Resumen de Contratos - Unidad Por Unidad

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UNIDAD 1

El contrato. Definición. Requisitos de existencia y validez. Autonomía de la voluntad

1 El contrato

a) Concepto de contrato. Análisis

b) El contrato en la legislación argentina. Ubicación en el nuevo código civil y comercial

El desarrollo personal necesita inevitablemente proveerse de recursos para sostenerse y desarrollarse;


en ese propósito debe vincularse con quienes pueden contribuir para ello. Ese vínculo social demanda
a su tiempo la certeza de los compromisos que recíprocamente se deben las partes.

Desde esa perspectiva, el contrato es un vehículo de desarrollo social, en cualquiera de sus niveles,
desde los más simples a los más complejos, desde los de menor entidad a los más significativos; su
utilización es universal y espontánea, al punto de que suele naturalizarse su presencia sin advertir que
este sostiene en buena medida los actos materiales e intelectuales que se anudan en el tejido social.

No es casual que los Estados modernos se hayan integrado incluso a partir de la idea de la existencia
de un "contrato social”.

Esa realidad social y económica fue capturada por el ordenamiento jurídico desde distintos enfoques:
desde la verificación del intercambio, o desde el reconocimiento de un ámbito de autonomía de la
voluntad personal del que fluye la aptitud negocial.

La concepción de contrato como un acuerdo de voluntades para regular derechos fue recepcionada
de modo generalizado en los códigos modernos de derecho continental, incluido nuestro Código Civil
y Comercial.

Art 957. Definición. Es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento
para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales.

Sucede que el contrato es un hecho jurídico, humano, voluntario, lícito, con un fin inmediato, generador
de obligaciones que deben satisfacerse y su incumplimiento debe repararse. Esa secuencia es la que
describe una construcción dogmática que ordena la regulación de un fenómeno humano. En efecto, la
teoría de los hechos jurídicos y de los actos jurídicos identifica y describe, dentro del género de los
múltiples acontecimientos y situaciones de la realidad, a los hechos, a los cuales asigna la producción
de consecuencias jurídicas, para distinguirlos de los hechos a los que no asigna esa generación.

Los hechos a los que no se le adjudica la producción de consecuencias jurídicas son "los simples
hechos" La asignación de efectos jurídicos es compleja, allí concurren hechos de la naturaleza y
hechos humanos.

Art 257. Hecho jurídico. “el hecho jurídico es el acontecimiento que conforme el ordenamiento jurídico,
produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

El hecho humano puede ser voluntario o involuntario; es voluntario el ejercido con discernimiento,
intención y voluntad, que se manifiesta por un hecho exterior (art. 260, CCyC). Involuntario es el
realizado sin discernimiento (art. 261, CCyC). Sea voluntario o involuntario será lícito o ilícito; en el
Código se denomina "simple acto lícito" la acción voluntaria no prohibida por la ley de la que resulte
alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas (art. 258. CCyC).

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El contrato ya no refiere, como el hecho y el acto jurídico, a la "situación jurídica" siendo esta una
posición que otorga el ordenamiento a una persona en relación a otra o a un bien. Sí refiere la definición
de contrato a la "relación jurídica" en tanto se establece un vínculo entre una persona y otra, típica
expresión del derecho personal para diferenciarse del derecho real referido a la relación entre una
persona y un bien.

Ese vínculo contractual está referido a prestaciones patrimoniales, sean derechos personales, reales
o intelectuales.

Se trata siempre de actos entre vivos, generadores de obligaciones, en tanto “crear" refiere al
otorgamiento de un derecho a una persona; "regular" refiere a la fijación de pautas de comportamiento
para el ejercicio de prerrogativas y deberes; “modificar" refiere a las contingencias entre el nacimiento
y la extinción de una relación jurídica; "transferir” refiere al cambio subjetivo sin alterarla estructura de
la relación jurídica ni su contenido y, finalmente, "extinguir" refiere a la pérdida de un derecho sin que
exista transmisión.

El CCyC es el centro del ordenamiento jurídico referido al derecho privado y establece reglas generales
para todo el sistema. Lo hace ubicando la persona humana en el centro del sistema desde el comienzo
de su existencia, su capacidad, su desenvolvimiento, sus relaciones de familia, su relación con otras
personas y con las cosas, su extinción y su proyección en los aspectos sucesorios.

El contrato se ubica espacialmente en el centro de la actividad humana como, la expresión activa de


su relación patrimonial. Esa secuencia de alguna manera influye sobre la ubicación metodológica del
contrato en el CCyC.

teoría general de las obligaciones El contrato es una de las fuentes de las obligaciones, ya que es
un acto jurídico bilateral que crea, modifica o extingue derechos obligacionales creditorios.

Diferencia entre Contrato, Pactó y Convención


➤ Convención (conventio): referida a cualquier relación jurídica. Viene de la palabra cum venire y

significa, venir juntos. Es el género aplicable a toda especie de acto o negocio jurídico bilateral
que las partes tengan en mira; ya sea que se trate de negocios patrimoniales o familiares. Por
ej convenciones matrimoniales

➤ Contrato: Relación jurídica de carácter patrimonial. Proviene de la palabra contratus, que


significa: unir, estrechar, contraer. Actúa exclusivamente en el campo de las relaciones
jurídicas creditorias u obligaciones. Es la especie. Ej. Contrato de compra-venta

➤ Pacto (pactum o pactio): significa ponerse de acuerdo. Los pactos son contratos insertos en otro
contrato para modificar los efectos propios de este último, son cláusulas que las partes
convienen para subordinar a condiciones o modificar, como lo juzgan conveniente, las
obligaciones que nacen de los contratos.

2 Requisitos de existencia y validez del contrato


a) Requisitos de existencia; pluralidad de partes. Consentimiento y finalidad (causa fuente y causa
fin)
→ Causa fuente: aquella que da origen al contrato, es un acuerdo de voluntades.
→Causa fin: es la causa interna que tiene cada una de las partes, es decir, las finalidades que las
mismas tienen dentro del contrato.
→ La relación jurídica inicia cuando aparecen ambas partes. Pueden ser dos o más, tanto como
personas humanas como jurídicas.

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→ La modificación aparece cuando ambas partes quieren modificar algo dentro del contrato. Se
cambia la relación jurídica originaria.
Se transfiere cuando se cambia algo en los sujetos (Cambio de titularidad) o se da una sesión.
a) Autonomía de la voluntad (principio de libertad de contratación; principio de libertad de forma;
limitaciones); fuerza obligatoria; buena fe; lealtad.

El CCyC define el contrato en el artículo 957 y luego incorpora algunos principios jurídicos que
constituyen la base sobre la cual reposa la noción dogmática: la libertad de las partes para celebrar y
configurar el contenido del contrato dentro de los límites impuestos por la ley y el orden público; la
fuerza obligatoria mediante la cual el contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes: la
buena fe en la celebración, interpretación y ejecución del contrato. Se trata de "principios específicos”
en materia contractual que se alinean con el método y el contenido general del mismo Código cuando
enuncia, en el título preliminar, los principios generales fundamentales del derecho privado en línea
con la Constitucional Nacional y los tratados de derechos humanos.

Autonomía de la voluntad

Art 958. Libertad de contratación. Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su
contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres

Es un principio general del derecho, de fuente constitucional que da derecho a contratar o a no hacerlo;
comprende además el derecho a elegir al cocontratante y la libertad contractual que da derecho a
determinar el contenido del contrato, incluso adoptar el tipo contractual, establecer variantes o crear
otros.

La autonomía de la voluntad es la expresión genérica del modelo contractual clásico o discrecional.


Allí la autonomía de la voluntad tiene poder jurígeno, permite establecer las reglas a las cuales se
someterán las partes para alcanzar el resultado proyectado, tanto, que las normas legales relativas a
los contratos son supletorias de la voluntad de las partes (art. 962, CCyC).

Para atenuar las distorsiones derivadas de la regla, la autonomía de la voluntad reconoce límites y
excepciones. Las excepciones están dadas por el carácter indisponible de las normas legales cuando
ello resulte de su modo de expresión, de su contenido o de su contexto

Los límites son los impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres. Supuestos
previstos por la ley son los de objeto o de causa ilícita. Supuestos de orden público son los principios
que tienden a preservar del mejor modo una convivencia sin tensiones: la tutela en la formación del
consentimiento, la tutela de la parte débil de la relación, la sociabilidad del contrato en cuanto sea
compatible con la política económica y social del Estado.

Fuerza obligatoria

Correlato de la libertad de contratar y de determinar su contenido, ajustado a los límites que impone la
ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres, no puede sino concluirse en el efecto vinculante
de esa autonomía.

Art 959. Efecto vinculante. Todo contrato válidamente celebrado es obligación para las partes. Su contenido
sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé.

Las partes, como consecuencia del ejercicio de aquel derecho, corregido o adecuado a los límites que
eventualmente surgen de los estándares previstos por el ordenamiento, están obligados en los
términos del contrato; su contenido solo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes en
los supuestos en los que la ley lo prevé (art. 959, CCvC) y los jueces no pueden modificar sus
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estipulaciones, excepto a pedido de una de las partes o cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando
se afecta el orden público (art. 960, CCyC).

Buena fe

La buena fe contractual es reflejo del principio general establecido por el Código en el título preliminar,
cuando establece en el artículo 9 que "los derechos deben ser ejercidos de buena fe”

De modo genérico, la buena fe describe un comportamiento correcto en la primera actividad jurídica;


desde una perspectiva objetiva implica una regla de obrar con honestidad, rectitud y lealtad. Se nata
de un comportamiento debido y, por lo tanto, exigible; es la buena fe "lealtad”.

Art 961. Buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no solo
a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas
en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.

La regla de la buena fe derrama su influencia sobre todo el proceso contractual, desde la celebración
e interpretación hasta su ejecución. Alcanza las tratativas contractuales para no frustrarlas
injustificadamente (art. 991, CCyC); es criterio de interpretación (art. 1061, CCyC) y de ejecución del
contrato (art. 961, CCyC). De modo particular influye sobre la ejecución contractual en tanto limita el
ejercicio de los derechos que de él emerge, excluye la responsabilidad de ciertas conductas que
genéricamente podrían considerarse ilícitas y es fuente de deberes secundarios de conducta, entre
otros, el deber de colaboración, de información, de confidencialidad, de custodia, de protección, de
seguridad, de lealtad.
a) Elementos del contrato: esenciales, naturales y accidentales.

La caracterización del contrato como un acto jurídico nos exime de indagar acerca de los presupuestos
que lo preceden y que, por lo tanto, se entienden incorporados en la configuración del contrato; por
caso, la presencia de los sujetos, la capacidad genérica para obrar y disponer, la declaración de la
voluntad y la intención.

Son así elementos esenciales (objeto, causa, sujeto, forma, fin), del tipo general del contrato ya
preconfigurado como un acto jurídico, el consentimiento, la causa y el objeto específico. Son requisitos
o elementos del tipo especial los que establecen el legislador o la costumbre para su configuración.

Los elementos naturales son los que el legislador ha previsto como propios de una categoría o
especie. Son previstos para un modelo de contrato y tienen carácter supletorio de la voluntad de las
partes en su diseño negocial, Como regla pueden ser dejados de lado por las partes.

Los elementos accidentales son los que no han sido programados por el legislador, pero pueden ser
incorporados por las partes, sin que por ello se desdibujen las notas típicas del modelo; por caso, La
condición, el plazo, el cargo, la cláusula penal, entre otras.

Los elementos esenciales integran siempre el contrato; los elementos naturales y accidentales están
presentes o no por disposición legal, por las costumbres y por las circunstancias personales, sociales
y económicas que circundan el contrato. Así, por la condición especial de los agentes del contrato que
supone una confianza especial. Las circunstancias que rodean el contrato -de tiempo, de lugar, los
hechos sociales y económicos-, aun siendo datos de la realidad externa de la declaración de voluntad
de las partes, son relevantes frente a los cambios sustanciales que modifican las bases del negocio,
autorizando incluso su revisión.
b) Régimen jurídico del contrato (marco jurídico). Prelación Normativa. Integración del contrato

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La caracterización del contrato como expresión de la autonomía de la voluntad (art. 958, CCyC) y el
carácter de las normas legales, en cuanto "son supletorias a la voluntad de las partes, a menos que
de su modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible” (art. 959,
CCyC), revelan las facultades de autorregulación de las partes y, al propio tiempo, la existencia de
límites.

Sucede que la delegación del legislador a la prerrogativa de “legislar" la relación jurídica reconoce al
menos dos frentes: las partes pueden autorregularse, al propio tiempo pueden dejar de lado las normas
que con carácter general diseñó el legislador para contratos de la especie que las partes deciden
ordenar según ellos mismos establecen.

En efecto, el carácter supletorio de la autorregulación se limita a las disposiciones a las que el propio
legislador otorga ese carácter. Subsisten en consecuencia la aplicación de las normas que aun siendo
supletorias de la voluntad de las partes estas no descartan.

De igual modo prevalecen las normas legales hiperactivas, o las dispositivas en protección del orden
público. A propósito, el Código establece un orden de prelación normativa:

Art 962. Carácter de las normas legales. Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la
voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su
carácter indisponible.

Art 963. Prelación normativa. Cuando concurren disposiciones de este código y de alguna ley especial, las
normas se aplican con el siguiente orden de prelación:

a) Normas indisponibles de la ley especial y de este código.

b) Normas particulares del contrato

c) Normas supletorias de la ley especial;

d) Normas supletorias de este código

Art 964. Integración del contrato. El contenido del contrato se integra con:

a) Las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas incompatibles

b) Las normas supletorias

c) Los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido
declarados obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente
observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable.

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UNIDAD N°2: CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS.
1.- Clasificación de los contratos. Criterios utilizados. Consecuencias jurídicas propias

a) Unilaterales y bilaterales.
b) Onerosos y gratuitos. Conmutativos y aleatorios.
c) Formales y no formales.
d) Nominados e innominados. Típicos y atípicos.
e) Principales y accesorios.

A) El artículo 966 establece que los contratos son unilaterales cuando solo una de las partes
se obliga hacia la otra, y bilaterales cuando ambas se obligan recíprocamente. También
establece que las normas propias de los contratos bilaterales se aplican supletoriamente a
los contratos plurilaterales.

Aunque hay que tener en claro que, todo contrato es un acto jurídico bilateral, como surge de la
definición del artículo 957, CCyC, ya que, para su formación debe siempre concurrir el
consentimiento de dos o más partes; pero, en tanto contrato y en razón de la existencia o no de
contraprestaciones, el vínculo puede ser unilateral o bilateral.

No obstante, no debe confundirse, el carácter unilateral o bilateral del contrato con su naturaleza
como acto jurídico, por ej: Una donación simple será un acto jurídico bilateral, cuyas partes serán
el donante y el donatario, que como contrato deberá ser clasificado como unilateral, pues no
existen en ella obligaciones recíprocas entre las partes

Los contratos unilaterales: Suelen coincidir con el interés de una de las partes por beneficiar o
proporcionar alguna ayuda a la otra, aunque ello no es excluyente. Puede ocurrir que un contrato
unilateral genere en su etapa de cumplimiento obligaciones para la parte acreedora de la única
prestación (como el pago por el mandante de los daños y perjuicios que pueda sufrir el mandatario),
pero ello no altera el criterio clasificatorio, ya que se trata de consecuencias accidentales no
vinculadas a la obligación nuclear.

Contratos bilaterales: Son aquellos vínculos en los que, desde su celebración, se generan
obligaciones para todas las partes intervinientes. Ellas surgen al mismo tiempo y se encuentran
interrelacionadas de modo tal que una de ellas no puede válidamente concebirse sin la otra.

Por lo que cada parte no está obligada a la prestación a su cargo sin que sea debida la prestación
de la otra.

Fuera del Código Civil y Comercial, encontramos otros contratos bilaterales, regulados por leyes
especiales, como el de seguro (ley 17.18) y el de medicina prepaga (ley 26.682).

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« Efectos: Se derivan de la relación de intercambio de prestaciones y básicamente son:

« a) La aplicación del instituto de la lesión (art. 332, CCyC);

« b) La posibilidad de suspensión del cumplimiento (art. 1031, CCyC);

« c) La posibilidad de ejercicio de la tutela preventiva (art. 1032, CCyC);

« d) La extinción por declaración de voluntad de una de las partes (arts. 1079, 1080,1081 y
concs., CCyC);

« e) La resolución total o parcial por incumplimiento de la otra parte (arts. 1083, 1084 y concs.,
CCyC), por cláusula resolutoria expresa (art. 1086, CCyC) o implícita (arts. 1087,1088 y 1089,
CCyC)

Contratos Unilaterales Contratos Bilaterales

Se denominan contratos unilaterales o con Se denominan contratos bilaterales, o con


prestación a cargo de una de las partes a prestaciones recíprocas, a los contratos
los que, al momento de su que, al momento de su perfeccionamiento,
perfeccionamiento, hacen nacer engendran obligaciones recíprocas para las
obligaciones para una sola de las partes partes intervinientes.
intervinientes

Lo son por ej.: La donación (art. 1542, Lo son por ej.: La compraventa (art. 1123,
CCyC), El mandato gratuito (arts. 1319 y CCyC), La permuta (art. 1171, CCyC), El
1322, CCyC), La fianza (art. 1574, CCyC), El suministro (art. 1176, CCyC), La locación
depósito gratuito (art. 1356, CCyC), y El (art. 1187, CCyC), El leasing (art. 1227,
mutuo gratuito (art. 1525. CCyC). CCyC), El contrato de obra o de servicios
(art. 1251, CCyC), El transporte (art. 1280,
CCyC), El de consignación (art. 1335, CCyC),
El de corretaje (art. 1345, CCyC):

B) Onerosos y gratuitos. Conmutativos y aleatorios.

Los contratos son a título oneroso cuando las ventajas que procuran a una de las partes son
concedidas por una prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra, y son a título gratuito
cuando aseguran a uno o a otro de los contratantes alguna ventaja, independiente de toda
prestación a su cargo. (Art 967).

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Contratos a título onerosos: Es oneroso cuando impone sacrificios y ventajas recíprocas.
La noción de onerosidad está integrada por la utilidad o ventaja que las partes esperan obtener
de la ejecución del contrato, sobre la base de una relación de equivalencia que no se expresa en
términos de equivalencia de valoración económica del intercambio, porque a menudo intervienen
otros factores en la determinación del interés negocial de una de las partes.
En los contratos a título oneroso, las atribuciones patrimoniales se hallan en
relación de causalidad; el sacrificio de una parte tiene como contraprestación un
beneficio que no necesariamente tiene que ir dirigido a la contraparte, ya que puede ser concedido
a favor de un tercero, como ocurre en el contrato de seguro de vida o puede ocurrir en el
fideicomiso o en el contrato oneroso de renta vitalicia.
La relación de onerosidad considerada por las partes debe mantenerse en etapa funcional durante
la ejecución del contrato. Es por ello que nuestro sistema jurídico establece mecanismos para la
regulación de la alteración que esta puede sufrir por razones ajenas a las partes, como la
imprevisión, art. 1091, CCyC: Aunque, si solo una de las partes tiene interés en celebrar el contrato,
este será gratuito, y si lo tienen todas, será oneroso. Por ello son onerosos los contratos
bilaterales; pero también pueden serlo algunos unilaterales como la donación remuneratoria, art.
1561, CCyC
Cuando el contrato es plurilateral, la onerosidad tiene en consideración la finalidad común que
surge de las contribuciones del conjunto, y no la valoración de las prestaciones a cargo de cada
uno de los sujetos.
En determinados contratos, como el de seguro o el de medicina prepaga, no es posible establecer
un correlato directo entre el precio pagado por una parte y el valor de las prestaciones de las que
puede resultar acreedor, porque el valor de la cuota o premio, según el contrato, se establece
teniendo en consideración criterios actuales de probabilidad en su proyección sobre una masa de
contratantes y no respecto de un vínculo en particular; en tales casos, las afectaciones en los
términos de onerosidad deben ser demostradas por quien las invoca
Contrato a título gratuito: Es gratuito si establece sacrificios para una parte y ventajas para la
otra, dicha gratuidad es una liberalidad, un beneficio que se otorga sin tener en consideración una
contraprestación.
El fin perseguido por las partes debe ser el beneficio o la ayuda a una de ellas y no debe encubrir
actos en fraude de los intereses de terceros; pero puede ocurrir que la finalidad perseguida no
sea tal, sino que quienes lo celebren procuren sustraer bienes de la acción de los acreedores de
alguno de ellos, por lo que la ley establece determinados mecanismos para limitar los alcances de
los contratos a título gratuito con relación a los legítimos intereses de terceros.
Quien otorga contratos gratuitos disminuye su patrimonio sin contraprestación, lo que puede llegar
a afectar, por ejemplo, la legítima de los herederos forzosos donaciones inoficiosas (art. 1565,
CCyC)-; perjudicar acreedores y aun conducir a la indigencia al propio autor del negocio,
transformándolo en una carga para su familia o para la sociedad.
La persona de la parte beneficiada es esencial, porque a quien realiza una liberalidad no le da lo
mismo quién es el beneficiario de su esfuerzo. Por ello, el error en cuanto a la identidad del
cocontrarante puede acarrear la nulidad del acto (art. 267, inc. e, CCyC)

« Efectos del encuadre de un contrato como oneroso o gratuito:


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« 1. La persona emancipada no puede, ni con autorización judicial, hacer donación de los
bienes que hubiese recibido a título gratuito (art. 28, inc. b, CCvC) v requiere
autorización judicial para disponer de ellos (art. 29,
CCyC).
« 2. En los contratos a título gratuito, constituye un error esencial el que recae sobre la
persona, si ella fue determinante para su celebración (art. 267, inc. e, CCyC).
« 3. Los actos a título gratuito se encuentran más expuestos a la acción por fraude prevista
en el artículo 338, CCyC, para que proceda con relación a actos a título oneroso se exige
que quien contrató con el deudor haya conocido o debido conocer que el acto provocaba
o agravaba la insolvencia del otorgante (art. 339, CCyC).
« 4. La aplicación del instituto de la lesión (art. 332, CCyC) exige realizar una evaluación
concreta sobre la onerosidad de las contraprestaciones en juego, para su procedencia
exige la existencia de una notoria desproporción, verificadle al tiempo del otorgamiento
del acto y subsistente al de la demanda.
« 5. El transmíteme a título oneroso está obligado al saneamiento (art. 1033, CCyC), que
garantiza por evicción y por vicios ocultos (art. 1034, CCyC). El adquirente a título
gratuito puede ejercer en su provecho las acciones de responsabilidad por saneamiento
correspondientes a sus antecesores (art 1035, CCyC).
« 6. Se imponen mayores recaudos formales para el otorgamiento de actos a título gratuito;
por ejemplo, deben ser hechas en escritura pública, bajo
pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles y las de cosas muebles registradles (art.
1552, CCyC).
« 7. La imprevisión (art. 1091, CCyC) resulta aplicable a los contratos gratuitos en lo que
pueden tener de onerosos; por ejemplo, en una donación con cargo cuando la excesiva
onerosidad sobreviniente afecta el cumplimiento del cargo (art. 1564, CCyC).
« 8. Si bien la frustración de la finalidad (art. 1090, CCyC) no se aplica en forma excluyente
a los contratos a título oneroso, estos constituyen la principal área de acción del
instituto.
« 9. El subadquirente de buena fe y a título oneroso de un derecho real sobre una cosa
mueble goza de protección frente a la acción reivindicatoria (art. 2260, CCyC).
« 10. Resultan válidos los actos de disposición a título oneroso realizados por el heredero
aparente a favor de terceros que ignoran la existencia de herederos de mejor o igual
derecho que aquel con quien contratan o que los derechos de este están judicialmente
controvertidos (art. 2315, CCyC).

Contratos a título oneroso Contratos a título gratuito

Hay ventajas y prestaciones reciprocas, Una de las partes recibe una prestación,
la prestación de una de las partes, tiene sin dar nada a cambio. No hay
su razón de ser en la contraprestación de contraprestación de quien recibe la
la otra. ventaja.

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Ej. : Contrato de compraventa, permuta y Ej.: contrato de donación (arts. 1542 a
locación 1573, CCyC), comodato, y mutuo gratuito.

Contratos conmutativos y aleatorios

Se trata de una clasificación de contratos onerosos. El artículo 968 del CCyC establece que los
contratos a título oneroso son conmutativos cuando las ventajas para todos los contratantes son
ciertas, y que son aleatorios cuando las ventajas o las pérdidas, para uno de ellos o para todos,
dependen de un acontecimiento incierto. Tal determinación de certeza debe evaluarse al momento
de la celebración

Contratos conmutativos: Son conmutativos los contratos en los que las obligaciones a cargo de
cada una de las partes pueden ser determinadas con cierto grado de certeza cualitativa y
cuantitativa al tiempo de la celebración.

Contratos aleatorios: Son aquellos en los que las pérdidas o las ventajas para

una o para todas las partes involucradas dependen de un acontecimiento futuro

e incierto, Se trata de contratos puros y simples, no de negocios subordinados a alguna condición.

« La aplicación de la imprevisión y de la lesión a los contratos aleatorios:

« Imprevisión: Regulada en el artículo 1091, CCyC, se aplica a los contratos conmutativos de


naturaleza fluyente y a los contratos aleatorios. La cuestión relativa a la determinación del
alea propio de un contrato debe ser establecida con relación a las particularidades de cada
vínculo.

Así, la de un contrato de seguro es la ocurrencia de un siniestro comprendido en el riesgo previsto


y la de un contrato oneroso de renta vitalicia es el tiempo de vida de la persona tomada como
parámetro para la vigencia de obligación de pago de las rentas. Como tales son los aleas propios de
esos contratos, si ocurre el siniestro, en el seguro; o si la persona vive más años que los que el
obligado consideraba como probables, en la renta vitalicia.

La parte obligada en cada uno de esos contratos no podrá invocar esas circunstancias como un
fundamento admisible para invocar la imprevisión,

pero sí podrá hacerlo si se presenta un factor distinto, que reúna los requisitos establecidos para
la aplicación, como puede ser una catástrofe natural o alguna decisión de gobierno que incida en el
valor de la moneda de pago, circunstancia que resultaría ajena a la incertidumbre propia del
contrato asumida por las partes al contratar y que sí podría ser invocada para sustentar un planteo
de imprevisión en un contrato aleatorio.

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« Lesión: Ante la falta de mención expresa en el artículo 332, CCyC, la doctrina argentina
mayoritaria se inclina por la admisión de la posibilidad del planteo de un supuesto de lesión con
relación a un contrato aleatorio.

Contratos Conmutativos Contratos aleatorios

Las ventajas están determinadas, (son Las ventajas y las pérdidas para ambas
ciertas) al celebrarse el contrato, y no partes, o para una sola de ellas, dependen
dependen de un acontecimiento incierto. de un acontecimiento incierto.

La expresión “alea” significa riesgo, en


algunos contratos el riesgo es asumido por
ambas partes, en otros, solo por una de
ellas (en el contrato de lotería, el riesgo
lo asume solo el que compra el boleto)

Ej.: La compraventa de un auto; la locación Ej.: el tiempo de vida de las personas


de un inmueble; un contrato de designadas en el contrato oneroso de
transporte, la permuta. renta vitalicia (arts. 1599, 1606 y concs.,
CCyC) o la efectiva ocurrencia de un
siniestro previsto como riesgo en el
contrato de seguro (arts. 70, 105,114,
152, ley 17.418 de seguros).

c) Formales y no formales.

Contratos formales: El artículo 969, CCyC enuncia la categoría de estos contratos, siendo los
mismos aquellos en los que alguna norma impone una forma determinada para la exteriorización de
la voluntad negocial, ya que el principio general es el de la libertad de formas (arts. 284 y 1015,
CCyC) y, en tanto alguna no sea expresamente impuesta, las partes pueden adoptar la que
consideren más conveniente.
La formalidad exigida para la celebración del contrato rige también para las modificaciones que
luego puedan introducirse; salvo disposición legal en contrario, o que se trate de una modificación
referida a un aspecto claramente accesorio (art. 1016, CCyC).
Según en el artículo 2649, CCyC, las formas y solemnidades de los actos jurídicos, su validez o
nulidad y la necesidad de publicidad, se juzgan por las leyes y usos del lugar en que los actos se
hubieren celebrado, realizado u otorgado.

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El Código Civil y Comercial contiene diversas regulaciones vinculadas con la forma de los contratos:
las relativas a ¡a “forma y prueba del acto jurídico’’ (art. 284 y ss.); el mencionado artículo 969 y
las previsiones específicas de algunos contratos en particular.

SUBCLASIFICACIÓN:
•1) Contratos formales absolutos (solemnidad absoluta)
•2) Contratos formales relativos (solemnidad relativa)
•3) Contratos formales a los efectos probatorios (ad probationem)

1) La ley exige una forma para su validez, son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha, la
inobservancia de la forma impuesta conlleva la ineficacia absoluta del acto (art. 285, última
parte, y 1552, CCyC).

1) El artículo 995, CCyC establece que no pueden celebrarse contratos preliminares en los que
las partes asuman la obligación de celebrar un contrato para el que se exige una forma bajo
sanción de nulidad.

2) La forma requerida lo es solo para que estos produzcan sus efectos propios, sin sanción de
nulidad, se trata de un contrato formal relativo que no queda concluido como tal mientras no
se haya otorgado el instrumento previsto, aun cuando vale como contrato en el que las partes
se obligaron a cumplir con la formalidad pendiente (art. 285, CCyC).

No obstante, en los casos indicados, aun cuando el acto no hubiera sido celebrado, observando la
forma legal exigida, el otorgamiento del instrumento previsto constituye una obligación de hacer
que puede ser cumplida por el juez en representación de quien evidencia una actitud remisa al
cumplimiento de la obligación, siempre que se encuentren cumplidas ¡as contraprestaciones o
asegurado su cumplimiento (art. 1018, CCyC), lo que constituye la conversión formal del acto.

3) La ley o las partes no imponen una forma determinada, esta constituye un medio de prueba
de la celebración del contrato, así, la inobservancia de la forma requerida no afecta el contrato
ni su existencia, pero dificulta su demostración en juicio, constituyendo una inobservancia de
un mandato que impone una carga que trae aparejada la pérdida del beneficio probatorio que
deriva de la forma.

Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser probados
por otros medios, como testigos, siempre que se verifique la imposibilidad de obtener la prueba
del cumplimiento de la formalidad; que exista principio de prueba instrumental o comienzo de
ejecución (art. 1020, CCyC).

Contratos no formales: Tienen su exteriorización libre pudiendo celebrarse en cualquier forma


válida como manifestación negocial, pudiendo las partes contratantes crear formalidades donde la
ley no las exige.

12
Contratos formales

La ley les impone una forma determinada art 1.015 CCYC, (ej.: la escritura pública).

Absolutos: La forma se exige como forma de requisito de validez del acto, si no se celebra en
la forma prevista, el acto es nulo. Ej.: Donaciones de inmuebles; de muebles registrables y de
prestaciones periódicas o vitalicias (art. 1552, CCyC).

Relativos: La forma no se exige bajo sanción de nulidad, pero en lo establecido en el art 285
CCYC, el acto no queda concluido hasta que no se cumpla la forma prevista; y sólo vale como
contrato, en el cual las partes se obligan a cumplir la forma instrumental prevista. Cumplir con
la forma exigida, constituye una obligación de hacer a cargo de las partes, y si alguna de ellas
fuera remisa de hacerlo, el juez podrá hacerlo en su representación. (Art 1018 CCYC)

Ej.: El leasing sobre inmuebles, buques o aeronaves (art. 1234, CCyC); el contrato de
agrupación de colaboración (art. 1455, CCyC); el de unión transitoria (art. 1464, CCyC); el de
consorcio de cooperación (art. 1473,CCyC); el de cesión de derechos hereditarios (arts. 1618,
inc. a, CCyC); el de cesión de derechos litigiosos referidos a derechos reales sobre inmuebles
(art. 1618, inc. b, CCyC); el de cesión de derechos derivados de actos instrumentados en
escritura pública (art. 1618, inc. c, CCyC) y el contrato de fideicomiso, cuando se refiere a
bienes cuya transferencia debe ser instrumentada en escritura pública (art. 1669, CCyC).

A los efectos probatorios: La forma constituye sólo un medio de prueba respecto a que el
contrato se ha celebrado. Ej.: Contrato de locación de cosa inmueble o mueble registrable o de
una universalidad que incluya inmuebles o muebles registrables c de parte material de un
inmueble (art.1188, CCyC); los contratos bancarios (art. 1380, CCyC); el de agencia (art. 1479,
último párrafo, CCyC): el de fianza (art. 1579, CCyC); el de cesión de derechos cuando no se
refiere a actos que deben otorgarse por escritura pública (art. 1618, CCyC); el de transacción
(art. 1643, CCyC); el de arbitraje (art. 1650, CCyC) y el de fideicomiso, cuando no se refiere a
bienes cuya transmisión requiera de otorgamiento de escritura pública (art. 1669, CCyC

d) Nominados e innominados.

El artículo 970, CCyC, establece que, los contratos son nominados e innominados según la ley los
regule especialmente o no. Son nominados los contratos regulados en este Código y también otros,
disciplinados por leyes especiales, e innominados los que calecen de ella.

Cabe destacar que, nuestro ordenamiento reconoce a las partes contratantes la posibilidad que
estas creen contratos que no se ajusten a los moldes, tipos o matrices preestablecidos por la ley,
siendo estos válidos en tanto no violen normas indisponibles, de orden público, la moral o las buenas
costumbres.

La calificación empleada para formular la distinción puede inducir a engaño, lo nominado es lo que
recibe nombre y hay contratos -como el de garaje, el de hospedaje, el de publicidad, etc.- que
pueden ser claramente conceptualizados a través de una denominación de aceptación social, aun
cuando carecen de regulación legal específica.
13
Contratos Nominados Contratos Innominados

Están regulados por la ley, ya sea por el No tienen una regulación legal específica,
código, o por leyes especiales, A estos se no están tipificados, y en consecuencia
le aplican las normas que los regulan son atípicos,
especialmente.

Ej.: Son regulados por el código la Ej.: contrato de hospedaje, de


compraventa, permuta, donación, espectáculo público, de excursión, etc.
comodato.

Son regulados por las leyes especiales;


contrato de seguro(ley 17.418), de
sociedades(ley 19.550), de tarjeta de
crédito (ley 25.065)

Típicos y atípicos

Nuestra doctrina distingue entre contratos típicos y atípicos, según el contrato del que se tratara
correspondiera a un tipo legal. Esta diferenciación se funda en la existencia de contratos
legislados en lo referente a sus formalidades, contenidos, efectos, exigencias normativas, etc.

Contratos típicos: Esta tipicidad, emerge de una regulación propia de un tipo contractual, significa
que éste posee una caracterización o una estructura singular. La importancia de esta distinción se
da en la existencia de una regulación que las partes deben respetar y que rige como supletoria a
la autonomía de la voluntad en su aspecto de libertad contractual.

Contratos atípicos: Carecen de la regulación legal, aparecen como fruto de la libertad contractual
para regular las consecuencias del contrato, con los límites de los principios generales del derecho
y de la contratación.

Contratos típicos Contratos atípicos

Poseen una caracterización o estructura Carecen de regulación legal, rige la


singular, las partes deben respetar la libertad contractual para regular las
regulación de dicho contrato. consecuencias del contrato, con los
límites de los principios generales del
derecho y de la contratación

14
Ej.: contrato de compraventa, locación de Ej.: Contrato de garaje, franquicia,
cosas, de servicios y de obra, mandato, crédito documentario, tarjeta de crédito,
depósito, comodato, leasing, seguro cajero automático, tiempo compartido.

e) Principales y accesorios.

Contratos Principales Contratos accesorios

Tienen existencia y validez propia, sin Su existencia y validez dependen de otro


depender para ello de otro contrato. contrato al cual acompañan.

Ej.: Contrato de compraventa, y locación. Ej.: Contrato de fianza.

15
● Unidad N° 3: Génesis del contrato. Consentimiento contractual. Oferta y aceptación.

● Concepto de consentimiento: Elemento subjetivo y objetivo. Modos de expresión de la


voluntad. Exteriorización contractual del consentimiento. Declaración directa e indirecta: la
voluntad real y la voluntad declarada. Los vicios de la voluntad. Efectos

El contrato constituye un acto jurídico, por ende es una manifestación de la voluntad. El consentimiento
es (junto con el objeto y la causa) uno de los elementos esenciales del contrato.
El consentimiento es un acto complejo que se integra con la voluntad interna de cada una de las partes
del contrato, con su exteriorización, de forma tal de que las mismas se obligan de un modo específico.
El consentimiento posee elementos internos y externos:

Como menciona la imagen, la voluntad puede exteriorizarse de forma expresa: oralmente, por escrito,
por signos inequívocos o por ejecución de un hecho material (Art. 262) por parte de la persona que
acepta.
La declaración de voluntad y su exteriorización configuran los términos del consentimiento. Los
contratos, efectivamente, se concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o por una
conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia del acuerdo (Art 971).
● Teorías sobre la manifestación de voluntad
16
1. Teoría de la declaración: Pone el acento en la persona que emite la voluntad, por ende dicha
teoría se enfoca en el hecho de que una persona ponga en conocimiento de su voluntad a la
otra parte.
2. Teoría de la recepción: Pone el acento en quien recibe esta manifestación de la voluntad.
Menciona que el contrato se perfecciona y tiene efecto cuando esa manifestación de la
voluntad se ha llegado a un efectivo conocimiento de la otra parte.

CRITICA A AMBAS TEORÍAS: Realizan un análisis parcial, debido a que no tienen en cuenta que el contrato
surte efectos cuando existe un acuerdo entre voluntades (Art 957).

ARTÍCULO 971. Formación del consentimiento. Los contratos se concluyen con la recepción de la
aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la
existencia de un acuerdo.
El proceso de formación del consentimiento requiere de la formulación y del envío de una oferta, la
que debe reunir los requisitos establecidos en el art. 972 CCyC, y cuya aceptación puede ser
exteriorizada por el destinatario en forma expresa o por un comportamiento conclusivo que dé cuenta
de la conformidad del aceptante (art. 979 CCyC); si se trata de un contrato celebrado entre presentes,
quedará perfeccionado por la manifestación de la aceptación, y si es celebrado entre ausentes, tal
perfeccionamiento ocurrirá cuando ella sea recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de
la oferta (arts. 974 y 980 CCyC).

ARTÍCULO 972. Oferta. La oferta es la manifestación dirigida a una persona determinada o determinable,
con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe
producir de ser aceptada.

La oferta es un acto jurídico unilateral y recepticio que exterioriza la voluntad de quien la formula, y
está destinada a la celebración de un contrato.

Requisitos/caracteres de la oferta

a) Intención de obligarse.
La oferta debe contener una declaración de voluntad sería, destinada a crear, modificar o extinguir un
contrato. No constituyen ofertas las declaraciones formuladas en broma; con fines docentes; los pedidos
de información sobre un determinado producto o servicio; las propuestas “sin compromiso” o similares,
de las que no surja la intención del emisor de asumir ineludiblemente un compromiso contractual,
generador de obligaciones.
b) Remisión a persona determinada o determinable. Su carácter recepticio determina su transmisión a
persona determinada o determinable, lo que exige de un sujeto identificado por su nombre o bien que
pueda ser identificado por parámetros que permitan su individualización y que impidan considerar a la
propuesta como dirigida a persona indeterminada.
c) Suficiencia. La oferta, para poder ser considerada tal, debe estar referida a un contrato especial y
contener los elementos necesarios para establecer los efectos que se derivarán de su aceptación.
Los instrumentos mediante los cuales una parte, o todas ellas, dan cuenta de su consentimiento para
negociar cuestiones relativas a un futuro contrato solo tienen la fuerza obligatoria de una oferta si
cumplen con sus requisitos (art. 993 CCyC)

ARTÍCULO 973. Invitación a ofertar La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como
invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión
resulte la intención de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las
condiciones admitidas por los usos.

17
Este artículo regula la invitación a formular ofertas, que se tiene por efectuada cuando se realiza una
oferta dirigida a personas indeterminadas, al público en general, como la que se formula cuando se
publica un aviso clasificado haciendo saber de la intención de vender alguna cosa. No obstante, prevé
que el emisor dé cuenta de una intención clara de contratar, en cuyo caso valdrá directamente como
oferta, sujeta a los usos del lugar en el que se formula.

ARTÍCULO 974. Fuerza obligatoria de la oferta


La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte de sus términos, de la naturaleza del
negocio o de las circunstancias del caso.
La oferta hecha a una persona presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin
fijación de plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente.
Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el
proponente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de
la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación.
Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que
contenga una previsión diferente.

Aquí el CCyC regula la obligatoriedad de la oferta, distinguiendo entre la planteada a persona presente
de la enunciada a quien no lo está. Se prevén alternativas de régimen según el medio de comunicación
empleado.
Como mencionamos, dicho artículo regula la fuerza obligatoria de la oferta dirigida a persona
determinada, categoría dentro de la que es posible distinguir tres tipos básicos de formulación:
a) Oferta simple. La oferta simple no está sujeta a modalidad alguna, por lo que puede ser revocada
en cualquier momento; se entiende que pierde vigencia cuando transcurre el tiempo razonable
necesario para recibir la aceptación, de acuerdo a las circunstancias del caso y del medio de
comunicación empleado.
b) Oferta a plazo. En este supuesto el emisor se compromete a mantener los términos de la oferta
por un lapso determinado, computado desde la recepción de la propuesta por el destinatario.
c) Oferta irrevocable. La determinación de la irrevocabilidad de la oferta es una facultad del
oferente, quien renuncia unilateralmente a la prerrogativa de retractación que le acuerda el art. 975
CCyC.

ARTÍCULO 975. Retractación de la oferta La oferta dirigida a una persona determinada puede ser
retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo
que la oferta
La retracción es la manifestación de la voluntad destinada a privar de efectos una declaración
anterior.
La oferta puede ser retractada si el destinatario recibe la comunicación de su retiro antes o al
mismo tiempo de la recepción de la oferta.

ARTÍCULO 976. Muerte o incapacidad de las partes La oferta caduca cuando el proponente o el
destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación. El que aceptó
la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su aceptación ha
hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.
A menudo, el proceso de formación de un contrato lleva tiempo y en él ocurren cosas. Puede suceder
que alguna de las partes fallezca o se incapacite y por ello es necesario prever el impacto, los efectos
de tales acontecimientos en ese contrato en ciernes.
Por definición, la caducidad extingue el derecho no ejercido (art 2566).

18
El legislador ha introducido en el proceso de formación del consentimiento el supuesto de caducidad
de la oferta y de la aceptación por la muerte o incapacidad de las partes.
Así, la oferta caduca cuando el proponente o el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de
la recepción de su aceptación.

