TP FINAL - Art. 24 Ley 26122 - 8.5

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A 30 años de la reforma constitucional de 1994

El ejercicio adecuado del control legislativo sobre el dictado de los decretos de


necesidad y urgencia: una deuda pendiente
María Laura Pennella

INTRODUCCIÓN
En el marco del trigésimo aniversario de la reforma constitucional de 1994, este
breve ensayo se propone analizar las deficiencias existentes en la técnica legislativa
empleada para la redacción del artículo 24 de la ley n°26.122denominada Régimen legal
de los decretos de necesidad y urgencia, de delegación legislativa y de promulgación
parcial de leyes(B.O.28-07-06), así como en la omisión de contemplar un plazo dentro
del cual el legislador debe realizar el control encomendado.
Para ello, se tomará como punto de partida las sentencias dictadas por las juezas y
los jueces de primera y segunda instancia del fuero laboral del Poder Judicial de la
Nación en la causa n°56862/2023 “Confederación General del Trabajo de la República
Argentina c/ Poder Ejecutivo Nacional s/acción de amparo”, a fin de resolver la petición
de declaración de inconstitucionalidad del decreto de necesidad y urgencia n°70/2023
presentada por la parte actora, en las que se refieren al problema delimitado.
De esta manera, el tema en análisis reviste importancia debido a que, si bien la
doctrina, la jurisprudencia e incluso la sociedad se manifestaron en disconformidad
conla reglamentación dispuesta mediante la ley n°26.122 sobre el control que debe
realizar el Poder Legislativo Nacional sobre el dictado de los decretos delegados, de
necesidad y urgencia (DNU) y de promulgación parcial de las leyes por parte del Poder
Ejecutivo Nacional, esta subsiste desde su sanción sin modificaciones. Asimismo, esta
circunstanciase acompaña de la omisión o ejercicio insuficiente de tal control legislativo
a pesar del avance e injerencia que el dictado de estos decretos implica por parte del
poder ejecutivo sobre materia propia del legislador.
En consecuencia, el objetivo general de este trabajo consiste en identificar las
implicancias prácticas de las falencias presentes en la redacción ley citada. Para ello se
utilizaron las sentencias dictadas en la causa n°56862/2023 tramitada en la Sala de Feria
de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo; las normas aplicables a la materia;
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el control
legislativo de los decretos de necesidad y urgencia y las producciones de la doctrina
especializada sobre el objeto de estudio.
LA LEY N°26.122
Su origen
La ley n°26.122 se sancionó como consecuencia de lareforma constitucional del
año 1994 en la que se incorporaronal texto constitucional los decretos delegados, de
promulgación parcial de las leyes y de necesidad y urgencia (DNU) en losartículos 76,
80 y 99 inciso 3° respectivamente como facultad excepcional del poder ejecutivo
nacional.
Conforme surge de las sesiones de la convención constituyente reformadora 1, la
previsión de dichos instrumentos se realizó con la finalidad deregular y limitar el
dictado de los reglamentos que implican un avance en el núcleo o materia reservada al
legislador y cuya constitucionalidad fue analizada por la doctrina y jurisprudencia. De
esta manera, se dispusieron los requisitos para la procedencia y, en lo que nos interesa,
un control legislativo posterior ante su eventual dictado a fin de salvaguardar el
principio de división de poderes inherente a un sistema republicano2.
En ese sentido, el artículo 99, inciso 3°, párrafo 4° de la Constitución Nacional
(CN) luego de establecer los requisitos de procedencia para el dictado de un DNU por el
poder ejecutivo, prevé el procedimiento de intervención posterior del Congreso a fin de
que cada cámara efectúe un “expreso tratamiento, el que de inmediato considerarán las
Cámaras”. Asimismo, dispone que “Una ley especial sancionada con la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los
alcances de la intervención del Congreso”.
De esta manera, el constituyente le ordenó al legislador la sanción de una ley que
determine y precise el procedimiento de control legislativo posterior en el dictado de los
DNU como consecuencia de la excepcionalidad en su dictado conforme se desprende
del artículo 99, inciso 3°, párrafos 2° y 3° CN.
Cabe precisar que, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN),previo a la
reforma de 1994, al pronunciarse sobre la constitucionalidad de los DNU en el caso
“Peralta, Luis Arcenio y otro c. Estado Nacional, Ministerio de Economía, Banco
Central s/amparo”3, se refirió a la posibilidad de su aceptación de forma tácita por el

