(J-LNC) Hige Wo Soru

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Prologo.

En el interior del auto había silencio. El olor característico del cuero y plástico del auto del extraño se quedó en
mi nariz. Mirábamos el paisaje desde el asiento trasero. Me dio la impresión de que este auto era lujoso porque a
pesar de la velocidad a la que íbamos, casi no se sentía la vibración.
De repente…
Ahora que lo pienso, no he ido a casa de mis padres desde hace ya dos años. Recordé eso. Cuando empecé a
trabajar, algunas veces iba a su casa y ambos parecían más contentos de lo que esperaba. Cuando los veía pensaba
“No es para tanto” y al mismo tiempo, por alguna razón, me sentía avergonzado.
Cuando estaba en la secundaria y en la preparatoria, cuando regresaba a casa charlábamos todos los días… aunque
era una situación cotidiana y natural, tan pronto me alejé de ese entorno, olvidé la forma de comunicarme con
ellos.
¿Cómo le estará yendo a mis padres ahora? ¿Tal vez están preocupados por mí? Pensaba en esto mientras miraba
por la ventana, poco a poco me fui distrayendo y casi me olvido de donde estaba y que estaba haciendo. Cuando
miré al otro lado del asiento trasero, ahí estaba Sayu, sentada que al igual que yo, miraba el paisaje con la mirada
perdida.
Mientras la miraba de reojo, trataba de imaginarme un poco sus sentimientos. Y luego comprendí que era algo
difícil. Sayu es una estudiante de preparatoria que ha pasado mucho tiempo fuera de su casa, y ahora… está
regresando a un hogar al que no quiere regresar.
A medida que cambiaba el paisaje en la ventanilla, se acortaba la distancia del lugar al que no quería llegar.
¿Cuáles eran sus pensamientos mientras miraba? Eso no podía imaginármelo.
— ¿Mm?
Mientras veía vagamente el perfil de Sayu, ella volteó hacia mí de repente y nuestras miradas se encontraron. Ella
inclinó la cabeza como un pajarito. Ese movimiento de su cabeza claramente significaba un “¿Qué pasa?” y negué
con la mía.
— No, no es nada.
— ¿Entonces?
Sayu estaba sorprendentemente tranquila y mirando de nueva cuenta hacia el otro lado, sonrió de forma muy
evidente. Cada vez que movía su cabeza, su cabello también se movía de forma suave. Cundo vi eso, de repente
me di cuenta…
— Tu cabello a crecido un poco ¿no?
— ¿Eh? Ahh, tal vez.
Desde que Sayu comenzó su trabajo de medio tiempo, al parecer había ido varias veces al salón de belleza, pero
me pareció que su cabello había crecido mucho en comparación a la última vez que se lo cortó.
— De eso fue de lo que te diste cuenta ¿verdad?
Sayu dijo eso para burlarse, y me invadió un sentimiento indescriptible y aparté la mirada de ella.
— Sólo sucedió.
— Mmm, sí, solo sucedió ¿verdad?
Sayu contestó eso como para solo seguir con la conversación y luego se rio.
— La próxima vez que me corte el cabello lo haré en un salón de belleza cercano a mí casa.
Murmuró Sayu quien de nueva cuenta tenía su mirada en la ventanilla del auto. Me quedé desconcertado,
preguntándome cual era la respuesta para eso.
— La estilista que siempre me ha atendido, ¿Todavía se acordará de mí?
El tono de la voz de Sayu cambió a comparación de hace rato, ahora se escuchaba un poco temblorosa.
— Creo que te recordará.
Le respondí.
— No se puede olvidar tan fácilmente de una persona con la que se ha relacionado varias veces.
Ha huido por más de medio año. Seguro que para un estudiante de preparatoria se habrá sentido como una enorme
cantidad de tiempo. Sin embargo, para un adulto trabajador… cuya rutina se repite todos los días, seis meses no
es tanto tiempo.
— Ya veo… tienes razón.
Dijo Sayu con su mirada en la ventanilla.
— Eso espero.
Sus últimas palabras que parecían un pequeña suplica, fueron absorbidas por el paisaje en la ventanilla del auto.
En este momento, nos dirigíamos a Hokkaido.
Capítulo 1: Camino a casa.

— ¿Qué? ¡También viene Yoshida san!


Al día siguiente cuando me puse junto a Sayu, se hizo un gran alboroto. Cuando Issa pasó a recoger a Sayu, le
dije que “había tomado algunos días libres para apoyar a Sayu hasta que ella regresara a casa” y éste puso cara de
estar bastante sorprendido.
Creo que fue una reacción muy razonable. Esta actitud mía implicaba meterse en los asuntos familiares de otras
personas, y era una situación demasiado extraña, el hecho de que fuera a casa de sus padres, siendo solamente la
persona que “deja a Sayu en su casa”. No obstante, por ser la persona que “la deja en casa” creo que hay algo que
debo hacer.
— También quiero ayudar a Sayu para darle valor…
Por ahora, quería intentar transmitirle a Issa todo lo que estaba pensando.
— Desde su huida, fue en mi casa en donde se quedó por más tiempo. Por eso, creo que tengo la obligación
de darle a la madre de Sayu una explicación.
Pensé que sería un poco tranquilizador para ella, explicarle de forma apropiada el estilo de vida tan honesto que
estaba llevando aquí. Issa escuchó mis palabras en silencio, pero después de dudar durante unos segundos, le echó
un vistazo a Sayu.
— Para ser honesto, me siento apenado de que Yoshida san haga algo como eso, pero sería difícil que mi
madre crea en tu explicación…
Issa hizo una pausa, volvió a mirarme y me sonrió sin entusiasmo.
— Tomando en cuenta el estado mental de Sayu, será de gran ayuda.
Diciendo esto, Issa me abrió la puerta trasera del auto.
— Gracias.
Incliné mi cabeza e Issa negó con la suya.
— Esas deberían ser mis palabras.
Dijo.
— Entonces, ¿Podrías decirme el número de vuelo del avión que tomarán hoy? Sería bueno poder abordarlo
de inmediato, y tomar un asiento apropiado.
Como en los últimos tiempos es posible obtener casi cualquier tipo de boleto mediante la red, le pedí a Issa que
me diera esta información mientras sacaba mi Smartphone. Como era de esperarse, como hoy era el día de partida,
si no se compraban los boletos rápido, era posible que todos los asientos ya estuvieran reservados. Mientras me
ponía el cinturón de seguridad, Issa volteó y me sonrió de forma refrescante mientras negaba con la cabeza.
— No, no, no es necesario.
Diciendo esto, comenzó a tocar la pantalla de su Smartphone con sus dedos. Y luego lo puso en su oído.
— Ah, ¿Bueno1? Gracias por tu arduo trabajo. Hoy tomaré un vuelo, pero ¿Puedo tomar otro boleto? Sí,
conservando el boleto que ya tengo. Cuanto más cerca estén los asientos, mejor. Sí, por favor. Gracias.
Después de decir de forma concisa lo que quería, Issa colgó.
— Ya lo pedí por aquí.
— Este… ¿A quién le marcaste?
Aunque de alguna manera lo sabía, se lo pregunté con una sonrisa irónica en mi rostro.
— A mi secretaria, por supuesto.
— ¿Por supuesto?
— Sí. Es un abuso de autoridad. Porque soy el presidente.
Inesperadamente, dijo algo como esto mientras encendía el motor del auto. Al ver esta situación, de repente hice
la pregunta que tenía en el fondo de mi corazón.
— A pesar de que eres el presidente… ¿Manejarás tú mismo?
Le hice esa pregunta descortés, Issa se rio y volteó hacia el asiento trasero.
— Normalmente hay un conductor. Empero, este auto no es de la empresa, y en esta ocasión se está usando
para un “asunto familiar”.
— Oh, es verdad…
Ciertamente, no importaba que fuera el presidente de una gran empresa, ahora estaba en una situación en la que
llevaba a “su familiar” de regreso a su casa y no tenía nada que ver con asuntos de dicha compañía. Creo que hice
una pregunta vergonzosa y mi cara se puso caliente. Sin duda, el presidente de una gran compañía tiene un
conductor y una secretaria para apoyarle, pero creer erróneamente que “están siempre en servicio” es algo de una
persona que ve demasiado anime y manga.
— Perdón, gracias, por conseguirme el boleto.
— De nada. Es como un agradecimiento de mi parte.
Después de que Issa respondió como si pareciera que no le importaba, nos miró a Sayu y a mí de forma alternada.
— Por ahora, me dirijo directamente al aeropuerto. Creo que es probable que consigamos el boleto, después
de bajar del avión en Hokkaido… iremos nuevamente en auto.
Issa hizo una pausa, inhaló y luego exhaló.
— Será un viaje largo. Por favor, prepárate para ello.
Después de ponerme sobre aviso, se rio y luego pisó el acelerador. El ruido del impulso del motor y la vibración
hicieron que se me revolviera el estómago por un momento, después… tanto el ruido como la vibración
desaparecieron. Nunca me hubiera imaginado en mi vida subirme al auto de lujo del presidente de una gran
compañía y menos que iría a la casa de sus padres.
— Yoshida san.
Cuando el auto partía lentamente, Sayu, quien estaba a mi lado, me miró.
— En verdad… ¿Vendrás?

1
En México se dice esto al iniciar una llamada ya que en tiempos antiguos el operador (a) telefónico preguntaba esto al que hacía la
llamada para confirmar que se estaba recibiendo correctamente la señal. En japonés es moshi moshi, que es parecido a un ¿diga?
Sayu ladeó la cabeza, como si sintiera todavía que era algo irreal, puso una expresión en su rostro de no saber que
esperar al respecto. Y ante esa mezcla de expectativa y ansiedad, por alguna razón, no sabía de qué forma
responder directamente.
— Ya… el coche a empezado a moverse.
Cuando dije eso, se escuchó que Issa estalló en risas en el asiento del conductor.
— ¿Me detengo?
— No, ¡Está bien! Sigue por favor.
— Jejeje.
Se había burlado por completo de mí. Mientras sentía que otra vez mi rostro se había puesto caliente, volví a mirar
a Sayu.
— Te dije que te cuidaría hasta el final.
Al decir eso, Sayu sonrió pareciendo sentir alivio.
— Ya veo… en verdad irás.
Reflexionando sobre los sentimientos en su corazón sobre este hecho, Sayu murmuró esto y asintió varias veces.
— Mm, tal vez me dé algo de valor.
Suspiré ligeramente viendo de reojo a Sayu decir esto. Era cierto. A partir de ahora, me dirijo a la casa de sus
padres. Creo que, al igual que ella, justo hasta ahora he caído en la cuenta de que, de forma un poco frívola, me
estaba metiendo en los asuntos de otros. Cuando obtuve el consentimiento de Issa y el auto comenzó a moverse,
finalmente tuve la sensación de que era algo real.
— Bien…
Lo dije murmurando con una voz tan baja, que nadie pudo escucharme. Apoyaré a Sayu hasta el final para que
regrese a salvo a su casa. Para eso estaba yo. Iremos juntos. Respiré profundo… para que mi objetivo y mi
determinación permanezcan inalterables, actuaré con firmeza y decisión. No seré el de siempre, daré todo de mí.
Capítulo 2: Avión.

Sorprendentemente, llegamos al aeropuerto muy rápido. No es habitual que viaje en coche, tal vez porque no
tengo uno, por lo que pensé que tomaría mucho más tiempo que desplazarnos en tren. Issa puso el coche en un
estacionamiento privado.
— ¿Dejarás el auto aquí?
Cuando se lo pregunté, Issa respondió sin darle mucha importancia:
— La secretaria vendrá por él.
Después, guiñó un ojo y añadió:
— Porque soy el presidente.
— ¡Ya perdóname, por favor!
¿Tendrá una personalidad peor de lo que esperaba?, pensé. Sin embargo, alguien con la guardia tan baja como
para hacerme una broma, no creo que sea una mala persona. Sayu también estaba conversando de forma sonriente
con nosotros. Me pareció que sería algo bueno que pudiera regresar a casa en un ambiente tranquilo como este,
aunque creo que no será algo fácil. Seguramente, en cuanto más cercana sea la distancia física, Sayu pensará en
una variedad de cosas.
Mientras seguía a Issa a la entrada del aeropuerto, miré de reojo a Sayu, y me decidí a no ser un estorbo para que
tomara su “tiempo para pensar las cosas”. Llegamos rápido al interior. Inspeccionaron nuestro equipaje de mano,
facturaron nuestras maletas grandes, y en un abrir y cerrar de ojos; finalmente abordamos. Y luego, cuando llegué
a mi asiento me quedé asombrado.
— Este asiento… es de clase ejecutiva…
— Sí, por supuesto. Es un viaje largo, por lo que sería un problema un asiento incómodo.
— Bueno, sería algo malo, después de todo…
A pesar de decir esto, era difícil para mí pagar el costo de este asiento con el dinero que tenía a la mano… pero
dejando eso de lado, cuando lo dije, Issa se rio como si lo hubiera sabido de antemano.
— Es razonable hacer esto por alguien que acompaña a Sayu hasta Hokkaido, de forma tan amable.
Además…
Cuando dijo eso, Issa hizo una pausa para decir algo que parecía significativo. Luego, levantó una de las comisuras
de su boca, formando una sonrisa.
— Porque, yo, soy el presidente.
— ¡En verdad ya deja de decir eso!
— Jajaja.
Al parecer, a Sayu también le pareció divertido porque se rio a todo volumen. Luego de eso, se sentó en el
gigantesco asiento reclinable.
— ¡Wow! ¡Increíble! ¡Es fácil sentarse en él!
Dijo Sayu, algo emocionada y con brillo en sus ojos.
— Yoshida san, ¿Por qué no pruebas el asiento tú también?
Presionado por Issa, me senté tímidamente en el asiento que estaba junto al de Sayu. El asiento estaba ancho,
cómodo y espacioso, la superficie no estaba ni demasiado dura, ni demasiado suave; y solo daba la sensación de
que “era fácil sentarse en él”.
— Ciertamente… es bastante bueno.
Cuando dije eso sin pensarlo, Issa asintió satisfecho.
— Por favor, relájate. Si se te ofrece algo, por favor, llámame.
Dicho esto, Issa sacó de inmediato de su equipaje de mano una delgada computadora portátil. Miré la pantalla por
un momento, pero estaba claro que estaba abriendo su correo electrónico. Es probable, que el presidente de una
gran compañía tenga que encargarse de enviar y recibir una cantidad inusualmente grande de correos electrónicos.
A pesar de estar tan ocupado, está vez regresará a Hokkaido con Sayu; por lo que pensé que Issa también era un
buen hermano mayor para ella.
Y luego, cuando lo vi sentado con una actitud natural en el asiento de clase ejecutiva, de nueva cuenta, vi desde
una nueva perspectiva, que, en una parte fundamental, era una persona que vivía en un mundo diferente. En
contraste, Sayu, con una expresión de nerviosismo en su rostro, miraba a detalle, sin prisa; el interior del avión.
— Sayu, ¿No estás tan acostumbrada a viajar en clase ejecutiva?
Se lo pregunté sin pensarlo demasiado, pero justo cuando salieron de mi boca esas palabras, recordé que no
debería ser algo normal que una estudiante de preparatoria estuviera acostumbrada a viajar en clase ejecutiva.
Como era de esperarse, Sayu negó con la cabeza y respondió:
— No solo no estoy acostumbrada a viajar en clase ejecutiva, tampoco me había subido a un avión.
— ¿Eh? ¿En serio? Pensé que por lo menos una vez habías viajado en uno.
— Sí, enserio. Es porque, no… he viajado mucho.
Por un momento, apareció una expresión sombría en su rostro. Sin darme cuenta, ¿Habré tocado un tema delicado?,
pero rápido, cambió la expresión en su rostro.
— Es por eso, que me parece un poco divertido. Tal vez sea demasiado optimista decir esto en una situación
como esta, pero…
— No, te entiendo. Incluso a pesar de ser un adulto, me siento un poco nervioso por estar en la clase ejecutiva.
Cuando dije eso, Sayu asintió y de nuevo volvió a mirar todo lo que había alrededor de su asiento. La vi de reojo,
y suspiré sin hacer ruido para que no pudiera escucharme. De forma inesperada, hablé sobre una parte oscura en
el pasado de Sayu, me faltó consideración y me arrepentí.
Sin embargo, en verdad estaba emocionada por su primer viaje en avión, porque miraba con curiosidad por la
ventanilla, y tocaba la pantalla del monitor que estaba frente a su asiento. Fue bastante refrescante verla
comportarse como una niña, lo cual era apropiado para su edad, y pensé que, en realidad, había muchos aspectos
de su comportamiento que le ocultaba a los adultos tanto como le era posible.
Y al mismo tiempo, está tensión por la emoción de la primera experiencia de abordar un avión, puede que haga
que deje de lado los pensamientos, al menos de forma temporal, sobre lo que sucederá después. No puedo saber
cuales son los verdaderos sentimientos de Sayu, pero, ahora, no quiero ser un obstáculo para su diversión. Después
de pensarlo mejor, he decidido que yo también iba a disfrutar tanto como me fuera posible, esta primera
experiencia en un asiento de clase ejecutiva. Recliné el asiento todo lo que pude.

— Vaya, está haciendo bastante frío…


Cuando llegamos a Hokkaido, después de 2 horas de vuelo, lo primero que me sorprendió fue la diferencia de
temperatura. En Tokio apenas se estaba poniendo el clima “un poco más fresco”, por lo que me puse mi chaqueta
de otoño, pero Sayu me insistió en que era mejor que usara “una para el invierno”.
— Hubiera sido un problema, si me hubiera traído la chaqueta de otoño.
— ¿Verdad?
Cuando, inconscientemente, dije esas palabras, Sayu me interrumpió con su risa. Hablando de Sayu, ella se puso
un cárdigan sobre la blusa de su uniforme, encima de eso traía puesta una sudadera con capucha, y todavía arriba
de eso se puso un saco, de esta forma, estaba bastante protegida del frío. Algo sorprendente de las chicas de
preparatoria, es que, aunque se pongan ropa abrigadora consiguen de alguna forma verse a la moda.
Cuando recogimos nuestro equipaje, y estábamos saliendo del aeropuerto, Issa de repente volteó hacia Sayu y
hacia mí y dijo:
— Lo siento. Tengo algo que hacer que no demorará mucho, ¿Podrían quedarse un rato por aquí?
Esas repentinas palabras me dejaron con la boca abierta.
— ¿Tienes algo que hacer?
Como estaba seguro de que después de salir del aeropuerto iríamos a casa de sus padres, esa pregunta simple salió
de mi boca. Issa respondió con una expresión de aflicción en su cara.
— Nuestra compañía tiene una sucursal en Sapporo. Irá a hacer una inspección, tomaré nota y luego
regresaré.
Cuando dijo eso, Issa se rio pareciendo un poco avergonzado.
— Como era de esperarse… yo tampoco puedo alejarme de Tokio sin una razón.
Esas palabras, me hicieron darme cuenta una vez más, que Issa era el hermano mayor de Sayu y, al mismo tiempo,
el presidente de una gran compañía. Y estaba tratando de tomar ambos roles seriamente.
— Entendido.
Respondió Sayu antes que yo.
— ¿Cuánto tiempo crees que te tomará?
— Bueno, quizá 2 o 3 horas. Perdón por hacerlos esperar.
Cuando Issa respondió, Sayu sonrió amablemente y negó con la cabeza.
— Está bien. Fue de bastante ayuda el solo hecho de haberme traído hasta acá.
Issa, sorprendido, abrió mucho los ojos ante lo que había dicho Sayu, y luego, sonrió; pareciendo estar un poco
feliz.
— Ya veo.
Issa asintió y luego me miró.
— Disculpa, ¿Podrías cuidar de Sayu por mí durante algunas horas, por favor?
— Por supuesto.
Yo asentí, Issa hizo una ligera reverencia diciendo: “muchas gracias”, luego, sacó su Smartphone y llamó hacia
alguna parte mientras se alejaba a paso veloz.
— Se ha ido…
Dijo Sayu mientras veía la espalda de Issa alejarse.
— El presidente parece estar tan ocupado, pero aun así hace todo esto por su hermana menor… en verdad
te ama.
Cuando dije eso, Sayu sonrió de forma tímida y sin decir nada, asintió.
Capítulo 3: Café.

— Bien… es algo bueno que tengamos tiempo, pero ¿Cómo lo utilizamos?


Murmuré frente al aeropuerto. Issa dijo que le tomaría 2 o 3 horas encargarse de sus asuntos, y si nos movemos
demasiado, será difícil volvernos a reunir de inmediato.
— ¿Hay algún lugar que esté cerca al que quieras ir? Es que, verás, no conozco nada de Hokkaido…
— Lo sé, nunca habías venido. Al parecer, Yoshida san tampoco viaja mucho.
— Ciertamente, desde que me convertí en adulto, nunca he hecho un viaje que no sea de trabajo.
— Jajajaja, tenía el presentimiento de que así era.
Sayu se rio, sus hombros se sacudieron por ello y me miró de reojo.
— Aun así, ¿No hay algo que conozcas, aunque sea un poco?
Cuando Sayu me preguntó eso, gruñí y pensé por un momento. Hokkaido… Hokkaido. Cuando dicen Hokkaido,
lo único que me viene a la mente es comida, como el ramen de miso, los cangrejos…
— Ah…
Dejé escapar ese monosílabo y volteé hacia donde estaba Sayu.
— ¿La estatua de Clark1?
Cuando dije eso, Sayu se quedó asombrada por un momento y luego estalló en risas.
— Es cierto que es famosa, pero ¡Está demasiado lejos de aquí! No se puede ir a pie hasta allá.
Sayu se carcajeó y yo hice un puchero.
— Pero si escuché que está en Sapporo…
— Es cierto que está en Sapporo, pero ¿Qué tan grande crees que es esta ciudad?
— Es cierto… después de todo, Hokkaido es enorme.
— Jijiji.
Después de reír por un rato, Sayu dijo:
— Entonces, ¿Y si por ahora solo caminamos? Respiremos el aire de Hokkaido…
— Está bien, hagámoslo. Si hay algún lugar al que quieras entrar, dímelo y si hay alguno al que yo quiera
entrar, lo diré.
— Vale.
Después de ponernos de acuerdo, salimos del aeropuerto y nos dirigimos a la ciudad ubicada en Hokkaido. Sayu
dijo que Hokkaido era un área rural, pero me pareció que el área cercana al aeropuerto no era muy diferente a
Tokio. Había muchas calles y la gente iba y venía sin cesar.
— ¿No es la ciudad bastante grande?