➔ Oferta electrónica
La oferta puede originarse en una declaración de voluntad a través de un medio electrónico dirigida de
modo explícito a otra persona; puede también dirigirse a personas indeterminadas.
Estas constituyen ofertas si reúnen las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe
producir de ser aceptada y si están dirigidos a personas determinadas (Art 972); en su defecto, pueden
tener los alcances de una invitación a ofertar, excepto que de sus términos o de las circunstancias de
su emisión resulte la intención de contratar del oferente (art 973).
La indagación sobre la intención es innecesaria en los contratos dirigidos a consumidores, ya que por
definición quedan caracterizados como oferta al público con efecto vinculante por el tiempo que se
emite (Art 7 LDC)

19
● Aceptación

ARTÍCULO 978. Aceptación Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al manifestar su
aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las
modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al aceptante.
Este artículo regula el régimen de la aceptación de la oferta contractual, estableciendo que para que
ella tenga eficacia debe expresar plena conformidad con la oferta, en grado tal que cualquier
modificación introducida a la propuesta original por el destinatario importa la formulación de la oferta
de un nuevo contrato, el que quedará concluido si el oferente inicial comunica de forma inmediata la
aceptación de la contrapropuesta a su emisor.
Quien recibe una oferta dispone entonces de varias posibilidades: guardar silencio, rechazarla,
proponer una reformulación de sus términos o aceptarla. Si acepta, su manifestación debe ser: a) lisa
y llana; y b) oportuna, formulada durante el lapso de vigencia de la oferta. Ello sin perjuicio de la
posibilidad de considerar a la aceptación tardía como una oferta formulada por el destinatario de la
propuesta anterior.
La aceptación puede darse:

a) Aceptación expresa: se produce por


manifestación verbal, por escrito o por signos
inequívocos que dan cuenta de una declaración
afirmativa.
b) Aceptación tácita: se da cuando el
Modos de destinatario lleva adelante una conducta que
aceptación (Art no desarrollaría de no haber aceptado la
oferta, incompatible con su rechazo
979 CCyC)
c) Aceptación por el silencio: en razón de lo
La establecido en este art. y en el art. 263 CCyC, el
aceptación se silencio guardado por el destinatario de la oferta no
perfecciona puede ser en principio considerado como aceptación,
con el salvo que, por la relación existente entre las partes o
contrato (Art por la vinculación entre el silencio actual y las
980) declaraciones precedentes, pudiera considerarse que
el receptor de la oferta debía expedirse

ARTÍCULO 981. Retractación de la aceptación La aceptación puede ser retractada si la comunicación de


su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella.
La retractación de la aceptación es una manifestación unilateral de voluntad cuya intención es la de
privar de efectos jurídicos a otra manifestación de voluntad anterior, formulada por la misma parte —
el mismo sujeto o sus herederos—, por la que se comunicó la aceptación de una oferta.
La retractación de la aceptación será jurídicamente eficaz si llega a conocimiento del oferente antes o
al mismo tiempo que la aceptación que procura dejar sin efecto.
En razón de lo establecido en el art. 983 CCyC, la recepción se tiene por producida cuando su
destinatario la conoce o debía conocerla.

➔ Consentimiento entre presentes y ausentes


Si las partes pueden intercambiar inmediatamente sus declaraciones de voluntad, serán relaciones
entre presentes, si, en cambio, media un espacio de tiempo, será una relación entre ausentes.

20
El Código Civil y Comercial adopta el criterio de la recepción de la comunicación, establece el artículo
980 CCyC que “la aceptación perfecciona el contrato entre presentes cuando es manifestada; entre
ausentes, si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta”
El criterio seguido para la formación del consentimiento entre ausentes es el que se sigue para la
retracción de la oferta (art 975 CCyC) y de la aceptación (art 981 CCyC). La caducidad de la oferta por
la muerte o incapacidad del proponente o el aceptante opera antes de la recepción de su aceptación
(art 976 CCyC).
Para mayor certeza agrega el artículo 983 CCyC, se considera que la manifestación de la voluntad de
una parte es recibida por la otra cuando esta la conoce o debió conocerla, trátese de comunicación
verbal, de recepción en su domicilio de un instrumento pertinente o de otro modo útil. En las
comunicaciones electrónicas es un criterio válido que la declaración ingrese al ámbito de control del
receptor, por caso, a su computadora.

➔ Consentimiento en los contratos electrónicos


El contrato electrónico es el que se celebra, cumple o ejecuta por medios electrónicos; por regla (no
excluyente), sin la presencia física de las partes en el mismo lugar, prestando su consentimiento en
origen y en destino por medio de equipos electrónicos de tratamiento o almacenamiento de datos,
conectados por medios tecnológicos.
El contrato electrónico celebrado consensualmente reconoce distintas variantes:

❖ Contratos celebrados instantáneamente (en tanto no medie una distancia jurídica entre oferta y
aceptación, la celebración es entre presentes)
❖ Contratos no celebrados instantáneamente (Cuando haya un espacio temporal que interrumpe
de cualquier modo el proceso de intercambio entre oferta y aceptación, la celebración es entre
ausentes)
❖ Contratos de consumo a distancia (esto es, sin la presencia física simultánea del proveedor y
consumidor, la celebración es entre ausentes; pero por tratarse de una contingencia en una
posición de desigualdad negocial, la recepción de la aceptación pronunciada por el consumidor
exige adicionalmente que el proveedor comunique que la ha recibido -art 1108 CCyC- como
modo conclusivo de la celebración del contrato)

Cualquiera de los supuestos enunciados quedan materializados en un documento electrónico o digital


(arts 286, 288 CCyC)

● Contrato por adhesión a cláusulas generales predispuestas

¿Qué es un contrato por adhesión?

El contrato por adhesión es aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas
generales predispuestas unilateralmente por la otra parte o por un tercero, sin que el adquirente haya
participado en su redacción (art 984 CCyC).
El contrato se celebra por adhesión cuando las partes no negocian sus cláusulas, ya que una de ellas,
fundada en su mayor poder de negociación, predispone el contenido y la otra adhiere.
Un ejemplo claro de los contratos por adhesión son los contratos de servicios (luz, agua, gas)
➔ Contenido de la adhesión
Los contratos por adhesión se formulan a partir de la predisposición, que se expone mediante
cláusulas generales y cláusulas particulares. Las generales son aquellas que tipifican el contrato y son
las predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya
21
participado en la redacción. Las particulares son aquellas que negociadas individualmente, amplían,
limitan, suprimen o interpretan una cláusula general.

Las cláusulas generales son el reflejo exacto de Las cláusulas particulares son las que sustituyen,
la redacción predispuesta (quien diseña, amplían, reducen, suprimen o modifican el contenido
elabora, etc) de las cláusulas generales. Pueden ser compatibles
con las cláusulas generales.
La coherencia entre cláusulas generales y particulares se impone como una exigencia natural del
principio de buena fe a la exigencia de coherencia con los propios actos, a la protección de la confianza
y de la lealtad.
Los requisitos que deben seguir las cláusulas generales son:

➢ Deben ser comprensibles y autosuficientes


➢ Deben tener redacción clara, completa y fácil legible (entenderse sin dificultad)

ARTÍCULO 988. Cláusulas abusivas En los contratos previstos en esta sección, se deben tener por
no escritas: a) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente; b) las que
importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos del predisponente
que resultan de normas supletorias; c) las que por su contenido, redacción o presentación, no son
razonablemente previsibles.

● Los vicios de la voluntad


Los vicios son defectos que privan al acto jurídico de los efectos que los son propios. Anteriormente
habíamos analizado los vicios de la voluntad en el marco de la licitud. Hoy vamos a ver los vicios en
general de los actos jurídicos dentro de los cuales podemos destacar 3 :

1. Lesión
2. Simulación
3. Fraude

➔ Lesión:
ARTÍCULO 332.- Lesión. Puede demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando
una de las partes explotando la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra, obtuviera por
medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación. Se
presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de notable desproporción de
las prestaciones. Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción debe
subsistir en el momento de la demanda. El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un
reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de
reajuste si éste es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus
herederos pueden ejercer la acción.

A y B celebraron un Acto
Jurídico.
A: Lesionante

B: Lesionado.

La lesión reúne 3 Requisitos: 2 subjetivos (sujeto) y 1 objetivo, debiendo estar presentes los 3
supuestos para que exista Lesión, si falta alguno de ellos, no la hay.

22
• Subjetivo:
1. Aprovechamiento por parte del Lesionante: se aprovecha del lesionado, conoce de
antemano que la otra parte se encuentra en situación de inferioridad y por ello celebra
el acto. Diferencia con el DOLO: él, no provocó la situación de inferioridad de la otra
parte, sólo la conoce de antemano y se aprovecha de ella.
2. Estado de Inferioridad del Lesionado:
a. Necesidad: no hay que pensar solo en una necesidad económica. Puede ser también
una situación moral que él considere de riesgo o peligro ya sea para su libertad, para
su honra, para su persona, etc. La necesidad es un concepto muy amplio.
b. Debilidad Psíquica: término genérico. Indica que la persona no está en condiciones
psíquicas. No confundir con enfermedad mental. La norma no habla de enfermedad
mental. Ej persona anciana, depresiva, con Stress, algún leve retraso cognitivo (que
tampoco implica enfermedad), en fin, situaciones que colocan a la persona en un
estado en que no está en condiciones de analizar los pro y contras del acto jurídico.
El juez será quien tenga que analizar si realmente estamos ante una situación de
inferioridad dependiendo del caso concreto, apoyado en un equipo interdisciplinario.
c. Inexperiencia: persona analfabeta o de corta edad es inexperto para ese tipo de
actos. Hay que analizar su grado de cultura, conocimientos, etc.

• Objetivo:
3. Desproporción de las prestaciones: Es más fácil de probar, es cuantificable. Ej permuta
de un inmueble por una bicicleta. Es notablemente desproporcionado el valor de las
cosas y es necesario que se mantenga la desproporción al momento de la demanda.

¿Qué efectos se persiguen con la acción de Lesión?

La acción la inicia quien dice haber sido lesionado. El demandante en un principio, puede elegir entre
la Nulidad o el Reajuste, pero si la contraparte elige el reajuste, no corre la nulidad por el principio de
Conservación de los Actos, principio rector.

Nulidad: se cae el acto


EFECTOS

Reajuste: evitar la desproporción

¿Quién puede demandar la Lesión?


El lesionado y sus herederos, quienes son sucesores universales que ocupan el lugar del causante.
Tienen 2 años para ejercer la acción. De modo que no pueden promover la acción los acreedores ni
ningún otro tercero.
Se entiende que para que proceda la pretensión el acto jurídico debe ser conmutativo y oneroso; de
modo que la lesión no es admisible en los contratos gratuitos.
➔ Simulación

23
ARTÍCULO 333.- Caracterización. La simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de
un acto bajo la apariencia de otro, o cuando el acto contiene cláusulas que no son sinceras, o fechas
que no son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten derechos a personas interpuestas,
que no son aquellas para quienes en realidad se constituyen o transmiten.

La simulación es la declaración de voluntad no real, emitida conscientemente y de acuerdo entre las


partes, para producir —con fines de engaño— la apariencia de un negocio jurídico que no existe o es
distinto de aquel que realmente se ha llevado a cabo.

Un ejemplo muy común es consignar un precio en un Instrumento Público como la escritura por la
venta de un inmueble cuando en realidad es otro (para pagar menos impuestos). Otro ejemplo es
asentar una fecha anterior a la de la realización del acto para generar un D° en el tiempo.

Clases:

Simulación Absoluta: no hubo intención de las partes de llevar a cabo ningún acto. No hay acto, no
existe. Recordemos que cuando uno demanda por simulación, uno le va a pedir al juez la nulidad del
acto simulado para que aparezca la verdad real que está oculta. En este tipo de simulación, no hay
acto.

Simulación Relativa: a tras de la ficción, si hay un acto oculto del verdadero y diferente al verdadero.
Sale ahora a la luz. Ejemplo: Una compraventa que encubre una donación

La Simulación puede ser:

• Lícita: que no contraría ninguna Norma ni perjudica a 3ros. Ej A y B simulan una venta porque
C le pide constantemente dinero a A, entonces A simula que vendió todo para que C le deje
de pedir. Tiene que ocurrir que A no tenga obligaciones legales con C (manutención, pasarle
alimentos, etc.), o sea que la venta simulada de A y B no perjudique a 3ros.
• Ilícita: que contraría ninguna Norma y perjudica a 3ros que tienen interés en la simulación.

Prueba:

¿Cómo se prueba una simulación?


Va a depender de qué tipo de simulación se trate y quien ejerce la acción para hablar de la prueba,
porque la prueba va a ser diferente. No es lo mismo que la acción la ejerza una de las partes que la
acción sea ejercida por un 3ro.

Efecto: pedir la nulidad del acto simulado para que caiga dicho acto.

¿Quién ejerce la acción de simulación?

Puede ser una de las partes (A o B) o el 3ro (C) al que se perjudicó o se quiso perjudicar lícita o
ilícitamente.

24
Ejercicio de la acción por una de las partes: lo primero que hay que preguntarse es que tipo de
simulación se hizo: lícita o ilícita.

Si la simulación es lícita ¿Puede una de las partes ejercer la acción de simulación contra la otra?
Si puede, porque están por dejar de lado un acto ficticio que no perjudicó a nadie y quieren dejarlo sin
efecto.

a. Simulación Lícita: SÍ
b. Simulación Ilícita: NO porque nadie puede alegar su propia torpeza, EXCEPCIONALMENTE
SI, cuando no obtenga ningún beneficio.
c. Prueba: Contradocumento. Puede excepcionalmente prescindirse de él pero habrá que
probarlo por otras vías y eso es difícil.

Ejercicio de la acción por un 3ro: ¿Puede pedirle al juez que la nulidad de un acto simulado si la
simulación es lícita?
a. Simulación Lícita: NO.
b. Simulación Ilícita: SI. porque él es el perjudicado, tiene interés en ese perjuicio que se le
causó.
Prueba:
Todo tipo de prueba: testigos, prueba documental, informativa, etc.
También puede presentar lo que se conoce como presunción o indicio, aportando al juez muchos
indicios de que se estaría ante una simulación. Ej que el 3ro perjudicado le acredite al juez que A y B
son amigos desde la infancia, que A dijo que vendió la casa a B pero nunca dejó de vivir en ella y B
jamás se instaló en el domicilio.
Otra presunción: B no tiene dinero para haber comprado la vivienda. Son las llamadas pruebas
indirectas

Absolut
a
Relativ
a
Simulació Licit
n a
Ilicit
a
Efecto: Tota
NULIDAD l
Parci
al
ARTÍCULO 335.- Acción entre las partes.
Contradocumento. Los que otorgan un acto
simulado ilícito o que perjudica a terceros no pueden ejercer acción alguna el uno contra el otro
sobre la simulación, excepto que las partes no puedan obtener beneficio alguno de las resultas del
ejercicio de la acción de simulación. La simulación alegada por las partes debe probarse mediante el
respectivo contradocumento. Puede prescindirse de él, cuando la parte justifica las razones por las

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cuales no existe o no puede ser presentado y median circunstancias que hacen inequívoca la
simulación.

El Contradocumento es la prueba instrumental idónea y fundamental en donde consta el verdadero


acto que se ha llevado a cabo. Ej: A y B simulan una venta realizando una escritura pública, en el
Contradocumento va a estar plasmada la donación, que es el verdadero acto celebrado. Al juez va
una parte contra la otra mostrando ambos documentos: el ficticio donde consta la venta simulada y
el contradocumento donde está plasmada la donación.
Si la simulación es Ilícita o que afecta derechos de 3ros con la simulación, no pueden ejercer acción
entre las partes de uno contra el otro, salvo que las partes no puedan obtener beneficio alguno del
resultado del ejercicio de la acción de simulación. El resultado sería hacer caer el acto simulado y
que aparezca la verdad de los hechos. Ese efecto no debería traerle beneficio para alguna de las
partes. ¿Por qué? porque estamos en una simulación ilícita y nadie puede alegar su propia torpeza,
en todo caso, que no obtenga beneficio alguno y que solo busque dejar de perjudicar a quien
quisimos perjudicar, pero no beneficio entre las partes.
El Contradocumento debe reunir todos los requisitos y decir que todos los actos que decimos que
hemos celebrado no fueron tales. Hay un vínculo entre el documento y el contradocumento, las
partes lo tienen oculto para probar la simulación.

¿Qué ocurre si he perdido el Contradocumento?


Puedo intentar probar que hubo un contradocumento presentando otras pruebas al juez, pero es muy
difícil.

ARTÍCULO 336.- Acción de terceros. Los terceros cuyos derechos o intereses legítimos son
afectados por el acto simulado pueden demandar su nulidad. Pueden acreditar la simulación por
cualquier medio de prueba.

Art. 337 Efectos frente a terceros. Deber de indemnizar. La simulación no puede oponerse a los
acreedores del adquirente simulado que de buena fe hayan ejecutado los bienes comprendidos en el
acto. La acción del acreedor contra el subadquirente de los derechos obtenidos por el acto
impugnado sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es cómplice en la simulación. El
subadquirente de mala fe y quien contrató de mala fe con el deudor responden solidariamente por
los daños causados al acreedor que ejerció la acción, si los derechos se -transmitieron a un
adquirente de buena fe y a título oneroso, o de otro modo se perdieron para el acreedor. El que
contrató de buena fe y a título gratuito con el deudor, responde en la medida de su enriquecimiento.
La ley les permite ejercer cualquier acción a los 3ros cuando es simulación lícita por cualquier medio
de prueba.

➔ Fraude
Acto Real. Lo realiza un deudor con un 3ro para perjudicar a un acreedor

ARTÍCULO 338.- Declaración de inoponibilidad. Todo acreedor puede solicitar la declaración de


inoponibilidad de los actos celebrados por su deudor en fraude de sus derechos, y de las renuncias al
ejercicio de derechos o facultades con los que hubiese podido mejorar o evitado empeorar su estado
de fortuna.

Tiene similitud en cuanto a la estructura con la Simulación. El titular de la acción es el acreedor (C),
quien presenta una acción revocatoria o Pauliana y el efecto no es la revocación ni la nulidad sino la
INOPONIBILIDAD de ese acto fraudulento, quedando éste en pie. El titular de la acción es el
ACREEDOR.

ARTÍCULO 339.- Requisitos. Son requisitos de procedencia de la acción de declaración de


inoponibilidad:
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a. que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el deudor haya actuado
con el propósito de defraudar a futuros acreedores;
b. que el acto haya causado o agravado la insolvencia del deudor;
c. que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido conocer que el
acto provocaba o agravaba la insolvencia.
La acción Pauliana o revocatoria, es un mecanismo de defensa de los acreedores, dentro del
derecho de obligaciones, mediante el cual éstos pueden solicitar la revocación de actos realizados
por el deudor en su perjuicio.
Para poder ejercer la acción Pauliana, el deudor tiene que estar en estado de insolvencia, pues de lo
contrario, este puede disponer de sus bienes a su antojo, siempre que conserve la capacidad de
honrar las obligaciones que ha contraído.
Por ejemplo, en caso que un deudor insolvente, con el objetivo de no perder sus bienes, los vende a
una tercera persona por una suma muy inferior al valor real de ellos. Debido a esta venta, el
patrimonio del deudor insolvente se reduce considerablemente, perjudicando a los acreedores. Bajo
esta situación, los acreedores pueden ejercer la acción Pauliana, no para pedir que se anule la venta,
sino para que esta sea inoponible ante él. ¿Qué significa?
Que la venta sigue en pie, no se cae el acto, solo que ahora el acreedor podrá solicitar el embargo del
bien, rematarlo y cobrarse el importe de su crédito. Si queda un remanente, será propiedad del
comprador original.
Ej: A (deudor) tiene una deuda con C (acreedor) de fecha 1 de enero por $60.000. En marzo, A vende
a B un inmueble para que C no pueda agredir o ir contra ese inmueble. C, interpone la acción de
revocación y va contra el inmueble que ahora es propiedad de B. Se remata el bien y se obtienen
$100.000 de su venta. El Crédito que tenía C con A era de $60.000. C, cobra ese crédito y los $40.000
restantes quedan en poder de B y NO vuelven a A.
Requisitos:
Para ejercer la acción Pauliana, es necesario:

• Que el deudor lleve a cabo una enajenación o renuncia de derechos.


• Que se reúnan dos condiciones, una, que el acto perjudique la solvencia del deudor de manera
significativa y por ello perjudique al acreedor, y por otra parte, que exista consilium fraudis o el
acto sea a título gratuito.

2do Inc. Que provocó o agravó una situación de insolvencia.


3er Inc. Complicidad del 3ro que sabía que con ese acto iba ese deudor a causar su insolvencia o a
agravarla.
Complicidad: cuando sea a título oneroso

Artículo 340. Efectos frente a terceros. Deber de indemnizar: El fraude no puede oponerse a los
acreedores del adquirente que de buena fe hayan ejecutado los bienes comprendidos en el acto.
La acción del acreedor contra el subadquirente de los derechos obtenidos por el acto impugnado
sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es cómplice en el fraude; la complicidad se
presume si, al momento de contratar, conocía el estado de insolvencia. El subadquirente de mala
fe y quien contrató de mala fe con el deudor responden solidariamente por los daños causados al
acreedor que ejerció la acción, si los derechos se transmitieron a un adquirente de buena fe y a
título oneroso, o de otro modo se perdieron para el acreedor. El que contrató de buena fe y a título
gratuito con el deudor, responde en la medida de su enriquecimiento.

Efectos: los efectos de éste acto fraudulento no se le pueden oponer al acreedor. Si no se le puede
oponer, entonces el acreedor podrá ir en contra del 3ro y desapoderar. El acto sigue en pie, no se
cae.
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ARTICULO 341.- Extinción de la acción. Cesa la acción de los acreedores si el adquirente de los
bienes transmitidos por el deudor los desinteresa o da garantía suficiente.

ARTICULO 342.- Extensión de la inoponibilidad. La declaración de inoponibilidad se pronuncia


exclusivamente en interés de los acreedores que la promueven, y hasta el importe de sus respectivos
créditos.

● Etapas precontractuales: Tratativas previas. Efectos

Las tratativas contractuales o precontractuales constituyen diálogos, intercambios de información y


evaluaciones de factibilidad preliminares que preceden a la asunción de obligaciones contractuales y
permiten a los negociantes establecer los términos del contrato que procuran celebrar.
Finalidad: evaluar si se concreta o no un vínculo contractual
Pueden concluir con la formalización del contrato o en el apartamiento de la negociación.
La oferta y la aceptación son los datos más destacados de ese proceso negocial.
Las tratativas contractuales son habilitadas por la libertad de las partes para contratar, y se encuentran
contempladas en el CCyC. Son aquellas negociaciones sostenidas antes del perfeccionamiento don
consentimiento.
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, las partes son libres para promover tratativas dirigidas a la
formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento (Art 990 ccyc).
Conforme a este articulo, esta libertad posee un aspecto positivo y uno negativo, pues mientras
implica el derecho, la facultad de iniciar tratativas con quien también esté dispuesto (aspecto positivo),
conlleva la posibilidad de abandonarlas, de decidir no contratar (aspecto negativo), ello en tanto tal
actitud sea ejercida de buena fe.

ARTÍCULO 991. Deber de buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se haya formulado
una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente. El incumplimiento
de este deber genera la responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado por haber confiado, sin
su culpa, en la celebración del contrato.

El deber de actuar de buena fe es un principio general del derecho privado (Art 9 CCyC).
El reproche reposa en la conducta antijurídica del apartamiento lesivo, frustrando la confianza de la
otra parte en una negociación seria, incumpliento el deber generico de obrar con buena fe.
Se puede proceder con la reparación por la violacion del deber de seguridad ínsito en el proceso de
negociación.
El factor de atribución por regla es subjetivo, por el dolo o la culpa de quien se aparta injustificadamente
de la negociación, es objetivo de los supuestos de ausencia del deber de seguridad. El código no
establece los alcances de la reparación, pero por lo general se procede cubriendo los gastos y las
pérdidas, incluso el lucro cesante derivado de la pérdida de otro negocio.

ARTÍCULO 992. Deber de confidencialidad. Si durante las negociaciones, una de las partes facilita a la
otra una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el deber de no revelarla y de no
usarla inapropiadamente en su propio interés. La parte que incumple este deber queda obligada a

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reparar el daño sufrido por la otra y, si ha obtenido una ventaja indebida de la información confidencial,
queda obligada a indemnizar a la otra parte en la medida de su propio enriquecimiento

El principio básico en la materia es que la información intercambiada por las partes en un proceso de
negociación no es confidencial. Para que se la considere tal, debe ser proporcionada con ese carácter,
ya sea por manifestación expresa o tácita, pero inequívoca.

Quien determina la confidencialidad de la información es quien la proporciona; aunque puede que las
partes establezcan el carácter confidencial general de todo el proceso de negociación que desarrollen.
Dos son las restricciones que debe observar quien recibe información confidencial:

1) no revelar, en principio, a nadie, pues la norma no hace distinciones; aunque es claro que las
partes pueden, en ejercicio de su libertad contractual, pautar lo que estimen pertinente al respecto; y

2) no usarla inapropiadamente en su propio interés; por ejemplo, copiando una determinado modelo
de negocio al que tuvo acceso en tratativas que luego no condujeron a la celebración de un contrato
con quien proporcionó la información.

ARTÍCULO 993. Cartas de intención Los instrumentos mediante los cuales una parte, o todas ellas,
expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitado a cuestiones relativas a un
futuro contrato, son de interpretación restrictiva. Sólo tienen la fuerza obligatoria de la oferta si
cumplen sus requisitos.

La carta de intención es una forma de documentar el avance de las negociaciones, con la mirada
centrada en la eficiencia de las tratativas en curso.

Libertad de contratación
(Art 990)
Deber de buena fe
Tratativas (Art 991)
contractuales Deber de confidencialidad
(Art 992)
Cartas de intención (Art
993)
El principio
genérico de la autonomía de la voluntad consagrado en el artículo 958 CCyC, comprende la
libertad de celebrar el contrato y la de determinar su contenido.
La libertad de contratación puede también comprometerse jurídicamente por decisión del sujeto
que la detenta.
Puede ejercerse anticipadamente comprometiendo el consentimiento para celebrar más adelante
un contrato. Son los supuestos de los contratos preliminares.
La libertad para determinar el contenido puede ejercerse para fijar el contenido de un contrato
que se celebrará luego. Son los supuestos de los contratos preparatorios.

● Contrato de consumo
➔ Relación de consumo

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ARTÍCULO 3 de Ley Nº 24.240 (Ley de Defensa del consumidor) — Relación de consumo. Integración
normativa. Preeminencia. La relación de consumo es el vínculo jurídico entre el proveedor y el
consumidor o usuario.

1. La relación de consumo es el vínculo jurídico entre consumidores y oferentes en el mercado


de bienes y servicios.
2. Toda relación de consumo está sujeta a una reglamentación jurídica que puede originarse en
el ámbito contractual o extracontractual.
3. El consumidor cumple un rol de importancia en las relaciones de consumo ya que además
constituye la parte más débil del contrato debido a los constantes abusos que sufre el mismo
cuando adquiere bienes o servicios en el mercado.
4. La relación de consumo tuvo una profunda evolución en los últimos tiempos desde la sanción
de la ley 24.240 de defensa del consumidor, la importancia del consumidor en el art 42 y 43
de la Constitución Nacional y la reforma de la ley 26.361 como así la sanción de la ley 26.993
que crea el COPREC (sistema de conciliación previa en las relación de consumo) que significa
un avance más en la resolución de conflictos entre consumidores y empresas proveedoras de
bienes y servicios.

El elemento determinante de la relación de consumo es el “destino final” del bien o servicio.


➔ Consumidor

Se considera como consumidor a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita
u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social
(Art 1092 CCYC)
ARTICULO 1º —Objeto. Consumidor. Equiparación. La presente ley tiene por objeto la defensa del
consumidor o usuario. Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en
forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social (...)

❖ Consumidor equiparado
El régimen de protección del consumidor y usuario se extiende a aquellas personas respecto de las
cuales se configuran los presupuestos de vulnerabilidad o del destino final de los bienes a los que
accede.
“(...) Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa,
como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.” (Art 1092)

El supuesto normativo se extiende al consumidor o usuario material de un bien o servicio que no se


ha vinculado directamente con el proveedor; o bien, los terceros beneficiarios de algún derecho
comprendido en la relación de consumo.
❖ Consumidor expuesto
Es una persona que resulta ser víctima de una relación de consumo ajena, pero causalmente
vinculada al daño que sufre. Esa es la clave de la figura del tercero expuesto: la relación causal entre
el daño padecido y el hecho dañoso.
❖ Subconsumidores
Siendo la vulnerabilidad uno de los rasgos distintivos de la caracterización de los sujetos tutelados
en la relación de consumo, la consideración de la doctrina ha llevado a, por un lado, a extender su

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aplicación a los supuestos de dudosa determinación cuando el “destino final” sea un parámetro
difuso, y por otro lado, a acentuar el principio protectorio en razón de concretas condiciones
personales tales como la minoridad, la ancianidad, la pobreza o la marginalidad.

➔ Síntesis de elementos y supuestos de la relación de consumo

1. La categoría jurídica de consumidor se construye a partir de la existencia de dos elementos


estructurales:
A. La vulnerabilidad o debilidad
B. El destino final de los bienes incorporados, para beneficio propio o de su grupo social.
Dichos elementos justifican la especial tutela protectora que le confiere el ordenamiento jurídico
argentino.

2. La tutela del consumidor abarca cuatro supuestos distintos, a saber:


A. Quien adquiere bienes o servicios con un destino final, sea a titulo gratuito u oneroso
(consumidor en sentido estricto)
B. Quien utiliza bienes o servicios con un destino final sin ser parte de un contrato de consumo
C. El sucesor particular en los derechos adquiridos por el consumidor originario y
D. Los sujetos expuestos a una relación de consumo.

3. Las personas jurídicas son, en principio, consumidoras, en la medida en que se den los presupuestos
antes señalados.

➔ El proveedor
El otro lado del vínculo jurídico en la relación de consumo es el proveedor.
El proveedor es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de manera
profesional, aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización de bienes y
servicios, destinados a consumidores o usuarios.

● Formación del consentimiento (Art 1096 a 1103)


Las disposiciones relativas a la formación del consentimiento se justifican en tanto registran
profundas diferencias con la parte general de los contratos regulados en el Título II y, además, por no
haber una regulación sistémica en el derecho argentino, lo que justifica mayor extensión en el tema.
Esas diferencias no se individualizan, pero resultan de la caracterización de los contratos de
consumo del articulo 1093 CCYC.
Los factores de corrección son también numerosos y diversos. Provienen de los principios generales
del derecho, el orden público, la buena fe, el ejercicio regular de los derechos y de los principios del
derecho del consumidor: la protección del consumidor, el acceso sustentable y los que el código
ordena en el Título III “Contratos de consumo”
Sección: Prácticas abusivas
ARTÍCULO 1096. Ámbito de aplicación. Las normas de esta Sección y de la Sección 2ª del presente
Capítulo son aplicables a todas las personas expuestas a las prácticas comerciales, determinables o
no, sean consumidores o sujetos equiparados conforme a lo dispuesto en el artículo 1092.

ARTÍCULO 1097. Trato digno: Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno
a los consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los criterios
generales que surgen de los tratados de derechos humanos. Los proveedores deben abstenerse de
desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o
intimidatorias.

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ARTÍCULO 1098. Trato equitativo y no discriminatorio Los proveedores deben dar a los consumidores
un trato equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias basadas en pautas contrarias
a la garantía constitucional de igualdad, en especial, la de la nacionalidad de los consumidores.

ARTÍCULO 1099. Libertad de contratar. Están prohibidas las prácticas que limitan la libertad de
contratar del consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o servicios a la
adquisición simultánea de otros, y otras similares que persigan el mismo objetivo.

Sección: Información y publicidad dirigida a los consumidores


ARTÍCULO 1100. Información. El proveedor está obligado a suministrar información al consumidor en
forma cierta y detallada, respecto de todo lo relacionado con las características esenciales de los
bienes y servicios que provee, las condiciones de su comercialización y toda otra circunstancia
relevante para el contrato. La información debe ser siempre gratuita para el consumidor y
proporcionada con la claridad necesaria que permita su comprensión.

ARTÍCULO 1101. Publicidad. Está prohibida toda publicidad que:


a) contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al
consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto o servicio;
b) efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a error al
consumidor;
c) sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o peligrosa
para su salud o seguridad.

ARTÍCULO 1102. Acciones. Los consumidores afectados o quienes resulten legalmente legitimados
pueden solicitar al juez: la cesación de la publicidad ilícita, la publicación, a cargo del demandado, de
anuncios rectificatorios y, en su caso, de la sentencia condenatoria.

ARTÍCULO 1103. Efectos de la publicidad. Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios,


prospectos, circulares u otros medios de difusión se tienen por incluidas en el contrato con el
consumidor y obligan al oferente.

➔ Modalidades especiales de la contratación de consumo


El proceso de formación de la relación de consumo se puede observar desde la perspectiva trazada
convencionalmente y capturada por el Código a partir de un mercado donde el proveedor de bienes y
servicios diseña, elabora y coloca el resultado de esa cadena de valor; es decir, elabora las
condiciones para ofrecerlos a la espera de su aceptación.
Los hitos de formación del consentimiento están influenciados por estos fenómenos.
El proceso de formación reconoce además en la actividad negocial otra influencia sobre el
consumidor: la predisposición, la inducción, el estímulo, la seducción, como expresiones “sutiles” de
búsqueda del consumidor. La oferta espera la demanda, que es atraída.
Cuando la oferta deja de esperar a la demanda, para buscarla, la intromisión en la esfera de
actuación del consumidor potencia su vulnerabilidad; la sorpresa, la invasión exigen más intensidad
en los factores de corrección que exceden la intervención del legislador en el proceso de formación
del consentimiento, en cuanto algunas prácticas negociales invasivas, por ser tales, avanzan en el
proceso contractual hacia la etapa de concreción del contrato.

➔ Supuestos comprendidos
Bajo la caracterización de modalidades específicas el código describe prácticas muy extendidas en
la contratación de consumo:
❖ Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales
❖ Celebrados a distancia

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❖ Celebrados por medios electrónicos

ARTÍCULO 1104. Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales. Está comprendido en
la categoría de contrato celebrado fuera de los establecimientos comerciales del proveedor el que resulta
de una oferta o propuesta sobre un bien o servicio concluido en el domicilio o lugar de trabajo del
consumidor, en la vía pública, o por medio de correspondencia, los que resultan de una convocatoria al
consumidor o usuario al establecimiento del proveedor o a otro sitio, cuando el objetivo de dicha
convocatoria sea total o parcialmente distinto al de la contratación, o se trate de un premio u obsequio.

ARTÍCULO 1105. Contratos celebrados a distancia. Contratos celebrados a distancia son aquellos
concluidos entre un proveedor y un consumidor con el uso exclusivo de medios de comunicación a
distancia, entendiéndose por tales los que pueden ser utilizados sin la presencia física simultánea de las
partes contratantes. En especial, se consideran los medios postales, electrónicos, telecomunicaciones,
así como servicios de radio, televisión o prensa.

ARTÍCULO 1106. Utilización de medios electrónicos. Siempre que en este Código o en leyes especiales
se exija que el contrato conste por escrito, este requisito se debe entender satisfecho si el contrato con el
consumidor o usuario contiene un soporte electrónico u otra tecnología similar

➔ Contratos por adhesión


Descripto en puntos anteriores.
➔ La responsabilidad en periodo de formación del contrato:

El nuevo código la legisla en los artículos 990 a 992.


Allí se prevén dos tipos de responsabilidad en la formación del contrato: la ruptura de tratativas y la
violación del deber de confidencialidad.
El art. 990 establece el principio general de la no responsabilidad en materia de responsabilidad
precontractual. La posibilidad de reclamar por los daños derivados de la ruptura intempestiva de las
tratativas debe ser excepcional, ya que en dicha etapa preliminar las partes cuentan con el derecho
de no contratar, que se deriva del principio de autonomía de la voluntad.

El art. 991 sin lugar a dudas, los presupuestos que debe cumplir la responsabilidad precontractual
para configurarse. En principio, el artículo determina el marco en que puede tener lugar esta especial
responsabilidad.
Así, siguiendo los estudios de Faggella, su ámbito de acción no nace con la oferta –como sostenía
Ihering-, sino con las tratativas anteriores a su formulación. Es decir que, desde el comienzo mismo
de la negociación, las partes deben comportarse de manera tal de no dañar a su futuro
cocontratante.
El fundamento jurídico de la responsabilidad precontractual debe encontrarse en la buena fe. El art.
992 ya ha sido analizado supra, valiendo todo lo dicho en esta parte. Respecto a la nulidad, se ha
eliminado la distinción en actos nulos y anulables. Por lo tanto solo ha quedado la categoría de actos
nulos y de nulidad relativa y absoluta.
➔ Se establece la distinción en nulidad absoluta y relativa, y nulidad total y parcial.

ART. 386.- Criterio de distinción. Son de nulidad absoluta los actos que contravienen el orden
público, la moral o las buenas costumbres. Son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley
impone esta sanción sólo en protección del interés de ciertas personas.

ART. 387.- Nulidad absoluta. Consecuencias. La nulidad absoluta puede declararse por el juez, aun
sin mediar petición de parte, si es manifiesta en el momento de dictar sentencia. Puede alegarse por

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el Ministerio Público y por cualquier interesado, excepto por la parte que invoque la propia torpeza
para lograr un provecho. No puede sanearse por la confirmación del acto ni por la prescripción.

ART. 388.- Nulidad relativa. Consecuencias. La nulidad relativa sólo puede declararse a instancia de
las personas en cuyo beneficio se establece. Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de
buena fe y ha experimentado un perjuicio importante. Puede sanearse por la confirmación del acto y
por la prescripción de la acción. La parte que obró con ausencia de capacidad de ejercicio para el
acto, no puede alegarla si obró con dolo. Nulidad total y parcial

ART. 389.- Principio. Integración. Nulidad total es la que se extiende a todo el acto. Nulidad parcial
es la que afecta a una o varias de sus disposiciones. La nulidad de una disposición no afecta a las
otras disposiciones válidas, si son separables. Si no son separables porque el acto no puede
subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total. En la nulidad parcial, en caso de ser
necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los intereses que
razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.

➔ Presupuestos. Daño resarcible.

El art. 991 establece que quien ha frustrado injustificadamente las negociaciones debe resarcir el
daño causado. Ello nos obliga a examinar cómo funciona en el caso los presupuestos de la
responsabilidad civil.

Antijuridicidad: La conducta antijurídica es la frustración injustificada de las negociaciones. Se ha


aclarado ya que ello no implica que el demandado deba probar una causa de justificación de su
abandono de las negociaciones, pues ése es su derecho, sino que es la contraparte quien debe
probar que quien se apartó de las tratativas lo hizo violando el principio de buena fe. Esto es,
normalmente, que entró o continuó una negociación que no tenía intención de concretar.

El valor protegido: la confianza motivada

El art. 991 exige que el demandante haya confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato.
Es un requisito que proviene de la jurisprudencia italiana y francesa, las que coinciden en afirmar que
el co-contratante frustrado debe haberse visto frustrado en una confianza suficientemente motivada.
Es bien difícil determinar en los casos concretos cuando existe es " confianza tutelable" ; algunos
toman en cuenta la duración de las negociaciones, lo avanzado de ellas, los gastos que se han
efectuado en miras a la celebración del contrato, el abandono de otras tratativas paralelas sobre
objeto análogo, las anteriores relaciones entre las mismas partes, los acuerdos parciales que se
pudieran haber alcanzado, etc.
Es en definitiva una cuestión de hecho y la prueba debe convencer al juez de que la parte
demandante confiaba seria y justificadamente en la celebración del contrato.

Factor de atribución
El factor de atribución es siempre subjetivo; será el dolo cuando la parte entró en las tratativas sin
intención alguna de celebrar el contrato y lo hizo solo para impedir por ejemplo que la otra parte
contrate con un competidor. Será la culpa cuando ha actuado negligentemente en la continuación de
la negociación que estaba destinada al fracaso.

El daño

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Todos los proyectos de reformas al Código Civil, incluso el Proyecto de 1998, limitan la
responsabilidad de quien ha frustrado el contrato a la indemnización del daño al interés negativo.
O sea que normalmente la reparación se limitaría a los gastos causados en la negociación; y el daño
emergente o el lucro cesante derivados del impedimento para celebrar otro contrato sustitutivo o el
rechazo de otra oferta (Spota).
El Código Civil y Comercial en los artículos que comentamos no contiene una previsión semejante,
por lo que serían atribuibles todos los daños que tengan una adecuada relación de causalidad con la
conducta antijurídica, por aplicación de las reglas generales de la responsabilidad civil.

UNIDAD N° 4

CAPACIDAD.
La plena capacidad civil se adquiere a los 18 años de edad, por ende, la persona menor de edad es
aquella persona menor de 18 años. El nuevo código civil hace referencia a los NIÑOS y NIÑAS que
van desde el nacimiento hasta los 13 años y de los ADOLESCENTES a partir de los 13 hasta los 18,
en los adolescentes se advierte el Discernimiento.
Art. 22 CCYCN. Capacidad de derecho: “Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de
derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos,
simples actos, o actos jurídicos determinados.”

Art. 23 CCYCN. Capacidad de ejercicio: “Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus
derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia
judicial.”
Las limitaciones que se conocen como Capacidad Restringida siempre son de interpretación
restrictivas, temporales y progresivas:
• Interpretación Restrictiva: esta, quiere decir que la capacidad solo se puede limitar o restringir
cuando no exista ninguna otra alternativa válida.
• Interpretación Temporales: cuando no hay limitación o privación de la capacidad de forma
absoluta; siempre va a ser temporal de acuerdo a las circunstancias.
• Interpretación Progresiva: el juez al dictar sentencia debe disponer todos los alcances
respecto de aquellas medidas tendientes a que la persona privada o limitada en su capacidad tenga
como fin último la recuperación de la misma, es decir, de la capacidad.

Art. 24 CCYCN. Personas incapaces de ejercicio: “Son incapaces de ejercicio:


a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance dispuesto en
la Sección 2ª de este Capítulo;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa decisión.”

Nota:
Inc. B: dentro de lo que la ley considera capaz, la persona que no cuenta con la edad y grado de
madurez suficiente tiene capacidad para tomar decisiones respecto a su propio cuerpo pero estas no
implica que pueda celebrar contratos sobre a su propio cuerpo porque está prohibido los contratos
que tengan por finalidad el uso del cuerpo de personas.

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Otras de las cuestiones que se encuentran comprendidas en este inc. es la de los menores de edad
que han tenido título habilitante que pueden celebrar contratos en el alcance de incumbencia
profesional del título habilitante, en todos los demás aspecto les está vedado la celebración del
contrato.
Otro supuesto, es, cuando el menor de edad puede celebrar contratos de trabajo esto, también, es
mencionado por la ley de Contratos de Trabajo como “Contrato de aprendizaje''.
Inc. C: en el caso puntual de que la persona haya sido declarada incapaz por sentencia judicial, el
juez debe determinar el alcance de la sentencia. En este alcance puede estar dada o no la posibilidad
de celebrar contratos.

