Tópicos Literarios - Ejemplos
Tópicos Literarios - Ejemplos
Tópicos Literarios - Ejemplos
Amor postmortem
Amor bonus
Amor ferus
Aura mediocritas
Y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
Del mundo y sus monarquías,
Mientras gobiernan mis días
Mantequillas y pan tierno,
Y las mañanas de invierno
Naranjada y aguardiente,
Y ríase la gente.
Beatus ille
Ténganse su tesoro
los que de un flaco leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
Prof. ª Carmen Amaya Macías Literatura hispánica y su contexto
[email protected] Universidad de Córdoba
Locus amoenus
«Apenas desamarrada
la pobre barca, viajero, del árbol de la ribera,
se canta: no somos nada.
Donde acaba el pobre río la inmensa mar nos espera.»
Y me detuve un momento,
en la tarde, a meditar…
¿Qué es esta gota en el viento
que grita al mar: soy el mar?
En el azul fulguraba
un lucero diamantino.
Calido viento soplaba
alborotando el camino.
Contemptus mundi
VII
[…]
XIX
Theatrum mundo
[…]
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Ubi sunt?
XVII
1
Recuerda, si se te olvida,
que este mundo es poca cosa,
casi nada,
que venimos a la vida
con la sombra de una losa
no pagada.
Los días como conejos
nos llevan en ventolera
al infierno,
su curso nos hace viejos
trocando la primavera
en invierno.
2
El criador, con grande enojo,
cuando en la vida nos mete
y nos suelta,
para no quitarnos ojo
nos manda como un billete
de ida y vuelta.
Nacemos al desayuno,
comemos según vivimos
y cenamos
cuando parece oportuno,
por eso mientras dormimos
descansamos.
3
Nuestras vidas son los sobres
que nos dan por trabajar,
que es el morir;
allí van todos los pobres
para dejarse explotar
y plusvalir;
allí los grandes caudales
nos engañan con halagos
y los chicos,
que explotando son iguales
las suspensiones de pagos
y los ricos.
4
Prof. ª Carmen Amaya Macías Literatura hispánica y su contexto
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5
¿Qué hace ahora pendulero
tan vacío y contrahecho,
sin color,
aquel órgano certero
que se puso tan derecho
en el amor?
¿Qué se hizo Marilyn?
Aquellos Beatles de antaño,
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto sinfín
de galanes que en un año
nos vendieron?
6
Y los tunos, los toreros,
las cantantes de revista
en el olvido;
las folklóricas primero,
el marqués y la corista
¿dónde han ido?
¿Dónde están los generales,
sus medallas y su espada
sin conciencia,
sino esperando mortales
a que les sea dictada
su sentencia?
7
Y el ritmo de los roqueros,
los canutos y la risa
del pasota,
los chorizos tironeros
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8
Todo pasa, es aguanieve
que se deshace en el suelo
silenciosa,
mientras que la vida llueve
y se nos puebla de duelo
cuando acosa,
nos apremia con su mano
y con sus ojos nos niega
torpemente,
el corazón de un hermano,
la presencia de un colega
diferente.
9
Recuerdo que atardecía,
recuerdo que vi su coche
detenerse,
recuerdo la compañía
de sus ojos en la noche,
sin saberse
tras la boca de un gatillo
que esperaba tembloroso
y asesino,
meterse por un pasillo
de aquel corazón dudoso
y su destino.
10
Y recuerdo la culebra
de la vida, fría, inerte
por su cara,
empapado de ginebra,
esperando que la muerte
lo besara.
Se lo llevó con desgana
la canción de una ambulancia
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malherida,
las grúas de la mañana
recogieron su arrogancia,
ya sin vida.
11
Camarada de su gente,
¡qué pantera en el coraje
por nosotros!
¡Qué canalla adolescente!
¡Qué enemigo tan salvaje
con los otros!
Y para el valor, ¡qué fiero!
¡Qué destreza de alimañas!
¡Qué razón!
Para el amor marinero,
gobernando en sus pestañas
la pasión.
12
No dejó ningún tesoro,
dos jeringas en el suelo
sin sentido,
su navaja en deterioro,
su gabán de terciopelo
descosido.
Pero estuvo en la ciudad
y acaudilló los suburbios
con la suerte,
y habló de la libertad
hasta ver los ojos turbios
de la muerte
13
Y porque fue capitán
de camadas y patrullas
sin juicio,
porque ya no nacerán
dos manos como las suyas
para el vicio,
porque jamás nos vendió
y mordimos el anzuelo
de su historia,
aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.
Prof. ª Carmen Amaya Macías Literatura hispánica y su contexto
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Tempus fugit
Captatio benevolentiae
dejar de llenar los deberes que la impuso su débil sexo. Ella fue débil, por demasiado
confiada, pero su gran valor vindicó su honor perdido, protegida de la suerte y amparada
de la prudencia, llegó a colocarse en el alto templo de la fama. He procurado pintarla con
los coloridos propios de su carácter que hace tanto honor al bello sexo. Tal vez habré
bosquejado un retrato sin original, pero me lisonjeo que no faltaran semejanza en muchos
de sus rasgos. Con los demás personajes, expreso sus pasiones sin faltar al decoro de su
clase: el joven Evaristo parecerá demasiado débil y condescendiente a primera vista, pero
examinada su situación cómica se conocerá que su condescendencia es efecto preciso de
las circunstancias y estas no parecerán tan violentas si se atiende a que los
acontecimientos de muchos meses, y aún años, tiene que reducirse al corto periodo de un
día. La interesante Teodora se retrata ella misma: su alma virtuosa la presta el mejor brillo
y debo decir, en honor de mis compatriotas, que, entre nuestras jóvenes señoritas, conozco
muchas que pueden ser copia de tan bello original.
Me parece necesario advertir que este mi primer ensayo solo es una mera distracción de
mis penosas tareas. Mi ocupación, estado y fortuna no me permiten perfeccionarle con
mis cortos conocimientos. No he tenido en él más objeto que adormecer la memoria de
mis pasadas desgracias y minorar las presentes, manifestando al mismo tiempo que las
damas españolas entre las gracias de Venus saben tributar holocaustos a Minerva. Dichosa
yo, si logro que, estimuladas de mi ejemplo, abandonen una de las muchas horas que
pierden sin fruto y traten de emplearla en corregir mi obra con otras más dignas de
atención. ¡Cuánto sería mi placer si llegase a verlas tan amantes de la Literatura, como
son de las modas extranjeras!
Carpe diem
«Soneto CLXVI», Luis de Góngora
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente al lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Prof. ª Carmen Amaya Macías Literatura hispánica y su contexto
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Descriptio puellae
Memento moris