MaryorisBaez - Eres Mía© (#1)
MaryorisBaez - Eres Mía© (#1)
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Title Page
Copyright Information
Table of Contents
Summary
Sinopsis
Introducció n
Cap.1
Cap. 2
Adelanto
Cap.3
Cap.4
Cap.5
Cap.6
Cap.7
¡Actualizació n!
Playlist
Cap.8
Cap.9
Adelanto
Cap. 10
Cap.11
Cap. 12
Cap.13
Cap.14
Cap.15
Booktrailer
Cap.16
Cap.17
Cap.18
Cap.19
Cap.20
Cap.21
Cap.22
Cap.23
Cap.24
Cap.25
Cap.26
Ayrton
Cap.27
Omnisciente
Cap.28
Cap.29
Alexander
Cap.30
Cap.31
Especial Kalex
Cap.32
Cap.33
Cap.34
Cap.35
Cap.36
Cap.37
Cap.38
Cap.39
Cap.40
Capítulo final
Epílogo
¿Segunda parte? "Solo mía"
Extra I: ¿Embarazada?
Eres mía© [#1]✔
MaryorisBaez
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This story was first published on October 6th, 2020, and was last updated on September 24th, 2023.
FicLab ID: NmwERSBA/ln98e7r6/d0700E5O
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Sinopsis
Introducció n
Cap.1
Cap. 2
Adelanto
Cap.3
Cap.4
Cap.5
Cap.6
Cap.7
¡Actualizació n!
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Cap.8
Cap.9
Adelanto
Cap. 10
Cap.11
Cap. 12
Cap.13
Cap.14
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Cap.17
Cap.18
Cap.19
Cap.20
Cap.21
Cap.22
Cap.23
Cap.24
Cap.25
Cap.26
Ayrton
Cap.27
Omnisciente
Cap.28
Cap.29
Alexander
Cap.30
Cap.31
Especial Kalex
Cap.32
Cap.33
Cap.34
Cap.35
Cap.36
Cap.37
Cap.38
Cap.39
Cap.40
Capítulo final
Epílogo
¿Segunda parte? "Solo mía"
Extra I: ¿Embarazada?
Summary
Description
Libro I de la trilogía “Mía” [Completo].
¿Qué pasaría si entras a un mundo completamente diferente al que conoces? Donde predomina el caos, la venganza y la
muerte.
¿Una guerra? ¿O acaso el inicio de tu fin y de lo que creías conocer?
Una nueva vida compuesta por un litro de mentiras, una taza de sangre, una pizca de placer y, por ú ltimo, un toque de
engañ os. Todo esto y má s es lo que representa el mundo de Kaela Williams.
¿Podrá ella soportarlo? ¿Será tan fuerte como para aguantar las traiciones y el deseo de poder?
¿Có mo se sentirá al descubrir que estará unida por toda la eternidad a un ser al que pensó que era solo un mito?
“Eres mía, no importa cuá nto huyas… siempre regresará s a mí.”
[BORRADOR] Registro de derecho de autor: 2203070657879 Safe creative. Portada hecha por @glowspeech.
Sinopsis
Es muy difícil encontrarse a dos almas gemelas en una vida, porque la cosa es complicada,
pero es mucho más difícil cuando aparecen a la vez. -Brian Weiss
¿Qué pasaría si entras a un mundo completamente diferente al que conoces? Donde
predomina el caos, la venganza y la muerte.
¿Una guerra? ¿O acaso el inicio de tu fin y de lo que creías conocer?
Una nueva vida compuesta por un litro de mentiras, una taza de sangre, una pizca de placer
y, por ú ltimo, un toque de engañ os. Todo esto y má s es lo que representa el mundo de Kaela
Williams.
¿Podrá ella soportarlo? ¿Será tan fuerte como para aguantar las traiciones y el deseo de
poder?
¿Có mo se sentirá al descubrir que estará unida por toda la eternidad a un ser al que pensó
que era solo un mito?
“Eres mía, no importa cuá nto huyas… siempre regresará s a mí.”
Edit: Para las antiguas lectoras, he cambiado la sinopsis del libro. Con la antigua pensaban
que el protagonista es Alexander cuando la protagonista principal es Kaela.
Hola lobitas/os ¿Qué creen que pasara en esta historia?
Es mi primera novela de hombres lobos espero que le agrade y disfruten mucho.
Besos March.
Introducción
Estoy paralizado. No puedo creer lo que estoy viendo, esto no puede ser cierto.
—A… Alex ¿q-qué tengo? ¿Porqué me siento tan sedienta? Mi garganta arde, como… Como
si necesitará s-sangre —dice temblorosa. En sus ojos ahora rojos puedo ver el miedo que
está sintiendo.
——————
Recorro los pasillos vacíos en busca del aula de medicina general. Odio tener que ser
cambios tan drá sticos en mi vida, pero era necesario para poder dejar mi estú pido pasado
atrá s. Luego de dar algunas vueltas por la universidad encuentro el aula.
Respiro antes de tocar, un hombre con algunas arrugas alrededor de su cara y unos ojos
azules abre la puerta; me mira de arriba abajo y arquea una ceja en mi direcció n.
—Llega tarde, la pró xima vez no entrará a mi clase señ orita Williams — Se hace a un lado y
entro. Todos dejan de hacer lo que estaban haciendo y me miran, bueno esto es incó modo
—. Puede sentarse— hago lo que dice y me siento al lado de una chica que todavía me sigue
mirando.
—Eres nueva, ¿cierto? Porque nunca te había visto por aquí —clavó sus ojos grises en mí.
La clase siguió su curso y no hubo ningú n inconveniente. Cuando se acabó la hora fui a la
otra aula con Emma. Me contó cosas de su vida como que tenía un novio y que siempre ha
vivido en este pueblo.
El día paso tranquilo, con algunas que otra mirada, aunque tranquilo. Siempre estuve con
Emma que me hacía reír con sus ocurrencias, aunque no conocí a su novio.
Todo en este pueblo es muy tranquilo, la vista es hermosa como sacada de una revista con
muchos á rboles y el sonido de los animales, se respira paz justo lo que necesitaba.
Frelighburg era perfecto. Las personas eran amables, aunque un poco raras, tampoco había
muchos ruidos como en la ciudad, tiene muchas montañ as y lagos; es como tener mini
vacaciones.
Mi hogar estaba situado cerca de bosque y era fabuloso porque no tenía vecinos ruidosos.
Cuando llego a mi departamento voy directo a la cocina para prepararme algo de comer.
Saco lo que necesitaré y hago un sá ndwich de jamó n y queso con jugo de manzana.
Alex
—Ya les dije que no irá n a ninguna parte— Le digo a las gemelas.
—No haremos nada malo, es solo una fiesta — respondieron ambas a unísono.
—Una fiesta en la que asistirá n chicos que querrá n má s que conversar con ustedes. — clave
la miranda en los papeles que hay en mi escritorio.
—Pero…
—Briana, Daila cuando doy una orden es para que la cumplan sin peros ¿entendido? —Les
pregunto con frialdad.
—Somos tus hermanas, no uno de tus hombres para que nos des ó rdenes. Solo te
está bamos avisando, no pidiendo permiso —replicó furiosa Daila.
—Yo soy el alfa de esta manada y si digo algo se tiene que cumplir sin réplicas, solo no
quiero que salgan heridas —hablo con mi voz de alfa que es un poco má s gruesa.
—Ya no somos unas niñ as, Alexander. Sabemos cuidarnos sola, ademá s si no quieres que
salgamos solas podemos ir con uno de tus guardias, sin embargo, no nos vamos a quedar
aquí como prisioneras.
—No.
—Deja de ser tan amargado por una jodida vez en tu vida, si sigues así cuando encuentre a
tu mate no te querrá estar cerca de ti —dijo Briana antes de salir del despacho. Dalia solo
negó y también se fue.
Me pase la mano por el pelo frustrado, es cierto que ú ltimamente estoy má s gruñ ó n, pero
no quiero que le pase nada a ningunas. Está el tema de mi mate, llevo buscá ndola má s de
cien añ os en cada una de las manadas del mundo y no la he encontrado. Creo que no soy
digno de la diosa luna para merecer a mi alma gemela.
La puerta se abre, entra mi beta y mejor amigo James el cual trae una cara de confusió n.
—El señ or Banff informo que está n yendo a la universidad, pero no han hecho nada raro.
—No hay que perderlos de vista nunca se sabe lo que está n tramando. Mañ ana iremos para
hablar con Banff.
—Bien. Mañ ana viene el alfa Noah, debido a que tiene algo muy importante que decirte.
—Si lo sé, debe de ser muy importante — asiento dá ndole la razó n —. Bueno, iré a buscar a
Emma, debe de estar esperá ndome.
Me concentro en los papeles que tengo delante, donde se dice de abrir un nuevo hospital.
Pasan los minutos apocadamente sin ninguna interrupció n, adelanto trabajo que tenía
pendiente y los problemas que tenía que resolver. Después de terminar salgo a la sala
donde se abre la entrada de la casa y aparece la despampanante Cleo Dunn.
—Osito te extrañ é tanto —dice lanzá ndose a mis brazos —. No sabes lo difícil que fue pasar
todo este tiempo sin ti —trata de besarme, pero la aparto sutilmente —. ¿Qué pasa, no me
extrañ aste? Porque yo sí.
—Que no te extrañ o— interrumpe Dalia —. A decir verdad ¿Quién te extrañ aría si eres má s
irritante que los mismos vampiros? —pregunta maliciosa, cruzá ndose de brazos al lado
mío así apartado a Cleo de mí.
—Osito, ¿Por qué tu hermana me odia? — dice haciendo un ¿puchero? Creo que sí. —. Si
soy una buena persona y todos me aman — en ese momento se escuchó la estruendosa
carcajada de mi hermana, solté una risa por lo bajo, pero Dalia no paraba de reír, hasta se le
ha salido algunas lá grimas.
—E-eres m… muy graciosa —no paraba de reírse —. ¿Tú buena persona?, ¿Qué todos te
aman? Deberías dedicarte al circo. Nadie me ha hecho reír como tú —me estoy
preocupando le dará algo si sigue riéndose. Cleo la fulmina con la mirada y luego me mira a
mí. Me encojo de hombro.
—No deberías de tratarme así, pronto seré la luna de esta manada y me debes respeto. —
en estos momentos soy yo quien exploto de la risa, Dalia tenía razó n es muy graciosa —.
¿Ahora de qué se ríen?
—Mira Cleo, lo que hubo entre nosotros no fue má s que una simple aventura, eso no
significa que seas o será s la futura luna, ese puesto será de mi mate —le digo totalmente
serio —. Sino es mucha molestia te pido que salgas de mi casa —Ella me mira incrédula,
pero lo digo muy en serio. Solo será mi mate la luna de esta manada y dueñ a de mi corazó n.
Iba a decir algo, pero se quedó callada y nos dio una mirada cargada de furia y se fue.
—¡Dios! ¿Por qué siempre sales con chicas que le faltan un tornillo? — antes de que
respondiera siguió hablando —. Aunque viniendo de ti ya nada me sorprende —arqueo una
ceja en su direcció n —. No me mires así, sabes que es verdad. Cambiando de tema, en una
hora nos vamos Briana y yo e iremos con Thomas.
—No puedo hacer nada ¿cierto? —negó —. Solamente no lleguen muy tarde y no se
despeguen de Thomas —asistió y desapareció de mi vista.
Subí a mi habitació n y entre al bañ o, necesitaba una ducha de agua caliente. Dejo que los
chorros de agua golpeen mi cuerpo suavemente relajá ndome al instante. Pienso en todo y
en nada, en como sería mi mate o si algú n día tendré cachorros y le enseñ aría todo lo que
mi padre me enseñ o para ser un buen alfa. Solo espero que se pueda cumplir.
Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres, pero si la sienten
demasiado, se vuelven bestias.
Kaela
—Y bien, ¿quieres acompañ arme?, Tierra llamando a Kaela —sacudo la cabeza alejando
algunos recuerdos.
—¿Qué decías? —digo un poco confusa.
—Te estaba preguntando si quieres ir al río Pike, mis amigos y yo iremos a pasar el rato.
—No creo que deba ir —le dije distraídamente.
—¡Claro que sí! Tengo dos amigos superguapos y creo que te gustaran —me reí
suavemente Emma es un caso perdido —. Di que sí y no seas aburrida, si no aceptas te haré
cosquillas —Puso cara de cachorro abandonado. Me mordí el labio inferior, no le podía
decir que no a esa cara.
—Está bien.
El profesor Hassler estaba hablando de la evolució n y adaptació n del organismo humano al
medio ambiente. No le prestaba mucha atenció n porque esto es sumamente aburrido,
ademá s hoy me sentía un poco extrañ a como si algo fuera a suceder.
Después de tanto escuchar al profesor sonó el timbre. Emma y yo fuimos las ú ltimas en
salir, nos dirigimos a la cafetería que estaba repleta como siempre supongo.
—Ven te voy a presentar a los chicos —Prá cticamente me arrastro por todo el comedor
hasta llegar a una mesa donde había dos chicas idénticas; cabello negro azabache, ojos
cafés oscuro, se ven que son altas y esbeltas, labios ligeramente rosados y largas pestañ as.
Son hermosa y será difícil diferencial cuá l es cuá l. Al lado de una de las gemelas hay un
chico con unos tentadores labios rojos, ojos negros, alto y fuerte, nariz perfilada y su
cabello rubio.
El otro chico sentando en la mesa es meno fuerte que el anterior, con un tatuaje en su brazo
izquierdo, tiene el pelo de color verde, un piercing en su labio inferior que lo hace ver sexy,
los ojos marró n claro y alto. Todos son altos menos yo —. Chicos ella es Kaela, Kaela ellos
son: Trevor —dice señ alando al rubio —él es Chad, ellas son las gemelas Briana y Daila.
Los chicos fueron muy agradables y bromistas, especialmente las gemelas, aunque todavía
no sabía quién era cada una. Todos siempre han vivido en este pueblo y se conoce desde
que eran niñ os. Hablaron de las travesuras que Briana y Dalia le hacían a sus padres y
hermano mayor. Nunca me había reído tanto, una vez su hermano no quería jugar con ellas
y como venganza cuando estaba durmiendo le llenaron la cama de hormigas.
La hora de almuerzo se acabó y cada uno se dirigió a su clase correspondida. A Emma y a
mí nos tocaba anatomía I, que era mi clase favorita hasta ahora.
Las ú ltimas horas pasaron bastante rá pidas. Ya todos nos está bamos dirigiendo hacia el
bosque donde todo estaba silencioso, salvo por el sonido de los animales y de nuestra
pisada. Iba detrá s con Chad que ha permanecido callado todo el camino. Me he dado cuenta
de que es un poco tímido y no le gustan mucho las personas.
—¿Falta mucho? —pregunté a nadie en particular. Todos me miraron —.¿Qué? No me
gusta caminar.
Creo que era Briana quien se rio y dijo: —No, ya llegamos —contesto señ alando a su
derecha y ¡Wao! Esto parece el paraíso, es sumamente precioso. En estos momentos tengo
cara de idiota sin duda alguna, pero no tengo palabras —. Asimismo está bamos nosotros
cuando conocimos este lugar por primera vez.
Todos nos quitamos la ropa hasta quedar en sostén y bragas, los chicos en bó xer.
—Bonito tatuaje —menciona Chad, mirando mis piernas donde tenía tatuado una flor de
lotto. Le regaló una sonrisa pícara antes de lanzarme al agua.
Este lugar es fantá stico, creo que me enamoré. Ademá s los chicos son geniales y muy
divertidos, especialmente Chad, con su mirada entre tímida y coqueta.
La tarde ha sido muy divertida. Tuvimos una guerra de agua, los chicos contra nosotras;
obviamente ganamos. Está bamos recostados esperando secarnos, mientras hablo con Chad.
—Entonces ¿Por qué te mudaste a este pueblo? —inquiere él mirá ndome fijamente.
—Necesita un cambio de aire.
—Un cambio muy grande que hay desde Australia a Canadá .
—Cuando hacemos algo es mejor hacerlo a lo grande o no hacer nada —bromeo, a lo que él
carcajea.
—Sí, tienes razó n. ¿Puedo ver mejor tu tatuaje? —asiento y me aproximo má s a él.
Su mano acaricia suavemente las líneas de mi tatuaje, como si pensara que podría
lastimarme si hace un mal movimiento.
—¿Qué significado tiene? —vuelve hacer otra pregunta. Creo que es muy curioso. Antes de
poder contestarle es apartado bruscamente de mí.
Levanto la mirada para ver lo que está sucediendo. Me encuentro con la mirada de un
hombre con los ojos ¿dorados? Sí, son dorados y tiene a Chad cogido por el cuello. Todos
nos quedamos callados y sorprendidos.
—Aléjate de mí mujer. Ella es mía —le gruñ e como si fuera un animal.
Espera… ¿¡Qué demonios!?
Alex
—¿De qué quieres hablar alfa Noah? —inquiero seriamente, ya que es raro que venga a mi
manada, al menos si hay algú n problema.
—Quiero hablar de mi mate —alzo una ceja en su direcció n —. Ya la encontré —sigue
hablando.
—No estaba enterado. Felicidades —digo —. Pero ¿Qué tiene eso que ver conmigo?
—Porque mi mate es Daila y pienso llevá rmela a mi manada lo má s pronto posible.
—¿Hace cuá nto tiempo lo sabes? —hablo entre dientes.
—Unos dos meses. Ambos estamos de acuerdo para que vaya a vivir a mi manada —En
estos momentos siento deseo de matarlo.
—Entonces… ¿Todo este tiempo me han estado ocultando esto y tú viéndote a escondidas
con mi pequeñ a hermana, bajo mis propias narices y ningunos de los dos me dijo nada? —
cuestiono con furia acercá ndome a él.
—Sé que estuvo mal, pero… —no lo dejo terminar cuando impacto mi puñ o a su mandíbula.
—Daila no irá a ninguna parte. -sentencio mirá ndolo.
—Mira Alex, no vine a pedirte permiso, solo te vine avisar que ella se irá conmigo. Es mi
luna, y como tal tiene que estar conmigo, te guste o no —zanjó para marcharse dando un
portazo.
—¡Maldita sea! —gruñ í.
Este día no puede ser peor. Los malditos chupas sangre está n cerca de nuestro territorio y
no sabemos lo que pueden estar tramando.
La cita con el señ or Banff no fue de mucha ayuda, solo que los vampiros ingresaron a la
universidad. Para empeorar todo, mi lobo Matt ha estado muy inquieto hoy.
—¡Hey, Alex! —James viene con una sonrisa que abarca todo su rostro. No contestó y me
dejó caer en unos de los muebles —. Vamos a ir al río Pike. Emma nos invitó .
—No estoy de humor para salir James.
—¡Claro que si! En cinco minutos nos vamos.
—Ya te dije, no iré.
“Cinco minutos más tarde”
—No sé como mierda me convenciste —Le digo por medio de nuestro enlace.
—Tengo mis trucos.
Seguimos corriendo en nuestra forma lobuna para llegar má s rá pido al río. Mientras má s
nos acercamos un olor a chocolate y fresas se intensifica.
—¿Hueles eso? —cuestiono.
—¿El qué? —dice confundido.
—Nada, olvídalo.
Cuando llegamos el olor es mucho má s intenso. Me transformó en mi forma humana y
busco un cambio de ropa detrá s de unos á rboles.
Ese olor es muy… Adictivo.
—¡Mate! Es nuestra mate —dice eufó rico Matt. Yo estoy sorprendido.
—¿Por qué demonios te quedas parado? Muévete idiota —gruñ e.
Mis pies se mueve rá pidamente. Veo a mis hermanas recostadas hablando con Emma y
Trevor. Un poco má s lejos está una hermosa chica. El olor proviene de ella, es mi mate.
Todo se torna rojo cuando el chico Chad está tocando a mi luna. Mi mujer.
Aléjalo de ella, es nuestra.
Lo mataré.
No tengo idea de como llegué tan rá pido, sin embargo, ya estoy separando a Chad de ella.
Todos se quedan callados y sorprendidos. En estos momentos Matt tiene el control.
—Aléjate de Mi mujer. Ella es mía —gruñ o apretando mi agarre en su cuello.
———————
Hola chicas/os.
¿Qué tal les pareció Alex?
Pueden seguirme en mi Instagram: march_libros para estar informados de la novela.
Si desean alguna dedicatoria, déjelo en los comentarios.
Y si les gustó el capítulo no olviden votar y comentar.
Los quiere March.
Adelanto
Como dice el título esto es un pequeño adelanto de lo que sucederá en el capítulo tres. Espero
que les guste.
—Tú —da un paso hacia mi —eres —otro paso —mi mujer —sus fuertes brazos envuelven
mi cintura posesivamente. Mmm es calentito… Digo, trato de alejarme —. É l, ni ningú n otro
hombre te puede tocar, porque lo mataré —sentencia y hunde su cabeza en mi cuello.
Frunzo el ceñ o.
—¿Alfa? ¡Me importa mierda! Só lo bajame, esto es un puto secuestro —digo pataleando,
pero al imbécil parece no afectarle en lo má s mínimo.
—Por má s que trates de correr, nunca escapará s de las garras del lobo.
——————
¡Hola gente hermosa! Les traje este adelanto para agradecerles que cada día son más
personitas leyendo esta novela.
¿Les gustó el adelanto? Si es así voten y comenté que le pareció.
¡Hola gente hermosa! Espero que este capítulo les guste, si es así deja tu voto y
comentario.
Los quiere March.
Cap.4
Alex
—Por má s que trates de correr, nunca escaparas de las garras del lobo —su cuerpo se tensa
cuando escucha lo que digo.
Paso mis brazos alrededor de su cintura y la ayudo a levantar, pego su cuerpo al mío
sintiendo su calor; trata de alejarse, pero no la dejo.
—Por favor —suplica —. Déjame ir, te juro que no te denunciaré, pero déjame ir.
—No —Poso mi mano en su mejilla donde tiene algunos raspones. Matt gruñ e, no le gusta
ver a nuestra luna lastimada —. Te estuve esperando por mucho tiempo y no te dejaré. Eres
mía, mi alma gemela, mi luna y no podría vivir sin ti.
—¿Có mo puedes decir eso? —habla entre dientes —. Esto es un puto secuestro. Ademá s,
tengo novio y lo amo.
Aprieto mis manos en puñ o, mi lobo quiere tomar el control y buscar a ese hombre para
matarlo. Estoy furioso porque ella no puede amar a otro hombre que no sea yo. Estampo
mis labios con los suyos, en un beso furioso y arrasador, gimo sobre su boca y sé que será
mi perdició n y su cuerpo mi delirio.
Trato de unir mi lengua con la suya, pero no me lo permite. De manera delicada muerdo su
labio y lo jalo suavemente haciendo que suerte un jadeo, donde aprovecho para unir
nuestras lenguas.
La acorralo en unos de los á rboles cercanos y sigo besá ndola como si no hubiera mañ ana,
me responde de la misma manera; fuerte y salvaje. Nos separamos en busca de aire, sus
labios está n rojos e hinchados. Su mirada oscurecida por el deseo, hace palpitar mi
miembro dentro de mis pantalones, haciéndolo incó modo casi doloroso.
Dirijo mi cabeza a su cuello, donde muy pronto estará mi marca. Comienzo a repartir
hú medos besos por su garganta y clavícula. Los gemidos de mi luna son suaves y delicados,
provocando que Matt y yo nos excitemos má s.
—Oh, D-dios Alex —gime. Lamo y mordisqueo su cuello haciéndola estremecer de placer.
Paseo mi mano por su cintura hasta llegar a la curva de su trasero —. D-debemos parar
tengo novio.
—Te haré olvidarlo si es necesario, pero tú eres mía —vuelvo a unir nuestros labios en un
beso má s delicado, saboreá ndola.
Me aparto de ella cuando escucho unos pasos cerca, agudizo mis oídos para escuchar
mejor.
Miro a mi alrededor y detengo mi vista en un punto fijo. Cubro con mi cuerpo a Kaela
cuando veo acercarse al chupa sangre.
—¿Qué pasa?
—Haz silencio —le digo con la vista fija en el vampiro —. ¿Qué haces en mi territorio? —
pregunto con mi tono alfa.
—Tranquilo lobito —levanta la mano en señ al de paz —. Solo estaba caminando y me salí
de mi territorio.
—¡Ya sé! Esta débil humana es tu mate —no respondo, vuelve a sonreír dejando sus
colmillos a la vista —. Esto va a ser divertido —dice antes de abalanzarse hacia mí, al
mismo tiempo de que Matt toma el control de mi cuerpo convirtiéndose en un gran lobo
negro. Escucho el jadeo de horror de mi mate.
El vampiro trata de llegar a mi luna, pero me abalanzo sobre él, cayendo ambos al suelo.
Intenta morder mi cuello, pero lo esquivo con agilidad y logrando morder unas de sus
piernas.
Aprovecha la pequeñ a ventaja para agarrar a mi mujer, quien comienza a removerse entre
sus brazos.
—Deja de moverte si no quieres morir —gruñ o mostrando mis grandes dientes y él sonríe.
Mi mate no hace caso y sigue intentando soltarse. Aprieta su agarre haciendo que gima de
dolor.
Lo mataré.
Antes de que pueda llegar hacia ellos la maldita sanguijuela tira a mi luna por los aires,
provocando que se golpeara su cabeza con unos de los á rboles.
Ambos nos golpeamos con furia, llevamos varios minutos en esto, y es hora de acabar con
él. En unos de su mal movimiento hundo mis garras en su estó mago, aunque sé qué esto no
es suficiente y arranco su cabeza.
¡Sorpresa gente hermosa! Subí este capítulo porque los quiero, además el anterior
era muy corto. Aunque este tampoco es largo.
Me remuevo y trato de abrir los ojos, fallando en el proceso. Vuelvo a intentarlo y esta vez
si lo logro, parpadeo un par de veces para acostumbrarme a la poca luz de la habitació n.
Me siento en la cama donde estoy y llevo mi mano a mi cabeza, cuando toca esa á rea siento
un vendaje alrededor de ella; duele a horrores, como si me hubieran dado martillazos. Mi
cuerpo no está mejor, tengo algunos rasguñ os y partes moradas, si mi cabeza duele a
horrores mi cuerpo ni se diga. Miro mi entorno confundida, no sé dó nde estoy.
No, no y no. Eso que vi no puede ser cierto, todo ha sido producto de mi imaginació n. Sí, eso
es.
Todos los recuerdos llegan a mí rá pidamente, desde que conocí a Alex hasta que llego ese
vampiro y él transformá ndose en un gran lobo negro.
—¡Ahg! Esto no puede ser real —escondo mi rostro entre mis manos. Respiro profundo;
tengo que encontrar la manera de salir de aquí.
Caigo en cuenta de que ú nicamente estoy usando una camisa de hombre y unos bó xers.
Dios, juro que mataré a ese hijo de puta. Una cosa es verme en ropa interior, pero otra muy
diferente que me viera desnuda.
Cállate.
Me levanto de manera rá pida causando que me maree y caiga al piso. Vaya mierda.
El sonido de una puerta abrirse hace que dirija mi mirada a ese punto, encontrá ndome a un
Alex recién duchado.
Jesú s, María y José. Este hombre esta má s que bueno, creo que no me importaría estar
secuestrada por él.
Gotas de agua se deslizan por su torso marcado hasta perderse en una pequeñ a toalla que
lo cubre.
Eres la única persona que estando secuestrada tiene esos pensamientos con la persona que la
secuestro y es un lobo.
Su mirada se posa en mí, frunce el ceñ o con preocupació n cuando ve que estoy tirada en el
piso y se apresura a llegar a mí.
—¿Qué paso?, ¿Te encuentras bien? —No me deja responde cuando ya estoy nuevamente
en la cama.
—¿Acaso ve que estoy bien? —interpelo sarcá stica —. Porque si estar bien significa estar
secuestrada por un sexy hombre con problema de lobo y que un luná tico vampiro casi me
maté, estoy má s que bien. Gracias por preguntar —termino cruzá ndome de brazos.
—¿Soy sexy? —cuestiona con una pequeñ a sonrisa. Ruedo los ojos y no respondo —. Te
queda muy bien mi camisa —me da la espalda y comienza a buscar algo en las gavetas de la
mesita de noche.
—Eres…—me callo cuando deja caer su toalla quedando a la vista su trasero bien formado.
Que trasero por Dios, me alegro el día.
—¡Eres un maldito hijo de perra! —arquea una ceja en mi direcció n —.¿Có mo te atreves a
desnudarme mientras estaba inconsciente? Y no solo eso, también a secuestrarme, poner
mi vida en peligro y para finalizar convertirte en un lobo —farfullo frustrada.
¿Por fin te acuerda de que estás secuestrada? Porque hace unos momentos no lo parecía.
—Eres mía —su tono es frío —. Y no vi que pusieras mucha resistencia —a este yo lo mato.
Estiro mi brazo para agarrar una lá mpara de la mesita de noche y se la lanzo. Le pasa cerca
de su cara antes de estrellarse en la pared.
—¡Está s loca mujer! —Me mira furioso, pero no me importa. É l fue quien me trajo aquí,
ahora que se aguante.
—Ja, ya yo estoy enojada —expreso antes de lanzarle un reloj, que esta vez si llego a su
destino.
Se acerca lentamente a mí, tenía ese aire a peligro que te advierte alejarte, pero no iba a
retroceder. Que se joda.
—Voy a ponerte sobre mis rodillas y azotaré ese lindo culito hasta dejarlo rojo, para que
aprendas a portarte bien —no hay espacio que nos separe, su respiració n se mezcla con la
mía y su palabra promete mucho.
—No soy una niñ a ni un perro al que puedas domesticar —zanje mirá ndolo fijamente. No
va a intimidarme con sus palabras.
—No — mordisqué mi cuello, jadeo —. Aquí pronto estará mi marca —¿marca? Vuelvo a
empujarlo y nada.
Se separa un poco de mí, solo lo suficiente para que en un rá pido movimiento este sobre
sus rodillas.
—Oh sí, claro que lo haré y disfrutaré de hacerlo —sube la camisa que traigo puesta e
intenta de bajarme el bó xer. Peleo con él para que no logre su cometido, pero de nada sirve
y termina rompiendo el bó xer dejando mi trasero a su merced.
Ya no sé cuanto azote ha dejado en mi trasero, solo sé que debe de estar muy rojo.
Cada una de sus nalgadas fueron má s fuerte que la anterior, pero sin llegar a hacerme dañ o.
Al contrario, me está excitando. Sí, definitivamente estoy loca.
———————
Capítulo dedicado a TanInsa15 espero que te guste.
No existe mejor regalo que aprovechar cada instante de tu vida con una sonrisa.
Vuelve
A decirme lo de siempre
Vuelve
Tarareo una canció n en españ ol mientras me pongo un short de mezclilla y una blusa
holgada. Alex me ha dicho que lo acompañ ara al entrenamiento de la manada, acepte ya
que quería salir de estas cuatros paredes.
Se me hace difícil dar con la sala, pues esta casa es grande, aunque acogedora. Tiene
grandes ventanales que dan una hermosa vista al bosque y sus alrededores. ¡Al fin pude
llegar a la sala! Alex esta allí parado dá ndome la espalda, pero no esta solo. Una chica
bastante bonita y alta está con él. Es pelirroja, sus rasgos delicados con unos intensos ojos
verdes y una buena figura. Todo está bien hasta ahí ¿cierto? Lo que me molesta es con la
confianza que esta tocando a mi Alex.
—Osito ¿Quién es esta humana? Y… ¿Por qué esta en nuestra casa? —todo lo bonito que
tiene se fue a la mierda con su tono chilló n y su forma arrogante.
Pongo una sonrisa de lo mas falsa. Rodeo la cintura de Alex con una de mis manos para
aproximarme má s a él.
—Yo soy Kaela la mate de Alex y luna de esta manada. ¿Tú quien eres?, Nadie me ha
hablado nunca de ti, ni que eras la dueñ a de esta casa, o que vives aquí —aprieta
ligeramente la mandíbula y deja salir una pequeñ a risita.
—Eres una tonta. Alguien como tú —me señ ala —, una humana frá gil, no puede ser la mate
ni la luna de alguien como mi osito —antes de que continú e, Alex que no había dicho nada
hasta ahora la interrumpe.
—Cleo, por nada del mundo aceptare que les hables así a mi mujer, ni a tu luna.
—Despreocú pate amor—lo miro con una sonrisa —. Deja que diga lo que piensa. ¿Qué má s
quieres decir cariñ o?
—El necesita a una mujer, alguien fuerte que pueda velar por esta manada, no a una niñ a
humana como tú .
—Bueno, esa es tu opinió n de mí, no puedo decir lo contrario. Aunque, para serte sincera,
no me importa. Pero te dejare claro algo —doy un paso hacia ella —. Te vuelves a acercar a
esta casa o ha Alex y te aseguro que no me importara lo fuerte que seas, porque pateare tu
estú pido trasero —termino de decir fríamente. Ella me mira con odio, pero no será la
primera ni la ultima en hacerlo —. En este instante te irá s de esta casa, no eres bienvenida.
—¿Ya nos vamos? —inquirí volteando sobre mis talones. Alexander tiene una gran sonrisa
en su rostro. —¿Por qué esa sonrisa?
—Te ves caliente —frunzo el ceñ o confundida —. Así toda celosa, defendiendo lo que es
tuyo.
Abro los ojos como platos al ver todo este lugar. Es impresió nate. Parece una cuidad, un
poco mas pequeñ a y con menos personas. Tiene grandes pinos y muchas montañ as, todo se
siente como un sueñ o; se respira paz y armonía. Hay parejas caminando, niñ os jugando,
otros trabajando o simplemente hablando.
—¿Te gusta?
—Sabía que te gustaría —asiento mirando todo con emoció n —. Esta es mi manada. Bueno,
ahora es nuestra.
Le regalo una tímida sonrisa y sigo viendo todo con atenció n. Algunas personas hacen una
pequeñ a reverencia por donde pasamos y otros solo me miran con curiosidad.
—¿Qué? ¿Por qué? Esto es el paraíso. —Se para abruptamente y me mira con el ceñ o
fruncido.
—Al ú nico hombre que tienes que ver como si quisieras comértelo, es a mí, no a ello. Yo soy
tuyo no ellos. —habla con frialdad. Le doy una sonrisa pícara.
—Y ¿Quién dice que no te veo así? —me pongo de puntillas para dejar un beso en su
barbilla, ya que no alcanzo su boca —. Pero, eso no significa que sea ciega y no disfrute de
la vista —frunce má s el ceñ o y me mira molesto —. Te saldrá arrugas si sigues frunciendo
el ceñ o —hablo divertida. Antes de que pueda decir algo, se acerca un chico muy guapo;
debe de tener algunos dieciocho añ os y lo mejor, viene sin camiseta.
Pobre Alex. ¿Qué hicieras si las chicas vieran a Alex como tu ves a todos los chicos?
¿Nada? ¿Segura?
—Alfa, lo está bamos esperando —hace una reverencia y me mira —. Luna. Es un gusto al
fin conocerla —me cae bien este chico.
—El gusto es mío —escucho el gruñ ido de parte de Alex. Sonrió para mis adentros, es un
celoso.
—¡Pó nganse una camiseta! —habla con voz profunda y mas ronca. Los chicos lo miran
confundido y las chicas con una sonrisa divertida —¡Ahora!, Su luna está aquí —ellos
comienzan a buscar alguna camiseta y ponérselas. El chico también se va, supongo que para
ponerse algo. Es una lá stima.
—No veras a otro hombre así —deja un beso en mi frente —. Para eso me tienes a mi —no
dice nada mas y se saca su polera.
¡Santa virgen de los abdominales con chocolate! Creo que mis bragas han quedado
inundadas.
—Eso lo sé.
—¡Kaela! —un chillido y un cuerpo impacta con el mío. Estuve a punto de caer al suelo sino
fuera por Alex. —¡Oh, Dios! Lo siento —se disculpa Emma.
—No te preocupes. Se que no puedes vivir sin mi —bromeo haciéndolo reír a todos —.
Hola, James.
—Hola, luna. Veo que ya está n juntos.
—Ella solo tenia que admitir que esta loca por mi —lo fulmino con la mirada.
—¡Oye! Eso no es cierto. Al contrario, tu eres el que está loco por mí.
—Por lo menos yo no lo niego —ruedo los ojos. Aunque es cierto lo que dijo.
—¿Sabes que Alex le ordeno a los chicos que se pusieran camisetas para entrena? —le
pregunto a Emma cambiando de tema.
—¿En serio? —asiento —pero si es genial la vista —sonrió . Ambas tenemos el mismo
pensamiento. No obstante, ellos no. Gruñ en y nos miran mal.
Antes de que digan algo Emma vuelve hablar —Dejen de ser tan celosos. Somos sus
mujeres, pero no ciegas. —Habla encogiéndose de hombros —. Ahora, me llevare a Kaela a
dar un paseo, tenemos que hablar cosas de chicas.
—¿Quieres que ella siga viendo a todos estos dioses griegos? —lo interrumpe mirá ndolo
maliciosamente. Aprietos mis labios en una línea intentando retener una carcajada.
—No, pero…
—Perfecto. No se diga má s, nos vamos. Adió s, cariñ o. —Prá cticamente me arrastra hasta la
salida, pero Alex toma mi brazo, deteniéndome.
Deja un suave beso en mis labios. —No trates de escapar ¿sí? —me mira de manera fija.
—Te prometí que no lo haría. No te preocupes —hago que se encorve un poco para poder
besarlo una vez má s. En medio de nuestro beso escuchamos un carraspeo.
—¡Por Dios! Ya tenemos que irnos Kaela —Alex me vuelve a besar y luego me suelta.
—Deja de ser tan molesta, Emma. James creo que debe darle má s acció n a tu mujer, para
ver si se le quita el mal humor —James solo se echa a reír, pero se calla abruptamente
cuando ve la mirada de Emma.
—Pulgoso.
—Bien, creo que ya nos tenemos que marchar Emma —no dejo que responda y ahora soy
yo quien la arrastra a la salida —. ¿A dó nde iremos? —pregunto una vez que salimos del
lugar.
Tenía razó n. ¡Me encanta! Si antes estaba impresionada, esto me deja sin palabras.
Hay muchos niñ os jugando con sus padres, todo parecían muy felices. En cada parte había
muchas flores y á rboles. Una linda fuente con algunos peces. Es ¡fantasbuloso!
Toda la paz del lugar se vio interrumpida por una estruendosa alarma y el caos se armó .
—¿Qué está pasando? —inquiero preocupada. La gente comienza a agarrar a sus hijos para
correr y unos grandes hombres, dan ordenes que no entiendo.
A las tres primeras personas que comenten les dedicare el siguiente capitulo.
Antes que todo les quiero pedir una disculpa por no haber actualizado antes. Pero se
presentaron algunos problemas como que se me perdió el cuaderno donde escribo (ya lo
encontré) y la laptop se dañ o, pero me compraron un celular así que el domingo de la
semana de arriba actualizaré.
No actualizo este domingo porque no tengo tiempo ya que entre al infierno, perdó n la
escuela.
Una cosa má s. Les quería preguntar algo y quiero que sean sinceros ¿mi historia se parece a
Crepú sculo? Lo pregunto porque mi profesor de Guió n (estudio cine y fotografía) nos
mandó hacer una idea para un guió n y escribí la idea de esta novela. ¿Y saben lo que me
dijo? Que está historia se parece a Crepú sculo. Yo quedé como ¡WTF! No creo que se
parezca en nada, hasta la estaba releyendo para ver si es verdad y no se parecen.