Diferencia entre Capacidad y Legitimación:


Toda persona para poder celebrar válidamente un contrato tiene que tener dos elementos:
• La Capacidad: es la aptitud de una persona humana de ser titular de derechos y obligaciones
(capacidad de derecho) y de poder ejercerlos por sí mismo (capacidad de ejercicio), con idoneidad.
• La Legitimación: esta es la titularidad del derecho que se pretende ejercer o hacer valer en el
contrato, esto es lo que se conoce como “Legitimación de Primer Grado”, la cual es la Regla. La
excepción es la “Legitimación de Segundo Grado”, la cual, se da cuando el que celebra el contrato no
lo hace como el titular del derecho, si no en virtud de una delegación de ese derecho, cuya
delegación, puede ser:
o Representación Legal: es aquella impuesta por la ley; por ejemplo el progenitor respecto a su
hijo menor de edad.
o Representación Voluntaria (o convencional): se dispone en virtud de la manifestación de
voluntad mediante la representación; por ejemplo el contrato de mandato, entre el mandato y
mandatario, en este una persona decide delegar voluntariamente de un poder, de una titularidad de
un derecho, y quien contrate lo va a hacer en virtud de esa delegación.
o Representación Orgánica: esta, se da en las personas jurídicas. La persona jurídica es una
ficción mediante la cual se decide constituir un patrimonio determinado, y quien tenga la
representación de la misma celebra los contratos como representante (no a título propio) y toma los
efectos del ejercicio de esa delegación, los cuales, van a ser imputables al patrimonio de la persona
jurídica.
Fraude a la ley:
Se establece en el artículo 12, CCyC que las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las
leyes en cuya observancia está interesado el orden público y, de ocurrir ello, el acto se considera
otorgado en fraude a la ley y ese acto debe someterse a la norma imperativa que se trata de eludir.
Celebrar un contrato de mandato sin representación (art. 1321, CCyC) es un acto lícito; pero si ese
mandato es otorgado por alguno de los sujetos mencionados en el artículo 1002, CCYC para intentar
eludir la prohibición legal, el mandato, con relación a ese acto concreto, debe ser considerado un
acto otorgado en fraude a la ley y sus efectos invalidados indisponible para las partes, que se quiso
eludir.
En la parte final del art. 1001, CCYC la ley prohíbe a determinados sujetos celebrar un contrato,
tampoco este puede ser otorgado por interpósita persona. El alcance de la prohibición se mantiene
también en los casos en los que la persona inhabilitada, quien no cuenta con derecho para celebrar
determinado negocio jurídico, se valga de la intervención de otro sujeto que en apariencia actúa
como titular del interés, pero que lo hace por el de aquel que tiene vedado por ley celebrar el acto.

Nulidades de los contratos por incapacidad


La ley clasifica en actos anulables y actos nulos. Dentro de los últimos se encuentra:
• Actos de Nulidad Absoluta: se da en aquellos casos que violan el orden público, la moral y las
buenas costumbres (art. 386 CCYCN).

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• Actos de Nulidad Relativa: son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley impone esta
sanción sólo en protección del interés de ciertas personas (art 386 CCYCN). Esta nulidad relativa
hace referencia a la posibilidad de celebración de un contrato por parte de una persona incapaz; por
ejemplo una persona con capacidad restringida, dictada judicialmente, puede celebrar un contrato
pero teniendo en cuenta dos puntos: 1) si la fecha de celebración del contrato es anterior a la fecha
del dictado de la sentencia, el contrato es válido, pero, 2) si la sentencia es anterior a la fecha de
celebración del contrato allí se tiene que tener en cuenta el alcance de la sentencia dictada, si
permite o no celebrar cierto tipos de contratos.

¿Quién puede alegar la nulidad?


• Nulidad absoluta: puede ser alegada por el juez, aun sin mediar petición de parte, si es
manifiesta en el momento de dictar sentencia. Puede alegarse por el Ministerio Público y por
cualquier interesado, excepto por la parte que invoque la propia torpeza para lograr un provecho. No
puede sanearse por la confirmación del acto ni por la prescripción (art. 387 CCYCN).
• Nulidad Relativa: sólo puede declararse a instancia de las personas en cuyo beneficio se
establece. Excepcionalmente puede invocar la otra parte, si es de buena fe y ha experimentado un
perjuicio importante. Puede sanearse por la confirmación del acto y por la prescripción de la acción.
La parte que obró con ausencia de capacidad de ejercicio para el acto, no puede alegar si obró con
dolo. (art. 388 CCYCN).

Efectos de la Declaración de Nulidad


• Regla General: el principal efecto de la nulidad, también conocido como Ex Tunc, es la
retroactividad, es decir, volver las cosas al estado anterior que se encontraba al momento de la
celebración del acto.
• En tema de contratos: además de la regla general, en materia contractual, se le agrega la
restitución recíprocamente de lo que las partes se hubieran entregado o la repetición de la suma que
hubieren gastado.
o Excepción: en los casos de nulidad contractual, por incapacidad de las partes, no deben
devolverse nada.
o Excepción de la excepción: la persona capaz puede pedir la restitución de lo entregado, en
tanto y en cuanto la parte incapaz se halla enriquecido mediante la celebración del contrato, y, hasta
el límite del enriquecimiento.
Art. 1000 CCYCN: “Declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz o con
capacidad restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo
que ha pagado o gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad
restringida y en cuanto se haya enriquecido”.

Representación:

Concepto: situación jurídica que se verifica en el mandato y que se instrumenta a través del poder. La
representación surge cuando un individuo (Representante) ejecuta un negocio jurídico en nombre de
otro (Representado), de modo que el negocio jurídico se considera celebrado por este último y los
derechos y obligaciones emergentes del acto celebrado por el representante pasan inmediatamente
al representado.

Fuentes y Clases:
Art. 358 CCYCN: “Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de representante,
excepto en los casos en que la ley exige que sean otorgados por el titular del derecho.

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La representación es voluntaria cuando resulta de un acto jurídico, es legal cuando resulta de una
regla de derecho, y es orgánica cuando resulta del estatuto de una persona jurídica.
En las relaciones de familia la representación se rige, en subsidio, por las disposiciones de este
Capítulo.”
Son fuentes de la representación: la voluntad de las partes, la ley, estatutaria.
Las clases de representación son:
• Representación Legal: es aquella impuesta por la ley; por ejemplo el progenitor respecto a su
hijo menor de edad.
• Representación Voluntaria (o convencional): se dispone en virtud de la manifestación de
voluntad mediante la representación; por ejemplo el contrato de mandato, entre el mandato y
mandatario, en este una persona decide delegar voluntariamente de un poder, de una titularidad de
un derecho, y quien contrate lo va a hacer en virtud de esa delegación.
• Representación Orgánica: esta, se da en las personas jurídicas. La persona jurídica es una
ficción mediante la cual se decide constituir un patrimonio determinado, y quien tenga la
representación de la misma celebra los contratos como representante (no a título propio) y toma los
efectos del ejercicio de esa delegación, los cuales, van a ser imputables al patrimonio de la persona
jurídica.
Efectos:
Art. 359 CCYCN: “Los actos celebrados por el representante en nombre del representado y en los
límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de apoderamiento, producen efecto
directamente para el representado”.
Cabe aclarar, que, los efectos no van a recaer en el representado en los casos que el representante
hubiera obrado fuera de los límites de su representación.}

Extensión de la Representación:
Art. 360 CCYCN: “La representación alcanza a los actos objeto del apoderamiento, a las facultades
otorgadas por la ley y también a los actos necesarios para su ejecución”.

Representación Voluntaria:
Se origina directamente de la voluntad del representado, quien confiere a su representante una
Autorización o Poder para que emita declaraciones de voluntad negociables cuyos efectos habrán de
recaer en su propio Círculo de interés.

Negocio Constitutivo y Negocio Representativo:


El primero es la celebración del contrato de mandato, es decir, es el negocio que se da entre el
representante y el representado. En cuanto al segundo, es aquel que efectúa el representante en
nombre del representado. Por lo tanto, si no hay negocio constitutivo no puede haber negocio
representativo.

Obligaciones del representado:


Art. 373 CCYCN: “El representado tiene las siguientes obligaciones y deberes:
a) de prestar los medios necesarios para el cumplimiento de la gestión;
b) de retribuir la gestión, si corresponde;
c) de dejar indemne al representante.”
Además, el Art. 362 nos dice que la representación voluntaria comprende sólo los actos que el
representado puede otorgar por sí mismo. Los límites de la representación, su extinción, y las
instrucciones que el representado dio a su representante, son oponibles a terceros si éstos han
tomado conocimiento de tales circunstancias, o debieron conocerlas obrando con cuidado y
previsión.

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Obligaciones del Representante:
Art. 372 CCYCN: “el representante tiene las siguientes obligaciones y deberes:
a) de fidelidad, lealtad y reserva;
b) de realización de la gestión encomendada, que exige la legalidad de su prestación, el
cumplimiento de las instrucciones del representado, y el desarrollo de una conducta según los usos y
prácticas del tráfico;
c) de comunicación, que incluye los de información y de consulta;
d) de conservación y de custodia;
e) de prohibición, como regla, de adquirir por compraventa o actos jurídicos análogos los bienes de
su representado;
f) De restitución de documentos y demás bienes que le correspondan al representado al concluirse la
gestión.”

Capacidad y Forma:
Art. 363. Forma: “El apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta para el acto que el
representante debe realizar.” Por ejemplo, si es un acto que debe realizarse por escritura
pública la representación también debe ser hecha por escritura pública.
Art. 364. Capacidad: “En la representación voluntaria el representado debe tener capacidad para
otorgar el acto al momento del apoderamiento; para el representante es suficiente el discernimiento.”
Representación Aparente:
Art. 367 CCYCN: “cuando alguien ha obrado de manera de inducir a un tercero a celebrar un acto
jurídico, dejándolo creer razonablemente que negocia con su representante, sin que haya
representación expresa, se entiende que le ha otorgado tácitamente poder suficiente.
A tal efecto se presume que:
a) quien de manera notoria tiene la administración de un establecimiento abierto al público es
apoderado para todos los actos propios de la gestión ordinaria de éste;
b) los dependientes que se desempeñan en el establecimiento están facultados para todos los actos
que ordinariamente corresponden a las funciones que realizan;
c) Los dependientes encargados de entregar mercaderías fuera del establecimiento están facultados
a percibir su precio otorgando el pertinente recibo.”
Sustitución:
Artículo 377 CCYCN: “El representante puede sustituir el poder en otro. Responde por el sustituto si
incurre en culpa al elegir. El representado puede indicar la persona del sustituto, caso en el cual el
representante no responde por éste.”

Extinción:
Artículo 380 CCYCN: “El poder se extingue:
a) por el cumplimiento del o de los actos encomendados en el apoderamiento;
b) por la muerte del representante o del representado; sin embargo subsiste en caso de muerte del
representado siempre que haya sido conferido para actos especialmente determinados y en razón de
un interés legítimo que puede ser solamente del representante, de un tercero o común a
representante y representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero;
c) por la revocación efectuada por el representado; sin embargo, un poder puede ser conferido de
modo irrevocable, siempre que lo sea para actos especialmente determinados, limitado por un plazo
cierto, y en razón de un interés legítimo que puede ser solamente del representante, o de un tercero, o
común a representante y representado, o a representante y un tercero, o a representado y tercero; se
extingue llegado el transcurso del plazo fijado y puede revocarse si media justa causa;

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d) por la renuncia del representante, pero éste debe continuar en funciones hasta que notifique
aquélla al representado, quien puede actuar por sí o reemplazarlo, excepto que acredite un
impedimento que configure justa causa;
e) por la declaración de muerte presunta del representante o del representado;
f) por la declaración de ausencia del representante;
g) por la quiebra del representante o representado;
h) Por la pérdida de la capacidad exigida en el representante o en el representado.”
Contrato con Persona a Designar:
Art. 1029 CCYCN: “Cualquier parte puede reservarse la facultad de designar ulteriormente a un
tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato no puede ser celebrado por
medio de representante, o la determinación de los sujetos es indispensable.
La asunción de la posición contractual se produce con efectos retroactivos a la fecha del contrato,
cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es comunicada a la parte que no hizo la
reserva. Esta comunicación debe revestir la misma forma que el contrato, y ser efectuada dentro del
plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los quince días desde su celebración.
Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las partes.”

Acto consigo Mismo:


Art. 368 CCYCN: “Nadie puede, en representación de otro, efectuar consigo mismo un acto jurídico,
sea por cuenta propia o de un tercero, sin la autorización del representado. Tampoco puede el
representante, sin la conformidad del representado, aplicar fondos o rentas obtenidos en ejercicio de
la representación a sus propios negocios, o a los ajenos confiados a su gestión.” Por
ejemplo una persona que celebra un contrato de compraventa de inmueble y le otorga un poder al
comprador para que suscriba la escritura traslativa de dominio, es decir, que, cuando se celebre la
escritura va a comparecer el comprador (ejerciendo su derecho como comprador) y también va a
suscribir la escritura ( en nombre y representación del vendedor).

Ratificación:
Art. 369 CCYCN: “La ratificación suple el defecto de representación. Luego de la ratificación, la
actuación se da por autorizada, con efecto retroactivo al día del acto, pero es inoponible a terceros
que hayan adquirido derechos con anterioridad.”
Oponibilidad a Terceros:
Art. 381 CCYCN: “Las modificaciones, la renuncia y la revocación de los poderes deben ser puestas
en conocimiento de los terceros por medios idóneos. En su defecto, no son oponibles a los terceros,
a menos que se pruebe que éstos conocían las modificaciones o la revocación en el momento de
celebrar el acto jurídico.
Las demás causas de extinción del poder no son oponibles a los terceros que las hayan ignorado sin
su culpa.”

Objeto de los contratos


El objeto al igual que el consentimiento y la causa es uno de los elementos esenciales del contrato.
En cuanto a su definición existen diversas posturas sobre la misa. El código Civil Comercial de la
Nación no brinda una definición del objeto pero hace una remisión, en el art 1003, para su regulación.
Objeto del acto jurídico:
ART 279: Objeto: “El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley,
contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de
la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo
sea.”
Objeto del contrato:

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ART. 1003: Disposiciones generales. “Se aplican al objeto del contrato las disposiciones de la
Sección 1°, Capítulo 5, Título IV del Libro Primero de este Código. Debe ser lícito, posible,
determinado o determinable, susceptible de valoración económica y corresponder a un interés de las
partes, aun cuando éste no sea patrimonial.” (Este art. quiere decir que el objeto del contrato es el
mismo que el del acto jurídico).
Nota: De acuerdo a estos artículos se puede decir que el objeto son los Hechos y los Bienes.

Requisitos del objeto del contrato:


● Licitud: supone la adecuación del objeto al ordenamiento jurídico. Esta no implica que no se
puede hacer lo prometido en el contrato sino que puede hacerse pero no se debe porque está
previsto y sancionado por ilicitud.
● Posibilidad:
Posibilidad física o material: los hechos se pueden realizar porque no hay obstáculo impuesto
por las leyes físicas. Los hechos deben ser de cumplimiento realizable.
Posibilidad jurídica: el ordenamiento normativo toma en cuenta al objeto y no lo ignora, es
decir, permite cumplir la prestación prometida. Ante imposibilidad jurídica: el ordenamiento
no prohíbe la prestación, sino que la ignora y, por lo tanto, le quita valor.
Consecuencia del objeto imposible: nulidad. Se trata de una imposibilidad general (imposible
para cualquiera de las partes), originaria y permanente.
Art. 955: “la imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación,
producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación, sin responsabilidad. Si la
imposibilidad sobreviene debido a causas imputables al deudor, la obligación modifica su
objeto y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños causados.”
Art. 956: Imposibilidad temporaria. “La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y
temporaria de la prestación tiene efecto extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su
duración frustra el interés del acreedor de modo irreversible.”
Art. 280: “el acto jurídico sujeto a plazo o condición suspensiva es válido, aunque el objeto
haya sido inicialmente imposible, si deviene posible antes del vencimiento del plazo o del
cumplimiento de la condición.”
● Determinado o determinable: las partes deben tener determinadas sus prestaciones o contar
con criterios correctos para hacerlo, a fin de brindar seguridad jurídica al momento de la
ejecución del contrato.
Objeto determinado: se trata de una cosa cierta directamente individualizada por las partes
contratantes.
Objeto determinable: las partes dan pautas para su determinación.
ART. 1005: Determinación. "Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar
determinados en su especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si
ésta puede ser determinada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes
para su individualización."
ART. 1006: Determinación por un tercero. "Las partes pueden pactar que la determinación
del objeto sea efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea
imposible o no haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por
los usos y costumbres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe tramitar
por el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal."
● Susceptible de Valoración Económica: los bienes o hechos que se toman como objeto del
contrato deben ser susceptibles de apreciación pecuniaria. Sin embargo, el interés de las
partes puede ser o no patrimonial, por ejemplo una persona conviene con una fábrica para
que le entreguen 1000 juguetes para darlo a un hospital de niños, esta persona no lo hace por
un interés propio si no por un fin altruista.

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● No debe estar Prohibido: si el objeto es una cosa hay que analizar si es enajenable o no (por
encontrarse fuera del comercio), ya que pueden integrar el dominio público del Estado, siendo
una cosa absolutamente inajenable, o relativamente inajenable, las cuales requieren previa
autorización judicial.

Objetos Prohibidos

ART. 1004: Objetos prohibidos: “No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son
imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad
de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se
prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los
artículos 17 y 56.”
Art. 17: Derechos sobre el cuerpo humano: “Los derechos sobre el cuerpo humano o sus partes no
tienen un valor comercial, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o social y sólo pueden ser
disponibles por su titular siempre que se respete alguno de esos valores y según lo dispongan las
leyes especiales.”
Art. 56: Actos de disposición sobre el propio cuerpo: “Están prohibidos los actos de disposición del
propio cuerpo que ocasionen una disminución permanente de su integridad o resulten contrarios a la
ley, la moral o las buenas costumbres, excepto que sean requeridos para el mejoramiento de la salud
de la persona, y excepcionalmente de otra persona, de conformidad a lo dispuesto en el
ordenamiento jurídico. La ablación de órganos para ser implantados en otras personas se rige por la
legislación especial.
El consentimiento para los actos no comprendidos en la prohibición establecida en el primer párrafo
no puede ser suplido, y es libremente revocable.”

Bienes existentes y futuros:


Art. 1007: “los bienes futuros pueden ser objeto de los contratos. La promesa de transmitirlos está
subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que se trate de contratos aleatorios.”
Cosa futura es aquella que no existe al tiempo de la celebración pero que tiene posibilidades de
existir. También es cosa futura la que, existiendo al momento de la celebración del contrato, puede
cambiar su modo de existencia.
El contrato sobre bien futuro se celebra bajo condición suspensiva. Las partes deben conocer que el
bien aún no existe y que pactan sobre él en el entendimiento de que su existencia acaecerá en el
futuro.
Si la cosa no llega a existir, el acuerdo queda sin efecto. Sin embargo, si las partes pactan como
aleatorio las prestaciones se deben aunque la cosa no llegue a existir.
La parte que aspira a la adquisición de la cosa no asume el riesgo de su existencia dado que no
cumplirá con las obligaciones a su cargo si no se cumple la condición. La parte vendedora queda
obligada a realizar las tareas y esfuerzos que resulten del contrato para que la cosa llegue a existir.
Bienes ajenos:
Art. 1008: “los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que promete transmitirlos no
ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los medios necesarios para que
la prestación se realice y, si por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados.
Debe también indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y ésta no se cumple.
El que ha contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si no hace
entrega de ellos.”
Principio: los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos pero se debe cumplir con el deber de
comunicación, es decir, de avisarle a la otra parte que ese bien es ajeno.

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Si se contrata sobre bienes ajenos como propios, es decir, sin avisarle a la otra parte que son ajenos,
la parte responde por daños y perjuicios sumado a la nulidad del acto.
Bienes Litigiosos, Gravados, o Sujetos a Medidas Cautelares:
Art. 1009: “los bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de los
contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros.
Quien de mala fe contrata sobre esos bienes como si estuviesen libres debe reparar los daños
causados a la otra parte si ésta ha obrado de buena fe.”
Herencia futura:
Art. 1010: “la herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden serlo los
derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares, excepto lo dispuesto en el párrafo
siguiente u otra disposición legal expresa.
Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo,
con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresarial o a la prevención o solución de
conflictos, pueden incluir disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer
compensaciones en favor de otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro
causante y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los
derechos de terceros.”
Principio: la herencia futura está prohibida como objeto de los contratos. Fundamento: no resulta
moral. No se puede especular con la muerte de una persona. Tampoco puede renunciarse a una
herencia futura, de manera anticipada, respecto de una herencia que todavía no fue abierta.
Excepción: se encuentra en el segundo párrafo. Excepcionalmente se pueden celebrar pactos sobre
herencia futura. Se tuvo en cuenta admitir un margen de validez para mantener una gestión
centralizada cuando existe una empresa familiar y frente a los conflictos que puedan presentarse
cuando el titular muera. Esta excepción se encuentra condicionada: no se pueden lesionar los
derechos de la legítima hereditaria, del cónyuge a los derechos de terceros.

UNIDAD 5

CAUSA

Concepto. La palabra causa tiene en el Derecho dos acepciones diferentes:

a) designa, a veces, la fuente de las obligaciones, o sea, los presupuestos de hecho de los
cuales derivan las obligaciones legales: contratos, hechos ilícitos, etcétera.

b) otras veces, en cambio, es empleada en el sentido de causa final; significa el fin que las
partes se propusieron al contratar. En nuestro CCyC está definida en el art. 281: “La causa es el fin
inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También
integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en
forma expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes”.

Nuestro Código toma una posición dualista. En efecto, por un lado afirma que la causa es el fin
inmediato, determinante de la voluntad de las partes y que está autorizado por el ordenamiento
jurídico. Es, entonces, la razón directa y concreta de la celebración del acto, cuya evidencia es tan
nítida que la contraparte no puede ignorarla.

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Pero a esta función económica y social que el negocio es idóneo a realizar por sí, es necesario añadir
un sentido moralizador. Y ello se logra afirmando que integran la causa los motivos o fines mediatos
y subjetivos, que hayan sido exteriorizados siempre que sean lícitos y estén incorporados al contrato
de manera expresa, o implícita si son esenciales para ambas partes.

Presunción de la causa. El artículo 282 del CCyC, en su primera parte, que aunque la causa no esté
expresada en el acto se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario.

La solución de nuestra ley es perfectamente lógica; los hombres no se obligan ni actúan en el campo
del Derecho porque sí. Además, una razón de buena fe y de seguridad en los negocios obliga a
reconocer efectos jurídicos a las declaraciones de voluntad, mientras no se pruebe que adolecen de
algún defecto legal que las invalide. Por ello se presume la existencia y licitud de la causa. Pero,
desde luego, queda a salvo el derecho del deudor a demostrar que no es así.

A su vez, dicho artículo dispone que el acto sea válido aunque la causa expresada sea falsa, si se
funda en otra causa verdadera.

Actos abstractos. Los actos abstractos son aquellos que no exigen la prueba de la existencia de la
causa a fines de poder ejecutarlos. Una vez cumplidos, la parte interesada podrá comenzar un
proceso para la restitución de lo dado en razón de un acto sin causa, es decir nulo, debiendo probar
la falsedad, inexistencia o ilicitud de la misma.

En caso de tratarse de dinero, lo que suele realizar, es el depósito del dinero adeudado a embargo, a
las resultas del juicio ordinario posterior, el cual puede resultar en favor o en contra de quien alegue
la falta de causa. El art. 283 del código dispone “que la inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no
son discutibles en el acto abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice.
Como se puede advertir, la regla es la imposibilidad de discutir la causa del acto abstracto, a menos
que exista una expresa autorización legal”.

La regla es la imposibilidad de discutir la causa del acto abstracto, a menos que exista una expresa
autorización legal en contrario. Los únicos actos abstractos son los establecidos por la ley: son los
títulos circulatorios y garantías a primera demanda.

La razón de ser del negocio abstracto es de orden práctico, es decir, se quiere hacer más fácil la
circulación de ciertos derechos, a fines de darle dinamismo necesario al comercio. Por ende, tiene
una función económica.

Necesidad. Según el art. 1013, la causa debe existir en la formación del contrato y durante su
celebración y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad,
adecuación o extinción del contrato. La falta de ella implica, como regla, la nulidad del acto. Sin
embargo, se prevé dos opciones más que pueden darse: la adecuación del contrato o su extinción.

La adecuación del contrato resulta una solución lógica: en la medida en que se pueda salvar el
contrato, habrá que procurar conservarlo (art. 1066). Así ocurriría ante una modificación de las
condiciones previstas al momento de contratar que frustren parcialmente la finalidad perseguida por
los contratantes; la adecuación de las prestaciones es la razonable solución.

En cuanto a la hipótesis de extinción del contrato, ella apunta a la causa que desaparece durante la
vida del contrato. En este caso, no podrá hablarse de nulidad, toda vez que el vicio no afecta el
momento inicial de la celebración del contrato, sino que él se da en el transcurso contractual. Y en
este supuesto, la falta de causa acarreará la extinción del contrato.

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Causa ilícita. El artículo 1014 dispone que el contrato es nulo cuando:

a) Su causa sea contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres.


b) Ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de ellas
ha obrado por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la
otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación de cumplir lo que ha
ofrecido.
La finalidad común perseguida es contraria a la moral y las buenas costumbres cuando contraviene
ese mínimo de exigencia ética que cabe esperar de los acuerdos de autonomía privada. Los
contenidos de la moral y las buenas costumbres son receptivos a las transformaciones que se dan
en la sociedad y consecuentemente finalidades que podían aparecer censuradas por el
ordenamiento jurídico tiempo atrás pueden resultar a posteriori exentas de reproche

FORMA

Contratos Formales y No Formales.

Se puede decir que un contrato es FORMAL cuando es esencial la forma por que hace a la
exteriorización de la voluntad. Genéricamente todos los contratos son formales, el principio madre que
rige sobre el marco contractual es el de la libertad de formas, pero existen contratos denominados
Solemnes a los cuales la ley le estableció una forma específica para que puedan producir sus efectos.

Estos contratos formales Solemnes pueden ser de solemnidad ABSOLIUTA cuando requieren de una
forma determinada como requisito de VALIDEZ, si no se cumple dicha forma, el contrato es nulo de
nulidad PLENA y es el típico caso de las Donaciones de Inmuebles, las cuales deben ser hechas por
ESCRITURA PUBLICA BAJO PENA DE NULIDAD.

Pero también aparecen los contratos formales de solemnidad RELATIVA, en estos casos, la ley no
sanciona con nulidad plena el acto si no que lo hace con una nulidad efectual, porque si bien la ley
impone una forma determinada, de no cumplirla no producirá efectos, pero el acto puede valer por sí
mismo como un CONTRATO en que las partes se Obligan a cumplir con la formalidad impuesta
como puede suceder en el Boleto de Compraventa el cual GENERA LA OBLIGACION DE ESCRITURAR
para poder producir sus efectos

PRUEBA

Concepto. Se encuentra tan estrechamente vinculada con la forma, que se ha hecho clásico tratar
una a continuación de la otra. La forma hace a la manifestación de voluntad, es un requisito de la
formación del contrato.

La prueba, en cambio, se vincula con los medios de demostrar la existencia del contrato, cualquiera
que haya sido su forma.

La vinculación tan estrecha entre ambas deriva sobre todo de la circunstancia de que las formas en
el derecho moderno están principalmente instituidas con el objeto de facilitar la prueba, sea a las
partes, sea a terceros.

Hay dos sistemas probatorios: el de la prueba legal y el de la libre convicción. Según el primero, sólo
puede admitirse como prueba suficiente la que indica la ley; de acuerdo con el segundo, el juez puede
admitir todo género de pruebas y tendrá como suficientes aquellas que según su ciencia y
conciencia, sean suficientes para tener por acreditados los hechos
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La prueba en el Código Civil y Comercial y en los códigos procesales. Todo lo relativo a la
admisibilidad de un medio de prueba y a su eficacia probatoria es materia propia del Código Civil y
Comercial porque se vincula con el reconocimiento de los derechos sustantivos; en cambio, la forma
de producción de la prueba es materia propia de los códigos locales.

Carga de la prueba. Esta incumbe a quien alega el hecho en el cual funda su acción o su excepción.
En el derecho moderno priva el concepto de que los litigantes tienen un deber de lealtad que los
obliga a colaborar en la medida de sus posibilidades al esclarecimiento de la verdad y, por
consiguiente, a aportar las pruebas encaminadas a tal fin, que obren en su poder. Y a veces los
jueces han declarado que la indiferencia o inercia de la parte puede constituir una presunción en su
contra.

Medios de prueba. Según el artículo 1019, los contratos pueden ser probados por todos los medios
aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo
que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio especial.

Los contratos pueden probarse por todos los medios aptos, a menos que una ley disponga un medio
especial. En general, los contratos pueden probarse:

Por instrumentos públicos. Es decir, por aquellos instrumentos que gozan de autenticidad, porque ha
actuado el oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia territorial y porque
está firmado por ese oficial público, las partes, y en su caso, sus representantes.

Por instrumentos particulares firmados o no firmados. Los instrumentos particulares pueden estar
firmados o no. Si lo están, se llaman instrumentos privados; ellos deben estar firmados por las partes
contratantes. Si no lo están, se los denomina instrumentos particulares no firmados.

La autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio. Si el contratante no sabe o no puede
firmar, el contrato puede celebrarse dejando constancia de la impresión digital o recurriendo a dos
testigos que deben suscribir el instrumento. Cuando el documento ha sido signado con la impresión
digital, vale como principio de prueba por escrito.

Por los libros y demás registros contables. Las personas jurídicas privadas y quienes realizan una
actividad económica organizada o son titulares de una empresa o establecimiento comercial,
industrial, agropecuario o de servicios deben llevar determinados libros y registros contables. Son
registros indispensables, entre otros, los libros diario y de inventario y balances.

Por la correspondencia, cualquiera sea el medio empleado para crearla o transmitirla. Puede
presentarse como prueba por el destinatario, pero la que es confidencial no puede ser utilizada sin
consentimiento del remitente. Los terceros, en cambio, no pueden valerse de la correspondencia sin
el asentimiento del destinatario, y del remitente si es confidencial.

Prueba de los contratos formales. Si la formalidad establecida por la ley es meramente requerida a
los fines probatorios, el contrato puede ser probado por otros medios. Así:

No será necesaria la prueba por la forma legal cuando hubiese imposibilidad de obtenerla. Tampoco
lo será cuando mediare principio de prueba instrumental. Ni cuando ha existido comienzo de
ejecución; esto es, cuando una de las partes ha recibido alguna prestación y se negase a cumplir el
contrato. Ni cuando la cuestión versare sobre los vicios de error, dolo, violencia, fraude, simulación o
falsedad de los instrumentos en que constaren. En estos casos se admite cualquier medio de prueba,
incluso testigos.

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En los contratos formales solemnes, ellos sólo pueden probarse con el instrumento que acredite el
cumplimiento de la formalidad legal. Cuando la formalidad es solemne, más agravada, no puede
tener el mismo estándar de requerimiento de prueba que cuando la formalidad es meramente
probatoria. A mayor solemnidad, mayor exigencia probatoria.

Principio de prueba instrumental. Se considera principio de prueba instrumental cualquier


instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga
verosímil la existencia del contrato. La prueba instrumental comprende a todo instrumento público y
privado, a todo documento y a cualquier instrumento particular no firmado, quedan incluidos, por
tanto, los documentos digitales y los correos electrónicos, entre otros.

Para que haya principio de prueba instrumental, es por tanto necesario: a) que el instrumento emane
de la otra parte, su causante, o parte interesada; no es necesario que esté firmado por él; b) que haga
verosímil el contrato. Basta con que confluyan estos requisitos para hacer viable cualquier clase de
prueba, inclusive testigos.

Instrumento privado que altera el contenido de un instrumento público. Las cláusulas de un contrato
celebrado por instrumento público, pueden ser alteradas por un instrumento privado, el llamado
contradocumento, pero esa alteración sólo tendrá efecto entre las partes y no podrá oponerse a
terceros. Es natural que así sea porque de lo contrario podría sorprenderse la buena fe del tercero
que contratase sobre la base del instrumento público que se le exhibe y que ignora la alteración
hecha privadamente.

Esta regla también debe aplicarse a los instrumentos públicos posteriores que modifican uno
anterior: no tienen efectos contra terceros a menos que el contenido del segundo instrumento esté
anotado marginalmente en el primero o que esté debidamente inscripto en el registro
correspondiente.

Prueba contra el instrumento privado o público. Para hacerse valer la prueba testimonial contra un
instrumento privado o público, debe tenerse presente cuál es el valor probatorio de tales
instrumentos y la manera de cuestionarlos.

El instrumento público hace plena fe en cuanto (i) a que se ha realizado el acto, la fecha, el lugar y los
hechos que el oficial público enuncia como cumplidos por él o ante él hasta que sea declarado falso
en juicio civil o criminal, y (ii) al contenido de las declaraciones sobre convenciones, disposiciones,
pagos, reconocimientos y enunciaciones de hechos directamente relacionados con el objeto
principal del acto instrumentado, hasta que se produzca prueba en contrario.

El valor probatorio de los instrumentos particulares debe ser apreciado por el juez ponderando, entre
otras pautas, la congruencia entre lo sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los
usos y prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y
de los procedimientos técnicos que se apliquen particulares dependen del instrumento de que se
trate.

Prueba del pago. El pago (cumplimiento de toda obligacion, ya sea de dar, hacer o no hacer) puede
probarse por cualquier medio, a menos que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de
uno determinado, o revestido de ciertas formalidades.

La ley acepta todo medio de prueba, sin embargo, no existiendo recibo, la prueba debe ser apreciada
con criterio riguroso. De todas formas, nuestros tribunales han aplicado con suma prudencia el

47
principio de la libertad probatoria y que sólo han prescindido del recibo cuando la prueba producida
es inequívoca.

Límites al valor probatorio del recibo. La ley dispuso que los pagos, superiores a mil pesos, hechos a
través de medios no financieros o bancarios, carecerían de valor tanto entre las partes como
respecto de terceros. El objetivo perseguido es fiscal; esto es, se obliga a bancarizar la economía y,
paralelamente, se dispone que todos los depósitos y extracciones bancarias deben tributar un
impuesto equivalente al 0,6% del valor en juego.

Sin embargo, no resulta posible sostener que el pago de una suma superior a mil pesos, en efectivo,
carece de valor, a pesar de haberse otorgado el recibo. El pago es válido y cancela la obligació, sino
se ampararía un supuesto de enriquecimiento sin causa del acreedor. Solo faculta al Estado Nacional
a promover la acción por cobro del impuesto no pagado; pero no podrá afirmarse que el pago de la
obligación principal carece de valor entre las partes y respecto de terceros por el hecho de no
haberse usado la vía financiera o bancaria.

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UNIDAD 6 EFECTOS DE LOS CONTRATOS

1. EFECTOS RELATIVOS DE LOS CONTRATOS:

a. REGLA GENERAL Y SUS EXCEPCIONES

El contrato como tal es causa fuente de obligaciones. Esta afirmación se desprende esencialmente de
su definición (art. 957, CCyC), en tanto resulta creador de relaciones jurídico-patrimoniales.

A mayor abundamiento, en concordancia directa con el marco conceptual aludido, el art. 959, CCyC
dispone que "Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes" La regla no es novedosa, y
encuentra su fundamento en la concepción iusprivatista de nuestro Derecho, y con él, resulta uno de
los pilares fundamentales, en los que se asienta la teoría general del contrato

Por lo tanto, podemos resumir que el contrato encuentra y justifica su eficacia a partir del vínculo
obligacional que se crea a partir de su celebración -EFECTO VINCULANTE (ART. 959, CCYC)-. Esa
creación resulta posible por el ejercicio de la autonomía de la voluntad de las partes que lo integran -
LIBERTAD DE CONTRATACIÓN (art. 958, CCyC)-, por lo que sus efectos alcanzan a estas, como sus
autores, y se limita a ellas, en cuanto a su faz inmediata y directa -EFECTO RELATIVO (art. 1021,
CCyC)-.

Estos tres principios fundacionales del contrato son los que garantizan el ejercicio voluntario en la
creación de vínculos obligacionales, con el efecto vinculante correspondiente, y en el marco de
garantía para quienes no intervienen en la creación de ese acto, de que no se verán afectados de modo
directo ni jurídico ni patrimonialmente a partir de su celebración.

Ahora bien, una vez creado el vínculo obligatorio por ejercicio de autonomía de la voluntad, el EFECTO
RELATIVO se rige como consecuencia ineludible en tanto limitativo del carácter vinculante creado.
Esta limitación es personal, es decir, encuentra su vigencia y fuerza obligatoria solamente dentro del
plano personal de quienes son parte del contrato, tal como surge de su mención en los arts. 957 y 958,
CCyC, por lo cual el art. 1021, CCyC consagra este principio al reglar que:

ARTICULO 1021.- Regla general. El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tiene con
respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley.

ARTICULO 1022.- Situación de los terceros. El contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros, ni los
terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han convenido,
excepto disposición legal.

Esta regla resulta necesaria, ya que concluir lo contrario implicaría que se involucrara la libertad ajena
sin derecho de defensa y se afectaría notoriamente la libertad individual que ordena a cada uno la libre
disposición de lo que es suyo. Por el contrario, quienes no hubieran intervenido o prestado su
consentimiento para el contrato creado no podrán ser alcanzados ni activa ni pasivamente por las
consecuencias del acto celebrado. De allí que resulte trascendente definir quiénes son los sujetos que
se verán afectados directamente por los efectos creados, por el propio ejercicio de autonomía de la
voluntad (partes) y quienes en principio serán ajenos a ese vínculo y a sus efectos (terceros).

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Esta norma, a su vez, aclara que el principio del efecto relativo cede o se flexibiliza "en los casos
previstos en la ley” De allí que debamos aclarar que el efecto relativo consagrado en el derecho romano
consistía en una regla rígida que no permitía en ningún caso que los terceros quedaran alcanzados por
la oponibilidad del contrato ajeno. Sin embargo, la dinámica económico-jurídica a lo largo de los
tiempos subsiguientes obligó a rever la rigidez de esta regla, determinando y regulando supuestos en
los cuales la incorporación de terceros debía ser receptada y regulada especialmente, produciendo así
situaciones de excepción con raíz legal, y aplicación armónica solamente para los casos señalados,
manteniéndose no obstante la vigencia y preeminencia en general del efecto relativo como directriz
esencial del derecho contractual.
b. EFECTOS DE LOS CONTRATOS RESPECTO DE:
I. LAS PARTES, EN SENTIDO FORMAL Y EN SENTIDO SUSTANCIAL

La parte es titular de un centro de interés. Llamamos centro de interés al ámbito en el que se reconoce
a uno o más sujetos que resultan titulares de la protección y efectos jurídicos y económicos que se
persiguen mediante la creación del acto, y que constituyen la causa que los impulsa a contratar (art.
281, CCyC). Así, como sujetos, serán estos los titulares de los derechos y obligaciones que surjan
como efecto del contrato celebrado en el marco del ejercicio de la autonomía de la voluntad que estos
tienen garantizado.

De allí que cuando hablamos de voluntad formadora del contrato estaremos definiendo a las personas
que intervienen en relación directa e inescindible con los intereses lícitos que representan. Allí
encontraremos el concepto de parte, que es el que nos importa para determinar al sujeto al cual
alcanza el vínculo obligacional creado, y quien puede invocar los derechos que se desprenden de él.

Sin perjuicio de lo explicado, el CCyC, luego de consagrar la vigencia del efecto relativo (art. 1021,
CCyC), dedica el art. 1023 a determinar las reglas generales para la determinación de quiénes deben
ser considerados parte de un contrato.

ARTICULO 1023.- Parte del contrato. Se considera parte del contrato a quien:

a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno; (por ej tutor) Ese interés puede ser propio o
ajeno. Es decir, el interés puede encontrar su sustento en un móvil con base jurídica y patrimonial que
tenga incidencia directa y precisa en la propia persona que otorga el acto, o bien que esta se encuentre
representando el interés de otro sujeto que no está presente en el acto ni lo otorga. Esta distinción no
implicará negarle en ningún caso el carácter de parte, ya que tanto en uno u otro caso el sujeto
manifiesta su voluntad en nombre propio, por lo cual los efectos que genere el contrato recaerán
directamente en el sujeto, quien, al invocar su propio nombre, manifiesta su voluntad para la formación
del consentimiento necesario para la celebración del contrato.

b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;(representante)Contrariamente al


supuesto referido en el párrafo anterior, podría ocurrir que una persona manifieste su voluntad para la
formación del acto, pero que al hacerlo invoque que actúa en nombre de otra persona y que, como tal,
lo hace en interés de esta última. En ese caso, el otorgante no será parte, aun cuando sea quien
materialmente expresa la voluntad formadora del contrato, ya que existirá un desplazamiento del
interés y del nombre en otra persona. Será esta última quien sea considerada parte, aun cuando no sea
quien materialmente exprese su voluntad en el acto. Esto se explica mediante el fenómeno jurídico de
la representación. Por lo tanto, diremos que el representante otorgante no será parte del contrato,
quedando desplazados los efectos jurídicos del acto al representado, por haber el primero contratado
en nombre e interés de aquel (art. 366, CCyC). Para ello, no bastará, en principio, aunque sí será
necesario como uno de sus requisitos, que el representante invoque la relación y situación a partir de
50
la que otorga el acto, sino que además deberá acreditar, ante la otra parte contratante, la situación de
representación que invoca (arts. 366 y 367, CCyC).

Requisitos:

® Que haya un instrumento. (poder)

® Comparecer en virtud del poder otorgado

® Que el poder se vislumbre en el contrato

® Que la otra parte sepa que es a través de un tercero.

c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un agente sin
representación. Es el supuesto en el cual el otorgante, para exteriorizar su voluntad y hacerla conocida
a la contraparte, en lugar de hacerlo de modo presencial, lo hace a través de una persona que oficia
como intermediario o mensajero. Este último no otorga el acto, pese a ser el sujeto presencial en el
plano comunicacional e incluso en la formación del contenido del contrato, sino que oficia como quien
transmite la manifestación de voluntad emanada del sujeto que resultará, en definitiva, el otorgante.
® No debe confundirse este caso con el explicado en el punto b), ya que aquí no existe situación
de representación. En aquel caso, el representante -actuando en nombre e interés ajenos- es
otorgante del acto; en cambio, la actuación como mensajero o intermediario lo limita a ejercer
una conducta en que se constituye en vehículo de la manifestación del otorgante

II. LOS SUCESORES PARTICULARES Y UNIVERSALES

Sacado del código y de la clase


® Sucesor singular, es aquel al cual se transmite un objeto particular que sale de los bienes de otra persona.
® El sucesor universal, es aquel a quien pasa todo, o una parte alícuota del patrimonio de otra persona. Son
impuestos por la ley, es decir que la ley los llama a suceder al causante, por ej. Los herederos forzosos.

La ley establece un orden de prelación: descendientes, ascendientes, cónyuge, colaterales hasta el 4to grado.

El pariente más próximo excluye al pariente más lejano

Es probable que en situaciones determinadas alguna de las personas que ha intervenido como parte
en la formación del contrato fallezca y, como tal, cese su aptitud para ser titular de las relaciones
jurídicas que ha creado. En esa situación, entran en juego las reglas sobre la sucesión de la persona
humana.

En ese sentido, La regla general sobre la que se despliega e] sistema normativo sucesorio se sustenta
en el principio por el cual la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su sucesión y
la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por el testamento o por la ley (art.
2277, CCyC).

Lógicamente, el contrato como tal no será ajeno a esta circunstancia, y como acto generador de
derechos y obligaciones entre las partes quedará alcanzado por estas reglas, ya que la herencia que
se verifica como efecto necesario del fallecimiento comprende todos los derechos y obligaciones de
la parte fallecida, que no se extinguen por su fallecimiento (art. 2277, último párr., CCyC).

