De La Herida Abierta A La Esperanza Cierta

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De la Herida Abierta
a
la Esperanza Cierta

REFLEXIONES
LA CUARTA TRANSFORMACIÓN Y MORENA

Eduardo Cervantes Díaz Lombardo

Noviembre de 2020

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ÍNDICE

PRÓLOGO................................................................................................11

INTRODUCCIÓN....................................................................................15

I. NEOLIBERALISMO: HERENCIA NEFASTA...................................23

1. SIGNIFICADO Y ANTECEDENTES..................................................23

2. EMINENCIAS DE LA DECADENCIA NACIONAL...........................26

3. CATECISMO ECONÓMICO NEOLIBERAL Y ADEREZOS...............28


◊ Concentración de la riqueza
◊ Subordinación del Estado e imposición ideológica
◊ Corrupción e impunidad
◊ Privatización de bienes públicos
◊ Libre comercio
◊ Privilegios fiscales y deuda pública
◊ Salarios a la baja
◊ Sindicatos y contratos colectivos

5
◊ Exclusión y deteriodo de la educación pública
◊ Represión, violencia e inseguridad
◊ Fraude electoral y prensa vendida

4. SÍNTESIS: EL DESASTRE HEREDADO...........................................47

5. EL PENSAMIENTO Y EL SER CONSERVADORES...........................49

6. FEMINICIDIOS Y CORONAVIRUS: LA DIFAMACIÓN....................56

II. CUARTA TRANSFORMACIÓN: ESPERANZA CIERTA................61

1. VÍNCULO CON AMÉRICA LATINA .................................................61

2. CAPITALISMO Y CUARTA TRANSFORMACIÓN....................... 66

3. IDENTIDAD DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN........................68

LA MEMORIA: COMPROMISO DE CONTINUIDAD HISTÓRICA......69


◊ La Independencia: México al remolino
◊ La Reforma: periodo luminoso y trágico
◊ La Revolución: triunfo y agonía
◊ Cárdenas y su legado
◊ 1940-1989: la izquierda contra el régimen del PRI

LA UTOPÍA: RECREACIÓN CULTURAL Y DEPURACIÓN


DEL PAÍS..................................................................................................88

EL PROGRAMA: POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS


POBRES............................................................................................89
◊ Significado, contexto y realizaciones
◊ Fundamentos
◊ Simbolismo y justicia
◊ Ámbito legislativo
◊ Programas de derechos sociales
◊ Obras principales e infraestructura
◊ Frente de salud pública
6
◊ Frente educativo
◊ Frente salarial
◊ Frente de energía

4. SÍNTESIS: CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA......................106

5. IDEOLOGÍA Y REVOLUCIÓN DE LAS CONCIENCIAS...........107

6. SEMBLANZA DE ANDRÉS MANUEL......................................112

III. PROFUNDIZAR Y RECTIFICAR..................................................123


◊ Relación Estado-oligarquía
◊ Política social
◊ Participación ciudadana y democracia directa
◊ Sector social de la economía y cooperativismo
◊ Rescate de la educación pública
◊ Derecho a la información y libertad de expresión
◊ Libertad sindical
◊ Industria extractiva y T-MEC
◊ Migración
◊ Violencia e inseguridad / Ayotzinapa
◊ Congreso Constituyente
◊ Discordantes y caballos de Troya

IV. MORENA: DESAFÍO HISTÓRICO................................................151

1. ANTECEDENTES RECIENTES.................................................151
◊ Partido de la Revolución Democrática
◊ Movimiento obradorista

2. PARTIDO DE IZQUIERDA DE LA 4T........................................158

3. DIAGNÓSTICO...........................................................................160
◊ Campaña electoral 2018
◊ Disputa por candidaturas y cargos
7
◊ Partido ausente y desfondado
◊ Alternativa a la vista

4. RECONSTRUCCIÓN DE MORENA..........................................167
◊ Rescate y definición ideológica
◊ Autoridad moral
◊ Autonomía del poder público
◊ Democracia interna
◊ Estatuto y legalidad
◊ Desarrollo organizativo
◊ Formación política
◊ Partido-Movimiento
◊ Frente social amplio
◊ Corriente de izquierda

A MANERA DE CONCLUSIÓN..........................................................183

8
A Magdalena, Angélica y Diego, mis hijas e
hijo, con amor, bellos recuerdos y los mejo-
res deseos.

A mi querida Karla, por las deferencias y


cuidados que me ha prodigado.

A todas y todos los compañeros que se es-


fuerzan por edificar la conciencia colectiva
organizada que haga suyos los objetivos de
la Cuarta Transformación, y enfrentan la in-
tentona de refundar al PRI en morena.

A mis compañeras y compañeros del colecti-


vo de formación política “Conciencia y Or-
ganización”, con quienes compartí una va-
liosa experiencia, antecedente de las ideas y
propuestas de este libro.

AGRADECIMIENTOS

Para Male Alcayde, Angélica, Diego, Benito


Mirón y Alberto Pérez Schoelly, por sus ob-
servaciones y críticas.

Para Zoia Fernández y José Luis Llanes,


por sus gestiones y apoyo para la edición
del libro.

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PRÓLOGO

El autor del libro es un compañero de tempestades; no les rehúye, las encara,


quizá las busca, siempre con vehemencia argumental plantea su visión de la
historia y del futuro político de México. Esta cualidad le ha valido el afecto y
la solidaridad de muchas compañeras y compañeros que, desde el anonimato,
construyen paso a paso, hora tras hora de debate y discusión, las mejores al-
ternativas para impulsar la Revolución de las Conciencias, condición esencial
para lograr la Cuarta Transformación.
Su trayectoria política ha estado marcada por la disidencia y la rebeldía, y
ahora nos presenta, compilado en el presente texto, el largo camino del debate
político en el ámbito de la construcción del partido-movimiento morena, su
gran campo de batalla político-ideológica.
Este libro condensa su larga discusión y sus propuestas sobre la necesidad
imperiosa de profundizar el debate en torno a la concepción izquierdista de
la transformación de la sociedad en el México del siglo XXI. Es, en suma, la
crónica de sus batallas, en las que resume su interpretación crítica de la historia
reciente del país, del movimiento de transformación y de morena.
De su pasión por la historia de México, destacaría entre sus referentes
al general Francisco José Múgica, punto de coincidencia, salvador en las
discusiones fraternas.
En la Introducción ya desarrolla los temas, no los enuncia. Esto carac-
teriza a Eduardo; aborda, cuestiona, debate inmediatamente… ¡No hay
tiempo que perder!
Su talante organizativo de la rebeldía encuentra en la formación políti-
ca el terreno ideal para desarrollar o consolidar la conciencia de las “ba-

11
ses militantes” como “protagonistas del cambio”, sustento fundamental
del camino a la Revolución de las Conciencias. A esta tarea ha dedicado
Eduardo Cervantes su inteligencia y energía. En este esfuerzo y apasionan-
te tarea muchos compañeros y compañeras nos hemos encontrado con él.
El texto que ahora nos presenta llega en momentos cruciales para la or-
ganización del partido-movimiento; sus planteamientos contribuyen a en-
riquecer la discusión sobre el partido de la Cuarta Transformación. Este
documento no pretende ser “políticamente correcto”, por eso es política-
mente necesario.
¿Es radical?... Desde luego que lo es. Es radical su defensa de la con-
cepción de izquierda de la organización que aspira a cambiar el curso de
la historia del país, retomando la insurrección electoral del 1º de julio del
2018, en la que desembocaron las aspiraciones e ideales de las tres trans-
formaciones que nos anteceden y las luchas populares posteriores a la Re-
volución de 1910, de las que nos asumimos como herederos.
La Cuarta Transformación no es un momento de la historia, es continui-
dad de un proceso complejo y contradictorio. Entenderlo como la utopía
que pretende derrotar el individualismo con el bien colectivo; la acumu-
lación de riqueza de unos cuantos por el estado de bienestar, la justicia y
la igualdad, son algunos de los planteamientos a los que nos reta a debatir
Eduardo.
Así, contribuyamos para que este esfuerzo sea tratado como se merece:
analicémoslo, discutámoslo con pasión para contribuir al desarrollo de la
conciencia crítica, reforzar la organización, consolidar la nueva ética polí-
tica y la Revolución de las Conciencias, esencia de la utopía que significa la
Cuarta Transformación de México.

Fraternalmente

José Luis Llanes Lagunas

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“Amo el canto del cenzotle, / Pájaro de cuatrocientas vo-
ces. Amo el color del jade / y el enervante perfume de las
flores, / Pero más amo a mi hermano el hombre”.
Nezahualcóyotl
“Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la
distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distin-
guirá a un americano de otro el vicio y la virtud”.
José María Morelos
“El triunfo de la reacción es moralmente imposible”.
Benito Juárez
“Yo estoy dispuesto a luchar contra todo y contra todos sin
más baluarte que la confianza y el apoyo del pueblo”.
Emiliano Zapata
“Lo que el pueblo necesita para gozar de libertades es su
emancipación económica, base inconmovible de la verda-
dera libertad”.
Ricardo Flores Magón
“Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a
empresas extranjeras, traiciona a la Patria”.
Lázaro Cárdenas
“Es de humanos equivocarse, de tontos no reconocerlo y de
necios no rectificar”.
Heberto Castillo
“Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que
tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde
pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
Salvador Allende
“Seamos la pesadilla de quienes pretenden arrebatarnos
los sueños”.
Ernesto Che Guevara

13
14
INTRODUCCIÓN

El propósito principal de este libro es aportar ideas y propuestas a la nece-


saria reflexión colectiva sobre el curso del movimiento político y social de
la Cuarta Transformación (4T).
La estructura y contenido del texto también están pensados para servir
como herramienta en las actividades de formación política de morena. El
análisis y el debate ordenados, con una metodología pedagógica apropia-
da, constituyen una práctica idónea para esclarecer significados y consoli-
dar compromisos en este crucial momento de la historia nacional.
De cristalizar el proyecto de la 4T, se consumará en México una trans-
formación democrática de largo aliento, continuidad de las mejores tra-
diciones culturales y de lucha del pueblo mexicano. En caso contrario, el
bloque de derecha retomará los hilos del destino nacional con los nefastos
resultados que no es difícil imaginar.
A continuación, doy paso a una breve descripción de los temas cen-
trales tratados en el texto, abordados con independencia intelectual y
con el ejercicio libre y responsable de la crítica, valores en los que creo
fervientemente.

1) El capitalismo neoliberal es la plaga moderna más perniciosa. La aplas-


tante concentración de la riqueza y el poder en las élites del mundo de
los negocios; la pobreza y agobio cotidiano de tres cuartas partes de la
humanidad; el calentamiento global y la depredación de la naturaleza que
15
amenazan al planeta, son resultado de la cruel y fría “dictadura del dine-
ro”, como lo califica Noam Chomsky, el ilustre intelectual y académico
estadounidense.

En México lo padecimos seis sexenios, largos 36 años de aplicación a raja-


tabla, filtrados por los fraudes en las elecciones presidenciales de 1988, 2006 y
2012. Se inició con Miguel de la Madrid y deseamos que haya concluido con
Enrique Peña Nieto. La mano detrás del trono del becerro de oro, Carlos Salinas
de Gortari, mientras la cumbre llamada Fobaproa la conquistó Ernesto Zedillo.
Durante los doce años de la fallida “alternancia”, con Vicente Fox y Felipe Cal-
derón, todo siguió igual, quizá peor, por su infinito cinísmo e hipocresía.
Se cumplió el mandamiento rector de la ideología neoliberal y su mo-
delo económico: promover y materializar la concentración abrumadora
de riqueza y poder económico en un compacto grupo oligárquico, al que
se subordinó el Estado, sus instituciones, la clase política y los acólitos
interesados de los medios de comunicación, las iglesias y otros poderes
fácticos. Grandes negocios de corporaciones y empresas trasnacionales
cerraron la pinza de la decadencia nacional y la catástrofe social que se
impuso en México.
Herida abierta de la nación mexicana, la aplastante corrupción e impu-
nidad de las élites del poder económico y político, fueron el combustible
de un proyecto basado en la apropiación masiva de la riqueza por sus “hi-
jos predilectos”. En abrupto contraste, en México no se registró un solo
indicador de desarrollo social durante la era neoliberal: empleo, salario,
créditos, vivienda, transporte, salud, educación y seguridad quedaron he-
chos trizas, al mismo ritmo que crecía la pobreza y marginación de los
trabajadores y el pueblo.

2) En ese contexto, el hartazgo popular y el respaldo ciudadano al lide-


razgo opositor de López Obrador, se expresó el 1º de julio de 2018 en una
masiva insurrección electoral que, de paso, llevó al PRI y al PAN, junto
con sus candidatos de la continuidad, a la sala de terapia intensiva. La
agonía del PRD viene de años atrás, ya muy próxima a su desenlace fatal.

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La alternativa de un México regenerado y democrático está ahora en
el centro de su devenir económico, político, cultural y social. Esperanza
cierta que no se veía en nuestro país desde la época del general Cárdenas.
Sin duda, su desarrollo y consolidación constituyen el desafío primordial
del proyecto de la 4T.
Proyecto sostenido en tres pilares principales: Primero, la historia de la
que es continuidad; memoria que nutre su identidad, iluminando al insa-
ciable presente y la ruta hacia adelante. Segundo, su propuesta programá-
tica para transformar la vida pública y propiciar el cambio de régimen en
nuestro país. Tercero, la utopía que inspira el pensamiento y el sentimiento
de la Patria que queremos.
Entrelazan dichos pilares dos fundamentos: el compromiso con la defen-
sa de los derechos humanos y la Revolución de las Conciencias, propuesta
de transformación cultural en el ámbito de los principios éticos y los va-
lores morales.

3) La 4T y el movimiento que la encarna se nutren de una ideología. No


en el sentido de falsa conciencia (como algunos la conciben), sino como
un conjunto de ideas, principios, valores y convicciones, sintetizado como
“visión del mundo”, que debieran orientar su actuación e incidencia en el
actual mundo mexicano.
En consecuencia, el movimiento transformador en nuestro país, siendo
incluyente de la diversidad, debe reconocerse en su ideología, la que no
puede violentarse o extraviarse sino a riesgo de que el proyecto mismo se
desnaturalice. Esta ideología es de izquierda, afirmación que desde luego
intentaré sustentar.

4) En lo que va de este siglo, la vía electoral ha llevado a la presidencia de


varios países latinoamericanos a líderes carismáticos, hombres y mujeres,
con proyectos de gobierno antineoliberales y populares, e incluso de perfil
socialista. Singular aporte al mundo de los pueblos de naciones hermanas.
Empero, además del triunfo abrumador de Andrés Manuel en México (de
importante repercusión mundial y regional), el de la mancuerna Fernández

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en Argentina y el muy reciente de Luis Arce y David Choquehuanca en
Bolivia, se vivieron importantes derrotas electorales en Brasil, Argentina,
Ecuador, Bolivia, Uruguay y El Salvador, al tiempo que se mantiene el
asedio imperialista sobre Venezuela y la continuidad del esquizofrénico
bloqueo sobre Cuba.
Las derrotas aludidas, si bien fueron resultado de la perversa alianza de
las fuerzas reaccionarias internas con el apoyo del gobierno de Washington
y otros gobiernos de la región, también influyeron en ellas los errores de
los propios gobiernos y partidos de izquierda. Esta situación debe formar
parte de la reflexión y el análisis objetivo de lo que sucedió y pudiera su-
ceder en nuestro país.

5) Es cierto que nadie es insustituible, pero existen los indispensables. En


las actuales condiciones de México, López Obrador es uno de ellos. Por
lo mismo, su responsabilidad es enorme y conviene que se equivoque lo
menos posible
El voto ciudadano de 2018 representa un mandato para edificar en nues-
tro país nuevas realidades, pero también fue una declaración de confianza
en un dirigente. Por su autoridad moral y profunda sensibilidad social,
trayectoria e ideario, el movimiento que por más de 25 años ha encabezado
Andrés Manuel lleva su sello.
Su significado histórico es de compromiso con principios e ideales. Espe-
ramos que la luz de la estrella que lo guía no se opaque por las necesidades
y apremios políticos. Al respecto, es preocupante su aparente confianza
en personas con importantes responsabilidades legislativas y de gobierno
contrarias al proyecto de la 4T y al marco ético y moral en que se sustenta.

6) En el punto del programa de gobierno, son evidentes sus logros y el


enorme avance en la democratización sustantiva del país. Logros inobjeta-
bles en distintos ámbitos de la vida pública, ciertamente impensables bajo
el neoliberalismo y aún antes, bajo el régimen de partido de Estado.
No obstante, profundizar este proceso reclama rectificar, con enfoque
autocrítico, diversos aspectos. Destaco, entre ellos, el educativo, por las

18
dudas e incertidumbre que concita el titular de la SEP, principal respon-
sable de la conducción del proceso de reorientación y fortalecimiento de
la educación pública. El de la calidad de los servidores públicos, por la
nota reprobatoria de varios de ellos y ellas. El de la libertad sindical, por
la existencia de un espeso corporativismo que buscará impedirla. El de la
aplicación de los programas sociales, por sus desviaciones y tendencia a
burocratizarse. El de la relación del poder público con la oligarquía, los
medios de comunicación, las iglesias y otros poderes fácticos, enconados
opositores de López Obrador y del proyecto que encabeza.
En este orden de ideas, un elemento decisivo sobre el destino de la 4T
transita por cómo se plantee la relación entre el gobierno y la sociedad. Veo
indispensable una articulación entre la política democrática y de bienestar
social que se lleva adelante, con un proceso de apropiación social de la vida
pública, mediante el ejercicio de la “democracia directa”, tema este en el que
advierto insuficiencias.
Abro un paréntesis sobre el tema de la participación ciudadana, por
constituir un reto para nuestro movimiento. Sobre ello, retomo el siguiente
planteamiento de Enrique Dussel1, tomado de su excelente libro Hacia una
nueva cartilla ético política:

“...El pueblo debe aprender de sus propias experiencias, y el político de


vocación debe ocuparse de servir en el exigir la continua y mayor parti-
cipación del pueblo en la construcción del nuevo orden. Cuando no se
participa, se anida el autoritarismo de la clase política y la decadencia de
la República”.

7) El México del proyecto alternativo navega en tormenta creciente, como


se aprecia en los dos años transcurridos. Las fuerzas de derecha y su es-
píritu conservador están en pié de guerra. Las aturde un proyecto de go-
bierno de transición antineoliberal en la cúspide geográfica de la región
1
Miembro activo de morena, espléndido maestro, prolífico escritor y filósofo argentino-mexicano, reco-
nocido internacionalmente por su trabajo en el campo de la ética y la filosofía política.

19
latinoamericana, anclado en los fundamentos de separar el poder político
del económico y de combatir a fondo la corrupción.
Ese antagonismo, explícito o encubierto, se continuará traduciendo, in
crescendo, en una dinámica conspirativa basada en la calumnia, la men-
tira y la provocación. Para enfrentar con éxito la acechanza, nuestro mo-
vimiento requiere anclarse y prosperar en una conciencia colectiva y un
poder social férreamente organizados.

8) En este marco, no se sabe si morena entra o sale de escena. Teórica-


mente es el partido político de la 4T, pero la realidad es que atraviesa una
grave crisis, atrofiado por la desorganización, la desmovilización y la falta
de iniciativa, muy distante de su responsabilidad histórica y de las tareas
de construcción de poder popular que le corresponde llevar adelante.
Frente a ese imperativo y sin generalizar, es ostensible que la cultura po-
lítica que viene del PRI y sentó sus reales en el PRD, tiende a reproducirse
en el partido guinda. Concebido como franquicia electoral, trampolín para
candidaturas y cargos, regenteado por algunos grupos de presión ajenos al
proyecto y enganchados o proclives a las negociaciones sin principios, está
penetrado por discordantes y caballos de Troya. El papel jugado por Mario
Delgado y quiénes lo patrocinaron en la nefasta e ilegal Consulta impuesta
al partido, es una prueba elocuente de ello.
De consolidarse tal estado de cosas, se irá degradando el proyecto de
transformación y la ética que lo sustenta, mientras que valores democráti-
cos como la toma de decisiones desde la base y la legalidad interna, la or-
ganización partidista y la formación política, la independencia intelectual
y la libertad de expresión, sucumbirían ante el pragmatismo de la “política
real”.
Así pues, entre el “ser” de un crudo oportunismo y el “deber ser” de un
partido que alcance la altura que el pueblo y las circunstancias demandan,
transcurre la disyuntiva de morena. Sin espejismos, ojalá el llamado his-
tórico, la buena fe de la mayoría de sus miembros y el mandato popular
cristalicen en lo segundo y los despropósitos se hundan en la ignominia.
La moneda está en el aire.
20
9) La peor tragedia para México sería el regreso del neoliberalismo depreda-
dor y corrupto, pero la peor tragedia para la 4T sería su desprestigio y con-
secuente derrota por extravíos y errores propios. Por ello es imprescindible
el ejercicio de la autocrítica, medio insustituible para reconocer errores y
extravíos, única vía para superarlos y enfilar por buen camino al horizonte
de una Patria regenerada.
Reconozco que la crítica se facilita cuando se ejerce desde fuera de una
responsabilidad partidista o de gobierno, pero ello no es problema de la
crítica, sino de las circunstancias que cada quien vive, así sean transitorias.
En cuanto al uso faccioso y elusivo de los contextos que ejerce la derecha
y que todos los días apreciamos en los medios de comunicación, siempre
alertas para distorsionar cualquier atisbo de autocrítica para volverla “evi-
dencia” de que sus fantasmas son de carne y hueso, es un riesgo siempre
presente. Así lo asumo.

10) Aclaro, por si hiciera falta, que repudio con todo mí ser la herencia
nefasta que dejó el neoliberalismo en México, junto a los que delibera-
damente llevaron a nuestro país al desastre y a millones de mexicanos al
abandono. Los súbditos de conciencia de la burbuja de corrupción, impu-
nidad, racismo, privilegios, frivolidad y derroche que se impuso en Méxi-
co (buena parte de ellos de las clases medias), me producen un insuperable
sentimiento de coraje e indignación; por su egoísmo, mezclado con desin-
formación, ignorancia y casi siempre mala fe.
Quiero agregar en esta Introducción, finalmente, que creo en las ideas y
propuestas que formulo a lo largo del texto Deploro la pésima costumbre
de mercantilizar el pensamiento o de valerse de él para un beneficio per-
sonal. Me mueve la convicción -reitero- de hacer un modesto aporte a la
reflexión del crucial momento histórico por el que atraviesa nuestro país.

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22
I. NEOLIBERALISMO: HERENCIA NEFASTA
“El propósito de la política de bienestar debería ser la
eliminación, tanto como sea posible, de la necesidad de
tal política... El gobierno no puede resolver el problema,
el gobierno es el problema”.
Ronald Reagan

1) SIGNIFICADO Y ANTECEDENTES
La subordinación del Estado a los intereses de la oligarquía y la corrupción
e impunidad a gran escala de las élites del poder económico y político.
La privatización a ultranza de empresas y áreas económicas de propiedad
social. El tratado comercial entre economías asimétricas. El acomodo de
la Constitución y las leyes a los requerimientos neoliberales. La política de
privilegios fiscales, diseñada para la evasión y las condonaciones. La ago-
biante deuda pública. La apertura indiscriminada a corporaciones y em-
presas trasnacionales y la postración ante las directrices de los organismos
financieros internacionales, fueron el sello económico del neoliberalismo
que se aplicó en México.
En secuencia, el control de los trabajadores del campo y la ciudad.
La represión entre masiva y selectiva a toda forma de oposición. Los
fraudes electorales practicados por sistema. El abyecto vasallaje de los
medios de comunicación a los designios e intereses del poder, constitu-

23
yen también preceptos de la ideología neoliberal ejercidos a discreción
en nuestro país.
Tal estado de cosas arrojó a México y su pueblo a una crisis sin prece-
dentes. El capitalismo neoliberal no fue alternativa y su síntesis es la de un
rotundo fracaso.
Como resulta obvio, el neoliberalismo es antagónico del proyecto de
país y de gobierno postulado por la 4T. A menos que la oligarquía bene-
ficiaria y su clase política renunciaran al régimen de corrupción y privi-
legios -lo cual no sucederá-, los desafíos de nuestro movimiento saltan a
la vista.
En su ensayo titulado ¿Salir del neoliberalismo? Los usos del derecho
en el ciclo reciente de América Latina, el profesor José Guadalupe Gan-
darilla2 explica:

“Los economistas austriacos defensores de los principios de autorregu-


lación del mercado, son enemigos declarados de la acción de gobierno
cuando esta no favorece al gran capital …No fue otra cuestión la que
argumentaron, un individualismo virulento, junto con un anti marxismo y
anti socialismo beligerantes.
Uno de sus postulados fundamentales es que el orden social se considera
una consecuencia espontánea de la persecución del interés individual; la
creatividad y el pensamiento innovador del empresario son la guía del
progreso económico, lo que sintetiza toda una ética del comportamiento
competitivo.
El problema de la distribución de las rentas en el mercado lo resolvieron
centrando su atención en la actividad individual: oponían su fundamenta-
lismo de mercado a todo uso de los instrumentos del gobierno con fines
redistributivos, veían en ello un desaliento de la iniciativa privada, una
amenaza a sus ganancias”.
2
Doctor en Filosofía Política por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Iztapalapa). Es
investigador titular del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Ciencias y Humanidades de
la UNAM. Ha sido profesor de las facultades de Economía, Ciencias Políticas y Sociales así como
de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios. Autor de varios libros, así como de ensayos y
artículos sobre el tema en varias revistas especializadas.

24
Connotados neoliberales sembraron la semilla en nuestro país. Gan-
darilla prosigue:

“En 1940, el propio director general del Banco de México, Luis


Montes de Oca, envió correspondencia a Walter Lippmann y traduce
su libro Retorno a la libertad. En 1941, invita a México a Ludwig
von Mises, donde tiene una estancia que se prolongó varios meses...
En 1942 publicó en las influyentes revistas Cuadernos Americanos3,
e Investigación Económica4, y en 1943 escribió el informe Problemas
Económicos de México. Ayer y Hoy5.
Luego, en 1946, volvió invitado por empresarios de la Ciudad de Mé-
xico y Monterrey. Esa vez no solo dictó conferencias, sino que influyó
en la fundación del ITAM e inspiró los planes de estudio de economía de
esa universidad... El objetivo, desde los inicios, era desacreditar la polí-
tica heredera del cardenismo, desmontar el proyecto de intervencionismo
gubernamental y desacreditar el control del gobierno sobre los sectores
estratégicos de la economía.
Doce años después, esas conexiones propician que luego de la Reunión
General de la Sociedad Mont Pélerin (SMP) celebrada en Princeton, sus
prominentes miembros se congreguen en suelo mexicano en 1958. Por
esas fechas, integran a su membresía a dos personajes clave de la intromi-
sión de esos criterios en la conducción económica del país: Antonio Ortiz
Mena, dos veces secretario de Hacienda y Raúl Salinas Lozano, secretario
de Industria y Comercio, padre de Carlos Salinas de Gortari, principal
impulsor del neoliberalismo”.

3
Von Mises, Ludwig, Ideas de la política económica de la postguerra, Cuadernos Americanos, no.
4, vol. IV, julio-agosto de 1942, pp. 87-99.
4
Von Mises, Ludwig, Las ilusiones del proteccionismo y la autarquía”, en Investigación Econó-
mica, 2(1), 1942, pp. 28-54.
5
Documento plenamente recuperado, cuatro décadas más tarde, por la generación neoliberal pos-
terior, una vez que tuvieron en sus manos el control del aparato estatal. Von Mises, L. Problemas
económicos de México, ayer y hoy, México: Instituto Cultural Ludwig Von Mises, 1998, 125 págs.
(Carolina R. Bolívar, editora y prologuista; Karinka Collinson, coeditora; Daniel Sotelo Kucharik,
traducción y epílogo de Josefina Vázquez Mota, a la sazón directora de esa institución).

25
2) EMINENCIAS DE LA DECADENCIA NACIONAL6
cczcczcscczx

PRESIDENCIA PERIODO LICENCIATURA POSGRADO

1) MIGUEL DE LA MADRID 1982-1988 UNAM HARVARD


2) CARLOS SALINAS 1988-1994 UNAM HARVARD
3) ERNESTO ZEDILLO 1994-2000 IPN YALE
4) VICENTE FOX 2000-2006 UIA ------
5) FELIPE CALDERÓN 2006-2012 ELD/ITAM HARVARD
6) ENRIQUE PEÑA NIETO 2012-2018 UP ITESM

BANCO DE MEXICO
7) MIGUEL MANCERA A. 1982-1997 ITAM YALE
8) GUILLERMO ORTIZ 1998-2009 UNAM STANFORD
9) AGUSTÍN CARSTENS 2010-2017 ITAM U. CHICAGO
10) ALEJANDRO D. DE LEÓN 2017-2020 ITAM YALE

SECRETARÍA DE HACIENDA
11) JESÚS SILVA HERZOG F. 1982-1986 UNAM YALE
12) GUSTAVO PETRICIOLI 1986-1988 ITAM YALE
13) PEDRO ASPE 1988-1994 ITAM ITM (MIT)
14) JAIME SERRA PUCHE 1994 UNAM/CdeM YALE
R) GUILLERMO ORTIZ 1994-1998 (R E P I T E)
15) JOSÉ A. GURRÍA 1998-2000 UNAM HARVARD
16) FRANCISCO GIL DÍAZ 2000-2006 ITAM U. CHICAGO
R) AGUSTÍN CARSTENS 2006-2009 (R E P I T E)
17) ERNESTO CORDERO 2009-2011 ITAM U. PENS.
18) JOSÉ ANTONIO MEADE 2011-12/16-17 ITESM YALE
19) LUIS VIDEGARAY 2012-2016 ITAM ITM (MIT)
20) JOSE A. GLEZ. ANAYA 2017-2018 ITM (MIT) HARVARD

6
ELD, Escuela Libre de Derecho; UP, Universidad Panamericana; ITESM, Instituto Tecnológico
de Estudios Superiores de Monterrey; CdeM, Colegio de México; (MIT), Instituto Tecnológico de
Massachusetts; U. PENS., Universidad de Pensilvania.

26
LOS 15 HOMBRES MÁS RICOS DE MÉXICO, MARZO DE 2020
(REVISTA FORBES)

MAGNATE FORTUNA (MMD) GIRO EMPRESARIAL

1) CARLOS SLIM HELU 52 100 América Móvil / Grupo Carso, Telmex,


Telcel, comercio, construcción, banca
(Inbursa), petróleo.
2) RICARDO SALINAS P. 11 700 Medios (TV Azteca), banca (Azteca),
comercio (Elektra).
3) GERMÁN LARREA 11 000 Grupo México / minería, ferrocarriles.
4) ALBERTO BAILLERES 6 400 Grupo Bal / minería (Peñoles), comercio
(Palacio de Hierro), seguros (GNP).
5) EVA GONDA DE RIVERA 6 200 Femsa (50%) / Coca Cola-Oxxo y cerveza
6) M. A. ARAMBURUZABALA 5 600 Venta de Grupo Modelo / cerveza e inver-
siones diversas.
7) JUAN FCO. BECHMANN 4 300 Tequila (José Cuervo), mezcal y otras
bebidas.
8) JERÓNIMO ARANGO 4 300 Venta de Walmart México / inversiones
diversas.
9) FAMILIA SERVITJE 2 600 Alimentos / Bimbo.
10) FRANCISCO ROBINSON B. 2 600 Alimentos / Bachoco y telecomunica-
ciones.
11) FAMILIA ACHAR LEVY 2 450 Venta de Comex / inversiones varias.
12) FRANCISCO ESPINOZA 2 450 Venta de Rimsa / área farmaceútica e
inversiones diversas
13) CARLOS HANK ROHN 2 000 Grupo Hermes / industria, banca (Banorte),
.Oxxo y Femsa
14) FAM. GONZÁLEZ MORENO 1 900 Gripo Gruma / harina de maíz y tortilla.
15) ROBERTO HERNÁNDEZ 1 700 Ex dueño de Banamex y Vitro / inversio-
nes diversas.

TOTAL 117 300 MILLONES DE DÓLARES

27
3) CATECISMO ECONÓMICO NEOLIBERAL Y ADEREZOS
CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA
El cuadro anterior es ilustrativo. Para darse una idea del nivel de concen-
tración de la riqueza en la era neoliberal, la fortuna de los tres hombres
más ricos de México ascendía en marzo de 2020 a 74 mil 700 millones
de dólares, equivalentes a 1 billón 494 mil millones de pesos (a un tipo de
cambio de 20 pesos por dólar), cantidad suficiente para distribuir 12 mil
720 pesos a cada uno de los 125 millones de mexicanos, o bien para cubrir
34 millones de salarios mínimos por un año.
Esa exorbitante riqueza es 20 veces superior al presupuesto conjunto
para 2020 de la UNAM, el IPN y la UAM, o el presupuesto destinado a
los programas sociales de la política de bienestar del gobierno federal en
lo que resta del sexenio.
En datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ins-
titución recelosa de entrar en detalles finos de su propia información, en
2018 el decil del 1 por ciento de ingresos más altos concentraba el 41 por
ciento de la riqueza, mientras que el relativo al 10 por ciento más pobre al-
canza apenas el 1.3 de la misma, esto es, una diferencia de 31 veces. Sobra
decir que si ubicamos la riqueza del 00.1 o el 00.2 por ciento de los más
ricos y del 30 o 40 por ciento más pobre, las diferencias en distribución de
la riqueza se tornan abismales.
Concentración de la riqueza y socialización de la pobreza, en proceso
creciente, fue el resultado del catecismo económico neoliberal, justificado
y difundido por su ideología como un producto natural de la supremacía
del derecho individual sobre el interés colectivo.

SUBORDINACIÓN DEL ESTADO E IMPOSICIÓN IDEOLÓGICA


Hemos señalado que un fundamento rector del neoliberalismo, es la subor-
dinación del Estado a los intereses oligárquicos. En el caso de México, de
la autonomía relativa del Estado frente al capital en el período de la indus-
trialización (1940-1982), a partir de 1983 se dio paso a una subordinación
absoluta, paradójicamente a partir de la propuesta de la élite política del

28
propio Estado, bajo la mente maestra de Carlos Salinas de Gortari, efecti-
vamente el “jefe de jefes”.
Durante 36 años la política pública, en todos los niveles y con todo el
peso de sus instituciones, se aplicó para servir a un pequeño grupo de
grandes magnates, arrogante oligarquía de la revista Forbes. El Estado fue
literalmente secuestrado para hacer realidad ese perverso propósito, aban-
donando para ello su responsabilidad social y exacerbando los momentos
más negros de la historia nacional.
Desde luego, someter conciencias al individualismo neoliberal y su pré-
dica mercantil, no sólo fue un valor agregado, sino un engrane fundamental
del propósito de controlar ideológicamente a la población. La propaganda
ilimitada y multiforme de la oferta capitalista inunda hasta los rincones
más íntimos de la vida social, intentando someternos a la aspiración de
sumarse al consumo como sinónimo de éxito y realización.
Sin embargo, sueño o realidad, la exquisitez capitalista, apuntalada por
todo el poder del Estado, chocó abruptamente con la realidad de pobreza y
falta de oportunidades que se impuso al grueso de la población. El desenla-
ce que no esperaban, debido a la soberbia acrítica que caracteriza a las éli-
tes privilegiadas, fue la insurrección electoral de 2018, fruto -se decía- del
hartazgo popular acumulado durante decenios y de la confianza de amplios
sectores sociales en el liderazgo de López Obrador.

CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD
Hay que aclarar, de entrada, que la corrupción es un fenómeno inherente al
sistema productivo capitalista. Cuando su ley suprema es la acumulación de
capital y su concentración abusiva en una pequeña minoría, los medios para
alcanzarla carecen de brújula ética y moral. La explotación del trabajo y los
recursos naturales; el despojo de tierras, bosques, selvas, playas y aguas; el
tráfico de influencias y el uso de la fuerza; la manipulación de las concien-
cias y; desde luego, la complicidad del Estado, se convierten en prácticas
sistemáticas inevitablemente ligadas con el dinero y el poder mal habidos.
Si hablamos de la globalidad de la corrupción, este fenómeno lo regen-
tean los grandes magnates de los países ricos, sus corporaciones y gobier-
29
nos, triada de intereses convertida en supra poder que decide el rumbo del
planeta y el destino de los seres humanos. Esta hegemonía se reproduce en
los países subordinados, cuyas élites económicas y políticas se guían por
los mismos patrones, anclados en la corrupción original: el predominio de
lo privado sobre lo público, el culto al individualismo, el amor al dinero y
el egoísmo estructural del capitalismo.
México ha brindado un singular aporte al diccionario de la corrupción.
Las memorables frases “el que no tranza no avanza”, “la moral es un ár-
bol que da moras” o la otra, muy célebre, de Carlos Hank González: “un
político pobre es un pobre político”, sintetizan bien un rasgo fundamental
de la cultura política de los grupos de poder, por cierto con un relieve his-
tórico muy marcado en las filas del movimiento conservador de derecha
desde la consumación de la Independencia, sin olvidar el posterior aporte
sustancial de la dictadura de Porfirio Díaz y, más adelante, del PRI y su
alumno más aventajado, el PAN, alcanzando de rebote al PRD y al resto
de los partidos.
La marca indeleble de la corrupción en México proviene del activo res-
paldo del Estado y los propios intereses de la clase política, los beneficios
directos y la abierta complicidad de la jerarquía de la Iglesia católica, el
control de los medios de comunicación de las distintas épocas (con honro-
sas excepciones), las ambiciones económicas de empresas extranjeras, y
desde luego, de los principales beneficiarios del despojo, los grandes pro-
pietarios nacionales, antes de la tierra y las minas, después de la industria,
el comercio y las finanzas.
Sin embargo, el nivel de corrupción pública y privada alcanzado en la
era neoliberal no tiene paralelo en nuestra historia. El amasiato del régi-
men político con los grandes millonarios para hacer negocios particulares
llegó al grado de que la corrupción dejó de ser delito grave desde 1994;
apuntalamiento del pasado y el futuro neoliberal, que se trasmutó en una
suerte de derecho, de práctica aceptada, de vileza moral y cruel burla a la
sociedad; signo ominoso de la desfachatez que brinda la impunidad y la
falsa confianza en que su poder era inmutable.

30
El servicio público dejó de ser tal para convertirse en trampolín e impul-
sor de negocios privados. Incumpliendo su responsabilidad constitucional
y social, el Estado se desdibujó por completo, convirtiéndose -señala An-
drés Manuel- en un “comité al servicio de unos cuantos”.
Haciendo un recuento sexenal, sólo simbólico, anoto:
Las privatizaciones a precios de remate de empresas públicas, llevadas a
cabo por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, as de la baraja de la confor-
mación de la oligarquía en México. De ningún miembro de la burguesía en
las listas de Forbes en 1982, diez años después sumaban 22, cumpliendose
así el objetivo más preciado del neoliberalismo.
La conversión de deudas privadas del sistema bancario en deuda pública,
realizada por Ernesto Zedillo mediante el Fobaproa, evidencia la concep-
ción neoliberal de los subsidios. Actualmente asciende a dos billones de
pesos y al pago de entre 30 y 50 mil millones anuales sólo por pago de
intereses.
La doble moral, la hipocresía como doctrina y la frivolidad racista como
ideología, llevaron a los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón a otor-
gar concesiones mineras a destajo a empresas nacionales y extranjeras de la
industria extractiva. Una tercera parte del territorio nacional, alrededor de 70
millones de hectáreas, fue cedida con ese fin. El incremento exponencial de
la deuda pública para cubrir el festín de los grandes negocios al amparo del
poder público, fueron el tipo de políticas instrumentadas por el Estado para
garantizar la concentración de la riqueza en la “minoría rapaz”.
El negocio supremo del sexenio de Peña Nieto fue una obra no tan maes-
tra de corrupción extrema, en clara asociación con la oligarquía. Me refiero
a la construcción del aeropuerto subacuático en Texcoco, la que hubiera
rebasado, conservadoramente, 600 mil millones de pesos, además del ne-
gociazo por la plusvalía de las tierras colindantes y la pretensión de un
enorme desarrollo inmobiliario en las 600 hectáreas del actual aeropuerto.
Sin principios ni memoria, sólo con la arrogancia de sentirse intocables,
los promotores y beneficiarios de la corrupción le abrieron paso a un Nar-
co-Estado, del que ya se hizo visible la punta del iceberg. Los casos de

31
Emilio Lozoya y su subordinación mafiosa con la élite del poder político y
empresarial; el de Genero García Luna, brazo derecho de Felipe Calderón
desde la Secretaría de Seguridad Pública, vínculo del poder estatal con el
crimen organizado o; el más reciente, del general Salvador Cienfuegos,
titular de la Sedena con Peña Nieto; ilustran el grado de degradación mo-
ral alcanzado, con cargo a la dignidad del país, el olvido del pueblo y del
decoro del servicio público.
Del lado empresarial, el recurrente tráfico de influencias y de los pres-
tanombres; la evasión del pago de impuestos y el envío de fortunas a los
paraísos fiscales; los sobreprecios y la subfacturación; las empresas fan-
tasmas y las facturas apócrifas, fueron prácticas sistemáticas, cobijadas
a plenitud por los sucesivos gobiernos. El otorgamiento de contratos y
concesiones a empresas amigas como Iberdrola, OHL, HIGA o Repsol,
a cambio de moches y regalos (la Casa Blanca de Peña y Angélica Rivera
pasará a la historia) es otro hilo de esa madeja inusitada de corrupción con
la que se condujo a México durante la era neoliberal.
Por la magnitud casi infinita de su práctica sistemática en el mundo pú-
blico y privado de cuello blanco, es imperativo impedir el regreso de la co-
rrupción. Corresponde a la sociedad auto edificarse en parapeto, mediante
la defensa del proyecto impulsado desde la presidencia de la República.
Así las cosas en el México neoliberal, multiplicadas hasta donde la ima-
ginación seguramente se queda corta. Sin embargo, la sabiduría popular
les pasó factura en los comicios de 2018.

