Monseñor Óscar Arnulfo Romero: Procuraduría para La Defensa de Los Derechos Humanos

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Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos

Monseñor Óscar Arnulfo Romero

Informe sobre la impunidad en el asesinato de Monseñor Óscar Romero, en ocasión del


XXII Aniversario de su ejecución arbitraria.

I. Introducción

l . De confonnidad al Artículo 194, ordinales 1 º , 11º y 12 º de la Constitución de la


República, esta Procuraduría estima de relevancia nacional pronunciarse sobre la
ejecución arbitraria de Monseñor Osear Arnulfo Romero Galdámez, Arzobispo
de San Salvador, con ocasión de cumplirse el XXII Aniversario de su maitirio.
Monseñor Romero fue asesinado el día 24 de marzo de 1980, por escuadrones de
la muerte que actuaban bajo la tolerancia o aquiescencia del Estado salvadoreño;
su muerte simboliza los inicios de una vorágine de dolor, destrucción e
intolerancia que dominaría los siguientes doce a11os de historia patria.

2. Este pronunciamiento hace suya la imagen martirial de Monseñor Romero, como


una expresión de compromiso en la búsqueda del irrestricto respecto a los
derechos de las víctimas de graves violaciones al derecho internacional de los
derechos humanos y el derecho internacional humanitario, cuya protección está
consagrada en la alta finalidad constitucional de salvaguardia de la dignidad
humana, sin discriminación alguna.

3. El Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, nos recuerda


que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado
actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad.

4. Por ello, este sucinto infonne encuentra fundamento en el reconocimiento al


derecho inalienable a la verdad que asiste a las víctimas y a los pueblos,
íntimamente relacionado al derecho a la justicia y a obtener reparación. Como
bien ha señalado en su infonne acerca de la cuestión de la impunidad, el Señor
Louis Joinet 1 : "Cada pueblo tiene el derecho inalienable a conocer la verdad
acerca de los acontecimientos sucedidos y las circunstancias y los motivos que
llevaron, mediante la violación masiva y sistemática de los derechos humanos, a
la pe,petración de crímenes aberrantes. El ejercicio pleno y efectivo del derecho
a fa verdad es esencial para evitar que en e/futuro se repitan tales actos".

11. Los hechos según la Comisión de la Verdad

5. La Comisión de la Verdad para El Salvador, instancia moral de investigación de


graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado, nació de
los Acuerdos de Paz entre el Gobierno y el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), con la misión de investigar "graves hechos de
violencia ocurridos desde 1980, cuyo impacto sobre la sociedad reclama con
mayor urgencia el conocimiento público de la verdad"2.

6. El Secretario General de la ONU designó como integrantes de la Comisión a los


Señores Belisario Betancur (ex Presidente de Colombia), Reinaldo Figueredo
Planchar (ex Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela) y Thomas
Buergental (ex Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos). El
informe final de la Comisión de la Verdad, llamado "De la locura a la esperanza,
la Guerra de 12 años en El Salvador" fue presentado al Secretario General y a las
partes negociadoras el 15 de marzo de 1993; el mismo incluyó los resultados de
su investigación en el caso Monseñor Osear Arnulfo Romero, el cual fue
considerado ilustrativo de los asesinatos cometidos por escuadrones de la
muerte 3 .

1
L. Joinet, Informe final acerca de la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los
derechos humanos, preparado de conformidad con la resolución 1996/ I 19 de la Subcomisión de
Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de la ONU.
2
Acuerdos de México del 27 de abril de 1991, IV. Comisión de la Verdad.
3
La autoridad moral de las investigaciones efectuadas por la Comisión de la Verdad han sido reconocidas
incluso por la Comisión lnteramericana de Derechos Humano , la cual en su informe de fondo sobre el
caso jesuitas (Infom1e No. 136/99, del 22 de diciembre de 1999) ha señalado lo siguiente: "Dadas las
condiciones de creación de la Comisión de la Verdad y de designación de sus miembros, así como la
seriedad de la metodología empleada y las pruebas recabadas, la CJDH estima que su imparcialidad,
fundamentación y buena fe están fuera de toda duda". En su informe sobre el mismo caso de Monseñor
Óscar Amulfo Romero (Informe No. 3 7/00, caso 1 1.481, del 13 de abril de 2000) expresa lo siguiente:
"La CIDH destaca la seriedad que reviste la metodología utilizada por la Comisión de la Verdad, como
asimismo la garantía de imparcialidad y buena fe derivada de su composición, en cuya elección participó
el propio Estado. Por otra parte, conforme al acuerdo por el cual fue creada, la Comisión de la Verdad
era una instancia nacional. En consideración de lo anterior, la CIDH estima que los resultados de la
investigación de la Comisión de la Verdad sobre este caso merecen fe y, en tal carácter, la considerará en
relación con los l,ecl,os alegados y las evidencias que constiwyen el ace,vo probatorio del presente caso.
Cabe mencionar que el Estado no ha puesto en tela de juicio las conclusiones de la Comisión de la
Verdad".
7. Sobre el asesinato, la Comisión de la Verdad para El Salvador determinó lo
siguiente:

"El lunes 24 de marzo de 1980 el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Osear Arnulfo
Romero y Galdámez, en plena celebración de la misa, en la capilla del Hospital de la
Divina Providencia, fue ultimado por un asesino profesional quien, de un solo disparo,
desde un vehículo rojo, Volkswagen, de cuatro puertas, ubicó un solo proyectil calibre
.22 causándole la muerte como consecuencia de una profusa hemorragia".

8. Sobre la autoría del asesinato, la Comisión de la Verdad consideró que disponía


de evidencia substancial para concluir lo siguiente:

"El ex - Mayor Roberto D'Aubuisson, el ex- - Capitán Álvaro Saravia y Fernando


Sagrera estuvieron presentes el día 24 de marzo de 1980 en la residencia de
Alejandro Cáceres en San Salvador. Llegó el Capitán Eduardo Ávila y aviso que el
Arzobispo Romero oficiaría una misa ese mismo día. El Capitán Ávila opinó que ésta
era una buena oportunidad para asesinar al Arzobispo. El ex - Mayor D'Aubuisson
ordenó que se hiciese y+ responsabilizó al ex - Capitán Saravia del operativo. Al
observar que se requería un francotirador, el Capitán Ávila afirmó que él se
encargaría de contactarlo por medio de Mario Molina. Amado Garay fue comisionado
para transportar al asesino hasta la Capilla.

El parqueo del Hotel Camino Real sirvió de punto de encuentro antes de dirigirse a la
Capilla. En ese lugar el tirador barbudo, junto con el arma asesina ingresó a un
Volkswagen rojo de cuatro puertas, que conducía Garay. Cuando menos dos fueron
los vehículos que desde el Hotel Camino Real se dirigieron al lugar del crimen. El
asesino disparó desde el vehículo, frente a la entrada principal de la Capilla, una sola
bala que ultimó al Arzobispo Romero.

El ex - Mayor D'Aubuisson ordenó la entrega de 1.000 colones a Walter Antonio


·:Musa" Álvarez quien, junto con el asesino de barba, recibió el pago correspondiente.
Alvarez fue secuestrado en el mes de septiembre de 1981 y se le encontró muerto
poco tiempo después".

9. Las conclusiones generales de la Comisión de la Verdad, en el presente caso,


fueron las siguientes:

"l. Existe plena evidencia de que:


(a) El ex-Mayor Roberto D'Aubuisson dio la orden de
asesinar al Arzobispo y dio instrucciones precisas a
miembros de su entorno de seguridad, actuando como
"escuadrón de la muerte" de organizar y supervisar la
ejecución del asesinato.
(b) Los capitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila
tuvieron una participación activa en la planificación y
conducta del asesinato, así como Fernando Sagrera y
Mario Molina.
(c) Amado Antonio Garay, el motorista del ex-Capitán
Saravia, fue asignado y transportó al tirador a la
Capilla. El señor Garay fue testigo de excepción
cuando desde un Volkswagen rojo de cuatro puertas,
el tirador disparó una sola bala calibre 22 de alta
velocidad para matar al Arzobispo.
2. Hay suficiente evidencia de que Walter Antonio "Musa" Álvarez,
junto con el ex-Capitán Saravia, tuvo que ver en la cancelación de los
"honorarios" del autor material del asesinato.
3. Hay suficiente evidencia de que el fallido intento de asesinato
contra el Juez Atilio Ramírez Amaya fue una acción deliberada para
desestimular el esclarecimiento de los hechos.
4. Hay plena evidencia de que la Corte Suprema asumió un rol activo
que resultó en impedir la extradición desde los Estados Unidos, y el
posterior encarcelamiento en El Salvador del ex-Capitán Saravia. Con
ello se signaba, entre otras cosas, la impunidad respecto de la autoría
intelectual del asesinato".