1
William Smith Clark (Julio 31, 1826 – Marzo 9, 1886) fue un profesor estadounidense de química, botánica y zoología. Fue coronel
durante la Guerra civil de su país y un líder en la educación agrícola. In 1876, el gobierno japonés contrató a Clark como asesor
extranjero para establecer la universidad agrícola de Sapporo (SAC), hoy la universidad de Hokkaido.
Lo pensé y se me escapó decir esas sencillas palabras, Sayu dijo mientras suspiraba:
— Es que esta es la zona urbana del área rural.
— Ahh… ya veo.
Decir que era la zona urbana del área rural, fue una explicación fácil de comprender. Donde vivía, por el contrario,
sentía que era la zona rural de la ciudad. Hay poca distancia del centro, se puede llegar abordando un solo tren, el
área frente a la estación es razonablemente prospera… lo que quiero decir es que, aunque existen casi todas las
tiendas esenciales, si se camina 5 o 10 minutos desde la estación del tren, se pueden encontrar fácilmente áreas
residenciales y áreas verdes.
Según lo dicho por Sayu, esta es una zona rural, pero tiene todas las ventajas de una ciudad. Bueno, es posible
que sea algo natural que el área cercana al aeropuerto se convierta en un distrito comercial.
— ¿Y en donde está tu casa?
— En el campo. En la zona rural del área rural.
Por alguna razón, Sayu parecía contenta al decir eso.
— Bueno, cerca de la estación Asahikawa hay un mall, parecería una ciudad si estuviera un poco más
alejada de la naturaleza. Simplemente, Hokkaido es así.
— Ya veo.
Después de esto, los dos nos quedamos en silencio por un rato. Mientras caminaba, respiraba el aire que era
mucho más fresco y limpio que el de Tokio. El hecho de caminar los dos juntos por la acera amplia, me hizo
sentir bastante relajado. Una vez más… Sayu había venido desde Tokio, hasta estas tierras tan lejanas que eran
desconocidas para mí.
Ella estaba a mi lado, sin embargo, cuando ella llegó a Tokio… bueno, siendo más precisos, desde mucho antes…
desde que partió de estas tierras, no había nadie junto a ella. Llegó a un lugar desconocido, sin tener a donde ir,
ni algo que hacer. No soy capaz de imaginarme el miedo y la soledad que sintió.
— ¡Oh!
Exclamó de repente Sayu, quien caminaba a mi lado, por lo que volteé a verla en automático.
— ¿Mm?
— Ah, no…
Había un Café hacia donde Sayu estaba mirando.
— Hay… un café.
— ¿Quieres entrar?
Lo que estaba viendo, era un café que también había visto en Tokio, se trataba de una cadena ordinaria de
cafeterías.
— Mm… ajá, sí, creo que si quiero.
— ¿A esa cafetería?
Cuando se lo pregunté, Sayu movió su cabeza de forma confusa.
— Bueno, quiero entrar… precisamente en esa cafetería.
— ¿Qué? ¿Por qué?
No necesitaba una razón en especial, si ella decía que quería entrar me parecía buena idea hacerlo, pero se lo
pregunté para satisfacer mi curiosidad. Cuando lo hice, Sayu dudó, ya que al parecer se le dificultaba decirlo.
— Ahh… si se te dificulta explicarlo, no pasa nada si no me lo dices.
Pensando en que le había preguntado algo que era difícil para ella responder, la seguí apresurado a la entrada, y
ella también a toda prisa negó con la cabeza.
— ¡Mm, no! No es algo de lo que se me dificulte hablar.
Sayu movió con fuerza su cabeza para decir que no, y después de unos instantes respondió:
— Es que… prácticamente no he ido a ningún café.
— Te refieres a qué… ¿No has ido a ningún café de Hokkaido?
— Ajá… incluso creo que también después de que me fui de Hokkaido. Verás, las chicas de preparatoria
suelen frecuentar los cafés, ¿verdad?
Esa pregunta sobre los asuntos de otros me hizo reír sin querer.
— Jajaja, no conozco los detalles, pero algo así me imaginé.
Sentí que me quedaron algunas dudas después de responder. Es probable que, a pesar de que era una estudiante
de preparatoria, no hacía cosas que éstas hacen normalmente para divertirse… como ir a los cafés.
— Vale… entonces, ¿Entramos al café?
Cuando le contesté eso, con ojos brillantes, Sayu estuvo de acuerdo.
— ¡Sí! ¡vamos!
Me sentí un poco aliviado al ver aparecer por un momento una expresión infantil en su rostro. Saqué mi
Smartphone e hice una búsqueda en la red.
— Eh… Sapporo… aeropuerto… cafetería elegante…
— ¿Mm? ¿No iremos a esa cafetería?
Sayu señaló la cafetería que estaba frente a ella, pero yo negué con la cabeza.
— Eso apenas y es una cafetería ¿no? Creo que sería mejor ir a un lugar que no sea tan común, ni que
puedas encontrar en cualquier parte, si hay algo así por aquí, iremos.
Cuando le respondí eso, después de parpadear varias veces, Sayu sonrió pareciendo estar feliz.
— Sí… ¡Por supuesto! ¡Tomemos un descanso en una cafetería elegante!
— Ah… es una buena idea… ¿Qué tal en este? Está a 15 minutos caminado.
Le enseñé a Sayu la cafetería que había encontrado en mi búsqueda.
— El interior estilo escandinavo, los granos son cuidadosamente seleccionados por el barista, quien prepara
el café siguiendo el procedimiento original… ¡Me gusta! ¡Y el ambiente parece agradable!
Sayu asintió sonriendo felizmente. Después de decidir el lugar, puse la dirección en la aplicación de mapas,
mientras esperaba las indicaciones, de nuevo, comenzamos a caminar de forma relajada. Después de esto, nos
dirigiríamos hacia su casa, para hablar con su madre, pero, por alguna razón; mi corazón estaba tranquilo.
Miré furtivamente a Sayu, quien estaba a mi lado, y ella también parecía estar tranquila, a pesar de que pensé que
estaría cada vez más nerviosa una vez que regresara a Hokkaido.
— ¡Ah! ¿No es ahí?
Hacia donde señaló Sayu, había un edificio con una plataforma de madera color marrón oscuro.
— Oh… tal vez sí.
Caminamos un rato desde el aeropuerto, dejamos la avenida principal y dimos vuelta hacia una calle un tanto
tranquila y ahí estaba el café.
— ¡Increíble! ¡En verdad se siente como si fuera un café!
Me reí al ver la sutil emoción de Sayu.
— Eso es, porque es un café…
Respondí de una forma insípida aún para ser yo y abrí la puerta. Con tan sólo ver el exterior lujoso me lo habría
imaginado, pero el interior también estaba construido ostentosamente. La madera del techo y las paredes
conservaba la forma de troncos de árbol, creando un ambiente suave y cálido propio de una cabaña escandinava.
Prácticamente todos los lugares estaban ocupados por clientes, pero afortunadamente, fuimos guiados a nuestros
lugares sin hacernos esperar. El lugar tenía cierto ambiente de serenidad, se me ocurrió que era quizá porque no
había mucho ruido a pesar de que en el interior había muchos clientes.
— ¡Wow! Este café es tan lujoso, ¿verdad?
— No creo que haya lugares como este por todas partes. Es la primera vez que vengo a uno tan ostentoso.
— ¿En serio?
Sayu pareció sorprendida por mi respuesta. Yo puse cara de enojado ante su reacción.
— ¿Parezco alguien que va a lugares caros?
— Mm, bueno, si me lo preguntas, me lo había imaginado, pero…
Con cara de confundida Sayu dijo:
— Pensé que era algo común que las personas fueran a las cafeterías.
Sin pronunciar palabra, miré a Sayu decir eso un poco desolada.
— Bienvenidos. Gracias por visitarnos.
Un empleado, nos trajo toallas húmedas y el menú. Sayu los recibió con una sonrisa.
— Bueno, ¿Qué pediré?
La expresión de desolación de hacía unos momentos se perdió en algún sitio, y Sayu miró alegre el menú.
— Yo quiero un café.
— ¿Frío? ¿Caliente?
— Caliente.
Regularmente, cuando tomo café en lata lo elijo frío, pero ¿Por qué, de forma extraña, ahora que he venido a esta
cafetería he elegido uno caliente? Mientras lo pensaba, nuca he entendido el significado de hacer algo “extraño”.
¿Habrá alguna razón por la que creo que, de alguna manera, será algo significativo elegirlo caliente? Estaba
pensando en esto cuando Sayu al parecer había tomado una decisión, y señaló con vigor algo en el menú.
— ¡Tomaré este!
— ¿Té verde con leche?
— Sí. Desde hace tiempo que quiero tomar algo dulce.
— Pff
Me reí por lo que dijo Sayu y ella ladeó su cabeza como si preguntara “¿Qué pasa?”.
— No, no pasa nada.
Sayu y yo, estábamos haciendo “cosas fuera de lo común”, y justo cuando pensaba que lo que había dicho Sayu
era gracioso, con una sonrisa, llamé al empleado.
— ¡Disculpe!

Cuando llegaron nuestras bebidas, las sorbimos en silencio. En la primer probada, los ojos de Sayu brillaron y
dijo algo como: “¡Está dulce y delicioso!”, pero poco después de calmó por completo, mientras miraba el paisaje
por la ventana, con una expresión de tranquilidad en su rostro, bebió su té verde con leche.
El sonido de fondo, una música folclórica ligera, el ruido de los demás clientes y el sonido del balanceo de las
hojas de los árboles, generaban una buena sensación.
— Sobre la conversación de hace rato…
Dijo Sayu, rompiendo el silencio.
— Solo he ido a cafeterías una que otra vez, cuando mi hermano mayor me ha llevado.
Sayu dijo eso mirando la ventana. De nueva cuenta apareció la sensación de soledad al verla de perfil. Como si
pensara en algo que sucedió hace mucho tiempo, poco a poco, continuó:
— Mi madre se enojaba si no regresaba directamente a la casa, era muy común que no saliera en los días
de descanso… no iba a los cafés por mi propia voluntad.
Sayu dijo esto, moviendo de una forma en particular la mano con que sostenía el popote2, en el que el té verde,
un líquido verde claro, se mezclaba con la crema batida, de color blanco, y el color se volvía cada vez menos
uniforme.
— Cuando llegué a Tokio, deambulé por la ciudad, vi a una chica común de preparatoria… entrar a una
cafetería en compañía de sus amigos.
Sayu entrecerró los ojos como para recordar la escena.
— Ahh, vaya… pensaste, ¿Eso es algo que hacen los estudiantes de preparatoria?

2
La pajilla o pajita, también conocida como cañita, pitillo, cañita, sorbete, absorbente, bombilla, sorbete, carrizo, sorbeto, o calimete
para bebidas, es un utensilio utilizado para transferir un líquido de un lugar a otro, usualmente usado en bebidas, como para
transferir líquidos de un vaso a la boca.
Cuando lo dije de esa manera, me dolió el pecho, aunque solo un poco. Después de todo, Sayu también era una
estudiante de preparatoria. Y a pesar de eso, se sentía alejada de ser “una estudiante de preparatoria normal”.
Desde el momento en que llegó a mi casa, sentí que el “comportamiento distante” de Sayu era demasiado excesivo.
Sin embargo, si todo esto era por la acumulación de “experiencias reprimidas” de cuando era estudiante, tendría
sentido y, al mismo tiempo, no se podía evitar, al no tener forma de deshacerse de ese tormento. No pude decir
nada y Sayu finalmente dejo de ver hacia la ventana y me miró. Luego, sonrió de forma tímida y dijo:
— Es por eso por lo que el venir a este café con Yoshida san, aunque no tengamos un asunto en especial que
tratar… me pone algo feliz.
— Vaya…
De alguna forma pude decir esas palabras.
— Sí es así, entonces, es bueno escuchar eso.
— Sí.
Seguramente es verdad lo que dijo Sayu sobre “sentirse feliz” de venir conmigo, pensé. Porque últimamente, ya
no muestra aquella sonrisa falsa. Pero, más adelante, cuando en el futuro se separe de mí, quiero que sea capaz
de entrar a una cafetería sin ninguna clase de emoción profunda.
Sayu parece estar disfrutando de este momento en el café, tranquila y sin prisa, aunque durante algunos momentos
no sabe que hacer con el popote. Al principio, pensé en quedarme en silencio… hasta que ella comenzara a hablar,
pero… estaba “demasiado callada” así que hablé de forma inconsciente.
— ¿No tienes miedo de regresar a casa?
Cuando se lo pregunté, ella me miró y parpadeó varias veces. Y luego con lo que parecía una risa nerviosa,
respondió:
— Eso, me da miedo.
Yo me quedé con la boca abierta, porque lo dijo sin problemas. Quizá notó eso en mi rostro, porque Sayu se rio,
“fufu”.
— Estoy segura de que tengo miedo, por eso es por lo que Yoshida san ha venido conmigo.
— Lo entiendo, pero… te ves más tranquila de lo que esperaba.
Cuando dije eso, Sayu sonrió de forma una forma difícil de definir y miró hacia la mesa. Y luego, asintió.
— Claro que eso es verdad. Estoy más tranquila de lo que esperabas, porque has venido.
Cuando Sayu dijo eso, volvió a fluir la mezcla de té verde con leche por el popote.
— Siempre pensé que debía regresar algún día …
Sayu tenía su mirada en el vaso en el que revolvía el contenido con el popote hasta que de repente, me miró a mí.
— Ese “algún día” llegó tan pronto. ¿Cierto?
Me dio un ligero escalofrío al escucharla decir eso. Yo había estado preocupado por Sayu y ella parece tomarlo a
la ligera. Se había preparado a ella misma desde hacía mucho tiempo. Era natural que tuviera miedo de confrontar
el pasado del que se había escapado, pero ya desde que tomó su decisión no podía seguir escapando ni pensaba
seguir haciéndolo. Pensando de ese modo, ella también estaba de acuerdo en que en verdad se veía más relajada
de lo esperado.
— Vaya… así es.
Dije eso, arrepintiéndome por dentro de expresarlo de esa forma tan superficial. Sayu se dio cuenta y dejó escapar
una risita.
— Entonces… en verdad está muy bien este café.
— ¿Mm?
— Hay bebidas deliciosas y se pasa el tiempo relajadamente…
Sayu sorbió un poco de té verde con leche con el popote y luego sonrió.
— Siento que he vuelto a recargar mis energías, ¡Gracias!
— Oh…
Asentí desconcertado y le di un sorbo a mi café. El café que estaba caliente cuando recién me lo trajeron, ahora
que me daba cuenta, ya estaba tibio. Y con el paso del tiempo, el sabor se volvió un poco más intenso. Tomé la
olla con la leche y vertí solo un poco en mi taza.
Cuando el líquido completamente blanco tocó la superficie del café de hermoso color negro, en ese momento el
color blanco se extendió temblando, y revoloteó por la superficie como si fuera humo de color ámbar. Con tan
solo mirar esto, sentí que mi corazón poco a poco encontró paz.
— Es cierto, es un buen café.
Cuando murmuré eso, por alguna razón Sayu pareció muy feliz y sonrió mientras asentía.
— ¿¡Verdad!?
Sentí que había visto la expresión más inocente en su rostro el día de hoy y mi malestar, naturalmente, disminuyó.
Mientras se reía, Sayu mezclaba su té verde con leche con el popote.
— Yo también… haré esto algún día.
Dijo suavemente.
— Por supuesto que me refiero a ir a una cafetería.
Esas palabras, me hicieron sentir que, de forma dolorosa, algo me quemaba el pecho, era un sentimiento
indescriptible. Despacio, bebí un sorbo de café y suspiré, para hacer tiempo; y poder elegir las palabras adecuadas.
— Si te acostumbras a esta vida y eres capaz de hacer nuevos amigos estaría bien que fueras a una cafetería
con ellos.
Es probable que esas palabras fueran más cercanas a un deseo que a como me imaginaba el futuro. Aun así, me
reconfortó imaginarme a Sayu yendo a una cafetería, pasando un rato agradable con otras personas. Quiero que
eso suceda, pensé.
— Es cierto, yo también quiero que suceda.
Respondió Sayu serenamente, bajando la mirada. Después de eso, volvió girar la mezcla de té con el popote,
como si estuviera pensando algo, miraba hacia la mesa. Estoy seguro de que, ella estaba “imaginando el futuro”
más allá de eso, y creo que irá a una cafetería con personas que yo no conozco; porque esto era un ensayo.
Aunque no vengo por un asunto en particular, de hecho, solo he venido a esta cafetería para matar el tiempo…
sin embargo, también ha servido al propósito de que Sayu recupere su modo de vida normal.
— Yo también… seré un hombre de mediana edad que va a cafeterías elegantes.
Cuando dije eso en tono de broma, Sayuu me miró con los ojos muy abiertos. Al ver su reacción, me pareció
gracioso.
— No me lo puedo imaginar.
— Jajaja, Sí, yo tampoco.
Sayu tenía evidentemente, una cara de “¿Qué estas diciendo?”, cuando yo también dije que no me lo imaginaba,
me reí como si sintiera que la tensión se hubiera esfumado y me sintiera bien. Era el momento de hablar mientras
consumíamos nuestras bebidas. Es probable que algo decisivo cambie pronto… estábamos ante una situación de
este tipo. Sayu y yo, juntos, compartimos este último momento de relajación.
Capítulo 4: Un paso.

— Bueno, se me hizo tarde. Me entretuvieron un montón de cosas...


Al final, Issa llegó con el coche después de ya habían pasado más de 4 horas. A pesar de que llegamos a Hokkaido
justo después del medio día, ya casi se había puesto el sol.
— Ahora nos dirigimos a Ashikawa… así que, cuando lleguemos, ya será de noche.
Dijo Issa con cara de enojado.
— ¿Estará bien llegar a tu casa por la noche?
Ahí estará su madre, pero me preocupa que, de forma imprudente, vaya sin ser invitado, ¿Esto estará bien? Cuando
se lo pregunté, Issa se encogió de hombros.
— Mi madre no duerme hasta bien entrada la noche, así que estará bien.
— Ya veo… espero que no sea una molestia.
— Yoshida san, no te preocupes demasiado por esas cosas tan triviales.
Issa me sonrió cuando dijo eso. Y luego, de repente, con una expresión indescriptible en su rostro, murmuró:
— Además, hoy, la mente de mi madre está ocupada con el regreso de Sayu, así que, la hora a la que
lleguemos no tiene demasiada importancia.
Ni Sayu, ni yo, pudimos decir nada ante lo que había dicho Issa.
— Sin embargo, si vamos a comer a algún lugar, realmente llegaremos bastante bien entrada la noche…
— ¿No estaría bien si compramos comida u otra cosa en una tienda de conveniencia?
Sayu sugirió esto después de lo que dijo Issa, quien asintió y luego me miró.
— Lo siento, ¿hay algún problema si hacemos eso?
— Por supuesto que no, no hay ninguno en absoluto.
— Gracias, entonces, si encontramos una tienda de conveniencia cerca, llegamos.
Una vez que todos estuvimos de acuerdo, subimos al auto. Finalmente, al subir, nos dirigiremos a la casa de los
padres de Sayu. Me concentré, tanto como me era posible, en mirar el paisaje por la ventana, para que Sayu no
me observara y se diera cuenta de que me estaba poniendo nervioso.
Tan pronto como el automóvil comenzó a moverse, encontramos una tienda de conveniencia y compramos comida
y bebidas. Luego, continuamos nuestro camino hacia casa de sus padres. Mientras conducía, Issa consumía una
bebida nutricional gelatinosa. Después de darle un trago, aprovechó un la espera de cambio de luces de un
semáforo para decirle algo a Sayu.
— ¿Está bien si vamos directo a casa?
Sayu no respondió de inmediato a la pregunta de Issa. Sin duda, pensé que era la intensión de todos ir directamente,
así que no pude deducir cuál era la de ella y la miré de reojo. Después de dudarlo varios segundos, se decidió y
dijo:
— Hay un lugar en el que quiero que te detengas.
— ¿En dónde?
Sayu volvió a guardar silencio ante la pregunta de Issa. Y luego, como si se le dificultara hablar sobre eso,
respondió:
— A la preparatoria…
Cuando dijo eso, Issa guardó silencio de forma significativa. Y después de un rato, preguntó:
— ¿Quieres ir?
Preguntó para reconfirmar.
— Ajá.
Escuchó la simple respuesta de Sayu y luego Issa suspiró profundamente.
— Entendido.
Issa asintió dócilmente y de nueva cuenta sujetó con fuerza el volante. De nuevo, miré a Sayu de reojo. A pesar
de que Sayu bajó la mirada como si estuviera pensando en algo, después de un rato, volvió a mirar a través de la
ventanilla del auto. Después de eso, se quedó inmóvil.
¿En que estará pensando Sayu ahora? Hace una semana escuché de su propia boca sobre su pasado. La
“preparatoria” no es un lugar de buenos recuerdos para ella que digamos. Me parece que, mejor dicho, es un lugar
con muchas malas memorias.
¿Cuál demonios era el objetivo que quería lograr, al pasar por ese lugar, antes de regresar a su casa, de la cual se
había escapado? Yo… no me lo imaginaba. Sin embargo… no me preocupé por hacerle esta pregunta a Sayu,
quien tranquilamente miraba por la ventanilla.

Nuestro auto avanzaba por la carretera iluminada por la luz de color rojo oscuro del atardecer. Las calles eran
escasas, tampoco había tráfico, a excepción de algunos semáforos, no había nada que produjera retrasos
importantes, así que la conducción era cómoda.
Diez minutos después de salir de la tienda de conveniencia, ya no se podían ver los edificios altos, y se podía ver
bien la vasta región de Hokkaido. Era un paisaje de campo. A pesar de que he estado viviendo en la ciudad, con
tan solo contemplar esta vista me sentía como: “Oh, volví”.
Sí… volví finalmente a la tierra de la que he estado huyendo desde hace más de seis meses. Como me lo había
dicho Yoshida san en el café, era verdad que estaba extrañamente tranquila. No es que se me haya quitado el
miedo de regresar a casa, sin embargo, estaba aceptando este hecho con mayor serenidad de lo que había pensado.
Creo que después de todo, simplemente no tuve valor. El valor de “dar un paso hacia adelante”.
No importa lo que hagas, solo se necesita el valor de dar el primer paso y una vez que lo haces, no queda más
remedio que caminar. No obstante, aunque di muchos pasos hacia atrás, en verdad… me ha tomado mucho, mucho
tiempo, dar el primer paso hacia adelante.
Le eché un vistazo al otro lado del asiento, en donde estaba Yoshida san. Dejé escapar un ligero suspiro de forma
automática. Es gracias a él que, yo, que soy una cobarde, tuve el valor de dar ese primer paso. Es gracias al
empujón que me dio, que fui capaz de reunir todo el valor que había en mí.
Es por eso por lo que, esta vez… creo que por la persona que me ayudó, y por mi misma… debo enfrentar mi
pasado. No se trata solo de ir a hablar con mi madre. Antes de eso… aunque que he tratado de no recordar, debo
aceptar lo que sucedió con esa niña. Pienso que es necesario.
Para ser honesta, todavía tengo miedo de ir a ese lugar. No tengo la auto confianza como para soportarlo, pero…
ahora Yoshida san está conmigo. Solo estoy dependiendo de él y creo que es patético. Pero, aun así… aunque
esté dependiendo de él, de cualquier forma, debo ir a ese lugar. De lo contrario… seguramente mi encuentro con
Yoshida san habrá sido en vano.
Mientras pensaba en esto, miraba por lo ventana los postes que pasaban a gran velocidad… poco a poco, mi
consciencia se fue nublando y cerré los ojos.
Capítulo 5: Escuela.

