos nios con los ojos azules de los Cavill. Una vez Tamar se tropez con l en el Hoe. El joven la reconoci y torci la boca cuando ella pas corriendo por su lado. Y ahora el perseguidor de brujas Simon Carter haba llegado a la ciudad. Vestido severamente, tal como corresponda a su solemne misin, llevaba una Biblia en la mano e iba acompaado de un grupo de ayudantes. Se plant en medio de la plaza y le explic a la gente la gran tarea que cumpla en nombre de Dios y del rey. El pas estaba sufriendo por culpa de las brujas. l era capaz de identificar a una bruja con slo mirarla, pero crea en la justicia y no condenaba a nadie sin antes haberlo sometido a la prueba. Si alguno de vosotros conoce a una bruja, no la ocultis. Y si alguno sospecha que su vecino tiene tratos con el demonio, que se adelante y diga su nombre. Tamar se encontraba detrs de la gente, dispuesta a echar a correr en cuanto alguien la mirara. Simon Carter era un hombre que saba cmo hablar a las gentes sencillas. Dios, explicaba, era todopoderoso, pero haba alguien, expulsado del Paraso, que era ms poderoso que nadie despus de Dios. El bien prevalecera porque Dios era el mayor poder de este mundo, pero el mal desenfrenado poda causar mucho dao. Por otra parte, Dios no salvaba de las brujas a los que, por su insensatez, y tal vez por su maldad, se abstenan de denunciar a aquellas criaturas. Entregarse al demonio era ser contrario a Dios. O acaso los hombres no eran servidores de Dios? Por tanto, que lo demostraran, facilitando la informacin que l necesitaba. Buenas gentes, alguna vez habis perdido las cosechas y os habis preguntado por qu? Han muerto vuestros animales de extraas enfermedades? Habis sufrido alguna vez ataques, vmitos y extraas dolencias? S? Pues, en tal caso, amigos mos, habis sido vctimas del hechizo de una bruja, tenedlo por cierto. Pensadlo, hombres y mujeres que me escuchis, pensad en los que viven a vuestro alrededor. Les habis visto hacer cosas extraas? Les habis visto recolectar extraas hierbas y preparar extraos brebajes? Les habis visto u odo murmurar para sus adentros? Les habis visto salir al campo en la oscuridad de la noche? Vamos! Por el rey, por vuestra salud, por vuestro bienestar y el de vuestros hijos, acercaos a decirme quines de entre vosotros llevan oscuras existencias. Tamar se alej subrepticiamente. Las calles estaban desiertas. Al
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parecer, todo el mundo se encontraba en la plaza. Saba que corra peligro. La vieja tambin corra peligro y, si la torturaran, dira aquellas cosas tan raras e inconexas que Tamar le haba odo decir. No poda hacer nada. Cmo hubiera podido llevarse a la vieja y ocultarla? Sera imposible sacarla de la casa. No regres a la casa, sino que se tendi sobre la hierba, contemplando el mar mientras trataba de forjar algn plan que las salvara tanto a ella como a la abuela. Sin embargo, la curiosidad por lo que ocurra en la ciudad era demasiado fuerte y Tamar no pudo resistir la tentacin de regresar. Simon Carter ya haba reunido a seis mujeres en el ayuntamiento. Y no paraba de hablar. La brujera, amigos mos, es ms frecuente en las mujeres que en los hombres. El ncubo, el scubo y cualquier otro diablo del reino de Satans, muestran ms inclinacin por las mujeres. Porque las mujeres son criaturas dbiles, ms dadas a la maldad que los hombres. Carecen de la brillante inteligencia que Dios ha otorgado a los hombres; es ms fcil convencerlas de que obren el mal. Ahora despojaremos a estas mujeres de sus ropas y buscaremos la marca del demonio, mis buenos amigos. l las marca para que sean suyas para siempre. A menudo, lo hace en los lugares ms recnditos del cuerpo, por cuyo motivo es necesario buscar con gran diligencia. Una joven bastante agraciada empez a protestar, pero uno de los hombres de Simon Carter la inmoviliz mientras otro le arrancaba las prendas. Y qu hacen prosigui diciendo Simon Carter, obligando a la mujer que tena ms cerca a ponerse de rodillas mientras l le levantaba bruscamente el rostro y tiraba violentamente de su nariz hacia arriba para mirar a travs de los orificios, qu hacen estas criaturas, mis inocentes amigos, aparte de las maldades que obran contra vosotros? Se revuelcan en la suciedad, amigos mos. Reciben a extraas criaturas en sus lechos. El scubo visita a los hombres y les extrae la semilla de la vida, se la entrega al ncubo y ste visita a las mujeres y planta en ellas la semilla contaminada por los demonios. Vamos, mujer, no seas vergonzosa aadi, empujando a la mujer al suelo. Que tu perversa mente imagine que soy el sapo que recibes en tu lecho, el demonio que viene a complacerte De pronto, Simon emiti un grito de triunfo: acababa de descubrir lo que l llamaba la marca del demonio. Estaba detrs de la rodilla de la mujer, en la corva. Simon sonri jubiloso. Cada bruja que conduca a la horca le reportaba quince chelines. Y ahora, mis buenas gentes, veris cmo la pincho. sta no sangrar, porque lleva la marca del demonio. Que cmo lo s? Pues, porque se me ha otorgado un poder divino. Descubro a una bruja y tengo que pincharla en honor de la justicia, aunque ya sepa que es una bruja. Hermanos y hermanas de esta hermosa ciudad, siempre os regocijaris recordando el da en que Simon Carter os visit para librar vuestra ciudad de esta maldicin. Simon pinch la verruga.
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No ha brotado sangre! grit. Obra del demonio! Si pincho a cualquier otro ciudadano de esta ciudad, qu ocurre? Pues que brota sangre. En cambio, si pincho a una bruja, ni el demonio con todo su poder podr salvarla. No sangrar, porque pertenece al demonio y su carne y su sangre no obedecen a las leyes de Dios. Esta bruja ser ahorcada sobre aquella franja de hierba que bordea el mar. Veris cmo se pudre su cuerpo y entonces, mis queridos amigos, cada vez me traeris ms brujas. Tamar no pudo soportarlo ms. Haba odo los obscenos comentarios de los mirones. Estaba desconcertada porque el nombre que ms haba odo pronunciar era el de Dios. Nadie haba reparado en su presencia porque todos los ojos estaban clavados en las mujeres desnudas y la gente se rea mientras los perseguidores de brujas maltrataban a sus vctimas, exponindolas cruelmente a las miradas mientras ellos musitaban palabras devotas. Tamar huy y no dej de correr hasta que lleg a casa. Su madre estaba all con varios de sus medio hermanos y hermanas. Tamar no les prest atencin y se acerc directamente a la anciana. Abuela! Abuela! grit. El perseguidor de brujas ha llegado a la ciudad. Tienes que hacer un conjuro enseguida. No tienes que permitir que se acerque aqu O te atrapar Y me atrapar a m! La anciana experiment un fuerte temblor, abri la boca, cerr los ojos y se hundi en su banqueta. Los dems ni siquiera se dieron cuenta.
***
Pocos das despus, el perseguidor de brujas se present en la casa acompaado de dos de sus hombres. Le segua una multitud de la ciudad. Tamar los oy y corri a la puerta, pero ya era demasiado tarde. Si intentaba huir, la veran y levantara sospechas. Luce y Bill Lackwell se encontraban en la casa con tres de sus hijos. Simon Carter abri la puerta de par en par. Ah! exclam, mirando directamente a la anciana. Aqu hay una bruja! No ser necesario buscarle la marca. En mi vida he visto a una bruja que fuera tan visiblemente una bruja. Sentada en su rincn dentro del crculo de piedras que no tendran ningn poder para protegerla, Tamar mir a la abuela. La anciana se haba recuperado un poco en los ltimos das. Abra los ojos, pero no poda hablar. La parte derecha de su cara estaba torcida y no poda mover el brazo y la pierna derechos. Pobre abuela! No era de extraar que Simon Carter estuviera tan seguro de que era una bruja. Dos hombres la agarraron y la levantaron de la banqueta. Ella cay hacia delante como un peso muerto en sus brazos. Est muerta dijo uno de los hombres, y era verdad. Es un truco! grit Simon. Ha pedido la ayuda de su familiar. Tomad este gato y retorcedle el cuello. En este lugar hay brujeras. Lo presiento, lo huelo. El demonio est aqu, cerca de nosotros, buenas gentes. Pensad cosas santas. Rezad el padrenuestro. Eso lo alejar. Ahora tenemos que cerciorarnos de que la mujer est muerta; las brujas tienen muchos trucos, amigos mos.
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Separaron los andrajos y trataron de percibir los latidos del corazn de la anciana. Tamar no poda apartar los ojos de Simon Carter. Su boca era una lnea recta y sus ojos brillaban como puntos luminosos bajo unas pobladas cejas que casi los ocultaban. Estaba sumamente enojado. Una bruja muerta significaba la prdida de una buena suma de dinero y, adems, un viaje por nada. Buenas gentes dijo, el demonio se ha llevado a esta mujer. Ha querido privarnos de este acto de justicia aadi sin apartar los ojos de Luce, la cual permaneca de pie contra la pared. Alguien desde la puerta empez a murmurar. Acaso Luce Lackwell? Ya recuerdas No se dijo que? Simon Carter, con un odo tan fino como su vista cuando se trataba de cazar una bruja, se volvi bruscamente. Qu has dicho, querido amigo? Esta mujer Una mujer se adelant. Bueno, pues, se dijo, yo no podra jurar que fuera verdad, pero se dijo Vamos, mujer, habla ya le suplic Simon. Recuerda tu deber para con Dios y tu pas. Esta es Luce Lackwell dijo la mujer, sealando a Luce. Se dice que el demonio la tom Simon se volvi hacia Luce con una esperanzada mueca de triunfo. Esta mujer? pregunt, apartando el cabello del rostro de Luce y mirando fijamente a sus ojos. No te puedes ocultar de m. Lo he visto en tus ojos. Has sido t, bruja, la que ha hecho el conjuro que ha enviado a la vieja junto al demonio, su seor? Venid aqu, hombres, y buscadle la marca. Estoy seguro de que la encontraremos en algn lugar secreto. Esta es una mujer de secretos! Luce grit mientras le arrancaban la ropa. En pocos segundos, la dejaron desnuda. Tamar no pudo resistirlo. Tena que salir de la casa, no poda soportar ver la humillacin de su madre. Se acerc furtivamente a la puerta. La muchedumbre estaba tan absorta mirando a Luce y a sus torturadores, que nadie se fij en la nia hasta que Tamar empez a abrirse paso entre la gente. Entonces alguien grit: sta es la nia El resultado de la perversa unin de su madre. Que no escape. Tiene que superar la prueba. Tamar corri con toda la rapidez que pudo. El rumor de las pisadas de sus perseguidores la aterroriz, pero ella era ms veloz que nadie y ninguno de los presentes quera perderse el espectculo de la casa. Tamar consigui librarse de ellos. El sol la azotaba sin piedad, se senta dbil y mareada y casi no poda recuperar el resuello. No saba adonde ir hasta que record el arroyo que discurra en la propiedad de Richard Merriman. En su apurada situacin, pens en aquel hombre. No es que se fijara mucho en ella cuando la vea, pero en su mirada haba algo que la diferenciaba de las miradas que diriga a otros nios del lugar. Sus labios se curvaban en una especie de leve sonrisa. Tamar visitaba a menudo su casa, donde le daban ropa y comida; pensaba que la seora
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Alton le daba aquellas cosas slo por no contrariar a su amo. La nia pensaba que aquel caballero era en cierto modo su amigo, por lo que decidi ocultarse en sus tierras mientras decida lo que iba a hacer. Se tendi en la orilla del arroyo y se moj la cara. Prest atencin; todo estaba en silencio. Cuando oscureci, se ocult entre los arbustos y se qued dormida. Despert al amanecer, tan hambrienta que casi no poda resistirlo. Pens en regresar a casa, pero record a los brbaros que le haban hecho aquellas cosas tan vergonzosas a su madre y evoc las lascivas miradas de los presentes. No poda volver a casa. De pronto, se le ocurri una idea descabellada. Algunas veces, en verano, Richard Merriman paseaba por su jardn normalmente a ltima hora de la tarde. Una vez, Tamar se encaram al gran roble contra el cual se apoyaba en aquel momento, y le vio. A partir de entonces, adquiri la costumbre de encaramarse al rbol y le vea siempre a la misma hora. Si aquel da le viera en el jardn, podra pedir su ayuda? Le salv la vida cuando los nios la arrojaron al estanque y quiz ahora la ayudara a escapar del perseguidor de brujas. Caba la posibilidad de que la entregara a aquellos hombres, pero Tamar no lo crea. A Richard Merriman no le gustaban las cosas desagradables, y lo que aquellos hombres hacan a las mujeres era desagradable. Estaba desesperada, no poda permanecer mucho ms sin comida y no conoca a ninguna otra persona a quien pedir ayuda. Ahora que tena un plan, se senta mucho ms tranquila! Primero se lavara la ropa y el cuerpo. Si le iba a pedir un favor, no quera ofenderle con su olor. Levant los ojos al cielo y calcul que, cuando la ropa estuviera seca, ya sera la hora del paseo de Richard. Se quit el vestido, bajo el cual no llevaba nada, y lo frot en el agua. Luego lo extendi sobre la hierba y se lav el cuerpo. Se tendi al sol con el cabello esparcido a su alrededor y pens en lo que le iba a decir. Quiz se ocultara detrs de los arbustos del jardn y, cuando l estuviera cerca, le dira en voz baja: Estoy en peligro. El perseguidor de brujas me sigue. Me salvasteis una vez. Querris salvarme de nuevo?. Estaba segura de que l podra ocultarla, pues era el hombre ms poderoso que ella conoca. Crea que la ayudara por la forma en que se curvaban las comisuras de sus labios cuando la miraba. Sumida en sus reflexiones, no oy unas pisadas que se acercaban hasta que ya fue demasiado tarde. Entonces se volvi y descubri con horror que entre ella y su vestido puesto a secar sobre la hierba se encontraba Bartle Cavill. El corazn le dio un vuelco. Algo en la mirada del joven la aterraba tanto como aquellos hombres que haban humillado a su madre. La misma lujuria que apareci en los ojos que contemplaban la desnudez de su madre asomaba ahora en aquellos deslumbrantes ojos azules. Vaya! dijo Bartle, inclinndose ante ella en burlona reverencia.
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Tamar no se movi y trat de cubrirse con la mata de su cabello. Bartle se adelant, vencido por la lascivia. Acabo de visitar a mi vecino, menudo pedante. No saba que me esperaba un encuentro tan placentero. Apartaos! dijo Tamar. Eres Tamar, verdad? La nia bruja! Vive el Cielo que ests preciosa sin los andrajos, Tamar. Quedaos donde estis si no queris que os haga un hechizo. Si posees tanto poder, por qu tienes miedo, Tamar? El muchacho la asi del brazo y ella trat de levantarse, pero l la empuj hacia abajo y ambos rodaron sobre la hierba. Me estabas esperando! dijo Bartle, rindose entre jadeos. S, estoy seguro de que me esperabas, desvergonzada. Qu descaro! Has entrado en la propiedad de Merriman. Sabes que te podran ahorcar por eso? trat de besarla, pero ella se revolvi en sus brazos. Conseguir que te ahorquen por entrar en esta propiedad. Pero, no! Me esperabas y has hecho muy bien. Y te has quitado la ropa. Francamente, Tamar, no haca falta que intentaras cubrirte con tu hermoso cabello Has sido una criatura muy descarada de pronto el joven lanz un grito. Ella acababa de morderle la mano. Conque me has mordido, eh? Si te resistes, ser peor para ti Tamar escupi su sangre. Os odio Os odio Estate quieta, pequea diablesa. Estate quieta. Tamar le propin un fuerte puntapi, le ara la cara y le asi la nariz, retorcindosela con fuerza. Bartle la maldijo, pero Tamar consigui que la soltara. Se levant. El la agarr por el tobillo, pero no consigui retenerla. Tamar recogi su vestido y corri a travs de la hierba hacia los campos cultivados. Llevaba una buena ventaja y logr llegar. Suspir de alivio al ver a Richard Merriman, examinando sus arbustos. Salvadme! grit entre jadeos. Salvadme! Bartle le dio alcance. Respiraba afanosamente como un toro furioso mientras Tamar hunda su rostro en el jubn de Richard. Pero qu sucede aqu? pregunt Richard. Las explicaciones eran innecesarias. Una mirada a Bartle fue suficiente para adivinar lo que ste se propona. La nia era la hija de Luce Lackwell y el perseguidor de brujas la estaba buscando. No permitis que me atrape jade Tamar. No se lo permitis Os lo ruego Ocultadme. Por qu has regresado, Bartle? inquiri Richard, tratando de ganar tiempo mientras se preguntaba qu hacer con la nia. La he encontrado en vuestra propiedad entrando solapadamente, la muy descarada! Estaba tendida desnuda sobre la hierba. Me vio entrar y saba que regresara por aquel camino. Me estaba esperando. Por qu se tom tantas molestias en esperarte si despus huy de ti? pregunt Richard con irona. Miente! grit Tamar.
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Ponte la ropa, muchacha dijo Richard. Tamar se ruboriz y se puso el vestido mojado. Os lo ruego, seor dijo Bartle con arrogancia, no hace falta que os escandalicis tanto. Dudo que yo haya sido el primero Ments! dijo Tamar. La joven te ha rechazado, eso est claro dijo Richard. Me gustara que no te comportaras como un bucanero en mis vergeles. Lo hice tan slo para divertirme un poco dijo Bartle en tono enfurruado. Y, una vez te hubieras divertido, supongo que la hubieras entregado al perseguidor de brujas. Cielos, no! La hubiera ocultado, como es natural. Siempre y cuando ella se hubiera convertido en tu esclava! se era tu noble plan, no me cabe duda. La hubiera tratado muy bien. Si es virgen, tal como asegura, la situacin no se hubiera prolongado demasiado. Por qu no iba a ser yo el primero? No tiembles as dijo Richard mirando a Tamar. Entregdmela, seor dijo Bartle. Os juro que la ocultar. La esconder en un lugar donde no la encontrarn hasta que Simon Carter se vaya. No! grit Tamar. Parece que os tiene tanto miedo como a Simon Carter. Sois culpable del ms descorts e indigno de los comportamientos. Maldita sea, seor, la moza hubiera sido ma. Un poco de resistencia al principio es natural. Muchas veces me ha ocurrido lo mismo, y despus no puedo quitrmelas de encima. Repito que te has comportado muy mal. Quieres una ocasin de enmendar tus yerros? Sabes cunto me desagrada la violencia de los malnacidos como ese Carter. Tamar no es ms que una nia y no creo que la debamos entregar al perseguidor de brujas. No tengo la intencin de entregarla dijo Bartle, contemplando con una sonrisa el arrebolado rostro de Tamar. Se me ocurren medios ms agradables para tratar a esta beldad. No temas dijo Richard, mirando a Tamar. Es un fanfarrn que acaba de descubrir que es un hombre y est deseoso de demostrarlo en todas las ocasiones que se le ofrecen. Vamos a perdonarle, ahora necesitamos su ayuda. Ve a la entrada principal, Bartle, entretn a Alton y procura distraerla mientras yo subo por la escalera de atrs con la nia. De mil amores, seor. Y dentro de cinco minutos ve a mi estudio. Bartle se retir, no sin antes haber mirado de soslayo a Tamar como queriendo decirle: An no he terminado contigo!. Bueno dijo Richard, mirando a la nia, no hables. Camina detrs de m y procura esconderte. Esperemos que nadie de la casa haya presenciado esta desagradable escena desde una ventana. Tamar le sigui hasta la puerta de atrs. Richard mir al interior, se volvi y asinti con la cabeza. Luego la acompa en silencio por un oscuro pasadizo hasta la escalera de atrs, subi con ella y la condujo a su
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estudio. Ests agotada, hija ma dijo, mirndola con dulzura. Cundo comiste por ltima vez? Antes de que el perseguidor llegara a casa. No temas nada. Llamar a mi criado personal. Josiah Hough es un hombre bueno y obediente. No debes temer nada de l. Tamar le mir con asombro mientras l tiraba de la cuerda de la campanilla. Le pareca un dios todopoderoso, bueno, pero ligeramente altivo y totalmente incomprensible. Apareci Josiah y no pareci sorprendido por la presencia de Tamar en el estudio de su amo. Trae comida y vino enseguida, Josiah. Si alguien te pregunta para quin, dile que para m. Pero date prisa. S, seor. La puerta se cerr y Richard mir a Tamar. Corres un grave peligro, hija ma. No quiero disimularlo porque sabes muy bien lo que ocurrira si el perseguidor de brujas te atrapa. Voy a esconderte. Sois muy bueno dijo Tamar. No dijo Richard, no es cierto. No hay en m la menor bondad. No importa. An ests temblando. Es porque piensas en ese estpido. Considralo simplemente un joven lleno de vida, eso es todo. Puedes tener la certeza de que no te traicionar, pero no te dejar a solas con l. Confo en su honor en todas las cosas que no tengan relacin con sus apetencias viriles. Si me hace una promesa, la cumplir. Josiah entr con una bandeja. Cuando el criado se retir, Richard invit a Tamar a sentarse a la mesa. La nia jams haba visto una mesa como aqulla. Sus dedos acariciaron la suave superficie mientras sus ojos contemplaban la estancia y admiraban la alfombra. No saba cmo era una alfombra aunque una vez oy a su madre hablar de alfombras. A pesar de que todo era tan extrao como un sueo, no tena miedo. Mientras l estuviera a su lado, no lo tendra. Llamaron a la puerta y Richard autoriz a Bartle a entrar en la estancia. Bartle mir a Tamar, que baj los ojos y empez a comer con voraz apetito. De pronto, la nia tuvo la sensacin de que ninguna otra cosa le importaba, ni los perseguidores de brujas ni Bartle. Menudos modales! coment despectivamente Bartle, sealando a Tamar. Casi tan malos como los tuyos coment despectivamente Richard . A ella no le han enseado otra cosa, mientras que a ti, s. Por Dios, seor, que me ahorquen, que me destripen y me descuarticen! Una bruja! Una moza que sale de noche y duerme en los setos! Si eso no es pedirlo a gritos, ya me diris vos qu es. Tendra que sentirse honrada de que yo perdiera el tiempo con ella. Parece que no le interesa ese honor dijo Richard. Y, aunque la obligaran a aceptarlo, no lo sabra apreciar. Hablemos en serio, Bartle. Sabes cunto me desagradan estos comentarios sobre brujera. S que no ests de acuerdo conmigo, eres tan supersticioso como el que ms.
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Bueno, esperemos que consigas librarte de eso. En cualquier caso, me ayudars a proteger a esta nia por tus propios motivos. Todos tenemos nuestros motivos. Ahora promteme que no le dirs a nadie, ni siquiera a tu padre, que la nia est aqu. Dame tu palabra de caballero. Os doy mi palabra. Y ahora, me dais vuestra venia para retirarme? Richard asinti con la cabeza. Buenos das, seor. Buenos das, Tamar dijo Bartle, lanzndole un beso. Hasta nuestro prximo encuentro. Quiera Dios que sea tan placentero como ste. Mira! aadi, levantando la mano. La marca de tus dientes no dejar que me olvide de ti. Llevas un vestido muy feo. Me gustas ms sin l. La puerta se cerr y Richard y Tamar le oyeron cantar mientras bajaba por la escalera. Qu puedo hacer con ella? se pregunt Richard, mirando a la nia . Cmo puedo ocultarla? Se encogi de hombros. A pesar de su aparente calma exterior, estaba nervioso. Su vida era muy montona desde la repentina muerte de su querida amiga, la viuda de Pennie Cross. Tamar coma ruidosamente. De pronto, le mir a los ojos y sonri. Su confianza en l era absoluta. Consciente de ello, Richard experiment un extrao placer. Tamar permaneci dos das en el estudio de Richard hasta que su presencia fue descubierta por su propia culpa. An no estaba acostumbrada a la grandeza de la estancia y sola pasear, acariciando los cortinajes, la mesa, las estanteras de libros y la cmoda de roble. Se sentaba en los escabeles y la silla y contemplaba admirada los tapices. Adems, haba un espejo con un marco muy complicado en el que haba contemplado por vez primera su rostro con toda nitidez. Era fascinante verse tal como la vean los dems. Se encontraba tan absorta en la novedad de aquella estancia que olvid sus temores y su curiosidad la traicion. Ms all del estudio se encontraba el dormitorio de Richard, y la nia estaba deseando verlo porque tena la certeza de que sera maravilloso. Jams haba visto una estancia que se utilizara slo para dormir; para ella, las camas eran jergones de paja en el suelo de las casas humildes. Su deseo de ver un dormitorio de verdad fue superior a sus fuerzas. Se acerc a la puerta del estudio y asom la cabeza al pasillo. No vio a nadie, pero oy el rumor de unas voces en el pie de la escalera. Deban de ser los criados que trabajaban en la cocina, pens. Avanz por el pasillo hasta la puerta de al lado. Levant la aldaba y entr. Aqul era el dormitorio de Richard Merriman. Tamar slo quera mirar un poco, pero no pudo resistir la tentacin de explorar algo ms. La cabecera de la cama era de madera labrada y la nia se acerc para examinarla. Los pilares tambin eran de madera labrada. Tamar acarici las cortinas que colgaban del dosel y pens en lo maravilloso que sera dormir en aquella cama y correr las cortinas para quedar encerrada en una pequea habitacin personal. En el suelo haba una hermosa alfombra de diseo oriental. Tamar ignoraba su origen, por supuesto; slo saba que era preciosa. De las paredes colgaban unos lienzos que a ella le parecieron alfombras, hbilmente trabajados en petit-
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point. Haba un espejo de metal bruido con un marco que pareca de oro. Tamar se acerc a la cmoda y se arrodill para examinar las figurillas labradas en la madera. Le hubiera gustado abrir los cajones y examinar su interior. De repente, un estremecimiento de horror le recorri la columna y supo instintivamente que alguien la estaba observando desde la puerta. Se volvi, pero fue demasiado tarde para que pudiera ver quin era. Slo oy el crujido de unas telas y el rumor de unas rpidas pisadas. Asustada, Tamar corri a la puerta, pero no vio a nadie. Tamar oy unos gritos en la distancia. Cada vez estaban ms cerca. Ahora los oa en el exterior de la casa. Richard entr corriendo en el estudio. Tamar jams le haba visto tan alterado. Hija ma le dijo, vienen por ti. Ya casi estn aqu. Presa del terror, Tamar se arroj en sus brazos y se aferr a su jubn. Richard la apart, frunciendo el ceo. Debes quedarte aqu dijo. No te muevas. Entendido? Si te ven, ests perdida. La nia asinti en silencio. Richard se retir y ella se apoy contra la puerta. De pronto, experiment un terrible mareo y se imagin apresada y desnudada; sinti los horribles aguijones y se vio arrastrada al Hoe, donde su cuerpo colgara en un patbulo. Tamar muerta y picoteada por los cuervos. Oy la fuerte voz de Richard y se anim. No era un hombre corriente, sino un dios. Era tan distinto de las dems personas como ella Apoyado en la balaustrada de la galera, Richard mir a la gente congregada en la sala de abajo. Qu hacis en mi casa? pregunto. Cmo os habis atrevido a entrar as? Os mandar azotar a todos. Entonces Simon Carter habl con su sonora pero amable voz. Calmaos, querido amigo. Venimos en son de paz. Vos me conocis. Soy Simon Carter y estoy aqu para librar vuestra tierra de aquellos que le causan dao. Hace dos das ahorcamos a una bruja, pero antes de morir, nos confes sus pecados. Se ayunt con el demonio y de esa impa unin naci una hija. Esa nia, la hija del mismsimo Satn, tiene que morir inmediatamente. La ciudad no estar a salvo mientras ella viva. Qu digo?, ni siquiera el pas estar a salvo. Tengo razones para creer que est aqu y debo suplicaros, mi buen seor, debo imploraros, gentil caballero, que no permitis que ningn obstculo se interponga en nuestro propsito justiciero. Quin os lo ha dicho? Quienes lo han dicho desean que su confianza no sea traicionada. Y yo respeto sus deseos. Respeto a todos aquellos que se afanan al servicio de Dios. Slo he venido a denunciar y a castigar con la muerte a quienes hacen tratos con el demonio. Sabemos que la nia se encuentra en esta casa. Debo pediros, en nombre de Dios y de la ley, que me la entreguis. Y si me niego? Y si digo que no est aqu? Mi amable seor, en tal caso no tendremos ms remedio que registrar la casa. Los que oponen resistencia a la justicia del rey tendrn
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que arrostrar las consecuencias. O sea que habis venido aqu para apresar y maltratar a una nia. No es una nia humana, seor. Es un engendro del diablo. Todos nacemos en el pecado, seor, y nos corresponde librarnos de l en el transcurso de nuestro paso por la vida. Pero esta nia naci en la maldad, con toda la sabidura del infierno en su cabeza. Su madre ya se est pudriendo bajo el sol en la horca. He averiguado muchas cosas sobre sus maldades. Confes sus pecados! Ah! Podr llevar conmigo muchas pruebas cuando abandone vuestro hermoso condado. La bruja ms vieja obr un hechizo ante nuestros propios ojos. Simul estar muerta, pero nosotros le retorcimos el pescuezo y ahora cuelga al lado de la otra. Bueno, seor, entregadnos a la nia, os doy un par de segundos, despus, registraremos la casa. Hubo un breve silencio. Atemorizada detrs de la puerta, Tamar lo haba odo todo. Ya suban por la escalera y la apresaran porque ni siquiera Richard podra salvarla. Era uno contra muchos. Podrais cometer un gran error viniendo por la nia dijo de pronto Richard. Por qu iba el diablo a tomar una pobre criada y prearla? Absurdo. Acaso el demonio es un necio? Si es como los hombres lujuriosos y nada ms, perdis el tiempo buscando sus criaturas. Vamos! Por qu iba el demonio a prear a una moza como Luce Lackwell? Por qu? Por qu? No estis de acuerdo conmigo en que sera una accin sin sentido? Este hombre utiliza falsos argumentos grit Simon Carter. No perdamos ms tiempo con l. Vamos, amigos mos, registrad la casa! Tened cuidado! les advirti Richard. Amigos que habis venido por una nia para someterla a toda clase de indignidades antes de darle muerte, tened cuidado de que no os mande encerrar a todos en prisin por allanar mis dominios. Amo! grit un hombre. Nosotros slo queremos llevarnos a la pequea bruja. Entregdnosla, seor, eso es lo nico que queremos. Insensatos! grit Richard. Es que no lo comprendis? No habis observado durante estos aos cmo la he cuidado? Preguntadles a las mujeres de mi cocina. Viene habitualmente a comer. Se le entrega ropa. Preguntadles a las mozas, preguntadle a mi ama de llaves si no orden que jams fuera rechazada. Sois unos estpidos. Acaso no est claro? Estabais tan deseosos de darle a la nia un demonio por padre que no visteis lo que tenais bajo las narices. Qu ha hecho la nia sino ser vctima de una abyecta historia? Su madre se ayunt con el demonio. No es as? No hubo respuesta. No es as? grit Richard. Al ver que los de abajo no le contestaban, aadi con tonante voz: Exijo saberlo. Hay alguna otra acusacin contra ella, aparte de su misteriosa venida a este mundo? Hablad! T, Hurly. No te quedes ah mirndome. Qu acusacin hay contra la nia? Ninguna, seor balbuce Hurly, salvo el hecho de ser la hija del diablo.
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Richard solt una sonora carcajada. Pues es falso! Tengo la nia aqu, y aqu se quedar. Habis olvidado que Luce era mi criada? Y muy hermosa, por cierto. Creis que yo, tras haber perdido a mi esposa, he llevado la vida de un clibe? Pensadlo bien, amigos mos, y esta vez pensadlo con sentido comn. La hija de Luce es tambin la ma. Esta nia est en mi casa porque as le corresponde por derecho. Es mi hija. Consegu la confesin de la mujer! grit Simon Carter. Estuvo en un aquelarre de brujas y el demonio la fecund! Lo so. Yo la visit en su alcoba. Como qued preada, la cas con Lackwell. Os parece una historia tan inslita y tan difcil de creer? As pues, Simon Carter, salid de mi casa. Si no os vais antes de medio minuto, os mandar encerrar en prisin. Los magistrados de esta ciudad son mis amigos. Me encargar de que no tengan compasin de vos. Y os digo lo mismo a todos. Marchaos! A no ser que alguien de vosotros se atreva a poner en duda mis palabras! Hizo una pausa, pero nadie habl. Marchaos, pues! grit. Y si alguno de vosotros se atreve a causarle algn dao a mi hija, sepa que tendr que responder ante m de su afrenta. Richard permaneci de pie, viendo cmo se retiraban avergonzados. No se movi hasta que el ltimo de ellos desapareci. Despus, contempl un instante con desagrado la suciedad que haban dejado en el suelo taraceado de la sala. De inmediato regres a su estudio. Tamar le mir con unos ojos enormemente abiertos por el asombro y la incredulidad. El la mir a su vez con cierta burlona diversin. Tamar pens: es como si jams le hubiera visto antes, ni l a m.
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Captulo 3
Cuando Richard baj con Tamar a la cocina, las dos criadas, Moll Swann y Annis Hurly, se encontraban all con la seora Alton. Seora Alton dijo Richard con irona, sin duda habris odo el alboroto que han armado esas gentes. El ama de llaves asinti muy despacio con la cabeza. Estaba demasiado desconcertada como para articular una palabra. En su mente se agolpaban las imgenes El amo y Luce Martin! La muy taimada, hacindose la inocente mientras ella y el amo Y el resultado haba sido aquella criatura de ojos negros! No poda creerlo. Estaba al corriente, por supuesto, de las visitas del amo a la dama de Pennie Cross, la que haba muerto recientemente; pero aquella dama perteneca a la nobleza. Las cadas del amo no eran en tal caso deplorables, y s comprensibles. Pero Luce Martin! La muy zorra! Y ella que siempre pens que el amo era muy remilgado. Desde luego, una nunca acababa de conocer a la gente! Las dos mozas contemplaban la escena, perplejas. Pensaban que prenderan a Tamar, la pincharan y la ahorcaran; pero la nia estaba all, sana y salva delante de ellas. Si habis odo el alboroto, tambin habris odo lo que se ha dicho prosigui Richard y conoceris la relacin entre esta nia y mi persona. Deseo que sirva en la casa como hizo su madre y, por consiguiente, la dejar con vos. Enseadle a ser un ama de llaves tan diligente como vos Richard se detuvo junto a la puerta. Y os lo ruego, seora Alton, no le cortis el cabello. La seora Alton le dijo ms tarde a Betsy Hurly, cuando sta acudi a la casa para comentar el asunto, que las palabras que su amo dirigi a la gente la haban dejado como un barco encallado. De no haber sido por eso, le hubiera dicho al amo que no pensaba quedarse en la casa para adiestrar a sus bastardas. Pero el ama de llaves se limit a asentir mientras l se retiraba, dejando a Tamar bajo su cuidado. Tamar se acerc a la mesa en medio del silencio de la cocina. Si ellas estaban perplejas, la nia lo estaba mucho ms. Acababa de or una sorprendente revelacin, y saba que, si hubiera podido elegir padre, lo hubiera elegido a l. Sin embargo, no crea que Richard hubiera dicho la verdad. Lo dijo porque saba que era lo nico que poda salvarla. La propia Tamar estaba convencida de que su padre no era un ser humano y, por muy agradable que fuera el hecho de estar emparentada con la nobleza, cmo poda abandonar su creencia en el secreto poder que slo a travs del demonio podra adquirir? Ahora, recordando aquel poder que la distingua de las dems personas, la nia pudo enfrentarse con los hostiles ojos de la mujer a la
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que tena por enemiga desde el da en que pisoteara perversamente los huevos de gaviota. Los labios de la seora Alton se movieron, rezando en silencio el padrenuestro. Tamar comprendi que ella no era la nica que se resista a negar la participacin del demonio en su procreacin. Las dos criadas estaban esperando las rdenes del ama de llaves y sta saba que tena que ejercer su autoridad sobre ellas. An llevaba la vara colgada del cinto y la utilizaba con frecuencia, aunque no tanto como con Luce y con Betsy, la madre de Annis. No tena tanta fuerza como antes y aquellas dos eran muy capaces de rerse cuando las azotaba, lo cual resultaba muy humillante; aun as, las criadas teman su lengua ya que no su vara. Conque has venido a trabajar para m en mi cocina, eh? dijo la seora Alton tratando de ganar tiempo. Para vos, no replic Tamar. Para l. Ya veremos. Qu estis haciendo ah plantadas, chicas? Moll, toma la llave del cuarto de tamizar, trae un poco de harina y llvala a la despensa. Yo ir enseguida a hornearla Muvete. Y t, Annis, ve con la nia a por un poco de cerveza. No me vendr mal despus de lo que ha pasado. Annis se acerc a regaadientes a Tamar. Venga! Venga! grit el ama de llaves, sentndose pesadamente en una banqueta mientras se enjugaba el sudor de la frente con el delantal. Estaba temblando de pies a cabeza le dijo ms tarde a Betsy Hurly. Tener que recibir en mi cocina a una bastarda en el mejor de los casos, y en el peor, a una bruja! Annis fue con Tamar a la despensa y sta mir asombrada a su alrededor. Conque esto es la despensa dijo Tamar, hundiendo un dedo en un tarro de mantequilla para saborearla. Despus, observ cmo Annis extraa la cerveza, tom la jarra y prob su contenido. Annis se ri. Te ha cortado ella el cabello de esta manera? pregunt Tamar. Annis asinti. Tamar agit sus preciosos bucles. Tambin cort el de mi madre. Mi madre me lo dijo. El amo orden que no te cortara el tuyo. Si lo hubiera intentado, hubiera sido peor para ella. Annis se estremeci. De pronto vio que los ojos de Tamar estaban inundados de lgrimas. Tamar se las enjug, furiosa. Pensaba en mi madre en la casa. Le hicieron cosas terribles Annis se emocionaba enseguida. Tom una esquina de su delantal y se sec las lgrimas. Por qu lloras? le pregunt Tamar, con curiosidad. Por tu madre, aunque fuera una bruja. Tamar sonri. El mundo ya no estaba lleno de enemigos. No llores dijo. No te har dao. Slo deben temer las personas a las que aborrezco.
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Ambas nias permanecieron un buen rato en la despensa, pero la seora Alton no dijo nada. An estaba temblando por culpa de aquella salvaje criatura que haban trado a su cocina. Tamar comparta un cuarto con Annis y Moll. Moll, la hija de Clem Swann, slo tena diez aos y se qued dormida en cuanto su cabeza roz la paja del jergn. Pero Annis estaba despierta y Tamar tambin. Tamar dijo Annis en un susurro, eres de verdad una bruja? Tamar guard silencio. T lo sabes casi todo, supongo dijo Annis. Sabes cmo agriar la leche y cmo conseguir que las vacas no den leche? Tamar no contest. Recuerdo cuando mi madre fue a pedirle un amuleto a la tuya aadi Annis. Fue hace aos. Me llev una de tus piedras y t pensaste que te la haba robado. Entonces parecas una bruja. Mi madre dijo que poda ver al demonio mirando a travs de tus ojos. Unos ojos naturales no podan ser tan grandes y luminosos, dijo. Hizo que mi padre me azotara por haber tocado aquella piedra. Nunca lo olvid. Tamar mir a su nueva amiga y sinti deseos de protegerla. Aparte de Richard Merriman, la nia era la primera persona que se mostraba amable, y a ella le gustaba la amabilidad, sobre todo cuando iba acompaada de cierto respeto y reverencia. No quera que te azotaran dijo Tamar. Pero t debiste devolverme la piedra cuando te la ped. Era una piedra mgica, Tamar? Tamar no contest. Annis se acerc un poco ms. Moll no estar despierta, verdad? Hablar en voz baja por si acaso. Podras darme un amuleto para que un hombre se prenda de m, Tamar? Tamar se estremeci. Las palabras de Annis le haban recordado su encuentro con Bartle. Evoc con toda claridad su sonrisa, sus labios entreabiertos y sus ojos deslumbradoramente azules. Se imagin atrapada por l, percibi el perfume de la clida hierba y sinti su aliento junto a su rostro como cuando l le puso la zancadilla y le cay encima, inmovilizndola contra el suelo. Por qu quieres que un hombre se prenda de ti? pregunt muy seria. Por qu? Pues, porque s. Es lo ms natural. Pero t lo quieres? Annis se volvi boca arriba y contempl la oscuridad. No me importa decrtelo. Espero que lo comprendas. Conoces a John Tyler, el que trabaja en la granja de mi padre? Es guapsimo. Espera a verle. John no es un hombre al que una chica le pueda decir que no y Tamar se apart, alarmada por la emocin de la voz de Annis Era ms joven que ella y ya le haba ocurrido lo que haba estado a punto de ocurrirle a ella; y pareca que no le disgustaba. T hiciste eso? pregunt Tamar, abandonando por un instante su papel de persona juiciosa. Slo una vez. Fui a ver a mis padres para echarles una mano en la vaquera John regres conmigo y, bueno, como es tan guapo, y una
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chica nunca puede decirle que no, pues Pero me parece que Bessie Hollicks, la de la vaquera, tambin le ha echado el ojo. Fue a ver a la Madre Hartock en Looe Street para que le hiciera un amuleto que lo apartara de m. La vieja Hartock fue una de las primeras que el perseguidor de brujas se llev, pero el amuleto de Bessie sigue actuando. Y l se la llevar al granero a ella, no a m. El te forz? pregunt Tamar con voz trmula. Annis se ri muy quedo en la oscuridad. Bueno, yo fing que me asustaba un poco pero John me gustaba. Tras una pausa, Annis pregunt: Me dars un amuleto, Tamar? Me preparars un brebaje? Si no lo haces, creo que jams conocer a otro hombre S que no habr en el mundo otro hombre para m S dijo Tamar, te har un amuleto. Pero, Annis, has pensado en lo que les ocurre a las chicas? Acurdate de mi madre. Se qued preada y la casaron con Bill Lackwell. Ya, pero lo suyo fue distinto. Fue obra del demonio Perdona, Tamar, se me ha escapado. Fue el amo no el demonio. Pero no s. No puedo esperar que el amo se fije en alguien como yo. Si me quedo preada, John tendr que casarse conmigo. Y si no se casa? Tendr que hacerlo porque trabaja para mi padre. Adems, John es un hombre bueno. Me lo ha dicho. Me lo dijo en el granero. Esto est mal y no quisiera hacerlo, Annis, pero, por mi vida que no puedo detenerme dijo. Eso, para m, significa ser muy bueno. Incluso rec en la iglesia, pidiendo perdn por mi pecado. Dios mo dije, no quera pecar, pero no pude evitarlo Tamar la escuch embelesada. Nadie de su edad le haba hablado jams como le hablaba aquella nia. Hubiera querido tenderle la mano a Annis y decirle: No me tengas miedo. Pero la prudencia se lo impidi; amaba demasiado su poder como para prescindir de l a la ligera. No s si debera prepararte un brebaje, Annis dijo. Por qu no? No est bien que vayas al granero con John Tyler y no quiero ayudarte a obrar el mal. Entonces era una bruja blanca? No quiero causarle dao a nadie, a no ser que ellos me lo causen a m. Es bueno que le arrebate a John a Bess Hollicks porque no es una buena chica. Estoy segura de que no le pide perdn a Dios por su pecado. Te preparar un brebaje, Annis. Oh, Tamar De veras? Annis se ri alegremente. Cuando te lo hayas bebido, l no tendr ojos para nadie ms. Se hizo el silencio. Annis estaba pensando en lo bueno que era tener a la hija del demonio trabajando y durmiendo a su lado para poder aprovecharse del poder del demonio sin tener que cederle nada de su alma. Tamar, por su parte, estaba confusa. No saba si estaba contenta o
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La casa la tena totalmente ocupada. Haba muchas cosas que aprender. Y muchas cosas que jams haba visto. Su amistad con Annis se intensific. Recogi unas hierbas que pensaba cocer para preparar el hechizo, pero le dijo a Annis que no debera impacientarse porque algunos ingredientes no eran fciles de conseguir. Necesitaba un pelo de la punta del rabo de un perro, el cerebro de un gato o una salamandra y el hueso de una rana cuyo cuerpo hubiera sido consumido por las hormigas, por no hablar de ciertas hierbas que no crecan al borde del camino. Necesitaba aquellas cosas para poder preparar el brebaje. La seora Alton vio los cuchicheos de las nias y se santigu mientras rezaba el padrenuestro. Betsy Hurly acudi a la cocina para charlar con el ama de llaves. Betsy, que ahora era una respetable matrona, haba envejecido prematuramente; ya no se entregaba a las aventuras amorosas y se haba hecho muy amiga de la seora Alton. Ambas intercambiaban chismes sobre los escndalos de la vecindad y lo pasaban muy bien. La seora Alton estaba dispuesta a olvidar que Betsy haba sido en otros tiempos una intil a cambio de las noticias que sta le traa; y Betsy estaba encantada de haber encontrado un trabajo para su hija y estaba dispuesta a olvidar las crueldades sufridas a manos del ama de llaves. Bueno dijo Betsy, tomando un sorbo de cerveza, veo que tenis aqu a esa salvaje. Me qued de una pieza le explic la seora Alton. Vinieron para llevrsela, tal como deban hacer Pero cuando o lo que l dijo me qued como ya te dije, como un barco encallado. Lo proclam a voz en grito, apoyado en la balaustrada. Yo tena la puerta entornada y lo vi. Es mi hija! dijo. Luce era mi criada y muy hermosa, por cierto Imagnate, nada menos que Luce! Te lo puedes creer? No me lo puedo creer y, ms an, no me lo creo. Olvidis que Luce y yo estbamos juntas. Recuerdo aquella noche La recuerdo tendida all. Tena barro adherido a la falda y hojas secas. Estaba como loca y yo consegu sonsacarla. Era muy alto me dijo y tena cuernos en la cabeza. Sus ojos eran como los de un hombre y brillaban en la oscuridad. Me desmay pero supe que me haba forzado. Supe que el demonio me haba violado. Qu tiene eso que ver con el amo? En tal caso, la historia hubiera sido muy distinta. Se hubiera dado muchos humos. Recordis a aquella moza de Stoke? Sir Humphrey se encaprich de ella y la moza se pas un par de semanas sin dignarse saludarnos. Eso es lo que ocurre cuando un noble se enamora de una chica. Pero lo del demonio ya es otra cuestin. Ssss! dijo la seora Alton, y recit un padrenuestro. Betsy le imit, aturdida. Despus, fortalecida contra todos los males posibles, el ama de llaves dio rienda suelta a sus sentimientos. Eso es terrible. Qu
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ocurrira si levantara la mano contra ella? Me dara un ataque y me quedara tiesa. Mi padre sufri un ataque as por culpa de una bruja. Estaba ms sano que un roble y de pronto cay abatido y nunca ms volvi a hablar. Sabamos que le haban echado el mal de ojo porque haba intercambiado unas palabras con una vieja por el camino. Hervimos su orina en un caldero sobre el fuego sabiendo que, mientras la orina hirviera, la bruja se sentira arder por dentro. Sabamos que tendra que acudir a nuestra casa para pedir que retirramos la orina del fuego. Sera la primera persona que se presentara en la casa en cuanto el caldero empezara a hervir. Se present una persona de quien nunca hubiramos sospechado. La mandamos ahorcar, pero no sirvi de nada. Ella muri, pero le haba hecho a mi padre un hechizo para toda la vida y l jams volvi a hablar. Me asustis, seora Alton! Haces bien en asustarte, habiendo brujas entre nosotros. Pero cmo es posible que el amo? Siendo un caballero tan inteligente, cmo pudo decir esas cosas? Algunos son demasiado inteligentes. Se les suben los conocimientos a la cabeza y empiezan a comportarse de una manera muy rara. Recuerdas la noche en que sometimos o, mejor dicho, estuvimos a punto de someter a la vieja Lackwell a la prueba de brujera? Recuerdas que l nos lo impidi? Vaya si lo recuerdo contest Betsy. La culpa la tienen todos esos libros, te lo digo yo Tamar comprendi que estaban hablando de ella y las mir maliciosamente, tratando de atemorizarlas con el fulgor de sus negros ojos. La vida haba cambiado, pero la nia conservaba todava su poder y no pensaba abandonarlo sin ms. Un da en que le encomendaron la tarea de quitar el polvo de la madera labrada de la galera, entr en el estudio del amo. Nadie poda entrar all excepto Josiah Hough, pero Tamar se haba pasado en cierta ocasin dos das y dos noches all dentro y consideraba por ello que no estaba obligada a cumplir tales normas. Lo que ms le interesaba de aquella estancia eran los libros. Cuando estuvo oculta all, abri subrepticiamente un par de ellos, pero las letras la desconcertaron y, por mucho que las mir y las estudi desde todos los ngulos, no las pudo entender. Entonces se enfureci porque el poder era muy importante para ella. Crea que, si miraba un libro y peda la ayuda del demonio, ste se lo hara entender. Ahora, mientras quitaba el polvo de la galera, pens en los libros y sinti la irresistible tentacin de echarles otro vistazo. No haba nadie en la estancia. Corri a la estantera y abri un libro al azar. Lo volvi del revs y examin las letras. Nada. Cerr el libro, decepcionada. Senta el imperioso deseo de poder leer las letras, tal como en cierta ocasin sinti el deseo de lavarse. Richard entr en silencio y la sorprendi. Qu ests haciendo? le pregunt, enojado. Slo miraba.
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No te han dicho que no debes entrar aqu? pregunt framente Richard. No contest la nia. A las otras se lo han dicho, pero a m no. Nadie de la cocina est autorizado a entrar aqu. Vete, por favor. El corazn le dio un vuelco de miedo, pero Tamar permaneci audazmente donde estaba. Vos sois muy inteligente dijo. No est bien que vuestra hija no sepa lo que significan los libros. Richard solt una carcajada y Tamar comprendi que ya le haba pasado el enfado. Quieres decir que te interesa leer? Crees que podras? S contest Tamar. No tienes que darte humos por el hecho de que te permita trabajar en mi cocina. No est bien que vuestra hija no sepa lo que significan los libros repiti obstinadamente Tamar. Tonteras! replic Richard. A muy pocas doncellas, me refiero a doncellas de alto linaje, no a bastardas como t, se les ensea a leer. Tal vez porque ellas no lo quieren dijo Tamar. Si quisieran y fueran lo bastante inteligentes aprenderan. Eres muy terca, Tamar. La nia esboz una deslumbradora sonrisa al verlo levemente interesado. Mira, si te obligaran a aprender, lo aborreceras porque no es nada fcil. Me gusta aprender. Aprend todo lo que la abuela me ense. Esto es muy distinto de los parloteos de una vieja. Los viejos parlotean igual que las viejas. Richard la mir severamente y luego solt una risotada. Me consideras un viejo? No sois muy joven. Y sugieres que yo te ensee a leer a ti? Soy vuestra hija. Se lo he dicho a todo el mundo. No est bien que no sepa lo que significan los libros. Richard se acerc a ella y la mir a los ojos. Mira le dijo, te voy a mostrar que nunca podrs aprender a leer. Y yo os mostrar que puedo replic Tamar, sonriendo. Vendrs aqu una hora todas las maanas y yo mismo intentar ensearte. Lo har durante una semana. Para entonces ya habrs descubierto que eres incapaz de aprender a leer y escribir. Tambin a escribir! exclam jubilosamente la nia. No te alegres tanto dijo Richard. Soy un hombre muy impaciente y no soporto la estupidez. Soy muy lista y os mostrar que puedo aprender. Empezaremos maana. Ven aqu a las diez en punto. Tamar se retir sonriendo, pero, a pesar de su victoria, se sinti muy triste. Estaba a punto de echarse a llorar y no saba por qu. Slo saba que Richard la haca sentir muy desdichada y muy feliz a la vez.
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Pero el aprendizaje no termin al finalizar la semana. Richard descubri que no tena una alumna corriente y comprendi muy a pesar suyo que la presencia de la nia le gustaba. Se diverta al ver su concentracin y se alegraba al observar su alegra cuando, al cabo de lo que parecan varias horas de esfuerzo, Tamar dejaba de escribir las jotas maysculas al revs. No es muy divertido, verdad? pregunt Richard al trmino de la semana. Tamar asinti y luego aadi: Pero lo ser cuando haya aprendido. Richard se alegr de que deseara seguir adelante; disfrutaba ensendole cosas, y el hecho de ensear a una criatura tan extraa como aqulla era doblemente interesante. Te conceder otra semana le dijo a regaadientes. Un da le habl muy serio. El otro da te vi arrancando hierbas. Supongo que deba de ser para algn hechizo. Es una estupidez. No sabes que escapaste por los pelos? S dijo Tamar. Como te metas en otra dificultad, no ser fcil librarte. Adems, podra sentirme inclinado a no hacerlo. Lo hice por primera vez porque me pareci que eras injustamente perseguida por aquellos fanticos. Pero, a la vista de lo que ocurri, salir deliberadamente para arrancar hierbas y hacer hechizos me parece el colmo de la insensatez. Richard la despidi y Tamar lament no poder atender su deseo porque tena que cumplir la promesa hecha a Annis. Por consiguiente, sigui reuniendo lo que necesitaba. Al final, consigui cocer el brebaje y Annis se lo bebi. Tuvo que prepararlo a las doce del medioda y no a medianoche, porque de noche las encerraban en el cuarto. He pronunciado unas palabras especiales por lo de la hora le explic a su amiga. Crees que eso influir? pregunt Annis con inquietud. No. He dicho que era por culpa de la seora Alton y puedes estar segura de que los seres que nos ayudan lo comprendern. Annis estaba entusiasmada y apenas poda contener la impaciencia, esperando el momento en que volviera a ver a John Tyler. Bartle y su padre acudieron a cenar a Pennicomquick y la cena les fue servida por Moll y Annis en el saln de invierno. Richard no quiso que Tamar lo hiciera. Tamar sali de la casa y fue al jardn. Temblaba ante la idea de que Bartle estuviera en la casa. Fue la mayor tontera que pudiera cometer, porque l la vio desde una ventana y, disculpndose ante los dos hombres, sali al jardn. Hola, hija del demonio! le dijo. No os atrevis a acercaros! No tienes ningn beso para m? Ser un beso de despedida porque maana me voy en un barco. Para vos no tengo ms que desprecio y puntapis.
