Ayacucho. Hambre y Esperanza

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Ayacucho: hambre y esperanza 1

Conclusión
de
Ayacucho: Hambre y esperanza

Antonio Diaz Martinez

Ayacucho: hambre y esperanza 2


Transcrito para: https://www.facebook.com/SBoza21/

Ayacucho: Hambre y esperanza fue publicado inicialmente en


1969 en la ciudad de Huamanga - Perú, por Ediciones Waman
Puma. En él se recogen las conclusiones de un minucioso
estudio de campo en el ámbito rural del departamento de
Ayacucho y se le considera un clásico de la antropología
peruana. Una vez iniciada la lucha armada el libro recibió
renovado interés al igual que la zona que en él se describe y
Mosca Azúl se propuso emitir una segunda edición. Diaz
Martinez redactó la siguiente actualización, ya desde el penal
de Lurigancho, para esa edición.

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Este texto fue escrito por Antonio Diaz Martinez militante comunista
probado que dio su vida por el Partido y la Revolución. Camarada que
conformó la linea roja del Partido Comunista del Perú, la cual retomando y
desarrollando a Mariátegui, y en aguda lucha de dos líneas, reconstituyó su
Partido, transformándolo en maquina de combate iniciando la invencible
guerra popular, que con altos y bajos se desarrolla imparable hasta el día de
hoy. Por consiguiente, el contenido del texto es marxismo leninismo
maoísmo pensamiento Gonzalo, no otra cosa, y de ahí la importancia de
publicarlo y estudiarlo.

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Conclusión
La revolución en la agricultura desarrollada en Inglaterra fue la culminación
de un proceso que el capital vino creando paulatinamente, a partir del siglo
XV. La revolución agrícola es continuada por la Revolución Industrial. El
Capitalismo de esta manera creció violentamente en el campo de su propio
régimen de posesión de la tierra transformando el feudalismo. Marx, en el III
tomo del Capital, nos señala: “la forma de propiedad agraria que encuentra en
la historia el modo capitalista de producción cuando comienza a desarrollarse,
no corresponde al Capitalismo. El propio Capitalismo crea para sí las formas
correspondientes de relaciones agrarias, partiendo de las viejas formas de
posesión de la tierra la terrateniente - feudal, la campesina - comunal, la
gentilicia, etc”.[1]
Más tarde Lenin, estudiando el desarrollo tardío del capitalismo en la
agricultura del siglo XIX, nos dice que hay dos caminos de evolución burguesa
en el agro. “Los restos del feudalismo pueden desaparecer tanto mediante la
transformación de las haciendas de los terratenientes como mediante la
destrucción de los latifundios de los terratenientes, es decir, por medio de la
reforma o por medio de la revolución. El desarrollo burgués puede verificarse
teniendo al frente las grandes haciendas de los terratenientes, que
paulatinamente se tornan cada vez más burguesas, que paulatinamente
sustituyen los métodos feudales de explotación por métodos burgueses y puede
verificarse también teniendo al frente las pequeñas haciendas campesinas, que
por vía revolucionaria extirpen del organismo social la “excrecencia” de los
latifundios feudales y se desarrollan después libremente sin ellos por el camino
de la agricultura capitalista de los granjeros.
Estos dos caminos de desarrollo burgués objetivamente posible, nosotros los
denominaríamos camino de tipo prusiano y camino de tipo norteamericano. En
el primer caso, la explotación feudal del terrateniente se transforma lentamente
en una explotación burguesa, junker, condenando a los campesinos a decenios
enteros de expropiación y del yugo más doloroso, dando origen a una pequeña
minoría de “labradores fuertes”. En el segundo caso, no existen haciendas de
terratenientes o son destruidas por la revolución, que confisca y fragmenta las
posesiones feudales. En este caso predomina el campesino, que pasa a ser el
agente exclusivo de la agricultura y va evolucionando hasta convertirse en
granjero capitalista. En el primer caso, el contenido fundamental de la
evolución es la transformación del feudalismo en un sistema de brutal
dependencia económica, a través de las deudas y en explotación capitalista
sobre las tierras de los feudales- terratenientes - junkers. En el segundo caso,
el fondo básico es la transformación del camino patriarcal en el granjero
burgués”[2]

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El caso peruano tiene sus peculiariadidades - hacia fines del siglo XIX el
Perú se define como país semi-feudal y ya desde la emancipación como semi-
colonial.
A partir de 1,895 empieza a penetrar capital burocrático en el Perú, éste es
un capitalismo ligado al estado, al imperialismo, a los terratenientes y a la gran
burguesía; por tanto no es el capitalismo clásico del desarrollo europeo -
norteamericano. Este capitalismo monopolista, estatal, comprador y feudal, se
denomina Capitalismo Burocrático[3].
Es a partir de 1895 que empieza a desarrollarse la sociedad peruana
contemporánea que lleva prácticamente 90 años de evolución. En tres grandes
momentos podría dividirse este período: desde 1895 hasta la II Guerra
Imperialista Mundial el primero; desde los años ‘50 hasta 1980, el segundo, y
en adelante, el tercer momento.
Cómo se ha producido la evolución del régimen de posesión de la tierra a lo
largo de estos 3 momentos históricos en el Perú, es lo que nos proponemos
estudiar aquí. Pero como el cambio social es el resultado de la lucha de clases
y de posiciones contradictorias que actúan en el seno de la sociedad, veremos
que en la agricultura peruana contemporánea se ha venido desarrollando un
camino terrateniente peculiar con una fuerte oposición por un intento de
plasmar un camino campesino, impulsado por luchas, movimientos y
levantamientos campesinos periódicos. La peculiaridad del camino
terrateniente que se ha venido desarrollando en la agricultura peruana previene
del impacto de la penetración del capital burocrático en el campo; y que el
intento por plasmar el camino campesino se haya dado — en los dos primeros
momentos de nuestra historia contemporánea - por la lucha espontánea del
campesinado pobre, que huérfano de dirección proletaria no pudo efectivizar
su reivindicación más profunda y sentida; la conquista de la tierra.

Primer Momento de nuestra sociedad contemporánea

Hacia fines del s. XIX, aparece la industria en el Perú, y por tanto la clase
obrera: comienza a desenvolverse el capitalismo burocrático. La República de
estos años es una república aristocrática (hasta 1920): en las esferas
dominantes se da una lucha entre la clase terrateniente y la naciente Burguesía
Compradora (Mercantil como la denomina Mariátegui) ligada al monopolio
yanqui. Desde 1920 hasta los años sesenta los terratenientes son desplazados
por la burguesía compradora - que se convierte en eje del proceso -, aunque en
el Estado mantienen su alianza. Vemos así que el siglo comienza con un
reemplazo del imperialismo inglés por el yanqui; que crea su propia burguesía
intermediaria (la compradora); el ejército se organiza y se organiza también la
república aristocrática. Terratenientes y compradores van “desarrollándose” a
la sombra del Estado (grandes intereses ligados al imperialismo y a la

