Ficha STC12372-2022
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REPORTE DE CONSULTA
RELEVANTE
ASUNTO:
PROBLEMA JURÍDICO: ¿«(…) determinar si el hecho de no haberse
proferido sentencia de segunda instancia durante el término consagrado
en el artículo 37 de la Ley 472 de 1998 (a cuyo tenor: “El recurso de
apelación procederá contra la sentencia que se dicte en primera instancia,
en la forma y oportunidad señalada en el Código de Procedimiento Civil, y
deberá ser resuelto dentro de los veinte (20) días siguientes contados a
partir de la radicación del expediente en la Secretaría del Tribunal
competente”), comporta, per se, una transgresión de los derechos
fundamentales de las partes de una acción popular»?
Tesis:
«De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución Política, “Toda persona
tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en todo momento y
lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o
por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos resulten
vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier
autoridad pública”.
Tesis:
«Para garantizar que esas condiciones se cumplan, y satisfacer también los
requerimientos formales establecidos en el citado precepto 86 de la Carta
Política, la excepcional mediación del juez de tutela requiere la confluencia
de seis requisitos genéricos de procedencia de la tutela contra providencias
judiciales: (i) que el asunto tenga relevancia constitucional; (ii) que el actor
haya agotado los recursos a su alcance; (iii) que la petición cumpla con el
requisito de inmediatez; (iv) en el evento de fundamentarse la solicitud de
tutela en una irregularidad procesal, que esta tenga incidencia directa en
la decisión de fondo que se estima violatoria de los derechos
fundamentales del actor; (v) que se identifiquen en forma razonable los
hechos que generan la vulneración; y (vi) que no se trate de tutela contra
tutela.
Tesis:
«Las exigencias genéricas que se citaron en el acápite precedente se
encuentran satisfechas. La discusión que propone el accionante versa
sobre la eventual tardanza del tribunal para resolver un recurso de
apelación en el curso de una acción popular, temática relacionada con
valores constitucionales como el debido proceso, el acceso a la justicia y la
afirmación de los derechos colectivos.
A ello se agrega que la naturaleza de la omisión que se endilga al tribunal -
no haber resuelto un recurso de apelación en el término legal de 20 días-,
impide exigir el agotamiento de remedios endoprocesales previos, así como
establecer un hito inicial para el cómputo del plazo de inmediatez.
Además, la solicitud no versa sobre asuntos de procedimiento; no se
cuestiona un fallo de tutela, y si bien los hechos de la demanda se
redactaron de forma lacónica e imprecisa, permiten identificar
razonablemente el sentido del argumento del señor Herrera Hoyos.
Tesis:
«4. Interacción entre los artículos 37 de la Ley 472 de 1998 y 121 del
Código General del Proceso.
Esa pretensión fue desestimada, tras concluirse que el citado precepto del
estatuto procesal civil no resulta aplicable al trámite especial que regula la
Ley 472 de 1998:
“[E]n cuanto a los reparos que el gestor de la queja expone en torno a que
el juzgador accionado mediante autos fechados 16 de abril y 3 de mayo de
2018 negó su solicitud de aplicar el artículo 121 del Código General del
Proceso, es necesario precisar dicha normatividad estipula el término que
tienen los jueces de la especialidad civil y familia para emitir sentencia que
ponga fin al proceso, de ahí que, con excepción de fenómenos como la
interrupción o suspensión del litigio, por regla general no podrá superarse
un (1) año -prorrogables por seis mes más-, en tratándose de asuntos de
primera o única instancia.
Sin que sea posible, tal como lo pretende el actor, aplicar tal efecto jurídico
por analogía o remisión del artículo 44 de la Ley estatutaria, pues lo cierto
es que tal precepto establece que solo se empleará la ley adjetiva civil o
contencioso administrativa “…en los aspectos no regulados en la presente
Ley, mientras no se oponga a la naturaleza y a la finalidad de tales
acciones”, y el término para fallar no es un asunto sin regulación en la
norma especial. En ese orden de ideas, se concluye que en materia de
acciones populares no aplica el inciso 6 del artículo 121 de la Ley 1564,
por lo que la determinación del funcionario accionado relativa a negar la
pérdida de competencia no puede calificarse de irrazonable, ya que se
fundó en una legítima interpretación de la normatividad a favor del interés
superior que el ordenamiento constitucional ha previsto”.
4.2. Algunos meses más tarde, esta Corporación estudió otra súplica
constitucional semejante, pero ahora dirigida contra la sala del Tribunal
Superior que conocía una acción popular en segunda instancia, y que, con
apoyo en la jurisprudencia previamente transcrita, se abstuvo de declarar
su pérdida de competencia, a pesar de que el trámite de la apelación a su
cargo se había extendido por un período superior a un año.
Para decirlo de otro modo, el argumento del tribunal consiste en que: (i) el
artículo 121 del Código General del Proceso es aplicable a las acciones
populares (de acuerdo con la jurisprudencia citada); y que (ii) en esa
norma se establece que “el plazo para resolver la segunda instancia, no
podrá ser superior a seis meses contados a partir de la recepción del
expediente en la secretaría del juzgado o tribunal”, prorrogables
excepcionalmente “hasta por seis meses más”. Por consiguiente, (iii)
mientras ese plazo no expire, queda descartada la existencia de un evento
de mora judicial en la definición de la segunda instancia.
Tesis:
«5. La prevalencia del artículo 37 de la Ley 472 de 1998, como vía para
solucionar el conflicto normativo.
