De La Herida Abierta A La Esperanza Cierta
De La Herida Abierta A La Esperanza Cierta
De La Herida Abierta A La Esperanza Cierta
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De la Herida Abierta
a
la Esperanza Cierta
REFLEXIONES
LA CUARTA TRANSFORMACIÓN Y MORENA
Noviembre de 2020
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ÍNDICE
PRÓLOGO................................................................................................11
INTRODUCCIÓN....................................................................................15
1. SIGNIFICADO Y ANTECEDENTES..................................................23
5
◊ Exclusión y deteriodo de la educación pública
◊ Represión, violencia e inseguridad
◊ Fraude electoral y prensa vendida
1. ANTECEDENTES RECIENTES.................................................151
◊ Partido de la Revolución Democrática
◊ Movimiento obradorista
3. DIAGNÓSTICO...........................................................................160
◊ Campaña electoral 2018
◊ Disputa por candidaturas y cargos
7
◊ Partido ausente y desfondado
◊ Alternativa a la vista
4. RECONSTRUCCIÓN DE MORENA..........................................167
◊ Rescate y definición ideológica
◊ Autoridad moral
◊ Autonomía del poder público
◊ Democracia interna
◊ Estatuto y legalidad
◊ Desarrollo organizativo
◊ Formación política
◊ Partido-Movimiento
◊ Frente social amplio
◊ Corriente de izquierda
A MANERA DE CONCLUSIÓN..........................................................183
8
A Magdalena, Angélica y Diego, mis hijas e
hijo, con amor, bellos recuerdos y los mejo-
res deseos.
AGRADECIMIENTOS
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PRÓLOGO
11
ses militantes” como “protagonistas del cambio”, sustento fundamental
del camino a la Revolución de las Conciencias. A esta tarea ha dedicado
Eduardo Cervantes su inteligencia y energía. En este esfuerzo y apasionan-
te tarea muchos compañeros y compañeras nos hemos encontrado con él.
El texto que ahora nos presenta llega en momentos cruciales para la or-
ganización del partido-movimiento; sus planteamientos contribuyen a en-
riquecer la discusión sobre el partido de la Cuarta Transformación. Este
documento no pretende ser “políticamente correcto”, por eso es política-
mente necesario.
¿Es radical?... Desde luego que lo es. Es radical su defensa de la con-
cepción de izquierda de la organización que aspira a cambiar el curso de
la historia del país, retomando la insurrección electoral del 1º de julio del
2018, en la que desembocaron las aspiraciones e ideales de las tres trans-
formaciones que nos anteceden y las luchas populares posteriores a la Re-
volución de 1910, de las que nos asumimos como herederos.
La Cuarta Transformación no es un momento de la historia, es continui-
dad de un proceso complejo y contradictorio. Entenderlo como la utopía
que pretende derrotar el individualismo con el bien colectivo; la acumu-
lación de riqueza de unos cuantos por el estado de bienestar, la justicia y
la igualdad, son algunos de los planteamientos a los que nos reta a debatir
Eduardo.
Así, contribuyamos para que este esfuerzo sea tratado como se merece:
analicémoslo, discutámoslo con pasión para contribuir al desarrollo de la
conciencia crítica, reforzar la organización, consolidar la nueva ética polí-
tica y la Revolución de las Conciencias, esencia de la utopía que significa la
Cuarta Transformación de México.
Fraternalmente
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“Amo el canto del cenzotle, / Pájaro de cuatrocientas vo-
ces. Amo el color del jade / y el enervante perfume de las
flores, / Pero más amo a mi hermano el hombre”.
Nezahualcóyotl
“Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la
distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distin-
guirá a un americano de otro el vicio y la virtud”.
José María Morelos
“El triunfo de la reacción es moralmente imposible”.
Benito Juárez
“Yo estoy dispuesto a luchar contra todo y contra todos sin
más baluarte que la confianza y el apoyo del pueblo”.
Emiliano Zapata
“Lo que el pueblo necesita para gozar de libertades es su
emancipación económica, base inconmovible de la verda-
dera libertad”.
Ricardo Flores Magón
“Gobierno o individuo que entrega los recursos naturales a
empresas extranjeras, traiciona a la Patria”.
Lázaro Cárdenas
“Es de humanos equivocarse, de tontos no reconocerlo y de
necios no rectificar”.
Heberto Castillo
“Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que
tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde
pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.
Salvador Allende
“Seamos la pesadilla de quienes pretenden arrebatarnos
los sueños”.
Ernesto Che Guevara
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INTRODUCCIÓN
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La alternativa de un México regenerado y democrático está ahora en
el centro de su devenir económico, político, cultural y social. Esperanza
cierta que no se veía en nuestro país desde la época del general Cárdenas.
Sin duda, su desarrollo y consolidación constituyen el desafío primordial
del proyecto de la 4T.
Proyecto sostenido en tres pilares principales: Primero, la historia de la
que es continuidad; memoria que nutre su identidad, iluminando al insa-
ciable presente y la ruta hacia adelante. Segundo, su propuesta programá-
tica para transformar la vida pública y propiciar el cambio de régimen en
nuestro país. Tercero, la utopía que inspira el pensamiento y el sentimiento
de la Patria que queremos.
Entrelazan dichos pilares dos fundamentos: el compromiso con la defen-
sa de los derechos humanos y la Revolución de las Conciencias, propuesta
de transformación cultural en el ámbito de los principios éticos y los va-
lores morales.
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en Argentina y el muy reciente de Luis Arce y David Choquehuanca en
Bolivia, se vivieron importantes derrotas electorales en Brasil, Argentina,
Ecuador, Bolivia, Uruguay y El Salvador, al tiempo que se mantiene el
asedio imperialista sobre Venezuela y la continuidad del esquizofrénico
bloqueo sobre Cuba.
Las derrotas aludidas, si bien fueron resultado de la perversa alianza de
las fuerzas reaccionarias internas con el apoyo del gobierno de Washington
y otros gobiernos de la región, también influyeron en ellas los errores de
los propios gobiernos y partidos de izquierda. Esta situación debe formar
parte de la reflexión y el análisis objetivo de lo que sucedió y pudiera su-
ceder en nuestro país.
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dudas e incertidumbre que concita el titular de la SEP, principal respon-
sable de la conducción del proceso de reorientación y fortalecimiento de
la educación pública. El de la calidad de los servidores públicos, por la
nota reprobatoria de varios de ellos y ellas. El de la libertad sindical, por
la existencia de un espeso corporativismo que buscará impedirla. El de la
aplicación de los programas sociales, por sus desviaciones y tendencia a
burocratizarse. El de la relación del poder público con la oligarquía, los
medios de comunicación, las iglesias y otros poderes fácticos, enconados
opositores de López Obrador y del proyecto que encabeza.
En este orden de ideas, un elemento decisivo sobre el destino de la 4T
transita por cómo se plantee la relación entre el gobierno y la sociedad. Veo
indispensable una articulación entre la política democrática y de bienestar
social que se lleva adelante, con un proceso de apropiación social de la vida
pública, mediante el ejercicio de la “democracia directa”, tema este en el que
advierto insuficiencias.
Abro un paréntesis sobre el tema de la participación ciudadana, por
constituir un reto para nuestro movimiento. Sobre ello, retomo el siguiente
planteamiento de Enrique Dussel1, tomado de su excelente libro Hacia una
nueva cartilla ético política:
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latinoamericana, anclado en los fundamentos de separar el poder político
del económico y de combatir a fondo la corrupción.
Ese antagonismo, explícito o encubierto, se continuará traduciendo, in
crescendo, en una dinámica conspirativa basada en la calumnia, la men-
tira y la provocación. Para enfrentar con éxito la acechanza, nuestro mo-
vimiento requiere anclarse y prosperar en una conciencia colectiva y un
poder social férreamente organizados.
10) Aclaro, por si hiciera falta, que repudio con todo mí ser la herencia
nefasta que dejó el neoliberalismo en México, junto a los que delibera-
damente llevaron a nuestro país al desastre y a millones de mexicanos al
abandono. Los súbditos de conciencia de la burbuja de corrupción, impu-
nidad, racismo, privilegios, frivolidad y derroche que se impuso en Méxi-
co (buena parte de ellos de las clases medias), me producen un insuperable
sentimiento de coraje e indignación; por su egoísmo, mezclado con desin-
formación, ignorancia y casi siempre mala fe.
Quiero agregar en esta Introducción, finalmente, que creo en las ideas y
propuestas que formulo a lo largo del texto Deploro la pésima costumbre
de mercantilizar el pensamiento o de valerse de él para un beneficio per-
sonal. Me mueve la convicción -reitero- de hacer un modesto aporte a la
reflexión del crucial momento histórico por el que atraviesa nuestro país.
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22
I. NEOLIBERALISMO: HERENCIA NEFASTA
“El propósito de la política de bienestar debería ser la
eliminación, tanto como sea posible, de la necesidad de
tal política... El gobierno no puede resolver el problema,
el gobierno es el problema”.
Ronald Reagan
1) SIGNIFICADO Y ANTECEDENTES
La subordinación del Estado a los intereses de la oligarquía y la corrupción
e impunidad a gran escala de las élites del poder económico y político.
La privatización a ultranza de empresas y áreas económicas de propiedad
social. El tratado comercial entre economías asimétricas. El acomodo de
la Constitución y las leyes a los requerimientos neoliberales. La política de
privilegios fiscales, diseñada para la evasión y las condonaciones. La ago-
biante deuda pública. La apertura indiscriminada a corporaciones y em-
presas trasnacionales y la postración ante las directrices de los organismos
financieros internacionales, fueron el sello económico del neoliberalismo
que se aplicó en México.
En secuencia, el control de los trabajadores del campo y la ciudad.
La represión entre masiva y selectiva a toda forma de oposición. Los
fraudes electorales practicados por sistema. El abyecto vasallaje de los
medios de comunicación a los designios e intereses del poder, constitu-
23
yen también preceptos de la ideología neoliberal ejercidos a discreción
en nuestro país.
Tal estado de cosas arrojó a México y su pueblo a una crisis sin prece-
dentes. El capitalismo neoliberal no fue alternativa y su síntesis es la de un
rotundo fracaso.
Como resulta obvio, el neoliberalismo es antagónico del proyecto de
país y de gobierno postulado por la 4T. A menos que la oligarquía bene-
ficiaria y su clase política renunciaran al régimen de corrupción y privi-
legios -lo cual no sucederá-, los desafíos de nuestro movimiento saltan a
la vista.
En su ensayo titulado ¿Salir del neoliberalismo? Los usos del derecho
en el ciclo reciente de América Latina, el profesor José Guadalupe Gan-
darilla2 explica:
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Connotados neoliberales sembraron la semilla en nuestro país. Gan-
darilla prosigue:
3
Von Mises, Ludwig, Ideas de la política económica de la postguerra, Cuadernos Americanos, no.
4, vol. IV, julio-agosto de 1942, pp. 87-99.
4
Von Mises, Ludwig, Las ilusiones del proteccionismo y la autarquía”, en Investigación Econó-
mica, 2(1), 1942, pp. 28-54.
5
Documento plenamente recuperado, cuatro décadas más tarde, por la generación neoliberal pos-
terior, una vez que tuvieron en sus manos el control del aparato estatal. Von Mises, L. Problemas
económicos de México, ayer y hoy, México: Instituto Cultural Ludwig Von Mises, 1998, 125 págs.
(Carolina R. Bolívar, editora y prologuista; Karinka Collinson, coeditora; Daniel Sotelo Kucharik,
traducción y epílogo de Josefina Vázquez Mota, a la sazón directora de esa institución).
25
2) EMINENCIAS DE LA DECADENCIA NACIONAL6
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BANCO DE MEXICO
7) MIGUEL MANCERA A. 1982-1997 ITAM YALE
8) GUILLERMO ORTIZ 1998-2009 UNAM STANFORD
9) AGUSTÍN CARSTENS 2010-2017 ITAM U. CHICAGO
10) ALEJANDRO D. DE LEÓN 2017-2020 ITAM YALE
SECRETARÍA DE HACIENDA
11) JESÚS SILVA HERZOG F. 1982-1986 UNAM YALE
12) GUSTAVO PETRICIOLI 1986-1988 ITAM YALE
13) PEDRO ASPE 1988-1994 ITAM ITM (MIT)
14) JAIME SERRA PUCHE 1994 UNAM/CdeM YALE
R) GUILLERMO ORTIZ 1994-1998 (R E P I T E)
15) JOSÉ A. GURRÍA 1998-2000 UNAM HARVARD
16) FRANCISCO GIL DÍAZ 2000-2006 ITAM U. CHICAGO
R) AGUSTÍN CARSTENS 2006-2009 (R E P I T E)
17) ERNESTO CORDERO 2009-2011 ITAM U. PENS.
18) JOSÉ ANTONIO MEADE 2011-12/16-17 ITESM YALE
19) LUIS VIDEGARAY 2012-2016 ITAM ITM (MIT)
20) JOSE A. GLEZ. ANAYA 2017-2018 ITM (MIT) HARVARD
6
ELD, Escuela Libre de Derecho; UP, Universidad Panamericana; ITESM, Instituto Tecnológico
de Estudios Superiores de Monterrey; CdeM, Colegio de México; (MIT), Instituto Tecnológico de
Massachusetts; U. PENS., Universidad de Pensilvania.
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LOS 15 HOMBRES MÁS RICOS DE MÉXICO, MARZO DE 2020
(REVISTA FORBES)
27
3) CATECISMO ECONÓMICO NEOLIBERAL Y ADEREZOS
CONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA
El cuadro anterior es ilustrativo. Para darse una idea del nivel de concen-
tración de la riqueza en la era neoliberal, la fortuna de los tres hombres
más ricos de México ascendía en marzo de 2020 a 74 mil 700 millones
de dólares, equivalentes a 1 billón 494 mil millones de pesos (a un tipo de
cambio de 20 pesos por dólar), cantidad suficiente para distribuir 12 mil
720 pesos a cada uno de los 125 millones de mexicanos, o bien para cubrir
34 millones de salarios mínimos por un año.
Esa exorbitante riqueza es 20 veces superior al presupuesto conjunto
para 2020 de la UNAM, el IPN y la UAM, o el presupuesto destinado a
los programas sociales de la política de bienestar del gobierno federal en
lo que resta del sexenio.
En datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ins-
titución recelosa de entrar en detalles finos de su propia información, en
2018 el decil del 1 por ciento de ingresos más altos concentraba el 41 por
ciento de la riqueza, mientras que el relativo al 10 por ciento más pobre al-
canza apenas el 1.3 de la misma, esto es, una diferencia de 31 veces. Sobra
decir que si ubicamos la riqueza del 00.1 o el 00.2 por ciento de los más
ricos y del 30 o 40 por ciento más pobre, las diferencias en distribución de
la riqueza se tornan abismales.
Concentración de la riqueza y socialización de la pobreza, en proceso
creciente, fue el resultado del catecismo económico neoliberal, justificado
y difundido por su ideología como un producto natural de la supremacía
del derecho individual sobre el interés colectivo.
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propio Estado, bajo la mente maestra de Carlos Salinas de Gortari, efecti-
vamente el “jefe de jefes”.
Durante 36 años la política pública, en todos los niveles y con todo el
peso de sus instituciones, se aplicó para servir a un pequeño grupo de
grandes magnates, arrogante oligarquía de la revista Forbes. El Estado fue
literalmente secuestrado para hacer realidad ese perverso propósito, aban-
donando para ello su responsabilidad social y exacerbando los momentos
más negros de la historia nacional.
Desde luego, someter conciencias al individualismo neoliberal y su pré-
dica mercantil, no sólo fue un valor agregado, sino un engrane fundamental
del propósito de controlar ideológicamente a la población. La propaganda
ilimitada y multiforme de la oferta capitalista inunda hasta los rincones
más íntimos de la vida social, intentando someternos a la aspiración de
sumarse al consumo como sinónimo de éxito y realización.
Sin embargo, sueño o realidad, la exquisitez capitalista, apuntalada por
todo el poder del Estado, chocó abruptamente con la realidad de pobreza y
falta de oportunidades que se impuso al grueso de la población. El desenla-
ce que no esperaban, debido a la soberbia acrítica que caracteriza a las éli-
tes privilegiadas, fue la insurrección electoral de 2018, fruto -se decía- del
hartazgo popular acumulado durante decenios y de la confianza de amplios
sectores sociales en el liderazgo de López Obrador.
CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD
Hay que aclarar, de entrada, que la corrupción es un fenómeno inherente al
sistema productivo capitalista. Cuando su ley suprema es la acumulación de
capital y su concentración abusiva en una pequeña minoría, los medios para
alcanzarla carecen de brújula ética y moral. La explotación del trabajo y los
recursos naturales; el despojo de tierras, bosques, selvas, playas y aguas; el
tráfico de influencias y el uso de la fuerza; la manipulación de las concien-
cias y; desde luego, la complicidad del Estado, se convierten en prácticas
sistemáticas inevitablemente ligadas con el dinero y el poder mal habidos.
Si hablamos de la globalidad de la corrupción, este fenómeno lo regen-
tean los grandes magnates de los países ricos, sus corporaciones y gobier-
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nos, triada de intereses convertida en supra poder que decide el rumbo del
planeta y el destino de los seres humanos. Esta hegemonía se reproduce en
los países subordinados, cuyas élites económicas y políticas se guían por
los mismos patrones, anclados en la corrupción original: el predominio de
lo privado sobre lo público, el culto al individualismo, el amor al dinero y
el egoísmo estructural del capitalismo.
México ha brindado un singular aporte al diccionario de la corrupción.
Las memorables frases “el que no tranza no avanza”, “la moral es un ár-
bol que da moras” o la otra, muy célebre, de Carlos Hank González: “un
político pobre es un pobre político”, sintetizan bien un rasgo fundamental
de la cultura política de los grupos de poder, por cierto con un relieve his-
tórico muy marcado en las filas del movimiento conservador de derecha
desde la consumación de la Independencia, sin olvidar el posterior aporte
sustancial de la dictadura de Porfirio Díaz y, más adelante, del PRI y su
alumno más aventajado, el PAN, alcanzando de rebote al PRD y al resto
de los partidos.
La marca indeleble de la corrupción en México proviene del activo res-
paldo del Estado y los propios intereses de la clase política, los beneficios
directos y la abierta complicidad de la jerarquía de la Iglesia católica, el
control de los medios de comunicación de las distintas épocas (con honro-
sas excepciones), las ambiciones económicas de empresas extranjeras, y
desde luego, de los principales beneficiarios del despojo, los grandes pro-
pietarios nacionales, antes de la tierra y las minas, después de la industria,
el comercio y las finanzas.
Sin embargo, el nivel de corrupción pública y privada alcanzado en la
era neoliberal no tiene paralelo en nuestra historia. El amasiato del régi-
men político con los grandes millonarios para hacer negocios particulares
llegó al grado de que la corrupción dejó de ser delito grave desde 1994;
apuntalamiento del pasado y el futuro neoliberal, que se trasmutó en una
suerte de derecho, de práctica aceptada, de vileza moral y cruel burla a la
sociedad; signo ominoso de la desfachatez que brinda la impunidad y la
falsa confianza en que su poder era inmutable.
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El servicio público dejó de ser tal para convertirse en trampolín e impul-
sor de negocios privados. Incumpliendo su responsabilidad constitucional
y social, el Estado se desdibujó por completo, convirtiéndose -señala An-
drés Manuel- en un “comité al servicio de unos cuantos”.
Haciendo un recuento sexenal, sólo simbólico, anoto:
Las privatizaciones a precios de remate de empresas públicas, llevadas a
cabo por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, as de la baraja de la confor-
mación de la oligarquía en México. De ningún miembro de la burguesía en
las listas de Forbes en 1982, diez años después sumaban 22, cumpliendose
así el objetivo más preciado del neoliberalismo.
La conversión de deudas privadas del sistema bancario en deuda pública,
realizada por Ernesto Zedillo mediante el Fobaproa, evidencia la concep-
ción neoliberal de los subsidios. Actualmente asciende a dos billones de
pesos y al pago de entre 30 y 50 mil millones anuales sólo por pago de
intereses.
La doble moral, la hipocresía como doctrina y la frivolidad racista como
ideología, llevaron a los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón a otor-
gar concesiones mineras a destajo a empresas nacionales y extranjeras de la
industria extractiva. Una tercera parte del territorio nacional, alrededor de 70
millones de hectáreas, fue cedida con ese fin. El incremento exponencial de
la deuda pública para cubrir el festín de los grandes negocios al amparo del
poder público, fueron el tipo de políticas instrumentadas por el Estado para
garantizar la concentración de la riqueza en la “minoría rapaz”.
El negocio supremo del sexenio de Peña Nieto fue una obra no tan maes-
tra de corrupción extrema, en clara asociación con la oligarquía. Me refiero
a la construcción del aeropuerto subacuático en Texcoco, la que hubiera
rebasado, conservadoramente, 600 mil millones de pesos, además del ne-
gociazo por la plusvalía de las tierras colindantes y la pretensión de un
enorme desarrollo inmobiliario en las 600 hectáreas del actual aeropuerto.
Sin principios ni memoria, sólo con la arrogancia de sentirse intocables,
los promotores y beneficiarios de la corrupción le abrieron paso a un Nar-
co-Estado, del que ya se hizo visible la punta del iceberg. Los casos de
31
Emilio Lozoya y su subordinación mafiosa con la élite del poder político y
empresarial; el de Genero García Luna, brazo derecho de Felipe Calderón
desde la Secretaría de Seguridad Pública, vínculo del poder estatal con el
crimen organizado o; el más reciente, del general Salvador Cienfuegos,
titular de la Sedena con Peña Nieto; ilustran el grado de degradación mo-
ral alcanzado, con cargo a la dignidad del país, el olvido del pueblo y del
decoro del servicio público.
Del lado empresarial, el recurrente tráfico de influencias y de los pres-
tanombres; la evasión del pago de impuestos y el envío de fortunas a los
paraísos fiscales; los sobreprecios y la subfacturación; las empresas fan-
tasmas y las facturas apócrifas, fueron prácticas sistemáticas, cobijadas
a plenitud por los sucesivos gobiernos. El otorgamiento de contratos y
concesiones a empresas amigas como Iberdrola, OHL, HIGA o Repsol,
a cambio de moches y regalos (la Casa Blanca de Peña y Angélica Rivera
pasará a la historia) es otro hilo de esa madeja inusitada de corrupción con
la que se condujo a México durante la era neoliberal.
Por la magnitud casi infinita de su práctica sistemática en el mundo pú-
blico y privado de cuello blanco, es imperativo impedir el regreso de la co-
rrupción. Corresponde a la sociedad auto edificarse en parapeto, mediante
la defensa del proyecto impulsado desde la presidencia de la República.
Así las cosas en el México neoliberal, multiplicadas hasta donde la ima-
ginación seguramente se queda corta. Sin embargo, la sabiduría popular
les pasó factura en los comicios de 2018.
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convencionales, sus analistas y cronistas aplaudidores, los líderes charros
y muchos otros beneficiarios del tráfico de influencias.
El resultado fue dual: enriquecimiento exorbitante de un pequeño grupo
de grandes magnates y profundización extrema de la pobreza, la exclusión
y la marginación de la mayoría de los mexicanos, en un marco de subor-
dinación creciente al gobierno de Estados Unidos y los capitales trasna-
cionales, así como de obediencia ciega a las directrices antipopulares de
organismos financieros internacionales como el Banco Mundial (BM), el
Fondo Monetario Internacional (FMI), o instituciones globales como la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE),
presidida por Miguel Ángel Gurría, conocido en México como el “Ángel
de la Dependencia” por sus posturas entreguistas cuando fue secretario de
Hacienda en nuestro país.
Las privatizaciones se diseñaron para diversificar y profundizar el pro-
ceso de acumulación de capital de la oligarquía local y de empresas tras-
nacionales, bajo los falsos supuestos de que la riqueza de arriba “chorrea
hacia abajo” y de que la propiedad social violenta la iniciativa individual
al ocupar áreas productivas o de servicios que, por derecho “natural”, co-
rresponde cubrir a los adinerados del sector privado.
En síntesis, la política de privatizaciones fue el eje rector para desarrollar
y consolidar la hegemonía de la “minoría rapaz” como poder supremo de
la vida social, el rumbo económico y el destino nacional.
LIBRE COMERCIO
Un sueño de la tecnocracia neoliberal y su gurú político, Carlos Salinas
de Gortari, era desarrollar una economía exportadora que le diera protago-
nismo internacional a México. Para ello, resultaba indispensable alcanzar
un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, el famoso
TLCAN.
En 1994 se firmó dicho tratado, como eslabón mágico para el acceso de
México al llamado Primer Mundo. En un marco de notoria asimetría entre
las economías de los tres países, varios resultados del Tratado son muy
cuestionables.
34
Es cierto que en el caso de la exportación de productos manufacturados
se alcanzaron cifras espectaculares, particularmente en sectores industria-
les como el automotriz, el de electrónicos, maquinaria y equipo pesado,
alcanzando alrededor del 60 por ciento del total de las exportaciones. Sólo
el primero de ellos representó el 30 por ciento del total nacional (90 mil
millones de dólares anuales en promedio entre 2013 y 2018). No obstante,
dichas exportaciones fueron realizadas mayoritariamente por empresas y
maquiladoras trasnacionales, lo que les generó grandes ganancias, entre
otros factores por un alto grado de plusvalía, entendida como el diferencial
entre el valor de la riqueza producida con la fuerza de trabajo y el pago del
salario como parte, cada vez más reducida, de ese valor.
Está bien documentada, por ejemplo, la extrema explotación de la mano
de obra (buena parte de mujeres) en las maquiladoras, aunado a la inse-
guridad en el empleo y la precariedad en las condiciones de trabajo. En el
caso de la industria automotriz, en la que si bien los salarios son superiores
al promedio nacional y existe mayor seguridad en el empleo, los obreros
del sector ganan seis veces menos que sus pares de Estados Unidos o Ca-
nadá por el mismo trabajo.
En materia agraria, la tecnocracia neoliberal intentó hacernos tragar la lección
de que los subsidios son indispensables, pero sólo cuando benefician a los “de
arriba” (caso Fobaproa y otros cuantiosísimos rescates), pero canalizarlos a los
“de abajo” es reproducir -ya sabemos- el despreciable populismo.