PRIVATIZACIÓN DE BIENES PÚBLICOS


Uno de los mandamientos sagrados del neoliberalismo versa en proceder
a privatizar todos los bienes públicos, en una espiral irrefrenable de vora-
cidad, valiéndose de supuestos falsos, como el de “la mano invisible del
mercado”, que hace innecesaria -dicen- la intervención estatal en la econo-
mía, o cínicas mentiras, como esa tan reiterada de que las privatizaciones
servirían al desarrollo de México y al beneficio del pueblo.
Se sirvieron el pastel completo, o casi. La lista es larga: bancos, ase-
guradoras, telecomunicaciones, minas, empresas minero metalúrgicas y
32
metal mecánicas, carreteras, puertos, aduanas, aeropuertos, líneas aéreas,
fertilizantes, ingenios azucareros, energía eléctrica, gas, petróleo y petro-
química; bueno, hasta las cárceles, imitando el ejemplo gringo de llenar
reclusorios para hacer negocio con los presos.
La privatización de los bienes públicos representó una enorme transfe-
rencia de patrimonio social al salvaje proceso de acumulación de capital
de la oligarquía; plataforma de lanzamiento, a su vez, para amasar grandes
fortunas. El caso de Carlos Slim con Telmex, el de Germán Larrea con las
minas de cobre o el de Ricardo Salinas Pliego con la actual TV Azteca (los
tres hombres más ricos de México), son un buen ejemplo del propósito real
de las privatizaciones.
Con las reaccionarias modificaciones al artículo 27 Constitucional reali-
zadas por iniciativa de Carlos Salinas en 1991, se legalizó la privatización
de la tierra, el agua y el uso del suelo, cercenando conquistas y derechos
históricos de campesinos e indígenas (como el ejido y la propiedad comu-
nal), pero también litorales, playas, selvas y bosques, servicios públicos de
salud, educación y electricidad, hasta alcanzar, con la reforma energética
de Peña Nieto la privatización del petróleo. Tiempo en el que casi lograron
su propósito de destruir a Pemex y la Comisión Federal de Electricidad
(CFE).
Un caso ilustrativo del desenfreno neoliberal es el de la industria extrac-
tiva. Hasta 2016 se habían otorgado 25 mil 515 concesiones de explota-
ción minera, abarcando 70 millones de hectáreas, (70 por ciento a empre-
sas extranjeras y el 30 restante a corporaciones nacionales), equivalentes
al 35 por ciento del territorio nacional. De ese tamaño fue la obsesión
privatizadora; baste señalar que en los últimos 25 años creció diez veces la
extracción de oro, patrimonio del pueblo mexicano convertido en negocio
de los adoradores del metal precioso.
Sabemos que el neoliberalismo fue un rotundo fracaso para México y su
pueblo, pero resultó muy exitoso para muchas empresas y corporaciones
trasnacionales, la oligarquía y sus socios menores de la clase política. Que-
mando incienso, también hicieron su roncha los medios de comunicacoón

33
convencionales, sus analistas y cronistas aplaudidores, los líderes charros
y muchos otros beneficiarios del tráfico de influencias.
El resultado fue dual: enriquecimiento exorbitante de un pequeño grupo
de grandes magnates y profundización extrema de la pobreza, la exclusión
y la marginación de la mayoría de los mexicanos, en un marco de subor-
dinación creciente al gobierno de Estados Unidos y los capitales trasna-
cionales, así como de obediencia ciega a las directrices antipopulares de
organismos financieros internacionales como el Banco Mundial (BM), el
Fondo Monetario Internacional (FMI), o instituciones globales como la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
presidida por Miguel Ángel Gurría, conocido en México como el “Ángel
de la Dependencia” por sus posturas entreguistas cuando fue secretario de
Hacienda en nuestro país.
Las privatizaciones se diseñaron para diversificar y profundizar el pro-
ceso de acumulación de capital de la oligarquía local y de empresas tras-
nacionales, bajo los falsos supuestos de que la riqueza de arriba “chorrea
hacia abajo” y de que la propiedad social violenta la iniciativa individual
al ocupar áreas productivas o de servicios que, por derecho “natural”, co-
rresponde cubrir a los adinerados del sector privado.
En síntesis, la política de privatizaciones fue el eje rector para desarrollar
y consolidar la hegemonía de la “minoría rapaz” como poder supremo de
la vida social, el rumbo económico y el destino nacional.

LIBRE COMERCIO
Un sueño de la tecnocracia neoliberal y su gurú político, Carlos Salinas
de Gortari, era desarrollar una economía exportadora que le diera protago-
nismo internacional a México. Para ello, resultaba indispensable alcanzar
un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el famoso
TLCAN.
En 1994 se firmó dicho tratado, como eslabón mágico para el acceso de
México al llamado Primer Mundo. En un marco de notoria asimetría entre
las economías de los tres países, varios resultados del Tratado son muy
cuestionables.
34
Es cierto que en el caso de la exportación de productos manufacturados
se alcanzaron cifras espectaculares, particularmente en sectores industria-
les como el automotriz, el de electrónicos, maquinaria y equipo pesado,
alcanzando alrededor del 60 por ciento del total de las exportaciones. Sólo
el primero de ellos representó el 30 por ciento del total nacional (90 mil
millones de dólares anuales en promedio entre 2013 y 2018). No obstante,
dichas exportaciones fueron realizadas mayoritariamente por empresas y
maquiladoras trasnacionales, lo que les generó grandes ganancias, entre
otros factores por un alto grado de plusvalía, entendida como el diferencial
entre el valor de la riqueza producida con la fuerza de trabajo y el pago del
salario como parte, cada vez más reducida, de ese valor.
Está bien documentada, por ejemplo, la extrema explotación de la mano
de obra (buena parte de mujeres) en las maquiladoras, aunado a la inse-
guridad en el empleo y la precariedad en las condiciones de trabajo. En el
caso de la industria automotriz, en la que si bien los salarios son superiores
al promedio nacional y existe mayor seguridad en el empleo, los obreros
del sector ganan seis veces menos que sus pares de Estados Unidos o Ca-
nadá por el mismo trabajo.
En materia agraria, la tecnocracia neoliberal intentó hacernos tragar la lección
de que los subsidios son indispensables, pero sólo cuando benefician a los “de
arriba” (caso Fobaproa y otros cuantiosísimos rescates), pero canalizarlos a los
“de abajo” es reproducir -ya sabemos- el despreciable populismo.
El abandono de los subsidios a la economía campesina en materia de
insumos y créditos, así como de los precios de garantía a granos básicos
como el frijol, arroz y trigo, abrió la puerta a una creciente importación de
los mismos, traducible en menoscabo de la soberanía alimentaria de nues-
tro país. En el caso del maíz, más de la mitad de su consumo en México
proviene de Estados Unidos (buena parte transgénico), con una agricultura
subsidiada y alta tecnología productiva, agraviando el profundo significa-
do cultural del maíz en la historia de estas tierras.
En conjunto, la situación descrita implicó el abandono de sus tierras,
familias y comunidades de legiones de campesinos pobres, engrosando

35
las filas del exilio económico a las grandes ciudades del país y a Estados
Unidos. A principios de este siglo se alcanzó la trágica cifra de entre 400 y
500 mil migrantes por año.
En abrupto contraste, las reaccionarias modificaciones de Carlos Salinas
al artículo 27 Constitucional (especie de retorno a la propiedad privilegia-
da de la tierra en que se sustentó la dictadura porfirista y el poder eclesial
en buena parte del siglo XIX) abrieron cauce a la privatización de la tierra
con fines de lucro; opción idónea para la exportación de productos bien co-
tizados en el mercado y en las mesas de nuestros vecinos del Norte. Penosa
realidad que ha beneficiado a nuevos ricos de los negocios agrarios, a costa
de los sureños jornaleros agrícolas que laboran en el noroeste del país y
que parecen reescribir la historia de los peones acasillados en las haciendas
de la época porfiriana.
Recientemente se firmó un nuevo tratado comercial con Estados Unidos
y Canadá (T-MEC). En lo particular no creo en sus grandes beneficios;
más bien, la dependencia estructural de nuestra economía se traducirá en
un intercambio comercial desventajoso para nuestro país, particularmente
en las áreas tecnológica y financiera. En lugar de “ver al Sur”, México pa-
dece la fatalidad de “estar tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.

PRIVILEGIOS FISCALES Y DEUDA PÚBLICA


Un soporte fundamental de la concentración de la riqueza han sido los
privilegios fiscales. El tonelaje de las cifras deficitarias por semejantes
privilegios es abrumador. Raquel Buenrostro, titular del Servicio de Ad-
ministración Tributaria (SAT), afirmó hace pocos meses que el adeudo de
empresas al fisco asciende a 1.2 billones de pesos, cantidad que cubriría 12
veces el presupuesto destinado al aeropuerto Felipe Ángeles y seis veces
el de la refinería de Dos Bocas.
Claro está que la carga pesada de los privilegios fiscales ha beneficiado
a las grandes empresas nacionales y trasnacionales. Mediante el denomi-
nado régimen de consolidación fiscal (originado en el gobierno de Luis
Echeverría) dichas empresas pueden diferir indefinidamente el pago de
Impuesto Sobre la Renta (ISR).
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La revista Expansión publicó que el promedio de pago de dicho impuesto
era del 1.78 por ciento sobre ingresos gravables, mientras que los dueños de
pequeñas y medianas empresas, los profesionistas que trabajan por su cuenta
o los trabajadores al servicio del Estado, cubren al fisco hasta el 30 por cien-
to por el mismo concepto.
Recelosos de pagar impuestos para duplicar el millón de créditos por 25
mil pesos a la pequeña y mediana empresas, tan duramente castigadas por
la epidemia de coronavirus, sólo 15 empresas adeudaban al fisco 50 mil
millones de pesos. Algunas, como Walmart u Oxxo se animaron a pagar
una parte por temor a las sanciones legales y el escarnio público, no sin la
amenaza del dueño de la cadena de alimentos chatarra de duplicar la canti-
dad pagada al fisco para destituir al presidente de la República.
Como cereza del pastel, el Sistema de Reserva Federal (FED) de Esta-
dos Unidos reportó que el pasado mes de enero los depósitos bancarios
de mexicanos en ese país ascendían a 76 mil 166 millones de dólares, dos
veces más que el total de remesas enviado por nuestros compatriotas a sus
familias durante 2019 y casi el doble del esperado en 2020.
En materia de deuda pública, tanto interna como externa, el derroche
presupuestal, la corrupción, los “rescates” y la mala planeación, fueron
“resueltos” por la tecnocracia gobernante (con la bendición oligárquica)
mediante ese recurso de subordinación financiera y menoscabo de la sobe-
ranía nacional. Las cifras son escandalosas:
Sólo en la era neoliberal (1983-2018), la deuda externa (aproximadamente el
35 por ciento del total de la deuda pública) se incrementó, a precios corrientes,
de 185 mil 463 millones de pesos al inicio de 1983 con Miguel de la Madrid, a
casi 4 billones en 2018 con Peña Nieto, multiplicándose por 22 veces.
Particularmente grave resultaron los tres últimos sexenios, en que la deu-
da pública total pasó de 1.2 billones con Vicente Fox a 5.7 billones con
Calderón, para alcanzar los 10.2 billones con Peña Nieto, pesada herencia
que se cargó al gobierno de la 4T, obligado a pagar, como gasto etiquetado,
más de 600 mil millones de pesos anualmente, cantidad 4.5 veces superior
a la beca anual para 8.5 millones de adultos mayores.

37
Por supuesto, la recurrencia a los créditos del exterior, léase, entre otros,
del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), sig-
nificó encadenarse a sus leoninas condiciones: reducción del gasto públi-
co, recorte a los programas sociales, disminución de salarios a los trabaja-
dores, retiro de subsidios a los sectores populares y políticas privatizadoras
a ultranza. Recetario neoliberal amablemente aceptado y aplicado por los
tecnócratas doctorados en prestigiadas universidades gringas, como se
pone de manifiesto en el cuadro respectivo del Capítulo I.

SALARIOS A LA BAJA
Desde hace tiempo advierto con preocupación cómo el tema de la precarie-
dad salarial en nuestro país ha sido subestimado (incluso por la izquierda),
como si flotara sobre aquélla una espesa cortina de humo. Parece olvi-
darse que el salario es el elemento más importante de sobrevivencia y de
acceso a una vida digna para quiénes los perciben y sus familias. Durante
decenios se dejó correr el supuesto de los bajos salarios (no sólo de los
mínimos) como sinónimo de ventaja relativa y de competitividad en el
sacrosanto mercado.Tengo la impresión de que nos tragamos entera esa
píldora amarga.
El salario constituye el ingreso principal para alrededor de 15 millones
de familias y cerca de 50 millones de habitantes. En la parte inferior de
esa cifra, un salario mínimo general representa el ingreso de 7 millones de
familias, aproximadamente 26 millones de mexicanos.
Sobre este último, su tope más alto fue 337.86 pesos diarios en 1976 (a
precios actuales). Al inicio del periodo neoliberal, en 1983, era de 282.38
pesos; para 2018 había caído abruptamente, ubicándose en 91.12, o sea, un
desplome brutal del 300 por ciento.
En contraste, en el gobierno de la 4T el salario mínimo general pasó de
91.12 a 123.22 pesos (incluido el ajuste de enero de 2020), lo que significa
un incremento del 26 por ciento, mientras que en la frontera norte es de
185.56 pesos, equivalente al 102.3 por ciento.
La pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo se justificó con el
socorrido cosquilleo de que su aumento resulta inflacionario. En realidad,
38
la intención fue presionar a la baja los incrementos salariales regidos por
contratos colectivos de trabajo y, de la mano, abaratar los costos de pro-
ducción en un sector amplio del empresariado, con su transferencia implí-
cita al ámbito de las utilidades.
Ahora bien, hablar del 58 por ciento de la Población Económicamente
Activa (PEA) ubicada en el sector informal de la economía, es otro asunto,
pues no está sujeta a régimen salarial alguno y sólo tangencialmente al
fiscal. Más de 17 millones de familias viven de la informalidad laboral, sin
seguridad social ni protección legal, situación que expone crudamente la
extendida pobreza en que vive la mayoría de los trabajadores mexicanos.
En datos del INEGI, la PEA en México está integrada por 57.3 millones
de personas, tanto de la economía formal como informal (con el absurdo
de considerar como parte de ella a los que trabajan al menos una hora por
semana), de las cuales poco más de 11 millones perciben hasta un salario
mínimo, mientras que 17.5 millones perciben entre uno y dos, abarcando
ambos niveles el 49.7 por ciento del total de la PEA, además de que el 61
por ciento carece de seguridad social.
La lógica capitalista es implacable, no deja resquicio a la dignidad de
las personas, no se conmueve por su sufrimiento, no le importa su destino,
como si la pobreza fuera un daño colateral del derecho casi sagrado a ob-
tener dividendos económicos. Los beneficiarios de este sistema productivo
saben bien lo que sucede y no intentaron revertirlo, más bien se avocaron
a ensarcharlo y profundizarlo.

SINDICATOS Y CONTRATOS COLECTIVOS


Otro mandamiento del catecismo económico neoliberal radica en su re-
chazo visceral a la organización sindical de los trabajadores, así como a
los contratos colectivos de trabajo, proceso globalizado de menoscabo de
derechos laborales y salariales. En 2018, sólo el 12 por ciento de los traba-
jadores en México estaba sindicalizado, en una proporción mucho menor
al porcentaje de sindicalizados antes de 1983.
Para constatar la ortodoxia neoliberal en materia laboral, entre 1980 y 2015
(época de despliegue de ese modelo) en Estados Unidos los trabajadores sin-
39
dicalizados no agrícolas disminuyeron su densidad de 23.2 a 11.1 por ciento,
precisamente en el epicentro del terremoto neoliberal.
Acento mexicano en el tema: libertad absoluta para hacer negocios sin
interferencias, manteniendo el cuadro de los bajos salarios y el control
oficial o blanco (empresarial) de los trabajadores. Bajo semejante lógica,
es natural que los sindicatos independientes y los contratos colectivos de
trabajo resulten peligrosos.
Los tecnócratas neoliberales se consideran autosuficientes y con derecho
para decidir el monto de los salarios y la forma de negociarlos. Igualmente,
para dictaminar la calidad o no de los sindicatos, pues parten de la falacia
de que los trabajadores dependen del capital para subsistir, negando el he-
cho irrefutable de que son los generadores originales de la riqueza.
Fatalmente, a pesar de las varias décadas de lucha de un sgmento de la
fuerza laboral por la democracia sindical, en tanto medio insustituible para
la defensa clasista de sus derechos laborales y salariales, así como para in-
cidir en el rumbo de su materia de trabajo, la realidad es que en el control
corporativo de los trabajadores ha predominado por décadas la hegemonía
del PRI, ahora debilitada, pero todavía vigente.
Los sindicatos nacionales de industria (petroleros, ferrocarrileros y elec-
tricistas) transitan bajo el total dominio del charrismo príista, o el caso de
telefonistas y trabajadores de la industria minero-metalúrgica, en lucha ac-
tiva, pero con fuertes controles patronales, como ha quedado de manifiesto
con los sindicatos del Grupo México de Germán Larrea, tercero en la lista
de los hombres más ricos del país, emblemático beneficiario de las priva-
tizaciones y explotador de mineros, como lo reveló la tragedia de Pasta de
Conchos en Coahuila o la contaminación tóxica del río Sonora.
Tratándose de trabajadores al servicio del Estado, predomina el control
charro a través de su federación sindical. En cuanto al SNTE (el de ma-
yor membresía en América Latina; sumaba 1 millón 673 mil afiliados en
2018), se mantienen las cúpulas sindicales entreguistas y corruptas, sal-
vo en las secciones sindicales de la CNTE, expresión de un movimiento
histórico por la democracia sindical y la defensa de la educación pública.

40
Las grandes empresas privadas, por su parte, se atienen al tradicional
control obrero de las viejas centrales oficiales, como la poderosa Confe-
deración de Trabajadores de México (CTM), la Revolucionaria de Obre-
ros Mexicanos (CROM) o la Revolucionaria de Obreros y Campesinos
(CROC), junto con otras menores, expertas todas ellas en el oficio de servir
a los patrones y reprimir a la disidencia, mientras siguen utilizando su de-
magógico discurso patriotero y de fantasmal respaldo a sus representados.
La historia de estas centrales fue una pieza clave en todo el periodo de
la industrialización capitalista, al constituir un eslabón indispensable para
garantizar mayores ganancias empresariales y el desarrollo de la burguesía
nacional, convertida por el neoliberalismo en próspera oligarquía.
Cuando su maquinaria de control no les funciona, recurren a los des-
pidos, la represión directa, la judicialización de los conflictos labora-
les o, de plano, a la declaración de quiebra de empresas con sindicatos
independientes, como aconteció con la Compañía de Luz y Fuerza
del Centro, declarada en quiebra por Felipe Calderón para deshacer-
se del SME, sindicato que -como ya se señaló- se caracterizó por la
oposición crítica a los gobiernos neoliberales en turno, la defensa de
la independencia sindical, los derechos laborales, la democracia de-
partamental, la industria eléctrica nacional y el respeto patronal a los
contratos colectivos de trabajo.
En el medio rural, la sindicalización no prosperó. En contraste, la reforma
agraria proveniente de la Revolución de 1910, la Constitución del 17 y la
obra del general Cárdenas, se fue evaporando tristemente a partir de 1940,
entre otros factores por el control vertical del campesinado a través de las
centrales oficialistas, muy señaladamente de la Confederación Nacional
Campesina (CNC), que impuso un caciquismo sumamente corrupto y vio-
lento que durante décadas pauperizó la economía campesina, obligando a
los trabajadores del campo a una afiliación forzosa para acceder a la tierra,
sacar sus productos al mercado y obtener los insumos básicos para produ-
cir. Al mismo tiempo, los campesinos sirvieron de clientela electoral para
los candidatos del PRI, al grado de llamársele la “aplanadora verde”.

41
La situación de los campesinos es una terrible mancha histórica en el
país de Emiliano Zapata, Francisco Villa, Rubén Jaramillo y tantos otros
luchadores por el derecho campesino e indígena a la tierra y a los medios
para hacerla producir. El Plan de Ayala enterrado en aras de la funciona-
lidad de la producción agrícola al desarrollo capitalista. Cultura ancestral
del México profundo violentada impunemente por los intereses empresa-
riales en el campo, legalizados -como antes se decía- por la muy neoliberal
reforma Constitucional ordenada por Carlos Salinas. Prosperidad marchita
y continuidad de la pobreza, el agio y la explotación del sector social que
hizo posible las tres transformaciones de la historia nacional.

EXCLUSIÓN Y DETERIORO DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA


En 2019 la matrícula de educación básica en nuestro país concentró 25.1
millones de estudiantes: 4.8 en preescolar, 13.9 en primaria y 6.4 en secun-
daria, incorporados en 232,876 planteles (85 por ciento de ellos públicos)
y 1.2 millones de profesores.
Durante el neoliberalismo la educación pública fue sometida por una
visión reaccionaria de la concepción pedagógica, los contenidos de planes
y programas de estudio, la capacitación docente, la investigación, las rela-
ciones laborales y los insumos didácticos, junto con un permanente cas-
tigo presupuestal, reflejado en el deterioro acelerado de la infraestructura
escolar, los bajos salarios a los trabajadores del sector y la insuficiencia de
maestros, bibliotecas, laboratorios o espacios adecuados para la activación
física, todo ello con efectos particularmente graves en el medio rural, en
detrimento de la niñez y la juventud más pobres.
Cabe añadir la saña con la que se trató a las normales rurales (magnífica
creación del general Cárdenas), abandonadas por la tecnocracia neoliberal,
reprimidas por el Estado (Ayotzinapa es herida punzante) y satanizadas
por los voceros del sector eclesial y privado, debido a su tradicional rebel-
día, espíritu de lucha, identidad cultural y compromiso con las necesidades
de sus comunidades.
Otra característica perniciosa del neoliberalismo, fue la multiplicación
de los rechazados en las universidades públicas, con el pretexto de que no
42
aprobaban el examen de admisión, cuando en realidad obedeció al estanca-
miento de la matrícula, producto de la asfixia presupuestal a la que fueron
sometidas.
Sólo en la UNAM, el porcentaje de rechazados fue del 91 por ciento en
2019, mientras que en el IPN rebasó el 8 por ciento. La tabla de salvación
fue el pase automático de los estudiantes del CCH, las prepas y las conoci-
das como vocacionales. Por cierto, conquista histórica que ha estado en la
mira del bando conservador, enemigo de la gratuidad y partidario de que
los estudiantes paguen colegiaturas en las universidades y en las institucio-
nes de educación medio superior.
Esta injustificada exclusión de decenas de miles de jóvenes del nivel
educativo universitario, no únicamente genera frustración y resentimiento,
caldo de cultivo de conductas antisociales, sino que pone de manifiesto el
repudio del ideario conservador a la educación pública, junto con su reac-
cionaria obsesión de que los derechos sociales hay que pagarlos, como si
fueran mercancías. Prueba de ello es que la matrícula de las universidades
privadas (la mayoría de ellas “patito”) alcanza ya el 30 por ciento nacional.
En días de coronavirus salió a la superficie la falta de médicos generales
y de especialidad, así como de personal de enfermería. Sin embargo, se
padece el absurdo de que al joven que pretende estudiar medicina en la
UNAM le exigen un puntaje mayor de 115 aciertos en el examen de ad-
misión sobre un total de 120 preguntas, quebrando la legítima expectativa
personal y profesional de miles de jóvenes y afectando de paso la necesi-
dad de profesionales de la salud en el país.
En materia de contenidos educativos, imperó también la visión empre-
sarial. Un ejemplo vergonzoso (aunque para él gozoso) nos lo brindó Vi-
cente Fox. Con su brutal ignorancia a cuestas, creyó descubrir el camino
a seguir, tachando de innecesarias materias como filosofía, lógica, ética o
civismo, para que su lugar fuese ocupado por cursos intensivos de compu-
tation and english. Desquiciado acceso a la “modernidad” para ensanchar
el mundo de los enaltecidos emprendedores, pioneros de la narrativa del
éxito en la vida.

43
En su obsesión por convertir los servicios educativos en mercancía, los
tecnócratas neoliberales se plegaron a las directrices de la OCDE. No úni-
camente con la intención de hacer negocios privados con el presupues-
to del sector, restringiendo de paso los derechos laborales del magisterio,
cortando cabezas y culpándolos de ser los causantes de las deficiencias
educativas, sino principalmente con la idea de adueñarse del proceso de
la vida diaria en las escuelas, con la mira puesta en imponer la ideología
neoliberal y privatizar las conciencias de niños y jóvenes con la ortodoxia
del individualismo, el consumismo, la competitividad y todo el catálogo
de valores de la ideología dominante.
Tal es el estado de cosas con el que dio inicio el gobierno de la 4T. Por lo
pronto, se impulsa ya un programa de becas para los estudiantes pobres de
todos los niveles escolares, otro para mantenimiento de escuelas manejado
por los padres de familia y uno más con la creación del sistema universi-
tario Benito Juárez. Con respecto a su reforma educativa, terminó en el
bote de basura del salón de clases. Ya comentaremos más este tema, pues
también tiene sus aristas contradictorias.

REPRESIÓN, VIOLENCIA E INSEGURIDAD


En el periodo neoliberal se ejerció la violencia y la represión contra toda forma
de oposición. Recordemos los 670 miembros del PRD asesinados en los sexe-
nios de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, siniestra prolongación de la “guerra
sucia” contra los movimientos armados de los dos sexenios precedentes.
La lista roja es extensa. Ejecución de decenas de indígenas del EZLN
durante su levantamiento armado en 1994. Matnza despiadada de 49 inte-
grantes de “Las Abejas”, en Acteal, Chiapas, en 1997, realizada por gru-
pos paramilitares en una reunión pacífica de carácter religioso, incluidas
mujeres y niños. Masacre de miembros de la Organización Campesina de
la Sierra Sur (OCSS) en Aguas Blancas, Guerrero, orquestada por la po-
licía estatal en 1995, con un saldo de 17 muertos y más de 25 heridos. En
el mismo estado, de 11 indígenas integrantes de un organismo social, en
una escuela de la comunidad del Charco, baleados por el ejército en 1998.
Desaparición, tortura, cárcel o ejecución de líderes sociales ambientalistas
44
y de defensa de los derechos humanos, así como el asesinato de decenas de
periodistas, fue también una horrenda constante.
En 2006, fue emblemático el caso de la represión contra el Frente de Pue-
blos en Defensa de la Tierra (FPDT) en Atenco (firme opositor al aeropuerto
de Texcoco), realizada con saña por las policías Federal y Estatal, siendo
gobernador Enrique Peña Nieto; represión violenta contra toda la comuni-
dad de ese municipio, que incluyó la tortura y violación de varias mujeres.
En el sexenio de Calderón, su estúpida guerra contra el crimen organi-
zado, orquestada por el narcotraficante Genaro García Luna, se tradujo en
decenas de miles de muertos y desaparecidos, con su secuela de indescrip-
tible dolor e incertidumbre de sus familias y comunidades. Al inicio de su
gobierno, en 2006, el número de homicidios dolosos rebasaba por poco los
10 mil anuales, hasta alcanzar un promedio brutal de 25 mil.
Paralelamente, el supuesto objetivo se tradujo en un incremento del trá-
fico de estupefacientes a Estados Unidos y otras partes del mundo, al igual
que el consumo en nuestro país, mientras que el presupuesto para seguri-
dad pública se multiplicaba.
Regresando a la sureña tierra de Guerrero. El asesinato de tres alumnos
de la Normal Rural de Ayotzinapa y de tres civiles, junto con la desapa-
rición de 43 estudiantes de dicha normal en la imborrable negra noche
de Iguala en 2014. Las ejecuciones de decenas de miembros del crimen
organizado y de población civil, por parte del ejército, en Apatzingán y
Tanhuato, Michoacán, y en Tlatlaya, estado de México, bajo la consigna
de exterminarlos en horas de la madrugada.
Cabe añadir que los cuerpos de seguridad del Estado fueron ejecutores o
cómplices de la violencia que trajo consigo el neoliberalismo. En fin, largo
y tortuoso recorrido de abuso de poder e insensibilidad humana, de quie-
nes gobernaron sin consideración alguna por la vida y los derechos huma-
nos. Tal es la herencia siniestra que encara el gobierno de López Obrador.

FRAUDE ELECTORAL Y PRENSA VENDIDA


En el ámbito electoral, los seis gobiernos neoliberales le dieron rienda suelta
a la práctica de distorsionar la voluntad ciudadana. Platillo completo, antes,
45
durante y después de los comicios. Por su parte, las instituciones electorales
federales (llámense como se llamen) han servido de ejecutoras o tapaderas de
las prácticas fraudulentas cada vez que se requiere. En igual sentido, las institu-
ciones estatales y los comités distritales consumaban la cultura de la consigna,
sellada finalmente por los tribunales electorales respectivos, cuyos fallos inape-
lables se alinearon con el fraude.
A tono con la modernidad neoliberal, las elecciones se administran y
sancionan mediante costosos aparatos burocráticos, con sus élites cobran-
do sueldos espectaculares. Diseñados para dar la apariencia de neutralidad
y profesionalismo, la realidad los desmiente. Sus niveles directivos son
producto de cuotas de poder del PRI y el PAN, aunque el PRD alcanzó a
meter sus narices. Armado el tinglado, actúan por consigna de sus jefes y
partidos, trastocando la voluntad ciudadana y violentando el voto libre y
secreto. No están al servicio de la democracia, sino al de la reproducción
del sistema y de los intereses que los sembaron en sus petulantes cargos.
En fecha reciente, la aberrante intromisión del TEPJF en la vida interna
de morena, imponiendo un absurdo e ilegal procedimiento de Consulta
para elegir a sus dos principales dirigentes, mostró de nueva cuenta el peso
de la consigna, en este caso para entrometerse en el proceso de la 4T.
El hecho más elocuente de la cultura del fraude electoral, es que en un
periodo de 25 años, la gata revolcada del PRI y el PAN se robó tres veces
la presidencia de la República. En el caso de 2018, la guerra sucia previa
a los comicios no pudo impedir la avalancha ciudadana de vot a favor de
López Obrador, orillando al régimen y sus autoridades electorales a some-
terse a la aplastante realidad.
En todo el periodo de 36 años (aunque esta penosa situación viene de
muy atrás), los medios de comunicación (con sus honrosas excepciones)
fueron eco fiel de las necesidades del neoliberalismo y sus sucesivos go-
biernos, adulando, desinformando o mintiendo según conviniera, a cambio
de privilegios y canonjías para sus editores, intelectuales orgánicos, analis-
tas y reporteros, expertos en reproducir las consignas del poder y elevando
a nuevas alturas el imperio del “chayote”.

46
4) SÍNTESIS: EL DESASTRE HEREDADO
Es un hecho que el capitalismo neoliberal es un sistema planificado de
corrupción, pillaje y depredación a gran escala. Como vimos, hay respon-
sables con nombre y apellido, tanto en la cúspide del sector empresarial
como en el régimen político, subordinado y socio al mismo tiempo.
México fue literalmente asolado y devastado. El interés nacional se
confundió con el del grupo oligárquico, su obediente clase política y sus
súbditos de conciencia en diversos sectores sociales. Se desnaturalizó al
Estado para que sirviera incondicionalmente a la salvaje acumulación de
capital. Las riquezas del país fueron concesionadas a los magnates de aquí
y las empresas trasnacionales de allá. La naturaleza y el medio ambiente
fueron degradados. El nivel de vida del pueblo y sus condiciones materia-
les de existencia les importaron un bledo. El derroche, la frivolidad y el
auto halago clasistas sentaron sus reales.
El México profundo, de cultura milenaria, distribuido en municipios y comu-
nidades apartadas, historia y suelo campesino e indígena, para la tecnocracia
neoliberal no existió, como si al botín de país que ellos idearon le sobraran 30
millones de habitantes. La realidad, no por sabida, deja de ser estremecedora.
Los municipios rurales de México, en donde habita el 24.5 por ciento de la
población, sobreviven en condiciones deplorables. Suma de vida humana en
la pobreza, útil para el exilio económico. Infraestructura escolar y de salud en
pésimo estado. Escasa producción agrícola o artesanal dominada por interme-
diarios y agiotistas. Violencia e inseguridad, con poderes locales frecuentemen-
te vinculados a la delincuencia. Caminos apenas transitables a sus cabeceras
municipales, sin acceso a Internet ni sucursales bancarias, literalmente aislados
en su mundo, al mismo tiempo olvidado y perseguido.
Durante 36 años el neoliberalismo en México no sólo causó la decaden-
cia nacional, sino que dio lugar a una catástrofe social de grandes pro-
porciones, afectando ambos aspectos el derecho a la vida y la justicia de
millones de mexicanos. Pendencieros, ahora resulta que los aplaudidores,
cómplices y beneficiarios de ese lamentable estado de cosas se rasgan las
vestiduras, y su silencio placentero de antes se torna exigencia y difama-

47
ción cotidiana contra el presidente de la República y el movimiento que lo
respalda.
Elevan al sitio de indicador supremo e inobjetable el crecimiento econó-
mico, engañoso indicador de los organismos financieros internacionales,
ya que calcula el total de riqueza en bienes y servicios producida por la
economía de los países, pero no incluye la forma como se distribuye, dan-
do lugar a un espejismo sobre el nivel de vida real de las personas.
Un ejemplo de ello, es que el invocado crecimiento del PIB no mide el
avance de la economía familiar. Al respecto, el consumo en nuestro país se
incrementó en 589 mil millones de pesos sólo el último trimestre de 2019,
con respecto al mismo periodo de 2018, lo que demuestra una elevación
sustantiva en la capacidad de consumo del pueblo. En el mismo sentido,
el bando conservador evade el hecho de que en el tiempo de la pandemia,
los programas sociales del gobierno y su política de créditos blandos a la
pequeña y mediana empresa han sido tabla de sobrevivencia de millones
de mexicanos y sus familias.
Enjuician la violencia e inseguridad prevalecientes, olvidando el desas-
tre en derechos humanos que dejó sembrado el neoliberalismo en México.
Omisos en atender las causas, ahora pretenden que la debacle que ellos
engendraron se resuelva rápido, como si fuera pan comido desmantelar el
mundo de sangre, fuego y agobio social que sembraron con tanto esmero
e irresponsabilidad.
De ese contexto nacional agraviado emergió, por mandato popular, la
alternativa de cambio de rumbo, junto con la esperanza mayoritaria de que
trascienda en el tiempo. No puede haber defensa alguna del pasado tene-
broso. En el prometedor encuentro con el cambio verdadero le irá mejor a
México y su pueblo. No será posible la superación inmediata de la nefasta
herencia; empero, el camino está trazado, cuenta con un vasto respaldo so-
cial (fatalmente todavía inorgánico) y con logros significativos e inéditos
en la democratización política, social y cultural de México. En la parte
económica también se avanza, aunque la resistencia es enconada y refleja
contradicciones y pendientes..

48
5) EL PENSAMIENTO Y EL SER CONSERVADORES

“Todas las clases reaccionarias, en todas las épocas


históricas, cuando el antagonismo entre explotadores
y explotados llega a su máxima tensión, presagiando el
advenimiento de un nuevo régimen social, han acudido
a las peores armas de la represión y la calumnia contra-
sus adversarios”.
Fidel Castro

Debo aclarar, para evitar los malos entendidos, que las generalizaciones
suelen ser imprecisas. Entre las clases medias y hacia arriba en la esca-
la social, no hay edicto alguno para pensar y ser en los términos de la
ideología conservadora. No sólo eso; son muchos, de entre ellas y ellos,
los que portan un compromiso con la causa de la justicia y la igualdad, e
históricamente, en todas las épocas y latitudes, han nutrido y consumado
causas revolucionarias, ostentando liderazgos decisivos. En cuanto al pue-
blo trabajador, su papel ha sido el activo principal en todos los procesos de
transformación social.
Mi valoración del ser y el pensamiento conservadores se refiere a los que
piensan y son conservadores convencidos, los cuales existen en todas las
clases sociales. Aclarado lo anterior, entro en materia:
Anticipo que uno no elige dónde nace, ni qué fortuna o infortunio le de-
pare su origen. Por experiencias familiares y sociales, los conozco bastante
bien. Están negados para entender y mucho menos compartir el significado
de las nuevas realidades que vive México. Quizá el encuentro con expe-
riencias abruptas, críticas o desconocidas, daría lugar a excepciones.
El amplio abanico de conservadores en la sociedad mexicana no puede
acomodarse, obviamente, en el mismo saco interpretativo. Empero, compar-
ten una ideología, lógicamente conservadora e inevitablemente de derecha.
Abarca gente humilde, de “conciencia oprimida” (dixit Paulo Freire)
víctima de roles familiares, religiosos, escolares o sociales por los que se
filtraron los valores de la ideología conservadora dominante, marcando la
pauta de actitudes y conductas.
49
Clase media de abolengo conservador. Clase media de nuevos ricos. Cla-
se media que es más alta que media en su forma de vida y clase media que
siempre está en riesgo de dejar de serlo. Así, otras categorías de distinto
nivel económico, académico y cultural. Entre ellos, profesionistas o pe-
queños y medianos empresarios con ciertos réditos económicos, creyentes
en el valor supremo del duro camino de su estatus o su ascenso social.
Disfrutan y sufren, pero abrevan en el conservadurismo.
En la cúspide, grandes y muy grandes empresarios, de postín todos, unos
pocos del clan Forbes, bien organizados, enajenados con sus privilegios y
fortunas, muchas de ellas fraguadas al amparo de la corrupción y el tráfico
de influencias.
Unos y otros consideran ejemplar su esfuerzo, valores y formas de en-
tender la vida, a los que generalizan y atribuyen cualidades universales.
Metidos en la burbuja de sus privilegios (o sus deseos), México es lo que
ellos son y cualquier sospecha de afectarlos es ir contra México, como si el
país y su historia se condensaran en el aire caliente de su burbuja.
Literalmente adoran el dinero, se regodean en el consumo, les gusta y se
someten a las mieles de la buena vida material y a las mil presentaciones
del oropel. Para ellos la necesidad del dinero no se agota en proveer una
vida digna; se necesitan sobrantes para acceder a los privilegios. La mar-
ginación y pobreza de la mayoría no es su asunto. En todo caso, se debe a
su discapacidad intelectual, o a la recurrente fraseología de que son flojos
o irresponsables por naturaleza. Así, lo estúpidos “argumentos”.
Atenazados por el individualismo, discurren que cada quien es libre para
tejer su destino, bajo la fábula de “querer es poder”. Aferrarse a lo propio
es parte de un derecho casi sagrado. No cabe en su pensamiento el valor de
la realización inividual como fruto del bienestar colectivo.
Los conservadores son racistas, y cuando les va bien, clasistas. La exis-
tencia de los pobres les estorba, por eso los niegan con la forma del des-
precio. Los pobres no son dignos de lo que ellos han logrado y presumen
ser. En todo caso, para salir del atraso deben imitarlos, pues ellos disponen,
en propiedad privada, la esencia del “deber ser”. Sin generalizar, ello suele

50
mostrarse en la relación de la señora o el señor de la casa con la servi-
dumbre o de muchos patrones con sus trabajadores. Les hablan de tú para
recibir el usted. La superioridad por delante.
Bastantes conservadores salvan su conciencia y su hipotética trascen-
dencia con una religiosidad basada en formalismos. Se pregonan orgullo-
samente cristianos, al tiempo que niegan en su vida los principios esen-
ciales sobre los que se fundó el verdadero cristianismo. La imitación de
Jesucristo es sólo simbólica, adaptativa; lograron erradicarla como guía de
conducta y de fe.
Los católicos de entre ellos, se suman acríticamente al mensaje de su
Iglesia. Hacen abstracción de que ha sido legitimadora histórica de la opre-
sión del pueblo; siempre al servicio del poder y del dinero. Las excep-
ciones, como la Teología de la Liberación, no las entienden, más bien las
menosprecian cuando saben o intuyen de qué se trata.
Es común que los conservadores confundan la caridad con la justicia.
Los más “avanzados”suelen creer que la caridad es su compromiso con la
justicia. Todas y todos piensan que en la realidad social es inevitable que
haya pobres y ricos, muy pobres y muy ricos, reservando para los pobres
el “alma buena” de la caridad, con su envoltura entre festiva y filantrópica.
Una postal elocuente de ello es el famoso Teletón, versión empresarial
degradante y simuladora de un compromiso inexistente.
Viven en las apariencias. Lo que México necesita es justicia, no caridad, aun-
que la búsqueda de la justicia no les cuadre y la etiqueten de “populista”. Vaya,
les gusta la desproporción en la que al pensamiento reaccionario le gusta verse.
Los pobres pesan una pluma, los “exitosos” se miden en metálico.
Buena parte de los conservadores es ignorante, a pesar de haber estu-
diado en escuelas confesionales y universidades privadas de relumbrón.
Suelen hablar con vehemencia de lo que desconocen. Se guían por su es-
píritu clasista y son muy receptivos a la capacidad distorsionadora de la
ideología dominante.
La desinformación de lo que en realidad sucede, mezclada con prejuicios
y hasta supersticiones, o bien con información proveniente de los corrillos

51
sociales entre pares, los púlpitos eclesiales, los dogmas conservadores, la
propaganda televisiva y el amor por el dinero, sirve de acicate a su certeza
de que la izquierda es el reino del terror rojo, del comunismo que espera
agazapado el momento de trastocar sus vidas construidas con tanto esfuerzo.
Así las cosas, o algo semejante, es lógico que detesten, con visos de
odio y afán de revancha, a López Obrador, al movimiento que lo respalda
y al programa de transformaciones democráticas que se lleva adelante en
México, enjuiciados ya como culpables de un imaginario drama nacional.
Claro que tienen miedo de todo aquello que, real o aparentemente, pu-
diera disminuir sus privilegios o sus sueños, pequeños o grandes, eso no
importa. Dominados por el poder de sus prejuicios, se les escurre entre las
neuronas la estabilidad emocional. Desconcertados, demostrando que la
democracia les importa un carajo, andan en marcha conspirativa, mostran-
do a cada paso la degradación moral de que son capaces.
Evidencia de ello es el espectáculo cotidiano de calumnias y mentiras en
los medios de comunicación convencionales y la compra masiva de fake
news en las redes sociales. Todo ello, perversamente vestido como libertad
de expresión. La ausencia de respaldo social y su evidente derrota moral,
las traslada al mundo de las apariencias en automóviles ostentosos y casi-
tas de campaña vacías, haciendo aspaviento “democrático” en un Zócalo
que no les pertenece.
Les aterra que se hayan limitado los medios de reproducción del capi-
talismo neoliberal, al que se acomodaban y creían inalterable. No se ima-
ginaban la arrastrada que les dio el pueblo en el 2018, ni que la 4T sea un
instrumento irrenunciable de regeneración de la vida pública y de recupe-
ración de la dignidad nacional y popular agraviadas.
Los conservadores se equivocaron. Su confianza en el sistema que les
permitía satisfacer sus vanidades y recrear su individualismo, ahora es
fuertemente cuestionado por otras prioridades, entre ellas la de combatir la
corrupción y comprometerse con los intereses del pueblo.
Andrés Manuel ha repetido cientos de veces que no está en contra de
hacer dinero como fruto del esfuerzo, sino de la riqueza mal habida. Tam-

52
poco se puede estar en contra de vivir bien a partir del trabajo honrado.
Entonces, ¿de qué se preocupan? A menos que su estatus de privilegio sea
producto de la corrupción y el tráfico de influencias. Entonces, ¿de qué
México estamos hablando?
¿Podrán cambiar, ser receptivos, moldear sus convicciones? Mi opinión,
con la salvedad antes anotada, es que no. Son y serán un activo opositor
a la edificación de un México democrático. No pretenden cambiar. Los
intereses dominan su panorama vital. Viven una suerte de adicción por lo
adquirido, o por lo que creen que alcanzarán en el caso de los súbditos de
conciencia.
En todo caso, si llegan a cambiar y ser condescendientes, sería porque
la 4T arríe banderas y debilite su proyecto al grado de hacerlo aceptable
para sus enemigos acérrimos. Tal escenario lo asumirían como una victoria
y, ciertamente, es una posibilidad que no puede descartarse, acariciada no
solamente por la derecha, sino por los caballos de Troya que cabalgan, anhe-
lantes, dentro del movimiento que encabeza Andrés Manuel.
Desde luego, los conservadores reconocen el tema del poder. Mantener
y ampliar lo que se tiene, o lo que se sueña, requiere tener el poder. Desde
la familia como reproductora de valores, hasta la dominación en todos los
ámbitos de la vida social. En la ideología, el sacrosanto dogma del indi-
vidualismo. En la economía, la propiedad privada. En la política, el poder
del Estado. En la cultura, el acceso al consumo, sin restricción, postrados
ante el ejemplo gringo. Naturalmente, los roles en la administración del
poder son muy variables, pero están interconectados y todos ellos han sido
fundamentales para reproducir su mundo.
Sabemos que los gobiernos del PRI introdujeron a México en el infierno
neoliberal, pero el PAN (también promotor y cómplice) merece una refe-
rencia particular, ya que ha sido el histórico instrumento político del más
rancio conservadurismo, aunque ahora atraviese por el peor momento de
su historia.
El partido que se opuso a la expropiación petrolera desde la pila bautis-
mal, en la actualidad vocifera contra todas las políticas del gobierno fede-

53
ral y se opone a todas las iniciativas legislativas de la 4T. No sólo lo hace
por razones políticas, sino también porque lo mueve su ideología reaccio-
naria, fascistoide, despreciativa de todo lo que mire a la independencia
nacional y el bienestar del pueblo.
Primero sorprendidos, ahora un tanto histéricos, desquiciados, los diri-
gentes panistas y sus seguidores de derecha viven de los desplantes enfer-
mizos, de inteligencia rudimentaria y ausencia argumentativa, denotando
que el presidente de la República y la 4T los han rebasado; de lo contrario
no hubieran perdido los estribos. El desfiguro de la derecha panista ante la
nueva realidad es grotesco. Su renuncia planificada a guiarse por la verdad
prueba su pequeñez intelectual y mala fe.
No se trata de una fatalidad genética; tal vez sí, de un tipo de relación
con el mundo social marcada por el elitismo de creerse los elegidos, los
miembros del exclusivo club de “la gente decente”. Sin embargo, una vez
que accedieron al poder presidencial en el año 2000 se mostraron tal cual
son. Los panistas “de arriba”, con el ejemplo acabado de Vicente Fox y Fe-
lipe Calderón, dieron muestras impactantes de corrupción, sin conmoverse
un ápice por su naturaleza anticristiana, haciendo gala de una hipocresía
doblemente perversa.
Se volcaron al culto de lo privado y la utilización del cargo público
como sinónimo de negocios particulares. Nos recetan el cuento de horror
de que las cúpulas empresariales deben ser los pastores y redentores del
pueblo-oveja. Se asumieron como dignos herederos de los gobiernos con-
fesionales y reaccionarios del siglo XIX mexicano. En ese proceso, per-
dieron su sensatez conservadora del origen, su encomiable y persistente
disputa electoral de más de medio siglo contra el régimen de partido de
Estado.
Al margen de su pensamiento conservador, de identidad histórica con
Hernán Cortés, Iturbide, Santa Anna, Lucas Alamán, Miguel Miramón,
Maximiliano, la segunda época de Porfirio Díaz o la guerra cristera. Con
dictaduras fascistas como las de Francisco Franco y Augusto Pinochet,
quizá las de Hitler o Mussolini, el ejemplo de dignidad y buen estilo de

54
Manuel Gómez Morín, Luis H. Álvarez, Manuel Clouthier o Carlos Casti-
llo, le queda grande al actual PAN.
Sus dirigentes y voceros profesan la mentira. Vemos a Felipe Calderón,
Margarita Zavala, Vicente Fox, Marko Cortéz, Mariana Gómez del Cam-
po, Ricardo Anaya, Javier Lozano y tantos otros por el estilo, y su exhibi-
ción es patética.
Ante la falta de respaldo social y su muy escasa capacidad de moviliza-
ción, se suman a las campañas desestabilizadoras de intrépida baratija ar-
gumental, encabezadas por negociantes de las ideas como Aguilar Camín,
Enrique Krause, las cúpulas empresariales, los medios de comunicación,
sus analistas y voceros. Inundan las redes sociales con sus bots pagados y
sus noticias falsas, de una intrépida bajeza moral.
En síntesis, el ser y el pensamiento conservadores, junto con sus partidos
políticos y sus amos del gran capital, son la evidencia viviente de que el
regreso al pasado neoliberal sería el peor desastre que pudiera ocurrirle a
México y su pueblo.