— Hemos llegado.
Dijo Issa, quien estacionó el auto, el cual se había detenido luego de 4 horas después de que había comenzado a
moverse. Ya eran alrededor de las 9 de la noche.
— ¡Gracias por el arduo trabajo de conducir!
Cuando se lo dije, Issa se estiró.
— En verdad me cansé un poco.
Contestó sonriendo. Cuando miré a donde estaba Sayu, ella estaba dormida con la cabeza recargada en la
ventanilla. Aunque me pareció mala idea despertarla, no podía hacer otra cosa porque ya habíamos llegado a
nuestro destino.
— Oye, Sayu, al parecer hemos llegado.
— Mm… ¿Eh?
— Ya llegamos.
— ¿Ya llegamos?
— Hemos viajado por 4 horas.
— Sí… probablemente es increíble que me haya quedado dormida.
Sayu se frotó sus ojos y luego, entrecerrándolos, miró por la ventanilla. Después con un suspiró “ja”, lo
comprendió. Así era, el auto ahora estaba estacionado frente a la preparatoria a la que asistía. Durante algunos
segundos, los ojos de Sayu parpadearon mientras observaba el edificio escolar desde el interior del auto. Luego
de abrir lentamente la puerta, salió.
Debido a la hora que era, no había una sola aula iluminada. A pesar de que el exterior de la escuela estaba
alumbrado solamente por la luz mercurial, Sayu miraba fijamente el edificio iluminado de forma tenue, con una
expresión en su rostro que dificultaba leer sus emociones. Y luego, de repente…
— Bien, entonces… enseguida vuelvo.
Dijo. Tanto Issa como yo, quedamos impresionados por esas palabras.
— ¿Eh? ¿Tienes la intención de entrar?
Cuando Issa preguntó esto desconcertado, Sayu sonrió y le respondió:
— Sí, entraré porque conozco el lugar.
Abrumado por esa convincente cara sonriente, Issa todavía parecía desconcertado, pero le dio su aprobación
diciéndole solamente: “No hagas nada peligroso”. Me pregunte si estaba bien que una chica entrara sola a una
escuela a altas horas de la noche, pero como esta familiarizada con el lugar, seguramente estará bien.
Además, aunque he vuelto a mirar el edificio, no importa desde donde se le mire, no parecía haber gente. Y como
no era buena idea decirle algo innecesario para hacerla cambiar de parecer, se me ocurrió dejarla marchar en
silencio… o al menos esa era mi intención, porque Sayu se acercó a mí y me tomó del brazo.
— Yoshida san, quiero que vengas conmigo.
— ¿Qué?
Respondí agitado ante esa repentina petición.
— ¿Por qué?
— Porque me da miedo ir sola.
Esa simple respuesta de su parte me hizo exhalar como si estuviera cansado. Si bien es cierto que esta es la
preparatoria a la que asiste, la oscuridad que ahora impera adentro es de otro mundo. Y si solamente es cuestión
de tener miedo de caminar sola por lo escuro que está, sin duda lo mejor era ir acompañada. Miré a Issa como
buscando su aprobación, y éste asintió en silencio.
— Vale.
Estuve de acuerdo, y Sayu suspiró, pareciendo un poco aliviada.
— Entonces, enseguida volvemos.
Volví a mirar a Issa.
— Que les vaya bien.
Issa respondió de forma concisa y me miró.
— Por favor, cuida de Sayu.
— Sí.
Conmovido de que confiara plenamente en mí, asentí.
— Bien…
Sayu comenzó a caminar decidida. Yo iba atrás de ella, primero pasó de largo la puerta de la escuela que estaba
en frente y después camino siguiendo la cerca perimetral.
— ¿No vamos a entrar por la puerta?
Cuando se lo pregunté, Sayu negó con la cabeza.
— En términos generales, la escuela no tiene mucha seguridad, pero la puerta de entrada es el único lugar
con cámara de vigilancia.
— ¿Enserio?
— Bueno, aunque no tenga una, nadie va a entrar a hurtadillas.
— ¿No es justo lo que estamos haciendo ahora?
— Pero no vamos a hacer nada malo.
Sayu dijo esto con gran indiferencia mientras caminaba a gran velocidad. Mirando su perfil, solo podía inferir
que clase de sentimientos tenía en su interior mientras recorría la calle de su escuela. Varias veces tuve la intención
de preguntárselo directamente, pero me detuve.
Creo que, si yo le cuestionara algo que ella “quiere hacer”, sería solo para auto complacerme. Y en lugar de hablar
de ello, solo lo haríamos sobre cosas sin importancia.
— En definitiva, esto es invasión de propiedad privada.
Sayu se rio cuando se lo dije.
— Es verdad…
— Es verdad, ¿Dices? Si nos atrapan, eso en condiciones normales sería terrible.
— A esta hora no hay nadie en la preparatoria de un área rural.
Sayu hizo una pausa y me miró de forma traviesa.
— Además, haz estado haciendo cosas más peligrosas que esto, ¿No es así?
— Esas palabras me han doblegado.
Entrar ilegalmente a una preparatoria y dar refugio en mi casa a una estudiante de preparatoria fugitiva. Aunque
las dos cosas son delitos, éste último, es de forma evidente, el más grave.
— Bien, llegamos.
En un abrir y cerrar de ojos, mientras conversábamos, llegamos a la parte trasera del edificio.
— ¡Vamos! ¡Es por aquí, que bueno que aun no lo han arreglado!
Sayu apuntó a una parte de la cerca que estaba detrás del edificio. Había un agujero en la cerca, tan grande que
podía pasar una persona en cuclillas a través de él. Era evidente que había sido hecho “a propósito”.
— Los estudiantes a los que se les hace tarde para llegar a su clase lo han hecho cada vez más grande al
pasar, así que si te pones ligeramente en cuclillas puedes entrar por ahí.
Mientras decía esto, Sayu de hecho, me mostró como se ponía en cuclillas y entraba con extrema facilidad. Yo la
miré como si no tuviera nada que ver conmigo y ella dijo: “vamos” extendiendo su mano en mi dirección.
— Yoshida san, tú también, ven, apresúrate.
— Ah, oh…
Incluso mientras le respondo, la sensación de no saber que hacer, no desaparece. Nunca en mi vida me había
metido ilegalmente en propiedad privada, hasta ahora. Sin mencionar que, no tengo absolutamente nada que ver
con este lugar. A Sayu le pareció gracioso verme dudar, porque riéndose, dijo:
— Oye, vamos a meternos juntos sin permiso en propiedad privada.
— Lo dices como si fuera algo divertido, pero esto normalmente es considerado como algo detestable…
— Jijiji, pero ¿No es un poco emocionante?
— Ya te he dicho que no…
Al ver como se burlaba Sayu, poco a poco me dejó de importar, me puse en cuclillas y pasé por el agujero. Ya
que pase lo que tenga que pasar, pensé. Cuando me vio entrar, Sayu sonrió satisfecha. Y luego, volvió a caminar
rápido otra vez. Sin dudarlo, seguí la espalda de Sayu que se dirigía hacia el edificio, que contaba con una mínima
cantidad de iluminación.
— Si no la han arreglado…
Sayu giró el pomo de una puerta que era evidente que usaban los estudiantes para entrar y salir y que era
improbable que le hubieran hecho alguna modificación. La puerta se abrió sin problemas con un fuerte chillido
metálico. De nueva cuenta, pareciendo feliz, Sayu se rio.
— El seguro de esta puerta no funciona, así que también es usada por los estudiantes que llegan tarde.
— Sí… lo normal sería que, si ya estuviera arreglada, tendría el seguro.
— Hay gente que sale de aquí durante el día, pero durante la noche nadie entra.
Sayu lo dice como si fuera algo natural, pero yo estaba desconcertado por la extrema falta de seguridad. Bueno,
gracias a eso, estamos dentro de la escuela en este momento y creo que es algo por lo que debo estar agradecido,
por Sayu. Siguiéndola, yo también entré al edificio. Adentro todo estaba muy oscuro, no había ninguna luz
prendida, excepto las luces de emergencia.
— Es la primera vez que vengo a la escuela de noche. Da un poco de miedo ¿verdad?
— También es mi primera vez.
Respondí ante la opinión de Sayu. Aunque éramos dos personas, la oscuridad dentro del edificio era terrible.
Tiene sentido que haya muchas historias de fantasmas y casos enigmáticos ambientados dentro de una escuela.
De repente, sentí algo caliente en mi brazo derecho y volteé a ver. Sayu había entrelazado su brazo con el mío.
— …
Por un momento, me pregunté que había pasado. Yo mismo estaba convencido que era lo mejor para no perdernos
de vista en medio de la penumbra. Lo acepté en silencio. Sayu también volvió a reanudar su caminata en silencio,
se dirigió despacio hacia el borde del edificio.
Mientras caminábamos uno pegado al otro, de forma ocasional, sentía como ella apretaba fuertemente mi brazo
con el suyo. Seguramente, no estaba del todo tranquila, después de todo. Cuando dijo que tenía “miedo de ir sola”
pensé que se refería a que tenía “miedo de la oscuridad”, pero es probable que en verdad se trate de algo diferente.
Así como el hecho de vivir juntos le había dado el valor necesario para regresar a casa de sus padres, si esta vez
hubiera querido venir sola a este lugar, seguramente no habría tenido la capacidad de hacerlo, pensé.
Reflexionando sobre esto, caí en la cuenta de que las escaleras en la orilla del edificio estaban frente a nosotros,
la cuales también estaban oscuras, y solo podíamos depender del brillo de la luz de la luna que caía a través de la
ventana en el rellano de la escalera.
— ¿Vamos a subir por aquí?
Le pregunté. Y ella me lo confirmó diciendo en voz baja:
— Sí…
— ¿Hacia dónde nos dirigimos?
En nuestro ascenso por las escaleras, por alguna razón me imaginé hacia a donde íbamos, pero, aun así, me atreví
a preguntarlo. Después de algunos segundos de silencio, ella dijo:
— A la azotea, por supuesto.
A causa de la oscuridad, no me era posible ver con claridad las expresiones en el rostro de Sayu, pero fue fácil
darme cuenta de su nerviosismo por lo tembloroso de su voz.
— Ya veo…
Respondí de forma escueta. Esperé a que Sayu caminara por su cuenta, porque pensé que no tendría sentido que
yo tomara la iniciativa aquí. A pesar de que sujetaba mi brazo con fuerza, lo comprendió. Unos segundos después,
comenzó a caminar lentamente.
Subió las escaleras poco a poco, pero a paso firme. Siguiendo su ritmo, yo también lo hice. Durante ese lapso
ninguno de los dos dijo una sola palabra. Solo el sonido de nuestros pasos reverberaba dentro del edificio, en
medio de la paz nocturna. Paso a paso nos acercábamos al pasado de Sayu. A pesar de que tenía la intención de
acompañarla, me di cuenta de que poco a poco yo también me fui poniendo nervioso.
— Llegamos…
Finalmente, Sayu y yo llegamos a la puerta que conducía hacia la azotea. Frente a la puerta, ella inhaló profundo
y luego lentamente, exhaló.
— Bien…
Después de murmurar ligeramente eso, Sayu separó su brazo del mío y caminó hacia a la puerta… avanzó hacia
un espacio que era como una especie de rellano que estaba a un lado de ésta. La ventana que estaba a un costado
de la puerta no era tan grande como la de un salón de clases, pero tenía el tamaño suficiente como para que, si
una persona doblaba hábilmente sus piernas, pudiera pasar. Sayu puso una de sus manos en dicha ventana,
abriéndola con un chillido.
— Desde que sucedió “aquello”, la puerta ha estado bajo llave… pero el seguro de esta ventana no funciona.
Dijo Sayu murmurando. Cuando dijo eso, su comportamiento ya no tenía nada de lo travieso de cuando recién
entramos al edificio. Seguramente, con lo de “desde que sucedió aquello”, se refería a la muerte de su amiga
cercana.
Sentí que me dolió el pecho, al recordar la escena en que Sayu vomitó sin querer cuando estaba hablando sobre
su pasado. Volvió a respirar profundo y luego puso sus manos y pies en la ventana. Levantó mucho los pies para
ponerlos sobre el marco, su falda se levantó también, y yo miré hacia otro lado por acto reflejo.
Mientras miraba hacia otra parte, Sayu saltó ágilmente hacia la azotea. Cuando me puse frente a la ventana, vi la
figura de Sayu parada en la azotea, del lado opuesto. Estaba iluminada por la luz de emergencia verde que estaba
del otro lado de la puerta.
Me miró fijamente. Estaba claro que esa mirada significaba “quiero que vengas aquí rápido”, pero…no podía
mover mis piernas, porque, este era “el lugar que había cambiado la vida” de Sayu. Este hecho me hizo detenerme,
porque no creo que sea un buen lugar al cual ir.
— Yo…
Ante mi duda de poner un pie en la ventana, iluminada por la luz verde y mirándome, de repente, Sayu dijo:
— Yoshida san, por favor.
Una petición, seria y directa. Finalmente, después de ser impactado por su mirada decidida, me di cuenta en que
lugar estábamos. Quien era la persona más aterrada de enfrentar su pasado, no era nadie más que Sayu misma. Y,
sin embargo, a pesar de esto, estaba tomando la iniciativa y ahora estaba sobre la azotea.
Ella me seguía mirando, y cuando la miré, me di cuenta sin miedo a equivocarme de que… estaba temblando
ligeramente. Creo que, seguramente, no podía mirar hacia la azotea. Dio un paso, pero justo después, ya no tuvo
el valor suficiente para seguir… ¡Maldición! ¿A que he venido? Después de reprocharme a mi mismo, mis piernas
se movieron.
— Entendido.
Con esa breve respuesta, pasé por el alfeizar de la ventana. No tenía ninguna necesidad de dudar y preguntarme
a mí mismo si era una buena idea ir a ese lugar, porque era una petición de Sayu.
Capítulo 6: Valla.

Cuando salí a la azotea, no había más iluminación que la luz de emergencia arriba de la puerta. Con la luz verde
a mi espalda y mi campo de visión completamente negro, sentí como si me hubieran arrojado a la oscuridad total
de repente. Sayu todavía estaba frente a la puerta.
— Sayu… ¿Estás bien?
— Sí…
Aunque había dicho que sí, todavía estaba temblando un poco frente a la puerta. Suspiré ligeramente, y sin decir
nada, me paré junto a ella. Para mí esto no era más que una azotea común y corriente. A medida que mis ojos se
acostumbraron poco a poco a la oscuridad, pude distinguir de forma gradual los detalles del lugar.
Se trataba de una azotea normal, sin alguna característica en particular. No obstante, la valla que rodeaba el
perímetro llamó mi atención. Tenía la altura de dos personas y, además, una porción de la parte superior estaba
inclinada hacia adentro.
En otras palabras, estaba diseñada para que nadie la pudiera subirse e ir al otro lado. Seguramente… esta valla no
estaba allí cuando Sayu asistía a esta escuela. Mientras pensaba en esto, Sayu, quien estaba a mi lado, se movió
un poco. La miré de reojo. Despacio, giró su cuerpo, que estaba en dirección a la puerta, hacia la azotea. Y luego
yo también lo hice.
— Ja…
Sayu suspiró profundo. Su respiración se volvió agitada por el solo hecho de estar frente a la azotea. Dio un paso
hacia adelante.
— O, oye… ¿Estás bien? No te fuerces demasiado.
— Estoy bien.
Respondió Sayu con seguridad, y dio otro paso, pero independientemente de cómo se le mirara, no parecía estar
bien. Con sus hombros moviéndose al ritmo de su respiración, paso a paso, Sayu caminaba sobre el lugar. Caminé
un poco más atrás para acompañarla. Avanzaba despacio hacia la cerca. Sin embargo, cuando llegamos a la mitad
del camino, pareció como si la fuerza abandonara sus piernas y pareció como si éstas se hundieran en el piso.
— ¡Sayu!
— ¡Estoy bien!
Me gritó Sayu, cuando estaba a punto de echarme a correr detrás de ella. Eso me hizo comprender que debía
detenerme y lo hice.
— Ya dije que estoy bien…
Volteó hacia mí, y me sonrió débilmente. Cuando vi la expresión en su rostro, me quedé sin palabras. Si esto era
una especie de “ritual” que Sayu debía hacer sola, creo que lo mejor sería que me quedara observando desde aquí
y no intervenir…. Pero, aun así, quiero ayudarla de alguna forma, porque creo que está sufriendo. Es demasiado
difícil “involucrarse” de la forma correcta.
— Todo terminará aquí… porque aquí fue donde todo comenzó.
Se levantó despacio, y de nueva cuenta alzó su rostro.
— Bien…
Murmuró en voz baja y respiró profundo. Y luego, de repente, se echó a correr.
— ¿¡Qué!? ¿¡Mm!? ¡Oye!
Le grité sorprendido, pero Sayu llegó en un abrir y cerrar de ojos al borde de la azotea, y se detuvo haciendo crujir
la valla al sacudirla con ambas manos. Yo también me apresuré a alanzarla, pero me detuve. Sayu tenía la mirada
hacia el piso mientras jadeaba y se notaba lo agitado de su respiración en el movimiento de los hombros. Cuando
disminuyó lo violento de su respiración, pude ver como temblaba ligeramente.
— Esta…
Dijo en voz baja.
— Esta cerca… ojalá hubiera estado aquí antes.
Cuando dijo eso, pude sentir claramente el dolor en mi pecho. Después de todo, esta valla no estaba aquí cuando
Yuuko se suicidó. Seguramente reforzaron las instalaciones a raíz de su muerte. Los adultos siempre toman
medidas después de que ya han ocurrido los daños irreparables. No pude decir nada, y Sayu dijo murmurando
con voz nasal:
— Es mi culpa… que Yuuko muriera.
Esas palabras tan intensas, me hicieron sentir incómodo. Quería decir algo, pero no se me ocurrió nada.
— No tuve consideración de sus sentimientos. No comprendió de forma apropiada que íbamos a pelear
juntas.
Caminé despacio para estar cerca de ella. Con cara de estar sufriendo, continuó hablando, sacudiendo la cerca
con sus manos.
— Yo fui quien… puso esa chica contra la pared.
Hasta que dijo eso, finalmente me di cuenta del origen de mí incomodidad al escucharla. Sayu fue quien acorraló
a esa chica y por eso decidió hacer lo que hizo… ¿De verdad, así fue como sucedió? Cuando ella contó la historia,
¿No fue Yuuko quien le dijo “sonriendo” al final que eso no era así? Yo tampoco conocí los verdaderos
sentimientos de esa chica, pero hay algo que entendí con solo escuchar la historia de Sayu.
— Yo… yo…
— Sayu.
— Yo debí de hacer más por Yuuko…
— ¡Sayu!
Cuando sujeté sus manos con fuerza, Sayu abrió mucho los ojos y me miró. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Finalmente comprendí lo que debía decir.
— No fue tu culpa.
Lo dije de forma natural. Sin embargo, abrió los ojos sorprendida y negó varias veces con la cabeza.
— Si lo fue… yo… fingí estar al tanto de sus sentimientos ¡Y al final no fue así!
— Para empezar, si no hubieran sufrido Bullying, tú y esa chica hubieran estado en paz.
— ¡Yo era la causa por la que la acosaban!
Gritó como si fuera un lamento. Me estremecí por un momento, ante la expresión directa de sus sentimientos.
Empero, pensé que definitivamente no debía dejar las cosas así. Apreté los dientes y sin rendirme le dije:
— Pero, aun así, ella se acercó a ti por su propia voluntad. Sentía admiración hacia ti y quería que fueras
su amiga, ¡Y así fue!
— Pero… ¡Por eso mismo!
— ¡Sayu!
La interrumpí, la tomé de los hombros y la sacudí. Estaba conmovido. Nunca me había sentido tan frustrado de
no poder transmitirle algo a alguien. Perdió a su amiga y está convencida de que es su culpa. Sayu se ha aferrado
al pasado y no avanza. Y así, no sigue adelante con su vida.
— ¡Ustedes…!
Al principio, se suponía que iba a ser una conversación simple, pero la importante separación a causa de la
“muerte”, ha encubierto la parte fundamental.
— Ustedes… ¡No solo eran amigas!
Cuando dije eso, Sayu abrió mucho los ojos, y luego derramó una gran cantidad de lágrimas.
— Se querían… simplemente se querían demasiado.
— Si me quería… Entonces… ¿¡Por qué…¡?
Sayu gritó de nueva cuenta. Y luego, sollozando, dijo lo siguiente con voz ronca:
— Quería que viviéramos la vida juntas….
Mi mente estaba llena de pensamientos. Estaba a punto de llorar, pero me contuve. No debería llorar aquí.
— Pero, aunque diga eso… Yuuko está muerta, y al decirlo de esa manera, ¡Parecería que todo lo que ella
hizo estaba mal, ¿No es así?!
— ¡Está bien!
— ¡No lo está!
— ¡¡Lo está!!
Cuando grité, Sayu tembló ante la sorpresa. Sabía lo que tenía que decir, pero ¿Estaré calificado para hacerlo?
Ese pensamiento pasó por mi mente, pero pronto se esfumó. No importa si no lo estoy, porque si no se lo dice
alguien, seguramente su desgracia autoimpuesta no tendrá fin.
— Seguramente algo salió terriblemente mal… dando como resultado una situación irremediable, pero aun
así…
Aun la tenía sujeta de los hombros, así que, sin soltarla, la miré fijamente a los ojos. Miré a Sayu quien tenía cara
de confundida. Le dije lentamente:
— Ya… todo terminó.
Ante esas palabras, negó con la cabeza mientras las lágrimas volvieron a brotar en los ojos de Sayu.
— ¡Buaa!
Negaba con la cabeza incesantemente mientras lloraba a grito abierto. Le dije que todo había terminado, con
respecto a la muerte de una persona, y además yo no tenía ninguna relación con la fallecida. ¿Había dicho algo
tan arrogante? Estaba sorprendido de mí mismo. Por otra parte… creo que no lo hubiera podido decir si tuviera
alguna relación con dicha persona.
Además, si este era el momento en que ella estaba enfrentando su pasado, no había otro instante en el que debía
decírselo.
— Perdónate a ti misma… ¡No puedes seguir así el resto de tu vida!
— ¡Pero…!
Abracé a Sayu, quien siguió negando con su cabeza, con toda mi fuerza. Me di cuenta por un momento que había
puesto toda la energía de su cuerpo en tratar de zafarse de mis brazos, no obstante, de inmediato se debilitó y
presionó su cabeza contra mi pecho.
— Ya está bien Sayu…
— Buaa…
— Te dijo que… sonrieras ¿no es así?
— Bu…buaaa
Sayu continuó llorando en mi pecho. Inmediatamente después, se dejó caer despacio en ese mismo lugar. Estaba
llorando a todo pulmón, como si fuera una niña. La volví a abrazar y no la solté hasta que dejó de llorar.