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Es la profeca de una insensata y est destinada a no cumplirse No soy una insensata. Tamar, eres la moza ms insensata de Devon. A estas horas podras ser mi amante. Piensa en el honor que eso supondra para alguien como t! Yo lo considero tan slo una vergenza. Piensa tambin en las hermosas mujeres extranjeras que gozarn de m. Pinsalo, Tamar, hasta mi regreso. Me he hecho una promesa. Cuando vuelva, la hija del demonio ser ma. Puede que al principio no quiera, pero despus despus ya vers, Tamar. Os odio. Siempre os odiar. Otra falsa profeca. Has cambiado. Vaya si has cambiado. Te das muchos humos y tienes otros modales, pero voto al Cielo que ests tan hermosa como siempre! No! Ms hermosa que antes. Tamar pas por su lado y entr de nuevo en la casa. Estaba segura de que l no se atrevera a tocarla. Su vida haba cambiado. Estaba adquiriendo conocimientos y aprendiendo a ser un miembro de la nobleza, pero no haba perdido ninguno de sus poderes mgicos. Bartle zarp al da siguiente y Tamar se alegr. Ahora podra disfrutar escuchando las historias que Annis le contaba sobre sus amores con John Tyler. Ayer dijo Annis, me tropec con l en la era y le dije: Cmo ests, John? El me mir avergonzado, tal como hace siempre desde que se olvid de m por Bessie. Muy bien, Annis me contest. Y t? Yo le contest, tal como dije cuando me beb el brebaje: Hermosa y deseable a tus ojos, John Tyler. Y eso qu significa? me pregunt. Pues que le has dicho adis a Bessie, John; a partir de ahora, no habr para ti en este mundo nadie ms que yo. Y por qu, Annis? me pregunt. Entonces se lo dije. Pues por eso, John. Te he embrujado. Has bebido el brebaje que me hizo Tamar. Ella te ha hechizado, John. Bueno, en tal caso, no hay nada que hacer dijo l. Nos fuimos al granero y todo va muy bien. Tamar se alegr de que as fuera. Aprendera a leer y escribir; aprendera a hablar con tanto ingenio y soltura como los miembros de la nobleza. Sera una de aquellas personas a las que tanto admiraba pero con una diferencia: ella podra hacer hechizos y ellas no! Tamar tena diecisis aos. Haba crecido y su figura se haba desarrollado en los dos ltimos aos los dos aos ms importantes de su vida hasta la fecha. Ya no trabajaba en la cocina desde haca mucho tiempo. Ahora todos la aceptaban como la hija de la casa. Muy a pesar suyo, Richard no poda dominar el creciente placer que le deparaba su presencia. En primer lugar, la muchacha era tan hermosa (y l siempre fue muy sensible a la belleza en todas sus formas) que el simple hecho de mirarla constitua un placer.
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Y, en segundo lugar, era muy inteligente y siempre lo distraa y asombraba con su ingenio. Aprendi rpidamente; a los pocos meses de las primeras lecciones ya saba leer y escribir. Richard le dijo que no quera verla perder el tiempo en la cocina; si quera estudiar, l la ayudara.
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Tamar quera. Lo quera con toda su alma. Tienes que aprender muchas cosas aparte de leer y escribir le dijo Richard. Tienes que aprender a caminar con donaire, a comportarte con dignidad y a mostrarte siempre serena. Tienes que corregir tu forma de hablar. Me desagrada profundamente. Despus, debera sentarse ante un espejo y pronunciar palabras, repitiendo las vocales y las consonantes hasta que pudiera pronunciarlas como a l le gustaba. Ahora ya hablaba con un acento muy similar al de Richard, casi sin trazas de la suave cadencia de Devon. Le gustaban los colores alegres. Vestida con los azules y escarlatas que tanto la favorecan, su negro cabello pareca todava ms negro y sus resplandecientes ojos brillaban todava ms. Cuando paseaba a caballo (tambin haba aprendido a montar), la gente se volva a mirarla y juraba que haba en ella algo diablico. Era demasiado hermosa y demasiado inteligente, decan, como para ser enteramente humana. Mirad cmo escap de los aguijones y la muerte y mirad el provecho que sac de ello!, murmuraban. Tamar no les prestaba atencin. Se alegraba en su fuero interno de que siguieran considerndola poseedora de poderes sobrenaturales. Richard lo lamentaba y sola sentarse a conversar con ella; desde la muerte de su amiga de Pennie Cross, necesitaba a alguien con quien comentar los asuntos que ms le interesaban y, para su asombro, Tamar satisfaca aquella necesidad. Le pareca sorprendente poder hablar de semejante guisa con aquella muchacha que haca apenas unos aos pareca una pequea salvaje. Sir Humphrey le dijo en cierta ocasin: Merriman, mimis demasiado a esa chica. Maldita sea! Si no nos hubierais dicho que era vuestra hija, pensara que era vuestra amante. No estoy muy seguro de no creerlo ahora aadi. Tonteras! replic Richard. Me interesa. Quin no se interesara por una muchacha as? Recordad sus orgenes y miradla ahora. Tiene una personalidad muy peculiar. Sir Humphrey se retir, rindose por lo bajo. Lo cierto era que Richard se mostraba ms interesado por Tamar de lo que l jams crey posible. Por eso le inquietaba profundamente que ella se aferrara con tanta obstinacin a la creencia en su origen sobrenatural. Por qu razn? Pues porque tema que pudiera ocurrirle algo. En caso de que volviera a correr peligro, tema no poder salvarla, y la idea de perderla le deprima. En realidad, sa era una expresin muy suave para lo que senta por ella. La reprenda una y otra vez, se mostraba framente despectivo y le deca que era una estpida, pero nada de lo que l le dijera consegua
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apartarla de sus creencias. Un da de noviembre, la llam a su estudio. Tamar vio un leve arrebol bajo su piel y comprendi que algo suceda. Tamar le dijo Richard, sintate, hija ma. Quiero hablar contigo. Acabo de recibir noticias sobre una conspiracin diablica en Londres. Sus efectos se dejarn sentir en todo el pas, ya lo vers. Qu conspiracin? pregunt Tamar. Una conspiracin para derribar al rey y al parlamento y privar al pas de sus gobernantes de un solo golpe. Eso significa que se reanudarn las persecuciones. Quin es el responsable? Ha sido una conjura insensata destinada al fracaso. He odo decir que un tal Robert Catesby, un catlico del condado de Northampton, reuni a unos cuantos catlicos y contrat los servicios de un mercenario llamado Guy Fawkes para que se ocultara en los stanos del parlamento con un barril de plvora y una mecha. Uno de los conspiradores advirti a un amigo de que no acudiera al parlamento el cinco de noviembre, el da previsto para el atentado, y, gracias a ello, surgi la sospecha, se registraron los stanos y se descubri la conspiracin. Qu locura! sa no es la manera ms adecuada para alcanzar la libertad de vivir y practicar la religin que yo anso ver instaurada en nuestro pas. La libertad de vivir y practicar la religin repiti Tamar, aadiendo con irona: Y de creer en las brujas si uno lo desea? Cmo te aferras a esa estpida creencia! Hay veces, Tamar, en que me desesperas. Ser la hija del demonio es un privilegio al que no puedo renunciar. Y, por mucho que t digas, los hechizos de la abuela Lackwell conseguan sus propsitos. Los enfermos sanaban. Algunas personas caan enfermas cuando ella las miraba o tenan mala suerte. Richard la mir con aire cansado, pero sonri al contemplar su encantador y animado rostro. Algunas veces conseguan sus propsitos y otras no dijo. Cuando no los conseguan, el asunto se olvidaba, pero cuando los conseguan, el hecho se recordaba y comentaba. Era pura casualidad, hija ma. Ya hemos hablado de ello muchas veces. Pero esta conspiracin aparejar la aprobacin de nuevas leyes ms severas contra los catlicos. Es muy probable que muy pronto haya perseguidores de catlicos aparte de los perseguidores de brujas. Por lo menos, no tendrs que preocuparte por m cuando aparezcan los nuevos perseguidores. Eres una muchacha indmita, Tamar dijo Richard, mirndola inquisitivamente, y confieso que me preocupas. Has aprendido muchas cosas y con gran rapidez, nadie podra adivinar que no naciste en la posicin que actualmente ocupas Sin embargo, te aferras obstinadamente a unas supersticiones que pueden causarte muchas molestias en el mejor de los casos y graves problemas en el peor. Yo s que mi nacimiento estuvo rodeado de misterio contest la muchacha. Olvidas que vi el gesto de mi madre cuando se coment esta cuestin. Ella no se hubiera inventado la historia de su encuentro con el
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demonio en un bosque oscuro. Hay algo que debo decirte, Tamar. No quera hacerlo todava. Pero veo que no tendr ms remedio. Tendr que revelarte algo sobre mi persona. Por de pronto, estoy recogiendo cierta informacin. Cuando tenga todo lo que necesito, puede que lo imprima en un libro. Qu clase de libro? pregunt Tamar. Un libro sobre todos los tiempos pasados y presentes, sobre los derramamientos de sangre y el horror. Y por qu quieres escribir ese libro? Porque tal vez quiero mostrar a otros lo que he descubierto Tal vez tambin porque busco algo para m. Qu buscas? No estoy seguro. Puede ser una religin o puede no ser una religin en absoluto. Para conseguir lo que tengo he tenido que vivir ciertas experiencias personales y estudiar mucho. Oh, Tamar, cuntas veces quise hablarte de ello. Hubo un tiempo en que poda comentrselo a una buena amiga. Por desgracia, ella ha muerto y ahora es como si t hubieras ocupado su lugar, hasta cierto punto. Ansias saber lo que ocurre a tu alrededor y no me refiero, por supuesto, a acontecimientos materiales, sino a lo que se encierra en la mente de las personas y a las tendencias de la poca. T enseguida ves el meollo de las cuestiones. S, eres un gran consuelo para m. Tamar mir a Richard, asombrada. Jams le haba hablado de afecto. Experiment una profunda sensacin de felicidad y le admir ms de lo que jams haba admirado a nadie. Hay muy pocas personas con quienes yo pueda hablar de estas cosas aadi Richard. Nuestros amigos los Cavill? Son simplemente nuestros amigos porque sus tierras no estn muy lejos y es fcil acercarse a caballo hasta aqu y practicar la buena vecindad. En cierto sentido, ellos se ajustan a la imagen que yo he forjado en mi mente. Forman parte de la poca en que vivimos. Padre e hijo son fsicamente perfectos y se complacen en ejercitar el cuerpo ms que el espritu. Cunto se parece el hijo al padre! Ambos son unos bucaneros. Se complacen en aduearse por la sola fuerza de sus manos de lo que no es suyo. Tamar sinti que se le encendan las mejillas, como le ocurra cada vez que oa mencionar el nombre de Bartle. Saba que jams le olvidara ni olvidara tampoco los terribles momentos que l le hizo vivir. A veces soaba con l. Llevaba ausente dos aos. Mejor que estuviera ausente. Unos bucaneros, s! dijo Tamar. Aunque reconozco que siento por sir Humphrey una simpata que no puedo extender a su hijo. Sir Humphrey se ha dulcificado un poco. A la edad de Bartle era exactamente como l. Ambos poseen la esencia de la virilidad y encarnan a la perfeccin los ideales de nuestra poca. Hombres como ellos estn engrandeciendo nuestro pas y lo seguirn haciendo. Estn abriendo el camino del podero que nuestro pas alcanzar. No desprecies a Bartle por lo que intent hacerte. Algrate de que no consiguiera su propsito. De no ser por Bartle y por hombres como l, ahora estaramos bajo el dominio de los espaoles y estas persecuciones de brujas y puritanos, separatistas y catlicos En realidad, estaramos en manos de todas las personas que
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no se ajustan a las normas impuestas por el Estado y la Iglesia Seran cien veces ms rigurosas y mil veces ms sangrientas que los Cavill. Has odo hablar de la Inquisicin espaola. Alegrmonos de que en nuestro pas no haya nada tan perverso. Aun as, aqu se sufre como en todo el mundo. No podremos librarnos del sufrimiento mientras no aprendamos a ser tolerantes. Un hombre tiene derecho a elegir su religin. La persecucin no elimina, tal como con tanto empeo cree la autoridad, sino que alimenta. El rey Felipe no pudo expulsar a nuestros hombres de los mares a causa de las terribles crueldades que infligi a los que captur. Los hombres se embarcaban para combatir al espaol no slo por los beneficios que ello pudiera reportarles, sino tambin por venganza. Mi querida nia, desde que aparecieron los perseguidores de brujas, hay ms presuntas brujas en nuestro pas de las que jams hubo anteriormente. Richard dijo Tamar. Le haba explicado que jams podra llamarle padre y, al cabo de un mes de permanencia en la casa, ya empez a llamarle por su nombre de pila, Richard, cmo sabes estas cosas? Esa es precisamente la raz de lo que quiero contarte. Tamar esper. Tras una breve pausa de vacilacin, como si todava fuera un tanto reacio a hablar de tales cosas, Richard aadi: Lo que deseo contarte es una historia de persecucin de la que he sido espectador durante toda mi vida. Cuando tena ocho aos, me ocurri una cosa terrible y ello me acerc a lo que yo considero el mayor azote del mundo, el mayor obstculo para el progreso. Debo contrtelo, Tamar, porque eso me ha convertido en lo que soy. Mi padre era un caballero de la corte de la reina Mara, la Mara tristemente famosa por las sangrientas persecuciones. Tal como sabes, la reina se cas con el rey Felipe de Espaa y, cuando el rey vino a Inglaterra, llevaba en su squito a una hermosa dama de quien mi padre se enamor. Ambos se casaron, pero cuando el rey regres a Espaa, mi madre tuvo que regresar con l porque no era lo bastante fuerte como para resistir la humedad de estas islas. Mi padre se fue con ella a Madrid y all nac yo. Fuimos una familia muy feliz hasta que cumpl siete aos; entonces mi padre fue prendido y llevado ante la Inquisicin. Yo saba algo de aquella perversidad. Haba visto el horror reflejado en la mirada de la gente, pero slo comprend su verdadero significado cuando la desgracia alcanz a mi familia. Mi padre fue prendido de noche y solamente pude verle una vez un ao ms tarde. Apenas le reconoc. Su rubicunda tez haba adquirido un tono amarillento y casi no poda caminar debido a las muchas torturas sufridas en las lbregas crceles de la Inquisicin. Un nio de mi edad no hubiera debido estar all, por supuesto, pero en casa reinaba el miedo. Mi madre yaca enferma en la cama y hubo mdicos dispuestos a afirmar que no poda asistir; por consiguiente, su presencia fue excusable. Pero yo tena que estar all, para no quedar marcado como alguien que no haba sido educado como un buen ciudadano y un buen catlico. Tamar, el recuerdo de aquel da me acompaar durante toda la vida. No se borra jams de mi mente. De buena maana me despert el sombro taido de las campanas. Los criados me levantaron, me vistieron
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rpidamente y me sacaron a la calle. Los autos de fe son una gran fiesta en Espaa. La poblacin asiste a ellos con sus mejores galas. Hay toda la pompa y ceremonia en las que ninguna Iglesia se deleita ms que la Iglesia de Roma. Me llevaron a las puertas de la Inquisicin para que presenciara la trgica procesin. Entre aquellos desdichados hombres y mujeres se encontraba mi padre, vestido con una holgada tnica amarilla llamada sambenito con bordados de personas rodeadas de llamas que apuntaban hacia el cielo. Tambin haba unos bordados de horribles demonios, avivando las llamas. Esta clase especial de sambenito indicaba que mi padre iba a ser uno de los condenados a arder en la hoguera. No puedo expresarte el horror que sent. Ms tarde, me pareci que lo ms horrible de todo, todava ms que las viles torturas a las que haban sido sometidas aquellas personas, eran las pompas religiosas con que se llevaban a cabo aquellas espantosas ceremonias. Las gentes tenan que asistir so pena de que recayeran sospechas sobre ellas; la Iglesia exiga su presencia. Pens que aquel espectculo era todava ms repugnante que los que se celebraban en el anfiteatro de Roma bajo el brbaro gobierno de Nern y Tiberio. Los romanos cometan crueldades que para ellos eran una diversin; los espaoles disfrutaban igual que ellos, pero procuraban disimularlo bajo la capa de la religin. Con el paso del tiempo, he llegado a pensar que los espaoles han sido culpables del mayor de los pecados. La mayora de las vctimas pertenecan a las clases altas, sin duda porque la Inquisicin se quedaba con todas las posesiones de los que asesinaba, y la Inquisicin quera seguir siendo rica y poderosa. Al Quemadero, el lugar del fuego donde el Gran Inquisidor se levantaba y se diriga a la muchedumbre, enumerando los pecados de los que estaban a punto de enfrentarse con la ms horrible de las muertes. Encendieron las hogueras y yo contempl aquellos pobres cuerpos devastados por el potro de tormento y quemados por las terribles tenazas, a la espera de la tortura definitiva que, por lo menos, les conducira a una piadosa muerte. Algunos fueron estrangulados antes de ser quemados, eran los que se haban convertido al catolicismo en el ltimo momento; los dems fueron asados vivos porque no renegaron de su fe. Mi padre estaba entre estos ltimos y fui testigo de su muerte Tamar le mir horrorizada mientras su compasin se converta en odio contra los torturadores del padre de Richard. No tena palabras para consolarle. Tras una pausa, Richard aadi: Bien, todo eso ocurri hace muchos aos. Ha habido miles de personas sometidas a las mismas torturas que sufri mi padre. Incluso en nuestro pas se dej sentir el azote de la Santa Iglesia de Roma. Ha habido hogueras en Smithfield y ningn hombre se ha sentido a salvo de su vecino. Cuando mi madre muri, me trajeron a escondidas a Inglaterra. Unos fieles servidores que haban seguido a mi padre a Espaa teman la Inquisicin y sin duda hubieran acabado vctimas de ella. Se salvaron porque la atencin inmediata de los inquisidores estaba totalmente centrada en las riquezas de mi padre. En Inglaterra, mi familia tena
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grandes propiedades y yo fui educado por mis abuelos en la religin protestante. Me pareci que era una religin ms humana; hay que tener una religin en este misterioso mundo al que venimos sin que en ello intervenga nuestra voluntad y del que desapareceremos al cabo de unos aos de esfuerzos. Es la muerte la que nos lleva a la fe, porque somos incapaces de soportar la idea de la muerte y la nada. S, ste era un reino ms afortunado. Los ingleses se sintieron asqueados por las hogueras de Smithfield porque los ingleses somos distintos de los espaoles. No nos gustan las ceremonias solemnes, nos gustan la alegra y los festejos; queremos que por nuestras calles corra el vino y no la sangre. Lentos para la clera, pero pertinaces en extremo cuando nos atacan, olvidamos muy fcilmente los agravios. No hay pueblo en el mundo ms dispuesto a perdonar los agravios que el ingls, siempre y cuando haya transcurrido el tiempo suficiente como para olvidarlos. Me alegr de vivir aqu, pero, a medida que creca, empec a percibir el eco de aquellas crueldades. Puede que no hubieran muerto del todo. La reina era la cabeza de la Iglesia, como lo haba sido su padre, y algunos no queran aceptarla y deseaban llevar a cabo mayores reformas en la Iglesia. Intu el comienzo de nuevas persecuciones. Ahora los que sufran eran los puritanos y los separatistas. Muchos hombres fueron encerrados en horribles prisiones. Aquello, me deca para mis adentros, era muy suave comparado con los horribles mtodos espaoles. No obstante, exista una persecucin. Un da en Smithfield vi morir en la hoguera a dos anabaptistas, los primeros condenados desde la subida de Isabel al trono. Aun as, no poda sentirme a gusto en una religin que permita tales cosas aunque no fueran frecuentes. Entonces me entregu al estudio de los hombres y sus distintas creencias desde el principio de los tiempos. Entre dichas creencias figuraba la brujera. Richard se detuvo para llenar una copa de vino y mir directamente a Tamar. S aadi, me interes un poco por la brujera porque me pareci que estaba estrechamente relacionada con la religin de este pas. En el continente se suelen infligir horribles torturas a las personas que practican la brujera y que suelen ser mujeres a veces equivocadas y otras veces totalmente sinceras en su creencia en los poderes diablicos. Y estas torturas se infligen en nombre de Dios. Por qu, me pregunt, algunas veces estas personas confiesan ser brujas antes de que las sometan a las torturas? Pues porque creen en la brujera. Mueren por su fe tal como mi padre muri por la suya. Tu actitud, Tamar, me ha llamado mucho la atencin. Te criaron en la creencia de que eras hija del demonio y eso te produca una gran satisfaccin. E incluso ahora que has adquirido ciertos conocimientos, sigues aferrada a tus creencias. No es de extraar que los ignorantes se nieguen a renunciar a las suyas. Me parece muy bien que no lo creas le interrumpi Tamar. Pero yo pude observar los efectos de los hechizos de la abuela Lackwell. Existe cierto poder que los hombres y las mujeres corrientes no pueden alcanzar
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y que las brujas saben descubrir. Tamar, yo estudi brujera y descubr que estaba relacionada con la religin de este pas antes de que san Agustn viniera aqu y difundiera el cristianismo. La brujera que se practica actualmente hunde sus races en los das en que nuestros antepasados adoraban a Woden, el padre de todo, a Thor, el Tonante, a Tyr, el dios de la sabidura y la astucia, y a Freya, la diosa de la batalla. Es cierto que las brujas jams mencionan a estas divinidades; en realidad, ni siquiera las conocen. Hace muchos siglos que san Agustn lleg a estas tierras y, a travs de l, se impuso el cristianismo a sus habitantes. sa es la raz de todos los conflictos religiosos. Los que mandan no permiten el libre albedro. A lo largo de los siglos, la llamada Iglesia cristiana ha combatido violentamente la brujera, por medio de torturas y derramamiento de sangre, porque la brujera forma parte de una creencia rival. Yo he asistido a algunos aquelarres. He acudido enmascarado con una cabeza de chivo. He visto las danzas alrededor de la hoguera y he comprendido que eran las mismas danzas que se danzaban en esta tierra antes de que a sus habitantes les fuera impuesto el cristianismo. Por aquel entonces, nuestra poblacin era muy exigua y era necesario acrecentarla. Aquellas danzas, que se trenzaban alrededor de la figura de un macho cabro, eran conocidas como danzas de la fertilidad. Ahora poseen un aire lascivo porque no se comprende su significado. Su propsito no era otro que el de despertar el deseo de los participantes; se crea que, cuanto mayor fuera el deseo, tantas ms probabilidades habra de que se incrementara la fertilidad, y se crea que los nios concebidos en tales noches seran hombres fuertes que conduciran a su pas a victoriosas guerras, y mujeres sanas, capaces de procrear a tales hombres. Las brujas que danzan en los aquelarres ignoran todo eso. Creen que el demonio las ha convocado para que dancen. As se lo han dicho y, como son ignorantes, lo creen. La Iglesia, que las teme, ha dicho: "Sois ruines. Estis posedas por el demonio". Y esas gentes, cuya vida sera muy vulgar sin esta creencia en sus poderes sobrenaturales, no pueden prescindir de sus creencias y se muestran dispuestas a morir por ellas. La imaginacin puede obrar milagros y puede lograr que las personas sencillas vean cosas que no existen. Tamar mir a Richard con una extraa expresin y ste adivin que la joven se lo estaba imaginando enmascarado y danzando en un aquelarre, y ya empezaba a comprender cmo se haba producido aquello que hasta entonces le haba parecido increble. S prosigui diciendo Richard con una irnica sonrisa en los labios , ya empiezas a comprenderlo. No ment cuando te reconoc por mi hija delante de aquella gente. Eres realmente mi hija. No soy lo que podra decirse un hombre sensual, pero tampoco he vivido como un monje desde la muerte de mi esposa. He tenido algunos amores ocasionales y t has odo hablar de mi querida amiga ya muerta. Haba visto a tu madre en la casa. Era una criatura encantadora, cuyas cualidades eran demasiado dbiles como para desarrollarse. Creo que la deseaba sin darme cuenta, aunque en realidad no pensaba mucho en ella.
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Otros hombres se haban fijado tambin en ella. Uno era nuestro amigo sir Humphrey. Pens que la muchacha no tardara en caer en sus brazos a menos que se interpusiera algn obstculo en su camino. As pues, si Luce no hubiera participado en el aquelarre, t jams hubieras nacido. Aquellas antiguas danzas estaban destinadas a calentar incluso los corazones ms fros. Se entonan extraos cantos que las brujas consideran mgicos y que suscitan en los participantes una especie de frenes. En tales noches, la gente se entrega a la fornicacin y cada hombre o mujer que participa cree que, a travs de su pareja, establece contacto con el demonio. En los das en que eran adorados los dioses y los hroes de Asgard, el macho cabro representaba la fertilidad. Ahora se han olvidado las antiguas creencias y slo queda el ritual. La interpretacin cristiana considera que el macho cabro representa al demonio porque los hombres cegados por su propia fe creen que todos los dems pertenecen al demonio. Hemos visto incluso que una simple variacin de la misma fe es objeto de condena. Pero tengo que explicrtelo. Me envolv en las negras vestiduras que los participantes asocian con el demonio y me puse un gorro con cuernos. Intervine en la danza que para ellos era un ritual de brujera, pero que, para m, era la danza de fertilidad de mis antepasados. Saba que el propsito de la danza era estimular el deseo del hombre o la mujer ms fros y eso es lo que efectivamente hace. Me sent arrastrado por el primitivo impulso de mis antepasados y vi a Luce en el bosque. No tuve en cuenta las terribles consecuencias que ella padecera. En aquellos momentos, mi conciencia me preocupaba muy poco. Sabes que le encontr un marido. No me pareci que lo que le haba ocurrido a Luce fuera peor de lo que les haba ocurrido a tantas otras muchachas. Quise ganarme su confianza, hablarle como te estoy hablando a ti y explicarle que fui yo quien la sedujo. Incluso pens en la posibilidad de convertirla en mi amante. Era una criatura tan encantadora como estpida, y yo no poda soportar la estupidez. La cas con un hombre y pens que ya estaba todo arreglado. Cuando supe que haba estado comentando lo de aquella noche, la consider una insensata. Quise advertirla, pero no poda hacerlo sin desvelar la identidad de su seductor. Te veo escandalizada, hija ma. Me miras con horror. Les vi llegar a la casa, les vi llevrsela. Lo s. Lo he pensado a menudo. Fue un terrible final para una muchacha como Luce. He tratado de buscar justificaciones, pero ahora comprendo que lo que hice fue mucho peor que cualquier cosa que le hubiera hecho sir Humphrey. Quiero que me veas tal como soy. No te hagas ilusiones. Te di cobijo cuando te persiguieron porque me remorda la conciencia, no porque sintiera por ti un afecto paternal. Sin embargo, no olvido que me reconociste como tu hija delante de aquella gente cuando yo corra el mayor peligro. Fue porque supe que haban ahorcado a Luce. De no haber sido por m, eso jams le hubiera ocurrido. Todo es violencia y muerte! exclam Tamar. Tal vez ahora te comprendo mejor que al principio.
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Y comprenderme significa despreciarme? No. Ms bien significa amarte y admirarte. Le hiciste mucho dao a mi madre, le hiciste una cosa perversa. Pero te arrepentiste, me aceptaste bajo tu techo y dijiste que eras mi padre. Cmo podra despreciarte? Si no hubieras sido bella, inteligente e ingeniosa, te hubiera dejado en la cocina dijo Richard. Dime, por favor, lo que piensas aadi al ver que la muchacha no haca ningn comentario. Pienso en lo que has dicho de que soy bella, inteligente e ingeniosa contest Tamar, acercndose para arrojarle los brazos al cuello. Mi amada hija! dijo Richard. Jams pens que te vera llorar dijo Tamar, levantando el rostro. Richard la estrech con fuerza y ella sinti sus labios sobre su cabello. De pronto, Richard se apart como si se avergonzara de sus emociones, escanci vino en dos copas y le ofreci una a Tamar. Por Tamar! dijo. Por mi hija. Mi hija, que ahora cree que el demonio ha sido exonerado de toda responsabilidad en su nacimiento. Por ti, mi querido padre replic Tamar. Richard comprendi la mirada de sus ojos. Ahora ya sabes la verdad dijo, dejando la copa y apoyando las manos en los hombros de la muchacha. Tamar le mir, esbozando una sonrisa enigmtica. Me tenan miedo dijo. Me protegieron en mi infancia. Te protegi la creencia de los que te rodeaban. He visto el efecto de los hechizos. Richard la mir en silencio y suspir. Hubieran dicho que el demonio te posey aquella noche aadi la joven. Y no me negars que te comportaste de una forma muy impropia de ti. Ya veo que nada de lo que diga te inducir a abandonar tus creencias dijo lentamente Richard. Tamar le abraz una vez ms y acerc la mejilla a la suya. De todos modos, me alegro de que el demonio te eligiera a ti. Me alegro de que decidiera entrar en tu cuerpo. Por desgracia, tu fe es inconmovible dijo Richard. Tamar, no puedes abandonarla? Tamar sacudi lentamente la cabeza.
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La peste lleg a Plymouth. Los hombres yacan moribundos por las calles, pidiendo una ayuda que nadie se atreva a prestarles. En las puertas pintaron grandes cruces rojas, advirtiendo a la gente de que se alejara. Por la noche, el carro de la peste recorra las calles. Sacad a los muertos! decan los dolientes gritos. Las aldeas circundantes tuvieron ms suerte que la ciudad. La temida enfermedad floreca en las calles adoquinadas y en los arroyos llenos de podredumbre y suciedad. El miedo cunda. Cada cual buscaba en s mismo
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los temibles signos, los temblores, los mareos, el dolor de cabeza y el delirio, seguido por la terrible marca en el pecho que era el sombro heraldo de la muerte. Un caluroso da, un barco fonde en el canal y envi una barca de remos a la orilla. En el muelle no haba ningn ciudadano para recibir a los tres hombres de la barca. Presa de la inquietud, los hombres no tardaron mucho en descubrir por qu nadie haba acudido a recibirlos. Vieron las cruces rojas en las puertas y las inertes figuras de los moribundos en las calles. Regresaron inmediatamente a la barca y se alejaron remando hacia el galen.
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Annis llam a la puerta del dormitorio de Tamar. Tamar dispona ahora de un dormitorio para ella sola con una cama con dosel, una cmoda de madera labrada, un armario y un escritorio. Tena una silla con respaldo tapizado y el gran lujo de una alfombra en el suelo. Le gustaban tanto aquellas cosas, que Richard se las haba ofrecido. La muchacha an no se haba acostumbrado y recorra la estancia admirndolas y alegrndose de que fueran suyas. Tambin tena un espejo de metal bruido en el que sola contemplar su rostro, pues su belleza la deleitaba ms que ninguna de sus posesiones. Tamar advirti que Annis estaba sumamente alterada. Seora Tamar, debo deciros lo que he descubierto en nuestro granero, el de John y mo. Fui a casa y, como es natural, busqu a John. Como no estaba, le busqu en el granero y all haba unos hombres! Eran tres y parecan medio muertos de hambre. Eran unos hombres muy extraos. Uno de ellos me dijo: Seora, por el amor de Dios, dadnos algo de comer y de beber. Tuvo que repetirlo dos veces para que yo pudiera entenderle Hablaba con un acento muy raro. Me asust y no supe qu hacer. Unos hombres? Qu clase de hombres? Una clase muy rara y una manera de hablar muy extraa. Me cost mucho entender lo que decan. Estaban desfallecientes de hambre. Me pareci que se estaban muriendo. Por qu no se lo dijiste a tus padres? Porque los hubieran mandado expulsar de la granja. Mi padre no quiere acoger a ningn forastero. Dice que le roban las races, el maz y lo dems. Se comeran la comida de los puercos, eso dira mi padre. He venido a pediros consejo. Tamar sonri complacida. Le gustaba suscitar admiracin, y la de Annis era absolutamente sincera. Ir a verlos dijo. Tomar el caballo. T me puedes seguir. Al parecer, esos hombres necesitan ayuda inmediata. Pero tendremos que andarnos con cuidado, Annis. No sabemos quines son. Pens que tal vez vos lo sabrais dijo Annis. Tamar frunci el ceo. Presiento que son buena gente dijo. Unos hombres a los que quiz tendremos que socorrer.
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Me alegro dijo Annis, porque hubiera podido decrselo a mi padre. Ante todo, quiero verlos dijo Tamar. El viento agitaba su largo cabello negro cuando se dirigi a caballo al granero. Le gustaba llevarlo suelto para que todos la reconocieran e identificaran enseguida. Disfrutaba al ver las escandalizadas miradas de la seora Alton ante aquel arrogante esplendor. Tamar haba adquirido una gran arrogancia en los ltimos aos. Haba crecido con inusual rapidez y en muy poco tiempo. Haba abandonado de golpe la pobreza por el lujo, las penurias por las comodidades; era la hija reconocida de Richard Merriman, pero no quera perder el prestigio de que gozaba entre los ignorantes a causa de su presunto parentesco satnico. Lleg al granero, empuj la puerta con decisin y vio a los tres desventurados tendidos en la oscuridad. Su estado era lamentable, pero los ojos de la joven estaban acostumbrados a tales espectculos. Quines sois? pregunt Tamar. Uno de los hombres, en apariencia un poco ms fuerte que los dems, se incorpor levemente. Seora, me llamo Humility Brown, y yo y mis amigos ya no recordamos el tiempo que llevamos sin comer. Por el amor de Dios, traednos comida y bebida o pereceremos. El hombre pareca instruido. Tamar entendi lo que deca, pese a que resultaba claro que proceda de otra parte del pas. Decidme primero qu hacis aqu. Descansar y protegernos de las inclemencias del tiempo. Cmo llegasteis hasta aqu? Venamos en un barco llamado Adventurer. Nos dirigamos a Virginia, en el Nuevo Mundo. Dnde estn vuestros compaeros de tripulacin? No quisieron acogernos al volver. Bajamos a tierra para adquirir provisiones y descubrimos la desgraciada situacin de la ciudad. Regresamos al barco, pero ya no quisieron recibirnos a bordo. No pudimos hacer nada Tamar sali del granero y cerr la puerta. Aquellos hombres haban estado en la ciudad. Tal vez ya haban contrado la terrible enfermedad y llevaban la marca en el pecho. Regres corriendo y mont en su caballo. Saba que las aldeas se haban librado de la peste porque haban cortado toda comunicacin con la ciudad. Encontr a Annis por el camino. Seora, los habis visto? Los vais a ayudar? Annis! grit Tamar. No te acerques al granero. Esos hombres han estado en la ciudad. Y nosotras, Annis, nos hemos acercado a ellos. Qu haremos ahora? Annis se ech a temblar, pero enseguida mir con sus grandes ojos grises a Tamar y dijo alegremente: Seora, vos nos protegeris. Estaremos a salvo porque vos os encargaris de ello. Tamar la mir asombrada y se ruboriz.
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S, claro. Estaremos a salvo. Yo me encargar de ello. Annis, si yo te dijera que entraras en el granero, lo haras? Si me hicierais un hechizo para que no sufriera dao alguno, lo hara. Pues, lo har. Ahora ve al granero, pero no entres. Qudate fuera y no permitas que nadie entre. Traer comida para los hombres. Les salvar la vida y entonces nadie dudar de mi poder. Pero, Annis no debemos decirle nada al amo hasta que todo est hecho. Annis asinti con la cabeza. Vete al granero. Y recurdalo! Que no entre nadie. Si alguien se acerca, dile que dentro hay vctimas de la peste. Espera all hasta que yo vuelva. Tamar regres al galope a la mansin, fue a la cocina y tom comida y vino. Por el camino de vuelta encontr un trozo de carbn y tambin lo llev al granero. Annis la esperaba obedientemente. Ahora puedes irte, Annis. Esprame al final del campo. Annis se fue corriendo y Tamar abri la puerta del granero. Humility Brown dijo, estis ah? S, seora. Os he trado comida y bebida. Las dejar en la puerta. Tenis fuerza para alcanzarlas? S. Que el buen Dios os bendiga para siempre. Maana os traer ms. Si queris alguna cosa, peddmelo. Humility Brown dijo emocionado: Amigos mos, ha venido un ngel del Cielo. Tenemos comida, amigos. Es la respuesta a nuestras plegarias. Tamar cerr la puerta y escribi en ella con un trozo de carbn: El Seor tenga piedad de nosotros. Cualquiera que se acercara comprendera el significado. Tamar tena dieciocho aos y era particularmente obstinada y arrogante. Richard senta a menudo recelos con respecto a ella. Le sorprenda que la joven despertara en l tantas emociones. Estaba empezando a encariarse de su indmita hija natural mucho ms de lo que jams se haba encariado de nadie. Su belleza lo subyugaba y su desconcertante comportamiento lo alarmaba. La haba visto actuar con ternura y gentileza, con crueldad y altivez. Era medio culta y medio ignorante. Su ingenio era muy agudo y su mente muy clara, pero nada de lo que l dijera o hiciera poda librarla de aquella ridcula creencia en sus poderes sobrenaturales. Aquella creencia debi de ser muy persistente en su solitaria infancia y ahora no poda prescindir de ella, a pesar de tener un hogar tan cmodo y un padre tan afectuoso. No era una persona capaz de fiarse de la proteccin de los dems. Richard le present todos los mejores partidos de los alrededores, pero ninguno era de su agrado. A pesar de las oscuras historias que todava circulaban sobre ella, varios jvenes, fascinados por su encanto y su belleza, hubieran querido casarse con ella. Pero Tamar se daba aires de princesa y se burlaba de los esfuerzos de Richard. Y no es que l quisiera perderla, puesto que su compaa le resultaba
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sumamente placentera. Sin embargo, Richard haba descubierto en s mismo unos insospechados sentimientos paternales y deseaba sinceramente lo mejor para su hija. Le pareca que la muchacha sera ms feliz estando casada; ansiaba verla rodeada de hijos. Tal vez, si se casaba y fundaba una familia, abandonara algunas de sus absurdas ideas. Quizs entonces lo aceptara como padre y reconocera que su nacimiento haba sido un hecho puramente natural. Richard lo deseaba con toda su alma, sabiendo que la obstinacin de la joven en sus descabelladas creencias constitua la raz de su inquietud. Bartle haba regresado de otro de sus viajes y su orgullo era equiparable al de Tamar. Estaba claro que no era indiferente a la muchacha y a Richard no le hubiera disgustado una boda entre ambos. Aquella noche ofrecera un baile en honor de la muchacha, el primero que ofreca en su vida. Por qu no? Tamar tena dieciocho aos y l deseaba que toda la nobleza de la comarca supiera que la consideraba su hija ilegtima ciertamente, pero la ilegitimidad tena que ser mirada con indulgencia cuando un hombre no tena herederos legales. Tamar sera muy rica algn da y la fortuna borrara el estigma de su bastarda. Desde su ventana, Richard la vio conversar con Humility Brown, el cual trabajaba en su huerto. Sonri. Su comportamiento para con aquellos tres hombres del Adventurer haba sido extremadamente valeroso. Y, sin embargo, tal vez no fue la valenta sino la supersticiosa creencia en s misma lo que la impuls a actuar de aquel modo. El no se enter del asunto hasta que todo hubo terminado. La joven dio de comer a aquellos hombres, los cuales no padecan la peste sino que simplemente estaban desfallecidos. Con su orgullosa audacia habitual, la muchacha los tom bajo su proteccin. Slo sobrevivieron dos de ellos, Humility Brown y William Spears. William trabajaba en la granja Hurly y viva en las casitas de la granja junto con otros trabajadores. Humility trabajaba en los huertos de Richard y ocupaba una dependencia anexa a la casa porque, tal como deca Tamar, Joseph Jubin necesitaba un ayudante. La solicitud de Tamar por Humility Brown pareca admirable, pero Richard tena sus dudas. La muchacha era plenamente consciente de su belleza, mientras que Humility Brown era un puritano. El placer que le deparaba a la joven el hecho de haber salvado la vida de aquel hombre brillaba en sus ojos cada vez que lo miraba. Richard intua que Humility no se senta a gusto en presencia de Tamar O acaso tema sentir placer? Era un clrigo de la ciudad de Boston, en el condado de Lincoln, tan convencido de sus creencias como Tamar de las suyas. Se deca que en aquella regin del pas haba ms puritanos que en ninguna otra y que las persecuciones eran all mucho ms frecuentes. Muchos miembros de la secta de Humility haban huido a Holanda, el centro del protestantismo, y ya llevaban algn tiempo viviendo en aquel pas. A Richard le gustaba conversar con Humility y a menudo se preguntaba si no convendra buscarle una ocupacin ms en consonancia con sus conocimientos y su erudicin. Pero Richard se conoca. Muchas veces decida algo y, por pura inercia, no tomaba las medidas necesarias para llevarlo a cabo. Ahora se pregunt qu le estara diciendo Humility a Tamar.
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Tamar mir a Humility mientras ste arrancaba las malas hierbas de un arrate de flores. En la frente de Humility brillaban unas gotas de sudor que no obedecan exclusivamente al trabajo, sino tambin a la inquietud que siempre experimentaba en presencia de la hija del amo. Humility insisti Tamar, me tienes miedo. Se alegraba de que l quisiera ignorarla y no lo consiguiera. No dijo Humility, no te temo. Con los ojos de la mente veo la Cruz, y mientras conserve su imagen en mi corazn, no temer nada. Ah, Humility, eres un buen hombre y me alegro de haberte salvado la vida. Me consideraste un ngel cuando te llev la comida. De veras pareca yo un ngel? A un hombre que desfallece de hambre cualquiera que le traiga comida le tiene que parecer un ngel contest Humility, contemplando su encantador y risueo rostro. Aunque viniera del demonio? Humility rez una oracin en silencio. Tamar lo adivin por la forma en que movi los labios. Qu pensaste cuando supiste quin era yo? le pregunt la joven. El sigui musitando oraciones. Contstame, Humility! dijo Tamar, golpeando impacientemente el suelo con el pie. Has olvidado que soy el ama? Preferira que me hubieras permitido trabajar en una de las granjas o en la ciudad. Pero yo te salv la vida. A mi me corresponde decir dnde tienes que trabajar. Humility, si no me contestas, mandar que te castiguen. Tu padre es un hombre justo. No creo que estuviera de acuerdo con un castigo inmerecido. Si yo se lo pidiera, lo estara. No temo los castigos dijo Humility, sonriendo y sin dejar de arrancar hierbas. Su actitud deleitaba y enfureca a Tamar La deleitaba porque era un constante recordatorio de su poder y la enfureca porque haba en l un poder que rivalizaba con el suyo. El clrigo de Boston era un hombre que aspiraba al martirio. Hubiera sido capaz de sufrir mil torturas y de considerarse honrado de poder morir por su fe. Crea que el poder de Dios estaba en l con tanta firmeza como Tamar crea poseer ciertos poderes de origen diablico. Tamar saba por qu Humility la miraba e inmediatamente apartaba los ojos. Era un hombre, y su belleza lo torturaba. Como a casi todos los hombres, la joven le pareca deseable. A Tamar le gustaba ser deseada, aunque de momento no tuviera intencin de satisfacer los deseos de ningn hombre, pues no estaba segura de sus propios sentimientos al respecto. Sin embargo, mientras experimentaba un extrao temor cuando los brillantes ojos de Bartle Cavill se clavaban en ella, se diverta cuando aquel hombre la miraba furtivamente y enseguida apartaba los ojos. Humility era algo mayor que Bartle. Deba de rondar los treinta aos,
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lo cual le pareca a Tamar una edad muy madura para un amante. Ya se imaginaba la vida que habra llevado. Era el hijo puritano de unos padres puritanos. Los puritanos crean que los clrigos tenan que vivir austeramente, tal como haba hecho Jesucristo. A Humility le haban inculcado que era pecado rerse o comer ms de lo imprescindible para conservar la vida; en cuanto al baile o el amor, eran pecados mortales. Tamar saba que, con su arrebatadora belleza, sus alegres carcajadas y su atractivo, ella deba de ser a sus ojos la mismsima encarnacin del demonio. Le gustaba acercarse mientras trabajaba, simplemente para tentarle y burlarse de l. Quera hacerle comprender que era tan vulnerable como los dems hombres. Jams se hubiera atrevido a tentar a Bartle de aquella manera. Por qu me miras con el ceo fruncido, Humility? le pregunt Tamar. Por qu miras mi cabello como si lo aborrecieras? Deberas cortrtelo u ocultarlo bajo una cofia. Por qu? Crees que es un don del demonio? al ver que Humility no contestaba, Tamar aadi en tono autoritario: Contstame cuando te hablo. Crees que es un don del demonio? Quiz s. Pero acaso no es Dios el creador de todas las cosas bellas? Humility trat de convencerla, como ya haba hecho en otras ocasiones: No te engaes. Enmindate. Renuncia al demonio. Abraza la verdadera fe. Si quieres salvarte de la condenacin eterna, abandona el mal camino. Fue un mal salvarte la vida? Si pediste la ayuda del demonio, preferira que me hubieras dejado morir. No me lo pareci cuando te vi en el granero. Me imploraste por un poco de comida. Apuesto a que la hubieras aceptado incluso de los diablillos del infierno. Te engaas, hija. No te atrevas a llamarme hija. Ya sabes de quin soy hija. S que tu nacimiento fue consecuencia del pecado. Y si le contara al amo lo que has dicho? Yo mismo se lo dira. Tamar esboz muy a pesar suyo una sonrisa de admiracin porque saba que Humility era sincero y valiente. Lo reconoca. Por eso se senta obligada a tentarlo. Su valenta era tan grande como la de ella, y su confianza en su fe tan firme como la de ella en sus propias creencias. Estoy segura de que lo haras dijo Tamar. Algunos amos te mandaran azotar por eso. Pero l es un hombre bueno, mucho mejor de lo que jams llegars a ser t. Humility guard silencio. Pero l no anda por ah exclam Tamar dando gracias a Dios porque lo ha salvado y porque es mucho mejor que los que arriesgaron sus vidas para salvar la suya. Es un hombre bueno, creme. Si te atreves a decir que t eres mejor, yo misma te azotar.
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En momentos como aqul, Humility la superaba. El se mostraba apacible y ella nunca consegua mostrarse apacible. El se mostraba fro y seguro y ella se mostraba violenta y apasionada, aunque no menos segura. Y no te importara que lo hiciera! los ojos de Tamar se encendieron de rabia. Pero podra hacer ciertas cosas que te importaran. Eres un cobarde, Humility Brown. Tienes miedo de mirarme. Me miras a hurtadillas y apartas los ojos. Ten cuidado, Humility Brown! Podra arrastrarte a la eterna condenacin. T me consideras hermosa. Puede que tus labios lo nieguen, pero no tus ojos. Podra demostrarte que no eres ms que un pecador, Humility Brown. Has odo hablar de quin es mi verdadero padre, no es cierto? Es verdad que soy la hija del demonio, sabes? Soltando una carcajada, Tamar entr corriendo a la casa y llam a Annis para que acudiera a su habitacin y la ayudara a vestirse para el baile. Saba que las repetidas afirmaciones de Annis en el sentido de que aquella noche estaba ms hermosa que nunca eran verdad. El vestido era escarlata, azul y oro Ella misma haba elegido los colores. La sobrefalda escarlata se abra por delante para dejar al descubierto una falda azul recamada en oro; la gorguera era del ms fino encaje y terminaba en los hombros, dejando el escote al descubierto tal como corresponda a las damas solteras. El cabello suelto le llegaba hasta la cintura. Nadie en el baile llevara el cabello como ella. Annis charlaba por los codos. Era la doncella personal de Tamar, y deseaba que todos la consideraran una dama de alcurnia. Richard le hubiera proporcionado una doncella ms experta si ella se la hubiera pedido, pero Tamar era leal y quera librar a Annis de la tirana del ama de llaves. En realidad, Annis era algo ms que una doncella; era su amiga. Sois la ms hermosa del mundo dijo Annis. No es de extraar que la gente diga que vuestra belleza no es de este mundo. T me miras con buenos ojos, Annis; por eso hablas as. Quiz fuera cierto, pero, aun as, Tamar se alegraba de las palabras de su doncella. Otros tambin lo creen, seora aadi Annis. John me dijo el otro da: Annis, la seora Tamar tiene una belleza que no es de este mundo. Yo le dije: John Tyler, no habrs osado mirarla? No, Annis, no me hubiera atrevido. Pero no hay otra como ella y dicen que no hay ningn caballero que la mire y no est dispuesto a dar su fortuna a cambio de casarse con ella, por muy bruja que sea. Ser mejor que no apartes los ojos de m, John Tyler le dije. Y l contest: Cmo podra evitarlo si ella misma te hizo un hechizo para eso? Ah! exclam Tamar, rindose. O sea que el hechizo an le sigue surtiendo efecto, eh?
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Vaya si lo hace, seora. Algunos das John se vuelve loco por m. Tamar mir a aquella criada que viva unas experiencias desconocidas para ella. Pens en Humility Brown e inmediatamente surgi en sus pensamientos otra figura, la de un joven con los ojos azules ms brillantes que ella hubiera visto. Despus apareci en su mente la imagen que originaba muchas de sus pesadillas. Odio a Bartle Cavill, pens. Los msicos ya se estaban reuniendo en la galera. Daos prisa dijo Annis. Tenis que estar all cuando el amo reciba a los invitados. Tamar baj corriendo. Richard la esperaba al pie de la escalera. Qu tal estoy, Richard? dijo la joven, inclinndose en reverencia. Ests preciosa, querida. Entonces, no te avergenzas de reconocerme como tu hija? Richard se neg a satisfacer su exigencia de cumplidos. Veo una extraa mirada en tus ojos le dijo. Qu ests tramando esta noche? Yo no tramo nada. Tal vez tendra que hacerlo yo por ti. Me gustara mucho verte casada. Soy feliz tal como estoy. Deberas casarte y tener hijos. Es deber de un padre elegir un marido para su hija. Tamar esboz una tmida sonrisa. Me has hablado tanto de la necesidad de permitir a la gente el libre ejercicio de su voluntad que no puedo creer que reniegues de tus principios. Te quiero profundamente. Podra considerarlo un deber Tamar tom su mano y la bes. Y yo te quiero a ti con todo mi corazn. Pero, aun as, no permitira que nadie eligiera por m o me concertara un matrimonio que yo no quisiera. Jams lo hara. Pero confieso que me gustara verte venir a Pennicomquick con tu familia desde Stoke Desde Stoke? Richard se ri. Estaba pensando en Bartle. Estoy seguro de que se casara gustosamente contigo. Bartle! exclam Tamar como si escupiera aquel nombre. Antes preferira morir que casarme con Bartle. Es grosero, vulgar, lascivo. Me sorprende que te atrevas a mencionarme su nombre. Perdname, pero sigo pensando que eres muy dura con ese joven. Es valiente; ha vivido muchas aventuras y estar deseando sentar la cabeza y vivir con su familia como un rico hacendado. S que en cierta ocasin te dio un buen susto. Entonces era un mozo torpe e inexperto, eso es todo. Una bestia lujuriosa! Lo siento. Disculpa lo que te he dicho. Lo har con toda celeridad. Tamar se ech a temblar porque ya empezaban a llegar los invitados
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y entre ellos se encontraban sir Humphrey y lady Cavill con su hijo Bartle. Los ojos de sir Humphrey la admiraron; lady Cavill la bes con aquella actitud medio temerosa a la que Tamar estaba acostumbrada; Bartle se inclin ante su mano mientras en sus ojos se encenda el fuego azul que los consuma cada vez que la miraba. Tamar apart el rostro y empez a conversar con sir Humphrey. Llegaron otros invitados, todos representantes de la nobleza de la comarca. Richard quera que el primer baile de Tamar fuera digno de su hija. Cuando los invitados se cansaron de bailar y empezaron a saborear los manjares carne de venado, empanadas de crema espesa y toda suerte de asados regados con vino y cerveza, aparecieron unos danzarines adornados con cintas de colores y cascabeles, los cuales actuaron al son de la msica de la galera. Tamar se senta muy feliz aquella noche. Pensaba que la velada hubiera sido perfecta de no haber sido por la presencia de Bartle. Cuando el joven intentaba decirle algo, ella se escabulla y disfrutaba viendo lo mucho que eso lo enfureca. Coquete deliberadamente con un alto y apuesto mozo, propietario de vastas tierras a lo largo del ro Plym, que se sinti tan subyugado por la belleza de su anfitriona que le propuso matrimonio. Entonces Tamar se arrepinti de su conducta, porque no deseaba burlarse de l sino slo escapar de Bartle. A medianoche, cuando el fuego del centro de la sala ya no era ms que un rescoldo y algunos invitados se haban adormilado en sus banquetas a causa de la abundancia de vino y comida, Bartle la acorral. Ella se apoy contra un entrepao de roble de la pared y lo mir con arrogancia. A pesar de sus jactanciosos modales, estaba muy guapo; tena el rostro arrebolado y sus ojos parecan ms azules que nunca. Qu diablico juego pretendes jugar conmigo? pregunt Bartle. Tamar levant una mano como si quisiera apartarlo a un lado, pero l la asi por la mueca. Sultame si no quieres que te haga echar de esta casa replic Tamar. Convendra que no me aguijonearas demasiado, tal como has hecho toda la noche le advirti Bartle. Aguijonearte? Puedo asegurarte que esta noche nadie ha estado ms lejos de mis pensamientos que t! Eso es mentira. Eres muy engredo. Me pregunto si lo soy tanto como t. Los ojos de Bartle escrutaron su rostro y se clavaron en su escote. La muchacha se ruboriz intensamente. Tamar dijo Bartle, por qu rechazar lo que ciertamente tendr que ocurrir? A qu te refieres? No habrs olvidado la promesa que me hice con respecto a ti, verdad? Tus promesas me traen sin cuidado! Ya no soy una nia desvalida. Tendras que responder ante Richard.
