Comunicado DNU y Proyecto de Ley Bases
Comunicado DNU y Proyecto de Ley Bases
Comunicado DNU y Proyecto de Ley Bases
a) En relación a este DNU 70/23 a la utilización en general de los DNU, que deben
ser una herramienta de carácter restrictivo y excepcional, debe rechazarse el uso
recurrente a esta herramienta, y por sobre todo rechazar contundentemente la
validez constitucional de la ley 26.122 dictada por el Congreso Nacional, en tanto no
hace más que deformar la cláusula constitucional del artículo 99 inc 3, violentando
así la división de poderes, piedra angular del sistema republicano de gobierno
consagrado en el artículo 1 de la Constitución Nacional.
b) Este andamiaje legal estructurado sobre la base del DNU y del proyecto de ley -
que a su vez contiene la ratificación del decreto-, como un cuerpo normativo
cerrado infranqueable que pretende aprobarse, introduce modificaciones
sustanciales en las relaciones civiles, comerciales y laborales de los ciudadanos,
retrocediendo en materia de géneros y diversidad y generando cambios en la
legislación penal, administrativa y del sistema electoral que rige nuestro actual
ordenamiento jurídico, que sometido a consideración así de forma intempestiva y
con casi nula recepción a introducir modificaciones, resulta por lo menos
inconveniente, y por sobre todo, introducirá reformas que: i) algunas serán
impracticables, ii) que traerán un resultado negativo e inclusive distinto a la
finalidad proclamada que supuestamente se busca, y, iii) otras pueden derivar
directamente en cuestionamientos de orden constitucional, ya sea por parte de los
ciudadanos en forma individual, o por ponerse en juego derechos colectivos que se
vean afectados (vgr la alteración de la representación popular por reformas en
materia electoral).
Son varios los aspectos, que después de un acabado y profundo estudio, debemos
destacar para que sea comprendida la magnitud de la reforma que quiere
implementarse y cómo afectará los derechos de los ciudadanos en su totalidad. Es
por ello que les solicitamos a los Sres. legisladores tengan a bien tener en cuenta
nuestra opinión al momento de decidir acerca de la viabilidad de algunas de las
reformas que se pretenden introducir de este modo intempestivo que
cuestionamos ya de por sí en cuanto a su forma. Y así, consecuentemente, valorar
la inconveniencia de las reformas, algunas con eminente sentido práctico, y otras,
en tanto que el contenido propuesto en sus distintas temáticas se contrapone a los
principios constitucionales y convencionales.
En ese sentido es que reiteramos que la herramienta que la Carta Magna le otorga
al Poder Ejecutivo mediante la utilización de los DNU, jamás debe perder su
carácter restrictivo y excepcional, de modo que resulta valorable respetar la
imposición de autolimitación a fin de no forzar el sistema mediante la
inobservancia de dicha regla, poniendo en crisis el sistema democrático, y
provocando un debilitamiento de las bases de la República.
Los DNU deben constituir una decisión de tipo coyuntural destinada a paliar una
supuesta situación excepcional, pero no pueden revestir el carácter de normas
permanentes modificatorias de leyes del Congreso Nacional, y menos aún puede
pretenderse mediante esta herramienta la derogación o reforma de un conjunto
de normas que por la sola amplitud y magnitud de las reformas excede de lo
restrictivo y excepcional.
II) El segundo está integrado por leyes que se derogan y modifican (por sustitución,
modificación, incorporación), como así también, por nuevas leyes que se sancionan.
Dentro del ámbito del primer bloque normativo, los art. 3 y 4 disponen la
delegación legislativa prevista por el art. 76 de la Constitución argentina.
1. Divorcio administrativo:
El proyecto de ley ómnibus en el art. 352 pretende incorporar como inciso d) del
artículo 435 del Código Civil y Comercial aprobado por la Ley N° 26.994 y sus
modificatorias, el siguiente texto: “d) comunicación de la voluntad de disolver el
vínculo presentada por los cónyuges en forma conjunta ante el órgano
administrativo del último domicilio conyugal, la cual tendrá los mismos efectos que
el divorcio”.
En suma, a más de 8 años de vigencia del CCyCN, fácil se puede observar que el
proceso de divorcio tal como está regulado -de manera judicial- no ha traído
mayores complejidades, tratándose de procedimientos sencillos y razonablemente
rápidos, cuando no existen conflictos sobre el patrimonio y/o en relación a los hijos
menores de edad.
En este marco, corresponde destacar que el art. 3 del proyecto crea un sistema de
habilitación para los escribanos titulares y adscriptos que “acrediten los requisitos
de capacitación que regulen las reglamentaciones de cada demarcación, los que
serán certificados por el respectivo colegio notarial”.
En definitiva, la sucesión extrajudicial -notarial- sería otro foco más de conflicto que
el proyecto de ley ómnibus pretende reeditar careciendo de valor práctico, en
atención a la falta de complejidad que tienen los procesos sucesorios no
contenciosos, sabiendo que cuando se vuelve controvertido está claro que juez
debe intervenir y, si ello no sucede, no hay complejidad y el proceso de resuelve de
manera rápida -más aún en procesos digitalizados como los actuales-
manteniéndose la seguridad jurídica que se deriva de toda intervención judicial,
que siempre otorga certeza. Tampoco resulta sorprendente que los Colegios de
Abogados del país se hayan pronunciado en contra de la adopción de la sucesión
notarial, arguyendo para ello violaciones varias de la Constitución Nacional. Se ha
dicho que el carácter de oficial público de los escribanos no implica ni puede
implicar la potestad de administrar justicia, que es finalmente en lo que consiste la
jurisdicción judicial, y que es lo que el notariado pretende arrogarse. Solo es que
juzgamos absolutamente innecesaria, y hasta potencialmente más costosa, la
instrumentación de la sucesión notarial y la reforma de varios artículos del Cód. Civ.
y Com. que el proyecto contempla.
Amén de todo lo expuesto, existe una cuestión de orden político fruto de la realidad,
que no puede ser pasado por alto.
CONCLUSIONES.
Quizás puede ser que algunas reformas puedan resultar necesarias en distintas
materias. Pero no hay dudas, por ejemplo, que, modificar un cuerpo normativo
como el Código Civil y Comercial, en aspectos troncales del mismo, además de
quedar en evidencia que no se acredita la necesidad y urgencia, es imperioso que
una reforma de tal magnitud sea fruto, no sólo de debate en el seno del Congreso,
sino también que cuente con un espacio sólido de debate en el ámbito científico y
académico de la Ciencia y la filosofía Jurídica.
Asimismo, cabe llamar a la reflexión a los legisladores para evitar que a través de las
delegaciones legislativas se desnaturalice la división de poderes, de modo tal que
las delegaciones sean lo más acotadas posibles en su contenido y plazo.
Y, por último, cabe destacar que el mejor resultado será sin dudas el que mayor
consenso tenga, pero que aun cuando el resultado sea fruto de la obtención de la
mayoría necesaria para el dictado de una reforma legislativa, no debe perderse de
vista que, cualquiera sea la materia que se legisle, siempre que se reglamenten
derechos y garantías individuales o colectivas, toda reforma debe superar el test de
razonabilidad consagrado en el artículo 28 de la Constitución Nacional.