El Pensar Popular

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Senié Uñates Lemoine

El pensar popular:

Para pensar este concepto proponemos al autor Aldo Ameingeiras, sociólogo, Doctor en
Ciencia Política, docente e investigador de la Universidad Nacional de General Sarmiento
en el Instituto de Desarrollo Humano.

Les comparto esta pintura y reflexión:

El pensar popular entre la memoria popular y el imaginario colectivo en la


cotidianeidad del ámbito barrial:

Nos introduce en el tema planteándose una serie de interrogantes.

La complejidad del pensar popular se explicita a través de múltiples significaciones, con


un andamiaje racional y una lógica que constituye un núcleo clave de la cultura de los
sectores populares, desde donde se posibilita el acceso a la comprensión desde una
perspectiva y un perfeccionamiento diferente ante la vida.

Hay que reconocer un otro distinto con condiciones y capacidades de ser otro distinto, nos
invita a poder pensar cómo descubrir esa concepción del mundo y de los intereses del otro,
y lo va a plantear buscando una comunicación horizontal, una propuesta participativa de
construcción de conocimiento desde el punto de vista de los actores sociales involucrados.
Aproximarnos a ese sujeto no como objeto de conocimiento, sino como sujeto de
conocimiento.
Senié Uñates Lemoine

Marca 2 aspectos centrales a tener en cuenta para reflexionar sobre el pensar


popular:

❖ La memoria popular
❖ El imaginario colectivo

Que muchas veces aparecen como diferenciados, pero que están articulados e inciden y
se explicitan en la vida cotidiana de los sectores populares, y que muchas veces son
invisibilizados, y esta actitud dificulta el abordaje y el conocimiento adecuado.

El desafío es poder acceder a esos elementos constitutivos de la cultura popular, una


cultura popular que se inserta en la masividad de lo urbano, que está metida en la trama
social, donde mujeres y hombres atravesados por la pobreza, generan permanentemente
actitudes, estrategias de subsistencia, posicionamientos, comportamientos que les
posibilitan en contextos adversos y en situaciones complejas y conflictivas, enfrentar cada
día la lucha por la vida.

El pensar popular se manifiesta desde las particularidades de las matrices culturales, nace
en forma y a modo de los sujetos que interpretan, reflexionan y actúan sobre su propia
realidad existencial.

Inserta una lectura acerca de la cultura como principio organizador de la experiencia, que
posibilita actitudes y comportamientos a partir de nuestro posicionamiento en las redes de
relaciones sociales, constituyéndose en un sentido práctico de la vida.

El pensar popular implica reconocer la existencia de prácticas sociales y simbólicas, como


de representaciones colectivas de sectores sociales marcadas por una cosmovisión y una
perspectiva de vida, y esta perspectiva de vida relacionada con la memoria popular y el
imaginario colectivo en determinadas conexiones materiales, de producción y reproducción
social.

Prácticas sociales y simbólicas generadas por sujetos cuya humanidad aparece


gravemente deteriorada por la pobreza, por la exclusión. El autor nos invita a recuperar el
contenido del pensar popular y ello requiere no dejar de lado lo referente al sujeto en su
condición de humano.

El pensar popular surge de matrices culturales singularizadas en su conformación


histórica por matrices de aprendizaje desplegadas desde la experiencia individual y
colectiva. Un pensar que podemos caracterizarlo como situado, en cuanto tiene que ver con
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un posicionamiento determinado donde emerge un pensamiento desde un lugar en


particular.

El autor propone 4 características del pensar popular:

La racionalidad, que es un eje fundamental de discusión sobre la temática del pensar


popular. Es allí donde tensiona las distintas racionalidades y lógicas hegemónicas que
niegan la existencia de otras racionalidades o lógicas.

Teniendo en cuenta que lo que prima es la racionalidad hegemónica de la llamada cultura


ilustrada de carácter formal, instrumental.

La vitalidad, aparece relacionada a la confirmación del valor de la vida sobre la muerte,


porque aparece como una gran ponderación a la práctica concreta de la lucha y resistencia
como un posicionamiento claro en el pensar popular.

Una ponderación ligada al desafío permanente de vivir, de buscar la manera de poder


resolver cada día sus necesidades, pero también una manera de encarar y construir
socialmente el sentido de la existencia.

El carácter sincrético, analizar la integración de los universos simbólicos que se dan de


una forma y replanteados en ese contexto a donde se dan contraposiciones y
yuxtaposiciones.

No solo pasa en allí, sino que aparece en las complejas respuestas en relación a lo
tradicional y moderno, en la coexistencia de lo rural y lo urbano, en las nuevas
articulaciones entre lo popular y lo masivo.

El carácter mítico-simbólico, el predominio de lo simbólico, especialmente a la existencia


de una visión de la realidad que introduce lo sobrenatural en la vida cotidiana, entre lo
material y lo espiritual, entre lo sensible y lo suprasensible.

Concepto de la vida cotidiana:

Constituye la instancia espacio temporal donde se producen las relaciones e


interacciones, fundamentalmente entre la persona y la sociedad, que se explicita en el lapso
del aquí y ahora, en el que se incrementa la importancia del lugar en el que se hacen y
deshacen los vínculos, y se despliegan las relaciones y las ritualizaciones sociales que
hacen a la producción y reproducción social.

Aspectos a tener en cuenta:


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El espacio, el tiempo, la socialidad y la ritualidad. Y agrega la trama de la vida cotidiana y


las consideraciones de los vínculos y relaciones.

La trama apareciendo como un tejido de relaciones y prácticas sumamente heterogéneas


y contextualizadas en la noción del mundo de la vida, en un ámbito donde lo cotidiano se
contrapone con lo extraordinario, donde la sobrevaloración del presente te acompaña con
una primacía del estar acompañado con la ponderación del aquí y ahora.

El ámbito de lo doméstico, lo colectivo que se cruzan, alimentado por la experiencia


acumulada socialmente por los intercambios, las interacciones y las tensiones. Pero,
fundamentalmente donde se van a recrear permanentemente las lógicas de la
supervivencia.

Acercarnos lo cotidiano nos conduce al barrio, al ámbito barrial, como un ámbito


privilegiado donde se despliegan relaciones sociales, donde se van a revelar distintos ritos
sociales, circuitos, códigos, lenguajes, roles, posicionamiento, prácticas y acontecimientos,
pero fundamentalmente aproximarnos a una red simbólica que se despliega en lo micro
social, pero que resulta atravesada por lo macro social.

El barrio como un espacio donde se da una relación con el otro, como una forma
organizativa que se despliega de manera particular en esa trama social y cultural.

De la memoria y el imaginario:

● El barrio y los procesos migratorios.

En relación a los procesos migratorios, que pueden llegar a ser vinculados a traslados
internos en ciudades o procesos migratorios de países limítrofes, todo ello constituye una
clave para ver cómo se va configurando ese escenario con las distintas matrices culturales.

Al barrio lo considera como un ámbito territorial y como un espacio de prácticas sociales y


simbólicas, esta relevancia la va a adquirir en el significado que le van dando a ese territorio
los sujetos protagonistas de ese barrio que ejercen la función de habitantes.

Para reflexionar:
Senié Uñates Lemoine

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