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No, si vinieras a m por propia voluntad. Tendras que esperar mucho para eso! Mi querida Tamar dijo Bartle, acercando el rostro al suyo, no tengo intencin de esperar. Abandonar Inglaterra dentro de una semana. Pero antes de ese da, tendr aquello que desde hace tanto tiempo deseo. No sabes lo que dices. Ya veremos. Si te atrevieras a intentarlo, no dudara en matarte. Cmo lo haras? Ser una sorpresa. Creo que el demonio habita en ti. Es la primera cosa sensata que me dices esta noche. Pero es que no ser a la fuerza aadi Bartle. Ser por tu propia voluntad, te lo prometo. De veras? Ya has establecido el da de mi rendicin? El da o la noche, no importan, pero ser antes de que me vaya. Tenlo por seguro. Tamar trat de no perder la calma, pero estaba nerviosa y saba que l se haba dado cuenta. Intent rerse, pero la risa se le hel en la boca cuando l le dijo: Simon Carter est en Plymouth. Ha vuelto el perseguidor de brujas. Y qu? replic Tamar, consciente de que haba palidecido. Tienes miedo, verdad? Bien puedes tenerlo! Y si voy a verle? Y si le digo que te he visto hacer conjuros? Y si le digo que te he visto transformarte en liebre? Seras un embustero y eso no te servira de nada, no lo crees? El vendra por ti, Tamar. Nada de lo que hiciera Richard podra impedir que te examinaran. Recuerda que, en la anterior ocasin, la nica acusacin que se formul contra ti fue que tu padre era el demonio. Richard declar que l era tu padre y, por consiguiente, te libraste. Sin embargo, si alguien te hubiera visto hacer conjuros o te hubiera visto con tu familiar Eres una bestia! Sera amable contigo si t lo fueras conmigo, Tamar. Por qu querra yo traicionarte? Conmigo no sera una vez o dos veces. Me basta mirarte para saberlo. O sea que t puedes elegir a las compaeras de lecho de la misma manera que Simon Carter elige a las brujas! replic Tamar. Deja tu ventana abierta. S cul es tu dormitorio. Vendr cuando la casa est en silencio. Entonces no tendrs que temer nada. Si alguien te ataca, si alguien dice una palabra contra ti, mi espada estar dispuesta a defenderte para siempre, Tamar mientras ella le miraba horrorizada, Bartle aadi con insolencia: Podra incluso casarme contigo. Richard cree que ya es hora de que te cases y est dispuesto a ser muy generoso con el hombre que despose la bruja a la que l se complace en llamar hija. Antes preferira morir que casarme contigo. Hablas de la muerte con mucha ligereza. Sultame, por favor. No quiero volver a verte. Te has vuelto muy arrogante. Te gustar la humillacin del
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examen? Te gustar que esos asquerosos te exploren el cuerpo? Te gustar colgar de la horca? Preferira la tortura y la muerte a lo que t me sugieres contest framente Tamar, mirndole con ojos ardientes. Entonces Bartle la solt, y durante el resto de la velada sus ojos la siguieron dondequiera que fuera. Cuando se despidi de ella, la mir con intencin. Tamar observ su jactanciosa confianza. Bartle estaba seguro de que cedera. Te concedo dos das para que tomes una decisin le susurr. Pero no ms, te lo advierto. El tiempo es muy valioso. Cuando Annis la ayud a desnudarse, Tamar le pidi que le hablara de sus amores con John Tyler. Escuch con atencin y exigi detalles que indujeron a Annis a inclinar la cabeza y ruborizarse. Despus solt una carcajada, despidi a Annis y, tendindose en la cama, corri las cortinas para encerrarse en aquel pequeo espacio. Pero, aun as, no pudo apartar de su mente los ardientes ojos de Bartle. Cuando finalmente se durmi, so que el joven apartaba las cortinas y la forzaba. Humility Brown tambin intervino en el sueo, aunque ms tarde Tamar no pudo recordar qu papel desempe en l.
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Cien veces revivi Tamar el da en que oy el gritero de la turba que, encabezada por Simon Carter, acudi a la casa para llevrsela. No era posible que Bartle la traicionara ante aquel hombre. En cierta ocasin ayud a Richard a ocultarla. Pero eso slo fue porque la quera para l. No tena compasin ni gentileza; era lascivo y grosero. Cunto lo aborreca! Quera tratarla como trataba a las mujeres de las ciudades que saqueaba e incendiaba. Era un bucanero y un pirata, pero, a pesar de ello, se le consideraba uno de los marinos ms valientes del rey Jacobo. Annis le entreg una carta de Bartle. Seora, tengo algo para vos dijo Annis, esbozando una enigmtica sonrisa. Es una nota de un caballero. Me mand entregrsela sin prdida de tiempo. Dijo que era importante. Oh, seora, qu caballero tan apuesto! Es de esos a los que una mujer no se puede resistir. Me bes y dijo que estaba seguro de que era la bella enamorada de algn afortunado pastor. Cuando me puso las manos encima, me ech a temblar de emocin, seora. Cllate! dijo Tamar con aspereza. No eres ms que una ramera, Annis! Si John se fuera con otra, la culpa sera tuya. Y no me sorprendera demasiado que lo hiciera. Oh, seora, no me vais a quitar el hechizo, verdad? Como no cambies de conducta, te juro que lo har. Ahora dame la nota y retrate. Quiero estar sola. La ley en cuanto Annis se fue. Tengo que verte enseguida escriba Bartle. Es importante. Ven al huerto a hablar conmigo. Te espero cerca de la casa, por lo que, mi asustadiza doncella, no debes tener miedo. Si no atiendes esta llamada, lo lamentars mucho. No sera prudente que me hicieras esperar demasiado.
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Aquel que pronto ser tu amante. Tamar se acerc a la ventana. Bartle estaba all, hacindole impacientes seas con la mano. Vio a Humility en la distancia. Baj apresuradamente. Vestido con suma elegancia, Bartle paseaba por el huerto. Al verla, corri hacia ella, se inclin y le bes las manos. Ven al huerto cerrado le dijo. No quiero que nos oiga el mozo. Tamar le sigui porque no quera que Humility la viera en aquella apurada situacin. Sin duda se alegrara cuando supiera que el perseguidor de brujas le segua los pasos. El huerto estaba cercado por un alto seto y los senderos flanqueados por arbustos siempreverdes con copas recortadas en curiosas formas. Pronto llegara la primavera y ya estaban empezando a aparecer los primeros renuevos en los macizos de flores. Bartle la mir con una sonrisa burlona. O sea que dijiste la verdad. Antes preferiras morir que entregarte a m. Tamar no contest. Se limit a erguir altivamente la cabeza y a apartar la mirada. Bartle apoy las manos en sus hombros y le dio un brusco beso en la boca. Tamar le mir enfurecida y le propin un puntapi. l la solt, pero le cerr el paso hacia la abertura del seto, que era la nica puerta de entrada o salida del huerto. No hemos venido aqu para pelearnos dijo sino para conversar. Mi querida Tamar No soy tu Tamar! Nunca ser tuya! Un poco pronto tal vez. Pero maana a esta hora te llamar mi Tamar y puede que t te alegres de ello. No veo ninguna razn para que me hayas hecho venir aqu dijo Tamar, encogindose de hombros. Tienes mucha prisa. Nunca tienes paciencia para esperar. Hablas sin pensar. Das tu parecer sobre mis proyectos antes de que te los exponga. Si me casara contigo, cosa que estoy dispuesto a hacer por las razones que ya sabes, tendra que dominar este temperamento tan vivo que tienes. Tendra que moldearte y convertirte en una sumisa y amante esposa. No te atrevas a insultarme de esta forma. Olvidas que puedo embrujarte? Si hubieras podido causarme dao, ya lo hubieras hecho. Djame pasar si no quieres que llame al hortelano para que acuda en mi ayuda. Qu dices! Ese manso puritano! Si se atreviera a enfrentarse conmigo, le cortara la garganta y l lo sabe. Escucha lo que tengo que decirte y s juiciosa, muchacha. Esta noche ir a tu dormitorio. Deja la ventana abierta. Tamar le mir con rabia. Mi ventana estar cerrada y atrancada esta noche y todas las noches hasta el venturoso da en que zarpes de Plymouth. Yo creo, Tamar, que tu ventana estar abierta esta noche. Por qu?
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Preferiras morir antes que entregarme lo que te pido, y ya me lo has demostrado. Y t has demostrado que tus palabras eran vanas. No pensabas denunciarme ante Simon Carter. Si has tenido esa intencin, tal como amenazaste, por qu no lo has hecho ya? Porque me he prometido tenerte para m. Ests dispuesta a morir antes que darme lo que te pido. Pero ests tambin dispuesta a que mueran otros? A qu otros te refieres? A aquel que se llama tu padre. No te entiendo. No? Y si yo facilitara informacin sobre Richard Merriman? Ests completamente loco. Cmo podras hacer tal cosa? Y por qu? La bruja Luce dijo que su amante era el demonio. Richard dice que l fue su amante. Es posible que acudiera a aquel aquelarre porque fue all donde violaron a Luce, o eso dijo ella por lo menos. T, hermosa ma, fuiste el resultado de aquella impa unin, tal como sabes. Podra decir que Richard es un brujo. Podra sospechar de l y, cuando uno tiene alguna sospecha, su deber es acudir al perseguidor de brujas y denunciarlo. Si lo examinaran y descubrieran una marca, cualquier clase de marca, te aseguro que eso sera el final para Richard Merriman. Eres un ser ruin y te odio! S, lo s. Y ya que no me amas, te tomar aunque me aborrezcas. Para variar. Demasiadas mujeres me han amado con locura. Eres un villano. Bien lo s dijo Bartle en tono burln. Bartle, no sers capaz de hacer eso. No es posible que hables en serio. l es tu amigo! Ah! Ahora me miras con ms dulzura. Ahora me suplicas. Tamar, tanto si eres bruja como si eres mujer, he jurado tenerte. Nunca he tenido tratos con brujas, pero te llevo en mis pensamientos desde que te vi desnuda en la hierba. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa, cualquier cosa, incluso vender mi alma por ti en caso necesario. Sultame! dijo Tamar con lgrimas en los ojos. Deja la ventana abierta esta noche. Te prometo placeres como jams has soado. Tamar corri hacia la casa. Se acost temprano y despidi a la perpleja Annis. Algo le ocurra a su seora, estaba segura, pens Annis, preguntndose qu podra ocurrirle a alguien que lo tena todo. Ahora el apuesto Bartle Cavill la cortejaba y, como ella le haba dicho a John Tyler, tratndose de personas de su rango, eso podra significar una sortija de boda y un lecho matrimonial, no un montn de heno en un granero. Tamar temblaba. Haba cerrado la puerta, y las cortinas corridas se agitaban movidas por la suave brisa que penetraba a travs de la ventana abierta.
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Alguien haba tomado una decisin en su nombre. Bartle haba amenazado a Richard y, por el bien de Richard, ella debera hacer algo aborrecible y mucho peor que la violacin puesto que fingira libre voluntad. Es un malvado! musit. Le haba deseado intilmente toda suerte de males. Haba tratado de hacer un conjuro, pero, al parecer, l gozaba de cierta proteccin contra tales cosas o posea algn conocimiento secreto adquirido de los magos extranjeros durante sus viajes. Estaba aturdida por el miedo y la emocin. Poda orle de un momento a otro encaramndose hasta su dormitorio. Separara las cortinas y la contemplara con aire burln, alegrndose de su triunfo. Slo por Richard era capaz de hacerlo. El le haba salvado la vida y ahora ella le retribuira entregando algo ms que su vida, pues acaso no estuvo dispuesta a perderla antes que entregrsela voluntariamente a Bartle? Oa a travs de la ventana abierta los rumores de la noche, el ululato de un buho, el sbito ladrido de un perro. Le pareci que las brujas surcaban el aire montadas en escobas, pero slo era el viento en la chimenea. Bartle an no haba aparecido. Tamar pens, y, para su asombro, el pensamiento la irrit: tal vez no hablaba en serio. Tal vez no vendr. Ha sido una broma. Acaso en una ocasin no me amenaz con denunciarme ante el perseguidor de brujas? En medio de su terrible inquietud, la joven experiment una punzada de decepcin. Es porque deseaba sacrificarme por Richard pens, tratando de justificarse. Incluso en esto tan perverso hay cierta bondad porque yo lo hubiera hecho slo por el bien de Richard. Si Richard supiera el trato tan indigno que Bartle ha concertado conmigo, intentara impedir que yo cumpliera mi parte del trato. Por mi bien, Richard se dejara prender por el perseguidor de brujas. Por eso me alegrar de entregarme a Bartle por el bien de Richard. Oy un sonido al otro lado de la ventana. Permaneci inmvil y oy el sordo rumor de los pies de Bartle. Le oy respirar afanosamente a causa del esfuerzo de la subida. Le pareci que las cortinas se separaban muy despacio. No le vea el rostro porque no haba suficiente luz. Slo vio una alta figura, inclinndose sobre ella. Tamar! dijo Bartle, con un timbre ms denso que el habitual. La joven se estremeci cuando sus manos la rozaron. Entonces, me esperabas? pregunt Bartle en un susurro. Saba que me esperaras.
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Captulo 4
El recuerdo de aquella noche no la abandonaba. Bartle no quiso marcharse hasta el amanecer y ella no pudo obligarle a que lo hiciera. No poda hacer nada, slo permanecer inmvil y sumisa. Llor de rabia y l le bes las lgrimas. Pero su ternura se troc inmediatamente en burla. Te engaas, Tamar! Me deseas tanto como yo a ti. Y no pienso irme hasta que me apetezca. Pienso quedarme toda la noche. Ese fue el trato. Eres una bruja muy exigente! Casi todas las mujeres se conforman con una joya; t te sometes a cambio de la vida de un hombre! Me has humillado contest Tamar. No te parece suficiente? Ahora vete, te lo suplico. Vamos! Sabes muy bien que, cuando me suplicas que me vaya, en realidad ests suplicando que me quede. Mientes! Y no hables. Y si te oyeran? Bartle acerc la boca a su odo. Diran: Tamar tiene un hombre en su lecho! Qu puede esperarse de alguien como Tamar? Y si estuviera con el demonio? No, no est con su propio padre, es simplemente un diablillo del infierno. Y si te encontraran aqu? Pues, entonces, les dira cmo he llegado donde estoy. Les dira: He entrado por la ventana. Tamar la dej abierta. Es la verdad. Cuando separ las cortinas de tu lecho, me estabas esperando. Te atreveras a negarlo? Creo que eres un demonio. Entonces somos tal para cual. Por supuesto. Y ahora ambos lo sabemos. Oh, Tamar, cunto te quiero. Y esto no es ms que el principio. Deja la ventana abierta maana, y volver. Eso no figuraba en el trato se apresur a decir Tamar. El trato? Pero quin habla aqu de tratos? Sabes por qu estoy aqu. S! Porque eres un traidor, un falso amigo. Qu dices? Te refieres a Richard? Yo nunca traicionara a Richard, amor mo, y lo sabes muy bien. Te ofrec simplemente la excusa que necesitabas para rendirte. Te aborrezco. Te odio. Eres peor de lo que imaginaba. Vete ahora mismo Ahora mismo! Pero Bartle la estrech en sus brazos y le mordisque la oreja, riendo muy quedo. Sabas que jams hubiera traicionado a Richard. Es un pesado, pero le aprecio. Los bastardos perseguidores de brujas no utilizan sus aguijones con los hombres de nuestro rango. Lo dije simplemente para ofrecerte un pretexto. Lo sabes. Y te encant.
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Tamar no poda soportar aquella humillacin. Cuando Bartle se march, la joven se levant de la cama y corri el pestillo de la ventana. l la mir desde abajo y le hizo una burlona reverencia. Annis se sorprendi cuando descorri las cortinas por la maana y encontr a Tamar plida, ojerosa y profundamente dormida. Tamar abri los ojos y mir a su doncella. Qu ocurre, seora? Os veo distinta. No seas necia. Cmo puedo ser distinta? Tamar se levant, pensando en lo que acababa de sucederle. No te quedes ah, mirndome! grit. Aydame a vestirme. Abofete a Annis cuando sta le ajust torpemente la falda, pero al ver que las lgrimas asomaban a sus ojos, rompi en sollozos y la abraz. Annis, perdname. Tienes razn. No soy la misma. He sido muy torpe dijo Annis, esbozando, tmida, una sonrisa. Qu os ocurre, mi querida seora? Qu os ha sucedido esta noche? Esta noche! exclam Tamar. Qu quieres decir? Nada Es que anoche os vi muy rara cuando me retir y ahora me parecis todava ms rara. Tamar la bes en la mejilla. No me hables de ello dijo. Estoy bien. He dormido mal, nada ms. Annis asinti y Tamar comprendi que la muchacha pensaba que por la noche haba estado haciendo algn conjuro diablico. Eso, pens con orgullo, hubiera sido ms de mi agrado que lo que me ha sucedido. Bartle os acercarse a caballo a Pennicomquick aquella misma maana. Vengo a tomar una copa de vino con la seora de esta casa le dijo a Tamar cuando Annis le acompa a la estancia. Tamar le mir glidamente. Bartle estaba tan jovial como siempre. Las noches como aqulla no deban de constituir ninguna novedad para l, pens la joven. Cmo te atreves a presentarte aqu? Me atrevera a cualquier cosa con tal de verte. Pensaba que, despus de lo de anoche, me recibiras con ms cordialidad. Antes no ramos amigos. Ahora somos ms enemigos que nunca. No puedes ser mi enemiga y yo jams sera tu enemigo. Oh, Tamar, qu hermosa eres y cunto te adoro. He venido para enmendar honrosamente mis yerros. He venido a pedirte que te cases conmigo. La costumbre exige que vaya a Richard y le exponga lo que deseo en la esperanza de que me considere un marido adecuado para su hija. Pero eso a Tamar no le basta, lo s. Ella quiere ser cortejada y ganada, mejor dicho, quiere ser ganada y despus cortejada. Por eso he venido a verte, Tamar, antes de hablar con tu padre. Yo elegir a mi esposo y, aunque tuviera ms de cincuenta aos y no hubiera nadie ms en el mundo, jams te elegira a ti. Dejmonos de disputas. Seamos razonables. Ambos tenemos que casarnos; por tanto, por qu no hacerlo el uno con el otro? Porque una mujer no debe casarse con un hombre al que aborrece.
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De veras me aborreces? Con toda mi alma. Bartle aparent ofenderse. Se acerc a la ventana para mirar al jardn. Tamar se qued junto a la mesa. As les encontr Richard cuando entr en la estancia. Bartle zarp de Plymouth unos das ms tarde. Tamar no comprendi por qu fue a presenciar su partida, pero lo hizo. En el muelle reinaba el ajetreo habitual. Los hombres cargaban los barcos, los marineros se daban voces unos a otros, levaban las anclas y desplegaban las velas. La muchacha esperaba que Bartle no la viera, pero sus agudos ojos la distinguieron de inmediato. El joven se acerc y la mir con una sonrisa. Conque has venido a despedirme, eh? He venido a asegurarme de que efectivamente te vas contest custicamente Tamar. Siento un gran placer al pensar que no te ver durante mucho tiempo. Pronto volver, amor mo, y entonces No hagas ms promesas, te lo suplico. Te aseguro que aquella vergonzosa noche no se repetir. Mi dulce Tamar! Llevar tu imagen en mi corazn. Supongo que la travesa ser muy tediosa, porque poco placer puede haber para m fuera de tu lecho. De pronto, Bartle la levant en vilo y la bes en la boca. Despus la dej, se inclin en una reverencia y se alej. Tamar subi al Hoe para ver los barcos hasta que no fueron ms que motas en el mar punteado de blanco y sinti que su corazn se llenaba de clera, humillacin y algo muy parecido a la pesadumbre.
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Cuando regres a la casa, vio a Humility Brown trabajando en el huerto. Tal vez, si lo tentara, podra recuperar la dignidad perdida. Buenos das te d Dios, Humility Brown. Buenos das te d a ti le contest l sin mirarla. Cuando te hable, te ruego que interrumpas tu tarea dijo Tamar en tono autoritario. Mrame y sonre! Dime buenos das como si sinceramente me los desearas. Humility la mir muy serio y Tamar se ruboriz porque supuso que l haba adivinado lo sucedido. No me mires de esa forma! dijo Tamar sin poder apartar de su mente las escenas vividas con Bartle. Me reprendes porque no te miro dijo Humility, esbozando una sonrisa, pero cuando te miro, no te gusta. Hoy ests de mal humor. Y eso te importa? No, pero lamento verte disgustada. T lo lamentas por m? S. Me das mucha pena. Por qu, si puede saberse? Porque la culpa pesa sobre tu alma. Vaya! Ves la culpa escrita en mi cara?
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Has abandonado el verdadero bien por el poder maligno que viene del demonio. Has pedido belleza para tentar los sentidos de los hombres, y se te ha concedido. Se me concedi sin que yo la pidiera replic Tamar. Tienta mi belleza tus sentidos, Humility Brown? Humility movi los labios en silenciosa plegaria. Ya basta! grit Tamar. Ya basta! Pobrecilla extraviada -dijo Humility, abandona tus pecados. Lava tu alma hasta que se purifique en la sangre del Sagrado Cordero. Es eso lo que has hecho t? pregunt Tamar, rindose. Aunque supongo que t no tienes pecados y nunca los has tenido! Todos somos pecadores. Me sorprende que te sites en esa categora. Oh, Humility Brown, a veces pienso por qu no te dej morir de hambre en el granero. Ay de m! Yo tambin lo pienso! Entonces ya no sufrira dolor y estara en los brazos de Jess. Puede que estuvieras en el fuego del infierno, Humility Brown. Humility inclin la cabeza y se refugi una vez ms en la oracin. Perdname aadi Tamar, arrepentida. Eres un hombre bueno y estoy segura de que las puertas del Cielo se abrirn de par en par para ti. Arrepintete, hija contest Humility. Arrepintete ahora que an ests a tiempo. Arrepentirme de qu? De tus pecados. Puede que haya pecado sin culpa por mi parte. Slo los que pertenecen al demonio se ven obligados a pecar. El Buen Pastor protege a sus ovejas. Ests seguro? Tan seguro como que ahora estoy aqu. Tamar guard silencio. Apoyado en la azada, Humility la mir muy serio. Eres una pecadora dijo, lo s. Desafas al Sagrado Evangelio. Muchos piensan que tienes tratos con las brujas. Ests en peligro. Tu alma corre peligro. Qu puedo hacer? Aunque seas mala, s que puedo confiarte un secreto. Voy a mostrarte hasta qu extremo estoy dispuesto a confiar en ti, si me permites hacerlo. Tamar le mir con inters. Por primera vez desde aquella fatdica noche, se haba olvidado de Bartle. T jams traicionaras a los amigos dijo Humility, aunque cometieran una locura. As lo creo. Eres generosa y compasiva compasiva con los dbiles; sa es la compasin que nos ense Nuestro Seor Jesucristo. Y porque t la posees, creo que hay esperanza para ti. Pero eres vana y orgullosa y hay en ti una extraa perversidad. Sin embargo, por tu compasin deseo salvar tu alma como t salvaste un da mi cuerpo. A qu te refieres?
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Algunos de nosotros nos reunimos en secreto. Comprendo. Ya sabes a qu me refiero aadi Humility. William Spears, yo y otros que desean adorar a Dios debidamente, nos reunimos en cierto lugar. Eso es muy peligroso, Humility. Si os descubrieran, significara la prisin y tal vez la tortura y la ejecucin. Humility sonri y su rostro se ilumin hasta casi parecer hermoso. Eres un insensato! dijo Tamar, sbitamente preocupada por l. Pertenezco al Seor contest Humility. Tamar estaba muy sentimental aquella maana, y los ojos se le llenaron de lgrimas. Eres un hombre valiente, pero te suplico que tengas cuidado. No me agradara que sufrieras algn dao despus de lo que me esforc para salvarte la vida. Nos reunimos en una cabaa por la parte de Stoke. Se encuentra en las tierras de sir Humphrey Cavill. Tened cuidado! Sir Humphrey no tendra ningn reparo en denunciaros si os descubriera. Es un fantico y su hijo tambin. No tienen compasin, no tienen Lo s. Y tambin sabemos otra cosa. Nos reunimos en nombre de la Verdad y en nombre del Seor. Sabemos los riesgos que corremos y estamos dispuestos a afrontarlos. Si el Seor considera necesario que nuestra presencia sea conocida por aquellos que nos persiguen, estaremos preparados a aceptar la persecucin por l. Por qu me cuentas todo esto? Para que te renas con nosotros. Tal vez puedas encontrar la paz all. Reunirme yo con los puritanos? Tamar se alis la suntuosa tela de su vestido y la contempl con satisfaccin. Aprenderas que es una locura amontonar tesoros en la tierra. Aprenderas que debes arrepentirte de tus pecados. Tamar dio media vuelta y corri hacia la casa. Saba que acudira a su lugar de reunin secreto. Necesitaba la emocin de nuevas experiencias, ahora que Bartle se haba ido y su aborrecible presencia ya no se las proporcionaba. Tamar acudi una vez al lugar de encuentro. Aquello no estaba hecho para ella. Se senta como un ave del paraso entre gorriones. Intua la hostilidad de los puritanos. Pero cmo se le haba ocurrido a Humility Brown, se preguntaban, pedirle a una bruja que asistiera a sus reuniones? Aquella noche, durante su predicacin, Humility dijo: No hay nadie entre nosotros que no pueda alcanzar la salvacin, si lo desea. Tamar comprendi que se refera a ella. Pero se mantuvo alejada de ellos de la misma manera que se haba mantenido alejada de las personas con que vivi durante su infancia. Slo
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Humility le ofreci su amistad. Tamar escuch su sermn y contempl la seriedad de su rostro. All era un hombre ms audaz que en el huerto, donde su comportamiento encajaba con su nombre, Humildad. En cambio, all pareca un caudillo. Tamar se enorgulleci de haberle salvado la vida. Poda contemplar con desprecio los rostros de los seguidores de Humility y pensar que ninguno de ellos se hubiera atrevido a hacer por l lo que ella haba hecho. No volvi a acudir al lugar de las reuniones. Simon Carter ya se haba marchado de Plymouth y varios cuerpos de hombres y mujeres picoteados por los cuervos se pudran colgados de las horcas. De no ser por m pens Tamar, Richard hubiera podido ser uno de ellos! No poda dejar de pensar en aquella noche, la ms memorable de su vida por ser la ms vergonzosa. Cuando contemplaba el mar, pensaba en Bartle. Dnde estara? En algn lugar del Caribe? Tal vez haba desembarcado y estaba engaando ignominiosamente a una mujer, tal como la haba engaado a ella. Aunque sus ojos se apartaran del mar y contemplaran la tierra, la hierba y los rboles le recordaban el da en que l la sorprendi desnuda sobre la hierba y la persigui. No poda quitarse a Bartle de la cabeza. Un da Annis acudi a su aposento. Estaba claro que le ocurra algo. Qu sucede, Annis? le pregunt Tamar. Annis baj la mirada. Un contratiempo, seora. Eso es lo que me sucede. Lo s dijo Tamar. Ests preada. Annis contempl con ojos inquisitivos el rostro de Tamar. Creo que lo supisteis antes que yo, seora. Tamar permiti que as lo creyera. Que me haya tenido que pasar a mi! exclam Annis, suspirando. Bueno, Annis, es que hubo muchos encuentros en el viejo granero. Me quitasteis el hechizo, no es cierto, seora? No se puede hacer lo que t has hecho tan a menudo sin que haya consecuencias. Debes decrselo a John. El tendr que casarse contigo. Annis rompi a llorar. Es que, veris, seora. John comparte una pequea casa con Will Spears y Dan Layman. John no podra casarse y llevar a su mujer a vivir all. Pero, Annis, ahora John pedir una casa para l solo. No hay ninguna casa vaca. Tu padre y tu madre os dejarn vivir en la granja. Lo harn cuando sepan lo ocurrido. Mi madre dijo que me retorcera el pescuezo si alguna vez me pasaba algo as. Mi padre dijo que me dara la mayor paliza de mi vida. Eso lo dijeron antes de que ocurriera, Annis. Ahora comprendern que tienen que cuidar de ti. Tendrn que ayudaros a ti y a John. Annis se ech a llorar con desconsuelo. Es que, veris, seora. Yo le dije a John que el hechizo nos protegera y pareci que as era, en efecto. Ahora no me atrevo a decirle
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lo que ha ocurrido. Esa es la verdad. Annis, eres una pequea insensata! dijo Tamar, exasperada. As creo yo que somos casi todas las mujeres! dijo Annis. Por favor, no llores, Annis. Ya se me ocurrir algn remedio. Libradme de esto, seora Annis se arrodill a los pies de Tamar y le abraz las rodillas. Dicen que las brujas tienen poder para hacerlo. No dijo Tamar. Eso no lo puedo hacer. La esperanza se desvaneci del rostro de Annis. No estara bien que lo hiciera. Pero no temas, forjar un plan para ti. Me encargar de que no te ocurra nada. Confa en m. Confo en vos con todo mi corazn, seora! exclam Annis con ardor.
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Sabes lo que est haciendo ese insensato de Humility Brown? le dijo Richard a Tamar. Est organizando reuniones de puritanos. Y adems anda por ah tratando de convertir a la gente a su fe. Eso es muy peligroso! Es un hombre muy valeroso, pero muy imprudente dijo Tamar. Hablar con l. Dile a una de las criadas que vaya en su busca. Yo misma ir y lo traer dijo Tamar, abandonando la estancia para dirigirse al huerto. Humility Brown, tu amo desea hablar contigo. Bien puedes sorprenderte. Ha descubierto que celebras reuniones y que, no contento con correr ese peligro, andas por ah invitando a la gente a hacer lo mismo. Est muy enfadado contigo. Si esas personas desean salvar sus almas, eso no incumbe a nadie ms que a ellas replic Humility. La vida del cuerpo es efmera; la del alma es inmortal. Bueno, pues ahora tienes que ir a dar una explicacin. Quiero que sepas que no te he traicionado. Ni por un momento lo he pensado. Gracias dijo Tamar. Ahora ven conmigo. A tu amo no le gusta que le hagan esperar. Tamar no pudo por menos que admirar el noble comportamiento de aquel hombre ante Richard y la inteligencia con que respondi a las preguntas. Humility Brown era un hombre muy valiente! La joven le compar con Bartle y su boca se torci en una mueca al recordar lo que tanto deseaba olvidar. S que ests convencido de que tienes razn dijo Richard. Pero desafas las leyes de esta tierra y eso no est bien. Slo conozco una ley, seor, la ley de Dios. Est por verse si Dios est contigo o con la Iglesia de Inglaterra dijo Richard framente. Pero no te he mandado llamar para discutir esta cuestin. Quiero decirte lo siguiente: puede que t ests hecho para el martirio, pero crees que haces bien arrastrando a los dems? Si ellos desean salvar sus almas, tienen que adorar a Dios en la nica forma verdadera contest Humility. El Hijo del Carpintero
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predic la sencillez, pero en la Iglesia de Inglaterra se practican ritos ceremoniales muy semejantes a los del papismo. En qu difiere la Iglesia de Inglaterra de la de Roma? Al parecer, slo en una cosa: la una tiene por cabeza al rey, y la otra tiene al papa. Atribuyes demasiada importancia al mtodo y al ritual con que se lleva a cabo la adoracin de Dios. No me agradan los que seran capaces de enviar a la muerte a hombres y mujeres cuya forma de adorar a Dios difiere de la suya. Considero una gran arrogancia decir: Estis equivocados porque no hacis lo que yo!. Acaso la arrogancia no es un pecado? Un pecado del que son culpables tanto los catlicos como los puritanos y todos los dems. Jesucristo dijo: No todos los que dicen "Seor, Seor" entrarn en el reino de los Cielos sino aquel que cumple la voluntad de mi Padre. No eres culpable del pecado de orgullo cuando constantemente le das gracias a Dios por no ser como los dems hombres? Y si denunciara tus reuniones? Si lo consideris vuestro deber, hacedlo. Richard terci Tamar, siempre has dicho que los hombres tienen que ser libres de adorar a Dios en la forma que deseen. Lo he dicho y lo creo. Slo deseo pedirte que tengas cuidado aadi Richard, dirigindose a Humility. Lo har, seor. Y creo que os sera muy beneficioso asistir a nuestras reuniones. Cmo! exclam Richard. Te atreves a pedrmelo! Tenis que salvar vuestra alma, seor. El es mucho mejor que t, a pesar de tu devocin! grit Tamar. No he dicho que no lo fuera dijo Humility. Pero lo has pensado. Lo he ledo en tus ojos. Contrastaban intensamente: Tamar y Richard con sus lujosas vestiduras de vivos colores; Humility con su atuendo de color oscuro. No basta con tener un corazn bondadoso dijo Humility. No basta ser valiente y tolerante. Es necesario adorar a Dios en la forma debida. Te refieres a la forma puritana? dijo Richard con un deje de sarcasmo. As es, seor. Puedes retirarte. Y recuerda mi advertencia. Os la agradezco, seor. Humility se inclin ceremoniosamente, pero, cuando estaba a punto de abandonar la estancia, se volvi hacia Tamar. Arrepentios dijo, os lo suplico, arrepentios antes de que sea demasiado tarde. Rezar por vuestras almas porque ambos necesitis la salvacin. Mientras sala, Tamar mir a Richard. En mi vida he visto a un hombre ms seguro dijo. Es un fantico insensato! dijo Richard. Y, sin embargo, le admiras un poco. Tal vez porque t tambin eres fantica e insensata, querida. Richard esboz una triste sonrisa. l, puritano y t, pagana. Quin puede atreverse a decir que uno est equivocado y el otro no?
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Alguien ms inteligente que yo. T, que eres ms inteligente que nosotros, eres el que duda. Tamar hizo una pausa para reflexionar. Me disgustara que sufriera algn dao. No le salv la vida para que la desperdiciara. Si tiene problemas, l se los habr buscado. Espero fervientemente que no ocasione problemas a otras personas de este lugar. Tamar se dirigi a su aposento. Al poco rato, llamaron a la puerta. Era Annis con el semblante ms risueo que haba mostrado en mucho tiempo. He visto a Humility Brown saliendo del estudio del amo. Y bien? Me estaba preguntando se salvar el amo? De qu tiene que salvarse? Se salvar su alma? Se la ha salvado Humility? El alma de tu amo est salvada desde hace mucho tiempo. Es el mejor hombre del mundo, y sos son los que entrarn en el Reino de los Cielos antes que cualquier predicador puritano! Annis no la contradijo, pero en sus ojos apareci una expresin de incredulidad. Creo que has tomado una buena dosis del seor Humility Brown, Annis. Oh, seora, pensaba decroslo. Ocurri hace unos das. John y yo asistimos a las reuniones y de pronto descubrimos que estbamos salvados. T y John puritanos! As es, seora. Tamar se enfurru. Siempre haba considerado a Humility un rival. Annis le perteneca y aquello le pareca una desercin. O sea que t y John habis ganado el Cielo, eh? S, seora, nos hemos salvado. Para salvarnos basta con que adoremos a Dios como est establecido. Como lo ha establecido Humility Brown, supongo. Eso no lo s, seora. Como est establecido es lo nico que s. Entonces, ya no querrs servirme. Annis palideci. Seora, por nada del mundo me separara de vos. Los puritanos no deben mantener tratos con quienes mantienen relacin con el demonio. Oh, seora, no es as. Vois sois buena aunque no estis salvada todava. Rezo por vuestra salvacin, todas las noches lo hago. Preferira no salvarme antes que abandonaros. Nadie ha sido tan bueno conmigo como vos. Dejar de asistir a las reuniones si me lo prohibs. Tamar solt una carcajada triunfal. No, Annis. Puedes seguir siendo una puritana si lo deseas. A m me da igual. Sigo siendo tu amiga. Veris, seora, en realidad fue por John. Asisti a una reunin y se salv. Vino y me dijo: Annis, me he salvado y ser mejor que t tambin te salves. No quisiera pensar que tu alma ir al eterno tormento, por nada del mundo lo
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quisiera. Y yo le dije: Bueno, John, puesto que tenemos que compartirlo todo, si t te salvas, yo tambin me salvar. Me llev a la reunin y all nos salvamos. Seora, maese Brown dice cosas muy bonitas John dice que lo que hacamos en el granero es pecado, y ahora que estamos salvados ya no podemos hacerlo ms. Tendris que casaros enseguida, Annis. Los puritanos no deben comportarse como vosotros. Lo s, seora, pero creo que el buen Dios nos perdonar porque El sabe que, antes de salvarnos, no podamos resistir la tentacin. Le has dicho a John que ests encinta? Se lo he dicho indirectamente: John, si estamos salvados, tenemos que casarnos porque hemos pecado y el matrimonio es la nica manera de borrar nuestro pecado. Pero John me contest: Es cierto, Annis, hemos practicado la fornicacin y maese Humility Brown ha dicho cosas muy amargas sobre la fornicacin. Es un gran pecado. Slo el matrimonio puede borrarlo y librar nuestras almas del tormento, John le dije yo. Es verdad dijo John, pero es que he pecado con otras dos, Annis, y el Seor me plantea un terrible dilema. Pero no le has dicho que estabas preada? No he tenido valor para ello, seora. Pues debes hacerlo, Annis. Cuando John diga que se casar contigo, ver qu puedo hacer por vosotros. Seora, sois muy buena conmigo. Espero que os salvis porque no s cmo sera el Cielo sin vos. No te preocupes por m dijo Tamar. Ten por seguro que, cuando llegue el momento, sabr cuidar de m misma. Annis asinti, complacida. Annis lloraba amargamente con la cabeza apoyada en el regazo de Tamar. Acababa de ocurrirle una terrible tragedia. John, el ms sencillo de los nuevos puritanos, se haba ido de la lengua. Lo haban prendido y se encontraba en prisin. Al enterarse, Annis se sinti abrumada por la angustia. Faltaban seis meses para el nacimiento del nio y, a juzgar por lo ocurrido en casos similares, no era probable que pusieran en libertad a John a tiempo para casarse con ella antes de que naciera su hijo. Qu le van a hacer a John? gimote Annis. La seora Alton no me quitaba los ojos de encima y sonrea con disimulo como dicindome: Ya saba lo que te iba a ocurrir, Annis Hurly!. No hagas caso de esa vieja dijo Tamar. Por qu no se lo dijiste a John enseguida para que pudiera casarse antes de que ocurriera esto? No lo s, seora. Deb de estar medio atontada. Por supuesto. Pero tu amo te podr ayudar. Hablar con l. Te aseguro que John volver a casa y entonces te juro que lo obligar a casarse contigo. Si no se lo dices t, se lo dir yo.
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Oh, seora, qu buena sois conmigo! dijo Annis sollozando. Ms buena que Humility Brown con todos sus preciosos sermones? De no ser por ese hombre, John no estara en la crcel. Se te ha ocurrido pensarlo? Dice que ha sido la voluntad de Dios, seora. La voluntad de Dios! repiti despectivamente Tamar. Quiz ahora tendras que pedirle a Dios que te ayudara, a Dios o a Humility Brown. Nadie ha sido tan bueno conmigo como vos, seora dijo Annis en tono quejumbroso. Tamar fue a ver a Richard. Te has enterado? le pregunt. Ese insensato de John Tyler se ha ido de la lengua. Tiene una cabeza de chorlito. Richard, qu puedes hacer por l? Richard se encogi de hombros. Supongo que se darn cuenta de que un bobalicn como John Tyler no puede ser peligroso. Conviene que no pase mucho tiempo en la crcel. Tiene que casarse con Annis. Los hombres y las doncellas! exclam Richard, soltando una irnica carcajada. Tamar se apresur a defenderlos. Humility Brown dira, sin duda: El que est libre de pecado entre vosotros que arroje la primera piedra. Te pido perdn y se lo pido a ellos dijo Richard, esbozando una sonrisa de fingida disculpa. Dile a Annis que har todo lo posible. Ya se lo he dicho. Richard arque las cejas. Es curioso que, alguien que persiste en sus relaciones y y yo dira en su lealtad al demonio, pierda tanto tiempo preocupndose por los apuros de los dems. Si la seora Alton vuelve a mirar con desprecio a Annis, tomar su vara y la apalear. Por qu no prescindimos de esa mujer? La odio. A veces yo tambin me lo pregunto. Pero es una excelente cocinera y conoce mis gustos. No sera fcil sustituirla. Me temo que me falta la necesaria energa para intentarlo. Pues dejmosla, pero que no olvide el lugar que ocupa. No permitir que haga a Annis ms desdichada de lo que ya es. Quiero que te ocupes de la liberacin de John. S que me ayudaras de todos modos, pero quiero que lo hagas enseguida. Quiero que se case con Annis. Ella le ama y cuidar de l, al parecer, necesita que le cuiden. Y hay otra cosa. Annis teme a sus padres. Teme tener que vivir en la granja con ellos, que es lo que ella y John tendran que hacer si se casaran. Quiero conservar a Annis a mi lado. Lleva mucho tiempo conmigo y no soportara tener que sustituirla. Deseo que les construyas una casa. Hay un terreno no lejos de los Swann. Podran vivir all; John seguira trabajando en la granja y yo tendra a Annis. Lo hars, Richard? Richard vacil y despus rompi en una carcajada. Me dejas sin resuello. Tamar lo bes impulsivamente. Richard se alegr sin saber el motivo.
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Eso quiere decir que lo hars dijo Tamar. Saba que lo haras. Ahora, por favor, quieres tomar el caballo, ir a la ciudad y ocuparte de la liberacin de John? Tamar le acompa a los establos y le vio alejarse al galope.
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Los acontecimientos no siguieron el afortunado curso que Tamar haba previsto. En primer lugar, Richard no pudo conseguir la liberacin del joven. John haba hablado sediciosamente contra la Iglesia y el Estado. Tamar intent tranquilizar a Annis. No debes preocuparte, muchacha. Muy pronto lo soltarn. Pero no lo soltaron y las semanas se transformaron en meses. La seora Alton miraba a Annis con indisimulada rabia. Qu bonito! le coment la seora Alton a Moll Swann. Peca y alcanzars la prosperidad, as son las cosas. La recompensa para los malvados. Ten un hijo bastardo y te construirn una casa. El ama de llaves le haca una mueca a Tamar cuando sta se encontraba de espaldas y slo podan verla Moll, que era medio lerda, y Jane, la hermana de Moll. Era lo nico que se atreva a hacer. Desde la llegada de Tamar a la casa, tema que la muchacha convenciera a Richard Merriman de que prescindiera de su ama de llaves. A veces, la seora Alton pensaba que slo permaneca en aquella casa gracias a sus aptitudes para gobernarla y a la negativa del amo a tomarse ninguna molestia al respecto. Saba que tena que andarse con mucho cuidado, pero no poda dejar de criticar a Annis. Cmo hubiera deseado tener a Annis en la cocina. Entonces le hubiera enseado un par de cosas. Pero, conforme estaban las cosas, slo poda criticarla. Esa Annis les deca a Moll y Jane empez a tener muchos humos cuando el ama de la casa, la hija del amo, se empe en tener una doncella. Menuda doncella! Ahora a Annis se le estn quedando estrechas las enaguas! Annis tema ir a su casa. Su padre haba amenazado con atarla al poste de los azotes del patio y propinarle la mayor paliza de su vida; y su madre haba prometido colaborar. La seora Alton, relamindose de gusto, trat de convencerla de que fuera a su casa, pero Tamar se encarg de impedirlo. Tamar defenda a ultranza a Annis y aborreca a la seora Alton y a Humility Brown, que tan duramente la censuraban. Se pregunt cmo era posible que, en algn momento, Humility le hubiera parecido un hombre noble. Un da se tropez con l al salir de los establos. Cmo te atreves a mirar a Annis de esa manera? le pregunt. Humility no contest. Me molesta la cara que pones. Despectiva Como si como si fueras capaz de alegrarte de que Annis ardiera lentamente en las llamas del infierno. Ese ser sin duda su destino. No podra aceptar a un Dios que permitiera tal cosa.
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Blasfemas dijo Humility. Tal vez. Y t eres un tirano Todos lo sois. Acaso no comprendes que Annis es una mujer destrozada por la pena? Es una fornicadora. Ha pecado y no se librar del castigo. Ya est sufriendo un castigo. Ama a John Tyler y l se encuentra en prisin. Teme por l. Teme que no le pongan en libertad antes de que nazca el nio. No te parece suficiente castigo por lo que ha hecho? al ver que Humility no contestaba, Tamar aadi: Eres t, t, el que debera estar en prisin y no John Tyler. Lo convenciste de que asistiera a tus reuniones! Y ahora lo han castigado mientras t ests libre! Si fuera voluntad de Dios que me prendieran dijo Humility, yo sera el que estuviera en la crcel en este momento. Me atacas los nervios! Entonces, es voluntad de Dios que Annis sufra de esta manera? Cmo podra ser de otro modo? El pecado entraa un castigo y ella ha cometido el mayor de los pecados. T nunca has cometido semejante pecado? Humility enrojeci intensamente y mir a Tamar horrorizado. No! grit Tamar. T no! No eres lo bastante hombre. T miras a hurtadillas y piensas y esperas pero te libras del pecado porque no eres un hombre sino un puritano! Pretendes buscar pretextos para tu criada y tal vez incluso para ti. Una furia irreprimible se apoder de Tamar. Levantando la fusta, la muchacha la descarg sobre la mano de Humility y ste retrocedi. Pero Tamar se arrepinti inmediatamente y se avergonz de su comportamiento. Es que me has sacado de quicio! dijo. El demonio estaba contigo dijo Humility, y a Tamar le pareci que se miraba la mano con cierta satisfaccin. Si vuelves a hablarme en ese tono dijo Tamar, nuevamente enfurecida, lo har otra vez y otra! Luego, dio media vuelta y corri hacia la casa.
***
El hijo de Annis fue un varn a quien su madre llam Christian. En la esperanza dijo Annis con lgrimas en los ojos de que crezca mejor que sus pecadores padres. John fue puesto en libertad un mes despus. Se cas inmediatamente con Annis y ambos se instalaron en la casita cerca de los Swann. Los aldeanos murmuraban que los Tyler eran la pareja ms afortunada en muchas leguas a la redonda. Al parecer, las recompensas eran para los pecadores. Eso no era lo que enseaba el predicador Brown. Tampoco era lo que enseaba la Iglesia! Era fcil comprender lo que haba ocurrido. La causante de todo era Tamar. La muchacha se alegraba. Por supuesto que s! Otro nio nacido fuera del matrimonio! Otro que sera criado al servicio del demonio! La seora Alton, por su parte, estaba indignada. Hablaba con
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quienquiera que estuviera dispuesto a escucharla y slo cuando alguien se extraaba de que pudiera seguir trabajando en una casa cuya ama era, a su juicio, una bruja, se preguntaba qu sera de ella si la echaban. Entonces se calmaba un poco. Humility Brown estaba todava ms consternado que la seora Alton. Durante los meses del embarazo de Annis, trat de convencer a Tamar de que no les diera la casa a los Tyler y ella, arrepentida de la marca que el azote haba dejado en su mano, se mostr comprensiva hasta que la cicatriz desapareci. Entonces se produjo una violenta escena entre ambos. Qu haras t en mi lugar? pregunt Tamar. Dime qu debera hacer si fuera una buena puritana. Rezar por la chica. Las oraciones no le construiran la casa dijo Tamar en tono burln . Mis palabras te escandalizan. Esperas que se abran los cielos y que una terrible desgracia caiga sobre m. Annis ha pecado, dices; y yo te digo lo que he dicho a los dems: El que est libre de pecado que arroje la primera piedra. Podras t ser se, Humility Brown? Tal vez. Humility! No deberas llamarte as. Deberas llamarte Orgullo, porque el orgullo de los que se consideran salvados como t es superior al de los condenados como yo. T justificas el pecado le explic Humility. En este lugar hay parejas muy dignas que se casan con pureza. No les hubieras podido dar una casa? Pero yo aprecio a Annis y Annis se encuentra en apuros. Cmo podras comprenderlo? T slo amas el bien y nunca odiaste otra cosa que no fuera el mal. T echaras a Annis, verdad? La enviaras a la casa de sus perversos padres, a los que sin duda consideras buena gente. Me parece que tu Iglesia te ha apartado de las enseanzas de Jess. T glorificas el mal dijo Humility. No lo niegues. Dominada por una creciente furia, Tamar se march.
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Un da de verano Bartle regres a casa. En la ciudad reinaba la emocin propicia del regreso de los barcos. Al da siguiente de su llegada, el joven cabalg hasta los establos de Pennicomquick. Tamar oy el rumor de los cascos del caballo y se asom a la ventana. Haba recibido inmediatamente la noticia de su llegada y esperaba su visita. Le vio salir de los establos y cruzar arrogantemente el jardn en direccin a la casa. Bartle levant los ojos hacia su ventana y ella se retir presurosa. Tamar se sorprendi de que le temblaran las manos cuando tir de la cuerda de la campanilla. Annis apareci de inmediato. La muchacha segua trabajando para Tamar y cada da llevaba consigo a su hijo, el cual ya haba cumplido un ao. Ya haba aprendido a dar sus primeros pasos. En aquellos momentos, Christian estaba jugando en el jardn. Annis dijo Tamar, si alguien pregunta por m, di que no estoy en casa. Eso es todo.
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Tamar regres cautelosamente a la ventana y vio que Bartle se aproximaba al nio. El pequeo Christian dio unos vacilantes pasos y Bartle lo tom en brazos y lo levant por encima de su cabeza. El chiquillo emita unos alegres gritos. Tamar retrocedi rpidamente al ver que Bartle miraba de nuevo hacia la ventana. El joven no llevaba ni cinco minutos en la casa cuando Annis regres corriendo. Seora, el amo manda buscaros. Te orden decir que no estaba en casa. Lo siento, seora, pero no puedo mentir. Tamar solt una carcajada de rabia. Eso es obra de Humility Brown! No puedes decir una mentira cuando yo te lo ordeno! Mirad, seora, dije que vendra a vuestro aposento y que, si estabais aqu, os comunicara que os llaman abajo. Seora, el amo dice que tendris mucho gusto en recibir a ese caballero. S quin es! dijo Tamar. Annis baj los ojos. Ahora era una buena puritana, como John, y cualquier manifestacin de los extraos poderes de su ama, aunque siguiera despertando en ella la misma curiosidad que antes, la llenaba de inquietud. Humility Brown predicaba contra la brujera tal como hacan los perseguidores de brujas, y, sin embargo, alguien a quien Annis amaba tanto como a su esposo y a su hijo, perteneca a aquella extraa y temible comunidad. La clera de Tamar se troc sbitamente en comprensin, tal como sola ocurrirle. Le he visto desde la ventana dijo Tamar, apoyando una mano en el hombro de Annis. No hay en ello la menor brujera. Y puesto que no quieres mentir, di que estoy aqu pero que no deseo bajar. Annis, sonriendo con aquella simplicidad que tanto conmova a Tamar, se retir. Volvi enseguida. El amo dice que el seor Cavill ha regresado de la mar y cree que eso os har cambiar de parecer. Ve y dile que eso no me hace cambiar de parecer. Tamar permaneci en su habitacin ms de una hora y slo baj cuando vio que Bartle se marchaba. Richard se encontraba sentado en el antepecho de la ventana de la espaciosa sala, mirando con aire pensativo a travs de la ventana. Al ver a Tamar, arque las cejas. Ha sido una gran descortesa por tu parte! No me apeteca verle. Es nuestro vecino y hay amistad entre ambas familias. Lleva ausente mucho tiempo, dos aos, creo; y cuando viene a visitarnos, t le haces este desaire! Ella se encogi de hombros. Tamar, por qu te obstinas en seguir odindole con tanta vehemencia? No puedes perdonarle? No, no puedo.
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Pero aquello ocurri hace tiempo y l no era ms que un nio fogoso! Ahora es un hombre fogoso. Deseara que te casaras. Tienes veinte aos, es una edad adecuada. Ya ves la felicidad de Annis y John. Quieres mucho al pequeo Christian; no sientes deseos de tener hijos propios? Cuando llegue el momento de casarme, lo sabr. Si no llega dijo Tamar, encogindose de hombros, pues, no me casar. Por qu piensas en mi matrimonio siempre que viene Bartle? pregunt, mirando a Richard con fiereza. Tal vez porque considero que sera un buen marido. Cmo puedes creer eso? Qu opinin tienes de m, puesto que le consideras adecuado para mi persona? No es ms que un bucanero, un pirata! Claro, todo eso es legal porque slo roba barcos espaoles, slo incendia ciudades espaolas y slo viola a doncellas espaolas! O acaso hay otras que tambin sufren por obra de sus manos? Me temo que ests decidida a odiarle. El orgullo siempre ser tu mayor enemigo. Ests muy segura de tener razn cuando juzgas a Bartle y cuando proteges a Humility Brown, pero acaso no sabes que tu sentido del bien y el mal est gobernado por tus emociones? Bartle es un bucanero y, por consiguiente, merece desprecio. Yo, Annis, John Tyler, hemos pecado, pero t nos defiendes con ardor. Quisiera que intentaras ser un poco ms razonable con Bartle. l no necesita mi amabilidad! dijo Tamar. Al da siguiente, la muchacha sali a cabalgar por los pramos, pensando en l, cosa que no haba dejado de hacer ni un instante desde su regreso, cuando de pronto oy a su espalda el rumor de unos cascos de caballo. Era Bartle. Tamar se detuvo. Se le vea ms mayor, ya tena casi veintisiete aos. Tena unas finas arrugas alrededor de los ojos y su piel estaba ms morena. La cicatriz que le cruzaba la mejilla era menos visible y sus ojos conservaban el mismo color intensamente azul que ella recordaba. El la miraba con expresin burlona y Tamar experiment una oleada del antiguo rencor. Vaya, pero si es Tamar. Qu quieres? Qu manera de saludar a tu amante! T no eres mi amante! Has olvidado la noche que pasamos juntos? He hecho lo posible por olvidar aquella vergenza. Por lo menos dijo Bartle, hablas con demasiada vehemencia como para que eso signifique indiferencia. Lo cual me da cierta esperanza aadi con una sonrisa. Esperanza? De qu? De que puedas engaarme como ya hiciste una vez? Vamos, Tamar. Sincrate contigo misma. T comprendiste el engao. Yo fui simplemente generoso dndote una oportunidad de rendirte no por ti, porque eso no estabas dispuesta a hacerlo a pesar de considerarme irresistible, sino por el bien de otra persona.