El abandono de los subsidios a la economía campesina en materia de
insumos y créditos, así como de los precios de garantía a granos básicos
como el frijol, arroz y trigo, abrió la puerta a una creciente importación de
los mismos, traducible en menoscabo de la soberanía alimentaria de nues-
tro país. En el caso del maíz, más de la mitad de su consumo en México
proviene de Estados Unidos (buena parte transgénico), con una agricultura
subsidiada y alta tecnología productiva, agraviando el profundo significa-
do cultural del maíz en la historia de estas tierras.
En conjunto, la situación descrita implicó el abandono de sus tierras,
familias y comunidades de legiones de campesinos pobres, engrosando
35
las filas del exilio económico a las grandes ciudades del país y a Estados
Unidos. A principios de este siglo se alcanzó la trágica cifra de entre 400 y
500 mil migrantes por año.
En abrupto contraste, las reaccionarias modificaciones de Carlos Salinas
al artículo 27 Constitucional (especie de retorno a la propiedad privilegia-
da de la tierra en que se sustentó la dictadura porfirista y el poder eclesial
en buena parte del siglo XIX) abrieron cauce a la privatización de la tierra
con fines de lucro; opción idónea para la exportación de productos bien co-
tizados en el mercado y en las mesas de nuestros vecinos del Norte. Penosa
realidad que ha beneficiado a nuevos ricos de los negocios agrarios, a costa
de los sureños jornaleros agrícolas que laboran en el noroeste del país y
que parecen reescribir la historia de los peones acasillados en las haciendas
de la época porfiriana.
Recientemente se firmó un nuevo tratado comercial con Estados Unidos
y Canadá (T-MEC). En lo particular no creo en sus grandes beneficios;
más bien, la dependencia estructural de nuestra economía se traducirá en
un intercambio comercial desventajoso para nuestro país, particularmente
en las áreas tecnológica y financiera. En lugar de “ver al Sur”, México pa-
dece la fatalidad de “estar tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.
37
Por supuesto, la recurrencia a los créditos del exterior, léase, entre otros,
del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), sig-
nificó encadenarse a sus leoninas condiciones: reducción del gasto públi-
co, recorte a los programas sociales, disminución de salarios a los trabaja-
dores, retiro de subsidios a los sectores populares y políticas privatizadoras
a ultranza. Recetario neoliberal amablemente aceptado y aplicado por los
tecnócratas doctorados en prestigiadas universidades gringas, como se
pone de manifiesto en el cuadro respectivo del Capítulo I.
SALARIOS A LA BAJA
Desde hace tiempo advierto con preocupación cómo el tema de la precarie-
dad salarial en nuestro país ha sido subestimado (incluso por la izquierda),
como si flotara sobre aquélla una espesa cortina de humo. Parece olvi-
darse que el salario es el elemento más importante de sobrevivencia y de
acceso a una vida digna para quiénes los perciben y sus familias. Durante
decenios se dejó correr el supuesto de los bajos salarios (no sólo de los
mínimos) como sinónimo de ventaja relativa y de competitividad en el
sacrosanto mercado.Tengo la impresión de que nos tragamos entera esa
píldora amarga.
El salario constituye el ingreso principal para alrededor de 15 millones
de familias y cerca de 50 millones de habitantes. En la parte inferior de
esa cifra, un salario mínimo general representa el ingreso de 7 millones de
familias, aproximadamente 26 millones de mexicanos.
Sobre este último, su tope más alto fue 337.86 pesos diarios en 1976 (a
precios actuales). Al inicio del periodo neoliberal, en 1983, era de 282.38
pesos; para 2018 había caído abruptamente, ubicándose en 91.12, o sea, un
desplome brutal del 300 por ciento.
En contraste, en el gobierno de la 4T el salario mínimo general pasó de
91.12 a 123.22 pesos (incluido el ajuste de enero de 2020), lo que significa
un incremento del 26 por ciento, mientras que en la frontera norte es de
185.56 pesos, equivalente al 102.3 por ciento.
La pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo se justificó con el
socorrido cosquilleo de que su aumento resulta inflacionario. En realidad,
38
la intención fue presionar a la baja los incrementos salariales regidos por
contratos colectivos de trabajo y, de la mano, abaratar los costos de pro-
ducción en un sector amplio del empresariado, con su transferencia implí-
cita al ámbito de las utilidades.
Ahora bien, hablar del 58 por ciento de la Población Económicamente
Activa (PEA) ubicada en el sector informal de la economía, es otro asunto,
pues no está sujeta a régimen salarial alguno y sólo tangencialmente al
fiscal. Más de 17 millones de familias viven de la informalidad laboral, sin
seguridad social ni protección legal, situación que expone crudamente la
extendida pobreza en que vive la mayoría de los trabajadores mexicanos.
En datos del INEGI, la PEA en México está integrada por 57.3 millones
de personas, tanto de la economía formal como informal (con el absurdo
de considerar como parte de ella a los que trabajan al menos una hora por
semana), de las cuales poco más de 11 millones perciben hasta un salario
mínimo, mientras que 17.5 millones perciben entre uno y dos, abarcando
ambos niveles el 49.7 por ciento del total de la PEA, además de que el 61
por ciento carece de seguridad social.
La lógica capitalista es implacable, no deja resquicio a la dignidad de
las personas, no se conmueve por su sufrimiento, no le importa su destino,
como si la pobreza fuera un daño colateral del derecho casi sagrado a ob-
tener dividendos económicos. Los beneficiarios de este sistema productivo
saben bien lo que sucede y no intentaron revertirlo, más bien se avocaron
a ensarcharlo y profundizarlo.
40
Las grandes empresas privadas, por su parte, se atienen al tradicional
control obrero de las viejas centrales oficiales, como la poderosa Confe-
deración de Trabajadores de México (CTM), la Revolucionaria de Obre-
ros Mexicanos (CROM) o la Revolucionaria de Obreros y Campesinos
(CROC), junto con otras menores, expertas todas ellas en el oficio de servir
a los patrones y reprimir a la disidencia, mientras siguen utilizando su de-
magógico discurso patriotero y de fantasmal respaldo a sus representados.
La historia de estas centrales fue una pieza clave en todo el periodo de
la industrialización capitalista, al constituir un eslabón indispensable para
garantizar mayores ganancias empresariales y el desarrollo de la burguesía
nacional, convertida por el neoliberalismo en próspera oligarquía.
Cuando su maquinaria de control no les funciona, recurren a los des-
pidos, la represión directa, la judicialización de los conflictos labora-
les o, de plano, a la declaración de quiebra de empresas con sindicatos
independientes, como aconteció con la Compañía de Luz y Fuerza
del Centro, declarada en quiebra por Felipe Calderón para deshacer-
se del SME, sindicato que -como ya se señaló- se caracterizó por la
oposición crítica a los gobiernos neoliberales en turno, la defensa de
la independencia sindical, los derechos laborales, la democracia de-
partamental, la industria eléctrica nacional y el respeto patronal a los
contratos colectivos de trabajo.
En el medio rural, la sindicalización no prosperó. En contraste, la reforma
agraria proveniente de la Revolución de 1910, la Constitución del 17 y la
obra del general Cárdenas, se fue evaporando tristemente a partir de 1940,
entre otros factores por el control vertical del campesinado a través de las
centrales oficialistas, muy señaladamente de la Confederación Nacional
Campesina (CNC), que impuso un caciquismo sumamente corrupto y vio-
lento que durante décadas pauperizó la economía campesina, obligando a
los trabajadores del campo a una afiliación forzosa para acceder a la tierra,
sacar sus productos al mercado y obtener los insumos básicos para produ-
cir. Al mismo tiempo, los campesinos sirvieron de clientela electoral para
los candidatos del PRI, al grado de llamársele la “aplanadora verde”.
41
La situación de los campesinos es una terrible mancha histórica en el
país de Emiliano Zapata, Francisco Villa, Rubén Jaramillo y tantos otros
luchadores por el derecho campesino e indígena a la tierra y a los medios
para hacerla producir. El Plan de Ayala enterrado en aras de la funciona-
lidad de la producción agrícola al desarrollo capitalista. Cultura ancestral
del México profundo violentada impunemente por los intereses empresa-
riales en el campo, legalizados -como antes se decía- por la muy neoliberal
reforma Constitucional ordenada por Carlos Salinas. Prosperidad marchita
y continuidad de la pobreza, el agio y la explotación del sector social que
hizo posible las tres transformaciones de la historia nacional.
43
En su obsesión por convertir los servicios educativos en mercancía, los
tecnócratas neoliberales se plegaron a las directrices de la OCDE. No úni-
camente con la intención de hacer negocios privados con el presupues-
to del sector, restringiendo de paso los derechos laborales del magisterio,
cortando cabezas y culpándolos de ser los causantes de las deficiencias
educativas, sino principalmente con la idea de adueñarse del proceso de
la vida diaria en las escuelas, con la mira puesta en imponer la ideología
neoliberal y privatizar las conciencias de niños y jóvenes con la ortodoxia
del individualismo, el consumismo, la competitividad y todo el catálogo
de valores de la ideología dominante.
Tal es el estado de cosas con el que dio inicio el gobierno de la 4T. Por lo
pronto, se impulsa ya un programa de becas para los estudiantes pobres de
todos los niveles escolares, otro para mantenimiento de escuelas manejado
por los padres de familia y uno más con la creación del sistema universi-
tario Benito Juárez. Con respecto a su reforma educativa, terminó en el
bote de basura del salón de clases. Ya comentaremos más este tema, pues
también tiene sus aristas contradictorias.
46
4) SÍNTESIS: EL DESASTRE HEREDADO
Es un hecho que el capitalismo neoliberal es un sistema planificado de
corrupción, pillaje y depredación a gran escala. Como vimos, hay respon-
sables con nombre y apellido, tanto en la cúspide del sector empresarial
como en el régimen político, subordinado y socio al mismo tiempo.
México fue literalmente asolado y devastado. El interés nacional se
confundió con el del grupo oligárquico, su obediente clase política y sus
súbditos de conciencia en diversos sectores sociales. Se desnaturalizó al
Estado para que sirviera incondicionalmente a la salvaje acumulación de
capital. Las riquezas del país fueron concesionadas a los magnates de aquí
y las empresas trasnacionales de allá. La naturaleza y el medio ambiente
fueron degradados. El nivel de vida del pueblo y sus condiciones materia-
les de existencia les importaron un bledo. El derroche, la frivolidad y el
auto halago clasistas sentaron sus reales.
El México profundo, de cultura milenaria, distribuido en municipios y comu-
nidades apartadas, historia y suelo campesino e indígena, para la tecnocracia
neoliberal no existió, como si al botín de país que ellos idearon le sobraran 30
millones de habitantes. La realidad, no por sabida, deja de ser estremecedora.
Los municipios rurales de México, en donde habita el 24.5 por ciento de la
población, sobreviven en condiciones deplorables. Suma de vida humana en
la pobreza, útil para el exilio económico. Infraestructura escolar y de salud en
pésimo estado. Escasa producción agrícola o artesanal dominada por interme-
diarios y agiotistas. Violencia e inseguridad, con poderes locales frecuentemen-
te vinculados a la delincuencia. Caminos apenas transitables a sus cabeceras
municipales, sin acceso a Internet ni sucursales bancarias, literalmente aislados
en su mundo, al mismo tiempo olvidado y perseguido.
Durante 36 años el neoliberalismo en México no sólo causó la decaden-
cia nacional, sino que dio lugar a una catástrofe social de grandes pro-
porciones, afectando ambos aspectos el derecho a la vida y la justicia de
millones de mexicanos. Pendencieros, ahora resulta que los aplaudidores,
cómplices y beneficiarios de ese lamentable estado de cosas se rasgan las
vestiduras, y su silencio placentero de antes se torna exigencia y difama-
47
ción cotidiana contra el presidente de la República y el movimiento que lo
respalda.
Elevan al sitio de indicador supremo e inobjetable el crecimiento econó-
mico, engañoso indicador de los organismos financieros internacionales,
ya que calcula el total de riqueza en bienes y servicios producida por la
economía de los países, pero no incluye la forma como se distribuye, dan-
do lugar a un espejismo sobre el nivel de vida real de las personas.
Un ejemplo de ello, es que el invocado crecimiento del PIB no mide el
avance de la economía familiar. Al respecto, el consumo en nuestro país se
incrementó en 589 mil millones de pesos sólo el último trimestre de 2019,
con respecto al mismo periodo de 2018, lo que demuestra una elevación
sustantiva en la capacidad de consumo del pueblo. En el mismo sentido,
el bando conservador evade el hecho de que en el tiempo de la pandemia,
los programas sociales del gobierno y su política de créditos blandos a la
pequeña y mediana empresa han sido tabla de sobrevivencia de millones
de mexicanos y sus familias.
Enjuician la violencia e inseguridad prevalecientes, olvidando el desas-
tre en derechos humanos que dejó sembrado el neoliberalismo en México.
Omisos en atender las causas, ahora pretenden que la debacle que ellos
engendraron se resuelva rápido, como si fuera pan comido desmantelar el
mundo de sangre, fuego y agobio social que sembraron con tanto esmero
e irresponsabilidad.
De ese contexto nacional agraviado emergió, por mandato popular, la
alternativa de cambio de rumbo, junto con la esperanza mayoritaria de que
trascienda en el tiempo. No puede haber defensa alguna del pasado tene-
broso. En el prometedor encuentro con el cambio verdadero le irá mejor a
México y su pueblo. No será posible la superación inmediata de la nefasta
herencia; empero, el camino está trazado, cuenta con un vasto respaldo so-
cial (fatalmente todavía inorgánico) y con logros significativos e inéditos
en la democratización política, social y cultural de México. En la parte
económica también se avanza, aunque la resistencia es enconada y refleja
contradicciones y pendientes..
48
5) EL PENSAMIENTO Y EL SER CONSERVADORES
Debo aclarar, para evitar los malos entendidos, que las generalizaciones
suelen ser imprecisas. Entre las clases medias y hacia arriba en la esca-
la social, no hay edicto alguno para pensar y ser en los términos de la
ideología conservadora. No sólo eso; son muchos, de entre ellas y ellos,
los que portan un compromiso con la causa de la justicia y la igualdad, e
históricamente, en todas las épocas y latitudes, han nutrido y consumado
causas revolucionarias, ostentando liderazgos decisivos. En cuanto al pue-
blo trabajador, su papel ha sido el activo principal en todos los procesos de
transformación social.
Mi valoración del ser y el pensamiento conservadores se refiere a los que
piensan y son conservadores convencidos, los cuales existen en todas las
clases sociales. Aclarado lo anterior, entro en materia:
Anticipo que uno no elige dónde nace, ni qué fortuna o infortunio le de-
pare su origen. Por experiencias familiares y sociales, los conozco bastante
bien. Están negados para entender y mucho menos compartir el significado
de las nuevas realidades que vive México. Quizá el encuentro con expe-
riencias abruptas, críticas o desconocidas, daría lugar a excepciones.
El amplio abanico de conservadores en la sociedad mexicana no puede
acomodarse, obviamente, en el mismo saco interpretativo. Empero, compar-
ten una ideología, lógicamente conservadora e inevitablemente de derecha.
Abarca gente humilde, de “conciencia oprimida” (dixit Paulo Freire)
víctima de roles familiares, religiosos, escolares o sociales por los que se
filtraron los valores de la ideología conservadora dominante, marcando la
pauta de actitudes y conductas.
49
Clase media de abolengo conservador. Clase media de nuevos ricos. Cla-
se media que es más alta que media en su forma de vida y clase media que
siempre está en riesgo de dejar de serlo. Así, otras categorías de distinto
nivel económico, académico y cultural. Entre ellos, profesionistas o pe-
queños y medianos empresarios con ciertos réditos económicos, creyentes
en el valor supremo del duro camino de su estatus o su ascenso social.
Disfrutan y sufren, pero abrevan en el conservadurismo.
En la cúspide, grandes y muy grandes empresarios, de postín todos, unos
pocos del clan Forbes, bien organizados, enajenados con sus privilegios y
fortunas, muchas de ellas fraguadas al amparo de la corrupción y el tráfico
de influencias.
Unos y otros consideran ejemplar su esfuerzo, valores y formas de en-
tender la vida, a los que generalizan y atribuyen cualidades universales.
Metidos en la burbuja de sus privilegios (o sus deseos), México es lo que
ellos son y cualquier sospecha de afectarlos es ir contra México, como si el
país y su historia se condensaran en el aire caliente de su burbuja.
Literalmente adoran el dinero, se regodean en el consumo, les gusta y se
someten a las mieles de la buena vida material y a las mil presentaciones
del oropel. Para ellos la necesidad del dinero no se agota en proveer una
vida digna; se necesitan sobrantes para acceder a los privilegios. La mar-
ginación y pobreza de la mayoría no es su asunto. En todo caso, se debe a
su discapacidad intelectual, o a la recurrente fraseología de que son flojos
o irresponsables por naturaleza. Así, lo estúpidos “argumentos”.
Atenazados por el individualismo, discurren que cada quien es libre para
tejer su destino, bajo la fábula de “querer es poder”. Aferrarse a lo propio
es parte de un derecho casi sagrado. No cabe en su pensamiento el valor de
la realización inividual como fruto del bienestar colectivo.
Los conservadores son racistas, y cuando les va bien, clasistas. La exis-
tencia de los pobres les estorba, por eso los niegan con la forma del des-
precio. Los pobres no son dignos de lo que ellos han logrado y presumen
ser. En todo caso, para salir del atraso deben imitarlos, pues ellos disponen,
en propiedad privada, la esencia del “deber ser”. Sin generalizar, ello suele
50
mostrarse en la relación de la señora o el señor de la casa con la servi-
dumbre o de muchos patrones con sus trabajadores. Les hablan de tú para
recibir el usted. La superioridad por delante.
Bastantes conservadores salvan su conciencia y su hipotética trascen-
dencia con una religiosidad basada en formalismos. Se pregonan orgullo-
samente cristianos, al tiempo que niegan en su vida los principios esen-
ciales sobre los que se fundó el verdadero cristianismo. La imitación de
Jesucristo es sólo simbólica, adaptativa; lograron erradicarla como guía de
conducta y de fe.
Los católicos de entre ellos, se suman acríticamente al mensaje de su
Iglesia. Hacen abstracción de que ha sido legitimadora histórica de la opre-
sión del pueblo; siempre al servicio del poder y del dinero. Las excep-
ciones, como la Teología de la Liberación, no las entienden, más bien las
menosprecian cuando saben o intuyen de qué se trata.
Es común que los conservadores confundan la caridad con la justicia.
Los más “avanzados”suelen creer que la caridad es su compromiso con la
justicia. Todas y todos piensan que en la realidad social es inevitable que
haya pobres y ricos, muy pobres y muy ricos, reservando para los pobres
el “alma buena” de la caridad, con su envoltura entre festiva y filantrópica.
Una postal elocuente de ello es el famoso Teletón, versión empresarial
degradante y simuladora de un compromiso inexistente.
Viven en las apariencias. Lo que México necesita es justicia, no caridad, aun-
que la búsqueda de la justicia no les cuadre y la etiqueten de “populista”. Vaya,
les gusta la desproporción en la que al pensamiento reaccionario le gusta verse.
Los pobres pesan una pluma, los “exitosos” se miden en metálico.
Buena parte de los conservadores es ignorante, a pesar de haber estu-
diado en escuelas confesionales y universidades privadas de relumbrón.
Suelen hablar con vehemencia de lo que desconocen. Se guían por su es-
píritu clasista y son muy receptivos a la capacidad distorsionadora de la
ideología dominante.
La desinformación de lo que en realidad sucede, mezclada con prejuicios
y hasta supersticiones, o bien con información proveniente de los corrillos
51
sociales entre pares, los púlpitos eclesiales, los dogmas conservadores, la
propaganda televisiva y el amor por el dinero, sirve de acicate a su certeza
de que la izquierda es el reino del terror rojo, del comunismo que espera
agazapado el momento de trastocar sus vidas construidas con tanto esfuerzo.
Así las cosas, o algo semejante, es lógico que detesten, con visos de
odio y afán de revancha, a López Obrador, al movimiento que lo respalda
y al programa de transformaciones democráticas que se lleva adelante en
México, enjuiciados ya como culpables de un imaginario drama nacional.
Claro que tienen miedo de todo aquello que, real o aparentemente, pu-
diera disminuir sus privilegios o sus sueños, pequeños o grandes, eso no
importa. Dominados por el poder de sus prejuicios, se les escurre entre las
neuronas la estabilidad emocional. Desconcertados, demostrando que la
democracia les importa un carajo, andan en marcha conspirativa, mostran-
do a cada paso la degradación moral de que son capaces.
Evidencia de ello es el espectáculo cotidiano de calumnias y mentiras en
los medios de comunicación convencionales y la compra masiva de fake
news en las redes sociales. Todo ello, perversamente vestido como libertad
de expresión. La ausencia de respaldo social y su evidente derrota moral,
las traslada al mundo de las apariencias en automóviles ostentosos y casi-
tas de campaña vacías, haciendo aspaviento “democrático” en un Zócalo
que no les pertenece.
Les aterra que se hayan limitado los medios de reproducción del capi-
talismo neoliberal, al que se acomodaban y creían inalterable. No se ima-
ginaban la arrastrada que les dio el pueblo en el 2018, ni que la 4T sea un
instrumento irrenunciable de regeneración de la vida pública y de recupe-
ración de la dignidad nacional y popular agraviadas.
Los conservadores se equivocaron. Su confianza en el sistema que les
permitía satisfacer sus vanidades y recrear su individualismo, ahora es
fuertemente cuestionado por otras prioridades, entre ellas la de combatir la
corrupción y comprometerse con los intereses del pueblo.
Andrés Manuel ha repetido cientos de veces que no está en contra de
hacer dinero como fruto del esfuerzo, sino de la riqueza mal habida. Tam-
52
poco se puede estar en contra de vivir bien a partir del trabajo honrado.
Entonces, ¿de qué se preocupan? A menos que su estatus de privilegio sea
producto de la corrupción y el tráfico de influencias. Entonces, ¿de qué
México estamos hablando?
¿Podrán cambiar, ser receptivos, moldear sus convicciones? Mi opinión,
con la salvedad antes anotada, es que no. Son y serán un activo opositor
a la edificación de un México democrático. No pretenden cambiar. Los
intereses dominan su panorama vital. Viven una suerte de adicción por lo
adquirido, o por lo que creen que alcanzarán en el caso de los súbditos de
conciencia.
En todo caso, si llegan a cambiar y ser condescendientes, sería porque
la 4T arríe banderas y debilite su proyecto al grado de hacerlo aceptable
para sus enemigos acérrimos. Tal escenario lo asumirían como una victoria
y, ciertamente, es una posibilidad que no puede descartarse, acariciada no
solamente por la derecha, sino por los caballos de Troya que cabalgan, anhe-
lantes, dentro del movimiento que encabeza Andrés Manuel.
Desde luego, los conservadores reconocen el tema del poder. Mantener
y ampliar lo que se tiene, o lo que se sueña, requiere tener el poder. Desde
la familia como reproductora de valores, hasta la dominación en todos los
ámbitos de la vida social. En la ideología, el sacrosanto dogma del indi-
vidualismo. En la economía, la propiedad privada. En la política, el poder
del Estado. En la cultura, el acceso al consumo, sin restricción, postrados
ante el ejemplo gringo. Naturalmente, los roles en la administración del
poder son muy variables, pero están interconectados y todos ellos han sido
fundamentales para reproducir su mundo.
Sabemos que los gobiernos del PRI introdujeron a México en el infierno
neoliberal, pero el PAN (también promotor y cómplice) merece una refe-
rencia particular, ya que ha sido el histórico instrumento político del más
rancio conservadurismo, aunque ahora atraviese por el peor momento de
su historia.
El partido que se opuso a la expropiación petrolera desde la pila bautis-
mal, en la actualidad vocifera contra todas las políticas del gobierno fede-
53
ral y se opone a todas las iniciativas legislativas de la 4T. No sólo lo hace
por razones políticas, sino también porque lo mueve su ideología reaccio-
naria, fascistoide, despreciativa de todo lo que mire a la independencia
nacional y el bienestar del pueblo.
Primero sorprendidos, ahora un tanto histéricos, desquiciados, los diri-
gentes panistas y sus seguidores de derecha viven de los desplantes enfer-
mizos, de inteligencia rudimentaria y ausencia argumentativa, denotando
que el presidente de la República y la 4T los han rebasado; de lo contrario
no hubieran perdido los estribos. El desfiguro de la derecha panista ante la
nueva realidad es grotesco. Su renuncia planificada a guiarse por la verdad
prueba su pequeñez intelectual y mala fe.
No se trata de una fatalidad genética; tal vez sí, de un tipo de relación
con el mundo social marcada por el elitismo de creerse los elegidos, los
miembros del exclusivo club de “la gente decente”. Sin embargo, una vez
que accedieron al poder presidencial en el año 2000 se mostraron tal cual
son. Los panistas “de arriba”, con el ejemplo acabado de Vicente Fox y Fe-
lipe Calderón, dieron muestras impactantes de corrupción, sin conmoverse
un ápice por su naturaleza anticristiana, haciendo gala de una hipocresía
doblemente perversa.
Se volcaron al culto de lo privado y la utilización del cargo público
como sinónimo de negocios particulares. Nos recetan el cuento de horror
de que las cúpulas empresariales deben ser los pastores y redentores del
pueblo-oveja. Se asumieron como dignos herederos de los gobiernos con-
fesionales y reaccionarios del siglo XIX mexicano. En ese proceso, per-
dieron su sensatez conservadora del origen, su encomiable y persistente
disputa electoral de más de medio siglo contra el régimen de partido de
Estado.
Al margen de su pensamiento conservador, de identidad histórica con
Hernán Cortés, Iturbide, Santa Anna, Lucas Alamán, Miguel Miramón,
Maximiliano, la segunda época de Porfirio Díaz o la guerra cristera. Con
dictaduras fascistas como las de Francisco Franco y Augusto Pinochet,
quizá las de Hitler o Mussolini, el ejemplo de dignidad y buen estilo de
54
Manuel Gómez Morín, Luis H. Álvarez, Manuel Clouthier o Carlos Casti-
llo, le queda grande al actual PAN.
Sus dirigentes y voceros profesan la mentira. Vemos a Felipe Calderón,
Margarita Zavala, Vicente Fox, Marko Cortéz, Mariana Gómez del Cam-
po, Ricardo Anaya, Javier Lozano y tantos otros por el estilo, y su exhibi-
ción es patética.
