Leyenda LAS LAGUNAS HUARINJAS

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LAS LAGUNAS HUARINGAS DE LOS ALTOS HUAMANÌ

De Miguel Justino Ramírez Adrianzén

(Tomado de su obra “CUENTOS DE DON MIGUEL”)

Con gratitud y reconocimiento a mi digno amigo


señor Domingo Seminario Urrutia.

En los altos de Huamaní, parte de la cordillera occidental de los Andes


desde donde comienza el Nudo de Loja, en amenísimo lugar, en bellísimos
paisaje, el Divino Artífice ha colocado las encantadoras LAGUNAS
HUARINGAS, que supersticiosas gentes las han convertido en santuario de
brujería y centro turístico que atrae caravanas brujescas en busca de la cajita de
pandora que cure toda clase de males, talismán que dé toda clase de suerte, de
ventura y de amor.

Las lagunas Huaringas o Huarinjas se encuentran de 7 u 8 leguas al norte


de la Ciudad de Huancabamba y a 3 957 metros sobre el nivel del mar. Huaringa
es palabra aimara: HUARI, que significa líquido espeso y también dios de la
fuerza, luego HUAR – INGA parece significar el agua o laguna del Inga, o
también el dios de la fuerza del Inga.

Las Lagunas Huaringas o Huarinjas son numerosas, a cada una se la


conoce con varios nombres, dados por los brujos que viven en aquella región;
las más importantes y las más conocidas son la de EL SIHIMBE, cuyo nombre
en un antiguo manuscrito que se conserva en el Archivo Parroquial es el de
SIVIRICUCHA; esta laguna es la más grande, tiene una legua de largo y forma
de semicírculo, es profunda, está a 3 818 metros sobre el nivel del mar y de ella
nace el río Huancabamba. La LAGUNA Huaringa o LAGUNA NEGRA, da su
nombre a todas las lagunas y es considerada como la LAGUNA SAGRADA por
excelencia porque tiene todas las virtudes, es la preferida de los brujos para sus
operaciones, está en la parte más elevada de la cordillera a los 3957 metros
sobre el nivel del mar; de las vertientes de esta laguna, de las ARREBIATADAS,
de EL POZO CLARO y de la de LOS PATOS, nace el río QUIROS, la CONDOR
HUAC. La de PEÑA BLANCA, LA COLORADA. La de LA PAMPA DE EL
CORCOVADO, LAS ARREBIATAS, llamadas así cinco lagunas colocadas en la
hilera y que una a la otra vierten sus aguas. La de LOS LUCEROS o
PALANGANAS GRANDES, llamadas así por ser dos y por lo irisado de sus
aguas. La de LOS RELÀMPAGOS. La de LOS LINDEROS DE SAPALACHE. La
de LAS BARBACOAS, llamadas también de LOS AMARILLOS por el color
amarillento que presentan sus aguas. La de EL TORO, las PALANGANAS o
LAGUNAS DEL REY Inga, son cuatro pequeñas lagunas colocadas casi en la
cruz y en las cuales refiere a la tradición se bañaba únicamente el Inga, sus
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aguas son algo cenegosas y los brujos atribúyénles especial virtù (1) para bañar
a las mujeres. La de LOS PATOS y la de POZO CLARO.

Las lagunas Huaringas se han hecho célebres por las propiedades


medicinales que se atribuye a sus aguas, si bien hasta la fecha no se ha hecho
un análisis científico de las mismas; junto a ellas viven herbolarios a quienes se
conoce con el nombre de BRUJOS, MÈDICOS, ADIVINOS, ENTENDIDOS,
CIRUJANOS, ARTESANOS, MAESTROS, SINONES, tienen gran conocimiento
de la eficacia curativa de las yerbas medicinales que crecen en aquella cordillera.

A los BRUJOS DE HUAMANÌ acuden en consulta con el fin de


perfeccionarse, brujos de otras partes de la República, vienen en peregrinación
espiritual y a bañarse en las HUARINGAS para componerse o para recibir el
gentil CHONTAZO que les ha de comunicar el espíritu Inga, o para rehabilitarse
y poder seguir trabajando, cuando están con daño o ya no sirven porque se
dejaron de sorprender haciendo un Siento o Mesa (2).

Se cuentan hechos maravillosos obrados por ellos que dejan estupefactos


a los sencillos o ignorantes. A veces, realizan, en verdad, extraordinarias
curaciones, merced al profundo conocimiento que tienen de las yerbas,
embelesan a los enfermos con ensalmos y supercherìas y bañándolos además
en la laguna de su predilección, o los caipan (3) con el cuy negro o con una rana,
àbrenlos luego para examinar la víscera contagiada y así conocer la
enfermedades del paciente (4).