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Tu conversacin me aburre. Me vuelvo a casa. No dijo Bartle. Te quedars un rato y hablaremos. Desmontamos? Atemos los caballos en aquel arbusto. As podremos forjar planes ms fcilmente. No tengo ningn plan que forjar contigo. Es una lstima, porque yo tengo planes y sera bueno que los conocieras. No pienso participar en ellos. No desmontar. Bartle se inclin hacia ella y, tomando la brida de su caballo, se ri. Tienes miedo de desmontar. Tienes miedo de que se repita lo de aquel da Recuerdas cuando me viste dirigirme a casa de Richard y estabas tan loca de deseo por m que te desnudaste y me aguardaste al acecho para seducirme? Por qu haces todo lo posible por incrementar mi odio hacia ti? pregunt Tamar, mirndole con altivez. Porque tu odio es la medida de tu amor. Al parecer, crees haber adquirido mucha astucia en tus conquistas espaolas. Permteme decirte que ignoras por completo mis sentimientos. Una espaola y una inglesa son ms o menos iguales, sabes? Se las puede clasificar por su carcter, las que se pegan a ti y no te sueltan, las sumisas y las que son como t, Tamar. Las salvajes a las que hay que domar. Tus estpidas palabras me ofenden. Yo no soy un caballo al que haya que domar. No, por cierto. Como te dije cierta vez, eres una mujer que necesita ser cortejada cuando ya ha sido ganada. Crees que porque una vez me trataste ignominiosamente tienes derecho a hablarme as? Ah, Tamar, cunto me gustara que pudieras verte la cara. Ests emocionada Ests esperando que te tome como la primera vez. Tienes un poco de miedo pero esperas. Examnate los pensamientos, hermosa ma, y dime qu ves en ellos. Dime la verdad. Dime cunto estimas en tu fuero interno todos los detalles de nuestro amor. Lo has recordado durante mi ausencia, lo has recordado como yo. Tamar fustig el costado de su caballo y ste se encabrit, obligando a Bartle a soltar la brida. El animal se alej al galope, pero Bartle enseguida le dio alcance. Pens que el nio del jardn era tuyo grit Bartle. Tamar ni siquiera se dign mirarle. Sufr una decepcin aadi Bartle. La muchacha refren su caballo para replicarle: Antes que tener un hijo tuyo me hubiera matado. Hablas con demasiada ligereza de la muerte, de la misma manera que hablas con excesivo fervor del odio. Vete! Djame en paz! Tengo que hablar contigo. Nada de lo que puedas decirme tiene el menor inters para m. Me temes. Te conozco demasiado. Eres un brbaro, un violador de mujeres, un
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bucanero y un bandido. Y todo lo que eres yo lo aborrezco y desprecio. Y no me fo de ti. Tienes ms fuerza fsica que yo y no quisiera estar sola contigo en lugares solitarios. Bartle solt una vulgar carcajada. Oh, Tamar dijo, cundo te he forzado? Acaso no me recibiste en tu lecho sin rechistar? Tamar espole su caballo mientras unas ardientes lgrimas de vergenza asomaban a sus ojos. Vamos! susurr al caballo. Galopa ms rpido. Alejmonos de l. Pero los sudorosos caballos se mantuvieron a la par. No temas, Tamar! grit Bartle. Estaremos juntos mientras vivamos. Cuando abandonaron el campo abierto y se adentraron por las angostas y empinadas callejas, no tuvieron ms remedio que refrenar sus caballos. Escchame, Tamar dijo Bartle muy serio. Ya tengo edad suficiente y debo casarme. Mi padre desea ver a mis hijos antes de morir. He pensado en ello durante mi ausencia. Amo el mar, pero ms te amo a ti. Eres como el mar, Tamar, inconstante, hermosa y tierna para algunos, salvaje y tormentosa para otros. Te quiero, Tamar. Desperdicias las palabras. Si quieres un consejo, te dir lo siguiente: s, debes casarte y tener hijos. En esta comarca hay muchas doncellas de tanta alcurnia como t que seran unas excelentes esposas. Alguna se alegrara de soportar tus vulgares modales y tus infidelidades con tal de convertirse algn da en lady Cavill. Slo te quiero a ti. Es posible porque es tpico de ti querer lo que no puedes tener. No estara constantemente en la mar dijo Bartle. Podramos ver crecer a nuestros hijos. Qu dices, Tamar? Digo que eres un necio. A juicio de tu familia, yo no soy digna de ti y, a mi juicio, t no eres digno de m. Estoy segura de que tanta indignidad no podra dar buenos frutos. Mi familia olvidara aquellas extraas historias sobre tu nacimiento una vez te casaras conmigo. Jams lo olvidarn. Slo porque t te das tantos humos. Cabalgas con el cabello ondeando al viento para parecer una bruja distinta de las dems brujas, con una belleza capaz de encender la sangre de los hombres y llenar de envidia los corazones de las mujeres. O sea que te casaras conmigo sabiendo que soy distinta de las dems mujeres? Quiero casarme contigo dijo Bartle con firmeza. Bartle contest Tamar, suavizando ligeramente la voz, crees que no soy una mujer corriente, verdad? Crees que poseo un poder que no es de este mundo. Crees que el demonio forz a mi madre aquella noche de hace veintin aos? Qu puedo saber yo? replic Bartle, apartando los ojos. Sin embargo te casaras conmigo. Me pediras que fuera la
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madre de tus hijos! As es dijo solemnemente Bartle. Hay dos amores en mi vida aadi muy despacio y me conozco lo bastante como para saber que siempre los habr. Uno de ellos es la mar. Sabes que hu a la mar cuando tena catorce aos. Lo hice en contra de los deseos de mi padre. Saba que podra desheredarme, tal como amenaz con hacer, pero no me import. No me import llevar durante una temporada la existencia de un vulgar marinero. Saba que mi vida corra peligro; saba que me enfrentaba con la muerte; pero era lo que yo quera. Y t eres mi otro amor, Tamar. Indmita como el mar y tan peligrosa como l. Lo s, pero debo tenerte. Me enfrent con constantes peligros en la mar, y me enfrentar con ellos en unin contigo, mujer, bruja, demonio, cualquier cosa que seas. Tamar se emocion. Jams le haba odo hablar con tanta seriedad. Por otra parte, no poda evitar sentirse orgullosa al verle tan sumiso ante ella. En cierta medida, eso la compensaba de la vergenza que l le haba infligido. Si lo que dices es cierto contest, hablndole con inusual dulzura , lo lamento por ti porque nunca me casar contigo. Tendrs que conformarte con tu otro amor, la mar. Eres un necio, Bartle, y yo jams podra casarme con un necio. Si hubieras sido amable conmigo, te hubiera apreciado; y, si hubieras seguido siendo amable, tal vez me hubiera casado contigo. La violencia, la humillante violencia que te atreviste a utilizar conmigo jams conseguir nada que no sea mi desprecio. Entonces, me sigues odiando? Jams podr amarte. Olvidas que te he sentido temblar en mis brazos. De odio. No dijo Bartle, de pasin. Si as fuera, por qu no iba a aprovechar la magnnima oferta que me haces de convertirme en tu esposa? Porque no te conoces. Ests decidida a odiarme y te aferras a ese odio como el nufrago se aferra a una balsa, sabiendo que muy pronto le ser arrebatada. Entrate de una vez dijo Tamar. Me has hecho algo que jams te perdonar. Sabes que no soy como las dems mujeres. T mismo has dicho que llevo dentro el demonio. Bartle la mir sonriendo y en sus ojos se encendi aquella sbita llama de deseo que la abrasaba de tal forma que, por un angustioso instante, ella temi que derritiera su repulsin y la trocara en una ardiente entrega. Alarmada, Tamar se apresur a aadir: No tengo nada ms que decirte. Despus se alej al trote.
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Durante todo el otoo y el invierno, Bartle fue un asiduo visitante de Pennicomquick. Por su parte, Richard y Tamar eran invitados muy a menudo por la familia del joven a su mansin de Stoke. Sir Humphrey estaba muy dbil y observaba con impaciencia las aparentes relaciones
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amistosas entre su hijo y la hija de Richard. No le gustaba la ilegitimidad de la muchacha, pero no era insensible a sus encantos. Tamar era alta y esbelta. Ya se imaginaba los hermosos hijos que tendra. Y, puesto que Bartle pareca empeado en tenerla, sir Humphrey deseaba que no demoraran la boda porque ansiaba conocer a sus nietos antes de morir, y ya no le quedaba mucho tiempo. Contemplando al anciano, Tamar pens: As ser Bartle dentro de treinta aos. Demasiado vino, demasiados manjares, demasiadas mujeres; un par de heridas de una espada espaola que haban dejado su huella; ojos lascivos para las doncellas hermosas; mirada triste a causa de la distancia entre la juventud de las mozas y su propia edad; mal genio; piernas hinchadas por la gota. S, Bartle sera exactamente as dentro de treinta aos. Padre e hijo eran exactamente iguales, caballeros terratenientes y bucaneros! Sin embargo, los sentimientos de Tamar hacia Bartle haban cambiado durante aquellos meses. Algunas veces, cuando describa sus aventuras, el joven no se burlaba de ella. Sola ocurrir cuando se sentaba a conversar con ella, sus padres y Richard en la sala de paredes revestidas de madera en la que los antepasados de los Cavill les miraban desde sus retratos de la galera de arriba. En tales ocasiones, Bartle relataba los pormenores de la vida marinera que tanto amaba, los cien peligros que haba afrontado y las historias de los barcos espaoles y del saqueo de los ricos tesoros de sus bodegas. Sir Humphrey intervena contando ancdotas de sus propias aventuras y ambos convertan la sala en un galen en el que Tamar crea surcar el ocano. A travs de sus ojos, la muchacha vea al espaol en el horizonte y oa el grito de a bordo: A toda vela! Oa la voz de Bartle gritando mientras sus ojos se encendan de emocin: Arriad la gavia! Dirigidle la salva! De dnde es vuestro barco? Y la temida y, sin embargo, esperada respuesta: De Espaa. De dnde es el vuestro? Vea el galen atravesado por los caonazos y el incendio de la bodega. Vea al cirujano atendiendo a los heridos mientras caa la noche. Y oa de nuevo la voz de Bartle: Anclad a barlovento y cuidad de que no lo perdamos durante la noche! Vea la reanudacin del combate al da siguiente y oa el sonido de los tambores y las trompetas al grito de San Jorge de Inglaterra!. Tamar se senta fascinada, en contra de su voluntad. Cmo le brillaban los ojos a Bartle mientras hablaba. Sus ojos adquiran el mismo azul profundo que arda en ellos cuando la miraba con deseo. Era un hombre con el cual Humility Brown jams se podra comparar. Por Navidad hubo grandes festejos en Stoke, y Tamar y su padre fueron los invitados de honor. En las caceras, Tamar y Bartle cabalgaban juntos y siempre eran los primeros en cobrar las piezas. Bartle se mostraba ms amable y ya no haca comentarios sobre la noche en que forz a Tamar. Tena en cuenta las palabras de la joven y sta, por su
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parte, ya estaba empezando a ablandarse. Cuando Bartle se tropezaba con el pequeo Christian en el jardn, se detena a hablar con l, le traa golosinas y frutas y el nio lanzaba gritos de alegra. Bartle lo tomaba en brazos y lo lanzaba al aire, lo montaba sobre su yegua y lo sujetaba mientras el animal paseaba entre la hierba. El nio lo adoraba. Annis, que ya esperaba otro hijo, contemplaba aquellas escenas con lgrimas en los ojos. Es un hombre bueno le deca en voz baja a Tamar. Slo los hombres buenos son cariosos con los nios y los dbiles. Entonces Tamar recordaba la ocasin en que Bartle no haba sido demasiado carioso con un dbil. Pero haca bien albergando aquel resentimiento en su pecho? No debera tal vez perdonarle, siempre y cuando l se arrepintiera de su mala accin? Mientras la agasajaba en la mansin de su padre, Bartle la cortejaba y le daba a entender: Esto es lo que puedo ofrecerte. Esta casa y estas tierras sern mas algn da. Cuando ambos salan a cazar juntos, le deca sin palabras: Lo pasaramos muy bien juntos. Cuando le haca zalameras al pequeo Christian, quera decirle: Lo ves? Mira qu felices seramos si tuviramos hijos propios!. Pero Tamar no olvidaba fcilmente la desconfianza que l le inspiraba. Recordaba demasiadas cosas. No me fo de l!, pensaba. Sin embargo, los das en que no le vea le resultaban aburridos. Se estaba ablandando y todava se hubiera ablandado ms, pero l no poda observar durante mucho tiempo un comportamiento ejemplar. Cuando le vea conversar con Humility Brown, haca comentarios despectivos sobre aquel hombre y Tamar reaccionaba con una ardiente defensa. Un da, a comienzos de primavera, Bartle se present en Pennicomquick y sorprendi a Tamar hablando con el puritano en el huerto. Cuando ms tarde sali a dar un paseo a caballo con ella, le dijo: Pareces muy encaprichada con ese hombre. Encaprichada? Repitiendo lo que digo no conseguirs ocultarme tus sentimientos. Ests encaprichada! Lo veo en tu forma de mirarle. Ves demasiado, Bartle, puesto que incluso ves lo que no existe. Estabas coqueteando con l. Vive el Cielo que si! Obligndole a mirarte, dirigindole una sonrisa provocadora. Te has enamorado de l! grit Bartle con el rostro congestionado por los celos. Creo que es tu amante. Crea que tus modales haban mejorado ltimamente contest Tamar con frialdad. Veo que me he equivocado. No puedes negarlo. Usas falsos argumentos. No puedes ocultarme la verdad. Aunque tus insinuaciones fueran verdaderas, por qu iba yo a ocultrtelas? Acaso te importa? O sea que, mientras yo trataba de comportarme como un corts
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pretendiente, l gozaba de los placeres de tu lecho! Si estuvieras ms cerca, te abofeteara. No te molestes en defender el honor de tu taimado puritano. Siempre he recelado de la mansedumbre de esa gente. La utilizan para desarmar a las hembras necias como t. Dime, reza una plegaria antes de entregarse al placer? Ya basta! grit Tamar. Te odio! Qu insensata fui al pensar que eras menos odioso de lo que yo crea! Cmo te atreves a decirme tales vulgaridades? Crees que todos los hombres son tan depravados como t! De pronto, Bartle se puso muy serio. Perdname, Tamar. He sido un necio. Tu conversacin me resulta insoportable. Gurdatela para tus miserables marineros, te lo ruego. Yo hablo con quien quiero y, en este momento, no quiero hablar contigo. Estaba a punto de espolear su caballo cuando l lo sujet por la brida. No puedes perdonar a un amante celoso? Tamar mir orgullosamente hacia delante. No puedo perdonar a alguien que se atreve a decir tales cosas. Escchame, Tamar. Me he equivocado. Estaba celoso y he sido un insensato. No me gusta ver que le sonres a otro que no sea yo. No sigas replic Tamar. Y, por favor, aparta las manos de mi brida. Quiero volver a casa. Dime primero que me perdonas. Dime que todo sigue igual entre nosotros. Muy bien dijo Tamar, mirndole framente. ramos simplemente amigos porque las casas de nuestros padres estn muy cerca y nuestros padres desean que lo seamos. En los ojos de Bartle se encendi un destello de furia. Pero el joven permaneci en silencio mientras regresaban a Pennicomquick. Al da siguiente, Bartle volvi. Tamar le vio en el jardn con el pequeo Christian y observ lo alto, fuerte y apuesto que era y lo insignificante que pareca Humility Brown en comparacin con l. El nio sonri de regocijo cuando Bartle lo levant en brazos. Le encantaban los nios y se ablandaba cuando estaba con ellos, aunque no demasiado. Era un hombre capaz de atraer a los nios incluso cuando les regaaba o aparentaba indiferencia. Sera un buen padre, un padre del que sus hijos se sentiran orgullosos. Tengo veinte aos pens, y con quin voy a casarme sino con Bartle? Sin embargo, el amor tena que ser suave y tierno, no violento y exigente, con aquellas amargas peleas que solan surgir entre ambos. No, no poda amar a Bartle, pero su presencia la emocionaba. Baj al jardn y ambos jugaron un rato con el nio. Humility pas por delante de ellos en direccin al cobertizo de las macetas y Tamar le dirigi una sonrisa, pensando en el contraste que exista entre l y Bartle. Bartle vio la sonrisa y la interpret errneamente. Tamar observ su cambio de expresin y se irrit. Habr una expedicin a comienzos del verano dijo Bartle. Me
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han pedido que capitanee uno de los barcos. Ser muy emocionante para ti. En efecto, uno se aburre de estar en tierra. Ambos regresaron a la casa y Tamar se sorprendi de la tristeza que haba sentido ante la posibilidad de perderle.
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Ms adelante, Tamar pens en lo distintas que hubieran podido ser las vidas de ambos si en aquel momento no hubiera ocurrido algo. Era apasionada, salvaje e imprevisible y haba olvidado que Bartle se pareca mucho a ella. Si el orgullo era su mayor pecado, la impaciencia y la violencia eran los mayores de Bartle. El joven era un hombre de profundas emociones y llevaba un perodo demasiado largo de abstinencia. Bast la sonrisa que ella le dedic a Humility, el ms inofensivo de los hombres, para encender de nuevo las ardientes pasiones que el joven haba reprimido durante aquellos meses. Fue en busca de Tamar y le dijo que necesitaba hablar con ella, rogndole que saliera a pasear con l. La condujo al lugar junto al arroyo que ambos tenan sobrados motivos para recordar. Cuando lleg all, Tamar comprendi que tendra que habrselas con el mismo Bartle de siempre. Haba desaparecido el tierno enamorado ansioso de complacerla y, en su lugar, haba un hombre sensual dispuesto a salirse con la suya. Bartle la sujet brutalmente por los hombros y se le encendieron los ojos de pasin mientras ella le miraba, asustada. Despus la bes en los labios y sus besos fueron como una ardiente profeca. La iba a besar tanto si ella quera como si no. Tamar sinti renacer dentro de s su antiguo temor, mezclado con un profundo odio. Sultame. Pero l mantuvo las manos sobre sus hombros y la mir a los ojos. No sabas le dijo Bartle que ese hombre, Humility Brown, Humility Brown nada menos!, se ha atrevido a celebrar reuniones en una cabaa de las tierras de mi padre? Tamar sinti un escalofro. Pues, s aadi Bartle, esa taimada criatura se atreve a congregar a su rebao en una choza de all. Ese hombre tan apacible es un pecador; ha quebrantado la ley. Y ahora existen castigos muy duros para esos bastardos. Por qu me lo dices a m? Espera y vers. Uno de mis mozos de cuadra se fingi puritano a peticin ma y me ha revelado cundo se celebrar la prxima reunin. Como ves, estoy al corriente. Te he preguntado qu relacin tiene eso conmigo. Qu vas a hacer? Como buen servidor de mi pas, qu esperas que haga? T no lo haras, Bartle! exclam Tamar. Esas personas han
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vivido entre nosotros son nuestros amigos! Han quebrantado la ley! Y Humility Brown es el mayor responsable. Le encerrarn en prisin. He odo comentar lo que les hacen Los dejan pudrir en prisin. Los dejan morir de hambre y los apalean. Un criminal tan empedernido como Humility Brown podra acabar incluso en la horca! Quin sabe? Puede que incluso los afeminados T no hars eso! Por qu no? Porque yo lo impedir. Le avisar. Lo mandar prender de todos modos. No podr negar lo que ha hecho. Eres de veras tan cruel como quieres hacerme creer? Bartle sacudi la cabeza y sus ojos se encendieron de rabia contra Humility Brown y de pasin y deseo por Tamar. No me gustan los sentimientos que te inspira ese hombre dijo. Ests loco. Os he visto juntos. Es un humilde hortelano. Qu podra yo querer de l? No estoy ciego. Es un hombre culto. Trabaja en el huerto porque lo perdi todo en un barco que se diriga a Virginia. Est ganando tiempo hasta que pueda volver a embarcar y sin duda se propone llevarte consigo. Richard le invita a su estudio. Habla con l. La suya no es una relacin de amo y criado. Y por qu no puede interesarse Richard por un criado? Acaso invita a otros criados a hablar con l? Richard y su hija muestran inters por un hombre que desprecio. Te aborrezco, Bartle. Acaso porque le amas? Tamar intent abofetearle, pero l le sujet la mano. Me haces dao gimi Tamar. Es lo que pretendo. Aprenders el dao que puedo hacer a las personas que me insultan, prefiriendo a un predicador de suaves modales antes que a un hombre de verdad. Cuando le ahorquen, te llevar a ver el espectculo. Te aseguro que se reunir mucha gente para despedirle en su viaje al infierno. Bartle suplic Tamar, no sers capaz de hacer esa crueldad y esa vileza. Ya vers lo que soy capaz de hacer por mi pas. Cuando l la mir de soslayo, Tamar hubiera tenido que adivinar sus intenciones. Te suplico que no lo hagas, Bartle dijo, corriendo tras l cuando el joven la solt. Bartle se volvi con una sonrisa que la hizo estremecer por lo similar a la que apareci en su rostro en cierta ocasin Amor mo dijo Bartle, no puedo negarte nada. Si me lo pidieras con insistencia tal vez reconsiderara mi decisin. La estrech fuertemente en sus brazos. A cambio de una cosa aadi, no hay nada en el mundo que yo no estuviera dispuesto a hacer por ti. Qu es? pregunt Tamar con un hilillo de voz.
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Deja tu ventana abierta esta noche y te juro por Dios y mis padres que los puritanos podrn reunirse donde quieran y con la frecuencia que deseen sin ninguna interferencia por mi parte. Crees que me dejar engaar otra vez con la misma estratagema? pregunt Tamar, mirndole con desprecio. Lo otro fue una estratagema, te lo aseguro. Jams hubiera traicionado a un amigo como Richard. Aprecio sinceramente a Richard. En cambio, a Humility Brown lo aborrezco y lo desprecio y la forma en que le sonres basta para convertirle en mi enemigo. Ests decidido a conseguir que mi odio arda todava con ms intensidad? Si no puedo tener tu amor contest Bartle, tendr tu odio, pero te tendr de una u otra forma. Entonces, es intil que te suplique? Slo hay un medio. Tamar irgui la cabeza con furia y regres a la casa. Le estaba esperando. No poda hacer nada ms, pens. La haba engaado una vez, pero ahora hablaba en serio. Era brutal, perverso y lascivo. Cmo haba podido pensar alguna vez que se casara con l? Antes preferira morir! dijo contra la almohada. Qu otra cosa puedo hacer? Cmo puedo permitir que traicione a Humility Brown? Otros caeran tambin. Cerr los ojos y trat de imaginarse a Humility de pie en uno de los pozos de la prisin con el agua hasta las rodillas y luchando contra las ratas que acechaban su cuerpo extenuado por el hambre. Pero slo poda ver a Bartle acercndose a ella y susurrando su nombre. Le odio! pens. Es terrible y vergonzoso. Pero es preferible que me ocurra eso a m antes de que mis amigos acaben en una prisin y tal vez sufran una muerte violenta. Le oy acercarse. Estaba ocurriendo tal como la primera vez. Las cortinas se separaron y Tamar oy una leve risa en la oscuridad. Sus manos la acariciaron. O sea que de nuevo me estabas esperando, amor mo dijo Bartle. Te odio! Te odio! dijo Tamar. Siempre te odiar por lo que me has hecho. Bartle se burl de ella como la primera vez. Cmo me deseabas! Crees que puedes ocultarme tus sentimientos? Soy demasiado inteligente. Conozco demasiado a las mujeres, Tamar. Por qu insistes en decirme que me odias? Me deseas y ardes por m. Sabas que me importaban un pimiento los puritanos. Que se vayan al infierno! No me importa lo que hagan. Que se renan todos los das. Que recen hasta enronquecer. Jams les traicionar. Acaso parezco un hombre capaz de molestarse en denunciar a esos miserables puritanos? Te creo capaz de las mayores crueldades. Fue una noche maravillosa, verdad? dijo Bartle, sonriendo. Mejor que la primera porque entonces tal vez eras un poco reacia. Eres vulgar y grosero y te odio.
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Las constantes repeticiones no acentan el efecto, tal como t pareces creer. A mi juicio, s. Csate conmigo, Tamar. Prometo serte fiel. Casarme contigo? Antes preferira morir. Y si hubiera un nio de por medio? Entonces estaras muy dispuesta, estoy seguro. Si hubiera un nio, no cambiara la situacin. Ya veremos. Cuando tu astuta ama de llaves empiece a mirar y fisgonear, apuesto a que no tendrs tantos remilgos. Olvidas que te aborrezco. Eso dices Bartle suspir. Cundo sers sincera y razonable, Tamar? Cundo podr dejar de urdir estas complicadas estratagemas para estar juntos? Nunca habr otra ocasin. Espero que haya un nio dijo Bartle. No sabes cunto lo espero! Tendr tiempo de enterarme antes de que zarpe el barco. Si hay un nio, s que cambiars de parecer. Te vers obligada a hacerlo. Sera una buena excusa para ti. Cunto te gustan las excusas! Por el nio, accederas a casarte conmigo tal como tan bondadosamente has accedido a acostarte conmigo, primero por el bien de Richard y despus por el de Humility Brown. Una boda contigo! dijo Tamar con desprecio. Me da risa pensarlo aunque tal vez no debiera rerme, sera una amarga tragedia! Antes de que transcurriera una semana, cometera una locura. No hay cuidado! Yo te domara. Antes de que transcurriera una semana te convertiras en una amante esposa, sumisa y apacible. Tamar se senta herida y humillada. Bartle la emocionaba. Ahora ya conoca la verdad. Le odiaba en parte, pero gozaba en parte de su amor, lo cual constitua para ella un vergonzoso descubrimiento. Durante las semanas sucesivas, Tamar experiment sentimientos contradictorios. A veces, tema que hubiera un nio en camino y otras veces lo deseaba. Se imaginaba dicindole: Ser por el bien del nio. Y pensaba en la emocin que ello le producira. Pero enseguida surga su orgullo Que ella, a quien la gente tema contrariar incluso en su infancia, se hubiera visto tratada y humillada como una vulgar criada sometida a los antojos de su amo! No! Le aborreca con toda su alma y tema que hubiera un nio en camino. Pero no lo hubo. Se burl de l cuando Bartle la visit. Cundo zarpas? le pregunt. Puede que la prxima vez que zarpe lo haga contigo por el ro Tmesis hasta la ciudad de Londres. Tamar solt una carcajada. Creo que, cuando zarpen los barcos, t te irs con ellos. Curiosamente replic Bartle, preferira casarme contigo. Ya estoy empezando a hartarme de la mar y a ti slo te he saboreado un poco.
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Aborrezco tus vulgares comentarios y jams acceder a casarme contigo, ni siquiera con un nio en camino. Pero no lo habr. Al ver su consternacin, Tamar se ri de buena gana. Fue entonces cuando Bartle comprendi finalmente que la joven hablaba en serio cuando deca que le odiaba. Bartle zarp aquel verano y Tamar crey alegrarse de ello. Pero cuando, a las pocas semanas de hacerse a la mar, regres un barco al canal con la noticia de que era el nico que haba escapado al ataque de unos piratas argelinos o turcos, Tamar acudi al muelle con toda la ciudad y su orgullo se derrumb al enterarse de que Bartle era uno de los que no haban regresado.
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Captulo 5
Era la noche de boda de Tamar. Tena veintitrs aos, edad suficiente para casarse, y los ltimos tres aos haban sido montonos y aburridos. Contaba veinte aos cuando se enter de que Bartle haba desaparecido. Los hombres del barco que regres a duras penas a Plymouth explicaron que en el golfo de Vizcaya les superaron en la proporcin de tres a uno y que entre los atacantes se encontraban unos feroces piratas turcos o argelinos. El barco de Bartle se incendi y fue despojado de todo su botn antes de que se hundiera. Era un peligro que l haba corrido muchas veces y al que ahora no haba podido escapar. En los das sucesivos, Tamar estuvo como ausente. No poda analizar sus sentimientos por Bartle. Le odiaba porque la haba humillado profundamente. Dos veces la enga y se burl de ella sin piedad. Era tan cruel como los hombres que lo haban matado. Sin embargo cmo entender el sentimiento que ahora la embargaba? Por qu odiaba el centelleante mar que se lo haba llevado? Por qu ya no haba emocin en su vida? Acaso porque en ella no haba nadie digno de su odio? Cada vez que llegaba un barco, ella figuraba entre los primeros que acudan al muelle de la Barbacana. Se protega los ojos del sol con la mano y lo contemplaba mientras se aproximaba a tierra. Bartle tena que haber escapado! Era demasiado joven para morir. Le era imposible imaginarle muerto. Jams lo conseguira. Estaba inquieta y, al mismo tiempo, apagada. A veces, cuando alguien le hablaba, pareca no escucharle. Richard estaba preocupado por ella, temiendo que lamentara no haberse casado con Bartle. Tamar se negaba a creer que, en su fuero interno, pudiera anhelar la tormentosa existencia que aquel matrimonio hubiera significado para ella. Le pareca irnico que, por el hecho de haberse casado con l, le hubiera podido salvar de aquel viaje fatal. En aquella humillante primera ocasin, salv la vida de Richard, o eso crey ella; en la segunda, salv la de Humility, y ahora no le caba duda de que, si se hubiera entregado a Bartle para siempre, tambin le hubiera salvado la vida. A menudo visitaba la casa de los Tyler. Annis tena otro hijo, bautizado con el nombre de Restraint (Moderacin) a instancias de Humility. En otras circunstancias, Tamar se hubiera redo porque el saludable nio, mamando vorazmente de los pechos de su madre, haba recibido un nombre de lo ms incongruente. Pero comprenda que apenas le quedaba espacio para la risa. Annis, con su John convertido en un devoto puritano y un esposo absolutamente fiel, era una mujer satisfecha. Tamar se senta molesta ante aquella satisfaccin y le envidiaba a Annis su hogar y sus hijos de la misma manera que envidiaba la serenidad de Richard y la fe de Humility.
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Era una situacin muy extraa para una muchacha cuya vida haba estado colmada hasta entonces de toda clase de placeres y emociones.
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Poco despus de que Bartle zarpara, Richard puso en prctica un plan que llevaba meditando mucho tiempo. Siempre se haba mostrado profundamente interesado por Humility Brown y no le gustaba verle trabajar duramente bajo las rdenes de Jubin. Por consiguiente, adopt la decisin de que Humility, que saba utilizar muy bien la pluma y era muy erudito, tomara sobre sus hombros una parte de la carga de sus propiedades. Humility se alegr de aquel cambio y Richard le dijo que debera abandonar la incmoda dependencia anexa que tanto agradeci cuando le ofrecieron aquella ocupacin y trasladarse a una de las buhardillas que habilitaran para l. Esta no slo resultara ms cmoda sino que, adems, estara ms en consonancia con su nueva situacin. Humility experiment inmediatamente los efectos de aquel cambio. En sus ojos brillaba algo ms que la fe. A veces coma con Richard y Tamar, y un da en que los tres cenaban en el saln de invierno dijo, mirando con ojos rebosantes de gratitud a Richard: Soy un hombre feliz. Pensaba que mis deseos eran pecaminosos, pero ahora s que el Seor los bendice. Cuando mis amigos zarparon rumbo a Virginia y me dejaron con Will Spears y el mozo de Spears, me entristec y, a pesar de mis constantes plegarias, no pude apartar de mi mente el dolor por haber perdido la oportunidad de trasladarme a una nueva tierra. Humility Brown me dije, si Dios hubiera querido que te trasladaras a Virginia, crees que te hubiera enviado a la ciudad de Plymouth asolada por la peste? Comprend entonces que la voluntad de Dios era que no me trasladara a Virginia. Y rezaba por las noches, suplicndole que me ayudara a conformarme con mi destino. Pero no poda reprimir el anhelo y las ansias. Pensaba en la nueva vida de mis amigos en un nuevo pas en el que no se veran obligados a reunirse en secreto para adorar a Dios. Qu maravilla sentirse libre y sin temor y poder levantar los ojos a las colinas y decir: Santo, Santo, Santo. Tamar le estudi con mirada crtica. Era un predicador nato y se dejaba arrastrar por sus propias palabras, lo cual era una muestra de vanidad. Le gustaba escuchar el sonido de su propia voz tanto como contemplar el rostro de Tamar. Un da en que se encontrara de humor para ello, Tamar se lo comentara para provocarle. Humility capt la mirada de sus ojos y dijo: Perdonadme. Me temo que me entusiasmo demasiado. Estoy entusiasmado y creo haber recibido un mensaje de las alturas. Tengo la impresin de que, al final, ser voluntad de Dios que me vaya a Virginia. Seor, vos habis hecho posible que me alimente y me vista y, con vuestra generosa paga, me habis permitido ahorrar un dinero con el que podr trasladarme a la tierra prometida. O sea que se es tu plan dijo Richard. Ahorrar y, cuando ests preparado y se presente la oportunidad, emprender el viaje. A Plymouth llegan muchos barcos dijo Humility con los ojos
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brillantes por la emocin. Con un poco de dinero, uno puede ir a Virginia. Me alegro de haber comprendido que el Seor no quera que perdiera la ocasin de ir a la tierra prometida. Tal vez dijo Tamar con una pizca de perversidad has sido retenido aqu como castigo, pero es posible que, como Moiss, tus pecados hayan sido tales que jams te permitan alcanzar la tierra prometida. Es posible convino Humility. En tal caso, debes de haber pecado mucho y yo me pregunto cmo. Aquella noche, Tamar se libr en parte de su abatimiento. Una vez ms se interesaba por algo: la partida de Humility hacia Virginia! Le interrumpa durante su trabajo mientras l permaneca sentado con la pluma de ave en la mano y le peda que le hablara de Virginia. Humility se dejaba tentar fcilmente y ms tarde Tamar se diverta al ver su remordimiento por el tiempo perdido. Robar tiempo le deca sin la menor compasin es tan grave como robar cosas. Lo sabas, Humility? Eres una tentadora! replicaba l. Y ella se rea mientras l musitaba una oracin. Te pondrs un cilicio por eso? le preguntaba, divertida con su picarda. Pero, cuando Humility no se presentaba al da siguiente a las horas de comer, comprenda que estaba ayunando y se arrepenta de lo que haba hecho. Fue entonces cuando la muchacha descubri que no slo era capaz de divertirse sino tambin de compadecerse, y le pareci significativo que Humility Brown le hubiera hecho comprender que la vida no era a fin de cuentas tan aburrida como ella pensaba. A veces, ambos mantenan conversaciones muy serias. Ahora que su trabajo tena una meta, Humility pareca ms humano y Tamar se interesaba por sus ahorros. Hubiera querido darle dinero, pero saba que l no lo hubiera aceptado. Humility trabajaba sin descanso y Richard deca que jams haba conocido a un hombre ms abnegado y ms dispuesto a privarse de comodidades. Creo que, si no fuera tan fantico, sera un gran hombre dijo Tamar. Los grandes hombres suelen ser fanticos le record Richard. Annis y John tambin estaban ahorrando. Su sencilla fe resplandeca en sus semblantes. Un da, bajo la gua de Humility Brown y en compaa de casi todos los que se reunan en secreto para adorar a Dios, se iran a la tierra prometida. O sea que vas a dejarme, verdad, Annis? le pregunt Tamar a Annis con cierto enfado. Annis sacudi la cabeza. Seora, quiz vos vendris con nosotros. Yo? Pero si los puritanos no me querran. Os querran si os hicierais puritana, seora. Hablas como Humility Brown! Ah, seora, si supierais la paz y la alegra que sentimos John y yo!
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Estamos salvados. Pensadlo. La felicidad llena nuestras vidas, seora. Todas las noches rezo de rodillas para que tambin llene la vuestra. Aquel da Tamar abandon la casa de Annis y fue a cabalgar a los pramos. El viento le agitaba el largo cabello. Aqul era el lugar donde Bartle le haba dado alcance. All sujet la brida de su caballo y se burl de ella. Ahora ella estaba sola en los pramos y l estaba solo en el fondo del mar. Desmont y at el caballo a un arbusto. Se tendi sobre la hierba y llor con desconsuelo. Pens en Annis y John Tyler y, sobre todo, en Humility Brown. Qu tenan ellos y qu le faltaba a ella? La fe! La creencia de que sus almas estaban salvadas. La creencia en una vida futura en la que lo que ocurra en la tierra careca de importancia. Qu situacin tan envidiable! Cuando regres a la casa, se recogi el cabello, pero no en un peinado elegante sino alisado sobre las orejas y envuelto en un moo en la nuca. El efecto fue sorprendente. Tamar pareca casi recatada. Capt la mirada de aprobacin de Humility Brown. Annis tambin se alegr de verla peinada de aquella guisa. Ambas se sentaron junto a la chimenea de la casita mientras los nios Christian, Restraint y Prudence jugaban a sus pies. Annis dijo Tamar, puedes decir sinceramente que nunca habas sido ms feliz en tu vida? Puedo decirlo con toda sinceridad contest Annis. Pero por qu una nueva manera de adorar a Dios puede haceros felices? Porque es la nica manera autntica contest Annis. Me pregunto si tendrs razn. Annis se arrodill a los pies de Tamar. Seora, venid con nosotros. Venid a nuestras reuniones. Escuchad las palabras y veris cmo encontraris la paz que John y yo hemos encontrado. Annis, sabes que, cuando estis reunidos en secreto, os pueden descubrir. Eso puede agregar la prisin. Puede que se lleven a John y lo aparten de ti y de los nios. Cmo podis ser felices viviendo en constante temor? Si prendieran a John, sabramos que sa es la voluntad del Seor. Algn bien nos vendra de ello porque los caminos de Dios son buenos. Podran llamarte a declarar por tu falta de asistencia a la iglesia. Annis asinti, esbozando una sonrisa beatfica. Annis, a veces pienso que eres una necia. Sin embargo, has encontrado la felicidad. Y puesto que todos anhelamos la felicidad, sabios son los que la encuentran. Seora, apartaos del demonio. Podis hacerlo. S que sois una bruja, seora. Tenis el poder de la brujera, pero jams lo habis usado para el mal; sois una bruja blanca y la oracin os podra librar de vuestra esclavitud y conduciros a los brazos de Jess. Hablas como Humility Brown dijo Tamar, haciendo una mueca. La muchacha no pudo comprender lo que le sucedi tal vez porque fue algo muy gradual. No se convirti instantneamente de una Tamar
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brava en una dcil Tamar salvada. Cada semana perda un poco de vehemencia y adquira un poco de serenidad. Ahora que Tamar ya no se burlaba de l, Humility conversaba largamente con ella. Quin era ella para burlarse? Aquellas personas tenan una fe y la fe les produca el sosiego que ella tanto ansiaba. Estaba inquieta y buscaba algo que jams podra tener ahora que Bartle haba muerto; y, cuando Bartle se lo ofreci, no quiso aceptarlo. Tena veintitrs aos y an no estaba casada. Ansiaba tener hijos. Annis acababa de tener otro, la pequea Felicity. Cuatro hijos para Annis y ninguno para Tamar! La muchacha quera mucho a los hijos de Annis y buscaba toda clase de pretextos para visitarlos en su casa o tenerlos consigo en la mansin. Pero Tamar no era una mujer capaz de vivir a travs de las experiencias ajenas. Anhelaba aquella fe; deseaba escapar de su inquietud; quera sentirse salvada para que lo que aconteciera en la tierra no tuviera importancia comparado con la felicidad venidera. Se lo dijo a Humility y ste cay de hinojos y dio gracias a Dios. La conversacin de Tamar era ms entusiasta que la de nadie, por tratarse de una persona incapaz de hacer a medias lo que emprenda. Richard la observ complacido, pero con cierta preocupacin, sealndole que la raz de la aceptacin de la fe no era su creencia en ella sino la insatisfaccin que le produca la vida presente. Sin embargo, Tamar se apart de Richard y se acerc a Humility. Le escuchaba tal como le escuchaban sus seguidores. Humility era un lder y su voz tena poder para seducir a los suyos. Tamar comprendi su bondad. Oh, Humility le dijo. S que lo que me ocurre aqu no tiene importancia. Es para la vida venidera para la que tenemos que prepararnos. Humility la abraz y ambos se arrodillaron para orar juntos. El milagro haba ocurrido. Tamar estaba salvada. Un da Humility dijo algo sorprendente. Tamar haba dejado de llamarla hija, la mayor alegra que me poda dar el Seor es verte convertida a la Verdad. Ahora ests en paz y es natural que as sea. Pero he recibido una revelacin con respecto a ti. Te sientes inquieta porque ests hecha para ser madre. Te has liberado de los vnculos de Satans. Dios es bueno. Es todopoderoso, y con su divina ayuda he podido liberarte porque el poder del demonio comparado con el de Dios es como la llama de una vela en comparacin con el sol. Yo te podra conducir a la satisfaccin y a la verdadera felicidad que consiste en la supresin del egosmo para que uno pueda entregarse al servicio de Dios. Si colocas tu mano en la ma, podra mostrarte el camino. Tamar le tendi la mano y Humility la tom. Tamar, yo no quera dar rienda suelta a los sensuales placeres de la carne, ni pienso drsela. Pero he visto que se abre ante m una nueva vida. En la nueva tierra a la que espero trasladarme necesitaremos nios, nios puritanos fuertes, buenos y nobles que puedan continuar la tarea que hemos iniciado. Cada mujer tiene que hacer una aportacin y lo
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mismo debe hacer cada hombre. No tiene por qu haber lujuria en la unin matrimonial de un hombre bueno y una mujer buena. Qu quieres decir? Que t y yo nos casemos y, en el santo matrimonio, tengamos hijos para gloria de Dios y de nuestra fe. Tamar sinti el intenso arrebol de su rostro. La sugerencia la haba escandalizado, pero era la respuesta a su inquietud. Ansiaba tener hijos. Con los hijos de Humility Brown podra contribuir a poblar la tierra prometida a la que un da se trasladaran. Su vida tendra finalmente una meta. Tal vez por esa razn Humility Brown haba sido enviado a Plymouth; tal vez por esa razn ella le haba salvado la vida. En aquel momento, todo le pareca sencillo y natural. Me casar contigo dijo. Ms tarde pens en lo que tendra que soportar antes de llegar a la felicidad de verse rodeada de hijos en una tierra extraa, y tuvo miedo. Soaba cuando dorma. En cierta ocasin, so que alguien separaba las cortinas de su cama. Era una fantasa, pero le gustaba. Bartle se encontraba de pie junto a su cama y le deca: Cmo puedes casarte con ese puritano? No lo consentir!. Y en sueos senta que sus manos la acariciaban. Entonces se levantaba de la cama y rezaba con fervor por la purificacin de su cuerpo y la salvacin de su alma. Los extraos sueos se sucedan, temibles sueos de clera y pasin. Qu he hecho? se pregunt. Cmo puedo casarme con Humility Brown? Richard era contrario a la boda y as se lo dijo. Era como aparear un ave del paraso con un cuervo. Te has lanzado a este proyecto con tu habitual impetuosidad. Te conozco bien, mejor de lo que t misma te conoces. Estabas abatida y buscabas un nuevo inters en tu vida. Todos esos comentarios sobre Virginia te han encendido la imaginacin. Ojal S? dijo Tamar. Nada. Dmelo. Quiero saberlo. S que es una locura forjar planes para los dems. Pensaba simplemente por qu no insist en mi deber de padre y te cas con Bartle. Entonces l no se hubiera ido y Richard se detuvo al ver que Tamar se cubra la cara con las manos y sollozaba amargamente. Oh, Tamar, queridsima Es que no puedo soportar orte decir que yo tuve la culpa de su muerte. Por supuesto que no tuviste la culpa. Si no queras casarte con l, estabas en tu derecho. Qu te ha ocurrido, Tamar? Has cambiado mucho. No s lo que me ha ocurrido contest la joven. Te lo suplico, querida, considera esta boda y lo que significar. Considralo detenidamente. Hagamos un viaje en barco. Bordearemos la costa y navegaremos por el Tmesis hasta Londres. O acaso prefieres
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viajar a caballo? Tamar sacudi la cabeza. Ya lo he decidido. Humility y yo queremos hijos. Cuando vayamos a Virginia, Richard, t debers acompaarnos. No podra soportar que te quedaras aqu dijo con los ojos iluminados por la emocin. Eres rico. Podras costear una expedicin. Richard, no podras apartarte de esta vida, que no me parece muy satisfactoria para ti e iniciar otra nueva? Haces preguntas a un hombre sin previo aviso contest Richard. Sera maravilloso! exclam Tamar. Zarparamos del canal todos juntos con nuestras pertenencias y todo lo necesario para una nueva vida. No podra haber una aventura ms emocionante y maravillosa que la de zarpar hacia lo desconocido. Richard la dej hablar, pero estaba preocupado. A su juicio, una joven hubiera tenido que pensar en la nueva vida con su marido y no en la vida en un nuevo ambiente. Tamar haba cambiado. Acaso porque amaba a Bartle? Era como si tratara de emborracharse para ahogar una pena. Y si la esperanza de los hijos y de la nueva vida fuera para ella el vino del olvido? A medida que se acercaba la fecha de la boda, el estado de nimo de Tamar experiment un cambio. La muchacha sala a cabalgar por los pramos con el cabello ondeando al viento y Richard pensaba, observndola, que la antigua Tamar no andaba muy lejos. No le hubiera sorprendido que finalmente decidiera no casarse. Estuvo a punto de hacerlo cuando Humility le expres su deseo de establecer su hogar en una de las dependencias anexas. Cmo se le encendieron los ojos! Aquello era una locura, dijo. Tenan que seguir viviendo en la mansin. Si l quera ahorrar peniques, no poda despreciarlos en la vanidad de poner una casa. Cualquiera hubiera dicho que haba abandonado el proyecto de Virginia. Tamar dijo Humility, dolido por su cambio de actitud, es bueno que un hombre y una mujer tengan un hogar propio, por humilde que sea. No quiero que sigas viviendo bajo el techo de tu padre. En eso demuestras tu orgullo contest Tamar. Tendrs que aceptar estas condiciones. Recuerda nuestro proyecto de abandonar este pas cuanto antes. Acaso no queramos casarnos y tener hijos para poblar el nuevo pas? As es. Tamar solt una carcajada. Es tan fcil tener hijos en una cmoda mansin como en una humilde casita llena de corrientes de aire, te lo aseguro. Humility palideci, alarmado. Vio que el demonio rondaba a Tamar y comprendi que la muchacha no estaba enteramente salvada. Pens que tardara toda una vida en alcanzar su deseada conversin. Tena que aceptarlo. No habra un hogar para ellos. La habitacin de Tamar era suficientemente espaciosa para los dos. Compartira su mullido lecho hasta que estuvieran seguros de que haba un hijo en camino. Entonces regresara a su buhardilla. No comprenda a Tamar. No saba que se mostraba tanto ms desafiante cuanto mayor era su miedo. Le preocupaba su descarada
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manera de comentar ciertas cosas que unas personas solteras no hubieran debido comentar, pero pensaba que su obligacin era seguirle la corriente hasta que pudiera dominarla, cosa que, con la ayuda del Seor, conseguira sin duda una vez estuvieran casados. Por consiguiente, tena que aceptar aquella inslita disposicin. En cierto modo, Tamar tena razn. Pronto zarparan hacia Virginia. A medida que se acercaba el da de la boda, los temores de Tamar se intensificaban. En su fuero interno, la muchacha crea que Bartle reaparecera y le explicara algo prodigioso e increble, algo que slo a l le hubiera podido ocurrir. Mirndola con sus ojos intensamente azules, le hara un chantaje que la obligara a romper aquel incongruente compromiso y a casarse con l. Y entonces ella se vera obligada a aceptarlo no por s mismo, sino por el bien de alguien. Pero lleg el da de la boda y Tamar se cas con Humility Brown. Ahora la casa estaba en silencio y ella yaca en su lecho con las cortinas corridas, tal como hiciera cuando esper a Bartle. Oy el rumor de la respiracin de un hombre al otro lado de las cortinas pero no era Bartle sino su marido, Humility Brown. Humility separ las cortinas como las haba separado Bartle y Tamar slo pudo ver una forma junto a su lecho, no la fornida forma que haba visto otras veces, sino la delgada figura de su esposo. Qu distinta fue aquella noche de las otras! Humility no se acerc a ella con ansia y no le habl en apasionados susurros ni la acarici con vidas manos. Se arrodill junto al lecho y rez. Oh, Padre Celestial, porque creo en ti, esta noche me arrodillo junto a este lecho. Te suplico que bendigas a esta mujer y la hagas frtil ya que por esta razn estoy aqu esta noche, Seor, no por apetito carnal sino para procrear hijos segn tu santa ley. T sabes cmo he luchado contra m mismo Tamar ya no pudo escucharle ms. Cmo se atreva a llamarla esta mujer? No estaba all por amor a ella sino para engendrar hijos que contribuyeran a poblar la nueva tierra. Sin embargo, su enojo se desvaneci y fue sustituido por la aoranza de otro hombre mientras Humility se levantaba y se acercaba a ella.
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Al cabo de un mes de su boda con Humility Brown, Tamar supo que estaba preada. Ahora ya no se senta deprimida y se alegraba de haberse casado. La nueva aventura merecera el paso que haba dado. Sin prdida de tiempo le comunic la noticia a Humility, que de inmediato se arrodill para dar gracias a Dios. Sin embargo, cuando se levant, a Tamar le pareci que no estaba tan agradecido como pareca a primera vista. Tamar comprendi el porqu. Aunque para Humility, que se crea muy sabio, ella fuera una criatura misteriosa de imprevisibles y extraas reacciones, su inteligencia le permita leer en su mente como en un libro abierto.
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Iba a tener un hijo; el propsito de sus abrazos nocturnos ya se haba alcanzado y, por consiguiente, stos deberan suspenderse hasta que naciera el hijo. Cmo hubiera podido ser de otro modo si l haba declarado ante Dios y en su presencia que slo se producan por una razn? Eso era lo que l deca todas las noches en las oraciones que rezaba junto a su lecho. Dios ha escuchado nuestra plegaria! exclam Humility. Ahora replic Tamar con cierta malicia ya puedes regresar a la buhardilla con la conciencia tranquila. Ser lo ms prudente aadi al ver su expresin de asombro. Sera una lstima que despus de tantas promesas, te entregaras a los placeres de la carne lo que fcilmente te podra ocurrir si siguieras compartiendo mi cama. Tamar saba que Humility desesperaba de poder modificar su comportamiento. No tena recato, le deca, y manifestaba todo lo que senta sin detenerse a pensarlo. Esperaba que algn da aprendiera a ser una buena puritana y a ocultar sus pensamientos incluso a s misma. Tamar sonri. Mucho se tema que el mes transcurrido no la hubiera acercado demasiado a la salvacin. Saba que haba estado muy cerca de ella cuando prometi casarse con Humility, pero, por desgracia, ahora cada vez estaba ms lejos. Humility regres a la buhardilla y Tamar suspir de alivio. Volva a ser duea de sus propios dominios. Llevaba al hijo en sus entraas y eso era lo nico que quera de su marido. Mandaba llamar a Annis a menudo o bien la visitaba en su pequea casa. Ambas se inclinaban sobre la costura y hablaban incesantemente del nio. Tamar aprendi incluso a enorgullecerse de su trabajo, algo inslito en ella pues jams le haban interesado las labores de aguja. Pensaba en el nio y se senta ms feliz que nunca. Ya no soaba con el viaje a Virginia, todos sus pensamientos eran para el nio. Qu lentos transcurran los meses! Estaban en primavera y el nio nacera en diciembre! Un da estival, mientras ambas cosan en el jardn, Annis dijo: Me parece un milagro que os hayis casado con el seor Brown. Siempre pensbamos que harais una boda muy sonada con algn caballero de la comarca, locamente enamorado de vos. Pero os casasteis con el puritano! Por supuesto que nunca ha habido un hombre ms noble y leal, lo s. Yo le dije a John: Muy dichosa tendra que sentirse una mujer por esa unin, pero Pero qu? pregunt Tamar bruscamente. Al ver que Annis se ruborizaba y prosegua su labor de costura, Tamar estall: Una mujer tendra que sentirse muy dichosa, pero yo no soy una mujer corriente, verdad, Annis? No, no lo soy! No me mires alarmada. T y yo lo sabemos. Oh, Annis, a veces pienso que estoy unida a la oscuridad por hilos de seda tan finos que nadie puede ver y de los que slo yo soy consciente. Entonces no estis salvada, seora? No, Annis. Es muy difcil salvaros. El demonio os retiene con fuerza. Pero vos no sois mala. Es lo que yo le digo a John:
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Hay brujera en ella, pero no toda la brujera es mala. Si ayudis a la gente, cmo podis ser mala? Eres una criatura encantadora, Annis. No tengo ms deseo que el de serviros durante todos los das de mi vida, seora. Eres tambin mi amiga, Annis. Annis se acerc un poco ms. En determinado momento pens que os ibais a casar con el caballero Bartle Cavill. Si hubiera vivido y os hubierais casado con l, ahora serais lady Cavill. Serais la seora de la mansin. Ya os imagino, sentada a la cabecera de la mesa vestida de seda y terciopelo. S, Annis. Annis vacil, recordando que era un pecado hablar de los placeres mundanos. Me temo que he pecado dijo. Nunca aprender a ser una buena puritana. He sido vana y he apreciado demasiado las glorias de este mundo. Para m ser una lucha muy dura subir por la escalera dorada. Subirs por esta escalera, te lo aseguro dijo Tamar. En cuanto a tus pecados, no se te har ninguna pregunta. Annis la mir con los ojos muy abiertos. Eso no lo podis lograr, seora, porque el demonio no manda all arriba. Tamar se ri. Estas conversaciones sobre el Cielo me aburren. Yo quiero ser feliz aqu en la tierra. Oh, Annis, me pregunto qu ser de mi hijo. Nia o nio? Espero que nia, porque, si es varn, podra parecerse a Humility y si es nia se parecer a m. Qu maravilla verte a ti misma en miniatura, otra Tamar pero con un puritano por padre, no un demonio! Se ri tanto que Annis se asust. Las mujeres pueden ser muy raras durante los meses de espera le dijo Annis ms tarde a John. El nio naci un nevado da de diciembre. Annis estaba con Tamar, que en los ltimos aos haba adquirido cierta experiencia como partera. Richard mand buscar al mejor mdico de Plymouth, pero Tamar quiso tener a Annis a su lado. El hijo fue un varn y Tamar, sintindose en el mejor de los mundos porque no sufra ningn dolor y tena a su hijo en brazos, crey que aquello era la respuesta a su inquietud. Al final, haba encontrado la felicidad. El nio tena los ojos oscuros y la cabeza cubierta de pelo. Tamar se extasiaba, contemplndole. Seora le dijo Annis, no podis sentiros decepcionada por un nio tan saludable, por mucho que quisierais una nia. Yo querer una nia? Qu disparate! Yo slo lo quera a l! Tamar estaba totalmente entregada a su hijo. Orden colocar la cuna al lado de su cama y se empe en atender personalmente todas sus necesidades. No le puso paales porque recordaba que a ella tampoco se los haban puesto, y quera contemplar sus preciosas extremidades. Annis sacudi la cabeza. Aquello no estaba bien. El nio se morira de
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fro. No se morir de fro. Yo lo mantendr abrigado. Quiero que crezca hermoso como su madre. Pero, seora exclam Annis, apenada. Yo s lo que es bueno para mi hijo. A Tamar se le encendieron los ojos y Annis crey ver al demonio asomando a travs de ellos, tal como le coment ms tarde a John. Annis le dijo John, s que es la esposa del seor Brown. S que ha sido buena contigo. Pero puede hacer conjuros. Acaso no te hizo uno a ti para que me hiciera efecto? Los conjuros no son cristianos, Annis. Deseara que te apartaras de ella. Los ojos de Annis se encendieron casi con la misma fiereza que los de su ama. Antes me cortara la mano derecha que dejarla, John Tyler. John no se atrevi a decir nada ms, saba que Annis estaba dispuesta a dar algo ms que la mano derecha por su seora. Y, cuando uno ha encontrado la verdadera fe y ha sido salvado, no quiere or blasfemar a la propia esposa. Tamar cri al nio a su aire y ste se desarroll muy sano. Cuando lleg el momento de bautizarlo, hubo una disputa entre sus padres. Le llamaremos Humility dijo su padre. Este nombre ser para l, como mis padres quisieron que fuera para m, un constante recordatorio de que tiene que vivir de acuerdo con la virtud de la humildad. No permitir que se llame Humility! declar Tamar. Por qu no, esposa ma? He decidido llamarle Richard, como mi padre. Tal vez te permitir que bautices con este nombre a nuestro prximo hijo. Aunque yo sugerira algo ms adecuado para acompaarlo. Qu? pregunt Tamar. Restraint? Charity? Virtue? No me gustan vuestros nombres puritanos. Acaso no te gustan esas cualidades en los seres humanos? No me gustan utilizadas como nombres. Resultan un poco hipcritas. Es como andar diciendo: Soy humilde o Soy moderado, Soy caritativo y virtuoso!. Las acciones y no las palabras son las que deben proclamar estas cualidades. Tamar adivin por el rubor que apareci en su rostro que Humility estaba haciendo un esfuerzo por dominarse. Le llamaremos Humility dijo su marido. Querida, el primer deber de una esposa para con su esposo es la obediencia. Yo no soy una esposa corriente y te agradecera mucho que no me hablaras as. El nio es mo y slo yo elegir su nombre. Lamento tener que mostrarme firme dijo Humility. Si me lo hubieras pedido humildemente, tal vez te hubiera permitido aadirle un segundo nombre, que hubiera podido ser el de tu padre puesto que tanto te gusta; lo considero un detalle muy hermoso. Pero, en vista de tu rebelin y de tus insolentes palabras, te prohbo este nombre y debo Por favor, no me sueltes un sermn! exclam Tamar. Como intentes hacerlo, te quedars para siempre en la buhardilla y ya no habr ms hijos. Sera una lstima porque yo deseaba tener ms.
