Leyenda LAS LAGUNAS HUARINJAS
Leyenda LAS LAGUNAS HUARINJAS
Leyenda LAS LAGUNAS HUARINJAS
aguas son algo cenegosas y los brujos atribúyénles especial virtù (1) para bañar
a las mujeres. La de LOS PATOS y la de POZO CLARO.
Celajes que bañan con similor los peñachos de los cerros al despuntar el
alba y de sombras al declinar el día… ilusiones que nacen por la mañana,
esperanzas que mueren por la tarde.
Arbustos y pajales que tejen de primor las pampas… Obras buenas que
engalanan las almas.
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Alijeros pájaros solitarios que el aire cruzan y dicen sus canciones en sus
alegres trinos… almas que entonan salmos y cánticos de alabanza en la soledad
del mundo.
Vivir allí solos, alejados del humano trato, como alimañas en su guaridas
¡sacrificio y resignación admirables! Como si en el silencio de la jalca corazones
humanos lucharon por desembarazarse de terribles tragedias, o quisieran
endulzar los acibares de la vida, o buscaran el recogimiento y misticismo
cenobita de los anacoretas.
Como la blanca detenida neblina cubría las cordilleras, así las canas de
los años cubrían las cabezas de los ancianos que en tan alejado retiro (3) y
humilde choza vivían; el intenso frío entumecía ya sus nervios y relajabalos para
el trabajo de su chacra que era su madre y su todos el rayo había apagado el
brillo de sus pupilas y ya no alcanzaban a mirar; el trueno había debilitado y
apagado su voz y a penas podía entenderse porque sus oídos estaban ya tardos;
solo el calor del sol mañanero y la lumbre del fogón animaban sus cuerpos; solo
el amor y solicitud del único fruto de sus entrañas les alcanzaba por alquitara el
sustento, consolaba su espíritu y sostenía su vejez.
Y este cholito que Dios les había dado, era el único alivio de su invalidez
y lacería, el único consuelo de ayes, de sus noches tristes y de sus días no muy
alegres, el único que avituallaba las míseras despensas y zurrones, el único
corazón en el cual recostarían su cabeza agonizante y sus piadosas manos,
cerrarían sus ojos.
El oficio de este hijo era cazador, y a la caza dedicaba los días que le
dejaban libres las faenas agrícolas.
Al clarear de los días RASTROXO, que así se llamaba este buen hijo,
echaba sobre sus hombres la aljaba llena de flechas; sobre el pecho terciaba el
arco y recibiendo la bendición de sus ancianos padres, salía al campo en busca
de caza. Su pulso firme y certero no permitía que se perdiera una sola flecha,
regresando siempre con abundantes piezas.
Cuando los zurrones habían pegado buena baja, la sal faltaba en la cocina
o los vestidos ya no admitían un parche más, Rastroxo bajaba al pueblo para
apatronarse con el blanco, y así poder surtirse para adquirir aquellos
menesteres.
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El cholo trabajaba solo en sus chacras y sólo sale a buscar fuera trabajo
remunerado cuando ve consumirse el fruto recogido en sus trojes o tiene que
adquirir nuevos vestidos o necesita para pasar sus fiestas, contentándose con
que le alcance el realito para estas cosas aunque en el hogar llene una vida de
privación, de incomodidad y de miseria. Es abnegado y generoso cuando trabaja
para sus hermanos de raza, pero es muy rogado, mentiroso y reacio cuando lo
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Y así pasaban los meses y los años los vivientes de la humilde chocita de
la jalca solitaria.
Cierto día… Día tristón, día sombrío, día de viento y páramo, día de
neblina cerrada, espesa y baja, día en que la jalca infunde pavor en el alma y
pena en el corazón, porque parece una oquedad de tumba y los rumores
quejidos de muerte, día en que el fuego del hogar no calienta porque la leña está
mojada y no arde, día en que hasta las avecillas buscan sus escondites en los
árboles de las quebradas y las fieras sus guaridas, día en que no hay nada que
meter en el puchero, salió Rastroxo a buscar alimento de cada dìa. Sentía en su
alma esa tristeza y desamparo de la jalca el desaliento de no encontrar quizás
nada que pudiera llevar a sus ancianos padres que como él padecían hambre y
tiritaban de frío.
Y soñaba…
Y soñaba plácidamente.
Silentes y devastadores habían pasado los siglos por ella dejando sus
ingratas huellas.
