Modelo Demanda Accidente in Itinere
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Modelo Demanda Accidente in Itinere
Excmo. Tribunal:
Mariela Soledad Pistachia, abogada, inscripta en el T° IV, Fº 341 C.A.A.L., DNI 26.636.536
(Monotributista CUIT 27266365360), constituyendo domicilio legal en los estrados del tribunal (Teléfono
5031-2027 – [email protected]) y electrónico [email protected] a V.E. me
presento y respetuosamente digo:
I – PERSONERIA
Conforme a la carta - poder que se acompaña, he sido designada apoderada por el Sr. JUAREZ
CARLOS MIGUEL, DNI 268406523, CUIL: 20268406523, de nacionalidad argentina, de estado civil
soltero, empleado, nacido el 04/12/1978, con domicilio en la calle Aconquija 70, Claypole, Almirante
Brown, Provincia de Buenos Aires.
II – OBJETO.
En tal carácter y siguiendo expresas instrucciones de mi mandante, vengo en los términos del inc. j) del
artículo 2º de la ley 15.057 a articular acción de revisión del acto administrativo dictado por la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo, a raíz del accidente de trabajo sufrido por el actor en ocasión o
por el hecho del trabajo, por lo que consecuentemente se reclama a PROVINCIA ASEGURADORA DE
RIESGOS DEL TRABAJO SA con domicilio social en la calle Carlos Pellegrini 91, Piso 5° - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, por el cobro de la suma de $1.782.921,41 (DOS UN MILLON
SETECIENTOS OCHENTA Y DOS MIL NOVECIENTOS VEINTIUNO CON 41/100) o lo que en más o en
menos resulte de las pruebas que se ofrecen y en función de la actualización del ingreso base por RIPTE
e intereses, conforme lo establece el art. 12 de la ley 24.557 (t.o. ley 27.348 anterior al DNU 669/19 ),
costos y costas judiciales.
IV – NULIDAD ABSOLUTA.
Planteamos la de nulidad absoluta de todo lo actuado en la SRT en función de los vicios que
seguidamente se enumeran:
Señala HUTCHINSON (Régimen de Procedimientos Administrativos, Ed. Astrea, 1997; Buenos Aires.
Pág. 41) que el principio de legalidad es la esencia del estado de derecho. Significa que ninguna
actividad debe contrariar a una norma jurídica vigente, y tiene su base en la exigencia de que la actuación
de la Administración se ha de realizar de conformidad con el ordenamiento positivo.
El acto de homologación que venimos a atacar se sustenta en un dictamen médico que no reúne las
formalidades exigidas por la reglamentación. Ello así, el art. 51 (Art. 51: Las comisiones médicas y la
Comisión Médica Central estarán integradas por cinco (5) médicos que serán designados: tres (3) por la
Superintendencia de Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones y dos (2) por la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo…”) de la ley 24.241 indica que las Comisiones Médicas son
órganos colegiados. De allí que mal podrían exteriorizar su voluntad a través de documentos firmados por
dos funcionarios. Sin embargo, dicho dictamen ha sido firmado por sólo dos médicos.
El criterio expuesto fue desarrollado recientemente por la Dra. Graciela A. González, -vocal de la Sala II de
la CNAT- en un caso similar, quien explicó que: “…una Comisión Médica es un órgano colegiado (arg. art.
51 de la ley 24.241), lo cual exige que el dictamen que emite para surtir efectos debe estar suscripto ´…
como mínimo por tres médicos de la comisión…´ (arg. Anexo I, de la Resolución Conjunta Nro. 970/97 y
493/97)”. Del voto de la Dra. Graciela A. González en los autos caratulados: “BURDMAN GABRIEL
EDUARDO c/ ESTADO NACIONAL SUPERINTENDENCIA DE RIESGOS DEL TRABAJO SEDE
CENTRAL Y OTROS s/ACCION DE AMPARO”, Expte. 52169/2011, Sala II de la CNAT. Sentencia 113
166 del 6/11/2018.
Adicionalmente, dicho dictamen tiene también un precedente nulo. Ello así, el Anexo I de la Resolución
Conjunta Nro. 970/97 y 493/97 señala en el apartado “Evaluación del expediente”, punto 5.b que se “…
asignará el expediente a por lo menos 2 (dos) médicos de la comisión…”. Sin embargo, como se
desprende la audiencia médica que obra en las actuaciones administrativas, el acta ha sido suscripta por
sólo un galeno de la SRT.
