4t Autocrítica Julio 2020

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LA CUARTA TRANSFORMACIÓN

SU NECESIDAD Y LA NECESIDAD DE LA AUTOCRÍTICA

Eduardo Cervantes Díaz Lombardo

Junio de 2020.

1
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

CAPÍTULO I. NEOLIBERALISMO EN MÉXICO, NEFASTA HERENCIA. . . . . 12


1. SIGNIFICADO Y ANTECEDENTES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
2. EMINENCIAS DE LA DECADENCIA NACIONAL. . . . . . . . . . . . . 14
3. CATECISMO ECONÓMICO Y ADEREZOS. . . . . . . . . . . . . . . . . 16
 CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA
 SUBORDINACIÓN DEL ESTADO E IMPOSICIÓN IDEOLÓGICA
 CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD
 PRIVATIZACIÓN DE BIENES PÚBLICOS
 LIBRE COMERCIO ENTRE DESIGUALES
 PRIVILEGIOS FISCALES Y DEUDA PÚBLICA
 DESPLOME SALARIAL
 DETERIORO EDUCATIVO Y DE SALUD PÚBLICA
 SINDICATOS Y CONTROL LABORAL
 INSEGURIDAD Y VIOLENCIA
 FRAUDE ELECTORAL Y PRENSA VENDIDA

4. SÍNTESIS: EL DESASTRE HEREDADO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32


5. EL PENSAMIENTO Y EL SER CONSERVADORES. . . . . . . . . . 34
6. FEMINICIDIOS Y CORONAVIRUS, MENTIRA Y DIFAMACIÓN. 39

CAPÍTULO II. CUARTA TRANSFORMACIÓN, ESPERANZA ABIERTA. . . . . . 42


1. AMÉRICA LATINA Y 4T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
2. CAPITALISMO Y 4T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
3. IDENTIDAD DEL PROYECTO
 MEMORIA: COMPROMISO DE CONTINUIDAD HISTÓRICA. . . . . . . . . . . 48
 UTOPÍA: HACIA UN MÉXICO REGENERADO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
 PROGRAMA: POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS POBRES. . . . . . . 64
 CONTEXTO
AVANCES Y REALIZACIONES DE GOBIERNO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
 FUNDAMENTOS
 ÁMBITO LEGISLATIVO
 SIMBOLISMO Y JUSTICIA
 PROGRAMAS SOCIALES
 OBRAS PRINCIPALES E INFRAESTRUCTURA
 FRENTE EDUCATIVO

2
 FRENTE DE SALUD
 FRENTE SALARIALFRENTE DE ENERGÍA

5. SÍNTESIS: CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA. . . . . . . . . . . . . . 76


6. IDEOLOGÍA Y REVOLUCIÓN DE LAS CONCIENCIAS. . . . . . . . 77
7. SEMBLANZA DE ANDRÉS MANUEL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82

CAPÍTULO III. ¿PROFUNDIZAR O RECTIFICAR?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91


 RELACIÓN ESTADO-OLIGARQUÍA
 RESCATE DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
 PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DEMOCRACIA DIRECTA
 PROGRAMAS SOCIALES
 LIBERTAD SINDICAL
 INDUSTRIA EXTRACTIVA
 VIOLENCIA E INSEGURIDAD / AYOTZINAPA
 CONGRESO CONSTITUYENTE
 CABALLOS DE TROYA

CAPÍTULO IV. MORENA: DESAFÍO HISTÓRICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111


1. ANTECEDENTES INMEDIATOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
 PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA (PRD)
 MOVIMIENTO OBRADORISTA

2. PARTIDO DE IZQUIERDA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116


3. DIAGNÓSTICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
 CAMPAÑA ELECTORAL
 DISPUTA POR CANDIDATURAS Y CARGOS
 PARTIDO AUSENTE Y DESFONDADO
 ALTERNATIVA A LA VISTA

4. PROPUESTA DE RECONSTRUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124


 RESCATE Y DEFINICIÓN IDEOLÓGICA
 PARTIDO EN MOVIMIENTO
 AUTORIDAD MORAL
 AUTONOMÍA DEL PODER PÚBLICO
 DEMOCRACIA INTERNA
 ESTATUTO Y LEGALIDAD
 DESARROLLO ORGANIZATIVO
 FORMACIÓN POLÍTICA
 FRENTE SOCIAL AMPLIO
 CORRIENTE DE IZQUIERDA

A MANERA DE CONCLUSIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

3
“Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la
distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá
a un americano de otro el vicio y la virtud”.
José María Morelos.

“El triunfo de la reacción es moralmente imposible”.


Benito Juárez.

“Yo estoy dispuesto a luchar contra todo y contra todos sin


más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo”.
Emiliano Zapata.

“Lo que el pueblo necesita para gozar de libertades es su


emancipación económica, base inconmovible de la verdadera
libertad”.
Ricardo Flores Magón.

“Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a


empresas extranjeras, traiciona a la Patria”.
Lázaro Cárdenas.

“Es de humanos equivocarse, de tontos no reconocerlo y de


necios no rectificar”.
Heberto Castillo.

“Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde,


de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el
hombre libre para construir una sociedad mejor”.
Salvador Allende.

“Seamos la pesadilla de quienes pretenden arrebatarnos los


sueños”.
Ernesto Che Guevara.

4
PÁGINA DESTINADA A DEDICATORIAS Y AGRADECIMIENTOS

FALTA EL PRÓLOGO (APROXIMADAMENTE TRES PÁGINAS).

5
I. INTRODUCCIÓN

El propósito principal de este libro es aportar ideas a la necesaria reflexión sobre


el curso del movimiento político y social de la Cuarta Transformación, encabezado
desde la presidencia de la República por Andrés Manuel López Obrador.

Como un convencido irredento de la formación política, la estructura y contenido


del texto también están pensados para utilizarse como una herramienta en ese
ámbito. El análisis y el debate ordenados, con una metodología pedagógica
apropiada, constituyen un método privilegiado para esclarecer significados y
consolidar compromisos en este crucial momento de la historia nacional.

De cristalizar el proyecto la 4T, se consumará en México una transformación


democrática de largo aliento, continuidad de lo mejor de la epopeya popular de las
tres transformaciones históricas precedentes. En caso contrario, el bloque de
derecha y los intereses de clase que representa retomarán los hilos del destino
nacional con los nefastos resultados que no resulta difícil imaginar.

Quiero agregar, por aquello de lo ambientes contaminados, intrigas y malas vibras,


que no busco chamba. Que las propuestas que formulo es porque creo en ellas.
Deploro la pésima costumbre de mercantilizar el pensamiento o de valerse de él
para un beneficio personal. Me mueve la convicción -reitero- de hacer un modesto
aporte a la reflexión del momento histórico por el que atraviesa México.

A continuación, doy paso a una breve descripción, de los temas centrales tratados
en el texto, abordados con independencia intelectual y con el ejercicio libre y
responsable de la crítica, valores en los que creo fervientemente.

1) El capitalismo neoliberal es la plaga moderna más perniciosa. La aplastante


concentración de la riqueza y el poder en las élites del mundo de los negocios. La
pobreza y agobio cotidiano de tres cuartas partes de la humanidad. El
calentamiento global y la depredación de la naturaleza que amenazan al planeta,
son los resultados de la cruel y fría “dictadura del dinero”, como lo califica Noam
Chomsky, brillante intelectual y académico estadounidense, baluarte del
pensamiento crítico en su país.

En México lo padecimos seis sexenios, largos 36 años de aplicación a rajatabla,


filtrados por los fraudes en las elecciones presidenciales de 1988, 2006 y 2012.
Se inició con Miguel de la Madrid y deseamos que haya concluido con Enrique
Peña Nieto. La mano detrás del trono del becerro de oro, Carlos Salinas de
Gortari, mientras la cumbre llamada Fobaproa la conquistó Ernesto Zedillo.
Durante los doce años de la fallida “alternancia”, con Vicente Fox y Felipe
Calderón, todo siguió igual, quizá peor, por su infinita hipocresía y doble moral.

6
Se cumplió el mandamiento rector de la ideología neoliberal y su catecismo
económico: promover, facilitar y materializar la acumulación de capital en unas
cuantas manos. Concentración abrumadora de poder económico en un compacto
grupo oligárquico, al que se subordinó el Estado, sus instituciones, la llamada
clase política y los acólitos interesados de los medios de comunicación, las
iglesias y otros poderes fácticos. Grandes negocios de corporaciones y empresas
trasnacionales cerraron la pinza de la decadencia nacional y la catástrofe social.

La aplastante corrupción e impunidad de las élites del poder económico y político,


fueron el combustible de un proyecto basado en la apropiación masiva de la
riqueza por sus hijos predilectos. En abrupto contraste, en México no se registró
un solo indicador de desarrollo social durante la era neoliberal: empleo, salario,
créditos, vivienda, transporte, salud, educación y seguridad quedaron hechos
trizas, al mismo ritmo que crecía la pobreza y marginación para la gran mayoría
de los trabajadores y el pueblo.

2) En ese contexto, el hartazgo popular y el respaldo ciudadano al liderazgo


opositor de López Obrador, se expresó el 1º de julio de 2018 en una masiva
insurrección electoral que, de paso, llevó al PRI y al PAN, junto con sus
candidatos de la continuidad, a la sala de terapia intensiva en la que aún se
encuentran. La agonía del PRD viene de años atrás, ya muy próxima a su
desenlace fatal.

La alternativa de un México regenerado y democrático está ahora en el centro de


su devenir económico, político, cultural y social. Esperanza cierta que no se veía
en nuestro país desde la época del general Cárdenas. Su consolidación es el
desafío primordial del proyecto de la 4T.

Proyecto sostenido en tres pilares fundamentales. Primero, la historia de la que es


continuidad; esto es, la memoria que nutre su identidad, iluminando al insaciable
presente y la ruta hacia adelante. Segundo, su propuesta programática para
transformar la vida pública y propiciar el cambio de régimen en nuestro país.
Tercero, la utopía que inspira el pensamiento y el sentimiento de la Patria que
queremos.

Entrelazan dichos pilares dos fundamentos: el compromiso con la defensa de los


derechos humanos y la Revolución de las Conciencias, propuesta de
transformación cultural en el ámbito de los principios éticos y los valores morales.

3) La 4T y el movimiento que la respalda tienen su ideología. No en el sentido de


falsa conciencia, como algunos malintencionados la conciben, sino como un
conjunto de ideas, principios, valores y convicciones, sintetizado como “visión del
mundo”, que orientan su actuación e incidencia en una realidad concreta.

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En consecuencia, el movimiento transformador en México, siendo incluyente de la
diversidad, debe reconocerse en su ideología, la que no puede extraviarse o
violentarse sino a riesgo de que el proyecto mismo se desnaturalice. Esta
ideología es de izquierda, afirmación que desde luego intentaré sustentar.

4) En lo que va de este siglo, la vía electoral ha llevado a líderes carismáticos,


hombres y mujeres, a la presidencia de varios países latinoamericanos, con
proyectos de gobierno antineoliberales y populares, incluso de perfil socialista
algunos de ellos. Singular aporte al mundo de los pueblos de naciones hermanas.

Empero, además del triunfo abrumador de Andrés Manuel en México (de


importante repercusión mundial y regional) y el reciente de la mancuerna
Fernández en Argentina, se vivieron derrotas importantes en Brasil, Ecuador,
Bolivia, Uruguay y El Salvador (amén del asedio imperialista sobre Venezuela y la
continuidad del esquizofrénico bloqueo sobre Cuba). Derrotas que si bien fueron
resultado de la perversa alianza de las fuerzas reaccionarias internas con el apoyo
del gobierno de Washington y otros gobiernos de la región, también influyeron en
ellas los errores y extravíos de los propios gobiernos y partidos de izquierda. Esta
situación debe formar parte de la reflexión y el análisis objetivo de lo que sucedió y
puede suceder en nuestro país.

5) Es cierto que nadie es insustituible, pero existen los indispensables. En las


actuales condiciones de México, Andrés Manuel López Obrador es uno de ellos.
Por lo mismo, su responsabilidad es enorme y conviene que se equivoque lo
menos posible.

El voto ciudadano de 2018 es un mandato para edificar en nuestro país nuevas


realidades, pero también fue una declaración de confianza en un dirigente. Por su
ideario y autoridad moral, la profunda sensibilidad social que trasluce y su amor
sincero a la gente humilde, los humillados a los que él suele referirse.

Por ello, el movimiento de más de 25 años que ha encabezado Andrés Manuel


tiene un sello: es obradorista. Su significado histórico es de compromiso con
principios e ideales. Esperamos que la luz de la estrella que lo guía no se
oscurezca por las necesidades y apremios políticos.

Al respecto, resulta muy preocupante su aparente confianza en personas con


importantes responsabilidades legislativas y de gobierno que no comparten el
proyecto de la 4T, ni el marco ético y moral que le da sentido y proyección.

6) En el punto del programa de gobierno, son evidentes sus logros y el enorme


avance en la democratización sustantiva del país. Logros impensables bajo el
neoliberalismo y aún antes, bajo el régimen de partido de Estado.

8
No obstante, profundizar este proceso reclama, en mi opinión, revisar con enfoque
autocrítico diversos temas. Entre ellos, educativo, por las dudas que concita el
principal responsable de la conducción del proceso de reorientación y
fortalecimiento de la educación pública. El de la calidad de los servidores públicos,
por la nota reprobatoria de varios de ellos y ellas. El de la libertad sindical, por la
existencia de un espeso corporativismo que buscará impedirla. El de la aplicación
de los programas sociales, por sus desviaciones y tendencia a burocratizarse. El
de la relación del poder público con la oligarquía, los medios de comunicación, las
iglesias y otros poderes fácticos, enconados opositores de López Obrador y del
proyecto que encabeza.

La relación de la 4T con el movimiento social y sus organizaciones es otro tema a


repensarse. Considero una omisión que este asunto estratégico no figure en su
agenda de prioridades. Si bien las luchas sociales poseen un carácter
esencialmente reivindicativo (coincidente, por cierto, con el programa de la 4T),
también lo es que poseen experiencia, capacidad de convocatoria, movilización y
resistencia. La alternativa de un frente social amplio debe ser mucho más que un
pensamiento pasajero o una simple mirada de soslayo.

En este orden de ideas, un elemento decisivo sobre el destino de la 4T transita por


cómo se plantee la relación entre el gobierno y la sociedad. Al respecto, advierto
indispensable una articulación entre la política democrática y de bienestar social
que se lleva adelante, y un proceso de apropiación social de la vida pública,
mediante el ejercicio de la democracia directa, esto es, de una participación
ciudadana libre, abierta y sistemática.

7) El México del proyecto alternativo navega en tormenta creciente, como se


aprecia en el año y medio transcurrido. Las fuerzas de derecha y su espíritu
conservador están en pié de guerra. Es evidente que a la oligarquía y sus cúpulas
empresariales, la clase política tradicional y sus partidos, un segmento
considerable de las clases medias, la jerarquía de la Iglesia católica y
posiblemente de otras iglesias, los grandes medios de comunicación, las agencias
financieras internacionales y sus calificadoras, muchos gobiernos de derecha, más
otros etcéteras, están en contra y los aturde un proyecto de gobierno antineoliberal
en la cúspide geográfica de la región latinoamericana, anclado en los fundamentos
de separar el poder político del económico y de combatir a fondo la corrupción, tal
como viene aconteciendo en México.

Ese antagonismo, explícito o encubierto, se continuará traduciendo, in crescendo,


en una dinámica conspirativa basada en la calumnia y la mentira. Para enfrentar
con éxito esta realidad (muy propia del antagonismo de clase), el movimiento de la
4T requiere anclarse en un poder social férreamente organizado.

9
8) En este marco, no se sabe si morena entra o sale de escena. Teóricamente es
el partido político de la 4T. Ello significa, idealmente, ser conciencia crítica de sí
mismo, de las políticas de gobierno y de los servidores públicos de su signo;
generador de propuesta programática y organizador en primera línea del respaldo
social; formador de cuadros políticos identificados con el proyecto y la ética que lo
sustenta e impulsor de candidaturas externas e internas basadas en perfiles
rigurosos. En fin, partido democrático de izquierda, con una sólida legalidad
interior, comprometido con los intereses populares, continuador de una memoria
nutrida de lo mejor de la historia nacional y cimentado en una cultura política de
nuevo cuño, consecuente con las responsabilidades históricas del partido.

Dije entra o sale de escena, porque el ideario enunciado no corresponde con lo


que viene aconteciendo en morena, particularmente después de la campaña de
2018. Tengo la impresión de que la cultura política que sentó sus reales en el
PRD, llevándolo al cadalso, tiende a repetirse en el partido guinda. Me refiero a la
concepción del partido como franquicia electoral; trampolín para candidaturas y
cargos, regenteado por grupos de presión, ajenos al proyecto y enganchados o
proclives a la corrupción.

De consolidarse tal estado de cosas, se irá degradando el proyecto de


transformación, junto con los principios que le dan sentido, al tiempo que valores
democráticos como la independencia intelectual y la libertad de expresión
sucumben ante el pragmatismo de la “política real”.

Así pues, entre el “ser” de un crudo pragmatismo sin principios, y el “deber ser” de
un partido que alcance la altura que el pueblo y las circunstancias demandan,
transcurre la disyuntiva de morena. Sin espejismos, ojalá el llamado histórico y el
mandato popular cristalicen en lo segundo y los despropósitos se hundan en la
ignominia. La moneda está en el aire.

9) Ante ello, me sitúo en el derecho y el valor de la crítica (en la “arrogancia de


sentirse libres” diría Andrés Manuel), a la que atribuyo, desde mi experiencia y
seguramente limitada capacidad, una extraordinaria importancia como medio
insustituible para equivocarse, pero también para reconocer errores y extravíos,
única vía para superarlos.

La peor tragedia para México sería el regreso del neoliberalismo depredador y


corrupto, pero la peor tragedia para la 4T sería su desprestigio y consecuente
derrota por extravíos y errores propios. Por ello es imprescindible el ejercicio de la
autocrítica, ver en el espejo de la realidad el reflejo de lo que realmente somos.
Imagen quizá perturbadora, pero la única verdadera para sacar conclusiones y
enfilar por buen camino al horizonte de una Patria regenerada.

10
Reconozco que la crítica se facilita cuando se ejerce desde fuera de una
responsabilidad partidista o de gobierno, pero ello no es problema de la crítica,
sino de las circunstancias que cada quien vive, así sean transitorias.

En cuanto al uso faccioso y elusivo de los contextos que ejerce la derecha y que
todos los días apreciamos en los medios de comunicación, siempre alertas para
distorsionar cualquier atisbo de autocrítica para volverla “evidencia” de que sus
fantasmas son de carne y hueso, es un riesgo siempre presente. Así lo asumo.

10) Aclaro, por si hiciera falta, que repudio con todo mí ser la herencia nefasta
que dejó el neoliberalismo en México, junto a los que deliberadamente llevaron a
nuestro país al desastre y a millones de mexicanos al abandono.

Los súbditos de conciencia de la burbuja de corrupción, impunidad, racismo,


privilegios, frivolidad y derroche que sentó sus reales en México (buena parte de
ellos de las clases medias) me producen un insuperable sentimiento de coraje e
indignación; por su egoísmo, mezclado con desinformación, ignorancia y casi
siempre mala fe.

+ + + + + +

11
II. NEOLIBERALISMO, HERENCIA NEFASTA

“Los ricos no son lo suficientemente ricos, los pobres no son lo


suficientemente pobres... El gobierno no es la solución a nuestro
problema; el gobierno es el problema”.
Ronald Reagan.

1) SIGNIFICADO Y ANTECEDENTES
La subordinación del Estado a los intereses de la oligarquía y la corrupción e
impunidad a gran escala de las élites del poder económico y político. La
privatización a ultranza de empresas y áreas económicas de propiedad social. El
tratado comercial entre economías asimétricas. El acomodo de la Constitución y
las leyes a los requerimientos neoliberales. La política de privilegios fiscales,
diseñada para la evasión y las condonaciones. La agobiante deuda pública. La
apertura indiscriminada a corporaciones y empresas trasnacionales y la postración
ante las directrices de los organismos financieros internacionales, fueron el sello
económico del neoliberalismo que se aplicó en México.

En secuencia, el control de los trabajadores del campo y la ciudad. La represión


entre masiva y selectiva a toda forma de oposición. Los fraudes electorales
practicados por sistema. El abyecto vasallaje de los medios de comunicación a los
designios e intereses del poder, constituyen también preceptos de la ideología
neoliberal ejercidos a discreción en nuestro país.

El fracaso rotundo del capitalismo neoliberal, arrojó a México y su pueblo a una


crisis sin precedentes.

Como resulta obvio, el neoliberalismo es antagónico del proyecto de país y de


gobierno postulado por la 4T. A menos que la oligarquía beneficiaria y su clase
política renunciaran al régimen de corrupción y privilegios --lo cual no sucederá-,
los desafíos de nuestro movimiento saltan a la vista.

En su ensayo titulado “¿Salir del neoliberalismo? Los usos del derecho en el ciclo
reciente de América Latina”, el profesor José Guadalupe Gandarilla1 explica:

“Los economistas austriacos defensores de los principios de autorregulación del


mercado, son enemigos declarados de la acción de gobierno cuando esta no
favorece al gran capital…No fue otra cuestión la que argumentaron, un
individualismo virulento, junto con un antimarxismo y antisocialismo beligerantes.

1
Doctor en Filosofía Política por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Iztapalapa). Es
investigador titular del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Ciencias y Humanidades de
la UNAM. Ha sido profesor de las facultades de Economía, Ciencias Políticas y Sociales así como
de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios. Autor de varios libros, así como de ensayos y
artículos sobre el tema en varias revistas especializadas.

12
..Uno de sus postulados fundamentales es que el orden social se considera una
consecuencia espontánea de la persecución del interés individual; la creatividad y
el pensamiento innovador del empresario son la guía del progreso económico, lo
que sintetiza toda una ética del comportamiento competitivo.

...El problema de ladistribución de las rentas en el mercado lo resolvieron


centrando su atención en la actividad individual: oponían su fundamentalismo de
mercado a todo uso de los instrumentos del gobierno con fines redistributivos,
veían en ello un desaliento de la iniciativa privada, una amenaza a sus ganancias.

...En 1940, el propio director general del Banco de México envió correspondencia
a Walter Lippmann, y traduce su libro Retorno a la libertad. Un año después,
Ludwig von Mises viaja a México (también invitado por Luis Montes de Oca, quien
ya en ese momento no era director del Banco Central), donde tiene una estancia
que, según algunas fuentes, se prolongó varios meses... Publicó en las influyentes
revistas Cuadernos Americanos2, e Investigación Económica3, en 1942, y en 1943
escribió el informe Problemas Económicos de México. Ayer y Hoy4.
...Luego, en 1946, volvió invitado por empresarios de la Ciudad de México y
Monterrey. Esa vez no solo dictó conferencias, sino que influyó en la fundación del
ITAM e inspiró los planes de estudio de economía de esa universidad... El
objetivo, desde los inicios, era desacreditar la política heredera del cardenismo,
desmontar el proyecto de intervencionismo gubernamental y desacreditar el
control del gobierno sobre los sectores estratégicos de la economía.

...Doce años después, esas conexiones propician que luego de la Reunión


General de la Sociedad Mont Pélerin (SMP) celebrada en Princeton, sus
prominentes miembros se congreguen en suelo mexicano el mes de septiembre
de 1958. Por esas fechas, integran a su membresía a dos personajes clave de la
intromisión de esos criterios en la conducción económica del país: Antonio Ortiz
Mena, dos veces Secretario de Hacienda y su cuñado, Raúl Salinas Lozano,
Secretario de Industria y Comercio y muchos años encargado de aduanas, padre
de los Salinas de Gortari, principales impulsores del neoliberalismo”.

2
Von Mises, Ludwig, “Ideas de la política económica de la postguerra”, Cuadernos Americanos, no.
4, vol. IV, julio-agosto de 1942, pp. 87-99.
3
Von Mises, Ludwig, “Las ilusiones del proteccionismo y la autarquía”, en Investigación
Económica, 2(1), 1942, pp. 28-54.
4
Documento plenamente recuperado por la generación neoliberal posterior cuatro décadas más
tarde, una vez tuvieron que en sus manos el control del aparato estatal. Von Mises, L. Problemas
económicos de México, ayer y hoy, México: Instituto Cultural Ludwig Von Mises, 1998, 125 págs.
(Carolina R. Bolívar, editora y prologuista; Karinka Collinson, coeditora; Daniel Sotelo Kucharik,
traducción y epílogo de Josefina Vázquez Mota, a la sazón directora de esa institución).

13
2) EMINENCIAS DE LA DECADENCIA NACIONAL5

PRESIDENCIA PERIODO LICENCIATURA POSGRADO


1) MIGUEL DE LA MADRID 1982-1988 UNAM HARVARD
2) CARLOS SALINAS 1988-1994 UNAM HARVARD
3) ERNESTO ZEDILLO 1994-2000 IPN YALE
4) VICENTE FOX 2000-2006 UIA ------
5) FELIPE CALDERÓN 2006-2012 ELD/ITAM HARVARD
6) ENRIQUE PEÑA NIETO 2012-2018 UP ITESM

BANCO DE MEXICO
7) MIGUEL MANCERA A. 1982-1997 ITAM YALE
8) GUILLERMO ORTIZ 1998-2009 UNAM STANFORD
9) AGUSTÍN CARSTENS 2010-2017 ITAM U. CHICAGO

10) ALEJANDRO D. DE LEÓN 2017-2020 ITAM YALE

SECRETARÍA DE HACIENDA
11) JESÚS SILVA HERZOG F. 1982-1986 UNAM YALE

12) GUSTAVO PETRICIOLI 1986-1988 ITAM YALE

13) PEDRO ASPE 1988-1994 ITAM ITM (MIT)

14) JAIME SERRA PUCHE 1994 UNAM/CdeM YALE

R) GUILLERMO ORTIZ 1994-1998 (R E P I T E)

15) JOSÉ A. GURRÍA 1998-2000 UNAM HARVARD

16) FRANCISCO GIL DÍAZ 2000-2006 ITAM U. CHICAGO

R) AGUSTÍN CARSTENS 2006-2009 (R E P I T E)

17) ERNESTO CORDERO... 2009-2011 ITAM U. PENS.

18) JOSÉ ANTONIO MEADE 2011-12/16-17 ITESM YALE

19) LUIS VIDEGARAY 2012-2016 ITAM ITM (MIT)

20) JOSE A. GLEZ. ANAYA 2017-2018 ITM (MIT) HARVARD

5
ELD, Escuela Libre de Derecho; UP, Universidad Panamericana; ITESM, Instituto Tecnológico de
Estudios Superiores de Monterrey; CdeM, Colegio de México; (MIT), Instituto Tecnológico de
Massachusetts; U. PENS., Universidad de Pensilvania.

14
LOS 15 HOMBRES MÁS RICOS DE MÉXICO, MARZO DE 2020 (REVISTA FORBES)

MAGNATE FORTUNA (MMD) GIRO EMPRESARIAL

1) CARLOS SLIM HELU 52 100 América Móvil / Grupo Carso


Telmex, Telcel, comercio, construcción,
banca (Inbursa), petróleo.

2) RICARDO SALINAS P. 11 700 Medios (TV Azteca), banca (Azteca),


comercio (Elektra).

3) GERMÁN LARREA 11 000 Grupo México / minería, ferrocarriles.

4) ALBERTO BAILLERES 6 400 Grupo Bal/minería (Peñoles), comercio


(Palacio de Hierro), seguros (GNP).

5) EVA GONDA DE RIVERA 6 200 Femsa (50%) / Coca Cola-Oxxo y


cerveza.

6) M. A. ARAMBURUZABALA 5 600 Venta de Grupo Modelo / cerveza) e


inversiones diversas.

7) JUAN FCO. BECHMANN 4 300 Tequila (José Cuervo), mezcal y


otras bebidas.

8) JERÓNIMO ARANGO 4 300 Venta de Walmart México,


inversiones diversas.

9) FAMILIA SERVITJE 2 600 Alimentos / Bimbo.

10) FRANCISCO ROBINSON B. 2 600 Alimentos / Bachoco y


telecomunicaciones.

11) FAMILIA ACHAR LEVY 2 450 Venta de Comex / inversiones.

12) FRANCISCO ESPINOZA 2 450 Venta de Rimsa / área


farmaceútica / inversiones.

13) CARLOS HANK ROHN 2 000 Grupo Hermes / industria,


banca (Banorte).

14) FAM. GONZÁLEZ MORENO 1 900 Oxxo y Femsa

15) ROBERTO HERNÁNDEZ 1 700 Ex dueño de Banamex y


Vitro / inversiones diversas.

TOTAL 117 300 MILLONES DE DÓLARES

15
3) CATECISMO ECONÓMICO NEOLIBERAL

CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA
Para darse una idea del nivel de concentración de la riqueza en la era neoliberal,
la fortuna de los tres hombres más ricos de México, ascendía en marzo de 2020 a
74 mil 700 millones de dólares, equivalentes a 1 billón 494 mil millones de pesos
(a un tipo de cambio de 20 pesos por dólar), cantidad suficiente para distribuir 12
mil 720 pesos a cada uno de los 125 millones de mexicanos, o bien para cubrir 34
millones de salarios mínimos por un año.

Esa exorbitante riqueza es 20 veces superior al presupuesto conjunto para 2020


de la UNAM, el IPN y la UAM, o el presupuesto destinado a los programas
sociales de la política de bienestar del gobierno federal en lo que resta del
sexenio.

En datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), institución entre


tecnocrática y empresarial, recelosa de entrar en detalles finos de su propia
información, en 2018 el decil del 10% de ingresos más altos concentraba el 41 por
ciento de la riqueza, mientras que el relativo al 10 por ciento más pobre alcanza
apenas el 1.3% de la misma, esto es, una diferencia de 31 veces. Sobra decir que
si ubicamos la riqueza del 0.1 o el 0.2 por ciento de los más ricos y del 30 o 40 por
ciento más pobre, las diferencias en distribución de la riqueza se tornan
abismales.

Concentración de la riqueza y socialización de la pobreza, en proceso creciente,


fue el resultado, planificado en un sentido, y dramático en el otro, del catecismo
económico neoliberal, justificado y difundido por su ideología como un producto
natural de la supremacía del interés individual sobre el colectivo.
SUBORDINACIÓN DEL ESTADO E IMPOSICIÓN IDEOLÓGICA
Hemos señalado que un fundamento rector del neoliberalismo, es la subordinación
del Estado a los intereses oligárquicos. En el caso de México, de la autonomía
relativa del Estado frente al capital en el período de la industrialización (1940-
1982), a partir de 1983 se dio paso a una subordinación absoluta, paradójicamente
a partir de la propuesta de la élite política del propio Estado, bajo la mente maestra
de Carlos Salinas de Gortari, efectivamente el “jefe de jefes”.

Durante 36 años la política pública, en todos los niveles y con todo el peso de sus
instituciones, se aplicó para servir a un pequeño grupo de grandes magnates,
arrogante oligarquía de la revista Forbes. El Estado fue literalmente secuestrado
para hacer realidad ese perverso propósito, abandonando para ello su
responsabilidad social y exacerbando los momentos más negros de la historia
nacional.

16
Desde luego, someter conciencias al individualismo neoliberal y su prédica
mercantil, no sólo fue un valor agregado, sino un engrane fundamental del
propósito de controlar ideológicamente a la población. La propaganda ilimitada de
la oferta capitalista inunda hasta los rincones más íntimos de la vida social,
intentando hacernos ver como natural la aspiración de sumarse al consumo como
sinónimo de éxito y realización.

Sin embargo, sueño o realidad, la exquisitez capitalista, apuntalada por todo el


poder del Estado, chocó abruptamente con la realidad de pobreza y falta de
oportunidades que se impuso al grueso de la población. El desenlace que no
esperaban, debido a la soberbia acrítica que caracteriza a las élites privilegiadas,
fue la insurrección electoral de 2018, fruto -se decía- del hartazgo popular
acumulado y la confianza de amplios sectores sociales en el liderazgo de López
Obrador.
CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD
Hay que aclarar, de entrada, que la corrupción es un fenómeno natural en el
sistema capitalista. Cuando la ley suprema que lo rige es la acumulación de capital
y su concentración en una pequeña minoría, los medios para alcanzarla parecen
justificados. La explotación del trabajo y de los recursos naturales, el despojo de
tierras, bosques y aguas, el tráfico de influencias, el chantaje y el uso de la fuerza,
la manipulación de las conciencias y, desde luego, la complicidad del poder
político, se convierten en prácticas sistemáticas inevitablemente asociadas con la
corrupción.

Si hablamos de la globalidad de la corrupción, este fenómeno lo regentean los


oligarcas de los países de vocación imperial, convertidos en poderosos intereses
que deciden el rumbo del planeta y el destino de los seres humanos. Esta
hegemonía se reproduce en los países subordinados, cuyas élites económicas y
políticas se guían por los mismos patrones, anclados en la corrupción original: el
predominio de lo privado sobre lo público, el culto al individualismo, la ética del
egoísmo y el amor al dinero.

México ha brindado un singular aporte al diccionario de la corrupción. Las


memorables frases “el que no tranza no avanza”, “la moral es un árbol que da
moras” o la otra, muy célebre, de Carlos Hank González: “un político pobre es un
pobre político”, sintetizan bien un rasgo fundamental de la cultura política de los
grupos de poder, por cierto con un relieve muy marcado en las filas del
movimiento conservador de derecha desde la consumación de la Independencia,
sin olvidar el posterior aporte sustancial del PRI y de su alumno más aventajado,
el PAN, alcanzando de rebote al PRD y los otros pequeños partidos de corte
familiar.

17
La marca indeleble de la corrupción en México proviene de los intereses directos o
la abierta complicidad de la jerarquía de la Iglesia católica, la complicidad de los
gobiernos, el respaldo de los medios de comunicación de las distintas épocas (con
su excepción en la segunda mitad del siglo XIX), las ambiciones económicas de
empresas extranjeras, y desde luego, de los principales beneficiarios del despojo,
los grandes propietarios nacionales, antes de la tierra y las minas, después de la
industria, el comercio y las finanzas, ya en el mundo de las corporaciones.

Sin embargo, el nivel de corrupción pública y privada alcanzado en la era


neoliberal no tiene paralelo en nuestra historia. El amasiato del régimen político
con los grandes millonarios para hacer negocios particulares llegó al grado de que
la corrupción dejó de ser delito grave desde 1994; un cuarto de siglo transcurrido
en que se trasmutó en una suerte de derecho, de práctica aceptada, de vileza
moral y cruel burla a la sociedad; signo ominoso de la desfachatez que brinda la
impunidad y la falsa confianza en que su poder era inmutable.

Por la magnitud casi infinita de su práctica sistemática en el mundo público y


privado de cuello blanco, a continuación describimos sólo algunos rasgos y
ejemplos del apocalipsis de la corrupción en la era neoliberal:

El servicio público dejó de ser tal para convertirse en trampolín e impulsor de


negocios privados. Incumpliendo su responsabilidad constitucional y social, el
Estado se desdibujó por completo, convirtiéndose -señala Andrés Manuel- en un
“comité al servicio de unos cuantos”.

El otorgamiento de contratos y concesiones a empresas amigas como Iberdrola,


OHL o HIGA, a cambio de moches y regalos (la Casa Blanca de Peña y Angélica
Rivera pasará a la historia); el incontenible tráfico de influencias y la costumbre
recurrente de los prestanombres; el envío de fortunas a los paraísos fiscales, los
sobreprecios y la subfacturación; las empresas “fantasma” y las facturas apócrifas,
fueron prácticas sistemáticas.

Las privatizaciones a precios de remate de empresas públicas, llevadas a cabo


por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas; la conversión de deudas privadas del
sistema bancario en deuda pública mediante el Fobaproa, realizada por Ernesto
Zedillo (actualmente asciende a dos billones de pesos y al pago de entre 30 y 50
mil millones de pesos anuales sólo por pago de intereses); las concesiones
mineras a destajo a empresas extranjeras de la industria extractiva realizadas
principalmente por Vicente Fox y Felipe Calderón; el incremento exponencial de la
deuda pública para cubrir el festín de los grandes negocios al amparo del poder
público, fueron el tipo de políticas instrumentadas por el Estado para garantizar la
concentración de la riqueza en la “minoría rapaz”.

18
El caso de Odebrecht, corporativo petrolero brasileño dedicado a los sobornos
(tenía un área ejecutiva a ello especializada) es digno de mención, pues casi le
llegó al precio a Emilio Lozoya, a la sazón responsable de relaciones
internacionales en la campaña presidencial de Peña Nieto, que pedía cinco
millones de dólares, y sólo le dieron cuatro, a efecto de que considerara
licitaciones favorables para la hipotética refinería que construiría Felipe Calderón
en Hidalgo, en la que se gastaron 9 mil millones de pesos de recursos fiscales y
sólo se construyó la barda perimetral.

Una vez encumbrado como director general de Pemex, Lozoya tuvo la sartén por
el mango para otorgar una licitación de mantenimiento a la refinería de Tula,
soborno por el cual recibió de Odebrecht ocho millones de dólares, transferidos a
una empresa fachada en las islas Caimán, a cargo de un prestanombres.

Ejemplar también, el caso de Carlos Ancira, dueño de Altos Hornos de México


(preso en España a la espera de su extradición), al que el gobierno de Peña Nieto
le vendió la abandonada empresa pública Fertimex (productora de amoniaco,
insumo básico para elaborar fertilizantes) a precio de ganga, para luego
readquirirla cinco veces más cara con dinero público.

El desenlace es que México compra fertilizantes en el extranjero desde hace


varios años. Algo semejante -guardando las proporciones- a lo que acontece con
la importación de casi el 70 por ciento de los combustibles que se consumen en el
país (negocio privado un tanto enigmático, no para las refinerías gringas que los
venden, sino por los traficantes locales), cuando somos exportadores de petróleo
crudo (1.1 millones en 2019); oro negro con alas porque hace cuarenta años no se
construye una refinería, insensatez extrema de la tecnocracia neoliberal.

Hablando de Repsol, la empresa española consentida de Felipe Calderón compró


a Perú 6 mil millones de dólares de gas en un contrato por 15 años, el cual vendió
a Pemex en 21 mil millones de dólares, gran negocio de Repsol-Calderón con
cargo al quebranto financiero de Pemex. A su vez, para cerrar el lucrativo negocio,
la empresa estatal negoció la distribución del gas con una empresa de nombre
Brasken (filial de Odebrecht) al precio corriente nacional, con un descuento
adicional del 30 por ciento.

El negocio supremo del sexenio de Peña Nieto fue una obra no tan maestra de
corrupción extrema, en clara asociación con la oligarquía. Me refiero a la
construcción del aeropuerto encima de un lago (técnicamente un absurdo), la que
hubiera rebasado, conservadoramente, 600 mil millones de pesos, además del
negociazo por la plusvalía de las tierras colindantes y la pretensión de un enorme
desarrollo inmobiliario en las 600 hectáreas del actual aeropuerto.

19
En el sector salud, se van conociendo cosas inauditas. Más de 300 obras
inconclusas, como cascarones de concreto, pero cuya construcción representó
ganancias leoninas para los concesionarios. Tres empresas monopolizaban el 55
por ciento de la distribución de medicamentos al sector salud durante el sexenio
de Peña Nieto, por un monto de 178 mil millones de pesos, destacando el caso del
Grupo Fármacos Especializados (ahora con puertas cerradas, una vez que
terminó su lucrativo negocio) que facturó 107 mil millones de pesos. Como es
sabido, la distribución de medicamentos y materiales de curación se realizó con
una alta carga de corrupción público-privada. Se menciona a varios políticos como
partícipes del próspero negocio con recursos públicos.

Por cierto, el gobierno de la 4T puso fin a ese latrocinio, dando lugar a la frenética
reacción de las empresas distribuidoras, valiéndose de artimañas para provocar
escasez de medicamentos, chantajear al gobierno y presentarse cínicamente muy
preocupadas por los pacientes humildes y los niños con cáncer, en una campaña
de medios de comunicación que hizo eco de los supuestos efectos nocivos de la
acertada decisión de cortar de tajo el negocio privado a costillas del erario y la
salud del pueblo.

Así las cosas en el México neoliberal, multiplicadas hasta donde la imaginación


seguramente se quedará corta.

Un ejemplo reciente, muy ilustrativo, de la arrogancia empresarial, de su


enajenada prioridad por los negocios y el dinero, nos lo brindó la Confederación
Patronal de la República Mexicana (Coparmex), vociferando que la consulta
popular efectuada en Mexicali para decidir si se instalaba o no la cervecera
Constellation Brands, ameritaba que el presidente renunciara a su cargo y fuera
juzgado.

En ruta conspirativa, al día siguiente otro jerarca empresarial, el dirigente de la


Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Gustavo De
Hoyos, hace pública en redes sociales la que debió ser en su opinión la pregunta
en cuestión: “¿Estás a favor o en contra de la generación de empleos, la inversión
y el crecimiento económico”? ¡Zas! Esos son los voceros de las cúpulas
empresariales. Les vale un carajo el pueblo, su dignidad, sus derechos y
decisiones.

Así las cosas en el México neoliberal, multiplicadas hasta donde la imaginación


seguramente se quedará corta. Sirvan de muestra los ejemplos planteados para
dimensionar el valor de la sabiduría popular, que les pasó factura en los comicios
de 2018, con intereses incluidos, a los ortodoxos practicantes de la corrupción de
cuello blanco en grandes proporciones.

20
PRIVATIZACIÓN DE BIENES PÚBLICOS
Uno de los mandamientos sagrados del neoliberalismo versa en proceder a
privatizar todos los bienes públicos, en una espiral irrefrenable de voracidad. Se
valieron de supuestos falsos, como el de “la mano invisible del mercado”, que
hace innecesaria la intervención estatal en la economía, o cínicas mentiras, como
esa tan reiterada de que las privatizaciones servirían al desarrollo de México y al
beneficio del pueblo.

