Control de Monitoreo Ambiental 4

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Laissi Sofía Morales Castillo

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Catedra de Monitoreo Ambiental


12.Dispersión de contaminantes en la atmósfera.
Una vez que los contaminantes se emiten a la atmósfera tiene lugar su dispersión, hecho que influye
de forma decisiva en los niveles de inmisión y por tanto en el grado de contaminación a que se ven
sometidos los componentes de la biosfera.
Si se quieren estimar los niveles de inmisión que existirán en un punto concreto, con el objetivo,
entre otros, de mantenerlos por debajo de los establecidos en la legislación, se tendrá que recurrir
a modelos físico-matemáticos de difusión que permitan preverlos. Los modelos de difusión siempre
deben analizar aspectos referentes a las características del/los medio/s emisor/es, del medio
receptor y del medio difusor.
• Medio emisor: deberán considerarse, entre otros, los siguientes factores:
- Tipos de focos emisores: puntuales, lineales, superficiales, etc.
- Datos de emisión, que deben ser representativos, y en caso de duda se debe recurrir a los más
desfavorables. Estos datos pueden obtenerse de lecturas directas de monitores continuos o
discontinuos en chimeneas; de medidas indirectas o bien de medidas teóricas obtenidas a través de
cálculos estequiométricos, factores de emisión, etc.
- Otras variables: temperatura de salida de gas, caudal de emisión, velocidad de salida, etc.
• Medio receptor: es importante considerar las siguientes variables:
- Entorno a estudiar, no hay nada definido, pueden establecerse modelos para radios de cobertura
muy distintos, desde radios inferiores a 7 km a radios más elevados, de decenas de km. En cuanto a
la altura también es preciso tenerla en cuenta, puede oscilar desde una altura pequeña, inferior a 50
m, a alturas de 200 o más metros. La altura y el radio de cobertura a los que se aplica el modelo
están relacionados entre sí.
- Existencia en el entorno de áreas de sensibilidad. Es importante, pues en ocasiones están sometidos
a exigencias de calidad de aire más restrictivas.
• Medio difusor: es decir, la atmósfera a la que se realizan las emisiones, deben estudiarse las
variables que permitan definir la capacidad de dispersión del mismo, así como las que determinan
la trayectoria y ascenso de los penachos, es decir, las características meteorológicas.
12.1. Vientos
Es un parámetro de gran importancia para la difusión de los contaminantes. Existen muchas
clases de viento, y se manifiestan diferencias notables entre los vientos actuantes en las zonas
altas de la atmósfera y los vientos existentes en la zona de la troposfera más próxima a la
superficie terrestre. En las zonas altas se distinguen el viento geostrófico y el de gradiente. Son
modelos teóricos de vientos que actúan con velocidad bastante constante en módulo y dirección.
La dirección del viento también cambia con la altura. Cuando la intensidad es fuerte y no existen
obstáculos importantes en el terreno, la variación de la dirección es despreciable a alturas
inferiores a 100 m, sin embargo, para vientos débiles los cambios de dirección pueden adquirir
importancia. Por tanto, las variaciones de la intensidad y dirección del viento deben ser tenidas
en cuenta cuando se desee aplicar un modelo de dispersión de contaminantes, pues las medidas
hechas sobre la superficie del terreno pueden conducir a errores al tratar de estudiar la difusión
de los contaminantes emitidos por chimeneas.
12.2. Gradiente vertical de temperaturas.
Una de las características más importantes de la atmósfera desde el punto de vista
termodinámico es la variación de la temperatura a medida que se va ascendiendo, es decir, el
gradiente térmico. El máximo grado de estabilidad se alcanza en aquellas capas de la atmósfera
donde la temperatura aumenta con la altura. Los estratos en que se presenta este fenómeno se
denominan inversiones térmicas. Se llama punto de inversión a aquel donde el gradiente vertical
de temperaturas cambia de signo y capa de inversión a la zona comprendida entre dos puntos