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feudalidad). Entre tanto, el pueblo también se mueve, lucha contra sus
opresores: Los campesinos, los obreros, la pequeña burguesía combaten, se
organizan, e incluso hay un intenso movimiento social en la década del ‘20.
La máxima expresión, el producto más valioso del pueblo en ese primer
momento fue José Carlos Mariátegui, marxista - leninista convicto y confeso,
fundador de la vieja C.G.T.P. y del Partido Comunista del Perú (PCP).
Dentro de este contexto general se viene desenvolviendo nuestra agricultura,
que se encuentra fuertemente influenciada por el capital burocrático, que
impulsa un camino terrateniente a través de las clases reaccionarias: el Estado,
el imperialismo, y la feudalidad, con una fuerte oposición por parte del
campesinado en su intento de plasmar su propio camino. Veremos a
continuación esa intensa lucha de clases desarrollada en el campo durante el
medio siglo que dura este primer momento de nuestra historia contemporánea;
teniendo en cuenta que el período central de ese momento fue la década del
20.
Estudiar la economía agraria, implica estudiar las relaciones de producción
y el meollo de éstas lo constituye la propiedad o posesión de la tierra. Por tanto,
ver las luchas sociales en relación con el régimen de posesión de la tierra es el
centro de nuestro interés para determinar el tipo de lucha que se produce en el
campo.
La década del noventa del siglo pasado marca un momento importante en la
expansión y consolidación terratenientes. Los valles de la Costa
principalmente dedicados a los productos exportables (azúcar y algodón)
consolidan y expanden grandes posesiones agrarias, sometiendo a los
campesinos a los mas violentos y duros mecanismos de expropiación. En el
talle de Chicama hasta 1910 no menos de 14 haciendas fueron adquiridas por
los dos gigantes emergentes: los Larco y los Gildemeister, además de que
desaparecen 5,000 campesinos parcelarios[4]. Sobre esta gran consolidación
terrateniente penetra el capital extranjero en forma de máquinas y equipos que
van cambiando paulatinamente los métodos tradicionales de cultivo de la
tierra. El sistema de trabajo también fue evolucionando: los trabajadores
chinos desde fines del siglo pasado fueron reemplazados paulatinamente por
tos campesinos serranos que llegaban “enganchados” a un régimen miserable
de explotación semi-servil.
En la Sierra, el régimen de reestructuración de la gran propiedad se produce
por métodos coercitivos (es el período de la transformación de las
comunidades en haciendas). Los campesinos son despojados violentamente de
sus tierras; los notables del pueblo: curas, jueces, gobernadores, alcaldes y sus
agentes (gamonales y gamonalillos) someten a los indígenas a la prestación de
servicios gratuitos y al cobro del ”yerbaje” por el pastoreo de sus animales. En
Puno, por ejemplo, entre fines del siglo XIX y comienzos el XX se genera una
explosiva aparición de nuevas haciendas[5] y la consolidación y expansión de
otras: los Gibson propietarios de la Sociedad Ganadera del Sur, concentran
más de 200 mil hectáreas de pastos, los Irigoyen más de 100 mii hectáreas, los

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Romaña más de 50 mil, todos dedicados a la producción de lana para la
exportación. En el Sur se establece anualmente el “Reparto”, una entrega
obligatoria de lana a los notables. En la Sierra central, los hacendados
establecen el “Rodeo” para apropiarse del ganado de los campesinos que ha
“entrado” en sus haciendas o del pago por el rescate de los animales[6]. El
latifundio, gamonalismo y servidumbre campea a lo largo de toda la tierra
peruana; no obstante, desde comienzos de siglo han comenzado a introducirse
las primeras razas de ganado ovino mejorado en la sierra central y en Puno.
El Estado, también coaligado a la gran propiedad y al imperialismo actúa
favoreciendo a los terratenientes y oprimiendo al campesinado: 1896, Piérola
establece el Estanco y el impuesto a la sal, gravamen que ha de afectar
fundamentalmente a la masa campesina. En 1902 se funda la Escuela Nacional
de Agricultura para impulsar la tecnología de los productos de exportación. En
1917, el Estado asociado a la Peruvian Corporation y a los terratenientes
locales establecen la Granja de Chuquibambilla para servir a los hacendados
de Puno y Cusco. ‘
La respuesta campesina frente a este camino impulsado por las clases
dominantes se dejó también sentir en diferentes lugares del país. Además del
bandolerismo que se desarrolla en el centro y norte del país, se dejan sentir
movimientos campesinos de diferente índole.
En La Mar (Ayacucho) en 1895 hay una sublevación indígena contra el cura
y el juez de primera instancia: 100 campesinos - algunos de ellos armados-
rodean desde las alturas al pueblo de San Miguel, amedrentando a las
autoridades con galgas, hondas y algunos disparos dé fusil. El orden se
restableció con el envío dé una fuerte dotación policial[7].
En llave (Puno) 1896, doce parcialidades del distrito de Chucuito, por temor
a ser despojados de sus tierras, se levantaron e intentaron tomar el pueblo de
llave. Fue necesaria la intervención de un batallón del ejército para conjurar la
tormenta.
En Huanta (Ayacucho) 1896, 2000 campesinos tomaron el pueblo,
ajusticiaron al subprefecto, hicieron saqueos e incendios en protesta contra el
impuesto de la sal. La represión fue sangrienta, hubo flagelamientos y
fusilamientos, saqueo y confiscación del ganado de los campesinos.
En Maras (Cusco), 1896, el pueblo se levantó en asonada, contra el impuesto
a la sal e hizo fugar a los cobradores de impuesto. Tuvo que ir un batallón a
restablecer el orden.
En Azángaro (Puno) se tienen registradas varias masacres que se sucedieron
para aplastar movimientos campesinos: la masacre de Cacallaco (1910), la
masacre de Cuturi (1911); el enfrentamiento de Samán en 1913. Pero es el
levantamiento de Teodomiro Gutiérrez Cuevas (Rumi Maqui) el más serio
intento de levantamiento campesino de la época en la Sierra del Sur (1915).
Este ex-militar intentó formar un ejército de campesinos. Reunió a dos mil de
ellos venidos de Apurímac, Cusco y Puno, los movilizó con la finalidad de

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doblegar al gamonalismo; quiso reivindicar el Tahuantinsuyo y formar una
república independiente quechua - aymara. Después del ataque a la hacienda
San José, en Azángaro, el movimiento terminó con una violenta represión[8].
Los hacendados se defendieron apoyados por el estado y la contratación de
mesnadas.
Flóres Galindo registra 137 movimientos campesinos producidos en el Perú
entre 1900-1920, de los cuales 49 se llevaron a cabo en el Sur[9].
Los años ‘20 constituyen la Década más importante del Primer Momento de
la sociedad peruana contemporánea: El Estado tiene una nueva Constitución y
tiene como eje a la Burguesía Compradora, con un Parlamento formado por
caciques de pueblo y terratenientes feudales. El imperialismo inglés es
totalmente reemplazado por el yanqui; las riquezas naturales pasan a manos
del capital monopolista, mientras los préstamos norteamericanos son más para
el gasto burocrático que para la inversión productiva; se acelera el proceso de
proletarización. En el campo del pueblo, se va produciendo una búsqueda de
la conciencia colectiva se dan congresos estudiantiles e indígenas, la clase
obrera adquiere su mayoría de edad: José Carlos Mariátegui culmina diez años
de difusión análisis, esclarecimiento y diferenciación de la clase obrera,
fundando la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y el
Partido Comunista del Perú (PCP), en la perspectiva de Partido para tomar el
poder.
En el campo de la agricultura se siguen desarrollando y profundizando la
diferenciaei6n de los dos caminos de evolución: el terrateniente y el
campesino.
El camino terrateniente- burocrático toma un gran impulso en este período.
Se produce una nueva concentración y consolidación de la gran propiedad
terrateniente : en las haciendas costeñas del Norte[10] gracias al nuevo reparto
en la redistribución de aguas, de acuerdo al criterio técnico pro-plantación del
ingeniero norteamericano Sutton; en la sierra central, la empresa imperialista
Cerro de Pasco Cooper Corporation, a través de su fundición de La Oroya,
extermina los pastos de pueblos y de comunidades vecinas para luego hacer la
más violenta expropiación[11]; en el Sur, se formo la liga de los hacendados,
constituida por parlamentarios - terratenientes como Celso Pastor, Enrique
Martinelli y otros. Esta expansión devoradora de la hacienda crece a expensas
de los pequeños propietarios y comunidades, y al amparo del Estado
gobernado por Leguía (que, de representante de la República aristocrática pro-
inglesa de su primer período, pasa a ser un buen mayordomo de la Burguesía
Compradora pro-yanqui, durante el oncenio).
Sobre estas grandes propiedades latifundistas, el capital burocrático -
comprador y feudal hace inversiones en el sector agro - exportador (caña,
algodón, lana) y en el sector extractivo de la minería. Mientras el capital
monopolista penetra, el Estado lo favorece promulgando la ley de conscripción
vial; ley para movilizar en forma de servidumbre colectiva el trabajo forzoso,