Y tenía miedo. Porque las ruinas incaicas para el cholo son sagradas e
intangibles; temen acercarse a ellas como si fuera una caja de pandora; temen
que al profanarlas, el espíritu del inca los atraiga o gane y queden encantados o
contaminados con alguna desgracia. ¡Y qué difícil es convencerlos de que no los
empuñará ni el aire, ni el espíritu gentil!.
¡Una chaquira!
¿Será una gota de rocío sobre una flor sagrada en las noches olvidadas,
que se ha cuajado?
¿Fue una colla, una vestal, una ñusta, una pastora, tu feliz dueña?
¿Por qué te he encontrado hoy botada por las breñas?, empeñada por el
barro, hollada por los pies de los viajeros que visitan las ruinas.
¡Chaquira! ¿Serás sólo una? ¿O acaso eres la guía que lleve a descubrir
un tesoro? ¿Por qué cuando vamos a conocer o visitar ruinas llevamos metida
en el alma cierta esperanza ambiciosa de encontrarnos reliquias valiosas,
huacos escondidos, pingües tesoros…?
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Mira que esta paloma estuvo en tus manos en forma de Chaquira, soy una
Ñusta encantada, tú serás mi librador, pues, tú has sido el escogido para romper
los lazos que me tiene aprisionada el GRAN SINONES DE LAS PAMPAS DE
HUAMANÍ, allí están las lagunas sagradas de LAS HUARINGAS, en ellas el que
se baña recibe el espíritu del inca y la virtud de poderse transformar en lo que
quiera. Vete, no te detengas; vete a descubrir estas Pampas y estas lagunas,
báñate en ellas, shinga las hierbas de allí creces y vencerás en cada laguna el
Gran Sinones hasta que por fin le definas (1) en la LAGUNA NEGRA, le sacarás
el corazón y allí me encontrarás tal cual me ves ahora; citarás al espíritu del Inca,
mi Señor, y volveré del encanto y viviré para ti. No temas, toma esta cinta morada
a la que invocarás y pedirás cuanto necesitas, nada ni nadie puede contra ella
¡Vete, y, ay de ti, si no me desencantas!
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El cholo con su estoicismo pasa la vida, sin inquietudes, sin dejarse abatir
por las desgracias, ni la enfermedades, ni la muerte; ni exaltarse por la alegría,
la salud, o la felicidad, es reticente, egoísta y poco comunicativo, especialmente
con los suyos. La noche para el cholo huancabambino es el vuelco de cuanto
tiene en su espíritu y animada vela de comunicación con los suyos. Cuando sale
de sus aledaños y va de viaje, de paseo o a la fiesta, sostiene por las noches
animadas charlas de cuanto sus ojos miraron y sus oídos escucharon de cuanto
está fuera del horizonte de su vida campesina. Ni el sueño cargar sus ojos, ni el
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Por eso, venida la noche, después que la viejecita había apagado los
tizones grandes y enterrado en las cenizas numerosas brasas en las cuales
entibiaría el frío de la noche y prendería el fuego de la madrugada, Rastroxo,
quebrantando ya el primer sueño y entrada la noche con tono patético narró a
sus padres minuciosos detalles todo lo que le había ocurrido en la Jalca, la visión
que había tenido, en encargo que había recibido de desencantar a la Ñusta y
trató de convencer a sus padres para que le dejasen cumplir su destino”, no sea
que le sobreviniese alguna desgracia.
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bella realidad la solución del problema indígena que con tanta razón preocupa a
los estadistas de nuestra patria.
Antes de partir llenó de provisiones los zurrones para que sus padres no
padecieran hambre durante su ausencia y, al rayar de cierto día se despidió de
ellos y se marchó en busca de las LAGUNAS DE LAS PAMPAS DE HUAMANÍ
en las cuales se bañaba el Gran Sinones que tenía encantada la Ñusta.
Caminado que había Rastroxo una jornada, llegó a una gran pampa, era
ya de noche, sintiéndose fatigado y, pensando si aquella pampa sería la de
Huamaní, se quedó dormido. Al amanecer despertole el ruido horrísono de la
tempestad que se desencadenaba no muy lejos del lugar en que había
pernoctado.