"b) Deberá sustentarse en los hechos y antecedentes que le sirvan de causa y en el derecho aplicable."
"e) Deberá ser motivado, expresándose en forma concreta las razones que inducen a emitir el acto,
consignando, además, los recaudos indicados en el inciso b) del presente artículo."
"La ley ha seguido en este aspecto a Marienhoff, considerando este elemento desde un punto de vista
objetivo, es decir el ´motivo´ del acto, ´los antecedentes o circunstancias de hecho o de derecho´ que han
determinado su dictado.
Así, la causa de una sanción disciplinaria está en la comisión efectiva de la falta; la de la jubilación por
invalidez, en la imposibilidad física; la de la decisión de demolición de una finca, en el estado ruinoso,
etcétera. Se puede apreciar que la comprobación de la causa consiste en la constatación o apreciación
de un hecho o de un estado de hecho.” (Tomás Hutchinson, Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos, Tomo 1, Editorial Astrea, Edición 1.985, página 154). Y en el caso de marras, como
hemos visto, el acto está viciado por estar suscripto por dos funcionarias.
“La apreciación que de tales circunstancias haga la autoridad administrativa, puede afectar la validez de
la decisión -por apartarse de los hechos o el derecho realmente aplicable- y también es susceptible de
comprometerla con los vicios de error y dolo." (Tomás Hutchinson, Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos, Tomo 1, Editorial Astrea, Edición 1.985, página 154).
Todo lo cual implica que el sustento del acto debe estar constituido por TODOS los hechos objetivamente
verificados en la especie, los que, merituados según la consecuencia que el ordenamiento jurídico tenga
prevista para el caso concreto, redundarán en la decisión que finalmente se adopte.
En definitiva, el acto administrativo debe tener como fundamento necesario LA TOTALIDAD de los
hechos verificados y además debe tener basamento en la normativa vigente para los extremos fácticos
comprobados. Por ende, si el acto tiene como sustento sólo algunos antecedentes o hechos no
verificados o aplica el Derecho de modo improcedente, carece de uno de los elementos esenciales para
ser considerado como un acto administrativo válido, y debe tenérselo por nulo de nulidad absoluta e
insanable.
En este sentido, y a fin de completar el cuadro en cuanto tiene que ver con la falta de motivación del acto,
cabe destacar que, ausente el requisito de causa, parece inevitable concluir en que ello acarrea la
carencia de motivación, toda vez que ella está configurada, en principio y en parte, por la exteriorización
de la causa, de modo de permitir su examen objetivo y explícito por vía de su inclusión en la
fundamentación del acto administrativo.
En tal orden de ideas, se ha dicho que: "La motivación para nosotros es indudable que constituye un
requisito referido a la razonabilidad; tiene por objeto poner de manifiesto los motivos que determinan el
acto y su causa." (Obra citada, página 159, con cita de Dictámenes coincidentes de la Procuración del
Tesoro, del siguiente tenor: "Cuando un acto administrativo carece de argumentación razonable sobre los
hechos que se le vinculen y se basa tan solo en la pura y simple voluntad del funcionario que lo dictó, es
arbitrario y por ende ilegítimo").
Lo anterior nos lleva a concluir que la causa está constituida por los elementos de hecho y de derecho
existentes y aplicables en la causa, y la motivación incluye la explicitación de los mismos, así como los
motivos o razones que han llevado al dictado del acto administrativo.
La carencia de estos elementos conlleva la nulidad absoluta e insanable del acto dictado en tales
condiciones, conforme lo dispone el artículo 14 de la L.N.P.A., lo cual se peticiona que así se declare en la
especie en atención a las consideraciones que seguirán desarrollándose.
Una vez repasados los principios que anteceden, cabe en esta oportunidad concluir, respecto a la
cuestión que ahora nos ocupa, que no surge claramente de la lectura de la disposición particular en trato
un análisis pormenorizado de la situación de hecho, como así tampoco se advierte un estudio detallado -y
correcto- de la normativa aplicable al caso, que sirva para justificar la decisión de homologar un
procedimiento sustancial y formalmente viciado.
Por todo lo expuesto en los puntos precedentes, es válido afirmar que el acto administrativo en análisis (i)
no se ajusta a Derecho, (ii) no hace observancia de los principios generales de legalidad e interdicción de
la arbitrariedad y (iii) se encuentra viciado en sus elementos esenciales: Causa, motivación y
competencia, vicios que, tanto en forma independiente como conjunta, tornan el acto administrativo nulo,
de nulidad absoluta e insanable.