1
2
conforme fue analizado por la doctrina especializada en la materia Entre dichos autores se
encuentran(Balbín 2021 2007, ; Gordillo ;Ylarri ; Gelli p., 2018; Alfonso Santiago et. al, 2019).
3
En ese sentido, previo a la reforma de 1994, la Corte Suprema de Justicia de la Nación se pronunció
sobre la constitucionalidad de los DNU en el caso “Peralta, Luis Arcenio y otro c. Estado Nacional,
Ministerio de Economía, Banco Central s/amparo”, Fallos 313:1513 (1990) en el que estableció reglas
Congreso ante la falta de expresión de su rechazo o sanción de una ley que contemple
una política pública en contrario en un plazo prudencial a su conocimiento:
Que, en tales condiciones, puede reconocerse la validez constitucional de una
norma como la contenida en el dec. 36/90, dictada por el Poder Ejecutivo. Esto,
bien entendido, condicionado por dos razones fundamentales: 1) que en
definitiva el Congreso Nacional, en ejercicio de poderes constitucionales
propios, no adopte decisiones diferentes en los puntos de política económica
involucrados; (...) Que el Congreso no ha tomado decisiones que manifiesten su
rechazo a lo establecido en el dec. 36/90, cuyo art. 9° da "cuenta" de su sanción
al legislador; antes bien en el texto de la ley 23.871, su art. 16 se refiere a "la
conversión obligatoria de activos financieros dispuesta por el Poder Ejecutivo",
y significativamente considera la fecha del 28/12/89, la misma que se tiene
relevantemente en cuenta en los arts. 1°, 2° y 3° del dec. 36/90. también esa ley,
en su art. 18 "ratificó en todas sus partes el dec. 173/90", que había derogado la
ley 23.667.Esto implica que el Congreso Nacional ha tenido un conocimiento de
modo y por un lapso suficientes de la situación planteada en autos, sin que haya
mediado por su parte rechazo de lo dispuesto por el Poder Ejecutivo, ni repudio
de conductas análogas por parte de aquél, que por el contrario ratifica.La
consolidación de la deuda pública interna, por otra parte, era finalidad que el
Congreso había expresado como lo demuestra el art. 38 de la ley 23.697
intensificó los controles sobre la emergencia, pero “diluyó los controles del
Poder Legislativo al admitir la ratificación tácita del Congreso, bastándose que
no dictara una disposición. (Considerandos 24 y 25 del voto mayoritario)
Esta situación fue interpretada por la doctrina como una conducta que “diluyó los
controles del Poder Legislativo al admitir la ratificación tácita del Congreso, bastándole
con que éste, pudiendo hacerlo, no dictara una disposición en contrario” (Gelli, 2018,
T.II., p. 443-444).
para la procedencia de estos decretos y los debidos y posibles controles que sobre estos pueden realizarse.
Asimismo, admitió la posibilidad del dictado de decretos delegados en el caso “Cocchia, Jorge Daniel c.
Nación Argentina y otro”, Fallos: 316:2624 (1993). Por otra parte, en lo rederido a los decretos de
promulgación parcial de leyes, la CSJN en el caso “Colella, Ciriaco c. Fevre y Basset y/u otro S.A.”,
1967, Fallos:268:352, sostuvo que cuando el proyecto constituye un todo inescindible, de modo que las
normas no promulgadas no puedan separarse del texto legal sin detrimento de la unidad de este, el Poder
Ejecutivo no puede promulgar parcialmente el proyecto de ley sin invadir atribuciones propias
delCongreso Nacional y sin asumir la calidad de legislador (considerando 7º), según indica Alfonso
Santiago (La nueva mirada sobre la ley 26.122: radiografía actual deuna norma clave en nuestro sistema
institucional y jurídico, El Derecho, 23/4/2019) “La doctrina interpretó, a contrario sensu, que si las partes
promulgadastienen autonomía, esto es, si pueden separarse del texto original sin detrimento de la unidad
de este, la promulgación parcial es válida”.
Sin embargo, a partir de la reforma de 1994, la Constitución Nacional requiere el
tratamiento expreso posterior por parte de ambas Cámaras del Congreso en caso de
dictado de un DNU. Dicho requerimiento de manifestación expresa, se condice con la
exclusión de la sanción ficta contenida en el artículo 82 CN, el que determina que “La
voluntad de cada Cámara debe manifestarse expresamente; se excluye, en todos los
casos, la sanción tácita o ficta”, lo que implicó un apartamiento a la doctrina del fallo
“Peralta”.
A pesar de esta situación, la ley n°26.122,sancionada en cumplimiento del artículo
99, inciso 3°, párrafo 4° CN, pero con un retardo de doce (12) años 4, no dispone un
plazo dentro del cual ambas Cámaras del Congreso deben expedirse sobre la validez o
rechazo de alguno de los decretos involucrados. Asimismo, su artículo 24 indica que el
rechazo de ambas cámaras implica su consecuente derogación, lo que fue interpretado, a
contrario sensu, como la subsistencia del decreto ante la falta de rechazo o silencio por
una de estas, a pesar de que la Constitución Nacional requiere la manifestación expresa
del poder legislativo en su artículo 82.
Las tres situaciones indicadas: la primera,la demora de doce años en su sanción; la
segunda, la ausencia de plazo dentro del cual ambas Cámaras deben expedirse y la
tercera, la posibilidad de subsistencia del DNU ante la falta de rechazo por parte de una
de las Cámaras, fueron objeto de interpretación y duras críticas por parte de la doctrina
y jurisprudencia.
La demora en su sanción
La ausencia de plazo para el pronunciamiento de ambas Cámaras
La ley n°26.122 no contiene un plazo dentro del cual cada Cámara debe expedirse
sobre el rechazo o aprobación del decreto sometido a su consideración. Este punto fue
criticado duramente por la doctrina. En ese sentido, Balbín expresa:
...el pleno no tiene plazo para expedirse, sino que el legisladorsimplemente dice
que éste debe “darle inmediato y expreso tratamiento”. Éstees, sin dudas, el
aspecto más controvertido de la ley y, según nuestro criterio,inconstitucional
más aún por el juego con el artículo 24 que reconoce el conceptode “derechos
adquiridos durante su vigencia”. Es decir, el decreto delegadocontinúa vigente
sin solución de continuidad y creando derechos consolidados.Sin embargo,
creemos que el decreto no puede tener vigencia másallá del período anual de