El descubrimiento de ciertas ocultas, la previsión de otras afirman


obtenerlas ya sea rifando o siguiendo (5) en las cartas del naipe la suerte o lo que
se desee saber, ya sea citando al NEGRO (6), o las sobras, a los espíritus
mediante la CHUNGANA (7) o con la piedra MUNDO, o con otro ARTE (8). Las
CONTRAS de las enfermedades o daños a la buena suerte diz alcánzalos a ver
en las narcosis que experimentan al SHINGAR (9) ciertas pócimas de vegetales,
especialmente la HUACHUMA, llamada también SAMPEDRO O SIMORA.

Después de esta divagación geográfico – medicinal y a manera de


prologuillo de las SAGRADAS LAGUNAS (iii), vamos al cuento enhebrado por la
mente chola, de cómo diz los adivinos, descubrieron las LAGUNAS HUARINGAS
DE LOS ALTOS DE HUAMANÌ.

¡Soledad infinita de la jalca inconmensurable!

Cielo puro, límpido espejo de la creación… las almas se miran en ti y qué


pequeñitas se ven.

Luz diáfana, armonía de claros, sobras, escorzos… imágenes, ideas,


claridades, reflejos de terna luz.
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Sol resplandeciente, que inundas de vida y alegría al orbe…

Sol infinito que vivificas lo creado… alegría, juventud, amor.

Luna bella, circundada de estrellas y rielando en el azul del cielo…


símbolo bíblico de la Madre Inmaculada… pureza, soledad, ensueño,
arrobamiento.

Frío, calor, temperatura inconstante… volubilidades del vivir, pasiones


que enardecen o se enfrían.

Caramillos ululantes del viento corredor vibrante en las ramas de los


arbustos y en los pajales… quejas de dolor, elegías de la muerte.

Caminos y sendas inacabables que se tienden por pampas y cerros y se


encuentran en la cruz… vacaciones a seguir, caminos por do pasan errantes los
hombres cargando la cruz de cada día.

Horizonte indefinido, recortado por las cumbres de las montañas… desde


la lejanía de la humanidad escucha una voz que dice: aún más allá.

Cerros negros que dormitan en el horizonte… viudas desoladas que sobre


las ruinas de los imperios y naciones lloran el paso de los siglos.

Cendales de bruma que cubren los alcores… mantos virginales que


arrebujan a las almas puras.

Neblinas cenicientas que amortajan despojos y espectros… crespones de


lutos colocados sobre las tumbas de los cadáveres.

Rayos zigzagueantes que hieren y carbonizan sin piedad y se hunden en


las cumbres… ingratitudes, puñales que se hunden en los corazones.

Celajes que bañan con similor los peñachos de los cerros al despuntar el
alba y de sombras al declinar el día… ilusiones que nacen por la mañana,
esperanzas que mueren por la tarde.

Horrida e impenetrable obscuridad… imagen del error y del pecado.

Aguaceros tempestuosos que forman torrentes bramadores y se


precipitan en devastadores zànoras… (1) pasiones que abaten los corazones.

Aguaceros constantes que se recogen en arroyos tranquilos y discurren


por las praderas… gracia de Dios que se comunica dulcemente a las almas.

Arbustos y pajales que tejen de primor las pampas… Obras buenas que
engalanan las almas.
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Batracios croantes que llaman los páramos… negocios fascinantes que


llaman la fortuna.

Coleópteros que chirrian en escondidos huecos calentando sus


cuerpecitos con sus hèlitros… envidia que chirria muriendo de frío.

Raposas que aúllan hambrientas en sus guaridas… enemigos de la


salvación que rugen en torno de las almas para devorarlas.

Alijeros pájaros solitarios que el aire cruzan y dicen sus canciones en sus
alegres trinos… almas que entonan salmos y cánticos de alabanza en la soledad
del mundo.

Cóndores majestuosos que se enseñorean de las alturas… almas que


remontan a los arcanos infinitos de la santidad de la sabiduría.

¡Oh soledad infinita de la jalca inconmesurable, que elocuentes que son


tus lecciones!.

En estos ALTOS de la cordillera que cruza HUANCABAMBA (1), en esta


jalca solitaria, al comenzar la cuesta y al voltear de la asomada apoyada en un
peñascal, pareciendo un hongo su techo de paja, cubierto de musgo y al socaire
y con sus aleros que casi tocan el suelo, hay una choza humilde, pobre; el humo
que se escapa por entre las rendijas de las quinchas, la delatan y dicen que es
el último tambo, el último asilo que se brinda al desconocido viajero, con un
refugio y abrigo a las inclemencias de la jalca.

Vivir allí solos, alejados del humano trato, como alimañas en su guaridas
¡sacrificio y resignación admirables! Como si en el silencio de la jalca corazones
humanos lucharon por desembarazarse de terribles tragedias, o quisieran
endulzar los acibares de la vida, o buscaran el recogimiento y misticismo
cenobita de los anacoretas.

El autóctono del ande huancabambino huye del consorcio del blanco y


amalgama su existir con la tierra, llevando vida patriarcal, totémica, telúrica con
sus chacras, con sus crías de animales, con las quimeras de los escorzos, con
la alegría de los caminos, con el amor vernacular de su cara compaña (2) y de los
hijos de su corazón.

