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Cuentos 1

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Cuentos

Cuento de ricitos de oro

Érase una vez una familia de osos que vivían en una linda casita en el bosque.
Papá Oso era muy grande, Mamá Osa era de tamaño mediano y Osito era
pequeño.
Una mañana, Mamá Osa sirvió la más deliciosa avena para el desayuno, pero
como estaba demasiado caliente para comer, los tres osos decidieron ir de paseo
por el bosque mientras se enfriaba. Al cabo de unos minutos, una niña llamada
Ricitos de Oro llegó a la casa de los osos y tocó la puerta. Al no encontrar
respuesta, abrió la puerta y entró en la casa sin permiso.
En la cocina había una mesa con tres tazas de avena: una grande, una mediana y
una pequeña. Ricitos de Oro tenía un gran apetito y la avena se veía deliciosa.
Primero, probó la avena de la taza grande, pero la avena estaba muy fría y no le
gustó. Luego, probó la avena de la taza mediana, pero la avena estaba muy
caliente y tampoco le gustó. Por último, probó la avena de la taza pequeña y esta
vez la avena no estaba ni fría ni caliente, ¡estaba perfecta! La avena estaba tan
deliciosa que se la comió toda sin dejar ni un poquito.

Cuento de los tres cerditos

En un pueblito no muy lejano, vivía una mamá cerdita junto con sus tres cerditos.
Todos eran muy felices hasta que un día la mamá cerdita les dijo:
—Hijitos, ustedes ya han crecido, es tiempo de que sean cerditos adultos y vivan
por sí mismos.
Antes de dejarlos ir, les dijo:
—En el mundo nada llega fácil, por lo tanto, deben aprender a trabajar para lograr
sus sueños.
Mamá cerdita se despidió con un besito en la mejilla y los tres cerditos se fueron a
vivir en el mundo.
El cerdito menor, que era muy, pero muy perezoso, no prestó atención a las
palabras de mamá cerdita y decidió construir una casita de paja para terminar
temprano y acostarse a descansar.

Cuento de blanca nieves


Érase una vez una joven y bella princesa llamada Blancanieves que vivía en un
reino muy lejano con su padre y madrastra.
Su madrastra, la reina, era también muy hermosa, pero arrogante y orgullosa. Se
pasaba todo el día contemplándose frente al espejo. El espejo era mágico y
cuando se paraba frente a él, le preguntaba:
—Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa del reino?
Entonces el espejo respondía:
— Tú eres la más hermosa de todas las mujeres.
La reina quedaba satisfecha, pues sabía que su espejo siempre decía la verdad.
Sin embargo, con el pasar de los años, la belleza y bondad de Blancanieves se
hacían más evidentes. Por todas sus buenas cualidades, superaba mucho la
belleza física de la reina. Y llegó al fin un día en que la reina preguntó de nuevo:
La liebre y la tortuga

Una liebre se estaba burlando de la tortuga un día por ser tan lenta_
- ¿Alguna vez has llegado a alguna parte andando tan lento?, preguntó con una
risa burlona.
- Sí, respondió la Tortuga, y llego antes de lo que piensas. ¿Hacemos una carrera
y lo probamos?
A la liebre le divirtió la idea de correr una carrera con la tortuga, y así, con todos
los animales del bosque de testigos, comenzó la carrera.
La liebre echó a correr y pronto se perdió de vista, y para poner en ridículo a la
tortuga y demostrar lo lenta que era, se tumbó en el campo para tomar una siesta
hasta que la tortuga la alcanzara.
Mientras tanto, la tortuga siguió avanzando lenta pero sin descanso y, después de
un tiempo, pasó por el lugar donde dormía la liebre. Pero la Liebre siguió
durmiendo muy tranquilamente, y cuando por fin despertó, la tortuga estaba cerca
de la meta. La liebre corrió lo más rápido que pudo, pero no pudo alcanzar a la
tortuga a tiempo, que ganó la carrera.
La zorra y la cigüeña

La zorra simempre había comentado que la cigüeña era muy boba y le gustaba
reírse de ella ante los demás.

Un día la invitó a cenar a su casa y preparó una deliciosa comida. Cuando llegó la
cigüeña y se sentó a la mesa, se dio cuenta de que la zorra había puesto toda la
comida en platos muy grandes y planos, así que, no podía llevarse ni un solo
bocado porque su largo y fino pico le impedía comer en estos recipientes.