Sentí como si hubiera estado abrazando a Sayu por un buen rato. Yo miraba el cielo, mientras que, en medio de
la tranquilidad del edificio escolar, se escuchaba el sonido que hacía al sorber el flujo nasal. Había muchas nubes,
así que no se podía ver el cielo estrellado, pero… la luna que se dejaba ver vez en cuando, brillaba mucho.
— Yoshida san…
— ¿Mm?
Como después de un rato Sayu ya no tenía la voz llorosa, me aparté de ella y la miré a la cara.
— Oh no, no me mires a la cara…
— ¿Eh?
— Lo hago tal vez porque hace unos momentos perdiste el control…
— Ah… perdón.
Tenía razón, pensé que yo tampoco querría que vieran mi cara sonrojada justo después de haber llorado, así que
de repente, miré hacia otro lado. Sayu volvió a sorber el flujo nasal.
— De cualquier forma, me alegra que Yoshida san estuviera aquí.
Dijo.
— So hubiera venido sola…tal vez habría perdido la cordura.
Cuando escuché lo que dijo, respiré aliviado.
— Entonces, que bueno que vine contigo.
Cuando se lo dije, Sayu sonrió después de un buen tiempo. Poco a poco se puso de pie y yo también lo hice. Por
un momento, se quedó parada sobre la azotea en silencio. Y luego, como si estuviera mirando algo más allá de la
cerca, entrecerró los ojos y luego murmuró:
— Hasta pronto… Yuuko.
Esas palabras parecieron recorrer la superficie de la silenciosa azotea y luego volar con el viento hacia alguna
parte.
— ¿Volvemos?
Después de decir esto, Sayu se dio la vuelta. Al ver esa expresión claramente de alivio en su rostro, de alguna
forma yo también me sentí un poco como si el nudo en mi garganta desapareciera.
— Sí…
Le respondí y fui detrás de ella que iba de camino a la puerta de la azotea. Pasamos los dos a través de la ventana
y la cerramos, tal y como estaba antes. Sayu bajó las escaleras a un ritmo más rápido que cuando las subió.
— ¿Ya estás bien?
Le pregunté desde atrás y ella volteó. Y, luego, con una sonrisa amarga, negó con la cabeza.
— Para nada.
— Entiendo…
Si pudiera deshacerse tan fácilmente de la carga que tenía sobre sus hombros, y olvidarse de todo, Sayu no habría
sufrido tanto como hasta ahora. Estoy seguro de que es algo que solo se cura con el tiempo.
— Pero… estaba lista para afrontarlo apropiadamente.
Sayu continuó, de forma tranquila, pero con seguridad.
— Creo que recordaré mucho a Yuuko.
Cuando dijo eso, sonrió un poco.
— Pensaré en ella hasta el día en que pueda sonreír haciéndolo.
La luz de la luna que entraba a través de la ventana de las escaleras iluminaba la mitad del cuerpo de Sayu. Al
verla parada ahí con esa sonrisa serena, se me hizo tan hermosa que de repente me dejó sin aliento. Y, luego, sus
palabras, poco a poco me llegaron al corazón.
— Ya veo…
Le contesté, y al mismo tiempo en que contenía las lágrimas una vez más, le dije:
— Espero que eso suceda pronto.
Estaba convencido de que Sayu ya había terminado por completo con esto.
Capítulo 7: Bofetada.

Salimos por la misma ruta por la que entramos, hasta que llegamos a la puerta de la escuela.
— Es bastante tarde ¿verdad?
Issa estaba esperando frente al auto. Solamente le dijo eso a Sayu, tal vez porque supuso algo cuando vio sus ojos
rojos, no le preguntó nada más y subió al coche. Un poco después, Sayu y yo subimos al asiento trasero. “Fu”,
suspiró Sayu.
— ¿Estás bien?
Cuando se lo pregunté, Sayu asintió despacio.
— Sí, estoy bien.
Issa se puso el cinturón de seguridad y volteó a verla.
— Entonces… ¿Está bien si vamos a casa?
Cuando Issa dijo eso, por un momento, Sayu pareció retroceder y tragó saliva, pero de inmediato asintió de forma
pronunciada.
— Sí, por favor
— Entendido.
De forma obediente, Issa asintió y giró la llave para encender el motor del auto. Desde ese momento, nadie habló.
No solo Sayu, a Issa y a mí también al parecer, el nerviosismo nos hizo guardar silencio. Con respecto a la mamá
de Sayu, más o menos me la imagino por las historias que me ha contado la misma Sayu, pero, al final, no sabía
nada más aparte de que Sayu le había dado un fuerte golpe.
Estaba tan aterrado de pensar qué clase de palabras tendría su madre para ella cuando regresara. Sin embargo, si
el asunto se vuelve demasiado doloroso para ella, espero que pueda protegerla como el adulto que soy. Me
pregunto si mi presencia es válida en primer lugar, pero… si las cosas se vuelven así, entonces es lo es.
Como “persona extraña”, y precisamente porque lo soy, es mi deber decir lo que pueda. Como de costumbre,
siento que mi posición con respecto a Sayu es ambigua. A pesar de que soy un extraño, se puede decir que hemos
vivido tanto tiempo juntos que “tenemos una relación cercana”. Y por esta razón, estoy seguro de que habrá algo
que pueda hacer.
Después de 10 minutos de marcha, el auto entró a una tranquila zona residencial, y poco después se detuvo.
— Es aquí.
Después de decir esto, Issa fue el primero en bajar del auto. Después yo bajé del auto, y miré la casa que estaba
frente a mí. Se trataba de una casa elegante, pintada de color blanco. Era de dos pisos, no era extremadamente
grande, pero tampoco era pequeña.
Parecía modesta como para ser la casa que compraría el presidente de una gran compañía, pero tenía el tamaño
más que suficiente para que cuatro personas vivieran en ella. Al final, Sayu bajó despacio del auto y al igual que
yo, observó la casa. Por su rostro, era evidente que estaba nerviosa. Cuando la vio, Issa le preguntó con tono
amable:
— ¿Estás bien?
Su garganta se movió varias veces, por tragar saliva.
— Si…
Asintió débilmente. No importaba por donde se le mirara, no parecía estar bien, pero ya era demasiado tarde y no
se podía dar marcha atrás. Le di una palmada en el hombro.
— No tengas miedo, tu hermano mayor y yo estamos contigo.
Cuando le dije esto, ella finalmente sonrió un poco.
— Vale, gracias.
Después de decir esto, dio un paso hacia adelante, al parecer estaba decidida. Cuando la vio, Issa se apresuró
hacia la puerta antes que ella. Después, Issa puso la llave en la cerradura, la giró y abrió la puerta, la cual produjo
un sonido metálico. Sayu e Issa entraron primero, yo sujeté la puerta y me quedé parado en ese lugar. No me
pareció buena idea entrar a una casa sin el permiso del propietario.
— ¡Madre! ¡Hemos vuelto!
Issa le gritó a su madre. De forma inconsciente, Sayu se movió para esconder la mitad de su cuerpo detrás de Issa,
De inmediato, se escucharon fuertes pasos desde la parte de atrás de la casa. Y luego, la madre apareció cerca de
la puerta principal.
— Madre, he traído a Sayu…
Poco después de escuchar lo que Issa estaba diciendo, la madre bajó haciendo sonar sus pantuflas… y un instante
después… se escuchó el sonido de un golpe seco hasta donde yo estaba. La madre de Sayu le había dado una
bofetada. Tanto Issa como yo, estábamos desconcertados. Y luego, gritó tan fuerte como si se tratara del ruido
que produce una explosión.
— ¡¡A donde demonios fuiste!!
Sujetó a Sayu mientras le gritaba.
— ¡Tuvimos problemas debido a los rumores de que no estabas!
Estaba sorprendido de que esas fueran las primeras palabras que salían de su boca. Sayu no dijo nada, como si
estuviera atemorizada. Al ver el ímpetu de su madre, que devoraría a Sayu si la dejaran, estupefacto igual que yo,
Issa comenzó a moverse como si hubiera recordado que era lo que debía hacer. Rápido se puso entre su madre y
Sayu diciendo:
— ¡Madre, tenemos visitas!
Las palabras de Issa sorprendieron a su madre, quien finalmente se dio cuenta de mi presencia, y ante lo cual puso
cara de asustada. Después de hacer una ligera reverencia, puso cara de extrañeza.
— ¿Y quién es?
Esa pregunta directa no me la hizo a mí, sino que la hizo viendo a Issa.
— Se trata de Yoshida san, alguien que ha protegido a Sayu por mucho tiempo. Me hizo el gran favor de
acompañarme.
Issa le explicó eso, pero me sorprendió que la realidad de cómo sucedieron las cosas era diferente.
No obstante, estaba seguro, y lo comprendí de inmediato, que esto era el resultado de su personalidad, ya que era
alguien que pensaba demasiado las cosas, porque no fue Issa quien me pidió acompañarlo, sino que yo fui quien
pidió hacerlo, pero de esta forma, estaría más abierta a escuchar la conversación. Después de recibir esa
explicación por parte de Issa, la mamá de Sayu dirigió su mirada malvada hacia mí.
— La “protegió” dices…
Sentí claramente su intención al decir esa palabra, pero no estaba preparado para responderle, así que me calmé
e incliné la cabeza.
— Soy Yoshida.
Me miró fijamente durante algunos segundos, suspiró de forma ligera y luego asintió.
— Entra, por favor.
Después de solo decir eso, ella se fue de inmediato a la sala. Issa suspiró “fu”, pareciendo un poco aliviado.
— Yoshida san, ven por favor.
— Disculpen la interrupción…
Al tener finalmente el permiso para entrar, lo hice y cerré la puerta. Issa fue el primero en quitarse los zapatos y
entrar, pero Sayu todavía estaba de pie en la puerta.
— Sayu, ¿Estás bien?
Le pregunté a Sayu, quien estaba de pie y en silencio, ella miraba fijamente hacia algún punto lejano y asintió de
forma robótica.
— Sí…
Me di cuenta de que no había ni tristeza ni enojo en sus ojos, ni alguna otra emoción intensa. Me asustó por un
momento esa expresión en su rostro que nunca había visto. No obstante, de inmediato lo recordé: vine hasta aquí
para darle valor.
— Vamos.
Le dije, acariciando suavemente su espalda. Enseguida, Sayu jadeó de repente y apareció una expresión en su
rostro más relajada que antes, aunque solo un poco.
— Sí.
Incómoda y solo con una leve sonrisa, Sayu asintió. Nerviosos, tanto ella como yo, seguimos a Issa y entramos a
la sala.
— Por favor.
— Muchas gracias.
Desde atrás, estaba mirándolos a los tres en la mesa de la sala, cuando Issa me miró y señaló una silla vacía.
Después de inclinar la cabeza, despacio, me senté ahí. Tanto Issa como yo le éramos indiferentes a la madre de
ambos, quien estaba mirando de forma intensa a Sayu. Issa preparó vasos con agua para los cuatro, pero nadie
dijo nada mientras lo hacía. No era para nada el ambiente en el que yo quisiera hablar.
— Y entonces, al final, ¿Qué fue lo que hiciste?
La primera en hablar fue la mamá de Sayu. La expresión en su rostro mientras examinaba a Sayu, no era nada
parecida a la que una madre haría al ver a su hija.
— Simplemente huiste de casa durante un largo tiempo y fuiste una molestia para tu familia… aunque ya
eras una molestia aun cuando estabas en casa…
Su madre le dijo todas estas cosas para sacar el descontento que tenía cumulado.
— Quienes son así, molestan hasta incluso otras personas. De verdad no sé qué es lo que quieres hacer…
La madre de Sayu dijo esto mientras me señalaba con la barbilla. Sayu, quien hasta ese momento estaba
escuchando en silencio, dijo con la voz que pudo sacar de su garganta.
— Aunque…
— ¿Qué dices?
— Aunque no estás dispuesta a hacerlo.
La “ira” en su voz cuando lo dijo, me sorprendió y miré de reojo a Sayu quien estaba sentada a un lado mío. Al
igual que en su voz, la “ira” se manifestó también en sus ojos. Al parecer hirió sus sentimientos el hecho de que
hubiera respondido esto antes que disculparse, y, al decir esto, su madre levantó las cejas. Era evidente que Issa,
quien estaba sentado al lado de su madre, tenía una expresión en su rostro de que esto era algo “malo”, miró atento
la situación sin decir palabra.
— No lo sé, no sé lo que estás pensando porque nunca dices nada.
Cuando su madre dijo esto, me pareció que Sayu se enojó aún más. No vi su cara, pero de inmediato me transmitió
una extraña sensación de tensión.
— Madre, ¿Recuerdas lo que me dijiste el día que me fui?
Dijo Sayu con voz temblorosa. Su madre guardó silencio durante algunos segundos, dando la impresión de estar
pensando en ello. No obstante, levantó su cara de inmediato y dijo sin problemas:
— Me pregunto que habrá sido, no lo recuerdo.
Me quedé en shock. Issa, quien estaba sentado frente a mí, exhaló despacio por la nariz. Eso mostraba claramente
que estaba “insatisfecho”. Porque, después de lo que dijo su madre, ambos recordamos lo que Sayu le había dicho
a ella. A pesar de que le había dicho a su hija cosas tan hirientes como para hacer que huyera, lo había olvidado.
Sayu, quien estaba al borde de mi campo de visión, estaba temblando. La miré de reojo… y finalmente, ya sea
por la ira o por la tristeza, las lágrimas brotaron de sus ojos.
— Vamos, después de todo… no le importo a mi madre. Ni siquiera hace el esfuerzo por comprenderme.
— Te quejas de mí tan pronto regresas. ¿Te parece divertido huir de casa y meter en problemas a tu familia?
— ¡Te equivocas!
Mientras gritaba, Sayu se levantó con fuerza de la silla.
La repentina expresión de emociones por parte de Sayu hizo que la mujer se asustara y temblaran sus hombros,
por un instante pareció hacerse hacia atrás, pero de inmediato levantó sus cejas con seguridad y miró enojada a
Sayu.
— Yo… solamente ¡Hui de mi madre!
Sayu lo dijo claramente. En el fondo, esas palabras me sorprendieron bastante. Si esto era así, estoy seguro de
que Sayu no lo había expresado de forma tan directa como ahora. Era evidente que Sayu estaba enojada. No lo
estaba porque la hubieran lastimado emocionalmente, sino porque estaba buscando comprensión. Hizo a un lado
la auto justificación, mostró sus debilidades y aún así expresó sus sentimientos.
— ¡Porque ni siquiera haces el intento de comprenderme! ¿Acaso no dijiste que yo… había matado a mi
única amiga?
La primera parte la dijo con fuerza y la segunda la dijo en voz baja, porque estaba llorando. Sayu hizo una pausa,
¿Acaso su madre lo había recordad? Porque por un momento, puso una expresión de sorpresa en su rostro. Sin
embargo, al final, volvió a poner cara de severidad y dijo:
— ¿Y qué dices sobre haber escapado? No hay nada que pueda hacer si la niña sale de casa sola.
— Eso… es verdad, pero…
Murmuró Sayu esto, pero yo estaba convencido que “no tenía caso” responder. Porque, aunque creo que no tenía
otra opción más que huir ya que su madre no la comprendía. Y como no le quedó más remedio que “hacerlo”, es
por eso por lo que no iban a llegar a ninguna parte en esta conversación. Al ver a Sayu murmurar, quizá porque
pensó que era una buena oportunidad, las palabras de su madre ganaron fuerza.
— Encima de todo, recibiste ayuda en la casa de un desconocido y para empeorar las cosas, ¿Decidiste
traerlo hasta aquí? ¿Hasta qué punto planeas avergonzarme?
— Yoshida san me hizo el favor de acompañarme.
— ¿Te hizo el favor? Solo está entrometiéndose en los asuntos familiares de otros.
— Madre, estás siendo descortés.
— Issa, guarda silencio.
Issa cerró la boca, una vez que su madre empieza a enojarse, no tiene oídos para nadie.
— ¿Qué es ese término tan general de dar “protección”? Llevar a su casa a la niña de otra familia no es
más que un acto criminal.
— Madre, eso…
— ¡Te dije que te callaras!
Esta vez fui yo el objetivo de la ira de su madre. Me miró enojada sin siquiera escuchar la petición de Issa. Sin
embargo, era algo para lo cual estaba preparado y que además era algo razonable. Corregí mi postura y miré a la
madre se Sayu a los ojos.
— Estoy de acuerdo. Por supuesto que comprendo que dejar a Sayu quedarse en mi casa fue un acto criminal.
— No tienes porque decir que es algo de lo que estás consciente. No eres un criminal. ¿Por qué traje a una
persona “como esta”?
— Porque Sayu…
Yo intenté explicar todo lo que sucedió, pero Sayu, quien estaba a mi lado, me interrumpió dándole un golpe a la
mesa. Me sorprendió tanto, que olvidé lo que estaba tratando de decir. Las manos de Sayu temblaban.
— Siempre, siempre…
Murmuró Sayu en voz baja, como si exprimiera las palabras de su garganta. Y luego…
— ¡¡Siempre, siempre le faltas el respeto a las personas que son importantes para mí!! ¡Ni siquiera escuchas
y faltas al respeto!
Cuando Sayu gritó, pareció una explosión. Mostraba una furia que nunca había visto hasta ahora, dejándonos
abrumados.
— ¡¡¡Odio estar en un lugar así!!
Cuando Sayu dijo eso con una voz cercana a los gritos, hizo estremecer el ambiente en la habitación. Mientras su
madre no podía completar una segunda oración, Sayu continuó hablando con voz tranquila pero llena de enojo.
— Yoshida san me valora como si fuera de su familia… a diferencia de mi propia madre que ni siquiera me
ve como un ser humano.
Me di cuenta de que, rápidamente, esas palabras sacaron a relucir la ira de su madre.
— ¿De que hablas? ¡Ni siquiera conoces mis problemas!
La mamá de Sayu golpeó varias veces la mesa y dijo:
— ¡Ni siquiera sé cuántas cosas he perdido por tu culpa!
Gracias a Issa, ya había escuchado sobre las circunstancias de su madre, y por esta razón, sentí pena por la tristeza
que escondían sus palabras. En verdad me causaba una gran desdicha, la relación “sin esperanza” entre Sayu y su
madre. No obstante… lo siguiente que dijo, me dejó sin la capacidad de pensar.
— De verdad… ¿Cómo fue que te di a luz?
Y la habitación se quedó en silencio. Me di cuenta de que, ante las palabras de su madre, todos nos quedamos con
cara de asombro. Después, por primera vez, Issa puso cara de enojado. Sayu quien estaba a mi lado, respiró
sonoramente.
Y yo… tomé el vaso con agua que estaba frente a mí, y luego… le arrojé el contenido a la madre de Sayu, bueno,
esa idea se me vino a la mente. Al momento de intentar hacerlo, me detuvo mi fuerte sentido de autocontrol.
Hubiera sido un error, eso no era lo que debía hacer en estos momentos. Si hiciera eso, definitivamente, ya no
podríamos hablar con calma después.
Me levanté y, lo que mejor que pude, me llevé el vaso a la boca, y me tomé toda el agua. A medida que el agua
pasaba por mi garganta, mi cuerpo se enfriaba poco a poco y al mismo tiempo, mi mente también, recuperando
la compostura. Me di cuenta de que todos me estaban viendo. Puse de forma vigorosa el vaso sobre la mesa y
dije:
— Por favor denme un respiro.
Capítulo 9: Padres.
Una extraña sensación se arremolinaba en mi pecho. Reflexionando un poco, estuve a punto de arrojarle agua a
la madre de Sayu, pero logré contenerme… siento dentro de mí como si dos emociones se entremezclaran al
mismo tiempo.
Por una parte, sentía una ira hirviente y silenciosa que me quemaba el fondo del estómago, pero también, por otra
parte, sentía que, aplastando esta emoción, estaba la “calma”, la cual cubría por completo la ira. Ciertamente
estaba enojado, pero también estaba tranquilo. Aun con este sentimiento, despacio, las palabras salieron.
— Si los padres no pueden elegir a los hijos, entonces, de igual forma, los hijos tampoco pueden elegir a los
padres.
Mi voz tembló al decir esto en voz baja, ya sea por el enojo o por reprimir dicho enojo. No existe el libre albedrío
a la hora de nacer. Un padre y una madre crean un vínculo y un niño nace independientemente de su voluntad,
pero ese niño, ¿Debería cargar con la responsabilidad de su nacimiento? Yo pienso que no, yo pienso que no debe
cargar con esa responsabilidad, porque, en el sentido correcto, son los adultos quienes deben de recibirla.
En definitiva, creo que no es algo que un niño, cuya mente aun no madura, deba llevar sobre su espalda. No
importa cuán poco sean queridos o cuán desfavorables sean sus circunstancias… un niño debe vivir. Sin embargo,
por sí solos, los niños no saben cómo vivir. Todavía sin comprender esto, Sayu luchó y luchó… y siguió saliendo
lastimada.
— Cualesquiera que sean las circunstancias… solo usted es la madre de Sayu.
Dije, reprimiendo de forma incomprensible los sentimientos de ira y tristeza.
— Los niños… no saben cómo vivir sin la protección de sus padres.
No estaba seguro de si podría poner en palabras correctamente lo que quería decir. La ira y la tristeza me estaban
limitando la capacidad de pensar, pero simplemente las palabras salieron de mi boca como si se desbordaran. Y,
luego, la madre de Sayu escuchó mis palabras con los ojos bien abiertos.
— Si ignora a Sayu de esta manera… quisiera tomar su lugar. Yo… yo… quiero educar a esta chica.
Cuando dije esto, la madre de Sayu frunció el ceño y Sayu que estaba a un lado mío, suspiró ligeramente. Esto
era una intención real. En estos momentos, no debía decir nada que no fueran mis verdaderas intenciones.
— Pero…
Dejé escapar un suspiro. Mi garganta estaba caliente. Solo yo negué con la cabeza.
— Pero, no puedo hacer eso… entonces, la lógica nos lleva a otra parte.
Lo dije de forma clara. No puedo convertirme en el padre de Sayu.
— No es mi responsabilidad y, además, no estoy calificado.
Porque, tomar toda la responsabilidad y ayudar a Sayu cuando algo le suceda, le corresponde a sus familiares. La
responsabilidad moral nace de la obligación, ya que van de la mano. Y yo no tengo ninguna de las dos. Cuando
realmente importa, no se puede “proteger” en su verdadero significado, con sólo el amor. Despacio, tiré de la silla.
Y luego, me moví a una posición visible para la madre de Sayu y me puse de rodillas en el suelo.
— No puede ser nadie más que usted. ¡Además de usted… nadie más está calificada para hacerse cargo de
su crianza! ¡Por eso…!
Bajé la cabeza, y luego… puse mi frente en el piso. Esto era… una súplica desde el alma.
— Por favor…
Mi cuerpo temblaba y el aliento que salía de mi garganta estaba tan caliente, que parecía que estaba en llamas.
— Por favor… eduque a Sayu hasta que pueda cuidarse sola.
Las tres personas sentadas, estaban confundidas mientras decía esto, me di cuenta a pesar de que tenía la frente
en el suelo.
— Yoshida san eso…
— ¿Por qué este hombre…hace eso?
Escuché la voz desconcertada de Sayu y luego la de su madre.
— Por favor, ¡Se lo ruego!
Todavía con la cabeza en el suelo, volví a gritar. Enseguida de eso, escuché que alguien se levantó de su silla.
— ¡Madre! ¡Yo tan bien te lo suplico!
— ¿¡Tú también Issa…!?
Issa también se arrodilló frente a su madre. Era obvio que Sayu, quien estaba a mi lado, se quedara en shock.
Después, cuando levanté la cara, la madre de Sayu estaba pálida.
— Qu… ¿Qué? ¿Qué es esto?
Murmuró la madre de Sayu, como si estuviera delirando. Su respiración se normalizó de forma gradual y luego…
se levantó de su silla.
— Vete… ¡Vete de aquí!
Gritó la madre, tal vez, por un ataque de histeria. Issa se puso de pie de inmediato, con una expresión en su rostro
que indicaba que se trataba de algo terrible. Hizo que se sentara mientras le acariciaba la espalda y le decía: “está
bien, está bien”.
— ¿Qué es…? ¿¡Qué es esto!?
Continuó murmurando. Issa se acercó a mí rápido.
— Disculpa, ¿Podrías salir por un momento?
Me dijo en voz baja. Estuve de acuerdo y me puse de pie.
— Sayu, ¿Tú también podrías salir unos momentos?
— S, sí.
Mientras le echaba un vistazo a su madre, Sayu hizo lo que le pidió Issa y abandonó la sala. Yo salí detrás de ella,
Issa cerró la puerta y nos miró a Sayu y a mí alternadamente.
— Déjenme el resto a mí. Tomen un descanso y respiren aire fresco, por favor.
Diciendo esto solamente, Issa sonrió para tranquilizarnos y regresó a la sala de inmediato. Algunos segundos más
tarde, solo escuché a través de la puerta que Issa hablaba con su mamá en voz baja.
Si me quedaba ahí, de seguro escucharía lo que estaban diciendo, y no creo que esa haya sido la verdadera
intención de Issa.
— Hagamos lo que dice tu hermano mayor.
— S, sí.
Después de que dije eso, de inmediato, me puse los zapatos que estaban junto a la puerta principal y salí. Solo un
poco después, Sayu también salió de la casa. Afuera, el ambiente estaba frío y antes de pensar en cualquier otra
cosa, respiré profundo. Cuando el aire frío pasó por mi garganta, me sentí aliviado, aunque sólo un poco. Sentí
como si el calor acumulado en mi cuerpo fuera perdiendo su intensidad de forma gradual.
— Bua…
Después de que mi cuerpo comenzó a perder fuerza, temblé. No era el enojo lo que estaba causando dicho temblor,
lo supe de inmediato. Y cuando fui consciente de ello, mi campo de visión se distorsionó poco a poco. Sin
contenerme, en el acto, me puse en cuclillas.
— ¿Yoshida san…?
Sayu se apresuró desde detrás de mí. Al agacharse a mi lado, vio mi cara. Traté de mirar hacia otra parte… pero
seguramente me vio, ya que me di cuenta de que hizo una expresión de asombro.
— Qué, ¿Qué pasa Yoshida san…?
Con su mano en mi espalda encorvada, preguntó desconcertada.
— ¿Por qué lloras…?
— Bua…
No dije nada y sequé bruscamente las lágrimas acumuladas en las comisuras de mis ojos con una de mis mangas.
Hasta ahora, siempre me había esforzado por no llorar frente a Sayu, pero esta vez simplemente no pude
contenerme. Las lágrimas salían una tras otra. Sin lugar a duda, el sentimiento que se arremolinaba en mi pecho
era la “tristeza”.
— Escuché lo que dijiste…
Mientras trataba de contener el llanto, mis propias palabras me hicieron sentir calor en mi pecho.
— Pensaba que… sabía como era el trato de tu madre… hacia ti…
Seguí hablando mientras miraba fijamente el perfil de Sayu. Entretanto, las lágrimas continuaban cayendo sin
parar.
— Pero cuando escuché las palabras “no sé cómo te di a luz”, me di cuenta de que… en realidad… era
mucho, mucho más duro de lo que pensaba.
Estaba hablando acerca de lo que había dicho su madre, lo cual no estaba dirigido hacia mí. Aunque lo entendía,
tenía una imagen nítida en mi cabeza al pensar que me lo decían mis padres. Me imaginé a mis padres diciéndome
cuando era un niño: “Hubiera sido mejor no haberte tenido” con una expresión seria en su rostro. Y con solo eso,
me hizo sentir como si el interior de mi estómago se enfriara y, al mismo tiempo, una tristeza tremenda.
— No puedo… soportar esas palabras.
— N, no pasa nada, Yoshida san.
— ¡¡No, eso no está bien!!
Cuando grité eso de forma inconsciente, los hombros de Sayu se sacudieron ante la sorpresa. Seguramente, Sayu
vio mi cara descompuesta.
— ¡Enójate… contesta… como debes!
Cuando dije eso, los ojos de Sayu se abrieron mucho. Y, luego, rápido, las lágrimas se acumularon en las esquinas
de sus ojos. Sin embargo, ella no lloró.
— Yoshida san.
Sayu sonrió resignada. Confundido ante la pregunta de por qué razón sonreiría en un momento como este, aun
sonriente, ella continuó diciendo:
— Estuve a punto de enojarme, pero… Yoshida san se enojó antes que yo…
Después de decir eso, Sayu continuó con voz suave.
— Yoshida san, gracias…
— Bua…
No pude decir nada y continué secando las lágrimas una y otra vez con las mangas de mi camisa. De forma
vergonzosa, continué llorando frente a la puerta principal mientras Sayu me acariciaba la espalda. Al principio,
tuve la sensación de que era bochornoso que Sayu me viera llorar tan profusamente, pero poco a poco me fue
dejando de importar. Ya que, después de todo, no siempre actuaba de esta manera.
Una vez que pensé esto, me pareció absurdo seguir manteniendo las apariencias y por primera vez en varios años,
lloré hasta que se me acabaron las lágrimas.
Capítulo 10: Familia Ogiwara.
Algunos momentos o varios minutos después, aunque en realidad, no sabía cuánto tiempo había pasado
exactamente, pero lloré hasta que se me acabaron las lágrimas; mientras Sayu estaba sentada con la espalda
recargada en el muro de piedra frente a la entrada principal. El cielo tenía menos nubes que cuando estábamos
en la escuela de Sayu. Cuando vagamente veía hacia arriba podía distinguir bien las estrellas. El brillo ante mis
ojos era más notorio y claro que aquella vez, cuando estábamos en Tokio, que Sayu me llevó al parque que
estaba sobre una pequeña colina a ver las estrellas.
— De verdad… que ese cielo estrellado es tan hermoso hasta el fastidio.
— ¿Verdad que sí?
Cuando murmuré esto, recordando lo que me había dicho Sayu sobre lo hermoso que era el cielo estrellado de
Hokkaido, sus hombros se sacudieron. Tal vez porque había estado llorando apenas algunos instantes antes, mi
campo de visión todavía estaba borroso. Y por culpa de eso… o mejor dicho y gracias a eso, el cielo repleto de
estrellas sobre mi cabeza, brillaba radiante ante mis ojos como si lo viera a través de un caleidoscopio. Después
de ver un rato despreocupado las estrellas, Sayu dijo:
— ¿Sabes? Yoshida san…
— ¿Mm?
— Cuando Yoshida san puso su cabeza en el suelo por mí… me sentí perdonada.
— ¿Qué?
Cuando la miré, ella también estaba viendo hacia el cielo. El brillo de las estrellas se reflejaba en sus ojos por lo
que éstos centelleaban con intensidad.
— Todo lo que he venido haciendo hasta ahora… ha estado lleno de errores, pero… estoy segura de que
no todo ha sido en vano… eso es lo que siento.
Cuando dijo esto, puso su mano suavemente sobre la mía. Sus manos estaban bastante calientes, en contraste
con las mías que estaban heladas debido al aire frío del exterior. Volteó hacia mí de repente y sonrió tranquila.
— Ya todo está bien…
Me quedé sin aliento. Por sus palabras y la expresión en su rostro, de alguna forma, me dio la sensación de que
era más fuerte que nunca. Estaba calmada y a pesar de eso, esa cara sonriente tenía algo de determinación
inquebrantable.
— Incluso aunque Yoshida san ya no esté… me puedo poner de pie por mí misma de forma apropiada.
Sayu hizo una pausa. Tomó mi mano con fuerza.
— Así que… no te preocupes.
Su mano tembló un poco cuando lo dijo, pero no quise mencionarlo. Aunque esté decidida y tenga el valor… es
atemorizante dar un paso hacia adelante en un lugar desconocido. Esto yo también lo sabía.
— Oh…
Después de esa breve respuesta, ahora yo fui quien tomó la mano de Sayu.
— Haz tu mejor esfuerzo.
Hice una pausa y de nueva cuenta miré hacia arriba para ver las estrellas.
Mientras miraba el cielo estrellado sujetando su mano, recordé algo que había escuchado de Sayu y que, a su
vez, ella había escuchado de Asami.
“Comparados con las estrellas, somos existencias muy pequeñas, pero, aun así, cada uno de nosotros tiene una
historia y también un futuro”
Cuando escuché a Sayu decirlo, tuve la sensación de tomarlo como si se tratara de los asuntos de otra persona.
Sin embargo, ahora que lo pienso… ya ha pasado mucho tiempo desde que ella y yo nos conocimos. Desde la
perspectiva de otras personas, de otros mundos o de otros universos… mientras más lo pienso, más me doy
cuenta de que somos existencias diminutas, pero… por coincidencia, el camino que ha tomado Sayu se ha
cruzado con el mío, y por alguna razón se ha convertido en una pequeña historia.
¿Alguna vez llegará el día en que recuerde este momento? Y para ese tiempo… ¿Sayu será justo más madura
de lo que es ahora? Miraba las estrellas en el cielo mientras pensaba en esto, la sensación del tiempo se volvió
confusa. No obstante, continué viendo el cielo lleno de estrellas como un niño, tan solo bajo el amparo del calor
que la mano de Sayu me transmitía.

