Quien Se Ha Llevado Mi Queso

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QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Spencer Johnson

2Quien
se ha llevado
mi queso?
Una manera sorprendente de
afrontar el cambio en el trabajo
yen la vida privada

EMPRESA ACTIVA
Argentina - Chile - Colombia - Espana
Estados Unidos - Mexico - Venezuela
Titulo original:
Who Moved my Cheese?
Editor original:
G. P. Putnam's Sons, Nueva York
Traducci6n:
Jose M. Pomares

Reservados todos los derechos. Queda ri


gurosamente prohibida, sin la autoriza
ci6n escrita de los titulares de! Copyright,
bajo las sanciones establecidas en las !e
yes, la reproducci6n parcial o total de
esta obra por cualquier medio o
procedimien to, incluidos la reprografia y
el tratamien to informatico, asi como la
distribuci6n de ejemplares mediante
alquiler o presta mo publicos.

© 1998 by Spencer Johnson


© 2000 by Ediciones Urano, S. A.
Aribau, 142, pral. - 08036 Barcelona
www.empresaactiva.com

ISBN: 978-84-95787-09-5
Dep6sito legal: B - 4.197 - 2007

Fotocomposici6n: Ediciones Urano, S. A.


Impreso por Romanya Valls, S. A. - Verdaguer, 1 - 08786 Capellades
(Barcelona)

Impreso en Espana - Printed in Spain


Dedicado a mi amigo
el doctor Kenneth Blanchard,
cuyo entusiasmo por esta narraci6n
me anim6 a escribir este libro,
y cuya ayuda ha permitido
que llegue a tantas personas.
Los planes mejor trazados
de hombres y ratones
sue/en salir mal.

ROBERT BURNS (1759-1796)

La vida no es ningun pasillo recto y fdcil


que recorremos fibres y sin obstdculos,
sino un laberinto de pasadizos,
en el que tenemos que buscar nuestro camino,
perdidos y confusos, detenidos,
de vez en cuando, por un callej6n sin salida.

Pero, si tenemos fe, siempre se abre


una puerta ante nosotros;
quizd no sea la que imaginamos,
pero sf serd, finalmente,
la que demuestre ser buena
para nosotros.

A.]. CRONIN
indice

Partes de todos nosotros....................................13


La historia de la narraci6n
por Kenneth Blanchard 15
Una reunion: Chicago........................................25
La narraci6n: l Quien se ha
llevado mi queso?..........................................29
Cuatro personajes
El hallazgo del Queso
jNo hay Queso!
Los ratones: Fisg6n y Escurridizo
Los liliputienses: Hem y Haw
Mientras, de nuevo en el laberinto
Dejar atras los miedos
Disfrutar de la aventura
Moverse con el queso
Las frases escritas en la pared
Probar el queso nuevo
jDisfrutar con el cambio!
Un debate: Algo mas tarde,
ese m1• smo d1'a.............................................85

11
PARTES DE TODOS NOSOTROS

Lo simple y lo complejo

Los cuatro personajes imaginarios


presentados en esta fabula, los ratones
«Fisg6n» y «Escurridizo» y los liliputienses
«Hem» y «Haw», pretenden representar las
partes simples y complejas de nosotros
mismos, independientemente de nuestra edad,
sexo, raza o nacionalidad.

A veces, podemos actuar como


Fisgon
que fisgonea y detecta pronto el cambio,
ocomo
Escurridizo
que se apresura hacia la acci6n, o como
Hem
que se niega y se resiste al cambio, por temor
a que conduzca a algo peor, o como
Haw
que aprende a adaptarse a tiempo,
en cuanto comprende que el cambio
puede conducir a algo mejor.

Al margen de la parte de nosotros mismos


que decidamos utilizar, todos compartimos
algo en comun: la necesidad de encontrar
nuestro camino en el laberinto y alcanzar
exito en unos tiempos tan cambiantes.

13
La historia de la narraci6n
por Kenneth Blanchard

M e entusiasma contarles la historia de c6mo


se cre6 la narraci6n de 2Quien se ha lle
vado mi queso?, porque eso significa que el libro
ya se ha escrito y todos podemos leerlo, disfru
tarlo y compartirlo con los demas.
Eso es algo que he deseado que sucediera
desde que escuche por primera vez a Spencer
Johnson contar su magnffica fabula del «Que so»,
hace ya muchos afios, antes de que escri bieramos
juntos nuestro libro El ejecutivo al mi nuto.•:•
Recuerdo queen aquel entonces pense en lo
buena que era esta historia yen lo util que serfa
para mi a partir de ese momento.
2Quien se ha llevado mi queso? es una na
rraci6n sobre el cambio que tiene lugar en un
la
berinto, donde cuatro divertidos personajes bus-

* El ejecutivo al minuto, Grijalbo, Barcelona, 1995.

15
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

can el «Queso», siendo ese queso una meta.fora


de lo que deseamos tener en la vida, ya sea un
puesto de trabajo, una relaci6n, dinero, una casa
grande, libertad, salud, reconocimiento, paz es
piritual, o incluso una actividad como correr o
jugar al golf.
Cada uno de nosotros tiene su propia idea
de lo que es el Queso, y nos esforzamos por en
contrarlo porque estamos convencidos de que
nos hara felices. Si lo conseguimos, a menudo
nos vinculamos a el. Y si lo perdemos o nos lo
arrebatan, podemos pasar por una experiencia
traumatica.
El «laberinto» de la narraci6n representa
aqui el tiempo que cada uno de nosotros dedi ca
a buscar lo que desea. Puede ser la empresa u
organizaci6n donde se trabaja, la comunidad en
la que se vive o las relaciones que se tie nen
en la vida.
En las conferencias que pronuncio por todo
el mundo, suelo contar el relato del Queso que
usted se dispone a leer ahora y, con frecuencia,
la gente me dice mas tarde la gran diferencia
que supuso para ellos.
Lo crean o no, lo cierto es que esta narra
ci6n tiene fama de haber salvado carreras profe
sionales, matrimonios iY hasta vidas!
Uno de los muchos ejemplos extraidos de la
vida real procede de Charlie Jones, un afamado

16
La historia de la narraci6n

presentador de la NBC-TV, quien revel6 que


el hecho de haber escuchado la narraci6n de
2Quien se ha llevado mi queso? salvo su carrera
profesional.
Su trabajo como presentador es singular,
pero cualquier persona puede utilizar los princi
pios que el aprendi6.
Esto fue lo que sucedi6: Charlie habia tra
bajado duro y realizado una gran tarea en la
transmisi6n de las pruebas de pista y campo a
traves de unos Juegos Olfmpicos anteriores, por
lo que se sinti6 muy sorprendido y alterado
cuando su jefe le comunic6 que en los
siguientes Juegos se le retiraria de la
transmisi6n de esas pruebas estelares y se le
asignarian las de nata ci6n y saltos.
Al no conocer esos deportes tan bien, se
sin ti6 frustrado y poco apreciado, lo que
provoc6 en el un gran enfado. Dijo sentir que
aquello no era justo. A partir de entonces, su
c6lera empe z6 a afectar a todo lo que hacia.
Fue entonces cuando escuch6 el relato de
2Quien se ha llevado mi queso?
Despues de eso, asegur6 haberse reido de si
mismo y cambi6 por completo de actitud. Se
dio cuenta de que su jefe no habia hecho sino
«cam biarle el Queso de sitio». Asi pues, se
adapt6. Aprendi6 a conocer los dos nuevos
deportes que se le habian asignado y, a lo
largo del proceso,

17
iQUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

descubrio que hacer algo nuevo le permitfa sen


tirse mas joven.
Su jefe no tardo en reconocer esta nueva
ac titud y energfa, y pronto le ofrecio mejores
co metidos. Charlie Jones empezo a tener mas
exi to que nunca y mas tarde quedo incluido en
el apartado de presentadores del Salon de la
Fama del Futbol.
Esta no es masque una de entre las muchas
historias de la vida real que he oido contar acer
ca del impacto que ha tenido esta narracion so
bre la gente y que ha afectado desde su vida la
boral a su vida amorosa.
Estoy tan absolutamente convencido del
poder de 2Quien se ha llevado mi queso? que
entregue un ejemplar de una edicion previa a
to
dos los que trabajan en nuestra empresa (mas de
doscientas personas). i Por que?
Pu.es porque, como toda empresa que no
solo desea sobrevivir en el futuro, sino seguir
siendo competitiva, The Ken Blanchard
Compa nies esta inmersa en un cambio
constante. Es decir, sigue cambiandonos el
Queso de sitio. Aunque en el pasado querfamos
contar con em pleados leales, hoy necesitamos
gente flexible, que no sea posesiva respecto de
«como se hacen las cosas por aqui».
Y, sin embargo, como todos sabemos
muy bien, vivir en una constante corriente de
aguas
18
La historia de la narraci6n

bravas, con todos los cambios que ocurren en


el trabajo o en la vida, puede ser algo muy es
tresante, a menos que la gente tenga una for
ma de considerar el cambio que la ayude a
comprenderlo. Es decir, que entre en la histo
ria del Queso.
Cuando le cuento esta historia a la gente y
luego leen 2Quien se ha llevado mi queso?, casi
puede percibirse como empieza a producirse
una liberacion de energfa negativa. Uno tras
otro, desde todos los departamentos de la em
presa, se esfuerzan por darme las gracias por el
libro y decirme lo util que ya les ha sido para
ver, bajo una luz diferente, los cambios que se
estan produciendo en la empresa. Creanme, se
necesita muy poco tiempo para leer esta peque
fia parabola, pero el impacto que causa puede
ser profundo.
A medida que vaya leyendo, encontrara
tres partes. En la primera, «Una reunion»,
antiguos compafieros de escuela hablan en una
reunion de clase sobre como afrontar los
cambios que estan teniendo lugar en su vida. La
segunda par te, que constituye el nucleo del
libro, es «La na rracion: Quien se ha llevado mi
queso?»
En «La narracion» vera que a los dos rato
nes les va mejor cuando se enfrentan al cambio,
porque procuran que las cosas sigan siendo
sim ples, mientras que los dos liliputienses,

19
con sus

19
NIBEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

complejos cerebros y emociones humanas, no


hacen masque complicarlo todo. No quiere ello
decir que los ratones sean mas listos. Todos sa
bemos que las personas son mas inteligentes
que los ratones.
Sin embargo, a medida que se observa lo
que hacen nuestros cuatro personajes y se da
uno cuenta de que los ratones y los liliputienses
representan partes de nosotros mismos (lo sim
ple y lo complejo), se termina por comprender
que tendrfamos muchas mas ventajas si, cuando
cambian las situaciones, hicieramos aquellas
co sas sencillas que funcionan.
En la tercera parte, «Un debate», la gente
analiza lo que signific6 «La narraci6n» para
ellos y c6mo van a utilizarla en su trabajo y en
su vida. Algunos lectores del manuscrito
inicial de este libro prefirieron detenerse al
final de «La narraci6n», sin continuar la
lectura, e interpre tar su significado por sf
mismos. Otros disfru taron leyendo «Un
debate» porque eso estimu-
16 su pensamiento acerca de c6mo podrfan
aplicar lo aprendido a su propia situaci6n.
En cualquier caso, conffo en que cada vez
que vuelva a leer JQuien se ha llevado mi que
so? encuentre algo nuevo y util, como me suce
de a mf, y que eso le ayude a afrontar el cambio
y alcanzar exito, en aquello que usted mismo
decida que es el exito.

20
La historia de la narraci6n

Espero que disfrute con lo que se dispone a


descubrir y le expreso mis mejores deseos. Ah,
y recuerde: jmuevase con el Queso!