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No te entiendo, Tamar. S que no me entiendes, pero esto s lo entenders: el nio se llamar Richard. No puedo consentir este comportamiento tan impropio de una esposa dijo Humility, pero luego se resign. Tamar estaba preciosa con su largo cabello negro esparcido sobre la almohada, sus grandes y luminosos ojos y el busto casi al descubierto a travs del escote de la camisa de dormir.
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El pequeo Dick contaba tres aos y Rowan acababa de nacer cuando la princesa india lleg a Plymouth. Tamar dej a Rowan al cuidado de Annis y se fue con Dick al muelle de la Barbacana para presenciar la llegada de los barcos. El chiquillo, vivaracho y de ojos negros, era el vivo retrato de Tamar, la cual lo contemplaba satisfecha, pensando que as deba de ser ella a su edad. Estaba decidida a no permitir que sufriera ninguna de las penalidades que ella haba sufrido. En l no haba casi nada de Humility; el nio evitaba al mximo a su padre. Tema a aquel plido y severo personaje, cuyas frases siempre empezaban con un No debes. Le encantaba el mar y nunca se cansaba de contemplarlo ni de escuchar los relatos que su madre le contaba sobre los espaoles. En aquella ocasin Tamar lo llev al puerto sin imaginar que a bordo de los barcos viajaba una criatura tan deliciosa. All estaba ella, la encantadora muchacha de ojos oscuros, princesa de la tierra prometida, con su lacio cabello oscuro y su extrao atuendo. Tratndose de una princesa, iba acompaada de un squito de indios vestidos con prendas cuyos vivos colores contribuan a acentuar la negrura de sus ojos y su cabello. La princesa era Pocahontas, llamada ahora Rebecca, porque haba abrazado la fe cristiana tras casarse con un ingls. Cuando los lugareos se recuperaron de su sorpresa, la acogieron cordialmente puesto que ya conocan en parte su conmovedora historia. El capitn John Smith llevaba aproximadamente un ao en Plymouth en cuyo transcurso se haba dedicado a contar sus viajes a travs del Pas Occidental. Quera reunir a unas cuantas personas que le acompaaran al Nuevo Mundo. Despreciaba a los que iban en busca de oro porque muchos de ellos regresaban decepcionados. All haba trofeos mucho ms preciados, aseguraba: comercio para Inglaterra; desarrollo de tierras sin cultivar; un imperio. Le haban tratado mal en Virginia y estaba deseoso de explorar nuevos territorios. Hablaba de un lugar al que haba impuesto el nombre de Nueva Inglaterra. En aquellos mares abundaba una pesca tan buena e incluso mejor que la de cualquier otro lugar del mundo; haba un cabo que llamaban Cape Cod (Cabo Abadejo) porque jams se haban visto tantos peces como los que nadaban en las aguas que lo rodeaban; se poda cultivar trigo y criar ganado. Quera reunir a un grupo de hombres y estaba buscando tripulantes para sus barcos.
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Richard le recibi en Pennicomquick, donde el capitn Smith haba contado muchos relatos sobre el Nuevo Mundo. Aunque Humility soaba con ir a Virginia, no vea ninguna razn para que Nueva Inglaterra no fuera un lugar igualmente apropiado. Los meses durante los cuales el capitn Smith estuvo haciendo preparativos fueron muy emocionantes. Pero Richard era contrario a la partida, sealando una y otra vez que abandonaran una vida de comodidades a cambio de una existencia llena de molestias. Podan incluso pasar hambre. Lo haba pensado Tamar? Haba imaginado al pequeo Dick, llorando y pidiendo comida? Mejor que se fueran los que no tenan nada que perder y la vida en Inglaterra les resultaba intolerable. Los que disfrutaban de una vida cmoda deberan pensarlo muy bien antes de abandonarla. Humility ansiaba marcharse porque vea la mano de Dios en la llegada del capitn Smith a Plymouth. Tamar adverta en su interior una creciente perversidad que a veces la induca a oponerse a los deseos de su marido. Acaso no ves siempre la mano de Dios cuando ocurre algo que t deseas? le dijo. Siempre hablabas de Virginia Virginia Virginia. Yo pensaba que se era el lugar. Nueva Inglaterra es territorio virgen. Vamos a llevar a nuestro hijo a un lugar donde es posible que muera de hambre? Puedes irte, pero te irs solo. Las circunstancias resolvieron el dilema. Uno de los barcos de Plymouth que haba zarpado rumbo al Nuevo Mundo en busca de oro, regres vaco y con espeluznantes relatos sobre las penalidades sufridas. El inters por la expedicin decay. Tamar qued nuevamente encinta. Cuando Smith zarp con los dos barcos que pudo conseguir, la familia de Pennicomquick no le acompa. Sin embargo, Smith dio a conocer en Plymouth la conmovedora historia de Pocahontas, y Tamar se la cont a su hijito mientras ambos regresaban lentamente a casa a lomos de su caballo. El capitn Smith se adentr en una tierra extraa, hijo mo dijo Tamar. Le acompaaban muchos que deseaban aduearse de aquella tierra. Pero all ya haba unas personas como las que hemos visto hoy, las cuales no queran que los hombres blancos les arrebataran sus tierras. Un da el capitn Smith fue apresado por los indios y lo iban a matar cuando la princesa que hoy has visto se adelant y, en el ltimo momento, se arroj sobre l para que no pudieran golpearle. Entonces le suplic al rey, que era su padre, que le salvara la vida. Y lo consigui. Ahora se la recuerda en aquella tierra como la nia, porque slo contaba doce aos, que salv la vida de un ingls y era amiga de los ingleses. Ahora, mi pequeo Dick, podrs contarle a tu abuelo a quin has visto hoy. Cmo se llama? Lo recuerdas? Pocahontas contest Dick, con ojos brillantes. Estaba emocionado por lo que haba visto. Algn da l sera uno de los aventureros del mar. No se pareca en nada a su padre, y Tamar se alegraba.
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La llegada de la princesa los emocion. Humility, con la mirada encendida por el entusiasmo, asegur que aqulla era otra seal de Dios. Las relaciones entre los indios y los colonizadores blancos eran tan buenas que incluso una princesa india se haba casado con un blanco, se haba convertido al cristianismo y no tema visitar el pas de los blancos. Era una seal. Poco peligrosos podan ser los indios en un lugar como aqul. Humility quera alejarse de un pas cuyos gobernantes impedan a los hombres adorar a Dios segn sus propios deseos. Pero Tamar se preguntaba si era la nica razn. A Humility no le gustaba la situacin domstica que le haban impuesto y Tamar reconoca que era inslita y hera los sentimientos de un hombre tan orgulloso como Humility. No era de extraar que quisiera marcharse. Jams abandonara a Richard afirm Tamar. Espera y l vendr con nosotros. Necesita mucho tiempo para tomar semejante determinacin. Adems, si l viniera con nosotros, podramos viajar con ms comodidad. l es un hombre rico y podra proporcionarnos un barco bien equipado. No podemos trasladarnos a una tierra extraa y establecernos all sin una considerable riqueza. Puedes creerme, s que, llegado el momento, Richard nos acompaar. Richard segua contraponiendo las comodidades a las dificultades. Era justo, se preguntaba, conducir a las mujeres y los nios a unas tierras salvajes? Dios cuidar de ellos contestaba Humility. Los espaoles, los piratas o los indios podran aparecer en escena antes que Dios deca Tamar con impertinencia, irritada por la santurronera de su marido. Humility rezaba en silencio y Tamar se volva a preguntar: Por qu me habr casado con este hombre? Sentira deseos de daarle si le amara? Sin embargo desde que le salv la vida no dejo de pensar en l, y soy tan feliz como podra ser con cualquier otro. Crea que apoyabas este proyecto tanto como yo dijo Humility. Hablas de riesgos. Aqu arriesgamos tambin nuestras vidas. Nunca sabemos cundo nos enviarn a la crcel y nos dejarn all para siempre. Quebrantamos constantemente las leyes de este pas. Basta un confidente entre nosotros para que nos caiga encima el desastre. En una tierra extraa podramos encontrar otros peligros, pero mantendramos la cabeza bien alta y no temeramos a nadie. Tamar dudaba. Es verdad dijo. Richard, la libertad es muy valiosa aunque entrae otros peligros. Pero Richard no se dejaba convencer. Ten en cuenta dijo que me vera obligado a vender mis tierras y a llevar mi riqueza al Nuevo Mundo. Tendramos que hacer una peligrosa travesa y enfrentarnos con tormentas y tempestades. Y lo peor es que el ocano est infestado de piratas. Un barco como el nuestro sera una presa fcil. Tendramos que enfrentarnos con una muerte horrible y tal
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vez con algo peor que la muerte. Los espaoles podran entregarnos a la Inquisicin; los turcos nos llevaran a las costas de Berbera y nos convertiran en esclavos. Tal como dira Humility, eso podra ser voluntad de Dios. Pero yo no quiero que tales cosas le ocurran a mi familia. Dick tiene tres aos y Rowan es una lactante. Que crezcan un poco. Espera. Procuremos averiguar algo ms sobre esas tierras antes de abandonar los males conocidos por otros que slo podemos imaginar. Pinsalo! dijo Tamar. Si equiparas un barco, podramos empezar maana mismo a hacer los preparativos. Por eso considero que debemos meditarlo con serenidad. La espera siempre es segura. As pues, esperaron y la vida sigui sin ningn acontecimiento destacable. Se enteraron de que la princesita haba muerto en Gravesand cuando se dispona a regresar a su tierra natal. No haba resistido la hmeda atmsfera de Inglaterra. Entonces Richard coment que haba hecho bien, oponindose a aquella aventura. El clima de all podra ejercer en nosotros el mismo efecto dijo. Los hombres y las mujeres son como las plantas. No es fcil desarraigarlos. Tamar supo entonces que estaba nuevamente encinta y perdi momentneamente el entusiasmo por el viaje.
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Tamar estuvo a punto de perder la vida al nacer Lorea. Permaneci en la cama apenas consciente del tiempo y el lugar. Pas varios das en el mismo estado, y en las semanas siguientes una acusada apata se apoder de ella. Oa las voces de quienes la rodeaban sin escuchar sus palabras: la voz estridente y llorosa de Annis; la solemne y entristecida de Richard; la dolida y resignada de Humility. Dick, que tena cinco aos, y Rowan, de tres, estaban perplejos y asustados. Jams haba permanecido inactiva tanto tiempo y la inactividad le dejaba mucho tiempo para pensar. Se senta desdichada y malcasada. Cmo haba sido tan necia como para pensar que podra llevar una existencia serena y convertirse en la sumisa y dcil esposa puritana de un hombre como Humility? A menudo lamentaba haberse casado con l, pero procuraba disimularlo. Tenan tres hijos, pero Humility no considerara justificado su matrimonio hasta que tuvieran doce. Otros nueve suplicios como el que acababa de sufrir! Tamar suspir. En fin, era su deber y tena que cumplirlo. Dick y Rowan eran sus hijos, unos alegres y vivarachos nios de mejillas sonrosadas, brillantes ojos negros y cabello oscuro. Se preocupaba por la pequea Lorea, de aspecto dbil e insignificante, muy distinta de su hermano y hermana, los cuales haban asombrado a todo el mundo ya en el momento de nacer hasta el extremo de que algunas
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personas como Annis y la seora Alton pensaban que su madre haba utilizado algn poder diablico para hacerlos ms fuertes, inteligentes y hermosos que los nios de su edad. Cuando se levant de la cama al cabo de varias semanas, el espejo le mostr lo plida y delgada que estaba. Permaneca sentada en su habitacin, enfrascada en sus pensamientos. Humility estaba encantado con ella. Ya era hora de que regresara a su habitacin, dijo, para engendrar otro vstago. El recuerdo del suplicio an estaba muy presente, pero Tamar se someti. Humility se arrodill para alabar a Dios. Te doy gracias, Seor, por haber mostrado finalmente tus caminos a esta mujer Dick y Rowan se sorprendieron del cambio. Tamar estaba demasiado cansada para jugar con ellos como antes. Como nios que eran, aceptaron el cambio con ms facilidad que los mayores. Haban perdido a su alegre y divertida madre y, en su lugar, tenan a una lnguida desconocida. La pequea Lorea era una nia enfermiza a la que todo el mundo contemplaba con inquietud. Su pattico rostro asomaba por encima de los paales sin apenas sonrer ni llorar. Humility la miraba suspirando y murmuraba: Si sta es la voluntad de Dios, tendremos que aceptarla. Miraba con severidad a sus dos hijos mayores. No le gustaba emplear la violencia, pero asuma la necesidad de corregirlos. Por sus pecados, Dick era encerrado a menudo en un armario oscuro porque Humility haba descubierto que eso era lo que ms le atemorizaba. A Rowan, que siempre tena apetito, la mandaba a la cama en ayunas. No haba duda. En la casa se haba producido un cambio. El demonio ha sido encadenado!, pensaba Humility. Lleg el verano y Tamar pasaba los largos y calurosos das al aire libre. El color regres a sus mejillas mientras aspiraba con deleite el perfume de la tierra baada por el sol y la fragancia de las flores. El perfume de la tierra le recordaba siempre a Bartle cuando le puso la zancadilla y la oblig a tenderse sobre la hierba Desde entonces, el perfume de la tierra la emocionaba y la induca a sentir cierto rencor hacia Humility. No poda evitar soar con aquel amante apasionado y, por cierto, hbil con las artimaas, pero no porque deseara tener hijos, sino porque la amaba con pasin! Lleg el da en que Dick y Rowan se extraviaron. Aquella maana los nios fueron sorprendidos rindose mientras rezaban. Conducidos a presencia de su padre, ste les orden repetir el padrenuestro. Humility comparta la extendida creencia de que la incapacidad de rezar el padrenuestro era una manifestacin de maldad puesto que las palabras de la oracin posean poderes mgicos que impedan que stas brotaran con fluidez de las bocas impuras. Al ver que los nios vacilaban, Humility, con profunda tristeza, les habl del infierno que aguardaba a todos los pecadores. Dick, por ejemplo, debera permanecer constantemente a oscuras sin poder ver ms que los ojos de los demonios que lo atormentaran y le arrancaran la carne con pinzas al rojo vivo mientras l ardiera en el fuego eterno. Rowan, que era
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extremadamente golosa, se sentara a una mesa aparejada con los manjares que ms le gustaban y, cada vez que extendiera la mano para tomar algo, la comida le sera arrebatada. Pasara mucha hambre, pero no morira, tambin tendra que sufrir los dolores de las llamas eternas. La posibilidad de arder eternamente no inquietaba demasiado a los nios porque nunca haban sufrido quemaduras. Pero la idea de permanecer encerrado en un armario oscuro con los demonios aterrorizaba a Dick, en tanto Rowan, ms prctica que su hermano, no podra imaginar mayor tormento que padecer hambre. En la poca anterior al nacimiento de Lorea, tal vez hubieran corrido a buscar consuelo junto a su madre, pero, con la rpida perspicacia de los nios, intuan que su madre haba cambiado y que ahora sus vidas estaban gobernadas por su padre. El infierno y los supuestos horrores creados por su Padre Celestial pertenecan a un lejano futuro mientras que, en aquel momento, tenan frente a s los castigos de su padre terrenal. Dick no poda soportar la oscuridad, y Rowan prefera pasar hambre fuera de casa donde haba bayas, nueces y plantas comestibles. As pues, decidieron huir. Tamar se encontraba con Annis cuando le comunicaron la noticia. Se hallaba de pie junto a la canasta en la que descansaba su hija menor. El rostro de Lorea estaba cada da ms demacrado. Tamar se preguntaba cuntas semanas de vida le quedaran. Annis levant los ojos de la prenda que estaba cosiendo, presa de un sbito temor. Qu te ocurre, Annis? le pregunt Tamar. Annis vacil, pero Tamar insisti en que se lo dijera. Pensaba, seora, que habais vuelto con el demonio. Pensaba que ibais a hacer uno de vuestros hechizos para salvar a la nia. A Tamar se le encendieron los ojos, pero en aquel momento entr Moll Swann para anunciar que no encontraban a los nios por ninguna parte. Haba recorrido toda la casa y sus alrededores y tema que se hubieran perdido. En un instante, Tamar se quit de encima la inercia que la dominaba desde haca varios meses. Que todo el mundo los busque orden. Hay que encontrarlos enseguida. Adonde vais, seora? pregunt Annis. A buscarlos contest Tamar. Ve a los establos y diles que ensillen mi caballo. En un instante se visti y se alej con el cabello ondeando al viento como antao. Cabalg directamente al lugar en el que se encontraban los nios Algunos dijeron que fue por arte de brujera. Lo fue realmente?, se pregunt Tamar. O acaso fue porque ella los haba conducido a aquel lugar muchas veces? Se trataba de un pequeo y herboso saliente de los peascos desde el cual se poda ver, en toda su belleza y sus promesas de aventuras, la centelleante extensin del canal. All Tamar les haba contado a menudo historias del mar, las mismas historias que Bartle le
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haba contado a ella. Cuando la vieron acercarse con el cabello ondeando y las mejillas arreboladas, los nios gritaron de alegra y corrieron a su encuentro. Rowan, ha venido! Ha venido! exclam Dick. Tamar los abraz con fuerza y comprendi el significado de las palabras de su hijo. La madre que antao conocieron haba regresado a ellos. Estaban encantados de haberla recuperado. La oscuridad de la noche hubiera sido tan temible como la de un armario, y morirse de hambre al aire libre hubiera sido tan malo como morirse en casa. Tamar los sent sobre su caballo y regres lentamente con ellos a la mansin, pero el trayecto no les pareci largo. Los tres se alegraban mucho de estar juntos. Los nios perdieron el miedo porque su verdadera madre haba regresado y los protegera de su padre puritano. Cuando llegaron, toda la casa se conmocion. Richard vio al terceto entrando en el patio de los establos y comprendi lo ocurrido. Tamar haba recuperado la salud y volva a ser la misma de siempre. El perodo de sumisin haba sido una consecuencia de su deficiente estado de salud tras el alumbramiento de Lorea, de la misma manera que su conversin haba obedecido a un profundo trastorno emocional. Richard contempl la reunin de Tamar y sus hijos con Humility. Humility haba estado muy preocupado. Richard saba que quera a sus hijos y tal vez estaba orgulloso de su hermosura y sus saludables cuerpos; pero, precisamente por ello, consideraba necesario mostrarse ms severo con ellos. Ahora, sin embargo, tenia que enfrentarse con su madre, la cual pareca una tigresa con sus cras. Loado sea Dios! exclam Humility. Los nios estn a salvo. Tamar no contest. Tom a los nios, los dej en el suelo y orden al boquiabierto Ned Swann que se hiciera cargo del caballo. Dick dijo Humility, Rowan, veo que estis avergonzados de lo que habis hecho. Eso est bien. Pero no pensis que os vais a librar del castigo. Ya han sido suficientemente castigados y no recibirn ms castigos dijo Tamar. Esposa ma replic Humility, contemplndola, t los has trado a casa. Ahora djalos de mi cuenta. No contest Tamar, djalos t de mi cuenta. Los nios apretaron fuertemente sus manos. Annis! grit Tamar. Annis, comida para los nios enseguida. Los criados presentes intercambiaron significativas miradas. Moll le susurr a Jane: El ama ha vuelto. La seora Alton mir atemorizada a Tamar y empez a musitar un padrenuestro; y Tamar, contemplndolos a todos, se ri en su fuero interno. Pensaban que el demonio estaba encadenado, pero se haba librado de sus cadenas. Bueno, por lo menos Dick y Rowan eran felices. Venid, queridos dijo Tamar. Prometedme que jams
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abandonaris a vuestra madre. Ella jams os abandonar a vosotros. Los nios asieron fuertemente sus manos mientras pasaban por delante de su padre, pero no pudieron evitar dirigirle una mirada de triunfo. Tamar les hizo comer en su propia habitacin en lugar de enviarlos a su cuarto. Mientras coman, los chiquillos le contaron el miedo que haban pasado y le revelaron su esperanza de que fuera precisamente su madre quien les encontrara. Annis, de pie junto a la canasta de la nia, sacudi la cabeza. Ella saba por qu razn su madre haba acudido directamente al lugar donde se encontraban. Es bueno que los nios hayan regresado a casa sanos y salvos pens, aunque para eso haya tenido que volver el demonio! Tamar, leyendo sus pensamientos, se acerc a la canasta y, mientras permaneca de pie al lado de Annis contemplando a la enfermiza criatura, se le ocurrieron ideas descabelladas y recuper la antigua fe en sus poderes. Saba que podra arrancar a la nia de las garras de la muerte. Annis dijo en voz baja, tomando en brazos a Lorea, treme agua caliente enseguida. No pierdas tiempo. Qu vais a hacer, seora? pregunt Annis en un atemorizado susurro. Haz lo que te digo! Cuando Annis regres, Tamar le haba quitado a la nia los paales que la envolvan y la sostena sobre su regazo con los esculidos y entumecidos miembros recubiertos por la reseca suciedad de varios meses. Annis lanz un grito y los nios dejaron de comer. Seora, la vais a llevar a la tumba. Al contrario dijo Tamar, la voy a alejar de ella. Con sumo cuidado, Tamar lav a la nia mientras Annis le entregaba lo que le peda y ella pronunciaba unas extraas palabras al tiempo que daba palmadas y secaba una piel con toda la apariencia del queso rancio. Luego Tamar envolvi a la nia en un lienzo y la sostuvo en brazos, musitndole ternezas. Annis jur ms tarde que, a partir de aquel momento, el color del rostro de la nia empez a cambiar. A continuacin, Tamar amamant a la nia, la cual trag un poco de leche y no la devolvi. Tamar tuvo a sus hijos consigo toda la noche amamantando a la pequea mientras los otros dos la miraban, uno a cada lado. Entr Humility, pero Tamar le orden que se retirara y l obedeci en silencio. Annis se tendi a los pies de la cama, pero ni ella ni su ama durmieron en toda la noche. Cada vez que la pequea se despertaba, Tamar le daba alimento. Annis estaba segura de que todo aquello era arte de magia. Fue por arte de magia, te lo aseguro, pero una magia buena. No pudo ser otra cosa le dijo a John ms tarde. No contest John, fue por arte del demonio, porque Dios quera que la nia muriera y ella la ha salvado. Cmo puede eso ser bueno? Sin embargo, Annis crea que el buen Dios lo comprendera y no seria muy duro con una mujer cuyo pecado haba sido salvar por medio de la
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brujera a una nia que l haba decidido llevarse. El da siguiente fue muy tibio y soleado. Tamar sac a la nia al jardn y la puso a la sombra de los rboles. La seora Alton, contemplando la escena con Jane y Moll desde la ventana, no tuvo la menor duda de que aquello era obra del demonio. Una semana despus de la huida de Dick y Rowan, la pequea Lorea empez a agitar las piernas bajo el sol, estaba todava muy esculida, pero se iba alejando poco a poco de la tumba. Tamar se senta muy feliz. Su niita se haba salvado. Ella haba obrado el milagro y haba recuperado sus antiguos poderes.
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Richard intuy que se avecinaban dificultades y se lo coment a Humility. Ten mucho cuidado. Tal y como estn las cosas, preveo cada da ms limitaciones y ms persecuciones contra las personas como t. Humility contest como sola contestar siempre: Cualquier cosa que nos ocurra, ser la voluntad de Dios. Casi todos los puritanos asistan a las ceremonias de la Iglesia oficial. Tenan que hacerlo para evitar las sospechas. Pero Humility se negaba a hacerlo. De momento no le haba ocurrido nada porque nadie le haba denunciado. Sin embargo, Richard le seal que la situacin poda cambiar. Y si te llevaran a prisin? le dijo. No escaparas con tanta facilidad como John Tyler. Aqu tenemos suerte, ya lo s. La ley no se impone con tanta dureza en esta parte del pas. Pero mira, Humility, si te prendieran, dudo mucho que te soltaran Humility estaba a punto de decir algo, pero Richard le interrumpi con impaciencia: S lo que vas a decir. Es la voluntad de Dios! Pero y tu familia? Qu ser de Tamar y de los nios? Aqu estn muy bien atendidos dijo Humility. Tal como sabis, yo nunca he mantenido a mi familia. Hubiera querido hacerlo, pero Tamar es orgullosa. La vida que yo poda ofrecerle no era suficientemente buena. No quiso renunciar a las comodidades y cumplir con su deber. Richard le reproch su orgullo. Le sorprenda que Humility, un hombre culto y erudito, pudiera estar tan ciego respecto de s mismo y avanzar tan seguro por el estrecho camino que l mismo se haba trazado, un camino limitado a ambos lados por las severas imposiciones de la fe puritana. Orgulloso yo? El orgullo es uno de los siete pecados capitales. Si yo creyera haber cado en l Ya lo s dijo Richard. Ayunaras y rezaras. Pero, a veces, cuando un hombre es consciente de su gran bondad, puede estar ciego ante la bondad de los dems. No hablemos de eso ahora. Recuerda mi consejo: debes tener ms cuidado porque se avecinan tiempos difciles. Sin embargo, de qu serva hablar con Humility? Este se limitaba a juntar las manos para orar y segua con su misma vida de siempre, corriendo constantemente el peligro de que lo prendieran, lo encerraran
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en prisin e incluso lo ajusticiaran. Richard tena razn. El rey no estaba contento con los puritanos. Haba regresado de Escocia y no le gustaba la forma en que los ingleses pasaban los domingos. Deseaba que acudieran a la iglesia, pero, una vez finalizados los oficios religiosos, no vea ninguna necesidad para que la gente estuviera triste. Es ms, los leales sbditos haban recibido la orden de no estar tristes. En todo el pas se ley un bando. Su Majestad se complaca en que su pueblo no sintiera temor ni se abstuviera de diversiones lcitas como, por ejemplo, la danza tanto de hombres como de mujeres, el manejo del arco, los saltos con prtiga y cualquier otra distraccin inofensiva. Se autorizaron las danzas en que los participantes lucieran trajes de alegres colores y adornos de cascabeles y se podran levantar rboles de mayo. Todas aquellas diversiones estaban dentro de la ley. En el bando se especificaba otra cosa. Ciertas personas no podran tomar parte en las diversiones dominicales: las que no asistieran a los oficios de su parroquia o slo asistieran en parte. Los nombres de los varones o las mujeres culpables de esta infraccin deberan ser mencionados en el futuro desde el pulpito. Oye bien lo que te digo, esto es el comienzo de nuevas persecuciones le dijo Richard a Humility. En el este de Inglaterra, donde el movimiento separatista haba adquirido ms fuerza, las persecuciones estaban a la orden del da. En Londres, algunos audaces separatistas predicaban sus creencias por las calles y se haban producido disturbios y derramamiento de sangre. En Devon la situacin estaba ms tranquila, pero, para Richard, los rumores eran como los truenos de una tormenta cada vez ms cercana. Un da, aparecieron dos barcos en el canal de Plymouth y su llegada alent las esperanzas y los proyectos de los puritanos que se reunan en secreto en el lugar establecido por Humility Brown. Los barcos eran el Mayflower, de unas ciento ochenta toneladas, y el Speedwell, de inferior tonelaje. Era la gran ocasin para la ciudad de Plymouth, pero, sobre todo, para Humility Brown y William Spears. A bordo de aquellos barcos se encontraban algunos hombres que ellos conocan, hombres de su condado de origen. Raras veces haba estado Humility tan emocionado. Segua a aquellos hombres por todas partes y estaba seguro de que Dios le haba dejado en tierra para que salvara a muchas almas y las condujera despus a la tierra prometida. Miles Standish, un viejo amigo suyo, se alegr mucho de verle. Ambos dieron largos paseos juntos mientras Standish le explicaba a Humility las medidas que se deberan adoptar en semejante viaje para poder sobrevivir en la nueva tierra. Humility le escuchaba con inters e hizo numerosas anotaciones. Cuando supo que no podra figurar entre los viajeros, se puso muy triste. Pero no est bien que sienta pesadumbre. Soy un malvado le dijo a Standish. No debo rebelarme contra el destino que Dios ha dispuesto
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para m. An no estoy preparado. S, Humility, amigo mo contest Standish. Est claro que el Seor no quiere que vengas con nosotros. El capitn del Speedwell es un pusilnime y asegura que su barco no est en condiciones de navegar. Hubiramos podido llevarte con tu familia y amigos, pero, como el Mayflower zarpar solo, slo podemos aceptar a bordo a los pasajeros de corazn esforzado. Toda la carga se tendr que transportar en un barco y no en dos, como preveamos al principio. Ya te llegar la ocasin, amigo mo, no me cabe la menor duda. Fue emocionante ver zarpar el solitario barco rumbo a lo desconocido. La gente se congreg en el Hoe mientras el Speedwell permaneca anclado en el canal y el Mayflower se haca a la mar, llevando a bordo a hombres y mujeres que se despedan de su pas natal para ir al encuentro de una nueva vida en un nuevo pas en el que pudieran adorar a Dios en paz.
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Tras la partida de Plymouth de los llamados Padres Peregrinos, transcurrieron varios aos sin ningn acontecimiento destacable. Un nuevo rey haba subido al trono, Carlos I, pero las persecuciones no terminaron durante su reinado. Humility no perda la esperanza de poder seguir algn da a los peregrinos. Tamar dudaba entre l y Richard, pero, hasta que empezaron a ocurrir toda suerte de desastres, Richard no cambi de parecer. El primer desastre tuvo que ver con los puritanos. Se haba observado que varios de ellos no participaban en los servicios religiosos de la iglesia ni en las diversiones dominicales. Sus atuendos eran demasiado lgubres y vivan, en suma, como puritanos, quebrantando las leyes del pas. Josiah Hough descubri que haban puesto una trampa para sorprenderlos cuando se reunieran en el granero el jueves a las ocho de la noche. Inmediatamente le comunic la noticia a Richard, el cual se la transmiti enseguida a Humility Brown. Te suplico que el jueves no vayas all le dijo y que adviertas a tus amigos del peligro. Esto es el brazo protector de Dios dijo Humility. No quiere que nos pudramos en una prisin. Tiene otros proyectos para nosotros. Cada vez estoy ms convencido de que desea que zarpemos hacia el Nuevo Mundo cuando las circunstancias nos sean propicias. Aquel jueves no se celebr ninguna reunin en el granero y los que haban rodeado el lugar dispuestos a prender a la gente se enfurecieron tanto que lo incendiaron todo. Esta vez te has librado dijo Richard. Que te sirva de advertencia para que redobles las precauciones en el futuro. Transcurrieron varios meses durante los cuales los puritanos parecieron caer en el olvido a causa de una nueva persecucin de brujas. En Devon todo empez con Jane Swann, una hermosa joven de ojos azules y cabello dorado. Ned Swann y su esposa haban sido dos de los primeros en abrazar las creencias puritanas y sus hijas haban sido
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educadas en la misma fe. Moll era muy lerda, pero Jane era una moza inteligente y lo bastante bonita como para llamar la atencin de los jvenes de los alrededores. Una tarde en que estaba recogiendo lea en un solitario bosquecillo situado a dos pasos de la granja de los Hurly, fue atacada por un hombre. Saba que aquel hombre era un acaudalado mercader de Plymouth que frecuentaba asiduamente la iglesia y tena fama de piadoso. El hombre se detuvo a conversar con la moza y sta, creyendo que era todo lo que se deca de l, no le tuvo miedo hasta que le hizo una proposicin aterradora. La muchacha trat de huir, pero l le dio alcance. Jane le amenaz con denunciarle. Piensas que iban a creer en la palabra de una moza como t contra la ma? le dijo. Jane temblaba de miedo. Comprendi que la obligaran a pecar: mancillada, humillada y condenada para siempre, tendra que confesar lo ocurrido ante la asamblea de los puritanos reunidos en el lugar secreto. Antes prefera la muerte. Luch con todas sus fuerzas contra aquel hombre mientras l le desgarraba la ropa y la arrojaba al suelo. El hombre la maldijo mientras ella gritaba. Al final, la hizo enmudecer con un golpe que casi la dej sin sentido y sigui adelante con sus perversos propsitos. Haba olvidado que el bosquecillo se encontraba muy cerca de la granja. De pronto, oy unas pisadas en la maleza y vio de pie ante l a Peter Hurly y a su hermano menor George. El respetado ciudadano fue sorprendido in fraganti. Furioso y avergonzado, el hombre se levant y se retir, no sin antes haber sido reconocido, dejando a la muchacha semiinconsciente en el suelo. Los mozos la ayudaron a levantarse y la acompaaron a la mansin de Pennicomquick. Tamar se horroriz al or el relato. Llevadla a mi habitacin orden. Pobre nia! Yo cuidar de ella. Y que todo el mundo se entere de lo que ha hecho ese hombre! Tiene que ser castigado. Nos encargaremos de que caiga del alto pedestal en que se ha colocado. Cuid con inmensa ternura a la pobre y aterrorizada muchacha mientras pensaba: Hubiera podido ocurrirme a mi!. El recuerdo de Bartle estaba ms vivo que nunca a pesar de los aos transcurridos. Ella misma se encarg de difundir la historia de lo que le haba sucedido a Jane, sin olvidar la mencin del culpable. Ya no se puede uno fiar de nadie deca la gente. La seora Alton culp a la chica, persistiendo en su creencia de que el mal slo lo sufran los que eran merecedores de l. Pero Tamar atendi a Jane como un ngel de flamgera espada. Fue un consuelo saber que el violador de Jane era despreciado por todo el mundo, ya no era considerado un respetable mercader y muy pronto dejara de ser rico porque la gente no deseaba comerciar con alguien que tanto les haba engaado con respecto a su verdadera naturaleza. Jane se recuper gracias a los cuidados de Tamar, la cual le hizo
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comprender que ella no tena la culpa de lo ocurrido. En realidad dijo Tamar con los ojos encendidos por la furia, lo que te sucedi a ti nos hubiera podido suceder a cualquiera de nosotras! Hasta Humility reconoci que lo ocurrido a Jane era una desgracia y no la consecuencia de una culpa. Pasaba mucho rato rezando con ella por la purificacin de su alma, pese a estar convencido de que slo una vida de extrema piedad podra devolverle la pureza ante los ojos de Jess. Un da Jane sali y no regres. La echaron en falta a primera hora de la tarde. Cuando al anochecer no volvi, la seora Alton le coment rezongando a Moll, la hermana de Jane: No te quepa duda, yo tena razn. Cuando a una chica le ocurren estas cosas, siempre hay algo ms de lo que parece a primera vista. S, claro, todas son muy inocentes cuando las sorprenden. Fue una violacin, por supuesto. Siempre es una violacin! yeme bien, pequea Mollie, tu hermana sali a reunirse con aquel hombre y estuvo muy bien dispuesta hasta que los sorprendieron los hermanos Hurly. No me extraara nada que se hayan ido juntos a algn lugar donde puedan pecar sin que nadie los interrumpa. Tamar baj a la cocina y pregunt: Ha vuelto Jane? La seora Alton esboz una sonrisa socarrona. A esta hora ya estar muy lejos. Lo ms probable es que se encuentren al otro lado del Tamar. O tal vez han cruzado el Plym. Pero se han ido y podis estar segura de que se han ido juntos. Eso no es cierto replic Tamar. En mi vida he visto a una persona ms afligida que Jane cuando los mozos la trajeron a casa. Afligida? No me vengis con sas! Todas estn afligidas cuando las sorprenden. Y que a una la sorprendan as Cmo os atrevis a culparla a ella! La forzaron. He hablado mucho con ella. S lo que sucedi. Sois demasiado buena con la chica. La forzaron! A m nadie intent forzarme jams. Pues dijo Tamar, saliendo de la cocina no me sorprende en absoluto. Tamar pas toda la noche en vela. Estaba convencida de que a Jane le ocurra algo terrible y crea adivinarlo a travs de sus poderes ocultos. Humility, que comparta su habitacin en la esperanza de engendrar un cuarto hijo, le suplic que intentara descansar, pero ella pas todo el rato yendo y viniendo por la estancia. A primera hora de la maana, cuando el alba empez a asomar por encima del Bolt Head, se visti y sali. As fue como Tamar condujo de nuevo a Jane a la casa. Jane casi no pareca la misma muchacha. Tena el rostro hinchado, enrojecido y lleno de ampollas de quemaduras. Le haban arrancado la parte superior del vestido y mostraba unas grandes cicatrices en el cuello y el escote. En la espalda se le vean unas quemaduras provocadas tal vez con un atizador o una barra de hierro candente. Tamar no pudo creer que fuera Jane hasta que la muchacha habl.
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Presa de la clera y la indignacin, Tamar recogi a la joven y la llev a casa; Jane estaba a punto de perder el sentido; se encontraba prcticamente a un tiro de piedra de la casa, pero ya no poda dar un paso ms. La dulzura de las manos de Tamar contrastaba vivamente con la enfurecida mirada de sus ardientes ojos. Saba que la inocente muchacha haba sido objeto de una venganza cruel y despiadada. Jane recuper el conocimiento, pero inmediatamente se desmay de dolor. Le haban quemado el cabello en una parte de la cabeza. Me han obligado a decir Me han obligado a decir murmur antes de sumirse en la inconsciencia. Tamar llev a Jane a su habitacin. Despert a Humility, lo hizo levantar de la cama y coloc en su lugar a la desgraciada muchacha. Qu le ha ocurrido? pregunt Humility. La han torturado. Oh, por el amor de Dios, no te pongas a rezar ahora. Avisa a Richard y ve por Annis. Dile que me traiga agua caliente y un poco de vino para reanimarla. Rpido No es momento para la oracin, sino para la accin. Jane gema muy quedo en medio de su dolor. Oh, mi querida Jane musit Tamar mientras las lgrimas rodaban por sus mejillas, yo te salvar. Yo aliviar tu dolor. Richard entr en la estancia y al ver a la joven exclam: Por Dios! Pero qu le han hecho? Mandar que un mozo vaya en busca de un mdico enseguida. Tengo unos ungentos para sanar estas quemaduras dijo Tamar . Son tan buenos como los que pueda tener un mdico. Dnde est Annis? Ah Annis Trae agua agua caliente y mi caja de ungentos. Me encargar de que se avise a un mdico enseguida dijo Richard, pero Tamar apoy una mano en su brazo. An no sabemos qu ha pasado. Mientras la llevaba a casa murmur algo sobre una bruja. Si es posible procura que nadie se entere de que est aqu. Te digo que puedo hacer por ella mucho ms que cualquier mdico. Annis, con los ojos desorbitados por el terror, regres con el agua caliente y los ungentos. Tiene que verla un mdico dijo Richard. Est al borde de la muerte. Yo salv a Lorea, no es cierto? Te digo que s ms que los mdicos. Richard comprendi que poco podra hacer un mdico por Jane como no fuera calmar el dolor de sus quemaduras, y eso tambin podran conseguirlo los ungentos y las lociones de Tamar. Haba sido atacada a traicin y el hecho de que Jane hubiera mencionado a unas brujas permita adivinar qu le haban hecho y con qu excusa. Jane gimi suavemente mientras le lavaban las heridas y Tamar le aplicaba los ungentos. Despus, le dieron a beber un poco de vino y Tamar le pidi a Annis que cortara unas tiras de lino para vendar las heridas. Tamar no aceptaba ms ayuda que la de Annis. Necesitaba la fe ciega
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de Annis en sus poderes para curar a la chica, una fe que los dems no tenan. A juicio de Tamar, la falta de fe poda mermar sus posibilidades. Pensaba que, en una atmsfera de confianza y con la ayuda de sus hierbas, ungentos y palabras mgicas lograra culminar con xito su tarea. Poco despus de que Tamar encontrara a Jane, empezaron a circular rumores sobre la muchacha. Jane Swann era una bruja. Lo haba confesado. El respetable mercader, desolado por la prdida de la buena fama y de la posicin que ocupaba en la ciudad, haba apresado a la moza con la ayuda de unos amigos y la haba interrogado. La sometieron a un par de pruebas obligadas y, al cabo de un rato, la muchacha se derrumb y confes la verdad. El mercader, segn los rumores, no estaba en el bosque aquel da. Su esposa lo haba confirmado. Otros estuvieron dispuestos a declarar lo mismo. Se comentaba que Jane Swann tena por costumbre ir al bosque, donde se comportaba de forma muy lasciva con su familiar, un demonio del infierno que a veces era invisible, pero, como todos los demonios, poda asumir cualquier forma. Una mujer jur que en otra ocasin, mientras cruzaba el bosquecillo, haba visto a una moza, que ahora le pareca Jane Swann, tendida en la hierba y desnuda de cintura para abajo, haciendo unos movimientos obscenos de los que caba deducir con toda claridad que se estaba ayuntando con una criatura invisible. Poco despus, la mujer distingui encima de la muchacha una figura como de humo que se desvaneci en el cielo. Entonces la moza se levant, se alis recatadamente la ropa y se alej. En aquella trgica ocasin, los dos mozos vieron lo mismo que la mujer; y la muchacha, sabiendo que era demasiado tarde para esconderse, solicit la ayuda de su familiar, que asumi la forma del mercader y, en cuanto estuvo seguro de que los mozos le haban identificado como tal, huy. Acto seguido, la muchacha cont la historia de la violacin. Pues claro que estaba sin sentido! Pues claro que tena magulladuras! Acaso no era una bruja, segn su propia confesin? Pero si hasta huy en un palo de escoba despus de la confesin. Muchos juraban haberla visto volar por el aire. Tal era la falsa historia que se haban inventado para limpiar el honor del mercader. Richard ya haba advertido a la seora Alton de que sera expulsada de la casa si se iba de la lengua y revelaba la presencia de Jane. De ese modo fue posible que toda la vecindad, con la excepcin de los padres de la muchacha, ignorara su paradero. Tras varias semanas de diligentes cuidados, Jane se recuper lo suficiente como para relatar toda la historia de aquella noche de brutalidad. Sus enemigos la vieron abandonar la casa, la aturdieron de un golpe y se la llevaron a una casa de la ciudad donde la hicieron sentar delante de la chimenea, le desgarraron el vestido y le aplicaron un atizador al rojo vivo en la espalda mientras le ordenaban que confesara la historia que le haban preparado. A pesar del horrible dolor, la muchacha resisti la tortura. Slo cuando la colocaron boca abajo sobre el fuego, les suplic que tuvieran
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piedad y dijo lo que le ordenaron. Uno de los presentes tom nota por escrito de su confesin, que ella tuvo que repetir, siguiendo las palabras que le apuntaron sus torturadores. Jane perdi el conocimiento cuando la dejaron tendida en el suelo. Dedujo que, a la maana siguiente, queran conducirla al Hoe para proclamar su maldad ante el mundo y ahorcarla. Creyndola medio muerta, no tomaron ninguna precaucin, pero, al cabo de una hora, el joven cuerpo de Jane se recuper parcialmente. La muchacha rez, suplicando al Cielo que le diera fuerzas, y, pensando que cualquier cosa era preferible al suplicio con que tendra que enfrentarse al da siguiente en caso de que se quedara all, consigui acercarse a trompicones a la puerta. Descubri, para su asombro, que slo tena que levantar la aldaba y salir. Pudo hacerlo gracias a que el hombre que se encontraba all para vigilarla se haba emborrachado y estaba roncando ruidosamente. Tard varias horas en llegar a Pennicomquick mientras el glido aire le provocaba un fuerte escozor en las heridas. Slo su fe en la ayuda divina le permiti conservar tanto rato el conocimiento. Tamar slo pensaba en la venganza. Ansiaba poder acusar a aquel malvado de sus pecados, pero Richard discuti con ella hasta hacerle comprender que su intervencin en aquel asunto agravara la situacin de Jane. El hecho de dar a conocer que Jane se encontraba a salvo equivaldra a condenarla al patbulo. Oh, Tamar dijo Richard, vivimos unos tiempos peligrosos y violentos. Piensa en la injusticia de este caso! Una pobre doncella puritana paseando por el bosque y que le haya ocurrido algo tan terrible! Richard hizo una pausa con la mirada perdida en la distancia. Tu madre aadi en voz baja sali una noche a pasear por el bosque y fue seducida por alguien tan malvado como ese mercader y aquella noche sus pies se adentraron por un camino que la condujo al cadalso. Quin soy yo para condenar a los dems? Tamar apoy una mano sobre su hombro. T no fuiste como ese hombre dijo. T fuiste imprudente y descuidado l es perverso. No te compares con l. Oh, Richard, cuando pienso en lo que le ha ocurrido a Jane siento deseos siento deseos de irme. Pienso en aquellos hombres y mujeres que zarparon de aqu en el Mayflower. Imagnate los peligros que habrn tenido que enfrentar. Los espaoles, los piratas, la violencia Pero, Richard, si han llegado a un nuevo pas, un pas en el que lo ocurrido a Jane no pudiera ocurrir habr merecido la pena. S convino Richard, habr merecido la pena. Richard, t tambin empiezas a pensar en la huida. S, me he dado cuenta. A una tierra en la que los lugares de reunin no sean incendiados y las jvenes inocentes no sean brutalmente maltratadas. Aquel trgico acontecimiento fue el comienzo del cambio de parecer de Richard. Ahora se volva a hablar constantemente de las brujas. Alguien haba visto a la vieja Sally Martin conversando animadamente con su gato. Otra persona haba visto a Maddy Barlow amamantando a un conejo. El humo de las chimeneas adquira la forma de demonios. Nadie se atreva a
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recoger hierbas silvestres y plantas medicinales; si le sorprendieran recogiendo hierbas, podran acusarle de brujera. Por todas partes se vean miradas de soslayo. Nadie estaba a salvo de la sospecha, ni los hombres ni las mujeres ni los nios. Tom Lee, el hijo del herrero, tras recuperarse de un ataque cont que paseaba por el bosquecillo cercano a la granja de los Hurly cuando se tropez con una vieja que lo maldijo antes de convertirse en perro y huir a toda prisa. Estaba claro que le haban echado el mal de ojo, decan sus padres, pero quin? Entre nosotros hay una gran comunidad de brujas murmuraba la gente. Quin sabe quines son? Los nios no estn a salvo de sus padres, los padres no lo estn de sus hijos, y, entre marido y mujer, puede interponerse el demonio. Un da Betsy Hurly fue a visitar a su hija, con la cual se haba reconciliado tras convertirse Annis en esposa y madre, y vio a Jane en la ventana del aposento de Tamar. Betsy tuvo la astucia de no comentar nada de lo que haba visto, pero, cuando sali de la casa, divulg la historia por todo el lugar. La noticia se propag como el fuego avivado por el viento. Jane Swann se encontraba en la mansin de Richard Merriman. Estaba en la habitacin que ocupaba Tamar Brown. Betsy no paraba de hablar. Vlgame el Cielo, no poda disimular que era una bruja. Estaba horrible. Vi su cabello amarillo asomando por debajo de las vendas. Nadie tiene el cabello del color que lo tiene Jane Swann. La vi en la ventana. Y es ms, vi a Tamar recogiendo hierbas con el cabello suelto, tal como a ella le gusta llevarlo, mascullando mientras arrancaba las plantas. La gente consider necesario hacer algo y una vez ms, tal como ocurriera cuando Tamar tena catorce aos, un grupo de personas se dirigi a la mansin de Richard Merriman para apresar a una bruja. Una vez ms, Richard les dirigi la palabra, pero esta vez Humility Brown se encontraba a su lado. Buenas gentes dijo Richard, es cierto que Jane Swann est aqu. La hemos cuidado y le hemos devuelto la salud. Sabis que la forzaron en el bosque y sabis quin lo hizo. Ms tarde se la llevaron y la torturaron cruelmente. Estamos intentando curar a esta pobre muchacha. Os suplico que os vayis y nos dejis en paz. Los presentes empezaron a murmurar. Cmo sabemos que l no es un brujo? Tambin hay brujos entre la nobleza Dnde est la otra, la bruja morena? Por ella es por quien tendramos que preocuparnos. Amigos dijo Humility, veo entre vosotros a algunos que han rezado conmigo. He rezado con esta pobre moza y creo que su relato es cierto. Vosotros sabis, amigos mos, que, si hubiera una bruja en esta casa, yo tendra que saberlo. Y sabis tambin que mi deber sera entregrosla. Pensis acaso que no cumplira con mi deber, por muy doloroso que me fuera? Hubo un breve silencio y despus se oy una voz: Ests embrujado, clrigo. Te casaste con una bruja.
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Los ojos de Humility se encendieron de rabia. Purifcate de tu deseo de violencia! grit, sealando con el dedo al hombre que haba hablado. Preguntaos lo siguiente: Nos gusta la contemplacin de la sangre?. Si examinis vuestros corazones y respondis con sinceridad, sabris, amigos mos, que vuestras posibilidades de salvacin son muy escasas. Os suplico que recis conmigo pidiendo que os sean perdonados vuestros pecados. La joven Jane Swann fue cruelmente maltratada por su violador. La vi con mis propios ojos cuando los mozos la trajeron a casa. Peter! George! Os ruego que os adelantis y deis testimonio. Visteis a la muchacha magullada y aturdida. No es as? Los mozos se adelantaron. S, seor Brown, la vimos dijeron. Gracias, George. Gracias, Peter. Estas buenas gentes creen que os engaasteis, muchachos. Pero yo tambin lo vi. El demonio pudo engaaros a vosotros, inducindoos a creer que habais visto las magulladuras, pero acaso permitira Dios que su siervo tambin fuera engaado? No, el demonio tiene poder, pero es como un hombre encadenado ante la presencia de Dios Todopoderoso. Si alguno de vosotros cree que el mal habita en esta casa, prendedme porque eso significara que os he engaado, amigos mos. Prendedme y crucificadme en el rbol ms prximo. Hundidme los clavos en la carne, atravesadme las manos y los pies. Crucificadle!, gritad y dadme a beber hiel y vinagre. Ah, amigos mos, ojal fuera yo digno de semejante muerte! Humility supo hechizar de tal modo a la gente con sus palabras que los nimos se calmaron. Algunos lloraban y otros caan de hinojos. Lo que haba comenzado como la exigencia de la vida de una muchacha se haba transformado por la magia de su oratoria en una reunin de plegaria. Pero aquello no fue el final del asunto. Despus de rezar con Humility, la gente se fue tranquilamente a casa, pero sigui murmurando por lo bajo sus temores de que en su comunidad hubiera brujera. Todos recordaban que Tamar haba salvado a su hija cuando la nia ya estaba con un pie en la sepultura; se comentaba incluso que Lorea ya estaba muerta y que, consagrndola al demonio, su madre le haba devuelto la vida. Recordaban que Simon, el perseguidor de brujas, quiso examinar a Tamar y que sta consigui convencer a Richard Merriman de que la llamara hija, hechizndole tal como hechizaba a todos los hombres incluso a Humility Brown. Era ms lista que una bruja; era el mismsimo demonio Haba arrastrado a muchas personas a la brujera. Por ejemplo, Annis. Consigui una pequea casa y logr que John Tyler se casara con ella a pesar de que ya era un poco tarde. Richard Merriman siempre haba sido un hombre muy extrao y cada vez estaba ms raro. Incluso la seora Alton era uno de ellos. Esta hubiera comentado sin duda que Jane Swann era una bruja y hubiera sido la primera en exigir que se hiciera justicia antes de que la convirtieran tambin a ella en bruja. Una noche hubo un intento de incendiar la casa, pero el fuego fue advertido casi enseguida y pudieron apagarlo. A partir de aquel momento, Richard tuvo mucho miedo. Hizo
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averiguaciones sobre la posibilidad de aparejar un barco y examin con Humility todo lo necesario para preparar una expedicin y zarpar, siguiendo el ejemplo del Mayflower.
