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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Introducción:
Una “antología” es una selección de textos. En este
caso, esta selección, está pensada para ustedes, los chicos
de primer grado, que hoy inician su recorrido lector por
primaria.
En esta antología van a encontrar cuentos, historias,
rimas, poesías, canciones, textos para divertirnos o
informarnos y mucho más.
Anímense a disfrutar de estas páginas como verdaderos
lectores, buscando en ellas lo que deseen encontrar...
A lo largo del año, vamos a compartir las lecturas de
estos textos y trabajaremos a
partir de ellos, contenidos de
diferentes áreas.
Recuerden que pueden
volver a leer cuántas veces
quieran cada historia, volver a
imaginarla, recrearla,
dibujarla, dramatizarla.
¡Qué la disfruten!
Seño Mariel

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

LOS CUENTOS TRADCICIONALES SON NARRACIONES DE AUTORES ANÓNIMOS QUE


FUERON CONTADAS DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN...
TUS ABUELOS CONTABAN ESTAS HISTORIAS A TUS PADRES, TUS PADRES A VOS Y
ALGÚN DÍA VOS LAS CONTARÁS TAMBIÉN...

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Caperucita Roja
En un bosque muy lejos de aquí, vivía una alegre y
bonita niña a la que todos querían mucho. Para
su cumpleaños, su mamá le preparó una gran fiesta. Con
sus amigos. la niña jugó, bailó, sopló las velitas, comió
tarta y caramelos. Y como era buena, recibió un montón de
regalos.
Pero su abuela tenía una sorpresa: le regaló una capa
roja de la que la niña jamás se separó. Todos los días salía
vestida con la caperuza. Y desde entonces, todos la
llamaban de Caperucita Roja.

Un día su mamá le llamó y le dijo:


- Caperucita, mañana quiero que vayas a visitar a
la abuela porque está enferma. Llévale esta CANASTA con
frutas, pasteles, y una botella de vino dulce.
A la mañana siguiente, Caperucita se levantó muy
temprano, se puso su capa y se despidió de su mamá que le
dijo:
- Hija, ten mucho cuidado. No cruces el bosque ni hables
con desconocidos. Pero Caperucita no hizo caso a su mamá.
Y como creía que no había peligros, decidió cruzar el
bosque para llegar más temprano.

Siguió feliz por el camino. Cantando y saludando a


todos los animalitos que cruzaban su camino. Pero lo que
ella no sabía es que escondido detrás de los árboles, se
encontraba el lobo que la seguía y observaba.

De repente, el lobo la alcanzó y le dijo:


- ¡Hola Caperucita!
- ¡Hola señor lobo!
- ¿A dónde vas así tan guapa y con tanta
prisa?

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

- Voy a visitar a mi abuela, que está enferma, y a la que llevo


frutas, pasteles, y una botella de vino dulce.
- ¿Y dónde vive su abuelita?
- Vive del otro lado del bosque. Y ahora tengo que irme sino
no llegaré hoy. Adiós señor lobo.
El lobo salió disparado. Corrió todo lo que pudo
hasta llegar a la casa de la abuela. Llamó a la puerta.
- ¿Quién es? Preguntó la abuelita. Y el lobo, imitando la voz
de la niña le dijo:
- Soy yo, Caperucita.
La abuela abrió la puerta y no tuvo tiempo de
reaccionar. El lobo entró y se la tragó de un solo bocado.
Se puso el gorrito de dormir de la abuela y se metió en
la su cama para esperar a Caperucita.
Caperucita, después de recoger algunas flores del
campo para la abuela, finalmente llegó a la casa. Llamó a
la puerta y una voz le dijo que entrara.
Cuando Caperucita entró y se acercó a la cama notó
que la abuela estaba muy cambiada. Y preguntó:
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes! Y el lobo,
imitando la voz de la abuela, contestó:
- Son para verte mejor.
- Abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor.
- Abuelita, ¡qué nariz más grande tienes!
- Son para olerte mejor.
Y ya asustada, siguió preguntando:
- Pero abuelita, ¡qué dientes tan grandes tienes!
- ¡Son para comerte mejor!

Y el lobo saltando sobre caperucita, se la comió


también de un bocado. El lobo, con la tripa totalmente
llena acabó durmiéndose en la cama de abuela.
Caperucita y su abuelita empezaron a dar gritos de
auxilio desde dentro de la barriga del lobo. Los gritos

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

fueron oídos por un leñador que pasaba por allí y se


acercó para ver lo que pasaba.
Cuando entró en la casa y percibió todo lo que había
sucedido, abrió la barriga del lobo, salvando la vida de
Caperucita y de la abuela. Después, llenó piedras a la
barriga del lobo y la cosió.
Cuando el lobo se despertó sentía mucha sed. Y se fue
a un pozo a beber agua. Pero al agacharse la panza le pesó
y el lobo acabó cayendo dentro del pozo del que jamás
consiguió salir. Y así, todos pudieron vivir libres de
preocupaciones en el bosque. Y Caperucita prometió a su
mamá que jamás volvería a desobedecerla.
FIN

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Los Tres Cerditos


Junto a sus papás, tres cerditos habían crecido
alegremente en una cabaña del bosque. Y como ya eran
mayores, sus papás decidieron que era hora de que hicieran,
cada uno, su propia casa.
Los tres cerditos se despidieron de sus papás, y
fueron a ver cómo era el mundo. El primer cerdito, el
perezoso de la familia, decidió hacer una casa de paja. En un
minuto la choza estaba hecha. Y entonces se echó a dormir.