Por lo tanto, si fallece una persona como parte de un contrato vigente, no se extinguirán en principio
sus efectos, los que pasarán a sus sucesores universales (art. 1024, CCyC). Son sucesores universales
Las personas llamadas, por la ley o por testamento, a suceder a la persona fallecida, en todos sus
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derechos y obligaciones y en relación con su patrimonio, con excepción de los que no son
transmisibles por sucesión (art. 2280, CCyC).

ARTICULO 1024.- Sucesores universales. Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los
sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la
transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o
la ley.

Es por ello que el mencionado art. 1024, CCyC consagra la extensión de los efectos del contrato a los
sucesores universales de la persona que, habiendo sido parte del contrato, fallece en el curso de su
vigencia. Esta extensión resulta ser tanto en el plano activo como pasivo, es decir que los sucesores
quedarán obligados a cumplir con las obligaciones pendientes nacidas del contrato vigente, así como
serán titulares de los derechos creados a partir de ese vínculo. Sin embargo, respecto de las deudas,
esta extensión tendrá siempre como limitación la de responder patrimonialmente solamente con los
bienes dejados por el contratante fallecido, sin comprometer, en principio, el patrimonio personal de
cada uno de los sucesores (beneficio de inventario) (art. 2280, CCyC).

No obstante, lo referido resulta ser el principio general, pero podría ocurrir que las obligaciones nacidas
del contrato se extinguieran con el fallecimiento de la parte. En ese supuesto, la muerte producirá
también la extinción del contrato. Los casos en que esto ocurre son:
a) Cuando las obligaciones sean inherentes a la persona: El límite referido lo constituyen aquellas
obligaciones que solo pueden ser cumplidas en virtud de la persona que está obligada por sus
cualidades personales o características que la hacen inescindible de la persona que debe
cumplirla (por ejemplo, un artista plástico que se obliga a realizar una obra).
b) Cuando la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación: Ello ocurre cuando
la propia naturaleza, de la obligación asumida impide que otra persona pueda asumirla o
cumplirla., sin desnaturalizar el vínculo obligacional.
c) Cuando la transmisión esté prohibida por una cláusula del contrato o por la ley: Puede ocurrir
que las partes pacten expresamente la limitación de los efectos del contrato, de modo que sus
obligaciones no trasciendan del vínculo obligacional generado entre las partes exclusivamente.
En tal caso, el fallecimiento de una de las partes impedirá que su carácter se traslade a los
sucesores, ya que la norma aquí analizada, en este aspecto, es supletoria respecto de la mayor
limitación que los autores del acto hubieran querido disponer. Por otro lado, es posible que la
limitación provenga de una disposición legal, es decir que, a raíz de una norma imperativa, se
limite la eficacia del contrato o de alguno de sus efectos, a las partes, vedando así que, por el
fallecimiento de una de ellas, uno o más efectos se trasladen a sus sucesores. Es lo que ocurre,
por ejemplo, con el pacto de preferencia en la compraventa (art. 1165, CCyC).
III. CONTRATOS CONEXOS

La conexidad contractual es reflejo jurídico de la realidad negocial de los mercados masivos, en los
que proyectos y negocios se concretan por medio de un entrelazado de vínculos contractuales
diversos orientados por una suprafinalidad que los abarca a todos, en forma inmediata o mediata

A menudo empresas proveedoras de bienes vinculan su actividad con empresas financieras o con
aseguradoras para facilitar la adquisición de los productos que comercializan o para ofrecer a sus
clientes un mayor número de servicios asociados que hagan su oferta más atractiva. Entre esas
empresas, aunque no exista un contrato que las vincule en forma sistémica y la relación se dé caso
por caso, existe una relación de colaboración que puede o no generar, frente al consumidor, una oferta
unificada. (por eje las empresas de viaje)

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La vinculación de contratos se emplea para satisfacer intereses que no podrían ser exclusivamente
abastecidos por medio de alguna de las figuras típicas existentes y que pueden ser alcanzados sin
necesidad de la conformación de una persona jurídica integrada por las partes.

ARTICULO 1073.- Definición. Hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vinculados entre
sí por una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante
del otro para el logro del resultado perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, expresamente
pactada, o derivada de la interpretación, conforme con lo que se dispone en el artículo 1074.

Constituyen, pues, requisitos para la existencia de conexidad contractual: i) la existencia de dos o más
contratos válidos; ii) la existencia de una causa común a dichos contratos, de una finalidad económica
coincidente, previamente establecida, y iii) la verificación de interdependencia causal entre los
distintos contratos considerados, en orden a la concreción de tal finalidad común.

Son conexos los contratos autónomos vinculados entre sí por una finalidad económica común
previamente establecida, de modo que uno de ellos resulta determinante para el logro del resultado
perseguido. Se trata de redes de vinculación contractual que a menudo integran sistemas de negocios,
como el que sustenta la operación con tarjetas de crédito

C)INCORPORACIÓN DE TERCEROS

Los terceros resultan ajenos a los efectos de los contratos, en los cuales, por definición, no han
participado en su formación. Sin embargo, de la propia letra del art. 1023, CCyC se desprende que
podría darse uno o más supuestos que constituyeran el marco excepcional al mencionado principio.
Este ámbito es el que regula el CCyC, en los artículos 1025 a 1030, diseñando un grupo de estructuras
contractuales posibles y eficaces, a partir de las cuales los terceros pueden quedar incorporados
mediante los mecanismos y modalidades que a continuación señalaremos, en el campo de los efectos
del contrato. De esta manera, ocurrirá que un tercero, dependiendo la situación excepcional regulada,
pueda invocar derechos nacidos del vínculo contractual ajeno, o bien que genere efectos extintivos a
partir de su actuación, o pueda invocar sus efectos con carácter retroactivo, o simplemente
incorporándose como parte en el contrato

1. LOS TERCEROS: CLASES, ANÁLISIS DE CADA SUPUESTO

El concepto de tercero debe abordarse en términos negativos, es decir: tercero es quien no es parte.
En consecuencia, será tercero aquella persona que no ha sido autora o creadora del contrato, quien no
prestó su consentimiento para darle nacimiento al acto. Excepcionalmente deberá ampliarse esta regla,
al entenderse que, según la clasificación del contrato, podría ocurrir que las partes creadoras del
contrato hubieran previsto la incorporación de otras personas determinadas o determinables al
contrato, cuando el negocio así lo habilitara y justificara en su finalidad. Sería este el caso de los
supuestos de los contratos plurilateral

Por lo tanto, todos los que no quedaran incorporados a los parámetros dispuestos en el art. 1023,
CCyC, serán considerados terceros, y como tales quedarán excluidos del campo inmediato de
producción de efectos del contrato, no pudiendo las partes generar obligaciones a su cargo, ni los
terceros invocar los derechos que surgieran del acuerdo en el que no participaron por no haberlo
convenido.

2. PROMESA DEL HECHO DEL TERCERO.

Podría ocurrir que en el marco de un contrato una de las parte prometiera a la otra que un tercero
cumplirá una obligación (de dar, de hacer o de no hacer).
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Nadie, en principio, tiene la facultad de obligar a otra persona que no es parte del contrato, sin violar la
disposición emanada del art. 1023, CCyC, a menos que tuviera la representación para hacerlo. En este
caso en particular, sin embargo, no puede aseverarse que el acto así celebrado sea ineficaz, sino que
tiene plena validez entre las partes que lo celebran. Lo que será sustancial es determinar sus efectos,
ya que en ello va el cumplimiento del límite impuesto por el efecto relativo como regla categórica.

ARTICULO 1026.- Promesa del hecho de tercero. Quien promete el hecho de un tercero queda obligado a hacer
lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si ha garantizado que la promesa sea aceptada,
queda obligado a obtenerla y responde personalmente en caso de negativa.

Es decir, aquí la parte que invoca al terceto no lo hace aludiendo a ningún marco de contratación a
nombre de este, sino que asume que la obligación es asumida en carácter propio. Entonces, ¿cómo
podrá alguien contratar a nombre propio y en tal carácter pretender que un tercero asuma la realización
de un acto jurídico a favor de la otra parte, con la limitación de la regla del efecto relativo?

La respuesta surge de la regla dispuesta en la norma citada, ya que, por un lado, se describe que esa
obligación asumida personalmente por la parte (no por el tercero) constituirá una obligación de
medios, por la cual la prestación a su cargo consistirá en aplicar la conducta que sea razonablemente
necesaria para que el tercero acepte la promesa, pero nunca lo será el cumplimiento de esta en sí, que
para ambas partes resulta claro que corresponde al tercero, a quién además no se puede obligar a
cumplirla si no la acepta posteriormente a la celebración del contrato.

De lo expresado surge que, si el contratante que hubiera asumido la obligación de obtener la


aceptación de la promesa por el tercero no logrará su cometido, será responsable frente a la otra parte
solamente si su conducta no alcanzó el nivel de cumplimiento aludido, es decir, si no hizo lo
razonablemente necesario para obtenerla.

La carga de la prueba, en principio, correrá por quien alegue la falta de cumplimiento de esa obligación
y, acreditado el extremo, el incumplidor deberá responder por los daños y perjuicios generados de esa
frustración. El tercero en ningún caso tendrá responsabilidad alguna, ya que, al no haber aceptado la
promesa comprometida en el contrato, queda a resguardo por resultarle inoponible el acuerdo aludido.

Sin embargo, podría ocurrir que la parte que se compromete a obtener la aceptación de la promesa por
el tercero garantizará expresamente que esta última se producirá. En tal escenario, el cumplimiento se
verificará inexorablemente si esa aceptación del tercero ocurre. Por el contrario, si la parte
comprometida no consigue su misión, el incumplimiento quedará efectivamente consolidado, y la
parte obligada deberá responder por los daños y perjuicios. Evidentemente, para este desenlace es
esencial la garantía que expresamente asumiera, ya que la parte obligada no podrá aludir que ha
empleado los medios suficientes sin resultados, o que la falta de aceptación de la promesa resulta
ajena a su responsabilidad por cualquier otra causa, ya que la garantía que asumió expresamente lo
ubica como un sujeto comprometido al cumplimiento de una obligación de resultado

Finalmente, si el tercero aceptara la promesa, se producirá su incorporación a la órbita de la eficacia


contractual diseñada, generando además de la extensión de los efectos a aquel, el cumplimiento de la
obligación asumida por la parte comprometida inicialmente.

ESTIPULACIÓN A FAVOR DE TERCEROS

Ejemplos de esta modalidad de contratación son las donaciones con cargo a favor de un tercero,
muchas de las variantes por las que se puede celebrar el fideicomiso, el contrato oneroso de renta
vitalicia cuando el beneficiario es un tercero, y hasta la dinámica de algunas modalidades del sistema

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de medicina prepaga, o del funcionamiento de establecimientos educativos en su marco obligatorio
entre institución, alum[1]nos y docentes son claros ejemplos de figuras en las cuales puede
reconocerse la estructura de una estipulación a favor de tercero.

Consiste, en cuanto a su dinámica, en que dos contratantes asumen sendas posiciones de estipulante
y de promitente, de modo que en el marco contractual en el que quedan ligados, el estipulante indica
al promitente que la obligación a su cargo deberá ser cumplida a favor de un tercero que aquel le indica
en el marco de la contratación. Ese tercero tendrá el nombre de beneficiario, y como tal no será nunca
parte del contrato en el que se acuerda la estipulación. Ese beneficiario puede ser singular (una
persona) o plural (varias), a la vez que puede estar determinado en el contrato, o bien ser determinable
en virtud de las características o reglas que surjan del contrato. Se entiende en principio que el interés
prevalente para su designación recae en el estipulante. De allí que este podrá revocar el beneficio antes
de que el beneficiario hubiera aceptado su designación, salvo en el caso de que el interés en esa
designación no fuera exclusivo del estipulante, sino que fuera compartido con el promitente.

El beneficiario, como se apuntará, nunca será parte del contrato, pero para adquirir el derecho que se
le asigna debe aceptarlo. Esa aceptación implica que los derechos que se le reconocen como titular
quedarán incorporados irrevocablemente en su patrimonio (doct. art. 965, CCyC), por lo que será
legitimado activo para el ejercicio de los mismos y para su reclamo y/o defensa ante el promitente, y,
eventualmente en la medida en que corresponda, frente a terceros en cuanto a su oponibilidad.

ARTICULO 1027.- Estipulación a favor de tercero. Si el contrato contiene una estipulación a favor de un tercero
beneficiario, determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos o facultades resultantes de lo que
ha convenido con el estipulante. El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación del
tercero beneficiario; pero no puede hacerlo sin la conformidad del promitente si éste tiene interés en que sea
mantenida. El tercero aceptante obtiene directamente los derechos y las facultades resultantes de la estipulación
a su favor. Las facultades del tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de
haberla aceptado, no se transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo autorice. La
estipulación es de interpretación restrictiva.

En relación al beneficiarlo, queda establecido que las facultades que este tiene para aceptar la
estipulación o prevalerse de ella luego de haberla aceptado no se transmiten a sus herederos, excepto
que haya cláusula expresa que lo autorice. De allí que todo lo que se entienda como parte de la
estipulación tendrá interpretación restrictiva, y en tal sentido se entenderá que la estipulación fue
designada en virtud de la persona del beneficiario, no aplicándose a tal efecto, por no ser parte del
contrato, la regla del art. 1024, CCyC, sobre su continuidad a sucesores.

En cuanto a las relaciones que se configuran entre las partes del contrato (estipulante y promitente)
se le reconocen a cada una de ellas las siguientes, de acuerdo a lo dispuesto en el art. 1028, CC

ARTICULO 1028.- Relaciones entre las partes. El promitente puede oponer al tercero las defensas derivadas del
contrato básico y las fundadas en otras relaciones con él.

El estipulante puede:

a) exigir al promitente el cumplimiento de la prestación, sea a favor del tercer beneficiario aceptante, sea a su
favor si el tercero no la aceptó o el estipulante la revocó;

b) resolver el contrato en caso de incumplimiento, sin perjuicio de los derechos del tercero beneficiario.

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3. CONTRATO POR PERSONA A DESIGNAR.

La particularidad de esta figura consiste en la facultad que una de las partes se reserva al celebrar el
contrato, de designar a otra persona que ocupará su lugar en el contrato. Obviamente esta facultad es
aceptada por la contraparte, por lo cual, si posteriormente la parte que hubiera hecho la reserva, hiciera
uso de la referida facultad, comunicada la designación al co-contratante, produce como efecto que el
tercero designado pase a ocupar lugar en el contrato, y la parte original quede definitivamente
desplazada del vínculo original.

ARTICULO 1029.- Contrato para persona a designar. Cualquier parte puede reservarse la facultad de designar
ulteriormente a un tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato no puede ser celebrado
por medio de representante, o la determinación de los sujetos es indispensable.

La asunción de la posición contractual se produce con efectos retroactivos a la fecha del contrato, cuando el
tercero acepta la nominación y su aceptación es comunicada a la parte que no hizo la reserva. Esta comunicación
debe revestir la misma forma que el contrato, y ser efectuada dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro
de los quince días desde su celebración.

Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las partes.

Quien se reserva la facultad de designar posteriormente un tercero que asuma la posición contractual
queda en principio obligado personalmente al cumplimiento del contrato, de que se desligará
únicamente si hace uso de la facultad aludida y el tercero acepta la designación.

El contrato sobre el que recae esta facultad debe ser de aquellos en los cuales no existe un
cumplimiento inmediato de las prestaciones que surgen de él, ya que siempre se requerirá de un lapso
de tiempo desde la celebración del contrato, para posibilitarla designación del tercero, quien en
definitiva asumirá el carácter de parte para el cumplimiento de los efectos del acto.

En términos de legalidad, esta facultad puede ser acordada en cualquier tipo de contratos, salvo
aquellos en los que la determinación del sujeto sea indispensable, o en los contratos que no pudieran
ser celebrados per medio de representante.

El tercero designado debe aceptar su nominación y esta debe ser notifica[1]da al co-contratante. De
otro modo, no hay desplazamiento alguno de la posición contractual. A su vez, esa comunicación debe
ser realizada por la misma forma dispuesta para el contrato original, y debe ser efectuada dentro del
plazo que se hubiera estipulado en el contrate para cumplir con la referida designación. Ante el
supuesto de ausencia de plazo acordado, la norma dispone un plazo presunto de quince días, a contar
desde la celebración del contrato

La incorporación del tercero designado en el contrato se producirá con efectos retroactivos al


momento de la celebración. Es decir que el principal efecto de la asunción de la posición contractual
por el tercero designado será su incorporación como si hubiera sido este (y no la parte que se reservó
la facultad) el contratante desde el inicio del acto.

El artículo concluye confirmando que, mientras no hubiera designación, el contrato produce sus
efectos entre las partes. Por lo tanto, no puede presumirse la sujeción del acuerdo a ninguna condición
ligada a la designación del tercero en cuanto a sus efectos, sino un contrato vigente y eficaz desde el
mismo momento de su celebración.

POR CUENTA DE QUIEN CORRESPONDA

56
ARTICULO 1030.- Contrato por cuenta de quien corresponda. El contrato celebrado por cuenta de quien
corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición contractual cuando
se produce el hecho que lo determina como beneficiario del contrato.

Quien contrata por cuenta de quien corresponda lo hace reservándose la facultad de designar el
nombre de quien será parte del contrato para una oportunidad posterior. La finalidad del contrato es
la tutela de los intereses de un tercero no identificado. Por eso, la actuación no se produce aquí en
interés propio, sino de alguien que por las más diversas causas se desconoce o no puede determinarse
su individualización. Por eso la reserva habilita a quien la hizo a formula posteriormente la designación,
con el efecto de que el co-contratante acepta configurar el vínculo en esos términos y así obligarse.

El contrato quedará sujeto a la condición suspensiva de la referida designación. Por ello, no hay en
realidad un desplazamiento en la posición contractual, sino un acuerdo respecto del contenido y objeto
del contrato, que, concluido como tal, quedará sujeto a la condición de que pueda, en definitiva,
designarse la persona que pueda ocupar en tal sentido el lugar de parte en el contrato. Si vencido el
término por el cual se pactó la facultad para designar, esta no se produce, el contrato queda sin efecto.
Por el contrario, producida la designación, el designado aceptante ocupará el lugar asignado en el
contrato, con los efectos propios generados a partir del perfeccionamiento originario.

2) INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS:

A) REGLAS CLÁSICAS EN DOCTRINA Y EN NUESTRA LEY

La interpretación constituye una temática especialmente abordada en el CCyC, habiendo sido regulada
de maneta sistematizada, normativizando reglas hermenéuticas aplicables a los contratos en general,
como también específicas atinentes a los contratos de consumo, contratos de adhesión y contratos
conexos.

El CCyC positivizó en un único cuerpo de leyes principios hermenéuticos ya plasmados en el Código


de Vélez Sarsfield con Ja reforma introducida por la ley 17711 y en el Código de Comercio de Acevedo
y Vélez Sarsfield, mejorando su abordaje con pautas generales en el título preliminar y un tratamiento
específico en las respectivas secciones, lo cual facilita su acceso y aplicación práctica.

Dentro del Libro Tercero ("De los derechos personales"), luego del Título I ("De las obligaciones en
general"), se regulan tres títulos: el primero referido a los contratos en general, el segundo a los
contratos de consumo y el tercero a los con[1]tratos en particular, y sobre tal esquema es que se
analizará la cuestión hermenéutica abordada en las distintas secciones citadas. Partiendo del prisma
de la buena fe, consagrado en el art. 9 del título preliminar, encuentra su particularización en materia
contractual en el art. 961, para luego establecer reglas generales de interpretación contractual (art.
1061 y ss.), y reglas específicas en los contratos de adhesión (art. 987), conexos (art. 1074) y de
consumo (art. 1094 y ss.).

B) DIFERENCIAS ENTRE BUENA FE CREENCIA Y BUENA FE CONOCIMIENTO (no sé si esta


bien, lo saque de internet y del libro, el profe no lo nombro en clases)

La buena fe creencia es la posición de quien ignora determinados hechos y piensa, por lo tanto, que
su conducta es perfectamente legítima y no provoca perjuicios a nadie (por ejemplo: el poseedor de
buena fe).

Buena fe conocimiento: La buena fe como estándar de conducta será la guía para que el juzgador
encuentre esa intención común que fue lo que dio origen al vínculo contractual, esto es, no lo que cada
sujeto individualmente pretendió al vincularse, sino el punto de unión de ambas voluntades que
57
conformó el consentimiento como elemento esencial del contrato. Está válvula general de
interpretación (buena fe) implica una exigencia ética de conducta para las partes durante todo el íter
contractual, y aplicable a cualquier contrato, ordenando a los celebrantes comportamientos diligentes,
claros, previsores y sinceros.

La voluntad declarada en el texto contractual debe ser entendida según la confianza que cada
contratante depositó en el otro, en un marco de razonabilidad y previsibilidad, exigiendo a cada parte
no solo cumplir con su palabra empeñada -pacta sunt servanda-, sino también observar deberes de
conducta de tinte moral, para que la otra parte también pueda cumplir con las obligaciones asumidas.

C) CRITERIOS NORMATIVOS. INTEGRACIÓN Y CALIFICACIÓN

Puesto que interpretar un contrato significa encontrar el verdadero sentido de ese acuerdo de
voluntades, tal actividad hermenéutica es una fase necesaria en materia contractual, por cuanto
permite saber con certeza lo que las partes real[1]mente han querido: fijar el contenido y analizar sus
efectos.

En cambio, cuando la disidencia generada entre las partes apunta al tipo de vínculo que los une, se
está en presencia de la calificación del contrato, cuestión no menor, por cuanto a partir de tal instituto
se vislumbrará qué régimen jurídico corresponde aplicar.

Calificación e integración son herramientas necesarias e inescindibles, por cuanto para poder integrar
un contrato con otras normas del sistema primero se lo debe calificar adecuadamente, siendo una
tarea exclusiva del juez más allá del nombre dado por ¡as partes a su acuerdo de voluntades.

Una vez calificado el contrato, detiene la integración contractual, la que es una herramienta a la que se
acude frente a la insuficiencia de normativización privada, o cuando lo normado violenta el orden
público, operando hacia el futuro, desprendiéndose del contenido regulado en el acuerdo, y donde el
juez para integrar el mismo recurre a otras fuentes o criterios de objetivación normativa.

La integración contractual cobra virtualidad cuando las partes no previeron alguna situación o cuando
dejaron sin efecto normas indisponibles, completándose o corrigiéndose el contenido del contrato

El art. 964, CCyC dispone que el contenido del contrato se integra con: a) las normas indisponibles, que se aplican
en sustitución de las cláusulas incompatibles con ella; b) las normas supletorias, y c) los usos y prácticas del lugar
de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios por las partes o porque sean
ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto que su
aplicación sea irrazonable.

La integración contractual importa un límite al principio de autonomía de la voluntad ya diezmado por


la ley 17711, al permitir dejar de lado alguna cláusula negociada, cuando resulta contraria a normas
indisponibles, o acudir a otras fuentes (normas supletorias o usos y prácticas del lugar de celebración)
frente a situaciones no previstas por las partes. Frente a un eventual conflicto entre el clausurado del
contrato y el derecho adjetivo, será el juez quien deba resolver, de acuerdo a las circunstancias del
caso, cuál es la norma que debe primar, conforme las pautas sentadas por la normativa citada, el
carácter imperativo o supletorio de las leyes en conflicto y la prelación establecida en el art. 963, CCyC.

1) REVISIÓN CONTRACTUAL

a) SUPUESTOS LEGALES. LESIÓN. TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN. REQUISITOS.


EFECTOS

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(sacado de clases)

Se da después de que se ha celebrado el contrato, es decir cuando ha ocurrido algunas circunstancias


imprevistas que modifica sustancialmente la condiciones a las que las partes se habían sujetado en
un principio. y por lo tanto pone el peligro la ejecución del contrato.

® Se da con posterioridad a la celebración y la relación se torna inequitativa.

® Lesión: una de las partes al momento de la celebración del contrato se ve en desventaja porque
hay una conducta desleal de la otra parte, es decir un aprovechamiento de su condición, ya sea
de la necesidad o la ligereza.

La lesión regula dos instituciones la necesidad y la ligereza:

© Necesidad: cuando la parte contratante está en una situación apremiante que si no estuviera
en esta situación su condición contractual hubiera sido distinta. por eje institución de la lesión.

© ligereza: se da cuando de las partes es mas avezada, se aprovecha del desconocimiento de la


capacidad de negociación de la otra parte.

© A la necesidad y a la ligereza se suma la inexperiencia

SUPUESTOS: estos de dan una vez comprobada la lesión.

Y la parte puede pedir un reajuste por vía judicial de las condiciones contractuales

Y la teoría de la imprevisión: se da cuando hay una circunstancia que se da con posterioridad a la


celebración del contrato que es ajena a las partes y que excede el alea natural del contrato y que
es totalmente imprevista o difícil de evitar.

UNIDAD 7
“Suspensión de cumplimiento. Fuerza Mayor. Extinción, modificación y

adecuación del contrato”

Suspensión de cumplimiento contractual- concepto:

Consiste fundamentalmente en el reconocimiento a una parte para que no cumpla su prestación


si la otra parte no cumple la suya.
Constituye una medida de autodefensa privada que procura salvar el equilibrio contractual. En
el mencionado antecedente legislativo se la regulaba como una excepción, por lo que adquiría
esa modalidad de acto procesal cuando se la planteaba en el marco de un proceso judicial en el
que una parte demandaba el cumplimiento de la obligación contractual, y la otra planteaba
como defensa de excepción esta respuesta.
El efecto reconocido era el de una excepción dilatoria, por lo cual cesaba su función si la parte
que reclamaba inicialmente el cumplimiento demostraba haber cumplido, cumplía en ese
momento para neutralizar la dilación o bien demostraba que su obligación estaba sujeta a un
plazo no vencido. Generaba además una inversión en la carga probatoria, que exigía que el
59
reclamante, para poder conseguir el éxito en su demanda, debiera probar alguna de las
circunstancias aludidas que habilitaran a su vez su pretensión.
La doctrina reconoció en ese marco que la excepción podría plantearse de modo total (cuando
se sustentaba en el incumplimiento total de la contraprestación), o podía invocarse aun en
el caso de un incumplimiento parcial, aunque grave y esencial (denominada en este caso
como exceptio non rite adimpleti coníractús. La evolución jurisprudencial y doctrinaria llevó
a que el CCyC reformulara parcialmente esta figura, regulándola de un modo más completo e
integral a las circunstancias que la historia venía indicando a partir de su desarrollo y
evolución. Así, el art. 1031, CCyC dispone bajo la denominación de suspensión de
cumplimiento que "en los contratos bilaterales, cuando las partes deben cumplir
simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la prestación, hasta que la
otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida judicialmente como acción o
como excepción. Si la prestación es a favor de varios interesados, puede suspenderse la parte
debida a cada uno hasta la ejecución completa de la contraprestación” Las novedades de esta
disposición en relación con su norma antecesora son varias:

a) La redacción es más clara en cuanto a la oportunidad en que se puede invocar esta defensa.
Esta no queda limitada al ámbito netamente judicial, por lo que el derecho a su planteo nace y
puede hacerse efectivo al verificarse la situación de incumplimiento de la contraparte, frente al
marco de simultaneidad reconocido en la dinámica contractual acordada.

b) A su vez, no solamente puede plantearse la modalidad de excepción, sino que además puede
constituir en ~sí misino el objeto de la pretensión procesal, por lo que cualquier contratante que
estuviera expuesto a; conteso que menciona el artículo puede también demandar la suspensión
a su favor en sede judicial.

c) Por otra parte, para el supuesto en que la prestación en crisis debiera cumplirse a favor de
varios interesados, esta podrá ser deducida suspendida desde la correspondiente a la parte
debida a cada uno basta a la ejecución completa de la prestación. De ese modo se garantizará
una cabal eficacia de este mecanismo de defensa cuando la obligación es divisible. Con la
misma inteligencia deberá asumir toda la obligación.

Tutela Preventiva

Con similar espíritu que. la regulación de la suspensión de cumplimiento, e1 CCyC incorpora


una figura novedosa, denominada tutela preventiva. Así, el art. 1032 -dispone que “una parte
puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos sufriesen una grave amenaza de daño
porque la otra parte ha sufrido un menoscabo significativo en su aptitud para cumplir, o en su
solvencia. La suspensión queda sin efecto cuando la otra parte cumple o da seguridades
suficientes de que cumplimiento será realizado"
La norma reconoce, a cualquiera de las partes en el marco de un contrato bilateral, la facultad
de suspender el cumplimiento de su obligación, ya no ante incumplimiento de la
contraprestación respectiva, como surge del caso del art 1011, CCyC, sino que el marco de
aplicación quedará habilitado ante la existencia de grave amenaza de daño. Esa amenaza debe
encontrar sustento objetivo en el posible menoscabo significativo para cumplir por la
contraparte, o bien frente a su estado de insolvencia. Si bien la norma no define lo que se
entiende por grave amenaza, el término aludido debe integrarse en su interpretación mediante
60
los restantes elementos que aporta la regulación , de modo que tendrá que entenderlo como una
situación no consolidada de incumplimiento -ya que de lo contrario corresponderá analizarla
suspensión a la luz de la figura antes referida- que configure un riesgo inminente en cuanto a la
posibilidad de configuración efectiva, a la vez que ésta debe fundarse en la insolvencia c en el
menoscabo significativo de su aptitud para cumplir. Esto último obviamente quedará, en última
instancia, sujeto a lo que judicialmente se pudiera acreditar y así se decida. Nuevamente, y tal
como ocurre con la suspensión de cumplimiento, el remedio propuesto no tiene por objeto un
efecto resolutorio del contrato sino posibilitar, a la parte que tiene la facultad de su invocación,
acudir a este remedio preventivo cuando resulta evidente y probable que su cumplimiento no
encontrará como correlato el de la contraprestación deseada.
Por ello, la suspensión quedará sin efecto si la contraparte la cumple -evidentemente de
manera anticipada- u ofrece las seguridades suficientes de que el cumplimiento será realizado.
Las seguridades que menciona la norma podrán ser cualquier especie de garantía que por su
entidad y características sirva como efectiva cobertura ante un eventual cumplimiento.
Si bien no establece expresamente la norma, esas garantías deberán asegurar un marco de
indemnidad para con el contratante que cumple su prestación.
Podrán en tal sentido ofrecerse garantías personales (fianza, ete.j o reales (hipoteca, prenda,
etc.). Además, el cumplimiento anticipado en la obligación en duda, así como su garantía,
podrán plantearse u ofrecerse tanto en el ámbito extrajudicial como ante la respuesta o
contestación de la demanda que plantea como pretensión el reconocimiento judicial de esa
suspensión. Como es un remedio o vía preventiva, nada obsta a que, configurada
definitivamente la situación de incumplimiento, la parte interesada pueda ejercer el
correspondiente reclamo por el cumplimiento efectivo de la obligación, o eventualmente
plantear la facultad resolutoria, dejando sin efecto el contrato, con el derecho a reclamar los
daños y perjuicios devenidos como consecuencia del incumplimiento.

Excepción Reconvención
La reconvención supone, en el proceso civil, que el
La excepción es una defensa del demandado que se
demandado no sólo se limita a contestar las
centra específicamente en la lucha contra la
alegaciones del actor y a oponerse, total o
pretensión; y esto es igualmente válido para las
parcialmente a las mismas, sino que aprovecha el
excepciones en sentido propio que para las
mismo proceso para demandarle a él o incluso
excepciones en sentido impropio; en un caso como en
demandar a otros sujetos.
otro se trata de que el juez no acoja la pretensión
Es el reflejo de la consigna de la “economía
propuesta por el actor. En el caso de las excepciones
procesal” ya que se utiliza (y se aprovecha) el
impropias, aportando al proceso hechos extintivos e
proceso instado, para debatir en él otras
impeditivos que, sin contradecir fundamentalmente
pretensiones que introduce el demandado, y que se
los hechos constitutivos aportados por el actor,
dilucidan en el proceso, conjuntamente, con las del
determinan la alegación en el proceso de
demandante.
fundamentaciones jurídicas que impiden o extinguen

61
la eficacia de la norma constitutiva alegada por el
actor.
En definitiva, el demandado, aun aportando hechos
nuevos al proceso e invocando la aplicación de
nuevas normas jurídicas, no añade nada nuevo a los
límites establecidos en la pretensión del actor, pues
evidentemente éste no sólo tiene el derecho cuando se
comprueba la existencia de los hechos constitutivos
de la norma cuya aplicación pide, sino que necesitará
que no se produzcan aquellos otros que vienen a
impedir o extinguir la eficacia de la citada norma. En
este sentido, el objeto procesal queda idéntico y
dentro de los límites establecidos por la pretensión del
actor.

Carga Probatoria

Este incentivo es la «carga» que se impone a una de las partes, de modo que, sin obligarla, se le
dice que si no la cumple perderá el beneficio. Así, la carga probatoria alienta a una de las partes
a arrimar al proceso una prueba que normalmente tiene en su poder o a su alcance.

Libro: “exige que el reclamante, para poder conseguir el éxito en su demanda, debiera probar
alguna de las circunstancias aludidas que habilitaran a su vez su pretensión.”

Extinción del Contrato

Extinción por vía del cumplimiento de las obligaciones asumidas por

las partes

Los contratos pueden extinguirse tanto por cuestiones vinculadas con su eficacia como con su
ineficacia. El primer supuesto se dará cuando se pudo dar cumplimiento a lo convenido, y el
segundo cuando factores atribuibles no a alguno de los contratantes impidan alcanzar la
finalidad que constituyó la causa del contrato o la dificultan seriamente.
El cumplimiento normal de las prestaciones contenidas en las obligaciones nacidas por el
contrato causa la extinción de estas y, con ello, el agotamiento del plan prestacional que motiva
la existencia del contrato, que se extingue como consecuencia. Es claro, por ello, que el mayor
grado de eficacia se encuentra en los contratos de ejecución instantánea y que en tanto se
introduce en el programa prestacional el factor tiempo, aparecen en el horizonte probabilidades
de aparición de factores de afectación de lo acordado por las partes, porque en el tiempo
ocurren cosas.

62
Demanda por cumplimiento

Ante un incumplimiento de la contraria, la parte que sufre sus consecuencias puede emplear
recursos para obtener una solución de eficacia contractual, la del cumplimiento, ello en razón
de lo establecido en el artículo 730, inc. 1, del CCyC, el acreedor de una obligación tiene
derecho a emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a lo que se ha
obligado, por lo que puede iniciar demanda judicial destinada a obtenerla satisfacción de su
crédito. De dictarse sentencia favorable, por la que se condene al deudor al cumplimiento, y en
razón de lo establecido en el artículo 1085, CCyC, ella contendrá implícito el apercibimiento
de que ante el incumplimiento del pronunciamiento, en el trámite de ejecución, el acreedor
tendrá derecho a optar por la resolución del contrato, con los efectos previstos en el artículo
1081, CCyC.

Extinción por ineficacia

Cuando nos encontramos ante contratos cuyo programa prestacional habrá de desarrollarse en
el tiempo -porque las prestaciones habrán de satisfacerse en forma escalonada, o el
cumplimiento queda diferido a un determinado momento futuro, o porque, el vínculo se
establece sin ocasión prevista para su finalización-, pueden ocurrir cosas.
Como ya dijimos, el tiempo es un factor relevante para el derecho de los contratos y en el
transcurso de un lapso puede haber desde agotamiento del interés de los contratantes en
perdurar en la relación como afectación por factores externos a la conducta de las partes, como
decisiones de gobierno o hechos de naturaleza que alteren rotundamente lo previsto
inicialmente por los contratantes, lo que puede conducir o bien a la extinción del contrato o a la
reformulación de sus pautas; según la situación que se presente en cada caso y la subsistencia
de la posibilidad de seguir adelante, nos encontraremos con casos de extinción del contrato o
con casos en los que se operará su adecuación, por alguna de ias vías que el CCyC sistematizó
adecuadamente.

Modos de Extinción

1- Rescisión

La rescisión es un procedimiento de extinción de un contrato que se da por agotamiento del interés de


alguna de las partes, o de todas ellas, por conservar el vínculo contractual. Puede ser bilateral cuando
se elabora un acuerdo entre las partes del contrato, destinado a ponerle fin, o unilateral, cuando es una
de las partes la que expresa su intención de terminar con la relación jurídica establecida por medio de
un contrato, ello sin que haya mediado ningún acontecimiento sobreviniente que motive tal
circunstancia, más allá de la variación en el interés de quien la plantea por permanecer ligado a las
obligaciones nacidas del contrato. Cuando la naturaleza del contrato lo permite, la rescisión puede ser
parcial. Permite la asunción de riesgos que, de no existir posibilidad de apartamiento futuro del
vínculo, serían eludidos por los posibles contratantes.
Desde el punto de vista formal, la exteriorización de la voluntad rescisoria debe ser instrumentada por
los mismos recaudos formales a los que se ajustó el contrato que se concluye. La rescisión produce
63
efectos desde el momento en que es convenida por los contratantes, en tanto no afecte a terceros.
Siempre que no se incurra en tal afectación, se extinguen las obligaciones y los derechos reales a los
que se hubiera dado lugar en la relación jurídica, sin modificación de lo ya ejecutado. Las partes
pueden otorgar a la rescisión efectos retroactivos con relación a algunos aspectos del vínculo,
efectuando intercambios de prestaciones ya cumplidas y deben tener presente lo establecido en los
artículos 1080, 1081, CCyC -según los casos-, en materia de restitución, y en el art. 1082, en lo
relativo a la reparación de daños. La carga de la prueba sobre la existencia de la rescisión recae sobre
quien la invoca.

La rescisión bilateral, regulada en el artículo 1076, CCyC, es una suerte de contra-


contrato; un acuerdo entre las mismas partes que alguna vez consintieron en dar
nacimiento a una relación jurídica negocial, para ponerle fin. Una rescisión bilateral
tiene lugar cuando, sin que haya mediado un factor externo sobreviniente ni
incumplimiento de alguna de las partes, estas ya no mantienen el interés en la
perduración del vínculo que las llevó a contratar. Por ella, se puede poner fin a todo
tipo de contratos y no se requiere habilitación normativa -legal o convencional-, pues su
viabilidad está dada por la concurrencia de las mismas voluntades que dieron lugar al
nacimiento del contrato, las que ahora se orientan a ponerle fin. Desde el punto de vista
formal, debe ajustarse a los mismos recaudos observados para el contrato que se
procura extinguir por ella. En caso de no requerirse, o haberse válidamente estipulado
por las partes, una forma determinada para la celebración del contrato que se intenta
rescindir, habrá libertad de formas para la formulación de la rescisión, y ella puede
verificarse también en forma tácita cuando media un comportamiento conclusivo de las
partes que dé cuenta de la decisión común de dejar sin efecto ia vinculación entre ellas
o cuando suscriban un nuevo contrato, posterior, cuyas disposiciones resultan
incompatibles con las del primero. Se aplica para la extinción de todo tipo de contratos,
aun a los que tienen eficacia real; por lo que, sí por la rescisión bilateral se deja sin
efecto el título por el que se constituyó un derecho real, se extinguirá también este. En
el acuerdo rescisorio los contratantes preverán lo relativo a las restituciones,
compensaciones y pagos a los que puede dar lugar el cese de la relación contractual.
Esta extinción, excepto estipulación en contrario, sólo produce efectos para el futuro y
no afecta derechos de terceros.

La rescisión unilateral es un medio de extinción de un contrato previsto en el artículo


1077, CCyC y depende de la exteriorización de voluntad de una de las partes
contratantes y puede ser ejercida cuando ello se encuentre habilitado por una norma
legal o convencional incorporada al contrato en previsión de tal posibilidad. Dicha
habilitación normativa es necesaria, porque las disposiciones que habilitan la rescisión
son vías de escape o de salida del van culo contractual y, por ello, constituyen una
suerte de excepción a la regla general de pacta sunt servanda, por la que los contratos
deben ser cumplidos en tanto no medie alguna causa de justicia contractual que obste a
ello.
Se funda en la pérdida de interés de una de las partes y no requiere alteración del
equilibrio contractual, ni de la alteración de las circunstancias tenidas en mira al tiempo
de contratar, supuestos en los que la extinción puede producirse por resolución. Entre
otros supuestos de aplicación posible, el CCyC prevé la rescisión unilateral en los
contratos de locación (art. 1203); en los contratos bancarios (art. 1383); en el de cuenta
64
corriente [arts. 1432, inc. b) y 1441, inc. b)], o en la concesión por tiempo
indeterminado (art. 1508). En razón de lo establecido en el art. 1011, CCyC, salvo
disposición legal en contrario, cabe considerar a la facultad rescisoria como un derecho
implícito en los contratos de larga duración -aquellos en los que el transcurso del
tiempo es esencial para el cumplimiento del objeto-; pero ella nunca debe ser ejercida
en forma abusiva, por lo que la parte que decide plantear debe dar a la otra una
oportunidad razonable de renegociar de buena fe. En los contratos de distribución
(agencia, concesión y franquicia), se exige expresamente que se dé un preaviso ajustado
en su plazo al lapso de relación contractual entre las partes. Una cláusula rescisoria
unilateral puede ser considerada abusiva cuando favorece al predisponente, en los
contratos de adhesión, o al proveedor en los de consumo. Así se encuentra
especialmente vedada para el empresario en el contrato de medicina prepaga (art. 9, ley
26682), aun cuando se trata de un vínculo de larga duración, y ello en razón de la
mayor vulnerabilidad del adherente o su grupo familiar en la asimetría propia de esa
relación, pues es claro que no es igual que la empresa ponga fin en forma unilateral y
sin que medie incumplimiento del adherente a la cobertura de salud de este o de su
grupo familiar, que sea ese adherente quien busque dejar de utilizar el sistema
prestacional organizado por esa empresa, por las razones que fuere. En materia de
contratos bancarios se establece que el cliente tiene derecho, en cualquier momento, a
rescindir un contrato por tiempo indeterminado sin penalidad ni gastos, excepto los
devengados antes del ejercicio de este derecho (art. 1383. CCyC). Es que en ocasiones
se encuentran cláusulas aparentemente igualitarias que prevén la posibilidad de
rescisión unilateral incausada por cualquiera de las contratantes, las que no hacen más
que proyectar al vínculo la posición dominante de una de las partes, pues es claro que
en determinados contratos, como los de provisión de servicios de salud o educativos, no
son similares los efectos que en una de las partes puede tenerla rescisión decidida por la
otra. Salvo disposición en contrario, la rescisión unilateral opera para el futuro (art.
1079, CCyC), pero debe tenerse presente lo regulado en los artículos 1080 y 1081 con
relación a la restitución en los casos de extinción por declaración de una de las partes, a
los que haremos referencia más adelante.