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John Tyler fue detenido para ser interrogado y todos los puritanos que solan asistir a las reuniones de Humility fueron presa del pnico. Saban qu medios se utilizaban para obtener las confesiones y teman que el dbil y sumiso John Tyler no pudiera resistirlo. Humility, en su calidad de jefe de aquel grupo, apunt la posibilidad de entregarse, pero Richard le hizo ver la imprudencia de tal actitud. Si Humility reconociera que celebraba reuniones en aquel lugar, se produciran incontables arrestos. El propio Richard se entrevist personalmente con el magistrado de Plymouth, a quien tena por amigo. Richard habl con toda sinceridad. Saba que el gobierno deseaba enviar gente al Nuevo Mundo para que lo colonizara bajo la bandera inglesa. En el continente europeo, los que rechazaban las prcticas religiosas establecidas eran castigados con gran severidad; en cambio, lo nico que quera el gobierno ingls era librarse de ellos. Incluso se mostraba dispuesto a ayudar a los disidentes que quisieran abandonar el pas. Richard pudo conseguir la puesta en libertad de John, explicando que pensaba aparejar un barco en el que la comunidad puritana proyectaba abandonar el pas para siempre. A raz de aquella entrevista, Richard comprendi que no tendra ms remedio que llevar a la prctica un proyecto que al principio haba considerado una simple fantasa. Empez a negociar la contratacin de un barco de unas cien toneladas y se puso de acuerdo con un tal capitn Flame para que lo gobernara en su viaje a travs del ocano. Cada vez asista ms gente a las reuniones, enardecida por los rumores sobre una posible emigracin. La vida era muy dura all y circulaban historias maravillosas sobre el Nuevo Mundo. De pronto, como si los acontecimientos transcendentales nunca pudieran producirse en solitario, un da se avist un extrao barco en el horizonte. No era un bajel ingls, tal como enseguida descubrieron los ojos acostumbrados a contemplar barcos ingleses. Era una larga y esbelta galera que surcaba las aguas con asombrosa velocidad, navegando directamente hacia el canal. La emocin se extendi por toda la ciudad. Los hombres sacaron sus viejas armas de fuego y los marineros afilaron sus machetes. Pero qu se poda temer de un barco? A no ser que le siguieran otros, claro. La flota no se encontraba en las aguas del pas y muchos recordaban el sbito y violento ataque de los corsarios de Bretaa. Algunos viejos marineros afirmaron que la veloz galera era turca. Tamar se encontraba en el muelle cuando lleg la galera. Con sbita intuicin, sus ojos empezaron a buscar a un hombre entre las esculidas y demacradas figuras. Para entonces, los hombres ya haban desarmado los remos y estaban saltando a tierra y abrazando a cuantos los rodeaban. Uno de ellos se agach y toc los adoquines con sus manos; acto seguido, se arrodill y los bes. Envueltos en harapos de mil colores, aquellos
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hombres apenas parecan ingleses; sus pieles morenas estaban requemadas por el sol, ostentaban unas descuidadas barbas y mostraban en sus espaldas las seales de latigazos y torturas. Al final, baj a tierra el hombre al que Tamar buscaba. Flaco y demacrado, no poda pasar inadvertido porque sus ojos sorprendentemente azules traicionaban su identidad. Estaba sonriendo y sus blancos dientes destacaban en un enjuto y moreno rostro cuyos huesos parecan a punto de traspasar la piel. Miraba a su alrededor y Tamar comprendi que la estaba buscando. Cuando corri a su encuentro y l la estrech en sus brazos, Tamar volvi a sentir una vez ms la emocin que no haba sentido desde que l se fuera. Fue el momento ms jubiloso y desconcertante de un ao lleno de acontecimientos. Bartle haba regresado a casa.
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Bartle se instal en su mansin de Stoke donde se deca que estaba celebrando un prolongado festn en compaa de los hombres que haban escapado con l. Pensaba mantenerlos a su lado porque las pruebas que haban afrontado juntos haban forjado una amistad indestructible. Su primo, que haba heredado su ttulo y sus tierras cuando falleci su padre y todos creyeron que l haba muerto, se encontraba todava en la casa, pero ya se dispona a marcharse. Sir Bartle era el hroe del momento y el orgullo del condado. Pocos hombres hubieran sobrevivido a lo que l haba sobrevivido; y menos todava hubieran podido escapar y llevar a sus hombres sanos y salvos a casa. La historia de Bartle y su tripulacin era apasionante. A los pocos das de haber zarpado de Plymouth, se vieron rodeados por varias galeras turcas. Muchos tripulantes se ahogaron y otros fueron hechos prisioneros y obligados a remar en las galeras, un suplicio que slo los ms fuertes pudieron resistir. Los encadenaban al barco, seis en cada remo, y les daban justo la comida y bebida suficientes para vivir. Cualquier debilidad o falta de energa era castigada severamente por el contramaestre, el cual recorra la pasarela con el ltigo a punto y lo descargaba cuando le apeteca, lacerando la carne de sus esclavos. A semejante vida fue condenado el arrogante Bartle. Las galeras slo se hacan a la mar en primavera y verano. En invierno se desarmaban y los galeotes eran confinados en una inmunda prisin hasta que se los volviera a necesitar. Bartle y sus hombres soportaron milagrosamente aquella vida durante diecisis aos. En los ltimos cuatro, Bartle empez a forjar y preparar un plan de fuga que, con la ayuda de sus compaeros, consigui llevar a la prctica. La disciplina en la crcel era muy laxa porque no se dispona de suficientes carceleros; aprovechando una ocasin en que una galera estaba aparejada para zarpar justo al otro lado de los muros de la prisin, los hombres se escaparon y, siendo expertos en el manejo de aquellos barcos, consiguieron huir.
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Era una historia de aventura, sufrimiento y valor muy tpica de los marinos de la poca. Aceptaban las penalidades y la muerte como algo natural porque, segn Bartle, no haba entre ellos un solo hombre que no supiera, antes de zarpar, que debera enfrentarse con ellas. Tamar sinti que su visin de la vida haba cambiado con la llegada de la galera. Antes estaba dispuesta a aceptar la vida con Humility y la idea de emigrar la entusiasmaba. Pero ahora Bartle haba regresado a casa. A ltima hora del mismo da del regreso, Bartle se dirigi a caballo a Pennicomquick. En el muelle slo haba podido abrazar brevemente a Tamar; despus, la multitud lo rode y Tamar aprovech para marcharse. En aquellos momentos, su nico deseo era alejarse, estar sola y meditar sobre aquel acontecimiento que tan repentinamente amenazaba con trastornar su vida. Le vio llegar y baj a recibirle. Montado en su caballo, Bartle la mir. Se haba recortado la barba y luca las elegantes prendas que sola vestir antes de la partida. Le estaban grandes debido a su delgadez, pero le conferan una gran dignidad. O sea que te casaste con el puritano! le dijo, mirndola con sus resplandecientes ojos azules. S. Bartle solt una carcajada burlona. Por qu te hace tanta gracia? Imagnate! La bruja y el puritano! Tengo tres hijos le anunci Tamar. Te felicito. Cuntos varones? Un varn y dos hijas. Eres toda una matrona. No ha cambiado en absoluto pens Tamar. Le odio tanto como siempre le he odiado. En aquel momento, apareci Ned Swann procedente de los establos y Bartle desmont. Me alegro de veros en casa, sir Bartle dijo Ned. Gracias, Swann contest Bartle, dedicndole una de sus ms encantadoras sonrisas. Entra en la casa dijo Tamar. Richard est deseando verte y or el relato de tus aventuras. Bartle no le quit los ojos de encima mientras ambos entraban en la casa. Richard le acogi calurosamente. Bartle, nunca pens tener el placer Ni yo tampoco, seor. Bartle, mi querido muchacho, ven aqu. Deja que te vea. Qu fortaleza la tuya! Lo has soportado durante diecisis aos! Estoy hecho de una madera muy dura. Me dije: Por Dios y por su Madre que me escapar de esta prisin aunque para ello tenga que matar a veinte guardianes. Y lo hiciste? pregunt Tamar. No contest Bartle. Slo a diez. Entr Humility y Bartle se inclin en burlona reverencia ante l.
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Vaya, pero si es el jardinero exclam, mirndole altivamente mientras sus sensuales labios se curvaban en una mueca. Ya me acuerdo de ti. Tamar se ruboriz de rabia mientras Richard deca: No te has enterado? Humility es mi yerno. Al parecer, ocurren cosas muy raras tanto en casa como fuera coment insolentemente Bartle. Despus, se repantig en un asiento y bebi sin parar mientras hablaba de su vida como galeote, de la sangre y el sudor y de la lealtad de sus hombres. El carcter se le haba endurecido durante los aos de cautiverio, y su conversacin estaba salpicada de vulgares juramentos que hacan estremecer a Humility. Y eso que no sufr tan intensamente como otros dijo. Me convert al islamismo y eso me permiti disfrutar de una vida mejor. Tengo unas cicatrices que conservar hasta la muerte, podra mostraros la espalda. Pero sal bien librado. Algunos fueron apaleados hasta morir. Pero yo no. Me inclin ante Al y salv el pellejo. Tamar observ que Humility estaba rezando. Bartle tambin se dio cuenta. Qu murmuras, hombre? le pregunt. Plegarias contest Humility. Bartle replic con crueldad: Te escandalizo, ya lo veo. T no podras soportar ni un da en las galeras por mucho que rezaras, buen hombre. Siendo un buen musulmn, me fue mucho ms fcil preparar la fuga. Un cristiano jams lo hubiera conseguido. Os digo, por Cristo, que, si hubiera conservado mi fe y hubiera rezado mis oraciones, a estas horas yo y mis hombres nos estaramos preparando para otra temporada en las galeras. Fue muy acertado que me convirtiera provisionalmente en musulmn. Desde luego! exclam Tamar, mirando despectivamente a Humility. Sin embargo, cuando Bartle se ri, le mir con disimulado enojo. De pronto, le pareci que no era una mujer de treinta y tantos aos, madre de tres hijos, sino una temblorosa joven, emocionada ante el regreso del hombre que antao fuera su enamorado. Richard le coment a Bartle la prevista expedicin al Nuevo Mundo y Bartle le escuch con gran inters. O sea que te vas de esta tierra dijo Bartle, clavando sus brillantes ojos en Tamar. Buscars la fortuna en otro lugar. Te deseo lo mejor aadi, levantando su copa sin apartar los ojos del rostro de Tamar. Que tengas toda la suerte que te mereces. Tamar inclin la cabeza, temerosa de los sentimientos que Bartle pudiera despertar en ella, y anunci que tena que retirarse para atender a sus hijos, pero Bartle manifest su deseo de conocerlos. Dick, que ya conoca la historia de su prodigiosa fuga, se situ de pie ante Bartle con las mejillas arreboladas por la emocin y los ojos rebosantes de admiracin. Rowan se sent sobre sus rodillas, y cuando Bartle le pidi un beso, lo bes repetidamente al tiempo que le tiraba de la barba. Slo la pequea Lorea, muy distinta de sus hermanos, se limit a
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mirarle con timidez. Sin embargo, cuando l le tendi la mano y la atrajo hacia s, sucumbi a la fascinacin que tan evidentemente ejerca en todos los nios. Por encima de sus cabezas infantiles, los ojos de Bartle se cruzaron con los de Tamar como si quisiera decirle: hubieran tenido que ser nuestros. El puritano no hubiera tenido que intervenir para nada en esto. Tamar se los llev en cuanto pudo. Senta deseos de rer y llorar a la vez. Volva a sentirse viva porque Bartle haba regresado a casa.
***
Tamar no se atreva a pasear a caballo por los pramos por temor a que Bartle la siguiera. Demasiados recuerdos se agolpaban en su mente. Slo se atreva a hablar con l en presencia de otras personas. Cada vez que le vea, se percataba de lo poco que haba cambiado. Sus ojos se burlaban de ella igual que antes, se encendan de deseo cuando se posaban en ella y se llenaban de odio y desprecio cuando miraban a Humility. Algn da pens Tamar, me har una proposicin como las de antao. Me dir: "Si no lo haces yo har". S, apenas haba cambiado. Trat de apartar de su mente todo lo que no estuviera relacionado con la expedicin. Se sentaba con Richard y Humility, elaborando listas de provisiones. Era primavera y pensaban zarpar antes de que finalizara el verano. Bartle se mostraba encantador con Dick y Rowan e incluso Lorea permita que la sentara sobre sus hombros. Los nios de Annis lo seguan, suplicndole que los dejara montar en su caballo. Todos le adoraban. Tamar lo contemplaba a menudo desde la ventana, tendido sobre la hierba con el pequeo Dick a su lado, y adivinaba, por la absorta expresin del chiquillo, que le estaba contando alguna emocionante aventura. Y saba que Bartle pensaba: Este nio hubiera tenido que ser mo. Cunto se alegraba de poder alejarse de Inglaterra, de Bartle y de aquellos lugares tan llenos de recuerdos. Le minti a Humility, dicindole que estaba nuevamente embarazada, porque no poda soportar su proximidad. Prefera mantenerle alejado antes que verle arrodillado junto al lecho, pidiendo su fertilidad, y gritarle algo que ms tarde pudiera lamentar. Tema darle a entender que le resultaba repulsivo o confesarle sus relaciones con Bartle antes de casarse con l. En la soledad de su aposento, con la ventana cerrada, se deca: Odio a Bartle. Estaba tranquila antes de su regreso, pero ahora ha vuelto para perseguirme y desconcertarme. Menos mal que pronto me ir y jams volver a verle. No puedo estar segura con l. Me saluda con una ceremoniosa reverencia, pero sus miradas no son ceremoniosas. Est tramando constantemente la manera de humillarme. Lo presiento!. Estaban a principios de verano y su barco, el Liberty, ya se encontraba en el puerto. En su casa, Annis recoga sus ms preciadas pertenencias,
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hablndoles a sus hijos de la nueva vida que iban a iniciar en la maravillosa tierra allende los mares. La familia Swann les acompaara junto con otras cuarenta. Con lgrimas en los ojos, la seora Alton les suplic humildemente que la llevaran consigo. Despus de la tortura de Jane Swann, era sospechosa de brujera por no haber denunciado la presencia de la moza en la casa. Qu sera de ella, preguntaba, si la dejaran? La respuesta era obvia. Se quedara sin casa. Carecer de casa y ser sospechosa de brujera era una situacin terrible para cualquier mujer. Richard y Tamar despreciaban al ama de llaves. Saban que era una fantica capaz de espiar a la gente y de cometer grandes crueldades. Sin embargo, se haba convertido al puritanismo y tena tanto derecho a emprender el viaje como cualquier persona. Por consiguiente, tambin la seora Alton se estaba preparando para la partida. Un da, Richard y Humility llamaron a Tamar. Richard estaba muy nervioso. Parece que nos hemos librado por los pelos. Ese tal Flame, cuyas recomendaciones parecan excelentes, no es ms que un pirata, segn tengo entendido. l y sus hombres son una pandilla de bribones. No cabe duda de que se proponan llevarnos a alta mar, asesinarnos a todos, apoderarse de nuestros bienes y largarse con el barco para seguir cometiendo actos de piratera. Hemos tenido suerte. Loado sea Dios! exclam Humility. Significa eso que tendremos que aplazar nuevamente el viaje? pregunt Tamar. Sin duda que as ser, puesto que deberemos buscar otro capitn y otra tripulacin. En quin podremos confiar? El capitn Flame pareca una buena persona. No habr ninguna necesidad de aplazamiento dijo Richard. Creo que hemos encontrado un capitn y una tripulacin dignos de nuestra confianza. Tamar le mir, expectante. Bartle dijo Richard ha prometido llevar el barco al Nuevo Mundo.
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Captulo 6
De ese modo, el Liberty se hara a la mar bajo el mando de Bartle. El barco se balanceaba mecido por la marea en espera de la llegada de vientos favorables. Toda la maana la dedicaron a la carga de las provisiones; piernas de cordero troceadas, estofadas y guardadas en recipientes de barro cubiertos de mantequilla, carne asada en vinagre, lonchas de tocino salado, harina de avena y de trigo, vinos y cervezas, mantequilla, jengibre, azcar, grosellas, ciruelas, quesos y zumo de limones para prevenir el escorbuto. La tripulacin, el capitn y el contramaestre se encontraban a bordo, lo mismo que el cirujano con su mdico, el tonelero y el carpintero con sus herramientas. El contramaestre haba revisado las jarcias y las velas y el maestre ya estaba preparado para levar anclas. El tonelero y el carpintero conversaban en un rincn. Tamar se encontraba en la cubierta con sus hijos y Richard. Humility estaba dirigiendo los cantos de salmos de un grupo de puritanos. Acababan de terminar sus oraciones, pidiendo una buena travesa. Contemplando la tierra en que haba vivido hasta entonces, Tamar se emocion. Sin embargo, no lamentaba marcharse todava. Los nios brincaban a su alrededor y ni siquiera Lorea era capaz de estarse quieta. Dick le estaba mostrando a Rowan las distintas partes del barco, sealndole las velas y los aparejos. Su amigo el contramaestre le haba enseado las agujas y el cordel que utilizaba para remendar las velas. Si tropezramos con una fuerte tormenta, las velas se podran romper. Entonces tendramos que usar las barcas, pero nos podramos ahogar. Yo no me ahogara dijo Rowan porque ira en la barca del capitn. Y t tambin, verdad, mam? Tamar no contest. Estaba contemplando la tierra. No es fcil que hagamos la travesa sin tropezamos con tormentas! dijo Dick con aire de entendido. Las nias lanzaron gritos de emocin. Bartle estaba conversando con el patrn del barco. Le est diciendo cmo tiene que orientar las velas les explic Dick a sus hermanas. Le est diciendo a qu puerto vamos y a qu altitud! Parece que sabes muchas cosas sobre el gobierno de un barco, mi pequeo Dick dijo Richard. Oh, s. Sir Bartle me lo ha dicho. Cuando sea mayor, navegar con sir Bartle. Querido Richard dijo Tamar, sonriendo, cunto me alegrara verte tan feliz y despreocupado como los nios. Me temo que ha sido muy
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duro vender una parte tan considerable de tus tierras para abandonar tu pas natal. Richard se encogi de hombros, pero Tamar adivin que tena el propsito de regresar. No haba vendido la mansin sino que la haba encomendado a un primo lejano hasta su regreso. En caso de que no regresara, la casa pasara al primo. Pero Richard estaba seguro de que volvera. Los nios empezaron a brincar alrededor de Bartle. Tamar observ que Bartle apoyaba ligeramente la mano sobre el hombro de Dick, el cual no paraba de hacerle preguntas. Richard sigui la direccin de su mirada. Todava le odias? le pregunt. Tamar no contest. Ahora es nuestro capitn aadi Richard. Tenemos que obedecerle sin rechistar. Las rdenes sern para la tripulacin replic Tamar, no para los pasajeros. Ambos guardaron silencio; la marea estaba a punto de cambiar. Oyeron las roncas voces de los marineros y grumetes, gritndose unos a otros; oyeron el canto de una saloma. Despus, levantaron el molinete, levaron anclas y fijaron las vergas. Una vez largadas las velas, el Liberty empez a deslizarse por el canal. Llevaban dos das en la mar y el viento era refrescante. Muchos pasajeros yacan mareados en sus camarotes tan mareados que su nico deseo era regresar a casa. Tamar no estaba mareada. Haba subido a la cubierta superior para huir de la cargada atmsfera del camarote y respirar aire puro. Los nios se encontraban abajo al cuidado de Annis. Confiaba en que durmieran. Incluso Dick estaba empezando a dar muestras de cansancio despus de la emocin de la partida. Bartle se reuni con ella en cubierta. Siempre so con hacer una travesa por mar contigo dijo, acercndose. Pero no pensaba llevar a tu marido con nosotros. Tamar se apart sin contestar. Bartle le pas la mano por debajo del brazo y la atrajo hacia s. El viento es muy fuerte dijo. Y la mar se est picando. Qu te parece, Tamar? Todava es pronto para decirlo. En efecto! dijo Bartle, y acerc los labios a su odo. Adonde vamos t y yo? Yo crea que al Nuevo Mundo. Siempre y cuando podamos confiar en que nos ayudes a hacer la travesa. Pero a qu otro sitio crees t? A la alegra, al placer? A seguir con esta lamentable situacin? T sabrs. Eso crea yo, pero depender de ti. Y eso cmo es posible? Durante diecisis aos contest Bartle con dureza, he soportado angustias y humillaciones que ni siquiera puedes imaginar. Todo eso no hubiera ocurrido de no haber sido por ti. De no haber sido por ti, esos
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diecisis aos los hubiera pasado en casa contigo y nuestros hijos. Pero tu orgullo y tu locura destrozaron no slo mi vida sino tambin la tuya. Crees que puedo olvidarlo? Crees que voy a permitir que lo olvides? Te fuiste a la mar por tu propio deseo replic framente Tamar. Dices que conocas los riesgos que corras. Tuve yo la culpa de que los turcos te apresaran? Aunque hubiera previsto esta posibilidad, crees que deb casarme contigo a pesar de aborrecerte? T me queras. Slo tu orgullo te impeda reconocerlo. Eres orgullosa e insensata, Tamar, y nunca te perdonar lo que nos has hecho. Veo lgrimas en tus mejillas aadi Bartle con repentina ternura. Lgrimas! replic Tamar furiosa. Son las salpicaduras de las olas. Creo que me voy a reunir con los nios. Te quedars aqu. Si quiero irme, me ir. Nadie me dar rdenes. Yo te las dar. Ah! El capitn del barco! Exactamente. Cualquiera que se atreva a desobedecerle ser encadenado. No te atreveras a encadenarme! Si fuera necesario, lo hara. Tamar solt una carcajada y Bartle se ri con ella. Finges no querer quedarte dijo Bartle y, sin embargo, no puedes apartarte de m. Y tus deberes como capitn? No deberas prestarles toda tu atencin? El barco est bien atendido. Cules son tus proyectos? Conducir este barco al Nuevo Mundo. Quera decir con respecto a ti y a m. Mis proyectos con respecto a ti contest Bartle, soltando una gutural carcajada, apenas han cambiado desde que te vi por vez primera. Estoy esperando. Qu pretendes? Me vas a decir: Si no me invitas a tu camarote, encadenar a todos los pasajeros, los matar a todos o te entregar a los turcos? No es mala idea. Tengo un marido que comparte mi camarote le record Tamar. Al infierno con el puritano! exclam Bartle. Tras una pausa, aadi: Cuando estaba en cautividad, lo nico que me permita soportar aquella vida era imaginar otra vida distinta. Cuando remaba en las galeras, me imaginaba cabalgando en un verde prado contigo mientras ambos comentbamos entre risas las locuras de nuestra juventud. Soaba que regresbamos a nuestra mansin de Stoke y que nuestros hijos nos salan al encuentro. Era una vida muy agradable en la que incluso t, tan orgullosa como el demonio con tu negro cabello de bruja ondeando, te sentas a gusto. Lamento lo que te ocurri, pero yo no tuve la culpa dijo Tamar en voz baja. La tuviste t y slo t Todo empez cuando yo tena catorce aos. Si hubieras sido amable cuando yo ms lo necesitaba, puede
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que nuestra historia hubiera sido muy distinta. Pero de qu sirven ahora los reproches? Somos como somos y nada nos puede cambiar. Eres brutal y siempre lo sers. Es intil esperar una ternura que slo puede nacer de la gentileza. La culpa fue tuya! grit Bartle. Crees que no hubiera podido atraparte? Una chiquilla de catorce aos! Te solt porque vi en tus ojos que estabas sinceramente asustada. En cuanto a aquellas noches Por qu te obligu a hacer lo que hiciste? Porque estabas deseando que te obligara. Porque t te engaas, es fcil que los dems te engaen. No creas que escapars de m. Piensas acaso que yo permitira que tu matrimonio con un puritano se interpusiera en nuestro camino? Te dir algo para que veas hasta qu extremo pienso llegar: el capitn Flame es un hombre muy calumniado. En realidad, se trata de un excelente capitn, digno de toda confianza. Pero slo poda haber un capitn al mando del barco que se llevaba a Tamar, y se era yo. Por tanto me las ingeni para que as fuera. Tamar le mir con asombro. Pero es que tus villanas no tienen fin? le pregunt. Slo pueden tener uno contest Bartle, rindose con intencin.
***
Llevaban un mes en la mar y Tamar intuy con su habitual perspicacia que se avecinaba una tormenta de sentimientos. Todo lo que deca o haca Humility la irritaba y sus sentimientos hacia l se estaban transformando en odio. Se rea por dentro al contemplar la lucha que el pobrecillo mantena con sus propios sentidos, encerrado con ella en el camarote. Humility crea que Tamar estaba preada y ansiaba acostarse con ella. Tamar le oa rezando en la litera superior y saba que ella era el objeto de sus oraciones. Lo que ms la turbaba era Bartle. Pensaba que controlaba su destino tan enteramente como controlaba aquel barco. Saba que esperaba una ocasin propicia. Bartle humillaba al puritano siempre que poda y la tripulacin imitaba su ejemplo. Cuando Humility se acercaba a un grupo de marineros, stos se esforzaban en conferir a su lenguaje un tono todava ms obsceno. Humility, consciente de su deber, no prestaba atencin a sus insultos y sus burlas e incluso haca todo lo posible por convertirlos a la fe puritana. Las condiciones de vida en la mar empezaron a dejar sentir sus efectos en todos los que no estaban acostumbrados a ellas. Las inclemencias del tiempo, el constante temor a avistar algn bajel hostil, la monotona de las comidas, todo lo que al principio era una novedad empezaban a trastornar a los pasajeros. Los ms felices eran los nios. Los rigores del tiempo apenas los afectaban y, con tal que tuvieran algo para comer, se daban por satisfechos. Los cinco mayores de Annis, Christian, Restraint, Prudence, Felicity y Love, se encargaban de cuidar a los pequeos; los menores, Charity, Patience, Joshua, Moses, Matthew, Ruth y la pequea Miriam,
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participaban en los juegos de los que Dick sola ser el cabecilla. Mientras contemplaba a los nios, Tamar comprendi que la tensin estaba aumentando. Dick se pareca cada vez ms a Bartle, no en los rasgos, por supuesto, sino en los gestos, los modales y la forma de hablar. Dick procuraba imitar al capitn en todo lo que poda. Justo en aquel momento Dick estaba jugando al capitn y, rodeado de los restantes nios, asignaba a cada uno de ellos un papel como miembro de su tripulacin. Dick, con las mejillas arreboladas y los ojos iluminados por la emocin, estaba gritando rdenes, y aquella manera de permanecer de pie con las piernas separadas era tan tpica de Bartle como el gutural timbre de su voz. A toda vela, a toda vela! Dnde lo tenemos, a barlovento o a sotavento? Annis, al lado de Tamar, murmur algo y mir con inquietud a su ama. Qu te ocurre? le pregunt Tamar. Te veo triste y afligida, Annis. Cualquiera dira que no esperabas y planeabas esto desde hace aos. Respirar tranquila cuando lleguemos a tierra dijo Annis, a la nueva tierra S! Entonces respirar tranquila. Esta travesa es muy larga, seora. Est llena de peligros Tiemblo y me estremezco por la noche en mi litera cuando el barco se balancea y oigo los gritos de los hombres. Perseguidlo y apresadlo! grit Dick. Vamos, hombre! Por qu te quedas ah plantado como un tonto? Por Dios que te voy a encadenar. Cada hombre a su puesto. Arriad la gavia y enviadle una salva. De dnde es vuestro barco? De Espaa contest Rowan, que desempeaba el papel de capitn espaol. De dnde es el vuestro? De Inglaterra! contest Dick. Descargad una andanada y avante por la proa. San Jorge por Inglaterra! Queris callaros? les dijo Annis. Tanto hablar de los espaoles No me extraa que estemos todos asustados. Podra ocurrir contest despectivamente Dick. Hay que estar preparados. Sir Bartle dice Annis apart nerviosamente el rostro y mir a Tamar con inquietud. Este nio adora al capitn dijo, estremecindose. Annis, qu te ocurre? pregunt Tamar. Ya me lo habis preguntado antes, seora. Algo me preocupa en este barco Tambin su capitn? pregunt Tamar. S. El capitn y su tripulacin. Por nada del mundo quisiera contrariar a sir Bartle! Por qu no, Annis? Porque me parece que he visto el demonio mirando a travs de esos ojos tan azules que tiene. Siempre ha sido muy salvaje antes incluso de que lo apresaran los turcos, pero ahora lo es todava ms. Es por los gritos dijo Tamar con cierto desprecio en la voz. Se le
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oye gritar por todo el barco. Son sus modales. Es considerado con sus hombres? No, no lo es. Es un jefe muy severo. Sin embargo, los hombres haran cualquier cosa por l a pesar de lo mal que los trata. Posee una especie de magia. Eso es lo que presiento y es una magia diablica. Fijaos en cmo se burla de un hombre tan bueno como el seor Brown. Ha hechizado al pequeo Dick y a todos los nios. Ya veis cmo les brillan los ojos cuando les habla. Con tal de estar a su lado, ya estn contentos, aunque los maldiga. Es una pena que no pueda salvarse. Sera una gran conquista para los virtuosos y una prdida para el demonio. El demonio jams soltar a este hombre! dijo Tamar. No me siento tranquila con todos estos hombres tan rudos alrededor dijo Annis. Temo que algn da ocurra algo. Habis visto cmo miran a las mujeres? Apuesto a que muchos de ellos, en sus tiempos, habrn pasado muchos meses en el mar sin ver a ninguna mujer. Ahora es distinto porque hay mujeres a bordo. El capitn tiene puestos los ojos en alguien, seora. El capitn tiene puestos los ojos en todas nosotras dijo Tamar. Pero en algunas ms que en otras. En Polly Eagel, por ejemplo. Polly Eagel! Su primer hijo no fue de Tom Eagel. Annis, por favor, deja de chismorrear. Como gustis, seora. Me han dicho que algunos de los pollos que tenemos encerrados en la cubierta no estn muy bien. Y hay un animalito muy dbil en la carnada de lechones. Pobrecillo! Siempre hay algn cerdito ms dbil en una camada el ms pequeo que no tiene tanta fuerza como los dems y se queda en los puros huesos porque los otros no lo dejan mamar! Insinas acaso que el capitn y Polly Eagel? Ahora no, seora. Eso fue antes de que zarpramos. Ya conocis a Polly, con su cabello rubio como el lino y sus grandes ojos azules. Pero ahora no. Ahora el capitn slo tiene ojos para una, seora. Sigue dijo Tamar. Eso es lo que ms miedo me da, seora. Me asusta el brillo de sus ojos y su manera de tratar al seor Brown. No est bien y s lo que eso significa. Ves demasiadas cosas, Annis. Tal vez, seora, pero os suplico que tengis cuidado. No se puede jugar con hombres como el seor Brown porque son demasiado buenos; y no se puede jugar con hombres como sir Bartle porque son demasiado malos. Cuando se empieza a jugar con hombres as siempre ocurre algn problema. Eso es lo que temo, seora. Algn problema! Acaso dudas de mi capacidad de resolver cualquier problema que pudiera surgir entre ambos, Annis? No, seora. Vos tenis vuestra magia, pero sir Bartle tambin tiene una especie de magia. Ha viajado por el mundo y ha visto muchas cosas. Tengo entendido que la fuga de aquella prisin fue un autntico milagro. Cuando le vi hablar a gritos a sus hombres, pens: Es el mismsimo demonio el que gobierna este barco! Y me pregunto si no compr su
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libertad del turco vendiendo su alma al demonio. No! contest Tamar, soltando una carcajada. Ya era del demonio antes de que el turco lo apresara! Los nios pasaron corriendo por su lado. Utilizad la bomba! Nos estn caoneando. El barco se ha incendiado! Tamar los mir sin verlos, pensando en el demonio que asomaba por los ojos de Bartle. Loado sea Dios! grit Dick. El incendio se ha extinguido. Atended a los heridos. Limpiad la cubierta. Bornead a barlovento. Reparad las velas y los obenques. Cubrid las vas de agua. San Jorge por Inglaterra! Pronto ocurrir algo pens Tamar. Cada vez est ms cerca.
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Muchos pasajeros cayeron enfermos y Tamar decidi ayudar al cirujano. Llevaba consigo sus ungentos y lociones y muchos tenan ms confianza en su habilidad que en la del mdico. La mayora de los enfermos sufran los efectos de un exceso de comida salada, la ftida atmsfera de algunas zonas del barco y las insalubres condiciones generales. Humility sufra con los dems, pero no descansaba. Visitaba a los enfermos, rezaba con ellos y les hablaba de la nueva tarea que se esperaba de ellos en la nueva tierra. Bartle buscaba todas las ocasiones para hablar con Tamar y, por sus palabras, sta adivinaba que pretenda hacer caso omiso de su matrimonio y quedarse con ella. Algunas veces, Tamar se preguntaba si se propona matar a Humility. Haba matado a muchos hombres en su vida qu importara uno ms siendo l como era? Tamar no comprenda sus propios sentimientos. Crea compadecerse de Humility y le admiraba al verle recorrer el barco, plido y ojeroso, sin pensar en sus propios sufrimientos sino slo en los dems. Sin embargo, cuando estaba con l, se complaca en burlarse y en despertar su deseo, recordndole despus su fingido embarazo. Su presencia la irritaba y enfureca. Crea odiar a Bartle porque era cruel y perverso, pero, cuando le vea acercarse, se le aceleraban los latidos del corazn y saba, aunque no quisiera reconocerlo, que la presencia de Bartle a bordo del Liberty converta la travesa en una experiencia apasionante. Ah! exclam Bartle un da, vindola pasar con su caja de ungentos. No tendras que haber emprendido este viaje Una mujer que va a tener un hijo Y a t quin te ha dicho que voy a tener un hijo? La gente habla, sabes? Bartle esboz una sonrisa insolente. La esposa de John Tyler lo sabe. John Tyler tambin lo sabe. Les agradecera a John Tyler y a su mujer que guardaran silencio sobre mis asuntos. En cuanto a ti, no tienes por qu compadecerme ni preocuparte por m. Me preocupo por ti y siempre me preocupar mientras viva. Mi hijo no nacer en este barco! dijo Tamar.
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A veces, las travesas como sta duran ms de lo previsto. Aun as, mi hijo no nacer en este barco! Cmo puedes asegurarlo? Estoy segura! El seor Humility Brown alaba al Seor por la continuada fertilidad de su esposa! Eso nos ha dicho Annis. Y tambin nos ha dicho otra cosa. Annis se pregunta si su ama no estar equivocada. Se pregunta si acaso no habr ningn nio. Tamar se ruboriz. Bueno aadi Bartle, no debes enojarte con los Tyler Son gente honrada y sencilla! Tyler es muy hablador y su mujer no le ofrece muchas oportunidades de hablar. Por eso, cuando el capitn le hace el honor de acosarlo con preguntas, no es fcil que se guarde lo que el capitn desea saber. Cmo te atreves a comentar mis asuntos con esa gente? No temas. Es nuestro pequeo secreto. Humility Brown es tu marido y es un buen hombre. Comparte tu lecho por obligacin, no por pasin. Es tan bueno! Humility Brown no hace el amor cuando ya se ha alcanzado la finalidad del amor. Me repugna tu vulgaridad. Si deseas complacerme, por qu no mejoras tus modales? Si deseo complacerte, dices? Pero si te complazco muchsimo! Hasta el punto de que no puedes soportar la presencia de ese hombre cuando yo vuelvo a casa. Por eso le dices que ests preada, para que tu virtuoso marido se mantenga apartado de ti! Tamar se alej con la cabeza muy alta, pero oy una burlona risa a su espalda y se llen de inquietud.
***
La noche en que se desencaden la gran tormenta Tamar comprendi el alcance de los sufrimientos de Humility. La mar haba estado muy revuelta todo el da y, al caer la noche, todos los pasajeros recibieron la orden de bajar. Tamar se encerr en su camarote con los tres nios. La pequea Lorea temblaba y hasta Dick estaba asustado. Una cosa era simular una gran tormenta y otra muy distinta vivirla en la realidad. Adems, Bartle le haba ordenado que bajara. En sus tempestades imaginarias, Dick se encontraba en cubierta, impartiendo rdenes a la tripulacin. Cmo es de grande esta tormenta? pregunt Rowan. No tan grande como una que me describi sir Bartle contest Dick, levantando la voz para que su hermana pudiera orle. Fue en el golfo de Vizcaya. No tengo miedo dijo Rowan. Quin ha dicho que lo tuvieras? Bueno, es que casi todo el mundo tiene miedo. Annis y John se han pasado toda la tarde rezando. Qu ocurrir si el barco zozobra? Dudo que sir Bartle lo permita. Dijo que era un viejo cubo carcomido un maldito cubo dejado de
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la mano de Dios. Eso es lo que dijo. No creo que le guste este barco. Los capitanes siempre hablan as Dick solt una carcajada, aunque sus barcos les gustan. Y, si naufraga, nos iremos todos en la chalupa. A lo mejor, nos recogern unos piratas. Lorea se ech a llorar. Callaos! les dijo Tamar a sus dos hijos mayores. Clmate, cario, no vamos a naufragar. Cmo lo sabes, mam? pregunt Dick. Porque el capitn no lo permitira. Tamar observ que los nios aceptaban su explicacin sin ningn recelo. El balanceo del barco era cada vez ms intenso. El viento aullaba amenazadoramente y las espumosas olas se estrellaban con fuerza contra las cuadernas del frgil Liberty. Humility entr a trompicones en el camarote. Es una noche terrible, esposa ma. Una noche terrible. Me acaban de comunicar una mala noticia. Un hombre ha sido barrido de la cubierta por una ola. Hombre al agua! Hombre al agua! grit Dick. No pueden arrojarle un cabo? pregunt Tamar. Humility la mir sin responder. No quera decirle delante de los nios que no era posible salvarle en medio de semejante tormenta. Uno de los marineros dijo Humility. Justo ayer le o soltar unas espantosas maldiciones. Cmo podemos saber lo que nos espera? Tamar pens que, si la tormenta segua arreciando, pronto ni siquiera los barcos ms fuertes podran batallar indefinidamente contra una tormenta como aqulla. Pens en Bartle y se pregunt qu estara haciendo en aquellos momentos. De pronto, se enfureci. El deba de saber si corran peligro o no; l no se estara debatiendo en una angustiosa duda como ellos. Abraz a sus hijos y Lorea empez a gimotear. El ruido y la furia y los fuertes cabeceos del barco la asustaban. Humility mir a su esposa y a sus hijos. No podemos arrodillarnos dijo. El barco se mueve demasiado. Pero Dios lo comprender si rezamos nuestras oraciones tal como estamos. Por una vez, nos perdonar. Venid, hijos mos. Rezad conmigo. Le pediremos a Dios que, si es su voluntad, nos permita superar sanos y salvos este trance. Si es su voluntad terci Tamar, no hay por qu pedrselo. Y si no es su voluntad es intil que se lo pidamos. Pierdes el tiempo con tus oraciones. No me gusta or esas palabras indecorosas de tus labios, esposa ma, y mucho menos en estas circunstancias. En estas circunstancias! Querras verme lloriquear ahora que estoy en peligro? Quieres que le pida ayuda a Dios cuando jams se la he pedido en otras ocasiones? Te obstinas deliberadamente en no comprenderlo. No! grit Tamar. Lo comprendo muy bien. S pens, comprendo que te odio, esposo mo. Y que me
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avergenzo de haberme casado contigo y de haberte dado hijos. Es a Bartle a quien quiero y le quiero con tanta pasin como l me quiere a m. Puede que no le ame. Qu necia fui, soando con el amor! Pero qu momento tan impropio para pensar estas cosas! Quin sabe?, en un instante, en cuestin de una hora, antes del amanecer este barco puede partirse por la mitad e irse a pique. Sin embargo, contemplando a su marido aferrado a la litera para que los movimientos del barco no lo arrojaran al suelo, con los ojos cerrados y los labios movindose en una silenciosa plegaria, sinti una gran oleada de odio tan grande e inevitable como el viento que pareca querer arrancar las jarcias del barco y como las olas que azotaban sus costados con la malvola intencin de destruirlo. Humility abri los ojos y Tamar observ que la miraba fugazmente y los volva a cerrar. Humility estaba pensando que Tamar pareca ms joven desde haca algn tiempo, como la muchacha que era antes de que nacieran los nios, como la muchacha que le vea trabajar en el huerto y se burlaba de l. Ahora tena las mejillas arreboladas y el cabello alborotado. No quera cubrrselo ni trenzarlo. Humility saba que Tamar quera aguijonearlo y obligarle a pecar. Lo tentaba porque saba que el demonio estaba junto a l, hablndole en susurros tal como en otros tiempos le haba hablado en susurros a Jess. El demonio le mostraba a su mujer de la misma manera que le haba mostrado los reinos del mundo a Jess. Es tu mujer deca el demonio. Acaso es deseo carnal que un hombre se junte con su mujer? Soy un miserable! responda l. Un miserable! Es tu mujer, tu mujer, insista la voz de la oscuridad. Slo porque deseaba procrear hijos para el Nuevo Mundo tom a esta mujer, y la tom no por su belleza sino porque tena un alma descarriada que precisaba de constante vigilancia, porque tiene un cuerpo sano y fuerte, hecho para tener hijos. No hubo lujuria no hubo lujuria! Sin embargo, cuando le miraba con sus ardientes ojos negros, Tamar le deca: Te engaas, Humility. Haba lujuria y un da comparecers ante el trono de Dios Todopoderoso y tendrs que confesarlo. Humility cerr los ojos para no contemplar su indmita belleza y la perversidad de su mirada. Rez para que el barco pudiera capear el temporal y todos se salvaran y pudieran vivir honradamente en la tierra prometida; y rez para que pudiera vencer la tentacin que aquella mujer sensual y descarada supona para l. Pidi la salvacin del barco, pero su plegaria ms secreta era por la salvacin de su alma. Despus de la tormenta hubo varios das de calma. El agua apenas se mova y el cielo era del mismo color que los ojos del capitn. El contramaestre y su ayudante permanecan sentados en la cubierta, reparando y remendando las velas y todos los daos causados por el temporal; el tonelero y su ayudante tambin estaban muy ocupados. El cocinero y el mozo prepararon, por orden del capitn, platos exquisitos para los pasajeros y los tripulantes enfermos: arroz con mantequilla, azcar y canela, ciruelas hervidas, carne de cordero picada y carne de
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buey asada. Humility estaba celebrando una reunin en la cubierta del barco. Tamar les oy cantar salmos con profunda emocin. Haban sobrevivido al temporal, pero an estaban acobardados por el miedo y el agotamiento. Sin embargo, deca Humility, aquello era un signo. El Seor quera que establecieran sus hogares en la tierra prometida. Bartle se acerc a Tamar. Arroz con azcar y canela! dijo Tamar. Incluso para los ms humildes marineros. Me sorprende que seas tan considerado. No los quiero mimar. Es de puro sentido comn. Estos hombres, calados hasta los huesos y temblando de fro, se pondran enfermos de no ser por los pocos cuidados que les puedo ofrecer. Manjares como el arroz con mantequilla, la carne picada, el jengibre verde, el agua fresca mezclada con azcar, jengibre y canela, por no decir nada del vino blanco, pueden salvar la vida de un hombre. Mientras que, si les doy pescado salado con aceite y mostaza o guisantes con sal, no podran recuperarse. Esas cosas son buenas para las ocasiones corrientes, pero, despus de una tormenta, si quiero conservar a mis hombres, tengo que darles algunos bocados especiales. Mi tripulacin es demasiado valiosa como para correr el riesgo de perderla. Y si tropezramos con otras tormentas? Y si nos cruzramos con algn enemigo? No, lo hago por simple sentido comn. Pero qu barbaridad! Cmo grita el predicador! Tamar, Tamar, por qu te casaste con l? Tamar apart el rostro, pero l apoy una mano en su brazo y, por mucho que ella intent soltarse, no lo consigui. La vida en la mar est llena de peligros aadi Bartle. Los dos hubiramos tenido que quedarnos en casa, no ahora. Hace diecisiete aos. Siempre miras hacia atrs. Yo prefiero mirar hacia adelante. Es lo que estoy haciendo ahora. Cundo, Tamar? Cundo? No te entiendo. A l lo rechazas. Me quieres a m. De qu sirve querer si no hacemos nada para satisfacer nuestro deseo? Tal como te dije hace tiempo, ests muy pagado de ti mismo. Y con razn. Ests seguro? S. Como no puedes soportar tenerle cerca, le mientes. Le dices que ests preada. Y mentiste por m. Oh, Tamar, he pasado demasiado tiempo sin ti. Podras intentar sustituirme con Polly Eagel. Con quin? Finges ignorancia, pero estoy al corriente de tus aventuras. He dicho Polly Eagel. No la conozco. Es intil que niegues que ha sido tu amante. Querrs hacerme creer que lo has olvidado? Me da igual que lo creas o no. Ha habido tantas, Tamar. Y crees que me alegrar de incorporarme a ese grupo? Tanto si te alegras como si no, ya perteneces a l.
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Lo ves? Me obligas a odiarte. Me provocas y te burlas de m. Cmo podra amar a alguien como t? Sin embargo, me amas. Djame en paz, te lo suplico. No hasta que te haya expuesto mi plan. Qu plan? Un plan para nosotros. Semejante plan no puede interesarme. Te repites. Eso ya me lo has dicho. Porque me obligas a repetirlo. Me aburres. Te suplico que me dejes. Y yo te suplico, Tamar, por tu propio bien, que no me saques de quicio. Cuando me enfurezco de verdad, soy incapaz de dominarme. Bien, ste es mi plan: llegaremos a nuestro destino. Los pasajeros desembarcarn y t y yo, con tus hijos y Richard, si lo desea, regresaremos a casa. Dejaremos a tu marido aqu con sus peregrinos. l los tendr a ellos y yo, como recompensa por haberle llevado a puerto sano y salvo, te tendr a ti. Un plan muy interesante dijo framente Tamar. Pero, como ya te he dicho, sera una insensatez que me incluyeras en l. Oye, ya me he cansado de esperar dijo Bartle, acercndosele un poco mas. No podemos seguir as. Uno de nosotros har muy pronto algo que acabar con esta situacin intolerable. Tamar se puso a temblar y clav la mirada en el horizonte.
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Era de noche y en el barco reinaba una fuerte tensin. Hasta los marineros estaban asustados y hablaban en susurros. No haba luces en la cubierta ni en los mstiles ni en las portillas. El capitn lo haba ordenado. El que encienda una luz rugi, sea hombre, mujer o nio, ser encadenado. Al anochecer haban avistado un barco en el horizonte. Todos los tripulantes lo identificaron como espaol. Abajo, los pasajeros hacan conjeturas. El viejo barco no estaba en muy buenas condiciones tras los daos sufridos durante la tormenta. No estaba equipado para las batallas. Llevaba a hombres y mujeres en busca de un hogar, no de combates y saqueo; enseres y provisiones en lugar de caones. Los catlicos espaoles podan sembrar tanto terror como el brbaro turco. Annis acudi al camarote de Tamar casi sin resuello. Pobre Annis! Haba tenido demasiados hijos y ltimamente sus labios adquiran un tinte azulado cuando se cansaba. Tamar la record cuando era una chiquilla rubia que la mir desde la puerta de la casa de los Lackwell y le sac la lengua. En la proximidad de la muerte pens, una recuerda el pasado. Seora dijo Annis, el seor Brown est predicando a algunas personas en la cubierta inferior. Es un hombre muy valiente. Si lo apresan los espaoles, lo quemarn vivo despus de varios meses de tormentos.
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Sir Bartle est en la cubierta superior. Me ha pedido que os venga a buscar. Tiene algo importante que deciros. Os ruega que no fallis Tamar se ech la capa sobre los hombros y subi a cubierta. Era una noche nublada en la que una fresca brisa apartaba las nubes de vez en cuando y permita vislumbrar un retazo de cielo estrellado. Bartle se acerc a ella. Tamar? S, Bartle? Gracias a Dios que la noche est oscura. S, gracias a Dios. Bartle le rode los hombros con su brazo y ella no opuso resistencia. Pens en el poderoso galen que tal vez en aquel momento navegaba hacia ellos. Cuando amanezca, lo sabremos dijo Bartle. Pero hay esperanza de que no nos hayan visto. He cambiado el rumbo. Tamar, no permitir que te apresen los espaoles. Antes prefiero que mueras a mis manos. S dijo Tamar con firmeza. No te separes de m, amor mo. Cuando rompa el alba, quiero que ests a mi lado. Nunca hemos vivido juntos y puede que ya no tengamos ocasin de hacerlo Bartle le acarici el brazo, la atrajo hacia s y la bes con una ternura que ella jams haba conocido en l. Hemos destruido nuestras vidas! Pero ya es tarde para las lamentaciones. No te apartes de m aadi, rodendola con su brazo. Ahora tus ojos me miran con suavidad y ternura, estoy seguro. No estn encendidos de rabia y orgullo. No dijo Tamar. No me apartar de ti. Y nunca volvers a apartarte? Tamar no contest. Dime que tu matrimonio no fue un verdadero matrimonio. Mis hijos demuestran lo contrario dijo Tamar. Puede que slo nos queden unas horas. Procuremos ser sinceros. Qu sentiste al saber que me haba perdido? Desolacin. S, ahora s que fue desolacin. Busqu la paz y cre hallarla en Humility Brown. Puesto que nos han dado una vida en esta tierra, eso significa que debemos vivirla. Por qu tendramos que venir a este mundo con sus penas y sufrimientos para pasarnos el rato pensando slo en el otro? Oh, eres un pagano dijo Tamar. Nunca se me hubieran ocurrido estas cosas si me hubieras permitido vivir mi vida. Nos hubiramos casado y hubiramos cumplido con nuestro deber para con nuestro linaje y nuestro pas. Hubiramos criado hijos obedientes a la Iglesia y el Estado. T eres una pagana y me has convertido en un pagano. Ambos guardaron silencio y Tamar sinti los labios de Bartle en su cabello. Adonde vamos t y yo? pregunt Bartle al cabo de un rato. A la muerte cuando amanezca? Sera fcil y rpido. Pero, si no fuera la muerte, qu ocurrira, Tamar? Adonde iramos entonces? No podemos pensar ms all de maana. Por qu slo puedes ser cariosa y sincera conmigo ahora que tal vez estamos a punto de morir?
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Por qu t tambin eres distinto? Oh, Tamar, pensemos en lo que pudo ser! Hace diecisiete aos tuvimos una ocasin de vivir. Yo fui a la esclavitud y la tortura; t a una esclavitud de otra clase; pero ambos por propia voluntad. Pudimos estar juntos en nuestro hogar. Ahora mismo podramos estar all. Crees que en algn lugar hay una hierba ms verde que la del condado de Devon, o un aire ms templado? En ningn lugar del mundo es el mar del mismo color que el de nuestras playas. En ningn lugar del mundo se levanta una bruma tan tibia y suave que desaparece sbitamente dando paso a un agradable sol que nunca quema demasiado. Sin embargo, t desperdiciaste aquella vida. Me desterraste a la esclavitud y te condenaste a vivir con un puritano. Podra odiarte, Tamar, si no te amara. Yo tambin podra odiarte replic Tamar si no te amara. Se besaron con pasin y entonces Tamar crey recuperar lo que tan insensatamente haba desperdiciado, y supo que sus besos eran un compromiso para el futuro siempre y cuando sobrevivieran al siguiente da. De pronto, Tamar oy la risa de Bartle, una risa que recordaba muy bien. Tamar dijo Bartle, no moriremos. Podemos hacer frente al espaol. Disponemos de plvora, armas y fuegos de artificio. Sabremos responder al ataque. T te irs al camarote con tus hijos y permanecers all hasta que yo vaya. Porque ir, te lo prometo. Luchar como jams he luchado. No puedo morir ahora que estoy a punto de iniciar mi vida contigo. No debemos morir dijo Tamar, abrazndole. Por supuesto que no debemos morir! Al amanecer, toda la tripulacin subi a cubierta. Sus inquietos ojos escudriaron el horizonte. El espaol haba desaparecido.