55
6) FEMINICIDIOS Y CORONAVIRUS: LA DIFAMACIÓN

“Lo peor de la peste no es que mata los cuerpos, sino


que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser ho-
rroroso”.
Albert Camus

Quizá cuando se publique este libro, la coyuntura de salud en México y el mun-


do habrá parido nuevas realidades, que implicarán un desfase de lo aquí expre-
sado, en este siempre cambiante e inaprehensible tiempo presente.
Resulta evidente que el pensamiento conservador no conoce punto de
reposo en su propósito de echar abajo la 4T, desmadejar al movimiento
que la representa y derrotar al presidente de la República. Los arietes de
esa prédica son los medios de comunicación, pero lejos de agotarse allí, la
labor conspirativa seguirá creciendo y diversificándose.
El pasado mes de enero, el hilo que jaló la conspiración fue el de los
feminicidios, culpando a López Obrador de tan execrable realidad, en un
ejercicio de amnesia y perversidad sin paralelo. Por cierto, en sus mani-
festaciones violentas, las talibanas “feministas” se equivocaron de ángulo
geográfico, porque a un costado de Palacio Nacional se ubica la Catedral
Metropolitana, majestuoso recinto de la Iglesia Católica, poderosa insti-
tución que durante cinco siglos ha negado los derechos de las mujeres
en todos los planos, privilegiando el rol del varón como jefe de familia y
sostén económico prioritario, al cual la mujer debe obediencia y sumisión
eternas.
Una repercusión de ello es el nefasto lastre cultural del machismo. La
subestimación de la mujer, los albures, la recurrente estampa o imagen de
objeto sexual, los maltratos y con frecuencia los golpes, la negación de
sus derechos y los ilimitados etcéteras, expresan una lastimosa realidad
de origen antiguo (la cultura patriarcal del mundo oriental y occidental,
incluyendo los aportes criollos, mestizos e indígenas de nuestra historia),
muy generalizada y fatalmente enraizada, caldo de cultivo de los crímenes
de abuso y venganza como los que en esos días, y hasta ahora, se agitan
56
con fines políticos. El PAN, defendiendo esta causa, caricaturiza de pésima
manera sus convicciones misóginas.
Mezcla de hipocresía y oportunismo de la derecha con la indignación y
el coraje legítimos de las mujeres, ante la afrenta sistemática del machis-
mo a sus derechos, convertida en homicidios cotidianos cuyo trasfondo
principal es que se trata de mujeres. Tienen toda la razón en organizarse y
protestar para elevar al primer plano el estigma de una sociedad enferma,
esperando que por fin se desate una batalla cultural en todos los frentes
contra el machismo opresor.
Al respecto, comparto la opinión de que el gobierno federal y el propio
Andrés Manuel no le han otorgado la importancia necesaria al fenómeno
específico de la violencia contra la mujer que, es cierto, se agudizó por la
descomposición social generada por el neoliberalismo, pero que se trasla-
dó a un agravio actual que debe enfrentarse con convicción y eficazmente.
Sería deseable que las mujeres se den las formas organizativas necesarias
para proponer alternativas y tomar decisiones democráticas que orienten
las posturas del gobierno de la República.
Acerca del coronavirus, es difícil saber en que terminará el drama glo-
balizado que representa y la suerte que correrá nuestro país en ese trance,
pero sin duda ha sido termómetro de diferentes variables del acontecer
mundial, regional y nacional.
La pandemia ha sacado a la superficie la crisis estructural del capitalismo
neoliberal. El individualismo como valor supremo en las relaciones socia-
les y la concentración de la riqueza en pocas manos, junto con la degra-
dación de los derechos sociales, los recursos naturales y la dignidad de los
seres humanos, constituyen una patología irrefrenable en la vida económi-
ca y la relación entre los paises, que ya no puede sostenerse. Frente a ello,
resalta la justa postura de los altermundistas: “Otro mundo es posible”.
Inevitablemente se tendrá que debatir, con nuevos parámetros, la cri-
sis prevaleciente. Imposible regresar al mismo pasado como si nada. La
pandemia reveló el fracaso de la privatización de los sistemas de salud en
varios países de potencial económico como Estados Unidos, Italia, España

57
o Brasil; ineficientes para prevenir y enfrentar el problema. Millones de se-
res humanos sin seguridad social, condenados a vivir, desde su desamparo,
los efectos de la enfermedad.
En el caso de México, la pandemia expuso nítidamente la herencia de
un destrozado sistema de salud pública y el rotundo fracaso del intento de
privatizar ese sector. Remarco en este punto el énfasis puesto por Andrés
Manuel, desde antes de la pandemia, sobre el estado desastrozo en que se
encontró al sistema público de salud.
Un aspecto sobresaliente de los cambios en este ámbito, es la forma como
se ha tratado el problema de la pandemia. Desde su inicio hubo previsión.
La información brindada a la sociedad ha sido oportuna y sistemática (no
sin algunas contradicciones, como la del uso del tapabocas o la insufiente
cantidad de pruebas) y se cuidó escrupulosamente la preparación de la in-
fraestructura y el personal de salud para atender a los enfermos.
Ellas y ellos merecen toda nuestra admiración y respeto. Desde el ano-
nimato se esfuerzan cotidianamente en curar y salvar vidas, atravesando
con dignidad y profesionalismo jornadas extenuantes en las que su propia
salud corre alto peligro.
Destaco, asimismo, la labor del doctor Hugo López-Gatell, coordinador
nacional de la política oficial en la materia. Sería deseable que no se le
subieran los humos, pues ha dado muestras de inteligencia, calidad dis-
cursiva, sensibilidad social y de un enfoque de izquierda en varias de sus
posturas argumentativas. También se han evidenciado ciertos titubeos en
el combate a la pandemia; es necesario reconocerlos sin el prurito del infa-
lible respaldo técnico y científico al que se refiere incesantemente.
Por otra parte, hasta el momento de escribir estas líneas, advierto de-
masiada amabilidad en la forma de tratar a los oportunistas políticos que
quieren sacar raja del sufrimiento ajeno, entre ellos varios gobernadores.
En igual sentido, a los muchos que se cobijan en el manto perforado de
la libertad de expresión para calumniar y mentir impunemente, así como
a los grandes empresarios que, enajenados por sus negocios y ganancias,
ponen en riesgo a sus clientes y trabajadores.

58
Con todo respeto, una nota crítica a López Obrador por su declaratoria de
amistad con Javier Alatorre, después de que éste llamó en cadena nacional
a desobedecer las medidas de la autoridad sanitaria. Desde luego, detrás de
tal desplante mediático está el segundo hombre más rico de México, Ricar-
do Salinas Pliego, quizá perturbado porque no se haya contratado deuda
externa para rescatar a los pobres empresarios de la revista Forbes, o por
el llamado a sancionar a empresarios incumplidos (sus negocios trabajaron
con absoluta impunidad), sin olvidar los adeudos fiscales de las empresas
del corporativo que encabeza.
Reconociendo el difícil equilibrio entre los principios y las necesidades
o acuerdos políticos, el caso citado es una nota adversa al espíritu y el
programa de la 4T. Es como darse un tiro en el pie sin necesidad alguna.

59
60
II. LA CUARTA TRANSFORMACIÓN: ESPERANZA
CIERTA
“...En la elección del 1º de julio de 2018 el pueblo de México
determinó un cambio de rumbo en la vida pública y en las
instituciones. Fue una sublevación legal, pacífica y democrá-
tica fruto de una paulatina toma de conciencia; el pueblo se
unió y organizó para enterrar el neoliberalismo”.
Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024

1) EL VÍNCULO CON AMÉRICA LATINA


En lo que va del siglo XXI la región latinoamericana ha vivido experien-
cias políticas caracterizadas por el triunfo electoral de partidos y fuerzas
sociales de izquierda, que han llevado a la presidencia de varios países
hermanos a líderes carismáticos con edificantes trayectorias y amplio res-
paldo social y ciudadano.
Brasil, con Lula da Silva y Dilma Rouseff (2000-2016). Argentina, con
Néstor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2015) y recientemente con
Alberto Fernández (electo en 2019). Venezuela con Hugo Chávez y Ni-
colás Maduro (1998 a la fecha). Bolivia con Evo Morales (2006-2019) y
hace unos días con Luis Arce como presidente electo, después del golpe
militar y el exilio de Evo. Ecuador, con Rafael Correa (2007-2017). Uru-
guay, con el Frente Amplio de José Mujica y Tabaré Vázquez (2005-2020).
Paraguay, con Fernando Lugo (2008-2012). El Salvador, con el FMLN

61
de Salvador Sánchez Ceren (2014-2019). Honduras con Manuel Zelaya
(2006-2009) y Nicaragua, con el FSLN de Daniel Ortega (1985-1990 y de
2007 a la actualidad). Se suma a este proceso el triunfo electoral de Andrés
Manuel López Obrador en 2018.
En todas estas experiencias se pusieron en marcha proyectos de gobier-
no antineoliberales; por lo mismo, de contenido nacionalista y popular,
conformando la región más importante del mundo en enfrentar esa cala-
midad moderna y sus secuelas de concentración de la riqueza y pobreza
generalizada. Por decisión mayoritaria de los pueblos, se abrieron nuevos
horizontes de dignidad y esperanza.
El caso de Cuba se cuece aparte, ya que es producto de una revolución
armada victoriosa (1959) que perdura hasta nuestros días. En la región
del Caribe, fueron presidentes de Haití, Jamaica y Granada, Jean Ber-
trand Aristide, Michael Manning y Maurice Bishop, respectivamente, tres
líderes con orientación democrática, víctimas de golpes de Estado, los dos
primeros destituidos y el tercero asesinado.
Naturalmente, la reacción de las élites económicas y políticas que impu-
sieron en sus sociedades el neoliberalismo ha sido feroz. Conjunción con-
servadora de oligarquías locales, sectores de instituciones públicas como
las fuerzas armadas y los tribunales de justicia; poderes fácticos como los
medios masivos de comunicación y las jerarquías eclesiásticas, junto con
amplios sectores de las clases medias. Todo ello, y más, con el respaldo
intervencionista de los sucesivos gobiernos de Washington, algunos de la
propia región y de la Unión Europea, así como de empresas trasnacionales
y organismos financieros internacionales.
Esta ofensiva multifacética de la derecha fue la causa principal de la
derrota de varios gobiernos: el de Brasil, mediante el golpe de estado ju-
dicial contra Dilma Rouseff y el encarcelamiento de Lula para evitar su
candidatura presidencial en 2019. Argentina, con el triunfo electoral de
Mauricio Macri, defensor de las sanguinarias dictaduras militares golpis-
tas de los Videla y compañía. Honduras y Paraguay, mediante golpes de
Estado a Manuel Zelaya y Fernando Lugo. Ecuador, con la traición de

62
Lenín Moreno, supuesto sucesor de la Revolución Ciudadana de Rafael
Correa. El Salvador, con la abrumadora e insólita derrota del FMLN. En
Bolivia mediante el golpe de estado militar al entonces presidente Evo
Morales (afortunadamente revertido mediante el abrumador triunfo elec-
toral del Movimiento al Socialismo y el ahora presidente Luis Arce). Lo
de Nicaragua, con Daniel Ortega, es una vergüenza para la gesta heroica
de los sandinistas.
Sin embargo, no toda la culpa es de los enemigos naturales, visibles o
invisibles, de dichas experiencias, También influyeron los errores propios
de los gobiernos, sus partidos y sus aliados. Los casos documentados de
corrupción y burocratización, alejamiento del pueblo y alianzas discrecio-
nales con fuerzas opuestas a la orientación de los gobiernos, generaron
frustración social, descrédito y pérdida de autoridad moral, facilitando gol-
pes de Estado y derrotas electorales.
Hablando de errores propios, una debilidad histórica de las izquierdas ha
sido su dificultad para ejercer la autocrítica ante sus pifias y desviaciones,
particularmente notoria en las altas esferas de los gobiernos y en los órga-
nos directivos de sus partidos. Junto con pegado, suele darse el gusto por
el poder, el abandono de los principios, de cosechar y olvidarse de sembrar
de nueva cuenta.
Fatalmente, las acciones y omisiones en las propias filas incluyeron la
incapacidad de conformar el poder social suficiente; escala de conciencia,
organización y compromiso, para contrarrestar la ofensiva reaccionaria de
adentro y de afuera, defendiendo paralelamente las conquistas obtenidas
y la necesidad de consolidar el proceso transformador. Incluso, como en
Brasil, el ascenso social derivado de políticas populares (se rescató de la
pobreza a 40 millones de brasileños) no se expresó en las urnas con la
amplitud que tales políticas presagiaban; déficit de más de ocho millones
de votos que hizo posible el triunfo electoral del siniestro neofascista Jair
Mesías Bolsonaro, acérrimo defensor del tenebroso pasado represivo de
la dictadura militar que, durante más de dos décadas, se ensañó contra el
pueblo y toda forma de oposición en el inmenso país sudamericano.

63
El fraile dominico brasileño, Frei Betto7, expresó enfáticamente en una
entrevista:

“Una de las causas principales de los retrocesos en gobiernos progresistas


en América Latina es el descuido de la formación ideológica de la socie-
dad. La región avanzó mucho en los últimos años, al lograrse elegir jefes
de Estado progresistas, conquistar conexiones continentales importantes
como Celac y Unasur, pero se cometieron errores. Uno de ellos fue descui-
dar la organización popular, el trabajo de educación ideológica”.

Coincido plenamente con Frei Betto y advierto que el afianzamiento


ideológico del movimiento de la 4T es un pendiente muy preocupant.
No basta el respaldo pasivo o coyuntural a un gobierno por el hecho
de recibir beneficios; se requiere de una sólida conciencia colectiva
sobre el significado histórico del proyecto, paralelamente al desarro-
llo de una fuerza organizada que exprese, mediante su movilización y
trabajo cotidiano, esa conciencia.
Es cierto que las derrotas no son definitivas, pero sin duda son dolorosas y
ponen en riesgo el futuro promisorio del ancho concierto latinoamericano. Es
posible el retorno de gobiernos populares en esos países (ahí está la recupera-
ción en Argentina y Bolivia), pero se necesita de espíritu autocrítico para no
cometer errores o, peor aún, tropezar dos, tres o diez veces con la misma piedra.
El descuido del desarrollo ideológico y de conciencia de los pueblos
en varios países con gobiernos de izquierda, contrasta con los casos de la
Revolución Cubana y la Bolivariana de Venezuela, donde ambos facto-
res fueron atendidos como prioridad por sus gobiernos, dando lugar a una
férrea organización de poder popular. Más allá de las críticas legítimas
a ambos procesos (no las provenientes de la paranoia anticomunista), lo
cierto es que la prenda que ha sostenido el ideal de una causa justa ha sido
el respaldo conciente, organizado y movilizado de sus pueblos.
7
Destacado teórico e impulsor de la Teología de la Liberación. Autor de más de 50 libros de diversos
géneros literarios y temas religiosos. Preso político durante la dictadura militar, ha desarrollado su ac-
tividad pastoral entre las comunidades Eclesiales de Base en las favelas de Sao Paulo. Asesor de Lula
en materia de programas sociales (actividad a la que renunció por discrepancias en su aplicación), es
activo colaborador del Movimiento de Trabajadores sin Tierra de Brasil.

64
La Revolución Cubana, no sólo fue el faro que inspiró la lucha revolu-
cionaria en América Latina durante tres décadas, sino también un espléndi-
do ejemplo de resistencia popular ant afán de exterminio de los gobiernos
de Washington desde 1962. No fue casual. En la base de la resistencia des-
taca una sólida organización popular, a través, entre otras formas, de los
comités de Defensa de la Revolución (CDR’s), así como de una profunda
conciencia social, de honda dignidad colectiva, sobre los valores y la causa
histórica que su revolución ha representado a través de los años.
El aporte de la “Revolución Bolivariana” a la liberación de las naciones
y pueblos de Latinoamérica también ha sido trascendente. A pesar de casi
20 años de bloqueo económico, hostigamiento sistemático y política gol-
pista del gobierno de Estados Unidos y sus súbditos internos, no han podi-
do doblegarla. El chavismo procuró, desde sus inicios, la organización del
pueblo pobre. Las comunas populares saben qué hacer para resistir y sacar
adelante el ideario en el que han depositado su dignidad y su confianza.
Reivindicar los procesos de ambos países es una postura estrictamen-
te personal, no vergonzante, a sabiendas de la perversidad y distorsión
histórica de la derecha mexicana, vociferando falsamente que dichos
procesos inspiran a López Obrador. Empero, no me sumo al ostracis-
mo de callar lo que pienso, aunque sea “políticamente incorrecto”.
Viene al caso el recuento anterior, porque el movimiento de la 4T forma
parte de la oleada libertaria vivida en las últimas dos décadas en varios
países hermanos, de la que debemos aprender lo mejor, pero también de
sus desviaciones y errores, para no repetirlos en el proceso mexicano.
Por otra parte, es indispensable incorporar el latinoamericanismo al pen-
samiento y el ser de nuestro movimiento, bajo el manto de la bella utopía
de Bolívar y Martí sobre la unidad de nuestros pueblos y destinos.
Decía José Martí,8 en su discurso en la Conferencia Internacional Ame-
ricana convocada en Washington en 1889:

8
Cubano de pensamiento universal, escritor, poeta, revolucionario, vagabundo por el mundo. Ins-
pirador de la independencia de su patria, fijó su pensamiento y pasión en la construcción de una La-
tinoamérica unida, de lazos fraternos producto de su hermandad histórica y su común sufrimiento.

65
“Por grande que esta tierra sea, y por ungida que esté para los hombres
libres la América en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de
nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal,
es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la Amé-
rica en que nació Juárez”.

2) CAPITALISMO Y CUARTA TRANSFORMACIÓN


“El capitalismo es el genocida más respetado del mundo”.

Ernesto Che Guevara

La causa estructural de la injusticia, la desigualdad, el deterioro plane-


tario y la irracionalidad que dominan en el mundo, es el capitalismo.
El desarrollo exorbitante de las fuerzas productivas, la ciencia y la tec-
nología no ha sido en beneficio de los pueblos; su fundamento rector
y objetivo principal es la acumulación de capital de los dueños de los
grandes medios de producción de bienes y servicios, para lo cual re-
quieren controlar el poder político e ideológico de la sociedad global.
Valga decir que es el sello histórico del capitalismo desde la segunda
mitad del siglo XVIII.
Como sistema productivo, el capitalismo no tiene ni tendrá rostro huma-
no. En realidad apunta en dirección opuesta. Desde luego, hay de propie-
tarios a propietarios, pero el rumbo de la concentración de la riqueza en el
mundo lo dictan los grandes magnates de las grandes potencias, con sus
referentes subordinados en las mal llamadas naciones emergentes.
El capitalismo neoliberal es una variable del mismo sistema productivo,
particularmente cruel con el hombre y la naturaleza (“amoral” lo denomi-
nó George Soros, un alto potentado gringo), convertido en una aceitada
maquinaria de pillaje, bajo la hegemonía de las grandes potencias, encabe-
zadas por Estados Unidos.
En México, de 1983 a 2018, el capitalismo neoliberal se aplicó a rajata-
bla, con medidas y resultados que destacamos en el capítulo precedente.
Sin embargo, no puede olvidarse que la ideología neoliberal y su catecis-
66
mo económico son, a fin de cuentas, hijos carnales del capitalismo y que,
mientras prevalezca este sistema productivo, no se resolverán de raíz los
agobiantes problemas que enfrentan los pueblos, manteniéndose vivas las
contradicciones entre clases y grupos sociales.
De ser así, ¿qué perspectivas tiene el movimiento de la 4T, al no plantear-
se la abolición del capitalismo, ni medidas de corte expropiatorio? ¿Cuáles
son sus objetivos y hasta dónde puede llegar?
A mi entender, el histórico paso adelante que significó el triunfo electoral
de López Obrador radica en la recuperación del Estado como instrumento
regulador de la vida pública, tal como se señala en el punto 1 de los 50
Lineamientos para la Transformación de México, programa de gobierno
aprobado en el Congreso Nacional de morena el 20 de noviembre de 2017:

“No se logrará ningún cambio si los Poderes de la Unión y las institucio-


nes públicas continúan al servicio de unos cuantos. Reitero mi idea esen-
cial (AMLO) de que el Estado se encuentra secuestrado por una minoría y
que ésta es la causa principal del desastre nacional”.

En este sentido, el proyecto de la 4T posee un ADN de “transición anti-


neoliberal”, al formularse rebasar la concepción individualista en las rela-
ciones sociales y la exacerbada concentración de la riqueza, manteniendo
la vigencia regulada del sistema capitalista. Hay quienes sostienen que di-
cha transición se viene expresando en los ámbitos político, social y moral,
pero sólo tímidamente en el campo económico, lo cual -advierten- pone
en cuestión el carácter antineoliberal de la transición. Tema polémico sin
duda, motivo de reflexión más adelante.
Como sea, el proyecto de la 4T representa un significativo cambio de calidad,
ya que fractura un postulado central del neoliberalismo: la subordinación total
del Estado y sus instituciones a la hegemonía oligárquica. Además, esta reali-
dad ocurre en un contexto internacional en que está bloqueado el horizonte (al
menos durante largo tiempo) de la abolición del capitalismo. La incomprensión
al respecto, por parte de un sector de la izquierda, es una osadía ideológica res-
petable, pero nada realista y políticamente condenada a la marginación.

67
Efectivamente, el socialismo es el proyecto libertario más importante
en la historia de la humanidad, pero tiene que repensarse a fondo su via-
bilidad en las condiciones actuales del mundo. La aplicación ortodoxa de
sus fundamentos no es factible, ni deseable. El llamado “socialismo real”
terminó en fracaso (cuando menos en la Unión Soviética y en los países de
Europa Oriental) porque Stalin lo convirtió en un socialismo burocrático y
de Estado que suplantó a la sociedad y a la propia clase obrera, aplicándose
con un autoritarismo exacerbado, sin respetar forma alguna de oposición,
aún dentro del propio pensamiento socialista.
Es cierto que esa versión del socialismo (como aconteció también en
China, Cuba o Vietnam) sacó a los pueblos de su miseria y atraso ances-
trales, generando en poco tiempo un salto enorme en materia de desarrollo
social (educación, salud, deporte vivienda, etc.), científico, tecnológico y
de fuerzas productivas, incluyendo los ámbitos militar y aeroespacial, pero
sin resolver el tema crucial de la libertad y con serios problemas en el ám-
bito de la productividad económica.
En fin, regresando al ámbito nacional, la autonomía relativa del Estado
frente al capital permite poner un juego un proyecto de políticas públicas y
construcción social de naturaleza reformadora, tal como está sucediendo con
el proyecto de la 4T. Sostenerlo y profundizarlo confirmaría que en nuestro
país se vive una transición, es decir, una vía de escape a la atadura del capi-
talismo neoliberal, cuyo futuro puede retraerse, estancarse o avanzar, pero
que, por sí mismo, posee un hondo significado humanista y civilizatorio.
Parecerán contradictorias las ideas expuestas, al considerar al capitalismo
como la causa estructural de la desigualdad social, al mismo tiempo y lugar
en que afirmé un futuro esperanzador con el gobierno de la 4T. Sostengo lo
dicho y añado que la transición antineoliberal puede profundizarse y elevar-
se a niveles superiores de existir un poder popular organizado y movilizado.

3) IDENTIDAD DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN


La identidad es el reconocimiento colectivo de un ideal unificador, de
una esperanza compartida, de un saber y un sentimiento claros de qué
hacer y cómo hacerlo, de asumir de dónde se viene y cuál es la estrella
68
que nos guía, el horizonte al que se aspira a llegar. Es un sello irrenun-
ciable de pertenencia.
En mi opinión, la identidad de nuestro movimiento y nuestra causa se
asienta en tres pilares básicos y en dos fundamentos que la cruzan trans-
versalmente. Tal es la temática que desarrollo a continuación.

LA MEMORIA: COMPROMISO DE CONTINUIDAD HISTÓRICA


¿De cuáles hechos del pasado es continuidad la 4T? ¿De qué parte de la histo-
ria se hace cargo y cómo? ¿Qué reivindica como su identidad en términos de
memoria y qué significados tiene en la actualidad y frente a la utopía? Lugar
común: asumir de dónde se viene para reconocer qué somos y a dónde nos
encaminamos.
Es cierto que la historia tiene rupturas en cuanto al predominio, se-
gún la época o las circunstancias, de ideologías y proyectos de go-
bierno diferentes y antagónicos, los que interrumpen su continuidad
lineal. Sin embargo, en la memoria colectiva del pueblo tienden a
conservarse los hechos del pasado que lo reivindicaron, al igual que
aquéllos que lo agraviaron. Existe, pues, una memoria enraizada en
sus identidades primarias, lo que les otorga un sentido de continuidad.
La 4T busca dar continuidad a esa memoria colectiva y a los proyectos
de nación que la generaron.
Lo primero a destacar, en este orden de ideas, es que los dirigentes, líderes,
caudillos o héroes comprometidos con su pueblo han sido importantes, incluso
imprescindibles, pero su trayectoria vital (no así su legado) tiene principio y
fin, a veces muy corta. Empero, deben su fructífera existencia al pueblo que los
acompañó, desde el más humilde anonimato, en la lucha común, con su secuela
de abandono de familias y comunidades, de riesgos, a veces de cárcel y muerte.
No hay transformación social trascendente sin el concurso de los pueblos, cuya
trayectoria es y será imperecedera en la historia humana.
Referirnos a mujeres y hombres reconocidos por sus aportes tiene el sello de
la obligada y justificada personalización; de ninguna manera el desconocimien-
to de que fueron y son fruto de aspiraciones colectivas de quiénes les deposita-
ron su confianza y se comprometieron con una causa compartida.
69
La lucha de clases en México abarca los 198 años de vida independiente,
más los 11 de guerra contra el coloniaje español de tres siglos. El predo-
minio de proyectos y gobiernos de tendencias opuestas no interrumpió los
movimientos, luchas y resistencias; conservadoras en un caso, liberales
en el otro, con sus matices y contradicciones dentro del mismo campo o
proyecto. Sin embargo, hablando de historia de la que es continuidad la 4T,
nos referimos -reitero- a los periodos de proyectos y gobiernos liberales o
de izquierda, pero también a las luchas libertarias contra las fuerzas con-
servadoras o de derecha, tanto las explícitas como las disfrazadas.
Tomar partido sobre la historia y los acontecimientos que la integran
es una autoafirmación ideológica obligada. Es cierto que la idealiza-
ción y las ideas maniqueas suelen comprometer la verdad. Retomo, al
respecto, las siguientes ideas de Pedro Salmerón9, de su libro Juárez,
la Rebelión Interminable:

“La historia de bronce presenta al pasado como un conjunto de hechos


dados, indiscutibles, protagonizados por héroes y villanos en lucha perma-
nente; tiende a la creación y al soporte de mitos. Una historia que no busca
comprender el pasado, sino juzgarlo; un pasado compuesto por figuras
hieráticas e intocables”.

No obstante, debe reconocerce que los hechos del pasado generan iden-
tidades y edifican memorias irrenunciables, sin que ello signifique reducir
a la maldad o el error a los que forjaron o creen en identidades diferentes.
En este tenor, el cuadro y los comentarios que le siguen, intentan ob-
jetivar, con los riesgos inherentes a toda simplificación esquemática,
cuántos y quiénes han ocupado la presidencia de México a lo largo de
su historia:

9
Miembro de morena. Doctor en historia por la UNAM. Autor de varios libros sobre la Revolución
Mexicana, temerario polemista y maestro universitario. Director del Instituto de Estudios de las Re-
voluciones en México en el gobierno de la 4T, renunció a su encargo por las presiones que generó su
irrefutable aseveración de que los jóvenes de la 23 de Septiembre que intentaron secuestrar a Eugenio
Garza Sada en Monterrey en 1973 eran “valientes”.

70
PRESIDENTES DE MÉXICO Y AÑOS DE GOBIERNO
ÉPOCA CONSERVADORES LIBERALES/IZQ. “OSCILANTES” TOTALES
NÚM. / AÑOS NÚM. / AÑOS NUM. / AÑOS NUM. / AÑOS
SIGLO XIX
(1821-1900) 24 45 10 31 3 4 37 80
SIGLO XX
(1901-2000) 13 63 5 9 8 28 26 100
SIGLO XXI
(2001-2020) 3 18 1 2 0 0 4 20
TOTALES 40 126 16 42 11 32 67 200
60% 63% 25% 21% 15% 15% 100%

Aclaraciones pertinentes:
» El término “oscilantes” pretende caracterizar los vaivenes ideológicos y
políticos de los presidentes ubicados en esa columna, cuyas acciones y de-
cisiones se movieron intermitentemente en los dos campos opuestos. Ahí
se ubican (espero que no de manera tan indulgente o arbitraria) Mariano
Paredes e Ignacio Comonfort en el siglo XIX; Eulalio Gutiérrez (primer
presidente cnvencionista), Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Emi-
lio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Adolfo Ruiz Cor-
tines y Adolfo López Mateos en el siglo pasado.
» El siglo XIX se caracterizó por una persistente inestabilidad política,
derivada de la lucha sin tregua entre liberales y conservadores; varios
presidentes ocuparon interinatos y otros lo fueron como resultado de
golpes de Estado. De los 37 presidentes en el lapso de 79 años (1821-
1900), ocho de ellos duraron en su encargo menos de 30 días (seis
conservadores y dos liberales), mientras que 17 (trece conservadores y
cuatro liberales) no rebasaron un año en la presidencia.
» En el mismo siglo XIX, tuvieron presidencias largas, y no precisa-
mente estables, sólo seis de los 37 presidentes: los conservadores José
Joaquín Herrera por cuatro años, Anastasio Bustamante por seis, am-
bos en tres periodos distintos; Antonio López de Santa Anna ocupó 11
71
veces la presidencia, pero en conjunto sólo por cinco años y medio;
Manuel González por cuatro años y Porfirio Díaz por 16, con un perio-
do intercalado, entre 1880 y 1884.
Del lado liberal, Guadalupe Victoria, primer presidente de México,
por cinco años y Benito Juárez por espacio de casi 15 años (18 de
diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872), bajo la tormenta de la gue-
rra de Reforma, la invasión francesa, el golpe de Estado de Ignacio
Comonfort, el año de gobierno de Félix María Zuluaga, los dos años
de Miguel Miramón y tres de Maximiliano, en los que el Benemérito
resistió como presidente legal y legítimo de la República asediada.
» Tratándose del siglo XX, destaco entre los presidentes de izquierda a
Roque González Garza, convencionista de Aguascalientes y emble-
mática figura del villismo, ocupante de la presidencia por seis meses;
Francisco Lagos Cházaro, también presidente convencionista y, desde
luego, el sexenio del general Lázaro Cárdenas. En el campo liberal
consideré la presidencia democrática de Francisco I. Madero y (tema
polémico) el gobierno de cuatro años de Álvaro Obregón.
Gobiernos conservadores de derecha, fueron los primeros diez años
del siglo con Porfirio Díaz, el año y medio del golpista Victoriano
Huerta y los tres de Venustiano Carranza, más los sexenios de Manuel
Ávila Camacho, Miguel Alemán, Luis Echeverría, José López Porti-
llo y los tres primeros del periodo neoliberal: Miguel de la Madrid,
Carlos Salinas (mediante fraude electoral) y Ernesto Zedillo. En total,
disculpándome por el esquemático arrojo, en el siglo XX el conser-
vadurismo ocupó la presidencia de la República por 62 años y medio.
Es polémico sin duda el caso de Venustiano Carranza. Su faccioso
papel, fruto del temor y la envidia, en contra de la División del Norte,
exigiendo la renuncia de Francisco Villa antes de la definitoria bata-
lla de Zacatecas (que no se concretó por la oportuna intervención de
Felipe Ángeles) y la orden de traicionar y asesinar a Emiliano Zapata,
aunado a su rancia ideología de hacendado rico, evidencian su concep-
ción autoritaria de la política y sus posiciones contrarias a las reivin-

72
dicaciones populares, mismas que se manifestaron con su apoyo al ala
derecha del Congreso Constituyente de Querétaro.
A pesar de ser un hombre de ideas y acciones conservadoras, tuvo el
mérito real de ser el primer gobernador en rechazar el golpe de Esta-
do de Victoriano Huerta, de rodearse de algunas gentes valiosas (por
ejemplo, Luis Cabrera), de postular un proyecto nacional de desarrollo
y de asumir una postura patriótica ante la amenaza intervencionista de
Estados Unidos en la difícil coyuntura de 1913-14.
» En lo que va del siglo XXI, otros tres presidentes neoliberales: Vicente
Fox, Felipe Calderón (mediante el fraude electoral de 2006) y Enrique
Peña Nieto (a través de una masiva compra de votos); 18 años más de
neoliberalismo a ultranza (la llamada “alternancia” resultó una carica-
tura), roto por la insurrección electoral de 2018 y los casi dos años de
Andrés Manuel, presidente de izquierda después del general Cárdenas.
Pasaron 78 largos años.
Mediante trazos muy generales, ubico en adelante la que presumo como
identidad primaria de la 4T en cuanto a la memoria de la que es continui-
dad, referida a las tres grandes transformaciones de la historia nacional,
añadiendo dos periodos o intervalos de significativa importancia: el car-
denismo y la lucha social y política de la izquierda contra el régimen del
PRI. Soy responsable de los énfasis, errores, y omisiones.

LA INDEPENDENCIA: MÉXICO AL REMOLINO


Inicia como una insurrección de masas empobrecidas, arrastrando una explo-
tación inicua de tres siglos de opresión colonial, violentadas sus culturas y su
derecho a la vida por la orden suprema de la espada y la cruz, culminando
con el surgimiento de una nueva nación y la pronta consagración de un empe-
rador, Agustín de Iturbide, enarbolando su rancia ideología conservadora de
reivindicación criollo-monárquica. Como agravantes, fue combatiente realista
contra José María Morelos y traicionó a Vicente Guerrero después del Abrazo
de Acatempan.
Continuidad, entonces, de la insurrección indígena y popular contra la
opresión, convocada por el párroco de Dolores, Miguel Hidalgo, hombre
73
adelantado a su tiempo, de ideas liberales y sueños de independencia, y por
el también cura de Carácuaro, José María Morelos, insigne dirigente mili-
tar e inspirador de una nación emancipada, ejemplarmente plasmada en los
memorables Sentimientos de la Nación y en la Constitución de Apatzingán
en 1814.
Tiempo de dos mujeres lúcidas y valientes, Josefa Ortiz de Domínguez y
Leona Vicario, ambas feministas genuinas de su tiempo. Inolvidables por
su rica sensibilidad y entrega a la causa libertaria.
Época de Vicente Guerrero, presidente de México por nueve meses, trai-
cionado y posteriormente fusilado por los conservadores. Del cura Ma-
riano Matamoros, Hermenegildo Galeana, el “oscilante” Nicolás Bravo
e Ignacio López Rayón. De Francisco Javier Mina, indómito español de
origen vasco que vino a encontrar la muerte luchando contra la monarquía
española. Ellas y ellos acompañaron al pueblo en la gesta histórica y mar-
caron el rumbo con su dignidad y su ejemplo.
Empero, brillo y oscuridad, la Independencia se consuma después de la
derrota militar de la insurrección popular. Satanizaciones obispales, como
la odiosa proclama de Abad y Queipo, prototipo de fanatismo y osadía
ultra reaccionaria. Finalmente, saldo trágico de juicios civiles, militares y
eclesiales; tortura, muerte y escarnio público. Luis Villoro10 nos comenta:

“La proclamación de la independencia en 1821 no reanuda la revolución;


por el contrario, sólo es posible en el momento en que esta parece aplasta-
da. El 21 de julio de 1822 Iturbide era coronado emperador... El poder ha
pasado a manos del alto clero y del ejército, donde están representados los
nobles criollos... Se trata, en suma, del logro de todos los objetivos propios
de las altas clases criollas que, manteniendo lo esencial del orden anterior,
derogan las leyes que se oponían a su desarrollo, afianzan su poder y, al
mismo tiempo, conceden algunas de las reclamaciones de la clase media
para obtener su adhesión”.
10
Exiliado español, republicano, filósofo, investigador y maestro emérito de la Facultad de Filosofía
y Letras de la UNAM. Hombre de izquierda, de pensamiento crítico y creativo. Es autor del mejor
texto interpretativo de la Guerra de Independencia que yo haya leído. Acompañante congruente de la
rebelión zapatista en Chiapas hasta su muerte.

74
LA REFORMA: PERIODO LUMINOSO Y TRÁGICO
Frente al poder de la Iglesia y del Estado a su servicio (exceptuando las
presidencias de Guadalupe Victoria y las muy breves de Vicente Guerre-
ro y Valentín Gómez Farías, precursor del liberalismo), representado por
Anastasio Bustamante y las varias presidencias de Santa Anna, se levantó
la Revolución de Ayutla en el estado de Guerrero en 1854. Triunfante y
unificadora de las fuerzas liberales bajo la guía de Juan N. Álvarez, insur-
gente junto a Morelos, guerrillero contra el imperio de Iturbide y después
contra Santa Anna, el que se refería a Álvarez como “perteneciente a la
raza africana por parte de madre y a la clase ínfima del pueblo”. Fue presi-
dente de México en un corto periodo de 1855.
Es el ascenso irresistible del pensamiento y la obra liberales, sintetizado
en una primera etapa con la Constitución de 1858. El legado de Benito
Juárez y del excepcional grupo de liberales irredentos que lo acompañó,
representan quizá el periodo más luminoso de la historia nacional en los
ya casi dos siglos de vida independiente. La restauración de la República.
La expropiación de los bienes de la iglesia, la separación de poderes y la
instauración del Estado laico. La derrota de los conservadores pro monár-
quicos en la larga Guerra de Reforma y la resistencia durante seis años de
la invasión francesa, dan cuenta de ello.
Orfebres de Patria. Seguidores lúcidos de la necesidad de constituir una
nación. Valientes, generosos y honestos a carta cabal. De ideas revolucio-
narias y pensamiento creativo. Hacedores de historia y enemigos irrecon-
ciliables del conservadurismo en cualquiera de sus formas. Intelectuales y
poetas varios de ellos. Independientes intelectualmente, críticos entre sí y
con el propio Juárez, formaron parte de esa generación, entre otros:
Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez (El Nigromante), Guillermo Prie-
to, Francisco Zarco, José María Iglesias, los hermanos Lerdo de Tejada,
Santos Degollado, Ponciano Arriaga e Ignacio Manuel Altamirano. Entre
los militares destacados de las guerras que parecían interminables, la de
Reforma y contra la invasión francesa, Ignacio Zaragoza, Jesús González
Ortega, Leandro Valle, Mariano Escobedo y Vicente Riva Palacio. Lugar

75
aparte merecen los “chinacos”, grupos diseminados de guerrilleros que
realizaron una lucha incesante de hostigamiento y resistencia, sin la cual
el triunfo de la República no se hubiera consumado.
No obstante, el conservadurismo se rehízo, cobrando forma y tragedia con
la dictadura de Porfirio Díaz. En el epílogo de Patria, su magnífica trilogía
del periodo de esplendor liberal (1854 a 1867), Paco IgnacioTaibo II11 nos
refiere:

“Desgastados por 14 años de guerras, los cuadros supervivientes del liberalis-


mo acogieron la paz de la república restaurada como un profundo descanso...
A la muerte de Juárez en 1872, el liberalismo envejeció rápidamente. (Con
Porfirio Díaz), su patriotismo romántico se volvió patriotismo retórico, su
liberalismo se quedó sólo en lo económico, su clasemediero urbanismo se
volvió antiindigenista, su universalidad se volvió provincianismo y nacio-
nalismo ramplón, su afecto por el progreso se tornó en culto hueco a la
modernidad, su amor por las libertades se amortiguó y se volvió desprecio
por las libertades colectivas, su pasión por la libertad de prensa se volvió
vocación por la censura... Parece evidente que, como dice Mauricio Magda-
leno, ‘Santos Degollado no vivió ni murió por defender a los agiotistas de los
bienes de manos muertas´. Ni el Nigromante habría perdonado las tiendas de
raya. Ni Leandro Valle habría perseguido rebeliones campesinas. Que el porfi-
rismo sea su herencia ingrata no los hace culpables. Se hubieran sublevado sólo
de pensarlo. En esta rápida evolución hacia el porfirismo, el liberalismo tendría
dos hijos: un heredero complaciente, hecho Estado, poder y negocio porfirista,
y su antagónico, el liberalismo libertario magonista convertido en rebelión”.