V – HECHOS
El actor ingresó a su trabajo a los 33 años de edad, luego de sortear con éxito los exhaustivos exámenes
preocupacionales a los que fue sometido, de los cuales surgió una capacidad laboral plena y total para
desarrollar sus tareas.
Su horario de trabajo es de lunes a sábados de 06 a 14 hs, o hasta las 17hs los días que hace horas
extra. La empresa donde presta tareas se dedica a la producción de embutidos: cerdo, morcilla,
salames, congelados, etc.
El día 05/11/21, a las 14hs aproximadamente, el actor se encontraba a bordo de su moto, retornando a su
domicilio luego de su jornada laboral. Iba circulando por la calle República Argentina, intersección con
Aristóbulo del Valle, en Burzaco, cuando es embestido por un automóvil. (Su recorrido habitual es: sale de
su lugar de trabajo en Enrique Santamarina 440, Monte Grande. Toma la calle Av. Sofia Terreno de
Santamarina, y continua por Leandro N. Alem hasta Garzon, donde dobla a la izquierda y continua por la
misma, y luego hasta su cambio de nombre, Inca. Luego de ello dobla a la derecha en Polonia, y luego a
la izquierda en la calle Pobladora/Jorge Melber. Continua por la misma hasta Juan B. Justo, y dobla en
Cuyo, donde continua hasta la Av. Hipolito Yrigoyen. Sigue por la misma hasta Av San Martin, y luego por
Pte. Uriburu. Dobla en Pte. Peron, y luego en Pedro Goyena. Toma Humberto Primo, y luego Manzanares.
Luego va por Adolfo Alsina, dobla en Av. República Argentina y sigue hasta Marin Araujo, para luego
doblar en Aconquija y llegar a su domicilio.)
Producto del golpe, cae al piso de su moto, sobre su lado derecho, apoyando principalmente sobre su
hombro.
Continuó a su domicilio, pensando que era solo un golpe, pero al día siguiente el dolor era insoportable, y
su hombro se había comenzado a inflamar, motivo por el cual da aviso a su empleador, quien efectúa la
correspondiente denuncia a su aseguradora.
La misma dispuso su atención en la Clínica IMA, donde le dieron las primeras atenciones y ordenaron la
realización de una resonancia magnética, que arrojó como resultado: “Engrosamiento y heterogeneidad
del tendón del supraespinoso compatible con área de tendinosis. Bursitis subacromial subdeltoidea.
Cambios inflamatorios sobre la vaina de la porción larga del tendón del bíceps. Cambios inflamatorios
con signos de edema óseo en la articulación acromioclavicular. El complejo capsula-rodete de la
articulación glenoidea presenta morfologías e intensidad de señal normal. No se observan lesiones óseas
en cabeza humeral.”
En fecha 29/12/2022 la SRT emitió dictamen médico mediante el cual se determinó que “Del análisis de
la documentación obrante en el expediente, esta Comisión Médica concluye y dictamina que no presenta
secuelas generadoras de Incapacidad Laboral, de acuerdo a lo normado por el Decreto 659/96
modificado por el Decreto 49/14, como consecuencia del siniestro denunciado. De la documentación
obrante en el expediente surge la presencia de patología de carácter inculpable (tendinosis. Bursitis
subacromial subdeltoidea), la cual no guarda relación etiopatogénica ni cronológica con el siniestro
denunciado, sugiriéndose canalizar la atención médica a través de la obra social y/u hospital público y/o
profesional de su elección.”
En primer lugar, no podemos soslayar la orfandad de fundamentación médica y científica del dictamen
atacado. En efecto, carece de los elementos esenciales de todo acto administrativo válido, en tanto no se
intenta fundar mínimamente tal decisión.
Asimismo, no se condice con las secuelas que presenta el trabajador en la actualidad, por cuanto
continua con una severa limitación de movilidad e inflamación.
No se vislumbra el motivo por el cual la SRT considera que dicha patología es de carácter inculpable.
Máxime, cuando la ART no ha acompañado estudio alguno que revele que se trata de una patología
previa, y el actor se encontraba prestando tareas con normalidad previo al siniestro de autos.
Dichas patologías son claramente producto del siniestro, a causa del fuerte golpe generado al caer
directamente apoyando sobre su hombro. Precisamente la bursitis consiste en la inflamación de la bursa
que se encuentra en el hombro. Y ello puede deberse a un traumatismo, como es el caso de autos.