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obligatorio y gratuito de las grandes masas campesinas al servicio de los
terratenientes, la gran burguesía y el imperialismo. Esta ley complementada
con la ley de vagancia permitía los más crueles abusos contra el campesinado
pobre[12].
El capital que ingresa para promover los productos de agro- exportación, va
permitiendo que continúe en forma paulatina el reemplazo de métodos y
técnicas agrícolas tradicionales por métodos burgueses (Ingenieros
agrónomos, uso de fertilizantes , maquinaria, etc.); al mismo tiempo que se
incorporaban las originales tierras marginales de la hacienda transformadas
por los aparceros. Simultáneamente los semi siervos de las haciendas costeñas
se van paulatinamente proletarizando, sometidos a la más brutal expropiación.
Mientras tanto las haciendas serranas iniciaban un lentísimo camino de
incorporación de capital en el campo y se mantenían en un cerrado sistema de
explotación servil, sometiendo a los campesinos pobres a una dolorosa
expropiación y servidumbre.
El movimiento campesino no tardó en hacerse sentir, en búsqueda de su
propio camino: durante el oncenio de Leguía tomó las reales características de
un ascenso campesino, principalmente en los departamentos del sur:
Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno.
El Patronato de Derecho Indígena, en los siete años de vida que tuvo (1920
- 27) registró que 337 comunidades denunciaron a 115 haciendas que habían
realizado 88 veces usurpación de tierras, 19 veces usurpación de pastos,
recurriendo a diferentes métodos violentos[13].
Veamos los movimientos campesinos más importantes de la época:
Tocroyocc (Cusco - Espinar): 1921. Los indígenas entraron en rebelión
contra las autoridades oficiales. Los notables perdieron el control. La consigna
principal fue ¡Abajo el gamonalismo! Se entabló un combate desigual. El jefe
campesino fue tomado prisionero y asesinado: su cadáver colocado en el techo
de la iglesia de Ocoruro[14]. Víctor Maita dice “En Canas y Espinar, un
subprefecto lacayo de gamonales, acudió solícito asesinando a más de 200
indígenas en masa[15].
Marcapata (Cusco) 1922. Se da una amplia lucha contra el gamonalismo,
centrada principalmente en la hacienda Lauramarka: los campesinos se
apoderaron de la hacienda en pos de conseguir la propiedad de la tierra y contra
la sobreexplotación del trabajo. Se negaron a pagar hierbaje, la renta de la tierra
y el trabajo personal. Desconocieron a las autoridades locales del distrito,
pidieron revisión de los títulos de la hacienda, horario de trabajo de 8 horas y
pago de salarios. La represión estatal en apoyo de los terratenientes arrasó con
los líderes y masacró a cientos de campesinos a través de las fuerzas armadas.
“La respuesta de los campesinos también fue violenta y los Saldívar se vieron
obligados a reestructurar las relaciones vigentes hasta entonces”[16].
Ayaviri (Puno) 1920. El poderoso gamonalismo de esta provincia ganadera
desencadenó una masacre contra los indios pretextando que éstos estaban listos

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para asaltar la ciudad. Los campesinos presentaron a la Comisión Pro Indígena
sus quejas por “usurpación de tierras que había llegado al máximo” por parte
de los terratenientes[17]. Se comprobó que no había responsabilidad por parte
de los indígenas.
Azángaro (Puno) 1920. Gran concentración latifundista, usurpación de
tierras. Los indios estaban en permanente estado de inquietud. El ataque del
gamonalismo era cada vez más violento. “La sublevación de indios tiene
carácter alarmante y endémico”[18]. En octubre de 1920, el gamonalismo
asesinó violentamente a los campesinos de Llallahua, en Santiago de Pupuja.
Huancané (Puno) 1923. Los campesinos pobres que habitan a orillas del río
Ramis y del Lago Titicaca construyen sus casas, como “Iglus de Champa”: en
época de lluvias se ve una pampa inundada de donde emergen las chozas como
un bosque de hongos queriendo levantarse al cielo para salvarse de la humedad
terrestre. Estos campesinos pobres estaban permanentemente sometidos al
abuso y exacciones de los hacendados, las autoridades, el Estado y la iglesia.
Ezequiel Urviola - Mariátegui lo llama el primer indio socialista - describe
en un memorial cómo 120 indios fueron asesinados en Puno en sólo 3 años.
Frente a la voracidad de los terratenientes los indígenas demandan justicia.
Esta no llega. Los terratenientes organizados en Liga de hacendados, con sus
propias mesnadas apoyados por las fuerzas del orden, masacraron a los indios
de Huancané en diciembre de 1923.
La lucha fue cruenta y desigual: los indios se defendieron ajusticiaron
algunos mistis, éstos mataron 2,000 indios. Fue una guerra de clases motivada
por la posesión de tierras ganó la violencia reaccionaria.
Carlos Condorena, líder del movimiento planteaba “la necesidad de
organizar un ejército de indios para reconquistar nuestras tierras, matar a los
gamonales, a las autoridades y volver a nuestra antigua vida inka”[19]. Era un
verdadero movimiento milenarista.
La Mar (Ayacucho) 1923. Este gran movimiento producido en Ayacucho
(descrito en el prólogo) se llevó a cabo fundamentalmente contra la familia
Añaños que durante decenios detentaron el poder: hacendados, autoridades y
diputados.
Se desarrolló una lucha cruenta y desigual entre campesinos pobres y
terratenientes y gamonalillos defendidos por el Estado. La violencia
reaccionaria barrió con el movimiento.
Cajamarca 1920 - 25. El bandolerismo social se desarrolló en la región de
Chota y Santa Cruz. Eleodoro Benel fue el representante más típico. La
movilización tomó formas guerrilleras que duró más de cinco años. Leguía
tuvo que organizar verdaderas campañas militares para aplastarlos. Los
campesinos fueron arrasados, poblaciones pacíficos masacradas. Todo esto se
mezcló con luchas políticas entre hacendados o de resistencia contra la
dictadura de Leguía.