1 O. El 20 de marzo de 1993, cinco días después de presentado el Informe de la


Comisión de la Verdad, la Asamblea Legislativa de El Salvador dictó la Ley de
Amnistía General para la Consolidación de la Paz, mediante el Decreto N º 486.
La aplicación de este decreto permitió el archivo del expediente judicial; la
gracia de amnistía fue aplicada al Capitán Saravia, único implicado contra el cual
se dictó detención provisional en el caso.

111. El informe de la Comisión lnteramericana de Derechos Humanos

11. La Comisión lnteramericana de Derechos Humanos (CIDH) recibió denuncia


sobre el presente caso con fecha 23 de septiembre de 1993, siendo los
denunciantes la Directora de la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado de San
Salvador, María Julia Hemández y Tiberio Amoldo Romero y Galdámez,
hermano de la víctima. En virtud de lo dispuesto en el Artículo 51 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos4 , la CIDH decidió hacer
público su informe de fondo sobre el caso de Monseñor Romero, de fecha 13 de
abril de 2000, incluyéndolo en su informe anual.

12. Sobre la violación al derecho a la vida de Monseñor Osear Amulfo Romero, la


CIDH concluyó que: "el Estado salvadoreño es responsable por la violación del
derecho a la vida de Monseñor Romero en virtud de los actos de los escuadrones
de la muerte. El Salvador ha violado en perjuicio de Monseñor Romero el
derecho consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana, en conjunción

4
Ratificada por el Estado de El Salvador mediante Decreto Legislativo o 5, del 15 de junio de 1978;
publicada en el Diario Oficial No. 1 13, de fecha 19 de junio del mismo año.
con los principios codificados en el artículo 3 común de las Convenciones de
Ginebra".

13. Sobre el incumplimiento al deber del Estado salvadoreño de investigar y


sancionar las violaciones a los derechos protegidos por la Convención
Americana (artículos 1(1 ), 8(1) y 25) en el presente caso, la CIDH concluyó que
se produjeron serias irregularidades en la investigación, dentro de las cuales
destacó:

a) No se recuperaron ni conservaron medios probatorios.


b) No se investigó seriamente a los autores materiales e intelectuales de la
ejecución extrajudicial de Monseñor Romero.
c) No se investigó debidamente al Capitán Álvaro Saravia y se descartó el
testimonio de Amado Antonio Garay, un testigo presencial clave 5 .
d) No se investigó efectivamente al Mayor D'Aubuisson.
e) No se investigó debidamente la desaparición forzada del testigo
presencial Pedro N. Martínez6 .
f) No se investigó debidamente el cateo de la Oficina del Socorro
Jurídico7.
g) No se investigaron debidamente las amenazas recibidas por el
Arzobispo de San Salvador ni el anterior atentado contra su vida.
h) No se investigó debidamente el atentado contra el Juez Ramírez
Amaya 8.
5
La CJDH refiere: "Amado Antonio Garay Reyes, chofer del Capitán Saravia, brindó un testimonio clave
para esclarecer el presente caso, ya que confesó haber transportado al autor material de la ejecución de
Monsel'ior Romero y reveló los detalle:; de dicha ejecución. Garay Reyes identificó al Capitán Álvaro
Saravia como al persona que decidió y planificó el homicidio junto con el Mayor D · Aubuisson, y al doctor
Antonio Regalado como el francotirador".
6
La CIDH consigna en su infom1e que: "El señor Pedro N. Martínez desapareció el 13 de abril de 1980,
20 días después de haber presenciado la ejecución sumaria y de haber cargado a Monseñor Romero para
llevarlo al hospital. Su hem1ano, el señor Robeno Antonio Martínez, declaró que había recibido
información de que unos individuos vestidos de civil lo capturaron cuando se disponía a subir al vehículo
de su propiedad y lo introdujeron en un microbús color beige o blanco. A pesar de dicha declaración, la
desaparición del testigo no e investigó debidamente. El paradero de Pedro N. Martínez continúa
indeterminado hasta la fecha de adopción del presente informe".
7
La CIDH consigna en su informe que: " ...el 5 de julio de 1980, aproximadamente cuatro meses después
del asesinato de Monseñor Romero, la Oficina del Socorro Jurídico en El Salvador fue allanada. El hecho
habría sido ejecutado por integrantes de los cuerpos de seguridad, quienes sustrajeron los expedientes del
caso de Monseñor Romero, incluyendo testimonios que involucraban a la Fuerza Armada en el asesinato,
así como otras evidencias importantes. Este incidente no se investigó debidamente. La CIDH estima que
se trata de otro elemento de convicción que confirma la responsabilidad del Estado salvadoreño en el
encubrimiento del asesinato de Monseñor Romero".
8
La CIDH refiere al respecto: "El 27 de marzo de 1980, tres días después de la ejecución del Arzobispo
de San Salvador, se produjo un atentado contra el Juez Atilio Ramírez Amaya, funcionario judicial que
investigaba la causa. Ese día, la empleada doméstica del magistrado, María Hemández, pennitió la
entrada en el domicilio particular de Rarnirez Amaya a dos jóvenes desconocidos que dijeron venir de
i) No se investigó el secuestro y la muerte de Walter Antonio "Musa"
Álvarez.

Sobre la base de estas consideraciones, la CIDH concluyó, respecto al deber de


investigar y sancionar, lo siguiente: "El Salvador ha violado, en perjuicio de los
familiares de la víctima, el derecho a las garantías judiciales establecidas en el
artículo 8( 1) de la Convención Americana y a la protección judicial consagrada
en su artículo 25. La Comisión concluye igualmente que el Estado salvadoreño,
en virtud de la conducta de las autoridades e instituciones identificadas en este
informe, es responsable por el incumplimiento de su obligación de investigar
seriamente y de buena fe la violación de los derechos reconocidos por la
Convención Americana; de identificar a los responsables de tal violación,
enjuiciarlos, sancionarlos y reparar las violaciones a los derechos humanos; y por
el incumplimiento de su deber de garantía establecido en el artículo 1 ( 1) del
instrumento internacional citado.

14. Respecto de la trasgresión del Derecho Internacional Humanitario, la Comisión


lnteramericana señaló que el asesinato de Monseñor Romero constituye una
grave trasgresión de principios básicos del derecho internacional humanitario,
toda vez que se trató de un ataque dirigido a un miembro de la población civil,
que de ningún modo podía considerarse como blanco legítimo en el contexto del
conflicto armado salvadoreño. Al respecto, la CIDH recuerda que,
específicamente, el artículo 3 común de las Convenciones de Ginebra de 1949 -
aplicable al conflicto interno salvadoreño- prohíbe expresamente y en toda
circunstancia "la violencia contra la vida y persona de personas que no participan
activamente o hayan dejado de participar activamente en las hostilidades".
Adicionalmente, el artículo 13 del Segundo Protocolo Adicional a las
Convenciones de Ginebra de 1949, elabora y fortalece las reglas básicas del
artículo 3 común y codifica el principio de inmunidad civil.