Veamos: el término “Etiopatogenia” se refiere al origen de una enfermedad y sus mecanismos, es decir, la
combinación de etiología y patogénesis.
En el caso, se trata de un trabajador que venía realizando sus tareas de manera habitual, sufre un
accidente con un fuerte golpe en su hombro, y comienza con dolores por los cuales se detecta la
patología, por lo que mal podría afirmarse que no guarda relación con la patología que presenta. Más aun,
cuando no se exponen los fundamentos que llevan a dicha conclusión de manera que puedan ser
rebatidos.
En estas condiciones, es claro que las secuelas que finalmente padecerá mi mandante de manera
permanente habrán de agravarse aún más como consecuencia de la negligencia de los prestadores de la
aquí demandada. Por lo demás, hoy padece una gran dificultad para mover la el hombro así como
también le es complicado manipular objetos, en especial si los mismos son pesados.
Como habrá de probarse a lo largo del proceso, el pronóstico médico del actor es desalentador pues ha
sufrido lesiones por su actividad laboral que lo incapacitan de un modo permanente para el desarrollo de
sus tareas laborales habituales y para las cuales está plenamente capacitado.
Desde el punto de vista físico, el aquí actor presenta una incapacidad parcial, permanente y definitiva del
12 % de la total obrera (sin incluir factores de ponderación).
Asimismo, el actor presenta un daño psicológico a raíz del accidente, que le configura una
incapacidad parcial, permanente y definitiva del 10% de la total obrera.
El manual diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales (DSM IV) de la Asociación Médica
Americana describe dentro de los trastornos de ansiedad al trastorno por estrés postraumático cuyos
criterios de diagnóstico son:
E) La persona sufre alteraciones que le producen una limitación importante de su vida de relación,
afectiva, laboral, etc.
El actor presenta una Reacción Anormal Vivencia Neurótica de Grado II, con manifestación fóbica y
depresiva. Esta patología le representa al actor una incapacidad parcial y permanente del 10% de la total
obrera, desde el punto de vista psiquiátrico.
1) Incapacidad física = 12 %
2) Incapacidad psiquiátrica: 10 %
TOTAL = 24.64 %
Como puede deducirse de los hechos narrados, el accidente y sus consecuencias incapacitantes
para el actor debe ser reparado obligatoriamente por la Aseguradora de Riesgos del Trabajo
demandada, a los efectos de lograr la recuperación del trabajador y/o el cobro de la indemnización
correspondiente.
Para los casos en los cuales las causas de las incapacidades se encuentren necesariamente vinculadas
entre sí, y que la sumatoria de ellas sea inferior al 100% de la T.O. deben sumarse los porcentuales de
incapacidad en forma aritmética. Ello de acuerdo al principio de indemnidad (art. 19 de la CN 1ª parte) a
la racionalidad jurídica (art. 19 2ª parte CN.) a la Razonabilidad del sistema art 28 CN, y
fundamentalmente al principio PROTECTORIO (art. 14 bis CN.) y al de progresividad, (art. 2.1 PIDESC,
art. 75. inc. 19 y 23 de la CN).
Así lo tiene dicho la Jurisprudencia de la Excma. Cámara Nacional del Trabajo, a través de la Sala V, en
autos "Rivello, José c. Autolatina Argentina S.A." 15/3/95."Resulta errada la aplicación de la llamada
formula "Balthazar" o de "incapacidad residual" ya que esta debe utilizarse únicamente para los casos en
los cuales la suma aritmética de los grados parciales de incapacidad sea superior a 100%"
Otro concepto de peso suficiente para sustentar este planteo es que los porcentajes establecidos por el
perito corresponden a secuelas de un mismo hecho traumático (el accidente sufrido por el actor) que
conforman un cuadro de déficit de aptitud laboral que solo puede fijarse adecuadamente con la adición de
las incapacidades parciales resultantes de cada una de aquellas, en tanto no se ha invocado ni
acreditado que su aparición en el tiempo haya ocurrido en forma escalonada o sucesiva, única hipótesis
que autoriza la aplicación de la mentada fórmula para establecer la incapacidad total del trabajador (ver
sobre este aspecto, Liliana H Litterio, " Valoración de las incapacidades múltiples", DL, Erreparar- DLT -
T. VIII págs. 507/514; Sala IV CNAT 27/4/11, S.D. 95.525, "Gutiérrez, Gustavo Fabián c/ TMT Trade
Marketing Technologies SA s/ accidente - acción civil"; íd., 21/9/11, S.D. 95.752, "López, Esteban Antonio
c/ Román Servicios SA s/ accidente - acción civil" ).-
A todas luces se advierte que la cuestión de fórmula residual (Balthazar) es una cuestión por
demás subjetiva y arbitraria que responde a intereses de un determinado sector, que carece de rigor
científico.