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Este ascenso del movimiento campesino, al finalizar la década de los años
‘20 y confluyendo con un amplio movimiento de masas, permite que se vaya
configurando el camino del pueblo, con la fundación del Partido Comunista
del Perú, afiliado a la Tercera Internacional y ligado a la ideología más
avanzada de su época : el Marxismo - leninismo.
Las décadas siguientes (30 y 40) se caracterizan porque la Burguesía
Compradora sigue inconmovible en el poder. Se da una nueva Constitución
(1933) en la que ya se plantean algunos elementos corporativos[20].
El camino terrateniente sigue desarrollándose en el campo: continúa el
crecimiento del sector agro-exportador; los latifundios costeños dedicados a
productos del mercado interior (arroz, frutales, panllevar) empiezan a
transformar sus técnicas paulatinamente y a evolucionar sus sistemas de
trabajo serviles y semi-serviles en formas salariales. Las haciendas continúan
consolidándose al amparo del Estado: en la Costa se va produciendo un brutal
despojo de las tierras trabajadas por yanacones y aparceros para incorporarlas
al cultivo hacendario; en la Sierra, continúa campeando la feudalidad y sólo
las haciendas productoras de aguardiente, de los profundos valles interandinos,
conservando sus grandes extensiones y sus siervos, van introduciendo alguna
que otra técnica agrícola “moderna”, como un tractor o un trapiche a motor.
En el sector del pueblo, el Camino de Mariátegui ha quedado abandonado la
dirigencia del P.C.P. sigue el camino de un podrido y persistente electorerismo.
Las luchas campesinas se mueven al impulso del reformismo y revisionismo
de la época, abandonando la reivindicación central del campesinado “tierra
para quien la trabaja” y buscando planteamientos de reivindicaciones
secundarios: la ley del yanaconaje tarda 14 años en promulgarse (de 1933 a
1947) mientras los terratenientes costeños han logrado despojar de tierra a
miles de campesinos.

II Momento de la sociedad peruana contemporánea:


del término de la II Guerra Mundial a 1980

Las clases reaccionarias vislumbran la necesidad de hacer cambios al


interior del Estado para mantener el poder. Las masas populares ven la
necesidad de marchar hacia su liberación. Por tanto, en este período se seguirán
desarrollando también los dos Caminos: el burocrático (de la reacción) y el
democrático (del pueblo). La aplicación de estos caminos en la agricultura
significarán el desarrollo del camino terrateniente y el campesino, en intensa
lucha de clases.
Este segundo momento significa a nivel de clases reaccionarias la
profundización del capitalismo burocrático; y a nivel del pueblo la búsqueda
de Mariátegui, el retomar su camino, desarrollarlo y reconstituir su

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Partido[21] todo a la luz del desarrollo del Marxismo, es decir del marxismo-
leninismo-maoísmo, y en la perspectiva de la guerra popular.
El estudio de este período es sumamente importante, teniendo en cuenta que
la década central es la del sesenta, continuada por los años setenta.
La década del 50. La burguesía compradora entra en crisis, debido en
particular por algunas modificaciones al interior de las clases dominantes. Se
produce una mayor inversión en la minería y en una industria ligera
dependiente, ambas ligadas al imperialismo; el sector agroexportador sigue
creciendo y enriqueciéndose. La exportación a Estados Unidos es del orden
del 36% y las importaciones del 43%.
Odría y Prado, sin dejar de representar a la burguesía compradora, también
representan los intereses de una incipiente burguesía burocrática, facción que
con la compradora constituyen la gran burguesía, y que ve la necesidad de
acelerar el proceso de evolución de la feudalidad, haciendo penetrar más
capital monopolista en el campo de la agricultura. En 1956, por primera vez se
plantea oficialmente la Reforma Agraria definida, claro está, como la
necesidad de seguir desarrollando el camino terrateniente. En un informe
oficial se dice: “Hay que recurrir a la expropiación de las tierras acaparadas,
pero mal trabajadas; es decir esencialmente las tierras de la sierra”[22]. Clara
alusión a que las tierras deben estar tecnificadas, aunque acaparadas. El
gamonalismo serrano busca cobijarse bajo el ala de uno u otro bando para
protegerse; así los hacendados serranos, al notar escasez de productos de
panllevar y un alza en el costo de vida, siguen expulsando sus “colonos”, para
reemplazar esas tierras y cultivarlas directamente; o exigirles el pago de una
mayor renta.
Al finalizar la década, la población peruana llega a los 10’ de habitantes.
Hay una creciente emigración; crece la proletarización y subproletarización;
hay un ejército de desocupados y subocupados que pueblan barriadas, minas,
campos y pueblos. El movimiento popular sigue sin dirección, a un nivel de
luchas reformistas motivadas por los slogans electoreros (1956) y difundidas
por el aprismo y el revisionismo.
Década del 60 y los años setenta. — Se va a producir una intensa lucha de
clases; la reacción y el pueblo pugnan por plasmar sus respectivos caminos. El
movimiento popular en el Perú está íntimamente ligado al problema campesino
y éste está preñado de violencia. En esta década, la efervescencia campesina
acumulada y desarrollada en los años anteriores se va a desbordar y producir
un ascenso, el segundo del siglo.
La concentración terrateniente y la profundización del capitalismo
burocrático acentúan en forma violenta la expulsión, expropiación y
explotación de los campesinos pobres. Esta situación trae como consecuencia
una gran movilización campesina, que se acentúa entre 1963 - 64, movilización
que rompe los diques de contención establecidos en el campo. Gigantescas
masas - se calcula que se movilizaron entre 500 y 600 mil campesinos -

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iniciaron masivas invasiones de tierras que les fueron arrebatadas en los
últimos siglos. Estas luchas se van a producir en el Sur (Cusco y Ayacucho)
en el Centro (Junín y Pasco) y en el Norte (Cajamarca y Ancash). Veamos
algunas dé ellas.
Comunidad de Rancas (Pasco. — Esta comunidad colinda con la hacienda
Paria (propiedad de la Cerro de Pasco Cooper Corporation) que le había
usurpado tierras. La hacienda cerca los pastos y cuida su ganado mejorado.
Hasta los años sesenta se sucede un litigio legal. En octubre de 1961, los
comuneros de Rancas rompen los cercos, invaden los pastos, construyen 50
chozas, se posesionan de las tierras e introducen su ganado. En diciembre se
ordena el desalojo utilizando la policía; el saldo: 3 comuneros muertos, 40
campesinos heridos, 8 de los 140 guardias civiles que intervinieron quedaron
lesionados. Fue una batalla campal desigual.
Comunidad de Quiullacbcha. — También colindante de la hacienda Paria y
también usurpadas sus tierras por la misma. La hacienda entrega a la
comunidad 2,000 Has, de pastos en arriendo a condición de que paguen
“hierbaje” y presten servicios en forma obligatoria, por un jornal equivalente
al 25% del legal. Si no trabajaban en estas condiciones se les arrebataba su
ganado hasta que cumplan las obligaciones (esto ocurría desde la década del
cuarenta). En los años sesenta, los comuneros suspenden sus obligaciones. La
hacienda ordena el desalojo violento de las tierras arrendadas. Los comuneros
plantean: “de no escuchársenos en esta oportunidad, como peruanos tendremos
que hacer respetar nuestros derechos a la vida por medio de la violencia que
estamos resueltos a evitar, mientras tanto se haga escuchar la dirección de
asuntos indígenas.”[23] En 1963, los comuneros hacen la invasión violenta.
Vino después el desalojo violento.
Comunidad de Paúcar. — Colindante de la hacienda Antacallanca que, luego
de usurpar 38 canchas de tierras comunales, las puso a la venta. Setiembre de
1962: los paucarinos invadieron los pastos en conflicto y se posesionaron
pacíficamente de las tierras.
Comunidad de Curi. — Colindante de la misma hacienda. 300 comuneros
luego de desplazar a los empleados siembran la tierra y sacan el ganado de la
hacienda Antacallanca. El hacendado con sus peones destruyó una cosecha de
papas. Los comuneros en posesión de las tierras pasaron a sostener un juicio
contencioso con la hacienda.
Todo este vendaval de invasiones que se producen en el Centro del país entre
1961 - 63 fue reprimido violentamente El- ejército tomó el control político -
militar; se suspendieron las garantías; se procedió al desalojo y se nombró una
comisión del IRAC (Instituto de Reforma Agraria y Colonización) para que
haga un estudio sobre las comunidades del centro.
Hacienda Pomacocha (Cangallo - Ayacucho). — Viejo latifundio feudal (ver
cap. III), de propiedad de las monjas del convento de Santa Clara de Ayacucho,
tenía 1,162 familias de siervos sobre 6,200 Has. El Convento alquilaba la tierra