Ante la falta de respaldo social y su muy escasa capacidad de moviliza-
ción, se suman a las campañas desestabilizadoras de intrépida baratija ar-
gumental, encabezadas por negociantes de las ideas como Aguilar Camín,
Enrique Krause, las cúpulas empresariales, los medios de comunicación,
sus analistas y voceros. Inundan las redes sociales con sus bots pagados y
sus noticias falsas, de una intrépida bajeza moral.
En síntesis, el ser y el pensamiento conservadores, junto con sus partidos
políticos y sus amos del gran capital, son la evidencia viviente de que el
regreso al pasado neoliberal sería el peor desastre que pudiera ocurrirle a
México y su pueblo.
55
6) FEMINICIDIOS Y CORONAVIRUS: LA DIFAMACIÓN
57
o Brasil; ineficientes para prevenir y enfrentar el problema. Millones de se-
res humanos sin seguridad social, condenados a vivir, desde su desamparo,
los efectos de la enfermedad.
En el caso de México, la pandemia expuso nítidamente la herencia de
un destrozado sistema de salud pública y el rotundo fracaso del intento de
privatizar ese sector. Remarco en este punto el énfasis puesto por Andrés
Manuel, desde antes de la pandemia, sobre el estado desastrozo en que se
encontró al sistema público de salud.
Un aspecto sobresaliente de los cambios en este ámbito, es la forma como
se ha tratado el problema de la pandemia. Desde su inicio hubo previsión.
La información brindada a la sociedad ha sido oportuna y sistemática (no
sin algunas contradicciones, como la del uso del tapabocas o la insufiente
cantidad de pruebas) y se cuidó escrupulosamente la preparación de la in-
fraestructura y el personal de salud para atender a los enfermos.
Ellas y ellos merecen toda nuestra admiración y respeto. Desde el ano-
nimato se esfuerzan cotidianamente en curar y salvar vidas, atravesando
con dignidad y profesionalismo jornadas extenuantes en las que su propia
salud corre alto peligro.
Destaco, asimismo, la labor del doctor Hugo López-Gatell, coordinador
nacional de la política oficial en la materia. Sería deseable que no se le
subieran los humos, pues ha dado muestras de inteligencia, calidad dis-
cursiva, sensibilidad social y de un enfoque de izquierda en varias de sus
posturas argumentativas. También se han evidenciado ciertos titubeos en
el combate a la pandemia; es necesario reconocerlos sin el prurito del infa-
lible respaldo técnico y científico al que se refiere incesantemente.
Por otra parte, hasta el momento de escribir estas líneas, advierto de-
masiada amabilidad en la forma de tratar a los oportunistas políticos que
quieren sacar raja del sufrimiento ajeno, entre ellos varios gobernadores.
En igual sentido, a los muchos que se cobijan en el manto perforado de
la libertad de expresión para calumniar y mentir impunemente, así como
a los grandes empresarios que, enajenados por sus negocios y ganancias,
ponen en riesgo a sus clientes y trabajadores.
58
Con todo respeto, una nota crítica a López Obrador por su declaratoria de
amistad con Javier Alatorre, después de que éste llamó en cadena nacional
a desobedecer las medidas de la autoridad sanitaria. Desde luego, detrás de
tal desplante mediático está el segundo hombre más rico de México, Ricar-
do Salinas Pliego, quizá perturbado porque no se haya contratado deuda
externa para rescatar a los pobres empresarios de la revista Forbes, o por
el llamado a sancionar a empresarios incumplidos (sus negocios trabajaron
con absoluta impunidad), sin olvidar los adeudos fiscales de las empresas
del corporativo que encabeza.
Reconociendo el difícil equilibrio entre los principios y las necesidades
o acuerdos políticos, el caso citado es una nota adversa al espíritu y el
programa de la 4T. Es como darse un tiro en el pie sin necesidad alguna.
59
60
II. LA CUARTA TRANSFORMACIÓN: ESPERANZA
CIERTA
“...En la elección del 1º de julio de 2018 el pueblo de México
determinó un cambio de rumbo en la vida pública y en las
instituciones. Fue una sublevación legal, pacífica y democrá-
tica fruto de una paulatina toma de conciencia; el pueblo se
unió y organizó para enterrar el neoliberalismo”.
Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024
61
de Salvador Sánchez Ceren (2014-2019). Honduras con Manuel Zelaya
(2006-2009) y Nicaragua, con el FSLN de Daniel Ortega (1985-1990 y de
2007 a la actualidad). Se suma a este proceso el triunfo electoral de Andrés
Manuel López Obrador en 2018.
En todas estas experiencias se pusieron en marcha proyectos de gobier-
no antineoliberales; por lo mismo, de contenido nacionalista y popular,
conformando la región más importante del mundo en enfrentar esa cala-
midad moderna y sus secuelas de concentración de la riqueza y pobreza
generalizada. Por decisión mayoritaria de los pueblos, se abrieron nuevos
horizontes de dignidad y esperanza.
El caso de Cuba se cuece aparte, ya que es producto de una revolución
armada victoriosa (1959) que perdura hasta nuestros días. En la región
del Caribe, fueron presidentes de Haití, Jamaica y Granada, Jean Ber-
trand Aristide, Michael Manning y Maurice Bishop, respectivamente, tres
líderes con orientación democrática, víctimas de golpes de Estado, los dos
primeros destituidos y el tercero asesinado.
Naturalmente, la reacción de las élites económicas y políticas que impu-
sieron en sus sociedades el neoliberalismo ha sido feroz. Conjunción con-
servadora de oligarquías locales, sectores de instituciones públicas como
las fuerzas armadas y los tribunales de justicia; poderes fácticos como los
medios masivos de comunicación y las jerarquías eclesiásticas, junto con
amplios sectores de las clases medias. Todo ello, y más, con el respaldo
intervencionista de los sucesivos gobiernos de Washington, algunos de la
propia región y de la Unión Europea, así como de empresas trasnacionales
y organismos financieros internacionales.
Esta ofensiva multifacética de la derecha fue la causa principal de la
derrota de varios gobiernos: el de Brasil, mediante el golpe de estado ju-
dicial contra Dilma Rouseff y el encarcelamiento de Lula para evitar su
candidatura presidencial en 2019. Argentina, con el triunfo electoral de
Mauricio Macri, defensor de las sanguinarias dictaduras militares golpis-
tas de los Videla y compañía. Honduras y Paraguay, mediante golpes de
Estado a Manuel Zelaya y Fernando Lugo. Ecuador, con la traición de
62
Lenín Moreno, supuesto sucesor de la Revolución Ciudadana de Rafael
Correa. El Salvador, con la abrumadora e insólita derrota del FMLN. En
Bolivia mediante el golpe de estado militar al entonces presidente Evo
Morales (afortunadamente revertido mediante el abrumador triunfo elec-
toral del Movimiento al Socialismo y el ahora presidente Luis Arce). Lo
de Nicaragua, con Daniel Ortega, es una vergüenza para la gesta heroica
de los sandinistas.
Sin embargo, no toda la culpa es de los enemigos naturales, visibles o
invisibles, de dichas experiencias, También influyeron los errores propios
de los gobiernos, sus partidos y sus aliados. Los casos documentados de
corrupción y burocratización, alejamiento del pueblo y alianzas discrecio-
nales con fuerzas opuestas a la orientación de los gobiernos, generaron
frustración social, descrédito y pérdida de autoridad moral, facilitando gol-
pes de Estado y derrotas electorales.
Hablando de errores propios, una debilidad histórica de las izquierdas ha
sido su dificultad para ejercer la autocrítica ante sus pifias y desviaciones,
particularmente notoria en las altas esferas de los gobiernos y en los órga-
nos directivos de sus partidos. Junto con pegado, suele darse el gusto por
el poder, el abandono de los principios, de cosechar y olvidarse de sembrar
de nueva cuenta.
Fatalmente, las acciones y omisiones en las propias filas incluyeron la
incapacidad de conformar el poder social suficiente; escala de conciencia,
organización y compromiso, para contrarrestar la ofensiva reaccionaria de
adentro y de afuera, defendiendo paralelamente las conquistas obtenidas
y la necesidad de consolidar el proceso transformador. Incluso, como en
Brasil, el ascenso social derivado de políticas populares (se rescató de la
pobreza a 40 millones de brasileños) no se expresó en las urnas con la
amplitud que tales políticas presagiaban; déficit de más de ocho millones
de votos que hizo posible el triunfo electoral del siniestro neofascista Jair
Mesías Bolsonaro, acérrimo defensor del tenebroso pasado represivo de
la dictadura militar que, durante más de dos décadas, se ensañó contra el
pueblo y toda forma de oposición en el inmenso país sudamericano.
63
El fraile dominico brasileño, Frei Betto7, expresó enfáticamente en una
entrevista:
64
La Revolución Cubana, no sólo fue el faro que inspiró la lucha revolu-
cionaria en América Latina durante tres décadas, sino también un espléndi-
do ejemplo de resistencia popular ant afán de exterminio de los gobiernos
de Washington desde 1962. No fue casual. En la base de la resistencia des-
taca una sólida organización popular, a través, entre otras formas, de los
comités de Defensa de la Revolución (CDR’s), así como de una profunda
conciencia social, de honda dignidad colectiva, sobre los valores y la causa
histórica que su revolución ha representado a través de los años.
El aporte de la “Revolución Bolivariana” a la liberación de las naciones
y pueblos de Latinoamérica también ha sido trascendente. A pesar de casi
20 años de bloqueo económico, hostigamiento sistemático y política gol-
pista del gobierno de Estados Unidos y sus súbditos internos, no han podi-
do doblegarla. El chavismo procuró, desde sus inicios, la organización del
pueblo pobre. Las comunas populares saben qué hacer para resistir y sacar
adelante el ideario en el que han depositado su dignidad y su confianza.
Reivindicar los procesos de ambos países es una postura estrictamen-
te personal, no vergonzante, a sabiendas de la perversidad y distorsión
histórica de la derecha mexicana, vociferando falsamente que dichos
procesos inspiran a López Obrador. Empero, no me sumo al ostracis-
mo de callar lo que pienso, aunque sea “políticamente incorrecto”.
Viene al caso el recuento anterior, porque el movimiento de la 4T forma
parte de la oleada libertaria vivida en las últimas dos décadas en varios
países hermanos, de la que debemos aprender lo mejor, pero también de
sus desviaciones y errores, para no repetirlos en el proceso mexicano.
Por otra parte, es indispensable incorporar el latinoamericanismo al pen-
samiento y el ser de nuestro movimiento, bajo el manto de la bella utopía
de Bolívar y Martí sobre la unidad de nuestros pueblos y destinos.
Decía José Martí,8 en su discurso en la Conferencia Internacional Ame-
ricana convocada en Washington en 1889:
8
Cubano de pensamiento universal, escritor, poeta, revolucionario, vagabundo por el mundo. Ins-
pirador de la independencia de su patria, fijó su pensamiento y pasión en la construcción de una La-
tinoamérica unida, de lazos fraternos producto de su hermandad histórica y su común sufrimiento.
65
“Por grande que esta tierra sea, y por ungida que esté para los hombres
libres la América en que nació Lincoln, para nosotros, en el secreto de
nuestro pecho, sin que nadie ose tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal,
es más grande, porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la Amé-
rica en que nació Juárez”.
67
Efectivamente, el socialismo es el proyecto libertario más importante
en la historia de la humanidad, pero tiene que repensarse a fondo su via-
bilidad en las condiciones actuales del mundo. La aplicación ortodoxa de
sus fundamentos no es factible, ni deseable. El llamado “socialismo real”
terminó en fracaso (cuando menos en la Unión Soviética y en los países de
Europa Oriental) porque Stalin lo convirtió en un socialismo burocrático y
de Estado que suplantó a la sociedad y a la propia clase obrera, aplicándose
con un autoritarismo exacerbado, sin respetar forma alguna de oposición,
aún dentro del propio pensamiento socialista.
Es cierto que esa versión del socialismo (como aconteció también en
China, Cuba o Vietnam) sacó a los pueblos de su miseria y atraso ances-
trales, generando en poco tiempo un salto enorme en materia de desarrollo
social (educación, salud, deporte vivienda, etc.), científico, tecnológico y
de fuerzas productivas, incluyendo los ámbitos militar y aeroespacial, pero
sin resolver el tema crucial de la libertad y con serios problemas en el ám-
bito de la productividad económica.
En fin, regresando al ámbito nacional, la autonomía relativa del Estado
frente al capital permite poner un juego un proyecto de políticas públicas y
construcción social de naturaleza reformadora, tal como está sucediendo con
el proyecto de la 4T. Sostenerlo y profundizarlo confirmaría que en nuestro
país se vive una transición, es decir, una vía de escape a la atadura del capi-
talismo neoliberal, cuyo futuro puede retraerse, estancarse o avanzar, pero
que, por sí mismo, posee un hondo significado humanista y civilizatorio.
Parecerán contradictorias las ideas expuestas, al considerar al capitalismo
como la causa estructural de la desigualdad social, al mismo tiempo y lugar
en que afirmé un futuro esperanzador con el gobierno de la 4T. Sostengo lo
dicho y añado que la transición antineoliberal puede profundizarse y elevar-
se a niveles superiores de existir un poder popular organizado y movilizado.
No obstante, debe reconocerce que los hechos del pasado generan iden-
tidades y edifican memorias irrenunciables, sin que ello signifique reducir
a la maldad o el error a los que forjaron o creen en identidades diferentes.
En este tenor, el cuadro y los comentarios que le siguen, intentan ob-
jetivar, con los riesgos inherentes a toda simplificación esquemática,
cuántos y quiénes han ocupado la presidencia de México a lo largo de
su historia:
9
Miembro de morena. Doctor en historia por la UNAM. Autor de varios libros sobre la Revolución
Mexicana, temerario polemista y maestro universitario. Director del Instituto de Estudios de las Re-
voluciones en México en el gobierno de la 4T, renunció a su encargo por las presiones que generó su
irrefutable aseveración de que los jóvenes de la 23 de Septiembre que intentaron secuestrar a Eugenio
Garza Sada en Monterrey en 1973 eran “valientes”.
70
PRESIDENTES DE MÉXICO Y AÑOS DE GOBIERNO
ÉPOCA CONSERVADORES LIBERALES/IZQ. “OSCILANTES” TOTALES
NÚM. / AÑOS NÚM. / AÑOS NUM. / AÑOS NUM. / AÑOS
SIGLO XIX
(1821-1900) 24 45 10 31 3 4 37 80
SIGLO XX
(1901-2000) 13 63 5 9 8 28 26 100
SIGLO XXI
(2001-2020) 3 18 1 2 0 0 4 20
TOTALES 40 126 16 42 11 32 67 200
60% 63% 25% 21% 15% 15% 100%
Aclaraciones pertinentes:
» El término “oscilantes” pretende caracterizar los vaivenes ideológicos y
políticos de los presidentes ubicados en esa columna, cuyas acciones y de-
cisiones se movieron intermitentemente en los dos campos opuestos. Ahí
se ubican (espero que no de manera tan indulgente o arbitraria) Mariano
Paredes e Ignacio Comonfort en el siglo XIX; Eulalio Gutiérrez (primer
presidente cnvencionista), Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Emi-
lio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Adolfo Ruiz Cor-
tines y Adolfo López Mateos en el siglo pasado.
» El siglo XIX se caracterizó por una persistente inestabilidad política,
derivada de la lucha sin tregua entre liberales y conservadores; varios
presidentes ocuparon interinatos y otros lo fueron como resultado de
golpes de Estado. De los 37 presidentes en el lapso de 79 años (1821-
1900), ocho de ellos duraron en su encargo menos de 30 días (seis
conservadores y dos liberales), mientras que 17 (trece conservadores y
cuatro liberales) no rebasaron un año en la presidencia.
» En el mismo siglo XIX, tuvieron presidencias largas, y no precisa-
mente estables, sólo seis de los 37 presidentes: los conservadores José
Joaquín Herrera por cuatro años, Anastasio Bustamante por seis, am-
bos en tres periodos distintos; Antonio López de Santa Anna ocupó 11
71
veces la presidencia, pero en conjunto sólo por cinco años y medio;
Manuel González por cuatro años y Porfirio Díaz por 16, con un perio-
do intercalado, entre 1880 y 1884.
Del lado liberal, Guadalupe Victoria, primer presidente de México,
por cinco años y Benito Juárez por espacio de casi 15 años (18 de
diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872), bajo la tormenta de la gue-
rra de Reforma, la invasión francesa, el golpe de Estado de Ignacio
Comonfort, el año de gobierno de Félix María Zuluaga, los dos años
de Miguel Miramón y tres de Maximiliano, en los que el Benemérito
resistió como presidente legal y legítimo de la República asediada.
» Tratándose del siglo XX, destaco entre los presidentes de izquierda a
Roque González Garza, convencionista de Aguascalientes y emble-
mática figura del villismo, ocupante de la presidencia por seis meses;
Francisco Lagos Cházaro, también presidente convencionista y, desde
luego, el sexenio del general Lázaro Cárdenas. En el campo liberal
consideré la presidencia democrática de Francisco I. Madero y (tema
polémico) el gobierno de cuatro años de Álvaro Obregón.
Gobiernos conservadores de derecha, fueron los primeros diez años
del siglo con Porfirio Díaz, el año y medio del golpista Victoriano
Huerta y los tres de Venustiano Carranza, más los sexenios de Manuel
Ávila Camacho, Miguel Alemán, Luis Echeverría, José López Porti-
llo y los tres primeros del periodo neoliberal: Miguel de la Madrid,
Carlos Salinas (mediante fraude electoral) y Ernesto Zedillo. En total,
disculpándome por el esquemático arrojo, en el siglo XX el conser-
vadurismo ocupó la presidencia de la República por 62 años y medio.
Es polémico sin duda el caso de Venustiano Carranza. Su faccioso
papel, fruto del temor y la envidia, en contra de la División del Norte,
exigiendo la renuncia de Francisco Villa antes de la definitoria bata-
lla de Zacatecas (que no se concretó por la oportuna intervención de
Felipe Ángeles) y la orden de traicionar y asesinar a Emiliano Zapata,
aunado a su rancia ideología de hacendado rico, evidencian su concep-
ción autoritaria de la política y sus posiciones contrarias a las reivin-
72
dicaciones populares, mismas que se manifestaron con su apoyo al ala
derecha del Congreso Constituyente de Querétaro.
A pesar de ser un hombre de ideas y acciones conservadoras, tuvo el
mérito real de ser el primer gobernador en rechazar el golpe de Esta-
do de Victoriano Huerta, de rodearse de algunas gentes valiosas (por
ejemplo, Luis Cabrera), de postular un proyecto nacional de desarrollo
y de asumir una postura patriótica ante la amenaza intervencionista de
Estados Unidos en la difícil coyuntura de 1913-14.
» En lo que va del siglo XXI, otros tres presidentes neoliberales: Vicente
Fox, Felipe Calderón (mediante el fraude electoral de 2006) y Enrique
Peña Nieto (a través de una masiva compra de votos); 18 años más de
neoliberalismo a ultranza (la llamada “alternancia” resultó una carica-
tura), roto por la insurrección electoral de 2018 y los casi dos años de
Andrés Manuel, presidente de izquierda después del general Cárdenas.
Pasaron 78 largos años.
Mediante trazos muy generales, ubico en adelante la que presumo como
identidad primaria de la 4T en cuanto a la memoria de la que es continui-
dad, referida a las tres grandes transformaciones de la historia nacional,
añadiendo dos periodos o intervalos de significativa importancia: el car-
denismo y la lucha social y política de la izquierda contra el régimen del
PRI. Soy responsable de los énfasis, errores, y omisiones.
74
LA REFORMA: PERIODO LUMINOSO Y TRÁGICO
Frente al poder de la Iglesia y del Estado a su servicio (exceptuando las
presidencias de Guadalupe Victoria y las muy breves de Vicente Guerre-
ro y Valentín Gómez Farías, precursor del liberalismo), representado por
Anastasio Bustamante y las varias presidencias de Santa Anna, se levantó
la Revolución de Ayutla en el estado de Guerrero en 1854. Triunfante y
unificadora de las fuerzas liberales bajo la guía de Juan N. Álvarez, insur-
gente junto a Morelos, guerrillero contra el imperio de Iturbide y después
contra Santa Anna, el que se refería a Álvarez como “perteneciente a la
raza africana por parte de madre y a la clase ínfima del pueblo”. Fue presi-
dente de México en un corto periodo de 1855.
Es el ascenso irresistible del pensamiento y la obra liberales, sintetizado
en una primera etapa con la Constitución de 1858. El legado de Benito
Juárez y del excepcional grupo de liberales irredentos que lo acompañó,
representan quizá el periodo más luminoso de la historia nacional en los
ya casi dos siglos de vida independiente. La restauración de la República.
La expropiación de los bienes de la iglesia, la separación de poderes y la
instauración del Estado laico. La derrota de los conservadores pro monár-
quicos en la larga Guerra de Reforma y la resistencia durante seis años de
la invasión francesa, dan cuenta de ello.
Orfebres de Patria. Seguidores lúcidos de la necesidad de constituir una
nación. Valientes, generosos y honestos a carta cabal. De ideas revolucio-
narias y pensamiento creativo. Hacedores de historia y enemigos irrecon-
ciliables del conservadurismo en cualquiera de sus formas. Intelectuales y
poetas varios de ellos. Independientes intelectualmente, críticos entre sí y
con el propio Juárez, formaron parte de esa generación, entre otros:
Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez (El Nigromante), Guillermo Prie-
to, Francisco Zarco, José María Iglesias, los hermanos Lerdo de Tejada,
Santos Degollado, Ponciano Arriaga e Ignacio Manuel Altamirano. Entre
los militares destacados de las guerras que parecían interminables, la de
Reforma y contra la invasión francesa, Ignacio Zaragoza, Jesús González
Ortega, Leandro Valle, Mariano Escobedo y Vicente Riva Palacio. Lugar
75
aparte merecen los “chinacos”, grupos diseminados de guerrilleros que
realizaron una lucha incesante de hostigamiento y resistencia, sin la cual
el triunfo de la República no se hubiera consumado.
No obstante, el conservadurismo se rehízo, cobrando forma y tragedia con
la dictadura de Porfirio Díaz. En el epílogo de Patria, su magnífica trilogía
del periodo de esplendor liberal (1854 a 1867), Paco IgnacioTaibo II11 nos
refiere:
76
los franceses y en la Guerra de Reforma. Empero, se reencuentra con la
Iglesia. Garantiza la propiedad privilegiada de la tierra, en manos de ha-
cendados que se convierten en socios predilectos de su trasmutación al
conservadurismo y en sustento primordial de su autoritario y represor go-
bierno. La frase “mátalos en caliente” se hizo célebre.
Por su parte, los peones de las haciendas y sus familias constituyen una
mayoría social sobreexplotada, con jornadas laborales “de sol a sol”, sujeta
al régimen de salarios en especie, sin esperanza alguna. El control totalitario
sobre la prensa continúa la tradición conservadora de que sólo su pensa-
miento tiene cabida. En materia económica, abre la puerta al capital extran-
jero en minería, electricidad, ferrocarriles, petróleo y textiles, y en política
impone funcionarios incondicionales a lo largo y ancho de la República.
Un antecedente precursor e inspirador de la Revolución de 1910 pro-
viene de la solidez ideológica y moral del magonismo. El Partido Liberal
Mexicano, encabezado por Ricardo Flores Magón (anarquista incorrup-
tible, enemigo acérrimo del culto a la personalidad), expuso a la nación
en 1905 su claridoso programa de transformación nacional, cuyo con-
tenido no sólo fue programa de lucha, sino antecedente obligado de las
conquistas populares y los derechos sociales plasmados en la Constitu-
ción de 1917. Asimismo, el periódico del movimiento magonista, Rege-
neración, fue un aporte ideológico influyente en el medio intelectual y
político democrático de su tiempo. No es casual (aunque muchos no lo
comprendan), que el periodico de morena lleve ese nombre.
La Revolución de 1910 derrota al régimen dictatorial (Porfirio Díaz se
embarca a Francia, donde muere), a partir de la rebelión armada convoca-
da por Francisco I. Madero para el 20 de noviembre de ese año, mediante
su Plan de San Luis, aunque ya desde antes diversos grupos rebeldes se
habían combatido contra la dictadura de Díaz en el Norte de México, al
igual que el ejército campesino encabezado por Emiliano Zapata en el Sur.
El vil asesinato del presidente Francisco I Madero y del vicepresiden-
te Pino Suárez, precedido de una asonada conservadora orquestada por
Victoriano Huerta, generó una reacción en cadena contra el golpista, su
77
régimen y sus cómplices, integrada en el Ejército Constitucionalista al que
convocó el hacendado coahuilense Venustiano Carranza.
La confrontación militar en los estados norteños y la continuidad de la
rebelión zapatista, derivó en el triunfo de una nueva insurrección popular,
cuyo papel estelar en el campo militar lo jugó la poderosa División del
Norte, victoriosa en las batallas decisivas de Torreón, San Pedro de las Co-
lonias y Zacatecas, agrupada en torno al ejemplo, capacidad militar, don de
mando e insuperable carisma de Francisco Villa.
En su entorno, destaca el papel de un grupo de generales fogueados de
tiempo atrás en la lucha, entre otros, Maclovio Herrera, Tomás Urbina,
Toribio Ortega, Eugenio Aguirre Benavides, Calixto Contreras y Raúl Ma-
dero. Figura destacadísima, la de Felipe Ángeles, general de carrera, ma-
derista, ex director del Colegio Militar, ilustre artillero y maestro, hombre
de ideas, honesto a plenitud y congruente hasta el límite superior.
Momento imborrable de esa épica fue el arribo a la Ciudad de México de
las tropas de Villa y Zapata el mes de diciembre de 1914, expresión supre-
ma del poder militar de los ejércitos campesinos. La alternativa política de
ese poder fue la Convención de Aguascalientes, embrión de poder popular
que alcanzó la presidencia de la República, sin llegar a cristalizar por sus
fisuras internas, endeble unidad y debilidad programática sobre el futuro
del país.
Acerca del jefe Zapata, representa para mí el ejemplo más entrañable de
los ideales revolucionarios en el México de aquélla época tormentosa. Un
siglo después de la traición que pagó con su vida en la Hacienda de Chi-
nameca, un 10 de abril de 1919, su movimiento e ideales mantienen entera
su vigencia, no únicamente por representar la aspiración vital del mundo
campesino e indígena de México, sino por su figura ejemplar de dignidad,
liderazgo, autoridad moral, compromiso con la vida comunitaria y apego
irrestricto a los principios.