KEN BLANCHARD

San Diego (California)

21
Quien se ha llevado
mi queso?
Una reunion
Chicago

U n soleado domingo, en Chicago, varios anti


guos compafi.eros de clase que habian sido
buenos amigos en la escuela se citaron para al
morzar despues de haber asistido la noche ante
rior a la reunion de su escuela superior. Desea
ban saber mas detalles sobre lo que sucedfa en la
vida de cada uno de ellos. Despues de no pocas
bromas y un copioso almuerzo, iniciaron una in
teresante conversaci6n.
Angela, que habfa sido una de las alumnas
mas populares de la clase, dijo:
-Desde luego, la vida result6 ser muy dife
rente a como crei que serfa cuando estaba en la
escuela. Han cambiado muchas cosas.
-Ciertamente -asinti6 Nathan. Todos sa
bfan que se habfa hecho cargo del negocio de la
familia, que funcionaba del mismo modo y que
formaba parte de la comunidad local desde que
tenfan uso de raz6n. Por eso se sorprendieron al
comprender que pareda preocupado-. Pero iOS

25
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

habeis dado cuenta de que no queremos


cambiar cuando las cosas cambian?
-Supongo que nos resistimos al cambio
porque le tenemos miedo -observ6 Carlos.
-Carlos, tu fuiste el Capitan del equipo de
futbol -intervino Jessica-. jNunca crei posible
oirte decir que tienes miedo!
Todos se echaron a refr al darse cuenta de
que, a pesar de haber seguido direcciones muy
diferentes, desde trabajar en casa hasta dirigir
empresas, experimentaban unos sentimientos
muy similares.
Todos trataban de afrontar los inesperados
cambios que les estaban ocurriendo en los ulti
mos afi.os. Y la mayoria admitia no conocer
una buena forma de manejarlos.
-A mi me daba miedo cambiar -dijo en
tonces Michael-. Cuando se present6 un gran
cambio en nuestra empresa, no supimos que ha
cer. Asi que no nos adaptamos y estuvimos a
punto de perderla. Pero ,entonces oimos contar
un divertido y breve cuento que lo cambi6 todo.
-lDe veras? -pregunt6 Nathan.
-Bueno, el caso es que esa narraci6n trans-
form6 mi forma de considerar el cambio, de
modo queen lugar de verlo como la posibilidad
de perder algo, empece a verlo como la oportu
nidad de ganar algo y comprendi c6mo hacerlo.
Despues de eso, las cosas mejoraron con rapi-

26
Una reunion

dez, tanto en el trabajo como en mi vida perso


nal.
»Al principio, me molest6 la evidente sim
plicidad del relato porque parecia algo que bien
pudieran habernos contado en la escuela.
»Fue entonces cuando me di cuenta de que,
en realidad, me sentia molesto conmigo mismo,
porno haber visto lo evidente ni haber hecho lo
que verdaderamente funciona cuando cambian
las cosas.
»Al comprender que los cuatro personajes
de ese cuento representan las diversas partes de
mi mismo, decidi c6mo queria actuar y cambie.
»Mas tarde, se lo conte a algunas personas
de nuestra empresa, y ellas se lo contaron a su
vez a otras, y el negocio no tard6 en mejorar
considerablemente, gracias a que la mayoria de
nosotros aprendimos a adaptarnos mejor al
cambio. Y, lo mismo que me sucede a mi, son
muchos los que afirman que tambien los ha ayu
dado en su vida privada.
»Por otro lado, fueron pocas las personas
que dijeron no haber sacado nada en limpio de
esta narraci6n. 0 bien conocian ya las lecciones
y las vivian y ponian en practica o, lo que era
mas habitual, creian saberlo todo y no deseaban
aprender. Nose daban cuenta de la raz6n por la
que tantos otros se beneficiaban de ella.
»Cuando uno de nuestros altos ejecutivos,

27
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

que tenfa problemas para adaptarse, dijo que el


relato solo era una perdida de su valioso tiempo,
otros se burlaron de el, diciendo que sabfan muy
bien que personaje representaba en el cuento,
re firiendose con ello al que no aprendfa nada
nue vo y no cambiaba.
-lPero cual es ese cuento? -pregunt6 An-
gela.
-Se titula Quien se ha llevado mi queso?
Todos se echaron a refr.
-Creo que esto ya empieza a gustarme
-dijo Carlos-. lTe importarfa contarnoslo?
Quiza podamos sacarle partido.
-Pues claro -contest6 Michael-. Me en
cantara y, ademas, no se necesita mucho tiempo.
Y asf fue como empez6 a contarlo.

28
La narraci6n
i Quien se ha llevado mi queso?

E rase una vez, hace mucho tiempo, en un pais


muy lejano, vivian cuatro pequefios perso
najes que recorrian un laberinto buscando el
queso que los alimentara y los hiciera sentirse fe
lices.
Dos de ellos eran ratones y se llamaban
«Fisg6n» y «Escurridizo», y los otros dos eran
li liputienses, seres tan pequefios como los
ratones, pero cuyo aspecto y forma de actuar se
pareda mucho a las gentes de hoy dfa. Se
llamaban
«Hem» y «Haw».
Debido a su pequefio tamafio, seria facil no
darse cuenta de lo que estaban haciendo los cua
tro. Pero si se miraba con la suficiente atenci6n,
se descubrian las cosas mas extraordinarias.
Cada dia, los ratones y los liliputienses dedi
caban el tiempo en el laberinto a buscar su pro pio
queso especial.

29
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Los ratones, Fisg6n y Escurridizo, que solo


posefan simples cerebros de roedores, pero muy
buen instinto, buscaban un queso seco y duro de
roer, como suelen hacer los ratones.
Los dos liliputienses, Hem y Haw, utiliza
ban su cerebro, repleto de convicciones y
emociones, para buscar una clase muy dife rente
de Queso, con mayuscula, que estaban
convencidos los harfa sentirse felices y alcan
zar exito.
Por muy diferentes que fuesen los ratones y
los liliputienses, tenfan algo en comun: cada ma
fiana, se colocaban sus atuendos y sus zapatillas
de correr, abandonaban sus diminutas casas y se
ponfan a correr por el laberinto en busca de su
queso favorito.
El laberinto estaba compuesto por pasillos
y camaras, algunas de las cuales contenfan un
que so delicioso. Pero tambien habfa rincones
oscu ros y callejones sin salida que no
conducfan a ninguna parte. Era un lugar donde
cualquiera podfa perderse con suma facilidad.
No obstante, el laberinto contenfa secretos
que permitfan disfrutar de una vida mejor a los
que supieran encontrar su camino.
Los ratones, Fisg6n y Escurridizo, utiliza ban
el sencillo metodo del tanteo para encontrar el
queso. Recorrfan un pasadizo y, si lo encon traban
vado, se daban media vuelta y recorrfan

30
La narraci6n

otro. Recordaban los pasadizos donde no habfa


queso y, de ese modo, pronto empezaron a ex
plorar nuevas zonas.
Fisg6n utilizaba su magnffica nariz para
husmear la direcci6n general de donde procedfa
el olor del queso, mientras que Escurridizo se
lanzaba hacia delante. Se perdieron mas de una
vez, como no podfa ser de otro modo; segufan
direcciones equivocadas y a menudo tropezaban
con las paredes. Pero al cabo de un tiempo en
contraban el camino.
Al igual que los ratones, Hem y Haw, los
dos liliputienses, tambien utilizaban su capaci
dad para pensar y aprender de experiencias del
pasado. No obstante, se fiaban de su complejo
cerebro para desarrollar metodos mas sofistica
dos de encontrar el Queso.
A veces les salfa bien, pero en otras ocasio
nes se dejaban dominar por sus poderosas con
vicciones y emociones humanas, que nublaban
su forma de ver las cosas. Eso hacfa que la vida
en el laberinto fuese mucho mas complicada y
desafiante.
A pesar de todo, Fisg6n, Escurridizo, Hem
y Haw terminaron por encontrar el camino ha
cia lo que andaban buscando. Cada uno encon
tr6 un dfa su propia clase de queso al final de
uno de los pasadizos, en el dep6sito de Queso
Q.

31
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Despues de eso, los ratones y los liliputien


ses se ponian cada mafiana sus atuendos para co
rrer y se dirigian al dep6sito de Queso Q. Asf, no
tardaron mucho en establecer cada uno su pro pia
rutina.
Fisg6n y Escurridizo continuaron levantan
dose pronto cada dia para recorrer el laberinto,
siguiendo siempre la misma ruta.
Una vez llegados a su destino, los ratones
se quitaban las zapatillas de correr, las ataban
jun tas y se las colgaban del cuello, para poder
utili zarlas de nuevo con rapidez en cuanto las
necesi taran. Por ultimo, se dedicaban a
disfrutar del queso.
Al principio, Hem y Haw tambien se apre
suraban cada mafiana hacia el dep6sito de Que
so Q, para disfrutar de los jugosos nuevos boca
dos que los esperaban.
Pero, al cabo de un tiempo, los liliputienses
establecieron una rutina diferente.

Hem y Haw se levantaban cada dfa un poco


mas tarde, se vestian con algo mas de lentitud
y, en lugar de correr, caminaban hacia el
dep6sito de Queso Q. Despues de todo, ahora
ya sabfan don de estaba el Queso y c6mo llegar
hasta el.
No tenfan la menor idea de d6nde provenia
el Queso ni de quien lo ponfa allf. Simplemente,

32
La narraci6n

suponfan que estarfa donde esperaban que estu


v1ese.
Cada mafiana, en cuanto llegaban al
dep6si to de Queso Q, se instalaban
c6modamente, como si estuvieran en su casa.
Colgaban los atuendos de correr, se quitaban las
zapatillas y se ponian las pantuflas. Ahora que
habian encon trado el Queso empezaban a
sentirse muy c6mo dos.
-Esto es fantastico -dijo Hem-. Aqui
hay Queso suficiente para toda la vida.
Los liliputienses se sentian felices; tenian la
sensaci6n de haber alcanzado el exito y creian
estar seguros.
Hem y Haw no tardaron en considerar que
el Queso encontrado en el dep6sito de Queso Q
era de su propiedad. Alli habia tantas reservas
de Queso que finalmente trasladaron sus
hogares para estar mas cerca y crear su vida
social alre dedor de ese lugar.
Para sentirse todavia mas c6modos, Hem y
Haw decoraron las paredes con frases y hasta di
bujaron imagenes del Queso a su alrededor, lo
que los hacia sonrefr. Una de aquellas frases de
cia:

33
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

34
La narraci6n

A veces, Hem y Haw invitaban a sus


amigos para que contemplaran su mont6n de
Queso en el dep6sito de Queso Q, lo mostraban
con orgu llo y dedan: «Bonito Queso,
lVerdad?». Algunas veces lo compartfan con
sus amigos. Otras veces no.
-Nos merecemos este Queso -dijo Hem,
al tiempo que tomaba un trozo fresco y se lo co
mfa-. Sin duda tuvimos que trabajar duro y
du rante mucho tiempo para encontrarlo.
Despues de comer, Hem se qued6 dormido,
como solfa sucederle.
Cada noche, los liliputienses regresaban len
tamente a casa, repletos de Queso, y cada mafia
na volvfan a buscar mas, sintiendose muy segu ros
de sf mismos.
Asf se mantuvo la situaci6n durante algun
tiempo.
Poco a poco, la seguridad que Hem y Haw
tenfan en sf mismos se fue convirtiendo en la
arrogancia propia del exito. Pronto se sintieron
tan sumamente a gusto, que ni siquiera se
dieron cuenta de lo que estaba sucediendo.

Por su parte, Fisg6n y Escurridizo continuaron


con su rutina a medida que pasaba el tiempo.
Cada mafiana llegaban temprano, husmeaban,
marcaban la zona e iban de un lado a otro del

35
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

deposito de Queso Q, comprobando si se habia


producido algun cambio con respecto a la situa
cion del dia anterior. Luego, se sentaban tran
quilamente a roer el queso.
Una mafiana llegaron al deposito de Queso
Q y descubrieron que no habia queso.
No se sorprendieron. Desde que Fisgon y
Escurridizo empezaron a notar que la provision
de queso disminuia cada dia que pasaba, se ha
bian preparado para lo inevitable y supieron
ins tintivamente que ten.fan que hacer.
Se miraron el uno al otro, tomaron las zapa
tillas de correr que llevaban atadas y convenien
temente colgadas del cuello, se las pusieron en las
patas y se anudaron los cordones.
Los ratones no se entretuvieron en analizar
demasiado las cosas.
Para ellos, tanto el problema como la res
puesta eran bien simples. La situacion en el de
posito de Queso Q habia cambiado. Asi pues,
Fisgon y Escurridizo decidieron cambiar.
Ambos se quedaron mirando hacia el ines
crutable laberinto. Luego, Fisgon levanto ligera
mente la nariz, husmeo y le hizo sefias a Escurri
dizo, que echo a correr por el laberinto siguiendo
la indicacion de Fisgon, seguido por este con toda
la rapidez que pudo.
Muy pronto ya estaban en busca de Queso
Nuevo.