El segundo cerdito,
un glotón, prefirió hacer
una cabaña de madera. No
tardó mucho en
construirla. Y luego se
echó a comer manzanas.
El tercer cerdito,
muy trabajador, optó por construirse una casa de
ladrillos y cemento. Tardaría más en construirla pero se
sentiría más protegido.
Después de un día de mucho trabajo, la casa quedó
preciosa. Pero ya se empezaba a oírlos aullidos del lobo en
el bosque.
No tardó mucho para que el lobo se acercara a las
casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a
la primera casa y dijo:

- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa


tiraré!.
Cómo el cerdito no la abrió, el lobo sopló con fuerza,
y derrumbó la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo,
salió corriendo y entró en la casa de madera de su
hermano.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamó a la


puerta, y dijo:
- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa
tiraré!
Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo sopló y
sopló, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos
cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de
su hermano.
Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos,
llamó a la puerta y gritó:
- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa
tiraré!
Y el cerdito trabajador le dijo:
- ¡Sopla lo que quieras, pero no la abriré! Entonces el lobo
sopló y sopló. Sopló con todas sus fuerzas, pero la casa
no se movió.
La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedó
casi sin aire. Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no
desistía. Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se
deslizó por el pasaje de la chimenea.
Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los
tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que
los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero
con agua hirviendo.
Y el lobo, al caerse por la chimenea acabó
quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y
salió corriendo para nunca más volver.
Y así, los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y
tanto el perezoso como el glotón aprendieron que solo
con el trabajo se consigue las cosas.
FIN

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Coloreá la mandala del cuento...

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Ratón de campo y ratón de


ciudad
una vez un ratón que vivía en una humilde madriguera
en el campo. Allí, no le hacía falta nada. Tenía una cama de
hojas, un cómodo sillón, y flores por todos los lados.

Cuando sentía hambre, el ratón buscaba frutas


silvestres, frutos secos y setas, para comer. Además, el
ratón tenía una salud de hierro. Por las mañanas, paseaba y
corría entre los árboles, y por las tardes, se tumbaba a la
sombra de algún árbol, para descansar, o simplemente
respirar aire puro. Llevaba una vida muy tranquila y feliz.

Un día, su primo ratón que vivía en la ciudad, vino a


visitarlo. El ratón de campo lo invitó a comer sopa de
hierbas. Pero al ratón de la
ciudad, acostumbrado a
comer comidas más
refinadas, no le gustó.
Y además, no se habituó a la
vida de campo. Decía que la
vida en el campo era
demasiado aburrida y que la
vida en la ciudad era más
emocionante.
Acabó invitando a su primo a viajar con él a la ciudad
para comprobar que allí se vive mejor. El ratón de campo
no tenía muchas ganas de ir, pero acabó cediendo ante la
insistencia del otro ratón.
Nada más llegar a la ciudad, el ratón de campo pudo
sentir que su tranquilidad se acababa. El ajetreo de la gran
ciudad le asustaba. Había peligros por todas partes.
Había ruidos de coches, humos, mucho polvo, y un ir y
venir intenso de las personas. La madriguera de su primo

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

era muy distinta de la suya, y estaba en el sótano de un gran


hotel.
Era muy elegante: había camas con colchones de lana,
sillones, finas alfombras, y las paredes eran revestidas.
Los armarios rebosaban de quesos, y otras cosas ricas.
En el techo colgaba un oloroso jamón. Cuando los dos
ratones se disponían a darse un buen banquete, vieron a un
gato que se asomaba husmeando a la puerta de la
madriguera.
Los ratones huyeron disparados por un agujerillo.
Mientras huía, el ratón de campo pensaba en el campo
cuando, de repente, oyó gritos de una mujer que, con una
escoba en la mano, intentaba darle en la cabeza con el
palo, para matarle
El ratón, más que asustado y hambriento, volvió a la
madriguera, dijo adiós a su primo y decidió volver al campo
lo antes que pudo. Los dos se abrazaron y el ratón de
campo emprendió el camino de vuelta.
Desde lejos el aroma de queso recién hecho, hizo que
se le saltaran las lágrimas, pero eran lágrimas de alegría
porque poco faltaba para llegar a su casita. De vuelta a su
casa el ratón de campo pensó que jamás cambiaría su paz
por un montón de cosas materiales.

FIN

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Uní los puntos en orden y coloreá

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

LOS CUENTOS SON NARRACIONES BREVES, QUE BUSCAN ENTRETENER. PUEDEN


TRATARSE DE HECHOS IMAGINARIOS O ESTAR INSPIRADOS EN LA REALIDAD.
CONOZCAMOS A SUS AUTORES...,.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

EL ASTRONAUTA DEL BARRIO


Apenas sonó el despertador, el señor Poquito Pérez
saltó de la cama como un resorte. Se quedó un rato parado
en el medio del cuarto, y cuando creyó estar despierto,
subió la persiana.

"Va a ser un día de sol", se dijo. Porque a través de la


ventana vio que el cielo estaba celeste.

Pensando en el sol, el señor Poquito Pérez se pegó una


ducha fresca y se vistió con ropa liviana: un pantaloncito
corto, una remera de hilo y una gorra con visera. También
preparó los anteojos negros, pero no se los puso hasta la
hora de salir.

Antes de afeitarse prendió la radio y escuchó un


informativo. Entre noticia y noticia, el locutor le recordó
a la gente que esa mañana empezaba el invierno.

"¡Pero si ya estamos en invierno!", se acordó el señor


Poquito Pérez.

Así que, para no morirse de frío en la calle (a veces,


aunque haya sol hace frío), además de lo que ya se había
puesto, se calzó un buzo, un pañuelo de garganta, guantes y
un par de medias de lana.

Después de afeitarse, el señor Poquito Pérez fue a la


cocina a prepararse unos mates. Estaba desayunando
cuando en eso miró la hora y recordó que no era domingo,
que tenía que ir al trabajo.

"¡Qué tonto!", se dijo. "¿Cómo voy a ir a trabajar con


pantaloncitos cortos?".