Se sirvieron el pastel completo, o casi. La lista es larga: bancos, aseguradoras,


telecomunicaciones, minas, empresas minero metalúrgicas y metal mecánicas,
carreteras, puertos, aduanas, aeropuertos, líneas aéreas, fertilizantes, ingenios
azucareros, energía eléctrica, petróleo, gas; bueno, hasta cárceles, imitando el
ejemplo gringo de llenar reclusorios hacer negocio con los presos.

La privatización de los bienes públicos representó una enorme transferencia de


patrimonio social al salvaje proceso de acumulación de capital de la oligarquía,
plataforma de lanzamiento, a su vez, para amasar grandes fortunas. El caso de
Carlos Slim con Telmex, el de Germán Larrea con las minas de cobre o el de
Ricardo Salinas Pliego con la actual TV Azteca (los tres hombres más ricos de
México), ilustran bien el propósito de las privatizaciones.

Con las reaccionarias modificaciones al Artículo 27 Constitucional realizadas por


iniciativa de Carlos Salinas en 1991, se legalizó la privatización de la tierra, el
agua y el uso del suelo, cercenando conquistas y derechos históricos de
campesinos e indígenas (como el ejido y la propiedad comunal), pero también
litorales, playas y bosques, servicios públicos de salud y educación. tiempo que
casi lograron destruir a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Un caso ilustrativo del desenfreno neoliberal es el de la industria extractiva. Hasta


2016 se habían otorgado 25 mil 515 concesiones de explotación minera,
abarcando 70 millones de hectáreas, de las cuales el 70 por ciento benefició a
empresas extranjeras y el 30 restante a corporaciones nacionales, equivalentes,
en conjunto, al 35 por ciento del territorio nacional. De ese tamaño fue la obsesión
privatizadora; baste señalar que en los últimos 25 años creció diez veces la
extracción de oro, patrimonio nacional del pueblo mexicano convertido en vulgar
negocio de los adoradores del metal precioso.

Sabemos que el neoliberalismo fue un rotundo fracaso para México y su pueblo,


pero resultó sobradamente exitoso para muchas empresas y corporaciones
trasnacionales, la oligarquía y sus socios menores de la clase política. También
hicieron su roncha los periodistas aplaudidores, los líderes charros y muchos otros
beneficiarios del tráfico de influencias.

21
El resultado fue dual: enriquecimiento exorbitante de un pequeño grupo de
grandes magnates y profundización extrema de la pobreza, la exclusión y la
marginación de la mayoría de los mexicanos, en un marco de subordinación
creciente al gobierno de Estados Unidos y los capitales trasnacionales, así como
de obediencia ciega a las directrices antipopulares de organismos financieros
internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional
(FMI), o instituciones globales como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), presidida, como dato adicional, por Miguel Ángel
Gurría, conocido en México como el “Ángel de la Dependencia” por sus posturas
entreguistas cuando fue secretario de Hacienda en nuestro país.

La política de privatizaciones se diseñó para diversificar y profundizar el proceso


de acumulación de capital de la oligarquía local y de empresas trasnacionales,
bajo los falsos supuestos de que la riqueza de arriba chorrea hacia abajo y de que
la propiedad social violenta la iniciativa individual al ocupar áreas productivas o de
servicios que, por derecho “natural”, corresponde cubrir a los benditos adinerados
del sector privado.

En síntesis, la política de privatizaciones fue el as de la baraja para consolidar la


hegemonía del grupo oligárquico como poder supremo de la vida social, el rumbo
económico y el destino nacional. Los que “se sienten amos de México”, “minoría
rapaz” como los calificó en repetidas ocasiones (ahora menos) López Obrador.
LIBRE COMERCIO
Un sueño de la tecnocracia neoliberal y su guía político, Carlos Salinas de Gortari,
era desarrollar una economía exportadora que le diera protagonismo internacional
a México. Para ello resultaba indispensable alcanzar un tratado de libre comercio
con Estados Unidos y Canadá (TLCAN).

En 1994 se firmó dicho tratado con bombo y platillos, como si fuera el eslabón
mágico del anhelado acceso de México al llamado Primer Mundo. En un marco de
evidente asimetría entre las economías de los tres países, varios resultados del
Tratado resultaron muy destructivos. Ejemplifico algunos de ellos:

El de los subsidios. Válidos y exorbitantes cuando sirven a los “de arriba”;


populistas e ineficaces cuando se trata de apoyar la economía campesina y
popular. El retiro de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares
(Conasupo), junto con el de los precios de garantía a granos básicos, ilustra la
concepción elitista de los grupos de poder, así como la política depredadora y
antipopular que se venía aplicando en México, inmisericorde con las necesidades
básicas del pueblo.

22
El retiro de subsidios a la producción campesina abrió la puerta a la creciente
importación de maíz, arroz, trigo y otros granos básicos, principalmente de
Estados Unidos, con una agricultura subsidiada y con alta tecnología productiva.
La competencia desleal provocó, entre otros males, la importación masiva de maíz
transgénico y el abandono de sus tierras de legiones de campesinos mexicanos,
engrosando las filas del exilio económico a las grandes ciudades del país y
particularmente al país del norte. A principios de este siglo se alcanzó la cifra de
entre 400 y 500 mil migrantes cada año.

Es cierto que en el caso de la exportación de productos manufacturados, se


alcanzaron cifras espectaculares. Sólo la industria automotriz, la de electrónicos,
maquinaria y equipo pesado, representan alrededor del 60 por ciento del total de
las exportaciones pero realizadas mayoritariamente por empresas y maquiladoras
trasnacionales.
PRIVILEGIOS FISCALES Y DEUDA PÚBLICA
Un soporte fundamental de la concentración de la riqueza ha sido el de los
privilegios fiscales. Anoto algunos datos: La titular del Servicio de Administración
Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, afirmó hace algunas semanas que el adeudo
de empresas al fisco asciende a 1.2 billones de pesos.

Para subir el tonelaje de las cifras deficitarias para el fisco, la Auditoría Superior de
la Federación advirtió que en el sexenio de Peña Nieto la evasión fiscal ascendió a
4.1 billones de pesos, equivalente a un promedio de más de 683 mil millones por
año, cinco veces los recursos presupuestales destinados al programa de atención
médica y medicamentos gratuitos en 2020.

Claro está que la carga pesada de los privilegios fiscales beneficia a las grandes
empresas nacionales y trasnacionales. Mediante el denominado régimen de
consolidación fiscal, dichas empresas pueden diferir indefinidamente el pago de
Impuesto Sobre la Renta (ISR). La revista Expansión señala que, en la práctica, el
promedio de pago de dicho impuesto es del 1.78 por ciento sobre ingresos
gravables, mientras que los dueños de pequeñas y medianas empresas, los
profesionistas que trabajan por su cuenta o los trabajadores al servicio del Estado,
pagan al fisco hasta el 30 por ciento por el mismo concepto.

Recelosos de pagar impuestos para duplicar el millón de créditos por 25 mil pesos
a la pequeña y mediana empresas, tan duramente castigadas por la epidemia de
coronavirus, sólo 15 empresas adeudan al fisco 50 mil millones de pesos.
Algunas, como Walmart u Oxxo se animaron a pagar una parte por temor al
escarnio público, no sin la amenaza, el dueño de la segunda, de duplicar la
cantidad pagada al fisco para combatir a López Obrador.

23
Como cereza del pastel, el Sistema de Reserva Federal (FED) de Estados Unidos
reportó que el pasado mes de enero los depósitos bancarios de mexicanos en ese
país ascendían a 76 mil 166 millones de dólares, más del doble que el total de
remesas enviado por nuestros compatriotas a sus familias durante 2019.

En materia de endeudamiento público, tanto interno como externo, el derroche


presupuestal, la corrupción, los “rescates” y la mala planeación, fueron “resueltos”
por la tecnocracia gobernante (con la bendición oligárquica) mediante ese recurso
de subordinación financiera y menoscabo de la soberanía nacional. Las cifras son
escandalosas:

Sólo en la era neoliberal (1983-2018), la deuda externa, que representa


aproximadamente el 35 por ciento del total de la deuda pública, se incrementó, a
precios corrientes, de 185 463 millones de pesos al inicio de 1983 con Miguel de la
Madrid, a casi 4 billones de pesos en 2018 con Peña Nieto, multiplicándose 22
veces.

Particularmente grave resultaron los tres últimos sexenios, en que la deuda


pública total pasó de 1.2 billones con Vicente Fox a 5.7 billones con Calderón,
para alcanzar los 10.2 billones con Peña Nieto, pesada herencia que se cargó al
gobierno de la 4T, obligado a pagar, como gasto etiquetado, más de 600 mil
millones de pesos anualmente, cantidad 4.5 veces superior a la beca anual para
8.5 millones de adultos mayores.

Por supuesto, la recurrencia a los créditos del exterior, señaladamente al Fondo


Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), significó encadenarse a
sus conocidas condiciones: reducción del gasto público, recorte a los programas
sociales, disminución de salarios, retiro de subsidios a los sectores populares y
sometimiento a políticas privatizadoras en todos los niveles. Recetario neoliberal
amablemente aceptado y aplicado por los tecnócratas doctorados en
universidades gringas, pero displicentes ante los intereses de México y el
empobrecimiento creciente del pueblo.

SALARIOS A LA BAJA
Desde hace tiempo advierto con preocupación como el tema de la precariedad
salarial en nuestro país ha sido subestimado (incluso por la izquierda), como si
flotara sobre aquélla una espesa cortina de humo. Parece olvidarse que el salario
es el elemento más importante de sobrevivencia y de acceso a una vida digna
para quiénes los perciben y sus familias. Durante decenios se dejó correr el
supuesto de los bajos salarios (no sólo de los mínimos) como sinónimo de ventaja
relativa y competitividad en el sacrosanto mercado, y da la impresión que nos
tragamos esa píldora amarga.

24
El salario constituye el ingreso principal para alrededor de 15 millones de familias
y cerca de 50 millones de habitantes. En la parte inferior de esa cifra, un salario
mínimo general representa el ingreso de alrededor de 7 millones de familias,
aproximadamente 26 millones de mexicanos.

Sobre este último, su tope más alto fue 337.86 pesos diarios en 1976 (a precios
actuales). Al inicio del periodo neoliberal, en 1983, era de 282.38 pesos; para 2018
había caído abruptamente, ubicándose en 91.12, o sea, un desplome brutal del
300 por ciento, tal como se aprecia en el cuadro siguiente:

Me adelanto a señalar que con el gobierno de la 4T, en poco más de un año, el


salario mínimo pasó de 91.12 a 123.22 pesos (incluido el ajuste de enero de
2020), lo que significa un incremento del 26.0 por ciento general, mientras que en
la frontera norte es de 185.56 pesos, equivalente al 102.3 por ciento de aumento.

La pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo se justificó con el viejo sofisma
de que el aumento a los mínimos resulta inflacionario. En realidad, la intención fue
presionar a la baja los incrementos salariales regidos por contratos colectivos de
trabajo y, principalmente, abaratar los costos de producción en un sector amplio
del empresariado, con el incremento sustancial de sus ganancias.

Hablar del del 58 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA),


ubicada en sector informal de la economía, es otro asunto, pues no está sujeta a
régimen salarial alguno y sólo tangencialmente al fiscal. Sin embargo, pensar en
las más de 17 millones de familias que viven de la informalidad laboral, sin
seguridad social ni protección legal, expone crudamente la extendida pobreza en
que vive la mayoría de los trabajadores mexicanos. Veamos con más detalle:

25
En datos del INEGI, la PEA en México está integrada por 57.3 millones de
personas, tanto de la economía formal como informal (con el absurdo -otra vez el
INEGI- de considerar como parte de ella a los que trabajan al menos una hora por
semana), de las cuales poco más de 11 millones perciben hasta un salario
mínimo, mientras que 17.5 millones perciben entre uno y dos, representando
ambos niveles el 49.7 por ciento del total de la PEA, además de que el 61 por
ciento de esta no tiene seguridad social.

Incluso en áreas productivas de relativos buenos salarios, como la industria


automotriz, los intereses de las grandes empresas trasnacionales del sector que
operan en México, cuyas exportaciones representan el 30 por ciento del total
nacional (90 mil millones de dólares anuales en promedio entre 2013 y 2018)
ocultan que el obrero mexicano calificado de esa rama productiva gana seis veces
menos que el mismo tipo de obrero y de trabajo en los Estados Unidos o Canadá.

La reflexión de fondo tiene que ver con el desdén del capitalismo neoliberal por la
vida de las personas y sus familias. En aras de la ganancia, se explota la fuerza
de trabajo, con altos niveles de plusvalía, sacrificando a la mayoría de la población
asalariada a no contar con los satisfactores básicos de subsistencia.

La lógica capitalista es implacable, no deja resquicio a la dignidad de las personas,


no se conmueve por su sufrimiento, no le importa su destino, como si la pobreza
fuera un daño colateral del derecho casi sagrado a obtener dividendos
económicos. Los beneficiarios de este sistema productivo saben bien lo que
sucede y no intentaron revertirlo. Los datos expuestos son clara muestra de ello.

SINDICATOS Y CONTRATOS COLECTIVOS


Otro mandamiento del catecismo económico neoliberal radica en su rechazo
visceral a la organización sindical de los trabajadores y a los contratos colectivos
de trabajo, proceso globalizado de menoscabo de derechos laborales y salariales.
En 2018, sólo el 12 por ciento de los trabajadores en México estaba sindicalizado,
en una proporción mucho menor al porcentaje de sindicalizados antes de 1983.

Para constatar la ortodoxia neoliberal en materia laboral, entre 1980 y 2015 (época
de fuerte raigambre de ese modelo) en Estados Unidos los trabajadores
sindicalizados no agrícolas disminuyeron su densidad de 23.2 a 11.1 por ciento,
esto es, un decrecimiento de más del doble de la fuerza laboral sindicalizada,
precisamente en el epicentro del terremoto neoliberal.

Acento mexicano en el tema: libertad absoluta para hacer negocios sin


interferencias, manteniendo el cuadro de los bajos salarios y el control oficial o
blanco (empresarial) de los trabajadores. Bajo semejante lógica, es natural que los
sindicatos independientes y los contratos colectivos de trabajo sean un estorbo.

26
El neoliberalismo y sus tecnócratas se consideran autosuficientes y con derecho
para decidir el monto de los salarios y la forma de negociarlos. Igual para
dictaminar la “calidad” de los sindicatos, pues parten de la visión (mundo al revés)
de que los trabajadores dependen del capital para subsistir, eludiendo el hecho de
que la fuerza de trabajo es la generadora de la riqueza, sujeta a una cada vez
mayor tasa de plusvalía (diferencial entre el valor de la riqueza producida con la
fuerza de trabajo y el pago del salario como parte, cada vez más reducida, de ese
valor).

Fatalmente, a pesar de las varias décadas de lucha de los trabajadores mexicanos


por la democracia sindical, medio insustituible para la defensa clasista de sus
derechos laborales y salariales, así como para incidir en el rumbo de su materia de
trabajo, la realidad es que en el control vertical y corporativo de la fuerza laboral
predomina todavía (es cierto que deteriorada) la hegemonía del desinflado PRI,
con una influencia creciente, pero todavía relativa, de los sindicatos controlados
por los patrones privados.

En el primer caso, basta ver la situación de los sindicatos nacionales de industria


(petroleros, ferrocarrileros y electricistas), bajo total dominio del charrismo, o el
caso de telefonistas y trabajadores de la industria minero-metalúrgica, en lucha
activa, pero con fuertes controles patronales. Tratándose de trabajadores al
servicio del Estado, predomina el control charro a través de la Federación Sindical
de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), junto con los sindicatos estatales.
En cuanto al SNTE (el de mayor membresía en América Latina, sumaba 1 millón
673 mil afiliados en 2018), se mantienen las cúpulas sindicales entreguistas y
corruptas, salvo en las secciones sindicales de la CNTE, expresión de un
movimiento histórico por la democracia sindical y en defensa de la educación
pública.

Las grandes empresas privadas, por su parte, se atienen al tradicional control


obrero de las viejas centrales oficiales, como la poderosa Confederación de
Trabajadores de México (CTM), la Revolucionaria de Obreros Mexicanos (CROM)
o la Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), junto con otras menores,
expertas todas ellas en el oficio de servir a los patrones y reprimir a la disidencia,
mientras siguen utilizando su demagógico discurso patriotero y de fantasmal
respaldo a sus representados.

La historia de estas centrales fue una pieza clave del control autoritario sobre los
trabajadores en el periodo de la industrialización capitalista (con excepción del
periodo cardenista) con borrón y cuenta nueva después de 1940, escenario
privilegiado para el desarrollo de la burguesía nacional, convertida por el
neoliberalismo en próspera oligarquía.

27
Cuando su maquinaria de control no les funciona, recurren a los despidos, la
represión directa, la judicialización de los conflictos laborales o, de plano, la
declaración de quiebra de empresas con sindicatos independientes, como
aconteció con la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, declarada en quiebra por
Felipe Calderón para deshacerse del SME, sindicato que -como antes se decía- se
caracterizó históricamente por la oposición crítica a los gobiernos neoliberales en
turno, la defensa de la independencia sindical, los derechos laborales, la industria
eléctrica nacional y el respeto patronal a los contratos colectivos de trabajo.

En el medio rural, la sindicalización no prosperó. En contraste, la reforma agraria


proveniente de la Revolución de 1910, la Constitución del 17 y la obra del general
Cárdenas, se fue evaporando tristemente a partir de 1940, entre otros factores,
por el control visceral del campesinado por las centrales oficiales, muy
señaladamente de la todopoderosa Confederación Nacional Campesina (CNC),
que impuso un caciquismo sumamente corrupto y violento que durante décadas
pauperizó la economía campesina, obligando a los trabajadores del campo a una
afiliación forzosa para acceder a la tierra, sacar sus productos al mercado y
obtener los insumos básicos para producir. Al mismo tiempo, los campesinos
sirvieron de clientela electoral para los candidatos del PRI en el medio rural,
convirtiéndolo en la llamada “aplanadora verde”.

Dramática mancha histórica en el país de Emiliano Zapata, Francisco Villa, Rubén


Jaramillo y tantos otros luchadores por el derecho campesino e indígena a la tierra
y a los medios para hacerla producir. Plan de Ayala liquidado en aras de la
funcionalidad de la producción agrícola al desarrollo capitalista. Cultura ancestral
del México profundo violentada impunemente por los intereses empresariales en el
campo, legalizados por la muy neoliberal reforma Constitucional ordenada por
Carlos Salinas. Prosperidad marchita y continuidad de la pobreza, el agio y la
explotación del sector social que hizo posible las tres transformaciones de la
historia nacional.
EXCLUSIÓN Y DETERIORO DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
Actividad esencial para delinear el futuro de México y el destino de su pueblo, en
2019 la matrícula de educación básica en nuestro país concentró 25.1 millones de
estudiantes: 4.8 en preescolar, 13.9 en primaria y 6.4 en secundaria, incorporados
en 232,876 planteles (85 por ciento de ellos públicos) y 1.2 millones de profesores.

Durante el neoliberalismo la educación pública fue sometida a un permanente


castigo presupuestal, reflejado en un deterioro acelerado de la infraestructura
escolar, bajos salarios, insuficiencia de maestros, bibliotecas o espacios
adecuadas para la activación física. Esta situación fue particularmente grave en el
medio rural, en detrimento de la niñez y la juventud más pobres de México.

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A esta misma situación se sometió a las normales públicas, con particular saña
contra las normales rurales (magnífica creación del general Cárdenas),
abandonadas por la tecnocracia neoliberal y satanizadas por los voceros del
sector eclesial y privado, debido a su tradicional rebeldía, espíritu de lucha,
identidad cultural y compromiso con las necesidades de sus comunidades.

Otra característica perniciosa del neoliberalismo, fue la multiplicación de los


rechazados en las universidades públicas, bajo el pueril pretexto de que no
aprobaban el examen de admisión, cuando en realidad obedeció al estancamiento
de la matrícula, producto de la asfixia presupuestal a la que fueron sometidas.

Sólo en la UNAM, el porcentaje de rechazados fue del 91 por ciento en 2019,


mientras que en el IPN apenas alcanzó el 86 por ciento. La tabla de salvación fue
el pase automático de los estudiantes del CCH, las prepas y las conocidas como
vocacionales. Por cierto, conquista histórica que ha estado en la mira del bando
conservador, enemigo de la gratuidad y partidario de que los estudiantes paguen
colegiaturas en las universidades. Acaso con un porcentaje de becas para los de
origen humilde.

Esta injustificada exclusión de decenas de miles de jóvenes del nivel educativo


universitario, no únicamente genera frustración y resentimiento, caldo de cultivo de
conductas antisociales, sino que pone de manifiesto el repudio del ideario
conservador hacia la educación pública, junto con su reaccionaria obsesión de que
los derechos sociales hay que pagarlos, como si se tratara mercancías. Prueba de
ello es que la matrícula de las universidades privadas (la mayoría de ellas “patito”)
alcanza ya el 30 por ciento nacional.

En días de coronavirus salió a la superficie la falta de médicos generales y de


especialidad, así como de personal de enfermería. Sin embargo, se padece el
absurdo de que al joven que pretende estudiar medicina en la UNAM le exigen un
puntaje mayor de 115 aciertos en el examen de admisión sobre un total de 120
preguntas. Forma cínica de quebrar la legítima expectativa personal y profesional
de miles de jóvenes, afectando de paso la necesidad de profesionales de la salud
en el país.

En materia de planes y programas de estudio, imperó también la visión


empresarial. Un ejemplo vergonzoso (aunque para él gozoso) nos lo brindó
Vicente Fox. Con su brutal ignorancia a cuestas, creyó descubrir el camino a
seguir, tachando de innecesarias materias como filosofía, lógica, ética o civismo,
para que su lugar sea ocupado por cursos intensivos de computation and english.
Acceso a la modernidad para ensanchar el mundo de los “emprendedores”.

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En su obsesión por convertir los servicios educativos en mercancía, los
tecnócratas neoliberales se plegaron a las directrices de la OCDE. No únicamente
con la intención de hacer negocios privados con el presupuesto del sector,
restringiendo de paso los derechos laborales del magisterio, cortando cabezas y
culpándolos de ser los causantes de las deficiencias educativas, sino
principalmente con la idea de controlar integralmente el proceso educativo en las
escuelas, a efecto de imponer la ideología neoliberal, con la mira puesta en
“privatizar” las conciencias de niños y jóvenes con la ortodoxia del individualismo,
el consumismo y la competitividad o, en todo caso, de la resignación ante un
futuro sin esperanza para los que no tengan el espíritu de ser “exitosos”.

Tal es el estado de cosas con el que dio inicio el gobierno de la 4T. Por lo pronto,
se impulsa ya un programa de becas para los estudiantes pobres de todos los
niveles escolares, otro para mantenimiento de escuelas manejado por los padres
de familia, uno más con la creación del sistema universitario Benito Juárez. Con
respecto a su reforma educativa, terminó en el bote de basura del salón de clases.
Ya comentaremos más este tema, pues también tiene aristas contradicorias.

REPRESIÓN, VIOLENCIA E INSEGURIDAD


En el periodo neoliberal se ejerció la violencia y la represión contra toda forma de
oposición. Recordemos, de entrada, los 670 miembros del PRD asesinados en los
sexenios de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, prolongación de la “guerra sucia”
contra los movimientos armados de los dos sexenios precedentes.

La lista roja es extensa. La ejecución de decenas de indígenas del EZLN durante


su levantamiento armado. La matanza despiadada de 49 integrantes de “Las
Abejas”, en Acteal, Chiapas, en 1997, ejecutada por grupos paramilitares
respaldados por el gobierno, contra una reunión pacífica de carácter religioso,
incluidas mujeres y niños. La masacre de miembros de la Organización
Campesina de la Sierra Sur (OCSS) en Aguas Blancas, Guerrero, orquestada por
la policía estatal en 1995, con un saldo de 17 muertos y más de 25 heridos. En el
mismo estado, de 11 indígenas integrantes de un organismo social que se
encontraban reunidos en una escuela en la comunidad de el Charco, baleados por
el ejército en 1998. La desaparición, tortura, cárcel o ejecución de líderes sociales
ambientalistas y de defensa de los derechos humanos, así como el asesinato de
decenas de periodistas, fue también una horrenda constante.

En 2006, fue emblemático el caso de la represión, realizada con saña por las
policías Federal y Estatal, en contra Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
(FPDT) en Atenco (firmes opositores al aeropuerto de Texcoco), siendo
gobernador Enrique Peña Nieto; represión violenta contra toda la comunidad de
ese municipio, que incluyó la tortura y violación de varias mujeres.

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Regresando a la tierra sureña de Guerrero. El asesinato de tres alumnos de la
Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa y de tres civiles, junto con la
desaparición de 43 estudiantes de dicha normal en la imborrable negra noche de
Iguala. Las ejecuciones de decenas de supuestos miembros del crimen
organizado y de población civil, por parte del ejército, en Apatzingán y Tanhuato,
Michoacán, y en Tlatlaya, estado de México, bajo la consigna de exterminarlos en
horas de la madrugada.

En el sexenio de Calderón, su estúpida guerra contra el crimen organizado,


orquestada por el narcotraficante Genaro García Luna (al servicio del Cártel de
Sinaloa), se tradujo en decenas de miles de muertos y desaparecidos, con su
secuela de indescriptible dolor e incertidumbre de sus familias y comunidades.

Al inicio de su gobierno, en 2006, el número de homicidios dolosos rebasaba por


poco los 10 mil anuales, hasta alcanzar un promedio de 25 mil. Paralelamente, el
supuesto objetivo se tradujo en un incrementó del tráfico de estupefacientes a
Estados Unidos y otras partes del mundo (quizá este era el objetivo real), al igual
que el consumo en nuestro país, mientras que el presupuesto para seguridad
pública se multiplicaba.

Cabe añadir que los cuerpos de seguridad del Estado fueron ejecutores o
cómplices de la violencia que trajo consigo el neoliberalismo. En fin, largo y
tortuoso recorrido de abuso de poder, soberbia e insensibilidad humana, de
quienes gobernaron sin consideración alguna por la vida y los derechos humanos.
Tal es la herencia siniestra que encara el gobierno de López Obrador.

FRAUDE ELECTORAL Y PRENSA VENDIDA


En el ámbito electoral, los seis gobiernos neoliberales le dieron rienda suelta a la
práctica de distorsionar la voluntad ciudadana. Platillo completo, antes, durante y
después de los comicios. Puesta en marcha del amplio repertorio de maniobras
conocidas, aunque cobró particular relevancia la compra del voto. Por su parte, las
instituciones electorales federales (llámense Comisión Federal Electoral, IFE o
INE) han servido de ejecutores o parapetos de las prácticas fraudulentas cada vez
que se requiere. En igual sentido, las instituciones estatales y los comités
distritales consumaban la cultura de la consigna, sellada finalmente por los
tribunales electorales respectivos

A tono con la modernidad neoliberal, las elecciones se administran y sancionan


mediante aparatos burocráticos costosísimos, con sus élites cobrando sueldos
espectaculares. Con este abigarrado sistema se pretende dar la apariencia de
neutralidad y profesionalismo. En realidad no es así. Sus niveles directivos son
producto de vulgares cuotas de poder del PRI y el PAN, aunque el PRD alcanzó a

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meter las narices. Armado el tinglado, actúan por consigna de sus jefes y partidos,
trastocando la voluntad ciudadana y violentando el voto libre y secreto. No están al
servicio de la democracia, sino al de la reproducción del sistema y de los intereses
de los partidos que los encumbraron. Hacen politiquería con cargo al erario.

El dato más elocuente de la cultura del fraude electoral, es que en un periodo de


25 años, la gata revolcada del PRI y el PAN se robó tres veces la presidencia de
la República. En el caso de 2018, la guerra sucia previa a los comicios no pudo
impedir la avalancha ciudadana a favor de López Obrador, orillando a las
autoridades electorales a someterse a la aplastante realidad. Vale decir que no se
activó la compra masiva del voto, por un acuerdo previo con Peña Nieto, quizá a
cambio de su impunidad.

En todo el periodo de 36 años (aunque esta penosa situación viene de muy atrás),
los medios de comunicación: prensa escrita, radio y televisión, fueron eco fiel de
las necesidades del régimen neoliberal y de sus sucesivos gobiernos, adulando,
desinformando o mintiendo según conviniera, a cambio de privilegios y canonjías
para los editores de los diferentes medios, sus intelectuales, analistas y reporteros
pagados, expertos en reproducir las consignas del poder, elevando a nuevas
alturas el imperio del “chayote”.

4) SÍNTESIS: EL DESASTRE HEREDADO


Es un hecho que el capitalismo neoliberal es un sistema planificado de corrupción,
pillaje y depredación a gran escala. Como vimos, hay responsables con nombre y
apellido, tanto en la cúspide del sector empresarial como en el régimen político,
subordinado y socio al mismo tiempo.

México fue literalmente asolado y devastado. El interés nacional se confundió con


el del grupo oligárquico, su obediente clase política y sus súbditos de conciencia
en diversos sectores sociales. Se desnaturalizó al Estado para que sirviera
incondicionalmente a la salvaje acumulación de capital. Las riquezas del país
fueron concesionadas a los magnates de aquí y las empresas trasnacionales de
allá. La naturaleza y el medio ambiente fueron degradados por las ambiciones
mercantiles. El nivel de vida del pueblo, sus condiciones materiales de existencia,
les importó un bledo. Salario, empleo, créditos, salud, educación, vivienda,
transporte y seguridad, se fueron al sótano.

El México profundo, de cultura milenaria, asentado en municipios y comunidades


apartadas, historia y suelo campesino e indígena, para la tecnocracia neoliberal no
existió. Como si al botín de país que ellos idearon le sobraran 30 millones de
habitantes. Los datos, no por sabidos, dejan de ser escalofriantes. Los municipios
rurales de México, en donde habita el 24.5 por ciento de la población, sobreviven

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en condiciones deplorables. Suma de vida humana para el exilio económico.
Infraestructura escolar y de salud (cuando las hay) en pésimo estado. Escasa
producción agrícola o artesanal dominada por intermediarios y agiotistas. Violencia
e inseguridad, con poderes locales frecuentemente vinculados a la delincuencia.
Caminos apenas transitables a sus cabeceras municipales, sin acceso a internet ni
sucursales bancarias, literalmente aislados en su mundo, al mismo tiempo
olvidado y perseguido.

Durante 36 años el neoliberalismo en México no sólo causó la decadencia


nacional, sino que dio lugar a una catástrofe social de grandes proporciones,
afectando ambos aspectos el derecho a la vida y la justicia de millones de
mexicanos. Pendencieros, ahora resulta que los aplaudidores, cómplices y
beneficiarios de ese lamentable estado de cosas se rasgan las vestiduras, y su
silencio placentero de antes se torna exigencia y difamación cotidiana contra
López Obrador y el movimiento que lo respalda.

Elevan al sitio de indicador supremo e inobjetable al crecimiento económico.


Engañoso indicador de los organismos financieros internacionales, ya que mide el
total de riqueza generada por la economía de los países, pero no incluye la forma
como se distribuye, dando lugar a un espejismo sobre el nivel de vida real de las
personas.

Un ejemplo de ello, es que el famoso crecimiento del PIB no considera el avance


de la economía familiar. Al respecto, el consumo en México se incrementó 589 mil
millones de pesos sólo el último trimestre de 2019, con respecto al mismo periodo
de 2018, lo que demuestra una elevación sustantiva de la capacidad de consumo
de millones de mexicanos y sus familias.

Enjuician la violencia e inseguridad prevalecientes, olvidando el desastre en


derechos humanos que dejó sembrado el neoliberalismo en toda la tierra
mexicana. Omisos en atender las causas, ahora pretenden que la debacle que
ellos engendraron se resuelva rápido, quizá con el poder metafísico de López
Obrador.

De ese contexto nacional agraviado emergió, por mandato popular, la alternativa


de cambio de rumbo, junto con la esperanza mayoritaria de que trascienda en el
tiempo. No puede haber defensa alguna del pasado tenebroso. En el prometedor
encuentro con el cambio verdadero le irá mejor a México y su pueblo. No será
posible la superación inmediata de la nefasta herencia, su amplitud y profundidad
llevará tiempo remontarla. Empero, el camino está trazado, cuenta con un vasto
respaldo social (desgraciadamente todavía inorgánico) y con logros significativos e
inéditos en la democratización política, social y cultural de México.

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5) EL PENSAMIENTO Y EL SER CONSERVADORES
“Todas las clases reaccionarias en todas las épocas históricas, cuando el
antagonismo entre explotadores y explotados llega a su máxima tensión,
presagiando el advenimiento de un nuevo régimen social, han acudido a
las peores armas de la represión y la calumnia contra sus adversarios”.

Fidel Castro.

Anticipo que uno no elige dónde nace, ni qué fortuna o infortunio le depare su
origen. Por experiencias familiares y sociales, conozco el pensamiento y el ser
conservadores. Los considero negados para entender y mucho menos compartir el
significado de las nuevas realidades que vive México. Quizá el encuentro con
experiencias abruptas, críticas o desconocidas de vida, permitirían a algunos de
ellos y ellas su trasmutación de conciencia, un viraje de subjetividades, pero lo veo
harto difícil.

Además de mis motivos personales para tratar este tema, y reconociendo el riesgo
intelectual que significa comprimir ideas para luego generalizar, no quito el dedo
del renglón en la pertinencia de reflexionar sobre la forma de pensar y de ser de
los segmentos sociales opuestos a la transformación democrática de México. Tal
es el sentido de estas líneas. Si hay enconos, para mí el problema está del otro
lado del mostrador.

El amplio abanico de conservadores de derecha en la sociedad mexicana no


puede acomodarse en el mismo saco interpretativo sobre sus actitudes y
conductas, menos todavía sobre sus formas de vida, ya que son diferentes. Ello
nos sugiere ser cuidadosos en la interpretación de lo que se expone. Empero,
existen constantes que encuadran razonablemente bien en una ideología que
tiene nombre y apellido.

Abarca gente humilde, de “conciencia oprimida” (dixit Paulo Freire) que aspira a
“ser alguien” en términos de los valores convencionales impuestos; víctima de
roles familiares, religiosos, escolares o sociales. Por la pobreza en que viven, el
trato de este sector social conservador no es equiparable al del resto.

Entre los Satisfechos. Clases medias de “toda la vida, clase media que es más
alta que media; clase media que siempre está en riesgo de dejar de serlo” y así
otras categorías de distinto origen y nivel económico o cultural, formadas o no en
familias cristianas y escuelas confesionales. Pequeños empresarios con ciertos
réditos económicos, creyentes en el valor supremo del esfuerzo. Grandes y muy
grandes empresarios, de postín todos, unos pocos del clan Forbes, bien
organizados, enajenados con sus privilegios y fortunas, muchas de ellas fraguadas
al amparo de la corrupción y el tráfico de influencias. En fin, me quedo corto...

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De entrada, consideran ejemplar su esfuerzo, valores y formas de entender la
vida, a los que generalizan y atribuyen cualidades universales. Metidos en la
burbuja de sus privilegios (o sus deseos), México es lo que ellos son y cualquier
sospecha de afectarlos es ir contra México, como si el país y su historia se
condensaran en el aire caliente de su burbuja.

Literalmente adoran el dinero, se regodean en el consumo, les gusta y se someten


a las mieles de la buena vida material y a las mil presentaciones del oropel. Para
ellos la necesidad del dinero no se agota en proveer una vida digna; se necesitan
sobrantes para acceder a los privilegios, se sienten con derecho a ellos. La
marginación y pobreza de la mayoría no es su asunto. En todo caso, se debe a su
discapacidad intelectual, o bien a que son flojos o irresponsables por naturaleza.
Es decir, la prosperidad material, o la ausencia de ella, es cuestión de cada cual.

Atenazados por el individualismo, la ideología que profesan les asegura que tal
postura es parte del “deber ser”. El individuo, persona y familia, es el tejedor de su
destino, bajo la fábula de “querer es poder”. Aferrarse a lo propio es parte de un
derecho, no sólo natural, sino casi sagrado. Por eso suponen que el capitalismo es
el único mundo posible. No encaja en su pensamiento ni en su vida el valor de lo
colectivo sobre lo personal o, más exactamente, la realización individual como
fruto del bienestar colectivo.

En todos los tiempos y latitudes, los conservadores han sido racistas y clasistas.
La existencia de los pobres les estorba, por eso los niegan con la forma del
desprecio. Los pobres no son dignos de lo que ellos han logrado y presumen ser.
En todo caso, para salir del atraso deben imitarlos, pues ellos disponen, en
propiedad privada, la esencia del “deber ser”. Sin generalizar, ello suele mostrarse
en la relación de la señora de la casa con la servidumbre o de muchos patrones
con sus trabajadores. Les hablan de tú para recibir el usted. La superioridad por
delante.

Bastantes conservadores salvan su conciencia y su hipotética trascendencia con


una religiosidad tan formal como ritual. Se pregonan orgullosamente cristianos, al
tiempo que niegan en su vida los principios esenciales sobre los que se fundó el
verdadero cristianismo. La imitación de Jesús es sólo simbólica, adaptativa;
lograron erradicarla como guía de conducta y de fe.

Los católicos de entre ellos, se suman acríticamente al mensaje de su Iglesia.


Hacen abstracción (forma de la amnesia) de que ha sido legitimadora histórica de
la opresión del pueblo; siempre al servicio del poder y del dinero, así como de los
privilegios que de ellos emanan y que la iglesia jerárquica y su grey presumen
orgullosamente. Las excepciones no las entienden, más bien las menosprecian.

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Es común que los conservadores confundan la caridad con la justicia. A veces, ni
eso. Cuando es así, consideran que la caridad es su compromiso con la justicia.
Piensan que en la realidad social es inevitable que haya pobres y ricos, muy
pobres y muy ricos, reservando para los pobres el “alma buena” de la caridad.

Una imagen elocuente de esa visión es el famoso Teletón. El conservadurismo


televisivo destina cientos de horas de proyección nacional para ayudar a los más
necesitados. En realidad muy pocos si consideramos los números absolutos de la
pobreza. Lo importante es mostrar el intachable valor de la facilona caridad y su
envoltura festiva o filantrópica. Pienso también en lo goles del futbol, traducibles a
computadoras para 100 o mil escuelas, cuando son 270 mil.

Viven en el error. Lo que México necesita es justicia, no caridad, aunque la justicia


no les cuadre. Vaya, les gusta la desproporción en la que al pensamiento
reaccionario le gusta verse. Los “malos” (versión cinematográfica) o los pobres
pesan una pluma. Los “buenos” (misma versión) o los ricos pesan en metálico.
Unos son sombras; sin sentimientos ni vida personal. Los otros poseen
sentimientos y una encomiable vida personal.

Buena parte de los conservadores es ignorante, a pesar de haber estudiado en


escuelas confesionales y universidades privadas de relumbrón. Suelen hablar con
vehemencia de lo que desconocen. Se guían por intuición clasista y son receptivos
a la capacidad distorsionadora que la ideología dominante trasmite obsesivamente
por los muchos medios a su disposición.

La desinformación de lo que en realidad sucede, mezclada con prejuicios y hasta


supersticiones, o bien con información proveniente de los corrillos sociales entre
pares, los púlpitos eclesiales, los dogmas conservadores, la propaganda televisiva
y el amor por el American way of life, sirve de acicate a su certeza de que la
izquierda es el reino del terror rojo, del comunismo que espera agazapado el
momento de trastocar sus vidas construidas con tanto esfuerzo.

Así las cosas, o algo semejante, es lógico que detesten, con visos de
desesperación, odio y afán de revancha a López Obrador, al movimiento que lo
respalda y al programa de transformaciones democráticas que se lleva adelante
en México. Culpables -¿razonan?- de un imaginario drama nacional.

Claro que tienen miedo de todo aquello que, real o aparentemente, pudiera
disminuir sus privilegios o sus sueños, pequeños o grandes, eso no importa.
Dominados por el poder de sus prejuicios, se les escurre entre las neuronas la
estabilidad emocional. Desconcertados, desesperados, demostrando que la
democracia les importa un carajo, andan en marcha conspirativa, mostrando a
cada paso la degradación moral e inmundicia ética de que son capaces.

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Evidencia de ello, es el espectáculo cotidiano de calumnias y mentiras de los
voceros del conservadurismo en la prensa escrita, las cadenas radiales, la
televisión y la compra masiva de noticias falsas (las famosas fake news) en las
redes sociales. Todo ello, perversamente vestido como “libertad de expresión”.

Les aterra que se hayan limitado los medios de reproducción del neoliberalismo
corrupto y depredador, al que creían inalterable. No se imaginaban la arrastrada
que les dio el pueblo en el 2018, y menos que la 4T sea un instrumento
irrenunciable de regeneración de la vida pública y de recuperación de la dignidad
popular agraviada.

Los conservadores se equivocaron. Su confianza en el sistema que les permitía


satisfacer sus vanidades y recrear al individualismo como principio rector de la
vida social, ahora es fuertemente cuestionada por la prioridad en dignificar la vida
de los pobres. Las sombras dejaron de serlo y al socorrido populismo (no saben
qué significa) lo han convertido en “argumento” para descalificar en el vacío.

Andrés Manuel ha repetido cientos de veces: “no todo el que tiene dinero es
malvado”. No está en contra de hacer dinero como fruto del esfuerzo, sino de la
riqueza mal habida. Tampoco se puede estar en contra de vivir bien a partir del
trabajo honrado. Entonces, ¿de qué se preocupan? A menos que su estatus o
gusto por los privilegios sea producto de la corrupción y el tráfico de influencias.
Entonces, ¿de qué México estamos hablando?

¿Podrán cambiar, ser receptivos, moldear sus convicciones? Mi opinión, con la


salvedad antes anotada, es que no. Son y serán un activo opositor a la edificación
de un México regenerado. No pretenden cambiar. Los intereses dominan su
panorama vital. Viven una suerte de adicción por lo adquirido, o por lo que creen
que alcanzarán en el caso de los súbditos de conciencia.