4
Criticaaaaaa
sesiones ordinarias en el que fue dictado o, en casode imposibilidad material de
tratamiento en ese año, en el período siguienteal del dictado del decreto. (2007)

El requerimiento de rechazo por ambas Cámaras

LA LEY N°26.122 Y SU INTERPRETACION EN LA CAUSA


“CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO DE LA REPÚBLICA
ARGENTINA C/ PODER EJECUTIVO NACIONAL S/ACCIÓN DE AMPARO”
Con motivo del dictado del DNU n°70/2023 (B.O. 21-12-23) se iniciaron
numerosos planteos judiciales dirigidos a la declaración de inconstitucionalidad e
inaplicabilidad de sus disposiciones por considerarse contrarias a varios artículos de la
Constitución Nacional, principalmente el artículo 99 inciso 3° CN.
En particular, en este apartado se centrará en las sentencias de primera y segunda
instancia dictadas en la causa n°56862/2023 con autos “Confederación General del
Trabajo de la República Argentina c/ Poder Ejecutivo Nacional s/ acción de amparo”.
En lo que refiere a la sentencia de primera instancia (24/1/2024), de su lectura se
desprende la complejidad que subyace a la falta de intervención del Congreso en el
control posterior de los DNU y la solicitud dirigida al poder judicial de ejercer el control
de constitucionalidad de dicho reglamento en el marco de una causa.
En ese sentido, la falta de disposición de un plazo para la intervención del
Congreso y la consecuente vigencia del DNU por falta de rechazo por ambas Cámaras
genera una distorsión en el esquema de atribución de competencias entre los diferentes
órganos de poder que conforman el gobierno como elemento del estado (Bidart
Campos; Gelli; Alfonso et. Al, 2019 ). Esta situación altera la dinámica prevista por el
constituyente en desmedro de la división de poderes que, como uno de los principios del
sistema republicano de gobierno, pretende generar un sistema de controles recíprocos y
evitar la preponderancia de uno por sobre el resto. Como consecuencia, la situación
trastoca la fuerza normativa de nuestra Constitución Nacional, ya que en la práctica se
vincula con “el vigor jurídico y sociológico que puede tener la ’constitución jurídica’
frente a la realidad; es decir, sobre su aptitud para disciplinar la vida política y el
comportamiento global de una sociedad” (Sagües, 1997, p. 170-823)5.
Bajo tales premisas, la sentencia de primera instancia contiene un breve análisis
de la ley n°26.122 como aspecto adicional6 relevante a fin de determinar la existencia
de un caso concreto y consecuente competencia del poder judicial a pesar de
encontrarse pendiente el tratamiento legislativo sobre el DNU.
En primer lugar, en los fundamentos de la sentencia citada se aclara que el
tratamiento del DNU en los términos del artículo 99 inciso 3° CN y de la ley n°26.122
por parte de las Cámaras aún se encontraba pendiente y se había incluido dentro del
temario previsto para las sesiones extraordinarias convocadas desde el 26/12/2023 al
15/2/2023. Esto conduce a la jueza a sostener que, encontrándose pendiente el trámite
legislativo, la situación “puede asimilarse al momento de formación de las leyes,
momento en el que - por distribución constitucional de funciones y por criterio judicial
sostenido – los jueces no deberían intervenir y la decisión definitiva debería darse en su
ámbito natural, es decir, el legislativo”.
En este punto, la falta de plazo para que las Cámaras se expidan expone las
tensiones existentes en torno al principio de división de poderes 7: el poder ejecutivo
dicta un reglamento de contenido materialmente legislativo, en este caso el DNU
n°70/2023 cuya constitucionalidad se debate8; el poder legislativo debe, por disposición
5
SAGÜES, Nestor P. "La fuerza normativa de la constitución y la actividad jurisdiccional", (1997) El
Derecho 170-823.
6
En la sentencia la jueza de feria Rodriguez Fernandez señaló “Vinculado a la oportunidad temporal,
existe un aspecto adicional, que a mi juiciono ha sido hasta aquí debidamente considerado, aunque está
incluido en la defensa delEstado cuando hace notar que “se encuentra en marcha el mecanismo
institucionalprevisto por la Constitución Nacional y el trámite parlamentario de la ley 26122” (...) Este