15. Por otra parte, la CIDH ha considerado que la aplicación de la Ley de Amnistía
de 1993 (Decreto Nº 486), es violatoria de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, la cual ha infringido:

a) El deber de adoptar disposiciones de derecho interno (artículo 2 de la


Convención Americana) y el derecho a la justicia y la obligación
indelegable de investigar, procesar y sancionar (artículos 1(1), 8 y 25
de la Convención Americana). Sobre el deber señalado en el artículo 2 de la
Convención, la CIDH trae a cuenta que el mismo establece la obligación de

parte de una persona a quien aquél habría estado buscando. El juez, quien sospechaba de un atentado, se
presentó ante los desconocidos con una escopeta. Cuando uno de ellos sacó una metralleta, el juez levantó
la escopeta para dispararle, lo que no pudo hacer porque la señora Hemández había quedado entre él y los
desconocidos. Los jóvenes aprovecharon para huir, pero antes dispararon varios tiros, uno de los cuales
hirió a la empelada en la cadera".
los Estados partes de adoptar "las medidas legislativas o de otro carácter que
fueran necesarias" para hacer efectivos los derechos y libertades consagrados
en la misma. Esta disposición incluye una obligación negativa, en virtud de la
cual los Estados están igualmente obligados a abstenerse de dictar normas
que eliminen, restrinjan o hagan nugatorios los derechos y libertades
consagrados en la Convención Americana o su eficacia.

b) El derecho a la verdad, pues "El derecho a conocer la verdad con respecto


a graves violaciones de los derechos humanos, así como el derecho a conocer
la identidad de quienes participaron en ellos, constituye una obligación que
todo Estado parte en la Convención Americana debe satisfacer, tanto respecto
a los familiares de las víctimas como a la sociedad en general. Tales
obligaciones surgen fundamentalmente de lo dispuesto en los artículos 1(1),
8(1), 25 y 13 de la Convención Americana".

16. Sobre la Ley de Amnistía para la Consolidación de la Paz, la Comisión


Interamericana concluyó que su aplicación, en el presente caso, eliminó la
posibilidad de emprender investigaciones judiciales tendientes a establecer
responsabilidad; igualmente, que tal decisión violó el derecho de los allegados a
conocer la verdad sobre los hechos.

17. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con fundamento en sus


análisis y conclusiones, en el infonne aquí referido emitió las siguientes
recomendaciones al Estado salvadoreño:

"l. Realizar una investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de manera


expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los autores materiales e
intelectuales de las violaciones establecidas en el presente informe, sin perjuicio de la
amnistía decretada.

2. Reparar todas las consecuencias de las violaciones enunciadas, incluido el pago de


una justa indemnización.

3. Adecuar su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar sin efecto


la Ley de Amnistía General".

IV. Consideraciones

Reconciliación y democracia desde verdad y justicia

18. Es importante iniciar estas consideraciones, declarando que la Procuraduría para


la Defensa de los Derechos Humanos hace suya la aspiración nacional de una
verdadera reconciliación entre los salvadoreños, de la cual nazca un esfuerzo
común y permanente por construir un verdadero Estado Constitucional y
Democrático de Derecho; no obstante, tal corno lo manda nuestra Constitución y
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, este proceso no puede partir
de la negación de los más elementales derechos de aquellas victimas que, pese a
la evidencia de los atroces atropellos que sufrieron, se han visto sistemática y
abrumadoramente vulnerados en sus derechos de conocer la verdad, de acceder a
recursos judiciales efectivos y obtener reparaciones adecuadas.

19. Aceptar que la construcción de la paz y la democracia requiere del olvido y del
abandono de estas víctimas, es una aberración que altera en su esencia el alto
principio constitucional que consagra a la persona humana como el origen y el
fin del Estado. La Democracia se funda en el más amplio e irrestricto respeto de
los derechos humanos; no podemos, en su nombre y. mediante la impunidad,
victimizar doblemente a aquellas personas que han sufrido las más graves
violaciones al derecho internacional de los derechos humanos y al derecho
internacional humanitario. Esta protección debe ser extensiva a todas las
víctimas, sin distinción alguna de su condición social, ideología política,
participación con alguno de los bandos enfrentados en el conflicto o cualquier
otra condición.

Por tanto, la vigencia irrestricta de los derechos humanos de estas víctimas es el


presupuesto necesario para el perdón, la reconciliación y la construcción de la
democracia en nuestro país.

20. Reconocer lo anterior, no significa obviar la importancia que el proceso de paz


ha traído para los avances democráticos en El Salvador. Especial relevancia
cobran, en este sentido, las palabras del Señor Secretario General de la ONU en
su evaluación del proceso de paz en El Salvador de 199t. En esa ocasión, el
Secretario General destacó:

"En El Salvador el proceso de paz ha generado, de manera lenta pero segura,


condiciones que suministran la base para la consolidación gradual de la democracia
en el país ... El Salvador ha sido desmilitarizado en gran medida: la estructura armada
del FMLN ha desaparecido y sus miembros se han reincorporado en la vida civil y las
fuerzas armadas se han reducido y han respetado los profundos cambios impuestos
en su carácter y función por los acuerdos de paz. Pero el acontecimiento más notable
ha sido que el proceso de paz ha permitido también una apertura para la participación
democrática. Actualmente prevalece en El Salvador un clima de tolerancia sin
precedentes en la historia del país. Desde la firma de los Acuerdos de Paz, ningún
sector nacional se ha amparado en la violencia como forma de acción política ni ha
apoyado su uso".

El Señor Secretario General, de igual forma, complementa su optimismo sobre el


desarrollo del proceso de paz salvadoreño con la siguiente reflexión:

9
ONU; Informe del Secretario General; Evaluación del proceso de paz en El Salvador; IX. Observaciones
y Recomendaciones. Doc. N5 l/9 l 7, de fecha 1 de julio de l 997.
"Por último, quisiera expresar mi esperanza de que el pueblo salvadoreño no olvide la
trágica experiencia del pasado. Sólo aquellos capaces de reconocer y encarar un
pasado terrible pueden aprender la lección y asegurarse de que nunca jamás se repita
al avanzar hacia la creación de un nuevo futuro para las generaciones venideras ...
Para este fin, insto a la aprobación de leyes que den a las víctimas de violaciones de
los derechos humanos y sus familiares una indemnización justa por sus sufrimientos.
A fin de contribuir a la formación de una memoria colectiva en que marchen de la
mano el reconocimiento del valor de la paz y el respeto de la dignidad humana,
debería considerarse la posibilidad de enseñar a los niños de las escuelas la historia
de los años del conflicto como parte del currículo nacional de educación, en el cual se
incluiría el informe de la Comisión de la Verdad como obra de consulta de importancia
incuestionable para la historia de El Salvador" 1 º.

La responsabilidad del Estado en la ejecución de Monseíior Romero

21. Sobre la base del mandato constitucional de PDDH y haciendo nuestra la


vocación por la verdad y la reparación como garantías de la no repetición de
horrendos crímenes; vocación a la que ha instado el Señor Secretario General de
la ONU; esta Procuradmía declara su coincidencia plena con las conclusiones
presentadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en torno a la
ejecución arbitraria del Arzobispo de San Salvador, Osear Arnulfo Romero y
Galdámez; lo anterior permite afirmar a esta Procuraduría lo siguiente:

a) El Estado salvadoreño es responsable por la violación al derecho a la vida


de Monseñor Osear Arnulfo Romero, en virtud de la actuación del
escuadrón de la muerte que perpetró el crimen y el cual actuaba con el
beneplácito o aquiescencia del Estado. Tal "escuadrón" fue identificado
por la Comisión de la Verdad y su impunidad garantizada posterionnente
por la acción u omisión de las autoridades administrativas y judiciales que
investigaron el caso. El derecho a la vida es el fundamento mismo de la
dignidad humana; nuestra Constitución lo consagra en su artículo 2 y su
trasgresión supone la negación misma del régimen de derecho y de la
convivencia de la familia humana. Por tal razón, la afectación a la vida
merece la más enérgica de las condenas y el repudio más absoluto.