En el movimiento zapatista tuvieron una influencia destacada, su herma-
no Eufemio, Genovevo de la O, Otilio Montaño (artífice importante en las
ideas y redacción del Plan de Ayala), Gildardo Magaña, el anarquista An-
78
tonio Díaz Soto y Gama, Manuel Palafox, la feminista, periodista y lucha-
dora social Dolores Jiménez y Muro; por cierto, única mujer que aparece
en la histórica foto de Villa sentado en la silla presidencial junto a Zapata.
Feria de balas, los cinco principales dirigentes de la Revolución Mexicana
fueron asesinados, no así las discrepantes ideas de nación que representaban,
como el Plan de Ayala, surgido de la honda cultura comunitaria morelense,
contrapuesto al proyecto de nación de Carranza, ideario de desarrollo capita-
lista del que no formaba parte la reforma social condensada en la insurrección
campesina y popular. Bifurcación de ideas y de clase que terminó en una in-
evitable ruptura con el viejo hacendado, ya prácticamente consumada con la
División del Norte antes de la batalla de Zacatecas.
John Reed, hombre de izquierda y reconocido periodista estadounidense,
acompañó el paso militar triunfante de la División del Norte (tambien fue
testigo y cronista de la toma del Palacio de Invierno en la revolución bol-
chevique de 1917, plasmada en su célebre libro Diez días que conmovieron
al mundo), identificándose plenamente con los motivos y el significado de
su lucha. En esa coyuntura, argumentaba Reed:
“En cuanto a los miembros del gabinete (de Carranza), en todas las oca-
siones que hablé con ellos nunca pude descubrir un destello de simpatía o
comprensión hacia los peones. En cambio, algunas veces sorprendí alter-
cados entre ellos acerca de quién iba a ocupar los altos puestos en el nuevo
gobierno de México”.
79
“Celebremos el país que tenemos, el país que somos, con sus balcones
luminosos y sus sótanos oscuros. Sin olvidar que ése fue el país que qui-
sieron los vencedores y que hubo una utopía popular y democrática que
fue derrotada en los campos de batalla. Celebremos también esa utopía,
porque la quisieron y lucharon por ella. Celebremos, en fin, la capacidad
de indignación, es decir, la dignidad del pueblo de México”.
“El movimiento del pueblo -y de sus armas si es el caso- dibuja una curva:
ascenso, culminación y descenso. Es arte de los dirigentes saber reco-
nocer sus modos y medir el desplazamiento de esa curva. Pero aun si el
movimiento no alcanza a cumplir sus enunciados, tampoco se regresa al
Antiguo Régimen. La Restauración está vedada, cualquier cosa piensen o
hagan sus partidarios en la oposición o en el exilio. Ése ha sido el curso de
las tres grandes revoluciones mexicanas”.
INTERVALOS TRANSFORMADORES
CÁRDENAS Y SU LEGADO
La raíz popular de la Revolución Mexicana, plasmada no sin contradiccio-
nes en la Constitución de 1917, alcanzó la presidencia de la República con
el general Lázaro Cárdenas en 1934.
Precursor en el siglo XX de un proyecto de país nacionalista y popular,
consumó logros históricos como la expropiación petrolera y la naciona-
lización de los ferrocarriles. Impulsó a fondo el reparto agrario y la con-
solidación ejidal, incluyendo su colectivización y los medios para hacer
productiva la tierra. Promovió la masificación de la educación pública,
12
Argentino de nacimiento y mexicano por naturalización. Profesor emérito de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Articulista de La Jornada y autor de varios ensayos y
libros, entre ellos, La Revolución Interrumpida, lúcida interpretación marxista de la Revolución
Mexicana. Preso político en Lecumberri de 1966 a 19722. Acompañante cercano de Cuauhtémoc
Cárdenas en su periplo por la vida política del país.
80
fundó las normales rurales y el Instituto Politécnico Nacional. En su se-
xenio las grandes centrales oficialistas del campo y la ciudad respaldaron
activamente su proyecto de gobierno. Se distinguió por el diálogo directo,
al pie del árbol, con los campesinos pobres que lo hicieron símbolo y guía.
Gobernó con honestidad e hizo valer el Estado de derecho. En el plano in-
ternacional, brindó asilo a miles de republicanos españoles, exiliados polí-
ticos de la sanguinaria maquinaria represiva del fascista Francisco Franco
y su catolicismo hipóctita y medieval.
Comparto la opinión de que el error histórico de Lázaro Cárdenas fue la
designación de Manuel Ávila Camacho como candidato oficial y futuro
presidente de la República. General poblano de escaso carisma e ideas
conservadoras, abrió el camino a un brusco viraje a la derecha, mismo que,
salvo algunas pinceladas en contrario, se prolongó durante 78 años.
Al respecto, ya en 1947, antes de que naciera Andrés Manuel, pero
transcurrido el gobierno de Manuel Ávila Camacho, don Daniel Cosío
Villegas, lúcido e inteligente intelectual de la vida política nacional,
casi proféticamente, afirmaba:
81
Algunos piensan, entre ellos el propio general y también Andrés Manuel, que
no había condiciones propicias para esa designación, debido a los enconos a
que daba lugar la radicalidad de Múgica, pero en reconocimiento obligado de
la historia de la que es continuidad la 4T, debe señalarse que el hombre de
Tingüindin, Michoacán, fue revolucionario en las filas carrancistas (por cierto,
crítico mordaz del Jefe Constitucionalista), partícipe del primer reparto agrario
e impulsor estelar, como delegado de su estado en el Congreso Constituyente,
del contenido popular de la Carta Magna de 1917.
Asimismo, fue gobernador de Michoacán (donde fundó la Liga de Co-
munidades Agrarias, para defender con las armas el derecho a la tierra) y
del entonces territorio de Baja Cañifonia Sur. Fue director del penal de las
Islas Marías, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gabine-
te de Cárdenas, redactor del decreto expropiatorio del petróleo, hombre de
izquierda, congruente, que incluso apoyó la candidatura presidencial del
general Miguel Henríquez Guzmán contra la de Ruiz Cortines en 1952.
Formulada la digresión del error histórico de Lázaro Cárdenas, lo cierto
es que la gestión del único presidente de México en el siglo XX compro-
metido a fondo con los intereses del pueblo, perduró como corriente políti-
ca y de pensamiento, reivindicando no sólo su memoria y su obra, sino su
programa y su ejemplo.
En 1987 esa corriente se desprendió del PRI, bajo el liderazgo de Cuauhté-
moc, su hijo, y de Porfirio Muñoz Ledo, para participar con la candidatura pre-
sidencial del primero en las elecciones de 1988, punto de unidad del grueso de
la izquierda política y social mexicana con el cardenismo histórico y punto de
arranque del protagonismo electoral de ese segmento ideológico, del que surgió
el PRD en mayo de 1989, diez meses después del escandaloso fraude electoral
que impuso en la presidencia a Carlos Salinas.
Excluyendo la época neoliberal de 36 años, entre 1940 y 1982 la historia
es conocida. Dominio abrumador del PRI, constituido en monopolio de po-
der y aplanadora electoral bajo un sistema de partido de Estado. Régimen
autoritario, represivo y censor a lo largo de varios decenios de estabilidad
política impuesta, de incesante giro a la derecha (salvo los brochazos de
82
cierta recuperación histórica de Ruiz Cortines y López Mateos), de indus-
trialización y empoderamiento de una parasitaria burguesía nacional, favo-
recida con exenciones fiscales, creación de infraestructura, precios bajos
en servicios públicos y control vertical de la fuerza de trabajo. Inversión,
crecimiento económico del 5 al 6.5 por ciento del PIB durante cinco dé-
cadas (presuntuoso “milagro mexicano”), junto con algunas concesiones a
las masas, zanahoria y garrote, blindaje óptimo, “dictadura perfecta” como
la llamó el polémico premio Nobel y ahora abanderado neoliberal Mario
Vargas Llosa.
84
dical Nacional (Cosina) y CNTE. En 1982 alcanzaron un nivel importante
de unidad, junto con los partidos políticos de izquierda, en la Asamblea
Nacional Obrera Campesina y Popular (ANOCP), protagonista del Paro
Cívico Nacional en octubre de 1983, antecedente fundacional de la lucha
contra el neoliberalismo en México.
La cerrazón gubernamental y la respuesta represiva a toda forma de opo-
sición, como aconteció con el genocidio de Tlatelolco y 30 meses después,
el 10 de junio de 1971, con la matanza del jueves de Corpus, dio lugar a
que actores de diversos sectores sociales (incluidos muchos estudiantes)
optaran por andar el camino de la lucha armada. Cabe aclarar que ya había
antecedentes, como el fallido ataque guerrillero al cuartel militar de Made-
ra, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1963.
Detalle elocuente de la naturaleza del régimen del PRI. El 1º de septiembre de
1969, en su informe presidencial, Gustavo Díaz Ordaz se hizo orgullosamente
responsable de la masacre de Tlatelolco. El aplauso atronador de dos minutos
de duración (el más largo de la historia en el Congreso de la Unión) de la clase
política del PRI, reveló la complicidad del régimen con el genocidio a un movi-
miento que tuvo la osadía de luchar por libertades democráticas.
En un contexto así, aunado a las condiciones de caciquismos regionales
de horca y cuchillo, se desplegó la guerrilla rural de Genaro Vázquez y
Lucio Cabañas en el estado de Guerrero. En el medio urbano surgieron
organizaciones armadas como el Frente Urbano Zapatista (FUZ), el Movi-
miento de Acción Revolucionaria (MAR) y la Liga Comunista 23 de Sep-
tiembre, protagonistas de una sórdida lucha contra el régimen que culminó
con su aplastamiento, debilitadas también por la falta de respaldo social y
de articulación popular a su método de lucha.
Cabe añadir que de la cruenta represión de esa época emanaron, luchan-
do y movilizándose a contracorriente, varias organizaciones defensoras de
los derechos humanos, destacadamente Eureka, bajo la perseverancia e
inspiración de Rosario Ibarra.
En lo particular, como estudiante de la UNAM fui activista del movi-
miento del 68, experiencia que definió mi destino. Mucho aprendimos en
85
esos escasos tres meses de juvenil, masiva y combativa lucha por derechos
democráticos, alcanzando una resonancia nacional e internacional de tal
magnitud y fuerza que desnudó para la posteridad la naturaleza intolerante
y represiva del poder político en México. Movimiento inspirador de las
luchas democráticas de los años posteriores. Auténtico parteaguas de la
vida nacional y semilla de futuro plantada por los estudiantes del IPN,
la UNAM, la Universidad de Chapingo y la Escuela Normal Superior de
Maestros.
Más adelante abundaremos en el tema, pero debe señalarse que va-
rios de los movimientos y organizaciones sociales, políticas y armadas
de ese medio siglo se identificaban con el ideal socialista (en el cual
me incluyo) y todas ellas se asumían como de izquierda, no única-
mente por razones ideológicas, sino también por la naturaleza de sus
reivindicaciones y programas, de oposición frontal al Estado, al PRI
y sus gobiernos, en tanto instrumentos políticos de un desarrollo ca-
pitalista subordinado, así como de la creciente desigualdad social en
México.
Las luchas de este periodo de casi medio siglo son parte imborrable de la me-
moria del movimiento de transformación en curso, y no albergo dudas de que
constituyeron el antecedente histórico que hizo posible el triunfo electoral de
2018, con su proyecto de regeneración nacional por la vía pacífica y el arribo a
la presidencia de la República de un dirigente de izquierda comprometido con
el cambio verdadero.
Valga decir, como epitafio de las tres grandes transformaciones de la
historia nacional (cuyos desenlaces fueron surcados por la reacción con-
servadora, pero que dejaron huella y ejemplo indelebles en la memoria
colectiva), junto con el legado cardenista y las luchas de medio siglo con-
tra el régimen del PRI, que el movimiento de la 4T es continuidad de las
mejores tradiciones culturales y de lucha del pueblo mexicano.
Por razones históricas y morales, políticas e ideológicas, esa memoria es irre-
nunciable, pues encarna valores de identidad, dignidad, inspiración y congruen-
cia, también es sueño recurrente de su ejemplo.
86
Es imperativo que los miembros de morena, sus dirigentes y servidores
públicos, así como los simpatizantes del movimiento, estén informados y
tomen conciencia del carácter definitorio de la historia como parte insepa-
rable de la identidad de la 4T.
Decía anteriormente que con el surgimiento del PRD en 1989 se abre una
nueva etapa en la lucha por la transformación democrática de México, lo
que no significa que otras formas de lucha y resistencia hayan decaído en
la era neoliberal. Por el contrario, la agudización de las contradicciones se
hizo más patente.
Una prueba contundente de ello fue la insurrección indígena del EZLN
en Chiapas, singular bienvenida al año nuevo de 1994. Siglos de opresión
y explotación, de marginación y olvido de la población indígena, estalló
en forma de rebelión armada en la región de Las Cañadas de ese estado
sureño, poniendo en jaque al Estado y su prédica de estabilidad, así como
al presidente impuesto, Carlos Salinas, promotor estelar del modelo eco-
nómico que fue considerado por el EZLN como la causa principal de su
lucha.
En esta hazaña colectiva de coraje, decisión y sacrificio tuvo un papel
destacado la labor pastoral de concientización, inspirada en la Teología de
la Liberación y llevada a cabo durante muchos años por el equipo de cate-
quistas de don Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal las Casas, sin la cual
-creo yo- no se hubiera dado ese tránsito colectivo de la oscuridad a la luz.
La profundidad de la reivindicación indígena y su grado de conciencia
ha perdurado durante ya casi 25 años, a través de gobiernos autónomos
basados en la autodeterminación política, cultural y social. Al margen de
las críticas a dicho proceso o, más exactamente, a lo que algunos juzgamos
como una postura sectaria ante otras formas de organización y de lucha,
haber sacado a la superficie (con una vasta e influyente resonancia nacio-
nal e internacional) la voz, la mirada y los derechos conculcados de los
dueños originarios de estas tierras, le da a ese movimiento una trascenden-
cia histórica que también debe formar parte de la memoria libertaria de la
que es continuidad la 4T.
87
LA UTOPÍA: RECREACIÓN CULTURAL Y DEPURACIÓN DEL PAÍS
Eduardo Galeano13
88
social y los gobiernos corruptos; de la imposición ideológica del capital y
su patología individualista, extranjerizante, de culto al dinero, ajena a una
identidad forjada al calor del hierro, la dignidad y el sufrimiento.
Elegí referirme a la utopía de la 4T resaltando la fortaleza cultural de
nuestro pueblo, ahora esperanzada por la apertura de cauces a la justicia,
la libertad y la democracia, sueño y combate históricos de los hombres y
mujeres que en sus vidas, antes y ahora, han hecho suya la utopía de una
patria digna y solidaria.
89
“Así como Benito Juárez consumó la separación entre la Iglesia y el Es-
tado, la Cuarta Transformación se ha propuesto separar el poder político
del poder económico. El Estado recuperará su fortaleza como garante de
la soberanía, la estabilidad y el estado de derecho, como árbitro de los
conflictos, como generador de políticas públicas coherentes y como arti-
culador de los propósitos nacionales”.
FUNDAMENTOS
» Recuperación democrática del Estado.
» Erradicación de la corrupción y la impunidad.
91
» Austeridad Republicana y honestidad en el ejercicio de gobierno.
» Auténtico Estado de Derecho.
» Gobierno democrático y libertades plenas.
» Democracia Participativa.
» Respeto mutuo y cooperación para el desarrollo (T-MEC).
» Recuperación de los principios de política exterior.
» Equilibrios macroeconómicos.
92
Destaco el asunto de los fideicomisos, tapadera de privilegios y corrupción para
manejar discrecionalmente recursos públicos (40 por ciento canalizados al sec-
tor privado), o bien a programas extravagantes e incluso ficticios. La derecha
ha respondido con histéricos desplantes, pero López Obrador ha sido claro en
el sentido de que no se afectarán programas indispensables para el país, ni a las
personas que, por su actividad, merezcan los apoyos.
SIMBOLISMO Y JUSTICIA
Desaparición del Estado Mayor Presidencial. Cuerpo de élite del ejército,
integrado por 8 mil soldados y oficiales al servicio del presidente en turno.
Autor material de la matanza de Tlatelolco en 1968. Sus integrantes pasa-
ron a formar parte del ejército sin régimen especial alguno.
94
tantes de la era neoliberal, convertida ahora en casa de cultura con acceso
libre para visitarla o asistir a los eventos que en ella se realizan.
ÁMBITO LEGISLATIVO
En ambas cámaras federales se ha realizado una amplia labor de las
fracciones parlamentarias de morena (con sus diferendos), materiali-
zada en varios cambios constitucionales, aprobación y modificación
de leyes, así como la expedición de algunos decretos.
CAMBIOS CONSTITUCIONALES:
» Revocación de mandato al Ejecutivo Federal (art. 36 y 41).
» Acotamiento del fuero presidencial (art. 108 y 111).
» Consulta popular (art. 35, 36, 41, 81, 84, 99, 116 y 122).
» Fraude electoral y corrupción, delitos graves (art. 19).
» Creación de la Guardia Nacional (art. 10, 16, 21, 31, 35, 36, 73,
76 78 y 89).
» Reforma Educativa (art. 3, 71, y 73).
» Prohibición de la partida secreta del presupuesto (art. 74).
» Derechos sociales universales (art.4).
» Derecho a la salud preventiva (art. 4 y 123).
» Abolición de la condonación de impuestos (art. 28).
» Paridad entre géneros (art. 2, 4, 35, 41, 52, 53, 56, 94 y 115).
» Extinción de dominio (art. 22 y 73).
» Prisión preventiva oficiosa (art. 19).
» Reconocimiento a pueblos afromexicanos (art. 2)
» Remuneración de servidores públicos (art. 116 y 127).
96
APROBACIÓN DE LEYES:
» Ley Federal de Remuneraciones de Servidores Públicos.
» Ley General de Educación.
» Ley de Amnistía.
» Ley de la Guardia Nacional.
» Ley Orgánica de la Administración Pública del Gobierno Federal.
» Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República.
» Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza.
» Ley Nacional de Registro de Detenciones.
» Ley Nacional de Extinción de Dominio.
» Ley Federal de Austeridad Republicana.
» Ley General de Salud Pública (INSABI).
» Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
» En la actualidad se discuten en el Congreso de la Unión las inicia-
tivas de eliminación del outsourcing y la relativa a la regulación
del cannabis. Cabe añadir que recientemente se aprobó, mediante
decreto del Ejecutivo, la canalización y manejo de los recursos de
109 fideicomisos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP).
98
Los cinco programas sociales descritos se elevaron a rango constitucional
(con la obligatoriedad de asignación presupuestal para el poder público
federal), después de su aprobación mayoritaria en el Congreso de la Unión
(sólo con el voto en contra del PAN en la Cámara de Diputados) y en 18
congresos locales. En conjunto representan una erogación de 329 mil 950
millones de pesos. Sólo los cuatro primeros tienen una cobertura de 14.5
millones de niños, jóvenes y adultos mayores.
99
ginadas, mediante créditos a la palabra, así como de creación o reconstruc-
ción de infraestructura. Estos son:
100
instalación de una red de sucursales del Banco del Bienestar, preferente-
mente en el medio rural.
Contra el pensamiento conservador, pregonero de una visión estúpida so-
bre el populismo, convertido por su racismo e ignorancia en una especie de
antesala del comunismo, los programas sociales de becas y apoyos direc-
tos, créditos y creación de empleos, representan una política redistributiva
de los ingresos nacionales y un acto de justicia, moralidad pública y rei-
vindicación de derechos en beneficio de la gente más necesitada. Proceso
civilizatorio sintetizado en el fundamento: Por el bien de todos, primero
los pobres,
102
sensible responsabilidad, cerrando el paso a la fuente de corruptos nego-
cios privados al amparo del poder público, como quedó de manifiesto en
la gran cantidad de obras inconclusas y en el manejo monopólico y con
sobreprecios del abasto de medicamentos por tres grandes distribuidoras,
ahora metidas de lleno a la labor conspirativa y la especulación con los
medicamentos, con la mira puesta en desprestigiar al gobierno federal.
En es,ta materia, debe destacarse también la aprobación en el Congreso
de la Unión del etiquetado preventivo de los alimentos chatarra, a pesar
de la oposición de las grandes empresas productoras, indiferentes ante el
irreversible daño a la salud que provocan sus suculentos productos, en
un país con pésimos hábitos alimenticios y altísimos niveles de diabetes
y obesidad (particularmente grave esta última en la población infantil),
causantes del agravamiento de la salud, como lo evidenció la pandemia de
coronavirus.
FRENTE EDUCATIVO
El gobierno de la 4T parte del principio de que la educación escolar es un
derecho, no un privilegio. Por lo tanto, nadie debe ser privado de él por su
extracción social, capacidad económica u otra forma de discriminación.
Por ello, se combate la deserción (entre otras formas, mediante las becas),
al tiempo que se busca asegurar que cualquier joven que desee estudiar en
los niveles superiores tenga un espacio sin temor a ser rechazado con el
pretexto de que no aprobó el examen de admisión.
El episodio de la perfumada reforma educativa de Peña y Nuño, concluyó
en su derogación. Contraria a la letra constitucional y lesiva de los intere-
ses laborales del magisterio nacional, fue borrada del mapa. Actualmente
se elaboran las leyes secundarias. Esperamos que se lleve a cabo con vo-
cación democrática, mediante la incorporación activa de maestros, investi-
gadores y especialistas, calificados para borrar los números y las letras del
neoliberalismo en la educación pública.
103
del campo y la ciudad. A mediados de 2019 operaban ya 83 en 31 entida-
des, con 36 carreras y poco más de 7 mil 500 alumnos. Especializadas en
áreas del conocimiento vinculadas a las necesidades regionales y princi-
palmente municipales en donde están insertas, este programa forma parte
de un replanteamiento cualitativo de la universidad pública que merece
analizarse con detenimiento. Cuenta con un presupuesto de mil millones
de pesos en 2020.
FRENTE SALARIAL
Incremento a los salarios mínimos. Ya destacado en el capítulo anterior, es
política del gobierno federal recuperar, gradual pero consistentemente, el
poder adquisitivo del salario, deteriorado a paso acelerado por los sucesi-
vos gobiernos neoliberales, por propia convicción y por su incondicionali-
dad a las recetas de los organismos financieros internacionales.
FRENTE DE ENERGÍA
Una maniobra muy socorrida por la tecnocracia neoliberal para privatizar
todo lo público y social, consistió en dejarlos al garete, con precarios presu-
puestos, apoyos crediticios e insumos básicos para realizar su actividad. La
falacia detrás de ello, es que son ineficientes y representan un lastre para el
desarrollo del país.
Esta concepción alcanzó, desde luego, a las empresas públicas del sector
energético. Fruto de la expropiación de 1938 y la nacionalización de 1965,
Pemex y la CFE padecieron el latrocinio neoliberal. Responsables de áreas
económicas estratégicas, ambas empresas fueron objeto de una inclemente
espiral privatizadora, desnaturalizando y quebrando su razón de ser como
palancas del desarrollo nacional. Sólo Pemex fue la ubre del gobierno fe-
deral durante décadas, al transferir el 70 por ciento de sus ingresos al fisco,
obligándola a recurrir a un incesate endeudamiento. En cuanto a la CFE,
vivimos el absurdo de que el 50 por ciento de la generación eléctrica se
convirtió en negocio privado, quedando en manos de empresas amigas,
entre ellas la española Iberdrola, dama de compañia de Felipe Calderón.
105
otros). Simultáneamente, se eliminan los privilegios burocráticos, se com-
bate la corrupción y se amplía la producción del crudo, durante años a la
baja y ahora estabilizada.
107
geométrica como algunos la interpretan. Es un compromiso histórico de
cambio profundo y verdadero, en beneficio de la sociedad, pero preferen-
temente de los pobres.
Ahora bien, he reiterado anteriormente que vivimos una transición an-
tineoliberal y que ese sello es ideológicamente de izquierda en las con-
diciones actuales de México y el mundo. En todo caso, el destino de la
transición dependerá de cómo evoluciona la correlación de fuerzas. Será
favorable al proyecto de la 4T en la medida que la Revolución de las Con-
ciencias avance con firmeza, es decir, que la convergencia de conciencias
individuales como conciencia colectiva haga suya una nueva escala de
principios éticos y valores morales, articulada al ideal libertario y al proce-
so organizativo del movimiento.
Abundo sobre el tema y su complejidad. Atributo o cualidad humana por
excelencia, mediante la conciencia explicamos y asumimos de una deter-
minada manera la realidad, desde la más íntima hasta la más general. De
esa forma específica de la conciencia se desprende su contenido, integra-
do este por principios, valores, ideas, convicciones, certezas, expectativas,
preferiancias, formas de relacionarse y hasta sueños.
Ahora bien, ese contenido de la conciencia está fuertemente influido por
la ideología dominante, la cual es trasmitida a través de diferentes medios
e instituciones sociales. Familia, religión, escuela, medios de comunica-
ción, clubes, relaciones interpersonales y, desde luego, el propio Estado,
inciden de manera importante en el contenido de la conciencia individual
y social, íntimamente vinculadas, pero en el marco de un proceso incesante
(puede decirse “dialéctico”) de conexión y contradicción.
Traduciendo las ideas expuestas a la realidad y el tiempo mexicanos, la
conexión se refiere a la introyección, en una parte del cuerpo social, de la
ideología dominante, empeñada en imponer sus valores y creencias, for-
mas de vida y de ser, recetas de éxito y fracaso. La contradicción, por su
parte, proviene de las condiciones materiales de existencia del pueblo; sus
carencias y falta de oportunidades, su agobio y desesperanza, las que cho-
can abruptamente con el discurso engañoso de la ideología conservadora.
108
Llevando el proceso de conexión-contradicción a la esfera de la concien-
cia, Paulo Freire distingue, en un extremo, la “conciencia oprimida”, por
tratarse de la introyección, así sea fragmentada, de la ideología del opresor
en la conciencia del pueblo, es decir, de una ideología ajena a sus intere-
ses. En el otro extremo, ubica la “conciencia crítica”, introyección de una
ideología acorde con la ética de la vida y los valores de libertad, igualdad,
solidaridad y justicia, negados por la ideología dominante.
Desde luego, la conexión y la contradicción interactúan y dependen
mucho de circunstancias, momentos y subjetividades específicas. Quie-
ro decir que la ideología dominante tiene una influencia innegable en la
conciencia individual y colectiva, pero es relativa. El que campesinos u
obreros, trabajadores asalariados de distintos sectores sociales o miembros
de las clases medias tengan una “conciencia crítica” (aunque sea fragmen-
tada) y actúen en consecuencia, confirma la contradicción.
