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Exportação de democracia na política externa norte-americana no pós-Guerra-Fria

STARR, Harvey.Democracy and War: Choice, Learning and Security Communities. Journal
of Peace Research, vol. 29, nº 2, 1992, p. 207-213.

Recebido em 2 de outubro 2009


Aprovado em 17 de maio de 2010

P olítica I nternacional
Resumo

O artigo analisa os pilares da política externa americana no pós-guerra fria, mirando o lugar
que ai ocupa democracia e sua relação com segurança. Busca-se mais especificamente
as bases da doutrina da política externa que justificam a exportação de democracia pelo
uso da força. Utilizou-se a análise de conteúdo quantitativa e qualitativa de 415 discursos
dos Presidentes e Secretários de Estado entre 1989 e 2008.

de
R evista B rasileira
Abstract

The article analyses the pillars of the American foreign policy in the post-cold war
period, focusing on the importance democracy vis-à-vis security plays in it as well as their
relationship. More specifically the work aims to define the bases of the doctrine of the
foreign policy that justify exporting democracy by the use of force. It was used quantitative
and qualitative content analysis of 414 speeches of the Presidents and Secretaries of States
in the period 1989-2008.

Palavras-chave: Política externa Americana; exportação de democracia; uso da força;


pós-Guerra Fria.
Key-words: American foreign policy; exporting democracy; use of force; Post-cold
war period.

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Resenha

Relaciones tumultuosas: Estados Unidos


y el primer peronismo*

Cristian Buchrucker**

Estamos en presencia de una muy importante contribución a la historiografía


argentina, en una temática que siempre suscita renovadas preguntas y debates.
A lo largo de una introducción, 16 capítulos y una conclusión se analiza una época
decisiva, no sólo de la historia nacional, sino también del devenir de la historia
internacional. Dos apéndices, uno estadístico y el otro documental cierran el libro,
ofreciéndole al lector valiosos elementos adicionales para su propia evaluación
crítica. Los ocho primeros capítulos están dedicados a los antecedentes inmediatos
de la década del primer peronismo. Se establecen allí las grandes líneas de las
relaciones argentino-norteamericanas a partir de 1933, conectándolas siempre con
el más antiguo vínculo británico y el entonces tan polémico tema de la Alemania
nazi. El legendario choque entre el embajador Spruille Braden y Juan Perón (1945-
46) se ubica justamente en la sutura entre dos épocas, yuxtaponiendo buena parte
de los mitos y realidades de la Segunda Guerra Mundial al inicio de las tensiones
mundiales que se convertirán en la Guerra Fría.
Los ocho capítulos siguientes desarrollan los altibajos de la primera y segunda
presidencia de Perón, conservando la dinámica expositiva de la parte anterior, en
la que las figuras relevantes siempre se muestran interactuando con restricciones
y oportunidades cambiantes que surgen del entorno regional e internacional.
Desfilan así la normalización de las relaciones (1946-47), las conferencias
interamericanas y el Plan Marshall, la proclamación de la “Tercera Posición”, la
crisis de 1949, el inicio de un viraje (1950), el retorno de los conflictos (1951-52),
la nueva política peronista (1952-53) y las renovadas tensiones de 1953-54, hasta
culminar con la caída del gobierno en 1955. El aparato erudito que fundamenta
todo esto es extenso y sólido: los autores han consultado las fuentes documentales
relevantes de Argentina, Estados Unidos, Gran Bretaña y las Naciones Unidas en
38 archivos y colecciones, más de 300 libros y capítulos de libros, 46 artículos de

* RAPOPORT, Mario & SPIGUEL, Claudio. Relaciones tumultuosas: Estados Unidos y el primer peronismo.
Buenos Aires: Emecé, 2009, 522 p., ISBN 9500431750.
** Professor de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina) y investigador del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas – Conicet ([email protected]).

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publicaciones periódicas e internet, así como 25 diarios y periódicos argentinos,
10 norteamericanos, 6 británicos y 7 de otros países americanos y europeos.
A pesar de estar firmemente anclada en los documentos, cosa que siempre
debe ser elogiada, esta no es simplemente una tradicional historiografía narrativa-
lineal, sino un estudio consciente de la necesidad de hacer explícitos sus supuestos
teóricos. En ese sentido resulta especialmente significativo el siguiente pasaje:

“Los enfoques teóricos que han descuidado el análisis profundo de la vinculación


entre los procesos económicos, políticos y estratégicos niegan la existencia de
la contradicción en tanto concepto central de las ciencias sociales y asumen esa
‘incoherencia’ como muestra de una posible irracionalidad institucional. En
resumen, suplantan el análisis complejo de la realidad en el proceso de toma de
decisiones en materia de las políticas exteriores […] por la interpretación psicológica
de los individuos o de las instituciones y/o por la competencia burocrática
resultante. Pierden así de vista la verdadera índole de los factores que pujan entre
las bambalinas del poder, o de esos pocos que lo ostentan, como titula su libro de
memorias uno de los más perspicaces diplomáticos británicos de la época, Sir David
Kelly, quien desde la embajada en Buenos Aires seguía paso a paso la conducta de
estos actores.” (p.62)