En todo caso, si llegan a cambiar y ser condescendientes, sería porque la 4T arríe


banderas y debilite su proyecto al grado de hacerlo aceptable para sus enemigos
acérrimos. Tal escenario lo asumirían como una victoria y, ciertamente, es una
posibilidad que no puede descartarse. Por ahora el balón no está en su cancha.

Desde luego, los conservadores reconocen el tema del poder. Mantener y ampliar
lo que se tiene, o lo que se sueña, requiere tener el poder. Desde la familia como
reproductora de valores, hasta la dominación en todos los ámbitos de la vida
social. En la ideología, el sacrosanto poder del individualismo. En la economía, la
propiedad privada. En la política, el poder del Estado (por eso votan por el PAN o
por el PRI, en ese orden). En la cultura, el acceso al consumo, sin restricción.
Naturalmente, los roles en la administración del poder son muy variables, pero
están interconectados y todos ellos son fundamentales para reproducir su mundo.

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Sabemos que los gobiernos del PRI introdujeron a México en el infierno neoliberal,
pero el PAN merece una referencia particular, por haber sido el histórico
instrumento político del más rancio conservadurismo.

El partido que se opuso a la expropiación petrolera desde la pila bautismal, en la


actualidad vocifera contra todas las medidas del gobierno federal y se opone a las
iniciativas legislativas de la 4T (por ejemplo, la reciente Ley de Amnistía o la
modificación al 4º Constitucional para universalizar derechos sociales del pueblo).
No sólo lo hace por razones políticas, sino también porque lo mueve su ideología
reaccionaria, fascistoide, despreciativa de todo lo que mire a la independencia
nacional y el interés popular.

Primero sorprendidos, ahora un tanto histéricos, desquiciados, los dirigentes


panistas y sus seguidores de derecha viven de los desplantes enfermizos, de una
inteligencia rudimentaria, denotando que Andrés Manuel y la 4T andan bien. De lo
contrario no hubieran perdido los estribos. El desfiguro de la derecha panista ante
la nueva realidad es grotesco. Su renuncia planificada a guiarse por la verdad,
prueba su pequeñez intelectual y mala fe.

No se trata de una fatalidad genética; tal vez sí, de un tipo de relación con el
mundo social marcada por el elitismo de creerse los elegidos, los miembros del
exclusivo club de “la gente decente”. Una vez que accedieron al poder presidencial
en el año 2000 se mostraron tal cual son. Los panistas “de arriba”, con el ejemplo
acabado de Fox y Calderón, dieron muestras impactantes de corrupción, sin
conmoverse un ápice por su naturaleza anticristiana, haciendo gala de una
hipocresía doblemente perversa.

Se volcaron al culto de lo privado y la utilización del cargo público como sinónimo


de negocios particulares. Nos recetaron la fábula de que las cúpulas
empresariales deben ser los pastores y redentores del pueblo-oveja. Se sintieron
dignos herederos de los gobiernos confesionales y reaccionarios del siglo XIX
mexicano. En ese proceso, perdieron su sensatez conservadora del origen, su
encomiable y persistente disputa electoral de más de medio siglo contra el partido
de Estado.

Al margen de su pensamiento conservador, con una identidad histórica ligada a


Hernán Cortés, Iturbide, Santa Anna, Lucas Alamán, Miguel Miramón,
Maximiliano, la segunda época de Porfirio Díaz o la guerra cristera. A dictaduras
fascistas como las de Francisco Franco, Augusto Pinochet o Jorge Videla, incluso
las de Hitler o Mussolini, el ejemplo de dignidad y buen estilo de Manuel Gómez
Morín, Luis H. Álvarez, Manuel Clouthier o Carlos Castillo Peraza, le queda
grande al actual PAN.

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Sus dirigentes y voceros profesan la mentira. Vemos a Felipe Calderón, Margarita
Zavala, Vicente Fox, Marko Cortéz, Mariana Gómez del Campo, Ricardo Anaya,
Javier Lozano y tantos otros por el estilo, y su exhibición es patética. Resulta claro
que los mueve su obsesivo deseo de regresar al poder para seguir haciendo
negocios particulares. No se han dado cuenta de la magnitud de su derrota política
y moral.

Ante la falta de respaldo social y su muy escasa capacidad de movilización, se


suman a las campañas desestabilizadoras del “círculo rojo” de Aguilar Camín, de
las cúpulas empresariales, de los medios de comunicación, sus analistas y
voceros. En las redes sociales se valen de sus miles de bots pagados y sus fake
news, basadas en difamaciones de una intrépida bajeza moral.

En síntesis, el ser y el pensamiento conservadores, junto con sus partidos políticos


y sus amos del gran capital, representan la evidencia irrefutable de que el regreso
al pasado sería el peor desastre que pudiera ocurrirle a México y su pueblo.

6) FEMINICIDIOS Y CORONAVIRUS, LA DIFAMACIÓN Y LA MENTIRA


“Lo peor de la peste no es que mata los cuerpos, sino que
desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso”.
Albert Camus.

Quizá cuando se publique este libro (si es el caso, espero que sea pronto), la
coyuntura de salud en México y el mundo habrá parido nuevas realidades, que
implicarán un desfase de lo aquí expresado, en este siempre efímero tiempo
presente.

Resulta evidente que el pensamiento conservador y las fuerzas de la derecha no


conocen punto de reposo en su propósito de echar abajo la 4T, desmadejar al
movimiento que la representa y derrotar al presidente de la República. El ariete de
esa prédica han sido los medios de comunicación, pero lejos de agotarse allí, la
labor conspirativa seguirá creciendo y diversificándose.

El pasado mes de enero, el hilo que jaló la conspiración fue el de los feminicidios,
culpando a López Obrador de tan execrable realidad, en un ejercicio de amnesia y
perversidad sin paralelo. Por cierto, en sus manifestaciones violentas, las talibanas
“feministas” se equivocaron de cuadra, porque a un costado de Palacio Nacional
está la Catedral Metropolitana, majestuoso recinto de la Iglesia Católica, poderosa
institución que durante cinco siglos ha negado los derechos de las mujeres en
todos los planos, privilegiando el rol del varón como jefe de familia y sostén
económico prioritario, al cual la mujer debe obediencia y sumisión eternas.

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Una repercusión de ello es el nefasto lastre cultural del machismo. La utilización
de la mujer por el hombre. La subestimación, los albures, la estampa o la imagen
de objeto sexual (fomentada al máximo por los medios de comunicación), los
maltratos y con frecuencia los golpes, la negación de sus derechos y los ilimitados
etcéteras, expresan una penosa realidad, de origen antiguo (la cultura patriarcal
del mundo oriental y occidental, sino también los aportes criollos, mestizos e
indígenas de nuestra historia), muy generalizada y fatalmente enraizada, caldo de
cultivo de los crímenes de abuso y venganza como los que en esos días salieron a
la superficie con fines políticos. El PAN, defendiendo esta causa, caricaturiza de
pésima manera su realidad y su historia.

Mezcla de hipocresía y oportunismo de la derecha con la indignación y el coraje


legítimos de las mujeres, ante la afrenta sistemática del machismo a sus derechos,
ahora convertida en homicidios cotidianos cuyo trasfondo principal es que se trata
de mujeres. Tienen toda la razón en organizarse y protestar para elevar al primer
plano el estigma de una sociedad enferma, esperando que por fin se desate una
batalla cultural en todos los frentes contra el machismo opresor.

Al respecto, comparto la impresión de que el gobierno federal y el propio Andrés


Manuel no le han otorgado la importancia necesaria al fenómeno específico de la
violencia contra la mujer que, es cierto, se agudizó por la descomposición social
generada por el neoliberalismo, pero que se trasladó a una afrenta actual que
debe enfrentarse eficazmente y con convicción. Al respecto, sería deseable que
las mujeres se den las formas organizativas necesarias para proponer alternativas
y tomar decisiones democráticas que orienten las posturas del gobierno de la 4T.

Acerca del coronavirus, es difícil saber en que terminará el drama globalizado que
representa y que suerte correrá nuestro país en ese trance, pero sin duda ha sido
un termómetro de diferentes variables del acontecer mundial, regional y nacional.

La pandemia ha sacado a la superficie la crisis estructural del capitalismo


neoliberal. El individualismo como valor supremo en las relaciones sociales, la
privatización del sector productivo a escala global, la degradación de los derechos
sociales y la salvaje depredación de los recursos naturales, entre otros aspectos,
mostraron la justa postura de los altermundistas: “Otro mundo es posible”.

Inevitablemente se tendrá que debatir, con nuevos parámetros, la crisis del


neoliberalismo. Imposible regresar al mismo pasado como si nada. La pandemia
reveló el fracaso de la privatización de los sistemas de salud en varios países de
potencial económico como Estados Unidos, Italia, España o Brasil; ineficientes
para prevenir y enfrentar el problema. Millones de seres humanos sin seguridad
social, condenados a vivir, desde su desamparo, los efectos de la enfermedad.

40
En el caso de México, la pandemia expuso nítidamente la herencia de un
destrozado sistema de salud pública y el rotundo fracaso del intento de privatizar
ese sector. Traigo a colación, en este punto, el énfasis puesto por Andrés Manuel,
desde antes de la pandemia, sobre el estado desastroso en que se encontró al
sistema público de salud, remarcando que estaba peor que el educativo.

Un aspecto sobresaliente de los cambios en este ámbito, es la forma como se ha


tratado el problema de la epidemia. Desde el mes de enero hubo previsión. La
información brindada a la sociedad ha sido oportuna y sistemática (no sin algunas
contradicciones) y se cuidó escrupulosamente la preparación de la infraestructura
y el personal de salud para atender a los enfermos.

Al respecto, ellas y ellos merecen toda nuestra admiración y respeto. Desde el


anonimato se esfuerzan cotidianamente en curar y salvar vidas, atravesando por
jornadas extenuantes en las que su salud está en alto riesgo. Destacada ha sido,
asimismo, la labor de Hugo López-Gatell, coordinador nacional de la política oficial
en la materia. Sería deseable que no se le subieran los humos, pues ha dado
muestras de inteligencia, calidad discursiva, sensibilidad social y hasta de un
enfoque de izquierda en varias de sus posturas argumentativas.

No obstante, cuando menos hasta el momento de escribir estas líneas, advierto


debilidad en la forma de enfrentar a los oportunistas políticos que quieren sacar
raja del sufrimiento ajeno, entre ellos varios gobernadores. En igual sentido, a los
muchos que se cobijan en el manto perforado de la libertad de expresión para
calumniar y mentir impunemente. A los grandes empresarios, que no realizan
actividades económicas esenciales, pero se siguen aferrando a sus negocios,
poniendo en riesgo a clientes y trabajadores, o aquéllos otros que los mandaron a
sus casas sin goce de sueldo.

Con todo respeto, una nota crítica a López Obrador por su declaratoria de amistad
con Javier Alatorre, después de que éste llamó en cadena nacional a desobedecer
las medidas de la autoridad sanitaria. Desde luego, detrás de tal desplante
mediático está el segundo hombre más rico de México, Ricardo Salinas Pliego,
quizá perturbado porque no se haya contratado deuda externa para rescatar a los
pobres empresarios de la revista Forbes, o por el llamado a sancionar a los
empresarios incumplidos (sus empresas trabajaron con absoluta impunidad), sin
olvidar los adeudos fiscales de las empresas del corporativo que encabeza.

Reconociendo el difícil equilibrio entre los principios y las necesidades o acuerdos


políticos, el caso citado sienta un precedente contrario al espíritu y el programa de
la 4T. Es como darse un tiro en el pié sin necesidad alguna.

+ + + + + +

41
III. LA CUARTA TRANSFORMACIÓN, UNA ESPERANZA ABIERTA

“...En la elección del 1º de julio de 2018 el pueblo de México determinó un


cambio de rumbo en la vida pública y en las instituciones. Fue una
sublevación legal, pacífica y democrática fruto de una paulatina toma de
conciencia; el pueblo se unió y organizó para enterrar el neoliberalismo”.

Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.

1) AMÉRICA LATINA Y LA CUARTA TRANSFORMACIÓN


En lo que va del siglo XXI la región latinoamericana ha vivido experiencias
políticas caracterizadas por el triunfo electoral de partidos y fuerzas sociales de
izquierda, que han llevado a la presidencia de varios países hermanos a líderes
carismáticos (mujeres y hombres) con edificantes trayectorias y amplio respaldo
social y ciudadano.

Brasil, con Lula da Silva y Dilma Rouseff (2000-2016). Argentina, con Néstor
Kirchner y Cristina Fernández (2003-2015) y recientemente con Alberto Fernández
(electo en 2019). Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro (1998 a la fecha).
Bolivia con Evo Morales (2006-2019). Ecuador, con Rafael Correa (2007-2017).
Uruguay, con el Frente Amplio de José Mujica y Tabaré Vázquez (2005-2020).
Paraguay, con Fernando Lugo (2008-2012). El Salvador, con el FMLN de Salvador
Sánchez Ceren (2014-2019). Honduras con Manuel Zelaya (2006-2009) y
Nicaragua, con el FSLN de Daniel Ortega (1985-1990 y de 2007 a la actualidad).
Se suma a este proceso el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en
2018.

En todas estas experiencias se pusieron en marcha proyectos de gobierno


antineoliberales; por lo mismo, con menor o mayor grado profundidad, de
contenido nacionalista y popular, conformando la región del mundo más
importante del mundo en enfrentar esa calamidad moderna y sus secuelas de
concentración de la riqueza y pobreza generalizada. Por decisión mayoritaria de
los pueblos se abrieron nuevos horizontes de dignidad y esperanza.

El caso de Cuba se cuece aparte, ya que es producto de una revolución armada


triunfante (1959) que perdura hasta nuestros días. En la región del Caribe, fueron
presidentes de Haití, Jamaica y Granada, Jean Bertrand Aristide, Michael Manning
y Maurice Bishop, respectivamente, tres líderes con orientación democrática
víctimas de golpes de Estado, los dos primeros destituidos y el tercero asesinado.

Naturalmente, la reacción de las élites económicas y políticas que impusieron en


sus sociedades el neoliberalismo ha sido feroz. Conjunción conservadora de
oligarquías locales, sectores de instituciones públicas como las fuerzas armadas y

42
los tribunales de justicia; poderes fácticos como los medios masivos de
comunicación y las jerarquías eclesiásticas, y amplios sectores de las clases
medias. Todo ello, y más, con el respaldo intervencionista de los sucesivos
gobiernos de Washington, algunos de la propia región y de la Unión Europea, así
como de empresas trasnacionales y organismos financieros internacionales.

Esta ofensiva multifacética de la derecha fue la causa principal de la derrota de


varios gobiernos: el de Brasil, mediante el golpe de estado judicial contra Dilma
Rouseff y el encarcelamiento de Lula para evitar su candidatura presidencial en
2019. Argentina, con el efímero triunfo electoral de Mauricio Macri, defensor de las
sanguinarias dictaduras militares golpistas de los Videla y compañía. Honduras y
Paraguay, mediante golpes de Estado a Manuel Zelaya y Fernando Lugo,
respectivamente. Ecuador, con la traición de Lenín Moreno, supuesto sucesor de
la Revolución Ciudadana de Rafael Correa. El Salvador, con la abrumadora e
insólita derrota del FMLN. Más recientemente, con el golpe de estado militar a Evo
Morales, presidente legítimo de la Bolivia pluricultural. Lo de Nicaragua, con Daniel
Ortega, es una vergüenza para la gesta heroica de los sandinistas.

Sin embargo, no toda la culpa es de los enemigos naturales, visibles o invisibles,


de dichas experiencias, a fin de cuentas usufructuarios del estado de cosas
imperante bajo el neoliberalismo, también influyeron los errores propios de los
gobiernos, sus partidos y sus aliados. Los casos documentados de corrupción y
burocratización, alejamiento del pueblo y alianzas discrecionales con fuerzas
opuestas a la orientación de los gobiernos, generaron frustración social, descrédito
y pérdida de autoridad moral, facilitando golpes de Estado y derrotas electorales.

Hablando de errores propios, otra debilidad histórica de las izquierdas ha sido su


dificultad para ejercer la autocrítica, particularmente notoria en las altas esferas de
los gobiernos y en los órganos directivos de sus partidos, distantes a los desvaríos
en las propias filas. Junto con pegado, suele darse el gusto por el poder, el
abandono de los principios, de cosechar y olvidarse de sembrar de nueva cuenta.

Fatalmente, las acciones y omisiones propias incluyeron la incapacidad de


conformar el poder social suficiente; escala de conciencia, organización y
compromiso, para contrarrestar la ofensiva reaccionaria de adentro y afuera,
defendiendo paralelamente las conquistas obtenidas y la perspectiva de
profundizar el proceso transformador. Incluso, como en Brasil, el ascenso social
derivado de políticas populares (se rescató de la pobreza a 40 millones de
brasileños) no se expresó en las urnas con la amplitud que tales políticas
presagiaban, déficit de ocho millones de votos que hizo posible el triunfo electoral
del siniestro neofascista Jair Mesías Bolsonaro, acérrimo defensor del tenebroso
pasado de la dictadura militar en el inmenso país sudamericano.

43
El fraile dominico brasileño, Frei Betto6, afirmó recientemente en una entrevista
que “una de las causas principales de los retrocesos en gobiernos progresistas en
América Latina es el descuido de la formación ideológica de la sociedad”. Precisó
que “la región avanzó mucho en los últimos años, al lograrse elegir jefes de
Estado progresistas, conquistar conexiones continentales importantes como Celac
y Unasur, pero se cometieron errores. Advirtió que “uno de ellos fue descuidar la
organización popular, el trabajo de educación ideológica”.

Coincido plenamente con Frei Betto y advierto que el afianzamiento ideológico del
movimiento de la 4T es un pendiente a resolver. No basta el respaldo pasivo o
coyuntural a un gobierno por el hecho de recibir beneficios; se requiere de una
sólida conciencia colectiva sobre el significado histórico del proyecto,
paralelamente al desarrollo de una fuerza organizada que exprese, mediante su
movilización y trabajo cotidiano, esa conciencia colectiva.

Es cierto que las derrotas no son definitivas, pero sin duda son dolorosas y ponen
en riesgo el futuro promisorio del ancho mundo latinoamericano. Es posible el
retorno de gobiernos populares en esos países (ahí está de prueba la reciente
elección en Argentina), pero se necesita de espíritu autocrítico para no cometer
errores o, peor aún, tropezar dos, tres o diez veces con la misma piedra.

El descuido del desarrollo ideológico y de conciencia de los pueblos en varios


países con gobiernos de izquierda, contrasta con los casos de la Revolución
Cubana y la Bolivariana de Venezuela, donde ambos factores fueron atendidos
como prioridad por sus gobiernos, dando lugar a una férrea organización de poder
popular. Más allá de las críticas legítimas a ambos procesos (no las provenientes
de la paranoia anticomunista), lo cierto es que la prenda que ha sostenido el ideal
de una causa justa ha sido el respaldo conciente y organizado de sus pueblos,
frente al embate de la reacción, el bloqueo económico y el asedio internacional.

La Revolución Cubana, no sólo fue el faro que inspiró la lucha revolucionaria en


América Latina durante tres décadas, sino también el mejor ejemplo de resistencia
popular al afán de exterminio de los gobiernos de Washington desde 1962. No fue
casual. En la base de la resistencia persistió la organización del pueblo, a través,
entre otras formas, de los comités de Defensa de la Revolución (CDR‟s), así como
de una profunda conciencia social, de honda dignidad colectiva, sobre los valores
y la causa histórica que su revolución representa.

6
Destacado teórico e impulsor de la teología de la liberación. Autor de más de 50 libros de diversos
géneros literarios y temas religiosos. Preso político durante la dictadura militar, ha desarrollado su
actividad pastoral entre las Comunidades Eclesiales de Base en las favelas de Sao Paulo. Asesor
de Lula en materia de programas sociales (actividad a la que renunció por discrepancias en su
aplicación), es activo colaborador del Movimiento de Trabajadores sin Tierra de Brasil

44
El aporte de la “Revolución Bolivariana” a la liberación de las naciones y pueblos
de Latinoamérica también ha sido trascendente. A pesar de casi 20 años de
bloqueo económico, hostigamiento sistemático y política golpista del gobierno de
Estados Unidos y sus súbditos internos, no han podido doblegarla. El “chavismo”
procuró, desde sus inicios, la organización del pueblo pobre. Las comunas
populares saben qué hacer para resistir y sacar adelante la causa en la que han
depositado su dignidad y su confianza.

Reivindicar los procesos de ambos países es una postura estrictamente personal,


no vergonzante, a sabiendas de la perversidad y distorsión histórica que practica
desde hace años la derecha mexicana, vociferando falsamente que dichos
procesos inspiran al movimiento de la 4T. Empero, no me sumo al ostracismo de
callar lo que pienso, aunque sea “políticamente incorrecto”.

Viene al caso el recuento anterior, porque la 4T forma parte de la oleada libertaria


vivida en las últimas dos décadas en varios países hermanos, de la que debemos
aprender lo mejor de sus experiencias, pero también de sus desviaciones y
errores, para no repetirlos en el proceso mexicano.

Por otra parte, es del todo pertinente incorporar el latinoamericanismo al


pensamiento y el ser de nuestro movimiento, bajo el manto de la bella utopía
martiana de la unidad de nuestros pueblos y destinos.

Decía José Martí7 en su discurso en la Conferencia Internacional Americana


convocada en Washington en 1889: “Por grande que esta tierra sea, y por ungida
que esté para los hombres libres la América en que nació Lincoln, para nosotros,
en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda
tener a mal, es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la
América en que nació Juárez”.

2) CAPITALISMO Y CUARTA TRANSFORMACIÓN


“El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”.
Ernesto Che Guevara.
La causa estructural de la injusticia, la desigualdad, el deterioro planetario y la
irracionalidad que dominan en el mundo, es el capitalismo. El desarrollo
exorbitante de las fuerzas productivas, la ciencia y la tecnología no ha sido en
beneficio de los pueblos; su fundamento rector y objetivo principal es la
7
Cubano de pensamiento universal, escritor, poeta, revolucionario, vagabundo por el mundo.
Inspirador de la independencia de su patria, fijó su pensamiento y pasión en la construcción de una
Latinoamérica unida, de lazos fraternos producto de su hermandad histórica y su común
sufrimiento.

45
acumulación de capital de los dueños de los grandes medios de producción de
bienes y servicios, para lo cual requieren controlar el poder político e ideológico de
la sociedad global. Valga decir que es la marca de la historia del capitalismo, con
sus diversos grados de desarrollo y modalidades de aplicación, desde la segunda
mitad del siglo XVIII.

Como sistema productivo, el capitalismo no tiene ni tendrá rostro humano. En


realidad apunta en dirección opuesta. Desde luego, hay de propietarios a
propietarios, pero el rumbo de la acumulación de capital en el mundo lo dictan los
grandes magnates de las grandes potencias, con sus referentes subordinados en
las mal llamadas naciones emergentes.

El capitalismo neoliberal es una variable del mismo sistema productivo,


particularmente cruel con el hombre y la naturaleza (“amoral” lo denominó George
Soros, un alto potentado gringo), convertido en una irrefrenable maquinaria de
pillaje y depredación, concentradora de la riqueza en oligarquías cerradas, bajo la
hegemonía de las grandes potencias, encabezadas por nuestro vecino del norte.

En México, de 1983 a 2018, el capitalismo neoliberal se aplicó a rajatabla, con


medidas y resultados destacamos en el capítulo precedente. Sin embargo, no
puede olvidarse que la ideología neoliberal y su catecismo económico son, a fin de
cuentas, un hijo carnal del capitalismo y que, mientras prevalezca este sistema
productivo, no se resolverán de raíz los agobiantes problemas que enfrentan los
pueblos, manteniéndose vivas las contradicciones entre clases y grupos sociales.

De ser así, ¿qué perspectivas tiene el movimiento de la 4T, al no plantearse la


abolición del capitalismo? ¿Cuáles son sus objetivos y hasta dónde puede llegar?

A mi entender, el histórico paso adelante que significó el triunfo electoral de López


Obrador radica en la recuperación del Estado como instrumento regulador de la
vida social, tal como se señala en el punto 1 de los “50 Lineamientos para la
Transformación de México”, programa de gobierno aprobado en el Congreso
Nacional de morena el 20 de noviembre de 2017:

“No se logrará ningún cambio si los Poderes de la Unión y las instituciones


públicas continúan al servicio de unos cuantos. Reitero mi idea esencial (AMLO)
de que el Estado se encuentra secuestrado por una minoría y que ésta es la causa
principal del desastre nacional”.

En este sentido, el proyecto de la 4T posee un ADN de “transición antineoliberal”,


al formularse rebasar la visión individualista en las relaciones sociales y la
exacerbada concentración de la riqueza, manteniendo la vigencia regulada del
sistema capitalista. Hay quienes sostienen que dicha transición se viene

46
expresando en los ámbitos político, social y moral, pero sólo tímidamente en el
campo económico, lo cual -advierten- pone en cuestión el carácter antineoliberal
de la transición. Tema polémico sin duda, motivo de reflexión más adelante.

Como sea, el proyecto de la 4T representa un significativo cambio de calidad, ya


que fractura un mandamiento central del neoliberalismo: la subordinación total del
Estado a la hegemonía oligárquica. Además, esta realidad ocurre en un contexto
internacional en que está bloqueado el horizonte (al menos durante largo tiempo)
de la abolición del capitalismo. La incomprensión al respecto, por parte de un
sector de la izquierda, es una osadía ideológica respetable, pero nada realista y
políticamente condenada a la marginación.

Efectivamente, el socialismo es el proyecto libertario más importante en la historia


de la humanidad, pero tiene que repensarse a fondo su viabilidad en las
condiciones actuales del mundo. La aplicación ortodoxa de sus fundamentos no es
factible, ni deseable. El llamado “socialismo real” terminó en fracaso (cuando
menos en la Unión Soviética y en los países de Europa Oriental) porque Stalin lo
convirtió en un socialismo burocrático y de Estado que suplantó a la sociedad y a
la propia clase obrera, aplicándose con un autoritarismo frenético, sin respetar
forma alguna de oposición, aún dentro del propio pensamiento socialista.

Es cierto que esa versión del socialismo (como aconteció también en China, Cuba
o Vietnam) sacó al pueblo de su miseria y atraso ancestrales, generando en poco
tiempo un salto enorme en materia de desarrollo social (educación, salud, deporte
vivienda, etc.), científico, tecnológico y de fuerzas productivas, incluyendo los
ámbitos militar y aeroespacial, pero sin resolver el tema crucial de la libertad y con
serios problemas en el ámbito de la productividad económica.

En fin, regresando al tema nacional, puede afirmarse que la autonomía relativa del
Estado frente al capital permite poner un juego un proyecto de políticas públicas y
construcción social de naturaleza reformadora, tal como está sucediendo desde
que Andrés Manuel asumió la presidencia. Sostener y profundizar este proyecto
confirmaría que México vive una transición, es decir, una vía de escape a la
atadura neoliberal, cuyo futuro puede retraerse, estancarse o avanzar, pero que,
por sí mismo, posee un hondo significado civilizatorio y humano.

Parecerán contradictorias las ideas expuestas, ya que, por un lado, se considera


al capitalismo como la causa estructural de la desigualdad social y, por el otro, se
habla de un futuro esperanzador con el gobierno de la 4T. Sostengo lo dicho y
añado que la “transición antineoliberal” del proyecto de gobierno puede
profundizarse en caso de existir un poder popular organizado, capaz de escalar la
transición a niveles por ahora impredecibles.

47
3) IDENTIDAD DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN

MEMORIA: COMPROMISO DE CONTINUIDAD HISTÓRICA


¿De cuáles hechos del pasado es continuidad la 4T? ¿De qué historia se hace
cargo y cómo? ¿Qué reivindica como su identidad en términos de memoria y qué
significados tiene en la actualidad y para la utopía? Lugar común: asumir de dónde
se viene para reconocer qué somos y a dónde nos dirigimos.

Es cierto que la historia tiene rupturas en cuanto al predominio, según la época o


el momento, de ideologías y proyectos de gobierno diferentes, los que
interrumpen su continuidad lineal o cronológica. Sin embargo, en la memoria
colectiva del pueblo, tienden a conservarse los acontecimientos del pasado que lo
han reivindicado, tal vez en la misma proporción que aquéllos que lo han
agraviado. Prevalece, pues, una memoria enraizada en sus identidades primarias,
lo que les imprime un sentido de continuidad. La 4T pretende dar continuidad a
esa memoria colectiva y a los proyectos de nación que la generaron.

Cabe aclarar, en este orden de ideas, que los dirigentes, líderes o caudillos
comprometidos con su pueblo han sido importantes, incluso imprescindibles, pero
su trayectoria vital (aunque no su legado) tiene principio y fin, a veces muy corta.
Empero, deben su fructífera existencia al pueblo que los acompañó, desde el más
humilde anonimato, en el esfuerzo común, el abandono de sus familias y
comunidades, los riesgos, con frecuencia la cárcel y la muerte. No hay
transformación social trascendente sin el concurso de los pueblos, cuya trayectoria
es y será imperecedera en la historia humana.

No obstante, hablar de mujeres y hombres reconocidos por sus aportes tiene el


sello de la obligada y justificada personalización; de ninguna manera el
desconocimiento de que fueron y son fruto de las aspiraciones de quiénes les
depositaron su confianza y se la jugaron por la causa compartida.

La lucha de clases en México (disculpas por el atrevimiento de llamarla como


realmente fue) abarca los 198 años de vida independiente, más los 11 de guerra
contra el coloniaje español de tres siglos. El predominio de proyectos y gobiernos
de tendencias opuestas no interrumpió, desde luego, los movimientos, luchas y
resistencias, conservadoras en un caso, liberales en el otro, con sus matices y
contradicciones dentro del mismo campo o proyecto genérico. Sin embargo,
hablando de historia de la que es continuidad la 4T, forman parte de ella,
esencialmente, los periodos de proyectos y gobiernos liberales y de izquierda,
pero también las luchas libertarias contra las fuerzas del conservadurismo, tanto el
explícito como el disfrazado.

48
Tomar partido sobre la historia y los acontecimientos que la integran es una
autoafirmación ideológica inevitable. Es cierto que la idealización, aquélla que
considera pura e incorruptible una parte y perversa, corrupta y siempre
equivocada a la otra parte compromete la verdad. Retomo, al respecto, las
siguientes ideas de Pedro Salmerón8, de su libro Juárez, la Rebelión Interminable:

“La historia de bronce presenta al pasado como un conjunto de hechos dados,


indiscutibles, protagonizados por héroes y villanos en lucha permanente; tiende a
la creación y al soporte de mitos. Una historia que no busca comprender el
pasado, sino juzgarlo; un pasado compuesto por figuras hieráticas e intocables”.

Coincido en que las visiones maniqueas trastocan la realidad, distorsionan la


historia y la tornan inverosímil. No obstante, también cabe el reconocimiento de
que los hechos del pasado generan identidades y edifican memorias
irrenunciables, sin que ello signifique -reitero- reducir a la maldad o el error eterno
a los que forjaron o creen en identidades diferentes.

En este tenor, el cuadro y las observaciones comentadas que le siguen, intentan


objetivar, con los riesgos inherentes a toda simplificación esquemática, cuántos y
quiénes han ocupado la presidencia de México a lo largo de su historia:

PRESIDENTES DE MÉXICO Y AÑOS DE GOBIERNO

ÉPOCA CONSERVADORES LIBERALES/IZQ. “OSCILANTES” TOTALES


NÚMERO AÑOS NÚMERO AÑOS NUM. / AÑOS NUM. AÑOS
SIGLO XIX
(1821-1900) 24 47 11 31 2 4 37 79

SIGLO XX
(1901-2000) 13 63 4 9 9 28 26 100

SIGLO XXI
(2001-2020) 3 18 1 1.5 0 0 4 20
TOTALES 40 128 17 41.4 10 32 67 200
60% 63% 25% 20% 15% 15% 100%

8
Miembro de morena. Doctor en historia por la UNAM. Autor de varios libros sobre la Revolución
Mexicana, temerario polemista y maestro universitario. Director del Instituto de Estudios de las
Revoluciones en México en el gobierno de la 4T, renunció a su encargo por las presiones que
generó su irrefutable aseveración de que los jóvenes de la 23 de Septiembre que intentaron
secuestrar a Eugenio Garza Sada en Monterrey en 1973 eran “valientes”.

49
Aclaraciones pertinentes:

++ El término “oscilantes” pretende caracterizar los vaivenes ideológicos y


políticos de los presidentes ubicados en esa columna, cuyas acciones y
decisiones se movieron intermitentemente en los dos campos opuestos. Ahí se
ubican (espero que no de manera tan indulgente o arbitraria) Mariano Paredes e
Ignacio Comonfort en el siglo XIX; Eulalio Gutiérrez (primer presidente
convencionista), Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil,
Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López
Mateos en el siglo pasado.

++ El siglo XIX se caracterizó por una persistente inestabilidad política, derivada


de la lucha sin tregua entre liberales y conservadores (con sus matices cada cual),
de manera que varios presidentes ocuparon interinatos y otros lo fueron como
resultado de golpes de Estado. De los 37 presidentes en el lapso de 79 años
(1821-1900), ocho de ellos duraron en su encargo menos de 30 días (seis
conservadores y dos liberales), mientras que 17 (trece conservadores y cuatro
liberales) no rebasaron un año en la presidencia.

++ En el mismo siglo XIX, tuvieron presidencias largas, y no precisamente


estables, sólo seis de los 37 presidentes: los conservadores José Joaquín Herrera
por cuatro años, Anastasio Bustamante por seis, ambos en tres periodos distintos;
Antonio López de Santa Anna ocupó 11 veces la presidencia, pero en conjunto
sólo por cinco años y medio; Manuel González por cuatro años y Porfirio Díaz por
16, con un periodo intercalado, entre 1880 y 1884.

Del lado liberal, Guadalupe Victoria, primer presidente de México, por cinco años y
Benito Juárez por espacio de casi 15 años (18 de diciembre de 1857 al 18 de julio
de 1872), bajo la tormenta de la guerra de Reforma, la invasión francesa, el golpe
de Estado de Ignacio Comonfort, el año de gobierno de Félix María Zuluaga, los
dos años de Miguel Miramón y tres de Maximiliano, en los que el Benemérito
resistió como presidente legal y legítimo de la República asediada.

++ Tratándose del siglo XX, destaco entre los presidentes de izquierda a Roque
González Garza, convencionista de Aguascalientes y emblemática figura del
villismo, que ocupó la presidencia durante seis meses, Francisco Lagos Cházaro,
también presidente convencionista y, desde luego, el sexenio del general Lázaro
Cárdenas. En el campo liberal consideré la presidencia democrática de Francisco
I. Madero y (tema polémico) el gobierno de cuatro años de Álvaro Obregón.

Gobiernos conservadores de derecha, resultan inapelables los primeros diez años


del siglo con Porfirio Díaz, el año y medio del golpista Victoriano Huerta y los tres
de Venustiano Carranza, más los sexenios de Manuel Ávila Camacho, Miguel

50
Alemán, Luis Echeverría, José López Portillo y los tres primeros del periodo
neoliberal: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas (mediante fraude electoral) y
Ernesto Zedillo. En total, disculpándome por el esquemático arrojo, en el siglo XX
el conservadurismo ocupó la presidencia de la República por 62 años y medio.

Es polémico sin duda el caso de Venustiano Carranza. Su faccioso papel, fruto del
miedo y la envidia, en contra de la División del Norte, exigiendo la renuncia de
Villa antes de la definitoria batalla de Zacatecas (que no se concretó por la
oportuna intervención de Felipe Ángeles) y la orden de traicionar y asesinar a
Emiliano Zapata para descabezar al Ejército Libertador del Sur, aunado a su
rancia ideología de hacendado rico, evidencian su concepción autoritaria de la
política y sus posiciones contrarias a las reivindicaciones populares, mismas que
se manifestaron con su apoyo al ala derecha del Congreso Constituyente de
Querétaro.

A pesar de ser un hombre de ideas y acciones conservadoras, tuvo el mérito real


de ser el primer gobernador en rechazar el golpe de Estado de Victoriano Huerta,
de rodearse de algunas gentes valiosas (por ejemplo, Luis Cabrera), de postular
un proyecto nacional para México y de asumir una postura patriótica ante la
amenaza intervencionista de Estados Unidos, en la difícil coyuntura de 1913-14.

++ En lo que va del siglo XXI, otros tres presidentes neoliberales: Vicente Fox,
Felipe Calderón (este mediante el fraude electoral de 2006) y Enrique Peña Nieto
(a través de una masiva compra de votos); 18 años más de neoliberalismo a
ultranza (la llamada “alternancia” fue una caricatura de mal gusto), roto por la
insurrección electoral de 2018 y los 18 meses de Andrés Manuel, presidente de
izquierda después del general Cárdenas. Pasaron 78 largos años.

Mediante trazos muy generales, ubico en adelante la que presumo como identidad
de la 4T en cuanto a la memoria de la que es continuidad, referida a las tres
grandes transformaciones de la historia nacional y a dos periodos o intervalos de
significativa importancia: el cardenismo y la lucha social y política de izquierda
contra el régimen del PRI. Soy responsable de los énfasis, errores, y omisiones.

GUERRA DE INDEPENDENCIA
Inicia como una insurrección de masas empobrecidas, arrastrando una explotación
inicua de tres siglos de opresión colonial, violentadas sus culturas y su derecho a
la vida por la orden suprema de la espada y la cruz, culminando con el surgimiento
de una nueva nación y la pronta consagración de un emperador, Agustín de
Iturbide, enarbolando su inocultable ideología de reivindicación criollo-monárquica.
Como agravantes, fue combatiente realista contra José María Morelos y le dio
seguimiento al “abrazo de Acatempan” traicionando a Vicente Guerrero.

51
Continuidad, entonces, de la insurrección indígena y popular contra la opresión,
convocada por el párroco de Dolores, Miguel Hidalgo, hombre adelantado a su
tiempo, de ideas liberales y sueños de independencia, y por el también cura de
Carácuaro, José María Morelos, insigne dirigente militar e inspirador de una
nación emancipada, ejemplarmente plasmada en los Sentimientos de la Nación y
en la Constitución de Apatzingán en 1814.

Tiempo de dos mujeres lúcidas y valientes, Josefa Ortiz de Domínguez y Leona


Vicario, ambas feministas genuinas de su tiempo. Inolvidables por su entrega a la
causa libertaria.

Época de Vicente Guerrero, presidente de México por nueve meses, traicionado y


posteriormente fusilado por los conservadores. Del cura Mariano Matamoros,
Hermenegildo Galeana, el “oscilante” Nicolás Bravo e Ignacio López Rayón. De
Francisco Javier Mina, indómito español de origen vasco que vino a encontrar la
muerte luchando contra la monarquía española. Ellas y ellos acompañaron al
pueblo en la gesta histórica y marcaron el rumbo con su dignidad y su ejemplo.

Empero, brillo y oscuridad, la Independencia se consuma después de la derrota


militar de la insurrección popular. Satanizaciones obispales odiosas, como la
proclama de Abad y Queipo, prototipo de fanatismo y osadía ultra reaccionaria.
Finalmente, saldo trágico de juicios civiles, militares y eclesiales; tortura, muerte y
escarnio público.

“La proclamación de la independencia en 1821 -nos comenta Luis Villoro9- no


reanuda la revolución; por el contrario, sólo es posible en el momento en que esta
parece aplastada. “...El 21 de julio de 1822 Iturbide era coronado emperador.

“...El poder ha pasado a manos del alto clero y del ejército, donde están
representados los nobles criollos... Se trata, en suma, del logro de todos los
objetivos propios de las altas clases criollas que, manteniendo lo esencial del
orden anterior, derogan las leyes que se oponían a su desarrollo, afianzan su
poder y, al mismo tiempo, conceden algunas de las reclamaciones de la clase
media para obtener su adhesión”

LA REFORMA Y LA LUCHA INTERMINABLE


Frente al poder de la Iglesia y del Estado a su servicio (exceptuando las
presidencias de Guadalupe Victoria y las muy breves de Vicente Guerrero y
Valentín Gómez Farías, precursor del liberalismo), representado por Anastasio
9
Exiliado español, republicano, filósofo y maestro emérito de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM. Investigador, hombre de izquierda de pensamiento crítico y creativo. Es autor del mejor
texto interpretativo de la Guerra de Independencia que yo haya leído. Acompañante congruente de
la rebelión zapatista en Chiapas hasta su muerte.

52
Bustamante y las varias presidencias de Santa Anna, se levantó la Revolución de
Ayutla en el estado de Guerrero en 1854. Triunfante y unificadora de las fuerzas
liberales, bajo la iniciativa de Juan N. Álvarez, insurgente junto a Morelos,
guerrillero contra el imperio de Iturbide y después contra Santa Anna, el que se
refería despectivamente a Álvarez como “perteneciente a la raza africana por parte
de madre y a la clase ínfima del pueblo”.

Es el ascenso irresistible del pensamiento y la obra liberales, sintetizado en una


primera etapa con la Constitución de 1858. El legado de Benito Juárez y del
excepcional grupo de liberales irredentos que lo acompañó, representan quizá el
periodo más luminoso de la historia nacional en los ya casi dos siglos de vida
independiente. La restauración de la República. La expropiación de los bienes de
la iglesia, la separación de poderes y la instauración deado laico. La derrota de los
conservadores pro monárquicos en la larga Guerra de Reforma y la resistencia
durante seis años de la invasión francesa, dan cuenta de ello.

Orfebres de Patria. Seguidores lúcidos de la necesidad de constituir una nación.