Dicho esto, cuando se habla de Revolución de las Conciencias, nos refe-
rimos a la necesidad de una profunda transformación en el ámbito de los
principios éticos y los valores morales, opuestos a los que la ideología ca-
pitalista dominante pretende imponer como “verdad única” en la sociedad.
En términos llanos, del predominio ideológico del interés individual, ba-
sado en la competencia, el egoísmo y la visión de éxito o realización por
la disponibilidad de dinero y bienes materiales, en un contexto de cultura
clasista y consumista, la 4T postula el camino a la hegemonía social de una
conciencia colectiva solidaria y fraterna, en el contexto de una sociedad
democrática, de plenos derechos para todos, en la búsqueda incesante de
nuevas realidades, satisfactorias, acogedoras.
Recurro de nueva cuenta al maestro Dussel, quien señala:
109
Desde luego, el camino a “una nueva subjetividad corresponsable” es
sinuoso. Enfrenta la espesa influencia de una ideología de la que no es fácil
sustraerse para quiénes no han adivinado en la conciencia su naturaleza
enajenante. Por otra parte, el extendido dominio de la corrupción como
medio patentado por los poderosos para prosperar, se escurrió a la socie-
dad, si bien no como ejemplo, sí como una tentación recurrente en la que
no es tan difícil caer.
A pesar de la contradicción referida y al carácter relativo de la influencia
de la ideología dominante, la Revolución de las Conciencias y la purifica-
ción de la vida pública de México (exaltado propósito de López Obrador)
no se decretan. Avanzan paso a paso, aunque hay momentos (como el que
vivimos) en que se aceleran. Empero, el escaparate capitalista es tramposo.
Incluso, para muchos que lo veían inalcanzable, se ilumina una vez que
han mejorado sus condiciones de vida, como si fuera un resorte de la con-
ciencia que apunta más alto.
A manera de ejemplo, hablemos de los prototipos del éxito en la lógi-
ca de la ideología capitalista, digamos de la clase media alta para arriba.
Prósperas cuentas bancarias. Tarjetas de crédito. Escuelas y atención mé-
dica privadas. Casa o condominio propios. Reconocimiento social y bue-
na vida: restoranes caros, coches vistosos, vacaciones de cinco estrellas,
membresía en clubes modernos, ropa de marca, viajes al extranjero y hasta
presunción de alma pura.
¿Cuántas familias mexicanas tienen ese nivel de vida? Quizá diez de
cada 100. De las 90 restantes sólo una parte mínima accederá a ese ni-
vel, pero otra parte (¿cuánto será?) cree en esa forma de “realización” y
sueña con alcanzarla. No es que esté mal querer una buena vida material;
el problema es la conexión, esto es, que en su conciencia se introdujo la
ideología del opresor, obnubilando los intereses propios y el tipo de con-
ciencia que permitiría interpretar la realidad social de otra manera y buscar
transformarla en esa dirección.
Ahora quiero hacer extensiva tal hipótesis a otra. Un segmento mayori-
tario de los desprovistos de ese nivel de vida “ideal”, mejoró su situación
110
económica y social como resultado de las políticas públicas y los progra-
mas sociales, pero sin asumir los apoyos recibidos como derechos, y me-
nos como parte de un proyecto de transformación social. Adicionalmente,
otra parte menor interiorizó su nueva realidad con aspiraciones que ya no
tienen que ver con los programas de los que se benefició.
Reflexiones e hipótesis que apuntan en un sentido: “fragilidad de con-
ciencia”. Amplios sectores de la sociedad, principalmente los populares,
respaldan a López Obrador por haber paliado su pobreza y nutrido su es-
peranza, pero lo percibo más como un acto de confianza y agradecimiento
a su persona, que de toma de conciencia sobre las causas de la pobreza y
la falta de oportunidades.
De lo dicho, desprendo un desafío ineludible para el gobierno de la 4T y
de morena: contribuir, desde su especificidad, a desarrollar la conciencia
y la organización del pueblo. En el primer atributo se ha avanzado, pero
el segundo es muy endeble. El nudo radica en que sin solidez de ambos
atributos, el futuro se torna incierto.
En este orden de ideas, es insuficiente anclar el proyecto de transfor-
mación social en la arena movediza del Estado de Bienestar, ya que no
resuelve por sí solo el tema nodal de la conciencia o, mejor dicho, de la
“fragilidad de conciencia” de un segmento amplio del conjunto social be-
neficiado, y menos del reto organizativo para defender las conquistas y
proyectarlas a un nivel superior. En otras palabras, las políticas públicas de
“arriba hacia abajo” no tienden a desdoblarse en una dinámica consciente
y organizada de participación social en la vida pública.
Por ello, los gobiernos, partidos políticos y movimientos sociales de iz-
quierda en América Latina tienen que elaborar, en comunión con sus pue-
blos, una praxis renovada. En el caso de México, este ejercicio analítico
es impostergable y pasa por descifrar colectivamente en el movimiento el
significado de la Revolución de las Conciencias, el cual permanece hasta
la fecha como un simple enunciado, algo semejante a un cascarón vacío.
Parece no advertirse que sin esa transformación cultural el proyecto de
la 4T es vulnerable. Desde luego ante la derecha, pero también ante quié-
111
nes, dentro del movimiento, se cobijan en su manto, guiados por una con-
ciencia y una cultura política ajenas al significado profundo de un cambio
verdadero, por lo mismo proclives a conducir el proceso por senderos de
extravío y abandono.
Es indudable que el pueblo mexicano es más conciente, está “más avis-
pado”, basta ver la insurrección electoral del 2018, con su poderosa carga
de hartazgo por los nocivos efectos del neoliberalismo, pero reitero que
ese hartazgo se vincula con los malos gobiernos del pasado, no con la
ideología y el modelo económico que produjeron el desastre.
En síntesis, atender las causas de la pobrza y la exclusión transita por el
acceso del pueblo a mejores condiciones de vida. Hacerlo es convicción y
compromiso, pero paralelamente el movimiento de la 4T debe hacer valer
su baluarte ético, la Revolución de las Conciencias, postulado rector de
la esperanza en la depuración de la vida pública y la utopía de un México
regenerado.
“Está intentando cambios, ojalá que los pueda hacer en paz, que recupere
lo mejor que tiene México, su pueblo. No lo conocía (personalmente),
pero me pareció maravillosamente soñador, está convencido de su causa,
tiene un optimismo bárbaro, piensa que en un año lo van a entender total-
mente... Le dije que no... Es bueno que tenga fe... Es un veterano astuto y
se comunica muy bien con su gente”.
“Mis saludos y deseo de éxito para usted en el inicio de esta jornada como
gobernante de uno de los países más importantes del mundo. Conozco su
trayectoria y empeño histórico a lo largo de décadas de lucha por la opor-
tunidad de escribir un nuevo capítulo en la historia del pueblo mexicano.
López Obrador será el presidente de todos, pero con una atención especial
para los más pobres, por los que más necesitan del gobierno para tener
oportunidades. Su elección trajo un mensaje de esperanza para el desafío
de una América Latina más autónoma, soberana e integrada por la solida-
ridad entre nuestros países”.
113
-postura íntima-, ha hecho patente su animadversión al mundo de los privile-
gios y a las causas que originaron la “monstruosa desigualdad social”.
Acerca de su compromiso y capacidad de trabajo, es una exaltación co-
tidiana. Perseverancia es la palabra indicada para describirla. Cualidad a
la que López Obrador atribuye un valor determinante en su vida política.
Es admirable que haya recorrido y hecho presencia varias veces en to-
dos los municipios de México (cuando menos dos en los más pequeños
y apartados), llevando un mensaje de esperanza, dialogando con la gente,
recogiendo sus expectativas y necesidades, compartiendo sus angustias,
pisando firme en el territorio nacional.
Es una vileza de los conservadores reducir esa perseverancia al supuesto
de que estaba “haciendo campaña”. No entienden y menos sienten el valor
que tiene (al margen o no de campañas) la solidaridad, la mirada clara con
la gente humilde.
Andrés Manuel ha sido conductor y referente moral de un movimiento
político y social, democrático de izquierda, que lo hizo dirigente nacional
25 años antes de llegar a la presidencia. Movimiento de época al que, por
su innegable trascendencia histórica, podemos llamar obradorista.
Más aún, superando coyunturas y adversidades, el movimiento ha crecido
y se ha fortalecido con ritmo incesante. Encarnado en ideales del pueblo,
posee la virtud de trasmitir confianza, sostenida esta en la congruencia del
dirigente, el ideario político que ostenta y la autoridad moral que irradia.
Efectivamente, López Obrador tiene autoridad moral. La ha ganado con
hechos, no con discursos. Su convicción en la honestidad, la sencillez de
su conducta, la austeridad como forma de vida y como directriz en la po-
lítica pública, le han valido el reconocimiento y una elevada calificación
de millones de mexicanos, hartos del político engreído, demagógico, ma-
nipulador y corrupto.
Convencido de que las elecciones son el medio pacífico para alcanzar las
posiciones legislativas y de gobierno desde las cuales impulsar la transfor-
mación de la vida pública, el presidente de la República ha sido enfático
en la necesidad de erradicar la perversa tradición del fraude electoral en
114
México. Perseverante, resistió dos fraudes antes del abrumador triunfo re-
conocido.
En otro terreno, el político tabasqueño es un lector apasionado de la his-
toria de México. Incluso, le quita la costra, entresacando significados que
dan pie a sus posturas ideológicas y posiciones políticas. Ya entrados en
la historia (“maestra de la vida” la llama), bajo el fundamento de que la
memoria es parte esencial de la identidad del proyecto de la 4T, hago un
breve recorrido ilustrativo:
Por los valores que representan y la trascendencia indiscutible de su
vida y su legado, los referentes históricos primordiales de López Obrador
(plasmados en el emblema del Gobierno de México) son Miguel Hidalgo,
José María Morelos, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárde-
nas. Ante la imposibilidad obvia de los dos primeros (México no existía
aún como nación independiente), no es casual que los tres restantes fueran
presidentes electos de la República, Juárez en segunda instancia, pues la
primera vez lo fue mediante un interinato.
No obstante tales “preferencias”, es destacable su aprecio íntimo por lideraz-
gos sociales como los de Emiliano Zapata y Francisco Villa, figuras emblemáti-
cas de la causa campesina y popular en la Revolución. Añado su reconocimien-
to explícito a los guerrilleras Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
Tratándose de intelectuales combatientes con los que López Obrado ha
expresado clara afinidad, ubico a Ricardo Flores Magón y al movimiento
que encabezó, precursores intelectuales de la Revolución Mexicana. Felipe
Ángeles, militar de carrera, ilustre artillero de la División del Norte, por
cuyo recuerdo el aeropuerto de Santa Lucía llevará su nombre. Resalto tam-
bién a Francisco José Múgica, el compañero radical, confidente e impulsor
decidido de la mejor obra del general Cárdenas y de la suya propia.
De época más reciente, Andrés Manuel se ha referido, por su relevante contri-
bución a la lucha por la democracia, a Heberto Castillo y Rosario Ibarra, así como
a líderes sindicales como Othón Salazar, Demetrio Vallejo y Valentín Campa.
Valga la lista incompleta para ilustrar la naturaleza de sus convicciones e ins-
piración en materia histórica, de reencuentro con la memoria y afirmación de
115
la identidad del movimiento que ha encabezado. La pedagogía cotidiana sobre
hechos históricos que lleva a cabo en las Mañaneras, lo confirma.
De la reivindicación de la historia a la defensa apasionada de las cultu-
ras de México y su pueblo. En sus términos, nutrientes de cohesión social
y familiar, puntal de resistencia a las invasiones, calamidades naturales
y malos gobiernos. Confirmación de lo propio y recreación cotidiana de
valores como la solidaridad, la lealtad, la vida comunitaria o la vocación
artística. Este acentuado rasgo de López Obrador (contrastante con el acar-
tonamiento de la mayor parte de los políticos) exhibe a un líder sensible
a la creatividad multifacética del pueblo, a sus costumbres y tradiciones,
herencia de siglos de esplendor cultural.
Por cierto, en la reivindicación de la familia mexicana como núcleo
esencial y vasija de barro de la cultura del pueblo, es acertada la crítica
que hace a la izquierda histórica, en el sentido de haber subestimado la
importancia de la familia como institución social indispensable para las
luchas que esa misma izquierda ha protagonizado por la justicia, la libertad
y la igualdad.
Ya que hablamos de las Mañaneras y, en general, de su contenido discur-
sivo, Andrés Manuel aplica rigurosamente el principio de causa y efecto
para referirse a la situación del país, frente a un pensamiento conservador
que hace tabla rasa de tal principio, no sólo negando su valor insustituible
como fuente del conocimiento, sino llevándolo al terreno de la amnesia
para justificar el latrocinio neoliberal, o para sacar de contexto los proble-
mas y crear terreno fértil para las calumnias.
Si apreciamos sus referencias a la violencia e inseguridad, el empleo y
los salarios, la situación de la juventud, la salud o la educación, por men-
cionar sólo esos ejemplos, vemos cómo se refiere insistentemente a las
causas que generaron el estado desastroso en que se encontraban. Neoli-
beralismo, corrupción, Estado secuestrado, deterioro del tejido social, co-
dicia de los adinerados, individualismo. En síntesis, reiterada convicción
de la necesidad de atender las causas de los problemas para andar camino
hacia su solución.
116
Para ahuyentar fantasmas, el presidente de México no es socialista. Ten-
go la impresión de que él cree en un capitalismo con rectoría estatal que
garantice el bienestar social, el desarrollo democrático del país y el respeto
escrupuloso de los derechos humanos, sobre la base de erradicar la corrup-
ción, situada por él como el principal problema de México. Tampoco es
un socialdemócrata de la estirpe conocida. Advierto que el contenido de su
conciencia rebasa con mucho ese perfil.
Sin embargo, su concepción política encaja con el concepto del llamado
Estado de Bienestar. En mi opinión, se trata de un enfoque realista en las
circunstancias actuales del país, aunque limitado en términos estratégicos.
Sobre ello, abundaré en el próximo capítulo.
En otro orden de ideas, el discurso hablado y escrito de Andrés Manuel se
basa en ideas rectoras, las cuales repite incesantemente, utilizando los mismos
argumentos, palabras, significados, símbolos e ironías. Durante 30 años los ha
repetido, iguales a sí mismos. Es un defecto que se le recrimina o un mérito que
se le reconoce. Como sea, confirma a cada paso su pensamiento, dejando huella
de congruencia, convicción, compromiso y calidad moral.
En lo personal, me gusta el discurso político creativo, cambiante, de
cierta inspiración literaria, pero el efecto que ha tenido el verbo plano y
cansino de López Obrador pone las cosas en su sitio. Quizá por esta razón,
no es un polemista versátil, como se mostró en los tres debates con otros
candidatos presidenciales, donde dejó la impresión de quedarse muy corto.
En este orden de ideas, considero que los momentos en que Andrés Ma-
nuel no tiene que auto limitarse, orillado por la responsabilidad del cargo
público, o cuando el asedio sube de tono y exige la pasión y la palabra
puras, la precisión de sus valoraciones y la vehemencia de su discurso
coinciden, literal y emocionalmente, con la expectativa de los integrantes
del movimiento que encabeza y con el espíritu de sus principios rectores.
Ejemplos de ello: la polémica que desnudó a Diego Fernández de Ceba-
llos en el canal de las estrellas de Televisa; su férrea postura en los tiempos
del desafuero como Jefe de Gobierno del Distrito Federal o el discurso en
la Cámara de Diputados (el más contundente que le he escuchado), en el
117
que fue elocuente el silencio expectante de los que votarían minutos más
tarde en su contra.
En la misma línea, la respuesta decidida y militante contra el fraude elec-
toral del 2006 y los subsecuentes discursos en un pletórico Zócalo antes y
durante el plantón de la dignidad en las calles más emblemáticas de la Ciu-
dad de México, forman parte de esa sintonía. Mucho más cauto, el reciente
discurso en la Casa Blanca sintetizó dignidades extraviadas por largos años.
En materia de su paso por cargos y encargos, como presidente del PRD
se fijó como meta posicionar electoralmente al partido con miras a la elec-
ción federal intermedia de 1997. El logro fue muy bueno, pues en condi-
ciones adversas se alcanzó casi un 25 por ciento de la votación nacional,
en un momento en que el partido venía de un reflujo electoral significativo.
Vinculado a ese logro, Andrés Manuel introdujo el método de masificar
el trabajo territorial del partido, a través de las llamadas Brigadas del Sol.
Integradas mayoritariamente por jóvenes avecindados en sus lugares de
trabajo, contribuyeron a darle frescura y presencia, tanto a la propuesta
programática del PRD como a sus candidatos.
Tuve la ocasión de coordinar las Brigadas del Sol en dos elecciones loca-
les en 1996 (Acapulco, Guerrero y Cárdenas, Tabasco), otra en elecciones
intermedias de 1997 en el Estado de México y una más en su camapaña a
la Jefatura de Gobierrno en el año 2000. Comprobé en todas ellas, no sólo
la eficacia del método, sino el valioso aprendizaje que se desprende de la
práctica de una militancia territorial. También reafirmé la convicción en la
necesidad de la formación política para elevar la capacidad argumentativa
de quienes realizan ese tipo detrabajo.
Paralelamente a esa singular concepción sobre la forma de acercarse y
compartir con la gente un ideal; sol y sombra, como presidente del PRD
Andrés Manuel dejó vía libre para que el entonces secretario general, Jesús
Ortega, se abocara a controlar la estructura orgánica del partido, antece-
dente del fortalecimiento de los “chuchos”, grupo de triste memoria.
Mi reflexión sobre el punto, es que López Obrador subestima al partido
político y no lo aprecia como instrumento indispensable en un proceso de
118
transformación social. Tengo la impresión de que desconfía de la procli-
vidad de sus dirigentes a burocratizarse, generar intereses y desvincularse
del pueblo, caldo de cultivo, entre otros males, de la corrupción, el extra-
vío del proyecto y el abandono de los principios.
Coincido en una parte, no en la otra. Es cierto que la gente desconfía de
los partidos, claramente asociados con el oportunismo electorero, la ma-
nipulación y la corrupción. Sin embargo, la 4T no puede soslayar que le
corresponde a morena, no a los poderes Ejecutivo o Legislativo, cumplir
con responsabilidades esenciales del proyecto. Si cumple o no con tales
responsabilidades es otro asunto.
En cuanto a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, llevó a la se-
gunda cumbre más alta el prestigio de López Obrador, dando un paso clave
en la consolidación del movimiento que encabeza y sirviendo de preludio
de las políticas que está aplicando como presidente de la República. Una
inédita y diversificada política social, la rigurosa austeridad, la honestidad
en el ejercicio de gobierno, el impulso al trabajo territorial con transpa-
rencia informativa y claridad de miras, el contacto directo con la gente,
entre otros aspectos, fueron el toque distintivo del amplio reconocimiento
social a su gestión. Como ejemplo de un toque personal, su primer informe
de gobierno, en 2001, lo realizó ante un Zócalo lleno, rompiendo la fatua
solemnidad tradicional de los salones cerrados y los aplausos burocráticos.
Asunto crucial. La ideología y la política pueden ser refractarias. Soste-
ner un equilibrio justo entre una y otra es andar en el filo de la navaja. Las
exigencias de la política tienen más variables que la subjetividad de las
convicciones, y otra porción extra cuando se ejerce desde la responsabili-
dad de Jefe de Estado.
López Obrador es un hombre de ideales y principios, atributos muy es-
casos en la clase política, pero también es pragmático. Moldea su discurso
y sus decisiones políticas a partir de su valoración de las circunstancias.
Incluso, es reiterativo en el sentido de que su responsabilidad pública lo
obliga a auto limitarse. El riesgo existe, ya que las exigencias de la política
suelen dar jaque a ideales y principios.
119
Percibo que confía demasiado en sí mismo, en su capacidad de tomar
decisiones que hipotéticamente no impliquen salirse del angosto riel del
equilibrio. No entiendo, de otra manera, por qué designó como parte del
gabinete y de su equipo más cercano a personas que a todas luces no com-
parten el proyecto que él representa ni al movimiento que lo ha llevado al
sitio que ocupa. Al respecto, cito a Daniel Cosío Villegas, quien en 1947
sostenía:
120
30 millones de ciudadanos, que tienen muy clara la necesidad de poner un
límite contundente al dominio económico de la “minoría rapaz”.
Debo añadir, finalmente, que durante varios años Andrés Manuel me dis-
pensó su confianza y afecto. Tiempo en el que aprecié de cerca su pensa-
miento, sentimientos y forma de hacer política. Tengo la certeza, de que sus
convicciones, fruto maduro de principios, ideales e indómita perseveran-
cia, representan un liderazgo indeclinable hacia una auténtica depuración
de la vida nacional. La historia, como siempre, dictará la última palabra.
Quiero aclarar que una cosa son las coincidencias, el reconocimiento a
una trayectoria, el apego afectivo al liderazgo y al aporte histórico de un
dirigente político, y otra muy diferente el culto a la personalidad. Esta,
no sólo trasmuta al ser humano en mito, despojándolo de su naturaleza
falible, sino que lo hace depositario de una fe cuasi religiosa en la que no
tiene cabida el sano ejercicio de la crítica. Además, tanto incienso puede
llenar de humo la cabeza, propiciando la pérdida de rumbo. Peor todavía
la incondicionalidad, siempre acrítica, servil, muy distinta a la lealtad y
el respeto. En cuanto a las apologías para quedar bien, son abominables;
siempre esperan algo a cambio, son mercenarias, se guían por una lógica
mercantil, envilecen la política y la moral.
Concluyo esta semblanza recordando que en una tarde tranquila de ofi-
cina, jugueteando con las tradicionales iniciales que caracterizan a los par-
tidos políticos, junté las dos letras iniciales de Movimiento Regeneración
Nacional. Barajando minutos después con Andrés Manuel la diversidad de
siglas posibles en la ruta de movimiento a partido, la palabra MO-RE-NA
concitó de inmediato su atención, sellándose a la postre lo que fue una pro-
puesta que a lo mejor les vino a la cabeza a muchos otros. En fin, traiciono
la discreción de mucho tiempo y asumo la “arrogancia de sentirme libre”.
121
122
III. PROFUNDIZAR Y RECTIFICAR
“La tradición intelectual es de servilismo hacia el poder,
y si yo no la traicionaría me avergonzaría de mí mismo”.
Noam Chomsky
RELACIÓN ESTADO-OLIGARQUÍA
No concibo la superación del neoliberalismo de mantenerse la hegemonía
de la actividad económica y una abrumadora concentración de la riqueza
en la órbita de la oligarquía y de algunas empresas y corporaciones tras-
nacionales. Ello significaría reproducir en los hechos su objetivo central y
susustento primordial.
No soy ajeno al contexto. Las cúpulas empresariales y los grandes magnates
no aceptarán disminuir sus enormes ganancias económicas ni los privilegios
ilimitados con los que contaron en la era neoliberal, sin desplegar su arsenal
contra la 4T y el presidente de la República. Para ellos lo que está en juego es
el regreso al pasado de privilegios; para el movimiento, el futuro de México.
Pensar en ruptura es un desvarío, pero no es ocioso insistir en que los
varones del dinero se acostumbraron a un Estado servicial. No sólo eso,
hegemonizaron las decisiones del rumbo nacional y ascendieron al sitial
de poder supremo en el país. Concentraron fortunas mayúsculas, equipara-
bles con subjetividades soberbias, como la de asumirse “amos de México”
en propiedad privada.
123
La contradicción es evidente; la salida, una encrucijada. ¿Se podrán re-
plantear en México los términos del proceso de acumulación capitalista?
Los signos, en un sentido u otro, se entrecruzan. Ejemplifiqué en el capítu-
lo precedente varias señales positivas.
Sin embargo, saltan a la vista problemas como el tributario. Las empre-
sas y grandes corporaciones, nacionales y extranjeras, no pagan, o pagan
cantidades ínfimas de Impuesto Sobre la Renta (ISR), situación opuesta a
la polémica decisión de López Obrador de no realizar una reforma fiscal,
cuando son claras las dificultades del gobierno federal para que alcancen
los recursos públicos, a pesar del incremento en la recaudación fiscal y de
los ahorros provenientes de la austeridad y el combate a la corrupción.
Puede entenderse, bajo una lógica de realismo político, que no pueda
prescindirse del enorme peso económico de la oligarquía, pero su reforza-
miento puede significar un grave error histórico.
En este delicado asunto se pone a prueba el difícil equilibrio entre ideo-
logía y política, entre principios y pragmatismo, entre “ser” y “deber ser”,
pero la realidad es que no se superará la nefasta herencia neoliberal sin
darle un giro drástico a la insultante concentración de la riqueza.
En otro sentido, advierto falta de empuje para el desarrollo de la pequeña
y la mediana empresas, a pesar de que absorben más del 70 por ciento de
la fuerza de trabajo asalariada, o la ausencia de la decisión de ejercer la
soberanía nacional para renegociar el pago de la deuda externa.
POLÍTICA SOCIAL
Un elemento distintivo de la 4T es su compromiso con la redistribución
de la riqueza a través de los programas sociales. No sobra decir que ese
círculo virtuoso debe cerrarse con su aplicación honesta y eficiente. Parte
de ello, es la entrega directa de los recursos a los beneficiarios, evitando
las corruptas intermediaciones, pero también debe serlo su correcta admi-
nistración, operación y evaluación. Sobre ello, hay debilidades en las que
el disimulo es pésimo aliado.
Es imperativo, desde mi punto de vista, que quienes deciden la forma
de aplicar los programas sociales a escala nacional, estatal o municipal,
124
así como sus operadores territoriales, tengan claro que los programas son
parte de un proyecto nacional de transformación, no parcelas autónomas.
Ello implica su comprensión y compromiso con la 4T; atributos indis-
pensables de la mística individual y colectiva que requiere su adecuado
funcionamiento. No obstante, muchos servidores públicos no entienden ni
comparten ese postulado, dando lugar, por acción u omisión, a prácticas
burocráticas, ejercidas por obligación, no por convicción.
Resultado de este vacío, es la tendencia de algunos niveles directivos a
actuar discrecionalmente en la toma de decisiones. Hacen círculo cerrado,
se agrupan para defender sus cargos. No ejercen prácticas democráticas; por
ejemplo, evaluar sus áreas de responsabilidad con los encargados del trabajo
territorial. Incluso, cuando estos presentan casos problemáticos, suele pasar
que no se atiendan o que consideren problemático al que los presenta.