El cholo parece no aspirar a más, allí ha nacido, allí vive descansará


olvidado y desconocido identificado con la naturaleza, allí donde termina el
horizonte termina el mundo para él; la tierra, que hoya y trabaja en su cuna y
tumba, su único tesoro, le da todo, no quiere mas y al desaparecer, la tierra se
lo come todo… todo lo que tiene… todo lo que ha producido… y vuelve al polvo
él y con él los frutos de la tierra, sì, la tierra en verdad se los come…
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Como la blanca detenida neblina cubría las cordilleras, así las canas de
los años cubrían las cabezas de los ancianos que en tan alejado retiro (3) y
humilde choza vivían; el intenso frío entumecía ya sus nervios y relajabalos para
el trabajo de su chacra que era su madre y su todos el rayo había apagado el
brillo de sus pupilas y ya no alcanzaban a mirar; el trueno había debilitado y
apagado su voz y a penas podía entenderse porque sus oídos estaban ya tardos;
solo el calor del sol mañanero y la lumbre del fogón animaban sus cuerpos; solo
el amor y solicitud del único fruto de sus entrañas les alcanzaba por alquitara el
sustento, consolaba su espíritu y sostenía su vejez.

Y este cholito que Dios les había dado, era el único alivio de su invalidez
y lacería, el único consuelo de ayes, de sus noches tristes y de sus días no muy
alegres, el único que avituallaba las míseras despensas y zurrones, el único
corazón en el cual recostarían su cabeza agonizante y sus piadosas manos,
cerrarían sus ojos.

El oficio de este hijo era cazador, y a la caza dedicaba los días que le
dejaban libres las faenas agrícolas.

Al clarear de los días RASTROXO, que así se llamaba este buen hijo,
echaba sobre sus hombres la aljaba llena de flechas; sobre el pecho terciaba el
arco y recibiendo la bendición de sus ancianos padres, salía al campo en busca
de caza. Su pulso firme y certero no permitía que se perdiera una sola flecha,
regresando siempre con abundantes piezas.

Los mayorcitos esperaban a Rastroxo con el fogón encendido, listos los


aliños, mondadas las papas y la olla parada (4) con agua hervida para desplumar
y aderezar las aves traìdas por el hijo; frugal comida arrancaba de sus labios un
gracias Dios Taitito que nos has dado de comer sin merecerlo y un Señor te lo
pague para el hijo.

Cuando los zurrones habían pegado buena baja, la sal faltaba en la cocina
o los vestidos ya no admitían un parche más, Rastroxo bajaba al pueblo para
apatronarse con el blanco, y así poder surtirse para adquirir aquellos
menesteres.

****************

El cholo trabajaba solo en sus chacras y sólo sale a buscar fuera trabajo
remunerado cuando ve consumirse el fruto recogido en sus trojes o tiene que
adquirir nuevos vestidos o necesita para pasar sus fiestas, contentándose con
que le alcance el realito para estas cosas aunque en el hogar llene una vida de
privación, de incomodidad y de miseria. Es abnegado y generoso cuando trabaja
para sus hermanos de raza, pero es muy rogado, mentiroso y reacio cuando lo
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solicita el blanco, porque le considera un entrometido en las tierras que, según


ellas, les han sido quitadas, pues son patrimonio que les han dejado los señores
Incas.

Rastroxo de nuevo volvía a echar menos a sus padres y a su chacra


realizando las faenas de siembra, desyerbo, riego, cercos y cosechas, pa tener
que comer pal año.

Y así un día y otro día…

Y así pasaban los meses y los años los vivientes de la humilde chocita de
la jalca solitaria.

Cierto día… Día tristón, día sombrío, día de viento y páramo, día de
neblina cerrada, espesa y baja, día en que la jalca infunde pavor en el alma y
pena en el corazón, porque parece una oquedad de tumba y los rumores
quejidos de muerte, día en que el fuego del hogar no calienta porque la leña está
mojada y no arde, día en que hasta las avecillas buscan sus escondites en los
árboles de las quebradas y las fieras sus guaridas, día en que no hay nada que
meter en el puchero, salió Rastroxo a buscar alimento de cada dìa. Sentía en su
alma esa tristeza y desamparo de la jalca el desaliento de no encontrar quizás
nada que pudiera llevar a sus ancianos padres que como él padecían hambre y
tiritaban de frío.

La tupida neblina no dejaba distinguir las sendas e hizo que Rastroxo, a


pesar de ser vaqueano, se extraviara en los enmarañados senderos, pero
sintióse como aguijoneado por una fuerza superior y anda que anda, sube que
sube, llegó cerca de la cumbre del cerro y entumecido por el frío, tumbado sobre
la húmeda paja, quedó vencido por el sueño.

Y soñaba…

Y soñaba plácidamente.

Soñaba que se encontraba en el centro de grandes ruinas de una ciudad


incaica.

¿Qué ciudad destruida sería aquella que veía él en sueños?...