Valientes, generosos y honestos a carta cabal. De ideas revolucionarias y
pensamiento creativo. Hacedores de historia y enemigos irreconciliables del
conservadurismo en cualquiera de sus formas. Intelectuales y poetas varios de
ellos. Independientes intelectualmente, críticos entre sí y con el propio Juárez,
formaron parte de esa generación, entre otros:

Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez (El Nigromante), Guillermo Prieto, Francisco


Zarco, José María Iglesias, los hermanos Lerdo de Tejada, Santos Degollado,
Ponciano Arriaga, Ignacio Manuel Altamirano. Entre los militares destacados de
las guerras que parecían interminables, la de Reforma y contra la invasión
francesa, Ignacio Zaragoza, Jesús González Ortega, Leandro Valle, Mariano
Escobedo y Vicente Riva Palacio. Lugar aparte merecen los “chinacos”, grupos
diseminados de guerrilleros que realizaron una labor de incesante hostigamiento y
debilitamiento del enemigo.

No obstante, el conservadurismo se rehízo, cobrando forma y tragedia con la


dictadura de Porfirio Díaz. En el epílogo de Patria, su magnífica trilogía del periodo
de esplendor liberal (1854 a 1867), Paco Taibo II10 señala: “Desgastados por 14
años de guerras, los cuadros supervivientes del liberalismo acogieron la paz de la
república restaurada como un profundo descanso.

10
Actual director del Fondo de Cultura Económica (FCE). Muy querido en las filas del movimiento.
Apasionado de la lectura e impulsor y distribuidor inagotable para que los mexicanos accedan a
ella. Excelente escritor e investigador, autor de libros clásicos como sus biografías Pancho Villa y
Che Guevara. Ejemplo militante del ejercicio de la crítica y luchador de izquierda desde el
movimiento estudiantil de 1968.

53
...A la muerte de Juárez en 1872, el liberalismo envejeció rápidamente. (Con
Porfirio Díaz), su patriotismo romántico se volvió patriotismo retórico, su
liberalismo se quedó sólo en lo económico, su clasemediero urbanismo se volvió
antiindigenista, su universalidad se volvió provincianismo y nacionalismo ramplón,
su afecto por el progreso se tornó en culto hueco a la modernidad, su amor por las
libertades se amortiguó y se volvió desprecio por las libertades colectivas, su
pasión por la libertad de prensa se volvió vocación por la censura.

...Parece evidente que, como dice Mauricio Magdaleno, „Santos Degollado no vivió
ni murió por defender a los agiotistas de los bienes de manos muertas´. Ni el
Nigromante habría perdonado las tiendas de raya. Ni Leandro Valle habría
perseguido rebeliones campesinas. Que el porfirismo sea su herencia ingrata no
los hace culpables. Se hubieran sublevado sólo de pensarlo. En esta rápida
evolución hacia el porfirismo, el liberalismo tendría dos hijos: un heredero
complaciente, hecho Estado, poder y negocio porfirista, y su antagónico, el
liberalismo libertario magonista convertido en rebelión”.

REVOLUCION MEXICANA
La dictadura porfirista de 34 años (con el intervalo de cuatro años de Manuel
González) retoma el hilo conservador de la historia nacional. Paradójico, ya que
Porfirio Díaz fue general liberal distinguido, contra los franceses y en la Guerra de
Reforma. Empero, se reencuentra con la Iglesia. Garantiza la propiedad
privilegiada de la tierra, en manos de hacendados que se convierten en socios
predilectos de su trasmutación al conservadurismo y en sustento primordial de su
autoritario y represor gobierno. La frase “mátalos en caliente” se hizo célebre.

Por su parte, los peones de las haciendas y sus familias constituyen una mayoría
social sobreexplotada, sujeta al régimen de salarios en especie, sin esperanza
alguna. El control totalitario sobre la prensa continúa la tradición conservadora de
que sólo su pensamiento tiene cabida. En materia económica, abre la puerta al
capital extranjero en minería, electricidad, ferrocarriles, petróleo y textiles, y en
política impone funcionarios incondicionales a lo largo y ancho de la República.

Un antecedente precursor e inspirador de la Revolución de 1910 proviene de la


solidez ideológica y moral del magonismo. El Partido Liberal Mexicano,
encabezado por Ricardo Flores Magón (anarquista incorruptible, enemigo
acérrimo del culto a la personalidad), expuso a la nación en 1905 su claridoso
programa de transformación nacional, cuyo contenido no sólo fue programa de
lucha, sino antecedente obligado de las conquistas populares y los derechos
sociales plasmados en la Constitución de 1917. Asimismo, el periódico del
movimiento magonista, Regeneración, fue un aporte político e ideológico
influyente en el medio intelectual y político democrático de su tiempo.
54
La Revolución de 1910 derrota al régimen dictatorial (Porfirio Díaz se embarca a
Francia, donde muere), a partir de la rebelión armada convocada por Francisco I.
Madero para el 20 de noviembre de ese año, mediante su Plan de San Luis,
aunque ya desde antes diversos grupos rebeldes se habían manifestado en el
norte de México, así como el ejército campesino encabezado por Emiliano Zapata
en el sur. El vil asesinato del presidente electo, Francisco I Madero y del
vicepresidente José María Pino Suárez, precedido de una asonada conservadora
consumada en el magnicidio orquestado por Victoriano Huerta, generó una
reacción en cadena contra el golpista, su régimen y sus cómplices, integrada en el
Ejército Constitucionalista al que convocó el hacendado coahuilense Venustiano
Carranza.

La confrontación militar en los estados norteños y la continuidad de la rebelión


zapatista en el sur, derivó en el triunfo de una nueva insurrección popular, cuyo
papel estelar en el campo militar fue la poderosa División del Norte, victoriosa en
las batallas decisivas de Torreón, San Pedro de las Colonias y Zacatecas,
agrupada en torno al ejemplo, capacidad militar, don de mando e insuperable
carisma de Francisco Villa.

En su entorno, destaca el papel de un grupo de generales fogueados de tiempo


atrás en el combate, como Maclovio Herrera, Tomás Urbina, Toribio Ortega,
Eugenio Aguirre Benavides y Calixto Contreras. Figura destacadísima, la de
Felipe Ángeles, general de carrera, maderista, ex director del Colegio Militar,
ilustre artillero y maestro, hombre de ideas, honesto a plenitud y congruente hasta
el límite superior.

Momento imborrable de esa épica fue el arribo a la Ciudad de México de las


tropas de Villa y Zapata el mes de diciembre de 1914, momento supremo del
poder militar de los ejércitos campesinos. La alternativa política de ese poder fue
la Convención de Aguascalientes, embrión de poder popular que alcanzó la
presidencia de la República, sin llegar a cristalizar por sus fisuras internas, su
endeble unidad y los distintos enfoques e intereses sobre el futuro del país.

Acerva del jefe Zapata, para mí representa el ejemplo más entrañable de los
ideales revolucionarios en el México de aquélla época tormentosa. Un siglo
después de la traición que pagó con su vida en la Hacienda de Chinameca, un 10
de abril de 1919, su movimiento e ideales mantienen entera su vigencia, no
únicamente por representar la aspiración vital del mundo campesino e indígena de
México, sino por su figura ejemplar de dignidad, liderazgo, autoridad moral,
compromiso con la vida comunitaria y apego irrestricto a los principios.

55
En el movimiento zapatista tuvieron una influencia destacada, su hermano
Eufemio, Genovevo de la O, Otilio Montaño (se dice que artífice importante en las
ideas y redacción del Plan de Ayala) Gildardo Magaña, el anarquista Antonio Díaz
Soto y Gama, ManuelPalafox, la feminista, periodista y luchadora social Dolores
Jiménez y Muro (única mujer que aparece en la histórica foto de Villa sentado en
la silla presidencial junto a Zapata).

Feria de balas, los cinco principales dirigentes de la Revolución Mexicana fueron


asesinados, no así las discrepantes ideas de nación que representaban. Entre
ellas, el Plan de Ayala, surgido de la honda cultura comunitaria morelense,
contrapuesto al proyecto de nación de Carranza, ideario de desarrollo capitalista
del que no formaba parte la reforma social condensada en la insurrección
campesina y popular. Bifurcación de ideas y de clase que terminó en una
inevitable ruptura con el viejo hacendado, ya prácticamente consumada con la
División del Norte antes de la batalla de Zacatecas.

John Reed, hombre de izquierda y reconocido periodista estadounidense,


acompañó el paso militar triunfante de la División del Norte (también, por cierto,
fue testigo y narrador de la toma del Palacio de Invierno en la revolución
bolchevique de 1917, en el célebre libro Diez días que conmovieron al mundo),
identificándose plenamente con los motivos y el significado de su lucha. En esa
coyuntura, argumentaba Reed:

“En cuanto a los miembros del gabinete (de Carranza), en todas las ocasiones que
hablé con ellos nunca pude descubrir un destello de simpatía o comprensión hacia
los peones. En cambio, algunas veces sorprendí altercados entre ellos acerca de
quién iba a ocupar los altos puestos en el nuevo gobierno de México”.

El desenlace militar, político e ideológico de la Revolución Mexicana tiene lugar


con la derrota de la División del Norte en las definitorias batallas de Celaya, contra
el ejército federal comandado por Álvaro Obregón. No obstante, el sentido
histórico de su lucha será retomado (sin representación directa de Villa y Zapata)
en el Congreso Constituyente de Querétaro por el sector radical minoritario del
carrancismo y, en menor medida, del grupo cercano a Obregón.

En su libro Cien preguntas sobre la Revolución Mexicana, Pedro Salmerón


expresa: “Celebremos el país que tenemos, el país que somos, con sus balcones
luminosos y sus sótanos oscuros. Sin olvidar que ése fue el país que quisieron los
vencedores y que hubo una utopía popular y democrática que fue derrotada en los
campos de batalla. Celebremos también esa utopía, porque la quisieron y lucharon
por ella. Celebremos, en fin, la capacidad de indignación, es decir, la dignidad del
pueblo de México”.

56
Acerca del saldo histórico de las tres grandes transformaciones de la historia
nacional, en su reciente libro, Felipe Ángeles, el estratega, Adolfo Gilly11 anota: “El
movimiento del pueblo -y de sus armas si es el caso- dibuja una curva: ascenso,
culminación y descenso. Es arte de los dirigentes saber reconocer sus modos y
medir el desplazamiento de esa curva. Pero aun si el movimiento no alcanza a
cumplir sus enunciados, tampoco se regresa al Antiguo Régimen. La Restauración
está vedada, cualquier cosa piensen o hagan sus partidarios en la oposición o en
el exilio. Ése ha sido el curso de las tres grandes revoluciones mexicanas”.

INTERVALOS TRANSFORMADORES
CÁRDENAS Y EL CARDENISMO
La raíz popular de la Revolución Mexicana, plasmada no sin contradicciones en la
Constitución de 1917, alcanzó la presidencia de la República con el general
Lázaro Cárdenas en 1934. Precursor en el siglo XX de un proyecto de país de
corte nacionalista y popular, consumó, entre otros logros, la expropiación petrolera
y la nacionalización de los ferrocarriles. Impulsó a fondo el reparto agrario y la
consolidación ejidal, incluyendo los medios para hacer productiva la tierra.
Promovió la masificación de la educación pública, fundó las normales rurales y el
Instituto Politécnico Nacional. En su sexenio las grandes centrales oficialistas del
campo y la ciudad respaldaron activamente su proyecto de gobierno. Otorgó
derecho de asilo a miles de republicanos españoles y se distinguió por el diálogo
directo, al pie del árbol, con los campesinos pobres que lo hicieron símbolo y guía.

Comparto la opinión de que el error histórico de Cárdenas fue la designación de


Manuel Ávila Camacho como candidato oficial y futuro presidente de la República.
General poblano de escaso carisma e ideas conservadoras (ajenas por completo
al legado precedente), abrió el camino a un brusco viraje a la derecha, mismo que,
salvo algunas pinceladas en contrario, se prolongó durante 78 años.

Al respecto, ya en 1947, antes de que naciera López Obrador, pero transcurrido el


gobierno de Manuel Ávila Camacho, don Daniel Cosío Villegas, lúcido e inteligente
intelectual de la vida política nacional, casi proféticamente, afirmaba:

...”En lugar de que la nueva riqueza se distribuyera parejamente entre los núcleos
más numerosos y más necesitados de ascender en la escala social, se consintió
que cayera en manos de unos cuantos que, por supuesto, no tenían -ni podían
tener- mérito especial alguno. De ahí la sangrienta paradoja de que un gobierno

11
Argentino de nacimiento y mexicano por naturalización. Profesor emérito de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Articulista de La Jornada y autor de varios ensayos y
libros, entre ellos, La Revolución Interrumpida, lúcida interpretación marxista de la Revolución
Mexicana. Preso político en Lecumberri de 1966 a 1972 por sus convicciones políticas.

57
que hacía ondear la bandera reivindicadora de un pueblo pobre, fuera el que
creara, por la prevaricación, por el robo y el peculado, una nueva burguesía, alta y
pequeña, que acabaría por arrastrar a la Revolución y al país, una vez más, por el
precipicio de la desigualdad social y económica”.

Advertí, al inicio de esta apretada síntesis histórica, un mea culpa por los énfasis,
errores u omisiones del texto. Es el caso de 1940. El dedo presidencial señaló a
Ávila Camacho, no a Francisco José Mújica, acaso el presidente que tanta falta le
hizo a México el siglo pasado para profundizar la obra revolucionaria.

Algunos piensan, entre ellos Andrés Manuel, que no había condiciones para esa
designación, pero en reconocimiento obligado de la historia de la que es
continuidad la 4T, debe señalarse que Mújica fue revolucionario en las filas
carrancistas (por cierto, crítico mordaz del Jefe Constitucionalista), partícipe del
primer reparto agrario e impulsor estelar, como delegado de Michoacán en el
Congreso Constituyente, del contenido popular de la Carta Magna de 1917.

Fue gobernador de su estado (donde fundó la Liga de Comunidades Agrarias para


defender con las armas el derecho a la tierra), secretario de Comunicaciones y
Obras Públicas en el gabinete de Cárdenas, redactor del decreto expropiatorio del
petróleo, hombre de izquierda, congruente, que incluso apoyó la candidatura
presidencial de Miguel Enríquez Guzmán contra Ruiz Cortines en 1952.

Formulada la digresión del error histórico del general Cárdenas, lo cierto es que la
gestión del mejor presidente de México en el siglo XX, perduró como corriente
política y de pensamiento, reivindicando no sólo su memoria y su obra, sino su
programa y el papel rector del Estado en la definición de las políticas públicas. En
1987 esa corriente se desprendió del PRI, bajo el liderazgo de Cuauhtémoc
Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, para participar con la candidatura presidencial
del primero en las elecciones de 1988, punto de unidad del grueso de la izquierda
política y social mexicana con el cardenismo histórico (punto de arranque del
potencial electoral de la izquierda), la cual dio lugar a la fundación del PRD, meses
después del escandaloso fraude electoral que impuso en la presidencia de México
a Carlos Salinas de Gortari.

De 1940 al 2000, historia conocida. Dominio abrumador del PRI, constituido en


monopolio de poder y aplanadora electoral bajo un sistema de partido de estado.
Régimen autoritario, represivo y censor a lo largo de varios decenios de
estabilidad política impuesta, de incesante giro a la derecha (salvo los brochazos
de cierta recuperación histórica de Ruiz Cortines y López Mateos), de
industrialización y empoderamiento de una parasitaria burguesía nacional,
favorecida con exenciones fiscales, creación de infraestructura, precios bajos en

58
servicios públicos, control vertical de la fuerza de trabajo en el campo y la ciudad.
Inversión, crecimiento económico del 5 al 6.5% del PIB durante cinco décadas
(presuntuoso “milagro mexicano”), junto con algunas concesiones a las masas,
zanahoria y garrote, blindaje óptimo, “dictadura perfecta” según el polémico y
ahora abanderado neoliberal Mario Vargas Llosa.

1940-1989, LA IZQUIERDA SOCIAL Y POLÍTICA CONTRA EL RÉGIMEN DEL PRI


Otro intervalo transformador de la vida nacional, de oposición y resistencia al
poder constituido, corre de 1940 a 2018. Sin embargo, el 5 de mayo de 1989 se
funda el PRD, abriendo en México el protagonismo electoral de la izquierda,
negado por diferentes circunstancias a sus fuerzas políticas y sociales en el medio
siglo precedente. Esta es la razón del corte en el tiempo que me permití formular,
en el sentido de que 1989 marca un cambio cualitativo, una nueva etapa en los
métodos de lucha y en la correlación de fuerzas.

El medio siglo precedente se caracterizó por una sostenida lucha social y política
contra el régimen autoritario, excluyente y represivo del PRI, sin mediar
candidaturas y cargos de elección popular, a las que no había acceso y tampoco
importaban. Época de sembrar futuro, pero también de aislamiento y satanización
(subversivos, revoltosos, agitadores profesionales, rojillos, amargados, emisarios
de Cuba y la Unión Soviética), de derrotas, represión, cárcel, torturas, ejecuciones
y desapariciones, enfrentadas con la fuerza de principios e ideales.

De ese periodo es la lucha por la recuperación del ideal zapatista y los derechos
agrarios, simbolizada ejemplarmente por Rubén Jaramillo, líder agrarista del
estado de Morelos, respetado por el general Cárdenas, ejecutado en 1963, junto
con su familia, en el sexenio de Adolfo López Mateos.

Tiempo de la lucha histórica por la democracia sindical, contra el control


corporativo de los trabajadores, piedra angular del desarrollo capitalista impulsado
por el régimen de partido de Estado.

Da cuenta de ella, el movimiento ferrocarrilero de 1958-59. El de los trabajadores


de la salud en 1966. Los electricistas del Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) en 1974-75. Los trabajadores
universitarios de la UNAM en 1977. Los maestros de la SEP en distintos periodos
(1954-1955 con el Movimiento Revolucionario del Magisterio y de 1979 en
adelante -con intensidad cíclica- con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de
la Educación (CNTE). Huelgas mineras en distintas partes del país, así como de
sindicatos de empresa convocadas por el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) y
otras organizaciones gremiales independientes en varios estados de la República.

59
Singular relieve tuvieron las huelgas en municipios conurbados del Estado de
México, como las icónicas de Spicer y Pascual.

Son emblemáticos de esas luchas dirigentes sindicales incorruptibles como


Demetrio Vallejo y Valentín Campa (ferrocarrileros), Othón Salazar y Misael Núñez
Acosta (maestros) o Rafael Galván (electricista), entre muchos otros.

En el ámbito político, décadas de lucha clandestina del Partido Comunista


Mexicano (PCM), cuyo registro electoral se obtuvo hasta 1979, medio siglo
después de su fundación. Más adelante, en 1974, se fundó el Partido Mexicano de
los Trabajadores (PMT) de Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, y en 1979 el
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), de filiación trotskista, ambos
con registro electoral en 1984. El trabajo ideológico, organizativo, de debate de
las ideas y dignidad opositora, en un marco de intolerancia y represión, significó
un aporte importante a la democratización del país, incluida su incipiente pero
combativa participación de 18 diputados en la cámara respectiva.

Para ser congruente con lo señalado líneas atrás, debo decir que en el mejor
momento electoral de los tres partidos citados, fue en la elección intermedia de
1985, en la que obtuvieron el 12 por ciento de los votos, revelando que el fuerte de
la izquierda, antes de la participación del PRD, no era la vía electoral.

Periodo de una amplia gama de movimientos y organizaciones de masas,


agrupadas en frentes sociales en torno a las reivindicaciones más sentidas de sus
sectores. Cito: Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), Coordinadora
Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP), Coordinadora Sindical
Nacional (COSINA) y CNTE. En 1982 alcanzaron un nivel importante de unidad,
junto con los partidos políticos de izquierda, materializado en la Asamblea
Nacional Obrera Campesina y Popular (ANOCP), protagonista del Paro Cívico
Nacional en octubre de 1983, antecedente fundacional de la lucha contra el
neoliberalismo en México.

La cerrazón gubernamental y la respuesta represiva a toda forma de expresión


opositora, como aconteció trágicamente con el genocidio de Tlatelolco al
movimiento estudiantil del 68, y dos años y medio después, el 10 de junio de 1971,
con la matanza del jueves de Corpus en las inmediaciones de la escuela Nacional
de Maestros, dio lugar a que actores de diversos sectores sociales (incluido un
buen número de estudiantes) optaran por andar el camino de la lucha armada.
Cabe aclarar que ya había antecedentes de esta, como el fallido ataque guerrillero
al cuartel militar de Madera, en Chihuahua, el 23 de septiembre de 1963, el cual
tuvo secuelas de continuidad en el propio estado, en Guerrero y en la Ciudad de
México.

60
Detalle elocuente de la naturaleza del régimen del PRI. El 1º de septiembre de
1969, día de informe presidencial, Gustavo Díaz Ordaz se hizo orgullosamente
responsable de la masacre de Tlatelolco. El aplauso atronador de dos minutos de
duración -el más largo de la historia en el Congreso de la Unión- de la clase
política del PRI, se hizo cómplice del aplastamiento criminal a un movimiento que
tuvo la osadía de luchar por libertades democráticas.

Es en un contexto así, aunado a las condiciones de caciquismos regionales de


horca y cuchillo, se desplegó la guerrilla rural de Genaro Vázquez y Lucio
Cabañas en el estado de Guerrero. En el medio urbano surgieron organizaciones
armadas como el Frente Urbano Zapatista (FUZ), el Movimiento de Acción
Revolucionaria (MAR) y la Liga Comunista 23 de Septiembre, protagonistas de
una sórdida lucha contra el régimen que culminó con su aplastamiento, debilitas
también por la falta de respaldo social y de articulación popular a su movimiento.

Cabe añadir que de las desapariciones, torturas y ejecuciones de esa época


emanaron, luchando y movilizándose a contracorriente, varias organizaciones
defensoras de los derechos humanos, destacadamente “Eureka”, bajo la
perseverancia e inspiración de Rosario Ibarra.

En lo particular, como estudiante de la UNAM fui activista del movimiento del 68,
experiencia que definió mi destino. Mucho aprendimos en esos tres meses de
juvenil, masiva y combativa lucha por derechos democráticos, alcanzando una
resonancia nacional e internacional de tal magnitud y fuerza que desnudó para la
posteridad la naturaleza intolerante y represiva del poder público en México.
Movimiento inspirador de las luchas democráticas de los años posteriores. Parte
aguas de la vida nacional y semilla de futuro plantada por los estudiantes del IPN,
la UNAM, la Universidad de Chapingo y la Escuela Normal Superior de Maestros.

Más adelante abundaremos en el tema, pero debe señalarse que varios de los
movimientos y organizaciones sociales, políticas y armadas de ese medio siglo se
identificaban con el ideal socialista (en el cual me incluyo) y todas ellas se
asumían como de izquierda, no únicamente por razones ideológicas, sino también
por la naturaleza de sus reivindicaciones y programas, de oposición frontal al
Estado, al PRI y sus gobiernos, en tanto instrumentos políticos del desarrollo
capitalista y de la creciente desigualdad social en México.

No tengo dudas de que las luchas de este periodo de casi medio siglo son parte
imborrable de la memoria de la que es continuidad la 4T, constituyendo el
antecedente histórico que posibilitó el triunfo electoral de 2018, con su proyecto de
regeneración nacional por la vía pacífica y el arribo a la presidencia de la
República de un dirigente de izquierda comprometido con el cambio verdadero.

61
Valga decir, como epitafio de las tres grandes transformaciones de la historia
nacional (cuyos desenlaces fueron surcados por la reacción conservadora, pero
que dejaron huella y ejemplo indelebles en la memoria colectiva), a las que se
suma el legado cardenista y las luchas de medio siglo contra el PRI-gobierno, que
el movimiento representado por la 4T es continuidad de las mejores tradiciones
culturales y de lucha del pueblo mexicano.

Por razones históricas y morales, políticas e ideológicas, esa memoria es


irrenunciable. No es ocurrencia ni desliz intelectual, pues ella encarna valores de
identidad, dignidad e inspiración, también es sueño recurrente de su ejemplo.

Es indispensable que los miembros de morena, sus servidores públicos y todos


los simpatizantes del movimiento obradorista estén informados y tomen conciencia
acerca del significado definitorio de la historia como parte d la identidad de la 4T.

Decía anteriormente que con el surgimiento del PRD en 1990 se abre una nueva
etapa en la lucha por la transformación democrática de México, sin que ello
signifique que las otras formas de lucha y resistencia hayan decaído en la era
neoliberal. Al contrario, la agudización de las contradicciones se hizo más patente.

Una prueba contundente de ello fue la insurrección indígena del EZLN en Chiapas,
singular bienvenida al año nuevo de 1994. Siglos de opresión e inicua explotación,
de marginación y olvido de la población indígena, estalló en forma de rebelión
militar en la región de Las Cañadas de ese estado sureño, poniendo en jaque al
Estado y su prédica de estabilidad, así como al presidente impuesto, Carlos
Salinas, promotor estelar del modelo económico que fue enjuiciado explícitamente
por el EZLN como la causa principal de su lucha.

En esta hazaña colectiva de coraje, decisión y sacrificio tuvo un papel destacado


la labor pastoral de concientización, inspirada en la teología de la liberación y
llevada a cabo durante muchos años por el equipo de catequistas de Samuel Ruiz,
obispo de San Cristóbal las Casas, sin la cual -creo yo- no hubiera tenido lugar
ese tránsito colectivo de la oscuridad a la luz.

La profundidad de la reivindicación indígena y su grado de conciencia ha


perdurado durante ya casi 25 años, a través de gobiernos autónomos basados en
la autodeterminación política, cultural y social. Al margen de las críticas a dicho
proceso o, más exactamente, a lo que algunos juzgamos como una postura
sectaria ante otras formas de organización y de lucha, haber sacado a la superficie
(con una vasta e influyente resonancia nacional e internacional) la voz, la mirada y
los derechos conculcados de los dueños originarios de estas tierras, le da a ese
movimiento una trascendencia histórica que también debe formar parte de la
memoria libertaria de la que es continuidad la 4T.

62
UTOPÍA: HACIA UN MÉXICO REGENERADO
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces, para qué sirve la
utopía? Para eso, sirve para caminar”.
12
Eduardo Galeano
“Tú mismo debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”.
Mahatma Gandhi.
Bien se dice que el principal baluarte de proyección y resistencia de la nación ha
sido la cultura de su pueblo; mezcla del pasado y el presente indígenas con el
mestizaje incubado desde la Colonia. Siglos de esplendor sintetizados en una
notable sensibilidad artística, formas productivas y religiosas de honda raíz
comunitaria, costumbres familiares solidarias, singular exquisitez culinaria y de
bella indumentaria, festividades alucinantes. Creativa resistencia de los pueblos
indígenas, cimentada en una larga historia de lucha por el respeto de sus
identidades culturales. Nacionalismo a prueba de invasiones, fraternidad en las
buenas y las malas, y muchas cosas más bajo el viejo cielo mexicano.

En su magnífica autobiografía, Confieso que he vivido, el gran poeta chileno y


premio Nobel de literatura, Pablo Neruda, “confiesa” sobre México y su cultura:
“No resto nada a México, el país amado, poniéndolo en lo más lejano a nuestro
país oceánico y cereal, sino que elevo sus diferencias para que nuestra América
ostente todas sus capas, sus alturas y sus profundidades. Y no hay en América, ni
tal vez en el planeta, país de mayor profundidad humana que México y sus
hombres. A través de sus aciertos luminosos, como a través de sus errores
gigantescos, se ve la misma cadena de grandiosa generosidad, de vitalidad
profunda, de inagotable historia, de germinación inacabable”.

Este legado cultural se sostiene y resiste a pesar de su contraparte: la pobreza y


falta de oportunidades. El racismo opresor y la explotación ancestral. La
abrumadora desigualdad social y los gobiernos corruptos. La imposición ideológica
del capital y su patología individualista, extranjerizante, de culto al dinero, ajena a
una identidad forjada al calor de la cultura, el hierro, la dignidad y el sufrimiento.

Elegí referirme a la utopía de la 4T resaltando la fortaleza cultural de nuestro


pueblo, ahora fortalecida por la apertura de cauces a la justicia, la libertad y la
democracia, sueño y combate históricos de los hombres y mujeres que en sus
vidas, antes y ahora, han hecho suya la utopía de una patria digna y solidaria.

12
Escritor uruguayo, hombre de su tiempo; enamorado de la causa libertaria de nuestra América y
contador fabuloso de su dolor histórico. Autor de “Las venas abiertas de América Latina”, libro de
época, orfebre de conciencias para siempre.

63
PROGRAMA: POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS POBRES
CONTEXTO
Para la campaña electoral de 2018, el Congreso Nacional Extraordinario de
morena, efectuado en la Ciudad de México el 20 de noviembre de 2017, aprobó el
documento 50 Lineamientos para la Transformación de México, presentado y leído
ese día por Andrés Manuel. Para la política del gobierno federal, el titular del
Ejecutivo presentó y fue aprobada por la Cámara de Diputados la iniciativa de Plan
Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024, en el que se establecen los
fundamentos y el contenido programático de la 4T.

Por cierto, el contenido del PND generó reacciones adversas en el pensamiento


conservador, señalando que se trataba de un documento ideologizado y carente
del rigor necesario en un plan de esa naturaleza. En realidad es un texto
heterodoxo, de nuevo cuño, que establece con precisión los sustentos históricos,
ideológicos y políticos con los que habrá de llevarse adelante el proyecto de la 4T,
clarificando en cada punto programático a qué realidades adversas se enfrenta y
cómo plantea superarlas, con la mira puesta en la transformación de México.

En el PND se establece: “Así como Benito Juárez consumó la separación entre la


Iglesia y el Estado, la Cuarta Transformación se ha propuesto separar el poder
político del poder económico. “...El Estado recuperará su fortaleza como garante
de la soberanía, la estabilidad y el estado de derecho, como árbitro de los
conflictos, como generador de políticas públicas coherentes y como articulador de
los propósitos nacionales”.

En mi opinión, aquí está la llave maestra de la 4T. Sin este fundamento flotaría en
el vacío. En contraparte, el neoliberalismo no se terminará por decreto, pero una
clave de su proyecto es la subordinación del Estado a los intereses del grupo
oligárquico, las grandes empresas trasnacionales y los organismos financieros
internacionales. Fracturado este fundamento, toca a su puerta un desafío que no
formaba parte de su agenda.

Con el anclaje de separar el poder político del económico y una propuesta


programática de gobierno basada en el combate a la corrupción y la impunidad,
los derechos humanos y sociales, la austeridad republicana y la honestidad en el
ejercicio de gobierno, la recuperación de las áreas económicas estratégicas y la
democracia participativa, en un marco de ajustes al marco legal, reorientación
presupuestal y redistribución de la riqueza, se reúnen las condiciones para
regenerar la vida pública y mejorar la vida de millones de mexicanos.

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El tema es candente, porque los poderosos intereses ligados al neoliberalismo
repudian el proyecto de la 4T y levantan vuelo en un proceso de claros tintes
conspirativos, aunque de ostensible falta de respaldo social

Por ahora, el papel central lo libran los grandes medios de comunicación.


Noticiarios, comentaristas, líneas editoriales y articulistas, más la abundancia de
fake news en redes sociales, constituyen una espesa red articulada de calumnias
y difamación contra López Obrador y las políticas públicas del gobierno federal, a
la que se han sumado las cúpulas empresariales, junto con otros grupos,
organismos e instituciones sociales.

Más aún, en la disputa por la calle, la derecha utilizó oportunistamente la legítima


protesta de las mujeres contra la violencia de género y los feminicidios para sacar
raja. Al igual que lo viene haciendo con la epidemia de coronavirus afuera de
hospitales, o mediante sus raquíticas caravanas en autos de lujo, guiadas por la
“superioridad moral y estética” de la que alardeó una de sus protagonistas.

Incluso, como nunca sucedió con los gobiernos del PRI y el PAN, un sector del
ejército, en voz del general Carlos Gaytán Ochoa, ex subsecretario de la Defensa
Nacional en el sexenio de Calderón, expresó en un desayuno con la alta
oficialidad (con la presencia del secretario de la Defensa) el 22 de octubre del año
anterior, su desacuerdo con la forma como se conduce al país, al señalar que “en
México la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante,
que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que
acumularon durante años gran resentimiento”, añadiendo que “cada uno de los
aquí presentes fuimos formados con valores axiológicos sólidos que chocan con la
forma con que hoy se conduce al país... Nos preocupa el México de hoy. Nos
sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”.

Frente a la andanada, un antídoto eficaz (aparte del ya señalado de construir


poder social organizado), es sostener el cumplimiento programático de la 4T. Al
respecto, sin caer en la apología facilona, son destacables y hasta sorprendentes
los avances democráticos alcanzados en apenas 18 meses de gobierno.

Por ejemplo, en el caso de los 50 Lineamientos, sólo uno de ellos no se ha


cumplido o carece de ruta de solución en el corto plazo: un tren de alta velocidad
de la Ciudad de México a la frontera con Estados Unidos, el cual no se ha
planteado en el programa de creación de infraestructura.

Queda claro que de mantenerse y profundizarse este proceso, se sentarán bases


sólidas para la transformación democrática del país, constituyendo un firme
parapeto al retorno de las concepciones y prácticas del viejo régimen.

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AVANCES Y REALIZACIONES DE GOBIERNO
FUNDAMENTOS
 Recuperación democrática del Estado.
 Erradicación de la corrupción y la impunidad.
 Auténtico Estado de Derecho.
 Gobierno democrático y libertades plenas.
 Democracia Participativa.
 Recuperación de los principios de política exterior (Doctrina Estrada).
 Respeto mutuo y cooperación para el desarrollo (T-MEC).
 Austeridad Republicana y honestidad plena en el ejercicio de gobierno
 .Equilibrios macroeconómicos.
1) Recuperación democrática del Estado. Se ha señalado reiteradamente que en
la era neoliberal prosperó y se consolidó la subordinación del Estado a la “minoría
rapaz”. Ante ello, la 4T postula la recuperación del Estado como poder rector de la
vida económica, política y social del país, abriéndole un importante campo de
acción en varios frentes. Entre ellos el de cumplir con su responsabilidad social,
hecha añicos por los gobiernos neoliberales.

2) Erradicación de la corrupción y la impunidad. El presidente de la República ha


sido reiterativo en que la corrupción es lo que más ha dañado la vida pública de
México. En consecuencia, el combate a ese cáncer es la prioridad de su gobierno,
barriendo la escalera -como él dice- de arriba hacia abajo.

3) Austeridad Republicana. Este principio, convicción y práctica de Andrés Manuel


desde hace 25 años, se aplica ahora en el gobierno federal. Parte de ello, es la
reducción del salario de los servidores públicos de medio y alto nivel (emplazados
a la “justa medianía” juarista) así como de la pesada estructura burocrática del
gobierno, (incluyendo fideicomisos e institutos “autónomos”) y el impedimento a la
la utilización de cargos públicos para hacer negocios privados, o para fines de
ostentación y derroche con cargo al erario.

Obviamente, este valioso fundamento de elevada moral republicana debe


complementarse con el ejercicio honesto del cargo público, con las sanciones que
corresponda en caso de incumplimiento, sin componendas u oídos sordos.

4) Auténtico Estado de derecho. Es del dominio público la deplorable situación de


la administración de la justicia. Corrompida hasta el tuétano, es ciega ante el
poder del dinero e inclemente con los más humildes. Lastre centenario, bajo el
neoliberalismo alcanzó niveles extremos de descomposición. La reforma del poder
judicial y su moralización constituyen divisas fundamentales del actual gobierno de
la República.

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5) Gobierno democrático y libertades plenas. El desarrollo democrático de la
sociedad mexicana es la piedra de toque del proyecto de la 4T. En su sentido
riguroso, expresa el significado profundo de la democracia como poder del pueblo,
por el pueblo y para el pueblo. En el caso de las políticas públicas del gobierno
federal, se trata de un compromiso que se cumple cabalmente. Realidad inédita en
la historia de México desde hace siglo y medio.

6) Democracia Participativa. Frente a las limitaciones obvias de la democracia


representativa, el programa de la 4T contempla, como una de sus prioridades, el
desarrollo de la democracia participativa, cuyo sentido esencial es transferir
capacidad de propuesta y decisión a la sociedad en diversos aspectos de interés
general. Al efecto, se aprobó una modificación al Artículo 15 Constitucional, que
otorga carácter vinculatorio (obligatorio) para el poder público sobre las decisiones
sociales. Se trata de un avance estelar de la histórica demanda de volver realidad
la tradicional simulación y discurso retórico sobre la participación ciudadana.

Más adelante se reflexiona con más detalle este sensible tema, ya que establece
un principio básico en la forma de articulación entre el gobierno y la sociedad.

7) Respeto mutuo y coordinación para el desarrollo. México fue un ejemplo


internacional por su política exterior, hecha girones durante la época neoliberal. La
recuperación y puesta en práctica de los principios de la doctrina Estrada (1930):
no intervención, derecho de autodeterminación de los pueblos y solución pacífica
de las controversias, apunta a devolverle a nuestro país el respeto que se ganó a
pulso durante décadas.

Tales principios se complementan con la formulación de respeto mutuo y


coordinación para el desarrollo, particularmente importante como guía para la
relación con Estados Unidos. En este contexto se aprobó el TMEC, esperamos
que no arrastre los efectos perniciosos que tuvo el TLCAN para nuestro país.

8) Equilibrios macroeconómicos. Partiendo del respeto a la autonomía del Banco


de México (cuyo director actual formó parte de la oleada neoliberal), se han
planteado lineamientos de política económica como no aumentar impuestos,
eliminar los rescates de grandes empresas con recursos del erario, detener el
crecimiento de la deuda pública, controlar la inflación, cuidar las reservas de
divisas, mantener equilibrada la balanza comercial y de pagos, entre otros.

SIMBOLISMO Y JUSTICIA
1) Desaparición del Estado Mayor Presidencial. Cuerpo de élite del ejército,
integrado por 8 mil soldados y oficiales al servicio del presidente en turno. Autor
material de la matanza de Tlatelolco en 1968. Sus integrantes pasaron a formar
parte del ejército sin régimen especial alguno.
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2) Reconversión de la residencia presidencial de “Los Pinos”. Ostentosa mansión
presidencial durante 83 años, ampliada y modernizada por sus habitantes de la
era neoliberal, convertida en casa de cultura con acceso libre a todos los que
desean visitarla o asistir a los eventos que en ella se realizan.

3) Desaparición del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).


Órgano del Estado de triste memoria, cuya supuesta inteligencia se destinó al
espionaje político de dirigentes y organizaciones opositoras, inspirado en el
siniestro pasado de desapariciones, torturas y ejecuciones extrajudiciales de la
época de la Dirección Federal de Seguridad y de la “Guerra Sucia”.

4) Abolición de las pensiones a los ex presidentes. Incluye a Luis Echeverría,


Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.
Entramado de más de dos millones y medio de pesos anuales para cada uno, más
prestaciones diversas, como las de derechos de seguridad, personal
administrativo, seguro de vida y gastos médicos mayores.

5) Rifa del avión presidencial. Símbolo del gusto fatuo, la ostentación y el


derroche presidenciales. Comprado por Calderón y transferido cono regalo para
Peña Nieto, buscará su hangar en otras latitudes. Tuvo un costo de 1 800 millones
de dólares y se rifará el 15 de septiembre próximo.

6) Suspensión de la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco. Ya referida


anteriormente como el negocio estelar del gobierno de Peña Nieto y suculento
platillo económico para la oligarquía, su cancelación al inicio del sexenio (ya
anunciada desde la campaña), expuso la voluntad presidencial de poner por
delante el interés nacional y de confrontar el apremio oligárquico de hacer
negocios sin recato alguno.

7) Combate al huachicol. Una de las primeras acciones del gobierno federal contra
la corrupción, fue evitar el robo de combustibles, jugoso negocio de autoridades de
distintos niveles y el crimen organizado. Alcanzó una cantidad equivalente a 80 mil
barriles diarios de petróleo, equivalentes a más de 36 mil en combustibles. Al mes
de mayo de 2019 ya se había reducido en un 97 por ciento, representando no sólo
un hecho de moralización pública, sino el ahorro de 72 mil millones de pesos.

En este proceso se presentó la tragedia en la comunidad de Tlahuelilpan, Hidalgo,


al estallar un ducto clandestino en el que perdieron la vida más de 100 pobladores,
víctimas de su pobreza.

8) Conferencia de prensa diaria. De lunes a viernes, a partir de las 7 am., Andrés


Manuel preside “La Mañanera”, instrumento y espacio democrático para
comunicarse e informar sobre los temas principales de la vida nacional. Frente al

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oscurantismo histórico de la Presidencia de la República, tiene un especial valor
que el presidente se exponga cotidianamente, con humildad y sencillez notorias,
ante la opinión pública, signo elocuente de una cultura política de nuevo cuño.
ÁMBITO LEGISLATIVO
En ambas cámaras federales se ha realizado una intensa labor legislativa por
parte de las fracciones parlamentarias de morena, materializada (no sin
contradicciones) en varios cambios constitucionales, aprobación y modificación de
leyes, así como en una amplia gama de decretos. Veamos:

1) Cambios Constitucionales:
 Revocación de mandato del presidente de la República (Artículos 36 y 41).
 Acotamiento del fuero presidencial (Artículos 108 y 111).
 Consulta popular (Artículo 35, 36, 41, 81, 84, 99, 116 y 122).
 Fraude electoral y corrupción como delitos graves (Artículo 19).
 Creación de la Guardia Nacional (Artículos 10, 16, 21, 31, 35, 36, 73, 76, 78
y 89.
 Reforma Educativa (Artículos 3, 71, y 73).
 Prohibición de la partida secreta del presupuesto (Artículo 74).
 Derechos sociales universales y de obligación presupuestaria para los
subsiguientes gobiernos (Artículo 4).
 Derecho a la salud preventiva (Artículos 4 y 123).
 Abolición de la condonación de impuestos (Artículo 28).
 Paridad entre géneros (Artículos 2, 4, 35, 41, 52, 53, 56, 94 y 115).
 Extinción de dominio (Artículos 22 y 73).
 Prisión preventiva oficiosa (Artículo 19).
 Reconocimiento a pueblos afromexicanos (Artículo 2).
 Remuneración de servidores públicos (Artículos 116 y 127).