Ayacucho: hambre y esperanza 14


a un arrendatario - terrateniente; los campesinos pagaban a éste una renta en
dinero, en trabajo, con el trabajo de sus animales y con el “hierbaje” de los
mismos. En 1948 solicitaron la expropiación de la tierra. No pasó nada. El año
1956 se revisa el expediente y se considera la expropiación; los mayordomos
de las monjas siguen cobrando la renta territorial hasta 1960. En julio de 1960,
un grupo de sacerdotes y seminaristas, con autorización del obispo de
Ayacucho, toman posesión de las mejores tierras de la hacienda. El 12 de
octubre de 1960, toda la comunidad tomó posesión de toda la hacienda y
expulsó a los curas y sus pupilos. En 1961, los campesinos advierten al
convento que se lleven su ganado y sus cosechas, y que ellos no estaban
dispuestos a seguir prestando servicios, ni a pagar la tierra. Los dirigentes
fueron enjuiciados, pero los campesinos transformando la hacienda en
comunidad se quedaron en posesión.
El Ministerio de Trabajo terminó expropiando la hacienda y pagando a las
monjas en efectivo (el convento, con el dinero recibido, abrió una calle lateral
al Convento de Santa Clara en Ayacucho - la calle Nazareno - y luego
construyó una manzana de departamentos de alquiler: hoy tiene una renta
urbana fácil de cobrar y sin problemas de invasión). El Ministerio pretendió
vender la tierra a los campesinos, pero éstos ya no estaban dispuestos a
comprarla. Los dirigentes fueron apresados y constantemente los campesinos
hostigados. Pero finalmente se quedaron en la tierra.
Hacienda Ccaccamarca (Ayacucho 1961). — Este latifundio feudal
pertenecía a una aristocrática familia ayacuchana. Las 400 familias de colono
- siervos que tenía, siguiendo el ejemplo de Pomacocha, tomaron posesión de
toda la tierra, expulsaron a los propietarios y se repartieron tierras,
conservando una porción como “fondo común”. Después se organizaron como
comunidad y pasaron a ser anexos del distrito de Ocros.
Comunidad de Chinchin (Cajamarca). — Un diputado nacional
aprovechando de su investidura vende una parte de las tierras de esta
comunidad a un alemán, éste a su vez las revendió a un conocido terrateniente
cajamarquino. La comunidad mostrando sus títulos hizo sus reclamos legales.
El gamonal atacó a la comunidad - con armas de fuego y dinamita - mediante
mesnadas contratadas. A la violencia terrateniente, la comunidad respondió
con la suya, mediante hondas, palos y piedras. El resultado: 5 campesinos
muertos y varios presos y heridos.
Hacienda Chala (Bambamarca - Cajamarca). — Hacienda feudal que tenía
colonos y peones. Hacia fines de los cincuenta, el hacendado quiere desalojar
a los “colonos” para aumentar sus tierras de pastos e intensificar su desarrollo
semi - feudal: introduce algunas técnicas agrícolas más modernas, construye
una carretera. Con la ayuda del Estado y a través del Banco de Fomento
Agropecuario compró un tractor y otras herramientas. Los campesinos
protestan por el abuso y prepotencia del desalojo. El hacendado destruye
chozas y parcelas y logra expulsar a los campesinos - colonos para incorporar
más tierra a sus pastizales. En los años 62-63 hombres, mujeres y niños

Ayacucho: hambre y esperanza 15


organizan en masa una red clandestina y volvieron a retomar sus tierras
quedándose en posesión de ellas.
Hacienda Huanchayllo. — Comunidad Shumpilán (Ancash 1964). — Un
viejo conflicto de tierras entre ambas desembocó en hechos violentos. Colonos
de la hacienda más comuneros de Shumpillán, juntos, se posesionan de tierras
de la hacienda: expulsan a los propietarios y eliminan las relaciones de
servidumbre y pongaje. Este viejo conflicto de 60 años, toma su forma más
violenta y más alta de lucha en noviembre de 1963[24]. Los comuneros y
colonos al toque de banda, portando cartelones y banderas, construyen sus
chozas en las tierras invadidas. Los hacendados llaman a la fuerza pública. Los
comuneros (400 varones y 50 mujeres) provistos de palos, piedras, hondas y
machetes, se enfrentan a la guardia civil que llega con bombas lacrimógenas y
balas. Batalla campal varios campesinos muertos, chozas incendiadas, líderes
encarcelados y torturados. El “orden” ha quedado restablecido.
La Convención. En la provincia selvática de la Convención, en el Cusco,
hasta los años 60, los terratenientes feudales tenían enormes posesiones de
tierras que las cultivaban con el trabajo de los “arre dires” - campesinos que
recibían un pedazo de tierra (variable entre -3- y 20 Has) a cambio de trabajo
gratuito y obligatorio (en promedio de 10-12- días al mes) en las tierras del
señor. Como los campesinos no podían trabajar toda la tierra que recibían, ni
podían tampoco cumplir íntegramente con su obligación de la renta feudal en
trabajo; enganchaban a otros, los “allegados” que recibían un pedacito de tierra
(de 0.5 a 1.0 Ha) de parte del “arrendire” a cambio también de trabajo.
A partir de los años 60 la Federación de Campesinos del Cusco, con su filial
la Federación Provincial de La Convención, se dedica a una labor netamente
sindical: organiza sindicatos de “arrendires” en todas las haciendas orientando
su lucha a la eliminación del trabajo gratuito y obligatorio y propugnando que
los campesinos se queden en posesión de la tierra que cultivan.
Hugo Blanco, líder sindicalista-troskista que entró como “arrendire” en
Chaupimayo (latifundo de los Romainville) organiza a los campesinos en
sindicatos no sólo para eliminar el trabajo gratuito y buscar la posesión de la
tierra, sino también para hacer escuelas, postas médicas y cooperativas Esta
Federación de la Convención logra organizar muchas sindicatos en el Valle.
El IRAC (Instituto de Reforma Agraria y Colonización) en acción conjunta
con los hacendados pugnan por controlar la acción de los sindicatos. Se
suceden invasiones de tierras y desalojos violentos por parte del Estado que
defiende a los terratenientes. Hugo Blanco ha sido ya detenido. El gobierno de
la Junta Militar de Pérez Godoy aprueba una “ley de bases de Reforma
Agraria” para regular la posesión de la tierra que de facto se ha producido
mediante las invasiones. En diciembre de 1963, se produce un gran paro
regional en el Valle de la Convención convocado por la Federación de
Campesinos. hay detenciones y desalojos violentos Se está iniciando
sangrientamente el primer gobierno de Belaúnde.