LA REVOLUCIÓN: TRIUNFO Y AGONÍA


La dictadura porfirista de 34 años (con el intervalo de cuatro años de Ma-
nuel González) retoma el hilo conservador de la historia nacional. Paradó-
jico, ya que el hombre de Oaxaca fue general liberal distinguido, contra
11
Actual director del Fondo de Cultura Económica (FCE). Muy querido en las filas del movimiento
de la 4T. Apasionado de la lectura e impulsor y distribuidor inagotable de libros para que los mexica-
nos consoliden su identidad. Excelente escritor e investigador, autor de libros clásicos como sus bio-
grafías Pancho Villa y Ernesto Guvera, también conocido como el Ch. Ejemplo militante del ejercicio
de la crítica y luchador de izquierda desde el movimiento estudiantil de 1968..

76
los franceses y en la Guerra de Reforma. Empero, se reencuentra con la
Iglesia. Garantiza la propiedad privilegiada de la tierra, en manos de ha-
cendados que se convierten en socios predilectos de su trasmutación al
conservadurismo y en sustento primordial de su autoritario y represor go-
bierno. La frase “mátalos en caliente” se hizo célebre.
Por su parte, los peones de las haciendas y sus familias constituyen una
mayoría social sobreexplotada, con jornadas laborales “de sol a sol”, sujeta
al régimen de salarios en especie, sin esperanza alguna. El control totalitario
sobre la prensa continúa la tradición conservadora de que sólo su pensa-
miento tiene cabida. En materia económica, abre la puerta al capital extran-
jero en minería, electricidad, ferrocarriles, petróleo y textiles, y en política
impone funcionarios incondicionales a lo largo y ancho de la República.
Un antecedente precursor e inspirador de la Revolución de 1910 pro-
viene de la solidez ideológica y moral del magonismo. El Partido Liberal
Mexicano, encabezado por Ricardo Flores Magón (anarquista incorrup-
tible, enemigo acérrimo del culto a la personalidad), expuso a la nación
en 1905 su claridoso programa de transformación nacional, cuyo con-
tenido no sólo fue programa de lucha, sino antecedente obligado de las
conquistas populares y los derechos sociales plasmados en la Constitu-
ción de 1917. Asimismo, el periódico del movimiento magonista, Rege-
neración, fue un aporte ideológico influyente en el medio intelectual y
político democrático de su tiempo. No es casual (aunque muchos no lo
comprendan), que el periodico de morena lleve ese nombre.
La Revolución de 1910 derrota al régimen dictatorial (Porfirio Díaz se
embarca a Francia, donde muere), a partir de la rebelión armada convoca-
da por Francisco I. Madero para el 20 de noviembre de ese año, mediante
su Plan de San Luis, aunque ya desde antes diversos grupos rebeldes se
habían combatido contra la dictadura de Díaz en el Norte de México, al
igual que el ejército campesino encabezado por Emiliano Zapata en el Sur.
El vil asesinato del presidente Francisco I Madero y del vicepresiden-
te Pino Suárez, precedido de una asonada conservadora orquestada por
Victoriano Huerta, generó una reacción en cadena contra el golpista, su

77
régimen y sus cómplices, integrada en el Ejército Constitucionalista al que
convocó el hacendado coahuilense Venustiano Carranza.
La confrontación militar en los estados norteños y la continuidad de la
rebelión zapatista, derivó en el triunfo de una nueva insurrección popular,
cuyo papel estelar en el campo militar lo jugó la poderosa División del
Norte, victoriosa en las batallas decisivas de Torreón, San Pedro de las Co-
lonias y Zacatecas, agrupada en torno al ejemplo, capacidad militar, don de
mando e insuperable carisma de Francisco Villa.
En su entorno, destaca el papel de un grupo de generales fogueados de
tiempo atrás en la lucha, entre otros, Maclovio Herrera, Tomás Urbina,
Toribio Ortega, Eugenio Aguirre Benavides, Calixto Contreras y Raúl Ma-
dero. Figura destacadísima, la de Felipe Ángeles, general de carrera, ma-
derista, ex director del Colegio Militar, ilustre artillero y maestro, hombre
de ideas, honesto a plenitud y congruente hasta el límite superior.
Momento imborrable de esa épica fue el arribo a la Ciudad de México de
las tropas de Villa y Zapata el mes de diciembre de 1914, expresión supre-
ma del poder militar de los ejércitos campesinos. La alternativa política de
ese poder fue la Convención de Aguascalientes, embrión de poder popular
que alcanzó la presidencia de la República, sin llegar a cristalizar por sus
fisuras internas, endeble unidad y debilidad programática sobre el futuro
del país.
Acerca del jefe Zapata, representa para mí el ejemplo más entrañable de
los ideales revolucionarios en el México de aquélla época tormentosa. Un
siglo después de la traición que pagó con su vida en la Hacienda de Chi-
nameca, un 10 de abril de 1919, su movimiento e ideales mantienen entera
su vigencia, no únicamente por representar la aspiración vital del mundo
campesino e indígena de México, sino por su figura ejemplar de dignidad,
liderazgo, autoridad moral, compromiso con la vida comunitaria y apego
irrestricto a los principios.
En el movimiento zapatista tuvieron una influencia destacada, su herma-
no Eufemio, Genovevo de la O, Otilio Montaño (artífice importante en las
ideas y redacción del Plan de Ayala), Gildardo Magaña, el anarquista An-

78
tonio Díaz Soto y Gama, Manuel Palafox, la feminista, periodista y lucha-
dora social Dolores Jiménez y Muro; por cierto, única mujer que aparece
en la histórica foto de Villa sentado en la silla presidencial junto a Zapata.
Feria de balas, los cinco principales dirigentes de la Revolución Mexicana
fueron asesinados, no así las discrepantes ideas de nación que representaban,
como el Plan de Ayala, surgido de la honda cultura comunitaria morelense,
contrapuesto al proyecto de nación de Carranza, ideario de desarrollo capita-
lista del que no formaba parte la reforma social condensada en la insurrección
campesina y popular. Bifurcación de ideas y de clase que terminó en una in-
evitable ruptura con el viejo hacendado, ya prácticamente consumada con la
División del Norte antes de la batalla de Zacatecas.
John Reed, hombre de izquierda y reconocido periodista estadounidense,
acompañó el paso militar triunfante de la División del Norte (tambien fue
testigo y cronista de la toma del Palacio de Invierno en la revolución bol-
chevique de 1917, plasmada en su célebre libro Diez días que conmovieron
al mundo), identificándose plenamente con los motivos y el significado de
su lucha. En esa coyuntura, argumentaba Reed:

“En cuanto a los miembros del gabinete (de Carranza), en todas las oca-
siones que hablé con ellos nunca pude descubrir un destello de simpatía o
comprensión hacia los peones. En cambio, algunas veces sorprendí alter-
cados entre ellos acerca de quién iba a ocupar los altos puestos en el nuevo
gobierno de México”.

El desenlace militar, político e ideológico de la Revolución Mexicana


tiene lugar con la derrota de la División del Norte en las definitorias ba-
tallas de Celaya, contra el ejército federal comandado con pericia y capa-
cidad militar por Álvaro Obregón. No obstante, el sentido histórico de su
lucha será retomado (sin representación directa de Villa y Zapata) en el
Congreso Constituyente de Querétaro por el sector radical minoritario del
carrancismo y, en menor medida, del grupo cercano a Obregón.
En su libro Cien preguntas sobre la Revolución Mexicana, Pedro Salme-
rón argumenta:

79
“Celebremos el país que tenemos, el país que somos, con sus balcones
luminosos y sus sótanos oscuros. Sin olvidar que ése fue el país que qui-
sieron los vencedores y que hubo una utopía popular y democrática que
fue derrotada en los campos de batalla. Celebremos también esa utopía,
porque la quisieron y lucharon por ella. Celebremos, en fin, la capacidad
de indignación, es decir, la dignidad del pueblo de México”.

Acerca del saldo histórico de las tres grandes transformaciones de la


historia nacional, en su reciente libro, Felipe Ángeles, el estratega, Adolfo
Gilly12 anota:

“El movimiento del pueblo -y de sus armas si es el caso- dibuja una curva:
ascenso, culminación y descenso. Es arte de los dirigentes saber reco-
nocer sus modos y medir el desplazamiento de esa curva. Pero aun si el
movimiento no alcanza a cumplir sus enunciados, tampoco se regresa al
Antiguo Régimen. La Restauración está vedada, cualquier cosa piensen o
hagan sus partidarios en la oposición o en el exilio. Ése ha sido el curso de
las tres grandes revoluciones mexicanas”.

INTERVALOS TRANSFORMADORES

CÁRDENAS Y SU LEGADO
La raíz popular de la Revolución Mexicana, plasmada no sin contradiccio-
nes en la Constitución de 1917, alcanzó la presidencia de la República con
el general Lázaro Cárdenas en 1934.
Precursor en el siglo XX de un proyecto de país nacionalista y popular,
consumó logros históricos como la expropiación petrolera y la naciona-
lización de los ferrocarriles. Impulsó a fondo el reparto agrario y la con-
solidación ejidal, incluyendo su colectivización y los medios para hacer
productiva la tierra. Promovió la masificación de la educación pública,
12
Argentino de nacimiento y mexicano por naturalización. Profesor emérito de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Articulista de La Jornada y autor de varios ensayos y
libros, entre ellos, La Revolución Interrumpida, lúcida interpretación marxista de la Revolución
Mexicana. Preso político en Lecumberri de 1966 a 19722. Acompañante cercano de Cuauhtémoc
Cárdenas en su periplo por la vida política del país.

80
fundó las normales rurales y el Instituto Politécnico Nacional. En su se-
xenio las grandes centrales oficialistas del campo y la ciudad respaldaron
activamente su proyecto de gobierno. Se distinguió por el diálogo directo,
al pie del árbol, con los campesinos pobres que lo hicieron símbolo y guía.
Gobernó con honestidad e hizo valer el Estado de derecho. En el plano in-
ternacional, brindó asilo a miles de republicanos españoles, exiliados polí-
ticos de la sanguinaria maquinaria represiva del fascista Francisco Franco
y su catolicismo hipóctita y medieval.
Comparto la opinión de que el error histórico de Lázaro Cárdenas fue la
designación de Manuel Ávila Camacho como candidato oficial y futuro
presidente de la República. General poblano de escaso carisma e ideas
conservadoras, abrió el camino a un brusco viraje a la derecha, mismo que,
salvo algunas pinceladas en contrario, se prolongó durante 78 años.
Al respecto, ya en 1947, antes de que naciera Andrés Manuel, pero
transcurrido el gobierno de Manuel Ávila Camacho, don Daniel Cosío
Villegas, lúcido e inteligente intelectual de la vida política nacional,
casi proféticamente, afirmaba:

“...En lugar de que la nueva riqueza se distribuyera parejamente entre los


núcleos más numerosos y más necesitados de ascender en la escala social,
se consintió que cayera en manos de unos cuantos que, por supuesto, no
tenían -ni podían tener- mérito especial alguno. De ahí la sangrienta pa-
radoja de que un gobierno que hacía ondear la bandera reivindicadora de
un pueblo pobre, fuera el que creara, por la prevaricación, por el robo y el
peculado, una nueva burguesía, alta y pequeña, que acabaría por arrastrar
a la Revolución y al país, una vez más, por el precipicio de la desigualdad
social y económica”.

Advertí, al inicio de esta apretada síntesis histórica, un mea culpa por


los énfasis, errores u omisiones del texto. Es el caso de 1940. El dedo pre-
sidencial señaló a Ávila Camacho, no a Francisco José Múgica, acaso el
presidente que tanta falta le hizo a México el siglo pasado para profundizar
la obra revolucionaria del general Cárdenas.

81
Algunos piensan, entre ellos el propio general y también Andrés Manuel, que
no había condiciones propicias para esa designación, debido a los enconos a
que daba lugar la radicalidad de Múgica, pero en reconocimiento obligado de
la historia de la que es continuidad la 4T, debe señalarse que el hombre de
Tingüindin, Michoacán, fue revolucionario en las filas carrancistas (por cierto,
crítico mordaz del Jefe Constitucionalista), partícipe del primer reparto agrario
e impulsor estelar, como delegado de su estado en el Congreso Constituyente,
del contenido popular de la Carta Magna de 1917.
Asimismo, fue gobernador de Michoacán (donde fundó la Liga de Co-
munidades Agrarias, para defender con las armas el derecho a la tierra) y
del entonces territorio de Baja Cañifonia Sur. Fue director del penal de las
Islas Marías, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gabine-
te de Cárdenas, redactor del decreto expropiatorio del petróleo, hombre de
izquierda, congruente, que incluso apoyó la candidatura presidencial del
general Miguel Henríquez Guzmán contra la de Ruiz Cortines en 1952.
Formulada la digresión del error histórico de Lázaro Cárdenas, lo cierto
es que la gestión del único presidente de México en el siglo XX compro-
metido a fondo con los intereses del pueblo, perduró como corriente políti-
ca y de pensamiento, reivindicando no sólo su memoria y su obra, sino su
programa y su ejemplo.
En 1987 esa corriente se desprendió del PRI, bajo el liderazgo de Cuauhté-
moc, su hijo, y de Porfirio Muñoz Ledo, para participar con la candidatura pre-
sidencial del primero en las elecciones de 1988, punto de unidad del grueso de
la izquierda política y social mexicana con el cardenismo histórico y punto de
arranque del protagonismo electoral de ese segmento ideológico, del que surgió
el PRD en mayo de 1989, diez meses después del escandaloso fraude electoral
que impuso en la presidencia a Carlos Salinas.
Excluyendo la época neoliberal de 36 años, entre 1940 y 1982 la historia
es conocida. Dominio abrumador del PRI, constituido en monopolio de po-
der y aplanadora electoral bajo un sistema de partido de Estado. Régimen
autoritario, represivo y censor a lo largo de varios decenios de estabilidad
política impuesta, de incesante giro a la derecha (salvo los brochazos de

82
cierta recuperación histórica de Ruiz Cortines y López Mateos), de indus-
trialización y empoderamiento de una parasitaria burguesía nacional, favo-
recida con exenciones fiscales, creación de infraestructura, precios bajos
en servicios públicos y control vertical de la fuerza de trabajo. Inversión,
crecimiento económico del 5 al 6.5 por ciento del PIB durante cinco dé-
cadas (presuntuoso “milagro mexicano”), junto con algunas concesiones a
las masas, zanahoria y garrote, blindaje óptimo, “dictadura perfecta” como
la llamó el polémico premio Nobel y ahora abanderado neoliberal Mario
Vargas Llosa.

1940-1989: LA IZQUIERDA CONTRA EL RÉGIMEN DEL PRI


Otro intervalo transformador de la vida nacional, de oposición y resisten-
cia al poder constituido, corre de 1940 a 2018. Sin embargo, el 5 de mayo
de 1989 se funda el PRD, abriendo en México -como señalé- el protago-
nismo electoral de la izquierda, negado por diferentes circunstancias a sus
fuerzas políticas y sociales en el medio siglo precedente. Esta es la razón
del corte en el tiempo que me permití formular, en el sentido de que 1989
marca un cambio cualitativo, una nueva etapa en los métodos de lucha y
en la correlación de fuerzas.
El medio siglo precedente se caracterizó por una sostenida lucha social
y política contra el régimen del PRI, sin mediar candidaturas y cargos de
elección popular, a las que no había acceso y tampoco importaban. Época
de sembrar futuro, pero también de aislamiento y satanización (subversivos,
revoltosos, agitadores profesionales, rojillos, amargados, emisarios de Cuba
y la Unión Soviética), de derrotas, represión, cárcel, torturas, ejecuciones y
desapariciones, enfrentadas con la fuerza de convicciones e ideales.
De ese periodo es la lucha por la recuperación del ideal zapatista y los
derechos agrarios, simbolizada ejemplarmente por Rubén Jaramillo, líder
agrarista del estado de Morelos, respetado por el general Cárdenas, ejecu-
tado en 1963, junto con su familia, en el sexenio de Adolfo López Mateos.
Tiempo de la lucha histórica por la democracia sindical, contra el control
corporativo de los trabajadores, piedra angular del desarrollo capitalista
impulsado por el régimen de partido de Estado.
83
Da cuenta de ello, el movimiento ferrocarrilero de 1958-59 (aplastado
por el gobierno de López Mateos). El de los trabajadores de la salud en
1966. El del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República
Mexicana (SUTERM) en 1974-75. Los trabajadores universitarios de la
UNAM en 1977. Los maestros de la SEP en distintos periodos: 1954-55
con el Movimiento Revolucionario del Magisterio de Otón Salazar, y de
1979 en adelante -con intensidad cíclica- con la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE). Huelgas mineras en distintas partes
del país, así como de sindicatos de empresa vinculados al Frente Auténtico
del Trabajo (FAT) y otras organizaciones gremiales independientes en va-
rio estados. Singular relieve tuvieron las huelgas en municipios conurba-
dos del Estado de México, como las icónicas de Spicer y Pascual.
Son emblemáticos de esas luchas dirigentes sindicales incorruptibles como
Demetrio Vallejo y Valentín Campa (ferrocarrileros), Othón Salazar y Misael
Núñez Acosta (maestros) o Rafael Galván (electricista), entre muchos otros.
En el ámbito político, décadas de lucha clandestina del Partido Comunista
Mexicano (PCM), cuyo registro electoral se obtuvo hasta 1979, medio siglo
después de su nacimiento. Más adelante, en 1974, se fundó el Partido Mexicano
de los Trabajadores (PMT) de Heberto Castillo y Demetrio Vallejo, y en 1979
el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), de filiación trotskista,
ambos con registro electoral en 1984. El trabajo ideológico, organizativo, de
debate de las ideas y dignidad opositora, en un marco de intolerancia y repre-
sión, significó un valioso aporte a la democratización de México, incluida la
incipiente pero combativa participación de 18 diputados federales.
Para ser congruente con lo señalado líneas atrás, debo decir que el mejor
momento electoral de los tres partidos citados, fue en la elección intermedia
de 1985, en la que obtuvieron el 12 por ciento de los votos, revelando que el
fuerte de la izquierda, antes de la existencia del PRD, no era la vía electoral.
Periodo de una amplia gama de movimientos y organizaciones de masas,
agrupadas en frentes sociales en torno a las reivindicaciones de sus sec-
tores. Cito: Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), Coordinadora
Nacional del Movimiento Urbano Popular (Conamup), Coordinadora Sin-

84
dical Nacional (Cosina) y CNTE. En 1982 alcanzaron un nivel importante
de unidad, junto con los partidos políticos de izquierda, en la Asamblea
Nacional Obrera Campesina y Popular (ANOCP), protagonista del Paro
Cívico Nacional en octubre de 1983, antecedente fundacional de la lucha
contra el neoliberalismo en México.
La cerrazón gubernamental y la respuesta represiva a toda forma de opo-
sición, como aconteció con el genocidio de Tlatelolco y 30 meses después,
el 10 de junio de 1971, con la matanza del jueves de Corpus, dio lugar a
que actores de diversos sectores sociales (incluidos muchos estudiantes)
optaran por andar el camino de la lucha armada. Cabe aclarar que ya había
antecedentes, como el fallido ataque guerrillero al cuartel militar de Made-
ra, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1963.
Detalle elocuente de la naturaleza del régimen del PRI. El 1º de septiembre de
1969, en su informe presidencial, Gustavo Díaz Ordaz se hizo orgullosamente
responsable de la masacre de Tlatelolco. El aplauso atronador de dos minutos
de duración (el más largo de la historia en el Congreso de la Unión) de la clase
política del PRI, reveló la complicidad del régimen con el genocidio a un movi-
miento que tuvo la osadía de luchar por libertades democráticas.
En un contexto así, aunado a las condiciones de caciquismos regionales
de horca y cuchillo, se desplegó la guerrilla rural de Genaro Vázquez y
Lucio Cabañas en el estado de Guerrero. En el medio urbano surgieron
organizaciones armadas como el Frente Urbano Zapatista (FUZ), el Movi-
miento de Acción Revolucionaria (MAR) y la Liga Comunista 23 de Sep-
tiembre, protagonistas de una sórdida lucha contra el régimen que culminó
con su aplastamiento, debilitadas también por la falta de respaldo social y
de articulación popular a su método de lucha.
Cabe añadir que de la cruenta represión de esa época emanaron, luchan-
do y movilizándose a contracorriente, varias organizaciones defensoras de
los derechos humanos, destacadamente Eureka, bajo la perseverancia e
inspiración de Rosario Ibarra.
En lo particular, como estudiante de la UNAM fui activista del movi-
miento del 68, experiencia que definió mi destino. Mucho aprendimos en

85
esos escasos tres meses de juvenil, masiva y combativa lucha por derechos
democráticos, alcanzando una resonancia nacional e internacional de tal
magnitud y fuerza que desnudó para la posteridad la naturaleza intolerante
y represiva del poder político en México. Movimiento inspirador de las
luchas democráticas de los años posteriores. Auténtico parteaguas de la
vida nacional y semilla de futuro plantada por los estudiantes del IPN,
la UNAM, la Universidad de Chapingo y la Escuela Normal Superior de
Maestros.
Más adelante abundaremos en el tema, pero debe señalarse que va-
rios de los movimientos y organizaciones sociales, políticas y armadas
de ese medio siglo se identificaban con el ideal socialista (en el cual
me incluyo) y todas ellas se asumían como de izquierda, no única-
mente por razones ideológicas, sino también por la naturaleza de sus
reivindicaciones y programas, de oposición frontal al Estado, al PRI
y sus gobiernos, en tanto instrumentos políticos de un desarrollo ca-
pitalista subordinado, así como de la creciente desigualdad social en
México.
Las luchas de este periodo de casi medio siglo son parte imborrable de la me-
moria del movimiento de transformación en curso, y no albergo dudas de que
constituyeron el antecedente histórico que hizo posible el triunfo electoral de
2018, con su proyecto de regeneración nacional por la vía pacífica y el arribo a
la presidencia de la República de un dirigente de izquierda comprometido con
el cambio verdadero.
Valga decir, como epitafio de las tres grandes transformaciones de la
historia nacional (cuyos desenlaces fueron surcados por la reacción con-
servadora, pero que dejaron huella y ejemplo indelebles en la memoria
colectiva), junto con el legado cardenista y las luchas de medio siglo con-
tra el régimen del PRI, que el movimiento de la 4T es continuidad de las
mejores tradiciones culturales y de lucha del pueblo mexicano.
Por razones históricas y morales, políticas e ideológicas, esa memoria es irre-
nunciable, pues encarna valores de identidad, dignidad, inspiración y congruen-
cia, también es sueño recurrente de su ejemplo.

86
Es imperativo que los miembros de morena, sus dirigentes y servidores
públicos, así como los simpatizantes del movimiento, estén informados y
tomen conciencia del carácter definitorio de la historia como parte insepa-
rable de la identidad de la 4T.
Decía anteriormente que con el surgimiento del PRD en 1989 se abre una
nueva etapa en la lucha por la transformación democrática de México, lo
que no significa que otras formas de lucha y resistencia hayan decaído en
la era neoliberal. Por el contrario, la agudización de las contradicciones se
hizo más patente.
Una prueba contundente de ello fue la insurrección indígena del EZLN
en Chiapas, singular bienvenida al año nuevo de 1994. Siglos de opresión
y explotación, de marginación y olvido de la población indígena, estalló
en forma de rebelión armada en la región de Las Cañadas de ese estado
sureño, poniendo en jaque al Estado y su prédica de estabilidad, así como
al presidente impuesto, Carlos Salinas, promotor estelar del modelo eco-
nómico que fue considerado por el EZLN como la causa principal de su
lucha.
En esta hazaña colectiva de coraje, decisión y sacrificio tuvo un papel
destacado la labor pastoral de concientización, inspirada en la Teología de
la Liberación y llevada a cabo durante muchos años por el equipo de cate-
quistas de don Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal las Casas, sin la cual
-creo yo- no se hubiera dado ese tránsito colectivo de la oscuridad a la luz.
La profundidad de la reivindicación indígena y su grado de conciencia
ha perdurado durante ya casi 25 años, a través de gobiernos autónomos
basados en la autodeterminación política, cultural y social. Al margen de
las críticas a dicho proceso o, más exactamente, a lo que algunos juzgamos
como una postura sectaria ante otras formas de organización y de lucha,
haber sacado a la superficie (con una vasta e influyente resonancia nacio-
nal e internacional) la voz, la mirada y los derechos conculcados de los
dueños originarios de estas tierras, le da a ese movimiento una trascenden-
cia histórica que también debe formar parte de la memoria libertaria de la
que es continuidad la 4T.

87
LA UTOPÍA: RECREACIÓN CULTURAL Y DEPURACIÓN DEL PAÍS

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella


se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más
allá. ¿Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso, sir-
ve para caminar”.

Eduardo Galeano13

Bien se dice que la principal fuente de inspiración y resistencia de la nación


ha sido la cultura de su pueblo; mezcla del pasado y el presente indígenas
con el mestizaje incubado desde la Colonia. Siglos de esplendor sintetiza-
dos en una notable sensibilidad artística, formas productivas y religiosas
de honda raíz comunitaria, costumbres familiares solidarias, singular ex-
quisitez culinaria, bella indumentaria y festividades alucinantes. Creativa
resistencia de los pueblos indígenas, cimentada en una larga historia de
lucha por el respeto a su vasta diversidad cultural. Nacionalismo a prueba
de invasiones, fraternidad solidaria en las buenas y en las malas, y muchas
cosas más bajo el melancólico cielo mexicano.
En su magnífica autobiografía, Confieso que he vivido, el gran poeta chileno y
premio Nobel de literatura, Pablo Neruda, “confiesa” sobre México y su cultura:

“No resto nada a México, el país amado, poniéndolo en lo más lejano a


nuestro país oceánico y cereal, sino que elevo sus diferencias para que
nuestra América ostente todas sus capas, sus alturas y sus profundidades.
Y no hay en América, ni tal vez en el planeta, país de mayor profundidad
humana que México y sus hombres. A través de sus aciertos luminosos,
como a través de sus errores gigantescos, se ve la misma cadena de gran-
diosa generosidad, de vitalidad profunda, de inagotable historia, de germi-
nación inacabable”.

Este legado cultural se sostiene y resiste a pesar de la ancestral pobreza:


del racismo opresor y la cruel explotación; de la abrumadora desigualdad
13
Escritor uruguayo, hombre de su tiempo; enamorado de la causa libertaria de nuestra América
y contador fabuloso de su dolor histórico. Autor de Las venas abiertas de América Latina, libro de
época, orfebre de conciencias para siempre.

88
social y los gobiernos corruptos; de la imposición ideológica del capital y
su patología individualista, extranjerizante, de culto al dinero, ajena a una
identidad forjada al calor del hierro, la dignidad y el sufrimiento.
Elegí referirme a la utopía de la 4T resaltando la fortaleza cultural de
nuestro pueblo, ahora esperanzada por la apertura de cauces a la justicia,
la libertad y la democracia, sueño y combate históricos de los hombres y
mujeres que en sus vidas, antes y ahora, han hecho suya la utopía de una
patria digna y solidaria.

EL PROGRAMA: POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS POBRES


Debo aclarar, antes de entrar en materia, que a continuación se describen los
fundamentos y lineamientos de política pública del gobierno federal, así como
los logros y avances del programa de transformación nacional, lo que no impli-
ca el abandono de una postura crítica, la cual expongo a su consideración en el
capítulo siguiente.

SIGNIFICADO, CONTEXTO Y REALIZACIONES


Para la campaña electoral de 2018, el Congreso Nacional Extraordinario
de morena, efectuado en la Ciudad de México el 20 de noviembre de
2017, aprobó el documento 50 Lineamientos para la Transformación de
México, leído en esa ocasión por Andrés Manuel. Ya como titular del Eje-
cutivo Federal, presentó la iniciativa, aprobada en la Cámara de Diputa-
dos, del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024, el cual contiene
los fundamentos y contenido programático de la 4T.
El documento concitó reacciones adversas del pensamiento conservador,
señalando que se trataba de un texto ideologizado y carente del rigor ne-
cesario en un plan de esa naturaleza. En realidad, es un plan de desarrollo
heterodoxo, de nuevo cuño (por cierto, su Presentación es tan contunden-
te como espléndida), que establece con precisión los sustentos históricos,
ideológicos y políticos con los que habrá de llevarse adelante el progra-
ma de gobierno, clarificando en cada punto programático a qué realidades
adversas se enfrenta y cómo plantea superarlas, con la mira puesta en la
transformación de México. Pues bien, en el PND se postula:

89
“Así como Benito Juárez consumó la separación entre la Iglesia y el Es-
tado, la Cuarta Transformación se ha propuesto separar el poder político
del poder económico. El Estado recuperará su fortaleza como garante de
la soberanía, la estabilidad y el estado de derecho, como árbitro de los
conflictos, como generador de políticas públicas coherentes y como arti-
culador de los propósitos nacionales”.

En mi opinión, aquí está la llave maestra de la 4T. Sin este fundamento


flotaría en el vacío. En contraparte, el neoliberalismo no se terminará por
decreto, pero una clave de ese proyecto -reitero- es la subordinación del
Estado a la oligarquía, las empresas trasnacionales y los organismos finan-
cieros internacionales. Fracturado este fundamento, toca a su puerta un
desafío que no formaba parte de su agenda.
Con el anclaje de separar el poder político del económico y una propues-
ta programática basada en el combate a la corrupción y la impunidad, los
derechos humanos, la austeridad republicana y la honestidad en el ejerci-
cio de gobierno, la recuperación de las áreas económicas estratégicas y la
democracia participativa, en un marco de ajustes al marco legal, reorienta-
ción presupuestal y redistribución de la riqueza, se reúnen las condiciones
para regenerar la vida pública y mejorar la vida de millones de mexicanos.
El desafío es candente, porque los poderosos intereses ligados al neoli-
beralismo repudian el proyecto de la 4T y levantan vuelo en un proceso de
tintes conspirativos, aunque de ostensible falta de respaldo social.
Por ahora, el papel central lo libran los grandes medios de comunicación.
Noticiarios, comentaristas, líneas editoriales y articulistas, más la abun-
dancia de noticias falsas en redes sociales, constituyen una espesa red ar-
ticulada de calumnias y difamación contra López Obrador y las políticas
públicas del gobierno federal, a la que se han sumado las cúpulas empresa-
riales, junto con otros grupos y organismos de distinta índole.
Más aún, en la disputa por la calle, la derecha utilizó oportunistamente la
legítima protesta de las mujeres contra la violencia de género y los femi-
nicidios para sacar raja. Al igual que lo viene haciendo con la epidemia de
coronaviru o con cualquier pretexto, por burdo que sea, bajo la temeraria
90
convicción de la “superioridad moral y estética” de la que alardeó una de
sus protagonistas.
Incluso, como nunca sucedió con los gobiernos del PRI y el PAN, un sec-
tor del ejército, en voz del general Carlos Gaytán Ochoa, ex subsecretario
de la Defensa Nacional en el sexenio de Calderón, expresó en un desayuno
con la alta oficialidad el 22 de octubre del año anterior (con la presencia
del secretario de la Defensa), su desacuerdo con la forma como se conduce
al país, al señalar:

“En México la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología


dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de
izquierda que acumularon durante años gran resentimiento... Cada uno de
los aquí presentes fuimos formados con valores axiológicos sólidos que
chocan con la forma con que hoy se conduce al país... Nos preocupa el
México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos
como soldados”.

Frente a la andanada, un antídoto eficaz (aparte del ya señalado de cons-


truir poder social organizado), es sostener el cumplimiento programático
de la 4T. Al respecto, sin caer en la apología facilona, son destacables y
hasta sorprendentes los avances democráticos alcanzados en apenas dos
años de gobierno.
Por ejemplo, en el caso de los 50 Lineamientos, casi la totalidad se ha
cumplido o está en vías de cumplirse, salvo el caso del tren de alta veloci-
dad de la Ciudad de México a la frontera con Estados Unidos, el cual no
está planteado en el programa de creación de infraestructura.
Queda claro que de mantenerse y profundizarse este proceso, se sentarán
bases sólidas para la transformación democrática del país, constituyen-
do un firme parapeto al retorno de las concepciones y prácticas del viejo
régimen.

FUNDAMENTOS
» Recuperación democrática del Estado.
» Erradicación de la corrupción y la impunidad.
91
» Austeridad Republicana y honestidad en el ejercicio de gobierno.
» Auténtico Estado de Derecho.
» Gobierno democrático y libertades plenas.
» Democracia Participativa.
» Respeto mutuo y cooperación para el desarrollo (T-MEC).
» Recuperación de los principios de política exterior.
» Equilibrios macroeconómicos.

Resulta complejo encontrar las perlas de precisión, pero hago el intento:

Recuperación democrática del Estado. En la era neoliberal prosperó y se


consolidó la subordinación del Estado al gran capital. Ante ello, se postula
la recuperación del Estado como poder rector de la vida pública, abriéndole
un importante campo de acción en varios frentes, entre ellos el de cumplir
con su responsabilidad social, hecha añicos por los gobiernos anteriores.

Erradicación de la corrupción y la impunidad. El presidente de la República


ha sido reiterativo en que la corrupción es lo que más ha dañado la vida pública
de México. En consecuencia, el combate a ese cáncer es la prioridad de su go-
bierno, barriendo la escalera -como él dice- de arriba hacia abajo. Los avances
en la materia son elocuentes, pero la corrupción apela a su infinitud.

Austeridad Republicana y honestidad en el ejercicio de gobierno. Los


sueldos exorbitantes en distintas dependencias e instituciones del Estado.
La utilización del servicio público para hacer negocios privados. Los de-
rroches y privilegios de los funcionarios de alto nivel, entre otros aspectos,
se enfrentan ahora con el fundamento republicano de la austeridad, prin-
cipio y convicción que ha guiado la conducta pública de López Obrador.
Obviamente, este valioso fundamento debe complementarse con el ejerci-
cio honesto del cargo público, llamado incesante que enfrenta tradiciones
y vicios que no será fácil remontar.
Esta batalla alcanza a la pesada estructura burocrática del gobierno: direccio-
nes adjuntas, secretarías y depndencias en exceso, fideicomisos y otras áreas
onerosas e innecesarias, la cual ha tenido importantes enmiendas y recortes.

92
Destaco el asunto de los fideicomisos, tapadera de privilegios y corrupción para
manejar discrecionalmente recursos públicos (40 por ciento canalizados al sec-
tor privado), o bien a programas extravagantes e incluso ficticios. La derecha
ha respondido con histéricos desplantes, pero López Obrador ha sido claro en
el sentido de que no se afectarán programas indispensables para el país, ni a las
personas que, por su actividad, merezcan los apoyos.

Auténtico Estado de derecho. Es del dominio público el “Estado de chue-


co” y la deplorable situación de la administración de la justicia en nuestro
país. Corrompida hasta el tuétano, es ciega ante el poder del dinero e incle-
mente con los más humildes. Lastre centenario, bajo el neoliberalismo al-
canzó niveles extremos de descomposición. La reforma del poder judicial
y su moralización constituyen divisas fundamentales del actual gobierno
de la República, pero descansan -ni modo- en la autonomía de la Fiscalía
General de la República (FGR) y del poder judicial.

Gobierno democrático y libertades plenas. Frente a la democracia simulada y


el fraude electoral; el control casi absoluto de los medios de comunicación; la
violación de los derechos humanos por parte del Estado y la represión o silen-
ciamiento de toda forma de oposición, el desarrollo democrático de la sociedad
mexicana es la piedra de toque del proyecto de la 4T. En su sentido riguroso,
expresa el significado profundo de la democracia como poder del pueblo, por
el pueblo y para el pueblo. En el caso de las políticas públicas del gobierno
federal, se trata de un compromiso que se cumple cabalmente. Realidad inédita
en la historia de México desde hace siglo y medio.

Democracia Participativa. Frente a las limitaciones obvias de la demo-


cracia representativa, la tradicional simulación y discurso retórico sobre la
participación ciudadana y las imposiciones del poder en todos los ámbitos
de la vida pública, el proyecto de la 4T contempla, como una de sus prio-
ridades, el desarrollo de la democracia participativa, cuyo sentido esencial
es transferir capacidad de propuesta y decisión a la sociedad en diversos
aspectos y niveles de interés general, como es el caso de la Consulta Popu-
lar aprobada para enjuiciar, en su caso, a los ex presidentes de la República.
93
Más adelante se reflexiona con más detalle este tema, ya que está vincu-
lado a la forma de articulación entre el gobierno y la sociedad.

Respeto mutuo y coordinación para el desarrollo. México fue un ejemplo


internacional por la independencia de su política exterior, hecha girones
durante la época neoliberal, convertida en prenda de subordinación, seña-
ladamente al gobierno de Estados Unidos y a los organismos financieros
internacionales. La recuperación y puesta en práctica de los principios de
la doctrina Estrada (1930): no intervención, derecho de autodeterminación
de los pueblos y solución pacífica de las controversias, apunta a devolverle
a nuestro país el respeto que se ganó a pulso durante décadas.
Tales principios se complementan con la formulación de respeto mutuo
y coordinación para el desarrollo, guía importante para la relación con
Estados Unidos. En este contexto se aprobó el TMEC, esperamos que no
arrastre los efectos perniciosos que tuvo el TLCAN para nuestro país, se-
ñaladamente en el sector agrario.

Equilibrios macroeconómicos. De una economía servicial con los intereses


privados y ajena a los intereses del pueblo, se ha planteado una política
económica equilibrada que contempla no aumentar impuestos, eliminar los
rescates de grandes empresas con recursos del erario, detener el crecimiento
de la deuda pública, controlar la inflación, cuidar las reservas de divisas,
mantener equilibrada la balanza comercial y de pagos, entre otros aspectos.
Para ello se ha cumplido con el respeto a la autonomía del Banco de México,
cuyo director actual -por cierto- formó parte de la oleada neoliberal.

SIMBOLISMO Y JUSTICIA
Desaparición del Estado Mayor Presidencial. Cuerpo de élite del ejército,
integrado por 8 mil soldados y oficiales al servicio del presidente en turno.
Autor material de la matanza de Tlatelolco en 1968. Sus integrantes pasa-
ron a formar parte del ejército sin régimen especial alguno.

Reconversión de la residencia presidencial de Los Pinos. Ostentosa man-


sión presidencial durante 83 años, ampliada y modernizada por sus habi-

94
tantes de la era neoliberal, convertida ahora en casa de cultura con acceso
libre para visitarla o asistir a los eventos que en ella se realizan.

Desaparición del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CI-


SEN). Órgano del Estado de triste memoria, cuya supuesta inteligencia
se destinó al espionaje político de dirigentes y organizaciones opositoras,
inspirado en el siniestro pasado de desapariciones, torturas y ejecuciones
de la época de la Dirección Federal de Seguridad y de la “Guerra Sucia”.

Abolición de las pensiones a los expresidentes. En la lista, Luis Eche-


verría, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y
Enrique Peña Nieto. Entramado de más de dos millones y medio de pesos
anuales para cada uno, más prestaciones diversas, como las de derechos
de seguridad, personal administrativo, seguro de vida y gastos médicos
mayores.

Rifa del avión presidencial. Símbolo del gusto fatuo, la ostentación y el


derroche presidenciales. Comprado por Calderón y transferido como regalo
para Peña Nieto, buscará su hangar en otras latitudes. Tuvo un costo de 1 800
millones de dólares y se rifó, por vía indirecta, el 15 de septiembre pasado.

Suspensión de la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco. Ya re-


ferida anteriormente como el negocio estelar del gobierno de Peña Nieto
y suculento platillo económico para la élte económica, su cancelación al
inicio del sexenio (ya anunciada desde la campaña), expuso la voluntad
presidencial de poner por delante el interés nacional y de confrontar el
apremio oligárquico de hacer negocios sin recato alguno.

Combate al huachicol. Una de las primeras acciones del gobierno federal


contra la corrupción, fue evitar el robo de combustibles, jugoso negocio
de autoridades de distintos niveles y el crimen organizado. Alcanzó una
cantidad de 80 mil barriles diarios de petróleo, equivalente a más de 36 mil
en combustibles. Al mes de mayo de 2019 ya se había reducido en un 95
por ciento, representando no sólo un hecho de moralización pública, sino
el ahorro de 72 mil millones de pesos.
95
En este proceso se dió la tragedia en la comunidad de Tlahuelilpan,
Hidalgo, al estallar un ducto clandestino, perdiendo la vida más de 100
pobladores, víctimas de su pobreza.

Las mañaneras. De lunes a viernes, a partir de las 7 am., Andrés Manuel


preside una conferencia de prensa, instrumento y espacio democrático para
comunicarse e informar sobre los temas principales de la vida nacional.
Frente al oscurantismo histórico de la Presidencia de la República, tiene un
valor singular que el presidente se exponga cotidianamente ante la opinión
pública, signo elocuente de una cultura política de nuevo cuño.

ÁMBITO LEGISLATIVO
En ambas cámaras federales se ha realizado una amplia labor de las
fracciones parlamentarias de morena (con sus diferendos), materiali-
zada en varios cambios constitucionales, aprobación y modificación
de leyes, así como la expedición de algunos decretos.

CAMBIOS CONSTITUCIONALES:
» Revocación de mandato al Ejecutivo Federal (art. 36 y 41).
» Acotamiento del fuero presidencial (art. 108 y 111).
» Consulta popular (art. 35, 36, 41, 81, 84, 99, 116 y 122).
» Fraude electoral y corrupción, delitos graves (art. 19).
» Creación de la Guardia Nacional (art. 10, 16, 21, 31, 35, 36, 73,
76 78 y 89).
» Reforma Educativa (art. 3, 71, y 73).
» Prohibición de la partida secreta del presupuesto (art. 74).
» Derechos sociales universales (art.4).
» Derecho a la salud preventiva (art. 4 y 123).
» Abolición de la condonación de impuestos (art. 28).
» Paridad entre géneros (art. 2, 4, 35, 41, 52, 53, 56, 94 y 115).
» Extinción de dominio (art. 22 y 73).
» Prisión preventiva oficiosa (art. 19).
» Reconocimiento a pueblos afromexicanos (art. 2)
» Remuneración de servidores públicos (art. 116 y 127).
96
APROBACIÓN DE LEYES:
» Ley Federal de Remuneraciones de Servidores Públicos.
» Ley General de Educación.
» Ley de Amnistía.
» Ley de la Guardia Nacional.
» Ley Orgánica de la Administración Pública del Gobierno Federal.
» Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República.
» Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza.
» Ley Nacional de Registro de Detenciones.
» Ley Nacional de Extinción de Dominio.
» Ley Federal de Austeridad Republicana.
» Ley General de Salud Pública (INSABI).
» Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
» En la actualidad se discuten en el Congreso de la Unión las inicia-
tivas de eliminación del outsourcing y la relativa a la regulación
del cannabis. Cabe añadir que recientemente se aprobó, mediante
decreto del Ejecutivo, la canalización y manejo de los recursos de
109 fideicomisos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP).

