Levantate y Cumple Con Tu Llamado
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LLAMADO
3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza
no se quema.
4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: !!
Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
INTRODUCCION
· DIOS TENIA GRANDES PLANES PARA LA VIDA DE ESE HOMBRE, QUE QUIZAS PENSO
QUE YA SU VIDA NO TENIA SENTIDO O NO TENIA PROPOSITO, PERO PARA DIOS
MOISES ERA UN HOMBRE CON UN GRAN PROPOSITO EN SU VIDA.
· MOISES SE ACERCO A LA ZARZA SOLO POR CURIOSIDAD, EL QUERIA VER POR QUE
CAUSA LA ZARZA NO SE CONSUMIA, Y CUANDO SE ACERCO DIOS LO LLAMO!!
JUAN 1:42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú
serás llamado Cefas[a] (que quiere decir, Pedro[b]).
10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi
pueblo, los hijos de Israel.
11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque
de Egipto a los hijos de Israel?
12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te
he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este
monte.
· MOISES PREGUNTO, QUIEN SOY YO PARA QUE VAYA Y HABLE A FARAON? EL DUDABA
DE SU PROPIA CAPACIDAD, SU AUTOESTIMA ESTABA DAÑADA, EL NO SE SENTIA
CAPAZ NI DIGNO DE ACEPTAR ESE LLAMADO.
Texto Biblico: Éxodo 3:10-14: Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que
saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. 11 Entonces Moisés respondió a Dios:
¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él
respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he
enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. 13
Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de
vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su
nombre?, ¿qué les responderé? 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY.
Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Sin duda, ustedes han oído ya muchas predicaciones cristianas basadas en estos textos,
pero para el mensaje de hoy, quisiera usarlos de una manera especial extrayendo una
enseñanza de vital importancia. Hoy, con la guía del Espíritu Santo, quiero hablarles
sobre el llamamiento que Dios hace a nuestras vidas. Todos nosotros, como creyentes,
tenemos un llamado específico de Dios, pero muchas veces no queremos aceptarlo.
La palabra de Dios nos enseña algunos casos de hombres, que no querían aceptar el
llamado de Dios, de otros que huyeron, como en el caso de Jonás (Jonás 1:2-3), y
aunque muchos de nosotros nos encontremos en las mismas situaciones, es decir
huyendo, las Escrituras nos muestran que no podemos escondernos de su presencia, tal
como lo expresaba el rey David: “¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu
presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí
estás tú.” (Salmos 139:7-8). Quizás ofrezcamos muchas excusas, pero la realidad es que
el ser llamado por Dios es un privilegio tan enorme.
Al leer los dos primero capítulos del libro de Éxodo, podemos comprender lo que está
sucediendo. Observamos a Moisés, quién huyó de Egipto a la tierra de Madián. En
Egipto, él era un príncipe y un hombre con poderío, pero ahora solo era un simple
pastor en tierra extranjera.
Aconteció entonces que Moisés hallándose en sus tareas diarias, apacentando sus ovejas
llegó hasta Horeb, sin imaginar lo que allí iba a suceder. -¿Qué sucedió?, pues que: -
¡Ése fue el día que Dios le salió al encuentro! ¡Ése fue el día del llamamiento específico
de Moisés!
Lo que aconteció con Moisés, nos da un ejemplo muy vívido de lo que nos ha ocurrido
a muchos. Ya que cada cual nos hallábamos por nuestro propio camino, en nuestras
tareas cotidianas, en nuestros propios pensamientos, ajenos a los pactos de la promesa,
sin esperanza y sin Dios en el mundo (Efesios 2:12), no estábamos esperando nada
especial. Cuando de repente ¡Algo aconteció! ¡Nos hablaron acerca de Jesucristo y el
Reino de Dios! Al igual que con Moisés en Éxodo 3:2, La Providencia Divida había
establecido ese día abriendo nuestros duros corazones para que escucháramos su palabra
y ésta fuera aplicada a nuestras vidas. ¿A alguien le parece conocido este
acontecimiento? Debe de serles conocido, de otro modo no estuviésemos aquí reunidos.
Dios nos ha llamado a cada uno de nosotros de una forma única. Y ya como creyentes,
sucede que muchas veces al oír su palabra, decimos: -Por aquí voy, Señor, en lugar de
decir: -¡Heme aquí Señor, aquí estoy! ; ¿verdad? A pesar de que claramente nos enseña
la palabra de Dios, que no existe lugar donde Él no pueda ver, o que con su presencia no
pueda cubrir. Esto era exactamente lo que estaba Transcurriendo en la vida de Moisés.
Puesto que él estaba tratando de huir para evadir la responsabilidad que traía el
llamamiento de Dios.