La cigüeña no protesó, miró a la zorra, le agradeció la invitación y se fue. Y allí


quedó la zorra, muerta de la risa.
Pocos días después, la cigüeña invitó a cenar a la zorra. La zorra aceptó
pensando que era tan boba que no podría siquiera sentir rencor.

A la hora indicada, la zorra se presentó en la casa de la cigüeña y se sentó a la


mesa para poder disfrutar de la comida. Pero, se dio cuenta de que todos los
alimentos estaban servidos en tarros y vasijas de cuello muy largo, tanto que solo
cabía el pico de una cigüeña, y no el hocico de una zorra.

La cigüeña comenzó a comer con apetito y, cuando hubo terminado, le dijo a la


zorra que la miraba con disgusto:

- ¿Ves? Es una comida tan sabrosa como la que tu preparaste.


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Tortula y la liebre
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y
vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era el animal más veloz
del bosque, y que se pasaba el día burlándose de la lentitud de la
tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto! Decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:
Liebre, ¿vamos hacer una carrera? Estoy segura de poder ganarte.
- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién
gana la carrera.
La liebre, muy engreída, aceptó la apuesta prontamente.

León y el raton
Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de
un árbol. Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se
atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor.
De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse entre la
melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado
por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y
dijo dando un rugido:
- ¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a
comerte para que aprendáis la lección!
Lobo y la cabra
Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio.
Como no podía llegar a donde estaba ella le dijo:
- Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer. Además, mira este
prado donde estoy yo, está bien verde y crecido.
Pero la cabra le dijo:
- Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo, siendo yo tu
plato.
Moraleja: Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con
sus engaños.

La rana roda

Esto era un grupo de pequeñas ranas que atravesaban juntas un bosque.


Pero de pronto, dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo. El resto
de ranas, se asomaron para mirarla, rodeando el agujero.

Rápidamente se dieron cuenta de que el agujero era muy profundo. Sus


compañeras saltaban y saltaban, pero no podían alcanzar la orilla.

Las ranas comenzaron a cuchichear entre sí. Todas daban por muertas a
las dos ranas, ya que no veían posible que pudieran dar un salto tan alto
como para salir del agujero. Así que comenzaron a gritar a las ranas que
no podían hacer nada, que no podrían salir de allí.
La abeja y paloma

Viendo que estaba ahogándose


una abejita
una paloma tierna se precipita,
y en una rosa
que le lleva en el pico
sálvala airosa.

Poco después la abeja


vio que en la loma
un cazador apúntale
a la paloma.

Vuela: en la mano
pícalo atroz, y el tiro
tuércese vano.
Canción

Cinco ratoncitos

Cinco ratoncitos de colita gris,


mueven las orejas, mueven la nariz,
abren los ojitos, comen sin cesar,
por si viene el gato, que los comerá,
comen un quesito, y a su casa van,
cerrando la puerta, a dormir se van

Todos los patitos

Todos los patitos


se fueron a nadar
y el más pequeñito
se quiso quedar
su mamá enfadada
le quiso regañar
y el pobre patito
se puso a llorar
Los patitos en el agua
meneaban la colita
y decían uno al otro
ay! que agua tan fresquita.
Cinco lobitos

Cinco lobitos
tiene la loba,
cinco lobitos,
detrás de la escoba.
Cinco que tuvo,
cinco crió,
y a los cinco lobitos,
tetita les dio.
Cinco lobitos
tiene la loba,
cinco lobitos,

Que llueva

Que llueva, que llueva,


la virgen de la cueva
Los pajaritos cantan,
las nubes se levantan
Que sí, que no,
que caiga un chaparrón
con azúcar y turrón.
Que siga lloviendo,
los pájaros corriendo
Florezca la pradera,
al sol de primavera
Que sí, que no,
que caiga un caparrón
Con azúcar y turrón
Y que rompan los cristales
de la estación
c
El cocherito

El cocherito, leré
me dijo a noche, leré,
que si quería, leré
montar en coche, leré
Y yo le dije, leré
con gran salero, leré.
no quiero coche, leré
que me mareo, leré
Si te mareas, leré
a la botica, leré
que el boticario, leré
te de pastillas, leré
El nombre de María
que cinco letras tiene:
la M, la A, la R, la I, la A.
M-A-RÍ-A.

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