Volvió entonces a su habitación y así nomás -para no


perder tiempo- se puso unos pantalones largos arriba de
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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

los cortitos, el saco del traje arriba del buzo (y de la


remera) y un par de zapatos sobre las medias de lana.

Antes de salir a la calle, el señor Poquito Pérez volvió a


mirar por la ventana y el celeste del cielo se había vuelto
gris. No sólo no había una hilacha de sol, sino que las
nubes, gordísimas, parecían a punto de explotar.

-Va a llover -comentó-. Lo que me faltaba.

Y para no mojarse, encima de lo que ya tenía, se puso una


campera con capucha. Sobre la campera, un piloto y sobre
los zapatos -para no arruinarlos-, un par de botas de goma.

Un poco incómodo, el señor Poquito Pérez abrió la


puerta y salió de su casa. Caminaba por la vereda tan
despacio y endurecido de ropa que más de un vecino lo
confundió con un astronauta. Y hasta tal punto parecía un
astronauta que él mismo se convenció: cuando llegó a la
parada, en vez de un colectivo, tomó una nave espacial (una
que pasaba por la esquina). Y tan
bien lo trataron en la nave esa
mañana que, en vez de ir al
trabajo, el señor Poquito Pérez,
se fue derecho a la Luna.

Y lo bien que lo pasó...

FIN

Silvia Schujer

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

ARMAMOS UN CAMPO SEMÁNTICO

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Dulce de abeja
Cecilia era una abeja común. Vivía en un panal que
estaba cerca de una granja y su trabajo –como el de sus
compañeras– consistía en hacer miel. Pero Cecilia tenía un
problema. Era distraída. Cada vez que salía al campo en
busca de flores se entretenía con las rayas de una cebra, o
se hacía amiga de una mariposa y se iba a jugar por allí.

Apenas se dejaba tiempo para tomar el polen y el


néctar de las flores y por eso, cuando volvía al panal, se
metía en su celdilla y se quedaba frita.

Un día, la temible abeja reina, la que mandaba en el


panal donde Cecilia vivía, reunió a todas sus súbditas y les
gritó:

–El panal no es un hotel. Aquí se fabrica miel. Y al que no le


gusta, se va.

–Sí, mi reina –dijeron


las abejas a coro. Y le
rogaron a Cecilia que
se fuera.

Triste porque la
habían echado, y más
triste aún porque al no
fabricar miel no la
recibirían en ningún
otro panal, Cecilia
salió de su casa y
empezó a volar.
Iba de aquí para allá cuando de pronto apareció en la
granja y se topó con una vaca a la que estaban ordeñando.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

–¿Dónde estoy? –preguntó Cecilia.

–En mi oreja –le respondió la vaca–. ¿Qué se te ofrece?

–Me echaron de casa y no sé dónde ir.

–¿Y por qué te echaron? –preguntó la vaca.

–Porque no fabrico miel –dijo Cecilia y empezó a moquear.

–¿Y qué es la miel? –preguntó la vaca, mientras llenaba


unos baldes de leche.

–Un dulce –respondió Cecilia–. Uno que les gusta a los


osos y a los humanos.

–Mhhhh –mugió la vaca y tuvo una idea vacuna–. Tomá un


poquito de mi leche –le dijo a la abeja– y después volvé a tu
panal.

Obedeciendo a la vaca, que por algo era vaca, Cecilia


se dio un baño de leche, volvió corriendo a su celdilla y se
puso a trabajar. En un periquete notó cómo su habitación
se llenaba de dulce y esperó confiada la visita de la reina.

–¡Ajá! –zumbó la abeja reina cuando probó el dulce de


leche–. ¡Ajáaaa! repitió con zumbido real. No será jalea o
miel pero esto sabe muy bien.

Desde entonces se acabó el problema y Cecilia


fabricó hasta crema.

FIN
SILVIA SCHUJER

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

PARTES DE INSECTOS

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

A ENREDAR LOS CUENTOS


Una tarde, el abuelo intentaba leer el periódico. Su
nieta lo observaba y le dijo:

-abue, ¿me contás un cuento?

-bueno. Érase una vez una niña que se llamaba Caperucita


Amarilla.

-¡No, Roja!

-¡Ah!, sí, Caperucita Roja. Su mamá la llamó y le dijo:


“Escucha, Caperucita Verde…”.

-¡Que no, Roja!

-¡Ah!, sí, Roja. “Ve a casa de tía Diomira a llevarle esta piel de
patata”.

-No: “Ve a casa de la abuelita a llevarle este pastel”.

-Bien. La niña se fue al bosque y se encontró una jirafa.

-¡Qué lío! Se encontró al lobo, no una jirafa.

-Y el lobo le preguntó: “¿Cuántas son seis por ocho?”.

-¡Qué va! El lobo le preguntó: “¿Adónde vas?”.

-Tienes razón. Y Caperucita Negra respondió…

-¡Era Caperucita Roja, Roja, Roja!

-Sí. Y respondió: “Voy al mercado a comprar salsa de


tomate”.
-¡Qué va!: “Voy a casa de la abuelita, que está enferma, pero
no recuerdo el camino”.
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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

-Exacto. Y el caballo dijo…

-¿Qué caballo? Era un lobo.

-Seguro. Y dijo: “Toma el tranvía número setenta y cinco,


baja en la plaza de la Catedral, tuerce a la derecha, y
encontrarás tres peldaños y una moneda en el suelo; deja
los tres peldaños, recoge la moneda y cómprate un chicle”.

-Tú no sabes contar cuentos en absoluto, abuelo. Los


enredas todos. Pero no importa, ¿me compras un chicle?

-Bueno, toma la moneda.

Y el abuelo siguió leyendo el periódico.

Gianni rodari

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Nos inspiramos en Gianni y creamos...