2) Aprobación de leyes:
 Ley Federal de Remuneraciones de Servidores Públicos (impugnada).
 Ley General de Educación.
 Ley de Amnistía.
 Ley de la Guardia Nacional.
 Ley Orgánica de la Administración Pública del Gobierno Federal.
 Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República.
 Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza.
 Ley Nacional de Registro de Detenciones.
 Ley Nacional de Extinción de Dominio.

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 Ley Federal de Austeridad Republicana.
 Ley General de Salud Pública (INSABI)
 Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.

3) Instituciones de la Cuarta Transformación:

 De Secretaría de Desarrollo Social a Secretaría del Bienestar.


 De Seguro Popular a Instituto de Salud para el Bienestar.
 De Servicio de Administración y Enajenación de bienes a Instituto para
Devolverle al Pueblo lo Robado.
 De Banco del Ahorro Nacional y Servs. Financieros a Banco del Bienestar.
 De CISEN a Centro Nacional de Inteligencia.
 De Procuraduría General de la República a Fiscalía General de la
República (como órgano autónomo).
 Se crea la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
 Se crea el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.

PROGRAMAS DE DERECHOS SOCIALES


1) Beca universal para adultos mayores. Cobertura de 8.5 millones para población
mayor de 68 años de edad (65 en el caso del sector indígena), mediante un aporte
bimestral directo de 2 620 pesos. El doble de la beca precedente en todo el país,
salvo en la Ciudad de México, que se mantiene igual. El programa contempla un
presupuesto de 126 mil 650 millones de pesos en 2020.

2) Beca para niños y jóvenes con discapacidad permanente. Cubre hasta los 29
años de edad y en zonas indígenas hasta los 64 años. El monto del apoyo e es de
$2 250 pesos bimestrales. Su cobertura rebasa un millón de personas, con un
presupuesto de 14 mil 200 millones de pesos en el año que corre.

3) Becas para estudiantes de educación básica y media superior. Dirigido a niños,


niñas y jóvenes menores de 18 años que viven en situación de pobreza extrema y
estudian en escuelas públicas. El apoyo es de 800 pesos mensuales y cubre cinco
bimestres renovables al año siguiente. En 2020 tiene un presupuesto de 30 mil
500 millones de pesos, con una cobertura cercana a los 4 millones de estudiantes.

4) Becas para estudiantes de nivel superior. Dirigido a jóvenes menores de 29


años en de pobreza, con preferencia en zonas indígenas y de afrodescendientes.
Cubre el ciclo escolar de cinco bimestres con un apoyo económico de $4 800
bimestrales. En una primera etapa se aplica en escuelas normales, universidades
interculturales, agrarias, y en el programa Benito Juárez, con un presupuesto de
29 mil millones y una cobertura aproximada de un millón de jóvenes

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5) Atención médica y medicamentos gratuitos para toda la población carente de
seguridad social. Abarca a casi la mitad de los mexicanos, en un programa de
gran calado. Su presupuesto en 2020 asciende a 129 mil 600 millones de pesos.

Los cinco programas sociales descritos se elevaron a rango constitucional (con la


obligatoriedad de asignación presupuestal para el poder público federal), a partir
de su aprobación mayoritaria en el Congreso de la Unión (sólo con el voto en
contra de la fracción parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados), así como
en 18 congresos locales. En conjunto representan una erogación de 329 mil 950
millones de pesos. Los cuatro primeros tienen una cobertura de 14.5 millones de
niños, jóvenes y adultos mayores.

6) Jóvenes Construyendo el Futuro. Cimentado en la idea de capacitación para el


empleo de la población de entre 18 y 29 años de edad que no trabaja ni estudia.
De aplicación preferente en las entidades federativas de mayor rezago social.
Consiste en una beca mensual de $3 600 pesos como aprendices en el sector
privado (70%), público (20%) y social (10%). Su cobertura en 2019 alcanzó 900
mil becarios. En 2020 tendrá una cobertura de 700 mil jóvenes. El presupuesto
asignado es de 25 mil 614 millones pesos.

7) Sembrando Vida. Se aplica en 19 entidades federativas, dirigido a “sujetos


agrarios” de localidades rurales con ingreso inferior a la línea de bienestar rural,
propietarios de cuando menos 2.5 hectáreas disponibles para proyectos
agroforestales. El apoyo económico es de 5 mil pesos mensuales a 400 mil
productores, con un presupuesto de 25 mil 130 millones de pesos en 2020,
incluyendo apoyos en especie y acompañamiento técnico.

Además de los programas sociales descritos, caracterizados por becas y apoyos


económicos directos a los beneficiarios (el de salud tiene cobertura universal para
la población sin seguridad social), el gobierno de la 4T desarrolla otros programas
de respaldo a grupos sociales y comunidades marginadas, mediante créditos a la
palabra, así como de creación o reconstrucción de infraestructura:

1) Tandas para el Bienestar. Destinado a un millón de pequeños negocios,


mediante un crédito a la palabra de 6 mil pesos, el cual podrá elevarse hasta 20
mil en tres años consecutivos, previo pago de los créditos precedentes.

2) Créditos a pequeñas y medianas empresas (Pymes). A raíz de la epidemia de


coronavirus, el gobierno federal incluyó este programa de respaldo a los sectores
económicos que más empleos generan en el país. Se otorgarán dos millones de
créditos a la palabra (por mitad a la economía formal e informal) de 25 mil pesos
cada uno. A pagar en tres años con intereses de 6.5 por ciento anual, con tres
meses de gracia. El monto a emplearse asciende a 50 mil millones de pesos.

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3) Programa Nacional de Reconstrucción. Se aplica en los 12 estados de la
República afectados, en mayor o menor grado, por los sismos se septiembre de
2017 y febrero de 2018. Se priorizaron las zonas con más alto grado de
marginalidad y con población mayoritariamente indígena. El presupuesto es de 8
mil millones de pesos y se ejerce con mano de obra de las propias comunidades y
una visión integral en materia de reconstrucción.

4) Desarrollo urbano y vivienda. Aplicable en el mejoramiento de colonias


populares de 14 municipios del país, en ciudades de la frontera norte y en cuatro
centros turísticos.

5) Caminos de mano de obra a cabeceras municipales. Principalmente en el


estado de Oaxaca se construyen caminos de concreto hidráulico, con el propósito
de generar empleos temporales y de resolver en definitiva el añejo problema de
acceso y comunicación en comunidades indígenas.

Cabe añadir que todos los apoyos económicos se entregan directamente a los
beneficiarios, rompiendo las tradicionales cadenas corruptas de intermediación.
Los recursos se hacen llegar a los beneficiarios mediante tarjetas bancarias, y en
efectivo donde no existe este servicio. Está en desarrollo la instalación de una
vasta red de sucursales del Banco del Bienestar, con preferencia al medio rural.

Contra el pensamiento conservador de derecha, que pregona su visión estúpida


del populismo, convertido desde su ignorancia y mala fe en una especie de
antesala del comunismo, los programas sociales de becas y apoyos directos,
créditos y creación de empleos, representan una política redistributiva de los
ingresos nacionales y un acto de justicia, moralidad pública y reivindicación de
derechos en beneficio de la gente más necesitada. Proceso civilizatorio sintetizado
en el fundamento: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

OBRAS PRINCIPALES E INFRAESTRUCTURA


1) Aeropuerto de Santa Lucía. Sustituye al del gran negocio sexenal de Peña
Nieto. Tendrá un costo de 94 mil 28 millones de pesos e implica un ahorro de
cuando menos 200 mil millones de pesos con respecto al proyecto de Texcoco.
Abrirá sus pistas en 2022 y lleva el nombre de Felipe Ángeles, en memoria del
general nacido en Zacualtipan, Hidalgo. Ojalá fuera ejemplo e inspiración para los
altos mandos de las fuerzas armadas de México

Adicionalmente, se adapta el aeropuerto de Toluca y el actual Benito Juárez de la


Ciudad de México, como parte del programa integral para resolver el problema del
congestionamiento aéreo y de servicios aeroportuarios en la capital de México.

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2) Refinería Dos Bocas. En la perspectiva de reforzar la industrias petrolera
nacional y eliminar gradualmente la sangría que representa el negocio privado de
la importación de combustibles, se lleva adelante la construcción de dicha
refinería, la cual incrementará la producción de gasolinas en 77 por ciento y la de
diesel en 85 por ciento, entre otros derivados del petróleo. La inversión calculada
es de 41 300 millones de pesos y entrará en funciones en 2022.

Paralelamente, se rehabilitan las seis refinerías existentes para elevar su


deteriorada capacidad de producción de combustibles. En 2020 se invertirán 10
mil millones de pesos.

3) Tren Maya. Proyecto de infraestructura en el sureste mexicano. Esta polémica


obra tendrá un costo superior a los 130 mil millones de pesos, recorrerá 1 800
kilómetros de cinco estados de la República, generando empleos y brindando
servicios de carga, pasajeros y turismo en una zona de grandes riquezas
culturales e históricas y de admirable belleza natural. Se construirá en cinco
etapas y entrará en operación, gradualmente, a partir de 2022.

4) Programa para el desarrollo del Istmo de Tehuantepec. Concebido


esencialmente como un Corredor Multimodal Interoceánico, conectará los puertos
de Coatzacoalcos y Salinas Cruz, sirviendo para el traslado en gran escala de
productos y contenedores, con todos los servicios complementarios de orden
financiero, almacenaje, red aeroportuaria, energía, agua, etc. Esta obra absorberá
un presupuesto de 3 mil 487 millones de pesos. Se plantea -ojalá sea así- que la
infraestructura regional que traerá consigo este programa respetará la enorme
riqueza cultural y de vida comunitaria de la región zapoteca por la que cruzará.
FRENTE DE SALUD PÚBLICA
1) Se creó el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI), a través de
una Iniciativa de Ley del Ejecutivo Federal, aprobada en la Cámara de Diputados.
Su objetivo primordial es garantizar –como ya se anotó- la atención médica a toda
la población que carece de seguridad social, extensiva a la hospitalización, los
medicamentos, materiales de curación y exámenes clínicos.

Cabe reiterar que sólo en 2020 se aprobó una partida de 129 mil 600 millones de
pesos, al tiempo de asegurar la participación social, competencia técnica, calidad
médica, pertinencias culturales, así como trato digno y humano.

2) El INSABI sustituye al llamado Seguro Popular, instrumento de gobiernos


anteriores para atender la salud pública, con una clara orientación privatizadora
de todos sus servicios, con el agravante de individualizar un derecho social con
lógica mercantil, opuesta al principio de subsidiaridad del IMSS y del ISSSTE.

73
El presupuesto destinado a la salud pública, resultó una fuente de negocios
privados al amparo del poder público, como quedó de manifiesto en la gran
cantidad de obras inconclusas (lo importante eran las concesiones de
construcción, no el servicio de salud), el manejo monopólico y con sobreprecios
del abasto de medicamentos por tres grandes distribuidoras, así como un alto
grado de corrupción en todo el sector.

3) En el frente de la salud, deben destacarse otros dos hechos significativos: la


aprobación en el Congreso de la Unión del etiquetado preventivo de los alimentos
chatarra y el finiquito del negocio monopólico en la distribución de medicamentos.

En el primer caso, con la cínica oposición de las grandes empresas productoras,


indiferentes ante el irreversible daño a la salud que provocan sus “suculentos”
productos, en un país con pésimos hábitos alimenticios y altísimos niveles de
diabetes y de obesidad, particularmente grave esta última en la población infantil.
En el segundo caso, con la histérica reacción y las campañas de infundios de las
empresas consentidas, pues se les terminó su corrupto negocio.

FRENTE EDUCATIVO
1) El gobierno de la 4T parte del principio de que la educación escolar es un
derecho, no un privilegio. Por lo tanto, nadie debe ser privado de él por su
extracción social, capacidad económica o cualquier otra forma de discriminación.
Asimismo, se tiene el propósito de dignificar a las escuelas públicas de todos los
niveles, combatir la deserción (entre otras formas, mediante las becas) y
garantizar que cualquier joven que desee estudiar en preparatorias o equivalentes,
así como en universidades públicas, tenga un espacio sin temor a ser rechazado
con el pretexto de que no aprobó el examen de admisión.

2) Derogación de la llamada Reforma Educativa. Ideada como una reforma


privatizadora de la educación pública, contraria a la letra constitucional y lesiva de
los intereses laborales del magisterio nacional, fue borrada del mapa. Actualmente
elaboran las leyes secundarias. Esperamos que con la participación activa de los
maestros (señaladamente, como acto de justicia, de la CNTE), actores principales
del hecho educativo en la vida cotidiana de las escuelas.

3) Universidades Benito Juárez. Creación de 100 universidades públicas gratuitas


en zonas populares del campo y la ciudad. A mediados de 2019 operaban ya 83
en 31 estados, con 36 carreras y poco más de 7 mil 500 alumnos. Especializadas
en áreas del conocimiento vinculadas a las necesidades regionales o municipales
en donde están insertas. Este programa forma parte de un replanteamiento de la
universidad pública, con lógica descentralizadora. Cuenta con un presupuesto de
mil millones de pesos en 2020.

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4) Programa La Escuela es Nuestra. Destinado al mantenimiento de la
infraestructura escolar, mediante recursos entregados directamente a la sociedad
de padres de familia, para que de manera autogestiva decidan la utilización de los
mismos. Este año cuenta con un presupuesto de 25 mil millones de pesos a
aplicarse preferentemente en escuelas de zonas marginales, con un escalamiento
de los apoyos económicos en función del número de alumnos por plantel.
FRENTE SALARIAL
1) Al señalarse que la 4T abrió el camino para desterrar al neoliberalismo, un
factor distintivo de esa decisión es impulsar incrementos salariales sustanciales
en todo el sector formal de la economía.

Los pasos dados en materia de salarios mínimos representan un significativo


avance. Como antes se dijo, el incremento a los mínimos fue del 26 por ciento con
respecto al registrado en 2018, alcanzando el 102 por ciento en la frontera norte.

2) Sin embargo, pensar en las más de 15 millones de familias que viven de la


informalidad laboral también es tema de compromiso para la 4T. Actualmente se
atiende en forma indirecta mediante los programas sociales, y directamente a
través de los créditos recientemente aprobados a las Pymes; un millón de ellos
para el sector informal de la economía.

Supongo que en las áreas competentes del gobierno federal se analiza la manera
de llevar gradualmente al plano formal la economía informal, incluyendo seguridad
social y protección legal (para no andar a salto de mata, sorteando a los afamados
inspectores de vía pública). Es pertinente, también, explorar algún tipo de
regulación que amplíe la base gravable y la recaudación fiscal.
FRENTE DE ENERGÍA
1) Una maniobra muy socorrida por la tecnocracia neoliberal para privatizar todo
lo público o social, consistió en dejarlos al garete, con exiguos presupuestos,
escasos apoyos crediticios y de insumos básicos para realizar su actividad. La
falacia detrás de ello, es que son ineficientes y representan un lastre. Así sucedió
con la propiedad comunal y el ejido, la salud y la educación y, desde luego, con
las empresas públicas del sector energético.

2) Fruto de la expropiación (1938) y la nacionalización (1965), Pemex y la CFE


padecieron el latrocinio neoliberal. Responsables de áreas económicas
estratégicas, ambas empresas de propiedad social fueron objeto de una
inclemente espiral de privatización, a base de su gradual descapitalización. Sólo
Pemex fue la ubre del gobierno federal durante décadas, al transferir el 70 por
ciento de sus ingresos al fisco, obligándola a recurrir al endeudamiento.

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El deterioro intencionado de su infraestructura, capacidad financiera y productiva
sirvió de pretexto para trastocarlas y abrirlas al sector privado, obviamente como
negocio, desnaturalizando su carácter como palanca del desarrollo nacional. Un
ejemplo de ello, es que más del 50 por ciento de la generación de energía
eléctrica en nuestro país la llevan a cabo empresas privadas, predominando la
española Iberdrola, dama de compañía de Felipe Calderón.

3) En el programa de la 4T es prioritario el rescate de las industrias petrolera y


eléctrica nacionales. Con respecto a la CFE, se destinan importante presupuestos
al sector. Se frenó la expansión de la generación eléctrica por empresas privadas
(no podrá rebasar el 50 por ciento) y se fortalece su importante infraestructura de
hidroeléctricas, termoeléctricas, estaciones de servicio y distribución, etc. Al
mismo tiempo, se renegocia con sentido social el tema de los ductos de gas y se
garantiza que no subirán los precios de la electricidad.

En cuanto a Pemex, la construcción de la refinería de Dos Bocas y la


rehabilitación de las seis viejas refinerías existentes, permitirá reducir el absurdo
de exportar petróleo crudo y comprar en Estados Unidos el 68 por ciento de los
combustibles que se consumen en el país (gasolinas, diesel, turbosina y otros).
Simultáneamente, se eliminan los privilegios burocráticos, se combate la
corrupción y se amplía la producción del crudo, durante años a la baja.

4) SÍNTESIS: DESARROLLO DEMOCRÁTICO


Contra la idea restrictiva de que la democracia se reduce a la elección de
gobernantes cada tres y seis años, el artículo 3º. Constitucional la define: “...no
solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un
sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural
del pueblo”.

En estos términos, de “democracia sustantiva”, en un lapso muy corto los logros


del gobierno de la 4T han sido sobresalientes, hasta sorprendentes cuando se
sopesan con objetividad.

López Obrador suele mencionar que en la historia nacional la democracia ha


estado ausente. Frente a ello, el “piso parejo” en los procesos comiciales, con el
fraude electoral convertido en delito grave, junto con la libertad de los trabajadores
para elegir a sus representantes sindicales, en contraposición a la siniestra
hegemonía del corporativismo y el charrismo, representan dos postulados
democratizadores inéditos en la vida nacional. Sin duda, su aplicación enfrentará
diques y problemas. Ya veremos...

La garantía para el ejercicio de todas las libertades individuales y colectivas


consagradas en la Constitución, es una realidad cotidiana. Incluso, ha sido
76
permisiva de campañas de calumnias y mentiras en los medios de comunicación.
El respeto escrupuloso de los derechos humanos. El abandono de la represión
contra opositores (me quedo con una frase que cala hondo: “nunca más el ejército
reprimirá al pueblo”) y el acceso a formas de democracia participativa, hablan de
realizaciones democráticas que no se conocían en nuestro país.

La redistribución del ingreso nacional a través de un amplio abanico de programas


sociales, que dignifican la vida y abren oportunidades a la mayoría agraviada,
representa un avance democrático, coincidente a plenitud, con el espíritu de la
“democracia sustantiva” postulada en el Artículo 3º Constitucional.

El combate a la corrupción, convertida esta en hábito pernicioso de las élites


económica y política, no sólo es ya un delito grave, sino que se graba como letra
inicial en la depuración de la vida pública de México.

En el ámbito de la Austeridad Republicana, el funcionario estatal de altos cargos


deberá ser el servidor público de la “justa medianía”, reduciendo los salarios
desmesurados, evitando los negocios al amparo del poder público y los derroches
burocráticos. Conjunto de medidas, entre otras, que representan un eslabón más
en la democratización de la vida nacional. Sólo el fundamentalismo conservador
persiste en mostrarse omiso. “Les duele el pensamiento cuando piensan (en ello)”,
diría Manuel J. Othón, el poeta potosino de grata memoria.

Debe agregarse, a la suma de políticas democratizadoras de la vida pública, la


contención relativa de los intereses y prácticas oligárquicas. Camino abierto, en
vías de sostenerse y profundizarse. Es, en síntesis, democratización de la
sociedad mexicana, del país incierto y malogrado del pasado, al mundo vivificante
del anhelo que va cristalizando. Tal es el cimiento para acercar el horizonte de una
patria regenerada.

5) IDEOLOGÍA Y REVOLUCIÓN DE LAS CONCIENCIAS


“La conciencia sólo puede existir de una manera, y es teniendo
conciencia de que existe.
Jean Paul Sartre.
“Tú mismo debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”.
Mahatma Gandhi.
La 4T, como todo proyecto político, posee una ideología y se alimenta de ella. La
ubico como un trípode: se nutre de las mejores tradiciones culturales y de lucha
del pueblo mexicano, las que dan forma a su memoria. Dispone y ejecuta un
programa democrático de transformación de la vida pública y de cambio de
régimen en México. Cuenta con la utopía de un país soberano, libertario y
justiciero.

77
Adicionalmente, ese andamiaje ideológico se sostiene en dos fundamentos: Los
principios éticos y los valores morales, en el marco de una revolución social de las
conciencia, y la participación ciudadana como ideal democrático sustantivo.

Abro un paréntesis sobre el tema de la participación ciudadana, por constituir un


reto para el movimiento de la 4T. Al respecto, retomo el siguiente planteamiento
de Enrique Dussel13, tomado de su excelente libro Hacia una nueva cartilla ético
política: “...El pueblo debe aprender de sus propias experiencias, y el político de
vocación debe ocuparse de servir en el exigir la continua y mayor participación del
pueblo en la construcción del nuevo orden. Cuando no se participa, se anida el
autoritarismo de la clase política y la decadencia de la República”.

Por su origen y destino, por su naturaleza y vocación, por su programa y utopía,


por sus principios éticos y valores morales, el proyecto de la 4T es de izquierda.
No es cuestión semántica ni geométrica como algunos la interpretan. Es un
compromiso histórico de cambio profundo y verdadero, en beneficio de la
sociedad, pero preferentemente de los pobres.

Por ello he reiterado el punto de que vivimos una transición antineoliberal y


democrática, y que ese sello es de izquierda en las condiciones actuales de
México y el mundo. En todo caso, el destino de la transición en curso dependerá
de cómo evoluciona la correlación de fuerzas.

A su vez, dicha correlación de fuerzas será favorable al proyecto de la 4T en la


medida que la Revolución de las Conciencias avance con firmeza, es decir, que la
convergencia de conciencias individuales como conciencia colectiva haga suya
una nueva escala de principios y valores, vinculada al ideal libertario y al proceso
organizativo del movimiento.

Abundo sobre el tema y su complejidad. Atributo o cualidad humana por


excelencia, mediante la conciencia explicamos y asumimos de una determinada
manera la realidad, desde la más íntima hasta la más general. De esa forma
específica de la conciencia se desprenden actitudes y conductas que reflejan su
contenido. Integrado este por principios, valores, ideas, convicciones, certezas,
expectativas, preferencias, formas de relacionarse, hasta sueños.

Sin embargo, ese contenido de la conciencia está fuertemente influido por la


ideología (“visión del mundo” en sentido genérico) trasmitida a través de diferentes
medios e instituciones sociales. Familia, religión, escuela, medios de

13
Miembro activo de morena, prolífico escritor y filósofo argentino-mexicano, reconocido
internacionalmente por su trabajo en el campo de la ética y la filosofía política. Por su pertinencia
destaco esta frase suya: “Errar es humano, pero corregir el error es lo ético”.

78
comunicación, clubes, relaciones sociales y, desde luego, el propio Estado,
inciden de manera importante en el contenido de la conciencia individual y social,
íntimamente vinculadas.

Ahora bien, en cualquier sociedad, a través de la historia, ha existido una ideología


dominante, impuesta por la clase social dominante, la cual responde a los
intereses de reproducción de esa clase social. En otras palabras, los contenidos
de la conciencia tienden a manifestarse a partir de esa influencia ideológica, en un
proceso incesante (puede decirse “dialéctico”) de conexión, pero también de
contradicción.

Traduciendo las ideas expuestas a la realidad y el tiempo mexicanos. La conexión


se refiere a la introyección, en una parte del cuerpo social, de la ideología
dominante, empeñada en imponer sus valores y creencias, formas de vida y de
ser, recetas de éxito y fracaso. La contradicción, por su parte, proviene de las
condiciones materiales de existencia del pueblo; sus carencias y falta de
oportunidades, su agobio y desesperanza. Choque abrupto con el discurso
engañoso de la ideología conservadora de derecha.

Llevando el proceso de conexión-contradicción a la esfera de la conciencia. Paulo


Freire distingue, en un extremo, la “conciencia oprimida”, por tratarse de la
introyección, así sea fragmentada, de la ideología del opresor en la conciencia del
pueblo. Es decir, de una ideología ajena a sus intereses. En el otro extremo, ubica
la “conciencia crítica”, introyección de una ideología acorde con la ética de la vida
y los valores de libertad, derechos plenos, igualdad, solidaridad y justicia, negados
por la ideología dominante.

Desde luego, la vida social no es como la ley de la gravedad. La conexión y la


contradicción interactúan y dependen mucho de circunstancias, momentos y
subjetividades específicas. Quiero decir que la ideología dominante tiene una
influencia innegable en la conciencia individual y social, pero es relativa. El que
campesinos u obreros, trabajadores asalariados o no de distintos sectores
sociales, miembros de las clases medias, tengan una “conciencia crítica” (aunque
sea fragmentada) y actúen en consecuencia, confirma la contradicción. Por lo
demás, sin este nivel de la conciencia no se explicarían las históricas luchas
emancipadoras de los pueblos.

Dicho esto, cuando se habla de Revolución de las Conciencias, nos referimos a la


necesidad de una profunda transformación en el ámbito de los principios éticos y
los valores morales, opuestos necesariamente a los que la ideología capitalista
dominante pretende imponer como “verdad única” en la sociedad.

79
En términos llanos, del predominio ideológico del interés puramente individual,
basado en la competencia, el egoísmo y las nociones de “éxito” o “realización” por
la disponibilidad de dinero y bienes materiales, en un contexto de cultura clasista y
consumista, se postula el camino a la hegemonía social de una conciencia
colectiva solidaria y fraterna, en el contexto de una sociedad democrática, de
plenos derechos para todos, en la búsqueda incesante de la justicia y la libertad.

Recurro de nueva cuenta al maestro Dussel, quien señala: “Sólo cuando la ética
se ha hecho hábito y ya no se vea como obligación externa, sino como exigencia
de la personalidad política de todos los ciudadanos, (se alcanzará) la soberanía
plena y (el) poder para sostenerla. No será una ética objetiva, sino también una
cultura subjetiva, una nueva subjetividad corresponsable”.

Desde luego, el camino a “una nueva subjetividad corresponsable” es un camino


sinuoso. Enfrenta la espesa influencia de una ideología de la que no es fácil
sustraerse para quiénes no han adivinado en la conciencia su naturaleza
enajenante. Por otra parte, el extendido dominio de la corrupción como medio
patentado por los poderosos para prosperar, se escurrió a la sociedad, si no como
ejemplo, sí como una práctica recurrente en diversos espacios de la vida social.

A pesar de la contradicción referida y al carácter relativo de la influencia de la


ideología dominante, la Revolución de las Conciencias y la purificación de la vida
pública de México (exaltado propósito de López Obrador) no se decretan. Más
bien, avanzan paso a paso, aunque hay momentos (como el que vivimos) en que
se aceleran. Empero, el escaparate capitalista es tramposo. Incluso, para muchos
que lo veían inalcanzable, se ilumina una vez que han mejorado sus condiciones
de vida, como si fuera un resorte de la conciencia que apunta más alto.

A manera de ejemplo, hablemos de los prototipos del éxito en la lógica de la


ideología capitalista, digamos de la clase media alta para arriba. Prósperas
cuentas bancarias. Tarjetas de crédito. Escuelas y atención médica privadas.
Casa o condominio propios. Reconocimiento social y buena vida: restoranes
caros, coches vistosos, vacaciones de cinco estrellas, membresía en clubes
modernos, ropa de marca, viajes al extranjero y hasta presunción de alma pura.

¿Cuántas familias mexicanas tienen ese nivel de vida? Quizá 10 de cada cien. De
las 90 restantes sólo una parte mínima accederá a ese nivel, pero otra parte
(¿cuánto será?) cree en esa forma de “realización” y sueña con alcanzarla. No es
que esté mal querer una buena vida material; el problema es la conexión, esto es,
que en su conciencia se introdujo la ideología del opresor, obnubilando los
intereses propios y el tipo de conciencia que permitiría interpretar la realidad social
de otra manera y buscar transformarla en esa dirección.

80
Ahora quiero hacer extensiva tal hipótesis a otra. Un segmento mayoritario de los
desprovistos de ese nivel de vida “ideal”, mejoró su situación económica y social
como resultado de las políticas públicas y los programas sociales (alrededor de
dos terceras partes de familias en México), pero sin asumir los apoyos recibidos
como derechos, y menos como parte de un proyecto de transformación social.
Adicionalmente, otra parte menor interiorizó su nueva realidad con aspiraciones
que ya no cubren los programas de los que se benefició.

Reflexiones e hipótesis que apuntan en un sentido: “fragilidad de conciencia”.


Amplios sectores de la sociedad, principalmente los populares, respaldan a López
Obrador por haber paliado su pobreza y nutrido su esperanza, pero lo percibo más
como un acto de confianza y agradecimiento a su persona, que de toma de
conciencia sobre las causas de la pobreza y la falta de oportunidades.

De lo dicho, desprendo un reto primordial del gobierno de la 4T y de morena:


contribuir, desde su especificidad, a desarrollar la conciencia y organización del
pueblo, a todo lo que da. En el primer atributo el pueblo ha evolucionado, pero en
el segundo el proceso se muestra endeble, laxo podría decirse. Sin solidez de
ambos atributos, el futuro se torna incierto.

En este orden de ideas, considero insuficiente anclar el proyecto de


transformación social en la arena movediza del Estado de Bienestar, ya que no
resuelve por sí solo el tema nodal de la conciencia o, mejor dicho, de la “fragilidad
de conciencia” de un segmento amplio del conjunto social beneficiado. Las
políticas públicas de “arriba hacia abajo” no tienden a desdoblarse a una dinámica
conciente de participación en la vida pública. Situación limitante en un contexto de
asedio de las fuerzas opositoras de derecha.

Hay evidencias de que eso sucedió en Brasil, Argentina, Ecuador e incluso en


Bolivia. Es cierto que el ejercicio de gobierno desgasta, pero también sus derrotas
y regresiones electorales provienen de errores propios. En primer lugar, “el
descuido de la formación ideológica y política de los pueblos” (como afirma Frei
Betto), causa de la “fragilidad de conciencia” de un segmento importante de ellos.

Los gobiernos, partidos políticos y movimientos sociales de izquierda en América


Latina tienen que elaborar, en comunión con sus pueblos, una praxis renovada.
De no ser así, las derrotas o regresiones quedan más expuestas.

En el caso de México, este ejercicio analítico es impostergable y pasa


necesariamente por descifrar colectivamente el significado de la Revolución de las
Conciencias, con sus implicaciones partidarias y de gobierno. No obstante, en el
movimiento de la 4T ese postulado estratégico está más cerca de un enunciado
hueco que de una reflexión colectiva seria.

81
Parece no advertirse que sin una Revolución de las Conciencias el proyecto de la
4T es vulnerable. Desde luego ante la derecha, pero también ante quiénes, dentro
del movimiento, se cobijan en su manto guiados por una conciencia y una cultura
política ajenas al significado profundo de un cambio verdadero, por lo mismo
proclives a conducir el proceso por senderos de extravío y abandono.

Es cierto que el pueblo mexicano es más conciente, está “más avispado”, basta
voltear a la insurrección electoral del 2018, con su poderosa carga de hartazgo por
los nocivos efectos del neoliberalismo, pero reitero que ese hartazgo se vincula
con los malos gobiernos del pasado, no con la ideología neoliberal y el modelo
económico que produjeron el desastre.

En síntesis, atender sus causas transita por el acceso del pueblo a mejores
condiciones de vida. Hacerlo es convicción y compromiso, pero paralelamente el
movimiento de la 4T debe hacerse cargo de su baluarte ético, la Revolución de las
Conciencias, postulado insustituible para hacer realidad la esperanza de la
depuración de la vida pública y la utopía de un México regenerado.

6) SEMBLANZA DE ANDRÉS MANUEL Y SU CIRCUNSTANCIA


“Nada ha hecho más daño al país que la corrupción de los gobernantes”.
Andrés Manuel López Obrador.

En reciente entrevista con Televisa, el entrañable ex presidente de Uruguay, José


Mujica, señaló con respecto a López Obrador: “Está intentando cambios, ojalá que
los pueda hacer en paz, que recupere lo mejor que tiene México, su pueblo. No lo
conocía (personalmente), pero me pareció maravillosamente soñador, está
convencido de su causa, tiene un optimismo bárbaro, piensa que en un año lo van
a entender totalmente... Le dije que no... Es bueno que tenga fe... Es un veterano
astuto y se comunica muy bien con su gente”.

Explícitamente y entre líneas, lo dicho por este viejo dirigente de la causa libertaria
es impecable, por el equilibrio y profundidad de sus sutiles calificativos, plenos de
recato y simbolismo.

Por su parte, Luis Inacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil durante ocho años
(2002-2010). Obrero de oficio y líder histórico del sindicato minero metalúrgico de
su país. Opositor militante y distinguido resistente de la dictadura militar. Fundador
del Partido del Trabajo. Hombre íntegro, de probadas convicciones y honestidad,
señaló sobre Andrés Manuel:

“Mis saludos y deseo de éxito para usted en el inicio de esta jornada como
gobernante de uno de los países más importantes del mundo. Conozco su
trayectoria y empeño histórico a lo largo de décadas de lucha por la oportunidad

82
de escribir un nuevo capítulo en la historia del pueblo mexicano”. Más adelante
añadió: “López Obrador será el presidente de todos, pero con una atención
especial para los más pobres, por los que más necesitan del gobierno para tener
oportunidades. Su elección trajo un mensaje de esperanza para el desafío de una
América Latina más autónoma, soberana e integrada por la solidaridad entre
nuestros países”.

Alberto Fernández, flamante presidente argentino, que sustituye al nefasto y


derrotado Mauricio Macri, señaló: “...También hablamos del continente y de la
preocupación por lo que sucede hoy en Ecuador y en Chile. Los dos valoramos
mucho la institucionalidad y la democracia; las valoramos tanto como los criterios
de equidad y de igualdad que debe haber en nuestras sociedades. Otra
preocupación coincidente, lo que más siento con el presidente López Obrador, es
una comunión de ideas y conceptos sobre cómo vemos el mundo y cómo vemos a
nuestro países y nuestro continente”.

Seguramente, Iván Duque, Lenín Moreno o Sebastián Piñera, tienen otra opinión,
pero tres y tres, para que cada quien compare y saque las conclusiones que a su
interés o desinterés convenga.

Los hechos tienen voz, en este caso irrefutable. Andrés Manuel ha sido un
dirigente político excepcional en el medio político nacional. Creo que su resorte
profundo es la convicción en la justicia y una sensibilidad social guida por el amor
sincero a los desposeídos. En contraste -postura íntima-, ha hecho patente su
animadversión al mundo de los privilegios y a las causas que originaron la
“monstruosa desigualdad social”.

Acerca de su compromiso y capacidad de trabajo, es una exaltación cotidiana.


Perseverancia es la palabra indicada para describirla. Cualidad a la que López
Obrador atribuye un valor determinante en su vida política. Es admirable que haya
recorrido y hecho presencia varias veces en todos los municipios de México
(cuando menos dos veces en los más pequeños y apartados), llevando un
mensaje de esperanza, dialogando con la gente, recogiendo sus expectativas y
necesidades, compartiendo sus angustias, pisando firme en el territorio nacional.

Es una vileza de los conservadores reducir esa perseverancia al supuesto de que


estaba “haciendo campaña”. No entienden y menos sienten el valor que tiene (al
margen o no de campañas) la solidaridad, la mirada clara con la gente humilde.

Andrés Manuel ha sido conductor y referente moral de un movimiento político y


social, democrático y de izquierda, que lo hizo dirigente nacional 25 años antes de
llegar a la presidencia. Movimiento de época al que, por su innegable
trascendencia histórica, podemos llamar obradorista.

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Más aún, superando coyunturas y adversidades, el movimiento ha crecido y se ha
fortalecido con ritmo incesante. Encarnado en ideales del pueblo, posee la virtud
de trasmitir confianza, sostenida ésta en la congruencia del dirigente, el ideario
político que sostiene y la autoridad moral que irradia.

Efectivamente, López Obrador tiene autoridad moral. La ha ganado con hechos,


no con discursos. Su convicción en la honestidad, la sencillez de conducta, la
austeridad como forma de vida y como directriz en la política pública, han sido
percibidas y calificadas positivamente, con entrega, por millones de mexicanos,
hartos del político engreído, demagógico, manipulador y corrupto.

Convencido de que las elecciones son el medio pacífico para alcanzar las
posiciones legislativas y de gobierno desde las cuales impulsar la transformación
de la vida pública, el presidente de la República ha sido enfático en la necesidad
de erradicar la viciosa tradición del fraude electoral en México. Perseverante,
resistió dos fraudes antes del triunfo reconocido.

Andrés Manuel es un lector apasionado de la historia de México. Incluso, le quita


la costra, entresacando significados que dan pie a sus posturas ideológicas y
posiciones políticas. Ya entrados en la historia (“maestra de la vida” la llama), bajo
el fundamento de que la memoria es parte esencial de la identidad del proyecto de
la 4T, hago un breve recorrido ilustrativo.

Por los valores que representan y la trascendencia indiscutible de su legado, los


referentes históricos primordiales de López Obrador (plasmados en el emblema
del Gobierno de México) son Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez,
Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas. Ante la imposibilidad obvia de los dos
primeros, no es casual que los tres restantes fueran presidentes de la República
electos, Juárez en segunda instancia, pues la primera fue producto de un
interinato.

No obstante las “preferencias”, es destacable su aprecio íntimo por liderazgos


sociales como los de Emiliano Zapata y Francisco Villa, figuras emblemáticas de la
causa campesina y popular en la Revolución. Añado su reconocimiento explícito a
las figuras guerrilleras de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

Tratándose de intelectuales combatientes con los que el político tabasqueño ha


expresado clara afinidad, ubico a Ricardo Flores Magón y el magonismo,
precursores intelectuales de la Revolución Mexicana. Felipe Ángeles, militar de
carrera, ilustre artillero de la División del Norte, por cuyo recuerdo el aeropuerto de
Santa Lucía llevará su nombre. Resalto también a Francisco José Mújica, el
compañero radical, confidente e impulsor decidido de la mejor obra del general
Cárdenas y de la suya propia.

84
De época más reciente, Andrés Manuel se ha referido, por su relevante
contribución a la lucha por la democracia, a Heberto castillo y a líderes sindicales
como Othón Salazar, Demetrio Vallejo y Valentín Campa.

Valga la lista incompleta para ilustrar la naturaleza de las convicciones de López


Obrador en materia histórica.

El reencuentro cotidiano con la historia que lleva a cabo en las “Mañaneras” es


elocuente. No sólo por su alto valor pedagógico, sino porque exhibe la importancia
que le otorga como factor de identidad, alimento del presente e inspiración del
porvenir.

De la reivindicación de la historia a la defensa apasionada de las culturas de


México y su pueblo. En sus términos, nutrientes de cohesión social y familiar,
puntal de resistencia a las invasiones, calamidades naturales y malos gobiernos.
Auto afirmación de lo propio y recreación cotidiana de valores como la solidaridad,
la lealtad, la vida comunitaria o la vocación artística. Este acentuado rasgo de
López Obrador (contrastante con el acartonamiento de la mayor parte de los
políticos) exhibe a un líder político sensible a la creatividad multifacética del
pueblo, a sus costumbres y tradiciones, herencia de siglos de esplendor cultural.

Por cierto, en la reivindicación de la familia mexicana como núcleo esencial y


vasija de barro de la autoafirmación cultural del pueblo, es acertada la crítica de
López Obrador a la izquierda histórica, en el sentido de haber subestimado la
importancia de la familia como institución social indispensable para las luchas que
esa misma izquierda ha protagonizado por la justicia, la libertad y la igualdad.
Omisión -creo yo- derivada del principio doctrinario de que la familia suele
reproducir en su seno las pautas de la ideología dominante.

Ya que hablamos de las “Mañaneras” y, en general, de su contenido discursivo,


Andrés Manuel aplica rigurosamente el principio de causa y efecto para referirse a
la situación del país, frente a un pensamiento conservador que hace tabla rasa de
tal principio, no sólo negando su valor insustituible como fuente del conocimiento,
sino llevándolo al terreno de la amnesia para justificar el latrocinio neoliberal, o
para sacar de contexto los problemas y crear terreno fértil para las calumnias.

Si apreciamos sus referencias a la violencia e inseguridad, el empleo y los


salarios, la situación de la juventud, la salud o la educación, por mencionar sólo
esos ejemplos, vemos cómo se refiere insistentemente a las causas que
generaron el estado desastroso en que se encontraban. Neoliberalismo,
corrupción, Estado secuestrado, deterioro del tejido social, codicia de los
adinerados, individualismo. En síntesis, reiterada convicción de la necesidad de
atender las causas de los problemas para enfilar a su solución.

85
Para ahuyentar fantasmas, el presidente de México no es socialista. Tengo la
impresión de que él cree en un capitalismo con rectoría estatal que garantice el
bienestar social, el desarrollo democrático del país y el respeto escrupuloso de los
derechos humanos. Tampoco es un socialdemócrata de la estirpe conocida. Creo
que el contenido de su conciencia y su mundo subjetivo rebasan ese perfil.

Sin embargo, su concepción política encaja con el concepto del llamado Estado de
Bienestar. En mi opinión, se trata de un enfoque realista en las circunstancias
actuales del país, aunque limitado en términos estratégicos. Sobre ello, abundaré
en el próximo capítulo.

En otro orden de ideas, el discurso hablado y escrito de Andrés Manuel se basa


en ideas rectoras, las cuales repite incesantemente, usando los mismos
argumentos, palabras, significados, símbolos e ironías. Durante 30 años los ha
repetido, iguales a sí mismos. Es un defecto que se le recrimina o un mérito que
se le reconoce. Como sea, confirma a cada paso su pensamiento, dejando huella
de congruencia, compromiso y calidad moral.