2- Revocación

La revocación es un medio de extinción de los actos jurídicos que en el caso de los contratos se
presenta como la facultad de una de las partes para dejar sin efecto el vínculo en los casos establecidos
por la ley.
Por lo general se habla de "revocación" cuando se trata de la extinción de un contrato unilateral,
ámbito en el que calificamos como tal el retiro por una parte de su declaración de voluntad en razón de
una causa prevista por la ley. La revocación se admite en los contratos que no son onerosos, en los
gratuitos y especialmente en las liberalidades, supuestos en los que el autor se compromete a dar una
prestación sin que ello esté fundado en una ventaja esperada de la otra parte.
Se trata de un procedimiento para la extinción de un contrato ya celebrado, por lo que no debe ser
confundida con la retractación, por la que se deja sin efecto una oferta en el proceso de formación del
consentimiento contractual (art. 975, CCyC). Al igual que la rescisión, la revocación opera a partir de
su ejercicio para el futuro [art. 1079, inc. a), CCyC], y subsisten los efectos producidos en el] período
de vigencia del contrato. También en este caso debe tenerse presente lo previsto en Jos artículos 1080

65
y 1081, CCyC, en materia de restitución, yen el art 1082, en lo relativo a la reparación del daño. Son
casos de revocación previstos en este Código, en materia de contratos, el de la donación, cuando es
planteada por incumplimiento del cargo o por ingratitud ,y la que deja sin efecto el contrato por
verificarse supernacencia-de hijos (art. 1569, CCyC) o la derivada del cambio de objeto de una
fundación cuando se estableció la revocación de la donación de los bienes aportados en caso de
producirse dicho cambio (art. 218, CCyC); el supuesto de extinción del mandato por revocación del
mandante [art. 1329, inc. c), CCyC] y, en el fideicomiso, la revocación por el fiduciante que se reservó
expresamente esa facultad, en tanto no se trate de un fideicomiso financiero en el que se inició la
oferta pública de los certificados de participación o de los títulos (art. 1697). Quien revoca retrae su
voluntad originaria y con ello provoca el cese de los efectos desde ese momento, lo que es posible por
la índole unilateral de los contratos a Jos que se aplica. Las consecuencias ya producidas quedan
firmes entre las partes y frente a terceros. En el caso particular de la revocación de la donación con
componente de onerosidad, como la donación con cargo o la remuneratoria, el donante debe
reembolsar al donatario el valor de los cargos satisfechos o de los servicios prestados (art 1569,
segundo párr., CCyC). La vía por la que se concreta la revocación varía según el contrato del que se
trate.
Para revocar el poder conferido por medio de un contrato de mandato o el otorgamiento de un
comodato, basta la exteriorización eficaz de la voluntad del mandante en tal sentido; pero cuando se
trata de la revocación de una donación por causales como la inejecución de cargos o la ingratitud, se
requiere de acción judicial, pues el donatario tiene que tener la oportunidad de ejercer su defensa
frente al obrar antijurídico que se le atribuye.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1077. Extinción por declaración de una de las partes

El contrato puede ser extinguido total o parcialmente por la declaración de una de las partes,
mediante rescisión unilateral, revocación o resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la
ley, le atribuyen esa facultad.

66
67
Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1078. Disposiciones generales para la extinción por declaración de una


de las partes

Excepto disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la


revocación y a la resolución las siguientes reglas generales:

a) el derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser dirigida por
todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra;

b) la extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez. La


demanda puede iniciarse aunque no se haya cursado el requerimiento previo que pudo corresponder;
en tal situación se aplica el inciso f);

c) la otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante no ha


cumplido, o no está en situación de cumplir, la prestación que debía realizar para poder ejercer la
facultad de extinguir el contrato;

d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la parte que
no la declaró;

e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cumplimiento y la
reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión extintiva;

f) la comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de pleno derecho, y


posteriormente no puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el derecho de cumplir. Pero, en los
casos en que es menester un requerimiento previo, si se promueve la demanda por extinción sin
haber intimado, el demandado tiene derecho de cumplir hasta el vencimiento del plazo de
emplazamiento;

g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una
pretensión de cumplimiento;

h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restituciones, a la
reparación de daños, a la solución de las controversias y a cualquiera otra que regule los derechos y
obligaciones de las partes tras la extinción .

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1079. Operatividad de los efectos de la extinción por declaración de

68
una de las partes

Excepto disposición legal en contrario:

a) la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro;

b) la resolución produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a título
oneroso por terceros de buena fe.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1080. Restitución en los casos de extinción por declaración de una de


las partes

Si el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por
resolución, las partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en razón
del contrato, o su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir, y a lo previsto
en el artículo siguiente.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1082. Reparación del daño

La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta a estas disposiciones:

a) el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este Capítulo, en el
Título V de este Libro, y en las disposiciones especiales para cada contrato;

b) la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de los gastos generados por
la celebración del contrato y de los tributos que lo hayan gravado;

c) de haberse pactado la cláusula penal, se aplica con los alcances establecidos en los artículos 790 y
siguientes.

- Art. 790: La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento
de una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la
obligación.

- Art. 791: La cláusula penal puede tener por objeto el pago de una suma de dinero, o
cualquiera otra prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del
acreedor o de un tercero.

- Ar. 792: El deudor que no cumple la obligación en el tiempo convenido debe la pena, si no
prueba la causa extraña que suprime la relación causal. La eximente del caso fortuito debe
69
ser interpretada y aplicada restrictivamente.

- Art. 793: La pena o multa impuesta en la obligación suple la indemnización de los daños
cuando el deudor se constituyó en mora; y el acreedor no tiene derecho a otra indemnización,
aunque pruebe que la pena no es reparación suficiente.

- Art. 794:Para pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios,
ni el deudor puede eximirse de satisfacerla, acreditando que el acreedor no sufrió perjuicio
alguno.

Los jueces pueden reducir las penas cuando su monto desproporcionado con la gravedad de
la falta que sancionan, habida cuenta del valor de las prestaciones y demás circunstancias del
caso, configuren un abusivo aprovechamiento de la situación del deudor.

- Art. 795: En las obligaciones de no hacer el deudor incurre en la pena desde el momento que
ejecuta el acto del cual se obligó a abstenerse.

- Art. 796: El deudor puede eximirse de cumplir la obligación con el pago de la pena
únicamente si se reservó expresamente este derecho

- Art. 797: El acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación y la pena, sino una de
las dos cosas, a su arbitrio, a menos que se haya estipulado la pena por el simple retardo, o
que se haya estipulado que por el pago de la pena no se entienda extinguida la obligación
principal

- Art. 798: Si el deudor cumple sólo una parte de la obligación, o la cumple de un modo
irregular, o fuera del lugar o del tiempo a que se obligó, y el acreedor la acepta, la pena debe
disminuirse proporcionalmente.

- Art. 799: Sea divisible o indivisible la obligación principal, cada uno de los codeudores o de
los herederos del deudor no incurre en la pena sino en proporción de su parte, siempre que
sea divisible la obligación de la cláusula penal.

- Art. 800: Si la obligación de la cláusula penal es indivisible, o si es solidaria aunque


divisible, cada uno de los codeudores, o de los coherederos del deudor, queda obligado a
satisfacer la pena entera.

- Art. 801: La nulidad de la obligación con cláusula penal no causa la de la principal. La


nulidad de la principal causa la de la cláusula penal, excepto si la obligación con cláusula
penal fue contraída por otra persona, para el caso que la principal fuese nula por falta de
capacidad del deudor.

- Art. 802: Si la obligación principal se extingue sin culpa del deudor queda también
extinguida la cláusula penal.

- Art. 803: La cláusula penal tiene efecto, aunque sea puesta para asegurar el cumplimiento de
una obligación que al tiempo de concertar la accesoria no podía exigirse judicialmente,
siempre que no sea reprobada por la ley.

- Art. 804: Los jueces pueden imponer en beneficio del titular del derecho, condenaciones
conminatorias de carácter pecuniario a quienes no cumplen deberes jurídicos impuestos en
una resolución judicial. Las condenas se deben graduar en proporción al caudal económico
de quien debe satisfacerlas y pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de

70
su resistencia y justifica total o parcialmente su proceder.

- La observancia de los mandatos judiciales impartidos a las autoridades públicas se rige por
las normas propias del derecho administrativo.

3- Resolución

La resolución es una vía de extinción que se produce por circunstancias sobrevinientes a la celebración
del contrato en aquellos supuestos en los que la ley no prevé expresamente la revocación. Opera
retroactivamente, aunque con excepciones, y puede ser total o parcial (art. 1083). Las excepciones a
dicha retroactividad general se dan en los contratos bilaterales en los que, según se dispone en el art.
1081, inc. b), CCyC, las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto
resulten equivalentes. si son divisibles y han sido recibidas sin reserva respecto del efecto cancelatorio
de la obligación, por lo que las prestaciones ejecutadas en el marco de un contrato bilateral serán
consideradas definitivas si se trata de a) contratos de ejecución continuada o periódica en los que al
momento de las extinción se hubiesen cumplido recíprocamente prestaciones correlativas que se
encuentran consumidas a ese momento, y b) contratos de ejecución única si pese a que el contrato
debía ejecutarse de modo íntegro, el acreedor recibió pagos parciales sin reserva, supuesto en el que lo
cumplido no quedará afectado por la extinción, si concierne también a prestaciones divisibles y
equivalentes.
El hecho resolutorio puede ser previsto por las partes o por la ley (art. 1089, CCyC); ser expreso (art.
1086, CCyC) o surgir tácitamente de los términos del contrato (arts. 1087 y 1088, CCyC). Se
encuentran aplicaciones de la resolución en materia de compraventa (arts. 1163,1164,1165,1168 y
1169, CCyC); en el contrato de suministro (art. 1184, CCyC); en el contrato de agencia (arts. 1492 y
1994, CCyC); en el de concesión (art. 1509, CCyC) y en el oneroso de renta vitalicia (arts. 1607 y
1608, CCyC). La resolución depende de la previsión legal o del acuerdo de las partes formulado en el
momento de su celebración. Los contratantes pueden estipular la cláusula resolutoria que por el objeto
del contrato consideren conveniente y así redactarla a medida del contrato y de sus intereses, lo que
puede resultar de gran conveniencia cuando una de las partes advierte que de no producirse el
cumplimiento en tiempo y forma de las obligaciones asumidas por la otra puede tener que sustituirla
rápidamente por otro prestador, para io que es prudente que arbitre con anticipación los medios para
posibilitar su desvinculación, a fin de no encontrarse luego con dos contrapartes en actitud de cumplir,
el anterior y el nuevo. Son diversos supuestos generales de aplicación de la resolución que el Código
contiene, entre los que se encuentran los siguientes.

- Plazo resolutorio
Dentro de lo expresamente planteado por los contratantes, puede suceder que se hubiera
previsto un determinado intercambio de prestaciones, sujeto a un plazo determinado,
resolutorio, a cuyo término queda extinguido el vínculo, en los términos previstos en los
artículos 350 a 353, CCyC. En gran medida, que se opere o no tal extinción por cumplimiento
del plazo dependerá dei objeto dei contrato y de la subsistencia o no del interés de las partes,
pues hay contratos en los que está prevista la posibilidad de continuidad más allá del
cumplimiento del plazo originalmente establecido, como ocurre, por ejemplo, con la locación

71
(art. 1218, CCyC); el contrato de agencia (art. 1491, CCyC): el de concesión (art. 1506, CCyC)
con el de franquicia (art. 1516, CCyC).

- Condición resolutoria
Puede suceder también que la relación jurídica se extienda en el tiempo hasta que se verifique
el cumplimiento de una condición resolutoria prevista por las partes al tiempo de la
celebración, elemento considerado en el plan prestacional establecido por las partes, lo que
ocurre, por ejemplo en los casos de venta con pacto de retroventa (art. 1163, CCyC); venta con
pacto de reventa (art. 1164, CCyC); venta con pacto de preferencia (art 1165, CCyC), o
cualquier otro supuesto de venta sujeta a condición cuando ella no sea claramente suspensiva,
pues el artículo 1168, CCyC establece que, en caso de duda, la operación se reputa hecha bajo
condición resolutoria. En caso de operar una condición resolutoria, las partes deben entregarse
o restituirse, recíprocamente, las prestaciones convenidas, aplicándose los efectos
correspondientes a la naturaleza del acto concertado, a sus fines y objeto, ello en los términos
previstos en el artículo 348, CCyC y sin que medie retroactividad, salvo pacto en contrario (art.
346, CCyC).

- Imposibilidad de cumplimiento
Se establece en el artículo 955, CCyC que la imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y
definitiva de la prestación, producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación.
La causa de la imposibilidad sobreviene sin culpa de ninguna de las partes, no engendra
responsabilidad. Si es imputable al deudor de la obligación establecida en el contrato que se
toma imposible, el obligado deberá indemnizar a la contraparte los daños que le hubiera
causado. También tendrá efecto extintivo la imposibilidad temporaria cuando el plazo es
esencial o la duración del impedimento frustra el interés del acreedor de modo irreversible.

- Resolución total o parcial por incumplimiento


El acreedor afectado por el incumplimiento de la contraría puede plantear la resolución total o
parcial del contrato según la medida de su interés y el carácter del incumplimiento. Planteada
una resolución, no puede luego solicitarse la otra; pero sí hubo ejecución parcial sólo puede
plantearse la total en caso de ya carecer el acreedor de interés en ella, lo que puede darse de no
haber sido cumplida una prestación sustantiva, pues impera el principio de relevancia, por el
que el incumplimiento de una prestación insignificante o accesoria no autoriza a extinguir el
contrato, pues para ello se requiere que aquel sea esencial. En contraposición, la ejecución de
una prestación parcial relevante autoriza al deudor a discutir la procedencia de una resolución
total. Es principio básico para la admisibilidad de un planteo resolutorio basado en el
incumplimiento de una de las partes que quien lo formula no se encuentre en mora en el
cumplimiento de las obligaciones que asumió por el contrato. La facultad de resolverse otorga
a quien ejecutó o estuvo dispuesto a cumplirlas obligaciones a su cargo. La naturaleza esencial
del incumplimiento es cuestión que debe ser valorada caso por caso, teniendo en cuenta la
finalidad del contrato; aunque el Código enuncia diversos supuestos:

a) Cuando el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del


contrato, lo que puede derivarse de las características funcionales del contrato o de lo
expresamente convenido por las partes, quienes pueden "esencializar” algún factor. Cuando no
ha mediado determinación de las partes, la evaluación del carácter esencial o no de la
prestación puede efectuarse por el método de la supresión hipotética, evaluando si el acreedor

72
habría de todos modos contratado de no haberse comprometido el cumplimiento de
determinada prestación.

b) Cuando el cumplimiento en determinado tiempo y forma de la prestación es condición para


la subsistencia del interés del acreedor, lo que se da claramente en las obligaciones de plazo
esencial.

c) Cuando el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene


derecho a esperar; cuestión que tiene que ser evaluada según las reglas del artículo 961, CCyC,
impone el principio de buena fe en materia contractual, estableciendo que los contratantes
tienen derecho a considerar que la contraria se ha obligado a lo formalmente expresado y a
todas las consecuencias que pueden considerarse comprendidas en las obligaciones asumidas,
con alcance a aquello a lo que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y
previsor.

d) Cuando el incumplimiento es doloso, cuestión especialmente considerada en ei artículo


1728, CCyC, en materia reparatoria.

e) Cuando el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva


formulada por el deudor al acreedor, supuesto en el que el deudor, pudiendo cumplir,
manifiesta su voluntad de no hacerlo definitivamente, lo que también constituye un supuesto de
dolo obligacional. Es lógico que cuando las partes acordaron un determinado intercambio
prestacional y una de ellas no cumple, la afectada pueda exigir el cumplimiento o procurar
abandonar ese vínculo contractual según su interés preponderante en ese momento, lo que
puede hacer por vía de la resolución. Esa resolución puede seguir un procedimiento
expresamente previsto en el contrato, por ría de una cláusula resolutoria expresa (art. 1086,
CCyC) o, en ausencia o ante la insuficiencia de ella, estar al procedimiento establecido para la
cláusula resolutoria implícita (arts. 1087 a 1089, CCyC).

- Cláusula resolutoria expresa


La cláusula resolutoria expresa es una estipulación de las partes en un contrato por la que ellas
establecen el procedimiento que deberá observarse para concretar la extinción del vínculo
jurídico, ante el incumplimiento de las obligaciones a cargo de una de ellas. Se aplica a todo
tipo de contratos. Por vía de una cláusula expresa, las partes pueden modificar los efectos de la
cláusula resolutoria implícita, de carácter supletorio, redactando una estipulación que se ajuste
de mejor modo a la función y dinámica del negocio jurídico que las vincula. Debe ser clara;
puede ser de carácter general o bien identificar las prestaciones que pueden dar lugar a su
aplicación, en cuyo caso corresponderá considerarlas esenciales o asimiladas a prestaciones
esenciales, en los términos del artículo 1084, CCyC. Para que la cláusula resolutoria produzca
efectos, la parte interesada debe comunicar a la incumplidora su voluntad resolutoria en forma
fehaciente. Sus efectos operan desde que el destinatario recibió la comunicación o estuvo en
condiciones de tomar conocimiento de su contenido (arts. 980 y 983, CCyC). Opera de pleno
derecho. En caso de mediar un proceso judicial y de dictarse en él sentencia dando por resuelto
el contrato, ese pronunciamiento producirá efectos desde el momento de la recepción por el
destinatario de la comunicación fehaciente efectuada por el acreedor, comunicando su decisión
de resolver el contrato. Las partes pueden convenir libremente en la cláusula resolutoria

73
expresa los efectos que atribuirán a ia resolución total o parcial del contrato; en caso de no
haber establecido ellas las consecuencias del ejercicio de la cláusula resolutoria expresa, serán
de aplicación las previsiones contenidas en los artículos 1081 a 1084, CCyC.

- Cláusula resolutoria implícita


Se aplica en los contratos bilaterales, en ausencia de la regulación por las partes de una
cláusula resolutoria expresa. Según el artículo 1088, CCyC, la resolución por cláusula
resolutoria implícita exige:

a) un incumplimiento esencial o parcial que prive sustancialmente al acreedor de lo que


razonablemente tenía derecho a esperar en razón del contrato

b) que el deudor esté en mora

c) que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o


parcial del contrato, a que cumpla en un plazo no menor de quince días, excepto que de los
usos o de la índole de la prestación resulte la procedencia de uno menor.
El emplazamiento debe hacerse por medio fehaciente. El habitual es el envío de una carta
documento; debe ser preciso en la identificación del contrato y de la obligación a cuyo
cumplimiento intima a la deudora, ello porque puede que entre las partes exista más de una
relación jurídica en curso de ejecución. No es necesario cuando se ha producido el
incumplimiento de una obligación de plazo esencial, como puede ser la de la provisión de un
vestido de novia que no es entregado para ia fecha de la celebración del matrimonio y tampoco
cabe exigir cuando la parte incumplidora ha manifestado su decisión de no cumplir, o si el
cumplimiento resulta imposible, supuestos en los que la resolución total o parcial del contrato
se producirá cuando la comunicación por la que el acreedor la declare sea recibida por la parte
incumplidora. Según se establece en el artículo 1089, CCyC, el emplazamiento no es necesario
en los casos en los que la ley faculta a la parte cumplidora a declarar unilateralmente la
extinción del contrato. En caso de intimarse por un plazo menor al de quince días sin que exista
fundamento razonable para ello, el emplazamiento debe considerarse formulado por ese lapso,
pues no corresponde admitir un agravamiento de la situación del deudor y de su posibilidad de
cumplir con la obligación a su cargo; solución interpretativa que de mejor modo satisface el
principio de conservación del contrato (art. 1066, CCyC). El emplazamiento al que se refiere la
norma es una intimación, un requerimiento perentorio que debe efectuarse:

1) individualizando la relación jurídica de ia que se trate y sus partes -es de buena técnica
hacerlo, pues puede que entre las mismas partes exista más de una y la adopción de este
temperamento evitará con fusiones o planteos dilatorios-;

2) una clara intimación a cumplir, se trata de un enunciado coactivo claro que no pueda ser
confundido con una invitación a! mejor esfuerzo posible;

3) otorgamiento del plazo previsto en la norma o del que resulte adecuado según los usos y la
naturaleza de la obligación, pues no cabe intimar por quince días al obligado a instalar sistemas
de sonido para un espectáculo que tendrá lugar en cuatro;

74
4) enunciado del apercibimiento de resolución, pues de no existir este puede tratarse de una
mera intimación al cumplimiento sin efecto extintivo;

5) indicación de la existencia de daños y perjuicios por ios que se demandará, de ser ello
pertinente.
Ese emplazamiento deberá ponerse en conocimiento de la parte destinataria por medio
fehaciente, como se prevé en el artículo 1086, que asegure la posibilidad de conocimiento de su
contenido por el deudor (por ejemplo, carta documento o requerimiento notarial, sin perjuicio
de la notificación por nota con recepción firmada por el obligado).
El requerimiento no es necesario

1) si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento (por ejemplo, si no se ha cumplido con


la entrega de ia torta de bodas para la fecha del casamiento);

2) si el deudor hizo saber que no cumpliría deliberadamente;

3) si el cumplimiento resulta imposible, supuestos en los que la resolución, sea ella total o
parcial, se produce cuando el deudor recibe la comunicación por la que el acreedor ia declara, y

4) si se da el supuesto previsto en el artículo 1089. La resolución opera de pleno derecho y sus


efectos se retrotraen al momento de la constitución en mora. El deudor tiene derecho a cumplir
hasta el término del plazo y si fue demandado judicialmente sin previo emplazamiento
extrajudicial, hasta el vencimiento del término del plazo para la contestación de la demanda.
De mediar emplazamiento previo, la sentencia retrotraerá sus efectos a la fecha de la recepción
de la comunicación por el deudor. De no haberse seguido ese trámite extrajudicial, la fecha a
considerar será la de la notificación de la demanda al obligado. Durante el plazo de gracia, el
deudor está en mora, por lo que aun cuando cumpla debe el resarcimiento del daño moratorio,
según la naturaleza de la prestación de la que se trate.

- Frustración de la finalidad del contrato


El CCyC incorporó en su artículo 1090 la frustración de la causa fin del contrato como un
supuesto de ineficacia contractual. El instituto no tenía entre nosotros regulación anterior,
aunque sí había sido aplicado por la jurisprudencia. Los términos de la norma son los
siguientes: "La frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a la parte perjudicada
a declarar su resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las
circunstancias existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el nesgo
asumido por la que es afectada. La resolución es operativa cuando esta parte comunica su
declaración extintiva a la otra. Si la frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a
resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de
ejecución es esencial” La causa fin es un elemento esencial del contrato que no solo debe
existir al tiempo de su formación, sino mantenerse durante su etapa funcional o de
cumplimiento (art. 1013, CCyC). Ella se vincula directamente con la subsistencia de interés de
las partes contratantes en la ejecución de las obligaciones establecidas en el contrato. En los
casos de aplicación del instituto de la frustración de la finalidad, el acto jurídico queda privado
de causa, al menos para una de las partes. Como la causa no es elemento de la voluntad
subjetiva, como la intención, sino de la estructura del acto (art. 281, CCyC), su afectación

75
impide contar con un negocio jurídico estructuralmente idóneo para subsistir. El origen del
instituto suele asignarse a los conocidos como "casos de la coronación” fallados por la Corte de
Apelaciones de Londres, Inglaterra, en el año 1903, en los que se trató la frustración generada
con relación al cumplimiento de obligaciones establecidas en contratos de locación de
balcones, celebrados a fin de que los locatarios pudieran presenciar con sus familias el desfile
del rey Eduardo VII, con motivo de su coronación, el cual no tuvo lugar en razón de un
problema de salud del monarca. Ante el reclamo del pago del saldo de precio por uno de los
locadores, el locatario reconvino por restitución de lo pagado, pretensión a la que el juez hizo
lugar sosteniendo que el contrato había sido realizado para que el locatario pudiera observar el
desfile, causa compartida por los contratantes y que, aplazado este, se había visto afectada la
base del contrato. Para que la aplicación de este mecanismo resolutorio sea procedente, se
requiere:

1) Un contrato válido subsistente al tiempo del planteo-. El Código no establece ninguna


restricción, por lo que cabe considerar al instituto aplicable tanto a los contratos bilaterales,
onerosos y conmutativos como a los contratos unilaterales, a los gratuitos y a los aleatorios. Sí
es necesario que se trate de un contrato de cumplimiento diferido o continuado , sea de plazo
suspensivo o de tracto sucesivo, porque en los de ejecución instantánea no es lógicamente
posible la frustración, pues ella requiere de una variación extraordinaria de circunstancias
ocurridas en el tiempo. Si dos o más contratos son conexos, pues están causalmente
vinculados, la frustración de la causa en uno de ellos afecta a los demás (art. 1075, CCyC).

2) La existencia de una causa, típica o motivacional, que pueda considerarse objetivada en el


contrato. La frustración opera sobre la causa fin tanto en su modalidad típica (la que es idéntica
en todos los contratos del mismo tipo) como en la motivacional o subjetiva (la particular que
motiva la celebración de cada contrato), en tanto ella haya sido incorporada por las partes al
contrato, en forma expresa o implícita. Malograda la finalidad, la ineficacia se proyecta sobre
los tramos del contrato pendientes de ejecución y que, por ello, pierden virtualidad.

3) La incidencia de un hecho sobreviniente, inesperado, grave, ajeno a las partes, que afecte la
posibilidad de concreción de esa causa de modo permanente y no meramente temporal y supere
el riesgo asumido por la parte afectada al tiempo de contratar: Para que sea de aplicación este
instituto, ese factor ajeno tiene que tener incidencia directa en la posibilidad de concreción de
la finalidad prevista por las partes. Si el factor que obstaculiza la posibilidad de cumplimiento
es temporario, la parte afectada tendrá derecho a obtenerla resolución sólo si se impide el
cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial, como puede
ocurrir cuando se trata de un servicio contratado para un evento a realizar en una fecha
determinada, imposible de postergar (boda, bautismo, bar mitzvah, puesta teatral, recital,
espectáculo deportivo, congreso, etc.).

4) Inexistencia de mora relevante o de culpa o dolo vinculados con la generación de la


frustración causal, de laparteque efectúa el planteo: Recordemos que la mora es irrelevante
cuando el acontecimiento extraordinario sobreviniente habría afectado el vínculo, aun en caso
de no haberse verificado ella.

5) Planteo de parte: La resolución es operativa desde que una parte comunica la declaración
extintiva a la otra; lo que debe tenerse por producido desde la recepción de la comunicación

76
por el destinatario (analog. arts. í)80 y 83, CCyC). En caso de tener que tramitarse luego un
proceso judicial, la sentencia retrotraerá efectos al momento de esa comunicación. Si no me dió
tal comunicación extrajudicial y se demandó directamente, algo en principio innecesario, los
efectos correrán desde la notificación de la demanda.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1084. Configuración del incumplimiento

A los fines de la resolución, el incumplimiento debe ser esencial en atención a la finalidad del
contrato. Se considera que es esencial cuando:

a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;

b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del


acreedor;

c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a esperar;

d) el incumplimiento es intencional;

e) el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al
acreedor.

Nota: ¿Resolución y terminación de un contrato son lo mismo? Si bien las dos figuras implican la
terminación o extinción del vínculo que les ata, la segunda es diferente a la primera por cuanto
simplemente cesa la ejecución del contrato sin que existan efectos retroactivos.

Vías de Resolución del Contrato


Según el concepto de Resolución judicial que brinda el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y
Sociales de Manuel Ossorio, Resolución judicial hace referencia a lo siguiente:
Cualquiera de las decisiones, desde las de mero trámite hasta la sentencia definitiva, que dicta un
juez o tribunal en causa contenciosa o en expediente de jurisdicción voluntaria. En principio se
adoptan por escrito, salvo algunas de orden secundario que se adaptan verbalmente en las vistas o
audiencias, de las cuales cabe tomar nota a petición de parte.

Definición de resolución conjunta en el contexto del derecho administrativo público argentino:


Frase. Nombre femenino. Acto que suscriben como mínimo dos Ministros, Secretarios de los
Ministerios o de la Presidencia de la Nación, titulares de organismos descentralizados u otras
autoridades facultadas para ello.

Seña o Arras
77
La seña, señal o arras es una herramienta de gran utilidad en la negociación y la actividad
contractual. Si bien tiene una tipicidad social muy acentuada, de modo que es muy común que
no se requiera ser un experto comerciante o un profesional del derecho para conocer en
términos generales en qué consiste básicamente su funcionamiento, resulta no ser tan clara o
conocida, aun en el ámbito jurídico, cuál es su naturaleza jurídica y, en definitiva, cuál es el
marco de conceptualización correcto. Por ello, será esencial para su tratamiento legal y sus
efectos, determinar estos extremos. A tal fin, en honor a la brevedad, adelantaremos la
conclusión que la seña, en cuanto a su naturaleza jurídica, es una cláusula accidental que las
partes contratantes incorporan en un contrato bilateral, es decir, en un contrato con
contraprestaciones recíprocas. No puede sostenerse, por el contrario, que se trate de un contrato
en sí mismo, en tanto requiere de un vínculo contractual donde anidar. Ese contrato al que se
incorpora como cláusula debe ser de aquellos en los cuales sus efectos aún no han sido
cumplidos, es decir, con prestaciones que han sido diferidas en el tiempo y no han sido
ejecutadas inmediatamente con la celebración del contrato. Para entender esta conclusión
debemos comenzar por decir que la seña ya estaba regulada en el Código Civil, en el art. 1202,
que la regulaba expresamente y en el art. 1189, que reconocía los efectos consagrados del
derecho de arrepentimiento que generaba una de sus modalidades de pactarse. Es por eso que
se afirma que la seña regulada en este Código era de carácter penitencial, es decir que a partir
de su incorporación al contrato, habilitaba a las partes a arrepentirse. Por el contrario, la seña
en el Código de Comercio también estaba regulada y tenía como finalidad la de darle seriedad
a la voluntad de los contratantes, yendo más allá del consentimiento, reforzándose esa voluntad
mediante la entrega de una cosa como símbolo de la intención irrevocable de cumplir con el
acuerdo. Esta seña regulada para los contratos mercantiles no daba lugar a arrepentirse, y de
ahí que doctrinariamente recibió el nombre de “seña confirmatoria" De este modo, cuando se
pactaba una cláusula de seña, resultaba esencial la calificación del contrato como civil o
comercial. ya que dependiendo de cuál fuera la aplicable, se verifica la facultad de arrepentirse
implícita por el solo hecho de haberse mencionado la seña como integrante del contrato cuando
este era civil, o bien como comercial, para lo cual el arrepentimiento quedaba vedado. No
obstante, las partes en caso en particular, podían pactar el efecto penitencial o confirmatorio
especialmente, sin limitación a la clasificación civil o comercial del contrato. En todos los
casos puede verificarse que tanto para dar certeza y seriedad al vínculo obligatorio generado,
como para habilitar la facultad de arrepentirse, no puede concebirse la misma sin el contrato
que define la relación obligacional o bien la que queda extinguida por efecto del derecho de
arrepentimiento ejercido a partir de la cláusula de seña que lo habilita. Si bien es cierto que en
ocasiones, sobre todo en el ámbito de la contratación inmobiliaria, es usual que se pacte
previamente lo que se denomina "seña” para luego avanzar hacia un contrato definitivo, lo
cierto es que el acuerdo que lleva el nombre de seña suele revestir en esos casos, en realidad, la
naturaleza de un contrato preliminar por el cual las partes se obligan a celebrar un contrato
definitivo (arts. 994 y 995, CCyC), al cual las*Las partes agregan una seña como cláusula
accidental. La conclusión de esto último es lógica, ya que, cumplido el plazo dispuesto en este
contrato, deviene la obligación de celebrar el contrato definitivo, quedando la seña dada como
a cuenta de precio de ese acuerdo definitivo, si este último se celebra en cumplimiento del
acuerdo preliminar que incluye la seña. Por lo tanto, cuando hablemos de seña, nos referiremos
en términos de concepto a una cláusula accidental que se incorpora en un contrato bilateral, por
ia cual, mediante la entrega de una cosa mueble que una de las partes realiza a la otra, confirma
su seriedad en el cumplimiento de la prestación a su cargo, o bien cuando es acordado
78
expresamente, habilita a las partes a arrepentirse, durante el plazo que se acuerde para su
vigencia o hasta que haya principio de ejecución. Analizaremos entonces, a partir de esta
conceptualización como marco introductorio, cómo se regula esta figura en nuestro derecho
actual.

Con los antecedentes descriptos en los Códigos Civil y de Comercio derogados, el nuevo
ordenamiento receptó la regulación de la seña, aunque ante la divergencia de tratamiento que
ocurría en el régimen anterior, al desaparecer actualmente la distinción en cuanto a contratos
civiles y comerciales, el Código debió optar por dar preferencia a una de las modalidades
reguladas. Así, el art. 1059, CCyC, dispone que "La entrega de señal o arras se interpreta como
confirmatoria del acto, excepto que las partes convengan la facultad de arrepentirse; en tal
caso, quien entregó la señal la pierde en beneficio de la otra, y quien la recibió, debe restituir
doblada" El artículo sin dudas apunta a determinar ios requisitos y clases de seña que pueden
acordarse, y se infieren de su regulación los efectos inmediatos, según se la pacte. Queda
complementada la regulación con lo que dispone el art. 1060, CCyC, que expresa que "Como
señal o arras pueden entregarse dinero o cosas muebles. Si es de la misma especie que lo que
debe darse por el contrato, la señal se tiene como parte de la prestación si el contrato se
cumple; pero no si ella es de diferente especie o si la obligación es de hacer o no hacer" A
partir de estos dos artículos pueden desprenderse las conclusiones que constituirán el marco
regulatorio de las figuras.

Clases de Seña
Seña confirmatoria De acuerdo a lo que se desprende de la primera parte del art. 1159,
CCyC, surge que si las partes acordaran la seña, sin distinguir ninguna otra
circunstancia adicional, ni en qué términos se la conviene, se entenderá que es
confirmatoria. Como tal, no dará lugar al arrepentimiento de ninguna de las partes. Por
lo tanto, las partes deberán cumplir con las obligaciones que nacen del contrato en el
que la seña fue incorporada. En tal caso, la seña deberá ser restituida como se explica
en el párrafo anterior.

Seña penitencial No obstante la presunción del carácter confirmatorio de la seña, las


partes están habilitadas, como la misma norma reconoce, para acordar su efecto
penitencial. En ese supuesto, se entenderá que ambas reconocen mutuamente la facultad
de arrepentirse. Esta facultad, de ser ejercida por cualquier de las partes, producirá la
resolución del contrato, extinguiéndose retroactivamente sus efectos. Si bien el CCyC
no lo aclara, se entiende que la facultad señalada podrá ejercerse por el plazo que se
acuerde, y ante su ausencia se entenderá acordada hasta que el contrato entre en etapa
de ejecución o eventualmente antes de ello, cuando alguna de las partes ejerciera actos
que implican un principio de ejecución de las prestaciones acordadas en el contrato.
Como la presunción de la figura tiene efecto confirmatorio, el carácter penitencial debe
ser acordado e incorporado expresamente para que el derecho a arrepentimiento sea
invocable. La modalidad que podría utilizarse para acordarla puede ser mencionando
directamente el carácter penitencial, o bien aludir especialmente a la facultad de
arrepentimiento que las partes reconocen. Con anterioridad a la vigencia del CCyC, se
utilizaban fórmulas usuales para abordarlas, según las cuales, a partir del modo en que
se incorporan, debían entenderse como seña penitencial o confirmatoria. En el ámbito
79
civil, era usual encontrar algunas modalidades que es interesante traer a colación para
verificar qué sentido tienen a partir de la nueva regulación, ya que en el Código Civil
regía la presunción inversa a la actual, es decir, la seña civil se presumía penitencial,
salvo que las partes quedarán expresamente esta facultad. Así, fórmulas tales como
"seña y principio de ejecución" o “seña, a cuenta de precio y principio de ejecución”
determinaban el carácter confirmatorio de ia seña, ya que al expresarse que la cosa dada
en seña constituía principio de ejecución del contrato, impedía la posibilidad de ejercer
cualquier arrepentimiento. Estas fórmulas mantienen hoy su vigencia y efecto, atento a
que nada cambia la naturaleza confirmatoria que presume la norma. Algo diferente
ocurre con la fórmula "seña y a cuenta de precio" la cual dio lugar a que mediante el
plenario se concluye que el efecto de ese tipo de formalismo debía interpretarse de
modo de reconocer la facultad de arrepentimiento hasta tanto hubiera principio de
ejecución, por ia identidad de lo entregado como seña y el objeto de la prestación a
cumplir. Sin embargo, en el marco de la nueva regulación en la que se presume el
carácter confirmatorio, la fórmula señalada no tendrá ya implícito el efecto resolutorio
por el ejercicio de la facultad de arrepentimiento, ya que al presumirse el carácter
confirmatorio en ei art. 1059, CCyC no habrá posibilidad de entender ei efecto que se le
reconocía en la anterior regulación si no emana expresamente del acuerdo.

La facultad de arrepentimiento y sus efectos


Como ya explicamos precedentemente, esta facultad está vigente exclusivamente en la seña
penitencial, no así en la confirmatoria, que es, a su vez, la que se presume salvo pacto en
contrario. Ahora, esa facultad produce efectos que es esencial determinar para comprender el
funcionamiento correcto de la figura. Así, una vez que las partes acuerdan una seña penitencial,
lo entregado como objeto de la misma queda en poder de una de las partes que la recibe y la
retiene hasta tanto se venza el plazo indicado para el ejercicio de la facultad de
arrepentimiento, o hasta el acaecimiento de un acto que sea interpretado como principio de
ejecución o se alcance a esa etapa, si no había plazo pactado. En tales supuestos, si no se ejerce
la facultad, la parte que ha recibido la cosa dada en seña debe restituir tal como ya se explicó al
enunciarse los efectos de la seña confirmatoria, o tomarse como parte de la prestación a cargo
del dador, si la cosa es de la misma especie que la prestación a su cargo. Pero diferente será la
situación si una de las partes dentro del lapso temporal habilitado decide ejercerla facultad de
arrepentimiento. En tal caso, para su ejercicio, deberá comunicar su decisión a la contraparte,
quien no podrá oponerse a ella, en virtud del acuerdo en el que se reconocía previamente esa
posibilidad. A partir de entonces, se producirá la resolución del contrato, por lo que este
quedará extinguido con efecto retroactivo. Es este el principal efecto del ejercicio del
arrepentimiento. Ahora bien, quedará a partir de entonces, y dependiendo de quién hubiera
ejercido la facultad resolutoria, establecer cuáles serán los efectos que se generan respecto de la
cosa entregada en seña. En ese sentido, el art. 1059, CCyC dispone que, para el caso de que el
arrepentido fuera quien dio la cosa objeto de la seña, la perderá, quedando definitivamente en
propiedad de quien la recibió. Por el contrario, si la facultad la ejercerá quien recibió la cosa,
deberá restituirla doblada. Esto último merece una aclaración en base a la naturaleza de lo que
hubiera sido dado en seña. En ese sentido adquiere relevancia si la cosa dada fue dinero o no,
ya que en el primer caso, la obligación consistirá en restituir la cantidad de dinero recibida
oportunamente y deberá adicionarle otra suma del mismo valor. En cambio, si la cosa dada en
seña fuera una cosa mueble, según esta sea fungible o no, deberá seguirse la regla siguiente: si

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es fungible, deberá entregarse la misma cantidad y especie originalmente recibida, más otro
tanto equivalente a su valor, pero en ese punto la proporción que constituye la parte doblada
deberá ser cumplida en dinero. Si la cosa fuera no fungible, deberá entregarse la misma cosa
recibida, y el valor dinerario equivalente a la cosa recibida. Esta regla tiene como finalidad,
por un lado, establecer una suerte de penalidad desde el punto de vista de quien la ejerce, y de
modalidad resarcitoria desde el ángulo de quien no ejerció la facultad, y extingue cualquier otra
posibilidad de reclamo, ya que al no estar las partes en la etapa de ejecución, no puede
invocarse ningún otro resarcimiento, ya que no se llegó al ámbito en el cual llegarán a ser
exigibles las prestaciones pendientes. Finalmente, no obstante la regulación normativa, esta
resulta supletoria dentro del marco del acuerdo proyectado, porlo que nada obsta a que las
partes acuerden otra proporción a la penalidad impuesta para quien ejerza la facultad,
aumentando o disminuyendo cuantitativamente sus efectos. En todo caso, atento a que estas
cláusulas serán siempre eficaces en el marco de contratos bilaterales, la única precaución a
adoptar al momento de pactarse es que se regulen de modo tal que la sanción sea ecuánime
para ambas partes.

UNIDAD 8
Obligación de saneamiento. Responsabilidad por evicción y vicios ocultos.

● Obligación de Saneamiento

El vendedor debe garantizar al comprador que no será turbado o privado del derecho adquirido
sobre la cosa, por la acción de un tercero que invoque un derecho mejor (art. 1044, CCyC). De
igual modo está obligado a garantizar que la cosa no tenga vicios estructurales o funcionales
que la hagan impropia para su destino, o que sean de tal naturaleza que disminuyan su utilidad,
que de haberlos conocido, el adquirente no la hubiese adquirido, o su contraprestación hubiese
sido significativamente menor (art. 1051, CCyC).

● Sujetos Responsables

Comprador:
Las obligaciones del comprador están ordenadas genéricamente en el artículo 1411, CCyC y
son en lo sustancial:
a) Pagar el precio en el lugar y tiempo convenidos. Si nada se pacta, se entiende que la venta es
de contado; Tal como se deriva de la definición misma de la compraventa (art. 1123, CCyC), la
obligación nuclear del comprador es pagar el precio. En cuanto al lugar y tiempo del pago, rige
el principio de autonomía de la voluntad, por cuanto, si las partes lo han previsto, el pago debe
hacerse en el lugar y tiempo convenido. Supletoriamente, para el caso en que las partes no
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hubieran fijado el tiempo en que debe efectuarse el pago, se entiende que la venta es de
contado. Salvo pacto en contrario, el precio debe pagarse contra la entrega de la cosa mueble
vendida. El comprador no tiene obligación de pagar el precio antes de poder examinar varias
cosas, excepto que las modalidades de entrega o pago pactadas sean incompatibles con esta
posibilidad (art. 1152, CCyC).

b) Recibir la cosa y los documentos vinculados con el contrato. Esta obligación de recibir consiste
en realizar todos los actos que razonablemente cabe esperar del comprador para que el
vendedor pueda efectuar la entrega y hacerse cargo de la cosa; Recibir ¡a cosa y los
documentos vinculados al contrato: el inciso b), artículo 1441, CCyC explica el alcance con el
que debe entenderse dicha obligación. En tai sentido expresa que consiste en realizar todos los
actos que razonablemente cabe esperar del comprador para que el vendedor pueda efectuar la
entrega y hacerse cargo de la cosa. Esta obligación se relaciona centralmente con la regla en
virtud de la cual antes de la entrega de la cosa vendida, los riesgos de la misma son a cargo del
vendedor (art. 1151, CCyC). Es por ello que, si el comprador fuera remiso en su obligación de
recibirla cosa, el vendedor podrá consignar judicialmente la cosa vendida a fin de liberarse de
su obligación.

c) Pagar los gastos de recibo, incluidos los de testimonio de la escritura pública y los demás
posteriores a la venta. Pagar los gastos de recibo, incluido los de testimonio de la escritura
pública y los posteriores a la venta. El pago de los gastos del recibo es una obligación del
comprador de bienes inmuebles y muebles, aunque de aplicación supletoria a la voluntad de las
partes.