— Ya pasó… ya…
Acaricie despacio la espalda de mi madre, quien cubría su rostro.
— Madre… ya todo está bien… cálmate.
El cuerpo de mi madre temblaba. Apenas hace unos momentos ella gritaba enojada y ahora en verdad se ve muy
pequeña. Esto hace mucho tiempo no era así. Fui viendo como Sayu poco a poco fue dejando de sonreír y
también pasó lo mismo con mi madre.
Cuando era niño y mi madre sonreía alegremente frente a mi padre, hasta yo comprendía que era una persona
hermosa. Cuando Sayu nació y poco a poco fue creciendo, recuerdo que pensaba que, en verdad, esta niña se
parecía a ella.
Todos deberíamos haber vivido con una hermosa sonrisa en nuestros rostros, pero todo salió mal debido a la
existencia de mi padre. Pensé muchas veces que sería mejor si nos olvidábamos de su existencia y viviéramos
felices los tres, pero yo no era capaz de decir eso en ninguna circunstancia.
Cuando me di cuenta de mi situación familiar, al mismo tiempo, comprendí que tan doloroso resultaba para mi
madre el amor por mi padre. Debido a que el amor no correspondido tan solo es dolor ¿Por qué amamos a pesar
de no ser correspondidos? Mientras miraba la pequeña espalda temblorosa de mi madre, volví a pensar en algo
de hace mucho tiempo.
— ¿Por qué debo decirle algo como esto… aun tipo extraño que no sabe nada?
Preguntó mi madre con voz cansada.
— Madre…
Le contesté preocupado. Después de todo, Yoshida san estaba de parte de Sayu. A pesar de que él conocía las
circunstancias de nuestra madre, no sabía acerca de los problemas y todo el dolor por el que había tenido que
pasar. Yo pensé que lo que había dicho Yoshida san era lo correcto, por consiguiente, yo también puse mi
cabeza en el suelo frente a mi madre. Empero, también comprendía sus sentimientos.
— Entiendo…
— ¿Eh?
Murmuró ella en voz baja.
— Las entiendo… este tipo de cosas…
Logró decir con voz temblorosa.
— Ese hombre ya no vive aquí…a esa chica… a Sayu, soy la única que le queda.
Cuando escuché lo que dijo, me dolió el pecho. La “realidad” de mi madre, salió de su boca. Ella lo comprendía,
pero aun así apartó la mirada. Yo también lo comprendí, y estoy seguro de que Sayu… también lo hizo.
— Pero… entonces…
Su cuerpo volvió a temblar, y su voz llorosa hizo eco en la habitación.
— ¿Qué debería hacer?
Desesperadamente contuve mis lágrimas. No había nada que pudiera hacer. Así como el corazón de Sayu tenía
grandes heridas, el de mi madre también las tenía. No supo encontrar la manera de soportar el dolor ni las
heridas, una de las cuales era esa niña, y continuar con su vida. De verdad… no había nada que hacer.
— Madre…
Mientras acariciaba suavemente su espalda, elijo desesperadamente las palabras.
— Está bien si es poco a poco, poco a poco… y aun así… debes seguir hacia adelante.
— …
— Cuando Sayu… se encontró con él… con Yoshida san, aunque tan solo fue un poco, ella avanzó.
Alguien se lo tuvo que decir. Era algo raro e impropio, pero se tenía que decir. Yo estaba en la mejor posición
para decírselo antes, pero no pude hacerlo. Porque no tuve el valor de hurgar en las heridas abiertas de la familia.
Sayu escuchó estas palabras por parte de él, a quien conoció por casualidad. Y, luego, temblando, miré hacia
atrás para ver el camino andado. Algún día llega el momento en que todos miramos hacia atrás en nuestras vidas.
Siempre llegará el momento en el que nos arrepentiremos de nuestros errores y los aceptaremos apretando los
dientes. Para nuestra familia, ese momento era este.
— Madre, tú también, bueno, “nosotros” también es mejor que avancemos poco a poco. A partir de
ahora… pensemos en el futuro.
— Bua…
El cuerpo de mi madre tembló de nueva cuenta. Pude escuchar el sonido de su llanto desde su pequeña espalda.
— Madre…
— Issa… yo…
— Está bien, está bien… estoy aquí…
— Buaa… ¡Buaa!
La voz de mi madre se quebró y comenzó a llorar, yo continué acariciándole despacio la espalda. Me dio la
sensación de que sus sentimientos dolorosamente pesados se iban poco a poco junto con las lágrimas. Después
de llorar un rato, mi madre murmuró:
— Cuidaré de ella… hasta que se gradúe de la preparatoria.
— ¿Eh?
— Hablo de Sayu. Después de eso, la dejaré hacer lo que le plazca.
Finalmente, mi madre levantó la cabeza y me miró. Y, luego, sonrió torpemente.
— Tú también la has pasado mal, ¿verdad?
— Madre…eh, bueno, no pasa nada. Creo que no me ido tan mal, porque…
Reprimiendo mis lágrimas de nueva cuenta, dije:
— Porque yo… soy tu hijo, madre.
Cuando dije eso, mi madre abrió los ojos, me miró y luego sus ojos volvieron a humedecerse.
— Sí, es cierto.
Tan solo dijo eso. Dejé a mi madre en la sala, quien dijo “quiero que me dejes sola”, y me salí al pasillo, ¿Me
habré puesto más tenso de lo que esperaba? Porque sentí que mi respiración se debilitó junto con mi cuerpo. De
una forma u otra lo manejé. Mi madre prometió cuidar de Sayu hasta que se gradúe de la preparatoria. Respiré
profundo y recordé la escena de hace unos momentos.
“Es inútil si no es usted. ¡No hay ninguna persona… que esté más calificada que usted! ¡Por eso…! ¡Por favor,
cuide de Sayu… hasta que ella pueda valerse por sí misma!”
Después de decir esto, Yoshida san inclinó su cabeza hasta el suelo. Simplemente me sorprendió lo que dijo. No
tenía ninguna responsabilidad, y por esta razón, no estaba calificado para educar a Sayu. Eso fue lo que dijo, y
así era. Él no tenía ninguna responsabilidad ni obligación para con Sayu, y por esta razón, él podría haberla
utilizado a su antojo y haberla echado. De hecho, creo que, previo a eso, Sayu deambuló de casa en casa de
hombres que hicieron eso. Y aunque así fue, ¿Por qué razón él no lo hizo?
Sin embargo, me parece que es posible que alguien se preocupe de corazón por el futuro de una chica que acaba
de conocer. Este sentimiento producía tanto esta duda como autodesprecio, porque, yo debí estar mucho más
cerca de Sayu que Yoshida san y aun así no pude hacer nada.
Pretendiendo desesperadamente tratar de mantener el control de la empresa de mi padre, mantuve la mirada
lejos de la realidad. Elegí de forma inconsciente mantener el estatus quo porque estaba ocupado con el trabajo.
Como resultado, sin nadie quien le ayudara ni nadie a quien pedirle ayuda, Sayu no tuvo más remedio que huir.
La verdad es que, en el momento en que me enteré de que a Sayu se la había terminado el dinero que le di, debí
haberla traído de regreso a la fuerza. Incluso en aquella etapa, preguntándome “¿Y qué hay de sus sentimientos?”
le di prioridad al trabajo, fingiendo estar preocupado por lo que ella sentía.
Aparte la mirada de la situación posiblemente por el temor de darle el golpe de gracia a nuestra situación
familiar llena de fisuras. Y sólo quedó una sensación de impotencia en mi pecho. Y luego ese mismo
sentimiento de impotencia fue canalizado hacia Sayu, hasta que un día se dio cuenta por sus propios medios de
que tener una vida errante no cambiaría nada.
Pensando de esa forma tan tolerante, y creyendo que eso era lo correcto, la dejé sola y si ella no se hubiera
encontrado con Yoshida san…
Cuando pienso en eso, me siento horrorizado.
Si, de forma inesperada, Sayu hubiera hecho algunas otras cosas aún más peligrosas… como, por ejemplo,
robos, uso de drogas o se hubiera involucrado en algún crimen, las cosas se hubieran complicado aún más.
— ¿Qué demonios estuve haciendo?
Gracias a Yoshida san, Sayu pudo recuperarse. Estoy seguro de que a partir de ahora seguirá su propio camino,
pero incluso ahora, estaba harto de pensar que todo era “gracias a Yoshida san”. Es probable que, al separarse
de ella, él volverá a su vida de antes. Si eso sucedía, en esta casa sin padre y con la inestabilidad emocional de
mi madre, sólo quedaba yo para protegerla.
— Esta vez… esta vez yo…
Apreté mi puño y tomé una decisión. Ahora que finalmente mi madre y Sayu están avanzando poco a poco,
protegeré “el futuro de las dos”.