En lo personal, me gusta el discurso político creativo, cambiante, de cierta


inspiración literaria, pero el efecto que ha tenido el verbo plano y cansino de López
Obrador pone las cosas en su sitio. Quizá por esta razón, no es un polemista
versátil, como se mostró en los tres debates con otros candidatos presidenciales,
donde dejó la impresión de quedarse muy corto.

En este orden de ideas, considero que los momentos en que Andrés Manuel no
tiene que auto limitarse, orillado por la responsabilidad del cargo público, o cuando
el asedio sube de tono y exige la pasión y la palabra puras, la precisión de sus
valoraciones y la vehemencia de su discurso coinciden, literal y emocionalmente,
con la expectativa de los integrantes del movimiento que encabeza y con el
espíritu de sus principios rectores.

Ejemplos de ello: la oportunísima polémica que desnudó a Diego Fernández de


Ceballos en el canal de las estrellas de Televisa; su férrea postura en los tiempos
del desafuero como Jefe de Gobierno del Distrito Federal o el espléndido discurso
en la Cámara de Diputados (el más rico y contundente que le he escuchado), en el
que fue elocuente el silencio expectante de los que votarían minutos más adelante
en su contra.

La respuesta decidida y militante contra el fraude electoral del 2006 y los


subsecuentes discursos en un pletórico Zócalo antes y durante el plantón de la
dignidad en las calles más emblemáticas de la capital de la República, forman
parte de esa sintonía. Mucho más cauto, el reciente discurso en la Casa Blanca
sintetizó dignidades extraviadas por largos años.

86
En materia de su paso por cargos y encargos. Como presidente del PRD se fijó
como meta posicionar electoralmente al partido con miras a la elección federal
intermedia de 1997. El logro fue muy bueno, pues en condiciones adversas se
alcanzó casi un 25 por ciento de la votación nacional, en un momento en que el
partido venía de un reflujo electoral significativo. Vinculado a ese logro, Andrés
Manuel introdujo el método de masificar el trabajo territorial del partido, a través de
las llamadas Brigadas del Sol. Integradas mayoritariamente por jóvenes
avecindados en sus lugares de trabajo, contribuyeron a darle frescura y presencia,
tanto a la propuesta programática del PRD como a sus candidatos.

Tuve la ocasión de coordinar las Brigadas del Sol en dos elecciones locales
(Acapulco, Guerrero y Cárdenas, Tabasco.) y una más en elecciones intermedias
en el Estado de México. Comprobé no sólo la eficacia del método, sino el
aprendizaje que se desprende de la práctica de una militancia territorial. También
reafirmé la convicción en la necesidad de la formación política como instrumento
necesario para elevar la capacidad argumentativa de las y los brigadistas.

Paralelamente a ese logro, sol y sombra, Andrés Manuel dejó vía libre para que el
entonces secretario general, Jesús Ortega, se abocara a controlar la estructura
orgánica del partido, antecedente del fortalecimiento de los “chuchos”, grupo de
triste memoria.

Mi reflexión sobre el punto, es que López Obrador subestima al partido político


como instrumento indispensable en un proceso de transformación social. Creo que
desconfía de la proclividad de sus dirigentes a burocratizarse, generar intereses y
desvincularse del pueblo, caldo de cultivo, entre otros males, de la corrupción, el
extravío del proyecto y el abandono de los principios.

Comparto una parte, la otra no. Es cierto que el grueso de la gente desconfía de
los partidos políticos, claramente asociados con el oportunismo electorero, la
manipulación y la corrupción. Sin embargo, la 4T no puede soslayar que le
corresponde a morena, no al poder público, cumplir con responsabilidades
esenciales del proyecto, tema en el que abundaré más adelante. si cumple o no
con tales responsabilidades es harina de otro costal.

En cuanto a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, llevó a la segunda


cumbre más alta el prestigio de López Obrador, dando un paso clave en la
consolidación del movimiento que encabeza y sirviendo -valga la expresión- de
preludio de las políticas que está aplicando como presidente de la República. Una
inédita y diversificada política social, la rigurosa austeridad, la honestidad en el
ejercicio de gobierno, el impulso al trabajo territorial con transparencia informativa
y claridad de miras, el contacto directo con la gente, entre otros aspectos, fueron

87
el toque distintivo del amplio reconocimiento social a su gestión. Como ejemplo de
un toque personal, su primer informe de gobierno, en 2001, lo realizó ante un
Zócalo lleno, rompiendo de tajo la fatua solemnidad tradicional de los salones
cerrados y los aplausos burocráticos.

Asunto crucial. La ideología y la política pueden ser refractarias. Sostener un


equilibrio justo entre una y otra es complejo. Las exigencias de la política tienen
más variables que la subjetividad de las convicciones, y otra porción adicional
cuando se ejerce desde la responsabilidad de Jefe de Estado.

López Obrador es un hombre de ideales y principios, atributos muy escasos en la


clase política, pero también es pragmático. Moldea su discurso y sus decisiones
políticas a partir de su valoración de las circunstancias. Incluso, es reiterativo en el
sentido de que su responsabilidad pública lo obliga a auto limitarse. El riesgo
existe, ya que no es extraño que las exigencias de la política le den jaque a los
ideales y los principios. En fin, es moverse en el filo de la navaja.

Percibo que confía demasiado en sí mismo, en su capacidad de tomar decisiones


que hipotéticamente no impliquen salirse del riel del difícil equilibrio. No entiendo,
de otra manera, por qué designó como parte del gabinete y de su equipo más
cercano a personas que a todas luces no comparten el proyecto que él representa
ni al movimiento que lo ha llevado al sitio que ocupa.

Cito, sobre este punto, a Daniel Cosío Villegas, quien sostenía, en 1947: “depurar,
querría decir, usar sólo de los hombres puros o limpios. Si no se reafirman los
principios, sino que simplemente se los escamotea; si no se depuran los hombres,
sino que simplemente se les adorna con vestidos o títulos, entonces no habrá en
México autorregeneración y, en consecuencia, la regeneración vendrá de fuera y
el país perdería mucho de su existencia nacional y a un plazo no muy largo”.

Otro desafío, quizá el mayor de la transición antineoliberal que vivimos, es el tipo


de relación que establezca con la oligarquía, a cuyos miembros incluyó como
parte esencial de la “minoría rapaz”, los que “se sienten amos de México”.

El contrapeso al poder económico y la subjetividad arrogante de la oligarquía tiene


un fuerte cimiento en la separación del poder económico del político, recuperando
la rectoría del Estado en la política pública. También forman parte del contrapeso y
la autoafirmación, entre otras medidas, la cancelación del corrupto negocio del
aeropuerto, la abolición constitucional de la condonación de impuestos, la
conversión en delito grave de la corrupción, la facturación falsa y el fraude
electoral, a las que debe agregarse el reciente rechazo al endeudamiento externo
para “rescatar” a los grandes empresarios.

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Empero, se trata de medidas planteadas desde el poder presidencial. A mi
entender, el contrapeso más eficaz al poder oligárquico, radica en la edificación
de una fuerza social que respalde las políticas públicas de carácter popular, pero
que también se exprese, como fuerza organizada, en el impulso al cambio
profundo ordenado por 30 millones de ciudadanos, que tienen clara la necesidad
de poner un límite contundente al dominio de la “minoría rapaz”.

Debo añadir, finalmente, que durante varios años Andrés Manuel me dispensó su
confianza y afecto. Tiempo en el que aprecié de cerca su pensamiento,
sentimientos y forma de hacer política. Tengo la certeza, de que sus convicciones,
fruto maduro de principios, ideales e indómita perseverancia, representan un
liderazgo indeclinable hacia una auténtica regeneración de la vida nacional. La
historia, como siempre, dictará la última palabra.

Quiero aclarar que una cosa son las coincidencias, el reconocimiento a una
trayectoria, el apego afectivo al liderazgo y al aporte histórico de un dirigente
político, y otra muy diferente el culto a la personalidad. Esta, no sólo trasmuta al
ser humano en mito, despojándolo de su naturaleza falible, sino que lo hace
depositario de una fe cuasi religiosa que prescinde de la capacidad crítica.
Además, tanto incienso puede llenar de humo la cabeza, propiciando la pérdida de
rumbo. Peor todavía la incondicionalidad, siempre acrítica, servil, muy distinta a la
lealtad y el respeto. En cuanto a las apologías para quedar bien, son abominables.
Siempre esperan algo a cambio, se guían por una lógica mercantil, envilecen la
política.

Por cierto, en una tarde tranquila de oficina, jugueteando con las tradicionales
iniciales que caracterizan a los partidos políticos, junté las dos letras iniciales de
Movimiento Regeneración Nacional. Barajando minutos después con Andrés
Manuel la diversidad de siglas posibles en la ruta de movimiento a partido, la
palabra MO-RE-NA concitó de inmediato su atención, sellándose a la postre lo que
fue una propuesta que a lo mejor les vino a la cabeza a muchos otros. En fin,
traiciono la discreción que he sostenido y me atrevo a señalar lo acontecido.

+ + + + + +

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CAPÍTULO III. ¿PROFUNDIZAR O RECTIFICAR?

“La tradición intelectual es de servilismo hacia el poder, y si yo no


la traicionaría me avergonzaría de mí mismo”
Noam Chomsky.

RELACIÓN ESTADO OLIGARQUÍA


No concibo la superación del neoliberalismo, de mantenerse la hegemonía de la
actividad económica y una acumulación de capital fuertemente concentrada en los
intereses de la oligarquía y de las empresas trasnacionales. Ello significaría
reproducir en los hechos uno de sus baluartes.

No soy ajeno al contexto. Las cúpulas empresariales y los grandes magnates no


aceptarán disminuir sus enormes ganancias económicas ni los privilegios
ilimitados con los que contaron en la era neoliberal, sin poner en juego todo su
poder contra la 4T y contra el presidente de la República. Para ellos está en juego
lo que quieren seguir siendo; para la 4T, el futuro de México.

Pensar en ruptura es un desvarío, pero no es ocioso insistir en que los varones del
dinero se acostumbraron a un Estado servicial. No sólo eso, hegemonizaron las
decisiones del rumbo nacional y ascendieron al sitial de poder supremo en el país.
Concentraron fortunas mayúsculas, con su equivalente en subjetividades
soberbias, como la de asumirse “amos de México”, dueños en propiedad privada
del destino nacional.

La contradicción es evidente; la salida, una encrucijada. ¿Se podrán replantear en


México los términos del proceso de acumulación capitalista? Los signos, en un
sentido u otro, se entrecruzan. Señales positivas se dieron en el caso del
aeropuerto de Texcoco, la eliminación de las condonaciones fiscales, el rango de
delito grave a la corrupción, la exigencia del cumplimiento fiscal a grandes
empresas, el combate contra la facturación falsa y las empresas fantasmas o con
la muy digna decisión de no recurrir al tradicional endeudamiento externo para
“rescatar” a los magnates en tiempos de coronavirus

Empero, salta a la vista el problema tributario. Las empresas y corporaciones


gigantes no pagan, o pagan cantidades ínfimas de Impuesto Sobre la Renta (ISR)
sobre ingresos gravables, situación contraria con la polémica decisión de López
Obrador de no realizar una reforma fiscal, cuando hay constancia de las
dificultades que tiene que sortear el gobierno federal para que alcancen los
recursos públicos, a pesar del incremento en la recaudación fiscal y de los ahorros
provenientes de la austeridad y el combate a la corrupción.

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Puede entenderse, bajo una lógica de realismo político, que no pueda prescindirse
del enorme peso económico de la oligarquía, pero su reforzamiento puede
significar un grave error histórico.

En este delicado asunto se pone a prueba el difícil equilibrio entre ideología y


política, entre principios y pragmatismo, pero la realidad es que no se superará la
nefasta herencia neoliberal sin darle un giro drástico a la insultante concentración
de la riqueza nacional.

En otro sentido, advierto falta de empuje para el desarrollo de la pequeña y la


mediana empresas, a pesar de que absorben más del 70 por ciento de la fuerza
de trabajo. En igual sentido, el sector social de la economía está claramente
subestimado por el gobierno federal.

POLÍTICA SOCIAL
Un elemento distintivo de la 4T es su compromiso con la redistribución de la
riqueza a través de los programas sociales. No sobra decir que ese círculo
virtuoso debe cerrarse con su aplicación honesta y eficiente. Parte de ello es la
entrega directa de los recursos a los beneficiarios, evitando las corruptas
intermediaciones, pero también debe serlo su correcta administración, operación y
evaluación. Sobre ello existen dudas fundadas a las que no puede darse la media
vuelta. Me explico:

Es imperativo, desde mi punto de vista, que quienes deciden la forma de aplicar


los programas sociales a escala nacional, estatal o municipal, así como sus
operadores territoriales, deben tener claro que los programas son parte de un
proyecto nacional de transformación, no parcelas autónomas. Ello implica
comprensión y compromiso con el proyecto global; atributos indispensables de la
mística individual y colectiva que requiere su adecuado funcionamiento. No
obstante, sobran servidores públicos que no entienden ni parece importarles
entender esta situación, dando lugar, por acción u omisión, a prácticas
burocráticas sesgadas, sin convicción en su significado profundo. Esta situación
desvirtúa los programas y al propio proyecto en el que se sustentan.

Resultado de este vacío, es la tendencia de algunos niveles directivos a actuar


discrecionalmente en la toma de decisiones. Hacen círculo cerrado, se agrupan
para defender sus cargos. No ejercen prácticas democráticas; por ejemplo,
evaluar sus áreas de responsabilidad con los encargados del trabajo territorial.
Incluso, cuando éstos presentan casos problemáticos, suele pasar que no se
atiendan o que consideren problemático al que los presenta.

Bastaría guiarse por lo estipulado en el Plan Nacional de Desarrollo: “Antes de


tomar determinaciones, los gobernantes deben escuchar a sus gobernados y
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actuar en consecuencia. Los funcionarios públicos de todos los niveles están
obligados a servir, no a servirse; a desempeñarse como representantes de la
voluntad popular, no como sus usurpadores; a acordar no imponer; a recurrir
siempre a la razón, no a la fuerza, y a tener siempre presente el carácter temporal
de su función y no aferrarse a puestos y cargos”.

Aunque no es generalizable, resulta lamentable que una política social de gran


envergadura se desdibuje por una administración deficiente. Las quejas son
reiteradas. En lugar de simular que todo va muy bien, lo pertinente es concientizar
a los servidores públicos para que entiendan que los programas son parte
inseparable de un proyecto. Mediante la reflexión colectiva y un método
pedagógico apropiado, es perfectamente factible hacerlo. Al menos para cerrar la
brecha que parece estar detrás de las omisiones y las pifias.

Adicionalmente, dicho proceso de concientización debiera hacerse extensivo a los


beneficiarios de los programas sociales, que comúnmente no los vinculan con el
proyecto de gobierno que los promueve, facilitando que la conciencia se mueva
hacia su lado más volátil, apuntalado éste por las “bondades” de la oferta
capitalista, siempre presente en el abundante repertorio de la ideología dominante.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DEMOCRACIA DIRECTA
El triunfo electoral de 2018 enfiló a México por un camino distinto, de dignidad y
esperanza. No se trata de un proyecto de gobierno anticapitalista, pero sí de
transición antineoliberal, construcción democrática sustantiva, recuperación de
soberanía nacional y del Estado como instrumento rector de la vida pública.

Sobra decir que ese camino es antagónico, en pensamiento y obra, a la inercia


conservadora y oligárquica de la que venimos. Contradicción expuesta: Estado
democrático con vocación social, encarnado en un sistema productivo capitalista
subordinado, en la era de la globalización neoliberal. En la sucursal mexicana del
modelo, oposición frontal a la rectoría de un Estado “insubordinado”.

Así las cosas, no basta con una generosa obra de gobierno. Se requiere ampliar
el horizonte hacia la creación de las condiciones subjetivas de la transformación
social. Quizá me equivoque, pero una seria limitación del Estado de Bienestar es
que el buen gobierno (en sentido literal) lleva a cabo políticas públicas de beneficio
social en varios frentes, pero descuidando el trabajo de concientización e impulso
a la organización del pueblo. En otras palabras, la relación del gobierno con los
sectores populares no puede abrirse y cerrarse en el binomio otorgamiento-
beneplácito de y por los beneficios.

Andrés Manuel me invitó a ser director general de Participación Ciudadana cuando


fue Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. No es momento de hacer un

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recuento de esa espléndida experiencia, pero en ella ratifiqué mi convicción de
que la participación ciudadana no puede ser un asunto cosmético, discursivo, sino
un proceso que apunte efectivamente a la apropiación social de la vida pública y
del destino colectivo.

Como todo proceso, gradual, e incluso desigual e inestable, pero con


direccionalidad precisa. Comprobé que una parte de los vecinos tiene disposición
y capacidad (no así la oportunidad) de participar activamente en la vida
comunitaria de sus colonias, barrios, pueblos y unidades habitacionales.

Promover y facilitar, desde las políticas públicas, dicha disposición y capacidad


permitiría acceder a formas de democracia “directa” (término más apropiado que el
de “participativa”). Entre otros aspectos, ello permitiría romper la unilateralidad de
los programas y acciones de gobierno, tendiendo puentes a formas de
bilateralidad que marquen una diferencia cualitativa en la relación de las
autoridades con la población, precisamente en su entorno social más directo.

Sin duda, un paso de primera importancia en esa dirección fue la incorporación al


Artículo 15 Constitucional de la obligación del poder público de acatar, con
carácter vinculatorio las decisiones sociales. Sin embargo, este avance inobjetable
reclama diversificar las formas de participación y toma de decisiones “desde
abajo”.

Es deseable que se utilicen frecuentemente figuras participativas como el


plebiscito, el referéndum y las propias consultas populares, pues transfieren
capacidad de decisión a la ciudadanía, pero su ejercicio es esporádico, de
calendario, valga decir. La democracia directa apunta más arriba, mediante
instrumentos de participación permanentes y de acción cotidiana. Destaco, entre
ellos, la Asamblea Ciudadana (así tipificada, erróneamente en mi opinión, en la
Ley respectiva de la Ciudad de México) y las llamadas comisiones de Apoyo
Comunitario.

Al respecto, en el gobierno y en morena debiera analizarse seriamente la


pertinencia de impulsar este tipo de formas participativas, ya que contribuyen a
desarrollar conciencia sobre la importancia de participar en la vida pública,
demostrable en tanto voz que se atiende y decisiones que se acatan.

La democracia directa puede ser un instrumento fundamental de poder popular


organizado, nutriente de la defensa e impulso (no necesariamente partidista) al
proyecto de la 4T y de la posibilidad de profundizarlo, imprimiéndole a la transición
antineoliberal un potencial cualitativamente superior.

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Retomando el tema de la Asamblea Ciudadana (Comunitaria sería un mejor
término), esta puede partir de una división geopolítica basada en el municipio y la
unidad territorial. Entendida como instrumento abierto y libre de participación para
la población de esos espacios (un municipio grande puede tener varias unidades
territoriales), dicha asamblea serviría no únicamente para informar sobre los
programas de gobierno, sino también para que los participantes en las asambleas
propongan políticas públicas, supervisen y evalúen a las autoridades y
representaciones legislativas locales, y tomen decisiones sobre los aspectos más
sentidos por sus comunidades.

La parte ejecutiva de las decisiones de la Asamblea Comunitaria recaería en las


llamadas comisiones de Apoyo Comunitario (contempladas en la Ley de
Participación Ciudadana de la Ciudad de México). Grupos de acción social,
integrados por los propios vecinos, encargados de promover organización para
atender y resolver problemas de seguridad pública, salud y educación, promoción
cultural y deportiva, medio ambiente y protección civil, entre otras que la propia
Asamblea juzgara pertinentes.

Desde luego, dichas comisiones se constituyen en las asambleas, dependen de


estas y a ellas rinden cuentas (siguiendo el ejemplo de las comunidades indígenas
del México profundo), no a comités ciudadanos electos, de muy triste memoria y
pésimos resultados en la Ciudad de México.

En síntesis, adoptar en la relación entre el gobierno y la sociedad la práctica


sistemática de la democracia directa, dotaría al proyecto de la 4T de un eslabón
importante para equilibrar las políticas públicas propias del Estado de Bienestar
con ciertos niveles de apropiación social de la vida pública, apto para defender y
profundizar los avances democráticos.

Al respecto de las consultas populares, una pregunta: ¿Prohibir o no la caza


deportiva? Es muy ingrato matar animales por diversión, por satisfacer una
vanidad estúpida. Usar un rifle u otro medio de caza contra seres vivos
indefensos, me parece deleznable. Revela insensibilidad por la vida, crueldad,
conciencia abusiva y alma marchita. La 4T debía poner el ejemplo de su
compromiso con el cuidado de la naturaleza y de la hermosa diversidad de vida
que en ella tiene asiento.

Mahatma Gandhi, pacifista y emancipador del colonialismo inglés en la India, líder


político y espiritual de su pueblo, ejemplo universal de congruencia y dignidad,
dejó constancia: “Un país, una civilización, se puede medir por la forma que trata a
sus animales”. En fin, fue una digresión.

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SECTOR SOCIAL DE LA ECONOMÍA Y COOPERATIVISMO
Una omisión del gobierno de la 4T radica en la escasa importancia que le otorga al
sector social de la economía. En el Plan Nacional de Desarrollo se destina una
sola línea al tema, que dice: “El gobierno federal impulsará las modalidades de
comercio justo y economía social y solidaria”. O sea, Un enunciado sin más
contenido que un propósito genérico. En otras palabras, sin origen ni destino.

En mi apreciación, resulta indispensable repensar este asunto, cuando menos el


relativo al desarrollo de cooperativas de producción, servicios y ahorro y
préstamos, por lo que pueden significar en materia de recuperación histórica y de
contrapeso a la abusiva concentración de capital. Sólo como ejemplo, las
cooperativas de ahorro y préstamos registradas en el padrón federal, disponen de
decenas de miles de millones de pesos, buena parte de los cuales están
depositados en bancos privados, entre otras cosas porque tienen prohibido por ley
prestar dinero a otras cooperativas. De este tamaño es el absurdo.

Es tal la subestimación, que en la Cámara de Diputados no se debate el tema de


la economía social y solidaria, cuando es evidente que se requiere modificar el
restrictivo marco legal vigente, aprovechando la mayoría legislativa de morena y
retomando el espíritu de la ley respectiva del sexenio del general Cárdenas, en el
que se exaltó a ese sector, resaltado por cierto en nuestro texto Constitucional.

Más aún, programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando


Vida, incluso el de becas a estudiantes del nivel superior, podrían perfectamente
incorporar en sus reglas de operación el fortalecimiento de las cooperativas
(previa valoración de su funcionamiento), o bien la formación de nuevas
cooperativas, lo que permitiría darles una mayor oportunidad de continuar
laborando una vez que concluya la vigencia del apoyo económico a los aprendices
y becarios de esos programas, y de otros.

Pero no sólo eso, el cooperativismo puede ser una escuela ejemplar de valores
como la solidaridad, el trabajo compartido, la distribución democrática de los
rendimientos, la planeación y evaluación colectivas de las actividades. Todos ellos
valores íntimamente ligados a la economía moral y la Revolución de las
Conciencias planteadas por la 4T.

Adicionalmente, las cooperativas, generan empleos productivos y recursos


económicos por cuenta propia. A diferencia de los programas de bienestar, que si
bien incrementan la capacidad de consumo de los sectores populares, no generan
riqueza desde el ámbito social. Sin ser excluyentes, este asunto debería ser
motivo de reflexión en el gobierno de la 4T, en el marco de la transición
antineoliberal que lleva adelante.

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RESCATE DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
Es de aceptación universal la importancia de la institución escolar en cualquier
sociedad. Su ausencia es impensable, salvo en una lógica del caos global. Sin
embargo, no estoy de acuerdo con la generalizada idea de que la escuela es un
bien en sí mismo; en contrario, suele servir como instrumento de reproducción de
las condiciones de la dominación, como se ha teorizado ampliamente.

Tampoco sugiero que la “antiescuela” (interesante postura de intelectuales como


Iván Ilich) sea una alternativa, pues la institución escolar, además de proporcionar
elementos informativos y de conocimiento de validez general, el proceso de
socialización que ocurre en su seno tiene un carácter formativo y civilizatorio
insustituible. Lo que sí afirmo es que los contenidos de los planes y programas de
estudio, la metodología de la enseñanza empleada, la forma de organización de la
escuela y la propia formación del magisterio, reflejan una determinada orientación
ideológica que naturalmente influye en la conciencia de los estudiantes de
cualquier nivel escolar.

Aclaro que no se trata de un determinismo absoluto, ya que la vida escolar suele


ser un híbrido en el que se mezclan concepciones, experiencias y prácticas
diversas, con frecuencia contradictorias en su matriz ideológica y, por tanto,
pedagógica y didáctica, pero enmarcadas como tendencia en las directrices de un
determinado proyecto de Estado, que se desdobla al ámbito educativo, siempre en
función de los intereses de clase a los que sirve ese proyecto.

No es casual, por ejemplo, que Manuel Ávila Camacho haya decidido suprimir del
Artículo 3º Constitucional el término “socialista”, planteado por el general
Cárdenas como un postulado básico de la educación impartida por el Estado. Digo
ello porque los proyectos de gobierno de ambos ex presidentes eran radicalmente
opuestos y ambos buscaban dotar a la educación pública de su propia identidad.

Abundando en esta materia, la tecnocracia neoliberal puso en boga el refrito de la


calidad educativa y la excelencia académica, al que le dieron trato de
mandamiento de fe, por considerarlo un guiso indispensable de la enseñanza en
las escuelas. No dicen que esos terminajos fueron facturados por organismos
internacionales como la OCDE, fachada para encubrir el propósito de inducir
procesos escolares funcionales a la ideología neoliberal.

Un ejemplo emblemático de la lógica planteada, es el ITAM. Esta universidad


pregona a los cuatro vientos el tema de la calidad y la excelencia educativas, a las
que considera atributos básicos e “irrefutables” de su concepción educativa
general y de su proyecto universitario en lo particular. Pues bien, el ITAM fue
fundado -como se planteó anteriormente- para preparar a sus egresados como

96
directivos o ejecutivos de la empresa privada o en el de la toma de decisiones en
el aparato estatal, señaladamente en el área económica, con la mira puesta en
consolidar a perpetuidad el neoliberalismo.

Así pues, la supuesta neutralidad del aparato escolar es un mito. La ideología


nunca es neutral, como tampoco lo es el uso de la ciencia; realidad que no
entienden las mentes conservadoras, como quedó de manifiesto recientemente
con las agresiones a la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) María Elena Álvarez-Buylla, que se atrevió a hablar (con absoluta razón,
al menos para la gente inteligente) de la “ciencia del neoliberalismo”.

En el caso de México, el legado de José Vasconcelos, del fomento a la educación


pública en el periodo cardenista, de secretarios de la SEP como Jaime Torres
Bodet o Agustín Yáñez y, sobre todo, de las movilizaciones magisteriales de los
años 50 y 60 del siglo pasado, y a partir de 1979 de la CNTE, junto con
formulaciones teóricas y pedagógicas abundantes de ilustres maestros e
investigadores, han servido de respaldo o de contrapeso (según la época) a las
políticas educativas de los sucesivos gobiernos.

No hago apología de la escuela pública o de sus universidades, repudiadas por los


ricos y sus tecnócratas, pero sí de conquistas históricas como la gratuidad, la
libertad de cátedra o la masificación y carácter laico de la educación.

En mi caso personal, soy egresado de la UNAM y fui maestro del IPN durante 13
años. Me enorgullece su existencia y el papel de ambos centros educativos (y de
otros, como la Universidad de Chapingo y la Normal Superior) en el movimiento de
68, ejemplo de compromiso y conciencia del estudiantado de centros educativos
públicos con el destino de México.

Considero a la UNAM como la mejor institución pública del país en el siglo XX, y al
IPN como un aporte ejemplar del general Cárdenas al necesario vínculo entre
proyecto de nación y educación superior. Sólo en materia de investigación, ambas
instituciones, junto con la UAM, generan el 50 por ciento del total nacional, frente
al 5.5 que generan 15 instituciones privadas. Añado a sus brillantes egresados en
el terreno de las artes, las ciencias y la tecnología. Los tres premios Nobel
otorgados a mexicanos, Alfonso García Robles, Octavio Paz y Mario Molina fueron
egresados de la UNAM.

Sin embargo, las universidades públicas en México han sufrido una dolorosa
regresión en las últimas décadas, como si las hubieran contagiado. En tiempos de
la 4T, es insoslayable promover y facilitar un amplio debate acerca de su papel en
un proyecto de nación y de gobierno contrapuesto al impuesto durante 36 años de
depredación neoliberal.

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No entendería mantener inercias, cuando el pensamiento conservador fue
gradualmente erosionando los enfoques y contenidos de los planes y programas
de estudio, sumado al deterioro ideológico de los lineamientos institucionales, la
antidemocracia en la integración de sus autoridades (cobijada en el argumento
oportunista de su autonomía), frecuentemente guiadas por una visión mercantilista
y acrítica de la educación, junto con un creciente número de profesores que se
comen gustosos el guiso de la supuesta neutralidad de la ciencia y la enseñanza.

Corresponde a los propios maestros, investigadores, estudiantes y trabajadores no


docentes de los centros educativos públicos, tomar la estafeta de la rica memoria
histórica de la educación pública en México y debatir cómo articularla con el
proyecto de gobierno de la 4T. Lo que está en juego, finalmente, es el tipo de
formación y de conciencia que inspira la escuela en sus estudiantes. Ya será cosa
de cada quién definir la ruta de sus vidas y compromisos.

La regresión aludida se agravó con el predominio neoliberal. Los directores


generales del IPN, por ejemplo, sostenían que el objetivo del Instituto era formar
profesionistas y técnicos al servicio del sector productivo, acaso convencidos de
que tal sector era representativo de los intereses de la Patria (digo ello en alusión
al original y cardenista lema institucional “La técnica al servicio de la Patria”). En
plena era neoliberal, los señores que dirigían los destinos del IPN se cuadraban,
vergonzosa y acríticamente, a las necesidades de un sector productivo controlado
por la oligarquía neoliberal y el Estado a su servicio.

La reforma educativa de Peña Nieto y Aurelio Nuño la emprendió contra los


maestros, culpándolos de los rezagos y problemas del sistema educativo. Bajo el
manto de esa falacia, los serviles tecnócratas al servicio de la SEP lanzaron su
campaña de “evaluación” del magisterio, mediante torpes pruebas estandarizadas,
diseñadas y aplicadas (cuando pudieron hacerlo) para justificar la persecución,
afectar derechos adquiridos y cortar cabezas.

Sin embargo, el propósito esencial de la muy publicitada reforma, inspirada en


espejitos y cuentas de vidrio, tenía la intención -como ya se apuntó- de controlar
integralmente la vida de las escuelas, para imponer la privatización de las
conciencias de niños y jóvenes, a imagen y semejanza de la ideología dominante:
individualista, consumista, competitiva.

Por ello, organismos de la llamada sociedad civil como “Mexicanos Primero”


(encabezada por Claudio X. González hijo, siniestro personaje de la prédica
antiobradorista) fueron arietes del intento privatizador. Me los imagino evaluando
a los maestros, con Televisa sirviendo de mente creadora en la elaboración de los
libros de texto a nombre de la calidad y excelencia educativas.

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Es cierto, como se describe más adelante, que en el tiempo de gobierno de la 4T
se aplican políticas educativas de nuevo cuño en distintas áreas, producto de un
compromiso con la educación pública y con el fundamento de que la educación es
un derecho, no un privilegio.

En ese contexto, me parece un contrasentido que el titular de la SEP sea el


ciudadano Esteban Moctezuma, ex secretario de Gobernación con Ernesto Zedillo
y ex presidente de Fundación Azteca, rama “filantrópica” de una televisora
dedicada a la producción masiva de información tendenciosa o abiertamente falsa,
mercantilismo barato y abundancia de contenidos pueriles, de una frivolidad y mal
gusto extremos.

Advierto muy difícil, casi imposible, que la ideología del citado secretario pueda
elaborar u operar una propuesta educativa acorde con el significado de la 4T. ¿A
qué diablos se refiere? cuando habla de una “nueva escuela mexicana”. Más bien,
pienso que su presencia en tan delicada responsabilidad expresa una concesión
injustificada al pensamiento conservador de derecha en un área de particular
relevancia social.

Retomando el tema del proyecto educativo del actual gobierno, si bien el concurso
de los maestros debe ser esencial para articular críticamente su experiencia con
los propósitos transformadores de la 4T, no puede olvidarse que los dirigentes del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) apoyaron (con la
mansedumbre de muchos maestros contralados) la reaccionaria y privatizadora
reforma estructural en materia educativa, añadiendo un eslabón a la ignominiosa
subordinación histórica del charrismo sindical a los gobiernos en turno, convertidos
ahora en hipócritas porristas de la eliminación de dicha reforma.

En contraste, el paso trascendental de su abrogación, fue producto de la


persistente movilización de la CNTE (incluyendo el saldo trágico de la represión de
la Policía Federal en Nochixtlán, Oaxaca), histórica corriente sindical del SNTE
que recientemente cumplió 30 años de vida, luchando no únicamente por la
democratización de su sindicato y la defensa de la educación pública, sino
elaborando propuestas sobre su materia de trabajo desde 1982, sintetizadas
entonces en el documento Proyecto de Educación Alternativa.

No es el momento del recuento de los aportes de las y los maestros de la


Coordinadora a la democratización de la vida pública de México (es sabido que no
pocos de sus dirigentes se corrompieron), pero sí lo es señalar que debe
desempeñar un papel estelar ser en el proceso de participación del magisterio en
la elaboración de las leyes secundarias, así como en la posterior supervisión y
evaluación de su aplicación.

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Por cierto, se ha debatido públicamente la propuesta de aplicar en las escuelas de
educación básica el programa “mochila segura”. Esperamos que el gobierno de la
4T rechace semejante agravio a la dignidad de los niños. No es posible que en
espacios dedicados a la enseñanza, a millones de pequeños se les esculque su
mochila con libros, cuadernos y lápices, porque tal vez uno entre un millón traiga
un bote de cemento o un arma de fuego. Es una pésima educación para los niños
que se desconfíe de ellos y diariamente reciban el ejemplo de que un acto de
autoridad está por encima de sus derechos.

DERECHO A LA INFORMACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN


“Entre los errores cometidos, si de uno me arrepiento es no haber regulado
a los medios de comunicación”.
Lula da Silva.
A pesar de la andanada en los medios de comunicación convencionales y de la
campaña pagada de calumnias y difamación en las redes sociales, la aceptación
social del presidente se mantiene muy alta, lo que no quiere decir que la repetición
de mentiras sea inocua.

Al respecto, no coincido con la postura de considerar como libertad de expresión


lo que viene aconteciendo en México con los medios. Entiendo que dicha libertad
es clave en cualquier democracia, pero atenida a las diferentes posiciones que
pueda haber sobre determinados hechos o circunstancias. Es decir, diversidad de
opiniones históricas, ideológicas, políticas o morales, pero referidas a sucesos
reales, objetivos, no a falsificaciones intencionadas de la realidad.

Tal situación no es libertad de expresión, es libertinaje desinformativo, utilizando


para ello, como coartada o pretexto, un principio democrático que en realidad les
importa un carajo, como lo demostraron al transitar durante décadas entre el
silencio cómplice y el respaldo abyecto al poder, de manera descarnada en el
periodo neoliberal.

¿De veras -mundo al revés-, los siguientes medios y personajes son adalides de la
libertad de expresión y representantes ejemplares del derecho social a la
información?: Televisa, TV Azteca, Radio Red, Radio Fórmula, Reforma, El
Universal, La Razón, Milenio diario y televisión, El Financiero, Tercer Grado. Hasta
Proceso, en otra época importante e influyente medio de información y análisis de
los grandes problemas y heridas nacionales, ahora es artífice de una ostensible
parcialidad y encono contra López Obrador y el proceso de la 4T.

Recientemente, la revista Contralínea realizó una investigación exhaustiva,


basada en un informe de la Presidencia, sobre el pago del gobierno de Peña Nieto
a las empresas de las y los principales locutores y comentaristas de radio,
televisión y prensa escrita. Evidencia del imperio “chayote”, el régimen pagaba y
100
los llamados periodistas halagaban o se hacían guajes, según conviniera a la
consigna.

En millones de pesos, aparecen Joaquín López Dóriga con 290. Federico Arreola
152. Enrique Krauze (por doble vía) 95. Oscar Mario Beteta 74; Beatriz Pagés
(revista Siempre) 59. Raymundo Riva Palacio 36. Ricardo Alemán 28. Adela Micha
24. Pablo Hiriart 22. Jorge Fernández Meléndez 21, y así otros.

Fatalmente, durante casi siglo y medio, una perniciosa costumbre de los gobiernos
en turno fue la de comprar líneas editoriales, tendencias informativas, notas y
columnas periodísticas, para alabar las políticas oficiales, adular a los políticos
encumbrados y silenciar las realidades que los cuestionaban. Por acción o por
omisión, el “chayote” ha sido el apetecible instrumento para practicar un
periodismo degradante, sin principios ni objetividad alguna.

En este orden de ideas, no se puede echar en saco roto la experiencia de varios


gobiernos de izquierda de países hermanos, en donde los puntales de la calumnia
y la desestabilización han sido los consorcios de la comunicación controlados por
la derecha (El Mercurio en Chile, Clarín en Argentina, O Globo en Brasil, por citar
algunos), proceso conspirativo que culminó con golpes de Estado, traiciones o
derrotas electorales.

Por otra parte, ligado a la libertad de expresión está el principio del derecho a la
información, el cual constituye el cimiento de dicha libertad. Al violentar el derecho
a la información veraz, se priva a la población destinataria de su derecho a ser
informada, sustituyéndolo por la mentira y la calumnia, nada menos que a nombre
de la libertad de expresión.

En consecuencia, considero que esa libertad debe ser regulada a partir del
derecho social a la información, no para coartar o censurar libertades, sino para
encontrar el sustento legal para que se rijan con apego a los hechos. Sería
deseable un amplio debate social sobre el tema, del que emanen razones y
propuestas que mantengan el actual estado de cosas o, en su defecto, que cierren
el paso a la vorágine de cinismo e impunidad que vienen practicando los medios,
con una clara intención desestabilizadora de la 4T y del presidente de la
República. También es hora de que las fracciones de morena en el Congreso de
la Unión hagan algo al respecto.

El escándalo sería mayúsculo, pero mayúsculo y peligroso es el uso faccioso y


falsario que estamos viviendo a diario con los medios de comunicación
convencionales, los bots y las fake news, en una armazón golpista dirigida a
reinstalar en el poder el pasado corrupto y tenebroso.

101
LIBERTAD SINDICAL
La iniciativa de la 4T, en el sentido de garantizar la democracia sindical es
importante y posee un profundo significado histórico. Desde los años cuarenta del
siglo pasado, con periodos de auge y grandes movilizaciones, la lucha por la
democracia sindical ha sido una de las reivindicaciones sociales más importante
en nuestro país. Anudada con las condiciones laborales y de vida de millones de
trabajadores y sus familias, darle continuidad a esa memoria forma parte
inseparable del ideario de la transformación de la vida pública en México.

En este contexto, el año anterior se aprobaron reformas legales de indiscutible


valor, en la perspectiva de viabilizar formalmente la libertad sindical, mediante el
voto libre, directo y secreto de los trabajadores para elegir a sus representantes.
Empero, quedó pendiente la definición de delito grave para los fraudes en
elecciones sindicales. Un diputado federal del PES manifestó, entre cínico e
ingenuo, que en la comisión respectiva ese aspecto pasó “inadvertido”. Así las
cosas, el propósito del gobierno tendría una fortaleza semejante a un castillo de
naipes.

La otra cara de la moneda, es el control corporativo de los trabajadores


sindicalizados, cuyo oscuro pasado (y presente) no puede soslayarse. Durante
decenios ha sido una pieza clave del desarrollo capitalista, al garantizar mayores
tasas de ganancia de la burguesía (léase mayor explotación de la fuerza de
trabajo), a la par que fue un instrumento esencial para mantener la dominación
política del PRI, dadivoso en el otorgamiento de representación política a los
charros por su loable labor de control sobre los trabajadores del campo y la
ciudad, así como por el respaldo de sus huestes a los fraudes en elecciones
constitucionales.

Asimismo, los intereses del régimen y su partido no titubearon en usar la represión


cada vez que las luchas por la democracia sindical rebasaban el control
corporativo oficialista, con el saldo negro que relatamos en el recuento histórico
del capítulo anterior.

Como ya se ha mencionado, el PRI institucionalizó el control autoritario de la


fuerza de trabajo, mediante centrales como la CTM, la CNC, la CNOP la FSTSE y
los poderosos sindicatos nacionales de industria, conjuntando una casta de
liderazgos caciquiles y corruptos, bien servidos económica y políticamente,
consentidos por el régimen y por las cúpulas empresariales, con dominio pleno de
las formas e instrumentos para reproducirse y con garantías plenas de impunidad.
Férrea estructura de poder charro, cuestionada y combatida, pero que se
mantiene viva e influyente hasta la fecha.

102
Pienso en los sindicatos de trabajadores petroleros, electricistas, de la educación
y el sector salud, del gobierno de la Ciudad de México o del transporte, en manos
de mafias sindicales expertas en imponer dirigentes, inducir los votos, amedrentar
y muchas triquiñuelas más, ahora emplazados a respetar la libertad sindical en
contiendas abiertas y libres, y mi pensamiento no alcanza a percibir que tal cosa
sucederá. Al contrario, buscarán a toda costa mantener el poder que han
detentado durante 80 años, aunque ahora se encuentren relativamente acotados.

Considero, entonces, que si el soporte legal de libertad sindical no se materializa


en los procesos electivos concretos, los charros se saldrán con la suya. Las
garantías para realizar campañas en condiciones equitativas. El control de los
recursos económicos. La imparcialidad de los tribunales laborales. La justeza de
las convocatorias. Las sanciones ejemplares a las prácticas de compra de votos y
utilización de grupos de choque. Las representaciones igualitarias. El conteo
confiable de los sufragios, entre otros aspectos, son elementos sin los cuales el
propósito de democratizar la vida sindical enfrentará serios contratiempos.

