La Salvacion

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(Dibuja el cuerpo/corazón.

)
“Este corazón nos representará a ustedes, a mí y a cada creyente.
Nosotros somos discípulos de Jesucristo que necesitan estar creciendo
cada día en nuestra relación con Él. Ahora completemos el cuadro”.
(Dibuja la cabeza, ojo, ceja y sonrisa.)
“Podemos ver que este discípulo está feliz, sonriendo, porque él ha
nacido de nuevo; sus pecados son perdonados, y tiene una nueva vida
en Cristo”.
(Dibuja los brazos, manos, piernas y pies.)
“Como pueden ver, este Discípulo en Crecimiento se está moviendo hacia
adelante, ’caminando’ con el Señor”.

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(Muestra a tus discípulos que los brazos y piernas están en
movimiento. Tú debes ilustrar el movimiento de la caminata en ti

mismo. Esto es importante, porque se preguntarán porque la cabeza


tiene un solo ojo. Esta es una vista de un lado del Discípulo en
Crecimiento.)
“Ahora tenemos el cuadro básico del Discípulo en Crecimiento. Ahora
vamos a añadir 12
elementos más al cuadro para ilustrar las 12 cosas que un y hacer”.
nuevo creyente necesita aprender

1.- El Señorío de Jesucristo (36)


2.- El Bautismo y la Llenura del Espíritu Santo (38) 3.- El Bautismo en
agua (41)
4.- La Palabra de Dios (42)
5.- El Compañerismo (42)
6.- La Cena del Señor (42)

7.- Oración (42)


8.- Obediencia (41-47)
9.- Las obras de Dios (43) 10.- La Administración (44,45) 11.- La
Adoración (46,47)
12.- Testigo (47)

LA SEGURIDAD DE TU SALVACIÓ

C
on que eres un Nuevo Creyente.

¡Que gusto nos da saberlo!


Esto quiere decir que tú y
nosotros somos hermanos. Cuando te
arrepentiste de tus pecados y con aste
de corazón en Jesucristo como tu
único Señor y Salvador, se produjo en
ti un milagro, naciste otra vez; ahora
eres hijo de Dios y miembro de la
familia de la fe. En esta gran familia
tienes muchos hermanos esparcidos
por el mundo entero. Todos estamos
contentos de tenerte entre nosotros y
queremos ayudarte a crecer en esta nueva vida que has empezado a vivir.

Con este n hemos preparado para ti una serie de diez lecciones. Cada una está basada en
la Biblia y trata de algún aspecto importante de la vida cristiana. Para obtener el mayor
provecho, debes leer cada lección tres veces, la primera vez procura leerla sin
interrupciones con el n de captar el impacto total del mensaje. En tu segunda lectura
vuelve a leer el material, pero deteniéndote para meditar cada detalle y para buscar y leer
las citas bíblicas. La tercera vez, lee con el propósito de resolver el cuestionario
correspondiente.

En los cuestionarios algunas preguntas se contestan con un simple “sí” o “no”. Otras
requieren que llenes los espacios dejados en blanco con las palabras correctas. Estas se
encuentran en la parte de la lección que discute la pregunta o en el texto bíblico que se
cita.

En esta primera lección vamos a pensar en la seguridad de tu salvación. Para estar seguro
que eres salvo, hay dos cosas que hacer:

1. Cumplir las condiciones de la salvación.


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2. Con ar en Dios.

1. Cumplir las condiciones de la salvación. Descubriremos las condiciones de la


salvación en Hechos 20:20,21. Estas condiciones son “el
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arrepentimiento para con Dios y la Fe en nuestro Señor Jesucristo”.

Primeramente, “Arrepiéntete para con Dios”, signi ca darte cuenta que eres pecador y
que tu pecado te ha separado de Dios. Signi ca confesar tus pecados a Dios y pedirle
perdón. Signi ca tener el deseo de dejar tus pecados y cambiar tu manera de vivir.

Pero cuando llegas a este punto te das cuenta de que tú solo no puedes cambiar. No bastan
tus propias fuerzas para romper las costumbres de la vida pasada. Si verdaderamente
quieres cambiar, alguien tendrá que ayudarte, alguien que haya demostrado tener más
poder que el pecado.

El único que ha demostrado tener poder sobre el pecado es Jesucristo, sólo Él ha vivido
una vida perfecta en este mundo, venciendo toda tentación y cumpliendo todas las
demandas de la Ley de Dios. Pero hizo más que esto, al nal de su vida perfecta, aceptó la
culpa de nuestros pecados y sufrió en la cruz el castigo que nosotros merecíamos. Fue
muerto y sepultado, pero al tercer día resucitó. De esta manera demostró que tenía mucho
más poder que el pecado.

Segundo, cuando creemos que Jesucristo vivió, murió y resucitó por nosotros, y le
invitamos a entrar en nuestro corazón como Soberano Señor para gobernarnos según su
santa voluntad, le hemos tenido fe. Él responde a esta fe entrando en nosotros,
perdonando nuestros pecados y cambiando nuestras vidas.

