La Introducción Alcances

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La introducción

La introducción tiene como función anticipar el texto que se desarrollará. De


esta manera, se generan expectativas en el lector y se orienta la lectura.

Para esto, se presenta el tema general que se analizará y el aspecto


específico del tema en el que se concentrará ese análisis, es decir, se explicita
qué recorte del tema general se realizará en el contexto del trabajo.

Además, se plantea el problema que circunscribe el tema, esto es, se exponen


los interrogantes que se pretenden responder en el desarrollo del trabajo y que
constituyen temas o enfoques de un tema no abordados o resueltos con
anterioridad.

A su vez, se introduce la respuesta provisoria que se ha encontrado al


interrogante planteado, es decir, se formula la o las hipótesis de lectura que
se intentarán justificar en el desarrollo del ensayo. En este sentido, es
pertinente señalar que en este tipo de ensayos predomina el uso de la tercera
persona como estrategia del enunciador para producir un efecto de objetividad.
No obstante, en los casos en los que el autor explicita la asunción de una
postura en relación con alguna cuestión, suele emplear el denominado
“nosotros de autor”.

Por otro lado, dado que en este género es habitual dar cuenta de lecturas
realizadas, en la introducción se indican las fuentes consultadas o las
teorías que serán objeto de análisis (con frases como “se han considerado los
textos de…”, “se analizan las posturas de…”, “se exponen las
teorías/perspectivas/opiniones de…”) así como los objetivos que se persiguen
en el trabajo (mediante verbos en infinitivo, como “analizar”, “comparar”,
“responder”, etc.).

Asimismo, es usual que en esta parte se explicite el contexto en el que se


lleva a cabo el estudio, es decir, se señale qué lugar puede ocupar este
análisis en el marco del estado actual del conocimiento de la disciplina. Para
ello, se justifica la pertinencia de la puesta en relación de las fuentes o teorías,
su vinculación con el tema general del ensayo y el problema específico que se
aborda.
En la introducción también se anticipan los conceptos que se tendrán en
cuenta en el desarrollo y que constituyen nociones centrales para el abordaje
propuesto. De este modo, se amplía la presentación del tema. Por ejemplo,
se pueden señalar coincidencias entre las teorías abordadas (que pueden
constituir, además, una nueva justificación de la pertinencia de su puesta en
relación) y, también, se pueden anticipar los aspectos en los que estas teorías
pueden confrontarse porque los autores tienen posiciones opuestas frente a
una misma problemática.

Paralelamente, es usual que se explicite la perspectiva teórica de los autores


estudiados –esto es, que se señale en qué tradiciones teóricas se inscriben–,
y que se ubiquen sus teorías en el marco de su contexto de producción, es
decir, que se explique, por ejemplo, con qué otras teorías dialogan, a cuáles se
oponen, o si ciertos acontecimientos políticos e históricos determinan en algún
sentido sus postulados o alcances.

Finalmente, en la introducción también se anticipan los ejes que organizarán


el desarrollo, de modo de señalar al lector la manera en que se ha
estructurado el análisis. Los ejes de análisis suelen ser presentados mediante
expresiones que permiten organizar el discurso, tales como “en primer lugar se
abordará…; en segundo lugar se analizará…”, “por un lado, se compararán... y,
por otro, se indagará…”.

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