Moisés no pretendía aceptar el llamado de Dios, puesto que esto conllevaba mucha
responsabilidad. Él estaba muy complacido donde se hallaba, en la tierra de Madián,
puesto que él allí ya tenía una familia, con la cual vivía muy contento en el desierto. Así
que Moisés no dudó en excusarse delante de Dios. Pero Dios cumpliría su propósito en
Moisés. Ya que Él tiene planes establecidos para nosotros.
El relato bíblico nos muestra las primeras palabras de Moisés: “¿Quién soy yo para que
vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?” De la misma forma sucede en
nuestras vidas, muchas veces con algo de incredulidad, cuestionamos lo que Dios puede
obrar en nosotros para el cumplimiento de su plan. Debemos entender que Dios nos
conoce a nosotros, mejor de lo que nosotros pudiésemos conocernos.
Claro es de notar que Moisés, no se percató que Dios le había estado encaminando
desde su nacimiento. No vio la mano de Dios obrando en lo que respecta a su crianza
por la reina de Egipto. La mano de Dios permitiendo que él llegara a ser un príncipe en
Egipto ¡Dios guío a Moisés mucho antes de lo que él podía imaginar! ¿Por qué? ¡Porque
el Señor tenía un plan, un propósito que cumplir en su vida! ¡Dios llamó a Moisés para
ser el líder que llevaría a su pueblo a la Tierra que Él había prometido!
¿Comprenden a dónde quiero llegar? Dios quiere usar nuestras vidas para que libremos
a su pueblo de la esclavitud. Pero alguien dirá: -“¿De qué esclavitud habla?” Muchas
personas creen que la esclavitud es algo del pasado, algo que evolucionó con el tiempo,
y quedó sumergido en la historia, y que en nuestra era ya no existe la esclavitud. Me
permito decirles que la humanidad, tal como la conocemos, está llena de esclavos.
Quizás otro dirá: -“Bueno, si ha de haber uno que otro esclavo en alguna colonia, pero
decir que la humanidad está llena de esclavos es una exageración”. Aunque parezca
exageración, la mayoría de las personas que viven en este mundo, son esclavos. La
tierra está llena de personas que no sirven a Dios, las mismas que son esclavas de
Satanás. Personas que están atadas a vicios y corrupciones y que están sirviendo al
diablo sin darse cuenta. Como lo dijo nuestro señor Jesús: “… todo aquél que hace
pecado, esclavo es del pecado.” (Juan 8:34). Todo lo que tenemos que hacer es mirar a
nuestro alrededor para darnos cuenta que esto es verdad, más aun, siendo testigos de
esta realidad, tenemos el coraje de cuestionar a Dios.
¡Dios nos llamó! ¡Él nos escogió, para que morásemos en su Reino!, y pregúntate:
-“¿qué hago?” ¡Nos llamó para que llevemos las Buenas Nuevas de Salvación!, y ¿lo
hago? Dejamos que el diablo anide en nuestra mente, permitimos que nos desanime y
desaliente. Decimos: -“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y
les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren:
¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?”.
De la misma forma que Moisés tratamos de evadir lo que Dios ha establecido para
nosotros. Mas yo mirando entre ustedes en este momento, veo hombres y mujeres
llamados por Dios para librar a su pueblo de la esclavitud. ¡Para llevar a los hijos de
Dios a la tierra que Él ha prometido! ¡Al descanso en Él!
Recordemos ese llamamiento cuando Dios dijo: -“Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a
Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.” Aquí Dios, nos está
manifestando, que Él es el que nos envía. ¡Que maravillosa verdad! Porque ¿Quién
podrá oponerse a nosotros?, puesto que si Dios nos envía Él estará con nosotros. Y si Él
está con nosotros ¿Quién contra nosotros? ¡Nadie puede! Si descansamos en esta
gloriosa verdad, tendremos la fortaleza de aceptar su llamado, e ir a librar a su pueblo de
la esclavitud y guiarlos hasta la tierra que fluye leche y miel, porque Él nos ha dicho:
-“YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a
vosotros.”
Conclusión:
Tenemos que aceptar de la manera más humilde el gran llamamiento de Dios, ya que Él
nos lo ha revelado en su palabra.
Tenemos que dejarnos caer completamente en sus manos y recibir su guía. No debemos
estar preocupados cuando vayamos a cumplir con nuestro llamamiento, ya que será
Dios quien nos guíe, y que más bienaventuranza el depender de su guía.
A donde vayamos siempre debemos llevar su mensaje. Al igual que Moisés, tenemos
que decirle al mundo siempre que nos pregunten: -“YO SOY me envió a vosotros.”
Cuando Dios nos manda, Él nos capacita y nos da de su gracia para poder obrar
conforme a su voluntad. Es hora de pararnos al frente con firmeza y dejar de huir, y de
someternos a su santa voluntad.