Me muevo de un lado a otro nerviosa y preocupada, escucho los gritos que me ponen los
pelos de punta. Estoy encerrada en un refugio donde hay niñ os, mujeres y algunos
hombres. No puedo parar de caminar de un lado a otro, y creo que estoy poniendo nerviosa
a todas estas personas, pero estoy preocupada por Alex, no quiero que nada le pase.
—Kaela, tienes que tranquilizarte, todo estará bien —pronunció Emma deteniendo mis
pasos.
—No puedo. ¿Y si uno de esos vampiros le hacen algo o lo lastiman? —mi voz denota
temor.
—Es el alfa, no le pasara nada. No es la primera ni la ú ltima vez que los enfrenta. —Eso no
me tranquiliza para nada. Una mujer con una pequeñ a bebé en brazos se nos acerca.
Se que ella tiene razó n, pero no puedo detener este sentimiento de preocupació n.
—Muchas gracias…
—Dalila.
—Gracias Dalila esto me tranquiliza mucho —Mentí. Esto no me tranquiliza para nada.
Puede que se cierto, pero no me quedare de brazos cruzados sin hacer nada.
Miro todo mi entorno buscando una posible salida, pero no hay nada má s que algunos
alimentos y grandes cajas, ni siquiera hay ventanas.
No tengo ninguna forma de salir y me estoy poniendo má s nerviosa. Paso mi mano por mi
cabello frustrada, asustada y ¡oh, Dios! Caigo al suelo ante un intenso dolor en mi abdomen,
esto arde mucho.
—¿Qué tienes? ¿Te encuentras bien?— cuestiona preocupada no respondo no puedo hablar
y me cuesta respirar— Ayú denme a levantarla— dos hombres me levantan de forma
delicada y me ponen encima de algunas cajas.
—M… me duele el abdomen— levanto mi camiseta para ver si tengo algo, pero no tengo
nada.
Una lagrima cae en mi mejilla, me la quito bruscamente; Con má s razó n debo salir de aquí.
ALEX
Diosa luna dame paciencia con Kaela, porque si no me saldrá n canas verdes.
¿Solamente canas verdes? Parece que tendremos que azotar ese lindo culito para que no
vuelva a ver otro hombre.
Corto la conexió n con Matt y comienzo a entrenar cosa que no dura mucho. La alarma
suena por toda la manada indicando que los vampiros está n atacando.
—No me importa quiero que este a salvo. Ella también es una humana, no puede hacer mucho
contra esos vampiros— gruñe furioso.
—Prepá rense para luchar, parece que tenemos visita— hablo con mi voz de alfa— James
¿Hablaste con Emma?
Todos nos transformamos y nos dirigimos directo a la pelea. Los vampiros que nos atacan
son nuestros peores enemigos; El clan Hell.
Los recuerdos inundaron mi mente y solo tengo deseo de una cosa acabar con ellos. Mato a
todo asqueroso chupa sangre que se cruza en mi camino sin tener piedad, como una vez
ellos no la tuvieron.
Dejo salir un aullido de dolor, cuando siento una pulsada en mi abdomen. ¡Mierda! Es un
arma de plata. De un rá pido movimiento golpeo al vampiro alejá ndolo de mí. Me mira y se
ríe cínicamente.
—Por eso mi padre acabo tan rá pido con los tuyos. Son unos débiles.
—¿Sabes por qué estamos aquí?— esquivo otro golpe— Por Kaela— me paralizo por un
momento que él aprovecha para enterrarme un cuchillo de plata donde estaba la primera
herida— Ella es mi…— es interrumpido por un grito.
—Mataré a todo aquel que se atreva a ponerle una mano a mi luna. Comenzando por este
vampiro.
Mi herida va cerrando con mas lentitud a causa de la plata y sé que Kaela pudo sentir mi
dolor.
—¿Está s seguro?— ríe y mira a mi luna—Mi padre siempre habla de ti, eres su adoració n y
estará feliz de tenerte nuevamente a su lado.
—Me gusta tu actitud, nos iremos, pero volveremos por ti Kaela— cuando dice eso mi
paciencia se agota. Me abalanzo sobre él dejá ndolo debajo mío y sin escapatoria estoy a
punto de acabar su vida dice.
—Si lo haces tu hermana Briana sufrirá — sonríe sarcá sticamente— Es mi tua cantante
¿Muy iró nico cierto, cuñ ado?— entierro mis garras en su abdomen lo suficiente para
provocarle dolor, pero no para matarlo por má s que quiera acabar con el no puedo. Me
alejo dejá ndolo libre sonríe y se va con los vampiros que sobrevivieron.
KAELA
—Lo siento— murmura contra mi cabello— só lo no quiero que te suceda algo. Hace poco te
encontré y ya quieren separarte de mi lado.
—No, pueden lastimarte. Se que eres fuerte pero no dejare que nadie vuelva a hacerte
dañ o.
—Lo sé, y lo siento, pero te quiero y no deseo que nada te pase— habla con cariñ o.
—Si— sigue hablando antes de que lo pueda interrumpir—. Se que es poco tiempo, pero lo
siento desde la primera vez que te vi— no se que decir, estoy literalmente muda. Me sonríe
y acaricia mi mejilla con ternura, su toque me provoca tantos sentimientos que siento que
nada de esto puede ser real. — Te quiero, Kaela Williams.
¿Por qué estaran buscando a Kaela y por qué el vampiro dice que ella es su reina?
“Reír nos hizo invencibles. No como lo que siempre ganan, sino como aquellos que no se
rinden.”
Narrador omnisciente.
—¡¿Por qué demonios no la trajiste?! Acaso no sabe que dentro de poco despertara su lado
vampiro y lobuno —gritó furioso. Padre e hijo se miraba, la tensió n era palpable en el
ambiente. Sabía que era un peligro que ella estuviera en esa manada donde estaba su mate,
ya que si ese lobo la marcaba todo se complicaría.
—¡¿Qué todo se complicó ?! —volvió a gritar escolarizado —. Tendrías que haber matado a
ese pulgoso, así como yo mate a sus padres, eres un inú til —Liam miró a su padre con furia,
para él la ú nica que ha existido siempre ha sido Kaela.
—Por si no te has dado cuenta, es el mate de Kaela y si lo matamos ella sufrirá , ademá s su
hermana es mi tua cantante. —le dice serio.
—Hay que resolver este problema lo antes posible, y traer a Kaela antes de que los Boutlyn
se entere de que está viva.
(POV. Briana)
—¡Ahg! ¿Por qué tiene que ser un vampiro? —grito frustrada. La diosa luna me odia.
—Pero no lo quiero como alma gemela, odio a los vampiros y su padre mató a mis padres.
¿Cómo espera que lo acepte sin mas?
—Aunque si tiene la culpa de lo que hizo hoy. Algunas personas de esta manada murieron por
su culpa.
—Creo que bien, supongo. —Lo escucho suspirar y caminar conmigo abrazada a el hasta un
mueble de mi habitació n.
—Pero ¿Cuá l? —me separo de el para mirarlo a los ojos —La ú nica solució n que encuentro
es rechazarlo, sin embargo es la persona hecha para mí, y no sé si podría rechazarlo. Odio a
todos los vampiros, aunque estoy confundida con él.
Me quedo en silencio, desde el día que los vampiros del clan The Hell mataron a nuestros
padres, el odio y la sed de venganza se hicieron má s fuerte.
Cierro los ojos y trato de relajarme entre los brazos de mi hermano. No pasa mucho tiempo
cuando caigo entre los brazos de Morfeo.
Alex
Hoy tenía una pequeñ a sorpresa para Kaela, se que para ella es difícil y quiero que se sienta
bien conmigo y con la manada. En la tarde, mientras está bamos paseando por la manada
mande a dos de mis hombres a que fueran por la pertenecías de mi luna y la instalaran en la
que sería nuestra habitació n. También ya había hablado con el director de la universidad,
donde le había informado que por algunos inconvenientes mi luna no asistió , pero que lo
haría mañ ana sin falta, aunque ahora con la nueva amenaza no se si sea una buena idea.
Pero haré todo lo posible para que ella fuera feliz, só lo le pondré algunos guardias para que
este bien protegida.
Llego hasta la cocina donde esta mi luna perdida en sus pensamientos. Me quedo un
momento parado, ella es realmente bella. Tiene esos ojos grises como una tormenta, una
nariz pequeñ a, esa boca rosada que me encanta. Su cabello es una mezcla de marró n claro y
oscuro, es de estatura media, aunque al nosotros ser má s altos de lo normal la hacen ver
como un gnomo de jardín. Su cuerpo tiene curvas donde debería tener, sin embargo, nada
exagerado.
—¡Eres un idiota! —me da un golpe en el pecho —. Me asú state —vuelvo a reír y dejo un
beso en su nariz fruncida y otro en la comisura de su boca.
—Lo siento, pero te notaba muy concentrada y quise hacerlo. —Rueda los ojos.
—Te odio.
—Yo te quiero. —Le digo con una pequeñ a sonrisa a lo que se sonroja —. Bueno, ven, te
quiero mostrar algo que prepare para ti.
—Oh, ¿Qué es? —sus ojos brillan de curiosidad. No respondo y la arrastro conmigo hasta el
patio trasero.
Todo está decorado con pequeñ as luces, hay una pantalla y un proyector al igual que en el
cine, el suelo esta cubierto por una gruesa manta y cojines a su alrededor. También mucha
comida ya que ella ama comer.
—¿Qué si me gusta? ¡Me encanta! —se abalanza sobre mí con emoció n, hago que rodee mis
caderas con sus piernas —. Gracias, en serio me fascina todo esto. — No me deja contestar
y une nuestras bocas.
Amo besarla. Nuestras lenguas y boca se buscan con frenesí y desespero; nunca obtendré
suficiente de ella.
Sus manos se enredan en mi cabello y tira de ellos para separar nuestros labios, suelto un
jadeo cuando sus besos se dirigen a mi cuello, reparte besos y succiona con delicadeza.
—C-creo q… que deberíamos parar, si no quieres montar nuestra propia película. —Mi voz
suena má s ronca de lo normal y se que mi lobo quiere tomar el control.
Hace un puchero separá ndose un poco de mí. —Me gustaría crear nuestra propia película
—dice con una sonrisa pícara.
¡Demonios!, Kaela acabara conmigo. Esta vez soy yo quien une nuestra boca, acaricio su
lengua con la mía y la hago sentir mi dureza. Ella gime y se mueve contra mí, creando un
delicioso placer.
—S… si no d-deseas que te marque, es mejor que parar ya, no tengo mucho autocontrol en
estos momentos. —hablo con la respiració n entrecortada.
—¿Qué es la marca?
—Y-yo bueno, la marca es una mordida que le hace el hombre a la mujer y si ella también
es licá ntropa marca a su mate, esto hace que tenga el olor de tu pareja para que ninguna
otra persona toque a tu mate. Sin embargo, la marca es la unió n entre esas dos personas,
cuando estas unido a otro puedes sentir sus emociones, su deseo de no estar separada de
esa persona aumenta, y también su relació n se hace má s fuerte. —termino diciendo. Dejo
un beso en su frente; su cara demuestra toda la confusió n que esta sintiendo.
—Esta bien. Ahora vamos a ver la película y a comer, muero de hambre. —Una carcajada
resuena desde mi garganta, creo que ya me estoy enamorando de ella.
———————————-Lean la nota♡
¡Hola hermosuras!
Espero que la hayan pasado super bien.
Alex me ha demostrado que soy importante para él, no obstante tengo miedo de que todo
sea una mentira al igual que lo fue mi relació n con Ryan.
Cuando le entregas a alguien tu confianza y cada parte de tu alma para luego ver que todo
siempre fue una mentira, te sientes tan dolida, frustrada y decepcionada que no vuelves
hacer la misma de siempre.
Así me sentí cuando él me dejo, pero lo que en realidad me destruyó por completo fue
perder lo má s bonito que he podido tener en esta vida.
[…]
—Hoy Alex te presentará a la manada como su luna, ¡qué emoció n! —dice eufó rica Briana.
Emma só lo me mira con una pequeñ a sonrisa.
En la semana estaré actualizando sin falta. Y ¿que les parece crear un grupo de
WhatApp? Así podrán saber más cosas de la novela como pequeños spoiler y
conocernos mejor.
Capítulo dedicado a mi pendeja y hermana de otra madre, por siempre apoyarme Scarlet
Ventura.
A todas mis lectoras por siempre estar ahí y también dá ndome á nimo de seguir con sus
comentarios. ¡Ya somo 15.6k de lectura!
Kaela
Mi cita con Alex fue sublime, a pesar de todo lo ocurrido durante el día. Se que hice bien en
darle una oportunidad.
É l me ha demostrado que soy importante para él, no obstante tengo miedo de que todo sea
una mentira al igual que lo fue mi relació n con Ryan.
Antes pensaba que las personas que sufrían por amor eran estú pidas, porque vamos ¿llorar
por un imbécil que no vale la pena?, Pero lo entendí. Cuando le entregas a alguien tu
confianza y cada parte de tu alma para luego ver que todo siempre fue una mentira, te
sientes tan dolida, frustrada y decepcionada que no vuelves hacer la misma de siempre.
Así me sentí cuando él me dejo, pero lo que en realidad me destruyó por completo fue
perder lo má s bonito que he podido tener en esta vida.
Los recuerdos me golpean con fuerza, siento que estoy en aquel día en el que médico me
dio la peor noticia de mi vida. Lo siento, no pudimos hacer nada por su bebé. Nunca había
sentido un dolor tan desgarrador como ese, mi mundo se hizo pedazos y después todo fue
oscuridad.
—¡Kaela! —Entran con una gran sonrisa Emma y Briana, pero se les borran cuando me ven.
—¿Por qué estas llorando? —Inquiere Emma acercá ndose a mi. Frunzo el ceñ o, no me di
cuenta de que estaba llorando. Paso mi mano por mis mejillas quitá ndome las lá grimas.
—Ah, era que estaba recordando una historia —digo con una mueca—. Pero ¿para qué me
buscan? —cambio de tema. La sonrisa de ambas vuelve a parecer en sus rostros.
—Hoy Alex te presentará a la manada como su luna. ¡Que emoció n! —dice eufó rica Briana.
Emma só lo me mira con una pequeñ a sonrisa.
—¡¿Qué?! —me levanto bruscamente de la cama —¿Se ha vuelto loco? —no dejo que
respondan y salgo de la habitació n dejá ndolas con la palabra en la boca.
Entro a su despacho, pero no se encuentra ahí. En cambio hay un chico con un montó n de
papeles, cuando este siente mi mirada levanta la vista de los documentos y me mira. ¡Santo
Dios! ¿Aquí no hay nadie feo?
—Así que tu eres Kaela, nuestra luna —arqueo una ceja en su direcció n; nunca lo había
visto —. Yo soy Samuel, Delta de esta manada. Un gusto. —Se levanta del mueble y extiende
una mano hacia mí, se la cojo devolviéndole el saludo.
—Está viendo los dañ os de algunas casas con el equipo de construcció n luna. —Antes de
que pueda responder aparecen nuevamente Emma y Briana.
—¿Por qué saliste de esa forma? Tenemos que arreglarte para la ceremonia. —Emma me
toma del brazo pero me zafo de su agarre.
—No habrá ceremonia —digo con firmeza. Los tres me miran con la boca abierta.
—Les estaba informando que no habrá ninguna ceremonia. —Lo miro fijamente, sus ojos
pasan de manera breve a dorados y vuelven a su color habitual.
—Déjenme a solas con ella —habla con frialdad y sin ninguna emoció n, sus ojos no se
apartan de los míos en ningú n momento. Los chicos nos miran a ambos nerviosos pero sin
moverse de su sitio —¡Largo! —Su tono de voz y sus ojos está n dorados. Se que ahora Matt
tiene el control. Ellos no dicen nada y salen del despacho. É l cierra la puerta de un portazo y
se acerca a grandes zancada.
Joder con el pulgoso, se ve sexy así todo furioso.
—Repite lo que dijiste —Su respiració n choca con la mía. Doy un paso hacia atrá s para
mirarlo mejor.
—No habrá ninguna ceremonia. —Si él piensa que va a intimidarme está muy equivocado.
—De la misma manera que se te ocurrió a ti presentarme a tu manada sin decirme nada —
cierra los ojos un momento y cuando los vuelve abrir es Alex quien tiene el control.
—Pensé que todo iba bien entre nosotros —pasó su mano por su cabello y se alejó unos
pasos de mi —. Por eso lo hice, no pensaba que harías un drama.
—¿Un drama? —le cuestiono —¿Piensas que esto es un drama? Se supone que está bamos
intentá ndolo Alex, en una relació n se consulta las cosas antes de tomar una decisió n que
implica a la otra persona. ¿Sabes porqué reacciono de esta forma? Porque en tu mundo está
ceremonia significa un matrimonio y no deseo casarme contigo —aprieta tanto la
mandíbula que temo a que se la rompa — ¿Y sabes porqué me molesta? —no dice nada y
continuo —Porque no es la primera vez que lo haces, primero me secuestras ya que soy tu
mate y tengo que dejar la vida a la que estaba acostumbrada. Y ahora esto. ¿Qué será lo
pró ximo? —ambos nos quedamos en silencio, su cuerpo está tenso y me miran con una
frialdad que me hiela la sangre.
—Tienes razó n, te dejaré libre. Puede continuar con tu vida, pero mis hombres te estará n
vigilando hasta que se resuelva todo el asunto con los vampiros, no quiero que te pase
nada. —Lo dice en tono seco. La verdad no se que decir. A pesar de eso sus ojos se ven tan
tristes y derrotados.
—Vete Kaela. —Lo miro y veo como una lá grima se desliza por su mejilla y a esa le siguen
otras. Cierro los ojos, por un momento me hubiese gustado no haber dicho lo que dije pero
esta hecho. Dejo salir un suspiro de tristeza para después irme.
Estas semanas fueron una mierda, Alex cumplió con su palabra de dejarme libre y que sus
hombres me cuidaran. Regrese a mi pequeñ a casa y también a la Universidad, él se había
encargado de hablar con el director para que pudiera regresar.
En la Universidad todo ocurría lo má s normal que fuera posible, tenía que adelantar un
montó n de proyectos y hacer unos cuantos exá menes. Por otro lado só lo hablaba con
Emma y Chad. Briana que también iba a la uni ni me dirigía la palabra. El primer día en que
fui me dijo que nunca me perdonaría lo que le hice a Alex. Trevor só lo me saludaba cuando
me cruzaba con él por los pasillos.
Podía sentir la tristeza de Alex lo que me hacía sentir mal, resultó que me gustaba má s de lo
que pensaba.
Trabajaba en una pequeñ a tienda que estaba a unos quince minutos de mi hogar. La pareja
que eran sueñ os de la tienda eran muy cariñ osos y amables con todo el mundo. Me hacían
desear tener unos padres como ellos.
Ú ltimamente tenía unos sueñ os con una mujer igual a mi, pero a su alrededor se sentía un
aura muy oscura al igual que sus ojos. Por extrañ o que parezca esa mujer me hacía sentir
una sensació n familiar. Aunque lo que me causaba terror eran unas bestias, la tenían sujeta
y llenas de sangre. Los ojos de ellos eran igual de negros a de la mujer, ellos me miraban mi
cuerpo sabía que estaba en peligro, querían acercarse pero la extrañ a mujer no lo dejaba.
Escuchaba sus gritos diciéndome que me fuera, que corriera lejos y no me dejara atrapar. Y
siempre cuando do estaba a punto de despertar escuchaba un suave susurro diciendo que
la verdadera yo estaba a punto de despertar.
Luego de escuchar esas palabras despertaba empapada de sudor y con una extrañ a
sensació n de que algo estaba a punto de suceder.
——————————
¡Hola hermosuras! Espero que se encuentren bien con todo esto que está pasando
con el coronavirus y no salgan de casa.
Les quiere
March.
Cap.11
El dolor y terror que refleja su mirada me llena de satisfacció n. Ver como la vida se le va de
manera lenta y dolorosa, sus gritos llenos de sú plicas es mú sica para mis oídos.
—Ustedes los humanos son tan patéticos y frá giles. —Hundo mas mis garras en su frá gil
cuello; se retuerce de dolor a causa del veneno de mis uñ as. Es fá cil acabar con una vida —.
Pronto acabará tu sufrimiento.
—N-no, no me m… mates por favor. —Su sú plica hace que sonría. Quiere luchar, pero sus
intentos son en vano. Aproximo mi rostro a centímetros de su cara dejando que vea mi
verdadera apariencia, ese ser que es parte de mí. Se paraliza y un grito desgarrador sale de
su garganta; lo ahogo con mis labios, robá ndole su ú ltimo aliento con el aterrador beso de
la muerte.
Ese beso con el que los boutlyn podemos robar las almas de nuestras víctimas para
permitir una apariencia hermosa y sensual, donde atraemos a los humanos a una trampa
mortal.
Miro por ú ltima vez al cadá ver del humano y escapo del hotel sin que nadie me vea.
La oscuridad del bosque me envuelve, es una noche tranquila excepto para aquellos que
está n siendo cazados.
Observo mi muñ eca donde tengo una marca. Es una serpiente enredada a una estrella.
Tiene una leve luz y quema un poco, esto só lo significa una cosa; encontré a mi merakt.
Repaso mi alrededor hasta detenerme en él. Se está alimentando de un humano, aunque se
detiene cuando siente mi presencia. Sus ojos rojos me observaban con fascinació n, su boca
manchada de sangre, los colmillos relucen en la oscuridad.
En sus ojos puede ver que me reconoce como su otra mitad. Tira el cuerpo unos
centímetros lejos de él, se va acercando a pasos lentos. Estoy un poco aturdida, siempre
pensé que mi merakt sería un boutlyn ya que mi especie no se involucra con otra especie;
resultaría muy peligroso que descubran má s acerca de nosotros.
Llego al bosque Saremich donde vivimos el resto de los boutlyn. Con cada paso que doy no
puedo evitar pensar en ese vampiro, es raro. Los boutlyn no podemos sentir nada por nadie
a excepció n de nuestra alma gemela e hijos.
Mi corazó n nunca a latido por nadie, soy despiadada y me encanta. Disfruto provocando
dolor y asesinando, sin embargo es raro sentir una conexió n por otra persona.
—Querida Eider, esa no es la manera de hablarle a tu futuro esposo. —Se burla acariciando
mi mejilla.
—En tus asquerosos sueñ os me casaré contigo. —Hablo sin ninguna emoció n en mi voz.
—Só lo te diré algo Lyon, si te atreves a volver a tocarme, hablarme o tan siquiera respirar
cerca de mí, te destruiré como a una simple rata —Una sonrisa cínica se dibuja en mi rostro
—. Si quieres vivir, es mejor que no vuelvas a aparecer cerca de mi presencia. He matado a
muchas gentes a lo largo de mi vida y una má s en mi lista no hará la diferencia, querido.
—Yo te destruiré, juro que lo haré y gozaré muchísimo cuando te mate —borro mi sonrisa
y me pongo seria.
Me mira una ú ltima vez y se va dando un portazo. Disfrutaré mucho cuando lo mate; será
mas pronto de lo que cree.
Soy la pesadilla de muchos y también seré la de él.
Actualidad.
—Tenemos que estar preparados. Quiero la frontera bien protegida, pon a los gammas mas
fuerte y á giles. En los puntos claves tiene que haber grupo de treinta guerreros, también en
la central donde siempre está n los cachorros y la familia. Hay que estar protegidos para
cualquier cosa —miro a mi beta y delta —. Los guardias que protegen a mi luna deben de
estar muy al tanto de ella, no quiero que nada le suceda.
—Varios rumores circulan sobre los boutlyn, alfa. Dicen que quieren algo, pero no sabemos
si es cierto o falso; hace muchísimo añ os que no escuchamos de ellos —anunció Samuel —.
Las manadas vecina igual se encuentran inquietas, esas criaturas son peligrosas.
—Si eso es cierto, debemos reforzar mejor la manada y entrenar duro; no deseo que a
nuestra gente le pase algo —suspiro frustrado, todo se complica —. En unos días debo ir
ante el rey, convocó a todos los alfas. Debe de haber un problema grande para convocar a
todos los alfas.
—Otro problema es nuestra luna —comenta James —. Algunas personas preguntan que
por qué no se encuentra en la manada o si le ha pasado algo.
Llevo algunas semanas sin comunicació n sin Kaela, excepto la informació n que me llega sus
guardias. Matt y yo no encontramos desbastados. El alfa que vive en mi desea buscar a su
mujer, pero tengo que respetar su decisió n. Tener una luna es estabilidad, sin ella la
manada es mas venerable, aunque deseo que ella este conmigo por voluntad propia.
Todo se complica, luego de ese ataque hay algunos vampiros merodeando cerca de la
universidad y de la manada. Para complicar má s las cosas, no sabemos qué tan cierto sea lo
de esos boutlyn.
—¿Acaso no puedo darte cariñ o sin querer nada a cambio? —arqueo una ceja —Se que te
encuentras mal por lo de Kaela.
—Pero es injusto, te hace sufrir a ti y también está poniendo en riesgo a la manada. —Se
queja cruzá ndose de brazos.
—Ella no estaba siendo muy feliz conmigo, Bria. No deseo que me odie o guarde rencor por
prohibirle hacer su vida.
—¿Y quién se preocupa de tu felicidad? —inquiere molesta —Odio verte sufrir, aunque no
lo diga. Kaela pudo hablar contigo antes de hacer su drama y ella misma se pone en riesgo.
—Cuando quieres a alguien, tratas de hacerla feliz, pero sino está funcionando es mejor
darle su espacio, aunque te duela.
—Así como tú no deseas que nadie me lastime, yo tampoco deseo que te lastimen —Vuelve
a abrazarme.
——————
¡Hola hermosuras! Espero que el capítulo le haya gustado. Si es así, voten y
comenten.
“La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad.” —Alicia en el país de las
maravillas.
¡Maldita sea! Sino me mata un vampiro, me matará el estrés. Estoy dando lo mejor de mí, en
serio lo hago, pero todos los trabajos de la universidad, pagar el alquiler junto a lo que
como o tengo que comprar para una materia y trabajar; esta acabando conmigo.
No te recuerdo cuando fue la ú ltima vez que dormí bien. Los sueñ os con esa mujer me
atormentaban cada noche sin descanso, sentir el dolor de Alex me lastimaba y añ adiéndole
todo el estrés de la universidad me agota.
Chad y Emma eran mi mejor compañ ía. Me ayudaban a ponerme al día con los trabajos y
Chad hasta cocinaba para nosotras. Soy un asco en la cocina, lo ú nico que se hacer bien son
mis sá ndwiches.
—Llego lo mejor de ti vida, nena —Chad se sienta a mi lado y deja un sonoro beso en mi
mejilla.
É l es un chico que siempre vive alegre, es muy optimista y quizá s este un poco loco, pero
como dice el sombrero loco… las mejores personas lo está n.
—Lo mejor de mi vida es el helado —bromeo, aunque concentrada en el ensayo que escribo
sobre la anatomía patoló gica.
—Voy hacer como que no escuche eso —comentó haciéndose el ofendido. Rodé los ojos,
suele ser muy dramá tico cuando quiere —. Só lo venía a invitarte a una fiesta está noche —
paro de escribir y lo observo fijamente —¿Qué? Tienes que salir un poco mas. Ademá s hoy
no tienes que trabajar.
—Vamos, desde que llegaste al pueblo ¿has salido de fiesta? —No respondo, él tiene razó n
—. Es solamente una noche —insiste.
Varios chicos me saludan con respeto, saben que soy la luna de Alexander. Los guardias que
me puso siempre permanecen a mi lado; es un poco incó modo, pero sino quiero ser comida
de unos vampiros que van detrá s de mi cabeza, es mejor tener a los guardias cerca.
Mi cuerpo choca con otra cuerpo y los libros junto a unas carpetas caen al suelo.
Cierro los ojos un momento; tomo una bobada de aire para no mandar al diablo a esa
persona. Recojo mis carpetas y libros rá pidamente, cuando me levanto hay dos chicos
observá ndome como idiotas. Uno es de tez oscura, ojos negros, alto y delgado; aunque no
tanto. El otro es un poco má s claro que el anterior, tienen los mismos ojos negros , pero a
diferencia del chico previo este es mas musculoso.
—¿Qué? ¿Só lo saben estar parados con idiotas? —No puedo evitar preguntar. Ellos
embozan una sonrisa ladeada.
—Así que tú eres Kaela. —menciona el musculoso. Lo miro rara, la verdad es que nunca lo
he visto.
—¿Ustedes son?…
—Oh, que bien. Adió s —me alejo de manera rá pida de ellos. No sé qué es, pero tengo una
rara sensació n. Algo dentro de mi decía que ese par de ojos negros traerían problema; era
mejor mantener distancia.
—Humana —Es lo primero que dice cuando llega a mí —. Me enteré que mi osito te saco de
la manada, sabía que no serías suficiente para él —dice con arrogancia.
—¿Quieres una medalla por eso? —cuestiono —No tengo tiempo para tus dramas, Cleo —
Paso a su lado para irme, sin embargo toma mi brazo deteniéndome. Mis guardias se
acercan, pero los detengo —. Suéltame, no quiero que se me peguen tus pulgas —aprieta mi
brazo furiosa y luego lo suelta sonriendo.
—¿Sabes? Mi osito es una bestia en la cama, dudo que te extrañ e teniéndome a mí —me
mira triunfante cuando ve que me tenso. La maldita sabe donde atacar —. Ademá s, ¿quién
estaría con una débil e inú til humana? Y no só lo eso; una que es drogadicta, huérfana,
asesina y que tuvo un bastardo con otro hombre —la menció n de mi bebé hace que se me
corte la respiració n ¿có mo supo eso? Fuerzo una sonrisa, no le daré el gusto de verme
afectada por lo que dijo.
—Te contaré algo, Cleo —La miro directamente a los ojos —. Soy muy buena por la buena,
pero muy mala por la mala —Su mirada dice aquello que sus labios no pronuncia, me odia
—Puedes acabar muerta como aquel chico que asesine, si te acerca a mí nuevamente no
dudes en que acabaré contigo —digo fríamente antes de seguir mi camino.
Deseo gritar de frustració n, no me siento bien. El pasado siempre asecha nuestros pasos
para jodernos en el momento menos indicado.
No, no. ¡Maldició n! Inhala estrés, respira paz. Inhala estrés, respira paz…
No puedo permitir que esto me afecte, la vida es una perra, pero yo lo puedo ser má s.
Con Emma nos estamos arreglando para la fiesta, que hasta ahora no sé dó nde es.
Ella se ve hermosa, tiene un vestido corto negro ceñ ido a sus curvas junto a unos tacones a
juego. Si cabello rizo enmarca su rostro al igual que un maquillaje de noche.
Yo tengo un vestido plateado con brillo, tiene un poco de escote en la parte delantera y la
espalda descubierta; combinado con unos tacones negros. Mi cabello está recogido y lo que
má s destaca son mis labios pintados de un rojo intenso.
Trae puesto una camisa negra que se moldea a su cuerpo y unos jeans del mismo color.
Nos montamos en el coche de Chad, en unos pocos minutos llegamos a nuestro destino. Es
una cabañ a grande, hay personas a los alrededores bebiendo, bailando y prá cticamente
follando.
La mú sica se escucha por cada rincó n de la cabañ a. Sonrío, me gustan las fiestas. Sobre todo
si la canciones dan deseo de bailar.
Los arrastro conmigo a la pista de baile. Suena una canció n en españ ol, creo que es mala
santa. Nos movemos al ritmo de la mú sica al igual que las otras gente.
—No soy ni mala ni santa, trá eme alcohol pa’ que se moje la garganta —canto bailá ndole.
Unas cuantas canciones después nos dirigimos a la barra de bebida, entre risa.
—… Entonces me dice: No quiero que vayas a esa fiesta y yo le respondo: ¡Vete al diablo! —
Estallamos a carcajada con la anécdota de Emma.
—¿Deseas bailar? —me susurra Chad en el oído para que pueda escucharlo.
Cojo la mano de él y nos adentramos a la pista de baile. Se escucha una mú sica lenta. Los
brazo de Chad se posan en mi cintura, pongo mi mano alrededor de su cuello a fin de
movernos lentamente en la pista.
Me mira de manera intensa, sus ojos se ven má s oscuros. Ninguno dice nada, pero su
mirada dice mucho. Si atenció n se desvía a mi boca y se acerca quedando a centímetros de
esta, se relame los labios y estuvo a punto de unirnos en un beso, sino hubiese sido que gire
el rostro en el ú ltimo momento, dirigiendo su beso a mi mejilla.
—Só lo somos amigos, Chad. —Le digo antes de alejarme de él.
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No puedo creer que Chad intentará besarme, pensaba que só lo me veía como una amiga.
¿Acaso eres estú pida? Se nota que nunca te vio como una amiga.
Antes de que pueda hacer otra cosa, siento unos brazos rodearme; por un momento me
tenso, pero me relajo cuando escucho la voz de Alex.
—Aquí está s —Sitú a su cabeza en mi hombro —. Eres una irresponsable ¿sabías? —Sigue
hablá ndome. Su voz sale calmada, ronca y seductora —Los vampiros te buscan, tú por otra
parte vienes a una fiesta donde te pueden hacer dañ o…
—Y como si fuera poco, otro hombre estuvo a punto de besarte —Continú a ignorando lo
que dije.
Me gira haciéndome quedar a él. Un pequeñ o suspiro sale de mi boca, sus ojos se encuentra
dorados e impregnado de furia. Todo el ruido de nuestro alrededor desaparece, nadie mas
existe, só lo él y yo.
—Lo mataré por atreverse a tocar a mi luna -me mira fijamente —. No es la primera vez
que lo hace, y no habrá una tercera —habla de manera fría y calmada; todo lo contrario a
los que sus ojos dicen.
—A-alex…
—Matt. Soy yo quien tiene el control -pongo la mano en su pecho tratando de alejarme, sin
embargo, es una misió n imposible.
—No puedes hacer eso, Matt -Sonríe de lado y se que lo haría. Me aprieta má s contra su
cuerpo, su aroma me embriaga y deseo perderme en el.
—Claro que puedo, soy el alfa -dice con arrogancia. En un parpadeo estoy sobre sus
hombros como un saco de patatas.
—¡Bá jame en este jodido instante, Matt! -Hace caso omiso a mi petició n y se abre paso
entre la gente. Algunos nos miran y otros siguen en lo suyo -. Estú pido perro -farfullo
enojada -Tengo que buscar a Emma, no la puedo dejar aquí -menciono cuando me deja en el
asiento del copiloto de su auto.
—James la llevará a la manada -Es lo ú nico que dice cuando entra al carro.
—¿A dó nde me llevas? -inquiero con el ceñ o fruncido -. Por aquí no es mi casa -me mira un
momento y vuelve su atenció n a la carretera, ignorá ndome.
Unas de las cosas que má s odio es ser ignorada, eso es tan irritante.
Lo ignoro y abro la puerta de coche. Cuando ve lo que estoy haciendo detiene el auto de un
brusco movimiento, lo que causa que casi salga expulsada del automó vil.
—¡¿Qué demonio tienes en la cabeza?! -grita furioso -¡Estas loca! Pudo sucederle algo,
¡maldició n! -golpea el volante y sus ojos dorados me observan entre molesto y preocupado.
—Abrocha el maldito cinturó n y cierra la puerta -dice entre dientes, sus manos aprietan tan
fuerte el volante que sus nudillos está n blancos.
—Te hice una jodida pregunta y no has respondido. Si piensas que por ser tu mate voy
hacer lo que tu digas, te recomiendo que compres un poco má s de paciencia o busque a
alguien que sea tu sumisa, porque haré lo que se me de la gana, Matt/Alex. -Me fulmina con
la mirada, su respiració n es agitada, sé que se contiene, pero no le tengo miedo.
—Iremos a la jodida manada, ¿feliz? -asiento con una sonrisa -. Ahora cierra la puerta y
abrocha tu cinturó n -hago lo que dice y el pone el carro en marcha nuevamente.
Miro al frente cuando detiene el auto luego de unos minutos. Lo que observo me deja un
poco sorprendida. Un enorme portó n de alza delante de nosotros. Es imponente, lo que má s
llama la atenció n es el escudo. Sin dos lobos entrelazados, uno es blanco y el otro negro.
Cada lobo tiene una letra entre sus dientes, el negro tiene una B bañ ada en diamantes y el
blanco tiene una M con diamantes negros. Hay varios guardias rodeando esta á rea. Aunque
es de noche, este lugar de ve maravilloso.
—¿Có mo es que los humanos del pueblo no se han dado cuenta de esta manada? -pregunto
una vez que abren el enorme portó n, dejando ver a la manada.
Se parques en lo que supongo y es el garaje de su casa, aunque mas bien es una misió n.
Agarra mi mano llevá ndome a su habitació n, todo en absoluto silencio. Cuando llegamos,
cierra la puerta de un portazo. Estoy segura de que su había alguien durmiendo, se acaba
de levantar.
—¿Todavía está s enojado? -Es una pregunta estú pida, se nota molesto.
—Aquí la enojada debo ser yo -arquea una ceja, deja su camisa a un lado para sacarse los
zapatos -. Tú besarte a Cleo, por lo menos yo detuve a Chad. -me cruzo de brazos.
—No he besado a Cleo, Kaela -Desabotona su pantaló n y lo baja hasta quedar en un bó xer
negro, marcado su miembro.
—Eso no es lo que ella dice -me muestro indiferente, sin embargo, en mi mente lo tengo
desnudo y haciéndole muchas cosas sucias.
—No la he tocado desde antes de conocerte —Da un paso hacía mi; yo doy uno atrá s —¿Por
qué mataste a ese hombre? —Su pregunta me deja paralizada —¿Por qué lo hiciste? —
Vuelve a preguntar quedando frente a mi.
Salgo de mi pequeñ o trance. —¿Te he preguntado yo por las gentes que has matado?
—Quítate el vestido —Abro la boca, pero la cierro si decir nada, no me sale las palabras —.
Quítate el vestido, Kaela —Vuelve a repetir mirá ndome con hambre y como si yo fuera su
comida. Mis pezones se frunce bajo la tela del vestido, muerdo mi labio inferior para evitar
jadear —. Te has ganado unos cuantos azotes, mi luna —dice con una sonrisa ladeada antes
de destrozar mi vestido.
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“A veces el amor dura, pero en cambio otras veces duele.” -Someone like you.
Observo lo que era mi vestido, ahora está echo pedazo y yo estoy casi desnuda, lo ú nico que
me cubre es mi braga.
Sin que pueda decir algo, me lleva a la cama. Su enorme cuerpo cubre el mío. Ladeo la
cabeza para darle mejor acceso cuando sus labios se dirigen a mi cuello. Besa, mordisquea y
lame; la barba me raspa la piel estremeciéndome.
—Mía -Gime sobre mis senos. No puedo evitar jadear cuando se introduce uno a su boca. Lo
atrapa entre los dientes y tira de el suavemente. Una de su mano cubre mi otro pecho
dá ndole placer; tiro de su cabello cuando sanciona mas fuerte. Por todo los santos.
Cuando se satisface de mi seno, se dirige al otro y me hace delirar. Sobre mis pezones
fruncido hay un rastro de saliva y él me mira con adoració n.
—Eres preciosa -Une nuestras bocas en un beso salvaje, sin ningú n tipo de piedad. Sus
grandes manos recorren mi cuerpo sin prisa mientras saquea mi boca.
Dios, se siente tan bien. Es como si mi cuerpo lo reconociera desde siempre. Me hace sentir
tan… plena, sin ninguna preocupació n, só lo él y yo.