Silentes y devastadores habían pasado los siglos por ella dejando sus
ingratas huellas.

Voraces incendios habían dejado cenizas.

Movimientos telúricos habían formado hacinamientos de barro y piedras.

Las casas estaban caídas, los monumentos deshechos, las callejuelas


desiertas salpicadas de púrpura.
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La guadaña de la destrucción relampagueaba sobre aquellas ruinas, libro


descompaginado en donde estaban taraceadas las obras de los hombres y de
las civilizaciones que allí vivieron. Puertas por las cuales se entra en el pasado.
Relicario lleno de historia.

Ruinas de una gran ciudad ¡que solas estaban!... ¡Mudas… Tristes…


Cubiertas en la pátina de los siglos!...

Rastroxo no los había visto nunca. Estaba perplejo y en verdad, no sabía


si soñaba o estaba encantado.

Y tenía miedo. Porque las ruinas incaicas para el cholo son sagradas e
intangibles; temen acercarse a ellas como si fuera una caja de pandora; temen
que al profanarlas, el espíritu del inca los atraiga o gane y queden encantados o
contaminados con alguna desgracia. ¡Y qué difícil es convencerlos de que no los
empuñará ni el aire, ni el espíritu gentil!.

Rastroxo, en su sueño, camina embelezado, jacado (1) y lentamente por


las ruinas como si quisiera vaticinar sobre los escombros, citando los espíritus.
Cada casa derruida, cada adobe, cada piedra rodados al azahar abrían para él
un interrogante. Hubiera querido adivinar si aquellos cimientos de recintos
habían sido en otros tiempos un templo, un palacio, un tambo, un hogar…Si cada
huaca derrumbada había sido un monumento conmemorativo de una victoria o
marcaba u hito de la historia, o era una fortaleza inexpugnable, o la tumba de
reyezuelo o de un poderoso. En las perdidas callejuelas les parecía escuchar el
paso marcial de los guerreros, o el alegre corso de las danzas, o el ligero
repiquetear del paso de los moradores… De pronto un destello hiere suavemente
sus ojos, en el suelo ve brillar algo que le hace detener el paso, algo que mueve
su curiosidad, despierta su codicia y agachándose ansioso recoge la piedrecilla
semienterrada en la breña.

¡Era una chaquira incaica!

¿Acaso rodó de una mascaipacha incaica?

¿Acaso fue una ofrenda a una celeste divinidad, o el pago de un tributo al


imperio, o el precio de una mercancía?.

¡Una chaquira!

¿Será una gota de rocío sobre una flor sagrada en las noches olvidadas,
que se ha cuajado?

¿O una pepita de oro arrancada de las auríferas vetas de las montañas


que al azahar has sido arrastrada por el riachuelo?
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¿O una lágrima de linda ñusta que se escapó de sus ojos negros y se ha


cristalizado?

¿O una orquídea petrificada que adornó el peinado de un colla?.

¡Chaquira! Dime, te lo ruego, ¿Quién fue tu dueña?

¿Qué éner cuello te llevó pendiente en el collar?

¿Qué turgente pecho te lució en áureo tupo?

¿Qué oreja embelleciste en precioso arete?

¿Qué rica vestidura te llevó esparciendo fulgores?

¿Fue una colla, una vestal, una ñusta, una pastora, tu feliz dueña?

¿Fuiste el tesoro de una chinita de la estancia?

¿Por qué te he encontrado hoy botada por las breñas?, empeñada por el
barro, hollada por los pies de los viajeros que visitan las ruinas.

¿Por qué, a mí ha hecho este presente la fortuna?

¿Serás, tú, la página que me hable de un hecho histórico, romántico,


dramático?

¡Chaquira! ¿Serás sólo una? ¿O acaso eres la guía que lleve a descubrir
un tesoro? ¿Por qué cuando vamos a conocer o visitar ruinas llevamos metida
en el alma cierta esperanza ambiciosa de encontrarnos reliquias valiosas,
huacos escondidos, pingües tesoros…?

¡Chaquira!, respóndeme, ¿quién fue tu dueño?

La Chaquira brillaba a pesar del limo y rodaba sobre la mano de Rastroxo


que la contemplaba embelesado y la requería que hablase, pero la Chaquira
parecía decirle solamente:

¡Adivina, yo sólo sé que soy tuya!

***********

En estas consideraciones estaba Rastroxo en su sueño cuando de pronto


siente que la Chaquira rodaba de su mano y desaparecía, sintiendo al mismo
tiempo el alegre aleteo de una paloma que se columpiaba en las ramas de un
espino que se erguía sobre las ruinas.
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De su fantasía se había borrado todo lo que había visto y contemplado, y


despertándose su afición de cazador insensiblemente tesa el arco para arrojar la
flecha, y…flecha y arco caen de sus manos al escuchar una voz que le decía:

- ¡Joven cazador, no me hieras! No dispares tu flecha, ¡detente!