127
grande puede tener varias unidades territoriales), dicha asamblea serviría
no únicamente para informar sobre los programas de gobierno, sino tam-
bién para que los participantes en las asambleas propongan políticas públi-
cas, a partir de un diagnóstico de necesidades y expectativas de la gente,
al tiempo que supervisen y evalúen a las autoridades y representaciones
legislativas locales (por ejemplo, mediante las contralorias ciudadanas so-
bre el ejercicio del presupuesto municipal o de alcaldía en obra pública)
y, desde luego, tomen decisiones sobre los aspectos más sentidos de sus
comunidades.
La parte ejecutiva de las decisiones de la Asamblea Comunitaria recaería
en las referidas comisiones de Apoyo Comunitario, integradas por los pro-
pios vecinos y encargadas de promover organización para atender proble-
mas de seguridad pública, salud y educación, promoción cultural y depor-
tiva, medio ambiente y protección civil, entre otras que la propia Asamblea
juzgara pertinentes.
Desde luego, dichas comisiones se constituyen en las asambleas, depen-
den de estas y a ellas rinden cuentas, no a comités ciudadanos electos,
“partidizados” y sectarios, de muy triste memoria y pésimos resultados en
la Ciudad de México.
En síntesis, adoptar en la relación entre el gobierno y la sociedad la prác-
tica sistemática de la democracia directa, dotaría al proyecto de la 4T de un
eslabón importante para equilibrar las políticas públicas propias del Estado
de Bienestar con ciertos niveles de apropiación social, apta para defender
y profundizar los avances democráticos.
Al respecto de las consultas populares, una digresión más en forma de
pregunta a la ciudadanía: ¿Se prohíbe o no la caza deportiva en México?
Me posiciono. Es ingrato matar animales por diversión, por satisfacer una
vanidad estúpida. Usar un rifle u otro medio de caza contra seres vivos
indefensos, me parece deleznable. Revela insensibilidad por la vida, cruel-
dad, conciencia abusiva y alma marchita. La 4T debía poner el ejemplo de
su compromiso con el cuidado de la naturaleza y de la hermosa diversidad
de vida que en ella tiene asiento.
128
Mahatma Gandhi, pacifista y emancipador del colonialismo inglés en la
India, líder político y espiritual de su pueblo, ejemplo universal de digni-
dad, dejó constancia:
“Un país, una civilización, se puede medir por la forma que trata a sus
animales”.
129
podrían perfectamente incorporar en sus reglas de operación el fortaleci-
miento de las cooperativas existentes (previa valoración de su funciona-
miento), o bien la formación de nuevas cooperativas, situación que abriría
oportunidades para continuar laborando una vez que concluya la vigencia
del apoyo económico a los aprendices y becarios de esos programas, y de
otros.
Pero no sólo eso, el cooperativismo puede ser una escuela ejemplar
de valores como la solidaridad, el trabajo compartido, la distribución
democrática de los rendimientos, la planeación y evaluación colectivas
de las actividades. Todos ellos valores íntimamente ligados a la Economía
Moral y la Revolución de las Conciencias esgrimidas por la 4T.
Adicionalmente, las cooperativas, generan empleos productivos y re-
cursos económicos por cuenta propia. A diferencia de los programas de
bienestar, que si bien incrementan la capacidad de consumo de los sectores
populares, no generan riqueza desde el ámbito social.
131
vió a hablar (con absoluta razón, al menos para la gente inteligente) de la
“ciencia del neoliberalismo”.
En el caso de México, el legado de José Vasconcelos, del periodo car-
denista, de titulares de la SEP como Jaime Torres Bodet o Agustín Yáñez
y, sobre todo, de las movilizaciones magisteriales de los años 50 y 60 del
siglo pasado, y a partir de 1979 de la CNTE, junto con formulaciones teó-
ricas y pedagógicas abundantes de maestros e investigadores, han servido
de respaldo o de contrapeso (según la época) a políticas educativas com-
prometidas con el interés nacional y popular.
No hago apología de la escuela pública o de sus universidades, repudia-
das por los ricos y sus tecnócratas, pero sí de conquistas históricas como
la gratuidad de la enseñanza y el carácter laico de la educación; la libertad
de cátedra y el valor de la conciencia crítica; la masificación del proceso
educativo y su concepción humanista; la recreación de la cultura y el valor
inigualable de la producción artística.
En mi caso, soy egresado de la UNAM y fui maestro del IPN durante 13
años. Me enorgullece su existencia y el papel de ambos centros educativos
en el movimiento de 68, ejemplo de conciencia y praxis del estudiantado
de esas y otras escuelas públicas con el destino de México y su pueblo.
Considero a la UNAM como la mejor institución del país en el siglo XX
y al IPN como un aporte ejemplar del general Cárdenas al necesario vín-
culo entre proyecto de nación y educación superior. Sólo en materia de
investigación, ambas instituciones, junto con la UAM, generan el 50 por
ciento del total nacional, frente al 5.5 que generan 15 instituciones privadas.
Añado a sus brillantes egresados en el terreno de las artes, las ciencias y la
tecnología. Los tres premios Nobel otorgados a mexicanos, Alfonso García
Robles, Octavio Paz y Mario Molina fueron egresados de la UNAM.
Sin embargo, las universidades públicas en México han sufrido una do-
lorosa regresión en las últimas décadas, como si las hubieran contagiado.
En tiempos de la 4T, es insoslayable romover y facilitar un amplio debate
acerca de su papel en un proyecto de nación y de gobierno contrapuesto al
impuesto durante 36 años de depredación neoliberal.
132
No entendería mantener inercias, cuando el pensamiento conservador
fue erosionando gradualmente los enfoques y contenidos de los planes y
programas de estudio, sumado al deterioro ideológico de los lineamien-
tos institucionales, la antidemocracia en la integración de sus autoridades
(cobijada en el argumento oportunista de su autonomía), frecuentemente
guiadas por una visión mercantilista y acrítica de la educación, junto con
un creciente número de profesores que se comen gustosos el guiso de la
supuesta neutralidad de la ciencia y la enseñanza.
Corresponde a los propios maestros, investigadores, estudiantes y trabajado-
res no docentes de los centros educativos públicos, tomar la estafeta de la rica
memoria histórica de la educación pública en México y debatir cómo articular-
la con el proyecto de gobierno de la 4T. Lo que está en juego, finalmente, es el
tipo de formación y de conciencia que inspira la escuela en sus estudiantes. Ya
será cosa de cada quién definir la ruta de sus vidas y compromisos
La regresión aludida se agravó con el predominio neoliberal. Los direc-
tores generales del IPN, por ejemplo, sostenían que el objetivo del Instituto
era formar profesionistas y técnicos al servicio del sector productivo, aca-
so convencidos de que tal sector era representativo de los intereses de la
Patria (digo ello en alusión al original y cardenista lema institucional “La
técnica al servicio de la Patria”). En plena era neoliberal, los señores que
dirigían los destinos del IPN se cuadraban, vergonzosa y acríticamente, a
las necesidades de un sector productivo controlado por la oligarquía, las
empresas trasnacionales y el Estado a su servicio.
Con una lógica semejante, la reforma educativa de Peña Nieto y Aure-
lio Nuño la emprendió contra los maestros, culpándolos de los rezagos
y problemas del sistema educativo. Bajo semejante falacia, los serviles
tecnócratas al servicio de la SEP lanzaron su campaña de “evaluación” del
magisterio, mediante torpes pruebas estandarizadas, diseñadas y aplicadas
(cuando pudieron hacerlo) para justificar la persecución, afectar derechos
adquiridos y cortar cabezas.
Sin embargo, el propósito esencial de la muy publicitada reforma, ins-
pirada en espejitos y cuentas de vidrio, tenía la intención -como ya se
133
apuntó- de controlar integralmente la vida de las escuelas, para imponer la
privatización de las conciencias de niños y jóvenes, a imagen y semejanza
de la ideología dominante: individualista, consumista, competitiva.
Por ello, organismos de la llamada sociedad civil como “Mexicanos Pri-
mero” (encabezada por Claudio X. González hijo, siniestro personaje de
la prédica anti obradorista) fueron arietes del intento privatizador. Me los
imagino evaluando a los maestros, con Televisa sirviendo de mente crea-
dora en la elaboración de los libros de texto gratuitos a nombre de la cali-
dad y excelencia educativas.
Es cierto, como se describe más adelante, que en el tiempo de gobierno
de la 4T se aplican políticas educativas de nuevo cuño en distintas áreas,
producto de un compromiso con la educación pública y con el fundamento
de que la educación es un derecho, no un privilegio.
En ese contexto, me parece un contrasentido que el titular de la SEP
sea el ciudadano Esteban Moctezuma, ex secretario de Gobernación con
Ernesto Zedillo (el presidente Fobaproa) y ex presidente de Fundación
Azteca, rama “filantrópica” de una televisora dedicada a la producción
masiva de información tendenciosa o abiertamente falsa, mercantilismo
barato y abundancia de contenidos chatarra, pueriles, de una frivolidad y
mal gusto extremos.
Advierto muy difícil, casi imposible, que la ideología del citado secre-
tario pueda elaborar u operar una propuesta educativa acorde con el sig-
nificado de la 4T. ¿A qué diablos se refiere? cuando habla de una “nueva
escuela mexicana”. Más bien, pienso que su presencia en tan delicada res-
ponsabilidad expresa una concesión injustificada al pensamiento conser-
vador de derecha en un área de particular relevancia social.
Retomando el tema del proyecto educativo del actual gobierno, si bien
el concurso de los maestros debe ser esencial para articular críticamente
su experiencia con los propósitos transformadores de la 4T, no puede ol-
vidarse que los dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE) apoyaron (con la mansedumbre de muchos maestros
controlados) la reaccionaria y privatizadora reforma estructural en materia
134
educativa, añadiendo un eslabón a la ignominiosa subordinación histórica
del charrismo sindical a los gobiernos en turno, convertidos ahora en hipó-
critas porristas de la eliminación de dicha reforma.
En contraste, el paso trascendental de su abrogación fue producto, en
gran medida, de la persistente movilización de la CNTE (incluyendo el
resultado trágico de la represión llevada a cabo por la Policía Federal en
Nochixtlán, Oaxaca), la histórica corriente sindical del SNTE que recien-
temente cumplió 30 años de vida, luchando no únicamente por la democra-
tización de su sindicato y la defensa de la educación pública, sino también
elaborando propuestas sobre su materia de trabajo desde 1982, sintetizadas
entonces en el documento Proyecto de Educación Alternativa.
Considero, por ello, que la CNTE debe desempeñar un papel estelar en
el proceso de elaboración de las leyes secundarias en la materia, así como
en la posterior supervisión y evaluación de su aplicación
Por cierto, retomando las digresiones, se ha debatido públicamente la
propuesta de aplicar en las escuelas de educación básica el programa “mo-
chila segura”. Esperamos que el gobierno de la 4T rechace (en caso de
repetirse tal iniciativa) semejante agravio a la dignidad de los niños. No es
posible que en espacios dedicados a la enseñanza, a millones de pequeños
se les esculque su mochila con libros, cuadernos, plumas y lápices, porque
tal vez uno entre un millón traiga un bote de cemento o un arma de fuego.
Es una pésima educación para los niños desconfiar de ellos y tragarse el
ejemplo de que un acto de autoridad está por encima de su dignidad y sus
derechos.
135
aceptación social del presidente se mantiene muy elevada, lo que no quiere
decir que la repetición de mentiras sea inocua.
Sobre el tema, no coincido con la postura de considerar libertad de ex-
presión lo que viene aconteciendo en México con los medios. Entiendo
que dicha libertad es piedra de toque en cualquier democracia, pero ateni-
da a las diferentes posiciones que pueda haber sobre determinados hechos
o circunstancias. Es decir, diversidad de opiniones históricas, ideológicas,
políticas o morales, pero referidas a sucesos reales, objetivos, hasta de
ciencia ficción, pero no a falsificaciones intencionadas de la realidad, pues
este es el terreno de la mentira, del engaño a sabiendas.
Tal situación no es libertad de expresión, es libertinaje desinformativo,
utilizando para ello, como coartada, un principio democrático que en rea-
lidad les importa un carajo, como lo demostraron al transitar durante dé-
cadas entre el silencio cómplice y el respaldo abyecto al poder, de manera
descarnada en el periodo neoliberal.
¿De veras -mundo al revés-, los siguientes medios y personajes son
adalides de la libertad de expresión y representantes ejemplares del de-
recho social a la información?: Televisa, TV Azteca, Radio Red, Radio
Fórmula, Reforma, El Universal, La Razón, Milenio diario y televisión,
El Financiero o Tercer Grado. Hasta Proceso, en otra época importante
e influyente medio de información y análisis de los grandes problemas y
heridas nacionales, ahora es artífice de una ostensible parcialidad y encono
contra López Obrador y el proceso de la 4T.
Recientemente, la revista Contralínea realizó una muy seria investiga-
ción, basada en un informe de la Presidencia, sobre el pago del gobierno
de Peña Nieto a las empresas de las y los principales locutores y comenta-
ristas de radio, televisión y prensa escrita. Evidencia del “chayote”, el régi-
men pagaba y los periodistas halagaban o se hacían guajes, según dictaba
la lógica del contubernio.
En millones de pesos, se menciona a Joaquín López Dóriga con 290;
Federico Arreola 152; Enrique Krauze (por doble vía) 95; Oscar Mario
Beteta 74; Beatriz Pagés (revista Siempre) 59; Raymundo Riva Palacio 36.
136
Ricardo Alemán 28; Adela Micha 24; Pablo Hiriart 22; Jorge Fernández
Meléndez 21, y así otros.
Fatalmente, durante casi siglo y medio, una perniciosa costumbre de los
gobiernos en turno fue la de comprar líneas editoriales, tendencias infor-
mativas, notas y columnas periodísticas, para alabar las políticas oficiales,
adular a los políticos encumbrados y silenciar las realidades que los cues-
tionaban. Por acción o por omisión, el “chayote” ha sido el apetecible ins-
trumento para practicar un periodismo degradante, vendido, sin principios
ni objetividad alguna.
En este orden de ideas, no se puede olvidar la experiencia de varios
gobiernos de izquierda de países hermanos, en donde los puntales de la
conspiración fueron los consorcios de la comunicación controlados por la
derecha (El Mercurio en Chile, Clarín en Argentina, O Globo en Brasil,
por citar algunos), proceso que culminó con golpes de Estado, traiciones o
derrotas electorales.
Por otra parte, ligado a la libertad de expresión está el principio del de-
recho a la información, cimiento de dicha libertad. Al violentar el derecho
a la información veraz, se priva a la población destinataria de su derecho
a ser informada, sustituyéndolo por la mentira y la calumnia, nada menos
que a nombre de la libertad de expresión. Es la cumbre del absurdo.
En consecuencia, considero que esa libertad debe ser regulada, a partir
del derecho social a la información pública, no en el sentido de coartar o
censurar libertades, sino en la lógica de contar con el sustento legal para
que se juzgue y opine con base en los hechos. Sería deseable llevar adelan-
te un amplio debate social sobre este tema crucial, del que emanen razones
y propuestas que mantengan el actual estado de cosas o, en su defecto, que
cierren el paso a la vorágine de cinismo e impunidad que vienen practican-
do los medios convencionales. También es hora de que las fracciones de
morena en el Congreso de la Unión tomen cartas en el asunto.
El escándalo sería mayúsculo, pero mayúsculo y peligroso es el uso fac-
cioso y falsario que estamos viviendo a diario, en un armazón golpista
dirigido a reinstalar en el poder el pasado corrupto y tenebroso.
137
LIBERTAD SINDICAL
Desde los años cuarenta del siglo pasado, con periodos de auge y grandes
movilizaciones, la lucha por la democracia sindical ha sido una de las rei-
vindicaciones sociales más importantes en nuestro país. Anudada con las
condiciones laborales y de vida de millones de trabajadores y sus familias,
darle continuidad a esa memoria forma parte inseparable del ideario trans-
formador de la vida pública en México.
En este contexto, el año anterior se aprobaron reformas legales para que
los trabajadores elijan a sus representantes sindicales mediante el voto li-
bre, directo y secreto. Empero, quedó pendiente poner candados a la pre-
varicación del charrismo sindical. Un diputado federal del PES llegó a
decir, entre cínico e ingenuo, que en la comisión respectiva ese aspecto
pasó “inadvertido”. Así las cosas, el propósito del gobierno podría derivar
en castillo de naipes.
Es incuestionable que en México prevalece el control corporativo y
clientelar sobre los trabajadores del campo y la ciudad. A la par de ello,
dicho control fue un instrumento básico para mantener la dominación po-
lítica del PRI, dadivoso en el otorgamiento de representación política a los
charros, complicidad muy útil para asegurar su respaldo y el de su base
clientelar en la imposición de candidatos del partido tricolor y en la opera-
ción de los fraudes en elecciones constitucionales.
Para cerrar la pinza, los intereses del régimen y su partido no titubearon
en usar la represión cada vez que las luchas por la democracia sindical re-
basaban el control corporativo oficialista, con el saldo negro que relatamos
en el recuento histórico del capítulo anterior.
Como ya se ha mencionado, el PRI institucionalizó el control autorita-
rio de la fuerza de trabajo a través de organismos como la CTM, la CNC,
la CNOP, la FSTSE o los poderosos sindicatos nacionales de industria,
conjuntando una casta de liderazgos caciquiles y corruptos, bien servidos
económica y políticamente, consentidos por el régimen y por las cúpulas
empresariales, con dominio pleno de las formas e instrumentos para repro-
ducirse sin interferencias.
138
Pienso en los sindicatos de trabajadores petroleros, electricistas, de la
educación y el sector salud, del gobierno de la Ciudad de México o del
transporte, en manos de mafias sindicales priístas, expertas en imponer
dirigentes, inducir los votos, amedrentar y muchas maniobras más, ahora
emplazados a respetar la libertad sindical en contiendas libres, y mi pensa-
miento no alcanza a percibir que tal cosa sucederá. Al contrario, buscarán
a toda costa mantener el poder que han detentado durante un siglo, aunque
ahora se encuentren relativamente acotados.
Considero, entonces, que si el soporte legal de la libertad sindical no se
materializa en los procesos electivos concretos, los charros se saldrán con
la suya. Las garantías para realizar campañas en condiciones equitativas.
El control de los recursos económicos. La imparcialidad de los tribunales
laborales. La justeza de las convocatorias. Las sanciones ejemplares a las
prácticas de compra de votos y utilización de grupos de choque. Las repre-
sentaciones igualitarias. El conteo confiable de los sufragios, entre otros
aspectos, son elementos sin los cuales el propósito de democratizar la vida
sindical volverá realidad el castillo de naipes aludido.
Al respecto, resulta muy sospechosa la creación de la llamada Confede-
ración Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM). Su
principal dirigente, de nombre Pedro Haces, tiene una arraigada trayecto-
ria en el PRI, aunque ahora se presente como presunto sepulturero del vie-
jo sindicalismo oficialista y de sus vetustos dirigentes charros. Escenrio de
apetecible suplantación o relevo que podría derivar en un organismo cor-
porativo, a la usanza tradicional, pero ahora inclinado a morena y la 4T.
De existir tal situación, es absolutamente indeseable, ya que sería aten-
tatoria de la libertad sindical, constituyendo un vulgar entramado para
reproducir el control de los trabajadores, como parte del intento de refun-
dar al PRI en morena, el cual parece gozar del respaldo y beneplácito de
algunos de sus miembros prominentes.
Por cierto, en materia de relaciones laborales, se ha debatido pública-
mente el asunto de la subcontratación, práctica empresarial para eludir
obligaciones fiscales y derechos de los trabajadores. En ese contexto, el
139
coordinador de la fracción parlamentaria de morena en el Senado de la
República, Ricardo Monreal, accedió a integrar, por iniciativa empresarial,
una mesa de discusión de “alto nivel” para analizar el tema, resultando la
aceptación de las propuestas del capital, incluso contra la iniciativa del
también senador, Napoleón Gómez Urrutia, basada en la defensa de los
derechos laborales de los trabajadores y en el cumplimiento de las obliga-
ciones fiscales de las empresas del famoso outsourcing.
Con excelente tino presidencial, en días pasados se anunció la presenta-
ción de una iniciativa para finiquitar esta forma perversa de hacer negocios
privados con cargo a la dignidad y los derechos de los trabajadores.
MIGRACIÓN
Durante decenios nos pronunciamos por el respeto a los derechos humanos
de los millones de nuestros paisanos del otro lado de la frontera. Particu-
larmente la izquierda, fue reiterativa y exigente en este punto. En el mismo
sentido, se exigió un trato humano de la tenebrosa “Migra” con los mexi-
canos que atravesaban la frontera de la discordia, ante la evidencia del mal-
trato, persecuciones y asesinatos de que han sido víctimas por largos años.
La trama del 5 por ciento de aranceles a productos y servicios prove-
nientes de México, deja el sabor de boca de una balandronada de Donald
Trump. Medida seguramente mal vista por los exportadores de aquí (buena
parte empresas trasnacionales) y por los consumidores de allá, pues afecta-
ría los intereses económicos de los primeros y el bolsillo de los segundos.
Sin embargo, el gobierno de la 4T midió las consecuencias del chantaje
y cedió al mandato del presidente de las ocurrencias. Ahora, fatalmente, la
frontera sur de México es el principal retén de los migrantes de Centroa-
mérica, mientras Trump fue fotografiado a los pies del muro un día antes
de la reunión en Washington con López Obrador el pasado 8 de julio.
141
En la balanza estaba, de un lado, la tradición del derecho de asilo, el
calor de hermanos y el respeto a los derechos humanos de los migrantes;
del otro, los efectos negativos para nuestra economía por los aranceles
verbales. En otras palabras, congruencia con los principios o pragmatismo
político “justificado”. La balanza se inclinó hacia donde todos sabemos.
Queda la impresión de que Trump y sus halcones hallaron el camino, del
que seguramente tomó nota Joe Biden. Suponer respeto de su parte a nues-
tro país es un eufemismo. En su pensamiento, el proyecto de las 4T tiene el
amargo sabor del “populismo”. Quisieran en México presidentes dóciles,
como los seis neoliberales mexicanos, o del tipo de Sebastián Piñera, Iván
Duque, Lenín Moreno o Jair Bolsonaro, a los que Washington acaricia con
el pétalo de la rosa, igual que lo hizo con la golpista Jeanine Áñez o con
Juan Guaidó, el “presidente” venezolano autoproclamado.
El habitante de la Casa Blanca, sea quien sea, repetirá ese u otro tipo de
chantaje. Se dirá que es fácil cuestionar la decisión del gobierno mexicano
cuando no se tiene enfrente un riesgo mayúsculo, sea real o no, pero un
gobierno como el nuestro debe privilegiar los principios en las relacio-
nes internacionales, confiado en que los buenos principios siempre flotan,
mientras que los principios negociados se hunden en el fango.
143
en parte porque no son claros los medios para una participación más aciva.
De existir estos (asunto de inteligencia, creatividad y voluntad política),
serían un sólido eslabón para enfrentar la calamidad.
AYOTZINAPA
Un compromiso de Andrés Manuel fue aclarar la verdad sobre los hechos
de la cruel, triste e infame represión, asesinatos y desaparición de los 43
jóvenes estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa. La
magnitud escalofriante de ese hecho acaparó la atención de los principales
medios de comunicación del mundo. Fueron varias horas de salvajismo a
mansalva en el centro y vialidades principales de la ciudad de Iguala.
Sabemos que no fue un hecho aislado. Forma parte del círculo de fuego
que ha enlutado a millones de familias, agraviando a la sociedad, pero cu-
yos autores materiales e intelectuales de alto nivel permanecen impunes.
Ayotzinapa adquirió un rango emblemático de la tragedia nacional. Han
transcurrido dos años de gobierno, y si bien se han alcanzado algunos re-
sultados que desnudan de nueva cuenta la patraña de la “verdad histórica”
de Peña Nieto y Murillo Karam, el saldo de la investigación (con las dudas
adyacentes sobre la eficacia de la Fiscalía General de la República) está
lejos de lo deseable.
Ostensiblemente se trató de un crimen de Estado, pues participaron altas
autoridades políticas, así como instancias públicas de seguridad, tanto mu-
nicipales como estatales y federales, incluidas entre estas últimas, cuando
menos, la Policía Federal y la 26ª Zona Militar con sede en Iguala. El
merecido alivio de los padres de familia, en el mar de su desgracia, y de la
conciencia nacional toda, reclaman justicia.
CONGRESO CONSTITUYENTE
Otro elemento programático digno de un amplio debate, es la viabili-
dad o no de un Congreso Constituyente que dote al país de una nueva
Carta Magna. La Constitución vigente, con sus cientos de modifica-
ciones, es un híbrido malsano que hasta 2108 fue perfectamente fun-
cional a las necesidades del neoliberalismo.
144
Con el actual gobierno se han logrado aprobar iniciativas de Ley y
modificaciones constitucionales acordes con el proyecto de la 4T, pero
ello es insuficiente para sellar en la ley suprema un camino de ñargp
aliento. Como sea, las utopías abren la ruta a las realizaciones.
No es el momento, pero tal vez, si el resultado de las elecciones
intermedias de 2021 fuera favorable al movimiento de la 4T, neutra-
lizando las malas vibras de legisladores insensibles y, de paso, more-
na hubiera resuelto su desesperante postración, podría plantearse la
iniciativa de un Congreso Constituyente, tal como sucedió en las tres
transformaciones históricas que precedieron a la Cuarta
Antonio Gramsci14
14
Intelectual marxista italiano. Fundador y militante del Partido Comunista. Preso político. Su
aporte teórico al conocimiento de la superestructura social del capitalismo y al valor de la cultura
en los procesos revolucionarios es de época. Hombre multifacético, es un referente insustituible.
145
Lo planteo de otra forma: idealmente el servidor público de la 4T, en el
cargo que ocupe, al igual que los miembros de morena en la actividad
que realicen, deben ser congruentes, bajo cualquier circunstancia, con los
principios y fundamentos que integran la identidad del proyecto, la cual no
puede ser prenda de negociación. Pregunto: ¿esta es la tesitura de los dis-
cordantes? Ciertamente no. De manera que atravesamos por una ostensible
contradicción. ¿Acaso estamos, sin reversa posible, en el predominio del
pragmatismo sobre los principios?