Su mano de pierden dentro de mi braga, pasea un dedo por mis labios vaginales hasta tocar
mi clítoris y hacer presió n de manera suave en el. No puedo evitar gemir sobre su boca,
ahora mismo tiene todo el control.
Despega nuestros labios y me mira fijamente mientras hunde lentamente un dedo dentro
de mi.
—Mírame, Kaela —dice en un gruñ ido cuando mis ojos se cierran. Hago lo que me pide y
miro sus ojos, está n dilatados e inyectado de lujuria. Nuestros cuerpos tienen una ligera
capa de sudor y se escuchan mis gemido en toda la habitació n.
Sin embargo, la felicidad no es eterna. Nos detenemos cuando escuchamos a alguien tocar
la puerta desesperadamente. Quedamos en silencio unos segundos, hasta que de nuevo
tocan.
Se separa de mi frustrado, me muerdo el labio para no protestar. ¿Justo ahora tuvo que
venir?
Quiero llorar de la frustració n, mi cuerpo pide sexo duro, sucio y tierno. ¿Qué hice mal en
mi otra vida?
—Dame un momento Bri -Sus ojos pasan de estar dorados a gris, lo que significa que Alex
tomo el control. Antes de alejarse del todo, lleva en dedo que hace un momento estaba
dentro de mi a su boca.
Me ruborizo, eso es… caliente y un poco sucio. -Eres deliciosa -murmura con una sonrisa.
—Alex -Lo llamo cuando va a abrir la puerta. Me mira interrogante -. Olvidaste los azotes -
digo coqueta y entro al bañ o.
Todavía puedo sentirlo en mi piel; sus besos, caricias, me hicieron sentir sensaciones
diferentes, como si estuviéramos conectados.
No comiences.
—¿Si?
—Vendré en un rato, Briana me necesita.
Unos minutos después, salgo envuelta con una toalla y me dirijo al closet. Esta la ropa que
me compro cuando estuve aquí, sin embargo, cojo una camisa junto a un bó xer. La ropa de
hombre es tan có moda.
Cuando al fin caí en los brazos de Morfeo, Alex todavía no había llegado.
El bosque de encuentra sumido en oscuridad, la única luz es el de la luna. ¿Cómo llegue aquí?
Sigo vestida con la camisa de Alex, y el único sonido es el de algún animal nocturno.
—Pequeña Kaela, te encontré -Una risa macabra suena por todo el bosque. Esa voz… la he
escuchado en alguna parte.
—¿Qué quieres? ¿Quién eres? -Miro todo a mi alrededor, pero no hay nadie.
—¡Corre Kaela! No deje que te atrape -ahora se escucha la voz de una mujer, sin embargo,
suena aterrorizada y preocupada.
Siento una respiración en mi cuello, la voz de la mujer vuelve a gritar que corra y eso hago.
Corro lo mas rápido que puedo, tropiezo con algunas ramas y otras cortan mi piel, pero no
importa; tengo que correr. Su risa se escucha cada vez más cerca, mis pulmones arden por
falta de aire, sin embargo, no paro.
—¿Te encuentras bien, luna? -Sostiene mi cara buscando algú n golpe o algo raro.
—S-sí, solamente fue una pesadilla -Pesadilla que se sintió muy real.
—Eh, sí -dice un poco dudoso -. Tiene que lidiar con algo -asiento. É l se separa de mi para
ver la hora.
—Es la 9:37 am -No me había percatado que amaneció -. Arréglate, tendremos una cita.
—¿Y la manada?
—Bien. Iré a preparar un desayuno para llevar -Vuelve a dejar un beso en mi boca.
Creo que sigo un poco desorientada, tendré una cita con Alex. Sonrío como boba.
—Buenos días -Saludo al entrar. Los ú nicos que responden es James y Emma. Briana
simplemente me ignora.
Tomo asiento en una de las sillas, nos quedamos en un incó modo silencio hasta que Bri lo
rompe.
—Espero que ni se te ocurra volver a lastimar a mi hermano -Es lo que dice mirá ndome
fijamente.
—¿Nos vamos? -Cuestiona. Coge una cesta que no había visto antes.
—Claro.
—También te amo.
Al igual que la otra vez, las personas nos saludan y hacen una leve reverencia, él en ningú n
momento suelta mi mano.
Llegamos a un pequeñ o arroyo. Es precioso y silencioso. Algunos rayos de sol se filtran
entre los grandes á rboles y el sonido del agua es muy relajante.
Extrae una manta de la cesta y la coloca debajo de un gran á rbol. Ambos nos sentamos y él
saca el desayuno.
—¿Preparaste toda la comida en unos veinticinco minutos? -pregunto viendo tostada con
mermelada, jugo de manzana, frutas y un pastel de chocolate.
—No -Me mira sonriente -. Só lo preparé las tostadas, lo demá s ya estaba echo. Cuéntame
algo de ti -dice cambiando de tema.
—Toda mi vida viví en un orfanato, es horrible saber que tus padres te abandonaron.
Cuando murió mi bebé, decidí mudarme aquí con los ahorros que tenía -Me observa
estupefacto. Creo que no se lo esperaba -. Comencé a estudiar pediatría ya que me gustan
los niñ os y es algo que amo, aunque no ha sido nada fá cil.
—Lo siento -Me encojo de hombros. Es algo que nunca voy a superar, pero se que mi hijo
está en un mejor lugar. -¿Qué edad tienes? Te ves joven para haber sido madre.
—Veintiú n añ o, lo tuve a los dieciocho. Quise buscar el amor que nunca me dieron y me
enamoré de alguien que no valía la pena, luego en el parto murió mi hijo -Me mira con
tristeza -¿Qué pasó con tus padres? -La pregunta lo incó moda, pero responde.
—Lo mataron los vampiros -aprieta la mandíbula -. Amaba mucho a mis padres, eran los
mejores. Se amaban tanto, siempre desee tener algo tan bonito como su relació n. Mi padre
era mi ejemplo a seguir, fue el mejor alfa que la manada pudo haber tenido -Su mirada se
encuentra pérdida -. Aquella noche toda la manada estaba celebrando el cumpleañ os de
mamá , cuando los malditos chupasangres atacaron. Murieron muchas personas inocentes,
mi padre me pidió proteger a las gemelas y lo hice. Madre de quedó con él luchando, y de
un momento a otro, ya no estaban. Fue un momento muy duro para todos. Jure vengar sus
muerte y cuando lo haga, destruiré todo lo que aquel vampiro ama -habla con tanta
determinació n y frialdad que sé que habla muy en serio.
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“Hay noches en la que los lobos están en silencio y aúlla la luna.” -George Carlin.
Me gusta, no lo amo, pero me gusta demasiado. A pesar de que me siento bien con él, una
parte de mi no se siente del toda segura. Quizá s no debiera de ser así, se supone que es mi
alma gemela, sin embargo, falta algo.
Su beso distrae mis pensamientos, algo que me encanta de él es cuando me besa. Algunas
veces es delicado, otras veces es má s salvaje o una mezcla de ambos.
—Me gustas —murmuro sobre su boca. Ríe ante mi comentario y vuelve a besarme.
—Lo sé, soy irresistible —Presume con arrogancia. Golpeó su pecho juguetonamente.
—Así te gustó —Se acuesta sobre la manta llevá ndose con él y dejando de lado el resto del
desayuno.
—Entiendo tu odio por los vampiros, pero ¿por qué todos los vampiros y hombres lobo se
odian?
—Nuestro odio es desde que fuimos creados —Hace una pequeñ a pausa —. Todo comenzó
cuando la diosa luna y el dios de sol estaban enamorados. Era una de las relaciones má s
bonita que había entre los dioses. Querían darle un regalo especial al otro para
demostrarse lo mucho que se querían. El dios del sol le creo una criatura que era mitad
lobo, mitad humano. Este representaba la belleza, fuerza y cambio de la luna. La diosa le
creo una criatura que dependía de la energía del sol, rá pida y calmada; ese era el vampiro.
“Por otro lado estaba el dios del engañ o que sentía envía por el amor de ambos dioses, ya
que estaba enamorado de luna. Como no podía hacer nada para tener a luna, le hizo creer al
sol que ella lo engañ aba con Endimió n que era un simple mortal. El dios del sol cegado por
la furia hizo que el lobo de convirtiera en una bestia que no tenía control sobre si misma en
cada luna llena, sin embargo, no fue suficiente. Hizo que perdiera a esa persona que calma a
la bestia. En una noche de luna llena, al estar la bestia descontrolada mató a la pareja de un
vampiro, después de esa noche todo se descontrolo.
“La diosa luna estaba confundida, no sabía porqué había pasado todo aquello. Cuando
descubrió lo que pasaba no pudo evitar sentirse furiosa y decepcionada del sol por no
confiar en ella. Como no podía hacer nada en contra Loki —dios del engañ o— produjo que
los vampiros se volvieran alérgicos al sol y para sustituir la vitalidad que le daba, debían de
consumir sangre. Comenzó una pequeñ a guerra entre ambos dioses y nosotros.
—Entonces ¿Por un malentendido entre los dioses, terminaron involucrados en una guerra
entre ambas razas? —Levanto la cabeza para mirarlo, no puedo creer que eso pasó por un
error. É l asiente —¿Loki no volvió hacer nada después de eso?
—Segú n lo que se sabe, Loki creo una criatura llamadas boutlyn. No sabemos mucho de esa
criatura, pero si que son muy peligrosas.
—Dijiste que los vampiros no toleran el sol, aunque cuando atacaron la manada
anteriormente era de día y no les paso nada.
—Con el pasar de los siglos los cosas entre ambos dioses mejoró un poco, así que hemos
“evolucionado.” Los vampiros pueden salir al sol, aunque son má s fuertes cuando
consumen sangre. Nosotros los licá ntropos ya no nos descontrolamos cuando hay luna
llena, todos nuestros sentidos mejoran.
—Eso parece sacado de un cuento de fantasía —Me mira sonriente y una nuestras bocas
suavemente.
—Te aseguro que está n real así como tú y yo —Tira de mi labio inferior antes de volver a
besarme —. Deseo presentarte como mi luna ante la manada —dice de pronto.
—Alex…
—No será la ceremonia oficial, só lo te presentaré como mi luna. Cuando estés preparada,
haremos la ceremonia oficial. Quiero hacer todo bien contigo —Habla en tono serio.
—Bien.
Unos minutos después estamos de regreso a la manada. Pasar la mañ ana con él fue
increíble, pudimos tener un momento sin ninguna pelea.
—Ven —Me lleva cerca de una fuente donde está n algunos miembros de la manada —.
¡Escuchen todos! —Las personas se van acercando rá pidamente —. Sé que algunos de
ustedes saben que he encontrado a mi mate, pero no la había presentado antes —Alex me
mira un momento y sonríe, yo trato de hacer lo mismo, pero estoy muy nerviosa —Les
presento a Kaela Williams, luna de la manada.
Se muestran felices por la noticia y comienzan a aplaudir. Trato de sonreír lo mas que
puedo, esto de ser el centro de atenció n delante de muchas gente, no es lo mío.
—Hola, espero poder ser la luna que ustedes se merecen —Aprieto la mano de Alex —. Me
alegra poder pertenecer a la manada. No duden de que si necesitan ayuda o algú n consejo
acudir a mí; siempre estaré a la disposició n de ustedes —Al terminar mi pequeñ o discurso,
ellos vuelven a aplaudir eufó ricos. Alex se muestra mas feliz que nunca y sin importar nada
me besa delante de todos.
No tengo idea de lo que gritan, pero les aseguro que cuando nos separamos yo estaba
muerta de la vergü enza.
—Te veo luego —Me despido con un pequeñ o beso y me dirijo al jardín trasero.
—Ambos son jó venes, tienen mucho tiempo por delante. Cuando quieran tener un hijo,
ambos deben de sentirse listos para esa responsabilidad.
—Lo sé, sin embargo, lo deseo. Aunque no estoy del todo lista. Pienso que tenemos mucho
tiempo de estar juntos y quizá s sea bueno tener un hijo.
—No importa el tiempo que tengas con esa persona, lo que importa es que ambos lo
deseen.
——————————♡
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https://www.youtube.com/watch?v=M3lcd96lL6c
—¡No me importa! No me casaré con Lyon, es mi ú ltima palabra —Mi padre aprieta los
puñ os y me mira con furia contenida.
—Esto no es algo a lo que te puedas negar. Sabes que como hija te quiero, pero el deber con
nuestro rey es importante, somos partes del consejo y lo que diga el rey, se hace.
—Tú , el consejo, Lyon y el rey se pueden ir a la mierda. No soy un jodido títere, mi vida la
controlo yo, nadie mas —declare furiosa —. Y por si no lo sabías, encontré a mi merakt —
abre la boca ligeramente sorprendido, aunque se recompone rá pidamente.
—No, no puedes haberlo encontrado —se pasea por el gran saló n despeinando su cabello.
—Tú no lo vas a impedir —detiene sus pasos bruscamente y me mira, no dice nada por
unos segundos hasta que suena el estruendo de la puerta. Giro sobre mis talones y observo
como entran los guardias.
—Me obligas a tomar otra medida, entonces —una sonrisa se forma en mi rostro.
—Adió s, padre —Invoco la oscuridad y dejo que ella me envuelva, lo ú ltimo que escucho es
él gritando mi nombre.
—Eres un lobo —doy gracias a Loki cuando el camuflaje funciona —¿De qué manada eres?
Cuando desapareciste te busque y no te encontré —Su fría mano entra en contacto con mi
mejilla con suavidad, me pierdo en su mirada gris con destellos rojos, es tan guapo.
—No pertenezco a ninguna —En su cara se forma una leve sonrisa y sé que estoy jodida.
Actualidad.
—D… dios, Alex —gime cuando mi dedo se hunde en su coñ o. ¡Maldició n! Se siente tan
hú meda y caliente, pego mis labios a los de ella con hambre y desesperació n, no aguanto la
presió n de mi polla contra el pantaló n. Es tan jodidamente perfecta, mueves su cadera
contra mi dedo y no puedo evitar hundir otro —. ¡Oh, Dios, si! M… má s… Má s
Clava sus uñ as en mi espalda cuando presiono su clítoris y bombeo mas fuerte, nuestros
cuerpos tienen una ligera capa de sudor, tiene los labios entreabiertos y los ojos cerrados.
—Mírame, Kaela. Mira como te follo con mis dedos, quiero que me mires cuando te corras
—siento como sus paredes aprietan mis dedos y juro por la diosa que pongo de todo mi
esfuerzo para no correrme con tan solo mirarla.
Uno mi frente a la de ella, mirando sus ojos cargados de placer, su mano se pasea por mi
abdomen hasta que llega al botó n del pantaló n. No duda mucho en desabrocharlo y sacar
mi pene, un gemido gutural sale de mi garganta cuando comienza a mover su mano por
todo mi falo.
—Eres mío, Alex, solo mío —veo en su mirada un breve destello de rojo, pero tan rá pido
como apareció , desapareció . Me olvido de eso al sentir su boca sobre la mía y su mano
follarme má s rá pido —. Dilo —exige moviéndose contra mí.
—¡Por la diosa! Soy todo tuyo —su coñ o se contrae, su espalda se arquea y explota en el
orgasmo, no tarde en seguirla y ensuciarla de semen.
Nuestra respiració n es acelerada, ambos nos miramos con una sonrisa tonta y satisfecha.
Me dejo caer al lado de la cama y la atraigo conmigo encima de mi pecho. Mordisquea su
labio inferior y me mira con nerviosismo.
—¡¿Qué?! ¡No! Digo, sí me gustó —La miro confundido y sobo su espalda tratando de
tranquilizarla —. Lo que sucede es… es que quiero… que me folles —habla tan bajo al
decirlo, evitando mi mirada. No puedo evitar soltar una carcajada y que mi polla reaccione
al escucharla.
—Cuando te estaba ensuciando no vi que pusiste ninguna queja, creo haber recordar que
decías: ¡oh, si! Dame mas, Alex —imito su voz riendome. Intenta entrar al bañ o, pero antes
de que suceda ya estoy rodeando su cintura; quiere soltarse, sin embargo, no la dejo.
—¿Es que acaso no me deseas? —pregunta dá ndose la vuelta quedá ndonos frente a frente.
Tiro suavemente de su cabello y llevó su mano hacia mi polla.
—Siempre estoy duro por ti, te tengo en mi mente en cada jodido segundo del día, muero
por hacerte mía, pero no será hoy. Me tengo que ir y no quiero simplemente hacer un
rapidito, quiero hacerte el amor, recorrer cada unas de tus curvas y memorizar los
pequeñ os detalles de tu cuerpo, te quiero, Kaela y no deseo hacer las cosas mal —por un
momento no dice nada, cosa que me pone ansioso —. Lun… —su boca uniéndose con la mía
eliminó , cualquier pensamiento, enredó su brazos a mi cuello pegá ndose mas a mi cuerpo.
—Hoy está s muy posesiva —sonrio feliz —. Te dije que vinieras conmigo.
—Solo permaneceré dos noche fuera, si la reunió n con el rey no fuera importante, te juro
que me quedaría contigo.
—Oh, no. Me quedaré en la manada porque estará s afuera, pero no para estar encargada de
personas. La ú ltima vez que tuve a alguien a mi cargo, no terminó nada bien —tiembla
entres mis brazos cuando dice esto.
—Ey, mírame —hace lo que le digo lentamente —. Sino te sientes preparada, no tengo
problemas. Te dije que haremos las cosas a tu ritmo.
—Ahora me tengo que ir, no hagas nada malo —asintió , bese sus labios por ú ltima vez.
James me esperaba al lado de la camioneta junto a los guardias que nos acompañ aría, sería
un viaje de cuatro horas para llegar al pueblo Saint-Sauveur, donde vivía nuestro rey. Verlo
no es algo de mi agrado, nunca nos llevamos bien y no creo que lo hagamos en un futuro
cercano.
El viaje hasta el castillo fue sin ningú n inconveniente, conozco estos bosques como la palma
de mi mano. Cuando padre estaba vivo, fue lo primero que nos enseñ ó a las gemelas y a mí,
debíamos aprender orientarnos y estar en contacto con nuestra naturaleza.
Los altos pinos y montañ as se encuentran pintados de blanco por la nieve, era mi época
favorita del añ o, hasta que murieron mis padres.
Justamente cuando bajamos las enormes puertas se abrieron y antes nosotros apareció el
mismo alfa supremo.
—Hermano…
Dato: Los Boutlyn son unos demonios, creados por el dios del engañ o, Loki. Por eso algunos
de ellos tienen la habilidad de transformarce en otros seres. Al contrario de los vampiros,
ellos se alimentan de las almas y el dolor, son crueles y no pueden sentir sentimientos mas
allá de su otra mitad e hijos.
—Hermano —Sus fríos ojos me analizan detalladamente, la ú ltima vez que lo vi fue hace
unos meses. Inclino mi cabeza en una corta reverencia, aunque me desagrada, es nuestro
rey.
—Vayan a instalarse, la reunió n será en el saló n principal, los otros alfas ya se encuentran
aquí —asiento a lo que dice y me dispongo a irme.
—Me he enterado que nuestra hermana Daila encontró a su mate, al igual que tú —Detengo
mis pasos para mirarlo fijamente —. ¿Por qué no has traído a tu mate?
—No pudo asistir por la universidad —es lo ú nico que sale de mi boca. No quiero hablar de
Kaela con él.
La madre de Ayrton es la alfa directa de la diosa luna, lo que la convierte en reina de todos
nosotros, sin embargo, cuando Ayrton cumplió los 200 añ os lobunos, lo dejó a cargo.
Por derecho también debió de ser el alfa de mi manada, pero padre lo considero una falta
de respeto hacia mi madre y nuestra familia.
—Me alegro de que la encontrará s —para nadie a sido un secreto que no ha encontrando a
su futura reina y si en el pró ximo añ o no la encuentra, tendrá que casarse con otra persona.
—La reunió n de hoy es muy importante, las manadas pueden estar en peligro —Nos mira a
todos desde su lugar —. Las brujas del norte descubrieron que algunos boutlyn han
regresado, eso no es para nada bueno —Una inquietud se forma en mi pecho, la ú ltima vez
que tuvimos algú n registro de esos demonios fue hace mas de trescientos añ os.
—¿Có mo esas brujas lo saben? ¿Está n seguras de que son boutlyn y no otro ser? —inquiere
el alfa Noah frunciendo el ceñ o.
—Ellos se han encargado de dejar rastros y una nota con una clara amenaza.
—¿Amenaza? ¿Por qué? Ningú n ser sobrenatural se relaciona con ellos, es como sino
existieran para ninguno de nosotros, así que no tienen ningú n motivo para amenazas —
todos asiente a lo que digo.
—Está n en busca de alguien, parece ser que esa persona es muy importante; está n
dispuestos a iniciar una guerra con tal de tenerlo. Quiero que todos estén preparados,
refuercen la seguridad de cada manada y cuidado con quien entra y sale —demandó eso
ú ltimo con su voz de alfa.
Luego de eso seguimos hablando un rato mas de la situació n. Decir que todo esto no me
preocupa sería mentira. Temo por mi mate y mis hermanas, no sé qué haría si algo le
llegase a suceder.
James salió del comedor con una sonrisa boba por estar hablando con Emma. Creo que haré
lo mismo y llamaré a mi luna. Sin mucha demora me despido, ya en mi habitació n la llamo.
—Eso espero, porque de verdad deseo estar ver… —Una desesperada tos sale de su garganta,
evitando que continúe con lo que iba a decir.
—No exageres, es una simple tos por el cambio de clima, nada grave —Me quedo callado no
muy convencido de su repuesto, siento que no es del todo sincera —. Oye, te dejo. Voy a
terminar un ensayo.
Suspiro y me dirijo hacia la ducha, es igual al resto del castillo; blanco y con toques en
dorado. Una enorme bañ era llama mi atenció n al igual que el jacuzzi de hidromasaje, sin
embargo me descarto por tomar una rá pida ducha.
La enorme cama me llama y no tardo mucho en ir a ella y cerrar los ojos para descansar.
—Alex… Alex, ¡Alex! —escucho a alguien llamarme, pero no le presto atenció n. Una fuerte
sacudida me levanta desorientado, delante de mí tengo a un James con cara de preocupado.
—¡Alex! —Ignoro su llamado y salgo del castillo. Sabía que ella no estaba bien en esa
llamada.
Una vez en el inicio del bosque, Matt toma el control de mi cuerpo. Comienzo a correr sin
importar que. El sonido de los animales nocturnos, las ramas que se clavan en mis patas, la
leve nieve que cae sobre mi pelaje se sienten má s intenso. Todos mis sentidos está n en
alerta, un aullido estaba de mi garganta al sentir un dolor agudo; algo le pasa a mi luna.
Si alguien se atrevió a hacerle algo, su cabeza rodará . Todo a mi alrededor pasa tan rá pido,
que ya me encuentro al inicio de la manada. Los guerreros se ponen en alerta, aunque
cuando le gruñ o y me identifica, me dan acceso.
En la puerta de la mansió n vuelvo a mi forma humana, sin importarle estar desnudo o que
haya alguien, entro. El olor a la sangre de Kaela inunda mis fosas nasales, escucho sus gritos
desgarradores y el miedo recorre mi cuerpo.
Subo rá pidamente las escaleras, que en esos momentos se me hacen infinitas. El cuadro que
veo en la habitació n hace que mi corazó n se rompa y la rabia me consuma. Su cuerpo se
convulsiona, la cama está llena de su sangre y su piel se ve demasiado pá lida haciendo que
se vean sus venas, lo extrañ o es que está n negras.
En la habitació n se encuentran Emma y Briana, al lado de mi luna esta el medico, pero no
reacciono bien y lo separo de ella. Lo que escucho es como su cuerpo choca con algo,
aunque no me importa.
—A… alex —dice con un quejido lastimero, mis dedos tocan suavemente la piel de su
mejilla. Se encuentra caliente y cubierta de sudor.
—Shh, ya estoy aquí, amor —aprieta mis dedos entre los suyos antes de gritar de dolor.
—Du… duele, haz que pare —Matt lucha por salir y destruir a todos, ¡maldició n! Beso su
frente y la recargo en mi.
—¿Qué demonios le pasó ? ¿Por qué no han hecho algo? —enfoco mi vista en las tres
personas que hay en la habitació n.
—No sabemos con exactitud, la encontramos gritando del dolor y vomitando algú n líquido
negro mezclado con sangre —responde Emma un tanto asustada.
—He mandado a buscar a la bruja Abigail, ella sabrá qué hacer. Es una situació n rara, es
como si estuviera algú n hechizo.
—¿Quién demonios le hizo algo así? Cuando lo encuentre, juro que lo matare —bajo la vista
hacia mi luna, los sollozos sacuden su cuerpo y se encuentra mas caliente y pá lida —.
Quiero a Abigail aquí ahora mismo, ¡Ya! —Les grito molesto.
—Tienes que ponerle estos pañ os hú medos para bajar la fiebre y tu tienes que ponerte algo
—expresa con un cuenco y telas en la mano, no me había fijado en ello hasta ahora.
Se me había olvidado que estaba totalmente desnudo, muevo el cuerpo de Kaela con
delicadeza y abro el cajó n de la mesita de noche para extraer un pantaló n. Ya con algo
puesto, tomo el cuento y los pañ os para posarlo en su frente.
—Todo estará bien, luna —susurro volviendo a remojar el pañ o. Justo en ese momento
abre sus ojos con un jadeo de dolor, mi respiració n se corta y se que nada volverá a ser
como antes.
Me alejo de forma brusca, como si su cuerpo quemará . Ella me mira desorientada, se sienta
en la cama sujetando su garganta como si le costará respirar.
Mi cuerpo está paralizado, todo esto debe ser una broma de mal gusto. No puedo creer lo
que estoy viendo, me cuesta creerlo, no puede ser cierto.
—A… Alex ¿q-qué tengo? ¿Por qué me siento tan sedienta? Mi garganta arde, como… Como
si necesitara s-sangre —dice temblorosa. En sus ojos ahora rojos, puedo ver el miedo que
está sintiendo.
¡Hola, hermosuras! Antes que nada quiero agradecerles porque ya somos 80k de
leídas, enserio muchas gracias.💕
¿Qué les pareció el capítulo? Ya despertó el lado vampiro de Kaela ¿cómo creen que
actuará Alex?
Instagram: March_libros.
¿Dónde estoy? Es la pregunta que me llevo haciendo todo este rato, aunque no obtengo
alguna respuesta. ¿Cómo llegué aquí? Estaba tranquila en mi habitación, un dolor agudo en
mi cabeza se hizo presente, algo me llamó y de repente todo fue oscuridad.
La misma oscuridad me envuelve sin permitir que pueda ver algo de mi entorno. Mis pies
tocan algo caliente y pegajoso, pero no sé qué es.
—¿Hola? —Silencio, esa fue mi única respuesta. Un silencio que me volvería loca al igual que
este lugar si permanecía por mucho tiempo.
No sé si tengo minutos u horas aquí encerrada, sin embargo no encuentro como salir. Llevo
dando vueltas sin ningún resultado; el calor aumenta y cada segundo que pasa, me cuesta
más respirar.
—Kaela —Escucho como mi nombre es pronunciado con preocupación, sin embargo, no hay
nadie —. Kaela, corre. Te matarán si te atrapan… ¡Corre! ¡Vendrán por ti! —La desesperación
de esa voz me causa terror y me eriza la piel.
—¿Quienes vendrán por mí? ¿Por qué me quieren? —Angustiada pregunto a la nada, mi
corazón palpita cada vez más rápido.
—Eres destrucción… Acabar contigo es la mejor opción, pero no dejes que te destruyan como
lo hicieron conmigo. No hay tiempo para ti, solo ¡corre!
—¡No! —Un gimoteo o quizás un grito desgarrador sale de mi garganta, no lo sé. No sé nada
y me asusta. ¿Esto es real? El dolor que abraza a mi cuerpo es como una llama ardiente, va
creciendo y no para.
Caigo sobre aquella oscuridad, no puedo respirar, ¿por qué no puedo respirar? Grito, grito tan
fuerte como puedo, aunque nadie me escucha. Siento como mi cabeza va a explotar en
cualquier momento y aquella maldita voz no deja de hablar.
Haz que se calle y que deje de doler, por favor. ¿Por qué duele? Ahora mi garganta arde, arde
como si la lava corriera por ella, arde como si nunca hubiera bebido agua.
—A… alex —No puedo evitar que un quejido salga de mi boca, siento sus dedos tocando
suavemente la piel de mi mejilla o a lo mejor es una alucinació n.
—Shh, ya estoy aquí, amor —aprieto sus dedos con los míos cuando siento algo
desgarrando mi pecho, esto duele.
—Du… duele, haz que pare —Me aferro a él tratando de aliviar mi dolor, aunque no
funciona. Vuelvo a sentir la sensació n de asfixia y que el calor aumenta cada segundo que
pasa.
—Todo estará bien, luna —No, nada estará bien. Algo me desgarra por dentro, quitando
todo dentro de mi, no me siento como Kaela.
Abro mis ojos con un jadeo de dolor y lo primero que veo es a él. En su cara pasan varias
emociones, pero la que destaca es el horror hacía… hacía mí. Se aleja de forma brusca, como
si mi cuerpo quemara. Lo miro desorientada, ¿por qué se aleja? Me siento en la cama
tratando de decir algo, sin embargo, no sale nada. Siento sed… sed de sangre.
—A… alex, ¿qué tengo? ¿Por qué me siento tan sedienta? Mi garganta arde, como… Como si
necesitara s-sangre —mi voz sale temblorosa, tengo miedo. ¿Qué demonios me está
sucediendo?
Me acerco al espejo a pasos lentos o eso creo, porque en menos de un parpadeo estoy
mirando mi reflejo. Lo que veo me deja aterrorizada, un grito agudo sale de mi, esta no
puedo ser yo. Mis ojos grises ahora son rojos con un toque de negro, mi piel esta
extremadamente pá lida, tanto que puedo ver mis venas, aunque estas son negras.
Toco mi piel y ya no encuentro la calidez que poseía, en cambio mi piel se encuentra fría,
fría como si estuviera… muerta. Eso lo confirmo cuando llevo mi mano hacía donde está mi
corazó n y este ya no late.
—¡Oh, Dios mio! —una exclamació n de asombro y temor llama mi atenció n. La sirvienta
humana se encuentra pasmada en su lugar, supongo que mi aspecto da miedo. Intenta
escapar y en menos de un segundo estoy a su lado.
—Shh, no te haré nada —Mi mano tapa su boca cuando estuvo a punto de gritar. Su cuerpo
tiembla, está asustada. El corazó n le late como loco y se puso pá lida.
Mis colmillos salen a relucir, ella se retuerce en mis brazos tratando de escapar, niega
mientras lentamente las lá grimas bajan por sus mejillas.
Acerco mi rostro al suyo, su respiració n se agita y solloza cuando lamo la lá grima que cae
por su rostro. Una lenta sonrisa se forma en mi rostro, me llena de satisfacció n su miedo.
Una vez que la sangre tocó mi boca, no puede parar, la sensació n de que su vida se va poco
a poco entre mis manos, me llena de adrenalina y de deseo de má s.
Bebo desesperada de ella, hasta que sus brazos ya no luchan contra mí y su corazó n deja de
latir. Dejo caer su cuerpo y lo observo con atenció n. Debería de sentir remordimiento,
aunque siendo sincera, deseo má s.
Relamo mis labios sintiendo todavía la sangre de ella. Me acerco a la ventana y me tiro por
ella para escapar, esta vez no me paso nada como la primera ocasió n, mi cuerpo era má s
á gil, fuerte y rá pido.
Mis pies se mueven con una velocidad impresionante, a pesar de esto, puedo observar todo
lo que hay a mi alrededor con detalles y escuchar hasta el mas mínimo sonido.
Reduzco la velocidad de mis pasos al sentir el aroma de humanos cerca. Me acerco a pasos
silenciosos, hay alrededor de tres chicos y dos chicas. Miro como ríen y se divierten, es una
lá stima que hoy vayan a morir.
—¿Qué pasa chicos? ¿Ya no se divierten? —Una lenta sonrisa aparece en mi rostro, mis
colmillos salen a relucir y mis manos hormiguean por querer romper sus frá giles cuellos.
—Eres un vampiro.
Unos de los chicos se abalanza sobre mí, de un rá pido movimiento lo esquivo y presiono su
espalda contra mi pecho, su corazó n late deprisa, el pobrecito se encuentra asustado.
—No, no por f-favor… —Un golpe en la parte trasera de mi cabeza hace que me aleje un
poco del humano, aunque no lo suelto. Volteo llevando mi atenció n hacía la chica que me
golpeo.
—Oh, que lindo. Vienes a ayudar a tu amigo, es una lá stima que no puedas —Despego la
cabeza del cuerpo del chico en un movimiento rá pido, provocando que su sangre nos
salpique, ella de forma instintiva comienza a correr gritando por ayuda, sin embargo, no
tardo en estar a su lado con su cabeza en mi mano y su cuerpo tirado en el suelo, tiñ endo la
nieve de rojo —. ¿Dó nde está n chicos? Es su turno de jugar.
Ver los cuerpos sin vida me llena de satisfacció n, una parte de mi todavía siente la
necesidad de seguir matando y la otra se pregunta ¿por qué demonios hice esto?
Observar mi cuerpo lleno de sangre me hace pensar que soy un monstruo, aunque después
de lo que hice hoy, si soy un monstruo.
A pasos lentos me dirijo a la manada, necesito a Alex conmigo. No sé qué mierda pasa con
mi vida, pero me asusta. Me asusta saber que nunca fui quien realmente creí que era. Mi
mente tiene muchas preguntas, aunque ninguna respuesta.
¿Quién soy? Era una chica normal, sin embargo, estoy sumergida en este mundo
sobrenatural y ahora soy parte de el.
Con cada paso que doy, los miembros de la manada me observan con asombro, otros quizá
con miedo. Las madres esconden a sus hijos como si yo les fuera a hacer algo, cosa que a mí
me asusta ya que se que puedo ser capaz de eso. Los murmullos son cada vez mas y mas.
—¿Qué le pasó?
De repente, estoy rodeada por los guardias de Alex. Entre ellos me agarran con fuerza y
unos de ellos aprovecha para ponerme unos grilletes.
—¡¿Qué les sucede?! ¿Por qué me ponen esto?! ¡Soy su luna! —golpeo a uno de ellos con
fuerza, intentando liberarme. Los otros me sujetan con mayor presió n y cuando trato de
quitarme los grilletes, no puedo, esto queman mi piel. Me arrastran con determinació n, a
pesar de mis esfuerzos por librarme de ellos —. ¡Sueltenme! ¡Juro que los mataré! —
Llegamos al centro de la manada donde se encuentra Alex y varios miembros —. Alex… —
cuando doy un paso hacía él retrocede mirá ndome con odio. Quedo petrificada en mi lugar
sintiendo la sensació n de rechazo.
—¿Qué? Yo no…
—¡No! Ni siquiera sabía esto, tienes que creerme —le suplico, sintiéndome indefensa
contra él.
—¿Creerte? Eres igual de despreciable, una asesina y justo ahora, te odio —se aleja unos
pasos, todo el lugar está en silencio.
—¡No puedo manejar esto, maldició n! ¿Crees que quise verme involucrada en este mundo?
Justo ahora estoy que muero de miedo, hace unos meses atrá s creía que era humana y ya
no lo soy. Tengo miedo, miedo porque no sé quién soy. No pude controlar esa sed asesina
que siento, sin embargo, me estas odiando por algo que no pedí o elegí, no tengo la culpa de
que unos vampiros mataran a tus padres —en un abrir de ojos lo tengo sujetando mi
garganta.
—No te permito que hable de ellos —gruñ e clavá ndome sus garras —. No eres nadie para
mencionarlos.
—Alex, joder. Piensas las cosas, es tu luna —es la primera vez que James habla desde que
llegué.
—Mi expectativas para ti eran altas y me fallaste —siento como la sangre de mi cuello baja
lentamente, su mirada en ningú n momento se aparta de la mía.
—Te fallaron las expectativas que tenías para mí, no yo. En cambio nunca me cree
expectativas sobre ti y ya me estas fallando —sus garras se hunden mas en mi piel —
Vamos, hazlo. Mata a la mujer a la que algunas vez dijiste que querías —Estuvo a punto de
hacerlo, sino hubiese sido por Chad quizá si estuviera muerta. Lo que má s me dolió es que
no iba a pensarlo dos veces para matarme.
—Así que viniste a defender al enemigo, poniéndote contra tu alfa —Una sonrisa iró nica
sale de sus labios —. Son tal para cual.
—No le hagas nada, por favor —le vuelve a suplicar cuando veo sus intenciones, no me
perdonaría que le hiciera algo a Chad por mi culpa —. Es conmigo con quien te encuentras
enfadado.
—Nadie, pero nadie puede meterse con lo que es mío. Tampoco desafiarme delante de mi
gente y no tener consecuencias —grito hasta que mi garganta arde, nadie hace nada cuando
con crueldad Alex atraviesa el pecho de Chad justo donde está su corazó n. Ella solo aparta
la mirada mientras solloza y todos los demá s no creen que su alfa haya hecho eso.
—¡No! No… —lloro, mis lá grimas bajan por mis mejillas unas tras otras. Me doy cuenta de
que mis lá grimas es sangre, ya ni eso es normal en mí. Sus guardias tiran de mis grilletes
cuando me abalanzo sobre Alex, la mirada que me da él es de indiferencia y frialdad.
Aclaro que Kaela cambiará mucho, su verdadera naturaleza estuvo reprimida por
mucho tiempo y de por si los vampiros son crueles. Además ella es una híbrida.
Alex… Alex es solo un pendejo que deja que la furia lo ciegue y estuvo a punto de
matar a Kaela.
Abrazo mis piernas contra mi pecho y descanso la cabeza entre ellas. Cada vez que cierro
los ojos, puedo ver el cuerpo sin vida de Chad. Si él no hubiera intervenido, estaría vivo.
Y tú estarías muerta, el único culpable de su muerte es Alex, debes matarlo por lo que te hizo.
¿Segura? Él ha profesado quererte y aun así estuvo a punto de asesinarte. Además, no siento
ninguna conex…
—Oh, claro. Me encanta estar encerrada entre estas cuatros paredes -contesto con
sarcasmo. Sé que ella no tiene la culpa, pero no estoy para preguntas estú pidas.
—Lo siento -dice apenada -. Alex estuvo muy mal por lo que hizo y no lo justifico, por eso
vengo a ayudarte a escapar -saca un juego de llaves de su bolsillo delantero.
—En serio me alegra que estés dispuesta a ayudarme, pero no puedo hacerlo. Si Alex lo
descubre, te tomará como traidora y puede sucederte lo mismo que a Chad.
—No lo hará , soy importante para James y no se atrevería a causarle dañ o -responde
segura y abre la puerta de la celda.
—También era importante para él y mira como estoy -le enseñ o mis muñ ecas heridas por
los grilletes de plata. Me mira con lá stima y se acerca, sin embargo retrocedo -. Emma, te
recomiendo que salgas. No puedo controlarme y justo en este instante tengo enormes
deseos de beber tu sangre hasta matarte.
Balbucea algunas palabras nerviosa, pero hace lo que digo. Mi aspecto ha vuelto al de antes,
excepto por la extrema palidez de mi cuerpo y aquel deseo de sangre.
—No creo que me hagas nada, tú no eres así -Quise reírme en su cara, deje de ser la que era
desde el día en que desperté siendo vampira.