10
fbidem. En el mismo informe, el Secretario General lamentó el incumplimiento a las recomendaciones
del informe de la Comisión de la Verdad por las partes, especialmente el Gobierno, citando como un claro
ejemplo de tal incumplimiento, la aprobación de la Ley de Amnistía de 1993. El Secretario General
expresó, en tomo a esta cuestión: "Es realmente desalentador que no se haya aprovechado la oportunidad
singular que representaba la Comisión y su labor para alcanzar progresos importantes en al eliminación
de la impunidad y e/fomento de un clima de reconciliación nacional".
b) El Estado salvadoreño es responsable por incumplir su obligación
indelegable de investigar y sancionar, establecida tal obligación en los
artículos 2 de la Constitución de la República; artículos 2.1, 6.1 y 14 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y artículos
1.1, 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(CADH), en perjuicio de los familiares de Monseñor Osear Amulfo
Romero.

c) El Estado salvadoreño es responsable, en razón de la aplicación de la Ley


de Amnistía para la Consolidación de la Paz (Decreto N º 486 de 1993),
del incumplimiento a su deber de garantizar el respeto a los derechos
humanos y de su deber indelegable de investigar, procesar y sancionar a
los responsables de graves violaciones a los derechos humanos durante el
conflicto armado, extendiéndose tal responsabilidad por dicho
incumplimiento, al caso concreto del asesinato de Monseñor Osear
Arnulfo Romero.

Asimismo, el estado es responsable de violar el derecho a la verdad y a la


justicia, en referencia a las mismas víctimas. Tales deberes del estado y
derechos de las víctimas, se encuentran protegidos en los artículos del
PIDCP y la CADH citados en el párrafo precedente.

Debe considerarse de igual fonna, que las violaciones a derechos


humanos e incumplimiento de los deberes del Estado aquí establecidos,
suponen una vulneración de las finalidades esenciales de nuestro sistema
constitucional de derecho y específicamente violentan los artículos 1, 2,
144, 244 y 245 de la Constitución de la República.

d) Por la aplicación de la citada Ley de Amnistía, el Estado salvadoreño


también es responsable de incumplir su obligación de adoptar
disposiciones de derecho interno que fueren necesarias para hacer
efectivos los derechos reconocidos en el PIDCP y la CADH (artículos 2.2
del Pacto y 2 de la Convención).

Las responsabilidades del Estado referidas en los literales e y d anteriores


(numeral 20), deben tenerse por establecidas, también, en perjuicio de las miles
víctimas de graves violaciones cometidas durante el conflicto armado, sin
distinción del bando al que hubiesen pertenecido, filiación, preferencias políticas
o ideológicas y cualquier otra condición y deben tener por establecidas, también,
en perjuicio de la sociedad salvadoreña en general.
La impunidad de los escuadrones de La muerte

22. Para esta Procuraduría, destaca dolorosamente la dramática dimensión del


asesinato de Monseñor Osear Amulfo Romero y Galdámez, como un ejemplo de
la aberrante y sistemática práctica de ejecuciones arbitrarias, cometidas por los
denominados escuadrones de la muerte durante el conflicto armado interno.
Como caso ilustrativo de tales prácticas abyectas, la Comisión de la Verdad
seleccionó el caso del Arzobispo Romero.

23. La Comisión de la Verdad resumió esta dura realidad salvadoreña de la siguiente


manera:

"Entre 1980 y 1991 se llevaron a cabo en forma sistemática y organizada, violaciones


a los derechos humanos por parte de grupos que actuaban como escuadrones de la
muerte. Se trata de la organización de grupos de personas usualmente vestidas de
civil, fuertemente armadas que, actuaban clandestinamente, y ocultaban su afiliación
e identidad. Secuestraban a miembros de la población civil y de grupos rebeldes.
Torturaban a sus rehenes, los hacían desaparecer y usualmente los ejecutaban.

Los escuadrones, ligados a estructuras estatales por participación activa o por


tolerancia, alcanzaron un control de tal naturaleza que sobrepasó los niveles de
fenómeno aislado o marginal para convertirse en instrumento de terror y de práctica
sistemática de eliminación física de opositores políticos. Muchas de las autoridades
civiles y militares que actuaron durante los años ochenta, participaron, promovieron y
toleraron la actuación de estos grupos. Pese a que no ha sido evidente la presencia
de estructuras aún latentes de estas organizaciones clandestinas, éstas podrían
reactivarse cuando en altas esferas de poder se formulan advertencias que podrían
reanudar en El Salvador una guerra sucia. Y siendo el fenómeno de los escuadrones
el patrón por excelencia de esa guerra sucia que terminó por destruir casi cualquier
vestigio de un Estado de derecho durante el conflicto armado, se debe asumir en el
Estado salvadoreño no sólo una actitud alerta y resuelta para prevenir el
resurgimiento de este fenómeno, sino solicitar la cooperación internacional para su
total y absoluta erradicación".

24. La Comisión de la Verdad fonnuló expresas recomendaciones de investigación


especial con relación a los escuadrones de la muerte; como tantas otras de esa
Comisión, no fueron atendidas por el Estado, lo que ha supuesto un grave
incumplimiento a los Acuerdos de Paz.

Si bien el fenómeno de los escuadrones de la muerte, tal cual se manifestó


durante el conflicto annado, ha desaparecido, y diversas como diferentes
respuestas del Estado requiere ahora la actual realidad delincuencial del país; la
impunidad en el caso de Monseñor Osear Amulfo Romero es el permanente
recordatorio del incumplimiento a los Acuerdos de Paz por desatención a las
recomendaciones de la Comisión de la Verdad.
25. Tal incumplimiento, ya señalado por el Secretario General de la ONU en su
informe del 1 º de julio de 1997, citado supra, debe ser motivo de preocupación
en la vida nacional, por cuanto constituye un serio obstáculo en la construcción
del Estado Democrático y Constitucional de Derecho. La Procuraduría para la
Defensa de los Derechos Humanos, en este sentido, hace un llamado firme al
Gobierno de la República, para que subsane este incumplimiento en el corto
plazo.

26. Sobre la actuación de los escuadrones de la muerte, con relación al asesinato de


Monseñor Osear Amulfo Romero, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, fundamentada en el informe de la Comisión de la Verdad y otras
fuentes de credibilidad, estableció:

"58. Entre 1980 y 1981, era frecuente en El Salvador la coordinación de las


operaciones de los escuadrones de la muerte con la Fuerza Armada. El carácter
clandestino de sus actuaciones permitía encubrir la responsabilidad estatal y crear un
ambiente de impunidad total para los asesinos. Los antecedentes de la historia de El
Salvador demuestran que algunos sectores de las fuerzas de seguridad del Estado
mantuvieron una percepción desviada de su verdadera función con relación a la gran
mayoría de la población civil"( ... )

"59. En particular, varios informes acerca de los hechos ocurridos en la misma época
indican que altos oficiales de las fuerzas de seguridad de El Salvador dirigían los
asesinatos que cometían los escuadrones de la muerte. Según uno de esos informes,
"los nombres y detalles personales y, en algunos casos, incluso la fotografía de
salvadoreños seleccionados para ser secuestrados y asesinados, se entregaban a
suboficiales y clases del Ejército, quienes formaban cuadros tipo 'escuadrones de la
muerte' con miembros activos y en reserva de las fuerzas de seguridad y del
Ejército".

60. Por su parte, la CIDH se pronunció acerca de numerosas violaciones del derecho a
la vida cometidas por miembros de las fuerzas de seguridad y grupos paramilitares
que actuaban en algunos casos bajo las órdenes de tales fuerzas y, en otros,
amparados en la tolerancia que éstas les brindaban. La Comisión de Derechos
Humanos de la ONU se manifestó en el mismo sentido al deplorar las violaciones del
derecho a la vida cometidas por "organizaciones paramilitares gubernamentales".

61. A fin de ubicar el fenómeno de los escuadrones de la muerte en el debido


contexto, debe recordarse el golpe de Estado perpetrado en 1979, que alteró
profundamente el escenario político de El Salvador. En esa oportunidad fueron
pasados a retiro aproximadamente ochenta oficiales de la Fuerza Armada y cuerpos
de seguridad, entre ellos el Mayor Roberto D'Aubuisson. Dicho militar retirado se
transformó en el líder de una corriente que pretendía cerrar el paso a los grupos
armados disidentes, y que se oponía a todo tipo de apertura política o negociación
con éstos. Ciertos sectores percibían al grupo liderado por D'Aubuísson como la única
corriente nacional capaz "de impedir el proceso izquierdista para tomar el poder".