Después de un rato de estar viendo las estrellas en el cielo, la puerta principal de abrió con un chillido y
apareció Issa. Recargados en la pared de piedra, Sayu y yo estábamos completamente exhaustos y lo vimos con
una expresión algo tonta en nuestros rostros. Nos miró asombrado y parpadeó varias veces, luego, mostró una
amplia sonrisa.
— Son buenos amigos ¿verdad?
Lo dijo con un tono un poco burlón, y luego también su mirada lo denotaba. Cuando recordamos que todavía
estábamos tomados de las manos, nos soltamos rápido. Al ver eso, Issa se volvió a reír. Después, dirigió su
mirada hacia Sayu y dijo con calma:
— Llegamos a un acuerdo…
— Que, ¿Qué pasa?
Cuando, nerviosa, Sayu le preguntó eso, Issa negó dos veces con la cabeza y dijo:
— Por ahora, te quedaras en la casa hasta que te gradúes de la preparatoria.
Después de decir eso, se acercó a Sayu y acariciándole la cabeza le dio una suave palmadita.
— Mi madre dijo que dejará de regañarte si no causas ningún problema.
Ante las palabras de Issa, Sayu abrió mucho los ojos y puso cara de sorprendida, sin embargo, de inmediato se
volvió sombría y con cara de enojada, Sayu inclinó su cabeza.
— Pero… si es así…
— Por supuesto que fue una promesa. No sé si la cumplirá, pero…
Issa hizo una pausa y luego me echó un vistazo y luego sonrió con gentileza.
— Al parecer, las palabras de Yoshida san pusieron a pensar a mi madre.
De nueva cuenta, Issa volvió a acariciar la cabeza de Sayu con su mano, además, su cabello estaba despeinado y
revuelto.
— Además, Sayu regresó ya convertida un poco más en adulta. Pienso que es probable que sea el momento
de que poco a poco hagan las cosas bien en su relación de madre e hija. Por supuesto… yo también
ayudaré.
— Sí, tal vez así sea.
Sayu asintió con una expresión de obediencia en su rostro.
— No creo que la relación con mi madre mejore de inmediato, pero… haré todo lo que pueda para que
“mejore”.
Después de decir eso, Sayu agregó murmurando: “hasta ahora siempre me había resignado”. Debido a que me
exalté, no podía decirse que la conversación con su madre terminó de forma pacífica. No obstante, se me
ocurrió que, si Sayu al final no logra dar el gran paso de “hablar otra vez con su madre” no tendría paz mental.
Estoy seguro de que, tal y como dijo Issa, Sayu, aunque sea solo un poco, se haya vuelto más madura durante su
largo viaje, porque, incluso los adultos no pueden dejar de confrontarse tan fácilmente y sin hacer un gran
esfuerzo con personas que no tienen una forma de pensar igual a la de ellos. Sin duda, debe ser un cambio
maravilloso que hayan nacido en Sayu esos sentimientos positivos. Mirandola de reojo, hago una pregunta que
se me ocurrió de repente:
— Entonces, dijiste que se quedaría en casa hasta que se graduara de la preparatoria, pero… ¿Qué
pasara después?
Cuando se lo pregunté, Issa asintió como si esperara la pregunta.
— Me parece que es lo mejor que Sayu decida eso. Si quiere permanecer en casa, estará bien y si quiere
irse también estará bien, yo le ayudaré mucho.
Después de decir eso, Issa volvió a mirar a Sayu.
— Una vez que te gradúes de la preparatoria habrán terminado tus asuntos de niña, y solo quedarán
asuntos de adulta. A partir de ahí ya serías libre.
Los ojos de Issa, quien acariciaba la cabeza de Sayu, mostraban amor por su familia.
— Si el obstáculo para que sea libre es el dinero, eso es en lo único que puedo ayudarle hasta que pueda
tener un ingreso suficiente por si sola.
Después de todo, Issa es un gran hermano mayor, pensé. Creo que la salud mental de Sayu sería un poco mejor
si él hubiera estado siempre en casa viendo como estaba y lo que le ocurría, pero eso no sucedió. Y como no
sucedió, comenzó el viaje de Sayu.
— Por ahora… me siento sorprendido, pero es bueno poder decir que algo se está resolviendo.
Issa respiró profundo antes de decir eso. Después, me miró fijamente y de repente agachó mucho su cabeza.
— Gracias a Yoshida san.
— No, eso… yo…
Desconcertado, negué con la mano. Esta vez solo dije lo que quería decir. No pensé en cómo se desarrollarían
las cosas después de lo que dije, porque lo hice sin pensar, fue algo emocional…
— Como adulto, creo que fue algo vergonzoso.
Al recordar mis propias palabras y mi comportamiento cuando dijo eso, de repente Issa negó con la cabeza.
— No fue así. Yoshida san incluso se arrodilló y puso su frente en el suelo, y eso hizo que mi madre se
tranquilizara.
Después de que Issa dijo eso, sonrió de forma un tanto auto despreciativa.
— Mejor dicho, me siento un poco frustrado.
— ¿Frustrado?
— Sí… incluso yo que soy familiar nunca hice eso ante mi madre por ella.
Issa entrecerró los ojos como si estuviera viendo algún lugar lejano y luego me volvió a mirar.
— Aunque lo hiciste ver fácil, lo hiciste desde el fondo de tu corazón…
Issa hizo una pausa y se encogió de hombros.
— En verdad… fui incapaz.
No supe que responder a sus palabras, así que nervioso, dirigí mi mirada hacia Sayu. Nuestras miradas se
encontraron. Ella sonrió y dijo:
— En verdad ¡Muchas gracias!
— ¡Oh!
Sayu me dijo eso con sinceridad e hizo que mi pecho se sintiera reconfortado. Tal vez mis acciones no fueron
en vano. Teniendo eso en mente, es algo afortunado que haya venido con ella.
— Ya es tarde, así que, quédate a pasar la noche aquí. Te quedarás en la habitación de huéspedes.
Issa dijo esto y caminó decidido hacia la puerta principal.
— Todavía es otoño, pero las noches en Hokkaido son frías. Por favor, entra antes de que te dé un
resfriado.
Issa abrió la puerta y esperó. Después de dudarlo un poco, dije:
— Este… ¿No habrá problemas si… hablo con la madre de Sayu… otra vez?
Cuando dije eso, Issa puso cara seria y luego mostró preocupación. Era de esperarse, porque, por culpa de mi
comportamiento se manifestó la enfermedad de su madre. Issa pudo calmarla con dificultad, pero si yo iba a
hablar con ella, eso podría alterar sus emociones de nuevo.
Sin embargo… yo pretendí ser un adulto, pero tal y como lo hacen los niños, solo dije lo que quería decir. Debía
dejarle en claro, que con respecto a lo que dije, no buscaba ningún perdón de su parte. Que si debía haber un
culpable ese debería ser ella y que, si se le pedía que asumiera su responsabilidad, ella debía asumirla. Me
parece que, como adultos, debíamos tener una conversación de adultos. Después de una breve pausa, Issa
asintió despacio.
— Entendido. Si puedo estar presente también.
— Por supuesto, ¡Muchas gracias!
Satisfecho con ambas respuestas, Issa suspiró pareciendo aliviado, y de nuevo nos hizo señas a Sayu y a mí para
que entráramos a la casa.
— Y, yo…
Habló Sayu un poco nerviosa mientras se quitaba los zapatos.
— Puede ser un poco confuso para Sayu si está presente otra vez. ¿Podrías esperar un momento?
— S, sí.
Cuando dije eso, Sayu puso cara de aliviada por un momento, y luego la quitó y puso cara seria. Aunque ya se
había tranquilizado mientras respirábamos aire fresco afuera, se pondría tensa si tuviera que enfrentar a su
madre otra vez tan pronto. A pesar de que no me parecía algo que tuviera que esconder, como Sayu sigue siendo
honesta, pareció ocultar su parte “condescendiente”.
— Entonces… Yoshida san.
— Si.
Con Sayu en la puerta principal, entré y seguí a Issa hacia la sala. Mi mirada se encontró con la mirada de la
madre de Sayu, quien estaba sentada en el mismo lugar que hace rato. De inmediato miró hacia otro lado y
volteó hacia Issa como pidiendo una explicación.
— ¿Qué?
— Yoshida san quiere hablar contigo otra vez, madre.
Después de escuchar las palabras de Issa, me volvió a ver. Puso cara de enojada, entrecerró sus ojos y dijo:
— ¿Qué?
Dijo lo mismo, pero lo dijo evidentemente de una forma más áspera de como se lo había dicho a Issa.
— Yo, tengo que decir algo que no dije antes.
— Fui muy descortés hace rato, perdí el control, di lo que sea que quieras decir…
— ¿Qué dice? No hay nada de grosero en lo que le dicen a uno cuando se está en la casa de otra persona.
La madre de Sayu no se veía para nada interesada. Agitaba sus manos para espantar los mosquitos, parecía
como si no quisiera escuchar lo que tenía que decir. Y, luego, después de mirarme fijamente, suspiró.
— Realmente… no le has puesto una mano encima a Sayu ¿verdad?
— Lo juro, yo no hice algo como eso.
Cuando se lo respondí sin pausa, se quedó en silencio durante algunos segundos con una expresión
indescriptible en su rostro. Después, un poco desconcertada, con voz temblorosa, preguntó:
— Entonces, ¿Por qué… haces todo esto por esa niña?
Sentí que esa pregunta involucraba más sus sentimientos de lo que pensaba. Recuerdo que hace tiempo, Issa me
hizo la misma pregunta. En aquel momento, respondí al final: “Tal vez la dejé quedarse en mi casa porque me
pareció linda”. Sin embargo, ahora sin duda decir es sería algo inapropiado. No siempre se puede ser honesto.
Además… surgió otra respuesta para responder a su pregunta. Rápidamente me di cuenta de que esa era la
respuesta que provenía de mi corazón. Dije despacio:
— Es solo que… ese día, en aquel momento me encontré con ella… solo eso.
Ante mis palabras, escuché un “Ja”, un suspiro de Issa quien estaba a un costado mío. Los ojos de su madre
vibraron. Después de mirarme fijamente a los ojos durante algunos segundos, suspiró profundo. Y luego…
— Entonces…
Respondió solo eso. Una respuesta corta como hace rato. No obstante, sentí que su “hostilidad” hacia mí de
hace unos momentos se redujo, aunque solo un poco, ¿Habrá sido una impresión mía?
— Este, con respecto a Sayu…
— Qué pasará con esa niña a partir de ahora…
Dijo la madre de Sayu interrumpiendo lo que estaba diciendo.
— Primero lo pensaré y luego… lo discutiré con esa niña. Por eso…
Después de decir eso, la madre de Sayu estaba un poco más tranquila que antes.
— Vuelve a Tokio mañana por favor.
Dijo eso solamente.
— Vale, lo haré.
Respondí eso e incliné la cabeza de forma pronunciada. La conversación terminó y al ver como estaba su madre,
Issa y yo intercambiamos miradas.
— Yoshida san.
— Sí.
Guiado por Issa abandoné la sala. No le dije todo lo que le quería decir, pero… me pareció que, si la otra
persona no tenía ganas de seguir hablando era inútil insistir. Además… recuerdo lo que dijo su mamá hace rato.
“Primero lo pensaré y luego… lo discutiré con esa niña”
Fue lo que ella dijo. No solo será cuestión de ella, sino que también se pondrá de acuerdo con Sayu para decidir
lo que ocurrirá de aquí en adelante. ¿No era esa una gran concesión de su parte y por lo tanto también un gran
cambio? Estoy seguro de que, a partir de ahora, Sayu y su madre seguirán sus vidas haciendo un gran esfuerzo.
— Ah, Yoshida san…
— ¿Sayu?
Cuando salí de la sala, Sayu estaba parada en el pasillo. Me pareció un tanto intranquila y ante su pregunta
incliné la cabeza, pero sus ojos parpadearon un poco y me miró.
— Enseguida vuelvo.
Diciendo solo eso, nos intercambiamos y ella entró a la sala tomando mi lugar. Issa miró preocupado por un
momento la espalda de Sayu, pero rápido sonrió y volvió a mirarme.
— Te llevaré a la habitación de huéspedes.
— Este…Sayu…
— Quiere que platiquen de madre a hija… seguramente.
Issa dijo esto aparentemente tranquilo, así que no pude decir nada más, lo seguí hacia las escaleras para ir al
segundo piso.


Entré a la sala reemplazando a Yoshida san e Issa. Me di cuenta de que mi corazón latía rápido y mi respiración
era un poco insuficiente. Mi madre estaba sentada en la silla con la cabeza hacia el piso, después, levantó la
cabeza y me miró.
— ¿Ahora que es esta vez…?
Preguntó mi madre luciendo un poco cansada. Para ser honesta, yo ya estaba cansada por hoy. Quería quedarme
dormida sin hablar con nadie, pero… estaba segura de que, si hacía eso, se me olvidarían palabras importantes
que sólo ahora puedo decir.
“Hay personas que solo puedo conocer ahora y hay cosas que sólo puedo hacer ahora”
Las palabras de Yuzuha san vinieron a mi mente. Todavía no me agrada mi madre, pero hay una línea que debe
cruzarse de forma apropiada. Le di una ligera palmada al dobladillo de mi falda y lo acomodé. Después de
acomodarlo, me senté erguida sobre mis piernas. Enderecé mi espalda y levanté mi cabeza despacio.
— Perdón por molestarla.
Cuando dije eso, mi madre se sorprendió, me di cuenta porque escuché el ruido que producía su respiración.
Levanté la cabeza y la miré fijamente.
— Para ser honesta… has acumulado mucha insatisfacción a lo largo de los años, así que por eso… me fui
de la casa.
Yo misma me di cuenta de que mi voz tembló, pero ¡Tengo el valor y no debo rehusarme a decirlo! E incluso
gritarlo desde el fondo de mi corazón. Si no dejamos de pensar la una de la otra que “ella es la mala”, y
reflexionamos sobre nuestras acciones, en verdad nuestras vidas terminaran sin que lleguemos a un acuerdo.
— Pero como resultado, eso le trajo problemas a mi madre, mi hermano mayor… y a otras personas. Eso
es un hecho, así que…
Admití mi error y además de eso, pensé que necesitábamos hablar despacio.
— Por eso… perdón.
Lo dije sin mirar a otra parte. Mi madre me miró con los ojos bien abiertos, como si estuviera asustada. Y luego
negó con la cabeza.
— Yo… claro que no me disculparé, no lo haré.
Mi madre miró al suelo después de decir eso. Se podía ver una gran tristeza en sus pupilas.
— Porque…porque, no sé en dónde está mi error.
Esas palabras también hicieron que me doliera el pecho. Seguramente sus palabras están llenas de una “historia”
que desconozco. De alguna forma… entiendo la razón por la que mi madre fue dura sólo conmigo. Mi
nacimiento y el hecho de que no haya un padre en esta casa están íntimamente relacionados. Ni mi madre, ni mi
hermano mayor lo han dicho de forma precisa, pero hasta cierto punto lo entendía. Cuando no pude decir nada,
mi madre murmuró:
— Pero lo que me dijo ese hombre… me sorprendió.
Por “ese hombre” me parece que de seguro se refiere a Yoshida san. En silencio, esperé lo que mi madre diría a
continuación. Su mirada se movió por todo el piso, como si se le hubieran perdido las palabras. Despacio
levantó su cabeza y mientras me veía con preocupación, dijo:
— Yo soy… el único progenitor que tienes.
Mi madre lo dijo con la voz más amable que le había escuchado hasta ahora. Enseguida mis ojos se llenaron de
lágrimas.
— ¡Sí!
Sólo pude asentir. Al verme en ese estado, con una expresión indescriptible en su rostro, mi madre continuó con
lo que estaba diciendo.
— Has tu mejor esfuerzo hasta que te gradúes, porque seguramente repetirás el año.
— Sí…
— Después de eso… haz lo que te plazca.
— Gracias.
Con esos simples argumentos, la conversación terminó. Sentí que no podía hablar mejor de lo que lo había
hecho y me retiré despacio de la sala. Cerré la puerta al salir.
— ¡Ja!
Exhalé, y luego apoyé mi cuerpo contra la pared del pasillo y poco a poco me senté en cuclillas. A pesar de que
hacía unos momentos había llorado bastante, las lágrimas salieron. ¿Habrá sido porque se disipó la tensión o
porque había hecho lo que debía? Me di cuenta de que había varias razones para ello. Pero, sobre todas ellas,
era porque estaba feliz.
Fue tan solo un poco, pero por primera vez en mi vida… pude hablar con mi madre con tranquilidad con el
mismo estado de ánimo que ella… yo misma estaba tan sorprendida que me puse feliz. Continué llorando en
silencio durante algunos minutos.
Capítulo 11: La última noche.
Me prestaron la habitación de huéspedes y ropa para dormir… además, usé el baño. A pesar de que Issa me lo
permitió, me pregunté si estaba bien haber recibido todo esto; a pesar de irrumpir en esta casa sin ser invitado…
sintiéndome un poco intranquilo, con la mirada perdida, me senté con las piernas cruzadas sobre el futón de la
habitación.
Cuando estoy distraído, me dan ganas de fumarme un cigarrillo, pero como era de esperarse, debía contenerme.
Estaba tan tranquilo que tenía unas “extraordinarias ganas de fumar”. Tal vez era tal y como había dicho Issa hace
rato, tenía la sensación de que “por el momento algo está resuelto”.
Estaba seguro de que le iría bien a Sayu en esta casa hasta que se graduara. Es probable que tenga algunas
dificultades, pero no tengo duda de que cuando sucedan, Issa estará ahí para ayudarle. Al pensar de esta manera,
me sentía aliviado.
— Es cierto…
Murmuré y asentí una y otra vez. En definitiva, mi deber ya ha terminado. Pensaba en eso y en qué me sentía
aliviado y al mismo tiempo, me di cuenta de que en mi interior estaba surgiendo el sentimiento de soledad que no
podía ignorar por completo. A partir de mañana si regreso a Tokio, ya no volveré a estar con Sayu, pensé.
— Simplemente volveré…
Murmuré eso, suspiré y me metí al futón. Más vale que me duerma sin pensar demasiado las cosas. Tenía la
sensación de que aun tenía mi mente despejada, pero estaba consciente de que mi cuerpo estaba cansado por el
largo viaje. Cerré los ojos y sintiendo la tranquilidad del olor a casa ajena que producía el edredón, respiré
despacio.
Sin embargo, cuanto más pensaba en dormir mis ideas se volvían más claras y menos podía conciliar el sueño.
Frustrado por el sonido extrañamente fuerte de las manecillas del reloj colgado en la pared, me daba vueltas una
y otra vez dentro del futón. Estaba pasando una mala noche, por el desasosiego.
De pronto, escuché un ruidito, el cual provenía de la puerta de la habitación de huéspedes. Era obvio que alguien
estaba entrando a la habitación tratando de no hacer ruido. No obstante, como se trataba de la casa de alguien más,
no podía levantarme de inmediato para ver la cara de dicha persona… tomé la decisión, por el momento, de fingir
que estaba durmiendo.
Manteniendo los ojos cerrados, concentré mi atención en las acciones de la persona que estaba entrando. Entonces,
la persona que entró despacio y en silencio se acercó al futón en el que estaba “durmiendo” … y luego, se metió
en él. Como era de esperarse, a partir de ese comportamiento y por un proceso de eliminación, me di cuenta de
quien se trataba.
— ¿Qué estás haciendo Sayu?
Cuando dije eso mientras me daba vuelta, Sayu quien se había colado al futón, se echó a reír. Su cara estaba más
cerca de lo que pensaba, lo cual me sorprendió por un momento, pero fingí no estar desconcertado. Se acercó a
mí como una niña mimada y sonrió.
— Pensé en dormir juntos… ya que hoy es la última vez.
— Creo que también dijiste eso cuándo estábamos en mi casa.
— No seas obstinado. ¿En verdad es la última vez?
Las palabras de Sayu hicieron que me doliera el pecho otra vez. Sin embargo, traté de poner ese sentimiento en
lo más profundo de mi corazón.
— Bueno… está bien.
Respondí cortante y me moví al borde del futón para asegurarle espacio a Sayu para que durmiera. Un futón para
una persona era un poco estrecho para que cupieran dos.
— Yoshida san, date la vuelta.
— ¿Eh? Oh…
Cuando me dijo eso, mientras pensaba ¿Por qué haces esto? me di la vuelta tal como lo pidió y otra vez fingí que
estaba dormido. Luego, algunos segundos después, el cuerpo de Sayu estaba presionando mi espalda. Me abrazó
fuerte.
— Que, ¿Qué estás haciendo?
— Está bien, porque es la última vez.
— ¿Crees que está bien solo porque dices que es la última vez?
— ¿Esto te excita?
— No digas tonterías.
Evadí las burlas de Sayu. Para ser honesto, cuando sentí su calor y suavidad, sentí una frescura extraña. Aunque
no era una sensación desagradable, sentí que mi pulso se aceleró, aunque solo un poco, y no la estaba rechazando
con decisión. Ella solo me abrazaba y no decía nada. Cuando escuché su respiración desde mi espalda fue cuando
comencé a preguntarme si se había quedado dormida.
— Dije que podía estar sola… pero no me gusta el hecho de separarme de Yoshida san.
Murmuró Sayu. Puede estar sola, pero no le gusta el hecho de tener que separarse de mí. No sabía la magnitud de
lo que quería decir a sí que dudé en responder.
— Lo bueno es que no harás las tareas domésticas todos los días y tienes un hermano mayor con el que
puedes contar. Todo estará bien.
Cuando finalmente dije eso, ella se rio. Sentía su aliento cálido en mi espalda.
— Por supuesto que no sufrí haciendo las tareas domésticas en la casa de Yoshida san.
— ¿De verdad?
— Ajá… estaba feliz de prepararle la comida todos los días a la persona que me agrada tanto.
— …
Las palabras de Sayu me sorprendieron. Hasta ahora he construido cuidadosamente una relación de confianza
mutua con Sayu. A comparación del principio, ella ahora expresa sus sentimientos de manera sincera. No obstante,
nunca me había dicho de forma directa la palabra “agradar”. Me sorprendió, aunque entendía que no tenía una
connotación romántica.
— ¿Está bien para Yoshida san separarse de mí?
Preguntó de repente. Me quedé sin palabras. La vida sin Sayu. Cuando traté de imaginármelo, mi cerebro lo
rechazó con vehemencia. Cuando pienso en mi casa, Sayu aparece como parte de ella.
— No lo sé.
Respondí eso para zafarme de la situación. Era un sentimiento sincero.
Para imaginarme una situación en la que Sayu no estuviera, solo tenía que “regresar al principio”, porque
originalmente estaba solo, pero por un tiempo experimente una buena vida junto a ella para luego regresar al
inicio. No sé si podré vivir pensando: “esto es como siempre”, hasta que en verdad lo sea, pero hay una cosa que
puedo decir:
— Pero… creo que me sentiré solo.
Cuando añadí eso, ella me abrazó otra vez con fuerza.
— Sí… lo sé.
Dijo. Y de nuevo se quedó en silencio. Quería decirle algo que fuera reciproco, pero no pude… la atmosfera que
se creó me hizo sentir incómodo. Sayu, quien estaba pegada a mi espalda, se movía sin cesar. Pareció
tranquilizarse y se detuvo durante algunos minutos, pero después volvió a moverse.
— Yoshida san…
Dijo de repente, disminuyendo su fuerza al abrazarme.
— Voltea.
— ¿Mm?
Sentí que su estado de ánimo de hace unos momentos había cambiado un poco… me volteé hacia ella tal y como
me lo pidió. Al hacerlo, al final, mi mirada se encontró con la de ella, quien estaba más cerca de lo que pensaba.
El brillo en sus ojos se balanceaba.
— ¿Qué pasa?
— Esta es… la última vez.
— ¿Eh?
Su mirada iba de un lado a otro sin descanso. Era claro que estaba nerviosa y tenía dudas.
— Finalmente… ¿Lo haremos al menos una vez?
— ¿Qué?
— Eh… este… ¿Eh?... tener sexo.
— ¿Cómo?
Sayu se sonrojó tanto que pude darme cuenta, aunque estaba oscuro. Después de ponerla al descubierto, me di
cuenta de que mi cara se sentía caliente. Como de costumbre, si sentía que lo estaba diciendo para burlarse de mí,
simplemente respondería de la misma forma. Esta vez no era así. Por un momento, tuve la visión de quitarle la
ropa y tocar su cuerpo, pero… sacudí mi cabeza confundido.
— ¿¡Qué estás diciendo!?
— Bueno, este… vamos, es para no olvidarnos el uno del otro.
— Ja…
Dejé escapar un suspiro ante las palabras de Sayu. De alguna forma, la soledad se ha convertido en un vector
extraño. Me molesté conmigo mismo por tener este extraño delirio provocado por la atmosfera del momento.
— No nos olvidaremos… aunque no lo hagamos.
La miré fijamente cuando se lo dije y ella me miró con cara de desconcierto.
— Hemos estado juntos por más de medio año.
Los recuerdos con ella vienen a mi mente y desaparecen.
— Un hombre y una chica que no son novios ni familia que han pasado juntos más de medio año.
Hice una pausa y acaricié suavemente su cabeza.
— Tal vez… nunca te olvidaré.
Cuando dije eso de forma clara, los ojos de Sayu se llenaron poco a poco de lágrimas. Y luego, de inmediato me
abrazó como si saltara hacia mi pecho.
— Sí… yo tampoco te olvidaré.
Después de decir eso y mientras acariciaba la cabeza de Sayu, de quien se escuchaba la respiración, de repente
dejé escapar una risita.
— Lo he pensado desde hace mucho tiempo, pero… Sayu tiene cara de ser fría, pero siempre llora de
inmediato. ¿Eres llorona desde hace mucho tiempo?
— Cierra la boca. No puedo evitarlo, eso sólo que últimamente hay cosas que me han hecho feliz.
Sayu presionó si cara contra mi pecho y mientras sorbía el flujo nasal, sus hombros se balancearon. Después de
eso, ni Sayu ni yo hablamos. En silencio, sentí el intenso calor de su cuerpo frente al mío y me sentí reconfortado.
Cuando pensé que ya nunca volvería a sentir esta calidez, me sentí un poco desolado.
— Entonces…
Rompiendo el silencio, ella me miró.
— ¿Te froto mis pechos?
— Qué obstinada…
Cuando respondí eso riéndome, ella también lo hizo. Después, en esta última noche, Sayu y yo estábamos muy
cerca, pero sin tener una conexión profunda, nos quedamos dormidos poco a poco
Capítulo 12: Despedida.
Al día siguiente, me desperté a alrededor de las 9 de la mañana y luego Issa, Sayu y yo nos fuimos de la casa.
Pensé en saludar a su madre, pero Issa me lo impidió diciéndome: “hoy está durmiendo bien, no la despertemos”.
Ahora que lo pensaba, me parece que Issa me había dicho que su madre “no duerme hasta entrada la noche”, tal
vez, eso era porque su sueño era tan delicado como un papel oblea1.
Estoy seguro de que sus preocupaciones más recientes tenían que ver con Sayu. Bueno, está durmiendo
profundamente porque ahora se ha librado del estrés, ciertamente más vale no interponerme. Además, tenía la
seguridad de que la conversación de ayer con ella había llegado a su fin. Quizá es bueno tanto para ella como para
mí el hecho de despedirnos sin hablar sobre cosas innecesarias.
Al igual que ayer, nos subimos al auto de Issa y nos dirigimos hacia el aeropuerto. A pesar de que al principio
dije que “llamaría un taxi para irme”, con palabras bastante convincentes, Issa y Sayu me detuvieron y al final
terminamos yendo los 3 al aeropuerto.
— Pero, no tenían por qué molestarse en llevarme al aeropuerto…
— Después de todo, es imposible no acompañarte después de haber venido hasta acá.
— Así es Yoshida san. Se podría decir que ya se ha permitido que formes parte de la familia de Sayu…
Después de decir eso, Issa esperó un poco.
— Si te parece bien, cuando tengas tiempo libre ven a visitarla.
Dijo él. No se me ocurrió nada para responder.
— Jaja, bueno…
Asentí nervioso, evadiendo el asunto. Estoy seguro de que esta es la última vez que la veré, pensé. Porque tenía
la sensación de que, si me volvía a encontrar con ella, sería un obstáculo en su camino. De repente, sentí la mirada
desde un costado mío, y cuando volteé a ver, Sayu de repente miró hacia otra parte. Estaba frotando sus dedos
en su regazo como si quisiera decir algo, pero al final no dijo nada y dirigió su mirada hacia la ventanilla del auto.
Al mismo tiempo en que me preguntaba de que se trataba, de repente me llamó la atención su atuendo.
— Ahora que lo pienso, ¿Por qué traes tu uniforme?
Cuando se lo pregunté, volteó a verme incómoda y luego se rio pareciendo nerviosa.
— Mm, como explicarlo…ni siquiera yo misma lo sé, pero… por alguna razón pensé: ¿No estaría bien si me
pongo mi uniforme?
— ¿Qué?
— Jajaja, ¿Por qué? No lo sé.
Con esa respuesta, Sayu pareció no estar diciendo la verdad. Sin embargo, no era algo por lo cual insistiría así
que me callé. Después de eso, ambos nos quedamos en silencio. Cuando lleguemos al aeropuerto, en verdad nos
despediremos, pero a pesar de eso, Sayu, Issa y yo nos mantuvimos en silencio.