—Emma, en menos de un día asesine a seis personas, quizá no lo hice de forma consciente,
pero no puedo controlarme y hasta que no lo haga soy un peligro para todos.
—¡¿Qué demonios haces aquí sin mi autorizació n?! -La potente voz de Alex resonó por todo
el calabozo, Emma dio un pequeñ o brinco asustada -. ¡Contesta la maldita pregunta! -De
una manera brusca la zarandeo y le quitó las llave que tenía. Intenté acercarme para evitar
que le hiciera algo, sin embargo, los grilletes no lo permitieron.
—Alex, yo…
—No te atrevas a hacerle algo -digo cuando veo sus intenciones -. Si lo haces, el que no
saldrá con vida de aquí será s tú -mi advertencia es clara, no dejaría que por mi culpa
muriera otra persona importante para mí.
—Vete -le dice a ella, aunque mirá ndome. Emma duda, pero hace lo que su alfa dice.
Cuando quedamos a solas, me mira con frialdad -. Estas en mi territorio y te atreves
amenazarme, ¿sabes que te encuentras vulnerable y puedo matarte?
Lo miro fijamente sin decir nada, no puedo mentir diciendo que sus palabras no me afectan
cuando lo hacen. Son tan dolorosas como la plata que quema mi piel, nunca creí que él
intentaría lastimarme o que sus ojos ya no brillaran al verme. Está bamos tan bien y ahora
parece como si fuera una horrible pesadilla de la cual quiero despertar.
—Hazlo, ahora no hay nadie que lo impida -hablo con fingida indiferencia, no le mostraré
cuá nto me afecta esta situació n.
—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué traicionarme de esa manera? -su rostro se halla cerca del
mio, por un momento me pierdo en esa mirada que tanto me gusta y sin poder evitarlo
miro sus labios. Siento mis colmillos crecer, su aroma me embriaga.
Es mío.
—Porque te odio -susurro a centímetros de su boca -. Te odio tanto que quiero verte sufrir.
¿Eso es lo que querías escuchar? ¿Te hace sentir mejor esta mentira?
Su boca sobre la mía es lo ú nico que siento después de lo que digo. A diferencia de todos
sus besos, este es cargado de furia, no hay ternura ni cariñ o; solo desprecio. Atrapa mi labio
inferior entre sus dientes tirando de el hasta haceme sangrar y luego me aleja de una forma
brusca.
Una carcajada carente de emociones brota de mi garganta, es estú pido que siga pensando
en perdonarme cuando no he hecho nada.
—No quiero tu perdó n porque no hice nada, pero cuando te des cuenta será demasiado
tarde y la que no te perdonará seré yo -digo con frialdad -. Mi amor propio no me permite
estar con una persona que no confía en mí, con una persona que estuvo a punto de
matarme y definitivamente no deseo algú n tipo de final con alguien como tú .
—Eres mía, puedo hacer contigo lo que me plazca y si digo que quiero que pases conmigo
toda la eternidad, lo hará s.
—Lá stima para ti que no soy un objeto con el que puedas hacer lo que te venga en gana -
replico a lo que dice.
—Claro, siento unos enormes deseos de que me folles, sin embargo, eso no significa nada.
Un extrañ o aroma me hace arrugar la nariz, es muy… peculiar y fuerte. La dueñ a de este
olor se hace presente. Es una mujer hermosa, una larga cabellera rubia enmarca su lindo
rostro, el azul de sus ojos se asemeja al cielo.
—Por los dioses, su aura es muy oscura al igual que su poder -Es lo primero que dice
mirá ndome fijamente, mi ceñ o se frunce al escucharla ¿Quién es ella? -. Me llamo Abigail y
soy una bruja de la aldea Synch -responde como si me hubiera escuchado.
—Necesito que me digas có mo es que pudo ocultar lo de ser una vampira -expresa Alex
ignorando mi incomodidad. Aunque me interesa que me diga có mo sucedió todo esto.
—Dame tu mano -hago lo que dice -. Alex, no deberías tener a tu luna en estas condiciones -
lo regañ a tomando mi mano entre las de ella.
—Las decisiones que tome no son de tu incumbencia, Abigail -ella rueda los ojos y los
cierra. Presto atenció n a lo que hace, una ligera sensació n recorre mi cuerpo y ella se aparta
con una expresió n de ¿susto?
—Alex, esto es grave. Hay algo que no me deja ver sobre su pasado, está n bloqueados.
—Sí, ella es mitad vampiro y mitad boutlyn. Tenemos un enorme problema, si el consejo lo
llega a saber querrá n llevá rsela, es un peligro para todos.
—¡¿Có mo demonios sucedió ?! -se pasea nervioso por la celda -. Los boutlyn no se unen a
otra especie, de por sí son peligrosos y que ella sea una híbrida vuelve todo aú n má s
peligroso.
—¿Qué son los boutlyn y có mo es que yo estoy ligada a esta especie? -maldició n, ¿có mo es
que mi vida se complicó tanto?
—No te hagas la inocente, seguro es algú n plan tuyo -la furia de Alex hacia mí, volvió .
—Me tienes cansada de lo mismo, no sé nada, no sé quien soy. ¿No puedes sentir lo que
siento a través de nuestro vínculo? -mi voz se corta en la ú ltima palabra y me dejo caer en
el suelo. La bruja me mira con lá stima y Alex no se mueve de su sitio. Me siento agotada
mentalmente.
—Los boutlyn son los demonios mas poderosos de la historia, fueron creados para destruir,
es difícil saber quienes son ya que tienen la habilidad de cambiar de apariencia. Pueden
manejar a cualquier criatura a su antojo al igual que la oscuridad. No todos tienen el mismo
poder, unos lo son má s y otros menos, eso no significa que no sean igual de peligrosos.
Hace un milenio hubo una híbrida que era mitad bruja y mitad boutlyn, su poder era
inmenso tanto que no podía controlarlo. Estos demonios se caracterizan por su crueldad,
para mantener una apariencia “normal” roban almas, luego de torturar a esa persona por
simple placer. Aquella híbrida acabó con muchas vidas, tanto humanas como
sobrenaturales. Nuestro secreto estuvo a punto de ser descubierto a la humanidad y el
consejo tuvo que intervenir, algo que no salió bien.
—Y ¿no podían ayudarla a controlar sus poderes? -cuestiono con preocupació n. ¿Ese
también será mi destino?
—Era tarde, ya la había consumido y una vez que eso sucede no hay vuelta atrá s -declaró
con seriedad -. Loki furioso, amenazó de que habría otra híbrida aú n má s destructiva que la
anterior y ella sería la que revela el secreto del mundo sobrenatural a los humanos, ante
esa amenaza, los dioses crearon un arma capaz de asesinar a una híbrida boutlyn.
—Sí, pero ninguno de ellos son con un boutlyn y no se consideran una amenaza. La querrá n
asesinar, Alex -dice mirá ndolo a él.
—Eso no sucederá , nadie le hará algú n dañ o -iró nico que dijera eso cuando ya el dañ o me
lo hizo él mismo.
Ambos salieron de la celda, dejá ndome sola y con la sensació n de que me estaba hundiendo
en un hoyo del cual no podré salir.
—No puede quedarse aquí, Alex, vendrá n por ella cuando se enteren que la tienes aquí.
Tenemos que averiguar quienes son sus padres, ¿tienes alguna idea?
Esto es una locura, mi alma gemela es mi enemigo y pueden que la maten. Ese pensamiento
me hace gruñ ir internamente, nadie puede atreverse a tocarla. Una parte de mí se
encuentra cegada por la furia, esa emoció n de traició n me embarga y cada vez que la veo y
tengo ganas de acabar con ella. La otra en cambio, me recrimina por no escucharla, estar
ahí para ella, por atreverme a lastimar el regalo que me dio la diosa luna.
Cuando te des cuenta será demasiado tarde y la que no te perdonará seré yo.
Esa frase no debería de afectarme, ¿cierto? Ella es la que me mintió todo este tiempo.
—Tenemos que hacer algo si resulta ser cierta la amenaza de Loki -asiento de acuerdo.
Tengo que protegerla de ella misma y a todos.
Me sorprendo cuando veo a Dalia aquí, no venía desde hace varios meses. En la sala
también está n Briana, Emma, James y Samuel.
—¿Qué haces… -su mano impactando en mi cara interrumpe lo que iba a decir -¿Qué te…
—James, controla a tu mujer. No quiero que vaya al calabozo sin mi autorizació n -le digo
ignorando a todos y me voy a mi despacho.
No me importa, Matt.
—¿Alo?
—¿Có mo te atreves a llamarme, Darius? -el deseo de matarlo de una forma lenta y dolorosa
nace rá pidamente.
—No te llamo por gusto, tienes a alguien que me pertenece y la quiero devuelta.
Les digo que toda esta vaina se va a descontrolar y pues Darius es el padre de Kaela y
el mismo que mato a los padres de Alex.
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—Kaela, ven con tu padre —El extraño hombre extiende su mano hacía mí. Lo cierto es que
soy muy parecida a él. Es alto, su piel es tan pálida como la mía y nuestros ojos son del mismo
tono gris.
—¿Padre? No puede ser cierto —la duda se apoderó de mí —. Si eres mi padre, ¿por qué me
abandonaste?
—Es algo que te explicaré en otra ocasión, ahora escúchame muy bien —Bajo su mano al ver
que no intentaba cogerla —. Al final del bosque, cerca del lago que se encuentra en el este de
la manada encontrarás un sendero de rosas muertas, estas te guiarán a un castillo; ahí me
encontrarás. Solo tienes que decir tu nombre y nada malo te pasará.
—¿Cómo sé que puedo confiar en ti? No te conozco y si dices ser mi padre, mucho menos
querré estar cerca de ti —frunzo mi ceño en desconfianza. Su boca se tuerce en una pequeña
sonrisa.
—Eres igual a tu madre —dice con nostalgia —. Tendrás que confiar en mí, es peligroso que
estés sola en esa manada. Alex puede ser muy cruel si se trata de vengarse por la muerte de
sus padres.
El chirrido de la celda abrirse de una forma brusca hace que salga de ese extrañ o… sueñ o.
Un Alex con los ojos dorados y respiració n acelerada es lo que me encuentro.
—¿Qué…?
—¡Todo esto fue tu plan desde el principio! —me apunta con el dedo dando grandes
zancadas —. ¡Es tú plan y el de tu padre desde el principio! —La vena de su cuello palpita,
las garras y sus filosos dientes salen a relucir; me tiene acorralada.
Mi pequeñ o triunfo duró poco, su cuerpo impactó con el mio tirando al suelo, provocando
que mi nariz chocara contra este y comenzara a sangrar.
El dolor recorrió toda mi cara y maldije por lo bajo. Alex con fuerza levantó mi cuerpo
volteandome en el proceso. Su cara se encuentra frente a la mía, un pequeñ o hilo de sangre
baja desde su labio inferior y me llena de satisfacció n ver có mo aprieta la mandíbula con
furia. Levanto la cabeza en un claro desafío; que se joda si piensa que me amentrare.
—Jo-de-te —le escupo la cara con desprecio. No hace nada para limpiarlo y me arrastra con
él. Lo golpeó , grito por ayuda, aunque eso no sirve para nada.
Me amarra en una silla de metal, pone en mis muñ ecas y pies otros grilletes má s gruesos
que el anterior sujetados por la misma silla. La plata quemó mi piel y tuve miedo de lo que
Alex iba hacer.
De su espalda extrajo dos dagas filosas, mi cuerpo entró en tensió n al ver que se dirige a mí.
—¿Qué demonios vas hacer, Alex? —me remuevo bruscamente, no importa el dolor de los
grilletes, lo que viene será peor, lo noto en su mirada. Con unas de las dagas destruye la
blusa que llevaba puesta, dejando mis pechos al aire.
—Claro, y por casualidad del destino terminaste aquí en Canadá —alega sarcá stico.
—Ni si quieras siente algo por mí, ¿có mo creerte? —Justo en este momento, no valía la
pena contradecirlo.
Cuando una persona a las que creías conocer rompe tu confianza, ya nada vuelve a como
era antes, mucho menos si es la persona que querías. Verlo clavar la daga sin ningú n tipo de
remordimiento en mi piel, dolió má s que la misma herida.
Todo lo bueno que sentía es reemplazado por odio, un odio tan intenso que tenía miedo a
que me consumiera.
—Habla, no hagas esto má s difícil para los dos —fije la mirada en el techo, silenciosas
lá grimas bajan por mis mejillas, tiñ éndose de sangre. No quería ver como la persona que
llegue a querer me destruía.
Otro corte atravesó mi piel, mordí mi labio para no gritar, mis manos se presionaban
fuertemente de la silla, esto dolía como el infierno. Al estar atada no podía hacer nada, ser
vampira no me estaba sirviendo de mucho, al contrario solo me estaba trayendo
problemas.
—¿Por qué no confiesas la verdad? —No dije nada, no merece la pena —. Tuve que
enterarme por una maldita carta. ¿Sabes? Si me lo hubieras dicho tú , te habría perdonado,
estoy tan enamorado de ti que no me habría importado.
Quizá haya pasado minutos o tal vez horas, pero la oscuridad me llama; no siento nada.
Unos gritos y jadeos se escucharon por todo el calabozo, la daga ya no cortaba mi cuerpo,
pero antes de perder la conciencia, puedo vislumbrar a James y la bruja Abigail.
—¡¿Qué te pasa, Alex?! —el fuerte gruñ ido de James detuve lo que estaba haciendo, no me
dio tiempo de reaccionar cuando mi cuerpo salió volando por los aire. Sostuvo mi cuello
estampandome contra la pared, mi puñ o impactó en su mandíbula alejandolo unos metros
de mí.
James clavó su garra en mi vientre en el momento de distracció n, retrocedí dos pasos sin
poder creer lo que había hecho. Abigail nos paralizó con su magia cuando vio nuestra
intenció n de seguir peleando.
—Te encuentras en mi manada, sino quieres morir será mejor que me libres de tu hechizo
—mi potente voz de alfa salió a relucir —. ¿A ti có mo se te ocurre atacar a tu alfa? ¿Deseas
ser desterrado? —Nunca esperé que James estuviera en mi contra, ha sido mi mejor amigo
y beta desde que fuimos cachorros.
Matt está furioso conmigo, lo siento aullar de agonía al ver su luna maltratada. Una parte de
mí sigue cegada por la rabia y la otra me dice que he sido completamente injusto con ella.
Una suave luz irradia de la mano de Abigail sobre el herido cuerpo de Kaela, cuando hace
esto, la sangre para al instante.
—Pudiste haberla matado —dice concentrada en Kaela —. Sé que piensas que te traicionó ,
pero no es así. Todos estos añ os tuvo un hechizo que tenía su lado vampiro y híbrido
dormido…
—Lo sé —la interrumpo —Me llegó una carta, ella sabe todo. Hace un movimiento de
manos, dejando libre a James.
—Llevala a una habitació n y llama al doctor —ordena quitando los grilletes a mi luna y
James obedece sin pensarlo dos veces.
—Te encuentras en mi manada para dar ó rdenes y me tienes bajo un hechizo, podría
costarte la vida, ¿sabías?
—Sí, pero no dejaré que mates a una inocente y luna de la manada —Me libera del hechizo
cuando solo quedamos nosotros dos en el calabozo —. ¿Tienes la carta? —asiento y la sacó
de mi bolsillo trasero.
Todavía podía recordar lo que decía, no podía creerlo, pero aquella llamada de Darius y la
carta tienen mucho sentido.
La primera parte del plan está completa, tu pequeña luna no es tan inocente como creías. ¿Ya
recibiste la llamada de Darius advirtiéndote sobre tocar a su hija? El primer ataque que
recibiste con Kaela aquí, fue por ella.
Todo inició cuando tus padres mataron a su madre, tampoco son tan santos como pensabas
¿cierto? Darius en venganza asesino a tus padres, pero ella no estaba conforme. Quiere
destruir todo lo que amas, aunque para lograrlo tuvo que dormir a su lado vampiro y boutlyn.
Una bruja amiga de Darius borró su memoria y la mandaron al orfanato de Australia.
Cuando pasó el debido tiempo, la trajeron aquí, no creas que fue una coincidencia venir.
Tenías que encontrarla, pero nadie planeó que ella fuera tu mate, por eso Darius intentó
rescatarla. Ahora que ya ha despertado la verdadera Kaela, no pasará mucho tiempo en que
ella y los vampiros destruyan a todos los que amas.
Tik tak, el tiempo se te acaba, Alex.
Solo les vengo a decir que nada es lo que parece, excepto el que Alex sea un estúpido.
El deseo de acabar contigo es tan fuerte como lo que siento por ti.
—Es que en serio no puedo creer que les creyeras a una maldita carta, ¿así tomas todas las
decisiones? ¿Creyéndole a cualquiera? —Me apunta con el dedo, molesta.
—Tiene demasiado sentido lo que dice la carta, ¿có mo alguien fuera de la manada va a
saber que su lado vampiro y boutlyn estaba dormido, cuando los ú nicos que lo sabemos
somos nosotros? —inquiero enfadado, no me gusta que cuestionen lo que hago.
—¡Cualquiera con suficiente poder puede hacerlo!, ella tiene enemigos que le convienen
que no la protejas para que sea un blanco fá cil. Tu deber es cuidarla y está s haciendo todo
lo contrario —suspira tratando de calmarse —. La vas a perder para siempre, no habrá
nada que puedas hacer para recuperarla si sigues comportá ndote como lo está s haciendo.
—Haz lo que quieras, solo sé que te arrepentirá s y ella no te perdonará —se va dejá ndome
solo en el calabozo manchado con la sangre de Kaela.
—Sé que lo hará, es nuestra le guste o no. Además, si de verdad es hija de Darius me ayudará
a llegar a él.
Es lo ú ltimo que escucho de Matt. La furia recorre mi cuerpo, el deseo de destruir todo es
má s fuerte de lo que puedo pensar. Si de verdad Kaela es inocente, se quedará a mi lado y
de no ser así, acabaré con ella.
Cuando salgo del calabozo, noto las miradas de las personas de la manada, algunas son de
miedo y otras precavidas. En los añ os que llevo como alfa, nunca me había sucedido,
aunque entiendo por qué está n así. Matar a Chad fue un momento donde deseaba matar a
Kaela, pero él se interpuso y terminó pagá ndola.
Creo que fue lo suficientemente idiota para llegar a sentir algo por mi luna y terminar
dando su vida por ella.
Al llegar a la mansió n lo primero que me aborda son las gemelas y sé que la conversació n
que tendremos no acabará en buenos términos.
—¿Qué mierda está s haciendo? —los acusadores ojos de Daila me miran triste y con
desprecio. Otra cosa que nunca me había pasado, las gemelas y yo siempre hemos estado
unidos, me sacan de quicio en muchas ocasiones, pero son lo que má s amo en la tierra.
—Matas a Chad delante de toda la manada por el simple hecho de defender a tu luna de ti
mismo. ¡A Chad! Por la diosa, era nuestro amigo, tiene una familia que justo ahora está
sufriendo por la pérdida de su hijo. Un hijo que murió injustamente por su alfa y ahora
vuelves a atentar contra la vida de tu mate, ¿quién eres? ¿Dó nde se encuentra mi hermano?
—Sus hombros se hunden como si estuviera derrotada y sus ojos me miran tratando de
buscar algo.
—No es algo que hablaré con ustedes —expreso tratando de retomar mis pasos, aunque
Briana no lo permite.
—¡Es un maldito vampiro! Debieran de entenderlo, por culpa de su padre, perdimos a los
nuestros —ambas me miran con sorpresa ante esa informació n —¿No lo sabían, cierto? Es
hija del asesino que mató a nuestros padres.
—Me cuesta creer que la está s defendiendo cuando en las ú ltimas semanas ella no ha sido
de tu agrado, Briana.
—Eso no significa que aplaudiré las malas decisiones que tomes, ya que no solo te afectan a
ti.
—Oh, lo dices porque tu mate también es un vampiro e hijo de Darius —Cada unas de mis
palabras destilan sarcasmo —. La diosa luna nos bendijo con nuestros enemigos, una linda
historia ¿no?
—Eres un imbécil, sabes como me siento respecto a eso, ¡hasta llore en tus brazos!
—Creo que tienen algunas cosas de las que hablar, adió s hermanitas —embozo una falsa
sonrisa y me voy directo al piso superior, donde se encuentra Kaela.
La habitació n donde se halla, está rodeada por dos de mis mejores guerreros. Cuando me
ven hacen una leve reverencia y abren la puerta.
Al entrar, el aroma a sangre golpea mi sensible olfato. Mateo, el médico de la manada coloca
una ú ltima venda en el abdomen de Kaela. Ella toma lo que supongo es la sangre que el
doctor le dio. Sus ojos, ahora con unos destellos rojos me miran al sentir mi presencia.
Emma y James hacen lo mismo, él al verme se tensa y se prepara para cualquier cosa. Una
parte de mí se siente traicionado por ver como la defiende a ella y la otra se llena de
gratitud porque sé que cuidaría a su luna con su vida.
—¿Se encuentra mejor? —le pregunto al doctor, antes de responderme recoge las gasas
manchadas de sangre y unas herramientas médicas.
—Ya se encuentra mejor gracias a la sangre que consume, las heridas tardará n má s en
cerrarse por la plata; en un día estará como nueva —asiento y los despido con un gesto de
cabeza.
—No olvides quien es el alfa, James —Kaela aprieta los labios con notable molestia, su piel
se encuentra má s pá lida de lo que debería dá ndole un aspecto enfermizo.
—Estaré bien, chicos —emboza una pequeñ a sonrisa cuando Emma aprieta su mano.
—Las veces que quedas a solas con él no termina nada bien, luna —se expresa James
mirá ndola con cariñ o. Mis entrañ as se retuercen de los celos y el deseo de golpearlo por
mirar a mi mate así.
—No le haré nada —mi beta me lanza una mirada desconfiada, sin embargo se aleja de ella.
Emma deja un beso en su frente y le susurra que cualquier cosa, solo tiene que gritar y ellos
vendrá n.
—Lo siento.
—Estoy tratando de recuperar lo nuestro —Una carcajada llena de ironía brota de sus
labios.
—No hay un lo nuestro, Alex. Siendo sincera, creo que nunca lo hubo.
—Estoy dispuesto a olvidar todo si me ayudas atrapar a Darius —rueda los ojos antes de
fijarlos en mí.
—Estoy empezando a creer que te dejaron caer de pequeñ o. ¿Qué vas a olvidar? ¿Qué
mataste a Chad? ¿Qué estuviste a punto de matarme dos veces?, ¿Qué ni siquiera me diste el
beneficio de la duda, ya que siempre he sido sincera contigo? La ú nica dañ ada de todo esto
soy; me siento traicionada por ti —tuerce los labios y sacude la cabeza —. Nada de lo que
digas o hagas me hará olvidar estos días.
—Dices que eres inocente, entonces explícame por qué me llega una carta justo días
después de tu transformació n diciendo que eres hija de Darius y luego él me llama diciendo
que eres su hija —la frustració n por toda la situació n me supera, quiero creer en ella, pero
no puedo.
—Kaela, yo…
—¡Cá llate! Confíe en ti, en todo lo que me habías dicho y solo fueron estú pidas palabras que
creí como una idiota. Te daré un consejo, será mejor que me mates ahora que tienes la
oportunidad porque una vez que logre salir de aquí, seré yo la que te mataré.
Decir que me encuentro impactado por sus palabras no se compara con lo que siento. La
euforia me hace querer gritar y besarla, sin embargo, no lo hago.
—No puedes.
—Dejar de quererme, no puedes —arquea una ceja con una ligera sonrisa en sus labios.
Sus palabras siguen resonando en mi cabeza aun después de horas de dejarla en aquella
habitació n. Me quería, ella me quería.
Nada de eso será posible y todo por mi culpa, sin embargo, ella es mía. Haré hasta lo
imposible para que me perdone, aunque primero tengo que acabar con Darius.
Hola, hermosuras. Disculpen por andar desaparecida, pero fue por motivos de
estudios ya que este es mi último año.
Las actualizaciones vuelve hacer como antes, porque estoy libre de clases.
Ojalá nunca te hubiera conocido, creo que todo sería mucho más fácil.
https://www.youtube.com/watch?v=kpSXc1sLa2k
—Tendría que pelear con ellos y lo más probable es que el ruido de la posible pelea alerte a
Alex.
—Porque quería dejar el recuerdo de tu hijo muerto, además, tarde o temprano te ibas a
convertir.
—Cuando te mueras y no soy una vocecilla, soy tu parte demoníaca la que te hace cometer
locuras y querer hacer cosas malas; como matar a todos.
Paseo la vista por toda la habitació n en busca de algo que me ayude a salir de este lugar.
Espero que sea la ú ltima vez en estar en esta manada, aunque extrañ aré a Emma y James.
Espera, si soy una vampiresa puedo volar ¿cierto? O bueno… en las películas vuelan.
—Solo sal por la ventana, al idiota de tu mate se le olvido la vez que te escapaste por ahí y no
hay ninguna seguridad.
Saco los pies por la misma ventana de la que traté escapar la primera vez, suspiro antes de
dejarme caer al vacío. La diferencia de aquella ocasió n y esta, es que aquí quedo de pie sin
ningú n rasguñ o, excepto el pequeñ o dolor de las heridas que está n sanando.
Me pregunto, ¿por qué esta parte de la manada tiene menos seguridad? Ante cualquier
ataque, este sería el mejor lugar para entrar. Observo a mis alrededores, al no ver a nadie
cerca avanzo recordando mi sueñ o con ese hombre.
“Al final del bosque, cerca del lago que se encuentra en el este de la manada encontrarás un
sendero de rosas muertas, estas te guiarán a un castillo; ahí me encontrarás.”
—Pues estaré muerta y ya, de todos modos no es que me encuentre segura con Alex.
Un ruido detrá s de mí, me pone alerta. Que no sea un guerrero, que no sea un guerrero, que
no se…
—¿Luna? —doy media vuelta sobre mis pies y observo un joven rostro desconocido —.
¿Qué hace usted acá ? —interroga evitando contacto visual.
Lo mejor es darme rá pido, para eso soy una vampiro. Llego al final del bosque, donde se
encuentra un bonito lago congelado, las montañ as de fondo y altos pinos cubiertos de nieve
le dan al lugar un aspecto de esos que se ve en las revistas, que te cuesta creer si son reales
o no.
Hasta ahora no me había dado cuenta de que no siento frío, en cambio mi piel se encuentra
helada, supongo que es algo de vampiros.
El sonido de una rama rompiéndose me pone en alerta y el olor a lobo llega a mi nariz.
—Oh, pero miren a quien tenemos aquí —la desagradable voz de Cleo irrita mis oídos, no la
había visto desde aquel día en la universidad —. Si es la patética humana que resultó ser
una híbrida.
—¿No tienes algo mejor que hacer, Cleo? —entorné los ojos con molestia —. No tengo
tiempo para perderlo contigo.
—Por los alrededores se comenta lo que hizo Alex contigo y que mató a Chad, así que
supongo que escapas de él, ¿no?
—Creo que Alex se sentiría orgulloso si te llevo ante él —da golpecitos con los pies y sonríe
al ver lo tensa que estoy. Perra —. Pero no lo haré, me convienes má s lejos que cerca de mi
osito.
—Cá llate, aunque seas una híbrida, no manejas tus poderes, por lo que en un rá pido
movimiento puedo apagar tu miserable vida para siempre.
—No lo hará s, sabes que eso también significaría tu muerte —se queda callada y ahora soy
yo la que sonrio —. Espero que no acabes muerta con la furia de tu osito.
—No, soy una vampiro. Que te vaya bien con tu osito —me despido burlonamente y cojo el
sendero de las rosas muertas.
¿Por qué está s rosas se encuentra muerta cuando todo en mi entorno se halla lleno de vida?
El camino cada vez es má s estrecho, algunas ramas cortan mi piel, pero las heridas se
cierran con rapidez.
En esta parte del bosque, todo se ve siniestro, los á rboles cubiertos de algo negro y viscoso,
ademá s de secos y con olor a animales muertos. Esto no me agrada para nada, quizá si es
una trampa para matarme aquí mismo, nadie se daría cuenta.
No puedo usar mi velocidad, ya que estoy rodeada de grandes ramas y algunas de ellas con
espinas. No sé cuá nto tiempo pasa hasta que salgo del bosque. Frente a mí se alza un
imponente castillo, parece antiguo, sus colores son opacos y todo lo que se puede ver me
gusta. Pensaba que los vampiros vivían bajo la tierra y que todo a su alrededor estaría
muerto.
Desde esa postura, observó varios hombres rodeandome y apuntá ndome con armas.
—¿Qué demonios?
—¿Quién eres tú y qué haces en nuestra tierras? —aprieta con má s fuerza mi brazo.
—Huele a perro, significa que estaba con los lobos —dice uno de ellos.
—¿Con los pies? —Cuando esas palabras salen de mi boca, soy levantada con brusquedad
por el que estaba encima de mí. Me gira para que quede frente a él y sus á giles manos
envuelven mi cuello.
—Si no quieres morir, contesta mi pregunta sin ninguna broma —pongo mis manos arriba
de las de él tratando de quitá rmelo, pero no puedo. Sus inepresivos ojos negros me miran
con amenaza, en cualquier momento puede matarme.
—Soy Kaela Williams —El chico abre la boca con asombro y en sus ojos se presenta el
miedo. Se aparta de mí y baja la cabeza. Los otros chicos que me rodeaban también se
muestran sorprendidos, aunque repiten la acció n de bajar la cabeza y guardan sus armas.
—L-lo siento, alteza. Ha sido un grave error nuestro tratarla así, le pido por favor que no le
diga al rey de esta terrible ofensa, no volverá a suceder —Se muestra muy nervioso, hasta
balbucea algunas cosas que no logro entender.
Aunque en mi cabeza se reproduce la palabra alteza. ¿Los vampiros tienen una monarquía?
Y si es así, por qué ellos me dicen alteza si ni siquiera pertenezco a este lugar, o eso creo.
—¡Cortenle la cabeza! —Desde que la reina roja de Alicia en el país de las maravillas dijo
esa frase, siempre desee decirla. Sin embargo, creo que no fue un buen momento para
usarla —¡No! —grité horrorizada cuando vi que iban a cumplir lo que dije. ¿Quién
demonios soy para que ellos cumplan lo que digo? —. Es solo una broma —Creo que al
chico estuvo a punto de darle un infarto, si pudiera.
—Lo siento, alteza. La llevaremos con el rey —dice otro de ellos, lo ú nico que puedo hacer
es asentir.
—¿Por qué me llaman alteza? —inquiero viendo el bonito jardín que rodea el castillo.
—Usted es la hija del rey Darius —Me detengo bruscamente y ellos se giran para mirarme.
—¿Es una broma? ¿Cierto? —niegan. Ay, no. ¿No podía seguir con mi vida normal y sin
dramas? Un mate loco, un padre rey, gente que me quiere matar, yo híbrida, ¿esto podría
ser peor?
—Pueden irse —les dirigen una reverencia y desaparecen —. La hija favorita de padre al
fin se encuentra en casa —Sus ojos verdes son brillantes y expresivos, es muy alto. Tiene el
cabello castañ o y un mechó n le cae en el rostro. La piel extremadamente pá lida, al igual que
todos los vampiros que he visto hasta ahora.
—Sí, soy tu hermano. El menor, específicamente —¿dije la pregunta en voz alta? —. No,
pero puedo leer tu mente —Creo que se dio cuenta de mi cara de horror ya que se echó a
reír de una forma bastante alta —. Ven, te llevaré a darte una ducha antes de conocer a
padre, tu olor a ese perro de tu mate es bastante desagradable —no respondo y lo sigo —
¿Eres muda? —niego — ¿Por qué no hablas?
Este castillo parece un laberinto, aunque uno muy bonito. Al contrario de la fachada
antigua, el interior es elegante y moderno. Grandes cuadros decoran los pasillos, algunos
son de personas y otros de paisajes un tanto tenebrosos.
Por el camino nos cruzamos a varios vampiros, algunos de ellos me miraban con un extrañ o
interés y otros pasaban de mi presencia. Liam, el que se hace llamar mi hermano, caminaba
despreocupado y a la vez con la elegancia de un depredador. A su lado parezco un patito
feo.
Hay una sala, una jodida sala en este aposento. Los colores que destacan es el blanco y
dorado, con un estilo minimalista. Una enorme cama con dosel ocupa el otro lado de la
habitació n. Lo que veo por el enorme ventanal me deja maravillada, puedo ver todo el
bosque y casas que desde aquí se aprecian pequeñ as.
—¿Por qué cuando se llega al castillo no se ven todos los hogares? —pregunto con la vista
en el exterior e ignorando lo que dijo.
—Está n detrá s de el ya que el castillo es una protecció n en caso de una guerra. Bañ ate y en
diez minutos vendré a buscarte, en aquella puerta a la derecha hay un closet con ropa para
ti.
Esas y muchas otras preguntas rondan en mi mente en el momento que estoy en la ducha.
Los diez minutos pasan rá pido y cuando Liam llama a mi puerta, ya estoy lista con una
có moda ropa.
Todo estará bien, todo estará bien. No tienes que estar nerviosa, todo estará bien.
—Tranquila, eres su hija favorita, por lo tanto, nada pasará —expresa con
despreocupació n.
Es el mismo hombre que vi en mi sueñ o o lo que sea que fuera. Es igual a mí, bueno, yo soy
igual a él, pero en una versió n masculina. Es demasiado alto, musculoso, una barba cubre tu
mandíbula y siendo sincera no parece para nada un viejo.
—Mi pequeñ a sol, al fin te tengo en casa —De repente tengo los brazos de Darius
rodeá ndome, durante un momento estoy paralizada. Muchas veces soñ é con un abrazo así y
me preguntaba qué hice mal para ser abandona, ahora lo ú nico que me provoca es rechazo.
Lo alejo de mí y se queda paralizado.
—Hola, soy Kaela, la hija que abandonaste —me presento con ironía y lo ú nico que hace es
reírse.
—Eres igual a tu madre —la nostá lgica se hace presente en sus ojos grises como los míos.
¿Dó nde estará mi madre? ¿Llegará después?
—Tu madre Eider murió y antes de que te preguntes, no, no es mi madre. Solo somos
medios hermanos —dice Liam sentado en una de las sillas.
Soy incapaz de moverme o de decir algo. Su muerte no debe de dolerme si nunca la conocí
ni sabía de su existencia, pero una opresió n en el pecho hace quiera hacerme ovillo en el
suelo y llorar. ¿Por qué me siento así? Creo que tenía la leve esperanza de… tener una
madre. Es como si volviera a perder algo que nunca tuve.
—¿Por qué me abandonaste? ¿No era lo que deseabas y por eso tuviste otro hijo? —me
froto los ojos tratando de no llorar ¿Por qué quiero hacerlo?
—¡¿Qué?! —balbuceé —. Alex me dijo que tú mataste a sus padres, no que ellos mataron a
mi madre.
—Es cierto que los maté al igual que a muchos de su manada, me hallaba furioso, desolado,
me habían arrebatado a mi otra mitad, ellos tenían que pagar. Luego llegaron otras
amenazas, sin embargo ahora eran contra ti, intentaron matarte en varias ocasiones,
aunque esta vez no eran los lobos. Los boutlyn está n detrá s de ti desde tu nacimiento, la
mejor forma de protegerte fue buscar una bruja que durmiera a la verdadera tú y mandarte
a otro continente haciéndote pasar por una humana. Un añ o después tuve a Liam con una
vampiresa para desviar la atenció n de todos. Eso funcionó hasta que dieron donde estabas
y yo tuve que traerte de regreso, al entrar en contacto con tu lugar de nacimiento, el
hechizo cada día se iba desvaneciendo. Por eso no quería que estuviera cerca de Alex ni de
esa manada. Tú eres Kaela Hassler Allard, princesa heredera del clan “Hell.”
—No, no. Nada de eso es cierto —siento mi cabeza a punto de estallar, mi mundo da vuelta
sobre mis pies. Mi vida es una puta mentira —¡No! —grito con furia. Me levanto de la silla y
doy vuelta como un leó n enjaulado, hasta que caigo en cuenta de algo —. Dijiste que mi
madre era una loba y que los boutlyn está n detrá s de mí, ¿cierto? —Darius asiente
confundido —. Entonces ¿por qué no soy mitad loba y si mitad boutlyn?
—¿De qué hablas? Eres una híbrida, mitad lobuna y mitad vampira —Darius y Liam se me
acercan y lucen amenazantes.
—No, cuando el verdadero yo despertó lo hizo la parte vampiro y la parte boutlyn. Mis ojos
se ponen negros y mi piel se llega a poner extremadamente pá lida haciendo relucir unas
venas negras. La bruja Abigaíl me lo confirmo, dijo que por eso me buscaban los boutlyn.
Por lo que represento.
—No, nada de eso es cierto. Ella… era una loba, tu igual lo eres —frunce el ceñ o inclinando
su cabeza hacia delante.
—Eider te engañ o sobre lo que era o en realidad no soy hija tuya —cuando digo eso ú ltimo,
sus ojos se vuelven fríos e inexpresivos.
—Tu madre nunca me engañ ó con otro hombre, tú eres mi hija —Yo también lo creo, el
parecido que tenemos lo puede confirmar.
—Padre, ella no tiene el aroma a loba, cuando llegó tenía el de su mate, pero pensé que era
porque esa parte no había despertado aú n —Darius asiente dá ndole la razó n y luciendo
preocupado —. Si eso es cierto, debemos decirle lo otro.
—¿Hay má s informació n que no sé? Juro que mi cabeza no da para otra cosa —expreso
sintiéndome agotada mentalmente.
—Cuando estuviste en Australia, estuve pendiente a todos tus pasos y eso incluye que se lo
dé tu embarazo —me tenso y me alejo molesta.
—Kaela…
—Kaela…
Es el capítulo mas largo que he escrito hasta ahora de esta novela, así que presten
atención a las informaciones que di en el.
¿Cómo creen que reaccionará Kaela ante la noticia de su hijo vivo? ¿Ustedes se lo
esperaban?
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El dolor era tan amargo que sentía que me ahoga y no podía hacer nada para impedirlo.
Vuelvo a escuchar mis gritos inundando aquella fría habitació n del hospital, sola,
desesperada y una parte de mi muerta. Me reprochaba una y otra vez la muerte de mi bebé,
lo que pude haber hecho para que viviera. Soñ é muchas veces con él en mis brazos, como
aquel día en el hospital, con la ú nica diferencia de que sostenía un niñ o vivo y no muerto.
¿Hasta qué punto mi vida fue manipulada? ¿Alguna vez tuve control de ella?
—Al fin despiertas, princesa —Intenta bromear Liam para aligerar el tenso ambiente
cuando despierto. Todavía seguimos en el comedor, mi cuerpo se encuentra tumbado en
unos de los muebles.
Cuando mis ojos se encuentran con los de Darius, sus palabras vuelven a resonar en mi
mente y una furia inexplicable abraza mi ser. Me levanto con toda la calma que puedo
reunir y lo encaro. Mis colmillos rozan mi labio inferior cuando crecen, algo dentro de mí se
expande como si fuera lava que va consumiendo todo a su paso.
—Repite lo que dijiste —Remarco cada palabra acercá ndome a él, sin embargo, no se
inmuta y se queda donde está .
—Kilian está vivo y yo lo tengo en el castillo —Al escuchar el nombre de mi hijo en sus
labios hace que todo parezca tan irreal. No lo pienso dos veces para abalanzarme sobre él,
aunque ni siquiera le rozo un pelo —. No hagas esto, Kaela. No pelearé contra ti —Habla
con calma, lo que provoca que mi furia crezca má s.