de inversión. Las inversiones impiden la difusión vertical de los contaminantes, por lo que,
según sea la altura a la que se encuentre la capa de inversión, pueden producirse situaciones
que conducen a valores de inmisión muy elevados, al estar totalmente impedida la difusión
vertical de los contaminantes y depender ésta, exclusivamente, de la posibilidad de dispersión
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horizontal. Existen diferentes tipos de inversiones, pero las más frecuentes son las conocidas
bajo la denominación de inversión por subsidencia o asentamiento y la inversión por radiación.
La inversión por asentamiento tiene lugar por un descenso lento y un calentamiento adiabático
de una masa de aire sobre una zona de la atmósfera, lo que hace que esta capa de aire actúe
como una gran tapadera que impide la difusión de los contaminantes. Este tipo de inversión se
suele situar en general a cierta altura respecto a la superficie terrestre y puede durar varios días
si la atmósfera es estable.
La inversión por radiación, o inversión nocturna, es un fenómeno ocasionado por la diferencia
de temperatura que tiene la superficie terrestre en las horas diurnas y las nocturnas. Durante las
horas de sol la superficie terrestre recibe calor por conducción y/o radiación, con lo que las
capas de aire situadas junto a ella se calientan y por tanto el gradiente de temperaturas en la
atmósfera es negativo. Por la noche la superficie terrestre emite radiación, con lo que se enfría y
las capas de aire en contacto con la misma se enfrían hasta temperaturas inferiores a las que
tienen otras capas superiores. Este tipo de inversión desaparece al amanecer y comienza un
nuevo ciclo
12.3. Factores Topográficos.
Los dos factores que hemos visto, gradiente vertical de temperaturas y viento, contribuyen
respectivamente a la dispersión de contaminantes en sentido vertical por mecanismos de
convección- y horizontal -por fenómenos de turbulencia. Sin embargo, existen multitud de
factores topográficos que pueden introducir modificaciones notables en los movimientos en
uno y otro sentido. Entre los más notables podemos citar:
- Efecto del mar: la diferente capacidad calorífica de la Tierra y el agua da lugar a un
calentamiento distinto de una y otra. Durante el día, la Tierra se calienta más rápidamente que
el mar, lo que origina que la circulación del viento se produzca desde el mar hacia la Tierra (brisa
marina). Durante la noche la tierra se enfría más rápidamente y el viento circula desde la Tierra
hacia el mar. Por tanto, en zonas costeras es importante determinar estos vientos, pues su
persistencia y su carácter de circulación relativamente cerrado hacen que los contaminantes se
dispersen dentro de un volumen de aire relativamente limitado.
- Montañas y laderas: se produce un efecto similar al de la costa. En las horas centrales del día
la cima de la montaña adquiere una temperatura más elevada que el aire situado a su mismo
nivel, lo que ocasiona un calentamiento del aire en contacto con la montaña, que se eleva, lo
que origina una brisa del valle hacia la montaña. Por la noche, el enfriamiento más rápido de la
montaña será la causa de que la brisa circule en sentido contrario.
- Efectos urbanos: las ciudades originan las llamadas «islas térmicas». Por efecto de las
calefacciones y la circulación de vehículos la temperatura urbana es más elevada que la del
campo de los alrededores, por tanto, el aire asciende en el centro de las ciudades y desciende
sobre las zonas rurales y los suburbios que las rodean.
- Efectos topográficos y de obstáculos: la existencia de cualquier tipo de obstáculo o
simplemente la topografía del terreno, puede inducir turbulencias en las masas de aire. Las
distorsiones del flujo de aire alrededor de los obstáculos pueden ser muy diversas, dependiendo
del ángulo que formen el eje del obstáculo y la dirección del viento. Cuando ambos son paralelos
los efectos son mínimos, mientras que si el ángulo es de 45º se produce la mayor caída del
penacho por obstáculo.

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