36
La narraci6n

•••
Algo mas tarde, ese mismo dfa, Hem y Haw lle
garon al dep6sito de Queso Q. No habfan pres
tado la menor atenci6n a los pequefios cambios
que se habfan ido produciendo cada dfa, asi que
daban por sentado que alli encontrarian su Que
so, como s1empre.
No estaban preparados para lo que descu
brieron.
-jQue! lNohay Queso? -grit6 Hem, y si
gui6 gritando-: lNo hay Queso? lNo hay nada
de Queso?, -como si el hecho de gritar cada
vez mas fuerte bastara para que reapareciese.
»lQuien se ha llevado mi Queso? -aull6.
Finalmente, puso los brazos en jarras, con
la cara enrojecida, y grit6 con toda la fuerza de
su voz:
-jNo hay derecho!
Haw, por su parte, se limit6 a sacudir la ca
beza con incredulidad. El tambien estaba seguro
de encontrar Queso en el dep6sito de Queso Q.
Se qued6 alli de pie durante largo rato, como
pe trificado por la conmoci6n. No estaba
prepara do para esto.
Hem gritaba algo, pero Haw no queria es
cucharlo. No queria tener que enfrentarse con
esta nueva situaci6n, asi que hizo oidos sordos.
El comportamiento de los liliputienses no

37
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

era precisamente halagiiefi.o ni productivo, aun que


si comprensible.
Encontrar el Queso no les habfa resultado
facil, y para los liliputienses significaba mucho
mas que, simplemente, tener cada dfa que comer.
Para ellos, encontrar el Queso era su forma
de conseguir lo que crefan necesitar para ser
feli ces. Tenfan sus propias ideas acerca de lo
que el Queso significaba para ellos,
dependiendo de su sabor.
Para algunos, encontrar Queso equivalia a
tener cosas materiales. Para otros, significaba
disfrutar de buena salud o desarrollar un sentido
espiritual del bienestar.
. Para Haw, por ejemplo, el Queso significaba
sentirse seguro, tener algun dfa una familia cari
fi.osa y vivir en una bonita casa de campo en la
Vereda Cheddar.
Para Hem, el Queso significaba convertirse
en un Gran Quesero que mandara a muchos
otros y en ser propietario de una gran casa en lo
alto de Colina Camembert.
Puesto que el Queso era tan importante para
ellos, los dos liliputienses emplearon bastante
tiempo en decidir que hacer. Lo unico que se les
ocurri6 fue seguir mirando por los alrededores
del dep6sito Sin Queso, para comprobar si el
Queso habfa desaparecido realmente.
Mientras que Fisg6n y Escurridizo se habfan

38
La narraci6n

puesto en movimiento con rapidez, Hem y Haw


segufan con sus indecisiones y exclamaciones.
Despotricaban y desvariaban ante la injusti
cia de la situaci6n. Haw empez6 a sentirse depri
mido. 2Que ocurrirfa si el Queso segufa sin estar
alli a la mafi.ana siguiente? Precisamente habfa
hecho planes para el futuro, basandose en la pre
sencia de ese Queso.
Los liliputienses no podfan creer lo que esta
ba ocurriendo. 2C6mo podfa haber sucedido una
cosa asf? Nadie les habfa advertido de nada. No
era justo. Se suponfa que las cosas no debfan ser
asi.
Hem y Haw regresaron aquella noche a sus
casas hambrientos y desanimados. Pero antes de
marcharse, Haw escribi6 en la pared:

39
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

40
La narraci6n

Al dfa siguiente, Hem y Haw abandonaron


sus hogares y regresaron de nuevo al dep6sito
Sin Queso, confiando, de algun modo, en volver
a encontrar Queso.
Pero la situaci6n no habfa variado; el Queso
ya no estaba allf. Los liliputienses no sabfan que
hacer. Hem y Hawse quedaron alli, inmoviliza dos
como dos estatuas.
Haw cerr6 los ojos con toda la fuerza que
pudo y se cubri6 las orejas con las manos. Lo
unico que deseaba era bloquear todo tipo de per
cepciones. No querfa saber que la provision de
Queso habfa ido disminuyendo gradualmente.
Estaba convencido de que habfa desaparecido de
repente.
Hem analiz6 una y otra vez la situaci6n y,
finalmente, su complicado cerebro, con su
enorme sistema de creencias, se afianz6 en su
16gica.
- Por que me han hecho esto? -pregun
t6-. iQue esta pasando aqui?
Haw abri6 los ojos, mir6 a su alrededor y
dijo:
-Y, a prop6sito, id6nde estan Fisg6n y Es
curridizo? iCrees que ellos saben algo que noso
tros no sepamos?
-iQue demonios podrfan saber ellos? -
re plic6 Hem con sorna-. No son mas que
simples ratones. Escasamente responden a lo
que sucede.

41
QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Nosotros, en cambio, somos liliputienses. Somos


mas inteligentes que los ratones. Deberfamos
po der encontrar una soluci6n a esto.
-Se que somos mas inteligentes -asinti6
Haw-, pero por el momento no parece que es
temos actuando como tales. Las cosas estan
cambiando aqui, Hem. Quiza tambien tenga
mos que cambiar nosotros y actuar de modo di
ferente.
-iY por que ibamos a tener que cambiar?
-replic6 Hem-. Somos liliputienses. Somos
seres especiales. Este tipo de cosas no
deberia habernos ocurrido a nosotros y, si nos
ha suce dido, tendriamos que sacarles al
menos algun beneficio.
-iY por que crees que deberiamos obtener
un beneficio? -pregunt6 Haw.
-Porque tenemos derecho a ello -afirm6
Hem.
-iDerecho a que? -quiso saber Haw.
-Pues derecho a nuestro Queso.
-iPor que? -insisti6 Haw.
-Pues porque no fuimos nosotros los cau-
santes de este problema -contest6 Hem-. Al
guien lo ha provocado, y nosotros deberiamos
aprovecharnos de la situaci6n.
-Quiza lo que debamos hacer -sugiri6
Haw- sea dejar de analizar tanto las cosas y
po nernos a buscar algo de Queso Nuevo.

42
La narraci6n

-Ah, no -exclam6 Hem-. Estoy


decidido a llegar hasta el fondo de este
asunto.

Mientras Hem y Haw seguian tratando de deci dir


que hacer, Fisg6n y Escurridizo ya hacia tiem po
que se habian puesto patas a la obra. Llegaron mas
lejos que nunca en los recovecos del laberin to,
recorrieron nuevos pasadizos y buscaron el queso
en todos los dep6sitos de Queso que en contraron.
No pensaban en ninguna otra cosa que no
fuese encontrar Queso Nuevo.
No encontraron nada durante algun tiempo,
hasta que finalmente llegaron a una zona del la
berinto en la que nunca habian estado con ante
rioridad: el dep6sito de Queso N.
Lanzaron grititos de alegria. Habian encon
trado lo que estaban buscando: una gran reserva
de Queso Nuevo.
Apenas podian creer lo que veian sus ojos.
Era la mayor provision de queso que jamas hu
bieran visto los ratones.

Mientras tanto, Hem y Haw seguian en el dep6-


sito de Queso Q, evaluando su situaci6n. Empe
zaban a sufrir ahora los efectos de no tener Que
so. Se sentian frustrados y colericos, y se

43
lQUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

acusaban el uno al otro por la situaci6n en que


se hallaban.
De vez en cuando, Haw pensaba en sus
ami gos los ratones, en Fisg6n y Escurridizo, y
se pre guntaba si acaso habrfan encontrado ya
algo de queso. Estaba convencido de que debfan
de estar pasandolo muy mal, puesto que recorrer
el labe rinto de un lado a otro siempre suponfa
un tanto de incertidumbre. Pero tambien sabfa
que, muy probablemente, esa incertidumbre no
les durarfa mucho.
A veces, Haw imaginaba que Fisg6n y
Escu rridizo habfan encontrado Queso Nuevo,
del que ya disfrutaban. Penso en lo bueno que
serfa para el emprender una aventura por el
laberinto yen contrar Queso Nuevo. Casi lo
saboreaba ya.
Cuanto mayor era la claridad con la que
vefa su propia imagen descubriendo y disfrutan
do del Queso Nuevo, tanto mas se imaginaba a
sf mismo en el acto de abandonar el dep6sito de
Queso Q.
-j Va.monos! -exclam6 entonces, de re
pente.
-No -se apresur6 a responder Hem-.
Me gusta estar aquf. Es un sitio c6modo. Esto es
lo que conozco. Ademas, salir por ahf fuera es
peligroso.
-No, no lo es -le replic6 Haw-. En
otras ocasiones anteriores ya hemos
recorrido mu-
44
La narraci6n

chas partes del laberinto y podemos hacerlo de


nuevo.
-Empiezo a sentirme demasiado viejo para
eso -dijo Hem-. Y creo que no me interesa la
perspectiva de perderme y hacer el ridiculo.
iAcaso a ti te interesa eso?
Y, con ello, Haw volvi6 a experimentar el
te mor al fracaso y se desvaneci6 su esperanza
de encontrar Queso Nuevo.
Asi que los liliputienses siguieron haciendo
cada dia lo mismo que habian hecho hasta en
tonces. Acudfan al dep6sito de Queso Q, no en
contraban Queso alguno y regresaban a casa,
cargados unicamente con sus preocupaciones y
frustraciones.
Intentaron negar lo que estaba ocurriendo,
pero cada noche les resultaba mas dificil dormir,
y al dfa siguiente les quedaba menos energfa y se
sentian mas irritables.
Sus hogares ya no eran los lugares
acogedo res y reconfortantes que habian sido en
otros tiempos. Los liliputienses tenfan
dificultades para dormir y sufrian pesadillas por
no encon trar ningun Queso.
Pero Hem y Haw seguian regresando cada
dia al dep6sito de Queso Q, donde se limitaban
a esperar.
-iSabes? -dijo un dia Hem-, si nos es
forzasemos un poco mas quiza descubririamos

45
ij

NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

que las cosas no han cambiado tanto. Probable


mente, el Queso esta cerca. Es posible que lo
es condieran detras de la pared.
Al dia siguiente, Hem y Haw regresaron
provistos de herramientas. Hem sostenia el cin
cel que Haw golpeaba con el martillo, hasta
que, tras no poco esfuerzo, lograron abrir un
agujero en la pared del dep6sito de Queso Q. Se
asomaron al otro lado, pero no encontraron
Queso alguno.
Se sintieron decepcionados, pero convenci
dos de poder solucionar el problema. Asi que, a
partir de entonces, empezaron a trabajar mas
pronto y mas duro y se quedaron hasta mas tar
de. Pero, al cabo de un tiempo, lo unico que ha
bfan conseguido era hacer un gran agujero en la
pared.
Haw empezaba a comprender la diferencia
entre actividad y productividad.
-Quiza debamos limitarnos a permanecer
sentados aquf y ver que sucede -sugiri6
Hem-. Tarde o temprano tendran que devolver el
Que so a su sitio.
Haw deseaba creerlo asf, de modo que cada
dfa regresaba a casa para descansar y luego vol
via de mala gana al dep6sito de Queso Q, en
compaiifa de Hem. Pero el Queso no reapareci6
nunca.
A estas alturas, los liliputienses ya comenza-