punto obliga a una consideración adicional. El estado de cosas actual puedeasimilarse al momento de
formación de las leyes, momento en el que - por distribuciónconstitucional de funciones y por criterio
judicial sostenido – los jueces no deberíanintervenir y la decisión definitiva debería darse en su ámbito
natural, es decir, ellegislativo. Este criterio es consistente con la excepcional aceptación de revisar
elproceso de formación de las leyes (Fallos 141:271; 143:131; 210:855). Cualquierintervención –
vinculada al control constitucional, como aquí se pretende – deberíanecesariamente ser posterior (...)
sobre la oportunidad del trámite de este amparo, creo que es necesario considerar un aspecto adicional,
aunque no menos relevante, relativo a la que podría entenderse como la ratificación legislativa de los
decretos de necesidad y urgencia”. Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo – Feria
“Confederación General del Trabajo de la República Argentina c/ Poder Ejecutivo Nacional s/ acción de
amparo”, 24/1/2024.
7
Compartimos las palabras de Ylarri, Juan, quien con cita a Spota advierte “no es indiferente sino
fundamental para el sistema político argentino el respeto real a las divisiones de poderes establecidos en
la Constitución nacional. De la aceptación de la distribución de competencias que surge de esa división
del poder político en su ejercicio se deducirá en los hechos la vigencia o no del Estado de derecho que el
sistema ha creado constitucionalmente” (“La división de poderes en la emergencia económica en
Argentina”, Cuestiones Constitucionales, Revista Mexicana de Derecho Constitucional, N°32, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, enero-junio 2015, pags. 235-262).
8
En ese sentido la doctrina se encuentra dividida al analizar la constitucionalidad del decreto. Entre
quienes se pronuncian por su inconstitucionalidad se encuentran Manili, Pablo L. “Nulidad absoluta e
constitucional, ejercer un control posterior al ejercicio de esa facultad excepcional,
aunque la ley n° 26.122 no determina un plazo para su cumplimiento a la vez que
mantiene la vigencia del DNU en el caso de silencio o falta de rechazo simultaneo de
ambas Cámaras en contraposición al artículo 82 CN y la finalidad del constituyente de
1994 al incorporar y delimitar la procedencia y dictado de los DNU; por su parte el
poder judicial, quien se encarga de efectuar el control de constitucionalidad, solo opera
ante la existencia de una causa9 y si bien en sus pronunciamientos reconoce las
falencias de la ley citada, no se ha expedido hasta el momento sobre su
constitucionalidad e incluso en las diferentes instancias se discuten los efectos que
puede ocasionar la declaración de inconstitucionalidad de un DNU por parte del poder
judicial y el posterior rechazo de dicho instrumento por el Congreso.
Esta situación se refleja en el primer párrafo de la sentencia:
El debate que hasta aquí se ha dado en esta causa debería transcurrir en el
terreno de la discusión política y de la actividad legislativa. No debería estar
tramitándose esta cuestión ante los tribunales, al menos todavía; justamente por
ello no deja de sorprender que convivan en nuestra realidad pública la
persistente impotencia política para resolver cuestiones que terminan en
consecuencia en el ámbito de los tribunales, y la crítica habitual a los jueces
desde la política (sin ver que sois la ocasión de lo mismo que juzgáis) por
adoptar decisiones que parecen avanzar sobre competencias de otros poderes.
En este caso, la magistrada a modo de reflexión inicial interpretó el término
inmediato con el que se caracteriza a la intervención del Congreso en el artículo 99
inciso 3° CN, formuló dos preguntas. En cuanto a la primera, “¿De cuánto tiempo
disponen las Cámaras si el tratamiento debe ser “inmediato”?”, se entendió que era
asimilable a “la primera ocasión disponible para ello” y, la segunda, “¿Cuál sería la
primera ocasión?” se entendió que “la primera ocasión de actividad legislativa habilita
la competencia de las Cámaras, con indiferencia del temario propuesto para sesiones
extraordinarias y por imperio de la ley”.