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

PIU PIRIPIU
La mamá de Felipito Tacatún lo mandó a comprar media
docena de huevos.
—“Media docenas de huevos...” repetía Felipito por el camino,
para no olvidarse.
Porque era tan distraído que a lo mejor se le ocurría
comprar un tarro de moscas, o una escoba o media docena
de nubes.
Y le retumbaba en los oídos las palabras de su mamá:
—Cuidado, que los huevos están muy caros. A no tropezar y
romperlos.

Felipito compró los huevos y salió del almacén


caminando despacito, casi sin respirar y mirándose las
zapatillas, bizco de preocupación.
En eso se oyó desde una rama:
“¡ Pi piripí!”
Felipito alzó los ojos para mirar al pájaro que
cantaba tan bien cuando ¡zápate! Tropezó, se cayó, y los
huevos se hicieron añicos.
Allí nomás se sentó Felipe en el cordón de la vereda a
llorar desconsoladamente.

El pajarito, al ver el zafarrancho, se descolgó


enseguida de la rama y también se sentó en el cordón de la
vereda, diciendo:
“¡Piu piripiú!”
Felipito, triste y preocupado, le dijo:
—Ssh, no cantes.
—No estoy cantando, le dijo el pajarito, te estoy ayudando
a llorar.
—Bah, ¿Qué diferencia hay entre tu canto y tu llanto?
—Mucha, le contestó el pajarito, ¿no oíste que antes decía
“pi piripí” y ahora digo “piu piripiú”, que en idioma de pajarito
quiere decir: “¡Qué desgracia!”

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

—Sí, contestó Felipe, pero con piu piripiú no vamos a


remendar estos huevos rotos, y mi mamá me va a dar una
buena paliza.
—Vamos a ver, vamos a píripi ver, le contestó el pajarito. Yo
entiendo bastante de éste asunto...
Hace mucho, para nacer, yo tuve que romper un huevo
con el pico, y romper un huevo desde adentro es mucho más
difícil que remendar uno desde afuera, como todo el mundo
sabe.
—¿ y cómo vas a hacer algo tan difícil?, le contestó Felipe
sin ninguna esperanza.
—Probemos, dijo el pajarito, vamos a ver, vamos a píripi ver.
El pajarito voló hasta su nido, revolvió entre sus
cachivaches y sus juguetes viejos y volvió trayendo un
carretel de hilo de telaraña, una aguja, un poquito de baba
del diablo y una pizquita de leche de higo.
Entre los dos volvieron a llenar, como pudieron, las
cáscaras con sus claras y sus yemas.
—Pero, decía Felipito, estas yemas están sucias de barro.
—Ssh, le contestaba el pajarito, que muy apurado cocía las
cáscaras con la telaraña, luego pegoteaba las grietas con
leche de higo y reforzaba todo con baba del diablo.
Pronto estuvieron en fila los seis huevos, un poquitos
sucios y remendados, pero huevos al fin.
—Gracias, pajarito, gritó Felipe muy
contento.
Y el pajarito le contestó mientras volví
volando a su nido:
“¡Pi piripí!”
Felipito llegó a su casa, la mamá el
paquete, vio muy asombrada los huevos
remendados, miró de reojo a su hijo y murmuró:
- Hum.
Los partió y vio muy enojada las claras y las yemas
revueltas y sucias de barro, pelusa, piedritas, y leche de
higo.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

—¡Otra vez tropezaste! ¿ no te dije que no tenía dinero para


comprar más huevos? ¿ Mereces una buena paliza por
distraído, boquiabierta y tropezador! ¿ Ahora no tenemos
qué comer!

Y le dio una buena paliza y lo mandó a la cama.


Felipito se tiró en su cama y, restregándose la cola
dolorida, se puso a llorar y llorar y réquete llorar.
En eso oyó una vocecita que decía:
“¡Piu piripiú!”
Felipe se levantó, fue hasta la ventana y vio que allí,
en una rama, estaba su pajarito ayudándolo a llorar otra
vez.
—Ya estoy enterado, le dijo el pajarito, te retaron, te
pegaron... lloremos, Felipe: ¡Piu piripiú, piu piripiuuuuuu!
Felipe iba a llorar otra vez, pero... miró bien al pajarito y
dijo:
— No, no hace falta llorar más.
—¿Cómo no va a hacer falta, en medio de tantas desgracias?,
le contestó el pajarito asombrado. Si que hace falta:
¡¡¡pipiú, piripiú, piupiripiuuuuuu!!!
—Pero te digo que no, lo interrumpió Felipe, qué me importan
los retos y las palizas, si hoy he encontrado un amigo como
tú... No quiero que llores, quiero que cantes, porque es tan
lindo oírte cantar y ser tu amigo que me olvido de todas mis
desgracias.
Y el pajarito, luego de pensar un
rato, le contestó:
—Tienes razón, cantemos.
Y los dos juntos cantaron:
—¡Pi piripí!

Y verdolín verdolaga,
este cuento así se acaba.

María elena walsh

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Escribimos oraciones contando el ciclo de vida de


un ave. Además colocamos números para ordenarlos.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Don Fresquete
Un cuento de Doña María Elena, ideal para los fríos
días invernales.

Había una vez un señor todo de nieve. Se llamaba Don


Fresquete.

¿Este señor blanco había caído


de la luna? –No.
¿Se había escapado de una
heladería? –No, no, no.

Simplemente, lo habían
fabricado los chicos, durante
toda la tarde, poniendo bolita
de nieve sobre bolita de nieve.
A las pocas horas, el
montón de nieve se había
convertido en Don Fresquete.
Y los chicos lo festejaron, bailando a su alrededor.
Como hacían mucho escándalo, una abuela se asomó a la
puerta para ver qué pasaba.
Y los chicos estaban cantando una canción que decía así:

“Se ha marchado Don Fresquete a volar en barrilete.”