46
La narraci6n

ban a sentirse debiles a causa del hambre y el


es tres. Haw estaba cansado de esperar, pues su
si tuaci6n no mejoraba lo mas minimo. Empez6
a comprender que, cuanto mas tiempo permane
cieran sin Queso, tanto mas dificil seria la situa
ci6n para ellos.
Haw sabia muy bien que estaban perdiendo
su ventaja.
Finalmente, un buen dia, Hawse echo a reir
de si mismo.
-Fijate. Seguimos haciendo lo mismo de
siempre, una y otra vez, y encima nos pregunta
mos por que no mejoran las cosas. Si esto no
fue ra tan ridiculo, hasta resultaria divertido.
A Haw no le gustaba la idea de tener que
lanzarse de nuevo a explorar el laberinto, por
que sabia que se perderia y no tenia ni la menor
idea de d6nde podria encontrar Queso. Pero no
pudo evitar reirse de su estupidez, al
comprender lo que le estaba haciendo su temor.
-2D6nde dejamos las zapatillas de correr?
-le pregunt6 a Hem.
Tardaron bastante en encontrarlas, porque
cuando habian encontrado Queso en el dep6sito
de Queso Q, las habian arrinconado en cual
quier parte creyendo que ya no volverian a
nece sitarlas.
Cuando Hem vio a su amigo calzandose las
zapatillas, le pregunt6:

47
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

-No pensaras en serio en volver a internar


te en ese laberinto, lVerdad? lPor que note
limi tas a esperar aquf conmigo hasta que nos
devuel van el Queso?
-Veo que no entiendes nada -contest6
Haw-. Yo tampoco quise verlo asf, pero
ahora me doy cuenta de que nadie nos va a
devolver el Queso de ayer. Ya es hora de
encontrar Queso Nuevo.
-Pero lY si resulta que ahf fuera no hay
ningun Queso? -replic6 Hem-. Y aunque lo
hubiera, lY si no lo encuentras?
-Pues no se -contest6 Haw.
El tambien se habfa hecho esas mismas pre
guntas muchas veces y experiment6 de nuevo los
temores que le mantenfan donde estaba.
«lD6nde tengo mas probabilidades de en-
contrar Queso, aquf o en el laberinto?», se pre
gunt6 a sf mismo.
Se hizo una imagen mental. Se vio a sf
mis mo aventurandose por el laberinto, con una
son risa en la cara.
Aunque esta imagen le sorprendi6, lo cierto
es que le hizo sentirse bien. Se imagin6
perdien dose de vez en cuando en el laberinto,
pero ex perimentaba la suficiente seguridad en
sf mismo de que encontrarfa finalmente Queso
Nuevo y todas las cosas buenas que lo
acompaiiaban. Asf que, finalmente, hizo acopio
de todo su valor.

48
La narraci6n

Luego, utiliz6 su imaginaci6n para hacerse


la imagen mas verosimil que pudiera concebir,
acompaiiada por los detalles mas realistas, de si
mismo al encontrar y disfrutar con el sabor del
Queso Nuevo.
Se imagin6 comiendo sabroso queso suizo
con agujeros, queso cheddar de brillante color
anaranjado, quesos estadounidenses,
mozzarella italiana, y el maravillosamente
pastoso camem bert frances, y...
Entonces oy6 a Hem decir algo y tom6 con
ciencia de hallarse todavia en el dep6sito de
Queso Q.
-A veces, las cosas cambian y ya nunca
mas vuelven a ser como antes -dijo Haw-. Y
esta parece ser una de esas ocasiones. jAsi es la
vida! Sigue adelante, y nosotros deberiamos ha
cer lo mismo.
Haw mir6 a su demacrado compaiiero y tra
t6 de infundirle sentido comun, pero el temor de
Hem se transform6 en c6lera y no quiso escu
charle.
Haw no tenia la intenci6n de ser grosero con
su amigo, pero no pudo evitar echarse a reir ante
la estupidez de ambos.
Mientras se preparaba para marcharse, em
pez6 a sentirse mas animado, sabiendo que
final mente habia logrado reirse de si mismo,
dejar atras el pasado y seguir adelante.

49
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Hawse echo a reir con fuerza y exclam6:


-jEs hora de explorar el laberinto!
Hem no se ri6 ni dijo nada.
Antes de partir, Haw tom6 una piedra pe
queiia y afilada y escribi6 un pensamiento muy
serio en la pared, para darle a Hem algo en lo
que pensar. Tai como era su costumbre, traz6 in
cluso un dibujo de queso alrededor, confiando
en que eso le ayudara a Hem a sonreir, a tomar
se la situaci6n mas a la ligera y seguirle en la
bus queda de Queso Nuevo. Pero Hem no quiso
mi rar lo escrito, que decfa:

50
La narraci6n

Si no cambias,
te puedes extinguir.

51
QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Luego, Haw asom6 la cabeza por el


agujero que habfan abierto y mir6 ansioso hacia
el labe rinto. Penso en como habfan llegado a
esta situa cion sin Queso.
Durante un tiempo habfa crefdo que bien
podrfa no haber nada de Queso en el laberinto,
o que quiza no lo encontrara. Esas temerosas
con vicciones no hicieron sino inmovilizarlo y
anu larlo.
Sonri6. Sabfa que, interiormente, Hem se
gufa preguntandose: « Quien se ha llevado mi
queso?», pero Haw, en cambio, se preguntaba:
« Por que no me levante antes y me movi con el
Queso?».
Al empezar a internarse en el laberinto,
mir6 hacia atras, en direccion al lugar de donde
habfa venido y donde tantas satisfacciones
habfa en contrado. Casi notaba como si una
parte de si mismo se sintiera atraida hacia atras,
al territo rio que le resultaba familiar, a pesar de
que ya hacfa tiempo que no encontraba alH
nada de Queso.
Haw se sinti6 mas ansioso y se pregunt6 si
realmente deseaba internarse en el laberinto.
Es cribi6 una frase en la pared, por delante de
el, y se qued6 mirandola fijamente durante un
tiem po:

52
La narraci6n

s1niedo?

53
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Penso en ello.
Sabia que, a veces, un poco de temor puede
ser bueno. Cuando se teme que las cosas
empeo ren si nose hace algo, puede sentirse uno
impul sado a la accion. Pero no es bueno sentir
tanto miedo que le impida a uno hacer nada.
Miro a la derecha, hacia la parte del labe
rinto donde nunca habfa estado, y sintio temor.
Luego, inspiro profundamente, giro hacia
la derecha y empezo a internarse en el laberinto,
caminando lentamente en direccion a lo desco
nocido.
Mientras trataba de encontrar su camino,
Haw penso que quiza habfa esperado
demasiado tiempo en el deposito de Queso Q.
Hada ya tan tos dfas que no comfa Queso que
ahora se sentfa debil. Como consecuencia de
ello, le resulto mas laborioso y complicado de
lo habitual el abrirse paso por el laberinto.
Decidio que, si volvfa a te ner la oportunidad,
abandonarfa antes su zona de comodidad y se
adaptarfa con mayor rapidez al cambio. Eso le
facilitarfa las cosas en el futu ro.
Luego, esbozo una suave sonrisa al tiempo
que pensaba: «Mas vale tarde que nunca».
Durante algunos dfas fue encontrando un
poco de Queso aqui y alla, pero nada que dura
se mucho tiempo. Habfa confiado en encontrar
Queso suficiente para llevarle algo a Hem y ani-

54
La narraci6n

marlo a que lo acompafiara en su exploracion


del laberinto.
Pero Haw todavfa no se sentfa bastante se
guro de sf mismo. Tenfa que admitir que experi
mentaba confusion en el laberinto. Las cosas
pa recfan haber cambiado desde la ultima vez
que estuvo por allf fuera.
Justo cuando crefa estar haciendo progre
sos, se encontraba perdido en los pasadizos. Pa
recfa como si efectuara su progreso a base de
avanzar dos pasos y retroceder uno. Era un ver
dadero desaffo, pero debfa reconocer que hallar
se de nuevo en el laberinto, a la busqueda del
Queso, no era tan malo como en un principio le
habfa parecido.
A medida que transcurrfa el tiempo,
empezo a preguntarse si era realista por su parte
confiar en encontrar Queso Nuevo. Se pregunto
si acaso no abrigaba demasiadas esperanzas.
Pero luego se echo a refr, al darse cuenta de
que, por el mo mento, no tenfa nada que perder.
Cada vez que se notaba desanimado, se re
cordaba a sf mismo que, en realidad, lo que
esta ba haciendo, por incomodo que fuese en
ese mo mento, era mucho mejor que seguir en
una situacion sin Queso. Al menos ahora
controlaba la situacion, en lugar de dejarse
llevar por las co sas que le sucedfan.
Entonces se dijo a sf mismo que si Fisgon y

55
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Escurridizo habfan sido capaces de seguir ade


lante, jtambien podfa hacerlo el!
Mas tarde, al considerar todo lo ocurrido,
comprendi6 que el Queso del dep6sito de Queso
Q no habfa desaparecido de la noche a la mafia
na, como en otro tiempo creyera. Hacia el final,
la cantidad de Queso que encontraban habfa ido
disminuyendo y lo que quedaba se habfa vuelto
rancio. Su sabor ya no era tan bueno.
Hasta era posible queen el Queso Viejo hu
biera empezado a aparecer moho, aunque el no
se hubiera dado cuenta. Debfa admitir, no obs
tante, que si hubiese querido, probablemente ha
bria podido imaginar lo que se le venfa encima.
Pero no lo habfa hecho.
Ahora se daba cuenta de que, probablemen
te, el cambio no le habrfa pillado por sorpresa si
se hubiese mantenido vigilante ante lo que ocu
rria y se hubiese anticipado al cambio. Quiza
fuera eso lo que hicieron Fisg6n y Escurridizo.
Decidi6 que, a partir de ahora, se manten
drfa mucho mas alerta. Esperarfa a que se pro du
jese el cambio y saldrfa a su encuentro. Con
fiarfa en su instinto basico para percibir cuando
se iba a producir el cambio y estarfa preparado
para adaptarse a el.
Se detuvo para descansar y escribi6 en la
pa red del laberinto:

56
La narraci6n

Olfatea el Queso con


frecuencia para saber
• cuando comienza a
enrnohecerse.

57
.,
QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Algo mas tarde, despues de no haber


encon trado Queso alguno durante lo que le
pareda mucho tiempo, Haw se encontr6
finalmente con un enorme dep6sito de Queso
que le pareci6 prometedor. Al entrar en el, sin
embargo, se sin ti6 muy decepcionado al
descubrir que se halla ba completamente vado.
«Esta sensaci6n de vacfo me ha ocurrido
con demasiada frecuencia», pens6. Y sinti6 de
seos de abandonar la busqueda.
Poco a poco, perdfa su fortaleza fisica. Sabfa
que estaba perdido y temfa no poder sobrevivir.
Penso en darse media vuelta y regresar hacia el
dep6sito de Queso Q. Al menos, si lograba llegar
hasta ella y Hem segufa alH, no se sentirfa tan
solo. Entonces se hizo de nuevo la misma pre
gunta: « Que harfa si no tuviera miedo?».
Haw crefa haber dejado el miedo atras,
pero en realidad experimentaba miedo con
mucha mayor frecuencia de lo que le gustaba
tener que admitir, incluso para sus adentros. No
siempre estaba seguro de saber de que tenfa
miedo, pero, en el debilitado estado en que se
hallaba, ahora ya sabfa que se trataba,
simplemente, de miedo a seguir solo. Haw no lo
sabfa, pero se retrasaba debido a que sus
temerosas convicciones todavfa pesaban
demasiado sobre el.
Se pregunt6 si Hem se habrfa movido de
donde estaba o si continuaba paralizado por sus

58
La narraci6n

propios temores. Entonces, record6 las ocasio nes


en que se sinti6 en su mejor forma en el labe
rinto. Eran precisamente aquellas en las que
avanzaba.
Consciente de que se trataba mas de un re
cordatorio para sf mismo, antes que de un men
saje para Hem, escribi6 esperanzado lo
siguiente en la pared:

59
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

... ·:.·.:¾,
rr·. · : /...•..·- · , .
- 4))> .-
:'i \: i. :.