Anoto sobre la página una serie de situaciones y ejemplos que exhiben
la contradicción aludida y dan relieve a la interrogante anotada, al menos
desde la óptica planteada en este libro.
Hablando de definición ideológica y de principios, un ejemplo claro de
concesión inadmisible, fue la alianza electoral con el Partido Encuentro
Social (PES), pequeño grupo adherido a la ubre de las prerrogativas, con
posturas claramente reaccionarias, que aportó a la candidatura presidencial
1.5 millones de votos (5 por ciento del total), pero llevándose en su alforja
la gubernatura de Morelos, 27 diputaciones federales y cinco senadurías.
Como lloviendo sobre mojado, hace pocas semanas se anunció la alianza
con el Partido Verde para los comicios de 2021. Ya sabemos la importancia
de esas elecciones, pero dicho partido ejemplifica, en primera fila, el opor-
tunismo político y la ausencia total de principios. La ostensible corrupción
de varios de sus dirigentes, así como el desaseo y oportunismo de sus
gestiones en cargos públicos (por ejemplo en el gobierno de Chiapas) son
realidades inocultables.
En cuanto a estructuras legislativas y de gobierno, salta a la vista que
sobran los que no comprenden ni comparten el profundo cambio de ca-
lidad que requiere nuestro país. Los discordantes son portadores de una
ideología que oscila entre la derecha, de cuño muy empresarial, y otra cla-
ramente enraizada en la cultura política del PRI. Ambas, con sus matices,
penetraron o radican en la plaza de la utopía, cual caballos de Troya, para
descarrilar o desnaturalizar el proyecto, algunos intencionalmente, otros
simplemente como producto de sí mismos.
146
Salta a mi mente la renuncia de Víctor Manuel Toledo a la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por discrepancias con
Alfonso Romo, Jefe de la Oficina de la Presidencia y Víctor M. Villalobos,
titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), por des-
acuerdos con los intereses mercantiles y la visión empresarial con las que
entienden la cuestión agraria, argumentando incluso -con toda razón- que
tales posturas son contrarias a la 4T. Ya me referí a Esteban Moctezuma,
titular de la SEP, con una visión de escaso o nulo entendimiento sobre
la necesidad de un sector educativo vinculado con el proyecto global de
transformación de México. Y así, varios más en distintas responsabilidades
públicas, incluyendo tres gobernadores del bando de los impresentables.
Los ejemplos siempre se quedan cortos, pero son ilustrativos.
En este tenor, es lamentable y vergonzoso que el coordinador de morena
en el Senado, Ricardo Monreal, no sólo respalde al capital en sus negocios
del outsourcing, sino que aparezca tristemente en televisión manifestando
su respeto y acuerdo con Carlos Loret de Mola, portándose lambiscón con
un chayotero y difamador de los más siniestros. De colmillo retorcido, es
obvia la trama del gato encerrado, como lo fue su berrinche cuando no ob-
tuvo la candidatura a la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal,
amenazando con irse a otro partido.
Por su parte, el flamante triunfador de la tranzada Consulta, ex pre-
sidente de la Junta de Coordinación Política y ex coordinador de los
diputados federales de morena, Mario Delgado, avaló la propuesta de
20 candidaturas para ocupar cuatro cargos de consejeros en el INE,
formulada por un comité técnico ostensiblemente parcial, con la fina-
lidad de reproducir en el Instituto la misma cultura facciosa que viene
arrastrando de tiempo atrás, como quedó de manifiesto con el perfil de
cuando menos tres de los ungidos.
Tampoco se olvida el respaldo de Delgado a la efímera Reforma Edu-
cativa de Peña y Nuño, su desacuerdo con la cancelación del aeropuerto
tóxico de Texcoco, ni el regaño de Andrés Manuel en una Mañanera por su
lentitud para dar cauce a sus iniciativas de Ley más sensibles.
147
Todo indica que el segmento de morena que comparte concepciones y prác-
ticas como las ejemplificadas, muy emparentadas con el pragmatismo sin prin-
cipios que desbarrancó al PRD, goza de muy buenas relaciones políticas con
personeros del viejo sistema y comparte camaradería con dirigentes de otros
partidos.
En el mismo terreno pueden ubicarse las decisiones del TEPJF, fruto
podrido de las prácticas que repudiamos. Una de ellas fue la anulación de
las elecciones internas de morena, aprobadas por su Consejo Nacional y
efectuadas en octubre de 2019 o, más recientemente, la de imponer, ilegal
y burdamente una Consulta telefónica caricaturesca, cínica, vulgar retrato
hablado, para imponer a Mario Delgado como presidente del partido guin-
da. Este nefasto procedimiento fue inducido -creo yo- por la caballería de
Troya en beneficio de su delfín. La concesión planeada fue en la Secretaría
General, con la joven y comprometida senadora Citlalli Hernández, quien
pagó los platos rotos de semejantes prácticas.
Debo añadir que Mario Delgado no viene del movimiento, ni del partido.
Su encumbramiento es burocrático y mediático. No cursó la militancia
opositora que otorga credibilidad y confianza. Me duele que una persona
así sea presidente de morena, partido que representa la continuidad de las
mejores tradiciones culturales y de lucha del pueblo mexicano. Nada que
ver con la ideología y la cultura política de los suspirantes del “Primor”.
Como sea, Monreal, Delgado y sus pares, bien colocados y diseminados,
ponen en cuestión al movimiento, su autoridad moral y su credibilidad en
la sociedad. Dudo mucho que opere en ellos un cambio. El entrañable José
Mujica dice:
“El poder no cambia a las personas, sólo revela quiénes realmente son”.
148
viejo sistema parecen refrescarlos y lanzarlos a la ofensiva. La traición a
flor de piel.
En ese marco, la caballería ya tomó el cargo principal de morena y se
apresta a dominar al partido, sin más fin que utilizarlo para imponer candi-
daturas a modo, es decir, que contengan y reflejen los intereses de quiénes
los encumbraron, sumando fuerzas e incondicionalidades para lanzarse en
pos de la presidencia de México en las elecciones de 2024, inspirados en
la no tan descabellada idea de refundar al PRI en morena.
Es paradójico. Las fuerzas de derecha no han tenido éxito en su labor
conspirativa de desprestigiar a Andrés Manuel y, con él, al proyecto y al
movimiento. Qué mejor, entonces, que hacerlo desde dentro, apropiándose
de morena y la evidente fuerza electoral que le brinda López Obrador.
Se avecinan los comicios de 2021. Renovación, en número de 500, de
la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, poco más de 2 mil presidencias
municipales y 1 888 diputaciones locales. Está en juego la continuidad, el
estancamiento o la regresión del proceso transformador. ¿Quiénes serán
las y los candidatos? De predominar los intereses de quienes buscan apro-
piarse de morena, el pronóstico es para enchinar el cuero. Habrá muchos
“triunfos”, pero al elevado costo de nutrir a su “Primor”. Como veo las
cosas, por ese lado oscuro apunta el disparo.
Por cierto, se habla mucho de la necesidad de la unidad en morena, la
que recibe un trato de imperativo categórico. Sin embargo, pienso que la
unidad a toda costa es ave de mal agüero, como lo prueba la historia, vieja
y reciente, tanto de México como de otras latitudes.
No sólo eso, una unidad trascedente para el proyecto de la 4T no puede
anclarse en el amasiato del oportunismo político, las negociaciones sin
principios, la compra de voluntades, la debilidad ideológica y moral, con
la memoria, el programa y la utopía de un movimiento que viene de lejos,
que enfrentó duras acechanzas, que se vinculó con la lucha popular, que
vivió con convicción los días difíciles. Mezclar a la fuerza una cosa con la
otra resultaría, más temprano que tarde, en el derrumbe de la credibilidad,
la confianza social y el respaldo del pueblo.
149
Advierto como la mejor alternativa, quizá la única, reactivar la concien-
cia de identidad, retomando el espíritu ciudadano de la insurrección elec-
toral de 2018, coincidencia mayoritaria en el partido y en el movimiento,
aunque se encuentre desorganizada. El pensamiento de izquierda tiene la
palabra, como entraré en detalles más adelante.
Quiero reiterar que el mayor riesgo que enfrenta la 4T, radica en que tan-
to en morena como en el gobierno federal, los seis gobiernos estatales, las
cámaras del Congreso de la Unión, los congresos locales, las presidencias
municipales y las estructuras directivas de los gobiernos (todas y todos
sus integrantes votados bajo el emblema de morena) cabalgan personas
desposeídas de compromiso con el proyecto de transformación de la vida
pública de México; que andan allí, simulando respaldo, pero en realidad
esperando el momento para desdibujarlo y, en su momento, descarrilarlo.
El desafío es transparente. El movimiento que encabeza López Obrador
tiene una enorme responsabilidad ante sí mismo, ante el pueblo y ante la
historia. La oportunidad pudiera ser irrepetible; dejarla ir por desviaciones
o errores propios sería imperdonable.
150
IV. MORENA: DESAFÍO HISTÓRICO
“Los integrantes del partido deben tener presente, en su
quehacer cotidiano, que son portadores de una nueva
forma de actuar, basada en valores democráticos y hu-
manistas y no en la búsqueda de la satisfacción de inte-
reses egoístas, de facción o de grupo”.
Artículo 6 de la Declaración de Principios
1) ANTECEDENTES RECIENTES
Cuando nos referimos a los pilares de identidad de la 4T, consideramos en
primer término al de la historia, en tanto memoria de la que es continuidad
nuestro movimiento y, desde luego, morena. Toca el turno a sus antece-
dentes históricos más recientes, sin duda parte de su memoria.
152
El otro caso giró alrededor de la pertinencia o no de establecer un acuer-
do de unidad con el EZLN, en la que por mayoría de votos en el CEN se
acordó llevarla a cabo y plantearla cara a cara con Marcos y la dirección
zapatista -como aconteció-, por cierto con la abierta oposición de Porfirio.
Finalmente quedó en el tintero.
En contraste con el debate sobre temas y asuntos de valor estratégico
y trascendencia nacional, en la parte alta de la pirámide partidista se fue
abriendo paso -mutación de prioridades- la disputa por el control del par-
tido y por el acceso a las candidaturas a cargos de elección popular. Am-
bición, legítima o no, producto de la equivocada decisión de establecer
“cuotas de poder” a partir de la fuerza real o supuesta de los varios grupos
internos organizados. Este mecanismo, pensado como riel para encauzar la
heterogeneidad ideológica y política prevaleciente en el PRD, degeneró en
un combate fratricida (“a navaja limpia” se decía) que relegó gradualmen-
te sus principios y objetivos. La ciudadanía, atenta, pasó factura.
Más adelante, en su gestión al frente del partido (1996-1999), Andrés
Manuel se propuso reencauzar las prioridades, cristalizando en la obten-
ción de casi el 25 por ciento de la votación nacional en las elecciones
intermedias de 1997. Sin embargo (como también ya se explicó en el capí-
tulo II), diplicente por la situación interna, el entonces secretario general,
Jesús Ortega, encontró vía libre para avanzar en el control de la estructura
partidista, desatando el vendaval del grupismo y las ambiciones de los
dirigentes de las llamadas corrientes (en realidad eran grupos de presión,
no corrientes). Esta situación incubó una crisis que terminó en catástrofe,
y ésta en pérdida de credibilidad y vergüenza.
Como sea, es innegable la importancia del PRD en la lucha por la demo-
cratización de México. Quiero reiterar que en el lapso de 1989 a 1998 (con
Carlos Salinas y Ernesto Zedillo como presidentes), fueron asesinados 670
perredistas, principalmente en el medio rural de los estados de Chiapas,
Oaxaca, Guerrero y Michoacán. Venganza del régimen, pero también te-
mor de lo que representaba el PRD como opción electoral de transforma-
ción, por la izquierda, de la vida pública en nuestro país.
153
Historia de claroscuros, mitos, leyendas y realidades, el PRD fue el pro-
yecto de unidad de la izquierda más importante en la historia mexicana del
siglo XX. Miles de miembros de morena participamos en sus filas, con
la idea puesta en desarrollar una fuerza política que encaminara a Méxi-
co por un sendero de transformación en contra del régimen autoritario y
corrupto del PRI y del PAN, así como del neoliberalismo que hoy, a pesar
de su rotundo fracaso, sigue siendo el principal obstáculo del camino a la
regeneración nacional.
Abanico contradictorio. Rescatar en morena los aportes y enseñanzas
positivas, evitando los errores y la pérdida de brújula: grupos y ambicio-
nes; lucha despiadada por candidaturas y cargos; abandono del proyecto
y sus principios, debían encontrar en el partido guinda el camino de su
sepultura. Asunto de “deber ser”, la ética enfrenta hoy la pesadilla de la
repetición de vicios, extravíos y desviaciones. La moneda está en el aire.
MOVIMIENTO OBRADORISTA
Quizá el punto de arranque de lo que se consolidaría a la postre como mo-
vimiento obradorista, fue el “Éxodo por la Democracia” de 1991. Lenta y
entusiasta marcha iniciada por un puñado de tabasqueños, de Villahermosa
a la Capital, al ritmo de la marimba y el efecto refrescante del pozol, en
repudio al fraude electoral cometido en esa entidad contra López Obrador.
Culminó en el Zócalo de la ciudad de México en 1992 con un mitin de 40
mil participantes y decenas de cajas con pruebas del fraude, inculpatorias
de Roberto Madrazo y el abierto desafío al régimen y a las autoridades
electorales. Momento revelador del compromiso de un dirigente con la
congruencia, en tanto valor moral, y disposición a encabezar la moviliza-
ción y el malestar social, como valor político.
En el año 2000, en pleno ascenso de la “Ola Fox”, el PRD planteó la ne-
cesidad de mantener el gobierno del entonces Distrito Federal, después de
una gestión un tanto desangelada de Cuauhtémoc Cárdenas, contrastante
con el enorme entusiasmo que concitó su triunfo electoral en 1997. Esta si-
tuación reclamaba de una candidatura fuerte, siendo la de Andrés Manuel
la más prometedora en cuanto a posibilidades de triunfo. Así aconteció,
154
para infortunio de Vicente Fox, que encontraría en el Jefe de Gobierno una
tenaz y persistente oposición.
Su gestión al frente del gobierno capitalino le garantizó un vasto res-
paldo social, por su estilo sencillo, perseverancia, honestidad, convicción
austera y, de manera destacada, por una política social, eficaz y creativa-
mente instrumentada, al servicio preferentemente de los habitantes de las
unidades territoriales de alta y muy alta marginación.
Ese patrimonio político y moral se tradujo en un creciente respaldo so-
cial. En la elección del año 2000, López Obrador obtuvo 1 millón 608 mil
votos y para el 2006 subió a 2 millones 770 mil en el Distrito Federal.
Hecho sorprendente, ya que expresó el reconocimiento ciudadano por su
papel al frente del gobierno de la ciudad. Digo ello, porque generalmente
los gobernantes en nuestro país entran con dudas y casi siempre salen por
la puerta de atrás.
Para entonces estaba claro que el liderazgo político de la izquierda y de
la transformación social recaía en el político de Tepetitán, municipio de
Macuspana, Tabasco, conductor de un movimiento con el signo de su ca-
risma y su propuesta política. La campaña electoral de 2006, a ras de tierra,
confirmó un entusiasta y enorme respaldo popular, particularmente en los
estados de la República de la región Centro-Sur.
Los meses posteriores al fraude de 2006 se caracterizaron por la lucha
legal y política contra la imposición. La primera, como era obvio, perdida
de antemano y sujeta a las perversas maniobras del régimen de Fox y la
abierta complicidad del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) y su ca-
ricaturesco presidente, Luis Carlos Ugalde, haciendo malabares legaloides
para evitar la demanda central del movimiento: contar “Voto por Voto y
Casilla por Casilla”. Momento de históricas movilizaciones de repudio y
protesta en el espacio abierto de la sociedad y en multitudinarios e inolvi-
dables mítines en el Zócalo capitalino. Finalmente, por consigna del poder,
el siniestro TEPJF selló “legalmente” el atraco.
Ya mencionado anteriormente, resultó inolvidable el plantón pacífico de
protesta realizado durante 48 días en la Ciudad de México, no sólo porque
155
evitó una confrontación violenta, sino porque fue un espacio abierto de
aprendizaje, fraternidad, sacrificio, creatividad política y cultural para
miles de activistas y simpatizantes. Pasará a la historia como un gran ejem-
plo de resistencia popular frente al ultraje recibido.
Durante el plantón en el Zócalo se efectuaban regularmente plenarias
abiertas de carácter informativo, presididas regularmente por López Obra-
dor, al calor de las cuales se integró la Asamblea Democrática Nacional
(ADN), instrumento organizativo básico y plural en la coyuntura de resis-
tencia al fraude y la imposición.
Es cierto que esta etapa del movimiento no se tradujo en un desarrollo
organizativo estable, tal como lo exigía un sector de la ADN, generando
discrepancias que no encontraron un cauce de solución en esos momen-
tos. Todo indica que la postura de Andrés Manuel respondía a una lógica
diferente, la que se concretó el 20 de noviembre de ese año crucial para el
futuro del país.
Efectivamente, en un evento multitudinario en el Zócalo capitalino se
creó el Gobierno Legítimo de México. Al margen de si era un presiden-
te y un gabinete de “sombra”, como algunos lo entendían, esta polémica
medida simbolizó el rechazo firme al fraude electoral, haciendo patente
el carácter espurio e ilegítimo del gobierno de Felipe Calderón, orillado a
ingresar por la puerta trasera de la Cámara de Diputados para que le col-
garan una deslavada banda presidencial. Día de protesta y represión (con
un papel no muy digno de Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno del
Distrito Federal) ese primero de diciembre de 2006.
Durante los dos años posteriores, la actividad principal del movimiento
se centró en una vasta presencia en plazas públicas de todo el país. Me-
diante un trámite de afiliación al Gobierno Legítimo (desdibujado como
tal), permitió captar y abrir un camino de identidad contra la usurpación,
así como de simpatía popular por la causa del ya maduro y enfilado mo-
vimiento obradorista. En esta etapa, sólo en la capital de la República se
afiliaron al Gobierno Legítimo un millón de personas, alertadas de que la
lucha iniciaba una nueva etapa.
156
En una segunda etapa de este proceso, que tuvo curso entre 2009 y 2011,
se convocó nuevamente a la población para adherirse al movimiento, aho-
ra como Protagonistas del Cambio Verdadero. De nueva cuenta, con una
campaña nacional de presencia pública, tendiente a dotar al movimiento de
una forma organizativa permanente, se avanzó en una presencia territorial
importante, de difusión y propaganda sobre su programa, apuntando ya
al proceso electoral de 2012. Retomando el ejemplo del entonces Distrito
Federal, una vez depurados los padrones de ambas etapas, el número de
afiliados superó al millón 300 mil sólo en la capital de la República.
De esta coyuntura son las llamadas Casas del Movimiento, que si bien
sólo excepcionalmente llegaron a tener éxito, representaban un espacio
abierto a la sociedad para atender demandas por cobros excesivos de ins-
tituciones bancarias y dependencias públicas, particularmente de luz eléc-
trica domiciliaria.
Entre 2006 y 2012 se fue abriendo una fisura entre el movimiento, que ac-
tuaba con su propia dinámica, y la estructura orgánica del PRD, controlada
por los grupos de presión, algunos de ellos vinculados a sectores del PRI,
de los que sus jefes nacionales y regionales obtenían seguramente algo
más que consignas.
Época de predominio de los “chuchos”, conviviendo con otros grupos
menores en una disputa enconada por colocarse. Sin coincidencias reales
de principios, ideas o propuestas políticas, la relación entre el movimiento
y el partido estaba rota, guiada sólo por la conveniencia mutua. El registro
del PRD por un lado, y las apetecibles candidaturas cobijadas por el presti-
gio de López Obrador, por el otro. Finalmente, de la forzada unidad emanó
la candidatura presidencial de Andrés Manuel para la elección del 2012.
Era tal la descomposición en el PRD, que Jesús Ortega llegó a la presi-
dencia del partido en 2008, mediante un fraude escandaloso contra el otro
contendiente, Alejandro Encinas. En mi caso, por esa situación renuncié a
un partido que había alcanzado niveles extremos de componendas e inmo-
ralidad. Al poco tiempo, después de la elección del 2012, Andrés Manuel
rompió con el PRD. Algunos pensamos que se tardó demasiado.
157
2) PARTIDO DE IZQUIERDA DE LA 4T
159
Ahora ese esquema está devaluado por una realidad de subjetividades
distintas. El olvido no cabe, pero sí la obligación de ajustarlo a las nuevas
circunstancias. El desenlace que advierto forma parte del papel, que pueda
o no jugar, el pensamiento de izquierda.
Decía antes que teóricamente morena es el partido de la 4T y que, por
lo tanto, es de izquierda. Empero, tal vínculo se demuestra en la práctica,
situación que desgraciadamente no viene aconteciendo. La contradicción
es notoria y no se resolverá con decretos ni camisas de fuerza. El proyecto
es unívoco en significados (sin excluir las necesarias diferencias), pero su
comprensión y puesta en marcha son ajenas a la realidad que ha vivido el
partido después de las elecciones de 2018, caracterizada por el ostracismo.
En otras palabras, morena vive en una especie de limbo. Es de izquierda
por el proyecto que explica su existencia y razón de ser, pero sus costum-
bres y práctica política han estado dominadas por vientos opuestos, en
contra del deseo mayoritario de sus miembros. Es posible que después de
la pandemia se reconstruya el partido político que México necesita. Algu-
nos piensan que ya pasó lo peor; que del fondo, solo queda el camino hacia
arriba. Vamos a ver.
3) DIAGNÓSTICO
CAMPAÑA ELECTORAL 2018
Como era natural, durante la campaña del 2018 se priorizó el reto electoral.
Los miembros activos de morena se volcaron a la promoción y defensa
del voto. Lo primero mediante una política de contacto directo con la gen-
te, casa por casa, informando, ratificando simpatías y buscando convencer
mediante el diálogo directo. En el plano organizativo, esta labor la reali-
zaron comités por sección electoral, coordinados regional y distritalmente.
En cuanto a la defensa del voto, transcurrió a través de la selección y
capacitación de los representantes distritales, generales y de casilla, bus-
cando cubrir todos los espacios. La información disponible da cuenta de
una cobertura significativa, sin faltar los casos de ausencia o simulación.
160
El balance resultó positivo y, sin duda, fue un factor relevante en el abru-
mador triunfo electoral de ese año. Para las y los compañeros que reali-
zaron la tarea de andar camino en ciudades, pueblos y comunidades, sólo
cabe el reconocimiento a su esfuerzo tenaz y su convicción en la justeza de
la causa que difundieron.
162
Esta lamentable situación invierte el fin y los medios; colocar la carreta
delante de los bueyes, como se dice. El fin es defender e impulsar, en el
partido o en la esfera pública de que se trate, el proyecto de transformación
de México. Uno de los medios, es alcanzar posiciones de gobierno en los
ámbitos ejecutivos o legislativos. Sin embargo, convertir tales posiciones
en el fin y dejar de lado (concientemente o por ignorancia) el estorboso
proyecto y los incómodos principios, es trastocar la ética que debe guiar la
conducta pública de todos los activos del movimiento.
Por cierto, la reelección de los diputados se aprobó en 2014, pero ahora
la utiliza la mayoría de morena en la Cámara de Diputados. Ello significa
que pueden mantener su curul, cobrar su dieta y hacer campaña. No es
ilegal, pero salta a la vista que se trata de un abuso.
164
de propuesta programática y organizador en primera línea del respaldo
social; formador de cuadros políticos identificados con el proyecto y la
ética que lo sustenta e impulsor de candidaturas externas e internas basa-
das en perfiles rigurosos. En fin, partido democrático de izquierda, con una
sólida legalidad interior; comprometido con los intereses populares; parte
activa del movimiento social y ciudadano que respalda la transformación
de México; continuador de una memoria nutrida de lo mejor de la historia
nacional y cimentado en una cultura política de nuevo tipo; consecuente,
pues, con las expectativas e intereses de nuestro pueblo.
Acerca de Yeidckol Polevnsky, ex presidenta interina del CEN, si aten-
demos a su trayectoria en el mundo de las cúpulas empresariales, no resul-
ta extraño que haya manejado el órgano que presidió como alta ejecutiva
de empresa. Despreciativa e ignorante de formas democráticas, asumió
que la discrecionalidad en la toma decisiones en un partido de izquierda no
tiene por qué ser diferente a la del dueño o dueña de una empresa privada.
Más aún, desacató decisiones del Congreso y del Consejo Nacional. En-
tre ellas, la de activar y dotar de recursos para su funcionamiento al Institu-
to Nacional de Formación Política (INFP), a pesar del sentido estratégico
de su materia de trabajo; la de recurrir a instituciones del régimen anterior,
como el Tribunal Electoral del Poder judicial de la Federación (TEPJF)
para anular la elección de 2 mil 300 consejeros estatales y congresistas
nacionales de 230 asambleas distritales a lo largo y ancho del país, con la
intención de cerrarle el paso a la candidatura de Bertha Elena Luján a la
presidencia. Más recientemente, objetó la validez del Congreso Nacional
Extraordinario en el que se aprobó la presidencia provisional de Alfonso
Ramírez Cuellar, con la encomienda de preparar la convocatoria y orga-
nización de la renovación de direcciones en toda la estructura del partido.
La conducción unipersonal y autocrática de morena, se evidenció tam-
bién con la promoción y activo respaldo a las candidaturas a gobernador de
Miguel Barbosa en Puebla y Jaime Bonilla en Baja California, personajes
oscuros con trayectorias que nada tienen que ver con los objetivos del mo-
vimiento ni con el mandato ciudadano de 2018.
165
Con falta de tono y vigor, morena arrastra vicios propios de la cultura
política tradicional, tan degradada y repudiada por la sociedad. Partido
ensimismado, no genera las condiciones para construir su autonomía
del poder público, impulsar el desarrollo organizativo, la democracia
y la legalidad internas. Esta debilidad es utilizada por arribistas y lí-
deres de grupo para llevar agua a su molino. Convertido en franquicia
electoral, viven al acecho de las candidaturas a cargos internos o de
elección popular, sabedores de que el arrastre de López Obrador es
garantía para, en su momento, cristalizar viejas o nuevas ambiciones.