- Seguramente, dijo para sí, que ya estoy pisando los términos de las
pampas de Huamaní, el momento de vérmelas con el Gran Sinones ha
llegado y tengo que perseguirle hasta su último reducto en la Laguna
Negra; barrunto que por ahí debe haber alguna laguna, iré al
preguntársele al Relámpago por si acaso ha citado a la mesa del Gran
Sinones para hacer daño a algún mortal o dar muerte a los contarios que
admiran a la bella Ñusta y han sufrido sus desdenes (1).
- Mira, aquí esta la LAGUNA DE LOS RELÁMPAGOS, de ella sale una luz
azulada cuando el Gran Sinones trabaja, síguela, no sea que este se
transforme en luz y no te permita ver a la cautiva Ñusta que lleva consigo.
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Báñate en ella, bebe la yerba que crece en las orillas y cuando esta
tempestad haya cesado y veas el cielo aparecer el Arco Iris, ve y
pregúntale, tal vez él vista con sus bellos colores a la Ñusta.
Rastroxo hizo una jornada hasta donde el Arco Iris descansaba en sus
extremos encontró la LAGUNA DE LOS LUCEROS de amarillentas aguas la
Shulaló primero y bebió la yerba de los luceros y en la narcosis pudo distinguir
la purísima luz que fue a perderse hasta donde el Lucero mañanero estaba;
siguióla y llegó a la mansión de los luceros salpicada de refulgentes diamantes.
Al rayar el día llegó el Lucero de la mañana a quien preguntó le diera razón de
las pampas de Huamaní, de las Lagunas de Huaringas y del Gran Sinones que
tenía aprisionada en el encanto a la hermosa Ñusta incaica.
- En mis plenilunios y en las altas colinas iluminó las otomías (1) de los
maestros chonteros, he escuchado sus imprecaciones, sus gritos, sus
silbos tétricos y he visto sus diferentes transformaciones y tienes que
luchar para vencer al Gran Sinones que tiene encantada a la Ñusta.
- Mis bebidas no son para los hombres, anda y bebe en la laguna del
Cóndor–Huac. Despidióse Rastroxo del Sol y llegó a la Peña Huaca en donde
estaba la LAGUNA DEL CONDOR HUAC, la refrescó con olores, bañándose en
ella, comió luego la yerba del Cóndor y pudo ver a esta ave que desde la orilla
alzaba el vuelo a las alturas, cogióse de la cinta morada y le siguió, lo alcanzó y
lo mató, y al abrirle el pecho salió corriendo un venado.
- Espera que llegue mi hijo el viento que camina de día y de noche y con
su empuje en todas direcciones descuaja de raíz a los árboles y corre alado por
las praderas, cruza las cordilleras, se mete en las quiebras, cuevas, encañadas
e invade los llanos, él debe haber sido citado de todos estos sitios por los
adivinos y por lo tanto él te dirá en donde existen las lagunas y en donde los
brujos hacen sus fintas.
- Cálmate, hijo, que aquí tiene un huésped que quiere saber de ti en donde
están las lagunas Huaringas de las pampas de Huamaní en las cuales trabaja el
Gran Sinones.
- Sí, conozco las pampas, dijo el viento arrabundo, yo las barro todos los
días, allí hay varias lagunas pero no se como se llaman, en aquel cerro negro,
a las doce de la noche de los días viernes suena una campana cuyos sones llevo
por doquier, y de la LAGUNA NEDGRA que hay ahí pie, sale un León con una
flor de huachuma (2) en la melena, ese es el Gran Sinones y siento que una fuerza
invencible me aleja para que no descubra su secreto. Vea allá, báñate en ella y
toma siete veces la vertú de la Huachuma y la yerba misha–León (3) y podrás
vencer y matar al León–Gente, que deber ser el Gran Sinones que buscas.
- Mátame a mí, pero no vayas a matar la blanca paloma que está cautiva
en mi corazón, porque has de saber que yo soy el Gran Sinones que vienes
persiguiendo y alejando de las sagradas lagunas Huaringas de estas Pampas de
Huamaní que, por tener la vertú del Inca, son panacea para curar todos los males
y dar todas las suertes, son una altar en donde ofrendan las almas beneficiadas
o curadas por los brujos. Cuando hayas sacado mi corazón y de él la paloma,
báñala primero en la Laguna Palanganas, invocarás al espíritu del inca y
entonces pondrás en su pecho la cinta morada que ella te dio y con la cual has
podido vencerme. Como otra Dalila ella me ha entregado a ti y te ha descubierto
el secreto con habías de vencerme. Me has vencido. Consuma tu triunfo y
mátame.