—¿Por qué lo hiciste? —Agarra mis brazos cuando intento golpearlo de nuevo. Liam se
acerca a una de las grandes ventanas y desde su posició n nos observa con diversió n.
—Contró late —dice empujá ndome, con lo que mi cuerpo choca contra una mesa —. Lo hice
por tu bien.
¿En serio quiere que me controle con la estupidez que sale de su boca? Apenas golpee su
rostro cuando me paraliza, quiero moverme, pero no puedo. Ve mi desesperació n por no
poder mover mis brazos y pies.
—Te dije que te controlaras, como no lo hiciste usé mi poder contra ti —Su mano acaricia
mi mejilla con ternura, quisiera alejarlo, sin embargo, no puedo.
—¿Crees que eso fue por mi bien o que todas las decisiones que tomaste lo fueron? —
inquiero mirando esos ojos grises —¿Sabes lo duro que fue estar en ese orfanato? Mataron
a mi mejor amiga ahí adentro, yo maté a alguien para no terminar como ella…
—Te puedo asegurar que acabé con cada uno de esos miserables.
—¡¿Crees que me importa?! ¡El maldito dañ o no se puede remediar! Cada día me
preguntaba qué había de malo en mí, que si hice algo mal ya no lo volvería hacer, me
dormía cada noche llorando y rezá ndole a aquel Dios que todos adoran para que mis
padres volvieran por mí. ¿De qué sirvió intentar protegerme de esos boutlyn cuando
siempre estuve rodeada de esos monstruos llamados humanos? Quise suicidarme en má s
de una ocasió n, estuve en la calle, muerta de miedo y cuando al fin encontré ese rayito de
esperanza, me lo arrebatas —mi voz se quiebra al decirlo —. No planeaba ser madre, pero
cuando lo supe, amé a ese pequeñ o ser como a nadie en el mundo. Me hundí en un
profundo pozo de oscuridad al recibir esa noticia, me quería morir, ¿por qué estar en un
mundo donde no tenía nada? Y ahora resulta que el padre que nunca estuvo, se lleva a mi
hijo por tres añ os haciéndolo pasar por muerto —Lo miro con rencor, puede que quizá
haya tenido una buena intenció n, pero justo ahora siento que lo odio.
—Lo siento…
—¡No me importan tus malditas disculpas! —grito enfurecida. Una espesa neblina negra
nos rodea y unos recuerdos invaden mi mente, pero los recuerdos no son míos. La hermosa
mujer que aparecía en mis sueñ os, se encuentra junto a Darius, un instante después, la
cabeza de ella rueda lejos de su cuerpo cubriendo todo de sangre.
—¡Kaela! ¡Basta! —El grito de Darius me hace mirarlo, se aleja de mí sujetá ndose la cabeza,
de su nariz y ojos salen sangre manchando su rostro.
Sí, lo merece.
—¿Te duele? —hago un puchero con falsa pena, todavía seguimos dentro de la extrañ a
neblina negra y puedo ver toda su vida.
Lo veo retorcerse mientras alterero sus recuerdos con la que se supone que es mi madre.
—¡Para! —Todo se tiñ e de rojo, el cuerpo de ella aparece destruido por el fuego, él intenta
acercarse, aunque la oscuridad lo aleja.
—Lo siento, papi. Debe ser traumá tico ver eso, sin embargo, ahora te toca observar la
muerte de Liam, el pobre e indefenso Liam —Una carcajada carente de humor brota de mis
labios al verlo negar perturbado ante la escena de Liam siendo despedazado por los lobos
sin poder hacer nada —. É l me ha contado que soy tu hija favorita, así que esta escena te
gustará .
—No…
—Sí, observa querido padre —Antes sus ojos aparece una Kaela tirada en unos de los
suelos de los barrios de Australia. Mi abdomen se encuentra abierto con un pequeñ o
cuerpo muerto al lado. Pá lida y sin vida —. Oh, mira lo que tus decisiones provocaron,
estará s solo por el resto de la eternidad, Darius.
—Mi hijo estuvo tres añ os sin su madre, quizá pensando que yo no lo quería, llorando
porque se sintió abandonado y yo sufriendo su pérdida —hablo con voz gélida.
—¡Kaela, para! —Un cuerpo choca bruscamente contra el mío, rompiendo lo que me tenía
paralizada, ya que Darius fue sacado de su pesadilla particular. La neblina se dispersa y el
rostro de mi padre se haya lleno de sangre —¡¿Qué demonios fue eso?! ¡¿Estas loca para
lastimar a nuestro padre y rey?! —vocifera Liam sacudiéndome. Lo empujo alejandolo de
mí. Darius es atendido por dos personas raras y él me mira sin decir nada.
—Quiero ver a mi hijo —digo ignorando a Liam. Siento todavía mi cuerpo cosquillear y un
enorme deseo de matar.
—No te encuentras en condiciones para verlo —habla al fin Darius. Lo miro con desdén
porque claramente no me importa lo que diga.
—Por mi hijo soy capaz de todo y si tengo que destruir este castillo sobre tu cabeza,
encontraré la manera de hacerlo. Ahora, quiero ver a mi niñ o —ordeno a nadie en
particular.
—Ve a buscarlo —le dice Darius a Liam y despacha a los vampiros que estaban de su lado
limpiandolo. Se acerca a mí con su rostro ya libre de sangre y observandome con ¿orgullo?
—. Nunca desee que pasará por todo lo que viviste, si te separé de tu hijo fue para salvarlo
a ambos. Hubiese sido extrañ o que una humana diera a luz a un vampiro si nunca estuvo
con uno, el plan para salvarte nunca hubiera funcionado si sabías lo que en realidad eres y
estarías muerta.
—Estuve muerta por mucho tiempo, Darius. ¿De qué te sirvió todo ese plan cuando aun así
tengo a los boutlyn detrá s de mí y yo soy una de ellos? Eres el rey, pero no sabes como
funciona el juego —pronuncio con pesadez —. Estamos envueltos en una red de mentiras,
nada de lo que sucede es lo que parece.
—Tenemos que entrenarte para que aprendas a manejar eso que hiciste hace un rato, hay
que estar preparado para cualquier cosa y no estoy dispuesto a perderte a ti también —
dice ignorando mis palabras.
—Te va a encantar la sorpresa que te tengo —El sonido de los pasos de Liam me deja
paralizada, un nuevo aroma a lavanda y coco hace que quiera sollozar.
—¿Me compraste un avió n? —La tierna voz infantil llena el espacio. Me volteo con lentitud
para asegurarme que no sea un sueñ o. Un jadeo de conmoció n sale de mi garganta al verlo.
Es el niñ o má s precioso que he visto, su abundante cabello negro como la noche se ve suave
y sedoso. Es má s alto que cualquier niñ o de tres añ os, cuando sonríe, unos pequeñ os
colmillos se asoman causá ndome ternura. Sus ojos color miel me acuerdan a Ryan, es su
viva imagen.
—Es un híbrido, mitad vampiro mitad humano. Por eso su tamañ o y desarrollo es bastante
mas rá pido que un humano comú n, pero un poco mas lento que el de un vampiro —
informa Darius, aunque no le presto atenció n. Mi mirada sigue fija en mi hijo y él también
me mira con curiosidad, pero sin soltar la mano de Liam.
—¿En serio es ella, tío Liam? —pregunta con emoció n y yo no entiendo. ¿Sabe de mí?
Me arrodillo para quedar a su altura, mis brazos se abren y él corre hacia mí envolviendo
sus pequeñ os brazos en mi cuello. Mi cuerpo se sacude cuando sollozo y lo abrazo mas
fuerte. Mi pequeñ o bebé.
—Hola, mami —dice en mi cuello —. Te extrañ e mucho —Esas palabras me desarman por
dentro y quiero que este abrazo nunca termine.
—Bebé —Lo alejo un poco y beso su frente, ojos, mejillas y toda su cara. No puedo creer
que esté aquí conmigo.
—No me gustan los besos, pero a ti te dejaré hacerlo. No llores —sus pequeñ as manos
limpian mis lá grimas y deja un tierno beso en mi nariz. Ahogo un jadeo cuando hace eso —.
Eres muy bonita, en mi habitació n tengo imá genes de ti. El abuelo Darius me las dio —Sus
ojos resplandecen como dos grandes diamantes.
—No quiero que te vayas, sé que el abuelo dijo que tenías que pelear con criaturas
peligrosas para salvarme, pero ya sé usar mis poderes, puedo ayudarte a destruirlo y así
pasará s tiempo conmigo —En su boca se forma un puchero ocasionado que me ría, pero al
mismo tiempo querer destruir a Darius por privarme de Kilian —. Mira —dice señ alando
su mano que se prende en fuego —. Puedo quemarlos para que sufran y ya no vivan —
Observa con curiosidad mi expresió n horrorizada —. Bueno, quizá solo quemarlo un
poquito para que ya no molesten, luego podríamos viajar en el avió n que me comprara tío
Liam, aunque sé volar, me gustan mucho.
—Te prometo que siempre estaré contigo, pero no tienes que quemar a nadie, el abuelo, tío
y yo nos encargaremos de los malos, nosotros solo viajaremos en ese fabuloso avió n que te
regalará Liam ¿entendido? —asiente emocionado y me abraza.
—Te amo, gracias por quedarte —¿En serio mi hijo tiene tres añ os?
—¿Por qué tengo que comprarte un avió n, Kilian? Darius tiene má s dinero que yo—se
queja Liam sentado cerca de la ventana. Kilian se aleja con los brazos cruzados y mira mal a
Liam. Aprovecho para levantarme del piso, tengo las piernas temblorosas y mis manos
tiemblan ligeramente.
—Me lo prometiste, no le dije al abuelo que te veías con una loba en el bosque —sonríe
como un pequeñ o diablito. La cara de Liam se pone mas palida de lo que ya es y Darius le
lanza una mirada amenazante.
¿Loba? Será …
—¡No maldigas, abuelo! —lo regañ a Kiliam y tapó mi boca para no reírme.
¡Hola, hermosuras! Espero que se encuentren bien y el capítulo les haya gustado.
—¡Son unos inú tiles! ¡¿Có mo demonios se escapó estando al cuidado de ustedes?! —Lo
ú nico que hacen es bajar la cabeza sin pronunciar una maldita palabra.
—Se fugó por la ventana, Alfa. No creímos que fuera a suceder —Me miran con sorpresa
cuando empiezo a reírme, ella lo hizo de nuevo. ¿Có mo no me acordé de que le encanta
escapar por la ventana? Siempre encuentra la solució n para salirse con la suya.
—Ahora lo que me interesa es que la encuentren. Iker, reú ne un grupo de hombres y salgan
a buscarla —ordeno con seriedad —. Quien le toque un solo pelo, muere.
Los despido con un asentimiento de cabeza y quedo solo en mi oficina. Odio que las cosas
se salgan de control, ella debe estar conmigo, soy su mate.
“Una mate que maltrataste, desconfiaste y mataste a un amigo delante de ella, no espere otra
cosa más que su odio hacia ti.”
“El afectado no solo eres tú, también estoy yo, porque para mi mala suerte soy una parte
esencial de ti.”
“Matt…”
“Ni siquiera tiene un lazo con nosotros como cualquier pareja de mates, tus malas decisiones
con respecto a ella lo ha jodido todo. Duramos años para encontrarla y ahora que la tenemos,
se nos escapa de la mano.”
La carta, esa maldita carta sabe mucho sobre este asunto. ¿Quién se encuentra detrá s de
todo? ¿A dó nde habrá ido Kaela?
—¿Qué quieres ahora? —Se sienta en una de las sillas que esta delante de mi escritorio y
por un buen rato aguarda silencio.
—No puedo comprenderte —Lo miro con desconcierto —. Hemos estado juntos toda la
vida y nunca has actuado así. Jamá s dañ arías a alguien por culpa de otros, con Kaela lo
hiciste siendo ella tu mate. ¡Joder, Alex! —gruñ e frustrado —. Mis padres también fueron
asesinados por Darius aquella noche y sé que Kaela no es responsable de eso como para
lastimarla.
—¡Nadie te pide que seas perfecto! ¿Se te han olvidado los valores que te enseñ aron tus
padres? Los habitantes de la manada está n temerosos de ti, algo que en todos los añ os que
tienes como alfa nunca había pasado.
—Cambié, las personas lo hacen siempre —me encojo de hombros, la ú nica que me
importa es mi Luna.
—Tus cambios van de mal en peor, algo que nos afecta a todos. Si los enemigos ven una
debilidad, querrá n atacar y perderemos vidas de personas inocentes.
Un silencio incó modo se forma, siendo sincero no me importa lo que haya dicho. Lo
importante es encontrar a mi luna y mantener a mis hermanas lejos de mis asuntos.
—¡Soy el alfa! —gruñ o agarrá ndolo de la camiseta —. A pesar de que seas mi beta, aquí el
alfa soy yo. ¡Yo tengo la ú ltima palabra para todo! Tú tienes que ser leal a mí y servirme —
Lo suelto de golpe, retrocede unos pasos y niega antes de cerrar la puerta de un portazo.
Tiro todo lo que hay encima de la mesa con furia, me muevo por todo el espacio
destrozando cualquier cosa que vea, esta situació n es una mierda. Tocan la puerta y juro
que mataré a alguien si vienen a cuestionarme. Grito un adelante y entra Iker con
semblante serio y mirando el desastre que hay.
—No la encontramos, pero hay un rastro de su aroma que lleva al este de la manada, donde
inicia el sendero de las rosas muertas.
¡Joder! Eso significa que quizá ya se encuentra con Darius. No puede estar con él, ese no es
el plan. Aunque…
Sí, en definitiva la loba con la que Liam tiene encuentros es Briana. Creo que a Darius no le
agradó para nada esta noticia, sin embargo, parece que a Liam no le importa lo que piense
él.
El resto de la tarde estuve con Kilian, es un niñ o muy inteligente, adorable, le encanta
hablar hasta por los codos y es un tanto… peculiar.
Estuvimos paseando por los jardines del palacio, siempre con unos vampiros detrá s de
nosotros. Kilian me llevó a la parte trasera donde había algunos animales correteando, se
acercó a un pequeñ o conejo blanco, tomó su cabeza entre sus manos y le dobló el cuello. Mi
boca se abrió con incredulidad al ver que lo hizo sin ningú n tipo de remordimiento y me lo
entregó . Dijo que era un regalo para que tomara la sangre, que no lo hacía con un humano
porque el abuelo no se lo permite hasta que sea má s grande.
A la parte retorcida de mí le llena de orgullo, pero la otra solo quiere mandar a la mierda a
Darius por enseñ arles esas cosas.
Liam se unió a nosotros cuando fui a dormir a Kilian, porque sí, los vampiros duermen.
Aunque no tanto tiempo como los humanos, ni es tan necesario. Es igual que la comida, solo
la comen por placer.
Descubrí que no estamos del todo “muertos”, nuestros corazones siguen latiendo, pero
como lo haría el de alguien normal, sino que mucho má s lento, por eso no percibimos
nuestros latidos. A causa de esto, la temperatura de nuestro cuerpo es extremadamente
baja, no sentimos ni frío ni calor. Podemos distinguirlo, pero no sentirlo.
También eso explica por qué algunos pueden tener hijos, es difícil, pero no imposible. Liam
terminó confesá ndome que lleva un tiempo viéndose con Briana, todo a escondida porque
no quiere que Alex se entere hasta que se calmen las cosas.
Liam es… Liam. Las cosas le importan muy poco, siempre tiene una expresió n burlona y
aburrida. Aunque es muy protector y complaciente con Kilian. No me cae mal como Darius.
Pasé la noche con Kilian, no me quería separar de él ni él de mí. Es tan adorable verlo
dormir, parece un pequeñ o á ngel. Todavía me pregunto si es real y me duele haber estado
separada de él por tres añ os.
—Buenos días —Saluda Darius al entrar al comedor donde estamos desayunando Liam,
Kilian y yo. Me quedé callada cuando los chicos le devolvieron el saludo, Darius esperó algo
de mi parte, pero lo ignoré.
—Dime, bebé.
—¿Puedo ir a verte entrenar, por favor? —Me mira con esos lindos ojos mieles que se me
hace imposible negarle algo. Creo que soy una mamá muy consentidora.
—Claro que sí, pequeñ o —Beso su frente y él me abraza antes de volver a prestarle
atenció n a su desayuno.
Liam y Darius dijeron que tengo que entrenar para mejorar mis habilidades físicas y
también mis poderes. Sí se llevará a cabo una guerra, tendría que estar preparada. Liam se
encargará de mi entrenamiento y Darius sigue buscando informació n de por qué soy mitad
boutlyn y de mi madre.
El ambiente es relajado hasta que llega el chico que me recibió cuando llegué ayer.
—Majestad, altezas —hace una ligera reverencia y Darius lo invita a que diga lo que tiene
que decir —. El alfa de la manada Blood Moon está aquí, nuestra gente se encuentra en
posició n. Solo esperamos su orden.
Darius y Liam se levantan con brusquedad, al ú ltimo no lo había visto serio hasta ahora.
Kilian frunce los labios dejando su desayuno de lado. Mierda y má s mierda, ¿Alex no podía
simplemente desaparecer y dejar de joderme la existencia?
—Kaela, ve con Kilian a la parte de arriba, yo me encargaré del perro ese.
—El asunto me involucra, él vino aquí por mí, así que iré —Ellos me miran mal, mostrando
su desacuerdo, pero que se jodan todos.
—Mami, no quiero —niega cruzá ndose de brazo —. Deseo estar contigo, puedo cuidarte.
—Sé que puedes, pero es un problema de adultos, prometo que estaré lo má s pronto
posible contigo —asiente a regañ adiente y se va con Maritza.
Llegamos a un espacio apartado del castillo, allí se encuentra un grupo de vampiros que
abren paso cuando llegamos. Alex se encuentra a unos cuantos pasos de distancia junto a
unos quince lobos, cuando me ve, trata de acercarse, sin embargo, Liam y Darius son como
un escudo protector.
—Muy estú pido de tu parte venir a mi territorio —habla Darius con una sonrisa ladeada.
—No espere mucho de él, padre —Se burla Liam, a lo que los lobos de Alex gruñ en.
—Vine por lo que es mío, apá rtate de mi camino —¿Habla en serio? Todos se encuentran
alerta ante cualquier movimiento, listo para pelear.
—Kaela es mía, no te metas con mi mujer —¿Yo? ¿Su mujer? ¿Desde cuá ndo?
—Es mi hija, la futura heredera. Ella decide que hacer y su elecció n no eres tú —Alex se
acerca y nuestros vampiros también, en el ambiente se siente la tensió n.
—Soy su mate, siempre me elegirá a mí —Es mi momento de romper a reír, todos me miran
y yo me encorvo agarrando mi abdomen para seguir riendo. No puedo parar, creo que a
Alex se le fundió el cerebro.
—Kaela… —intenta decir Liam, pero mis carcajadas lo interrumpen. Creo que está n
sorprendidos, sin embargo, esto me da risa. Me abro paso entre ellos dos.
—Ponerte de su lado solo me demuestra que lo que dice esa carta es cierto.
—¿Quieres creer que es cierto? Pues créelo, no voy a gastar mi tiempo en aclarar nada, no
lo mereces Alexander.
Sus ojos se ponen dorados, la vena en su cuello sobresale y sus manos se convierten en
garras.
Liam no le dio oportunidad para acabar la frase y se abalanzó contra él. En cuestió n de
segundos esto se convirtió en un desastre, los vampiros y lobos se atacan, aunque nosotros
lo superamos en nú meros. Darius también se unió a atacar a todos los que ahora son
nuestros enemigos.
Sin pensarlo arremete contra un lobo que iba a la espalda de Liam. Rodamos por el piso y
golpeé su mandíbula antes de que hiciera algú n movimiento. Sacudió la cabeza y aproveché
para golpear su costado derecho, con sus patas delanteras empujo mi pecho con fuerza y
caí contra el suelo nevado. No tuve que hacer nada, ya que un vampiro subió a su espalda y
rompió su cabeza bañ á ndo todo de sangre.
—Tiene que irse, alteza —No le preste atenció n y golpee a otro lobo.
Darius alzó a dos de ellos por los aires antes de hacerlo estallar en un parpadeo. Liam
golpeaba a Alex y él no se quedaba atrá s. Mi padre también se acercó , sabía lo que pasaría y
no pude evitar gritar.
—¡Basta! ¡Basta, joder! —grito con fuerza. No iba a dejar que lo maten, es muy estú pido de
mi parte, pero no puedo evitarlo. Todo se paralizó y los que está n vivos me observan con
confusió n —Alexander, vete. Por favor, hazlo —suplico. No quiero que acaben con su vida
—. Papá , por favor —Ahora le rogué a él. Liam negó porque sabía que solo dije esa palabra
para ablandar a nuestro padre. Con pesar mi hermano se alejó para acercarse y Darius lo
hizo muy a su pesar. Nuestros guerreros se alejaron y los tres lobos que quedaron vivos se
pusieron al lado de su alfa.
“Sé que tu hijo vive, vendré por ti mi Luna.” Su voz grave resuena en mi cabeza.
Sus ojos me miraron con intensidad antes de marcharse. Y solo una pregunta ronda en mi
mente. ¿Có mo sabe de Kilian?
En algún lugar.
Mi cuerpo se encuentra cada día má s débil, lo ú nico que hay en mi entorno es oscuridad.
¿Qué tiempo tengo aquí? ¿Ella se encontrará bien? Tengo que buscar una salida antes de
que sea demasiado tarde.
¡Hola, hermosuras! Espero que estén bien.
La frase del inicio se puede considerar un spoiler, a decir verdad casi todos las frases
con la que inician los capítulos.
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Cap.25
Me cuestiono si fue una buena idea impedir que mataran a Alex. Sí apenas me enteré de la
existencia de mi hijo, ¿quién se lo dijo a él?
—No sé por qué te hice caso, ¡tuve que matarlo! -Darius no para de reprocharme eso cada
cinco segundos.
—Me jode que lo defiendas, él no te merece -Liam toma mi rostro entre sus manos
mirá ndome con ¿ternura? Esto es un poco raro -. Amenazá ndote y tratá ndote como un
objeto no habla nada bien de él.
—Liam, lo ú nico que pedí fue que no lo mataran -Quito su mano de mi rostro alejá ndome
unos pasos -. Ademá s, ¿qué pensaría Briana si matas a su hermano?
Sus labios se cerraron en una fina línea, supongo que nada bueno saldría de eso.
—¿Es posible que otra persona fuera del clan sepa que soy la madre de Kilian?
—No, no lo es. Antes de que se fuera, me dijo por nuestro enlace de que sabe que mi hijo
vive -El rostro de ambos se transforma en una mueca que no promete nada bueno.
—¡¿Por qué demonios no dijiste nada?! ¡Puede ser un peligro para ti y Kilian! -Una de las
mesas se estrella contra la pared sin el ponerle la mano -. Convocaré una reunió n con su
hermano, juro que mataré a ese perro si vuelve acercarse a este clan.
—Espera… ¿Hermano? ¿Qué hermano? -La confusió n en mí voy es evidente, Alexander solo
tiene dos hermanas.
—Veo que no te ha dicho que es hermano del alfa rey -niego en silencio. ¿Por qué no me lo
dijo?
Ayrton…
—La vida de ustedes no es un juego, Kaela. Sé que padre ha cometido errores, pero fue para
protegerte a ti y a Kilian. No solo existe los problemas con los boutlyn, habrá personas que
querrá n matarte por lo que representa y tendremos a los cazadores detrá s de nuestros
pasos y justo ahora eres la má s vulnerable de todos.
—¡Vamos, Kaela! No seas tan lenta, una tortuga lo hace má s rá pido -Se burla de cada uno de
mis movimientos. Siendo sincera, quiero matar a Liam.
Los dos días que llevamos “entrenando” han sido difíciles. Hasta ahora no puedo bloquear
mi mente para que no sepa cuá l será mi siguiente movimiento a la hora de atacarlo y si
pensaba que yo soy rá pida, a su lado soy una tortuga, como él dice.
—Jó dete, Liam -Le enseñ o mi dedo medio con una media sonrisa.
—Aunque me joda, sigues siendo muy lenta -dice rodeando mi cuello e impactando mi
rostro con la nieve -. Trata de librarte -Hago lo que dice, sin embargo, cuando trato de
utilizar los brazos para hacerlo, bloquea ese ataque.
—Te sabes lo que voy a hacer, es trampa -Me quejo como si fuera una niñ a pequeñ a, pero
no es justo.
—No pienses las cosas, solo hazlo y no sabré tu siguie… -Echo la cabeza hacia atrá s,
impactando en su cara y lo golpeo en la costilla liberá ndome de su peso.
—¿Así? -pregunto con satisfacció n al verme liberada de unos de sus ataques por primera
vez en dos días.
—Bien, aunque un grave error es confiarse antes de tiempo -Su mano toma mi tobillo con
fuerza y me lanza. Controle el impacto aferrá ndome al suelo, pero aun así, mi espalda choca
contra el á rbol detrá s de mí.
—Maldició n, Liam.
—Ven, ataca de nuevo -Incita con esa sonrisita que odio. Sin embargo, unos de los guardias
se acerca a él y le dice algo que no logro escuchar por má s buena audició n que tengo. Desde
mi posició n en el suelo, veo que Liam asiente con seriedad y una vez que el guardia se aleja
me ofrece su mano ayudá ndome a levantar.
—Kilian está bien -Me relajo cuando dice eso -. El alfa Ayrton llegó hace unos minutos y no
solo él sino que también otros líderes de algunas especies.
—¿Eso es malo? -inquiero confundida, camino a su lado y entramos a unos de los tantos
pasillos del castillo.
—No sé que tan malo puede ser, supongo que se enteraron de tu existencia.
Cuando llegamos a nuestro destino, los guardias abren la puerta a uno de los salones de
reuniones y entramos. Me detengo tan bruscamente, que estuve a punto de caer si no
hubiese sido por Liam.
Mi garganta de pronto arde, mis colmillos lastiman mi labio inferior y todo mi cuerpo se
estremece. Hay como una extrañ a melodía en la sangre de alguien, que hace que quiera
beber de el hasta quedar saciada y luego volver a beber una y otra vez.
Busco al causante de esto entre todos los presentes, mis ojos cruzan con los de él y juro que
siento como todo se detiene y solo existimos nosotros. Puedo escuchar como su sangre
corre por su cuerpo, los latidos de su corazó n se alteran, pero aun así luce sereno. Todo lo
contrario a mí, que siento como un huracá n revoluciona mi cuerpo, mis manos pican por
tocarlo y luego clavar mis colmillos en esa vena de su cuello.
Una pequeñ a marca que se formó hace unos días en mi clavícula también arde, pero no un
ardor doloroso.
—Ey, Kaela -La mano de Liam toma mi rostro, rompiendo el contacto con ese lobo, porque
parece ser que lo ú nico que llama mi atenció n son esos seres -. ¿Te encuentras bien? Tus
ojos está n rojos y oscuros -Un gruñ ido molesto llama la atenció n de todos. El lobo observa
con molestia la mano de Liam en mi piel, como si quisiera arrancarla. Darius lo observa con
el ceñ o fruncido y los demá s me ven a mí con interés y un cierto desagrado -. ¿Kaela? -
Vuelve a insistir Liam y Darius se para de su asiento.
—Y-yo estoy bien -Logro decir y mi voz sale rasposa. Esto es una puta tortura.
—Ella es mi hija Kaela, una híbrida mitad vampiro mitad boutlyn -Me presenta ante todos y
luego se dirige al lobo -. Ella es la mate de tu hermano, aquel que no la merece por las cosas
que ha hecho.
Por todos los dioses, ¿el hermano de Alex? ¿Es en serio o una broma?
Una vez que me siento al lado izquierdo y Liam del lado derecho de Darius, una mujer con
aspecto intimidante habla.
—¿Esto es por lo que estaremos todos en riego? No es má s que una niñ a -Habla de forma
despectiva. Su piel está formada por escamas, sus dedos filosos y unidos formando una
aleta y su largo cabello rubio ceniza cae por su rostro.
—Cá llate, Fryht -Le ordena Ayrton autoritario. Su voz es ronca y hostil. ¿Có mo se
escucharía mi nombre entre sus labios?
—O que yo te mate a ti para no seguir aguantando a una irritante sirena que no sabe
modales -Lo digo con calma e indiferencia. Su rostro se transforma en una má scara de furia
y trata de abalanzarse sobre mí y digo trata porque las dos personas que está n a su lado la
sujetan. Uno de esos es una chica con aspecto angelical y unas enormes alas, creo que es
una hada o un á ngel y el otro es un hombre de contextura fuerte, piel oscura y una mirada
mortal.
—¡¿Có mo osas hablarme así?! ¡A mí, la reina de las sirenas! -Su fuerte grito aturde mis
oídos.
—¡Ya basta! Está s hablando con mi hija, que es la princesa. Que no se te olvide, Fryht o te
largas de mi castillo -La sirena me mira con odio, pero se calma.
Comienzan hablar de algo que no llego a enterarme por estar observando a Ayrton y él a
mí. Sus ojos azules verdosos son abrasadores e intensos. Me mira como si supiera lo que
sucede entre ambos, siento mi cuerpo en llamas y el deseo de probar su sangre es tan
intensa que me abruma. Una sonrisa ladeada su forma en esos labios que quiero besar
hasta má s no poder.
Esto está mal, Kaela. Es el hermano de Alex, no puedes sentir algo por él. Me repito una y
otra vez, pero no funciona.
Mis manos tiemblan, deseo tocarlo, morderlo y perderme en él. Aprieto mis piernas por las
intensas emociones que estoy sintiendo. Un jadeo silencioso escapa de mi boca, tengo que
salir de aquí, no sé si podré aguantar esta tortura.
—Y-yo saldré un momento -No espero respuestas y salgo como alma que lleva el diablo.
Cierro los ojos cuando estoy en el jardín, ¿por qué me siento así? Con Alex nunca sucedió y
es mi alma gemela.
“Eras una humana cuando lo conociste, no podías sentir como lo hacemos nosotros, pero una
vez que te convertiste debiste tener la reacción que tienes con Ayrton”.
Vuelvo a escuchar la extrañ a melodía que hace que esa sangre se me haga irresistible y sé
que él se encuentra detrá s de mí.
No digo nada y mantengo los ojos cerrados, su cuerpo se pega a mi espalda y es como un
hechizo. Mi cuerpo reacciona al suyo, expectante para cualquier cosa que suceda.
Su mano aparta mi cabello hacia un lado, sus fuertes y largos dedos rozan mi cuello con
delicadeza, muerdo mis labios para no gemir ante su toque.
Ahora su nariz roza la curva que hay entre mi hombro y cuello, inhalando mi aroma y
dejando un suave beso que hace apretarme contra él.
—¿Crees que alguien se dé cuenta a tiempo de ti? El reloj corre y tú cada día mueres.
Pd: Si el miércoles no actualizo a tiempo, es porque quizá tenga dañada la luz ya que
viene otro ciclón a mi país y la luz se daña.
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Sus rasgos son salvajes, hermosos y al mismo tiempo delicados; como si hubieran sido
tallados por los mismísimos dioses. Una ligera barba cubre su mandíbula, la nariz recta,
cejas pobladas, unos labios que me muero por probar y disfrutar. Su cabello negro está
perfectamente peinado, lo que me provoca fantasear de hundir mis manos en el mientras
me folla.
Es alto, su cuerpo bien trabajado se nota a través de la camisa blanca que lleva y sus fuertes
y grandes manos está n decoradas con algunos anillos. Me las puedo imaginar rodeando mi
cuello mientras nuestros cuerpos se unen y él entra en mi fuerte y duro.
Sus ojos se oscurecen y él agarra de mi cintura se afianza mejor. Relamo mis labios al
sentirlos resecos, su mirada recaen en ellos unos largos segundos y luego vuelven a
mirarme.
—¿El qué? ¿Esto? —provoco, relamiendo mi labio de nuevo. Sus fríos ojos no se pierden ese
movimiento, quiero que me bese, aunque no debo. No lo conozco, es el hermano de Alex y
no deseo otro hombre en mi vida, pero mi lado irracional no esta de acuerdo. Sin embargo,
la vida nunca se encuentra a mi favor y cuando iba a sentir sus labios sobre los míos, nos
interrumpieron
—¡Mami! —El grito infantil de Kilian hace que me separe de Ayrton para prestarle
atenció n.
—¿Qué pasa, bebé? —É l nos mira con el ceñ o fruncido y rodea mis piernas con sus brazos.
—¿Quién es? ¿Por qué estaba cerca de ti? ¿Sabe que eres mi mami? —me hace un pequeñ o
interrogatorio con un mohín en los labios. Sonrío y lo levanto haciendo que sus pies rodeen
mi cintura y sus manos se aferren a mi cuello. Beso su pequeñ a mejilla con cariñ o, es tan
hermoso.
—Es el alfa Ayrton, estaba cerca de mí porqué… —me quedo un momento en silencio sin
saber qué decir —. Porque estaba viendo algo en mis ojos y ahora ya sabe que soy tu mami.
—Ella es mía —le enseñ a sus pequeñ os colmillos con un intento de amenaza. Aprieto mis
labios para evitar reírme al ver la cara de Ayrton —Yo puedo ver que tienes en tus ojos
mami —dice ahora con sus manos en mi cara y mirá ndome con concentració n.
—No lo es.
Esboza una sonrisa laguna y se pasa la mano por el cabello, desordená ndolo en el proceso.
—Eres mi mate.
—Pero ella es mi mami —habla Kilian antes de que yo pudiera decir algo.
—Pues en ese caso tendremos que compartirla, pequeñ o —¿En serio está n teniendo esta
conversació n?
—No lo sé, no te conozco. Tendrá s que darme algo como lo hace tío Liam.
—¿De verdad está s pidiendo algo por mí? —inquiero haciendo la ofendida.
—No es por ti, mami, pero soy tu hijo y a mí también me tiene que agradar. El abuelo
Darius dice que las almas gemelas son importantes y para toda la eternidad —explica como
si fuera obvio.
—Si lo soy.
—No, no lo eres.
—¿Qué? ¡No!
—Kilian, bebé, ya Liam te regalará uno —trato que entre en razó n. É l me mira con un
puchero y triste.
—Es mejor tener mucho, mami. Por favor, por favor —suplica.
—No tengo problema en regalarle uno o los que él quiera, tengo mi propia aerolínea —
Cuando dice eso Kilian lo mira como si fuera lo mejor del mundo y supongo que lo es.
—¡Es genial!
—Es el mate de mami —Liam ahora me mira a mí por lo que dijo Kilian.
—¿Mate? Tu tua cantante es el idiota de Alex —me encogí de hombros. No sé lo que pasa,
como todo en mi vida.
—No es ningú n error, Kaela —Joder mi nombre entre sus labios se escucha tan bien.
Concéntrate, concéntrate.
“Lo es.”
“Es él, con Alex nunca experimentaste las emociones que tuviste con Ayrton. Pudo haber sido
un error que Alex pensará que fuera tu mate.”
“Al principio sentimiento cosas por él y me llegó a gustar.”
“Con Ayrton…”
“Con Ayrton tu parte vampiro lo reconoció y la boutlyn también, a través de esa marca que
tienes.”
Mire por un breve momento a Ayrton antes de darme la vuelva y largarme de ahí con
Kilian.
La reunió duró todo el día, sin embargo, no participe de ella luego del encuentro con
Ayrton. Me quedé con Kilian en su habitació n viendo películas animadas, aunque mi cabeza
estaba en otro lugar.
¿Por qué las cosas parecen complicarse cada segundo que pasa? Hay tantas dudas y
problemas que no tengo respuesta para ninguna de ellas.
Eso no me debe de importar, él jodió cualquier cosa que pudo haber entre los dos.
—Siempre terminas rodeada de lobos, hermanita —finge tener escalofríos —. Que mala
suerte tienes —dice acostado en mi cama.
—Ella es la excepció n.
—Porque el padre de ambos tuvo una aventura con la madre de Ayrton antes de que él
conociera a su mate, pero no quiso saber de su otro hijo cuando la conoció . Arlette, la
madre de Ayrton es hija directa de la diosa luna, por lo tanto es reina de los lobos, aunque
su cargo se lo dejo a su hijo hace unos cien añ os —explica con calma y yo me quedo en
silencio.
—¿Ayrton no odia a Darius por matar a su padre?
—No, para él no es su padre. Lo que si le molestó fue que sus hermanas sufrieran, pero fue
hace tiempo.
En ese momento tocan la puerta y Liam le dice que entre. Maritza hace una breve
reverencia antes de hablar.
Suspiro antes de levantarme y seguirla junto a Liam a unos de los salones. Al entrar vemos
a Darius junto a Ayrton que observan una caja. De ella sale un olor a sangre de lobo y me
tenso.
Ayrton me sigue con la mirada y mi padre también. Al llegar a su lado miro la caja que está
entre ambos y me quedo petrificada con lo que veo.
La cabeza de Cleo llena de sangre me da la bienvenida. Sus ojos sin vida se encuentran
abiertos y la letra “K” marcada en su frente.
Darius le pasa una pequeñ a tarjeta blanca y él lee lo que dice. Aprieta los labios con rabia y
yo le arrebato la tarjeta para ver lo que dice.
Un regalo para que mi luna me perdone, sé que ella nunca te agradó, así que la mate por ti.
Estoy deseando volver a tenerte entre mis brazos.
Siempre tuyo, A.
En algún lugar.
—Pronto te reunirá s con ella y su hijo, ¿no te emociona? —inquiere esbozado una sonrisa
carente de emoció n.
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Mi reina.
No puedo creer que la encontré después de tantos añ os y que también resulta ser la mate
de mi hermano. Siendo sincero, nunca tuve un interés para encontrarla. Me gustaba mi vida
tal y como era, sumergirme en el trabajo, viajar a donde quisiera y disfrutar de mi vida.
Cuando asumí el puesto del alfa mi madre me ordenó buscarla, lo hice por un largo tiempo,
pero al ver que no aparecía tuve en claro que quizá me casaría con otra persona y no con mi
alma gemela.
Cuando Darius convocó una reunió n no esperé que su hija fuera mi mate, ademá s de que
nadie sabía de su existencia. Al entrar junto a su hermano a aquella sala, todo dejó de
existir. Su aroma envolvió todos mis sentidos y despertó todos mis instintos y cada parte de
mi cuerpo.
Sus ojos grises se encontraron con los míos y ella también sintió nuestra conexió n. Quise
arrancarle la mano a Liam por tocarla y luego reclamarla como mía como yo soy suyo desde
ese instante.
Es una diosa, mi reina y luna. No escuche nada de lo que decían, solo me importaba verla a
ella y querer sacarla de allí para besarla, luego follarla y no dejarla nunca.
Mi lobo estaba igual de eufó rico que yo, pero no le hice caso. No quería que ella temiera de
nosotros.
El deseo de arrancarle la lengua a Fryht se hizo presente cuando sugirió matarla. ¿Có mo se
atreve a insinuar la muerte de mi luna? Si tengo que reducir el mundo a cenizas para
protegerla, lo haré sin pensarlo dos veces.
Descubrir que tiene un hijo no me molestó , pero si sentí celos. Celos de que alguien má s la
hubiera tocado y también de que mi hermano lo hiciera.
¿Ella siente algo por él? La idea no me gusta nada, me encargaría de borrar cualquier huella
de otro hombre.
No la volví a ver hasta que recibimos la cabeza de Cleo que era alguien de manada de Alex y
fue el quien se encargó de matarla. La nota me hizo enfurecer, ver el rostro de Kaela má s
pá lido de lo comú n y miedo en ellos hizo que quiera matarlo, en ese momento no me
importó que se tratará de mi hermano, iba a recibir su merecido por la mierda que hizo.