Mira que esta paloma estuvo en tus manos en forma de Chaquira, soy una
Ñusta encantada, tú serás mi librador, pues, tú has sido el escogido para romper
los lazos que me tiene aprisionada el GRAN SINONES DE LAS PAMPAS DE
HUAMANÍ, allí están las lagunas sagradas de LAS HUARINGAS, en ellas el que
se baña recibe el espíritu del inca y la virtud de poderse transformar en lo que
quiera. Vete, no te detengas; vete a descubrir estas Pampas y estas lagunas,
báñate en ellas, shinga las hierbas de allí creces y vencerás en cada laguna el
Gran Sinones hasta que por fin le definas (1) en la LAGUNA NEGRA, le sacarás
el corazón y allí me encontrarás tal cual me ves ahora; citarás al espíritu del Inca,
mi Señor, y volveré del encanto y viviré para ti. No temas, toma esta cinta morada
a la que invocarás y pedirás cuanto necesitas, nada ni nadie puede contra ella
¡Vete, y, ay de ti, si no me desencantas!

Rastroxo había quedado estupefacto, abatido, espantado, pero en esto


vuelve en sí, despierta del sueño y sobre el pecho encuentra prendida la cinta
morada que le había dado la aparecida Ñusta en forma de paloma.

El tiempo había cambiado, la neblina se había despejado y los tibios rayos


del sol secaban sus humedecidos vestidos. Meditando, Rastroxo, regresa a su
casa, no sin antes haber conseguido abundante aprovisionamiento de caza para
llevar a sus padres que impacientes aguardaban su regreso.

Inquieto y temeroso a momentos, y emocionado y alegre en otros,


Rastroxo, pasó el resto del día rumiando en su espíritu el sueño que había tenido
en la jalca.

¿Qué resolución debía tomar?...

***************

El cholo con su estoicismo pasa la vida, sin inquietudes, sin dejarse abatir
por las desgracias, ni la enfermedades, ni la muerte; ni exaltarse por la alegría,
la salud, o la felicidad, es reticente, egoísta y poco comunicativo, especialmente
con los suyos. La noche para el cholo huancabambino es el vuelco de cuanto
tiene en su espíritu y animada vela de comunicación con los suyos. Cuando sale
de sus aledaños y va de viaje, de paseo o a la fiesta, sostiene por las noches
animadas charlas de cuanto sus ojos miraron y sus oídos escucharon de cuanto
está fuera del horizonte de su vida campesina. Ni el sueño cargar sus ojos, ni el
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cansancio los vence, animadamente pasan la noche describiendo y narrando


con colorido de detalles las impresiones de su viaje, la alegría que tuvieron
aquella noche que fueron a la diversión, o aquella vez bajaron al pueblo. Al
segundo canto del gallo concilian el sueño y al brillar el lucero de la mañana ya
están desayunándose y reconfortándose para el trabajo

***************

Por eso, venida la noche, después que la viejecita había apagado los
tizones grandes y enterrado en las cenizas numerosas brasas en las cuales
entibiaría el frío de la noche y prendería el fuego de la madrugada, Rastroxo,
quebrantando ya el primer sueño y entrada la noche con tono patético narró a
sus padres minuciosos detalles todo lo que le había ocurrido en la Jalca, la visión
que había tenido, en encargo que había recibido de desencantar a la Ñusta y
trató de convencer a sus padres para que le dejasen cumplir su destino”, no sea
que le sobreviniese alguna desgracia.

***************

El cholo es grandemente supersticioso, su espíritu tímido está embargado


en cuanto se relaciona con la brujería. Tiene la creencia de que el espíritu de sus
antiguos señores, los ingas, celebra cierto epitalmio o reencarnación con
determinados animales, cerros, huacas, piedras o las que comunica cierto poder
extraordinario que llena de favores a los que creen en ellos o los contagia de
males o desgracias a los que se acercan a ellos o tocan irreverentemente. Para
ellos el brujo es un señor respetado, un intermediario, un conocedor de cosas
ocultas y que puede metamorfosearse en animal, especialmente cuando llega a
viejo se convierte en LEÓN – GENTE.

La superstición es un paso para la religión. La iglesia católica se ha


adentrado en el alma del cholo haciéndolo conocer caritativamente su error lo ha
ganado para Dios, le ha hecho comprender que, en los seres inanimados no hay
poder sobrenatural alguno, que Dios únicamente es el Autor de la naturaleza y
que la hoja del árbol no cae sin beneplácito suyo, que a su economía divina se
debe a la admirable armonía de la creación y ganándole para el cielo le ha
ganado para la civilización… se ha hecho su maestra y la Cruz que ha sido el
guión que le ha enseñado el camino del cielo, ha sido el áureo nexo que la unido
al mundo civilizado y la Cruz ha sido la primera piedra de la fundación de los
pueblos. Ha sido la Iglesia la que ha culturizado al cholo, pero ha encontrado
siempre en la ambición humana y en el destello del oro el formidable enemigo
que ha tratado de mantener al indio en la abyección y en la ignorancia por
convenir a sus mezquinos intereses, por eso al cholo detenido, con este rémora
no ha sido aún incorporado del todo a la vida nacional, ¡y es el cholo el que forma
la inmensa mayoría de las multitudes de nuestra patria! Ojalá que pronto sea una
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bella realidad la solución del problema indígena que con tanta razón preocupa a
los estadistas de nuestra patria.