insanable del DNU 70/2023” Thomson Reuters 24/1/2024 2024-152, 302 y Clericó Laura “EL DNU
70/2023 es inconstitucional, nulo y de nulidad absoluta e insanable”.https://iconsar.github.io/blog/dnus/ .
Mientras que se expiden a favor de su constitucionalidad Bianchi Alberto “Casos ´faciles´y casos
´difíciles´ en la jurisprudencia de la Corte Suprema sobre DNU, La ley 2024-A 13/3/25024. Cassagne,
Juan C. “Sobre la constitucionalidad del DNU 70/2023” 10/1/2024, La ley, 2024-A
9
Ylarri, Juan Santiago, “El control judicial de constitucionalidad en Argentina”, Revista Derecho Público
Iberoamericano, N° 15, 2019, pags. 45-86.
Luego, al final de los fundamentos, estimó necesario considerar un aspecto
adicional “relativo a la que podría entenderse como la ratificación legislativa de los
decretos de necesidad y urgencia”. En ese sentido, entendió que la técnica legislativa de
la norma es “mala” por contraponerse a la regla constitucional del artículo 82 CN que
excluye la sanción tácita:
De la recta interpretación de las normas en juego resulta que, por imperio de la
regla constitucional, el silencio o la inactividad de la Comisión Bicameral
primero y de las Cámaras después sólo puede conducir a la invalidez del decreto
de necesidad y urgencia de que se trate (sin perjuicio de la validez de los actos
que puedan considerarse cumplidos en el ínterin) (…) La técnica legislativa de la
ley 26122 es mala y no parece más que orientada a eludir o ampliar el estrecho
margen constitucional antes que a respetarlo. Su artículo 24 incorpora además
una redundancia envenenada.
De esta manera con remisión al análisis sobre los DNU que la Doctora Carmen
Argibay expresó en la causa “Consumidores Argentinos”, en la que la ley n°26.122 no
resultaba de aplicación al caso aunque estaba vigente al momento de la sentencia,
sostiene que un DNU no debe subsistir ante el silencio de una o ambas cámaras, ya que
una interpretación diferente implicaría la inconstitucionalidad del artículo 24 de dicha
ley por su contraposición a la regla del artículo 82 CN y al principio de división de
poderes que implica no solo la distribución de competencias sino también el control
interórganos 10.
En consecuencia, la sentencia supedita la decisión adoptada en el marco del
expediente a la posterior actuación legislativa que podría ratificar eventualmente el
DNU analizado y, en caso de producirse, “Cualquier cuestionamiento al contenido
normativo así ratificado requeriría, claramente, un nuevo proceso judicial” por lo que
condiciona su resolución a dicha posibilidad11.