Por supuesto que, ante las innumerables vicisitudes que puede afrontar
un proceso judicial, se cuidó el legislador de que los vacíos de ese estatuto
especial fueran llenados por los códigos procesales que regularmente
emplean los jueces que conocen las acciones populares (el Código General
del Proceso y el CPACA, según el caso). Pero esa integración normativa
debe realizarse con prudencia, cuidando siempre que las reglas de los
trámites comunes no terminen vaciando de contenido a la normativa
especial.
5.4. Con todo, cabría preguntarse qué ocurre con el contenido normativo
restante del artículo 121, pues conforme a su texto actual, allí se regula
tanto el plazo máximo de duración de las instancias ordinarias (que es en
lo que coincidiría con el artículo 37 de la Ley 472 de 1998), como la
pérdida de competencia del juez de conocimiento, y la anulabilidad de los
actos procesales que tengan lugar luego de que se produzca (entre otras
consecuencias).
Tesis:
«En la actualidad, es innegable la relación que existe entre el acceso a la
justicia y el ejercicio oportuno de la función judicial. La tardanza de los
funcionarios encargados de dirimir derechos sustanciales en disputa pone
en entredicho el contenido mismo de esos derechos, y por lo mismo,
compromete la realización de los valores y principios de convivencia que
defiende y promueve el Estado Social de Derecho a través del poder
jurisdiccional.
Ahora bien, definir cuál es el término adecuado para que una actuación
judicial se lleve a cabo es una tarea delegada al legislador, quien con
mayor o menor abstracción, ha fijado términos perentorios para decidir
ciertas solicitudes, o cuando menos para emitir el fallo que definirá la
disputa. En consecuencia, para determinar si se presenta un evento de
mora judicial, basta con verificar una variable objetiva: el vencimiento del
término legal para realizar la actuación pendiente.
6.2. Sin embargo, no cualquier situación de mora compromete los
derechos fundamentales de las partes, ni habilita la intervención de los
jueces constitucionales. Debido a que la función pública de administrar
justicia no cuenta con recursos ilimitados, es posible -especialmente en un
país en transición hacia el pleno desarrollo- que el presupuesto de la
jurisdicción sea insuficiente para crear tantas sedes judiciales como se
requieran para atender las crecientes necesidades de justicia de todas la
sociedad. Y, por esa vía, también puede ocurrir que, a pesar de imprimir
en ello todos los esfuerzos que razonablemente caben exigir a un ser
humano, el fallador tampoco pueda evacuar a tiempo toda la carga que
tiene asignada.
Tesis:
«6.3. Decantado lo anterior, y teniendo en cuenta la necesidad de corregir
el anterior criterio de la Sala, para dar aplicación exclusivamente a la
norma especial prevista en el artículo 37 de la Ley 472 de 1998, emerge
evidente que el supuesto de mora alegado se verificó, porque el término de
veinte días con que contaba el tribunal para resolver la segunda instancia
se encontraba fenecido para la fecha de interposición de la demanda de
tutela, y a la fecha no se ha proferido la sentencia que desate la alzada
interpuesta por el actor popular.
No obstante, en este caso la corporación accionada explicó con detalle las
razones por las que no ha podido cumplir su tarea en el plazo de veinte
días que consagra la norma en cita, las cuales están relacionadas con un
significativo cúmulo de causas constitucionales, especialmente acciones
populares y de tutela, que se han desarrollado de manera especialmente
conflictiva, y han hecho materialmente imposible que, por ahora, se
cumplan a cabalidad los tiempos estipulados por el legislador.
7. Conclusiones.
7.2. Aunque el término para dictar el fallo de segunda instancia (de veinte
días, contados a partir de que el expediente fue radicado en la secretaría
del tribunal) se encuentra vencido en el asunto sometido al escrutinio de la
Corte, lo cierto es que la entidad accionada ofreció explicaciones
razonables para esa situación, lo que, a voces de la jurisprudencia
consolidada, impide que los jueces de tutela se inmiscuyan en el asunto.
8. Precisión adicional.
ACLARACIÓN DE VOTO
OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE
Tesis:
«Comparto la negativa a conceder el amparo frente al Tribunal convocado,
por cuanto la mora en definir la apelación de la sentencia emitida en la
acción popular 2021-00220-00 está justificada en argumentos objetivos y
razonables.»
Tesis:
“(…) difiero de varias de las razones que soportaron la solución del caso,
concretamente de aquellas que sirvieron de apoyo para variar la regla
jurisprudencial trazada en la providencia STC001-2019, según la cual, el
término de duración del proceso establecido en el artículo 121 del estatuto
adjetivo es aplicable a las acciones populares, por los motivos que expongo
a continuación.
1.- La Corporación consideró que dicha postura debía ser revaluada para
retornar a la tesis que defiende la inoperancia de esa pauta en tales
asuntos, ante la existencia de los plazos consagrados en la Ley 472 de
1998.
Asimismo, se advierte que dentro de los seis (6) meses siguientes al recibo
del expediente para desatar la alzada materia de disenso, la autoridad
convocada prorrogó el plazo para definirla, según auto de 25 de febrero de
2020.
En STC9720-2020, se apuntó:
Tesis:
«Por otra parte, tampoco comparto que se diga que el precepto 121 y el
artículo 37 de la Ley 472 no pueden coexistir y, por tanto, deba optarse
por uno o por otro en materia de acciones populares. Esto, porque nada
hay de contradictorio en decir que el juez plural debe resolver la alzada de
las sentencias “dentro de los veinte (20) días siguientes contados a partir
de la radicación del expediente en la Secretaría del Tribunal competente”, y
que, en todo caso, el plazo máximo para resolverla serán seis meses,
prorrogable por otro semestre adicional. Esto último, con el fin de que el
interesado pueda alegar las mencionadas secuelas.