Los ancianos padres de Rastroxo lloraron y suplicaron a su hijo que


desistiera de tal empresa, que no debía ilusionarse por el sueño, pero luego se
llenaban de turbación y temor que aconteciera alguna desgracia si se negaba;
por otra parte tenían la prueba elocuente de la cinta morada que la Ñusta
aparecida en forma de paloma había dado a su hijo durante el sueño de la jalca,
y clamaron al cielo los socorriese.

Rastroxo, convenció al fin a sus padres que debían dejarlo marchar y le


dieron su bendición.

Antes de partir llenó de provisiones los zurrones para que sus padres no
padecieran hambre durante su ausencia y, al rayar de cierto día se despidió de
ellos y se marchó en busca de las LAGUNAS DE LAS PAMPAS DE HUAMANÍ
en las cuales se bañaba el Gran Sinones que tenía encantada la Ñusta.

Caminado que había Rastroxo una jornada, llegó a una gran pampa, era
ya de noche, sintiéndose fatigado y, pensando si aquella pampa sería la de
Huamaní, se quedó dormido. Al amanecer despertole el ruido horrísono de la
tempestad que se desencadenaba no muy lejos del lugar en que había
pernoctado.

- Seguramente, dijo para sí, que ya estoy pisando los términos de las
pampas de Huamaní, el momento de vérmelas con el Gran Sinones ha
llegado y tengo que perseguirle hasta su último reducto en la Laguna
Negra; barrunto que por ahí debe haber alguna laguna, iré al
preguntársele al Relámpago por si acaso ha citado a la mesa del Gran
Sinones para hacer daño a algún mortal o dar muerte a los contarios que
admiran a la bella Ñusta y han sufrido sus desdenes (1).

Cogido de su cinta trasladose hasta donde los relámpagos rasgaban las


nubes y al caer dividían las peñas, y habiéndose encontrado con el padre de los
relámpagos, le preguntó:

- Padre de los relámpagos, dime te ruego, si en el zigzagueo deslumbrante


con que brillas en esta cordillera has iluminado las Lagunas Huaringas y
en ellas has visto barñar y endulzar la sombra una encantada ñusta
incaica, o has sido citado para hacer daño a los contrarios.

El padre de los relámpagos contestó:

- Mira, aquí esta la LAGUNA DE LOS RELÁMPAGOS, de ella sale una luz
azulada cuando el Gran Sinones trabaja, síguela, no sea que este se
transforme en luz y no te permita ver a la cautiva Ñusta que lleva consigo.
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Báñate en ella, bebe la yerba que crece en las orillas y cuando esta
tempestad haya cesado y veas el cielo aparecer el Arco Iris, ve y
pregúntale, tal vez él vista con sus bellos colores a la Ñusta.

Pero el Arco Iris, le contestó:

- No las he visto, ni las he oído mentar, pero ve pregúntaselo al Lucero de


la mañana que ilumina a los brujos al albear el día, él te dará razón de lo
que buscas con tanto afán y peligro, pero mira allí donde mis extremos
descansan, como si fueran las puntas de un compás, que mide su
grandeza de orilla a orilla, está la LAGUNA DE LOS LUCEROS de irisadas
aguas los luceros rielan en ella en las noches obscuras, al amanecer una
luz purísima escapa de ella, báñate en sus aguas, bebe la yerba de los
luceros y verás si en esa luz diamantina huye la sombra del gran adivino
embelesador de la hermosa Ñusta que quieres desencantar.

Rastroxo hizo una jornada hasta donde el Arco Iris descansaba en sus
extremos encontró la LAGUNA DE LOS LUCEROS de amarillentas aguas la
Shulaló primero y bebió la yerba de los luceros y en la narcosis pudo distinguir
la purísima luz que fue a perderse hasta donde el Lucero mañanero estaba;
siguióla y llegó a la mansión de los luceros salpicada de refulgentes diamantes.
Al rayar el día llegó el Lucero de la mañana a quien preguntó le diera razón de
las pampas de Huamaní, de las Lagunas de Huaringas y del Gran Sinones que
tenía aprisionada en el encanto a la hermosa Ñusta incaica.

Anda y pregúntales a la Luna, añadió, ella que camina de noche e ilumina


la tierra te dirá donde están. Allá en donde blanquea ese peñascal esta la
LAGUNA DE LA PEÑA BLANCA, en ella, nocharniega comparsa riega en mi
honor blancas florecitas e invoca a las almas pura e inocentes, luego una garza
blanca levanta el vuelo, vete allá, no sea que en esa garza esté ajustada la Ñusta
que quieres desencantar.

fue a descubrir la Laguna de la Peña Blanca, llegado a ella, esparció


alhelíes blancos y maíz blanco, masticó la yerba de la luna se baño en la laguna
y cazo y mató a la Garza Blanca, pero al abrirle la molleja salió corriendo un zorro
al que no pudo alcanzar.