Ayacucho: hambre y esperanza 16


Pampa de Anta. La Federación de Campesinos del Cusco apoya las
invasiones con el nombre de “recuperación de tierras’’.
En enero de 1964, 1os campesinos invaden las pampas de Huarocondo y
Zurite, del hacendado Julio Silva. La Guardia Civil y las tropas de asalto los
desalojan violentamente. “Volveremos a invadir aunque sea necesario
morir”[25] dicen los campesinos. En febrero, los campesinos bloquean la
carretera y vuelven a invadir. Se produce un enfrentamiento entre éstos y la
policía; hay varios heridos y una niña muerta en Huarocondo: más de 1,000
lugareños con palos y piedras se enfrentan a las balas y bombas de la policía.
Al hacendado Silva le arrojan estiércol a la cara y el representante de
Panamericana Televisión que iba en la camioneta del hacendado le arrojan
piedras. La operación contra los campesinos fue dirigida por el Mayor Horacio
Patiño, quien año y medio más tarde murió en la emboscada que la guerrilla
del MIR le tendió en Yahuarina.
Valle del Alto vilcanota.
Urcos. En diciembre de 1963, se produce una invasión de la hacienda
Niñabambalos campesinos, portando banderas y pancartas toman posesión de
la tierra. El hacendado Manuel Luna Oblitas disparó personalmente con su
metralleta contra las masas y mató a siete campesinos.
Sicuani. En enero de 1964 se va a producir una gran invasión de tierras en
la que participan hombres, mujeres y niños en forma ordenada (en Onocora
fueron 4 mil campesinos). Varios fundos fueron invadidos violentamente por
el campesinado que reivindicaba su posesión de la tierra.
En el lugar denominado Soltera, cerca a Sicuani, la policía en acción
conjunta con los hacendados armados dispararon sobre las masas asesinando
a 17 campesinos.
En San Pablo, al norte de Sicuani, en febrero de 1964, fué invadida la
hacienda de los Aragón. La policía entra a desalojar y se produce una batalla
campal donde mueren 12 campesinos y 14 quedan heridos. En la parte
contraria hay un capitán, un sargento, 2- cabos y II G.C. heridos.
En febrero de 1964, se produce una gran redada en el Cusco: dirigentes
políticos y sindicales fueron encarcelados, responsabilizándolos de la
agitación regional. Cusco entra bajo control militar. Era premier de la
República, Oscar Trelles, que 20 años más tarde es Presidente de la Comisión
de Defensa Nacional del Senado; era Prefecto del Cusco Dagoberto Láynez,
que 20 años más tarde es Presidente de la Cámara de Diputados. Ambos del
ler. Y 2do. gobiernos de Beláunde, respectivamente.
La Federación Campesina del Cusco que está bajo la influencia del FIR-
MIR-PCP- es decir del Troskismo, foquismo y revisionismo de la dirigencia
nunca estuvo unida bajo principios sólidos del proletariado; las tres tendencias
coinciden en apoyar al campesinado que estaba invadiendo tierras. “No
tenemos tiempo de discutir; las masas no nos dejan”[26] dicen los dirigentes.
En otras palabras, no saben cómo conducir la Revolución Democrática, cuyo

Ayacucho: hambre y esperanza 17


impulso central lo tienen los campesinos, quienes están dispuestos
a “recuperar la tierra de sus ancestros”; pero los dirigentes no saben cómo
conquistarla y menos defenderla, Todo lo van a hacer a través de acción
Sindical.
Tani Valer (militante del grupo de Hugo Blanco) dice “queremos la
restitución de las tierras usurpadas, no hacer guerrillas”. Lo que demuestra que
Blanco nunca fue guerrillero, “No hay colaboración sino no hay amnistía
general”, dicen. Es decir, buscan la colaboración y la conciliación con la
reacción: amnistía y alistamiento. En cambio, los campesinos están dispuestos
aun a tomar las armas para conquistar la tierra. Los dirigentes Políticos fueron
retaguardias no vanguardia de las masas.
Así termina este segundo ascenso campesino. Una segunda frustración del
campesinado pobre por plasmar su camino. Le faltó dirección proletaria, única
forma en que se puede materializar el camino campesino en los tiempos
actuales.
Pero el pueblo seguirá expresándose: la facción revolucionaria del Partido
Comunista del Perú rompe con el revisionismo y tomando el maoísmo como
desarrollo del Marxismo-Leninismo, se proponer retomar y desarrollar a
Mariátegui y reconstituir su Partido en la perspectiva de la toma del poder por
vía revolucionaria.
En 1965 se produce el inicio de un movimiento guerrillero foquista (el del
MIR), desfasado del movimiento de masas y desprovisto de ideología obrera;
pero que tiene el mérito de romper el conjuro pacifista de apristas y
revisionistas y el valor de tornar las armas para levantarse en rebelión.
En medio de esta intensa lucha de clases la reacción va desarrollando su
camino. Se van a suceder los gobiernos de Pérez Godoy, Belaúnde y Velasco
en la perspectiva de aplastar el movimiento de masas, evolucionar la
feudalidad y acelerar la penetración del capital burocrático; sin embargo, cada
uno tiene sus características de acuerdo a las circunstancias históricas en que
se dan.
Para impulsar el camino terrateniente se van a suceder tres leyes agrarias que
son cada una el desarrollo de las otras (la ley de bases de Pérez Godoy, la
15037 de Belaúnde y la 17716 de Velasco). Primero van aplastando los
movimientos campesinos, con el ejército y la policía y después van
implementando sus leyes. La ley de bases de Pérez Godoy se circunscribió
específicamente al Cusco y la región central para contener la gran movilización
campesina que se venía desarrollando desde 1961. La segunda ley, 15037, fue
promulgada por Belaúnde en 1964. Esta ley prácticamente no cambió en nada
las relaciones sociales en el campo, incluso la evolución de la feudalidad
marchó a paso lento, Malpica dice “apenas tocó el latifundio costeño y serrano,
limitándose a expropiar las tierras marginales pertenecientes a medianos
propietarios y a comprar, casi al contado, grandes propiedades de personas con
buenas conexiones con el régimen”[27]. Esta ley no busca la entrega de la