INSTITUCIONES DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN:


» De Secretaría de Desarrollo Social a Secretaría del Bienestar.
» De Seguro Popular a Instituto Nacional de Salud para el Bienestar.
» De Servicio de Administración y Enajenación de bienes a Instituto
para Devolverle al Pueblo lo Robado.
» De Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros a Banco
del Bienestar.
» De CISEN a Centro Nacional de Inteligencia.
» De Procuraduría General de la República a Fiscalía General de la
República (como órgano autónomo).
» Se crea la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
» Se crea el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.
» Se crea una empresa estatal para la distribución de medicamentos.
97
PROGRAMAS DE DERECHOS SOCIALES
Beca universal para adultos mayores. Cobertura de 8.5 millones de per-
sonas mayores de 68 años de edad (65 en el caso del sector indígena),
mediante un aporte bimestral directo de 2 620 pesos. Equivale al doble de
la beca precedente en todo el país, salvo en la Ciudad de México, que se
mantiene igual. El programa contempla un presupuesto de 126 mil 650 mi-
llones de pesos en 2020 y se incrementará anualmente, al igual que otros
programas, de acuerdo con el índice inflacionario.

Beca para niños y jóvenes con discapacidad permanente. Da cobertura


hasta los 29 años de edad y en zonas indígenas hasta los 64. El monto del
apoyo es de 2 250 pesos bimestrales. Su cobertura rebasa un millón de be-
neficiarios en situación de pobreza. El presupuesto asignado para este año
es de 14 mil 200 millones de pesos.

Becas para estudiantes de educación básica y media superior. Dirigido


a niños, niñas y jóvenes menores de 18 años que viven en situación de
pobreza extrema y estudian en escuelas públicas. El apoyo es de 800 pesos
mensuales y cubre cinco bimestres renovables al año siguiente. En 2020
tiene un presupuesto de 30 mil 500 millones de pesos, con una cobertura
cercana a los 4 millones de estudiantes.

Becas para estudiantes de nivel superior. Dirigido a jóvenes menores de


29 años en situación de pobreza, con prioridad en zonas indígenas y de
afrodescendientes. Cubre el ciclo escolar de cinco bimestres con un apoyo
económico de 4 800 pesos bimestrales. En una primera etapa se aplica en
escuelas normales, universidades interculturales, agrarias, asi como en el
programa Benito Juárez. Su presupuesto es de 29 mil millones de pesos y
una cobertura aproximada de un millón de jóvenes.

Atención médica y medicamentos gratuitos para toda la población ca-


rente de seguridad social. Abarca a casi la mitad de los mexicanos, en un
programa de gran envergadura. Su presupuesto en 2020 asciende a 129 mil
600 millones de pesos.

98
Los cinco programas sociales descritos se elevaron a rango constitucional
(con la obligatoriedad de asignación presupuestal para el poder público
federal), después de su aprobación mayoritaria en el Congreso de la Unión
(sólo con el voto en contra del PAN en la Cámara de Diputados) y en 18
congresos locales. En conjunto representan una erogación de 329 mil 950
millones de pesos. Sólo los cuatro primeros tienen una cobertura de 14.5
millones de niños, jóvenes y adultos mayores.

Adicionalmente, la política social del gobierno federal incluye otros pro-


gramas, con 1.3 millones de beneficiarios, sumando en conjunto cerca de
22 millones de familias de escasos recursos, mismas que reciben cuando
menos el beneficio de un programa, abarcando aproximadamente al 70
por ciento de la población. Acerca del rubro señalado al inicio del párrafo,
incluye:

Jóvenes Construyendo el Futuro. Cimentado en la idea de capacitación


para el empleo de la población de entre 18 y 29 años de edad que no tra-
baja ni estudia. De duración anual y aplicación preferente en las entidades
federativas de mayor rezago social. Consiste en una beca mensual de $3
600 pesos como aprendices: en el sector privado 70 por ciento, público 20
y social 10. Su cobertura en 2019 alcanzó 900 mil becarios y en 2020 sus
beneficios se destinan a otros700 mil jóvenes. El presupuesto asignado es
de 25 mil 614 millones pesos.

Sembrando Vida. Se aplica en 19 entidades federativas, dirigido a “suje-


tos agrarios” de localidades rurales con ingreso inferior a la línea de bien-
estar rural, propietarios de cuando menos 2.5 hectáreas disponibles para
proyectos agroforestales. El apoyo económico es de 5 mil pesos mensuales
a 400 mil productores, con un presupuesto de 25 mil 130 millones de pesos
en 2020, incluyendo apoyos en especie y acompañamiento técnico.

Además de los programas sociales descritos, caracterizados por becas y


apoyos económicos directos a los beneficiarios, el gobierno federal desa-
rrolla otros programas de respaldo a grupos sociales y comunidades mar-

99
ginadas, mediante créditos a la palabra, así como de creación o reconstruc-
ción de infraestructura. Estos son:

Tandas para el Bienestar. Destinado a un millón de pequeños negocios,


mediante un crédito a la palabra de 6 mil pesos, el cual podrá elevarse hasta
20 mil en tres años consecutivos, previo pago de los créditos precedentes.

Créditos a pequeñas y medianas empresas (Pymes). A raíz de la epidemia


de coronavirus, el gobierno federal incluyó este programa de respaldo a
los sectores económicos que más empleos generan en el país. Se otorgarán
dos millones de créditos a la palabra (por mitad a la economía formal e
informal) de 25 mil pesos cada uno, a pagar en tres años con intereses de
6.5 por ciento anual y tres meses de gracia. El monto a emplearse asciende
a 50 mil millones de pesos.

Programa Nacional de Reconstrucción. Se aplica en los 12 estados de


la República afectados por los sismos se septiembre de 2017 y febrero
de 2018, priorizando las zonas de mayor marginación y con población
mayoritariamente indígena. El presupuesto es de 8 mil millones de pesos
y se ejerce con mano de obra de las comunidades y una visión integral en
materia de reconstrucción.

Desarrollo urbano y vivienda. Aplicable en el mejoramiento de colonias


populares de 14 municipios, incluyendo ciudades de la frontera Norte y
cuatro centros turísticos.

Caminos de mano de obra a cabeceras municipales. Se construyen cami-


nos de concreto hidráulico con el propósito de generar empleos temporales
y resolver el añejo problema de acceso y comunicación en comunidades
y municipios indígenas. Se aplica principalmente en el estado de Oaxaca.

Cabe añadir que todos los apoyos económicos se entregan directamente


a los beneficiarios, rompiendo las tradicionales cadenas corruptas de inter-
mediación. Los recursos se canalizan a tarjetas bancarias de los beneficia-
rios y en efectivo donde no existe ese servicio. Para ello, se avanza en la

100
instalación de una red de sucursales del Banco del Bienestar, preferente-
mente en el medio rural.
Contra el pensamiento conservador, pregonero de una visión estúpida so-
bre el populismo, convertido por su racismo e ignorancia en una especie de
antesala del comunismo, los programas sociales de becas y apoyos direc-
tos, créditos y creación de empleos, representan una política redistributiva
de los ingresos nacionales y un acto de justicia, moralidad pública y rei-
vindicación de derechos en beneficio de la gente más necesitada. Proceso
civilizatorio sintetizado en el fundamento: Por el bien de todos, primero
los pobres,

OBRAS PRINCIPALES E INFRAESTRUCTURA


Aeropuerto de Santa Lucía. Sustituye al gran negocio sexenal de Peña
Nieto. Tendrá un costo de 94 mil 28 millones de pesos e implica un ahorro
de al menos 200 mil millones con respecto al proyecto de Texcoco. Abrirá
sus pistas en 2022 y lleva el nombre de Felipe Ángeles, en memoria del
general nacido en Zacualtipan, Hidalgo.
Adicionalmente, se adapta el aeropuerto de Toluca y el actual Benito
Juárez de la Ciudad de México, como parte del programa integral para
resolver el problema del congestionamiento aéreo y de servicios aeropor-
tuarios en la capital de México.

Refinería Dos Bocas. En la perspectiva de reforzar la industria petrolera na-


cional, eliminando gradualmente la sangría que representa el negocio privado
de la importación de combustibles, se lleva adelante la construcción de dicha
refinería, la cual incrementará la producción de gasolinas y diesel en 77 y 85
por ciento respectivamente, entre otros derivados del petróleo. La inversión cal-
culada es de 41 300 millones de pesos y entrará en funciones en 2022.
Paralelamente, se rehabilitan las seis refinerías existentes para elevar su
deteriorada capacidad de producción de combustibles. En 2020 se inverti-
rán 12 mil millones de pesos para tal efecto.

Tren Maya. Proyecto de infraestructura en el sureste mexicano. Esta po-


lémica obra tendrá un costo superior a los 130 mil millones de pesos, re-
101
correrá 1 800 kilómetros de cinco estados de la República, generando em-
pleos y brindando servicios de carga, pasajeros y turismo en una zona de
grandes riquezas culturales e históricas y de admirable belleza natural. Se
construirá en cinco etapas y entrará en operación, de manera progresiva, a
partir de 2022.

Corredor Multimodal Interoceánico. Programa para el desarrollo del Ist-


mo de Tehuantepec, conectará los puertos de Coatzacoalcos, Veracruz, y
Salinas Cruz, Oaxaca, sirviendo para el traslado en gran escala de pro-
ductos y contenedores, con todos los servicios complementarios de orden
financiero, almacenaje, red aeroportuaria, energía, agua, etc. Esta obra ab-
sorberá un presupuesto de 3 mil 487 millones de pesos.
Se plantea que la infraestructura regional que traerá consigo este progra-
ma respetará la enorme riqueza cultural y de vida comunitaria de la región
zapoteca por la que cruzará, asunto más que dudoso en mi opinión.

FRENTE DE SALUD PÚBLICA


Creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI). Me-
diante Iniciativa de Ley del Ejecutivo Federal, aprobada en la Cámara de
Diputados, esta institución es la responsable -como ya se anotó- de garan-
tizar la universalidad de la atención médica a la población que carece de
seguridad social, extensiva a la hospitalización, los medicamentos, mate-
riales de curación y exámenes clínicos.
Cabe reiterar que sólo en 2020 se aprobó una partida de 129 mil 600 mi-
llones de pesos, y se fomenta la participación social, competencia técnica,
calidad médica, pertinencias culturales, así como trato digno y humano.
El INSABI sustituye al llamado Seguro Popular, instrumento de gobier-
nos anteriores para atender la salud pública, con una clara orientación pri-
vatizadora de todos sus servicios, con el agravante de individualizar un
derecho social con lógica mercantil, opuesta al principio de subsidiaridad
del IMSS y del ISSSTE.
En el mismo frente, se creó una empresa estatal de distribución de medi-
camentos, la cual deberá garantizar el manejo eficiente y honrado de tan

102
sensible responsabilidad, cerrando el paso a la fuente de corruptos nego-
cios privados al amparo del poder público, como quedó de manifiesto en
la gran cantidad de obras inconclusas y en el manejo monopólico y con
sobreprecios del abasto de medicamentos por tres grandes distribuidoras,
ahora metidas de lleno a la labor conspirativa y la especulación con los
medicamentos, con la mira puesta en desprestigiar al gobierno federal.
En es,ta materia, debe destacarse también la aprobación en el Congreso
de la Unión del etiquetado preventivo de los alimentos chatarra, a pesar
de la oposición de las grandes empresas productoras, indiferentes ante el
irreversible daño a la salud que provocan sus suculentos productos, en
un país con pésimos hábitos alimenticios y altísimos niveles de diabetes
y obesidad (particularmente grave esta última en la población infantil),
causantes del agravamiento de la salud, como lo evidenció la pandemia de
coronavirus.

FRENTE EDUCATIVO
El gobierno de la 4T parte del principio de que la educación escolar es un
derecho, no un privilegio. Por lo tanto, nadie debe ser privado de él por su
extracción social, capacidad económica u otra forma de discriminación.
Por ello, se combate la deserción (entre otras formas, mediante las becas),
al tiempo que se busca asegurar que cualquier joven que desee estudiar en
los niveles superiores tenga un espacio sin temor a ser rechazado con el
pretexto de que no aprobó el examen de admisión.
El episodio de la perfumada reforma educativa de Peña y Nuño, concluyó
en su derogación. Contraria a la letra constitucional y lesiva de los intere-
ses laborales del magisterio nacional, fue borrada del mapa. Actualmente
se elaboran las leyes secundarias. Esperamos que se lleve a cabo con vo-
cación democrática, mediante la incorporación activa de maestros, investi-
gadores y especialistas, calificados para borrar los números y las letras del
neoliberalismo en la educación pública.

Programa universitario Benito Juárez Comprende la creación de 100


centros educativos con enseñanza gratuita, ubicados en zonas populares

103
del campo y la ciudad. A mediados de 2019 operaban ya 83 en 31 entida-
des, con 36 carreras y poco más de 7 mil 500 alumnos. Especializadas en
áreas del conocimiento vinculadas a las necesidades regionales y princi-
palmente municipales en donde están insertas, este programa forma parte
de un replanteamiento cualitativo de la universidad pública que merece
analizarse con detenimiento. Cuenta con un presupuesto de mil millones
de pesos en 2020.

Programa La Escuela es Nuestra. Destinado al mantenimiento de la


infraestructura escolar, mediante recursos entregados directamente a las
sociedades de padres de familia, las que de manera autogestiva deciden
la utilización de los mismos. Este año cuenta con un presupuesto de 25
mil millones de pesos a aplicarse preferentemente en escuelas de zonas
marginales, con un escalamiento en el monto de los apoyos económicos,
dependiendo del número de alumnos por plantel.

FRENTE SALARIAL
Incremento a los salarios mínimos. Ya destacado en el capítulo anterior, es
política del gobierno federal recuperar, gradual pero consistentemente, el
poder adquisitivo del salario, deteriorado a paso acelerado por los sucesi-
vos gobiernos neoliberales, por propia convicción y por su incondicionali-
dad a las recetas de los organismos financieros internacionales.

Atención a la economía informal. Considerando que más de 15 millones


de familias viven de la informalidad laboral, el gobierno de la 4T le presta
atención a semejante reto económico y social. Actualmente se atiende en
forma indirecta mediante los diversos programas sociales, y directamente
a través de los créditos recientemente aprobados a las pequeñas y median-
das empresas (Pymes); un millón de ellos para el sector informal de la
economía.
Supongo que en las áreas competentes del gobierno federal se analiza la
manera de llevar gradualmente al plano formal a la economía informal,
incluyendo seguridad social y protección legal, para no andar a salto de
mata, sorteando a los afamados inspectores de vía pública. Es pertinente,
104
también, explorar algún tipo de regulación que amplíe la base gravable y
la recaudación fiscal.

FRENTE DE ENERGÍA
Una maniobra muy socorrida por la tecnocracia neoliberal para privatizar
todo lo público y social, consistió en dejarlos al garete, con precarios presu-
puestos, apoyos crediticios e insumos básicos para realizar su actividad. La
falacia detrás de ello, es que son ineficientes y representan un lastre para el
desarrollo del país.
Esta concepción alcanzó, desde luego, a las empresas públicas del sector
energético. Fruto de la expropiación de 1938 y la nacionalización de 1965,
Pemex y la CFE padecieron el latrocinio neoliberal. Responsables de áreas
económicas estratégicas, ambas empresas fueron objeto de una inclemente
espiral privatizadora, desnaturalizando y quebrando su razón de ser como
palancas del desarrollo nacional. Sólo Pemex fue la ubre del gobierno fe-
deral durante décadas, al transferir el 70 por ciento de sus ingresos al fisco,
obligándola a recurrir a un incesate endeudamiento. En cuanto a la CFE,
vivimos el absurdo de que el 50 por ciento de la generación eléctrica se
convirtió en negocio privado, quedando en manos de empresas amigas,
entre ellas la española Iberdrola, dama de compañia de Felipe Calderón.

Rescate de la CFE y de Pemex. En el programa de la 4T es prioritario el


rescate de las industrias petrolera y eléctrica nacionales. Con respecto a la
CFE, se destinan importantes presupuestos al sector y se frenó la expan-
sión de la generación eléctrica por empresas privadas (no podrá rebasar
el 50 por ciento), al tiempo que se fortalece su importante infraestructura
de hidroeléctricas, termoeléctricas, estaciones de servicio y distribución.
Paralelamente se renegocia con sentido social el tema de los ductos de gas
y se garantiza que no subirán los precios de la electricidad.
En cuanto a Pemex, la construcción de la refinería de Dos Bocas y la
rehabilitación de las seis viejas refinerías, permitirá reducir el absurdo de
exportar petróleo crudo y comprar en Estados Unidos el 68 por ciento de
los combustibles que se consumen en el país (gasolinas, diesel, turbosina y

105
otros). Simultáneamente, se eliminan los privilegios burocráticos, se com-
bate la corrupción y se amplía la producción del crudo, durante años a la
baja y ahora estabilizada.

4) SÍNTESIS: CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA


Contra la idea restrictiva de que la democracia se reduce a la elección de
gobernantes cada tres y seis años, el artículo 3º. Constitucional la define:

“...No solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino


como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económi-
co, social y cultural del pueblo”.

En estos términos, de “democracia sustantiva”, en un lapso muy corto los


logros del gobierno de la 4T han sido sobresalientes, hasta sorprendentes
cuando se ponderan con objetividad.
López Obrador suele mencionar que en la historia nacional la democra-
cia ha estado ausente. Frente a ello, el “piso parejo” en los procesos co-
miciales, con el fraude electoral convertido en delito grave, junto con la
libertad de los trabajadores para elegir a sus representantes sindicales, en
contraposición a la siniestra hegemonía del corporativismo y el charrismo,
representan dos postulados democratizadores inéditos en la vida nacional.
Sin duda, su aplicación enfrentará diques y problemas. Ya se verá.
La garantía para el ejercicio de todas las libertades individuales y colec-
tivas consagradas en la Constitución Política, es una realidad cotidiana.
Incluso, ha sido permisiva de campañas de difamación y mentiras en los
medios de comunicación. El respeto escrupuloso de los derechos huma-
nos. El abandono de la represión contra opositores (me quedo con una
frase que cala hondo: “nunca más el ejército reprimirá al pueblo”) y el
acceso a formas de democracia participativa, nos refieren realizaciones
democráticas desconocidas en nuestro país.
La redistribución del ingreso nacional mediante una diversidad de pro-
gramas sociales, que dignifican la vida y abren oportunidades a la mayoría
agraviada, representa un avance democrático coincidente con el espíritu de
la “democracia sustantiva” contemplada en el artículo 3º Constitucional.
106
El combate a la corrupción, convertida esta en hábito pernicioso de las
élites económica y política, no sólo es ya un delito grave, sino que se graba
como letra inicial en la depuración de la vida pública de México.
En el ámbito de la Austeridad Republicana, el criterio rector parte de la
convicción de que el servidor público debe ser precisamente eso, sin am-
bages ni privilegios especiales. La austeridad, como valor moral, es un fac-
tor democratizador que forma parte de la Revolución de las Conciencias,
fundamento medular de la 4T.
Debe agregarse, a la suma de políticas democratizadoras de la vida públi-
ca, la contención relativa de los intereses y prácticas oligárquicas. Camino
abierto, esperamos que en vías de sostenerse y profundizarse. Es, en sínte-
sis, democratización de la sociedad mexicana, del país incierto y malogra-
do del pasado, al mundo vivificante de la esperanza que va cristalizando.
Tal es el cimiento para acercar el horizonte de una patria regenerada.

5) IDEOLOGÍA Y REVOLUCIÓN DE LAS CONCIENCIAS


“La conciencia sólo puede existir de una mane-
ra, y es teniendo conciencia de que existe”.
Jean Paul Sartre

La 4T, como todo proyecto político, posee una determinada ideología y


se alimenta de ella. La ubico como un trípode: se inspira en las mejores
tradiciones culturales y de lucha del pueblo mexicano, las que dan forma
a su memoria; lleva adelante un programa democrático de transformación
de la vida pública y de cambio de régimen e incorpora la utopía de un país
soberano, libertario y justiciero.
A su vez, ese andamiaje ideológico se sostiene en dos fundamentos: la
supremacía de los principios éticos y los valores morales en la vida políti-
ca, en el marco de la Revolución de las Conciencias y el respeto sin corta-
pisas a los derechos humanos en su acepción más integral.
Por su origen y destino, por su naturaleza y vocación, por su programa
y utopía, el proyecto de la 4T es de izquierda. No es cuestión semántica ni

107
geométrica como algunos la interpretan. Es un compromiso histórico de
cambio profundo y verdadero, en beneficio de la sociedad, pero preferen-
temente de los pobres.
Ahora bien, he reiterado anteriormente que vivimos una transición an-
tineoliberal y que ese sello es ideológicamente de izquierda en las con-
diciones actuales de México y el mundo. En todo caso, el destino de la
transición dependerá de cómo evoluciona la correlación de fuerzas. Será
favorable al proyecto de la 4T en la medida que la Revolución de las Con-
ciencias avance con firmeza, es decir, que la convergencia de conciencias
individuales como conciencia colectiva haga suya una nueva escala de
principios éticos y valores morales, articulada al ideal libertario y al proce-
so organizativo del movimiento.
Abundo sobre el tema y su complejidad. Atributo o cualidad humana por
excelencia, mediante la conciencia explicamos y asumimos de una deter-
minada manera la realidad, desde la más íntima hasta la más general. De
esa forma específica de la conciencia se desprende su contenido, integra-
do este por principios, valores, ideas, convicciones, certezas, expectativas,
preferiancias, formas de relacionarse y hasta sueños.
Ahora bien, ese contenido de la conciencia está fuertemente influido por
la ideología dominante, la cual es trasmitida a través de diferentes medios
e instituciones sociales. Familia, religión, escuela, medios de comunica-
ción, clubes, relaciones interpersonales y, desde luego, el propio Estado,
inciden de manera importante en el contenido de la conciencia individual
y social, íntimamente vinculadas, pero en el marco de un proceso incesante
(puede decirse “dialéctico”) de conexión y contradicción.
Traduciendo las ideas expuestas a la realidad y el tiempo mexicanos, la
conexión se refiere a la introyección, en una parte del cuerpo social, de la
ideología dominante, empeñada en imponer sus valores y creencias, for-
mas de vida y de ser, recetas de éxito y fracaso. La contradicción, por su
parte, proviene de las condiciones materiales de existencia del pueblo; sus
carencias y falta de oportunidades, su agobio y desesperanza, las que cho-
can abruptamente con el discurso engañoso de la ideología conservadora.

108
Llevando el proceso de conexión-contradicción a la esfera de la concien-
cia, Paulo Freire distingue, en un extremo, la “conciencia oprimida”, por
tratarse de la introyección, así sea fragmentada, de la ideología del opresor
en la conciencia del pueblo, es decir, de una ideología ajena a sus intere-
ses. En el otro extremo, ubica la “conciencia crítica”, introyección de una
ideología acorde con la ética de la vida y los valores de libertad, igualdad,
solidaridad y justicia, negados por la ideología dominante.
Desde luego, la conexión y la contradicción interactúan y dependen
mucho de circunstancias, momentos y subjetividades específicas. Quie-
ro decir que la ideología dominante tiene una influencia innegable en la
conciencia individual y colectiva, pero es relativa. El que campesinos u
obreros, trabajadores asalariados de distintos sectores sociales o miembros
de las clases medias tengan una “conciencia crítica” (aunque sea fragmen-
tada) y actúen en consecuencia, confirma la contradicción.
Dicho esto, cuando se habla de Revolución de las Conciencias, nos refe-
rimos a la necesidad de una profunda transformación en el ámbito de los
principios éticos y los valores morales, opuestos a los que la ideología ca-
pitalista dominante pretende imponer como “verdad única” en la sociedad.
En términos llanos, del predominio ideológico del interés individual, ba-
sado en la competencia, el egoísmo y la visión de éxito o realización por
la disponibilidad de dinero y bienes materiales, en un contexto de cultura
clasista y consumista, la 4T postula el camino a la hegemonía social de una
conciencia colectiva solidaria y fraterna, en el contexto de una sociedad
democrática, de plenos derechos para todos, en la búsqueda incesante de
nuevas realidades, satisfactorias, acogedoras.
Recurro de nueva cuenta al maestro Dussel, quien señala:

“Sólo cuando la ética se ha hecho hábito y ya no se vea como obligación


externa, sino como exigencia de la personalidad política de todos los ciu-
dadanos, (se alcanzará) la soberanía plena y (el) poder para sostenerla.
No será una ética objetiva, sino también una cultura subjetiva, una nueva
subjetividad corresponsable”.

109
Desde luego, el camino a “una nueva subjetividad corresponsable” es
sinuoso. Enfrenta la espesa influencia de una ideología de la que no es fácil
sustraerse para quiénes no han adivinado en la conciencia su naturaleza
enajenante. Por otra parte, el extendido dominio de la corrupción como
medio patentado por los poderosos para prosperar, se escurrió a la socie-
dad, si bien no como ejemplo, sí como una tentación recurrente en la que
no es tan difícil caer.
A pesar de la contradicción referida y al carácter relativo de la influencia
de la ideología dominante, la Revolución de las Conciencias y la purifica-
ción de la vida pública de México (exaltado propósito de López Obrador)
no se decretan. Avanzan paso a paso, aunque hay momentos (como el que
vivimos) en que se aceleran. Empero, el escaparate capitalista es tramposo.
Incluso, para muchos que lo veían inalcanzable, se ilumina una vez que
han mejorado sus condiciones de vida, como si fuera un resorte de la con-
ciencia que apunta más alto.
A manera de ejemplo, hablemos de los prototipos del éxito en la lógi-
ca de la ideología capitalista, digamos de la clase media alta para arriba.
Prósperas cuentas bancarias. Tarjetas de crédito. Escuelas y atención mé-
dica privadas. Casa o condominio propios. Reconocimiento social y bue-
na vida: restoranes caros, coches vistosos, vacaciones de cinco estrellas,
membresía en clubes modernos, ropa de marca, viajes al extranjero y hasta
presunción de alma pura.
¿Cuántas familias mexicanas tienen ese nivel de vida? Quizá diez de
cada 100. De las 90 restantes sólo una parte mínima accederá a ese ni-
vel, pero otra parte (¿cuánto será?) cree en esa forma de “realización” y
sueña con alcanzarla. No es que esté mal querer una buena vida material;
el problema es la conexión, esto es, que en su conciencia se introdujo la
ideología del opresor, obnubilando los intereses propios y el tipo de con-
ciencia que permitiría interpretar la realidad social de otra manera y buscar
transformarla en esa dirección.
Ahora quiero hacer extensiva tal hipótesis a otra. Un segmento mayori-
tario de los desprovistos de ese nivel de vida “ideal”, mejoró su situación

110
económica y social como resultado de las políticas públicas y los progra-
mas sociales, pero sin asumir los apoyos recibidos como derechos, y me-
nos como parte de un proyecto de transformación social. Adicionalmente,
otra parte menor interiorizó su nueva realidad con aspiraciones que ya no
tienen que ver con los programas de los que se benefició.
Reflexiones e hipótesis que apuntan en un sentido: “fragilidad de con-
ciencia”. Amplios sectores de la sociedad, principalmente los populares,
respaldan a López Obrador por haber paliado su pobreza y nutrido su es-
peranza, pero lo percibo más como un acto de confianza y agradecimiento
a su persona, que de toma de conciencia sobre las causas de la pobreza y
la falta de oportunidades.
De lo dicho, desprendo un desafío ineludible para el gobierno de la 4T y
de morena: contribuir, desde su especificidad, a desarrollar la conciencia
y la organización del pueblo. En el primer atributo se ha avanzado, pero
el segundo es muy endeble. El nudo radica en que sin solidez de ambos
atributos, el futuro se torna incierto.
En este orden de ideas, es insuficiente anclar el proyecto de transfor-
mación social en la arena movediza del Estado de Bienestar, ya que no
resuelve por sí solo el tema nodal de la conciencia o, mejor dicho, de la
“fragilidad de conciencia” de un segmento amplio del conjunto social be-
neficiado, y menos del reto organizativo para defender las conquistas y
proyectarlas a un nivel superior. En otras palabras, las políticas públicas de
“arriba hacia abajo” no tienden a desdoblarse en una dinámica consciente
y organizada de participación social en la vida pública.
Por ello, los gobiernos, partidos políticos y movimientos sociales de iz-
quierda en América Latina tienen que elaborar, en comunión con sus pue-
blos, una praxis renovada. En el caso de México, este ejercicio analítico
es impostergable y pasa por descifrar colectivamente en el movimiento el
significado de la Revolución de las Conciencias, el cual permanece hasta
la fecha como un simple enunciado, algo semejante a un cascarón vacío.
Parece no advertirse que sin esa transformación cultural el proyecto de
la 4T es vulnerable. Desde luego ante la derecha, pero también ante quié-

111
nes, dentro del movimiento, se cobijan en su manto, guiados por una con-
ciencia y una cultura política ajenas al significado profundo de un cambio
verdadero, por lo mismo proclives a conducir el proceso por senderos de
extravío y abandono.
Es indudable que el pueblo mexicano es más conciente, está “más avis-
pado”, basta ver la insurrección electoral del 2018, con su poderosa carga
de hartazgo por los nocivos efectos del neoliberalismo, pero reitero que
ese hartazgo se vincula con los malos gobiernos del pasado, no con la
ideología y el modelo económico que produjeron el desastre.
En síntesis, atender las causas de la pobrza y la exclusión transita por el
acceso del pueblo a mejores condiciones de vida. Hacerlo es convicción y
compromiso, pero paralelamente el movimiento de la 4T debe hacer valer
su baluarte ético, la Revolución de las Conciencias, postulado rector de
la esperanza en la depuración de la vida pública y la utopía de un México
regenerado.

6) SEMBLANZA DE ANDRÉS MANUEL


“Nada ha hecho más daño al país que la corrupción de
los gobernantes”.
Andrés Manuel López Obrador

En reciente entrevista con Televisa, el entrañable ex presidente de Uru-


guay, José Mujica, señaló con respecto a López Obrador:

“Está intentando cambios, ojalá que los pueda hacer en paz, que recupere
lo mejor que tiene México, su pueblo. No lo conocía (personalmente),
pero me pareció maravillosamente soñador, está convencido de su causa,
tiene un optimismo bárbaro, piensa que en un año lo van a entender total-
mente... Le dije que no... Es bueno que tenga fe... Es un veterano astuto y
se comunica muy bien con su gente”.

Explícitamente y entre líneas, lo dicho por este viejo dirigente de la cau-


sa libertaria es impecable, por el equilibrio y profundidad de sus sutiles
calificativos, plenos de recato y simbolismo.
112
Por su parte, Luis Inacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil durante
ocho años (2002-2010). Obrero de oficio y líder histórico del sindicato mi-
nero metalúrgico de su país. Opositor militante y distinguido resistente de
la dictadura militar. Fundador del Partido del Trabajo. Hombre íntegro, de
probadas convicciones y honestidad, señaló sobre Andrés Manuel:

“Mis saludos y deseo de éxito para usted en el inicio de esta jornada como
gobernante de uno de los países más importantes del mundo. Conozco su
trayectoria y empeño histórico a lo largo de décadas de lucha por la opor-
tunidad de escribir un nuevo capítulo en la historia del pueblo mexicano.
López Obrador será el presidente de todos, pero con una atención especial
para los más pobres, por los que más necesitan del gobierno para tener
oportunidades. Su elección trajo un mensaje de esperanza para el desafío
de una América Latina más autónoma, soberana e integrada por la solida-
ridad entre nuestros países”.

Por su parte, Alberto Fernández, flamante presidente argentino, que sus-


tituye al nefasto y derrotado Mauricio Macri, expresó:

“También hablamos del continente y de la preocupación por lo que sucede


hoy en Ecuador y en Chile. Los dos valoramos mucho la institucionalidad
y la democracia; las valoramos tanto como los criterios de equidad y de
igualdad que debe haber en nuestras sociedades. Otra preocupación coin-
cidente, lo que más siento con el presidente López Obrador, es una comu-
nión de ideas y conceptos sobre cómo vemos el mundo y cómo vemos a
nuestro países y nuestro continente”.

Seguramente, Iván Duque, Lenín Moreno o Sebastián Piñera, tienen otra


opinión, pero tres y tres, para que cada quien compare y saque las conclu-
siones que sus particulares convicciones le dicten.
Los hechos tienen voz, en este caso irrefutable. Andrés Manuel ha sido
un dirigente político excepcional en el medio político nacional. Creo que el
resorte profundo de su mundo interno es la convicción en la justicia y una
sensibilidad social guida por el amor sincero a los desposeídos. En contraste

113
-postura íntima-, ha hecho patente su animadversión al mundo de los privile-
gios y a las causas que originaron la “monstruosa desigualdad social”.
Acerca de su compromiso y capacidad de trabajo, es una exaltación co-
tidiana. Perseverancia es la palabra indicada para describirla. Cualidad a
la que López Obrador atribuye un valor determinante en su vida política.
Es admirable que haya recorrido y hecho presencia varias veces en to-
dos los municipios de México (cuando menos dos en los más pequeños
y apartados), llevando un mensaje de esperanza, dialogando con la gente,
recogiendo sus expectativas y necesidades, compartiendo sus angustias,
pisando firme en el territorio nacional.
Es una vileza de los conservadores reducir esa perseverancia al supuesto
de que estaba “haciendo campaña”. No entienden y menos sienten el valor
que tiene (al margen o no de campañas) la solidaridad, la mirada clara con
la gente humilde.
Andrés Manuel ha sido conductor y referente moral de un movimiento
político y social, democrático de izquierda, que lo hizo dirigente nacional
25 años antes de llegar a la presidencia. Movimiento de época al que, por
su innegable trascendencia histórica, podemos llamar obradorista.
Más aún, superando coyunturas y adversidades, el movimiento ha crecido
y se ha fortalecido con ritmo incesante. Encarnado en ideales del pueblo,
posee la virtud de trasmitir confianza, sostenida esta en la congruencia del
dirigente, el ideario político que ostenta y la autoridad moral que irradia.
Efectivamente, López Obrador tiene autoridad moral. La ha ganado con
hechos, no con discursos. Su convicción en la honestidad, la sencillez de
su conducta, la austeridad como forma de vida y como directriz en la po-
lítica pública, le han valido el reconocimiento y una elevada calificación
de millones de mexicanos, hartos del político engreído, demagógico, ma-
nipulador y corrupto.
Convencido de que las elecciones son el medio pacífico para alcanzar las
posiciones legislativas y de gobierno desde las cuales impulsar la transfor-
mación de la vida pública, el presidente de la República ha sido enfático
en la necesidad de erradicar la perversa tradición del fraude electoral en

114
México. Perseverante, resistió dos fraudes antes del abrumador triunfo re-
conocido.
En otro terreno, el político tabasqueño es un lector apasionado de la his-
toria de México. Incluso, le quita la costra, entresacando significados que
dan pie a sus posturas ideológicas y posiciones políticas. Ya entrados en
la historia (“maestra de la vida” la llama), bajo el fundamento de que la
memoria es parte esencial de la identidad del proyecto de la 4T, hago un
breve recorrido ilustrativo:
Por los valores que representan y la trascendencia indiscutible de su
vida y su legado, los referentes históricos primordiales de López Obrador
(plasmados en el emblema del Gobierno de México) son Miguel Hidalgo,
José María Morelos, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárde-
nas. Ante la imposibilidad obvia de los dos primeros (México no existía
aún como nación independiente), no es casual que los tres restantes fueran
presidentes electos de la República, Juárez en segunda instancia, pues la
primera vez lo fue mediante un interinato.
No obstante tales “preferencias”, es destacable su aprecio íntimo por lideraz-
gos sociales como los de Emiliano Zapata y Francisco Villa, figuras emblemáti-
cas de la causa campesina y popular en la Revolución. Añado su reconocimien-
to explícito a los guerrilleras Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
Tratándose de intelectuales combatientes con los que López Obrado ha
expresado clara afinidad, ubico a Ricardo Flores Magón y al movimiento
que encabezó, precursores intelectuales de la Revolución Mexicana. Felipe
Ángeles, militar de carrera, ilustre artillero de la División del Norte, por
cuyo recuerdo el aeropuerto de Santa Lucía llevará su nombre. Resalto tam-
bién a Francisco José Múgica, el compañero radical, confidente e impulsor
decidido de la mejor obra del general Cárdenas y de la suya propia.
De época más reciente, Andrés Manuel se ha referido, por su relevante contri-
bución a la lucha por la democracia, a Heberto Castillo y Rosario Ibarra, así como
a líderes sindicales como Othón Salazar, Demetrio Vallejo y Valentín Campa.
Valga la lista incompleta para ilustrar la naturaleza de sus convicciones e ins-
piración en materia histórica, de reencuentro con la memoria y afirmación de

115
la identidad del movimiento que ha encabezado. La pedagogía cotidiana sobre
hechos históricos que lleva a cabo en las Mañaneras, lo confirma.
De la reivindicación de la historia a la defensa apasionada de las cultu-
ras de México y su pueblo. En sus términos, nutrientes de cohesión social
y familiar, puntal de resistencia a las invasiones, calamidades naturales
y malos gobiernos. Confirmación de lo propio y recreación cotidiana de
valores como la solidaridad, la lealtad, la vida comunitaria o la vocación
artística. Este acentuado rasgo de López Obrador (contrastante con el acar-
tonamiento de la mayor parte de los políticos) exhibe a un líder sensible
a la creatividad multifacética del pueblo, a sus costumbres y tradiciones,
herencia de siglos de esplendor cultural.
Por cierto, en la reivindicación de la familia mexicana como núcleo
esencial y vasija de barro de la cultura del pueblo, es acertada la crítica
que hace a la izquierda histórica, en el sentido de haber subestimado la
importancia de la familia como institución social indispensable para las
luchas que esa misma izquierda ha protagonizado por la justicia, la libertad
y la igualdad.
Ya que hablamos de las Mañaneras y, en general, de su contenido discur-
sivo, Andrés Manuel aplica rigurosamente el principio de causa y efecto
para referirse a la situación del país, frente a un pensamiento conservador
que hace tabla rasa de tal principio, no sólo negando su valor insustituible
como fuente del conocimiento, sino llevándolo al terreno de la amnesia
para justificar el latrocinio neoliberal, o para sacar de contexto los proble-
mas y crear terreno fértil para las calumnias.
Si apreciamos sus referencias a la violencia e inseguridad, el empleo y
los salarios, la situación de la juventud, la salud o la educación, por men-
cionar sólo esos ejemplos, vemos cómo se refiere insistentemente a las
causas que generaron el estado desastroso en que se encontraban. Neoli-
beralismo, corrupción, Estado secuestrado, deterioro del tejido social, co-
dicia de los adinerados, individualismo. En síntesis, reiterada convicción
de la necesidad de atender las causas de los problemas para andar camino
hacia su solución.

116
Para ahuyentar fantasmas, el presidente de México no es socialista. Ten-
go la impresión de que él cree en un capitalismo con rectoría estatal que
garantice el bienestar social, el desarrollo democrático del país y el respeto
escrupuloso de los derechos humanos, sobre la base de erradicar la corrup-
ción, situada por él como el principal problema de México. Tampoco es
un socialdemócrata de la estirpe conocida. Advierto que el contenido de su
conciencia rebasa con mucho ese perfil.
Sin embargo, su concepción política encaja con el concepto del llamado
Estado de Bienestar. En mi opinión, se trata de un enfoque realista en las
circunstancias actuales del país, aunque limitado en términos estratégicos.
Sobre ello, abundaré en el próximo capítulo.
En otro orden de ideas, el discurso hablado y escrito de Andrés Manuel se
basa en ideas rectoras, las cuales repite incesantemente, utilizando los mismos
argumentos, palabras, significados, símbolos e ironías. Durante 30 años los ha
repetido, iguales a sí mismos. Es un defecto que se le recrimina o un mérito que
se le reconoce. Como sea, confirma a cada paso su pensamiento, dejando huella
de congruencia, convicción, compromiso y calidad moral.
En lo personal, me gusta el discurso político creativo, cambiante, de
cierta inspiración literaria, pero el efecto que ha tenido el verbo plano y
cansino de López Obrador pone las cosas en su sitio. Quizá por esta razón,
no es un polemista versátil, como se mostró en los tres debates con otros
candidatos presidenciales, donde dejó la impresión de quedarse muy corto.
En este orden de ideas, considero que los momentos en que Andrés Ma-
nuel no tiene que auto limitarse, orillado por la responsabilidad del cargo
público, o cuando el asedio sube de tono y exige la pasión y la palabra
puras, la precisión de sus valoraciones y la vehemencia de su discurso
coinciden, literal y emocionalmente, con la expectativa de los integrantes
del movimiento que encabeza y con el espíritu de sus principios rectores.
Ejemplos de ello: la polémica que desnudó a Diego Fernández de Ceba-
llos en el canal de las estrellas de Televisa; su férrea postura en los tiempos
del desafuero como Jefe de Gobierno del Distrito Federal o el discurso en
la Cámara de Diputados (el más contundente que le he escuchado), en el

117
que fue elocuente el silencio expectante de los que votarían minutos más
tarde en su contra.
En la misma línea, la respuesta decidida y militante contra el fraude elec-
toral del 2006 y los subsecuentes discursos en un pletórico Zócalo antes y
durante el plantón de la dignidad en las calles más emblemáticas de la Ciu-
dad de México, forman parte de esa sintonía. Mucho más cauto, el reciente
discurso en la Casa Blanca sintetizó dignidades extraviadas por largos años.
En materia de su paso por cargos y encargos, como presidente del PRD
se fijó como meta posicionar electoralmente al partido con miras a la elec-
ción federal intermedia de 1997. El logro fue muy bueno, pues en condi-
ciones adversas se alcanzó casi un 25 por ciento de la votación nacional,
en un momento en que el partido venía de un reflujo electoral significativo.
Vinculado a ese logro, Andrés Manuel introdujo el método de masificar
el trabajo territorial del partido, a través de las llamadas Brigadas del Sol.
Integradas mayoritariamente por jóvenes avecindados en sus lugares de
trabajo, contribuyeron a darle frescura y presencia, tanto a la propuesta
programática del PRD como a sus candidatos.
Tuve la ocasión de coordinar las Brigadas del Sol en dos elecciones loca-
les en 1996 (Acapulco, Guerrero y Cárdenas, Tabasco), otra en elecciones
intermedias de 1997 en el Estado de México y una más en su camapaña a
la Jefatura de Gobierrno en el año 2000. Comprobé en todas ellas, no sólo
la eficacia del método, sino el valioso aprendizaje que se desprende de la
práctica de una militancia territorial. También reafirmé la convicción en la
necesidad de la formación política para elevar la capacidad argumentativa
de quienes realizan ese tipo detrabajo.
Paralelamente a esa singular concepción sobre la forma de acercarse y
compartir con la gente un ideal; sol y sombra, como presidente del PRD
Andrés Manuel dejó vía libre para que el entonces secretario general, Jesús
Ortega, se abocara a controlar la estructura orgánica del partido, antece-
dente del fortalecimiento de los “chuchos”, grupo de triste memoria.
Mi reflexión sobre el punto, es que López Obrador subestima al partido
político y no lo aprecia como instrumento indispensable en un proceso de

118
transformación social. Tengo la impresión de que desconfía de la procli-
vidad de sus dirigentes a burocratizarse, generar intereses y desvincularse
del pueblo, caldo de cultivo, entre otros males, de la corrupción, el extra-
vío del proyecto y el abandono de los principios.
Coincido en una parte, no en la otra. Es cierto que la gente desconfía de
los partidos, claramente asociados con el oportunismo electorero, la ma-
nipulación y la corrupción. Sin embargo, la 4T no puede soslayar que le
corresponde a morena, no a los poderes Ejecutivo o Legislativo, cumplir
con responsabilidades esenciales del proyecto. Si cumple o no con tales
responsabilidades es otro asunto.
En cuanto a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, llevó a la se-
gunda cumbre más alta el prestigio de López Obrador, dando un paso clave
en la consolidación del movimiento que encabeza y sirviendo de preludio
de las políticas que está aplicando como presidente de la República. Una
inédita y diversificada política social, la rigurosa austeridad, la honestidad
en el ejercicio de gobierno, el impulso al trabajo territorial con transpa-
rencia informativa y claridad de miras, el contacto directo con la gente,
entre otros aspectos, fueron el toque distintivo del amplio reconocimiento
social a su gestión. Como ejemplo de un toque personal, su primer informe
de gobierno, en 2001, lo realizó ante un Zócalo lleno, rompiendo la fatua
solemnidad tradicional de los salones cerrados y los aplausos burocráticos.
Asunto crucial. La ideología y la política pueden ser refractarias. Soste-
ner un equilibrio justo entre una y otra es andar en el filo de la navaja. Las
exigencias de la política tienen más variables que la subjetividad de las
convicciones, y otra porción extra cuando se ejerce desde la responsabili-
dad de Jefe de Estado.
López Obrador es un hombre de ideales y principios, atributos muy es-
casos en la clase política, pero también es pragmático. Moldea su discurso
y sus decisiones políticas a partir de su valoración de las circunstancias.
Incluso, es reiterativo en el sentido de que su responsabilidad pública lo
obliga a auto limitarse. El riesgo existe, ya que las exigencias de la política
suelen dar jaque a ideales y principios.