Como todo el mundo sabe, los señores de nieve suelen


quedarse quietitos en su lugar.
Como no tienen piernas, no saben caminar ni correr. Pero
parece que Don Fresquete resultó ser un señor de
nieve muy distinto.

Muy sinvergüenza, sí señor.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

A la mañana siguiente, cuando los chicos se


levantaron, corrieron a la ventana para decirle buenos
días, pero... ¡Don Fresquete había desaparecido!

En el suelo, escrito con un dedo sobre la nieve, había


un mensaje que decía:

“Se ha marchado Don Fresquete a volar en barrilete.”

Los chicos miraron hacia arriba y alcanzaron a ver,


allá muy lejos, a Don Fresquete que volaba tan campante,
prendido de la cola de un barrilete.
De repente parecía un ángel y de repente parecía una
nube gorda.

¡Buen viaje, Don Fresquete!

María elena walsh

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

¿y SI HACEMOS UN MUÑECO?

Muñecos de nieve… sin nieve


¿Vives en una zona en la que no nieva? A continuación, se
detalla cómo hacer un muñeco de nieve con un calcetín,
una manualidad sencilla que se puede hacer con los niños.
Para crearlo se necesita el siguiente material:

 Un calcetín blanco alto


 Varios botones de
colores
 Un trozo pequeño de tela
 Algodón o guata
 Hilo, lana o cuerda fina

Primero, con el calcetín bien


estirado, se corta en dos por la parte que separa el pie del
tobillo. Se cose uno de los extremos de la parte superior
del calcetín (la que cubre tobillo y pierna) y se le da la
vuelta para que no se vea la costura.
Se rellena bien de guata o algodón. Con hilo o una cuerda
fina, se ata en dos puntos, formando dos bolas. La superior
debe ser más pequeña, pues será la cabeza del muñeco.
Después, se cosen varios botones en el cuerpo. Se rodea el
cuello con una tira de tela en forma de bufanda y se cose
al muñeco para que no se mueva. La bufanda sirve, además
de adorno, para tapar una de las cuerdas.
Para crear los ojos, nariz y boca del muñeco se pueden
usar trozos tela, lentejuelas, cuentas, puntadas de hilo,
etc.
Con la puntera del calcetín se hace un gorro. Para ello, se
le da la vuelta dejando la costura en el interior y se cosen
o pegan los bordes a la cabeza del muñeco. El gorro se
puede decorar con trocitos de la misma tela de la bufanda
o añadir otros elementos al gusto.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

UN RATÓN ENOJADO
Malena se despertó con un rayito de sol que le
iluminaba la cara. Enseguida recordó lo último que había
hecho la noche anterior: había colocado debajo de la
almohada el primer diente que se le cayó.

Dispuesta a encontrar un billete, sacó la almohada.


Pero para su asombro nada había allí. Entonces enojada
gritó:
–¡Mamá! No puede ser. ¡El ratón Pérez no vino!

Mientras tanto, en la casa del Ratón Pérez, que en


realidad no era una casa, sino un agujero hecho en una
pared, estaba el ratón. Y estaba lo más pancho, acostado
en su cama leyendo una revista de superhéroes.

Cuando la señora Pérez lo vio, le preguntó


preocupada:
–¿Qué te sucede, amor?
–¡No quiero ir a trabajar! –contestó el ratón
con mucha energía.
–¿Qué? –se sorprendió la ratoncita.
–Tenés que ir a trabajar, sino miles y miles de
chicos no recibirán el dinero a cambio de su
diente.
–Ya lo sé, pero no quiero ir a buscar más
dientes. Que se los queden ellos.
–¿Por qué decís eso, Pérez? –preguntó intrigada doña
Pérez.
–No quiero comprar más dientes porque están todos
sucios, rotos y descuidados. Si los chicos no se lavan bien
los dientes, no me sirven. Comen y comen golosinas, y no se
cuidan sus dientes.
–Pero no podés dejar de ir a trabajar por eso –le explicó
su esposa. –¿Por qué mejor no buscamos una solución al
problema?

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Luego de pensar mucho, y de tanto caminar por la


cueva, a Pérez se le ocurrió una idea maravillosa. Con un
lápiz en la mano, salió corriendo.
Cada vez que llegaba a una casa, se llevaba el diente y
dejaba un billete y un papelito donde escribía:

De esa forma Malena y todos los chicos del mundo


comenzaron a lavarse mejor los dientes, a ir más seguido al
dentista y a comer menos golosinas. Entonces el Ratón
Pérez pudo seguir trabajando sin problemas. Menos mal,
porque sino iba a tener que buscar otro trabajo.

Darío Levin

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Jugamos en grupo con el Ratón Pérez

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

ES LA FORMA DE TRANSMITIR LA BELLEZA O LOS SENTIMIENTOS A TRAVÉS DE LA


PALABRA.
ALGUNAS DE ELLAS TIENEN RIMAS, OTRAS NO... ¿VAMOS A LEERLAS?

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

CONTAME UN CUENTO

Contame un cuento de hadas


para soñar esta noche
letras doradas.

Contame un cuento liviano


para que duerma esta noche
bajo mi mano.

Contame un cuento que flote


sobre mi almohada
porque detrás del silencio
no escucho nada.

Contámelo poco a poco


muy despacito
que cuando cierro los ojos
lo necesito.
SILVIA SCHUJER

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Sueño de cocodrilo
Duermen ya los cocodrilos
sueños que vienen de lejos,
duermen búhos, lagartijas
ranas, sapos y conejos.

Duerme el sol tranquilamente


sobre una estrella amarilla;
duermen peces y lechuzas
y los sauces de la orilla.