Vendedor
Las obligaciones principales del vendedor consisten en:

a) Siendo la obligación central del vendedor la entrega de la cosa vendida, parece natural concluir
con la obligación correspectiva del comprador de recibirla, además de pagar el precio por ella.
No obstante, como conducta opuesta de la entrega o recíproca, tiene un desarrollo intenso en el
Código (en especial respecto de la compraventa de cosas muebles), en la sección 6, artículos
1152 a 1162, CCyC.

b) La recepción de la cosa contribuye de modo concluyente a la ejecución del contrato, siendo


decisivas para ello las reglas de la adecuación de las cosas mueble a lo convenido, dispuestas
en el artículo 1156 CCyC; esta constituye la medida de la obligación del vendedor relativa a la
entrega de acuerdo a la calidad y cantidad estipulada, y también fija los alcances de la
obligación del comprador para la recepción. Va de suyo que la regla de la adecuación es de
naturaleza supletoria a la voluntad de las partes. Se entiende, según el art. 1156, CCyC, que las
cosas muebles son adecuadas al contrato si:
a) Son aptas para los fines a los que ordinariamente se destinan cosas de ese tipo. En este
supuesto, si la inadecuación de la cosa era conocida o debía ser conocida por el comprador, el
vendedor no resulta responsable por dicha inadecuación;

b) Son aptas para el fin especial que expresa o tácitamente se haya hecho saber al vendedor al
tiempo de la celebración del contrato, salvo que de las circunstancias del caso no pueda
entenderse que el comprador confió en el criterio del vendedor;
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c) Están envasadas o embaladas de una manera habitual o de una forma adecuada para
conservarlas. En este supuesto, si el comprador conocía o debía conocer ai momento de ia
celebración del contrato acerca de la inadecuación de la cosa, el vendedor no es responsable,
por dicha inadecuación;
d) Responden a la muestra en caso de que la venta se hiciera sobre ellas.

c) Compraventa por muestras Si la compraventa es por muestras y la cosa entregada es de igual


calidad que la muestra, el comprador no puede rehusar la recepción

d) Si la cosa vendida no está a la vista, debe adecuarse a lo convenido al momento de su entrega,


sea que esta se verifique en la persona del comprador, del transportista o del tercero designado
para recibirla. En Jos casos de compraventa por muestras, tratándose de cosas que no están a la
vista, el comprador debe informar al vendedor sin demora la falta de adecuación de la cosa a lo
convenido. Excepto estipulación en contrario, la determinación de la adecuación de la cosa
entregada por el vendedor a lo convenido se hace por peritos arbitradores.

Si las partes no se ponen de acuerdo sobre la designación del perito arbitrador cualquiera puede
demandar judicialmente su designación dentro del plazo de caducidad de treinta días de
entregada la cosa. Si el comprador no hubiera podido inspeccionar la cosa vendida y la entrega
de esta se hubiera convenido hacerla al transportista o un tercero designado para recibirla, los
plazos para reclamar por las diferencias de cantidad o falta de adecuación a lo convenido se
cuentan desde la recepción de las cosas por el comprador, pues es a partir de ese momento que
se encuentra en condiciones de verificarla.

e) Si al momento de la recepción de la cosa el comprador no puede examinar por encontrarse en


fardo o bajo cubierta, el comprador puede reclamar en los diez días inmediatos la falta de
adecuación a lo convenido. El comprador puede exigir que el reconocimiento de la cantidad y
adecuación al contrato se haga en el momento de la entrega, en cuyo caso no puede el
comprador reclamar con posterioridad a la recepción

f) Si la venta es por una cantidad de cosas o "por junto" el comprador no está obligado a recibir
solo parte de ella salvo pacto en contrario. Si las recibe, la transmisión del dominio queda
firme en cuanto a ellas.

g) La compraventa está sujeta a la condición suspensiva de la aceptación del comprador, si este se


reserva la facultad de probar la cosa, o los usos o convención expresa determinan que la venta
es a "satisfacción del comprador”

h) En la compraventa internacional existen cláusulas usuales que determinan el alcance de las


obligaciones de las partes. Dichas cláusulas, denominadas “incoterms” son términos que

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definen claramente cuáles son las obligaciones entre compradores y vendedores dentro de un
contrato internacional.

● Adquisición a Título Gratuito

Según el concepto de Adquisición a título gratuito que brinda el Diccionario de Ciencias Jurídicas,
Políticas y Sociales de Manuel Ossorio, Adquisición a título gratuito hace referencia a lo siguiente:
La que no significa ningún desembolso ni prestación para el adquirente, como en las donaciones y
legados puros, y en la sucesión intestada. El pago de impuesto por la adquisición se entiende que no
atañe a la gratuidad adquisitiva.

● Autonomía de la voluntad

En ejercicio de la autonomía de la voluntad, las partes son libres de determinar el contenido del
contrato del modo que estimen ajustado a sus intereses (art 958, CCyC). En tal sentido, no resulta
necesario que la ley prevea la totalidad d e las cláusulas que las partes desean incorporar; de hecho, el
Código nombra solo “algunas" de ellas. Sin embargo, existen algunas cláusulas que resultan de
aplicación frecuente por las partes; y en cuanto a ellas, resulta útil que la legislación las regule a fin de
prever su alcance, sobre todo en aquellos aspectos que las partes no han previsto expresamente. Las
cláusulas especiales que regula el CCyC constituyen elementos accidentales del contrato, por lo que
solo estarán en la compraventa si las partes las han asumido expresamente. Las cláusulas especiales
previstas por el CCyC que pueden incluirse en el contrato de compraventa son las siguientes: pacto de
retroventa, pacto de reventa y el pacto de preferencia.

● Responsabilidad por Daños

La responsabilidad por saneamiento puede incluir, además, la de resarcir los daños que esa evicción
hubiera provocado, más allá de los efectos propios de la pérdida total o parcial del derecho
involucrado. En tal sentido se aplicarán las reglas generales dispuestas para la garantía de saneamiento
que pusiéramos más arriba, y que encuentra como marco normativo lo dispuesto en el art. 1708 y ss.,
CCyC sobre presupuestos de responsabilidad, y las reglas específicas incorporadas en el art. 1040,
CCyC para su procedencia.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1039. Responsabilidad por saneamiento

El acreedor de la obligación de saneamiento tiene derecho a optar entre:

a) reclamar el saneamiento del título o la subsanación de los vicios;

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b) reclamar un bien equivalente, si es fungible;

c) declarar la resolución del contrato, excepto en los casos previstos por los artículos 1050 y 1057.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1040. Responsabilidad por daños

El acreedor de la obligación de saneamiento también tiene derecho a la reparación de los daños en


los casos previstos en el artículo 1039, excepto:

a) si el adquirente conoció, o pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios;

b) si el enajenante no conoció, ni pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios;

c) si la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente;

d) si la adquisición re

sulta de una subasta judicial o administrativa.

La exención de responsabilidad por daños prevista en los incisos a) y b) no puede invocarse por el
enajenante que actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación, a menos
que el adquirente también se desempeñe profesionalmente en esa actividad.

● Responsabilidad por vicios ocultos

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1051. Contenido de la responsabilidad por vicios ocultos

La responsabilidad por defectos ocultos se extiende a:

a) los defectos no comprendidos en las exclusiones del artículo 1053;

b) los vicios redhibitorios, considerándose tales los defectos que hacen a la cosa impropia
para su destino por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su utilidad a tal
extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no la habría adquirido, o su

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contraprestación hubiese sido significativamente menor.

Como señalamos en el párrafo precedente, de lo dispuesto en el art. 1053, CCyC, surgirán los
elementos que configuran el vicio oculto, y no solamente las exclusiones de su cobertura. Así,
según esta norma, para que un vicio sea oculto, es necesario que el adquirente no lo haya
conocido o debido conocerlo mediante un examen adecuado a las circunstancias del caso a)
momento de la adquisición. El nivel de diligencia requerido será el de una persona media, en la
tarea de examinar una cosa del tipo y características objetos del contrato. De allí que, en
coherencia con lo analizado respecto de los aspectos subjetivos de la garantía de saneamiento
en general, no es requisito que esa diligencia sea de un profesional en la materia. Por lo tanto,
si habiendo aplicado la diligencia así definida el adquirente no encontrará ningún vicio, la
posterior deficiencia que se encontrara a partir de haberse hecho ostensible por alguna otra
circunstancia, bastará para determinar que ese vicio que encuentra su causa como anterior o
contemporáneo a la adquisición sea oculto. Sin embargo, la regla no se limita a la regulación
general antes señalada, sino que amplía la regulación al distinguir que si la adquisición del
bien, por su complejidad, habitualmente requiere un cierto grado de conocimiento científico o
técnico sobre la cosa transmitida a fin de poder detectar el vicio, el modo de determinar si se
trata de un vicio oculto o no quedará sujeto a los usos del lugar de entrega. Además, para que el
vicio sea susceptible de habilitarla garantía, debe haber existido al tiempo de la adquisición.
Esto es así ya que el enajenante justamente garantiza al adquirente que la cosa no está viciada
al momento en que se la transmite, por lo cual si el vicio se generará posteriormente a la
adquisición, es decir que su causa se produjera y desarrollará luego de ella, no habría motivo
para que el enajenante tuviera responsabilidad alguna, ya que al momento de la transmisión el
bien tenía las cualidades prometidas. En ese sentido, si el adquirente adujeron que el vicio
oculto existía al momento de la adquisición, tendrá la carga de demostrar su existencia al
momento de la transmisión, ya que quien invoca un hecho, debe probarlo. No obstante, ese
principio tiene su excepción cuando el enajenante actúa profesionalmente, ya que en ese caso
se presume que quien está en mejores condiciones de demostrar la realidad material y temporal
alegada es el profesional. A tal fin, la prueba que deba producir este será la que acredite que el
bien no era vicioso al momento de la adquisición, debido a que la inversión de la carga de la
prueba implicará entender que mientras el profesional no acredite ese extremo, el vicio era
oculto, en cuanto a su responsabilidad por su posible existencia al momento de la adquisición.

Acciones

Para abordar cabalmente el régimen de acciones que emanan de la garantía por vicios ocultos,
debemos recordar que, al tratar la garantía de saneamiento en general, explicamos que el acreedor
tiene derecho a optar entre: a) reclamar la subsanación delvicio; b) reclamar un bien equivalente, si es
fungible, o c) declarar la resolución del contrato excepto que el defecto sea subsanable y el garante
ofrezca subsanarlo (confr. arts. 1039 y 1057, CCyC). Esta regla genérica se aplicará para el caso dejos
vicios ocultos, con las especificaciones que a continuación realizamos, las cuales, en esencia, marcan
la coincidencia y coherencia en el tratamiento propuesto desde el régimen general. Así, el art 1056,
CCyC dispone que "El acreedor de la garanda dispone del derecho a declararla resolución del contrato:

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a) si se trata de un vicio redhibitorio;

b) si medió una ampliación convencional de la garantía) cuya norma debe interpretarse en consonancia
con lo establecido en el art. 1057, CCyC, el cual indica que "El adquirente no tiene derecho a resolver
el contrato si el defecto es subsanable, el garante ofrece subsanar y él no lo acepta. Queda a salvo la
reparación de daños” En consecuencia, si el vicio fuera oculto, en términos generales el adquirente
podrá optar entre las posibilidades que le reconoce el art 1039, CCyC, y que quedó confirmado por la
consagración del carácter subsidiario de la facultad resolutoria emanada del art. 1057, CCyC, sin
perjuicio de que esa posibilidad quedara especialmente habilitada en el art. 1056, CCyC, cuando el
vicio fuera redhibitorio, entendido como tal en virtud de su gravedad, o cuando medió una ampliación
convencional de la garantía.
Por Lo tanto, en resumen, para establecer metódicamente los lineamientos de la conclusión efectuada
en el párrafo anterior, podemos esquematizar las facultades del adquirente de la siguiente manera:
a) En primera medida, se reconoce al adquirente la acción para reclamar la subsanación del vicio [art
1039 inc. a), CCyC], o reclamar un bien equivalente, si es fungible [art. 1039 inc. b), CCyC]
Por ser facultades genéricas, pueden ser ejercidas a elección del adquirente, en cualquiera de los
supuestos de vicios ocultos, o sea, tanto para el supuesto de los vicios ocultos como para el caso más
específico de vicios redhibitorios. Ambas acciones se sustentan en el principio de conservación del
contrato y tienen por finalidad el restablecimiento del equilibrio prestacional. Sin perjuicio de esto
último, el adquirente podrá demandar además la indemnización por los daños que hubiera sufrido, de
acuerdo a lo previsto en el art. 1040, CCyC, y en el marco de los supuestos allí previstos, o sea,
cuando el transmíteme es de mala fe por haber conocido el vicio, o es un profesional en el rubro no
siéndolo el adquirente, en cuyo caso se entiende que el enajenante conocía o debía conocer el vicio y
que el adquirente no lo conocía.

b) Alternativamente, el acreedor de la garantía tendrá derecho a declarar la resolución del contrato.


Para ello, deberá sujetarse Ja situación que lo habilita a esta facultad, a alguno de los siguientes casos
regulados, como se anticipó, en los arts. 1056 y 1057, CCyC:
Si se trata de un vicio redhibitorio: Por lo cual, además de ser un vicio que hubiera sido oculto al
momento de la adquisición, deberá revestir tal gravedad que haga a la cosa impropia para su destino
por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su utilidad a tal extremo que, de haberlos
conocido, el adquirente no lo habría adquirido o su contraprestación hubiese sido significativamente
menor [conf. art. 1051 inc. b), CCyC].

A contrario sensu, si el vicio es meramente oculto, pero no alcanza a ser redhibitorio por el menor
grado de importancia según las pautas antes referidas, el adquirente, en principio, no tendrá derecho a
reclamar la resolución del contrato si el vicio es meramente oculto, debiendo previamente analizarse la
posibilidad de invocar cualquiera de las acciones apuntadas en el apartado a).

Si medió una ampliación convencional de la garantía: Ya hemos expresado que las partes pueden
aumentarla garantía mediante convención particular (art. 1052, CCyC). Se entiende que en esos casos
se produce extensión de los efectos de los vicios redhibitorios a supuestos que la garantía natural
inicialmente no contemplaba. Por eso, la facultad de resolver que tiene el adquirente se extiende a los
supuestos que han sido objeto de ampliación como de vicios redhibitorios.

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Defecto no subsanable: Así como el art .1057, CCyC, dispone que el adquirente no tendrá derecho
a resolver el contrato si el defecto es subsanable, por contrario imperio, si el vicio no pudiera ser
subsanado por ninguna de las vías que habilita el art. 1039, inc. a) y b), CCyC, el adquirente podrá
declarar la resolución del contrato, aun cuando el vicio fuera meramente oculto, y no alcanzara la
entidad de redhibitorio en cuanto a su naturaleza configurativa. Queda así consagrada la regla de
supletoriedad de esta última facultad de acción. Quedará en tal caso siempre a salvo la reparación de
daños, cuando las circunstancias habilitarán su reclamo.

PPT:

El acreedor de la garantía podrá: reclamar la subsanación del vicio o reclamar un bien


equivalente, si es fungible.

Si el Vicio es Redhibitorio además de esas dos acciones podrá exigir la resolución del contrato,
salvo que el defecto fuera subsanable, el garante ofreciera subsanarlas y él no lo aceptara.

Código Civil y Comercial Nacional

Artículo 1057. Defecto subsanable

El adquirente no tiene derecho a resolver el contrato si el defecto es subsanable, el garante


ofrece subsanarlo y él no lo acepta. Queda a salvo la reparación de daños.

Denuncia por Defecto Caducidad de la Garantía

El adquirente tiene la carga de Responsabilidad por vicios ocultos:


denunciar el defecto oculto dentro de a) Si la cosa es inmueble, cuando
los 60 días de haberse hecho este transcurren 3 años desde que
ostensible. Si no da aviso pierde la lo recibió.
posibilidad de hacer responsable al b) Si la cosa es mueble, cuando
enajenante, salvo que éste haya transcurren 6 meses desde que
conocido o debido conocer, la lo recibió o puso en
existencia de los defectos. funcionamiento.
- Estos plazos pueden ser aumentados
por acuerdos de las partes .
- Para la prescripción de la acción EL
PLAZO ES DE 1 AÑO. ART. 2564
INC, A CCCN.

● Responsabilidad por Evicción

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El dador queda obligado por evicción y vicios redhibitorios, y no puede liberarse convencionalmente
de dicha obligación, cuando la cosa dada en leasing esté fabricada, producida, o haya sido importada o
distribuida por el mismo dador. Sin embargo, no pesará sobre el dador tal obligación en los siguientes
casos:
- Cuando el dador adquiere la cosa de un tercero indicado por el tomador.

- Cuando el dador adquiere la cosa de un tercero según especificaciones brindadas por el tomador.
- Cuando el dador adquiere la cosa de un tercero según catálogos o folletos indicados por el tomador.

- Cuando el dador adquiere la cosa sustituyendo al tomador en el contrato de compraventa.


- Cuando el dador adquiere la cosa del tomador.

En la responsabilidad por evicción el adquirente no solo no podrá pedir la resolución, sino que
tampoco podría requerir el saneamiento del título ni la sustitución y el bien fungible, ya que
está saneado

La garantía de evicción constituye una de las clases reguladas por el CCyC como parte del
género do garantías de saneamiento. La novedad más trascendente respecto del Código Civil
en esta materia la constituye la nueva estructura normativa, que establece las reglas generales
para ambas garantías y, luego por separado, las reglas específicas para cada uno de los marcos
de garantía referidos. Para comprender el concepto que encierra el vocablo evicción,
recordamos que proviene del latín e(x)-victio, -onis, el cual designaba ia situación que
sobreviene a raíz de una derrota en juicio; evicto es quien ha sido vencido en juicio y privado
del derecho que adquirió; evincente, el que io ha vencido; galante, el que debe responder por
haber transmitido el derecho.
De allí la complejidad inicial para concluir en un concepto unívoco del instituto. Sin embargo,
el CCyC ha precisado, por lo menos metodológicamente, su definición como garantía, a partir
de la cual surgen luego los aspectos de obligación y responsabilidad que en el mismo marco ya
analizamos previamente cuando aludimos a los aspectos generales del saneamiento.
En ese orden puede definirse la garantía de evicción como la obligación que pesa sobre quien
ha trasmitido onerosamente un derecho, de asistir o sustituir procesalmente al adquirente, ya
sea este actor o demandado, en razón de toda excepción, defensa o pretensión de terceros, que
de prosperar lo privaron total o parcialmente del derecho adquirido, y subsidiariamente de
indemnizar en caso de incumplimiento de esa obligación, o de que la asistencia o sustitución
procesal hubiese sido infructuosa, siempre que la pretensión, excepción o defensa de tercero se
funde en una causa jurídica anterior o contemporánea al acto de transmisión dei derecho.

Efectos

Fundamentalmente son los efectos principales.

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- Defensa en juicio: debe darse por parte del enajenante hacia el adquirente. Ante un
reclamo judicial sobre la cosa adquirida el adquirente debe citar al juicio al enajenante
que se encuentra obligado a defender la legitimidad del título y de la transmisión de la
cosa. La citación al enajenante se puede realizar por el adquirente o bien por el tercero
que efectúa el reclamo. La falta de citación al enajenante hace caer su responsabilidad.
Si el enajenante no concurre el adquirente debe continuar el juicio defendiendo sus
derechos ya que por omisiones o negligencia de su parte puede perder el pleito y no
podrá reclamar nada posteriormente.
- Indemnización de los perjuicios: si el tercero logra vencer en juicio, el enajenante
debe indemnizar al adquirente por daños y perjuicios. Esto es daño emergente, lucro
cesante, costas, gastos y mejoras realizadas.

Principio

La evicción (evincere) es la pérdida del derecho que sufre el comprador por una sentencia
condenatoria en virtud de un derecho anterior a la compra.

💡 Cuando el reclamo del tercero tiene éxito, determina la privación total o parcial del derecho
adquirido. Tal privación abre la etapa central y definitiva de la figura, esto es, la evicción
producida. El efecto, cuando se dan los requisitos expuestos, es lo que tradicionalmente, en
nuestro derecho, recibió la denominación de obligación de saneamiento. El contenido de dicha
obligación puede abarcar la restitución del precio y la indemnización del daño producido.

● Defensa del Consumidor: – Ley 24.240

Ahora bien, todos sabemos sobre la existencia de una Ley especial cómo lo es la Ley de Defensa del
Consumidor, que tiene prevalencia respecto de las disposiciones del Código Civil y Comercial cómo
expresamente lo dispone el mismo código en su art 1034.

Esta ley tiene por objeto la defensa de los consumidores o usuarios, que contraten a título oneroso para
su consumo cosas muebles, inmuebles y/o servicios. Obviamente, que la aplicación de esta ley se
integran con las normas generales y otras especiales. Pero en caso de duda se estará siempre a la
interpretación más favorable para el consumidor.

Específicamente sobre el tema que venimos tratando de garantías; responsabilidad de saneamiento y


por daños, ésta ley refiere:

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Por garantía se entiende la seguridad del buen funcionamiento de la cosa enajenada, respaldado por la
reparación gratuita que los vendedores, empresas o fabricantes de los productos deben otorgar durante
un lapso determinado a los consumidores.

Para la adquisición o prestación de servicios de cosas muebles no consumibles nuevas o usadas rige la
garantía obligatoria, introducida recientemente por la última modificatoria a la Ley de Defensa del
Consumidor en su art. 11 .

ARTÍCULO 11. — Garantías. Cuando se comercialicen cosas muebles no consumibles conforme lo


establece el artículo 231 del Código Civil y Comercial de la Nación, el consumidor y los sucesivos
adquirentes gozarán de garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan
sido ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido y
lo entregado, o su correcto funcionamiento.

La garantía legal tendrá vigencia por TRES (3) meses cuando se trate de bienes muebles usados y
por SEIS (6) meses en los demás casos a partir de la entrega, pudiendo las partes convenir un plazo
mayor. En caso de que la cosa deba trasladarse a fábrica o taller habilitado el transporte será
realizado por el responsable de la garantía, y serán a su cargo los gastos de flete y seguros y
cualquier otro que deba realizarse para la ejecución del mismo.

(Artículo sustituido por art. 9° de la Ley N° 26.361 B.O. 7/4/2008)

Es decir, que el fin perseguido por la norma es asegurar al comprador, la entrega por parte del
vendedor de los bienes muebles duraderos – y trasladables- sin límite de valor, no dependiendo de
otras características más que de su esencia; y de que la cosa no deje de existir por el primer uso que se
haga de ella; sin importar que pueda consumirse, deteriorarse o extinguirse a lo largo del tiempo.

Y, por otra parte, impone para las cosas una vez adquiridas la prestación de un servicio técnico
adecuado y el suministro de los repuestos y demás materiales que sean necesarios para que el bien
funcione con normalidad.

Esta garantía, en el caso de cosas muebles nuevas de 6 meses, es al margen de la denominada garantía
comercial o contractual, que es la que voluntariamente ofrece el vendedor.-

Situación especial prevista por la ley – Derecho de arrepentimiento (art. 34)

Dentro del Sistema de Defensa del Consumidor, el derecho de arrepentimiento es la potestad de


extinguir dentro de determinado plazo un contrato, que debe ser instrumentado por escrito y con

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ciertas precisiones, que la ley le confiere al consumidor al darse una serie de situaciones fácticas en las
que se ve expuesto a una especial vulnerabilidad. Esto se da SOLO EN DOS SITUACIONES DE
VENTA:

Venta domiciliaria. Es la oferta o propuesta de venta de un bien o prestación de un servicio efectuada


al consumidor fuera del establecimiento del proveedor.

Venta por Correspondencia y Otras. Es aquella en que la propuesta se efectúa por medio postal,
telecomunicaciones, electrónico o similar y la respuesta a la misma se realiza por iguales medios.

El consumidor tiene derecho a revocar, en los dos supuestos anteriores, la aceptación durante el plazo
de DIEZ (10) días corridos contados a partir de la fecha en que se entregue el bien o se celebre el
contrato, lo último que ocurra, sin responsabilidad alguna.

El consumidor debe poner el bien a disposición del vendedor y los gastos de devolución son por
cuenta de este último.

Plazo de prescripción de reclamo de acción por el consumidor (art. 50)

Finalmente tenemos el plazo de prescripción. En ese contexto, la ley 26.994 expresa: “Las sanciones
emergentes de la presente ley prescriben en el término de TRES (3) años. La prescripción se
interrumpe por la comisión de nuevas infracciones o por el inicio de las actuaciones administrativas”.

En este sentido, entonces, opera el plazo preescriptivo de 3 años del art. 2561, Código Civil y
Comercial de la Nación, atento a la unificación del régimen de responsabilidad civil.

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UNIDAD 9: CONTRATO DE COMPRAVENTA
CONTRATO DE COMPRAVENTA. (Arts. 1123 a 1169 CCyC)

Art. 1123 establece: “Hay compraventa si una de las partes se obliga a transferir la propiedad de una
cosa y la otra a pagar un precio en dinero.”

Art. 1125. “Compraventa y contrato de obra. Cuando una de las partes se compromete a entregar
cosas por un precio, aunque éstas hayan de ser manufacturadas o producidas, se aplican las reglas
de la compraventa, a menos que de las circunstancias resulte que la principal de las obligaciones
consiste en suministrar mano de obra o prestar otros servicios. Si la parte que encarga la manufactura
o producción de las cosas asume la obligación de proporcionar una porción substancial de los
materiales necesarios, se aplican las reglas del contrato de obra”.

Art. 1126. “Compraventa y permuta. Si el precio consiste parte en dinero y parte en otra cosa, el
contrato es de permuta si es mayor el valor de la cosa y de compraventa en los demás casos”.

▪ CARACTERES:
▪ Bilateral: porque importa obligaciones para ambas partes; para el comprador, el pago del precio,
y para el vendedor, la transmisión del dominio sobre el bien.
▪ Consensual: produce todos los efectos por el solo hecho del consentimiento, y sin necesidad de
la entrega de la cosa o el precio.
▪ No formal: puede ser celebrado en instrumento privado/público, verbal o expresamente.
▪ Conmutativo: es de su naturaleza que los valores intercambiados sean aproximadamente iguales,
solo por excepción puede ser aleatorio.
▪ Oneroso: las partes asumen obligaciones recíprocas, de modo que se promete una prestación
para recibir otra.
▪ Nominado: se encuentra mencionado y regulado en la legislación vigente.
Pueden venderse todas las cosas que pueden ser objeto de los contratos. Si se vende cosa futura, se
entiende sujeta a condición suspensiva de que la cosa llegue a existir. El vendedor debe realizar las
tareas, y esfuerzos que resulten del contrato, o de las circunstancias, para que esta llegue a existir en
las condiciones y tiempo convenidos. El comprador puede asumir, por cláusula expresa, el riesgo de
que la cosa no llegue a existir sin culpa del vendedor. También la venta de la cosa total o parcialmente
ajena es válida, en los términos del art. 1008. El vendedor se obliga a transmitir o hacer transmitir su
dominio al comprador. (arts.1131 a 1132)

ELEMENTOS ESENCIALES (EL PRECIO Y LA COSA)

EL PRECIO: el mismo es determinado, en dinero y serio: cuando las partes lo fijan en una suma que
el comprador debe pagar; cuando se deja su indicación al arbitrio de un tercero designado; cuando lo
sea con referencia a otra cosa. En cualquier otro caso, se entiende que hay precio válido si las partes
previeron el procedimiento para determinarlo. (Arts. 1133 a 1136)

▪ PRECIO VIL: Es un precio muy por debajo de lo que se establece en el mercado pero aun así no
es ridículo y una persona está dispuesta a vender a ese precio.
▪ PRECIO IRRISORIO: Es un precio “ridículo”. Muy por debajo del precio estipulado en el mercado.
Ejemplo: vender un inmueble a $10.

LA COSA: La cosa es un elemento esencial propio de la compraventa; sin 'cosa' no hay compraventa.
Art. 1327: "Pueden venderse todas las cosas que pueden ser objeto de los contratos, aunque sean
cosas futuras, siempre que su enajenación no sea prohibida”. Esto último, nos remite al 'objeto de los
contratos' (arts. 1167 a 1179) y al 'objeto de los actos jurídicos' (art. 953), y de la concordancia de esas
normas extraemos como principio general que: TODAS LAS COSAS PUEDEN SER VENDIDAS, pero
siempre que reúnan determinados requisitos:
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a) Debe ser una 'cosa' en sentido propio: o sea, un 'objeto material susceptible de tener un valor'
(art. 2311). La energía eléctrica, energía atómica, etc., son consideradas 'cosas' y pueden ser objeto
de la compraventa;

b) que su venta no esté prohibida por la ley (art. 1323): Es prohibida la venta de cosas que están
'fuera del comercio' (conf. 2336 a 2338), sea por su destino (ej: bienes públicos del Estado: como ser
mares, puertos, plazas, playas, etc) o por razones de orden público (ej: sueldos, beneficios
previsionales, herencia futura, alimentos futuros, etc.).Cuando la ley lo autoriza, la prohibición puede
resultar de un contrato. Ej: prohibición por 10 años al donatario de vender la cosa recibida (art. 2613);
prohibición de vender a determinada persona (art. 1364); prohibición de pedir la venta o división de la
cosa común, por 5 años (conf. art. 2693); etc.

c)La cosa debe ser determinada o susceptible de ser determinada (art. 1333): Tal es lo que
sucede cuando la cosa es cierta (ej: la casa de calle Chile 942 de Capital Federal; el auto Ford Mondeo,
Mod. 99, patente BOB 667) o incierta, pero se ha determinado su especie y cantidad (fungibles) Ej:
100 litros de vino tinto común de mesa; 5 toneladas de arroz de determinada calidad; etc.

d)La cosa debe existir al celebrarse el contrato o ser susceptible de existir(cosa futura): No
puede haber venta de una cosa 'que no ha existido nunca' o 'que ha dejado de existir al formarse el
contrato', porque en este caso el contrato es nulo por falta de objeto (conf. 1328, 1° parte). Pero, puede
recaer sobre una 'cosa futura', siempre que se aclare esa situación y bajo la condición de que la cosa
llegue a existir luego.

e) La cosa debe pertenecer al vendedor: Porque, en principio, para poder vender válidamente una
cosa es necesario ser dueño de ella, ya que el art. 1329 expresa: "Las cosas ajenas no pueden
venderse..." (Primera parte). Este principio tiene varias excepciones, razón por la cual lo vamos a tratar
por separado

✓ OBLIGACIONES DE LAS PARTES:

POR PARTE DEL VENDEDOR (arts. 1137 a 1140): Debe transferir al comprador la propiedad de la
cosa vendida; A poner a disposición del comprador los instrumentos requeridos por los usos o las
particularidades de la venta; Prestar toda la cooperación que le sea exigible para que transferencia
dominial se concrete; Debe entregar al comprador una factura que describa la cosa vendida, su precio,
o la parte de este que ha sido pagada y los demás términos de la venta. La factura no observada
dentro de los 10 días de recibida se presume aceptada en todo su contenido, si es de uso no emitir
factura, el vendedor debe entregar un documento que acredite la venta.

POR PARTE DEL COMPRADOR (art. 1141): Pagar el precio en el lugar y tiempo convenidos, si nada
se pacta se entiende que la venta es al contado; Recibir la cosa y los documentos vinculados con este
contrato; Pagar los gastos de recibo, incluidos los de testimonio de la escritura pública y los demás
posteriores a la venta.

✓ ALGUNAS CLAUSULAS QUE SE PUEDE AGREGAR AL CONTRATO:


PACTO DE RETROVENTA (art. 1163): es aquel por el cual el vendedor se reserva el derecho de
recuperar la cosa vendida y entregada al comprador contra restitución a) del precio, con el
exceso o disminución convenidos. El contrato sujeto a este pacto se rige por las reglas de la
compraventa sometida a condición resolutoria.

b) PACTO DE REVENTA (art.1164): es aquel por el cual el comprador se reserva el derecho de


devolver la cosa comprada. Ejercido el derecho, el vendedor debe restituir el precio, con el
exceso o disminución convenidos. Se aplican las reglas de la compraventa bajo condición
resolutoria.

94
c) PACTO DE PREFERENCIA (art. 1165): es aquel por el cual el vendedor tiene derecho a
recuperar la cosa de la prelación a cualquier otro adquirente si el comprador decide enajenar.
El derecho que otorga es personal y no puede cederse ni pasa a los herederos. Se aplican
también las reglas de la compraventa bajo condición resolutoria.
• BOLETO DE COMPRAVENTA. (Arts. 1170 a 1171 CCyC)

El CCyC regula el régimen de oponibilidad del boleto de compraventa de inmuebles, luego de advertir
que resulta una práctica habitual en materia inmobiliaria que, previo al otorgamiento de la escritura
requerida a los fines de transmitir el dominio, las partes celebran un boleto de compraventa. Por
supuesto que, celebrando el contrato con un boleto de compraventa, este resulta oponible entre las
partes, la cuestión es más compleja en relación a los terceros.

DERECHOS DEL COMPRADOR FRENTE A MEDIDAS CAUTELARES: El CCyC otorga prioridad al


adquirente por boleto de compraventa. El derecho del comprador de buena fe tiene prioridad sobre el
de terceros que hayan trabado cautelares sobre el inmueble vendido si:
a) El comprador contrato con el titular registral, o puede subrogarse en la posición jurídica de
quien lo hizo mediante un perfecto eslabonamiento con los adquirentes sucesivos.
b) El comprador pago como mínimo el 25% del precio con anterioridad a la traba de la cautelar.
c) El boleto tiene fecha cierta y anterior a la traba de la cautelar.
d) La adquisición tiene publicidad suficiente, sea registral o posesoria.

DERECHOS DEL COMPRADOR FRENTE AL CONCURSO O QUIEBRA DEL


VENDEDOR: El supuesto de oponibilidad del boleto de compraventa al concurso o quiebra del
vendedor ya había sido incorporado. Para que el boleto sea oponible deben cumplirse los siguientes
requisitos:

a) El adquirente debe ser de buena fe, esto es, desconocer el estado de cesación de pagos del
vendedor
b) Se haya abonado el 25% del precio. En caso que el boleto resulte oponible al concurso o
quiebra el juez debe ordenar que se otorgue la respectiva escritura pública.
c) El comprador puede cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la
prestación a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca en primer grado sobre
el bien, en garantía del saldo de precio.

• CONTRATO DE CESION. (Arts. 1614 a 1640 CCyC)


El artículo 1614 establece: “Hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra un
derecho. Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la permuta o de
la donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un precio en dinero, de la
transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación, respectivamente, en tanto no
estén modificadas por las de este Capítulo”.

Este tipo contractual genérico comprende otras variantes específicas: a) Transmisión


de créditos (arts. 1614 a 1631)
b) Transmisión de deudas (arts.1632 a 1635)
c) Transmisión de posición contractual (arts. 1636 a 1640)
d) Transmisión de herencia (arts. 2302 a 2309)
e) La transmisión de créditos en garantía (art 1615)
f) La cesión de créditos prendarios (art. 1625)

Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la permuta o de la donación,


según que se haya realizado con la contraprestación de un precio en dinero, de la transmisión de la
95
propiedad de un bien, o sin la contraprestación, respectivamente, en tanto no estén modificadas por
las del capítulo que las regula en el código. Si la cesión es en garantía, las normas de la prenda de
créditos se aplican a las relaciones entre el cedente y cesionario.

PARTES: Cedente (transmite el derecho ya sea crédito o deuda) y el Cesionario (recibe el derecho y
paga un precio, en ese caso se regula con de las reglas de la compraventa supletoriamente; entrega
una cosa, en ese caso se regula con las reglas de la permuta supletoriamente; o no hace nada, que
en ese caso se regula con las normas de donación supletoriamente)
CARACTERES:

▪ Bilateral
▪ Oneroso o gratuito
▪ Nominado
▪ Formal (por escrito)
▪ Conmutativo

OBJETO: el objeto tiene que ser un derecho. Los derechos personalísimos o instituto personal, los
derechos que las partes expresan que no o todos los que estén prohibidos por ley, por su naturaleza
o contrato no pueden ser objeto de este tipo de contrato.

FORMA: La cesión debe hacerse por escrito, sin perjuicio de los casos en que se admite la transmisión
del título por endoso o por entrega manual. Deben otorgarse por escritura pública las siguientes
sesiones: la cesión de derechos hereditarios; la cesión de derechos litigiosos; la cesión de derechos
derivados de un acto instrumentado por escritura pública: la cesión de derechos hereditarios; la cesión
de derechos litigiosos; la cesión de derechos derivados de un acto instrumentado por escritura pública.

EFECTOS:

a) La cesión tiene efectos respecto de terceros desde su notificación al cedido por instrumento
público o privado de fecha cierta, sin perjuicio de las reglas especiales relativas a los bienes
registrables.
b) Los pagos hechos por el cedido al cedente antes de serle notificada la cesión, tienen efecto
liberatorio para él.
c) En la concurrencia entre cesionarios sucesivos, la preferencia corresponde al primero que ha
notificado la transferencia al deudor, aunque esta sea posterior en fecha.
d) En caso de concurso o quiebra del cedente, la cesión no tiene efectos respecto de los
acreedores si es notificada después de la presentación en concurso o de la sentencia
declarativa de la quiebra.
✓ CESION DE DEUDAS: Los arts. 1632 a 1635 regula el contrato de cesión de deudas donde
regula dos supuestos más y establece:

Art. 1632: “Cesión de deuda. Hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero, acuerdan
que éste debe pagar la deuda, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad para la
liberación del deudor, el tercero queda como codeudor subsidiario”.

Art. 1633: “Asunción de deuda. Hay asunción de deuda si un tercero acuerda con el acreedor pagar
la deuda de su deudor, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad para la liberación
del deudor, la asunción se tiene por rechazada”.

Art. 1635: “Promesa de liberación. Hay promesa de liberación si el tercero se obliga frente al deudor a
cumplir la deuda en su lugar. Esta promesa sólo vincula al tercero con el deudor, excepto que haya
sido pactada como estipulación a favor de tercero”.

96
Art. 1634: “Conformidad para la liberación del deudor. En los casos de los dos artículos anteriores el
deudor sólo queda liberado si el acreedor lo admite expresamente. Esta conformidad puede ser
anterior, simultánea, o posterior a la cesión; pero es ineficaz si ha sido prestada en un contrato
celebrado por adhesión”.

✓ CESIÓN DE LA POSICIÓN CONTRACTUAL: Se configura la transmisión de la posición


contractual, cuando se conjugan los elementos estipulados en los arts. 1636 a 1640.

Art. 1636. “Transmisión. En los contratos con prestaciones pendientes cualquiera de las partes puede
transmitir a un tercero su posición contractual, si las demás partes lo consienten antes,
simultáneamente o después de la cesión. Si la conformidad es previa a la cesión, ésta sólo tiene
efectos una vez notificada a las otras partes, en la forma establecida para la notificación al deudor
cedido”.

Art. 1637. “Efectos. Desde la cesión o, en su caso, desde la notificación a las otras partes, el cedente
se aparta de sus derechos y obligaciones, los que son asumidos por el cesionario. Sin embargo, los
cocontratantes cedidos conservan sus acciones contra el cedente si han pactado con éste el
mantenimiento de sus derechos para el caso de incumplimiento del cesionario. En tal caso, el cedido
o los cedidos deben notificar el incumplimiento al cedente dentro de los treinta días de producido; de
no hacerlo, el cedente queda libre de responsabilidad”.

a) La existencia de prestaciones pendientes de un contrato, no resulta posible esta figura en el


caso de contratos de ejecución instantánea.
b) La transferencia de una situación jurídica integral – en contraposición con la sola suma de
créditos y deudas-.
c) La consecuencia situación de uno de los contratantes originarios por un tercero admisible, sólo
en los casos en los que el contrato no revista el carácter intuitu personae.
d) El consentimiento del cedido

Constituye una innovación que se requiera el consentimiento por el acreedor cedido, pues ello no era
requerido anteriormente ni por la doctrina, ni por la jurisprudencia.

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98
UNIDAD 11
1. CONTRATO DE LOCACION DE COSAS

Definición, Regulación legal. Caracteres. Elementos esenciales. Los continuadores de la locación.

Basta considerar la importancia de la locación en el acceso a la vivienda para comprender su


significado.

El contrato de locación resulta un instrumento adecuado para acceder a la posibilidad de usar y gozar
de una cosa, sin la necesidad de efectuar el desembolso que supone su adquisición.

Concepto

Según el art. 1187, CCyC, "Hay contrato de locación si una parte se obliga a otorgar a otra el uso y goce
temporario de una cosa, a cambio del pago de un precio en dinero"

En cuanto a lo conceptual, el mencionado art. 1187 aclara que mediante el contrato de locación se
transmite el "uso y goce de una cosa” y no el "uso o goce" como lo hacía su antecesor.

La definición legal contiene los elementos tipificantes del contrato de locación de cosas, a saber:

- Concesión del uso y goce de una cosa.

- El otorgamiento del uso y goce no es perpetuo sino temporario, por el plazo constituye un
elemento tipificante del contrato.

- La existencia de un precio en dinero como contraprestación por la concesión del uso y goce
de la cosa.

Caracteres

El contrato de locación posee los siguientes caracteres:

Bilateral: Dado que las partes quedan recíprocamente obligadas una hacia la otra.

Oneroso: Las ventajas que el contrato de locación procura a una de las partes es concedida por una
prestación que ella tendrá a su cargo a favor de la otra parte.

Conmutativo: El contrato de locación supone la existencia de ciertas ventajas para las partes, y ellas
no dependen de un hecho incierto.

Nominado: Encuentra en la ley una regulación específica.

Formal o no formal: Formal en algunos casos y no formal en otros, dependiendo del objeto dado en
locación.

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De tracto sucesivo: La ejecución del contrato no se agota en un solo acto sino que se prolonga en el
tiempo.

De cambio: Supone el intercambio del uso y goce de una cosa por un precio en dinero.

De ejecución inmediata o diferida: Según la entrega de la cosa y la concesión de su uso y goce sean
efectuadas en forma simultánea con la celebración del contrato, o resulten diferidas en el tiempo. En
este último caso existe un diferimiento temporal entre el momento de celebración del con trato y el
momento en que este comienza a producir sus efectos propios.

Elementos esenciales

CONSENTIMIENTO - Formación del consentimiento

Normalmente el contrato de locación resultará perfeccionado como consecuencia de las


negociaciones entre locador y locatario, que culminarán con la oferta formulada por una de las partes
y aceptada por la otra.

También es posible celebrar un contrato de locación por adhesión a cláusulas predispuestas por una
de las partes, pudiendo tanto el locador como el locatario asumir el carácter de, predisponente. En este
último caso será de aplicación el artículo 984 y siguientes del CCYC.

Nada impediría la formulación de una promesa de celebrar un contrato de locación, quedando tal
situación regulada por el artículo 995, CCyC.

El contrato de opción que prevé y reglamenta el CCyC en su artículo 996 es perfectamente adaptable
al contrato de locación; ningún obstáculo hay para que una persona otorgue a favor de otra la opción
de tomar en locación algún objeto que se encuentre en su patrimonio.

El consentimiento debe recaer mínimamente sobre los elementos nucleares del contrato, es decir:

o naturaleza del vínculo,

o la cosa dada en locación,

o el precio,

o el plazo y

o el uso al que será sometido por el locatario. (Este último aspecto resulta relevante para
determinar si serán de aplicación las normas y criterios especiales relacionados con la
locación habitacional).

Carácter personal o real del derecho del locatario

El derecho que adquiere el locatario mediante la celebración del contrato de locación es de naturaleza
personal.

En nuestro derecho se entiende que, proviniendo de fuente contractual, el derecho del locatario es de
naturaleza personal y creditoria.

SUJETOS. CAPACIDAD
100
No solamente el titular del dominio de la cosa esta facultado para dar en locación, también puede
hacerlo el poseedor e incluso el tenedor, toda vez que mediante este contrato no se transmite el dominio
ni la posesión, sino la mera tenencia (uso y goce) de la cosa locada.