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El bajel prosegua su travesa. Cunto tardaremos en avistar tierra? Todos los das los miembros de la tripulacin tenan que responder a la misma pregunta. Quiz una semana. Puede que ms, puede que menos. Una semana, cuando ya llevaban casi tres meses navegando! La emocin era muy profunda. Estaban totalmente rodeados de agua, pero el da menos pensado podan avistar tierra. Todos estudiaban con inters el mapa dibujado por el capitn Smith haca ms de diez aos. Los nombres les encantaban: Plymouth, Oxford, Londres; el ro Charles y Southampton; y, ms all, a lo largo de la costa, Dartmouth, Sandwich, Shoothers Hill y Cape Elizabeth. Aquellos nombres les hacan evocar lugares de su patria. Fjate en eso: Cape James. Al principio lo llamaron Cape Cod, Cabo Abadejo, por la gran cantidad de estos peces que haba. Podremos comer abadejo fresco en lugar de arenques salados. Tambin habr carne. Ya no habr peligro de que nos asalten los piratas. Ya no temeremos que nos
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apresen los espaoles o los turcos o los holandeses o los franceses. Y los indgenas? Son buena gente. No viste a la princesita? La inquietud de Tamar era cada vez ms intensa desde aquella noche de terror. No pensaba en el nuevo pas sino en Bartle. Procuraba evitarle desde aquella noche de mutua comprensin, pero no podra seguir as indefinidamente Tampoco poda desterrar a Humility de sus pensamientos. Qu haba hecho aquella noche? Le haba revelado a Bartle sus secretos y ya no poda negar los sentimientos que ste le inspiraba. Sin embargo, tena a sus hijos. Se haba casado con Humility Brown. Cmo poda regresar a Inglaterra con Bartle? Humility se percat del cambio. Los modales de Tamar eran cada vez ms bruscos y cualquiera hubiera dicho que provocaba disputas para hacerle la vida cada vez ms difcil. Si no fuera tan bueno pensaba Tamar, no lamentara ofenderle y no le odiara tanto. Pero le odiaba y le deseaba la muerte. Su muerte hubiera facilitado las cosas. Le estudiaba minuciosamente. Pareca muy enfermo. El viaje le haba agotado ms all de sus fuerzas, no era un hombre vigoroso. Practicaba muchos ayunos y Tamar crea que lo haca por penitencia, por haber tenido lo que l llamaba malos pensamientos, unos pensamientos que se referan a ella. Quiz pens Tamar, no es tan bueno como cree. Si pudiera demostrrselo, no me sentira tan culpable. Cuanto ms pensaba en l, tanto ms irresistible era su deseo de demostrarle a l y a s misma que no era mejor que los dems hombres. Pensaba en ello constantemente mientras el barco se acercaba cada vez ms al Nuevo Mundo. Una noche, en el camarote, Humility la mir atentamente y le pregunt: Tamar, qu te ha ocurrido? Has cambiado poco a poco durante la travesa. Te pareces cada vez ms a la alocada muchacha que eras antes de tu conversin. Presiento que necesitas una gua y te suplico que me permitas ofrecrtela. Qu yo necesito una gua? replic Tamar. Mrame! Jams me he sentido mejor. Eres t el que parece una calavera. Tal vez eres t quien necesite mi gua! Hablaba de una gua espiritual. La salud de tu cuerpo es buena. Pero qu me dices de la salud de tu alma? Fue entonces cuando se produjo el punto culminante hacia el cual su vida con Humility la haba conducido. Era una noche serena y Tamar estaba acostada en el camarote cuando entr Humility para arrodillarse, como de costumbre, y rezar una oracin antes de subir a la litera superior. Mientras le miraba, Tamar pens que tena el demonio dentro; y en ese preciso instante decidi que haba llegado la hora de demostrarle a Humility que, a pesar de sus buenas palabras y sus elevados ideales, era un hombre como los dems. Quera hacerle comprender que era un
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hombre igual que Bartle. La diferencia estribaba en que Bartle se paseaba por el barco sin preocuparse de que le vieran tal como era, mientras que Humility ocultaba sus inclinaciones bajo la capa de la virtud. Tamar quera arrancarle aquella capa y dejarle al descubierto no slo ante sus ojos sino tambin ante los suyos propios. Entonces tal vez dejara de musitar oraciones por ella, de ofrecerle su gua y de decirse a s mismo: Gracias, Seor, porque no soy como los dems hombres!. Humility dijo, tendindole la mano. La dulzura de su voz le sorprendi. La escasa luz era suficiente para mostrarle toda su belleza. El largo cabello negro se le derramaba sobre los hombros y el pecho desnudo. Qu te ocurre, esposa ma? pregunt Humility con la voz ronca. No lo s contest Tamar, asiendo su mano. Slo que tal vez no soy una esposa. Me tratas como una mujer para tener hijos, no para ser amada. Rezas antes de abrazarme. Haz que esta mujer sea frtil! Esta mujer! Frtil! No son palabras propias de un enamorado. No soy amada como otras mujeres. Te he amado dijo Humility. Y te amo tal como corresponde que un hombre ame a su esposa. Tamar se incorpor y, esbozando una insinuante sonrisa, le rode con su brazo. Me has amado con pasin dijo. Humility cerr los ojos y Tamar se burl interiormente de su cobarda. Estaba consagrado al Seor dijo Humility. El matrimonio no estaba hecho para m. Haba evitado los placeres de la carne. Dios bendijo nuestra unin. Acaso no tenemos tres hijos y no hay otro en camino? Tamar acerc los labios a su odo y le susurro: Quiero ser amada por m misma, no por los hijos que pueda alumbrar. Necesitas mucha orientacin, esposa ma. Yo no! dijo Tamar con tono burln. Ms bien t, Humility. Reza ahora. Acrcate a m y reza. Eres una tentadora dijo Humility. No seas cobarde, Humility. Mrame. Mis noches son muy solitarias porque tengo un marido que piensa en los hijos y no en su mujer. Por qu me tientas as? pregunt Humility, asombrado. S, por qu! Por qu tientan los hombres a las mujeres y las mujeres a los hombres? Acrcate, Humility, y te lo dir. Me has dejado sola demasiado tiempo. Tamar pareca dominada por una extraa locura. Bartle y yo no somos peores que l! pens. Nadie es enteramente bueno ni enteramente malo. No quiero que le d gracias a Dios por ser mejor que los dems. Ahora mismo se va a dar cuenta de que no lo es. No lo amaba, sino que lo odiaba. No lo deseaba y su presencia le causaba repugnancia, pero en aquel momento, por encima del amor y el deseo, necesitaba revelarle la verdad sobre s mismo. Acrcate un poco ms, Humility dijo en voz baja.
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Tamar no supo con cunta desesperacin luch Humility contra lo que consideraba un pecado. No era un hipcrita, crea firmemente en todo lo que profesaba. Tamar contempl su mirada perdida y su plido rostro bajo la luz trmula de la lmpara. Experimentaba un irresistible deseo de burlarse de l. O sea que un hombre es un hombre por muy puritano que sea. Siente los mismos anhelos que otros hombres y, cuando es tentado, cae como los dems. Humility se cubri el rostro con las manos. Ojal hubiera muerto antes de que ocurriera eso. Tantos aos de pureza borrados con un solo acto! No te engaes replic Tamar. Nunca hubo tentacin. Si la hubiera habido, habras cado. Cuando subas a tu buhardilla, yo me alegraba. No haca el menor esfuerzo por retenerte. Si hubiera querido que te quedaras si hubiera querido que fueras mi amante, no tengas duda de que lo hubieras sido. Te suplico que no digas ms: Soy mejor que este hombre o aqul. No lo eres! Y es mejor que un pecador diga: Soy un pecador a que diga: Soy un hombre virtuoso!. Los labios de Humility se movieron en una silenciosa plegaria, pero Tamar no pudo refrenar su lengua. T le pides al Seor que te perdone. Por qu? Soy tu esposa. Por qu tendra que ser una virtud el hecho de evitarme? Ya basta! Mrate tal como eres. Un hombre, nada ms y nada menos. Eres valiente, pero otros tambin lo son. Eres puritano, pero otros tambin lo son. Eres lujurioso, pero otros tambin lo son. Disfrutas tanto con tus sencillas prendas como yo con mis colores, mis sedas y mis terciopelos. No eres distinto de los dems. Entrate: si en algn momento te hubiera tentado tal como he hecho esta noche, hubieras cado. No juzgues a los dems si no quieres ser juzgado. Sin prestarle atencin, Humility murmur: Soy indigno. Me he mostrado indigno. He perdido la gracia de Dios y ya no hay salvacin para m. A continuacin abandon el camarote. Tamar permaneci tendida en su litera, pensando en l. Ahora Humility ya se conoca. Cuando ella le expusiera sus planes para el futuro, ya no podra hablarle de su pecado; si lo hiciera, ella le recordara el suyo. Algunos diran que no haba pecado, pero l s lo crea; el pecado estaba ms en la intencin que en el acto en s. Ms tarde, Tamar se apiad y le tuvo compasin. Era un hombre bueno, incluso un hombre noble. Tal vez, cuando volviera a verle, intentara convencerle de que no exista pecado en los actos normales. Le dira: Si Dios no hubiera querido que nos comportramos as, por qu nos hubiera dado estos deseos?. Quiz consiguiera consolarle, lo intentara. Nunca ms volvi a ver a Humility. John Tyler fue el ltimo en verle con vida. Eran las primeras horas de la maana dijo John. No poda dormir y sal a cubierta esperanzado en ser el primero en avistar tierra. All
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estaba el seor Brown, apoyado sobre la borda, contemplando el agua. Buenos das os d Dios, seor Brown le dije. Una hermosa maana. Pero l no contest. Me dio la impresin de que estaba en profunda comunin con el Seor. No quise interrumpirle y pas de largo. Ech un vistazo a los cerdos y los pollos enjaulados en cubierta. Mir a mi alrededor. An estaba all pero, un minuto despus, ya no estaba. Me qued asombrado. No haba rastro de l. No poda haber bajado al camarote en tan poco tiempo. Entonces me ech a temblar, algo me hizo comprender que se haba arrojado por la borda. Bueno, ya conocis el resto. Di la voz de alarma, pero era demasiado tarde. No haba ni rastro de l y el barco navegaba a gran velocidad. Humility Brown haba desaparecido! La noticia se divulg por todo el barco. Un terrible y desdichado accidente. Los puritanos lloraron sinceramente la prdida de aquel a quien muchos consideraban su jefe. Sin embargo, no hubo nadie que le llorara con ms desconsuelo que su esposa. Tamar senta remordimientos. Se culpaba de lo ocurrido. Le haba enviado a la muerte con tanta certeza como si lo hubiera empujado con sus propias manos. Jams habr felicidad para m pens, porque, cuando extienda la mano para alcanzarla, l estar all para recordarme mi pecado. No podr escapar de la culpa de haber deseado quitarle de en medio. Creo que supe que lo hara si yo le ofreca una tentacin irresistible. Pero hasta la trgica desaparicin de Humility Brown qued olvidada cuando se avist tierra. Finalmente, ante los ojos de aquellas gentes exhaustas de tanto navegar, se encontraba la tierra prometida. Pero a Humility, como a Moiss, le fue negado pisar la tierra con la que tanto haba soado. El remordimiento siempre pesar sobre mi conciencia!, pens Tamar.
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Captulo 7
Contemplar una tierra extraa que poda convertirse en el propio hogar tena que haber resultado una experiencia maravillosa. Tamar permaneci en cubierta con Richard y Bartle, contemplando una costa que, a medida que se acercaban, era cada vez ms precisa. El Liberty ya estaba anclado y varias galeras y chalupas se haban aproximado para saludarlo. Los marineros arriaron los botes del barco mientras una emocionada multitud se congregaba en la orilla. La llegada de amigos de la vieja patria era un gran acontecimiento. Hubiera sido imposible no enorgullecerse de pertenecer a aquel grupo de aventureros, pero Tamar presinti a su lado la presencia de una sombra un hombre delgado con la ropa mojada y una mirada de perplejo horror. Se volvi y vio a Bartle, cuyos ojos ardan de entusiasmo. Era un autntico aventurero, ansioso de participar en nuevos acontecimientos. Tamar mir a Richard y vio en su rostro la esperanza de poder intervenir activamente en la fundacin de una nueva comunidad. Qu maravilloso era pisar tierra firme despus de tantos meses en la mar y poder librarse del desagradable olor de las bodegas siempre presente a pesar del aire puro que se respiraba en cubierta! Qu delicioso era el perfume del aire que les llegaba desde los bosques y los prados! Los recin llegados fueron conducidos a la colonia donde los Ancianos de la Iglesia y el gobernador en persona salieron a recibirlos. La colonia consista en una calle de unos trescientos metros que ascenda por la ladera de una colina desde la arenosa playa. Las casas estaban construidas con toscas planchas de madera, pero cada una dispona de un jardn que a los recin llegados les evoc sbitamente los jardines de su tierra natal. Mientras contemplaban la calle, fruto de grandes esfuerzos, esperanzas y penalidades, vieron un cercado de forma cuadrada en el que se encontraban unos caones colocados de forma que, en un instante, pudieran defender la calle de eventuales ataques procedentes de cualquier direccin. Comprendieron que no haban dejado atrs los peligros. Los peligros de la tierra rivalizaran con los del mar. Pero en aquellos momentos se sentan dichosos. Aunque la mayora de los recin llegados no conocan a los que ya haban establecido su hogar en aquella tierra, el encuentro fue como una reunin familiar. Tamar recordaba a algunos hombres a los que haba conocido antes de que el Mayflower se hiciera a la mar. Entre ellos, el capitn Standish, Edward Winslow y el gobernador Bradford. Cuando le preguntaron por Humility, Tamar no pudo hablar a causa de la emocin y fue Richard quien inform del infortunio. Un terrible accidente. Un golpe para todos nosotros. Fue una tragedia que ocurriera precisamente la vspera del da en que avistamos
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tierra. Durante aos pens y trabaj para llegar aqu. Sin duda ha sido la voluntad de Dios dijo el gobernador Bradford. Antes de preparar un festn en honor de los expedicionarios, tenan que dar gracias a Dios por su llegada sanos y salvos. Fue una escena conmovedora. Los viajeros y los colonos se congregaron en la playa al final de Leyden Street mientras los Ancianos daban gracias y todo el pueblo entonaba himnos de alabanza y gloria a Dios. Tras la ceremonia de accin de gracias, la pequea ciudad se convirti en un hormiguero de actividad. Los recin llegados podran comprobar el significado de la hospitalidad puritana. Los colonos se entusiasmaron al saber lo que haba en el barco. Aves de corral! Cerdos! El oro no les hubiera complacido ms. Fue una ocasin realmente especial. Cada mujer prepar en su casita su aportacin al festn de bienvenida. Los recin llegados se distribuyeron en las distintas casas y cada mujer compiti con las otras en su afn de preparar el ms opparo de los banquetes. Los invitados se merecan algo ms que gachas de avena! Nada de empanadas de maz o bacalao! La ocasin slo poda celebrarse con un exquisito estofado de alubias y maz con habas y carne de cerdo. Mientras se preparaba el festn, los viajeros pudieron contemplar espectculos maravillosos. Los nios corran en libertad, tomando puados de arena y dejndola escapar entre los dedos mientras sus ojos contemplaban el bosque, ansiosos de explorarlo despus de tantos meses de confinamiento en el mar. Los nios de los colonos los observaron con la cara seria y algunos se unieron a sus juegos. Los que recordaban su tierra natal les hicieron muchas preguntas. Los mayores hablaban por los codos, comentando el primer invierno cuando murieron casi ms de la mitad de los colonos, y el devastador incendio que casi acab con todo. El seor Carver y el seor Bradford, que entonces estaban enfermos en sus lechos, estuvieron a punto de perder no slo sus casas sino tambin la vida. Fue algo espantoso y todo porque una chispa prendi en la techumbre de paja de una casa. Pero el Seor cuid de ellos. Haban sufrido muchas tribulaciones, pero, con su ayuda y su gracia, pudieron superarlas. La conversacin suscitaba risas y lgrimas, risas por las tragedias, terribles en el momento de producirse pero que, miradas retrospectivamente, podan resultar graciosas; tristeza por la prdida de tantos que ahora yacan sepultados en la tierra de Nueva Inglaterra. Los colonos explicaron cmo establecieron cultivos y cmo atrapaban peces en las someras aguas del rpido ro que desembocaba en el mar. Descubrieron que el maz, tan necesario para su subsistencia, no creca en aquella tierra arenosa y pedregosa si antes no enterraban en ella peces del mar. En cuanto lo hicieron, el maz creci en abundancia. Peces! Los recin llegados tuvieron ocasin de comprobar enseguida que jams haban saboreado un pescado tan exquisito como el que tanto abundaba en las aguas de Cape James, el cual se poda contemplar con toda claridad en das despejados como aqul. El cabo tena la forma de un brazo curvado alrededor de una esquina del mar. El abadejo que all se
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pescaba era dos veces ms grande que el de cualquier otro lugar, lo cual facilitaba el arponeo y el posterior reparto. El Seor cuidaba de ellos. En verano, aparte del abadejo, pescaban mujoles y esturiones. Qu exquisito caviar preparaban con las huevas! Los indgenas decan que los peces de aquellas aguas podan compararse por su nmero con los cabellos de la cabeza. Haba frutos en abundancia: moras, grosellas, ciruelas, fresas, calabazas y calabacines. En los bosques haba castaos y nogales. El lino creca por todas partes y con l se podan hacer cuerdas y redes muy resistentes. Entre los animales haba castores, nutrias, zorros y martas cuyas pieles se pagaban muy bien en el viejo pas. Era, efectivamente, una tierra rebosante de leche y miel. Pero los primeros meses fueron terribles! An no se haban descubierto los frutos de aquella tierra y la gente echaba de menos la carne y la harina; apenas disponan de prendas de vestir y ropa de cama; no haba mechas para las lmparas ni papel untado de aceite para las ventanas de las casas que se tenan que construir. El fro glacial los pill desprevenidos, pero su determinacin fue ms fuerte que los speros vientos y las amargas nieves. Haban jurado no regresar a Inglaterra u Holanda; estaban decididos a aduearse de aquella tierra y a construir en ella una nueva libertad. Y, con la ayuda de Dios, lo estaban consiguiendo. Los primeros colonos descubrieron durante su segundo invierno que el primero haba sido muy benigno. Fue entonces cuando, a pesar de los vientos y las nevadas, comprendieron que Dios estaba con ellos puesto que, si se hubieran visto obligados a enfrentarse con un invierno normal durante sus primeros meses en la nueva tierra, no hubiera perecido la mitad de la colonia, sino toda ella. Haba muchas cosas de que hablar y muchas cosas que escuchar. Los colonos deseaban describirles a los viajeros el gran da de Accin de Gracias durante el cual el gobernador Bradford estableci que se celebrara una fiesta, pero una fiesta de sobrio y solemne jbilo para manifestar su gratitud al Todopoderoso por haberles permitido superar aquellas difciles pruebas. El gobernador Bradford envi a unos hombres al bosque para que cazaran aves silvestres, y los festejos duraron tres das. Los puritanos sonrieron complacidos al recordarlo. A que no sabis lo que ocurri, amigos? Massasoit particip en la fiesta. Massasoit era un jefe indio que se haba hecho amigo nuestro por la gracia de Dios y las dotes diplomticas de nuestro gobernador y del capitn Standish y puede que por la presencia de nuestro can. Hubo bailes y cantos y todos estbamos muy emocionados, como podris imaginar, porque aquella fiesta era un solemne tributo al Dios Todopoderoso; entre nosotros haba indgenas que adoraban a sus dioses paganos, brbaros y paganos que nos mostraban sus danzas, sus rostros pintados y sus cuerpos semidesnudos. Pero nosotros pensamos que el Seor comprendera que eran nuestros invitados y tenamos que atenderlos. Sus danzas y desnudeces no tenan nada que ver con la gratitud que nosotros experimentbamos en nuestros corazones. Al final, el festn estuvo listo. El cerdo, las alubias y el pollo estaban deliciosos. Hubo cerveza y ginebra para beber y cuando todos comieron y bebieron hasta saciarse, la gente se dividi en pequeos grupos para
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conversar no sobre el nuevo pas, sino sobre el antiguo de allende los mares, del que muchos se haban despedido para siempre. S, aquella tierra era maravillosa, pero la gente recordaba constantemente su tierra natal. Haba pescado en abundancia, langostas, almejas y ostras, aparte del bacalao y el mjol, pero, cuan a menudo evocaban la sabrosa y roja carne inglesa de buey y la exquisita cerveza inglesa! La aoranza pareca una enfermedad que atacaba a unos ms que a otros. Se comentaba que algunas personas moran de tristeza porque echaban de menos los verdes prados de Inglaterra. Tamar, contemplndolo todo, se entusiasm. Deseaba vivir all entre aquellos hombres y aquellas mujeres tan valientes; ya se imaginaba una ciudad que no fuera simplemente una calle con sus cultivos y sus sencillas casas, sino una gran ciudad en la que reinara la amistad por doquier y no hubiera crueldad ni brutalidad sino slo libertad. S, la libertad era lo primero, libertad de vivir la propia vida y de pensar lo que uno quisiera. Regresaron al Liberty para dormir porque en la colonia no haba sitio suficiente. Bartle se acerc a Tamar. Una noble empresa le dijo. Pero no para nosotros. Por qu no? Los paganos no pueden establecer su hogar entre los puritanos. Todos pueden aspirar a la libertad dijo Tamar. Por qu no podramos convertirnos en puritanos? Sabes que es imposible. Son unas personas maravillosas. Cuando pienso que llegaron aqu y se encontraron con una tierra yerma, una arenosa orilla en la que rompan las olas y una suave loma en la que decidieron construir una ciudad, cerca de los bosques que habitaban los indgenas! Slo tenan su valenta y un mar rebosante de peces! Me gustara haber estado con ellos al principio. Pero qu te ha ocurrido? le pregunt Bartle. Cambias de un da para otro. Has olvidado la noche en que pensbamos que el espaol nos echara a pique? Entonces prometiste que estaramos juntos; abandonaras a tu marido y regresaras conmigo. Ahora que l no est, las cosas se facilitan. Ya no tenemos que preocuparnos por l. Tenemos que preocuparnos por l dijo Tamar con voz apagada. Hablas con acertijos. No. El ha muerto y yo lo mat. Que t lo mataste? Tamar revel con voz entrecortada por la emocin lo ocurrido en el camarote la vspera de la muerte de Humility. Bartle rest importancia a sus explicaciones y le dijo que tena demasiada imaginacin. Se mat l. No lo entiendes? Se mat porque le faltaba valor para vivir. No, yo lo mat repiti implacablemente Tamar. Cuando estaba a punto de avistar la tierra a la que tanto ansiaba llegar. Te engaas. Como de costumbre, las emociones te nublan la visin. Piensas con el corazn, no con la mente. Cmo podas saber que se iba
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a matar? Por qu se mat? Porque le faltaba valor para vivir. Pensaba tanto en el pecado que lo vea en todas partes. Deja de pensar en l. Era un hombre dbil. Dios decidi que no tena que llegar a esta tierra, porque lo consideraba indigno. Esta tierra est hecha para hombres y mujeres valientes. Siento un gran peso en mi corazn. Yo lo mat y tengo que expiar mi culpa. No podr hallar la felicidad hasta que lo haga. Hoy lo he comprendido mientras escuchaba los relatos de esta gente. Si me quedo aqu e intento cumplir la tarea de Humility, entonces expiar en cierta medida mi pecado. No te reconozco dijo Bartle, mirndola con rabia. Y nosotros, qu? Qu de nuestra vida en comn, de la vida que me prometiste si escapbamos del espaol y podamos disfrutarla? Por qu levantas obstculos ahora que tenemos el camino expedito? Ya no soy tan insensata como antes, no soy una mujer capaz de perder la cabeza por un amante. Eso lo arreglar yo enseguida! dijo Bartle, estrechndola en sus brazos. Djame sola dijo Tamar con determinacin. Deseo reflexionar. No comprendo mis sentimientos. Slo puedo ver su plido rostro y sus tristes ojos clavados en los mos. Slo puedo or mi voz, dicindole cosas crueles y brutales. Mis palabras le partieron el corazn como si fueran un cuchillo, fueron los instrumentos que lo mataron. Bartle se apart de ella, furioso. La rabia le impeda hablar. Tamar regres a su camarote y mir temerosamente a su alrededor. Le pareci que el espritu de Humility Brown se hallaba presente all. Pas la noche dando vueltas en la litera sin poder conciliar el sueo. Al amanecer, se adormeci y so que Humility estaba en el camarote con su oscuro atuendo chorreando agua y el cabello mojado pegado a su rostro mortalmente plido. Slo mediante una vida virtuosa le dijo el espritu de Humility, podrs expiar tu pecado.
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Por la maana a primera hora Richard entr en su camarote. Te molesto, Tamar? No. Pareces cansada. Apenas has dormido. Yo tampoco he dormido demasiado. El da de ayer lo recordar toda mi vida. Yo tambin dijo Tamar. Aqu sers muy feliz, Tamar. Tamar sacudi la cabeza, pero Richard no se dio cuenta. Pareca vislumbrar un futuro muy halageo. Cuando vi la ciudad que han construido dijo como hablando para s, me emocion. Esas cosas tan sencillas y pequeas, justo lo necesario para vivir. Pero imagnatelo! Primero tuvieron que talar rboles. Winslow me ha contado que por aquel entonces trabajaban desde el amanecer hasta la puesta del sol, talando rboles, aserrando la madera y
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transportndola. Dice que, antes de que se iniciara la construccin, muchos hombres cayeron enfermos y murieron. Los que estaban en condiciones, trabajaban cuando el tiempo lo permita. Trabajaban con entusiasmo. Hubiera querido ser uno de ellos. Aquellos hombres sern recordados mientras haya memoria de los hombres. Y lo que ms me impresiona es que, al llegar el primer da de descanso y a pesar de que construir las casas era primordial, prevaleci su creencia en la santidad del da de descanso. El primer domingo no trabajaron. Ya los imagino. No tenan ningn lugar donde reunirse. Los imagino dando gracias al aire libre. Tamar, en estos hombres hay una grandeza que jams haba visto antes. A menudo he pensado que me gustara adorar al Hijo del Carpintero. No son sus sencillas doctrinas lo que no acepto, sino las complicadas versiones que de ellas nos han dado las distintas iglesias. No cabe duda de que esta vida tan sencilla de bondad y moderacin es la verdadera vida. La religin que estos hombres han trado consigo es la verdadera religin. Presiento que as es dijo Tamar. Los primeros colonizadores fueron ms audaces que los puritanos que hemos conocido. La inmensa mayora de ellos pas largos aos de exilio en Holanda. No deseaban slo simplificar el ritual de la Iglesia, sino fundar otra nueva. Por eso necesitaban huir del pas, para fundar una nueva comunidad. T quieres ser uno de ellos, Richard. Y creo que yo tambin quiero serlo. Quiero trabajar con ellos y ver crecer una gran ciudad en la que impere la solidaridad en lugar de la brutalidad y en la que la libertad sustituya a la persecucin. Deseo vivir aqu con sencillez, como ellos. Debo hacerlo porque Humility no vivi para conseguirlo. He estado pensando en ti y en Bartle dijo Richard, estudindola detenidamente. Qu quieres decir? Pues que ahora os vais a casar. El te ama y creo que t le amas a l. De veras? dijo Tamar fingiendo indiferencia. Tienes que ser feliz aqu, Tamar. Es necesario que lo seas. Tienes que hacer feliz a Bartle aqu. Le necesitas y creo que no podrs ser feliz sin l. Y creo tambin que, aunque resulte difcil imaginarle en este lugar, viviendo como un puritano, es posible que lo intente por ti. Bartle podra regresar a Inglaterra y reanudar la vida que le corresponde como hacendado y seor de una mansin. Pero, Tamar, t no puedes regresar. Si te hubieras quedado, algn da te habran prendido. Siempre tuve esta certeza y nunca estaba tranquilo. Tal vez hubieran tardado aos pero, al final, lo hubieran hecho. Un da te hubieran ahorcado. Jams olvidaron tu fama de bruja. Por eso acced a emprender este viaje. Saba que nunca estaras a salvo en casa. S dijo Tamar, yo tambin lo saba. Me miraban de soslayo. Esperaban la ocasin para sorprenderme indefensa. A menudo los imaginaba acudiendo a prenderme, como hicieron aquel da, encabezados por Simon Carter. Y no slo a m, sino tambin a Jane Swann. Y puede que incluso a la seora Alton y a ti tambin, Richard. Ninguno de nosotros
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estaba a salvo. John Tyler y Annis con sus hijos hubieran podido ser prendidos a causa de su religin. Todo son persecuciones religiosas dijo Richard con vehemencia. T insistes en considerarte miembro de la comunidad de brujas a causa de una antigua religin cuyos ritos y remedios conoces. Todo es persecucin. La persecucin religiosa de la cual estamos huyendo. Richard, s que debo quedarme. Tengo que expulsar al demonio de mi alma. Richard suspir. O sea que, incluso ahora que eres madre de tres hijos, sigues creyendo en la magia negra? S que pertenezco al demonio dijo Tamar. Por eso pesa una muerte sobre mi conciencia antes de que Richard pudiera interrumpirla, aadi: Hay muchas cosas que no sabes de m. Soy perversa. Lo mismo que Bartle. Por eso nos atraemos mutuamente. l es brutal y cruel, brbaro y asesino. Yo tambin. S. Deja que te lo explique y lo comprenders. Bartle fue mi amante hace muchos aos. Yo no quera, pero l me oblig. No como cuando t me salvaste sino de una manera ms sutil. Y yo, ahora lo s, me alegr de que as fuera. Me enga, pensando que le odiaba, pero no era cierto. Entonces me cas con Humility. No tena derecho a casarme con Humility. El demonio me convenci de que lo hiciera. Ahora lo comprendo. Si me hubiera casado con Bartle, no habra ejercido ninguna influencia sobre Humility. Bartle ya perteneca al demonio y el demonio quera apoderarse del alma de Humility. Pero qu dices, Tamar? Ests histrica. Te crees muy sabio, Richard. Y lo eres, pero en el conocimiento de los libros. Sin embargo, no sabes nada de las mujeres como yo. Salv la vida de Humility y me enorgullec de ello. Pens que su vida me perteneca. Ahora s que el demonio me habl en susurros y me indujo a creer que mi alma estaba salvada y que mi matrimonio no resultara incongruente. Ahora lo veo todo con claridad, mi crueldad, mi insensibilidad. Ya sabes lo que ocurri. Entonces Bartle regres a casa. Yo quera a Bartle porque ramos tal para cual. Nos pelebamos, nos odibamos y nos ambamos apasionadamente. Siempre fue as y en este barco comprend que quera a Bartle y a mis hijos pero no a Humility. Por eso le mat! Calla, Tamar. John Tyler fue testigo del final de Humility. John Tyler estaba presente cuando cay por la borda. Pero por qu cay por la borda? No haba ninguna razn. Era una maana serena. Por qu iba a caer por la borda? Se arroj deliberadamente; se mat porque yo le hice la vida imposible. El dolor te ha trastornado. T no tuviste la culpa de que se arrojara por la borda. El te amaba; le habas dado hijos; le estabas acompaando a la tierra con la que siempre so. Sus ms queridos sueos estaban a punto de cumplirse. Te digo que yo lo mat! Le provoqu para que se matara! Sus oraciones me irritaban y heran mi orgullo. No se cas conmigo por amor. Constantemente me lo deca, no por amor a mi cuerpo, sino para tener
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hijos que poblaran la colonia. No poda soportarlo y le demostr que era tan lujurioso como cualquier hombre y que a m no me engaaba aunque l se engaara. Me burl de l, dicindole que no slo era un pecador, sino tambin un hipcrita. La verdad fue demasiado para l. Crey que iba a la condenacin eterna. Era culpable de uno de los siete pecados capitales contra los cuales predicaba, la lujuria. Durante aquellos aos cometi el pecado de lujuria, no como Bartle, presumiendo y mostrndose arrogante tal como era. No! El lo cometa bajo la apariencia de virtud y con disimulo. sas fueron las palabras que le dije. Por eso se mat. Richard asi a Tamar por los hombros y la sacudi con suavidad. Qu dices, Tamar? Ser mejor que bebas un vaso de aguardiente y te acuestes. Quiero que descanses y, cuando te hayas recuperado, hablar contigo. Te has dejado arrastrar por esta horrible tragedia. Has estado muy nerviosa los ltimos das. Cuando haya hablado contigo, lo vers todo con ms claridad. La muerte de Humility fue un accidente. El jams se hubiera matado por lo que t llamas un acto de lujuria. Eras su esposa. El crea que yo estaba preada. Le ment porque le aborreca. l pensaba que iba a tener un hijo y, aun as Clmate, Tamar; de lo contrario, te pondrs enferma. Tamar tom con su fra mano la de Richard. Estoy calmada dijo y me veo como una asesina. Le envi a la muerte y toda la tarea que l hubiera hecho se quedar sin hacer. Slo recuperar la paz si asumo esa tarea. Richard, padre, intenta comprenderlo. Intenta ayudarme. Richard la bes en la frente. Lo comprendo, queridsima nia. Lo comprendo y te ayudar. Juntos realizaremos su tarea.
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Los das transcurrieron muy veloces. Se descargaron las provisiones y se levantaron cercados para los cerdos y las aves de corral. Se tendran que talar rboles para construir nuevas casas y la gente andaba constantemente en busca de alimentos. Si se hubieran conformado con el pescado que tanto abundaba en sus costas, se hubieran ahorrado mucho tiempo porque bastaban unos cuantos botes para salir de pesca y regresar con pescado suficiente para toda la comunidad. Sin embargo, la gente necesitaba carne. Las langostas, las ostras, las almejas y el bacalao no la satisfacan por entero. Los hombres necesitaban ir a cazar venados al bosque. Los nios tambin trabajaban, recogiendo y llevando cosas. Tamar observ a Dick y Rowan corriendo de un lado para otro junto con los miembros ms pequeos de la numerosa familia de Annis y otros nios. Incluso Lorea realizaba pequeas misiones. Aqu no hay lugar para el ocio ni para los privilegios deca la norma . Los que van a vivir en las casas tendrn que construirlas y los que quieran comer tendrn que trabajar. Pero a los nios les encantaba la nueva vida. Todo era extrao y
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emocionante; los cambios de color del mar, tan distinto del mar de Devon; las arenosas playas contra las cuales el agua rompa con tanta violencia; el barco anclado entre los bajos y la tierra, aquel barco que para ellos representaba la aventura y la exploracin; el cabo que con tanta claridad se vea en los das despejados; el rpido ro que desembocaba en el mar; las montaas Cheuyot en la distancia; la ciudad encaramada a la colina; los pjaros salvajes, los gansos, las grullas, las garzas y, ms all, el bosque. Los ojos de Dick contemplaban constantemente el bosque, el bosque encantado en el que acechaban unos hombres de piel roja. Dick se levantaba muy temprano y por la noche se acostaba rendido de cansancio. Pero se senta feliz en la nueva vida. Richard haba forjado unos planes que haban recibido la aprobacin del gobernador y de los responsables de la colonia. Richard haba llevado consigo unos libros cuidadosamente escogidos y se propona ensear a los nios. Era absolutamente necesario que stos aprendieran a leer y escribir. No podan crecer en la ignorancia, de lo contrario, no podran leer la Biblia ni ensear a sus hijos. Eso era motivo de gran preocupacin para los dirigentes de los peregrinos. No haban tenido tiempo de ocuparse de la educacin porque estaban enteramente dedicados a sobrevivir. Al ver que poda ser til en la nueva comunidad, Richard se emocion. Tamar le ofreci su ayuda. Puesto que la poblacin infantil era muy numerosa, dijo Richard, necesitara un ayudante, y quin mejor que su propia hija a la que l mismo haba instruido? Esta sugerencia fue acogida con menos entusiasmo que la primera. Un viudo de mediana edad llamado James Milroy cuya esposa haba muerto el invierno anterior, seal que tal vez no fuera muy aceptable a los ojos del Seor que una mujer enseara a los varones de la comunidad. Richard rebati su opinin, afirmando que necesitaba ayuda y que a l le corresponda elegir a su ayudante. Por consiguiente, eligi a su hija y el asunto qued en suspenso. Contemplando aquellos severos rostros, Tamar se enfureci de repente. Tuvo que hacer un esfuerzo para no soltar una sarta de palabras que tal vez ms tarde hubiera lamentado. Adems, le pareci ver a Humility entre aquellos hombres. Por tanto, en lugar de replicar airadamente, decidi demostrar con su habilidad que una mujer era capaz de realizar aquella tarea tan bien como un hombre y que, con tal que fuera una buena maestra, su sexo careca de importancia. La casa de Richard iba a ser una de las primeras, puesto que en ella se instalara tambin la escuela. Mientras la construan, se acercaron unos cuantos indios con las caras pintadas de rojo en son de paz. Los indios sonrean y conversaban entre s; despus, les ofrecieron unas cuentas hechas con caparazones de moluscos, que ellos utilizaban como moneda, y pellejos de venado a cambio de sierras y papel untado con aceite. Mawchick chammay(Buenos amigos)repetan, observando entre risas los extraos y prodigiosos mtodos de los blancos. Annis y los suyos se repartieron entre varias familias en tanto les construan una casa. Annis se senta plenamente dichosa. Es una tierra extraordinaria, seora le dijo a Tamar. Ahora me doy cuenta de la angustia que pasaba cada vez que John sala de casa,
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temiendo que lo prendieran y lo sometieran a interrogatorio. Si supierais lo maravilloso que es haber perdido ese miedo. John est muy bien considerado aqu. Se le da muy bien el trabajo de la tierra. El gobernador me dijo: Tu marido es de la clase de hombre que necesitamos aqu! Eso me dijo. Christian y Restraint son tambin unos magnficos trabajadores. Y t, hija ma, con esta familia que tienes me dijo, eres de la clase de mujer que nos hace falta, una mujer que cumple con sus deberes para con Dios, una mujer pura que nos ha dado todos estos hijos. Oh, seora, qu feliz me siento. Esta es la tierra prometida. La seora Alton se alojaba con otra familia en tanto no estuviera terminada la casa de Richard. Despus, volvera a ser su ama de llaves. En la casa donde se alojaba la seora Alton tambin viva James Milroy, y Tamar haba odo decir que James Milroy estaba buscando esposa. Quin sabe? le dijo Tamar a Richard. Tal vez la seora Alton encontrar un marido en su nuevo pas! Bartle le estaba dando a Tamar muchos motivos de preocupacin. Se mantena ms apartado de aquella comunidad que la propia Tamar. Le aceptaban porque era el capitn del barco que haba trado provisiones y nuevos colonos, pero jams asista a las reuniones de oracin y nadie esperaba que lo hiciera. Haba anunciado que, cuando llegara la primavera, regresara con el Liberty a Inglaterra, informara a Londres sobre el estado de la colonia y se encargara de llevar o enviar las provisiones y el ganado que Nueva Plymouth necesitaba. Pero Bartle no tena la menor intencin de formar parte de aquella comunidad. En cambio, Tamar cada vez estaba ms convencida de que all estaba su salvacin. Bartle estaba furioso. Aquello, deca, era otra muestra de la perversidad de Tamar la perversidad que les haba perseguido desde su primer encuentro y haba destruido sus vidas. Pero es que Tamar nunca aprendera la leccin? Siempre quera esperar y esperar. No saba que sus engaos haban sido los responsables de todas las desgracias que les haban ocurrido? Ahora es el momento! grit Bartle. No maana o el ao que viene! Ahora! Ahora! Tienes que ser comprensivo contest Tamar. Tienes que ayudarme. Humility Brown se interpuso en nuestro camino cuando regres a casa. Ahora ya no est. Somos libres, libres de casarnos, pero t sigues diciendo: Espera!. Nos haremos viejos esperando. Ya no estamos en la flor de la juventud y t sigues diciendo Espera!. No somos libres, Bartle. Humility se interpone entre nosotros. Est muerto. Sigue vivo y me persigue. Yo lo mat. Qu tontera! Se mat l solo. O fue un accidente. S! Fue un accidente. No puedes decir que fue un accidente por el simple hecho de que as resulta ms bonito.
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Puedo y lo digo. Est muerto. Su vida termin y la nuestra es muy breve. Estoy perdiendo la paciencia. Sabes cmo me comporto cuando pierdo la paciencia. Me niego a esperar. Me niego a desperdiciar mi vida. Oh, Bartle, te lo suplico dijo Tamar con lgrimas en los ojos. Es intil que me supliques! Te pido que te cases conmigo y regreses conmigo a Inglaterra en primavera. Ven! Aqulla es la vida que nos corresponde. Nos quedaremos all. Richard dice que nunca estar segura en Inglaterra. Me consideran una bruja. Nunca lo olvidarn. Crees que alguien osara causar dao a mi esposa? Nunca estara a salvo en Devon, donde todo el mundo me conoce. No es por eso por lo que no quieres volver. T no les tienes miedo! No quiero volver porque deseo vivir aqu. Quiero formar parte de esta comunidad. Tengo que llevar una existencia de sacrificio y moderacin. Lo s. Me ha sido revelado. Ellos me lo han revelado por medio de su bondad. Cambiars de parecer. No lo creo. Bartle le asi la mueca hasta hacerle dao. Eres una insensata, Tamar. Te exiges unos ideales inalcanzables. Piensas con el sentimiento. T nunca podrs vivir entre los puritanos. Me perteneces tanto como yo a ti. No s cmo tengo tanta paciencia. Cualquier da de stos te har comprender lo mucho que te has equivocado. Ya no pienso perder ms el tiempo. No te quedes ah mirndome con esa cara tan triste y virtuosa si no quieres que me encargue ahora mismo de demostrarte que no hay nada de virtuoso en ti y tampoco hay ningn motivo para la tristeza! Bartle dio media vuelta. Tras dar unos pasos, se volvi a mirarla una vez ms. No creas que soportar esta situacin. Ya lo vers. Tamar se ech a temblar. Recordaba muy bien aquella sonrisa y el destello de aquellos ojos intensamente azules. El corazn le lata con fuerza, deseaba que regresara y le repitiera que ya no poda esperar ms. Pero senta muy cerca la presencia de Humility con su plido rostro y su ropa empapada. Reza le deca el triste y afligido espritu de Humility, reza pidiendo ayuda contra la lujuria. Tamar rez y regres para contemplar la labor de los que estaban construyendo la casa en la cual ella trabajara con Richard por el bien de la colonia. Bartle pareca haber encontrado un cometido en la comunidad. Iba al bosque con los cazadores. Era un experto tirador y siempre conseguan carne en abundancia cuando l formaba parte del grupo. Eres un buen cazador, amigo le decan. Los perspicaces ojos le miraban con simpata como dicindole: Qudate con nosotros! Aqu hay trabajo para ti. A su debido tiempo, es posible que Dios salve tu alma de la condenacin eterna. Te ha dado los ojos de un halcn, la agilidad de un indio y la fuerza de tres hombres. Aqu hay trabajo para ti. Pero Bartle no se imaginaba viviendo all. Simplemente no poda resistir la tentacin de la caza y le encantaba regresar tras una fructfera
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jornada en el bosque y ver el brillo de emocin que se encenda en los ojos de la gente al contemplar el botn. Un da echaron en falta a Dick. Tamar se asust. Era un claro da de invierno en el que soplaba un aire muy fro. Tamar se imagin a su hijo extraviado en el bosque, tal vez herido y sin poder moverse, obligado a pasar la noche all, aquella noche tan fra. No podra resistirlo. Los inviernos de aquella tierra eran mucho ms rigurosos que los de Devon. Muchos decan que los inviernos de Inglaterra apenas podan considerarse inviernos. En el condado de Devon haba inviernos en los que no caa ni una sola nevada. Era una de las regiones ms templadas de una isla templada. Ahora saban lo que era un autntico invierno. El clima era mucho ms duro de soportar para la gente de Devon que para los colonos procedentes de zonas ms fras del este de Inglaterra y de Holanda. Tamar tena que encontrar a su hijo, pero no se atreva a decir nada por temor a que Dick hubiera transgredido alguna norma, cosa que sin duda habra hecho si efectivamente se haba perdido en el bosque. La severidad de aquellos hombres estaba plenamente justificada. Los nios, decan, haban sido engendrados en el pecado y se les tena que ensear a apartarse de l. Eso se traduca a menudo en duros castigos y fuertes palizas por orden de los Ancianos de la Iglesia. Pero, aunque tuvieran razn, Tamar no quera que eso le ocurriera a Dick, un nio muy orgulloso y consciente de su dignidad. Se pareca mucho a ella y haba aprendido a parecerse tambin a Bartle. No soportara una humillacin en pblico pues ya se consideraba digno de los privilegios de un hombre. Si lograra localizar a Bartle, ste la ayudara a buscar al chico y a devolverlo a casa sin que nadie se enterara de su travesura. Baj a la playa, dispuesta a acercarse en una barca de remos al Liberty, y pedir ayuda a Bartle. El corazn le dio un vuelco. Ya se imaginaba a Bartle, tan cruel como siempre, imponindole condiciones: Encontrar al chico, pero a cambio de su recuperacin y de su salvacin de los castigos de los puritanos, exijo. Alguien la estaba llamando por su nombre. Al volverse, vio acercarse a James Milroy, el viudo de mediana edad que se haba opuesto a que una mujer diera clase a los varones. Estis preocupada por vuestro hijo dijo el viudo. Yo os puedo decir dnde est aadi, estudindola con expresin de reproche mientras ella levantaba la mano para meter un rizo extraviado en la toca. Lo sabis? pregunt Tamar. Se encuentra a salvo? Eso parece. Sir Bartle fue a cazar al bosque con un grupo de hombres y el chico est con ellos. Tamar suspir de alivio mientras James Milroy sacuda severamente la cabeza. Si aceptis el consejo de un amigo que os aprecia El chico no debera pasar tanto tiempo con el capitn. Ese hombre es un pecador y arrastrar al muchacho a la tentacin. Su manera de hablar ofende los odos de todos los hombres de Dios. Tiene mala fama. Os doy las gracias, seor dijo Tamar con los ojos encendidos de rabia, pero el chico es mi hijo y creo saber lo que ms le conviene. En eso no estoy de acuerdo, y tampoco lo estaran los Ancianos. El
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chico no hubiera debido ausentarse sin permiso. Insisto en que se le imponga la necesaria correccin. Queris decir? Aquel que no usa la vara, odia a su hijo. Ese chico ya est viciado. Necesita un padre. Os aseguro que yo soy quien mejor sabe cmo debe educarse mi hijo. Tamar dio media vuelta y se alej con la cabeza muy erguida. De haberse quedado un minuto ms, no hubiera dominado su enojo. Los cazadores regresaron al trmino de la jornada con carne suficiente para proporcionar una buena comida a toda la comunidad. Tamar vio a Dick caminando al lado de Bartle y se sinti orgullosa. Dick ya era casi un hombre. James Milroy tambin presenci el regreso de los cazadores y, por su forma de apretar los labios, Tamar adivin que iba a exigir el castigo de su hijo. El hombre se aproxim al chico y apoy una mano sobre su hombro. Dick le mir con rabia y se acerc un poco ms a Bartle. Fui a cazar! Fui a buscar comida! grit Dick. No he hecho nada malo. Tamar se estremeci al ver que Bartle se enfrentaba con James Milroy y se burlaba de l en su propia cara con aquella insolencia que ella conoca tan bien. Todo el mundo enmudeci. El regocijo ante el regreso de los cazadores con las piezas se haba desvanecido y una nota perturbadora haba alterado la armona de la situacin. Yo le llev dijo Bartle. Si alguien tiene que responder de ello, se soy yo. Deseis acaso desafiarme, seor? Venid, pues, estoy dispuesto. Queris batiros a espada o con los puos? A m me da igual. Y a vos tambin os lo dar antes de que transcurra un minuto porque os juro por Dios Uno de los Ancianos se acerc a Bartle y apoy una mano en su brazo. Sir Bartle, os suplico que os moderis. Pues, entonces, que l deje en paz al chico replic Bartle. Cualquiera que se atreva a ponerle la mano encima tendr que responder ante m. Est prohibido dijo James Milroy que los nios vayan al bosque sin el consentimiento de sus padres o de las autoridades. Vino con el consentimiento de su madre dijo Bartle. S que eso no es cierto. Os atrevis a contradecirme? Pero James Milroy, a pesar de constarle que no estaba a la altura del arrogante capitn, no era un cobarde. No hubiera pertenecido a aquella comunidad de no haber sido un valiente. Crea fervientemente en la rectitud de lo que estaba haciendo. Sois vos quien contradice a la verdad, sir Bartle. Su madre estaba preocupada. Lo estaba buscando. Yo me encontr con ella y le dije dnde
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estaba el chico. Bartle entorn los ojos. Cuando ya estaba a punto de abalanzarse sobre aquel hombre, intervino el anciano: Su madre est aqu; ella nos lo aclarar. Estabais preocupada, no es cierto, seora Brown? No le habais dado permiso al chico y erais vos quien deba drselo puesto que, por desgracia, el chico no tiene un padre que lo gue. Tamar mir enfurecida al puritano James Milroy. El chico contaba con mi permiso. Est autorizado a cazar con sir Bartle siempre que lo desee. James Milroy la mir horrorizado. No le hubiera sorprendido que los cielos se abrieran y Tamar se quedara muda o muriera en el acto. Era una pagana; ella y Bartle eran iguales. No le importaba mentir para salvar a su hijo del dolor y la humillacin! Y tampoco a Bartle!
***
Ms tarde Tamar se arrepinti. Se haba equivocado. Ms vala que Dick recibiera una tanda de azotes antes que ella pusiera en peligro su alma. Adems, se haba puesto del lado de Bartle y en contra de los puritanos. Es una barbaridad castigar a un nio porque ha salido de caza! dijo Bartle. Djamelo a m y lo convertir en un hombre. Tiene que aprender a obedecer las normas, las normas de la comunidad en la que vive. Aprender lo que le convenga aprender, y yo ser su maestro. Yo quiero que sea bueno y noble. Como su padre? dijo Bartle. Un pobre hombre que se arroja al mar porque no quiere sucumbir a la tentacin de acostarse con su mujer! Cmo te atreves! Ahora ya te pareces ms a ti. Por Dios que prefiero mil veces verte furiosa que mojigata. Tamar estaba a punto de replicarle, pero entonces le pareci ver el espritu de Humility y mir a Bartle a travs de los ojos de Humility, la encarnacin del demonio, dispuesto a tentarla. Dio media vuelta, pero oy las carcajadas de Bartle a su espalda y adivin que ste ya estaba tramando algo. A partir de entonces, Dick apenas se separ de Bartle, a quien adoraba. Un da mir severamente a su madre y le dijo: Antes te parecas ms a sir Bartle, mam. Ahora cada vez te pareces ms a esta gente. Dick, no te gusta vivir aqu? le pregunt Tamar. Me gusta contest significativamente Dick porque me gusta cazar con sir Bartle. Un da yo navegar con l. Cuando regrese a Inglaterra, me ha prometido que yo Dick se detuvo, pero Tamar lo comprendi. Bartle le estaba arrebatando a su hijo. La idea la atormentaba y rezaba, constantemente. No poda
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comentrselo a Richard porque ste deseaba que se casara con Bartle. Richard no crey en su primera conversin y tampoco crea en la segunda. A las pocas semanas de la llegada del Liberty, lleg a Nueva Plymouth otro barco con unos colonos holandeses procedentes de otro lugar de la costa. Fueron recibidos con gran hospitalidad porque, tal como deca el gobernador, l y toda la colonia se alegraban de que sus visitantes fueran amigos y no enemigos. Los holandeses expresaron su admiracin por el estilo de vida de Nueva Plymouth y se asombraron de que los peregrinos hubieran tenido tan pocas dificultades con los hombres de la piel roja. Los franceses y los holandeses de otras regiones de aquel inmenso continente no haban tropezado con nativos tan dciles. Tamar comprendi que ello se deba al ejemplo de bondad y honor establecido por los hombres de Nueva Plymouth. Tan fuerte e inmutable era aquel cdigo, que hasta los salvajes lo apreciaban. Los ingleses eran unos colonizadores natos y ninguna otra nacin se les poda comparar. Posean una dignidad natural y una honradez capaces de llegar al corazn de todos los hombres, cualesquiera fueran sus creencias o su color. Eran valientes, pero tambin lo eran otros colonos que haban abandonado sus hogares para irse a vivir a una tierra extraa. Sin embargo, Tamar saba que los ingleses posean, en mayor medida que los hombres de otros pases, una serena dignidad y una profunda capacidad de reprimir los propios sentimientos tanto de alegra como de ira, de tal forma que quienes daban rienda suelta a estas emociones se hallaban inevitablemente en posicin de inferioridad en presencia de tales hombres. Los ingleses eran lentos a la ira, pero su determinacin y su porfiado afn de terminar lo que haban comenzado eran inmensos, cualidades que los convertan en hombres temidos y respetados. Slo entre aquellos hombres podra encontrar Tamar los ejemplos que necesitaba para luchar por su propia salvacin. Se acercaban las Navidades y Tamar quera organizar una fiesta para los nios. Les prometi danzas, juegos y diversiones. Los nios bajaron saltando por Leyden Street sin dejar de comentar los festejos navideos. Uno de los Ancianos mand decir a Tamar que deseaba hablar con ella, y Tamar acudi a su casa. Sintate, querida hermana dijo el anciano. Tengo que hablar contigo. He odo algo acerca de las fiestas que ests preparando para el da del nacimiento de Cristo. Tamar esper y, tras una pausa, el anciano aadi: Nuestro Seor Jesucristo, querida hermana, era un Varn de Dolores y no es conveniente que el da de su nacimiento se celebre con festines y juegos. Ese da debera reservarse a la oracin. Pero dijo Tamar. Escucha, te lo ruego dijo el anciano, levantando la mano. Me ha parecido mejor decrtelo a ti primero, antes de explicarles a los nios que no es posible esa bacanal. Me temo que, sin duda por ignorancia y sin culpa de tu parte, les has inculcado unas ideas errneas. No temas que te lo reprochemos, hermana. Deseamos simplemente mostrarte la insensatez de tus caminos.
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Pero si no es ms que una sencilla diversin para los nios. No es una bacanal. Slo un poco de alegra y diversin. Querida hermana, has trado de Inglaterra unas ideas errneas. Nosotros dejamos atrs aquella perversidad. No hay espacio para ella en el Nuevo Mundo. No te inquietes. Hemos visto cunto te esfuerzas en parecerte a nosotros y nos complacen tus progresos. Deseamos ayudarte y por eso, aparte de explicarte tu error sobre el nacimiento de Cristo, te he pedido que vengas aqu. Tamar le mir y comprendi que estaba empezando a perder la paciencia. Hubiera deseado huir de aquella estancia que, de pronto, le resultaba asfixiante. Vio una estantera con varios libros, entre los que destacaba una traduccin de la Biblia hecha en Holanda; contempl la estera de paja del suelo y el papel untado de aceite que cubra las ventanas, y record con una nostalgia casi insoportable su confortable dormitorio de la mansin de Pennicomquick, con la mullida alfombra, las ventanas provistas de cristales y la cama con sus cortinas y su dosel. Quera huir de aquella limitada y primitiva vida; quera ser libre. Libre? Pero si precisamente haba venido a aquella tierra en busca de libertad. Apart ese pensamiento de su mente. El espritu de Humility pareca sealarla con un dedo acusador. Esper con toda la paciencia posible. Eres fuerte y todava muy joven. Has alumbrado hijos y debes alumbrar ms. Tu deber para con Dios y para con tu nuevo pas es tener hijos que lo adoren y que cultiven tu tierra de adopcin. Eres demasiado joven para vivir sin marido. Por favor, no te sorprendas. Tengo una buena noticia para ti. Hay alguien entre nosotros que est dispuesto a casarse contigo, a ser tu gua y a convertirse en el padre de los hijos que ya tienes en tanto l se esfuerza en darte otros. Tamar sinti que sus labios esbozaban una irreprimible mueca de desprecio. Y quin es ese hombre? James Milroy. Un hombre bueno y noble que ha consagrado toda su vida al servicio de Dios. Te ha observado con inters desde que llegaste. Piensa que t y tus hijos necesitis correccin y gua y considera que Dios le ha elegido a l para esa tarea. Est dispuesto, ms an, deseoso, de cumplir la voluntad del Seor. Si busca una esposa dijo Tamar, hay otras ms dignas que yo. El anciano no advirti la irritacin de su voz. Es posible. Pero nuestro querido hermano Milroy es un hombre que jams retrocede ante un deber. Y est dispuesto a tomarte por esposa. Es muy generoso de su parte, pero decidle que cuando me case, si es que lo hago, yo elegir a mi marido. Cometes muchos errores, hermana. Tu vida est llena de errores. Has trado ideas perversas del Viejo Mundo y te aferras a ellas. Te has empeado en ensear a los nios varones. No nos agrada que lo hagas. El deber de una mujer no es instruir a los hombres, y esos nios sern hombres algn da. No! Nos gustara que fueras como las dems mujeres que trabajaras con el huso, que ayudaras en las labores del campo en la poca de la cosecha y, sobre todo, que fueras esposa y madre. S, querida hermana, te hemos aceptado. Uno de nosotros se
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ofrece a cuidar de tu vida y a guiarte por los senderos que conducen a la salvacin y a la glorificacin de Dios. Tamar estaba tan aturdida que apenas poda hablar. Slo poda pensar: James Milroy! Ese hombre! Mientras evocaba su severa y solemne figura, el hombre adquiri de pronto en su imaginacin la apariencia de Humility Brown. Perteneces al sexo dbil, mi querida hermana aadi la voz, y se adivina fcilmente que en el Viejo Mundo estuviste muy mimada. Tu padre te sigue mimando. Estamos muy satisfechos de l y de la labor que realiza entre nosotros y sabemos que algn da nos pertenecer por completo. Aquel da nos alegraremos. Pero a l tambin le quedan muchas cosas que aprender. Has recibido una educacin errnea y lo sentimos por ti. Se te ha dado belleza y la belleza, querida hermana, no siempre es un don de Dios. A veces, el Todopoderoso la otorga como una carga que hay que soportar toda la vida. Las mujeres son criaturas muy frgiles. No debemos olvidar que son las vasijas ms frgiles. Tienen que someterse a los hombres buenos que se casan con ellas. No olvides que fue Eva quien sucumbi a la tentacin de la serpiente. Eva fue la causa de que Adn, nuestro padre, fuera expulsado del jardn del Edn. Adn era dbil; Eva era mala y todas las mujeres descienden de Eva de la misma manera que todos los hombres descienden de Adn. Las mujeres sucumben ms fcilmente al pecado porque tienen una inteligencia ms dbil que la de los hombres, y as deben obedecer a sus maridos en todo. Los nios nacen en el pecado y tienen que ser severamente conducidos al bien. Es una gran tarea que nos ha sido encomendada a los hombres. Una gran tarea sin duda! dijo Tamar. Me permitirs que enve a maese Milroy a la casa de tu padre? Tamar baj la mirada para que el anciano no viera el fulgor de sus ojos y dijo con un hilillo de voz para poder dominar mejor su clera: Soy demasiado pecadora para ese buen hombre. Es justo que semejante Adn encuentre a una Eva ms digna, alguien que no tenga que soportar la pesada carga de su belleza durante toda la vida. Tu modestia te honra Pero Tamar se apresur a interrumpirle mientras se diriga hacia la puerta: Os deseo un buen da. Baj corriendo a la playa, arrastr una barca hasta el agua y rem furiosamente hacia el Liberty. Una vez a bordo, le grit a uno de los marineros: Dile a sir Bartle que estoy aqu. Deseo verle inmediatamente! Se apoy en la borda, pero no tuvo que esperar demasiado. Bartle solt una sonora carcajada al verla. A diferencia del anciano, l saba intuir sus enojos. Cunto me alegro de que vengas a visitarme dijo, tomando sus manos. La atrajo hacia s y la bes en la boca. Tamar se apart. Vengo de casa de un anciano dijo casi sin resuello. Tengo la impresin de que ese anciano no te ha gustado demasiado. Gustarme? Estoy furiosa!