Duermen pájaros y grillos


caracoles, mariposas;
sueñan patos y zorrinos
comadrejas y babosas.

Todos duermen en la tierra


tibia noche los acuna;
sólo el cielo está despierto
por mirarse en la laguna.

Silvia Schujer

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Arrorró Elefante Este era un conejo

Arrorró elefante
Este era un conejo
grande como el mar,
que no se dormía:
un colchón de oleaje de noche esperaba
te ayude a soñar… que llegara el día.

Arrorró elefante Su abuela coneja


que con tanto espacio, le cantaba así:
los mejores sueños, conejito es hora
de ir a dormir,
llegarán despacio. si cerrás lo ojos
brotará en tu almohada
Cerrá tus ojitos una zanahoria
en cuna salada muy anaranjada.
que la noche inmensa parece
agotada, Y cuando despiertes
y no esté la luna
cerrá tus orejas y por un instante,
verás la sorpresa
que el viento te acune que creció en la cuna.
con mano gigante.
Este era un conejo
Arrorró elefante que no se dormía:
que con tanto espacio, de noche esperaba
que llegara el día.
los mejores sueños
llegarán despacio. Pero de repente
se acabó la historia
Arrorró elefante y el conejo sueña
grande como el mar, con la zanahoria.
un colchón de espuma
te ayude a soñar… Sueña como sueñan
los conejos nietos
Silvia Schujer con las dos orejas
y el bigote, quietos.
Sueña como sueñan
Todos los conejos,
Con la abuela cerca
Y los miedos lejos.

Silvia Schujer

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

37
Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

SON HISTORIAS EN LAS CUALES LOS PERSONAJES SON SIEMPRE ANIMALES Y


SIEMPRE DEJAN UNA ENSEÑANZA O “MORALEJA”.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

La liebre y la tortuga
En el mundo de los animales vivía una liebre muy
orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz.
Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.

-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas


a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la
tortuga.

Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le


ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.

-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.

-¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.

-Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y


veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy divertida, aceptó.


Todos los animales se reunieron para presenciar la
carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada.
Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes
aplausos.

Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la


tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el
tiempo para ganarle a tan lerda criatura!

Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento


mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar.
Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al
lado del camino y se sentó a descansar.

Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre


aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó
ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.
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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus


risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada
en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se
quedó dormida.

Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como


pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta.
Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus
fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había
ganado la carrera.

Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una


lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás
de los demás. También de esto debemos aprender que la
pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no
alcanzar nuestros objetivos.

ESOPO

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

La Zorra y la Cigüeña
Cierta vez, una Zorra invitó insistentemente a su amiga
Cigüeña, a cenar en su casa mencionándole platillos
deliciosos e inolvidables.

La Cigüeña, maravillada por tales manjares, acepto. Al


día siguiente, fue muy alegre y con mucho apetito. Cuando
llegó y se sentó en la mesa, observó que la Zorra, servía
una riquísima sopa en un plato muy plano.

La Cigüeña muy hambrienta, comenzó a picar y a picar la


sopa, pero gracias a su largo pico, no podía comer nada y
para colmo, se le escapaba la deliciosa sopa. Por otro
lado, la Zorra comió con mucha alegría su sopa, incluso
lamió con su hocico el plato hasta dejarlo muy limpio.

La Cigüeña indignada por tal desconsideración, dijo


estar llena, y se marchó. Pasado los días, la Cigüeña invitó
a cenar a la Zorra, ella muy gustosa acepto.

Al llegar a la casa de la Cigüeña, la Zorra ansiosa por


comer esperaba, hasta que de pronto, la Cigüeña trajo la
exquisita comida dentro de un largo y alto jarro de cristal,
de panza ancha y boca estrecha.

La Zorra confundida, intento de


muchas maneras meter su hocico y lengua
a la boca del jarro, pero no llegaba a la
comida. Sus ganas de comer se hacían aún
más enormes cuando la Cigüeña
degustaba maravillada su comida.

En ese momento, la Zorra


hambrienta, deseaba mucho tener un pico
tan largo como la Cigüeña, y así poder
degustar de la apetitosa comida.
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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Pasado un buen rato, y sin poder llegar a la comida, la


Zorra ya muy rendida, renunció a aquella apetitosa comida.
Se despidió de la Cigüeña y se marchó pensando en la mala
acción que hizo anteriormente, y el castigo bien merecido
que tuvo, por no ser considerada con su amiga Cigüeña.

Moraleja No hagas a los demás lo que no quieres que ellos


te hagan a ti.

La Fontaine

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

EN ESTAS HISTORIAS VAMOS A DESCUBRIR JUNTOS VALORES Y EMOCIONES...


¡A DISFRUTAR!

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Juan sin miedo

Existió una vez, en una pequeña aldea, un hombre ya


mayor con sus dos hijos.
El mayor era un muchacho constante y muy trabajador, que
colmaba de alegría continuamente a su padre. El más
pequeño, sin embargo, solo le daba disgustos:
• Hijo mío- Le dijo en una ocasión el padre a su hijo menor-
Tengo poco que dejarte
cuando me vaya, y no has hecho
por encontrar una buena
posición con la cual puedas
vivir cuando me vaya
decentemente. ¿Qué te gustaría
hacer?
• No es cierto papá. Muchas
veces oigo historias y leyendas
plagadas de monstruos que aterran, y sin embargo, a
diferencia del resto que las escuchan, no siento ningún
miedo. ¡Quiero aprender a sentirlo!
Disgustado el padre, creyendo que su hijo pequeño no se
tomaba la vida en serio, le dijo enfadado:
• ¿Crees que eso será suficiente para tu porvenir? ¡Pues
márchate a buscar el miedo!
Tras aquellas palabras, Juan se despidió de su padre y su
hermano y emprendió su camino. En él se encontró a un
sacristán con el que se decidió a entablar una
conversación, cansado como estaba de caminar solo y en
silencio.
• Soy Juan Sin Miedo- Le dijo.
• Extraño nombre posees, pequeño- Respondió sorprendido
el sacristán.
• ¿Podría mostrarme usted lo que es el miedo? Siempre he
vivido sin él, y he emprendido este camino lejos de mi casa
para poder encontrarlo.
• Quizá pueda ayudarte, pequeño. Cuenta una leyenda, que
más allá del valle, existe un terrible castillo gobernado
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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