62. Roberto D'Aubuisson obtuvo el apoyo de sectores financieros poderosos de la


sociedad civil que temían que sus intereses resultaran afectados por las reformas
anunciadas por la Junta de Gobierno y por una posible insurrección marxista. A este
respecto, la Comisión de la Verdad recibió muchos testimonios de que ricos
terratenientes y empresarios proporcionaron sus fincas, casas, vehículos y
guardaespaldas para apoyar la acción de los escuadrones de la muerte,
especialmente los dirigidos por D'Aubuisson. Éste también contó con el apoyo de
sectores de las Fuerzas Armadas, a través de los cuales logró el acceso a informes de
inteligencia que utilizó para sus fines. La filtración de información contó con el
conocimiento o la tolerancia del Estado Mayor de la Fuerza Armada, a través de cuya
actuación "inclusive se dirigió calculadamente el acceso a los datos".

63. La organización política que lideraba D'Aubuisson incluía entre sus actividades la
ejecución de atentados individuales, raptos, "recuperación de fondos" y sabotajes.
Uno de los atentados individuales exitosos de su organización fue, precisamente, la
ejecución extrajudicial del Arzobispo de San Salvador.

64. Como se ha establecido más arriba, los escuadrones de la muerte incorporaron


miembros activos de las fuerzas de seguridad estatales a sus filas y contaron con el
apoyo de las correspondientes instituciones oficiales. En consecuencia, tales grupos
funcionaban efectivamente como agentes del Estado salvadoreño, y cometieron sus
actos ilícitos valiéndose de órganos del poder público.

65. En cuanto a la participación directa de agentes del Estado en los escuadrones de


la muerte, sus actos ilícitos son directamente imputables al Estado y comprometen la
responsabilidad internacional del mismo. Conforme lo ha establecido la Corte
Interamericana de Derechos Humanos:
En toda circunstancia en la cual un órgano o funcionario del Estado o
de una institución de carácter público lesione indebidamente uno de
tales derechos, se está ante un supuesto de inobservancia del deber
de respeto consagrado en ese artículo (artículo 1.1)
Esa conclusión es independiente de que el órgano o funcionario haya
actuado en contravención de disposiciones del derecho interno o
desbordado los límites de su propia competencia, puesto que es un
principio de Derecho Internacional que el Estado responde por los
actos de sus agentes realizados al amparo de su carácter oficial y por
las omisiones de los mismos aún si actúan fuera de los límites de su
competencia o en violación al derecho interno.
( ... )
Es, pues, claro que, en principio, es imputable al Estado toda violación
a los derechos reconocidos por la Convención cumplida por un acto
del poder público o de personas que actúan prevalidas de los poderes
que ostentan por su carácter oficial."

La promoción. y la protección de los derechos humanos mediante la lucha contra la


impunidad y los derechos de las víctimas

27. El reconocimiento expreso que esta Procuraduría otorga a las conclusiones de la


CIDH en tomo al caso de Monseñor Romero, se emnarca en el proceso de la
toma de conciencia, cada vez más creciente en la comunidad internacional, de la
necesidad de luchar en contra de la impunidad. Como ejemplo, baste citar la
Declaración y Programa de Acción de Viena, que surge de la II Conferencia
Mundial de Derechos Humanos (Junio de 1993) y en la cual la Conferencia
expresó su preocupación por la cuestión de la impunidad de los autores de
violaciones de los derechos humanos y apoyó los esfuerzos de la Comisión de
Derechos Humanos y de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y
Protección a las Minorías por examinar todos los aspectos de la cuestión.

28. En agosto de 1991, la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y


Protección a las Minorias de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU
pidió a dos de sus miembros, los Señores El Hadji Guissé y Louis Joinet, la
elaboración de un documento de trabajo sobre la orientación que se podria dar a
un estudio sobre la impunidad; tras la presentación del documento, la
Subcomisión encargó a los coautores del documento, redactar un estudio sobre la
impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos; el informe
preliminar fue presentado en 1993. El interés de la Subcomisión produjo
sucesivas resoluciones que permitieron un proceso de investigación y consulta,
que culminó con la wesentación del informe especial de 1997 del señor Luois
Joinet, citado supra 1• En este último informe, el relator especial propuso la
adopción de un conjunto de principios para la protección y la promoción de los
derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad.

Esta Procuraduria estima que es una obligación moral del Estado salvadoreño, el
considerar la posibilidad de aplicar, en lo pertinente, la propuesta del señor Joinet
para superar la impunidad en El Salvador, especialmente en los casos de graves
violaciones a los derechos humanos cometidas durante el conflicto a1mado
interno que sufrió el país. El caso de las responsabilidades del Estado en el
asesinato de Monseñor Osear Amulfo Romero, descritas en el presente informe,
son expresión abrumadora de esta urgente e histórica necesidad.

29. Esta Procuraduría afüma que coincide con las conclusiones y la propuesta de
adopción de principios presentados a la Subcomisión de Prevención de
Discriminaciones y Protección a las Minorias por el Señor Joinet. Tales
principios resumen su estructura general en tres secciones: el derecho de las
víctimas a saber; el derecho de las víctimas a la justicia; y el derecho a obtener
reparación. De tales principios, nos interesa destacar los siguientes contenidos de
la propuesta del Señor Joinet 121 :

11
L. Joinet, Informe final acerca de la cuestión de la impunidad de los autores de violaciones de los
derechos humanos, ya citado.
12
Ibidem
Respecto del derecho a saber

"No se trata sólo del derecho individual que toda víctima o sus familiares tienen a
saber lo que ocurrió, que es el derecho a la verdad. El derecho a saber es también un
derecho colectivo que hunde sus raíces en la historia, para evitar que puedan
producirse en el futuro las violaciones. Como contrapartida, al Estado le incumbe "el
deber de recordar", a fin de protegerse contra esas tergiversaciones de la historia que
llevan por nombre revisionismo y negacionismo" ( ... )

"Principio 1 - El derecho inalienable a la verdad: Cada pueblo tiene el derecho


inalienable a conocer la verdad acerca de los acontecimientos sucedidos y las
circunstancias y los motivos que llevaron, mediante la violación masiva y sistemática
de los derechos humanos, a la perpetración de crímenes aberrantes. El ejercicio pleno
y efectivo del derecho a la verdad es esencial para evitar que en el futuro se repitan
tales actos.

Principio 2 - El deber de recordar: El conocimiento por un pueblo de la historia de


su opresión forma parte de su patrimonio y, por ello, se debe conservar adoptando
medidas adecuadas en aras del deber de recordar que incumbe al Estado. Esas
medidas tienen por objeto preservar del olvido la memoria colectiva, entre otras
cosas para evitar que surjan tesis revisionistas y negacionistas.

Principio 3 - El derecho de las víctimas a saber: Independientemente de las


acciones que puedan entablar ante la justicia, las víctimas, así como sus familias y
allegados, tienen derecho a conocer la verdad acerca de las circunstancias en que se
cometieron las violaciones y, en caso de fallecimiento o desaparición, acerca de la
suerte que corrió la víctima.

Principio 4 - Garantías para hacer efectivo el derecho a saber: Incumbe a los


Estados adoptar las medidas adecuadas para hacer efectivo el derecho a saber.
Cuando las instituciones judiciales no funcionan correctamente, se debe dar prioridad,
en una primera fase, a las medidas encaminadas, por una parte, a la creación de
comisiones extrajudiciales de investigación y, por otra, a la conservación y consulta
de los archivos correspondientes".

Respecto del derecho a la justicia

"Toda víctima debe tener la posibilidad de hacer valer sus derechos beneficiándose de
un recurso equitativo y efectivo, sobre todo para lograr que su opresor sea juzgado y
obtener reparación. No existe reconciliación justa y duradera si no se satisface
efectivamente la necesidad de justicia; el perdón, condición de toda reconciliación,
supone, como acto privado, que la víctima conozca al autor de las violaciones y que
éste haya tenido la posibilidad de manifestar su arrepentimiento: en efecto, para que
pueda ser concedido el perdón, es menester que haya sido previamente solicitado"
(...)