La estreché entre mis brazos sin importarme la mirada de Darius. Su cuerpo se relajó junto
al mío y nadie dijo nada por unos minutos.
Hola de nuevo, este no es un capítulo. Solo quería escribir desde el punto de vista de
Ayrton, por eso es algo corto.
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Desconozco a este Alexander. ¿Có mo demonio se le ocurre matar a alguien inocente? Sé que
Cleo no me agradaba, pero no es algo para acabar con su vida. Sin embargo, una parte de mí
no se sorprende luego de lo que hizo cuando descubrió lo que yo era.
Ayrton tiró de mi mano para estrecharme entre sus brazos y no me quise apartar. Mi
cuerpo se relajó y Darius nos miró con el ceñ o fruncido, no obstante, no dijo nada por unos
largos minutos.
¿De qué má s es capaz Alex? Tiene que tener otro motivo aparte de mí, nadie es tan loco
para hacer eso. Me concentré en los latidos de Ayrton, en su cá lido cuerpo que se siente tan
bien junto al mío.
Este también es un problema, ¿por qué tengo dos almas gemelas? ¿Es eso posible? Puede
que con Alex solo haya desarrollado el tan conocido síndrome de Estocolmo y Ayrton sea
mi tua cantante. De todos modos, no es algo con lo que quiera lidiar ahora, hay cosas mucho
má s importantes.
“Lo sé.”
—Alexander está fuera de control, no puede matar a los miembros de su manada sin
ninguna razó n —comento, apartando mi cabello del rostro.
—Es cierto, tienes que detenerlo, antes que nosotros lo matemos —habla Darius mirando
con intensidad a Ayrton.
—Me haré cargo de él y si es necesario poner a otro alfa, la manada blood moon lo tendrá .
—¿Qué pasará con Alex? —cuando termino de formular mi pregunta, los tres hombres de la
sala me miran con el ceñ o fruncido.
—¿Por qué te importa lo que le pueda suceder? —inquiere Liam. Me encojo de hombros sin
saber qué responderle.
—Si no se toma las cosas por las buenas, tendré que matarlo. Está siendo un peligro para
todos.
Mi boca se abre con asombro, ¿có mo puede decir eso con tanta calma? Es su hermano.
“Un hermano que te lastimó y está lastimando a las personas de su alrededor, no merece nada
bueno.”
“Sé que a hecho muchas cosas malas, también sé que no lo quiero nunca en mi vida, pero no lo
quiero muerto.”
“Me es indiferente lo que le suceda, te dije que no es nuestra alma gemela, sin embargo, es
como si quisiera aferrarte a ello.”
“Olvídalo, Kaela. No vale la pena gastar tu tiempo con él, cualquier cosa que le pase es porque
se lo busco.”
—Tienes que cuidar en Kilian, él sabe que existe y podría utilizarlo para llegar a ti —
menciona, Darius con los brazos cruzados.
—No dejaré que eso suceda —la furia recorre mi cuerpo de solo pensar en mi bebé herido,
prefiero salir herida yo.
—No permitiré que tú y Kilian salgan lastimados, tienes mi palabra —jura Ayrton, y no sé
por qué, pero le creo.
—No tienes que prometerle nada a mi hija, yo la cuidaré, a ella y a mi nieto —Oh, no. El
tono de Darius no promete nada bueno. Liam deja escapar una risita burlona, odio cuando
hace eso.
—No te olvides que yo también soy un rey, Darius. Kaela es mi alma gemela y como mi
reina es mi deber protegerla.
“Me encanta.”
—Quítate, Kaela —Sus ojos totalmente rojos me miran molestos antes de volver a
concentrarse en Ayrton.
—Kaela… —sigo guiá ndonos por los pasillos y cuando trato de soltar su mano, no lo
permite —. Kaela, joder —Mi cuerpo se estrella con el suyo cuando jala mi brazo. Pongo mi
mano en su pecho para evitar caerme.
—Tus ojos está n rojos, tienes que alimentarte —Delinea mi labio inferior con su pulgar.
Cierro los ojos repitiéndome una y otra vez que tengo que controlarme.
“Mío.”
“Contrólate.”
Abro los ojos con un jadeo al sentir como su mano aprieta mi cuello con la fuerza suficiente
para no hacerme dañ o, pero si para hacerme perder la cabeza.
Su nariz roza la mía con suavidad, lo observo inhalar de forma profunda antes de dejar un
casto beso en la comisura de mi boca y alejarse unos pasos.
Pon un breve momento me encuentro confundida, ¿por qué se alejó ?
—Aliméntate, mi luna —inclina su cabeza hacia un lado para darme acceso a su cuello.
Creo que estoy en un trance, ya que me acerco sin dudarlo. Rodeo su cuello mientras lo
aproximo a mí y él sitú a sus manos en mi cintura. Siento su latido cuando beso su garganta,
mis colmillos rozan la zona donde lo besé.
—Kaela —advierte con voz ronca, mientras voy bajando mis besos a su pecho.
“Quiero sentirlo.”
Abro su camisa y me deleito con su torso desnudo, si fue tallado por los dioses. Paso mis
uñ as por su abdomen, parando en la v que se forma en la parte baja. Se estremece y maldice
en voz baja.
Dejo salir una risita y vuelvo hacer lo mismo que hice antes. Agarra mi cabello en un puñ o y
tira de el para que pueda mirarlo.
—¿Te diviertes? —gruñ e con los ojos inundados de deseo. Asiento, sintiendo como mis
pezones aprietan contra mi camiseta.
—Arrodíllate —exige, tirando nuevamente de mi cabello. Sonrío y relamo mis labios sin
hacer caso a su exigencia.
—Tal vez, sin embargo, nada de esto puede suceder —me alejo con un poco de resistencia
—. Que sueñ e conmigo alfa, Ayrton.
Escucho su gruñ ido y a pesar de que tengo una enorme necesidad de probar su sangre y
otras cosas, no es el momento ni el lugar indicado.
—¡Mami, es genial! —brinca emocionado, Kilian. Observando con fascinació n el avió n que
Ayrton hizo que trajeran para él.
Anoche, luego de nuestro encuentro, bebí de alguien hasta que su corazó n dejó de latir, a
pesar de eso, todavía ese ardor en mi garganta no se va.
Ahora estamos en la pista de aterrizaje en una de las torres del castillo, a primera hora de la
mañ ana estaba el jet aquí, es grande y el nombre de Kilian se encuentra grabado en él. Se
puede ver perfectamente desde la distancia.
—¿Lo puedo manejar, por favor? —niego y hace un puchero —. Por favor, por favor, por…
—Cariñ o, todavía eres muy pequeñ o para pilotearlo —mira a Ayrton buscando apoyo y él
solo se ríe.
Bastardo.
—Vale, sin embargo, no tiene sentido tener un jet y no poder manejarlo —me rio y beso su
suave mejilla.
—Podemos hacerlo cuando venga de la reunió n que tengo pendiente —propone, Ayrton.
Los ojos de mi bebé se iluminan como dos estrellas y no puedo contenerme de volver a
besar su mejilla. Lo amo.
—¿Qué hará s con, Alexander? —pregunto una vez que Kilian está fuera de mi vista. El ceñ o
de Ayrton se frunce mientras me mira, como si el nombre de Alex le molestara.
—¿Te atreverías?
Me encojo de hombros sin saber qué responder. Todo se siente muy confuso y extrañ o.
—Trataré de que todo salga lo mejor posible, después de todo es mi hermano.
Liam, Darius, Ayrton y su beta, nos encontramos reunidos en la misma sala donde
contemplé la cabeza de Cleo. El semblante del alfa no es nada bueno.
—Como saben, fui a la manada blood moon para hablar con Alexander, sin embargo, eso no
fue posible…
—No, él no se hallaba allí. Hable con su beta y hermanas y dicen que desde la noche en que
nosotros recibimos la cabeza, no saben donde se encuentra.
—Puede ser, pero… —comienza a hablar Bridie, beta de Ayrton, aunque es interrumpido
por el estruendo de la puerta.
—Que demonios, dije que no quería que nadie nos interrumpiera… —manifiesta con
molestia hacia una de las criadas del castillo.
No, no. No puede ser real. Es solo una broma de mal gusto, pero en los ojos de ella solo se ve
el terror y sé que no es una broma.
El mundo arderá por meterse con mi bebé, que todo el mundo se esconda.
Volveré con las actualizaciones los fines de semana, ya que es el momento donde
estoy libre.
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Omnisciente
En algún lugar.
—Jó dete —gruñ e con la poca fuerza que le queda, el otro hombre de la habitació n le regala
una sonrisa iró nica.
—Lá stima que el que se vaya a joder será s tú —hace una pequeñ a pausa mirando la obra
que hizo con él —. ¿Sabes que no es nada personal? Solo estabas en el momento
equivocado, sin embargo, eres un buen instrumento para mi plan.
—Ella no lo va a permitir —Jala las esposas que atan sus manos, aunque sabe que
solamente lo lastiman má s y no puede desatarse.
Desde su posició n observa como la locura se asoma por los ojos de su captor, llevaba
semanas siendo torturado desde que lo encontró en el bosque.
Su brazo derecho se encuentra gravemente herido y ni siquiera puede recuperarse por toda
la plata que hay en su cuerpo, hasta el mismo se sorprendía de no estar muerto.
El otro hombre sale de la habitació n, dejá ndolo en la oscuridad. Trata de no darse por
vencido, no obstante, su cuerpo se está rindiendo, su lobo hace días no da señ ales de vida y
teme que no lo haga nunca má s, ya que eso significa una muerte lenta.
Te extraño.
Corre.
La puerta se abre con un chirrido, aquel hombre entra con un pequeñ o cuerpo rodeado de
cadenas de plata.
El pequeñ o patalea, tratando de usar sus poderes sin ningú n resultado. La plata quema su
piel y lo debilita con cada segundo que pasa.
—¡Eres un cobarde! —grita con su pequeñ a voz chillona. Se gana un golpe que lo envía a
unas de las paredes, queda hecho un ovillo, sin embargo, no le da la satisfacció n de gritar.
—Es igual de irritante que su madre, ¿sabías que este pequeñ o bastardo es hijo de Kaela?
É l trata de moverse hacía el niñ o para que no lo lastimen, si es hijo de Kaela, debe cuidarlo,
aunque le cueste la vida en el proceso. Es lo ú nico que puede hacer por ella.
Kaela…
Se mueve hasta llegar donde el niñ o, al ver que se interpone en su camino, lo toma del
cuello apretando con fuerza.
—Si no quieres morir hoy, no te interpongas en mi camino. Tú , Kilian y Kaela son simples
peones en mi juego y los peones siempre mueren —sisea con odio antes de soltar su cuello.
Busca aire con dificultad y observa con impotencia como corta la piel del niñ o. Los gritos lo
atormentará n durante toda su existencia si sobrevive a ese infierno.
—Quiero a mi mamá …
—¡Déjalo en paz! Puedes hacer conmigo lo que quieras, pero déjalo —sú plicas con la voz
rota.
—No es divertido contigo, ella sufrirá lo mismo que yo sufrí —Su daga apuñ ala la pierna del
bebé, arrancá ndole otro grito.
Lo siento, te fallé.
—Alexander…
¡Holaa! Les traigo este mini capítulo, para que se preparen para lo que viene.
—E-eres un vampiro —susurro sin poder creer lo que veo. Ella dice algo, sin embargo, no la
escucho. Salgo con rapidez de la habitació n, alguien me grita, pero lo ignoro.
Una vez que estoy fuera de la casa, permito que Matt tome el control de mi cuerpo. Algunos
miembros de la manada me miran confundidos, aunque no les doy importancia. Agilizo mis
pasos, cada vez má s rá pido, pues sentir las pequeñ as piedras debajo de mis patas, los
á rboles son un pequeñ o borró n en mi vista.
¿Es una broma de la diosa? Mi alma gemela es una vampira. ¿Có mo es posible? ¿Qué
demonio haré?
“Iras de nuevo con nuestra luna, cuidaremos ella e investigaremos que es lo que está pasando
con ella y si es algún familiar perdido de cualquier clan vampiro estaremos para ella.”
“Pero ella no, ni siquiera sabía que es una de ellos, no tiene la culpa de nada. Es nuestra alma
gemela, Alex.”
“Lo sé, he reaccionado mal. Cuando lleguemos a la manada llamaremos a Abigail para que
nos informe que es lo qué está sucediendo.”
Estoy preparado para volver, pero una punzada en mi cuello me nubla la visió n, trato de
reaccionar, aunque no puedo y mis ojos se cierran. Lo ú ltimo que veo son unos ojos negros
y crueles.
—Al fin despiertas —me interrumpen. Levanto la vista para observar a la persona frente a
mí.
—¿Quién demonios eres? ¿Qué quieres? —aprieto la mandíbula con fuerza mientras lo
miro reírse.
—Te daré un resumen rá pido antes de irme a dirigir mi nueva manada —se pasa la mano
por el cabello de manera distraída. Mi cabeza se siente como si fuera a explotar a cada
segundo que pasa —. Soy un boutlyn, tengo el poder de convertirme en lo que sea y hoy me
convertiré en ti, ya que deseo vengarme de la dulce Kaela. Tú no tienes nada que ver, pero
estabas en el lugar equivocado en el momento correcto —bromea con maldad. Cuando ve
que intento romper las cadenas de plata, se acerca y agarra mi rostro —. Yo no haría eso al
menos que quieras lastimarte, por ahora veré dentro de tu cabeza para poder actuar como
tú y no me descubran.
Hecho mi cabeza para atrá s, pero me sostiene con fuerza. Sus ojos se vuelven má s negros
de lo que creía posible y de repente se aleja.
—Umm… Esto es interesante —ladea un poco la cabeza como si buscara entender algo. El
ardor de la plata me hace apretar los dientes. Cierro los ojos por un breve segundo, Kaela,
mis hermanas y la manada está n en riesgo —. Alguien ha manipulado tus sentimientos con
respecto a Kaela, quizá no sea tu alma gemela.
—Será algo que averiguaré má s adelante, necesito encontrarme con mi mate luego de su
transformació n —abro la boca sorprendido cuando lo veo convertirse en mí —. Ahora soy
tú o ¿tú eres yo? Será divertido ver que todos crean que soy el verdadero Alexander —Su
horrible carcajada me acompañ a en la oscuridad.
Miles de preguntas atacan mi mente y ninguna de ellas tienen respuesta. Ese boutlyn
lastimará a todo lo que amo.
Débil, así es como se encuentra mi cuerpo, ni siquiera puedo sentir a Matt y eso me
preocupa. El hombre que se hace pasar por mí ha venido pocas veces, en cambio, Nahuel
viene todos los días a inyectarme plata y torturarme. Todo este tiempo he tenido la
tentació n de decirle que me mate, no puedo soportarlo, pero no puedo dejar a mis
hermanas y Kaela.
La barba cubre mi rostro, he perdido mucho peso, ya que solo me dan agua y algunas veces
un trozo de pan. No tengo fuerzas ni para respirar, mi corazó n late má s lento. La herida de
mi brazo se encuentra peor.
Algo que me desconcertó fue el hijo de Kaela, no sé si en realidad he suyo, pero trate de que
él no lo lastimará , pero fallé. He fallado tanto que ahora ella está aquí, gritando y
observando mi muerte. Quisiera abrazarla, acunarla entre mis brazos y decirle que todo
estará bien.
Se ve tan rota, que movería cielo y tierra para unir cada una de sus piezas y limpiar sus
lá grimas.
Miro por ú ltima vez los ojos lleno de lá grimas de mi luna y aunque probablemente no sea
mi mate, nos pertenecemos.
Las otras dudas se resolverá en los próximos capítulos porque la novela todavía no
esta terminada.
Su corazó n todavía late en mi mano, sus ojos está n abiertos, pero creo que ya no respira.
—Estaba pensando en tener tu corazó n como mi trofeo, sin embargo, no me gusta la basura
—hablo con tranquilidad, aunque lo má s probable es que no me escuche —. Y como te
encanta tanto tu miembro, te lo daré de comer.
El corazó n lo pongo cerca de su cuerpo, mientras me muevo un poco hacía sus pantalones.
Desabrocho su pantaló n y mi mano tiembla ligeramente; todavía puedo sentir su asqueroso
sabor en mi boca. Hago aparecer una daga negra y la acerco a su flá cido pene.
—Esto es por hacer que mi hijo viera tu asqueroso acto —la afilada hoja cortó su aparato
sin ningú n problema, la sangre fluía como si fuera agua, empapando el piso de ese líquido
viscoso.
Arrugo la nariz con desagrado cuando lo cojo, abro su boca y se lo entro sin ningú n
problema. Me separo de su cuerpo, la sangre gotea de mis dedos y admiro mi obra de arte.
Una que es muy repugnante.
Tengo que deshacerme de su cuerpo, en alguna parte de este lugar debe de haber algo que
pueda utilizar. En estos momentos no puedo ver el cuerpo de Kilian y Alex si deseo no
derrumbarme.
Voy a la puerta y rompo la cerradura sin ningú n tipo de esfuerzo. Al otro lado se encuentra
un corto pasillo, las paredes son de una madera desgastada y descolorida, es pequeñ a y el
moho cubre la mayor parte.
Hay tres puertas, voy a una de ella y la abro. Hay un bañ o pequeñ o en mal estado, la cierro y
voy a la siguiente; es una pequeñ a habitació n con mucho reguero, sin embargo, parece que
el plan de Lyon era quemarnos después de asesinarnos a todos. Un pote rojo lleno de
gasolina está cerca de la puerta y en una mesita rota se encuentra un encendedor.
Tomo lo que necesito y salgo de ahí, me dirijo a la otra puerta que efectivamente es la
salida. Un paisaje en blanco me da la bienvenida, la nieve cae cubriendo todo a su paso.
¿Cuá ntos días habrá pasado? Cuando me fui el clima no estaba así.
Mis pies descalzos se hunden en la nieve, mis alas cubren la mayor parte de mi cuerpo. Doy
unos cuantos pasos hasta un á rbol, estoy en medio de la nada. Dejo la gasolina al lado del
tronco y mantengo conmigo el encendedor.
Desde afuera la cabañ a se ve peor de lo que está por dentro, no me detengo a ver muchos
detalles y vuelvo a entrar a la habitació n donde se hallan los cuerpos. De forma inevitable
veo el cuerpo de Kilian, mis pasos se detienen de manera brusca.
Me agarro de la puerta cuando mis piernas fallan. ¿Por qué? Es mi bebé, ¿quién me dirá
mami? Ya no escucharé sus tiernos te amo.
—¡¿Por qué?! ¡Era solo un niñ o! —le grito al cuerpo de Lyon —. ¡Hubiera preferido mi
muerte! Yo… —El nudo en mi garganta me impide hablar, las lá grimas se deslizan por mi
mejilla y yo me dejo caer al suelo.
Llevo mis piernas hacía mi pecho y las envuelvo con mis brazos, escondo mi cabeza y lloro
hasta que ya no quedan lá grimas dentro de mí.
Mi pequeño bebé.
Seco mi rostro y me levanto, voy hasta donde está n los cuerpos de Lyon y Nahuel. A ambos
los arrastro por el pasillo, manchá ndolo de sangre.
Pongo los cadá veres un poco alejados del á rbol, no quiero que todo se incendie. Los apilo
uno encima del otro y luego los rocío de gasolina. Enciendo el encendedor y miro las llamas
por unos segundos antes de dejarla caer.
El olor a carne quemada no tardó en inundar el ambiente. Mire có mo las llamas eran cada
vez má s altas y poco a poco quemaba todo.
—Espero que se jodan en el infierno —murmuro, antes de darme la vuelta y volver a entrar
a esa cabañ a.
Mantengo toda la calma que es posible, pero aun así mis manos tiemblan cuando desato el
cuerpo de Kilian.
Si he podido hacer parecer armas, traspasar las cadenas sin romperla, ¿qué má s podría
hacer? ¿Qué dones me dará el poder controlar la oscuridad?
Acerco con delicadeza la cabeza a su cuerpo, presiono mi mano en su cuello y cierro los
ojos.
Por favor, si tengo el poder de revivirlo déjame hacerlo, por favor…
Pienso en él abrazá ndome, riendo de cualquier tontería y estando conmigo entre mis
brazos.
Bebé, vuelve…
Al abrir los ojos, la esencia negra que use para acabar con Lyon rodea su frá gil cuerpo.
Quito la mano de su cuello y me emociono.
¿Funciono?
—¿Kilian? —lo muevo un poco, pero no reacciona. Pego mi oreja a su pecho, y en el lugar
donde se halla su corazó n no hay ningú n latido —. Por favor —suplico a la nada.
—Sabes, la vez que supe que estaba embarazada, me emocione. Es cierto que donde me
encontraba no era un buen sitio, sin embargo, iba a cuidarte y a darte todo el amor que no
tuve —me detengo y beso su frente —. Eras mi rayito de luz entre tanta oscuridad. No
habías nacido y ya planeaba darte el mundo si hubiese sido necesario —una risa
entrecortada sale de mi garganta —. Por estú pido que suene, ya me encontraba
planificando como serían las navidades contigo, ya que era mi época favorita del añ o. Es
donde tenía la ilusió n de que santa cumpliera el deseo de que alguien me adoptara, nunca
ocurrió y yo olvidé ese deseo tonto. Naciste justo en navidad, debió de ser el día má s feliz
de mi vida, pero te perdí. Al igual que ahora, creo que este es mi mes maldito. Perderte dos
veces en el mes que naciste.
Lo siento por no haber podido ser una madre para ti, Kilian. Lamento no estar en cada uno de
tus cumpleaños, lamento no escuchar tus primeras palabras, sostenerte luego de tus caídas y
lamento no haberte protegido. Te prometo que si hay otra vida después de esta, te protegeré
con mi alma y te amará más allá de mi último aliento.
Lo dejo con cuidado en el suelo, me levanto y me acerco a Alex. ¿Qué les voy a decir a sus
hermanas? ¿Qué por culpa de mi madre muerta lo han matado?
Me arrodillo, las cadenas queman mis manos cuando las toco. Pienso en la oscuridad, la
invoco como si fuera mi fiel compañ era y logro romper sus cerraduras.
Lo siento, lo siento tanto, Alexander.
Hago lo mismo que hice con Kilian, cierro los ojos y espero la oscuridad. Cuando los abro su
cabeza está unida a su cuerpo, pero no hay señ ales de vida.
Tengo que irme de este lugar, no puedo quedarme por má s tiempo aquí. Acomodo a Alex en
mi hombro, es un algo diferente, pero no puedo dejarlo. Desplegó las alas que parecen estar
hecha de sombras y cargo a Kilian en el otro hombro.
Mi cuerpo no se siente con mucha energía, seguro es la falta de sangre. Me elevo un poco, ya
que no hay espacio pata hacerlo má s alto y por ú ltima vez salgo de esa cabañ a.
Con dificultad me elevo entre los altos á rboles y le ruego a los dioses poder llegar.
La luna se asoma entre las montañ as, grande y majestuosa; iluminando todo a su paso.
Durante horas volé por los aires sin llegar a ningú n punto en concreto, hasta que veo el
castillo de Darius.
Los guardias que lo rodean me apuntan con sus armas sin saber que soy yo. Mientras me
acerco, algunos de dan cuenta de quien soy y bajan las armas, otros se muestran resistentes
hasta que aterrizo.
Inmediatamente, se acercan a mí, algunos de ellos gritan cosas que justo ahora mi cerebro
no puede procesar. Alguien quita el cuerpo de Alex de mis hombros, intentan agarrar a mi
hijo, pero no los dejo.
Avanzo unos pasos antes de verme rodeada por Darius, Liam, Ayrton y ¿Briana? ¿Qué hace
ella aquí?
—Dime que solo duerme, dímelo Kaela —En el tiempo que llevo aquí, nunca vi a Liam tan
serio.
Sé que lee lo que pienso, aprieta tan fuerte la mandíbula antes de gritar. Su grito me
provoca escalofrío, hay tanto dolor en él. Liam toma a Kilian de mis brazos y veo como llora.
Darius está inmó vil mirando la escena.
—No puedes dejarnos, ¿quién me pedirá un avió n todas las mañ anas? —mi corazó n se
rompe má s de lo que está , su muerte se siente mucho má s real.
Siento el brazo de Ayrton en mi hombro, me giro para mirarlo y lo que veo me asusta. Una
sombra oscura se posa en su mirada, en sus ojos puedo ver la sed de sangre. Todo su
cuerpo está tenso como una cuerda.
Dobla una rodilla y la deja caer al suelo, arrodillá ndose ante mí.
—Te prometí que no le pasaría nada a Kilian y no pude cumplir mi promesa, sin embargo,
te prometo que te lo traeré a la vida, aunque le venda mi alma a Hades —su voz es má s
ronca de lo normal, mientras dice eso solo me mira a mí.
—¡No! ¡Alex, hermanito! —la voz de Briana me interrumpe. Golpea a unos de los vampiros
que sostienen a Alex —. ¡Alex! —El remordimiento me golpea, murió por mi culpa.
Ayrton se para y se pone a un lado, cuando me voy a acercar a ella, se gira. Su rostro se
encuentra rojo, empapada de lá grimas y me mira con odio.
—Tú —me señ ala caminando a mi direcció n —. ¡Eres la ú nica culpable! ¡Todo es tu maldita
culpa! —grita alzando la mano para abofetearme.
¡Hola! Espero que el capítulo les haya gustado. ¿Piensan que Ayrton traerá de la muerte a
kilian?
Aclaro de nuevo que si no te gusta la historia, solo dejala de leer y ya. Yo sé lo que estoy
haciendo con la novela y no lo voy a cambiar para complacer a nadie.
Instagram: March_libros.
Twitter: maryoris_baez.
La vida se resume en soltar, no podemos aferrarnos a aquello que nos hace daño.
—¿Ahora soy su hermano? No vida que eso les importará todos estos añ os —inquiere con
desdén —. Lo que tenga o no con Kaela no son tus problemas, no puedes desquitarte con
ella, también es una víctima en todo lo que está sucediendo. Perdió a su hijo y a Alexander.
—¡Briana! —La voz de Liam llama su atenció n. Sus ojos no expresan nada má s que tristeza
—. Basta o tendrá s que irte.
—Lo sé, pero ella es mi hermana. Todos nosotros estamos sufriendo, perdimos a alguien
importante, nos sentimos destrozados al igual que lo está s tú . Ambas son fundamentales en
mi vida, no quiero un enfrentamiento, no ahora, por favor —habla aferrá ndose a mi bebé.
Abre la boca con intenció n de decir algo, sin embargo, termina asintiendo y va para donde
se encuentra el cuerpo de Alex.
Darius no se ha movido desde que llegué, ni siquiera un poco. Creo que está procesando
todo. Algunos guardias nos miran con una mezcla de respeto y nerviosismo.
Me acerco a Liam y él sigue observando a Kilian como si esperara que despertara. Aparto el
cabello de mi rostro, muerdo mi labio con fuerza, yo igual espero que despierte.
—No quiero que lo esté, pero no podemos hacer nada, Liam —me lamento. Si pudiera
intercambiar mi vida por la de él, lo haría sin dudarlo.
—Y-yo me encargaré de su cuerpo, ve a descansar.
—Han pasado tres días, te hayas débil y necesitas alimentarte, mañ ana te puedes encargar
de todo lo que quieras.
¿Tres días?
—Ve, Kaela. Mañ ana hablaremos con Abigail —es lo primero que dice Darius desde que
llegué. Se da la vuelta y desaparece.
Ayrton toma mi mano entre la suya y me anima a seguirlo, me rehuso mirando a Liam con
Kilian, sin embargo, él me anima a que me vaya.
Asiento en silencio y sigo a Ayrton dejando atrá s los gritos de Briana y a mi hijo.
Me guía por los largos pasillos del castillo, dirigiéndose a mi habitació n, supongo. Mi cuerpo
al parecer alcanzó su límite, si no hubiese sido por su agarre, hubiera caído directo al suelo.
Mis alas desaparecen y con ella la fuerza que sentía.
Me rodea la cintura con sus brazos, pasa una de su mano por debajo de mi rodilla y me alza.
No digo nada, apoyo mi cabeza en su pecho. Los latidos de su corazó n me entretienen, su
aroma es como si fuera un afrodisíaco y su sangre una droga.
Empuja la puerta de mi habitació n con los pies y la cierra del mismo modo. Soy dejada en
mi cama con delicadeza y él desaparece al bañ o.
vacía que duele. ¿He sido tan mala en mis otras vidas para sufrir tanto? La muerte siempre
me persigue, llevá ndose lo que quiero. Mi mejor amiga, Kilian y Alex. ¿Quién será el
pró ximo?
Ayrton sale del bañ o, me carga estilo nupcial y me lleva a la bañ era. Se encarga de quitarme
la ropa ensangrentada hasta dejarme desnuda.
Quizá s es mucha confianza, pero es lo que menos me importa ahora. Solo quiero dejar de
pensar y cerrar mis ojos para no abrirlos nunca má s.
Me ayuda a entrar al agua que preparó con algunas esencias y mi jabó n de bañ o, coge la
esponja y comienza a lavar mi cuerpo con extremada delicadeza. Seguro cree que en
cualquier momento me romperé.
—¿Alguna vez te has sentido solo a pesar de estar rodeado de personas? —cuestiono,
girando la cabeza para mirarlo.
La culpa me embarga, Alex murió y yo pensando en lo que me hace sentir Ayrton. Aparto mi
mirada de él sintiéndome molesta conmigo misma.
—Muchas veces, pero llega un punto en el que te acostumbras a sentirte así —toma mi
barbilla y me hace mirarlo —. Tú no te encuentras sola, nos tienes a todos nosotros que con
solo una palabra tuya estaríamos dispuestos a poner el mundo a tus pies de ser necesario.
—No necesito el mundo, ú nicamente quiero a Kilian —musito sin dejar de verlo.
—Y te lo daré, dije que lo haría y eso haré. Sé que no confías en mí, soy un extrañ o en tu
vida, sin embargo, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para complacerte —lo dice con
firmeza y sin dudarlo un segundo.
—La odio tanto —hace una mueca de confusió n, se ve tierno —. A mi madre, si ella no lo
hubiera jodido en el pasado, nada de esto hubiera pasado. Kilian y Alex estuvieran vivos.
Alex era inocente, Lyon se hizo pasar por él y murió de forma injusta. Si pudiera revivirla, la
mataría. Juro que lo haría.
Se inclina y besa mi frente, cierro los ojos, queriendo aferrarme a él, pero no lo hago.
—El odio solo nos destruye de manera lenta, aunque dolorosa. Te lo digo por experiencia.
—La vida se resume en soltar, no podemos aferrarnos a aquello que nos hace dañ o,
pequeñ a luna. Ella ya está muerta, sería lastimarte por alguien que ya no vale la pena.
No respondo y él tampoco dice nada má s. Lava mi cabello con paciencia, cuando termina
me envuelve con una toalla, vuelve a cargarme y dejarme en la orilla de mi cama.
Observo sus á giles movimientos mientras busca algo que ponerme. Encuentra un piyama y
bragas. Se arrodilla para ponérmelas, levanto mi trasero para que pueda subirla.
—He escuchado que un rey no se arrodilla ante nadie y tú lo has hecho dos veces en esta
noche —me frunce el ceñ o, sin embargo, no contesta de inmediato. Termina de ponerme la
ropa y queda entre mis piernas.
Su mano adornada con diferentes anillos, aparta un mechó n de mi cabello que estaba en mi
rostro y acaricia con lentitud mi mejilla.
—Es cierto, pero tú no eres nadie, Kaela. Lo eres todo.
Sonríe de lado, la diversió n y seriedad brillan en sus ojos cuando ve que me quedo sin
palabras.
—Sin objeciones, tienes varios días que no te alimentas, debes de estar fuerte —insiste. Con
sus propios colmillos abre una herida en su muñ eca y la acerca a mi boca —. Bebe antes de
que cierre.
La primera gota que tocó mi lengua me golpeó de forma intensa. Tuvo que sujetarme para
no caer, si el cielo tuviera algú n sabor sería este. La sangre fluye por mi garganta, relajando
mi cuerpo como si fuera algú n sedante. ¿Por qué no había bebido de él antes? Con su otra
mano, peina mi hú medo cabello, dice algo, pero no lo escucho.
—Kaela, es suficiente —Quiero má s —. Kaela —dice con voz severa, alejando su mano de
mi boca. Gruñ o con frustració n. Lamo mis labios, sintiendo su sabor, tira de mi cabello y me
hace mirarlo. Baja su cabeza y presiona un beso en mi nariz —. Ahora vas a descansar.
—Descansa, pequeñ a luna —dice dejando otro beso en mi frente, esta a punto de irse,
aunque lo detengo.
—No tienes que decirlo dos veces —me muevo para que se acomode y descanso mi cabeza
en su pecho antes de cerrar los ojos.
—Eider es un monstruo, Darius. Todas mis desgracias ha sido por ella —mascullo molesta.
—¿En serio le creíste a ese hombre? —me mira enojado, sus ojos se encuentran un poco
rojos.
—¿En serio le creíste a una total desconocida? —replico —. ¿Có mo explicas que sea mitad
boutlyn en vez de ser mitad loba? —no dice nada porque sabe que tengo razó n.
Al despertar, me hallaba con mucha energía físicamente, ya que de manera mental estaba
agotada.
Liam tenía a Kilian en una pequeñ a cá psula de cristal, no le había reclamado porque yo
tenía la misma esperanza que él, que estuviera vivo.
Me encontré a Darius y le conté lo que me dijo Lyon, pero sigue pensando que Eider es una
buena persona.
—¿Cazadores?
—Sí, en estos tres días no cuidamos tanto nuestros secretos, queríamos encontrarte y
movimos cada rincó n —explica como si le fastidiara ese asunto.
—¿Son peligrosos?
—A veces, les gusta matarnos o hacer experimentos con nosotros. Aunque somos muchos
má s fuertes que ellos, hay que cuidarse la espalda.
La puerta se abre y por ella entran Abigail y Ayrton, este ú ltimo me mira como si estuviera
verificando que estoy bien y asiento.
—Hola, Abigail —la saludo, ella hace una reverencia y me devuelve el saludo.
—Darius me ha pedido que venga aquí para confirmar que Eider era en realidad una
boutlyn —explica.
Hago lo que me dice y tomo asiento en uno de los muebles, Darius y Ayrton mantienen una
pequeñ a distancia.
—Cerrará s los ojos y estará s tranquila, yo veré a través de tus recuerdos hasta llegar a ella
—cierro los ojos y ella presiona su mano en mi cabeza.
Inmediatamente, siento que me relajo, pero no siento nada extrañ o y ella no dice nada por
un largo rato, de repente se aleja y yo abro los ojos, encontrá ndola con el ceñ o fruncido.
—Primero, Eider nunca fue una loba. Uso su don para hacerse pasar por una, no sé có mo,
pero cuando estabas en transició n para convertirte pudo comunicarse contigo, ¿cierto?
—Tuve algunos sueñ os, aunque no pensé que fuera importante. También tuve uno con
Darius guiá ndome hasta aquí.
—Yo nunca me comunique contigo, podía ser peligroso para ti —aclara mi padre desde su
posició n.
—Sí, alguien muy poderoso puede manipular los sentimientos, el problema es ¿por qué
hacerlo?
¿Los misterios no pueden parar? Estoy agotada, quiero que esto se acabe.
Quiero decirles una sorpresa, pero hasta que no publique unos capítulos más, no
puedo decir nada, ya que sería un spoiler. Sin embargo, le digo un pequeño adelanto:
“Solo mía”.
¿Qué será? 👀✨
Instagram: March_libros
Twitter: maryoris_baez.
Eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez era su karma. —Isabel
Allende.
Antes de leer: Este es un capítulo especial, por lo tanto no ocurre en la línea de tiempo de la
novela y tampoco la altera.
—¡Kilian, Alexander! —grito desde el balcó n de la casa, donde se encuentra el patio trasero.
Ambos giran a mi direcció n y me sonríe. Le devolví la sonrisa, pero de inmediato fruncí el
ceñ o al verlos llenos de tierra —¿Qué les sucedió ? —cuestiono y ellos vuelven a sonreír.
—Nada, solo está bamos plantando flores para ti, mami —expresa emocionado, señ alando
una flor —. Lo hicimos nosotros —dice con orgullo, levanta la mano para chocarla con Alex.
Niego divertida, ellos se han vuelto muy unidos. Desde que supe que él se hallaba con vida,
Alex estuvo conmigo en cada momento. Estos dos añ os han sido difíciles, pero lo hemos
podido sobrellevar.
La verdad es que siguen sin llevarse bien, a pesar de que se haya aclarado que Darius mató
a sus padres por culpa de Lyon, aunque lo entiendo, sus padres nunca volverá n a la vida y
Darius es el causante de eso.
Sin embargo, hacen el intento de llevarse bien en mi presencia, pero no siempre termina de
la mejor manera.
Escucho sus pasos acercá ndose de manera rá pida, al llegar se detienen y se miran entre
ellos como si planearan algo, antes de que pueda hacer cualquier movimiento, está n encima
de mí.
—No, ¡está n sucios! —me río cuando comienzan a besarme —. Ya basta —digo, tratando de
sonar sería y fallando en el intento.
—¿Ya no nos amas? —cuestiona con fingida tristeza. Niego divertida, aú n con sus brazos
rodeá ndome —¿Viste, Kilian? —ambos hacen tiernos pucheros.
—¿Lo prometes?
—¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? —me toco el rostro, pero no siento nada extrañ o.
—No, solo estoy viendo a la mujer de mis sueñ os —acorta la distancia entre nosotros,
posando sus manos en mi cintura —. Eres tan hermosa, Kaela. A veces me cuesta creer que
eres real —sus ojos brillan con intensidad. Me sonrojo y escondo mi rostro en su pecho,
escucho su risa resonar en el lugar y me aprieta má s a él —. No te avergü ences, sabes que
te amo y estoy loco por ti.
—Yo también te amo —murmuro cerrando los ojos y disfrutando estar en sus brazos.
Permanecemos en silencio por unos minutos, no sé en qué momento mi vida cambió tanto,
aunque no me arrepiento de nada. Tener a Kilian y Alex en mi vida me hacen tan feliz.
La mano de Alex acaricia con suaves movimientos mi espalda, mi cuerpo se estremece por
su toque, me hace sentir tantas cosas que no puedo explicar. ¿Así se siente el amor?
La mueve hasta dejarla presionada en mi vientre aú n plano, es algo que hace desde hace
unos días.
—Todavía no lo creo —hace una pausa. Hecho mi cabeza hacia atrá s para mirarlo —.
Todavía no creo que hayamos generado una pequeñ a vida, algo tuyo y mío. Nuestro.
Me pongo de puntillas para besarlo, nuestros labios se unen con la misma necesidad que
sentimos el uno por el otro. Muerde con suavidad mi labio e introduce su lengua cuando
gimo.
—Estoy perdidamente enamorado de ti, señ ora Adams —susurra en mi boca —. Te amo a
ti, a Kilian y a nuestro futuro bebé, no entiendo como pude estar sin ustedes tanto tiempo.
Mis ojos se llenan de lá grimas al escuchar sus palabras, siempre me dice cosas tan lindas.
Una lá grima resbala en mi mejilla y él se encarga de limpiarla con ternura.
Malditas hormonas.
—Eres cruel, me haces llorar con tus lindas palabras, señ or Adams —carcajea, antes de
dejar un casto beso en mis labios. Me alejo de él y gruñ e en desacuerdo —. Ahora vete a
quitar toda esa tierra, Darius no tardará en llegar.