Rapoport y Spiguel logran desplegar una época no sólo relatando, sino


tambien analizando y explicando toda su complejidad, mostrando los nexos entre
política interior y exterior, el peso de la economía y el claroscuro de las ideas. Todo
eso da origen a un oscilante campo de fuerzas condicionantes, que permite más de
una opción, pero que también implica costos para cualquier camino que se tome
y siempre reserva una gran cuota de incertidumbre a la hora de prever resultados.
Este enfoque supera claramente las deficiencias de numerosos ensayos sobre el
siglo XX argentino hasta fines de la década de 1990, difundieron el cómodo
estereotipo del “actor racional” operando en “los mercados” según una única
doctrina económica válida o conduciendo un país como estadista iluminado que
tiene recetas preparadas de antemano para todas las contingencias. Ya el título
de esta obra permite advertir que no vamos a encontrar tales simplificaciones.
Más fieles al mundo real, los autores nos introducen en “relaciones tumultuosas”
y heterodoxias, dejando la linealidad y las ortodoxias (del tipo del “librecambio”
universalmente bienhechor) relegadas a las páginas de ciertos manuales.
Sobre este trasfondo se hacen más inteligibles ciertas continuidades históricas,
no sólo en lo referente a las estructuras, sino incluso en la actuación de determinadas
figuras, como fue el caso de Braden, que ya en los años 30 había chocado con la
diplomacia argentina, esa vez en la persona del canciller Carlos Saavedra Lamas.
Paso a paso, vinculando magistralmente las fuentes con el análisis crítico, los autores
logran una reconstrucción histórica que no deja mitos en pie. Creo que en esta

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reseña resulta especialmente interesante referirse a tres de esos lugares comunes
de vida excesivamente larga.
En primer lugar: la pretensión del sedicente “realismo” de entender la política
internacional como la interacción entre Estados que se conciben como bloques
homogéneos. Lo que este libro muestra claramente es que en cada encrucijada
deben ser estudiados cuidadosamente los diferentes sectores internos (coaliciones
de políticos y diplomáticos, militares y grupos empresarios) y las recurrentes
tensiones entre “duros” y “blandos”, entre rupturistas y negociadores. Y esto vale
tanto para Buenos Aires como para Washington.
En segundo lugar, la vieja tesis del supuesto carácter “nazi” del golpe militar
del 4 de junio de 1943. Conectando su propia investigación con los resultados
sólidos alcanzados por la historiografía a nivel internacional, los autores llegan a la
conclusión de que el tópico de la “amenaza nazi” fue “la modalidad principal que
adoptó la legitimación de la acción política de los Estados Unidos en el conflicto
con la Argentina, buscando el logro de sus objetivos y la expansión de su influencia,
en la que trató de doblegar a su voluntad a sucesivos regímenes argentinos: Castillo,
la junta militar de 1943, Perón”. (p.83)
Por último, la supuesta falta de adecuación de una Argentina excesivamente
arrogante al escenario internacional de los años cuarenta y cincuenta. Variaciones
de esta tesis se encuentran en una parte no despreciable de la lo que se viene
publicando desde hace décadas, a menudo con el agregado conjetural de que una
política argentina más “adecuada” y humilde hubiese dado como resultado vaya a
saber qué maravillosos beneficios para los argentinos. Sin embargo, ni la historia
comparada con otros países en situaciones aproximadamente similares, ni el
estudio detallado de las relaciones argentino-norteamericanas han logrado producir
muchas pruebas que avalen esas apreciaciones. En ese sentido, las conclusiones
a que llegan Rapoport y Spiguel después de su paciente indagación resultan un
verdadero ejemplo de rigor analítico y apego a la evidencia documental. En el
“desafío nacionalista” de la política exterior peronista no fueron lo fundamental
ni el “estilo de gobierno”, ni “un liderazgo circunstancial”, ni una “inadecuación”.
En realidad, tanto el oficialismo como “buena parte de la oposición” consideraban
que “el carácter periférico y dependiente del país respecto de las grandes potencias”
no era una “condición natural”, sino un obstáculo que debía ser superado. En el
desarrollo concreto de la política exterior, esta percepción básica (que no parece
haber estado muy alejada de la realidad) no pudo manifestarse en una sola línea,
sino que tuvo cambios de instrumentación, dado el “el contexto de una determinada
correlación de fuerzas a nivel nacional e internacional.” En el diseño de esos
cambios “la gama de opciones” disponibles estaba determinada también por el
“sustento social y objetivos del proyecto gubernamental.” Habiéndose dado esas
condiciones, no resulta sorprendente que quedasen descartadas, “tanto una ruptura
radical del tipo de vinculación externa que había caracterizado a la Argentina,

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como una ‘asociación estable’ que supusiera la subordinación periférica a una gran
potencia.” (p.447)
Como siempre que se escribe historia, nadie puede pretender que se ha dicho
alguna vez “la última palabra”. Pero de este libro cabe decir que sus excepcionales
características lo convierten en referencia obligatoria para todos los que pretendan
informarse seriamente y entender en profundidad no sólo las relaciones entre
Estados Unidos y el primer peronismo, sino también sus proyecciones hasta
nuestro tiempo.

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