"Principio 19 - Garantías contra la utilización de la reconciliación o el perdón


para fomentar la impunidad: No existe reconciliación justa y duradera si no se
satisface efectivamente la necesidad de justicia; el perdón es, sin duda, un factor
importante de la reconciliación, pero supone, como acto privado, que la víctima o sus
derechohabientes conozcan al autor de las violaciones y que éste haya tenido la
posibilidad de reconocer los hechos y manifestar su arrepentimiento.
Principio 20 - Deberes de los Estados en materia de administración de la
justicia: La impunidad constituye una infracción de las obligaciones que tienen los
Estados de investigar las violaciones, adoptar medidas apropiadas respecto de sus
autores, especialmente en la esfera de la justicia, para que sean procesados,
juzgados y condenados a penas apropiadas, de garantizar a las víctimas recursos
eficaces y la reparación del perjuicio sufrido y de tomar todas las medidas necesarias
para evitar la repetición de dichas violaciones.

Aunque la iniciativa del enjuiciamiento es en primer lugar una de las m1s1ones del
Estado, deberán adoptarse normas procesales complementarias para que las propias
víctimas puedan tomar esa iniciativa cuando las autoridades no cumplan su deber, en
particular constituyéndose en parte civil. Esta facultad se hará extensiva a las
organizaciones no gubernamentales que justifiquen una acción prolongada en defensa
de las víctimas interesadas"( ...)

"Principio 26 - Carácter de las medidas que deberán adoptarse: Se incorporarán


garantías contra las desviaciones a que pueda dar lugar el uso de la prescripción, la
amnistía, el derecho de asilo, la denegación de la extradición, la inexistencia de
procesos en rebeldía, la obediencia debida, las leyes sobre "arrepentidos", la
competencia de los tribunales militares, así como el principio de la inamovilidad de los
jueces con el fin de promover la impunidad.

Principio 27 - Restricciones a la prescripción: La prescripción de una infracción


penal, tanto en lo que respecta a las diligencias como a las penas, no podrá correr
durante el período en que no existan recursos eficaces contra esa infracción.

La prescripción no se aplicará a los delitos graves conforme al derecho internacional


que sean por naturaleza imprescriptibles.

Cuando se aplica, la prescripción no podrá invocarse en las acciones civiles o


administrativas entabladas por las víctimas para obtener reparación.

Principio 28 - Restricciones a la práctica de la amnistía: Cuando la amnistía tenga


por finalidad crear condiciones propicias para alcanzar un acuerdo de paz o favorecer
la reconciliación nacional, se aplicarán dentro de los siguientes límites:

a) Los autores de delitos graves conforme al derecho internacional y los autores de


violaciones masivas o sistemáticas, no podrán beneficiarse de la amnistía a menos
que las víctimas dispongan de un recurso eficaz y obtengan una decisión equitativa y
efectiva"( ...)

Respecto del derecho a obtener reparación

El Señor Joinet propone dos tipos de medidas de reparac1on: medidas


individuales y de reparación "de alcance general" o colectivas. En las primeras se
proponen las medidas de restitución, de indemnización y de rehabilitación; en las
segundas, se proponen medidas de carácter simbólico -como un homenaje anual
a las víctimas o el reconocimiento público por un Estado de su responsabilidad,
por ejemplo- pues además de restituir colectivamente a las víctimas en su
. .,
.,

dignidad, facilitan el deber de recordar. Destacamos los siguientes pnnc1p1os


formulados por el Sr. Joinet:

"Principio 36 - Derechos y deberes dimanantes de la obligación de reparar:


Toda violación de un derecho humano da lugar a un derecho de la víctima o sus
derechohabientes a obtener reparación, el cual implica el deber del Estado de reparar
y el derecho de dirigirse contra el autor.

Principio 37 - Procedimientos de recursos en solicitud de reparación: Tanto por


la vía penal como por la civil, administrativa o disciplinaria, toda víctima debe tener la
posibilidad de ejercer un recurso accesible, rápido y eficaz, que incluirá las
restricciones que a la prescripción impone el Principio 27; en el ejercicio de dicho
recurso, debe beneficiarse de una protección contra actos de intimidación y
represalias.

El ejercicio del derecho a obtener reparación comprende el acceso a los


procedimientos internacionales aplicables.

Principio 38 Publicidad de los procedimientos de reparación: Los


procedimientos especiales que permitan a las víctimas ejercer su derecho a obtener
reparación serán objeto de la más amplia publicidad posible, incluso por los medios
de comunicación privados. Se deberá asegurar esa difusión tanto en el interior del
país como en el extranjero, incluso por la vía consular, especialmente en los países a
los que hayan debido exiliarse muchas víctimas.

Principio 39 - Ámbito de aplicación del derecho a obtener reparación: El


derecho a obtener reparación deberá abarcar todos los daños y perjuicios sufridos por
la víctima; comprenderá, por una parte, medidas individuales de reparación relativas
al derecho de restitución, indemnización y rehabilitación y, por otra, medidas de
alcance general, como medidas de satisfacción y garantías sobre la no repetición."

30. Esta Procuraduría considera de especial relevancia, igu almente, el infonne final
del Relator Especial, Sr. M. Cherif Bassiouni, a la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU 1 3 ; en el cual se proponen principios y directiices básicos
sobre el derecho de las víctimas de violaciones de las nonnas internacionales de
derechos humanos y derecho internacional humanitario a interponer recursos y
obtener reparaciones.

31. El Infonne del Señor Bassiouni propone que los recursos contra las violaciones
de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, incluyan el
derecho de la víctima de acceder a la justicia, el derecho a la reparación del daño
causado y el acceso a la infonnación fáctica sobre las violaciones.

13
M. Cherif Bassiouni; Informe final presentado en virtud de la resolución 1999/33 de la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU; "El derecho de restitución, indemnización y rehabilitación de las víctimas
de violaciones graves de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
32. Sobre el derecho de las víctimas de acceder a la justicia, el informe del Sr.
Bassiouni concluye que:

"12. El derecho de la víctima a acceder a la justicia comprende todas las acciones


judiciales, administrativas o de otra índole que ofrezca el derecho interno o
internacional en vigor. El derecho interno debería garantizar las obligaciones de
respetar el derecho individual o colectivo a acceder a la justicia y a un juicio justo e
imparcial previstas en el derecho internacional. Con tal fin, los Estados deberían:

a) Dar a conocer, por medio de mecanismos oficiales y privados, todos los


recursos disponibles contra las violaciones de las normas internacionales
de derechos humanos y del derecho internacional humanitario;

b) Adoptar, durante los procedimientos judiciales, administrativo_s o de otra


índole que afecten a los intereses de las víctimas, medidas para reducir
al mínimo las molestias a las víctimas, proteger su intimidad según
proceda, y garantizar su seguridad, así como la de sus familiares y la de
los testigos, contra todo acto de intimidación o represalia;

c) Utilizar todos los medios diplomáticos y jurídicos apropiados para que las
víctimas puedan ejercer su derecho a interponer recurso y obtener
reparación por las violaciones de las normas internacionales de derechos
humanos o del derecho internacional humanitario."

33. Sobre el derecho de las víctimas a una reparac1on y sobre las formas de
reparación, debemos destacar, del informe del Señor Bassiouni, las siguientes
conclusiones:

"15. Se tratará de obtener una reparación suficiente, efectiva y rápida para promover
la justicia, remediando las violaciones de las normas internacionales de derechos
humanos y del derecho internacional humanitario. Las reparaciones serán
proporcionales a la gravedad de las violaciones y al daño sufrido"( ...)

"21. De conformidad con su derecho interno y sus obligaciones internacionales, y


teniendo en cuenta las circunstancias del caso, los Estados deberían dar a las víctimas
de las violaciones de las normas internacionales de derechos humanos y del derecho
internacional humanitario una reparación en forma de: restitución, indemnización,
rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.