Dar o tomar una cosa en locación constituyen actos de administración y siendo así pueden dar en
locación todos los que cuenten con la libre administración del bien que constituirá el objeto del
contrato.

El artículo 1191, CCYC establece que para celebrar un contrato de locación por un plazo mayor a tres
años, o cobrar alquileres anticipados por el mismo período, se requiere facultad expresa.

Sin embargo, el artículo 375 del mismo ordenamiento establece que son necesarias facultades
expresas para "dar o tomar en locación inmuebles por más de tres años, o cobrar alquileres anticipados
por más de un año".

Supuesto. Muchas veces, podría dar en locación quien administra bienes ajenos, incluso los padres
respecto de los bienes de sus hijos, los tutores, los de sus tutelados y los curadores respecto de los
de sus curados, en estos últimos dos casos con la necesaria autorización judicial cuando el plazo
contractual supera los tres años o cuando se tratare de tomar en locación bienes inmuebles que no
sea la casa habitación, concluyendo el vínculo necesariamente con la mayoría de edad del menor
representado.

Precio

Para el estudio del precio en el contrato de locación, son varias las normas que deben ser tenidas en
cuenta. Mínimamente habrá que reparar en los artículos 1187, 1196 y 1208, CCyC, sin olvidarse de las
normas relativas al contrato de compraventa por el reenvío que efectúa el primero de los artículos
citados y el artículo 765 del mismo ordenamiento respecto de la posibilidad de pactar el precio del
alquiler en moneda extranjera. El precio es un elemento esencial del contrato de locación y debe ser
cancelado en dinero (art. 1187, CCYC).

Consecuentemente, el pago del precio constituye la obligación nuclear que asume el locatario al celebrar
el contrato-art. 1208, CCyC-y que deberá ser cancelado en los términos convenidos.

El precio debe ser determinado en un valor, o determinable, resultando de aplicación las normas que al
respecto están previstas para el contrato de compra venta20. Consecuentemente, la determinación
del precio podría ser dejada al arbitrio de un tercero, resultando de aplicación la norma prevista en el
artículo 1134, CCYC y que viéramos en ocasión de estudiar el contrato de compraventa, o bien aludir
al precio de plaza -art, 1143, CCyC- cuando se tratare de bienes muebles.

Nada impide que el precio sea fijado en moneda extranjera, lo que llevaría a la aplicación del artículo
765, CCyC, el cual establece que "Si por el acto por el que se ha constituido la obligación, se estipuló
dar moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación debe considerarse como de dar
cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal". Esta
normativa facultaría al locatario a cancelar el valor locativo fijado en moneda extranjera, mediante el
pago de la cantidad de moneda de curso legal en la Repú blica como para adquirir la cantidad de cosas
-moneda extranjera- pactada. Sin duda constituye esta -el art. 765, CCyC- una de las normas más
controvertidas de la nueva codificación civil y comercial que entrara en vigencia en el año 20152¹,

101
considerada por una parte de la doctrina como de orden público y por otra como disponible para las
partes²².

Cuando el destino de la cosa locada es habitacional, no podrá requerirse al locatario:

i) El pago de alquileres anticipados por periodos mayores a un mes.

ii) Depósitos de garantía y exigencias asimilables, por cantidad mayor del importe
equivalente a un mes de alquiler por cada año de locación contratado.

iii) El pago del valor llave o equivalentes.

Se trata de una regulación específica fundada en el principio protectorio del locatario para la locación
habitacional y que en lo esencial reitera lo que establecía la derogada ley 23091 de locaciones urbanas.

En cuanto a la determinación del alquiler, la ley 23928, denominada ley de convertibilidad, aún en
vigencia, limitó la posibilidad de indexar o repotenciar las deudas de dar sumas de dinero. Se trata de
la prohibición de establecer convencionalmente algún sistema de actualización automático del
alquiler, mediante el establecimiento de un índice de repotenciación, o bien ligando el valor del alquiler
al aumento de los productos comercializados por el locatario.

Los llamados alquileres escalonados constituyen un sistema que permite a las partes acordar, en forma
anticipada, un aumento progresivo del valor locativo, no a través del establecimiento de un índice de
actualización, sino mediante la fijación de un valor del alquiler determinado pero creciente a lo largo del
vínculo contractual.

La validez de este sistema de escalonamiento ha sido jurisprudencialmente aceptada, y se ha


convertido en una modalidad de uso habitual en la contratación locativa para mitigar el efecto
inflacionario sobre el precio del alquiler.

También se ha aceptado la posibilidad de establecer el valor del alquiler relacionándolo con el valor de
cierto bien, por ejemplo, estableciendo el precio de la locación en el valor de mil kilos de harina; así, el
valor locativo aumentará en la medida en que varíe el precio del bien relacionado. Debe siempre
tratarse de algún bien que integre la explotación económica del locatario.

Causa

El contrato de locación, como cualquier vínculo contractual, debe perseguir un fin lícito y no reñido con
la moral, las buenas costumbres y el orden público. La existencia de una causa contraria a la ley o a la
moral implicaría la nulidad absoluta del contrato, la cual puede incluso ser dictada de oficio por el juez.

Ninguna de las partes podría exigir el cumplimiento del contrato cuando este estuviera fundado en una
causa ilícita o inmoral. Si la cosa locada ya hubiera sido entregada, el locador no podrá exigir el pago
de los alquileres y el locatario tampoco podrá reclamar el cumplimiento de las obligaciones a cargo
del locador, quedando como única alternativa la restitución de la cosa locada al locador,
reconociéndose a este la acción para reclamar la devolución.

El desarrollo de la idea de la frustración del fin nace justamente como con secuencia del contrato de
locación25 y para aquellos casos en los que la finalidad perseguida por las partes e incorporada al
contrato de manera de hacerla conocida la totalidad de los contratantes, se ve frustrada por causas
no imputables a por ninguna de ellas. El efecto de la frustración del fin no puede sino ser la resolución
del contrato.
102
Los continuadores de la locación

Artículo 1190. Continuador de la locación

Si la cosa locada es inmueble, o parte material de un inmueble, destinado a habitación, en caso de


abandono o fallecimiento del locatario, la locación puede ser continuada en las mismas condiciones
pactadas, y hasta el vencimiento del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del
locatario ostensible trato familiar durante el año previo al abandono o fallecimiento.

El derecho del continuador en la locación prevalece sobre el del heredero del locatario.

a) Forma. Oponibilidad.

La ley no requiere del cumplimiento de formalidad específica alguna cuando se trata de la celebración
de contratos de locación de bienes muebles. Sin embargo, cuando la relación locativa se refiere a
bienes inmuebles, parte de bienes inmuebles, bienes muebles registrables o de una universalidad que
comprenda alguno de ellos, entonces el contrato debe ser celebrado por escrito, formalidad que
deberá ser respetada también en las prórrogas y modificaciones del contrato original (art. 1188,
CCyC).

La exigencia de la forma escrita será cumplida mediante la utilización de instrumento público o


privado.

El requerimiento formal que efectúa la ley está relacionado con facilitar la prueba de la existencia y
del contenido del contrato más que con su validez (forma ad probationem), ya que esta no se
encuentra condicionada al cumplimiento de formalidad alguna. En efecto, no habiendo las partes dado
cumplimiento a la formalidad requerida, la consecuencia será la dificultad en la prueba, pero no la
nulidad del contrato.

Prueba

Cualquier medio de prueba podrá ser utilizado por las partes con el fin de probar la existencia y el
contenido del contrato de locación.

Resultan de aplicación las normas contenidas en el Capítulo 8, Título II, Libro Tercero del CCYC, donde
se establece que los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar a una
razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que disponen las leyes
procesales, excepto dispo sición legal que establezca un medio especial (art. 1019, CCyC).

A nuestro juicio, tratándose de la locación de bienes inmuebles, y toda vez que es de uso su
instrumentación, es decir, la utilización de la forma escrita, regiría la imposibilidad de utilizar
exclusivamente la prueba de testigos, a tenor de la restricción que impone el segundo párrafo del art.
1019, CCYC.

b) Objeto y destino.

1.Objeto

1.1. La cosa
103
El objeto del contrato de locación está dado por la operación jurídico-económica que comprende el
intercambio del uso y goce de una cosa por el pago de un precio en dinero.

En cuanto a las cosas que pueden darse en locación, deben mencionarse los bienes inmuebles o
muebles no fungibles.

Los bienes muebles fungibles quedarían excluidos del contrato de locación, toda vez que, por su
naturaleza, el locatario quedaría autorizado, a restituir una cosa igual a la recibida, aunque no necesaria
mente la misma.

Pueden darse en locación cosas presentes o futuras.

Son cosas presentes las que existen al momento de celebrarse el contrato.

Cosas futuras las que no existen en dicho momento, pero existirán en el futuro. Respecto de estas
últimas, el contrato quedará concluido bajo la condición de que la cosa llegue a existir, a menos que el
contrato se hubiera celebrado como aleatorio (art. 1192, CCyC)

En el momento de la celebración del contrato, la cosa debe estar determinada o, por lo menos, ser
determinable, aunque sea solo en su especie. No tendría sentido comprometerse a dar en locación un
animal, aunque sí sería posible dar en locación un caballo. Se trata de una indeterminación relativa.
Resultarán aplicables los artículos 1005 y 1006, CCyC.

Puede ser objeto del contrato de locación toda cosa cuya tenencia esté en el comercio (art. 1192, CCyC).

Si la cosa hubiera sido puesta fuera del comercio por resultar nociva o contraria a la moral, el orden
público o las buenas costumbres, entonces no podrá ser dada en locación.

Supuestos que comprende el CCYC:

· La locación de parte de una cosa inmueble (por ejemplo de una habitación)

· La locación de una universalidad que incluya un bien inmueble o mueble registrable (art. 1188,
CCYC).

Así, quedan comprendidas las locaciones de fondos de comercio integradas, entre otras, por cosas
inmuebles o muebles registrables.

Las cosas ajenas pueden darse en locación toda vez que no es necesario ser el titular del dominio de
una cosa para poder locarla, sino que bastará tener el derecho de uso y goce sobre ella.

Situación especial se presenta en el caso en que, quien da en locación una cosa ajena, no posee sobre
ella el derecho a hacerlo, ni la representación de quien lo ostenta.

La solución a tal situación llega por vía del art. 1008, CCyC, el cual regula la posibilidad de contratar
respecto de cosas ajenas, y establece un régimen específico al efecto.

104
Los bienes cuyo dominio corresponde al Estado, ya sea nacional, provincial o municipal, quedando
incluida la totalidad de los organismos estatales centraliza dos o autárquicos, pueden ser dados en
locación. En tal caso, resultan de aplicación las normas administrativas y, en subsidio, las del CCyC".

1.2. Destino

Determinar el destino que deberá darse a la cosa locada resulta sustancial, en razón de que existen
normas que resultan aplicables para algunos destinos, pero no para otros.

En efecto, si el destino de la locación fuera habitacional, será de aplicación una serie de normas que
no regirán si el destino fuera otro, por ejemplo, la reglamentación relacionada con alquileres
anticipados, depósito de garantía, pago de valor llave, plazos mínimos y máximos.

De allí la importancia de determinar el destino que el locatario debe dar a la cosa locada.

Por lo demás, si el destino no estuviere determinado, resultará más complejo exigir el cumplimiento
de algunas de las normas cuya aplicación se encuentra íntimamente vinculada a la determinación del
destino como, por ejemplo, la norma del artículo 1205, CCyC que establece la obligación del locatario
de usar y gozar de la cosa locada conforme a su destino, y la consiguiente prohibición de variarlo, o el
artículo 1201 del mismo Código que establece la obligación del locador de conservar la cosa en estado
de servir para el uso convenido.

Si las partes acordaron expresamente el destino que el locatario daría a la cosa locada, entonces este
debe respetarlo (art. 1114, CCYC).

Frente a la falta de convención, el locatario debe dar a la cosa locada el destino que tenía en el
momento en que fue celebrado el contrato, el que se da a cosas análogas en el lugar donde la cosa se
encuentra o el que corresponde a su naturaleza (art. 1194, CCyC).

Si el destino acordado fuera mixto, entonces se aplicarán las normas correspondientes a la locación
con destino habitacional (art. 1194, CCyC).

c) Tiempo de la locación. Casos.

El CCYC establece plazos máximos y mínimos para el contrato de locación. El plazo máximo por el que
las partes pueden celebrar un contrato de locación es de veinte años si el destino acordado es
habitacional y cincuenta años si el destino es cualquier otro, todo ello sin tener en cuenta la naturaleza
de la cosa locada (art. 1197, CCYC).

Siendo así, tratándose de bienes muebles, el plazo máximo será siempre de cin cuenta años y cuando
la locación fuera de un bien inmueble, la determinación del pla zo máximo dependerá del destino que,
según lo acordado por las partes en el contrato, el locatario debe dar al inmueble locado; si el destino
fuere habitacional, el plazo máxi mo será de veinte años y, si fuere otro, el plazo máximo será de
cincuenta años.

El contrato de locación podrá ser renovado siempre que dicha renovación sea realizada por un lapso
que no exceda el plazo máximo que corresponda según el destino convenido (art. 1197, CCYC).

105
Asimismo, se establece como plazo mínimo el de dos años para aquellos con tratos de locación
celebrados respecto de bienes inmuebles en los que las partes no hubieran acordado un plazo mínimo
mayor (art. 1198, CCyC).

Es decir que, en materia de locación de inmuebles, si las partes convienen un plazo mínimo mayor a
dos años, regirá el mínimo acordado, pero si las partes acuerdan un plazo mínimo menor, el contrato
será tenido como celebrado por dos años.

Existen dos cuestiones que, respecto del plazo mínimo, resulta importante destacar:

i) El locatario puede renunciar al plazo mínimo si está en la tenencia de la cosa.

ii) Cinco excepciones legales al plazo mínimo.

El plazo mínimo legal ha sido considerado como de orden público y establecido por la ley en beneficio
del locatario, permitiéndose pues su renuncia. El requisito de encontrarse en la tenencia del bien locado
responde a razones protectorias de su derecho y tiene por fin evitar que la renuncia sea la
consecuencia de una imposición abusiva del locador (art. 1198, CCyC).

Las cinco excepciones previstas en la ley constituyen casos en los que resulta posible contratar con
un plazo mínimo menor al de dos años, siempre que el objeto de la locación sea un bien inmueble o
parte de un bien inmueble.

Estas excepciones están relacionadas con el destino que el locatario dará a la cosa locada y son las
siguientes (art. 1199, CCyC).

1) Sede de embajadas, consulados u organismos internacionales, y el desti nado a habitación de su


personal extranjero, diplomático o consular.

2) Habitación con muebles que se arriendan con fines de turismo, descanso o similares. Si el plazo del
contrato supera los tres meses, se presume que no fue hecho con esos fines.

3) Guarda de cosas.

4) Exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial.

5) Contratos que tengan por objeto el cumplimiento de una finalidad determinada expresada en el
contrato y que debe normalmente cumplirse en el plazo menor pactado.

d) Efectos de la locación. Obligaciones del locador y locatario.


Mejoras.

Efectos. Obligaciones de las partes

El CCyC establece una serie de obligaciones para las partes que resultarán de aplicación en defecto
de lo convenido, de manera que rige sobre el particular la libertad contractual, pudiendo las partes
restringir o ampliar las obligaciones que la ley establece para cada una de ellas.

Obligaciones del locador

Constituyen las obligaciones nucleares del locador:

A. Entregar la cosa.
106
B. Conservar la cosa con aptitud para el uso convenido.

C. Pagar las mejoras.

D. Responder por caso fortuito o fuerza mayor.

A. Entregar la cosa

Si las partes acordaron el estado en que la cosa debía ser entregada, el locador cumplirá entregándola
en el estado convenido (art. 1200, CCyC).

Si las partes nada acordaron respecto del estado en que la cosa debe ser entregada, entonces la ley
establece que la cosa debe ser entregada en estado apropiado para su destino (art. 1200, CCyC), lo que
resulta de toda lógica, puesto que el contrato ha sido celebrado con el fin de permitir al locatario el uso
y goce de la cosa dada en locación.

La excepción a este principio está dada por aquellos defectos que el locatario conoció o pudo haber
conocido (art. 1200, CCyC).

Las partes podrían acordar que la cosa locada será entregada en el estado en que se encuentre, la
aceptación de la cosa locada por parte del locatario sin efectuar reserva alguna respecto de su estado
constituye un indicio de que la recibió conforme lo acordado o que renuncia a un posible reclamo.

La ley nada dispone en relación con el lugar en que la cosa debe ser entregada, por lo que en principio
debemos estar a lo convenido por las partes (art. 873, CCyC) y, en defecto de convención, el lugar de la
entrega será aquel en el que la cosa se encuentre y, si este no pudiera determinarse, la entrega deberá
efectuarse en el domicilio del locador (art. 874, CCyC).

B. Conservar la cosa con aptitud para el uso convenido

Pesa sobre el locador la obligación de mantener la cosa locada apta para el uso convenido en el
contrato. Es que el artículo 1201, CCyC establece que el locador debe conservar la cosa locada en
estado de servir al uso y goce convenido y efectuar a su cargo las reparaciones que exija el deterioro
originado en su calidad o defecto, en su propia culpa, o en la de sus dependientes, o en hechos de
terceros o caso fortuito.

Es decir que el costo de las reparaciones necesarias como para mantener la cosa locada en estado
óptimo y adecuado al uso convenido debe ser asumido por el locador, ya sea que el deterioro
reconozca su origen en la calidad o defecto de la cosa, en la propia culpa del locador o sus
dependientes, en hechos de terceros o en caso fortuito.

La situación que mayores inconvenientes genera es la referida a la reparación de la cosa por los
deterioros provenientes del uso normal de la cosa, toda vez que la ley impone tanto al locador como
al locatario el deber de conservación de la cosa (arts. 1201, 1202, 1206 y 1207, CCyC).

La doctrina que surge de nuestros tribunales tiende a imponer al locador las reparaciones más severas,
estructurales y graves, y al locatario las de menor gravedad o importancia.

Las consecuencias de la existencia de deterioros en la cosa locada son básicamente dos (art. 1201
CCyC):

107
Reducción del canon locativo: si los desperfectos que sufre la cosa impiden el uso normal e integral de
la cosa, el locatario podría requerir una reducción del valor locativo durante el plazo en que su uso
limitado se extendiera; igual derecho posee el locatario si sus posibilidades de usar y gozar de la cosa
se vieran limitadas o reducidas durante el período de reparación.

Resolución del contrato: también posee derecho a la resolución del contrato el locatario en caso de que
el desperfecto que sufriera la cosa fuere de tal entidad resultare imposible el uso y goce convenido, o
bien el tiempo que de reparación y privación o limitación del uso fuere tal que no justifique su espera
por parte del locatario.

Una situación peculiar se presenta cuando el locatario no permite el acceso del locador para efectuar
reparaciones; el locatario es el mayor interesado en la reparación de la cosa locada para que esta sea
mantenida en perfecto estado, aunque en ocasiones podría ocurrir que el proceso de reparación lo
perturbe o simplemente se tratare de reparaciones que no resultaren de su interés. Existe consenso
en el entendimiento de que el locatario no puede oponerse a la realización de reparaciones cuando
estas sean importantes para la adecuada conservación de la cosa. Sin embargo, podría resistir la
realización de reparaciones superfluas o meramente estéticas.

C. Pagar mejoras

El pago de las mejoras está vinculado al "régimen de mejoras" previsto en el artículo 1211, CCyCN.

D. Responder por caso fortuito o fuerza mayor

Si el uso o goce de la cosa por parte del locatario resulta impedido por razones de fuerza mayor o la
ocurrencia de un caso fortuito, el locatario, a tenor de lo dispuesto en el artículo 1203, CCyC puede
pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago del precio por el tiempo que no pueda usar o gozar
de la cosa locada.

Se trata de casos en los que el locatario se ve privado del uso de la cosa y dicha privación es debida
a alguna situación que reconoce su origen en un caso fortuito o fuerza mayor.

El mencionado artículo 1203 finaliza con la aclaración de que el caso fortuito debe afectar "a la cosa
misma", de lo contrario "las obligaciones del locatario continúan como antes". Mediante esta
aclaración final, el codificador pretende incluir en la hipótesis todos aquellos casos en los que la
circunstancia en cuestión (caso fortuito) afecta directamente a la cosa o su utilización, descartando la
aplicación respecto de situaciones en que la afectación no es directa sino remota.

Es que el derecho a la rescisión del contrato o a la cesación del pago del precio se dará siempre que
el impedimento de uso resulte objetivo, es decir, opere inde pendientemente de la persona del
locatario, no debe tratarse de un impedimento que afecta al locatario por sus especiales
circunstancias, o por las características de la actividad que desarrolla en o con la cosa.

Debe tratarse de un hecho que afectaría a cualquier persona que se encontrara en el uso y goce de la
cosa en las circunstancias en cuestión.

Supuesto. Perdida de luminosidad. El CCyC contiene una mención relacionada con la locación de
inmuebles urbanos y su pérdida de luminosidad cuando establece, en el artículo 1204 que dicha
circunstancia no constituye causal de resolución del contrato ni reducción del va lor del alquiler,
cuando es debida a construcciones en fincas vecinas, excepto dolo del locador.
108
Obligaciones del locatario

Constituyen las obligaciones nucleares del locatario:

A. Pagar el canon convenido.

B. Restituir la cosa.

C. Prohibición de variar el destino.

D. Conservar la cosa en buen estado.

E. Pagar cargas y contribuciones por la actividad.

A. Pagar el canon convenido

El pago del valor locativo acordado constituye la obligación nuclear del locatario. Este debe pagar el
valor del alquiler acordado en el contrato, juntamente con toda otra prestación de pago periódico
asumida convencionalmente por él.

Salvo acuerdo de partes en contrario, el pago debe ser efectuado por adelantado, debiendo ser de
contado si se tratare de cosa mueble, y por períodos mensuales si se tratare de inmuebles. En este último
caso y por aplicación de los usos y costumbres, el locatario deberá cancelar el valor locativo dentro de
los primeros cinco días del mes.

La falta de pago del alquiler en el plazo acordado importará la mora del locatario.

El pago debe ser realizado en el lugar acordado en el contrato y, a falta de convención, deberá ser
efectuado en el domicilio del locatario.

Debe además el locatario pagar las cargas y contribuciones que se originen en el destino que dé al objeto
locado, aunque no de los gravámenes que pesan sobre la cosa, salvo pacto en contrario.

El artículo 1208, CCyC deja establecida la vía ejecutiva para el cobro judicial de la prestación dineraria
impaga.

B. Restituir la cosa

El locatario debe restituir la cosa locada al concluir el vínculo locativo. La cosa debe ser restituida en el
mismo estado en el que fuera recibida por el locatario con excepción de los deterioros que sean
consecuencia del uso regular de la cosa y el paso del tiempo (art. 1210, CCyC).

Juntamente con la restitución de la cosa locada, el locatario debe entregar al locador las constancias
de los pagos que realizara debido a la relación locativa que se extingue y que tenga vinculación con la
cosa o con los servicios que la misma posea (art. 1210, CCyC).

El incumplimiento del deber de restituir la cosa en el plazo acordado autorizará al locador a requerir
judicialmente dicha restitución, con más los daños que el retardo le hubiere generado.
109
C. Prohibición de variar el destino

El uso de la cosa locada no es un derecho absoluto ni ilimitado, sino que debe ser ejercido por el
locatario con prudencia, cuidando siempre la integridad de la cosa y en conformidad con el destino
acordado en el contrato.

El destino que el locatario debe dar a la cosa locada, si hubiera sido convencionalmente establecido,
no podrá ser variado, ni siquiera demostrando el locatario que dicha variación no genera perjuicio al
locador-art. 1205, CCyC in fine-.

Así como el derecho a la utilización de la cosa debe ser ejercido por el locata rio respetando ciertos
límites, el locador no puede efectuar un ejercicio abusivo de esta norma, pretendiendo la existencia
de un incumplimiento contractual cuando la variación efectuada por el locatario respecto del destino
resulta insignificante.

Sin perjuicio de la obligación de respetar el destino acordado y de la obligación de no variarlo, el


locatario debe usar la cosa conforme a derecho. Se entiende que esto último sucede cuando efectúa
un uso abusivo de ella, que no necesaria mente tiene vinculación con la modificación del destino.

Cuando las partes no han acordado el destino que el locatario deberá dar a la cosa locada, este deberá
darle el uso que resulte adecuado de acuerdo con la naturaleza de la cosa, según la costumbre del
lugar en que se encuentra.

Cuando el locatario no respeta el destino acordado en el contrato o lo modifica, el locador tendrá


acción para requerir el cese del uso no permitido o del uso abusivo, según el caso, y además tendrá
acción de daños y perjuicios para demandar la reparación integral de los perjuicios sufridos.

D. Conservar y mantener la cosa en buen estado

Pesa sobre el locatario la obligación de mantener la cosa y conservarla en el estado en que la recibió -
art. 1206, CCyC-. Como vimos, la conservación de la cosa es también una obligación del locador-art.
1201, CCyC- aunque no contradictoria con la del citado artículo 1206, sino complementario a esta.

Cuando la locación fuera de bienes muebles, el locatario debe asumir los gastos de conservación y los
de las mejoras de mero mantenimiento. Cuando la locación fuera de un bien inmueble, el locatario
deberá asumir los gastos de mero mantenimiento. No obstante, si se tratare de reparaciones urgentes,
el locatario puede efectuarlas a costa del locador, dándole aviso previo.

Es este el principio que establece el artículo 1207, CCyC en su primer párrafo, respecto del cual es
dable mencionar que las partes pueden apartarse convencionalmente, acordando un sistema disímil.

A tenor del referenciado artículo 1206, el locatario responderá frente al locador por los daños que
pudiera sufrir la cosa locada, ya sea que el autor sea el propio locatario, incluidos sus familiares y
convivientes, o visitantes ocasionales. No responderá el locatario si el autor de los daños fuera el
propio locador o sus dependientes.

Asimismo, el locatario responderá cuando los daños fueran originados en un incendio, salvo caso
fortuito.

Ante la existencia de daños en la cosa locada, la culpa del locatario se presu me, quedando este a
cargo de la prueba en contrario.

110
Finalmente, resulta importante mencionar que al locatario le está prohibido abandonar la cosa,
cualquiera fuera la circunstancia que lo motivare a ello. No implicará un abandono la ausencia
temporaria del locatario sin voluntad de desentenderse de la suerte que corra la cosa locada. Por el
contrario, sí debe interpretarse como abandono la ausencia prolongada del locatario sin dejar la cosa
bajo la custodia de otra persona. La calificación de abandono deberá ser evaluada de acuerdo a las
circunstancias particulares del caso.

Cuando existiera abandono, el locador podrá recuperar la tenencia del bien, solución que se encuentra
justificada en la intención de evitar que la cosa abandonada pudiera sufrir deterioros o daños mayores.

E. Pagar cargas y contribuciones por la actividad

El locatario debe asumir el pago de la totalidad de las cargas y contribuciones que reconozcan su
origen en el destino que dé a la cosa locada, no así las que graven la cosa.

Se efectúa una diferenciación entre las cargas que genera la actividad que el locatario desarrolla con o
en la cosa y las cargas que genera la cosa misma, quedan do las primeras en cabeza del locatario y las
segundas en la del locador. El mismo artículo 1209, CCyC, que establece esta reglamentación, deja pre
vista la posibilidad de que las partes acuerden en contrario.

Régimen de mejoras

Una vez celebrado el contrato de locación, el locatario puede efectuar mejoras en la cosa locada, salvo
que se presenten cuatro situaciones (art. 1211, CCyC):

- Que se encuentre prohibido en el contrato realizar mejoras en términos generales o, en


particular, la que el locatario pretende efectuar.

- Que la mejora en cuestión altere la sustancia de la cosa locada.

- Que la mejora pretendida altere la forma de la cosa.

- Que el locatario haya sido interpelado a restituir la cosa.

Una vez realizadas las mejoras, el locatario podrá reclamar al locador el reembolso de su costo
solamente si se tratara de mejoras necesarias y carecerá de ese derecho frente a mejoras útiles o
suntuarias, caso este en el cual el locatario, al concluir la locación, podrá retirarlas salvo que se
presentara alguna de las siguientes tres situaciones en las que el retiro no pueda efectuarse:

- Caso en el que hubiera acordado con el locador que las mejoras quedarían en beneficio de la cosa.

- Caso en el que de la separación se sigue daño para la cosa locada.

- Caso en el que separar las mejoras no ocasiona provecho alguno al locatario.

En relación con el reembolso del costo de las mejoras necesarias, se establece la facultad de retención
de la cosa locada por parte del locatario, quien, percibiendo de la misma los frutos naturales que
produzca, podrá compensar lo que le es debido.

La realización de mejoras en violación del régimen que establece el mencionado articulo 1211
constituye una violación a la obligación de conservación de la cosa.

111
Finalmente, debemos anotar que el artículo 1224, CCyC, en su último párrafo, establece que "El locador
puede adquirir la mejora hecha en violación a una prohibición contractual, pagando el mayor valor que
adquirió la cosa"

e) Extinción. Fianza. Efectos.

Extinción. Conclusión del contrato de locación

El modo normal y natural de conclusión del contrato de locación es el vencimiento del plazo pactado,
el cual nunca podrá ser inferior al mínimo legal. Cual quiera fuera el plazo que las partes hubieran
acordado para la duración del con trato, siempre que no fuere inferior o superior a los límites
establecidos por la ley, marcará la conclusión de la vida del contrato (art. 1217, CCyC).

Una vez vencido el plazo que las partes acordaron, o cumplido el plazo mínimo legal en ausencia de
plazo contractual, el artículo 1218, CCyC autoriza a cual quiera de las partes a poner fin al vínculo
locativo, comunicando su voluntad en tal sentido mediante notificación fehaciente (art. 1218, CCyC).

Así, concluido el plazo contractual, no existe tácita reconducción, aun en el caso en que el locatario
continúe en la tenencia de la cosa e incluso cuando lo haga abonando periódicamente el valor locativo
acordado. En tal situación, la ley interpreta que estamos frente a la continuación de la locación en los
mismos términos en que fuera contratada originariamente por las partes. La continuidad del locatario
en la tenencia del bien locado al término del plazo contractual y aun el pago del valor locativo, no
autorizan a pensar que la contratación ha sido renovada y que por tanto rige un nuevo plazo mínimo,
sino que la locación ha continuado vigente en los mismos términos, y cualquiera de las partes puede
dar por concluido el vínculo mediante la comunicación fehaciente de tal intención.

El vencimiento del plazo contractual genera la obligación del locatario de res tituir la cosa locada 20 y,
tratándose de inmuebles, la posibilidad del locador de recurrir ante la jurisdicción para lograr el
desalojo.

Otro modo de extinción del contrato de locación es la resolución anticipada, derecho que solo posee el
locatario y que puede ejercer en forma incausada, es decir, sin la invocación de una causa imputable
al cocontratante. Por su parte, la ley no autoriza al locador para la resolución incausada del contrato.

Este derecho a la resolución anticipada sin causa, tratándose de inmuebles, puede ser ejercido recién una
vez transcurridos seis meses desde la fecha de celebración del contrato, debiendo notificarse al locador
por medio fehaciente y pagándole una indemnización que será equivalente al valor de un mes y medio de
alquiler, si el derecho se ejerciera dentro del primer año del contrato, y de solo un mes si operara una vez
cumplido el año contractual

También podría el locatario resolver en forma anticipada el contrato de locación en los casos
enumerados en el artículo 1199, CCyC que, como vimos, se trata de los casos en los que podría
contratarse sin dar cumplimiento al plazo mínimo legal. En tales casos deberá el locatario indemnizar
al locador con una suma equivalente a dos meses de alquiler (art. 1221, CCYC).

Los artículos 1219 y 1220, CCyC prevén una serie de situaciones, ocurridas las cuales la parte no
culpable queda autorizada a resolver el contrato.

El locador puede resolver el contrato cuando se presenten las siguientes situaciones:

112
A. Cuando el locatario modifique el destino o haga un uso irregular de la cosa locada: Según quedó
dicho, el locatario puede usar y gozar de la cosa con forme a derecho y el destino acordado; el locador
puede resolver el con trato cuando el locatario efectúe un uso irregular o modifique el destino
convenido.

B. Por falta de conservación de la cosa locada, o su abandono sin dejar quien haga sus veces: Tanto la
falta de conservación como el abandono de la cosa autorizan al locador a resolver el contrato.

C. Por falta de pago de la prestación dineraria convenida, durante dos períodos consecutivos: Como
vimos, el pago del alquiler constituye una de las obligaciones nucleares a cargo del locatario. Siendo
así, su incumplimiento faculta al locador para la resolución del vínculo contractual cuando el locatario
hubiera insatisfecho dos períodos consecutivos. El artículo 1222, CCYC establece que "Si el destino es
habitacional previamente a la demanda de desalojo por falta de pago de alquileres, el locador debe
intimar fehacientemente al locatario el pago de la cantidad debida, otorgando para ello un plazo que
nunca debe ser inferior a 10 días corridos contados a partir de la recepción de la intimación,
consignando en lugar de pago".

Por su parte, el locatario podrá resolver el contrato cuando se presenten las siguientes situaciones:

A. Cuando el locador incumple la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y goce
convenido: Como vimos cuando detallamos las obliga ciones de las partes, la obligación de conservar
la cosa con aptitud para el uso y goce convenido constituye una obligación primordial del locador, por
lo que su incumplimiento constituye causal que faculta al locatario para la resolución del contrato.

B. Cuando el locador incumple la garantía de evicción o la de vicios redhibitorios: Tal cual surge del
artículo 1033, CCyC, la garantía de evicción y de vicios redhibitorios constituyen obligaciones que
asume todo aquel que transmite un bien a título oneroso, autorizando el artículo 1039 del mismo
ordenamiento, al acreedor de este derecho, para la resolución contractual.

Existen otras situaciones que llevan el contrato de locación a su conclusión y que no están
mencionadas en la ley, veremos a continuación algunas de ellas:

A. Acuerdo de partes: La ley no lo establece específicamente pero nada obsta a que las partes
convengan concluir el contrato de locación en cualquier momento.

B. Condición resolutoria: El contrato de locación puede ser celebrado bajo condición resolutoria,
quedando concluido al producirse la condición.

C. Pérdida de la cosa locada: La pérdida de la cosa locada implica la conclusión de la relación locativa.
Resulta indiferente si dicha pérdida ha sido producto de un caso fortuito o la consecuencia de una
causa imputable a alguna de las partes, ambas circunstancias cuya determinación será importante
para establecer el derecho indemnizatorio que, eventualmente, podrá invocar el contratante inocente,
pero indiferente en relación a la conclusión del contrato que indefectiblemente tendrá lugar.

D. Imposibilidad de usar la cosa conforme a su destino: Cuando exista imposibilidad de otorgar a la


cosa el destino acordado o el que corresponda según su naturaleza, el contrato de locación queda
concluido.

E. Confusión: La locación queda extinguida cuando se confunden en una misma persona el carácter
de locador y de locatario.

La fianza en el contrato de locación


113
El contrato de fianza es aquel mediante el cual una persona se obliga accesoriamente por otra a
satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento. Es habitual que los contratos de locación,
especialmente los de locación de bienes inmuebles, incorporen un fiador como un modo de asegurar
el cumplimiento de las obligaciones asumidas por el locatario, como el pago del alquiler y demás
prestaciones a su cargo. Así, mediante la incorporación de un fiador, el locador podrá exigir a este el
cumplimiento de las prestaciones insatisfechas por el locatario.

La práctica locativa registrada en nuestro medio mostró la configuración de situaciones gravemente


abusivas en perjuicio del fiador. Se trata de contratos en los que se acordaba la obligación del fiador
hasta la efectiva restitución del bien locado, independientemente del plazo contractual. Así, el fiador
otorgaba una garantía sin limite de tiempo, quedando obligado sin término, permitiendo a locador y
locatario acordar renovaciones del plazo contractual que lo mantenían obligado, sin que fuera
necesario requerir nuevamente su consentimiento y sin perjuicio de la posible connivencia entre
locador y locatario en su perjuicio.

La situación descripta generó no pocas injusticias, las que dieron lugar a la modificación del CC a
través de la ley 25628, la cual dispuso la incorporación del artículo 1582 bis, como un intento de
enmarcar las obligaciones del fiador del locatario en justos límites,

El CCyC continuó la doctrina del antiguo artículo 1582 bis disponiendo que, incorporado un fiador al
contrato de locación, sus obligaciones cesan automáticamente al vencimiento del plazo, excepto las
que deriven de la no restitución en tiempo del inmueble locado. Es decir que, vencido el plazo del
contrato, el fiador queda automáticamente liberado, resultando nulas las disposiciones contractuales
que extiendan las obligaciones del fiador por plazos que excedan del acordado originalmente en el
contrato (art. 1225, CCyC).

Si fuera voluntad de las partes renovar el contrato al vencimiento o prorrogar su plazo, será necesario
el consentimiento expreso del fiador para permanecer obligado por el nuevo plazo convenido.

Disposiciones especiales referidas a la locación habitacional

El CCyC contiene algunas normas, ordenadas a la regulación de algunos as pectos específicos de la


locación de inmuebles con destino habitacional, que con viene destacar, y que están relacionadas con
la continuación de la locación por fallecimiento de alguna de las partes y con la presencia de personas
incapaces o con capacidad restringida.

Continuidad del contrato

Cuando se tratare de la locación de un inmueble o de parte de un inmueble y el destino acordado es


habitacional, en caso de abandono o fallecimiento del locatario la locación puede ser continuada, en
las mismas condiciones pactadas y hasta el vencimiento del plazo contractual, por quien lo habite y
acredite haber recibido del locatario ostensible trato familiar durante el año previo al abandonen
fallecimiento (art. 1190, CCyC).

Se trata de una prerrogativa de origen legislativo que consiste en la posibilidad de continuar la locación
habitacional, es decir, la opción de continuar habitando el inmueble, otorgada a favor de aquellas
personas que convivían con el locatario que abandona la locación o fallece.

La ley requiere que entre la persona que fallece o abandona la locación y quien pretende hacer uso de
la prerrogativa de continuación hubiera existido ostensible trato familiar por un plazo mínimo no menor
a un año previo al abandono.

114
El término "ostensible trato familiar" constituye un marco amplio en el que se pueden incluir
lógicamente a los concubinos, pero también a hijos ajenos, personas con parentesco distinto o simples
convivientes, sin que resulte necesario el trato sexual entre ellos.

Finalmente, la norma en estudio establece que el derecho del continuador en la locación prevalece
sobre el del heredero del locatario, resolviendo así una posible colisión de derechos.

Habitación de personas incapaces o con capacidad restringida

La nutrida legislación de emergencia en materia locativa que presenta nuestro país efectuó diversos
intentos de proteger el derecho de los menores a la vivienda.

El CC C, continuando esta línea protectoria e incluso ampliándola, establece la nulidad de la cláusula


que impide el ingreso, o excluye del inmueble alquilado, a una persona incapaz o con capacidad
restringida que se encuentre bajo la guarda, asistencia o representación del locatario o sublocatario,
aunque este no habite el inmueble.

Como se ve, la protección no se limita a menores, sino que resulta mucho más amplia, incluyendo a
incapaces y personas con capacidad restringida. Tampoco se limita a la locación con destino
habitacional, sino que se refiere a la locación de inmuebles cualquiera fuera su destino.

La convención de partes en modo contrario es sancionada con la nulidad.

f) Cesión y sublocación.

La cesión del contrato de locación y la sublocación constituyen figuras que llevan a una modificación
subjetiva del contrato de locación, ya sea porque vehiculizan el reemplazo de una de las partes por un
tercero, o bien porque permiten el ingreso a la relación locativa de una persona que, al momento de
celebrarse el contrato, resultaba ajena.

A los fines de efectuar la cesión de su posición contractual, el locatario deberá dar cumplimiento a los
términos previstos en el Capítulo 27, Título IV, Libro Ter cero del CCyC, dedicado a la reglamentación
de la cesión de posición contractual (art. 1636 y ss.). El incumplimiento de estas normas es asimilado
por la ley a la violación de la prohibición de variar el destino de la cosa locada.

Si las partes han acordado prohibir la cesión del contrato, la ley interpreta que también queda
prohibida la sublocación y viceversa.

Cuando el locatario se dispone a dar en sublocación, debe comunicar al locador, por medio fehaciente,
su intención de sublocar, indicando el nombre y domicilio de la persona con quien se propone contratar,
y el destino que el sublocatario asignará a la cosa. El locador solo puede oponerse comunicando dicha
oposición por medio fehaciente, dentro del plazo de diez z días de n notificado. El silencio del locador
importará su conformidad con la sublocación que le fuera propuesta.

Una vez perfeccionada la sublocación, el locatario mantendrá tal carácter res pecto del locador y será
sublocador respecto del sublocatario. Esta última relación se regirá por las normas convencionales que
constituyen el contenido del contrato de locación.

De ello se deduce que el locador mantiene todos los derechos y acciones que contractualmente le
corresponden contra el locatario y, en adición, tendrá acción directa contra el sublocatario por cobro de
alquileres y por el cumplimiento de las demás obligaciones contractuales. Asimismo, el sublocatario

115
posee acción directa contra el locador para obtener a su favor el cumplimiento de las obligaciones
asumidas en el contrato de locación.

Finalmente, debe indicarse que la conclusión del plazo contractual determina la cesación del
subarriendo.

MODIFICACION DEL CODIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION - LEY 27551

Art. 2°- Sustitúyase el artículo 1.196 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.196: Locación habitacional. Si el destino es habitacional, no puede requerirse del locatario:

a) El pago de alquileres anticipados por períodos mayores a un mes;

b) Depósitos de garantía o exigencias asimilables, por cantidad mayor del importe equivalente al
primer mes de alquiler. El depósito de garantía será devuelto mediante la entrega de una suma
equivalente al precio del último mes de la locación, o la parte proporcional en caso de haberse
efectuado un depósito inferior a un mes de alquiler. El reintegro deberá hacerse efectivo en el momento
de la restitución del inmueble. En el caso de existir alguna deuda por servicios públicos domiciliarios
o expensas, correspondientes al período contractual y que al momento de la entrega del inmueble no
hubiese sido facturada, puede acordarse su pago tomando al efecto los valores del último servicio o
expensas abonado, o bien el locador puede retener una suma equivalente a dichos montos como
garantía de pago. En este último caso, una vez que el locatario abone las facturas remanentes, debe
presentar las constancias al locador, quien debe restituir de manera inmediata las sumas retenidas;

c) El pago de valor llave o equivalentes; y

d) La firma de pagarés o cualquier otro documento que no forme parte del contrato original.

Art. 3°- Sustitúyase el artículo 1.198 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.198: Plazo mínimo de la locación de inmueble. El contrato de locación de inmueble,


cualquiera sea su destino, si carece de plazo expreso y determinado mayor, se considera celebrado
por el plazo mínimo legal de tres (3) años, excepto los casos del artículo 1.199.

El locatario puede renunciar a este plazo si está en la tenencia de la cosa.

Art. 4°- Sustitúyase el artículo 1.199 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.199: Excepciones al plazo mínimo legal. No se aplica el plazo mínimo legal a los contratos
de locación de inmuebles o parte de ellos destinados a:

a) Sede de embajada, consulado u organismo internacional, y el destinado a habitación de su personal


extranjero diplomático o consular;

b) Habitación con muebles que se arriende con fines de turismo, descanso o similares. Si el plazo del
contrato o de los contratos consecutivos supera los tres (3) meses, se presume que no fue hecho con
esos fines;

116
c) Guarda de cosas;

d) Exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial.