1
En Japón, el oblaat es una capa delgada y comestible de almidón que se usa para envolver algunos dulces y productos farmacéuticos,
similar a las cápsulas.

Tal vez porque no sentía la misma tensión que ayer, regresamos más rápido que cuando llegamos. Llegamos al
aeropuerto en un abrir y cerrar de ojos. Como había utilizado mi Smartphone en el auto para reservar el boleto de
avión, todo lo que tenía que hacer era tomar mi boleto, abordar el avión e ir a casa. Desde que bajé del auto y
hasta que llegué al lobby, Sayu fue detrás de mí con una expresión indescriptible en su rostro y sin decir nada.
Issa sonrió ligeramente en silencio.
— Lo siento, pero como el viaje ha sido un poco largo, quiero ir al baño…
— Oh, ve…
Tan pronto llegamos al lobby, Sayu le dijo esto a Issa mientras se retorcía un poco. Issa asintió amablemente y
luego señaló hacia el letrero del baño. Sayu nos miró a Issa y a mí y luego corrió en dirección al baño. Después
de verla irse, Issa volteó hacia mí.
— Yoshida san, esto…
— ¿Eso qué es?
Issa sacó un sobre de su bolsillo y me lo entregó. Cuando lo recibí lo sentí algo pesado.
— Es el dinero del vuelo de regreso.
Como Issa lo dijo de forma elocuente, yo negué con la cabeza como acto reflejo.
— No, no, ¡Fue suficiente ayuda con lo del vuelo para venir aquí! Ya reservé un asiento regular.
Dije expresamente “asiento regular” porque considerando el peso del sobre, me dio la impresión de que había
suficiente como para pagar un asiento de clase ejecutiva.
— Aun así, es porque Yoshida san fue de gran ayuda en verdad. Esto es un agradecimiento.
— No, de verdad entiendo cómo te sientes, pero yo también soy parte de la sociedad y por eso no es necesario
pagar.
De alguna forma logre empujarlo mientras Issa trataba obstinadamente de entregármelo.
— Si esto es, aunque lo quiera o no, por favor cómprale ropa nueva a Sayu con este dinero.
Cuando dije eso, Issa parpadeó varias veces y luego estalló en risas.
— Yoshida san.
Issa se encogió de hombros sorprendido y dijo:
— En verdad estás enamorado de Sayu ¿cierto?
Ante esas palabras, como acto reflejo, puse visiblemente cara de enojado.
— Nunca haría eso, porque es una estudiante de preparatoria.
— Es verdad, pero creo que para el amor no hay edades.
— A mí me gustan las mujeres mayores.
Me pregunté qué demonios le estaba diciendo al hermano mayor de Sayu con esa cara tan seria, pero me resultaba
molesto que confundiera mi interés por Sayu como algo romántico.
Toda la confianza acumulada hasta ahora se ha ido por el desagüe. Pero incluso aunque Issa debiera saberlo, ¿Por
qué se estará burlando de eso ahora?, Mientras pensaba en ello, Issa mostró una sonrisa, pero con una cara mucho
más seria que hacía unos instantes y dijo:
— En verdad, como hermano mayor me siento aliviado de que Sayu haya estado cerca de un hombre como
Yoshida san.
— …
Issa no parecía estar diciendo eso en broma, y yo me quedé sin saber que contestar. Por un momento, la noche
anterior pasó por mi mente. Lo último que recuerdo es que Sayu sugirió que tuviéramos sexo. En ese momento,
la extraña aura que desprendía, y que era fuera de lo común, por un momento casi me hizo imaginarme haciendo
el acto con Sayu. No obstante, al final para ser honesto… no pude ni siquiera hacer eso. Porque nunca la he visto,
en ninguna circunstancia, de forma sexual. El hecho de que aceptara que era una chica linda y que le dijera a Issa
que era mi amante, son cosas completamente diferentes.
— Ya deja de hacer bromas…
Cuando dije eso con gran dificultad, Issa suspiró ligeramente y sonrió.
— Bueno, si Yoshida san me lo pide, ya no diré nada más.
Mientras decía eso sonriendo, Issa esta vez se puso derecho de repente.
— Yoshida san, en verdad, muchas gracias.
Issa inclinó su cabeza.
— Sayu ha seguido adelante, porque te conoció. Si no te hubiera conocido no habría podido llegar hasta
donde está.
Después de levantar su cabeza, el semblante de Issa era serio.
— Estoy seguro de que no planeaste encontrarte con ella, si el día que se conocieron no hubieras estado
borracho hubieras regresado a casa un poco antes y tal vez su encuentro no hubiera ocurrido.
No lo había pensado hasta que Issa me lo dijo. Si no hubiera ido a mi cita con Gotou San aquel día y no me
hubiera rechazado, tampoco habría llamado a Hashimoto y me habría ido directo a casa y tal vez no me hubiera
encontrado con ella. Si todo hubiera sido así, ¿Qué estaría haciendo en estos momentos? Y también, ¿Dónde
estaría y que estaría haciendo Sayu? Cuando lo pensé, me quedé helado.
— Aun así… no puedo evitar estar agradecido.
Issa se dirigió hacia mí, extendió su mano y se puso en postura para estrechar la mía.
— Gracias por encontrarla...
— De nada…
Asentí y estrechamos nuestras manos. Mientras movíamos nuestras manos de arriba abajo, con una leve sonrisa,
Issa dijo:
— Y, puede que sea cuestión ego, pero…
— ¿Cómo?
Cuando mi mirada pasó de nuestras manos a su cara, Issa continuó hablando con cara un poco tímida.
— Si para Yoshida san también el encuentro con Sayu fue algo significativo… estoy seguro de que a ella le
causará felicidad saberlo, ¿verdad?
El significado para mí del encuentro con Sayu. No hace falta preguntarse si sería buena idea responder a esa
pregunta.
— Bueno, eso… se lo haré saber.
Cuando le dije eso un poco insinuante, Issa sonrió como si se hubiera dado cuenta y suspiró.
— Si es así, eso estará bien… entonces, yo estaré por aquí.
De nueva cuenta, Issa inclinó su cabeza frente a mí.
— Gracias. Ten cuidado en tu regreso a casa.
— Igualmente, gracias por todo.
Ambos nos inclinamos uno frente al otro e intercambiamos sonrisas. Issa se dio la media vuelta y caminó hacia
la entrada. Respiré despacio cuando veía su espalda mientras se alejaba. Tal vez tampoco volvería a ver a Issa.
Pensándolo detenidamente, es absurdo que, a través de Sayu, haya desarrollado una amistad con el presidente de
una empresa de alimentos congelados, cuyos productos he comido muchas veces, hasta el punto de despedirnos
con una sonrisa. Sin duda, era una situación extraordinaria. Sin embargo, yo no hice nada grandioso para lograrlo,
sino que simplemente “me los encontré”. Conocí por casualidad a Sayu e Issa y eso era todo.
— Yoshida san, perdón por la espera.
Sayu regresó del baño cuando ya ni siquiera la espalda de Issa era visible.
— ¿Eh? ¿Y mi hermano?
— Parece que regresó hace unos instantes al coche.
— Ya veo.
Por alguna razón me sentía incómodo hablando con ella. Bueno, tampoco sabía de qué estaba bien hablar cuando
nos quedábamos solos.
— Finalmente, en verdad nos despedimos.
Dijo Sayu, rompiendo el silencio que duró unos momentos.
— Así es.
— Ahora que no estoy, has las tareas domésticas apropiadamente.
— Haré mi mejor esfuerzo.
Por alguna razón, la situación que le preocupaba a Sayu me pareció graciosa por lo que no pude evitar reírme y
luego asentí. Al verme, Sayu también se relajó.
— Tú también… has tu mejor esfuerzo en la preparatoria.
Cuando dije eso, Sayu sonrió un poco y asintió.
— Sí… me esforzaré. Porque dejé de ir casi un año.
Después de decir esto, Sayu mostró una sonrisa un tanto forzada. Aunque sabía que estaba fingiendo la sonrisa,
me sentía feliz de que lo hiciera en estas circunstancias. Pero… las palabras para responderle no salieron. La hora
de abordar se acercaba mientras estábamos uno frente al otro en silencio.
— Yoshida san…
Sayu fue la primera en romper el largo rato sin hablar. Cuando dirigí mi mirada inquieta hacia ella, Sayu ya estaba
viéndome fijamente, por lo que nuestras miradas se encontraron. Su mirada era diferente a la de hace rato, en sus
ojos había cierto fulgor intenso, lo que por supuesto, me dejó sin aliento.
— Me alegro de haber escapado.
Dijo Sayu sin más.
— Porque después de que escapé, conocí a Yoshida san.
Mientras la escuchaba, me pareció que ya había oído eso antes. Pero ahora estas palabras llegaban a mis oídos
con mucha más fuerza. No sabía si era porque estábamos a punto de despedirnos o si era por alguna otra razón.
— Ayer antes de dormir pensé en eso. ¿Qué hubiera pasado si hubiera conocido a Yoshida san como otra
persona? Como un compañero de clases, como un sempai, o como parte de mi familia…
Sayu me hablaba en tono desesperado. Mientras la miraba, hice el intento de imaginármelo. Si hubiera sido mi
compañera de clase, y luego si hubiera sido su sempai, y también si hubiera formado parte de su familia… cuando
estuve a punto de imaginármelo, de inmediato mi mente se detuvo.
— Pero, en cualquier caso, pienso que todo sería diferente, por lo que me alegra haber conocido a Yoshida
san así.
Tuve la misma idea al mismo tiempo en que ella lo dijo. Conocerla en un lugar diferente, en una posición diferente,
era algo difícil de imaginar. Pienso que, suponiendo que nos hubiéramos conocido de otra forma, ¿Seríamos
inolvidables el uno para el otro?
— Qué bueno que me encontré a Yoshida san, no como compañero de clase, ni como familiar sino como un
asalariado con vello facial.
Dijo Sayu sin rodeos. Sus ojos titilaron un poco.
— Que bien que nos encontramos ahora que uso uniforme… eso es lo que pienso.
Hiso una pausa y sonrió tranquila. Cuando escuché lo que dijo yo también asentí.
— Yo también.
Era cierto, aunque justo acababa de hablar con Issa, ahora que nos quedamos los dos solos todo lo que tenía que
decir se había borrado de mi mente. Para mí, ¿Qué significó conocer a Sayu? Tenía el presentimiento de que
seguramente era lo más importante aparte de despedirme de ella.
— Yo también… me alegro de haberte conocido. Gracias a eso, aunque fuera solo un poco más, pude
conocerme a mí mismo.
Desde que la conocí he estado en constante confusión. Me di cuenta de que lo que creía hasta ahora sobre “hacer
lo correcto” no lo era todo. Me di cuenta de que no podía hacer demasiado por los demás. Y… también me di
cuenta del valor que tiene relacionarme con las personas.
— Vaya…
Sayu sonrió con timidez ante lo que dije y luego asintió. Después de eso surgió un breve silencio. Ella solo
levantaba y bajaba su cara. Luego, asintió ligeramente como si hubiera decidido algo y dijo:
— Yoshida san…
— ¿Qué pasa?
Su mirada se dirigió directo hacia mí.
— Me gusta Yoshida san.
Cuando dijo eso, por un momento sentí que no estaba escuchando otra cosa además de sus palabras. Extrañamente
se me puso la piel de gallina y sus palabras se arremolinaron en mi cabeza. Había escuchado bien lo que dijo. Nos
estábamos mirando a los ojos y la expresión de seriedad en su rostro era evidente. Entonces, me di cuenta de que
quizá había comprendido correctamente el significado de estas palabras. Solo se trataba de una falta de sentido
de la realidad. Estaba recibiendo la confesión de una estudiante de preparatoria.
— ¿Estás loca?
Esas fueron las palabras que salieron de mi boca después de algunos segundos en silencio. La cara de Sayu no
cambió ante las palabras que había dicho con el tono de burla de siempre y asintió de nuevo.
— Lo digo en serio.
Aunque me sentía culpable por haber respondido en ese tono de broma, de cualquier forma, me sentía
desconcertado. Sayu me estaba diciendo que le gusto, eso también era propio del sexo opuesto. Ahora que lo
pensaba, también su comportamiento de ayer fue diferente de lo habitual.
La proposición de tener relaciones sexuales porque era la última vez que nos veíamos… aunque fuera la otra cara
de la soledad fue sin duda exagerado. Sin embargo, me pareció que si el origen de esto era afecto hacia mí, tal
vez no sería algo tan extraño. Lo que había dicho Issa pasó por mi mente: “En verdad estás enamorado de Sayu,
¿verdad?” Pero si eso fuera verdad tal vez sería un final simple y feliz, pero…
— No me interesan las mocosas.
Volví a decir las palabras que había dicho antes según recuerdo. Creo que mi relación con ella ha cambiado mucho
desde que la conocí hasta ahora, pero, a fin de cuentas, no podía imaginarme a mí y a Sayu “siendo algo más”.
Incluso menos podía corresponder a sus sentimientos si ella estaba hablando en serio.
— Eres linda. En verdad lo creo, pero, después de todo, no puedo verte de esa manera.
Cuando dije eso sin rodeos, Sayu sonrió tranquila como si supiera de antemano lo que yo iba a decir. Y, también,
como si lo hubiera preparado desde antes, dijo:
— Entonces, cuando ya no sea una mocosa… ¿Tendré una oportunidad?
Después de decir esto, mostró una sonrisa valiente. Yo me reí sin querer y dije que sí con la cabeza varias veces.
— Si te conviertes en una buena adulta trabajadora, puede que no sea imposible.
Para ser honesto, no podía imaginarme la escena de Sayu ya convertida en adulta, pero no quise ser persistente y
decirle “es imposible”. Cuando le respondí de esa forma poco concisa, Sayu dejó de sonreír por completo y puso
cara seria otra vez. Me volvió a mirar directo a los ojos y dijo:
— Entonces… espérame.
Esa cara no era para nada la que ponía cuando hacía una broma. En serio, cuando vi su cara esperando por mi
respuesta, me arrepentí de las ideas que tuve y de lo que había dicho hacía algunos segundos. De cualquier forma,
mi respuesta a la confesión de Sayu no podía ser otra que un “NO”.
Aunque fue una sacudida, por alguna razón, recibí la confesión de Sayu como “un dulce amor de una niña” que
traté de eludir de forma cortés. Ella estaba hablando enserio. No tenía sentido no responder de forma seria y
directa a una declaración que también lo era.
— No te esperaré.
Dije abruptamente.
— Si lo hago, pasaré de ser un hombre de mediana edad a ser un vejestorio.
Faltan varios años para que Sayu se convierta en una adulta, pero ni ella ni yo nos referimos a cuando ella sea
mayor de edad, sino a cuando deje de ser una niña. Si Sayu se gradúa de la preparatoria y ya sea que vaya a la
universidad o no, para que gane su propio dinero, sea independiente y pueda considerarse como una adulta,
todavía falta mucho.
Mientras tanto, iré acumulando más años, pasare los 30 y estaré cerca de los 40. Para entonces, Sayu seguramente
sabrá de otros amores y si le digo ahora imprudentemente que la esperaré, se convertiría en algo así como una
maldición para ella. Despacio, puse mi mano sobre su cabeza y acaricié su cabello.
— Todavía queda mucha vida por delante. Será mejor en que pienses que harás cuando te conviertas en una
mujer adulta. Por eso…
Miré fijamente las pupilas titilantes de sayu y dije:
— Guarda los recuerdos de nuestro encuentro… y camina hacia una nueva vida.
Cuando dije eso, sus ojos brillaron y poco a poco las comisuras de sus ojos se llenaron de lágrimas. Sin embargo,
puso un gran esfuerzo en sus cejas para contenerlas y negó con la cabeza.
— Eso es imposible.
— ¿Eh?
— Es imposible.
Sayu dio un paso para acercarse a mí y tomó mi mano.
— Gotou san lo dijo, la preparatoria es una etapa bastante especial en la vida.
De repente, me encontré escuchando a Sayu mientras me preguntaba a mí mismo que decir.
— Y pasé prácticamente seis meses de esa etapa junto a Yoshida san.
Después de decir eso, Sayu sonrió de nuevo.
— No puedo deshacerme de esos recuerdos tan importantes así de fácil, por eso, yo…
Luego de decir esto, apretó mi mano con firmeza.
— Incluso aunque Yoshida san no me esté esperando, iré a verlo de nuevo.
Esas palabras me hicieron estremecer. Aunque pensaba que no volvería a ver a Sayu una segunda ocasión, ella
pensaba exactamente lo contrario. Estaba diciendo que cuando sea mayor, de entre todas las cosas que tendrá que
hacer, y seguramente serán muchas más que ahora, ha dicho que ha decidido ir a visitarme.
En el momento en que iba a abrir la boca para contestarle, se escuchó un anuncio dentro del aeropuerto. Se trataba
de la indicación de que la hora de abordar el avión indicado en mi boleto estaba acercándose. Finalmente llegó la
hora de despedirnos.
— Está bien.
Asentí despacio.
— No esperaré, pero…
De nueva cuenta pasé mi mano sobre la cabeza de Sayu para acariciarla.
— Estaré deseando, aunque sea un poco, la posibilidad de… volvernos a encontrar.
Cuando dije eso, las pupilas de Sayu volvieron a temblar. Esta vez pude ver como las lágrimas que se le habían
acumulado en las comisuras de sus ojos corrían suavemente por sus mejillas. En verdad está chica ha llorado
hasta en el final.
— Entonces… hasta pronto.
Dije eso y luego levanté una mano. Sayu se secó las lágrimas con las mangas de su uniforme y mostró una vigorosa
sonrisa.
— Sí… ¡hasta pronto!
Con las lágrimas brotando otra vez, Sayu se dirigió hacia mí y me estrechó la mano. Le di la espalda y caminé
hacia la terminal. Era la señal de que, finalmente, mi vida junto a ella ha terminado. En definitiva, la soledad se
arremolinaba entre mis pensamientos.
Pero de seguro este sentimiento es temporal. Si cuando regrese a casa voy a trabajar y hago mi vida cotidiana
desde el día siguiente como de costumbre poco a poco todo volverá a ser como antes. Todos estamos haciendo
nuestro mejor esfuerzo para enfrentar esto que está sucediendo ahora.
Sin embargo, dentro de mi corazón hay un gran sentimiento que estoy seguro se desvanecerá con el tiempo y se
convertirá en dulces recuerdos. Quizá lo mismo suceda con los sentimientos románticos de Sayu. Pienso que, si
rehace la vida de “estudiante de preparatoria” que estaba evitando, seguramente se encontrará con otra persona,
mucho más cercana a ella y tendrá un romance realista.
Es por eso por lo que no creo que Sayu vaya a mi casa de nuevo, pero está vez para convertirse en mi pareja,
porque, si eso sucediera, para ese tiempo yo tendría a alguien a mi lado. Sin embargo…
Por un momento iba a darme la vuelta, pero me contuve de repente y seguí caminando. Quiero ver a Sayu
convertida en adulta. Sólo ese sentimiento estaba en mi corazón. Quiero escapar de lo que está más allá de mí,
encontrar mis propias respuestas… y en verdad quiero encontrarme con ella otra vez cuando ya se haya convertido
en adulta.
Tenía esa esperanza en mi corazón y, al mismo tiempo, entremezclada, una sensación apegada a la realidad que
me decía que esa esperanza no se materializaría, produciendo un inevitable sentimiento de soledad. Cambié de
opinión y le dije a Sayu:
— Hasta luego.
Sayu me respondió diciendo también:
— Hasta luego.
Al final nos despedimos el uno del otro con palabras que denotaban la esperanza de un reencuentro. Puede que
no sea extraño si de casualidad nos llegáramos a encontrar otra vez. Con esa dulce imagen en mi cabeza, me dirigí
a la terminal para hacer chek-in y dirigirme después a la puerta de embarque.
Antes de atravesar la puerta me di la vuelta sin pensar. La gente iba y venía apresurada por todo el aeropuerto y
no pude ver a Sayu. Por alguna razón me reí “je”, no sé si fue por alivio o decepción. Luego, a propósito, caminé
ruidosamente hacia la puerta de embarque del avión, para volver a mi vida cotidiana sin ella.