Ayacucho: hambre y esperanza 18


tierra a los campesinos sino que procura que los latifundios feudales avancen
en su “modernización”, es decir continúa el camino terrateniente.
Veamos, por ejemplo, que en 1968 en Ayacucho de las 1,638 propiedades
que tienen relaciones de producción feudales o semi-feudales sólo 3 predios
han sido afectados: dos de ellos de la Beneficencia Pública y uno del Colegio
Nacional de Huanta. Sin embargo, la ley ha servido para que algunos
terratenientes vendan sus propiedades y se tornen rentistas urbanos y otros
desalojan violentamente a los campesinos para cambiar la modalidad de renta
o cultivar directamente la tierra.
En 1968, la reacción es plenamente consciente de la crisis de la democracia
burguesa, de la lentitud con que se evolucionaba en el campo. Por tanto, de no
poder contener una nueva embestida del movimiento popular. Percibe que el
Estado no podría seguir manteniéndose como estaba: necesitaba un cambio
para sostener el viejo orden. Una facción de la gran burguesía - la burguesía
burocrática - , que desde hacía 15 años se venía gestando al amparo del Estado,
es aún débil como clase y no tiene un partido que la represente; es por eso que
las fuerzas armadas toman ese rol y dan un golpe para ejercer un control directo
sobre el gobierno ¿Qué es lo que buscan? Reordenar un Estado corporativo y
profundizar la penetración del Capital burocrático, en su intento de impedir
que el Camino del pueblo se siga desarrollando. Este régimen de Velasco -
Morales plantea metas para cambiar el proceso productivo agrario e industrial
evolucionando la feudalidad y acelerando la penetración del capital
burocrático; para ello se propone utilizar el aparato estatal como motor
impulsor de la economía.
Para corporativizar la sociedad, el Estado se irroga la capacidad plena de
acción directriz - organizando formas asociativas intermedias: cooperativas,
asociaciones, comunidades laborales, comunidad industrial, etc -, para
encubrir su carácter de clase y pretender anular la lucha de clases.
Lo que aquí nos interesa plantear es cómo el camino terrateniente se aplica
en el campo (escenario principal de la lucha social en nuestro país). En 1969,
el gobierno militar aprobó el D.L. 17716 o Ley Agraria. Mediante esta ley lejos
de entregar tierra a los campesinos, se organizan formas asociativas
intermediarias entre el Estado, y los individuos. En estas empresas asociativas
— SAIS — CAPS, empresas comunales, grupos campesinos, etc — se
considera “socios” de las mismas por igual al gerente de la empresa como al
peón de las mismas, pretendiendo con esta corporación anular la lucha de
clases. Estas empresas pasan a ser controladas, asesoradas y fiscalizadas por
el Estado; quien, de esta manera, se asegura el pago de la tierra, el crédito
agrícola y su recuperación y también el cobro de los impuestos respectivos. Le
es más fácil y conveniente, al Estado, operar sobre grandes grupos humanos
asociados, que sobre individuos dispersos y aislados.
Si analizamos los datos de la Ley Agraria aplicada en 10 años (1969-79)
comprobamos que la gran propiedad terrateniente, hoy día, está en manos de

Ayacucho: hambre y esperanza 19


las empresas asociativas; sólo en casos excepcionales, se vendió la tierra a los
campesinos individuales o se las entregó a las comunidades tradicionales. La
hacienda de propiedad privada individual ha pasado a ser una gran propiedad
terrateniente privada asociativa. Los campesinos en ningún momento han
recibido tierra y con el cuento de “socios” siguen siendo explotados, esta vez
ya no sólo por los terratenientes individuales, sino por el capital burocrático:
la gran burguesía, el imperialismo y los terratenientes.
Tal sistema permitió cobrar la deuda agraria (gran parte de los terratenientes
costeños ha cobrado íntegramente la deuda invirtiéndola en sectores rentistas,
especulativos y parasitarios de la actividad urbana : transportes, comercio,
urbanización. finanzas, etc); también permite acelerar la penetración del
capital monopolista imperialista en el campo (compra de máquinas,
herramientas, insumos agrícolas, etc.) a través del Banco Agrario, que actúa
como fideicomisario del Imperialismo (AID - BID - BIRF. etc.) y el estado; y,
permite, finalmente, comprar la producción agrícola global por el Estado a
través de ENCI, ECASA, EPSA, EPCHAP, etc. Los campesinos “socios”, o
siguen siendo obreros y peones o aceleran su proceso del paso de siervos a
semi-siervos, o de semi-siervos a peones. ¿Quiénes han sido los beneficiarios
de esta ley agraria? Los grandes socios de este capitalismo burocrático: los
terratenientes, el imperialismo y las dos facciones de la gran burguesía: la
compradora y la burocrática. El Estado se beneficia con los impuestos, pues
todas las empresas asociativas están obligadas pagarlos (si los campesinos
individualmente hubieran recibido la tierra no hubieran pagado impuestos); se
beneficia también con la comercialización monopólica de los insumos que van
al Campo y de los productos provenientes del campo; se beneficia, asimismo,
obligando a las empresas a que construyan su propia infraestructura y paguen
su asesoramiento tecnológico y de administración (ahorrándose, de ese modo,
inversiones en el campo; pues, todo lo deben financiar los campesinos mismos
con su trabajo). El imperialismo y la gran burguesía se benefician con el
crédito y los intereses del crédito, con la venta de insumos y maquinaria en un
mercado monopólico y con la compra de productos provenientes del campo,
en un mercado competitivo. Los campesinos - socios (desde el gerente hasta
el peón) deben repartirse proporcionalmente el remanente neto, después del
pago de los factores de la producción. Pero, como no queda ningún remanente
neto (pues con este sistema de explotación sólo alcanza para pagar a los
grandes socios) los gerentes, administradores, capataces y campesinos ricos
que copan los Consejos de Administración y Vigilancia roban, reciben coimas,
hacen ventas clandestinas y se convierten en cómplices de la explotación
capitalista burocrática. Los campesinos no reciben ninguna utilidad. Es más,
ni siquiera reciben sus salarios completos, con el pretexto de que se está
capitalizando la empresa, que algún día será para ellos y que “el patrón nunca
más comerá de su pobreza”.
Así Velasco representa la continuación y profundización del régimen de
Belaúnde del 63. En su plan 71 - 75 pone al Estado como eje de la economía.

Ayacucho: hambre y esperanza 20


Pero el año 1974 empieza la crisis que impide que se cumpla el Plan; por lo
cual, Morales Bermúdez da un golpe interno para hacer un reajuste general
corporativo y poder persistir en las metas que se había fijado el ‘68. Morales
apunta a una nueva Constitución, en la cual se plasme las formas de propiedad
que se habían introducido; apunta, también, a reajustar la economía y a
traspasar el gobierno a los civiles.
Así este camino terrateniente lo único que podía hacer es evolucionar la
feudalidad. No la ha destruido, ni la podrá destruir. Tampoco ha podido
desarrollar la industria: no se puede desarrollar la industria nacional, bajo la
dependencia de uno u otro imperialismo.
Esta forma evolutiva terrateniente ha traído una crisis más profunda al
campo y una mayor pauperización del campesinado[28]; pero, también ha
hecho madurar y ha preparado las condiciones para la culminación de la
Revolución Democrática, de la Revolución de Nueva Democracia, que tiene
que resolver los dos grandes problemas que la vieja República no pudo hacer:
el problema de la tierra y el problema de la nación.
En los años setenta las masas continúan buscando su camino. Entre Julio y
Septiembre de 1974, la provincia de Andahuaylas es escenario de un intenso
movimiento campesino: medio centenar de comunidades campesinas se lanzan
sobre 50 haciendas, en pos de la tierra. Sin embargo, sus dirigentes orientados
por el revolucionarismo de Vanguardia Revolucionaria, bajo la consigna de
“tomas de tierras”, frenan y desaguan el movimiento de masas. Luego que los
campesinos “toman la tierra” y están dispuestos a defenderla con su propia
vida, los dirigentes firman con el gobierno militar el Acta de “Toxama”, por la
cual aceptan que se aplique la ley 17716 en todas las haciendas invadidas. En
resumidas cuentas, el campesinado que buscaba desarrollar su propio camino
fue llevado a implementar el camino, terrateniente, impulsado por la ley
agraria de Velasco.
Posteriormente y en muchos otros lugares bajo la influencia de la CCP y la
misma tendencia, o bien se buscaba esta singular y pacífica “toma de tierras”
- que a nada lleva pues se tenía experiencia de la década anterior que siempre
es respondida por violentos desalojos, o bien defender la gran propiedad
terrateniente asociativa, de las CAPS, SAIS etc, yendo contra los intentos de
distribución confiscatoria de la tierra que buscan las masas campesinas. Así
termina el segundo momento de la sociedad peruana contemporánea en el
campo: agitación y movimiento desembalsado por el oportunismo.
El camino del pueblo, el democrático, en los 15 años comprendidos entre
1964 y 1979, por necesidad casualidad y temporalidad históricas hizo surgir al
jefe indiscutible de la revolución, a1 Presidente Gonzalo, mentor y conductor
de la Facción Roja del PCP que, en dura lucha contra el revisionismo y el
derechismo, logró la reconstitución del Partido de la clase obrera, Partido
Revolucionario de Nuevo Tipo con ideología revolucionaria y dispuesto a
tomar el poder por vía revolucionaria.