De modo que al arrepentirte de tus pecados y con ar de corazón en Jesucristo como tu


único Señor y Salvador, has cumplido las condiciones para la salvación. Por lo tanto,
puedes estar seguro que eres salvo.

2. Con ar en Dios. Para tener la seguridad de tu salvación debes con ar en Dios. Aquí es
donde muchas personas se equivocan. En vez de con ar en Dios para la seguridad de su
salvación, confían más en sus sentimientos.

Cuando aceptaste a Jesucristo como tu Señor y Salvador, es probable que hayas tenido
hermosos sentimientos, tales como un gran gozo y una profunda paz. Es razonable que así
haya sido, porque la salvación afecta todo el ser y los sentimientos son parte íntegra de
una persona normal. Pero debes recordar que tus sentimientos son muy cambiantes y
fácilmente se alteran. Si de repente ya nos sientes el mismo gozo y la misma paz como al
principio, ¿querrá decir esto, que perdiste tu salvación? ¡De ninguna manera! La
seguridad de tu salvación no depende de tus sentimientos. Depende de Dios. En Él debes
con ar.
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Con ar en Dios signi ca con ar en su poder para guardar. En 2o Timoteo 1:12 el
apóstol Pablo dijo: “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar
mi depósito para aquel día”. Tú, como Pablo, has hecho un depósito en Cristo, le has
con ado el eterno cuidado de tu alma y al igual que Pablo, tú también puedes estar seguro
que Él tiene poder para guardar tu depósito hasta el n.

En Juan 10:27-30 el Señor Jesús indica que los que creen en Él son sus
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“Lecciones Nuevos Creyentes”

ovejas. Luego dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen y les doy
vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me
las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”. Sí, tu
salvación es segura. En la epístola de Judas versículo 24, leemos que Dios es poderoso
para guardarte sin caída, y presentarte sin mancha delante de su gloria con gran alegría.

Con ar en Dios signi ca también con ar en su delidad para cumplir sus promesas.
Como dice Hebreos 10:23: “Mantengamos rmes, sin uctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque el es el que prometió”. ¿Qué, pues, es lo que el Señor te ha
prometido?

En Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. En Mateo 28:20 dice: “... he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el n del mundo”. Y en Juan 5:24 nos da
una promesa que debes aprender de memoria. Dice así: “De cierto, de cierto os digo: El
que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene una vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.

¿Sería el Señor Jesús capaz de mentir? ¡Por supuesto que no! Ten con anza en que Él es
el para cumplir todo lo que te ha prometido porque le abriste la puerta de tu corazón, Él
ha entrado en tu vida para permanecer.; porque creíste en Él, y pasaste de la muerte a la
vida eterna y no podrás ser condenado jamás. La delidad del Señor es la garantía de tu
seguridad.

Amado hermano, necesitas estar seguro que eres salvo. Esperamos que esta breve lección
te haya ayudado a comprender las bases de tan preciosa seguridad y que ahora la
empieces a disfrutar. Pero esto es tan sólo el comienzo. Hay otras cosas que Dios quiere
que sepas acerca de tu nueva vida. En la próxima lección pensaremos en la gloriosa
realidad de que ahora mismo Cristo vive en ti.

COMO PUEDO SABERQUE SOY SALVO?


Algunas personas dicen que son salvas, y lo saben. Están absolutamente seguras de que Dios
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las ha salvado y les ha dado la vida eterna, porque han creído en el Señor Jesucristo como su
Salvador.
¿Podemos estar seguros de ser salvos mientras aun estamos en este mundo? Claro que sí. El
apóstol Juan escribió que “sabemos que hemos pasado de muerte a vida”, 1 Juan 3:14. Pablo dijo
a los creyentes de Tesalónica que les había llevado el evangelio con la convicción completa de que
es la verdad, 1 Te-salonicenses 1:5. Sabía que la gente podía seguramente ser salva si creía en este
mensaje del Evangelio. “Seguridad” quieredecir saber con certeza que es salvo.

¿Quién puede tener esta seguridad?

Sólo los que han creído en Cristo. Estas personas han nacido de nuevo por medio del Espíritu
Santo y la Palabra de Dios, y han sido hechos miembros de la familia de Dios, Juan 1:12,13.
Algunas personas confían en otras cosas para ser salvas en vez de confiar en Cristo, pero se darán
cuenta más tarde de que estas cosas no pueden salvarles. Sólo las ovejas del Señor Jesucristo
pueden estar seguras de que tienen la vida eterna y regocijarse por esto, Juan 10:27,28.

¿Cómo puede una persona obtener seguridad?

Primero pensemos en cómo NO obtenemos seguridad:


1. No por medio de nuestros sentimientos. Nuestros sen- timientos pueden engañarnos. Una
persona puede sentirse bien aunque esté gravemente enferma. Las cinco vírgenes insensatas en
Mateo 25:1-13 se sentían listas para entrar a la fiesta de las bodas pero fueron dejadas afuera.
Lo mismo se aplica a la gentede quien leemos en Mateo 7:22,23, y Lucas 13:25-27. Es posi- ble
que una persona se sienta salva cuando en realidad está con-fiando en su religión y no en Cristo.
Millones de personas han sido engañadas de esta manera. Los sentimientos nunca pueden dar a
una persona la seguridad de que tiene la vida eterna, perocuando una persona está segura que es
salva probablemente se sentirá contenta.
Aquí está el orden correcto:

1. Aprendemos acerca de nuestros pecados, y la salvaciónque Dios ha provisto para


nosotros.
2. Creemos estos hechos y aceptamos a Cristo como nues-tro Salvador.
3. Nos sentimos felices porque sabemos que somossalvos.

