Desafíos Ante La Crisis
Desafíos Ante La Crisis
Desafíos Ante La Crisis
Materia:
Alumna:
Durante el segundo debate presidencial rumbo a las elecciones del dos de junio, una
joven de Santa María El Tule planteó una pregunta que en redes sociales causó más
reacciones por la timidez y el aspecto de la chica que por el tema que mencionaba: “Mi
pregunta para quienes buscan la presidencia de la República es: ¿Qué van a hacer
respecto al tema del cambio climático?” los candidatos, por su parte, hicieron lo que
suelen hacer siempre: contestaron atacándose mutuamente o aprovecharon para hablar
de sus logros en otros campos, sin contestar realmente lo que se les preguntó. (Grupo
Fórmula, 2024). Este ejemplo, por sencillo que parezca, nos permite reflexionar sobre
diversos aspectos que atraviesan a nuestra sociedad, como el papel que juegan
actualmente las instituciones sociales, así como las inquietudes, la opinión y las
necesidades de la ciudadanía, pasando por uno de los problemas más urgentes de la
época contemporánea: el cambio climático, la situación insostenible de nuestra sociedad
industrial que amenaza con la extinción de muchas especies vivas, entre ellas el propio
ser humano.
La chica mencionó el calor tan terrible que ha hecho estos días en Oaxaca y
preguntó a los candidatos sobre sus propuestas en materia de cambio climático, agua y
medio ambiente. De entrada, me parece interesante que la pregunta venga de una mujer
joven de Oaxaca. Porque quiere decir que la preocupación por los recursos naturales y el
medio ambiente llega también a los jóvenes, que aparentemente están desconectados de
su realidad. También me llamó la atención porque Oaxaca no suele ser caracterizado
como un estado donde haya calores extremos y escasez de agua, como lo podría ser
Sonora, Monterrey o Chihuahua, estados del norte de la república famosos por este tipo
de cuestiones. Eso quiere decir que el cambio climático y la falta de agua está presente
en todos lados, que ningún lugar ni persona se salva, y que, sin embargo, parece que
nadie hace nada.
El impacto ecológico que hemos provocado en el planeta proviene en gran medida
del sistema económico capitalista, que es el tipo de sociedad moderna que surgió en
Europa a partir del siglo XVI, pero que se diseminó por todo el mundo por su propia
naturaleza expansiva, convirtiéndose en el modelo económico de los países
conquistadores.
Reflexionando sobre los temas comentados en clases e indagando más al
respecto, resulta casi inconcebible pensar que el modo de producción capitalista y la
propia acción humana hayan modificado el clima, los ciclos y las formas de vida en la
tierra al grado de marcar el inicio de una nueva era, el “antropoceno”, un punto y a parte
en la historia del planeta caracterizada por el impacto negativo y acelerado de la acción
del hombre, algo nunca antes vivido (Culture Hack Labs, 2022).
Este sistema económico es el principal responsable de las crisis tan fuertes que
tenemos tanto en lo que se refiere a ecología como a los problemas sociales, como lo
son: las guerras, (como la de Ucrania o Palestina); la migración por causas económicas o
de violencia, la discriminacion y el racismo, la desigualdad social entre ricos y pobres,
(que crece con cada crisis socioeconómica); el extractivismo, el saqueo del agua, y otras
cosas más que en un primer momento no sabía que se debían a esta misma causa.
Y esto es así porque el capitalismo es un sistema económico que se basa
principalmente en la explotación tanto del hombre como de la naturaleza. Del hombre
porque la manera en que el burgués se hace rico es a partir de la explotación del obrero.
Y de la naturaleza porque lo único que le importa a este sistema es la acumulación de
dinero, aún a costa de matar las fuentes de la vida.
Basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta cómo esta forma de
economía en la que vivimos produce a una clase social explotadora y a otra explotada,
razón principal de que exista tanta pobreza en el mundo: los ricos no se cansan de afectar
a los pobres de muchas formas, como la explotación laboral, negando los derechos de los
trabajadores como pensión, aguinaldo, vacaciones, sistema de salud, etc. Por eso la
gente migra, porque en su lugar de origen les han despojado de toda seguridad social, y
prefieren arriesgar la vida en la búsqueda de un lugar mejor donde vivir. Migrar también
significa perder arraigo y con ello, perder la capacidad de “hacer comunidad”, de construir
un “nosotros”, de buscar formas positivas de vivir en sociedad. Gradualmente se va
debilitando nuestra capacidad de vincularnos políticamente y con ello la alternativa de
habitar un mundo en el que sea posible el “bien vivir” (Molina, 2020).
Sin embargo, también podemos reconocer todavía la fuerza de la acción social, los
movimientos de protesta, la organización colectiva y la voz de la juventud, desde la que
se emiten mensajes que apelan a la conciencia de las personas, intentando “nutrirlas de
esperanza” (The Rules Org, 2019).
Las imágenes que los medios de comunicación, las redes sociales y la propia
realidad nos ofrecen cada día dejan ver una forma de conducta humana que se repite: la
violencia, manifestada en una gran cantidad de formas y espacios, desde el ámbito
doméstico hasta las grandes guerras de los ricos en donde los que mueren son los
pobres, las guerras en las que se pelean entre países los recursos naturales solo para
ganar poder económico, sin importarles enviar a sus ciudadanos a morir a otro lugar.