Al respecto, resulta muy sospechosa la creación de la llamada Confederación


Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM). Su principal
dirigente, de nombre Pedro Haces, tiene una arraigada trayectoria en el PRI,
aunque ahora se presente como presunto sepulturero del viejo sindicalismo
oficialista y de sus vetustos dirigentes charros. Escenario de suplantación o relevo
que podría derivar en un organismo corporativo inclinado a morena y la 4T.

De existir, tal perspectiva es absolutamente inaceptable, pues resultaría


atentatoria de la libertad sindical, constituyendo un entramado corporativo para
reproducir el control de los trabajadores. Caballo de Troya del perverso intento de
refundar al PRI dentro de morena, el cual parece gozar del respaldo y beneplácito
de algunos de sus miembros prominentes.

Por cierto, en materia de relaciones laborales, se ha debatido públicamente el


asunto de la subcontratación (el famoso outsourcing), perversa práctica
empresarial para eludir obligaciones fiscales y derechos de los trabajadores.

No obstante, el coordinador de la fracción parlamentaria de morena en el Senado


de la República, Ricardo Monreal, accedió a integrar, por iniciativa empresarial,
una mesa de discusión de “alto nivel” para analizar el tema, resultando la
aceptación de las propuestas del capital, contra la Iniciativa de Napoleón Gómez
Urrutia, basada en la defensa de los derechos laborales de los trabajadores y el
cumplimiento de las obligaciones fiscales de las empresas del outsourcing.

Es de esperarse congruencia de quien corresponda para evitar que se legalice


una ostensible regresión histórica y una gran injusticia para los trabajadores.

103
INDUSTRIA EXTRACTIVA Y TMEC
Como si se tratara del pasado colonial, aunque dos siglos después y con una
tecnología productiva abrumadora, los tres últimos presidentes neoliberales
entregaron a negociantes privados, para su uso y disfrute, más de una tercera
parte del territorio nacional, mediante concesiones para extracción minera,
principalmente a empresas extranjeras. Por cierto, varias de ellas canadienses.

López Obrador ha señalado que en su gobierno no se concederá una concesión


más, pero el daño, gravísimo, ya está hecho. La duda es si puede o no revertirse.
Declaro mi ignorancia sobre los términos de dichas concesiones, pero es evidente
su efecto nocivo para la soberanía de México y para el medio ambiente, con
afectaciones ampliamente documentadas.

Asimismo, la fuerza de trabajo utilizada en dicha industria convierte a los


campesinos en mineros explotados en sus propias tierras, bajo condiciones
salariales y laborales deplorables. Paralelamente, valiosos recursos no renovables
como el oro, la plata el níquel y otros minerales salen del país y se traducen en
ganancias enormes de las empresas extranjeras, a cambio de casi nada, pues
también la carga fiscal a dichas empresas es sumamente raquítica.

Por todos lados es pérdida, destrucción y explotación; de la soberanía nacional, la


naturaleza y los hombres. Sabemos que es parte de la nefasta herencia neoliberal.
No obstante, algo debe hacerse para revertir tal estado de cosas. No está claro si
el gobierno de la 4T actuará en esa dirección. Esperemos que sí.

En cuanto al flamante tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (TMEC), si


bien no quedó integrado el tema de la energía por iniciativa de México, sobran
dudas acerca de los hipotéticos beneficios que traerá consigo. La mayor fortaleza
económica de Canadá y, sobretodo, de Estados Unidos, puede traducirse en una
repetición de la subordinación en distintas áreas económicas y sociales.

Sería por demás ingenuo suponer que la retórica de la buena vecindad esté por
encima de los intereses económicos y geopolíticos de los gobiernos y de las
grandes corporaciones económicas, ajenos históricamente a los tratos justos, pero
muy adictos a sacar raja y beneficiarse de la debilidad tecnológica y de capital de
las contrapartes débiles, en este caso México.

El llevado y traído libre comercio, globalizado y todo, se mantendrá subordinado a


las necesidades proteccionistas, señaladamente de los países más ricos, en los
ámbitos agrícola, industrial, laboral, financiero o de tránsito de personas. Como en
otros casos, la reflexión colectiva, el enfoque académico y la iniciativa social en
esta materia son indispensables.

104
MIGRACIÓN
Durante decenios nos pronunciamos por el respeto a los derechos de millones de
nuestros paisanos del otro lado de la frontera. Particularmente la izquierda, desde
sus diversos frentes, fue reiterativa y exigente en este punto. En el mismo sentido,
se exigió un trato humano de la tenebrosa Migra con los mexicanos que
penetraban la frontera de la discordia, ante la evidencia del maltrato,
persecuciones y asesinatos de que han sido víctimas por tanto tiempo.

La trama del 5 por ciento de aranceles a productos y servicios provenientes de


México, deja el sabor de boca de una balandronada de Donald Trump. Medida
seguramente mal vista por los exportadores de aquí (buena parte empresas
trasnacionales) y por los consumidores de allá, pues afectaría los intereses
económicos de los primeros y el bolsillo de los segundos.

Sin embargo, el gobierno de la 4T midió las consecuencias del chantaje y cedió al


mandato del presidente de las ocurrencias. Ahora, fatalmente, la frontera sur de
México es el principal parapeto de los migrantes de Centroamérica, mientras
Donald Trump es fotografiado a los pies del muro un día antes de la reunión con
López Obrador el pasado 8 de julio.

En la balanza estaban, de un lado, la tradición del derecho de asilo, el calor de


hermanos y el respeto a los derechos humanos de los migrantes y, del otro, los
efectos negativos para nuestra economía por los aranceles verbales de Trump. En
otros términos, congruencia con los principios o pragmatismo político
aparentemente justificado. La balanza se inclinó hacia donde todos sabemos.

Queda la impresión de que Donald Trump y sus halcones hallaron el camino.


Suponer respeto de su parte a nuestro país es un eufemismo. Yo no lo creo. En su
pensamiento, el proyecto de las 4T tiene el amargo sabor del “populismo”.
Quisieran en México presidentes dóciles, como los neoliberales y, si fuera
necesario, del tipo de Sebastián Piñera, Iván Duque, Lenín Moreno o Jair
Bolsonaro, a los que Washington acaricia con el pétalo de la rosa, igual que lo
hace con la golpista Jeanine Áñez y Juan Guaidó, el “presidente” venezolano
autoimpuesto.

Hallar el camino significa que repetirán ese tipo de maniobras; seguramente si el


señor Trump logra su reelección. Se dirá que es fácil decirlo cuando no se tiene
enfrente un riesgo mayúsculo (aunque sea un chantaje), pero un gobierno como el
nuestro debe privilegiar los principios en las relaciones internacionales, confiados
en que los buenos principios siempre flotan, mientras que los principios simulados
se hunden y generan descrédito.

105
VIOLENCIA E INSEGURIDAD / AYOTZINAPA
Parte del desastre heredado fue el rayo de la inseguridad y la violencia. Principal
problema de México y agobio cotidiano de su población.

Como se ha repetido hasta el cansancio, la corrupción de cuello blanco, infinita en


sus perversos alcances, sumada al abandono clasista y racista de la mayoría del
pueblo, fueron caldo de cultivo del resentimiento, frustración y horizonte ausente,
condiciones sociales perfectas para el desastre.

Adicionalmente, la complicidad entre autoridades de todos los niveles y el crimen


organizado, en el marco del mega negocio del narcotráfico y los delitos asociados,
con un mercado inagotable (sobre todo en Estados Unidos), crearon una especie
de estructura de concreto armado, vinculada por intereses económicos muy
poderosos y eficazmente interrelacionados, integrada por miles de campesinos
productores, organizaciones criminales con estructuras militares, sicarios,
consumidores e informantes, altos empresarios y servidores públicos que
alcanzaron hasta la presidencia de la República.

Bajo tales condiciones, rematadas por la guerra absurda contra el narcotráfico


decretada por Felipe Calderón, nada menos que al mando del narco Genaro
García Luna, el crimen organizado se asentó como el poder real en varias
regiones del país. Como carne de cañón, quedaron expuestos millones de
jóvenes. Bastó que una parte de ellos optara por sumarse a la delincuencia, a fin
de cuentas generadora de ingresos, alimentados con la subcultura del machismo,
las armas, la droga, los corridos, la posibilidad de “ser alguien”, para convertir al
crimen organizado en una poderosa fuerza con respaldo social a la mano.

Sólo como un dato ilustrativo del abandono de los jóvenes y su vinculación a la


delincuencia, en 2019 se contabilizaron 198 384 presos en las cárceles
mexicanas, el 95 por ciento de ellos hombres y el 34.7 por ciento jóvenes de entre
18 y 29 años de edad.

Remontar el tema de la inseguridad y la violencia está resultando muy difícil,


mostrándose como el talón de Aquiles del gobierno federal y de la 4T. Si bien
atender las causas es la vía principal e inobjetable para enfrentarlas, es evidente
que sus efectos positivos son de lento desarrollo. El desastre social heredado es
de tal magnitud que las políticas de atención a las causas y el impulso a una
nueva escala de valores como guía de la convivencia social, tendrán un reflejo
gradual, retardado valga decir.

Sobre el asunto de la Guardia Nacional, me incluyo entre los que expresaron


desacuerdo con su creación, por considerar que la virtual militarización del
combate a la inseguridad podría acarrear consecuencias negativas para los

106
derechos humanos. No obstante, vistas fríamente las cosas, no quedaba de otra.
Esperar a la calidad profesional y moral de las policías era insostenible.

Es deseable que la formación de los integrantes de la Guardia Nacional esté muy


bien pensada (desconozco los programas al respecto), porque si no queda claro y
asumido por sus mandos e integrantes el asunto crucial de los derechos humanos,
la repetición de los vicios tradicionales quedaría a flor de piel. Estamos hablando
de un cambio cultural de los militares; apuesta necesaria, pero sin duda compleja.

El qué hacer y cómo tiene un halo de misterio. Se hacen cosas de innegable valor,
pero falta. Se atienden causas, pero la pobreza y la exclusión de tantos años
siguen siendo respondonas. Se decide respetar los derechos humanos, pero la
cultura heredada sembró malos hábitos. También advierto falta de involucramiento
social en el tema de la inseguridad y la violencia, en parte porque no son claros los
medios para participar. De existir estos (asunto de inteligencia, creatividad y
voluntad política), serían u sólido eslabón para enfrentar la calamidad.

AYOTZINAPA
Un compromiso de Andrés Manuel fue aclarar la verdad sobre los hechos de la
cruel, triste e infame represión, asesinatos y desaparición de los 43 jóvenes
estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa. La magnitud
escalofriante de ese hecho acaparó la atención de los principales medios de
comunicación del mundo. Fueron varias horas de salvajismo a mansalva en el
centro y vialidades principales de la ciudad de Iguala.

Sabemos perfectamente que no fue un hecho aislado. Forma parte del círculo de
fuego que ha enlutado a millones de familiares, sus comunidades y los mexicanos
todos, y cuyos autores materiales e intelectuales suelen permanecer impunes.

Sin embargo, Ayotzinapa adquirió un rango emblemático de la tragedia nacional.


Han transcurrido largos 18 meses y, ciertamente, se empiezan a ver algunos
resultados. La orden de aprehensión de varios involucrados y de Tomás Zerón
(actor estelar de la telenovela oficial), el hallazgo de restos de algunos jóvenes
fuera del perímetro del basurero de Cocula, hecha por tierra, con pruebas a la
mano, lo que se sabía desde hace meses. La “verdad histórica” que inventaron
Peña Nieto y Murillo Karam era una patraña perversa.

Ostensiblemente se trató de un crimen de Estado, pues participaron altas


autoridades políticas, así como instancias públicas de seguridad, tanto
municipales como estatales y federales, incluidas, entre éstas últimas, cuando
menos, la Policía Federal y la 26ª Zona Militar con sede en Iguala. El merecido
alivio de los padres de familia, en el mar de su desgracia, y de la conciencia
nacional toda reclaman justicia plena.

107
CONGRESO CONSTITUYENTE
Otro elemento programático digno de un amplio debate, es la viabilidad o no de un
Congreso Constituyente que dote al país de una nueva Carta Magna. La
Constitución vigente, con sus cientos de modificaciones, es un híbrido malsano
que hasta 2108 terminó siendo perfectamente funcional a las necesidades del
neoliberalismo.

En el último año se lograron aprobar iniciativas de Ley y modificaciones


constitucionales acordes con el proyecto de la 4T, pero ello es insuficiente para
sellar en la ley suprema un camino sin retorno. Como sea, las utopías abren la
ruta a las realizaciones.

No es el momento, pero tal vez, si el resultado de las elecciones intermedias de


2021 fuera favorable al movimiento de la 4T, y morena hubiera resuelto su
desesperante postración, podría plantearse la iniciativa de un Congreso
Constituyente, tal como sucedió en las tres transformaciones históricas que
precedieron a la Cuarta.
CABALLOS DE TROYA
“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese
claroscuro surgen los monstruos”.
14
Antonio Gramsci.

En 2006 Andrés Manuel ganó la Presidencia y fue victimado, junto con la voluntad
ciudadana, por un escandaloso fraude electoral. En 2012 la masiva compra de
votos inclinó la balanza por Peña Nieto. Con tales antecedentes, parece lógica su
decisión de abrir el abanico, estableciendo acuerdos con sectores o grupos
sociales anteriormente opuestos a su candidatura. La duda irreprimible: ¿hasta
qué grado tal hecho significó, o podrá significar, atemperar el proyecto de
transformación de la vida pública de México?

Hablando de definición ideológica y de principios, un ejemplo de claro desacierto y


concesión inadmisible, fue la alianza electoral con el Partido Encuentro Social
(PES), pequeño grupo adherido a la ubre de las prerrogativas, con posturas
ostensiblemente reaccionarias, que aportó 1.5 millones de votos (5 por ciento del
total), pero que se embuchacó la gubernatura de Morelos, 27 diputaciones
federales y 5 senadurías.

Como lloviendo sobre mojado, hace pocas semanas se anunció la alianza con el
Partido Verde para los comicios de 2021. Ya sabemos la importancia de esas
14
Intelectual marxista italiano. Fundador y militante del Partido Comunista. Preso político. Su
aporte teórico al conocimiento de la superestructura social del capitalismo y al valor de la cultura
en los procesos revolucionarios es de época. Hombre multifacético, es un referente insustituible.

108
elecciones, pero dicho partido ejemplifica, mejor que ningún otro, el oportunismo
político y la ausencia total de principios. La corrupción de sus dirigentes es
escandalosa. En lo particular, estoy convencido que ese tipo de atajos no
corresponden con el cambio verdadero demandado por la ciudadanía el primer
domingo de junio de 2018.

En cuanto a estructuras legislativas y de gobierno, salta a la vista que sobran los


que no comprenden ni comparten la 4T ni la ética que la sustenta. Muchos de ellos
son portadores de una ideología de derecha que penetraron la plaza de la utopía,
cual caballos de Troya, para descarrilar el proyecto, algunos intencionalmente,
otros simplemente como producto de sí mismos.

En este tenor, es lamentable y vergonzoso que el coordinador de morena en el


Senado, Ricardo Monreal, aparezca en televisión manifestando su acuerdo con
Carlos Loret de Mola, portándose lambiscón con uno de los chayoteros y
difamadores de primera línea contra la 4T y López Obrador. De colmillo retorcido,
es obvia la trama del gato encerrado, como lo fue su berrinche cuando no obtuvo
la candidatura a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, amenazando con irse
a otro partido. Intereses al mando, sin principios. ¿De qué se trata?

No puedo cerrar este libro sin que surjan acontecimientos que lo impiden. Me
prometí que este será el último. El presidente de la Junta de Coordinación Política
y coordinador de los diputados federales de morena, Mario Delgado, avaló la
propuesta de 20 candidaturas para ocupar cuatro cargos de consejeros en el INE,
formulada por un comité técnico ostensiblemente faccioso. Todo indica que la
parte de la fracción de morena que comparte la postura de Delgado, busca un
acuerdo con PAN, PRI, MC y PRD para repetir la vieja práctica de las cuotas
partidarias en la conducción del Instituto.

Este método ha servido históricamente para simular imparcialidad, cuando es del


dominio público que su papel es promover, tapar y legitimar los fraudes electorales
para reproducir los intereses del poder. Tengo la impresión de que este tinglado
apunta a levantar presión desde el INE contra la 4T y López Obrador, con la mira
puesta en que morena no alcance mayoría de diputados en 2021, comprometer
los tres últimos años de gobierno del presidente de la República y buscar la
presidencia en 2024, mediante una alianza perversa que prescinda de la 4T. Los
caballos de Troya vienen del pasado y a él quieren regresar. Los aires del viejo
sistema parecen refrescarlos y lanzarlos a la ofensiva. La traición equina a flor de
piel.

Como sea, Monreal, Delgado y sus pares, ponen en cuestión al movimiento, su


autoridad moral y su credibilidad en la sociedad. Dudo mucho que opere en ellos y

109
ellas un cambio. Lo previsible es que tomen decisiones a partir de su ideología y
de lo que han sido en su trayectoria pública, presagio de conductas opuestas a la
historia, el programa y la utopía de la 4T. Se confirma lo señalado por José Mujica:
“El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes realmente son”.

Idealmente el servidor público de la 4T, en el cargo que ocupe, al igual que los
miembros de morena en la actividad que realicen, deben ser congruentes, bajo
cualquier circunstancia, con los principios y fundamentos que integran la identidad
del proyecto. Esta no puede ser prenda de negociación. Decía idealmente. La
realidad es otro asunto.

Se avecinan los comicios de 2021. Renovación de la Cámara de Diputados, 15


gubernaturas, cientos de presidencias municipales, alcaldías y diputaciones
locales. Lleva mano morena. Está en juego la continuidad o la regresión del
proceso transformador. ¿Quiénes serán las y los candidatos? De predominar los
intereses de los grupos internos de presión, el pronóstico es pésimo. Habrá
muchos triunfos, pero al elevado costo de nutrir la caballería de Troya. Como veo
las cosas, yo creo que esto sucederá. Ojalá me equivoque, pero al menos las
circunstancias actuales apuntan en esa oscura dirección. La única alternativa es
que en morena se hagan valer los valores democráticos y se respete el espíritu y
la letra de sus documentos básicos.

El movimiento que encabeza López Obrador tiene una enorme responsabilidad


ante sí mismo, ante el pueblo y ante la historia. Se impone la previsión, sin
someterse a la autocomplacencia. La oportunidad pudiera ser irrepetible; dejarla ir
por errores propios sería imperdonable.

En fin, entremos de lleno al no tan sutil tema del partido.

+ + + + + +

110
V. MORENA

“Los integrantes del partido deben tener presente, en su quehacer


cotidiano, que son portadores de una nueva forma de actuar, basada en
valores democráticos y humanistas y no en la búsqueda de la satisfacción
de intereses egoístas, de facción o de grupo”.

Artículo 6 de la Declaración de Principios.

1) ANTECEDENTES RECIENTES
Cuando nos referimos a los pilares de identidad de la 4T, consideramos en primer
término el de la historia, en tanto memoria de la que es continuidad nuestro
movimiento y, desde luego, morena. Toca el turno a sus antecedentes históricos
más recientes, sin duda parte de su memoria.
PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
El eslabón previo más directo de morena es el PRD. Trasmisor de una herencia
de “paternidad”, sintetizada en vasos comunicantes de experiencia vivida,
identidad ideológica y cultura política.

La fundación del PRD fue la salida política al escandaloso fraude en la elección


presidencial de 1988. La convocatoria a su formación concitó una espléndida
respuesta de prácticamente todas las fuerzas de izquierda, tanto las provenientes
del movimiento social de las cinco décadas anteriores, como de los grupos y
partidos políticos socialistas o nacionalistas radicales. Previamente ya habían
participado en el Frente Democrático Nacional (FDN) para apoyar la candidatura
presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, sumándole a su arrastre popular una
histórica identidad de izquierda.

A su vez, dicha candidatura tuvo como origen la ruptura del sector cardenista del
Estado con el PRI (encabezada por el propio Cuauhtémoc y por Porfirio Muñoz
Ledo), se dice que por la negativa de ese partido a democratizar el proceso de
selección de su candidato a la presidencia de la República. Dicha ruptura se
expresó orgánicamente en la Corriente Democrática (CD), dotando al movimiento
opositor al régimen y al entonces incipiente neoliberalismo, de un sólido potencial
electoral, precedente que se prolongó, con altas y bajas, hasta los comicios de
2018.

Debe aclararse que la fuerza electoral de los partidos de izquierda, PSUM, PMT y
PRT, era pálida. En la elección intermedia de 1985 apenas rebasaron, entre los
tres, el 12 por ciento de la votación nacional.

Desde su origen, el PRD se reivindicó como partido de izquierda, con un programa


de transformación democrática y popular del país, con espacios en donde se

111
debatía el qué hacer político, así como vigorosos principios de continuidad
histórica y valores morales. En poco tiempo, el partido del sol azteca desarrolló
una respetable estructura organizativa, e incluso una base social campesina
radicalizada, que enfrentó con el fierro de las armas los fraudes electorales en
Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Eran tiempos de construcción, resistencia y
esperanza.

No obstante, en la parte alta de la pirámide partidista se desató la disputa por el


control del partido y por el acceso a las candidaturas a cargos de elección popular.
Ambición, legítima o no, producto de la equivocada decisión de establecer cuotas
de representación a partir de la fuerza real o supuesta de los varios grupos
internos organizados. Este mecanismo, pensado como riel para encauzar la
heterogeneidad ideológica y política prevaleciente en el partido, degeneró en un
combate fratricida (“a navaja limpia” se decía) que relegó gradualmente los
principios y el proyecto. La ciudadanía, atenta, pasó factura.

En su gestión al frente del partido (1996-1999), Andrés Manuel se propuso


recuperar su fuerza electoral, logrando que el PRD obtuviera casi el 25 por ciento
de la votación nacional en las elecciones intermedias de 1997. Sin embargo,
despreocupado por la situación interna, el entonces secretario general, Jesús
Ortega, encontró vía libre para avanzar en el control de la estructura partidista,
desatando el vendaval del grupismo y de las ambiciones sin principios de los
dirigentes de las llamadas corrientes. En sentido estricto no eran corrientes; eran
grupos de presión. Esta situación incubó una crisis que devino en catástrofe, y
ésta en pérdida de credibilidad y vergüenza.

Como sea, resultaría incorrecto descalificar la importancia del PRD en la lucha por
la democratización de México. Quiero reiterar que en el lapso de 1989 a 1998 (con
Carlos Salinas y Ernesto Zedillo como presidentes), fueron asesinados 670
perredistas, principalmente en el medio rural de los estados de Chiapas, Oaxaca,
Guerrero y Michoacán. Venganza del régimen, pero también temor de lo que
representaba el PRD como opción electoral de transformación, por la izquierda, de
la vida pública de México.

Historia de claroscuros, mitos, leyendas y realidades, el PRD fue el proyecto de


unidad de la izquierda más importante en la historia mexicana del siglo XX. Miles
de miembros de morena participamos en sus filas con la idea puesta en
desarrollar una fuerza política, articulada socialmente, que encaminara a México
por un sendero de transformación en contra del régimen autoritario y corrupto del
PRI y del PAN (prian, en lenguaje coloquial), así como del neoliberalismo
fracasado que hoy sigue representando el principal obstáculo del camino a la
regeneración nacional.

112
Abanico contradictorio: rescatar en morena los aportes y enseñanzas positivas,
evitando los errores y la pérdida de brújula. Grupos y ambiciones. Lucha
despiadada por candidaturas y cargos. Abandono del proyecto y sus principios,
debían encontrar en el partido guinda el camino de su sepultura. Asunto de “deber
ser”, la ética enfrenta hoy la pesadilla de la repetición de vicios, extravíos y
desviaciones. La moneda está en el aire...
MOVIMIENTO OBRADORISTA
Quizá el punto de arranque de lo que se consolidaría a la postre como movimiento
obradorista fue el “Éxodo por la Democracia” de 1991. Lenta y entusiasta marcha
iniciada por un puñado de tabasqueños, de Villahermosa a la capital de la
República, al ritmo de la marimba y el efecto refrescante del pozol, en repudio al
fraude electoral cometido en esa entidad contra López Obrador. Culminó en el
Zócalo de la ciudad de México en 1992 con un mitin de 40 mil participantes y el
abierto desafío al régimen y a las autoridades electorales. Momento revelador del
compromiso de un dirigente con la congruencia, en tanto valor moral, y de su
disposición a encabezar la movilización y el malestar social como valor político.

En el año 2000, en pleno ascenso de la “ola Fox”, en el PRD se planteó la


necesidad de mantener el gobierno del entonces Distrito Federal (después de una
gestión un tanto desangelada de Cuauhtémoc Cárdenas, contrastante con el
entusiasmo que concitó su triunfo electoral en 1997). Esta situación reclamaba de
una candidatura fuerte, siendo la de Andrés Manuel la más prometedora en cuanto
a posibilidades de triunfo, como lo evidenció la elección interna contra Porfirio
Muñoz Ledo. Así aconteció, para infortunio de Vicente Fox, que encontró en el
Jefe de Gobierno una tenaz y persistente oposición.

Su gestión al frente del gobierno capitalino le garantizó un vasto respaldo social,


por su estilo sencillo, perseverante honestidad, convicción austera y, de manera
destacada, por una política social, eficaz y creativamente instrumentada, al
servicio preferentemente de los habitantes de las unidades territoriales de alta y
muy alta marginación. Así, en la elección del año 2000, López Obrador obtuvo 1
millón 608 mil votos; para el 2006 subió a 2 millones 770 mil en el Distrito Federal.
Hecho sorprendente, ya que expresó el reconocimiento ciudadano por su papel al
frente del gobierno de la ciudad. Digo ello, porque generalmente los gobernantes
en nuestro país entran de regular a mal y salen por la puerta de atrás.

Para entonces estaba claro que el liderazgo político de la izquierda y de la


transformación social recaía en el político tabasqueño, conductor de un
movimiento con el signo de su carisma y su propuesta política. La campaña
electoral de 2006, a ras de tierra, confirmó un entusiasta y enorme respaldo
popular, particularmente en los estados de la República de la región centro-sur.

113
Los meses posteriores al fraude de 2006 se caracterizaron por la lucha legal y
política contra la imposición. La primera, como era obvio, perdida de antemano y
sujeta a las perversas maniobras del régimen de Fox y la abierta complicidad del
entonces Instituto Federal Electoral (IFE) y su caricaturesco presidente, Luis
Carlos Ugalde, haciendo malabares legaloides para evitar la demanda central del
movimiento: contar “Voto por Voto y Casilla por Casilla”. Momento de históricas
movilizaciones de repudio y protesta en el espacio abierto de la sociedad y en
multitudinarios e inolvidables mítines en el Zócalo de la Ciudad de México.
Finalmente, por consigna del poder, el TEPJF selló “legalmente” el atraco.

Ya mencionado anteriormente, resultó inolvidable el plantón pacífico de protesta


realizado durante 48 días en la Ciudad de México, no sólo porque evitó una
confrontación violenta, sino porque fue un espacio abierto de aprendizaje,
fraternidad, sacrificio, creatividad política y cultural para miles de activistas y
simpatizantes. Pasará a la historia como un gran ejemplo de resistencia popular
frente al ultraje recibido.

Durante el plantón, en el Zócalo capitalino se efectuaban regularmente plenarias


abiertas de carácter informativo, presididas regularmente por López Obrador, al
calor de las cuales se integró la Asamblea Democrática Nacional (ADN),
instrumento organizativo básico en la coyuntura de resistencia al fraude y la
imposición.

Es cierto que esta etapa del movimiento no se tradujo en un desarrollo


organizativo, tal como lo exigía un sector de la ADN, generando discrepancias que
no encontraron un cauce de solución en esos momentos. Todo indica que la
postura de Andrés Manuel respondía a una lógica diferente, la que se evidenció el
20 de noviembre de ese año crucial.

Efectivamente, en un evento multitudinario en el Zócalo capitalino se creó el


Gobierno Legítimo de México. Al margen de si era un presidente y un gabinete de
“sombra” como algunos lo entendían, esta polémica medida simbolizó el rechazo
firme al fraude electoral, haciendo patente el carácter espurio e ilegítimo del
gobierno de Felipe Calderón, orillado -por cierto- a ingresar por la puerta trasera
de la Cámara de Diputados para que le colgaran una enlodada banda
presidencial. Día de protesta y represión (con un papel no muy digno de Marcelo
Ebrard, entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal) ese primero de diciembre
de 2006.

Durante los dos años posteriores, la actividad principal del movimiento (el
Gobierno Legítimo, en cuanto tal, jugó un rol secundario) consistió en una vasta
presencia en plazas públicas de todo el país. Mediante un trámite de afiliación al

114
Gobierno Legítimo, permitió captar y abrir un camino de identidad contra la
usurpación, así como de simpatía popular por la causa del ya maduro y enfilado
movimiento obradorista. En esta etapa, sólo en la Ciudad de México se afiliaron al
Gobierno Legítimo cerca de un millón de personas, alertadas de que la lucha
iniciaba una nueva etapa.

En un segundo momento de este proceso, que tuvo curso entre 2009 y 2011, se
convocó nuevamente a la población para adherirse al movimiento, ahora como
Protagonistas del Cambio Verdadero. De nueva cuenta, con una campaña
nacional de presencia pública, en esta ocasión tendiente a dotar al movimiento de
una forma organizativa básica, la cual tuvo un desdoblamiento territorial
importante, de difusión y propaganda, sobre su programa, apuntando ya al
proceso electoral de 2012. Retomando el ejemplo de la Ciudad de México, una
vez depurados los padrones de ambas etapas (para evitar duplicidades), el
número de afiliados ascendió a 1 millón 300 mil.

De esta coyuntura son las llamadas Casas del Movimiento, que si bien sólo
excepcionalmente llegaron a tener éxito, representaban un espacio abierto a la
sociedad para atender demandas por cobros excesivos de instituciones bancarias
y de dependencias públicas, particularmente los cobros excesivos de luz eléctrica.

Entre 2006 y 2012 se fue abriendo una fisura, cada vez mayor, entre el
movimiento obradorista, que actuaba con su propia dinámica y programa, y la
estructura orgánica del PRD, controlada por las llamadas corrientes, algunas de
ellas ostensiblemente vinculadas a sectores del PRI, proclives a cualquier tipo de
negociación y alianzas, de las que sus jefes nacionales y regionales obtenían
seguramente algo más que consignas.

Época de predominio de los “chuchos”, conviviendo con otros grupos menores en


la disputa a “navaja limpia” por colocarse. Sin coincidencias reales de principios,
ideas o propuestas políticas, la relación entre el movimiento y el partido con el
movimiento se guió por la conveniencia mutua. El registro del partido por un lado,
y las apetecibles candidaturas cobijadas por el prestigio de López Obrador, por el
otro. Finalmente, de la forzada unidad emanó la candidatura presidencial de
Andrés Manuel para la elección del 2012, cuya dinámica y desenlace conocemos.

Era tal la descomposición en el PRD, que Jesús Ortega llegó a la presidencia en


2008, mediante un fraude escandaloso contra el otro contendiente, Alejandro
Encinas. En mi caso personal, esa situación me llevó a renunciar a un partido que
había alcanzado niveles extremos de inmoralidad. Al poco tiempo, después de la
elección del 2012, Andrés Manuel rompió con el PRD. Algunos pensamos que se
tardó demasiado.

115
2) PARTIDO DE IZQUIERDA DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
“No es de izquierda el que hace trampa; no es de izquierda el oportunista, el
corrupto, el acomodaticio, el trepador; no es de izquierda el que no pone por
delante los ideales, los principios”.
Andrés Manuel López Obrador.

Teóricamente morena es el partido político de la 4T. Todos los otros, acaso con
excepción del Partido del Trabajo (PT), son confesos de derecha y están en contra
de un cambio de rumbo, aunque este fuera de aires. Botón de muestra:
recuérdese cómo votaron en 2014 a favor del llamado Pacto Por México propuesto
por Peña Nieto. Instrumento político de la continuidad neoliberal a través de sus
reaccionarias y fracasadas reformas estructurales. Más aún, respaldaron las
candidaturas de Ricardo Anaya (de manera harto vergonzosa el PRD) o José
Antonio Meade, ambos defensores a ultranza del neoliberalismo y su régimen de
corrupción y privilegios.

Replicando el plano teórico, morena es un partido de izquierda -reitero- por su


adhesión a un proyecto que, hemos demostrado, posee esa naturaleza específica.
No puede ser un partido de “centro” (como dice Alfonso Romo), porque el
significado ideológico de esa patraña conceptual no corresponde en forma alguna
con la memoria, el programa y la utopía de la 4T. Sí, en cambio, con un supuesto
“rostro amable” del capitalismo neoliberal. En cuanto a partido “progresista” o
“humanista” para definir su ideología, no sólo se queda corta, sino que puede
utilizarse como disfraz para escamotear o negar su naturaleza de izquierda. Desde
luego, un partido de izquierda es progresista y humanista, pero también es más
que eso y, desde luego, no se agota en ser “honestos y tener buen corazón”.

Es cierto que morena se asume como un partido incluyente, lo cual no podría ser
de otra manera a la luz de su opción por la vía electoral como medio para impulsar
su proyecto. Bajo esta lógica, es natural que una parte significativa de sus
miembros no se asuman como de izquierda. De lo que no hay duda, es que los 30
millones de votos por Andrés Manuel exhiben un deseo social mayoritario por
cambios profundos en la vida económica, política y social de México. El hartazgo
popular que se manifestó en las urnas reveló el repudio a los efectos perniciosos
del proyecto neoliberal y sus personeros conservadores y corruptos.

En todo caso, la apropiación gradual del significado del proyecto, por la vía de la
reflexión colectiva, la formación y la práctica políticas, junto con las realizaciones
legislativas y la obra de gobierno, irán poniendo las cosas en su sitio. Sin cantar
victoria -digo yo- a pesar de la acechanza de los caballos de Troya que cabalgan y
duermen en el movimiento.

116
Por otra parte, la formación intelectual y experiencia política de muchos militantes
del movimiento de la 4T son de izquierda, y las convicciones no se cuelgan en el
perchero de las salas de junta, ni se olvidan en las propuestas políticas o en el
diálogo con compañeros y ciudadanos. Al contrario, se tienen y llevan con orgullo.

Reconozco que me cuesta trabajo asumir que el cambio de los tiempos también lo
es de las subjetividades. El tránsito generacional trae consigo experiencias
nuevas, de manera que sería una quimera querer que los “de ahora” piensen
igual que los “de antes”. No obstante, me acojo a ese pasado, el pasado colectivo
y mío propio, porque deseo que la formación intelectual, experiencias y valores
del pasado tengan la atención y continuidad que les corresponde.

Me tocó vivir el movimiento estudiantil del 68. En escasos tres meses recibimos
una poderosa enseñanza de la realidad, que a muchos nos clarificó la insolvencia
moral del capitalismo, así como el carácter corrupto, falsario, represor y totalitario
del Estado. Paralelamente, vivimos con ensoñación la Revolución Cubana, el ideal
socialista, la posibilidad de andar ese camino. A la par, iniciamos (algunos ya la
traían de atrás) una formación intelectual amplia, marxista en muchos casos, que
permitía explicar los procesos económicos, políticos, sociales y culturales con un
enfoque estructural.

Ahora ese esquema está devaluado por una realidad de subjetividades distintas.
El abandono no cabe, pero sí la obligación de ajustarlo a las nuevas
circunstancias. El desenlace que advierto forma parte de reflexiones posteriores
de este texto.

Decía antes que teóricamente morena es el partido de la 4T y que, por lo tanto, es


de izquierda. Empero, tal vínculo se demuestra en la práctica, situación que
desgraciadamente no viene aconteciendo. La contradicción es flagrante y no se
resolverá con decretos ni camisas de fuerza. El proyecto es unívoco en
significados (sin excluir las necesarias diferencias), pero su comprensión y puesta
en práctica son ajenas a la realidad que ha vivido el partido en los últimos tiempos,
(específicamente desde agosto de 2018), dominados por el ostracismo y el
extravío.

En otras palabras, morena vive en una especie de limbo. Es de izquierda por el


proyecto que explica su existencia y razón de ser, pero sus costumbres y práctica
política han estado dominadas por vientos opuestos, en contra del deseo
mayoritario de sus miembros. Es posible que después de la pandemia se
reconstruya el partido político que México necesita. Algunos piensan que ya pasó
lo peor. Que del fondo, solo queda el camino ascendente. Vamos a ver.

117
3) DIAGNÓSTICO
MORENA EN LA CAMPAÑA
Como era natural, durante la campaña del 2018 se priorizó el reto electoral. Los
miembros activos de morena se volcaron a la promoción y defensa del voto. Lo
primero mediante una política de contacto directo con la población, casa por casa,
informando, ratificando simpatías y buscando convencer mediante la propaganda
y el diálogo. En el plano organizativo, esta labor la realizaron comités por sección
electoral, coordinados regional y distritalmente.

En cuanto a la defensa del voto, transcurrió a través de la selección y capacitación


de los representantes distritales, generales y de casilla, buscando cubrir todas
ellas (se instalaron 150 mil 674 en todo el país). La información disponible da
cuenta de una cobertura significativa, sin faltar los casos de simulación, de los que
quieren la estrellita en la frente sin merecerla.

El balance resultó positivo y, sin duda, fue un factor relevante en el abrumador


triunfo electoral de ese año. Para las y los compañeros que realizaron la tarea de
andar camino en ciudades, pueblos y comunidades, sólo cabe el reconocimiento a
su esfuerzo tenaz y su convicción en la justeza de la causa que difundieron.
LA DISPUTA POR CANDIDATURAS Y CARGOS
En el ámbito del partido, se arrastran vicios de la cultura política del PRD. Su hilo
conductor -como antes se dijo- es la formación de grupos de presión para dar
cauce a la norma no escrita de las cuotas de poder, puerta de acceso a
candidaturas y cargos. La semejanza con el partido del sol azteca, lejos de ser
casual, es motivo de alarma, pues puede llevar el virus (para estar acorde con los
tiempos) del camino al despeñadero.

No es ilegal ni ilegítimo buscar candidaturas y aspirar a cargos públicos, espacios


naturales de la vía electoral elegida. ¿Para qué?, es el asunto de fondo. Si es la
defensa e impulso de la 4T, es decir, de compromiso con el proyecto, las cosas
van bien. La inexperiencia -si es el caso- tiene solución. Sin embargo, si de lo que
se trata es de satisfacer vanidades, sentirse importante, adquirir privilegios, hacer
negocios, establecer relaciones de futuro o cristalizar el sueño de la realización
personal, haciendo de lado el proyecto y sus principios, entonces las cosas van
por mal camino, acercándonos al barranco.

Anotada la disyuntiva, resultaría difícil afirmar cuánto y en qué sentido se inclina la


balanza. Seguramente un buen número de servidores públicos electos tienen
principios y son congruentes, pero sobran -reitero- los que reman en sentido
opuesto. Los resultados electorales de 2018 y 2019 aportan cifras dignas de
analizarse:

118
Presidencia de la República. Seis gubernaturas (Ciudad de México, Veracruz,
Chiapas y Tabasco; en 2019 se añadieron Puebla y Baja California. La de Morelos
es del PES, aunque morena fue en alianza). Asimismo, el partido cuenta con 257
diputados federales (51.4 por ciento), sumando 320 (64 por ciento) con PT y PES.
Tiene 59 senadores (46 por ciento) y suma 70 con los partidos antes
mencionados. Encabeza el gobierno en 12 capitales de entidades federativas, a
saber: Ciudad de México, Toluca, Morelia, La Paz, Chetumal, Hermosillo,
Culiacán, Oaxaca, Puebla, Jalapa, Zacatecas y Mexicali.

En el ámbito municipal, morena tiene 346 presidentes, incluyendo ciudades


grandes, con sus respectivos síndicos y el número proporcional de regidores que
le correspondan. En la Ciudad de México gobierna 11 de 16 alcaldías y tiene más
de 60 concejales. En cuanto a diputados locales, tiene mayoría en 20 congresos,
sumando más de 400 de los 1125 que integran las legislaturas locales.

Electos muchos de ellos como prolongación disciplinada del voto por López
Obrador, un número importante de las y los ahora servidores públicos navegan a
la libre, o sirviendo a las consignas de quiénes los encumbraron. Efectivamente,
morena definió buena parte de sus candidaturas por la presión de los grupos
nacionales o regionales organizados, interesados principalmente en colocar sus
piezas en escenarios de poder. Otras candidaturas se definieron con el azaroso
método de la “tómbola”.

En un escenario así, los atributos indispensables de un buen perfil salen sobrando.


Compromiso con el movimiento y el proyecto de la 4T. Trayectoria en el campo
democrático. Capacidad profesional y/o liderazgo social. Honestidad reconocida.
Información y conocimientos básicos. Vamos, ni siquiera hubo debate en los
órganos partidarios, por ejemplo, sobre los lineamientos de cómo ejercer el
gobierno municipal o qué iniciativas promover en los congresos locales.

A lo anterior debe añadirse la designación facciosa (también carente de perfiles)


de un elevado número de funcionarios con responsabilidades importantes y
buenos salarios que, en agradecimiento por la chamba, replican como loros las
posiciones, costumbres y directrices de quién o quiénes les hicieron el favor.

No se entiende bien, o no quiere entenderse, que ser distintos al resto de los


partidos es un principio rector. Se trata de un imperativo moral y político en el que
no caben los matices. Romper la regla de oro y hacer las cosas igual de los que
decimos diferenciarnos, es la ruta segura al descrédito, antesala de que se aplique
a morena el demoledor juicio popular: “todos son iguales”. Pero no sólo eso,
significa también poner en riesgo el respaldo ciudadano al movimiento y al partido
en las elecciones futuras.