10
La magistrada de grado en ese sentido sostuvo que “hay, además, un argumento político para interpretar
así el sistema: si así fuese, resultaría fácil gobernar lisa y llanamente por decreto, como consecuencia de
la natural lentitud del Congreso Nacional y de la ausencia de control judicial de legalidad mientras dure el
silencio legislativo, situación que comprometería la división de poderes y el sistema de frenos y
contrapesos establecidos por nuestra Constitución. Solo a mayor abundamiento aclaro que una
interpretación distinta del artículo 24 de la ley 26122 de la aquí planteada implicaría que esta norma
contradice de modo abierto la regla constitucional y, en consecuencia, no correspondería más que su
declaración de inconstitucionalidad”.
11
En el decisorio, como punto 2, se resolvió “Declarar la invalidez de los artículos 73, 79, 86, 87, 88 y 97
del DNU 70/2024 en el marco de este juicio de amparo y de las circunstancias fácticas vigentes, sin
perjuicio de aclarar que gozará de validez formal en el caso de ratificación por ambas Cámaras dentro del
período de las sesiones extraordinarias en curso, o su vigencia cesará de pleno derecho en caso contrario”.
Sin embargo, el pronunciamiento comentado fue apelado por ambas partes y
revisado por la Sala de Feria de la Cámara de apelaciones de Trabajo, la que se expidió
sobre este punto e indicó que “se ve frente al deber de asumir la indelegable función
jurisdiccional de emitir un pronunciamiento -en pleno curso del proceso de intervención
de los poderes políticos-“ y en tales términos dejó sin efecto la aclaración de la
sentencia de grado por avanzar sobre el análisis de cuestiones no planteadas por las
partes al inicio del proceso12.
En síntesis, de las sentencias emitidas en la causa n°56862/2023 con autos
“Confederación General del Trabajo de la República Argentina c/ Poder Ejecutivo
Nacional s/ acción de amparo” fue posible identificar las fallas en la técnica legislativa
de la ley n°26.122 implicaron, por un lado, la ausencia de un control legislativo
suficiente en el dictado de los reglamentos con contenido legislativo, así como la
necesidad de interpretación por parte de la doctrina y jurisprudencia sobre sus
disposiciones, así como sus implicancias en la dinámica de un estado republicano.
CONCLUSIÓN
En este breve ensayo se concluyó que las deficiencias en la técnica de redacción
de ley n°26.122 generaron críticas por la doctrina y jurisprudencia. En particular, se
identificaron como las principales fallas de la norma citada la ausencia de previsión de
un plazo dentro del cual el Congreso debe realizar el análisis requerido y la previsión
contenida en su artículo 24. Esta última fue interpretada en favor de la subsistencia del
decreto de necesidad y urgencia como norma integrante de nuestro ordenamiento
jurídico ante la falta de expresión por una o ambas cámaras o el rechazo por una sola de
estas.
Esta circunstancia persiste en la realidad y actualidad argentina lo que se
evidencia en la causa n°56862/2023 tramitada en la Cámara Nacional de Apelaciones
del Trabajo de la que puede extraerse diferentes pautas interpretativas.
Sin embargo, a la fecha, no existe un pronunciamiento por parte de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el que se analice la constitucionalidad de las
disposiciones de la ley en cuestión ante la ausencia de una causa o caso concreto que
habilite su jurisdicción en los términos del artículo 116 de la Constitución Nacional.
Teniendo en cuenta la finalidad del constituyente en 1994 y en conmemoración
del trigésimo aniversario de la última reforma constitucional, consideramos oportuno

12
En su parte resolutiva se dispone como punto 2°: “2) Dejar sin efecto la “aclaración” formulada en el
apartado 2 de la parte resolutiva del fallo de primera instancia”.
reflexionar sobre la escasa, inadecuada y/o ausente intervención del Congreso en el
control de los decretos con contenido legislativo, ya que en dicho control radica uno de
los principios de un sistema constitucional, la división de poderes y su control
recíproco.

En cuanto a la metodología empleada, en primer lugar, se identificó y analizó la


normativa aplicable al control legislativo sobre el dictado de los decretos de necesidad y
urgencia; en segundo lugar, se identificó el análisis realizado por la doctrina y por la
jurisprudencia sobre las principales fallas en la redacción de la ley n°26.122; en tercer
lugar se identificó la existencia de la causa citada en la que se aborda el tema en un caso
concreto y por último se extrajeron las principales conclusiones.

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