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Lo celebro. Hace tiempo que no te vea tan enojada, demasiado tiempo. Soy una pecadora! Soy una descendiente de Eva, la culpable de todos los pecados del mundo. Tengo la desgracia de llevar la carga de mi belleza. Y ahora ahora el hermano Milroy el querido hermano Milroy tiene a bien guiarme por los senderos de la bondad! Cuidar de mis hijos y me dar otros. En resumidas cuentas, est dispuesto a casarse conmigo por la salvacin de mi alma, y para que yo pueda aportar ms hijos a la colonia! Ya. Otro Humility Brown! Y qu has contestado a tan interesante proposicin? He dicho que a mi marido lo elegira yo. Bien dicho. Y supongo que les habrs comunicado tu eleccin. No. Ha sido un descuido por tu parte dijo Bartle, atrayndola una vez ms hacia s y besndola con ternura. No importa, se lo comunicaremos juntos. No tena intencin de Pero yo s. Ha llegado el momento y ya no puedes esperar. Tienen toda la razn al decir que debes casarte. Que se vayan al infierno! Te iban a casar con uno de ellos! Y, tal como ests ltimamente, te hubieran endilgado a otro Humility Brown si yo no estuviera aqu para impedirlo. Escucha, amor mo. Este mundo no es el nuestro. Nos casaremos y nos iremos. Ojal pudiramos hacerlo esta noche sin ms demora! Pero no vamos a cortejar la muerte cuando se nos ofrece una vida tan placentera. En cuanto cesen los vientos y el sol empiece a lucir de nuevo El hermano Milroy! dijo Tamar. Ese hombre! Imagina cmo cuidara de mis hijos. Pobre Dick! Pobre Rowan! Pobre pequea Lorea! Piensa en lo contentos que se sentirn cuando sepan lo nuestro! Su mayor deseo es que yo sea su padre. Los has hechizado. Como te he hechizado a ti y t a m, Tamar. Aprendiste artes de magia en aquellas lejanas tierras? No lo s. Slo s que los quiero tanto como ellos a m; y que amo a su madre y ella me ama. Si me casara contigo querras podras desechar la idea de regresar a Inglaterra? Quiero decir, accederas a quedarte aqu? S que tendras que regresar por provisiones y es posible que hicieras una exploracin costa arriba. Lo que quiero decir es si podras establecer tu hogar en esta tierra. Es eso lo que quieres? Presiento que este lugar tiene que desvelarme algo. Pienso en Humility. No, no te impacientes. Dices que no lo mat, pero yo s que lo empuj a la muerte. Es algo que pesa sobre mi conciencia y jams ser feliz si no cumplo con lo que considero mi deber. Y ahora s que deseo quedarme aqu e intentar llevar una existencia mejor de la que he llevado hasta ahora dijo Tamar. Bartle le tom el rostro entre las manos y sus ojos azules la miraron con ternura.
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Una vez dije que sera capaz de ir al infierno por ti. Bueno, pues, si soy capaz de eso, tambin podr soportar la vida en una colonia puritana. Me casar contigo, Bartle. Bartle la abraz y solt una carcajada triunfal. Nos casaremos dijo y construiremos una casa. Empezaremos maana mismo. Viviremos en una sencilla casa puritana entre los puritanos mientras t quieras Un da dirs: Vaymonos de aqu. Hay otros lugares en el mundo. Pero no te llevara a Inglaterra. Richard tiene razn. Quiz algn da nos adentraremos en el canal slo para volver a contemplar Devon, la ms verde de las hierbas, los altozanos y los oteros, la roja y frtil tierra Pero no nos quedaremos, por temor a los perseguidores de brujas. Si algo te llegara a ocurrir, qu sera de mi vida? Qu ha sido de ella sin ti desde que nos conocimos? Tamar trat de reprimir la creciente emocin que senta. O sea que me quieres, Bartle, no porque es bueno que una descendiente de Eva tenga un marido que la gue y tampoco porque deseas dar hijos a la colonia. Me quieres porque soy yo y no puedes ser feliz sin m? Me parece una buena razn. Mientras Bartle la acompaaba a la orilla en la barca de remos, Tamar se refiri a la casa que iban a construir. Ser como las casas que hay en tus dominios dijo. Ser distinta de cualquier otro lugar de la tierra! contest Bartle. Richard se alegr mucho de la noticia. Los dos hijos mayores de Tamar se pusieron tan contentos que empezaron a brincar por la habitacin mientras que la pequea Lorea no poda estarse quieta ante la perspectiva de tener semejante padre. Fue una lstima que el anciano, interpretando errneamente las palabras de Tamar, decidiera enviar a James Milroy a pedir su mano justo en el momento en que Bartle y Tamar le estaban comunicando la noticia a Richard. Tamar esboz una sonrisa despectiva al ver a Milroy, no tanto porque le desagradara cuanto porque le recordaba demasiado a Humility. Aqu viene maese Milroy para hablar con vos, Richard dijo Bartle, mirando al visitante con indisimulado desprecio. Sentaos, por favor dijo Richard. Tomaris una copa con nosotros. Deseo hablar con vos en privado dijo James. Acaso habis venido a pedir mi mano? pregunto Tamar. El puritano se ruboriz. Ah! Ya veo que s. Me han hablado de vuestro deseo de guiarme, de salvar mi alma y de hacer fructificar mi cuerpo. Pero llegis demasiado tarde, seor. He decidido casarme con sir Bartle Cavill. Se hizo un profundo silencio en la estancia. Los ojos de Richard se apartaron consternados de la pareja de prometidos y se posaron en el puritano. El hombre estaba avergonzado y no saba qu hacer. Bartle y Tamar lo miraban con picarda. Ah! pens Richard, aqu acaba otra etapa de la vida de Tamar. Ya no va a ser puritana; ahora ser ella misma. Dick estaba tan emocionado con la gran noticia que se olvid de la
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presencia del puritano. Sir Bartle, os llamar padre a partir de ahora. No esperar. Yo tambin os llamar padre! anunci Rowan. Lorea tambin! exclam Lorea. Los nios tomaron las manos de Bartle y empezaron a danzar a su alrededor. James Milroy contempl la escena horrorizado. Os pido perdn dijo, levantndose muy despacio. He cometido un error. Mientras la puerta se cerraba a su espalda, Bartle estrech a Tamar en sus brazos y la bes en medio de los aplausos de los nios. Richard los mir con inquietud.
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La casa ya estaba preparada. Los enamorados haban manifestado su deseo de casarse ante el magistrado y la sencilla ceremonia puritana ya haba terminado. Tamar ya no tena intencin de ser una puritana; slo quera ser feliz. Era lo que haba deseado a lo largo de todos aquellos aos. No le importaba haberlo conseguido tarde; nunca era demasiado tarde. Casi haba olvidado la existencia de un hombre llamado Humility Brown. En la pequea habitacin de la sencilla casa, ambos recordaban otro aposento, un lecho con dosel y una ventana abierta de par en par. Pero jams haban conocido una felicidad semejante. Durante las primeras semanas de su matrimonio se sintieron muy a gusto en su casa, a salvo del crudo invierno. Eran felices. En primavera, el Liberty regresara a Inglaterra y Bartle llevara consigo a Tamar porque ambos haban acordado no separarse nunca durante mucho tiempo. Algunas veces, Bartle sala a cazar al bosque. En cierta ocasin, estuvo ausente dos das y una noche. Fueron las horas ms amargas de Tamar. Pero Bartle regres a casa sano y salvo con carne para toda la colonia. A Tamar le gustaba visitar la casita de Annis y sentarse con ella a la vera del fuego, contemplando su satisfaccin y disfrutando de la suya propia. Ah! exclam Annis. Ahora sois feliz. Al final sois ms feliz que nunca. Sir Bartle es el hombre ms adecuado para vos y es justo que os convirtis en lady Cavill. Siempre supe que era el hombre ms adecuado para vos, aunque sea un poco alocado, porque vos tambin sois alocada, seora. No dijo Tamar, yo era alocada, Annis. Ahora he cambiado. Quiero gozar de una serena paz y felicidad a partir de ahora. Annis no dijo nada, pero saba que Tamar no hallara la paz con sir Bartle. El no era muy amante de la paz. Humility Brown s lo era. No me menciones su nombre! grit Tamar. Annis se estremeci. Le daba miedo aquella habilidad que tena Tamar de leerle los pensamientos. Era un hombre bueno dijo Annis y estoy segura de que en estos momentos se alegra de veros dichosa desde las puertas doradas.
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Te he dicho que no me hables de l! grit Tamar, levantndose para regresar a su casa. Durante una temporada, a Tamar le pareci que Humility Brown se encontraba presente en la casita. Era dichosa, pero haba comprado aquella dicha con la muerte de Humility Brown. Pensaba que l siempre la acosara con su invisible presencia, burlndose de ella en los momentos ms inesperados y destruyendo la felicidad de su nueva vida. En realidad, su vida no era muy apacible. Era alegre, s, y estaba llena de risas, pasin y peleas. Bartle era muy celoso e incluso la acusaba de sonrer con excesiva cordialidad a James Milroy. Tamar se enfureca y se burlaba de l, provocando su enojo. Pero tales escenas terminaban siempre en apasionados abrazos. Ella tambin senta celos algunas veces y lo acusaba de infidelidades, recordndole la fama de mujeriego que tena en Inglaterra. A las semanas de dicha y satisfaccin les sucedan otras de clera y pasin. Eran dos naturalezas violentas que se complacan en enfrentarse, sabiendo que ms tarde se producira una apasionada reconciliacin. Una vida salvaje y emocionante, tal como ella imagin que sera su existencia con Bartle, a pesar de vivir en una colonia puritana. Tamar se preguntaba cmo era posible que hubiera podido vivir sin l. Slo cuando hubo dificultades con los indios y Bartle se fue con diez hombres a las rdenes del capitn Standish con mosquetes y machetes, slo entonces comprendi Tamar el alcance de su amor por Bartle, slo entonces comprendi que antes preferira morir que perderle una vez ms. John Tyler fue uno de los hombres que acompa al capitn Standish, lo cual hizo que Tamar y Annis se sintieran ms unidas que nunca. Durante los ocho primeros das ambas estuvieron constantemente juntas, intercambiando confidencias, comentando su amor y la vida que llevaban con aquellos hombres mientras los nios jugaban ruidosamente en el jardn y nicamente la pequea Lorea las escuchaba, sentada a su lado en un taburete. Los hombres regresaron victoriosos. Slo uno de ellos haba sido herido. Tamar abraz a Bartle y se sucedieron varios das y noches de felicidad. Tamar pens que Bartle ya se haba resignado a aquella vida de caza y de defensa de la colonia contra los ataques de los pieles rojas. Por qu no? Era una existencia muy viril. Le gustaba la idea de vivir en aquella casita hasta la muerte, rodeada de sus hijos, cuidando el jardn, haciendo empanadas de maz y tal vez aprendiendo a hilar con la misma habilidad que posean casi todas las mujeres de la colonia. Hubiera debido comprender que semejante vida no estaba hecha para ella ni para Bartle. Ellos no eran como los dems, que los toleraban porque los consideraban aves de paso. Bartle nunca se haba esforzado en ser uno de ellos. Era el capitn del barco que los haba conducido hasta all. Cierto que se haba construido una casa, pero, cuando se fuera, la casa seguira all y en Nueva Plymouth las casas eran muy necesarias.
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Un da ocurri un incidente que sobresalt a Tamar casi tanto como cuando encontr a la pobre Jane Swann huyendo de sus torturadores. El marido de Polly era un hombre muy tranquilo y a ella jams se le hubiera ocurrido convertirse en puritana de no haberse casado con l. Polly era muy coqueta y James Milroy siempre andaba al acecho, tratando de descubrir los pecados que las personas como Polly haban llevado a la colonia. A su juicio, no eran los primeros peregrinos, hombres serios, virtuosos y dispuestos a morir por su fe, los que precisaban de vigilancia; ellos seguan siendo tan leales como siempre. En cambio, los recin llegados haban emigrado por distintas razones, por afn de aventura o porque sus condiciones de vida eran muy duras en Inglaterra. El capitn y los tripulantes del barco eran mala gente. En cuanto a Tamar, Milroy le daba gracias a Dios todas las noches por haberle salvado de la calamidad de casarse con aquella criatura descarada que lo haba atrado no porque necesitara a un hombre que la instruyera y guiara sino porque deseaba tentarle y hacerle caer en la lujuria. La maldad haba llegado a Nueva Plymouth con el Liberty. Aquella maldad tena que ser destruida, y James Milroy cumplira con su deber y se encargara de que as fuera. Milroy recelaba de Polly Eagel desde haca algn tiempo. Era una hermosa mujer de cabello alborotado que siempre acariciaba y dejaba escapar por debajo de la toca como por casualidad. La someti a vigilancia y, con la ayuda de Dios, pudo descubrir su inmoralidad con uno de los marineros del barco. Cierto que los marineros no estaban sujetos a la ley puritana. Sus almas les pertenecan, lo cual significaba que pertenecan al demonio. Su destino sera en cualquier caso la condenacin eterna. Pero Polly Eagel perteneca a la Iglesia puritana y, como tal, tena que someterse a la necesaria correccin. Annis irrumpi en casa de Tamar para comunicarle la noticia. Annis estaba atemorizada. Aquello hubiera podido ocurrir en Inglaterra. Seora, os habis enterado? Os habis enterado de lo de Polly? Maese Milroy la ha sorprendido cometiendo un acto impuro, eso me han dicho. Oh, seora, maese Milroy lo ha comunicado a los Ancianos y Polly ha sido acusada. Parece que una de las cosas que tendr que hacer ser confesar su pecado ante nosotros en la casa de oracin. Despus recibir un castigo. Dios bendito! Esta humillacin es capaz de matar a una mujer! Y no es que Polly Eagel se vaya a morir por eso. Es una descarada, hay que reconocerlo. Lo siento por el pobre Tom Eagel. El da de la confesin de Polly Eagel, la casa de oracin se abarrot de gente. Tamar asisti con Richard porque Bartle jams visitaba aquel lugar. Tamar se sorprendi del malicioso placer que revelaban los rostros de los asistentes. La escena le caus repugnancia tal vez porque ella tambin era una pecadora y no se consideraba mejor que Polly Eagel. Polly haba cometido adulterio; Tamar era culpable de haber provocado la muerte de su marido. Quiz por eso no poda presenciar el castigo de una pecadora con el mismo regocijo de aquella gente. El anciano pronunci un largo sermn. En la primera fila de asientos estaba Polly Eagel con el rostro muy plido y la cabeza inclinada. No
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pareca la misma muchacha que haba abandonado Inglaterra y a quien Tamar haba contemplado durante la travesa, sabiendo que Bartle se haba interesado por ella en otros tiempos. Ahora Polly estaba sufriendo una humillacin. Muy cerca de ella se sentaba su acusador, James Milroy, con los brazos cruzados y los ojos levantados hacia el techo como si pensara que Dios estaba all contemplndole con una sonrisa de complacencia. El anciano habl del pecado que se haba insinuado como la niebla entre ellos y que debera ser aplastado y destruido. De todos los grandes pecados del mundo, pocos podan compararse con el adulterio. Entre ellos haba una persona culpable de aquel pecado. Se haba confesado y estaba arrepentida, lo cual era motivo de jbilo, pero Dios era justo y tales pecados no podan quedar sin castigo. Tal vez por medio de una vida piadosa aquella miserable pecadora podra alcanzar la salvacin. Eso sera algo que decidiran Dios y ella misma. Su compaero de pecado no estaba all porque su alma ya estaba condenada, pero que nadie imaginara que se librara de las consecuencias de su pecado. Ardera eternamente en el infierno, aunque l creyera poder seguir llevando su malvada existencia en la tierra. Ahora Polly Eagel debera levantarse. Polly se levant y se volvi de cara a los reunidos. Se ruborizaba y palideca alternativamente y hablaba tan bajo que los que se encontraban al fondo de la sala tenan que estirar el cuello para orla. Era una miserable pecadora; haba profanado su lecho matrimonial. Polly facilit detalles sobre el lugar y la ocasin en que cometi el pecado, tal como le haban ordenado que hiciera. Sus ojos se humedecieron. Los corazones puritanos se emocionaron. Tamar, contemplando la escena, pens: Sera mejor que bailaran de vez en cuando o que asistieran a alguna representacin de teatro. Entonces no tendran tanto afn de divertirse con las desgracias de los dems. De pronto, rebosante de compasin por Polly Eagel, los odi a todos, odi al anciano con sus manos piadosamente cerradas, odi a James Milroy con los ojos virtuosamente levantados y odi a todos los que presenciaban el juicio con miradas de soslayo y labios apretados. Pero casi inmediatamente se dio cuenta de que los odiaba a todos porque ella hubiera debido estar all, al lado de Polly Eagel, puesto que era una pecadora mucho mayor. La confesin de Polly haba terminado, pero aquello no era ms que el preludio de su castigo. Una solemne procesin sali del lugar de reunin, encabezada por los Ancianos y dignatarios de la colonia que rodeaban a Polly, seguidos de otros destacados miembros de la comunidad y toda la congregacin de fieles. Se dirigieron a una plataforma elevada, cuya funcin Tamar no haba comprendido hasta entonces. Se trataba, por supuesto, de un poste de azotes. Tamar aceptaba el cadalso como una parte necesaria de cualquier comunidad, slo que, en un lugar como aqul, le haba parecido que era una simple advertencia. Los cadalsos y los postes de azotes formaban parte del viejo pas; ella pensaba que no haba lugar para ellos en el
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nuevo. Ataron las manos de Polly a su espalda y la obligaron a sentarse en una banqueta. Tamar vio el brasero y los hierros candentes y oy el desgarrador grito de Polly antes de que se desmayara y cayera en brazos de uno de los Ancianos. Polly tuvo que permanecer encerrada un mes en el correccional. Tamar vio una vez su pobre rostro desfigurado y ya no pudo volver a mirarlo. Polly llevaba la letra A visiblemente marcada en la frente y su carne torturada constitua para Tamar un espectculo insoportable. Estaba cansada y decepcionada. Era como un viajero que hubiera recorrido un largo camino plagado de dificultades para finalmente descubrir que haba caminado en crculo y apenas se haba movido del punto de partida.
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Las nieves haban desaparecido y los fuertes vientos haban amainado. La primavera estaba a punto de llegar a Nueva Inglaterra. Polly, perdida su natural alegra y con la cabeza siempre inclinada, se mezclaba con la gente a pesar de la infamante A marcada para siempre en su frente. Siempre que la vea, Tamar apartaba los ojos. Senta lo mismo que cuando estaba con Jane Swann, la pobre Jane se convirti en una criatura escurridiza que se ocultaba en los rincones y no prestaba atencin cuando le hablaban. Permaneca sentada en la casa de su padre, hilando en silencio. Cuando las dems mujeres se sentaban junto a sus tornos de hilar, sus cantos solan mezclarse con el zumbido del torno. A Jane jams se la oa cantar. Quiz fuera ms fcil vivir una existencia puritana durante el crudo invierno. Sin embargo, cuando el pjaro azul y el petirrojo construan sus nidos en el bosque y sus trinos llenaban el aire y cuando los rboles frutales estaban en flor, los jvenes y las muchachas se miraban unos a otros y pensaban que la vida no poda ser exclusivamente trabajo y oracin tal como parecan creer los nuevos Ancianos. Dos jvenes haban sido azotados en pblico por el pecado de fornicacin. Ambos afirmaron su voluntad de casarse, sealando que la primavera los haba pillado desprevenidos. Eso no era excusa, sentenciaron los Ancianos, y ambos sufrieron los azotes antes de la celebracin de la sencilla ceremonia de la boda. Les dijeron que su pecado mereca la muerte, pero, puesto que pertenecan a una nueva colonia que necesitaba nios, les ofreceran la oportunidad de recuperar la salvacin por medio de una vida de piedad y devocin a Dios. Por entonces los Ancianos estaban muy preocupados por lo que ellos consideraban una terrible amenaza. Su mayor inquietud no era el temor a la escasez de alimentos o la hostilidad de los indios, sino un tal Thomas Morton. Para los puritanos aquel hombre era la encarnacin del demonio, un sujeto arrogante y orgulloso de su erudicin que se calificaba a si mismo de caballero de Clifford's Inne. Haba llegado a Nueva Inglaterra unos aos antes en compaa de un tal capitn Wollaston y un grupo de
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hombres con el propsito de iniciar una plantacin, lo que intentaron no muy lejos de Nueva Plymouth en un lugar que bautizaron con el nombre de Mount Wollaston. Pero Wollaston se cans de las dificultades que entraaba el proyecto y zarp rumbo a Virginia en la esperanza de encontrar un medio ms cmodo de hacer fortuna. El tal Morton, segn decan los puritanos, haba expulsado con malas artes a los hombres que Wollaston haba dejado all como representantes suyos y haba asumido el mando del lugar. Lo primero que hizo, cosa que a los ojos de los habitantes de Nueva Plymouth era una revelacin de su carcter, fue rebautizar el lugar con el nombre de Merry Mount(Monte alegre) . Las relaciones entre Nueva Plymouth y Merry Mount distaban mucho de ser cordiales. Morton acusaba a los puritanos de despreciar las leyes de Inglaterra, negando a los colonos la ceremonia del matrimonio y sustituyndola por una forma ms sencilla inventada por ellos. Los puritanos contraatacaban, acusando a Morton de vender armas de fuego y bebidas alcohlicas a los indios y de poner en peligro las vidas de todos los colonos de Nueva Inglaterra. Sin embargo, la verdadera causa de las desavenencias estribaba en que los habitantes de Nueva Plymouth eran separatistas mientras que los de Merry Mount eran episcopalianos, es decir, partidarios de la unin con la Iglesia anglicana. En cuanto el tiempo mejor, Bartle empez a preparar la travesa de regreso a Inglaterra. Los pequeos botes pasaban todo el da transportando provisiones desde tierra al Liberty. Muchos apartaban la vista del barco porque les haca recordar Inglaterra. Polly Eagel se estremeca y se acariciaba la letra de la frente. Annis acompa a su hija menor a la playa para que contemplara los preparativos. Pero Annis estaba triste porque su ama, a la que tanto quera, se ira en aquel barco. Tamar haba dicho que regresara, pero quin podra saber si ocurrira algo que se lo impidiera? S, la primavera era una poca de inquietudes porque estaba hecha para que la disfrutaran los jvenes y los enamorados. Se celebraban muchas bodas y algunos comentaban que hubieran tenido que propinarse muchos azotes antes de las bodas si los rgidos puritanos hubieran reunido suficientes pruebas. La seora Alton y el hermano Milroy eran buenos amigos pues tenan las mismas ideas, estaban firmemente entregados a la causa puritana y tenan el decidido propsito de encaminar a los descarriados por el recto camino del bien. Thomas Morton, el episcopaliano de Merry Mount, estaba adquiriendo una creciente influencia sobre la gente. Los Ancianos despotricaban contra l en la casa de oracin, pero los jvenes y los ms animados no podan evitar dirigir los ojos hacia Merry Mount, comentando en susurros anhelantes lo que ocurra en el Monte del Pecado, tal como lo llamaban los Ancianos. Thomas Morton haba mandado erigir un rbol de mayo en Merry Mount. En Inglaterra la gente danzaba desde tiempos inmemoriales alrededor del rbol de mayo, una antigua tradicin inglesa que se celebraba en los primeros das de mayo para saludar la primavera y dar gracias por los frutos de la tierra. El amo de Merry Mount era un hombre
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alegre en cuya colonia la gente beba y se diverta. Haba erigido un dolo, tronaban los Ancianos; s, el becerro del Horeb. Comprendera el error que haba cometido en Merry Mount cuando el Seor descargara su ira sobre l. Pero a Thomas Morton le importaban muy poco los Ancianos. Haba llegado al Nuevo Mundo para hacer fortuna, cazar animales, vender sus pieles y comerciar con el viejo pas. La aficin de los indios a lo que ellos llamaban el agua de fuego y su entusiasmo por las armas de fuego europeas le estaban resultando muy rentables. Y ahora haba cometido uno de los mayores pecados, segn los Ancianos de Nueva Plymouth, es decir, la ereccin de un rbol de mayo. Los nimos en Nueva Plymouth estaban muy exaltados. Todos los hombres del barco haban decidido rendir homenaje al Becerro del Horeb. Danzando alrededor del poste de mayo, les parecera que estaban en casa, decan. Durante los das previos al uno de mayo se oyeron los ruidos de los festejos de Merry Mount. Se dispararon salvas de can para anunciar las fiestas y el aire transport el redoble de los tambores. El rbol de mayo, visible desde mucha distancia, era un tronco de pino en el que se haban clavado dos cuernos de macho cabro. Por la maana, Bartle acompa a Tamar al Liberty para mostrarle los preparativos para la travesa de regreso. Dentro de unas semanas zarparemos rumbo a Inglaterra! le dijo con entusiasmo. Sin embargo, cuando pensaba en Inglaterra, Tamar evocaba cosas terribles. Se acordaba de su madre, de las mujeres a las que haba visto examinar en el ayuntamiento por los perseguidores de brujas, de los marineros que pedan limosna por las calles. En cambio, cuando contemplaba la nueva tierra, pensaba en lo hermosa que era bajo el sol matinal con aquella suave bruma que se elevaba de los prados, el centelleante ro que se perda en el mar, los cercanos bosques y las lejanas montaas. La colonia propiamente dicha no era bonita, pero posea algo que conmova a Tamar ms que todas las hermosuras de la naturaleza. Aquellas casas significaban valenta, arrojo y sacrificio. No quera contemplar la plataforma en la que se levantaban el poste de los azotes y el patbulo. Quera cerrar los ojos de la mente al recuerdo de los gritos de Polly Eagel mientras el hierro al rojo vivo se hunda en su frente. No quera ver a Polly marcada de por vida y recorriendo tristemente las calles de la aldea con la cabeza inclinada. Pero Polly haba pecado, pensaba Tamar. Todos hemos pecado!, se responda inmediatamente. Pero esta crueldad no es como la de Inglaterra, aada. Pero, aun as, es crueldad. Cuando le coment a Bartle sus reflexiones, ste se ri y la abraz. T quieres una tierra a tu medida le dijo Bartle. Una tierra sin invierno y con una primavera perpetua en la que todos seremos eternamente jvenes. En la que la fruta crecer en los rboles y nos podremos tender en la hierba para amarnos sin medida De pronto, Tamar se ri al pensar en que ella, la ms imperfecta de
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las criaturas, pudiera exigir un mundo perfecto. Iremos a Merry Mount y danzaremos alrededor del poste de mayo dijo Bartle. Nos traer recuerdos de casa y, cuando veas la alegra de la gente, sentirs tantos deseos como yo de abandonar estas playas. Tamar no poda evitar emocionarse ante la perspectiva de or alegres carcajadas y danzar al lado de Bartle. Echaba de menos aquellas cosas, las echaba de menos desde haca demasiado tiempo. Pensaba pedirle a Annis que los acompaara, porque Annis tena un temperamento muy alegre. Estaba casi a punto de pedrselo, pero se abstuvo. No hubiera estado bien tentar a Annis. Annis era muy feliz en su nueva vida, se senta salvada y seguramente haba perdido la inclinacin que antes tena a las frivolidades. Habra olvidado, se pregunt Tamar, sus encuentros con John en el granero de su padre? No haba hecho ningn comentario al respecto cuando se enter de que aquellos dos jvenes iban a confesar pblicamente su pecado y seran azotados por lo mismo que ella y John haban hecho en otros tiempos. Bartle y Tamar tomaron una embarcacin de remos y se dirigieron a Merry Mount, bordeando la costa. Ya eran las ltimas horas de la tarde y todos los colonos de Merry Mount haban salido de sus casas para participar en los preparativos de la fiesta. Los indios, vestidos tan slo con cinturones de cuentas color prpura hechas con caparazones de moluscos, contemplaban el ajetreo, sonriendo ante las bufonadas de los blancos. Thomas Morton recibi a Bartle y Tamar. Venid, amigos mos, red y alegraos con nosotros. La vida est hecha para disfrutarla. Saba que Bartle era el capitn del barco y que Tamar era su esposa. Por consiguiente, la presencia de ambos no era una victoria como la que hubiera conseguido si algunos jvenes puritanos se hubieran atrevido a visitar su monte. Aun as, los acogi de muy buen grado. Morton tena previstos muchos festejos al aire libre en cuyo transcurso se entonara una cancin compuesta especialmente para aquella ocasin y se trenzaran las danzas que se trenzaban en Inglaterra desde tiempo inmemorial. Lleg la noche y comenz la fiesta. Se encendieron antorchas y los indios se acercaron con sus mujeres y bailaron sus danzas nativas. Bajo la luz de las antorchas, brillaban los cuerpos y los rostros pintados de los indios. Algunos iban desnudos y otros se adornaban con pieles de venado; llevaban las cabezas y los rostros untados de aceite y el negro cabello cortado segn el estilo de su tribu; la pintura de su rostro, roja y carmes, era seal de que venan en son de paz. Alrededor del cuello lucan unas cuentas de caparazones de moluscos a juego con los cinturones que les servan de taparrabo. Los rostros de los blancos y los pieles rojas formaban un extrao contraste a la luz de las antorchas. Morton quera que la bebida corriera en abundancia y los indios se regocijaban ante la perspectiva de tomar lo que llamaban el agua de fuego de los blancos. Para ellos, aquella agua mgica que quemaba la garganta e intoxicaba la mente, llenndola de alegra, era lo ms maravilloso que los blancos haban trado a sus tierras.
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Los indios se sentaron en el suelo cerca del poste de mayo, batiendo palmas al comps de las canciones y esbozando extasiadas sonrisas de complacencia por poder participar en los festejos de los blancos. Pensaban que el poste de mayo era un dios de los blancos de la misma manera que ellos tenan a Kitan, el dios bueno, y a Hobbamoco, el dios malo. Estaban dispuestos a rendir tributo a aquel extrao dios aunque sin abandonar a los suyos, porque los dioses eran dioses y se los tena que tratar con respeto sin tener en cuenta su procedencia. Todo el mundo entonaba sin cesar la cancin compuesta para la ocasin: El nctar nos fue dado Por voluntad del Hado, Y es para el corazn oprimido El mejor de los vinos. Todas las voces entonaban a coro: Bebed y gozad, gentiles donceles Bartle y Tamar se dejaron arrastrar por la alegra de la fiesta y danzaron alrededor del poste de mayo. A la luz de las antorchas, Tamar vio a algunos jvenes de Nueva Plymouth, dispuestos a disfrutar de los festejos. Haban corrido el riesgo de sufrir un terrible castigo a cambio de poder bailar alrededor del poste de mayo. De pronto, entre la multitud de sudorosos cuerpos de hombres y mujeres y de indios pintados, Tamar vio a James Milroy. Sus encendidos ojos la observaron mientras ella y Bartle danzaban abrazados. Tamar solt una carcajada y experiment una maravillosa sensacin de libertad. Se le ocurri que James Milroy la deseaba tanto como Humility Brown y que por fin podra olvidar la muerte de su primer marido. Aquellos hombres que parecan tan devotos no eran distintos de sus congneres, a los que tanto despreciaban. El hecho de comprenderlo constituy un alivio para ella. Ha venido el hermano Milroy a ver la fiesta o a espiar? se pregunt con astucia. Sea como fuere, ha venido por su gusto, igual que los dems. Dnde est la diferencia entre unos y otros? El clido olor de los cuerpos la mareaba y los efluvios del alcohol se le haban subido a la cabeza. Aquel licor era muy fuerte. Ven le dijo a Bartle. Vamos al frescor del bosque. Tengo calor y estoy cansada del ruido y los cantos. Ya es suficiente y quiero descansar. Ambos se dirigieron al bosque, donde l extendi su capa sobre la hierba para que pudieran tenderse juntos. Se estaba a gusto entre los rboles del bosque. No se oa ms que el canto de algn pjaro, el zumbido de los insectos y l susurro de la maleza al paso de alguna rata almizclera o algn castor. De vez en cuando, se oa el murmullo de voces humanas. No eran los nicos enamorados que haban huido de la fiesta para refugiarse en la quietud del bosque.
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A travs de la oscuridad les llegaban los sonidos de la jarana. Beba el triste una copa Y beba despus otra; As le hervir la sangre Y ser ms amable. Bebed y gozad, gentiles donceles Tamar pens que los Ancianos haban estado en lo cierto al comparar a los habitantes de Merry Mount con los hijos de Israel, danzando alrededor del becerro de oro. Sin embargo, era justo que la gente se riera y se alegrara de vez en cuando. La vida no tena por qu ser constantemente aburrida. Si el seor de Merry Mount era tan aficionado a la bebida y las riquezas como decan los puritanos, acaso los puritanos no haban erigido tambin un becerro de oro constituido por su orgullo, su fanatismo y su intolerancia? De dnde le venan aquellos repentinos pensamientos? Tamar lo ignoraba. Bartle estaba a su lado y ambos se encontraban solos, o casi solos, en el bosque.
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Las celebraciones de mayo causaron conmocin. La vida se hizo ms furtiva y secreta a partir de aquel momento. En las semanas sucesivas, hubo ms castigos de los que jams hubiera desde la llegada del Liberty. La gente se confesaba en pblico en la casa de oracin y Tamar comprenda cada vez con ms claridad que aquellos severos puritanos y sus rgidas esposas disfrutaban mucho escuchando las confesiones en la casa de oracin. Algunos pecadores facilitaban detalles de sus pecados, reciban azotes y se casaban. Tamar haba sido vista en los festejos, pero, como estaba all con su marido y sir Bartle no perteneca a la comunidad, aunque a ella la consideraban puritana, nadie le dijo nada. Todo el mundo deploraba su boda y la miraba con recelo, pero nadie sugiri que fuera castigada, pues se encontraba bajo la tutela de su marido. Un da descubrieron que dos de entre ellos eran cuqueros. Entonces los ataron a la trasera de una carreta y los expulsaron a golpes de Nueva Plymouth, advirtindoles que, si se atrevan a regresar, seran ahorcados. De pronto, la seora Alton empez a recordar las iniquidades de la vida pasada de Annis y, cumpliendo con su deber, se las mencion al hermano Milroy. De resultas de ello, John y Annis Tyler fueron convocados por los Ancianos. Tamar se encontraba presente con Richard en la casa de oracin cuando Annis y John hicieron su confesin. Richard trat de convencer a Tamar de que no asistiera porque haba visto en sus ojos una extraa expresin. Saba que, desde la muerte de Humility, Tamar haba procurado ser una buena puritana y saba tambin que ello se deba a la retorcida idea segn la cual se sera el medio de
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expiar su pecado. Haciendo un supremo esfuerzo, Tamar haba conseguido borrar algunos de los rasgos ms acusados de su carcter, pero, aquello que tantos meses le haba costado reprimir, poda estallar inesperadamente. Richard se mantuvo a su lado, sabiendo que estaba muy afligida porque quera profundamente a Annis. Desde que la haban acusado, Annis pareca una anciana. Sus encendidas mejillas haban adquirido un tono prpura y su mirada estaba como perdida. Haba tratado por todos los medios de ganarse el respeto de sus convecinos y de amar la nueva tierra y la nueva vida. El hecho de que ahora le recordaran su antiguo pecado le causaba tal vergenza que no poda ni levantar la cabeza. Llevaba sin comer ni dormir desde el da en que haban formulado aquella terrible acusacin contra ella. Tamar y Richard acudieron a la casa de oracin en compaa de Dick. Cuando estaban a punto de entrar, Richard le dijo a Tamar: Adelntate, Tamar, enseguida me reno contigo. Y t, Dick, espera un momento, por favor. Tamar, que slo poda pensar en Annis, casi no se dio cuenta de lo que decan y entr en la casa de oracin. Una vez hubo entrado, Richard le dijo a Dick: Tu padre est en el Liberty. Ve a decirle que venga enseguida. Es importante y considero necesario que est aqu. Dile que te envo yo y que debe venir ahora. Si an estamos en la casa de oracin cuando llegue, que vaya a la plataforma del poste de azotes y nos aguarde all. Dile que venga por el bien de tu madre. Tiene que estar presente cuando castiguen a Annis por si hiciera falta. Dile que estoy preocupado por Tamar. Dick se alej a toda prisa, alegrndose de que le encomendaran una misin tan importante. Richard entr en la casa de oracin. Dnde est Dick? le pregunt Tamar. Le he dicho que se fuera. No es bueno que presencie estos espectculos. Tamar asinti. Al ver la espalda encorvada de Annis, los ojos se le llenaron de lgrimas. Escuch la tonante voz del anciano. Pecado, pecado, pecado! pens. Slo piensan en el pecado! Estn tan obsesionados con el pecado, que lo ven por todas partes. Es un pecado antiguo, pero el pecado no disminuye con los aos. Ensucia el alma como una mancha en una prenda limpia. Es necesario sumergir esta prenda en la sangre del Cordero para que se vuelva ms blanca que la nieve. El arrepentimiento no es suficiente. Tiene que haber arrepentimiento, pero tambin expiacin. Hermanos y hermanas, ltimamente el pecado se ha extendido entre nosotros. Desde que nuestro perverso vecino del Monte de la Desgracia levant un becerro de oro y lo ador, el mal se ha extendido tambin entre nosotros! Tamar apret los puos de rabia. Richard le tom la mano y se la estrech. Clmate le dijo en voz baja. Clmate, querida. Richard, no quiero que le ocurra nada a Annis. Quiero a Annis. Es
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como una hermana para m. Es mi amiga Vivimos en un mundo imperfecto dijo Richard. Algunos asistentes los miraron con enojo. Hablar en murmullos en la casa de oracin era un pecado merecedor de tanto castigo como cualquier otro. Sin embargo, enseguida se olvidaron de ellos porque Annis y John Tyler ya se haban levantado y se disponan a confesar. Tamar oy la voz de Annis como si le llegara desde muchos aos atrs. Eramos muy jvenes y pecamos Nos reunimos en el granero y, como ramos ignorantes, cometimos grandes pecados Tamar pareci revivir su pasado en Pennicomquick cuando preparaba brebajes, pronunciaba palabras para hacer conjuros y escuchaba las confidencias de Annis mientras ambas permanecan acostadas en sus camastros. No quera que a Annis le ocurriera nada malo! Hubiera querido gritar: No te avergences, Annis. Son ellos quienes deberan avergonzarse T eres buena, aunque hayas pecado en tu juventud. T y John erais felices. Amabais esta tierra. Slo querais trabajar aqu, ser buenos y encontrar la dicha. Pero sus labios estaban resecos y no le sala la voz. John no tuvo la culpa aadi Annis. El no tuvo nada que ver. Yo comet el pecado y espero que no le castiguis. Una bruja me hizo un conjuro, John no tuvo la culpa. Haba un hijo en camino, mi primer hijo, mi Christian. Le bautic con el nombre de Christian para que fuera mejor que su madre, y lo es. John no tuvo la culpa de que nuestro hijo naciera fuera del matrimonio. Lo llevaron a prisin por haber acudido a la casa de oracin No pudimos casarnos y nuestro hijo naci El anciano tom la palabra. Era cierto, como sola ocurrir en muchos casos, que la culpa recaa en la mujer. No le caba la menor duda. Ella misma haba confesado que se ali con las brujas para arrastrar a un hombre a la condenacin. Por este motivo, tendran que aumentar el nmero de los azotes. Pero el hombre tampoco poda librarse del castigo. Los buenos no podan experimentar los efectos de los conjuros de las brujas porque el demonio sembraba sus semillas en tierra frtil. Mientras abandonaban la casa de oracin para dirigirse a la plataforma, Tamar intent llamar a Annis, pero no le salieron las palabras. Vio a Annis caminando bajo el sol implacable y sinti que el corazn se le parta de pena. Hasta entonces no haba comprendido cunto quera a aquella amiga de su infancia, su adolescencia y su madurez. Las palabras se agolpaban en su mente. Tomadme a m! Azotadme! Yo le hice el conjuro. Azotadme si os atrevis! Juzgadme Juzgadnos a las dos si os atrevis! La espalda de Annis ya estaba desnuda. Haban colocado discretamente un lienzo sobre su pecho, asegurndolo con una cinta alrededor del cuello. Ataron a Annis al poste, pero no pareca Annis. Sus tersas mejillas mostraban un extrao color prpura y sus labios haban adquirido un siniestro tinte oscuro. Tamar quiso adelantarse hacia ella, pero Richard le sujet con firmeza la mano. Vmonos dijo Richard. No es bueno que lo veas aadi,
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mirando ansiosamente a su alrededor en la esperanza de localizar a Bartle. Me quedar! dijo Tamar. Me quedar. Tengo que estar cerca de ella. No puedo huir por el simple hecho de que no me atreva a mirar. Sabes lo que hara si tuviera la fuerza de diez hombres? pregunt, mirando a Richard con ojos llenos de odio. No esper la respuesta. Saltara all arriba, atara a los Ancianos y al hermano Milroy al poste y los azotara sin piedad la voz se le quebr mientras las lgrimas rodaban por sus mejillas. Annis! musit. Qu es lo que ha hecho Annis? Qu es lo que ha hecho sino querer vivir y ser feliz? El ltigo restall en el aire y pareci cernirse largo rato sobre la espalda de Annis antes de caer. Una roncha apareci en la delicada piel mientras Annis lanzaba un grito desgarrador. Cay otro latigazo, pero esta vez no se escuch ningn grito. Tamar se solt de Richard. Tengo que subir all! Tengo que estar con ella. Pero qu hago aqu mirando mientras le hacen tanto dao? Antes de que Richard pudiera hacer nada por impedirlo, empez a abrirse paso entre la gente y subi a la plataforma. El hombre del ltigo retrocedi y contempl el cuerpo de Annis porque vea algo muy extrao en su inerte figura, su lvido rostro, sus labios entreabiertos y sus ojos extraviados. Annis estaba extraamente inmvil. Tamar se arrodill a su lado. Annis murmur. Mi queridsima Annis, dime algo. Soy tu Tamar. Qu te han hecho estos brbaros? Annis, mrame, hblame, hblame. Te lo ordeno, Annis! No te atrevas a desobedecerme. Soy Tamar. De pronto rompi en sollozos: acababa de adivinar lo que los dems todava ignoraban. No necesit apoyar la mano sobre el corazn de Annis para saber que ste haba dejado de latir. La haban asesinado. Haban arrojado sobre ella tal vergenza e ignominia que le haban destrozado el corazn. Tamar experiment una furia incontrolable. Le arrebat el ltigo al hombre y estaba a punto de azotarlo cuando alguien la sujet y se lo quit de las manos. Habis asesinado a Annis grit. Habis matado a mi amiga. Os odio. Ojal no hubiera visto jams vuestros relamidos rostros. Sois crueles, perversos y despiadados Os odio. Espero que os pudris en el infierno tal como merecis, t y t y t. Uno de los Ancianos se arrodill junto a Annis y desat las cuerdas que la sujetaban al poste. Se hizo un profundo silencio mientras el anciano posaba delicadamente a Annis en el suelo y le observaba el rostro. Me temo que est muerta dijo muy despacio. Muerta! Muerta! grit Tamar. Vosotros la habis matado! Richard acababa de subir a la plataforma. Ven, Tamar. Ven. Pero ella no se movi. Mientras contemplaba el cuerpo de Annis se agolparon en su mente multitud de recuerdos amargos, dulces y
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conmovedores. Con qu derecho juzgaba aquella gente a su querida y dulce Annis? Las palabras brotaron de sus labios mientras los ojos le ardan de clera y el cabello le caa sobre el rostro. Muchos empezaron a rezar, convencidos de que aquella mujer que tenan delante era una bruja. Vosotros la habis asesinado, todos vosotros grit Tamar. Creis que me engais? Creis que no he visto las furtivas miradas que me dirige el hermano Milroy? Vosotros, hombres de aqu, tenis los mismos deseos que otros hombres! Pero, claro, sois muy puros. Necesitis hijos para la colonia, no un cuerpo de mujer para acariciarlo. Os odio. Os aborrezco. Pecis lo mismo que los hombres de Merry Mount, pero ellos lo hacen con alegra y yo sera ms feliz con pecadores alegres que con pecadores brutales y asesinos. Libertad! Pero qu libertad hay aqu? Fijaos en Polly Eagel! Acaso ninguno de vosotros ha pecado alguna vez aunque sea de pensamiento, ya que os falta valor para hacerlo de obra? Libertad! Hablis de la libertad de adorar a Dios. S! Pero libertad de adorarlo como vosotros queris que se le adore! Eso es lo mismo que sucede en Inglaterra. Qu me decs de los cuqueros que echasteis de Nueva Plymouth a palos? Qu haban hecho sino adorar a Dios de una manera distinta de la vuestra? El hermano Milroy la asi del brazo y otro hombre lo ayud a sujetarla. La seora Alton grit de pronto con voz chillona en medio de la multitud: Es una bruja. El demonio la engendr en su madre. En el viejo pas la tenamos por bruja. Conque has sido t! grit Tamar. T, vieja perversa. T has matado a Annis con tu crueldad. Queras a James Milroy para ti, verdad? Pero sus lascivos ojos me miraban a m. El demonio me otorg belleza, dicen; y ellos queran gozar de ella pero slo por el bien de la colonia, claro! T enviaste tras de m al perseguidor de brujas cuando estbamos en Pennicomquick. Crees acaso que no lo saba? Yo te despreciaba, pero hasta ahora no haba comprendido que eres merecedora de odio. Brujera! chill la seora Alton. Brujera! Es una bruja. Fue ella quien le hizo un conjuro a Annis Tyler para que John Tyler pecara con ella. Es una bruja por propia confesin. Ahorcadla enseguida antes de que nos haga un conjuro. Buscadle la marca. Desnudadla, buscdsela y pinchadla! Comprobaris que es una bruja. A la horca! A la horca! No perdis el tiempo, porque es la encarnacin del mal. Pertenece al demonio. Bruja! Bruja! empez a gritar la gente cada vez ms fuerte. Tamar contempl el brillo de sus ojos y las crueles muecas de sus bocas y pens: Jams se haban divertido tanto desde que llegaron aqu. Qu son los azotes de Annis y la marca al fuego de Polly comparados con el ajusticiamiento de una bruja? Richard intentaba hablar y levantaba la mano, mirando aterrorizado a los presentes. Pobre Richard! Precisamente para evitar todo aquello haba abandonado su tierra natal, y ahora pareca que no tendran escapatoria. Escuchadme! grit Richard, pero su voz se perdi entre las
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enfurecidas voces que rugan a coro: Una bruja! Una bruja! A la horca con ella! Pertenece al demonio. Es hija del mismsimo demonio. A la horca! A la horca! Tamar sinti sobre su rostro el aliento de los que la rodeaban y le desgarraban el vestido. Los ms brutales ya haban subido a la plataforma y Tamar reconoci la expresin de sus semblantes. Los puritanos no eran distintos de los dems. Pero ahora alguien se estaba abriendo paso hacia ella. Un brazo la rode. Uno de los hombres que le haba desgarrado el corpio sali despedido de golpe de la plataforma. Tamar vio el brillo de unos ojos azules y el destello de una espada. La sbita emocin estuvo a punto de causarle un desvanecimiento. En los ltimos segundos se haba olvidado de Bartle.
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Captulo 8
El Liberty haba rodeado Cape James y estaba descendiendo hacia la baha de Chesapeake. A bordo se encontraban todos los que haban decidido abandonar la colonia; los Swann y su familia; John Tyler y la suya, porque no podan soportar la idea de seguir viviendo con la gente que haba matado a Annis; Tom Eagel con su esposa Polly y varios de los jvenes que haban bailado en Merry Mount y haban sido reprendidos por culpa de los fisgones ojos de James Milroy. Y tambin Richard, con Tamar y sus hijos. El sol se estaba poniendo en un cielo rojo sangre, cuyo fulgor se reflejaba en las aguas; muy pronto el Liberty se vera rodeado por la oscuridad. Tamar sali a cubierta y se acerc a Bartle. Este la rode con su brazo y la estrech. Despus sonri porque le encantaba la sensacin de navegar en aquel barco. Tamar tambin sonri, compartiendo su jbilo. Por segunda vez en su vida haba escapado de la horca. Jams olvidara el momento en que Bartle haba subido a la plataforma con la espada centelleando bajo el sol y amenazando con la muerte a cualquiera que se atreviera a tocarla. La gente retrocedi asustada hasta que los Ancianos, que no eran amantes de la violencia, restablecieron el orden. Entonces Richard tom la palabra y anunci que l y su hija abandonaran Nueva Plymouth para no regresar jams. El Liberty les perteneca; haban trado provisiones pero se llevaran todas las que pudieran. Despus, se iran en paz. Vinimos aqu para escapar de la violencia y la intolerancia les dijo Richard. Creamos haberlo conseguido, pero ahora vemos que estbamos equivocados. La Pequea Iglesia es tan intolerante como su hermana mayor. Huimos de una y camos en otra que es exactamente igual. Zarparemos en el Liberty. Intentaremos encontrar algn lugar para nosotros en este inmenso pas. Puede que el camino sea largo y est plagado de peligros, pero nuestra recompensa ser la libertad, esa libertad por la cual merece la pena luchar con denuedo y sufrir penalidades. Es posible que las penalidades sean constantes; eso no podemos saberlo porque, tras haber luchado y vencido, quiz nos veremos obligados a proseguir la lucha para no perder este don tan valioso. Slo los que estn dispuestos a librar este combate debern acompaarnos. Varios estuvieron dispuestos. Bartle tom la mano de Tamar mientras el sol empezaba a hundirse en el mar; ambos lo contemplaron hasta que la mancha rosada del agua se troc en verde oscuro. Adonde vamos? pregunt Bartle. Adonde nos llevar este viejo cascarn carcomido? Nos llevar a donde tenemos que ir contest Tamar. En algn
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lugar de esta vasta tierra hallaremos la libertad, puesto que en nuestros pensamientos ya la hemos convertido en la tierra de la libertad. El color de las aguas haba cambiado una vez ms; hacia el este era tan negro como la tinta. El Liberty es muy frgil para enfrentarse con el viento y la lluvia, los piratas y los indios musit Bartle. Corremos peligro dijo Tamar. Todos lo sabemos. De hora en hora, de minuto en minuto, corremos peligro. Pero, a cambio de lo que buscamos, merece la pena enfrentarnos con todos los peligros que nos puedan acechar en este mundo. Ambos guardaron silencio mientras la oscuridad caa sobre ellos y los envolva hasta no permitirles contemplar siquiera el rtmico movimiento del agua. Pero el Liberty prosigui navegando sin descanso.
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RESEA BIBLIOGRFICA
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Eleanor Alice Burford, naci el 1 de septiembre de 1906 en Kensington, un suburbio de Londres y falleci el 18 de enero de 1993. Su padre Joseph Burford, le ense a leer y le inculc su amor por la lectura. Eleanor ya lea con slo 4 aos. Al acabar los estudios primarios, aprendi taquigrafa, mecanografa francs y alemn. En los aos 20 contrajo matrimonio con George Hibbert quien comparta su pasin por los libros. Ahora poda dedicarse a su sueo: escribir. Pero sus primeras obras inspiradas en sus autores favoritos (las hermanas Bront, Dickens, Victor Hugo y Tolstoy) o las obras sobre la vida contempornea e incluso tres sobre la Inquisicin espaola, no tuvieron xito en su intento de publicacin. Un editor, que alab su redaccin, le aconsej probar con algo romntico. As, en 1949 se public su primera novela, Beyond the Blue Mountains, un romance histrico bajo el seudnimo de Jean Plaidy, con el que public unas 90 novelas. En 1960, asesorada por su editor, public su primera novela de suspense romntico y ambientacin gtica como Victoria Holt, Mistress of Mellyn (La seora de Mellyn), con el que alcanz fama internacional. Aunque algunos crticos descartaron su trabajo, otros reconocieron su talento como escritora, con detalles histricos muy bien documentados y con personajes femeninos como protagonistas absolutos. Esta incansable autora no dej de escribir nunca, en total public ms de 200 romances que se tradujeron a veinte idiomas.
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