22. La restitución, que, en la medida de lo posible debería devolver a la víctima a la


situación anterior a la violación de las normas internacionales de derechos humanos o
del derecho internacional humanitario, comprende el restablecimiento de la libertad,
los derechos, la situación social, la vida familiar y la ciudadanía de la víctima; el
retorno a su lugar de residencia, la reintegración en su empleo y la devolución de sus
propiedades.
23. Debería indemnizarse todo perJu1c10 evaluable económicamente que fuera
consecuencia de una violación de las normas internacionales de derechos humanos o
del derecho internacional humanitario, tal como:

a) El daño físico o mental, incluido el dolor, el sufrimiento y la angustia;

b) La pérdida de oportunidades, incluidas las de educación;

c) Los daños materiale

d) s y la pérdida de ingresos, incluido el lucro cesante;

e) El daño a la reputación o a la dignidad; y

f) Los gastos de asistencia jurídica o de expertos, medicinas y servicios


médicos, psicológicos y sociales.

24. La rehabilitación debería incluir la atención médica y psicológica, así como


servicios jurídicos y sociales.

25. La satisfacción y garantías de no repetición deberían incluir, cuando fuere


necesario:

a) La cesación de las violaciones continuadas;

b) La verificación de los hechos y la difusión pública y completa de la verdad


en la medida en que no provoque más daños innecesarios a la víctima,
los testigos u otras personas ni sea un peligro para su seguridad;

c) La búsqueda de los cadáveres de las personas muertas o desaparecidas y


la ayuda para identificarlos y volverlos a inhumar según las tradiciones
familiares y comunitarias;

d) Una declaración oficial o decisión judicial que restablezca la dignidad,


reputación y derechos de la víctima y de las personas más vinculadas con
ella;

e) Una disculpa, que incluya el reconocimiento público de los hechos y la


aceptación de responsabilidades;

f) La aplicación de sanciones judiciales o administrativas a los responsables


de las violaciones;

g) Conmemoraciones y homenajes a las víctimas;

h) La inclusión en los manuales de enseñanza de los derechos humanos y


del derecho internacional humanitario, así como en los libros de texto de
todos los niveles de una relación fidedigna de las violaciones cometidas
contra los derechos humanos y el derecho internacional humanitario;

i) La prevención de nuevas violaciones:


i) asegurando un control efectivo de las fuerzas armadas y de
seguridad por la autoridad civil;

il) limitando exclusivamente la competencia de los tribunales militares


a los delitos específicamente militares cometidos por personal
militar;

iii) fortaleciendo la independencia del poder judicial;

iv) protegiendo a los profesionales del derecho, de la información y de


otros sectores conexos, y a los defensores de los derechos
humanos;

v) impartiendo y fortaleciendo de modo prioritario y continuo


capacitación en materia de derechos humanos a todos los sectores
de la sociedad, y en particular a las fuerzas armadas y de
seguridad y a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley;

vi) fomentando el cumplimiento de los códigos de conducta y las


normas éticas, en particular las normas Internacionales, por los
funcionarios públicos, incluido el personal de policía, prisiones,
información, salud, servicios de psicología y sociales y fuerzas
armadas, además del personal de empresas; y

vii) creando mecanismos para vigilar la resolución de conflictos y la


intervención preventiva."

La Ley de Amnistía de 1993

34. En lo que concierne a la Ley de Amnistía para la Consolidación de la Paz,


aprobada en el año de 1993, como ya se dijo, PDDH comparte las conclusiones
expresadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Resulta claro
que, para el presente caso, el Estado salvadoreño ha utilizado la citada ley para
mantener en impunidad el caso del asesinato de Monseñor Osear Amulfo
Romero.

Al respecto es pertinente citar la consideración de la Comisión Interamericana,


en el informe sobre el caso Monseñor Romero, ya ampliamente citado, con
relación a la La Ley de Amnistía de 1993:

" ... un Estado no puede ampararse en la existencia de disposiciones de derecho


interno para eludir el cumplimiento de su obligación de investigar las violaciones de
los derechos humanos, procesar a los responsables y evitar la impunidad. Aún más, la
Corte [Interamericana de Derechos Humanos] ha definido la impunidad como "la falta
en su conjunto de investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y condena de
los responsables de las violaciones de los derechos protegidos por la Convención
Americana" y ha señalado que "el Estado tiene la obligación de combatir tal situación
por todos los medios legales disponibles, ya que la impunidad propicia la repetición
crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas
y sus familiares."

35. En este aspecto, es importante recordar que la Corte Interamericana de Derechos


Humanos, categóricamente considera inadmisibles las disposiciones de amnistía
y prescripción, entre otras, mediante las cuales se pretenda imponer la impunidad
en casos de graves violaciones a los derechos humanos. En el caso de la
sentencia de Barrios Altos 14, la Corte Interamericana ha expresado:

"41. Esta Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las
disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad
que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las
violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones
sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas
prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos".

36. Una distinción importante, es aquella que nos permite afinnar que la Ley de
Amnistía para la Consolidación de la Paz, pertenece a la categoría de las
llamadas autoamnistías, ya que como ha señalado el Juez Sergio García
Ramírez 15: "...la categoría de las llamadas "autoamnistías"... son [aquellas]
"expedidas a favor de quienes ejercen la autoridad y por éstos mismos", y
difieren de las amnistías "que resultan de un proceso de pacificación con sustento
democrático y alcances razonables, que excluyen la persecución de conductas
realizadas por miembros de los diversos grupos en contienda, pero dejan abierta
la posibilidad de sancionar hechos gravísimos, que ninguno de aquéllos aprueba
o reconoce como adecuados" (citando su propio voto concurrente en sentencia de
reparaciones dictada en el caso Castillo Páez).

3 7. También en su voto concutTente de la sentencia del caso Barrios Altos, el Juez


A.A. CANCADO TRINDADE, consignó diversas consideraciones sobre las
leyes de autoamnistía, las cuales son perfectamente aplicables a la Ley que aquí
nos ocupa. El Juez Trindade expresó:

"S. Las llamadas autoamnistías son, en suma, una afrenta inadmisible al derecho a la
verdad y al derecho a la justicia (empezando por el propio acceso a la justicia). Son
ellas manifiestamente incompatibles con las obligaciones generales - indisociables -
de los Estados Partes en la Convención Americana de respetar y garantizar los
derechos humanos por ella protegidos, asegurando el libre y pleno ejercicio de los
mismos (en los términos del artículo 1(1) de la Convención), así como de adecuar su
derecho interno a la normativa internacional de protección (en los términos del
artículo 2 de la Convención). Además, afectan los derechos protegidos por la

14
Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y Otros vrs. Pe1ú), sentencia del 14 de marzo de 2001.
15
Voto concurrente del Juez Sergio García Ramírez a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Barrios Altos.
Convención, en particular los derechos a las garantías judiciales (artículo 8) y a la
protección judicial (artículo 25).

6. Hay que tener presente, en relación con las leyes de autoamnistía, que su legalidad
en el plano del derecho interno, al conllevar a la impunidad y la injusticia,
encuéntrase en flagrante incompatibilidad con la normativa de protección del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, acarreando violaciones de jure de los
derechos de la persona humana. El corpus juris del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos pone de relieve que no todo lo que es legal en el ordenamiento
jurídico interno lo es en el ordenamiento jurídico internacional, y aún más cuando
están en juego valores superiores (como la verdad y la justicia). En realidad, lo que
se pasó a denominar leyes de amnistía, y particularmente la modalidad perversa de
las llamadas leyes de autoamnistía, aunque se consideren leyes bajo un determinado
ordenamiento jurídico interno, no lo son en el ámbito del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos.

7. Esta misma Corte observó, en una Opinión Consultiva de 1986, que la palabra
"leyes" en los términos del artículo 30 de la Convención Americana significa norma
jurídica de carácter general, ceñida al bien común, elaborada según el procedimiento
constitucionalmente establecido, por órganos legislativos constitucionalmente
previstos y democráticamente elegidos . ¿quién se atrevería a insinuar que una "ley"
de autoamnistía satisface a todos estos requisitos? No veo cómo negar que "leyes" de
este tipo carecen de carácter general, por cuanto son medidas de excepción. Y
ciertamente en nada contribuyen al bien común, sino todo lo contrario: configúranse
como meros subterfugios para encubrir violaciones graves de los derechos humanos,
impedir el conocimiento de la verdad (por más penosa que sea ésta) y obstaculizar el
propio acceso a la justicia por parte de los victimados. En suma, no satisfacen los
requisitos de "leyes" en el ámbito del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos.