& \V· •CC l
t?lf'([;ii6Y:imf 11t9 hii1a.> if
• tdit¢cd1011 •·
;,, fa

60
La narraci6n

Haw miro hacia el oscuro pasadizo y perci


bio el temor que sentia. iQue habria alla delan
te? iEstaria vacfo? 0, lo que era peor, ile ace
chaban peligros ignotos? Empezo a imaginar
todas las cosas aterradoras que podian ocurrirle.
El mismo se infundia un miedo mortal.
Entonces, se echo a refr de sf mismo. Se
dio cuenta de que sus temores no hacian sino
em peorar las cosas. Asf pues, hizo lo que haria
si no tuviera miedo. Echo a caminar en una
nueva di reccion.
Al iniciar el descenso por el oscuro pasadi
zo, sonrio. Todavia no se daba cuenta, pero em
pezaba a descubrir que era lo que nutria su
alma. Se dejaba llevar y confiaba en lo que le
esperaba mas adelante, aunque no supiera
exactamente que era.
Ante su sorpresa, Haw empezo a disfrutar
cada vez mas. «iComo es posible que me sienta
tan bien? -se pregunto-. No tengo Queso al
guno y no se a donde voy.»
Al cabo de poco tiempo, supo por que se
sentia bien.
Se detuvo para escribir de nuevo sobre la
pared:

61
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

62
La narraci6n

Hawse dio cuenta de que habia permaneci


do prisionero de su propio temor. El hecho de
moverse en una nueva direcci6n lo habia libera
do.
Ahora not6 la brisa fria que soplaba en esta
parte del laberinto y que le refrescaba. Respir6
profundamente y se sinti6 vigorizado por el
mo vimiento. Una vez superado el miedo,
result6 que podia disfrutar mucho mas de lo que
hubie ra creido posible.
Haw no se sentia tan bien desde hacfa mu cho
tiempo. Casi se le habia olvidado lo muy di
vertido que podfa ser lanzarse a la busqueda de
algo.
Para mejorar aun mas las cosas, empez6 a
formarse de nuevo una imagen en su mente. Se
vio a si mismo con gran detalle realista, sentado
en medio de un mont6n de sus quesos favoritos,
desde el cheddar hasta el brie. Se imagin6 co
miendo tanto queso como quisiera y se regode6
con esa imagen. Luego, pens6 en lo mucho que
disfrutaria con estos exquisitos sabores.
Cuanto mas claramente concebia la imagen
de si mismo disfrutando con el Queso Nuevo,
tanto mas real y verosimil se hacfa esta. Estaba
seguro de que terminarfa por encontrarlo.
Escribi6 entonces:

63
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

.gitlafaj
••
4
\1 1f 11 tits
l :, i ftp:/ni
:'.:.••••.::;i.;:

64
La narraci6n

Haw siguio pensando en lo que podfa


ganar, en lugar de detenerse a pensar en lo que
perdfa.
Se pregunto por que siempre le habfa pareci
do que un cambio le conducirfa a algo peor.
Ahora se daba cuenta de que el cambio podfa
conducir a algo mejor.
« Por que no me di cuenta antes?», se pre
gunto a si mismo.
Luego, siguio caminando presuroso por el
laberinto, infundido de nueva fortaleza y agili
dad. Al cabo de poco tiempo distinguio un
depo sito de Queso y se sintio muy animado al
obser var pequeiios trozos de Queso Nuevo
cerca de la entrada.
Encontro tipos de Queso que nunca habfa
visto con anterioridad, pero que ofrecfan un as
pecto magnffico. Los probo y le parecieron
deli ciosos. Se comio la mayor parte de los
trozos de Queso Nuevo que encontro y se
guardo unos po cos para comerlos mas tarde y
quiza compartir los con Hem. Empezo a
recuperar su fortaleza.
Entro en el deposito de Queso sintiendose
muy animado. Pero, para su consternacion, des
cubrio que estaba vacfa. Alguien mas habfa
esta do ya alli, dejando solo unos pocos trozos
de Queso nuevo.
Llego a la conclusion de que, si hubiera
llegado antes, muy probablemente habrfa

65
encon trado una buena provision de Queso
Nuevo.

66
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Decidi6 regresar para comprobar si Hem se


animaba a unirse a el en la busqueda de Queso
Nuevo.
Mientras volvfa sobre sus pasos, se detuvo y
escribi6 en la pared:

66
La narraci6n

Cuanto mas
r pidamente te
olvides del
Queso Viejo,
antes
• encontraras el
,QuesoNuevo.

67
lQUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Al cabo de un rato, Haw inicio el regreso al


deposito de Queso Q y encontro a Hem, a quien
ofrecio unos trozos de Queso Nuevo, que este
re chazo.
Hem aprecio el gesto de su amigo, pero le
dijo:
-No creo que me vaya a gustar el Queso
Nuevo. No es a lo que estoy acostumbrado.
Quiero que me devuelvan mi propio Queso, y
no voy a cambiar hasta que no consiga lo que
deseo. Hawse limito a sacudir la cabeza con
pesar, decepcionado. Algo mas tarde, de mala
gana, volvio a marcharse solo. Mientras
regresaba has ta el punto mas alejado que habfa
alcanzado en el laberinto, echo de menos a su
amigo, pero esos pensamientos desaparecieron
en cuanto se dio cuenta de lo mucho que le
agradaba lo que esta ba descubriendo. Antes
incluso de encontrar lo que confiaba fuese una
gran provision de Queso Nuevo, si es que la
encontraba alguna vez, ya sa bfa que no era
6.nicamente el tener Queso lo que
le hacfa sentirse tan feliz.
Se sentfa feliz por el simple hecho de no
per mitir que el temor dictaminara sus
decisiones. Le gustaba lo que estaba haciendo
ahora.
Consciente de ello, Haw nose sintio tan de
bil como cuando estaba en el deposito de Queso
Q, sin Queso. Experimento la sensaci6n de tener

68
nuevas fuerzas por el simple hecho de saber que

68
La narraci6n

no iba a permitir que su temor le detuviera, y


que habfa tornado una nueva direcci6n, alimen
tado por ese conocimiento.
Ahora, estaba convencido de que encontrar
lo que necesitaba s6lo era cuesti6n de tiempo.
De hecho, tuvo la impresi6n de haber
descubierto ya lo que andaba buscando.
Sonri6 al darse cuenta:

69
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

.>. us
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-- :·. ,\ :::·,,::,:_..-._.: \:
'::. - .

70
La narraci6n

Tal como le sucediera antes, comprendi6


que aquello de lo que se tiene miedo nunca es
tan malo como lo que uno se imagina. El temor
que se acumula en la mente es mucho peor que
la si tuaci6n que existe en realidad.
Al principio de su nueva busqueda experi
ment6 tanto miedo de no encontrar nunca Que
so Nuevo que ni siquiera dese6 empezar a bus
carlo. Pero lo cierto es que, desde que iniciara
su viaje, habia encontrado en los pasadizos
Queso suficiente para continuar la busqueda.
Ahora, esperaba con ilusi6n encontrar mas. El
simple hecho de mirar hacia delante ya
resultaba esti mulante.
Su antigua forma de pensar se habia visto
nublada por sus preocupaciones y temores. An
tes solia pensar en no tener Queso suficiente o
en que este no durase tanto como deseaba.
Pensaba mas en lo que pudiera salir mal queen
lo que po dia salir bien.
Pero eso cambi6 por completo desde que
sa liera por primera vez del dep6sito de Queso
Q.
Antes pensaba que nunca deberian haberles
cambiado el Queso de sitio y que ese cambio no
era justo.
Ahora se daba cuenta de que era natural
que el cambio se produjese continuamente,
tanto si uno lo espera como si no. El cambio
solo le sor prende a uno si no lo espera ni

71
cuenta con el.

71
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Al comprender repentinamente que habfa


cambiado sus convicciones, se detuvo para
escri bir en la pared:

72
La narraci6n

Haw no habfa encontrado aun Queso, pero


mientras recorria el laberinto pens6 en todo lo
aprendido hasta entonces.
Ahora comprendia que sus nuevas convic
ciones estaban favoreciendo la adopci6n de
nue vos comportamientos. Se comportaba de
modo muy diferente a como lo hada cuando
regres6 al dep6sito sin Queso, en busca de
Hem.
Sabia que, al cambiar las convicciones, tam
bien se cambia lo que se hace.
Uno puede estar convencido de que un cam
bio le causara daiio y resistirse por tanto al mis
mo; o bien puede creer que encontrar Queso
Nuevo le ayudara, y entonces acepta el cambio.
Todo depende de lo que uno prefiera creer.
Asi que escribi6 en la pared:

73
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

74
La narraci6n

Haw sabfa ahora que habria estado en mejor


forma si hubiera afrontado el cambio mucho mas
rapidamente y abandonado antes el deposito de
Queso Q. Se habrfa sentido mas fuerte de cuerpo
y espfritu y podria haber afrontado mucho mejor
el desaffo de encontrar Queso nuevo. De hecho,
quiza ya lo habria encontrado a estas alturas si
hubiese esperado el cambio y permanecido aten
to, en lugar de desperdiciar el tiempo negando
que ese cambio ya se habia producido.
Utilizo de nuevo su imaginacion y se vio a
sf mismo descubriendo y saboreando el Queso
Nuevo. Decidio continuar por las zonas mas
des conocidas del laberinto y encontro
pequeiios tro zos de queso aquf y alla. Haw
empezo a recupe rar su fortaleza y seguridad en
sf mismo.
Al pensar en el lugar del que procedia, se
sintio contento de haber escrito frases en la pa red,
en tantos lugares diferentes de su andadura.
Confiaba en que eso sirviera como una especie
de sendero marcado que Hem pudiera seguir a
traves del laberinto, si es que alguna vez se deci
dia a abandonar el deposito de Queso Q.
Haw solo confiaba en estar dirigiendose en
la direccion correcta. Penso en la posibilidad de
que Hem leyera las frases escritas en la pared y
encontrara su camino.
Escribio en la pared lo que venia pensando
desde hacia algun tiempo:

75
{QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

76
La narraci6n

Para entonces, Haw ya se habia


desprendido del pasado y se estaba adaptando
con efectividad al presente.
Continu6 por el laberinto con mayor forta
leza y velocidad. Y, entonces, no tard6 en suce der
lo que tanto anhelaba.
Cuando ya tenia la impresi6n de estar
perdi do en el laberinto desde hada una
eternidad, su viaje, o al menos esta parte del
mismo, termin6 felizmente y con sorprendente
rapidez.
Haw sigui6 por un pasadizo que le
resultaba nuevo, dobl6 una esquina y alb'.
encontr6 el Que so Nuevo en el dep6sito Queso
N.
Al entrar en ella, qued6 asombrado ante lo
que vio. Alli amontonado estaba el mayor surti
do de Queso que hubiera visto jam.is. No reco
noci6 todos los que vio, ya que algunas clases
eran nuevas para el.
Por un momento, se pregunt6 si se trataba
de algo real o solo era el producto de su imagi
naci6n, hasta que descubri6 la presencia de sus
viejos amigos Fisg6n y Escurridizo.
Fisg6n le dio la bienvenida con un gesto de
la cabeza, y Escurridizo hasta lo salud6 con una
de sus patas. Sus pequeiios y gruesos vientres de
mostraban que ya llevaban alli desde hada algun
tiempo.
Haw los salud6 con rapidez y pronto se de