119
Percibo que confía demasiado en sí mismo, en su capacidad de tomar
decisiones que hipotéticamente no impliquen salirse del angosto riel del
equilibrio. No entiendo, de otra manera, por qué designó como parte del
gabinete y de su equipo más cercano a personas que a todas luces no com-
parten el proyecto que él representa ni al movimiento que lo ha llevado al
sitio que ocupa. Al respecto, cito a Daniel Cosío Villegas, quien en 1947
sostenía:

“Depurar, querría decir, usar sólo de los hombres puros o limpios. Si no


se reafirman los principios, sino que simplemente se los escamotea; si no
se depuran los hombres, sino que simplemente se les adorna con vestidos
o títulos, entonces no habrá en México autorregeneración y, en conse-
cuencia, la regeneración vendrá de fuera y el país perdería mucho de su
existencia nacional y a un plazo no muy largo”.

Otro desafío, quizá el mayor de la transición antineoliberal que vivimos, es


el tipo de relación que se establezca con la oligarquía y las cúpulas empre-
sariales, a cuyos miembros se ha referido en variadas ocasiones como parte
medular de la “minoría rapaz”, de los que “se sienten amos de México”.
El contrapeso al poder económico y la subjetividad arrogante del gran
capital tiene un fuerte cimiento en la separación del poder económico del
político, recuperando la rectoría del Estado en la política pública. Tam-
bién forman parte del contrapeso, entre otras medidas, la cancelación del
corrupto negocio del aeropuerto, la abolición constitucional de la condo-
nación de impuestos, la conversión en delito grave de la corrupción, la fac-
turación falsa y el fraude electoral, o el reciente rechazo al endeudamiento
externo para “rescatar” a los grandes empresarios por la crisis económica
generada por la pandemia.
Empero, se trata de medidas planteadas desde el poder presidencial. A
mi entender, el contrapeso más eficaz y trascendente al poder oligárqui-
co, radica en la edificación de una fuerza social que respalde las políticas
públicas de carácter nacionalista y popular, pero que también se exprese,
como fuerza organizada, en el impulso al cambio profundo ordenado por

120
30 millones de ciudadanos, que tienen muy clara la necesidad de poner un
límite contundente al dominio económico de la “minoría rapaz”.
Debo añadir, finalmente, que durante varios años Andrés Manuel me dis-
pensó su confianza y afecto. Tiempo en el que aprecié de cerca su pensa-
miento, sentimientos y forma de hacer política. Tengo la certeza, de que sus
convicciones, fruto maduro de principios, ideales e indómita perseveran-
cia, representan un liderazgo indeclinable hacia una auténtica depuración
de la vida nacional. La historia, como siempre, dictará la última palabra.
Quiero aclarar que una cosa son las coincidencias, el reconocimiento a
una trayectoria, el apego afectivo al liderazgo y al aporte histórico de un
dirigente político, y otra muy diferente el culto a la personalidad. Esta,
no sólo trasmuta al ser humano en mito, despojándolo de su naturaleza
falible, sino que lo hace depositario de una fe cuasi religiosa en la que no
tiene cabida el sano ejercicio de la crítica. Además, tanto incienso puede
llenar de humo la cabeza, propiciando la pérdida de rumbo. Peor todavía
la incondicionalidad, siempre acrítica, servil, muy distinta a la lealtad y
el respeto. En cuanto a las apologías para quedar bien, son abominables;
siempre esperan algo a cambio, son mercenarias, se guían por una lógica
mercantil, envilecen la política y la moral.
Concluyo esta semblanza recordando que en una tarde tranquila de ofi-
cina, jugueteando con las tradicionales iniciales que caracterizan a los par-
tidos políticos, junté las dos letras iniciales de Movimiento Regeneración
Nacional. Barajando minutos después con Andrés Manuel la diversidad de
siglas posibles en la ruta de movimiento a partido, la palabra MO-RE-NA
concitó de inmediato su atención, sellándose a la postre lo que fue una pro-
puesta que a lo mejor les vino a la cabeza a muchos otros. En fin, traiciono
la discreción de mucho tiempo y asumo la “arrogancia de sentirme libre”.

121
122
III. PROFUNDIZAR Y RECTIFICAR
“La tradición intelectual es de servilismo hacia el poder,
y si yo no la traicionaría me avergonzaría de mí mismo”.
Noam Chomsky

RELACIÓN ESTADO-OLIGARQUÍA
No concibo la superación del neoliberalismo de mantenerse la hegemonía
de la actividad económica y una abrumadora concentración de la riqueza
en la órbita de la oligarquía y de algunas empresas y corporaciones tras-
nacionales. Ello significaría reproducir en los hechos su objetivo central y
susustento primordial.
No soy ajeno al contexto. Las cúpulas empresariales y los grandes magnates
no aceptarán disminuir sus enormes ganancias económicas ni los privilegios
ilimitados con los que contaron en la era neoliberal, sin desplegar su arsenal
contra la 4T y el presidente de la República. Para ellos lo que está en juego es
el regreso al pasado de privilegios; para el movimiento, el futuro de México.
Pensar en ruptura es un desvarío, pero no es ocioso insistir en que los
varones del dinero se acostumbraron a un Estado servicial. No sólo eso,
hegemonizaron las decisiones del rumbo nacional y ascendieron al sitial
de poder supremo en el país. Concentraron fortunas mayúsculas, equipara-
bles con subjetividades soberbias, como la de asumirse “amos de México”
en propiedad privada.

123
La contradicción es evidente; la salida, una encrucijada. ¿Se podrán re-
plantear en México los términos del proceso de acumulación capitalista?
Los signos, en un sentido u otro, se entrecruzan. Ejemplifiqué en el capítu-
lo precedente varias señales positivas.
Sin embargo, saltan a la vista problemas como el tributario. Las empre-
sas y grandes corporaciones, nacionales y extranjeras, no pagan, o pagan
cantidades ínfimas de Impuesto Sobre la Renta (ISR), situación opuesta a
la polémica decisión de López Obrador de no realizar una reforma fiscal,
cuando son claras las dificultades del gobierno federal para que alcancen
los recursos públicos, a pesar del incremento en la recaudación fiscal y de
los ahorros provenientes de la austeridad y el combate a la corrupción.
Puede entenderse, bajo una lógica de realismo político, que no pueda
prescindirse del enorme peso económico de la oligarquía, pero su reforza-
miento puede significar un grave error histórico.
En este delicado asunto se pone a prueba el difícil equilibrio entre ideo-
logía y política, entre principios y pragmatismo, entre “ser” y “deber ser”,
pero la realidad es que no se superará la nefasta herencia neoliberal sin
darle un giro drástico a la insultante concentración de la riqueza.
En otro sentido, advierto falta de empuje para el desarrollo de la pequeña
y la mediana empresas, a pesar de que absorben más del 70 por ciento de
la fuerza de trabajo asalariada, o la ausencia de la decisión de ejercer la
soberanía nacional para renegociar el pago de la deuda externa.

POLÍTICA SOCIAL
Un elemento distintivo de la 4T es su compromiso con la redistribución
de la riqueza a través de los programas sociales. No sobra decir que ese
círculo virtuoso debe cerrarse con su aplicación honesta y eficiente. Parte
de ello, es la entrega directa de los recursos a los beneficiarios, evitando
las corruptas intermediaciones, pero también debe serlo su correcta admi-
nistración, operación y evaluación. Sobre ello, hay debilidades en las que
el disimulo es pésimo aliado.
Es imperativo, desde mi punto de vista, que quienes deciden la forma
de aplicar los programas sociales a escala nacional, estatal o municipal,
124
así como sus operadores territoriales, tengan claro que los programas son
parte de un proyecto nacional de transformación, no parcelas autónomas.
Ello implica su comprensión y compromiso con la 4T; atributos indis-
pensables de la mística individual y colectiva que requiere su adecuado
funcionamiento. No obstante, muchos servidores públicos no entienden ni
comparten ese postulado, dando lugar, por acción u omisión, a prácticas
burocráticas, ejercidas por obligación, no por convicción.
Resultado de este vacío, es la tendencia de algunos niveles directivos a
actuar discrecionalmente en la toma de decisiones. Hacen círculo cerrado,
se agrupan para defender sus cargos. No ejercen prácticas democráticas; por
ejemplo, evaluar sus áreas de responsabilidad con los encargados del trabajo
territorial. Incluso, cuando estos presentan casos problemáticos, suele pasar
que no se atiendan o que consideren problemático al que los presenta.

Bastaría guiarse por lo estipulado en el Plan Nacional de Desarrollo:

“Antes de tomar determinaciones, los gobernantes deben escuchar a sus


gobernados y actuar en consecuencia. Los funcionarios públicos de todos
los niveles están obligados a servir, no a servirse; a desempeñarse como re-
presentantes de la voluntad popular, no como sus usurpadores; a acordar no
imponer; a recurrir siempre a la razón, no a la fuerza, y a tener siempre pre-
sente el carácter temporal de su función y no aferrarse a puestos y cargos”.

Aunque no es generalizable, resulta lamentable que una política social de


gran calado se desdibuje por falta de compromiso en no pocos de quiénes
la administran. Las quejas son reiteradas. En lugar de simular que todo va
muy bien, lo pertinente es concientizar a los servidores públicos para que
entiendan que los programas son parte inseparable de un proyecto. Me-
diante la reflexión colectiva y un método pedagógico apropiado, es perfec-
tamente factible hacerlo. Al menos para cerrar la brecha que parece estar
detrás de las omisiones y las pifias.
Adicionalmente, dicho proceso de concientización debería hacerse ex-
tensivo a los beneficiarios de los programas sociales, que comúnmente no
los vinculan con el proyecto de gobierno que los promueve, facilitando
125
que la conciencia se mueva hacia su lado más volátil, apuntalado éste por
las “bondades” de la oferta capitalista, obsesivamente presente en el abun-
dante repertorio de la ideología dominante.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y DEMOCRACIA DIRECTA


El triunfo electoral de 2018 enfiló a México por un camino distinto, de dig-
nidad y esperanza. No se trata de un proyecto de gobierno anticapitalista,
pero sí de transición antineoliberal, construcción democrática sustantiva,
recuperación de soberanía nacional y del Estado como instrumento rector
de la vida pública.
Sobra decir que ese camino es antagónico, en pensamiento y obra, a la
inercia conservadora y oligárquica de la que venimos. Contradicción ex-
puesta: Estado democrático con vocación social, encarnado en un sistema
productivo capitalista subordinado, en la era de la globalización neolibe-
ral. En la sucursal mexicana del modelo, oposición frontal del gran capita
a la rectoría de un Estado “insubordinado”.
Así las cosas, no basta con una generosa obra de gobierno. Se requiere
ampliar el horizonte hacia la creación de las condiciones subjetivas de la
transformación social. Quizá me equivoque, pero una seria limitación del
Estado de Bienestar es que el buen gobierno (en sentido literal) lleva a
cabo políticas públicas de beneficio social en varios frentes, pero haciendo
abstracción del trabajo de concientización del pueblo. En otras palabras, la
relación del gobierno con los sectores populares no puede abrirse y cerrar-
se en el binomio otorgamiento-beneplácito de y por los beneficios.
Andrés Manuel me invitó a ser director general de Participación Ciu-
dadana cuando fue Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. No
es momento de hacer un recuento de esa espléndida experiencia, pero en
ella ratifiqué la certeza de que la participación ciudadana no puede ser un
asunto cosmético, discursivo, sino un proceso que apunte efectivamente a
la apropiación social de la vida pública y del destino colectivo.
Como todo proceso, gradual, e incluso desigual e inestable, pero con
direccionalidad precisa. Comprobé que una parte de los vecinos tiene dis-
posición y capacidad (no así la oportunidad) para participar activamente
126
en la vida comunitaria de sus colonias, barrios, pueblos y unidades habita-
cionales. Promoverlas y facilitarlas desde las políticas públicas, permitiría
acceder a formas de democracia “directa” (término más apropiado que el
de “participativa”), rompiendo la unilateralidad de los programas y accio-
nes de gobierno, tendiendo puentes a formas de bilateralidad que marquen
una diferencia cualitativa en la relación de las autoridades con la pobla-
ción, precisamente en su entorno social más directo.
Sin duda, un paso importante en esa dirección fue la incorporación al
artículo 15 Constitucional de la obligación del poder público de acatar,
con carácter vinculatorio, las decisiones sociales. No obstante, este avance
inobjetable reclama diversificar las formas de participación y toma de de-
cisiones “desde abajo”.
Sería muy positivo utilizar figuras participativas como el Plebiscito, el
Referéndum y la Consulta Popular, pues transfieren capacidad de decisión
a la ciudadanía, pero su ejercicio es esporádico, de calendario, valga decir.
La democracia directa debe ir más allá, mediante instrumentos de parti-
cipación permanentes y de acción cotidiana. Uno de ellos es la Asamblea
Ciudadana y sus comisiones de Apoyo Comunitario, ambas contempladas
en la Ley respectiva de la Ciudad de México y susceptibles de aplicarse y
generalizarse.
Sobre el particular, en el gobierno y en morena debiera analizarse seria-
mente la pertinencia de impulsar este tipo de formas participativas, ya que
contribuyen a concientizar sobre la importancia de incidir en la vida pú-
blica, demostrable en tanto voz que se atiende y decisiones que se acatan.
La democracia directa puede ser un instrumento fundamental de poder po-
pular organizado, nutriente de la defensa e impulso (no necesariamente par-
tidista) al proyecto de la 4T y de la posibilidad de profundizarlo, imprimién-
dole a la transición antineoliberal un potencial cualitativamente superior.
Retomando el tema de la Asamblea Ciudadana (“Comunitaria” sería una
mejor definición), esta puede partir de una división geopolítica basada en
el municipio y la unidad territorial. Entendida como instrumento abierto
y libre de participación para la población de esos espacios (un municipio

127
grande puede tener varias unidades territoriales), dicha asamblea serviría
no únicamente para informar sobre los programas de gobierno, sino tam-
bién para que los participantes en las asambleas propongan políticas públi-
cas, a partir de un diagnóstico de necesidades y expectativas de la gente,
al tiempo que supervisen y evalúen a las autoridades y representaciones
legislativas locales (por ejemplo, mediante las contralorias ciudadanas so-
bre el ejercicio del presupuesto municipal o de alcaldía en obra pública)
y, desde luego, tomen decisiones sobre los aspectos más sentidos de sus
comunidades.
La parte ejecutiva de las decisiones de la Asamblea Comunitaria recaería
en las referidas comisiones de Apoyo Comunitario, integradas por los pro-
pios vecinos y encargadas de promover organización para atender proble-
mas de seguridad pública, salud y educación, promoción cultural y depor-
tiva, medio ambiente y protección civil, entre otras que la propia Asamblea
juzgara pertinentes.
Desde luego, dichas comisiones se constituyen en las asambleas, depen-
den de estas y a ellas rinden cuentas, no a comités ciudadanos electos,
“partidizados” y sectarios, de muy triste memoria y pésimos resultados en
la Ciudad de México.
En síntesis, adoptar en la relación entre el gobierno y la sociedad la prác-
tica sistemática de la democracia directa, dotaría al proyecto de la 4T de un
eslabón importante para equilibrar las políticas públicas propias del Estado
de Bienestar con ciertos niveles de apropiación social, apta para defender
y profundizar los avances democráticos.
Al respecto de las consultas populares, una digresión más en forma de
pregunta a la ciudadanía: ¿Se prohíbe o no la caza deportiva en México?
Me posiciono. Es ingrato matar animales por diversión, por satisfacer una
vanidad estúpida. Usar un rifle u otro medio de caza contra seres vivos
indefensos, me parece deleznable. Revela insensibilidad por la vida, cruel-
dad, conciencia abusiva y alma marchita. La 4T debía poner el ejemplo de
su compromiso con el cuidado de la naturaleza y de la hermosa diversidad
de vida que en ella tiene asiento.

128
Mahatma Gandhi, pacifista y emancipador del colonialismo inglés en la
India, líder político y espiritual de su pueblo, ejemplo universal de digni-
dad, dejó constancia:

“Un país, una civilización, se puede medir por la forma que trata a sus
animales”.

SECTOR SOCIAL DE LA ECONOMÍA Y COOPERATIVISMO


Una omisión del gobierno de la 4T radica en la escasa importancia que le
otorga al sector social de la economía. En el Plan Nacional de Desarrollo
se destina una sola línea al tema, que dice:

“El gobierno federal impulsará las modalidades de comercio justo y eco-


nomía social y solidaria”.

O sea, un enunciado sin más contenido que un propósito genérico. En


otras palabras, sin vocación ni destino.
En mi apreciación, resulta indispensable repensar este asunto, cuando
menos el relativo al desarrollo de cooperativas de producción, servicios y
ahorro y préstamos, por lo que pueden significar en materia de recupera-
ción histórica y de contrapeso a la abusiva concentración de capital. Sólo
como ejemplo, las cooperativas de ahorro y préstamos registradas en el
padrón federal, disponen de decenas de miles de millones de pesos, buena
parte de los cuales están depositados en bancos privados, entre otras cosas
porque tienen prohibido por ley prestar dinero a otras cooperativas. De
este tamaño es el absurdo.
Es tal la subestimación, que en la Cámara de Diputados no se ha dis-
cutido el tema de la economía social y solidaria, cuando es evidente que
se requiere modificar el restrictivo marco legal vigente, aprovechando la
mayoría legislativa de morena y retomando el espíritu de la ley respectiva
del sexenio del general Cárdenas, en el que se exalta la impotancia de ese
sector de la economía.
Más aún, programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro y
Sembrando Vida, e incluso el de becas a estudiantes del nivel superior,

129
podrían perfectamente incorporar en sus reglas de operación el fortaleci-
miento de las cooperativas existentes (previa valoración de su funciona-
miento), o bien la formación de nuevas cooperativas, situación que abriría
oportunidades para continuar laborando una vez que concluya la vigencia
del apoyo económico a los aprendices y becarios de esos programas, y de
otros.
Pero no sólo eso, el cooperativismo puede ser una escuela ejemplar
de valores como la solidaridad, el trabajo compartido, la distribución
democrática de los rendimientos, la planeación y evaluación colectivas
de las actividades. Todos ellos valores íntimamente ligados a la Economía
Moral y la Revolución de las Conciencias esgrimidas por la 4T.
Adicionalmente, las cooperativas, generan empleos productivos y re-
cursos económicos por cuenta propia. A diferencia de los programas de
bienestar, que si bien incrementan la capacidad de consumo de los sectores
populares, no generan riqueza desde el ámbito social.

RESCATE DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA


Es de aceptación universal la importancia de la institución escolar en cual-
quier sociedad. Su ausencia es impensable, salvo en una lógica del caos
global. Empero no estoy de acuerdo con la generalizada idea de que la
escuela es un “bien en sí mismo”, ya que suele servir como instrumento de
reproducción de las condiciones de la dominación, como se ha teorizado
ampliamente, con lucidez y claras evidencias, desde hace mucho tiempo.
Tampoco sugiero que la “antiescuela” (postura sostenida por intelectua-
les como Iván Ilich) sea una alternativa, pues la institución escolar propor-
ciona elementos informativos y de conocimiento de validez general, y el
proceso de socialización que ocurre en su seno tiene un carácter formativo
y civilizatorio incuestionable. Lo que sí afirmo es que los contenidos de los
planes y programas de estudio, la metodología de la enseñanza empleada,
la forma de organización de la escuela y la propia formación del magiste-
rio, se instituyen con base en una determinada orientación ideológica, la
que naturalmente influye, tendencialmente, en la formación de la concien-
cia de los estudiantes de cualquier nivel escolar.
130
Aclaro que no se trata de un determinismo absoluto, ya que la vida esco-
lar es un híbrido en el que se mezclan concepciones, experiencias y prác-
ticas diversas, con frecuencia contradictorias en su matriz ideológica y,
por tanto, pedagógica y didáctica, pero enmarcadas en las directrices de
un determinado proyecto de Estado, que se desdobla al ámbito educativo,
siempre en función de los intereses de clase a los que sirve ese proyecto.
No es casual, por ejemplo, que Manuel Ávila Camacho haya decidido
suprimir del artículo 3º Constitucional el término “socialista”, planteado
por el general Cárdenas como un postulado básico de la educación impar-
tida por el Estado. Digo ello porque los proyectos de gobierno de ambos
ex presidentes eran radicalmente opuestos y ambos buscaban dotar a la
educación pública de su propia identidad.
Abundando en esta materia, la tecnocracia neoliberal puso en boga el
refrito de la calidad y la excelencia educativas, al que le dieron trato de
mandamiento de fe, por considerarlo un guiso indispensable de la ense-
ñanza en las escuelas. No dicen que esos terminajos fueron facturados por
organismos como la OCDE, simple fachada para encubrir el propósito de
inducir procesos escolares funcionales a la ideología neoliberal.
Un caso emblemático de la lógica planteada es el ITAM. Esta univer-
sidad pregona a los cuatro vientos el tema de la calidad y la excelencia
educativas, a las que considera atributos básicos e “irrefutables” de su
concepción educativa general y de su proyecto universitario en parti-
cular. Pues bien, el ITAM fue fundado -como se planteó anteriormen-
te- para preparar a sus egresados como directivos o ejecutivos de la
empresa privada o en el de la toma de decisiones en el aparato estatal,
señaladamente en el área económica, con la mira puesta en santificar
al neoliberalismo, con los resultados demoniacos ya analizados.
Así pues, la supuesta neutralidad del aparato escolar es un mito. La ideo-
logía nunca es neutral, como tampoco lo es el uso de la ciencia; realidad
que no entienden las mentes conservadoras, como quedó de manifiesto
recientemente con las agresiones a la directora del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Conacyt) María Elena Álvarez-Buylla, que se atre-

131
vió a hablar (con absoluta razón, al menos para la gente inteligente) de la
“ciencia del neoliberalismo”.
En el caso de México, el legado de José Vasconcelos, del periodo car-
denista, de titulares de la SEP como Jaime Torres Bodet o Agustín Yáñez
y, sobre todo, de las movilizaciones magisteriales de los años 50 y 60 del
siglo pasado, y a partir de 1979 de la CNTE, junto con formulaciones teó-
ricas y pedagógicas abundantes de maestros e investigadores, han servido
de respaldo o de contrapeso (según la época) a políticas educativas com-
prometidas con el interés nacional y popular.
No hago apología de la escuela pública o de sus universidades, repudia-
das por los ricos y sus tecnócratas, pero sí de conquistas históricas como
la gratuidad de la enseñanza y el carácter laico de la educación; la libertad
de cátedra y el valor de la conciencia crítica; la masificación del proceso
educativo y su concepción humanista; la recreación de la cultura y el valor
inigualable de la producción artística.
En mi caso, soy egresado de la UNAM y fui maestro del IPN durante 13
años. Me enorgullece su existencia y el papel de ambos centros educativos
en el movimiento de 68, ejemplo de conciencia y praxis del estudiantado
de esas y otras escuelas públicas con el destino de México y su pueblo.
Considero a la UNAM como la mejor institución del país en el siglo XX
y al IPN como un aporte ejemplar del general Cárdenas al necesario vín-
culo entre proyecto de nación y educación superior. Sólo en materia de
investigación, ambas instituciones, junto con la UAM, generan el 50 por
ciento del total nacional, frente al 5.5 que generan 15 instituciones privadas.
Añado a sus brillantes egresados en el terreno de las artes, las ciencias y la
tecnología. Los tres premios Nobel otorgados a mexicanos, Alfonso García
Robles, Octavio Paz y Mario Molina fueron egresados de la UNAM.
Sin embargo, las universidades públicas en México han sufrido una do-
lorosa regresión en las últimas décadas, como si las hubieran contagiado.
En tiempos de la 4T, es insoslayable romover y facilitar un amplio debate
acerca de su papel en un proyecto de nación y de gobierno contrapuesto al
impuesto durante 36 años de depredación neoliberal.

132
No entendería mantener inercias, cuando el pensamiento conservador
fue erosionando gradualmente los enfoques y contenidos de los planes y
programas de estudio, sumado al deterioro ideológico de los lineamien-
tos institucionales, la antidemocracia en la integración de sus autoridades
(cobijada en el argumento oportunista de su autonomía), frecuentemente
guiadas por una visión mercantilista y acrítica de la educación, junto con
un creciente número de profesores que se comen gustosos el guiso de la
supuesta neutralidad de la ciencia y la enseñanza.
Corresponde a los propios maestros, investigadores, estudiantes y trabajado-
res no docentes de los centros educativos públicos, tomar la estafeta de la rica
memoria histórica de la educación pública en México y debatir cómo articular-
la con el proyecto de gobierno de la 4T. Lo que está en juego, finalmente, es el
tipo de formación y de conciencia que inspira la escuela en sus estudiantes. Ya
será cosa de cada quién definir la ruta de sus vidas y compromisos
La regresión aludida se agravó con el predominio neoliberal. Los direc-
tores generales del IPN, por ejemplo, sostenían que el objetivo del Instituto
era formar profesionistas y técnicos al servicio del sector productivo, aca-
so convencidos de que tal sector era representativo de los intereses de la
Patria (digo ello en alusión al original y cardenista lema institucional “La
técnica al servicio de la Patria”). En plena era neoliberal, los señores que
dirigían los destinos del IPN se cuadraban, vergonzosa y acríticamente, a
las necesidades de un sector productivo controlado por la oligarquía, las
empresas trasnacionales y el Estado a su servicio.
Con una lógica semejante, la reforma educativa de Peña Nieto y Aure-
lio Nuño la emprendió contra los maestros, culpándolos de los rezagos
y problemas del sistema educativo. Bajo semejante falacia, los serviles
tecnócratas al servicio de la SEP lanzaron su campaña de “evaluación” del
magisterio, mediante torpes pruebas estandarizadas, diseñadas y aplicadas
(cuando pudieron hacerlo) para justificar la persecución, afectar derechos
adquiridos y cortar cabezas.
Sin embargo, el propósito esencial de la muy publicitada reforma, ins-
pirada en espejitos y cuentas de vidrio, tenía la intención -como ya se

133
apuntó- de controlar integralmente la vida de las escuelas, para imponer la
privatización de las conciencias de niños y jóvenes, a imagen y semejanza
de la ideología dominante: individualista, consumista, competitiva.
Por ello, organismos de la llamada sociedad civil como “Mexicanos Pri-
mero” (encabezada por Claudio X. González hijo, siniestro personaje de
la prédica anti obradorista) fueron arietes del intento privatizador. Me los
imagino evaluando a los maestros, con Televisa sirviendo de mente crea-
dora en la elaboración de los libros de texto gratuitos a nombre de la cali-
dad y excelencia educativas.
Es cierto, como se describe más adelante, que en el tiempo de gobierno
de la 4T se aplican políticas educativas de nuevo cuño en distintas áreas,
producto de un compromiso con la educación pública y con el fundamento
de que la educación es un derecho, no un privilegio.
En ese contexto, me parece un contrasentido que el titular de la SEP
sea el ciudadano Esteban Moctezuma, ex secretario de Gobernación con
Ernesto Zedillo (el presidente Fobaproa) y ex presidente de Fundación
Azteca, rama “filantrópica” de una televisora dedicada a la producción
masiva de información tendenciosa o abiertamente falsa, mercantilismo
barato y abundancia de contenidos chatarra, pueriles, de una frivolidad y
mal gusto extremos.
Advierto muy difícil, casi imposible, que la ideología del citado secre-
tario pueda elaborar u operar una propuesta educativa acorde con el sig-
nificado de la 4T. ¿A qué diablos se refiere? cuando habla de una “nueva
escuela mexicana”. Más bien, pienso que su presencia en tan delicada res-
ponsabilidad expresa una concesión injustificada al pensamiento conser-
vador de derecha en un área de particular relevancia social.
Retomando el tema del proyecto educativo del actual gobierno, si bien
el concurso de los maestros debe ser esencial para articular críticamente
su experiencia con los propósitos transformadores de la 4T, no puede ol-
vidarse que los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE) apoyaron (con la mansedumbre de muchos maestros
controlados) la reaccionaria y privatizadora reforma estructural en materia

134
educativa, añadiendo un eslabón a la ignominiosa subordinación histórica
del charrismo sindical a los gobiernos en turno, convertidos ahora en hipó-
critas porristas de la eliminación de dicha reforma.
En contraste, el paso trascendental de su abrogación fue producto, en
gran medida, de la persistente movilización de la CNTE (incluyendo el
resultado trágico de la represión llevada a cabo por la Policía Federal en
Nochixtlán, Oaxaca), la histórica corriente sindical del SNTE que recien-
temente cumplió 30 años de vida, luchando no únicamente por la democra-
tización de su sindicato y la defensa de la educación pública, sino también
elaborando propuestas sobre su materia de trabajo desde 1982, sintetizadas
entonces en el documento Proyecto de Educación Alternativa.
Considero, por ello, que la CNTE debe desempeñar un papel estelar en
el proceso de elaboración de las leyes secundarias en la materia, así como
en la posterior supervisión y evaluación de su aplicación
Por cierto, retomando las digresiones, se ha debatido públicamente la
propuesta de aplicar en las escuelas de educación básica el programa “mo-
chila segura”. Esperamos que el gobierno de la 4T rechace (en caso de
repetirse tal iniciativa) semejante agravio a la dignidad de los niños. No es
posible que en espacios dedicados a la enseñanza, a millones de pequeños
se les esculque su mochila con libros, cuadernos, plumas y lápices, porque
tal vez uno entre un millón traiga un bote de cemento o un arma de fuego.
Es una pésima educación para los niños desconfiar de ellos y tragarse el
ejemplo de que un acto de autoridad está por encima de su dignidad y sus
derechos.

DERECHO A LA INFORMACIÓN Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

“Entre los errores cometidos, si de uno me arrepiento es no


haber regulado los medios de comunicación”
Lula da Silva

A pesar de la andanada en los medios de comunicación convencionales y


de la campaña pagada de calumnias y difamación en las redes sociales, la

135
aceptación social del presidente se mantiene muy elevada, lo que no quiere
decir que la repetición de mentiras sea inocua.
Sobre el tema, no coincido con la postura de considerar libertad de ex-
presión lo que viene aconteciendo en México con los medios. Entiendo
que dicha libertad es piedra de toque en cualquier democracia, pero ateni-
da a las diferentes posiciones que pueda haber sobre determinados hechos
o circunstancias. Es decir, diversidad de opiniones históricas, ideológicas,
políticas o morales, pero referidas a sucesos reales, objetivos, hasta de
ciencia ficción, pero no a falsificaciones intencionadas de la realidad, pues
este es el terreno de la mentira, del engaño a sabiendas.
Tal situación no es libertad de expresión, es libertinaje desinformativo,
utilizando para ello, como coartada, un principio democrático que en rea-
lidad les importa un carajo, como lo demostraron al transitar durante dé-
cadas entre el silencio cómplice y el respaldo abyecto al poder, de manera
descarnada en el periodo neoliberal.
¿De veras -mundo al revés-, los siguientes medios y personajes son
adalides de la libertad de expresión y representantes ejemplares del de-
recho social a la información?: Televisa, TV Azteca, Radio Red, Radio
Fórmula, Reforma, El Universal, La Razón, Milenio diario y televisión,
El Financiero o Tercer Grado. Hasta Proceso, en otra época importante
e influyente medio de información y análisis de los grandes problemas y
heridas nacionales, ahora es artífice de una ostensible parcialidad y encono
contra López Obrador y el proceso de la 4T.
Recientemente, la revista Contralínea realizó una muy seria investiga-
ción, basada en un informe de la Presidencia, sobre el pago del gobierno
de Peña Nieto a las empresas de las y los principales locutores y comenta-
ristas de radio, televisión y prensa escrita. Evidencia del “chayote”, el régi-
men pagaba y los periodistas halagaban o se hacían guajes, según dictaba
la lógica del contubernio.
En millones de pesos, se menciona a Joaquín López Dóriga con 290;
Federico Arreola 152; Enrique Krauze (por doble vía) 95; Oscar Mario
Beteta 74; Beatriz Pagés (revista Siempre) 59; Raymundo Riva Palacio 36.

136
Ricardo Alemán 28; Adela Micha 24; Pablo Hiriart 22; Jorge Fernández
Meléndez 21, y así otros.
Fatalmente, durante casi siglo y medio, una perniciosa costumbre de los
gobiernos en turno fue la de comprar líneas editoriales, tendencias infor-
mativas, notas y columnas periodísticas, para alabar las políticas oficiales,
adular a los políticos encumbrados y silenciar las realidades que los cues-
tionaban. Por acción o por omisión, el “chayote” ha sido el apetecible ins-
trumento para practicar un periodismo degradante, vendido, sin principios
ni objetividad alguna.
En este orden de ideas, no se puede olvidar la experiencia de varios
gobiernos de izquierda de países hermanos, en donde los puntales de la
conspiración fueron los consorcios de la comunicación controlados por la
derecha (El Mercurio en Chile, Clarín en Argentina, O Globo en Brasil,
por citar algunos), proceso que culminó con golpes de Estado, traiciones o
derrotas electorales.
Por otra parte, ligado a la libertad de expresión está el principio del de-
recho a la información, cimiento de dicha libertad. Al violentar el derecho
a la información veraz, se priva a la población destinataria de su derecho
a ser informada, sustituyéndolo por la mentira y la calumnia, nada menos
que a nombre de la libertad de expresión. Es la cumbre del absurdo.
En consecuencia, considero que esa libertad debe ser regulada, a partir
del derecho social a la información pública, no en el sentido de coartar o
censurar libertades, sino en la lógica de contar con el sustento legal para
que se juzgue y opine con base en los hechos. Sería deseable llevar adelan-
te un amplio debate social sobre este tema crucial, del que emanen razones
y propuestas que mantengan el actual estado de cosas o, en su defecto, que
cierren el paso a la vorágine de cinismo e impunidad que vienen practican-
do los medios convencionales. También es hora de que las fracciones de
morena en el Congreso de la Unión tomen cartas en el asunto.
El escándalo sería mayúsculo, pero mayúsculo y peligroso es el uso fac-
cioso y falsario que estamos viviendo a diario, en un armazón golpista
dirigido a reinstalar en el poder el pasado corrupto y tenebroso.

137
LIBERTAD SINDICAL
Desde los años cuarenta del siglo pasado, con periodos de auge y grandes
movilizaciones, la lucha por la democracia sindical ha sido una de las rei-
vindicaciones sociales más importantes en nuestro país. Anudada con las
condiciones laborales y de vida de millones de trabajadores y sus familias,
darle continuidad a esa memoria forma parte inseparable del ideario trans-
formador de la vida pública en México.
En este contexto, el año anterior se aprobaron reformas legales para que
los trabajadores elijan a sus representantes sindicales mediante el voto li-
bre, directo y secreto. Empero, quedó pendiente poner candados a la pre-
varicación del charrismo sindical. Un diputado federal del PES llegó a
decir, entre cínico e ingenuo, que en la comisión respectiva ese aspecto
pasó “inadvertido”. Así las cosas, el propósito del gobierno podría derivar
en castillo de naipes.
Es incuestionable que en México prevalece el control corporativo y
clientelar sobre los trabajadores del campo y la ciudad. A la par de ello,
dicho control fue un instrumento básico para mantener la dominación po-
lítica del PRI, dadivoso en el otorgamiento de representación política a los
charros, complicidad muy útil para asegurar su respaldo y el de su base
clientelar en la imposición de candidatos del partido tricolor y en la opera-
ción de los fraudes en elecciones constitucionales.
Para cerrar la pinza, los intereses del régimen y su partido no titubearon
en usar la represión cada vez que las luchas por la democracia sindical re-
basaban el control corporativo oficialista, con el saldo negro que relatamos
en el recuento histórico del capítulo anterior.
Como ya se ha mencionado, el PRI institucionalizó el control autorita-
rio de la fuerza de trabajo a través de organismos como la CTM, la CNC,
la CNOP, la FSTSE o los poderosos sindicatos nacionales de industria,
conjuntando una casta de liderazgos caciquiles y corruptos, bien servidos
económica y políticamente, consentidos por el régimen y por las cúpulas
empresariales, con dominio pleno de las formas e instrumentos para repro-
ducirse sin interferencias.

138
Pienso en los sindicatos de trabajadores petroleros, electricistas, de la
educación y el sector salud, del gobierno de la Ciudad de México o del
transporte, en manos de mafias sindicales priístas, expertas en imponer
dirigentes, inducir los votos, amedrentar y muchas maniobras más, ahora
emplazados a respetar la libertad sindical en contiendas libres, y mi pensa-
miento no alcanza a percibir que tal cosa sucederá. Al contrario, buscarán
a toda costa mantener el poder que han detentado durante un siglo, aunque
ahora se encuentren relativamente acotados.
Considero, entonces, que si el soporte legal de la libertad sindical no se
materializa en los procesos electivos concretos, los charros se saldrán con
la suya. Las garantías para realizar campañas en condiciones equitativas.
El control de los recursos económicos. La imparcialidad de los tribunales
laborales. La justeza de las convocatorias. Las sanciones ejemplares a las
prácticas de compra de votos y utilización de grupos de choque. Las repre-
sentaciones igualitarias. El conteo confiable de los sufragios, entre otros
aspectos, son elementos sin los cuales el propósito de democratizar la vida
sindical volverá realidad el castillo de naipes aludido.
Al respecto, resulta muy sospechosa la creación de la llamada Confede-
ración Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM). Su
principal dirigente, de nombre Pedro Haces, tiene una arraigada trayecto-
ria en el PRI, aunque ahora se presente como presunto sepulturero del vie-
jo sindicalismo oficialista y de sus vetustos dirigentes charros. Escenrio de
apetecible suplantación o relevo que podría derivar en un organismo cor-
porativo, a la usanza tradicional, pero ahora inclinado a morena y la 4T.
De existir tal situación, es absolutamente indeseable, ya que sería aten-
tatoria de la libertad sindical, constituyendo un vulgar entramado para
reproducir el control de los trabajadores, como parte del intento de refun-
dar al PRI en morena, el cual parece gozar del respaldo y beneplácito de
algunos de sus miembros prominentes.
Por cierto, en materia de relaciones laborales, se ha debatido pública-
mente el asunto de la subcontratación, práctica empresarial para eludir
obligaciones fiscales y derechos de los trabajadores. En ese contexto, el

139
coordinador de la fracción parlamentaria de morena en el Senado de la
República, Ricardo Monreal, accedió a integrar, por iniciativa empresarial,
una mesa de discusión de “alto nivel” para analizar el tema, resultando la
aceptación de las propuestas del capital, incluso contra la iniciativa del
también senador, Napoleón Gómez Urrutia, basada en la defensa de los
derechos laborales de los trabajadores y en el cumplimiento de las obliga-
ciones fiscales de las empresas del famoso outsourcing.
Con excelente tino presidencial, en días pasados se anunció la presenta-
ción de una iniciativa para finiquitar esta forma perversa de hacer negocios
privados con cargo a la dignidad y los derechos de los trabajadores.

INDUSTRIA EXTRACTIVA Y T-MEC


Como si se tratara del pasado colonial, aunque dos siglos después y con
una tecnología productiva abrumadora, los tres últimos presidentes neoli-
berales entregaron al capital privado más de una tercera parte del territorio
nacional en concesiones para extracción minera, incluyendo a empresas
extranjeras, varias de ellas canadienses.
López Obrador ha señalado que en su gobierno no se concederá una con-
cesión más, pero el daño, gravísimo, ya está hecho. La duda es si puede
o no revertirse. Declaro mi ignorancia sobre los términos de dichas con-
cesiones, pero es evidente su efecto nocivo para la soberanía de México
y para el medio ambiente, con afectaciones ampliamente documentadas.
Asimismo, la fuerza de trabajo utilizada en dicha industria convierte a
los campesinos en mineros explotados, bajo condiciones salariales y labo-
rales deplorables. Paralelamente, valiosos recursos no renovables como
el oro, la plata el níquel y otros minerales salen del país y se traducen en
ganancias enormes de las empresas, a cambio de casi nada, pues también
la carga fiscal es sumamente raquítica.
Por todos lados es pérdida, destrucción y explotación; de la soberanía
nacional, la naturaleza y los hombres. Sabemos que es parte de la nefasta
herencia neoliberal; no obstante, algo debe hacerse para revertir tal estado
de cosas. No está claro si el gobierno de la 4T actuará en esa dirección.
Esperemos que sí.
140
En cuanto al flamante tratado comercial con Estados Unidos y Canadá
(T-MEC), si bien no quedó integrado el tema de la energía por iniciativa
de México, sobran interrogantes acerca de los hipotéticos beneficios que
traerá consigo. La mayor fortaleza económica de Canadá y, sobretodo, de
Estados Unidos, puede traducirse en una relación muy desventajosa en
distintas áreas económicas y sociales.
Sería por demás ingenuo suponer que la retórica de la buena vecindad
esté por encima de los intereses económicos y geopolíticos de los gobier-
nos y de las grandes corporaciones económicas, ajenos históricamente a
los tratos justos, pero muy adictos a beneficiarse de la debilidad tecnológi-
ca y de capital de las contrapartes débiles, en este caso México.
En igual sentido, el invocado libre comercio seguirá subordinado a la
necesidad proteccionista de los países más ricos, en los ámbitos financie-
ro, agrícola, industrial, laboral o de tránsito de personas, en detrimento de
nuestro país.