Resulta evidente que la forma de entender y hacer política que abrió la
puerta a la debacle del PRD, se filtró en morena con la amenaza de darle
continuidad a las prácticas del error y del horror. Otra de ellas es no aten-
der la construcción perseverante de una autoridad moral propia (se vive
de la prestada por Andrés Manuel); peligroso vacío sobre el que aprecio
desinterés e inconciencia.
Encerrarse en una vida interna friccionada, enfocada principalmente en
ambiciones electorales y dominada por grupos de presión e intereses crea-
dos, adictos a la formación de escuadrones de clientes políticos, equivale
a dar paso a la agonía. De no haber pronto cambios democráticos, es ruta
anunciada al fracaso político y moral, frustración para militantes y sim-
patizantes y desprestigio ante la sociedad, harta de los partidos y de los
políticos con su interminable disco rayado.
En un contexto así, laxo, gelatinoso, no es descabellada -decía antes- la
idea de refundar al PRI en morena. Sabemos que ese partido está en cri-
sis, que no puede ser guía y menos ejemplo. No obstante, su paso por la
historia fue poderoso: probada eficacia política; ciega disciplina militante;
corrupción e impunidad garantizadas; férrea capacidad de control de los
trabajadores y el pueblo; creador de una cultura política que permeó a dos
o tres generaciones de la burocracia política y, en varios sentidos, a la pro-
pia sociedad mexicana. Síntesis de una experiencia política que puede re-
ciclarse en morena, aparentando respaldo al proyecto de la 4T y utilizando
el liderazgo y la figura del presidente de la República.
166
Esta apreciación, se vive y menciona abiertamente dentro y fuera de mo-
rena. No viene al caso hacer una lista de servidores públicos y miembros
del partido que parecen compartir tal despropósito, que se alimentan de él
y lo extrañan, pues fueron activos participantes de esa causa y se formaron
en los cánones de esa cultura política. Lo del “Primor”, más que una ocu-
rrencia fortuita, es un escurrimiento de convicciones, presentado como un
comentario ligero para no agitar las aguas.
ALTERNATIVA A LA VISTA
En contraste con ese sórdido mundo de intereses, entre la mayoría de miembros
de morena existe una gran reserva de calidad humana, ideológica y moral, con
trayectorias individuales y colectivas de lucha y compromiso. De actores del
mundo intelectual, profesional, artístico y científico que participan activamente
en el movimiento y que gozan de reconocimiento social por sus posturas con-
secuentes. De la convicción de miles de sus integrantes por informar, ratificar
simpatías o tratar de convencer a la gente sobre los ideales y el programa del
movimiento. También de liderazgos honestos, guiados por principios.
Por ello, es deseable que en las próximas elecciones internas del par-
tido en el país (permanentemente en suspenso), se imponga la fuerza de
la razón y las convicciones, a efecto de rectificar y enderezar la nave a la
deriva. Urge abrir caminos para que morena construya su identidad como
partido político de izquierda, comprometido sin medias tintas ni traiciones
con el proyecto de transformación de México.
Una remada adelante hacia buen puerto fue la presidencia interina de Al-
fonso Ramírez Cuellar, con una formación y trayectoria de izquierda. Sin
embargo, vivió la pesadilla en plena vigilia y ahora nos espera un presi-
dente que “ganó” por las carretadas de dinero empleadas, a la vieja usanza
del PRI.
4) RECONSTRUCCIÓN DE MORENA
Es inobjetable que un partido de izquierda debe contar con espacios abier-
tos para el debate ideológico, la recuperación histórica y la propuesta po-
167
lítica, así como de un compromiso con la movilización y el anclaje moral.
Necesidad de reconstrucción en cuando menos los aspectos siguientes:
15
Exiliado republicano español. Filósofo, maestro de excelencia e investigador de la UNAM por
40 años. Marxista consumado y hombre de época por su contribución intelectual y magisterial a la
causa de un socialismo democrático.
168
gruente con sus ideales, que sea incorruptible y se sostenga sobre un pro-
fundo contenido moral.
Ser de izquierda requiere de escepticismo frente al dogmatismo y de
una constante crítica y autocrítica. Significa ser crítico de los males so-
ciales producidos por el sistema político-económico imperante, pero tam-
bién de las deficiencias y debilidades propias; implica tener o sumarse a
un proyecto a largo plazo de nación y sociedad, que tenga como fin el que
desaparezcan las injusticias sociales; conlleva conocer la realidad y tener
claras las posibilidades, las condiciones necesarias y los medios adecua-
dos para transformarla.
Ser de izquierda es tener una voluntad inquebrantable para realizar el
proyecto de una sociedad más justa, solidaría, equitativa y libre”.
De tal manera que cada quien saque sus conclusiones, pero la sencillez
y claridad de las ideas anteriores es contundente. Sin dudar, cada cosa en
su lugar.
AUTORIDAD MORAL
En materia política, la guía de una moral trascendente, basada en valores
como la honestidad, la dignidad, la congruencia entre el decir y el hacer,
la comprensión y fraternidad en la forma de relacionarse con la gente, es
insustituible. Afirmo categóricamente que el único puente para que un par-
tido político garantice la confianza de la sociedad y el respaldo del pueblo
es la autoridad moral.
Se dirá que hay otras vías para concitar respaldos; por ejemplo, las ges-
tiones de las que se deriven beneficios de vivienda, espacios en los mer-
cados públicos o descuentos en la adquisición de productos. El reparto de
regalos en días festivos, dinero, despensas o hasta promesas, forman parte
de lo mismo. Sí, pero tales acciones responden a la lógica de las justas
necesidades de la gente, se enganchan con su pobreza, pero no reflejan de
por sí autoridad moral de sus gestores. Además, esas prácticas no generan
conciencia en los beneficiarios, más bien se vuelven porristas de sus pro-
motores, reproduciendo la nefasta cultura política del clientelismo.
169
La autoridad moral a la que morena debe contribuir apasionadamente, es
el toque distintivo para diferenciarnos del tenebroso pasado de corrupción
e impunidad de las élites económicas y políticas de cuello blanco, pero
también de las prácticas engañosas, manipuladoras y también corruptas de
los partidos políticos. Desde luego, esa distinción implica un compromiso
de cuerpo y alma, fruto indeclinable de principios y convicciones. En este
punto, el nudo radica en que el partido vive pasivo y complaciente de la
autoridad moral de Andrés Manuel, “préstamo” que obviamente tiende a
desgastarse y que resulta, por sí mismo, indeseable y enfermizo.
Lo que el pueblo percibe como quimera, pero obviamente anhela, son
gobiernos honestos. No sólo porque la honestidad sea un patrimonio moral
mayoritario, sino porque gobiernos con ese valor harán mejor las cosas en
beneficio del país y del pueblo. López Obrador simboliza ese deseo, pero a
morena le toca cumplir su parte, tender su propio riel a la autoridad moral.
Desgraciadamente, los caballos de Troya, varios de ellos con posiciones rele-
vantes en el partido o en el sector público, no entienden que para “ser distintos”
se necesita ser portadores inconfundibles de autoridad moral, tanto por la forma
de concebir la política como, desde luego, por la forma de practicarla cotidiana-
mente. Sólo desde ese alto escalón se entrelazará el movimiento con su utopía.
DEMOCRACIA INTERNA
La construcción de una auténtica democracia interna es un pendiente one-
roso en morena. La entendemos a partir de la vida orgánica y participativa
de todos sus comités y consejos; espacios e instrumentos fundamentales
171
todos ellos para la reflexión permanente, consciente y libre del pasado y el
futuro, de la realidad social y la coyuntura política, de la vida partidaria y
el afianzamiento ideológico, de la propuesta y la acción políticas.
De ser así, en donde la voz de cada cual se escucha y tiene resonancia,
en donde se fomenta y se hace valer la libertad de expresión, la indepen-
dencia intelectual y la conciencia crítica, se motivará la participación de
los miembros del partido en su vida interna. Vale añadir que la apropiación
de morena por su base activa y organizada es la meta que cristalizaría un
espléndido ideal democrático.
La democracia interna es la atmósfera idónea para que su militancia orga-
nizada proponga y tome decisiones, exija la rendición de cuentas y evalúe,
con prudencia democrática, a sus dirigentes y servidores públicos, desde
el Comité de Base hasta el Congreso Nacional, del presidente municipal
hasta el jefe de Estado, cuidando con esmero que cumplan sus responsa-
bilidades en consonancia con los principios, objetivos y lineamientos del
movimiento y de la 4T.
Un partido sin democracia interna está condenado al fracaso. Es un con-
trasentido mayúsculo pregonar la democracia para el país desde un par-
tido en donde esta no se cultiva con dedicación. Más grave todavía, que
se violente sin misericordia “por orden de la autoridad”. Este déficit de
los partidos de izquierda (en el PRD se hizo costumbre) es atribuible a la
burocratización de los dirigentes y los órganos directivos, dominados por
intereses de grupo y por un pragmatismo político que le teme a la demo-
cracia “desde abajo” por temor a perder sus canonjías.
ESTATUTO Y LEGALIDAD
Desde luego, la democracia interna reclama de una dinámica de institu-
cionalidad y legalidad internas, hasta ahora tambaleantes. El apego a los
documentos básicos es la base de tal propósito. A su vez, el Estatuto y su
sistema de sanciones deben operar eficazmente, apoyados sin titubeos por
los órganos directivos, bastante indisciplinados al respecto.
Lo que ahora prevalece (a pesar de la calidad moral de los integrantes
de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia y del esfuerzo sosteni-
172
do contra viento y marea que llevan adelante), es un sistema normativo
deficiente y centralizado que obstruye el ejercicio de una administración
de justicia expedita y eficaz. Su descentralización regulada a los estados y
municipios es indispensable, al igual que la revisión minuciosa y la modi-
ficación juiciosa del Estatuto vigente.
Adicionalmente, este documento no puede ser un mandato semejante a
la letra muerta, objeto de la discrecionalidad de quiénes deben acatarlo o,
de plano, un documento que ni siquiera se conoce. La legalidad e institu-
cionalidad internas son un complemento indispensable de la democracia
partidista, sin las cuales se tambalea el futuro promisorio.
DESARROLLO ORGANIZATIVO
El Comité de Base constituye el núcleo central y básico de organización
y participación de los miembros de morena. A su vez, es la mejor garan-
tía para el desarrollo de su democracia interna, además de ser el vínculo
permanente del partido con la población y su imagen fundamental en la
sociedad.
Por ello, se debe impulsar, además de la formación de los comités de
base, el desarrollo de su vida orgánica. Entiendo por ello:
173
Me incluyo entre los que piensan que los comités de base deben tener
un funcionamiento autogestivo (regido, como todo órgano partidario, por
el contenido de los documentos básicos) en las áreas que constituyen su
vida orgánica. No únicamente por razones de eficacia y motivación, sino
de cultura política, en tanto efecto demostrativo de auto capacidad para
proponer, evaluar y tomar decisiones de acción partidaria, pero también
de diagnóstico y propuesta programática para los servidores públicos de
morena en sus ámbitos de competencia.
Con respecto a los consejos municipales (de alcaldía en la Ciudad de
México), estatales y Nacional, de su precaria situación actual deben pasar
a jugar el rol deliberativo y de toma de decisiones sobre la política del par-
tido en las localidades que les corresponda, Asimismo, deben acompañar
y evaluar el desempeño de los comités de base, pero también de los ser-
vidores públicos de morena, para garantizar que actúen bajo el principio
de “mandar obedeciendo”. Sus integrantes, al igual que los miembros de los
comités del partido, no pueden andar de solicitantes de empleo, haciendo an-
tesala en los gobiernos y los congresos, sino actuar como dignos depositarios
del interés superior del proyecto. Los servidores públicos de morena no son
jefes de sus comités o consejos, y si se sobrepasan en su malentendido hay que
enmendarles la plana.
FORMACIÓN POLÍTICA
Llamada a ser una actividad estratégica del partido; de sus miembros y
simpatizantes, sus servidores públicos y la sociedad en general. El cambio
verdadero anhelado por el pueblo mexicano requiere, más allá del deseo y
la esperanza, de conciencia y organización, atributos subjetivos que cons-
tituyen el motor básico de las transformaciones sociales y, precisamente,
la materia de trabajo de la formación política.
Por ello, he sostenido la posición de que el objetivo principal de la for-
mación política en morena debe ser el desarrollo de la conciencia, pero
articulado con el desarrollo organizativo del partido, señaladamente de sus
comités de base.
174
Concientización, en el sentido de ampliar el mundo informativo y la capa-
cidad de interpretar la realidad social, los hechos históricos y las coyuntu-
ras políticas, generando condiciones para nuevos conocimientos, partien-
do de la reflexión y la experiencia de individuos y colectivos. Asimismo,
fomentar la solidaridad y motivar la participación organizada, en el marco
de la apropiación intelectual y la introyección emocional de los fundamen-
tos y objetivos históricos del proyecto de la 4T.
En cuanto a la articulación aludida entre el desarrollo organizativo y la
actividad formativa, esta debe facilitarlo o consolidarlo, reflexionando su
necesidad y revisando colectivamente los planes de trabajo, mediante el
empleo de la metodología de la planeación y la evaluación participativas.
Otro ámbito de intervención de la formación política es el de los servidores
públicos de morena. Es una grave debilidad que muchos de ellos carezcan
(ofrezco disculpas por la sobrada reiteración) de una conciencia clara sobre el
significado de la 4T, así como sobre los principios y valores en que se sustenta.
Ante ello, el objetivo concientizador de la formación política adquiere singular
relevancia, pues debe desarrollar y dotar de sustancia política y moral su com-
promiso con el proyecto, incluyendo también la capacitación sobre los aspectos
formales y legales de su cargo, que deben manejar con conocimiento y pericia.
He sido insistente entre mis compañeras y compañeros en la actividad
formativa en que, para potenciar al máximo sus bondades, se debe generar
colectivamente una racionalidad y un consenso sobre diversos aspectos.
Destaco entre ellos:
PARTIDO-MOVIMIENTO
Quiénes pertenecemos o simpatizan con el ideal de la transformación na-
cional, nos movilizamos en los últimos 18 años para derrotar la intentona
fracasada de desafuero de Andrés Manuel; resistir ante el fraude electoral
de 2006; defender la industria petrolera nacional y oponernos a la Reforma
Educativa; hacer campaña a ras de tierra en diversas coyunturas electo-
rales; organizar la simpatía popular a nuestro movimiento en las etapas
previas a la fundación de morena, situaciones que evocan la pertinencia
de ser partido, pero también la de ser parte de un movimiento más amplio
que involucra a diversos sectores y actores sociales.
Con tales antecedentes, el partido no puede seguir sobreviviendo en el
pantano de su inmovilismo, provocado por dirigentes, reales o supuestos,
adictos al control político, las candidaturas y los cargos. Por el contrario,
debe transitar a un reencuentro de su origen como movimiento, con activi-
dades políticas que conciten el despliegue de iniciativas y propuestas en el
espacio abierto de la sociedad.
177
Resulta inadmisible, por citar algunos ejemplos, la parálisis total del
partido ante el fallo del TEPJF (bastión legaloide del viejo régimen) que
invalidó la elección interna de octubre de 2019 y, más recientemente, su
intromisión abyecta e ilegal en la vida interna del partido, con la imposi-
ción de su Consulta amañada. Ausencia de voz y presencia ante las gran-
des movilizaciones sociales y su secuela represiva en Ecuador, Bolivia,
Chile y Colombia o; la más notable, ante el comportamiento hostil, falsario
y conspirativo de los grandes medios de comunicación y sus promotores
contra López Obrador y el proyecto de la 4T.
El reencuentro de morena con su razón de ser ahora está de nueva cuen-
ta comprometido, por la imposición de Mario Delgado, quien de entrada
planteó el tema de organizarse para las elecciones de 2021, haciendo gala
de su visión electorera, incapaz de entender las prioridades, entre otras la
de convocar al debate sobre la propuesta programática del partido para
las eleciones del póximo año, los perfiles de las y los candidatos, o la de
activar la reorganización de sus comités en todos los niveles, hasta ahora
dispersos y desmovilizados.
CORRIENTE DE IZQUIERDA
Llevar adelante la inaplazable reconstrucción de morena es imposible bajo
su situación actual. Se requiere un cambio cualitativo, un salto a lo nuevo.
Para ello, es imperativo un debate amplio, organizado e institucional al
que se convoque a los miembros del partido. Parto del supuesto de que la
mayoría lamenta el actual estado de cosas y es conciente del compromiso
histórico del partido con la 4T, de la necesidad de fortalecer el movimiento
y del profundo significado del mandato ciudadano que llevó a Andrés Ma-
nuel a la presidencia de México.
Para avanzar en esa dirección, sería saludable que el pensamiento de
izquierda dentro de morena se organice, a efecto de elaborar y socializar
ideas y propuestas sobre la situación del país, el rumbo del movimiento y
la reconstrucción del partido. En el horizonte cercano están las cruciales
elecciones de 2021, coyuntura que definirá la agenda política nacional de
los años siguientes, frente a la cual es indispensable posicionarse.
Estoy convencido de que un planteamiento de esta naturaleza sería con-
vincente para el grueso de los integrantes de morena, al margen de que
se asuman o no de izquierda. Digo ello, porque está vinculado a pensa-
mientos y sentimientos de que México necesita un cambio profundo, en
el que las prácticas grupistas vinculadas a intereses creados y ambiciones
electoreras son perjudiciales.
Incluso, una corriente o expresión de izquierda dentro de morena debe
dejar constancia que su interés es contribuir a construir un partido a la al-
tura de los retos históricos que vive nuestro país, participando desde luego
179
en las elecciones internas, pero no en candidaturas a cargos de elección
popular. Tal es mi postura y compromiso.
Sin embargo, constituir corrientes entra en contradicción con la actual
versión del Estatuto de morena, por lo que es indispensable ubicar razones
y exponer argumentos en contrario. Me explico:
El Estatuto de morena señala en su artículo 3o. fracción g):
180
ral tiende a asociarse, sin que ello constituya motivo alguno de censura o
sanción.
En este contexto, dentro de la diversidad ideológica existente en morena
se concentra una buena cantidad de compañeras y compañeros que veni-
mos de la izquierda partidaria y social, que coincidimos con esa ideología.
Probablemente no en diversos aspectos, pero dentro de ella.
De agruparse como corriente para aportar ideas y propuestas sobre el pa-
pel del partido en la 4T (como los miembros de otras posturas ideológicas
lo hacen, incluyendo las que no comparten el proyecto), se estaría violando
el Estatuto. Situación aberrante, no de los que se unen, sino del propio Es-
tatuto, que debería revisar y enmendar su actual prohibición.
En todo caso, el problema de agruparse no es agruparse, sino para qué.
Como anteriormente se dijo, si es para el avance de la 4T, vamos bien; si
es para fines personales o de grupo, vamos mal e iremos peor. Lamenta-
blemente, esto último viene sucediendo en morena con una frecuencia
alarmante. Hay servidores públicos electos y dirigentes del partido impul-
sados por grupos, cuya prioridad es estar bien con el grupo y, desde luego,
saborear las dulces mieles que destilan los cargos, no la defensa y promo-
ción del proyecto transformador ni de la autoridad moral que afiance la
identidad de nuestro movimiento en la sociedad.
En síntesis, los grupos de presión suelen tener propósitos facciosos, ade-
más de que, por naturaleza (como la Ley de la Gravedad suelo decir),
privilegian sus intereses particulares por encima del interés general. En
cuanto a las corrientes o expresiones organizadas, desde mi punto de vista
son sanas e indispensables, en la medida -como ya se señaló- que su ac-
tividad se centre en la defensa ideológica, la propuesta política, el debate
de las ideas y el afianzamiento crítico de la identidad de morena como el
partido de la 4T.
En ese marco se inscriben, puntualmente, las ideas y propuestas de este
libro.
181
182
A MANERA DE CONCLUSIÓN
De la primera gran transformación de la historia nacional nació México.
De la segunda, la República Restaurada. De la tercera, la Constitución de
1917. En los tres casos, la participación del pueblo, a sangre y fuego, fue
decisiva, pero los resultados de la epopeya histórica fueron de luces bri-
llantes y de sombras abrumadoras. Mezcla de conquistas y recuperación de
dignidades, pero también de derrotas, traiciones y desviaciones.
Me referí también a dos intervalos históricos posteriores. El sexenio del
general Cárdenas y su trascendental legado, y el periodo de casi medio si-
glo de lucha social y política de izquierda contra el PRI y su herencia neo-
liberal. Por su aporte a la transformación democrática de México, ambos
periodos crearon las condiciones para hacer posible el triunfo de la 4T y de
López Obrador en 2018. En esta ocasión, sin sangre ni fuego.
En la actualidad corren tiempos de esperanza en nuevas realidades. Adversas
al poder opresor del neoliberalismo depredador y corrupto, pero también a la
etapa previa, en la que el régimen de partido de Estado monopolizó el poder,
desatando la censura y la persecución contra toda forma de crítica u oposición.
Conjunción, pues, de 78 años de oleaje antipopular (con algunos toques de ex-
cepción), de gradual concentración de la riqueza en una minoría selecta.
El enorme reto del tiempo nuevo corre paralelo al mandato entusiasta y
decidido de más de 30 millones de ciudadanos. Insurrección electoral por
un cambio profundo en el país, pero también de escalada de agresiones
contra la 4T, y desaforada contra López Obrador.
183
En el tiempo de Andrés Manuel en la presidencia, la diferencia con el
pasado siniestro es notable. El dibujo de un México regenerado posee ras-
gos nítidos y utopía certera. No obstante, en mar crispado, su arribo a buen
puerto dependerá del respaldo social conciente y organizado, masivo y
movilizado, que se logre edificar. Avanzar a la conformación de un frente
social amplio se sitúa en esa lógica. No obstante, se trata de un pendiente
con carga de desafío.
En materia de desarrollo democrático, el avance propiciado desde la pre-
sidencia de la República es inédito, pero no tiene su equivalente en la con-
ciencia colectiva. Ante ello, me parece indispensable convertir la demo-
cracia directa en un baluarte de la relación del gobierno con la sociedad;
forma privilegiada de dotar al proyecto de transición antineoliberal de un
salto cualitativo, tendiente a la conformación del poder popular que nos
aproxime a la utopía del México regenerado.
Sería un error funesto no sacar conclusiones y, peor aún, olvidar que la
primera gran transformación tuvo como desenlace un emperador y muchos
años de gobiernos conservadores. Que la segunda (quizá la más luminosa
de nuestra accidentada historia) derivó fatalmente en una dictadura. Que
la tercera condujo a la hegemonía del PRI; después, a una vuelta de tuer-
ca más a la derecha en el partido oficial, artífice del neoliberalismo y del
bipartidismo tecnocrático y ultraconservador que perduró y destruyó a sus
anchas durante 36 años.
Desde luego un baluarte de cualquier transformación trascendente es la
crítica y la autocrítica. La cultura del auto halago es la antesala de errores y
desviaciones, que pasan de noche y amanecen como causa de regresiones
y derrotas. En este orden de ideas, el gobierno de la 4T necesita verse en
el espejo de lo acontecido con varios gobiernos de izquierda de Latinoa-
mérica, y hacerlo sin velos ni cortinas de humo que nublen la mirada clara.
La otra cara de la moneda es morena. Su papel primordial es impulsar y
apuntalar las condiciones subjetivas de la transformación social. Está cla-
ro el tema de las candidaturas y los cargos públicos, pero son medios, no
son el fin. Son variable dependiente de la consolidación de la 4T. El partido
184
como franquicia electoral, prioridad de los suspirantes, genera confusión y
desaliento entre sus miembros y simpatizantes.
Al respecto, se requiere de una inversión de prioridades, de debate ideo-
lógico y programático, de construcción de una nueva cultura política, obje-
tivo que reclama, a su vez, de la universalización de la formación política
en el movimiento obradorista.
Fomentar ese debate es vocación histórica del pensamiento de izquierda.
Agruparse como corriente o expresión para impulsarlo, aportando ideas y
propuestas, ayudaría sin duda a la clarificación del curso de nuestro movi-
miento y a la democratización del partido.
Si morena no se sitúa a la altura de la realidad que vivimos, se pierde la
principal correa de transmisión entre la 4T, las políticas públicas y la so-
ciedad. El desafío -ya reiterado- es construir la fuerza popular organizada
que derrote a ese necio pasado que persiste en regresar, con los muchos
instrumentos de poder a su alcance.
No hay mucho que agregar, morena tiene la palabra.
185
186
FE DE ERRATAS
1) Página 33, última línea. Debe decir comunicación.
2) Página 43, segunda línea del segundo párrafo. Debe decir 80 (porcentaje
de rechazados en el IPN).
3) Página 44, segunda línea del cuarto párrafo. Debe decir matanza.
4) Página 46, cuarta línea del cuarto párrafo. Debe decir votos.
5) Página 64, segunda línea del segundo párrafo. Debe decir preocupante.
6) Página 65, tercera línea del primer párrafo. Debe decir ante el afán.
7) Página 77, cuarta línea del cuarto párrafo. Debe quitarse el se que sigue
a... rebeldes.
8) Página 90, última línea. Debe decir coronavirus.
9) Página 99, cuarta línea del tercer párrafo. Debe quitarse el signo $.
10) Página 103, primera línea del segundo párrafo. Debe decir esta.
11) Página 103, segunda línea del cuarto párrafo. Debe decir... lesiva a.
12) Página 115, última línea del cuarto párrafo. Debe decir guerrilleros.
13) Página 115, primera línea del quinto párrafo 5. Debe decir Obrador.
14) Página 118, tercera línea del cuarto párrafo. Debe decir campaña.
15) Página 126, quinta línea del tercer párrafo. Debe decir capital.
16) Página 132, tercera línea del último párrafo. Debe decir promover.
17) Página 134, cuarta línea del quinto párrafo. El signo? debe ir después
de... mexicana.
18) Página 144, cuarta línea del quinto párrafo. Debe decir 27ª en lugar de
26ª.
19) Página 145, tercera línea del primer párrafo. Debe decir... camino de
largo aliento.
20) Página 147, tercera línea del primer párrafo. Debe decir... Alfonso
Romo, en ese entonces...
21) Página 164, cuarta línea del primer párrafo. Después de... hizo crisis
es punto y seguido.
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188
“De la Herida Abierta a la Esperanza Cierta”, de Eduardo Cervantes Díaz Lombardo,
se terminó de imprimir el mes de diciembre de 2020 en los talleres de Reproducciones
Gráficas del Sur, S. A. de C. V. Calle Amatl N° 20, Colonia Pedregal de Sto. Domingo,
Coyoacán, C.P. 04369, México, Ciudad de México
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