Todo lo expuesto en los puntos precedentes, tienen fundamento también en los términos del art. 9º
PIDESC (Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) del cual deriva el derecho
"de obtener protección, en particular contra: a) la falta de ingresos procedentes del trabajo debido a
enfermedad, invalidez [o] accidente laboral", mediante un sistema que sufrague "los gastos y la pérdida
de ingresos resultante de la lesión o condición de morbilidad", y que ofrezca "prestaciones suficientes en
forma de acceso a la atención de salud y prestaciones en efectivo para asegurar los ingresos" (Conforme
la Observación general N° 19... del Comité Interamericano de Derechos Económicos y Sociales, cit.,
párrs. 2 y 17, itálicas agregadas). Siendo estas las condiciones de su vigencia a las que alude el art.
75.22 de la C.N.
VI - INDEMNIZACION
a) Edad del actor al momento del accidente (05/11/21): 42 años (Fecha Nac. 04/12/78) (Coeficiente de
edad: 1,54)
b) Ingreso Base: $88.653,30 (en la medida en que conserva solo un recibo de sueldo, se consigna al
efectivo estimativo)
c) Incapacidad parcial, permanente y definitiva estimada: 24.64 %
2) Rubros indemnizatorios:
1,54 (coeficiente de edad) x $88.653,30 (IB) x 53 x 24,64 (ILPPD) = $1.782.921,41 (DOS UN MILLON
SETECIENTOS OCHENTA Y DOS MIL NOVECIENTOS VEINTIUNO CON 41/100)
Se deja expresa constancia que el presente cálculo es provisorio y que el ingreso base deberá ajustarse
hasta la fecha de su efectivo pago por el índice RIPTE e intereses.
3.- inconstitucionalidad Resolución SRT 298/17: su inconstitucionalidad por vicios en su creación y por
oposición al principio de jerarquía normativa.
Cabe señalar que la potestad de dictar reglamentos de ejecución es privativa del Poder Ejecutivo
Nacional, como directa derivación del artículo 99 inc. 2° de la Constitución Nacional. No cabe su
delegación en estamentos inferiores. Ni siquiera a través de una ley, como en el caso la ha hecho la ley
27.348 en el segundo párrafo del art. 3.
Señala Gordillo que: “La facultad de dictar reglamentos de ejecución está otorgada principalmente al
Poder Ejecutivo y sólo en forma limitada al Jefe de Gabinete. No corresponde admitir su delegación a
niveles inferiores de la organización jerárquica de la administración central. Sólo por excepción
puede admitirse esa facultad, de manera limitada, en las entidades descentralizadas que sean
autoridades administrativas genuinamente independientes”. (Agustín Gordillo, “Tratado de Derecho
Administrativo, tomo I, capítulo VII pág. 44, pub. en www.gordillo.com).
La Superintendencia de Riesgos del Trabajo es una entidad autárquica pero que funciona en la
jurisdicción del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación (art. 35 de la ley 24.557). Mal pudo
entonces el P.E.N. (el dictar el Decreto 54/2017) delegar en ella la facultad de dictar el reglamento de
ejecución, plagado de inconsistencias (Presumimos que el hecho que el reglamento de ejecución
provenga de la S.R.T, y no del P.E.N., obedece a que originariamente fue redactado en relación al decreto
54/2017, de efímera vigencia.). Y tanto menos pudo el Poder Legislativo ratificar posteriormente este
despropósito.
Entre algunas de esas inconsistencias, podemos mencionar que la resolución 298/2017 de la
Superintendencia de Riesgos del Trabajo establece con notoria ausencia de rigor en materia de técnica
legislativa un procedimiento ante las Comisiones Médicas que sustituye a las previsiones del decreto
717/96 “en la medida que se opongan a lo dispuesto en la presente” (Tan ambigua forma
de reglamentación sólo puede dar pie a conflictos interpretativos, derivados de la amplitud en la colisión
normativa genérica a que refiere la norma). Resulta obvio que una resolución de la S.R.T. no puede
derogar un reglamento dictado mediante decreto del P.E.N, puesto que ello importa conculcar el principio
de jerarquía normativa previsto en el artículo 31 de la Constitución Nacional. Este principio establece que
entre las normas jurídicas hay una gradación, pudiéndose hablar de normas fundamentales y normas de
segundo grado. Por su aplicación una norma no puede contradecir ni oponer los mandatos de otra de
rango superior.