77
dic6 a probar bocados de cada uno de sus Que-

77
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

sos favoritos. Se quit6 las zapatillas de correr,


les at6 los cordones y se las colg6 del cuello por
si acaso las necesitaba de nuevo. Fisg6n y
Escurri dizo se echaron a refr. Asintieron con
gestos de cabeza, como muestra de admiraci6n.
Luego, Haw se lanz6 hacia el Queso nuevo.
Una vez que se hart6, levant6 un trozo de
Queso fresco e hizo un brindis.
-jViva el cambio!
Mientras disfrutaba del Queso nuevo, re
flexion6 sobre lo que habfa aprendido.
Comprendi6 que en aquellos momentos en
los que temfa cambiar, no habfa hecho sino afe
rrarse a la ilusi6n de que el Queso Viejo ya no
es taba alli.
Entonces, i que le habfa hecho cambiar?
iAcaso el temor de morir de hambre? No pudo
evitar una sonrisa al pensar que, en efecto, eso
le habfa ayudado.
Luego se echo a refr al darse cuenta de que
habfa empezado a cambiar en cuanto aprendi6 a
refrse de sf mismo y de todo lo que hada mal.
Comprendi6 que la forma mas rapida de cam biar
consistfa en refrse de la propia estupidez, pues
solo asf puede uno desprenderse de ella y seguir
rapidamente su camino.
Era consciente de haber aprendido algo util
de sus amigos ratones, Fisg6n y Escurridizo, algo
importante sobre seguir adelante. Ellos procura-

78
La narraci6n

ban que la vida fuese simple. No analizaban en


exceso ni supercomplicaban las cosas. En
cuanto cambi6 la situaci6n y el Queso cambi6
de sitio, ellos tambien cambiaron y se
trasladaron con el Queso. Eso era algo que
nunca olvidarfa.
Haw tambien habfa utilizado su
maravilloso cerebro para hacer aquello que los
liliputienses saben hacer mejor que los ratones.
Se imagin6 a si mismo, con todo detalle
rea lista, encontrando algo mejor... , mucho
mejor.
Reflexion6 sobre los errores que habfa co
metido en el pasado y los utiliz6 para planificar
para el futuro. Ahora sabfa que se puede apren der
a afrontar el cambio.
Se puede ser mas consciente de la necesidad
de procurar que las cosas sean simples, de ser fle
xible y moverse con rapidez.
No hay necesidad alguna de
supercomplicar las cosas o de confundirse uno
mismo con teme rosas creenc1as.
Hay que permanecer atento para detectar
cuando empiezan los pequeiios cambios y estar
asi mejor preparado para el gran cambio que
puede llegar a producirse.
Conocfa ahora la necesidad de adaptarse
con mayor rapidez, pues si uno no se adapta a
tiempo, es muy posible que ya no pueda
hacerlo. Debfa admitir que el mayor inhibidor
del cambio se encuentra dentro de uno mismo,
79
y que

79
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

nada puede mejorar mientras no cambie uno


m1smo.
Y, quiza lo mas importante, se dio cuenta
de que siempre hay Queso nuevo ahi fuera,
tanto si uno sabe reconocerlo a tiempo como si
no. Y que uno se ve recompensado con el en
cuanto se dejan atras los temores y se disfruta
con la aven tura.
Tambien sabfa que es necesario respetar al
gunos temores, capaces de evitarle a uno el ver
dadero peligro. Pero ahora comprendfa que la
mayorfa de sus temores eran irracionales y que
le habfan impedido cambiar cuando mas lo
necesi taba.
En su momento no le gusto admitirlo, pero
sabfa que el cambio habfa resultado ser una
ben dicion disfrazada, puesto que le condujo a
en contrar un Queso mejor.
Habfa descubierto incluso una mejor parte
de sf mismo.
Al recordar todo lo aprendido, penso en su
amigo Hem. Se pregunto si habrfa lefdo algunas
de las frases escritas en la pared del dep6sito Q
y a lo largo de todo el camino seguido a traves
del laberinto.
Habfa tornado Hem la decision de
despren derse del pasado y seguir adelante?
Habfa en trado en el laberinto y descubierto que
podfa me jorar su vida?

80
La narraci6n

20 se encontraba todavia paralizado porque


no queria cambiar?
Haw pens6 en regresar al dep6sito de Que
so Q, para ver si podia encontrar a Hem, con
fiando en su capacidad para regresar de nuevo
hasta aquL Penso que si hablaba con Hem po
drfa mostrarle c6mo salir de la dificil situaci6n
en que se hallaba. Pero entonces comprendi6
que ya habia intentado que su amigo cambiara.
Hem tendria que encontrar su propio cami
no, ir mas alla de sus propias comodidades y te
mores. Eso era algo que nadie podria hacer por
el, de lo que nadie podria convencerlo. De
algun modo tenia que comprender la ventaja de
cam biar por si mismo.
Haw sabia que habia dejado atras un rastro
para Hem, y que si este queria, encontraria el
ca mino limitandose a leer las frases escritas en
la pared.
Se acerc6 ahora a la pared mas grande del
dep6sito de Queso N y escribi6 un resumen de
todo lo aprendido. Dibuj6 primero un gran tro
zo de queso y en su interior escribi6 las frases.
Luego, al repasar lo escrito, sonri6:

81
i:-·.•.:: .... ,..,........ ..... :.•:,,. ··.-·;:-:: ·,,_./\ :::·,:-./:::-:. ,-••,": :.-f --- .J

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82
La narraci6n

Haw comprendi6 lo lejos que habia llegado


desde la ultima vez que estuviera con Hem, en el
dep6sito de Queso Q, pero sabia que le resulta ria
muy facil volver atras si se dormia en los lau reles.
Asf que cada dia inspeccionaba con aten ci6n el
dep6sito de Queso N, para comprobar en que
estado se encontraba su Queso. Estaba dis puesto a
hacer todo lo que pudiera para evitar verse
sorprendido por un cambio inesperado.
Aunque disponia de un gran suministro de
Queso, realiz6 frecuentes salidas por el laberin
to, dedicandose a explorar zonas nuevas, para
mantenerse en contacto con lo que estaba suce
diendo a su alrededor. Sabia que era mucho mas
seguro conocer lo mejor posible las verdaderas
alternativas de que disponia, antes que aislarse
en su zona de comodidad.
En una de tales ocasiones, escuch6 lo que le
pareci6 fue el sonido de un movimiento alla al
fondo, en los recovecos del laberinto. A medida
que el sonido se hizo mas intenso, se dio cuenta
de que se acercaba alguien.
Podia ser Hem, que llegaba? Estaria a
punto de doblar la esquina mas cercana?
Haw rez6 una breve plegaria para sus aden
tros y se limit6 a confiar, como tantas veces hi
ciera ultimamente, en que quiza, por fin, su
ami go fuera finalmente capaz de...

83
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

Ve· e·

'.;
iiii

Fin...

iO acaso es solo un nuevo principio?

84
Un debate
Algo mas tarde,
ese mismo dia

C uando Michael termin6 de contar la histo


ria, mir6 a su alrededor y observ6 que sus
antiguos compafi.eros de clase le sonrefan.
Varios le dieron las gracias y le aseguraron
que sacarfan buen provecho de aquella narraci6n.
- Que OS parecerfa si nos reunieramos mas
tarde para comentarla un poco? -le plante6
Nathan al grupo.
La mayorfa de ellos contestaron que les en
cantaria hablar sobre lo que acababan de escu
char, asi que dispusieron encontrarse mas tarde
para tomar una copa antes de cenar.
Esa noche, reunidos en el salon del hotel,
empezaron a bromear unos con otros acerca de
encontrar su «Queso» y verse a si mismos meti
dos en el laberinto.
Entonces, con toda naturalidad, Angela
pre gunt6 a los miembros del grupo:

85
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

-Y bien, i quienes erais cada uno de voso


tros en la narraci6n? iFisg6n, Escurridizo, Hem
oHaw?
-Precisamente esta tarde me dedique a pen
sar en eso -contest6 Carlos-. Recuerdo con
claridad una epoca, antes de que iniciara mi em
presa de artfculos deportivos, en la que tuve un
duro encontronazo con el cambio.
»En aquella situaci6n no fui Fisg6n, desde
luego, porque no husmee la situaci6n ni detecte
a tiempo el cambio que se estaba produciendo y
ciertamente tampoco fui Escurridizo: no entre
en acci6n inmediatamente.
»Mas bien fui como Hem, que querfa per
manecer en territorio conocido. Lo cierto es
que... Lo cierto es que no querfa tener nada que
ver con el cambio. Ni siquiera deseaba verlo.
Michael, para quien el tiempo no pareda
haber transcurrido desde los afios que el y Car
los fueron tan buenos amigos en la escuela, pre
gunt6:
-iDe que estas hablando, amigo?
-De un inesperado cambio de trabajo
-contest6 Carlos.
-iTe despidieron? -pregunt6 Michael
echandose a reir.
-Bueno, digamos que no querfa salir ahf
fuera a buscar Queso Nuevo. Cref tener una
bue na raz6n por la que el cambio no me
ocurrirfa a

86
Un debate

mL Asi que, cuando sucedi6, me senti bastante


alterado.
Algunos de los antiguos compafieros, que
habfan guardado silencio al principio, se sintie
ron mas c6modos ahora y empezaron a hablar,
incluido Frank, que pertenecfa a las Fuerzas Ar
madas.
-Hem me recuerda a un amigo mio -dijo
Frank-. Iban a cerrar su departamento, pero el
no quiso darse por enterado. No hacfan
masque resituar a su gente en otros
departamentos. To dos tratamos de
convencerlo de las multiples oportunidades
que existfan en la empresa para quienes
estuvieran dispuestos a ser flexibles, pero a el
no le pareci6 necesario cambiar. Fue el unico
sorprendido cuando finalmente cerraron su
departamento. Ahora lo esta pasando muy
mal, tratando de adaptarse a un cambio que
no crefa que pudiera producirse.
-Yo tampoco crei que me pudiera suceder
a mi -dijo Jessica-, pero lo cierto es que
tambien han cambiado mi «Queso» de sitio en
mas de una ocasi6n, sobre todo en mi vida
personal, aunque de eso podemos hablar mas
tarde si quereis.
Algunos del grupo se echaron a refr, excepto
Nathan.
-Quiza se trate precisamente de eso -dijo
Nathan-. El cambio es algo que nos ocurre a

87
todos. Me habrfa gustado que mi familia escu-

88
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

chara mucho antes esta fabula del Queso. La


mentablemente, no quisimos ver los cambios
que se nos avecinaban en nuestro negocio y
ahora ya es demasiado tarde, porque vamos a
tener que cerrar muchas de nuestras tiendas.
La noticia sorprendi6 a muchos miembros
del grupo, convencidos de que Nathan era muy
afortunado por dirigir un negocio en cuyos be
neficios y buena marcha podfa confiar, afio tras
afio.
-lQue ocurri6? -quiso saber Jessica.
-Nuestra cadena de pequefias tiendas se
qued6 repentinamente anticuada cuando llega
ron los grandes supermercados a la ciudad, con
sus enormes existencias y bajos precios. Simple
mente, no pudimos competir con ellos.
» Ahora me cloy cuenta de que, en lugar de
ser como Fisg6n y Escurridizo, fuimos como
Hem. Nos quedamos donde estabamos y no
cambiamos. Tratamos de ignorar lo que estaba
sucediendo y ahora nos vemos metidos en
graves problemas. Podrfamos haber aprendido
un buen par de lecciones de Haw ya que,
ciertamente, no fuimos capaces de reirnos de
nosotros mismos y cambiar lo que estabamos
haciendo.
Laura, que habfa llegado a convertirse en
una importante mujer de negocios, habfa escu
chado con atenci6n, pero sin intervenir. Ahora
dijo:

88
Un debate

-Esta tarde tambien he pensado en esa na


rraci6n. Me pregunte c6mo podia ser mas como
Haw y ver que estaba haciendo mal, reirme
de mi misma, cambiar y conseguir que las cosas
fue sen mejor. Siento curiosidad -aiiadi6 tras
una pausa-. iCuantos de los presentes teneis
miedo al cambio? -Nadie respondi6, asi que
sugi ri6-: iQue OS parece si levantais la
mano?
Solo se levant6 una mano.
-Bueno, por lo menos contamos con una
persona sincera en el grupo -dijo Laura-. Qui
za OS guste mas la siguiente pregunta: iCUantos,
de los aqui presentes, creeis que los demas le
tie nen miedo al cambio?
Practicamente todos levantaron la mano.
Fue entonces cuando se echaron a reir.
-i Que nos enseiia eso?
-Negaci6n -contest6 Nathan.
-Desde luego -admiti6 Michael-. A ve-
ces ni siquiera somos conscientes de que
tenemos miedo. Yo se que no lo tuve. Al
escuchar el cuen to por primera vez, me encant6
aquella pregunta que Hawse hace en un
momento determinado:
«iQue harias si no tuvieras miedo?».
-Loque yo he sacado en claro -dijo Jessi
ca- es que el cambio ocurre en todas partes y
que hare mucho mejor en adaptarme a el con ra
pidez en cuanto ocurra.
»Recuerdo lo sucedido hace aiios, cuando
89
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

nuestra empresa vendfa las enciclopedias que


produdamos como un conjunto de mas de vein
te libros. Una persona intent6 convencernos de
que debfamos introducir toda la enciclopedia en
un solo disco de ordenador y venderlo por una
fracci6n del precio que cobrabamos. Nos asegu
r6 que de ese modo serfa mas facil de actualizar,
nos costarfa mucho menos de fabricar y habrfa
mucha mas gente capaz de comprarla. Pero to
dos nos resistimos a aceptar la idea.
-lPor que os resististeis? -quiso saber
en tonces Nathan.
-Porque todos estabamos convencidos de
que la espina dorsal de nuestro negocio se en
contraba en nuestro gran equipo de ventas, dedi
cado a visitar a la gente puerta a puerta. El man
tenimiento del equipo de ventas dependfa de las
grandes comisiones que se ganaban, gracias al
elevado precio de nuestro producto. Llevabamos
haciendo lo mismo con exito desde hacfa mu
chos afios, y creimos poder seguir haciendolo
para siempre.
-Quiza la historia de Hem y Hawse refi
riese a eso cuando habla de la arrogancia del
exi to -coment6 Laura-. Nose dieron cuenta de
que necesitaban cambiar algo que hasta
entonces les habfa funcionado muy bien.
-Y pensasteis que vuestro viejo Queso era '
vuestro unico Queso.

90
Un debate

-En efecto, y quisimos aferrarnos a eso.


-Al pensar ahora en lo que nos ocurri6,
comprendo que no se trata unicamente de que
«nos cambiaran el Queso de sitio», sino de que
el Queso parece tener vida propia y, finalmente,
se acaba.
»En cualquier caso, lo cierto es que no cam
biamos. Pero un competidor sf cambi6 y nues tras
ventas se hundieron. Pasamos por momen tos
muy diffciles. Ahora se esta produciendo otro gran
cambio tecnol6gico en la industria y parece como
si en la empresa no hubiera nadie dispues to a
tomar conciencia de ello. Las perspectivas no
son nada buenas y creo que pronto me que dare
sin trabajo.
-jEs hora de explorar el laberinto! -excla
m6 Carlos.
Todos se echaron a refr, incluida Jessica.
Carlos se volvi6 hacia ella y le dijo:
-Es bueno que seas capaz de refrte de ti
m1sma.
-Eso fue precisamente lo que yo saque en
claro del relato -intervino Frank-. Tiendo a
tomarme demasiado en serio a mi mismo. Ob
serve c6mo Haw cambi6 cuando finalmente
pudo refrse de sf mismo y de lo que estaba ha
ciendo. No es nada extrafio que lo llamaran
Haw.
- Creeis que Hem cambi6 alguna vez yen-

91
<!QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

contr6 el Queso Nuevo? -pregunt6 Angela.


-Yo dirfa que sf -contest6 Elaine.
-Pues yo no estoy tan segura -dijo
Cory-. Algunas personas no cambian nunca,
y pagan por ello un precio muy alto. En mi
con sulta medica veo a gente como Hem. Se
sienten con derecho a disfrutar de su « Queso».
Cuando se les arrebata, se sienten como
vfctimas y le echan la culpa a otros. Enferman
con mucha ma yor frecuencia que aquellas
otras personas que dejan atras el pasado y
siguen avanzando.
Entonces, casi como si hablara consigo
mis mo, Nathan dijo en voz baja:
-Supongo que la cuesti6n es: de que nece
sitamos desprendernos y hacia que necesitamos
seguir avanzando?
Durante un rato, nadie dijo nada.
-Debo admitir -sigui6 diciendo Nathan
que me di cuenta de lo que estaba sucediendo
con tiendas como las nuestras en otras partes del
pafs, pero confiaba en que eso no nos afectarfa a
nosotros. Supongo que es mucho mejor iniciar
el cambio mientras aun se puede, en lugar de
tratar de reaccionar y adaptarse a el una vez
que ha ocurrido. Quiza seamos nosotros
mismos los que debamos cambiar de sitio
nuestro Queso.
- Que quieres decir? -pregunt6 Frank.
-No dejo de preguntarme d6nde estarfa-

92
mos hoy si hubieramos vendido la propiedad

93
Un debate

donde se hallaban instaladas nuestras viejas tien


das y hubiesemos construido un gran supermer
cado capaz de competir con el mejor de ellos.
-Quiza Haw se refiri6 a eso al escribir en la
pared algo asf como: «Saborea la aventura y
muevete con el Queso» -coment6 Laura.
-Creo que algunas cosas no deberfan
cam biar -dijo Frank-. Por ejemplo, deseo
aferrar me a mis valores basicos. No obstante,
ahora comprendo que estarfa mucho mejor, si me
hubie ra movido antes en la vida, siguiendo al
«Queso».
-Bueno, Michael, ha sido una bonita para
bola -intervino Richard, el esceptico de la
cla se-, pero c6mo la pusiste en practica en tu
em presa?
El grupo no lo sabfa aun, pero el propio Ri
chard tambien estaba experimentando algunos
cambios. Recientemente se habfa separado de
su esposa y ahora trataba de compaginar su
carrera profesional con la educaci6n de sus
hijos adoles centes.
-Bueno -contest6 Michael-, pense que
mi trabajo consistfa simplemente en gestionar
los problemas cotidianos tal como se presenta
ban. Lo que deberfa haber hecho, en realidad,
era mirar hacia delante y prestar atenci6n a lo
que sucedfa a mi alrededor.
»jY vaya si gestionaba los problemas! jDu
rante veinticuatro horas al dfa! No resultaba

94
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

muy divertido estar a mi lado. Me encontraba en


medio de una competencia feroz de la que no
po dfa salir.
-Lo que hacfas era gestionar -le dijo
Laura-, cuando deberfas haberte dedicado a
dirigir.
-Exactamente -asinti6 Michael-. Enton
ces, al escuchar el cuento de i Quien se ha lleva
do mi queso?, me di cuenta de que mi trabajo de
bfa ser el de trazar una imagen del « Queso
Nuevo» que todos desearamos alcanzar, para
que pudieramos disfrutar cambiando y teniendo
exito, ya fuese en el trabajo o en la vida.
- Que hiciste en el trabajo? -pregunt6
Nathan.
-Bueno, al preguntar a la gente de nuestra
empresa con que personajes de la narraci6n se
identificaban, comprendi queen nuestra organi
zaci6n se hallaban representados los cuatro per
sonajes. Empece a ver a los Fisgones y a los Es
curridizos, a los Hem y los Haw, a cada uno de
los cuales habfa que tratar de un modo diferen
te.
»Nuestros Fisgones eran capaces de
olfatear los cambios que se estaban produciendo
en el mercado, asi que nos ayudaron a actualizar
nuestra vision empresarial. Los animamos a
identificar en que podfan desembocar aquellos
cambios, en cuanto a nuevos productos y servi-

94
Un debate

cios deseados por nuestros clientes. Eso les en


canto, y nos hicieron saber que les entusiasmaba
trabajar en una empresa capaz de reconocer el
cambio y adaptarse a tiempo.
»A los Escurridizos les gustaba hacer las co
sas, asi que se los animo a hacerlas, basandose
en la nueva vision empresarial. Solo necesitaban
un poco de control para que nose apresuraran a
seguir una direccion equivocada. Se los recom
penso entonces por aquellas acciones que nos
aportaban Queso Nuevo, y a ellos les encant6
trabajar en una empresa que valoraba la acci6n
y los resultados.
- Y que me dices de los Hem y los Haw?
-pregunto Angela.
-Lamentablemente, los Hem eran las an-
clas que nos dificultaban el avance -contest6
Michael-. 0 bien se sentian demasiado como
dos, o bien le tenian demasiado miedo al cam
bio. Algunos de ellos solo cambiaron cuando
captaron la vision razonable que les presenta
mos, en la que se demostraba c6mo el cambio
funcionaria en su propio beneficio.
»Nuestros Hem nos dijeron que deseaban
trabajar en un lugar en el que se sintieran segu
ros, de modo que los cambios habian de tener
sentido para ellos y aumentar su sensaci6n de se
guridad. Al comprender el verdadero peligro que
les acechaba si no cambiaban, algunos lo hicie-

95
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

ron y les fue bien. La vision empresarial nos


ayu do a transformar a muchos de nuestros Hem
en Haw.
-lQue hicisteis con los Hem que no cam
biaron? -pregunto Frank.
-Tuvimos que despedirlos -contesto
Michael con pesar-. Querfamos conservar a to
dos nuestros empleados, pero sabfamos que si
nuestro negocio no se transformaba con sufi
ciente rapidez, todos sufrirfamos las consecuen
cias y tendriamos graves problemas.
»Lo mejor de todo es que, si bien al princi
pio nuestros Haw se mostraron vacilantes, fue
ron lo bastante abiertos para aprender algo nue
vo, actuar de modo diferente y adaptarse a
tiempo para ayudarnos a tener exito.
»Pasaron a esperar el cambio y hasta lo
bus caron activamente. Al comprender la
naturaleza humana, nos ayudaron a pintar una
vision rea lista del Queso Nuevo. Una vision
que tenfa sen tido comun practicamente para
todos.
»Nos dijeron que querian trabajar en una
organizacion que diera a la gente seguridad en si
misma y herramientas para el cambio. Y nos
ayudaron a conservar nuestro sentido del hu
mor, al tiempo que ibamos tras nuestro Queso
Nuevo.
-lY sacaste todo eso de un cuento tan sen
cillo? -pregunto Richard.

96
Un debate

-No fue el cuento, sino aquello que hici


mos de modo diferente, basandonos en lo que
tomamos de el -contest6 Michael con una son
nsa.
-Yo soy un poco como Hem -admiti6
Angela-, asf que, para mf, la parte mas pode
rosa de la narraci6n fue el momento en que
Haw se rfe de sus propios temores y se hace una
imagen en su mente en la que se ve a sf mismo
disfrutando de «Queso Nuevo». Eso le permiti6
adentrarse en el laberinto con menos temor y
disfrutar mas de la aventura. Y finalmente le
fueron mejor las cosas. Eso es lo que casi siem
pre deseo hacer.
-De modo que hasta los Hem comprenden
a veces las ventajas del cambio -coment6 Frank
con una sonrisa burlona.
-Como la ventaja de conservar sus
puestos de trabajo -dijo Carlos echandose a
refr.
-0 incluso la de conseguir un buen aumen
to de sueldo -afiadi6 Angela con picardfa.
Richard, que no habfa dejado de mantener
el cefio fruncido durante toda la conversaci6n,
dijo ahora:
-Mi director no hace masque decirme que
nuestra empresa necesita cambiar. Creo que me
quiere dar a entender que soy yo el que necesita
cambiar, pero quiza no lo haya querido com
prender asf hasta ahora. Supongo queen ningun

97
NDIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

momento me di cuenta de que era eso del «Que


so Nuevo», ode lo que el director trataba de de
cirme. Oh, creo que haberlo comprendido me
va a venir muy bien.
Una ligera sonrisa cruz6 por la cara de
Richard, que al cabo de un rato afiadi6:
-Debo admitir que me agrada esa idea
de ver «Queso Nuevo» y de imaginarme
disfrutan do con su sabor. Eso me anima mucho.
En cuan to uno comprende c6mo se pueden
mejorar las cosas, se interesa mas por conseguir
que se pro duzca el cambio. Quiza pudiera
utilizar eso en mi vida personal -afiadi6-.
Mis hijos parecen pensar que nada en su vida
deberfa cambiar nun ca. Supongo que actuan
como Hem y que se sienten colericos.
Probablemente, temen lo que les depare el
futuro. Quiza no les haya pintado una imagen
muy realista del «Queso Nuevo»,
probablemente porque ni siquiera yo mismo
la he podido ver.
El grupo guard6 silencio, mientras varios de
los presentes pensaban en sus propias vidas.
-Bueno -dijo finalmente Jessica-, la ma
yorfa de la gente habla sobre puestos de trabajo,
pero mientras escuchaba contar la historia pense
en mi vida personal. Creo que mi relaci6n actual
es «Queso Viejo» que esta muy enmohecido.
Cory se echo a reir, mostrandose muy de
acuerdo.