—Abuelo —Darius levanta la vista de su plato y le presta atenció n —. Hoy vi a una señ ora
igual de vieja que tú y se me ocurrió que harían una linda pareja de ancianos.
—Si lo eres, papá —contradice Liam, llevá ndose una mala mirada.
Luego de ese momento la cena transcurrió en silencio, aunque el ambiente era un poco má s
relajado.
—Pido que se llame Liam —todos lo miran confusos, excepto Alex que sabe a lo que se
refiere.
—Te he dicho que no te metas en mis pensamientos —le digo molesta y él levanta la mano
con inocencia.
—Bueno, esta cena fue preparada para darles una noticia —comienzo.
—Y estamos muy feliz de decirles que seremos nuevamente padres —Termina Alex con
una sonrisa.
—¡Por la diosa! —la primera en abrazarme es Emma —. Estoy tan feliz por ti.
—Gracias —le sonrio. Luego James, Briana y Liam son los siguientes en felicitarme después
de hacerlo con Alexander.
—Técnicamente, el pequeñ o soy yo, Kaela es la mayor —trata de bromear, pero lo ignora.
—Darius…
Me río y miro a Kilian y a Alex, amo a la familia en la que nos hemos convertido.
¡Hola! Este especial lo hice por el medio milló n de la historia, ademá s de que quería escribir
algo lindo de esta pareja que no es pareja.
Por cierto, gracias por todo el cariñ o que le dan a la novela, significa mucho para mí.
Instagram: March_libros.
Twitter: maryoris_baez.
Cap.32
“Antes y después de que la luz llegue, la oscuridad ya está ahí, siempre estuvo ahí y siempre
estará ahí…” —Symphony.
Varias semanas después…
La pierna de Liam impactó con mi costilla, mandá ndome a rodar a unos pasos de él.
Joder, eso duele.
Abigail aprovechó para atacarme con una bola de energía. Levanté mi brazo, creando un
escudo de masa de oscuridad condensada, que retiene su ataque. Por el rabillo del ojo, veo
como Liam se acerca, con intenció n de volver a golpear mi cuerpo.
Dejo que se aproxime a mí, para aprovechar la ventaja de encontrarme en el suelo, y
cuando sus piernas está n cercas, la agarro y ruedo mi cuerpo al lado contrario y el suyo cae
desprevenido.
Me levanto y puedo sentir a la bruja detrá s de mí, así que impulso mi codo hacia atrá s,
golpeando su abdomen. Se agarra de mi antebrazo para usarlo en mi contra, pero no se lo
permito y con mi mano libre la sujeto del cuello y la lanzo por los aires. Aterriza sobre sus
manos, sin embargo, no dura mucho antes de que ella y Liam ataquen de nuevo.
No lo pienso antes de hacer un movimiento rá pido con mis manos y rodearlos con una
esencia oscura, que no les permite ver nada.
—Bien, ya puedes quitarnos esta cosa. Has mejorado —grita Liam.
Sonreí y hago otro movimiento para desaparecer la oscuridad.
En estas semanas, ellos se han encargado de mi entrenamiento y en algunas ocasiones
Darius. Golpearon mi trasero muchas veces, en especial Liam que podía leer mi mente para
anticipar mis movimientos.
Abigail fue una gran ayuda, me enseñ ó a bloquear mi mente y controlar la oscuridad. Es
llamada Umbraquinesis y puedo hacer muchas cosas con ella, desde regenerar partes del
cuerpo hasta crear cualquier objeto con dicha oscuridad.
Solo tenía que pensar en lo que quería y era generado, puedo usar la propia oscuridad que
vive en mí o utilizar la de las personas que me rodean.
Mis alas fueron má s fá ciles de manejar, ya que al ser vampiro puedo volar sin ellas y aun así
puedo tenerla cada vez que la necesite.
En unos de los entrenamientos para descubrir todos mis poderes, maté a un guardia con un
rayo oscuro. Este rayo apagó cada á tomo de su cuerpo, volviéndolo inservible y generando
un pequeñ o agujero negro en su lugar. Es algo demasiado poderoso y no he podido
controlarlo del todo.
Algo que me frustra es no poder abrir portales porque no soy completamente una boutlyn,
aunque no todo demonio puede, solamente los má s poderosos.
—Cada día lo haces mejor, estoy orgulloso de ti —expresa, Liam dá ndome un corto abrazo.
La niñ a que siempre deseó un hermano y una familia, está chillando de alegría. Nos hemos
unido mucho desde la muerte de mi bebé. Siempre me cuenta anécdotas de Kilian y sus
labios se curvan cada vez que lo menciona.
Extraño a mi niño.
—Tus poderes y tú son fuertes, si vamos a la guerra con los cazadores, los destruirá s a
todos.
Los malditos cazadores ahora está n detrá s de mi trasero y todo por culpa de Blake. Los
alertó de mi existencia y poder. Los cazadores no son como yo pensaba, no buscan
eliminarnos por miedo a que nos hagamos dueñ os de todo, lo hacen para robar nuestros
ADN y hacer experimentos. Hacerse má s fuertes y gobernar el mundo.
Demasiados ambiciosos son esos inú tiles.
Han atacado a algunas pequeñ as manadas y clanes. Secuestrando a esas gentes.
Darius ha tenido reuniones con algunos líderes de diferentes especies, porque sus ataques
aumentan cada segundo que pasan, poniendo en riesgo la vida de todos. Los ancianos,
como se llaman a los viejos vampiros, se encuentran buscando los laboratorios de los
cazadores, sin embargo, no han tenido éxito.
Los cazadores son una grave amenaza para toda criatura sobrenatural y no porque ellos
sean má s poderosos que nosotros, sino porque buscan modificarse a ellos mismos y crear
criaturas que ellos puedan controlar.
El rey Zigor hasta ahora no ha sido un problema, aun así, Darius lo mantiene vigilado.
—Acabaremos con ellos, no somos ratas de laboratorio para que experimenten con
nosotros —mascullo, sintiéndome molesta al imaginar todas las atrocidades que hacen con
aquellos que secuestran.
—Haremos que paguen con sus vidas, suplicaran que lo matemos.
Asiento dá ndole la razó n.
—Ve a coordinar las ú ltimas tropas que faltan, hoy tiene que estar todo preparado. Yo me
reuniré con Darius.
Las cosas con mi padre mejoraron un poco luego de una reunió n que tuvimos.
Semanas antes…
Los problemas parecen que nunca acabará , siempre hay algo que jode mi vida. No tengo
ningú n remordimiento en que Darius matará a Blake, mi abuelo. Ni siquiera lo conocía y se
encargó de acabar con la vida de Alexander y arruinar la mía.
É l nunca tendrá la oportunidad de conocer a su verdadera alma gemela.
Una parte de mí siente culpa porque su hermano sea mi tua cantante.
Los cazadores, mientras estuve en la manada de Alex, no escuché hablar de ellos, pero
parece que han sido un problema durante muchos añ os. Y si Blake tiene razó n, pronto
estará n detrá s de mi cabeza
El guardia hace una reverencia y abre la puerta de la sala de las coronas. Darius solicitó mi
presencia.
La sala de coronas es impresionante, hay varias vitrinas esparcidas por todo el lugar que
dentro de ellas se encuentran coronas sumamente hermosas. Es como ir a un museo, pero
má s elegante y lujoso.
Darius me da la espalda, está observando una gran pintura que hay en el centro de la
habitació n. En ella se observa a una mujer, vestida con un vestido de época antigua. El
cabello castañ o cae delicadamente por sus hombros y sus ojos negros son tan penetrantes e
inquietantes que asustan.
Me estremezco, son los mismos ojos que veía en mis pesadillas.
—Ella es tu madre, Eider Allard Leblanc —dice, concentrado en el rostro de la que es mi
madre.
Arrastro los pies y me pongo a su lado. Inclino un poco la cabeza y veo a la mujer que
condenó mi vida por las cosas que hizo. Aprieto mis puñ os, conteniendo la rabia que busca
estallar dentro de mí. Ella es la culpable de que mi hijo pagara sus errores.
—Ella te amó má s que a nada en este mundo, sé que la odias, sin embargo, Eider no hubiera
querido que tú y Kilian sufrieran por cosas que ella hizo.
—Aunque ella no quisiera, terminamos pagando sus errores, Darius —contesté, con
frialdad —. Mi hijo está muerto por su culpa y no puedo hacer nada para recuperarlo.
—Lo siento, siento que Kilian y tú pagará n por todo lo que ella hizo, no sabía de nada de
eso, todo el tiempo que estuve con ella fue creyendo que era una loba. Nunca mostró nada
sospechoso, era amable y cariñ osa —Se lamenta, apartando la vista del cuadro y me mira
—. No quería que sufrieras o hacerte sentir que no eras importante para nadie cuando te
dejé en ese orfanato —Extiende su mano y toca mi mejilla y yo no hago nada para alejarme
—. Eres mi niñ a, solo deseaba protegerte y fue la mejor manera de mantenerte a salvo.
—Sufrí por mucho tiempo, Darius. Y no nada má s psicoló gicamente. Maté a alguien cuando
tenía dieciséis porque intentó violar a mi mejor amiga y a mí. Lloré muchas noches y mi
vida fue un infierno ahí adentro. Ella… ella se suicidó , pensé que perdí a Kilian y su padre
también se fue —Ahogué un sollozo mordiendo mi labio —. Todo lo que quería hacer era
morir.
—Por favor, perdó name mi pequeñ o sol —Tira de mí, envolviendo sus brazos a mi
alrededor —. No fui un buen padre, pero dame una segunda oportunidad —No devuelvo su
abrazo. ¿Cuá ntas noches soñ é con tener a mi padre? No puedo vivir siempre del rencor.
Pongo mi mano en su pecho y lo alejo.
Sus hombros se caen, como si estuviera derrotado.
—Si deseas una oportunidad, tendrá s que arreglar tu relació n con Liam, él también es tu
hijo y te necesita —Le exijo. Su rostro se frunce por confusió n, aunque asiente.
—Lo haré, los quiero a ambos. Tú también eres una Hassler —Curvo mis labios en una
pequeñ a sonrisa —. Antes de irte, quiero mostrarte algo.
Soy Kaela Hassler.
Camina hacia otra vitrina que se encuentra a unos pasos a nuestra derecha. Está cubierta
por una tela negra.
Una vez que estoy al lado de Darius, quita la tela y revela una preciosa corona. Es dorada,
en cada una de sus puntas tiene un gran diamante rojo, rodeado por otros diamantes
blancos y pequeñ os.
—Es tuya.
—¿Qué? —Estoy un poco embobada por los brillos de esta joya.
—Es tuya, como princesa y heredera al trono debes de tener una corona. En realidad,
tendrá s varias de ellas. Es la primera que mande hacerte cuando supe que tendría una hija.
—Es hermosa —murmuro —. Gracias.
Presente.
Luego de esa charla, ha cumplido su promesa de arreglar su relació n con Liam. Algunas
mañ anas, desayunamos juntos o ambos me entrenan.
Y no, no le digo papá , todavía no estoy preparada para eso.
A los lejos veo algunos de los guardias que Ayrton puso a mi disposició n cuando se fue.
No me dijo mucho, solo que iba a resolver algo que pronto me diría. Se me hizo extrañ o,
aunque terminé amenazá ndolo que si algo le sucedía, le patearía el trasero, no importa
donde estuviera.
Tiene que volver a mí y punto.
Puso una rara sonrisa cuando me escuchó decirle eso y tuvo el atrevimiento de preguntar si
me preocupaba por él.
Le dije que no, obvio. Aunque fue una gran mentira de mi parte.
Estúpido lobo por hacer que me preocupara por él.
—Creo que nuestros planes cambiará n —murmuró Liam al ver como uno de los guardias
de un clan vecino se acerca.
—Altezas —Se inclina —. Su padre informa que saldremos hoy a reunirnos con los
cazadores, ya que un grupo grande de ellos se vieron cerca. Las tropas se está n alistando.
Liam, Abigail y yo, nos miramos. Estamos a punto de destruir a esas basuras.
Una sonrisa se dibuja en mi boca, los destruiré a todos. Caerá n uno por uno, hasta que no
queden ninguno.
Antes que nada, eres mía está a punto de llegar a su primer millón. Aaaah, les juro
que no lo creo. Pongan presente si estuvieron antes del millón.
Nunca creí que el libro le gustaría a alguien más que no fueran mis amigas. Gracias
por formar parte de este logro.
Ahora sí, espero que estén bien, lunitas. ¿Qué les pareció el capítulo?
¿A dónde creen que se fue Ayrton?
¿Estan preparadas para los últimos capítulos?
Ig: March_libros.
Twitter: maryoris_baez.
Las quiere, March.
Cap.35
Dedicado a barbie9915
Arrullé el cuerpo de Kilian tratando de que se calmara. Desde que vino no ha parado de
tener pesadillas, todas las noches se levanta gritando y llamá ndome en medio de sus
sueñ os.
Mi corazó n se rompe cada vez que escucho sus desgarradores gritos y me siento impotente
al no poder evitar sus pesadillas.
—Estoy aquí, bebé. Todo estará bien —murmuré, acariciando su espalda con suavidad.
Sus brazos se apretaron má s fuerte alrededor de mi cuello, como si no quisiera alejarse de
mí. Cuando volví a escuchar otro pequeñ o sollozo del él, deseé tener el poder de revivir a
Lyon para volver a matarlo de una manera lenta y dolorosa.
—¿Quieres que te cuente un cuento, cariñ o?
Su agarre en mi cuello se aflojó un poco, levanto la cabeza para observarme. Tenía las
mejillas hú medas y los ojos rojos. Pase mi mano por su cara para limpiar sus lá grimas.
—Ya no soy un bebé, mami —dijo con seriedad. Apreté los labios para evitar reír.
—Pero si eres mi precioso bebé y siempre lo será s.
—Soy un hombre ahora, nosotros no escuchamos cuentos.
—¿No? ¿Ni siquiera porque te lo cuente yo? —fingí un puchero. Suspiró , mirá ndome por
unos largos antes de asentir.
—Está bien, aunque solo por esta vez.
—Tienes tres añ os, Kilian —le recordé. Se encogió de hombros y sonrió dulcemente.
Mi corazó n se derritió con su sonrisa, es lo má s hermoso que he visto en mi vida.
Volví a la cama con él encima de mí, se acomodó en mi regazo colocando su cabeza en
pecho.
—Ya puedes comenzar —susurró , una vez que estuvo có modo.
—Había una vez, un pequeñ o príncipe que era muy valiente…
—¿Có mo yo, mami?
—Sí, tan valiente como tú , Kilian —afirmé.
Continú e con la historia hasta que su respiració n se calmó , quedando profundamente
dormido.
Besé su cabeza e inhalé su suave aroma a lavanda.
—Te amo, hijo.
—¿Por qué hay tanta gente en el palacio? —cuestioné, comiendo un pedazo de tocino.
Los vampiros no tenemos que comer, sin embargo, muchos de nosotros lo siguen haciendo.
—¿Padre no te dijo? —negué —. Habrá una fiesta en honor a Kilian y a ti.
Me molesta que Darius no me consulte las cosas que me involucran, pero esa celebració n
será un buen momento para renunciar a ser la pró xima heredera al trono, ya que lo má s
seguro es que estará n los vampiros importantes.
—¿Cuá ndo será ?
—Hoy.
—¿Hoy? Ni siquiera tengo un vestido para la ocasió n, ni nada para Kilian. Ademá s, ¿Qué
pasa con los invitados?
—Yo me he encargado de comprarte un vestido y un traje a Kilian. Por los invitados no te
preocupes, hace dos días fueron avisados.
Iba a decir algo, pero el olor a tostada quemada me lo impidió , miré a mi derecha, donde se
encontraba Kilian con una llama en su mano y quemando el pan.
—Bebé, ¿por qué está s quemando tu desayuno? —Se lo quité de la mano. É l me mira con
esos ojos que me hacen suspirar. Tendré un grave problema cuando sea grande.
—Se prendió solo —expresó , tratando de parecer inocente.
Liam dejó escapar una carcajada, pero al ver mi cara, se calló .
—No está bien quemar la comida, cuando ya no quieras má s la dejas a un lado y listo.
¿Entendido?
—Sí, mamá —susurró , bajando la mirada.
Besé su frente.
—¿Quieres ir al jardín conmigo?
—Sí, por favor.
—Bien. ¿A qué hora comenzará n a llegar los invitados? —Me dirigí a Liam.
—A eso de las siete de la noche —respondió —. Por cierto, vendrá Briana.
—¿Ya está n saliendo oficialmente?
—En eso estamos.
No me sorprende, en estos días Liam divide su tiempo entre el castillo y la manada de Alex
para ir a verla.
Kilian y yo nos despedimos de él. Antes de ir al jardín, buscamos una manta, el avió n de
juguete de mi niñ o y un libro para mí.
Extendí la manta en el césped y me senté apoyando mi espalda en el tronco de un á rbol.
Kilian corrió por el lugar con su avió n en mano, fingiendo volar. Por unos largos segundos
lo observé, todavía me costaba creer que se encontraba conmigo.
Si hace unos meses me hubieran dicho que él estaba vivo o que yo pertenencia a este
mundo sobrenatural, golpearía a esa persona.
Ahora me tengo que concentrar en buscarle un terapeuta, una escuela y yo pensar en que
haré con mi vida. No sé si continuar en la universidad o hacer otra cosa.
En unos cuantos meses es el cumpleañ os de Kilian y me emociona mucho, ya que será la
primera vez que lo celebre junto a él.
Abrí el libro e intenté concentrarme en la lectura mientras mi hijo juega, pero a mi mente
vino Ayrton.
Hemos estado hablando solo por mensajes de texto porque tiene que dirigir su manada
luego de tantos días afuera. Una parte de mí siente que le estoy faltando el respeto a la
memoria de Alex, es cierto que después de la muerte de Lyon y la llegada de Ayrton se fue
el “hechizo” que me hacía tener sentimientos por él, pero aun así no puedo evitar la culpa.
Suspiré, creo que yo también debo visitar un psicó logo. ¿Hay psicó logos para vampiros?
Kilian y yo pasamos toda la mañ ana y tarde en el jardín, a la hora del almuerzo la sirvienta
nos trajo la comida y cuando terminamos se llevó lo que ensuciamos.
Jugué con él hasta que se agotó y se sentó entre mis piernas mientras me escuchaba leer.
El día pasó muy rá pido, llegando la hora de arreglarnos para la fiesta. Recogimos todo y
entramos al palacio.
Al entrar a mi habitació n, vi que en mi cama se encontraban dos cajas blancas con diseñ os
dorados. Abrí la má s pequeñ a, encontrando un pequeñ o traje negro bien planchado junto
con una camisa blanca y una corbata.
Lo dejé con cuidado y destapé la otra. Esa contenía un precioso vestido negro largo con una
abertura en la pierna derecha, la parte de arriba era un corset con escote corazó n y dentro
de la caja había unos guantes de encaje.
Fui al bañ o con Kilian, lo duché con paciencia para luego envolverlo con una toalla. Lo vestí,
arreglé su espeso cabello negro y busqué unos zapatos que combinaba con su traje.
—Te ves precioso, cariñ o —Besé su mejilla.
—Lo sé, mami, pero gracias.
Solté una carcajada por su comentario, esto seguro es cosa de Liam.
Le prendí la televisió n para que se entretenga mientras me ducho. Me depilé, lavé mi
cabello y luego me hidraté la piel. Me puse una bata antes de secar mi pelo, una vez terminé
con eso, busqué una tanga negra para que no se notara con el vestido.
Volví a la habitació n, Kilian estaba concentrado viendo un documental de animales salvajes.
Me senté frente a mi tocador para intentar hacerme un peinado elegante. Recogí mi cabello
en un moñ o bajo, dejando dos mechones sueltos que ondulé para darle forma.
Después de peinar mi cabello de la mejor manera posible, busqué un corrector para
aplicá rmelo en el parpado antes de ponerme sombra roja y darle profundidad con una
negra. Peine mi ceja con gel, alargue mis pestañ as con má scara y luego pinte mis labios de
un rojo mate. No tuve que usar base porque mi piel no la necesitaba.
Cogí mi vestuario y fui a mi closet para cambiarme. El lugar parecía una tienda de tanta
ropa que había, al igual que accesorios y zapatos. Me quité la bata para ponerme el vestido
que se ajustaba perfectamente a mi cuerpo. Me miré en unos de los espejos y me gustó lo
que vi, me sentía preciosa y sexy.
Busqué unos tacones rojos con punta de aguja, me senté en un pequeñ o mueble y me lo
puse. Al pararme, me veía unos centímetros má s alta; espero no fracturarme un pie.
Sali y vi a Kilian todavía entretenido con el documental, al verme dejó de prestarle atenció n
y me sonrió .
—¿Nos pondremos una corona?
—¿Quieres ponerte una?
Entré nuevamente al closet y fui a donde se encontraban las joyas. A pesar de que Kilian
tenía su propia habitació n, varias de sus cosas hallaban aquí. Aproveche para ponerme un
collar que contenía un diamante rojo, al igual que mi tiara. La de mi hijo poseía zafiros
negros y pequeñ os diamantes blancos. Coloqué la corona en mi cabeza con cuidado y sujeté
la de Kilian.
—Pareces una princesa —dijo asombrado cuando llegué.
—Y tú un hermoso príncipe —Le acomodé la corona y luego lo abracé —. Te amo, bebé.
—Te amo, mami —Correspondió mi abrazo.
Antes de irnos me puse los guantes y salimos del cuarto conmigo sujetá ndolo de la mano.
Se podía escuchar el leve murmuro de las personas que estaban en el palacio. La
celebració n no sería en el saló n de baile principal, sino en otro que se encontraba en el ala
este.
Recorrimos el pasillo en silencio, hasta llegar a las escaleras del saló n. Me detuve y observé
como todo el mundo dejaba de hacer lo que hacía para mirar en mi direcció n.
El espacio se encontraba decorado con rosas negras y rojas que contrastaban muy bien con
el blanco y dorado del lugar. Sonaba una suave melodía que una orquesta tocaba en vivo y
los camareros se movían por el sitio sirviendo bebidas.
Kilian y yo comenzamos a bajar con cuidado, con los ojos de todos puesto en nosotros. Vi
como Darius, Liam y Ayrton se abrían espacio entre la gente, deteniéndose al final de las
escaleras.
Mi atenció n se la llevó Ayrton, no pensé que vendría, pero aquí está . Una sonrisa se dibuja
en mi rostro al ver lo guapo que se ve. Tiene un traje igual que el de Kilian, sin embargo,
lleva una camisa negra con los dos botones desabrochados. Sus ojos me recorren de arriba
abajo, oscureciéndose en el proceso.
—Hija —Darius me ofreció su mano y yo la acepté —. Está s preciosa —Besó el dorso de mi
mano con cariñ o.
—Gracias.
—Mi nieto favorito —dijo con orgullo.
—Soy tu ú nico nieto, abuelo.
—Tienes razó n, pero aun así eres mi favorito —Le murmuró como si fuera un secreto.
—Hermana, me llevaré a Kilian —asentí y mi hijo se fue con Liam.
—Tengo que presentarse a algunas personas —habló , mi padre.
—Dame unos minutos y luego iré contigo.
—Bien, no tardes —Se dio la vuelta, marchá ndose. Algunos de los vampiros todavía
miraban en mi direcció n, aunque los ignore y me concentre en Ayrton.
—Hola —Incliné un poco la cabeza para verlo a los ojos. A pesar de que llevaba tacones, era
mucho má s alto que yo. No dijo nada, solo me miraba —. ¿Te comió la lengua el rató n? —
pregunté, curiosa.
—No, solo que no encuentro las palabras para describir lo magnifica que te ves —Su voz
sonaba má s ronca de lo normal. Colocó su mano en mi cintura y me aproximó a él. Siempre
que me toca, mi cuerpo reacciona al suyo —. No sé si adorarte como una diosa o… —Bajó la
cabeza y acercó su boca a mi oído —Follarte como una puta —Me estremecí cuando
deposito un beso hú medo en mi cuello.
Santa virgen de los pecadores.
Puse mi mano en su pecho y sentí como me apretó má s a él. Aproveché tenerlo cerca y besé
su mandíbula.
—Puedes hacer ambas cosas cuando quieras —susurré —. No te diría que no —Aunque
quisiera quedarme junto a él, Darius me espera —. Ahora tengo que irme, pero te veré má s
tarde, lobito.
Me alejé y busqué a Darius entre la multitud, no me llevó mucho tiempo y lo encontré
hablando con unos de los vampiros.
—Buenas noches —saludé, poniéndome al lado de mi padre.
—Kaela, te presento a Finn, miembro del consejo de vampiros.
—Un gusto conocerte, Finn.
—El gusto es mío, alteza —Hace una corta reverencia —. He escuchado lo que hizo con esos
cazadores, es asombroso como acabó con ellos.
En ese momento se acercó un camarero ofreciéndonos una copa de sangre. Acepté una y le
di un pequeñ o sorbo.
¿De dó nde la habrá n sacaron?
—Gracias, aunque no fui solo yo quien terminó con ellos.
—Aun así, es asombrosa, será s una buena reina.
Sonreí de manera falsa, muchos del consejo no piensan lo mismo y yo ni siquiera quiero ser
la pró xima reina.
Darius mantuvo una conversació n con él por unos minutos y luego se encargó de
presentarme a la mayoría de las personas de este evento. Fueron tantas, que ya ni recuerdo
sus nombres. Vi a Kilian junto a Liam y Briana bailando una canció n los tres juntos.
Mis mejillas duelen por mantener una sonrisa tanto tiempo. Me detuve en un rincó n del
saló n mientras Darius subía al escenario a decir unas palabras.
—Alteza —Giré la cabeza para observar a la persona que se acercó —. Es un honor tenerla
tan cerca, se ve magnífica esta noche.
El hombre me miraba con una lujuria nada disimulada, internamente rodé los ojos.
—Lo sé.
—Me cuesta creer que algo tan delicado y hermoso acabará con esas criaturas, si fuese mía,
no la hubiera dejado ponerse en riesgo.
¿Es en serio lo que dice? Patético.
Su mano agarró mi brazo cuando lo ignoré, tuve el impulso de golpearlo, pero en ese
instante llegó Ayrton.
—Vas a perder la mano si no la quitas ahora mismo —dijo fríamente, sus ojos estaban
completamente negros.
El vampiro parecía nervioso, sin embargo, le hizo caso a la advertencia.
—No vuelvas a tocar ni a respirar cerca de mi mujer, ¿entendido? —La mano de Ayrton
rodeó mi cintura.
¿Estaré mal de la cabeza si digo que me excitaron sus palabras?
—L-lo siento, no volverá a suceder —Se disculpa con miedo —. Solo le decía que una mujer
como ella no debería ir a la guerra, podría salir lastimada. Alguien podría hacerlo por ella,
tiene a miles de guerreros a su disposició n.
—Mi mujer es perfectamente capaz de destruir el mundo y salir sin un solo rasguñ o, no
necesita a alguien má s para hacerlo. Ahora lá rgate —gruñ ó , molesto.
El vampiro debió ver algo en los ojos de Ayrton, porque se fue rá pidamente. Hice un
movimiento de mano, haciéndolo tropezar y caer. Todo el mundo giró en su direcció n y
comenzaron a murmurar.
—¿Desde cuá ndo soy tu mujer? —cuestioné, mirá ndolo a los ojos.
Ignoró mi pregunta.
—Eres mía, jodidamente mía, Kaela. Si vuelves a dejar que otro hombre te toque, lo mataré
y luego te follaré hasta que recuerdes a quien le perteneces —murmuró , observá ndome
con intensidad y deseo. Su mano rodeó mi cuello, sosteniéndolo con firmeza, pero sin
hacerme dañ o.
Tragué grueso, mis ojos se fijaron en su boca y mis ganas de besarlo aumentaron. Por
retorcido que suene, oír decirle eso no me molestó ; al contrario, me gustaba la idea de que
matara por mí.
—Si soy tuya, tú eres mío, y tampoco puedes permitir que otra mujer te toque, porque te
patearé el culo —le advertí.
Un jadeo salió de mi garganta cuando sus labios reclamaron los míos, devorá ndolos como si
no pudiera tener suficiente. No era un beso ni suave ni delicado, era uno donde se
adueñ aba de mí. Me aferré a él por la ferocidad de sus movimientos, su lengua se abrió
camino a mi boca y no pude evitar gemir.
Podía sentir las miradas en nosotros, pero justo en ese momento no me importaba.
Estoy jodida, sin embargo, no me arrepiento de nada.
¡Hola, pequeñas lunas! Espero que se encuentren bien.
¿Qué les pareció el capítulo? Admito que me gusta mucho escribir escenas de Kilian y
Kaela.
¿Qué piensan de Ayrton y Kaela?
Por cierto, quiero decir que no romantizo lo que sucede con estás parejas y lo tóxico
que pueden llegar a ser. Nada de lo que sucede aquí es para imitarlo en la vida real,
mucho menos desear a alguien tan celoso como suelen ser este tipo de personajes, al
contrario, si alguien es así con ustedes en la vida real salgan de ahí.
Ig: March_libros.
Twitter: maryoris_baez.
Las quiere, Mach.
Cap.38
La noche de ayer terminó mejor de lo que pensaba. Todavía podía sentir las grandes manos
de Ayrton por todo mi cuerpo, sus labios besá ndome y volviéndome loca. Sus palabras
sucias y en la manera en que me folló hasta que ya no pude má s.
Me ponía caliente recordar có mo me persiguió por el bosque, es algo que estaría encantada
de repetir una y otra vez. Lá stima que tuvo que volver a su manada, ya que tenía una
reunió n con unos alfas de Rusia.
Ahora me encontraba afuera del despacho de Darius, deseaba hablar sobre la decisió n que
tomé respeto al trono. Sé que se encontraba furioso, pero no cambiaría de opinió n.
Liam estaba cuidando a Kilian y ya había tenido unas palabras con él, para mi sorpresa, no
se encontraba molesto con que algú n día sería el rey de este clan. Sí, se hallaba nervioso por
lo que diría Darius, sin embargo, padre no tenía otra elecció n que aceptarlo.
Di dos toques a la puerta y cuando escuché su voz permitiéndome entrar, lo hice. Su oficina
era muy espaciosa, en la pared de fondo se encontraba una gran pintura de Eider, aparte
mis ojos de eso; no quería ver su rostro. Al otro lado de la habitació n tenía grandes estantes
que contenían libros que se notaban muy antiguos. En su escritorio una foto de Kilian lo
decoraba.
Me senté en unas de las sillas frente a su mesa, durante unos minutos no dijo nada ni yo
tampoco.
—¿Por qué renunciaste sin antes pedirme permiso? —Aunque su expresió n es una fría
má scara el tic de su mandíbula lo delata.
—Porque con o sin tu permiso, lo iba a hacer. No sé cuá l es tu molestia con ese tema.
—Mi heredera eres tú …
—Liam igual lo es—Lo interrumpí y sus ojos cambiaron a rojos por un breve momento.
—El trono es tuyo desde que naciste, Liam no fue creado con ese propó sito, no es su
derecho.
—No puedes estar hablando en serio —dije con incredulidad —. Es tu jodido hijo, sangre
de tu sangre.
—Pero no es hijo de la mujer que amo, no es parte de ella. Liam solo nació porque
necesitaba distraer a todos con tu supuesta muerte, nada má s.
—Eso es cruel, nunca le haría eso a ningunos de mis hijos. ¿No se supone que los padres
aman a sus hijos? —Apreté mis manos, hasta que mis nudillos se volvieron blancos. No
podía ni imaginar lo difícil que fue para mi hermano crecer con él —¿Y su madre? ¿Qué
hiciste con ella?
—La maté, no era importante para la vida de Liam y se estaba enamorando de mí.
—Eso es horrible, Darius. Mataste a la madre de tu hijo, ningú n niñ o debería de pasar por
eso. ¿Có mo pudiste? —observé como se encogía de hombros, con indiferencia.
—No puedes juzgarme. Hice todo para protegerte y lo volvería a hacer, ademá s, eres la
menos indicada para hablar de cosas horribles. Destruiste todo un pueblo, incluido niñ os
que fueron inocentes —arqueó una de sus cejas, como si esperara a que lo desafíe.
—La situació n es diferente, ellos no son parte de mí. Nunca haría algo que pueda lastimar a
mi familia y mucho menos a mi hijo —dije entre dientes.
Sí, yo tampoco soy una buena persona. Desde que me convertí en una híbrida no he hecho
otra cosa que matar sin sentir remordimiento ni empatía por esas gentes. No me importó
acabar con sus vidas sin dudarlo, sin embargo, hasta yo tengo un límite.
—Cuando eres un rey, debes de tomar las mejores decisiones, aunque estas no beneficien a
todos.
Negué, él no cambiará su manera de pensar.
—Si un rey no puede cuidar a los miembros de su familia, ¿Có mo protege un a todo un clan?
No lo deje responder y salí de su despacho. Algú n día Liam será el rey y me encargaré de
eso.
Varios meses después.
—¡Feliz cumpleañ os, bebé! —comencé a repartir besos por todo su rostro, escuchando su
risa y pude jurar que mi corazó n se detuvo de tanto amor.
Era la primera vez que celebraba un cumpleañ os con él y también era la primera vez desde
que pensé que se encontraba muerto, que no lloré en esta época. Era veintiséis de
diciembre y Kilian estaba cumpliendo cuatro añ os.
—Mami, solo deseo dormir —murmuró , adormilado. Reí porque se veía muy tierno.
—¿No quieres ver tus regalos? —Al escuchar esto, abrió sus ojos —. Feliz cumpleañ os, mi
niñ o precioso.
Se incorporó y sus brazos rodearon mi cuello, lo sostuve contra mí.
—Gracias —Deposité un beso en su cabeza y nos quedamos un rato así. Nunca imaginé que
volvería a tenerlo entre mis brazos ni que se sentiría tan genial ser su madre.
Cuando se separó , pudo ver como toda la habitació n se encontraba llena de regalos y chilló
emocionado. Se bajó de la cama para ir directo a ellos.
Desde ayer en la noche nos encontrá bamos en el hotel de Disneyland en California, Liam y
Ayrton se habían encargado de planear este viaje para Kilian y debo decir que hasta yo me
hallaba emocionada, era la primera vez que pisaba uno de estos parques.
Darius no pudo venir por asuntos con el clan, él y Liam en los ú ltimos meses se han unido
con vampiros de otros países para eliminar a los cazadores y liberar a muchas creaturas
que fueron sometidas sus experimentos y torturas.
A pesar de eso, ayer consintió a Kilian con regalos de cumpleañ os y navidad. Los vampiros
ni los lobos suelen mantener esta tradició n humana, sin embargo, lo hicieron porque era la
primera navidad que celebraba en mi vida.
Ayrton me regaló una casa en Londres porque en unas de nuestras conversaciones le dije
que siempre había querido ir y conocer la ciudad, también mandó a hacer un collar con
forma de girasol, mis flores favoritas.
—¡Mira, mami! —dijo, Kilian enseñ á ndome un avió n de juguete y varios peluches de
distintos animales —. ¡Ahora tengo cuentos nuevos! —gritó , y se puso a correr por la
habitació n. Aunque una vez expresó que era un “hombre” para leer cuentos, cuando
comencé a leerle uno todas las noches les empezaron a gustar.
La puerta de la habitació n se abrió y por ella entró Liam cantando cumpleaños feliz con un
pastel en forma de avió n. Detrá s de él se encontraba Ayrton, Briana y Alayna; hermana de
Ayrton.
Me la presentó dos semanas después de la fiesta que hizo Darius en el castillo, a la que no
he conocido, es a su madre, creo que me evita y yo no le agrado. Siempre que él busca la
ocasió n para presentarnos, ella lo cancela.
Briana se convirtió oficialmente en la alfa de su manada y James sigue siendo el beta. Ella y
yo no nos llevamos muy bien, pero es la tua cantante de Liam.
—… cumpleaños a ti, feliz cumpleaños, Kilian que lo cumplas feliz —Se agachó para que mi
bebé pudiera soplar la vela —. Mi sobrino favorito ya no es tan pequeñ o —Hizo un gesto
dramá tico que hace reír a mi hijo.
Me levanté de la cama y fui a saludar a Alayna. Ayrton cargó a mi hijo y le dio otro regalo.
Rodé los ojos de manera divertida, se ha tomado muy en serio en cumplir los caprichos de
Kilian.
—Le gusta dar regalos —Me explicó —. Cuando era pequeñ a también me cumplía mis
caprichos, disfruta hacerlo y a mí recibirlos.
—Lo sé, me he dado cuenta.
Briana me saludó , aunque permaneció en su lugar al lado de Liam.
Ayrton se aproximó con Kilian encima de él, bajó la cabeza y besó castamente mis labios.
—Hola, preciosa —Su mirada no se apartó de la mía. Me miraba con esa intensidad que lo
caracteriza, mi hombre sabe que siempre me quedó embobada cuando estoy cerca de él.
—Hola —murmuré, sonriéndole y con cierta timidez al ver que todos nos estaban viendo.
—Iugh, no beses a mami —se quejó , Kilian y pude escuchar la carcajada de Liam.
—Ya hemos hablado de esto campeó n…
—Pero es asqueroso, nunca voy a besar la boca de nadie —La idea parece horrorizarlo.
—¿Ni siquiera a tu alma gemela? —Le preguntó , Liam.
—No —arrugó la nariz —. Le diré que hay muchos gérmenes.
Ninguno pudo aguantar la risa y él se unió a nosotros. Amo su inocencia, desearía que
siempre fuera mi pequeñ o bebé.
Una hora y media má s tarde, terminamos de desayunar y de arreglarnos. Como era
invierno, abrigué muy bien a Kilian. É l podía sentir el frío porque era mitad humano,
aunque tenía una alta tolerancia a este.
Está bamos en la puerta del parque cuando me di cuenta de que se hallaba vacío, aparte del
personal del parque y los personajes que trabajaban aquí. A diferencia del hotel donde
había mucha persona que disfrutaban la piscina y otras atracciones que tenía la instalació n.
—¿Por qué no hay nadie? —cuestioné a Liam y Ayrton, ya que ellos se encargaron de este
viaje.
—Hemos alquilado el parque por tres días —respondió , Liam encogiéndose de hombros.
—¿Eso se puede hacer? —fruncí el ceñ o, confundida.
—Con dinero suficiente, todo se puede hacer —dijo, Ayrton. Y tuve que darle la razó n, el
dinero permite muchas cosas.
Luego de esa pequeñ a conversació n nos introducimos a la diversió n, el parque estaba
decorado con muchas luces y un gran á rbol navideñ o que ahora se encontraba apagado.
Por el camino nos encontramos a diferentes personajes y los icó nicos Mickey y Minnie.
Alayna sacó su cá mara y comenzó a sacarnos fotos a todos.
En unos de lo puesto compramos las orejas de los ratones, incluso Ayrton, aunque costó
convencerlo. Se veía ridículamente guapo.
—No digas nada —amenazó al ver mi expresió n burlona.
Apreté los labios en una fina línea, para evitar reírme. Alayna nos pidió acomodarnos para
hacernos una foto a nosotros tres. Kilian y yo sonreímos y Ayrton mantuvo una expresió n
seria, sin embargo, en sus ojos se notaba la diversió n.
—¿Podemos subir a la montañ a rusa, por favor, por favor? —suplicó , poniendo ojos de
cachorro.
—Eres muy pequeñ o para subir en ese juego, bebé. Elige otro —su boca se frunció en un
adorable puchero, pero asintió .