En nuestro ordenamiento jurídico el principio de jerarquía normativa se traduce en la superioridad de la ley
y de las normas con rango de ley por sobre las normas administrativas, y dentro de éstas últimas, los
decretos dictados por el PEN están por sobre otras normas de inferior jerarquía (resoluciones,
decisiones, instrucciones, etc.).
La resolución que analizamos exorbita las facultades de la SRT, en tanto pretende derogar un decreto
dictado por el Presidente de la Nación. En consideración de tan alarmantes atropellos al texto
constitucional, solicitamos que decrete la inconstitucionalidad de la resolución en trato y la nulidad de todo
lo actuado en el marco del procedimiento de determinación de la incapacidad de mi mandante, en tanto
se sustente en el inconstitucional marco procedimental dictado por la SRT.
Dicha normativa establece un tope a las costas que debe afrontar la condenada en juicio, del 25%, sin
incluir los honorarios de la vencida. Ello afecta y violenta los derechos constitucionales consagrados en
los artículos 14 bis y 17 de la Constitución Nacional de esta parte.
La pretendida aplicación del tope de imposición de costas, implicaría una merma de los honorarios
regulados a los letrados, por ende, de los ingresos de cada profesional, de carácter alimentario, ello
atentando claramente contra el derecho de propiedad.
Si esos honorarios fueron regulados como consecuencia de parámetros legales objetivos (ley de arancel
con escalas de orden público), cuáles podrían ser las razones para que una porción de ese salario no se
abone y parte de la tarea se convierta en gratuita (Ure, Carlos Ernesto, “La Corte y el tope del 25%....”,
L.L., t. 2009-F, pág. 95). Maxime cuando la persona condenada al pago, ha sido vencida en el proceso,
justamente por las labores desplegadas por el profesional/es que han intervenido en el pleito.
“El crédito por honorarios está amparado por el derecho constitucional a la justa retribución por el trabajo
personal (artículo 14 bis de la Constitución Nacional; CS, Fallos 293:239 cons, 7 in fine) y es, por ende, de
carácter alimentario (CS Fallos 294:434 cons. 10)." (Cám. Nac. Apel. Civil, Sala J. Sentencia C 087751,
autos “Municipalidad Ciudad de Buenos Aires c/ Pérez, Jesús Alfredo s/ sumario”, 20/11/90).
Aun más, creemos necesario traer a colación un fallo de la Sala II de la CNAT (Expte 10235/2018,
AUTOS: SANTA CRUZ, ELDA JUANA c/ PROVINCIA ART S.A. s/ACCIDENTE - LEY ESPECIAL, fecha:
03/11/22) que ejemplifica detenidamente las injustas situaciones que se producen a causa de su
aplicación, y los motivos por los cuales corresponde declarar la inconstitucionalidad del límite de costas:
“Atendiendo el monto resultante del pleito más intereses por la suma de $1.233.286,60 (conforme la
liquidación aprobada del 25/9/2021) y considerando los honorarios regulados a la parte actora y al perito
médico por las sumas de $642.162 y $248.900 –respectivamente- cabe concluir que por aplicación de la
limitación establecida en la norma cuestionada existe una importante mengua entre lo que pretende
abonar la condenada y la suma total adeudada en concepto de costas; y que si dicha mengua debiera
soportarla la parte vencedora, debería resignar gran parte de la reparación del daño sufrido en un
infortunio laboral. Ello así por cuanto, tomando el capital más intereses fijados –conf. la liquidación
aprobada por la suma de $1.233.286,60.-; las costas comprensivas de los honorarios de la
representación letrada de la parte actora ($642.162) y del perito médico ($248.900) que equivalen a la
fecha de la liquidación aprobada a la suma total de $891.062 y, que el límite del 25% en el pago de las
costas de primera instancia a cargo de la condenada representa, en concepto de honorarios de la parte
actora la suma de $221.991,58 más la suma de $86.330,06 para el perito médico; arrojando un total de
$308.321,64; veremos que existe un remanente de $544.620,42 -$891.062 menos la suma de
$308.321,64-. Ese saldo impago por la obligada, corresponde que sea abonado -en principio- por la
parte actora hasta la suma de $420.170,42 ($642.162 menos $221.991,58) por el saldo de honorarios
correspondientes a su letrado y hasta $124.450 (equivalente al 50% -por aplicación del art. 9 de la ley
24.432- corresponden al médico) por los correspondientes al perito interviniente. De tal modo la
trabajadora deberá soportar el pago de $544.620,42 mientras que la demandada vencida solo se haría
cargo de $308.321,64 por imperativo del límite impuesto. Vemos que así se produce una traslación del
61,11% del total de los costos del juicio a la vencedora, lo que a su vez implica una afectación indirecta
del importe creditorio del orden del 44,16% ($1.233.286 x 44,16% = $544.619,09).”
