Trujillo
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TIRANOS
Diego Carcedo
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Dominio público
Fue entonces cuando irrumpió en la política como vía para encumbrarse. Cuando
finalizó la ocupación y los militares estadounidenses –para quienes había sido un
oficial sumiso– abandonaron el país, el nuevo presidente, Horacio Vázquez, le
nombró jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional. Empezaba a controlar los
más altos estamentos del poder, y participó activamente en el derrocamiento de
su protector.
En 1930, lideró una rebelión armada que obligó al presidente Vázquez a abandonar
el país, mandó asesinar a su colaborador, Virgilio Martínez Reyna, y a su
esposa embarazada y, apenas un año después, el 16 de agosto de 1931, creó el
Partido Dominicano (PD), de ideas y corte fascistas. Tras unos meses de
presidencia interina de su amigo Rafael Estrella, al que apartó del cargo sin
consideraciones, fue elegido presidente.
Un partido propio
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El partido contaba con una emisora propia, la RLTM, las iniciales de los cuatro
principios del régimen: rectitud, libertad, trabajo y moralidad, “casualmente”
coincidentes con las iniciales del nombre completo del sátrapa que se estaba
consolidando. “Casualmente” también, un día se incendió la sede del palacio de
la Justicia, donde estaban archivados los informes policiales de las actividades
del ya Generalísimo durante los años en que se ejercitó en la
delincuencia. Ningún bombero acudió a sofocar el fuego. Mientras tanto, el
gobierno incrementó los sueldos de los funcionarios, sobre todo los de los
militares.
Dominio público
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La paz con Haití duró poco. Eran muchos los emigrantes haitianos que
trabajaban en las comarcas fronterizas dominicanas, donde los salarios y el nivel
de vida eran más altos. Su presencia, además de estimular el odio entre las dos
comunidades, despertaba la animadversión de los obreros dominicanos, porque
los haitianos aceptaban peores condiciones laborales. Trujillo acabó viendo su
presencia como un intento de invasión en respuesta a la anexión de territorios que
había conseguido en las negociaciones fronterizas, y decidió resolver la situación
de manera drástica: ordenando matarlos a todos.
Dominio público
Los estrategas del genocidio se proveyeron de una fórmula sencilla para saber
quién era haitiano. A los sospechosos se les obligaba a pronunciar en voz alta la
palabra perejil, difícil de decir con corrección para hablantes de lengua francesa,
y aún más para haitianos analfabetos, cuya única lengua era el creole.
Una vez más, Trujillo impuso su voluntad ante la debilidad del ejecutivo
haitiano. Accedió a pagar una insignificante compensación de 750.000 dólares,
el equivalente a treinta pesos por muerto. Pero en cuanto los norteamericanos se
apartaron del acuerdo, Trujillo volvió a regatear y la cifra quedó reducida a 525.000
dólares, que nunca se supo quién recibió y administró. Desde luego, los familiares
de las víctimas no.
Trujillo junto a su esposa y, a la izqda. de la imagen, la primera dama de EE.UU.,
Eleanor Roosevelt.
Dominio público
Club de dictadores
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JULIÁN ELLIOT
Dominio público
Máster en represión
Entre los asesinatos que despertaron mayor alboroto internacional, además del
intento frustrado de matar a Betancourt, están los de las tres hermanas Mirabal y
el del político español Jesús Galíndez, secuestrado en Nueva York y trasladado
clandestinamente a Ciudad Trujillo para ser ejecutado.
Emboscado
Alkarrier / CC BY-SA-3.0
Miles de personas desfilaron ante el cadáver del dictador. Tras los funerales de
Estado, celebrados con toda la pompa en la catedral, sus restos fueron
sepultados en la cripta de la iglesia de San Rafael, que había mandado construir
para él y su familia. El país entró en una etapa de enorme confusión.
Los colaboradores más fieles, encabezados por su hijo Ramfis, intentaron sin
éxito controlar el poder. El 19 de noviembre, cinco meses y nueve días después
del magnicidio, la Fuerza Aérea, mandada por el teniente coronel Manuel Durán
Guzmán, se rebeló en Puerto Plata, bombardeó algunos cuarteles y el Ejército se
rindió.