MIGRACIÓN
Durante decenios nos pronunciamos por el respeto a los derechos humanos
de los millones de nuestros paisanos del otro lado de la frontera. Particu-
larmente la izquierda, fue reiterativa y exigente en este punto. En el mismo
sentido, se exigió un trato humano de la tenebrosa “Migra” con los mexi-
canos que atravesaban la frontera de la discordia, ante la evidencia del mal-
trato, persecuciones y asesinatos de que han sido víctimas por largos años.
La trama del 5 por ciento de aranceles a productos y servicios prove-
nientes de México, deja el sabor de boca de una balandronada de Donald
Trump. Medida seguramente mal vista por los exportadores de aquí (buena
parte empresas trasnacionales) y por los consumidores de allá, pues afecta-
ría los intereses económicos de los primeros y el bolsillo de los segundos.
Sin embargo, el gobierno de la 4T midió las consecuencias del chantaje
y cedió al mandato del presidente de las ocurrencias. Ahora, fatalmente, la
frontera sur de México es el principal retén de los migrantes de Centroa-
mérica, mientras Trump fue fotografiado a los pies del muro un día antes
de la reunión en Washington con López Obrador el pasado 8 de julio.
141
En la balanza estaba, de un lado, la tradición del derecho de asilo, el
calor de hermanos y el respeto a los derechos humanos de los migrantes;
del otro, los efectos negativos para nuestra economía por los aranceles
verbales. En otras palabras, congruencia con los principios o pragmatismo
político “justificado”. La balanza se inclinó hacia donde todos sabemos.
Queda la impresión de que Trump y sus halcones hallaron el camino, del
que seguramente tomó nota Joe Biden. Suponer respeto de su parte a nues-
tro país es un eufemismo. En su pensamiento, el proyecto de las 4T tiene el
amargo sabor del “populismo”. Quisieran en México presidentes dóciles,
como los seis neoliberales mexicanos, o del tipo de Sebastián Piñera, Iván
Duque, Lenín Moreno o Jair Bolsonaro, a los que Washington acaricia con
el pétalo de la rosa, igual que lo hizo con la golpista Jeanine Áñez o con
Juan Guaidó, el “presidente” venezolano autoproclamado.
El habitante de la Casa Blanca, sea quien sea, repetirá ese u otro tipo de
chantaje. Se dirá que es fácil cuestionar la decisión del gobierno mexicano
cuando no se tiene enfrente un riesgo mayúsculo, sea real o no, pero un
gobierno como el nuestro debe privilegiar los principios en las relacio-
nes internacionales, confiado en que los buenos principios siempre flotan,
mientras que los principios negociados se hunden en el fango.

VIOLENCIA E INSEGURIDAD / AYOTZINAPA


Parte de la decadencia heredada fue el rayo de la inseguridad y la violen-
cia. Principal problema de México y agobio cotidiano de su población.
Como se ha repetido, la corrupción de cuello blanco, sumada al abandono
del pueblo, fueron caldo de cultivo de resentimiento, frustración y hori-
zonte ausente, condiciones sociales perfectas para el desastre.
Adicionalmente, la complicidad entre autoridades de todos los niveles y el
crimen organizado, en el marco del mega negocio del narcotráfico y los delitos
asociados, con un mercado inagotable, crearon una especie de estructura de
concreto armado, vinculada por intereses diversos eficazmente interrelaciona-
dos: miles de campesinos productores, organizaciones criminales con estructu-
ras militares, sicarios, consumidores e informantes, altos empresarios y servi-
dores públicos que alcanzaron hasta la presidencia de la República.
142
Bajo tales condiciones, rematadas por la estúpida guerra contra el nar-
cotráfico decretada por Felipe Calderón, nada menos que al mando del
narco Genaro García Luna, el crimen organizado se convirtió en el poder
real en varias regiones del país. Como carne de cañón, quedaron expuestos
millones de jóvenes. Bastó que una parte de ellos optara por sumarse a la
delincuencia, a fin de cuentas generadora de ingresos, alimentados con
la subcultura del machismo, las armas, la droga, los corridos, la posibili-
dad de “ser alguien”, para convertir al crimen organizado en una poderosa
fuerza con respaldo social a la mano.
Como dato ilustrativo del abandono de los jóvenes y su vinculación a
la delincuencia, en 2019 se contabilizaron 198 384 presos en las cárceles
mexicanas, casi 70 mil de ellos jóvenes de entre 18 y 29 años de edad.
Remontar el tema de la inseguridad y la violencia está resultando muy
difícil, particularmente en el delito de homicidios dolosos, talón de Aquiles
del gobierno de la República. Si bien atender las causas es la vía principal
e inobjetable para enfrentarlas, el problema es de tal magnitud y profundi-
dad que sus efectos positivos son graduales, de lento desarrollo.
Sobre el asunto de la Guardia Nacional, me incluyo entre los que no
estaban de acuerdo con su creación, ya que la virtual militarización del
combate a la inseguridad tendría consecuencias negativas para los dere-
chos humanos. No obstante, vistas fríamente las cosas, no quedaba de otra.
Esperar a la calidad profesional y moral de las policías era insostenible.
Es deseable que la formación de los integrantes de la Guardia Nacional
esté muy bien pensada (desconozco los programas al respecto), porque si
no queda claro y asumido por sus mandos e integrantes el asunto crucial
de los derechos humanos, la repetición de los vicios tradicionales seguirá
siendo una tentación al alcance de la mano, y de los fusiles.
El qué hacer y cómo tiene un halo de misterio. Se hacen cosas de innega-
ble valor, pero falta. Se atienden causas, pero la pobreza y la exclusión de
tantos años siguen siendo respondonas. Se decide respetar los derechos hu-
manos, pero la cultura heredada sembró malos hábitos. También advierto
falta de involucramiento social en el tema de la inseguridad y la violencia,

143
en parte porque no son claros los medios para una participación más aciva.
De existir estos (asunto de inteligencia, creatividad y voluntad política),
serían un sólido eslabón para enfrentar la calamidad.

AYOTZINAPA
Un compromiso de Andrés Manuel fue aclarar la verdad sobre los hechos
de la cruel, triste e infame represión, asesinatos y desaparición de los 43
jóvenes estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa. La
magnitud escalofriante de ese hecho acaparó la atención de los principales
medios de comunicación del mundo. Fueron varias horas de salvajismo a
mansalva en el centro y vialidades principales de la ciudad de Iguala.
Sabemos que no fue un hecho aislado. Forma parte del círculo de fuego
que ha enlutado a millones de familias, agraviando a la sociedad, pero cu-
yos autores materiales e intelectuales de alto nivel permanecen impunes.
Ayotzinapa adquirió un rango emblemático de la tragedia nacional. Han
transcurrido dos años de gobierno, y si bien se han alcanzado algunos re-
sultados que desnudan de nueva cuenta la patraña de la “verdad histórica”
de Peña Nieto y Murillo Karam, el saldo de la investigación (con las dudas
adyacentes sobre la eficacia de la Fiscalía General de la República) está
lejos de lo deseable.
Ostensiblemente se trató de un crimen de Estado, pues participaron altas
autoridades políticas, así como instancias públicas de seguridad, tanto mu-
nicipales como estatales y federales, incluidas entre estas últimas, cuando
menos, la Policía Federal y la 26ª Zona Militar con sede en Iguala. El
merecido alivio de los padres de familia, en el mar de su desgracia, y de la
conciencia nacional toda, reclaman justicia.

CONGRESO CONSTITUYENTE
Otro elemento programático digno de un amplio debate, es la viabili-
dad o no de un Congreso Constituyente que dote al país de una nueva
Carta Magna. La Constitución vigente, con sus cientos de modifica-
ciones, es un híbrido malsano que hasta 2108 fue perfectamente fun-
cional a las necesidades del neoliberalismo.

144
Con el actual gobierno se han logrado aprobar iniciativas de Ley y
modificaciones constitucionales acordes con el proyecto de la 4T, pero
ello es insuficiente para sellar en la ley suprema un camino de ñargp
aliento. Como sea, las utopías abren la ruta a las realizaciones.
No es el momento, pero tal vez, si el resultado de las elecciones
intermedias de 2021 fuera favorable al movimiento de la 4T, neutra-
lizando las malas vibras de legisladores insensibles y, de paso, more-
na hubiera resuelto su desesperante postración, podría plantearse la
iniciativa de un Congreso Constituyente, tal como sucedió en las tres
transformaciones históricas que precedieron a la Cuarta

DISCORDANTES Y CABALLOS DE TROYA


“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en apa-
recer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.

Antonio Gramsci14

En 2006 Andrés Manuel ganó la Presidencia y fue victimado, junto


con la voluntad ciudadana, por un escandaloso fraude electoral. En
2012 la masiva compra de votos inclinó la balanza por Peña Nieto.
Con tales antecedentes, parece lógica su decisión de abrir el abanico
en 2018, estableciendo acuerdos con partidos políticos, sectores socia-
les y grupos empresariales anteriormente opuestos a su candidatura,
pero ostensiblemente ajenos al ideario significante de la 4T y sus fun-
damentos éticos y morales.
Adicionalmente, en el movimiento y en morena cohabitan líderes y
clientes políticos que tampoco se identifican ideológicamente con el ideal
transformador, ni con el estilo, enfoques y parte de las decisiones de López
Obrador. De allí, una duda irreprimible: ¿hasta qué grado esta situación
significó, o podrá significar, atemperar el proyecto de transformación de la
vida pública de México?

14
Intelectual marxista italiano. Fundador y militante del Partido Comunista. Preso político. Su
aporte teórico al conocimiento de la superestructura social del capitalismo y al valor de la cultura
en los procesos revolucionarios es de época. Hombre multifacético, es un referente insustituible.

145
Lo planteo de otra forma: idealmente el servidor público de la 4T, en el
cargo que ocupe, al igual que los miembros de morena en la actividad
que realicen, deben ser congruentes, bajo cualquier circunstancia, con los
principios y fundamentos que integran la identidad del proyecto, la cual no
puede ser prenda de negociación. Pregunto: ¿esta es la tesitura de los dis-
cordantes? Ciertamente no. De manera que atravesamos por una ostensible
contradicción. ¿Acaso estamos, sin reversa posible, en el predominio del
pragmatismo sobre los principios?
Anoto sobre la página una serie de situaciones y ejemplos que exhiben
la contradicción aludida y dan relieve a la interrogante anotada, al menos
desde la óptica planteada en este libro.
Hablando de definición ideológica y de principios, un ejemplo claro de
concesión inadmisible, fue la alianza electoral con el Partido Encuentro
Social (PES), pequeño grupo adherido a la ubre de las prerrogativas, con
posturas claramente reaccionarias, que aportó a la candidatura presidencial
1.5 millones de votos (5 por ciento del total), pero llevándose en su alforja
la gubernatura de Morelos, 27 diputaciones federales y cinco senadurías.
Como lloviendo sobre mojado, hace pocas semanas se anunció la alianza
con el Partido Verde para los comicios de 2021. Ya sabemos la importancia
de esas elecciones, pero dicho partido ejemplifica, en primera fila, el opor-
tunismo político y la ausencia total de principios. La ostensible corrupción
de varios de sus dirigentes, así como el desaseo y oportunismo de sus
gestiones en cargos públicos (por ejemplo en el gobierno de Chiapas) son
realidades inocultables.
En cuanto a estructuras legislativas y de gobierno, salta a la vista que
sobran los que no comprenden ni comparten el profundo cambio de ca-
lidad que requiere nuestro país. Los discordantes son portadores de una
ideología que oscila entre la derecha, de cuño muy empresarial, y otra cla-
ramente enraizada en la cultura política del PRI. Ambas, con sus matices,
penetraron o radican en la plaza de la utopía, cual caballos de Troya, para
descarrilar o desnaturalizar el proyecto, algunos intencionalmente, otros
simplemente como producto de sí mismos.

146
Salta a mi mente la renuncia de Víctor Manuel Toledo a la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por discrepancias con
Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia y Víctor M. Villalobos,
titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), por des-
acuerdos con los intereses mercantiles y la visión empresarial con las que
entienden la cuestión agraria, argumentando incluso -con toda razón- que
tales posturas son contrarias a la 4T. Ya me referí a Esteban Moctezuma,
titular de la SEP, con una visión de escaso o nulo entendimiento sobre
la necesidad de un sector educativo vinculado con el proyecto global de
transformación de México. Y así, varios más en distintas responsabilidades
públicas, incluyendo tres gobernadores del bando de los impresentables.
Los ejemplos siempre se quedan cortos, pero son ilustrativos.
En este tenor, es lamentable y vergonzoso que el coordinador de morena
en el Senado, Ricardo Monreal, no sólo respalde al capital en sus negocios
del outsourcing, sino que aparezca tristemente en televisión manifestando
su respeto y acuerdo con Carlos Loret de Mola, portándose lambiscón con
un chayotero y difamador de los más siniestros. De colmillo retorcido, es
obvia la trama del gato encerrado, como lo fue su berrinche cuando no ob-
tuvo la candidatura a la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal,
amenazando con irse a otro partido.
Por su parte, el flamante triunfador de la tranzada Consulta, ex pre-
sidente de la Junta de Coordinación Política y ex coordinador de los
diputados federales de morena, Mario Delgado, avaló la propuesta de
20 candidaturas para ocupar cuatro cargos de consejeros en el INE,
formulada por un comité técnico ostensiblemente parcial, con la fina-
lidad de reproducir en el Instituto la misma cultura facciosa que viene
arrastrando de tiempo atrás, como quedó de manifiesto con el perfil de
cuando menos tres de los ungidos.
Tampoco se olvida el respaldo de Delgado a la efímera Reforma Edu-
cativa de Peña y Nuño, su desacuerdo con la cancelación del aeropuerto
tóxico de Texcoco, ni el regaño de Andrés Manuel en una Mañanera por su
lentitud para dar cauce a sus iniciativas de Ley más sensibles.

147
Todo indica que el segmento de morena que comparte concepciones y prác-
ticas como las ejemplificadas, muy emparentadas con el pragmatismo sin prin-
cipios que desbarrancó al PRD, goza de muy buenas relaciones políticas con
personeros del viejo sistema y comparte camaradería con dirigentes de otros
partidos.
En el mismo terreno pueden ubicarse las decisiones del TEPJF, fruto
podrido de las prácticas que repudiamos. Una de ellas fue la anulación de
las elecciones internas de morena, aprobadas por su Consejo Nacional y
efectuadas en octubre de 2019 o, más recientemente, la de imponer, ilegal
y burdamente una Consulta telefónica caricaturesca, cínica, vulgar retrato
hablado, para imponer a Mario Delgado como presidente del partido guin-
da. Este nefasto procedimiento fue inducido -creo yo- por la caballería de
Troya en beneficio de su delfín. La concesión planeada fue en la Secretaría
General, con la joven y comprometida senadora Citlalli Hernández, quien
pagó los platos rotos de semejantes prácticas.
Debo añadir que Mario Delgado no viene del movimiento, ni del partido.
Su encumbramiento es burocrático y mediático. No cursó la militancia
opositora que otorga credibilidad y confianza. Me duele que una persona
así sea presidente de morena, partido que representa la continuidad de las
mejores tradiciones culturales y de lucha del pueblo mexicano. Nada que
ver con la ideología y la cultura política de los suspirantes del “Primor”.
Como sea, Monreal, Delgado y sus pares, bien colocados y diseminados,
ponen en cuestión al movimiento, su autoridad moral y su credibilidad en
la sociedad. Dudo mucho que opere en ellos un cambio. El entrañable José
Mujica dice:

“El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes realmente son”.

Lo previsible, entonces, es que tomen decisiones a partir de su ideolo-


gía y de lo que han sido en su trayectoria política, presagio de conductas
opuestas a la historia, el programa, la utopía y los valores de la 4T. Los
caballos de Troya vienen del pasado y a él quieren regresar. Los aires del

148
viejo sistema parecen refrescarlos y lanzarlos a la ofensiva. La traición a
flor de piel.
En ese marco, la caballería ya tomó el cargo principal de morena y se
apresta a dominar al partido, sin más fin que utilizarlo para imponer candi-
daturas a modo, es decir, que contengan y reflejen los intereses de quiénes
los encumbraron, sumando fuerzas e incondicionalidades para lanzarse en
pos de la presidencia de México en las elecciones de 2024, inspirados en
la no tan descabellada idea de refundar al PRI en morena.
Es paradójico. Las fuerzas de derecha no han tenido éxito en su labor
conspirativa de desprestigiar a Andrés Manuel y, con él, al proyecto y al
movimiento. Qué mejor, entonces, que hacerlo desde dentro, apropiándose
de morena y la evidente fuerza electoral que le brinda López Obrador.
Se avecinan los comicios de 2021. Renovación, en número de 500, de
la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, poco más de 2 mil presidencias
municipales y 1 888 diputaciones locales. Está en juego la continuidad, el
estancamiento o la regresión del proceso transformador. ¿Quiénes serán
las y los candidatos? De predominar los intereses de quienes buscan apro-
piarse de morena, el pronóstico es para enchinar el cuero. Habrá muchos
“triunfos”, pero al elevado costo de nutrir a su “Primor”. Como veo las
cosas, por ese lado oscuro apunta el disparo.
Por cierto, se habla mucho de la necesidad de la unidad en morena, la
que recibe un trato de imperativo categórico. Sin embargo, pienso que la
unidad a toda costa es ave de mal agüero, como lo prueba la historia, vieja
y reciente, tanto de México como de otras latitudes.
No sólo eso, una unidad trascedente para el proyecto de la 4T no puede
anclarse en el amasiato del oportunismo político, las negociaciones sin
principios, la compra de voluntades, la debilidad ideológica y moral, con
la memoria, el programa y la utopía de un movimiento que viene de lejos,
que enfrentó duras acechanzas, que se vinculó con la lucha popular, que
vivió con convicción los días difíciles. Mezclar a la fuerza una cosa con la
otra resultaría, más temprano que tarde, en el derrumbe de la credibilidad,
la confianza social y el respaldo del pueblo.

149
Advierto como la mejor alternativa, quizá la única, reactivar la concien-
cia de identidad, retomando el espíritu ciudadano de la insurrección elec-
toral de 2018, coincidencia mayoritaria en el partido y en el movimiento,
aunque se encuentre desorganizada. El pensamiento de izquierda tiene la
palabra, como entraré en detalles más adelante.
Quiero reiterar que el mayor riesgo que enfrenta la 4T, radica en que tan-
to en morena como en el gobierno federal, los seis gobiernos estatales, las
cámaras del Congreso de la Unión, los congresos locales, las presidencias
municipales y las estructuras directivas de los gobiernos (todas y todos
sus integrantes votados bajo el emblema de morena) cabalgan personas
desposeídas de compromiso con el proyecto de transformación de la vida
pública de México; que andan allí, simulando respaldo, pero en realidad
esperando el momento para desdibujarlo y, en su momento, descarrilarlo.
El desafío es transparente. El movimiento que encabeza López Obrador
tiene una enorme responsabilidad ante sí mismo, ante el pueblo y ante la
historia. La oportunidad pudiera ser irrepetible; dejarla ir por desviaciones
o errores propios sería imperdonable.

150
IV. MORENA: DESAFÍO HISTÓRICO
“Los integrantes del partido deben tener presente, en su
quehacer cotidiano, que son portadores de una nueva
forma de actuar, basada en valores democráticos y hu-
manistas y no en la búsqueda de la satisfacción de inte-
reses egoístas, de facción o de grupo”.
Artículo 6 de la Declaración de Principios

1) ANTECEDENTES RECIENTES
Cuando nos referimos a los pilares de identidad de la 4T, consideramos en
primer término al de la historia, en tanto memoria de la que es continuidad
nuestro movimiento y, desde luego, morena. Toca el turno a sus antece-
dentes históricos más recientes, sin duda parte de su memoria.

PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA


El eslabón previo más directo de morena es el PRD. Trasmisor de una
herencia de “paternidad”, sintetizada en vasos comunicantes de aciertos y
errores en experiencia vivida, debate ideológico y cultura política.
La fundación del PRD fue la salida política al escandaloso fraude en la
elección presidencial de 1988. La convocatoria a su formación concitó una
espléndida respuesta de prácticamente todas las fuerzas de izquierda, tanto
las provenientes del movimiento social de las cinco décadas anteriores,
como la de los grupos y partidos políticos socialistas o nacionalistas ra-
dicales. Previamente ya habían participado en el Frente Democrático Na-
151
cional (FDN) para apoyar la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cár-
denas, sumándole a su arrastre popular una sólida identidad de izquierda.
En el recuento histórico de la identidad de nuestro movimiento, me referí
a la importancia de esa fusión, resaltando el papel de la Corriente Demo-
crática, emanada de su ruptura con el PRI, la cual dotó al movimiento opo-
sitor al régimen y al entonces incipiente neoliberalismo de un importante
potencial electoral.
En secuencia, desde que el PRD obtuvo su registro electoral del Partido
Mexicano Socialista (PMS), se reivindicó como partido de izquierda, con
un proyecto de transformación democrática y popular del país, con espa-
cios en donde se debatía el qué hacer político, así como vigorosos princi-
pios y valores morales. En poco tiempo, el partido del sol azteca desarrolló
una respetable estructura organizativa, e incluso una base social campesina
radicalizada, que enfrentó con el fierro de las armas los fraudes electorales
en Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Eran tiempos de construcción, resis-
tencia y esperanza.
Mencioné la existencia de una cultura política proclive al debate. Efecti-
vamente. Fui miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido
en 1995 y 1996, entonces integrado por compañeras y compañeros con
distintas posiciones, pero con solidez ideológica y trayectoria política, en
donde se discutía, con frecuencia acaloradamente, sobre el rumbo del país
y del partido, básicamente entre las posiciones claramente de izquierda y
las más cercanas a posturas socialdemócratas, encabezadas estas por Por-
firio Muñoz Ledo, a la sazón presidente del partido.
Dos ejemplos de esa vitalidad se expresaron, el primero de ellos en el
Congreso Nacional de 1996, en Oaxtepec, Morelos, con un debate a fon-
do, ríspido, entre dos opciones: la de impulsar un Gobierno de Salvación
Nacional frente al creciente hostigamiento y represión de Ernesto Zedillo,
sumado a sus políticas crudamente neoliberales, o la de buscar acerca-
mientos con el régimen para negociar una Transición Pactada a la Demo-
cracia. La fuerza de ambos bloques se tradujo en una apretada victoria de
esta última, pero también en la continuidad del debate.

152
El otro caso giró alrededor de la pertinencia o no de establecer un acuer-
do de unidad con el EZLN, en la que por mayoría de votos en el CEN se
acordó llevarla a cabo y plantearla cara a cara con Marcos y la dirección
zapatista -como aconteció-, por cierto con la abierta oposición de Porfirio.
Finalmente quedó en el tintero.
En contraste con el debate sobre temas y asuntos de valor estratégico
y trascendencia nacional, en la parte alta de la pirámide partidista se fue
abriendo paso -mutación de prioridades- la disputa por el control del par-
tido y por el acceso a las candidaturas a cargos de elección popular. Am-
bición, legítima o no, producto de la equivocada decisión de establecer
“cuotas de poder” a partir de la fuerza real o supuesta de los varios grupos
internos organizados. Este mecanismo, pensado como riel para encauzar la
heterogeneidad ideológica y política prevaleciente en el PRD, degeneró en
un combate fratricida (“a navaja limpia” se decía) que relegó gradualmen-
te sus principios y objetivos. La ciudadanía, atenta, pasó factura.
Más adelante, en su gestión al frente del partido (1996-1999), Andrés
Manuel se propuso reencauzar las prioridades, cristalizando en la obten-
ción de casi el 25 por ciento de la votación nacional en las elecciones
intermedias de 1997. Sin embargo (como también ya se explicó en el capí-
tulo II), diplicente por la situación interna, el entonces secretario general,
Jesús Ortega, encontró vía libre para avanzar en el control de la estructura
partidista, desatando el vendaval del grupismo y las ambiciones de los
dirigentes de las llamadas corrientes (en realidad eran grupos de presión,
no corrientes). Esta situación incubó una crisis que terminó en catástrofe,
y ésta en pérdida de credibilidad y vergüenza.
Como sea, es innegable la importancia del PRD en la lucha por la demo-
cratización de México. Quiero reiterar que en el lapso de 1989 a 1998 (con
Carlos Salinas y Ernesto Zedillo como presidentes), fueron asesinados 670
perredistas, principalmente en el medio rural de los estados de Chiapas,
Oaxaca, Guerrero y Michoacán. Venganza del régimen, pero también te-
mor de lo que representaba el PRD como opción electoral de transforma-
ción, por la izquierda, de la vida pública en nuestro país.

153
Historia de claroscuros, mitos, leyendas y realidades, el PRD fue el pro-
yecto de unidad de la izquierda más importante en la historia mexicana del
siglo XX. Miles de miembros de morena participamos en sus filas, con
la idea puesta en desarrollar una fuerza política que encaminara a Méxi-
co por un sendero de transformación en contra del régimen autoritario y
corrupto del PRI y del PAN, así como del neoliberalismo que hoy, a pesar
de su rotundo fracaso, sigue siendo el principal obstáculo del camino a la
regeneración nacional.
Abanico contradictorio. Rescatar en morena los aportes y enseñanzas
positivas, evitando los errores y la pérdida de brújula: grupos y ambicio-
nes; lucha despiadada por candidaturas y cargos; abandono del proyecto
y sus principios, debían encontrar en el partido guinda el camino de su
sepultura. Asunto de “deber ser”, la ética enfrenta hoy la pesadilla de la
repetición de vicios, extravíos y desviaciones. La moneda está en el aire.

MOVIMIENTO OBRADORISTA
Quizá el punto de arranque de lo que se consolidaría a la postre como mo-
vimiento obradorista, fue el “Éxodo por la Democracia” de 1991. Lenta y
entusiasta marcha iniciada por un puñado de tabasqueños, de Villahermosa
a la Capital, al ritmo de la marimba y el efecto refrescante del pozol, en
repudio al fraude electoral cometido en esa entidad contra López Obrador.
Culminó en el Zócalo de la ciudad de México en 1992 con un mitin de 40
mil participantes y decenas de cajas con pruebas del fraude, inculpatorias
de Roberto Madrazo y el abierto desafío al régimen y a las autoridades
electorales. Momento revelador del compromiso de un dirigente con la
congruencia, en tanto valor moral, y disposición a encabezar la moviliza-
ción y el malestar social, como valor político.
En el año 2000, en pleno ascenso de la “Ola Fox”, el PRD planteó la ne-
cesidad de mantener el gobierno del entonces Distrito Federal, después de
una gestión un tanto desangelada de Cuauhtémoc Cárdenas, contrastante
con el enorme entusiasmo que concitó su triunfo electoral en 1997. Esta si-
tuación reclamaba de una candidatura fuerte, siendo la de Andrés Manuel
la más prometedora en cuanto a posibilidades de triunfo. Así aconteció,
154
para infortunio de Vicente Fox, que encontraría en el Jefe de Gobierno una
tenaz y persistente oposición.
Su gestión al frente del gobierno capitalino le garantizó un vasto res-
paldo social, por su estilo sencillo, perseverancia, honestidad, convicción
austera y, de manera destacada, por una política social, eficaz y creativa-
mente instrumentada, al servicio preferentemente de los habitantes de las
unidades territoriales de alta y muy alta marginación.
Ese patrimonio político y moral se tradujo en un creciente respaldo so-
cial. En la elección del año 2000, López Obrador obtuvo 1 millón 608 mil
votos y para el 2006 subió a 2 millones 770 mil en el Distrito Federal.
Hecho sorprendente, ya que expresó el reconocimiento ciudadano por su
papel al frente del gobierno de la ciudad. Digo ello, porque generalmente
los gobernantes en nuestro país entran con dudas y casi siempre salen por
la puerta de atrás.
Para entonces estaba claro que el liderazgo político de la izquierda y de
la transformación social recaía en el político de Tepetitán, municipio de
Macuspana, Tabasco, conductor de un movimiento con el signo de su ca-
risma y su propuesta política. La campaña electoral de 2006, a ras de tierra,
confirmó un entusiasta y enorme respaldo popular, particularmente en los
estados de la República de la región Centro-Sur.
Los meses posteriores al fraude de 2006 se caracterizaron por la lucha
legal y política contra la imposición. La primera, como era obvio, perdida
de antemano y sujeta a las perversas maniobras del régimen de Fox y la
abierta complicidad del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) y su ca-
ricaturesco presidente, Luis Carlos Ugalde, haciendo malabares legaloides
para evitar la demanda central del movimiento: contar “Voto por Voto y
Casilla por Casilla”. Momento de históricas movilizaciones de repudio y
protesta en el espacio abierto de la sociedad y en multitudinarios e inolvi-
dables mítines en el Zócalo capitalino. Finalmente, por consigna del poder,
el siniestro TEPJF selló “legalmente” el atraco.
Ya mencionado anteriormente, resultó inolvidable el plantón pacífico de
protesta realizado durante 48 días en la Ciudad de México, no sólo porque

155
evitó una confrontación violenta, sino porque fue un espacio abierto de
aprendizaje, fraternidad, sacrificio, creatividad política y cultural para
miles de activistas y simpatizantes. Pasará a la historia como un gran ejem-
plo de resistencia popular frente al ultraje recibido.
Durante el plantón en el Zócalo se efectuaban regularmente plenarias
abiertas de carácter informativo, presididas regularmente por López Obra-
dor, al calor de las cuales se integró la Asamblea Democrática Nacional
(ADN), instrumento organizativo básico y plural en la coyuntura de resis-
tencia al fraude y la imposición.
Es cierto que esta etapa del movimiento no se tradujo en un desarrollo
organizativo estable, tal como lo exigía un sector de la ADN, generando
discrepancias que no encontraron un cauce de solución en esos momen-
tos. Todo indica que la postura de Andrés Manuel respondía a una lógica
diferente, la que se concretó el 20 de noviembre de ese año crucial para el
futuro del país.
Efectivamente, en un evento multitudinario en el Zócalo capitalino se
creó el Gobierno Legítimo de México. Al margen de si era un presiden-
te y un gabinete de “sombra”, como algunos lo entendían, esta polémica
medida simbolizó el rechazo firme al fraude electoral, haciendo patente
el carácter espurio e ilegítimo del gobierno de Felipe Calderón, orillado a
ingresar por la puerta trasera de la Cámara de Diputados para que le col-
garan una deslavada banda presidencial. Día de protesta y represión (con
un papel no muy digno de Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno del
Distrito Federal) ese primero de diciembre de 2006.
Durante los dos años posteriores, la actividad principal del movimiento
se centró en una vasta presencia en plazas públicas de todo el país. Me-
diante un trámite de afiliación al Gobierno Legítimo (desdibujado como
tal), permitió captar y abrir un camino de identidad contra la usurpación,
así como de simpatía popular por la causa del ya maduro y enfilado mo-
vimiento obradorista. En esta etapa, sólo en la capital de la República se
afiliaron al Gobierno Legítimo un millón de personas, alertadas de que la
lucha iniciaba una nueva etapa.

156
En una segunda etapa de este proceso, que tuvo curso entre 2009 y 2011,
se convocó nuevamente a la población para adherirse al movimiento, aho-
ra como Protagonistas del Cambio Verdadero. De nueva cuenta, con una
campaña nacional de presencia pública, tendiente a dotar al movimiento de
una forma organizativa permanente, se avanzó en una presencia territorial
importante, de difusión y propaganda sobre su programa, apuntando ya
al proceso electoral de 2012. Retomando el ejemplo del entonces Distrito
Federal, una vez depurados los padrones de ambas etapas, el número de
afiliados superó al millón 300 mil sólo en la capital de la República.
De esta coyuntura son las llamadas Casas del Movimiento, que si bien
sólo excepcionalmente llegaron a tener éxito, representaban un espacio
abierto a la sociedad para atender demandas por cobros excesivos de ins-
tituciones bancarias y dependencias públicas, particularmente de luz eléc-
trica domiciliaria.
Entre 2006 y 2012 se fue abriendo una fisura entre el movimiento, que ac-
tuaba con su propia dinámica, y la estructura orgánica del PRD, controlada
por los grupos de presión, algunos de ellos vinculados a sectores del PRI,
de los que sus jefes nacionales y regionales obtenían seguramente algo
más que consignas.
Época de predominio de los “chuchos”, conviviendo con otros grupos
menores en una disputa enconada por colocarse. Sin coincidencias reales
de principios, ideas o propuestas políticas, la relación entre el movimiento
y el partido estaba rota, guiada sólo por la conveniencia mutua. El registro
del PRD por un lado, y las apetecibles candidaturas cobijadas por el presti-
gio de López Obrador, por el otro. Finalmente, de la forzada unidad emanó
la candidatura presidencial de Andrés Manuel para la elección del 2012.
Era tal la descomposición en el PRD, que Jesús Ortega llegó a la presi-
dencia del partido en 2008, mediante un fraude escandaloso contra el otro
contendiente, Alejandro Encinas. En mi caso, por esa situación renuncié a
un partido que había alcanzado niveles extremos de componendas e inmo-
ralidad. Al poco tiempo, después de la elección del 2012, Andrés Manuel
rompió con el PRD. Algunos pensamos que se tardó demasiado.

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2) PARTIDO DE IZQUIERDA DE LA 4T

“No es de izquierda el que hace trampa; no es de iz-


quierda el oportunista, el corrupto, el acomodaticio,
el trepador; no es de izquierda el que no pone por de-
lante los ideales, los principios”.
Andrés Manuel López Obrador

Teóricamente morena es el partido político de la 4T. Todos los otros, aca-


so con excepción del Partido del Trabajo (PT), son confesos de derecha y
están en contra de un cambio de rumbo, aunque este fuera de aires. Como
botón de muestra, recordemos cómo votaron en 2014 a favor del llamado
“Pacto por México”, instrumento político de la continuidad neoliberal a
través de sus reaccionarias y fracasadas reformas estructurales. Más aún,
se alinearon en torno a las candidaturas de Ricardo Anaya (de manera har-
to vergonzosa el PRD) o José Antonio Meade, ambos defensores a ultranza
del neoliberalismo y su régimen de corrupción y privilegios.
Replicando el plano teórico, morena es un partido de izquierda por
su adhesión a un proyecto que, hemos demostrado, posee esa naturale-
za específica. No puede ser un partido de “centro” (como algunos sos-
tienen), porque el significado ideológico de esa patraña conceptual no
corresponde en forma alguna con la memoria, el programa y la utopía
de la 4T; sí, en cambio, con un supuesto “rostro amable” del capitalis-
mo neoliberal. En cuanto a partido “progresista” o “humanista” para
definir su ideología, no sólo se queda corta, sino que se utiliza como
disfraz para escamotear o negar su naturaleza de izquierda,
Desde luego, un partido de izquierda es progresista y humanista,
pero también es mucho más que eso y está muy lejos de agotarse en
la correcta pero muy incompleta visión de ser “honestos y tener buen
corazón”.
Es cierto que morena se asume como un partido incluyente, lo cual no
podría ser de otra manera a la luz de su opción por la vía electoral como
medio para impulsar su proyecto. Bajo esta lógica, es natural que una parte
158
significativa de sus miembros no se asuman como de izquierda, ni tendrían
porqué hacerlo. De lo que no hay duda, es que los 30 millones de votos por
Andrés Manuel exhiben un deseo social mayoritario por cambios profun-
dos en la vida económica, política y social de México. El hartazgo popular
que se manifestó en las urnas reveló su repudio a los efectos perniciosos
del proyecto neoliberal y a sus personeros conservadores y corruptos.
En todo caso, la apropiación gradual del significado del proyecto, por
la vía de la reflexión colectiva, la formación y la práctica políticas, junto
con las realizaciones legislativas y la obra de gobierno, irán poniendo las
cosas en su sitio. Sin cantar victoria -digo yo- a pesar de la acechanza de
los caballos de Troya aposentados en el movimiento.
Por otra parte, la formación intelectual y experiencia política de muchos
militantes del movimiento de la 4T son de izquierda, y las convicciones no
se cuelgan en el perchero de las salas de junta, ni se olvidan en el terreno
de las propuestas políticas o en el diálogo con compañeros y ciudadanos.
Al contrario, se tienen y llevan con orgullo.
Reconozco que me cuesta trabajo asumir que el cambio de los tiempos
también lo es de las subjetividades. El tránsito generacional trae consi-
go experiencias nuevas, de manera que sería una quimera querer que los
“de ahora” piensen igual que los “de antes”. No obstante, me acojo a ese
pasado, colectivo y mío propio, porque deseo que la formación intelec-
tual, trayectorias, experiencias y valores del pasado tengan la atención y
continuidad que merecen, pues forman parte indeleble de la identidad de
nuestra causa.
Me tocó vivir el movimiento estudiantil del 68. En escasos tres meses re-
cibimos una poderosa enseñanza de la realidad, que a muchos nos clarificó
la insolvencia moral del capitalismo, así como el carácter corrupto, falsa-
rio, represor y totalitario del Estado. Paralelamente, vivimos con ensoña-
ción la Revolución Cubana, el ideal socialista, la posibilidad de andar ese
camino. A la par, iniciamos (algunos ya la traían de atrás) una formación
intelectual amplia, marxista en muchos casos, que permitía explicar los
procesos de la vida social con un enfoque estructural.

159
Ahora ese esquema está devaluado por una realidad de subjetividades
distintas. El olvido no cabe, pero sí la obligación de ajustarlo a las nuevas
circunstancias. El desenlace que advierto forma parte del papel, que pueda
o no jugar, el pensamiento de izquierda.
Decía antes que teóricamente morena es el partido de la 4T y que, por
lo tanto, es de izquierda. Empero, tal vínculo se demuestra en la práctica,
situación que desgraciadamente no viene aconteciendo. La contradicción
es notoria y no se resolverá con decretos ni camisas de fuerza. El proyecto
es unívoco en significados (sin excluir las necesarias diferencias), pero su
comprensión y puesta en marcha son ajenas a la realidad que ha vivido el
partido después de las elecciones de 2018, caracterizada por el ostracismo.
En otras palabras, morena vive en una especie de limbo. Es de izquierda
por el proyecto que explica su existencia y razón de ser, pero sus costum-
bres y práctica política han estado dominadas por vientos opuestos, en
contra del deseo mayoritario de sus miembros. Es posible que después de
la pandemia se reconstruya el partido político que México necesita. Algu-
nos piensan que ya pasó lo peor; que del fondo, solo queda el camino hacia
arriba. Vamos a ver.

3) DIAGNÓSTICO
CAMPAÑA ELECTORAL 2018
Como era natural, durante la campaña del 2018 se priorizó el reto electoral.
Los miembros activos de morena se volcaron a la promoción y defensa
del voto. Lo primero mediante una política de contacto directo con la gen-
te, casa por casa, informando, ratificando simpatías y buscando convencer
mediante el diálogo directo. En el plano organizativo, esta labor la reali-
zaron comités por sección electoral, coordinados regional y distritalmente.
En cuanto a la defensa del voto, transcurrió a través de la selección y
capacitación de los representantes distritales, generales y de casilla, bus-
cando cubrir todos los espacios. La información disponible da cuenta de
una cobertura significativa, sin faltar los casos de ausencia o simulación.

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El balance resultó positivo y, sin duda, fue un factor relevante en el abru-
mador triunfo electoral de ese año. Para las y los compañeros que reali-
zaron la tarea de andar camino en ciudades, pueblos y comunidades, sólo
cabe el reconocimiento a su esfuerzo tenaz y su convicción en la justeza de
la causa que difundieron.

DISPUTA POR CANDIDATURAS Y CARGOS


Desgraciadamente morena se enganchó con varios de los vicios de la cul-
tura política del PRD. Su hilo conductor -como antes se dijo- es la forma-
ción de grupos de presión para dar cauce a la norma no escrita de las cuotas
de poder, puerta de acceso a candidaturas y cargos. La semejanza con el
partido del sol azteca, lejos de ser casual, es motivo de alarma, pues puede
llevar el virus (para estar acorde con los tiempos) del camino al barranco.
No es ilegal ni ilegítimo buscar candidaturas y aspirar a cargos públicos,
espacios naturales de la vía electoral elegida. El asunto de fondo es: ¿para
qué? Si es la defensa e impulso de la 4T, es decir, el compromiso con
el proyecto, las cosas van bien. La inexperiencia -si es el caso- tiene so-
lución. Sin embargo, si de lo que se trata es de que los grupos lleven a
sus incondicionales para acumular fuerzas, sacar raja política, satisfacer
vanidades, adquirir privilegios, hacer negocios o establecer relaciones de
futuro, haciendo de lado al proyecto y sus principios, entonces las cosas
van en sentido contrario.
Anotada la disyuntiva, resultaría difícil afirmar hacia adónde se inclina
la balanza. Seguramente un buen número de servidores públicos electos
tienen principios y son congruentes, pero sobran -repito- los que reman en
sentido opuesto. Los resultados electorales de 2018 y 2019 aportan cifras
dignas de analizarse:
Presidencia de la República. Seis gubernaturas: Ciudad de México, Ve-
racruz, Chiapas y Tabasco; en 2019 se añadieron Puebla y Baja Califor-
nia. La de Morelos es del PES, aunque morena fue en alianza. El partido
cuenta con 257 diputados federales (51.4 por ciento), sumando 320 (64 por
ciento) con PT y PES. Tiene 59 senadores (46 por ciento) y suma 70 (56
por ciento) con los partidos antes mencionados. Asimismo, encabeza el
161
gobierno en 12 capitales de entidades federativas, a saber: Ciudad de Mé-
xico, Toluca, Morelia, La Paz, Chetumal, Hermosillo, Culiacán, Oaxaca,
Puebla, Jalapa, Zacatecas y Mexicali.
En el ámbito municipal, morena ganó 346 presidencias, incluyendo ciu-
dades grandes, con sus respectivos síndicos y el número proporcional de
regidores que le correspondieron. En la Ciudad de México gobierna 11 de
16 alcaldías y tiene más de 60 concejales. En cuanto a diputados locales,
suman más de 400 de los 1125 que integran las legislaturas locales.
Electos muchos de ellos como prolongación disciplinada del voto por
López Obrador, un número importante de las y los ahora servidores públi-
cos navegan a la libre, o sirviendo a las consignas de quiénes los propusie-
ron. Efectivamente, morena definió buena parte de sus candidaturas por
la presión de los grupos nacionales o regionales organizados, mientras que
otras provienen del azaroso y un tanto absurdo método de la “tómbola”.
En un escenario así, los atributos de un buen perfil: compromiso con
el movimiento y el proyecto de la 4T; trayectoria política o social en el
campo democrático; capacidad profesional y/o liderazgo social; honesti-
dad reconocida; información y conocimientos básicos, salieron sobrando.
Vamos, ni siquiera se debatieron en el partido, por ejemplo, los lineamien-
tos de cómo ejercer el gobierno municipal o qué iniciativas promover en
los congresos locales.
A lo anterior debe añadirse la designación facciosa de un elevado núme-
ro de funcionarios con responsabilidades importantes y buenos salarios
que, en agradecimiento por la chamba, replican como loros las posiciones,
costumbres y directrices de quién o quiénes les hicieron el favor.
No se entiende bien, o no quiere entenderse, que ser distintos al resto
de los partidos es un principio rector. Se trata de un imperativo moral y
político en el que no caben los matices. Romper la regla de oro y hacer las
cosas igual de los que decimos diferenciarnos, es la ruta segura al fracaso,
antesala de que se aplique a morena el demoledor juicio popular: “todos
son iguales”. También significa alejar el respaldo ciudadano, tanto al mo-
vimiento como al partido en las elecciones futuras.

162
Esta lamentable situación invierte el fin y los medios; colocar la carreta
delante de los bueyes, como se dice. El fin es defender e impulsar, en el
partido o en la esfera pública de que se trate, el proyecto de transformación
de México. Uno de los medios, es alcanzar posiciones de gobierno en los
ámbitos ejecutivos o legislativos. Sin embargo, convertir tales posiciones
en el fin y dejar de lado (concientemente o por ignorancia) el estorboso
proyecto y los incómodos principios, es trastocar la ética que debe guiar la
conducta pública de todos los activos del movimiento.
Por cierto, la reelección de los diputados se aprobó en 2014, pero ahora
la utiliza la mayoría de morena en la Cámara de Diputados. Ello significa
que pueden mantener su curul, cobrar su dieta y hacer campaña. No es
ilegal, pero salta a la vista que se trata de un abuso.