Rastroxo cogióse de su cinta morada y se fue a ver a la Luna. Llegó a su


palacio recamado de plata y cuidado por una viejecita de cabellos blancos, de
mirar suave, cubierta con una manta de plata, acercóse a ella, le hizo profunda
venia y le suplicó que le dijera en donde quedaba las Pampas de Huamaní y las
Lagunas de Huaringas en donde trabajaba un gran cirujano, pero ella le
respondió:
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Yo soy la madre de la Luna, aguarda que a las cinco de la mañana llega


mi hija y ella dará razón de lo que con tantas fatigas buscas.

Como Rastroxo sintiese hambre pidió a la madre de la Luna que le diera


de comer, pero esta le dijo:

- Nuestros manjares no son para los hombres.

Invoco entonces, Rastroxo a la Cinta morada y le pidió de comer, y sobre


el mantel que puso en la mesa aparecieron variedad de manjares. Invitó a
servirse a la madre de la Luna, pero esta no quiso probar bocado.

A las cinco de la mañana llegó la Luna; la madre le presentó al joven


cazador y le manifestó la finalidad de su visita, más la Luna dijo al cazador:

- En mis plenilunios y en las altas colinas iluminó las otomías (1) de los
maestros chonteros, he escuchado sus imprecaciones, sus gritos, sus
silbos tétricos y he visto sus diferentes transformaciones y tienes que
luchar para vencer al Gran Sinones que tiene encantada a la Ñusta.

Anda y pregúntale al Sol que él camina de día, en esa pampa colorada


que se distingue allí, hay una laguna, de ella sale un zorro, pues el muy astuto,
en el vientre lleva escondido al Gran Sinones, el encantador de la Ñusta.

Llegado Rastroxo a la pampa colorada encontró la LAGUNA DE LA


PAMPA COLORADA, le pagó (2) primero y le pidió le comunicara el espíritu que
escondía, y habiendo comido yerba del sol, alcanzó a ver que un zorro le
cruzaba el sendero fue tras él y consiguió matarlo, al abrirle el vientre salió
volando un cóndor que se remontó en las alturas.

Tuvo que ir a verse con el Sol. En su palacio encontró a una anciana de


rubia cabellera y cubierta con manto de oro, a quien saludó reverentemente y
explicó el motivo de su vista.

Aguarda a mi hijo el Sol, contestó, que llega a las seis de la tarde, él te


dirá en donde están las pampas y las lagunas que buscas y el Gran Seguidor
que tiene cautiva a la Ñusta.

Y así sucedió, A la hora vespertina llegó el Sol y escuchando que hubo a


Rastroxo, le dijo:

- Ilumino las pampas del mundo, y he visto muchos cientos y son


sinnúmero las transformaciones de los brujos. Ve y pregúntale al aguacero
porque él llena continuamente a las laguas. ¿Ves esa alta peña? Ahí hay una
laguna de donde levanta su vuelo un Cóndor, come la yerba que come este
animal y podrás matarlo, pues el Adivino que tú buscas se transforma en Cóndor.
Rastroxo pidió de beber porque sentía mucha sed, mas el sol le dijo:
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- Mis bebidas no son para los hombres, anda y bebe en la laguna del
Cóndor–Huac. Despidióse Rastroxo del Sol y llegó a la Peña Huaca en donde
estaba la LAGUNA DEL CONDOR HUAC, la refrescó con olores, bañándose en
ella, comió luego la yerba del Cóndor y pudo ver a esta ave que desde la orilla
alzaba el vuelo a las alturas, cogióse de la cinta morada y le siguió, lo alcanzó y
lo mató, y al abrirle el pecho salió corriendo un venado.

Rastroxo fuese entonces a verse con el aguacero y averiguarle si acaso


en su continuo caer sobre la tierra había mojado las pampas de Huamaní y
llenado las lagunas Huaringas.

Si recuerdo, dijo el Aguacero, haber caído en las Pampas de Huamnaí y


precisamente mañana a estas horas voy a llenar LA LAGUNA SHIMBE, de
donde nace y se derrama espumoso el Río Huancabamba, que en sus
crecientes, soberbio cubre los campos con sus raudales, veta allá y verás llegar
a abrevarse un hermoso venado, al que perseguirás después de haberte bañado
y compuesto tu suerte, come la yerba del venado. Ve luego a preguntarle al
viento que él corre de día y de noche por la jalca solitaria debe haber conversado
con el Sinones de las Pampas de Huamaní que en su corazón debe llevar cautiva
a la Ñusta.

Así lo hizo. Al día siguiente camina que camina, divisó a lo lejos el


Aguacero que caía fuertemente sobre la Laguna Grande; al escampar, un
hermoso venado llegó a beber en ella. Rastroxo amansó a la Laguna Shimbe,
se bañó en ella, comió la yerba del venado, y corriendo tras el venado que había
visto llegar al abrevadero lo alcanzó y lo mató, de la barriga salió un león que
rugiendo por las montañas desapareció.