— Bienvenida de nuevo.
— Sí.
Cuando Sayu regresó al auto, estaba extrañamente tranquila.
— ¿Ya puedo encender el auto?
— Sí, está bien.
— Podemos esperar hasta que el avión despegue.
— No, así está bien.
Sayu se sentó en el asiento del copiloto y rápido se abrochó el cinturón de seguridad.
— ¿Vamos directo a casa? ¿O paramos en algún lado?
— Regresamos directo a casa.
— Vale.
Cuando escuché su respuesta, encendí el auto. Sayu dijo: “regresemos a casa”. Estaba reconociendo que la casa
en la que vivía nuestra madre, y en la que vivía yo, era su casa. Me siento aliviado de que esté preparada para
tomar esa decisión. Y, al mismo tiempo, también sé que la persona de la que se despidió sin duda ayudó bastante
a que recuperara su salud mental y estuviera como está ahora.
Salimos del estacionamiento del aeropuerto en el coche y tomamos una carretera muy ancha. Le eché un vistazo
a Sayu, ella tenía la cabeza recargada en la ventanilla y el cabello cubría su mejilla derecha. Sin embargo, la
misma ventanilla reflejaba su rostro de forma nítida. Su cara estaba empapada de lágrimas.
— No te sientas triste.
Cuando dije eso, Sayu, quien estaba a mi lado hizo su cabeza hacia abajo.
— ¿Y al final dijiste todo lo que querías decir?
Me parecía que lo mejor para Sayu era que no hablara en estos momentos, pero, siendo descuidado, estaba
conversando con ella. Durante un largo rato se quedó en silencio y sólo se escuchaba cuando contenía el flujo
nasal. Bueno, como no tenía nada mejor que responder, me concentré en conducir.
— No es el final.
Dijo Sayu. Con tan sólo esas palabras, de alguna forma creo que me di cuenta la magnitud de los sentimientos
que había desarrollado.
— Ya veo…
Exhalé por la nariz y respondí de forma breve.
— Entonces, debes hacer tu mejor esfuerzo.
Cuando dije eso, ella de nueva cuenta agachó su cabeza hacia adelante. Creo que estaba bastante celoso de
Yoshida san. Durante mucho tiempo no tuve cuidado con las heridas de mi hermana menor y después de esto mi
propósito de vida es curarlas.
Suspiré mientras sujetaba el volante. Para ser una persona bastante obstinada, Sayu se veía tranquila. Una vez que
se le ocurría algo, había una misteriosa fuerza que la impulsaba. Si esa misma fuerza la empujaba a seguir adelante,
estoy seguro de que ya está bien.
— Espero ansioso los años que están por venir.
Murmuré esto en voz tan baja que se confundió con el ruido del motor. Comencé a pensar en lo que podía hacer
por mi hermana menor que en algún momento dirá: “Me voy a Tokio”. Me parece que era la primera vez que
pensaba en el futuro de mi familia… disfrutándolo tanto.
Capítulo 13: Vida.
Inserté la llave, la giré y abrí la puerta.
— Regresé a casa.
Dije eso mientras entraba al departamento, y al hacerlo, lo primero que me golpeó fue una fuerte sensación de
malestar. Como estaban todas las luces apagadas, la sala estaba en total oscuridad. Además, tampoco hubo una
respuesta a mi “estoy de regreso”.
— Ah, vaya.
Despacio me quité los zapatos, me dirigí a la sala y encendí las luces. Me senté en la cama y respiré profundo.
— Es porque Sayu ya no está…
Aunque estaba sólo, me reí de mí mismo por decir algo como eso. Después, con gran ímpetu, me levanté de la
cama.
— Sí… ha sido así siempre.
Mientras murmuraba eso, con tranquilidad, caminé alrededor de una mesita que estaba volteada. A pesar de que
se trataba de un departamento en el que había vivido muchos años, por alguna razón, me invadió el sentimiento
de que no era mi casa. Caminé dando vueltas por todo el lugar.
— Jajaja…
Me senté ahí mismo.
— Este departamento era sorprendentemente grande.
El gran soliloquió pareció ser absorbido por el aire del apartamento. Este lugar solía sentirse pequeño, pero ahora,
aunque sólo un poco, se sentía más grande. Estaba desconcertado por el hecho de que la ausencia de Sayu me
hiciera sentir malestar en mi corazón.
“Al inicio, las cosas eran así”. Esas palabras daban muchas vueltas en mi mente, pero no tenían sentido. Nunca
me imaginé que fuera tan difícil volver a los estándares de antes. Durante mucho rato… estuve sentado en el suelo
con la mirada perdida.
Después de haber decidido que era suficiente, pensé en cambiarme de ropa y meterme al baño… así que levanté
mi cuerpo pesado y abrí el closet. De inmediato, de nueva cuenta sentí el malestar. Era razonable que sintiera esta
terrible soledad porque Sayu siempre doblaba y acomodaba mi ropa.
Pasamos mucho tiempo juntos en este lugar, el equipaje de Sayu, al principio pequeño, se volvió poco a poco más
grande hasta el punto en el que ahora que no está, produce esta sensación desagradable. Sin embargo, de inmediato
me di cuenta de que no estaba del todo limpio.
— ¿Mm?
En el lugar donde estaba la ropa de Sayu, que estaba prácticamente vacío, quedó solo una playera de manga corta
cuidadosamente doblada. Tal vez se trataba de la playera que Sayu había estado usando para dormir. Cuando la
compré venía junto con un suéter.
— ¿Se le olvidó?
Mientras lo decía, por alguna razón, sentí que era extraño que solo hubiera dejado esta prenda cuando se había
llevado todo lo demás. Cuando la tomé y la desdoblé, algo cayo en el tatami. Se trataba de una hoja de papel. Sin
pensar en nada, la recogí. Tenía unas letras redondeadas que al parecer eran de Sayu.

『Dejaré mi aroma. Nunca me olvides』

Después de leer eso, de inmediato hice algo que normalmente me parecería confuso en varios sentidos, tomé la
playera, la acerqué a mi nariz y la olí.
— ¿Qué?
Me reí.
— Este olor… ¿No es el olor del detergente?
Pensé que era ridículo. La sacudí. El olor que provenía de la playera era el mismo olor de la ropa que uso. A pesar
de eso, la cara sonriente de Sayu vino a mi mente.
— ¿Por qué?
Después de murmurar esa pregunta, me dirigí de inmediato a la cocina. Tomé una olla, le puse agua y encendí la
estufa. Incluso mientras hervía el agua, iban y venían a mi mente algunas conversaciones con ella y las caras que
hacía. Saqué el miso del refrigerador y lo vertí en la olla con agua hirviendo. Cuando ya estaba disuelto y sin
agregar ningún ingrediente tomé un cucharon y me llevé un poco a la boca.

『¿La sopa miso está deliciosa? 』

Resonaron en mi cerebro las palabras que ella dijo al día siguiente de conocernos.
— Jajaja…
De inmediato, sentí que mi capo de visión se distorsionaba.
— No lo está…
No lo soporté y en ese momento me puse en cuclillas, mis hombros estaban temblando. La sopa de miso que yo
mismo había preparado sabía mucho más a calamar salado que la que había probado muchas veces hasta ahora,
fue deprimente.
— Tu sopa de miso… estaba realmente deliciosa…
Al mismo tiempo en que lo murmuraba, las lágrimas acumuladas en las comisuras de mis ojos se derramaron.
Sayu ya no está. Siguió su propio camino. Y por eso, yo también debo comenzar de nuevo sólo.
— No estoy bien…
Triste, solitario y frustrado… sólo podía sacudir mi cuerpo caliente para animarme.
— No estoy para nada bien…
No es posible que Sayu desaparezca de mi vida. Sin ella, este departamento es demasiado grande para vivir solo,
y… su existencia se ha vuelto más importante ahora que cuando estaba aquí. No es sino hasta ahora que ella ya
no está que comprendí lo importante que era su presencia en mi vida.
— ¡No puedo creerlo!
Sin pensarlo, esas palabras escaparon de mi boca. Me encontré con ella, la conocía a fondo y pensé que quería
volviera a ser como originalmente era. Sólo por eso, Sayu y yo nos esforzamos y obtuvimos el resultado deseado.
Si fallo o cometo un error y como resultado obtengo sufrimiento, no me importa en lo absoluto; porque habrá una
recompensa.
Sin embargo, este no fue el caso. Ella y yo debimos tener el mejor resultado posible. ¿Qué demonios hago si
cuando conseguí lo que tanto esperaba y por lo que me esforcé tanto, me causó tanto dolor? ¿Sayu habrá sentido
tanta tristeza como para gritar cuándo se despidió de mí en el aeropuerto? ¿Y aun así me mostró una sonrisa y me
estrechó la mano? Si fue así, entonces…
— Yo estoy mucho mejor… ¡No soy un mocoso!
Guardé las apariencias frente a ella, pero en cuanto me quedé sólo, sin sentir vergüenza, me puse a llorar impotente.
Sin ella en esta casa, me sentí terriblemente solo y me volví loco, sin poder hacer nada “como siempre”. Mientras
seguía gimiendo y llorando mi cuerpo se fue cansando, me fui a la cama tambaleándome y me acosté hasta
quedarme dormido.

— Oye, Yoshida san.


— ¿Qué sucede?
— ¿Ya te estás preparando tu propia comida?
— Bueno… no estoy seguro. Lo quiero intentar, pero… siento que no podré.
— Jejeje, ya veo. Que no se te haga tarde para ir a trabajar.
— Bueno… tampoco estoy seguro sobre eso. Tú me despertabas todos los días.
— Eso está mal. Tienes que poder vivir sólo. Yo también me esforzaré.
— Tienes a tu madre y a tu hermano mayor, no estás sola.
— Puede ser, pero, aun así, estoy con Yoshida san.
— ¿Mm?
— Estoy ahí… aunque no esté físicamente a tu lado.
— Ya veo…
— Así es.
— Entonces… estoy seguro de que todo saldrá bien.
— Todo saldrá bien, ¿No es así? De seguro yo también estaré bien.
— Bueno, entonces hasta luego.
— Sí… hasta pronto.
— Oh… nos vemos.


Sonó la alarma y me desperté. Miré a mi alrededor, no estaba tendido el futón como siempre, ni tampoco se
escuchaba el ruido habitual.
— Ya veo. Es cierto.
Murmuré eso y luego me levanté de la cama. Sentí como si hubiera soñado algo. A pesar de que había pasado
mucho tiempo desde que me desperté usando una alarma, me sorprendió que no tuve ningún problema. La
programé para que sonara cada 5 minutos desde una hora antes de la hora a la que tenía que levantarme. Me
desperté sin problemas con la primera, después de quedarme un rato sin hacer nada en la habitación, tomé un
cigarrillo y salí al balcón.
El sonido del Zippo resonó ante la vista matinal de la zona residencial. Le di una fumada al cigarrillo y exhalé el
humo. Estaba teniendo una extraña sensación de soledad durante mi rutina diaria. Estaba solo. Me quedé solo.
Con cada fumada voy sintiendo que poco a poco voy aceptando la realidad.
Esa chica… Sayu, ¿Qué pensará hoy cuando se despierte en casa de sus padres? Al igual que yo… ¿Se sentirá
sola? Cuando pensé en eso, me reí de mí mismo.
— Jejeje… estúpido.
Apagué el cigarrillo y regresé a la habitación.
— ¿Me prepararé el desayuno?
Me pregunté a mí mismo en voz baja, y abrí la libreta de recetas de Sayu que seguía sobre la mesa. Está bien.
Estoy seguro de que al igual que yo, ella también está bien. Sentí que la terrible tristeza de ayer por la noche poco
a poco se fue desvaneciendo mientras seguía una de las recetas de la libreta. Seguramente a partir de hoy ella
comenzará a avanzar hacia el futuro. Y yo también.
— Bien.
Me levanté y me dirigí al refrigerador. Y cuando abrí la puerta me reí inconscientemente.
— ¿Estará bien esto hoy?
Dentro había una gran cantidad de platillos dentro de contenedores de plástico. Me consientes desde el principio,
¿Acaso no quieres ayudar a que me independice? Mientras pensaba eso, me dirigí al baño y me puse frente al
espejo. Cuando me toqué la barbilla, sentí el vello facial.
Todos los días me rasuro. Todos los días salgo a trabajar, gano dinero y regreso a casa. Como y duermo. Antes
de conocer a Sayu, me di cuenta de que esa rutina era “mi vida”.
— Jajaja…
Me reí solo y tomé la rasuradora. Cada vez que hago algo, vuelvo a pensar en alguien que ya no está a mi lado.
Y luego, siento la soledad en mi vida hasta el punto en que duele.
— ¡Daré lo mejor de mí!
Murmuré eso y encendí la rasuradora. De esta forma acabaron mis vacaciones y mañana regresaré a mi vida de
antes. Si daba un paso adelante en mi vida sin Sayu, mi cuerpo se acostumbrará a su ausencia y ya no será tan
importante. Porque sólo se trataba de volver a “como era antes”, cuando no era el tutor de nadie y sólo era un
asalariado en una empresa de tecnologías de la información.
Aun así, de ves en cuando… de repente, sentiré un vacío en mi casa. Cuando entre al baño. Cuando use la lavadora.
Cuando me haga de comer. Algunas veces, tendré el fugaz recuerdo… de la sonrisa característica… de esa
estudiante de preparatoria.
Epílogo
— ¿Hay una pregunta hasta aquí?
Dijo Mishima con un tono de alivio mirando por toda la sala de conferencias. Aunque en términos generales me
parecía un buen proyecto, rápido, levanté la mano. A pesar de que puso cara de enojada por un momento, señaló
mi mano con su dedo.
— ¿Sí, Yoshida senpai?
— En primer lugar, me parece bien que las cargas de trabajo y el tiempo de entrega se hayan establecido
con el margen correcto.
— ¿Muchas gracias? Eh, bueno, Si alguien tiene una pregunta…
— Aparte de eso, bueno, nunca hemos llevado a cabo un proyecto de ese tipo, ¿Se ha tomado en cuenta esto
para elegir ese margen? Y también, ¿Hay un supervisor en jefe para el proyecto?
Cuando se lo pregunté, Mishima dejó escapar un “Ah” y luego asintió con seguridad.
— No hay problema con respecto a eso. De hecho, al parecer esto ya se ha estado llevando a cabo en la
sucursal de Sendai desde hace varios años.
— ¿Sendai?
— En otras palabras, la sucursal en la que estaba.
Dijo Kanda senpai, quien estaba sentada frente a mí, para apoyarla.
— Ah, en ese caso… está bien.
Estuve de acuerdo y cuando miré a Kanda senpai, ella asintió de pronto.
— Exacto. Yo estaba al frente de ello, y guardando proporciones, haremos algo similar aquí, así que le
ayudaré a Mishima san en el rol de supervisora.
Kanda senpai quien debería estar en otro departamento haciendo otro trabajo estaba presente en esta junta, así
que me pregunté, ¿Por qué está ella aquí? Y las dos preguntas se contestaron al mismo tiempo.
— Desde el punto de vista de Kanda san, ¿Está carga de trabajo no presenta ningún problema?
Cuando pregunté esto para confirmarlo, señalando el material, senpai asintió de inmediato.
— No, me parece que este programa de trabajo nos da un gran margen de maniobra. Ya lo había consultado
antes con Mishima san.
Cuando Kanda senpai la mencionó, volteé a verla y por alguna razón, ella se rascó la nariz pareciendo un poco
avergonzada.
— Si ese es el caso, entonces no tengo nada más que agregar.
Cuando estuve de acuerdo, Mishima exhaló pareciendo un poco aliviada.
— Entendido. ¿Alguien más? Si no es así, entonces continuaré.
Mishima miró a todos en la sala de juntas esperando a que alguien más levantara la mano, y como nadie lo hizo,
comenzó su avance con las políticas del proyecto. Por alguna razón, verla continuar con la junta, me conmovió
profundamente.

— ¿No me digas que Mishima chan llevará a cabo un proyecto?


Dijo Hashimoto en el comedor mientras tomaba un poco del arroz frito estilo chino, el cual era el especial del día.
— Eso hubiera sido impensable hace algunos años.
— Es cierto. Finalmente, el entrenamiento desde cero ha dado resultados.
Sorbiendo mis fideos chinos como de costumbre, asentí y Mishima hizo una mueca de molestia de forma evidente.
— Eso ya es una exageración.
— Al principio ponía todo su esfuerzo en tomar atajos.
Ante mi señalamiento, Mishima dejó de hablar de repente y cortó en pedazos pequeños su salmón a la parrilla.
— Bueno… mi actitud es diferente a la de aquel tiempo.
— Vaya…
Creo que de alguna forma entiendo la razón por la que su actitud ha cambiado. Ella y yo… hemos pasado por una
variedad de situaciones estos últimos años.
— Bueno, ¡Creo que ya es hora de que en verdad disfrute el trabajo! Y además de eso, ¡Ustedes dos harán
lo posible por apoyarme si me encuentro en problemas!
Mishima dijo eso con mucho ímpetu, y comenzó a comerse los pedazos de salmón a la parrilla. A Hashimoto,
quien observó la situación, le pareció divertido y sus hombros vibraron por la risa, y después se concentró en
comer su arroz frito al estilo chino.
Los subordinados en entrenamiento se han desarrollado y siento que en los últimos años me he sentido más
relajado. Ya estamos entrando en el año en que cumplo 28… y la etapa de los 30’s está a unos cuantos pasos de
distancia. Todavía siento que es gratificante vivir para hacer este trabajo, pero… aunque estoy seguro de que lo
disfruto… todavía me falta por vivir un romance de años.
— Yoshida kun, gracias por tu arduo trabajo.
Cuando estaba terminando el tiempo normal de trabajo y me estaba preparando para irme a casa, Gotou san vino
a mi lugar. Últimamente, ella ha venido a mi escritorio en lugar de llamarme para que vaya al suyo.
— Gracias por el arduo trabajo también, ¿En qué puedo ayudarte?
— ¿Estarás libre después?
— Este… es para comer, ¿verdad?
Cuando se lo pregunté, asintió varias veces. Recientemente, ella me ha estado invitando a comer más seguido de
lo que yo lo hago. Todavía no tengo una “relación romántica” con Gotou san, pero siento que poco a poco no
hemos ido acercando. Estaba feliz de que me hubiera invitado a cenar, pero desafortunadamente hoy ya tenía un
compromiso que había pactado con anterioridad.
— Perdón, estoy feliz de recibir tu invitación, pero hoy es un poco…
— Oh, ¿Ya tienes un compromiso?
— Sí, alguien que conozco de mi barrio me llamó.
— Hm, ¿en verdad?
Por un momento, Gotou san puso cara de que quería preguntar algo, pero de inmediato exhaló ligeramente y
asintió.
— Bueno, no hay nada que hacer. Te invitaré en otra ocasión. Gracias por tu arduo trabajo.
— ¡Vale! Gracias por tu arduo trabajo también.
Se dio la vuelta, mientras volvía a su escritorio la miré de reojo, mordía sus labios inferiores…decepcionada.
Rechacé la invitación de Gotou san porque, hoy, recibí una llamada por parte de Asami. Estaba sorprendido, pero
aun sigo en contacto con ella y nos vemos de vez en cuando.
Ella ahora ya es una estudiante universitaria. Al parecer está en la facultad de letras, de vez en cuando se pone en
contacto, irrumpe en mi casa y me deja leer las novelas que ella misma escribe. Tal vez hoy se trate de lo mismo.
Para ser honesto, como leer novelas no es mi pasatiempo, me gustaría más ir a cenar con Gotou san, pero…
básicamente, sería incapaz de incumplir con un compromiso adquirido con anterioridad.
— Perdón por irme primero.
Salí de la oficina, sin detenerme en ningún lugar en particular, me dirigí a casa. Dejando de lado lo de las novelas,
me gustaba escuchar a Asami contar acerca de su vida como universitaria. Cada vez que platicaba con ella, me
imaginaba como si estuviera platicando con “la otra estudiante de preparatoria”.


Cuando bajé del tren en la estación más cercana a mi casa, y me dirigía a mi casa, le envié un mensaje de Asami.

『¿En donde nos veremos? 』

Lo leyó de inmediato, y contestó luego de algunos segundos.

『Estará bien si nos vemos en casa de Yoshida san』

Escribió ella. En estos últimos años… Asami ha estado muy calmada. Ya no me dice “Yoshida chi”, ha cambiado
el color de su cabello a marrón… y el principal cambio es que su forma de hablar se ha vuelto más natural. No se
cual rayos haya sido el motivo de ese cambio, pero… estaba claro que, era algo bueno; porque facilitaba la
comunicación entre ambos.

『Entendido』

Le contesté eso y de inmediato me llegó otro mensaje.

『¿Llegarás pronto?』

Incliné mi cabeza ante la pregunta.

『Creo que sí, ¿Tu ya llegaste? 』

Le escribí preguntándole eso y justo en ese momento, mi smartphone comenzó a vibrar, se trata de una llamada
por parte de ella.
— ¿Qué pasa?
Deslicé mi dedo para contestar la llamada.
— ¿Ya estás en la estación más cercana?
— Ya estoy caminando hacia la casa.
— ¡Ah, ya veo! Es temprano. ¿No comprarás algo para comer?
— Había pensado en preparar algo casero, pero ¿también quieres comer?
— ¡Ya veo, ya veo! ¡Está bien! Entonces ve a casa… ¡Te estaré esperando!
— ¿Eh? Ah…me colgó.
Colgó de repente, fruncí el entrecejo y metí mi Smartphone a mi bolsillo. No era la primera vez que hacía algo
como esto mientras conversábamos. Le quería preguntar si ya había llegado a casa, pero… bueno, si ya estuviera
ahí me hubiera dicho que me apresurara y si era así, entonces tendría tiempo para ponerme ropa cómoda.
Caminaba en el área residencial pensando en eso, cuando, de repente, algo del lugar me causo intranquilidad y
me detuve. Vi a una persona en cuclillas recargada a un poste de luz. Respiré profundo sin pensar; porque
recordaba la figura de esa persona.
Se trataba de una bella mujer vestida con ropa de adulta. Bajo la luz mercurial, su cabello negro se veía castaño.
El maquillaje ligero era suficiente para que su rostro resaltara. Era una imagen diferente a la que tenía en mi
memoria, pero sabía que era “ella”. Perdiendo el sentido de la realidad, me acerqué al poste de luz despacio y le
dije a la persona que estaba debajo:
— ¿Qué estás haciendo ahí a estas horas?
Cuando se lo pregunté, la mujer que estaba junto al poste levantó la mirada de repente.
— Tienes la barba un poco crecida, ¿verdad?
Dijo eso con una leve sonrisa.
— Aunque me afeite en la mañana, ya para la noche me creció.
— Sí. Por eso debes afeitarte todos los días.
— Así es, me dijeron que no se me vía bien.
— Jejeje y es cierto.
Los hombros de la mujer temblaron un poco por la risa y me miró fijamente. Yo también lo hice, estábamos frente
a frente.
— Esa ropa te queda bien.
— ¿Verdad que sí? Es muy valiosa para mí.
Cuando dijo eso, ella acomodó el dobladillo de su vestido de una sola pieza, como lo haría una adulta. ¿Ropa de
adulta y ahora gestos de adulta? Todo era diferente a aquellos días, pero no pude evitar sentirme nostálgico.
— Yoshida san.
Dijo de repente la mujer que estaba frente a mí.
— Nos volvemos a encontrar.
Me sentí conmovido.
De alguna forma estaba seguro de que había esperado este día con ansias. Nos encontramos, seguimos nuestros
caminos y ahora nos volvemos a encontrar. Esta vez no es una coincidencia. Pudimos asegurarnos de volvernos
a encontrar en el transcurso de nuestras vidas. Y estaba feliz y orgulloso de ello.
— Oh, otra vez nos volvemos a encontrar…Sayu.
Cuando la llamé por su nombre, ella sonrió apenada. Y luego, con una expresión traviesa en su rostro, dijo:
— Viejo, déjame pasar la noche en tu casa.
Cuando escuché eso, estallé en risas y asentí.
— Ya hay una persona que también hace mucho ruido, ¿te parece bien?
— Por supuesto.
Ambos nos reímos pensando en la estudiante universitaria que probablemente organizó este reencuentro. ¿Qué
significó Sayu en mi vida? Siempre me hice esta pregunta cuando trataba de olvidarme de ella, pero aun no tengo
la respuesta.
Ella podría ser… ¿Una prueba? ¿Podría afirmar que su encuentro conmigo fue “algo bueno” en su vida? Creo
que quiero escuchar lentamente la respuesta a esas preguntas. Mi vida sigue. También la de ella. Vello facial sin
afeitar o un uniforme de chica de preparatoria. Quitando esa simbología, comprendía que estaba claro que la
existencia de ambos estaba grabada también en la vida de ambos. Era algo conmovedor, imposible de borrar e
irremplazable. A partir de aquí, iba a ser un largo viaje, la abrazaré fuertemente junto con su historia y poco a
poco… seguiremos adelante. Si fuera así, sería algo genial para ella.
— Oye.
Murmuró Sayu quien estaba a mi lado. Me miró de reojo y dijo:
— Estoy en casa, Yoshida san.
Y luego… Sayu sonrió.

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