Ayacucho: hambre y esperanza 21


Tercer Momento de la sociedad peruana contemporánea: de
1980 en adelante

Este momento se caracteriza ‘por la crisis general del Capitalismo


burocrático, su destrucción y hundimiento; a través de la lucha armada y, la
plasmación del Camino del Pueblo, del camino revolucionario: construir una
República de Nueva Democracia, en tránsito hacia el Socialismo, teniendo
como, meta el Comunismo[29].
Las clases reaccionarias: la gran burguesía (con sus dos facciones: la
burocrática y la compradora) los terratenientes (de viejo y de nuevo tipo:
hacendados y empresas asociativas) y el imperialismo, pretenderán seguir
introduciendo más y más capital. burocrático y seguir corporativizando la
sociedad peruana. Pero la crisis del sistema se generalizará, generando la
respuesta de las masas armadas.
Las masas campesinas principalmente desarrollarán su camino a través de la
lucha armada dirigida por el Partido Comunista, se organizarán, se
desbordarán y finalmente entrarán en ascenso y será el ascenso campesino el
máximo indicador, esta vez ya no sufrirán una tercera frustración: marcharán
masas y Partido compaginados con la Historia. Para un país semi-colonial y
semi-feudal como el nuestro, se plantea: “Dentro de poco centenares de
millones de campesinos en las provincias del centro, sur y norte de China se
levantarán como una tempestad, un huracán, una fuerza tan impetuosa y
violenta que nada, por poderoso que sea, podrá contener. Romperán todas las
trabas y se lanzarán por el camino de la liberación . Sepultarán a todos los
imperialistas, caudillos militares, funcionarios corruptos, déspotas locales y
shensi malvados. Todos los partidos y camaradas revolucionarios serán
sometidos a prueba ante los campesinos y tendrán que decidir a qué lado
colocarse. Hay tres alternativas. Ponerse al frente de ellos y dirigirlos?
¿Quedarse a su zaga gesticulando y criticando? Salirles al paso y combatirlos?
Cada chino es libre de optar entre estas tres alternativas, pero los
acontecimientos le obligarán a elegir rápidamente[30].
Los dos caminos a partir del ‘80 se enfrentan ya con armas en la mano; uno,
por conservar el viejo orden, desata una guerra contrarrevolucionaria; el otro
dirigido por el Partido Comunista del Perú, con su ideología proletaria, el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo, Pensamiento Guía, desarrolla una guerra
campesina victoriosa, una guerra revolucionaria, una guerra popular por
construir una nueva sociedad, un nuevo Estado, una nueva República, con una
nueva política, una nueva economía y una nueva cultura.
En la plasmación de la nueva república, se materializa en el campo, el
camino campesino, como parte de la economía de nueva democracia:
confiscando y distribuyendo la tierra de los terratenientes entre los campesinos

Ayacucho: hambre y esperanza 22


sin tierra o con poca tierra haciendo realidad la consigna de “tierra para el que
la trabaja”. En esta etapa la agricultura aún no es socialista; “no obstante,
contendrán elementos de socialismo las diversas formas de economía
cooperativa que se desarrollen”[31].
Este tercer momento de la sociedad peruana es el que se viene desarrollando
victoriosamente tras 5 años de lucha armada hoy en el Perú[32].

NOTAS
[1] Marx, Kart. El Capital, tomo II.
[2] Lenin. El programa agrario de la socialdemocracia en la primera revolución rusa de
1905-1907.
[3] Mao Tsetung. Obras Escogidas, Tomo IV, p. 170.
Publicaciones del PCP:
Bandera Roja 47-48-1976
Desarrollemos la creciente protesta popular, 1977.
Contra las ilusiones constitucionales y por el Estado de la Nueva Democracia- 1978.
[4] Klaren, Meter, Laformación de las haciendas azucareras y los orígenes del APRA.
Lima, IEP, 1970.
[5] Flores Galindo, Alberto. La oligarquía arequipeña y los movimientos campesinos.
Delva editores, 1976.
[6] Informe del Prefecto de Junín, 1893.
[7] Informe relativo al restablecimiento del orden en la provincia de La Mar, 1895.
[8] Rengifo, Antonio 1969.
[9] Op. Cit.
[10] Klaren, Meter, op. cit.
[11] Reategui, Wilson y Kapsoli, Wilfredo. El campesinado peruano: 1919-30.
[12] Mariátegui, José Carlos. Peruanicemos el Perú.

Ayacucho: hambre y esperanza 23


[13] Kapsoli y Reategui. Op. cit.
[14] Piel, Jean. A propósito de una sublevación rural peruana: Tocroyoc 1921.
[15] Maita, Víctor. La tierra. 1921. Lima.
[16] Reategui, Wilson. Explotación agropecuaria y las movilizaciones campesinas en
Lauramarca – Cusco, tesis, Univ. San Marcos Lima. 1974.
[17] Roca, Erasmo. Por la clase indígena. Lima. Pedro Barrantes. 1933.
[18] Frisancho, José. Visitas fiscales. Cusco. 1932.
[19] Díaz, B. Florencio. Los levantamientos indígenas de Huancané. Rvta. Ideología
Nº 1, 1972.
[20] Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su Partido (Documento del PCP,
1975).
[21] Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su Partido, 1975. publicación del
PCP.
[22] Proyecto de ley de Reforma Agraria del régimen de Manuel Prado. Lima, 1960.
[23] Kapsoli, Wilfredo. Los movimientos campesinos en Cerro de Pasco: 1880 – 1963.
Huancayo IEA, 1975.
[24] Expediente de la hacienda Huanchayllo.
[25] Neyra. Hugo. Cuzco: Tierra y muerte, problemas de hoy, Lima 1964.
[26] Neyra, Hugo. Op.cit.
[27] Malpica S.S. Carlos. Guerra a muerte al latifundio.
[28] Voz Popular Nº 5 PCP.
[29] Desarrollemos la Guerra de guerrillas, 1982. PCP.
[30] Mao Tsetung. Obras escogidas, tomo I.
[31] Mao Tsetung. Obras escogidas, tomo II.
[32] ¡No Votar, sino generalizar la guerra de guerrillas para conquistar el poder para el
pueblo!, 1985. PCP.

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