119
Esta situación invierte el fin y los medios. Pone la carreta delante de los bueyes en
lenguaje coloquial. Es inobjetable que el fin es defender e impulsar, en el partido o
en la esfera pública que corresponda, el proyecto de transformación de México.
Uno de los medios, es alcanzar posiciones de gobierno en los ámbitos ejecutivos o
legislativos. Sin embargo, convertir tales posiciones en el fin y dejar de lado
(concientemente o por ignorancia) el estorboso proyecto y los incómodos
principios, es trastocar las cosas, escupirle y darle la espalda a la ética que debe
guiar la conducta pública de todos los activos del movimiento.

Por cierto, la reelección de los diputados se aprobó en 2014, pero ahora la utiliza
la mayoría de morena en la Cámara de Diputados. Ello significa que pueden
mantener su curul, cobrar su dieta y hacer campaña. No es ilegal, pero salta a la
vista que se trata de un abuso.

PARTIDO AUSENTE Y DESFONDADO


Después de la campaña electoral, la situación vivida por el partido cuadra
perfectamente con el calificativo: desastrosa. Vale una explicación:

Como antecedente, la estructura organizativa puesta en juego en el periodo de la


campaña tuvo un sello esencialmente electoral; situación justificable, aunque
limitante en la lógica del mediano y largo plazos. Lo cierto es que una vez que dejó
de operar la estructura electoral se presentó la diáspora del deber cumplido.
Muchos participantes pasaron a ocupar sus cargos públicos; otros ingresaron al
gobierno federal o los gobiernos locales, abandonando la actividad partidista.

Así, salvo excepciones, los comités de base dejaron de funcionar. O sea, ausencia
del instrumento fundamental de organización y acción política del partido, tanto en
el plano territorial (colonias, barrios, pueblos, unidades habitacionales, municipios,
comunidades) como en el sectorial (centros de trabajo, sindicatos, gremios,
escuelas, universidades). Sobre su desarticulación poco o nada se hizo, lo que
implicó no únicamente la carencia de espacios de participación para los
simpatizantes y militantes, sino el virtual abandono de las actividades informativas
y de presencia organizada del partido en la sociedad.

La precariedad organizativa por la que atraviesa morena se refleja también en los


comités municipales (de alcaldía en la Ciudad de México). La mayoría deambula
o, de plano, no existe. El trabajo del partido en las unidades geopolíticas más
importantes del país hizo crisis, Este problema se reproduce en los comités
estatales, deshilachados muchos de ellos y carentes de vida orgánica, abocados
sus miembros a la agridulce tarea de confrontarse con otros grupos en la disputa
sinfín por las candidaturas.

120
En cuanto a los órganos deliberativos y de toma de decisiones: consejos
municipales, estatales y Nacional, la situación es una calca. Se encuentran mal
integrados, varios de ellos son como letra muerta, pues no se convocan o, en
otros casos, se reúnen para fines enteramente pragmáticos, no para diagnosticar
necesidades, tomar decisiones de acción partidaria o promover el análisis y el
debate políticos.

Transcurrió casi año y medio (antes de la pandemia) de virtual inmovilismo. Con


una dirección nacional fracturada y confrontada, carente de iniciativa, errática, sin
interés ni capacidad de convocatoria, displicente, distante de la base. En ese
periodo morena padeció una atrofia estructural en el nivel más alto de su
conducción ejecutiva, misma que se reprodujo en toda la estructura partidista.

Desfondada su estructura organizativa en todos los niveles, el partido se muestra


ausente como anclaje de la 4T y de respaldo a las políticas de la presidencia de la
República. Paralelamente, no ejerce su obligación de ser conciencia crítica del
desastre heredado ni de la forma de gobernar y legislar de sus servidores
públicos.

A manera de ejemplo (aunque esto no es reciente), en morena no se ha


convocado a reuniones nacionales o regionales por sector o rama de actividad.
Jóvenes, mujeres, trabajadores de la educación o de la salud, electricistas,
petroleros, estudiantes universitarios u otros, carecen de espacios para debatir
entre pares cuáles son sus necesidades y expectativas, de donde emanen
diagnósticos, propuestas programáticas, planes de acción y procesos
organizativos. Las escasas iniciativas que se presentan en estos niveles son
producto del interés de militantes preocupados por la parálisis existente, no por la
convocatoria de los órganos directivos.

Acerca de Yeidckol Polevnsky, ex presidenta interina del CEN. Si atendemos a su


trayectoria en el mundo de las cúpulas empresariales, no resulta extraño que haya
manejado el órgano que presidió como alta ejecutiva de empresa. Despreciativa e
ignorante en materia de formas democráticas, asumió que la discrecionalidad en la
toma decisiones en un partido de izquierda no tiene por qué ser diferente a la del
dueño o dueña de una empresa privada.

Más aún, desacató con cínica naturalidad decisiones de Congreso y del Consejo
Nacional. Entre ellas, la de activar y dotar de recursos para su funcionamiento al
Instituto Nacional de Formación Política (INFP), a pesar del sentido estratégico de
su materia de trabajo; la de recurrir a instituciones del régimen anterior, como el
Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación (TEPJF) para anular la
elección de 2 mil 300 consejeros estatales y congresistas nacionales de 230

121
asambleas distritales a lo largo y ancho del país, con la intención de cerrarle el
paso a la candidatura a la presidencia de Bertha Elena Luján. Más recientemente,
objetó la validez del Congreso Nacional Extraordinar en el que se aprobó la
presidencia provisional de Alfonso Ramírez Cuellar, con la encomienda de
preparar la convocatoria y organización de la renovación de direcciones en toda la
estructura del partido.

La conducción unipersonal y autocrática de morena, se evidenció también con la


promoción y activo respaldo a las candidaturas a gobernador de Miguel Barbosa
en Puebla y Jaime Bonilla en Baja California, personajes oscuros con trayectorias
que nada tienen que ver con los objetivos del movimiento y del mandato
ciudadano de 2108.

Con falta de tono y vigor, morena arrastra vicios propios de la cultura política
tradicional, tan degradada y repudiada por la sociedad. Partido ensimismado, no
genera las condiciones para construir su autonomía del poder público, impulsar el
desarrollo organizativo, la democracia y la legalidad internas. Esta perniciosa
debilidad es aprovechada por burócratas arribistas y líderes de grupo para llevar
agua a su molino. Convertido en franquicia electoral, viven al acecho de las
candidaturas a cargos de elección popular, sabedores de que el arrastre de López
Obrador es garantía para, en su momento, cristalizar viejas y nuevas ambiciones.

Resulta evidente que la forma de entender y hacer política que terminó sentando
sus reales en el PRD, causando su debacle, se filtró en morena con la amenaza
de darle continuidad a las prácticas del error y del horror. Una de ellas, asunto de
sobrevivencia: no se atiende la construcción perseverante de una autoridad moral
propia (se vive de la prestada por Andrés Manuel); peligroso vacío sobre el que
aprecio desinterés o inconciencia.

Encerrarse en una vida interna friccionada, enfocada principalmente en


ambiciones electorales, y dominada por grupos de presión e intereses creados,
adictos a la formación de escuadrones de clientes políticos, siempre útiles para los
acarreos y el voto por consigna. Partido con escasa vida institucional y debate
interno, que no asume su responsabilidad histórica. De no haber pronto cambios
democráticos, es ruta anunciada al barranco político y moral, frustración para la
militancia y desprestigio ante la sociedad, harta de los partidos y de los políticos
con su interminable disco rayado.

En un contexto así, alarma en rojo. No parece desproporcionada la idea de


refundar al PRI en morena. Sabemos que ese partido vive en agonía, que no
puede ser guía y menos ejemplo. No obstante, su paso por la historia fue
poderoso. De probada eficacia política, ciega disciplina militante y corrupción con

122
impunidad garantizada; férrea capacidad de control de los trabajadores y el pueblo
y creador de una cultura política que permeó a dos o tres generaciones de la
burocracia política y, en varios sentidos, a la propia sociedad mexicana. Síntesis
de una experiencia política que puede reciclarse en morena, simulando respaldo
al proyecto de la 4T y al liderazgo de López Obrador.

Esta apreciación, se vive y menciona abiertamente dentro y fuera de morena. No


viene al caso hacer una lista de servidores públicos y miembros del partido que
parecen compartir tal despropósito, que se alimentan de él y lo extrañan, pues
fueron activos participantes de esa causa y se formaron en los cánones de esa
cultura política. Lo del “Primor”, más que una ocurrencia fortuita, es un
escurrimiento de convicciones, presentado como un comentario ligero para no
agitar las aguas.

ALTERNATIVA A LA VISTA
En contraste con ese sórdido mundo de intereses, entre la mayoría de miembros
de morena existe una gran reserva de calidad humana, ideológica, política y
moral. De trayectorias individuales y colectivas de lucha, valentía y compromiso.
De atributos intelectuales, profesionales y artísticos de valioso significado social.
De la convicción de miles de sus integrantes por informar, ratificar simpatías o
tratar de convencer a la gente sobre los ideales y el programa del movimiento.
También de liderazgos honestos, guiados por principios.

Por ello, es deseable que en las próximas elecciones internas (ahora en suspenso
por la pandemia), se imponga la razón y la fuerza de las convicciones, a efecto de
rectificar y enderezar la nave a la deriva. Urge abrir caminos para que morena
construya su identidad como partido político de izquierda, comprometido sin
medias tintas con la transformación de México.

Abona en ese sentido la presidencia interina de Alfonso Ramírez Cuellar, formado


intelectualmente como hombre de izquierda, con un amplio recorrido en
movimientos sociales, grupos y partidos políticos de auténtica oposición. Espero
que la ingrata cultura política del pragmatismo no se anteponga a los principios.
“La verdad siempre es revolucionario” decía el entrañable José Revueltas.

Nota discordante. La resolución del citado Tribunal faccioso incluye la


obligatoriedad de realizar la elección del presidente y del secretario general del
partido mediante una encuesta. Tal método, además de no estar previsto en el
Estatuto, es una intromisión inadmisible en la vida interna de morena, que abre la
puerta al tráfico de dinero para inclinar la balanza de los votos, situación
ostensiblemente antidemocrática para favorecer a ciertos intereses dentro del
partido; sospecho -ojalá me equivoque- que a los poéticos defensores del Primor.

123
4) REGENERACIÓN DE MORENA
A la espera de los acontecimientos, es innegable que la construcción de un partido
de izquierda debe contar con espacios para el debate ideológico, la recuperación
histórica y la propuesta política, así como de un compromiso con la movilización y
el anclaje moral. Necesidad de regeneración partidaria en cuando menos los
aspectos siguientes:
RESCATE Y DEFINICIÓN IDEOLÓGICA
La naturaleza incluyente de morena no puede ser causa ni pretexto para su
indefinición ideológica. Como ya se ha explicado, por su origen y memoria,
principios y programa, utopía y destino, el Proyecto de la 4T es de izquierda. En
consecuencia, el partido político que nació de las entrañas de ese proyecto
también debe serlo. Su ideología se nutre de esos atributos, en el marco del
postulado de la Revolución de las Conciencias y de la participación ciudadana (y
de los jóvenes que todavía no lo son) en los asuntos públicos.

Acerca del tema muy recurrente de la unidad interna en morena, sin duda es una
aspiración justa. Sin embargo, la unidad a toda costa es de mal pronóstico. La
unidad debe tener un basamento firme, esto es, la simbiosis del partido con la 4T.
Desde luego, ello implica que la aspiración unitaria haga suya la construcción
crítica y democrática del partido en movimiento.

Quiero subrayar el énfasis puesto en la naturaleza de izquierda de la 4T y de


morena con la siguiente e ilustrativa referencia, tomada de un artículo de Rosaura
Ruiz en El Universal. En ella rescata ideas de Adolfo Sánchez Vázquez15 acerca
del significado de ser de izquierda. Incluyo un fragmento:

“Ser de izquierda es estar por un modelo de desarrollo que responda a los


intereses y necesidades de la mayoría y, por ende, en contra de un sistema que
favorezca el egoísmo de una minoría y a los intereses ajenos de gobiernos
extranjeros y empresas trasnacionales.

...Ser de izquierda es combatir toda forma de discriminación, asumir y luchar por


los derechos de todas las personas, sin importar su género, raza, etnia, condición,
creencias, orientación sexual o nacionalidad, pues la más mínima manifestación
discriminatoria deshonra al individuo, grupo social o poder que lo tolera o
promueve.

15
Exiliado republicano español. Filósofo, maestro de excelencia e investigador de la UNAM por 40
años. Marxista consumado y hombre de época por su contribución intelectual y magisterial a la
causa de un socialismo democrático.

124
...Ser de izquierda es hacer una política que no separe los fines y los medios, que
no se guíe por resultados inmediatos e insustanciales, ni pierda de vista los
valores y principios que le dan sentido en busca de dádivas y prebendas
individuales o grupales. En suma, es hacer una política congruente con sus
ideales, que sea incorruptible y se sostenga sobre un profundo contenido moral.

...Ser de izquierda requiere de escepticismo frente al dogmatismo y de una


constante crítica y autocrítica. Significa ser crítico de los males sociales
producidos por el sistema político-económico imperante, pero también de las
deficiencias y debilidades propias; implica tener o sumarse a un proyecto a largo
plazo de nación y sociedad, que tenga como fin el que desaparezcan las
injusticias sociales; conlleva conocer la realidad y tener claras las posibilidades,
las condiciones necesarias y los medios adecuados para transformarla.

...Ser de izquierda es tener una voluntad inquebrantable para realizar el proyecto


de una sociedad más justa, solidaría, equitativa y libre”.

De tal manera que cada quien saque sus conclusiones, pero la sencillez y claridad
de las ideas anteriores no deja lugar a dudas. Las cosas en su sitio.
AUTORIDAD MORAL
En materia política, la guía de una moral trascendente, basada en valores como la
honestidad, la dignidad, la congruencia entre el decir y el hacer, la comprensión y
fraternidad en la forma de relacionarse con la gente, es insustituible. En
secuencia, el único puente para que un partido político garantice la confianza de la
sociedad y el respaldo del pueblo es la autoridad moral. Dije “el único”, lo
sostengo.

Se dirá que hay otras vías para concitar respaldos; por ejemplo, las gestiones de
las que se deriven beneficios de vivienda, espacios en los mercados públicos o
descuentos en la adquisición de productos. El reparto de regalos en días festivos,
dinero, despensas o hasta promesas, forman parte de lo mismo. Sí, pero tales
acciones responden a la lógica de necesidades legítimas de la gente, se
enganchan con su pobreza, pero no reflejan de por sí autoridad moral de sus
gestores. Además, esas prácticas para obtener apoyos no generan conciencia en
los beneficiarios, más bien se vuelven porristas de sus promotores, reproduciendo
la nefasta cultura política del clientelismo.

La autoridad moral a la que morena debe contribuir apasionadamente, es el toque


distintivo para diferenciarnos del tenebroso pasado de corrupción e impunidad de
las élites económicas y políticas de cuello blanco, pero también de las prácticas
engañosas, manipuladoras y también corruptas de los partidos políticos.Desde
luego, esa distinción implica un compromiso de cuerpo y alma, fruto indeclinable

125
de principios y convicciones. En este punto, el nudo radica en que morena vive
pasiva y complacientemente, como si fuera natural, de la autoridad moral de
Andrés Manuel. “Préstamo” que obviamente tiende a desgastarse y que resulta,
como tal, muy enfermizo.

Lo que el pueblo percibe como quimera, pero obviamente anhela, son gobiernos
honestos. No únicamente porque la honestidad sea un patrimonio moral
mayoritario, sino porque gobiernos con ese valor harán mejor las cosas en
beneficio del país y del pueblo. López Obrador simboliza ese deseo, pero a
morena le toca cumplir su parte, tender su propio riel.

Desgraciadamente, no pocos integrantes del movimiento de la 4T, entre ellos


varios con posiciones relevantes en el partido o en el sector público, no entienden
que para “ser distintos” se necesita irradiar autoridad moral. Sólo desde ese alto
escalón se entrelazará el movimiento con la utopía.

AUTONOMÍA DEL PODER PÚBLICO

“No hay partido de Estado, eso ya se terminó...Sería nefasto vernos


involucrados; durante muchos años padecimos la injerencia perversa en
las asambleas internas de los partidos y en los fraudes electorales...eso
debe descartarse por completo.”
Andrés Manuel López Obrador.

Es imperativo que morena alcance el grado de partido autónomo e independiente


del poder público. Durante decenios la izquierda luchó contra el “PRI-Gobierno”,
cuestionando al régimen de partido de Estado, no sólo porque vuelve dócil y
subordinado al partido político, castrando su iniciativa, sino porque este se
convierte en instrumento de manipulación y control de sus miembros y de la
sociedad, tal como se padeció en México durante tantos años.

En contraste, morena debe pensar con su propia cabeza y actuar en


consecuencia. Ejercer la crítica y la autocrítica como valores democráticos
insustituibles. Por supuesto, existe un vínculo con los gobernantes y legisladores
emanados de sus filas, por la obvia razón de que se comparte el mismo proyecto y
la necesidad común de defenderlo y promoverlo por todos los medios legales a su
alcance, pero ello no significa ser un servicial acatador de órdenes.

Como sucedió en el PRD con Cuauhtémoc Cárdenas; como sucedió en el mismo


partido y sucede en morena con López Obrador, es natural que haya referentes
políticos y morales. No obstante, esa realidad tiene sus cauces y no debe implicar
sacrificar la autonomía. Aceptar acríticamente una subordinación es equivalente a
descerebrar al partido político, volverlo súbdito del gobierno.

126
Partido y gobierno son entidades distintas, al igual que sus atribuciones y
funciones. El primero representa a la parte del cuerpo social que comparte un
ideario, se organiza y hace causa común para promoverlo y defenderlo. Las
discrepancias naturales deben superarse por la vía del debate democrático y la
legalidad interna. En cuanto al segundo, tiene un espectro más amplio, la sociedad
en su conjunto, y si bien comparte ideario con el partido, sus responsabilidades,
instrumentos de trabajo, relación con la sociedad y obligaciones son diferentes.

Contra la tendencia prevaleciente y el propio señalamiento del Presidente de la


República, morena debe pensar y decidir con autonomía. La repetición mecánica,
aduladora, de todo lo que plantea Andrés Manuel no sólo se ve mal, sino que
reproduce la vieja historia de subordinación acrítica, negando en los hechos la
creatividad y el compromiso del colectivo partidista. No se trata de estar en contra,
cuando es obvio que se comparte memoria, programa y utopía, sino de entender
que a cada parte le corresponde hacer lo suyo con independencia.
DEMOCRACIA INTERNA
La construcción de una auténtica democracia interna es un pendiente oneroso
para morena. La entendemos a partir de la vida orgánica y participativa de todos
sus comités y consejos; espacios e instrumentos fundamentales todos ellos para
la reflexión permanente, consciente y libre del pasado y el futuro, de la realidad
social y la coyuntura política, de la vida partidaria y el afianzamiento ideológico, de
la propuesta y la acción políticas.

De ser así, en donde la voz de cada cual se escucha y tiene resonancia, en donde
se fomenta y se hace valer la libertad de expresión, la independencia intelectual y
la conciencia crítica, se motivará la participación de los miembros del partido en su
vida interna. Vale añadir que la apropiación de morena por su base activa y
organizada es la meta que cristalizaría un espléndido ideal democrático.

La democracia interna es la atmósfera idónea para que su militancia organizada


proponga y tome decisiones, exija la rendición de cuentas y evalúe a sus
dirigentes y servidores públicos, cuidando que cumplan sus responsabilidades en
consonancia con los principios y lineamientos de la 4T.

Un partido sin democracia interna está condenado al fracaso. Es un contrasentido


mayúsculo pregonar la democracia para el país desde un partido en donde esta no
se cultiva con dedicación. Peor todavía, que se violente sin misericordia “por orden
de la autoridad”. Este déficit de los partidos de izquierda (en el PRD se hizo
costumbre) es atribuible a la burocratización de los dirigentes y los órganos
directivos, dominados por intereses de grupo y por un pragmatismo político que le
teme a la democracia “desde abajo” por miedo a perder sus canonjías.

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ESTATUTO Y LEGALIDAD
Desde luego, la democracia interna reclama de una dinámica de institucionalidad y
legalidad internas, hasta ahora tambaleante. El apego a los documentos básicos
es la base de tal propósito. A su vez, el Estatuto y su sistema de sanciones deben
operar eficazmente, apoyados sin titubeos por los órganos directivos, bastante
indisciplinados al respecto.

Lo que ahora prevalece (a pesar de la calidad moral de los integrantes de la


Comisión Nacional de Honestidad y Justicia y del esfuerzo sostenido contra viento
y marea que llevan adelante), es un sistema normativo deficiente y centralizado
que obstruye el ejercicio de una administración de justicia expedita y eficaz. Su
descentralización regulada es indispensable, al igual que la revisión minuciosa y la
modificación juiciosa del Estatuto vigente.

Adicionalmente, este documento no puede ser un mandato semejante a la letra


muerta, objeto de la discrecionalidad de quiénes deben acatarlo o, de plano, un
documento que ni siquiera se conoce, y menos se cumple. La legalidad e
institucionalidad internas son un complemento indispensable de la democracia
partidista, sin la cual no hay futuro que valga.

DESARROLLO ORGANIZATIVO
El Comité de Base constituye el núcleo organizativo básico de los miembros de
morena. Es la mejor garantía para el desarrollo de su democracia interna, además
de ser el vínculo permanente con la población y la imagen fundamental del partido
en la sociedad.

Por ello, se debe impulsar la formación y vida orgánica de los comités de base.
Entiendo por ello:

 Efectuar reuniones periódicas, al menos una cada quince días.


 Elaborar y aprobar colectivamente su plan de trabajo.
 Establecer y supervisar una juiciosa división de responsabilidades y tareas.
 Aplicar territorial o sectorialmente el contenido del plan de trabajo.
 Evaluar los aciertos y errores de las actividades realizadas.
 Crecer permanentemente en el número de integrantes.
 Promover y participar en actividades de formación política.
 Disponer oportunamente de los materiales e insumos para realizar su
actividad.
 Coordinarse con sus pares a nivel municipal, sectorial o regional, así como
con los órganos directivos superiores, sujetos, a su vez, a la obligación de
rendir cuentas a la base organizada.

128
Me incluyo entre los que piensan que los comités de base deben tener un
funcionamiento autogestivo (regido, como todo órgano partidario, por el contenido
de los documentos básicos) en las áreas que constituyen su vida orgánica. No
únicamente por razones de eficacia y motivación, sino de cultura política, en tanto
efecto demostrativo de auto capacidad para proponer, evaluar y tomar decisiones
de acción partidaria, pero también de diagnóstico y propuesta programática para
los servidores públicos de morena en sus ámbitos de competencia.

Con respecto a los consejos municipales (de alcaldía en la Ciudad de México),


estatales y Nacional, de su precaria situación actual, deben pasar a jugar el rol
deliberativo y de toma de decisiones sobre la política del partido en el ámbito
geopolítico que les corresponda. Asimismo, deben evaluar el desempeño de los
comités de base, pero también de los servidores públicos de morena, cuidando
que corresponda con los lineamientos, principios y valores de la 4T.

Sus integrantes, al igual que los miembros de los comités del partido, no pueden
andar de solicitantes de empleo, haciendo antesala en los gobiernos y los
congresos, sino actuar como dignos depositarios del interés superior del proyecto.
Los servidores públicos de morena no son jefes de sus comités o consejos.
FORMACIÓN POLÍTICA
Llamada a ser una actividad estratégica del partido; de sus miembros y
simpatizantes, sus servidores públicos y la sociedad en general. El cambio
verdadero anhelado por el pueblo mexicano requiere, más allá del deseo y la
esperanza, de conciencia y organización, atributos subjetivos que constituyen,
precisamente, la materia de trabajo de la formación política y el motor básico en la
dinámica de las transformaciones sociales.

Por ello, he sostenido la posición de que el objetivo principal de la formación


política en morena debe ser el desarrollo de la conciencia de sus destinatarios,
articulado al desarrollo organizativo del partido.

Concientización, en el sentido de ampliar el mundo informativo y la capacidad de


interpretar la realidad social, generando condiciones para nuevos conocimientos a
partir de la reflexión y la experiencia colectivas. Asimismo, fomentar la solidaridad
y motivar a la participación organizada, en el marco de la apropiación intelectual y
la introyección emocional de los fundamentos y objetivos históricos del proyecto.

En cuanto al vínculo organizativo de la actividad formativa, esta debe facilitar,


promover o consolidar el desarrollo organizativo del partido (señaladamente de
sus comités de base), reflexionando su necesidad y revisando colectivamente sus
planes de trabajo, mediante el empleo de la metodología de la planeación y la
evaluación participativas.

129
Otro ámbito de intervención de la formación política es el de los servidores
públicos de morena. Es una grave debilidad que muchos de ellos carezcan
(ofrezco disculpas por la sobrada reiteración) de una conciencia clara sobre el
significado de la 4T, así como sobre los principios y valores en que se sustenta.
Ante esta situación, el objetivo concientizador de la formación política adquiere
singular relevancia, pues debe mejorar el compromiso, capacidad y congruencia
de sus responsabilidades públicas, incorporando también la capacitación sobre los
aspectos legales y formales que debe manejar con conocimiento y pericia.

He sido insistente entre mis compañeras y compañeros en la actividad formativa


en que, para potenciar al máximo sus bondades, se debe generar colectivamente
una racionalidad y un consenso conceptual y pedagógico sobre diversos aspectos.
Destaco entre ellos:

 Partir de una concepción clara y compartida sobre la esencia, significado y


enfoque de la formación política en un partido democrático de izquierda, en
el marco del proyecto de transformación de la vida pública de México.
 Integrar equipos estables de trabajo, encargados de organizar y evaluar de
manera autogestiva la actividad formativa en sus ámbitos territoriales o
sectoriales de competencia.
 Formar círculos de estudio, como los instrumentos y espacios principales
para el desarrollo del proceso de formación política.
 Disponer de equipos de formadores políticos de buen perfil ideológico y
pedagógico, preferentemente con experiencia en la materia. Estos equipos
son de singular importancia. En mi opinión deberían ser los coordinadores
de los círculos de estudio, además de ser sujetos de un proceso de
formación permanente, para perfeccionar el manejo y evaluación de los
contenidos de los planes de estudio que imparten.
 Establecer una metodología rectora para el círculo de estudios, en concreto
el Taller Participativo.
 Elaborar y aplicar planes de estudio homologados, según el tipo de
destinatarios y los niveles de profundización temática requeridos.
 Contar con materiales e insumos didácticos apropiados, tanto impresos
como audiovisuales.
 Disponer de un programa, por círculo de estudios, que desdoble el “trabajo
de taller” a la investigación y la presencia territorial en actividades como el
diagnóstico socio-político, la promoción cultural y artística, las conferencias,
visita a museos, exposiciones, entre otras.
 Todo lo anterior, nutrido por una práctica creativa, estable, permanente y
con una metodología de evaluación y planeación de aplicación sistemática
y colectiva.

130
Como antecedente de esta actividad, el entonces presidente del partido, Andrés
Manuel López Obrador, propuso y se aprobó en el Congreso Extraordinario
respectivo, la formación del Instituto Nacional de Formación Política (INFP),
integrado por el responsable del mismo (hasta la fecha) Rafael Barajas y un
Consejo Directivo de doce miembros de excelente perfil ideológico, intelectual y
moral, el cual ha tenido modificaciones que no es el momento de calificar.

Desde entonces, ha sido el instrumento que lleva adelante esta tarea. Sin
embargo, a pesar de la importancia estratégica de su actividad, fue
sistemáticamente obstaculizado -como antes se dijo-, trabajando 18 meses sin
presupuesto, elevando la austeridad republicana a su límite franciscano.

No obstante, el Instituto ha desplegado en el país una importante iniciativa de


actividades formativas (no sin contradicciones que han dado lugar a discrepancias
todavía no resueltas, la mía incluida), con una magnífica respuesta de la base
partidista, fruto sorprendente de la conciencia de su necesidad, aunque también
de la inexistencia de otras opciones de participación en un partido desmovilizado.

Entre paréntesis, sería pertinente que el Instituto propusiera a sus órganos


directivos el perfil de los candidatos a cargos de elección popular para los
procesos comiciales de 2021, sirviendo asimismo de filtro para evaluar que
efectivamente reúnan las condiciones de compromiso y capacidad para cumplir
satisfactoriamente las tareas de servicio público que, si fuese el caso, llegaran a
ocupar.

PARTIDO-MOVIMIENTO
Quiénes pertenecemos o simpatizan con el ideal de la transformación nacional,
nos hemos movilizado en los últimos 18 años para derrotar la intentona de
desafuero de Andrés Manuel, resistir ante el fraude electoral de 2006, defender la
industria petrolera nacional, hacer campaña a ras de tierra en diversas coyunturas
electorales, organizar la simpatía popular a nuestro movimiento en las etapas
previas a la fundación de morena y acompañar al actual presidente de la
República en sus convocatorias a la movilización, situaciones que evocan la
pertinencia de ser partido, pero también la de ser partido en movimiento.

Con tales antecedentes, el partido no puede seguir sobreviviendo en el pantano de


su inmovilismo y sus pugnas internas. Platillo indigerible servido por dirigentes,
reales o supuestos, enajenados por el control político, las candidaturas y los
cargos. Por el contrario, debe transitar a un reencuentro de su existencia como
movimiento, con actividades políticas que conciten la motivación y el despliegue
de nuestras iniciativas y propuestas en el espacio abierto del territorio nacional y,
siempre, de cara a la sociedad.

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Resulta inadmisible, por citar algunos ejemplos, la parálisis total del partido ante el
fallo del TEPJF (bastión legaloide del viejo régimen) que invalidó la elección
interna del pasado mes de octubre; ante las grandes movilizaciones sociales y su
secuela represiva en Ecuador, Bolivia, Chile y Colombia o; la más notable, ante el
comportamiento hostil, falsario y conspirativo de los grandes medios de
comunicación y sus promotores contra López Obrador y el proyecto de la 4T.

Desde luego, el retorno de morena a un estado de buena salud recién empieza


(esperemos que se concrete), por lo que es necesario promover ya un amplio
debate interno sobre el rumbo del movimiento, a la par de establecer un programa
de iniciativas políticas movilizadoras que restituyan la imagen maltrecha del
partido, con la mira puesta en refrendar, con rostro propio, la confianza social y el
respaldo popular, por ahora concentrados en la figura del presidente de la
República.
FRENTE SOCIAL AMPLIO
Una de las nefastas consecuencias del neoliberalismo fue su obra destructiva en
la vida social. Extendido mosaico roto de empobrecimiento generalizado, falta de
oportunidades, y violación sistemática de conquistas y derechos adquiridos. Suma
de marginación y despotismo contra grupos y sectores sociales (como los
indígenas y los jóvenes), de desempleo, derrumbe de los salarios y deterioro de
los sistemas de salud, vivienda y educación pública. Sórdida realidad de
inseguridad y violencia generalizadas. Calamidades, todas, que ensombrecieron la
vida de millones de mexicanos por muchos años.

Ante esta situación, diversos sectores del pueblo se organizaron, no sólo para
resistir y luchar por sus demandas particulares, sino para repudiar al régimen
neoliberal de corrupción y privilegios, prolongando la tradición de organizaciones
sociales independientes que han protagonizado a través del tiempo históricas
movilizaciones por la democracia, la justicia y la libertad en México.

Prioridad descuidada, morena no acompaña las justas reivindicaciones y la lucha


organizada de diversos sectores populares, aliados naturales de la 4T. Desde
luego, debería hacerlo respetando su autonomía y sin pretensión alguna de
vanguardismo, basado sólo en la convicción de que se comparten objetivos en la
indispensable suma de fuerzas.

La ausencia de vínculos orgánicos, e incluso de mecanismos de diálogo,


configuran un escenario de potencial político desperdiciado, atenido por ahora al
incuestionable respaldo social mayoritario al presidente de la República, pero
todavía de naturaleza inorgánica. Escenario de vulnerabilidad -repito- ante el
creciente asedio de las fuerzas añorantes del pasado.

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En este sentido, un aspecto de reflexión obligadas en la agenda estratégica del
partido en movimiento, es la pertinencia o no de impulsar la formación de un frente
social amplio en defensa de la 4T; forma organizativa de poder popular que
articule las justas demandas reivindicativas de organizaciones sociales,
instituciones civiles y grupos democráticos, con la defensa y movilización de las
políticas públicas e iniciativas legislativas del gobierno de la República y de sus
expresiones locales.
CORRIENTE DE IZQUIERDA
Llevar adelante la inaplazable reconstrucción de morena es imposible bajo su
situación actual. Se requiere un cambio cualitativo, un salto a lo nuevo. Para ello,
es imperativo un debate amplio, organizado e institucional al que se convoque a
los miembros del partido. La mayoría de sus miembros lamenta el actual estado
de cosas. Es conciente del compromiso histórico del partido con la 4T, con la
necesidad de fortalecer el movimiento y con el mandato ciudadano que llevó a
Andrés Manuel a la presidencia de México.

Para avanzar en esa dirección, sería saludable que el pensamiento de izquierda


dentro de morena se organice como corriente (algunos dicen que como
“expresión”), a efecto de elaborar y socializar propuestas e ideas de
reconstrucción partidaria. En el horizonte están cercanas las cruciales elecciones
de 2021, coyuntura que definirá la agenda política nacional de los años siguientes,
frente a la cual es indispensable posicionarse.

Estoy convencido de que un planteamiento de esta naturaleza resultaría


convincente para el grueso de los integrantes de morena, al margen de que se
asuman o no de izquierda. Digo ello, porque está vinculado a pensamientos y
sentimientos de que México necesita un cambio profundo, en el que las prácticas
grupistas vinculadas a intereses creados y ambiciones electoreras hacen mucho
daño.

Incluso, una corriente o expresión de izquierda dentro de morena debe dejar claro
que su interés primordial es construir un partido con identidad democrática de
izquierda, participando desde luego en las elecciones internas, pero haciendo a un
lado las candidaturas a cargos de elección popular. Cuando menos, esa es mi
postura personal.

Sin embargo, constituir corrientes entra en contradicción con la actual versión del
Estatuto de morena, por lo que es indispensable ubicar razones y exponer
argumentos en contrario. Demos paso al diferendo:

El Estatuto de morena señala en su artículo 3o. fracción g): “La afiliación será
individual, personal, libre, pacífica y voluntaria, sin corporativismos de ninguna

133
índole; sin que se permitan facciones, corrientes o grupos que vulneren la
soberanía del partido, es decir, su capacidad exclusiva de dirección general”.

En consecuencia, prohibición expresa de “facciones, corrientes o grupos”.


Comprensible, porque en el PRD los grupos de presión se decían corrientes y
fueron la causa principal de su decadencia. Paradójico, porque en morena operan
abiertamente los grupos de presión y no pasa nada. La verdad es que grupos de
esa naturaleza son una cosa y corrientes (en sentido histórico) otra bien distinta.
Me explico:

Como partido político, morena se asume incluyente, esto es, que pueden afiliarse,
con plenos derechos y a título individual, los miembros de cualquier sector o clase
social. La única condición es no contravenir los fundamentos y objetivos del
partido, ni del proyecto que la da sustento.

En este sentido, la pluralidad ideológica en morena no puede incluir ideologías o


prácticas opuestas a la 4T. Empero, que dentro del “rango permisivo” existen
diversas posturas, las que deben contar con medios y espacios para el debate
ideológico sobre cómo encaminar de mejor manera al partido y al movimiento.

No puede perderse de vista, en este contexto, que el carácter incluyente de


morena contiene una vasta diversidad de experiencias individuales y colectivas,
en las que se conjugan afinidades ideológicas y políticas; trayectorias, simpatías y
luchas en común; años de convivencia, esfuerzo, alegrías y sinsabores
compartidos. Todo ello, de manera natural tiende a asociarse, sin que constituya
motivo alguno de censura o sanción.

En este orden de ideas, dentro de la diversidad ideológica existente en morena se


concentra una buena cantidad de compañeras y compañeros que venimos de la
izquierda partidaria y social, que coincidimos con esa ideología. Probablemente no
en diversos aspectos, pero dentro de ella.

De agruparse como corriente para aportar ideas y propuestas sobre el papel del
partido en la 4T (como los miembros de otras posturas ideológicas lo hacen,
incluyendo las que no comparten el proyecto), se estaría violando el Estatuto.
Situación aberrante, no de los que se unen, sino del propio Estatuto, que debería
revisar y enmendar su actual prohibición.

En todo caso, el problema de agruparse no es agruparse, sino para qué. Como


anteriormente se dijo, si es para el avance de la 4T, vamos bien; si es para fines
personales o de grupo, vamos mal e iremos peor. Lamentablemente, esto último
viene sucediendo en morena con una frecuencia alarmante. Hay servidores
públicos electos y dirigentes del partido impulsados por grupos, cuya prioridad es

134
estar bien con el grupo y, desde luego, saborear las dulces mieles que destilan los
cargos, no la defensa y promoción del proyecto transformador ni de la autoridad
moral que afiance la identidad de nuestro movimiento en la sociedad.

En síntesis, los grupos de presión suelen tener propósitos facciosos, además de


que, por naturaleza (como la Ley de la Gravedad suelo decir), privilegian sus
intereses por encima del interés general. En cuanto a las corrientes, en mi opinión
son sanas e indispensables, en la medida –como ya se señaló- que su actividad
se centre en la propuesta política, el debate de las ideas y el afianzamiento crítico
de la identidad de morena como el partido de la 4T.

+ + + + + +

135
A MANERA DE CONCLUSIÓN

De la primera gran transformación de la historia nacional nació México. De la


segunda, la República como nación. De la tercera, la Constitución de 1917. En los
tres casos, la participación del pueblo, a sangre y fuego, fue decisiva, pero los
resultados de la epopeya histórica fueron de luces brillantes y de sombras
abrumadoras. Mezcla de conquistas y recuperación de dignidades, pero también
de derrotas, traiciones y desviaciones.

Me referí también a dos intervalos posteriores. El sexenio del general Cárdenas y


su trascendental legado, y el periodo de casi medio siglo de lucha social y política
de izquierda contra el PRI y su herencia neoliberal. Por su aporte a la
transformación democrática de México, ambos periodos fueron la antesala que
hizo posible el triunfo de la 4T y de López Obrador en 2018. En esta ocasión, sin
sangre ni fuego.

En la actualidad corren tiempos de esperanza en nuevas realidades. Adversas al


poder opresor del neoliberalismo depredador y corrupto, pero también a la etapa
previa, en la que el régimen de partido de Estado monopolizó el poder, desatando
la censura y la persecución contra toda forma de crítica u oposición. Conjunción,
pues, de 78 años de oleaje antipopular (con algunas pinceladas de excepción), de
gradual concentración de la riqueza en una minoría selecta.

El enorme reto del tiempo nuevo corre paralelo al mandato entusiasta, decidido,
de más de 30 millones de ciudadanos. Insurrección electoral por un cambio
profundo en el país, pero también de escalada de agresiones contra la 4T, y
desaforada contra López Obrador.

En el tiempo de Andrés Manuel en la presidencia, la diferencia con el pasado


siniestro es notable. El dibujo de un México regenerado posee rasgos nítidos y
utopía certera. No obstante, en mar crispado, su arribo a buen puerto dependerá
del respaldo social conciente y organizado, masivo y movilizado, que se logre
edificar. Avanzar a la conformación de un frente social amplio se sitúa en esa
lógica. No obstante, se trata de un pendiente con carga de desafío.

Sería un error funesto no sacar conclusiones y, peor aún, olvidar que la primera
gran transformación tuvo como desenlace un emperador y muchos años de
gobiernos conservadores. Que la segunda (quizá la más luminosa de nuestra
accidentada historia) derivó fatalmente en una dictadura. Que la tercera condujo a
la hegemonía del PRI; después a una vuelta de tuerca más a la derecha en el
partido oficial, artífice del neoliberalismo y del bipartidismo tecnocrático y
ultraconservador.

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En materia de desarrollo democrático, el avance propiciado desde la presidencia
de la República es espectacular, pero no tiene su equivalente en la conciencia
colectiva. Ante ello, me parece indispensable convertir la democracia directa en un
baluarte de la relación del gobierno con la sociedad; forma privilegiada de dotar al
proyecto de transición antineoliberal de un salto cualitativo, tendiente a la
conformación del poder popular que nos aproxime a la utopía del México
regenerado.

Desde luego un baluarte de cualquier transformación trascendente es la crítica y la


autocrítica. La cultura del auto halago es la puerta de entrada a los errores y las
desviaciones, que pasan de noche y amanecen como causa de regresiones y
derrotas. En este orden de ideas, el gobierno de la 4T necesita verse en el espejo
de la realidad, sin velos ni cortinas de humo que nublen la mirada clara.

La otra cara de la moneda es morena. Su papel primordial es impulsar y apuntalar


las condiciones subjetivas de la transformación social. Está claro el tema de las
candidaturas y los cargos públicos, pero son medios, no son el fin. Son variable
dependiente de la consolidación de la 4T. El partido como franquicia electoral,
postura de los jefes de grupo, genera confusión y desaliento entre sus miembros y
simpatizantes.

Al respecto, se requiere de una inversión de prioridades, de debate ideológico y


programático, de construcción de una nueva cultura política, objetivo que reclama,
a su vez, de la universalización de la formación política en el movimiento
obradorista.

Fomentar ese debate es vocación histórica del pensamiento de izquierda.


Agruparse como corriente para impulsarlo, aportando ideas y propuestas, ayudaría
sin duda a la democratización del partido. Tal es mi postura y mi compromiso.

Si morena no se sitúa a la altura de la realidad que vivimos, se pierde la principal


correa de transmisión entre la 4T, las políticas públicas y la sociedad. El desafío -
ya reiterado- es construir la fuerza popular organizada que derrote a ese necio
pasado que persiste en regresar, con los muchos instrumentos de poder a su
alcance. No hay mucho que agregar, morena tiene la palabra.

FIN DEL TEXTO

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