por un mago malvado. El dueño del castillo, un pobre rey


ha prometido una gran recompensa a aquel que se atreva a
enfrentarse al mago y a hacerle salir del castillo. Hasta
ahora todos lo que lo han intentado han huido muertos de
miedo. Sin duda allí podrías encontrar al miedo.
Decidido, Juan emprendió de nuevo el camino dispuesto a no
parar hasta divisar las torres del dicho castillo. Una vez
allí, Juan se acercó y situó junto a la misma puerta en la
cual se encontraban dos guardias reales, que vigilaban
aquella puerta principal:
• Soy Juan Sin Miedo y deseo ver a vuestro rey.
El más fuerte le acompañó al salón del trono y allí el
monarca le explicó las condiciones necesarias que debía
reunir para conseguir liberar el castillo del poder del
malvado mago.
• Te entregaré todo el oro de mi reino si consigues pasar
tres noches allí y liberar a mi castillo de la oscuridad.
• Le agradezco sus palabras, su majestad, pero yo en
realidad solo quiero descubrir lo que es el miedo.
• «Qué valiente y honesto es este muchacho»- Pensó el rey
tras escuchar sus palabras, sin embargo pocas son mis
esperanzas ya…
Juan se dispuso entonces a pasar su primera noche en el
castillo, cuando de pronto, le despertó un alarido que
procedía de un espectro tenebroso:
• ¿Quién eres que hasta te atreves a despertarme?-
Preguntó sin más reparo Juan.
Y por más alaridos que realizó el fantasma, solo consiguió
burlas por parte de Juan Sin Miedo. A la mañana siguiente el
rey visitó a Juan, advirtiéndole de que todavía le quedaban
un par de noches en el castillo para conseguir su objetivo
y promesa cumplida de liberar el castillo. Advertido, y ya
dispuesto a dormir en la segunda noche, de nuevo Juan Sin
Miedo escuchó unos alaridos que le alertaron. Tras ellos,
Juan se dispuso a cortar la cadena que acarreaba el
fantasma que le había desvelado aquella segunda noche, y
tras cortarla el fantasma desapareció para siempre de la
habitación y del castillo.
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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

El monarca consideraba que toda aquella valentía no era


suficiente para enfrentarse al maleficio, y de este modo
Juan Sin Miedo llegó a la tercera noche, y una vez dormido,
escuchó los ruidos de una momia espeluznante que le
acechaba:
• ¿Por qué interrumpes mi sueño?- Preguntó Juan.
Al no recibir respuesta Juan Sin Miedo tiró de la venda de
la momia, tras la cual, misteriosamente, se encontraba el
malvado mago.
• Parece que mi magia no responde frente a ti. Déjame
escapar y liberaré al castillo de mi encantamiento- Dijo el
mago.
¡Qué alegría sentía el rey y la comarca entera! Todos se
reunieron a las puertas del castillo para celebrar la
valentía de Juan Sin Miedo y honrarle por su hazaña. Así, el
rey le ofreció residir en su castillo, y Juan permaneció allí
mucho tiempo, convencido de que nunca conocería al miedo.
Trascurrieron los años, hasta que una de las hijas del rey
dejó, trasteando, caer una pecera colmada de pequeños
peces sobre la cama de Juan Sin Miedo.
• ¡Qué horror! ¡Qué miedo!- Exclamó exaltado Juan
retirándose el agua y todos los peces del rostro.
Y así, con unos sencillos pececillos de colores, fue como
Juan descubrió lo que era el miedo. ¡Quién lo iba a decir!
Desde luego no la joven princesa, que decidió guardar el
secreto de lo ocurrido para que todos siguiesen
conociendo a aquel hombre como “Juan Sin Miedo”.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

El hada de los deseos


Érase una vez una niña muy linda llamada
María que vivía en una coqueta casa de
campo. Durante las vacaciones de verano,
cuando los días eran más largos y
soleados, a María le encantaba corretear
descalza entre las flores y sentir las cosquillitas de la
hierba fresca bajo los pies. Después solía sentarse a la
sombra de un almendro a merendar mientras observaba el
frágil vuelo de las mariposas, y cuando terminaba, se
enfrascaba en la lectura de algún libro sobre princesas y
sapos encantados que tanto le gustaban.
Su madre, entretanto, se encargaba de hacer todas las
faenas del hogar: limpiaba, cocinaba, daba de comer a las
gallinas, tendía la ropa en las cuerdas… ¡La pobre no
descansaba en toda la jornada!
Una de esas tardes de disfrute bajo de su árbol favorito,
María vio cómo su mamá salía del establo empujando una
carretilla cargada de leña para el invierno. La buena mujer
iba encorvada y haciendo grandes esfuerzos para mantener
el equilibrio, pues al mínimo traspiés se le podían caer los
troncos al suelo.
La niña sintió verdadera lástima al verla y sin darse cuenta,
exclamó en voz alta:
– Mi mamá se pasa el día trabajando y eso no es justo… ¡Me
gustaría ser un hada como las de los cuentos, un hada de
los deseos que pudiera concederle todo lo que ella
quisiera!
Nada más pronunciar estas palabras, una extraña voz sonó
a sus espaldas.
– ¡Si así lo quieres, así será!
María se sobresaltó y al girarse vio a una anciana de
cabello color ceniza y sonrisa bondadosa.
– ¿Quién es usted, señora?
– Querida niña, eso no tiene importancia; yo sólo pasaba por
aquí, escuché tus pensamientos, y creo que debo decirte