8. En mi Voto Disidente en el caso El Amparo (Interpretación de Sentencia, 1997),


sostuve la tesis de que un Estado puede tener su responsabilidad internacional
comprometida "por la simple aprobación y promulgación de una ley en desarmonía
con sus obligaciones convencionales internacionales de protección" (párrs. 22-23), -
como lo son, en el presente caso Barrios Altos, las llamadas leyes de autoamnistía.
Mientras dichas leyes permanecen en vigor, confórmase una situación continuada de
violación de las normas pertinentes de los tratados de derechos humanos que
vinculan el Estado en cuestión (en el presente caso, los artículos 8 y 25, en
concordancia con los artículos 1(1) y 2 de la Convención)" (...)

"10. Hay otro punto que me parece aún más grave en relación con la figura
degenerada - un atentado en contra el propio Estado de Derecho - de las llamadas
leyes de autoamnistía. Como los hechos del presente caso Barrios Altos lo revelan - al
llevar la Corte a declarar, en los términos del reconocimiento de responsabilidad
internacional efectuado por el Estado demandado, las violaciones de los derechos a la
vida y a la integridad personal , - dichas leyes afectan derechos inderogables - el
mínimum universalmente reconocido, - que recaen en el ámbito del jus cogens." ( ...)

"26. No hay que olvidarse jamás que el Estado fue originalmente concebido para la
realización del bien común. El Estado existe para el ser humano, y no viceversa.
Ningún Estado puede considerarse por encima del Derecho, cuyas normas tienen por
destinatarios últimos los seres humanos. Los desarrollos contemporáneos pari passu
del derecho de la responsabilidad internacional del Estado y del derecho penal
internacional apuntan efectivamente en la dirección de la preeminencia del Derecho,
.�

tanto en las relaciones entre los Estados y los seres humanos bajo sus respectivas
jurisdicciones, como en las relaciones interindividuales (Drittwirkung). Hay que decirlo
y repetirlo con firmeza, cuantas veces sea necesario: en el dominio del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, las llamadas "leyes" de autoamnistía no son
verdaderamente leyes: no son nada más que una aberración, una afrenta inadmisible
a la conciencia jurídica de la humanidad".

38. Es importante traer a cuenta que, con fecha 2 de diciembre de 1998,


representantes de organismos no gubernamentales presentaron ante la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, una demanda de
inconstitucionalidad en contra de la Ley de Amnistía para la Consolidación de la
Paz. Tal demanda fue sentenciada definitivamente por la Sala de lo
Constitucional hasta el día 26 de septiembre de 2000, en el sentido de considerar
constitucionales los artículos impugnados por los impetrantes. Pese a ello, la Sala
determinó que la amnistía no era aplicable si recaía sobre hechos que
representaran violaciones a los derechos humanos, cuestión que debería dirimirse
ante los aplicadores de la ley Uueces de instancia). Hasta la fecha, esta mínima
posibilidad de acceder a la justicia, por parte de las víctimas de violaciones a los
derechos humanos, no ha logrado hacerse efectiva en la realidad.

No obstante la posibilidad hipotética de acceder a la justicia establecida por la


Sala de lo Constitucional, esta Procuraduría considera que aún se justifica el
inmediato cumplimiento a la recomendación expresa de la Comisión
Interamericana, a fin de dejar sin efecto la Ley de Amnistía General para la
Consolidación de la Paz, dada su naturaleza abiertamente violatoria de derechos
esenciales de la persona humana, tal como se ha razonado.

V. Recomendaciones

39. La suscrita Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, exhorta al


Estado de El Salvador a dar cumplimiento a las recomendaciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, referidas al caso Monseñor Osear Amulfo
Romero (lnfonne N º 3 7/00, caso 11.481), las cuales se reiteran a continuación:

a) Realizar una investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de


manera expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los
autores materiales e intelectuales de las violaciones establecidas en el
presente informe, sin perjuicio de la amnistía decretada.

b) Reparar todas las consecuencias de las violaciones enunciadas, incluido el


pago de una justa indemnización.
c) Adecuar su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar
sin efecto la Ley de Amnistía General".

40. La Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, exhorta al Gobierno


de El Salvador a dar cumplimiento a las recomendaciones contenidas en el
informe de la Comisión de la Verdad, especialmente aquellas relativas a la
reconciliación nacional, las cuales incluyen medidas para reconocer el buen
nombre de las víctimas, la indemnización moral y material a las mismas, el
levantamiento de un monumento en homenaje a las víctimas, un feriado nacional
en su memoria y el establecimiento de un Foro de la Verdad y Reconciliación.

41. La Procuradora reivindica, en este sentido, los derechos de los familiares de


Monseñor Osear Arnulfo Romero, especialmente en su derecho a saber, a la
justicia y a obtener reparación, coincidiendo con los ténninos expresados por el
Señor Louis Joinet, en su informe acerca de la cuestión de la impunidad citado en
el presente reporte y coincidente, también, con los ténninos del informe del
relator especial Sr. M. Cherif Bassiouni, presentado a la Comisión de Derechos
Humanos, también citado supra.

Hace extensiva tal reivindicación, a los miles de víctimas de violaciones a los


derechos humanos cometidas durante el conflicto armado interno, sin distinción
de su pertenencia a los bandos enfrentados en ese entonces, filiación, posición
económica o cualquier otra condición.

42. La Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, estima que el apego a
los principios que recomiendan adoptar los Relatores Especiales Joinet y
Bassiouni, permiten cumplir las obligaciones estatales en materia de protección y
garantía del pleno ejercicio de los derechos humanos de las víctimas de graves
violaciones, establecidas tales obligaciones en la Constitución, la Ley y los
tratados internacionales.

43. La Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos recomienda a los


funcionarios del Órgano Judicial del Estado de El Salvador, que en el
juzgamiento de graves casos de violaciones a los derechos humanos cometidas
durante el conflicto a1mado interno, privilegien la aplicación de la Constitución y
los tratados internacionales de derechos humanos vigentes en nuestro país, los
cuales constituyen leyes de la República, por sobre la Ley de Amnistía para la
Consolidación de la Paz, en razón de su naturaleza atentatoria de la dignidad
humana.
VL Notificación y seguimiento a las recomendaciones del informe

44. Sobre la base del amplio mandato que me confiere la Constitución y la Ley de la
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, procédase a la adopción
de los siguientes mecanismos de verificación y seguimiento al cumplimiento de
las recomendaciones fonnuladas:

a) Certificar el presente infonne al Señor Relator Especial sobre Ejecuciones


Sumarias o Arbitrarias de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, a
los efectos de que la información aquí contenida sea tomada en cuenta en su
infom1e anual.

b) Certificar el presente info1me a la ilustrada Comisión lnteramericana de


Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos, para que
de conformidad con su mandato convencional, estatutario y reglamentario,
adopte las acciones que considere oportunas en orden a promover la más
amplia vigencia de los derechos humanos en El Salvador.

e) Notifiquese a los familiares de Monseñor Osear Amulfo Romero y


Galdámez.

d) Notifiquese al Señor Arzobispo de San Salvador, Monseñor Femando Sáenz


Laca.lle, en su calidad de representante de la Iglesia Católica de El Salvador y
de la Conferencia Episcopal de El Salvador.

e) Notifíquese al Señor Presidente de la República, a los efectos de promover el


cumplimiento de las recomendaciones dictadas.

f) Para los mismos efectos, noti.fiquese al Señor Fiscal General de la República.

g) Hágase del conocimiento de la sociedad salvadoreña en general.

Dado en San Salvador, a los veinte días del mes de marzo de dos mil dos.

Dra. Beatrice Alamanni de Carrillo


Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos

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