El ejemplo es sumamente ilustrativo. Y se demuestra así, el enorme perjuicio generado. No solo al actor
trabajador, quien deberá afrontar el pago de lo que la ART no abona, pero directamente también a los
letrados de la parte trabajadora, generándose así una clara discriminación respecto de los honorarios de
los letrados de la empresa vencida. De este modo, se viola no solo el derecho de propiedad, sino el de
igualdad, consagrado constitucionalmente.
Pero siguiendo con el precedente mencionado anteriormente, se dijo que:
“… no sólo que los costos que irrogó el presente proceso no podrían disminuirse pues se observa en
autos que las pericias realizadas fueron absolutamente necesarias atento la negativa de la ART a
reconocer la incapacidad padecida por la actora como consecuencia del accidente de trabajo sufrido, en
tanto su postura procesal fue desde el inicio la de negar los hechos de la demanda incoada por la
trabajadora, e incluso luego de la condenada en primera instancia apelar la misma…”
Y se citó otro muy acertado fallo de la Sala I de Rosario:
“….por el contrario, la Aseguradora de Riesgos del Trabajo ciertamente no tendrá reparos en no cumplir
con las obligaciones que la LRT pone a su cargo y para las cuales el empleador abona una prima, en
tanto le resultará mucho más barato transitar un pleito durante años con la inflación que padecemos, a
sabiendas de que aún en el supuesto de resultar vencida y condenada en costas, sólo deberá abonar un
porcentaje mínimo de las mismas. Y justamente por ello tampoco resulta cumplida la finalidad mencionada
por la Corte de Página 7/11 "morigerar los índices litigiosos, asegurando la razonable satisfacción de las
costas del proceso judicial por la parte vencida, sin convalidar excesos o abusos" ("Latino"), por cuanto
justamente la ART perdidosa y condenada sale beneficiada al abonar sólo un porcentaje mínimo de los
gastos causídicos, y en cambio se convalida un exceso y abuso sobre la parte más débil de la relación y
quien justamente debió recurrir a la justicia ante el incumplimiento de la aseguradora...”
Por lo expuesto, solicitamos se declare la inconstitucionalidad del art. 730 CCyCN, en virtud de la colisión
con los derechos garantizados constitucionalmente.
X.- PRUEBA:
Como prueba ofrecida por mi mandante, se ofrece la siguiente:
1) DOCUMENTAL: Se acompaña:
a) Acta Poder
b) Copias de acto de homologación en dos (2) fs.
4) INFORMATIVA: Se solicita se ordene librar los siguientes oficios conforme el art. 398 CPCCN y de
acuerdo a la ley 22172:
A la Administración Federal de Ingresos Públicos, con domicilio en Hipólito Yrigoyen 370 de Capital
Federal, a fin de que informe la totalidad de las remuneraciones sujetas a aportes y contribuciones
correspondientes al actor abonadas por su empleador durante los últimos doce meses anteriores al
acaecimiento del siniestro.
A la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, con domicilio en Bartolomé Mitre 751 de Capital Federal,
a fin de que acompañe el expediente administrativo SRT N° 34870/22.
5) PERICIAL: Se designen peritos de oficio en las siguientes especialidades:
PERITO MEDICO LEGISTA: Se solicita se designe Perito médico legista, a fin de que se expida sobre
los siguientes puntos de pericia:
Describa las lesiones sufridas por el actor a consecuencia del accidente denunciado en autos.