Por otra parte, otro concepto que considero importante y que también llama mi
atención es el de “ideología”, porque parece que estamos condicionados a creer que este
sistema en el que vivimos funciona, normalizando la idea de que si uno se esfuerza puede
hacerse rico, y que básicamente uno es pobre porque no quiere trabajar. Esto es la
ideología capitalista y es un mensaje falso; coloca todo el peso en el individuo e impide
que veamos la estructura social opresora que genera en realidad todos los problemas.
Como sociedad, aspiramos a un estilo de vida que no es sustentable: todos quieren
comprar ropa, tener un auto último modelo, comprar una casa, vivir en la ciudad, viajar por
el mundo, consumir en los mejores lugares, tener los mejores aparatos tecnológicos,
comprar un montón de cosas innecesarias que afectan al medio ambiente y solo ayudan a
que se mantenga la explotación de los trabajadores de todas esas empresas.
Creo que no me había dado cuenta que yo también formo parte del problema,
igual que cualquier otra persona. Nuestro consumo, nuestro estilo de vida, es el
responsable de esta crisis que estamos atravesando. Me sorprende que algo tan sencillo
como el calor me haya llevado a indagar y conectar lo que habíamos revisado del
capitalismo; esta reflexión me lleva a entender que lo que vivimos en nuestro entorno más
inmediato guarda una profunda relación con las cuestiones sociales y globales. Lo que
está ocurriendo “aquí”, también ocurre “allá”, la causa es la misma; no obstante, resulta
sorprendente que muy pocas personas están haciendo algo realmente relevante para
revertir este proceso, la mayoría nos quedamos en las lamentaciones y la reflexión, pero
no pasamos a la acción.
Creo que esto se debe a que, como mencioné, vivimos bajo el concepto de
ideología, ya que unas personas ni siquiera perciben el peligro y la situación extrema en la
que vivimos. Piensan que es algo menor, que en todos lados hay problemas o que no es
para tanto, que ya se encontrará la manera de solucionarlo. No nos damos cuenta que
nuestras acciones cotidianas, que estan orientadas por una forma de pensar consumista,
egoísta e irresponsable, afectan cuando las multiplicamos por los millones de personas
que pensamos y hacemos las mismas cosas, eso que le convienen al capitalismo y que
nos han implantado como “ideología” desde pequeños. La tv y las redes sociales, forman
parte de los aparatos ideológicos que nos distraen y nos deforman la realidad, para que
no percibamos el problema o para que no nos importe. Estamos acostumbrados a tantos
estereotipos que ya no cuestionamos hacia dónde nos está llevando ese modo de pensar
y de actuar. En la carrera por ejemplo, a la hora de diseñar, todos queremos trabajar para
grandes empresas o grandes compañías, que nuestras creaciones estén en todos lados,
tener dinero y tener reconocimiento de nuestro trabajo. No nos detenemos a pensar que
esas compañías son las grandes responsables del deterioro ambiental y social. Si antes
mencioné que es responsabilidad de todos reflexionar y reducir nuestro consumo también
es cierto que no todo queda en la acción individual. Se deben tomar acciones colectivas
severas contras las compañías que contaminan el ambiente y explotan a los trabajadores,
porque son ellas las que se niegan a cambiar su visión de acumulación de riqueza por
una forma sustentable de vivir.
Este tema me llevó a pensar y preguntarme por qué no hay soluciones ni cambios
reales, o si las hay, por qué no las vemos. ¿Por qué si estamos sintiendo el calor todos
los días, la falta de agua, vemos a los migrantes y vemos la guerra, continuamos, con
nuestra vida diaria como si nada?
Algunas personas creen en los políticos, otras ya ni eso. En mi opinión, no creo
que de ahí pueda llegar una solución real, pues los políticos terminan colaborando con las
grandes empresas transnacionales, ayudando a empeorar la situación. Yo creo que hay
que hacer un giro en nuestra percepción, tomar en serio la idea de “hacer comunidad” con
los otros, con los que nos enseñan que sí hay alternativas; por ejemplo, muchos pueblos
en Oaxaca y en otros estados del sur nos muestran que otras formas de vida y acción
colectiva son posibles, pues se han levantado contra el extractivismo, como es el caso de
la minería, las concesiones a los mantos acuíferos, ríos y bosques, etc. (Acción Frayba,
2019).
Los pueblos indígenas no son primitivos, retrógrados o ignorantes como los hacen
ver los estereotipos racistas y degradantes, sino que nos muestran alternativas al estilo de
vida consumista de las ciudades. Pero hasta que no valoremos sus formas de vida (que
no obedecen al modo de vida capitalista dominante) y solo sigamos “folklorizándolos” y
romantizándolos, quedándonos con lo exótico y con lo pintoresco, no profundizaremos ni
veremos que nos están advirtiendo de la crisis en la que vivimos. Si no cambiamos
nuestro estilo de vida simplemente no sobreviviremos.
Referencias:
The Rules Org. (13 de diciembre de 2019). Action in the Anthropocene. [Archivo de
vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ffNtydjlgZY
Acción Frayba, (25 de febrero de 2019). Los pueblos zoque, tseltal y tsotsil
defienden la Madre Tierra. Centro de Derechos Humanos San Bartolomé de las
Casas.
https://frayba.org.mx/los-pueblos-zoque-tseltal-y-tsotsil-defienden-la-madre-
tierra#:~:text=Los%20Pueblo%20zoque%2C%20tseltal%20y,la
%20autodeterminaci%C3%B3n%20y%20la%20autonom%C3%ADa.