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

algo que posiblemente cambie tu vida y la de tu querida


madre.
– Dígame… ¿Qué es lo que tengo que saber?
– Pues que tienes un don especial del que todavía no eres
consciente; aunque te parezca increíble ¡tú eres un hada de
los deseos! Si quieres complacer a tu madre, solo tienes
que probar.
Los ojos de María, grandes como lunas, se abrieron de par
en par.
– ¡¿De verdad cree que yo soy un hada de los deseos?!
La viejecita insistió:
– ¡Por supuesto! Estate muy atenta a los deseos de tu
madre y verás cómo tú puedes hacer que se cumplan.
¡La pequeña se emocionó muchísimo! Cerró el libro que
tenía entre las manos y salió corriendo hacia la casa en
busca de su mamá. La encontró colocando uno a uno los
troncos en el leñero.
– ¡Mami, mami!
– ¿Qué quieres, hija?
– Voy a hacerte una pregunta pero quiero que seas sincera
conmigo… ¿Tienes algún deseo especial que quieres que se
cumpla?
Su madre se quedó pensativa durante unos segundos y
contestó lo primero que se le ocurrió.
– ¡Ay, pues la verdad es que sí! Mi deseo es que vayas a la
tienda a comprar una barra de pan para la cena.
– ¡Muy bien, deseo concedido!
María, muy contenta, se fue a la panadería y regresó en un
santiamén.
– Aquí la tienes, mami… ¡Y mira qué calentita te la traigo!
¡Está recién salida del horno!
– ¡Oh, hija mía, qué maravilla!… ¡Has hecho que mi deseo se
cumpla!
La niña estaba tan entusiasmada que empezó a dar saltitos
de felicidad y rogó a su madre que le confesara otro
deseo.
– ¡Pídeme otro, el que tú quieras!

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

– ¿Otro? Déjame que piense… ¡Ya está! Es casi la hora de la


cena. Deseo que antes de las ocho la mesa esté puesta ¡Una
cosa menos que tendría que hacer!…
– ¡Genial, deseo concedido!
María salió zumbando a buscar el mantelito de cuadros
rojos que su mamá guardaba en una alacena de la cocina y
en un par de minutos colocó los platos, los vasos y las
cucharas para la sopa. Seguidamente, dobló las servilletas
y puso un jarroncito de margaritas en el centro ¡Su madre
no podía creer lo que estaba viendo!
– ¡María, cariño, qué bien dispuesto está todo! ¿Cómo es
posible que hoy se cumpla todo lo que pido?
María sonrió de oreja a oreja ¡Se sentía tan, tan feliz!… Se
acercó a su madre y en voz muy bajita le dijo al oído:
– ¡Voy a contarte un secreto! Una anciana buena me ha
dicho hoy que, en realidad, soy un hada como las de los
cuentos ¡Un hada de los deseos! Tú tranquila que a partir
de ahora aquí estoy yo para hacer que todos tus sueños se
cumplan.
La mujer se sintió muy conmovida ante la ternura de su hija
y le dio un abrazo lleno de amor.

El hada de los deseos(c) CRISTINA RODRÍGUEZ LOMBA

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Daniel y las palabras mágicas


Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El
abuelo de Daniel es muy aventurero y este año le ha enviado
desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy
extraño: una caja llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman
palabras amables que, si las regalas a los demás, pueden
conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer
reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando
no entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a
escuchar sin hablar.

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y


desmonta palabras sin cesar.
Hay veces que las letras se unen solas para formar
palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico,
es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para
aquellos que más quiere.
Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por
la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada;
o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color
azul.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que


suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te quiero, buenos
días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta
jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente
cuando las oye.
Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como
llaves que te abren la puerta de los demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel
te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las
palabras amables?
FIN
Cuento de Susanna Arjona Borrego, España.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

Todos somos diferentes.


Cuenta una historia que varios animales decidieron
abrir una escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a
elegir las disciplinas que serían impartidas durante el
curso.
El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de
vuelo. El pez, que la nataciónfuera también incluida en el
currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en
perpendicular en los árboles era fundamental. El conejo
quería, de todas formas, que la carrera fuera también
incluida en el programa de disciplinas de la escuela.

Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían


un gran error. Todas las sugerencias fueron consideradas
y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales
practicasen todas las disciplinas.
Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa
de estudios. Al principio, el conejo salió magníficamente en
la carrera; nadie corría con tanta velocidad como él.
Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron
cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron
en una rama de un árbol, y le ordenaron que saltara y
volara.

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

El conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande que


se rompió las dos piernas. No aprendió a volar y, además, no
pudo seguir corriendo como antes.
Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a
excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo
consiguió.
Por el inmenso esfuerzo que tuvo que hacer, acabó
rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos días sin
poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo.
La misma situación fue vivida por un pez, una ardilla y un
perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al
final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas.
¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la
conclusión de que todos somos diferentes. Cada uno tiene
sus virtudes y también sus debilidades.
Un gato jamás ladrará como un perro, o nadará como un
pez. No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y
hagan algunas cosas como nosotros. Lo que vamos
conseguir con eso es que ellos sufran por no conseguir
hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer
lo que realmente les gusta.
Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus
capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a
nosotros, no quiere decir que él sea mejor ni peor que
nosotros. Es apenas alguien diferente a quien debemos
respetar.
FIN
Este cuento nos fue enviado por Pablo Zevallos - Brasil

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

PARA TRABAJAR MIS SENTIMIENTOS

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Antología literaria. 1º Grado. Seño Mariel.

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