Determine el carácter de gravedad de las lesiones, expláyese al respecto de si existe nexo de causalidad
entre las lesiones sufridas y el mecanismo de producción descripto por el actor
Describa los tratamientos a los que el actor ha sido sometido
Indique tiempo de convalecencia e incapacidad permanente y transitoria, total o parcial sufrida por el
actor
Determine la incapacidad parcial y permanente sufrida por el actor, graduándola porcentualmente según
Baremos de práctica. Estime asimismo la incapacidad que se deberá sumar conforme los factores de
ponderación: tipo de actividad, posibilidades de reubicación laboral, dificultad en las tareas, edad, etc.
Determine si debió y deberá someterse a tratamiento de rehabilitación, indicando tiempo y frecuencia del
mismo
Indique si el trabajador recibió prestaciones en especie (art. 20 LRT) por parte de su ART. En caso
afirmativo señalará si las mismas fueron otorgadas en tiempo oportuno de conformidad a las patologías
que sufrió la parte actora y si fueron otorgadas de manera correcta de acuerdo al standard de un buen
médico de conformidad a la patología que presenta la parte actora
Especifique si con el tipo de lesión sufrida por el actor existen o disminuyen las posibilidades de sortear
un examen preocupacional con éxito para tareas laborales.
Señalará si se ha configurado incapacidad parcial y permanente conforme el baremo que elija.
Informa cuál, a su criterio, es el baremo que mejor se adapta al caso.
Dificultad para realizar sus tareas habituales
Edad del damnificado a la fecha del hecho
Posibilidades de reinserción, recalificación o reubicación laboral del actor.
PERICIAL PSICOLOGICA:
Describa cuál es la repercusión psíquica actual del actor en relación al accidente en la actualidad
Describa cuál es el estado psíquico al momento del examen, su diagnóstico psicopatológico, su
necesidad de tratamiento
Determine la incidencia de las secuelas psíquicas actuales en la vida personal, de relación y en su actitud
en el trabajo, indicando tipo (carácter y grado) y porcentaje de incapacidad teniendo en cuenta la edad y
el momento vital del actor
Especifique el Perito el baremo utilizado al momento de calcular la incapacidad
Realizará test psicológicos que le permitan en forma adecuada caracterizar un eventual cuadro
psicopatológico y describirá si existen factores inherentes al propio individuo como edad, sexo,
traumatismos previos, personalidad que determinen la evolución del eventual síndrome.
Indicará si el actor debe someterse a un tratamiento psicoterapéutico a fin de restablecer su equilibrio
psíquico
Informará si el actor presenta incapacidad psíquica parcial y permanente derivado del hecho por el cual se
reclama.
PERICIAL CALIGRAFICA (en subsidio): Para el supuesto que la parte contraria agregara instrumentales
que denunciara pagos efectuados con relación a los rubros indemnizatorios que se reclamen o, cualquier
otra documental que fragüe los intereses de la actora, y/o desconozca la documentación y/o firma que se
le atribuye, solicito se designe perito calígrafo a fin de que se expida sobre la autenticidad de las firmas
insertas en los mismos.-
XI.- DERECHO:
Fundo el derecho de mi parte en lo dispuesto por la Constitución Nacional, Tratados Internacionales con
jerarquía constitucional, la ley 24.557, a excepción de los artículos cuya reputación de inconstitucionalidad
se solicita se declare, ley 26.773, normativa procesal aplicable según la ley del fuero (ley 11.653 y modif.),
jurisprudencia y doctrina aplicable al caso, y en las demás citas efectuadas en el curso del presente.
XII.- AUTORIZACIONES:
Solicita se autorice en forma conjunta o indistinta a la presentación de esta demanda, compulsa del
Expediente, retiro y diligenciamiento de copias, cédulas, oficios, mandamientos, testimonios, exhortos,
desgloses, y cualquier otra diligencia procesal para la tramitación del presente y prosecución de la causa,
a las siguientes personas: al Dr. Ignacio Baltasar Marín, a la Dra. Florencia García Castelli, a la Dra. Clara
de ESTRADA, a la Dra. Maricel Florencia Vaca, al Sr. Andrés BAYONA y/o quienes ellos designen.-
XIII.– RESERVA DEL CASO FEDERAL
Para el caso en que se vieran violadas las garantías constitucionales del actor en el presente proceso, se
plantea la reserva del caso federal, conforme lo prescribe el art. 14 de la ley 48.
XIV.- PETITORIO:
Proveer de conformidad,
SERA JUSTICIA.
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