Rastroxo fuese entonces a buscar al viento y se encontró con la Madre de


los vientos bien arrebujada en grueso rebozo (1) y le suplicó le dijera donde
quedaban las pampas de Huamaní, las Lagunas Huaringas y el Gran Brujo que
tenía cautiva a la Ñusta de las ruinas, pero ella no le supo dar razón, y así le
contestó:

- Espera que llegue mi hijo el viento que camina de día y de noche y con
su empuje en todas direcciones descuaja de raíz a los árboles y corre alado por
las praderas, cruza las cordilleras, se mete en las quiebras, cuevas, encañadas
e invade los llanos, él debe haber sido citado de todos estos sitios por los
adivinos y por lo tanto él te dirá en donde existen las lagunas y en donde los
brujos hacen sus fintas.

A la hora acostumbrada llegó zumbando el viento, la madre le dijo:


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- Cálmate, hijo, que aquí tiene un huésped que quiere saber de ti en donde
están las lagunas Huaringas de las pampas de Huamaní en las cuales trabaja el
Gran Sinones.

- Sí, conozco las pampas, dijo el viento arrabundo, yo las barro todos los
días, allí hay varias lagunas pero no se como se llaman, en aquel cerro negro,
a las doce de la noche de los días viernes suena una campana cuyos sones llevo
por doquier, y de la LAGUNA NEDGRA que hay ahí pie, sale un León con una
flor de huachuma (2) en la melena, ese es el Gran Sinones y siento que una fuerza
invencible me aleja para que no descubra su secreto. Vea allá, báñate en ella y
toma siete veces la vertú de la Huachuma y la yerba misha–León (3) y podrás
vencer y matar al León–Gente, que deber ser el Gran Sinones que buscas.

- Por siete días Rastroxo se bañó en la LAGUNA NEGRA y bebió las


vertudes de la Huachuma y de la misha –león y el viernes esperó que sonara la
campana y apareciera el león con la flor de la huachuma en la melena.

Esperaba contento sí, porque presentía que ya se acercaba el fin de su


misión, había descubierto ya las lagunas Huaringas de las Pampas de Huamaní,
y de una en una había ido alejando al Gran Sinones hasta confinarlo en la Laguna
Negra.

A las doce de la noche en el cerro Negro se oyeron los sones de la


campaña y de la Laguna Negra o Huaringa salía gallardamente un León con la
flor blanca de la Huachuma en su melena. Rastroxo al verlo invocó la vertú del
Inga, se ciñó la cinta morada e intrépido se arrojó sobre el León que mostrando
su colmillo y desnudando sus zarpas se abalanzaba sobre él, pero Rastroxo
arrebatándole la flor blanca de la huachuma y envolviéndolo con la cinta pudo
vencer al León que, lanzando un bramido, le dijo:

- Mátame a mí, pero no vayas a matar la blanca paloma que está cautiva
en mi corazón, porque has de saber que yo soy el Gran Sinones que vienes
persiguiendo y alejando de las sagradas lagunas Huaringas de estas Pampas de
Huamaní que, por tener la vertú del Inca, son panacea para curar todos los males
y dar todas las suertes, son una altar en donde ofrendan las almas beneficiadas
o curadas por los brujos. Cuando hayas sacado mi corazón y de él la paloma,
báñala primero en la Laguna Palanganas, invocarás al espíritu del inca y
entonces pondrás en su pecho la cinta morada que ella te dio y con la cual has
podido vencerme. Como otra Dalila ella me ha entregado a ti y te ha descubierto
el secreto con habías de vencerme. Me has vencido. Consuma tu triunfo y
mátame.

Rastroxo ahorcó al León con la cinta y sacándole el corazón lo abrió


cuidadosamente libertando a la paloma que en el sueño de jalca vio
columpiándose sobre el espino que se erguía en las ruinas incaicas.
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Hizo Rastroxo lo que se le había ordenado y habiendo bañado a la Paloma


en la Laguna Palanganas e invocando al espíritu del Inca, se transformó en
hermosísima Ñusta.

Y sobre la Pampas de Huamaní y las Lagunas Huaringas:

El sol envió sus rayos de oro.

Y la luna envío sus rayos de plata.

Y los luceros enviaron sus rayos diamantinos.

Y el Arco Iris sus matizados colores.

Y el aguacero sus benéficas y multitudinarias gotas.

Y el viento refrescó con sus suaves auras.

Y allá donde comienza la cuesta y al voltear de la asomada en la casa


apoyada en un peñascal reinó la alegría y el ángel de la felicidad batió sus azules
alas; y las chacras que la circundaban hicieron germinar las simientes nuevas
arrojadas en sus surcos y las Lagunas Huaringas fueron conocidas y se entrega
con ellas leyendas de maravillosas virtudes.

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