98
Un debate

-A mf me ocurre lo mismo. Probablemente


necesito desprenderme de una mala relaci6n.
-0, quiza, el «Queso Viejo» no sea mas
que viejos comportamientos -intervino Ange
la-. De lo que realmente necesitamos despren
dernos es del comportamiento que provoca
nuestra mala relaci6n, y pasar luego a una mejor
forma de pensar y de actuar.
-Buena observaci6n -reaccion6 Cory-.
El Queso nuevo puede ser una relaci6n nueva
con la misma persona.
-Empiezo a pensar que en todo esto hay
mucho mas de lo que me imaginaba -dijo
Richard-. Me gusta la idea de desprenderme
del comportamiento antiguo, en lugar de dejar la
relaci6n. Repetir el mismo comportamiento
no hara sino obtener los mismos resultados.
»Por lo que se refiere al trabajo, quiza en lu
gar de cambiar de puesto de trabajo deberfa
cambiar mi forma de hacer el trabajo. Probable
mente, si lo hubiera hecho antes asf, ahora ya
ocuparfa un mejor puesto.»
Becky, que vivfa en otra ciudad, pero que
habfa vuelto para participar en la reunion, dijo:
-Mientras escuchaba la narraci6n y los co
mentarios que hadais, no he podido evitar refr
me de mf misma. He sido una Hem durante mu
cho tiempo, temerosa del cambio. No sabfa que
hubiera tanta gente que hiciera lo mismo. Temo

99
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

haber transmitido esa actitud a mis hijos, sin si


quiera saberlo.
»Ahora que lo pienso, me cloy cuenta de que
el cambio puede conducirla a una realmente a
un lugar nuevo y mejor, aunque en el
momento en que se avecina no lo parezca asi y
tengamos miedo.
»Recuerdo lo que sucedi6 el afi.o en que
nuestro hijo ingres6 en el primer curso de la es
cuela superior. El trabajo de mi esposo nos obli g6
a trasladarnos desde Illinois a Vermont y nuestro
hijo se alter6 bastante porque tenfa que dejar a sus
amigos. Era muy buen nadador y la escuela
superior de Vermont no contaba con equipo de
nataci6n. Asi que se enoj6 mucho con nosotros
por obligarlo a acompafi.arnos.
»Result6 que se enamor6 de las montafias
de Vermont, empez6 a esquiar, ingres6 en el
equipo de esqui del colegio y ahora vive feliz
mente en Colorado.
»Si todos hubieramos disfrutado juntos de
esta historia de Queso, tomando una buena taza
de chocolate caliente, le habrfamos ahorrado
mucho estres a nuestra familia.
-En cuanto regrese a casa se la contare a
mi familia -dijo Jessica-. Les preguntare a mis
hi jos quien creen que soy, si Fisg6n,
Escurridizo, Hem o Haw, y quienes creen ser
ellos mismos. Podemos hablar sobre lo que
nuestra familia

100
Un debate

percibe como Queso viejo y cual podrfa ser para


nosotros el Queso Nuevo.
-Esa sf que es una buena idea -admiti6
Richard, sorprendiendo a todos, incluso a sf
m1smo.
-Creo que voy a parecerme mas a Haw
-coment6 Frank-. Procurare cambiar de sitio
con el Queso y disfrutarlo. Y tambien les voy a
contar esta narraci6n a mis amigos, a los que les
preocupa abandonar el Ejercito y lo que ese
cam bio puede significar para ellos. Eso podrfa
con ducirnos a algunas discusiones bastante
intere santes.
-El caso es que asi fue como
mejoramos nuestra empresa -dijo Michael-.
Mantuvimos varias reuniones de analisis acerca
de lo que po dfamos sacar en limpio de la fabula
del Queso y c6mo podfamos aplicarla a nuestra
propia situa ci6n.
»Fue estupendo porque, al hacerlo asf, tuvi
mos a nuestra disposici6n una forma de hablar y
de entendernos acerca de c6mo afrontar el cam
bio que hasta result6 divertida. Fue algo muy
efectivo, sobre todo despues de que empezara a
difundirse mas profundamente por la empresa.
- Que quieres decir con eso de «mas
pro fundamente»? -pregunt6 Nathan.
-Bueno, cuanto mas lejos llegabamos en
nuestra organizaci6n, tanta mas gente encontra-

101
QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

bamos con la sensacion de tener menos poder.


Comprensiblemente, sentfan mas temor ante lo
que el cambio pudiera imponerles desde arriba.
Por eso se resistfan al cambio.
»En resumidas cuentas, que un cambio
impuesto despierta oposicion. Pero cuando
com partimos la narracion del Queso con
practica mente todos los que trabajaban en
nuestra orga nizacion, eso nos ayudo a
transformar nuestra forma de considerar el
cambio. Ayudo a todos a refr, o al menos a
sonrefr ante los viejos temores y a experimentar
el deseo de seguir adelante.
»Solo desearfa haberla escuchado antes
-termino diciendo Michael.
- Como es eso? -pregunto Carlos.
-Porque resulta que cuando empezamos a
hacer frente a los cambios, el negocio iba ya tan
mal que tuvimos que despedir a parte del perso
nal, como ya he dicho antes, incluidos algunos
buenos amigos. Fue algo muy duro para todos
nosotros. Sin embargo, los que se quedaron, y
tambien la mayorfa de los que tuvieron que
marcharse, dijeron que la narracion del Queso
les habfa ayudado mucho a ver las cosas de
modo diferente y a afrontar mejor las situacio
nes.
»Los que tuvieron que marcharse y buscar
un nuevo puesto de trabajo dijeron que les re
sulto duro al principio, pero que recordar la

102
Un debate

narraci6n que les habiamos contado les habia


ayudado.
-iQue foe lo que mas les ayud6? -pregun
t6 Angela.
-Una vez que dejaron atras sus temores
---contest6 Michael-, me dijeron que lo mejor
de todo foe el haberse dado cuenta de que ahi
foera habia Queso Nuevo que, simplemente, es
taba esperando a que alguien lo encontrara.
»Dijeron tener una imagen del Queso Nuevo
en sus mentes, viendose a si mismos progresando
en un nuevo puesto de trabajo, lo que los hizo
sentirse mejor y les ayud6 a realizar mejores en
trevistas laborales y a obtener mejores puestos.
-i Y que me dices de la gente que
permane ci6 en tu empresa? -pregunt6 Laura.
-Bueno -contest6 Michael-, en lugar de
quejarse por los cambios cuando se producen,
la gente se limita a decir ahora « Ya han vuelto
a llevarse el Queso. Busquemos el Queso Nue
vo». Eso nos ahorra mucho tiempo y reduce el
estres.
»La gente que hasta entonces se habia
resis tido no tard6 en comprender las ventajas
de cambiar y hasta ayudaron a producir el
cambio.
-iPor que crees que cambiaron? -
pregun t6 Cory.
-Cambiaron en cuanto vari6 la presi6n de
sus companeros en nuestra empresa. -Despues

103
NUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

de mirar a los presentes, pregunt6-: l Que creeis


que sucede en la mayorfa de organizaciones en
las que habeis estado, cuando la alta direcci6n
anuncia un cambio? iOs parece que la mayorfa
de la gente dice que ese cambio es una gran idea
o una mala idea?
-Una mala idea -contest6 Frank.
-En efecto -asinti6 Michael-. l Y por
que?
-Porque la gente quiere que las cosas sigan
igual -contest6 Carlos-, y esta convencida de
que el cambio sera malo para todos ellos. En
cuanto alguien dice que el cambio es una mala
idea, los demas dicen lo mismo.
-Asi es. Cabe incluso la posibilidad de
que no sientan realmente de ese modo -
corrobor6 Michael-, pero se muestran de
acuerdo con tal de llevarse bien con los demas.
Esa es la clase de presi6n de los compafi.eros
que lucha contra el cambio en cualquier
organizaci6n.
-(! Como cambiaron las cosas despues de
que la gente escuchara esta narraci6n del
Queso?
-pregunt6 Becky.
-La presi6n de los compafi.eros cambi6
-contest6 Michael-, jsencillamente porque
nadie querfa parecer un Hem!
Todos se echaron a reir.
-Querfan husmear los cambios y detectar

104
los con antelaci6n, ponerse rapidamente manos

104
El debate

a la obra, en lugar de demostrar indecision y


quedarse atr:is.
-Esa es una buena consideracion -dijo
Nathan-. En nuestra empresa nadie quiere pa
recer un Hem. Con tal de no serlo, hasta puede
que cambien. 2Por que nos has contado esta fi
bula en nuestra ultima reunion? Esto podrfa
fun c10nar.
-Puedes tener la seguridad de que funciona
-reafirmo Michael-. Funciona mejor, claro
esta, cuando todos los miembros de una organi
zacion conocen el relato, tanto si se trata de una
gran empresa como de un pequeiio negocio o de
la familia, porque una organizacion solo puede
cambiar cuando hay en ella suficientes personas
dispuestas a cambiar.
Luego, tras una pausa, les ofrecio una ulti ma
idea:
-Al darnos cuenta de lo bien que habia
funcionado para todos nosotros, empezamos a
contarle la historia a todos aquellos con los que
hadamos negocios, conscientes de que ellos tam
bien tenian que haberselas con el cambio. Les su
gerimos que nosotros podfamos ser su « Queso
nuevo», es decir, mejores socios que contribuye
ran a su propio exito. Y eso, en efecto, nos con
dujo a nuevos negocios.
Aquello le dio a Jessica algunas ideas y le re
cordo que a la maiiana siguiente tenia que hacer

105
lQUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO?

varias llamadas de ventas a una hora muy tem


prana. Miro su reloj y dijo:
-Bueno, creo que ya va siendo hora de que
me retire de este dep6sito de Queso y encuentre
algo de Queso Nuevo.
Todos se echaron a refr e iniciaron las des
pedidas. Muchos de ellos deseaban continuar
con la conversaci6n, pero tenfan que marcharse.
Al hacerlo, le dieron de nuevo las gracias a
Michael.
-Me alegro mucho de que este cuento os
haya parecido tan util -les dijo-, y conffo en
que pronto tengais la oportunidad de contarselo
a otros.

106
Otros titulos
en esta
colecci6n
La paradoja

..
. . _i...-......., . .tr---,....,......,.....
·i , .

......"""' -- (lU, 1,1"

LA
PARADOJA
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LIDERAZGO
JAMES C. HUNTER

Los principios del liderazgo son tan simples que se nos han
olvidado por completo.

Confundimos la autoridad con el poder y el respeto


con el miedo, lo que lleva a unas relaciones tensas y rece
losas entre jefes y subordinados, y a un triste resultado:
cuando un equipo trabaja para contentar al jefe, quien se
ocupa realmente del trabajo?

Este libro nos ensefia que dirigir consiste, paradojica


mente, en servir a los demas, porque un buen lider esta
pendiente de sus subordinados para atender a sus legf timas
necesidades, ayudarles a cumplir sus aspiraciones y apro
vechar sus capacidades al maxima. Una reflexion inteli
gente sabre la responsabilidad moral que implica dirigir
que ha servido de inspiracion a numerosos directivos nor
teamericanos.

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