Quiso entrar a la cueva de los piratas, donde vimos a Jack Sparrow y su tripulación, estos
cantaban y bailan mientras íbamos en un barco.
El resto del día pasamos de una atracció n a otra, compramos un montó n de algodó n de
azú car, peluches que Kilian deseaba y muchas cosas que ya ni me acuerdo.
Los personajes estaban informados que era el cumpleañ os de mi hijo y cuando nos
acercá bamos a cualquiera de ellos, se encargaban de felicitarlo. Al caer la noche, vimos un
espectá culo de fuegos artificiales al tiempo que las princesas cantaban algunas canciones.
No sé como lo hicieron, pero el cielo se iluminó con un feliz cumpleañ os, Kilian. Sus ojos
brillaron con felicidad y me entraron ganas de llorar.
—¡Papi, mira! —señ aló las luces. Ayrton y yo nos miramos, era la primera vez que Kilian lo
llamaba papi. Un nudo se formó en mi garganta y las lá grimas salieron, él me observó
preocupado.
—¿Te molestó ? —negué. Secó mi mejilla con su pulgar antes de besar mi frente.
—No, simplemente me emocioné.
Ayrton nos rodeó con su brazo y me acurruqué a su lado. Este día no puede ser má s
perfecto.
Luego de cenar en el restaurante de Olaf, nos dirigimos de vuelta al hotel. Kilian se
encontraba durmiendo entre los brazos de Ayrton, había quedado agotado y se durmió
camino aquí.
Sufrí un orgasmo visual al verlo ser tan cuidadoso y tierno con mi hijo. Lo dejamos en su
habitació n que conecta con la de nosotros.
Kilian solo tenía pesadilla con poca frecuencia, está bamos yendo a terapia con una
psicó loga del clan y sus mejoras han ido bien. Fue difícil al principio, sin embargo, lo
supimos sobrellevar.
Al encontrarnos a solas, Ayrton sostuvo mi cadera, acercá ndome. Mis manos rodearon su
cuello mientras acariciaba su cabello. Agachó la cabeza hasta que nuestras narices
chocaron.
—Gracias por hacer esto por Kilian, disfrutó mucho este día —musité.
—Haría cualquier cosa por ustedes, su felicidad es importante para mí —Sus dedos se
movían, acariciando con lentitud la piel expuesta de mi espalda. Me estremecí, amaba su
toque y lo anhelaba siempre. Me siento tan có moda estando con él.
—Cada día se me hace má s difícil no enamorarme de ti —admití. Una lenta sonrisa se
dibujó en su rostro y se vio má s hermoso, al igual que peligroso.
—Bien, porque yo ya lo estoy —Sus labios buscaron los míos luego de esa confesió n, al
contrario de nuestros besos habituales, este era lento y sensual. Jadeé cuando su lengua
buscó la mía, recorriendo mi boca con pasió n y deseo. Cuando mordí su labio inferior, dejó
escapar un gemido gutural. Ese sonido me puso caliente, podía sentir mis bragas
humedeciéndose.
—Me vuelves loca, Ayrton Mashall —dije entre besos. Una ronca carcajada salió de su
garganta y suspiré. Este hombre será mi perdició n.
—Tú también me vuelves loco, Kaela Williams.
¡Hola, pequeñas lunas! ¡Feliz navidad! Espero que se encuentren bien.
¿Qué les pareció el capítulo de hoy?
Hablando de capítulos, a Eres mía le quedan tres más el epílogo. Pronto les diremos
adiós a los personajes.
Hay grupo de whatsapp, pedir el link al privado.
Instagram: March_libros.
Twitter: Maryoris_Baez.
Les quiere, March.
Cap.40
—¡Kilian, no corras! ¡Ven aquí! —Se ríe, pero no me hace caso. Dobla en una esquina del
palacio y yo lo sigo. Veo como choca con el gran cuerpo de Ayrton y cae al suelo. É l lo
levanta para sostenerlo —. Te dije que no corrieras, vas a darte un golpe y puedes romper
algo, no estamos en nuestra casa —Lo regañ é cuando llegué a su lado.
—Papi dijo que este también es nuestro castillo —arqueé una ceja en direcció n de Ayrton.
Nos encontrá bamos en su manada, era la primera vez que acepté venir a este lugar desde
que me lo pidió hace meses, sin embargo, no había aceptado porque eso significaba un paso
má s para nuestra relació n, ademá s de una enorme responsabilidad.
Hoy estaba aquí, ya que mañ ana era mi cumpleañ os y él quería hacer una cena con nuestras
familias porque hoy en la madrugada me llevaría a algú n lugar que no me quiso revelar. Se
siente raro celebrarlo después de no hacerlo por mucho tiempo; específicamente desde la
“muerte” de Kilian. Mi cumpleañ os era dos semanas y un día después del suyo.
—Tienes razó n, pero tienes que escuchar a tu madre. No quieres verla enfadada, ¿cierto? —
negó , haciendo un mohín.
—Lo siento, mami.
—Está bien, bebé —Me puse de puntilla para besar su mejilla.
—Me siento celoso. ¿Qué hay de mi beso? —se quejó , haciéndose el ofendido. Sonreí y volví
a ponerme de puntillas para ahora besar la comisura de sus labios.
—¿Ya está n feliz?
—Sí —dijeron al unísono.
Kilian se removió en los brazos de Ayrton para que este lo bajara, así que lo hizo mientras
sostenía su mano; con la otra agarró la mía.
—Ya todos se encuentran en el comedor —informó , cuando comenzamos a bajar la
escalera.
El castillo de Ayrton era incluso má s lujoso y espacioso que el de Darius. Grandes
candelabros de diamantes negro, los objetos de decoració n eran hechos de oro, al igual que
los marcos de las pinturas y retractos de su familia. El negro, blanco y dorado
predominaban en todos los espacios del lugar. La entrada del palacio parecía sacada de un
cuento de hadas, el jardín delantero estaba lleno de preciosas flores de todos los colores y
el pequeñ o estanque tenía algunas creaturas que no reconocí.
El pueblo se hallaba a unos diez minutos, pero no había tenido tiempo de verlo, sin
embargo, si era tan bonito como este lugar, quizá no querré irme.
Al entrar al comedor todos guardaron silencio y se pararon de sus asientos. Ayrton nos
dirige a la cabecera de la mesa, donde hay dos sillas. Sacó una para que yo me siente y él
tomó asiento en la otra, con Kilian en su regazo. Mi hijo parecía feliz de estar junto a él.
—Pueden sentarse —dijo una vez que nos acomodamos. Su madre estaba en la silla de su
derecha y a su lado el esposo. A izquierda se encontraba Alayna y le seguía mi hermano.
—Kaela, te presento a mis padres; Allison y Matteo. Padres, ella es mi luna y nuestro hijo
Kilian.
—Un gusto al fin conocerlos —Formé una sonrisa. La madre de él me miró con el ceñ o
fruncido y se dirigió a su hijo.
—¿Nuestro hijo? —inquirió —. Querrá s decir su hijo —expresó , con desdén.
Su tono no me gustó para nada.
—Sí, nuestro hijo.
—No puedes estar hablando en serio. No puedes tener una luna que tenga un hijo de otro
hombre y aparte es una vampira. ¡Los rumores sobre ella no son buenos! —gritó ,
sobresaltando a Kilian.
Apreté la mano, el color de mis ojos cambiaron.
—Madre —habló con tono autoritario —. Controla como hablas de mi mujer e hijo. No voy
a tolerar tu falta de respeto hacia ellos.
—¿Vas a criar a un bastardo? ¿La nueva reina será un monstruo? ¡Es insó lito que un
vampiro sea gobernante de lobos!
—¡Allison! ¿Có mo puedes decir eso? Tú tuviste a Ayrton con otro hombre y aun así lo críe
como mío y lo amo como mi hijo —Ella mira a su marido con ira.
—No es lo mismo. Ese niñ o es…
—Tenga cuidado con lo que vas a decir —la interrumpí —. No le gustará n mis acciones si se
atreve a insultar a mi hijo una vez má s.
—¿Me está s amenazando? ¡Tienes al frente una alfa de alfas, hija de la luna! —gruñ ó ,
furiosa.
—Y frente a ti me tienes a mí. Kaela Hassler, hija del rey vampiro y descendiente de una
Boutlyn. Le aseguro que no me deseas como enemiga, porque me encargo de acabar con
ellos hasta no dejar nada y no es una amenaza, es un hecho —le advertí. Y sí, ahora uso el
apellido que me corresponde.
El deseo de sangre rujé dentro de mí, mis instintos má s oscuros piden matarla, pero tengo
que controlarme. Es la madre de Ayrton, no puedo hacer eso.
Mátala, Kaela. Hazlo ahora.
—Kaela —El toque de Ayrton me sacó de mi trance, giré la cabeza para mirarlo y él me
observaba preocupado.
Me di cuenta de que era porque una gran oscuridad rodeaba la mesa. Con un movimiento
de mi mano la hice desaparecer.
Matteo se paró y agarró a su esposa.
—Siento el comportamiento de mi mujer —Allison parecía dispuesta a decir algo, sin
embargo, al ver la mirada de él se detuvo —. Hijo, llevaré a tu madre a nuestra casa —
asintió —. Bienvenida a la familia, disfruten la cena —se despidió y salió del comedor.
—Lo siento, no quise que ustedes pasaran un mal momento —negué, él no tenía la culpa.
—No me gusta tu mami, hizo molestar a mi mami —arrugó la nariz.
—Mi madre no lo volverá hacer, pequeñ o —Ayrton acarició la cabeza de Kilian y este se
acurrucó en su pecho antes afirmar.
Mi corazó n se calentó al ver la imagen de ellos dos, son tan lindos.
—Qué encanto de suegra te tocó , hermanita —expresó con sarcasmo, Liam. Rodé los ojos y
Alayna golpeó en forma de broma su brazo.
Ayrton ordenó traer la comida y la cena transcurrió sin ningú n percance. Los primeros
minutos estuvimos en un incó modo silencio, sin embargo, Liam empezó a decir algunas
bromas y el ambiente se aligeró . Mi hijo se mantuvo todo el tiempo con Ayrton y se dejó
alimentar por él. Lo cual es raro, ya que le gusta comer solo.
Era la primera vez que me separaba de Kilian por má s de unas horas. Por estú pido que
suene, me ponía triste que estuviera emocionado por quedarse con Liam unos días. Mi bebe
cada día crece y se vuelve independiente.
Me encontraba en el jet de Ayrton, de camino a un lugar que desconocía. No quiso decirme
a donde iríamos a pesar de que lo soborné con sexo en el avió n. Solo terminé follada en
nuestro asiento, a escasos pasos de la cabina del piloto. Seguro escucharon mis gritos,
porque cuando la azafata vino a ofrecernos una bebida, se sonrojó al vernos.
Luego de algunas siete horas, aterrizamos en nuestro destino. Antes de que pudiera ver
donde nos encontrá bamos, vendó mis ojos y me ayudó a bajar las escaleras del jet. Sostuvo
mi cintura mientras recorríamos unos cuantos pasos antes de subir al auto.
—¿No me dirá s en donde estamos? —pregunté una vez que nos subimos al coche.
—No seas impaciente, ya casi llegamos.
—No me gustan las sorpresas —me quejé solo para molestarlo —. Dime cuá l es nuestro
destino…
—Ya sé de quién sacó Kilian su impaciencia —Su mano acarició mi pierna desnuda —. Si
sigues hablando tendré que mantener esa boca ocupada.
Mi cuerpo se estremeció con la imagen mental que cree.
—Bueno, creo que ahora no me voy a callar. Me interesa la idea de que la mantengas
ocupada —dije en tono sugerente.
Escuché su carcajada y su mano se movió al interior de mis muslos, rozando la tela de mi
braga. Ahogué un jadeo y el maldito volvió a reír.
—Me encanta como reaccionas a mi toque, sin embargo, ya llegamos.
Suspiré frustrada. El auto se detuvo unos segundos y luego siguió avanzando hasta
detenerse.
Ayrton apartó la mano del interior de mi muslo y lo escuché abrir la puerta del auto. Su
mano agarró la mía, me aferré a ella y me sacó del auto.
Cuando dimos unos pasos, volví a escuchar como abría otra puerta. Al entrar, el olor a
flores me golpeó , lo sentí situarse a mi espalda y quitar la vende a mis ojos. Pestañ eé varias
veces para acostumbrarme a la luz.
—Feliz cumpleañ os, pequeñ a luna—dijo, abrazá ndome.
Está bamos en el recibidor de una casa y cada rincó n de este se hallaba con cientos de
girasoles, en el centro del lugar había un feliz cumpleañ os de globos.
Mis ojos se llenaron de lá grimas no derramadas, nunca nadie se tomó el tiempo de hacer
algo por mí. Me giré para abrazar su cintura y ocultar mi rostro en su pecho.
—Oye —sujetó mi barbilla, para que lo observara. Se preocupó al ver la humedad en mis
ojos —. ¿Qué pasa, preciosa? ¿No te gustan? Puedo sacarlas todas si deseas.
—No, solo que es todo muy lindo. Gracias, me encanta —No se encontraba muy convencido,
así que me puse de puntilla y besé sus labios —. ¿Dó nde estamos? —pregunté una vez que
me separé de él.
—En Inglaterra, específicamente en Londres —chillé, emocionada y brinqué sobre él. Me
sostuvo del trasero y envolví mis piernas en su cadera. Comencé a dejar besos por todo su
rostro —. Si así vas a reaccionar, me voy a encargar de darte sorpresas todos los días —
Tenía una sonrisa arrogante. Es tan malditamente guapo.
—Si las sorpresas involucran Londres, no que quejo.
Conmigo en brazos nos llevó a la segunda planta, esta era la casa que me compró como
regalo navideñ o. Debo admitir que es muy hermosa y demasiado grande. De lo que he visto
hasta ahora, me encantan los grandes ventanales que tiene. El sol en este lado del mundo ya
había salido y la vista era magnífica. Puedo decir que es uno de mis días favoritos.
Luego de dormir tres horas, desayunar, comer pastel de chocolate y de follar en la ducha,
me llevó a un recorrido por los lugares que siempre quise visitar cuando conociera
Londres. Primero visitamos el museo de arte donde nos dieron un paseo guiado y nos
contaron la historia de algunas pinturas famosas. Luego fuimos a la torre del reloj, el
icó nico Big Ben. Era má s grande y majestuoso de lo que se veía en las fotografías.
Aprovechamos para subir y pasar por el palacio de Westminster.
Todavía no me creo que estoy aquí, si hace casi dos añ os me hubieran dicho que al
mudarme del país terminaría involucrada en el mundo sobrenatural y que yo soy parte de
el, me habría reído y le recomendaría ir a terapia.
Me sucedieron muchas cosas que solo se ven en película o en un libro y si alguien fue el
encargado de escribir mi historia, debe de haber disfrutado mucho el drama y las muertes.
Espero que nada malo suceda por un largo tiempo, solo deseo pasar tiempo con mi familia
y pensar que haré con mi vida porque dudo de ir de nuevo a la universidad. El ú nico motivo
por el que deseaba ser pediatra fue por la pérdida de Kilian y porque pensé que sería bueno
ayudar a niñ os.
Tal vez simplemente viaje por el mundo, lea un montó n de libros que ya hace bastante
tiempo no lo hago y mate a una que otras personas.
Sí, son buenos planes.
Ayrton había dejado tres cajas elegantes en la cama, dijo que era un atuendo que eligió para
llevarme a cenar. El se fue a otra habitació n para cambiarse.
La primera caja pertenecía a la marca Louis Vuitton, en ella se encontraba un precioso
vestido de seda rojo, con un escote recto y las mangas caídas. La otra caja era de la misma
marca, pero en ella había un par de tacones de punta cerrada y sencillo. La ú ltima era la
má s pequeñ a y pertenencia a la joyería Cartier, ahí se hallaba un collar con una media luna
y pequeñ os diamantes incrustados. Atrá s tenía grabado-pequeñ a luna. Ese detalle me hizo
sonreír.
Me cambié, el vestido se ajustaba perfectamente a mis curvas y me llegaba a por encima de
las rodillas. Los tacones me añ adían unos centímetros a mi estatura y el collar le daba el
toque al atuendo.
Maquille mi rostro de forma natural y lo que llamaba la atenció n era mi boca pintada de
rojo. A mi cabello le hice unas ondas y lo dejé suelto. Me apliqué mi perfume favorito, cogí
mi bolso y salí de la habitació n.
El sonido de mis tacones resonaba por el lugar mientras bajaba las escaleras. Al final de
ellas, se encontraba Ayrton. Contuve la respiració n al verlo y mi cuerpo reaccionó a su
intensa mirada. Sus ojos se oscurecieron y podía notar la lujuria en ellos.
Me extendió su mano y la sostuve.
—Pareces la encarnació n de una diosa —dijo en voz baja y sensual, acariciando mi mano
para después besar el dorso, sin dejar de mirarme.
Por la santa virgen de los pecadores, con este hombre voy a pecar.
—Tú está s muy guapo.
Y no mentía, tenía dos botones de su camisa blanca desabrochada y esta se ajustaba a su
musculoso cuerpo, un pantaló n negro de vestir al igual que sus zapatos. Sus dedos llevaban
diferentes anillos y su muñ eca lo decoraba un Rolex. Se había arreglado la barba y el
cabello lo llevaba ligeramente desordenado.
—Vá monos antes de que cancele nuestros planes y te folle con ese vestido —gruñ ó y trató
de besarme, pero lo impedí.
Arruinará s mi labial —frunció el ceñ o y me reí —. Te saldrá n arrugas de tanto arrugarlo.
—Te salvas de que es tu cumpleañ os —grité cuando azotó mi trasero. Lo miré mal y él
poseía una mirada de satisfacció n.
—¿Por qué fue eso?
—Porque tu culo se ve demasiado apetecible con ese vestido —rodé los ojos y volvió a
azotarlo.
—¡Ayrton! —su risa es su ú nica repuesta.
Volvió a vendarme los ojos y no supe de nuestro destino hasta que llegamos. Nos
encontrá bamos en el río Tá mesis, frente al London eye. Las luces de la ciudad iluminaban el
lugar, dá ndole un aspecto hermoso e hipnotizante.
—Ven, primero cenaremos.
Lo seguí cuando nos dirigimos a un muelle antes de subirnos a un barco que funcionaba
como crucero y restaurante. Al llegar, nos recibió una chica y nos guio hasta nuestra mesa.
El restaurante se encontraba vacío, lo que se me hizo extrañ o.
—Buenas noches, Sr. y Sra. Mashall —No le corregí su error al llamarme por el apellido de
Ayrton. Nos dejó el menú a cada uno —. ¿Desean algo beber?
—¿Qué quieres tomar, amor?
Me quedé un momento en silencio sorprendida porque me llamó amor.
—Vino blanco, por favor —respondí cuando volvió a preguntarme.
—Trae la mejor botella de vino blanco que tengas —La chica asintió y se fue.
—¿Por qué no hay nadie aquí?
—Porque lo alquile solo nosotros. No iba a compartir el lugar con un montó n de
desconocidos.
No me extrañ aba, a todos los sitios que hemos visitado juntos, siempre lo cierra para que
no haya otras personas.
Vi lo que había en el menú y pedí una pasta con camarones. El pidió un filete de cerdo
acompañ ado de un puré de patatas.
—Tengo una pregunta.
—¿Cuá l?
—Sé qué ha pasado tiempo, pero me quedé con la duda de có mo fuiste al inframundo y
volviste. Lo poco que sé de la historia es que nadie puede entrar al menos que este muerto.
—Es cierto, sin embargo, Hades me debía un favor —lo miré confundida —. Hace algunas
décadas hubo una gran pelea entre los dioses y atacaron a su esposa. Así que tomó la
decisió n de ocultarla hasta que pasara todo ese problema. Como creyó que no la buscarían
en la tierra, ni mucho menos en una manada de lobos, me pidió alojo para ella. Duró má s de
medio añ o en el castillo y cuando las cosas se calmaron, Hades vino a buscarla. Y para
agradecer mi ayuda, me dio un anillo para que pudiera abrir una sola vez el portal del
inframundo y cobrarme mi favor. Así que le pedí el alma de Kilian, si no hubiera sido por
eso, el trato sería un alma por otra alma. Nada es gratis con el señ or de los muertos.
Internamente, di las gracias por ese trato.
—Gracias por usar tu favor para traer a mi hijo a la vida.
—Haría cualquier cosa por ti, aunque no tuviera ese anillo para entrar al inframundo,
hubiera buscado la manada de que él estuviera contigo. Nada es má s importante para mí
que tu felicidad, tenlo presente siempre.
Bien, ya puedo decir que estoy perdidamente enamorada de este hombre.
Nos trajeron la cena y no las pasamos entre plá ticas y admirando las vistas de Londres,
donde pudimos ver el puente de la torre.
A pesar de que Ayrton suele ser muy serio, me encanta su compañ ía y estar con él. Me
siento tranquila a su lado, sabe escucharme y me apoya en cualquier locura que cometa.
También me encanta el sexo entre nosotros, es tan intenso que casi siempre me hace
perder los sentidos.
Antes de terminar el recorrido, me trajeron un pedazo de pastel y hasta el propio chef me
felicitó .
El crucero nos dejó delante del London eye, Ayrton sostuvo mi mano y nos dirigimos a la
noria. Al llegar, le dijo algo al hombre que vende las taquillas para subir y este nos permitió
entrar a una de las cabinas y luego cerró la puerta.
—Déjame adivinar, ¿también cerraste esto solo para nosotros? —inquirí al no ver una fila
de personas, teniendo en cuenta lo famoso que es esta atracció n.
—Solo lo mejor para mi mujer. No iba a dejar que tu primera experiencia en Londres sea
haciendo filas.
Siendo sincera, disfrutaba que reservara todos los lugares al que íbamos.
Me acerqué al cristal para observar la ciudad cuando la noria comenzó a moverse.
—La vista es hermosa —dije, mirando embobada el lugar.
—Estoy completamente de acuerdo —abrazó mi cintura desde atrá s y colocó su barbilla en
mi hombro —. Eres hermosa.
—Yo no estaba hablando de mí…
—Lo sé —depositó un beso hú medo en mi cuello. Temblé al sentirlo —, pero eres lo ú nico
que es hermoso ante mis ojos —lamió la piel expuesta y me estremecí en sus brazos —. La
ú nica que siempre tiene mi atenció n y me vuelve loco.
Me giró y su boca se apoderó de la mía. Amo la manera en que me besa, me hace olvidar
hasta de mi existencia.
—¿Te he dicho lo obsesionado que me tienes? —atrapó mi labio inferior entre sus dientes y
tiró de el —. No puedo dejar de pensar en ti —Besó mi mandíbula y empezó un recorrido
de besos y mordidas. Retuve el aliento se arrodilló entre mis piernas.
Su barba raspaba mi piel, produciéndome escalofríos.
—Eres tan suave —levantó mi vestido, dejando expuesta mi vagina cubierta por mi braga
de encaje negro. La apartó y pasó su dedo por mi raja, no pude evitar jadear —. Ya está s
hú meda, ¿te excita que me arrodille para comerme este dulce y necesitado coñ o?
—¡Ayrton! —lloriqueé cuando su lengua me lamió , como si estuviera ansioso y hambriento.
Su risa vibró en mi coñ o y empuje mi cadera antes de tirar de su cabello.
—Tan deliciosa —Me sentía mareada por la lujuria. Su lengua hacía movimientos cortos y
largos, volviéndome loca. Sin dejar de chuparme, hundió dos dedos dentro de mí.
Los mú sculos de mi abdomen se contrajeron con tanta fuerza por la mezcla de placer, mis
piernas se debilitaron y el con su mano libre sostuvo mi trasero.
—Eso es, preciosa. Usa mi boca hasta que te corras —grité cuando sus dedos encontraron
mi punto g, al mismo tiempo que su lengua estimulaba mi clítoris.
—N-no puedo con tanto —gimoteé, aferrá ndome a su pelo.
Gemí, tratando de respirar. El mundo desapareció y los oídos me pitaban cuando me corrí
con fuerza. É l no detuvo sus movimientos a pesar de mi orgasmo, prologando mi placer.
—Deliciosa —dio una ú ltima lamida y sacó sus dedos antes de pararse. Su boca estaba
hú meda, el sudor brillaba en su rostro y el cabello desordenado lo hacía ver má s feroz.
Sus ojos no dejaron los míos mientras desabrochaba su pantaló n, sacando su dura y
palpitante polla.
—Te voy a follar y te haré gritar mi nombre para que todo Londres se entere de que eres
mía —dijo, envolví su cadera con mis piernas cuando me levantó . Dirigió su erecció n a mi
entrada.
—No seas amable —Me aferré a sus hombros cuando entró de una estocada. Era muy
grande y grueso, lo sentía en cada parte.
Nuestros ojos se encontraron y su rostro tenía grabado el placer que sentía.
—Tu coñ o está ordeñ ando mi polla, Kaela —dijo, con un gemido gutural —. Feliz
cumpleañ os —Sus empujones se fueron haciendo má s profundos y descontrolados. Mis
uñ as se clavaron en sus hombros, estaba temblando. No podía soportar las fuertes
sensaciones que me provocaba.
—Ayrton, por favor… —cerró los ojos por un momento. Una de su mano agarro mi cuello y
acercó nuestras bocas.
—Mírame, no cierres los ojos —hice lo que me ordenó —. Buena chica —sus embestidas
eran cada vez má s rá pidas y sentía como el orgasmo se construía de nuevo —Mierda —
jadeó , cuando mis paredes se contrajeron alrededor de su polla —. Te amo.
Ambos ahogamos nuestro grito en la boca del otro. Una y otra vez se clavaba en mi interior,
percibía cada centímetro de él. El orgasmo volvió a golpearme y Ayrton se corrió dentro de
mí, dá ndome cada gota de su semen.
—Te amo —respondí una vez que la neblina de placer se disipó de mi sistema.
Este ha sido el mejor cumpleañ os de mi vida.
—Te amo, Kaela Hassler —repitió en un gruñ ido, antes de besarme con suavidad.
¡Hola, pequeñas lunas! Por si no llego a subir el capítulo final (sí, capítulo final) antes
de que el año se acabe, les deseo una feliz noche vieja y feliz año nuevo. Espero que el
2023 consigan todo lo que se propogan.
¿Qué les pareció el capítulo?
¿No creen que hay mucha felicidad en el aire?
Hay grupo de whatsapp, solo deben pedir el link al privado.
Instagram: March_libros.
Twitter: Maryoris_Baez.
Les quiere, March.
Capítulo final
Observé como Ayrton y Kilian dormían abrazados. Ambos cayeron agotados luego que
pasaran todo el día en el bosque en una tarde de padre e hijo. El lobo de Ayrton -Blace—
estuvo enseñ ando a Kilian a cazar y mejorar sus reflejos.
Era tierno ver un lobo de dos metros jugar con un niñ o pequeñ o. Mi bebé estaba feliz de
subir a su espalda y abrazarse contra su pelaje. De hecho, me dijo que ahora quería ser un
lobo.
Nos mudamos a su manada unos días después de mi cumpleañ os, luego de que le permití
macarme. Lo hizo mientras hacíamos el amor en nuestra casa de Londres. Admito que
dolió , pero luego ese dolor se transformó en placer.
Kilian lloró porque pensó que Liam y Darius también se irían a vivir con nosotros, él estaba
acostumbrado a tenerlo siempre cerca. Se calmó cuando ambos le prometieron venir a
visitarlo cada semana y luego Ayrton le enseñ ó su nueva habitació n.
La cama era en forma de avió n, cosa que hizo que se emocionara. La pared del fondo tenía
dibujado un mapa y el techo estaba pintado de manera que era como ver el cielo. La
lá mpara era una brú jula dorada y sus juguetes favoritos estaban organizados.
Amó tanto su dormitorio, que no quiso salir de ahí. Ayrton lo consiente en todo lo que él
quiera, solo tiene que pedirlo y lo consigue.
A pesar de que llevaba unas semanas en la manada, le pedí a Ayrton no presentarme ante
su gente de inmediato. Me acordaba a la presentació n que tuve con Alexander y lo mal que
se puso todo poco después.
Sin embargo, hoy iríamos a la plaza central y me presentarían como su luna. A Allison no le
agradaba la idea, aun así, no se atrevió a decir algú n comentario. No deseaba tener una
mala relació n con ella, aunque tampoco iba a dejar que nos faltara el respeto a mi hijo ni a
mí.
Salí de la habitació n con cuidado, para no despertarlos y me dirigí al jardín trasero para ver
el amanecer. No sé por qué, pero hoy me levanté má s temprano que de costumbre. El
palacio estaba en silencio, pero los guardias se encontraban vigilando y en alerta.
Llegué justo a tiempo para ver los primeros rayos del sol a través de las copas de los
á rboles. Siempre me ha gustado lo hermoso que se ve el cielo en los tonos naranja y rojo, es
como ver un espectá culo de colores.
Me reí porque me acordé de algunos libros que leí, en donde los vampiros se convertían en
ceniza si el sol tocaba su piel o se podían convertir en murciélagos. Me gustaba la teoría del
murciélago. La verdad es que no me sentía tan diferente a cuando creí que era una humana,
lo diferente era mi deseo de beber sangre, mis sentidos má s desarrollados y mis poderes.
Sin embargo, aú n podía dormir, comer -aunque no era muy necesario— y caminar bajo la
luz del sol. Mi lado Boutlyn definitivamente era má s peligroso, con ella debía consumir
almas cada cierto tiempo para mantenerla controlada.
Fruncí el ceñ o cuando me rodeó la oscuridad, intenté disiparla, pero no pude.
—Kaela, Kaela —Una voz masculina dijo mi nombre. Giré sobre mis talones, buscando a la
persona que me llamaba, sin embargo, no se veía nada —. Pensé que me llenarías de
orgullo, solo tenías un propó sito en tu vida; traer el caos a la tierra. Esperé añ os y me
defraudaste. ¡Mataste a tu propia gente! —gritó , con có lera —. ¡Debías revelar el secreto de
las criaturas al mundo! Los humanos no deberían gobernar nuestro mundo, ellos solo son
criaturas débiles, estú pidas y crueles.
—Pues no son muy diferente a nosotros —respondí con sarcasmo. Una bola de energía
impacto en mi pecho, haciéndome jadear de dolor. Mis piernas cedieron y caí. Traté de usar
mis poderes, aunque fue inú til —. Debes ser Loki —murmuré. Una silueta se dibujó en la
oscuridad, pero no podía ver su rostro.
—Sí, creador de los Boutlyn y Dios del engañ o.
—Si tanto deseas el caos y revelar nuestros secretos, ¿por qué no lo hace tú mismo? ¿O eres
tan cobarde e inú til para hacerlo? —Tenía que controlar mi boca por la posició n tan en
desventaja en la que me encuentro, sin embargo, era inevitable.
—Créeme, lo haría, pero los dioses tenemos una regla que no se puede romper. No
podemos decirles a los humanos lo que somos, por má s que lo intentemos. Por eso cree una
criatura poderosa, aunque me han fallado —enojado, volvió a impactar otra de esas bolas
de energía, má s fuerte que la anterior.
—Mierda —grité, sujetá ndome el lugar lastimado. El maldito bastardo se rio.
—No tengo muchas ganas de seguir hablando, pero te diré algo —hace una pausa
dramá tica —. Voy a joder tu vida como jodiste mis planes y lo haré con tus hijos. No será
ahora, me gusta tomarme mi tiempo planeando mis venganzas, sin embargo, ese día
llegará .
—No te atrevas, Loki, porque ti tocas un pelo de las personas que amo, te destruiré —dije
entre dientes.
—Querida, yo soy un Dios —Fue lo ú ltimo que dijo antes de desaparecer junto a la
oscuridad.
Un gritó de frustració n salió de mi garganta, ¿no puedo tener una vida tranquila?
—¡Kaela! —El cuerpo de Ayrton cubrió el mío. Su mano se movió sobre mi cuerpo,
buscando alguna herida. El dolor en mi pecho se había disipado cuando Loki se fue —¿Te
encuentras bien? Los guardias fueron a buscarme al momento en que no te pudieron ver
por culpa de esa neblina.
Atrá s de él se encontraba una docena de guardias y su beta Anka.
Le conté de manera breve lo que había sucedido, él me escuchó con atenció n antes de gritar
una serie de ó rdenes a sus guardias. Me cargó entre sus brazos y me llevó adentro.
Kilian seguía durmiendo en nuestra habitació n, en la puerta había dos guardias
custodiando el pasillo. Respiré con alivio al ver a mi hijo bien.
Ayrton iba a llamar al médico de la manada para que me revisara, pero me negué. Me
encontraba bien. También quiso cancelar la presentació n y tampoco se lo permití. No
cambiaria nuestra rutina por culpa de Loki.
Ayrton se pasó la tarde cerca de mí, a pesar de que estaba trabajando. No me quería dejar
sola.
La noche llegó y nos encontrá bamos en la plaza central. La nieve cubría el piso, había
comenzado a nevar hace dos horas. Cientos de personas de la manada ya se encontraban
ahí y cuando pasá bamos por su lado, hacían una reverencia.
Se notaba que tenían un profundo respeto y admiració n por Ayrton. El miedo se apoderó de
mí. ¿Y si arruinaba todo? ¿Y si no era una buena luna y gobernante para ellos? ¿Y si…?
—Oye, todo estará bien. Siempre voy a estar a tu lado, ¿de acuerdo? —Se me había olvidado
de que Ayrton podía sentir todo lo que yo siento por nuestra conexió n. Su mano libre sujetó
con firmeza la mía. En la otra tenía a Kilian, que disfrutaba de la atenció n de todos. Asentí,
aunque no dije nada.
Vi varias mesas llenas de comida y bebidas, la mú sica resonaba en el lugar. Haciendo un
ambiente cá lido y divertido. Algunos niñ os jugando con nieve llamaron la atenció n de
Kilian, que los observó con atenció n. Eso me acordaba que en unos días entraría a una
escuela que hay en la manada. Solo a diez minutos del castillo.
Nos detuvimos frente a una plataforma, decorada con flores. A un lado, estaban los padres
de Ayrton y su hermana. Allison no parecía muy feliz. Subimos y la mú sica cesó , ahora la
atenció n estaba en nosotros.
Por los dioses, esto me ponía nerviosa.
—Buenas noches —dijo en el micró fono. Al unísono, respondieron el saludo de su alfa —.
Algunos de ustedes han tenido el placer de conocer a nuestra luna y reina, sin embargo, hoy
quiero presentarla a ella y a nuestro hijo de manera oficial ante ustedes —expresó , con
seriedad —. Espero que asimismo, como son leales a mí, lo sean con ellos. Son lo má s
importante en mi vida y deseo que se sientan có modos y que tienen una familia aquí.
Asintieron, antes de aplaudir. Ayrton me pasó el micró fono y exhalé. Espero no decir una
estupidez.
—Hola.
—Hola, luna —respondieron. Quité un mechó n de cabello de mi frente.
—No soy buena con los discursos, sin embargo, esta noche les prometo que siempre velaré
por su bienestar, así como ustedes lo harían conmigo. Seré una luna y reina justa. Si tienen
algú n problema, pueden tocar mi puerta y yo haré lo que esté en mis manos para ayudarlos
—miré a la multitud —. Pelearé junto a ustedes si tengo que hacerlo y los protegeré con mi
vida.
Los aplausos resonaron y yo suspiré con alivio.
—Lo hiciste muy bien, pequeñ a luna —Su sonrisa me tranquilizó .
—Papi, yo también quiero decir algo, por favor.
—Claro que sí, campeó n —Le pasé el micró fono.
—¡Hola, yo soy Kilian! Y también voy a ser un lobo —No pude evitar reír y ellos tampoco.
É l nos imitó , pareciendo totalmente emocionado.
Luego de eso, nos mezclamos entre la gente. Muchos se me acercaron, algunos simplemente
para saludarme, otros para decir que estaban orgullosos de tener una hermosa luna.
Acepté sus bebidas y bailé con algunos niñ os, que tenían vergü enza pedírmelo. Kilian
comenzó una guerra de bola de nieves y Alayna se acercó a él para atacarlo. Su risa me
ponía simplemente feliz.
La manada es pró spera, mucho de ellos trabajan en varios negocios de Ayrton. Entre ellos,
la construcció n y venta de aviones.
Me alejé un poco de la multitud, la pequeñ a Kaela nunca pensó que pertenecería a una
familia. Que tendría a alguien que la amará , valorará y la cuidará . Que sería la prioridad de
esa persona.
Ayrton se acercó , rodeá ndome con sus brazos y yo me acurruqué en su pecho.
—¿En qué piensas?
—En lo feliz que me siento. Sé que habrá momentos difíciles, sin embargo, justo ahora soy
muy feliz —levanté la cabeza para observarlo. El gris de sus ojos me fascinaba y me hacían
sentir segura.
El nudillo de su mano acarició mi mejilla con ternura y suavidad.
—Yo igual soy feliz. Tú y Kilian alegran mis días y soy afortunado de tenerlos en mi vida.
Daría mi reino por verlos felices siempre.
Por los dioses, voy a llorar. Sentía que mi corazó n estallaría de amor.
—Te amo, Ayrton Mashall —me regaló una de sus sonrisas arrogantes.
—Lo sé —comenzó a sonar snowman de Sia y él comenzó a balancearnos al ritmo de la
canció n.
—¿Qué haces? —Una carcajada salió de mis labios cuando me hizo girar sobre mis pies y
traté de escapar.
—Bailar —dijo obvio —. ¿Piensas que puedes escapar del lobo, Kaela? —inquirió cuando
me sujetó .
—No, lobito. No puedo escapar de ti, ni quiero hacerlo.
—Bien, porque no te dejaré ir —Nos movimos al compá s —. I want you to know that i’m
never leaving, cause i’m Mrs. Snow, til dearh well be freezing —suspiré enamorada al
escucharlo cantar en voz baja —. Yeah, you are my home, my home for all seasons —entonó
esta parte de la canció n rozando mis labios —. I want you to know that i’m never leaving —
Unió nuestras bocas en un suave beso, sin dejar de bailar.
Juro que sentí esas mariposas de las que tanto hablan en los libros.
—Te amo, pequeñ a luna.
—Mami, papi —Vimos a Kilian correr hacia nosotros —. ¡Yo también quiero bailar!
Ayrton se agachó para atraparlo y lo acomodó entre nosotros. Los tres comenzamos a
menearnos, disfrutando de la mú sica y de nuestro tiempo en familia.
—Los amo.
—Nosotros también te amamos, ¿verdad, papi?
—Sí, la amamos mucho
Le sonreí, enamorada. Al final, la vida no era tan mala si lo tengo a ellos.
Fin.
Oh, Dios. Llegamos al final de la novela. ¿Soy la única que no quiere decirle adiós?
Pongan presente todas las que estuvieron durante las actualizaciones del libro.
¿Qué les pareció? Todavía falta el epílogo que lo subiré en unos días.
También habrán extras, ¿qué momentos desean leer?
Como sorpresa de año nuevo (algunas lectoras del grupo ya lo saben) tendremos el
libro de nuestro precioso Kilian. Titulado: “Peligrosamente mía”. En instagram
estaré avisando cuando subiré la sinopsis.
Ahora sí, ¡Feliz año nuevo! Gracias por estar aquí y disfrutar de lo que hago.❤
Les quiere, March.
Epílogo
¡Hola, lunas!
Ya he publicado la continuació n de eres mía. La sinopsis se encuentra disponible en mi
perfil, espero que les guste.
Extra I: ¿Embarazada?