PARTIDO AUSENTE Y DESFONDADO


Como antecedente, la estructura organizativa puesta en juego en los perio-
dos de campaña de 2015 y 2018 tuvo un sello esencialmente electoral; si-
tuación justificable, aunque limitante en la lógica del mediano y largo pla-
zos. Empero, una vez que dejó de operar la estructura electoral se presentó
la diáspora del deber cumplido. Muchos participantes pasaron a ocupar
sus cargos públicos; otros ingresaron al gobierno federal o los gobiernos
locales, abandonando la actividad partidista.
Ello, sumado a la ausencia de una política de desarrollo organizativo, al
menos desde agosto de 2018, implicó que la mayor parte de los comites de
base dejaran de funcionar. O sea, ausencia del instrumento fundamental de
organización y acción política del partido, tanto en el plano territorial (co-
lonias, barrios, pueblos, unidades habitacionales, municipios y comunida-
des) como en el sectorial (centros de trabajo, sindicatos, gremios, escuelas,
universidades y organismos civiles). Sobre su desarticulación, los niveles
directivos del partido poco o nada hicieron, empezando por la omisa di-
rección nacional, lo que implicó no únicamente la carencia de espacios de
participación para el grueso de simpatizantes y militantes, sino el virtual
abandono de las actividades informativas y de presencia organizada del
partido en la sociedad.
163
La precariedad organizativa por la que atraviesa morena se refleja tam-
bién en los comités municipales (de alcaldía en la Ciudad de México).
La mayoría deambula o, de plano, no existe. El trabajo del partido en las
unidades geopolíticas más importantes del país hizo crisis, Este problema
se reproduce en los comités estatales, deshilachados muchos de ellos y
carentes de vida orgánica, abocados sus miembros a la agridulce tarea de
confrontarse con otros grupos en la disputa sinfín por las candidaturas.
En cuanto a los órganos deliberativos y de toma de decisiones: consejos
municipales, estatales y Nacional, la situación es una calca. Se encuentran
mal integrados, varios de ellos son como letra muerta, pues no se convocan
o, en otros casos, se reúnen para fines enteramente pragmáticos, no para
promover el análisis y el debate políticos, diagnosticar necesidades y to-
mar decisiones de acción partidaria.
Transcurrió casi año y medio (antes de la pandemia) de virtual inmo-
vilismo, con una dirección nacional fracturada y confrontada, carente de
iniciativa, errática, sin interés ni capacidad de convocatoria, displicente,
distante de la base. En ese periodo morena padeció una atrofia estructural
en el nivel más alto de su conducción ejecutiva, misma que se reprodujo
en todos los niveles.
A manera de ejemplo, en morena no se convocó nunca a reuniones na-
cionales o regionales por sector o rama de actividad. Jóvenes, mujeres,
trabajadores de la educación o de la salud, electricistas, petroleros, estu-
diantes universitarios u otros, carecen de espacios para debatir entre pares
cuáles son sus necesidades y expectativas, de donde emanen diagnósticos,
propuestas programáticas, planes de acción y procesos organizativos. Las
escasas iniciativas que se presentan en estos niveles son producto del inte-
rés de militantes preocupados por la parálisis existente, no por la convoca-
toria de los órganos directivos.
Desfondada su estructura organizativa, morena está ausente. No ejerce
las actividades que le corresponden ni se hace responsable de su papel
como partido de la 4T. Enuncio: ser conciencia crítica de sí mismo, de las
políticas de gobierno y de los servidores públicos de su signo; generador

164
de propuesta programática y organizador en primera línea del respaldo
social; formador de cuadros políticos identificados con el proyecto y la
ética que lo sustenta e impulsor de candidaturas externas e internas basa-
das en perfiles rigurosos. En fin, partido democrático de izquierda, con una
sólida legalidad interior; comprometido con los intereses populares; parte
activa del movimiento social y ciudadano que respalda la transformación
de México; continuador de una memoria nutrida de lo mejor de la historia
nacional y cimentado en una cultura política de nuevo tipo; consecuente,
pues, con las expectativas e intereses de nuestro pueblo.
Acerca de Yeidckol Polevnsky, ex presidenta interina del CEN, si aten-
demos a su trayectoria en el mundo de las cúpulas empresariales, no resul-
ta extraño que haya manejado el órgano que presidió como alta ejecutiva
de empresa. Despreciativa e ignorante de formas democráticas, asumió
que la discrecionalidad en la toma decisiones en un partido de izquierda no
tiene por qué ser diferente a la del dueño o dueña de una empresa privada.
Más aún, desacató decisiones del Congreso y del Consejo Nacional. En-
tre ellas, la de activar y dotar de recursos para su funcionamiento al Institu-
to Nacional de Formación Política (INFP), a pesar del sentido estratégico
de su materia de trabajo; la de recurrir a instituciones del régimen anterior,
como el Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación (TEPJF)
para anular la elección de 2 mil 300 consejeros estatales y congresistas
nacionales de 230 asambleas distritales a lo largo y ancho del país, con la
intención de cerrarle el paso a la candidatura de Bertha Elena Luján a la
presidencia. Más recientemente, objetó la validez del Congreso Nacional
Extraordinario en el que se aprobó la presidencia provisional de Alfonso
Ramírez Cuellar, con la encomienda de preparar la convocatoria y orga-
nización de la renovación de direcciones en toda la estructura del partido.
La conducción unipersonal y autocrática de morena, se evidenció tam-
bién con la promoción y activo respaldo a las candidaturas a gobernador de
Miguel Barbosa en Puebla y Jaime Bonilla en Baja California, personajes
oscuros con trayectorias que nada tienen que ver con los objetivos del mo-
vimiento ni con el mandato ciudadano de 2018.

165
Con falta de tono y vigor, morena arrastra vicios propios de la cultura
política tradicional, tan degradada y repudiada por la sociedad. Partido
ensimismado, no genera las condiciones para construir su autonomía
del poder público, impulsar el desarrollo organizativo, la democracia
y la legalidad internas. Esta debilidad es utilizada por arribistas y lí-
deres de grupo para llevar agua a su molino. Convertido en franquicia
electoral, viven al acecho de las candidaturas a cargos internos o de
elección popular, sabedores de que el arrastre de López Obrador es
garantía para, en su momento, cristalizar viejas o nuevas ambiciones.
Resulta evidente que la forma de entender y hacer política que abrió la
puerta a la debacle del PRD, se filtró en morena con la amenaza de darle
continuidad a las prácticas del error y del horror. Otra de ellas es no aten-
der la construcción perseverante de una autoridad moral propia (se vive
de la prestada por Andrés Manuel); peligroso vacío sobre el que aprecio
desinterés e inconciencia.
Encerrarse en una vida interna friccionada, enfocada principalmente en
ambiciones electorales y dominada por grupos de presión e intereses crea-
dos, adictos a la formación de escuadrones de clientes políticos, equivale
a dar paso a la agonía. De no haber pronto cambios democráticos, es ruta
anunciada al fracaso político y moral, frustración para militantes y sim-
patizantes y desprestigio ante la sociedad, harta de los partidos y de los
políticos con su interminable disco rayado.
En un contexto así, laxo, gelatinoso, no es descabellada -decía antes- la
idea de refundar al PRI en morena. Sabemos que ese partido está en cri-
sis, que no puede ser guía y menos ejemplo. No obstante, su paso por la
historia fue poderoso: probada eficacia política; ciega disciplina militante;
corrupción e impunidad garantizadas; férrea capacidad de control de los
trabajadores y el pueblo; creador de una cultura política que permeó a dos
o tres generaciones de la burocracia política y, en varios sentidos, a la pro-
pia sociedad mexicana. Síntesis de una experiencia política que puede re-
ciclarse en morena, aparentando respaldo al proyecto de la 4T y utilizando
el liderazgo y la figura del presidente de la República.

166
Esta apreciación, se vive y menciona abiertamente dentro y fuera de mo-
rena. No viene al caso hacer una lista de servidores públicos y miembros
del partido que parecen compartir tal despropósito, que se alimentan de él
y lo extrañan, pues fueron activos participantes de esa causa y se formaron
en los cánones de esa cultura política. Lo del “Primor”, más que una ocu-
rrencia fortuita, es un escurrimiento de convicciones, presentado como un
comentario ligero para no agitar las aguas.

ALTERNATIVA A LA VISTA
En contraste con ese sórdido mundo de intereses, entre la mayoría de miembros
de morena existe una gran reserva de calidad humana, ideológica y moral, con
trayectorias individuales y colectivas de lucha y compromiso. De actores del
mundo intelectual, profesional, artístico y científico que participan activamente
en el movimiento y que gozan de reconocimiento social por sus posturas con-
secuentes. De la convicción de miles de sus integrantes por informar, ratificar
simpatías o tratar de convencer a la gente sobre los ideales y el programa del
movimiento. También de liderazgos honestos, guiados por principios.
Por ello, es deseable que en las próximas elecciones internas del par-
tido en el país (permanentemente en suspenso), se imponga la fuerza de
la razón y las convicciones, a efecto de rectificar y enderezar la nave a la
deriva. Urge abrir caminos para que morena construya su identidad como
partido político de izquierda, comprometido sin medias tintas ni traiciones
con el proyecto de transformación de México.
Una remada adelante hacia buen puerto fue la presidencia interina de Al-
fonso Ramírez Cuellar, con una formación y trayectoria de izquierda. Sin
embargo, vivió la pesadilla en plena vigilia y ahora nos espera un presi-
dente que “ganó” por las carretadas de dinero empleadas, a la vieja usanza
del PRI.

4) RECONSTRUCCIÓN DE MORENA
Es inobjetable que un partido de izquierda debe contar con espacios abier-
tos para el debate ideológico, la recuperación histórica y la propuesta po-
167
lítica, así como de un compromiso con la movilización y el anclaje moral.
Necesidad de reconstrucción en cuando menos los aspectos siguientes:

RESCATE Y DEFINICIÓN IDEOLÓGICA


La naturaleza incluyente de morena no puede ser causa ni pretexto para
su indefinición ideológica. Como ya se ha explicado, por su origen y me-
moria, principios y programa, utopía y destino, el Proyecto de la 4T es de
izquierda. En consecuencia, el partido político que nació de las entrañas de
ese proyecto también debe serlo. Su ideología se nutre de esos atributos,
en el marco del postulado de la Revolución de las Conciencias, el respeto
a los derechos humanos y una nueva relación del poder público con la
sociedad.
Quiero subrayar el énfasis puesto en la naturaleza de izquierda de la 4T
y de morena con la siguiente referencia, tomada de un artículo de Rosaura
Ruiz en El Universal. En ella rescata ideas de Adolfo Sánchez Vázquez15
acerca del significado de ser de izquierda. Incluyo un fragmento:

“Ser de izquierda es estar por un modelo de desarrollo que responda a los


intereses y necesidades de la mayoría y, por ende, en contra de un sistema
que favorezca el egoísmo de una minoría y a los intereses ajenos de go-
biernos extranjeros y empresas trasnacionales.
Ser de izquierda es combatir toda forma de discriminación, asumir y
luchar por los derechos de todas las personas, sin importar su género,
raza, etnia, condición, creencias, orientación sexual o nacionalidad, pues
la más mínima manifestación discriminatoria deshonra al individuo, gru-
po social o poder que lo tolera o promueve.
Ser de izquierda es hacer una política que no separe los fines y los me-
dios, que no se guíe por resultados inmediatos e insustanciales, ni pierda
de vista los valores y principios que le dan sentido en busca de dádivas
y prebendas individuales o grupales. En suma, es hacer una política con-

15
Exiliado republicano español. Filósofo, maestro de excelencia e investigador de la UNAM por
40 años. Marxista consumado y hombre de época por su contribución intelectual y magisterial a la
causa de un socialismo democrático.

168
gruente con sus ideales, que sea incorruptible y se sostenga sobre un pro-
fundo contenido moral.
Ser de izquierda requiere de escepticismo frente al dogmatismo y de
una constante crítica y autocrítica. Significa ser crítico de los males so-
ciales producidos por el sistema político-económico imperante, pero tam-
bién de las deficiencias y debilidades propias; implica tener o sumarse a
un proyecto a largo plazo de nación y sociedad, que tenga como fin el que
desaparezcan las injusticias sociales; conlleva conocer la realidad y tener
claras las posibilidades, las condiciones necesarias y los medios adecua-
dos para transformarla.
Ser de izquierda es tener una voluntad inquebrantable para realizar el
proyecto de una sociedad más justa, solidaría, equitativa y libre”.

De tal manera que cada quien saque sus conclusiones, pero la sencillez
y claridad de las ideas anteriores es contundente. Sin dudar, cada cosa en
su lugar.

AUTORIDAD MORAL
En materia política, la guía de una moral trascendente, basada en valores
como la honestidad, la dignidad, la congruencia entre el decir y el hacer,
la comprensión y fraternidad en la forma de relacionarse con la gente, es
insustituible. Afirmo categóricamente que el único puente para que un par-
tido político garantice la confianza de la sociedad y el respaldo del pueblo
es la autoridad moral.
Se dirá que hay otras vías para concitar respaldos; por ejemplo, las ges-
tiones de las que se deriven beneficios de vivienda, espacios en los mer-
cados públicos o descuentos en la adquisición de productos. El reparto de
regalos en días festivos, dinero, despensas o hasta promesas, forman parte
de lo mismo. Sí, pero tales acciones responden a la lógica de las justas
necesidades de la gente, se enganchan con su pobreza, pero no reflejan de
por sí autoridad moral de sus gestores. Además, esas prácticas no generan
conciencia en los beneficiarios, más bien se vuelven porristas de sus pro-
motores, reproduciendo la nefasta cultura política del clientelismo.

169
La autoridad moral a la que morena debe contribuir apasionadamente, es
el toque distintivo para diferenciarnos del tenebroso pasado de corrupción
e impunidad de las élites económicas y políticas de cuello blanco, pero
también de las prácticas engañosas, manipuladoras y también corruptas de
los partidos políticos. Desde luego, esa distinción implica un compromiso
de cuerpo y alma, fruto indeclinable de principios y convicciones. En este
punto, el nudo radica en que el partido vive pasivo y complaciente de la
autoridad moral de Andrés Manuel, “préstamo” que obviamente tiende a
desgastarse y que resulta, por sí mismo, indeseable y enfermizo.
Lo que el pueblo percibe como quimera, pero obviamente anhela, son
gobiernos honestos. No sólo porque la honestidad sea un patrimonio moral
mayoritario, sino porque gobiernos con ese valor harán mejor las cosas en
beneficio del país y del pueblo. López Obrador simboliza ese deseo, pero a
morena le toca cumplir su parte, tender su propio riel a la autoridad moral.
Desgraciadamente, los caballos de Troya, varios de ellos con posiciones rele-
vantes en el partido o en el sector público, no entienden que para “ser distintos”
se necesita ser portadores inconfundibles de autoridad moral, tanto por la forma
de concebir la política como, desde luego, por la forma de practicarla cotidiana-
mente. Sólo desde ese alto escalón se entrelazará el movimiento con su utopía.

AUTONOMÍA DEL PODER PÚBLICO


“No hay partido de Estado, eso ya se terminó. Se-
ría nefasto vernos involucrados; durante muchos
años padecimos la injerencia perversa en las asam-
bleas internas de los partidos y en los fraudes elec-
torales. Eso debe descartarse por completo.”
Andrés Manuel López Obrador

Es imperativo que morena actúe como un partido político autónomo del


poder público. Durante decenios la izquierda luchó contra el régimen
de partido de Estado, no únicamente porque vuelve subordinado y dócil
al partido, castrando su iniciativa, sino porque este se convierte en ins-
trumento de manipulación y control de sus miembros y de la sociedad.
170
En contraste, morena debe pensar con su propia cabeza y actuar en
consecuencia. Ejercer la crítica y la autocrítica como valores demo-
cráticos imprescindibles. Por supuesto, existe un vínculo con los go-
bernantes y legisladores del partido, por la obvia razón de una elemen-
tal disciplina y porque al menos teóricamente se comparte el mismo
proyecto y la necesidad común de defenderlo y promoverlo por to-
dos los medios legales al alcance, pero ello no tiene nada que ver con
actitudes sumisas ni significa ser un servicial acatador de órdenes.
Como sucedió en el PRD con Cuauhtémoc Cárdenas y con López Obrador,
en el mismo partido y en morena, es natural que haya referentes políticos y
morales. No obstante, esa realidad tiene sus cauces y no debe implicar sacri-
ficar la autonomía. Aceptar acríticamente una subordinación es equivalente
a descerebrar al partido político, volverlo acólito del referente moral o, peor
todavía, de los líderes de grupos de presión.
Contra la tendencia prevaleciente y el propio señalamiento del Presiden-
te de la República, morena debe pensar y decidir con independencia. La
repetición mecánica, aduladora, de todo lo que plantea Andrés Manuel no
sólo es y se ve pésima, sino que reproduce la vieja historia de subordina-
ción acrítica, negando en los hechos la creatividad y “personalidad propia”
del colectivo partidista.
Partido y gobierno son entidades distintas, al igual que sus atribuciones y
funciones. El primero representa a la parte del cuerpo social que comparte
un ideario, se organiza y hace causa común para promoverlo y defender-
lo. Las discrepancias naturales deben superarse por la vía del debate de-
mocrático y la legalidad interna. En cuanto al segundo, tiene un espectro
más amplio, la sociedad en su conjunto, y si bien comparte ideario con
el partido, sus responsabilidades, instrumentos de trabajo, relación con la
sociedad y obligaciones son diferentes.

DEMOCRACIA INTERNA
La construcción de una auténtica democracia interna es un pendiente one-
roso en morena. La entendemos a partir de la vida orgánica y participativa
de todos sus comités y consejos; espacios e instrumentos fundamentales
171
todos ellos para la reflexión permanente, consciente y libre del pasado y el
futuro, de la realidad social y la coyuntura política, de la vida partidaria y
el afianzamiento ideológico, de la propuesta y la acción políticas.
De ser así, en donde la voz de cada cual se escucha y tiene resonancia,
en donde se fomenta y se hace valer la libertad de expresión, la indepen-
dencia intelectual y la conciencia crítica, se motivará la participación de
los miembros del partido en su vida interna. Vale añadir que la apropiación
de morena por su base activa y organizada es la meta que cristalizaría un
espléndido ideal democrático.
La democracia interna es la atmósfera idónea para que su militancia orga-
nizada proponga y tome decisiones, exija la rendición de cuentas y evalúe,
con prudencia democrática, a sus dirigentes y servidores públicos, desde
el Comité de Base hasta el Congreso Nacional, del presidente municipal
hasta el jefe de Estado, cuidando con esmero que cumplan sus responsa-
bilidades en consonancia con los principios, objetivos y lineamientos del
movimiento y de la 4T.
Un partido sin democracia interna está condenado al fracaso. Es un con-
trasentido mayúsculo pregonar la democracia para el país desde un par-
tido en donde esta no se cultiva con dedicación. Más grave todavía, que
se violente sin misericordia “por orden de la autoridad”. Este déficit de
los partidos de izquierda (en el PRD se hizo costumbre) es atribuible a la
burocratización de los dirigentes y los órganos directivos, dominados por
intereses de grupo y por un pragmatismo político que le teme a la demo-
cracia “desde abajo” por temor a perder sus canonjías.

ESTATUTO Y LEGALIDAD
Desde luego, la democracia interna reclama de una dinámica de institu-
cionalidad y legalidad internas, hasta ahora tambaleantes. El apego a los
documentos básicos es la base de tal propósito. A su vez, el Estatuto y su
sistema de sanciones deben operar eficazmente, apoyados sin titubeos por
los órganos directivos, bastante indisciplinados al respecto.
Lo que ahora prevalece (a pesar de la calidad moral de los integrantes
de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia y del esfuerzo sosteni-
172
do contra viento y marea que llevan adelante), es un sistema normativo
deficiente y centralizado que obstruye el ejercicio de una administración
de justicia expedita y eficaz. Su descentralización regulada a los estados y
municipios es indispensable, al igual que la revisión minuciosa y la modi-
ficación juiciosa del Estatuto vigente.
Adicionalmente, este documento no puede ser un mandato semejante a
la letra muerta, objeto de la discrecionalidad de quiénes deben acatarlo o,
de plano, un documento que ni siquiera se conoce. La legalidad e institu-
cionalidad internas son un complemento indispensable de la democracia
partidista, sin las cuales se tambalea el futuro promisorio.

DESARROLLO ORGANIZATIVO
El Comité de Base constituye el núcleo central y básico de organización
y participación de los miembros de morena. A su vez, es la mejor garan-
tía para el desarrollo de su democracia interna, además de ser el vínculo
permanente del partido con la población y su imagen fundamental en la
sociedad.
Por ello, se debe impulsar, además de la formación de los comités de
base, el desarrollo de su vida orgánica. Entiendo por ello:

» Efectuar reuniones periódicas, al menos una cada quince días.


» Elaborar y aprobar colectivamente su plan de trabajo.
» Establecer y supervisar una adecuad división de las tareas.
» Aplicar territorial o sectorialmente el plan de trabajo.
» Evaluar los aciertos y errores de las actividades realizadas.
» Crecer permanentemente en el número de integrantes.
» Promover y participar en actividades de formación política.
» Disponer oportunamente de los materiales e insumos para realizar
su actividad.
» Coordinarse con sus pares a nivel municipal, sectorial o regio-
nal para realizar actividades conjuntas, así como con los órganos
directivos superiores, sujetos, a su vez, a la obligación de rendir
cuentas a la base organizada.

173
Me incluyo entre los que piensan que los comités de base deben tener
un funcionamiento autogestivo (regido, como todo órgano partidario, por
el contenido de los documentos básicos) en las áreas que constituyen su
vida orgánica. No únicamente por razones de eficacia y motivación, sino
de cultura política, en tanto efecto demostrativo de auto capacidad para
proponer, evaluar y tomar decisiones de acción partidaria, pero también
de diagnóstico y propuesta programática para los servidores públicos de
morena en sus ámbitos de competencia.
Con respecto a los consejos municipales (de alcaldía en la Ciudad de
México), estatales y Nacional, de su precaria situación actual deben pasar
a jugar el rol deliberativo y de toma de decisiones sobre la política del par-
tido en las localidades que les corresponda, Asimismo, deben acompañar
y evaluar el desempeño de los comités de base, pero también de los ser-
vidores públicos de morena, para garantizar que actúen bajo el principio
de “mandar obedeciendo”. Sus integrantes, al igual que los miembros de los
comités del partido, no pueden andar de solicitantes de empleo, haciendo an-
tesala en los gobiernos y los congresos, sino actuar como dignos depositarios
del interés superior del proyecto. Los servidores públicos de morena no son
jefes de sus comités o consejos, y si se sobrepasan en su malentendido hay que
enmendarles la plana.

FORMACIÓN POLÍTICA
Llamada a ser una actividad estratégica del partido; de sus miembros y
simpatizantes, sus servidores públicos y la sociedad en general. El cambio
verdadero anhelado por el pueblo mexicano requiere, más allá del deseo y
la esperanza, de conciencia y organización, atributos subjetivos que cons-
tituyen el motor básico de las transformaciones sociales y, precisamente,
la materia de trabajo de la formación política.
Por ello, he sostenido la posición de que el objetivo principal de la for-
mación política en morena debe ser el desarrollo de la conciencia, pero
articulado con el desarrollo organizativo del partido, señaladamente de sus
comités de base.

174
Concientización, en el sentido de ampliar el mundo informativo y la capa-
cidad de interpretar la realidad social, los hechos históricos y las coyuntu-
ras políticas, generando condiciones para nuevos conocimientos, partien-
do de la reflexión y la experiencia de individuos y colectivos. Asimismo,
fomentar la solidaridad y motivar la participación organizada, en el marco
de la apropiación intelectual y la introyección emocional de los fundamen-
tos y objetivos históricos del proyecto de la 4T.
En cuanto a la articulación aludida entre el desarrollo organizativo y la
actividad formativa, esta debe facilitarlo o consolidarlo, reflexionando su
necesidad y revisando colectivamente los planes de trabajo, mediante el
empleo de la metodología de la planeación y la evaluación participativas.
Otro ámbito de intervención de la formación política es el de los servidores
públicos de morena. Es una grave debilidad que muchos de ellos carezcan
(ofrezco disculpas por la sobrada reiteración) de una conciencia clara sobre el
significado de la 4T, así como sobre los principios y valores en que se sustenta.
Ante ello, el objetivo concientizador de la formación política adquiere singular
relevancia, pues debe desarrollar y dotar de sustancia política y moral su com-
promiso con el proyecto, incluyendo también la capacitación sobre los aspectos
formales y legales de su cargo, que deben manejar con conocimiento y pericia.
He sido insistente entre mis compañeras y compañeros en la actividad
formativa en que, para potenciar al máximo sus bondades, se debe generar
colectivamente una racionalidad y un consenso sobre diversos aspectos.
Destaco entre ellos:

» Partir de una conceptualización precisa y compartida sobre la esen-


cia, significado y enfoque de la formación política en un partido
democrático de izquierda, en el marco del proyecto de transforma-
ción de la vida pública de México.
» Formar equipos estables de trabajo, encargados de coordinar, orga-
nizar y evaluar de manera autogestiva la actividad formativa en los
ámbitos territoriales o sectoriales que les corresponda.
» Integrar círculos de estudio o de formación de cuadros (existe po-
lémica sobre esta diferenciación), considerando que son los instru-
175
mentos y espacios principales para el desarrollo de las actividades
educativas.
» Disponer de equipos de formadores políticos de buen perfil ideo-
lógico y pedagógico, preferentemente con experiencia en la ma-
teria. Estos equipos son de singular importancia y, en mi opinión,
deberían ser los coordinadores de los círculos de estudio o escue-
las de cuadros, además de participar en un proceso de formación
permanente, para adentrarse en el manejo y evaluación de los con-
tenidos de los planes de estudio que imparten.
» Establecer una metodología rectora para el círculo de estudios, en
concreto el Taller Participativo.
» Elaborar y aplicar planes de estudio homologados, según el tipo de
destinatarios y los niveles de profundización temática requeridos.
» Contar con materiales e insumos didácticos apropiados, tanto im-
presos como audiovisuales.
» Disponer de un programa, por círculo de estudios o escuela de cua-
dros, que desdoble el “trabajo de taller” a la investigación y la pre-
sencia territorial en actividades como el diagnóstico socio-político,
la promoción cultural y artística, las conferencias, visita a museos,
y exposiciones, entre otras.
» Todo lo anterior, nutrido por una práctica creativa, estable, perma-
nente y con una metodología de evaluación y planeación de aplica-
ción sistemática y colectiva.

Como antecedente de esta actividad, López Obrador, entonces presi-


dente del partido, propuso y se aprobó en el Congreso Extraordinario de
agosto de 2018, la formación del Instituto Nacional de Formación Política
(INFP), integrado por el responsable del mismo (hasta la fecha) Rafael
Barajas y un Consejo Directivo de doce miembros de excelente perfil ideo-
lógico, intelectual y moral, el cual ha tenido modificaciones unilaterales,
sobre las cuales no es el espacio ni el momento para entrar en detalles.
Como sea, desde entonces, ha sido el instrumento institucional que lleva
adelante esta tarea. Sin embargo, a pesar de la importancia estratégica de
176
su actividad, fue sistemáticamente obstaculizada -como antes se explicó-,
trabajando hasta la fecha sin presupuesto.
No obstante, el Instituto ha desplegado en el país un importante desplie-
gue de actividades formativas (no sin contradicciones que han dado lugar
a discrepancias todavía no resueltas, la mía incluida), con una magnífica
respuesta de la base partidista, fruto sorprendente de la conciencia de su
necesidad, aunque también de la inexistencia de otros espacios de parti-
cipación en un partido intencionalmente desmovilizado por varios de sus
niveles directivos.
Entre paréntesis, valdría la pena que el Instituto propusiera a los órganos
directivos del partido el perfil de los candidatos y candidatas a cargos de
elección popular para los procesos comiciales de 2021, sirviendo asimis-
mo de filtro (disculpas por la ingenuidad) para evaluar que efectivamente
reúnan las condiciones de compromiso y capacidad para cumplir satisfac-
toriamente las tareas de servicio público que, si fuese el caso, llegaran a
ocupar.

PARTIDO-MOVIMIENTO
Quiénes pertenecemos o simpatizan con el ideal de la transformación na-
cional, nos movilizamos en los últimos 18 años para derrotar la intentona
fracasada de desafuero de Andrés Manuel; resistir ante el fraude electoral
de 2006; defender la industria petrolera nacional y oponernos a la Reforma
Educativa; hacer campaña a ras de tierra en diversas coyunturas electo-
rales; organizar la simpatía popular a nuestro movimiento en las etapas
previas a la fundación de morena, situaciones que evocan la pertinencia
de ser partido, pero también la de ser parte de un movimiento más amplio
que involucra a diversos sectores y actores sociales.
Con tales antecedentes, el partido no puede seguir sobreviviendo en el
pantano de su inmovilismo, provocado por dirigentes, reales o supuestos,
adictos al control político, las candidaturas y los cargos. Por el contrario,
debe transitar a un reencuentro de su origen como movimiento, con activi-
dades políticas que conciten el despliegue de iniciativas y propuestas en el
espacio abierto de la sociedad.
177
Resulta inadmisible, por citar algunos ejemplos, la parálisis total del
partido ante el fallo del TEPJF (bastión legaloide del viejo régimen) que
invalidó la elección interna de octubre de 2019 y, más recientemente, su
intromisión abyecta e ilegal en la vida interna del partido, con la imposi-
ción de su Consulta amañada. Ausencia de voz y presencia ante las gran-
des movilizaciones sociales y su secuela represiva en Ecuador, Bolivia,
Chile y Colombia o; la más notable, ante el comportamiento hostil, falsario
y conspirativo de los grandes medios de comunicación y sus promotores
contra López Obrador y el proyecto de la 4T.
El reencuentro de morena con su razón de ser ahora está de nueva cuen-
ta comprometido, por la imposición de Mario Delgado, quien de entrada
planteó el tema de organizarse para las elecciones de 2021, haciendo gala
de su visión electorera, incapaz de entender las prioridades, entre otras la
de convocar al debate sobre la propuesta programática del partido para
las eleciones del póximo año, los perfiles de las y los candidatos, o la de
activar la reorganización de sus comités en todos los niveles, hasta ahora
dispersos y desmovilizados.

FRENTE SOCIAL AMPLIO


Una de las nefastas consecuencias del neoliberalismo fue su obra destruc-
tiva en materia social. Extendido mosaico roto de empobrecimiento ge-
neralizado, falta de oportunidades y violación sistemática de conquistas y
derechos adquiridos. Calamidad que ensombreció la vida de millones de
mexicanos por muchos años, con particular saña contra los indígenas y los
jóvenes.
Ante ello, diversos sectores del pueblo se organizaron, no sólo para re-
sistir y luchar por sus demandas, sino para repudiar al régimen neoliberal,
prolongando la tradición de las organizaciones sociales y grupos políticos
(incluso armados), emblema de históricas movilizaciones por la justicia y
la libertad en México.
Prioridad descuidada, morena no acompaña las justas reivindicaciones
de diversos sectores populares, aliados naturales de la 4T. Debería hacerlo,
respetando su autonomía y sin pretensión alguna de vanguardismo, basado
178
en la convicción de que se comparten objetivos en la indispensable suma
de fuerzas.
En este sentido, un aspecto de reflexión obligada en la agenda estratégica
del partido-movimiento, es la pertinencia o no de impulsar la formación de
un frente social amplio en defensa de la 4T; forma organizativa de poder
popular que articule las justas demandas reivindicativas de las organiza-
ciones sociales, instituciones civiles y grupos democráticos, con la defensa
y movilización de las políticas públicas del gobierno de la República.

CORRIENTE DE IZQUIERDA
Llevar adelante la inaplazable reconstrucción de morena es imposible bajo
su situación actual. Se requiere un cambio cualitativo, un salto a lo nuevo.
Para ello, es imperativo un debate amplio, organizado e institucional al
que se convoque a los miembros del partido. Parto del supuesto de que la
mayoría lamenta el actual estado de cosas y es conciente del compromiso
histórico del partido con la 4T, de la necesidad de fortalecer el movimiento
y del profundo significado del mandato ciudadano que llevó a Andrés Ma-
nuel a la presidencia de México.
Para avanzar en esa dirección, sería saludable que el pensamiento de
izquierda dentro de morena se organice, a efecto de elaborar y socializar
ideas y propuestas sobre la situación del país, el rumbo del movimiento y
la reconstrucción del partido. En el horizonte cercano están las cruciales
elecciones de 2021, coyuntura que definirá la agenda política nacional de
los años siguientes, frente a la cual es indispensable posicionarse.
Estoy convencido de que un planteamiento de esta naturaleza sería con-
vincente para el grueso de los integrantes de morena, al margen de que
se asuman o no de izquierda. Digo ello, porque está vinculado a pensa-
mientos y sentimientos de que México necesita un cambio profundo, en
el que las prácticas grupistas vinculadas a intereses creados y ambiciones
electoreras son perjudiciales.
Incluso, una corriente o expresión de izquierda dentro de morena debe
dejar constancia que su interés es contribuir a construir un partido a la al-
tura de los retos históricos que vive nuestro país, participando desde luego
179
en las elecciones internas, pero no en candidaturas a cargos de elección
popular. Tal es mi postura y compromiso.
Sin embargo, constituir corrientes entra en contradicción con la actual
versión del Estatuto de morena, por lo que es indispensable ubicar razones
y exponer argumentos en contrario. Me explico:
El Estatuto de morena señala en su artículo 3o. fracción g):

“La afiliación será individual, personal, libre, pacífica y voluntaria, sin


corporativismos de ninguna índole; sin que se permitan facciones, corrien-
tes o grupos que vulneren la soberanía del partido, es decir, su capacidad
exclusiva de dirección general”.

En consecuencia, prohibición expresa de “facciones, corrientes o gru-


pos”. Comprensible, porque en el PRD los grupos de presión se decían
corrientes y fueron la causa principal de su decadencia. Paradójico, porque
en morena operan abiertamente los grupos de presión y no pasa nada. Ad-
vierto que grupos de esa índole son una cosa y corrientes de pensamiento
otra, bien distinta. Abundo sobre el tema:
Como partido político, morena se asume incluyente, esto es, que pueden
afiliarse, con plenos derechos y a título individual, las personas de cual-
quier sector o clase social. La única condición, irrefutable e insustituible,
es no contravenir los fundamentos y objetivos del partido, ni del proyecto
que la da sustento.
En este sentido, la pluralidad ideológica en morena no puede incluir
ideologías o prácticas opuestas a la 4T. Empero, dentro del “rango permi-
sivo” existen diversas posturas, las que deben contar con medios y espa-
cios para el debate ideológico sobre cómo encaminar de mejor manera al
partido y al movimiento.
No puede perderse de vista, en este orden de ideas, que el carácter in-
cluyente de morena contiene una vasta diversidad de experiencias indi-
viduales y colectivas, en las que se conjugaron afinidades ideológicas y
políticas; trayectorias, simpatías y luchas en común; años de convivencia,
esfuerzo, alegrías y sinsabores compartidos. Todo ello, de manera natu-

180
ral tiende a asociarse, sin que ello constituya motivo alguno de censura o
sanción.
En este contexto, dentro de la diversidad ideológica existente en morena
se concentra una buena cantidad de compañeras y compañeros que veni-
mos de la izquierda partidaria y social, que coincidimos con esa ideología.
Probablemente no en diversos aspectos, pero dentro de ella.
De agruparse como corriente para aportar ideas y propuestas sobre el pa-
pel del partido en la 4T (como los miembros de otras posturas ideológicas
lo hacen, incluyendo las que no comparten el proyecto), se estaría violando
el Estatuto. Situación aberrante, no de los que se unen, sino del propio Es-
tatuto, que debería revisar y enmendar su actual prohibición.
En todo caso, el problema de agruparse no es agruparse, sino para qué.
Como anteriormente se dijo, si es para el avance de la 4T, vamos bien; si
es para fines personales o de grupo, vamos mal e iremos peor. Lamenta-
blemente, esto último viene sucediendo en morena con una frecuencia
alarmante. Hay servidores públicos electos y dirigentes del partido impul-
sados por grupos, cuya prioridad es estar bien con el grupo y, desde luego,
saborear las dulces mieles que destilan los cargos, no la defensa y promo-
ción del proyecto transformador ni de la autoridad moral que afiance la
identidad de nuestro movimiento en la sociedad.
En síntesis, los grupos de presión suelen tener propósitos facciosos, ade-
más de que, por naturaleza (como la Ley de la Gravedad suelo decir),
privilegian sus intereses particulares por encima del interés general. En
cuanto a las corrientes o expresiones organizadas, desde mi punto de vista
son sanas e indispensables, en la medida -como ya se señaló- que su ac-
tividad se centre en la defensa ideológica, la propuesta política, el debate
de las ideas y el afianzamiento crítico de la identidad de morena como el
partido de la 4T.
En ese marco se inscriben, puntualmente, las ideas y propuestas de este
libro.

181
182
A MANERA DE CONCLUSIÓN
De la primera gran transformación de la historia nacional nació México.
De la segunda, la República Restaurada. De la tercera, la Constitución de
1917. En los tres casos, la participación del pueblo, a sangre y fuego, fue
decisiva, pero los resultados de la epopeya histórica fueron de luces bri-
llantes y de sombras abrumadoras. Mezcla de conquistas y recuperación de
dignidades, pero también de derrotas, traiciones y desviaciones.
Me referí también a dos intervalos históricos posteriores. El sexenio del
general Cárdenas y su trascendental legado, y el periodo de casi medio si-
glo de lucha social y política de izquierda contra el PRI y su herencia neo-
liberal. Por su aporte a la transformación democrática de México, ambos
periodos crearon las condiciones para hacer posible el triunfo de la 4T y de
López Obrador en 2018. En esta ocasión, sin sangre ni fuego.
En la actualidad corren tiempos de esperanza en nuevas realidades. Adversas
al poder opresor del neoliberalismo depredador y corrupto, pero también a la
etapa previa, en la que el régimen de partido de Estado monopolizó el poder,
desatando la censura y la persecución contra toda forma de crítica u oposición.
Conjunción, pues, de 78 años de oleaje antipopular (con algunos toques de ex-
cepción), de gradual concentración de la riqueza en una minoría selecta.
El enorme reto del tiempo nuevo corre paralelo al mandato entusiasta y
decidido de más de 30 millones de ciudadanos. Insurrección electoral por
un cambio profundo en el país, pero también de escalada de agresiones
contra la 4T, y desaforada contra López Obrador.
183
En el tiempo de Andrés Manuel en la presidencia, la diferencia con el
pasado siniestro es notable. El dibujo de un México regenerado posee ras-
gos nítidos y utopía certera. No obstante, en mar crispado, su arribo a buen
puerto dependerá del respaldo social conciente y organizado, masivo y
movilizado, que se logre edificar. Avanzar a la conformación de un frente
social amplio se sitúa en esa lógica. No obstante, se trata de un pendiente
con carga de desafío.
En materia de desarrollo democrático, el avance propiciado desde la pre-
sidencia de la República es inédito, pero no tiene su equivalente en la con-
ciencia colectiva. Ante ello, me parece indispensable convertir la demo-
cracia directa en un baluarte de la relación del gobierno con la sociedad;
forma privilegiada de dotar al proyecto de transición antineoliberal de un
salto cualitativo, tendiente a la conformación del poder popular que nos
aproxime a la utopía del México regenerado.
Sería un error funesto no sacar conclusiones y, peor aún, olvidar que la
primera gran transformación tuvo como desenlace un emperador y muchos
años de gobiernos conservadores. Que la segunda (quizá la más luminosa
de nuestra accidentada historia) derivó fatalmente en una dictadura. Que
la tercera condujo a la hegemonía del PRI; después, a una vuelta de tuer-
ca más a la derecha en el partido oficial, artífice del neoliberalismo y del
bipartidismo tecnocrático y ultraconservador que perduró y destruyó a sus
anchas durante 36 años.
Desde luego un baluarte de cualquier transformación trascendente es la
crítica y la autocrítica. La cultura del auto halago es la antesala de errores y
desviaciones, que pasan de noche y amanecen como causa de regresiones
y derrotas. En este orden de ideas, el gobierno de la 4T necesita verse en
el espejo de lo acontecido con varios gobiernos de izquierda de Latinoa-
mérica, y hacerlo sin velos ni cortinas de humo que nublen la mirada clara.
La otra cara de la moneda es morena. Su papel primordial es impulsar y
apuntalar las condiciones subjetivas de la transformación social. Está cla-
ro el tema de las candidaturas y los cargos públicos, pero son medios, no
son el fin. Son variable dependiente de la consolidación de la 4T. El partido

184
como franquicia electoral, prioridad de los suspirantes, genera confusión y
desaliento entre sus miembros y simpatizantes.
Al respecto, se requiere de una inversión de prioridades, de debate ideo-
lógico y programático, de construcción de una nueva cultura política, obje-
tivo que reclama, a su vez, de la universalización de la formación política
en el movimiento obradorista.
Fomentar ese debate es vocación histórica del pensamiento de izquierda.
Agruparse como corriente o expresión para impulsarlo, aportando ideas y
propuestas, ayudaría sin duda a la clarificación del curso de nuestro movi-
miento y a la democratización del partido.
Si morena no se sitúa a la altura de la realidad que vivimos, se pierde la
principal correa de transmisión entre la 4T, las políticas públicas y la so-
ciedad. El desafío -ya reiterado- es construir la fuerza popular organizada
que derrote a ese necio pasado que persiste en regresar, con los muchos
instrumentos de poder a su alcance.
No hay mucho que agregar, morena tiene la palabra.

FIN DEL TEXTO

185
186
FE DE ERRATAS
1) Página 33, última línea. Debe decir comunicación.
2) Página 43, segunda línea del segundo párrafo. Debe decir 80 (porcentaje
de rechazados en el IPN).
3) Página 44, segunda línea del cuarto párrafo. Debe decir matanza.
4) Página 46, cuarta línea del cuarto párrafo. Debe decir votos.
5) Página 64, segunda línea del segundo párrafo. Debe decir preocupante.
6) Página 65, tercera línea del primer párrafo. Debe decir ante el afán.
7) Página 77, cuarta línea del cuarto párrafo. Debe quitarse el se que sigue
a... rebeldes.
8) Página 90, última línea. Debe decir coronavirus.
9) Página 99, cuarta línea del tercer párrafo. Debe quitarse el signo $.
10) Página 103, primera línea del segundo párrafo. Debe decir esta.
11) Página 103, segunda línea del cuarto párrafo. Debe decir... lesiva a.
12) Página 115, última línea del cuarto párrafo. Debe decir guerrilleros.
13) Página 115, primera línea del quinto párrafo 5. Debe decir Obrador.
14) Página 118, tercera línea del cuarto párrafo. Debe decir campaña.
15) Página 126, quinta línea del tercer párrafo. Debe decir capital.
16) Página 132, tercera línea del último párrafo. Debe decir promover.
17) Página 134, cuarta línea del quinto párrafo. El signo? debe ir después
de... mexicana.
18) Página 144, cuarta línea del quinto párrafo. Debe decir 27ª en lugar de
26ª.
19) Página 145, tercera línea del primer párrafo. Debe decir... camino de
largo aliento.
20) Página 147, tercera línea del primer párrafo. Debe decir... Alfonso
Romo, en ese entonces...
21) Página 164, cuarta línea del primer párrafo. Después de... hizo crisis
es punto y seguido.

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“De la Herida Abierta a la Esperanza Cierta”, de Eduardo Cervantes Díaz Lombardo,
se terminó de imprimir el mes de diciembre de 2020 en los talleres de Reproducciones
Gráficas del Sur, S. A. de C. V. Calle Amatl N° 20, Colonia Pedregal de Sto. Domingo,
Coyoacán, C.P. 04369, México, Ciudad de México

Tiraje: 8 700 ejemplares más sobrantes para reposición

Número del ejemplar:

189
1
1

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