Tarea Académica - Parte 01

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“MAFIAS DEL SEXO” EXTRANJERAS EN GUERRA POR EL CONTROL DE

LAS CALLES Y LA PROSTITUCIÓN EN LIMA

En un país como el nuestro, sosteniendo tasas alarmantes con respecto al desempleo y la

informalidad; esto genera que, con el transcurso del tiempo, las migraciones

internacionales permitan que se desarrollen asociaciones con perspectivas ilícitas, que a

la vez poco a poco van perjudicando a más personas. Hablamos de las ya conocidas

organizaciones llamadas “Mafias del Sexo” en nuestro país, esto conlleva a que

aspectos como la prostitución, tomen el control de las calles de Lima, generando caos e

inseguridad. Mujeres de distintas nacionalidades, incluyendo a nuestro país, son las que

realizan la labor de la prostitución, no obstante, se establecen determinados sujetos a

liderar estas mafias, quienes atentan sin piedad con parte de los derechos

humanos. Entonces, ¿se estará atentando al derecho a la vida o la integridad física de

estas mujeres? ¿se estará sobrepasando los límites éticos? ¿se tomará en cuenta la ética

de los máximos y mínimos? ¿se tendrán presentes los estadios del razonamiento moral

humano? A continuación, se van a replicar a estas preguntas.

En primer lugar, destaquemos la situación de estas mujeres, quienes laboran en base a la

prostitución con la búsqueda de fines económicos, aun así, los proxenetas que dirigen a

estas organizaciones, son los encargados de solicitar y hasta amenazarlas

constantemente con el motivo de cobrar unos cupos; cupos que supuestamente les van a

generar seguridad por la zona en donde laboran, no siendo suficiente, estos proxenetas

se benefician con gran parte de las ganancias de las labores de estas mujeres; y, además,

si dichas mujeres no cumplen con el pago de esos cupos, son sometidas a maltratos

físicos, humillaciones, e incluso a perder la vida. Según Infobae (2022) “El último

sábado una nueva trabajadora sexual fue asesinada sin piedad al negarse pagar cupo. Se

trata de una colombiana de 19 años, quien llegó al país para trabajar en ese rubro. Según
los primeros reportes de la policía, Yicel Alexandra Villamaria Calanca habría sido

asesinada por la misma mafia que acabó con la vida de dos prostitutas en el jirón Zepita

en Cercado de Lima. […]” Ahora, según la Constitución Política del Perú, Art. 2 (1993)

Toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y

física y a su libre desarrollo y bienestar. “El concebido es sujeto de derecho en todo

cuanto le favorece.” (“Ley: El concebido tiene derechos - Comunicaciones”). Además,

si tenemos en cuenta los estadios del razonamiento moral humano, exactamente el

Postconvencional, que nos habla acerca de los derechos prioritarios y contrato social,

este nos menciona que todos los seres humanos tienen el derecho a la vida y a la

libertad, derechos que están por encima de todas las instituciones sociales, que en este

caso, son los proxenetas de estas mafias, dejando en claro la poca moral que presentan

estos sujetos despiadados con la ejecución de tan macabros y denigrantes actos.

En segundo lugar, recordemos de que va la ética, esa condición que no es para nada

sencilla, pero es muy importante para la conducción de la vida de las personas. Ahora

bien, hablemos de aquellas mujeres que realizan la labor de la prostitución, esta

actividad que en su mayoría es vista como un mal trabajo, permitiendo que las que lo

laboran sean denigradas, difamadas y despreciadas por la sociedad; recordemos que los

individuos tienen el libre derecho sobre su cuerpo, aun así, la mayoría de las veces estas

trabajadoras sexuales experimentan la problemática de la trata de personas. Dicha

situación, que representa el abuso de poder y genera vulnerabilidad a sus víctimas, no

respeta los límites de la ética, ya que las personas podemos y estamos en la total libertad

de decir “si” o “no”, “quiero” o “no quiero”, y ser escuchados y respetados, sin

embargo, estas mujeres no tienen la libertad de poder hacerlo, y si lo llegan a hacer son

maltratadas e incluso asesinadas. Estas trabajadoras sexuales deberían tener la

oportunidad de trabajar en espacios con buenas condiciones, además de contar con


seguridad y respeto, produciendo a la vez un orden público en las calles del país. Quizá

ese trabajo no cumpla con la forma ética de felicidad de estas mujeres, pero nosotros

como sociedad, deberíamos promover el respeto a la ética de la felicidad mediante la

ejecución de la ética de la justicia. A la vez compartimos la idea de lo mencionado por

Triviño Beatriz (2020) “[…] Desde distintos ámbitos, incluido el sanitario, cuando se

aborda la prostitución se tiende a reproducir el imaginario social que identifica

prostitución como sinónimo de prostituta y que hace recaer toda la carga de esta

institución sobre las mujeres prostituidas como si ellas fueran las únicas personas

implicadas en el entramado de la prostitución. No obstante, esta es una institución

relacional y no existe prostituta sin prostituidor, esto es, la prostituta existe para

satisfacer el deseo de los hombres prostituyentes. […]” Por otro lado, se sabe que la

prostitución se desarrolla por el capitalismo neoliberal y por los pensamientos

machistas, generando que la labor de la prostitución desate a una desigualdad de género,

la cual fue normalizada sin tolerancia alguna por la sociedad desde décadas anteriores,

que, por suerte, hoy en día ya se va enfrentando. Aun así, estas mujeres se merecen el

respeto y la libre aceptación de la sociedad, y no deberían verse solo como objetos

sexuales, y no por el hecho de ser mujeres, si no por ser individuos con derechos

establecidos los cuales deben ser cumplidos.

En síntesis, sobrepasar los límites éticos hasta el punto de atentar contra la integridad e

incluso con la vida de otras personas, no puede considerarse un acto ético moralmente

hablando. Recordemos que la libertad y la responsabilidad son parte de la facultad

humana, de su propia razón y conciencia. Además de que el sentido de la ética se refiere

a la experiencia de la mesura en la convivencia humana, y a la conciencia de los límites

que no deberían sobrepasarse para hacerla posible. Así que, como personas y
ciudadanos, deberíamos empezar a practicar el pluralismo moral para el mejoramiento y

desarrollo de nuestra sociedad.

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