Por lo tanto tenemos:

1. HECHOS
2. FE
3. SENTIMIENTOS

2. No por pertenecer a alguna iglesia u obedecer las re- glas de nuestra propia religión.
Ninguna de estas cosas puede salvarnos ni darnos la seguridad de que tenemos la vida eterna.Al
terminar un servicio evangelístico el predicador puede pedir a la gente alzar la mano, o ponerse
de pie para mostrar que quiere creer en Cristo, pero hacer esto no le dará a nadie la se- guridad
que es salvo. Tal vez se sentirá salvo por un tiempo, pero cuando vengan las dificultades, de
pronto podría empezar a dudar si fue salvo o no. No dejemos que Satanás nos haga pensar que
estamos seguros cuando en verdad no estamos con-fiando en Cristo.

Ahora vamos a pensar en cómo PODEMOS estar seguros:


1. El testimonio de la Palabra de Dios. El apóstol Juan escribió los versículos 9 a 12 de 1
Juan 5 para que podamos creer en el nombre del Hijo de Dios, y estar seguros de que somos
salvos, 1 Juan 5:13. No dejes de leer estos versículos. Todos los días creemos en el testimonio
que los hombres dan cuando creemos las cosas que dicen. Seguramente debemos creer lo que
Dios dice que pasará cuando creemos en Su Hijo. Cualquiera que cree en el Hijo tiene vida
eterna. ¿Cómo lo sa- bemos? ¡Porque Dios lo dice!
Abraham estaba seguro que Dios iba a darle un hijo aunque él y su esposa eran demasiados
viejos para tener hijos. ¿Por qué estaba seguro? El creyó lo que Dios le había dicho, Romanos
4:20,21. Noé edificó el arca en que él y su familia fueron sal- vados. ¿Qué le hizo pensar que
habría un diluvio? El creyó lo que Dios le había dicho, Hebreos 11:7.
Rahab pidió a los espías que juraran no destruir la familia de su padre y darle algo que probara
que guardarían su promesa, Josué 2:12. ¿Qué le dieron? Su promesa. Le prometieron que ella y
su casa no serían destruidos con el resto de la ciudad. Rahab creyó sus palabras y ellos hicieron lo
que habían pro- metido, Josué 6:22,23.

El ángel del Señor pasó por toda la tierra de Egipto para des- truir al hijo mayor en cada hogar.
Dios le dijo al ángel que no entrara en ninguna casa donde el padre de familia había puesto la
sangre sobre la puerta de afuera. Los hijos primogénitos sabían que estaban seguros porque Dios
lo había dicho, Exodo 12:13. La sangre los hizo seguros. La Palabra de Dios les hizo estar
seguros.

¿Qué trae el verdadero entendimiento?Colosenses 2:2

2. El testimonio del Espíritu Santo. Leemos sobre el testi- monio del Espíritu Santo en tres
distintas maneras en el NuevoTestamento:

Su testimonio A nosotros. El Espíritu Santo nos da Su testi- monio, Hebreos 10:15. ¿De qué
testifica? De la obra que terminó el Señor Jesucristo en la cruz por nosotros y que es
suficiente para salvarnos. El nos dice que los creyentes son hechos perfectos para siempre
por causa de ese sacri- ficio, Hebreos 10:14.
El Espíritu no nos habla frecuentemente acerca de la obra que El hace en nosotros; El nos
hace pensar en la obradel Señor Jesucristo por nosotros.
Su testimonio CON nosotros. El Espíritu Santo se une a nues- tros espíritus para declarar que
somos Hijos de Dios, Ro- manos 8:16. La persona que ha nacido de nuevo sabe que él es un
hijo de Dios y el Espíritu Santo también lo dice. Nuestros propios espíritus y el Espíritu
Santo están de acuerdo en que somos hijos de Dios.
Notemos otra vez que el Espíritu Santo mismo une Su testimonio con el de nuestros
espíritus, la parte de nosotrosque piensa y juzga las cosas, y no a nuestros cuerpos o nuestras
almas para hacernos sentir bien.
Su testimonio EN nosotros. Los que creen en el Hijo de Dios tienen el testimonio del Espíritu
Santo dentro de sí mismos para decirles que el valor de la muerte de Cristo va a durar para
siempre, 1 Juan 5:10. Los que creen en el Hijo de Dios tienen un testimonio fuera de ellos.
Este testimonio es la Palabra de Dios. También el testimonio dentro de ellos, el testimonio
del Espíritu Santo. Este testimonio no está completamente separado de la Palabra de Dios,
porque el Espíritu hace que la Palabra de Dios hable a suscorazones y conciencias.

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