Tampoco se aplica el plazo mínimo legal a los contratos que tengan por objeto el cumplimiento de una
finalidad determinada expresada en el contrato y que debe normalmente cumplirse en el plazo menor
pactado.

Art. 5°- Sustitúyase el artículo 1.201 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.201: Conservar la cosa con aptitud para el uso convenido. El locador debe conservar la cosa
locada en estado de servir al uso y goce convenido y efectuar a su cargo la reparación que exija el
deterioro en su calidad o defecto, originado por cualquier causa no imputable al locatario.

En caso de negativa o silencio del locador ante un reclamo del locatario debidamente notificado, para
que efectúe alguna reparación urgente, el locatario puede realizarla por sí, con cargo al locador, una
vez transcurridas al menos veinticuatro (24) horas corridas, contadas a partir de la recepción de la
notificación.

Si las reparaciones no fueran urgentes, el locatario debe intimar al locador para que realice las mismas
dentro de un plazo que no podrá ser inferior a diez (10) días corridos, contados a partir de la recepción
de la intimación, cumplido el cual podrá proceder en la forma indicada en el párrafo precedente.

En todos los casos, la notificación remitida al domicilio denunciado por el locador en el contrato se
tendrá por válida, aun si el locador se negara a recibirla o no pudiese perfeccionarse por motivos
imputables al mismo.

Art. 6°- Sustitúyase el artículo 1.203 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.203: Frustración del uso o goce de la cosa. Si por causas no imputables al locatario, éste
se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o ésta no puede servir para el objeto de la convención,
puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago del precio por el tiempo que no pueda usar
o gozar de la cosa. Si no se viese afectada directa o indirectamente la cosa misma, sus obligaciones
continúan como antes.

Art. 7°- Agréguese como artículo 1.204 bis del Código Civil y Comercial de la Nación el siguiente:

Artículo 1.204 bis: Compensación. Los gastos y acreencias que se encuentran a cargo del locador
conforme las disposiciones de esta sección, pueden ser compensados de pleno derecho por el
locatario con los cánones locativos, previa notificación fehaciente al locador del detalle de los mismos.

Art. 8°- Sustitúyase el artículo 1.209 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.209: Pagar cargas y contribuciones por la actividad. El locatario tiene a su cargo el pago de
las cargas y contribuciones que se originen en el destino que dé a la cosa locada. No tiene a su cargo
117
el pago de las que graven la cosa ni las expensas comunes extraordinarias. Solo puede establecerse
que estén a cargo del locatario aquellas expensas que deriven de gastos habituales, entendiéndose
por tales aquellos que se vinculan a los servicios normales y permanentes a disposición del locatario,
independientemente de que sean considerados como expensas comunes ordinarias o extraordinarias.

Art. 9°- Sustitúyase el artículo 1.221 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.221: Resolución anticipada. El contrato de locación puede ser resuelto anticipadamente por
el locatario:

a) Si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis (6) meses de contrato, debiendo notificar
en forma fehaciente su decisión al locador con al menos un (1) mes de anticipación. Si hace uso de la
opción resolutoria en el primer año de vigencia de la relación locativa, debe abonar al locador, en
concepto de indemnización, la suma equivalente a un (1) mes y medio de alquiler al momento de
desocupar el inmueble y la de un (1) mes si la opción se ejercita transcurrido dicho lapso.

En los contratos de inmuebles destinados a vivienda, cuando la notificación al locador se realiza con
una anticipación de tres (3) meses o más, transcurridos al menos seis (6) meses de contrato, no
corresponde el pago de indemnización alguna por dicho concepto.

b) En los casos del artículo 1.199, debiendo abonar al locador el equivalente a dos (2) meses de
alquiler.

Art. 10.- Agréguese como artículo 1.221 bis del Código Civil y Comercial de la Nación el siguiente:

Artículo 1.221 bis: Renovación del contrato. En los contratos de inmuebles destinados a vivienda,
dentro de los tres (3) últimos meses de la relación locativa, cualquiera de las partes puede convocar a
la otra, notificándola en forma fehaciente, a efectos de acordar la renovación del contrato, en un plazo
no mayor a quince (15) días corridos. En caso de silencio del locador o frente a su negativa de llegar a
un acuerdo, estando debidamente notificado, el locatario puede resolver el contrato de manera
anticipada sin pagar la indemnización correspondiente.

Art. 11.- Sustitúyase el artículo 1.222 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.222: Intimación de pago y desalojo de viviendas. Si el destino es habitacional, previamente


a la demanda de desalojo por falta de pago de alquileres, el locador debe intimar fehacientemente al
locatario al pago de la cantidad debida, otorgando para ello un plazo que nunca debe ser inferior a diez
(10) días corridos contados a partir de la recepción de la intimación, especificando el lugar de pago.

La notificación remitida al domicilio denunciado en el contrato por el locatario se tiene por válida, aun
si éste se negara a recibirla o no pudiese perfeccionarse por motivos imputables al mismo.

Cumplido el plazo previsto en el primer párrafo de este artículo, o habiéndose verificado la extinción
de la locación por cualquier motivo, el locatario debe restituir la tenencia del inmueble locado. Ante el
incumplimiento del locatario, el locador puede iniciar la acción judicial de desalojo, la que debe

118
sustanciarse por el proceso previsto al efecto en cada jurisdicción y en caso de no prever un
procedimiento especial, el más abreviado que establezcan sus leyes procesales o especiales.

En ningún caso el locador puede negarse a recibir las llaves del inmueble o condicionar la misma, sin
perjuicio de la reserva por las obligaciones pendientes a cargo del locatario. En caso de negativa o
silencio frente al requerimiento por parte del inquilino a efectos de que se le reciba la llave del inmueble,
éste puede realizar la consignación judicial de las mismas, siendo los gastos y costas a cargo del
locador. En ningún caso se adeudarán alquileres ni ningún tipo de obligación accesoria a partir del día
de la notificación fehaciente realizada al locador a efectos de que reciba las llaves del inmueble,
siempre que el locatario efectúe la consignación judicial dentro de los diez (10) días hábiles siguientes
a la misma, o desde que le fuera notificado al locador el depósito judicial de la llave si la consignación
se hubiese iniciado después del vencimiento de dicho plazo.

Art. 12.- Sustitúyase el artículo 1.351 del Código Civil y Comercial de la Nación por el siguiente:

Artículo 1.351: Intervención de uno o de varios corredores. Si solo interviene un corredor, todas las
partes le deben comisión, excepto pacto en contrario o protesta de una de las partes según el artículo
1.346. No existe solidaridad entre las partes respecto del corredor. Si interviene un corredor por cada
parte, cada uno de ellos solo tiene derecho a cobrar comisión de su respectivo comitente.

En las locaciones de inmuebles la intermediación solo podrá estar a cargo de un profesional


matriculado para ejercer el corretaje inmobiliario conforme la legislación local.

TÍTULO II - Regulación complementaria de las locaciones

Art. 13.- Garantía. En las locaciones habitacionales, en el caso de requerirse una garantía, el locatario
debe proponer al locador al menos dos (2) de las siguientes garantías:

a) Título de propiedad inmueble;

b) Aval bancario;

c) Seguro de caución;

d) Garantía de fianza o fiador solidario; o

e) Garantía personal del locatario, que se documenta con recibo de sueldo, certificado de ingresos o
cualquier otro medio fehaciente. En caso de ser más de un locatario, deben sumarse los ingresos de
cada uno de ellos a los efectos de este artículo.

El locador no puede requerir una garantía que supere el equivalente a cinco (5) veces el valor mensual
de la locación, salvo que se trate del supuesto previsto en el inciso e), en el cual puede elevarse dicho
valor hasta un máximo de diez (10) veces. Bajo tales condiciones, el locador debe aceptar una de las
garantías propuestas por el locatario.

En los supuestos de los incisos b), c) y d), la reglamentación debe establecer los requisitos que deben
cumplir las personas que otorguen estas garantías así como las características y condiciones de las
mismas.

119
Art. 14.- Ajustes. Los contratos de locación, cualquiera sea su destino, están exceptuados de lo
dispuesto en los artículos 7° y 10 de la ley 23.928 y sus modificatorias.

En los contratos de locación de inmuebles destinados a uso habitacional, el precio del alquiler debe
fijarse como valor único y por períodos mensuales, sobre el cual solo pueden realizarse ajustes
anuales. En ningún caso se pueden establecer bonificaciones ni otras metodologías que induzcan a
error al locatario.

A los fines dispuestos en el párrafo anterior, los ajustes deben efectuarse utilizando un índice
conformado por partes iguales por las variaciones mensuales del índice de precios al consumidor (IPC)
y la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE), que debe ser elaborado y
publicado mensualmente por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Art. 15.- Consignación. Si el locador de un inmueble se rehusare a cobrar el canon locativo, según lo
dispone el artículo 1.208 del Código Civil y Comercial de la Nación, el locatario debe intimarlo de
manera fehaciente a que lo reciba dentro de las cuarenta y ocho (48) horas siguientes a su notificación.
En caso de silencio o negativa del locador, el locatario, dentro de los tres (3) días hábiles siguientes al
vencimiento del plazo estipulado en la notificación, debe proceder a la consignación judicial del monto
adeudado, o mediante cheque cancelatorio, de conformidad con las previsiones de la ley 25.345 y
regulaciones del Banco Central de la República Argentina, de acuerdo a las modalidades que fijen al
efecto las distintas jurisdicciones provinciales, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
en su caso el Banco Central de la República Argentina, estando los gastos y costas correspondientes
a cargo del locador.

Art. 16.- Los contratos de locación de inmueble deben ser declarados por el locador ante la
Administración Federal de Ingresos Públicos de la Nación (AFIP), dentro del plazo, en la forma y con
los alcances que dicho organismo disponga. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)
debe disponer un régimen de facilidades para la registración de contratos vigentes. El incumplimiento
del locador lo hace pasible de las sanciones previstas en la ley 11.683 (t. o. en 1998 y sus
modificaciones).

Cuando se inicien acciones judiciales a causa de la ejecución de un contrato de locación, previo a


correr traslado de la demanda, el juez debe informar a la Administración Federal de Ingresos Públicos
de la Nación (AFIP) sobre la existencia del contrato, a los fines de que tome la intervención que
corresponda.

Sin perjuicio de la obligación del locador, cualquiera de las partes puede informar la existencia del
contrato a la Administración Federal de Ingresos Públicos de la Nación (AFIP) a los fines dispuestos
en el presente artículo, en los términos que esta autoridad disponga.

TÍTULO III - Programa Nacional de Alquiler Social

120
Art. 17.- Alquiler social. Créase el Programa Nacional de Alquiler Social destinado a la adopción de
medidas que tiendan a facilitar el acceso a una vivienda digna en alquiler mediante una contratación
formal.

Art. 18.- Organismo rector. El Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, a través de la Secretaría
de Vivienda, es el organismo rector encargado del diseño de las políticas públicas para efectivizar el
Programa Nacional de Alquiler Social creado por el artículo 17 de la presente norma.

Art. 19.- Medidas de implementación del programa. La Secretaría de Vivienda, para garantizar el logro
de los objetivos del Programa Nacional de Alquiler Social creado por el artículo 17 de la presente
norma, debe:

a) Tener especial consideración con las personas que se encuentren en situación de violencia de
género en el marco de lo previsto en la Ley de Protección Integral a las Mujeres, 26.485 y por las
personas adultas mayores, velando por la no discriminación de las mismas;

b) Promover, a través de los organismos competentes, la regulación del accionar de entidades que
otorguen garantías de fianza o seguros de caución para contratos de alquiler de viviendas;

c) Propiciar la creación de líneas de subsidios o créditos blandos a efectos de facilitar el acceso a la


locación de viviendas;

d) Diseñar e implementar mecanismos orientados a ampliar la oferta de alquileres de inmuebles


destinados a la vivienda;

e) Promover en conjunto con la Administración Nacional de la Seguridad Social la adopción de


medidas que permitan facilitar el acceso al alquiler a jubilados, pensionados y titulares de la prestación
por desempleo;

f) Adoptar cualquier otra medida en su carácter de organismo rector que tenga por objeto facilitar el
acceso a una vivienda digna en alquiler para todas aquellas personas que se encuentren en situación
de vulnerabilidad;

g) Fomentar la creación de mecanismos tendientes a asegurar el efectivo cumplimiento por parte del
locador y del locatario de las obligaciones a su cargo;

h) Apoyar a quienes tengan dificultades para cumplir con los requisitos de garantía, depósito y demás
gastos necesarios para obtener una vivienda en alquiler, siempre que el destino de la locación sea el
de vivienda familiar única en los términos y con los alcances que establezca la reglamentación;

i) Promover, a través de los organismos competentes la creación de un seguro obligatorio que cubra
la falta de pago de alquileres y las indemnizaciones por daño y ocupación indebida del inmueble;

j) Generar alternativas para la resolución de conflictos entre locador y locatario, en general dictar o
propiciar todo tipo de medidas orientadas a favorecer y ampliar la oferta de alquileres de inmuebles
destinados a la vivienda y facilitar el acceso a dicha modalidad contractual.

Art. 20.- Facúltase a la Secretaría de Vivienda o el órgano que en el futuro la reemplace a dictar las
medidas que resulten pertinentes a los fines de la adecuada implementación del Programa Nacional
de Alquiler Social creado por el artículo 17 de la presente norma.

121
Unidad N° 14: Contrato de donación

El contrato de donación constituye el contrato paradigmático dentro de los contratos gratuitos. Atento
a lo detallado de su regulación, las disposiciones del contrato de donación regirán los contratos
innominados que le resulten afines, sean compatibles y se adecuen a su finalidad.

ARTÍCULO 1543.- Aplicación subsidiaria. Las normas de este Capítulo se aplican subsidiariamente
a los demás actos jurídicos a título gratuito.

● Concepto

El artículo 1542 CCyC nos menciona que hay donación cuando “una parte se obliga a transferir
gratuitamente una cosa a otra, y ésta lo acepta”

Dicha definición nos menciona los elementos esenciales tipificantes de la donación:

A. UNILATERAL: El contrato de donación es unilateral, ya que —tal como se desprende de la


definición— solo el donante se obliga a transferir la propiedad de una cosa. El donatario no asume
ninguna contraprestación a su cargo (art. 966 CCyC).

B. GRATUITO: El contrato es, esencialmente, gratuito. Así surge claramente de su definición y,


seguidamente, de los efectos que regula el Código, a partir de esa característica. El ánimo del donante
determina esa gratuidad al perseguir, como finalidad del contrato, beneficiar a otra persona (el
donatario). Es por ese motivo que se afirma que la donación lleva implícita una liberalidad.

Esta liberalidad se constituye así, como un elemento esencial de la donación y se la denomina animus
donandi. Se indica la posibilidad de que, en determinados casos, adquiera un grado diverso de
onerosidad. Esto no significa que el animus donandi desaparezca, sino que la dinámica del acuerdo
provoca, en alguna medida, ventajas y sacrificios patrimoniales para ambas partes, y no
necesariamente para una sola de ellas.

De todos modos, esta onerosidad no conlleva a suponer un equilibrio prestacional, que es propio de
los contratos bilaterales y onerosos, y así ajeno a la donación. Son ejemplo de donaciones onerosas
(aun cuando la onerosidad sea parcial): : las donaciones con cargo, las remuneratorias y las mutuas.

C. NOMINADO: El contrato de donación es nominado en los términos del artículo 970, por tener una
regulación legal completa y específica.

D. TRANSFERENCIA A TÍTULO GRATUITO: Desde la perspectiva de la finalidad económica, el contrato


de donación se ubica dentro de los contratos de transferencia a título gratuito.

● Capacidad de hecho

El contrato de donación constituye una liberalidad para el donante, se requiere de éste la plena
capacidad para disponer de sus bienes.

● Incapacidad de derecho
Respecto de las inhabilidades para celebrar donación rigen las disposiciones genéricas previstas en
los artículos 1001 y 1002 CCyC.
122
ARTÍCULO 1001.- Inhabilidades para contratar. No pueden contratar, en interés propio o ajeno,
según sea el caso, los que están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los
contratos cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados
por interpósita persona.

ARTÍCULO 1002.- Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio:


a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o han
estado encargados;
b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares,
respecto de bienes relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido;
c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que intervienen o
han intervenido;
d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.

Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los bienes
de las testamentarias que estén a su cargo.
En el caso de los padres con relación a sus hijos menores, el Código contempla en materia de
donación una excepción al principio general establecido por el artículo 689, que establece que los
progenitores no pueden hacer contrato alguno con el hijo que está bajo su responsabilidad.
El artículo 1549 CCyC habilita al representante a hacer donación a favor del incapaz.
Los tutores y curadores no pueden recibir donaciones de quienes han estado bajo su tutela o
curatela antes de la rendición de cuentas y pago de cualquier suma que hayan quedado
adeudándoles (Art. 1550 CCyC.
● Legitimación
En cuanto a la legitimación para obrar, el representante voluntario necesita contar con facultades
especiales para realizar donaciones (art 375, inc. 1).
Ello deviene del carácter dispositivo del contrato agravado por su condición de gratuito.
En relación a los representantes legales, ya hemos mencionado que el artículo 1549 CCyC autoriza a
estos a aceptar donaciones en nombre de sus representados; aun aquellas en que el donante sea el
mismo representante, requiriendo autorización judicial cuando la donación sea con cargo.
● Consentimiento
La formación del consentimiento para la donación se rige por las disposiciones genéricas de parte
general de los contratos (arts. 971 a 983 CCyC).

ARTÍCULO 971. Formación del consentimiento Los contratos se concluyen con la recepción de la
aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia
de un acuerdo.
El consentimiento es, junto con el objeto y la causa, un elemento esencial del contrato,
imprescindible para su existencia.
El proceso de formación del consentimiento requiere de la formulación y del envío de una oferta, la
que debe reunir los requisitos establecidos en el art. 972 CCyC, y cuya aceptación puede ser
exteriorizada por el destinatario en forma expresa o por un comportamiento conclusivo que dé
cuenta de la conformidad del aceptante (art. 979 CCyC); si se trata de un contrato celebrado entre
presentes, quedará perfeccionado por la manifestación de la aceptación, y si es celebrado entre
ausentes, tal perfeccionamiento ocurrirá cuando ella sea recibida por el proponente durante el plazo
de vigencia de la oferta (arts. 974 y 980 CCyC)

ARTÍCULO 972. Oferta La oferta es la manifestación dirigida a persona determinada o determinable, con
la intención de obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir
de ser aceptada.

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La oferta es un acto jurídico unilateral y recepticio que exterioriza la voluntad de quien la formula, y
está destinada a la celebración de un contrato.

ARTÍCULO 973. Invitación a ofertar La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como
invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión
resulte la intención de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las
condiciones admitidas por los usos.

ARTÍCULO 974. Fuerza obligatoria de la oferta La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario
resulte de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso. La oferta hecha a
una persona presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación de plazo, sólo
puede ser aceptada inmediatamente. Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de
plazo para la aceptación, el proponente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente
esperarse la recepción de la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación. Los plazos de
vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga una
previsión diferente.
Aquí el CCyC regula la obligatoriedad de la oferta, distinguiendo entre la planteada a persona
presente de la enunciada a quien no lo está. Se prevén alternativas de régimen según el medio de
comunicación empleado.

ARTÍCULO 975. Retractación de la oferta La oferta dirigida a una persona determinada puede ser
retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la
oferta.
La norma posibilita la retractación de la oferta dirigida a persona determinada y establece que ella
será eficaz si su emisor logra que sea recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la
oferta que se intenta privar de efectos.
La retractación es una manifestación de voluntad unilateral, enunciada por su autor con la finalidad
de privar de efectos a una oferta por él emitida con anterioridad. Para resultar jurídicamente eficaz, la
retractación debe ser recibida por el destinatario en tiempo anterior o contemporáneo a la recepción
de la oferta.
La retractación puede ser formulada por el emisor de la oferta o sus sucesores.

ARTÍCULO 976. Muerte o incapacidad de las partes La oferta caduca cuando el proponente o el destinatario
de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación. El que aceptó la oferta ignorando
la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su aceptación ha hecho gastos o sufrido
pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.

ARTÍCULO 977. Contrato plurilateral Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta emana
de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el consentimiento de todos
los interesados, excepto que la convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en
nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo han consentido.

ARTÍCULO 978. Aceptación Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al manifestar su
aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las modificaciones
pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al aceptante.
En el proceso de construcción de un vínculo contractual, la aceptación es la imprescindible
contracara de la oferta. De ella depende la generación de un consentimiento válido.
Este artículo regula el régimen de la aceptación de la oferta contractual, estableciendo que para que
ella tenga eficacia debe expresar plena conformidad con la oferta, en grado tal que cualquier
modificación introducida a la propuesta original por el destinatario importa la formulación de la

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oferta de un nuevo contrato, el que quedará concluido si el oferente inicial comunica de forma
inmediata la aceptación de la contrapropuesta a su emisor.

ARTÍCULO 979. Modos de aceptación Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con
la oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de expedirse, el
que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes hayan
establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.
La aceptación de una oferta puede producirse de diversas maneras:
1. Aceptación expresa: se produce por manifestación verbal, por escrito o por signos inequívocos
que dan cuenta de una declaración afirmativa.
2. Aceptación tácita: se da cuando el destinatario lleva adelante una conducta que no desarrollaría
de no haber aceptado la oferta, incompatible con su rechazo. Los principios Unidroit reconocen este
tipo de comportamientos como manifestaciones de aceptación de la oferta (art. 2.6 [1]). Ello se
produce, por ejemplo, cuando una parte ejecuta, y la otra recibe, la prestación ofrecida o pedida; o
cuando el mandatario ejecuta la obligación a su cargo, lo que, por expresa previsión del Código,
importa aceptación, aún sin mediar declaración expresa (art. 1319 CCyC).
3. Aceptación por el silencio: en razón de lo establecido en este art. y en el art. 263 CCyC, el silencio
guardado por el destinatario de la oferta no puede ser en principio considerado como aceptación,
salvo que, por la relación existente entre las partes o por la vinculación entre el silencio actual y las
declaraciones precedentes, pudiera considerarse que el receptor de la oferta debía expedirse.
Es posible que, por la relación existente entre los sujetos de la comunicación o por su dinámica de
vinculación previa, corresponda considerar como válida entre ellos una estipulación del oferente en el
sentido que, de no rechazar el aceptante la propuesta dentro de determinado lapso razonable, esta
deba considerarse aceptada; lo que carecería de fuerza obligatoria de no ser el indicado el contexto
en el que se formuló la aserción (art. 1065, inc. a, CCyC). Coinciden con esa solución los Principios
de Unidroit (art. 2.9 [1]).

ARTÍCULO 980. Perfeccionamiento La aceptación perfecciona el contrato: a) entre presentes, cuando es


manifestada; b) entre ausentes, si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta.

ARTÍCULO 981. Retractación de la aceptación La aceptación puede ser retractada si la comunicación de


su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella.

La retractación de la aceptación es una manifestación unilateral de voluntad cuya intención es la de


privar de efectos jurídicos a otra manifestación de voluntad anterior, formulada por la misma parte —
el mismo sujeto o sus herederos—, por la que se comunicó la aceptación de una oferta.
La retractación de la aceptación será jurídicamente eficaz si llega a conocimiento del oferente antes
o al mismo tiempo que la aceptación que procura dejar sin efecto.
Tal situación puede darse si el emisor emplea un medio de mayor celeridad de comunicación que el
utilizado para la transmisión de la aceptación. Quien pone en conocimiento una retractación debe
adoptar los recaudos que le permitan luego acreditar la comunicación y el momento en la que se
produjo.

● Modos de exteriorización

ARTÍCULO 1545. Aceptación La aceptación puede ser expresa o tácita, pero es de interpretación
restrictiva y está sujeta a las reglas establecidas respecto a la forma de las donaciones. Debe producirse
en vida del donante y del donatario.

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La referencia a que la aceptación puede ser expresa o tácita es una reiteración de los principios
generales regulados en materia de actos jurídicos respecto de la manifestación de la voluntad (Arts.
262 a 264).
● Caducidad de la oferta
En la última parte del artículo 1545 menciona que la aceptación debe producirse en vida del donante
y del donatario.
Dicho precepto reitera el principio general sustentado por el artículo 976 CCyC.
Con ello, el legislador procura centrar la donación en la órbita de los actos entre vivos y diferenciarla
cabalmente de los actos de última voluntad (que era lo que establecía el antiguo código).
● Oferta conjunta

ARTÍCULO 1547. Oferta conjunta Si la donación es hecha a varias personas solidariamente, la


aceptación de uno o algunos de los donatarios se aplica a la donación entera. Si la aceptación de
unos se hace imposible por su muerte, o por revocación del donante respecto de ellos, la donación
entera se debe aplicar a los que la aceptaron.
● Contratos preliminares
Las partes pueden pactar la obligación de celebrar un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser
de aquellos para los cuales se exige una forma bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen de
las obligaciones de hacer (Art. 995 CCyC)
● Objeto de la donación (Art. 1551)
El objeto inmediato de la donación será la transferencia gratuita de la propiedad de una cosa.
Su objeto mediato lo constituirá la cosa cuyo dominio el donante se obliga a transferir al donatario.
En el título de la donación se introducen algunas limitaciones referidas al objeto, las cuales
mencionaremos a continuación:
➔ TOTALIDAD DEL PATRIMONIO:
El artículo 1441 CCyC prevé que la donación no puede tener por objeto la totalidad del patrimonio del
donante, ni una alícuota de él.
La finalidad de la norma es evitar colocar al donante en la situación de imposibilidad de su propio
sostenimiento, en la que quedaría sumido sí dispone a título gratuito la totalidad de su patrimonio.
El referido artículo señala que, si la donación comprende cosas que forman todo el patrimonio del
donante o una parte sustancial de este, sólo es válida si el donante se reserva su usufructo, o si
cuenta con otros medios suficientes para su subsistencia.

➔ COSAS SOBRE LAS CUALES EL DONANTE NO TIENE EL DOMINIO:


El artículo 1441 CCyC prevé que la donación no puede tener por objeto cosas determinadas de las
que el donante no tenga dominio al tiempo de contratar.
Es decir que la cosa donada debe ser de propiedad del donante al momento de la celebración del
contrato.
● Causa
La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la
voluntad (Art. 281 CCyC).
● Forma y prueba
La forma es el modo en que se exterioriza la voluntad.
Como principio general, la forma es libre, es decir que las partes pueden expresar su voluntad del
modo que juzguen conveniente, salvo los casos en los que la ley les impone una determinada
formalidad (Art. 1015 CCyC).
En los casos en los que la ley impone una solemnidad determinada, esta puede ser requerida en
forma absoluta o relativa (que resulta un presupuesto de eficacia, y ante el cumplimiento de la forma

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dispuesta, las partes quedan obligadas a cumplir con la solemnidad. La forma sólo constituye un
recaudo de prueba).

A los efectos de analizar la forma requerida en el contrato de donación, es necesario distinguir su


objeto.

ARTÍCULO 1552. Forma Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de
cosas inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de prestaciones periódicas o vitalicias.
Este recaudo de forma es del tipo absoluto.
La finalidad de esta imposición de forma es tener certeza respecto de la voluntad del donante en
consideración a la importancia patrimonial que podría representar el acto, pues está disponiendo a
título gratuito de un bien inmueble o bien mueble registrable, respecto de los cuales se presume la
mayor importancia de concentración de la riqueza.

ARTÍCULO 1554. Donación manual Las donaciones de cosas muebles no registrables y de títulos al
portador deben hacerse por la tradición del objeto donado.
El artículo comentado viene a regular las denominadas “donaciones manuales”, entendidas como
aquellas en las que se verifica el acto de liberalidad mediante la entrega de la cosa al donatario.
Este artículo tiene similitud con el artículo 1815 del Código Civil de Vélez.
Para una correcta interpretación del sentido de este artículo, debe determinarse primeramente cuál
es la definición que corresponde al término “donaciones manuales”.
En la doctrina encontramos dos grandes fuentes interpretativas.
Por un lado, quienes consideran que son las donaciones de bienes muebles no registrables, sin otra
nota distintiva. Por otro lado, otra corriente doctrinaria sostiene que este tipo de donaciones es una
modalidad especialmente regulada de donaciones de bienes muebles, por lo que no se excluye la
posibilidad y validez de que una donación de cosas muebles no registrables se perfeccione por
escrito, y así produzca sus efectos propios sin perjuicio de que no se hubiera hecho tradición de la
cosa donada.
La primera corriente doctrinaria ve en las donaciones manuales una especie más de contratos reales
(en los cuales se requiere la tradición de la cosa, objeto del contrato, para que este produzca sus
efectos propios, según el art. 1141 CC). La segunda postura doctrinaria menciona que la norma es
necesaria para validar esta modalidad de donación que se configura sin ninguna otra forma
probatoria que la propia entrega de la cosa. Esta interpretación resulta coherente con la presunción
de dominio por la posesión de la cosa mueble a favor de quien la invoque y detente (arts. 1909 y
1911 CCyC).
El artículo analizado presume la interpretación de esta segunda parte de la doctrina, que encuentra a
las donaciones manuales como aquellas que se perfeccionan por la entrega de la cosa donada pero
que, no por ello, impide entender que se celebre sin necesidad de esa entrega si el donatario puede
acreditar —por escrito— la existencia del contrato.
Por las consideraciones expuestas, consideramos que la entrega de la cosa en las donaciones
manuales solo constituye un elemento de prueba.
Es la conclusión que además, armoniza con la eliminación de los contratos reales, como categoría
específica en este Código Civil y Comercial.

ARTÍCULO 1553. Donaciones al Estado Las donaciones al Estado pueden ser acreditadas con las
actuaciones administrativas.
Las donaciones que son destinadas al Estado en cualquiera de sus estamentos (nacional, provincial
o municipal) quedan exceptuadas de la exigencia de la escritura pública.
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En tales situaciones, para acreditar el acto, habrá que acudir a las actuaciones administrativas de las
que surja la donación. Es un requisito formal que tiene como esencia la misma finalidad que la del
art. 1552 CCyC.
Este artículo implica una flexibilización en el requisito de forma de este tipo de donaciones.

● Efectos
➔ Obligaciones del donante
1. Obligación de entrega (Art. 1555)
La obligación central del donante será la de entregar la cosa. Dicha obligación sólo es exigible desde
que ha sido constituido en mora. Por tratarse de una transmisión a título gratuito, el artículo 1555
CCyC prevé que, en caso de incumplimiento o mora en la obligación de entrega, el donante sólo
responde si actúo de forma dolosa.

2. Garantía de evicción (Art. 1556)


Tratándose la donación de un contrato gratuito, en principio no rige la garantía de saneamiento. Sin
embargo, el artículo 1556 CCyC prevé que la garantía es debida en los siguientes casos:
a) si expresamente ha asumido esa obligación;
b) si la donación se ha hecho de mala fe, sabiendo el donante que la cosa donada no era suya e
ignorándolo el donatario;
c) si la evicción se produce por causa del donante; d) si las donaciones son mutuas, remuneratorias o
con cargo.

La responsabilidad por evicción obliga al donante a indemnizar al donatario los gastos en los que
este haya incurrido por causa de la donación.
Si esta es mutua, remuneratoria o con cargo, debe reembolsarle además el valor de la cosa por él
recibida, lo gastado en el cumplimiento del cargo, o retribuir los servicios recibidos respectivamente.
Si la evicción proviene de un hecho posterior a la donación imputable al donante, éste debe
indemnizar al donatario los daños ocasionados.
Cuando la evicción es parcial, el resarcimiento se reduce proporcionalmente (Art. 1557).

3. Garantía de vicios ocultos (Art. 1558)


El donante sólo responde por los vicios ocultos de la cosa donada si hubo dolo de su parte, caso en
el cual debe reparar al donatario los daños ocasionados.
➔ Deberes del donatario
La donación es un contrato unilateral, por lo que la única parte obligada es el donante.
Sin embargo, en consideración del carácter gratuito de la donación, el donatario asume el deber de
prestar alimentos al donante que no tenga medios de subsistencia.
El fundamento de este deber reside en la gratuidad de la donación. Es por ello que el donatario, en
caso de que el peso de la prestación de alimentos le resulte excesivamente gravosa, en
consideración al beneficio obtenido por la donación, puede liberarse de esa obligación restituyendo
las cosas donadas o su valor si las ha enajenado (Art 1559 CCyC).
La falta de cumplimiento de este deber constituye un supuesto de ingratitud que habilita al donante a
revocar la donación (Art 1571, ind d).
Esta revocación sólo procede si el donante no puede obtener los alimentos de personas obligadas
por las relaciones de familia (Art. 1572)
El deber del donatario se reduce al supuesto de que el donante no tenga los medios de subsistencia,
es decir que no es el concepto amplio de alimentos previstos por el artículo 659 CCyC, sino lo
imprescindible para la subsistencia.

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● Especies de donación
Bajo el título “algunas donaciones en particular” el código regula las siguientes especies de
donaciones:
❖ DONACIONES MUTUAS
Las donaciones son mutuas cuando ambas partes se constituyen respectivamente en donantes y
donatarios de sendas donaciones.
Existen diversas diferencias entre las donaciones mutuas con el contrato de permuta:
★ 1. En el contrato de permuta la obligación de transmitir la propiedad de las cosas de ambas
partes surge de un solo contrato, en cambio, en las donaciones mutuas la obligación de cada
donatario nace de cada uno de los contratos.
★ 2. En las donaciones mutuas el ánimo de cada uno de los donantes es el ánimo de beneficiar
al otro; en cambio, en la permuta el ánimo de la transmisión de cada una de las partes es la
contraprestación que recibe de la otra.

Las donaciones mutuas en conjunto se rigen por las disposiciones de los contratos onerosos.

ARTÍCULO 1560. Donaciones mutuas En las donaciones mutuas, la nulidad de una de ellas afecta a la
otra, pero la ingratitud o el incumplimiento de los cargos sólo perjudican al donatario culpable.
Por consiguiente, declarada la nulidad de una de las donaciones, la no afectada por el vicio también
quedará sin efecto. Por consiguiente, el donatario deberá restituir la cosa recibida.

❖ DONACIONES REMUNERATORIAS
ARTÍCULO 1561. Donaciones remuneratorias Son donaciones remuneratorias las realizadas en
recompensa de servicios prestados al donante por el donatario, apreciables en dinero y por los cuales el
segundo podría exigir judicialmente el pago. La donación se juzga gratuita si no consta en el instrumento
lo que se tiene en mira remunerar
Como menciona el artículo, las donaciones remuneratorias son las realizadas en recompensa de
servicios prestados al donante por el donatario, apreciables en dinero, y por el cual el segundo podría
exigir judicialmente el pago.
Para que la donación tenga el carácter de remuneratoria, es necesario que conste en el instrumento
de la donación el servicio que se intenta remunerar.
De lo contrario se la considera una donación gratuita. La donación remuneratoria extingue la
obligación de remunerar el servicio.
En la medida de lo adeudado por el servicio prestado por el donatario al donante, la donación
remuneratoria es onerosa y, por el excedente, es gratuita, constituyendo un acto mixto en los
términos del artículo 1544 CCyC.
En las donaciones remuneratorias sigue estando presente el animus donandi. Por ello, el valor de lo
donado debe exceder el valor de la remuneración debida; caso contrario no habría donación
remuneratoria, sino dación en pago.

❖ DONACIONES CON CARGO (Art. 1562)

ARTÍCULO 1562. Donaciones con cargos En las donaciones se pueden imponer cargos a favor del
donante o de un tercero, sean ellos relativos al empleo o al destino de la cosa donada, o que consistan en
una o más prestaciones.

Si el cargo se ha estipulado en favor de un tercero, éste, el donante y sus herederos pueden demandar su

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ejecución; pero sólo el donante y sus herederos pueden revocar la donación por inejecución del cargo.

Si el tercero ha aceptado el beneficio representado por el cargo, en caso de revocarse el contrato tiene
derecho para reclamar del donante o, en su caso, de sus herederos, el cumplimiento del cargo, sin
perjuicio de sus derechos contra el donatario.
El artículo faculta al donante para que incorpore cargos a cumplir por el donatario, a favor del primero
o de un tercero. Estos cargos pueden consistir en imponer un destino a la cosa donada o beneficiar a
los designados en el acto. Así lo establece el primer párrafo del artículo.
El segundo párrafo de la norma regula los efectos y la legitimación de las partes para exigir el
cumplimiento del cargo impuesto.
Asimismo, el párrafo regula el derecho del donante y de sus herederos para revocar la
donación ante la inejecución del cargo, quedando vedada lógicamente esa facultad al
tercero beneficiario.

❖ DONACIONES INOFICIOSAS

ARTÍCULO 1565. Donaciones inoficiosas Se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la parte
disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los preceptos de este Código sobre la
porción legítima.
El código menciona a las donaciones inoficiosas en la sección “algunas donaciones en particular”. En
realidad, las donaciones inoficiosas no son una especie de donación, sino un efecto que puede
afectar la donación luego de la muerte del donante.

Las donaciones inoficiosas, según el artículo comentado, son aquellas que exceden el valor de la
parte disponible del patrimonio del donante. Para comprender el alcance de esta definición debe
señalarse que el donante es libre de disponer de sus bienes en la forma que mejor considere con los
límites que el orden público establece según sea el caso.

Por ello, debe resaltarse que la donación inoficiosa alcanza, en realidad, ese carácter al momento del
fallecimiento del donante; ya que es entonces cuando se computa la masa hereditaria, entre las que
se cuentan las donaciones hechas por el causante. Asimismo, para el cómputo del valor de esa masa
se considerará el instante de su fallecimiento, y no el momento en el que la donación se perfeccionó.
Y, de ese modo, se verificará el carácter inoficioso señalado, si lo hubiera.

Cabe destacar que los herederos forzosos tienen derecho a una porción legítima de la que no pueden
ser privados por testamento, ni por actos de disposición entre vivos a título gratuito.
● Reversión de la donación

ARTÍCULO 1566. Pacto de reversión En la donación se puede convenir la reversión de las cosas donadas,
sujetando el contrato a la condición resolutoria de que el donatario, o el donatario, su cónyuge y sus
descendientes, o el donatario sin hijos, fallezcan antes que el donante.

Esta cláusula debe ser expresa y sólo puede estipularse en favor del donante. Si se la incluye en favor de él
y de sus herederos o de terceros, sólo vale respecto de aquél.

Si la reversión se ha pactado para el caso de muerte del donatario sin hijos, la existencia de éstos en el
momento del deceso de su padre extingue el derecho del donante, que no renace aunque éste les
sobreviva.

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➔ La reversión de la donación es un elemento accidental del contrato, por ende, solo existirá
cuando las partes expresamente lo hayan incorporado
➔ Solo puede establecerse a favor del donante. Si se la incluye a favor de él y sus herederos o
terceros, sólo vale respecto de aquel
Si la reversión se ha pactado para el caso de la muerte del donatario sin hijos, la existencia de estos
en el momento del deceso de su padre extingue el derecho del donante que no renace aunque este
los sobreviva.
➔ La causa debe hallarse en el carácter intuito personae que presentan los contratos gratuitos
en general y la donación en particular. En virtud de ello, el donante pretende beneficiar al
donatario.
➔ El pacto de reversión procura que, en caso de premoriencia del donatario, su cónyuge o
descendiente, se provoque la resolución del contrato por acaecimiento de la condición
resolutoria prevista. En tal supuesto, el donante puede exigir la restitución de las cosas
transferidas (art. 1567 CCyC).

Al tratarse de un contrato sujeto a condición resolutoria, el dominio tiene carácter revocable,


resultando de aplicación las disposiciones del artículo 1965 y siguientes del CCyC.
➔ De conformidad con lo previsto por dicho artículo, el plazo máximo para las condiciones
resolutorias impuestas al dominio es de diez años.
Por consiguiente, si transcurren los diez años sin que se haya producido la condición resolutoria
(premoriencia del donatario), el dominio queda definitivamente establecido a favor del donatario.
➔ El derecho de reversión establecido a favor del donante puede ser renunciado por este en
forma expresa o tácita.
● Revocación de la donación
➔ Principio general: irrevocabilidad
El principio general en materia de donación es que esta es irrevocable, por lo que sólo puede
revocarse en los supuestos en los que la ley prevé. No podrían las partes pactar un supuesto de
revocación que no estuviera legalmente contemplado.
➔ Supuestos de revocación
El artículo 1569 CCyC prevé que la donación sólo puede ser revocada por:
❖ inejecución de los cargos
❖ por ingratitud del donatario
y, en caso de haberselo estipulado expresamente,
❖ por supernacencia de los hijos del donante.
INEJECUCIÓN DE LOS CARGOS

Si la donación fuera con cargo, la inejecución de este por parte del donatario habilita al donante o a sus
herederos a pedir la revocación de la donación.
Esta revocación no perjudica los derechos de los terceros en cuyo beneficio se establecieron los cargos,
debiendo cumplir estos el donante o sus herederos (arts. 1570 y 1562 CCyC).
El donatario que enajena los bienes donados o imposibilita la devolución por su culpa debe resarcir al
donante el valor de las cosas donadas al tiempo de promoverse la acción de revocación con sus intereses
(Art. 1570)

INGRATITUD

El contrato de donación constituye una liberalidad, en virtud de la cual el donante desea beneficiar
patrimonialmente al donatario. Éste no asume ninguna obligación frente a aquel en virtud de la donación.
Este desprendimiento gratuito por parte del donante obliga al donatario a mantener una conducta decorosa
frente a su benefactor.

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ARTÍCULO 1571. Ingratitud Las donaciones pueden ser revocadas por ingratitud del donatario en los
siguientes casos:
a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante, su cónyuge o conviviente, sus
ascendientes o descendientes;
b) si injuria gravemente a las mismas personas o las afecta en su honor;
c) si las priva injustamente de bienes que integran su patrimonio;
d) si rehúsa alimentos al donante.

En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al donatario le es imputable el hecho lesivo,
sin necesidad de condena penal.

La revocación de la donación por negación a la prestación de alimentos solo puede tener lugar cuando el
donante no tenga medios de subsistencia y no puede obtenerlos de las personas obligadas por las
relaciones de familia.
El donatario no está obligado al deber alimentario si la donación es onerosa.
La acción revocación por ingratitud sólo puede ser iniciada por el donante contra el donatario, y no por los
herederos de aquél ni contra los herederos de éste.
Sin embargo, el donante promovió la acción de revocación, fallecido este sus herederos pueden continuarla,
y fallecido el donatario demandado la acción puede ser continuada contra sus herederos.
La acción de revocación se extingue si el donante perdona al donatario o no promueve la acción dentro del
plazo de caducidad de un año de haber sabido del hecho tipificador de la ingratitud.

SUPERNACENCIA DE HIJOS

La donación puede ser revocada si se hubiera pactado expresamente esta facultad para el caso de que, con
posterioridad a la donación, nacieran hijos del donante.
La finalidad de esta disposición debe hallarse en la causa que motiva al donante a hacer la donación.
En el estado de situación que se encuentra al momento de la donación desea beneficiar al donatario; sin
embargo, desea prever la posibilidad de revocar la donación si tuviera hijos con posterioridad a ella, pues en
este caso desea recuperar para su patrimonio los bienes que había donado.

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